irak 2001

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Miguel Marín Bosch /I La guerra y la ONU Una señora llega a su casa y encuentra a su hijo con la televisión prendida. -¿Qué haces? -le pregunta la madre. -Nada, viendo la guerra -responde el niño. La guerra, para los que la sufren en Irak y para los que la vemos por televisión, será un hito importante del siglo que ahora empieza. Es una guerra muy planeada, muy esperada y largamente programada. Tras los ataques aéreos y la invasión terrestre a Irak, se ha suscitado un intenso debate sobre la legalidad de la acción militar de Estados Unidos y el Reino Unido (y de los demás miembros de la llamada coalición, cuya contribución es, salvo en el caso de Australia, meramente simbólica). Se ha discutido el papel (o no papel) de Naciones Unidas. En éste y el siguiente artículo plantearemos una serie de consideraciones que quizá nos ayuden a comprender mejor lo que está pasando en este mundo unipolar en el que una sola potencia se arroga el derecho de decidir por los demás miembros de la comunidad internacional. La ilegalidad de la guerra Entre muchas otras cosas, el siglo XX será recordado por dos acontecimientos que inciden de manera directa en la crisis de Irak. Por un lado se logró la prohibición del uso de la fuerza salvo en situaciones determinadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Por el otro aparecieron, se desarrollaron y proliferaron las armas de destrucción en masa (biológicas, químicas y nucleares) y sus vectores (los proyectiles para transportarlas). La Carta de la ONU señala que son únicamente dos las circunstancias en que se podría autorizar el uso de la fuerza. La primera es el resultado de una determinación del Consejo de Seguridad de la existencia de una "amenaza a la

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Miguel Marn Bosch /I

Miguel Marn Bosch /I

La guerra y la ONU

Una seora llega a su casa y encuentra a su hijo con la televisin prendida.

-Qu haces? -le pregunta la madre.

-Nada, viendo la guerra -responde el nio.

La guerra, para los que la sufren en Irak y para los que la vemos por televisin, ser un hito importante del siglo que ahora empieza. Es una guerra muy planeada, muy esperada y largamente programada.

Tras los ataques areos y la invasin terrestre a Irak, se ha suscitado un intenso debate sobre la legalidad de la accin militar de Estados Unidos y el Reino Unido (y de los dems miembros de la llamada coalicin, cuya contribucin es, salvo en el caso de Australia, meramente simblica). Se ha discutido el papel (o no papel) de Naciones Unidas. En ste y el siguiente artculo plantearemos una serie de consideraciones que quiz nos ayuden a comprender mejor lo que est pasando en este mundo unipolar en el que una sola potencia se arroga el derecho de decidir por los dems miembros de la comunidad internacional.

La ilegalidad de la guerra

Entre muchas otras cosas, el siglo XX ser recordado por dos acontecimientos que inciden de manera directa en la crisis de Irak. Por un lado se logr la prohibicin del uso de la fuerza salvo en situaciones determinadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Por el otro aparecieron, se desarrollaron y proliferaron las armas de destruccin en masa (biolgicas, qumicas y nucleares) y sus vectores (los proyectiles para transportarlas).

La Carta de la ONU seala que son nicamente dos las circunstancias en que se podra autorizar el uso de la fuerza. La primera es el resultado de una determinacin del Consejo de Seguridad de la existencia de una "amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de agresin". La segunda es el derecho de legtima defensa que puede ejercer un pas siempre y cuando lo comunique inmediatamente al Consejo de Seguridad que, a su vez, decidir lo procedente.

En 1950, por ejemplo, el Consejo de Seguridad determin que Corea del Sur haba sido vctima de una agresin de Corea del Norte y, por tanto, autoriz el uso de la fuerza. As empez la guerra de Corea. Cuarenta aos despus, en 1990, el Consejo determin que Kuwait haba sido vctima de una agresin de Irak y volvi a autorizar el uso de la fuerza. El resultado fue la guerra del Golfo.

Las discusiones en la ONU que culminaron en la accin blica contra Irak se remontan al discurso del presidente George W. Bush, el 12 de septiembre, en el debate general de la sesin anual de la Asamblea General. Dedic casi la totalidad de su alocucin al tema de Irak y a la supuesta amenaza que representa para su regin y el mundo entero. Concluy anunciando que Estados Unidos trabajara con el Consejo de Seguridad para que se adoptaran las resoluciones necesarias, mismas que el consejo tendra que hacer cumplir "o ser inevitable que tomemos medidas". Ah estaba el anuncio de lo que vendra.

Siguieron semanas de negociaciones en el Consejo de Seguridad y, por fin, el 8 de noviembre de 2002 se aprob por unanimidad la resolucin 1441. En ella se decidi que "Irak ha incurrido y sigue incurriendo en violacin grave de sus obligaciones" conforme a las diversas resoluciones adoptadas desde 1990 y se le dio "una ltima oportunidad de cumplir con sus obligaciones en materia de desarme". Para esto ltimo se instaur un rgimen de inspeccin reforzado (Unmovic). Tras una larga lista de condiciones, la resolucin 1441 concluy que si Irak sigue infringiendo sus obligaciones "se expondr a graves consecuencias".

Pasaron los meses de noviembre y diciembre y no todos los miembros del Consejo de Seguridad estuvieron satisfechos con los avances de las inspecciones de Unmovic. Los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido perdieron la paciencia y, junto con Bulgaria y Espaa, promovieron a principios de ao un segundo proyecto de resolucin. Estados Unidos no estaba convencido de la necesidad de una segunda resolucin, pero el primer ministro del Reino Unido insisti en que era necesaria para apaciguar a su opinin pblica, que peda que la ONU autorizara el uso de la fuerza. Sin embargo, el proyecto de resolucin no incluy la idea de que el Consejo de Seguridad hubiera determinado que Irak constitua una amenaza a la paz y seguridad internacionales y, por consiguiente, se podra recurrir a la accin militar.

La mayora de los miembros del Consejo de Seguridad no estuvo de acuerdo con el planteamiento de Estados Unidos y el Reino Unido, y el proyecto de resolucin nunca fue sometido a votacin. Ante la imposibilidad de conseguir nueve votos en el consejo (mnimo requerido para la aprobacin de una resolucin), Estados Unidos opt por actuar al margen de la ONU. Y el 17 de marzo el presidente Bush lanz su ultimtum al gobierno de Irak y el primer ataque se realiz en la maana del 20 de marzo.

Muchos han coincidido con la afirmacin del secretario general de la ONU de que la accin militar en Irak es ilegal sin el aval del Consejo de Seguridad. Se equivocan. Es ilegal, punto. Para que fuera legal el consejo tendra que determinar que Irak y sus armas de destruccin en masa constituyen una amenaza para la paz y seguridad del mundo. Pero la mayor parte de los miembros del consejo no comparten esa apreciacin. Por eso Estados Unidos y el Reino Unido no consiguieron la aprobacin de una nueva resolucin.

Estados Unidos no ha invocado el artculo 51 de la Carta de la ONU que trata de la legtima defensa. Simplemente, con sus seguidores ha decidido actuar unilateralmente poniendo en marcha su nueva doctrina militar en la que se arroga el derecho de atacar de manera preventiva a un supuesto enemigo. Busca derrocar al gobierno de Irak y desarmarlo.

Por eso hizo bien el presidente Fox, en su mensaje a la nacin del 17 de marzo pasado, en distanciarse de la decisin unilateral del gobierno de Estados Unidos de declararle la guerra a Saddam Hussein. Puso nfasis en la va multilateral y en el peligro que entraa la proliferacin de las armas de destruccin en masa y sus vectores.

Lo que procede ahora es que los miembros del Consejo de Seguridad que se oponen a la guerra presenten un proyecto de resolucin que declare ilegal el uso de la fuerza por Estados Unidos y su coalicin. Eso sera un acto de congruencia. Los gobiernos que defienden el derecho internacional deben actuar en consecuencia. El movimiento se demuestra andando.

Sin duda Estados Unidos y el Reino Unido vetaran ese proyecto de resolucin. Cuando eso ocurra, el siguiente paso sera trasladar el tema a la Asamblea General de la ONU, valindose de la resolucin 377 (V), conocida como Unin pro paz, que Estados Unidos impuls en 1950 ante los reiterados vetos de la entonces Unin Sovitica en el Consejo de Seguridad. Dicha resolucin contempla la posibilidad de que la Asamblea General, ante la parlisis del Consejo de Seguridad, examine "inmediatamente el asunto, con miras a dirigir a los miembros recomendaciones apropiadas para la adopcin de medidas colectivas, inclusive, en caso de quebrantamiento de la paz o acto de agresin, el uso de fuerzas armadas cuando fuere necesario, a fin de mantener o restaurar la paz y la seguridad internacionales".

En 1980, tras la invasin de Afganistn por la Unin Sovitica y ante la parlisis del Consejo de Seguridad, Mxico, acompaado por Filipinas (otro miembro no permanente), tom la iniciativa de llevar la cuestin a la Asamblea General conforme a la resolucin Unin pro paz.

Por qu no se hace lo mismo ahora?

Ayer Mxico asumi la presidencia del Consejo de Seguridad, cargo que se rota mensualmente entre sus 15 miembros siguiendo el orden alfabtico en ingls. Es un momento complejo para la ONU. El margen de accin del presidente del consejo es limitado pero, si actuamos con firmeza y somos consecuentes con los principios y propsitos de la Carta de Naciones Unidas, podra convertirse en una magnfica oportunidad para contribuir a definir el rumbo de la organizacin que anhelamos.

No se trata nada ms de asegurar la ayuda humanitaria a Irak o de proteger a su poblacin civil o de preservar sus pozos petroleros o su integridad territorial. Todo eso est muy bien. Pero es menester algo ms si Naciones Unidas va a recuperar un poco de lo mucho que ha perdido. Ese ser el tema del siguiente artculo, que aparecer dentro de 15 das.

El autor fue subsecretario de la4 DE MARZO DEL 2003.

Carlos Montemayor/ II

Memoria de la barbarie

El escritor cubano Alejo Carpentier se present ante el Tribunal Internacional Contra los Crmenes de Guerra en Vietnam el 8 de mayo de 1967. Las reuniones de trabajo del tribunal tenan lugar en la ciudad de Estocolmo. Ley en la sesin matutina de ese da un documento testimonial sobre la fuerza devastadora de las armas qumicas de destruccin masiva que el ejrcito de Estados Unidos arrojaba sobre la poblacin civil.

En octubre de 1966 visit Vietnam, invitado por la Unin de Escritores de aquel pas. Permaneci en l ms de dos semanas y recorri varias ciudades, a partir de Hanoi, como Nan Dinh, situada al norte del paralelo 17. En sus recorridos tuvo conocimiento directo de zonas enteras destruidas por la invasin. Tambin, y sobre todo, pudo conversar con sobrevivientes, algunos muy jvenes, con cuyas experiencias integr el testimonio que esa maana de 1967 present en Estocolmo ante el tribunal mejor conocido por el nombre del filsofo ingls Bertrand Russell. La lectura del documento de Alejo Carpentier es relevante en estos das de la invasin a Irak. Las semejanzas pueden estar a la vista si el lector recuerda las crnicas del periodista Robert Fisk en Bagdad o si considera las restricciones que a la informacin periodstica ha impuesto el Pentgono. Los bombardeos fuera de Bagdad se han llevado a cabo sin la menor posibilidad de conocer reportajes de periodistas independientes. Por el control que se ejerce sobre los periodistas incrustados o encamados en las fuerzas militares invasoras, podramos afirmar que los bombardeos que se han efectuado en regiones que no sean la ciudad de Bagdad se han realizado con privacidad absoluta, sin testigos y sin posibilidad alguna de obtener informacin veraz, lo que aumenta la impunidad y crueldad.

