jacques huynen - el enigma de las virgenes negras

7/25/2019 Jacques Huynen - El Enigma de Las Virgenes Negras

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EL ENIGMA

DE LAS VRGENES NEGRAS

Jacques Huynen

Plaza & Janes SA Editores,

Barcelona, 1977.


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Fue por casualidad que penetre un da en la pequea iglesia de Marsat.A la salida de Riom, en la carretera de Clermont Ferrand, un cartel indicala existencia en las cercanas de una Virgen romana del siglo XII. Alverlo, eectu! ese pequeo rodeo. "n aquel #umilde edi$cio de estilo

rom%nico, como tantos #an conservado la Auvernia, descu&r a lai'quierda del altar ma(or la estatua que me #a&a atrado.

"ra una Virgen negra.

Como todo el mundo, a menudo #a&a encontrado Vrgenes negras, (desde #aca tiempo ese tipo de e$gie me intriga&a. )ero en Marsat, meocurri* algo m%s uerte.

Con una orma ( una expresi*n admira&les, esa estatua, que es tal ve'la m%s #ermosa Virgen negra de Francia, me ascino, ( permanec

muc#o tiempo, solo, contempl%ndola. )lacer est!tico experimentadoante una o&ra realmente perecta+ emoci*n sentida rente a untestimonio &ien conservado de un pasado tan leano+ si, pero tam&i!n,esta&a cierto de ello, una inexplica&le atracci*n provocada por otracosa.

)resenta, me di cuenta de ello m%s tarde, que aquel rostro tan oscuro (,sin em&argo, tan resplandeciente, aquella espl!ndida lu' de la noc#e eramuc#o m%s que una o&ra de arte. Como una es$nge, plantea&a alvisitante curioso un inquietante enigma, (, al mismo tiempo, indica&amediante una especie de complicidad que la soluci*n era simple ( clara

e incluso que de&a encontrarse de alguna manera en ella misma.

"n todo caso, ue a partir de aquel momento cuando decid emprender loque pre$ero llamar mi &-squeda m%s que estudios o investigaciones. o#allando entonces en las lecturas respuesta &astante satisactoria a laspreguntas que me plantea&a, part a descu&rir las otras Vrgenes negras,(, #a&iendo tratado de penetrar su secreto, ore'co al lector misconclusiones.

Como proesionalmente so( a&ogado, ( no arque*logo, mi li&ro es lao&ra de un /amateur/. /Amateur/ es una pala&ra que deriva del latn

/amare/. "s tam&i!n, pues, un li&ro de amor.

"l lector que, cre(ente o no, pero interesado por estas cuestiones, #a(aido a recogerse, mu( temprano, en la cripta de la catedral de C#artres alpie de la copia de esa Virgen )aritura que #ace surgir ante nosotrosmilenios de ervor ( de e gala ( c!ltica ( que nos transmite al mismotiempo todo el mensae civili'ador del antiguo 0riente, me #a&r%comprendido...


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o pretendo #a&er descu&ierto enteramente la clave del enigma+ creo-nicamente #a&er entrevisto algunos resplandores que permitenadivinar una lu' todava ma(or.

"sto(, sin em&argo, convencido de que las semean'as que #e podidocompro&ar entre todas las Vrgenes egras son mu( reales ( demasiadonumerosas como para tratarse de simples coincidencias.Asimismo, esto( convencido de que las Vrgenes egras tienen unaprounda signi$caci*n esot!rica que, sin negar la tradici*n cristiana deMara, la supera sin em&argo considera&lemente en el tiempo ( elespacio.

1as Vrgenes egras son la o&ra de los #om&res de la "dad Meda.

2u signi$caci*n solo puede ser comprendida si se penetra previamente

en proundidad la !poca que las vio nacer, el modo de pensar, losideales ( la cultura de los que las modelaron ( organi'aron su devoci*n."n lo que concierne al nacimiento, al 3orecimiento ( a la muerte, Ascomo a la naturale'a de la civili'aci*n medieval, no puedo orecer allector otra cosa que unas #ip*tesis, las cuales, sin em&argo, #angenerado mi convicci*n.

Respetar% mi deseo su&ra(%ndolas con un /qui'%/.

"n eecto, la #istoria de la "dad Meda no solamente nos #a sidoenseada siempre de una manera mutilada, sino que cuando tratamos

de a&ordar esa !poca li&erados de nuestros preuicios escolares, se nos#ace casi tan dicil descirarla como aquellas respecto a las que noposeemos #uellas escritas, pues, si &ien los #om&res de aquel tiempoescri&an, no lo #acan nunca dando a las pala&ras el mismo sentido quenosotros, aun cuando utili'a&an el latn ( el ranc!s...

Me sentira satisec#o si mi li&ro convence a otros m%s sa&ios que (o delinter!s capital que orecen las Vrgenes egras, no tan solo por smismas, sino tam&i!n con vistas a la comprensi*n de una civili'aci*nmal conocida. "spero contri&uir, despu!s que otros lo #an #ec#o, a unatoma de conciencia entre nuestros contempor%neos del valor asom&roso

( nota&le de la cultura de los #om&res de Francia desde el ao mil #astael $n del siglo XIII.

4urante muc#o tiempo, la "dad Meda ue considerada como &%r&arapor gentes que, pretendiendo vivir en el /siglo de las luces/, seavergon'a&an de semeantes antepasados ( preeran #a&lar de ellossolo con desprecio. "l Romanticismo la redescu&ri* un poco, pero selimit* a los aspectos exteriores como la simple &elle'a de la arquitectura


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o la estatuaria. "n el plano est!tico, Viollet51educ ( sus contempor%neostuvieron el m!rito de mostrar toda la maravillosa perecci*n de unacatedral, ( con recuencia reali'aron restauraciones de primer orden. oo&stante, me parece que, en lo que respecta a muc#os edi$cios,destru(eron un poco su alma, tal ve' porque no la #a&an sentido

&astante."sta alma prounda que, poco a poco, los #om&res de $nales del siglo XXcomien'an a comprender porque se dan cuenta de que, a pesar de lassimilitudes aparentes de lengua, ra'a o religi*n, esta civili'aci*n ue, entodos los sentidos, una civili'aci*n distinta a la nuestra.

"l error #a sido siempre creer que la "dad Meda no era otra cosa quenosotros, pero en una versi*n m%s primitiva. 1a #istoria de Francia ( de"uropa no es una lenta ascensi*n desde el invasor germ%nico #asta elRenacimiento, la Revoluci*n ( el Maquinismo. "l Renacimiento no de&e

nada a la "dad Meda. 6e&i* directamente en las uentes griegas (romanas, ( es a partir de su #umanismo como se modelo el #om&remoderno, Antes, est% la construcci*n de una civili'aci*n dierente quealcan'a su apogeo en los siglos XII ( XIII, ( luego se inicia su decadencia( sus claves se pierden cuando el espritu del Renacimiento invadi*"uropa. "n el pleno sentido de la pala&ra, la civili'aci*n medieval es unacivili'aci*n enterrada. "s preciso, pues, a&ordarla exactamente con elmismo espritu que tenemos rente a los misterios de los mundosara*nico, ma(a o etrusco...

"ntonces, al proceder im&uidos de esta compro&aci*n primera, las

Vrgenes egras no nos aparecer%n (a tanto como los primeros es&o'osde la estatuaria occidental cristiana, sino que m%s &ien comen'aran arevel%rsenos verdaderamente ( a comunicar nos su mensae que vuelvea encontrarse con lo universal.

os acordaremos con Andre Malraux que, no m%s que el antiguo0riente, la "dad Meda no #a&a conce&ido la idea que nosotrosexpresamos por la pala&ra arte, ( que la ma(or parte de las o&rasmaestras resucitadas por nosotros son de&idas a artistas para quienes laidea de arte no exista. Frente a la estatua, aun la m%s groseramentemodelada, solo soaremos, como el #om&re de la "dad Meda, en dear

actuar la uer'a operativa nacida del conunto de sm&oloscuidadosamente reunidos en la o&ra por unos artesanos que -nicamente&usca&an ensear ( transmitir un gran mensae ( que, cuando a vecesalcan'aron la &elle'a est!tica, no lo #icieron m%s que por aadidura (casi por casualidad.


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PRIMERA PARTE

CAPITULO I

LA BUSOUEDA DE LAS LUCES EN LA NOCHE SE TRATAREALMENTE DE VRGENES NEGRAS?

1a primera compro&aci*n ( el primer motivo de asom&ro es que, #asta

#o(, pocas son las preguntas que se #an planteado so&re estas extraasestatuas.

"l turista apresurado las #allara /&ellas/, /pintorescas/ o /curiosas/, ( elperegrino, /&ien#ec#oras/ o /milagrosas/...

7, sin em&argo, 8acaso un poco de re3exi*n no #ace misteriosas (pertur&adoras a esas pequeas Vrgenes egras de madera, casimilenarias, dispersadas por toda Francia ( uera de Francia #asta elmismo M!xico9 8Algunos artesanos de la "dad Meda representarondeli&eradamente a la Madre de 4ios ( su :io con los rasgos, no (a

oscuros o tostados, sino pintados de negro9 8C*mo no #acersepreguntas9 8C*mo no imaginarse una intenci*n prounda de losescultores ( artesanos de aquella !poca9 8C*mo no adivinar detr%s deesa intenci*n un apasionante enigma ( tratar de resolverlo9

M%s a-n, en la "dad Meda, la ma(or parte de los santuarios marianosimportantes en los que tenan lugar las peregrinaciones cele&res #a&asido edi$cada en #onor de las Vrgenes egras. "s dicil esta&lecer una


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relaci*n detallada de las estatuas que existieron en los siglos XII ( XIII,pero es seguro que las m%s veneradas en aquella !poca ueronprecisamente las que nos ocupan. 7 ello #asta tal punto que la ma(orparte de los sitios m%s destacados de espiritualidad medieval en Franciaal&erga&a una Virgen egra, tanto si se trata&a del Mont52aint5Mic#el,

como del )u(, de C#artres, de Rocamadour, de 2ion5Vaudemont o demuc#os otros lugares... o se trata, por lo tanto, de algunas raras e$giespara anticuarios curiosos ( eruditos, sino de o&etos de culto de valorque ueron venerados por millones de #om&res durante siglos. "n talcaso, plantear su pro&lema ( tratar de resolverlo es en realidad a&ordartodo el pro&lema del sentido del culto mariano en la "dad Meda (, aunmas, el de la e ( la espiritualidad de aquellos que, como san 6ernardo,animaron los siglos de las catedrales donde reina&a ( viva un sentido delo sagrado sin duda no igualado en la #istoria del cristianismo.

1os #istoriadores del arte apenas #an estudiado las Vrgenes egras

porque, en el plano est!tico, carecen de valor artstico. ;eniendo encuenta el sentido que #emos dado a la expresi*n, esto es cierto para lama(or parte de ellas. o o&stante, algunas son, incluso desde estepunto de vista, de una actura nota&le, tales como las de Marsat (0rcival. 1as dem%s, mediocres o mal eecutadas, re3ean otro tipo de&elle'a, m%s popular aunque no menos universal, la de las estatuas dela Isla de )ascua, o aquella contenida en la expresi*n de los 6udas o enla artesana sagrada de los ma(as ( de los &ruos del


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precisa la nota&le o&ra de 1ouis C#arpentier >?@ para que comen'%ramosa entrever que una catedral g*tica era algo mu( dierente a una graniglesia nacida del ervor popular ( de la emancipaci*n comunal,adornada con esculturas ( &aorrelieves caractersticos del /realismodivertido de la !poca/ o de un /sim&olismo primitivo/.

