introducción a la hermenéutica filosofica

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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS 177 Jean Grondin, Introducción a la hermenéutica filosófica, trad. Ángela Acker- mann Pilári, prólogo de Hans-Georg Gadamer, Herder, Barcelona, 1999, 269 pp. Grondin ofrece un texto en el que revisa desde una perspectiva histórica los escritos sobre la interpretación. Su intención consiste en plantear el actual problema de la hermenéutica. Logra su propósito criticando el historismo, siguiendo a Gadamer, y, con éste, poniendo en el centro de la discusión filosófica actual la hermenéutica concebida en su universalidad como lenguaje que en el diálogo busca dilucidar la palabra interior que posee cualquier individuo que dice conocer algo. La obra, organizada en siete capítulos, además de una introducción y un epílogo, precedidos todos ellos del prólogo de Hans-Georg Gadamer y del prefacio del autor, está escrita en un lenguaje accesible, y el discurso capta rápidamente la atención del lector por la facilidad con que explica conceptos abstractos de difícil comprensión. Las expresiones en griego y latín con que salpica prácticamente todo el texto no impiden su comprensión, sino que enriquecen significativamente el texto. Es enco- miable la labor de la traductora. Una nota negativa, sin embargo, hay que señalar: en algunos párrafos queda en el texto castellano la construcción sintáctica alemana (v.gr., pp. 31, 36); en otros, los más frecuentes, la corrección de estilo deja mucho que desear (v.gr., pp. 20, 57, 75) tratándose de una obra tan importante y compleja como la que nos ocupa. El capítulo I, “Los precedentes históricos del ámbito hermenéutico”, sienta las bases para comprender cómo la hermenéutica se vincula con el conocimiento del mundo: “Sólo puede surgir una hermenéutica cuando resulta seguro que las imá- genes del mundo no son simples duplicaciones de la realidad tal como es, sino que representan interpretaciones pragmáticas, es decir, implícitas en nuestra rela- ción hablante con el mundo” (p. 41). Al hablar del campo semántico de la palabra hermeneuin”, señala tres direcciones de su significado: expresar (afirmar, hablar), explicar (interpretar, aclarar) y traducir. Grondin se queda sólo con los dos prin- cipales significados: expresar e interpretar, y toma partido por la interpretación internalista de la hermenéutica: “El interpretar busca el sentido interior detrás de lo expresado en tanto que el expresar da a conocer algo interior . El enunciado ermeneía siempre es la traslación de pensamientos que se encuentran en el alma (o sea desde el interior) al lenguaje exterior” (p. 45). Desde esta interpretación presen- ta prácticamente todas las formas de comprender y utilizar la hermenéutica. Inicia con la doctrina estoica del ‘logos’ interior y exterior para la explicación alegórica de los mitos. Así cita, entre los estoicos, a Filón de Alejandría (13 a.C.–54 d.C.), quien queriendo interpretar los textos bíblicos, intuye el carácter universal de lo alegórico. La unión de lo alegórico con lo tipológico permitió a Orígenes interpretar el Antiguo Testamento como alegoría del Nuevo Testamento. El rechazo posterior (siglos IV y V) a esta universalización dio pie a un nuevo interés por lo histórico y lo literal, que, a decir de Grondin, se acerca bastante al método histórico-crítico de la Edad Moderna. San Agustín (354–430) es presentado como la autoridad en la hermenéutica. Heidegger y el mismo Gadamer reconocen que de Agustín proviene la distinción entre el actus signatus (predicción) y el actus exercitus (su ejecución posterior). Para Grondin, Agustín es el padre de la hermenéutica existencialista. Las evidencias

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  • RESEAS BIBLIOGRFICAS 177

    Jean Grondin, Introduccin a la hermenutica filosfica, trad. ngela Acker-mann Pilri, prlogo de Hans-Georg Gadamer, Herder, Barcelona, 1999,269 pp.

    Grondin ofrece un texto en el que revisa desde una perspectiva histrica los escritossobre la interpretacin. Su intencin consiste en plantear el actual problema de lahermenutica. Logra su propsito criticando el historismo, siguiendo a Gadamer, y,con ste, poniendo en el centro de la discusin filosfica actual la hermenuticaconcebida en su universalidad como lenguaje que en el dilogo busca dilucidar lapalabra interior que posee cualquier individuo que dice conocer algo.