Segn varias agencias de prensa, como Reuters y Afp, el Pentgono inform que en los primeros siete das de ataque contra Irak se haban lanzado ms de 600 misiles Tomahawk y ms de 4 mil 300 bombas guiadas de precisin. Las cifras quizs eran ciertas, quizs no, si tomamos en cuenta que slo el martes 25 de marzo haba reconocido el Pentgono que los aviones de combate realizaron cerca de 700 salidas. Los efectos devastadores en Bagdad, insisto, los sabemos por las televisoras iraqu y qatar, por los reportajes de periodistas occidentales independientes como Robert Fisk, o por periodistas rabes como el corresponsal de Al Jazeera en Basora, Mohawmed Al Abdullah, a quien Fisk reconoci como el periodista quizs ms valiente en Irak en ese momento. En este sentido, la oportuna actuacin de la televisin qatari Al Jazeera ha sido esencial para ofrecer un contrapeso informativo al de la Casa Blanca y por ello ha sido ilegal y brbaramente atacada por los medios estadunidenses y el Pentgono. Pero en los pueblos lejanos a Bagdad, repito, la barbarie de la invasin opera con impunidad y sin testigos. Este pasaje de Carpentier es por ello ilustrativo en los momentos actuales.

"Quiero slo evocar aqu -dijo esa maana de 1967- lo que ocurri en la escuela de Hading, que fue bombardeada cuatro veces el 9 de febrero de 1966, a las 16:30 horas, con los siguientes resultados:

"A dicha hora los alumnos se encontraban en clase de geografa. Hubo una primera pasada de aviones americanos... Los nios bajaron a un refugio subterrneo, bastante elemental, naturalmente, pero... qu otra cosa hacer, sino esas galeras de topo en la tierra hmeda si ello constituye la nica defensa posible? Por tanto, los nios se encontraban en aquel refugio. Los aviones volvieron (tcnica habitual). Las bombas empezaron a caer. Caen justo en los refugios y quedan sepultados. Un profesor empez a quitar escombros para salvar a los nios que se encontraban debajo. Pero la tarea era tal que se desmay. 33 nios murieron sepultados. Algunos fueron encontrados abrazando fuertemente a su compaero de estudios. Otros, que lograron salir, fueron alcanzados por las bombas a campo raso. Se encontr la camisa de uno de ellos colgada de un rbol. El suelo estaba cubierto de libros manchados de sangre.

"Lo que qued de esta escuela de Hading es un agujero de 13 metros de dimetro y siete de profundidad; 33 nios muertos, 34 heridos, ms de uno de sus profesores. A uno de los alumnos, quemado por el azufre, le fue amputado un brazo. Otros han quedado invlidos para siempre."

Este relato quizs no resulte al lector demasiado distante de la descripcin que el pasado 26 de marzo Robert Fisk difundi de la devastacin que dos misiles disparados por un avin estadunidense produjeron en un barrio populoso de Bagdad y que La Jornada public el 27 de marzo. Pero lo que est ocurriendo hoy en Irak ha ocurrido en aos pasados tambin, por invasiones del ejrcito de Estados Unidos, en Corea del Norte, en Granada, en Panam, en Yugoslavia. Ahora el control informativo del Pentgono priva a los ciudadanos estadunidenses de todas las noticias que en favor de la paz se generan en el mundo entero y los priva igualmente de conocer la barbarie asesina que su gobierno ha volcado sobre la poblacin civil de Irak. Gran parte de nosotros, en diversos enclaves del pas, nos hallamos sometidos quizs a la misma limitacin informativa. Irak recibe las bombas inteligentes y devastadoras. Nosotros estamos sometidos a un bombardeo informativo que slo se decide y parte de la Casa Blanca y del Pentgono. El testimonio de Alejo Carpentier puede ser, hoy mismo, una ventana que nos permita ver hacia el exterior, hacia la realidad que devasta la guerra imperial. As transmiti, en otra parte de su testimonio, la barbarie de las armas de destruccin masiva estadunidenses, en un relato que posee aterradora actualidad: "Voy a referirme a un tema que me afecta particularmente: el de los colegiales alcanzados por las bombas de napalm. He conocido a dos: a Ho Van Bot, de diecisis aos, y al nio Le The Hoa, de doce aos, en cuyos cuerpos he podido ver las quemaduras... creo til ceder la palabra a Ho Van Bot, cuyo brevsimo relato no necesita comentario:

" 'Era el 8 de julio de 1964' me dijo. 'Estbamos en el colegio. Lleg un avin de reconocimiento disparando contra nuestra escuela. Dos obuses cayeron en el edificio. El maestro hizo evacuar el lugar. Corrimos a los refugios, amenazados por la cada de escombros. Varios alumnos resultaron muertos. Poco despus, los americanos enviaron seis aviones que lanzaron bombas de napalm sobre la escuela. Tres cayeron en los alrededores, provocando un incendio. Algunos alumnos ardan como antorchas; corran a todos lados llamando al maestro, a sus padres. Pero algunos se lanzaron a los agujeros llenos de agua donde acabaron de arder. En cuanto a m, me empez a arder la cara. Intent apagarla con las manos; comet el error de meter los brazos en agua y me qued sin piel. Hubo alumnos que murieron por el soplo de la bomba. Entretanto los aviones ametrallaban a los dems. Algunos cayeron muertos en los campos; otros, mutilados, perdieron las piernas o los brazos. Enloquecido corr hacia la casa, teniendo que saltar sobre cadveres de nios. En ese momento, los aviones americanos volvieron...'

"Estn los nios quemados por el napalm, las escuelas destruidas, la matanza de adolescentes, las ruinas de Fou Li y de Nam Dinh, la destruccin de las ciudades frgiles, la guerra abominable dirigida contra un pequeo pas pobre por una gigantesca potencia militar."

4-3-03

John Saxe-Fernndez

Washington: hecatombe humana y blowback

Las ms recientes informaciones e imgenes transmitidas sobre la guerra de conquista de Bush contra la poblacin iraqu (cruel operacin en pos de su vasto patrimonio petrolero) han conmovido a la opinin pblica mundial, causando una mezcla de indignacin, consternacin e ira ante el espectculo dantesco: miles de civiles inocentes muertos y heridos; nios y nias mutilados; padres y madres desesperados, tratando de identificar a los suyos en los depsitos de cadveres despedazados y brutalizados por los genocidas ataques areos. Las cadenas televisivas que no se han sometido a la censura del Pentgono estn mostrando al mundo un infierno, cuyas puertas abri irresponsablemente este "presidente" empeado en ingresar, junto con su primer crculo de colaboradores, al nicho reservado por los tribunales de Nuremberg a quienes han desolado a la humanidad. Si las consecuencias humanas de una masacre como la que presenciamos, motivada por la codicia y el control de la principal cuenca petrolera del planeta, son profundas desde la perspectiva humanitaria y legal, las de orden geopoltico y estratgico, resultado de una "guerra de autodefensa anticipatoria" (preventive war), son abrumadoras. Al igual que en Palestina y Afganistn, el feroz ataque es una brutal bofetada contra el nacionalismo rabe y los mil millones de seres humanos identificados con el Islam. Es uno de los errores de mayor calibre histrico jams perpetrados por la presidencia imperial estadunidense. Hace poco el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, uno de los polticos de la regin ms plegados a acciones blicas de Estados Unidos, advirti que "...esta guerra va a tener graves repercusiones, incluyendo la unificacin de los grupos terroristas. Vamos a tener un centenar de Bin Laden". En efecto, Bush enajen a generaciones enteras en el Medio Oriente y en el mundo, cosechando enemistades y represalias a escala colosal, mientras el escenario blico se le complica tanto como todo su sistema de alianzas dentro y fuera de Medio Oriente.

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial se ha observado que conforme se ampla e intensifica la diplomacia de fuerza, tambin aumenta la masa de agredidos, dispuestos a actuar ante esa "diplomacia", observndose la incapacidad estadunidense para controlar los efectos inesperados y las respuestas de las vctimas a corto, mediano y largo plazos. Segn Chalmers Johnson, a este fenmeno se le conoce en la jerga de la seguridad nacional estadunidense como blowback, una suerte de efecto bumern (ver Blowback, Metropolitan Books, New York, 2000). El trmino blowback, dice Johnson, "fue inventado por funcionarios de la CIA para uso interno y empez a circular entre los estudiosos de relaciones internacionales. Se refiere a las consecuencias no esperadas de operaciones que fueron mantenidas en secreto y sin que los estadunidenses se enteraran. Lo que la prensa diariamente califica de 'actos malignos' provenientes del terrorismo o de los capos de la droga, los rogue states, o de los mercaderes ilegales de armas, a menudo resultan ser el blowback de operaciones estadunidenses realizadas anteriormente". Por lo pronto, la ineptitud tcnico-militar y diplomtica desplegada por la Casa Blanca en Irak y en el Oriente Medio se traduce en una regionalizacin del conflicto, como la que parece materializarse con el ingreso de facto de Siria e Irn al teatro de operaciones, ya que han sido "acusadas" por los halcones de Bush de poseer armas de destruccin masiva y de apoyar a Irak.

La hecatombe humana en Irak est impulsando una espiral de violencia e incertidumbre en todos los niveles del espectro de la guerra. [email protected]

3 DE ABRIL DEL 2003.

Alejandro Nadal

La globalizacin despus de Irak

La ideologa de la globalizacin benigna ha sufrido una fractura con la guerra contra Irak. Los cantos y loas a la liberalizacin financiera y la apertura comercial podrn escucharse todava, pero todo indica que cada vez se les atender con ms escepticismo.

Las negociaciones en el seno de la Organizacin Mundial de Comercio (como parte de la llamada agenda de Doha) estn atoradas. La discusin sobre subsidios agrcolas y, en general, las negociaciones sobre el captulo de agricultura, estn atrasadas. El 31 de marzo se venci el plazo fijado en Doha sin resultados. Aunque es normal que los plazos no se cumplan en las negociaciones comerciales (sobre todo multilaterales), es muy difcil pensar que las diferencias entre Francia y Alemania, de un lado, y Estados Unidos del otro, sobre la guerra contra Irak, no van a afectar las negociaciones sobre reducciones de subsidios. Ese tema ha sido uno de los ms controvertidos desde siempre, y ahora hay que aadir una nueva fuente de tensin por la frustracin y enojo estadunidense.