1a teora del ennegrecimiento por la acci*n de los cirios es totalmentea&surda, pero esta tan diundida ( acreditada en el p-&lico que vo( adedicar alg-n tiempo a destruir dic#a a$rmaci*n.

"s exacto, ( esta es una de las di$cultades que el investigadorencuentra en su camino, que se #allan Vrgenes oscurecidas >que, por lodem%s, nunca son verdaderamente negras@ que #a&an sido &lancas ensu origen. "stas, en su ma(or parte eecutadas despu!s de la "dadMeda, ueron &ronceadas o super$cialmente tostadas por agentesexteriores. A&usivamente, tras una sumaria comparaci*n con las

aut!nticas se las cali$co de /negras/ (, con ma(or recuencia de/tostadas/ o /morenas/, lo cual es m%s correcto.

1a primera oeada demuestra que no existe nada en com-n entre estas-ltimas ( las Vrgenes egras medievales.

inguna acci*n del #umo, ninguna cera, ning-n enterramiento #a&rallegado a dar al rostro una coloraci*n negro a'a&ac#e tan uniormemientras, paralela5mente, no aectara la policroma de los #%&itos de laestatua. uestras Vrgenes egras tienen, igual que el io, el rostropintado de negro, mientras que los vestidos, esculpidos siempre en el

mismo &loque de madera, est%n tam&i!n pintados de varios coloresdierentes.

1as aut!nticas Vrgenes egras tienen los rasgos pintados, ( #a( muc#adierencia entre el limite negru'co que podra explicarse por la acci*ndel #umo ( el negro integral.

Cierto, se nos o&etara, pero nosotros podemos suponer lo siguiente#a&i!ndose iniciado de alg-n modo el en*meno de ennegrecimiento, (ante la imposi&ilidad de recuperar el color primitivo, se decidi* acentuaresa coloraci*n particular mediante una capa de pintura negra.

Re3exionemos. 8)or qu!, en unas !pocas ( en unos lugares dierentes,tantos o&ispos ( tantos curas #a&ran tomado la decisi*n de repintar denegro los rasgos ( con recuencia las manos de su estatua9 8)or qu!semeante color en nuestro pas9 7 dado que &asta&a con poner color,8por qu! no utili'ar simplemente el &lanco ( el rosa ( devolverle a laestatua su aspecto primitivo9


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8otre54ame de 1ourdes o otre54ame de 6anneux suriran en nuestrosdas semeantes avatares9 8)odemos imaginar ra'ona&lemente que depronto ueran repintadas de negro9

87 c*mo explicar que ninguna reproducci*n de =esucristo >B@, ninguna

estatua de santo cele&re, #a(a surido nunca la misma suerte, ( que esadesventura no les #a(a ocurrido m%s que a las estatuas de la Virgen9

2emeantes argumentos act-an a la manera de tranquili'antes so&reaquellos que se niegan a arontar los misterios, calman el dolor,engaan incluso al enermo so&re su estado real (, en todo caso, nocuran nada.

2uponiendo incluso que la estatua se #u&iera degradado #asta tal puntode que el -nico recurso uera pintarla de negro >( nunca se pinta,record!moslo, otra cosa que los rasgos, con ese color@, es preciso

imaginar, de un lado, que la imagen no #a&ra sido o&eto de ningunaclase de conservaci*n regular (, por otro, que esta especie de a&andono#a&ra durado muc#o tiempo. 2urge (a la evidencia cuanto m%sdescuidado uera el culto, menos peregrinos #a&ra ( as, pues, menoscirios ( posi&ilidades de ennegrecimiento.

;omemos como eemplo una de las e$gies m%s conocidas, la de otre54ame du )u(, para la que se esgrime con recuencia este argumento. "loriginal ue destruido en las #ogueras de la Revoluci*n.

1a estatua que se encuentra #o( en la catedral es, por tanto, una copia

li&re reali'ada en el siglo XIX. o ser% esta la que nos proporcioneindicaciones, sino las descripciones ( reproducciones del original de quedisponemos en n-mero su$ciente para #acernos una idea &astanteexacta de ella. 2eg-n tales documentos, los rasgos esta&an con a&solutaseguridad pintados de negro tanto en el siglo XVIII como en el XVII eincluso en el XVI >@... "n tales !pocas, nadie considera&a la posi&ilidadde que am%s #u&iera estado pintada de otro color. )or consiguiente, laprimera colocaci*n de pintura negra no #a&ra podido eectuarse #astamuc#o antes de comien'os del siglo XIV o a comien'os del XV.

4e qu! ec#a procede la estatua de otre54ame du )u( de la que #emos

conservado algunas representaciones &astante $eles9 )or diversasra'ones que desarrollare en la segunda parte de esta o&ra, pareceerr*neo #acerla remontar a los tiempos m%s leanos. 2in duda, #u&o enel )u( una estatua anterior a la Virgen egra, cu(as #uellas #emosperdido. )ero todo induce a creer, especialmente el li&ro mu( &iendocumentado de un erudito local, el doctor )aul 0#(ier >D@, que laestatua que nos ocupa era una maestad romana del siglo XII, o qui'%sdel XIII.


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M%s tarde veremos que las m-ltiples #istorias extraordinarias queatri&u(en a las Vrgenes egras un origen a&uloso ( una a&ricaci*nantigua de&en ser entendidas -nicamente como relatos sim&*licos decar%cter oculto. ;odos los arque*logos se muestran un%nimes en a$rmar

que no pudo existir una estatuaria de este tipo en 0ccidente antes delsiglo XI lo m%s pronto.

E"sto #ace un total de tres o cuatrocientos aos 7 es durante este cortoperiodo de tiempo cuando, por la sola acci*n del #umo de los cirios, se#a&ran operado esta degradaci*n ( esta transormaci*n de la estatua,exclu(endo toda posi&ilidad de restauraci*n ( decapado, o&ligando a loso&ispos del lugar, resignados, a pintarlas de negro >Ea la ve' quedea&an intactos los colores de sus vestidos, milagrosamentepreservados@, curando un mal mediante otro ma(or, como Gri&ouillecuando se lan'a al agua para no sentir la lluvia, 8)ueden ser tomadas en

serio semeantes a$rmaciones9

8Conoce el lector una sola estatua de madera, procedente, para tomar elmismo lapso de tiempo, del siglo XVI o XVII, que #u&iera surido #o( lamisma suerte9

"l -nico Cristo llamado /negro/ existente en Francia es el de 2aint5Flour.4ata del siglo XV. "s, en realidad, una o&ra eecutada en madera dero&le en &ruto, no pintada, que, despu!s de quinientos aos, #aadquirido una tonalidad parda viva, ( que en ning-n caso es negra nisiquiera est% seriamente ennegrecida, pues la madera se oscurece solo

mu( lentamente.

1a #istoria de la peregrinaci*n al )u( reuer'a a-n m%s estademostraci*n.

4urante toda la "dad Meda, este lugar ue con muc#o el centro m%simportante del culto mariano en Francia e incluso en toda "uropa.Centenares de peregrinos procedentes de todas partes se apia&andiariamente all >H@. "l )u( era una de las cuatro grandes etapas en laruta #acia 2antiago de Compostela ( un punto de reuni*n de los/coquillards/ o mendigos. o menos de catorce re(es de Francia ( cinco

)apas acudieron con gran pompa a arrodillarse ante la e$gie milagrosade la Virgen egra, como lo #icieron, entre otras cele&ridades, la madre,los dos #ermanos ( los primeros lugartenientes de =uana de Arco.Adem%s, cuantas veces el Viernes 2anto coincida con el da de laAnunciaci*n >BH de mar'o@, se cele&ra&a all un gran u&ileo a cu(aparticipaci*n se vincula&an toda suerte de avores e indulgencias. "ntales ocasiones multitudes de varios centenares de miles de personas seapretua&an en aquellos lugares en medio de un &arullo ( un entusiasmo


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que los antiguos cronistas descri&ieron de orma a menudo sa&rosa (siempre penetrante >@, "n tales condiciones, 8c*mo imaginar conalguna verosimilitud que dic#o lugar de peregrinaci*n, recuentadodurante toda aquella !poca ( de manera interrumpida por semeantemultitud de peregrinos ( visitantes tan ilustres, se le #u&iera deado

deteriorar #asta tal punto, ( no se #u&iera conservado, decentemente almenos, la estatua milagrosa, o&eto de todos aquellos ervores9

)or otra parte, sa&emos, gracias a los antiguos textos, que cada ao laestatua era lavada cuidadosamente con vino en el transcurso de unritual mu( extrao nacido de una asociaci*n sim&*lica entre el vino ( laVirgen egra que encontraremos en otros lugares.

1a #ip*tesis del ennegrecimiento no deseado al principio ( producidoprogresivamente por la acci*n de un elemento exterior no resiste unexamen serio. 6asta con re3exionar ( o&servar. 1as aut!nticas Vrgenes

egras de Francia eran mu( negras en su origen. ;al como la voluntaddel escultor las creo, es decir, con sus rasgos pintados en negro, ( losvestidos ( el trono policromados en tonos a'ules, &lancos, roos (dorados. 1os escasos autores que #an examinado la cuesti*n enproundidad a$rman un%nimemente que #u&o realmente Vrgenescreadas voluntariamente en negro en su origen.

"ntonces, 8por qu!9

8Ju! intenci*n revela este color, a primera vista sorprendente, en losartesanos de la "dad Meda9

"c#are una r%pida oeada a los intentos de explicaciones %ciles dealgunos.

/1a Virgen ue representada en negro porque era oriental./ o solo los#om&res del )r*ximo 0riente no son negros, sino que, siendo la Virgenuda, los #om&res de la "dad Meda #a&an tenido su$ciente ocasi*n deencontrarse con udos como para #acerse una idea exacta del color desu piel. )or lo dem%s, cuando quisieron representar a Cristo ( losap*stoles no les dieron este color.

/"ra una moda de la !poca./ ;odo el mundo reconoce, con usto ttulo,que la "dad Meda ignora&a completamente la noci*n de modapuramente gratuita que nosotros conocernos ( practicamos #o( entodos los terrenos. )or el contrario, todo lo que en aquella !poca seconce&a ( se reali'a&a responda siempre a una necesidad &ien precisa( revela&a una signi$caci*n real.


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/o #a( que &uscar ninguna intenci*n. "ra la pura antasa del artista./Recordemos, unto con los especialistas de la #istoria del arte, que laidea de #acer /el arte por el arte/ ue siempre algo extrao a losartesanos de aquella !poca. 4ic#a preocupaci*n no apareci* #asta $nesdel 3amgero ( comien'os del Renacimiento, conuntamente con un

deseo del artista de ser identi$cado mediante una $rma.Adem%s, para el tema que nos ocupa, un examen algo atento de lacuesti*n destru(e r%pidamente esta #ip*tesis. 1a li&ertad de larepresentaci*n artstica se #a&ra maniestado entonces en otrosdetalles que la coloraci*n extraa de las caras ( las manos.

1as expresiones, las actitudes, las dimensiones #a&ran de&ido sertotalmente dierentes caso de estar suetas solamente al capric#o de lainspiraci*n. A#ora &ien, tal como veremos, ( contrariamente a esto,excepto en algunos detalles insigni$cantes, la prounda similitud

existente entre todas las caractersticas de las Vrgenes egras essingular ( sorprendente. Adem%s, parece que el artesano, escultor opintor, de&a o&edecer a reglas mu( rigurosas. "stas sonescrupulosamente respetadas por cada una de las Vrgenes egrasaut!nticas, &ien sean del orte, de 6orgoa, del 6or&onesado, de laAuvernia, de la )roven'a o de otra parte. A# no est%, lo sospec#amos, elaspecto menos asom&roso del enigma.

