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1 INTRODUCCIÓN El tener un comportamiento agresivo conlleva a que el niño tenga complicaciones y dificultades en las relaciones sociales. Impide a una correcta integración en cualquier ambiente. Es normal que un bebé se comporte llorando o gritando, pero eso no debe ser considerado aceptable en las etapas posteriores. Hay que corregirlo. Y lo primero, es encontrar la causa. Normalmente, cuando un niño sostiene una conducta agresiva es porque reacciona ante un conflicto. Por ejemplo, problemas de relación social con otros niños o con los mayores por no conseguir satisfacer sus propios deseos; problemas con los mayores por no querer seguir las órdenes que éstos le imponen; y problemas con adultos cuándo les castigan por no haberse comportado bien, o con otro niño cuando éste le ataca. Con estos conflictos, los niños se sienten frustrados y construyen una emoción negativa a la cual reaccionará de una forma agresiva o no, dependiendo de sus experiencias y modelos. El niño puede aprender a comportarse de forma agresiva porque lo imita de los padres, otros adultos o compañeros. En este sentido, dentro del contexto escolar, una de las grandes dificultades de los maestros es saber cómo tratar con la agresividad de los niños ya que, a menudo, se enfrentan a la desobediencia y a la rebeldía de ellos, a través de acciones intencionadas manifestadas a través de patadas, arañazos, gritos, empujones, palabrotas, corrida del pelo, entre otros. Por ello el docente debe tener siempre presente que la agresividad es un trastorno que, en exceso, y si no se trata en la infancia, probablemente originará problemas en el futuro, cómo el fracaso escolar, la falta de socialización, dificultad de adaptación, entre otros aspectos. Teniendo en cuenta estos aspectos, surge el propósito de este estudio, dirigido a determinar el efecto de un programa de modificación conductual para el manejo de conductas agresivas en niños de 9 y 10 años de Educación Básica, en el “Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo de la ciudad de Guayaquil”, con la finalidad de brindar a los docentes alternativas viables que le permitan canalizar

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INTRODUCCIÓN

El tener un comportamiento agresivo conlleva a que el niño tenga complicaciones

y dificultades en las relaciones sociales. Impide a una correcta integración en

cualquier ambiente. Es normal que un bebé se comporte llorando o gritando, pero

eso no debe ser considerado aceptable en las etapas posteriores. Hay que

corregirlo.

Y lo primero, es encontrar la causa. Normalmente, cuando un niño sostiene una

conducta agresiva es porque reacciona ante un conflicto. Por ejemplo, problemas

de relación social con otros niños o con los mayores por no conseguir satisfacer

sus propios deseos; problemas con los mayores por no querer seguir las órdenes

que éstos le imponen; y problemas con adultos cuándo les castigan por no

haberse comportado bien, o con otro niño cuando éste le ataca. Con estos

conflictos, los niños se sienten frustrados y construyen una emoción negativa a la

cual reaccionará de una forma agresiva o no, dependiendo de sus experiencias y

modelos.

El niño puede aprender a comportarse de forma agresiva porque lo imita de los

padres, otros adultos o compañeros.

En este sentido, dentro del contexto escolar, una de las grandes dificultades de

los maestros es saber cómo tratar con la agresividad de los niños ya que, a

menudo, se enfrentan a la desobediencia y a la rebeldía de ellos, a través de

acciones intencionadas manifestadas a través de patadas, arañazos, gritos,

empujones, palabrotas, corrida del pelo, entre otros. Por ello el docente debe

tener siempre presente que la agresividad es un trastorno que, en exceso, y si no

se trata en la infancia, probablemente originará problemas en el futuro, cómo el

fracaso escolar, la falta de socialización, dificultad de adaptación, entre otros

aspectos.

Teniendo en cuenta estos aspectos, surge el propósito de este estudio, dirigido a

determinar el efecto de un programa de modificación conductual para el manejo

de conductas agresivas en niños de 9 y 10 años de Educación Básica, en el

“Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo de la ciudad de Guayaquil”, con la

finalidad de brindar a los docentes alternativas viables que le permitan canalizar

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de manera efectiva el control de las conductas agresivas de los niños, lo cual

redundará en beneficio de su formación integral personal y académica.

Desde el punto de vista estructural, para abordar este propósito, el presente

trabajo se estructura en base a cuatro capítulos: el Capítulo I describe el

planteamiento del problema destacando la necesidad de que el docente utilice

estrategias para el manejo de conductas agresivas en los niños; además, se

presentan las interrogantes, objetivos, justificación, alcances y delimitación. El

Capitulo II está referido al Marco Teórico, lo constituyen los antecedentes y las

teorías sobre las conductas agresivas; así como las bases legales que determinan

el contexto de estudio. En el Capítulo III se describe el Marco Metodológico,

indicando el tipo y diseño de investigación, la población, el instrumento de

recolección de datos, la validez y confiabilidad y las técnicas estadísticas de

análisis. El Capítulo IV hace referencia al análisis de los resultados desde un

punto de vista cuantitativo y cualitativo, interpretándolos en relación a los objetivos

previstos; luego se describen las conclusiones y recomendaciones en atención a

los objetivos logrados y la posición de la investigadora. Finalmente se presenta la

bibliografía consultada y los anexos

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CAPÍTULO I

EL PROBLEMA

1.1-PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La importancia que reviste la formación integral del niño desde sus primeros años

dentro del contexto escolar, es universalmente reconocida, así como el impacto

en el desarrollo posterior de su personalidad. De igual forma, se acepta que

durante la infancia se construyen y forman distintos tipos de capacidades,

actitudes, sentimientos, valores y aprendizajes fundamentales. Así lo confirman

las numerosas investigaciones científicas realizadas por psicólogos y pedagogos,

algunos de los cuales concuerdan en afirmar que la educación en estaba escolar

básica sirve para sentar las bases por el completo desarrollo físico, intelectual y

socio afectivo del hombre (Brundtlan, 2001). Este reconocimiento sobre la

importancia de la formación del niño ha servido parcialmente para instrumentar

políticas y esfuerzos que permitan mejorar la calidad de la Educación Básica.

En este contexto, la Educación Básica no puede concentrarse en la atención de

lo puramente cognitivo, sino que, para contribuir integralmente a la formación del

niño, debe cuidar también sus aspectos físicos, socioemocionales y psicosociales,

que realmente forman parte de la dinámica de la formación integral del niño que

tienen alta incidencia en la definición de su personalidad.

Dentro de la problemática psicosocial destaca, entre otras, las situaciones de

agresividad en los niños entre 9 a 10 años. Para Hibbs y Jensen (1996) los

trastornos de la conducta disruptiva en la niñez usualmente progresan hacia

conductas agresivas en la escuela, constituyéndose luego en delincuentes,

criminales y violencia en la adolescencia y la vida adulta temprana.

En tal sentido, se considera que para la mayoría de los casos de trastornos

disruptivos en niños, su expresión más común, es la agresividad, vista está

como el conjunto de acciones interpersonales expresadas en la forma de

conductas físicas y verbales consideradas destructivas o dañinas para otros o

para sí mismo (Nicol,1995). Con ello se plantea que las conductas agresivas

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presenten en los niños de edad escolar son determinantes en la formación

integral del niño.

Al respecto, Hanke, Huber y Mandel (1999) plantean que a un alumno se le

considera agresivo cuando manifiesta agresiones frecuentes y en diversas

ocasiones; teniendo en cuenta que:

Los comportamientos agresivos son múltiples y variados. Abarcan desde la guerra

y los crímenes de violencia hasta sutiles y agudas indirectas verbales. Brutal,

cruel, sádico, ruin, hostil y alevoso son algunos de los conceptos con que

describimos los distintos matices del comportamiento agresivo.

En atención a este contexto, la conducta agresiva que puede manifestar un niño

en la escuela, pueden ser consideradas, en caso extremo, como expresiones de

problemas personales y trastornos de relación, relativamente independientes de la

escuela; pero también, pueden ser consideradas como acciones condicionadas

por la escuela y dirigidas contra ella. En la gran mayoría de los casos, se puede

considerar que intervienen ambos grupos de condiciones. Por un lado, las

interacciones y las relaciones interpersonales que ellas expresan no pueden

tenerse en cuenta independientemente de las condiciones sociales e

institucionales en que se producen, y por el otro lado, son las personas las que

representan, como actores, los sistemas e instituciones sociales.

En este sentido, es importante hacer referencia a un planteamiento de la

Academia Americana de Psicología de Niños y Adolescentes (1999):

Los niños pueden demostrar comportamiento violento aún desde la edad

preescolar. Este comportamiento violento puede incluir una amplia gama de

comportamientos: explosivos arrebatos de ira, agresión física, peleas, amenazas

o intentos de herir a otros (inclusive pensamientos homicidas), crueldad hacia los

animales, encender fuegos, destrucción intencional de la propiedad ajena, entre

otros.

Se destaca con ello, que la violencia en niños escolares conlleva a una serie

de comportamientos que desvirtúan la personalidad del niño, cuando estos no son

canalizados de manera educativa.

De tal manera, se plantea la conducta agresiva como una manifestación en contra

de los otros niños, hasta llegar al punto de ser incontrolable por el docente, quien

debe recurrir a la expulsión del niño como medida de sanción; pero esto trae

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consecuencias secundarias, por cuanto los demás niños le temen y baja entre ello

su grado de sociabilidad.

En este orden de ideas, conviene referir que según Olweus (2000), “...la

agresividad es una de las características personales más persistentes durante la

niñez y al principio de la vida adulta.” Plantea que los niños que manifiestan

conductas agresivas y acuden a rabietas y expresiones físicas hacia los demás

niños, son más propensos a tener experiencias desagradables en la vida y a que

los demás reaccionen ante ellos con rechazo y hostilidad, lo que contribuye a

mantener su comportamiento asocial, todo lo cual constituye un círculo vicioso

que se perpetua a sí mismo.

Para Pearce (2001), la agresividad infantil puede englobar un espectro de

síntomas que van ligados a la ira, que es la más egocéntrica y egoísta de todas

las emociones. Señala que “...en la escuela los niños siempre sienten celos de

sus compañeros con la maestra, ser los mejores y destacar entre ellos ;esto les

trae sentimientos de ira, conllevándolos a manifestaciones de problemas y

violencia (peleas) para resolver sus disputas” .

Por lo tanto, la conducta agresiva es una expresión infantil que puede

manifestarse dentro del contexto escolar.

Un estudio realizado por el Centro de Estudios Espíritu Santo, se señala “...son

numerosos los casos de violencia que se presentan entre los niños que se

atienden entre los 9 y 10 años de edad, violencia que abarca tanto la agresividad

física y la verbal”.

Ante esta situación cabe preguntarse:

¿Es posible que esta situación revista unas dimensiones tales, que

requieran ser analizadas en el contexto educativo específico?

¿Se tiene respuestas y programas de orientación pedagógica que

permitan a los actores educativos actuar de manera efectiva para enfrentar

dicha problemática?

¿Se pueden formular alternativas de solución ante la agresividad generada

por los niños que logren modificar su conducta

[1] Pearce J (2001) Peleas, Provocaciones: Como Ayudar a sus Hijos a Controlar su Agresividad..

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Una de las alternativas para el tratamiento de las conductas agresivas son las

estrategias que se contemplan en los programas de modificación conductual, los

cuales según Kazdin (2000) “...consisten en un enfoque de la evaluación,

valoración y alteración de la conducta. Se enfocan hacia el estudio de la conducta

adaptativa prosocial y la reducción de la conducta desadaptativa en la vida diaria”.

Por lo tanto, este tipo de programas comprenden un gran número de técnicas de

intervención, que se aplican para tratar y prevenir diversidad de problemas como

la agresividad entre niños; en los casos de atención infantil se utilizan métodos no

castigantes y la interacción positiva con quienes le rodean, a fin de lograr

desarrollos de vida saludables.

Por lo tanto, el docente de Educación básica debe estar informado con este tipo

de programas de modificación de conductas agresivas de manera que puedan

poner en práctica las estrategias adecuadas a cada situación de agresividad que

manifiesten los niños escolares.

Específicamente, en el “Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo, según datos

aportados por la dirección del plantel, con una matrícula de 201 niños de atención

de los cuales existe una cantidad de niños que manifiesta supuestas, conductas

agresivas tanto físicas como verbales, que en muchas ocasiones no han podido

ser controladas por el docente, se golpean entre ellos, destruyen los objetos, se

dan patadas, empujan, muerden, gritan, insultan, se amenazan.

Estas conductas se manifiestan con una alta frecuencia por lo que generalmente

éste grupo de niños es remitido a especialistas del aula de Psicología, situación

que está afectando su formación integral, y muchas veces los docentes no

cuentan con las estrategias para abordar tal situación, llegando a casos en

etiquetar a estos niños, como malas conductas, afectando aún más su desarrollo

socioemocional; lo cual conlleva a la necesidad manifiesta por la coordinación de

esta institución de buscar alternativas que le permitan atacar directamente el

problema de la agresividad de los niños en este centro escolar.

Teniendo en cuenta estos planteamientos, se formula la siguiente interrogante

que brinda direccionalidad a los objetivos de estudio:

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¿Cuál será el efecto de un programa de modificación conductual para el

manejo de conductas agresivas en niños de 9 y 10 años de Educación

Básica en el “Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo?

1.2.- UBICACIÓN DEL PROBLEMA EN UN CONTEXTO

Este estudio se desarrolló en el “Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo de

la ciudad de Guayaquil”, lo que indica su delimitación institucional, esta escuela se

encuentra ubicada al Noroeste de la ciudad de Guayaquil en la Parroquia Tarqui

en la Avenida Juan Tanca Marengo Km. 2,5 y Las Aguas, con lo cual se establece

su delimitación geográfica. Está referido a investigar el Efecto de un programa de

modificación conductual para el manejo de conductas agresivas aplicadas en

niños de sexo masculino, durante el mes de Junio a Julio durante el periodo del

año lectivo 2011-2012.

