javier fenandez sebastián- iberconceptos

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NOTAS Y DISCUSIONES Iberconceptos. Hacia una historia transnacional de los conceptos políticos en el mundo iberoamericano * JAVIER FERNÁNDEZ SEBASTIÁN Universidad del País Vasco RESUMEN. La creciente globalización de la historiografía está dando origen en los últi- mos tiempos a nuevas modalidades de histo- ria comparativa, historia transnacional e his- toria cruzada. El resumen del proyecto que se presenta en este artículo constituye un ejem- plo de estas nuevas orientaciones e intentos de ir más allá de los marcos nacionales. Se trata de una propuesta de análisis histórico en paralelo del uso de algunos conceptos socia- les y políticos básicos en los diferentes espa- cios del área cultural iberoamericana. El autor de este texto expone de manera concisa los principales objetivos e hipótesis de este pro- grama de investigación y edición en curso, así como sus principales obstáculos y algunas consideraciones metodológicas de partida. Palabras clave: conceptos políticos, historia comparativa, historia transnacional, Ibero- américa. ABSTRACT. The increasing globalization of historiography is giving birth to new modes of comparative history, transnational history and crossed history. The summary of the pro- ject presented in this paper constitutes an ex- ample of these new approaches and attempts to trascend national frames. It is a proposal for a historical analysis in parallel with the use of some societal and political concepts that are essential in the different areas of the Iberian American cultural world (Latin America, Spain and Portugal). The author outlines the main objectives and hypothesis of the current research and publishing project, as well as some preliminary methodological considerations, together with some of the ma- jor obstacles. Key words: political concepts, comparative history, transnational history, Iberian America. ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Política N.º 37, julio-diciembre, 2007, 165-176 ISSN: 1130-2097 165 El objeto de este texto es presentar sucin- tamente un proyecto de investigación en curso, titulado Iberconceptos, que se desa- rrolla desde hace dos años bajo la direc- ción del autor de estas líneas. Un proyecto que trata de explorar un cruce de caminos entre culturas políticas de ambos lados del Atlántico y, por tanto, propone una escri- tura de la historia de conceptos que va más allá del Estado nacional.

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NOTAS Y DISCUSIONES

Iberconceptos. Hacia una historia transnacionalde los conceptos políticos en el mundo

iberoamericano *

JAVIER FERNÁNDEZ SEBASTIÁNUniversidad del País Vasco

RESUMEN. La creciente globalización de lahistoriografía está dando origen en los últi-mos tiempos a nuevas modalidades de histo-ria comparativa, historia transnacional e his-toria cruzada. El resumen del proyecto que sepresenta en este artículo constituye un ejem-plo de estas nuevas orientaciones e intentosde ir más allá de los marcos nacionales. Setrata de una propuesta de análisis histórico enparalelo del uso de algunos conceptos socia-les y políticos básicos en los diferentes espa-cios del área cultural iberoamericana. El autorde este texto expone de manera concisa losprincipales objetivos e hipótesis de este pro-grama de investigación y edición en curso, asícomo sus principales obstáculos y algunasconsideraciones metodológicas de partida.

Palabras clave: conceptos políticos, historiacomparativa, historia transnacional, Ibero-américa.

ABSTRACT. The increasing globalization ofhistoriography is giving birth to new modesof comparative history, transnational historyand crossed history. The summary of the pro-ject presented in this paper constitutes an ex-ample of these new approaches and attemptsto trascend national frames. It is a proposalfor a historical analysis in parallel with theuse of some societal and political conceptsthat are essential in the different areas of theIberian American cultural world (LatinAmerica, Spain and Portugal). The authoroutlines the main objectives and hypothesisof the current research and publishing project,as well as some preliminary methodologicalconsiderations, together with some of the ma-jor obstacles.

Key words: political concepts, comparativehistory, transnational history, Iberian America.

ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y PolíticaN.º 37, julio-diciembre, 2007, 165-176

ISSN: 1130-2097

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El objeto de este texto es presentar sucin-tamente un proyecto de investigación encurso, titulado Iberconceptos, que se desa-rrolla desde hace dos años bajo la direc-ción del autor de estas líneas. Un proyecto

que trata de explorar un cruce de caminosentre culturas políticas de ambos lados delAtlántico y, por tanto, propone una escri-tura de la historia de conceptos que va másallá del Estado nacional.

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En esta exposición me limitaré a re-sumir los orígenes del proyecto, sus obje-tivos, hipótesis y metodología, así comoa reseñar quiénes participan en el mismoy la organización de que nos hemos dota-do para su realización.