El tema de las licencias obligatorias sobre patentes de medicamentos para controlar los sntomas del sida no ha prosperado. Aqu tampoco se ha podido cumplir con el calendario de las negociaciones. Aunque en este mbito Estados Unidos y Europa marchan juntos buscando fortalecer el rgimen de propiedad intelectual, tanto en los mbitos tradicionales como en el terreno de los recursos genticos, el descontento en los pases subdesarrollados ha crecido. La no aplicacin del prrafo 6 de la declaracin de Doha en el acuerdo sobre derechos de propiedad intelectual y comercio (TRIPS) y la poltica de salud pblica harn muy difcil vender el proyecto para expandir el rgimen de propiedad intelectual (en el llamado paquete "TRIPs-plus") vinculndolo al tema de las inversiones. El trato hasta suena a chantaje: sin patentes no hay inversiones. Pero en este ltimo tema las voces de cautela y descontento ya penetran las ciudadelas ms apasionadas del credo neoliberal. El Fondo Monetario Internacional acaba de dar a conocer un importante estudio sobre el impacto de la liberalizacin financiera que redescubre lo que muchos analistas independientes saban: no hay evidencias claras y robustas de que la liberalizacin financiera favorezca el crecimiento. Peor an, la investigacin revela que la apertura de la cuenta de capital increment la volatilidad y estuvo en el origen de las crisis financieras de la dcada pasada. En otras palabras, se confirma que la apertura y la desregulacin financiera no condujeron a un mayor crecimiento, y en cambio provocaron mayor inestabilidad. Y durante la reunin del BID, la semana pasada, se dieron a conocer estudios que indican claramente que la globalizacin no slo no produjo beneficios, sino que trajo aparejados problemas graves en materia de pobreza y degradacin ambiental. Estos reconocimientos ya no son hechos aislados; conforman un patrn que anuncia un punto de inflexin.

Todo lo anterior estar afectado negativamente por la guerra en Irak. El impacto sobre la economa de Estados Unidos ser ms grave de lo que se cree. Ese pas ni siquiera haba podido recuperarse de la rpida depreciacin de los activos financieros despus de estallar la burbuja especulativa de los noventa. Pero el retorno de los dficit gemelos (fiscal y cuenta corriente) har ms difcil la mejora. Adems esos desequilibrios sacudirn la economa mundial por su efecto sobre tasas de inters y la depreciacin del dlar.

La burocracia de la OMC ha mostrado gran capacidad para sortear obstculos y justificar su existencia cada da. Puede utilizar la guerra contra Irak para impulsar las negociaciones sobre un acuerdo multilateral de inversiones (calcado del captulo de inversiones del TLCAN). Lo har diciendo que se necesita para reactivar la economa mundial. Despus de todo, as us los atentados del 11 de septiembre para vender la nueva ronda de negociaciones en la reunin de la OMC en Doha. Sin embargo, la guerra har muy difcil construir los consensos necesarios para lograr un nuevo acuerdo.

Las fuerzas de la coalicin angloestadunidense esperaban decapitar rpidamente al gobierno de Saddam Hussein y consumar la ocupacin del pas en unos cuantos das. Pero la guerra ya tiene dos semanas y slo han podido ocupar y controlar Um Qasr, sin poder tomar ninguna otra ciudad importante. Los combates en Nasiriya y Basora revelan que tomar Bagdad ser muy complicado. Peor an, no habr un final claro para este conflicto: aun con la desaparicin de Saddam Hussein, la ocupacin militar y la guerra no se van a diferenciar. La guerra de conquista y el desprestigio de Estados Unidos pueden sellar la ruina final de la fbula neoliberal. Quizs pueden anunciar nuevas percepciones sobre alternativas constructivas para el rumbo de la economa mundial.

3 DE ABRIL DEL 2003.

Marta Tawil

Siria: entre principios e intereses

Siria parece estar en aprietos. De acuerdo con reportes militares, su gobierno estara permitiendo el libre trnsito de voluntarios rabes a travs de su frontera con Irak, para participar en la resistencia contra la invasin angloestadunidense. La denuncia ms directa la hizo el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, quien acus a Siria de estar proporcionando material blico a Irak, y advirti que Estados Unidos sealar a Damasco como "responsable" de las consecuencias de dicho "acto hostil". Ante las proporciones de la aventura angloestadunidense y la incertidumbre del escenario posblico, Siria ha decidido ser la voz rabe ms estridente del rechazo contra la invasin de Irak. Lejos de defender al rgimen de Saddam Hussein (de quien lo separan profundas divergencias y rivalidades), Damasco se ha pronunciado en contra del unilateralismo y en favor del derecho del pueblo iraqu a la autodeterminacin.

Siria en 1991 y 2003

Durante la guerra del Golfo en 1991 Siria se uni a la coalicin internacional para poner fin a la invasin militar iraqu de Kuwait. El giro en la poltica exterior del gobierno sirio se vio facilitado por las transformaciones a escala internacional (resultado de la desaparicin de la Unin Sovitica, principal fuente de apoyo para Siria). Durante la operacin militar aliada contra Irak en 1991, el rgimen de Hafez el-Asad encontr la oportunidad de salir del aislamiento poltico en el que se encontraba, mostrndose dispuesto a colaborar en la restauracin del status quo regional que Saddam Hussein haba trastornado. Lo que contribua a reducir los costos internos y regionales para Siria de participar en la coalicin encabezada por Estados Unidos era la naturaleza misma de la amenaza. Se trataba de contener a un pas que haba violado claramente una de las normas esenciales de la convivencia internacional, que establece el respeto a la integridad territorial de todo Estado.

Ninguno de estos elementos est presente actualmente. En primera instancia, el objetivo de la invasin a Irak es derrocar a Saddam Hussein e instaurar la "democracia", lo cual introduce en la regin un factor de gran inestabilidad y violencia. En segundo lugar, en el transcurso de los pasados 12 aos Medio Oriente ha experimentado cambios que han contribuido a acentuar el sentimiento de desconfianza de los regmenes y a inflamar los nimos de sus sociedades. El escenario internacional presenta un renovado inters de Estados Unidos en la regin, especficamente desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, cuando se recrudeci el unilateralismo de la administracin Bush. A escala regional sobresalen las polticas de los gobiernos israeles, que han recrudecido las polticas de ocupacin de territorios en Palestina, as como la cooperacin militar entre Israel y Turqua de 1996. La actuacin regional e internacional

A pesar de la oposicin del gobierno israel, que calific la decisin de "broma de mal gusto", y un llamado a George W. Bush por parte de algunos congresistas para que Estados Unidos ejerciera su poder de veto, Siria fue elegida (con 166 votos en favor de un total de 177) para ocupar un asiento como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la Organizacin de Naciones Unidas a partir de enero de 2002, al lado de Mxico, Bulgaria, Camern y Guinea. Solamente una vez en el pasado Siria haba desempeado esa funcin, en 1970-1971, al lado de Burundi, Nicaragua, Polonia y Sierra Leona.

La presencia de Siria en el rgano encargado de la paz y la seguridad internacionales representa una novedad con respecto al pasado: pases rabes considerados "moderados" por Estados Unidos haban ocupado ese asiento, como Tnez, Omn y Marruecos. En cambio, ahora toc el turno a Siria, un pas al que desde los 70 se le ubica dentro del ala rabe "radical", sin olvidar que desde hace varios aos ocupa un lugar en la lista negra del Departamento de Estado estadunidense de pases que apoyan el terrorismo.

A decir por su participacin en el Consejo de Seguridad y su activismo regional, Siria ha tenido una voz coherente, en especial en los seis meses previos al estallido de las hostilidades contra Irak. Algunas de las principales declaraciones y actuaciones de representantes sirios en instancias multilaterales y regionales as lo permiten constatar:

1) El 12 de marzo de 2002, el Consejo de Seguridad aprob la resolucin 1397, que reconoce la necesidad de crear un Estado palestino al lado de Israel en fronteras seguras y reconocidas. Siria fue el nico pas en abstenerse, ya que el texto era ambiguo y no mencionaba explcitamente que su creacin debe basarse en las resoluciones 242 y 338, que establecen las fronteras de dicho Estado en la totalidad de los territorios ocupados en 1967.

2) El 30 de marzo de 2002 se adopt la resolucin 1402, que expresaba "profunda preocupacin" por los ataques suicidas contra civiles en Israel que se haban cometido das antes, luego de los cuales Israel invadi ciudades palestinas, atac las instalaciones de la Autoridad Palestina y cerc a Yasser Arafat. Siria fue el nico pas en votar en contra, por considerar que la resolucin no era suficientemente firme en condenar el terrorismo del Estado judo.

3) El 14 de mayo, el Consejo de Seguridad unnimemente adopt la resolucin 1409, por la cual se aprob una lista revisada de las sanciones contra Irak, se vislumbr recrudecer el embargo militar contra Hussein, y se extendi el programa Petrleo por alimentos por 180 das. Siria vot en favor, pero expres serias reservas a su contenido. Present una propuesta para modificar el programa de sanciones, con el fin de reducir sus efectos negativos en la poblacin iraqu. Tambin defendi el derecho de Irak de proveerse de los medios necesarios para su autodefensa, si bien expres la necesidad de vigilar que el rgimen no elaborara armas de destruccin masiva.

4) El 13 de marzo pasado el presidente sirio Bashar al-Asad rechaz la iniciativa de Emiratos Arabes Unidos de que se enviara una delegacin para pedir a Hussein dimitir y exiliarse. Desde su perspectiva, dicha delegacin legitimara un ataque contra Irak, ya que regresara de Bagdad sin haber logrado un compromiso por parte de Hussein que satisficiera al gobierno de Bush.

A la luz de esta estrategia, se entiende mejor la lectura que Siria hizo de la resolucin 1441. Su texto daba a Irak una ltima oportunidad para desarmarse y estableca las condiciones bajo las cuales deban realizarse las inspecciones. El realismo de su poltica exterior la condujo a votar en favor de la misma ya que Siria, como Mxico, y a diferencia de los gobiernos britnico y estadunidense, consideraba que la resolucin no permita el ataque militar automtico. En las semanas sucesivas, el embajador Wehbe indic que el comit de inspecciones estaba progresando y que Irak estaba actuando de acuerdo con lo estipulado en las resoluciones 1441 y 1284.

Siria no tena otra opcin ms que votar en favor de la resolucin 1441, sobre todo una vez que entendi que Francia, Rusia y China lo haran; su rechazo hubiera significado quedar como el pas radical de la regin, al lado de Irn, y verse aislado. Este ltimo es, sin duda, uno de los principales riesgos que Siria corre una vez que se concrete la eliminacin de Hussein y se instale en Irak un rgimen marioneta de los estadunidenses. Si se toma en cuenta que el rgimen sirio siempre se ha esforzado para que las potencias occidentales, principalmente Estados Unidos, la consideren un actor clave en la resolucin del conflicto entre palestinos, rabes e israeles, el aislamiento la sacara del juego poltico y de toda negociacin sobre el futuro de la regin. De hecho, paralelamente a su postura de rechazo, Siria se presenta como parte de la coalicin mundial por la paz. As lo demuestra la frecuencia con la que el ministro de exteriores sirio, Farouk al-Shara, y el representante ante el Consejo de Seguridad, Mijail Wehbe, aluden en sus discursos a las protestas y declaraciones mundiales contra una operacin armada, como las del Movimiento de los No-Alineados en Kuala Lumpur; la Cumbre Arabe de Sharm el-Sheik y la Conferencia Islmica en Doha, o la voz de Juan Pablo II.

