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IX Congreso extraordinario del PC(b)R Lenin

1920 Nota de EHK sobre la conversión a libro digital para facilitar su estudio. En el lateral de la izquierda aparecerán los números de las páginas que se corresponde con las del libro original OBRAS COMPLETAS tomo XXXIII, págs. 23-73 editorial AKAL. El corte de página no es exacto, porque no hemos querido cortar ni palabras ni frases, es simplemente una referencia. Este trabajo ha sido convertido a libro digital para uso interno y para el estudio e investigación del pensamiento marxista. Euskal Herriko Komunistak http://www.ehk.eus http://www.abertzalekomunista.net Versión de Editorial Cartago Cubierta de César Bobis AKAL EDITOR, 1978 Ediciones de Cultura Popular, 1978 Lorenza Corres, 13 – Madrid-20 Teléfs. 450 02 17 – 450 02 87 I.S.B.N. Obras Completas. 84-336-0071-0 I.S.B.N. Tomo XXXI: 84-7339-393-7 Depósito legal: M-39884-1974 Impreso en España – Printed in Spain Imprime: Gráficas Elica. Boyer, 5 – Madrid-32

INDICE 23 IX CONGRESO DEL PC(b)R. 29 de marzo de 1920 27 1. Discurso de apertura del Congreso. 29 de marzo 28 2. Informe del Comité Central. 29 de marzo 47 3. Palabras finales para el Informe del Comité Central. 30 de marzo 56 4. Discurso sobre la construcción económica. 31 de marzo 63 5. Discurso sobre la cooperación. 3 de abril 67 6. Discurso de clausura del Congreso. 5 de abril

Publicado: el discurso de apertura del Congreso (como breve comunicado de prensa), el 30 de marzo de 1920, en Pravda, núm. 69 y en Izvestia del CEC de toda Rusia, núm. 69; el informe del Comité Central, el 30 y 31 de marzo en Pravda, núms. 69 y 70; las palabras finales para el informe del CC (como breve comunicado de prensa), el 1 de abril, en Pravda, núm. 71; el discurso sobre la cooperación (como breve comunicado de prensa), el 4 de abril en Pravda, núm. 74; el discurso de clausura del Congreso (como comunicado de prensa), el 6 de abril, en Pravda, núm. 75, y en Izvestia del CEC de toda Rusia, núm. 75.

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Publicado en 1920 en el libro IX Congreso del Partido Comunista de Rusia. Versión taquigráfica, Moscú, 1920.

El discurso de clausura para el informe del CC se publicó íntegramente por primera vez en 1960, en el libreo IX Congreso del PC(b)R, en marzo-abril 1920. Acta.

Se publica de acuerdo con el texto del libro, cotejado con la versión taquigráfica.

Primera página de la ficha personal del delegado al IX Congreso del PC(b)R llenada por Lenin el 29 de marzo de 1920.

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1. Discurso de apertura del Congreso.

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1. DISCURSO DE APERTURA DEL CONGRESO 29 DE MARZO

Permítanme, ante todo, saludar en nombre del CC del PCR a los delegados al Congreso del partido.

Camaradas, inauguramos el Congreso ordinario del partido en momentos de suma importancia. El desarrollo interno de nuestra revolución ha conducido a muy grandes y rápidas victorias sobre el enemigo en la guerra civil y, en virtud de la situación internacional, esas victorias resultaron ser nada menos que la victoria de la revolución soviética en el primer país que realizó esta revolución —en un país muy débil y atrasado—, la victoria sobre las fuerzas coaligadas del capitalismo y el imperialismo mundial. Y después de estas victorias podemos pasar con tranquilidad y firme seguridad a las tareas inmediatas de la construcción económica pacífica, confiando en que el presente Congreso hará un análisis de la experiencia de más de dos años de actividad soviética, y sabrá aprovechar las enseñanzas adquiridas para resolver la tarea más difícil y compleja de la construcción soviética, que ahora se nos plantea. Desde el punto de vista internacional nunca hemos tenido una situación tan favorable como ahora, y lo que nos llena especialmente de alegría y entusiasmo son las noticias que recibimos de Alemania cada día, que demuestran que por difícil y doloroso que sea el nacimiento de la revolución socialista, el poder proletario soviético crece irresistiblemente en Alemania. La kornilovada alemana desempeñó en ese país el mismo papel que en Rusia. Después de la kornilovada se inició un viraje hacia el poder obrero, no sólo entre las masas obreras urbanas, sino también entre el proletariado rural de Alemania; y este viraje tiene una importancia histórica mundial. No sólo es la más absoluta confirmación de la validez de la línea, sino que nos da la seguridad de que no está lejano el día en que habremos de marchar codo con codo con un gobierno soviético alemán. (Aplausos.)

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Declaro inaugurado el Congreso y pido que se proceda a la elección de la presidencia.

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2. Informe del Comité Central

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2. INFORME DEL COMITÉ CENTRAL 29 DE MARZO

Camaradas, antes de comenzar el informe debo decir que este Congreso, como el anterior, ha sido dividido en dos partes: en una parte política y en otra de organización. Ante todo, esta división hace pensar en cómo se ha ordenado la labor del CC en su aspecto exterior, el aspecto de organización. Nuestro partido acaba de pasar su primer año sin I. M. Sverdlov, y esta pérdida no podía dejar de repercutir en toda la organización del CC. Nadie como el camarada Sverdlov sabía conjugar el trabajo político con el de organización, y nosotros nos hemos visto obligados a tratar de sustituir su trabajo por el de un cuerpo colegiado.

La labor diaria y corriente del CC durante el año del que rendimos cuenta ha sido realizada por dos cuerpos colegiados elegidos en la reunión plenaria del CC: el Buró de Organización del CC y el Buró Político del CC1; por supuesto, para lograr la coordinación y coherencia de las resoluciones de ambos organismos, el secretario formaba parte de los dos Burós. El resultado fue que la verdadera tarea principal del Buró de Organización consistió en distribuir las fuerzas del partido, y la del Buró Político fue la dé tratar los problemas políticos. Se comprende que esta división es hasta cierto punto artificial; es evidente que no es posible realizar ninguna política sin expresarla en designaciones y traslados. Por consiguiente, todo problema de organización adquiere una significación política, y entre nosotros se ha establecido la práctica de que la solicitud de un solo miembro del CC es suficiente para que cualquier problema, por una u otra razón, sea considerado como un problema político. Resultaría poco conveniente intentar delimitar de otro modo las funciones del CC y, en la práctica sería difícil conseguir ese objetivo.

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Este método de llevar los asuntos ha dado resultados extraordinariamente favorables; no se ha registrado ningún caso en que hayan surgido dificultades entre uno y otro Buró. En general, la labor de ambos organismos se ha desarrollado en buena armonía, y la aplicación práctica de los acuerdos ha sido facilitada por la presencia del secretario, bien entendido que este último cumplía íntegra y exclusivamente la voluntad del CC. Para descartar todo malentendido, es preciso subrayar desde el comienzo mismo que el secretario del CC del partido ponía en práctica sólo las resoluciones colectivas del CC, aprobadas en el Buró de Organización, en el Buró Político, o bien en el Pleno del CC. De otra manera, la labor del CC no habría podido ser realizada con acierto.

Después de estas breves observaciones sobre la distribución interna del trabajo del CC voy a pasar a mi tarea, al informe del CC. Presentar un informe sobre la labor política del CC es una tarea muy difícil, si la concebimos en el sentido literal del término. Una gran parte de la labor del Buró Político se ha reducido durante este año a resolver en la forma corriente los diversos problemas que han surgido en relación

1 El Buró Político y el Buró de Organización del CC del PC(b)R, fueron creados como organismos permanentes el 25 de marzo de 1919 en la primera reunión plenaria del Comité Central elegido por el VIII Congreso del partido, de acuerdo con la resolución del Congreso sobre el problema de organización. (Ed.)

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2. Informe del Comité Central

con la política, las cuestiones de la coordinación de la actividad de todas las instituciones soviéticas y del partido, de todas las organizaciones de la clase obrera, de la coordinación y el esfuerzo por encauzar la labor de toda la República Soviética. El Buró Político aprobó resoluciones acerca de todos los problemas de política exterior e interna. Por supuesto, es imposible tratar de enumerar estos problemas, aunque sea en forma aproximada. En el material impreso preparado por el CC para este Congreso encontrarán ustedes los elementos necesarios para un resumen general.2 Tratar de repetir este resumen en el informe sería algo superior a mis fuerzas, y me parece que no sería interesante para los delegados.

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Cada uno de nosotros, por el hecho de trabajar en una u otra organización soviética o del partido, sigue diariamente la extraordinaria sucesión de problemas políticos exteriores e internos. La solución de estos problemas, tal como quedó expresada en los decretos del poder soviético y en la actividad de las organizaciones del partido en cada viraje, es por sí misma una evaluación del CC del partido. Hay que decir que fue tal el número de problemas planteados, que con frecuencia hubo que resolverlos con extraordinaria urgencia, y la labor pudo realizarse sólo porque los miembros del cuerpo colegiado se conocían muy bien entre sí, conocían todos los matices de opinión y había entre ellos confianza mutua. De otro modo habría excedido las fuerzas de un cuerpo colegiado tres veces más numeroso. A menudo fue necesario resolver problemas complejos remplazando las reuniones por conversaciones telefónicas. Se hacía esto en la plena seguridad de que ninguno de los problemas complicados o discutibles sería pasado por alto. Ahora que debo presentar un informe general, en vez de pasar revista cronológica a los asuntos y agruparlos por temas, me permitiré examinar los puntos principales, esenciales, los que, además, vinculan la experiencia de ayer, o mejor dicho, la experiencia del año trascurrido con las tareas que se nos plantean hoy.

No ha llegado todavía el momento de escribir la historia del poder soviético. Y aunque hubiese llegado, nosotros —lo digo por mí, y creo que también por el CC— no nos proponemos ser historiadores; nos interesa el presente y el futuro. Tomamos el año del que rendimos cuenta, como material, como lección, como escalón para dar el paso siguiente. Desde este punto de vista la labor del CC se divide en dos grandes ramas: la labor relacionada con los problemas militares y que determinan la situación internacional de la República, y la de orden interno, la de la construcción económica pacífica, que empezó a ocupar el primer plano tal vez sólo desde fines del año pasado o principios del corriente, al quedar completamente en claro que habíamos obtenido una victoria decisiva en los frentes decisivos de la guerra civil.

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En la primavera del año pasado nuestra situación militar era muy difícil; como ustedes recordarán, sufrimos no pocas derrotas, nuevas y formidables ofensivas de la contrarrevolución y la Entente, ofensivas que no esperábamos ni podíamos prever.

2 Se refiere a los informes del CC y de sus secciones, publicados en marzo de 1920, antes del IX Congreso del PC(b)R, en Izvestia del CC del PC(b)R. En el núm. 16, del 28 de marzo, aparecieron el "Informe político del CC" y el "Informe de la sección de finanzas del CC". El núm. 15, del 24 de marzo, fue dedicado totalmente a los informes de las secciones del Comité Central y se publicaron los informes: de estadística e información para el período comprendido entre el 18 de abril de 1919 y el 1 de marzo de 1920; de organización e instrucción, de distribución y registro; el "Informe del CC de la UJC de Rusia", el trabajo en el campo y materiales "Del balance de la edición de los periódicos Pravda y Bednotá". En el núm. 14, del 12 de marzo, se publicó el "Informe sobre la actividad de la sección del CC para el trabajo entre las mujeres". (Ed.)

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2. Informe del Comité Central

Por eso es totalmente natural que durante la mayor parte de ese período nos hayamos dedicado a los problemas militares, a los problemas de la guerra civil, que parecían insolubles a los cobardes, para no hablar ya de los partidos de los mencheviques, eseristas y otros demócratas pequeñoburgueses, y de todos los elementos intermedios. Esto les hizo afirmar sinceramente que esos problemas no podían ser resueltos, que Rusia era un país atrasado y debilitado, que no podría vencer al régimen capitalista de todo el mundo, puesto que la revolución demoraba en producirse en occidente. Por ello, manteniéndonos en nuestras posiciones, tuvimos que declarar con absoluta firmeza y convicción que venceríamos, tuvimos que aplicar las consignas: "¡Todo para la victoria!", y "¡Todo para la guerra!"

Para realizar estas consignas fue necesario dejar de satisfacer, deliberada y abiertamente, una serie de necesidades vitales, y con frecuencia negar ayuda a mucha gente, pues estábamos convencidos de que debíamos concentrar todas las fuerzas y vencer en la guerra que nos había impuesto la Entente. Y sólo debido a que el partido permanecía alerta, debido a que mantenía la más rigurosa disciplina, debido a que la autoridad del partido unía a todas las instituciones y departamentos gubernamentales, debido a que decenas, centenares, millares y, en último término millones de personas, adoptaron como un solo hombre la consigna lanzada por el CC; sólo debido a que se hicieron sacrificios inauditos; sólo debido a todo esto fue posible el milagro que se produjo. Sólo debido a todo esto pudimos derrotar las reiteradas campañas de los imperialistas de la Entente y de los imperialistas de todo el mundo. Naturalmente, no sólo subrayamos este aspecto de la cuestión, sino que debemos tener presente que esto nos enseña que sin disciplina y sin centralización nunca hubiéramos podido llevar a cabo esta tarea. Los increíbles sacrificios que hemos hecho para salvar al país de la contrarrevolución, para que la revolución rusa triunfara sobre Denikin, Iudénich y Kolchak, son una garantía para la revolución social mundial. Para lograr esto se necesitaba la disciplina del partido, la centralización más rigurosa, la seguridad absoluta de que los sacrificios indecibles de decenas y centenares de miles de hombres nos ayudarían a realizar todas esas tareas, de que esto, en efecto, podía ser llevado a cabo, podía ser cumplido. Pero para eso era necesario que nuestro partido y la clase que ejerce la dictadura, la clase obrera, sirviesen como elementos unificadores de millones y millones de trabajadores, tanto en Rusia como en todo el mundo.

