interpretación geográfica del paisaje cultural cafetero de colombia
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INTERPRETACIÓN GEOGRÁFICA DEL PAISAJE CULTURAL CAFETERO DE COLOMBIA, PCCC, SUJETO AL RIESGO DE
AMENAZA DEL VOLCÁN CERRO MACHÍN
César Augusto Velandia Silva
TESIS DOCTORAL
ENERO DE 2016
CÉSAR AUGUSTO VELANDIA SILVA
INTERPRETACIÓN GEOGRÁFICA DEL PAISAJE CULTURAL CAFETERO DE COLOMBIA, PCCC, SUJETO AL RIESGO DE AMENAZA DEL VOLCÁN CERRO
MACHÍN
UNIVERSIDAD DE ALICANTE
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INSTITUTO DE GEOGRAFÍA DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA HUMANA
INTERPRETACIÓN GEOGRÁFICA DEL PAISAJE CULTURAL CAFETERO DE COLOMBIA, PCCC, SUJETO AL RIESGO DE AMENAZA DEL VOLCÁN CERRO
MACHÍN
CÉSAR AUGUSTO VELANDIA SILVA
Tesis presentada para aspirar al grado de DOCTOR POR LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE
GEOGRAFÍA HUMANA Y ORDENACIÓN DEL TERRITORIO
Dirigida por: DR. JOSÉ ANTONIO SEGRELLES SERRANO
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 7
RESUMEN 11
PRIMERA PARTE: LA DECONSTRUCCIÓN DE UN PROBLEMA 17
CAPÍTULO 1. LA BASE METODOLÓGICA 19
1.1. El marco teórico-conceptual 21
1.2. Los problemas planteados 23
1.2.1. Definición del Problema y Preguntas de Investigación 24
1.2.2. Justificación. Dificultades y retos 25
1.3. Identificación de los objetivos 26
1.3.1. Objetivo general 26
1.3.2. Objetivos específicos 26
1.4. Las hipótesis: posibles respuestas a las preguntas de investigación 27
1.5. Fuentes documentales y bibliográficas 29
CAPÍTULO 2. LA CONSTRUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA DEL PAISAJE-
TERRITORIO 31
2.1. La conceptualización del paisaje 36
2.1.1. Representación y percepción del paisaje 38
2.1.2. Ecología del paisaje o Ecología Cultural? 39
2.1.3. Paisaje cultural, paisaje natural, paisaje productivo 41
2.2. El paisaje y la geografía del territorio 44
2.3. La arqueología del paisaje o la arqueología del espacio 55
4
2.4. Una reciente disciplina: la arqueogeografía 60
2.5. Conclusión: La territorialización de la transformación social cultural 64
SEGUNDA PARTE: EL ESTADO DEL ARTE DEL PCCC Y EL VOLCÁN
CERRO MACHÍN 65
CAPÍTULO 3. EL ÁREA DE ESTUDIO: EL PCCC Y EL VOLCÁN CERRO
MACHÍN 91
3.1. Antecedentes 94
3.2. Localización 106
3.3. Descripción del paisaje y estructura geográfica del PCCC 114
3.4. La amenaza del Volcán Cerro Machín 127
3.5. La gestión del riesgo del Volcán Cerro Machín y del PCCC 150
3.5.1. El Caso del Volcán Pinatubo, Filipinas 166
3.5.2. El Caso del Volcán Vesubio, Italia 180
3.5.3. El Caso del Volcán Fuego, Guatemala 192
3.5.4. El Caso del Volcán Nevado del Ruiz, Colombia 199
3.6. Las políticas y la legislación sobre el Paisaje Cultural Cafetero 230
CAPÍTULO 4. INVENTARIO DEL PAISAJE-TERRITORIO DEL ÁREA DE RIESGO DEL
VOLCÁN CERRO MACHÍN 249
4.1. Matriz física – ambiental 250
4.2. Matriz social – rural/urbana 252
4.3. Matriz simbólica – cultural 255
4.3.1. Lo tangible-material 258
4.3.2. Lo intangible-inmaterial 263
4.4. Matriz de la Amenaza – vulnerabilidad territorial 265
5
4.5. Modelo de elevación-superposición de las matrices y resultados 267
4.6. Simulación del evento volcánico del Cerro Machín en el PCCC 287
4.7. Conclusiones 287
TERCERA PARTE: LAS APORTACIONES A LA POLÍTICA DE MANEJO DEL PAISAJE
CULTURAL CAFETERO DE COLOMBIA 291
CAPÍTULO 5. EL REPLANTEAMIENTO DE LAS POLÍTICAS DE MANEJO DEL
PAISAJE CULTURAL CAFETERO ACORDE CON LA CAUSA-EFECTO DE LA
AMENAZA VOLCÁNICA 297
5.1. Política de Manejo del Ordenamiento Territorial y de Manejo Paisajístico- Espacial 299
5.2. Política de Manejo para la Apropiación del Patrimonio 303
5.3. Política de Manejo para la Gestión del Riesgo 307
5.4. Política de Manejo de la Variabilidad Climática y la Sostenibilidad Ambiental 315
CAPÍTULO 6. LOS RETOS DE LA RECONSTRUCCIÓN DEL PAISAJE CULTURAL
CAFETERO DE COLOMBIA Y SUS ESTRATEGIAS 319
6.1. Bases para una Política de Manejo para la Reconstrucción del Paisaje Cultural 320
6.2. La comprensión simbólica de la geografía del Paisaje Cultural
Cafetero 322
CONCLUSIONES (Y RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN) 325
BIBLIOGRAFÍA 329
ÍNDICE DE TABLAS 350
ÍNDICE DE FIGURAS 351
ÍNDICE DE MAPAS 355
6
Agradecimientos
En primer lugar, el Doctorado cursado en los años 1993 a 1996, originalmente en
Barcelona, debo agradecerlo a la Embajada de España en Colombia y a la Agencia
Española de Cooperación Internacional, AECID, pues favorecido por una beca de
estudios pude cursar los créditos y terminar el Doctorado. De esta época debo agradecer
a los profesores Rosa Barba (1948-2000), Joan Busquets, Antonio Font, Joaquim Sabaté,
y Manuel Torres i Capell, pero muy especialmente con el cariño y la admiración a un
gran profesor: Manuel Ribas i Piera (1925-2013).
La discusión sobre un tema de investigación divagó por la discusión sobre la
modernidad de la urbanística y terminó, -espero con algunas certidumbres-, en la
geografía. Algunas conversaciones trascendieron en el tiempo, por lo que agradezco a
los arquitectos Ricardo Daza, Orlando Martínez y Juan Pablo Quintero, compañeros de
la ETSAB.
A veinte años de distancia de esa experiencia, tuve la fortuna de trasladar mi
expediente y contar con el apoyo de la Universidad de Alicante. Por esto debo agradecer
a la Escuela de Doctorado, al Departamento de Geografía, a la profesora visitante Sonia
Uribe y especialmente al profesor José Antonio Segrelles, Director de esta tesis, quien me
animó a culminar el viaje.
Agradezco la ayuda especializada del ingeniero geodesta Luis Manuel Reales, quien
me ayudó con los mapas y el modelo de elevación digital, y al arquitecto Javier Garay,
quien desde México realizó un modelo de animación tridimensional.
Por último, escribo esto con una inmensa gratitud a mi familia, a mi madre
Elizabeth, a mis hijos Juliana y Santiago, a Paula por su apoyo incondicional, y a mi
padre, César Augusto II, Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de La Plata,
Argentina, por sus revisiones, sus recomendaciones, por su rigor y experiencia como
investigador, docente y director de tesis, pero sobre todo, por haberme inculcado, desde
niño, el amor por la geografía.
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INTRODUCCIÓN
La Tesis Doctoral titulada: “Interpretación Geográfica del Paisaje Cultural Cafetero
de Colombia, PCCC, sujeto al Riesgo de Amenaza del Volcán Cerro Machín”, tiene como
fin sustentar el Doctorado de Geografía Humana y Ordenación del Territorio, del
Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Alicante.
La Tesis versa sobre el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia y las consideraciones
que son susceptibles de ser establecidas a partir de una interpretación geográfica,
toda vez que el área de estudio localizada en el departamento del Quindío, Colombia,
está afectada por la amenaza de una posible erupción del Volcán Cerro Machín, VCM,
ubicado en la Cordillera Central de los Andes, situación no considerada en la
formulación del expediente presentado ante Unesco, para ser inscrito en la Lista de
patrimonio mundial.
Las motivaciones para la selección de este tema y estimación de su pertinencia,
tienen origen en la importancia que ha cobrado el Paisaje Cultural Cafetero de
Colombia como único Paisaje Cultural de Sudamérica, y tal vez uno de los más
extensos del mundo. Solo existen dos paisajes culturales inscritos en la Lista de
patrimonio mundial en América: el PCCC y el Paisaje Agavero y de las Antiguas
Instalaciones Industriales del Tequila en México. Esta continua reflexión tiene lugar a
partir de la experiencia adquirida en el programa de gestión y coordinación del PCCC,
a mi cargo en el Ministerio de Cultura de Colombia, entidad a la que estoy vinculado
desde el año 2012.
Y es precisamente en esa experiencia diaria, en la que se han tenido que resolver
los aspectos técnicos del Paisaje en materia de la georreferenciación de la
delimitación, la formulación de los inventarios del patrimonio, la publicación de una
guía de lineamientos para la inclusión del PCCC en los planes de ordenamiento
territorial, la difusión y el dictamen de las intervenciones de los proyectos de
infraestructura y minería y sus repercusiones en los valores patrimoniales y
arqueológicos. Sin embargo, y a pesar de esto, he encontrado una incomprensión del
paisaje como hecho cultural-geográfico en las distintas instancias sociales en la
región, así como en los sectores técnico y académico. Asimismo, he evidenciado la
ausencia de una reflexión sobre el riesgo de amenaza volcánica, que se encuentra ya
estudiada y demostrada científicamente por el Servicio Geológico Colombiano.
Por el contrario, la amenaza volcánica se ha tratado en la región y en Colombia
como un asunto vedado, y no se registra una implicación territorial y sociocultural de
forma integral con el PCCC; si bien existe un Plan Nacional de Gestión del Riesgo, se
puede demostrar una total desconexión con las políticas de ordenamiento territorial
y de los procesos de apropiación social-patrimonial a nivel amplio y extenso. Es por
8
esto, que dada la alta probabilidad del evento volcánico, definida por los estudios
científicos, y por lo tanto la factible pérdida del Paisaje Cultural, el proyecto pretende
en términos específicos, proponer un conjunto de políticas de manejo del sitio
patrimonial en materia de planeación del ordenamiento territorial y de las
implicaciones productivas, la apropiación del patrimonio, la gestión del riesgo, la
variabilidad climática por efectos del cambio climático global –que ya afecta al PCCC-,
y los procesos de la posible reconstrucción del paisaje.
Desde el punto de vista más general, el proyecto tiene como alcance el desarrollo
de una comprensión del paisaje cultural y la amenaza volcánica a la que se encuentra
expuesto, apoyada en la reflexión del paisaje-territorio geográfico, la geografía
cultural y la experiencia de una arqueología del paisaje.
La Tesis se estructura en tres secciones: la Primera Parte, titulada “La
Deconstrucción de un Problema”, acota la reflexión epistemológica que requiere de
un proceso de deconstrucción de la realidad –en la que se localiza el tema de interés
de la investigación- para recomponerla a manera de interpretación, que oriente y
estructure los posibles hallazgos. Asimismo, esta reflexión contribuye al
abordamiento del tema, los subtemas, la pertinencia y el potencial como posible
aportación al interés académico, con la finalidad de consolidar el marco teórico
fundamental.
La Primera Parte se despliega en el Capítulo 1: La Base Metodológica, sobre la cual
se emplaza el conjunto de referencias y soportes que estructuran la reflexión de los
métodos a utilizar para sustentar la dimensión científica -y la empírica en su caso-
sobre los aspectos intrínsecos de la metodología a desarrollar en la investigación.
Entre éstos se plantea una referencia inicial del marco teórico-conceptual, la
definición del problema y de las Preguntas de investigación. Asimismo, la justificación
de la investigación, sus retos y dificultades. Adicionalmente, se identifican los
objetivos, las hipótesis o posibles respuestas a las preguntas de investigación
propuestas y las fuentes documentales y bibliográficas. Y en el Capítulo 2: La
Construcción Epistemológica del Paisaje-Territorio, que tiene como objeto la
delimitación del terreno o espacio del conocimiento en el que se propone localizar el
concepto del paisaje, sobre el que se desplazará la investigación, y sobre el cual se
desempeña la construcción del conocimiento del paisaje a través de la geografía
cultural y las aportaciones recientes por parte de la arqueología del paisaje y la
arqueogeografía.
La Segunda Parte denominada “El Estado del Arte del PCCC y el Volcán Cerro
Machín”, pretende exponer el estado de las condiciones actuales de estudio del PCCC
y de la gestión del riesgo del Volcán Cerro Machín en Colombia, sus características
físicas formales, los problemas a los que se enfrenta y las amenazas inminentes, así
9
como las acciones que se han emprendido desde las políticas públicas. El estado del
arte contempla la investigación de un acercamiento a aspectos vulcanológicos
relacionados con el conocimiento de cómo funciona y a qué responde un fenómeno
volcánico.
De esta forma, el Capítulo 3: El Área de Estudio: El PCCC y el Volcán Cerro Machín,
contiene los antecedentes, las dimensiones locacionales y la descripción de la
estructura geográfica del Paisaje Cultural Cafetero, así como su relación con la
amenaza del Volcán Cerro Machín. En este mismo capítulo se explica la situación que
presenta la gestión del riesgo de la amenaza del Volcán y la preocupación por la
necesidad de acercar la dificultad de la contrastabilidad de los hechos factibles con la
documentación de eventos volcánicos similares al VCM. Asimismo, se identifican las
políticas y el marco legislativo con que cuenta el PCCC. Y el Capítulo 4: Inventario del
Paisaje- Territorio del Área de Riesgo del Volcán Cerro Machín identifica las capas
que componen el PCCC, de acuerdo con las matrices -física, social, cultural-, entre
otras que lo componen.
Por último, la Tercera Parte, titulada “Las Aportaciones a la Política de Manejo del
PCCC”, se concluye, en la resolución de las preguntas de investigación previamente
formuladas y posiblemente, encontrar el mapa del nuevo paisaje cultural cafetero. En
ésta se desarrolla el Capítulo 5: El Replanteamiento de las Políticas de Manejo del
Paisaje Cultural Cafetero acorde con la causa-efecto de la Amenaza Volcánica, en la
medida de los ajustes pertinentes al manejo del ordenamiento territorial y del
espacio, a la apropiación del patrimonio, la gestión del riesgo y la variabilidad
climática y la sostenibilidad ambiental.
Finalmente, el Capítulo 6: Los Retos de la Reconstrucción del Paisaje Cultural
Cafetero de Colombia y sus Estrategias, concluye en las bases para una política de
manejo para la reconstrucción del paisaje cultural y los hallazgos para la comprensión
simbólica-cultural de la geografía del Paisaje Cultural Cafetero.
10
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RESUMEN
La propuesta metodológica de la Tesis consiste en el desarrollo de una
‘construcción epistemológica del paisaje-territorio’, es decir, el armado de un
conjunto de elementos de interés de la investigación, que implican al paisaje cultural,
alrededor de los cuales se conforma una reflexión interpretativa. Para esto, se parte
de un marco conceptual, en el cual el paisaje se delimita como un producto
espacio-temporal y como un producto social, pues es resultado del trabajo
colectivo en el que la manifestación cultural–histórica en el paisaje natural
configura el paisaje cultural. Lo anterior como resultado de la transformación de
la naturaleza por el hombre. Sobre esta base se propone un enfoque
interpretativo para la comprensión del paisaje cultural como espacio geográfico /
paisaje-territorio.
Por lo tanto, la definición del problema de investigación está relacionado
directamente con: a) el enfoque geográfico: la connotación geográfica del paisaje, que
debe reconocer la dimensión interdisciplinar y el renacimiento de ciencias
‘territoriales’, así como su relación con la geografía cultural, el desarrollo del concepto
paisaje-territorio y su relación fundamental con desarrollos científicos recientes
como la arqueología del paisaje y la arqueogeografía. b) el enfoque cultural: la
conceptualización del paisaje cultural en relación al establecimiento del ‘concepto
Unesco’, los criterios de la inscripción en la Lista de patrimonio mundial y las
implicaciones con los procesos de apropiación colectiva del patrimonio. Y c) el
enfoque social de la gestión de la amenaza y riesgo, relacionado con el ordenamiento
territorial por la presencia de la contingencia del Volcán Cerro Machín, en tanto existe
un desconocimiento social del fenómeno, y una aparente veda del tema debido a una
inadecuada difusión y concertación gobierno-sociedad sobre el riesgo de amenaza.
Ante la incontrastabilidad de una hipótesis científica de los efectos e implicaciones
del evento volcánico sobre el paisaje cultural, se define una serie de ‘preguntas de
investigación’ que pretenden resolver respuestas localizadas en el ámbito de la
necesidad de políticas pertinentes al manejo del sitio patrimonial en materia de:
estrategias para la planeación del ordenamiento territorial municipal-departamental,
la apropiación del patrimonio, la gestión del riesgo, la variabilidad climática por
efectos del cambio climático global y los procesos de reconstrucción del paisaje por
parte del Estado y sus habitantes.
La Tesis permite plantear la realidad del paisaje cultural cafetero y su
reconocimiento de nueva condición como problema de investigación, y justifica la
elaboración de una metodología en términos de complementariedad e integralidad,
que competen a la discusión de la naturaleza y cultura, explicados a través de una
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visión integral geográfica del paisaje cultural, apoyado en las innovaciones
provenientes de disciplinas tales como la arqueología del paisaje y la
arqueogeografía.
Lo anterior supone un conocimiento del estado actual del PCCC y del riesgo
volcánico específico que se cierne sobre este territorio. Para tal fin, se deduce que
para comprender la naturaleza del Volcán Cerro Machín, se requiere conocer los
casos representativos en los que el espacio-territorio patrimonial o simbólico, está
relacionado con una amenaza de riesgo de estratovolcanes similares. Entre ellos los
documentados de la erupción del Monte Saint Helens de 1980, el Volcán Nevado del
Ruiz en 1985 que afectó algunas áreas del PCCC y el Volcán Pinatubo en Filipinas de
1991, entre otros.
Este conocimiento se aplica al área de estudio del PCCC y el Volcán Cerro Machín,
sus implicaciones dentro de una ‘ecorregión’, las dimensiones locacionales y la
descripción de la estructura geográfica del Paisaje Cultural Cafetero, así como su
relación con la amenaza del Volcán Cerro Machín.
Posteriormente, con la finalidad de visualizar los elementos constituyentes del
paisaje cultural desde la perspectiva trazada, se elabora un inventario del Paisaje-
Territorio que identifica las capas que componen el PCCC, de acuerdo con las matrices
-física, social, cultural-, entre otras que lo componen. Con base en esto, se propone
una interpretación del paisaje-territorio cultural afectado por la amenaza del VCM,
desde una aproximación formal, basada en el modelo digital de elevación del área de
estudio y la superposición de las matrices desarrolladas.
Las conclusiones se sustentan en el replanteamiento de las políticas de manejo del
PCCC y la generación de estrategias acordes a la amenaza volcánica, en la medida de
los ajustes pertinentes al manejo del ordenamiento territorial y del espacio, dado que
se identifican incoherencias entre las competencias de las áreas responsables (de
ordenamiento, agricultura y ambiente); a la apropiación del patrimonio, puesto que
existe un desconocimiento del valor patrimonial del paisaje cultural que contrasta
con la negación del problema por parte de las autoridades gubernamentales1; en el
marco de la gestión del riesgo que a pesar de los avances y del aprendizaje de las
experiencias dolorosas aún no termina de construir una educación amplia e integral
del riesgo a todos los niveles (local, regional y nacional); y la variabilidad climática y
la sostenibilidad ambiental, cuyos efectos pueden convertir el evento eruptivo del
Volcán Cerro Machín en un suceso planetario.
1 Que se niegan a hacer inversiones en obras de mitigación de los efectos volcánicos argumentando la
incertidumbre de los estudios científicos sobre la alta probabilidad de una erupción volcánica.
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Con estos resultados, se proponen los retos a los que se enfrenta el proceso de la
reconstrucción del PCCC, es decir, la identificación de las bases para una política de
manejo para la reconstrucción del paisaje cultural, sustentada a partir de la
relevancia fundamental del valor simbólico-cultural de la geografía del Paisaje
Cultural Cafetero de Colombia.
14
15
Para la lectura de esta tesis, me gustaría narrar una analogía que fue recurrente en
mi reflexión en torno al desarrollo de la misma y tiene que ver con la dimensión de la
investigación y el entendimiento de su proceso:
Primero, con objeto de definir el problema de investigación, éste lo visualizaba como un gran lago,
digamos como el Lago Titicaca: ubicado a una gran altitud en medio de la cordillera de Los Andes, en
Sudamérica, y al cual no es fácil llegar desde cualquier lugar y en el que se requiere cierta adaptación
para poder respirar normalmente. Mi instinto geográfico me dice que el Lago Titicaca es una porción de
agua gigantesca de riberas difusas, amplias, de aguas oscuras, cubiertas de un cáñamo excepcional cuya
fibra natural es utilizada por los indígenas para construir sus viviendas, sus barcas y con la que rellenan
el lago para apropiarse de él.