La apreciación para evaluar el efecto del programa se llevara a cabo durante el

mes de Noviembre del segundo Quimestre del Año lectivo 2011- 2012.

1.3.- CAUSA DEL PROBLEMA

Tuvo como objetivo evaluar el programa sobre manejo de conductas agresivas

dirigido a los docentes de educación básica del Masculino Espíritu Santo .En lo

metodológico consideró los criterios de la modalidad proyecto factible bajo una

investigación de campo de carácter descriptivo. La población la representaron 24

docentes de educación básica, a quienes se les aplicó una encuesta y fueron

observados en sus actividades de clase.

Los resultados de la evaluación permitieron concluir que los niños manifiestan

frecuentemente conductas agresivas tanto hacia otros niños como hacia el

docente, pero estas situaciones no son debidamente atendidas por los docentes

ya que no están actualizados en el manejo de conductas agresivas y se limitan a

etiquetar a los niños de agresores pero no aplican las estrategias adecuadas para

solventar tal situación. Se diseñó el programa de Manejo de conductas agresivas

basado en una jornada de dos talleres cada uno con una duración de 20 horas

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teórico prácticas, y luego una jornada de evaluación de control y seguimiento para

evidenciar la utilidad que le dan a las estrategias para el manejo de conductas

agresivas tratadas en el taller.

Este estudio sirve de base a la presente investigación teniendo en cuenta que

aporta datos en torno a las manifestaciones agresivas que presentan los niños de

educación y básica y la necesidad de que el docente cuente con las estrategias

necesarias para contribuir a erradicar esta problemática desde el ambiente

escolar.

1.4.- OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN

1. OBJETIVOS GENERAL

Determinar el efecto del programa de modificación conductual para el manejo

de conductas agresivas en niños de Educación Básica, en el “Centro de

Estudio Masculino Espíritu Santo.”

2.- OBJETIVOS ESPECÍFICOS

- Evaluar el programa de modificación conductual, basado en la técnica de

la TREC.

- Identificar las conductas de agresión física y verbales más frecuentes en

los niños de Educación Básica en el “Centro Educativo Masculino Espíritu

Santo.”

- Comparar la frecuencia de las conductas agresivas antes y después de la

aplicación del Programa de Modificación Conductual, para determinar su

efectividad

1.5.- PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN

Para el logro de estos objetivos se establecieron preguntas de investigación

al problema planteado, siendo las siguientes:

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¿Diferencian los niños cuando una conducta es agresiva con los demás

compañeros?

¿Reconocen los niños cuando sus compañeros se expresan con un

vocabulario hostil y agresivo?

¿Establecer diferencias de conductas antes y después de aplicar el

programa de modificabilidad conductual?

1.6.- JUSTIFICACIÓN E IMPORTANCIA DE LA INVESTIGACIÓN

El proceso educativo en la educación básica desde el punto de vista filosófico,

psicológico y educativo concibe al niño como un ser biopsicosocial, por ello el

docente debe proporcionar un ambiente que le permita al niño la valoración de la

convivencia y la solidaridad social, donde se promuevan acciones que contribuyan

a la interrelación entre él, la familia y la escuela. Esto implica un ambiente donde

el pueda mejorar sus niveles de conducta, sobre todo de aquellas conductas

agresivas, que han sido producto de situaciones extraescolares, pero que son

determinantes para su formación integral.

Aquí revisten gran importancia los programas de modificación conductual que

pueda aplicar el docente de educación básica, los cuales le permiten implementar

acciones pedagógicas conducentes a que el niño logre superar la situación

problemática que presenta y controle su conducta de agresividad, haciéndolo más

sociable y por ende mejorará sus niveles de integración y participación.

En este sentido, el hecho de abordar un programa de modificación conductual

para disminuir o eliminar las conductas agresivas de los niños de educación

básica del “Centro Educativo Espíritu Santo”, radica en que, los niños con

conductas agresivas se hacen poco sociables y son rechazados tanto por niños

de su misma edad como por adultos, lo cual influye negativamente en su

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formación académica, trayendo además consecuencias en su desarrollo

socioemocional.

En lo social, este estudio se justifica ya que los problemas de conductas agresivas

en niños han sido motivo de estudio desde diversos contextos (legal, social,

pedagógicos, médico) y en distintas partes del mundo por sus graves

consecuencias en la formación integral del niño y en su personalidad futura como

adulto; por ello, el docente escolar no debe estar al margen de ésta problemática

y su participación como promotor social y facilitador de experiencias de

aprendizaje amenas y productivas, estaría basada en la aplicación de este tipo de

programas de modificación conductual para favorecer el proceso de aprendizaje

de estos niños

CAPÍTULO II:

MARCO TEÓRICO

FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

En contexto teórico considerado en este estudio se desarrolló teniendo como

referencia las teorías del aprendizaje social y el conductismo, que destaca el

papel de las influencias ambientales en el moldeamiento de la conducta; vista la

conducta como la manera de comportarse de un sujeto como respuesta a una

motivación que pone en juego componentes psicológicos, motores y fisiológicos.

Considerando específicamente las estrategias de los programas de modificación

conductual planteados por Kazdin (2000), quien señala que la conducta opera en

el ambiente para producir consecuencias, que bien pueden ser trabajadas a

través de un sistema de recompensas para promover un condicionamiento

positivo en las personas y por ende obtener cambios positivos en sus

comportamientos; por ello, se consideran los criterios de la metodología de la

terapia de la TREC para caracterizar el enfoque que se requiere abordar a través

del programa de modificación conductual.

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2.1.-ENFOQUE FILOSÓFICO CONCEPTUAL SOBRE CONDUCTAS EN NIÑOS

La conducta ha sido estudiada desde diversos contextos (psicólogos, médicos,

pedagogos) dado que refiere al comportamiento de los seres vivos, a la manera

de comportarse ante cada situación. Desde esta perspectiva, el enfoque

conductual presenta la conducta como su principal punto focal. De acuerdo a este

enfoque, Casalta (1992) plantea que la conducta “son rasgos y propiedades

internas atribuidas a las personas, son clases de conducta reconocibles en la

observación directa y con propiedades físicas accesibles al observador”; desde

esta perspectiva, la conducta está referida a una respuesta interna de cada

persona ante una situación determinada y tiene que ver con su contexto

sociocultural.

Según Moles (1991) destaca que la conducta es “toda reacción observable de un

sujeto, definiéndose éstas en verbales, musculares y glandulares.” . En atención a

estos planteamientos, la conducta es toda repuesta emitida por el individuo,

medible y observable, por lo tanto pueden ser aprendidas o enseñadas mediante

un aprendizaje adecuado, según la interacción de diferentes factores

(individuales, como biológicos, psicológicos y socioculturales) con el medio donde

se desarrolla el individuo. Al respecto, cabe destacar que en el salón de clase se

observan diferentes conductas no operativas o desadaptadas, en cuanto al

desarrollo social de los niños, y su entorno manifestándose con mucha frecuencia

la conducta agresiva. En la presente investigación se tomará como base la

definición de conducta dada por Moles (1991), ya que se analizaran las conductas

agresivas reacciones observadas del sujeto.

Según Moles (2000), la conducta se define como “las manifestaciones viscerales,

musculares o glandulares que se dan en un organismo y que pueden ser

medibles, observables y cuantificables”. Esto implica que conducta es todo lo

físicas y verbales, como que hacemos, desde salivar hasta conducir un automóvil,

pero que debe cumplir con la condición de ser objetiva u observable. Esto se

explica, según Skinner (1974) con el desarrollo de todo un modelo de aprendizaje

que se ha denominado operante o instrumental en función del manejo que se

hace sobre el ambiente circunscrito a una conducta determinada, para establecer

las relaciones antecedentes y consecuentes, o sea conocer las condiciones que

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facilitan la aparición de la conducta y las contingencias posteriores que facilitan su

fortalecimiento y mantenimiento. Las conductas operan bajo el principio de que la

conducta es aprendida y le otorgan gran importancia a la influencia del ambiente;

dado que, por medio del reforzamiento es posible fomentar muchos tipos de

conducta. Desde esta perspectiva, el estudio de la conducta se basa en un

análisis crítico constructivo sobre las formas de actuar que se han de considerar

lógicas dentro del contexto del desarrollo evolutivo y psicosocial del individuo en

atención a su ámbito sociocultural y las manifestaciones contrarias a lo que se

espera de cómo la persona se comporte.

2.1.2.-AGENTES FAMILIARES Y SOCIOCULTURALES DETERMINANTES DE

LA CONDUCTA INFANTIL

Existen distintas conductas que pueden considerarse como casos de agresión, sin

embargo, a pesar de que, tomen distintas formas todas tienen un común

denominador, cual es dañar o lesionar a otra persona. Bandura (1986), plantea

que la agresión es adquirida por aprendizaje social a través de la observación.

De acuerdo con el citado autor, para la teoría del aprendizaje social: la conducta

agresiva puede adquirirse meramente por la observación y la imitación de la

conducta de modelos agresivos y no requiere necesariamente la existencia de un

estado de frustración previa. Según esta concepción de la agresividad no existiría

una pulsión agresiva, sino que sería el resultado de procesos de aprendizaje.

Esta teoría acentúa la importancia de los procesos vicarios, simbólicos y

autorregulatorios en el funcionamiento psicológico; reconoce el rol de la

observación influyendo notablemente en los pensamientos, afectos, y conducta

humana. Por otra parte, enfatiza la importancia del aprendizaje social dado que

destaca el rol de los procesos de autorregulación, es decir, la capacidad de las

personas de discriminar seleccionar, organizar y transformar los estímulos que los

afecta, concibiendo al individuo como agente de su propio cambio.

Por lo tanto esta teoría explicaría a la conducta humana, como la interacción

reciproca de tres elementos: cognitivos, comportamentales y ambientales; lo cual

permite que los individuos puedan influir en su destino y en la autodirección de

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sus límites. En general existe coincidencia al concebir la interacción entre la

experiencia y los factores fisiológicos determinantes de la conducta.

Bandura (1986) sostiene que el aprendizaje por observación o vicario consiste en

aprender observando a otros. Creía que las teorías conductuales tradicionales

descuidan el poderoso efecto que el modelamiento y la imitación tienen sobre el

aprendizaje. Las personas (y los animales) aprenden al observar como aprende

otra persona (o animal), lo que cuestiona la idea conductual de que los factores

cognitivos son innecesarios para explicar el aprendizaje. Si la gente aprende

observando, entonces debe dirigir su atención, formar imágenes, recordar,

analizar y tomar decisiones que afectan el aprendizaje.

Desde este contexto, se plantean dos formas principales de aprendizaje

observacional. Primero puede ocurrir mediante reforzamiento vicario, como

cuando vemos que otros son recompensados o castigados por realizar ciertas

acciones y luego modificamos nuestra conducta como si hubiéramos recibido las

consecuencias. Por ejemplo, si usted felicita a dos de sus alumnos por las

ilustraciones de sus trabajos, otros alumnos que hayan observado el episodio la

próxima vez le entregaran sus trabajos con ilustraciones. Esto demuestra el

reforzamiento vicario. El castigo también puede ser vicario: uno desacelera el

límite de velocidad permitido después de ver que muchas personas son multadas

por exceso de velocidad.

En la segunda clase de aprendizaje observacional, el observador imita la

conducta del modelo aunque éste no recibe reforzamiento o castigo mientras el

sujeto lo mira. A menudo el modelo exhibe algo que el observador desea

aprender y por lo que espera ser reforzado, como la forma adecuada de colocar

las manos al tocar el piano o de armar el equipo de laboratorio. Pero la imitación

también ocurre cuando el observador desea parecerse a un modelo al que

admira.

[2] Bandura, A. e Ingesta, E. (1984) Técnicas de Modificación de Conducta. México: Trillas

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Atención.

El niño para aprender presta atención a los rasgos cuatro elementos importantes

a considerar del aprendizaje significativos de la conducta de sus padres ( o del

modelo agresivo).

La atención prestada al modelo está delimitada por la atracción interpersonal. El

observador se identifica con el modelo por sus cualidades atrayentes.

Retención.

La capacidad de procesar la información a partir de sus experiencias anteriores y

de las exigencias de la situación, y la capacidad de recordar cosas, conductas,

hechos, permite que estos puedan influir a las personas mediante la

representación de imágenes, representación verbal y la técnica de repetición, el

aprendizaje y la retención resultan mejor. En el caso del niño pequeño, las

acciones de los modelos provocan directamente respuestas de imitación. Siendo

capaces de reproducir estas respuestas aunque el modelo no esté presente

mucho después de haber observado la conducta.

Reproducción.

Transformar las representaciones simbólicas en acciones, lo que es posible

cuando se organizan temporal y espacialmente las propias respuestas. En

ocasiones necesitamos mucha práctica, retroalimentación y entrenamiento de

ciertos puntos sutiles antes de reproducir la conducta modelo. En esta fase, la

práctica hace que la conducta resulte más uniforme y más experta.

Motivación y reforzamiento.

El niño aprende a adoptar conductas dependiendo de las consecuencias

de éstas. Tenderá a reproducir conductas cuando sus consecuencias sean

valiosas y por el contrario, cuando tengan efectos poco gratificantes tendrá

menor probabilidad de adoptarlas. Podemos adquirir por observación una

nueva destreza o conducta pero no exhibirla a menos que haya cierta

motivación o incentivo. En el aprendizaje observacional el reforzamiento

cumple diversas funciones. Si se anticipa que serán reforzados por imitar

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las acciones de un modelo, se sentirán más motivados para prestar

atención, recordar y reproducir las conductas. Además, el reforzamiento es

importante para mantener el aprendizaje, ya que es poco probable que una

persona que intenta una nueva conducta persista si no recibe

reforzamiento. (Barton, 1981; Ollendick, Dailey y Shapiro, 1983) citado por

Woolfolk, 1999

En el caso del niño, este carece de la facultad de integrar distintos atributos o

hechos que le permitan establecer la contingencia necesaria entre una acción y

sus consecuencias, por lo cual se constituye en un sujeto receptivo que replica lo

observado potencialmente. Con el tiempo podrá desarrollar la capacidad de

autoevaluación, por lo tanto habrá desarrollado la capacidad de integración lo que

será determinante en la ejecución o no de lo aprendido por observación.