Pero, antes de entrar en detalles, megustaría subrayar que la simple existen-cia de este proyecto es un índice revela-dor, por una parte, de la cada vez más ra-dical historización del mundo que carac-teriza a nuestra época contemporánea (dehistoriar los acontecimientos y las insti-tuciones, hemos pasado en las últimasdécadas a historiar los conceptos, e inclu-so —en una nueva vuelta de tuerca— apensar la historicidad de las propias cate-gorías de análisis histórico y las concep-ciones del tiempo subyacentes). Y, porotra parte, el proyecto es en sí mismo untestimonio de la globalización de la histo-riografía y de la mundialización del tra-bajo de los historiadores en este comien-zo del siglo XXI, no sólo por su objeto deestudio bicontinental, sino sobre todoporque su puesta en marcha difícilmentehubiera sido posible sin el importante au-mento de los contactos y comunicacionesde todo tipo entre los profesionales de lahistoria de ambas orillas del Atlánticoque viene observándose en estos últimosaños. Es más, desde el punto de vista téc-nico, un proyecto como éste resultaríacasi inconcebible sin la existencia de laRed. La agilidad en la correspondencia através del correo y el intercambio de in-formación por medios electrónicos entretodos los participantes, incluso la posibi-lidad de foros de debate virtual, han re-sultado en este sentido providencialespara llevar adelante el proyecto.

Orígenes, planteamiento y participantesen el proyecto

Aunque sus orígenes lejanos están ennuestra experiencia anterior en España,

donde venimos desarrollando desde hacemás de una década un programa de inves-tigación y edición en historia conceptual(en colaboración con Juan FranciscoFuentes y un numeroso grupo de historia-dores de nuestro país), el proyecto se ges-tó hace dos años en Brasil. En efecto, en eltranscurso del VII Congreso del HPSCG,que tuvo lugar en julio de 2004 en Río deJaneiro, un pequeño grupo de académicoseuropeos y americanos hispano-luso-par-lantes decidimos crear la Red Iberoameri-cana de Historia Político-Conceptual eIntelectual, que constituye un subgruporegional dentro del HPSCG. Uno de losobjetivos fundacionales de esta red, ade-más de impulsar los debates sobre diver-sos aspectos relacionados con la historiaintelectual (como lo venimos haciendo através del foro virtual Iberoideas), era fa-vorecer las relaciones interuniversitarias yestimular la puesta en marcha de proyec-tos conjuntos entre investigadores deAmérica Latina y los dos países ibéricos(Portugal y España).

Hasta el momento participamos eneste proyecto unos setenta investigadoresintegrados en nueve equipos que trabajansobre los siguientes países: Argentina,Brasil, Chile, Colombia, España, Méxi-co, Perú, Portugal y Venezuela. Organi-zativamente nos hemos dotado de un Co-mité Internacional de Coordinación com-puesto de nueve miembros (uno por cadaequipo nacional), aunque entre los inves-tigadores los hay también de otras nacio-nalidades, incluyendo cierto número deacadémicos adscritos a universidades ycentros de investigación franceses, ale-manes y norteamericanos. Todos noso-tros trabajamos coordinadamente sobreuna decena de ítems conceptuales quehemos considerado básicos en los orí-genes de la política contemporánea, asaber: América/americanos; ciudadano/vecino; Constitución; federación/federa-lismo; historia; liberal/liberalismo; na-

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ción; opinión pública; pueblo; Repúbli-ca/republicanos. Nuestro propósito esanalizar cómo un vocabulario en buenamedida común al mundo atlántico pre-senta históricamente sin embargo, enfunción de las circunstancias políticas ysociales peculiares de cada área y de cadapaís, modalidades a veces fuertementecontrastadas de entender las prácticas,categorías e instituciones de la vida polí-tica. En definitiva, se trataría de mostrar,a través del estudio de la semántica histó-rica de un puñado de conceptos clave enlos diversos contextos, qué hay de similary qué de diferente en cada una de esas ex-periencias y trayectorias euroamericanas,continentales, regionales y nacionales(teóricamente nada impediría examinartambién los matices en una escala infe-rior a la del Estado-nación, digamos a ni-vel local o provincial, o incluso estudiarel intercambio cultural entre ciudades aveces muy distantes de nuestro ámbito,pero renunciamos a ello por razones deoperatividad del proyecto, cuya comple-jidad es ya muy alta sin descender a unanálisis tan detallado).

El diseño organizativo del proyectocontempla el cruce de un eje vertical (lospaíses) con un eje horizontal (los concep-tos), para de ese modo hacer posible unaaproximación comparativa. De ahí queen la mayoría de los casos cada uno delos coordinadores nacionales se ocupeasimismo de coordinar transversalmenteun concepto específico.

La selección de los diez conceptossociopolíticos e identitarios básicos sobrelos que estamos trabajando en esta prime-ra fase (2004-2007) se hizo por consenso,aunque el acuerdo no resultó fácil. Elproceso de selección sacó a la luz algunasde las dificultades con las que nos encon-tramos, al poner de manifiesto que la im-portancia relativa de tal o cual conceptoen unas y otras sociedades (digamos, porejemplo, entre los virreinatos del Perú,

Nueva España o el Río de la Plata) en elmismo período histórico no era en abso-luto la misma. Tales dificultades, o paraser más precisos, las diferencias de signi-ficación y de cronología en lo que respec-ta a algunas nociones básicas de unos aotros espacios nacionales, resultan sinembargo intelectualmente estimulantes,puesto que nos indican la necesidad debuscar explicaciones satisfactorias a losdesajustes observados. Y las diferencias,en todo caso, han de ser examinadas des-de un doble ángulo, añadiendo al análisissincrónico de los conceptos la perspecti-va preferentemente diacrónica de lastransferencias culturales.