Segundo, frente al Lago, me visualizaba como investigador, como aquel cuya labor requiere definir y
vaciar este lago para comprenderlo. Entonces me veía como un personaje que para comprender el
problema y desarrollarlo iniciaba vaciando el Lago Titicaca con una taza.
Tiempo después entendí que ya no me visualizaba vaciando el Lago, sino que estaba vaciando una
piscina olímpica. Ese pensamiento me reconfortó enormemente. Pues la piscina estaba definida en su
forma cuadrangular y tridimensional, y seguía siendo grande, pero no inconmensurable. Podía ver su
ancho y su fondo. Sin embargo, en ese momento, debía esforzarme por cambiar la taza por una cubeta
para continuar vaciándola más eficientemente. He allí el reconocimiento y la necesidad de la constancia
del trabajo, de la lectura metódica y del ordenamiento de las conclusiones para dar cuenta de algunos
hallazgos.
Otro tiempo después, necesité hacerme de todas las herramientas posibles para desahogar ese
problema: inicialmente taza, luego cubeta, éstas debían transformarse en una llave maestra que
desagüara la piscina. Creo que esa llave, perteneciente a un intrincado sistema de evacuación y de sifones
localizado en los puntos indicados para vaciar adecuadamente un volumen definido de agua, es la
metodología.
Bogotá, Colombia, en alguna madrugada de 2015.
16
17
PRIMERA PARTE: LA DECONSTRUCCIÓN DE UN PROBLEMA
Se requiere de un problema para investigarlo, y éste no deambula por la calle
esperando a un científico que lo estudie. Un problema hay que plantearlo en el
contexto de la realidad en el que ocurre o se sitúa. A pesar de esta condición, la
realidad, a pesar del problema, es objeto de una interpretación, no sólo disciplinar,
sino mental, por cada una de las conformaciones -deformaciones- subjetivas del
investigador, que pretende, para estudiar un problema, incluso en el ejercicio de
delimitarlo, ‘acomodar’ o ‘construir’, incluso sin darse cuenta, una realidad como
contexto del problema y no al revés. El investigador debe situarse en el conocimiento
de la realidad, es decir, acomodar su conformación mental (su episteme) a la realidad
para comprender su problema o problemas inherentes. Por lo tanto, una reflexión
epistemológica y del conocimiento como experiencia propositiva requiere de un
proceso de deconstrucción de la realidad –en este caso, representada por el ‘paisaje
cultural’, ámbito de interés de la investigación- con objeto de recomponerla en forma
de interpretación que oriente los posibles hallazgos. A este proceso se le llama
‘deconstrucción’:
El concepto de deconstrucción requiere una cierta cautela. Con él nos referimos a dos cosas
distintas a la vez. Por un lado a una práctica analítica que accede al sentido de una determinada
construcción social no reconstruyéndolo, sino destruyéndola; de-construir es extraer los niveles
que constituyen una realidad para descubrir su morfología y configuración interna; en la
deconstrucción el sentido se genera por sustracción (es lo que queda, si es que queda algo); en la
reconstrucción por adición (es lo que se pone). Por otro, en el sentido que Derrida (1989) otorga al
término, la deconstrucción es una práctica interpretativa que desenmascara las relaciones entre
los conceptos fundamentales de la racionalidad moderna y evidencia de qué modo en nuestro
saber se reconstruye siempre el mismo modelo de subjetividad (o logocentrismo). (Criado-Boado,
1999:12).
Pero, por qué deconstruir? Sucede que gran parte de la discusión estética sobre la
percepción del hombre sobre la realidad y la naturaleza, y por ende el arte, requirió
más de cuarenta años de discusión, y que en los años ochenta se trató de convertir en
un caballo de batalla de la crítica post-estructural. De esta aparente vanguardia se
puede rescatar la idea de recomponer una descontaminación para la interpretación
geográfica del paisaje cultural, en contra, por ejemplo, de las recreaciones a partir de
códigos creados por la ecología del paisaje, tales como representaciones cosificadas o
formales aparentemente objetivas (por mencionar algunos: matrices, parches,
corredores, bordes entre unos, o tipologías de paisajes centrípetos, centrífugos e
implícitos, entre otros, (Gómez, 2010:216), que a mí como investigador no me dicen
nada.
Ante esto, vale la pena descomponer las partes del problema, deconstruirlas,
desterritorializarlas y reterritorializarlas para generar una propuesta de
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entendimiento e interpretación que parte de una construcción de conocimiento, una
consecuencia de un proceso cognoscitivo. (Schaff, 1974)
La desterritorialización debe ser considerada como una fuerza perfectamente positiva. Que posee
sus grados y umbrales (epistratos), y que siempre es relativa, que tiene un reverso, que tiene una
complementaridad en la reterritorialización. Un organismo desterritorializado respecto al exterior
se reterritorializa necesariamente en sus medios interiores. (Deleuze y Guattari, 1988:60).
Una búsqueda para enriquecer el pensamiento geográfico y la reflexión sobre el
territorio puede aplicarse al paisaje:
La desterritorialización implica, además, la desarticulación del referente clave de las culturas: el
territorio, espacio común donde se materializan las prácticas, que marcan las fronteras entre
‘nosotros’ y los ‘otros’ (los de ‘adentro’ y los de ‘afuera’). Esto rompe con dos principios que han
servido tradicionalmente para comprender las culturas: el de centralidad y el de oposición entre
interno/externo; ya que por un lado deslocaliza y dispersa el centro o foco cultural, y por el otro,
hace permeables las fronteras que distinguen un adentro de un afuera. (Herner, 2009:170)
Implicado en el proceso de desterritorialización hay un proceso de re-
territorialización, de recuperación y resignificación del territorio como espacio vital
desde el punto de vista político y cultural. Estos conceptos han sido desarrollados
profundamente en la propuesta filosófica de ‘Mil Mesetas: Capitalismo y
Esquizofrenia’, (Deleuze y Guattari, 1988) en la que estos procesos se modelan como
figuras territoriales bajo ataques estratégicos (conceptos muy elaborados) tales como
‘el pliegue’, ‘el mapa’, ‘lo liso y lo estriado’, ‘el patchwork’, ‘el rizoma’, entre otros.
Plantear una deconstrucción del paisaje supone al mismo tiempo descomponer el espacio social
prehistórico para estudiarlo, y evitar que el estudio reproduzca los rasgos del horizonte de
racionalidad del estudio(so). (Criado-Boado, 1999:12).
19
CAPÍTULO 1. LA BASE METODOLÓGICA
A efectos preliminares para el desarrollo de la investigación, se denomina ‘base
metodológica’ al conjunto de referencias y soportes que estructuran la reflexión del
método y los métodos a utilizar y para sustentar la dimensión científica -y la empírica
en su caso- sobre los aspectos intrínsecos de la metodología a utilizar en la
investigación.
Definir esta base como fundamento metodológico puede resultar beneficioso en
tres aspectos:
El primero, tanto para el investigador como ‘armador’ y ‘productor’ de una
estructura un conocimiento sobre un tema determinado;
El segundo, para el resultado de la investigación, pues dota al trabajo de un valor y
sustento como aportación al ámbito de la discusión disciplinar en el campo de
investigación en general;
Y en tercer lugar, se determinan las reglas de juego en las que está planteada la
investigación y el ‘a qué atenerse’ del reducido grupo de lectores, evaluadores y
especialistas interesados en la investigación y los resultados de la misma.
Los dos últimos beneficios son conocidos, obviamente, para quienes seguramente
han obtenido una buena calificación en el proceso y la defensa de su tesis doctoral.
Pero para lograrlo, en este capítulo inicial, propongo que su utilidad más esencial, y
sin la cual no se podría lograr los dos últimos beneficios mencionados, es que, para
que el investigador se convierta en ‘armador-productor’ comprometido con la
construcción del conocimiento, debe librar primero una batalla muy intensa consigo
mismo. Y opino que éste es el reto más fuerte tanto para iniciar, sostener y llevar a
término la investigación de una forma consecuente.
Y una de las batallas a librar es frente a los métodos, pues se debe conocer el
terreno que domina la investigación científica y el tema de investigación, para
entenderlos y adaptarse como investigador ante un código construido y su reflexión
como proceso, y que se relaciona, necesariamente con el método científico. Al
respecto, Mario Bunge explica lo siguiente: “El método científico es un rasgo
característico de la ciencia, tanto de la pura como de la aplicada: donde no hay
método científico no hay ciencia. Pero no es infalible ni autosuficiente. […] El método
científico es la estrategia de la investigación científica” (Bunge, 1976:29)
En principio, pues, el objeto o tema no es lo que distingue a la ciencia de la no-ciencia, aunque
algunos problemas determinados –por ejemplo, de la estructura de la materia- difícilmente puedan
formularse fuera de un contexto científico. Si la sustancia (objeto) no puede ser lo distintivo de
toda ciencia, entonces tienen que serlo en la ‘forma’ (el procedimiento) y el objetivo: la
peculiaridad de la ciencia tiene que consistir en el modo como opera para alcanzar algún objetivo
determinado, o sea, en el método científico y en la finalidad para la cual se aplica dicho método
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(prevención: ‘método científico’ no debe construirse como nombre de un conjunto de instrucciones
mecánicas e infalibles que capacitaran al científico para prescindir de la imaginación, no debe
interpretarse tampoco como una técnica especial para el manejo de problemas de cierto tipo). El
enfoque científico, pues, está constituido por el método científico y por el objetivo de la ciencia.”
(Bunge, 1976:22)
Por su parte Ciro Cardoso establece que el método científico “constituye una
estrategia global compartida generalmente por las ciencias particulares”. Debe
entenderse como “polisémico (esto es, tiene diversos significados) […] designa
operaciones muy generales, comunes a todas las ciencias –deducción e inducción,
análisis y síntesis, planteamiento de hipótesis y su comprobación, axiomatización,
etc.-” (Cardoso, 1981:47)
De lo anterior aplicaría a la investigación un método hipotético-deductivo, este es
un “procedimiento que consiste en establecer hipótesis y explicitar sus consecuencias
lógicas” (Bunge, 1976:31). Esto es, metodológicamente hablando, que el método
supone la explicación de la realidad confrontada para su comprobación, sin
desconocer que deben realizarse valoraciones cualitativo-cuantitativas y la aplicación
de procesos analítico-sintéticos. Por lo que en el método como proceso, el ‘análisis’ y
la ‘síntesis’, así como los procesamientos reconocidos como ‘inducción’ y ‘deducción’
están implícitos en el proceso metodológico. Por tanto, el análisis es inductivo y la
síntesis es deductiva.
Ahora bien, una referencia metodológica a tener en cuenta, en particular por el
objeto de investigación –el paisaje cultural- por razones que se explicarán más
adelante, se puede considerar como una aportación que pretendo utilizar como
herramienta proveniente de la ‘arqueología procesual’. Se ha traducido el término
‘procesual’ del inglés processual archaeology, acorde con las fuentes bibliográficas en
español disponibles sobre esta rama del conocimiento, con la que se denominó a una
escuela de la arqueología originada en los años ochenta, a raíz de la crisis disciplinar
de la antropología. Se denomina procesual la referencia metodológica desarrollada
por la citada disciplina, a la aplicación del método científico hipotético-deductivo, con
objeto de la reconstrucción de los procesos culturales del ser humano. Esta
contribución se debe a los arqueólogos ‘procesuales’, quienes sostienen que “toda
investigación arqueológica debe partir de una idea previa que dirija toda la
investigación”; en donde el proceso validatorio de hipótesis se sustituye con métodos
deductivos y de contraste mediante comparaciones con los grupos sociales del ámbito
(histórico) de estudio, dirigidos al establecimiento de analogías comparativas. Lo que
conlleva un reto metodológico, pues “la explicación de la realidad confrontada para su
comprobación” y “explicitar sus consecuencias lógicas” de las hipótesis establecidas,
como se menciona anteriormente, requiere de un repensamiento de los procesos
culturales.
21
La realidad, como práctica social fruto del trabajo colectivo, supone una relación
dialéctica entre el sujeto-objeto, el proceso-estructura, el hombre-naturaleza:
material de trabajo del materialismo dialéctico o del marxismo analítico. Con base en
la conceptualización del paisaje como resultado de una dialéctica materialista en el
territorio, que veremos más adelante como deconstrucción epistemológica, para
poder explicar la realidad expuesta del paisaje cultural (natural / geográfico) como
proceso preliminar, se observa pertinente la contribución de la interpretación
procesual, con objeto de:
a. Plantear una postura crítica ante el método;
b. Traer al campo de la geografía una reflexión interdisciplinar;
c. Anticipar cualquier duda como investigador, dado que es posible que en el
afán científico del cumplimiento de ‘la receta del método’ se corra el riesgo de
caer en el mecanicismo, común en el desarrollo de la investigación científica.
A partir de la crisis de las tesis estructuralistas, en las cuales, el mundo de las
cosas que nos rodean, es decir, la naturaleza, se reconoce como resultado de un
proceso histórico-productivo que aparece ante la mirada del ‘armador’, bajo este
modo de producción, que para ser comprendido, sólo es posible mediante una
representación. La dialéctica ‘realidad-interpretación’ plantea un proceso de
conocimiento para trasladar el mundo de las cosas de la realidad a la interpretación-
representación, es decir, del ‘mundo de las cosas’ al ‘mundo de las representaciones’.
Esta reflexión estructuralista contempla la disección como recurso para este proceso
o ‘traslado’. Lo que constituye una dialéctica constante entre ‘problema-investigador’,
por lo que siempre me ha parecido válida la reflexión de Claude Lévi- Strauss (1973)
cuando, retando al investigador a convertirse en un ‘bricoleur’, para poder
comprender y diseccionar una manifestación o mito de una cultura anterior, “primero
debe poner su propia cabeza en la mesa de disecciones” (Velandia, 2002:1).
1.1. El marco teórico-conceptual
La reflexión crítica sobre los métodos, es decir, la pregunta por la metodología,
conlleva de forma necesaria, las siguientes preguntas: ¿Qué investigar? y ¿Para qué
investigar?
Asimismo, el autocuestionamiento ¿Qué voy a investigar? y ¿Para qué voy a
hacerlo? requiere redondear los aspectos que implica el ámbito de la investigación.
Por tanto, el investigador previamente debe tener en cuenta los factores relacionados
con el ámbito de interés del tema de investigación. Si mi interés es el fenómeno o
fenómenos alrededor del ‘paisaje’, delimitado -aparentemente- como ‘paisaje
cultural’, que es el tema que ‘conozco’, como indicios adquiridos según la experiencia
22
reciente por un involucramiento profesional previo, debo prever que requiero una
definición de consideraciones genéricas que permitan acotar y advertir el terreno de
la investigación de mi interés en el que deseo moverme.
Desde esta perspectiva, las consideraciones de la reflexión conceptual alrededor
de las cuales se relacionan los intereses del desempeño de la investigación, implican
el ámbito del paisaje con los sub-ámbitos espaciales, sociales, estéticos y culturales.
Por lo tanto, el paisaje es un producto ESPACIO-TEMPORAL que se desplaza en el
factor tiempo y en el factor espacio. El paisaje y el espacio están relacionados:
reflexionar sobre el paisaje convoca el factor o concepto de espacio. (Bachelard,
1965:70)
Asimismo, el paisaje es SOCIAL, pues es un producto del trabajo colectivo. La
manifestación cultural – histórica en el paisaje natural representa el paisaje
CULTURAL, resultado de la transformación de la naturaleza por el hombre, (lo que
supone una discusión entre naturaleza y cultura) pero en que pueden encontrarse
interpretaciones que contribuyen a un entendimiento profundo en su comprensión
como ESPACIO GEOGRÁFICO / PAISAJE-TERRITORIO.
Adicionalmente, el paisaje es el resultado de un proceso de percepción objetivo-
subjetiva. Por tanto plantea una reflexión ESTÉTICA. La aproximación a la realidad
del paisaje distinta al observador externo –quien intenta una interpretación ajena a la
realidad a partir de códigos externos- es distinta como representación estética
colectiva.
Figura 1. Sub-ámbitos espaciales del paisaje
Fuente: Elaboración del autor.
ESPACIO-
TEMPORAL
SOCIAL
GEOGRÁFICO
(PRODUCTIVO)
CULTURAL
(NATURAL-
HISTÓRICO)
ESTÉTICO
(REPRESENTACIÓN COLECTIVA)
PAISAJE
23
1.2. Los problemas planteados
En el marco teórico-conceptual de la investigación, y como complejo inicio, el
planteamiento del problema o problemas se relaciona con un objeto:
Identificar la connotación geográfica del paisaje cultural y las implicaciones que
esto representa para dar respuestas y alternativas para su manejo actual y futuro
específicamente relacionado con el riesgo de amenaza volcánica existente en una
zona del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, PCCC, (inscrito en la Lista de
patrimonio mundial de Unesco) ubicada en el Departamento del Quindío, Colombia.
Bajo este direccionamiento, la delimitación del problema está relacionada con los
siguientes enfoques:
a. El enfoque geográfico: la connotación geográfica del paisaje, que debe
reconocer la dimensión interdisciplinar y el renacimiento de ciencias
‘territoriales’, así como su relación con la geografía cultural, el desarrollo del
concepto paisaje-territorio y su relación fundamental con desarrollos
científicos recientes como la arqueología del paisaje y la arqueogeografía.
b. El enfoque cultural: la conceptualización del paisaje cultural en relación al
establecimiento del ‘concepto Unesco’ y los criterios para la inscripción en la
Lista de patrimonio mundial y las implicaciones con los procesos de
apropiación colectiva del patrimonio.
c. El enfoque social de la gestión de la amenaza y riesgo: en relación con el
ordenamiento territorial por la presencia de la probable contingencia del
Volcán Cerro Machín, en tanto existe un desconocimiento social del fenómeno,
y una aparente veda del tema debido a una inadecuada difusión y concertación
gobierno-sociedad sobre el riesgo de amenaza. Esto representa la necesidad de
la definición de competencias y la generación de medios masivos para la
atención y la participación ciudadana.
Los anteriores enfoques consideran a priori las perspectivas desde las cuales se
puede visualizar la situación compleja del paisaje cultural, representada bajo la
denominación de ‘Paisaje Cultural Cafetero de Colombia’. A partir de la premisa de
que este paisaje, tal como se delimite y se defina en la investigación (en toda su
dimensión geográfica cultural), se observa pertinente y se relaciona con el riesgo de
amenaza inminente: la contingencia, en un periodo cíclico de 900 años, del inicio de
un nuevo periodo de actividades volcánicas del Volcán Cerro Machín, en la Cordillera
Central de los Andes colombianos.
24
1.2.1. Definición del Problema y Preguntas de Investigación
En consecuencia con lo anterior, la definición previa de ámbitos de interés entre
los cuales gravitan los posibles problemas, o dicho de otra forma, los espacios en los
cuales se relacionan y tienen en común en el ‘estado del arte’ de las cosas (que nos
rodean representadas en el paisaje cultural) y las realidades aparentes relacionadas
con la discusión sobre el paisaje-territorio / paisaje cultural y la gestión del riesgo
volcánico, el problema a investigar persigue lo siguiente:
La interpretación del paisaje como fenómeno espacio territorial - geográfico en la
zona del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia afectada (en el departamento del
Quindío) por la amenaza del Volcán Cerro Machín, ubicado en la Cordillera Central de
los Andes en Colombia, con objeto de lograr una definición de acciones de manejo
como respuesta a una condición no considerada como determinante en su definición,
pero que necesariamente requiere respuestas (estrategias y lineamientos) por parte
de la política general de manejo del sitio patrimonial, en materia de: la planeación del
ordenamiento territorial municipal-departamental, la apropiación del patrimonio, la
gestión del riesgo, la variabilidad climática por efectos del cambio climático global y
los procesos de reconstrucción del paisaje por sus habitantes.
Para emprender una posible resolución a la problemática descrita, se plantean las
siguientes preguntas de investigación:
1. Si existe un reconocimiento del paisaje como cultural y como implicación
geográfica ¿Es el paisaje-territorio/paisaje cultural una construcción? Es una
representación? Y si se reconoce así, como patrimonio de la humanidad, es esta
una pretensión colectiva inasible? ¿Cómo se apropia? ¿Qué relación tiene la
percepción con los procesos de apropiación individual-colectiva? ¿Cómo y
cuándo se convierte en patrimonio?
2. Ante el reconocimiento del paisaje como cultural, por parte de Unesco ¿Es
posible la conceptualización - interpretación geográfica y de la arqueología del
paisaje en el establecimiento - paisaje cultural de Unesco? Y por tanto, de
acuerdo con la relación ‘naturaleza y cultura’ ¿Qué es lo que hay de cultura en
el enunciado ‘paisaje cultural’ y en qué términos?
3. Dado que para la definición del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, inscrito
en la Lista de Patrimonio Mundial de Unesco no se tuvo en cuenta las
dimensiones del riesgo representado por la actividad del Volcán Cerro Machín
¿Qué implicaciones tiene esta condición en cuanto a la gestión-planeación-
ordenamiento y la conceptualización del paisaje cultural?