En la niñez el aprendizaje es imitativo, instantáneo, generalizando lo aprendido a

otras situaciones, en ello va a influir las características del modelo y la frecuencia

con que ocurre el modelado. Es por esto, que el niño acabará por reproducir

conductas agresivas con mayor facilidad, cuando esté sujeto a una invasión

masiva y frecuente de estímulos agresivos, emanados especialmente de sus

padres (modelos de gran poder afectivo), lo cual se acompaña del refuerzo

recibido cada vez que el niño se somete a la agresión siendo implícita o

directamente aprobado por ello. Por el contrario, sancionado cada vez que no lo

haga. (someterse).

Al respecto, Bandura (1965), en un experimento clásico sobre el aprendizaje por

observación, donde grupo de niños en edad escolar después de ver una película

en la que un adulto golpeaba una muñeca de plástico con un vaso, la tiraba al

aire, la pateaba, la bofeteaba, después se dejó a cada niño jugando solo en una

habitación con juguetes en los que estaba la muñeca, muchos de los pequeños

que habían visto la película imitaron el comportamiento del adulto e incluso

idearon modos nuevos de golpear la muñeca. Los niños que no habían visto la

película no mostraron ninguna de las conductas agresivas del adulto. El

experimento demostró que los niños aprenden por pura observación.

[3] Woolfolk, A. (1999) Psicología Educativa. Tercera Edición. México: Editorial Prentice Hall.

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Para Bandura e Ingesta (1984) “En la sociedad moderna hay tres fuentes

principales de conducta agresiva que reciben atención en grados variables,

siendo los principales factores que influyen en el moldeamiento”. Estas son

influencia familiar, influencia sociocultural y moldeamiento.

Influencias Familiares: El entorno familiar puede ser la esfera principal en la que

se aprende el comportamiento agresivo, ya que, esta desempeña una influencia

fundamental en la conducta el niño, es allí donde los niños disponen de muchas

oportunidades para observar modelos agresivos.

Para Bandura (1984), “Fuente y reforzadora de la agresión es la modelada y

reforzada por los miembros de la familia”. Estudios de los determinantes

familiares de la agresión antisocial informan que hay una incidencia mucho mayor

de modelamiento agresivo familiar en el caso de los muchachos delincuentes.

Con toda seguridad los padres que castigan físicamente a sus hijos, sirven de

modelo para un comportamiento agresivo. Por otro lado, los padres de los niños

con problemas de agresividad dan más ordenes, hacen críticas en forma

humillante y regañona, comportamiento que será luego imitado por los niños.

Influencias Socioculturales: El desarrollo de un niño se produce en un contexto

sociocultural que se puede considerar como un campo o territorio en el que se

superpone o interactúan las influencias sociales, ya que el niño está inmerso en

su familia, colegio y vecindario con quienes interactúa continuamente.

Según Bandura, (1984) “La familia está intrínsicamente unida a otros sistemas

sociales, además la cultura en que reside una persona y con la cual tiene

contactos repetidos constituye otra importante fuente de agresión. Las tasas más

elevadas de conductas agresivas se encuentran en medios en donde abundan los

modelos agresivos y en donde se considera que la agresividad es un atributo muy

valioso”.

Como ser social, el niño se enfrenta al conflicto, que surge cuando aparecen

intereses contrapuestos, algo inherente a toda relación humana, como seres

únicos, distintos, que somos. Ese conflicto despierta en el sujeto cierto nivel de

agresividad, como una fuerza que ofrece resistencia. Cuando esta agresividad se

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convierte en acto corre el peligro de llegar a una conducta violenta, como una vía

de resolver el conflicto. El niño debe poder aprender, entonces, a dominar su

agresividad y también a evitar que la agresividad de los otros lo afecte y lo haga

reaccionar. A raíz de esto surge la necesidad de encontrar otras vías de solución

alternativas, la palabra y la negociación son dos de ellas.

El modelamiento: Es el tercer factor fuente principal de la conducta agresiva.

Gran parte del aprendizaje social ocurre por observación casual o directa de

modelos de la vida real; sin embargo, los estilos de conducta pueden ser

transmitidos a través de imágenes y palabras lo mismo que a través de acciones”.

Castigar a un niño por su conducta agresiva dándole una bofetada o una paliza

puede enseñarle a ser más violento. Al observar modelos se puede aprender a

mostrar amor, respeto e interés, lo mismo que hostilidad y agresión. El

modelamiento, no es más, que cambios en la conducta, pensamiento o

emociones que ocurren al observar a otra persona.

2.1.3.-CONCEPCIONES SOBRE CONDUCTAS AGRESIVAS EN NIÑOS

La violencia y en especial la conducta agresiva en el ambiente escolar constituyen

indiscutiblemente un tema de gran relevancia social y de mucha vigencia en la

actualidad, razón que ha llevado a estudiosos de diferentes campos y latitudes ha

dedicarle mucho empeño para la comprensión, explicación y manejo de este

comportamiento. La agresividad ha sido definida desde una perspectiva

multidimensional, abarcando posiciones sociales, culturales, psicológicas,

ambientales hasta las puramente biológicas y mecanicistas; existiendo

connotaciones morales, sociales, ideológicos,religiosos, culturales, edad y sexo

para definir y explicar este fenómeno. Según Fuentanza (1998) para definir la

agresión es indispensable partir de la base de que esta se manifiesta como una

forma de conducta entre las múltiples conductas que el individuo puede

manifestar y las cuales van a estar muy ligadas a la situación en la que vive.

Duque y Bedoya (2000) señalan que las conductas agresivas, son actos

intencionales de naturaleza física, verbal, gestual y/o actitudinal mediante el cual

un niño/a daña, produce conflicto, lastima o crea malestar en otros.

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En este mismo orden de ideas, Berkowitz (2000) señala que las conductas

agresivas representan “cualquier forma de conducta que pretende herir física o

psicológicamente a alguien con la finalidad de destruir o perjudicar al organismo

que la provoca”. Uno de los aspectos que destaca esta definición, es la

intencionalidad del sujeto obtener algo por diferentes medios ya sea a través de la

coacción física verbal o gestual.

Por su parte, Caims (2001), considera que la conducta agresiva se genera en el

ambiente familiar por medio del aprendizaje, ya que cada individuo parece

desarrollar un nivel específico de agresividad desde muy temprano el cual

permanece relativamente estable a través del tiempo y de las situaciones; sin

embargo cualquiera que sea el repertorio con que el niño nazca , la agresión será

una forma de interacción aprendida por lo que se hace imperativo tomar en

cuenta el entorno familiar que es notablemente significativo para el niño.

No se puede hablar propiamente de “conducta agresiva” como si se tratase de

una única forma de conducta, sino de distintas formas de agresión. La agresividad

puede expresarse de muy diversas maneras y no son rasgos estables y

constantes de comportamiento, por lo que debemos tener en cuenta la situación

estímulo que la provoca.

En este mismo orden de ideas, Olweus (2000), señala que las conductas

agresivas son un tipo de trastorno del comportamiento y/o de la personalidad, que

trasciende al propio sujeto. Parece haber una gran estabilidad o consistencia

longitudinal en la tendencia a mostrarse altamente agresivo con independencia

del lugar y del momento.

Según este autor, aunque la agresividad puede tomar diversas formas de

expresión, siempre tendrá como característica más sobresaliente el deseo de

herir. El agresor sabe que a su víctima no le gusta lo que está haciendo y, por

tanto, no tiene que esperar a que el grupo evalúe su comportamiento como una

violación de las normas sociales, sino que la víctima ya le está proporcionando

información directa sobre las consecuencias negativas de su acción, lo cual hace

que, con frecuencia, se refuercen y se mantengan esas mismas conductas. Es lo

que se conoce como “Agresividad hostil o emocional”, y habrá que distinguirla de

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otro tipo de conducta agresiva que no tiene la finalidad de herir, la llamada

“Agresividad instrumental”, que es “la que sirve de instrumento para...”.

Es por ello, que hay que distinguir los agresores con orientación instrumental, que

suelen ser aquellos que quieren demostrar ante el grupo su superioridad y

dominio, de los agresores hostiles o emocionalmente reactivos, aquellos que usan

la violencia porque se sienten fácilmente provocados o porque procesan de forma

errónea la información que reciben y, además, no cuentan con respuestas

alternativas en su repertorio. No son frecuentes los comportamientos agresivos

mixtos, es decir, los que reúnen ambas condiciones.

Por su parte Arroyo (2000) señala que la agresividad es un trastorno que, en

exceso, y si no se trata en la infancia, probablemente originará problemas en el

futuro, cómo el fracaso escolar, la falta de socialización, dificultad de adaptación,

entre otros.

Por ello, cuando se habla de agresividad se está hablando de hacer daño, físico o

psíquico, a una otra persona. De una acción intencionada manifestada a través de

patadas, arañazos, gritos, empujones, palabrotas, mordidas, corrida del pelo a

otra persona.

En atención a estos planteamientos, un buen pronóstico a tiempo sobre la

conducta agresiva, mejora siempre una conducta anómala que habitualmente

suele predecir otras patologías psicológicas en la edad adulta. Un

comportamiento excesivamente agresivo en la infancia si no se trata derivará

probablemente en fracaso escolar y en conducta antisocial en la adolescencia y

edad adulto porque principalmente son niños con dificultades para socializarse y

adaptarse a su propio ambiente. El comportamiento agresivo implica las

relaciones sociales que va estableciendo a lo largo de su desarrollo y dificulta por

tanto su correcta integración en cualquier ambiente. El trabajo por tanto a seguir

es la socialización de la conducta agresiva, es decir, corregir el comportamiento

agresivo para que derive hacia un estilo de comportamiento asertivo.

[4] Arroyo, P. (2000) Violencia Escolar. España: Gross

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2.1.4.-TEORÍAS SOBRE LA AGRESIVIDAD

Existen diversas teorías acerca de la agresividad, cada una de las cuales

contribuye a explicar una dimensión del fenómeno. En 1983, Mackal efectuó una

clasificación según el elemento que considera determinante para su formulación y

las englobó en 6 títulos:

Teoría Clásica del Dolor: El dolor está clásicamente condicionado y es

siempre suficiente en sí mismo para activar la agresión en los sujetos (Hull,

1943; Pavlov,1963). El ser humano procura sufrir el mínimo dolor y, por

ello, agrede cuando se siente amenazado, anticipándose así a cualquier

posibilidad de dolor. Si en la lucha no se obtiene éxito puede sufrir un

contraataque y, en este caso, los dos experimentarán dolor, con lo cual la

lucha será cada vez más violenta. Hay, por tanto, una relación directa entre

la intensidad del estímulo y la de la respuesta.

Teoría de la Frustración (Dollard, Miller y Col., 1938): cualquier agresión

puede ser atribuida en última instancia a una frustración previa. El estado

de frustración producido por la no consecución de una meta, provoca la

aparición de un proceso de cólera que, cuando alcanza un grado

determinado, puede producir la agresión directa o la verbal. La selección

del blanco se hace en función de aquel que es percibido como la fuente de

displacer, pero si no es alcanzable aparecerá el desplazamiento.

Teorías Sociológicas de la Agresión (Durkheim, 1938): la causa

determinante de la violencia y de cualquier otro hecho social no está en los

estados de conciencia individual, sino en los hechos sociales que la

preceden. El grupo social es una multitud que, para aliviar la amenaza del

estrés extremo, arrastra con fuerza a sus miembros individuales. La

agresividad social puede ser de dos tipos: individual, es fácilmente

predecible, sobre todo cuando los objetivos son de tipo material e

individualista, o bien grupal. Esta última no se puede predecir tomando

como base el patrón educacional recibido por los sujetos, sino que se

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predice por el referente comportamental o sujeto colectivo, el llamado “otro

generalizado”, al que respetan más que a sí mismos y hacia el cual dirigen

todas sus acciones.

Teoría Catártica de la Agresión: surge de la teoría psicoanalítica (aunque

hay varias corrientes psicológicas que sustentan este concepto), la cual

considera que la catarsis es la única solución al problema de la

agresividad. Supone una descarga de tensión a la vez que una expresión

repentina de afecto anteriormente reprimido cuya liberación es necesaria

para mantener el estado de relajación adecuado Hay dos tipos de

liberación emotiva: la catarsis verbalizada y la fatiga.

Etología de la Agresión: surge de etólogos y de teorías psicoanalíticas. Entienden

la agresión como una reacción impulsiva e innata, relegada a nivel inconsciente y

no asociada a ningún placer. Las teorías psicoanalíticas hablan de agresión activa

(deseo de herir o de dominar) y de pasividad (deseo de ser dominado, herido o

destruido). No pueden explicar los fines específicos del impulso agresivo, pero si

distinguen distintos grados de descarga o tensión agresiva.

Teoría Bioquímica o Genética: el comportamiento agresivo se

desencadena como consecuencia de una serie de procesos bioquímicos

que tienen lugar en el interior del organismo y en los que desempeñan un

papel decisivo las hormonas. Se ha demostrado que la no adrenalina es un

agente causal de la agresión.

