jackson, julian_europa 1900-1945 (cap. 2)

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Cap 2 libro Jackson

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  • Historia de Europa OxfordEditor de la coleccin: T. C. W. Blanning

    PLAN DE LA OBRA:

    La Grecia clsica (publicado)Robin Osborne

    Los romanos (pub!. prevista: 2004)f. BisphamLa alta Edad Media (publicado)Rosamond McKitterick

    El cenit de la Edad Media (pub!. prevista: 2004)DavidPower

    La baja Edad Media (pub!. prevista: 2004)Malcolm Vale

    El siglo XVI (pub!. prevista: 2004)Evan Cameron

    El siglo XVII (publicado)IoseptiBergin

    El siglo XVlIl (publicado)T. C. W. Blanning

    El siglo XIX (publicado)T. C. W. Blanning

    Europa, 1900-1945 (publicado)[ulian [acksonEuropa desde 1945 (publicado)Mary Fulbrook

    Historia de Europa OxfordEditor de la coleccin: T.C. W. Blanning

    Europa, 1900-1945Edicin de Iulian Iackson

    Traduccin castellana deLuis Noriega

    CRTICABarcelona

  • Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del copy-right, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obrapor cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento infor-mtico, y la distribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos,

    Potocomposicin: Pacmer, S. A.

    Oxford Unversity Press 2002Europe, 1900- 1945 was originally publisbed in English in 2002.'I'his translation is published by arrangement with Oxford University Press.Europa, 1900-1945 se public originalmente en ingls en 2002. Esta traduccinse publica por acuerdo con Oxford University Press.

    2003 de la traduccin castellana para Espaa y Amrica:CRITrCA, S. L.Diagonal, 662-66408034 Barcelonae-mail: editorfalwed-cntica.eshttp://www.ed-critica.es

    ISBN: 84-8432-433-8Depsito legal: M. 5479-2003Impreso en Espaa2003. - BROSMAC, S. L., Polgono Industrial, 1, Calle C, Mstoles (Madrid)

    Prefacio del editor de la coleccin

    Escribir una historia general de Europa es una tarea que presenta muchosproblemas, pero lo ms dificil, sin duda, es conciliar la profundidad delanlisis con la amplitud del enfoque. Todava no ha nacido el historiadorcapaz de escribir con la misma autoridad sobre todas las regiones del con-tinente y sobre todos sus variados aspectos. Hasta ahora, se ha tendido aadoptar una de las dos soluciones siguientes: o bien un nico investigadorha intentado realizar la investigacin en solitario, ofreciendo una pers-pectiva decididamente personal del perodo en cuestin, o bien se ha reuni-do a un equipo de expertos para que redacten lo que, en el fondo, es msbien una antologa. La primera opcin brinda una perspectiva coherente,pero su cobertura resulta desigual; en el segundo caso, se sacrifica la uni-dad en nombre de la especializacin. Esta nueva serie parte de la convic-cin de que es este segundo camino el que presenta menos inconvenientesy que, adems, sus defectos pueden ser contrarrestados, cuando menos engran parte, mediante una estrecha cooperacin entre los diversos colabo-radores, as como la supervisin y encauzamiento del director del volu-men. De esta forma, todos los colaboradores de cada uno de los volmeneshan ledo el resto de captulos, han analizado conjuntamente los posiblessolapamientos u omisiones y han reescrito de nuevo sus aportaciones, enun ejercicio verdaderamente colectivo. Para reforzar an ms la coheren-cia general, el editor de cada volumen ha escrito una introduccin y unaconclusin, entrelazando los diferentes hilos para formar una sola trenza.En este ejercicio, la brevedad de todos los volmenes ha representado unaventaja: la necesaria concisin ha obligado a centrarse en las cuestionesms relevantes de cada perodo. No se ha hecho el esfuerzo, por tanto, decubrir todos los ngulos de cada uno de los temas en cada uno de los pa-ses; lo que s les ofrecemos en este volumen es un camino para adentrarse,con brevedad, pero con rigor y profundidad, en los diferentes perodos dela historia de Europa y sus aspectos ms esenciales.

    T. C. W. BlanningSidney SussexCollegeCambridge

  • 60 EUROPA, 1900-1945

    rantas de seguridad hizo posible el acercamiento franco-germano y abriel camino para la integracin econmica ypoltica, diseada para contenertanto el poder alemn como el sovitico. El miedo a otra guerra con armasan ms poderosas apuntal la paz, pero esa paz descans sobre una com-pleja serie de acuerdos polticos y no solamente sobre los misiles nucleares.Aunque ha habido trgicas excepciones (la ms notable en la antigua Yu-goslavia) y no hay razones para la autocomplacencia, hasta ahora los acon-tecimientos que han ocurrido desde la cada del muro de Berln han subra-yado la durabilidad de la reconstruccin despus de 1945, incluso enausencia del sistema bipolar de grandes potencias que le dio lugar. La ma-yora de los demonios internos del continente europeo son ahora materiade pesadilla y no de la vida real.

    2La economa

    James

    comienzo del nuevo siglo fue una poca de interconexin global (hoydiriamos globalizada), en la que la integracin y el progreso iban de lamano. Al principio de su gran novela sobre el cambio de siglo, El Stechlin,el novelista alemn Theodor Fontane describe el remoto lago que da ttu-lo a la obra: Todo aqu est en calma. Y sin embargo, de vez en cuando,algo sucede. Cuando en algn sitio ah afuera, en el ancho mundo, sea enIslandia o en Java, comienza a retumbar, o cuando una nube de cenizas deun volcn hawaiano se adentra en el ocano Pacfico, entonces este lugarcobra vida. Un chorro de 'agua se levanta y se hunde nuevamente en lasprofundidades del lago. Fontane vea los cambios de su poca con untono elegaco y, en ocasiones, nostlgico. Era un hombre muy viejo. Lamayora de sus contemporneos eran mucho ms optimistas, y mirabansiempre adelante y arriba. No obstante, este mundo dinmico y segurode s mismo estaba a punto de venirse abajo. Su desintegracin destruy lacreencia optimista en la cooperacin ms all de las fronteras nacionales yen el progreso humano.

    Las bases de la integracinEl mundo estaba integrado mediante la movilidad del capital, las mercan-cas y las personas. El capital se desplazaba libremente por estados y conti-nentes. En buena medida, el comercio no tena obstculos, incluso en esta-dos que en apariencia eran proteccionistas, como el imperio alemn. Peropor encima de todo destaca la movilidad de las personas. Los individuosno necesitaban pasaportes, y en Europa apenas haba discusiones sobreciudadana. Buscando libertad, seguridad y prosperidad -tres valores es-

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  • LA ECONOMA 63

    GRFICO 2.1. Migracin bruta de europeos al extranjero, 1881-1939Fuente: Ingvar Svennilson, Growth and Stagnation in the European Economy

    (Ginebra, 1954).

    Otros pases

    Europa occidental

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    Pases del sur y del este1/'1 de Europa: Rusia, Polonia,

    Finlandia y los pases blticos

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  • EUROPA,19 0 0-1945

    pases no volvieron a alcanzar los niveles de comercio del perodo anteriora la guerra hasta la dcada de 1980.En la Gran Bretaa de 1913, las expor-taciones representaban cerca del 30 por 100 de! PNB. EllO por 100 de Ale-mania en 1913)una cifra ms bien baja, slo se volvera a alcanzar en la d-cada de 1970.

    Sin embargo) las cifras no son los nicos indicadores del nivel de inte-gracin de los que disponemos. Tambin podemos pensar en la estandari-zacin de un mundo en el que los ferrocarriles de los pases civilizados co-rran sobre vas de un ancho de 1.435 milmetros (el hecho que el imperioruso eligiera un ancho de va ms amplio fue una temprana seal de queno deseaba seguir el camino de Occidente)." Hubo adems una estanda-rizacin de los productos que anticip el apogeo de las hamburguesasMcDonalds como smbolos de la globalizacin. Todo un mundo se vestacon un tipo de textiles de algodn baratos (e higinicos) que habia sidodesarrollado originalmente en Manchester. Las mujeres cosan en casa conlas mquinas fabricadas por la compaa Singer.

    Otro acercamiento a esta primera oleada de globalizacin mundial sebasa en un examen de las actitudes hacia el internacionalismo. El optimis-mo de la poca nos puede servir como testimonio de su internacionalismoo cosmopolitismo. En su momento, algunos analistas creyeron que la di-nmica de la integracin era tan grande que nada podra detenerla y) dehecho) consideraron que sta hacia imposible la guerra entre estados in-dustriales altamente desarrollados. El escritor britnico Norman Angellformul brillantemente esta idea atractiva aunque engaosa en un libropublicado por primera vez en 1910)Lagrandeilusin. Los capitalistas pen-saban que su versin del internacionalismo haba hecho a los estados tandependientes del mercado de bonos que stos no podan permitirse darningn golpe a la confianza de los inversores. Los socialistas crean que laexistencia de un proletariado internacional consciente de s mismo logra-ra frustrar los planes de los militaristas.