25
4. Si se reconoce la condición de amenaza y riesgo del Volcán Cerro Machín y
los retos a los que se enfrentan los investigadores, la población, el gobierno
y sus políticas, ¿Cómo se enfrenta el problema de la dimensión del riesgo
volcánico del Cerro Machín en el área delimitada del Paisaje Cultural
Cafetero desde una arqueología del paisaje y el modelo interpretativo del
paisaje-territorio geográfico?
5. A partir de lo anterior ¿Qué supone la preparación para una contingencia
histórica en el paisaje cultural y sus consecuencias? ¿Qué respuestas puede
arrojar el enfoque geográfico para una respuesta de política normativa o de
acciones a proponer?
6. Y finalmente, ¿Cuál es el paisaje posterior a la contingencia? ¿Es factible la
reconstrucción del paisaje cultural y qué implica? ¿Cuáles pueden ser sus
consecuencias en la memoria colectiva del paisaje ‘perdido’ versus el
paisaje reconstruido o por reconstruir?
1.2.2. Justificación. Dificultades y retos
El problema se justifica por una necesidad de respuesta ante el estudio de un
fenómeno relativamente nuevo en Colombia como es el paisaje cultural, dadas sus
implicaciones económicas, ambientales, territoriales, de política pública,
administrativas y de apropiación social. Paralelamente, la confrontación del paisaje
cultural con una condición desconocida de forma amplia y detallada de la posible
contingencia por erupción piroclástica del Volcán Cerro Machín, que en su estudio
científico por parte de Ingeominas y el Servicio Geológico Colombiano (Ingeominas,
2003; SGC, 2012), presenta el arrasamiento del departamento del Quindío, Armenia
su ciudad capital y las poblaciones cafeteras de Calarcá, Circasia, Filandia, La Tebaida,
Montenegro, Quimbaya, Salento, en el cual se ubica una parte del Paisaje Cultural
Cafetero, lo cual supone la pertinencia y la necesidad de alguna respuesta (o
innovación) en el replanteamiento del presente y del futuro del paisaje.
¿Qué hacer? ¿Qué proponer al respecto? Plantear esta realidad y su
reconocimiento de nueva condición como problema de investigación, justifica la
elaboración de una metodología en términos de complementariedad e integralidad,
que competen a la discusión de la naturaleza y cultura, explicados a través de una
visión integral geográfica del paisaje cultural como un paisaje-territorio, apoyado en
la reflexión de las transformaciones humanas a la naturaleza, desde los hallazgos de la
arqueología del paisaje y las nuevas preguntas que pueden arrojarse desde la
arqueogeografía.
26
Con relación a las dificultades y retos del problema a investigar, se plantean las
siguientes consideraciones:
a. El diseño de una metodología especial para un concepto amplio y complejo
como el paisaje.
b. El tema es inédito, pues aunque sí se están desarrollando tesis sobre la
vulcanología, actividad holocénica y en geoarqueología del paisaje cultural
cafetero, no se ha desarrollado específicamente en cuanto a las implicaciones
del paisaje cultural y el riesgo de amenaza del Volcán Cerro Machín.
c. La sectorialización disciplinar, especialmente por las políticas nacionales y la
segmentación de competencias.
d. La dificultad para la contrastación de hipótesis y la propuesta del
planteamiento de posibles respuestas a las preguntas de investigación que
sean resolutivas, concluyentes y satisfactorias.
e. La escasez y limitada información en materia del riesgo de amenaza del Volcán
Cerro Machín, puesto que no se actualiza ni se difunde debidamente en foros
de discusión pública. Esta información sólo tiene lugar en ámbitos académicos
muy cerrados a nivel regional.
1.3. Identificación de los objetivos
1.3.1. Objetivo general
Formular una interpretación del paisaje-territorio del Paisaje Cultural Cafetero de
Colombia en el área de afectación y de riesgo de amenaza del Volcán Cerro Machín,
ubicado en la Cordillera Central de los Andes en Colombia.
1.3.2. Objetivos específicos
a. Desarrollar un análisis epistemológico del paisaje-territorio geográfico
integrado al concepto de la arqueología del paisaje y la arqueogeografía.
b. Identificar los efectos, transformaciones y retos de la amenaza de riesgo del
Volcán Cerro Machín en la geografía del Paisaje Cultural Cafetero.
27
c. Definir los lineamientos de la política de manejo del sitio patrimonial en
materia del ordenamiento territorial municipal-departamental, la apropiación
del patrimonio, la gestión del riesgo, la variabilidad climática por efectos del
cambio climático global ordenamiento territorial, de apropiación social, y los
retos para la reconstrucción del Paisaje-Territorio Cultural Cafetero.
1.4. Las hipótesis: Posibles respuestas a las preguntas de investigación
La construcción de una hipótesis formal que en la medida de la aplicación del
método científico sea comprobable, es muy complicada ante un fenómeno amplio
como el paisaje y la contingencia de la amenaza del Volcán Cerro Machín. Este evento,
del que se cuenta con estudios especializados por parte del Servicio Geológico
Colombiano e Ingeominas, representa una gran dificultad, puesto que la contingencia
del problema tiene lugar cada 850 a 900 años, sería contrastable al menos en tiempo
futuro en los próximos 50 a 75 años, tiempo factible en el que suceden los eventos
eruptivos.
Por lo tanto, propongo ante esto, elaborar alternativas mediante las posibles
respuestas a las preguntas de investigación, anteriormente establecidas como bases
para la definición del problema.
Posibles respuestas a las preguntas de investigación:
1. Es factible que la construcción del concepto del paisaje cultural sea el
resultado complementario de la visión del territorio desde la geografía cultural
y desde la arqueología del paisaje, pues está mucho más desarrollada la
reflexión del paisaje en estos ámbitos.
A partir de la definición del concepto de espacio y su relación con las
estrategias socio culturales, se puede identificar las evidencias de una estrecha
relación estructural en las estrategias de apropiación del espacio entre
pensamiento, organización social, subsistencia y concepción-utilización del
ambiente colectivo. (Criado-Boado, 1993:)
Por otra parte, mediante la definición del concepto de patrimonio para
entender el conjunto del paisaje como entorno construido y huella de la
humanidad y por tanto, los modos de apropiación social de la naturaleza.
(Criado-Boado, 1993:)
28
2. Es posible una conceptualización a partir de la descomposición de ‘lo cultural’
del paisaje entendido como la apropiación y conocimiento (antropológico) de
la naturaleza por la sociedad, a partir de la disección de lo cultural del paisaje
en las raíces de la naturaleza y la cultura. El concepto del paisaje, como
‘cultural’ viene inducido por la construcción epistemológica desarrollada en la
arqueología del paisaje. Por lo tanto, es factible encontrar la conexión de la
interpretación geográfica de la naturaleza apoyada desde la perspectiva
histórico-arqueológica, de tal forma que se profundice y complemente la capa
de ‘lo cultural-humano’ reconocida por el paisaje-territorio geográfico.
3. El riesgo de amenaza del Volcán Cerro Machín debe proponerse y
considerarse como una determinante para la gestión-planeación-
ordenamiento del área afectada del paisaje cultural cafetero. Esto debe
replantearse en forma de instrumentos concretos de manejo desde la política
de ordenamiento territorial departamental, municipal acorde con la política
ambiental y de gestión del riesgo.
4. Es posible plantear medidas para el reconocimiento de la dimensión del riesgo
volcánico del Cerro Machín en el área delimitada del Paisaje Cultural Cafetero
a partir del estudio de los procesos de apropiación del patrimonio y los
procesos de reconstrucción del paisaje por sus habitantes. Eventos anteriores
(el sismo de Armenia de 1999, la avalancha de Armero por la erupción del
Volcán Nevado del Ruiz de 1985) pueden servir de contexto y aprendizaje para
enfrentar el riesgo probable y las condiciones-limitaciones para la
reconstrucción.
Lo anterior supondría la innovación en el planteamiento y propuesta de puesta
en práctica de estrategias desde la política pública, la participación ciudadana
sobre el patrimonio y la apertura de líneas de investigación para un evento
vedado a la opinión pública.
5. Es posible replantear la percepción de la contingencia sobre el paisaje desde
el reconocimiento de una posible reconstrucción, que tiene su explicación
desde la comprensión de las componentes geológicas, geotécnicas (entre
otras) específicas del territorio volcánico-productivo. Esto debe arrojar
hallazgos complementarios probablemente innovadores para la planeación del
ordenamiento territorial, ambiental de las cuencas hidrológicas, paisajísticas,
de atención a la variabilidad climática y a los planes de gestión del riesgo.
6. Es factible plantear un escenario de la reconstrucción del paisaje cultural, de
tal forma que permita atisbar sus implicaciones sociales, productivas y
patrimoniales. Posiblemente se pueden identificar líneas de trabajo para el
29
conocimiento de los procesos de memoria colectiva entre el paisaje perdido y
el paisaje por reconstruir.
1.5. Fuentes documentales y bibliográficas
Es importante resaltar que el desarrollo de las fuentes documentales debe
evidenciar una tendencia o escuela de pensamiento coherente con el problema y con
la metodología empleada, lo que permite una congruencia con los conceptos
adoptados de las fuentes de referencia y los soportes de la base metodológica y
documental.
Por lo tanto, los materiales documentales para la construcción de los cimientos de
los conceptos fundamentales y el desarrollo de respuestas a las preguntas de
investigación que apunten a propuestas y determinaciones concluyentes al problema
de investigación delimitado en el campo que convoca el concepto ‘paisaje cultural’, y
su afectación por una amenaza volcánica sin precedentes, representa el desarrollo de
una visión multidisciplinar encaminada a la valoración del paisaje cultural desde la
geografía humana, apoyada por la arqueología del paisaje y las implicaciones en
materia de planeación (ambiental, gestión de riesgo y ordenamiento) del territorio, y
las posibles aportaciones muy recientes por parte de la arqueogeografía,
desarrolladas por Gérard Chouquer y el grupo del Centre Nationale de Recherche
Scientifique, CNRS.
Paralelamente, el discurso metodológico requiere el trabajo epistemológico
apoyado en el edificio teórico de la verdad y el análisis de lo real-realidad de Adam
Schaff, Mario Bunge, y la necesaria (y compleja) referencia del espacio de Gastón
Bachelard, y la apuesta por la metodología de la arqueología procesual (Lewis
Binford, David Clarke).
Sobre la dicotomía paisaje natural/ paisaje cultural, más allá de la documentación
oficial de Unesco, y las fuentes críticas a ‘lo cultural’ del paisaje, la profundización
conceptual se apoya en el desarrollo y complementación entre los documentos que
apoyan el paisaje geográfico como contexto paisaje-territorio (Georges Bertrand) y la
arqueología del paisaje (Kurt Anschuetz, Felipe Criado-Boado).
Por otra parte, el desarrollo metodológico se apoya en las fuentes de información
desarrolladas en el marco de las leyes vigentes de cultura, ambiente, riesgo y
ordenamiento territorial; implicadas en el manejo del paisaje cultural cafetero y la
política del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, y en el plan de manejo y protección
representada en el documento del Consejo Nacional de Planeación Económica y
30
Social, Conpes 3803 “Política para la preservación del Paisaje Cultural Cafetero de
Colombia”, que se complementa con el marco teórico existente sobre la política de
gestión del riesgo y ordenamiento territorial en Colombia, en proceso de
transformación para la nueva Ley General de Ordenamiento Territorial y el futuro
desarrollo de los planes departamentales de ordenamiento territorial y el proceso
actual de revisión y ajuste de los planes de ordenamiento territorial, POT,
municipales.
Específicamente sobre las referencias del estado del arte sobre vulcanología y
casos de referencia, el Volcán Cerro Machín y el plan de manejo del riesgo las fuentes
se apoyan en los estudios, mapas y planes de gestión de riesgo de la contingencia por
parte del Servicio Geológico Colombiano (antes Ingeominas), entidad oficial en la
materia en Colombia y en los sitios especializados de monitoreo de la actividad
volcánica a nivel mundial y regional por parte de United States Geological Survey,
USGS2, Global Vulcanism Program de Smithsonian Institution,3 Volcanic unrest in
Europe and Latinamerica, VUELCO4 y el Servicio Geológico Colombiano, SGC.5
Adicionalmente se realiza la revisión bibliográfica y documental en los
repositorios electrónicos disponibles en BUA, CSIC, DIALNET, Encyclopedia of Life
Support Systems de UNESCO en los sitios web eolss.net y openarchive.icomos.org. Así
como las páginas de búsqueda científica IPCC (International Panel on Climatic
Change)6 JSTOR, NDA-REVUES, PERSEE, Revistes Catalanes amb Accés Obert (RACO),
WILEY, worldwidescience.org, y la red de científicos ResearchGate.net.
La mayor parte de los documentos seleccionados como fuentes textuales y
relacionados en citas formales, se encuentran originalmente en idiomas francés e
inglés; de los cuales, por tanto, elaboré traducciones y adaptaciones al castellano. En
todos los casos se hacen las referencias y citas de rigor a los autores consultados.
2 http://volcanoes.usgs.gov/ fuente consultada en enero 27 de 2015.
3 http://www.volcano.si.edu/, http://earthexplorer.usgs.gov/ fuentes consultadas en enero 27 de 2015.
4 http://www.vuelco.net/ fuente consultada el 25 de mayo de 2015.
5 http://www2.sgc.gov.co/ fuente consultada el 6 de mayo de 2015.
6 http://ipcc-wg2.gov/SREX fuente consultada el 18 de abril de 2015.
31
CAPÍTULO 2. LA CONSTRUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA DEL PAISAJE-TERRITORIO
El capítulo 2 tiene como objetivo el desarrollo de la epistemología del paisaje del
territorio geográfico integrado en el concepto de una arqueología del paisaje,
mediante la resolución a la pregunta metodológica que cabe: ¿Cómo?
¿Cómo construir un conocimiento sobre el paisaje cultural desde la contribución
del pensamiento geográfico y arqueológico?
La epistemología, del latín episteme, conocimiento y logos, reflexión, estudio del
conocimiento, que, en su evolución conceptual, se nutre del análisis interdisciplinario
“en el que intervienen la lógica, la psicología y las metodologías de las diversas
ciencias […] pues el conocimiento es una relación -o más exactamente, un proceso-
que se establece entre un sujeto cognoscente (aquel que conoce), un objeto del
conocimiento (aquello que se trata de conocer), y determinadas estructuras o formas
sin las cuales el conocimiento no puede ocurrir”. (Cardoso, 1981:9)
Sin embargo, Bunge (1976) aclara:
[…] diferenciando entre el método general de la ciencia y los métodos especiales de las ciencias
particulares hemos aprendido lo siguiente: primero, que el método científico es un modo de tratar
los problemas intelectuales, no cosas, ni instrumentos, ni hombres; consecuentemente, puede
utilizarse en todos los campos del conocimiento. Segundo, que la naturaleza del objeto en estudio
dicta los posibles métodos especiales del tema o campo de investigación correspondiente: el objeto
(sistema de problemas) y la técnica van de la mano. La diversidad de las ciencias está de manifiesto
en cuanto que atendemos a sus objetos y sus técnicas; o se disipa en cuanto se llega al método
general que subyace a aquellas técnicas […] En resolución: no existe ciencia propiamente dicha a
menos que el método científico se utilice para alcanzar el objetivo de la ciencia, la construcción de
imágenes teoréticas de la realidad, y esencialmente de su tejido de leyes. La investigación científica
es, dicho brevemente, la búsqueda de estructuras […] La ciencia intenta explicar hechos de
cualquier clase […] para explicar la experiencia humana –el objeto de las ciencias del hombre-
necesitamos algún conocimiento del mundo natural del que formamos parte, y este mundo
generalmente no visto ni tocado, se reproduce mediante teorías contrastables que van más allá de
lo que puede ser objeto de experiencia. La ciencia, pues, tiende a construir reproducciones
conceptuales de las estructuras de los hechos. (Bunge, 1976:46)
Se trata, por tanto, de una reflexión de la interpretación de la realidad no sólo
desde la perspectiva científica, sino desde el valor histórico de la misma, y el
reconocimiento del sujeto. Para este caso, Schaff apoya el papel y el desempeño de la
filosofía de la ciencia y de la historia para la construcción del conocimiento que
considero muy útil y pertinente: “el análisis filosófico del proceso del conocimiento y
de sus productos, que constituye la sustancia de lo que se denomina la teoría del
conocimiento” (Schaff, 1974:81) y la reflexión en el aspecto disciplinar del científico-
historiador:
32
Pero si los historiadores, a pesar de los métodos y de las técnicas de investigación perfeccionadas,
no sólo juzgan e interpretan idénticas cuestiones y acontecimientos en términos diferentes, sino
también seleccionan, perciben y presentan de modo distinto los hechos, ¿puede afirmarse que
estos historiadores ejercen simplemente una propaganda artera en vez de practicar la ciencia?
(Schaff, 1974:74)
En consecuencia, Schaff reclama, retomando a Henri-Irénée Marrou7…
‘Que nadie entre aquí si no es filósofo, si antes no ha reflexionado sobre la naturaleza de la historia
y de la condición del historiador: la salud de una disciplina científica exige al científico cierta
inquietud metodológica, la preocupación por tomar conciencia del mecanismo de su
comportamiento, y cierto esfuerzo reflexivo sobre los problemas concernientes a la ‘teoría del
conocimiento’ que su comportamiento plantea’ […] (Schaff, 1974:77)
La problemática teórica y metodológica, que debe distinguirse de las técnicas de investigación, en
el ámbito de la ciencia de la historia, ha preocupado principalmente a los filósofos y muy
raramente a los historiadores; estos últimos cuando tienen una filiación positivista, ignoran
deliberadamente esa problemática. (Schaff, 1974:80)
Ahora bien, Schaff define el proceso de conocimiento así: “por proceso de
conocimiento, entendemos una interacción específica entre el sujeto cognoscente y el
objetivo del conocimiento, que tiene como resultado los productos mentales que
denominamos conocimiento. Para representarlo tenemos como proceso básico: la
relación: Sujeto cognoscente- objeto de conocimiento-y conocimiento como producto
del proceso cognoscitivo.
Figura 2. Proceso básico: la relación Sujeto cognoscente- objeto de conocimiento
- conocimiento: producto del proceso cognoscitivo
Fuente: Elaboración del autor a partir del texto de Schaff (1974: 73 ss.)
7 H.I. Marrou (1959) De la connaissance historique. Paris: Du Seuil, pp 10-11.
SUJETO COGNOSCENTE
OBJETO
CONOCIMIENTO
33
A partir de estos elementos básicos, según Schaff, en el proceso del conocimiento
aplican tres modelos: “El objeto del conocimiento actúa sobre el aparato perceptivo
del sujeto que es un agente pasivo, contemplativo y receptivo; el producto de este
proceso (el conocimiento) es un reflejo o copia del objeto, reflejo cuya génesis está en
relación con la acción mecánica del objeto sobre el sujeto”, en función de una
“concepción mecanicista de la teoría del reflejo”. Según esta concepción, se entiende
el reflejo en la medida que el sujeto “cuyo papel en la relación cognoscitiva es
registrar los estímulos procedentes del exterior, a modo de espejo en el caso de las
percepciones visuales […] en el que predomina el objeto en la relación sujeto-objeto”
(Schaff, 1974:84).
Figura 3. Modelo I- Sujeto cognoscente- objeto de conocimiento-producto del proceso
cognoscitivo
Fuente: Elaboración del autor a partir del texto de Schaff (1974:84)
“En el segundo modelo, idealista y activista, se produce todo lo contrario: el
predominio, o la exclusividad, vuelve al sujeto cognoscente que percibe el objeto de
conocimiento como su producción […] Marx veía la superioridad del idealismo sobre
el materialismo premarxista en el hecho de que desarrollaba el lado activo en la
filosofía y, por consiguiente, en la teoría del conocimiento.” […] Cuya relación
cognoscitiva se fundamenta en que “la atención se concentra en el sujeto al que se
atribuye incluso el papel de creador de la realidad”. Schaff refiere el análisis al
respecto de esta “fijación en el sujeto y, por consiguiente, en el factor subjetivo del
proceso de conocimiento (lo que caracteriza al segundo modelo) en las reflexiones
epistemológicas de K. Mannheim.8 Bajo una clara influencia de Marx y del marxismo,
Mannheim subraya el papel de los dos factores de este fenómeno: la conmoción del
orden social tradicional y de la visión del mundo que le acompaña, así como la
impugnación del principio de autoridad al que se opone el individuo humano y sus
experiencias” (Schaff, 1974:85).
8 K. Mannheim (1952) Ideologie und Utopie. Madrid: Aguilar, pp. 61.
SUJETO COGNOSCENTE
AGENTE
PASIVO
OBJETO
(REALIDAD) REFLEJO DE LA
REALIDAD =
CONOCIMIENTO
34
Figura 4. Modelo II- Sujeto cognoscente- objeto de conocimiento-producto del proceso cognoscitivo
Fuente: Elaboración del autor a partir del texto de Schaff (1974:85)
Por su parte, el tercer modelo converge hacia…
El principio de la preponderancia de uno de los elementos de la relación cognoscitiva –del objeto
(en el primer modelo) o el sujeto (en el segundo modelo)- opone el principio de su interacción.