Lo que parece quedar claro de todo lo anterior es que, aunque la agresividad está

constitucionalmente determinada y aunque hay aspectos evolutivos ligados a la

violencia, los factores biológicos no son suficientes para poder explicarla, puesto

que la agresión es una forma de interacción aprendida.

Por su parte Umbert (2000), señala que las teorías del comportamiento agresivo

se engloban en: Activas y Reactivas. Las activas son aquellas que ponen el

origen de la agresión en los impulsos internos, lo cual vendría a significar que la

agresividad es innata, que se nace o no con ella. Defensores de esta teoría:

Psicoanalítica y Etológica. Las reactivas ponen el origen de la agresión en el

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medio ambiente que rodea al individuo. Dentro de éstas están las teorías del

impulso que dicen que la frustración facilita la agresión, pero no es una condición

necesaria para ella, y la teoría del aprendizaje social que afirma que las

conductas agresivas pueden aprenderse por imitación u observación de la

conducta de modelos agresivos.

2.1.5.- FACTORES DETERMINANTES DE LA AGRESIVIDAD INFANTIL

La agresividad es una conducta instintiva o aprendida que existe por un

mecanismo psicológico que una vez estimulado suscita sentimientos de enojo y

cambios físicos. Según Storr (2001), la conducta agresiva es un problema social

que se presenta en cualquier etapa del desarrollo humano, por ello considera que

la agresión tiene un papel importante en la interacción de todo ser humano, por

esto, existe una gran diversidad de estudios e investigaciones que centran su

atención en establecer alguna explicación a las conductas agresivas.

En general, la conducta agresiva infantil es uno de los problemas que más

preocupa a padres y maestros. El comportamiento agresivo complica las

relaciones sociales que va estableciendo a lo largo de su desarrollo y dificulta por

tanto su correcta integración en cualquier ambiente. El trabajo por tanto a seguir

es la socialización de la conducta agresiva, es decir, corregir el comportamiento

agresivo para que derive hacia un estilo de comportamiento asertivo.

Para Alonso (1999) en el caso de los niños la agresividad se presenta

generalmente en forma directa ya sea en forma de acto violento físicos (patadas

empujones...) como verbal (insultos, palabrotas...); los arrebatos son un rasgo

normal en la infancia pero algunos niños persisten en su conducta agresiva y en

su capacidad para dominar el mal genio. Este tipo de niños hace que sus padres y

maestros sufran siendo frecuentemente niños frustrados que viven el rechazo de

sus compañeros no pudiendo evitar su conducta.

En este orden de ideas, Storr (2001) señala que uno de los factores que influyen

en la emisión de la conducta agresiva es el factor sociocultural del individuo,

teniendo en cuenta que uno de los elementos más importantes del ámbito

sociocultural del niño es la familia. Dentro de la familia, además de los modelos y

refuerzos, son responsables de la conducta agresiva el tipo de disciplina a que se

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les someta. Se ha demostrado que tanto un padre poco exigente como uno con

actitudes hostiles que desaprueba constantemente al niño fomentan el

comportamiento agresivo en los niños.

De acuerdo con el citado autor, otro factor familiar influyente en la agresividad en

los niños es la incongruencia en el comportamiento de los padres, incongruencia

que se da cuando los padres desaprueban la agresión castigándola con su propia

agresión física o amenazante hacia el niño. Asimismo se da incongruencia

cuando una misma conducta unas veces es castigada y otras ignorada o bien

cuando el padre regaña al niño pero la madre no lo hace. Además, las relaciones

deterioradas entre los propios padres provoca tensiones que pueden inducir al

niño a comportarse de forma agresiva. Pero también dentro del factor

sociocultural, influirían tanto el tipo de barrio donde se viva, como expresiones

que fomenten la agresividad “no seas un cobarde”.

Para Alonso (1999), en el comportamiento agresivo también influyen los factores

orgánicos que incluyen factores tipo hormonales, mecanismos cerebrales,

estados de mala nutrición, problemas de salud específicos. También cabe

mencionar el déficit en habilidades sociales necesarias para afrontar aquellas

situaciones que resultan frustrantes. Parece que la ausencia de estrategias

verbales para afrontar el estrés a menudo conduce a la agresión.

Este mismo autor señala que otros factores implicados en el desarrollo de la

agresividad son los cognitivos y los sociales, desde cuyas vertientes se entiende

la conducta agresiva como el resultado de una inadaptación debida a problemas

en la codificación de la información, lo cual hace que tengan dificultades para

pensar y actuar ante los problemas interpersonales y les dificulta la elaboración

de respuestas alternativas. Estos déficits socio-cognitivos pueden mantener e

incluso aumentar las conductas agresivas, estableciéndose así un círculo vicioso

difícil de romper. Plantea Alfonso (1999) que cuando un niño agresivo es

rechazado y sufre repetidos fracasos en sus relaciones sociales, crece con la

convicción de que el mundo es hostil y está contra él, aunque esto no le impide

que se auto valore positivamente.

[5] Alonso, J. (1999) Técnicas de Modificación Conductual. México: McGrawHill. Ary, D., Jacobs, l., y Razavich, A. (1991) Introducción a la Investigación Pedagógica. México: Latinoamericana

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Sin embargo, para orientar su necesidad de relaciones sociales y manejar

positivamente su autoestima busca el apoyo social de aquellos con los que se

siente respaldado, que son los que comparten con él sus estatus de rechazados,

creándose así pequeños grupos desestabilizadores dentro del grupo.

Tampoco se debe olvidar la influencia que tienen los factores de personalidad en

el desarrollo de la agresividad, puesto que el niño agresor suele mostrar una

tendencia significativa hacia la conducta psicótica. Le gusta el riesgo y el peligro y

posee una alta extraversión que se traduce en el gusto por los contactos sociales,

aunque en ellos habitualmente tiende a ser agresivo, se enfada fácilmente y sus

sentimientos son variables. Todo lo anterior hace que este tipo de niño tienda a

tener “trastornos de conducta” que le lleven a meterse en problemas con sus

iguales e incluso con adultos.

Sin menospreciar los factores biológicos, los cognitivos, los sociales y los de

personalidad, para Alfonso (1999), los factores que cobran un papel

especialmente importante en la explicación de la aparición de conductas

violentas, son los factores ambientales. Cobra especial importancia el papel de la

familia puesto que si la agresividad como forma de resolver problemas

interpersonales suele tener su origen al principio de la infancia, parece claro que

en buena parte se deba fraguar en el ambiente familiar.

El modelo de familia puede ser preeditor de la delincuencia de los niños, puesto

que el clima socio-familiar interviene en la formación y desarrollo de las conductas

agresivas. Los niños agresivos generalmente perciben en su ambiente familiar

cierto grado de conflicto. Las conductas antisociales que se generan entre los

miembros de una familia les sirven a los jóvenes de modelo y entrenamiento para

la conducta antisocial que exhibirán en otros ambientes, debido a un proceso de

generalización de conductas antisociales.

Existen una serie de variables implicadas en la etiología familiar, las cuales

tendrán una influencia directa en el desarrollo del apego, la formación de valores

morales, roles y posteriores relaciones sociales. Estas variables implicadas son:

a) Ausencia de marcos de referencia de comportamiento social y familiar.

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b) Rechazo de los padres hacia el niño.

c) Actitud negativa entre padres e hijos.

d) Temperamento del chico en interacción con la dinámica familiar.

e) Refuerzo positivo a la agresividad.

f) Prácticas de disciplina inconsistentes.

g) Prácticas disciplinarias punitivas.

h) Carencia de control por parte de los padres.

i) Empleo de la violencia física como práctica social-familiar aceptable.

j) Historia familiar de conductas antisociales.

k) Empleo de castigos corporales.

l) Aislamiento social de la familia.

m) Exposición continuada a la violencia de los medios de comunicación.

De todo lo anterior se puede deducir que la agresión es la conducta emergente de

un entramado en el que se asocian ideas, sentimientos y tendencias

comportamentales que, una vez activadas la alimentan y sostienen incluso sin

que el individuo ejerza un control voluntario.

2.2.- MODIFICABILIDAD

2.2.1.-DEFINICIÓN

La modificación de conducta tiene como objetivo promover el cambio a través de

técnicas de intervención psicológicas para mejorar el comportamiento de las

personas, de forma que desarrollen sus potencialidades y las oportunidades

disponibles en su medio, optimicen su ambiente, y adopten actitudes valoraciones

y conductas útiles para adaptarse a lo que no puede cambiarse. El área de la

modificación de conducta es el diseño y aplicación de métodos de intervención

psicológicas que permitan el control de la conducta para producir el bienestar, la

satisfacción y la competencia personal.

Según Labrador (2000), cabe definir la modificación de conducta como aquella

orientación teórica y metodológica, dirigida a la intervención que, basándose en

los conocimientos de la psicología experimental, considera que las conductas

normales y anormales están regidas por los mismos principios, que trata de

desarrollar estos principios y aplicarlos a explicar conductas específicas, y que

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utiliza procedimientos y técnicas que somete a evaluación objetiva y verificación

empírica, para disminuir o eliminar conductas desadaptadas e instaurar o

incrementar conductas adaptadas.

En tal sentido, la modificación conductual es un enfoque de la evaluación,

valoración y alteración de la conducta. El estudio se orienta al desarrollo de la

conducta adaptativa, prosocial y a la reducción de la conducta desadaptativa en la

vida diaria. La modificación conductual es más que una serie de intervenciones

para tratar o prevenir problemas, a menudo se emplea para aumentar una gama

de conductas de la vida cotidiana. El desarrollo de estilos de vida saludables, la

modificación de conductas infantiles a través de métodos no castigantes y la

interacción positiva con el cónyuge e hijos son ejemplos de dichas aplicaciones.

Al respecto, Labrador (2000), plantea cuatro principales orientaciones:

a) El análisis conductual aplicado.

b) La conductista mediacional.

c) El aprendizaje social.

d) El cognitivo-conductual.

1) Análisis conductual aplicado: se basa en la aplicación del análisis

experimental de la conducta a los problemas de importancia social, aparece

también bajo la denominación de análisis funcional de la conducta o enfoque

operante. Las principales características de este enfoque son:

1. Se centra en las conductas observables directamente.

2. La conducta está controlada por el ambiente.

3. El objetivo de estudio es la conducta de organismo individual y el enfoque

metodológico es el análisis experimental de la conducta.

4. Las técnicas basadas en este enfoque son las de condicionamiento

operante.

5. El campo de aplicación de este enfoque es muy amplio pero se pueden

destacar dos áreas preferentes:

a) el tratamiento de personas con capacidades cognitivas limitadas

b) la modificación de ambientes sociales o institucionales.

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6. El tratamiento debe evaluarse tanto a nivel experimental como clínico y

social.

2) Orientaciones basadas en el aprendizaje social: esta orientación considera

que la determinación del comportamiento depende de los estímulos

ambientales, físicos y sociales, de procesos cognitivos y patrones de

conducta del sujeto, que a su vez modifica su propio medio. Las

características fundamentales de esta orientación son los siguientes:

1. La regulación de la conducta depende de tres sistemas:

a) los estímulos externos que afectan a la conducta.,

b) las consecuencias de la conducta y

c) los procesos cognitivos mediacionales.

2. La influencia del medio sobre el sujeto está afectada por los procesos

cognitivos que determinan la percepción o interpretación de aquél y/o

variables del sujeto.

3. El énfasis en el constructo de autoeficacia, que se refiere a los juicios

personales acerca de la propia capacidad para realizar la conducta

necesaria para obtener un resultado deseado.

4. El énfasis en la autoregulación y autocontrol.

5. En relación a las técnicas empleadas integra los métodos basados en el

condicionamiento clásico y operante con el aprendizaje vicario y los

métodos de autorregulación.

4) Orientación cognitivo-conductual: esta orientación parte del supuesto de que

la actividad cognitiva determina el comportamiento.

2.2.2.- GENERALIDADES DE LA MODIFICACIÓN

Al respecto, Walter y Shea (2002), los programas de modificación de conducta

(PMC) son aquellos que están orientados tanto a la adquisición o el incremento de

comportamientos adaptativos, como a la extinción o disminución de aquellos que

no lo son; entendiendo como comportamientos adaptativos aquellos que le van a

permitir al niño integrarse a ciertos grupos sociales, ya sea en el ámbito

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educativo, social, afectivo o emocional. Estos comportamientos se regulan de

acuerdo a las reglas tanto implícitas como explicitas que marca la sociedad como

buenos o malos.

Estos programas incluyen tanto la estructura de los mismos, así como sus

objetivos, primordialmente terminales, y las estrategias que han de seguirse para

su logro y manejo de contingencias, modelamiento, ayudas, restricción de

estímulos.

Por otra parte, de acuerdo con Kazdin (2000), la intervención conductual se puede

definir como todas aquellas acciones (o inacciones concientes) en las que

participan maestros y padres para ampliar las probabilidades de que los niños, en

forma individual y en grupo, manifiesten comportamientos eficaces que les

resulten satisfactorios en lo personal además de ser productivos y aceptables en

términos sociales.

Siguiendo esta línea de pensamiento es importante mencionar que para la

realización de un programa de modificación de conducta es necesario realizar un

diagnóstico del niño tomado en cuenta 2 aspectos importantes:

1. El estudio del comportamiento humano (evaluación conductual)

2. La aplicación de principios y relaciones funcionales que rigen la conducta; es

decir la propia intervención conductual.

Cuando se habla del primer aspecto dentro de la realización del diagnostico es

importante lo siguiente:

Se elabora en base a la observación directa de la conducta ¿Qué conducta

ocurre, con que dimensiones cuantitativas y ante que estímulos o situaciones

ambientales?

Su resultado no es una etiqueta, sino un conjunto de cuantificaciones de la

conducta y de descripciones de las condiciones en las que se observo esta.