    La obra, organizada en siete captulos, adems de una introduccin y un eplogo,precedidos todos ellos del prlogo de Hans-Georg Gadamer y del prefacio del autor,est escrita en un lenguaje accesible, y el discurso capta rpidamente la atencin dellector por la facilidad con que explica conceptos abstractos de difcil comprensin.Las expresiones en griego y latn con que salpica prcticamente todo el texto noimpiden su comprensin, sino que enriquecen significativamente el texto. Es enco-miable la labor de la traductora. Una nota negativa, sin embargo, hay que sealar:en algunos prrafos queda en el texto castellano la construccin sintctica alemana(v.gr., pp. 31, 36); en otros, los ms frecuentes, la correccin de estilo deja muchoque desear (v.gr., pp. 20, 57, 75) tratndose de una obra tan importante y complejacomo la que nos ocupa.

    El captulo I, Los precedentes histricos del mbito hermenutico, sienta lasbases para comprender cmo la hermenutica se vincula con el conocimiento delmundo: Slo puede surgir una hermenutica cuando resulta seguro que las im-genes del mundo no son simples duplicaciones de la realidad tal como es, sinoque representan interpretaciones pragmticas, es decir, implcitas en nuestra rela-cin hablante con el mundo (p. 41). Al hablar del campo semntico de la palabrahermeneuin, seala tres direcciones de su significado: expresar (afirmar, hablar),explicar (interpretar, aclarar) y traducir. Grondin se queda slo con los dos prin-cipales significados: expresar e interpretar, y toma partido por la interpretacininternalista de la hermenutica: El interpretar busca el sentido interior detrs delo expresado en tanto que el expresar da a conocer algo interior . El enunciadoermenea siempre es la traslacin de pensamientos que se encuentran en el alma (osea desde el interior) al lenguaje exterior (p. 45). Desde esta interpretacin presen-ta prcticamente todas las formas de comprender y utilizar la hermenutica. Iniciacon la doctrina estoica del logos interior y exterior para la explicacin alegricade los mitos. As cita, entre los estoicos, a Filn de Alejandra (13 a.C.54 d.C.),quien queriendo interpretar los textos bblicos, intuye el carcter universal de loalegrico. La unin de lo alegrico con lo tipolgico permiti a Orgenes interpretarel Antiguo Testamento como alegora del Nuevo Testamento. El rechazo posterior(siglos IV y V) a esta universalizacin dio pie a un nuevo inters por lo histrico ylo literal, que, a decir de Grondin, se acerca bastante al mtodo histrico-crtico dela Edad Moderna.

    San Agustn (354430) es presentado como la autoridad en la hermenutica.Heidegger y el mismo Gadamer reconocen que de Agustn proviene la distincinentre el actus signatus (prediccin) y el actus exercitus (su ejecucin posterior).Para Grondin, Agustn es el padre de la hermenutica existencialista. Las evidencias

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    de esto abundan en la obra de Agustn de Hipona y seala que esa hermenuticaest hoy ms presente que nunca: Gadamer aprendi de Agustn que el sentidotransmitido por el lenguaje no es un sentido lgico que se pueda abstraer delenunciado, sino que significa el entrelazamiento que se produce en l (pp. 6768).Grondin hace aqu una aportacin importante inspirada en la posicin de Agustn,desde donde critica que Occidente haya insistido demasiado en la lgica cuando serefiere a la interpretacin: La fijacin del pensamiento occidental en la proposicinsignifica, por tanto, una reduccin del lenguaje que omite su dimensin decisiva, esdecir, omite que cualquier discurso est incluido en un dilogo (p. 68). El dilogoes apertura, universalidad. Este dilogo no puede ser slo el lenguaje hablado, sinola palabra interior, porque toda proposicin tiene presupuestos que no enuncia(p. 68).

    La importancia que Grondin otorga a Agustn no le impide decir que la tradi-cin hermenutica fue cultivada sobre todo por el protestantismo (Schleiermacher,Dilthey, Bultman, Ebeling y Gadamer), aunque pone en duda si el mismo Luterodesarroll una teora hermenutica. El universalismo hermenutico que adopta elprotestantismo siguiendo a Lutero indica que la palabra da todo lo que puedenrevelar las Escrituras, pero que requiere adems la fiel ejecucin de la palabra; delo contrario, sta sigue siendo letra muerta.

