jacques le goff problemas de la historia

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Los problemas de la Historia según Le Goff

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Jacques Le Goff: Pensar la Historia, Paids, Barcelona, 1991PREFACIOEl concepto de historia parece plantear hoy seis tipos de problemas:1)Qu relaciones hay entre la historia vivida, la historia natural, si no objetiva, de las sociedades humanas, y el esfuerzo cientfico por describir, pensar y explicar esta evolucin: la ciencia histrica? Esta divisin permiti en particular la existencia de una disciplina ambigua: la filosofa de la historia. Desde comienzos del siglo, y especialmente en los ltimos veinte aos, se est desarrollando una rama de la ciencia histrica que estudia su evolucin dentro del desarrollo histrico global: la historiografa, o historia de la historia.2)Qu relaciones tiene la historia con el tiempo, con la duracin, se trate del tiempo natural y cclico del clima y las estaciones, o del tiempo vivido y naturalmente registrado por los individuos y sociedades? Por una parte, para domesticar al tiempo natural, las diferentes sociedades y culturas inventaron un instrumento fundamental, que tambin es un dato esencial de la historia: el calendario; por otra, hoy los historiadores se interesan cada vez ms por las relaciones entre historia y memoria.3)La dialctica de la historia parece sintetizarse en una oposicino dilogopasado/presente (y/o presente/pasado). Esta oposicin, por lo general, no es neutra, sino que sobreentiende o expresa un sistema de atribuciones de valores, como por ejemplo en los pares antiguo/moderno, progreso/reaccin. Desde la antigedad al sigloXVIIIse desarroll alrededor del concepto de decadencia una visin pesimista de la historia que vuelve a aparecer en algunas ideologas de la historia del sigloXX.En cambio, con las luces se afianz una visin optimista de la historia a partir de la idea de progreso, que todava hoy, a finales del sigloXX,pasa por una crisis. Entonces, tiene sentido la historia?, hay un sentido de la historia?4)La historia es incapaz de prever o predecir el futuro. Qu relacin guarda entonces con la nueva ciencia de la futurologa? En realidad, la historia deja de ser cientfica cuando se trata del comienzo y el fin de la historia del mundo y la humanidad. En cuanto al origen,se inclina al mito: la edad de oro,las edades mticas, o bajo la apariencia cientfica la reciente teora delbigbang.En cuanto al fin, cede el puesto a la religin, y especialmente a las religiones de la salvacin que han construido un saber de los fines ltimoslaescatologao a las utopas del progreso, la principal de las cuales es el marxismo, que yuxtapone una ideologa del sentido y del fin de la historia (el comunismo, la sociedad sin clases, al internacionalismo). Sin embargo, al nivel de la praxis de los historiadores se est desarrollando una crtica del concepto de orgenes y la nocin de gnesis tiende a sustituir a la de origen.5)Al contacto con otras ciencias sociales, el historiador tiende hoy a distinguir duraciones histricas diferentes. Hay un renacimiento del inters por el acontecimiento; sin embargo, seduce sobre todo la perspectiva de la larga duracin. Esta llev a algunos[historiadores, a travs del uso de la nocin de estructura, o atravs del dilogo con la antropologa, a adelantar la hiptesis de la existencia de una historia, casi inmvil. Pero puede existir una historia inmvil? Y cules son las relaciones de la historia con elestructuralismo(o losestructuralismos)?No hay un ms amplio movimiento de rechazo de la historia?6)La idea de la historia como historia del hombre ha sido sustituida por la idea de historia como historia de los hombres en sociedad. Pero existe, puede existir slo una historia del hombre? Ya se ha desarrollado una historia del clima, no habra que hacer tambin una historia de la naturaleza?1.Desde su nacimiento en las sociedades occidentalesnacimiento situado tradicionalmente en la antigedad griega(Herodoto,en el sigloVa.C.,sera, si no el primer historiador, al menos el padre de la historia),pero que se remonta a un pasado ms lejano, en los imperios del Cercano, Medio y Extremo Orientela ciencia histrica se define en relacin con una realidad que no est construida ni observada como en las matemticas, las ciencias de la naturaleza ni de la vida, sino sobre la cual se investiga, se atestigua. Este es el significado del trmino griegoy de su raz indoeuropeawid-,weid-,ver. La historia empez siendo unrelato,el relato de quien puede decir: vi, sent. Este aspecto de la historia-relato, de la historia-testimonio, nunca dej de existir en el desarrollo de la ciencia histrica. Paradjicamente, asistimos hoy a la crtica de este tipo de historia mediante la voluntad de sustituir la explicacin a la narracin, pero tambin al mismo tiempo el renacimiento de la historia-testimonio a travs del retomo del acontecimiento (Nora) vinculado con los nuevos medios, con la aparicin de periodistas entre los historiadores y con el desarrollo de la historia inmediata.