    Lainterconexin supuso el desarrollo de formas complejas de organiza-cin social a medida que los gobiernos y las compaas iban dando respues-ta al problema de cmo mantener el control a larga distancia. El surgimien-to de las grandes corporaciones fue una respuesta a la expansin y elcrecimiento econmicos del mundo anterior a 1914)y al mismo tiempo fa-cilit estos procesos. La aparicin de la compaa implic la sustitucin de

    >t- Tambin Espaa eligi un ancho de va ms amplio e idntico al ruso. (N. del t.]

    LA ECONOMA

    los mecanismos de control por el mercado. En vez de intentar determinar lacalidad de los productos que compraban a los proveedores) las compaasprocedieron a hacerse dueas de ellos para imponer sus controles. De estaforma) las compaas desarrollaron la concentracin vertical: el control si-multneo por parte de proveedores y compradores de sus productos. Asapa-recieron gigantescos consorcios empresariales) especialmente en EstadosUnidos yAlemania. Hacia 1907.Ia firma alemana Krupp (acero)ingenieray municiones) tena 64.300 empleados. Pasescomo Francia y Gran Bretaa)donde las circunstancias socialesfavorecan a las empresas familiares, lo quepor lo general limitaba las posibilidades de expansin) descubrieron que susindustrias perdan competitividad en relacin con sus nuevos rivales.

    Una institucin semejante) en la que las acciones de miles de individuosnecesitaban ser controladas y coordinadas) tena un precedente: el estadoy) en particular) el ejrcito. La primera organizacin comercial de enverga-dura capaz de rivalizar con el ejrcito fue elferrocarril. Los ferrocarriles se-guan siendo nicos en su complejidad y tamao yen los problemas admi-nistrativos que planteaban: hacia finales de la primera guerra mundial, elferrocarril alemn era la empresa con ms trabajadores del mundo. Lasempresas reconocieron su deuda con el estado cuando comenzaron a lla-mar a sus oficinistas Beamte o Privatbeamte: el Beamte era el funcionariopblico) cuya pirmide organizativa haba hecho posible ese milagro de or-denacin social que constituye el estado moderno.

    La gran corporacin tena una deuda doble con el estado: no slotom prestada su estructura, sino que tambin desarroll una simbiosiseconmica con l. En la Alemania imperial, la existencia de aranceles faci-lit la formacin de crteles que controlaban los precios y las cantidades)puesto que se dejaba abierta la posibilidad de que las empresas desarrolla-ran entre s una estrategia cooperativa de doble fijacin de precios: preciosinternos ms altos, protegidos por el rgimen arancelario) y precios de ex-portacin ms bajos, para luchar por cuotas de mercado. Alemania) don-de en 1895 haba 143 crte!es, tema 673 hacia 1910, momento en e! quela Asociacin de Productores de Arrabio, creada en 1897, y la Asociacinde Accrcras, creada en 1904,dominaban el mercado de los productos cen-trales de la actividad industrial. Las industrias ms nuevas del cambio desiglo~la qumica) la farmacutica, la electrotcnica- se haban desarro-llado a partir de una importante inversin pblica en el sector educativo:en institutos tcnicos y en escuelas de comercio y de ingeniera.

    El resultado del surgimiento de las grandes empresas bajo el protectorcaparazn del gran estado convenci a muchos observadores de que la or-

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  • La primera guerra mundial

    ganizacin estaba sustituyendo al mercado, o bien, de que la era de los co-merciantes y negociantes estaba dando paso a la era de la burocracia. En1915) el economista de orientacin socialista Rudolf Hilferding formuluna nueva teora para describir esta nueva fase como capitalismo orga-nizado.

    La primera guerra mundial reforz esta leccin. Una de las grandes y terri-bIes ironas del siglo xx es que un conflicto que fue iniciado por las litestradicionales al menos en parte como medida de control social (la idea eraque una guerra breve y victoriosa calmara a la oposicin poltica) de-mostr al final la viabilidad del socialismo. El modelo de aplicacin exito-sa del socialismo de guerra fue Alemania, incluso a pesar de que perdie-ra la guerra. Casi inmediatamente despus de que estallara el conflicto, elgobierno alemn cre dentro del ministerio de Guerra un Departamentode Materias Primas, que bajo direccin de Walther Rathenau yWichard vonMoellendorff comenz a elaborar la planificacin econmica. La observa-cin sistemtica del mercado de trabajo, de los precios y los salarios, del co-mercio exterior y el crdito, permitieron una distribucin de recursos msracional quela que hada posible un mercado anrquico y sin coordinacin.

    Los dems pases beligerantes no tardaron en comprender la necesi-dad de tomar medidas similares para construir una economa de guerra.En 1916, el primer ministro britnico, David Lloyd George, desech loscompromisos con el liberalismo pasado de moda de sus predecesores conla promesa de introducir un nuevo colectivismo. Uno de los ministrosresponsables de la guerra econmica, sir E. H. Carson, advirti que la in-dustria britnica seria derrotada en un enfrentamiento mano a mano conla alemana, que estaba organizada y contaba con el apoyo del estado, siel gobierno continuaba aferrndose con rigidez al viejo sistema dellaissez-[aire y se negaba a aprender la leccin de que en el comercio moderno,como en la guerra, las asociaciones organizadas que persiguen una pol-tica firme tienen la capacidad de liberarse con rapidez de la competenciano regulada de la empresa privada. El ministro de Comercio francs,Etienne Clmentel, deseaba crear consejos econmicos como los alema-nes para que fijaran precios y se encargaran de la distribucin de materiasprimas.

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    LA ECONOMA

    La guerra cre expectativas de redistribucin y justicia social. Rathenausostuvo que el sacrificio de las trincheras no se poda recompensar con re-ducciones salariales durante la posguerra. Sin embargo, dado que en cadapas tales expectativas sobrepasaban con creces lo que se poda pagar con losrecursos nacionales, cuanto ms se alargaba la guerra, mayor era la demandade unos trminos de paz que -mediante reparaciones, indemnizaciones, ce-siones territoriales o transferencias de patentes- compensaran las prdidasde la guerra. Uno de los legados de la guerra fue la creacin de nuevos esta-dos y nuevas fronteras. Los gastos en prestaciones sociales aumentaron. Paramuchos de los paises beligerantes,la posguerra supusola continuacin de lasfinanzas inflacionarias de tiempos de guerra. Gran Bretaa y Estados Unidostenan una cohesin social que les permiti estabilizar el presupuesto en1920,aunque a costa de una importante crisis econmica. En Europa central,slo Checoslovaquia sigui la misma estrategia, que era extremadamente im-popular (en especial porque, al mismo tiempo, los pases vecinos se apresura-ban a depreciar sus monedas yse concentraban en lanzarse ala ofensiva comoexportadores). Alois Rasin, el ministro de Hacienda checo que haba conse-guido este xito, fue asesinado. En otros pases como Austria, Alemania,Hungra y Polonia, la inflacin continu aumentando a medida que los em-presarios persuadan al gobierno para que permitiera precios administradosms altos y los trabajadores exigan que tambin fueran ms altos sus sala-rios. La inflacin se convirti en hiperinflacin, yslo se estabilizaron las dis-tintas monedas hacia mediados de la dcada de 1920 a un gran coste (una vezms, la depresin econmica) y con la colaboracin externa que prestaroncomits, prstamos internacionales y la recin creada Sociedad de Naciones.Incluso para pases que no sufrieron la hiperinflacin, y que se estabilizaroncon tasas de cambio infravaloradas (como hizo Francia entre 1926 y 1928),el camino hacia la estabilidad supuso un duro golpe politico.

    Los pases estabilizaban sus monedas sobre todo porque esperaban po-der tener acceso a los mercados de capitales recin fortalecidos. Pero esosmercados se encontraban en dificultades a causa de la complejidad inter-nacional del problema de la financiacin retrospectiva de la guerra (es de-cir, el sistema de deudas y de reparaciones de guerra). Al final, estos pro-blemas tuvieron una influencia al menos'parcial en el colapso total de losflujos de capital al comienzo de la dcada de 1930. Sin embargo, es dema-siado simple sostener, como hace Peter Temin, que la Gran Depresin fuesimplemente el resultado de la primera guerra mundial.