2e dice tam&i!n que en nuestros das existe la costum&re de reproducirmuc#as veces las estatuas o representaciones veneradas en los lugaresde peregrinaci*n cele&res. ;ales copias son o&eto de devociones locales

por parte de todos aquellos que no pueden eectuar la /granperegrinaci*n/. As ocurre que existen reproducciones de la gruta ( de laVirgen de 1ourdes en centenares de iglesias ( capillas de Francia ( delextranero.

Algunas Vrgenes egras #an sido o&eto de peregrinaciones tanamosas que las otras no seran en realidad m%s que las r!plicas localesde esos modelos prestigiosos.

"sta #ip*tesis, caso de ser exacta, no resolvera el pro&lema, queseguira existiendo en lo que se re$ere a los arquetipos.

:a #a&ido algunas copias. As, la estatua de Aunllac es una copia delsiglo XVII de la del )u( 2in que se pueda #a&lar de copias, #a( ciertassemean'as entre esta -ltima ( otre54ame de Mures en Comas cercade Valence ( tam&i!n con la estatua de ;#uret. 1a de Rocamadour ueimitada en "spaa ( en )ortugal. )ero, para las dem%s, el m%s super$cialexamen no dea ninguna duda. 1as Vrgenes de 4ion, de Marsat o de


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Manosque, por eemplo, no son en ning-n caso las copias de un mismomodelo.

"n eecto, si nuestras Vrgenes egras o&edecen todas a ciertas reglascomunes de composici*n ( si son undamentalmente parecidas, est%n,

sin em&argo, leos de ser id!nticas.Adem%s, el lugar preciso donde ellas se encuentran tiene su propiasigni$caci*n en cada caso. 1a #istoria ( 1a le(enda de cada una, susmilagros, su peregrinaci*n ( los ritos que a ella se vinculan acent-ana-n m%s su car%cter aut*nomo. Ciertamente, en el plano sim&*lico (esot!rico, al nivel de las signi$caciones proundas, las semean'as sonciertas, pero, en el plano exot!rico, las dierencias son tantas ( tannumerosas que esta uera de toda duda que cada una tiene realmentesu identidad.

1a #ip*tesis del can*nigo Marc )erroud merece ma(or atenci*n. "sta#ip*tesis ue deendida por algunos otros, pero )erroud dedic*, en elmarco de un estudio so&re la Virgen egra de M(ans en 2a&o(a, unamonograa so&re el tema que, no por &reve, esta menos documentada (es menos interesante.

)ara el can*nigo )erroud, el origen de las Vrgenes egras no orecedudas. 2e tratara de la reproducci*n de vieos iconos milagrososatri&uidos a san 1ucas.

"n el ao DK, la emperatri' "udoxia tuvo la &uena ortuna de encontrar

en =erusal!n un retrato de la Virgen que su poseedor, para valorarlom%s, atri&ua a san 1ucas, atri&uci*n evidentemente alsa, pero a la cualla multitud da&a cr!dito sin vacilar... 1a emperatri' comparta lossentimientos de su pue&lo. "l precioso icono ue reexpedido a 6i'ancio,donde se le reci&i* triunalmente. All se convirti* &ao el nom&re deicopeion, en el art$ce de la victoria, la salvaguardia, una imagenprotectora de la capital. 2us #uellas se perdieron m%s tarde. "l triuno delos emperadores iconoclastas, en el siglo VIII, lo #i'o desaparecer,destruido o sacado del pas. )ero el prestigio excepcional de que go'a&ala imagen ue la causa de que se #u&ieran eectuado m-ltiplesreproducciones, que se acta&an de su ilustre origen ( apela&an con

orgullo a 2an 1ucas. 1o que, m%s que todo el resto, acredita&a suspretensiones era que posean el poder de #acer milagros. ;alesreproducciones se #a&an diseminado ampliamente por el arc#ipi!lago.A comien'os del siglo XIII, el arc#ipi!lago, despu!s de 6i'ancio, ueconquistado ( ocupado por los cru'ados occidentales >...@ Coincidenciaque nada tiene de ortuita es que, desde el siglo XIII al XVI, tallerescretenses instalados en Venecia eecutaron en serie innumera&lesretratos de san 1ucas. "stos representa&an a la Virgen con un rostro


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a&solutamente negro >...@ los iconos, pintados so&re madera, eransiempre encolados ( &arni'ados. A#ora &ien, el &arni', en el cual entra elaceite de oliva, se tuesta expuesto al aire ( se oscurece. )ronto la gentese imagin* que el color #a&a sido deli&eradamente escogido por elpropio san 1ucas, (

As un retrato en el que no apareciera aquel tinte no poda ser el"vangelista...

8Jue ca&e pensar de esta teora tan astuta ( seductora9

otemos en primer lugar que las /Vrgenes de san 1ucas/ son iconos (no estatuas como nuestras Vrgenes egras ( que, cuando en toda Italia,a partir de Venecia, se decidi* reproducirlas, se permaneci* $el a laorma escogida para el original, un icono &i'antino.

1uego, si admitimos la explicaci*n del oscurecimiento del &arni' #ec#o a

&ase de aceite de oliva, no ca&e otra conclusi*n que las /Vrgenes desan 1ucas/ eran morenas ( que las reproducciones que de ellas se#icieron ueron eventualmente de un pardo mu( oscuro, pero notuvieron nunca el color negro a'a&ac#e del rostro de nuestras estatuas.A dem%s, si las Vrgenes egras #u&ieran sido inspiradas por esosconos, el artesano no #a&ra deado de darles un aspecto &i'antino. 7 nolo #i'o. 2i en lo que atae a algunas de sus caractersticas, intervino enla conecci*n un elemento oriental, el escultor indica&a una semean'a,no con 6i'ancio, sino con "gipto, el antiguo "gipto ara*nico. ;endremosocasi*n de insistir en ello.

Finalmente, al argumento m%s decisivo contra esta teora es que ue enel siglo XIII cuando los cru'ados de 0ccidente tomaron 6i'ancio. "s-nicamente a partir de este momento cuando el modelo de la /Virgen desan 1ucas/ se diunde por 0ccidente ( se empie'a a reproducirlo all.A#ora &ien, si &ien otre54ame de M(ans, la que #a sido estudiada porel can*nigo )erroud, data&a tal ve' del siglo XIII, es, por contra, #ist*rica( arqueol*gicamente cierto que la inmensa ma(ora de nuestrasVrgenes egras ueron esculpidas ( veneradas (a en los siglos XI ( XII.Aparecen, pues, muc#o antes del descu&rimiento ( diusi*n de losiconos de las /Vrgenes de san 1ucas/, ( no pueden evidentemente#a&er sido in3uidas por estas -ltimas.

Vrgenes egras e iconos de san 1ucas son, por tanto, dos en*menosa&solutamente distintos, ( las ra'ones proundas del !xito de las dos noson en ning-n caso identi$ca&les, ni siquiera compara&les.

A primera vista, el -nico elemento de duda es que la #istoria a&ulosa delos orgenes de algunas de nuestras Vrgenes egras, como las deMontserrat, 0rcival o Rocamadour, cuenta que la e$gie ue esculpida por


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san 1ucas en 0riente ( llevada luego a "uropa, unas veces por un santolegendario ( otras veces por un cru'ado cele&re.

"l &ravo san 1ucas tiene ama de m!dico, arquitecto ( pintor. 8)or qu!no tam&i!n de escultor9

M%s adelante veremos que en este caso no #a( m%s que unacoincidencia. 1a atri&uci*n de algunas Vrgenes egras a san 1ucasparte de otra idea ( de otra concepci*n sim&*lica que la del icopeion.2e relaciona con una etimologa c!ltica com&inada con una mu(interesante concepci*n solar, disimulada en la "dad Meda &ao la capade los talentos artsticos generosamente atri&uidos al "vangelista.

"sta convicci*n de que nuestras estatuillas nada tienen que ver con losiconos atri&uidos a san 1ucas es compartida por el -nico autor modernoque, por lo que (o s!, #a intentado un estudio realmente sistem%tico del

pro&lema del origen de las Vrgenes egras, es decir 2aillens >L ( K@.

"ste autor nos #a deado una o&ra mu( erudita, repleta de unadocumentaci*n sumamente interesante ( en la cual, prescindiendo depreuicios, no #a carecido de audacia ni imaginaci*n. Me gusta &astantesu a$rmaci*n de que los pocos autores que, en sus memorias eruditas oescritos con$denciales, #an tratado de enocar el pro&lema, se #an vistoignorados o discretamente com&atidos por los medios arqueol*gicos e#ist*ricos tradicionales, sin ser, a pesar de ello, desmentidos.2aillens &aso su tra&ao especialmente en una relaci*n detallada de?HH que inventaria&a en la !pica ciento noventa Vrgenes egras, de

las que setenta ( una #a&an sido destruidas o #a&an desaparecidocuando el p-&lico su o&ra.

"sta lista tiene el m!rito de existir ( permite circunscri&ir lasinvestigaciones.

2in em&argo, en ella no se esta&lece la distinci*n necesaria entre lasaut!nticas Vrgenes egras ( todas aquellas, m%s numerosas, quesimplemente se oscurecieron con el paso del tiempo, o aquellas otrasque, en especial a causa de la naturale'a de la madera o del materialutili'ado son, todo lo m%s, morenas o grises, parduscas o gris%ceas >N@.

As mismo, 2aillens nos #a deado unos c%lculos sumamenteinteresantes ( estudios mu( detallados so&re la ma(ora de talesestatuas, pero no ue capa' de distinguir con &astante exactitudaquellas que (o considero que son las -nicas aut!nticas Vrgenesegras, ( despu!s de #a&erlas aislado de las dem%s, compro&ar lasextraordinarias similitudes existentes entre ellas, ( solo entre ellas, (


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deducir todas las consecuencias reerentes a las actitudes, expresiones,dimensiones ( tantos otros puntos importantes...

Ol #a descu&ierto ( #a demostrado en qu! medida el culto de lasVrgenes egras era la continuaci*n, la prolongaci*n de un antiguo culto

de los galos. 2in em&argo, no esto( de acuerdo con el cu%ndo a$rmaque las Vrgenes egras eran con recuencia estatuas de los primerossiglos que los $eles del pue&lo #umilde trataron por todos los medios deconservar en las iglesias en oposici*n con la clereca, que #a&raintentado por su parte imponer un tipo de estatuaria m%s conorme (m%s artstica.

"s cierto, en eecto, que todas las le(endas que #acen remontar lasestatuas de la Virgen egra a los tiempos m%s leanos tienen solo unvalor sim&*lico, ( #a( que tomarlas como tales. 1as m%s antiguas dedic#as e$gies proceden, en eecto, de los siglos XI ( XII ( $guran entre

los primersimos eemplares de estatuaria europea en alto relieveaislada de la decoraci*n arquitect*nica, 1as Vrgenes egras aut!nticasson Maestades. ;odas las estatuas de la Virgen de esa !poca son, sinexcepci*n, Maestades. o veo, por tanto, que tipo dierente de estatuade la Virgen #a&ran intentado los eclesi%sticos imponer a los $eles pararempla'ar a las Maestades.