Sin embargo, desde la antigedad, la ciencia histrica, el recogerdocumentos escritosy convertirlos en testimonios, super el lmite del medio siglo o el siglo alcanzado por los historiadores testigos oculares y auditivos y por la transmisin oral del pasado. La constitucin de bibliotecas y archivos suministr los materiales de la historia. Fueron elaborados mtodos de crticacientficaque otorgan a la historia uno de sus aspectos de ciencia en sentido tcnico, a partir de los primeros e inciertos pasos del medioevo (Guene), pero sobre todo de fines del sigloXVIIcon Du Cange, Mabillon y los benedictinos de Saint-Maur, Muratori, etc. Sin embargo no hay historia sinerudicin.Pero as como en el sigloXXse hizo la crtica de la nocin del hecho histrico, que no es un objeto dado puesto que resulta de la construccin de lo histrico, as tambin se hace hoy la crtica de la nocin de documento, que no es un material bruto, objetivo e inocente, sino que expresa el poder de la sociedad del pasado sobre la memoria y el futuro: el documento es monumento (Foucault y Le Goff). Al mismo tiempo se ampli el rea de los documentos, que la historia tradicional reduca a los textos y productos de la arqueologa, una arqueologa demasiado a menudo separada de la historia. Hoy los documentos llegan a comprender la palabra, el gesto. Se constituyenarchivos orales;se recogen etnotextos.El hecho mismo de archivar documentos ha sufrido una revolucin con los ordenadores. Lahistoria cuantitativa,desde la demografa a la economa y la cultural, est vinculada con los progresos de los mtodos estadsticos y la informtica aplicada a las ciencias sociales.

El abismo existente entre la realidad histrica y la ciencia histrica permite a filsofos e historiadores proponerdesde la antigedad hasta hoysistemas de explicacin global de la historia (en el sigloXX,y con sentido sumamente diferente, podemos recordar a Spengler, Weber, Croce, Gramsci, Toynbee, Aron, etc.). La mayor parte de los historiadores manifiesta una desconfianza ms o menos marcada respecto de la filosofa de la historia; pero a pesar de eso no se vuelven al positivismo, triunfante en la historiografa alemana (Ranke) o francesa (Langlois y Seignobos) a finales del sigloXIXy comienzos delXX.Entre la ideologa y el pragmatismo son sustentadores de una historia-problema (Febvre).

Para captar el desarrollo de la historia y convertirlo en objeto de una ciencia propiamente dicha, historiadores y filsofos desde la antigedad se esforzaron por encontrar y definir las leyes de la historia. Los intentos ms destacados y los que han sufrido un mayor fracaso son las antiguas teoras cristianas delprovidencialismo(Bossuet) y el marxismo vulgar, que a pesar de que Marx no habla de leyes de la historia (como en cambio s lo hace Lenin), se obstina en hacer del materialismo histrico una pseudociencia del determinismo histrico, cada da ms desmentido por los hechos y por la reflexin histrica.

En compensacin, la posibilidad de la lectura racional a posteriori de la historia, el reconocimiento de ciertas regularidades en el curso de la historia (fundamento de un comparativismode la historia de las diferentes sociedades y estructuras), la elaboracin demodelosque excluyen la existencia de un modelo nico (el ensanchamiento de la historia al mundo en su conjunto, la influencia de la etnologa, la sensibilidad a las diferencias y al respeto por el otro van en ese sentido) permiten excluir que la historia vuelva a ser un mero relato.

Las condiciones en que trabaja el historiador explican adems por qu se plantea y se ha planteado siempre el problema de laobjetividadde lo histrico. La toma de conciencia de la construccin del hecho histrico, de la no inocencia del documento, lanz una luz cruda sobre los procesos de manipulacin que se manifiestan a todos los niveles de la constitucin del saber histrico. Pero esta constatacin no debe desembocar en un escepticismo de fondo a propsito de la objetividad histrica y en un abandono de la nocin deverdaden la historia; al contrario, los continuos progresos en el desenmascaramiento y la denuncia de las mistificaciones y las falsificaciones de la historia permiten ser relativamente optimistas al respecto.