    El captulo II, La hermenutica entre gramtica y crtica, ofrece un recorridode la hermenutica en la Edad Moderna, incluyendo las disciplinas juristas y lamedicina, ambas vinculadas completamente con el problema de la interpretacin.Rescata primero a Johann Conrad Dannahuer (16031666), quien propuso la ideade la hermenutica como doctrina metodolgica de las ciencias que trataban de in-dependizarse de la escolstica. Su idea fue elaborar una hermenutica general quepermitiera a cada disciplina (derecho, teologa, medicina) interpretar el sentidode los documentos escritos para aclarar lo que el autor quiso decir, sin conside-rar si eso es lgico o fcticamente cierto. En la misma posicin que Dannahuer,Johann Martin Chladenius (17101759) habla del punto de mira o Sehepunktcomo fundamento universal de la hermenutica: Aquellas circunstancias de nues-tra alma, nuestro cuerpo y toda nuestra persona que hacen o son causa de quenos representemos una cosa de una determinada manera y no de otra, esto es loque vamos a llamar el punto de mira (J.M. Chladenius, Einleitung zur richtigenAuslegung bennftiger Reden und Schriften, Leipzig, 1972, 309). Paradjicamen-te, Grondin rescata esta afirmacin de Chladenius para fundamentar sobre ella elcarcter universal de la hermenutica:

    De ello se sigue que la asuncin del perspectivismo para Chladenius no puederepresentar un peligro para la objetividad, como hoy se teme generalmente,sino precisamente lo contrario: Pretende ser la condicin para hacer posible unconocimiento adecuado a la cosa y una mejor comprensin. Se trata, portanto, slo de una correcta comprensin del lenguaje por medio de la reduc-cin al punto de mira que lo gua. Un objetivismo lingstico que abstrajera delpunto de mira, desacertara por completo las cosas. sta es la doctrina bsicade la hermenutica universal. (p. 92)

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    Otro empuje hacia la universalidad de la hermenutica procede de Georg FriedrichMeier (17181777), esta vez aplicndose a todo el universo de los signos, inclu-yendo los naturales. Seala Grondin que detrs de esta universalidad se encuentrala doctrina general de los signos o semitica, propuesta por Leibniz bajo el ttuloprogramtico de characteristica universalis. Universalis significa aqu que en estemundo todo es signo y que cada signo remite a la conexin universal de todos lossignos (p. 93). Comprender, por tanto, equivale a integrar un signo en el contextouniversal de los signos. Con esto, seala Grondin, la universalidad de la hermenu-tica parece ir de la mano de la caracterstica universal y semitica.

    Quedan as prefigurados lo que para Grondin son los dos frentes de la actualdiscusin hermenutica:

    por un lado el desafo del perspectivismo (que segn el cientificismo decimo-nnico se crea tener que llamar relativismo), ubicado en el pensamiento con-tinental y, por el otro, la infiltracin semitica del pensamiento hermenuticoen la lingstica estructuralista, de la que se nutre el deconstructivismo pos-moderno, para el que toda palabra sealiza una derivacin de signos. (p. 97)

    La hermenutica pietista de August Hermann Francke y de Rambach (1723) insisteen la dimensin afectiva, porque en el trasfondo de cada palabra, dicen, hay algointerior, en concreto, un estado afectivo del alma. As, pensamiento y afecto se en-cuentran ntimamente vinculados. Grondin seala que gracias a la posicin pietista,la hermenutica de Gadamer sacar la enseanza de que un sentido compren-dido siempre debe ser tambin un sentido aplicado a nosotros, un significado paranosotros. Su aplicacin a quien entiende no es un aadido al intelligere, sino queconstituye la esencia del entender exitoso (p. 100).

    El captulo III, La hermenutica romntica y Schleiermacher, presenta prime-ro a Friedrich Schlegel, y posteriormente muestra a Schleiermacher influido por lasexplicaciones hermenuticas y profundamente romnticas de Schlegel, pero vincu-lado directamente con la hermenutica ms antigua, contra quienes lo consideranel fundador de la hermenutica. Schleiermacher elabora su hermenutica generalen dos vertientes: la gramtica, que contempla el lenguaje desde la totalidad de suuso lingstico, y la tcnica o psicolgica, que trata de comprender el lenguaje comoexpresin de algo interior. La prctica hermenutica de Schleiermacher consiste enevitar el malentendido, ya que el malentendido es lo obvio y que el entender debeser en todo punto lo que se pretende y se busca (p. 112). Sin embargo, a partir dela expresin de Schleiermacher de que el no entender nunca se puede disipar deltodo, Grondin enfatiza lo inalcanzable del principio de la mejor comprensin, detal forma que siempre habr que profundizar en lo que se est interpretando. ParaGrondin, Schleiermacher no abandon los objetivos de la hermenutica antigua, yexplcitamente rechaza la lectura psicologizante que Dilthey hizo de Schleierma-cher: slo se puede culpar a Schleiermacher de una psicologizacin no pertinentecuando se omite el horizonte dialctico o, ms precisamente, dialgico de su her-menutica (p. 116). Pero ste no es el caso, porque Schleiermacher considera quela hermenutica se apoya en una base dialctica: interpretar un texto significa en-

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    trar en un dilogo con l, plantearle preguntas y dejar que l tambin nos planteepreguntas (p. 117).