M%s aun, se descu&re que la estatua aparece ( su culto se desarrollacasi siempre en el momento en que una a&ada &enedictina la toma a sucargo ( organi'a en torno a ella una /propaganda/. 2an 6ernardo,partidario no o&stante de la renuncia a&soluta ( de la austeridad de los

edi$cios religiosos, asegurara por su parte en muc#os lugares lapromoci*n de las Vrgenes egras ( alentara su devoci*n. 1os m%sgrandes 5personaes de la "dad Meda, religiosos o laicos, acudir%n enperegrinaci*n ante ellas, a veces de la manera m%s aparatosa. 1eos deser estatuas populares, solo toleradas ( m%s o menos vctimas de unaespecie de ostracismo o$cial, las Vrgenes egras vienen en realidad /dearri&a/. 2on producidas o esta&lecidas por las grandes a&adas, (nosotros trataremos de comprender porque ra'ones ocurre as.2aillens escri&a en ?NDH en un momento en que la gran cultura inicialde la "dad Meda era a-n mal conocida, cuando la :istoria nospresenta&a a diario aquella !poca como simp%tica, pero ingenua,

primitiva, grosera, desordenada ( su&lime solo por sus excesos.

4esde #ace alg-n tiempo, un gran n-mero de o&ras salen a la lu' delda, escritas por #om&res que comien'an $nalmente a penetrar en elalma prounda de la "dad Meda, a descu&rir el esoterismo de esa !poca( a &uscar su signi$caci*n oculta.


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"ntre estos -ltimos, #a #a&ido quienes se dieron cuenta de las Vrgenesegras ( eectuaron un intento de explicaci*n, siempre r%pido (limitado, pues el o&eto de su li&ro era otro. 4escu&rieron una parteimportante de la verdad cuando compro&aron, adem%s de la sucesi*n alculto de una diosa pagana, su cara era curiosamente oriental e incluso

/egipcia/, cuando as mismo presintieron que los iniciados de la "dadMeda de&an tener cierta relaci*n con ellas ( que los alquimistas, entreotros, no eran qui'%s extraos al en*meno...

7, so&re todo, mediante una revisi*n a veces completa de nuestrosconocimientos ( creencias, pintaron de la "dad Meda un cuadro#ist*rico ( cultural a&solutamente renovado que nos revelo, en lamedida de lo posi&le, la civili'aci*n asom&rosa, pero autentica, de esa!poca ascinante.

2olo as, situadas de nuevo /en este marco, ( solo en este, nuestras

Vrgenes egras reci&en la iluminaci*n correcta para que con los oosa&iertos podamos examinarlas ( tratar de explicar su signi$cado.

NOTAS DEL CAPITULO I

>?@ "l enigma de la catedral de C#artres, pu&licado por )la'a P =anes. 2.A., "ditores.>B@ "xcepto el Cristo de 2aint5Flour, del que volveremos a #a&lar.>@ Fauias de 2aint5Ford en sus Rec#erc#es 2ur les volcans 8teinis daVela( et du Vivarais, o&ra pu&licada en ?LLD, nos de* una descripci*nprecisa de otre54ame du )u(, scompaiada de un gra&ado sumamente

detallado. Isas dos caras, escri&e Fauas, eran de un negro oscuro. )orotra parte, en la iglesia otre54ame5aux5eigea de Aurignac, exista unaestatua mu( venerada de la Virgen egra que ue destruida en el sigloXVII. Fue rempla'ada en la misma !poca por la estatua que vemos #o( (que, en opini*n un%nime, es una copia de la estatua de ote 4ame du)u(, la cual ue esculpida ( pintada con el rostro ( las manos negras.Finalmente, unos cronistas del siglo XVI citados en el li&ro, que #o( no seencuentra, del a&ate C#a&eau, )erinages e, sanctaaires de la 2ainte5Vierge duns le 4iocese de 2uint5Floar >?KKK@, descri&en la estatua deotre54ame de Mauriac, en el Cantal, una Virgen egra tam&i!n mu(intere2ante ( la comparan con otre54ame du )u(, especialmente a

causa del color negro de los rostros ( manos.>D@ 1a estatua rom%nica de otre54ame du )u(, Virgen egra milagrosa."nsa(o de iconograa crtica. 1e Fu(, ?NB?.>H@ Qna de las calles que se extenda a lo largo de la catecinal sellama&a (a en aquella !poca como #o(, la calle de las Mesas aludiendo alas mesas de los tenderetes montadas en los accesos al santuario poruna multitud de mercaderes de o&etos piadosos ( souvenirs.


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>@ "n el gran =u&ileo del ao ?DL, seg-n =uvenal de los Qrsinos, #u&oB. peregrinos, de los que B murieron as$xiados por la multitud."n i B, la muc#edum&re era tan numerosa que, si algo se caa al suelo,nadie se atreva a recogerlo por miedo a ser pisoteado. 2eg-n noscuenta M!dicis, /all rindieron su alma al 2eor mas de ? personas/.

2e movili'o a D. conesores para conceder la a&olici*n a ?Hperegrinos siendo, a pesar de todo, su n-mero insu$ciente.>L@ ". 2aillena, os Vier es ogres >1eur onvnes@, )aris, 1es "ditionsQniverselles, ?ND.>K@ 1a revista Ailanis #a dedicado al tema varios artculos interesantesen dos n-meros aparecidos en ?N?, que ueron reproducidos (retocados con nuevos comentarios en su n-mero B de enero e&rerode ?NLB.>N@ 1a misma o&servaci*n se aplica a la lista pu&licada con todas lasreservas por la revista Atlantis.

CAPITULO II


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TRECE SEMEJANZAS

As pues, es preciso, de entrada, para evitar las alsas pistas, separartodas las estatuas que no ueron conce&idas negras por su autores, las

que solo ueron ligeramente tostadas u oscurecidas por agentesexteriores #umos de los cirios, cera, degradaci*n de la madera,enterramiento temporal@+ las estatuillas reali'adas en los siglos XVI (XVII mediante un vaciado en &arro cocido ( que, por la naturale'amisma del material utili'ado, adquirieron una tonalidad oscura,coloraci*n que se ue acentuando con el paso del tiempo ( $nalmentetodas aquellas que, en !pocas dierentes, ueron reali'adas nopolicromas en maderas mu( oscuras, a veces en madera de !&ano.

"l -nico criterio admisi&le es el siguiente es negra toda virgen cu(osrasgos ueron pintados en negro en su origen. 1as dem%s, aun cuando

posterior5mente su culto uera a veces Asimilado al de las precedentes,de&en su aspecto m%s o menos oscuro solamente al a'ar, ( no pueden,evidentemente, permitir, mu( al contrario, la elucidaci*n del misterio.

"n semeante tra&ao de selecci*n, surgen ciertas di$cultades.

As, por eemplo, algunas estatuas conservadas no eran negras en suorigen, sino que ueron repintadas despu!s en !pocas lo &astanteantiguas como para que sea posi&le una conusi*n #o( en da. "lprestigio inmenso de que estuvieron rodeadas las Vrgenes egras en la"dad Meda de&i* incitar a los #a&itantes de alg-n lugar a poseer

tam&i!n una de ellas, cre(endo que era su$ciente aplicar color negroso&re la e$gie local para entrar autom%ticamente en posesi*n de unaVirgen egra con todos sus atri&utos, especialmente la posi&ilidad dereali'ar milagros en a&undancia. "sto es lo que ocurri* en "insiedeln,donde la estatua de $nes del siglo XIII ue despintada en ?LLN.

"ntonces se puso de mani$esto que la Madre ( el io de&an su colorde !&ano a una espesa capa mu( posterior a la a&ricaci*n de laestatua. 1o mismo sucedi* en Alt50etingen ( en otros lugares.

:a(, por tanto, un inevita&le margen de error, ( (o considerara

temerario intentar un inventario ex#austivo.

Me parece, sin em&argo, que los santuarios donde el culto a unaautentica Virgen egra se #a perpetuado en nosotros no de&en superarla cuarentena en Francia, ( menos a-n uera de Francia, inclu(endo enello algunas dudosas, a alta de documentos &astante precisos.


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;am&i!n #a( que tener en cuenta algunas estatuas conservadas en losmuseos, As como aquellas destruidas desde #ace muc#o tiempo, cu(oculto #a sido completamente olvidado, pero de las que #an su&sistidodocumentos precisos.;ampoco desdearemos, con todas las naturales reservas, los santuarios

en los que existe una Virgen egra que es tan solo una r!plica recientede una estatua m%s antigua, cu(as #uellas ( recuerdo se #an perdido,pero en donde se re-nen todas las caractersticas necesarias para #acerpresumir que la estatua original era realmente una Virgen egraautentica, conorme ( parecida a todas las dem%s.

"sto es, al mismo tiempo, poco ( su$ciente.

"s poco porque, sin duda alguna, las estatuas de ese tipo ueron cierta5mente m%s numerosas en la "dad Meda. "n muc#os lugares, el cultodesapareci* unto con la destrucci*n o la perdida de la e$gie, ( los

documentos que se reeran a ella ueron destruidos o, acaso desu&sistir, (a no nos son conocidos. 0tros ca(eron en el olvido, aunque,no o&stante, la estatua su&siste pintada en otros colores.

Mientras que, en la "dad Meda, la tendencia era m%s &ien transormarlas estatuas de color en Vrgenes egras, como en el caso de "insiedeln,m%s tarde ocurri* exactamente lo contrario. "n eecto, una ve' perdidaslas claves de comprensi*n de la espiritualidad medieval ( el sentidosim&*lico real de la e$gie venerada, alg-n cura &ienintencionado decidi*qui'% repintarla en un color considerado m%s /normal/, mientras elrecuerdo popular olvida&a al antiguo culto. A veces, esto lo sa&emos,

pero no siempre. Algunos curas ( arque*logos locales se llevaran a&uen seguro grandes sorpresas si procedieran a la &-squeda de lacromia original de su estatua rom%nica de la Virgen, en el caso de que,aparte el color actual del rostro ( las manos, responda a todas las dem%scaractersticas necesarias.

Finalmente, #u&o en todas las !pocas ro&os en las iglesias apartadas, ascomo tuvo lugar el paso de anticuarios que compraron a curasignorantes, a veces por un peda'o de pan, las antiguas e$gies,sustra(!ndolas de este modo al patrimonio universal de la :umanidaden provec#o de algunos particulares... ;al ve' alguna de nuestras

Vrgenes egras adorna #o( el &ar rutilante de alg-n multimillonarioteano.

2ea lo que uere, se trata, a pesar de todo, de un n-mero su$ciente,pues algunas decenas repartidas por toda Francia ( por algunos otrospases, constitu(en, si se me permite la expresi*n, un muestrario valido.2in em&argo, una ve' locali'ados los santuarios realmente interesantes,se impone una nueva medida de prudencia.


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"n eecto, la ma(or parte de los originales ueron total o parcialmentedestruidos durante las guerras de religi*n, o en la Revoluci*n o por alg-nincendio o accidente local. A $nes del siglo XVIII, muc#as perecieron enla #oguera llev%ndose consigo una parte de sus secretos, con tanto m%s

peruicio cuanto que, a veces, en alguna cavidad, esas estatuascontenan arc#ivos o documentos que #a&ran sido particularmentepreciosos para nosotros...

