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  • IV Ponencia

    Educacin Cristiana: Escuela, Familia y

    Comunidad.

    D. Javier Salinas Vials

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    Educacin cristiana: Escuela, Familia y Comunidad

    1. LA ACCIN EDUCATIVA DE LA IGLESIA Y LA NUEVA EVANGELIZACIN

    La celebracin de un Congreso dedicado a el Futuro de la ERE constituye un gesto de gran coraje en esta sociedad tan radicalmente cambiante en la que vivimos, uno de cuyos sntomas se manifiesta en la situacin de la accin educativa como transmisin crtica y sistemtica de la cultura, entre otros. En este sentido, este Congreso se propone afrontar algunos desafos que hoy plantea la misin educativa de la sociedad y de la Iglesia, especialmente en lo referente a la educacin a la libertad y al sentido de la verdad. Temas vinculados a una visin de la educacin como formacin integral de la persona, que incorpora la atencin propia a su dimensin tica y religiosa1.

    En este contexto se sita la cuestin que nos congrega: bajo qu condiciones existe un futuro para la Enseanza Religiosa Escolar, como derecho de los padres y alumnos que lo soliciten, y como dimensin de la accin educativa de la institucin escolar al servicio de todos los hombres y todo el hombre2. En esta lnea, La ERE se presenta como oferta de la cultura religiosa que la Iglesia ha ido tejiendo al pasar del tiempo, como consecuencia del anuncio de la fe en el corazn de la vida de los hombres. Una propuesta se apoya en su rica y larga tradicin educativa, pues es experta en humanidad y cree que el misterio del hombre slo se esclarece en el misterio del Verbo Encarnado3. De hecho, la Iglesia, a travs de los cristianos y mediante instituciones propias, siempre ha contribuido a la educacin de las nuevas generaciones. Un compromiso que Benedicto XVI no se cansa de recordar frente a quienes lo cuestionan: es fuerte la fascinacin de concepciones relativistas y nihilistas de la vida, en las que se pone en tela de juicio la legitimidad misma de la educacin, la primera contribucin que podemos dar es la de testimoniar nuestra confianza en la vida y en el hombre, en su razn y en su capacidad de amar. Esta confianza no es fruto de un optimismo ingenuo,

    1 Conferencia Episcopal Espaola. Orientaciones pastorales sobre la Enseanza Religiosa Escolar. Su legitimidad, carcter propio y contenido. 1979, nn. 6-7. En adelante Orientaciones Pastorales ERE. 2 Cf. Pablo VI. Carta Encclica Populorum Progressio, 14. 3 Conc. Ecum. Vat II, Const. Pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporneo Gaudium et Spes, n.22.

    La Iglesia, como Madre, est obligada a dar a sus hijos una educacin que llene toda su vida del Espritu de Cristo, pero al mismo tiempo ofrece a todos los pueblos su colaboracin para promover la perfeccin ntegra de la persona humana, tambin para el bien de la sociedad terrestre y para la construccin de un mundo que debe configurarse ms

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    sino que nos viene de la esperanza fiable (Spe salvi 1) que se nos da mediante la fe en la redencin realizada por Jesucristo4.

    Son muchas las aportaciones que se han presentado en este Congreso. Todas ellas se sitan en el horizonte que nos abri el documento episcopal de 1979 sobe el carcter propio de la Enseanza Religiosa Escolar (ERE): Persuadidos del valor humanizador de lo religioso para una existencia humana que quiera abrirse a la realidad total del mundo y no cegar ninguna de las expectativas del espritu humano, y convencidos de la fuerza y fecundidad del Evangelio para liberar y plenificar al hombre, ofrecindole sentido, verdad y esperanza5. En efecto, la fe cristiana promueve una visin del hombre que es fundamento de la accin educativa, y que contribuye a la formacin de las personas que constituyen nuestra sociedad.

    Desde este horizonte mi aportacin se centra en los distintos y complementarios lugares o mbitos educativos en los que se da el proceso de la educacin cristiana. Un tema de gran calado eclesial, pues toda educacin cristiana tiene en la Iglesia su punto de partida, su clima nutricio y tambin su referencia permanente. En este sentido, mi aportacin tiene un acento eclesiolgico, no nace tanto del estudio acadmico como de la responsabilidad pastoral propia del ministerio episcopal en campo de la educacin cristiana. Se trata de mostrar cmo toda accin educativa, y especialmente la educacin cristiana, debe contar no slo con un buen dispositivo de finalidades educativas, contenidos y mtodos sino, tambin con un ambiente capaz de mostrar e impulsar la propuesta educativa. En realidad, para que el educando no puede realizar su aspiracin a la verdad y la libertad, es necesario un ambiente educativo que confirme y sostenga los contenidos que se le ofrecen.