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Si pensamos en cuál fue, después de todo, la causa más profunda que determinó que se produjese este milagro histórico —la victoria de un país débil, extenuado, atrasado, sobre los países más poderosos del mundo—, veremos que se trata de una centralización, disciplina y abnegación jamás vistas. ¿Sobre qué base? Millones de trabajadores, en un país de los menos educados, pudieron llegar a esta organización, a esta disciplina y a esta centralización, sólo porque los obreros pasaron por la escuela del capitalismo y fueron unidos por el capitalismo, porque el proletariado de todos los países avanzados se unió, tanto más cuanto más avanzado era el país; y por otra parte, porque la propiedad, la propiedad capitalista, la pequeña propiedad bajo el régimen de la producción mercantil, divide. La propiedad divide, mientras que nosotros unimos, y unimos en cantidad cada vez mayor, a millones de trabajadores en todo el mundo. Ahora esto es claro, puede decirse, hasta para los ciegos, o al menos para aquellos que no querían ver. Cuanto más tiempo pasa, más se dividen

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2. Informe del Comité Central

nuestros enemigos. Los divide la propiedad capitalista, la propiedad privada bajo el régimen de la producción mercantil, ya sean los pequeños propietarios que especulan con la venta de los excedentes de cereales y lucran á expensas de los obreros hambrientos, ya sean los capitalistas de diversos países, aunque sean dueños de un gran poderío militar y creadores de la "Liga de las Naciones", la "gran liga única" de todas las naciones avanzadas del mundo. Semejante unidad es un completo fraude, un completo engaño, una completa mentira. Nosotros hemos visto —y fue un gran ejemplo— que esta famosa Liga de las Naciones, que pretendía distribuir el derecho a gobernar los Estados y a repartir el mundo, que esta famosa liga resultó ser una pompa de jabón que se deshizo en seguida, porque era una alianza basada en la propiedad capitalista. Lo hemos visto en la más grande escala histórica y confirma la verdad esencial que nos decía que nuestra causa era justa, que la victoria de la Revolución de Octubre era absolutamente segura, y que a la causa que emprendíamos, a pesar de todas las dificultades, de todos los obstáculos, se unirían millones de trabajadores de todos los países. Sabíamos que teníamos aliados, y que era preciso dar ejemplo de abnegación en un país al que la historia había impuesto una honrosa y dificilísima tarea, para que los increíbles sacrificios fueran recompensados con creces, porque cada nuevo mes que nos manteníamos en nuestro país nos daría millones y millones de aliados en todos los países.

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Si, después de todo, pensamos por qué pudimos, por qué debíamos vencer, encontraremos que se debe sólo a que nuestros enemigos, formalmente ligados por todos los vínculos que se quiera con los gobiernos y los capitalistas más poderosos del mundo —por mucho que estuviesen unidos formalmente—, estaban divididos; en el fondo, su vinculación interna los dividía, los lanzaba unos contra otros. La propiedad capitalista los disgregaba, los convertía de aliados en fieras salvajes, a tal punto que no veían cómo aumentaba el número de partidarios de la Rusia soviética entre los soldados ingleses desembarcados en Arjánguelsk, entre los marineros franceses desembarcados en Sebastopol, entre los obreros de todos los países, de todos los países avanzados sin excepción, donde los socialconciliadores se habían puesto del lado del capital. Y esta razón fundamental, la más profunda, es la que, en última instancia, nos dio la victoria inevitable; fue y continúa siendo la fuente principal, invencible e inagotable de nuestra fuerza y nos permite afirmar que cuando realicemos plenamente en nuestro país la dictadura del proletariado, la unidad más amplia de sus fuerzas por medio de su vanguardia, de su partido, podremos esperar la revolución mundial. Y en efecto, esto es la expresión de la voluntad, la expresión de la decisión proletaria de luchar, la expresión de la decisión proletaria de unir a millones y millones de obreros de todos los países.

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Los señores burgueses y los seudosocialistas de la II Internacional han declarado que esto es simple fraseología con fines de propaganda. No, es una realidad histórica, confirmada por la sangrienta y dolorosa experiencia de la guerra civil en Rusia. Pues esta guerra civil fue una guerra contra el capital mundial; y esté capital se disgregaba por sí mismo en la contienda, se devoraba a sí mismo, mientras que nosotros salíamos más templados, más fuertes en un país en que el proletariado moría de hambre y de tifus. En este país hemos ganado el apoyo de nuevos y nuevos trabajadores. Lo que antes parecía a los conciliadores fraseología con fines de propaganda, lo que la burguesía estaba acostumbrada a poner en ridículo, ha sido

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2. Informe del Comité Central

trasformado en estos años de nuestra revolución, y en particular en el año del que rendimos cuenta, en un hecho histórico indiscutible, que nos permite decir con la más absoluta convicción: lo que hemos realizado confirma que tenemos una base mundial infinitamente más amplia que cualquiera de las revoluciones anteriores. Tenemos una alianza internacional, una alianza no registrada en ninguna parte ni refrendada formalmente, que desde el punto de vista del "derecho público" nada representa, pero que en realidad, en el mundo capitalista en desintegración, realmente lo representa todo. Cada mes que conquistábamos posiciones, o que simplemente nos manteníamos frente a un enemigo increíblemente poderoso, mostraba al mundo entero que teníamos razón y nos daba nuevos millones de partidarios.

Este proceso ha sido difícil; ha sido acompañado de gigantescas derrotas. Al monstruoso terror blanco en Finlandia3 siguió, precisamente durante el año de que rendimos cuenta, la derrota de la revolución húngara, estrangulada por los gobiernos de la Entente que engañaron a sus Parlamentos y concertaron un tratado secreto con Rumania.

Fue la traición más infame, una conspiración de la Entente internacional para aplastar por medio del terror blanco la revolución húngara, sin mencionar el hecho de que se entendieron en todas las formas posibles con los conciliadores alemanes para estrangular la revolución alemana,4 y de que esos individuos, que habían declarado que Liebknecht era un honesto alemán, se abalanzaron sobré ese honesto alemán como perros rabiosos, junto con los imperialistas alemanes. Superaron todos los límites concebibles; pero todos sus desmanes represivos no hicieron más que fortalecernos y consolidarnos, y socavar el terreno bajo sus pies.

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Creo que de esta experiencia fundamental debemos ante todo sacar una lección. Aquí sobre todo debemos basar nuestra agitación y propaganda en el análisis, en la explicación de por qué vencimos y de por qué los sacrificios hechos en la guerra civil fueron recompensados con creces: debemos pensar en cómo hay que proceder para triunfar, sobre la base de esta experiencia, en otra guerra, en la guerra en el frente incruento, en la guerra que sólo ha cambiado de forma, pero que libran contra nosotros los mismos viejos representantes, lacayos y dirigentes del viejo mundo capitalista, sólo que con mayor celo, furia y ardor. Nuestra revolución ha confirmado más que ninguna otra la ley de que la fuerza de la revolución, el vigor de su acometida, su energía, su decisión y su triunfo aumentan, a la vez, la resistencia de la burguesía. Cuanto más victorias obtenemos, tanto más aprenden los explotadores capitalistas a unirse y más enérgicos son, sus ataques. Todos ustedes recordarán perfectamente —son acontecimientos recientes, desde el punto de vista del tiempo, aunque lejanos desde el punto de vista de la marcha de los acontecimientos— que, al iniciarse la revolución de Octubre, el bolchevismo era considerado como una rareza; y si en Rusia debió renunciarse muy pronto a esta idea, que reflejaba la falta de desarrollo y la debilidad de la revolución proletaria, también se renunció a ella en

3 Lenin se refiere al terror blanco que siguió al aplastamiento de la revolución finlandesa en mayo de 1918. La burguesía reprimió con inaudita crueldad a los trabajadores. Más de 90.000 personas fueron encerradas en cárceles y en campos de concentración; cerca de 18.000 fueron ejecutadas e igual cantidad murieron a causa del hambre y las torturas. El número de víctimas del terror blanco superó en diez veces la cantidad de soldados rojos caídos en los combates por la revolución. (Ed.) 4 Véase V. I. Lenin, ob. cit., t. XXIX, nota 61 y t. XXX, nota 16. (Ed.)

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2. Informe del Comité Central

Europa. El bolchevismo se ha convertido en un fenómeno mundial, la revolución obrera ha levantado cabeza. El sistema soviético, que creamos en Octubre siguiendo los legados de 1905, elaborando nuestra propia experiencia, se ha convertido en un fenómeno de importancia histórica mundial.

Dos campos se enfrentan hoy muy concientemente uno a otro en todo el mundo; esto puede decirse sin la menor exageración. Es necesario señalar que sólo durante el año trascurrido se han enfrentado en una lucha decisiva y definitiva, y que en estos mismos días del Congreso pasamos tal vez uno de los períodos más trascendentales, más agudos, pero aún sin completar, de transición de la guerra a la paz.

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Todos ustedes saben qué les sucedió a los jefes de las potencias imperialistas de la Entente, que gritaban a los cuatro vientos: "Nunca cesaremos la guerra contra los usurpadores, los bandidos, los detentadores del poder, los enemigos de la democracia, los bolcheviques. Ustedes saben que primero levantaron el bloqueo, que fracasaron en su intento de unir a los pequeños Estados, debido a que nosotros supimos ganarnos, no sólo a los obreros de todas las naciones, sino también a la burguesía de los pequeños países, porque los imperialistas oprimen, no sólo a los obreros de sus propios países, sino también a la burguesía de los pequeños Estados. Saben que supimos- ganarnos a la burguesía vacilante de los países avanzados; y ahora ha llegado el momento en que la Entente viola sus anteriores promesas y declaraciones, viola sus tratados que, dicho sea de paso, concertó decenas de veces con distintos guardias blancos rusos; y ahora en cuanto a esos tratados, la Entente es la que sale perdiendo, porque derrochó centenares de millones en ellos y no pudo completar la obra.

Ahora, una vez levantado el bloqueo, ha iniciado en la práctica negociaciones de paz con la República Soviética, sin llevarlas tampoco a término, razón por la cual los pequeños Estados han perdido confianza en la Entente y en su fuerza. Vemos que la situación de la Entente, su situación exterior, no puede ser definida desde el punto de vista de los conceptos habituales del derecho. Los Estados de la Entente no se encuentran en guerra ni en paz con los bolcheviques; nos han reconocido y no nos han reconocido. Y esta extrema confusión entre nuestros enemigos, que estaban tan seguros de representar algo, demuestra que nada representan, salvo a un puñado de fieras capitalistas, que han reñido entre sí y son completamente impotentes para hacer algo contra nosotros.

La situación es ahora tal que Letonia5 nos ha hecho proposiciones oficiales de paz y Finlandia6 ha enviado un telegrama en el que se habla oficialmente de una línea de demarcación, aunque en realidad esto significa el paso a una política de paz. Por

5 En 1919, a raíz del aplastamiento de los intervencionistas extranjeros y de los guardias blancos y de la consolidación de la situación internacional de la Rusia soviética, los círculos dirigentes burgueses de Letonia se vieron obligados a concertar la paz con RSFSR. El 25 de marzo de 1920 el ministerio de Relaciones Exteriores de Letonia propuso al gobierno soviético iniciar negociaciones de paz. El 16 de abril se inauguró en Moscú la Conferencia de representantes de la RSFSR y Letonia para negociar el tratado de paz que fue firmado en Riga el 11 de agosto. 6 A comienzos de 1920, debido a la consolidación de la situación interna e internacional de la Rusia soviética, los círculos dirigentes de Finlandia se vieron precisados a firmar la paz con la RSFSR. El 25 de marzo el ministerio de Relaciones Exteriores de Finlandia propuso al gobierno soviético establecer una línea de demarcación, lo que en la práctica significaba comenzar negociaciones de paz. El tratado de paz soviético-finlandés fue firmado del 14 de octubre de 1920 en la ciudad de Iúrev (hoy Tartú): confirmaba la independencia y soberanía que el gobierno soviético había otorgado en 1917 a Finlandia. El tratado fue ratificado por el CEC de toda Rusia el 23 de octubre de 1920.

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2. Informe del Comité Central

último Polonia, esa Polonia cuyos representantes amenazaban y continúan amenazando tan enérgicamente con la guerra; esa Polonia que sigue recibiendo, más que nadie, trenes con artillería y promesas de ayuda de todo tipo, con tal de que continúe

la guerra contra Rusia; hasta esa Polonia a la que la situación inestable de su gobierno obliga a aceptar cualquier aventura militar; esa Polonia, nos ha invitado a entablar negociaciones de paz.7

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Debemos ser sumamente cautos. Nuestra política exige la actitud más prudente. En este aspecto lo más difícil es encontrar una línea justa, porque nadie sabe todavía sobre qué carriles está el tren, y ni siquiera el enemigo sabe qué hará en el futuro. Los señores que representan la política francesa, que ion principalmente los que azuzan a Polonia, así como los dirigentes de la. Polonia burguesa y terrateniente, no saben qué pasará más adelante, no saben qué es lo que quieren. Hoy dicen: 'Señores, contemos con algunos trenes con cañones, algunos centenares de millones, y estaremos preparados para combatir a los bolcheviques". Silencian las noticias sobre las huelgas que se extienden en Polonia; extreman la censura para ocultar la verdad. Mientras tanto, en Polonia crece el movimiento revolucionario. El ascenso de la revolución en Alemania, en su nueva fase, en su nueva etapa, en que los obreros, después de la kornilovada alemana, crean ejércitos rojos, muestra claramente (según los últimos telegramas recibidos de allí) que los. obreros se agitan cada vez más. Los burgueses y terratenientes polacos empiezan u preguntarse: "¿No será demasiado tarde, no habrá una república soviética en Polonia antes que un acta del gobierno por la paz o por la guerra?" No saben qué hacer. No saben qué les traerá el día de mañana.

Pero nosotros sabemos que cada mes nos da un gigantesco crecimiento de nuestras fuerzas y que seguirán creciendo aun más. Por eso, nuestra situación internacional es mucho más estable que nunca. Sin embargo, debemos seguir con gran atención la crisis internacional, y estar preparados para cualquier eventualidad. Hemos recibido de Polonia una proposición formal de paz. Estos señores están en una situación desesperada, tan desesperada, que sus amigos, los monárquicos alemanes, gente más culta, con más experiencia política y conocimientos se lanzaron a una aventura, a una aventura tipo Kornílov. La burguesía polaca hace la proposición de paz porque sabe perfectamente que la aventura puede ser una kornilovada polaca. Sabiendo que nuestro enemigo —un enemigo que no sabe lo que quiere hacer, lo que hará mañana— está en una situación desesperadamente difícil, debemos decir con toda firmeza que es posible la guerra, a pesar de la proposición de paz. Es imposible prever el comportamiento futuro de nuestros enemigos.