Nuestro período cronológico de refe-rencia se extiende desde mediados del si-glo XVIII hasta mediados del XIX, y coin-cide por tanto grosso modo con la etapacumbre de la Ilustración y, sobre todo,con el gran ciclo revolucionario que seabre en ambas orillas del Atlántico hispa-no-luso con la crisis de las dos monar-quías ibéricas en 1808. A partir de esepunto de inflexión, que afecta profunda-mente a todo el mundo iberoamericano,se inicia una fase crítica de cambios ace-lerados que dará paso a un nuevo univer-so conceptual asociado a un abanico deexperiencias, expectativas y realidadespolíticas inéditas. Se trata de un vasto la-boratorio político, conceptual y constitu-cional que a nuestro juicio no ha atraídohasta el momento la atención que mere-cería, tanto por su enorme extensión te-rritorial y humana como por la relativaprecocidad con que se desarrolla (pocodespués de los experimentos revolucio-narios norteamericano y francés). Por loque al Imperio español respecta, mientrasen la metrópoli se abre con la Constitu-ción de Cádiz (1812) un proceso intermi-tente de Revolución liberal que no triun-fará definitivamente hasta mediados losaños treinta, en la América hispana lafase crucial de la crisis (1810-1825) se

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prolonga durante una década y media derevoluciones y guerras de independencia.Es entonces cuando nacen las nuevas Re-públicas en todo el subcontinente, de Mé-xico al Río de la Plata, resultado de la dis-gregación de la España imperial, mien-tras que la diferente trayectoria del reinode Portugal y de Brasil, al trasladarse en1808 la familia real portuguesa a Río deJaneiro y, al proclamarse posteriormente—a raíz del triunfo efímero de la Revolu-ción liberal de 1820 en la antigua metró-poli— a don Pedro Emperador constitu-cional de Brasil (1822), supone en esteaspecto un contrapunto muy interesanteentre los dos imperios ibéricos.

En resumen, uno de los objetivosprincipales de nuestro proyecto es señalarcoincidencias y contrastes, similitudes ydiferencias entre las diversas maneras deentender los diez conceptos básicos estu-diados en cada uno de nuestros nueve«países» o ámbitos de estudio a lo largode la gran transición que va de 1750/1770a 1850/1870. Y, sobre todo, interpretar ta-les similitudes y diferencias a la luz delos distintos contextos y circunstanciaspeculiares de cada espacio.

Hipótesis y metodología

Nuestras hipótesis y orientaciones meto-dológicas de partida son las siguientes:

1. A caballo entre los siglos XVIII yXIX se produjo en el Atlántico hispa-no-luso una mutación profunda en el uni-verso léxico-semántico que vertebrabalas instituciones y las prácticas políticas.Todo el entramado simbólico que dabasentido a las costumbres, normas e insti-tuciones que ordenaban la vida colectivase vio sometido a una renovación extensay profunda (renovación que es posibledetectar, en primer lugar, a través del ad-venimiento de un cierto número de neo-logismos cruciales y, especialmente, porla proliferación de controversias sobre el

«verdadero sentido» de las palabras, con-troversias acompañadas muchas veces dequejas sobre la supuesta incapacidad dela lengua para seguir cumpliendo de ma-nera satisfactoria su papel de puente parael entendimiento entre los hablantes). Esegran terremoto político-conceptual, quealcanzó de diversas maneras a buena par-te del mundo occidental, fue acompañadoen muchos lugares de una nueva vivenciade la historia. El cambio es claramenteperceptible en los dos países ibéricos y ensus dominios de ultramar a comienzosdel ochocientos, en un momento en queel devenir histórico pareció acelerarse alos ojos de los coetáneos. De hecho, di-versos protagonistas de la vida políticahan dejado numerosas pruebas de haberexperimentado un sentimiento descono-cido de disponibilidad de la Historia, queempezaba a ser concebida como un con-cepto-guía de la modernidad.

2. Para calibrar adecuadamente talescambios políticos y lingüísticos, y la inte-rrelación entre ambos tipos de cambios,es necesario que el historiador intenteaproximarse todo lo posible a la manerade ver el mundo de los protagonistas delpasado. Se trataría de comprender la ine-ludible dimensión retórica de la política—que se construye día a día pragmática-mente, en contextos socioculturales con-cretos, y para dar respuesta a los desafíosmás acuciantes de la vida política—, perosin desdeñar la profundidad temporal in-terna de las nociones que tales agentesmanejaban (esto es, dicho en términoskoselleckianos, los estratos semánticosde los conceptos fundamentales y el va-riable balance que los usuarios de la len-gua establecían entre la experiencia acu-mulada y el horizonte de expectativa aso-ciado a cada concepto). Esta tripleaproximación —cultural, pragmática ysemántica— nos parece especialmenteadecuada en el caso de las revolucioneshispánicas. En efecto, a diferencia del

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modelo francés (donde la revolución fueacompañada de una insólita voluntad deruptura y de sustitución radical de un uni-verso simbólico por otro), en las revolu-ciones hispánicas parece haberse dado unalto grado de pervivencia y readaptaciónde diversos elementos culturales, discur-sivos e institucionales del Antiguo Régi-men, produciéndose así una mayor conti-nuidad entre el viejo orden y las nuevassociedades posrevolucionarias.