El diagnostico consta de dos partes, en la primera se observa al niño y se evalúan

las siguientes áreas: conductas básicas, habilidades sociales y de adaptación,

habilidades académicas y conductas problemas. En la segunda parte es una

entrevista con los padres que nos permite complementar la información obtenida

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en la primera parte, detectar problemas hogareños y hacer contacto con el medio

social y cultural del individuo.

Desde esta perspectiva, Kazdin (2000), plantea que la aplicación de un programa

de modificación conductual (PMC) no es tan solo el hecho de seguir una serie de

instrucciones o técnicas que se proponen para la modificación de conductas

adaptadas o desadaptadas en un individuo , sino que va mas allá, ya que se tiene

que elaborar antes que nada una evaluación conductual, en donde no solo nos

proporcionara los datos de las conductas observables sino que también nos

puede ser gran utilidad para la verificación de la efectividad del programa,

utilizándose como comparación de las conductas del sujeto antes, durante y

después de la intervención.

Cada una de las etapas que se mencionaron dentro de la evaluación conductual

son importantes ya que cada una de ellas marcara la diferencia entre una

intervención efectiva y una intervención sin resultados.

El éxito depende no solo de las técnicas especificas empleadas, sino también de

las formas en que se miden las conductas y se evalúan los programas de

intervención.

Para Walter y Shea (2002), la meta de estos programas del manejo de la

conducta es la de proporcionar herramientas que permitan ayudar a las personas

con problemas de conducta a que desarrollen la conducta y la clase de

comportamiento que lo pueda ayudar a llevarse mejor en este mundo.

[6] Walter, J. y Shea, T. (2002) Manejo Conductual: un enfoque práctico para educadores. México: Manual Moderno S.A.

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2.3.- CARACTERIZACIÓN DE LOS PROGRAMAS TERAPÉUTICOS PARA

LA MODIFICACIÓN DE CONDUCTAS

2.3.1.-TÉCNICAS DEL CONDICIONAMIENTO CLÁSICO

Esta teoría, que fue la primera en ser propuesta a la hora de explicar el

funcionamiento de las técnicas aversivas, es todavía ampliamente aceptada.

Según ella, se supone que la asociación de algunos de los elementos

constitutivos de la constelación estimular componente del comportamiento a

eliminar (EC), con el estímulo nocivo preseleccionado (EI) , hará que el EC

provoque una respuesta condicionada de aversión (RC) similar a la respuesta

incondicionada (RI) provocada por el EI. Esos elementos estimulares así

investidos, al provocar tales respuestas condicionadas, facilitarán la evitación o

el escape de toda la constelación estimular de la que forme parte.

Los proponentes de este modelo insisten en que, en el procedimiento

terapéutico, se satisfagan requerimientos derivados del estudio con este tipo de

fenómenos en el laboratorio (número de ensayo, tiempo entre estímulos,

intensidad estimular, etc.). Se explica que estos mecanismos producirían sus

efectos, bien a través de cambios en las repuestas del sujeto, bien a través de

cambios en cuanto a cambios producidos en el estado del individuo.

Existen algunos datos que estas teorías difícilmente pueden acomodar.

Entre ellos cabe señalar:

1.- La dificultad para conseguir respuestas condicionadas resistentes a la

extinción fuera del control del paciente.

2.- La dificultad a la hora de explicar la generalización masiva de los efectos

del tratamiento de la conducta-laboratorio al mundo externo.

3.- La dificultad para conseguir el desarrollo de determinadas respuestas

condicionadas fisiológicas.

4.- No siempre aquellos procedimientos de tratamiento que se ajustan mejor a

los requerimientos derivados del estudio del condicionamiento clásico tienen

una mayor eficacia.

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5.- no existen correspondencia entre los cambios producidos por el método de

tratamiento y los cambios experimentados en aquellos sujetos en los que el

tratamiento tiene éxito.

2.3.2.- TÉCNICA DEL CONDICIONAMIENTO OPERANTE

Consiste en un aumento en la probabilidad de la respuesta al ser seguida por

un reforzador, siendo distinto al condicionamiento respondiente o pavloviano,

que consiste en aumentar la probabilidad de que un determinado estímulo

provoque una respuesta al emparejar ese estímulo con uno que ya provoca

esa respuesta. Las respuestas que pueden aumentarse al ser seguidas por

un reforzador se denominan operantes o respuestas operantes.

Se dice que las respuestas operantes son emitidas por el individuo, en vez de

ser provocadas por un estímulo ( como en el caso de las respuestas

pavlovianas).

2.3.3.- TÉCNICA DEL APRENDIZAJE SOCIAL

El aprendizaje social o habilidades sociales se compone de un conjunto de

procedimientos de terapia de conducta que enseña a los individuos a

comportarse adecuadamente en situaciones sociales. El EHS da por

supuesto que el actuar de forma apripiada, no agresiva, soluciona los

problemas de las situaciones antes de que se vuelvan excesivamente

ansiógenas.

Los procedimientos básicos empleados en el EHS implican la identificación

de áreas especificas de dificultad; el seleccionar una situación con una

dificultad mínima como punto de partida; el analizar la situación y explorar

las conductas alternativas,el realizar tareas para casa, y el discutir sobre

las reacciones y los resultados de la nueva conducta del paciente de

sesión a sesión . Cuando el paciente aprende actuar de forma afectiva en

una situación se repite el procedimiento con nuevas situaciones, hasta

que se adquieren unn repertorio de Habilidades sociales.

Hay que señalar, sin embargo, que es la persona la que tiene que escoger

cómo comportarse. Tenemos que advertir contra la tiranía del

comportamiento siempre habilidoso. Si el individuo conoce la forma más

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adecuada de actuar en una determinada situación y se siente capaz de

hacerlo, tiene el derecho básico de elegir el modo de comportamiento que

desee (siempre que respete los derecho de los demás). El EHS no

“obliga” a las personas actuar de forma socialmente habilidosa,

simplemente les enseña maneras socialmente adecuada de

comportamiento. Es la persona la que tiene que decidir en último término.

2.3.4.- TÉCNICA COGNITIVA Y DE AUTOCONTROL

La terapia de autocontrol abarca una serie de posiciones teóricas y una

variedad de técnicas específicas. Se ha presentado la orientación general y

se ha revisado el empleo de técnicas especificas. Se ha resaltado

especialmente el modelo de Kanfer sobre el autocontrol, que se puede

descomponer en tres etapas : El Autorregistro, La autoevaluación y el

Autorreforzamiento. Estas tres etapas forman un bucle de retroalimentación,

en el que la conducta es registrada, evaluada en comparación con un patrón

y regulada por medio del autorrefuerzo . Rehn (1997) propuso que a dicho

modelo se le debería añadir la autoatribución, como una variable que

modera la autoevaluación. Posteriormente, se ha descrito un ejemplo de un

programa estructurado de terapia de autocontrol aplicada a la depresión,

utilizando la perspectiva del autocontrol como análisis de la psicopatología y

como explicación para los procedimientos de terapia . Los planteamientos de

autocontrol tienen una amplia aplicabilidad, como orientación ante los

problemas, y también como ayuda a otras perspectivas, añadiendo

consideraciones sobre la generalización y el mantenimiento del cambio de

conducta.

2.4.- ENFOQUE CONDUCTUAL DE LA TREC CON NIÑOS

La terapia Racional-Emotiva (TRE), una terapia cognitiva-conductual, se basa en

la idea de que tanto las emociones como las conductas son producto de las

creencias de un individuo, de su interpretación de la realidad (Ellis,1962).

Por esta razón, la meta primordial de la TRE es asistir al paciente en la

identificación de sus pensamientos “irracionales” o disfuncionales y ayudarle a

remplazar dichos pensamientos por otros más “racionales” o efectivos, que le

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permitan lograr con más eficacia metas de tipo personal como el ser feliz,

establecer relaciones con otras personas, etc. (Ellis y Becker, 1982).

La TRE examina, además las inferencias sobre uno mismo, sobre los demás y

sobre el mundo en general, la filosofía básica del individuo, en la cual se basan

estas inferencias (Ellis, y Dryden, 1987).

La TREC está basada en el principio de que las personas sienten según

piensan y que la conducta es una expresión de estos sentimientos. Los

terapeutas de la TREC defienden que aunque un individuo se vea influido a

pensar de una forma determinada en algún período de su vida, él puede más

tarde rebatir y cambiar cualquier creencia ( ELLIS, 1962).

La adquisición de un sistema de creencias es una parte integrante del

lenguaje (Luria, 1966) . Gran parte de nuestro dominio del uso de las

palabras y del sistema de creencias se desarrollan en los primeros años de

la infancia cuando nos hallamos en la etapa más sugestionable. Cuando

somos niños no sabemos nada y repetimos lo que dicen los demás: blanco

es “blanco” y cuadrado es “cuadrado”. Un niño aprende hablar por imitación.

El niño oye a alguien decir papá y enseguida dice “ papá”. Cuando va

creciendo, comienza a incorporar un sub-lenguaje: el significado de los

hechos ambientales. A este conocimiento se le puede llamar su sistema de

creencias. Así como el idioma de un país determina el lenguaje que hablará

el niño, el sistema de creencias de una persona o personas significativas en

su vida determinará su pensamiento racional o irracional acerca de los

hechos de su ambiente. Luria ha descrito este aspecto social de la actitud

del lenguaje (1996).

Los niños aprenden a sus actitudes al observar el comportamiento de los

adultos.

Por ejemplo, el niño que se porta mal y al que su padre le dice que le va a

pegar por eso, aunque nunca le pegue, aprenderá la actitud de que si

comete un error no vale la pena vivir., y que es horrible no comportarse

siempre bien.

Si un niño puede adquirir continuamente un vocabulario más completo, ¿no

podría aprender este niño a quien se le ha enseñado un sistema neurótico

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de creencias una nueva actitud de lenguaje? Más aun, si él se ve influido

para utilizar esta nueva actitud de lenguaje durante un periodo de tiempo,

¿no se podría convertir en el sistema más dominante en su

comportamiento? Para descubrir si a los niños se les podría enseñar una

nueva forma de pensar y unas nuevas actitudes, yo propuse y comprobé

empíricamente un método de enseñar a niños trastornados un sistema

racional de pensamiento. Se tuvo en cuenta la hipótesis de que los niños

que son recompensados firme y consistentemente por sus expresiones

verbales del pensamiento racional lograrían mayor control de su conducta

que los que no fueran reforzados de esa forma.

2.4.1.-ENTRENAMIENTO COGNITIVO-CONDUCTUAL DE LA

ASERTIVIDAD. (ARTHUR J. LANGE)

El entrenamiento de la asertividad se centra en las situaciones concretas o

en los tipos de inter-acciones en la que los miembros del grupo creen que

no están actuando tan bien como quisieran. Las personas en los grupos de

asertividad trabajan en varios puntos de interés : rechazar invitaciones de los

amigos, expresar cumplidos y felicitaciones, enfrentarse a compañeros de

trabajo cuando están haciendo algo que influye negativamente en el trabajo

de uno.

Las situaciones varían desde los hechos diarios relativamente sencillos

hasta inter-acciones más significativas y profundas. El objetivo es realizarlas

bien y de una forma eficaz.

Se puede definir la asertividad como la comunicación de las opiniones,

creencias, sentimientos y deseos personales de una forma directa, honrada

y adecuada ( Lange y Jakubowski, 1976). Más aún, la conducta asertiva

mantiene un gran respeto de los derechos personales y de los derechos de

los demás. Muchas veces la asertividad está relacionada con situaciones

conflictivas, con el rechazo de peticiones de otros y con la preocupación por

satisfacer los deseos propios; sin embargo, las expresiones positivas como

dar y recibir cumplidos, iniciar y animar las conversaciones y hacer

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afirmaciones positivas acerca de uno mismo son las que constituyen la

conducta asertiva.

Los comportamientos asertivos pueden ser clasificados al menos en tres

tipos: asertividad enfática, simples y confrontativos (Lange y Jakubowski,

1976). Cuando una persona en la calle te pide que le des una moneda,

cuando sales de la tienda, puedes responder con un simple NO ; si una

persona insiste que cambies los planes, incluso después de decirle que no

varias veces, pareces que no aceptarás mi negativa como una repuesta y

eso realmente me molesta mucho.

Todos estos tipos de respuestas se hallan dentro de la gama asertiva de la

conducta. La asertividad no es una posición fría y a veces brusca de

defensa de sus propios derechos y de olvido de los demás o sus

consecuencias.

FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

En contexto teórico considerado en este estudio se desarrolló teniendo como

referencia las teorías del aprendizaje social y el conductismo, que destaca el

papel de las influencias ambientales en el modelamiento de la conducta;

vista la conducta como la manera de comportarse de un sujeto como

respuesta a una motivación que pone en juego componentes psicológicos,

motores y fisiológicos. Considerando específicamente las estrategias de los

programas de modificación conductual planteados por Kazdin (2000) y

Enfoque Conductual De La Trec Con Niños, quien señala que la conducta

opera en el ambiente para producir consecuencias, que bien pueden ser

trabajadas a través de un sistema de recompensas para promover un

condicionamiento positivo en las personas y por ende obtener cambios

positivos en sus comportamientos.

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FUNDAMENTACIÓN LEGAL

Las bases legales que sustentan este estudio parten de los alineamientos

establecidos en la Constitución Nacional de la República el Ecuador.

Sección quinta

Niñas, niños y adolescentes

Art. 44.- El Estado, la sociedad y la familia promoverán de forma prioritaria el

desarrollo integral de las niñas, niños y adolescentes, y asegurarán el ejercicio

pleno de sus derechos; se atenderá al principio de su interés superior y sus

derechos prevalecerán sobre los de las demás personas.

Las niñas, niños y adolescentes tendrán derecho a su desarrollo integral,

entendido como proceso de crecimiento, maduración y despliegue de su intelecto

y de sus capacidades, potencialidades y aspiraciones, en un entorno familiar,

escolar, social y comunitario de afectividad y seguridad.