7 La aceptación por Polonia de realizar negociaciones fue sólo una maniobra para encubrir su preparación para la guerra contra la Rusia soviética. A las reiteradas propuestas del gobierno soviético de comenzar las negociaciones (el 22 de diciembre de 1919, el 28 de enero, 2 de febrero y 6 de marzo de 1920) el gobierno polaco respondió afirmativamente sólo el 27 de marzo y propuso comenzar las negociaciones en la ciudad de Borísov, cercana al frente, interrumpiendo las acciones militares sólo en ese sector. A las iniciativas soviéticas sobre el cese total de las acciones bélicas y sobre el traslado del lugar de las negociaciones a cualquier Estado neutral, el gobierno polaco respondió con una torunda negativa. Después de hacer fracasar las negociaciones, los círculos reaccionarios de Polonia comenzaron el 25 de abril la guerra contra la república soviética. Como consecuencia de los éxitos del Ejército Rojo, en el otoño de 1920 el gobierno polaco se vio obligado a aceptar la firma del tratado de paz. El armisticio y las condiciones previas a la paz fueron firmados el 12 de octubre en Riga; el tratado de paz definitivo entre la RSFSR y la RSS de Ucrania con Polonia fue suscrito en Riga el 18 de marzo de 1921.

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Hemos visto a esta gente antes, conocemos a estos Kérenski, a estos mencheviques, a estos eseristas. Durante dos años hemos visto cómo un día iban hacia Kolchak, al otro día casi hacia los bolcheviques, y luego hacia Denikin; y todo oculto con frases sobre la libertad y la democracia. Conocemos a estos señores, y por eso nos agarramos con ambas manos a la proposición de paz, y estamos dispuestos a hacer las máximas concesiones, convencidos de que la paz con los pequeños Estados impulsará nuestra causa infinitamente más que la guerra, porque los imperialistas usaban la guerra para engañar a las masas trabajadoras, la usaban para ocultar la verdad sobre la Rusia soviética. Por eso, toda paz abrirá un camino cien veces más amplio a nuestra influencia. En estos dos años nuestra influencia ha crecido considerablemente. La III Internacional, la Internacional Comunista, ha logrado victorias sin precedente. Pero, al mismo tiempo, sabemos que la guerra puede sernos impuesta cualquier día. Nuestros enemigos no saben aún ellos mismos de qué son capaces en este sentido.

No cabe la menor duda de que se están haciendo preparativos bélicos. Muchos Estados vecinos de Rusia, y quizá muchos de los que no son vecinos de Rusia, se están armando. Es por eso que debemos maniobrar con tanta flexibilidad en nuestra política internacional, y atenernos con tanta firmeza a la línea que hemos adoptado; es por eso que debemos estar preparados para todo. Hemos hecho la guerra por la paz con extraordinaria energía. Esta guerra está dando magníficos resultados. En este terreno de la lucha nos hemos distinguido en todo caso no menos de lo que se ha distinguido la actuación del Ejército Rojo en el frente donde se está derramando sangre. Pero aunque los pequeños Estados quisieran la paz, no depende de su voluntad el concertarla con nosotros. Están endeudados hasta las orejas con los países de la Entente, los cuales riñen y rivalizan desesperadamente entre sí. Por eso debemos recordar que, desde el punto de vista de la situación mundial, de la situación histórica creada por la guerra civil y la guerra contra la Entente, la paz es, por supuesto, posible.

Pero las medidas que tomamos por la paz .deben ir acompañadas de una intensificación de todos nuestros preparativos militares, y de ningún modo nuestro ejército debe ser desarmado. Nuestro ejército es una garantía real de que las potencias imperialistas no harán el menor intento ni cometerán el menor atentado contra nosotros; pues aun cuando al principio pudieran obtener algunos efímeros éxitos, ninguno de ellos evitaría la derrota a manos de la Rusia soviética. Debemos saberlo, y esa tiene que ser la base de nuestra agitación y propaganda; para ello debemos prepararnos y resolver la tarea que, dado nuestro creciente cansancio, nos obliga a unir lo uno y lo otro.

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Paso ahora a las importantes consideraciones de principio que nos impulsaron a orientar resueltamente a las masas trabajadoras hacia la utilización del ejército para solucionar ciertos problemas fundamentales y urgentes. La vieja fuente de disciplina, el capital, se ha debilitado: la vieja fuente de unidad ha desaparecido. Debemos crear otra disciplina, otra fuente de disciplina y unidad. La coerción provoca indignación, gritos, tumultos y lamentos de los demócratas burgueses, que esgrimen las palabras "libertad" e "igualdad", sin comprender que la libertad de que goza el capital es un crimen contra los obreros, que la igualdad entre el saciado y el hambriento es un crimen contra los trabajadores. En nuestra lucha contra la mentira, nosotros

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implantamos el trabajo obligatorio y procedimos a unir a los trabajadores, sin vacilar en recurrir a la coerción, pues ninguna revolución se ha llevado a cabo sin coerción, y el proletariado tiene derecho a ejercer la coerción para mantener lo suyo a toda costa. Cuando los señores burgueses, los señores conciliadores, los señores independientes alemanes y austríacos, y los longuetistas en Francia, discutían sobre el factor histórico, siempre olvidaban un factor como la decisión revolucionaria, la firmeza y la inflexibilidad del proletariado. Y ese factor es precisamente la inflexibilidad y la firmeza del proletariado de nuestro país, que declara, y lo ha demostrado en la práctica, que estamos dispuestos a morir todos, hasta el último hombre, antes que ceder nuestro territorio, antes que ceder nuestro principio, el principio de la disciplina y la política firme, por el cual debemos sacrificarlo todo. En el momento en que los países capitalistas y la clase capitalista se están desintegrando, en el momento de desesperación y crisis, lo único decisivo es este factor político. Las frases sobre la minoría y la mayoría, sobre la democracia y la libertad, nada deciden, por mucho que las invoquen los héroes del período histórico pasado. Lo que aquí cuenta es la conciencia de clase y la firmeza de la clase obrera. Si está dispuesta a hacer sacrificios, si demuestra que sabe poner en tensión todas sus fuerzas, el problema será resuelto. Todo debe ser encauzado hacia la solución de este problema. La decisión de la clase obrera, su voluntad inquebrantable de cumplir la consigna "¡Moriremos antes de rendirnos!", no es sólo un factor histórico: es el factor decisivo, el factor de la victoria.

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De esta victoria y de esta seguridad pasamos ahora a los problemas de la construcción económica pacífica, cuya solución constituye la función principal de nuestro Congreso. En este sentido no se puede hablar, en mi opinión, de un informe del Buró Político del CC, o más exactamente de un informe político del CC. Debemos decir abierta y directamente que esta es, camaradas, una cuestión que ustedes deben resolver, que deben considerar con toda la autoridad del órgano supremo del partido. Hemos esbozado este problema con claridad ante ustedes. Hemos tomado una posición definida. Ustedes deben aprobar definitivamente, mejorar o modificar nuestra resolución. Pero el CC debe decir en su informe que en esta cuestión fundamental, candente, ha tomado una posición completamente definida. Sí, ahora se trata de aplicar a la labor pacífica de la construcción económica, a la restauración de nuestra industria destruida, todo aquello que pueda cohesionar al proletariado en una unidad absoluta. Lo que aquí se necesita es la disciplina férrea, el régimen férreo sin los cuales no nos hubiéramos sostenido, no ya más de dos años, sino ni siquiera dos meses. Debemos saber aprovechar nuestra victoria. Por otra parte, es necesario comprender que el paso exigirá muchos sacrificios, sin contar los muchos que ya ha hecho el país.

El CC tenía claridad sobre los aspectos de principio del problema. Toda nuestra actividad estaba supeditada a esta política y orientada en este sentido. Por ejemplo, un problema que puede parecer secundario, que en sí mismo, si se lo separa de su contexto, no puede pretender, naturalmente, ser una cuestión fundamental de principio —el de la dirección colectiva y de la dirección personal, que ustedes tendrán que resolver—, debe ser planteado sólo desde el punto de vista de nuestros conocimientos básicos, de nuestra experiencia, de nuestra práctica revolucionaria. Nos dicen, por ejemplo: "La dirección, colectiva es una de las formas de participación

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de las amplias masas en la labor de gobierno." Pero nosotros hemos discutido en el CC este problema, hemos tomado decisiones y debemos rendirles cuenta: camaradas, no se puede transigir con una confusión teórica de este género. Si en la cuestión fundamental de nuestra actividad militar, de nuestra guerra civil, hubiéramos admitido una décima parte de semejante confusión teórica, nos habrían derrotado, y merecidamente.

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Permítanme, camaradas, recurrir un poco a la teoría, en relación con el informe del CC y con el problema de si la nueva clase debe participar en la labor de gobierno, sobre la base de la dirección colectiva o personal, y señalar cómo gobierna una clase y qué es realmente la dominación de una clase. En fin de cuentas, nosotros no somos principiantes en esta materia, y lo que distingue nuestra revolución de otras anteriores es que no hay nada utópico en ella. La nueva clase que ha remplazado a la vieja clase, sólo podrá sostenerse librando una lucha furiosa contra otras clases, y sólo triunfará definitivamente si es capaz de llegar a la abolición de las clases en general. El proceso gigantesco y complejo de la lucha de clases plantea las cosas en estos términos; dé otro modo se hundirán ustedes en el pantano de la confusión. ¿Qué es la dominación de clase? ¿De qué modo dominaba la burguesía a los señores feudales? En las constituciones se hablaba dé libertad y de igualdad. Es mentira. Mientras haya trabajadores, los propietarios son capaces, e incluso están obligados, como propietarios, a especular. Nosotros decimos que no existe la igualdad, que el que está bien alimentado no es igual al hambriento, y que el especulador no es igual al trabajador.

¿Cómo se expresa ahora la dominación de clase? La dominación del proletariado se expresa en que ha expropiado a los terratenientes y a los capitalistas. El espíritu, la idea fundamental de todas las constituciones anteriores, inclusive de las más republicanas y democráticas, se reducía exclusivamente a una cosa: la propiedad. Nuestra Constitución tiene y ha conquistado el derecho a ocupar un lugar en la historia, porque la abolición de la propiedad no se limita a una declaración en el papel. El proletariado victorioso ha abolido completamente la propiedad y en esto consiste su dominación de clase. Ante todo, en el problema de la propiedad. Resolver prácticamente el problema de la propiedad asegura la dominación de la clase; después, cuando la Constitución registró en el papel lo que se había llevado realmente a la práctica —la abolición de la propiedad privada capitalista y terrateniente—, y añadió: la clase obrera, de acuerdo con la Constitución, tiene mayores derechos que el campesinado, y los; explotadores no tienen ningún derecho, quedó registrado que habíamos establecido la dominación de nuestra clase, con lo cual ligamos a nosotros a los trabajadores de todos los sectores y de todos los pequeños grupos.

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Los propietarios pequeñoburgueses están divididos; aquellos: que poseen más son enemigos de los que poseen menos; y los proletarios, al abolir la propiedad, les han declarado abiertamente la guerra. Hay aún mucha gente no esclarecida e ignorante, que defiende incondicionalmente cualquier tipo de libertad de comercio, pero no puede luchar cuando ve la disciplina y la abnegación desplegadas para lograr la victoria sobre los explotadores, no está con nosotros, pero es débil para enfrentarse con nosotros. Es sólo la dominación de una clase lo que determina las relaciones de propiedad y qué clase está en el poder. Quien vincula la cuestión del carácter de la

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dominación de clase con el problema del centralismo democrático, como lo observamos con frecuencia, introduce tal confusión, que sobre esa base no es posible ningún trabajo eficaz. La claridad en la propaganda y la agitación es una condición fundamental. Si nuestros enemigos dicen y admiten que hemos hecho milagros en el desarrollo de la agitación y la propaganda, hay qué comprenderlo, no en un sentido superficial, en el sentido de que tuvimos muchos agitadores y gastamos mucho papel, sino en el sentido intrínseco, o sea, en el de que la verdad contenida en esa propaganda penetró en la menté de todos. Y no es posible evadirse de esta verdad.

Cuando unas clases desplazan a otras, ellas cambian las relaciones de propiedad. La burguesía al desplazar al feudalismo modificó las relaciones de propiedad. La Constitución de la burguesía dice: "El propietario es igual al indigente". Esa era la libertad burguesa. Tal "igualdad" aseguraba la dominación estatal de la clase capitalista. Pues bien, ¿ustedes creen que cuando la burguesía desplazó al feudalismo confundió el Estado con el gobierno? No', los burgueses no eran tan tontos; ellos decían: para la labor del gobierno hacen falta hombres que sepan gobernar; tomemos, pues, a los feudales y reeduquémoslos. Y así lo hicieron. ¿Era un error? No, camaradas, el arte de gobernar no cae del cielo ni es inspirado por el Espíritu Santo, y por el hecho de que una clase sea la clase dirigente no se vuelve de pronto capaz de gobernar. Lo vemos en el ejemplo, citado: mientras la burguesía triunfaba, tomaba para la labor del gobierno a representantes de otea clase, de la clase feudal, pues de otro modo no hubiera tenido de dónde tomarla. Hay que mirar las cosas con sensatez: la burguesía recurría a la vieja clase, y nuestra tarea actual es la misma; saber tomar, someter, aprovechar los conocimientos, la preparación de la vieja clase y utilizar todo esto para el triunfo de nuestra clase. Por eso decimos que la clase victoriosa debe estar madura, y la madurez no se prueba por medio de un documento o un certificado, sino por la experiencia, por la práctica.