3. Esa honda transformación concep-tual, que el análisis de los discursos per-mite claramente detectar, fue acompañadade importantes cambios en el terreno delas identidades, conformándose así nue-vos agentes colectivos. Determinadosconceptos con una fuerte carga identitaria,referidos en especial a la pertenencia terri-torial, social, política o ideológica de lossujetos —americano, español, mexicano,brasileño, criollo, individuo, ciudadano,insurgente, liberal, patriota, republicano,etc.— estarían de hecho en la base de laemergencia de los nuevos actores que ibana protagonizar la política moderna durantelas siguientes décadas en los distintos es-pacios iberoamericanos.

4. Aunque somos conscientes deque el modelo teórico y metodológicoque R. Koselleck explicó en su Introduc-ción al Geschichtliche Grundbegriffe(1972), y sobre el cual se construyó elgran lexicón histórico de conceptos fun-damentales en lengua alemana, ha sidoobjeto de numerosas críticas —algunasde ellas bastante atinadas—, pensamosque, mutatis mutandis, algunas de suspremisas básicas pueden ser adoptadaspor —y adaptadas para— nuestro pro-yecto. Así, la tan discutida noción de unaépoca umbral (Sattelzeit), como hemossugerido más arriba (punto 1), pudieraser una herramienta heurística adecuadapara nuestro análisis histórico-concep-tual. También las cuatro grandes transfor-maciones —democratización, temporali-

zación, ideologización y politización—que habrían sufrido muchos conceptossociopolíticos en el tránsito del AntiguoRégimen al mundo contemporáneo se-rían de aplicación grosso modo al áreaiberoamericana. La sustancial extensióndel ámbito de usuarios del lenguaje polí-tico (antaño muy restringido a pequeñossectores de las élites) a grupos socialesrelativamente amplios; la inscripción deuna parte importante de dicho vocabula-rio en diferentes filosofías de la historia;en fin, la politización y manipulaciónpartidista de los conceptos básicos, todosesos rasgos, decimos, pueden en efectoser fácilmente observados en el caso ibe-roamericano.

Muchos conceptos, además, se hicie-ron más y más abstractos, hasta conver-tirse en verdaderos «colectivos singula-res» que, precisamente a causa de su ex-trema amplitud y generalidad, se prestana una gran variedad de usos e interpreta-ciones en situaciones dadas y por agentesdeterminados y, por tanto, a una fuerteideologización. La lista de estos colecti-vos singulares sería muy larga. Nos limi-taremos, pues, a sugerir simplemente al-gunas de estas transformaciones: de mu-chas historias concretas y particulares sepasa a la Historia por antonomasia, en-tendida como universalidad de la expe-riencia humana en el tiempo; de los pro-gresos en diferentes ámbitos, al progresoen general; de las libertades, a la libertad;de las opiniones a la opinión (pública); delas constituciones y leyes fundamentales,a la Constitución; de los pueblos, nacio-nes, patrias y repúblicas, al Pueblo, laNación, la Patria y la República; en lapenínsula incluso se va pasando de lashabituales invocaciones a «las Españas»a un uso cada vez más frecuente del con-cepto político de España.

5. Además de los cuatro procesos bá-sicos de transformación que acabamos deenumerar, observamos una fuerte «emo-

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cionalización» y también una suerte de«internacionalización» del léxico político.La emocionalización estaría ligada, poruna parte, al aumento de las expectativasdepositadas en algunos conceptos-guía so-bre los cuales se pretende diseñar el futu-ro, aumento relacionado a su vez con la yamencionada temporalización, y, por otraparte, al aspecto movilizador, militante eintegrador que los conceptos adoptan alpolitizarse e insertarse así en los nacientes(y a menudo enfrentados) -ismos políticosdel mundo contemporáneo. Y convieneañadir que los animadores de varios deestos -ismos, y los contraconceptos polé-micos sobre los cuales muy a menudoaquéllos se sustentan, empiezan a ser per-cibidos como partidos (por ejemplo, «li-berales» contra «serviles», «patriotas»frente a «realistas», «monárquicos» frentea «republicanos», y así sucesivamente).En efecto, algunas de estas facciones, en-tendidas desde el punto de vista doctrinalcomo «escuelas» —o, recurriendo a cier-tas metáforas cromáticas y militares muyfrecuentes entonces, como «colores» o«banderas políticas»— llegarán a encar-nar para sus seguidores verdaderas identi-dades ideológicas, en el sentido indicadosupra (punto 3), y a constituir por tanto in-cipientes unidades de acción colectivamás o menos eficaces y vigorosas.

Otra nota característica en la evolu-ción del vocabulario político iberoameri-cano en esas últimas décadas del XVIII yprimeras del XIX parece haber sido suinternacionalización o transnacionaliza-ción. Queremos decir que, sin desdeñarlos rasgos comunes al conjunto de lospaíses ibéricos e iberoamericanos, nitampoco los elementos diferenciales pre-sentes específicamente en cada país oárea geopolítica concreta, pensamos quelos grandes ejes de conceptualización po-lítica comunes al mundo occidental—emanados en gran medida de potentescentros de irradiación como Gran Breta-

ña, Francia y los Estados Unidos, sobretodo a partir de las revoluciones en estosdos últimos países— estimularon unaprogresiva estandarización del vocabula-rio político que va bastante más allá de laregión y la cronología abordadas en nues-tro proyecto.