Aquí, de modo contrario al modelo mecanicista del conocimiento, se atribuye un papel activo al
sujeto que su vez está sometido […] en particular a determinismos sociales, que introducen en el
conocimiento una visión de la realidad transmitida socialmente […] como contrapartida propone,
en el marco de una teoría modificada del reflejo, una relación cognoscitiva en la cual el sujeto y el
objeto mantienen su existencia objetiva y real, a la vez que actúan el uno sobre el otro. Esta
interacción se produce en el marco de la práctica social del sujeto que percibe al objeto en y por su
actividad. Este modelo del proceso de conocimiento, a favor de la cual me pronuncio, se concreta
en la teoría del reflejo correctamente interpretada que desarrolla la filosofía marxista. (Schaff,
1974:86)
Figura 5. Modelo III -Sujeto cognoscente- objeto de conocimiento-producto del proceso
cognoscitivo
Fuente: Elaboración del autor a partir del texto de Schaff (1974:86)
Según Schaff, el sentido que se atribuye a la expresión sujeto cognoscente, puede
ser individualista o subjetivista: La primera “concepción del hombre como individuo
social” parte de los procesos convulsivos del “antiguo orden económico-social y que
SUJETO COGNOSCENTE
CREADOR
AGENTE
ACTIVO IDEALISTA
OBJETO
(REALIDAD)
REFLEJO DE LA REALIDAD
= CONOCIMIENTO
SUJETO COGNOSCENTE
OBJETIVO
AGENTE ACTIVO
(SER SOCIAL)
OBJETO
REAL
(COLECTIVO)
INTERACCIÓN COGNOSCITIVA DEL
REFLEJO BAJO LA ACCIÓN DE LA
PRÁCTICA SOCIAL (TRABAJO)
= CONOCIMIENTO (PRODUCTO)
35
en la transición de una formación a otra, conduce a la disgregación de las relaciones
existentes entre el individuo y la sociedad y por consiguiente, en el nivel de la
conciencia, a la incomprensión del papel de la sociedad en el condicionamiento del
individuo […] así según Mannheim, nada hay de fortuito en el hecho de que haya
surgido [gracias a la influencia de Marx] una nueva concepción del individuo humano,
en la que éste se capte en relación con sus determinantes sociales.” (Schaff, 1974:88)
Pregunta: “¿Cómo se opera el proceso de conocimiento en tanto que relación entre
el sujeto y el objeto?” “El hombre es en su realidad el conjunto de las relaciones
sociales […] el individuo es un ser biológico como ejemplar de la especie homo
sapiens, pero esto no es suficiente para caracterizarlo puesto, que, además de los
determinismos biológicos, sufre los determinismos sociales y por esto precisamente
es un ser social”. […] (Schaff, 1974:91)
Al respecto, Velandia (2005), plantea:
Pues como los demás animales, el hombre se hace de una ‘cierta relación’ con la naturaleza, es
decir, se articula con la estructura natural. La diferencia entre el hombre y los demás animales
estriba en que el hombre transforma por medio del trabajo su relación con la naturaleza. Es por la
relación que el hombre es natural y es social por la manera como transforma su articulación
natural. Por tanto, no existe ‘un afuera’ y ‘un adentro’ de la naturaleza. Sólo en la medida de la
forma de la transformación, la naturaleza estará cambiada, pero lo fundamental radica en el
proceso particular de la transformación: el trabajo, por el cual, y ya como transformada la relación
se objetiva en la producción de una nueva relación natural-social.
Tal relación natural-social es lo que determina las características del paisaje.
Desde este enfoque, se propone el concepto del ‘paisaje’ definido como la generación
de las nuevas condiciones materiales de la existencia humana, que constituye el
territorio real de la historia.
Figura 6. Hombre- naturaleza (ser biológico)—transformación- trabajo (ser social)= Paisaje
Fuente: Elaboración del autor a partir del texto de Schaff (1974:91)
HOMBRE
SUJETO ACTIVO
[NATURALEZA (SER
BIOLÓGICO)
TRABAJO
(SER SOCIAL)]
TRANSFORMACIÓN
RELACIÓN
NATURAL-SOCIAL
= PAISAJE
36
El hombre […] es el producto de la evolución de la naturaleza y del desarrollo de la sociedad […] si
se le aísla de su contexto cultural, se hace imposible comprender al hombre incluso bajo el único
aspecto de sus determinaciones naturales, puesto que éstas son el resultado de una evolución
sobre la cual también ejerce su acción el factor social […] (Schaff, 1974:92)
Estas determinaciones naturales y su evolución en el contexto cultural bajo la
acción social, suponen la relación esencial del hombre con el paisaje cultural, pues
éste “es, a la vez producto y productor de la cultura.” (Schaff, 1974:93)
2.1. La conceptualización del paisaje
En seguimiento al desarrollo de una epistemología del paisaje-territorio
geográfico integrado en el concepto de una arqueología del paisaje, continua la
pregunta: ¿Qué?
¿Qué es lo que se va a conceptualizar-explicar?
La conceptualización del paisaje, se propone a partir de la explicación del porqué
las visiones o métodos que para la investigación posibilitan una perspectiva de la
conceptualización del paisaje cultural y la necesidad de considerarla como
fundamental, en tanto “el proceso de conocimiento constituye una relación particular
entre el sujeto y el objeto que existen objetivamente, una relación, por tanto, que es
subjetivo-objetiva” (Schaff, 1974:99) pero también de la explicación de aquellas –
aquellos con las que no estoy de acuerdo necesariamente como proceso de
conocimiento científico.9
A partir de esta contrastación, se puede definir preliminarmente al paisaje como la
representación estética de una porción de espacio definida, cuya definición cambia en
tanto se integra al aspecto ‘cultura’. García Canclini (2004) parte de la necesidad de
redefinir la noción de cultura: ya no planteada como entidad o paquete de rasgos que
diferencian a una sociedad de otra, caracterizada por la multiculturalidad, sino que
desarrolla un concepto de la cultura de la interculturalidad, que según uno de sus
autores, Arjun Appadurai, se define a partir de lo cultural como sistema de relaciones
de sentido que identifica ‘diferencias, contrastes y comparaciones’, y que según
Frederic Jameson se define como el ‘vehículo o medio por el que la relación entre los
grupos es llevada a cabo'. Indiscutiblemente la mayor aportación de García Canclini es
la conceptualización y puesta en relieve de nuestra condición latinoamericana como
‘culturas hibridas’. Las diferencias, contrastes, contradicciones, simultaneidades,
singularidades, desapegos y a la vez colectivas conforman un proceso de hibridación
9 Como crítica al formalismo sensible de la ecología del paisaje y la pretensión de los paisajistas, de la que
intuyo se debe a que encontraron terreno en una artimaña post-procesual y me gustaría disentir desde ese contexto.
37
que contiene una concepción de lo comúnmente llamado ‘identidad cultural’
muchísimo más complejo de lo que se conocía antes de los años 90, y que para nada
encuadra con las teorías tradicionales presentadas por el pensamiento occidental.
Esta referencia documental resalta en términos de esta investigación sobre la
premisa de asumir las maneras en que las teorías de las diferencias necesitan
articularse con otras concepciones de las relaciones interculturales: las que entienden
la interacción como desigualdad, conexión/desconexión, inclusión/exclusión que
profundizan las situaciones actuales de fragmentación y nomadismo. En oposición al
multiculturalismo que habíamos experimentado, es decir aquel que resalta la
diversidad. Según Canclini, hoy día parecen agotarse los modelos de una época en que
creíamos que cada nación podía combinar sus muchas culturas, más las que iban
llegando, en un solo ‘caldero’, ser un ‘crisol de razas’, como pregonan los discursos
políticos sobre la ‘riqueza cultural’. Por el contrario, actualmente se está acabando la
distribución estricta de etnias y migrantes en regiones geográficas, de barrios
prósperos y desposeídos, Todos -patrones y trabajadores, nacionalistas y recién
llegados, propietarios, gobernantes y turistas- estamos confrontándonos diariamente
con una interculturalidad casi sin límites, que desborda las instituciones materiales y
mentales destinadas a contenerla. De un mundo multicultural caracterizado por la
yuxtaposición de etnias o grupos en una ciudad o nación, pasamos a otro intercultural
globalizado. Bajo concepciones multiculturales se admite la diversidad de culturas,
subrayando su diferencia y proponiendo políticas relativistas de respeto, que a
menudo refuerzan la segregación. En cambio, la interculturalidad remite a la
confrontación y el entrelazamiento, lo que sucede cuando los grupos entran en
relaciones, intercambios y otra esfera de conflictos. Ambos términos implican dos
modos de producción de lo social: multiculturalidad supone aceptación de lo
heterogéneo; interculturalidad implica que los diferentes son lo que son en relaciones
de negociación, conflicto y préstamos recíprocos. Lo cual plantea un camino
complejísimo para la definición de un paisaje ‘cultural’ en los términos
‘interculturales’. (García Canclini, 2004:14 )
La condición cultural, está relacionada con el concepto de espacio y la percepción
del mismo, por lo tanto, permite la construcción de la visión paisajística de los grupos
sociales. Criado-Boado (2014), precisa lo siguiente:
Convencionalmente se utiliza el término ‘concepto de espacio’ para referirse al sistema de
representación que monitorea y productos acciones espaciales. Si ‘cualquier paisaje se compone no
sólo de lo que está ante nuestros ojos, sino también de lo que hay dentro de la cabeza’ (Meinig,
1976), lo que está dentro de nuestras cabezas es el concepto de espacio. Esta conceptualización
cultural de espacio se reproduce en la vida social, al mismo tiempo que la vida social produce. El
paisaje (como la arquitectura, los edificios y la cultura material) cae en el primer grupo, mientras
que los códigos espaciales en los que la construcción y la percepción del paisaje se basan caen en el
segundo. […] Si el ser social piensa en el espacio, si esto se convierte en la forma y la forma es
visible, entonces todo lo visible es racional y simbólico. Esta es una de las premisas que permiten
38
dar cuenta de espacio y sus materializaciones en la práctica, desde el paisaje a la cultura material.
Como resultado, las formas culturales (el paisaje, la arquitectura o el material de cultivo) implican
formas de conocer, mirar, ver y de pensar, así como formas de caminar y moverse. […] (Criado-
Boado, 2014:5)
Anschuetz (2001) reproduce el paradigma del paisaje10: “Paisaje no es sinónimo
de medio ambiente. Los paisajes son sintéticos (Jackson, 1984:). Los sistemas
culturales estructuran y organizan las interacciones entre las gentes y su medio
ambiente (Deetz, 1990; Ingold, 1993, Tuan, 1977) Como observa Cosgrove, “paisaje
significa mundo exterior mediatizado por la experiencia subjetiva del hombre”
(1985). El paisaje es el mediador entre naturaleza y cultura.
“Los paisajes son un mundo de productos culturales” (Boone, 1994; Norton,
1989). Según Cosgrove (1985) un paisaje es “una construcción, una composición del
mundo”.
Los paisajes son construcciones dinámicas en los que cada comunidad y cada generación impone
sus propio mapa cognitivo de un mundo, antropogénico e interconectado, de morfología,
planificación y significado coherente […] Más aun, el paisaje, como sistema de manejo de símbolos
significantes de las acciones humanas, y de los subproductos materiales que generan ayuda a
definir relaciones habituales ayuda a definir relaciones habituales basadas en una información
diferenciada. Sin embargo, los procesos de cambio conductual a través del tiempo y el espacio
tienen forzosamente como resultado un paisaje en cambio constante. Así que el paisaje es un
proceso cultural. [Hirsch, 1995] (Anschuetz, 2001:5)
2.1.1. Representación y percepción del paisaje
“Una imagen poética pone en movimiento toda la actividad lingüística” (Bachelard,
1975:14). Si se compara la construcción del conocimiento que analizamos
anteriormente, como la percepción de la realidad en tanto imagen del proceso de
conocimiento que fotografía la realidad (que constituye un proceso epistemológico
del paisaje) las imágenes resultantes jamás son idénticas entre sí, puesto que:
La máquina fotográfica registra lo que el ojo y la mano del fotógrafo han enfocado […] el sujeto
cognoscente ‘fotografía’ la realidad con ayuda de un mecanismo específico producido socialmente
que dirige ‘el objetivo’ de la máquina. Además ‘transforma’ las informaciones obtenidas según el
complicado código de las determinaciones sociales […] por mediación de sus motivaciones
conscientes y subconscientes y sobre todo por mediación de su práctica social, y dado que el
paisaje también es un producto de las transformaciones que el hombre introduce en la naturaleza y
planteado el papel activo del sujeto social que “explica las diferencias existentes, no sólo en la
10 Paisaje está relacionado con landscipe, que a su vez es un término que apareció a finales del siglo 16 de la palabra holandesa landschap (paisaje en alemán) para denotar una foto de un paisaje donde 'se deriva SCHAP' de la misma raíz que origina ‘barco’ y también está en shape (forma). Por último, la forma, el patrón y la relación son internas al propio concepto de ‘paisaje’: considerar un paisaje significa decodificar la forma del espacio en él. Criado-Boado (2014:6)
39
valoración e interpretación de los hechos, sino también en la percepción y descripción de la
realidad’, el proceso del ‘conocimiento equivale a una actividad’ en la que el sujeto capta ‘el mundo
sensible como una actividad sensorial humana práctica’. (Schaff, 1974:95)
De acuerdo con Marx (Tesis sobre Feuerbach-V) se requiere tener en cuenta
también la vinculación de la percepción como proceso de representación del paisaje
desde la explicación estética. La explicación de la representación de la realidad no es
simplemente del objeto “tal como aparece en el conocimiento sensorial y las
propiedades sensibles residen en los objetos, y concebidos por los otros como
representaciones mentales de la realidad” puesto que “la imagen de la realidad en la
mente no es arbitraria, ya que es la representación de esta realidad y esto se debe a
que ella permite una acción efectiva, pero no es su copia perfecta, lo que por otra
parte explica por qué el conocimiento es un proceso.” (Schaff, 1974:96)
Un tercer término –la ‘cultura’ o los ‘sistemas de signos’- se interpone entre sujeto y objeto, como
mediador en la relación entre el hombre y el mundo, a través de una lógica social de la
significación, además de tender un puente entre lo objetivo y lo subjetivo presentes en esa relación
hombre/mundo. (Cardoso, 1981:37)
2.1.2. Ecología del paisaje o Ecología Cultural?
El medio ambiente y su estudio, plantean una propuesta para entender y explicar
el paisaje. Esta postura es reciente en el método de la ecología del paisaje. Por otra
parte se ha desarrollado otro concepto en el ámbito de la ecología histórica. El
desarrollo del concepto básico de patrón de asentamiento, desde un principio, estuvo
estrechamente unido con las contribuciones a la Ecología Cultural de Steward (1937,
1955) y Clark (1939). Esta asociación facilitó una rápida y amplia aceptación de las
perspectivas de los conceptos ecosistémicos, y de la teoría general de sistemas,
promovidas en Arqueología por los antropólogos culturales, los geógrafos y los
ecologistas (p. ej.: Butzer, 1971, 1982, 1994; Rappaport, 1968, 1979).
Alternativamente, Anschuetz (2001), resalta que la ecología también se encargó
de…
[…] una explicación de las conexiones entre patrones de cambio ocupacional y tiempo se desarrolla
totalmente en los análisis de entorno regionales conocidos como Ecología histórica. Los ecologistas
históricos adoptan típicamente el tradicional interés por el paisaje de los geógrafos, a saber: la idea
de que los paisajes ancestrales y formalmente construidos reflejan los valores y creencias
esenciales de un grupo (p. ej.: Crumley, 1994). Ellos siguen a la Geografía humanista, interpretando
los paisajes ancestrales y formales en términos de valores y creencias de la comunidad. Como
Crumley y Marquardt (1990) propugnan ‘los pueblos proyectan su cultura en la naturaleza’ […] Los
ecologistas históricos argumentan que el paisaje está determinado por estructuras histórico-
40
sociales tales como la clase, el parentesco o los grupos de interés, en combinación con estructuras
físicas como el clima, la geología y la topografía. Al investigar los límites sociales tienen en cuenta
las interacciones entre las diversas comunidades y los efectos de esas relaciones en los paisajes.
Sus evaluaciones sobre la naturaleza cambiante de estos límites, dependiendo del tiempo o escala
del análisis, ilustran la dinámica del paisaje. Por último, los ecologistas históricos se oponen
enérgicamente a la acumulación de elementos acríticos que ven en muchos análisis arqueológicos
y ecológicos del paisaje (Crumley y Marquardt, 1987, 1990). Argumentan que las necesidades y los
riesgos del cambio podrían llegar a socavar la creación de una jerarquía realista de parámetros que
condicionen la conducta regional. (Anschuetz, 2001:10)
Abogaría pues, en los términos constructivos de esta investigación, en las
aportaciones fundamentales para el fortalecimiento que devino en la arqueología
procesual como método desde la ecología cultural.
Paralelamente, la ecología del paisaje ha tenido uno de sus grandes logros debido
al Convenio Europeo del Paisaje11. En proceso se encuentran la promoción y gestión
de la Carta Latinoamericana del Paisaje, y se pretende una Carta Mundial. Esta
iniciativa ha tenido repercusión en Unesco y se estima que en próximos años el
Centro de Patrimonio Mundial presente esta iniciativa para a consideración de los
Estados-Parte. Las cartas se apoyan en trabajos preliminares plasmados en catálogos
de paisaje y referencias amplias en la experiencia de la Sociedad de Arquitectos
Paisajistas.
Los lineamientos de la Convención Europea de Paisaje establecen por ejemplo las necesidades de
la legislación frente a la planificación y ordenación territorial para dotar esta con los instrumentos
para la gestión del paisaje. Estos pueden ser la integración en los procesos de ordenación
territorial por medio de la formulación de “principios, objetivos y criterios paisajísticos generales,
tipologías y unidades de paisaje, entendidas como espacios en los que se identifican las principales
relaciones ecológicas (naturales y de actuación humana a lo largo del tiempo), los procesos y
causas que deben ser tenidos en cuenta como fundamentos naturales e históricos de cada paisaje”
además las normas y propuestas de protección, gestión y ordenación [Zoido Naranjo, Florencio,
2001:5].(Duis, Saldarriaga, Zuluaga, 2010:4)
Durante mucho tiempo, que no puedo precisar, desde el surgimiento de la
vertiente del paisajismo como disciplina, opino que su intención, académica en sus
inicios, había caído en el exceso formal, debido a la reducción a códigos normativos y
de interpretación general que deja de lado la variable cultural, pues no contiene el
valor simbólico de las sociedades que dan lugar al paisaje, y por el contrario, su crítica
a los paisajes culturales es que éstos son excluyentes de los paisajes cotidianos, pues
asume que la parte cultural o su valor añadido, -la preservación- viene dado por una
interpretación ‘inspiracional’ o estética por la idea de ‘lo bello’ de la imagen,
soportado en el arquetipo estético de la postal y el conservacionismo. Aquí podría
11
firmado en Florencia, Italia el 20 de octubre de 2000. Descargado de http://ipce.mcu.es/pdfs/convencion-florencia.pdf
41
caer la preocupación manifiesta del mecanicismo que he temido en el capítulo
anterior y que se alejan de la metodología científica y de la epistemología.
Con fortuna, se ha contribuido al desarrollo de propuestas de manejo paisajístico
como por ejemplo la Guía de Estudios de Integración Paisajística (Borobio, 2012a),
que vence la preocupación mecánica por la aplicación de una metodología de
valoración estética de lo tangible y lo intangible, que reconoce la historia y la cultura
del territorio.
2.1.3. Paisaje cultural, paisaje natural, paisaje productivo
Existen en el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia y por tanto, en el análisis de los
paisajes culturales, dos retos fundamentales. Por una parte, el reto de la comprensión
de la noción del patrimonio ligada a un territorio – el paisaje cultural-, como una
abstracción que supone la dificultad de materializar territorialmente una serie de
manifestaciones intangibles o inmateriales (los saberes tradicionales, las fiestas
religiosas y de las cosechas, entre otras) y otras tangibles (inmuebles o materiales,
representadas por la naturaleza, la arquitectura, el urbanismo, la arqueología y los
bienes muebles). Lo que inmediatamente conlleva una reflexión del patrimonio desde
los intrincados procesos de percepción estética hasta los de apropiación social. Y por
otra parte, el reto del desarrollo de las condiciones de la dimensión material
recurrente a la lectura geográfica y ambiental-biológica del patrimonio.
La Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de
1972, crea el Comité de Patrimonio Mundial, el cual aprueba en 1992 la categoría de
Paisajes Culturales. El término paisaje cultural “abarca una diversidad de
manifestaciones de las interacciones entre la humanidad y su ambiente natural”. De
acuerdo con dicho Comité, “los paisajes culturales deberán seleccionarse sobre la
base de su Valor Universal Excepcional y de su representatividad en términos de una
región geocultural claramente definida y, en consecuencia, por su capacidad para
ilustrar los elementos culturales esenciales y distintivos de dichas regiones”. (Unesco,
2008:96)
La definición de Unesco se refiere a que los paisajes culturales representan las
obras que “…combinan el trabajo del hombre y la naturaleza”, y que “ilustran la
evolución de la sociedad y de los asentamientos humanos a lo largo de los años, bajo
la influencia de las limitaciones y/o de las ventajas que presenta el entorno natural y
de fuerzas sociales, económicas y culturales sucesivas, internas y externas”,
reflejando a menudo “técnicas concretas de utilización viable de las tierras, habida
cuenta de las características y los límites del entorno natural en el que están
42
establecidos, así como una relación espiritual específica con la naturaleza”. (Unesco,
2008:96)
De acuerdo con Mata Olmo (2006:10): “La convención entiende acertadamente
que el paisaje constituye una realidad y una percepción global del territorio, en la que
no cabe contraponer, sino fundir, lo natural y lo humano, sin negar por ello el distinto
paso que en cada paisaje tienen los elementos naturales, rurales, urbanos o de
cualquier otro tipo. Y por eso también la potencialidad del paisaje para la política de
ordenación del territorio, una política que encuentra su sentido y su razón de ser
como acción pública que aborda el territorio en su integridad, y no como mero
escenario de política sectoriales”.
“El concepto de paisaje cultural presenta un reto a las metodologías aplicadas a la
definición del valor universal excepcional y, en consecuencia, a las inscripciones en
esta categoría en la Lista del Patrimonio Mundial. La inexistencia, por el momento, de
una Carta sobre paisajes culturales se ha visto, en parte, paliada por la gran cantidad
de trabajos, encuentros y propuestas colectivas e individuales, pero esto no resuelve
los problemas terminológicos y hace necesario acotar los conceptos.” La propuesta
de clasificación de paisajes culturales aceptada por Unesco en 1992, también genera
muchas dudas, al relacionar aspectos tan diversos y diferentes entre sí como los
jardines históricos, los paisajes evolutivos, especialmente los productivos y los
paisajes asociativos. (Ayuntamiento de Madrid - Comité Nacional Español de Icomos,
2014:4)
Un paisaje cultural se determina en el proceso histórico del trinomio: naturaleza,
construcción social y percepción. Si bien la relación entre género humano y
naturaleza ha estado y está presente en todas las definiciones y aproximaciones a los
paisajes en general, y en los culturales en particular, no puede decirse lo mismo de
sus valores perceptivos e inmateriales, aquellos que le proporcionan identidad y
personalidad. Es preciso reforzar esta dimensión del paisaje para una comprensión
más profunda que abarque desde las lenguas de las comunidades originales a las
miradas literarias, artísticas y científicas. (Ayuntamiento de Madrid - Comité Nacional
Español de Icomos, 2014:5)
Existen dificultades para establecer metodologías que identifiquen, de forma
homogénea y universal, la dimensión patrimonial de los paisajes culturales de la Lista
del patrimonio mundial. Dadas sus diferentes escalas y diversidad de componentes,
es complejo establecer las condiciones de autenticidad e integridad con parámetros
comparables. A esto, hay que añadir la existencia en esta Lista de muchos bienes que,
aceptados antes de la inclusión en las Directrices de la categoría de paisajes culturales
en 1992, no tienen tal reconocimiento, a pesar de sus más que evidentes valores como
43
paisajes culturales. Esto es especialmente relevante en la categoría de los bienes
mixtos. (Ayuntamiento de Madrid - Comité Nacional Español de Icomos, 2014:6)
Las definiciones, en constante construcción debido a los cambios del paisaje y la
representación mental individual-colectiva constante que hacemos de él, nos lleva
una y otra vez hacia el problema por resolver: su connotación cultural. El paisaje se
explica desde varias propuestas científicas: la ecología, la geografía, la geología, la
arqueología, la antropología, incluso la economía (expresada en la particular visión
geográfica de A. Guhl12). A partir de las cuales se pueden encontrar múltiples
definiciones, que no resuelven lo fundamental; por lo que de allí la pregunta: ¿Qué es
lo cultural del paisaje? ¿Qué de cultural tiene?
En la dimensión más amplia, lo cultural del paisaje supone un proceso de
territorialización de la transformación social del espacio agroproductivo. La
comprensión de tal proceso y su pregunta requieren el desarrollo de una
epistemología del paisaje cultural que permita interpretar el espacio territorial
transformado por el hombre y repensar la reconstrucción posible ante la inminencia
de sus amenazas.
El paisaje inasible y la construcción patrimonial de la conservación y preservación
de una escena en constante cambio es contraria a la foto museística-decimonónica, y
al debate de la concepción eurocéntrica de Unesco que establece clasificaciones de los
paisajes culturales como asociativos, relictos, productivos.
A partir del legado de Sauer entendemos paisaje cultural como un registro del
hombre sobre el territorio; un texto que se puede escribir e interpretar;
interpretando el territorio como una construcción humana. Definimos paisaje cultural
como un ámbito geográfico asociado a un evento, a una actividad o a un personaje
históricos, que contiene valores estéticos y culturales. Dicho de una manera menos
ortodoxa, pero más sencilla y hermosa, paisaje cultural es la huella del trabajo sobre
el territorio, un memorial al trabajador desconocido. (Sabaté, J., 2010:11)
El concepto de la protección del paisaje designa áreas donde ha habido una
interacción armoniosa entre el hombre y la naturaleza vinculados a una cultura
particular, y que proporciona evidencia de una forma de vida tradicional en el que la
naturaleza y la cultura están vinculadas entre sí profundamente. Mechthild Rössler
(1993, 2003, 2009), una de las expertas del desarrollo del concepto en la Convención
establece tres categorías:
Estos paisajes culturales […] se pueden clasificar ampliamente en tres categorías:
12
GUHL, Andrés. (2008) Café y Cambio de Paisaje en Colombia, 1970-2005. Medellín: Eafit.
44
Paisajes claramente definidos diseñados y creados intencionalmente por el hombre, tales como,
por ejemplo, jardines y parques, orgánicamente evolucionados resultantes de sucesivas
imperativos sociales y económicos y en respuesta al medio ambiente natural. En algunos de estos
paisajes el proceso evolutivo puede haber llegado a su fin, en cuyo caso se han convertido en
relictos o paisajes fósiles.
Paisajes continuos que conservan una forma activa social, de vida tradicional cuyo proceso
evolutivo está todavía en curso.
Paisajes culturales asociativos, son paisajes cuya inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial se
justifica en virtud de las poderosas asociaciones religiosas, artísticas o culturales del elemento
natural, en lugar de la evidencia material de la diversidad. (Rössler, 2003:10)
Para Rössler, el paisaje cultural pertenece a las experiencias vitales e imaginarias
del sujeto y por lo tanto es una construcción individual, pero cuando una comunidad
con una cultura determinada comparte estos valores, la identidad evidente de paisaje
se convierte en una construcción del contexto social. Reconoce que los geógrafos han
definido el paisaje como ‘un objeto geográfico específico, donde tanto la acción del
hombre como el entorno material se tienen en cuenta mediante el reconocimiento de
su valores simbólicos sin limitarla a una mera construcción social’. (Rössler, 2003:15)
El debate sobre la definición, carácter, valoración y gestión de los paisajes
culturales es uno de los desafíos de las sociedades modernas. Estos paisajes
culturales son, ante todo, el marco de vida de poblaciones fuertemente enraizadas en
los territorios, constituyen la base de su identidad y ofrecen fuentes de inspiración
creativa y herramientas pedagógicas para toda la sociedad. (Ayuntamiento de Madrid
- Comité Nacional Español de Icomos, 2014:2)
Después del reconocimiento por parte del Comité del Patrimonio Mundial de los
paisajes culturales en 1992, se han desarrollado numerosos estudios que generan
nuevas apreciaciones sobre la consideración y valores de esta categoría por parte de
estudiosos, técnicos, instituciones, etcétera. Desde esa generalidad, se han observado
las dos caras de una misma realidad respecto a los paisajes culturales: la
consideración de ser objeto de una oportunidad y a la vez ser una dificultad. Esta
doble realidad se refleja en los distintos puntos de vista y en las visiones particulares
y propias de cada cultura; en las aproximaciones disciplinares desde las que se
aborda su estudio; y en una confusión terminológica entre lo que es un ‘concepto’ y lo
que es un ‘instrumento’. (Ayuntamiento de Madrid - Comité Nacional Español de
Icomos, 2014:2)
2.2. El paisaje y la geografía del territorio
El reconocimiento de los factores sociales y culturales del territorio tiene una
fuerte y fundamental influencia en la geografía. Sin embargo, las referencias al
‘territorio’ y ‘paisaje’ son excepcionales en la geografía clásica, y la gran discusión
45
entre las escuelas representativas (inglesa, francesa, americana, entre las más
disímiles) y sus discontinuidades se rigieron por la búsqueda de un acuerdo por la
definición del objeto de la geografía entre el hombre y la naturaleza, que descubre su
elemento aglutinante; es decir, el espacio, social o natural. “No sorprende que el
concepto de paisaje en la Geografía y otras Ciencias Naturales tenga una multiplicidad
de significados que se deslizan a lo largo del continuum naturaleza-cultura”
(Anschuetz, 2001:2). Para la geografía, durante gran parte del siglo XX, lo más cercano
al concepto territorial y/o del paisaje, es la construcción de la noción y la percepción
del ‘Espacio Geográfico’.
A partir de un amplio marco teórico en el que destaco: ‘El pensamiento Geográfico’
de Gómez Mendoza (1982), la ‘Geografía Humana’ de Estébanez, Méndez y Puyol
(1988), ‘Por una Geografía Nueva’ de Milton Santos (1990) y las recientes
aportaciones de Segrelles (2002) y Santarelli y Campos (2002) se pueden rastrear las
evidencias de interés para la pesquisa de la evolución del concepto integrado del
paisaje y cultura y/o paisaje cultural.
Por su parte, Santos cita a Carl Sauer, desarrollador de la escuela de la Geografía
Cultural en Berkeley, quien menciona que para Camille Vallaux “el objeto de la
investigación geográfica sería la transformación de las regiones naturales y su
sustitución por otras regiones nuevas ya muy modificadas. Camille Vallaux considera
a los nuevos paisajes creados por el trabajo humano como versiones más o menos
deformadas del paisaje natural y considera el grado de dicha deformación como la
verdadera medida del poder de las sociedades humanas”. (Sauer, 1931 en Gómez
Mendoza, 1982:352) (Santos, 1991:32).. Anteriormente Sauer (1925:5) ya había
escrito que “la tarea de la geografía está concebida como el establecimiento de un
sistema crítico que abarca a la fisonomía del paisaje, para aprender todos sus
significados”.
Según Santos (1990:35) “Carl Sauer decía que las múltiples formas de enfocar el
estudio de la geografía culminaron en una especie de delimitación en la que aparecían
dos tendencias fundamentales y opuestas. Por un lado, un grupo reclama que su
interés mayor reposa en el hombre, es decir, en las relaciones entre el hombre y su
medio, comúnmente en el sentido de la adaptación del hombre al medio físico. Otro
grupo dirige su atención a los elementos de la cultura material que caracterizan un
área. Se puede denominar, por conveniencia, a la primera Geografía Humana y a la
segunda Geografía Cultural.” Adicionalmente, Santos relaciona las bases de la
denominada escuela de Sauer y menciona que éstas “se aproximan a las de Vidal de la
Blache y sus alumnos. La geografía cultural también es posibilista y la noción de
género de vida, asociada con la de región no se distancia de la idea de área cultural.” Y
46
termina por resaltar, en este orden de ideas, la definición de Pierre Gourou13 quien
identifica que “los paisajes que el geógrafo analiza no son ecosistemas, sino más bien
construcciones guiadas por las civilizaciones y transformadas por ellas […] un paisaje
humano…se explica sobre todo gracias a los factores de la civilización.” (Santos,
1991:38).
A propósito de Vidal de la Blache, este “rechazó de forma drástica la propuesta de
Durkheim de incluir a la geografía en una clasificación básica de las ciencias sociales.
La idea de una morfología social, es decir, de una disciplina sociológica particular que
tratase las modalidades de la transformación de la sociedad en espacio geográfico,
desagradó totalmente a Vidal de la Blache, y provocó una discusión cuya mayor
consecuencia fue una prolongada separación entre la geografía y la sociología. El
resultado fue el empobrecimiento de la geografía […]”(Santos, 1991:48).
La búsqueda por un objeto de estudio de la geografía durante décadas recayó en
recursivas y cíclicas discusiones sobre el espacio. Así como el ‘caballo de batalla’ de la
antropología por décadas fue ‘el hombre’ y entre tanto esta ciencia tuvo su división
seminal entre la antropología física y la antropología cultural, en el caso de la
geografía lo fue ‘el espacio’. “Aunque una ciencia se defina por su objeto, no siempre
la definición de la disciplina tiene en cuenta dicho objeto. Este es concretamente el
caso de la geografía, cuya preocupación por su objeto explícito –el espacio social-
siempre se dejó en segundo plano.” (Santos, 1991:230). Jacques Levy (1975) afirma
por tanto que “la geografía no puede dedicarse a los ‘hombres’ o al ‘mundo’ en
general. Debe limitarse a lo que le es específico, es decir, el espacio que se ha de
explicar y teorizar es el campo de la geografía científica -el punto de partida para su
definición-”. Por esto, se observa el salto de la ciencia geográfica en realidad se
observa en tanto abandona la discusión cíclica sobre el espacio y converge hacia la
definición de ‘espacio geográfico’.
El espacio geográfico es entonces la definición del “hecho social que considera a
éste como todo método de acción que aparece como general en relación a una
sociedad determinada y que, al mismo tiempo, existe por sí mismo
independientemente de las formas individuales de manifestación”. Santos se soporta
en Durkheim para cerrar esta definición en tanto el “espacio es un hecho social, una
realidad objetiva […] al ser un producto, es decir, el resultado de una producción, el
espacio es un objeto social como cualquier otro”. (Santos, 1991:46)
En el escrito ‘La Geografía Cultural’, Sauer (1931, en Gómez Mendoza, 1982:349)
se acerca al espacio geográfico por el que se refiere como los hechos del área cultural
(conjunto de formas interdependientes), ya que “el área cultural del geógrafo consiste
13
P. Gourou (1984) Introducción a la Geografía Humana. Madrid: Alianza.
47
únicamente en las expresiones del aprovechamiento humano de la tierra, el conjunto
cultural que registra la medida integral del uso humano de la superficie […] los rasgos
visibles, realmente extensivos y expresivos de la presencia del hombre. El geógrafo
mapifica la distribución de estos rasgos, los agrupa en asociaciones genéticas, los
traza desde el origen y los sintetiza en sistemas comparativos de áreas culturales” […]
Friedrich Ratzel en su Anthropogeographie edificó el armazón conceptual en el que se
ha movido desde entonces la geografía humana.”
En ese entonces no sabíamos nada de los viajes de Ratzel por los Estados Unidos, durante los
cuales se hizo geógrafo, para regresar después a su país a escribir su Kulturgeographie, la primera
en su tipo. La geografía cultural era un concepto desconocido, pero de algún modo hicimos lo
mismo que él había hecho: detenernos dondequiera que nos encontrábamos con algo cuya
presencia en ese sitio tuviera un sentido capaz de captar nuestra atención. Mediante esas acciones
de reconocimiento intentamos describir los patrones geográficos de la actividad humana, y
comprender el sentido de su estructura, y empezamos a preguntarnos por el modo en que se
habían integrado las cosas que veíamos. Un primer ejercicio en el aprendizaje de que la geografía
es la diferenciación espacial de la naturaleza y la cultura. (Sauer, 1981:2)
Ratzel a quien se remonta la fundación del término Geografía Cultural
(kulturgeographie), paisaje cultural (kulturlandschaft), Sauer advertía que
“aparentemente Ratzel no consideraba su anthropogeographie más que como un
estímulo y una introducción a una geografía humana que debía fundamentarse en un
estudio de la cultura. Mientras que los antropólogos han utilizado ampliamente sus
análisis en la difusión de la cultura, los geógrafos occidentales piensan en él sólo
como un ambientalista.” (Sauer, 1931, en Gómez Mendoza, 1982:350) Ratzel
desarrolla el enfoque positivista de la época de una geografía humana en la búsqueda
de una identidad científica de la geografía como intersticio fundamental entre el
estudio del hombre y las ciencias naturales.
Pero la primera referencia explícita sobre la definición del paisaje cultural la dio
Sauer (1925:46):
El paisaje cultural se crea, por un grupo cultural, a partir de un paisaje natural. La cultura es el
agente, el área natural el medio, y el paisaje cultural el resultado. Bajo la influencia de una cultura
dada, que cambia ella misma con el tiempo, el paisaje sufre un desarrollo, atraviesa fases y
probablemente alcanza, por último, el fin de su ciclo de desarrollo. Con la introducción de una
cultura diferente –es decir, ajena–se produce un rejuvenecimiento del paisaje, o uno nuevo que se
sobrepone a los restos del antiguo. (Anschuetz, 2001:7)
Para Carl Troll (Gómez Mendoza, 1982:326) el espacio geográfico se define por
una ‘estructura del paisaje’. “En relación con los elementos culturales del paisaje, O.
Schlüter habló de una ‘Morfología del paisaje cultural’. “Por vez primera se establece
una serie de categorías o escalas de estudio como las ‘unidades de paisaje’:
‘cinturones o zonas de paisaje, que se corresponden con las zonas climáticas y de
48
vegetación.” La subdivisión de esos a su vez se realiza por las “unidades definidas por
sus configuraciones espaciales” llegando a los paisajes más pequeños. Troll rescata la
definición de Tansley del ‘Ecotopo’, “pequeñísimos espacios del paisaje geográfico”
[…] Paffen los llama ‘células de paisajes’ (landschaftzelle).”
Según Estébanez, Méndez y Puyol (1988:), “el espacio geográfico es un producto
social, por cuanto su forma externa, en su estructura interna y en sus cambios, así
como en su simbolismo y en sus contrastes, materializa la capacidad tecnológica y
productiva, los valores culturales, […] es decir las características y la lógica interna
peculiares de una determinada sociedad en una etapa de su desarrollo histórico”
El énfasis de la teoría social y cultural a la interpretación del paisaje, debido al
interés en los años 60 y 70 sobre la influencia de los proceso socio-culturales en el
espacio geográfico. En primer lugar, muestran a menudo más interés en la influencia
de los procesos socio-culturales y políticos en el modelado del paisaje, que en las
relaciones de las personas con el contexto de su medio ambiente específico. Segundo,
aplican la teoría de la crítica social y cultural en sus interpretaciones humanísticas. Y
en tercer lugar ellos consideran todas las formas de paisajes, no solo los rasgos físicos
visibles, como elementos de significación, cuya interpretación revela los procesos y
las actitudes culturales. Dentro de estos enfoques, los esfuerzos de los geógrafos del
paisaje contemporáneos alcanzan desde lo plenamente conductual a lo simbólico e
incluso a lo artístico. (Anschuetz, 2001:8)
Al igual que la antropología, puede afirmarse que la geografía presentó una gran
transformación debido a la crisis disciplinar y metodológica en los años setenta. El
surgimiento de las ‘nuevas ciencias’ se remonta incluso a la intención de la
interdisciplinariedad desde los años treinta, cuando surgieron “especialidades
interdisciplinarias para el estudio del espacio, como el caso de los geólogos y los
geógrafos […] encargadas de estudiar fenómenos multidimensionales”. (González,
2004:27)
Los movimientos en favor del trabajo multidisciplinario e interdisciplinario permitieron y
permiten replantear viejos problemas de la selección de conocimientos generales que deba
adquirir cualquier investigador independientemente de su especialidad; o los de la comunicación
entre especialistas de distintos campos y que manejan distintos lenguajes, técnicas, teorías y
métodos. La solución de esos problemas constituye parte de la historia de la interdisciplina. Pero la
reflexión y solución de esos problemas prácticos, pedagógicos, lingüísticos, teóricos, de
organización, de comunicación y de diálogo se añaden planteamientos teóricos y metodológicos de
fondo que constituyen los antecedentes de una gran transformación del trabajo científico ocurrida
más o menos a mediados del siglo XX. (González, 2004:41)
Entonces conviene preguntarse ¿Por qué la crisis disciplinar?
49
A finales del siglo XX ninguna de las ‘Grandes Teorías Unificadas’ había alcanzado aceptación
general. La idea predominante consistía en reconocer la multiplicidad de ‘mundos leídos en formas
diferentes’ por diferentes grupos con diferentes propósitos Esta posición fue adoptada incluso por
la tecnociencia dominante, que privilegió su propio estilo de razonar’ y de ‘investigar’ con un
variado respecto a la pluralidad y autonomía de otros estilos de pensar e investigar […] Un nuevo
camino resultó particularmente rico: la búsqueda de ‘interfases’. Esta se dio al principio, tanto en el
interior de una disciplina que rompía sus límites, cono entre unas disciplinas y otras. Las
‘interfases’ se fundían o forjaban en relación a problemas teóricos puntuales. (González, 2004:43)
Resultado de lo anterior, como una evolución de la división de la geografía física y
geografía humana, la “Nueva Geografía” manifiesta el interés en explicar “la
distribución territorial de los elementos, fenómenos y hechos” paralelamente a las
corrientes relacionadas con la percepción y las propiedades simbólicas-funcionales
del espacio, así como el énfasis en el marxismo y la dialéctica social del hombre-
trabajo, por lo que es relevante este tipo de afirmación: “El hombre […] es el producto
de la evolución de la naturaleza y del desarrollo de la sociedad […] si se le aísla de su
contexto cultural, se hace imposible comprender al hombre incluso bajo el único
aspecto de sus determinaciones naturales, puesto que éstas son el resultado de una
evolución sobre la cual también ejerce su acción el factor social.” (Schaff, 1974:92)
Estas determinaciones naturales y su evolución en el contexto cultural bajo la acción
social suponen la relación esencial del hombre con el paisaje cultural, pues éste “es, a
la vez producto y productor de la cultura.”