1as copias que los santuarios conservan #o( son, a veces, $eles. )erom%s a menudo, cuando se reconstru(* la estatua o se #i'o una nueva,no se conoca su signi$caci*n esot!rica ( el rigor de la t!cnica que de&aser utili'ada. Fueron entonces re#ec#as li&remente, a despec#o de lasdimensiones originales, a la manera ( dentro del estilo del siglo XVII, delXVIII o del XIX... 2e #an sacado As conclusiones apresuradas so&re laexpresi*n de conmovedora ternura de una determinada virgen

rom%nica, en tanto que solo se trata, sin lugar a dudas, de unatransposici*n totalmente li&re reali'ada en el siglo XVIII... 4esde el puntode vista de nuestra &-squeda, ni que decir tiene que tales copias tienensolo una utilidad la 5de inormarnos so&re el lugar donde tuvo eecto unculto m%s antiguo. )or lo que se re$ere a lo dem%s, admiraremoseventualmente el talento del escultor, pero nos guardaremos mu(muc#o de sacar conclusi*n alguna so&re tales copias. 1os originales quenos #an sido transmitidos son sumamente escasos >?@. Incluso aqu, #a(que descon$ar tam&i!n de las restauraciones. 1os vestidos, por eemplo,raras veces ueron repintados con los colores primitivos.

"s preciso, pues, en donde elle esa posi&le, &uscar una o variasdescripciones de la estatua que exista con anterioridad. "n ocasiones,tenemos la suerte de encontrar un antiguo gra&ado o un cuadro. 1osgra&ados son generalmente &astante $eles, pero los cuadros denotan ensus autores un deseo de &elle'a pict*rica que les #ace tomarseli&ertades con sus modelos.

Qna ve' adoptadas semeantes precauciones, una ve' que, en lugar delas copias, tenemos ante nuestros oos la reproducci*n o la descripci*nde las im%genes originales, de aquellas que ueron las primeras pintadasen negro ( en torno a las que se organi'* un culto mu( especial,

podemos proceder a las primeras veri$caciones.

o o&stante, para llegar a una &uena comprensi*n, nuestras Vrgenesegras no de&en ser consideradas aisladamente. "l edi$cio en el queueron colocadas, el pue&lo ( la regi*n, los lugares en que se decidi* quese desarrollara su culto, nada de lo que les concierna de&en dearnosindierentes. ;odo tiene su importancia la etimologa, el estudio de losantiguos rituales practicados en su #onor (, so&re todo, los relatos de


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sus antiguos milagros ( las vieas le(endas extraordinarias que serelacionan con ellos...

"n esta tarea, es preciso recurrir a los textos ( documentos que nosquedan, aunque la ma(or parte, escritos en la "dad Meda o transcritos

a partir de una antigua tradici*n oral, no de&en ser tomados al pie de laletra sino entendidos como mensaes sim&*licos ( aleg*ricos queocultan muc#o m%s de lo que aparentemente cuentan.

1a "dad Meda ue la !poca de una civili'aci*n inicial ( es a esa lu' en lanoc#e que es el lenguae esot!rico que #a&r% que recurrircontinuamente para interpretar, no solo los textos, sino tam&i!n elmensae en piedra deado por las iglesias ( catedrales donde seencuentran las estatuas.

Ardua tarea, pues no solo el vieo ocultista, como le corresponde, se

disimul* &ien, sino que tam&i!n las destrucciones #icieron lo su(o ( lasrestauraciones alteraron en todas partes el aspecto primitivo de losedi$cios ( de las representaciones esculpidas medievales. 2in em&argo,todas conservan aunque no sea m%s que una piedrecita, un di&uomisterioso o un peda'o de escultura un tanto revelador. 1a simplepresencia de estos signos, aunque no siempre los desciremos, es (a ensi una respuesta ( un comien'o de explicaci*n...

"ntonces, al t!rmino, despu!s de #a&er examinado las estatuas ( de#a&er recogido la documentaci*n que a ellas se re$ere, cuando, concalma, a&r los dossiers as constituidos ( proced a compararlos, surgi*

ante m una realidad enteramente sorprendente. o solo las Vrgenesegras se parecen en cuanto al color de sus rasgos, sino que adem%s,tienen todas no menos de trece caractersticas importantes, ( aunesenciales, ( ello sin excepci*n.

Mu( curioso, realmente. ;anto m%s curioso cuanto que, no son en ning-ncaso copias de un mismo modelo, sino que pertenecen, ( ello se su&ra(aclaramente en ciertos detalles accesorios, a escuelas regionalesdierentes, que ueron, adem%s, conce&idas ( populari'adas en otrospases aparte de Francia ( que, aun cuando son m%s numerosas en elterritorio actual de Francia, dic#o territorio no era -nico en la !poca, sino

que esta&a compuesto de "stados dierentes >B@.

7, con todo, a condici*n de no reerirnos m%s que a aquellas cu(aautenticidad no orece dudas, todas nuestras Vrgenes egras tienentrece caractersticas semeantes, ( cada uno puede u'garlo %cilmente...

:e aqu pues, esas extraas concordancias tal como se me #an reveladoen esta primera ase


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?. Reali'adas siempre con el mismo material, es decir, la madera, lasVrgenes egras son todas de la misma !poca, siglos XI, XII, (, m%sraramente, del XIII. 2e remontan, pues, a aquellos tiempos que, desde elao mil #asta $nales del siglo XIII, marcan el apogeo de la civili'aci*n

medieval &ao el &%culo de las grandes ordenes mon%sticas. ingunaVirgen egra autentica aparece despu!s de $nes del siglo XIII.

B. 2on siempre Vrgenes Ma(est%ticas. 1a Madre se mantiene erguida,en una postura aristocr%tica, sentada en un pequeo Asiento sinrespaldo, o de un respaldo corto denominado c%tedra. "l io est%sentado en el rega'o de la Virgen >( no so&re sus rodillas, pues laspiernas de la Madre est%n ligeramente separadas@ ( aparece realmentepresentado como /el ruto de sus entraas/ >@. ;anto la mirada de laMadre como la del :io se dirigen exactamente #acia el mismo punto,recto #acia delante. "sta actitud ( estas posiciones son las que el

sim&olismo cristiano #a asociado siempre con la Adoraci*n de los Magos.

. "l rostro de la Virgen no re3ea ni ternura, ni compasi*n. "s no&le,so&erano, #ier%tico, de un aspecto oriental acusado, algo inquietante.)roduce la impresi*n de un /dolo &%r&aro/, #an dic#o algunos... "staexpresi*n tpica de las Vrgenes egras contrasta con la de otrasVrgenes rom%nicas de la misma !poca a las que el artesano dio losrasgos caractersticos de una muer de su pas. :a( Vrgenes rom%nicasde aspecto &or&on!s, &orgo*n, proven'al o auvernes. 1as nuestrasescapan, en lo esencial, a las caractersticas de su terruo, para adoptaruna expresi*n oriental, egipcia, ara*nica...

D. 1os talentos de los escultores eran diversos. Algunas Vrgenes egrasson verdaderas o&ras de arte+ otras, groseras estatuillas. 2in em&argo,en cada caso, el artesano concedi* en la medida de su capacidad, unaatenci*n ( un cuidado mu( particulares a la representaci*n de los rasgosde la Virgen. )or el contrario, los del io =es-s son eecutados de unamanera menos cuidadosa, menos re$nada ( m%s r%pida. ;odo sucedecomo si para el artesano, lo importante uera la representaci*n de laMadre, siendo la del :io solo accesoria, singular concepci*n, puesto quese trata&a en de$nitiva de reproducir los rasgos supuestos del :io de4ios, nio.

H. Cada ve' que se #an podido volver a encontrar las #uellas de lapolicroma primitiva, se descu&re que los vestidos, si &ien denotan unestilo ( un aspecto a Veces dierentes, son de color &lanco, roo ( a'ul,con adornos dorados ( a veces con accesorios en oro.

"l color con recuencia #a sido $ado en la misma madera de la estatua.A veces se encola&a, o sea que se aplica&an a la madera una o varias


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telas estrec#a ( s*lidamente pegadas untas a la manera de las momias,( so&re esa tela se deposita&a la pintura.

"n algunos casos, la estatua esta&a cu&ierta con placas de metal. ;alesplacas son qui'% posteriores, #a&iendo sido usadas para consolidar la

e$gie cu(a madera se deteriora&a. 4e #a&er sido colocadas en suorigen, todo lleva a creer que #a&ran sido tam&i!n pintadas, pues, sinentrar en las opiniones de los especialistas, los #istoriadores del arte semuestran un%nimes en insistir so&re el #ec#o de que la policroma ueuna de las le(es m%s imperiosas en la eecuci*n de o&ras esculpidas enla "dad Meda >D@.

o #a( que conceder ninguna importancia a los vestidos de tela con losque recuentemente se /visti*/ a nuestras estatuas so&re todo en lossiglos XIX ( XX. ;ales vestiduras destinadas a /#ermosear/ una e$gieconsiderada entonces demasiado primitiva no orecen evidentemente

ning-n inter!s con vistas a nuestras deducciones. 2u eecto principal,conviene decirlo, es ocultar la verdadera &elle'a de la o&ra quepretenden adornar. Feli'mente, la tendencia actual es presentarlas cadave' m%s a los visitantes sin esos suntuosos vestidos de gala taninadecuados.

. ;odas tienen las mismas dimensiones, ( sus ligeras dierencias sere$eren a detalles tales como la altura del tocado o el espesor de lapeana. Miden setenta centmetros de altura, treinta centmetros deanc#o ( treinta centmetros de proundidad en la &ase. Recordemos queesas dimensiones se dan tanto en Manosque como en 1aon, en 6eaune

como en el )u(en5Vela(... 2in em&argo, ninguna de las representacionestradicionales de la !poca se somete a semeante rigor en lo que atae alas dimensiones, &ien se trate de cruci$xiones, de e$gies de santos o deescenas diversas de las "scrituras.

L. 1os lugares donde ueron situadas eran siempre conocidos (recuentados desde la m%s remota antigedad, ( en la ma(ora de casosall tena lugar, antes del culto de uestra 2eora, el de una divinidadc!ltica o /pagana/. 1a Virgen egra tomo la sucesi*n de la antigua diosa&ao una orma cristiani'ada. )or algo est%n tan a menudo en lavecindad inmediata de uentes, po'os, %r&oles o piedras que, entre

nuestros antepasados precristianos, tenan una signi$caci*n sagrada&ien conocida. A veces, incluso se #a conservado en el edi$cio cristiano,al lado de la estatuilla mariana, ese resto de las religiones drudicas. "nC#artres, en la cripta, el /po'o de los uertes/ se encuentra detr%s deotre54ame5de54essous5;erre+ en el )u(en5Vela(, la piedra milagrosa delos druidas ue cristiani'ada e incluso opera #o( en la catedral milagros&ao el nom&re de /)iedra de las Fie&res/.


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K. Adem%s de la expresi*n de los rasgos, #a( un elemento orientalasociado con cada Virgen egra. Qn ca&allero la #a&ra trado de lacru'ada o la #a&ra reci&ido de un so&erano %ra&e+ por su intercesi*nmilagrosa, algunos ca&alleros cristianos #a&ran sido salvados de milpeligros en 0riente+ en algunos santuarios se predicaron las Cru'adas o

se reci&i* el #omenae de re(es ( seores que partan a aquelloscom&ates o regresa&an de ellos.

A veces este elemento oriental no aparece a primera vista, pero, noo&stante, siempre se le encuentra, &ao una orma oculta, pero no porello menos cierta. o #a( Virgen egra sin una alusi*n al /0riente/.