    La Gran Depresin es el acontecimiento central de la historia econ-mica del siglo xx, y gran parte del resto del siglo se invirti en procurar sa-

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  • Las frgiles bases de la prosperidadde la dcada de 1920

    car las lecciones adecuadas de un colapso econmico de una magnitudsin precedentes. La Depresin fue, en parte, consecuencia de estrategiasde proteccin contra las fuerzas de la integracin internacional que ha-ban sido formuladas ya, con significativo xito, a finales del siglo XIX:proteccin del trabajo y los aranceles, estado del bienestar, intervencinen los mercados de capitales. Pero la magnitud de los problemas que se-mejantes legislacin y poltica proteccionistas estaban destinadas a resol-ver haba crecido de forma inconmensurable con el legado de la primeraguerra mundial.

    Haban acabado las armas, en agosto de 1914, con la creencia en el carc-ter inevitable del progreso econmico y moral? Ciertamente era ms difi-cil ser optimista) pero despus de los horrores de la guerra tambin era di-ficil no sentir nostalgia del internacionalismo y de la seguridad del mundode la preguerra. La esperanza de quienes haban firmado la paz era unavuelta a la normalidad: deban restaurarse las viejas certezas. Sin embar-go) tambin haba que afirmarlas e institucionalizarlas mediante organis-mos internacionales -el Covenant y la Sociedad de Naciones- y de tra-tados como el de Renuncia a la Guerra) concluido en 1926 por iniciativadel secretario de estado de Estados Unidos, Frank Kellogg, y el ministro deAsuntos Exteriores francs) Aristide Briand. Tal marco permitira que losmercados funcionaran) y de hecho el flujo internacional de capital se rea-nud. El artista alemn George Grosz, en una caricatura memorable) mos-tr al dlar como el sol que calentaba el continente europeo. Las migra-ciones se reanudaron) y se asumi que stas y los mercados construiran lapaz: los observadores de la dcada de 1920 se sorprendieron) por ejemplo)al comprobar cmo la dependencia de las importaciones de capitales ex-tranjeros converta incluso a personalidades excntricas, destructivas y be-ligerantes como el lder italiano Benito Mussolini en hombres de estadoresponsables e incluso pacficos.

    A muchos observadores les impresion tambin la fuerza del renaci-miento europeo (con excepcin de Gran Bretaa) donde durante la dcadade 1920 el crecimiento econmico fue muy lento). Las tcnicas de produc-

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    LA ECONOMA

    cin y administracin norteamericanas, en especial el fordismo (pro-duccin en cadenas de montaje) y taylorismo (estudio de tiempos y movi-mientos de procesos industriales individuales) fueron adoptadas como lamejor prctica por algunos empresarios europeos. En particular) se racio-nalizaron la minera de carbn y la produccin de automviles. Hacia1929) el 83 por 100 del carbn del Ruhr se extraa por medios mecnicos.En gran medida) esta racionalizacin era un reflejo de la difusin interna-cional de la tecnologa) en parte gracias a las corporaciones transnaciona-les. De esta forma, las plantas de la Ford en Colonia y la fbrica de la AdamOpel en Rsselheim, adquirida por la General Motors, proporcionaron losmodelos de la futura produccin europea de automviles.

    Con el tiempo) la bsqueda de nuevas formas de garantizar la inte-gracin termin con una serie de crisis a finales de la dcada de 1920. EnEuropa) la poltica internacional cargaba con un conflicto insoluble dedeudas y reparaciones de guerra. Insoluble porque cuantos ms crditosfluan) ms inextricable se haca la situacin. Se supona que Alemania te-na que pagar una parte substancial de los costes de la guerra con las repa-raciones impuestas por el tratado de Versalles.Francia necesitaba estas re-paraciones no slo para reconstruir el pas) sino tambin para pagar lasdeudas que durante la guerra haba contrado con Gran Bretaa y EstadosUnidos. Alemania -esto es, tanto las corporaciones como el sector pbli-co alemn- recibi en prstamo importantes sumas que) en gran parte)provenan del mercado estadounidense; al menos de forma indirecta) es-tos prstamos financiaban el pago de las reparaciones de guerra. Pero amedida que se efectuaban los pagos durante la segunda mitad de la dca-da de 1920, se hizo evidente que ste no era un juego al que se pudiera ju-gar eternamente: en algn momento se tendra que elegir si los EstadosUnidos continuaran cobrando pagos financiados por la deuda contradaa causa de la guerra) o si se satisfaran los intereses de los prstamos priva-dos hechos efectivos por los acreedores estadounidenses. Al menos algu-nos de los encargados de las decisiones polticas en Alemania) en particu-lar Hjalmar Schacht, presidente del Reichsbank, hicieron este clculo conun cinismo total) creyendo que la debacle resultante demostrara la locurade las reparaciones. En 1929) la revisin de la carga de las reparaciones atravs del plan Young, en el que fma1mente se estableca un ltimo trmi-no para el pago de stas (se esperaba que los pagos continuaran hasta1988) hizo que muchos inversores se diesen cuenta de la naturaleza im-posible de su apuesta y las oportunidades de Alemania de obtener crditosexternos se redujeron de forma espectacular.

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  • GRFICO 2,2. Flujos de capital, 1924-1937Fuente: Charles H. Feinstein y Catherine Watson, Prvate Internacional Capital Flowsin the Inter-war Period, en Banking, Currency; and Finance in Europe between theWars, Charles H. Feinstein, ed. (Oxford, 1995).

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    LA ECONOMA

    por el tratado de Versalles a su autonoma en materia de aranceles, Ale-mania volvi a aplicar de forma inmediata las tasas arancelarias Blow,aprobadas en 1902. Pero con la cada de los precios de los productos agr-colas, estas tasas no tardaron en resultar inadecuadas como respuesta a losgrupos de presin del sector agrario. Durante esta dcada, muchos esta-dos disearon sus medidas arancelarias de manera que tuvieran la flexibi-lidad necesaria para permitirles elevar las tasas a la luz de las circunstan-cias. El modelo de esta legslacin fue la ley Fordney-McCumber sobrearanceles aduaneros aprobada por Estados Unidos en 1920, que preveauna comisin de expertos apoltica encargada de tomar decisiones rpi-das. En la prctica, sin embargo, esta flexibilidad supuso un obstculo quemantena los precios en alza. La intensidad de la proteccin no era espe-cialmente alta al principio (la mayora de los analistas consideran ahoraque el nivel general de proteccin estaba en realidad por debajo del quehaba antes de la primera guerra mundial). Sin embargo, la posibilidad deque tales medidas fueran aplicadas como respuesta a otras, los problemasfinancieros y la creciente popularidad de las protecciones no arancelarias(las cuotas) provocaron una mayor restriccin del comercio.

    La poltica arancelaria no fue la nica herramienta con que los estadosrespondieron a una situacin de mercado que cambiaba con rapidez. A es-cala nacional, muchos estados vieron en la cartelizacin un medio paraestabilizar los precios y las expectativas. Alemania, que haba tenido cerca desetecientos crteles en la vspera de la primera guerra mundial, tena en1925 dos mil quinientos y en 1930 tres mil. Este tema tambin se convir-ti en un asunto internacional: no podan los crteles ayudar a estabilizarlos precios y la produccin tambin en el mbito internacional? Los inten-tos de reconstruir la amistad francogermana sobre bases econmicas gira-ron alrededor de acuerdos tales como el Crtel Internacional del Acero de1926, que en ocasiones se considera el acontecimiento diplomtico centralde un ao bastante optimista. La Sociedad de Naciones sigui el debatecon gran inters y en 1927 organiz una Conferencia Econmica Mundial,en la que los crteles fueron presentados como la mejor solucin al pro-blema del orden internacional.

    En respuesta a unas mayores expectativas sociales de proteccin, losestados tambin se propusieron aumentar la redistribucin a travs delpresupuesto. En cierta medida, esta nueva demanda simplemente era unreflejo de los costes humanos de la guerra, la necesidad de ofrecer ayuda alas viudas, a los hurfanos y a quienes haban quedado lisiados. Pero enparte, esta demanda reflejaba tambin que, ante la amenaza que represen-

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    La cada de los precios de las mercancas trastorn an ms los merca-dos internacionales. Desde mediados de la dcada de 1920, los precios delas materias primas haban descendido, en parte como consecuencia de laextensin del rea de produccin durante la primera guerra mundial, y enparte como resultado de intiles planes de manipulacin de precios, comoel plan Stevenson, que tena como objetivo mantener de manera artificialun alto precio para el caucho. Este descenso de los precios hizo que la situa-cin para muchos pases importadores de capital se tornara ms difcil. Sinembargo, desde la perspectiva de los pases industrializados, los resultadosparecieron ser benficos puesto que las materias primas y los alimentos (enese momento, un componente del presupuesto familiar mucho ms im-portante que en la actualidad) se hicieron ms baratos. Teniendo ingresosadicionales disponibles, los consumidores podran comprar nuevos pro-ductos. Tales fueron las estimaciones que sostuvieron el aturdidor brillo dela era del jazz.