Consecuentemente, considero muy válida la aportación de Segrelles (2004:14) por
la cual “se reivindica el rol del paisaje en la geografía española, según algunos
geógrafos en las universidades de nuestro país reivindican en la actualidad la
recuperación de los conceptos región y paisaje, en ocasiones enmascarados detrás de
la denominación de lugar […] la integración y unificación de la geografía debe tener
como resultado la preeminencia sintética de la Geografía Regional, es decir, la
interrelación posibilista de los elementos físicos y humanos de los paisajes.”
Ahora bien, debe mencionarse que el progreso de los procesos o corrientes de la
‘Nueva Geografía’ en su enfoque como ‘cultural’ resalta una preocupación
epistemológica, heredada de la geografía cuantitativa que establece una metodología
inductiva-deductiva en la que se construye una teoría explicativa, que puede permitir
la identificación y análisis de diversos fenómenos en un espacio fuera de la
clasificación regional: un espacio geográfico relacionado con una realidad física-social
en el marco de una teoría explicativa.
Por su parte, estos procesos denotan una constante en utilización de un método
científico hipotético-deductivo, tanto para el reconocimiento de la racionalización de
los subsistemas geográficos, la observación e identificación de elementos
perceptibles, como el análisis de los procesos del trabajo colectivo en un territorio.
50
Relacionado con la acción metodológica, deseo analogizar en la medida de lo posible,
qué representa esta reflexión epistemológica de la ‘Nueva Geografía’ consolidada o
fortalecida en el proceso de la ‘Nueva Arqueología’: con la finalidad de explicar su
aprovechamiento como una referencia metodológica reconocible, ante la
consideración de los hechos culturales (el paisaje cultural), y como objeto de
investigación de esta disciplina desde la perspectiva de lo que se ha denominado
‘arqueología procesual’, anteriormente mencionada.
Estos resultados, me atrevo a decir, poseen una consciencia crítica específica en el
ámbito de la arqueología y que al igual que la geografía, se vio afectada también por el
eclecticismo posmoderno que prefiero tratar más adelante a propósito de la
arqueología post-procesual. La crítica denominada ‘post- procesual’ surge en los años
ochenta, y carece de una posición unitaria frente al fenómeno que estudia. Se opone a
la ‘Nueva Arqueología’, dado que renuncia al método científico, apoyada en la
incontrastabilidad de sus hipótesis, el intencional propósito de no validarlas y por
tanto en un relativismo científico.14
En resumidas cuentas, se puede afirmar que el espacio geográfico es el objeto de
estudio de la geografía, sobre el cual tienen lugar las manifestaciones culturales
(humanas) y naturales. Las modificaciones en el espacio, dada la relación dialéctica
entre naturaleza y cultura le aporta a este espacio sus singularidades, contextos,
excepcionalidades y demás características objetivas y subjetivas. Esta relación
dialéctica condiciona el paisaje y sus modificaciones en el tiempo son aquellas que
configuran el paisaje en la medida de la acción del hombre por medio del trabajo
social-colectivo. Se puede afirmar que el espacio geográfico como concepto toma
forma, se configura y delinea en una conformación denominada paisaje. La geografía
como ciencia, que estudia este espacio, es por ende la ciencia que estudia el paisaje.
Por lo tanto, basado en el trabajo de Georges Bertrand, el científico que –pese a mi
limitada formación geográfica- me atrevo a asirme como referencia más inmediata, se
explica, para los fines de la investigación, la existencia de un paisaje-territorio
geográfico dotado de una componente cultural y que se desarrolla en tres procesos
evolutivos:
a. El paisaje – territorio
14 Existe una crítica fuerte ante tal postura ya pasado el tiempo de esta tendencia y de los postulados del arqueólogo post-procesual Ian Hodder. La deliberada irresponsabilidad posmoderna se evidencia en la crítica desarrollada por Reynoso (1991) y por Velandia (2002). Una explicación sobre el particular existe en Aguilar, Miguel y Tantaleán, Henry (2008) El vuelo de Hermes: una crítica a la posmodernidad en arqueología desde los Andes.
51
Para la definición del término ‘paisaje’, Bertrand (1968, en Gómez Mendoza,
1982:461) identifica su principal problema y “el problema es de orden
epistemológico”. El paisaje “es el resultado, sobre una cierta porción de espacio, de la
combinación dinámica y, por lo tanto, inestable, de elementos físicos, biológicos y
antrópicos que interactuando dialécticamente los unos con los otros hacen del paisaje
un conjunto único e indisociable en continua evolución.” Posteriormente Bertrand le
aplicaría a esto la prioridad del trabajo en terreno-paisaje, sumada a la continua
reflexión epistemológica que denomina ‘de campo’.
Adicionalmente, debe considerarse que la definición el paisaje-territorio supone
“reagrupar y armonizar todos los elementos del paisaje para definir el objeto que se
quiere estudiar”, proviene de “la ciencia del paisaje” (Bertrand, 1972, en Gómez
Mendoza, 1982:468) según la cual los conceptos del territorio y del paisaje que
introducen las dimensiones socio-económica y cultural en el análisis del medio
ambiente. El concepto proviene de un doble proceso:
[…] El de territorialización del paisaje y paisajización del territorio. […] esta territorialización no
es un simple vestido geográfico: modifica en profundidad la concepción del paisaje […] eso
significa que la materialidad del paisaje, sea ésta natural o artificial, no debe desaparecer tras las
representaciones socioculturales y una exclusiva idealidad del paisaje. El paisaje-territorio no por
ello deja de ser un proceso cultural de representación del territorio. Pero este último conserva una
estructura y una funcionalidad propias. Lo que permite volver a la definición primera del paisaje:
‘un paisaje nace cuando las miradas cruzan un territorio’, un paisaje puede llegar a serlo ‘cuando
un territorio se encuentra en la encrucijada de las miradas’. (Bertrand, 2008:19).
Bertrand en su Geogràphie travesière (2002:363) concluye: “el paisaje, paso
olvidado pero obligado del análisis territorial y medioambiental: una epistemología
del terreno”, cuya disertación de su experiencia a través del tiempo también le arroja
que “el paisaje siempre ha sido considerado en su lugar, un lugar variable según los
momentos y circunstancias, dentro de un conjunto de investigaciones mucho más
amplias que conciernen a la relación naturaleza-sociedad o mejor naturaleza-cultura”.
Sin embargo, posteriormente (2008:20) se retracta de esta relación, que califica
como ‘inverosímil’ y que ‘falsea el debate sobre el paisaje, el territorio y el medio
ambiente’. Lo que si precisa es que al afirmar que “el paisaje no es la naturaleza y no
hay naturaleza paisajística” es el doble proceso de antropización de la naturaleza, y de
socialización como construcción cultural de la ‘naturaleza’, y rescata la naturalidad
intrínseca del paisaje, que al ponerla en dicotomía la convierte en residual. La
naturalidad “está en el núcleo del paisaje-territorio, lo que asegura. En tanto que
concepto de esencia socio-cultural, un retorno de la naturaleza y a la naturaleza. Así el
paisaje-territorio se re-aproxima afortunadamente a la ecología y al medio ambiente,
a pesar de que ciertos puristas desean todavía preservar la inocencia estetizante de
un paisaje descolgado, a pesar suyo, de las paredes de un museo.”
52
Asimismo, para Claude y Georges Bertrand (2002) se acentúa la imposibilidad de
estudiar el territorio sin analizar sus aspectos físicos y la necesidad de rechazar, por
un lado, el determinismo natural, y por otro, el posibilismo. Por lo que presentan el
análisis de las relaciones históricas entre la sociedad y naturaleza (arqueología del
paisaje), y concluyen que el paisaje -la expresión del trabajo de la sociedad humana
sobre la naturaleza, a la vez con y contra esta- se ha convertido en un punto
privilegiado de un encuentro interdisciplinario entre las ciencias humanas y la
geografía física.
Figura 7. Paisaje-Territorio
Fuente: Elaboración del autor a partir de los conceptos de Georges Bertrand.
b. Geosistema, territorio - paisaje
Para el desarrollo del concepto de geosistema, Bertrand adapta el concepto de una
geografía más mediombiental e interdisciplinaria aplicada a la realidad europea,
mediante el desarrollo de un modelo cualitativo y humanizado. “Ampliamente abierto
a la antropización” ante el “obstáculo epistemológico naturaleza-sociedad, […]
obstáculo franqueado con facilidad por algunos etnólogos y antropólogos”, gracias a
su trabajo sobre las sociedades primitivas, que considera una gran aportación pero
que “[…] en este tipo de estudios el paisaje apenas es requerido” y que pertenecía al
ámbito del arte y la estética. (Bertrand, 2010:19)
PAISAJE
NATURALEZA
Efecto del HOMBRE
ESPACIO NATURAL
Proceso de
ANTROPIZACIÓN
EPISTEMOLOGÍA>
TERRITORIO
CULTURA
Efecto SOCIAL
-CULTURAL
Proceso de
SOCIALIZACIÓN
>DE CAMPO
53
El Geosistema Territorio Paisaje, conforma un sistema denominado ‘GTP’, por el
cual se acentúa el carácter complejo del medio geográfico y la imposibilidad de
limitarse en su estudio a un solo modelo.El GTP representa la necesidad de
enriquecer el modelo geosistémico por la dimensión antrópica y cultural, concebido
mediante una estructura tridimensional del estudio de medio ambiente compuesto
por los siguientes elementos:
1. El Geosistema, que significa ‘dimensión antrópica de un concepto naturalista’,
2. El Territorio o la ‘dimensión naturalista de un concepto socioeconómico’ y
3. El Paisaje como ‘dimensión cultural de la naturaleza’.
Bertrand (2010), toma como origen del paisaje el concepto del geosistema GTP,
sin ser este el paisaje definido. En una visión evolucionada del concepto de
ecosistema, el geosistema ‘a priori sobre la dimensión antrópica’, es un modelo
biológico desarrollado posteriormente en el auge de la teoría general de sistemas de
Bertalanffy, que aceleró el carácter cuantitativo e hipotético-deductivo de la
investigación científica en los años sesenta. Posteriormente, en esta búsqueda, ante la
necesidad de ‘pasar por el paisaje’, metáfora que le ayude a librar su complejidad y
diversidad, Bertrand parafrasea la necesidad –según él- de un ‘pensamiento mestizo’,
que le permita ‘rebasar’ las distinciones entre naturaleza y cultura, lo material e
inmaterial, lo objetivo y lo subjetivo, atribuible a una ‘antropología del paisaje’.
Desafortunadamente, su llamado cae en el eclecticismo de ‘sobrepasar todo’ y llevarse
por delante la tradición científica a la que le ha tomado décadas la discusión sobre
naturaleza - cultura y naturaleza - sociedad, muy común en el reclamo posmoderno.
Al ampliar el término, el pensamiento mestizo que reclama Bertrand, puede referirse
al propuesto por Serge Gruzinski15, es un estructuralista que desarrolla una
explicación original e innovadora sobre el proceso del desarrollo cultural amerindio
que puede estar relacionada con el estudio juicioso de las culturas híbridas y de la
interculturalidad de García Canclini, por ejemplo16, pero que aporta una visión
estructural única sobre el proceso de mimetismo cultural en América. Aparte de esta
referencia no hay nada más serio a lo que Bertrand pueda estarse refiriendo, pero de
manera totalmente desatinada:
El paisaje es el signo sobre el terreno, y el símbolo en la mirada, de las convulsiones ambientales
que sacuden el planeta. Tanto en lo inmediato y urgente como en el tiempo largo, en el de la
historia y el de la memoria, es un intercestor global, banal y cotidiano. Todavía difícil de
aprehender. ‘Pasar por el paisaje’ significa contemplar un paradigma de la complejidad y de la
diversidad, que trascienda disciplinas e interdisciplinas, pero también un paradigma de la
15
Gruzinski, Serge. (2000) El Pensamiento Mestizo. Barcelona: Paidós. 16
García Canclini, Néstor (1990) Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo.
54
urgencia, porque los paisajes de mañana no serán los de hoy. ‘Pasar por el paisaje’ es aproximarse,
con mucha ambición, a un ‘pensamiento mestizo’, capaz de rebasar la distinción fundamental entre
cultura y naturaleza, entre lo material y o inmaterial, lo objetivo y lo subjetivo. Una antropología
del paisaje basada en la dinámica de mezclar. Un paradigma para tiempos de crisis que permita […]
‘esperar lo inesperado’. Hoy, en nuestros paisajes, los de Francia y los de España, lo inesperado ya
está aquí. (Bertrand, 2010:6).
Figura 8. Sistema GTP
Fuente: Elaboración del autor a partir de los conceptos de Georges Bertrand
c. Sistema paisajístico territorializado
Por su parte, el Sistema Paisajístico Territorializado, STP, supone una evolución
desde el paisaje-territorio, que reivindica el método y el concepto para el
fortalecimiento del uso en los estudios territoriales, pero sobre todo propende por
poner en relevancia la representación simbólica del paisaje que deviene en las
manifestaciones culturales, materiales e inmateriales. Se trata de lo que Bertrand
llama ‘geografía ambiental post-interdisciplinar’ (2010:27).
El STP es la respuesta al proceso teórico-paisajístico de casi treinta años de
discusión y trabajo de campo de Bertrand, fundamentado en el concepto del ‘paisaje-
territorio’. Está constituido por tres componentes:
1. El polo epistemológico “que funciona como una fuente conceptual permanente”.
55
2. El polo metodológico: compuesto por el “inventario prepaisajístico”
conformado por el análisis de lo inmaterial “conjunto de lo vivido y de los
componentes territoriales a partir del inventario de los actores y de los
proyectos que se apoyan sobre estudios del tipo ‘espacio vivido’” y el análisis
de las materialidades o “la base cartográfica espacio-temporal
multidimensional” aportada por el geosistema. Y por la “puesta en paisaje”, e
el ejercicio descriptivo-explicativo de la estructura y funcionamiento del
paisaje basada en los elementos del paisaje, las unidades básicas del paisaje y
el mosaico del paisaje.
3. El polo didáctico: representa la “interdisciplinariedad y los proyectos de
paisaje y de ordenación del territorio”. (Bertrand, 2010:28)
Figura 9. Sistema STP
Fuente: Elaboración del autor a partir de los conceptos de Georges Bertrand
2.3. La arqueología del paisaje o la arqueología del espacio
A partir de una muy compleja definición de la arqueología científica y como
antecedí, ‘procesual’, y ante la gran dificultad que le representó conformarse como
disciplina en tanto homologarse entre sus objetivos y los de la antropología, Lull y
Micó (1998) recuerdan una famosa frase de guerra de Willey y Phillips de 1959: ‘la
56
arqueología o es antropología o no es nada’, así como el manifiesto estadounidense de
Lewis Binford (1962) llamado ‘La Arqueología como Antropología’.
Desde de los años 60 y durante los 70, la atención de los arqueólogos viró hacia la
integración de variables naturales y culturales como condicionantes de los cambios
estructurales en los patrones de asentamiento en el espacio. Con la aplicación de la
teoría general de sistemas de Bertalanffy se moldearon con mayor precisión los
‘procesos’ de análisis, que permitieron una interpretación de los patrones
arqueológicos subyacentes en el paisaje, fuera de la descripción documentativa
tradicional que no reconocía una observación dinámica y multitemporal. (Binford,
1972; Clarke, 1977). Este desarrollo se denominó ‘arqueología procesual’.
Binford (1983) reconoce que es el paisaje, y no el yacimiento (arqueológico), el escenario para
todo un grupo de actividades económicas, sociales e ideológicas. Su reconocimiento de que los
patrones que se observan, tanto en los restos materiales, como en los espacios vacíos vienen de las
interacciones entre las dimensiones sociales que se organizan culturalmente, los recursos no
culturalmente organizados y las distribuciones del espacio vital, ayudan a definir los fundamentos
conceptuales para un paradigma del paisaje […] la diversidad, la complejidad y la interdependencia
dinámica entre las estructuras tecnológicas humanas, sobre sus organizaciones sociales, políticas y
religiosas y sobre el entorno físico en el que vive. (Anschuetz, 2001:14)
Cuando se revisa la evolución de la Arqueología como ciencia, al igual cuando se piensa el paisaje
como problema de estudio y trabajo (y no solo dentro de la Arqueología, sino en muchas otras
disciplinas, incluyendo las ciencias históricas, las naturales y las de la vida) […] las orientaciones
más progresistas’ aplicadas a ambas temáticas, han intentado implementar el proyecto
modernizador’ adoptando el modelo empirista-positivista-funcionalista. En el caso de la
Arqueología ello dio lugar a orientaciones centradas exclusivamente en los fenómenos ‘reales’ (ie.,
aquellas dimensiones de la sociedad que se pueden reconocer mediante la observación empírica
directa como, por ejemplo, el patrón de asentamiento de las sociedades prehistóricas) que se
pretendían explicar de forma científica (ie., objetiva y con valor universal) limitándose a descubrir
la función práctica que desempeñaban. Esta orientación define a la Nueva Arqueología,
Arqueología Procesual o Funcionalista. (Criado-Boado, 1999:4)
Entonces, ¿qué es la arqueología si no una reflexión sobre el pasado del paisaje? Es
por esto que la arqueología del paisaje plantea la posibilidad del desarrollo de una
metodología de trabajo de campo del paisaje pretérito, que desgrana las relaciones
simbólicas del sujeto objetivo y subjetivo con el entorno.
Por lo tanto, se considera pertinente para esta investigación tomar prestado de la
arqueología del paisaje la metodología y la reflexión científico-simbólica de la
componente ‘cultura’, -rescatada inicialmente en los indicios que arroja la
arqueología procesual- (incluso hay autores que le adhieren a la arqueología del
paisaje rastros de la arqueología post-procesual, igual sucede en la geografía con el
nombre de ‘posmoderna’ (Santarelli y Campos, 2002) pero que evidentemente
confirma que el concepto de ‘paisaje cultural’ deviene inducido por el concepto
57
de paisaje y de cultura por parte de los arqueólogos, y no por los geógrafos y
menos por los estudiosos de la (teoría de la) cultura y el patrimonio.
Para tal fin, encuentro especialmente innovador y pertinente el trabajo de Felipe
Criado-Boado17 y su equipo experto de colaboradores del grupo de Investigación e
Arqueología del Paisaje de la Universidade de Santiago de Compostela, entre los que
están César Parcero Oubiña y Manuel Santos Estévez, quienes a partir de una amplia
experiencia, han podido redefinir el concepto de paisaje, y consolidar ‘lo cultural’ del
mismo y plantear una autocrítica del marco metodológico procesual de referencia,
para generar el marco científico de una Arqueología del Paisaje. “La arqueología del
paisaje ha estudiado cada tipo de paisaje cultural y ahora comprendemos los paisajes
como procesos, los monumentos como escenarios y ciertos sitios como lugares.”
(Criado-Boado, 2004:3)
Este marco científico inicia con el replanteamiento del concepto de espacio como
producto socio-cultural “creado por la objetivación, sobre el medio y en términos
espaciales, de la acción social tanto de carácter material como imaginario.” Para
lograr esto se parte de la crítica al “empirismo reducido” del procesualismo, por su
“noción simplificada de la realidad” científica del universo físico (la dimensión de lo
concreto), que progresivamente ha dejado fuera “esa imagen del mundo, ámbitos de
reflexión y experiencia que antes, sobre todo en las sociedades tradicionales,
ocupaban también el espacio de la realidad. […] Este tipo de elementos, al no ser
controlables ni predecibles de modo directo, son más difíciles de manejar de forma
eficaz e introducen indeterminación y márgenes de error en la investigación u sus
aplicaciones.” (Criado-Boado, 1999:5)
La arqueología del paisaje se propone entonces como estudio de la espacialidad
humana que desarrolla una teoría crítica, la cual redefine el concepto de paisaje y una
metodología de trabajo específica que busca develar las relaciones intrínsecas de la
sociedad con la naturaleza. “La Arqueología del Paisaje (ArPa…) es una estrategia de
trabajo que puede ser utilizada como una herramienta de gestión y estudio del
registro arqueológico […] implica ante todo determinar cómo se adapta, modifica,
utiliza organiza y comprende el espacio […] es una estrategia de investigación que
comprende el estudio de todos los procesos sociales e históricos en su dimensión
espacial.” (Criado-Boado, 1999:1).