Cmo ser congruente y no morir en el intento

En el contexto de la crisis en Irak, Siria ha insistido en actuar dentro del contexto de las Naciones Unidas, de cuyo papel y resoluciones ha histricamente dependido para exigir a Israel que se retire de los territorios ocupados, entre ellos los Altos del Goln. Israel representa para Siria la principal amenaza a su seguridad nacional, entre otras razones debido a su potencial militar (convencional y nuclear). En ese sentido, el temor de la elite gobernante siria de que Israel aproveche la guerra contra Irak para cubrir acciones que decida emprender contra Siria, Lbano o Palestina se explica por lo que ha venido ocurriendo en la regin en los ltimos 10 aos: la continua violacin del espacio areo libans por parte del ejrcito israel, los enfrentamientos espordicos entre ste y el Hezbollah en los territorios de Cheba (una porcin del Goln disputada por libaneses e israeles), el recrudecimiento de las polticas de ocupacin y represin del pueblo palestino, el fracaso de los acuerdos de Oslo y el rechazo israel a aceptar el principio de tierra a cambio de paz.

Ante las amenazas que percibe, Siria activa mecanismos de defensa. Uno de ellos es seguir mostrndose til ante las grandes potencias y rectificar su imagen, sin por ello ceder totalmente ante las presiones. As, hacia finales de junio de 2002, Vincent Cannistraro, antiguo jefe de la CIA en la lucha antiterrorista, declaraba al Washington Post que Siria "coopera enteramente con Estados Unidos en las investigaciones sobre Al Qaeda y las personas relacionadas con la organizacin". Simultneamente, sin embargo, el rgimen sirio rechaza incluir a la resistencia en Palestina y el sur de Lbano en la misma categora, y mantiene su exigencia de que Israel se retire de los territorios ocupados. La actual poltica exterior estadunidense en Medio Oriente y la guerra en Irak inevitablemente provocan aprehensin en el gobierno sirio, quien no desea encontrarse en una situacin interna explosiva similar a la de sus contrapartes en El Cairo, Ammn o Riad. La apuesta de Siria parece ser subir el tono ante las acusaciones de los estadunidenses e israeles, y mantener a toda costa el equilibrio entre sus principios e intereses nacionales.

La congruencia y el realismo de su poltica exterior ha dado a Siria resultados relativamente positivos a lo largo de los aos. Ahora, su inters nacional exige una frmula que le permita conservar la coherencia, sin caer en el juego del gobierno de Bush, sobre todo en momentos en los que pareciera que la poltica de disuasin (no exenta de ambigedades) de Estados Unidos hacia este pas podra en cualquier momento considerarse obsoleta, como ocurri con la de contencin. De poco le sirve a Siria que miles de personas ovacionen al presidente Asad y ondeen su fotografa, como lo han hecho en recientes manifestaciones en Ammn y El Cairo, o que el representante de la Liga Arabe salga en su defensa con solidarios discursos. Al final del da, cuando los neoconservadores en Estados Unidos decidan que Siria es otro demonio, los regmenes rabes se lavarn las manos3 DE ABRIL DEL 2003.

Luis Martnez

Diplomacia y guerra preventiva

Deseo mirar la poltica, por as decirlo, con los ojos despejados decualquier dogmatismo. Hannah Arendt

El antecedente de la "guerra preventiva" lo encontramos en las palabras de Theodore Roosevelt cuando defini su interpretacin de la doctrina Monroe y adverta: las intervenciones futuras de Estados Unidos sern como una carga, una responsabilidad y una obligacin para procurar la equidad internacional, la democracia y la libertad. Fieles a esa doctrina, los estadunidenses fueron en 1950 a Corea del Sur para defenderla de la agresin alentada por los rusos en Corea del Norte. En esa accin murieron 35 mil soldados estadunidenses. Posteriormente se comprometieron en otra guerra para defender su concepto de libertad en Vietnam del Sur. De lo que se trataba era evitar que se produjera una guerra de liberacin nacional y que los vietnamitas del sur pudieran decidir en libertad su futuro. En esta accin blica miles de vidas de jvenes de Estados Unidos fueron sacrificadas. Fue un conflicto que finalmente perdieron los estadunidenses y que hoy conocemos, mediante papeles del Pentgono recientemente desclasificados, fueron a esta intervencin bajo argumentos mentirosos y absurdos.

Sostiene el historiador estadunidense Arthur M. Schlesinger que la invasin a Irak tiene similitud con el ataque japons a Pearl Harbor: "Hoy da los americanos somos quienes vivimos en plena infamia. En esta invasin se han violado la legalidad, la justicia y la legitimidad internacional". A la actual invasin el general Franks la llama, eufemsticamente, "guerra de liberacin del pueblo iraqu". Con esta intervencin se ha dilapidado el capital que todo mundo le entreg a Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre. Se ha impuesto una poltica unilateral de prioridad a la seguridad nacional de Estados Unidos. Al mismo tiempo, todas las naciones ven alterado su destino en la dialctica de guerra y paz. Los daos al sistema de convivencia internacional, basados en el estado de derecho liberal democrtico, son incalculables. La legitimidad jurdica de las naciones ha quedado maltrecha, pues resulta inadmisible que en el mbito internacional impere un poder supranacional que detente el monopolio de la fuerza legtima. Resulta alarmante la imposicin del derecho del ms fuerte. A partir del 20 de marzo, Estados Unidos ech por la borda el primado del derecho internacional. Cmo entender hoy la paradoja de invocar la juridicidad internacional de la Convencin de Ginebra para el trato humanitario de los prisioneros, cuando esta guerra se ha dado violando el derecho pblico internacional?

El jefe de la diplomacia estadunidense, Colin Powell, admiti que Estados Unidos, Gran Bretaa y Espaa necesitan a la Organizacin de Naciones Unidas (ONU) para dar legalidad a la ocupacin de Irak. Powell quiere que la ONU sirva de sombrilla y apoyo para las operaciones militares de sus tropas, para que una vez derrotado el gobierno iraqu lo sustituya otro pero a modo de Washington. Slo entonces podra intervenir la ONU en la reconstruccin y tener un papel en el rea de muchas maneras. Sera prematuro afirmar que vamos a una tercera guerra mundial, pero este conflicto plantea nuevos elementos. Hay una crisis controversial entre el derecho a la guerra y el derecho para la guerra como instrumento jurdico y la realidad del enfrentamiento que se da en Irak. Fue Estados Unidos quien se brinc al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y al hacerlo ha puesto en riesgo la paz en el mundo. La nica instancia internacional que puede legitimar un ataque militar es el Consejo de Seguridad de la ONU, de ah que Mxico podra aprovechar este momento crucial para proponer modificaciones de fondo a la organizacin que le permitan contar con elementos coercitivos. La Asamblea General podra estar en condiciones de condenar la decisin unilateral de atacar Irak y exigir la viabilidad de los mecanismos y de los instrumentos multilaterales. Toda decisin unilateral retrotrae a la humanidad al mundo de Calicles y Trasimaco, que sostenan que en el mbito de las controversias deba imperar el derecho del ms fuerte.

La resolucin 1441 no le autorizaba a Estados Unidos llevar a cabo esta invasin o "guerra preventiva de liberacin". Una vez ms se violenta la legalidad. No es la primer vez que esto sucede. Hasta resoluciones mandatarias se han dejado de acatar.

Desde sus orgenes el Consejo de Seguridad ha tenido una composicin antidemocrtica, como resultado de que fueron las naciones aliadas que ganaron la Segunda Guerra Mundial quienes se quedaron con un asiento permanente en esa instancia y tienen la posibilidad de contar con veto, lo cual permitira tericamente que pudieran, por lo mismo, garantizar la paz y la seguridad internacionales.

Siguiendo con la tradicin en el mbito internacional que en su momento encabezaron Luis Padilla Nervo, Alfonso Garca Robles y Antonio Carrillo Flores, entre otros, Mxico debe reiterar su posicin frente a la "guerra preventiva" y apoyar al consejo, a la asamblea y a la Secretara General de la ONU.

Aceptar que es posible practicar represalias directas y unilaterales equivale a dejar fuera la poltica y la diplomacia. La teora de la "guerra preventiva" no puede consolidar una hegemona poltica duradera y a largo plazo no puede ser eficaz. Tal parece que estamos entrando a una dinmica contra el crculo del "eje del mal", segn definicin de Bush, pero la actual guerra puede generar que se pierda el precario equilibrio en Medio Oriente.

Formulemos votos en favor de la declaracin de los intelectuales del mundo manifestando nuestra oposicin al terrorismo y al dictador Saddam Hussein, pero tambin nuestro rechazo a la nueva doctrina de la "guerra preventiva", y apoyemos la construccin de un mundo en el que el derecho internacional sea regla de observancia universal.

3 DE ABIRL DEL 2003.

Jos Steinsleger

Diplomacia cambalache

En medio del bombardeo inmisericorde al pueblo de Bagdad ("enormemente humano", segn el secretario de Defensa Donald Rumsfeld), y ante el cuadro desolador de nios, ancianos y mujeres destripados y masacrados por la invasin a Irak, la Comisin de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDH-ONU) se apresta a fiscalizar el "progreso de los derechos civiles y polticos" en... Estados Unidos?, Gran Bretaa?, Espaa?

No. En Cuba. Eso se llama "celo profesional". Acaso el desangramiento del pueblo iraqu figuraba en la agenda de la honorable CDH? Que el martirio de los pueblos mesopotmicos aguarde el sueo de los justos y que la reduccin a escombros del organismo que alguna vez se propuso "superar los horrores del pasado" divague acerca de condenar o no a la canallocracia poltica con sede en el Capitolio y la avenida Pennsylvania de Washington DC.

El 27 de marzo pasado, en una votacin forzada por los pases del grupo "occidental", fue rechazado el debate especial sobre derechos humanitarios en Irak: 25 de los estados miembros de la CDH votaron en contra, 18 a favor, siete se abstuvieron y tres se fueron al bao. El representante de Chile se abstuvo y el gobierno del "socialista" Ricardo Lagos, quinta columna de Estados Unidos en Amrica del Sur, lo dej sin chamba.

Los aplausos fueron para la representante de Malasia. Dijo que si la CDH rechazaba con un voto la posibilidad de expresarse acerca de la situacin lmite del pueblo iraqu "... poda tranquilamente cerrar sus puertas".

Pero la CDH, brazo de la organizacin que halcones como Richard Perle califican de "institucin anticuada", seguir siendo til para que Estados Unidos contine promoviendo condenas contra los pases que no estn alineados a su poltica de genocidio, expoliacin, saqueo, chantaje, corrupcin y asesinato de lderes antimperialistas.

Washington bombardea a Irak porque a su juicio Saddam Hussein es un tirano y posee "armas de destruccin masiva". Qu se dira si Cuba bombardeara a Estados Unidos porque durante 45 aos este pas ha cometido mltiples crmenes de guerra, inclusive la guerra qumica y bacteriolgica contra la agricultura cubana, fuera de acumular armas de destruccin masiva en Guantnamo?

George W. Bush no se cansa de repetir que "todo aquel que proteja a un terrorista es tan culpable como el terrorista mismo". Pero un da antes de la votacin en la CDH, el juez Hugh Morgan, de Florida, otorg fianza a los seis terroristas que a punta de cuchillo secuestraron un avin cubano de pasajeros, delito severamente penado por las leyes estadunidenses.