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Cuando la burguesía triunfó no sabía gobernar, y aseguró su victoria proclamando una nueva Constitución, reclutando e incorporando administradores de su propia clase, a los que educó aprovechando con ese fin a los administradores de la vieja clase. La burguesía comenzó a enseñar a sus administradores, a los nuevos, preparándolos para la labor con ayuda de todo el aparato estatal; se apoderó de las instituciones feudales, envió a las escuelas sólo a los ricos, y en esta forma, en el curso de muchos años, de décadas, preparó a los administradores reclutados de su propia clase. Hoy, en un Estado organizado a imagen y semejanza de la clase dominante, es necesario proceder como procedieron todos los Estados. Si no queremos caer en las posiciones del más puro utopismo y de la vacua fraseología, debemos decir que debemos tener en cuenta la experiencia del pasado, que debemos asegurar la Constitución conquistada por la revolución, pero para gobernar, para construir el Estado, necesitamos hombres versados en el arte de gobernar, que tengan experiencia en el terreno estatal y económico, y estos hombres sólo podemos sacarlos de la vieja clase.

Las opiniones sobre la dirección colectiva están imbuidas muy frecuentemente de un espíritu de total ignorancia, un espíritu de rechazo a los especialistas. Con este espíritu nunca venceremos. Para vencer hay que comprender en toda su profundidad la historia del viejo mundo burgués; y para construir el comunismo hay que tomar la técnica y la ciencia y ponerlas al servicio de círculos más amplios; pero la ciencia y la

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técnica sólo podemos tomarlas de la burguesía. Hay que poner de relieve este problema fundamental, hay que encararlo como uno de los problemas esenciales de la construcción económica. Debemos administrar con ayuda de hombres pertenecientes a la clase que hemos derrocado, hombres imbuidos de los prejuicios de su clase,! y a los cuales tenemos que reeducar. Al mismo tiempo, debemos reclutar nuestros administradores de nuestra propia clase. Debemos emplear todo el aparato del Estado para que las escuelas, la enseñanza para adultos y toda la preparación práctica estén bajo la dirección de los comunistas, al servicio de los proletarios, de los obreros, de los campesinos trabajadores.

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Sólo así podemos hacer marchar las cosas. Después de nuestros dos años de experiencia no podemos razonar como si sólo ahora emprendiéramos la construcción del socialismo. Hemos cometido suficientes tonterías durante el período del Smolni y en torno de él. Nada hay de vergonzoso en ello. ¿Cómo podíamos saber, si emprendíamos algo absolutamente nuevo? Probamos esto y lo otro. Seguimos la corriente, pues era imposible discernir entre lo correcto y lo erróneo; para ello hace falta tiempo. Ahora eso es cosa del pasado inmediato que hemos dejado atrás. Ese pasado, en el que prevalecían el caos y el entusiasmo, quedó atrás. Un documento de ese pasado es la paz de Brest. Es un documento histórico; más aun, es un período histórico. La paz de Brest nos fue impuesta porque éramos débiles en todos los aspectos. ¿Qué fue ese período? Un período de debilidad del que salimos victoriosos, un período de dirección colectiva total. No es posible eludir este hecho histórico declarando que la dirección colectiva es una escuela de dirección. ¡No se puede estar siempre en el curso preparatorio de la escuela! (Aplausos.) No puede ser. Ahora somos adultos, y seremos golpeados una y otra vez en todos los ámbitos si nos comportamos como escolares. Hay que avanzar. Hay que progresar, y progresar con energía y unidad de voluntad. Los sindicatos se enfrentan con enormes dificultades. Es necesario lograr que consideren esta tarea en el espíritu de la lucha contra los vestigios de la famosa democracia. Todos esos gritos sobre las designaciones, todo ese viejo y nocivo fárrago que encuentra su lugar en distintas resoluciones y conversaciones debe ser barrido. De otra manera no podremos triunfar. Si en dos años no hemos aprendido la lección, quiere decir que nos quedamos a la zaga, y los rezagados serán derrotados.

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La tarea es sumamente difícil. Nuestros sindicatos han prestado una gigantesca ayuda en la construcción del Estado proletario. Han sido el eslabón entre el partido y los millones de hombres no esclarecidos. No cerraremos los ojos ante el hecho de que los sindicatos soportaron sobre sus hombros el peso de la lucha contra todos nuestros males, cuando hubo que ayudar al Estado en la labor de abastecimiento de víveres. ¿No fue esa una tarea inmensa? Hace poco apareció el Boletín de la Dirección Central de Estadística8. En él figura un resumen de datos compilados por estadísticos que, por cierto, no pueden ser sospechados de bolchevismo. Allí encontramos dos cifras interesantes: en 1918 y 1919 los obreros de las provincias consumidoras recibieron 7 puds anuales, mientras los campesinos de las provincias productoras consumían 17 puds anuales. Antes de la guerra éstos consumían 16 puds anuales.

8 Este Boletín fue publicado bajo la dirección del secretariado de la Dirección Central de Estadística. El primer húmero apareció el 22 de enero de 1919. Difundía extractos y materiales estadísticos sobre diversos problemas de la vida económica del país. Su aparición cesó en 1926. (Ed.)

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Estas son dos cifras que ilustran la correlación de clases en la lucha por el abastecimiento de víveres. El proletariado siguió haciendo sacrificios. ¡Gritan contra la coerción! Pero el proletariado justificó y legitimó la violencia; la justificó haciendo los mayores sacrificios. La mayoría de la población, los campesinos de las provincias productoras de nuestra hambrienta y arruinada Rusia han comido, por primera vez, mejor que !s traite siglos bajo la Rusia zarista y capitalista. Y nosotros decimos que las masas pasarán hambre mientras no triunfe el Ejército Rojo. Era necesario que la vanguardia de la clase obrera hiciese este sacrificio. Esta lucha es una escuela, pero cuando se deja esa escuela hay que seguir adelante. Ahora hay que dar este paso a toda costa. Los viejos sindicatos, como todos los sindicatos, tienen su historia, su pasado. En el pasado fueron órganos de resistencia contra los que oprimían el trabajo, contra el capitalismo. Pero ahora que la clase obrera se ha convertido en la clase gobernante, y tiene que hacer grandes sacrificios, pasar hambre, y perecer, la situación ha cambiado.

No todos comprenden este cambio ni entienden su significado. Pero aquí han venido en nuestra ayuda ciertos mencheviques y eseristas que exigen que se sustituya la dirección personal por la dirección colectiva. ¡Perdón, camaradas, pero eso no resultará! Ya lo hemos dejado atrás. Ahora enfrentamos una tarea muy difícil: después de haber triunfado en el frente cruento, debemos triunfar en el frente incruento.

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Esta guerra es más difícil Este frente es el más duro. Lo decimos con franqueza a todos los obreros con conciencia de clase. A la guerra que hemos sostenido en el frente debe seguir una guerra incruenta. El hecho es que cuánto más grandes son nuestros triunfos, más regiones tomamos, como Siberia, Ucrania y Kubán. En esas regiones no hay proletarios, sino campesinos ricos, y si hay proletariado, ha sido corrompido por las costumbres pequeñoburguesas. Y nosotros sabemos que allí todo el que tiene un pedazo de tierra dice: "No me importa el gobierno. Le arrancaré todo lo que se me ocurra al hambriento, y el gobierno me importa un comino". La Entente ayudará ahora al campesino especulador, que, abandonado a su suerte por Denikin, osciló hacia nuestro lado. La guerra ha cambiado de frente y de forma. Ahora asume la forma del comercio, de la especulación, a la que ha internacionalizado. En las tesis del camarada Kámenev, publicadas en Izvestia del CC,9 los principios fundamentales están plenamente expresados.- Quieren hacer internacional la especulación. Quieren convertir la construcción económica pacífica en la desintegración pacífica del poder soviético. ¡No, señores imperialistas! Nosotros estamos alertas. Decimos: hemos luchado y vencido, y por lo tanto mantendremos la consigna fundamental que nos ayudó a obtener la victoria; conservaremos íntegramente esa consigna y la aplicaremos a la esfera del trabajo. Es la consigna de la firmeza y la unidad de voluntad del proletariado. Es necesario acabar con los viejos prejuicios y los viejos hábitos que aún quedan.

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9 "Izvestia del Comité Central del Partido Comunista (de los bolcheviques) de Rusia: boletín de información del CC, que esclarecía los problemas de la vida del partido. Fue creado por resolución del VII Congreso del PC(b)R, y comenzó a publicarse el 28 de mayo de 1919 en Moscú. Los primeros números aparecieron como Suplemento semanal de Pravda, y desde octubre de 1920 como órgano independiente. En Izvestia del CC del PC(b)R se publicaban las resoluciones, instrucciones, informes sobre la labor del Comité Central, informaciones, artículos sobre problemas de la construcción del partido. En 1929 se convirtió en la revista Partínoie Stroitelstvo, que apareció hasta junio de 1946 y luego en la revista Partínaia Zhizn. (Ed.)

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2. Informe del Comité Central

Para terminar quisiera detenerme en el folleto del camarada Gúsiev,10 que a mi criterio, merece atención por dos motivos: es un folleto bueno, no sólo desde el punto de vista formal, no sólo por haber sido escrito para nuestro Congreso. Hasta ahora todos estábamos acostumbrados, no sé por qué, a escribir resoluciones. Dicen que todos los géneros literarios son buenos, menos los aburridos. Creo que las resoluciones deben ser incluidas en los géneros literarios aburridos. Sería mejor que, siguiendo el ejemplo del camarada Gúsiev, escribiésemos menos resoluciones y más folletos, aunque tuvieran la misma cantidad de errores que el de este camarada. Pero a pesar de los errores, el folleto es bueno porque concentra la atención en el plan económico fundamental de restauración de la industria y la producción de todo el país, y porque subordina todo a este plan económico fundamental. El Comité Central ha introducido en las tesis distribuidas hoy, todo un párrafo sacado íntegramente de las tesis del camarada Gúsiev. Con la ayuda de especialistas, podemos elaborar más detalladamente este plan económico fundamental. Debemos recordar que el plan está calculado para muchos años. No prometemos librar inmediatamente al país del hambre. Decimos que la lucha será mucho más difícil que en el frente militar. Pero es una lucha que nos interesa más; nos acerca más a nuestras tareas inmediatas y fundamentales. Reclama la mayor tensión de las fuerzas y esa unidad de voluntad que hemos revelado antes y que debemos revelar ahora. Si cumplimos esto, nuestra victoria no será menor en el frente incruento que en el de la guerra civil. (Aplausos.)

10 Lenin se refiere al folleto de S. Gúsiev "Problemas inmediatos de la construcción económica (Sobre las tesis del CC del PC(b)R. Materiales para el IX Congreso del PC (b)R. Sarátov, 1920". El párrafo a que se refiere más abajo Lenin fue incluido, con pequeños cambios, en el proyecto de resolución del CC del PC(b)R para el IX Congreso del partido.. En el folleto de S. Gúsiev este punto estaba redactado del siguiente modo: "Todas las industrias que no son auxiliares de la tarea económica fundamental del período deben ser desarrolladas de acuerdo con las necesidades reales. En virtud de ello, un plan económico único no deber constituir la suma de los programas de producción y los consejos de economía nacional locales en base a los encargos, un plan económico único deberá tener en cuenta el volumen de la producción para cada industria".

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3. Palabras finales para el informe del Comité Central

3. PALABRAS FINALES PARA EL INFORME DEL COMITÉ CENTRAL 30 DE MARZO

Camaradas, los principales ataques fueron provocados por la parte del informe político del CC que el camarada Saprónov calificó de injuriosa. El camarada Saprónov dio un carácter muy definido y sabor a la posición que defendió; y para mostrarles cómo están las cosas en realidad, quisiera empezar recordando algunos datos fundamentales. Tengo ante mí Izvestia del CC del PCR, del 2 de marzo, en el que publicamos una carta del CC a las organizaciones del PCR sobre la preparación del Congreso. En la primera carta decíamos: "Por fortuna ya pasaron los tiempos de las discusiones puramente teóricas, de los debates sobre cuestiones generales y la adopción de resoluciones de principio. Se trata de una etapa ya superada, de una tarea resuelta ayer y anteayer. Hay que marchar hacia adelante, hay que saber comprender que hoy se nos plantea una tarea práctica, y que nuestros mejores cama- radas, los obreros y campesinos, miembros del Ejército rojo, deberán resolver aplicando todas sus fuerzas, con energía verdaderamente revolucionaria y con el espíritu de sacrificio con que vencieron a Kolchak, Iudénich y Denikin, la tarea concreta de obtener la más rápida victoria sobre la desorganización".

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Debo reconocer que pecaba de optimismo al pensar que ya había pasado el tiempo de las discusiones teóricas. Durante los 15 años que precedieron a la revolución teorizamos, y durante dos años dirigimos el Estado; ahora es necesario dar pruebas de eficiencia y sentido práctico, y esa es la razón por la que el 2 de marzo apelamos a los camaradas que tienen experiencia práctica. En respuesta a ello el 10 de marzo se publicaron en Ekonomíches- kaia Zhizn11 las tesis de Tomski; el 23 de marzo aparecieron las tesis de los camaradas Saprónov, Osinski y Maxímovski, y el 27 de marzo las tesis del Comité Provincial de Moscú, es decir, ya después de nuestro llamamiento al partido. En todas estas tesis el problema se planteó falsamente desde el punto de vista teórico. Si la opinión que expresábamos en la carta era optimista, errónea, si nos parecía que ese período ya había pasado, las tesis indicaban que no había pasado y los camaradas de los sindicatos no tienen derecho a quejarse de que se los haya tratado injustamente. En la actualidad se nos plantea este problema: ¿es correcta nuestra opinión o lo es la posición que todas estas tesis defendieron después de nuestro llamamiento del 2 de marzo? En todas ellas hay gran cantidad de datos concretos a los que se debe prestar atención. Si el CC no les prestara seria atención, sería una institución absolutamente inservible.

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Pero oigamos lo que dice el camarada Tomski:

§ 7. El principio de la dirección colectiva de la industria, vigente en la actualidad, desde la presidencia del CSEN hasta la administración de las fábricas, es el principio fundamental en cuanto a la estructura de los órganos de regulación y dirección de la industria, y el

11 Ekonomícheskaia Zhizn: diario. Se publicó desde noviembre de 1918 como órgano del Consejo Superior de Economía Nacional y de los comisariatos del pueblo de economía. Salió hasta noviembre de 1937; durante el último periodo fue el órgano del Comisariato del Pueblo de Finanzas de la URSS, del Banco del Estado y de otras instituciones financieras, así como del CC del Sindicato de trabajadores bancarios. (Ed.)