La arqueología del paisaje pretende ir más allá de la visión empirista que entiende el paisaje como
una realidad ya dada que se auto-contiene y autoexplica; y de la funcionalista que explica el paisaje
como el medio y producto de los procesos sociales […] Desde los criterios de la arqueología del
17
Profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, y director del Instituto de Ciencias del Patrimonio Cultural, INCIPIT. https://www.researchgate.net/profile/Felipe_Criado-Boado https://csic.academia.edu/FelipeCriadoBoado
58
paisaje, la pregunta es, entonces, de qué manera están estructuradas las relaciones colectivas del
trabajo social que definen unas estrategias de ocupación del espacio y de qué modo marcaron o
modificaron el espacio natural para convertirlo en un paisaje cultural o naturaleza transformada
como espacio social.” (Velandia , 2014:73)
Es posible explicar una correspondencia estructural a partir del concepto de espacio y las
estrategias socio culturales […] en la medida que establece un rasgo extrapolable a otras
sociedades, un concepto rentable para el análisis cultural. […] la no transformación del medio
natural por las prácticas de subsistencia de ciertas comunidades debió ser compatible con unas
prácticas socio-culturales que no pretendieron diferenciarse de la naturaleza a través de
construcciones artificiales. Esta circunstancia indicaría una estrecha relación estructural en las
estrategias de apropiación del espacio entre pensamiento, organización social, subsistencia y
concepción-utilización del ambiente colectivo. (Criado-Boado, 1993:41)
Por lo tanto, “el paisaje debe entenderse a partir de la comprensión del espacio
cuanto entorno físico o matriz medio ambiental de la acción humana; el espacio en
cuanto entorno social o medio construido por el ser humano en el que se producen las
relaciones entre individuos y grupos; el espacio en cuanto entorno simbólico o medio
pensado que ofrece la base para desarrollar y comprender, la apropiación humana de
la naturaleza”. (Criado-Boado, 1996a:17).
Anschuetz (2001), plantea por otra parte, una tipología de paisajes, a partir de las
manifestaciones sociales y culturales más allá de los restos de la cultura material
examinados tradicionalmente por la arqueología, que pueden configurar tipos de
paisaje como ‘el paisaje etnohistórico’, ‘el paisaje simbólico’, incluso ‘el paisaje ritual’,
lo cual, luego de examinar el trabajo de Criado-Boado y su equipo, resulta redundante,
y se corre el riesgo de la ‘segmentación disciplinar’ del objeto de estudio, tan común
en la arqueología como en la geografía, en especialidades ‘subjetivizadas’ como la
‘arqueología de la percepción’, la ‘geografía de la percepción’, la ‘geografía radical’,
entre otras. La metodología para el análisis subjetivo en el caso de ‘lo simbólico’, fue
aprovechada a partir de los años 80 a los 90, por la crítica ‘post-procesual’, animada
por la denominada ‘Arqueología de la Percepción’. En su momento, la arqueología
post-procesual “procura hacerlo a partir de la presuposición de que la reproducción
de las condiciones de observación permite acceder a un sentido que a lo mejor no es
esencialmente el original, pero sí el fenómeno considerado […] propone una
aproximación subjetiva y subjetivizante.” (Criado-Boado, 1999:7). Esta tendencia, se
basa en la reconstrucción subjetiva de la percepción del mundo de los individuos
estudiados –a partir de las evidencias de la cultura material- sacados de contexto por
la visión ‘subjetivizante’, de la percepción de quienes los estudian, puesto que los
vestigios de una cultura por sí solos ‘no dicen nada’ y resulta viable subjetivizarlos
desde la propia perspectiva.
59
De esta forma, la arqueología del paisaje se interpone mediante el desarrollo de
una descripción deconstructiva del paisaje de tal forma que permite aislar los
elementos y relaciones formales que lo constituyen. (Criado-Boado, 1999:9).
En resumen, la arqueología del paisaje desarrolla tres análisis básicos, a partir del
paisaje como producto social conformado por determinadas dimensiones del paisaje:
a. El paisaje como entorno físico: Corresponde a la matriz medioambiental de la
acción humana o arqueología social.
b. El paisaje como entorno social: Es el paisaje representado por el espacio como
entorno social o medio construido por el ser humano, corresponde a las relaciones
sociales entre los individuos y sus grupos, o arqueología social de paisaje que sirve
para comprender la aprehensión o apropiación humana de la naturaleza. (Criado-
Boado, 1996:17 )
c. El paisaje como entorno simbólico: A partir de Tim Ingold (1986), el paisaje como
entorno simbólico es la representación del espacio como entorno del pensamiento, o
medio simbólico como base para el desarrollo, la comprensión y la apropiación
humana de la naturaleza, o “arqueología del paisaje imaginario” o simbólica. (Criado-
Boado, 1999:55)
Figura 10. Dimensiones del Paisaje
Fuente: Elaboración del autor a partir de los conceptos de Criado-Boado
ESPACIO FÍSICO
MATRIZ AMBIENTAL
REALIDAD DADA
ESPACIO SOCIAL MATRIZ
RELACIONES
REALIDAD NUEVA
PAISAJE
ESPACIO
SIMBÓLICO
MATRIZ MENTAL
REALIDAD IMAGINADA
60
2.4. Una reciente disciplina: la arqueogeografía
La arqueogeografía tiene como objeto “explicar la dinámica del espacio a través
del tiempo”. Esta disciplina se encarga de explorar las dimensiones territoriales de los
objetos históricos de la geografía, que no debe confundirse con la geoarqueología, la
cual estudia los rastros geológicos de determinada era geológica.
En una reveladora Tesis Doctoral, que me atrevería a calificar de pionera en la
arqueogeografía como método, y que resalto como descubrimiento para esta
investigación, corresponde al precursor trabajo de Javier Ignacio de Carlos Izquierdo,
titulado ‘La Arqueogeografía: un procedimiento para el estudio del Espacio
Prehistórico’ (2002), desarrollado en la Universidad Complutense de Madrid. “El
interés de los arqueólogos por estudiar las culturas desde la perspectiva espacial es
muy antiguo. Siempre había preocupado la relación entre el medio geográfico y la
localización de los asentamientos, aunque nunca había sido el tema central de la
arqueología. Fue hasta 1940 en la escuela americana (Franz Boas18) en que surge el
concepto de área cultural, al delimitar unidades geográficas relativamente pequeñas
basándose en la distribución contigua de elementos culturales. […] Se consideraba
que los estudios geográficos debían complementar la información arqueológica,
aportando así un conocimiento más amplio de las sociedades pretéritas.” (Carlos,
2002:85)
Al parecer, todas las ciencias en su afán investigador tomaron de la geografía sus
recursos analíticos sobre el espacio. Según Santos (1991:) “las relaciones entre la
etnología y nuestra ciencia fueron analizadas por André Leroi-Gourhan en 1948”19
Carlos (2002), sitúa el origen de la arqueogeografía a partir de la arqueología
espacial (procesual) a finales de los años sesenta en Cambridge (Hagget, 1965;
Chorley y Hagget, 1967, Wagstaff, 1987), y su consolidación en los años setenta con la
publicación Spatial Analysis and Archaeology (Hodder y Orton 1976), y Spatial
Archaeology (Clarke, 1977). Dado que la arqueología espacial era incapaz de explicar
los cambios socioeconómicos y los grandes cambios socioculturales, ya que las formas
de análisis cuantitativas eran instrumentos útiles para manejarse entre las variables
espaciales, pero no servían en la mayoría de las ocasiones para crear modelos
(Wagstaff, 1987). Se elabora a partir de allí una aclaración metodológica pertinente,
pues él critica que la arqueología espacial tomó recursos técnicos de la geografía, pero
ésta a su vez no elaboró un procedimiento. “Las técnicas forman parte del
procedimiento, o método de trabajo, pero no son términos equivalentes. Las técnicas
son instrumentos analíticos, que sirven para manejar el caudal de información
disponible. Mientras que el método, no solo ordena los instrumentos de análisis, sino
18
Franz Boas (1964) Cuestiones Fundamentales de Antropologìa Cultural. Buenos Aires:Solar. 19
Leroi-Gourhan, André (1948). Ethnologie et Géographie, En La Revue de Géographie Humaine et Ethnologie, I (1) citado por Santos (1991).
61
que valora las hipótesis (o modelos), que proporcionan las técnicas, y a su vez es el
armazón conceptual que los respalda. Por lo tanto es más conveniente considerar la
arqueología espacial como una tendencia analítica, en vez de una corriente
metodológica.” (Carlos, 2002:89)
La arqueogeografía reúne todas las teorías arqueológicas espaciales que Clarke (1977) denominó
no formales. Por ejemplo, adopta el sentido de la Teoría Espacial arqueológica, ya que los métodos
cuantitativos son la esencia de la definición del patrón espacial. Considera esencial el fundamento
de la Teoría Espacial Económica: las comunidades humanas actúan al solucionar sus problemas
invirtiendo el mínimo esfuerzo posible, y maximizando los beneficios. También, la arqueogeografía
reúne a la Teoría Físico-Social, y la Teoría Mecánico- Estadística, pues todas ellas parten de la
misma analogía sistémica […] La arqueogeografía sobre todo es un procedimiento metodológico.
(Carlos, 2002:4)
[…] lo habitual ha sido estudiar la homogeneidad de las áreas culturales. Los fundadores de la
Escuela Histórico Cultural, los que llamara Clarke ‘antropogeógrafos’ (Clarke, 1977) comenzaron a
definir los círculos culturales. Los rasgos característicos de cada cultura originariamente habrían
formado un centro cultural. Otra forma de enfrentarse a los espacios interculturales es la que, en
vez de definir los rasgos característicos del espacio, por ausencia de los atributos de otros
conjuntos culturales, otorga a estas zonas unas características específicas y particulares. (Carlos,
2002:23)
Carlos (2002:102) denomina arqueogeografía al “método especializado en el
estudio de los espacios arqueológicos […] La arqueogeografía incorpora el
componente dinámico del espacio, por lo cual se vale de la propuesta del método
sistémico, que permite estudiar las estructuras territoriales de una forma cambiante y
acumulativa en el tiempo.”
En la arqueogeografía de Carlos (2002:164) el análisis espacial se realiza de una
forma detenida e interna, con el objeto de que la definición de las estructuras
espaciales permita conocer la organización interna de la sociedad estudiada. Un
nuevo concepto hace su aparición: la permutación entre las variables conocidas. La
arqueogeografía permite la identificación de las estructuras espaciales y su
comparación de forma sincrónica y también a través del tiempo, o diacrónica. El
análisis comparativo de las formas espaciales coetáneas, concede la posibilidad de
cotejar diferentes estructuras dentro de una misma región, o entre regiones. La
arqueogeografía también brinda la posibilidad de estudiar los procesos de cambo
sociocultural, mediante el análisis de la dinámica espacial.
Por otra parte, a partir del 2000, en la versión arqueogeográfica desarrollada por
Gérard Chouquer en el Centre Nationale de Recherche Scientifique, CNRS (y
actualmente también en la Universidad de Coimbra) y los discípulos de tesis
doctorales de Sandrine Robert y Magali Watteaux, tiene como fuente de referencia
básica el Traité de l’Archeogeographie (Chouquer, 2000). Éste propone una
historiografía territorial del paisaje antiguo, establece la detección de trazas,
62
evidencias, formas de implantación, transformación y mapificación del territorio que
permiten develar los elementos de su evolución.
Esta escuela, se fundamenta según Watteaux (2014), en la arqueogeografía que se
ha desarrollado a partir del uso de métodos de la geografía en el campo de la historia
y la arqueología: la geografía clásica alemana o francesa (Robert Fossier), la geografía
espacial anglosajona (Javier Ignacio de Carlos Izquierdo) y la geografía cultural de
inspiración francesa (Dominique Guillaud). En Francia, el primero en utilizar el
término fue el historiador medievalista Robert Fossier.
Para Chouquer y Robert (2009), la arqueogeografía ocupa de la dinámica del
espacio a través del tiempo. A través de ella se analiza la realidad territorial de
sociedades del pasado, especialmente de su articulación entre territorios y redes. Más
allá de la recuperación de este espacio, trata de aclarar los fenómenos de transmisión
y del desarrollo de sus propios conceptos e indicadores para resaltar el complejo
proceso de interacción entre las sociedades y sus espacios. Desde un punto de vista
epistemológico, la arqueogeografía ofrece también un análisis crítico de los objetos
geohistóricos utilizados convencionalmente (el bosque, el campo abierto, la zona,
etc.), una revisión de la relación entre el pasado y el presente a partir de una
asociación más fina entre las ciencias actuales (geografía, sociología) y ciencias del
pasado (arqueología e historia). La arqueogeografía se fundamenta en la atención de
cada caso como una plantilla funcional, sobre la cual se desarrolla una arqueología del
saber (concepto basado en Michel Foucault) para juzgar la capacidad de descripción
del objeto de observación, es decir, el paisaje como producto del tiempo de su
desarrollo.
Según Watteaux (2011:4), Chouquer desarrolla la arqueogeografía a partir de las
dos bases disciplinarias de su enfoque, la geografía y la arqueología. De hecho, la
arqueogeografía es una disciplina geográfica que surge entre finales de la década de
los años 90 y principios del 2000. En primer lugar, una arqueología del conocimiento
geohistórico, claramente orientada a la conclusión de la crisis y recomposición de los
objetos. El término ‘arqueogeografía’ no es una creación ex nihilo por parte del grupo
dirigido por Chouquer; se trata de un balance entre la arqueología y/o la geografía,
entre la arqueología y/o el medio ambiente, entre el paisaje y/o el medio ambiente,
entre la prospección y/o morfología entre la geografía histórica, la arqueogeografía y
la arqueología espacial. Significa la aparición de una disciplina nueva y ampliada, cuyo
campo de investigación y del conocimiento sobre la organización de la tierra y su
dinámica es una característica central del conocimiento, que coexiste en relación con
otros campos de la investigación y con disciplinas tales como la historia, la geografía,
la arqueología, la antropología, la etnología y las ciencias paleoecológicas. “Creemos
que este campo de investigación es importante, ya que considera necesaria la
existencia de una disciplina que se ocupa de la transmisión de la memoria de las cosas
63
planimétricas y espaciales, evaluar el peso de la transmisión cultural en la posibilidad
de reconstituir los antiguos estados del uso de la tierra, sin caer en una simple
ilustración de la historia por las formas, ni en descubrimientos arqueológicos
espaciales, ni en una sucesión de estratos y secuencias de hechos geológicos y
ecológicos.”
Watteaux (2014:4), afirma que en términos de la geografía clásica, si las raíces
históricas de algunos hechos geográficos han tenido en cuenta en la mayoría de los
casos, el análisis que no supera el siglo XVIII, no había forma de aspirar a producir un
discurso sobre el espacio de las sociedades del pasado. La arqueogeografía debe
asumirse como una propuesta disciplinaria definida como el estudio del espacio de
las sociedades del pasado, en todas sus dimensiones y en sus variadas escalas
espaciales y temporales, con el fin de contribuir a la reconstrucción de la historia de
periodización de las formas y el conocimiento de las dinámicas de largo plazo que
constituyen el patrimonio. La arqueogeografía se concibe en dos niveles (Chouquer,
2003, 2007); en primer lugar, se trata de una arqueología geo-histórica del
conocimiento, orientada a la recomposición de los objetos de la geografía histórica y
de la geografía antigua. El arqueogeógrafo está interesado en el desarrollo
epistemológico que cimiente el discurso científico con el fin de proponer formas de
reorganización del conocimiento. Parte de su discusión plantea un reconocimiento
estructural y formal de la geografía rural y agraria. La forma rural es ciertamente el
resultado de la acción de una sociedad dada, pero también es el resultado de la
hibridación entre las formas creadas en un momento dado y las realidades heredadas
transmitidas a nosotros en el largo plazo.
Por último, Chouquer (1997, 2000) propone la definición de ‘morfosistema’,
resultado de la articulación de ‘ecosistema’ y ‘geosistema’ (Bertrand, 2010). Todo el
meta componente ‘sistema de paisaje’, conforma una disposición sistémica y
modeladora múltiple de registros ahora conocidos y analizados de los sitios de
trabajo en Francia (edad del hierro, edad del bronce y época romana).
Puede concluirse, que en la arqueogeografía de Chouquer y su grupo, se
profundiza –incluso excede- el análisis minucioso de las tipologías agrarias
tradicionales, la morfología del catastro del suelo, sus orígenes y múltiples
subdivisiones, el análisis de las redes y flujos (carreteras, caminos y senderos) y sus
trazas históricas (rastros, setos, vallas, muros y zanjas irregulares), según un
procedimiento de modelado planimétrico bajo la premisa de búsqueda del origen de
las dinámicas y los procesos de ocupación y transformación del territorio. En esta
precisión, casi ingenieril, se pierde de vista los contenedores y los contenidos, los
sujetos y objetos de la cultura, como origen de las formas de paisaje transformadas
por las sociedades antiguas. Adicionalmente, carece del reconocimiento del paisaje
como espacio simbólico, a diferencia de la Arqueología del Paisaje.
64
2.5. Conclusión: La territorialización de la transformación social-cultural
Se espera que los tres enfoques: el epistemológico, el geográfico y el arqueológico
del paisaje, contribuyan a fortalecer la interpretación y rescatar las lecturas más
cercanas a la condición cultural del paisaje cafetero. Así mismo preparar la caja de
herramientas para diseccionar el área de estudio. Se trata pues, de develar el código
estructural del paisaje definido como:
el conjunto de principios, conceptos y normas que regulan las dimensiones espaciales de las
prácticas sociales en ese contexto y que, ya sea para mantenerse, transformarse, invertirse o
negarse, emergen de un modo u otro en las diferentes manifestaciones fenomenológicas y en los
productos materiales de esa formación económico-social. Los paisajes culturales pretéritos pueden
ser reconstruidos, en sus tres dimensiones, a través del análisis de las interrelaciones entre todos
los ámbitos y niveles de articulación espacial… los códigos en los que se basan se representan a
través de los resultados físicos de las prácticas sociales. (Criado-Boado, 1999:10)
Según el Ayuntamiento de Madrid - Comité Nacional Español de ICOMOS (2014:1),
“el debate sobre la definición, carácter, valoración y gestión de los paisajes culturales
es uno de los desafíos de las sociedades modernas. Estos paisajes culturales son, ante
todo, el marco de vida de poblaciones fuertemente enraizadas en los territorios,
constituyen la base de su identidad y ofrecen fuentes de inspiración creativa y
herramientas pedagógicas para toda la sociedad”.
La rapidez de los cambios territoriales provocados por la globalización y otros
problemas mundiales, como el cambio climático o los conflictos sociales, así como por
los adelantos técnicos, científicos y tecnológicos, las mejoras en el ámbito de la
igualdad social y la calidad de vida y la diversificación de funciones operadas sobre
todo en las sociedades del ámbito occidental, están provocando un impacto sin
precedentes en estos paisajes culturales, que hacen necesaria una atención urgente y
adecuada para preservar sus valores y para seguir sosteniendo, en la medida de lo
posible y conveniente, los marcos de vida tradicionales en numerosos territorios del
planeta.
Esta debilidad es más evidente en zonas con problemas para generar procesos de
desarrollo y con altos grados de fragilidad y vulnerabilidad. Sin embargo, incluso en
ellas, aspectos como la autenticidad de su carácter patrimonial son un recurso que
puede encerrar posibilidades insospechadas. La protección de los paisajes culturales
puede convertirse en una palanca de identidad, autoestima y desarrollo para muchos
territorios de tipo muy diverso; redundando así en el reforzamiento de la diversidad
cultural y en la aportación de posibles nuevas fórmulas de gestión sostenible a partir
de los recursos culturales.
65
SEGUNDA PARTE: EL ESTADO DEL ARTE DEL PCCC Y EL VOLCÁN CERRO MACHÍN
La evaluación de un ‘estado del arte’ para los fines de la investigación, permite
consolidar el conocimiento acumulado sobre el área de estudio en el PCCC y el Volcán
Cerro Machín, en orden de establecer un panorama aproximado de las categorías de
la información relacionada inicialmente en los ámbitos geográfico y físico, y luego
político y normativo.
En el seguimiento continuo al desarrollo de la epistemología del paisaje-territorio
geográfico integrado en el concepto de una arqueología del paisaje, prosigue la
resolución a la pregunta metodológica: ¿Para qué? Es decir, ¿Qué propósito tiene
desarrollar un conocimiento sobre el paisaje cultural cafetero con serias
implicaciones por la amenaza de riesgo volcánico, interpretado geográficamente?
El acercamiento a los fenómenos vulcanológicos requiere, para moldear ese
estado del arte, el análisis de algunos casos eruptivos representativos, debido a la
posible similariedad del Volcán Cerro Machín, VCM; es decir, con otras
configuraciones estratovolcánicas plinianas explosivas, que también tienen una
relación con un paisaje patrimonial de contenido simbólico.