El magistrado justific la decisin con una frase: "... con seguridad (los secuestradores) no pueden regresar a Cuba". Efectivamente. Los hubiesen sentenciado a 20 aos de prisin, pena mnima de las leyes de Estados Unidos. Lstima: seis bajas en las filas de los "disidentes" que hipcritamente abogan por los "derechos civiles" en Cuba, causa que indistintamente impulsan los terroristas de la Fundacin Cubano-Americana de Miami, peleles seudocristianos como Osvaldo Pay (el Vaclav Havel de Cuba!) y castos demcratas como Elizardo Snchez Santacruz, sin pecado concebido.

Otros campeones de la "democracia" cubana, Luis Posada Carriles (74 aos), Gaspar Jimnez Escobedo (67), Guillermo Novo Sampoll (62) y Pedro Remn Rodrguez (58), viven a cuerpo de rey en una crcel panamea. La justicia del pas istmeo los acusa de terrorismo e intentos de asesinar a Fidel Castro. La trayectoria terrorista de Posada Carriles es ampliamente conocida y cualquier servidor de Internet guarda miles de pginas de su expediente.

El caso de Pedro Remn es notable. "Terrorista es aquel que indiscriminadamente, a las 12 del medioda, pone una bomba en un restaurante y mata a todos los que puede", declar al diario La Prensa en la primera semana de marzo pasado. Lapsus en la memoria? Seguramente olvid que a esa misma hora, el 11 de enero de 1975 su organizacin Omega-7 coloc e hizo detonar una bomba en un restaurante de la ciudad de Mayagez, Puerto Rico, donde murieron dos personas y decenas fueron heridas.

Esos son los "hroes" de George W. Bush. "Hroes" a los que nunca se refieren quienes sostienen no estar "ni con Bush ni con Saddam", "ni con Castro, ni con el terrorismo", "ni con los unos ni con los otros", pero que angelicalmente arrebatan el micrfono y hablan de "la prdida de libertades en la isla y el desarrollo de un gobierno dictatorial...", siendo las pruebas y los testimonios lo que menos importe del asunto.

Hay que ser "pragmtico" y or a los intelectuales "independientes" con vanidades de cueva que necesitan convertir a los otros en rebao annimo para sentirse seres de excepcin: que la solidaridad con Cuba es cosa del pasado, que Saddam Hussein ech gases a los kurdos, que Freud ya endos nuestras culpas a Eros y Tanatos y que no conviene molestar al vampiro cuando inmoviliza a la vctima para realizar la tarea de trasiego.

3 DE ABRIL DEL 2003.

Arnoldo Kraus Lo absurdo ya no es absurdo

La invasin a Irak, un pas gobernado desde la irracionalidad, por parte de Estados Unidos e Inglaterra, destacados expositores de la civilizacin, ha generado un vaco inmenso. Un hueco donde coluden la brutalidad de un dictador y un pueblo desgastado, silenciado y sobajado ad nauseam, contra el ideario y el inmenso poder de la ciencia y la tecnologa blica representados por Bush y Blair, que aunque no cuentan con todo el apoyo de sus gobernados, no son pocos, sobre todo en Estados Unidos, los que miran con buenos ojos la guerra contra Hussein. Este captulo de la historia ha creado un marasmo muy particular, un dficit poblado por la sinrazn, por la falta de lgica y por la largusima ausencia, a pesar de sus continuas invocaciones, de uno o varios dioses. Un vaco poblado de cuerpos, de fatalismo, de fotografas llenas de muerte, de miseria humana y de odio. Un hueco donde la incertidumbre y el malestar mundial se incrementan da a da.

Sin duda, un vaco muy, muy extrao, donde "uno", a pesar de haber encontrado la compaa cotidiana y a todas horas de la guerra, experimenta la molesta sensacin que nace de la incapacidad para entender lo que se ve, lo que no se ve, lo que se vive, lo que no se vive. "Uno", ese "uno" obsesionado y habitado por lo que dicen los medios de comunicacin, soy yo, es usted, son los millones de manifestantes en casi todo el mundo, los connacionales convertidos en soldados gringos y luego en muertos mexicanos, los iraques diezmados y asesinados o los periodistas que retratan desde Irak el absurdo. Un vaco, permtaseme la expresin, tautolgico. S, un vaco tautolgico: la invasin no tiene lgica, Aznar es un asno y un capado, Bush, Blair y Hussein representan el mal, el fundamentalismo en todas sus formas se incrementar, la guerra no tiene ni pies ni cabeza, etctera.

Este vaco tautolgico es, hasta que termine la "primera fase" de la guerra, una verdadera enfermedad, donde ningn argumento basta para entender las explicaciones que antecedieron a los combates. Importa mucho el peso de la estupidez, de la inmoralidad, del mesianismo de Bush, de las matanzas de Hussein y de la sinrazn; pero quiz lo que ms duele ahora es la falta de respuestas coherentes y la ridiculez a la que se ha reducido la condicin humana. Esa suma de absurdos es el mejor alimento para que la tautologa se clone y para que la cotidianidad se transforme en enfermedad.

Con la guerra, vivimos un vaco habitado por todas las posibilidades de lo absurdo. Un vaco tan lleno de absurdo y tan saturado de imposibles que cualquier intento de explicacin es banal. Me obsesiona y me preocupa la insensatez de la intelligentzia estadunidense: qu esperaban de la poblacin iraqu?, exploraron si seran recibidos como libertadores, o si la invasin sublimara a Hussein?

Leo en el peridico: "Otra bomba mata ms de 50 civiles en un mercado de Bagdad". Y recuerdo el dictum de Bush: "el que no est con nosotros, est contra nosotros". Transcurre un da y leo: "Irak amenaza a Estados Unidos con utilizar ms comandos suicidas como arma. El vicepresidente iraqu anima a cualquiera a atacar a los responsables de la agresin". Y tambin recuerdo que los tres mosqueteros prometieron una guerra rpida con pocos muertos, una invasin preada de cirugas sin errores. Y luego, las fotos: una nia sin piernas, un pequeo muerto en una caja de plstico, las caras de soldados estadunidenses surcadas por el miedo, kurdos armados con sed de venganza, cuatro soldados de la alianza apuntando a un civil iraqu, manos annimas que se disputan la posibilidad de seguir con vida al pelear por la "ayuda humanitaria" y la cara de una vieja iraqu ciega viendo al cielo. Mientras todo eso sucede, Bush y Hussein invocan a Dios.

Estados Unidos prometi eliminar a Hussein y liberar a Irak. Las grandes constructoras ya se disputan la reconstruccin del pas. Los invasores lanzan cohetes y distribuyen pan. Bush sigue rezando, enviando tropas a Irak y persiguiendo a Hussein. Los kurdos claman venganza y la mayora de los soldados de la coalicin, sin duda, ni saben quin es Hussein ni cul es la razn para matar iraques. Mientras tanto, el vaco sigue saturndose de sinrazn y de cuerpos. El odio que sienten los iraques ser la mejor defensa de su dictador. El absurdo ha llegado a su clmax: hoy, lo peor que puede suceder 2 DE ABRIL DEL 2003.

Robert Fisk

Un logro en verdad notable

BAGDAD. "Entonces, esto es un logro notable, no?", afirma el general Tommy Franks. Todo est saliendo "conforme al plan", segn los britnicos. Es un logro que los britnicos no hayan "liberado" Basora. "Conforme al plan", los iraques podran lanzar un misil desde la pennsula de Fao, supuestamente bajo control britnico desde hace ms de una semana.

Es un logro -notable en verdad- que los estadunidenses hayan perdido un helicptero Apache gracias a la pistola de un campesino iraqu; que llevan cuatro das tratando de cruzar los puentes de Nasiriya y que se hayan encontrado a su primer atacante suicida en Najaf. La mitad del total de las fuerzas angloestadunidenses -an llamadas "de coalicin" por los periodistas que pretenden hacernos creer que la conforman 35 ejrcitos en lugar de slo dos y "pico" (el "pico" seran las Fuerzas Especiales Australianas)- se encarga ahora de proteger y desplegar la lnea de abastecimiento a travs del desierto. Y Bagdad est siendo bombardeada, pero no sitiada.

De acuerdo con el general Franks, el "plan" militar es tan secreto, que muy poca gente lo ha visto, o entendido siquiera, completo. Pero l dice que el "plan" es sumamente flexible. Tiene que serlo para explicar el caos de los pasados 12 das y, por supuesto, para que nosotros mantengamos la moral a nivel del suelo. Los estadunidenses bombardean un autobs cerca de la frontera con Siria y ni siquiera se molestan en disculparse. Un soldado iraqu se suicida atacando marines estadunidenses con su coche y resulta un acto de "terrorismo". Y ahora el secretario de Estado Colin Powell anuncia a la Comisin Estadunidense-Israel de Asuntos Pblicos, el ms grande cabildo israel en Estados Unidos -el cual por supuesto apoya esta guerra ilegal y abominada por Dios-, que Siria e Irn son "pases que apoyan terroristas" y debern "enfrentar las consecuencias".

Entonces, cul es el plan? Nos olvidaremos de Bagdad por unos meses y remolcaremos a nuestros jvenes soldados hacia el oeste para rodear Damasco? Hacia dnde, por Dios santo, va todo esto? Ibamos a "liberar" Irak. Pero ahora George W. Bush nos dice que la guerra podra volverse "larga y difcil". No nos dijo eso antes, verdad? Y, de acuerdo con Tony Blair, este es "slo el comienzo". En serio?

Resulta extrao -o no?- cmo todo este barullo sobre las armas qumicas y biolgicas se ha olvidado. Las armas "secretas", las mscaras antigs, las inyecciones contra el ntrax, las pldoras y los trajes antiqumicos se han borrado de esta historia, porque las balas y las granadas impulsadas por cohetes son ahora el peligro real para las fuerzas estadunidenses y britnicas en Irak. Incluso el "sitio de Bagdad" (ciudad de unos 45 kilmetros de extensin, que requerira de cerca de 250 mil efectivos para rodearla) empieza a desaparecer de los diarios. Segn la revista estadunidense The New Yorker, el secretario de la Defensa, Donald Rumsfeld, interfiri con el "plan" del general Franks. Esta iba a ser -y aqu cito a Rumsfeld- "una guerra de una clase nunca vista antes". Y vaya que lo puede afirmar.

Sentado en Bagdad, escuchando la retrica propagandstica religiosa de los iraques pero observando al mismo tiempo los indecentes ataques areos de estadunidenses y britnicos -destruir una supuesta batera de misiles cerca de un barrio comercial de una ciudad capital en pleno medioda y durante una tormenta de arena es matar civiles, o no?-, me queda la impresin de que los malos resultados no forman parte de ningn plan. An ms, sospecho que no existe un plan general. Porque prefiero pensar que los fundamentos de esta guerra radican no en una estrategia militar, sino en una ideologa.