Esto no quita que el horizonte de objetividad que debe ser el del historiador no debe ocultar el hecho de que la historiatambines una prctica social (Certeau), y que si se deben condenarlas posiciones que en la lnea de un marxismo vulgar o de un reaccionarismo ms vulgar todava confunden ciencia histrica y compromiso poltico, es legtimo observar que la lectura de la historia del mundo se articula con una voluntad de transformarlo (por ejemplo en la tradicin revolucionaria marxista, pero tambin en otras perspectivas, como la de los herederos de Tocqueville y Weber, que asocian estrechamente anlisis histrico y liberalismo poltico).

La crtica de la nocin del hecho histrico comporta adems el reconocimiento de realidades histricas largamente descuidadas por los historiadores. Junto a la historia poltica, a la historia econmica y social, a la historia cultural, naci una historia de lasrepresentaciones.Esta asumi diferentes formas: historia de las concepciones globales de la sociedad, o historia de lasideologas;historia de las estructuras mentales comunes a una categora social, a una sociedad, a una poca, o historia de lasmentalidades;historia de las producciones del espritu vinculadas no con el texto, las palabras, el gesto, sino con la imagen, o historia de loimaginario,que permite tratar el documento literario y el artstico como documentos histricos a ttulo pleno, con la condicin de respetar su especificidad; historia de las conductas, las prcticas, los rituales, que remiten a una realidad escondida, subyacente, o historia de losimblico,que tal vez conduzca un da a una historiapsicoanaltica,cuyas pruebas destatuscientfico no parecen reunidas todava. La ciencia histrica misma, en fin, con el desarrollo de lahistoriografa o historia de la historia,se plantea en una perspectiva histrica.

Todos estos nuevos sectores de la historia representan un notorio enriquecimiento, siempre que se eviten dos errores: ante todo la subordinacin de la realidad de la historia de las representaciones a otras realidades, las nicas a las que correspondera unstatusde causas primeras (realidades materiales, econmicas)renunciar, entonces, a la falsa problemtica de la infraestructura y la superestructura. Pero, adems, no privilegiar las nuevas realidades, no otorgarles a su vez un rol exclusivo de motor de la historia. Una explicacin histrica eficaz tiene que reconocer la existencia de lo simblico en el seno de toda realidad histrica (incluida la econmica), pero tambin confrontar las representaciones histricas con las realidades que representan y que el historiador aprende a travs de otros documentos y mtodos: por ejemplo, confrontar la ideologa poltica con la praxis y los acontecimientos polticos. Y toda historia debe ser unahistoria social.Por ltimo, el carcter nico de los acontecimientos histricos, la necesidad por parte del historiador de mezclar relato y explicacin hicieron de la historia un gnero literario, un arte al mismo tiempo que una ciencia. Si esto ha sido cierto desde la antigedad hasta el sigloXIX,de Tucdides a Michelet, lo es menos en el sigloXX.El creciente tecnicismo de la ciencia histrica hizo ms difcil al historiador aparecer tambin como escritor. Pero siempre hay unaescritura de la historia.2.El material fundamental de la historia es el tiempo; la cronologa cumple una funcin esencial como hilo conductor y ciencia auxiliar de la historia. El instrumento principal de la cronologa es el calendario, que va mucho ms all del mbito histrico, siendo ante todo el marco temporal fundamental del funcionamiento de las sociedades. El calendario revela el esfuerzo realizado por las sociedades humanas para domesticar el tiempo natural, utilizar el movimiento natural de la Luna o el Sol, del ciclo de las estaciones, la alternancia del da y la noche. Pero sus articulaciones ms eficacesla hora y la semanaestn vinculadas con la cultura, no con la naturaleza. El calendario es producto y expresin de la historia: est vinculado con los orgenes mticos y religiosos de la humanidad (fiestas), con los progresos tecnolgicos y cientficos (medida del tiempo), con la evolucin econmica, social y cultural (tiempo del trabajo y tiempo de la diversin). Lo cual pone de manifiesto el esfuerzo de las sociedades humanas para transformar el tiempo cclico de la naturaleza y los mitos, el eterno retomo, en un tiempo lineal pautado por grupos de aos: lustro, olimpada, siglo, era, etc. Con la historia estn ntimamente conectados dos progresos esenciales: la definicin de los puntos de partida cronolgicos (fundacin de Roma, era cristiana, gira, etc.) y la bsqueda de unaperiodizacin,la creacin de unidades iguales, mensurables, de tiempo: das de veinticuatro horas, siglo, etc.