    Otra debilidad resida en qne, dnrante la dcada de 1920, todos lospases tendan a responder a sus problemas econmicos mediante medi-das comerciales, como ya haba ocurrido antes de 1914. Con los preciosfluctuando de manera ms dramtica, los resultados fueron mucho msperjndiciales de lo qne haban sdo en el relativamente estable mundo depreguerra. De esta forma, en 1925, cuando finalizaron los lmites impuestos

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  • -72 EUROPA, 1900-1945 LA ECONOMA 73

    taba la propagacin del bolchevismo, se haba empezado a considerar ne-cesario comprar cierta paz social. En Francia, los servicios sociales supo-nan un 4,3 por 100 del gasto del gobierno central en 1912, pero hacia1928 era ya un 21,7 por 100; en Alemania las cifras equivalentes son de un5 por 100 y un 34,2 por 100. En consecuencia, las cifras totales del gastogubernamental aumentaron.

    Las dificultades para exportar hicieron que fuera ms complicada unade las soluciones propias del siglo XIX para el problema del exceso de po-blacin. Ya en 1890, el canciller del Reich alemn, Leo van Caprivi, habadefendido sus intentos de liberalizar la poltica comercial diciendo que laalternativa sera la pauperizacin del pas y elincremento de la emigracin.Debernos exportar: o exportamos nuestras mercancas o exportamos anuestra gente. Tanto en los pases receptores de las masas de inmigrantescomo en algunos delos pases industrializados, restringir el movimiento delas personas fue en este periodo una de las respuestas a las crisis comercia-les y financieras. La ciudadana y la nacionalidad, y los derechos que traancon ellas, se convirtieron entonces en elementos centrales de la discusinpoltica en algunos pases de inmigracin.

    En Australia y Estados Unidos un crecimiento ms bajo y las crisis fi-nancieras de la dcada de 1890 provocaron protestas masivas contra la in-migracin. Australia comenz su estricta poltica de la Australia blanca.Los estadounidenses se quejaron de que los nuevos inmigrantes sustituana los trabajadores calificados nativos. En 1897 el Congreso de Estados Uni-dos discuti la aplicacin de una prueba de lectura a los inmigrantes. Diezaos ms tarde, se cre una comisin encargada de encontrar una manerade restringir la entrada de nuevos inmigrantes, que supuestamente lle-gaban slo por razones econmicas y por corto tiempo.

    Un resentimiento semejante contra los trabajadores inmigrantes ex-tranjeros tambin encontr arraigo en algunos pases europeos. Alemaniaen particular se haba convertido a finales del siglo XIX en un pas de inmi-gracin, con ms de un milln de trabajadores extranjeros, especialmenteen el sector agricola del este y en la minera. Haba una demanda clara: dehecho, el Ministerio de Agricultura de Prusia haba solicitado en 1890 unestudio sobre la viabilidad de emplear a campesinos chinos en Alemania.Sin embargo, simultneamente se intensificaron los esfuerzos para detenereste flujo de inmigrantes durante las dcadas de 1880 y 1890. En 1885, elministro de Interior prusiano, von Puttkamer, haba ordenado la exclu-sin de los temporeros polacos, y despus de 1887 la inmigracin fue ri-gurosamente controlada. El gobernador de Westfalia solicit medidas

    apropiadas para garantizar una drstica reduccin del nmero de po-lacos en el rea industrial westfaliana. Quizs el crtico ms famoso de lasconsecuencias de la poltica laboral que supuso la globalizacin de finalesdel siglo XIX fue Max Weber. ste basaba sus objeciones a la inmigracinen la existencia de diferentes propensiones al consumo: puesto que los tra-bajadores polacos se sentan satisfechos con una alimentacin ms pobre,su empleo seria un peligro para el nivel de vida de pases ms ricos. Hayuna particular situacin de las economas, desorganizadas al estilo capita-lista, en la que la cultura ms elevada no es la que sale victoriosa, sino laque a menudo es derrotada en la lucha por la existencia

    Tras la primera guerra mundial, en muchos pases industrializados deEuropa occdentalla alarma que produca la posibilidad de salir perdien-do en esta lucha darwiniana se exacerb por el miedo al estancamientodemogrfico. Los ndices de natalidad haban cado de forma espectacularen la dcada de 1890 en casi todos los pases. Aparte de Francia, donde estatransicin demogrfica ocurri mucho antes, a comienzos del siglo XIX,el proceso se dio de forma sorprendentemente simultnea en Europa oc-cidental, Norteamrica y algunos estados latinoamericanos (Argentina yUruguay). La mayora de los pases europeos experimentaron un descen-so de la fertilidad marital entre 1890 y 1910: Alemania y Hungria en 1890,Suecia en 1892, Austria en 1908 e Italia en 1911. La primera guerra mun-dial dio un nuevo golpe a la fertilidad (lo que se sumaba a la prdida deuna parte substancial de la poblacin de adultos masculinos en Europa).Al descubrir que hacia la dcada de 1930 los modernos estados demo-crticos ya haban cado de forma significativa por debajo de las tasas dereproduccin neta, muchos observadores creyeron que stos llegaran fi-nalmente a extinguirse. En Francia, los ndices de natalidad haban sidodurante largo tiempo motivo de preocupacin y haban dado lugar a co-mentarios sobre la decadencia o el declive nacional. En la dcada de 1930,el economista Alfred Sauvy demostr que la estructura de edad del pashaca prever que el declive llegara a hacerse ms rpido en un futuro cer-cano y que la poblacin francesa se reduciria en un cuarto entre 1955 y1985. Como reaccin a una preocupacin ampliamente extendida, los go-biernos franceses emprendieron tentativas no muy acertadas para aumen-tar el ndce de natalidad.

    En otros lugares se expresaron inquietudes similares. Ernst Kahn pre-dijo que hacia 1975 la poblacin alemana habra pasado de 65 millones a50 millones de habitantes. En lo que respecta a Inglaterra y Gales, EndCharles elabor un pronstico optimista que demostraba que habra un

  • descenso de 40 millones de habitantes a 38,5 millones para 1975 y a 20 mi-llones para 2035, y un anlisis a partir de bases ms pesimistas que habla-ba de 31,5 millones en 1974 y de 4,4 millones en 2035. Estas interpretacio-nes tuvieron consecuencias polticas en tanto que las propagandas fascista ynazi comenzaron a insistir en la conveniencia de una reserva demogrficasaludable. En 1938, durante unas conferencias en Harvard, el economis-ta progresista sueco Gunnar Myrdal afirm, en vsperas de una nueva gue-rra mundial, que desde mi punto de vista ningn factor (ni siquiera lapaz o la guerra) resulta tan enormemente decisivo para los destinos a lar-go plazo de las democracias como el de la poblacin. La democracia, noslo como sistema poltico sino con todo su contenido de ideales cvicos yde vida humana, debe encontrar solucin a este problema o perecer. Enfebrero de 1937 la Cmara de los Comunes britnica discuti una mocinen la que se afirmaba que esta Cmara opina que la tendencia de la po-blacin a disminuir puede constituir un peligro para el mantenimientodel Imperio Britnico y el bienestar econmico de la nacin.

    A pesar del miedo al descenso de la poblacin, y en respuesta a las pre-ocupaciones por la disolucin tnica, por lo general se restringi la inmi-gracin ms que antes de la guerra. La legislacin ms sorprendente fue laaprobada por Estados Unidos en 1921, la Ley de Emergencia sobre Cuotas,que para fijar el lmite de nuevos inmigrantes segn el pas de origen uti-lizaba como base las proporciones de la poblacin estadounidense en1890, es decir, antes de las grandes oleadas de inmigrantes procedentesde la Europa mediterrnea y oriental. Canad elabor una lista de pasespreferidos (Blgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Holanda, Noruega,Suecia y Suiza), cuyos ciudadanos eran admitidos en iguales trminos quelos de Gran Bretaa, y de pases europeos no preferidos), cuyos habitan-tes slo podan ser admitidos para trabajar como campesinos o criados.Despus de 1930 Sudfrica prcticamente puso fin a la inmigracin decualquiera de los pases no preferidos. Australia negoci lmites a la ex-pedicin de pasaportes a inmigrantes procedentes de Italia y de pases deEuropa oriental.