Hace mucho tiempo, como todos sabemos, el ala derecha del grupo pro israel que rodea a Bush planeaba derrocar a Saddam Hussein, lo cual destruira al ms poderoso Estado rabe del Medio Oriente. El jefe del Estado Mayor de Israel, Shoal Mofaz, exiga que la guerra empezara mucho antes de la fecha prevista, y de esta manera cambiar el mapa de la regin para siempre. Colin Powell revel esto hace apenas un mes. Informacin falsa de inteligencia (sera interesante saber a qu pas dice la FBI investigar actualmente por la falsificacin de los documentos que Powell us ante Naciones Unidas para "probar" que los iraques haban importado armas ilegales de Africa) se mezcl con los deseos de la oposicin iraqu corrupta e infiltrada. Una especie de impulso moral superpoderoso dio crdito a fantasas e ilusiones. Cualquier mentira podra usarse como combustible de este proyecto ideolgico. El 11 de septiembre (al que curiosamente no se nombra ahora) se vincul a Saddam y Osama Bin Laden (nunca se prob); armas de destruccin masiva (desaparecidas o nunca encontradas); violacin de derechos humanos (de la cual fuimos cmplices cuando Saddam era nuestro amigo), y, finalmente, el proyecto ms heroico de todos: la liberacin del pueblo de Irak. El petrleo nunca se mencion aunque resultara el factor dominante de este conflicto ilegtimo. Con razn el general Franks admiti que su preocupacin principal antes de la guerra era "la proteccin" de los campos petroleros del sur de Irak. As que iban a ser la "liberacin" y la "democracia". Con qu arrojo cruzamos la frontera. Con qu nobles propsitos invadimos Irak.

Pocos iraques dudan (incluso algunos ministros en Bagdad lo comentan) que los estadunidenses acabarn ocupando el pas. Tienen la fuerza y las armas para abrirse paso a como d lugar dentro de cada ciudad e imponer el toque de queda y la ley marcial. Pero, podrn obligar a los iraques a obedecer? De no ser que las masas se rebelen como esperan Bush y Blair, esta es ahora una guerra nacionalista contra el tipo ms obvio de poder imperial.

Sin apoyo iraqu, cmo podr el general Franks encabezar una dictadura militar o encontrar nativos dispuestos a servirlo o a manejar los campos petroleros? Los estadunidenses pueden ganar la guerra, pero si el proyecto falla habrn perdido.

Hay, sin embargo, un logro que debemos resaltar. El abominable Saddam, el ms repulsivo dictador del mundo rabe, que de hecho ordena crueles torturas y realmente ha empleado gas, ahora encabeza a una nacin que combate a la nica superpotencia mundial y que lleva dos semanas sin rendirse. S, el general Tommy Franks ha conseguido "este logro verdaderamente notable". Ha convertido al Monstruo de Bagdad en el hroe del mundo rabe y permitido a los iraques ensear a todo opositor a Estados Unidos cmo se combate al enemigo.

The Independent

Traduccin: Jorge Anaya2 DE ABRIL DEL 2003.

Pedro Miguel

"Va a durar poco..."

El viernes 14 de marzo, seis das antes del inicio de esta guerra que ya parece durar siglos aunque apenas lleve dos semanas, el teniente coronel Florencio Jos Crespi, jefe del contingente argentino de Unikom -la misin de observacin de la ONU en la frontera entre Irak y Kuwait-, se senta autorizado para formular predicciones sobre el curso del conflicto entonces inminente: acababa de visitar el sur del territorio iraqu y haba presenciado los preparativos y posiciones de las fuerzas de Saddam Hussein; adems conoca, o crea conocer, las armas, los equipos y la capacidad operativa de las fuerzas angloestadunidenses. Interrogado por Hernando Alvarez, enviado de la BBC a Kuwait, Crespi declar que Irak "no est en condiciones de poder detener el ataque americano (sic)". "Ni siquiera por unas cuantas horas?", insisti su entrevistador. "No -porfi Crespi-. Yo creo que la guerra va a ser mucho ms rpida de lo que todo el mundo cree. Es ms, me arriesgara a decir que en dos das la guerra est terminada."

Y aqu estamos, hoy, martes primero de abril, a punto de cumplir dos semanas de contienda. Los civiles iraques que tienen suerte estn aterrorizados por el espectculo sensorial y multimedia de fin del mundo que les ha obsequiado la patologa del grupo gobernante estadunidense; los que no la tienen se retuercen de dolor en camas de hospital, con las vsceras de fuera, o bien se descomponen en sus tumbas; decenas de soldados invasores vuelan de regreso a su pas metidos en bolsas de plstico negro, y los que se quedan en el teatro de operaciones empiezan a conocer el desconcierto y las dificultades sbitas de la guerra verdadera, no la que les ensearon en simuladores.

En estos momentos, Florencio Jos Crespi tendra que estar con la cabeza metida en el inodoro, tratando de olvidar su pequea aportacin meditica (tal vez involuntaria, y acaso ms fundada en la arrogancia que en la maldad) al arranque de un conflicto que podra prolongarse varias semanas ms, o de aqu al verano, o hasta quin sabe cundo, segn las ms recientes estimaciones del Pentgono.

En trminos estrictamente militares, Estados Unidos e Inglaterra tienen recursos enormes y suficientes para ganar la guerra. Slo la ineptitud de Donald Rumsfeld -quien, a lo que puede verse, se hizo clculos semejantes a los del militar argentino citado- iguala, en inmensidad, los medios blicos de los invasores, y las cartas de renuncia parecen menos improbables, en las semanas prximas, que las rdenes de retiro de las tropas agresoras. Posiblemente los informes que detallan las victorias militares sobre las unidades de la Guardia Republicana sean tan ciertos como el estancamiento experimentado por la vanguardia que avanzaba hacia la capital de Irak, como la encarnizada resistencia de los combatientes irregulares y como el acto aislado de fraternidad en el que unos civiles iraques ofrecieron huevos duros (no envenenados, al parecer) a unos marines hambrientos que se quedaron varados a mitad del camino entre Kuwait y Bagdad. Lo que no tiene margen posible de duda es que centenares de civiles han sido despedazados por las bombas inglesas y estadunidenses que suelen ser llamadas inteligentes, por ms que su coeficiente intelectual haya resultado semejante al de Crespi.

Pero en trminos polticos, y en lo que va de la pesadilla, Estados Unidos est perdiendo la guerra. Es horrible que esa derrota se geste a fuerza de nios desmembrados exhibidos por todo el mundo. En cualquier momento, George W. Bush saldr a acusar a los periodistas de ser cmplices de Saddam Hussein y argumentar que antes de la guerra el rgimen de Bagdad compr, clandestinamente, toneladas de maquillaje rojo para fabricar vctimas falsas y presentar ante los medios bajas civiles artificiales.

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2 DE ABRIL DEL 2003.

Jos Blanco

La barbarie que viene

El desenlace de la invasin militar a Irak por Estados Unidos e Inglaterra an es un enigma. La agresividad feroz del gobierno estadunidense continuar su pugnaz propsito de eliminar al gobierno de Hussein, pero paralelamente crecen en el mundo fuerzas cada vez ms activas en contra de la guerra de rapia, ilegal, ilegtima e inmoral de Bush contra los iraques.

Hoy parece posible -si bien an no probable- que la oposicin mundial de sociedades y gobiernos pueda detener la matanza, sobre todo si se creara una gran oposicin interna estadunidense, lo que puede ocurrir si la resistencia de Bagdad se alarga y los muertos del ejrcito invasor aumentan. En todo caso la matanza de los invasores marcha por senderos muy distintos a los anunciados por la obtusa arrogancia de Bush, quien supona sera recibido como hroe por lo iraques. La jactancia pueril del emperadorcito se ha llevado una leccin abrumadora.

Mejor an, si el freno a la agresin pasa por la asamblea de la ONU se restablecera el frgil derecho internacional y habra ocasin de que la sociedad de las naciones se plantee una reforma democratizadora severa. Pero hay otro escenario, acaso ms probable: una barbarie inscrita como posibilidad real en los acontecimientos en marcha y en lo que stos revelan el juego y la contraposicin de intereses mltiples a escala planetaria.

Si a pesar de la oposicin mundial, la obstinacin asesina del imperio consuma la destruccin del ejrcito y la matanza de poblacin civil iraqu y Estados Unidos ocupa el territorio de Irak y se propone llevar a cabo por s solo la reconstruccin de lo que le venga en gana (los palacios y las construcciones histricas habrn muerto para siempre), tal como anunci Colin Powell -contradicindose ms tarde- y, adems, pretende organizar una administracin estadunidense para su nuevo "protectorado" (aun a travs de un gobierno pelele), una crisis poltica mundial de alcances insospechados se abrira a velocidad vertiginosa, porque todo lo que ello anuncia es el propsito de controlar el futuro de Medio Oriente y sus recursos por Estados Unidos.

El 20 de marzo se iniciaron rupturas mltiples. La alianza atlntica (OTAN) se parti en los hechos respecto de sus miembros ms sobresalientes; la Unin Europea (UE) se dividi porque en la alianza se quedaron Dinamarca, los nueve candidatos de los pases blticos a ingresar a la UE, los estados de la Europa central y oriental (algunos en curso de incorporacin a la OTAN) y, por si hiciera falta, Italia y Espaa, todos los cuales se sintieron ms seguros asociados a la nueva oligarqua mesinico integrista que se hizo del poder en Estados Unidos, que quiere la cabeza del poder mundial a perpetuidad, mantenido por las fuerza bruta de las armas.

La integracin poltica en construccin de la UE ha quedado en cuestin seriamente. Las diferencias polticas de Rusia con Estados Unidos crecen por hora, alimentadas por los intereses rusos en Irak y por las acusaciones de la venta de armas a este pas provenientes de Rusia. Francia e Italia se acusan mutuamente de las rupturas en el seno de la UE. Japn se expres, sin querer hacerse notar demasiado, del lado estadunidense. De este modo, esta crisis ha mostrado descarnadamente los intereses de todas las potencias en Medio Oriente y sus recursos petrolferos, cuyo equilibrio precario fue roto por la ambicin estadunidense. Se estara anunciando as la configuracin de dos ejes contrapuestos: el eje Francia, Alemania, Rusia y China, y el eje Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Japn, cada uno con su cauda de satlites.

Ello no slo golpeara severamente el futuro de la UE. Tambin el futuro de la APEC (Foro de Cooperacin Asia Pacfico). La OCDE quedara quebrada y fracturado quedara aun el Grupo de los Siete, que controla y decide la poltica financiera mundial. Todas las instituciones multilaterales creadas en la posguerra quedaran igualmente maltrechas. Los efectos devastadores sobre la economa mundial de este encadenamiento de fracturas es imprevisible. La institucionalidad internacional es injusta y antidemocrtica, pero su derrumbe no traera como consecuencia la justicia y la democracia al planeta. El mundo subdesarrollado sera herido gravemente.

Este escenario apocalptico de lunticos parece imposible, pero es el caso que los intereses de Francia, Alemania, Rusia y China, y de Estados Unidos, Inglaterra Italia y Japn, en Medio Oriente, son absolutamente irrenunciables para todos, porque el futuro econmico de todos depende en gran medida de los recursos energticos de esa infausta regin del planeta. Y Estados Unidos la quiere para s literalmente a sangre y fuego. Ese escenario es la antesala de una degradacin infame de la civilizacin humana. Por eso es indispensable parar a Estados Unidos y alcanzar un acuerdo mundial sobre la transicin energtica que salve a la humanidad de los endriagos de Washington.