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3. Palabras finales para el informe del Comité Central

único que puede garantizar la participación de las amplias masas obreras apartidistas por medio de los sindicatos. Sólo en casos especiales, y con el consentimiento mutuo de las presidencias del CSEN y del CCS de toda Rusia o de los Comités Centrales de los sindicatos correspondientes, puede aceptarse la dirección personal en ciertas empresas, con la condición ineludible de que los administradores queden sujetos al control de los sindicatos y sus órganos. § 8. Para asegurar la realización de un plan de construcción económica único y la coordinación de los sindicatos y los órganos económicos, la participación de los sindicatos en la administración y regulación de la industria debe basarse en los siguientes principios: a) los problemas generales de la política económica serán discutidos por el CSEN y sus organismos con la participación de los sindicatos; b) los organismos colectivos de dirección económica estarán formados por el CSEN y sus órganos junto con los órganos sindicales correspondientes; o) los organismos económicos colectivos, al discutir junto con los sindicatos loa problemas generales de la política económica de una u otra rama de la producción y darles cuenta periódicamente de su actividad, serán considerados únicamente como órganos del CSEN y estarán obligados a poner en práctica sólo las resoluciones de dicho organismo; d) todos los organismos económicos colectivos deberán aplicar sin reservas, individual y colectivamente, las resoluciones de los órganos superiores del CSEN, y responderán de su cumplimiento exclusivamente ante éste.

Esta es una terrible confusión acerca de problemas teóricos elementales.

Cierto es que la dirección es la tarea del administrador personal, pero quién deberá ser precisamente este administrador, un especialista o un obrero, dependerá de la cantidad de administradores del viejo y del nuevo tipo de que dispongamos. Esos son problemas teóricos elementales. Hablemos de ellos. Ahora bien, si quieren discutir la línea política del CC, no nos atribuyan cosas que no planteamos ni dijimos. Cuando el 2 de marzo llamamos a loe camaradas a ofrecernos apoyo práctico, ¿cuál fue la respuesta que recibimos? De los camaradas de las localidades recibimos como respuesta cosas que son evidentemente falsas desde el punto de vista teórico. Las tesis de los camaradas Osinski, Maxímovski y Saprónov, publicadas el 23 de marzo, no contienen sino una total tergiversación teórica. Dicen que la dirección colectiva constituye en una u otra forma la base indispensable de la democracia. Yo afirmo que no encontrarán ustedes nada semejante en 15 años de historia prerrevolucionaria del movimiento socialdemócrata.

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El centralismo democrático significa sólo que los representantes de las organizaciones de las localidades se reúnen y eligen el órgano responsable que debe dirigir. ¿Pero cómo lo harán? Eso dependerá de cuántas personas capaces, de cuántos buenos administradores haya. El centralismo democrático significa que el congreso controla la labor del CC, puede revocarlo y designar otro en su lugar. Pero si fuésemos, a investigar las falsedades teóricas contenidas en esas tesis no acabaríamos nunca. Yo, personalmente, no voy a ocuparme más de eso y me limitaré a decir que en este problema el CC adoptó la única línea que era posible adoptar. Sé muy bien que el camarada Osinski y los otros no comparten las ideas de Majnó y Majáiev, pero los partidarios de Majnó no pueden dejar de aferrarse a sus argumentos, pues están ligados a ellos. Tomen las tesis del Comité Provincial de Moscú, que hemos distribuido. En ellas se dice que en una sociedad socialista desarrollada, en la que desaparecerán la división social del trabajo y la sujeción de los hombres a profesiones de terminadas, el relevo periódico de los que cumplen por

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3. Palabras finales para el informe del Comité Central

turno las funciones de dirección sólo es posible sobre la base de un amplio principio colectivo, etc., etc. ¡Esto es una total confusión!

Llamamos a la gente con experiencia de las localidades, pidiéndole que nos ayude con consejos prácticos. Y en vez de ello se nos dice que el CC no tiene en cuenta a las localidades. ¿Qué no tiene en cuenta? ¿Las digresiones sobre la sociedad socialista? Aquí no encontramos ni sombra de algo práctico o concreto. Por supuesto, tenemos obreros excelentes, que copian mucho de los intelectuales, pero a veces no copian lo mejor, sino lo peor. En ese caso hay que hacer algo contra eso. Pero si en la respuesta de ustedes a un llamado del CC para que se dieran consejos prácticos, plantean cuestiones de principio, debemos hablar de esas cuestiones. Debemos decir que es necesario combatir los errores de principio. Las tesis aparecidas después del 2 de marzo tienen, en efecto, absurdos errores de principio.

Eso es lo que afirmo. Hablemos de eso y discutamos. ¡Nada de rehuir el asunto! Nada de alegar que ustedes no son teóricos. Perdone, camarada Saprónov, pero sus tesis son las tesis de un teórico. Usted podrá ver que si las ponemos en práctica, habrá que dar marcha atrás y resolver las cuestiones con un criterio; poco práctico. Quienes busquen orientación práctica en las tesis de los camaradas Maxímovski, Saprónov y Tomski, se equivocan profundamente, ya que son radicalmente falsas. Creo que su idea de la actitud de la clase hacia el régimen estatal es radicalmente falsa, y nos lleva hacía atrás. Naturalmente, la defienden todos los elementos rezagados que aún no han dejado atrás todo eso. Y hay que culpar a los autores de estas tesis no por haber defendido deliberadamente la ineficiencia, sino por haber dado con su error teórico en un problema que el CC les propuso discutir, una bandera, una justificación a los peores elementos. ¿Y por qué? Por ligereza, como quedó establecido en forma indudable por documentos auténticos.

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Paso ahora a la acusación hecha por el camarada Iurénev en relación con el camarada Shliápnikov. Si.el CC hubiera alejado ni camarada Shliápnikov, como representante de la oposición, precisamente antes del Congreso, es indudable que con ello habría cometido una bajeza. Cuando supimos que el camarada Shliápnikov se marchaba, dijimos en el Buró Político que no le daríamos instrucciones antes de su partida y, en vísperas de su partida, el camarada Shliápnikov vino a verme para decirme que se iba, pero no por directivas del CC. Así, pues, al camarada Iurénev le llegó simplemente un rumor, y ahora lo difunde. (Iurénev: "Shliápnikov me lo dijo personalmente.. .")

Yo no sé cómo pudo decirle eso personalmente, cuando antes de irse estuvo conmigo y me dijo que se iba, pero no por directivas del CC. Naturalmente, si antes del Congreso el CC hubiera alejado a la oposición, habría sido inadmisible. Pero cuando se habla en general de alejamiento, yo digo: traten entonces de elegir un CC que pueda distribuir acertadamente las fuerzas, pero que elimine la posibilidad de quejarse. ¿Y cómo se pueden distribuir las fuerzas de modo que todo el mundo quede contento? Si no se distribuyen las fuerzas, ¿para qué hablar de centralismo? Y si hubo violación de los principios, presenten ejemplos. Si ustedes dicen que hemos alejado a los representantes de la oposición, citen ustedes un ejemplo y lo examinaremos; quizás haya errores. ¿Acaso hemos alejado al camarada Iurénev, que se quejó ante el Buró Político de haber sido retirado injustamente del frente occidental? Después de examinar la cuestión, el Buró Político llegó a la conclusión de que se había

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3. Palabras finales para el informe del Comité Central

procedido correctamente. Y cualquiera sea el CC que se elija, tendrá que distribuir sus fuerzas.

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Prosigamos con la división de funciones entre el Buró de Organización y el Buró Político. El camarada Maxímovski, más experimentado que yo en cuestiones de organización, dice que Lenin mezcla los problemas del Buró de Organización y del Buró Político. Pues bien, analicemos este asunto. Para nosotros el Buró de Organización distribuye las fuerzas, mientras que el Buró Político asume las funciones políticas. Si tal división es inadecuada, ¿corno se pueden dividir las actividades de ambos órganos? ¿Quieren que redactemos una Constitución? Trazar una línea rígida entre el Buró Político y el Buró de Organización, delimitar sus funciones con exactitud, es una empresa difícil. Todo problema, incluso la designación de un administrador, puede convertirse en un problema político. Si alguien quiere proponer otra solución, hágalo, por favor. Camaradas Saprónov, Maxímovski y Iurénev: presenten sus proposiciones, traten de dividir, de delimitar las funciones del Buró de Organización y del Buró Político. Para nosotros es suficiente la protesta de un solo miembro del CC para que un problema sea considerado como un problema político. Pero en todo este tiempo no se ha producido una sola protesta. La iniciativa personal es lo que menos se restringe; cualquier miembro del CC puede declarar que un problema es político. Y ningún hombre con cierta experiencia práctica en asuntos de organización, aunque no sea tan competente como el camarada Maxímovski, aunque haya trabajado sólo medio año en este ámbito, debe hacer un tipo de crítica diferente de la que hizo el camarada Maxímovski. Que los críticos aporten recomendaciones precisas; nosotros las aceptaremos y aconsejaremos la elección de un nuevo CC que ponga en práctica estas recomendaciones. En cuanto a nosotros, sólo hemos recibido críticas abstractas y afirmaciones falsas.

Supongamos que ustedes separan el Buró de Organización de la dirección política. Yo pregunto: ¿en qué consistirá entonces la dirección política? ¿Quién dirige, si no la gente? ¿Y cómo se puede dirigir sin distribuir las fuerzas? ¿Se puede obligar a un hombre incompetente a poner en práctica determinadas directivas? Se le darán ciertas instrucciones, se controlará su labor y finalmente lo pasarán a otro trabajo. ¿Qué más debemos hacer para convencer a los camaradas Maxímovski, Saprónov y Osinski, que proponen en sus tesis una enmienda teórica hace ya tiempo rechazada? En la práctica hacen algo peor todavía y argumentan que no existe ningún material para una crítica seria.

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En el discurso del camarada Saprónov escuché algo práctico y me aferró a este punto. Decía el camarada Saprónov: el VII Congreso de Soviets ordenó y nosotros violamos esa orden; el decreto sobre el acopio de lino era la violación de una resolución del CEC de toda Rusia. Yo no puedo recordar ni siquiera la décima parte de los decretos que promulgamos. Pero en el secretariado del CCP me informé de las normas relativas al acopio de lino10. El decreto respectivo se promulgó el 10 de febrero. ¿Y qué ha sucedido? No hay ni un camarada, tanto en el Buró Político como en el CEC de toda Rusia, que se oponga a la iniciativa personal. Aquí, en esta tribuna, lo hemos visto. Los cama- radas saben que pueden hablar por sí mismos. ¿Por qué no apelaron de esta resolución? ¡Presenten sus reclamos! Desde el 10 de febrero no hubo ningún reclamo. A propuesta del camarada Ríkov y de acuerdo con el camarada Seredá y el Comisariato del Pueblo de Abastecimiento, aprobamos dicha resolución tras una

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3. Palabras finales para el informe del Comité Central

larga lucha. Ahora nos dicen: "¡Se han equivocado ustedes!" Es posible. Corríjannos. Lleven el asunto al Buró Político. Esa será una resolución formal. Veamos el acta. Si demuestra que hemos violado una resolución del Congreso, será necesario que nos Juzguen. ¿Dónde está la acusación? Por un lado nos reprochan a causa de Shliápnikov, y por otro dicen que hemos violado la resolución respecto del lino. Tómense la molestia de aportar hechos que demuestren que hemos violado la resolución. Pero ustedes no aportan hechos. Todas las palabras de ustedes siguen siendo palabras: iniciativa personal, designaciones, etc. ¿Para qué sirve entonces el centralismo? ¿Habríamos podido sostenernos dos metes si no hubiésemos hecho designaciones durante este período, durante estos dos años en el curso de los cuales pasamos en diferentes lugares de un completo agotamiento y de la destrucción a la victoria? Como no les agrada el retiro del camarada Shliápnikov o del camarada Iurénev, lanzan ustedes esas palabras a la multitud, a las masas no esclarecidas. El camarada Lutovínov dice: "El problema no está resuelto". Hay que resolverlo. Si dos comisarios del pueblo divergen en sus apreciaciones sobre Iván Ivanovich y uno afirma que esto es un asunto político, ¿qué podemos hacer? ¿Qué método proponen ustedes? ¿Creen ustedes que sólo en la presidencia del CEC de toda Rusia surgen cuestiones aburridas? Yo afirmo que no hay institución en la que no surjan asuntos aburridos; en todas hay que examinar el caso de María Ivánovna o de Sídor Ivánovich.

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Pero no se puede decís que no haya política, pues la política está en cada cabeza. El camarada Lutovínov tuvo... No sé cómo decirlo, temo ofender el delicado oído del camarada Saprónov y emplear una expresión polémica, pero él dijo que el camarada Krestinski había amenazado con provocar una división. Con ese motivo el Buró realizó una reunión. Tenemos el acta del Buró y ruego a todos los delegados del Congreso que la consigan y la lean12. Llegamos a la conclusión de que el camarada Krestinski se había arrebatado, y que ustedes, camarada Lutovínov y camarada Tomski, habían suscitado una intriga muy repugnante. Quizá no tengamos razón —rectifiquen en este caso nuestra resolución—, pero es absurdo decir lo que ustedes dicen sin leer los documentos, sin mencionar que hubo una reunión especial y que el asunto fue investigado en presencia de Tomski y Lutovínov.

Me quedan por tocar todavía dos puntos, y, ante todo, el de la designación de los camaradas Bujarin y Rádek. Se dice que los hemos enviado al CCS de toda Rusia como comisarios políticos y, con este motivo, aquí se está intentando presentar esto como una violación de la independencia y como burocracia. Quizás ustedes conozcan mejores teóricos que Rádek y Bujarin; si es así, deben presentárnoslos. Quizá conozcan hombres mejor familiarizados con el movimiento sindical; pues bien, preséntenlos. ¿Pero cómo? ¿Es que el CC no tiene derecho a agregar a un sindicato hombres que conocen mejor que nadie, desde un punto de vista teórico, el movimiento sindical, que están familiarizados con la experiencia alemana y pueden influir sobre una línea incorrecta? ¡El CC que no cumpliera esa tarea no podría ser un organismo dirigente! Cuanto más nos rodean los campesinos y cosacos del Kubán, ¡tanto más difícil se hace nuestra situación con respecto a la dictadura del proletariado! Por eso hay que enderezar la línea y hacerla, a toda costa, tan dura como el acero, y esta es la línea que recomendamos al Congreso del partido.