N. 1a Virgen egra ue en la "dad Meda un o&eto de peregrinaci*nsiempre mu( importante ( con muc#a recuencia nota&lemente amosa.1a ma(or parte se encontra&a adem%s en la ruta de las grandesperegrinaciones medievales, siendo particularmente numerosas en los

caminos que conducan al santuario de 2antiago deCompostela. Muc#as constituan para los peregrinos etapas de primeracalidad en su ruta, paradas /o&ligadas/.

?. "n la #istoria de sus santuarios, se encuentra siempre en relaci*ndirecta con ellos, las #uellas de la presencia a veces conunta de a&adas&enedictinas ( cistercienses ( de casas templaras.

Casi todas las Vrgenes egras aparecen &ao el impulso de una a&ada&enedictina ( son visitadas por los grandes a&ades de Clun(. "n su#istoria, se descu&re a menudo a san 6ernardo ( algunas casas

cistercienses >H@. "n cuanto a los ;emplarios, es &ien sa&ido el inter!sque se #a puesto en #acer desaparecer todo lo posi&le las #uellas de suimportancia ( esplendor pasados, aunque algo se puede apreciar auncerca de nuestras estatuillas, (, de todos modos, parece claro que ellosles prestaron tam&i!n muc#o inter!s ( alentaron su devoci*n.

??. A pesar de las mutilaciones ( de las restauraciones, aquellosedi$cios en los que se encontra&an las estatuas en la "dad Meda,cuando perduran, conservan signos de car%cter esot!rico e iniciador."stos indicios, lo #emos sealado (a, se pueden encontrar a-n m%s ensus le(endas ( sus milagros.

?B. A#ora &ien, estos curiosos relatos esot!ricos que cuentan losmilagros que las Vrgenes #a&ran operado, sean los de su origen o lasintervenciones maravillosas que #a&ran prodigado en los tiemposantiguos, concuerdan tam&i!n asom&rosamente.

2e trata siempre de las mismas categoras de &ene$ciarios, cru'ados,nios, comerciantes o navegantes que, encarcelados en un cala&o'o, odurante su sueo, o se #u&ieran vuelto repentinamente ciegos, es decir,


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siempre #undidos en la oscuridad ( la noc#e, tuvieron, de una manera uotra, la revelaci*n milagrosa de la Virgen egra, ueron entoncesli&erados de la oscuridad, (, a partir de este momento, conocieronortuna, elicidad ( dic#a por s mismos ( para los #a&itantes del lugarde donde era mantenido el culto. A menudo, estos &ene$ciarios del

milagro lo eran en grupos de tres. 7 cuando eran prisioneros, el milagroocurra en "gipto...

1as Vrgenes egras eran veneradas para o&tener la ecundidad, pero sedistinguieron m%s aun por la resurrecci*n recuente de nios muertos alnacer, resurrecci*n de corta duraci*n, puesto que la vida no les eraconcedida m%s que #asta la regeneraci*n por las aguas del &autismo...

?. 2us rituales ( sus procesiones, ciertos detalles de su culto, orecentam&i!n entre si extraas semean'as, entre las cuales la principal esque siempre se o&servan uno o varios elementos que escapan a toda

explicaci*n religiosa cat*lica tradicional, como tam&i!n, por otra parte, atoda tentativa de enoque exot!rico. As, por eemplo, ocurre conantiguas orendas ruedas de cera, con las colocaciones procesionales dela estatua so&re una piedra uera de la iglesia o con ciertas ceremoniasen las que se utili'a&a el vino.

1as peregrinaciones, al menos las de las coradas que les esta&anconsagradas, se #acan con los pies desnudos, como desnudo esta&a elenermo que era expuesto en la )iedra de las Fie&res, situadaustamente a los pies de la estatua milagrosa.

Fulcanelli pretende incluso que los cirios que eran encendidos en orendaa las Vrgenes egras eran siempre de color verde. "s mu( conocida#o(, desde su reedici*n, la asom&rosa o&ra de Fulcanelli, "l misterio delas catedrales >@. )ara todo el mundo, este autor, los #ec#os relativos asu vida, sus conocimientos ( #asta su misma existencia siguen siendoun enigma. =acques 6ergier pretende en "l retorno de los &ruos >L@,#a&erlo conocido &ao la identidad de un ingeniero del /Gas de Francia/(, despu!s de la guerra, #a&ra sido &uscado por comisiones de sa&iosatomistas americanos. )arece claro, de todos modos, que Fulcanelli ueuno de los -ltimos adeptos ( qui'%s el -nico alquimista conocido delsiglo XX.

o #e podido #allar con$rmaci*n de su aserto relativo al color de loscirios, salvo en Marsella donde exista, en eecto la costum&re decele&rar procesiones ante la actual estatua #ueca que, en la cripta de2aint5Victor, #a rempla'ado a la e$gie original, desaparecida.

Con todo, independientemente incluso de los aspectos #erm!ticos de suo&ra, Fulcanelli orece una exactitud arqueol*gica ( una #onrade'


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cient$ca tales que #a( motivos para conceder a su a$rmaci*n un ciertointer!s. )or otra parte, en muc#os lugares descu&rimos, &ao otrasormas, una utili'aci*n mu( precisa del color verde en el culto que serenda a algunas Vrgenes egras.

E:e aqu, #a( que reconocerlo, trece similitudes ( concordancias cuandomenos singulares "l esc!ptico podr% compro&ar %cilmente. o podr%a$rmar seriamente que se trata solo de simples coincidencias.

Volveremos a ello detenidamente.

Recordemos desde a#ora esto.

)arece, por consiguiente, que el artesano que reali'a&a en la "dad Medauna Virgen egra no tra&aa&a al a'ar, "ecuta&a un /encargo/ surtidode instrucciones mu( precisas ( mu( rigurosas en lo que atae a los

materiales, a las dimensiones, al aspecto, a la expresi*n ( al modo.

Qna ve' terminada, tampoco era en cualquier sitio donde la estatua eraempla'ada ( su culto era propuesto a los peregrinos ( de cualquiermanera. Aquellos que #a&an encargado la estatua la queran en unlugar determinado ( en ning-n otro sitio. 8C*mo explicar, si no, esasvieas le(endas atri&uidas a algunas Vrgenes egras9 /"ncontradas/primitivamente en un lugar, ueron transportadas por los $eles a unpue&lo cercano o a un santuario m%s importante. )or /tres veces/,durante la noc#e, la estatua se #a&a trasladado milagrosamente por simisma otra ve' al lugar donde #a&a sido descu&ierta ( venerada por

ve' primera, su&ra(ando claramente con ello que el culto perda susigni$caci*n si era trasladado.

)ara comprender el sentido de todo esto, lo que #a( que tratar dedescu&rir es la ra'*n prounda de este /encargo/, as como lapersonalidad de sus autores. 84e d*nde procedan los contempor%neosde nuestras pequeas Vrgenes egras9 8Cu%l era su cultura9 8Cu%lessus ra'ones para vivir, su ideal, su e9 "ntonces, captando un pocomeor los orgenes ( la naturale'a de su civili'aci*n, tal ve' podarnos,por una cierta comprensi*n de las claves de esta civili'aci*n, esperardescirar los inquietantes misterios del color ( de las trece similitudes.

Jui'%s entonces podamos situar de nuevo a nuestras Vrgenes egrasno mu( leos de su verdadero lugar en el gran li&ro de im%genes tanrico, pero, Ea(, #an mutilado de la "dad Meda triunante.

NOTAS DEL CAPITULO II

>?@ As mismo, en ciertos casos, ragmentos conservados de la estatuaantigua ueron incluidos en una nueva, dentro del marco de una


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/reconstituci*n/. As ocurre en Maunac ( en Vic#(. "n Cusset, unto a lacopia del siglo XIX, #a( expuesta una caa que contiene las manos deloriginal, As como algunas de sus o(as.>B@ Qn semeante conunto de similitudes solo existe, por otra parte, enla iconograa medieval, en las Vrgenes egras. :allaremos a veces

semean'as entre ciertas cruci$xiones o estatuas de 2antos, pero nuncatan numerosas, ni tan rigurosas, ni tan esparcidas por una teageogr%$ca tan extensa.>@ Algunas veces, el io est% sentado so&re la rodilla i'quierda de suMadre, pero sin que ello aecte o modi$que la actitud de ecundidad quecaracteri'a a Mara en esta representaci*n.>D@ "stas estatuillas recu&iertas de placas de metal son poco nuevas.Generalmente, se #a podido esta&lecer que la colocaci*n del metal esposterior a la a&ricaci*n de la estatua, sin que se pueda $ar la ec#acon exactitud. "n muc#os casos, #a( indicios que tienden a #aceradmitir que la estatua ue presentada sin tales ornamentos. "n

ocasiones, se encuentran rastros de pintura de&ao del metal. "n 0rcival,el seor "naud, que dirigi* la restauraci*n de la estatua, compro&*detr%s del cora'*n de madera una celdilla para reliquias, en tanto queen el revestimiento de ore&rera, no apareca ninguna puerta para llegara ella... "naud cree que la ra'*n es que, desde el comien'o, se renunci*a depositar reliquias en la e$gie. )ero esto podra tam&i!n indicar que elrevestimiento de metal es m%s reciente que la estatua de madera.>H@ :ec#o extrao. Aqu donde, igual que en Rocamadour, las dos*rdenes coexistieron en torno al santuario, parece #a&er vivido en &uenaarmona, sin querellas ni luc#as por la in3uencia.>@ )aris, =.5=. )auvert, ?ND. 6arcelona, )la'a P =anes, 2. A., "ditores,

?NL.>L@ )aris, Gallimard, ?N. 6arcelona, )la'a P =anes, 2. A., "ditores,?NL.


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CAPITULO III

INICIACION, ESOTERISMO Y OCULTISMO

1a civili'aci*n de la "dad Meda era iniciadora. 1as Vrgenes egrasposeen una signi$caci*n esot!rica. 2us milagros no eran /verdaderos/milagros, sino los ve#culos de un mensae oculto...

"stas pala&ras dan miedo.

o son admitidas m%s que por un pequeo n-mero de #istoriadores/o$ciales/. )ara el p-&lico, conservan un olor de a'ure ( un sa&or de5ceni'as...

7 sin em&argo...

8C*mo negar las evidencias9

7 pens%ndolo &ien, 8no son tam&i!n estas pala&ras, como tantas otras,

las vctimas de una especie de racismo, puesto que se re$eren a gentes/dierentes/, a #om&res que no vivan como todo el mundo, que nopensa&an como el #om&re de la calle, ( que ueron perseguidos cuandoperdieron el poder ( (a no se comprendi* lo que oculta&a su manera deactuar ( de pensar9

"s verdad que resulta dicil descu&rir la rontera entre los verdaderosinvestigadores, los aut!nticos iniciados, ( la multitud de iluminados,cuentistas, estaadores o desequili&rados que se #an atri&uido o seatri&u(en aun la cualidad de adeptos de las ciencias ocultas.

2in em&argo, es a partir de la intolerancia eclesi%stica del siglo XIV,apasionada por /tormentos/ >S@ ( #ogueras, que se lan'*, por primeraVe', contra los iniciados la acusaci*n de &ruera. 1os ;emplarios ueronlas victimas escogidas por los an%ticos de la T"l autor uega con el do&lesigni$cado de la pala&ra rancesa question, que, adem%s de pregunta,en trances anticuado signi$ca&a tormento. >. del ;.@U Inquisici*n, acu(os oos aquellos que apareca como sospec#oso de apartarse siquiera


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un poco de la lnea rgida $ada por los )apas era autom%ticamenteconsiderado como un a&omina&le sat!lite del demonio.