2 DE ABRIL DEL 2003.

Luis Hernndez Navarro

Mxico y el rechazo a la guerra

La guerra contra Irak ha alterado la vida poltica nacional. Muchas cosas han cambiado dentro del pas desde que, hace 13 das, comenz la ofensiva militar angloestadunidense. Las encuestas muestran que la poblacin mexicana rechaza mayoritariamente la ofensiva blica. Los representantes empresariales que advirtieron la necesidad de que el gobierno abandonara una poltica de principios han enmudecido. Los intelectuales que deseaban el alineamiento del pas con Estados Unidos han cambiado de piel. La fuerza de la opinin pblica en favor de la paz es abrumadora. Slo unas cuantas voces han proclamado abiertamente su apoyo a la accin punitiva. Son una pequea minora y sus posiciones tienen muy poca ascendencia en la sociedad. Los medios de comunicacin han divulgado amplia informacin sobre el conflicto. En el pajar de la poltica nacional la figura del primer mandatario es apenas una aguja. Los grandes escndalos nacionales han sido relegados a segundo plano. La polarizacin social provocada por el activismo confesional de la pareja presidencial ha disminuido. La negativa del gobierno mexicano a avalar las posiciones de Washington amortigu el clima de crispacin social de los ltimos meses. Nuestra economa se ha visto beneficiada en el corto plazo por los ingresos extras provenientes del alza en el precio del petrleo. Sin embargo, en breve la recesin econmica estadunidense frenar, an ms, el crecimiento del pas. Adems, el incremento en el costo del dinero, generado por las necesidades crediticias que el Imperio requerir para sufragar los gastos de su aventura blica, provocar que el pago del servicio de la deuda externa de Mxico sea mayor. Sobre la guerra y la paz se discute en todos lados y a todas horas. En las escuelas, las iglesias y los hogares se conversa sobre el asunto con indignacin y desesperanza. Los ministros de culto han incorporado sus reflexiones a las hom-las y son frecuentes los servicios religiosos -muchos ecumnicos- en los que se ora por el fin de las hostilidades.

Diariamente se realizan en casi todo el territorio nacional acciones de rechazo a la guerra. En los puentes fronterizos del norte brigadas binacionales reparten propaganda y piden a los automovilistas que toquen los clxones de sus automviles en seal de repulsa. Est en marcha una campaa de boicot hacia empresas y productos estadunidenses. En el Angel de la Independencia se ha instalado un ayuno por la paz. Abundan recitales y conciertos. El trfico de correo electrnico con informacin sobre las protestas es intenso. En muchos centros educativos se han organizado conferencias y debates. En entidades como Quertaro nios y jvenes de escuelas pblicas y privadas han tomado las calles. En muchas avenidas se han colocado mantas rechazando la ofensiva militar. A la embajada de Estados Unidos en la ciudad de Mxico llegan diariamente grupos diversos para expresar su repudio a la agresin contra Irak: unos reparten flores, otros tocan msica, algunos realizan performances y otros ms avientan piedras o queman banderas. Sin embargo, salvo en Puebla, Jalapa y el 15 de febrero en el Distrito Federal, no se han realizado grandes manifestaciones populares. Aunque vivimos una de las movilizaciones sociales ms intensas y sostenidas de los ltimos aos, no se expresa por el canal tradicional de la protesta poltica: la marcha y el mitin callejero. Por qu los llamados a tomar calles y plazas pblicas casi no han tenido respuesta? Por principio de cuentas porque pareciera que la posicin del gobierno mexicano posterga la urgencia de manifestarse. Despus de todo, la mayora de las expresiones ms grandes contra la guerra se han efectuado en pases cuyos mandatarios han apoyado la ofensiva militar. Pero, adems, en nuestro caso resulta evidente que muchas de las instituciones o actores que desempean funciones de mediacin poltica y social, como partidos, sindicatos, organizaciones no gubernamentales, universidades e intelectuales, han abdicado de sus responsabilidades: los partidos estn ms ocupados en la disputa interna por las diputaciones que en dinamizar el descontento social, los sindicatos estn ms al tanto de sus revisiones contractuales o de la reforma laboral que de enarbolar causas justas no gremiales. Muchas organizaciones no gubernamentales viven hoy la cruda de la borrachera del voto til y estn ms preocupados por su insercin en la esfera estatal que por articular intereses. La burocracia universitaria se ha limitado a expresar tmidos comentarios de desacuerdo con la guerra, pero, exceptuando el caso de Puebla, se ha negado a convocar a la comunidad a expresar su descontento en las calles. Y, salvo notables excepciones, son muchos los intelectuales que siguen absortos en sus nuevas responsabilidades en el servicio exterior. A ello habra que aadir que regularmente las manifestaciones han sido mal convocadas y organizadas, y que muchos de sus promotores son poco conocidos o reconocidos. Entre ellos hay quienes siguen creyendo mgicamente que la multiplicacin de los membretes puede sustituir la talacha organizativa. Por si fuera poco, acciones aparentemente muy radicales, como lanzar piedras contra la embajada de Estados Unidos, provocan que muchos padres de familia desistan de llevar a sus hijos a las concentraciones o que ellos mismos vayan.

Muchas cosas han cambiado ya en el pas con la guerra. Pero no son suficientes. Convertir el desacuerdo con la guerra y la disposicin a realizar acciones para expresarlo en una gran fuerza organizada que impacte al conjunto de la sociedad y presione en favor de la paz es tarea nodal. Nuestro futuro est en juego.

PD: Adis, Porfirio Encino, adis.

31 DE MARZO DEL 2003.

Len Bendesky

Tablero

La violencia organizada es un hecho contundente. Es paradjico que se presente como la manera de superar los grandes conflictos sociales que marcan el inicio del siglo XXI. La guerra en Irak manifiesta esa paradoja y se apoya en la concentracin del poder militar en Estados Unidos. A partir de ese poder contundente se ha prefigurado un escenario que se expone sin muchos recovecos y desde antes del 11 de septiembre de 2001. Este escenario se ofrece como un proceso de liberacin y de exportacin de la democracia.

Ahora en Irak se expresa en la abierta disposicin a remover a un rgimen que incomoda mucho, aunque antes fue til, pese a que cometa las barbaridades que hoy parecen inaceptables. Esa es la irona que envuelve la postura de los promotores de la poltica exterior estadunidense cuando muestran sorpresa por la oposicin a la guerra y dicen: "Por Dios, estamos hablando de Saddam!" Pero ya pas la invasin de Afganistn, tambin sostenida por buenas razones: hay an 10 mil soldados estadunidenses en ese pas y, aunque el asunto pas rpidamente a segundo plano en las preocupaciones de Washington, lo que se sabe es que se est muy lejos de crear un entorno poltico distinto al que existi bajo el rgimen talibn y que el gobierno de Karzai est muy marginado. Como modelo de la nueva visin de seguridad y de liberacin de los pueblos oprimidos, no es hoy convincente.

Ahora ha quedado ya bien dispuesto el tablero de la poltica internacional que se disea y aplica de modo unilateral por el grupo reunido en el Pentgono, apoyado por los centros de pensamiento ms conservadores de ese pas. Es verdaderamente notoria la satisfaccin que de la guerra derivan esos personajes. El despliegue de la poltica exterior de guerra se basa en la supremaca militar y tecnolgica, pasa por encima de lo que tenga que pasar y aparece como la postura de una potencia de gran soberbia. El mundo no va a ser el mismo luego de esta guerra, eso ya nos lo han advertido ellos mismos, y podemos estar seguros de que no lo ser; lo ms probable es que las condiciones sean peores, de mayor inseguridad fsica y econmica para ms gente, y muy probablemente para aquella que se quiere proteger con la poltica de fuerza y dominio a escala global.

Otras visiones del tablero de la poltica mundial, que tambin se prefiguran en Estados Unidos, parten de la misma concepcin de su poder, aunque tienen ms matices. Se plantean no en un solo plano, sino en tres: el militar, que se monta sobre el fuerte predominio de ese pas; el econmico, que se comparte con otras naciones por el carcter de las relaciones de inversin y comercio, y el de las relaciones internacionales, que se caracterizan por rebasar el alcance propio de los estados-nacin. Esta es una visin ms sofisticada y permite mayor margen de juego para las piezas que estn en el tablero, sobre todo frente a la alternativa actual que consiste de plano en removerlas conforme a una imagen preconcebida de cmo debe ser el mundo. Pero los que como Nye ven el mundo de una manera un poco ms compleja no tienen hoy cabida en una ideologa dominada por Perle y el grupo detrs del proyecto del nuevo siglo americano.

Hay una manera general de ver la crisis poltica internacional y otra que no puede desprenderse del lugar que se tiene en las relaciones de poder. El gobierno mexicano tom una postura frente a la guerra, pero ms all est el hecho crucial de la posicin marginal que el pas tiene en el tablero. Es evidente la facilidad con la que Mxico pas de tener cierta relevancia poltica para el gobierno de Bush a la prctica inexistencia; no dejamos de ser el patio trasero. Esta es una seal que no deben perder de vista el gobierno y la sociedad, una seal de lo impostergable que es definir una estrategia real de crecimiento econmico, de desarrollo institucional y cultural que fortalezca al pas. Ninguna relacin externa puede suplir la reordenacin interna en todos los mbitos de la vida nacional. Ese es el principal riesgo y me temo que no estamos a la altura de las circunstancias.

Vivimos una poca poco edificante. La guerra no es un espectculo que infunda nobles sentimientos. Pero debemos extender la perspectiva. El periodo transcurrido desde que se derrumb el comunismo no trajo el fin de la historia, con el que la libertad y la democracia se instauraran poco a poco en la sociedad mundial. Ha sido ms bien un tramo salvaje de la historia. Eso ha sido la limpieza tnica, el odio creciente entre muchos pueblos, el terrorismo, el fundamentalismo de todos los tonos ideolgicos, la pobreza que se extiende por la mayor parte del mundo. Nada se parece a la simple dicotoma entre buenos y malos que an se plantea desde muchas posiciones maniqueas; es difcil matizar, pero es necesario hacerlo para que haya cuando menos la posibilidad de alcanzar una sociedad que sea decente. Una cosa es cierta: no necesitamos de ningn extraterrestre que nos observe, los humanos tenemos hoy poco que mostrarnos a nosotros mismos en el terreno de la superacin de nuestro estado animal. Ese sigue siendo primordial y ensombrece las manifestaciones del espritu y los logros materiales de los que tambin somos capaces.

31 de marzo del 2003.

Jorge Santibez Romelln* Tiro por la culata

George W. Bush se hizo presidente de Estados Unidos, el pas ms poderoso del mundo, mediante un procedimiento por dems cuestionable y cuestionado. Entre enormes dudas, la decisin de una corte regulariz un nombramiento que para muchos, incluido el propio Bush, no contaba con el apoyo de sus gobernados. Este hecho, un Congreso adverso y un equipo inexperto lo convirtieron en el presidente ms dbil de la historia reciente del pas ms fuerte. De ese entonces, principios de 2001, data el acercamiento con Mxico y con el presidente Fox, los amagos de un eventual acuerdo migratorio y en general la construccin de una relacin prioritaria con nuestro pas.