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12 Véase el presente tomo, págs. 15-16. (Ed.)

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3. Palabras finales para el informe del Comité Central

El camarada Bubnov nos dijo aquí que él está ligado íntimamente a Ucrania, y con ello ha puesto en evidencia el verdadero carácter de sus objeciones. Dijo también que el CC es culpable de la consolidación de los borotbistas. Se trata de un problema muy complejo e importante; pero creo que en este problema importante que exigía maniobra, y maniobra muy complejas, hemos salido vencedores. Cuando hablamos en el CC de hacer las máximas concesiones a los borotbistas, se rieron y se nos dijo que no marchábamos rectamente; pero al enemigo sólo se lo puede combatir rectamente cuando sigue una línea recta. Ahora bien, cuando el enemigo se mueve en zigzag y no en línea recta, debemos seguirlo y atraparlo en cada zigzag. Prometimos a los borotbistas las máximas concesiones, pero siempre que siguieran una política comunista. De esta manera mostramos que entre nosotros no existía la menor intolerancia. Y que esas concesiones fueron un acierto lo prueba el hecho de que los mejores elementos borotbistas han ingresado ahora en nuestro partido. Hemos hecho una reinscripción en este partido y en vez de la Insurrección de los borotbistas, que parecía inevitable, logramos, gracias a la correcta línea del CC, aplicada magníficamente por el camarada Rakovski, que lo mejor de los borotbistas ingresara en nuestro partido bajo nuestro control y con nuestro reconocimiento, en tanto que el resto ha desaparecido de la escena política. Esta victoria bien vale dos buenas batallas. Decir, por esto, que el CC es culpable de la consolidación de los borotbistas significa no comprender la línea política en el problema nacional.

Voy a referirme todavía al discurso del último camarada, el cual dijo que es preciso eliminar del programa todo lo que se afirma acerca de los sindicatos. Este es un ejemplo de apresuramiento. Nosotros no procedemos tan a la ligera. Decimos que no es necesario eliminar nada, que hay que discutir el problema folletos, artículos en la prensa, etc. Los sindicatos van a tomar en sus manos la vida económica, justamente la industria. Las frases acerca de no incorporar especialistas burgueses a los sindicatos son un prejuicio. Los sindicatos son organismos de educación y hay que exigirles mucho. El CC no tolerará malos educadores. La educación es una tarea larga y difícil. Aquí no basta un decreto, sino que se requiere abordar las cosas con habilidad y paciencia; hacia ello tendemos y seguiremos tendiendo. El asunto exige ser muy cautelosos, pero firmes.

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4. Discurso sobre la construcción económica

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4 DISCURSO SOBRE LA CONSTRUCCIÓN ECONÓMICA 31 DE MARZO

Camaradas, ante todo, dos breves observaciones. El camarada Saprónov continuó reprochándome mi falta de memoria, pero no llegó a explicar el problema que plantea. Continuó afirmando que el decreto sobre el acopio de lino viola una resolución del CEC de toda Rusia. Yo declaro que no se pueden lanzar así acusaciones gratuitas, acusaciones muy serias, en un Congreso del partido. Por supuesto, si el CCP hubiese violado una resolución del CEC de toda Rusia, habría que enjuiciarlo. ¿Pero por qué desde el 10 de febrero hasta hoy no se ha recibido ningún reclamo de que este decreto es una violación? Somos objeto de una acusación absolutamente gratuita, lanzada muy a la ligera, pero semejantes métodos de lucha no deben ser tomados en serio.

El camarada Miliutin dice que entre nosotros no hay casi discrepancias y que, por ello, resulta algo así como si Lenin, que está contra las disputas, provocara él mismo una. Pero el camarada Miliutin desfigura un poco los hechos, cosa que no debería hacer. El primer proyecto de resolución, esbozado por el camarada Trotski, fue después reelaborado colectivamente en el CC Lo enviamos a los camaradas Miliutin y Ríkov, quienes lo devolvieron diciendo que ellos lo combatirían. Así fueron las cosas en realidad. Después de desarrollar nosotros una labor de agitación y de ganarnos aliados, ellos organizaron en el Congreso una amplia oposición; pero al ver que nada conseguían, sólo entonces comenzaron a decir que estaban casi de acuerdo. Naturalmente, así es, pero es necesario llevar las cosas hasta el final y reconocer que este acuerdo, después que la oposición actuó aquí e intentó consolidarse en torno del problema de la dirección colectiva, significa el completo fracaso de ustedes. Sólo al cabo de los 15 minutos, cuando expiró su tiempo, se le ocurrió al camarada Miliutin que sería bueno plantear el asunto prácticamente. Absolutamente justo. Pero temo que sea demasiado tarde; aunque todavía el camarada Ríkov debe decir las palabras finales, la oposición no puede salvarse.

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Si los defensores de la dirección colectiva hubieran hecho en estos dos últimos meses lo que ellos predican, si nos hubieran dado un ejemplo —no diciendo que hay cierto director y hay cierto ayudante—, si hubiesen elaborado un cuestionario en el que se investigara en detalle el problema, estableciendo una comparación entre la dirección colectiva y la dirección personal, tal como fue resuelto en el Congreso de Consejos de Economía Nacional y en el CC; entonces nos hubiéramos vuelto mucho más inteligentes en el Congreso y no tendríamos que oír discusiones no muy pertinentes sobre cuestiones de principio, y los partidarios de la dirección colectiva podrían impulsar las cosas. Su posición sería firme si pudieran citar realmente por lo menos 10 fábricas con condiciones similares y administradas según el principio de la dirección colectiva, y las compararan prácticamente con la situación en fábricas con condiciones similares, pero administradas según el principio de la dirección personal. Para un informe de ese tipo podría darse una hora a cualquier informante, e impulsaría las cosas considerablemente; quizá podríamos establecer gradaciones prácticas en ámbito de la dirección colectiva. Pero lo cierto es que ninguno de los que

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4. Discurso sobre la construcción económica

debieran disponer de datos concretos, tanto los miembros de los consejos de economía nacional como los sindicalistas han aportado nada, pues nada tenían que aportar. ¡Nada, pero absolutamente nada!

El camarada Ríkov objetaba aquí que yo pretendo rehacer la revolución francesa y que niego que la burguesía creciera dentro del régimen feudal. No dije tal cosa. Lo que dije es que la burguesía al sustituir al régimen feudal, tomó a los señores feudales y aprendió de ellos a gobernar, lo cual no contradice de ninguna manera el hecho de que la burguesía creciera dentro del régimen feudal. Ahora bien, mis tesis, según las cuales la clase obrera, después de conquistar el poder, empieza a poner en práctica sus principios, no han sido refutadas absolutamente por nadie. Después de conquistar el poder, la clase obrera lo sostiene, conserva el poder y lo fortalece, como todas las clases modificando las relaciones de propiedad y promulgando una nueva Constitución. ¡Esta es mi primera tesis fundamental, y es discutible! La segunda tesis, que dice que toda nueva clase aprende de su predecesora y toma a su servicio a administradores de la vieja clase, es también una verdad absoluta. Por último mi tercera tesis afirma que la clase obrera debe aumentar el número de administradores salidos de sus propias filas, crear es? cuelas y preparar en escala nacional conjuntos de dirigentes. Estas tres tesis son irrefutables y se oponen radicalmente a las tesis de los sindicatos.

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Yo decía al camarada Tomski, en la reunión del grupo en la que examinamos sus tesis y en la que fuimos derrotados el cama- rada Bujarin y yo13, que el punto 7 de las mismas es el resultado de una completa confusión teórica. Allí se afirma:

El principio de la dirección colectiva de la industria, vigente en la actualidad, desde la presidencia del CSEN hasta la administración de las fábricas, es el principio fundamental en cuanto a la estructura de los órganos de regulación y dirección de la industria, y el único que puede garantizar la participación de las amplias masas obreras apartidistas por medio de los sindicatos. Sólo en casos especiales, y con el consentimiento mutuo de las presidencias del CSEN y del CCS de toda Rusia o de los Comités Céntrales de los sindicatos correspondientes, puede aceptarse la dirección personal en ciertas empresas, con la condición ineludible de que los administradores queden sujetos al control de los sindicatos y sus órganos.

¡Esto es pura tontería, porque todo está embrollado ahí: el papel de la clase obrera en la conquista del poder estatal y la relación entre los diversos métodos! ¡No podemos transigir con semejantes cosas! Desde el punto de vista teórico esas cosas nos llevan hacia atrás. Lo mismo podemos decir del centralismo democrático que defienden los camaradas Saprónov, Maxímovski y Osinski. El camarada Osinski olvida esto, al lanzar la idea de que yo califico de tontería el centralismo democrático. ¡No si pueden desfigurar así las cosas! ¿A qué viene aquí el problema de las designaciones o de la aprobación por las organizaciones locales? Se puede hacer aprobar las designaciones por los cuerpos colegiados y se puede también designar a éstos. Eso no tiene nada que ver con el problema planteado. Se dice que el centralismo democrático no consiste sólo en que dirija el CEC de toda Rusia sino en que dirija por

13 Lenin se refiere a la reunión del grupo del CCS de toda Rusia del 15 de marzo de 1920, en la que se discutieron las tesis de Tomski "Tareas de los sindicatos". En su intervención, Lenin criticó severamente las tesis de Tomski, en especial el punto séptimo, sobre el método fundamental de dirección, el de dirección colectiva. Pero el grupo del CCS de toda Rusa, que adoptó una posición incorrecta, votó en su mayoría por las tesis de Tomski. (Ed.)

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4. Discurso sobre la construcción económica

medio de las organizaciones locales. ¿Pero qué tienen que hacer aquí la dirección colectiva o la dirección personal?

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El camarada Trotski recordó su informe de 1918 y, leyendo It) que dijo entonces, señaló que en aquella ocasión no sólo discutimos cuestiones fundamentales, sino que también adoptamos una resolución categórica del CEC de toda Rusia. Por un viejo folleto mío, ahora exhumado y del que me había olvidado por completo, Las tareas inmediatas del poder soviético,14 veo que no sólo se planteó el problema de la dirección personal, sino que también fue aprobado en las tesis del CEC de toda Rusia.15 Trabajamos de tal modo, que no sólo olvidamos lo que nosotros mismos hemos escrito, sino también lo que ya fue resuelto por el CEC de toda Rusia para exhumar más tarde su resolución. He aquí unos pasajes del citado folleto:

"Los representantes concientes (y, probablemente, en gran medida, inconcientes) del relajamiento pequeñoburgués querían ver en esta concesión de poderes 'ilimitados' (o sea dictatoriales) a determinadas personas, un apartamiento del principio de la dirección colectiva, de la democracia y de los principios del poder soviético. En algunos lugares, entre los eseristas de izquierda se desarrolló una campaña de agitación francamente criminal contra el decreto sobre la dictadura,16 es decir, una agitación en la que se apelaba a los bajos instintos y al afán del pequeño propietario de sacar la mayor tajada' posible [.. . ] Toda gran industria maquinizada, que es precisamente la fuente material, la fuente productora, la base del socialismo, exige una unidad de voluntad estricta y absoluta, que dirija el trabajo común de centenares, millares y decenas de millares de personas. La necesidad de esto, desde el punto de vista técnico como del económico e histórico es evidente, y ha sido reconocida siempre, como una las condiciones del socialismo por todos los que meditan sobre el socialismo"; sólo así "puede asegurarse una estricta unidad voluntad [... ]

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"Pero de una manera u otra, la subordinación incondicional a una voluntad única es absolutamente necesaria para el éxito de los procesos organizados según el tipo de la gran industria maquinizada. Para los ferrocarriles ello es doble y triplemente m cosario [...]

"Y toda nuestra tarea¿ la tarea del partido de los comunistas (de los bolcheviques), portavoz con conciencia de clase del afán de liberación de los explotados, es evaluar este cambio, comprender su necesidad, ponerse al frente de las masas agotadas que buscan fatigosamente una salida, guiarlas por el camino corecto, por el camino de la disciplina de trabajo, por el camino que les ayude a coordinar las discusiones en las reuniones públicas sobre las condiciones de trabajo con la subordinación incondicional a la voluntad del dirigente soviético, dictador durante el trabajo [... ]

"Ha sido necesaria la victoria de Octubre de los trabajadores sobre los explotadores, ha sido necesario todo un período histórico en que los mismos trabajadores pudieran examinar previamente las nuevas condiciones de vida y las nuevas tareas, para que se haga posible una transición estable a las formas superiores de la disciplina de trabajo, a

14 Véase V. I. Lenin, ob. cit., t. XXVIII, págs. 443-484. (Ed.) 15 Id., ibíd., t. XXIX, págs. 71-74. (Ed.) 16 Los mencheviques y eseristas llamaron demagógicamente decreto de dictadura al que dictó el Consejo de Comisarios del Pueblo "Sobre la centralización de la dirección, la vigilancia de los caminos y la elevación de su capacidad de trasporte", publicado en el núm. 59, del 28 de marzo de 1918, periódico Izvestia del CEC de toda Rusia. (Ed.)

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4. Discurso sobre la construcción económica

una evaluación conciente de la necesidad de la dictadura del proletariado, a una subordinación incondicional a las órdenes personales dadas durante el trabajo por los representantes del poder soviético...

"Debemos aprender a combinar la democracia de las 'reuniones públicas' de las masas trabajadoras, que fluye turbulenta, impetuosa como las aguas primaverales que hacen desbordar todos los ríos, con la disciplina férrea durante el trabajo y con la obediencia incondicional a la voluntad de una sola persona, el dirigente soviético, en el trabajo"17.

