ir y no venir

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invisibilización y disciplinas del cuerpo, especialmente en cuanto a minoridades e inmigrantes. El vídeo que presenta el artista en un pequeño salón creado para la ocasión hace referencia también al uso del miedo en las democracias modernas y a la forma en la que la incomunicación que genera acaba destrozando el ideal de transparencia democrática. Utilizando la banda sónora de Pickpocket de Robert Bresson (1959), una película en la que un joven ladrón se conmueve finalmente gracias al amor redentor, contrapone un texto anunciando una película de amor con las imágenes de violencia absoluta de una represión policial procedentes de vídeos en la red. La obra de Mariana Oliveira interroga el estatuto de la promesa europea, una de las grandes utopías políticas de finales del siglo XX, y su potencial arruinamiento por la prevalencia del poder económico-financiero sobre el desarrollo de las instituciones democráticas federales. Sus dibujos de ruinas en referencia a los monumentos y códigos de color de los billetes de Euros se solapan con marcas impresas en cajas de cartón e ponen de relieve a la vez la imagen que la integración continental tuvo en Brasil como el profundo desconcierto o malestar que genera hoy dentro y fuera de la propia Europa. El modelo europeo aparece de nuevo en forma de cuenta atrás en un reloj mural: Renato Maretti mezcla la simbólica europea, la estética pop y el imaginario de la propaganda maoista en un dispositivo que señala el final cuando ya no se le espera. Y como las capsulas de cervezas bien lo indican, the party is over. La reactivación permanente del mecanismo por el espectador dispara así una alarma recurrente a modo de disparo y señal para la acción. Es precisamente esta acción del público que invoca Bruno Storni en su dispositivo en forma de cuadrado negro sobre fondo blanco. Destacando como las demás obras, por la utilización de técnicas y materiales de perfil bajo, propone una serie de interacciones que permiten, para algunas de ellas, activar de forma más o menos eficaz un juego cinético que convierte el cuadrado en disco. En cualquier caso, la movilización del espectador se realiza a través del tanteo, transformando la experimentación con lo que nos viene dado como una principio de supervivencia intercultural. «Ir y no venir» es un proyecto y experimento de tres artistas brasileños, realizado en el marco de su residencia. Renato Maretti es así residente en homesession, Bruno Storni lo es en Hangar y Mariana Oliveira ha estado trabajando en Barcelona durante un mes. Como lo sugiere el título que se escogió en referencia al derecho de ir y venir, una libertad de circulación que sólo existe en la teoría, el proyecto recoge un punto de vista periférico y supone un desplazamiento de la mirada, desde fuera hacia dentro. Para ello, el espacio de Homesession se ha cerrado con una reja pintada que delimita el paso de una frontera hacia un territorio indeterminado, en el que se pretende reactivar nuestra propia conciencia cultural gracias a una mediación externa. En forma de ready-made, las pegatinas de cerrajero de Renato Maretti componen un visual de color, que no deja de destacar la relación entre técnicas de seguridad y las distancias culturales que el proyecto quiere investigar. La pancarta de Bruno Storni que cuelga del techo muestra como la reapropiación de las revendicaciones por un outsider pueden conducirnos a re-valorar nuestra posición de cara a la agenda política y a nuestros sistema de creencias: se trata en efecto de un lema recogido en la marcha independentista de la diada catalana 2012, que ha sido a la vez traducido al brasileño y revertido como en un espejo, convertiéndose en copia y desviación de la lucha mencionada. El acercamiento a la realidad que conocemos, no permite quizás, por la corta duración que ha tenido, profundizar algunas preguntas que afloran. No obstante, el sano ejercicio de interrogar esta superficie de las cosas que se dan por asumidas es el gran valor del intercambio cultural. Quizás sea justamente a este cuestionamiento de las apariencias y usos al que Renato Maretti hace referencia, cuando recrea los objetos de oficina encontrados en su residencia, a partir de su envoltorio. Estos objetos tienen así a la vez el estatuto de simulaciones ilusorias y de metáfora de la creación como forma de subvertir la realidad desde la apariencia. El traslado temporal a Barcelona desde Sao Paulo, que en palabras de los artistas, supone «alejarse de su marco habitual para vivir temporalmente en un territorio quizá aún más confortable», implica así la confrontación de un imaginario propio con otra realidad cultural. Los retratos cubiertos con papel higiénico de Bruno Storni muestran así como el discurso político entorno a las técnicas de «higienação» social que imperan en Brasil pueden tener su equivalente en Europa con técnicas de Abierto del 28/10 al 03/11/2012 de 17h a 20h y con cita previa: [email protected]

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«Ir y no venir» es un proyecto y experimento de tres artistas brasileños, realizado en el marco de su residencia. Renato Maretti es así residente en homesession, Bruno Storni lo es en Hangar y Mariana Oliveira ha estado trabajando en Barcelona durante un mes. Como lo sugiere el título que se escogió en referencia al derecho de ir y venir, una libertad de circulación que sólo existe en la teoría, el proyecto recoge un punto de vista periférico y supone un desplazamiento de la mirada, desde fuera hacia dentro.