En esas andbamos cuando lleg el 11 de septiembre de 2001 y todo cambi. Aquel presidente dbil e inexperto se convirti de la noche a la maana, mediante un discurso agresivo de defensa de los ataques del exterior, en un presidente fuerte con impresionante apoyo popular. El pueblo estadunidense, vulnerado y ultrajado en sus valores fundamentales por un puado de terroristas suicidas, se aglutin en torno a su presidente, a pesar de que se llamaba George Bush. Poco import si su eleccin haba sido dudosa, ahora se trataba de apoyar la defensa de la soberana, de castigar a los culpables de la ofensa, ni ms ni menos.

Por su parte, el gobierno mexicano tard demasiado en solidarizarse con el vecino recin declarado "gran amigo, socio estructural, aliado estratgico, etctera". Jefes de Estado del otro extremo del mundo acudieron a Estados Unidos a mostrar el apoyo y la solidaridad en la cruzada antiterrorista mientras Mxico dudaba o se debata internamente en torno a la solidaridad que de-bamos dar a nuestros vecinos. Pasamos as de tratar con un presidente dbil a hacerlo con uno fuerte; de una relacin estrecha, a una dudosa, frgil y no prioritaria.

Al darse cuenta del apoyo que los actos terroristas del 11 de septiembre le aportaban y ante la inminencia de las elecciones legislativas de 2002, ni tardo ni perezoso el presidente Bush alarg sus discursos en contra del terrorismo y de los enemigos externos lo necesario como para que su partido ganara esas elecciones, algo que ocurri sin problema. Recurdese que en ese entonces Bush declaraba que en cada ciudadano estadunidense haba un soldado en pie de guerra. Un presidente sin gran estrategia econmica tuvo la fortuna poltica de encontrar un tema, la lucha-defensa de los enemigos de afuera, que le aportara muchos votos. Mxico, por supuesto, ya no tena ninguna importancia. Pasadas las elecciones era imperativo buscar otro enemigo que refrescara el discurso guerrero de Bush que le haba resultado tan rentable polticamente. Surge entonces Irak, enemigo eterno, asociado de enemigos recientes.

Bush logra un xito sin precedentes en la atraccin de la opinin pblica, que se concentra en el tema de la guerra y apoya casi ciegamente a su presidente. Slo que esta vez puede ser que el tiro le salga por la culata.

A partir de cuentas equivocadas asume que el Consejo de Seguridad de la Organizacin de Naciones Unidas ser un simple trmite en esta guerra contra sus enemigos, los peligros reales o inventados, y que contar con el apoyo de la opinin pblica internacional, concentrndose en las alianzas de inters con los pases poderosos.

Grave error. El Consejo de Seguridad result mucho menos dcil de lo previsto, la opinin mundial rechaz vehementemente la guerra y a la fecha el presidente Bush no ha demostrado cules son esos peligros ira-ques, y de los pases poderosos solamente uno lo apoya de manera decidida. Falta lo peor: Bush vendi una guerra fulminante, impresionantemente asimtrica, que durara unos cuantos das, en la cual, como en las mejores pocas del imperio romano o en las pelculas hollywoodenses sobre la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas estadunidenses entraran con toda facilidad en Irak y seran recibidas con flores por ciudadanos que les agradeceran la liberacin del tirano. Nada de eso ha sucedido, por el contrario, cuando empiecen a llegar a Estados Unidos los atades envueltos en la bandera de las barras y las estrellas, la entrada en Irak no sea ni tan rpida ni tan fulminante o, peor an, que ocurra un acto terrorista en el territorio de nuestros vecinos, es ms que probable que se agudice el descontento interno, las crticas y el apoyo casi unnime, que an persiste, se transforme en rechazo a un presidente que slo le ha dejado a sus gobernados el recuerdo de actos terroristas, sos s fulminantes, de una guerra sin causas plenamente justificadas y un aparato de seguridad muy costoso e ineficiente.

De entre las muchas preguntas que surgen en este escenario resulta urgente conocer cul ser la estrategia mexicana que reconstruir la relacin con nuestros vecinos despus de la guerra. * Presidente de El Colegio de la Frontera Nort30 de marzo del 2003.

Adolfo Gilly

Una declaracin universal contra la guerra

La invasin de Irak por parte de los ejrcitos de Estados Unidos y Gran Bretaa, violando las resoluciones y mandatos del Consejo de Seguridad de la Organizacin de Naciones Unidas (ONU), est pisoteando y destruyendo todos y cada uno de los 30 artculos de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, aprobada por Naciones Unidas en diciembre de 1948 como uno de los documentos fundantes de su existencia. De los horrores de las dos guerras mundiales del siglo XX surgi la necesidad de afirmar que si va a existir una comunidad mundial de naciones, sta debe sustentarse en una comunidad de derechos iguales para todos sus individuos, para cada ser humano nico y distinto sobre la faz de la tierra, como lo imagin primero la modernidad iluminista.

Ese documento, notable en su contenido y nunca respetado en su totalidad por los distintos poderes de este mundo, era, sin embargo, punto de referencia, afirmacin ideal de principios a la cual era posible remitirse contra las dictaduras, los agresores, los hambreadores, los destructores y los estranguladores financieros de pases y de seres humanos. Ese documento ahora ha sido arrasado y vaciado de contenido por las potencias invasoras y sus cmplices.

Quin puede ya invocar como referencia la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, cuando la institucin que la proclam, Naciones Unidas, es un organismo cuyos integrantes no se atreven a enfrentar a los agresores, a exigir el retiro de todas las tropas extranjeras de Irak, a condenar a los gobiernos fuera de la ley que pasaron por encima de las resoluciones del Consejo de Seguridad y declararon a ste "incapaz de hacerse cargo de sus responsabilidades"? Vergonzosamente, en cambio, las potencias europeas empiezan a defender la participacin de sus empresas en la futura "reconstruccin de Irak". Mientras los iraques estn defendiendo Bagdad del invasor, esos gobiernos discuten el reparto de los futuros despojos con quienes bombardean la ciudad y el pas entero.

Este momento de vergenza universal de los gobiernos, comenzando por los de la Liga Arabe, slo es comparable al Pacto de no Intervencin en la guerra civil espaola, cuando Barcelona era bombardeada por la aviacin de Hitler y de Mussolini, y las grandes potencias "democrticas" bloqueaban el envo de armas y de ayuda al gobierno legal de la Repblica. No tardaron en pagar muy cara su hipocresa.

Slo Mxico, entonces, se alz para romper el bloqueo, enviar ayuda y armas, recibir refugiados sin pedir nada a cambio ni intervenir en la poltica de la Repblica, como por el contrario lo hizo Stalin con funestas consecuencias. Slo Mxico, como lo hizo con Etiopa, con Checoslovaquia, con Austria y con Finlandia. Eran el Mxico y el gobierno de Lzaro Crdenas. No era una potencia mundial, no era la "novena economa del mundo". Estaba bajo la presin inmediata de Gran Bretaa y de Estados Unidos por la reforma agraria y la expropiacin petrolera. Ese gobierno noms tena decencia y dignidad, y un pueblo que por eso lo apoyaba.

Estos son otros tiempos y otros gobiernos en Mxico, como puede verse por la escurridiza declaracin del representante del presidente Vicente Fox en la pasada reunin del Consejo de Seguridad. Es intil que se hagan patos. La ira del ogro de todos modos se los cobrar. Ese ogro nunca olvid nada y ahora, adems, tiene una impecable memoria digital que todo lo registra y lo almacena (aunque no le sirvi para darse cuenta de que los iraques, con todo y el abominable Saddam Hussein, son guerreros del desierto que iban a defender palmo a palmo su territorio, resueltos a morir a 100 por uno si el caso llegara).

El gran hecho nuevo, sin embargo, es el movimiento universal contra la guerra y contra la invasin que en todos los pases, a comenzar por el mismo Estados Unidos, se moviliza en estos das y sigue creciendo. Esta es la globalizacin desde adentro y desde abajo, la universalizacin de deseos y propsitos germinados y acumulados en la resistencia al neoliberalismo, la conviccin cada vez ms extendida de que, s, otro mundo es posible y depende de nosotros, no de las peticiones a los poderes existentes o de las declaraciones de los representantes parlamentarios y sus similares.

Este es un movimiento de voluntades e ideas que no se haba visto antes, surgido de la condena a la guerra, pero tambin del anhelo de paz, de libertades, de trabajo seguro y protegido, de disfrute pleno de la vida para todos los seres humanos, de que ya es hora universal de reparar con justicia los agravios y de afirmar nuestros derechos, esos derechos que o bien son los mismos e iguales para todos los seres humanos -eso es la globalizacin de los derechos- o de lo contrario no existen para nadie.

"Un agravio contra uno es un agravio contra todos", deca el lema de los Industrial Workers of the World en Estados Unidos, all por los inicios del siglo XX. Ese lema hoy parece flotar como un espritu inquieto, sonriente y vengador sobre las multitudinarias manifestaciones de indignacin e ira que recorren las ciudades del mundo. Esta es nuestra globalizacin de las resistencias.

Si los derechos universales de los seres humanos van a existir, ya no vendrn de la declaracin histrica de 1948 en Naciones Unidas. Vendrn ahora de la globalizacin de los movimientos y de las resistencias. Ser entonces una globalizacin de los derechos, surgida no de las instituciones, sino desde adentro y desde abajo de los pueblos movilizados contra la guerra y las barbaries interminables del capital. Es un camino largo y difcil, pues los poderes del mundo estn en contra o, en el menos peor de los casos, esconden la cabeza como patos para que no se las vuele el escopetazo.

Muchos hemos recibido, el 27 de marzo, lo que podra ser un primer esbozo de nuestra declaracin universal de los derechos, que es, a la vez, una declaracin de voluntades y propsitos. Es un documento de ideas que al mismo tiempo se propone contribuir a organizar la resistencia. Entre sus primeros firmantes estn Noam Chomsky, Tariq Ali, Eduardo Galeano, Vittorio Agnoletto, Arundhati Roy, Howard Zinn, Saul Landau, Boris Kagarlitsky, Roberto Savio, Tom Hayden, Dennis Brutis, Joanne Landy, Elena Blanco, Ezequiel Adamovsky y otros, no pocos de ellos son colaboradores en las pginas de La Jornada.

La presentacin del documento, firmada por sus iniciadores, dice que es preciso "construir un movimiento lo suficientemente fuerte como para detener la guerra en Irak o para impedir una prxima guerra en Siria o Irn o Venezuela", y que para ello el principal factor es movilizar una cantidad grande de participantes y crecer sin cesar. Adems de manifestar, dice el texto de presentacin, "debemos hablar a la gente, escuchar sus dudas, sus confusiones y sus percepciones, y debemos dar una visin alternativa capaz de generar una solidaridad crtica duradera. Tenemos que dirigirnos a la gente cuyas direcciones no tenemos. Tenemos que ir de puerta en puerta en los barrios y en los dormitorios urbanos, y tenemos que hacerlo una y otra vez. Tenemos que hablar con nuestros compaeros de trabajo, con la gente que encontramos en los mercados y tiendas, con nuestros vecinos, y con quien est a nuestro lado en el aula o en la iglesia o en donde fuere. Tenemos que organizar".

Los convocantes proponen como medio de acceso a la gente y de movilizacin de las voluntades contra la guerra -contra esta guerra, dicen, pero tambin contra las que se estn preparando- reunir firmas en torno a