Hoy la aplicacin a la historia de los datos de la filosofa, la ciencia, la experiencia individual o colectiva tiende a introducir, junto a estos cuadros mensurables del tiempo histrico, la nocin de duracin, de tiempos vividos, de tiempos mltiples y relativos, de tiempos subjetivos y simblicos. El tiempo histrico encuentra, a un nivel muy sofisticado, el antiguo tiempo de lamemoria,que atraviesa la historia y la alimenta.3-4.La oposicin pasado/presente es esencial en la adquisicin de la conciencia del tiempo. Para el nio comprender el tiempo significa liberarse del presente (Piaget), pero el tiempo de la historia no es ni el del psiclogo ni el del lingista. Sin embargo, el anlisis de la temporalidad en estas dos ciencias valora el hecho de que la oposicin presente/pasado no es un dato natural,, sino una construccin. Por otra parte, la constatacin de que la visin de un mismo pasado cambia de acuerdo con las pocas, y de que el historiador est sometido al tiempo en que vive, ha llevado tanto al escepticismo en cuanto a la posibilidad de conocer el pasado como a un esfuerzo por eliminar cualquier referencia al presente (ilusin de la historia romntica a lo Micheletla resurreccin integral del pasadoo de la historia positivista a lo Rankelo que exactamente sucedi).En efecto, el inters del pasado reside en aclarar el presente; el pasado se alcanza a partir del presente (mtodo regresivo de Bloch). Hasta el Renacimiento, e incluso hasta el sigloXVIII,las sociedades occidentales valoraron el pasado, el tiempo de los orgenes y los antepasados que se les aparece como un tiempo de inocencia y felicidad. Se han imaginado edades mticas: la edad de oro, el paraso terrenal...la historia del mundo y de la humanidad apareca como una prolongada decadencia. Esta idea de decadencia fue retomada para expresar la fase final de la historia de las sociedades y las civilizaciones; ella se inserta en un pensamiento ms o menos cclico de la historia (Vico, Montesquieu, Gibbon, Spengler, Toynbee) y en general es producto de una filosofa reaccionaria de la historia, concepto de escasa utilidad para la ciencia histrica. En la Europa de finales del sigloXVII,y de la primera mitad delXVIIIla polmica sobre la oposicin antiguo/moderno, surgida a propsito de la ciencia, la literatura y el arte, manifest una tendencia a una inversin de la valoracin del pasado: antiguo se convirti en sinnimo de superado y moderno en sinnimo de progresivo. En realidad, la idea del progreso triunf con las luces y se desarroll en el sigloXIXy comienzos delXX,atendiendo sobre todo a los progresos cientficos y tecnolgicos. Despus de la revolucin francesa se contrapuso a la ideologa del progreso un esfuerzo de reaccin, cuya expresin fue sobre todo poltica, pero que se fund en una lectura reaccionaria de la historia. A mediados del sigloXXlos fracasos del marxismo y la revelacin del mundo estalinista y el gulag, los horrores del fascismo y sobre todo del nazismo y los campos de concentracin, los muertos y la destruccin de la Segunda Guerra Mundial, la bomba atmicaprimera encamacin histrica objetiva de un posible apocalipsis,el descubrimiento de culturas diferentes de las occidentales, llevaron a una crtica de la idea de progreso (recordemosLa crise du progrs,de Friedmann, en1936).La creencia en un progreso lineal, continuo, irreversible, que se desarrolla de acuerdo con el mismo modelo en todas las sociedades, ya casi no existe. La historia que no domina el futuro se enfrenta con creencias que experimenta hoy todo unrevival:profecas, visiones generalmente catastrficas del fin del mundo, o, por el contrario, revoluciones iluminadas, como las que invocan las milenaristas tanto en las sectas de las sociedades occidentales como en ciertas sociedades del Tercer Mundo. Es el regreso de la escatologa.