El 29 de abril de 1918 el CEC de toda Rusia aprobó una resolución en la que refrendaba plenamente las proposiciones básicas expuestas en este informe, y encargó a su presidencia que los volviera a redactar en forma de tesis que representaran las tareas fundamentales del poder soviético. Así, pues, ¡estamos repitiendo lo que ya fue aprobado en una resolución oficial del CEC de toda Rusia hace dos años!

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Y ahora volvemos atrás en un problema ya resuelto hace tiempo, en un problema ya aprobado y esclarecido por el CEC de toda Rusia, a saber: el problema de que la democracia socialista soviética no está en contradicción en absoluto con la dirección personal y la dictadura, el problema de que la voluntad de la clase puede ejecutarla a veces un dictador, que a veces hace más él solo y con frecuencia es más necesario. En todo caso, la actitud hacia los principios de la dirección colectiva y la dirección personal, no sólo se esclareció hace tiempo, sino que incluso fue aprobada por el CEC de toda Rusia. En este aspecto, nuestro Congreso pone de relieve la triste verdad de que en lugar de ir hacia adelante, de la explicación de cuestiones de principio a cuestiones concretas, vamos hacia atrás, como cangrejos. Y si no superamos este error, nunca resolveremos el problema económico.

Quiero decir todavía dos palabras sobre ciertas observaciones del camarada Ríkov. Afirma él que el CCP obstaculiza la unificación de los comisariatos que dirigen la economía, y cuando dicen que el camarada Ríkov quiere tragarse al camarada Tsiurupa, responde: "Estoy dispuesto a dejarme tragar por Tsiurupa con tal de que se unifiquen los comisariatos económicos". Yo sé a dónde lleva esto, y debo decir que el intento del Consejo Superior de Economía, de formar una especie de bloque separado de los comisariatos económicos, separado del Consejo de Defensa y del CCP, no pasó inadvertido para el CC y dio lugar a una actitud desfavorable. Ahora el Consejo de Defensa ha cambiado su nombre por el de Consejo de Trabajo y Defensa. Quieren ustedes separarse del Comisariato de Guerra, que dedica sus mejores esfuerzos a la guerra y que es una institución sin la cual no podrán llevar siquiera a la práctica el trabajo obligatorio, como tampoco nosotros podemos llevarlo a la práctica sin el Comisariato del Pueblo del Interior. Tomen el correo; no podemos enviar una carta sin el Comisariato de Correos y Telégrafos. Tomen el Comisariato de Sanidad. ¿Cómo pueden llevar adelante la economía cuando el 70 por ciento padece de tifus? Resulta que para cada asunto habría que ponerse de acuerdo y remitirse a un comisariato económico. ¡Pero esto es un plan absolutamente sin sentido! Los argumentos de Ríkov no eran serios. De ahí que hayan sido combatidos y que el CC no los apoyara.

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17 Véase V. I. Lenin, ob. cit., t. XXVIII, págs., 475-479. (Ed.)

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4. Discurso sobre la construcción económica

Después el camarada Ríkov bromeó a costa del bloque que se perfila entre los camaradas Goltsman y Trotski. Quisiera decir unas palabras sobre esto. Siempre es necesario un bloque entre los grupos del partido qué mantienen una posición justa. Eso debe ser considerado siempre como una condición ineludible para una política justa. Si el camarada Goltsman, al que por desgracia conozco poco, pero del que he oído decir que representa entre los obreros metalúrgicos a cierta tendencia que insiste especialmente en el empleo de métodos razonables —lo que también subrayo en mis tesis—, si desde este punto de vista él insiste en la dirección personal, esto, naturalmente, será de gran utilidad. Un bloque con esa tendencia sería algo muy bueno. Si se amplía la representación de los sindicatos en el CC, será útil que también estén en ella representantes de esa tendencia —quizás equivocada en ciertos puntos, pero original, en cambio, y con un definido matiz propio—, junto con los defensores extremistas de la dirección colectiva, que luchan en nombre de la democracia, pero que están equivocados. Que unos y otros estén representados en el CC y habrá un bloque. Que el CC se integre así, de manera que por medio de un bloque pueda haber un campo de acción que funcione todo un año, y no sólo durante la semana en que se realiza el Congreso del partido. Hemos renunciado siempre al principio de la representación regional, ya que en esto hay mucho de camarilla regional. Cuando se trata de fundirse más estrechamente con los sindicatos, de observar cada matiz de opinión en los sindicatos y establecer vínculos, es indispensable que el CC quede integrado de modo tal, que sea, con respecto a las amplias masas de los sindicatos (tenemos 600.000 miembros del partido y 3.000.000 de miembros de los sindicatos), una correa de trasmisión que vincule simultáneamente al CC con la voluntad única de los 600.000 militantes del partido y los 3.000.000 de miembros de los sindicatos. Sin esa correa de trasmisión no se puede gobernar. Cuanto más íbamos conquistando Siberia, el Kubán y Ucrania, con su población campesina, tanto más difícil se hacía el problema, y tanto más trabajosamente marchaba nuestra máquina, pues en Siberia el proletariado es poco númeroso y en Ucrania es más débil aun. Pero sabemos que los obreros del Dónets y Nikoláiev han rechazado rotundamente la defensa del semidemagógico principio de la dirección colectiva al que se ha deslizado el camarada Saprónov. No cabe duda de que el elemento proletario de Ucrania es distinto al de Petrogrado, Moscú o Ivánovo-Voznesensk, y no porque no sea bueno, sino por razones puramente históricas. No tuvieron ocasión de templarse en el hambre, el frío y la lucha, en la misma medida que los proletarios de Moscú y Petrogrado. Por ello es necesaria tal vinculación con los sindicatos y tal forma de organización del CC que éste sea capaz de conocer, no sólo todos los matices de opinión de los 600.000 miembros del partido, sino también los de los 3.000.000 de miembros de los sindicatos, ¡de manera que en un momento dado pueda dirigir a todos como a un solo hombre! ¡Es necesaria esa organización! Ese es el factor fundamental, el factor político, sin el cual la dictadura del proletariado no será dictadura. ¡Si tiene que haber bloque, que sea un verdadero bloque! Y en vez de temerlo, hay que aplaudirlo y forjarlo más vigorosa y ampliamente en las instituciones centrales del partido!

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5. Discurso sobre la cooperación

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5. DISCURSO SOBRE LA COOPERACIÓN 3 DE ABRIL18

Sólo ayer por la noche y hoy he podido conocer en parte las dos resoluciones. Creo que la resolución de la minoría de la comisión es la más justa. El camarada Miliutin la atacó con una buena carga de terribles palabras: ha descubierto ambigüedad en esa resolución e incluso semiambigüedad y la acusó de oportunismo. Me parece, sin embargo, que no es tan fiero el león como Jo pintan. Si examinamos a fondo la cuestión, veremos que los argumentos de Miliutin, quien trató de plantear el asunto sobre una base dé principió, revelan la falsedad e inutilidad desde punto de vista de la práctica y del marxismo de la resolución por él defendida.

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Esta falsedad se debe a las siguientes razones: Miliutin señaló que en su resolución, es decir, en la resolución de la mayoría de la comisión, se propugna la fusión con los comités ejecutivos comárcales, la subordinación a los comités ejecutivos comarcales, y en ello ve el carácter franco y decidido de su resolución en comparación con el insuficiente carácter revolucionario de la resolución de la minoría. En los largos años de nuestra actividad revolucionaria, ya hemos visto que las acciones revolucionarias preparadas eran coronadas por el éxito, mientras que las que sólo estaban imbuidas de ardor revolucionario terminaban en un fracaso.

¿Qué dice la resolución de la minoría de la comisión? La resolución de la minoría dice: centren la atención en el reforzamiento de la labor comunista en las cooperativas de consumidores y conquisten en ellas la mayoría; primero preparen los órganos a los que quieren transferirlas, y después pueden transferirlas. Comparemos con esto la línea seguida por Miliutin: las cooperativa no son buenas; por ello hay que transferirlas a los comités ejecutivos comarcales. ¿Pero disponen ustedes de una base comunista en las cooperativas que quieren trasferir? Se pasa por alto la esencia del asunto —la preparación—, y sólo se da la última consigna. Si esta labor comunista se realiza y se crean los órganos que pueden hacerse cargo de las cooperativas y llevarlas adelante, entonces se concibe su trasferencia, y no hay por qué proclamarlo en el Congreso del partido. ¿Pero no han amenazado bastante a los campesinos? ¡Bastante ha amenazado el CSEN a los campesinos y a las cooperativas en el asunto del acopio de lino! Si tienen presente la experiencia práctica de nuestro trabajo en las localidades y en el CCP, reconocerán que esta actitud es falsa, y que es justa la resolución que habla de la necesidad de realizar una labor de educación comunista y de preparación de un conjunto de dirigentes, pues sin ella la trasferencia será imposible.

18 El IX Congreso del PC(b)R designó para el problema de la cooperación una sección especial, la que, en su reunión del 2 de abril de 1920 señalizó algunas variantes de tesis sobre cooperación que habían sido puestas a consideración del Congreso. En esa reunión de la sección, inicialmente se tomaron como base las tesis de V. Miliutin, que proponía subordinar las cooperativas al Estado. Después de la intervención de Lenin contra las tesis de Miliutin, el Congreso aprobó por abrumadora mayoría de votos la resolución defendida por Lenin. (Ed.)

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5. Discurso sobre la cooperación

El segundo problema fundamental es el de la vinculación con las cooperativas de consumidores. En este punto, el camarada Miliutin muestra una extraordinaria inconsecuencia, Si las cooperativas de consumidores no cumplen todos los encargos —es decir todo lo que hemos dicho durante dos años en una serie de decretos destinados a combatir a los kulaks—, habrá que recordar que las medidas gubernamentales contra el kulak pueden utilizarse también contra las cooperativas de consumidores. Y esto se lleva a cabo plenamente.

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Ahora lo principal es aumentar la producción y la cantidad de víveres. Si las cooperativas de consumidores no son capaces de cumplir esto, serán castigadas. Pero si debido a su vinculación con las cooperativas de productores, logran por lo menos un pequeño aumento de productos, debemos aplaudirlas e impulsar su iniciativa. Y si las cooperativas de consumidores, pese a su más estrecha y viva vinculación local con la producción, no son capaces de lograr ese aumento, no habrán cumplido el encargo directo del poder soviético. Ahora bien, si en el distrito se cuenta por lo menos con dos o tres camaradas enérgicos y dispuestos a luchar contra los kulaks y la burguesía, la victoria está asegurada. ¿Pero dónde fue obstaculizada la iniciativa del camarada Chuchin? Él no citó un solo ejemplo. Sin embargo, la idea de que es preciso vincular las cooperativas de productores con las cooperativas de consumidores y hacer todo tipo de concesiones con tal de aumentar la cantidad de productos en un futuro próximo, se desprende lógicamente de nuestra experiencia de dos años. Dicha idea no estorba en absoluto a los militantes comunistas o funcionarios soviéticos en su lucha contra las cooperativas de tipo burgués o kulak. No sólo no los estorba, sino que pone una nueva arma en sus manos. Si uno logra organizar algo, lo premiaremos, pero si no cumple el encargo lo castigaremos, y no sólo porque sea contrarrevolucionario, pues como aquí se ha dicho justamente, para eso está la Cheka, sino porque no cumple el encargo señalado por el Estado, el poder- soviético y el proletariado.

El camarada Miliutin no ha aportado un solo argumento firme contra la unificación de las cooperativas de consumidores, y no hizo más que señalar que eso le parece oportunismo o ambigüedad. Resulta extraño oír hablar así al camarada Miliutin, quien, junto con el camarada Ríkov, se proponía dar grandes pasos, pero se convenció de que ni siquiera puede dar la décima parte de un paso. Por este lado, la vinculación con las cooperativas de consumidores será una ventaja, pues permite abordar la producción ahora mismo. Contra la intervención en los asuntos políticos existen todo género de medios, y la subordinación en la producción y en la esfera económica depende íntegramente del Comisariato del Pueblo de Agricultura y del CSEN. Todos estos medios están en manos de ustedes en la medida en que puedan controlar las cooperativas.

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Paso ahora a la tercera cuestión, a la cuestión de la estatificación, que Miliutin defendió en tal forma, que resultó extraño escucharlo. Se creó una comisión en la que el camarada Krestinski quedó en minoría, y el camarada Miliutin resultó vencedor, pero ahora él dice: "Estoy de acuerdo en no discutir el problema de la estatificación". ¿Qué discutió entonces la comisión? Si usted ve las cosas como el camarada Chuchin, no tiene razón en renunciar a la estatificación. Aquí se ha preguntado: si hemos nacionalizado a los capitalistas, ¿por qué no podemos nacionalizar a los kulaks? No es sorprendente que el argumento haya sida recibido

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5. Discurso sobre la cooperación

aquí como algo gracioso. En efecto, contemos como contemos, los campesinos ricos, los que explotan el trabajo ajeno, no son menos de medio millón y quizá lleguen a sumar un millón. ¿Cómo proponen ustedes nacionalizarlos? Es una fantasía, pues ahora no tenemos los medios para eso.

El camarada Chuchin tiene completa razón cuando dice que en las cooperativas hay una serie de contrarrevolucionarios, pero eso es harina de otro costal. Aquí se habló con acierto de la Cheka. Si la miopía no les permite desenmascarar a algunos jefes de cooperativas, lleven a ellas a un comunista para que descubra a la contrarrevolución, y si se trata de un buen comunista —y todo buen comunista es, a la vez, un buen chekista—, el camarada enviado a la cooperativa debe capturar por lo menos a dos cooperativistas contrarrevolucionarios.