6. Esta convergencia o tránsito delléxico político contemporáneo hacia unacreciente «transnacionalización» —quese concreta en la acuñación y difusión aambos lados del Atlántico de una ampliabase de vocablos comunes, a los que po-dríamos llamar «euroamericanismos»—parece haber coexistido, sin embargo,con un movimiento inverso de repliegue«nacionalizador» de una parte del voca-bulario (un movimiento reactivo que, se-gún todos los indicios, se habría agudiza-do en algunos países europeos a finalesdel siglo XIX). En el caso que nos ocupa,el reflujo hacia la «nacionalización» enlos significados de algunos conceptos—compatible, insistimos, con una ten-dencia opuesta de transnacionalizacióncreciente del léxico sociopolítico— pare-ce haberse iniciado ya en la primera mi-tad del ochocientos. Nuestra última hipó-tesis apunta, en este sentido, a la necesi-dad de tener en cuenta para un estudiocomparado de los conceptos en el mundoiberoamericano tanto el sustrato comúnde una cultura política en buena medidacompartida durante siglos, como las dife-rencias contextuales, a veces muy marca-das, que explican la creciente diversifica-ción de los usos y significados socialesque se atribuyen a conceptos, que no pordesignarse frecuentemente con una mis-ma palabra —nación, pueblo, constitu-ción, federación, representación, opiniónpública, etc.— recubren idénticas reali-dades ni suscitan las mismas expectativasentre las élites políticas e intelectuales detodos los territorios. Sobre el telón defondo de esa compleja dialéctica entrecultura común y tradiciones locales re-

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gionales, entre unidad y diversidad (sindescartar, por supuesto, las influenciasforáneas), presumimos que la diversifica-ción conceptual aumentó con los proce-sos de emancipación y la creación de lasnuevas Repúblicas y Estados indepen-dientes en la antigua América española yportuguesa, pero naturalmente se trata deuna hipótesis que habrá que comprobar.

Se habrá advertido que en nuestraenumeración de las principales hipótesishemos introducido algunas consideracio-nes de tipo metodológico. En realidad,respecto a la metodología empleada ha-bría mucho que decir, empezando por re-conocer que el grado de conocimiento ydestreza en este terreno no es el mismo entodos los integrantes de los nueve equi-pos nacionales participantes (pues hayequipos más consolidados que desarro-llan desde hace tiempo proyectos nacio-nales autónomos en historia conceptual,mientras que otros se han formado exprofeso para integrarse en Iberconcep-tos). No obstante, nos limitaremos a indi-car que, sin menospreciar las aportacio-nes de nuestra propia tradición académi-ca —en el caso de España, por ejemplo,nos han resultado particularmente útilesalgunos estudios de lexicografía históricapublicados a lo largo de las últimas déca-das—, estamos tratando de combinar al-gunos supuestos básicos de la Begriffs-geschichte con la llamada escuela deCambridge, muy influyente esta últimaen alguno de los centros de investigaciónlatinoamericanos que participan en Iber-conceptos. Aunque los dos principalesadalides de estas dos tradiciones acadé-micas, Reinhart Koselleck y QuentinSkinner, se han mostrado escépticos res-pecto a la posibilidad de compatibilizarsus respectivos métodos, compartimoslos esfuerzos de Melvin Richter y KariPalonen, entre otros, por aproximar losplanteamientos de ambas escuelas meto-dológicas, y sostenemos que las dos pers-

pectivas pueden resultar hasta ciertopunto complementarias. Además, por di-versas razones que no es posible desarro-llar aquí, pensamos que el estudio históri-co de los conceptos y discursos políticosen la comunidad iberoamericana consti-tuye un terreno idóneo para intentar apli-car conjuntamente ambos métodos, skin-neriano y koselleckiano, sin renunciarpor ello a integrar otras aportaciones ysugerencias valiosas en historia concep-tual, historia intelectual o historia lin-güística de la política —incluyendo, porejemplo, las líneas de trabajo de autoresfranceses bien conocidos como P. Rosan-vallon, L. Jaume o J. Guilhaumou—. Enresumidas cuentas, nuestra posición encuestiones de método es bastante eclécti-ca y no descartamos a priori ninguna tra-dición o categoría de análisis que puedaresultarnos útil y heurísticamente pro-ductiva.

Cuestionario

En cualquier caso, las pautas analíticasque hemos elaborado para facilitar laconfrontación o «comparabilidad» entrelos textos resultantes insisten en la nece-sidad de que, al exponer la historia decada concepto dentro de las coordenadasespacio-temporales dadas, cada autor, te-niendo siempre presente el sustrato cultu-ral compartido, deberá combinar tres ejeso niveles de análisis: lexicográfico, se-mántico y retórico (y, naturalmente, lasherramientas metodológicas para abordarcada uno de esos niveles pueden procederde diferentes escuelas). La función insus-tituible del cuestionario es proporcionar atodos los investigadores unos criterioscomunes con objeto de lograr que todosellos interroguen a las fuentes sobre labase de unas pocas preguntas comparti-das, haciendo de ese modo posible lacomparación ulterior entre los textos re-sultantes.