    El captulo IV, Entrando en los problemas del historismo, est dedicado a lacorriente del historismo, tambin llamado relativismo, que tiene como doctrina b-sica que todo fenmeno singular debe comprenderse a partir del contexto de supoca (p. 119). El primer problema que Grondin plantea al historismo es de carc-ter epistemolgico: cmo se puede defender la idea de una verdad vinculante queno sea al mismo tiempo relativizable? Habra que admitir que todo queda absor-bido por la integridad de las condiciones temporales respectivas? Cmo se puedesalir de la circularidad hermenutica de nuestra historicidad, si es que realmentees posible?

    Estas preguntas se refieren, conforme a August Boeckh, a lo producido por elespritu humano, es decir, lo conocido (p. 121). En un esfuerzo por establecer elmtodo de estudio de la historia, Johann Gustav Droysen (18081886), siguiendoa Kant, establece que la esencia de la ciencia histrica consiste en comprender pormedio de la investigacin, donde comprender significa reconducir las expresionesa lo que se quiso expresar con ellas (p. 124), o sea conocer lo conocido. As, conclu-ye Grondin, para Droysen la comprensin histrica es lo mismo que comprendera alguien que habla con nosotros y esto a partir de la palabra que es expresin.Es decir, investigar a partir de hechos o signos existentes lo que no est dado in-mediatamente (p. 127). Grondin dedica un buen espacio a presentar y analizar lapropuesta metodolgica de Dilthey resumida en su psicologa descriptiva. WilhelmDilthey (18331911) tambin parte del desafo metodolgico del historismo parallegar luego a la hermenutica. En los hechos de la conciencia ve la base de todainvestigacin para las ciencias del espritu.

    El hecho de que Dilthey slo hablara explcitamente de la hermenutica en susescritos tardos (hacia 1900) da a Grondin la ocasin para discutir si viene a suplan-tar a la psicologa, y concluye que no se podra sostener que pese al nfasis puestoen la trada de vida, comprensin y expresin, los textos del volumen VII hayanelevado la hermenutica al rango de una disciplina metodolgica fundamental(p. 134). En todo caso, Grondin destaca el hecho de que Dilthey mantuvo hastael final un concepto clsico y normativo de la hermenutica, lo que dio paso dehecho al abandono de una metodologa general para las ciencias del espritu, yespecficamente para el historismo.

    En el captulo V, Heidegger: la hermenutica como esclarecimiento de s mismodel estar interpretado existenciario, ttulo por dems difcil de traducir debido alvocablo alemn Ausgelegenheit (la condicin de estar interpretado o expuesto),Grondin se ocupa exclusivamente de Heidegger (18891976), quien recibi la in-fluencia de Schleiermacher, Droysen y Dilthey. Heidegger, a decir de Grondin, esquien situ la hermenutica en el centro de la reflexin filosfica, aunque perma-neci oculta por mucho tiempo.

    Grondin se esfuerza por vincular a Heidegger con el surgimiento de la herme-nutica en el siglo XX, pero reconoce que no la desarroll sistemticamente y hayque rastrear sus ideas sobre la misma en los apuntes de sus primeros cursos. Noobstante esto, desde El ser y el tiempo trata de demostrar que la hermenutica dela facticidad de Heidegger pretende ser una hermenutica de todo lo que trabajadetrs de la proposicin. Es una interpretacin cuidadora de la existencia huma-

