NARRATIVA:

Me llamo Jacinto Pat, fui líder iniciador de la revuelta “Guerra de Castas” en contra de los blancos, junto con Cecilio Chí. Nací en Cozumel, pero ante la llegada de los blancos a la isla, emigré a tierra firme al poblado de Tihosuco donde fui nombrado Halach uinic, toda la gente me llamaba Tatich. Siempre fue de mi agrado compartir con el pueblo los productos y ganancias de mis tierras. Dicen que era vanidoso, pero eso si, nunca fui egoísta. En mis horas de descanso leía libros que hablaban acerca de la historia de Yucatán, leía mucho y tenía la habilidad de aprenderme de memoria pasajes de los escritos. Admiraba a los héroes mayas que se habían opuesto al genocidio maya. Para mí el dinero no tenía valor, solo lo usaba como un medio para lograr obtener lo necesario, no estaba obsesionado por él y lo gastaba con facilidad. No tenía la fiebre y enfermedad de acumular tesoros. Es más, dicen por ahí que la riqueza pone agrio al espíritu. En mis parcelas solo sembraba lo necesario para el sustento de mi familia y la gente a mi servicio.

Siempre sentí desprecio por los mercaderes y traficantes, siempre conspiré contra la invasión del opresor, un día el ejército del gobierno de Yucatán, ingresó en Tepich buscando a mis cómplices, quemando sus casas y castigando severamente a mi pueblo, esto fue lo que mas me movió a entrar en acción.

A lo largo de la lucha que se libró por mas de cincuenta años, que por cierto no alcancé a ver el final, mis compañeros líderes indígenas y seguidores fueron

desacreditados por los blancos, quienes los presentaban como sanguinarios, sádicos, enemigos del progreso y la cultura.

En este largo camino de lucha social, desafortunadamente con mi gran amigo y aliado Cecilio Chí, tuve marcadas diferencias, ya que él priorizaba la guerra y exterminación del blanco, mientras que mi forma de pensar era contraria, yo veía la negociación política como una manera de evitar más muertes y de restablecer la nación maya en nuestro territorio y con gobierno propio. Pero eso sí, una cosa nos unió fuertemente: éramos orgullosos de nuestro origen maya y a toda costa queríamos librar a nuestro pueblo de la miseria y la explotación que trataban de imponernos los criollos.

En 1849 fui calumniado y acusado de estar quedándome con los botines de guerra y de imponer tributos a mis compañeros mayas, fui cobardemente asesinado en Holchénen el actual municipio de Tekit, en Yucatán. Años después como reconocimiento a mi causa justa, soy declarado por el gobierno como “El Gran Cacique de Yucatán”. A todo los mexicanos que siguieron mi trayectoria y estudiaron las causas y consecuencias de esta lucha, dejo mi legado: Dignificar a la gran cultura maya, demostrando que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos ante la nación.

PREGUNTAS:

¿Por qué te interesó narrar tal personaje, situación o aspecto del tema investigado?

Soy maestro de sexto grado y tengo una licenciatura en C.S., siempre he sido amante de la historia de nuestro México, sobre todo en los temas de la época prehispánica, de la conquista, la independencia y la revolución; pero hay algo que me apasiona más: la cultura Maya desde su aparición hasta nuestros días. El tema que escogí en “La situación-problema” fue la Guerra de Castas en la cual lideró un personaje: JACINTO PAT, la cual admiro por su fortaleza de defender hasta con su sangre la dignidad del pueblo maya en contra del opresor blanco que esclavizó a su gente haciéndolos trabajar sus propias tierras en su beneficio.

¿De qué manera integraste la información reunida en tu narración?

Esta información la integré gracias a una canción que escuché llamada MALDICIÓN DE MALINCHE escrita por el compositor mexicano Gabino Palomares (buscarla en

YuoTube, se las recomiendo) esta melodía me motivó a investigar en libros, artículos e internet y parte de mi ingenio para redactar aspectos de la vida de mi personaje JACINTO PAT, líder del movimiento “Guerra de Castas” en la Península de Yucatán.