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Tras una primera tentativa de cues-tionario bastante más extensa y pormeno-rizada, los participantes en el proyectoaceptaron tomar como pauta general lapropuesta que exponemos a continua-ción. En esta versión simplificada, lascuestiones han sido agrupadas en tresbloques. El primer apartado incluye algu-nos puntos importantes en que —a nues-tro modo de ver— debiera centrarse laatención de los investigadores desde unaperspectiva semántica y diacrónica. Elsegundo enfoque adopta un punto de vis-ta fundamentalmente sincrónico, que secentra más bien con los aspectos pragmá-ticos y retóricos de los discursos (aunquelos puntos 7 y 12 tienen que ver sobretodo con una historia social de la lengua).En el tercer bloque, en fin, se han tratadode sintetizar los principales objetivos dela investigación. Aunque es altamenteprobable que ninguna de ellas pueda serrespondida de un modo sucinto, cada unade estas dos últimas preguntas (13 y 14),en efecto, apunta a uno de los dos vecto-res según los cuales es posible relacionartextos y contextos. Se trataría, en definiti-va, de que el estudioso fuera finalmentecapaz de dar cuenta de los complejosvínculos —de doble dirección— entrelos conceptos y las realidades extralin-güísticas: grupos sociales, instituciones,valores, acontecimientos, etc.

A. Semántica (diacronía)

1. Fechar las primeras apariciones deltérmino (si se trata de un neologismoabsoluto). O, caso de tratarse de unneologismo de sentido, las primerasveces en que la palabra empieza ausarse en la nueva acepción.

2. En el segundo caso, reseñar hastaqué punto, pese a la resemantiza-ción, los viejos significados conti-núan gravitando sobre los nuevosusos del concepto.

3. Determinar los momentos de mayoruso del término (crisis políticas, de-bates parlamentarios, polémicas pe-riodísticas).

4. Trazar un esquema evolutivo de losconceptos más próximos, afines, ad-yacentes y opuestos.

5. Especificar si el concepto en cues-tión parece insertarse sobre todo enuna (o varias) modalidad(es) de len-guaje o tradición(es) de discurso.

6. Evaluar la carga de pasado (campode experiencia) y la pretensión derealización futura (horizonte de ex-pectativa) que el concepto interna-mente conlleva, y la variación en elpeso relativo de ambos componentesa lo largo del período 1750-1850.

B. Pragmática (sincronía)

7. Identificar en la medida de lo posiblelos tipos de documentos, de situacio-nes o de discursos en los que aparecepreferentemente el concepto encuestión.

8. Hacer un listado de autores, obras oreferencias institucionales y cultura-les que los autores citan cuando tra-tan sobre ese concepto.

9. Precisar el color normativo domi-nante del concepto (positivo, negati-vo o neutro).

10. Indicar si es posible observar la vo-luntad de transvaluación o reseman-tización del concepto, señalando quéagentes individuales o colectivosprotagonizan tales intentos de inno-vación ideológica, y evaluando elgrado de éxito de tales tentativas.

11. Esquematizar las líneas de fracturafundamentales de los debates, sinteti-zando los principales significados quese le atribuyen y los ejes de la disputa.

12. Evaluar, en la medida de lo posible,si se trata de un término comúnmen-te usado por los hablantes de la épo-ca, o si por el contrario su uso corres-

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pondía sólo a las élites políticas y/ointelectuales (y, en su caso, si es po-sible observar un uso mayor del tér-mino en determinados sectores so-ciales o profesionales).

C. Conclusiones (historia conceptual)

13. Establecer conexiones y correlacio-nes entre determinados aconteci-mientos sociales, políticos y cultura-les (revoluciones, constituciones uotros textos jurídicos) y los cambiosen el significado o en la valoracióndel concepto en cuestión.

14. Aclarar cómo pudo haber influido enel curso de los acontecimientos esamanera particular de conceptualizarlas realidades políticas y sociales.

* * *

Uno de los aspectos más problemáti-cos del proyecto tiene que ver con la di-mensión «comparativa» del mismo. Enefecto, la perspectiva comparada o «cru-zada» —tal vez sería mejor hablar sim-plemente de una «historia atlántica delos conceptos»— aconsejaría que cadainvestigador fuera capaz de poner entreparéntesis su propio origen para intentaradoptar un punto de vista neutro, «meta-nacional». Ahora bien, estamos tan acos-tumbrados a enfocar los objetos desde laóptica nacional que este escollo resultadifícil de evitar. Por suerte en este casoparece que, por su propia naturaleza, losconceptos y los discursos pueden ser fá-cilmente pensados como objetos históri-cos transnacionales. Sobre todo si tene-mos en cuenta que durante las primerasdécadas del período estudiado, mientrasduró la época colonial, el área iberoame-ricana constituía todavía un mundo com-puesto de municipios y ciudades, fami-lias, gremios y corporaciones muy diver-sas agrupadas en reinos, virreinatos,