Este entorno permitirá la satisfacción de sus necesidades sociales, afectivo

emocionales y culturales, con el apoyo de políticas intersectoriales nacionales y

locales.

Art. 45.- Las niñas, niños y adolescentes gozarán de los derechos comunes del

ser humano, además de los específicos de su edad. El Estado reconocerá y

garantizará la vida, incluido el cuidado y protección desde la concepción.

Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la integridad física y psíquica; a

su identidad, nombre y ciudadanía; a la salud integral y nutrición; a la educación y

cultura, al deporte y recreación; a la seguridad 35 social; a tener una familia y

disfrutar de la convivencia familiar y comunitaria; a la participación social; al

respeto de su libertad y dignidad; a ser consultados en los asuntos que les

afecten; a educarse de manera prioritaria en su idioma y en los contextos

culturales propios de sus pueblos y nacionalidades; y a recibir información acerca

de sus progenitores o familiares ausentes, salvo que fuera perjudicial para su

bienestar.

Art. 46.- El Estado adoptará, entre otras, las siguientes medidas que aseguren a

las niñas, niños y adolescentes:

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1. Atención a menores de seis años, que garantice su nutrición, salud, educación

y cuidado diario en un marco de protección integral de sus derechos.

4. Protección y atención contra todo tipo de violencia, maltrato, explotación

sexual o de cualquier otra índole, o contra la negligencia que provoque tales

situaciones.

7. Protección frente a la influencia de programas o mensajes, difundidos

a través de cualquier medio, que promuevan la violencia, o la discriminación

racial o de género. Las políticas públicas de comunicación priorizarán su

educación y el respeto a sus derechos de imagen, integridad y los demás

específicos de su edad. Se establecerán limitaciones y sanciones para hacer

efectivos estos derechos.

CODIGO DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA, publicado por Ley No. 100. en

Registro Oficial 737 de 3 de Enero del 2003.

CONGRESO NACIONAL

En uso de sus facultades constitucionales y legales, expide el siguiente:

CODIGO DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA

Capítulo III

DERECHOS RELACIONADO CON EL DESARROLLO

Art.40.- MEDIDAS DISCIPLINARIAS.- La práctica docente y la disciplinaria

en los planteles educativos respetarán los derechos y garantías de los niños, niñas

y adolescentes; excluirán toda forma de abuso, maltrato y desvalorización, por

tanto, cualquier forma de castigo cruel, inhumano y degradante

Art.41.-SANCIONES PROHIBIDAS.- Se prohíbe a los establecimientos

educativos la aplicación de:

1.- Sanciones corporales

2.- Sanciones Psicológicas atentatorias a la dignidad de los niños, niñas y

adolescentes;

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3.- Se prohíben las sanciones colectivas; y,

4.- Medidas que impliquen exclusión o discriminación por causa de una condición

personal del estudiante

Capítulo IV

DERECHOS DE PROTECCIÓN

Art. 50.- DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL.- Los niños, niñas y

adolescentes tienen derecho a que se respete su integridad personal, física,

psicológica, cultural, afectiva y sexual. No podrán ser sometidos a torturas o

maltratos crueles y degradantes

[7] Código de la niñez y adolescencia del Ecuador

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CAPÍTULO III

3.1. DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Problema de investigación:

¿CUÁLES SON LOS EFECTOS DE UN PROGRAMA DE MODIFICACIÓN

CONDUCTUAL, APLICADO PARA EL MANEJO DE CONDUCTAS AGRESIVAS

EN NIÑOS DE EDUCACIÓN BÁSICA DE LA UNIDAD EDUCATIVA MASCULINA

ESPÌRITU SANTO DE LA CIUDAD DE GUAYAQUIL?

3. DISEÑO DE INVESTIGACIÓN

3.1.-TIPO DE LA INVESTIGACIÓN

El diseño de esta investigación es de Enfoque cualitativo, porque será construido

durante el estudio. Es una investigación No experimental porque no existe

manipulación durante el estudio, y se van a observan la modificación de conducta

tal y como se dan en su contexto natural en el salón de clase y recreos, se

determina las características del comportamiento de las conductas agresivas que

se dan en el Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo.

Es Transversal descriptivo, porque los datos serán obtenidos durante de la

investigación, siendo recolectados en un solo momento, con el propósito de

describir las categorías que intervienen es mediante la técnica de la Observación

y Encuesta de lo que hacen los niños, como se comportan y cómo interactúan

entre sus compañeros de aula, para describir sus actos violentos físicos y

verbales.

3.2.-POBLACIÓN Y MUESTRA

Población:

La población de la cual se extrajo la información son de 24 estudiantes del Centro

de Estudios Masculino Espíritu Santo de Quinto Año Básico Paralelo C

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Muestra:

Se seleccionó una muestra de 6 alumnos con conductas agresivas mas notables

del Centro de estudios Masculino Espíritu Santo del Quinto año básico Paralelo

C.

Criterios de Inclusión

Las participantes fueron escogidas mediante ciertos criterios de inclusión:

Niños del género masculino

Niños cuya edad oscila entre 9 y 10 años.

Que sean niños que manifiestan conductas agresivas físicas y verbales.

Nivel educativo: primaria.

Que residan en la ciudad de Guayaquil

Participación voluntaria.

Criterios de Exclusión

Como criterios de exclusión, se considerarán los siguientes puntos:

Participantes del género femenino.

Niños menores de 5 y 7 años.

Que no presenten la problemática de conductas agresivas físicas y

verbales.

Niños que estén en jardín de infantes.

Que habiten fuera de la ciudad de Guayaquil.

Aquellos niños que cumplen con los requisitos, pero no desean participar

en la investigación.

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Tipo de muestreo

El tipo de muestreo es no probabilístico y se toma en cuenta los siguientes

criterios:

Muestra no probabilística o dirigida es la que la elección de los elementos no

depende de la probabilidad sino de las características de la investigación.

Fase I: registro de las conductas agresivas físicas y verbales de los niños

(Establecimiento de la Línea base).

Fase II: aplicación del programa de modificación conductual ( Aplicación de la

TREC), registro de conductas agresivas físicas y verbales de los niños.

Fase III: registro del programa de modificación conductual para ver su

Efectividad, registro de conductas agresivas físicas y verbales de los niños.

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3.3.- OPERACIONALIZACIÓN DE CATEGORÍAS

Variable

Definición

Conceptual

Dimensión

Indicadores

Autor

Independiente

Programa de

modificación

Conductual

Aplicación

sistemática y

consistente de

diversas

técnicas

derivadas del

condicionamie

nto operante

en donde se

define la

respuesta en

la

modificación.

Condicionamient

o operante.

Reforzadores

positivos:

-Verbal

-No verbal

Enfoque

conductual

de la

TREC con

niños por

Catherine de

Voge

Dependiente

Conductas

Agresivas

Actitud

belicosa,

ofensiva,

bravucona

molestia que

manifiesta una

persona ante

una

determinada

situación.

Conductas

agresivas

Físicas.

Conductas

agresivas

verbales

-Golpear,

patear,

morder,

empujar y

arañar.

-Insultos ,

gritos,

amenaza y

burla

Cuestionario

elaborado por

la institución

para detectar

conductas

agresivas.

Observación

participante

por parte del

investigador.

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3.4.-TÉCNICAS E INSTRUMENTOS DE INVESTIGACIÓN

En la recolección de información se utilizaron dos técnicas: la Encuesta y la

Observación. Los métodos utilizados en la investigación responden a la

problemática teórica referida anteriormente

LA ENCUESTA

Consiste en la estructuración de un conjunto de preguntas a través del

instrumento, anexo2 para obtener información sobre las variables en estudio.

Para este estudio se realizó como instrumento un cuestionario a ser aplicado a los

docentes en relación a las conductas agresivas que manifiestan los niños del

Centro de Estudio Masculino Espíritu Santo de la ciudad de Guayaquil educación

básica.

Esta encuesta estuvo estructurado en base a 17 Items distribuidos bajo una

escala tipo Lickert de cinco (5) alternativas de respuestas: Siempre,

Frecuentemente, Ocasionalmente, Rara Vez y Nunca.

LA OBSERVACIÓN

Consiste en percibir activamente la realidad exterior, orientándola hacia la

recolección de datos previamente definidos como de interés en el curso de la

investigación. En este estudio se realizaron observaciones directas en el salón de

clases y recreos objeto de estudio, a fin de evidenciar las conductas agresivas en

los niños y el uso que hace el docente de estrategias para el manejo de estas

conductas. Para los registros de estas observaciones se diseñó la línea base

anexo3.

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3.5.- PROCEDIMIENTOS DE LA INVESTIGACIÓN

Las acciones realizadas para alcanzar los objetivos previstos de modificación de

conducta se llevarán a cabo de la siguiente manera:

Se realizó una revisión bibliográfica y documental relacionada con la revisión de

los aspectos teóricos y legales que sustentan el estudio, partiendo de los

aspectos concernientes a las teorías sobre la agresividad infantil, los factores

determinantes de la agresividad infantil y las estrategias para la modificación de

conductas agresivas; además se revisarán las leyes , reglamentos, resoluciones

del Ministerio de Educación con el propósito de analizar los artículos relacionados

con el perfil pedagógico del docente de Educación Básica para el abordaje de las

conductas agresivas en los niños.

Para la recogida de información pertinente al estudio, inicialmente se visitó a la

Directora de la Unidad Educativa Masculino Espíritu Santo para informarle el

propósito del estudio.

Durante esta fase se diseñó un instrumento a los docentes seleccionados;

aplicándolo directamente en el año básico, a fin de que registre las conductas

agresivas físicas y verbales que a su criterio presentan los niños con mayor

frecuencia dentro del salón de clases; lo cual permitió elaborar los criterios del

instrumento de observación para medir las frecuencias de dichas conductas. Es

de señalar que los docentes fueron considerados como observadores, a fin de

que registraran la frecuencia de las conductas agresivas que presentan los niños;

y conocer los criterios con los cuales el docente percibe las conductas de sus

alumnos y compara con el control de observaciones llevado por la propia

investigadora.

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PROGRAMA DE MODIFICACIÓN CONDUCTUAL

Institución: Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo

Curso: 5º Año Básico

Fecha: Junio a Julio del 2011

Tiempo: 1 Mes

Objetivos Estrategias Tiempo Recursos Responsables

-Describir

las

creencias o

filosofías

“irracionales

” que

producen

emociones

o conductas

contraprodu

centes.

-

Comprende

r cómo

contribuyen

a los

problemas

de los

niños.

-Señalar

metas

realistas

-Clasificar los

problemas de los

niños.( a través de

fichas de

observaciones y

encuestas)

-Identificar emociones

y conductas

problemáticas

agresivas verbales y

físicas.

-Discusión o debate de

las ideas y conductas

irracionales.

-Detectar, discutir y

cambiar las falsas

atribuciones, buscando

hipótesis alternativas.

-Usar la imagen y la

fantasía.

-Humor e intención

paradójica.

-Junio

-Julio

-Infocus

-Juegos

-Salón de

clases.

-Salón de

eventos.

-Psicólogos

-Personal

docente

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(terapeuta-

paciente)

-Exposición a

emociones

indeseables.

-Técnicas de

expresión emocional

(Usar historias,

chistes, leyendas,

parábolas y

canciones).

-Ejercicios para

superar la vergüenza.

-Dramatización

(Psicodrama y juegos

de roles).

-Premios y castigos

autoimpuestos,

supervisados por el

terapeuta.

-Entrenamiento en

habilidades de

comunicación asertiva.

-Control de estímulos.

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FASE DE TRABAJO DE CAMPO

Consistió en la aplicación de las observaciones y del programa de modificación

conductual. Para lo cual se aplicaron las siguientes acciones:

1. Solicitud de autorización a la Directora del Plantel

2. Solicitud de permiso a Padres y/o representantes seleccionados.

3. Se dictó un taller de 4 horas a los docentes de aula de los niños seleccionados

para que conozcan el programa.

Se definieron de los alumnos operacionalmente cada una de las conductas a

observar y se les explicó cómo llevar el registro de las observaciones.

4. Desarrollo de las observaciones a los niños en relación a las conductas

agresivas que manifiestan.

5. Levantamiento de la observada. línea base inicial de la conducta agresiva

6. Aplicación del programa de la TREC para disminuir las conductas agresivas.

7. Registro de las conductas agresivas luego de retirar el programa de

modificación conductual.

8. Se aplicó el programa de modificación conductual para el manejo de conductas

agresivas, durante el lapso de cuatro semanas, luego se evaluó su efecto en

atención a lo que inicialmente manifestaban los niños antes de la intervención

comparándolo con sus comportamientos luego de aplicar el programa.

9. Los datos obtenidos fueron organizados en cuadros, relacionando el porcentaje

y la frecuencia de respuestas; agrupándolos en relación con los objetivos

previstos, de manera que se permitiera la interpretación.

10.- El análisis de los resultados se utilizó la estadística descriptiva, considerando

las frecuencias absolutas, que significan el total de respuesta obtenidas para cada

opción a través de histogramas de frecuencias y gráficos de líneas.

En relación a la medición de las conductas agresivas, se utilizó la observación

directa a través de un registro de frecuencias, en el cual en cada sujeto se

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midieron las conductas grasitas físicas: patear, morder, empujar, destruir objetos

ajenos y agredir con objetos, bofetear y autoagresión; y las conductas agresivas

de tipo verbal: insultos, amenazas, frases hostiles, rechazo, gritos y burlas.

11.- Se elaboraron las conclusiones del diagnóstico, referidas al análisis crítico

constructivo de los resultados obtenidos a fin de determinar la pertinencia de la

propuesta, considerando el contexto teórico establecido y la investigadora.