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    na, que se expresa antes y despus de todo juicio y cuya forma ms elemental deejecucin es la comprensin (p. 140). Ve que la hermenutica es despojada de sucarcter epistmico en la medida en que Heidegger piensa en un saber existencial(sich auf etwas verstehen). Destaca Grondin, con razn, la preocupacin de Heideg-ger por demostrar que la comprensin tiene su raz existencial en el preocuparsede s mismo del ser ah (p. 142), porque lo que est ah en primer lugar es precisa-mente nuestra relacin con el mundo en el modus de los proyectos entendedores(p. 142). Para Grondin, Heidegger invierte los trminos de la hermenutica tradi-cional: de la interpretacin a la comprensin. Ahora lo primero ser el entendery la interpretacin consistir slo en la formacin o elaboracin del entender(p. 143). Ahora la hermenutica en Heidegger no es teora de la interpretacin,sino la interpretacin misma (p. 146), y aade Grondin: la hermenutica filosfica[de Heidegger] apunta a que la facticidad se interprete a s misma, en cierto modo,a una interpretacin de la interpretacin que permita al ser ah volverse transpa-rente a s mismo. Porque en la interpretacin deben darse a conocer las estructurasde su ser al ser-ah (p. 146). Siguiendo a Heidegger, las proposiciones indican laposibilidad de entender y su posibilidad de acceso a las estructuras existenciales.Grondin dibuja as la nueva hermenutica existencial; sin embargo, reconoce queel Heidegger tardo vuelve a la hermenutica tradicional, cuando reconoce que ellenguaje conlleva la relacin hermenutica, es decir, que lenguaje y hermenuticason dos palabras que expresan la misma realidad.

    El captulo VI, La hermenutica universal de Gadamer, presenta a ste empe-ado en demostrar la insostenibilidad de la idea de un conocimiento de validezgeneral (p. 158), y dejando a un lado el planteamiento del historismo. Grondinve a Gadamer enfrascado en fundamentar las ciencias del espritu con respecto alas ciencias naturales, al margen de la metodologa que pretendieron establecerDilthey, Droysen y otros neokantianos. Con Helmotz, Gadamer haba propuesto enVerdad y mtodo (1960) el concepto de tacto psicolgico, en lugar de la deduc-cin consciente. Desciende Grondin al detalle en su anlisis de Verdad y mtodopara:

    encontrar la profunda crtica al inters por equiparar en su fundamentometodolgico a las ciencias del espritu con las ciencias naturales;

    recuperar la especificidad hermenutica de las ciencias del espritu; serefiere a la hermenutica que persigue el sentido de las cosas comoproyectos subjetivos del entender (p. 163);

    fundamentar la frmula sugerente de que la conciencia de la historia dela transmisin de hecho sera ms conciencia (p. 166);

    recuperar para la hermenutica la intuicin segn la cual el entenderequivale a dar sentido a nuestra situacin y a nuestra interrogacin,porque en todo intento de entender nos incluimos a nosotros mismos detal manera que entender y aplicar coinciden;

    demostrar el carcter hermenutico del dilogo, de acuerdo a la afirma-cin de Gadamer: desde el dilogo que somos, tratamos de acercarnos ala oscuridad del lenguaje (p. 170). A este respecto, Grondin seala que

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    contra la lgica proposicional, para la que la oracin constituye unaunidad de sentido autosuficiente, la hermenutica quiere recordar queuna proposicin nunca puede separarse de su contexto motivacional, esdecir, del dilogo en el que est integrada y desde el cual adquiere todosu sentido (p. 171);

    sealar el ncleo de la filosofa hermenutica, a saber, que no puedehaber proposicin alguna que no se pueda entender como respuesta auna pregunta y que slo as se la puede entender;

    recuperar la universalidad de la hermenutica como entender, como len-guaje, y como hermenutica filosfica en contra de concebirla slo comola base metodolgica de las ciencias del espritu. Gadamer arraiga estauniversalidad de la hermenutica, a decir de Grondin, en la palabra in-terior, que consiste en el deseo de entender y de hablar y que constituyeel universo de nuestra finitud (p. 177).

    En el captulo VII, La hermenutica en el dilogo, habla nuevamente de Gadamercomo del filsofo influyente cuya concepcin hermenutica es la ms original yholstica, esta vez en dilogo con Betti, Habermas y Derrida. Emilio Betti (18901968) elabor una hermenutica general con un fuerte significado epistemolgico.La interpretacin, para Betti, es el medio para resolver el problema epistemolgicodel entender, porque no se puede acceder de manera inmediata al espritu ajeno,sino slo por el rodeo de las formas representativas en las que se da a conocer(p. 181). Betti distingue entre el significado de un texto y la significacin que haadquirido en las diversas interpretaciones, mientras que Gadamer los confundecuando habla de interinfluencia.