"l /racismo/ #a&a nacido, a&ricado por aquellos que tenan inter!s en!l, instal%ndose en la opini*n pu&lica &ao la orma s*lida ( tena' de los

preuicios.Antes, ning-n pro&lema, ninguna acusaci*n, ninguna descon$an'a, sino,al contrario, el respeto m%s total (, en la ma(ora de las civili'aciones, elpoder cient$co, la ensean'a, la construcci*n de los monumentos, lamedicina, la cultura en general,5 cuando no el poder poltico, erancon$ados a los iniciados o a aquellos que se presenta&an como tales,considerados /meores/ ( /superiores/.

1a :istoria nos ensea que en todas las !pocas el car%cter misterioso einquietante de ciertos sm&olos no #a deado de ascinar a toda suerte

de desequili&rados, #ist!ricos ( li&ertinos que, no #a&iendo comprendidonada, &ao el pretexto de sa&&ats o de misas negras, se entregaron a laspeores orgas ( a los excesos m%s sanguinarios. ;ales gentes, por lausta repulsa que provocaron, lan'aron el ma(or descr!dito so&re la vida( la o&ra de los verdaderos iniciados.

A partir de ellos, los #om&res despu!s del Renacimiento exageraron,generali'aron ( deormaron las cosas, como siempre ocurre en todos losracismos, como los alemanes del III Reic# ensea&an a creer que losudos eran / tra$cantes/, ( tantos americanos que los negros eran/sucios/ ( /pere'osos/...

o o&stante, cuando leemos los escritos de los verdaderos iniciados,muc#os de los cuales son reeditados #o(, nos damos cuenta de que,leos de ser adeptos del Maligno, aparecen por el contrario como#om&res #onestos ( virtuosos que consagraron su vida con $rme'a (pasi*n a la &-squeda de 4ios, al precio de una ascesis sica, espiritual (moral tales que, en la "ra cristiana, los m%s grandes de entre ellosconsiguieron alcan'ar la m%s aut!ntica ( pura santidad, atestiguada nosolo por el ervor popular, sino tam&i!n por los tri&unales o$cialesromanos...

;ampoco #a( &ruera en el ocultista digno de ese nom&re, del mismomodo que la explotaci*n de la credulidad popular con $nes mercantilespor dierentes t!cnicas pretendidamente milagrosas o adivinatorias vaigualmente en contra de sus verdaderas preocupaciones. aturalmentediscreto por esencia, ( particularmente poco deseoso de una pu&licidadescandalosa, tratara de #acer el &ien a su alrededor ( su acci*n socialapuntara en todos los niveles a la promoci*n ( al desarrollo de sussemeantes.


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"l #ec#o de que, seg-n los especialistas dignos de cr!dito, personaesde la envergadura de un )it%goras, un Arist*teles, un san 6ernardo, unsan Vicente de )aul, un )ascal o un eton, entre otros muc#os grandesdirigentes ( sa&ios de la :istoria del mundo occidental, #a(an sido unos

aut!nticos iniciados, de&e inducirnos sin el menor g!nero de dudas aconsiderar el pro&lema de una manera m%s atenta. "stos #om&res, queen modo alguno pueden ser sospec#osos de &ruera, c#arlatanismo onecedad, nos incitan a tratar de descirar aunque no uera m%s que unapequea parte de lo que contiene ese universo de conocimientos que sedice paralelo al nuestro.

"videntemente, la tarea no es demasiado %cil, por cuanto el ocultismocon que se rodearon desaa desde #ace siglos los esuer'os decomprensi*n m%s denodados.

7o no so( un especialista del #ermetismo. Remito al lector a las o&rasespeciali'adas en las que, unto al %rrago de estudios poco realistaspu&licados so&re estas cuestiones, encontrara, so&re todo entre lostra&aos recientes, estudios claros ( de una gran seriedad. :a( varios deellos en esta colecci*n.

)ero, enrentado con el pro&lema de las Vrgenes egras, me di cuentade que sera imposi&le llegar a una conclusi*n correcta, a un enoque untanto serio de la verdad, sin recurrir a esta dimensi*n, e incluso que, sinella, nada importante podra ser comprendido.

7 m%s all%, a trav!s de esas estatuillas, #e visto que lo mismo ocurracon respecto a la comprensi*n de la "dad Meda en general ( que negaresa dimensi*n, como lo #a #ec#o la #istoria escolar, conduca a lama(ora de nuestros #istoriadores ( arque*logos a ensear ageneraciones de escolares lo que, pens%ndolo &ien, #a( que cali$car enverdad de &urradas sa&ias. ;omada al pie de la letra, la poesa de lostrovadores ( la del dolce stil nuovo, 8no es acaso una serie de sandecesrecitadas por poetas /monines/ e impotentes a una 4ama por lo menosreticente ( pretenciosa9 1os #om&res del Medioda no carecen degalantera ni de elegancia, pero su temperamento se adaptara mal aesta especie de castidad o&ligatoria que #a sido cali$cada de / amor

cortes/. "n cuanto a las catedrales, explicadas como un impulso de epopular de las gentes #umildes, sera una a&erraci*n econ*micareali'ada por unos #om&res al &orde de la miseria que meor #a&ran#ec#o en conservar esas WD ortunas as gastadas en acumular algunasreservas en previsi*n de #am&res uturas.

As se #ace patente que toda explicaci*n deli&erada ( exclusivamenteesot!rica de los principales en*menos culturales o religiosos de la "dad


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Meda no puede #acer otra cosa que presentar esa !poca comodesprovista de toda l*gica, conducida ora por locos soadores, ora porim&!cil es que se de&atan en la m%s completa inco#erencia...

A#ora &ien, las civili'aciones que la :umanidad #a conocido #an sido

mu( dierentes, pero, no o&stante, am%s #an sido a&surdas en sudesarrollo. "s preciso descu&rir las claves de cada una, pero una ve'conocidas, resulta evidente que su #istoria no se constru(e en unci*ndel puro a'ar sino realmente seg-n las reglas siempre l*gicas de uncontexto sociol*gico e ideol*gico dado.

:e intentado tam&i!n la aproximaci*n de estas cuestiones, ( someto allector algunas o&servaciones, As como una modesta sntesis, en el &ienentendido de que la visi*n religiosa, cient$ca ( moral que aqu sevislum&ra condiciona #asta la existencia de nuestras Vrgenes egras.

"l ocultismo es una actitud+ el esoterismo, un lenguae, ( la iniciaci*n,un m!todo de conocimiento.

"l ocultismo es expresamente deseado ( cuidadosamente mantenidopor todos los iniciados en cualquier lugar en que se #allen ( en cualquier!poca a la que pertene'can, 2in em&argo, no nos equivoquemos alrespecto ( no conundamos voluntad de ocultismo ( voluntad desecreto. Con ocasi*n de los grandes &om&ardeos de la -ltima guerra, lasventanas de las casas eran ocultadas por sus ocupantes. 4e este modoel enemigo so&revola&a ciudades enteras, sin enterarse siquiera.

)or el contrario, el conciudadano, el vecino, el amigo sa&a que, detr%sde la tela ondulada o el cart*n, la lu' no se #a&a de&ilitado en la casa (que all encontrara a los su(os. "l que se rodea del secreto no dea#uella ni seal+ el que se oculta, por contra, multiplica mensaes (puntos de reerencia de modo que ciertas personas, con exclusi*n detoda otra, puedan encontrarle %cilmente. )or tanto, #a( #uellas, ( sonvisi&les.

"stas #uellas misteriosas deadas por el ocultismo constitu(en lo que se#a convenido en llamar el lenguae esot!rico o #erm!tico+ %cil decomprender para quien posee el c*digo, inextrica&le &ati&urrillo para el

investigador no enterado que no tarda en perderse en ese d!daloenloquecedor de $guras sim&*licas, de geometras curiosas, deanagramas ( criptogramas, de altas #ec#as expresamente en esostextos, de latn que de&e ser ledo en ranc!s, o viceversa...

1a primera tentaci*n de muc#os es, descora'onados, no continuar.2emeante a&andono no es mu( grave cuando, como sin duda ocurre ennuestra !poca, los iniciados constitu(en un mundo mu( marginal, que


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practica una ciencia paralela ( tiene aparentemente >aunque de ellonada se sa&e@ mu( poco peso en el desarrollo de la #istoria ( lacivili'aci*n. 2in em&argo, esta actitud es neasta para el #istoriador quese #alla en presencia de una !poca antigua en la que, como en la "dadMeda, la Iniciaci*n era el undamento de todos los en*menos

importantes, donde el lenguae esot!rico oculta&a en realidad la ciencia,la literatura, la cultura, la civili'aci*n...

"s preciso, pues, proseguir ( lograr pacientemente pequeas (modestas victorias en el desciramiento. Autores cada ve' m%snumerosos se aplican a ello en estos -ltimos aos, ( las puertas que Asse a&ren permiten, (a que no ver claramente, al menos sospec#arextraas ( maravillosas revelaciones. 1a catedral de C#artres, como sinduda los dem%s monumentos g*ticos, guarda&a cierta relaci*n con lasgrandes pir%mides ( el templo de 2alom*n, As como con las notacionesde la m-sica gregoriana... 1a c#anson de Roland, 1es recits de la ta&le

Ronde o 1e Roman de la Rose son textos en clave, del mismo modo queel gigante ra&elaisiano Gargant-a, &ao la capa de &orrac#era, es unpersonae undamental...

1o importante, a mi uicio, no es tanto traducir a la perecci*n todos lossignos ( los sm&olos del lenguae esot!rico, sino sa&er que existen (descu&rirlos all donde se encuentran. A#ora &ien, lo que acilita la tareaes que, en cualquier civili'aci*n o en cualquier siglo de que se trate, losiniciados o quienes desea&an llegar a serlo emplearon siempreexceptuando algunos matices, las mismas representaciones.

2iendo conocidas algunas de estas, conviene que, cada ve' que uno lasencuentre, este mu( atento, pues podra #acer un descu&rimiento. o sede&e a la casualidad que las esculturas de las uentes &autismales de laiglesia de Mauriac en el Cantal se encuentren al lado de una Virgenegra, ni que cerca del santuario del )u( Vela( se levante una torreoctogonal de los ;emplarios... ;ampoco es por casualidad que unosancianos del Apocalipsis sean portadores del matra' alqumico en elgran portal de la Gloria de Compostela, mientras que las le(endas de lavilla de Aurillac, patria del extraordinario Ger&ert, el uturo )apa2ilvestre II, cuentan que este -ltimo recoga oro en el ro con a(uda depieles de carneros...

)ar darse cuenta de todo esto, no es preciso en a&soluto ser un ilustreexperto en descirar escrituras ca&alsticas. 6asta con mantener los oos&ien a&iertos.

)ero, en de$nitiva, 8qu! es lo que ese ocultismo ( ese lenguae#erm!tico podan, pues, ocultar que uera tan importante9 8Jui!neseran esos iniciados9 8Ju! o&ra perseguan ( por qu!9 "n esto nos


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vemos reducidos a coneturas, pero #a( dos cosas que desde el principiosorprenden.