    A postre, se trata de mostrar las consecuencias de la dimensin comunitaria de la fe en el proceso de la educacin cristiana. Ah se sitan los distintos lugares o mbitos que van configurando el camino de la fe de todo cristiano: la familia, la comunidad parroquial, la escuela. Y sealar qu aporta cada uno, cmo se articulan entre s para contribuir a la formacin integral del cristiano. Un tema presente en la reflexin y en la accin educativa desde hace mucho tiempo, pero que es preciso abordar ahora desde una nueva dinmica que permita aunar esfuerzos en un nico camino: acompaar el crecimiento en la vida y en la fe de todo cristiano. Una propuesta que no se puede dar por supuesta, en esta nueva situacin que vivimos. Los lugares o mbitos tradicionales de transmisin y maduracin de la fe, especialmente la familia, la escuela, la parroquia, estn pasando por serias transformaciones que afectan directamente a la educacin de la fe. Se ha interrumpido aquella dinmica, casi espontnea, que impulsaba la transmisin de la fe en estos mbitos. Hace tiempo que nuestra sociedad ha dejado de desempear la funcin de catecumenado social para la transmisin de la fe. Hoy la fe ha que proponerla.

    Todo esto nos lleva a preguntarnos de nuevo cmo hay que pensar estos ambientes educativos para que puedan contribuir, cada uno desde su originalidad, a la gran tarea de la formacin cristiana de las futuras generaciones. No debemos olvidar que, cuanto menos consistencia cristiana tiene un mbito social, como ocurre hoy con frecuencia, ms se necesita aunar las distintas acciones de educacin cristiana para que se identifiquen de una forma ms intensa con la memoria de la Iglesia, es decir, con cuanto ella cree, vive y celebra. A la postre, como veremos, la coordinacin de los distintos lugares y acciones de la educacin cristiana se fundamenta, no en una estrategia

    4 Benedicto XVI. Discurso a la Conferencia Episcopal Italiana. 28 de mayo de 2009. 5 CEE Orientaciones pastorales ERE, 9.

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    educativa, sino en la unidad de la fe que sostiene la vida de la Iglesia, y las distintas acciones de la educacin cristiana.

    Por esto, nuestra exposicin exponemos aquellos fundamentos de la educacin cristiana y los respectivos ambientes o lugares educativos par a poder sealar los criterios que han de configurar una accin pastoral que integradora en relacin al la educacin humana y cristiana, especialmente de nios adolescentes y jvenes. Y sin olvidar el papel decisivo de los responsables concretos en la accin educativa, pues sin su testimonio y aportacin sta sera imposible. A la postre, la crisis que vivimos en la accin educativa tiene mucho que ver con aquellas convicciones y motivos que guan la vida de los educadores, sean padres, maestros, profesores o sacerdotes. Benedicto XVI al hablar de la gran tarea educativa, y en particular de las distintas formas y lugares de la educacin cristiana, advierte que es necesario que los docentes tengan una comprensin clara y precisa de la naturaleza especfica y del papel de la educacin catlica. Deben estar tambin preparados para impulsar el compromiso de toda la comunidad educativa de ayudar a nuestros jvenes y a sus familias a que experimenten la armona entre fe, vida y cultura6.

    1.1. Evangelizar es un acto eclesial.

    Todos venimos a la vida, y tambin a la fe, en un ambiente, en un entramado de relaciones humanas. Nadie crece en solitario. Somos relacin, con todos los acentos que se le quieran poner. La educacin aspira a cultivar a la persona en su totalidad, lo cual slo puede alcanzarse en un contexto relacional y comunitario. Nacemos en una familia y desarrollamos nuestra vida en mltiples ambientes comunitarios. Igualmente hay que afirmar que no podemos llegar a ser cristianos si no es en la Iglesia. Ella nos engendra en la vida cristiana, por el ministerio apostlico, a travs de la Palabra y los Sacramentos, en compaa de otros cristianos. Nuestro encuentro con Cristo se realiza en el contexto comunitario de la Iglesia. De ah que tambin la transmisin de la fe tenga en ella su raz y su estilo. Nadie puede vivir la fe ni transmitirla si no es en comunin eclesial. Cuando el ms humilde predicador, catequista o pastor, en el lugar ms apartado, predica el Evangelio, rene a su pequea comunidad o administra un sacramento, an cuando se encuentre solo, ejerce un acto de Iglesia y su gesto se enlaza mediante relaciones institucionales, ciertamente, pero tambin mediante vnculos invisibles y races escondidas en el orden de la gracia, de la actividad evangelizadora, de toda la Iglesia7. En este sentido, el anuncio, la transmisin y la vivencia del Evangelio se realiza en el seno de una Iglesia particular o Dicesis8. En ella todos tenemos una misma misin evangelizadora, aunque cada uno segn su condicin y responsabilidad9.

    6 Benedicto XVI. Encuentro con los educadores catlicos. EEUU, 2008. 7 Pablo VI. Exhortacin Evangeli Nuntiandi, 60. 8 Congregacin para el Clero. Directorio General para la Catequesis, 217. 9 Cf. Directorio General para la Catequesis, 220.

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