audiencias o capitanías generales, agru-pados a su vez entre sí para integrar losdos grandes cuerpos políticos de las mo-narquías española y portuguesa. Un mun-do prenacional en donde la circulaciónpor doquier de escritos, periódicos e im-presos de todo tipo hacía que hoy resultecasi imposible separar las fuentes penin-sulares y las de cada uno de los espaciosamericanos. Desde este punto de vista, eldesafío que el proyecto nos propone a to-dos los investigadores participantes con-sistiría en lanzar una mirada dos siglosatrás para, desde un mundo en cierta me-dida posnacional como el que vivimos,tratar de comprender, a través de la histo-ria de conceptos, otro momento históricode transición. Un momento muy diferen-te del actual, que supuso la transforma-ción de un orden prenacional en un mun-do emergente de Estados-naciones. Esteproceso de institucionalización muy pro-bablemente alentó una mayor diversifica-ción semántica, consistente en este casoen la «nacionalización» creciente de losconceptos políticos. Se daría así la para-doja, bien conocida en nuestros días(pensemos en la noción de «glocaliza-ción», usada por U. Beck y R. Dahren-dorf, entre otros), de que el avance en losintercambios y en el proceso globaliza-dor pudo venir acompañado de un forta-lecimiento de las identidades y de losmarcos locales de comprensión a expen-sas de los más universales.

La compleja dialéctica entre naciona-lización e internacionalización de los con-ceptos quizá se comprenda mejor si pen-samos en términos de una agenda cadavez más unificada de problemas comunesa los cuales se da una diversidad de res-puestas, según países, regiones y civiliza-ciones. Desde esta perspectiva, no podríanbuscarse las diferencias sin perder de vistalas similitudes. Y, en este sentido, es pre-visible que uno de los resultados del pro-yecto sea poner en cuestión las visiones

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exageradamente «excepcionalistas» deunas historias nacionales que frecuente-mente se han complacido en acentuar pe-culiaridades y singularidades propias quediferenciarían netamente la trayectoria decada nación de las de sus vecinas.

Por otra parte, el excesivo énfasis enla modernidad de la nueva conceptualiza-ción de la política podría desembocar enun error metodológico que conviene evi-tar, consistente en dar por buena una dico-tomía tajante entre un imaginario políticoantiguo (corporativo y basado en el privi-legio) y otro moderno (constitucional, in-dividualista y jurídicamente igualitario)que habría venido rápidamente a sustituira aquél después de la revolución. Por elcontrario, al estudiar el cambio conceptual(y aquí son muy útiles las sugerencias deKoselleck sobre la «contemporaneidad delo no contemporáneo»), lo habitual parecehaber sido más bien el encabalgamiento,el desvanecimiento de los contornos, laextinción casi imperceptible de ciertosconceptos, el deslizamiento de significa-dos y los desplazamientos parciales. Ensuma, la renovación gradual y limitada.

Consideraciones finales

El Primer Seminario de Historia Concep-tual Comparada del Mundo Iberoamerica-no, que reunió en abril de 2006 a los nuevecoordinadores (además de un cierto núme-ro de investigadores y observadores), nospermitió terminar de perfilar las líneas ge-nerales del proyecto, discutir y compararlos primeros textos, planear el Congresoque celebramos en septiembre de 2007 enMadrid y diseñar la tabla de contenidos dela obra colectiva que recogerá los resulta-dos de esta primera etapa.

El proyecto Iberconceptos, sin embar-go, no terminará en 2007. Se trata de unprograma de largo aliento, y, contando conel apoyo de nuestros patrocinadores (entrelos cuales es justo reconocer que el prime-

ro fue el Programa de Universidades delGrupo Santander), tenemos una voluntadresuelta de seguir adelante. De cara al pró-ximo trienio 2008-2010, nuestra nuevaapuesta se centrará en la investigación his-tórica comparada de los discursos polí-ticos que, durante el período 1750-1870,giraron en torno a los diez conceptos si-guientes: Civilización, Democracia, Esta-do, Independencia, Libertad, Orden, Par-tido/Facción, Patria/patriota/patriotismo,Revolución y Soberanía.

Así, si todo se desarrolla de acuerdocon nuestras previsiones, y sin descartarla publicación de volúmenes monográfi-cos sobre ciertos conceptos concretos, elobjetivo final del proyecto sería ir com-pletando poco a poco un gran Dicciona-rio histórico comparado del lenguaje po-lítico y social en Iberoamérica. Una obrade referencia, a medio camino entre lahistoria, la lingüística y la ciencia políti-ca, que se echa en falta en nuestras bi-bliotecas y que, salvando las distancias,con el tiempo pudiera llegar a desempe-ñar en nuestro ámbito hispano-luso-par-lante una función análoga a la que vienecumpliendo en el área germanoparlanteel monumental Geschichtliche Grundbe-griffe: historisches Lexikon zur poli-tisch-sozialen Sprache in Deutschland deBrunner, Conze y Koselleck.