He ahí por qué el camarada Chuchin está equivocado al propugnar la inmediata estatificación. La medida sería buena,: pero es imposible, ya que tratamos con una clase menos capaz de: recibir nuestra influencia y que por cierto no puede ser nacionalizada. Ni siquiera hemos nacionalizado todas las empresas! industriales. Antes de llegar de las direcciones generales y los centros a determinada localidad, las órdenes se vuelven absolutamente inoperantes; se pierden totalmente en un mar de documentos, por la falta de caminos y de líneas telegráficas, etc. Por ello no es posible hablar hoy de nacionalizar las cooperativas. El camarada Miliutin también está equivocado en el plano de los principios. Como se da cuenta de que su posición es débil, cree que puede suprimirse sin más este punto. Pero en este caso, camarada Miliutin, usted mutila su resolución, demostrando así que la resolución de la minoría es correcta; pues el espíritu de su resolución —subordinación a los comités ejecutivos comarcales (en el primer punto dice textualmente: "adoptar medidas")— ks un espíritu chekista, introducido equivocadamente en un problema económico. La otra resolución dice que, ante todo, hay que aumentar el número de comunistas, intensificar la propaganda y la agitación comunista, crear una base. Aquí no encontraremos nada sensacional, ni se promete un paraíso. Pero si en las localidades hay comunistas, ellos sabrán lo que deben hacer, y el camarada Chuchin no necesitará explicar adonde hay que llevar a los contrarrevolucionarios. En segundo término, es necesario crear el órgano correspondiente. Creen ese órgano, pónganlo a prueba en la práctica; verifiquen si aumenta la producción: ¡esto es lo que dice la resolución de la minoría! Hay que crear antes que nada una base, y después veremos. Lo que haya que hacer, se hará por sí mismo. Decretos como los que dicen eme los contrarrevolucionarios deben ser entregados a la Cheka, y si no existe la Cheka, al Comité Revolucionario, los hay en abundancia. Necesitamos menos de estas amenazas. Hay que aprobar la resolución de la minoría que da la línea política fundamental.

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6. Discurso de clausura del Congreso

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6. DISCURSO DE CLAUSURA DEL CONGRESO 5 DE ABRIL

Camaradas, al hacer un breve resumen de la labor de nuestro Congreso debemos detenernos, en mi opinión, ante todo en las tareas de nuestro partido. El Congreso ha aprobado una detallada resolución sobre las cuestiones de organización y, como era de esperar, en ella ocupa un lugar importantísimo el problema de la educación, preparación y utilización organizada de los miembros de nuestro partido. La comisión de credenciales ha informado que en este Congreso están representados más de 600.000 miembros del partido. Todos nosotros conocemos perfectamente las enormes dificultades que ha enfrentado el partido en estos tiempos de combate en que hubo que tomar medidas para que los peores elementos, la escoria del viejo régimen capitalista, no pudieran infiltrarse e incrustarse en el partido gubernamental, partido legal, naturalmente, puesto que es el partido gobernante y el que abre el camino hacia el poder. Y una de esas medida fue la institución de las Semanas del partido. Sólo en esas condiciones, sólo en los momentos en que el partido y el movimiento atravesaban situaciones excepcionalmente difíciles, cuando Denikin estaba al norte de Orel y Iudénich a 50 verstas de Petrogrado, únicamente podía ingresar en el partido gente entregada sinceramente a la causa de la emancipación de los trabajadores.

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Esas condiciones no se repetirán ahora, al menos en un futuro inmediato, pero es, necesario decir que el inmenso número de miembros (en comparación con los congresos anteriores) que nuestro partido ha alcanzado, causa ciertos recelos; existe el peligro real de que el rápido crecimiento de nuestro partido no haya estado siempre al nivel de la educación que hemos dado a esta masa con vistas a las tareas actuales. Debemos tener constantemente en cuenta que este ejército de 600.000 hombres debí ser la vanguardia de la clase obrera y que sólo con una disciplina férrea fue posible que cumpliéramos nuestras tareas durante dos años. La condición fundamental para poder aplicar y mantener nuestra rigurosa disciplina es la fidelidad: todos los viejos medios y fuentes de la disciplina han dejado de existir, y sólo hemos basado nuestra actividad en un elevado grado de comprensión de conciencia política. Esto nos ha permitido lograr una disciplina superior a la de cualquier otro Estado, y que descansa sobre una base que no se parece a la disciplina que se mantiene con dificultad, si es que puede mantenerse todavía, en la sociedad capitalista. Debemos recordar, por ello, que nuestra tarea para el próximo año, después de los brillantes éxitos militares, no consiste tanto en el crecimiento del partido como en la labor interna del partido, en la educación de los miembros de nuestro partido. Por algo nuestras resoluciones sobre organización prestan la mayor atención posible a este problema.

¡Hay que tratar, a toda costa, que esta vanguardia del proletariado, que este ejército de 600.000 miembros, sea capaz de enfrentar las tareas que se plantean a esta vanguardia. ¡Y se le plantean tareas internacionales e internas de grandiosa

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importancia! Con respecto a las tareas internacionales, nunca ha sido tan buena nuestra situación internacional como en el momento actual. Aunque raras veces nos llegan noticias acerca de la vida de los obreros en el extranjero, sin embargo, cada vez que recibimos un par de cartas o varios números de periódicos socialistas obreros de Europa o Norteamérica, sentimos una verdadera satisfacción porque vemos cómo entre las masas no contaminadas por la propaganda de otros tiempos, o que vegetaban en un triste oportunismo, en un socialismo puramente parlamentario, en todas partes, en todos los rincones del mundo, crece enormemente el Interés por el poder soviético y por las nuevas tareas, y crece mucho más de lo que imaginamos; en todas partes vemos un intenso movimiento revolucionario, un estado de agitación, y el problema de la revolución se ha convertido en un asunto Corriente.

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Ayer tuve ocasión de hojear un número del periódico del Partido Socialista Obrero inglés. Los obreros ingleses, cuyos líderes eran intelectuales que durante décadas se caracterizaron por su desprecio por la teoría, dicen categóricamente, y el periódico es una prueba de ello, que en la actualidad existe entre los obreros ingleses interés por el problema de la revolución y que se intensifica el interés por la lucha contra el revisionismo, contra el oportunismo y contra el socialismo parlamentario, ese socialismo traidor que tan bien hemos conocido nosotros. ¡Esta lucha se ha convertido en un problema del día! Podemos decir rotundamente que el camarada norteamericano R., quien ha editado un voluminoso libro que contiene una serie de artículos de Trotski y míos, y que de este modo ofrece un resumen de la historia de la revolución rusa, tiene razón. Este camarada dice que la Revolución Francesa resultó victoriosa en escala histórica mundial, y que si pudo ser aplastada en forma directa, se debió a que se encontraba rodeada por los países más atrasados del continente europeo, en los cuales no pudo surgir inmediatamente un movimiento que la imitara, un movimiento de simpatía y apoyo. La revolución rusa, que surgió debido al yugo zarista y a una serie de otros factores (vinculación con el año 1905, etc.), antes que en otros lugares, está rodeada de países que se encuentran en un nivel más elevado del desarrollo capitalista y que marchan hacia la revolución con más lentitud, pero con mayor solidez, firmeza y seguridad. ¡Vemos que cada año, e incluso cada mes, aumenta 10, 100 y 1.000 veces el número de partidarios y amigos de la República Soviética en cada país capitalista, y es necesario decir que también tenemos más amigos y aliados de lo que imaginamos!

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¡Los intentos del imperialismo mundial de aplastarnos por la fuerza de las armas han sufrido un completo fracaso! Ahora la situación internacional nos da una tregua mucho más larga y firme que la que tuvimos al comenzar la revolución. Pero debemos recordar que esto es sólo una tregua. Debemos recordar que todo el mundo capitalista está armado de pies a cabeza y espera su momento, eligiendo las mejores condiciones estratégicas y estudiando los métodos de ataque. ¡No debemos olvidar en ningún momento que toda la fuerza económica y militar está todavía de su parte! En escala internacional, todavía somos débiles; pero crecemos y nos fortalecemos con rapidez, arrancamos al enemigo un arma tras otra, ¡pero el enemigo acecha a la República Soviética a cada paso! Ahora el capital internacional tiene intenciones precisas, un plan bien meditado tendiente a combinar, unir y fundir, una vez levantado el bloqueo, la especulación internacional en comestibles y el libre comercio internacional con nuestra especulación interna, para preparar así, sobre la

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base de esta especulación, una nueva guerra contra nosotros, una nueva serie de trampas y emboscadas.

Y esto nos trae a la tarea básica que constituye el tema principal, el objeto principal de la atención de nuestro Congreso: la tarea de la construcción. En este aspecto, el Congreso ha dado mucho, a saber: ha adoptado unánimemente una resolución sobre el problema principal de la construcción económica y del trasporte. Y ahora, por medio de la educación del partido, conseguiremos que los tres millones de miembros de la clase obrera: agrupados en los sindicatos cumplan como un solo hombre dicha; resolución. Lograremos que esta resolución encauce toda nuestra fuerza, disciplina y energía, hacia la restauración de la vida económica del país; en primer lugar hacia la restauración del trasporte, y luego, hacia el mejoramiento de la situación alimentaria.

Ahora tenemos toda una serie de temas para la propaganda; y en este aspecto, cada noticia que recibimos del extranjero y cada diez nuevos miembros del partido nos dan nuevo material para la propaganda. La propaganda debe realizarse sistemáticamente, sin dispersar ni dividir fuerzas. ¡Debemos recordar firmemente que alcanzamos éxitos y realizamos milagros en el terreno militar porque siempre nos concentramos en lo principal, en lo fundamental, y resolvimos los problemas como no fue capaz de resolverlos la sociedad capitalista!

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La cuestión es que la sociedad capitalista decide a espaldas de la propia sociedad todo lo que interesa especialmente a los ciudadanos: sus condiciones económicas, la guerra y la paz. Los problemas más importantes —la guerra, la paz, los problemas diplomáticos— son resueltos por un insignificante puñado de capitalistas, que no sólo engañan a las masas, sino incluso con frecuencia, al Parlamento. ¡No hay ningún Parlamento en el mundo que haya dicho algo importante en alguna ocasión con respecto a la guerra y la paz! En la sociedad capitalista, los principales problemas de la vida económica de los trabajadores —si han de vivir en medio del hambre o de la comodidad— ¡todo ello es resuelto por el capitalista como amo y señor, como un dios! ¡En todos los, países capitalistas, inclusive en las repúblicas democráticas, la atención del pueblo es distraída en esos períodos por la venal-prensa burguesa, que usa el rótulo libertad de palabra y que inventa y pone en circulación todo lo necesario para burlar y engañar a esa masa! ¡Por el contrario, en nuestro país, todo el aparato del poder estatal, toda la atención del obrero con conciencia de clase, se concentra íntegra y exclusivamente en el problema principal y cardinal, en la tarea esencial! De este modo hemos hecho gigantescos progresos en el ámbito militar, y ahora debemos aplicar esta experiencia en el ámbito económico.

Estamos realizando el paso hacia el socialismo; y el problema más apremiante —el pan y el trabajo— no es problema particular o asunto privado. de un empresario, sino asunto de toda la sociedad, en la. que todo campesino que piense un poco debe ciertamente darse cuenta y comprender que si el gobierno plantea en toda su prensa, en cada artículo, en cada número de periódico, el problema del trasporte, ¡es porque se trata de un asunto común a todos! Esta construcción lleva al campesino de la ceguera y la ignorancia —que lo condenaban a la esclavitud— a la verdadera libertad, a un estado de cosas en el que los trabajadores, al conocer todas las dificultades que se las plantean, encauzarán todas las fuerzas de la organización social, todas las fuerzas del aparato estatal, todas las fuerzas de la agitación hacia lo más simple y esencial, ¡dejando de lado el brillo, los adornos y el juego con resoluciones e

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ingeniosas promesas que constituyen el tema de la agitación periodística de todos los países burgueses!

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Hay que concentrar todos los esfuerzos, toda la atención, en estas sencillas tareas económicas que todo campe-: sino comprende y que ningún campesino medio honesto, aunque sea rico, podrá objetar; y al plantearlas en cualquier asamblea siempre tendremos absoluta razón. Incluso la masa obrera y campesina menos conciente políticamente confirmará que lo principal ahora es restaurar la economía de un modo que evite que caiga otra vez en manos de los explotadores y no tenga la menor indulgencia con el hombre que en un país hambriento aprovecha, sus excedentes de cereales para enriquecerse y hacer pasar hambre a los pobres. No encontrarán ustedes a nadie, por ignorante o poco esclarecido que sea, que no advierta que esto es injusto y que no se le ocurra la idea, confusa y oscura quizá, de que los argumentos que emplean los partidarios del poder soviético responden plenamente a los intereses de los trabajadores.

En estas tareas sencillas que quedan relegadas a segundo plano en las grandes sociedades capitalistas y son consideradas: asunto privativo de los patronos, debemos concentrar la atención de todo el ejército de los 600.000 miembros del partido, entre los cuales no debemos admitir que ni uno solo deje de cumplir su tarea. ¡Y en nombre de esto debemos hacer que toda la masa obrera se una a nosotros con la mayor abnegación y fidelidad! Será difícil organizar esto, pero tiene enorme autoridad moral e; inmensa fuerza de persuasión, ya que es justo desde el punto de vista de los trabajadores. Pues bien, con la seguridad de que esta tarea, gracias a la labor del Congreso, podrá cumplirse ahora tan "brillantemente (aunque también a costa de una serie de derrotas y errores) como cumplimos la tarea militar; con esta seguridad podemos decir que hoy nos están mirando los obreros de; todos los países europeos y americanos, con la esperanza de que cumplamos la tarea más difícil que se nos plantea, pues es más difícil que obtener la victoria militar. ¡Y no podemos cumplirla apelando simplemente al entusiasmo, la abnegación y a un impulso heroico! En esta labor de organización, en la que nosotros, los rusos, hemos sido más débiles que otros, en esta labor de autodisciplina, en esta labor de rechazar lo accesorio y esforzarse en lo esencial, nada puede hacerse con rapidez; asimismo, en este ámbito de la requisa de cereales, de la restauración de los medios de trasporte y la restauración de la economía, en el que sólo se puede avanzar paso a paso y en el que se prepara el terreno y se hace poco quizá, pero firme, ¡en esta labor, los ojos de los obreros de todos los países están puestos en nosotros, esperan de nosotros nuevas victorias! Estoy seguro de que, guiados por las resoluciones de nuestro Congreso, y con los 600.000 miembros del partido trabajando como un solo hombre, después de establecer la más estrecha vinculación con los organismos económicos y con los organismos sindicales, podremos cumplir esta tarea tan victoriosamente como cumplimos la tarea militar, ¡y marcharemos rápida y firmemente hacia la victoria de la República Socialista Soviética Mundial! (Aplausos.)