    El resultado de las nuevas politicas y leyes fue una reduccin especta-cular de la emigracin proveniente de aquellas zonas con altos incremen-tos de poblacin y que haban tenido un importante papel en las estads-ticas de emigracin anteriores a la guerra. La consecuencia fue quegrandes partes del este y del sudeste de Europa y de la Europa mediterr-nea, donde los ndices de natalidad seguan siendo muy altos, intentaronbuscar estrategias alternativas para la utilizacin del exceso de pobla-

    La cada de los mercados de capitaly la Gran Depresin

    cin. El desarrollo de la industria y la bsqueda de mercados de expor-tacin fue uno de esos enfoques. Sin embargo, era necesario abrir los mer-cados de exportacin (cada vez ms amenazada) y, tambin, los mercadosde capital. En Polonia, por ejemplo, el crecimiento de la mano de obra fuetal que para absorberla hubiera sido necesario que el crecimiento del em-pleo industrial se triplicara (alcanzando un ndice anual de al menos un6,6 por 100). Dado el aumento de la productividad, la produccin indus-trial habra tenido que elevarse incluso de forma ms rpida. Pero se tratade metas que son difciles de alcanzar en el mejor de los momentos, y queel clima de entreguerras hacia imposibles debido a la inestabilidad de losmercados de exportacin y de los mercados de capital.

    l75LA ECONOMA

    Qu les ocurri a los mercados de capital? Por qu el renacimiento de laconfianza que se dio durante la dcada de 1920 demostr al final ser tan bre-ve?El patrn oro, que antes de la guerra haba sido la base de polticas mo-netarias y financieras crebles y estables, haba sido abandonado al inicio delas hostilidades, y los siguientes diez aos fueron un perodo de caos mone-tario. Restablecido el patrn oro internacional, se consider que los bancoscentrales independientes eran la clave para la restauracin de la confianza,aunque para ello deban funcionar de una manera absolutamente nueva. Seconsider que su papel era dirigir la poltica monetaria no de acuerdo conlas prioridades internas, sino con los requisitos del sistema internacional.

    Los bancos centrales deban ser creados antes de que los pases estabi-lizaran sus monedas con el oro con el objetivo de preparar el terreno ins-titucional y servir como garanta de confianza al restringir las posibilida-des de la intervencin gubernamental y, en particular, sus intentos decomprar popularidad mediante la monetizacin de las deudas. Las nuevasinstituciones deban ser independientes de los gobiernos. Tal y como sesostuvo en 1920 durante la Conferencia de Bruselas: Los bancos, y en es-pecial los bancos emisores, deben estar libres de toda presin poltica ydeben ser conducidos solamente por posturas financieras prudentes.

    Aunque los nuevos bancos centrales de los aos de entreguerras abar-can aquellos asociados con los programas de estabilizacin monetaria en

    EUROPA, 1900-194574

  • banco central eran condiciones previas para la confianza y los flujos decapital tuvo que enfrentarse con el hecho de que cualquier decisin que elbanco central pudiera tomar sobre los tipos de inters podra acabar sien-do iutil.

    Pero aparte de stas, los bancos centrales tenan pocas armas en su bs-queda de la estabilidad monetaria. En Estados Unidos, Gran Bretaa yJapn, los bancos centrales podan comprometerse en operaciones de mer-cado abierto (la compra o venta de valores del estado con el fin de incre-mentar o reducir, respectivamente, la liquidez del sistema), pero en otros pa-ses los estatutos prohiban tales procedimientos debido al miedo de quepudieran ser utilizados como mecanismo para desencadenar una nueva in-flacin. Incluso en Estados Unidos (donde, se podra haber pensado, existamayor espacio para maniobrar) el sistema de la Reserva Federal fue de he-cho extremadamente cauteloso en su politica de mercado abierto hasta1933;en otras palabras, hasta despus de la catstrofe de la Gran Depresin.

    En Europa central, la manera convencional de contener el desarrollofue mediante el racionamiento del crdito en el banco central. El bancocentral est intentando, en principio, funcionar fijando, no el precio delservicio que ofrece, sino la cantidad del servicio que ofrecer. Pero en rea-lidad, un banco central slo poda cumplir con ello durante perodos deestrechez o de crisis; y por esto, en tanto instituciones, los bancos centra-les de Europa central necesitaban estas crisis para poder controlar el desa-rrollo de sus mercados. De repente, las mismas instituciones que habande frenarlas tenan ms inters en las sacudidas que en la estabilidad.

    No debe sorprender que, durante los aos que siguieron a las primerasestabilizaciones, los encargados de los bancos centrales se volvieran bas-tante pesimistas sobre el nuevo mundo que haban construido. En marzodel ao en el que las exportaciones de capital de Estados Unidos alcanza-ron su nivel ms alto, el presidente del Banco de la Reserva Federal deNueva York, Benjamin Strong, escribi: 1927 va a ser un ao estril ydecepcionante para Europa ... la estabilizacin y la reconstruccin, quehan estado en boga desde que la Sociedad de Naciones trat por primeravez con Austria, estn quedndose pasadas de moda. De hecho, el vigorde los mercados de capital durante la dcada de 1920 paraliz la capacidadde los bancos centrales para actuar. Pero es importante observar que elmalestar no fue el resultado de los movimientos a corto plazo en sentidoestricto (el alcance de semejantes movimientos hacia finales del siglo xxera sin duda mucho ms grande), sino de las reacciones de los mercados alas polticas inadecuadas y a las falsas seales.

    -

    EUROPA, 1900-1945

    Austria, Hungra y Alemania, el principio se extendi por todo el mundo.Donde ya haba bancos centrales, se esperaba que los speros paquetes demedidas destinados a la estabilizacin, a menudo con una divisa sobreva-lorada, produjeran confianza y, con ello, atrajeran capitales extranjeros.Quiz el caso ms destacable fue el de Italia en 1927. Mussolini fij comometa la prestigiosa quota novanta, noventa liras por una libra esterlina,aunque esto supuso un importante coste para los negocios italianos.Como se acostumbraba en la poca, se pudo ayudar a las industrias msafectadas mediante la aplicacin de aranceles proteccionistas y acuerdossobre cuotas (lmites cuantitativos a las importaciones).

    En evidente contraste con el mundo anterior a 1914,los presidentes delos bancos centrales se vean ahora a s mismos como miembros de un cluby establecan relaciones amistosas e ntimas con los dems. Eres un viejoterco y extravagante y al parecer uno de mis deberes es darte sermones devez en cuando, escribi Benjamin Strong, presidente del Banco de la Re-serva Federal de Nueva York,a Montagu Norman, presidente del Banco deInglaterra. En particular Strong, Norman y Schacht, su colega alemn, te-nan actitudes y comportamientos similares.

    Esta armoniosa relacin, construida sobre la base de estrechos vncu-los personales, fue sometida a una gran presin debido a que los exceden-tes de los pagos hechos a Estados Unidos se reciclaban como capitales ex-portados. Gracias a la confianza recin conquistada, y sobre todo alimpacto de los prstamos estadounidenses, la banca comercial se extendicon rapidez fuera de Estados Unidos. En Austria, el total de los depsitosbancarios aument a una tasa anual del 6 por 100 entre 1925 y 1929; paraFrancia, la cifra es del 13 por 100;para los grandes bancos alemanes, del 25por 100; para los principales bancos italianos, del 28 por 100; y para losbancos polacos, del 34 por 100. La rapidez de estos incrementos se puedejuzgar comparndolos con lo ocurrido en Estados Unidos y Gran Bretaa.Durante el mismo perodo, el total de los depsitos bancarios de EstadosUnidos aument a una tasa anual del 3,2 por 100; y en Inglaterra y Galesdel 1,3 por 100.

    Estos incrementos parecan ser expresin de unas finanzas inflaciona-rias, y no podan ser controlados por medios ortodoxos. Si los bancoscentrales hubieran intentado retener el dinero aumentando los tipos deinters (el clsico remedio bajo el patrn oro para la contencin del desa-rrollo acelerado), habran incrementado con ello los incentivos para la en-trada de dinero rpido, con lo cual tambin habran reducido su controlsobre el mercado. La doctrina segn la cual el control y la autonoma del

    LA ECONOMA 77

  • sentido la Depresin fue un producto del desorden de los mercados finan-cieros.

    Fueron los acontecimientos de 1931,cuando el contagio financiero lle-v a todo el continente a la crisis, los que hicieron grande a la Gran De-presin. Alprincipio de Ana Karenina, Len Tolstoi hizo su famosa afirma-cin sobre cmo todas las familias felices se parecen unas a otras, mientrasque cada familia infelizlo esde una manera particular. Acomienzos de 1931,todas las economas de Europa central tenan problemas, pero stos eranbastante especiales.