Entre las finalidades inmediatas deldiccionario proyectado, una de las másimportantes sería salir al paso de un errordesgraciadamente muy frecuente entrehistoriadores especialistas en los si-glos XIX y XX, politólogos y otros estudio-sos de las ciencias sociales de nuestra áreacultural, muchos de los cuales tienden ainterpretar y valorar de manera anacrónicalos conceptos y las experiencias de losagentes históricos del pasado desde las ac-tuales pautas de comprensión de la vidapolítica y social. Además, en un momentoen que las propias categorías del análisishistórico están sometidas a un proceso de

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revisión crítica, entendemos que nuestrahistoria conceptual comparada puede con-tribuir a ese debate, a través de la elucida-ción de los sentidos que los agentes delpasado daban a expresiones tales como li-beralismo, nación, republicanismo, cons-titución, etc., sentidos que no siempre secompadecen con los conceptos normati-vos que, bajo esas mismas denominacio-nes, la historiografía política e intelectualtradicional y la ciencia política han venidoproyectando e imponiendo «desde fuera»a los propios agentes.

La coyuntura es especialmente pro-picia en un momento en que se avecinanlas celebraciones del bicentenario de lasindependencias de las nuevas repúblicasiberoamericanas y de la Revolución libe-ral en España, un ciclo histórico que nopor casualidad se corresponde cronológi-camente con el momento de máxima in-novación léxico-semántica. En este senti-do, esperamos que nuestra contribución—que, como todo análisis histórico quemerezca tal nombre, no carece de rele-vancia de cara a los problemas del pre-sente— pueda atraer el interés de institu-ciones y personas fuera de los estrechoscírculos de historiadores profesionales.

Frente al habitual encierro de granparte de la historiografía dentro de los lí-mites de las historias nacionales, nuestroproyecto asume explícitamente un enfo-que transatlántico y euroamericano. Parti-mos de la base de que el mundo iberoame-ricano —o sea, el conjunto constituido porAmérica Latina y las dos naciones ibéri-cas— forma parte de un espacio culturaltodavía más amplio. Me refiero a ese mar-co de inteligibilidad bicontinental queFrançois-Xavier Guerra solía llamar «Eu-roamérica». Esta amplia perspectiva «ci-vilizacional» es compatible con el recono-cimiento de las grandes diferencias inter-nas existentes entre tradiciones culturalesy áreas regionales, por lo cual el examenhistórico cruzado de tales diferencias re-

sulta fundamental para la iluminación delconjunto. Esta perspectiva multipolar per-mite eludir algunas de las trampas implíci-tas en los estudios tradicionales de historiade las ideas, presididos demasiado a me-nudo por una visión excesivamente sesga-da por la clásica perspectiva centro-perife-ria, atenta sobre todo a la recepción y «re-fracción» en nuestras sociedades de unaserie de «modelos» dominantes: inglés,francés o norteamericano.

En cualquier caso, hasta donde sabe-mos por desgracia hay todavía pocos pro-yectos en marcha en el mundo de enverga-dura no ya transcontinental, sino simple-mente continental. Y aparentemente esmuy difícil superar las dificultades deriva-das sobre todo de la pluralidad de idiomas—aún más que aquellas que se relacionancon la falta de sincronía entre las expe-riencias históricas de las diferentes socie-dades— (por esa razón, la reiterada pro-puesta de un Diccionario histórico euro-peo de conceptos políticos no terminanunca de arrancar). Así las cosas, hoy porhoy nuestro proyecto significa, en las au-torizadas palabras de Melvin Richter, «amajor step in taking the History of Con-cepts beyond the national projects». ¡Oja-lá muy pronto otros grupos de investiga-ción emprendan estudios similares en his-toria comparada referidos a otras áreaslingüísticas y culturales de considerableextensión! Tal vez así sería posible empe-zar a pensar, en una etapa ulterior, en ircomponiendo un gran mosaico global dehistoria conceptual comparada —o de his-toria relacional— capaz de dar cuenta,desde el punto de vista conceptual, de lasprincipales interacciones y entrecruza-mientos socio-culturales, tomando comounidades de análisis un pequeño númerode conceptos básicos y, como marco parasu estudio, esos macroconjuntos cultura-les, a medio camino entre el nivel nacionaly el dilatado horizonte mundial, que sole-mos llamar culturas o civilizaciones.

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NOTAS

* El presente artículo constituye la versión espa-ñola, corregida y aumentada, de un texto mío ante-rior en lengua inglesa titulado «Toward a Transna-tional History of Political Concepts in the Ibe-rian-American World: A Brief Account of anOngoing Project (Iberconceptos)», presentado en elcongreso «Crossroads. Writing Conceptual Historybeyond the Nation-State» (9th Conference of His-tory of Political and Social Concepts Group,HPSCG), organizado por el Swedish Collegium forAdvanced Study in the Social Sciences (SCASSS),

celebrado en Uppsala (Suecia) entre el 24 y el 26 deagosto de 2006. Teniendo el cuenta el carácter sinté-tico y esencialmente informativo de este texto y,sobre todo, la accesibilidad de diversos recursos yreferencias bibliográficas que pueden fácilmenteconsultarse en la Red, hemos optado por prescindiren esta ocasión de notas y bibliografía (para mayo-res precisiones pueden consultarse diversos textosen línea; entre otros: <http://foroiberoideas.cervan-tesvirtual.com/>, y <http://hc.rediris.es/07/articu-los/html/Numero07.html?id=16>).

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