:a #a&ido un gran n-mero de iniciados, a veces mu( poderosos, desdela m%s remota antigedad ( en los lugares m%s aleados la civili'aci*n

caldea, el "gipto ara*nico, toda una tradici*n #elenstica, los ra&inosudos, los mones &udistas, nuestros druidas galos, sectas musulmanascomo los Asesinos, las minoras religiosas de la "dad Meda cl%sica...A#ora &ien, a pesar de las enormes dierencias en cuanto a civili'aci*n (medio cultural que surgen a primera vista, a pesar de las dierenciaseducativas ( religiosas, en la misma !poca en que con3ictos a vecessangrientos enrenta&an a esas civili'aciones o a esas religiones, todoparece suceder como si, detr%s de los mismos sm&olos #erm!ticos, seprosiguiera la misma &-squeda con los mismos $nes, las mismasvictorias, los mismos #alla'gos, las mismas preocupaciones rente alexterior...

Adem%s, parecen a&rirse distintas vas para desem&ocar en el an#eladoresultado la va $los*$ca ( moral, la va mstica la va cient$ca como lade los alquimistas. Qna ve' m%s, a pesar de las grandes dierenciasaparentes entre un gran santo mstico en !xtasis ( un alquimista en sula&oratorio estudiando la re3exi*n de la lu' con vistas a la reali'aci*n deun vitral catedralicio, #allamos de nuevo el mismo o&eto, la mismaconnivencia, el mismo lenguae, la misma raternidad oculta, como sientre todos #u&iera en el tiempo ( el espacio un #ilo de Ariadna, unaespecie de transmisi*n milenaria de los mismos secretos, que el#undimiento de los mundos, las guerras o las cat%stroes naturales no

pueden destruir.

1a segunda compro&aci*n inicial es que, para todos, cualesquiera quesean los medios ( las t!cnicas, el -nico o&etivo valido, el $n -ltimo,parece ser realmente el acceso ( el conocimiento m%s perecto posi&lede 4ios mismo, de un 4ios que estara por encima de los maticesexistentes entre las religiones, sin que por ello estas religiones seanrec#a'adas como tales, ni muc#o menos.

"l pitag*rico que #ace mala&arismos con los n-meros seg-n los acordes( las armonas misteriosas ( /m%gicos/ solamente encuentra accesorios

los descu&rimientos matem%ticos Revolucionarios que pueda #acer. )arael, los n-meros que manea son sagrados, pues 4ios #i'o el Qniverso /enpeso, n-mero ( medida/, ( es, por tanto, a 4ios a quien el &usca,operando a trav!s de los n-meros su propia mutaci*n de Ol. "l asceta,mstico cristiano o mone ti&etano, no &usca la proe'a sica como tal,aunque esta en ciertos casos puede permitirle curar enermos u o&tenereectos de levitaci*n. :alla desprecia&les tanto la uer'a que semeantedisciplina le permite adquirir so&re s mismo, como la pro(ecci*n so&re


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el mundo que de ella o&tiene. Gracias a la depuraci*n de su cuerpo, essu alma lo que li&era, ( as es 4ios lo que el intenta encontrar. "n cuantoal alquimista, le(endo sus escritos, uno se convence de que desprecia eloro o el elixir que pretende a&ricar en sus misteriosos crisoles. M%s quetransmutaci*n de los metales, de lo que se trata es de su propia

transmutaci*n. Al t!rmino de esta, #allara a 4ios.2emeantes compro&aciones no se #acen, evidentemente, a nivel de losmercaderes de #or*scopos, de los exorcistas de &a'ar o de seudo magosincultos ( extraviados.

"n nuestra !poca, el santo puede ser totalmente ignorante de losrudimentos de la ciencia, mientras que, a la inversa, muc#os sa&ios notienen el menor sentido moral. Con recuencia el progreso cient$co ( lasideas religiosas se contradicen ( se enrentan. 1as ciencias,desconectadas de su tronco com-n, (a no tienen entre ellas m%s que

vagas conexiones, ( el astr*nomo podr% vivir en su mundocompartimentado sin preocuparse del &i*logo ( del sico. 4entro decada ciencia incluso, se multiplican las &arreras cada ve' m%sinranquea&les entre las diversas especialidades ( su&especialidades.

uestra civili'aci*n, nacida directamente del Renacimiento por va de laRevoluci*n industrial del siglo XIX, #a perdido completamente, en sumanera de apre#ender los pro&lemas, toda visi*n sint!tica ( glo&al deluniverso de los #om&res ( de las cosas. adie consigue (a, siquiera enel simple plano de la claridad del espritu, reali'ar la unidad entre todoslos esuer'os dispersados ( divergentes, ( nadie sa&e a d*nde se dirige

nuestra civili'aci*n. )or el contrario, prodigiosos descu&rimientoscient$cos ( la puesta en pr%ctica revolucionaria de sus aplicacionest!cnicas se codean con mundos, $losoas ( culturas que se #an vueltoincapaces de asegurar la promoci*n #umana. "l #om&re medio se sientesuperado, dividido, perdido por esos en*menos centrugos (,esor'%ndose en pensar lo menos posi&le, se reugia ( encierra en elconort as!ptico de la /sociedad de consumo/.

8Inevita&le tri&uto de la carrera #acia delante del progreso, o &ien ideaalsa del progreso en donde el #om&re (a no manda so&re la t!cnica9

"n todo caso, al menos en el plano de las ideas, es lo contrario mismode las aspiraciones del iniciado ( lo contrario de las civili'aciones queantao ueron dirigidas ( organi'adas por grupos o colegas de iniciados.

1a ;a&la de "smeralda, misterioso texto esot!rico atri&uido al dios:ermes ;rimegisto, ensea que todo lo que est% arri&a esta a&ao, comotodo lo que esta a&ao est% arri&a, ( que, en de$nitiva, todo est% entodas partes. Algunas reglas simples go&ernaran el Qniverso en todas


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sus maniestaciones tales reglas seran las reglas de 4ios+ tales reglasserian 4ios mismo. Ciencia, moral, religi*n, vida de sociedad, astronomao arquitectura, todo estara go&ernado por los mismos principios en launidad &en!$ca de esta uer'a de sntesis que ellos llaman 4ios.1a Iniciaci*n consistira, pues, en lograr, en la medida de lo posi&le, un

conocimiento glo&al, universal ( sint!tico de algunos grandes principiosde todas las cosas, que permitira a la ve' el descu&rimiento de unomismo, el dominio, la plena posesi*n de las claves de todas las ciencias(, en de$nitiva, la comprensi*n real, la /visi*n/ de 4ios. A nuestradiversidad ( nuestras dudas, el iniciado opone la certidum&re de launidad. )ara adquirir semeante conocimiento, no &asta la inteligenciasola. "s un esuer'o as mismo unitario del ser entero lo que #a&r% quedesplegar pacientemente, espritu, cora'*n ( ascesis del cuerpo, talcomo aparece expresado en las reglas de vida de las grandes ordenesmon%sticas que me'clan equili&radamente oraciones, re3exionesintelectuales, tra&aos manuales ( rigurosa disciplina sica.

As se explica el sim&olismo undamental existente en el lenguae#erm!tico de la dualidad ( de la alteraci*n de representaciones del&lanco ( el negro, de la lu' ( la noc#e.

"mergiendo, gracias a toda clase de operaciones apropiadas, del caosinicial, de su propia noc#e, el iniciado llega a lo que el descri&e como lalu' resplandeciente ( a&soluta, el conocimiento perecto ( enproundidad de todas las cosas.

"l iniciado ca&al, caso de existir, seria al mismo mstico admira&le,

asceta consumado ( resplandeciente sa&io universal, que domina a sussemeantes ( lo que existe, no para dominarlos, sino para revelarlospoco a poco a s mismos.

1a perecci*n total as &uscada es representada sim&*licamente por eloro, el m%s puro de los metales. "sto es lo que expresan los vieos mitos( las le(endas aleg*ricas que evocan la "dad de 0ro, el -mero de 0ro,la Conquista de las Man'anas de 0ro o del Vellocino de 0ro, la dura&-squeda de tesoros a&ulosos >?@... )ara el alquimista, As mismo, el oro$losoal o&tenido tras aos de esuer'os representa, no la posesi*n derique'as, sino solamente la seal de que su transmutaci*n personal #a

terminado ( va $nalmente a tener acceso al conocimiento.

8Acaso el oro, la perecci*n iniciadora, es la representaci*n de la idea de4ios a cu(a imagen #a sido creado el #om&re ( del cual un esuer'oenteramente particular de su parte permitira #allar en cierto modo laclave de su misterio9


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8:a( otra explicaci*n que, por lo dem%s, no se contradiganecesariamente con la primera9 Jui'% vivi* antao so&re la ;ierra unacivili'aci*n so&re#umana dotada de una ciencia ( unos poderesextraordinarios edad del oro perdida, paraso terrestre, civili'aci*n degigantes, enigma de la Atl%ntida... ;odo esto #a&ra sido enterrado por

ra'ones desconocidas. 1a representaci*n &&lica del diluvio quevolvemos a encontrar &ao otras ormas en mu( diversos textosreligiosos antiguos expresara este #undimiento de un antiguo mundosuperior.

Misteriosamente, se #a&ran conservado algunas reglas, algunosragmentos de conocimiento. Ciertos privilegiados podran, a trav!s delos esuer'os apropiados, volver a encontrar esos secretos con la misi*nde transmitirlos a aquellos que ueran dignos.

8Mito9 81e(enda9 2in duda. Creo, sin em&argo, que detr%s de todo mito,

le(enda o cuento popular, se esconden seres o #ec#os mu( reales. Mesorprende compro&ar que, en nuestros das, #a(a aun tantos corteosoll*ricos en nuestras regiones que ex#i&en gigantes... 1os vieosrelatos que cuenta #istorias de gigantes o seres a&ulosos de apariencia#umana no se encuentran en nuestro patrimonio cultural popular.Adem%s, los descu&rimientos de ciertos megalitos, de murallas cicl*peasen la cordillera de los Andes, o de las estatuas de la isla de )ascua,con$eren a esta #ip*tesis un car%cter cuando menos inquietante.

2i todo esto llegara a ser verdad, aunque no uera m%s que en parte, seo&etara, 8por qu! ese deseo de ocultismo aparentemente a&surdo9

8)or qu! disimular un ideal de semeante no&le'a ( privar a la:umanidad de revelaciones tan &en!$cas ( enriquecedoras9

"ste es el gran reproc#e, el m%s extendido ( el que vuelve esc!pticos atantos o&servadores. Aquel que #ace el &ien no se oculta+ las doctrinas (las religiones que creen detentar una parte de verdad son proselitistas (misioneras.

2in em&argo, la regla del silencio, salvo en lo que atae a la transmisi*na los dem%s adeptos a trav!s del lenguae esot!rico, #a sido siempre

un%nimemente respetada. Ram*n 1lull escri&e

;odo viene de 4ios ( a 4ios de&e regresar. Conservaras entonces para elsolo un secreto que no pertenece m%s que a Ol. 2i dieras a conocer atrav!s de alguna pala&ra ligera aquello que #a exigido tantos aos decuidados, serias condenado sin remisi*n en el =uicio Final por esta oensaa 2u Maestad 4ivina.


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6asilio Valentn, Arnaldo de Vilanova, ( m%s pr*ximo a nosotrosFulcanelli, todos aquellos que #an escrito emplean el mismo lenguae...

2e comprende claramente este deseo de &lac out en la !poca de las#ogueras, muc#o menos (a en los siglos de tolerancia $los*$ca (

religiosa, ( menos a-n en esos numerosos momentos de la :istoria enque los iniciados controla&an el poder ( organi'a&an por si mismos lasociedad.

84etenta&an secretos tan pavorosos9 8:a&an adquirido especialmenteso&re la

jacques huynen - el enigma de las virgenes negras

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