    Hungra era, por encima de todo, una vctima del colapso mundial delos precios agrcolas, que haban disminuido inicialmente de forma lentaentre 1925 y 1928 para despus desplomarse. La situacin se haba con-vertido en una crisis presupuestaria debido a dos esquemas para estabili-zar el precio del trigo que resultaron muy costosos y, al final, se revelaronintiles: una regulacin de las existencias y un subsidio de precios directo.Amedida que el precio del trigo continuaba cayendo, estas operaciones re-queran mayores subsidios. Los acreedores nacionales y extranjeros -quie-nes en noviembre de 1930todava estaban dispuestos a comprar a un buenprecio deuda hngara a corto plazo- empezaron entonces a preocupar-sepor la capacidaddel gobierno para pagar los intereses de su deuda, ypre-vieron que incumpliria sus obligaciones. Retiraron el dinero de los bancoshngaros, y el pas tuvo un problema bancario. Los retiros involucraroncambios de divisas (los acreedores convirtieron el pengo en moneda ex-tranjera) y de esta forma la crisis amenaz el mantenimiento de su relacincon el patrn oro. Lo que haba comenzado como un problema presu-puestario se transform por s mismo en una crisis bancaria y de monedaextranjera.

    En el caso de Austria la cadena de causas y efectos fue completamentediferente: el banco ms grande del pas, el Creditanstalt, fue incapaz demostrar sus cuentas a tiempo y sus ahorradores fueron presa del pnico.Era evidente que el gobierno no poda permitir que una institucin de se-mejante envergadura quebrara, y el estado tuvo que asumir el coste de surescate. Con cada semana que pasaba, la suma de ese coste aumentaba. Losahorradores, tanto del Creditanstalt como de otros bancos austracos,tambin retiraron su dinero en moneda extranjera, y el Banco Nacionalperdi sus reservas. De esta forma, una crisis bancaria se convirti en unacrisis presupuestaria.

    En Alemania, pocas personas tenan alguna idea de lo perjudiciales queeran en realidad los prstamos de instituciones como el Darmstadter

    EUROPA,190 0-1945

    Antes de la dramtica cada de Wan Street en octubre de 1929, habamuchos problemas econmicos en el mundo. Pases como Australia, de-masiado dependiente de sus exportaciones de lana, o Brasil, que dependacasi exclusivamente de la exportacin de caf, se encontraban en una pro-funda crisis. En Alemania, los indicadores del ciclo de produccin ya ha-ban empezado a dsminur en el otoo de 1927 (la debilidad del merca-do de valores se evidenci incluso antes). No obstante, qu condujo a lacrisis de 1929 en Estados Unidos sigue siendo un tanto misterioso, al me-nos para quienes creen en la racionalidad de los mercados. Qu sabanlos inversores del mercado de valores el jueves negro que no hubieransabido el martes o el mircoles? Haba habido malas noticias desdeprincipios de septiembre, y la evidencia se haba acumulado hasta talpunto que la probabilidad de una futura cada en los precios de las accio-nes produca pnico. Para quienes buscan una explicacin racional delderrumbamiento del mercado de valores, la nica respuesta plausible esque los inversores norteamericanos estaban considerando la posibilidadde que una nueva legislacin,conocida bajo el nombre de Hawleyy Smoot,fuera aplicada. Este proyecto de ley arancelaria haba tenido origen du-rante la campaa presidencial de 1929, cuando Herbert Hoover prometimejorar la situacin de los campesinos estadounidenses (con el derrum-bamiento de los precios agrcolas, se haban convertido en los grandesperdedores en la prosperidad de la era del jazz). Sin embargo, en el cursodel debate parlamentario cada representante intent agregar nuevos ar-tculos (slo en el senado hubo 1.235 enmiendas). El resultado final-unarancel con 21.000 posiciones arancelarias- fue el proteccionismo ex-tremo; an peor, hasta junio de 1930, cuando tuvo lugar la ltima y rei-da votacin, la incertidumbre sobre el futuro de la poltica comercial fuepermanente.

    Pero si la historia de la Depresin no comienza con la cada del merca-do de valores y el arancel Smoot-Hawiey, tampoco termina con ellos.Hubo algunas muestras de recuperacin en 1930:los precios de las accio-nes repuntaron en Estados Unidos, y el bajsimo nivel del mercado hizonuevamente atractivas las inversiones en el extranjero.

    Lo que hizo que la Depresin fuera la Gran Depresin ms que un bre-ve problema del mercado de valores o una crisis para los productores demercancas fue una cadena de enlaces que funcionaba a travs de los mer-cados financieros. La desesperada situacin de los productores de mercan-cas junto con los problemas provocados en Alemania por el pago de lasreparaciones de guerra desencaden una serie de efectos domin. En este

    LA ECONOMA 79

  • Bank. Pero estaba ampliamente extendido el temor a que el debate sobrelas reparaciones pudiera conducir a una crisis cambiaria. La cantidad dedinero retirado debilit a los bancos, y sac a la luz problemas latentes ensus carteras que de otra manera habran podido seguir sin ser expuestos.La debilidad de la posicin cambiada afect a su vez al mercado de capi-tal, de modo que el gobierno no pudo financiar por ms tiempo inclusodficits a corto plazo relativamente pequeos. Esta financiacin haba de-pendido antes de los bancos, pero a medida que stos perdan sus depsi-tos renunciaron a ello. En este caso una crisis cambiara, evaluable en tr-minos de las reservas que perdi el Rechsbank, dio origen a una crisisbancaria y a una crisis presupuestaria.

    Sin embargo, aunque la secuencia de los distintos aspectos de la crisisfue diferente en cada una de las economas de Europa central, sus resulta-dos fueron asombrosamente similares. En cada caso, los movimientos decapital a travs de las fronteras destruyeron un sistema bancario que ya ha-ba sido debilitado por los efectos de las inflaciones de la guerra y la pos-guerra. Y en cada caso, adems, el encadenamiento de los problemas pro-dujo una parlisis poltica. Hace aos, el historiador econmico alemnKnut Borchardt analiz las pocas posibilidades para maniobrar que habaen la poca, y advirti contra el optimismo retrospectivo, que hace que to-dos los problemas parezcan de fcil solucin. La caracterstica ms asom-brosa de la depresin mundial fue la velocidad con que esta parlisis su-per las fronteras nacionales. Un mecanismo de contagio similar pudoobservarse en Latinoamrica.

    Los problemas de los paises deudores dieron lugar a crisis en los pasesacreedores. En Gran Bretaa, no haba problemas importantes con losbancos. Pero muchas casas de inversin padecieron el congelamiento desus crditos en Europa central, y sus inversores temieron una posible in-solvencia. El cierre de los bancos alemanes en julio de 1931 ejerci granpresin sobre la libra esterlina; los rumores de un inminente incumpli-miento de pagos latinoamericano dieron la ltima estocada al patrn oroen Gran Bretaa. El Banco de Inglaterra se neg a utilizar todas las herra-mientas de las que dispona (aumentar los tipos de inters, usar sus reser-vas) para defender la paridad porque tema que al permitir posteriorestransferencias por encima del cambio hara que se vinieran abajo por lomenos los bancos londinenses ms dbiles. La devaluacin estabiliz elsistema financiero britnico gracias a la habilidad con la que fue maneja-da. El que la libra cayera de forma tan brusca cre la expectativa de que,antes que bajar an ms, el siguiente movimiento la llevara a empezar a

    recuperar su valor, con lo cual se impidi que los ahorradores pudierandarse cuenta de sus prdidas. Es importante hacer notar, en particular aaquellos que sugieren que esta solucin habra podido ser apropiada paraEuropa central o Suramrica, que en estos casos habra sido imposible en-contrar una tasa de cambio que hubiera podido elevar las expectativas derecuperacin.

    El pnico britnico tuvo en comn con las anteriores crisis de las na-ciones deudoras un abrupto cambio de las expectativas. Los ahorradores einversores descubrieron que corran el peligro de quedar atrapados en unparticular compromiso, y al ver que la puerta se cerraba, se apresuraron asalir. Una vez que este mecanismo haba funcionado en un pas acreedor,poda aplicarse a otros. Estados Unidos era vulnerable, no porque tuvieraproblemas con su cuenta corriente externa, sino porque resultaba eviden-te que sus bancos eran sensibles a las prdidas en otros lugares del planeta.Los movimientos de capital resultantes, que empezaron de forma bastanterepentina tras la devaluacin de la libra esterlina en septiembre de 1931,modificaron la posibilidad de tomar medidas anticclicas. Antes de sep-tiembre de 1931, el presidente Hoover haba considerado medidas muyamplias para estimular la economa por medio del gasto gubernamental.Pero despus del pnico, durante el cual y como resultado de la experienciade otros pases los dficits gubernamentales pasaron a ser sinnimo de fal-ta de confianza, el presidente comenz a afirmar que era necesario equi-librar el presupuesto. Sorprendentemente, eso fue lo que hizo su oponenteen las elecciones presidenciales de 1932, el demcrata Franklin DelanoRoosevelt, quien convirti la critica del dficit de Hoover en el punto cen-tral de su campaa. Slo se dej de retirar dinero y se acab con los golpesa la confianza cuando Roosevelt, tras ver fracasar todas las dems alterna-tivas, abandon el patrn oro el 20 de abril de 1933, y anunci despus (eltres de julio) que no tena ninguna intencin de estabilizar elvalor externodel dlar puesto que todo lo que importaba a los estadounidenses era el va-lor interno de su moneda, su poder adquisitivo. Una vez ms, el dlar cayde forma brusca, lo que aliment la creencia de que podra estabilizarseo, incluso, recuperarse. La crisis continu entonces en los pases que man-tenan el patrn oro -Blgica, Francia, Holanda y Suiza- hasta que, fi-nalmente, tambin ellos llegaron ala conclusin de que el abandono del r-gimen de paridad era la nica manera de terminar con las continuaspresiones al presupuesto y los pnicos bancarios.