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invisibilización y disciplinas del cuerpo, especialmente en cuanto a minoridades e inmigrantes. El vídeo que presenta el artista en un pequeño salón creado para la ocasión hace referencia también al uso del miedo en las democracias modernas y a la forma en la que la incomunicación que genera acaba destrozando el ideal de transparencia democrática. Utilizando la banda sónora de Pickpocket de Robert Bresson (1959), una película en la que un joven ladrón se conmueve finalmente gracias al amor redentor, contrapone un texto anunciando una película de amor con las imágenes de violencia absoluta de una represión policial procedentes de vídeos en la red.

La obra de Mariana Oliveira interroga el estatuto de la promesa europea, una de las grandes utopías políticas de finales del siglo XX, y su potencial arruinamiento por la prevalencia del poder económico-financiero sobre el desarrollo de las instituciones democráticas federales. Sus dibujos de ruinas en referencia a los monumentos y códigos de color de los billetes de Euros se solapan con marcas impresas en cajas de cartón e ponen de relieve a la vez la imagen que la integración continental tuvo en Brasil como el profundo desconcierto o malestar que genera hoy dentro y fuera de la propia Europa. El modelo europeo aparece de nuevo en forma de cuenta atrás en un reloj mural: Renato Maretti mezcla la simbólica europea, la estética pop y el imaginario de la propaganda maoista en un dispositivo que señala el final cuando ya no se le espera. Y como las capsulas de cervezas bien lo indican, the party is over. La reactivación permanente del mecanismo por el espectador dispara así una alarma recurrente a modo de disparo y señal para la acción. Es precisamente esta acción del público que invoca Bruno Storni en su dispositivo en forma de cuadrado negro sobre fondo blanco. Destacando como las demás obras, por la utilización de técnicas y materiales de perfil bajo, propone una serie de interacciones que permiten, para algunas de ellas, activar de forma más o menos eficaz un juego cinético que convierte el cuadrado en disco. En cualquier caso, la movilización del espectador se realiza a través del tanteo, transformando la experimentación con lo que nos viene dado como una principio de supervivencia intercultural.

«Ir y no venir» es un proyecto y experimento de tres artistas brasileños, realizado en el marco de su residencia. Renato Maretti es así residente en homesession, Bruno Storni lo es en Hangar y Mariana Oliveira ha estado trabajando en Barcelona durante un mes. Como lo sugiere el título que se escogió en referencia al derecho de ir y venir, una libertad de circulación que sólo existe en la teoría, el proyecto recoge un punto de vista periférico y supone un desplazamiento de la mirada, desde fuera hacia dentro.

Para ello, el espacio de Homesession se ha cerrado con una reja pintada que delimita el paso de una frontera hacia un territorio indeterminado, en el que se pretende reactivar nuestra propia conciencia cultural gracias a una mediación externa. En forma de ready-made, las pegatinas de cerrajero de Renato Maretti componen un visual de color, que no deja de destacar la relación entre técnicas de seguridad y las distancias culturales que el proyecto quiere investigar. La pancarta de Bruno Storni que cuelga del techo muestra como la reapropiación de las revendicaciones por un outsider pueden conducirnos a re-valorar nuestra posición de cara a la agenda política y a nuestros sistema de creencias: se trata en efecto de un lema recogido en la marcha independentista de la diada catalana 2012, que ha sido a la vez traducido al brasileño y revertido como en un espejo, convertiéndose en copia y desviación de la lucha mencionada.

El acercamiento a la realidad que conocemos, no permite quizás, por la corta duración que ha tenido, profundizar algunas preguntas que afloran. No obstante, el sano ejercicio de interrogar esta superficie de las cosas que se dan por asumidas es el gran valor del intercambio cultural. Quizás sea justamente a este cuestionamiento de las apariencias y usos al que Renato Maretti hace referencia, cuando recrea los objetos de oficina encontrados en su residencia, a partir de su envoltorio. Estos objetos tienen así a la vez el estatuto de simulaciones ilusorias y de metáfora de la creación como forma de subvertir la realidad desde la apariencia.