12.- Finalmente se plantean las recomendaciones referidas a la presentación de

sugerencias de proyección del estudio, en relación con las conclusiones obtenidas

y la propuesta planteada.

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CAPÍTULO IV

4. ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE RESULTADOS

PRESENTACIÓN Y ANÁLISIS DE RESULTADOS

Los resultados obtenidos de la identificación de las conductas de agresión física y

verbal más frecuentes en los niños de Educación Básica que asisten al Centro del

Estudios Masculino Espíritu Santo , se presentan en atención a la opinión de los

docentes, relacionado cuantitativamente la frecuencia y porcentaje de respuestas,

analizándolas desde el punto de vista cualitativo en atención al objetivo del

estudio. Los docentes encuestados indicaron que si existen niños con conductas

agresivas en esta institución, especificando además que los niños con mayor

frecuencia de conductas agresivas están entre los 9 y 10 años de edad; situación

que logró comprobarse a través de las observaciones directas realizadas a la

institución por la propia investigadora. En relación con la identificación de las

conductas agresivas físicas, se obtuvieron los siguientes resultados:

Cuadro 1

Identificación de Conductas Agresivas Físicas. Opinión de Docentes

Tipo de Conducta Frecuencia %

Patear 4 100

Morder 4 100

Empujar 4 100

Arañar 3 75

Destruir objetos ajenos 4 100

Agresión con objetos 4 100

Pellizcarse 3 75

Tirarse al suelo 2 50

Golpearse contra la

pared

0 0

Bofetean 1 25

Autoagresión 0 0

Fuente: datos obtenidos de encuesta aplicada a docentes.

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Los datos indican que para el 100% (f=4) de los docentes encuestados los niños

manifiestan conductas agresivas como patear, morder, empujar, destruir objetos

ajenos y agredir con objetos.

El 75% (f=3) de estos docentes tienen niños que arañan y pellizcan. Un 50%

(f=2) reportaron tener niños que se tiran al suelo y un 25% (f=1) consideran tener

niños que agresivamente bofetean.

Estos docentes consideran en su totalidad que los niños no manifiestan

agresividad golpeándose contra la pared ni con auto-agresión. En el siguiente

gráfico se muestran estos resultados.

Gráfico 1

Identificación de conductas agresivas físicas

Opinión de Docentes

14%

14%

14%

10% 14%

14%

10%

7%

0%

3%

0%

Frecuencia

Patear

Morder

Empujar

Arañar

Destruir objetos ajenos

Agresión con objetos

Pellizcarse

Tirarse al suelo

Golpearse contra la pared

Bofetean

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Cuadro 2

En el siguiente cuadro se presentan los datos obtenidos de la opinión de los

docentes con respecto a las conductas agresivas verbales que se manifiestan en

los niños.

Identificación de Conductas Agresivas Verbales. Opinión de Docentes.

Tipo de Conducta

Verbal

frecuencia %

Insultos 4 100

Amenazas 4 100

Frases hostiles 4 100

Rechazo 4 100

Gritos 4 100

Burlas 4 100

Fuente: datos obtenidos de encuesta aplicada a docentes.

Los datos indican que para la totalidad de los docentes (100%; f=4) las conductas

agresivas verbales presentes en los niños están referidas a: insultos, amenazas,

frases hostiles, rechazo, gritos y burlas. Muestran estos resultados.

Gráfico 2

Identificación de conductas agresivas verbales

Opinión de Docentes

16%

16%

17% 17%

17%

17%

frecuencia

Insultos

Amenazas

Frases hostiles

Rechazo

Gritos

Burlas

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Los siguientes resultados se presentan en relación a la frecuencia de la conducta

agresiva que manifiestan los niños de manera individual, dado que el diseño

utilizado es el de línea base múltiple del tipo de individuo, en donde se intenta

verificar la utilidad del mismo tratamiento en diferentes sujetos.

Es de señalar que los niños objeto de estudio (06) considerados por los docentes

con mayores conductas agresivas, fueron observados diariamente durante dos

semanas (10 días) en su ambiente escolar, a fin de establecer la frecuencia en

que se manifiestan las conductas agresivas.

En el siguiente cuadro se presentan las frecuencias de las conductas agresivas

físicas observadas en los niños objeto de estudio.

Cuadro 3

Frecuencia de Conductas Agresivas Físicas

Tipo de

Conducta

agresiva física

Algunas veces Siempre Frecuencia %

Patear 8 10 18 17,14

Morder 5 10 15 14,28

Empujar 7 13 20 19,04

Arañar 3 3 06 5,71

Destruir objetos

ajenos

3 9 12 11,42

Agresión con

objetos

5 8 13 12,38

Pellizcarse 4 7 11 10,47

Tirarse al suelo 3 2 05 4,76

Bofetean 3 2 05 4,76

Total 105 99,96

Fuente: datos obtenidos de encuesta aplicada a docentes.

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Los datos indican que durante los diez días de observación se pudo evidenciar

que del total de conductas agresivas físicas observadas (105), se presenta con

mayor

frecuencia empujar (19,04%); agresión con objeto (12,38%); seguida de patear

(17,14%); morder (14,28%); destruir objetos ajenos (11,42%) y pellizcarse

(10,47%); siendo las menos frecuentes arañar (5,71%); tirarse al suelo (4,76%) y

bofetear (4,76%). En el siguiente gráfico se muestran estos resultados.

Gráfico 3

Frecuencia de Conductas Agresivas Físicas

Presentes en los Niños

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En atención a la frecuencia en que se manifiestan las conductas agresivas, es

importante señalar que durante las observaciones realizadas se pudo evidenciar

que durante el trabajo en las áreas de esparcimiento, trabajo al aire libre donde se

le permite al niño mayor libertad de interacción para jugar con otros niños, se

presentan mayores conductas agresivas que al inicio de la jornada diaria; lo cual

reafirma lo planteado por Bandura (1978) sobre la intensificación de las conductas

después de una actividad social, como es en este caso el recreo, donde los niños

en la relación con sus compañeros tienden al moldear las conductas de éstos,

para luego expresarlas en una situación posterior.

En el cuadro que se muestra a continuación se presentan las frecuencias de las

conductas agresivas verbales observadas en los niños objeto de estudio.

Cuadro 4

Frecuencia de Conductas Agresivas Verbales.

Tipo de conducta agresiva

verbal

Algunas

veces

Siempre Frecuencia %

Insultos 4 9 13 19,1

Amenazas 5 3 08 11,7

Frases Hostiles 3 7 10 14,7

Rechazos 2 2 04 5,8

Gritos 9 10 19 27,9

Burlas 5 9 14 20,5

Tota 68 99,7

Fuente: datos obtenidos de encuesta aplicada a docentes

Como se puede observar en el registro de estos datos, las conductas agresivas

verbales más frecuentes presentadas por los niños del Centro de Estudios

Masculino espíritu Santo, fueron gritos (27,9%), burlas (20,5%), insultos (19,1%),

frases hostiles (14,7%), amenazas (11,7%) y rechazo (5,85%).

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Estos resultados coinciden con lo planteado por Bandura (1978), quien señala

que las relaciones sociales son determinantes para las conductas de las

personas, siendo razones frecuentes de excitaciones luego de realizar un juego,

como es el caso de los niños de Educación Inicial, quienes en este caso,

manifiestan mayores frecuencias de conductas agresivas luego del recreo, que

después imitan o repiten entre los compañeros en el salón de clases.

Gráfico 4

Frecuencia de Conductas Agresivas Verbales

Presentes en los Niños

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Organización de los Resultados correspondientes a la

Línea Base Inicial (Fase A)

Los datos obtenidos de las frecuencias de las conductas agresivas físicas y

verbales presentes en cada sujeto objeto de estudio durante los diez días de la la

observación, se agruparon a fin de establecer la línea base inicial y presentar la

descripción del pre-test de manera individual

Cuadro 5

Identificación de Frecuencia de Conductas Agresivas

Sujeto

por día

Conductas agresivas por día total

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

1 2 3 2 2 2 2 2 3 3 24

2 2 2 2 1 3 3 3 2 3 3 24

3 3 4 3 3 4 3 2 3 4 4 33

4 3 2 4 4 3 4 3 3 4 2 32

5 3 3 3 2 2 3 2 3 2 3 26

6 4 4 3 3 4 3 3 3 4 3 34

Total 173

Fuente: datos obtenidos de observación directa

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Descripción Individual de los datos (Pre-test)

Tasa de Respuesta = Número de Ocurrencias de Conductas durante la sesión

Tiempo de las Sesiones

Sujeto: 1

Sexo: masculino

Edad: 9 años

S1 Tasa de Respuesta = 24 = 2,4

10

Se evidenció que durante el pre-test este sujeto obtuvo una tasa de respuesta de

2,4 conductas agresivas emitidas por día, para un total de 24 conductas agresivas

durante las dos semanas de observación.

Gráfico 5

Pre-Test Sujeto 1

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Sujeto: 2

Sexo: masculino

Edad: 9 años

S2 Tasa de Respuesta = 24 = 2,4

10

La tasa de respuesta indica que este sujeto emitió 2,4 conductas agresivas por

día para un total de 24 conductas agresivas durante las dos semanas de

observación.

Gráfica 6

Pre Test Sujeto 2

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Sujeto: 3

Sexo masculino

Edad: 10 años

S3 Tasa de Repuesta = 33 = 3,3

10

Tiene una tasa de respuesta promedio de 3,3 conductas agresivas por día para

un total de 33 conductas agresivas durante las dos semanas de observación.

Gráfico 7

Pre- Test Sujeto 3

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Sujeto: 4

Sexo: Masculino

Edad: 9 años

S4 Tasa de respuesta = 32 = 3,2

10

La tasa de respuesta indica 3,2 de promedio de conductas agresivas por día para

un total de 33 conductas agresivas durante las dos semanas de observación.

Gráfico 8

Pre-Test Sujeto 4

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Sujeto: 5

Sexo: Masculino

Edad: 9 años

S5 Tasa de Respuesta = 26 = 2,6

10

Tiene una tasa de respuesta de 2,6 conductas agresivas por día para un total de

26 conductas agresivas durante las dos semanas de observación.

Grafico 9

Pre- Test Sujeto 5

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Sujeto: 6

Sexo: masculino

Edad: 9 años

Tasa de Respuesta = 34 = 3,4

10

La tasa de respuesta es de 3,4 conductas agresivas por día para un total de 34

conductas agresivas durante las dos semanas de observación

Gráfico 10

Pre- Test sujeto 6

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Fase de Intervención (Fase B)

Los resultados obtenidos de la aplicación del programa de modificación

conductual basados en la técnica de la TREC durante semanas, se presentan en

el siguiente cuadro, desglosando el número de conductas agresivas emitidas por

cada sujeto.

Cuadro

Identificación de frecuencia de conductas agresivas durante la intervención

sujeto

Conductas agresivas por semanas

Total

Semana 1 Semana 2 Semana 3 Semana 4

1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5

1 1 1 1 0 0 1 1 0 1 1 0 1 1 1 1 0 1 1 0 0 13

2 1 0 0 1 1 0 1 1 1 0 1 1 1 0 0 1 0 0 0 0 10

3 1 0 2 1 0 0 2 0 1 1 1 1 1 1 1 0 1 1 0 0 15

4 0 1 1 0 0 1 1 0 0 1 1 1 0 0 1 1 0 O 1 0 10

5 1 0 0 1 1 0 0 1 1 0 1 0 0 1 1 1 0 0 0 0 09

6 1 0 0 2 1 1 1 0 0 1 2 1 1 0 0 1 1 1 0 0 14

Total 71

Fuente de datos obtenidos de observación directa

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De acuerdo con los datos, se evidencia que existe una disminución de las

conductas agresivas presentes en los niños objeto de estudio, luego de la

aplicación del programa de modificación conductual.

Los datos obtenidos de la comparación de la frecuencia de las conductas

agresivas antes y después de la aplicación del programa de Modificación

Conductual, para medir su efectividad, se presentan en los siguientes cuadros y

gráficos de manera individual.

Sujeto: 1

S1 Tasa de Respuesta = 13 = 0,65

20

Cuadro

Frecuencia de conductas agresivas durante la intervención.

Sujeto 1. Post- Test

Tasa de Respuesta

Porcentaje

Disminución

Línea Base Intervención

46% 2,4 0,65

Conducta

Observada

Conducta

Observada

24 13

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Gráfico 11

Comparación Pre-Test – Post- Test

Sujeto 1

Se Observa que en la fase de línea base el sujeto Nº1 obtuvo una tasa de

respuesta de 2,4 conductas agresivas por día en el salón de clase. Luego de la

aplicación del programa de modificación de conductas, la tasa de respuesta

obtenida fue de 0,65, lo cual evidencia una disminución del 46% de la conducta

agresiva.

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Sujeto: 2

S2 Tasa de Respuesta = 10 = 0,5

20

Cuadro

Frecuencia de Conductas Agresivas durante la intervención.

Sujeto 2. Post- Test

Grafico 12

Comparación Pre- Test – Post – Test

Sujeto 2

En la fase de línea base el sujeto Nº2 obtuvo una tasa de respuesta de 2,4

conductas agresivas por día en el salón de clase. Con la aplicación del programa

de modificación de conductas, la tasa de respuesta obtenida fue de 0,5; esto

indica una disminución del 58,3% de la conducta agresiva.

Tasa de Respuesta Porcentaje de

Disminución

Línea Base Intervención

58,3% 2,4 0,5

Conducta Observada Conducta Observada

24 10

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Sujeto: 3

S3 Tasa de Respuesta = 15 = 0,75

20

Cuadro 6

Frecuencia de conductas agresivas durante la intervención.