    El desempleo se convirti en el azote de la poca; en 1932, en elpuntoms alto de la crisis, se registraron ms de seis millones de parados en Ale-

    80 EUROPA,19 0 0-1945 LA ECONOMA 81

  • estructuras bancarias son vulnerables a los golpes deflacionarios. En segun-do lugar, los mecanismos de contagio financiero transmiten la debilidad deestos pases a pases acreedores con sistemas bancarios slidos. En tercer lu-gar, el mecanismo de transmisin ms obvio fue el compromiso con unatasa de cambio fija. Tan pronto como Gran Bretaa o Estados Unidos, Bl-gica o Suiza, abandonaron su relacin con elpatrn oro, sin modificar la or-todoxia fiscal, desaparecieron las amenazas al sistema bancario, uno de losprimeros mecanismos de transmisin de la crisis econmica.

    Sin embargo, la mayora de los contemporneos sacaron una leccinmucho ms simple y mucho ms cargada de ideologa: en primer lugar,que el orden internacional haba fracasado; en segundo lugar, que la nter-nacionalizacin era el resultado de los mecanismos del mercado y que eranecesario y saludable reemplazarlos para concentrarse en el ordenamien-to y la planificacin internos.

    Nacionalismo econmico: cuotas y aranceles

    LA ECONOMA

    abril

    EUROPA, 1900-194582

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    octubre

    GRFICO 2.3. La contraccin de la espiral del comercio mundial entre enerode 1929 y marzo de 1933: total de las importaciones de 75 pases(valores mensuales en trminos de viejos dlares oro americanos [millones]).Fuente: Charles Kindleberger, The World in Depression 1929-1939 (Berkeley, 1986).

    mana yms de doce millones en Estados Unidos. Pero nadie -al menos enel estamento poltico tradicional- pareci capaz de proporcionar, comomnimo, la esperanza de una solucin social aceptable. El primer ministrobritnico, Ramsay MacDonald, capt el clima de pasividad e inaccin pol-tica de estos aos cuando en la Navidad de 1929, apenas iniciada la Depre-sin, hizo la siguiente observacin en su diario: El desempleo nos descon-cierta. El simple hecho es que nuestra poblacin es demasiado grande paranuestro comercio.... Estoy sentado, solo y en silencio, en mi habitacin enDowning Street. La copa ha sido puesta en mis labios, y est vaca.

    Es posible sacar algunas lecciones generales de la experiencia de la De-presin. En primer lugar, los pases con grandes deudas exteriores y dbiles

    Los componentes del nuevo nacionalismo econmico incluyeron todos loselementos que antes haban sido centrales para la economa mundial inte-grada: controles sobre el comercio, sobre el movimiento de las personas ysobre el capital. Ahora todo deba ser nacional: el trabajo, los bienes, el ca-pital. Iohn Maynard Keynes describi de manera brillante esta tendencia ensu ensayo de 1933, La autosuficiencia nacional. Por un tiempo, y al me-nos mientras dure esta etapa transitoria yexperimental, deseamos, sostie-ne Keynes, ser nuestros propios amos yser tan libres como podamos de lainterferencia del mundo exterior.

    De los mecanismos para el manejo del comercio en la dcada de 1930,el ms famoso fue el conocido como schachtanismo, concepto que pro-viene del presidente del Reichsbank en la dcada de 1920, nombrado nue-vamente por Hitler en 1933 y a quien al ao siguiente le sera confiadotambin el Ministerio de Economa. El schachtianismo implic una res-triccin y una bilateralizacin del comercio. De hecho, la bilateralizacindel comercio haba comenzado antes del nombramiento de Hitler comocanciller alemn en enero de 1933: se trataba de una respuesta a la crisisfinanciera de 1931, y Alemania haba cerrado ya seis tratados bilateralescon los pases del sureste de Europa en 1932. Schacht simplemente ampliestas medidas, y desarroll un completo sistema de control comercial (el

  • EUROPA,1900-1945

    Flan Nuevo de 1934). Tales operaciones tendieron a disminuir el co-mercio. Dado que en un mundo multilateral pocos pases tienen balanzascomerciales equilibradas con cada una de las naciones con las que tratan(sino que, por el contrario, tienen excedentes y dficits que se correspon-den con relaciones comerciales con otros pases), el intentar equilibrarcada balanza comercial bilateral redujo el volumen total del comercio.

    Los encargados de la elaboracin de las polticas en Alemania tambinsuscribieron una idea que era corriente en las discusiones econmicas dela poca. Muchos analistas contemporneos, entre otros Keynes y WernerSombart, esperaban que la participacin en el comercio internacional en-trara en una fase de declive secular a medida que se industrializaran lospases que antes eran agrcolas y productores de materias primas. La divi-sin internacional del trabajo disminuira cuando muchas zonas dejarana:rs su dependencia de las exportaciones de materias primas, y esto ero-

    ~lOnara la preeminencia de los pases industrializados. Hitler adopt estaIdea: en 1933, coment que si estas exportaciones de medios de produc-cin continuaran de forma indefinida, sera simplemente el final del pre-rrequisito vital de la industria europea. Por lo tanto, es necesario un acuer-do internacional que limite la exportacin de medios de produccin.

    La contribucin de los nazis a esta doctrina fue la introduccin de unimportante elemento poltico en las relaciones comerciales: al ofrecer a al-gunos productores del centro-sur de Europa un acceso favorable a los~ercados alemanes, Schacht facilit la creacin de una dependencia pol-uca que arrastr a estos estados a la rbita alemana.

    Francia y Gran Bretaa desarrollaron modelos de proteccin arancela-ria que favorecan a sus posesiones coloniales (

  • nes y trabajadores alcanzaron un acuerdo en 1937, despus de que la deva-luacin del franco de 1936 hubiera acabado con las limitaciones que anteshaban hecho imposible la expansin fiscal. En Francia, durante el gobier-no del Frente Popular, los acuerdos de Matignon introdujeron mejorassubstanciales para los trabajadores franceses (semana laboral de cuarentahoras, vacaciones pagadas, convenios colectivos e incrementos salariales dehasta un 15 por lOO), pero hicieron poco para crear la solidaridad yestabi-lidad sociales que medidas similares haban producido en Suecia o Suiza.

    Estos modestos xitos de consenso poltico y expansin fiscal fueroneclipsados por el desempeo econmico de dos dictaduras que se propu-sieron de forma ms explcita la movilizacin del trabajo nacional. ParaAlemania, la batalla del trabajo tambin asumi la forma de grandesproyectos de ingeniera civil, como la construccin de carreteras divididas(Autobahnen), grandes presas, edificios del partido y de prestigio. Pero elpropsito de las polticas de recuperacin estuvo cada vez ms subordina-do al rearme y a los objetivos militares. Estar preparados para la guerra fueuna meta explicita del Plan Cuatrienal lanzado en 1936.

    El ttulo del proyecto econmico alemn deja claro hasta qu punto losalemanes, y otros, estaban impresionados por la envergadura y el xito dela campaa de industrializacin sovitica, iniciada por el primer PlanQuinquenal (1928-1932). En 1921, Lenin haba dado marcha atrs al co-munismo de guerra y durante ocho aos el estado sovitico haba tenidouna economa mixta bajo lo que llegara a ser ampliamente conocidocomo la NPE (Nueva Poltica Econmica). Muchas empresas de pequeay mediana escala fueron desnacionalizadas, y la agricultura qued en ma-nos del sector privado. Los resultados haban sido decepcionantes; los ni-veles de inversin, por ejemplo, fueron muy bajos y la escasez de alimen-tos en las ciudades aument, ya que los campesinos cultivadores no sabansi deban o no hacer circular sus productos en los mercados. El propsitode los planificadores era escapar de este callejn sin salida mediante un altonivel de inversin en la industria de bienes de capital, que permitieran unaposterior (pospuesta) expansin del consumo. Haba proyectos grandes yde prestigio, como la presa en el Dniper o los enteros complejos industria-les nuevos, como el de Magnitogorsk (Montaa Magntica) en los Urales.De esta manera, la Unin Sovitica procur cumplir con el objetivo funda-mental de todo el programa: alcanzar al capitalismo y luego superarlo.