    Habermas, apoyndose en la crtica a la ideologa y el psicoanlisis, trat derelativizar, contra Gadamer, la oposicin entre verdad (la de las ciencias del esp-ritu) y mtodo (cientifista) para mostrar que puede haber un entender metdicoexplicativo capaz de situarse detrs de la falsa conciencia y someterla a su crticaen nombre de unas condiciones no perturbadas de la comunicacin (p. 187). Lateora de la accin comunicativa de Habermas establece que las bases normativasde una teora social, y por tanto de una tica, deben buscarse en las implicacionespragmticas o pretensiones de validez del uso del lenguaje que aspira a la comuni-cacin y la comprensin (p. 189). Grondin rescata en este punto la universalidadde la hermenutica, ahora en la teora de Habermas.

    El deconstructivismo de Derrida es presentado por Grondin con tres preguntasque el propio Derrida haba planteado a Gadamer en 1981: No trabaja la herme-nutica con un supuesto metafsico? Puede hablarse en general de una compren-sin de la verdad?, porque el sentido de una expresin queda siempre diferido. Nohabra que admitir que el entender va a la deriva de un signo a otro sin topar jamscon algn sentido que podra ser algo as como una presencia corprea? Esto daocasin a Grondin para rescatar la palabra interior a favor de la hermenutica.Grondin dedica el eplogo a defender la hermenutica contra la acusacin de que esrelativista, pero no cae en el fundamentalismo de la verdad absoluta. Al contrario,sostiene que de la falta de una verdad absoluta no resulta que no haya verdadalguna (p. 199), y llama a la emancipacin del historismo, porque la verdad exis-

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    te tambin ms ac o ms all del estrecho crculo de lo que se puede someter amtodo (p. 200).

    Grondin presenta as una sntesis de la hermenutica desde la hermenuticamisma, es decir, recuperando desde sus orgenes el sentido de esta disciplina paraincorporarla magistralmente a la discusin filosfica actual.

    FERNANDO SANCN CONTRERASDepartamento de Poltica y Cultura

    Universidad Autnoma [email protected]

    Vctor Hernndez Mrquez, Lgica, lenguaje y realidad. Examen crtico delprograma absolutista, Universidad Autnoma de Chihuahua, Chihuahua,2001, 255 pp.

    El libro de Vctor Hernndez, Lgica, lenguaje y realidad, es bsicamente un trabajode historia de la lgica que, por mltiples razones, habr de suscitar reaccionesencontradas en el lector. Por una parte, el autor hace gala en general de un cono-cimiento bastante extendido de los temas que maneja, lo cual garantiza el nivel dela exposicin y explica a qu se debe que a todo lo largo y ancho del libro ste estsalpicado de observaciones originales; por otra parte, sin embargo, abundan en eltexto aseveraciones que, como intentar hacerlo ver, prcticamente lo echan a per-der. El libro (hay que decirlo) est psimamente redactado, lo cual no creo ni queresulte muy difcil de hacer ver ni que sea particularmente importante, salvo por elhecho de que ello inevitablemente opera en demrito de la formulacin misma deideas del autor. En verdad, es por ello que la lectura de este texto no deja inclusivede ser un tanto irritante o frustrante, porque es imposible no sentir que as comoest casi no pasa de ser la versin previa a su redaccin final. Por lo menos yo mequedo con la conviccin de que un mnimo esfuerzo literario suplementario habracontribuido a que este libro dejara de ser lo que es para convertirse en un libro deprimera lnea, en una aportacin de mucha mayor envergadura que la que repre-senta tal como nos lo entrega el autor. Sin embargo, antes de intentar elaborar unacrtica del libro que ahora nos ocupa ser menester sintetizar primero su contenido.

    La verdad es que, por razones que irn emergiendo paulatinamente, esto l-timo no es tan fcil de lograr como podra ingenuamente pensarse. El libro estdividido en cinco captulos. El primero (El proyecto leibniziano en torno a unacharacteristica universalis) es un examen de lo que, se nos asegura, es realmenteel programa filosfico original del cual habran posteriormente brotado ni ms nimenos que los de Frege, Russell y Wittgenstein, a saber, el proyecto de Leibniz dela invencin de un lenguaje lgico universal; el segundo captulo se intitula Elprograma conceptogrfico de Frege y es una interesante presentacin del trabajodel gran lgico alemn; el siguiente captulo est dedicado a reconstruir lo que elautor llama El ambiente intelectual del programa conceptogrfico y que es unarevisin de algunas ideas y aportaciones de los grandes pioneros decimonnicos dela lgica, ie, gente como Boole y Peano; el cuarto captulo se llama Los orgenes

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