El traslado temporal a Barcelona desde Sao Paulo, que en palabras de los artistas, supone «alejarse de su marco habitual para vivir temporalmente en un territorio quizá aún más confortable», implica así la confrontación de un imaginario propio con otra realidad cultural. Los retratos cubiertos con papel higiénico de Bruno Storni muestran así como el discurso político entorno a las técnicas de «higienação» social que imperan en Brasil pueden tener su equivalente en Europa con técnicas de

Abierto del 28/10 al 03/11/2012 de 17h a 20h

y con cita previa: [email protected]

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tècniques d’invisibilització i disciplines del cos, especialment quant a minoritats i immigrants. El vídeo que presenta l’artista en un petit saló creat per a l’ocasió fa referència també a l’ús de la por en les democràcies modernes i a la forma en la qual la incomunicació que genera acaba destrossant l’ideal de transparència democràtica. Utilitzant la banda sonora de Pickpocket de Robert Bresson (1959), una pel·lícula en la qual un jove lladre es commou finalment gràcies a l’amor redemptor, contraposa un text anunciant una pel·lícula d’amor amb les imatges de violència absoluta d’una repressió policial procedents de vídeos a la xarxa.

L’obra de Mariana Oliveira interroga l’estatut de la promesa europea, una de les grans utopies polítiques de finals del segle XX, i el seu potencial arruinament per la prevalença del poder economico-financer sobre el desenvolupament de les institucions democràtiques federals. Els seus dibuixos de ruïnes en referència als monuments i codis de color dels bitllets d’Euros deixen veure marques impreses en caixes de cartró i posen en relleu alhora la imatge que la integració continental va tenir a Brasil com el profund desconcert o malestar que genera avui dins i fora de la pròpia Europa. El model europeu apareix de nou en forma de compte enrere en un rellotge mural: Renato Maretti barreja la simbòlica europea, l’estètica pop i l’imaginari de la propaganda maoïsta en un dispositiu que assenyala el final quan ja no l’esperem. I com les capses de cerveses ho indiquen, the party is over. La reactivació permanent del mecanisme per l’espectador dispara així una alarma recurrent a manera de tret i senyal per a l’acció. És precisament aquesta acció del públic que invoca Bruno Storni en el seu dispositiu en forma de quadrat negre sobre fons blanc. Destacant com les altres obres, per la utilització de tècniques i materials de perfil baix, proposa una sèrie d’interaccions que permeten, per algunes d’elles, activar de forma més o menys eficaç un joc cinètic que converteix el quadrat en disc. En qualsevol cas, la mobilització de l’espectador es realitza a través del tempteig, transformant l’experimentació amb el que ens ve donat com una principi de supervivència intercultural.

«Ir y no venir» és un projecte i experimentació de tres artistes brasilers, realitzat en el marc de la seva residència. Renato Maretti és així resident a homesession, Bruno Storni és resident a Hangar i Mariana Oliveira ha estat treballant a Barcelona durant un mes. Com ho suggereix el títol que es va escollir en referència al dret d’anar i venir, una llibertat de circulació que només existeix en la teoria, el projecte recull un punt de vista perifèric i suposa un desplaçament de la mirada, des de fora cap a endins.

Per a això, l’espai d’Homesession s’ha tancat amb una reixa pintada que delimita el pas d’una frontera cap a un territori indeterminat, en el qual es pretén reactivar la nostra pròpia consciència cultural gràcies a una mediació externa. En forma de ready-made, les publicitats adhesives de serralleria de Renato Maretti componen un visual de color, que no deixa de destacar la relació entre tècniques de seguretat i les distàncies culturals que el projecte vol investigar. La pancarta de Bruno Storni que penja del sostre mostra com la reapropiació de les revendicacions per un outsider poden conduir-nos a re-valorar la nostra posició de cara a l’agenda política i als nostres sistema de creences: es tracta en efecte d’un lema recollit en la marxa independentista de la diada catalana 2012, que ha estat alhora traduït al brasiler i revertit com en un mirall, convertint-se en còpia i desviació de la lluita esmentada.

L’acostament a la realitat que coneixem, no permet potser, per la curta durada que ha tingut, aprofundir algunes preguntes que afloren. No obstant això, el sa exercici d’interrogar aquesta superfície de les coses que es donen per assumides és el gran valor de l’intercanvi cultural. Potser sigui justament a aquest qüestionament de les aparences i usos al que Renato Maretti fa referència, quan recrea els objectes d’oficina trobats en la seva residència, a partir del seu embolcall. Aquests objectes tenen així alhora l’estatut de simulacions il·lusòries i de metàfora de la creació com a forma de subvertir la realitat des de l’aparença.

El trasllat temporal a Barcelona des de Sao Paulo, que en paraules dels artistes, suposa «allunyar-se del seu marc habitual per viure temporalment en un territori potser encara més confortable», implica així la confrontació d’un imaginari propi amb una altra realitat cultural. Els retrats coberts amb paper higiènic de Bruno Storni mostren així com el discurs polític al voltant de les tècniques «de higienação» social que imperen a Brasil poden tenir el seu equivalent a Europa amb

Obert del 28/10 al 03/11/2012 de 17h a 20h

i amb cita prèvia: [email protected]