Sujeto 3. Post – Test

Tasa de Respuesta Porcentaje de

Disminución

Línea Base Intervención

54,6% 3,3 0,75

Conducta Observada Conducta Observada

33 15

Gráfico 13 Comparación Pre – Test - Post-Tes

Sujeto 3

Se observa que en la fase de línea base el sujeto Nº 3 obtuvo una tasa de

respuesta de 3,3 conductas agresivas por día en el salón de clase. Con la

aplicación del programa de modificación de conducta, a la tasa de respuesta

obtenida fue de 0,75 indicando con ello una disminución del 54,6% de la conducta

agresiva.

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Sujeto: 4

S4 Tasa de Respuesta = 10 = 0,5

20

Cuadro 7 Frecuencia de conductas agresivas durante la intervención. Sujeto 4. Post-

Test Tasa de Respuesta Porcentaje de

Disminución

Línea Base Intervención

68,7% 3,2 0,5

Conducta Observada Conducta Observada

32 10

Gráfico 14

Comparación Pre-Test - Post-Test

Sujeto 4

En la fase de línea base el sujeto Nº4 presentaba una tasa de respuesta de 3,2

conductas agresivas por día en el salón de clase. Dada la aplicación del

programa de modificación de conducta, la tasa de respuesta obtenida fue de 0,5,

lo cual evidencia una disminución del 68% de la conducta agresiva.

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Sujeto: 5

S5 Tasa de Respuesta = 09 = 0,45

20

Cuadro

Frecuencia de conductas agresivas durante la intervención.

Sujeto 5. Post- Test

Tasa de Respuesta Porcentaje de

Disminución

Línea Base Intervención

65,3% 2,6 0,45

Conducta Observada Conducta Observada

26 09

Gráfico 15

Comparación Pre-Test - Post- Test

Sujeto 5

Se observa que en la fase de línea base el sujeto Nº5 obtuvo una tasa de

repuesta de 2,6 conductas agresivas por día en el salón de clase. Luego de la

aplicación del programa de modificación de conducta, la tasa de respuesta

obtenida fue de 0,45, lo cual evidencia una disminución del 65,3 % de la conducta

agresiva.

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Sujeto: 6

S6 Tasa de Respuesta = 14 = 0,7

20

Cuadro 8

Frecuencia de conductas agresivas durante la intervención.

Sujeto 6. Post- Test.

Tasa de Respuesta Porcentaje de

Disminución

Línea Base Intervención

58,8% 3,4 0,7

Conducta Observada Conducta Observada

34 14

Gráfico 16

Comparación Pre-Test -- Post-Test

Sujeto 6

Los datos indican que en la fase de línea base el sujeto Nº6 obtuvo una tasa de

respuesta de 3,4 conductas agresivas por día en el salón de clase. Con la

aplicación del programa de modificación de conducta, la tasa de respuesta

obtenida fue de 0,7; estableciendo con ello una disminución del 58,8% de la

conducta agresiva.

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4.1 PROCESAMIENTOS Y ANÁLISIS DE DATOS

Los resultados indican que en el Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo

existen niños con conductas agresivas, que según opinión de los docentes de

esta institución, requieren de continuar una atención psicológica a fin de que

sigan disminuyendo su agresividad, que está siendo determinante para su

desarrollo socioemocional.

Al respecto, es importante señalar según Umbert (1999), un comportamiento

agresivo en la infancia, si no se trata a tiempo, derivará probablemente en un

fracaso escolar, en una conducta antisocial en la adolescencia y en la edad

adulta, por cuanto son niños que crecen con dificultades para socializarse y

adaptarse al ambiente.

Cabe destacar que durante el pretest se pudo determinar el alto índice de

agresividad que manifiestan los niños de Educación Básica entre 9 y 10 años de

edad del Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo, ya que los niños

analizados presentaban hasta 3 y 4 conductas agresivas diarias.

De acuerdo Ribes (1990), la conducta agresiva que encontramos en este trabajo

es una forma intensa o violenta de conducta física o verbal que produce

consecuencias aversivas, esto es daño a otros; dichas conductas, constituyen un

fenómeno social del sistema y no del individuo que puede ser aprendida como

cualquier comportamiento que emite el ser humano, y por lo tanto, puede ser

tratada para mejorarla o erradicarla y adquirir conductas positivas.

Según Umbert (1999) independientemente del tipo de conducta agresiva que el

niño manifieste, el denominador común es un estímulo que resulta nocivo o

aversivo frente al cual la víctima se quejará, escapará o se defenderá, por esto,

estos niños estudiados por lo tanto sufren de rechazo de sus compañeros lo que

los hacen sentirse frecuentemente frustrados. Acciones que son manifiestas en

este trabajo

En este sentido, para abordar la problemática planteada, se procedió a la

aplicación del programa de modificación conductual para conductas agresivas, a

través de la terapia de la TREC; lo cual permitió observar las diferencias entre las

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tasas de respuestas de conductas agresivas, antes y después de la aplicación de

dicho programa. Es importante señalar que el empleo de esta terapia y

reforzadores fue altamente significativo para estos niños, ya que condujo a

manifestar un comportamiento social adecuado. Esto es, que el reforzamiento de

la buena conducta del niño fue un disuasivo eficaz de la conducta inadecuada.

Estos resultados permitieron verificar la hipótesis general, referida a que cuando

se aplica un programa de modificación de conductas agresivas en niños de

Educación Básica se observaran significativas diferencias antes y después de la

aplicación del mismo.

Todos estos resultados indican que en los niños con altas tasas de frecuencia de

respuesta agresiva, al aplicarles un programa de modificación conductual como el

de terapia de la TREC, las conductas agresivas disminuyeron hasta un 58,6%.

De esta forma se logró demostrar que en los niños con altas conductas agresivas

del Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo, la aplicación de un programa de

modificación conductual con la terapia de la TREC, disminuye sus conductas

agresivas.

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5. CONCLUSIONES

Las conductas agresivas, son actos intencionales de naturaleza física, verbal,

gestual y/o actitudinal mediante el cual un niño daña, produce conflicto, lastima o

crea malestar en otros. Mientras que, las conductas prosociales, son actos

espontáneos y voluntarios, que tienen un efecto positivo entre los actores de un

contexto determinado, porque apuntan a la creación y mantenimiento de vínculos

sociales constructivos, y a la defensa y creación de un orden social favorable a la

convivencia entre diferentes.

En términos generales se señala que los niños actúan tanto en forma agresiva

como prosocial. Sus conductas agresivas frecuentes, responden a motivos

diversos (defensa, arbitrarios, competición, juego, frustración y lucha de poder) y

se expresan de distintas maneras (actitudes, gestos, amenazas, golpes). Sus

conductas prosociales son más ricas de lo que esperaría la mayoría de adultos:

altruistas protectoras, compartir lo propio, pro integración, por el bien social.

En atención a estos planteamientos y los objetivos logrados en el estudio, se

presentan las siguientes conclusiones:

- La identificación de las conductas de agresión física más frecuentes en los niños

de Educación Básica del Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo, indica que

estas conductas están referidas a patear, golpear, empujar, arañar, destruir

objetos ajenos, agresión con objetos, pellizcarse, tirarse al suelo.

- Las conductas de agresión verbal que con mayor frecuencia manifiestan los

niños objeto de estudio, están referidas a: insultos, amenazas, frases hostiles,

rechazo, gritos y burlas.

- En la aplicación del programa de modificación conductual basado en la

Terapia de la TREC y condicionadores operantes como juguetes como

reforzador, dado que éstos fueron seleccionados por los niños. Demostrando que

este tipo de programas es aplicable en niños de Educación Básica que

manifiestan conductas agresivas, lográndose disminuir las frecuencias de las

conductas agresivas físicas y verbales presentes en estos niños.

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- Al comparar la frecuencia de las conductas agresivas antes y después de la

aplicación del Programa de Modificación Conductual, se pudo determinar que la

utilización de la Terapia de la TREC resulto efectivo para el incremento de

conductas prosociales, las cuales benefician la formación integral del alumno,

permitiéndole una mejor interacción social con los demás niños y adultos de su

entorno.

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6.- RECOMENDACIONES

En atención a los resultados obtenidos y las conclusiones establecidas, se

recomienda:

-Presentar los resultados obtenidos ante los directivos y docentes del Centro de

Estudios Masculino Espíritu Santo, a fin de que se sensibilicen en torno a la

importancia de atender de manera oportuna a los niños que manifiestan

conductas agresivas.

-Proponer un programa de actualización a los directivos y docentes sobre el

manejo de conductas agresivas.

-Capacitar al docente para el desarrollo de habilidades y destrezas que le

permitan facilitar las relaciones afectivas dentro del aula, al igual que organizar

experiencias de aprendizaje que propicien una atmósfera de respeto, confianza,

reconocimiento y aceptación, fortaleciendo además la autoestima del niño.

-Entrenar a los padres como generadores de conductas en sus hijos, en técnicas

y estrategias de modificación conductual, para obtener un buen estilo de crianza y

educación de los hijos.

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- Hanke, B; Huber, G y Mand, H (1999) El Niño Agresivo y Desatento.

Argentina: Rister.

- Hernández, R.; Fernández, C.; y Baptista, P. (2001) Metodología de la

Investigación

- Moles, J. (1991) Psicología Conductual.

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- Moles, J. (2000) Asesoramiento Clínico.

- Olweus, G. (2000) Maltrato Infantil. España: Gross.

- Pearce, J (2001) Peleas, Provocaciones: Como Ayudar a sus Hijos a

Controlar su Agresividad. Buenos Aires: Paidos.

- Pinkston, E., Reese, M. y Baer, D. (1973) Control de Agresividad en Niños

escolares. Traducción. México: Ediciones Prentice-Hall.

- Skinner, B.F. (1974) Aprendizaje y Comportamiento. Barcelona: Martínez

Roca.

- Storr, M. (2001) Control de Conductas Agresivas en Infantes. McGrawHill.

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- Villalobos, J. (2002) Experiencias con el Método de Modificación

Conductual en Niños escolares.

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- Woolfolk, A. (1999) Psicología Educativa. Tercera Edición. México: Editorial

Prentice Hall.

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MATRIZ DE DATOS PARA EL CÁLCULO DE LA CONFIABILIDAD

a = K 1 – Ʃ Si² α = 30 x (1-3,75)

K-1 Sx² 30-1 38,8

α = 1.03x (0,90)

α = 0,92

ITE

MS

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17

S

U

J

E

T

O

S

1 4 4 3 4 4 3 3 4 4 3 3 4 4 3 3 3 4

2 4 3 4 4 4 4 3 4 3 3 4 4 4 3 4 3 4

3 3 4 2 4 4 3 3 3 2 3 3 4 4 3 3 3 3

4 3 4 3 4 4 3 3 4 2 2 3 4 4 2 3 3 4

5 4 4 3 4 4 4 3 4 3 2 4 3 4 2 4 3 4

∑ 18 19 15 20 20 18 15 19 14 13 17 19 20 13 17 18 15

x 3.6 3.8 3.0 4.0 4.0 3.6 3 3.8 2.8 2.6 3.4 3.8 4.0 2.6 3.4 3.6 3.

Si² 0.24 0.16 0.40 0.0

0

0.0

0

0.2

4

0.0

0

0.1

6

0.5

6

0.2

4

0.2

4

0.1

6

0.0

0

0.24 0.24 0.24 0.00

ITEMS Ʃ

S

U

J

E

T

O

S

1 87 Ʃ = 415

2 88 X = 83

3 79 Si²=38.8

4 79

5 82

Ʃ

x

2.87 + 0.88

Si² 3,75

Criterios de Interpretación del Coeficiente de

Confiabilidad

Valores de Alfa Criterios

De -1 a 0

De 0.01 a 0.49

De 0.50 a 0.75

De 0.76 a 0.89

De 0.90 a 1.0

No es confiable

Baja confiabilidad

Moderada confiabilidad

Fuerte confiabilidad

Alta confiabilidad

Donde:

a = Coeficiente de Confiabilidad

K = Número de ítems.

Si = Varianza de las puntuaciones

Sx = Varianza de los puntajes totales

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CUESTIONARIO

Instrucciones: Lea cuidadosamente cada uno de los siguientes planteamientos y

respóndalos marcando con una “X” la respuesta que considere más viable según

su opinión. Recuerde ser objetivo al responder.

Nº PLANTEAMIENTO Siempre Frecuentemente Ocasionalmente Rara

vez

Nunca

A.

¿Cuáles de las

siguientes conductas

de agresión física Se

presentan entre los

niños?

1 Patear

2 Morder

3 Empujar

4 Arañar

5 Destruir objetos

ajenos

6 Agresión con un

objeto como lápiz o

colores u otros.

7 Pellizcar

8 Tirarse al suelo

9 Golpearse contra la

pared

10 Bofetear

11 Autoagresión

B.

¿Cuáles de las

siguientes

Conductas de

agresión verbal se

presentan entre los

niños?

12 Insultos

13 Amenazas

14 Frases hostiles

15 Rechazo

16 Gritos

17 Burlas

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HOJA DE OBSERVACIÓN

Instrucciones

Observador, mira detalladamente las conductas agresivas físicas y verbales que

mayormente manifiestan los niños diariamente. Marca con una “X” la frecuencia

con que se manifiestan las conductas, de acuerdo con la lista que se presenta.

Registro Individual

Identificación del Niño: _____________________________________________

Tipo de conducta

agresiva física

Algunas veces Siempre f %

Patear

Morder

Empujar

Arañar

Destruir objetos ajenos

Agresión con objeto

Pellizcarse

Tirarse al suelo

Bofetear

TOTAL

Tipo de conducta

agresiva verbal

Algunas veces Siempre f %

Insultos

Amenazas

Frases hostiles

Rechazo

Gritos

Burlas

TOTAL

Comentario:_______________________________________________________

_________________________________________________________________

_________________________________________________________________

Hora: ______________________

Fecha: _____________________