Pero la ciencia de la naturaleza, y especialmente la biologa, mantienen una concepcin positiva, aunque atenuada, del desarrollo en cuanto progreso. Estas perspectivas pueden aplicarse a las ciencias sociales y a la historia. As la gentica tiende a dar de nuevo vigencia a la idea de evolucin y progreso, pero dando un espacio ms amplio al acontecimiento y a las catstrofes (Thom): la historia tiene inters por sustituir en su problemtica con la idea de gnesisdinmicala idea pasiva de los orgenes, que ya criticaba Bloch.5.En la renovacin actual de la ciencia histrica, que se acelera, aunque ms no sea en su difusin (el incremento esencial le vino con la revistaAnales,fundada por Bloch y Febvre en1929),una nueva concepcin del tiempo histrico cumple una importante funcin. La historia seguira ritmos diferentes, y la funcin del historiador sera, ante todo, reconocer esos ritmos. Ms importante que el nivel superficial, el tiempo rpido de los sucesos, sera el nivel ms profundo de las realidades que cambian lentamente (geografa, cultura material, mentalidad: en lneas generales las estructuras): es el nivel de larga duracin (Braudel). El dilogo de los historiadores de larga duracin con las otras ciencias sociales y con las ciencias de la naturaleza y la vidala economa y la geografa ayer, la antropologa, la demografa y la biologa hoyllev a algunos de ellos a la idea de una historia casi inmvil (Braudel, Le Roy Ladurie). Se ha anticipado la hiptesis de una historia inmvil. Pero laantropologa histricaproviene por el contrario de la idea de que el movimiento, la evolucin, se encuentran en todos los objetos de todas las ciencias sociales, dado que su objeto comn son las sociedades humanas (la sociologa, la economa, pero tambin la antropologa). En cuanto a la historia, no puede ser sino una ciencia del cambio y de explicacin del cambio. Con los diferentes estructuralismos la historia puede tener relaciones fructferas con dos condiciones:a)no olvidar que las estructuras que estudia son dinmicas;b)aplicar ciertos mtodos estructuralistas al estudio de los documentos histricos, al anlisis de los textos (en sentido amplio), no a la explicacin histrica propiamente dicha. Cabe preguntarse si la moda del estructuralismo no est vinculada con cierto rechazo de la historia concebida como dictadura del pasado, justificacin de la reproduccin (Bourdieu), poder de represin. Pero tambin la izquierda ha reconocido que sera peligroso hacer tabla rasa del pasado(Chesneaux).El fardo de la historia en el sentido objetivo del trmino(Hegel)puede y debe encontrar su contrapeso en la ciencia histrica como medio de liberacin del pasado(Amaidi).6.Al hacer la historia de sus ciudades, de sus pueblos, de sus imperios, los historiadores de la antigedad pensaban que estaban haciendo la historia de la humanidad. Los historiadores cristianos, los historiadores del Renacimiento y de las luces (a pesar de que reconocieran la diversidad de las costumbres) crean hacer la historia del hombre. Los historiadores modernos observan que la historia es la ciencia de la evolucin de las sociedades humanas. Pero la evolucin de las ciencias ha llevado a plantearse el problema de saber si no puede haber una historia que no sea la del hombre. Ya se ha desarrollado una historia del clima; que slo presenta cierto inters para la historia en la medida en que esclarece ciertos fenmenos de la historia de las sociedades humanas (modificacin de las culturas, del habitat, etc.). Actualmente se piensa en unahistoria de la naturaleza(Romano), pero ella valorar sin duda el carcter culturalpor consiguiente histricode la nocin de naturaleza. As pues, a travs de las aplicaciones de su mbito, la historia se vuelve siemprecoextensivaal hombre.

La paradoja de la ciencia histrica hoy es que precisamente cuando bajo sus diversas formas (incluida la novela histrica) conoce una popularidad sin igual en las sociedades occidentales, y precisamente cuando las naciones del Tercer Mundo se preocupan ante todo por darse una historialo que por otra parte permite tal vez tipos de historia sumamente diferentes de los que losoccidentales definen como tal si la historia se ha convertido en el elemento esencial de la necesidad individual y colectiva, precisamente ahora que la ciencia histrica pasa por una crisis (de crecimiento?): en su dilogo con las otras ciencias sociales, en el considerable ensanchamiento de sus problemas, mtodos, objetos, se pregunta si no est perdindose.