    La planificacin de la dcada de 1930 no era muy cientfica, y en granparte confiaba en descubrir obstculos en la produccin que despus pu-dieran ser resueltos mediante mtodos ms o menos radicales. La particu-

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    brutalidad con que se desarroll elprimer Plan Quinquenal se debicampaa para colectivizar la agricultura que se puso en prctica de

    simultnea. Millones de campesinos abandonaron sus granjas yesto hizo que la industria sovitica se encontrara, no con insuficientes tra-baja

  • que el sistema se hubo derrumbado en 1914 y despus de que los gobier-nos tuvieran que hacer frente a las insuperables dificultades de la poca dela posguerra, los movimientos a corto plazo comenzaron a seguir una es-trategia de entradas y salidas rpidas.

    El resultado lgico de dar tanta importancia a un objetivo econmicodifcil fue que el especulador se convirti en un enemigo de la nacin. Enalgunas ocasiones, los ataques a esta figura estaban relacionados con con-flictos de clase: en Francia) la izquierda atac a las deux cent familles quefrustraron en 1924 las reformas emprendidas por el gobierno de centro-izquierda (el llamado Cartel des gauches). El Partido Laborista britnicocrey que haba sido debilitado por una conspiracin de los banqueros.Otras veces las objeciones se basaron en argumentos raciales: se identifica los especuladores con los cosmopolitas, los judos o los extranjeros. Losestereotipos y el comportamiento de las minoras vulnerables se reforza-ron mutuamente. Enfrentados al aumento del antisemitismo, los judosintentaron sacar su capital de muchos pases centroeuropeos; y como es-taban en contra de la nueva legislacin para el control de la especulacin,reforzaron el estereotipo del especulador judo (en 1937 en Ilungra, unao antes de la introduccin de leyes antisemitas, los judos cometieron112 de un total de 187 delitos monetarios).

    Tras el estallido de las principales crisis financieras de 1931, los bancoscentrales se transformaron una vez ms: no siendo ya los apstoles del in-ternacionalismo, se aseguraron una raison d'tre felizmente burocrticacomo los encargados de poner en prctica y supervisar los cada vez mscomplejos modelos de control cambiario. Una modificacin de cientoochenta grados en el pensamiento econmico facilit el que asumieraneste papel, y esto no ocurri slo en Alemania -donde la autarqua seconvirti en la directriz para la elaboracin de polticas- sino en casi to-dos los dems pases.

    En general, el colapso de la economa conllev en esta ocasin un ale-jamiento del mercado. Incluso analistas moderados y pragmticos comoel director de la Seccin Econmica y Financiera de la Sociedad de Nacio-nes, sir Arthur Salter, crean que el futuro resida en la regulacin y el con-trol. En 1931 la Iglesia Catlica busc proponer una tercera va entre ca-pitalismo y socialismo en la encclica Quadragesima Anna. El aumento dela regulacin y la planificacin animaron a los que consideraban que lafuncin del estado era exteriorizar los costes del ajuste econmico, esdecir, imponer esos costes a quienes se encontraban fuera de la comuni-dad nacional. El deber del estado consista en proteger a sus ciudadanos,

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    y garantizar que los habitantes de otras comunidades nacionales sufrier~ntanto como fuera posible. Resulta evidente que esto era todo lo contranode la tradicin del liberalismo econmico clsico, en el cual hay siemprebeneficios comunes.

    El alejarse del mercado y optar por los controles fue tambin una. vahacia la dictadura poltica. Los ejemplos ms obvios son los de RUSia yAlemania. Pero la idea de que la democracia haba sido incapaz de satisfa-cer las necesidades sociales bsicas era ampliamente compartida por mu-chos demcratas. Tal es el caso de Andr Gide, que en febrero de 1940apuntaba en su diario: Debernos estar preparados para el hech? de que d~pus de la guerra, incluso si somos los vencedores, el caos sera tal que solouna firme dictadura podr sacarnos del pantano.

    Durante estos aos, se crea que elestado-nacin y sus mecanismos decontrol eran una garanta contra las amenazas de la economa mundial.No obstante, la proteccin lleg a ser ms peligrosa y destructiva que laamenaza.

    La guerra y la planificacinde un mundo mejorDurante la segunda guerra mundial, apareci una nueva filosofa. nica-mente el internacionalismo econmico poda proporcionar un remediocontra el mundo del nacionalismo poltico y la guerra. Incluso los alema-nes comenzaron a hablar sobre la restauracin de un sistema multilateralde pagos sobre una base europea, en lugar del bilateralismo de la dcada ~e1930. Pero tales planes -anunciados de forma grandilocuente por el rm-nistro de Economa Walther Funk en el verano de 1940, cuando los ejrci-tos alemanes parecan triunfar en todas partes- eran poco ms que pro-paganda, puesto que en las circunstancias de la guerra mundial Alemaniano podra sobrevivir sin los crditos implicados en las cuentas de com-pensacin bilaterales.

    La trayectoria de las creencias alternativas sobre la economa y su ad-ministracin se puede contemplar a travs de los ojos del economista msimportante de la poca, Keynes. Gran internacionalista, Keynes haba es-tallado de rabia por la forma en que se hicieron los acuerdos de paz al fi-nal de la primera guerra mundial, para luego dar un giro hacia el naciona-

  • lismo econmico en la dcada de 1930 (dado qnela interconexin mundialhaba fracasado de forma tan clara), y sin embargo, ahora cambiaba nueva-mente de direccin y viraba hacia el internacionalismo econmico. El go-bierno britnico le pidi que formulara el plan para un nuevo orden eco-nmico internacional en respuesta a la campaa de Funk en 1940. Keynestenia claro que fuera cual fuera su respuesta, sta no podra ser simplemen-te. un retorno al viejo liberalismo econmico del siglo XIX (el llamadomanchesterismo). Por otra parte, el nuevo orden requerira cierta canti-dad de cooperacin internacional.

    La mayor parte de estas discusiones se centraron en cmo evitar elschachtianismo en el mundo de la posguerra, y en cmo podia crearseun orden comercial liberal. Las suspicacias frente a los movimientos de ca-pital internacionales eran tales que incluso los fabricantes del orden econ-mico de la posguerra, reunidos en el hotel Mount Washington en BrettonWoods, New Hampshire, en julio de 1944, crean que era poco probableque se reanudaran los flujos de capital y que al ser intrnsecamente desesta-bilizadores deban ser regulados y controlados.

    El acuerdo liberal de la posguerra es impensable sin la enorme prepon-derancia de Estados Unidos. La guerra mundial no simplemente permiti larecuperacin econmica del pas tras la Gran Depresin, sino que tambinle proporcion un grado absolutamente nico de preeminencia econmi-ca. Hacia 1945, Estados Unidos produca ms de la mitad de los productosmanufacturados del mundo, tena las tecnologas ms productivas y re-presentaba cuatro quintas partes de las exportaciones mundiales de pro-ductos manufacturados. Cuando los encargados de disear la poltica nor-teamericana expusieron, con una claridad sin precedentes, su idea de unaeconoma mundial interconectada, tambin hablaban desde una posicinde muchsima fuerza. Dirigindose a la conferencia de BrettonWoods, el se-cretario del Tesoro Henry Morgenthau afirm: Espero que esta conferen-cia centre su atencin en dos axiomas econmicos elementales. El primerode ellos es el siguiente: la prosperidad no tiene lmites fijos. No es una sus-tancia finita que disminuya al ser dividida. Por el contrario, cuanto ms dis-fruten de ella otras naciones, tanto ms disfrutar de ella cada nacin ... Elsegundo axioma es un corolario del primero. La prosperidad, como la paz,es indivisible. No podemos permitirnos esparcirla por aqu y por all entrelos afortunados o disfrutarla a expensas de otros.

    En 1945, la Europa continental estaba destruida fsica y politcamente.Dejando de lado los pases neutrales, Suiza y Suecia (dos pases que habanparticipado de alguna manera en la economa de guerra nazi), todos los

    dems estados haban tenido que hacer frente a la invasin y a la derrotamilitar. Buena parte de la historia de la recuperacin europea despus de1945, as como de la integracin europea, est relacionada con la importa-cin de las ideas, la tecnologa y el capital estadounidenses. De este modose reconstruy el mundo globalmente integrado que exista antes de laGran Guerra y la Gran Depresin: pieza a pieza. Pero eso, como se sueledecir, es otra historia.

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