Para este efecto, se puede tomar, como primera referencia, el caso del Volcán
Vesubio en Italia. Según la documentación de los eventos en torno al volcán Vesubio y
el territorio de Pompeya y Herculano, datan de un periodo de actividad entre el 5 de
julio de 1913 y 4 de abril de 194420, actividad que no coincide con el área patrimonial
de interés relacionada con el evento que sepultó a Pompeya y Herculano ocurrido en
el año 79 D.C. Adicionalmente, este sitio se reconoce por Unesco mediante la
inscripción en la Lista de patrimonio mundial sólo hasta 1997, como “las Zonas
Arqueológicas de Pompeya y Herculano y la Torre Annunziata”21. Posteriormente, el
Centro Histórico de Nápoles se inscribió en la Lista de patrimonio mundial de Unesco
en 1995.22
Conocido el caso anterior como ‘la bomba de tiempo europea’, que se
documentará en el análisis del caso más adelante, se considera también pertinente
revisar el paisaje afectado por el riesgo volcánico existente en la ciudad de Antigua en
Guatemala, inscrita en la Lista de patrimonio mundial de Unesco en 1979,
caracterizada por un paisaje rodeado por tres volcanes: el Volcán Acatenango, el
Volcán Agua y el Volcán Fuego, éste último un estratovolcán con actividad eruptiva en
2015, la cual no se ha detenido desde el 4 de junio de 200223
20
http://www.volcano.si.edu/volcano.cfm?vn=211020. Consultada el 15 de mayo de 2015. 21
http://whc.unesco.org/en/list/829. Consultada el 15 de mayo de 2015. 22
http://whc.unesco.org/en/list/726. Consultada el 15 de mayo de 2015. 23
http://www.volcano.si.edu/volcano.cfm?vn=342090. Consultada el 16 de mayo de 2015.
66
Sin embargo, debido a que para esta construcción, se requiere conocer los efectos
de la experiencia volcánica, y dimensionar el desastre volcánico como hechos
contrastados, se propone conocer los eventos con cierto nivel de información
relevante, como los documentados en la erupción del Monte Saint Helens de 1980, el
Volcán Nevado del Ruiz en 1985, y Volcán Pinatubo en Filipinas de 1991. El primero
y el tercero, volcanes de tipo explosivo como el VCM –dado que el Volcán Pinatubo
sería lo más aproximado a la futura explosión del VCM, de acuerdo con Ingeominas
(2002) y Universidad Nacional de Colombia (2009)- y el segundo perteneciente a la
misma cadena o sistema volcánico.
Para tal fin, se puede dar cuenta ampliamente de los casos mencionados, en Sarah
Brown et al. (2015) en el documento de inventario y caracterización más actualizado
de los volcanes en el mundo, titulado Regional and Country Profiles of Volcanic Hazard
and Risk24, así como en Timothy Kusky (2008), Joan Martí y Gerald Ernst (2005),
Paolo Papale (2015) y Haraldur Sigurdsson (1999).
Con base en lo anterior, se propone ampliar en esta parte introductoria de la
Segunda Parte,25 el caso del Monte Saint Helens, por las razones que se explicarán
seguidamente, y los otros dos casos citados se tratarán en el siguiente capítulo como
casos de análisis de las implicaciones directas en el paisaje cultural cafetero.
Las referencias de la actividad volcánica en el mundo tienen un hito o parteaguas
en 1980, con la erupción del Monte Saint Helens, MSH; evento que tuvo efectos
impredecibles en la cultura popular y en los medios masivos de comunicación que se
forjaron a partir de esta década del siglo XX. A pesar de la connotación ‘pop’ que
adquirieron los eventos del MSH en la cultura estadounidense, en términos científicos
supuso una documentación notable y sin precedentes. Considerada como la “primera
gran erupción monitoreada intensamente con la tecnología moderna” (Sigurdsson,
1999:18), puso a prueba la capacidad científica instalada en Estados Unidos por el
aprovechamiento de la información in situ que para esa época significaba una
oportunidad única para el seguimiento y monitoreo de un hecho de tal naturaleza.
24 Estudio de Global Volcano Model, GVM, http://globalvolcanomodel.org y el IAVCEI, International Association of Volcanology and Chemistry of the Earth’s Interior, http://www.iavcei.org/. El GVM fue creado en 2011 e incluye actualmente 31 institutos asociados colaboradores de todo el mundo científico que representan desde disciplinas como la vulcanología, la ingeniería y ciencias sociales, así como instituciones del sector privado. GVM es una plataforma de colaboración internacional para integrar la información sobre los volcanes para la previsión, evaluación de riesgos y mapas de riesgo. Esta red tiene como objetivo proporcionar un acceso abierto de evidencia sistemática, los datos y el análisis de riesgos volcánicos y el riesgo de global y escala regional, y apoyar los Observatorios Vulcanológicos a escala local. IAVCEI es una asociación de la Unión Internacional de Geodesia y Geofísica (IUGG). IAVCEI es una asociación internacional de vulcanología con cerca de 2000 miembros. Representa el enfoque internacional principal para: (1) la investigación en vulcanología, (2) los esfuerzos para mitigar los desastres volcánicos, y (3) la investigación en disciplinas estrechamente relacionadas. 25
Lo cual se verá muy desproporcionado frente a la introducción de la Primera Parte, pero que se prevé justificado.
67
Figura 11. Vista del Volcán Saint Helens desde el Monitor “Cresta de la Pluma”
Fuente: «St Helens from Monitor Ridge feather». Publicado bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:St_Helens_from_Monitor_Ridge_feather.jpg#/media/File:St_Helens_from_Monitor_Ridge_feather.jpg.
Adicionalmente, la misma investigación vulcanológica de los eventos del MSH
supuso una revolución autocrítica de la disciplina puesto que sucedió lo impensado:
la modelación inicial de la explosión piroclástica realizada por los expertos del USGS,
sobre la cual se establecieron las medidas de gestión de manejo del riesgo, falló.
Entre el 6 marzo y el 17 mayo de 1980, el Monte Saint Helens, ubicado en la región
del Pacífico noroccidental de Estados Unidos, en el condado de Skamania, estado de
Washington, a 154 kilómetros al sur de la ciudad de Seattle y a 85 kilómetros al
noroeste de Portland, estado de Oregon, perteneciente a la Cordillera de las Cascadas
y con una elevación de 2.950 msnm., registró las primeras señales de actividad con
una serie de pequeños sismos. Después de cientos de terremotos y explosiones de
vapor, el 27 de marzo estalló el cráter a través de la capa de hielo de la cumbre del
volcán. En el lapso de una semana el cráter había aumentado 45 metros de diámetro y
dos sistemas de grietas gigantes cruzaron toda el área de la cumbre. El 17 de mayo,
más de 10.000 terremotos habían sacudido el volcán y el flanco norte se había
abombado hacia el exterior por lo menos 15 metros para formar un abultamiento
importante. Tal deformación del volcán era fuerte evidencia de que la roca fundida
(magma) se había levantado en el interior hasta muy alto dentro del volcán.
El 18 de mayo, a las 8:32 am, un terremoto de magnitud 5.1 en la escala de Richter
causó un enorme movimiento de remoción en masa desde la cima del volcán. Este
deslizamiento de tierra se estima como ‘el más grande en la historia de la Tierra.’ El
deslizamiento ‘despresurizó’ el sistema de magma del volcán, lo que provocó fuertes
explosiones. Rocas, cenizas, gases volcánicos y vapor fueron lanzadas en dirección
norte.
68
Figura 12. Erupción previa del Monte Saint Helens desde el Noreste, 10 de abril de 1980
Fuente: «MSH80 early eruption St Helens from NE 04-10-80» de Donald A. Swanson - CVO Photo Archives Mount St. Helens, Washington Before, During, and After May 18, 1980. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons -http://commons.wikimedia.org/wiki/File:MSH80_early_eruption_st_helens_from_NE_04-10-80.jpg#/media/File: MSH80_early_eruption_st_helens_from_NE_04-10-80.jpg
La explosión, prevista inicialmente como una única columna vertical, fue una
explosión lateral que abrió la columna de ceniza y gas que se elevó más de 24
kilómetros de altura en la atmósfera en sólo 15 minutos. Esta explosión provocó la
devastación de las áreas no evacuadas previamente sobre las cuales se aplicó el
modelo de gestión de riesgo inicial. La explosión lateral del material caliente se
aceleró a una velocidad inicial de 480 kilómetros por hora, a una distancia de 28
kilómetros.
Una hora más tarde, una segunda columna resultado de una erupción pliniana de
flujos piroclásticos de ceniza, lapilli y piedra pómez (tefra) se elevó durante 9 horas.
Más adelante se definirán los términos resaltados. Los vientos predominantes
impulsaron 520 millones de toneladas de ceniza hacia el este a través de Estados
Unidos y causaron completa oscuridad en Spokane, Washington, a 400 kilómetros del
volcán.
69
Figura 13. Pluma de la Erupción del Monte Saint Helens 18 de mayo de 1980
Fuente: «MSH80 eruption Mount St Helens plume 05-18-80» de Donald A. Swanson - USGS Cascades Volcano Observatory. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:MSH80_eruption_mount_st_helens_plume_05-18-80.jpg#/media/File:MSH80_eruption_mount_st_helens_plume_05-18-80.jpg
Durante los primeros minutos de esta última erupción, partes de la nube de la
explosión subieron por encima del borde del cráter recién formado y por los lados
oeste, sur y este del volcán. Las rocas calientes y gas fundieron rápidamente parte de
la nieve y el hielo del volcán, creando oleadas de agua que erosionaron y se mezclaron
con los restos de rocas sueltas para formar lahares (flujos de lodo volcánico) por el
brazo norte del rio Toutle.
Los episodios entre junio y octubre de 1980 causaron el estallido de lava en el
cráter conformando una cúpula. Ésta fue destruida por episodios explosivos
posteriores. A partir de la erupción de octubre de 1980, 17 episodios eruptivos
construyeron un nuevo domo de lava que llegó a 30 metros desde la base del cráter.
Entre 1989 y 1991 hubo cerca de 30 explosiones. Las explosiones formaron una
nueva purga en el lado norte de la cúpula y produjeron pequeñas columnas eruptivas
que se elevaron a pocos kilómetros por encima del volcán. Algunas explosiones
también lanzaron piroclastos hacia el norte desde la cúpula, y formaron pequeños
lahares. Durante 1995 y 1998 se incrementó la sismicidad durante varios meses, pero
no hubo explosiones acompañantes. (USGS, 2000).
70
Figura 14. Mapa de los depósitos de la erupción de 1980 del Monte Saint Helens
Fuente: «St Helens map showing 1980 eruption deposits» de USGS - USGS Cascades Volcano Observatory. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:St_Helens_map_showing_1980_eruption_deposits.jpg#/media/File:St_Helens_map_showing_1980_eruption_deposits.jpg
Un enorme domo de lava creció episódicamente en el cráter hasta 1986, cuando el
volcán cayó en una relativa tranquilidad. Un nuevo glaciar creció en el cráter,
envolviéndose alrededor y en parte logró enterrar el domo de lava. De 1987 a 2003,
enjambres de terremotos esporádicos y pequeñas explosiones de vapor indicaron que
el magma (roca fundida) se reponía a gran profundidad. En 2004, las explosiones de
vapor y ceniza anunciaron el inicio de una nueva erupción. Una fase más tranquila de
la extrusión continua de lava siguió y se prolongó hasta 2008, por medio de la
construcción de una nueva cúpula e incremento por lo menos al doble del volumen de
lava en el fondo del cráter. (USGS, 2013).
El Monte St. Helens es un paisaje dinámico que cambia constantemente. La imagen
anterior muestra el relieve obtenido a partir de datos LIDAR26 por medio de la cual se
observa el estado actual del cráter. Éste presenta actualmente una dimensión de 1.9
kilómetros de ancho de este a oeste por 2.9 kilómetros de sur a norte (USGS, 2013).
26
LIDAR es un acrónimo de Light Detection and Ranging, una técnica de teledetección moderna usada para mapear la topografía con mayor exactitud. USGS (2013).
71
La fase de erupciones entre el 10 de noviembre de 2004 al 28 de febrero de 2008,
generó una serie de espinas de lava, que se desintegraron en varios montículos. La
trayectoria de la extrusión de lava fue afectada por la geometría del cráter y el
volumen de crecimiento del material eruptivo.
Figura 15. Simulación por ordenador en la que se puede apreciar el derrumbamiento del 18 de
mayo de 1980, en verde, seguido de los flujos piroclásticos, en rojo
Fuente: «Computer animation showing May 18, 1980 St Helens landslide» de U.S. government - USGS image (by T.R. Alpha). Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Computer_animation_showing_May_18,_1980_St_Helens_landslide.png#/media/File:Computer_animation_showing_May_18,_1980_St_Helens_landslide.png
72
Figura 16. Imagen NASA del Monte Saint Helens
Fuente: «Mt St Helens ISS 2002» de NASA - http://www.nasa.gov/multimedia/imagegallery/image_feature_177.html. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mt_St_Helens_ISS_2002.jpg#/media/File:Mt_St_Helens_ISS_2002.jpg
La anterior reseña del Monte Saint Helens, recoge una parte de la información que
constituyó una necesaria referencia en el ámbito de la investigación vulcanológica.
Sumado a las observaciones de grandes erupciones como El Chichón en México, en
1982, el Nevado del Ruiz, Colombia, en 1985 y el monte Pinatubo, Filipinas, en 1991,
estas erupciones proporcionaron la oportunidad de observar los procesos volcánicos
que no habían sido previamente documentados de forma cuantitativa y que
permitieron contar a los vulcanólogos con la capacidad de interpretar tales procesos
de depósitos en el registro geológico de la Tierra. Posteriormente, con el
advenimiento de la observación satelital, la teledetección de los volcanes desde el
espacio dio lugar a una nueva apreciación del impacto global de algunas erupciones
de gran escala y los vulcanólogos adquirieron nuevas herramientas para evaluar la
relación de los volcanes con el medio ambiente (Martí y Ernst, 2005:14).
73
Figura 17. Extractos del estudio fotográfico del crecimiento del domo del Monte Saint Helens
(nov. 10, 2004 – feb. 28, 2008)
Fuente: Elaboración del autor a partir imágenes tomadas del vídeo de USGS. http://pubs.usgs.gov/fs/2013/3014/videos/Sugar_Bowl.mp4
Figura 18. Pluma del Monte Saint Helens vista desde la Cresta Harry, 1982
Fuente: «MSH82 St Helens plume from Harry’s ridge 05-19-82» de Lyn Topinka - CVO Photo Archive Mount St. Helens, Washington Before, During, and After 18 May 1980.. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:MSH82_st_helens_plume_from_harrys_ridge_05-19-82.jpg#/media/File:MSH82_st_helens_plume_from_harrys_ridge_05-19-82.jpg
74
En la actualidad, debido a la aceleración de las tecnologías de la información y la
comunicación (la masificación de los medios), se recibe, procesa y difunde la
información en tiempo real. Por lo tanto, hoy se tiene acceso a una profusa
información sobre la actividad volcánica en el mundo. Tal fue el caso de la
repercusión mundial vista a raíz de la erupción del volcán Eyjafjallajökull en Islandia,
que paralizó la aviación en Europa los días posteriores al 20 de marzo de 2010.
Figura 19. Resultados de las erupciones del Monte Saint Helens
Fuente: USGS (2013)
Entre algunos de los eventos recientes y caracterizados por su configuración
estratovolcánica, se relacionan como muestra los casos de actividad presentada en el
Monte Bromo, en Indonesia, el cual es uno de los volcanes de la denominada Caldera
Tengger, el 26 de noviembre de 2010; del Volcán Sinabung en Indonesia, el 8 de
febrero de 2014, que dejó 14 víctimas; del Monte Redoubt, Alaska, que presentó
eventos el 15 de marzo a 4 de abril 2009, del Monte Ontake, Japón, el 27 de
septiembre de 2014, con un saldo de 31 víctimas. Y por último, la reciente actividad
del Volcán Calbuco en Chile, entre el 22 y el 30 de abril de 2015, con un total de 4.000
personas evacuadas.
Con base en estos eventos, se resume lo siguiente:
75
Tabla 1. Algunos casos de actividad estratovolcánica 2004-2015
Volcán Localización Tipo /Riesgo IEV * Actividad Reciente
Imagen
Monte Saint Helens, Estados Unidos
Región 12: Canadá y Oeste de Estados Unidos
Estratovolcán Riesgo III
3 10 nov. 2004 a 28 febrero, 2008
Eyjafjallajökull, Islandia
Región 17: Islandia y Océano Ártico
Estratovolcán Riesgo U-HHR ** Sin clasificación con récord Histórico y Holocénico
4 20 marzo a 23 junio, 2010
Sinabung, Indonesia
Región 6: Indonesia
Estratovolcán Riesgo U-HHR ** Sin clasificación con récord Histórico y Holocénico
2 15 sep. 2013 a 2 abril, 2015
Redoubt, Alaska
Región 11: Alaska
Estratovolcán Riesgo III
3 15 de marzo a 4 abril, 2009
Bromo, (Caldera Tengger), Java Indonesia
Región 6: Indonesia
Estratovolcán Riesgo II
3 26 nov. 2010
Ontake, Japón
Región 8: Japón, Taiwan, Marianas
Estratovolcán Riesgo U-HHR ** Sin clasificación con récord Histórico y Holocénico
2 27 de sep. 2014
Calbuco, Chile
Región 15 Suramérica
Estratovolcán Riesgo III
3 22 y 30 de abril, 2015
Fuente: Elaboración del autor a partir de Brown (2015), Kusky (2008), Papale (2015), Sigurdsson (1999), y las páginas web http://volcanoes.usgs.gov/ http://www.volcano.si.edu/ * Índice de Explosividad Volcánica. VEI, Volcanic Explosive Index ** Unclassified with Historic and Holocene Record
76
Pero, Qué son los volcanes? Cuál es su naturaleza?
“Un volcán es una estructura geológica por la cual emerge el magma en variadas
formas además de gases del interior del planeta, el ascenso ocurre en periodos de
actividad denominados erupciones, las cuales pueden variar en intensidad, duración y
frecuencia” (Galindo, 2012:2). Según USGS27 “un volcán es una abertura en la
superficie de la tierra a través de la cual el magma y gases asociados erupcionan y
alrededor de la cual se construye un cono formado por explosiones efusivas y
explosivas.” “Los volcanes son los puntos donde el calor interno de la Tierra hace fluir
hacia la superficie de los continentes y del fondo marino el magma, roca fundida a
muy altas temperaturas. Este material, que proviene de las capas más internas de la
Tierra, emerge por las cordilleras continentales como los Andes.” (Comunidad
Andina, 2009:97)
La naturaleza del fenómeno del vulcanismo responde a una espectacular exhibición de la forma
compleja en la que la energía y los materiales son intercambiados entre tres componentes
principales de nuestro planeta: la Tierra, los océanos y la atmosfera sólida […] pero los volcanes
no son meramente destructivos y necesitan ser vistos como parte integral del sistema de una
Tierra dinámica. Crean nueva tierra, reponen el suelo y proporcionan agua y otros gases esenciales
a nuestros océanos y a la atmósfera (Martí y Ernst, 2005:1).
Grandes conformaciones de largos trayectos, llenos de volcanes, conocidos como
arcos volcánicos o arcos magmáticos, se forman por encima de las placas tectónicas
de la tierra cuando éstas se hunden, descansando en el borde de las placas superiores.
Cuando las placas divergen, la expansión del fondo oceánico produce una nueva
corteza, a partir de basalto volcánico que se derrama de las profundidades, llenando
brechas generadas por las placas móviles. De esta forma, la litósfera oceánica se
destruye para hundirse de nuevo en el manto en las fosas oceánicas profundas, en un
proceso denominado ‘subducción’. Dado que las losas oceánicas bajan, experimentan
temperaturas más altas que causan que las rocas se derritan y los magmas que se
generan, causan el movimiento consecuente hacia arriba, en la placa suprayacente.
Este fenómeno sucede en las zonas de subducción, las cuales conforman trayectos
largos y estrechos donde las placas grandes están siendo subducidas en el manto,
cuya fusión produce una larga línea de volcanes por encima de la placa inferior y en
forma de un arco volcánico (Kusky, 2008). Según Sigurdsson (1999:4), esta teoría de
la tectónica de placas se utiliza para explicar la distribución actual de los volcanes
activos, definidos como aquellos históricamente activos en los últimos 10.000 años.
Con base en lo anterior, los volcanes más peligrosos del planeta se asocian con los
límites de placas convergentes.
27
http://volcanoes.usgs.gov/images/pglossary/volcano.php
77
El célebre ‘Anillo de Fuego’, se refiere a un gran anillo de abundantes volcanes
situados sobre zonas de subducción circundante al Océano Pacífico. Esta formación se
extiende a través las Américas occidentales, Alaska, Kamchatka, Japón, el sudeste de
Asia e Indonesia. Los volcanes en este cinturón, incluyendo el Monte Saint Helens,
suelen tener erupciones explosivas tan violentas que han afectado fatalmente a la
población y alterado el paisaje de amplias regiones. Bajo los movimientos internos de
las placas tectónicas, preexiste un proceso de formación de magmas con diferentes
composiciones, resultado de la fusión incompleta de rocas ígneas. En este tipo de
formaciones, la composición del magma depende tanto de la composición de la roca
madre como del porcentaje de masa fundida. La fusión parcial en el manto a la cual se
hace mención, conduce a la producción de magma basáltico, que forma la mayor parte
de las cortezas magmáticas. Este magma se puede decir que constituye el principal
tipo de magma, pero, otras formaciones contienen magmas graníticos y andesíticos.
Conocer este antecedente, acerca de la composición magmática, tiene especial
relevancia, pues está relacionado directamente con la naturaleza explosiva de algunos
volcanes en regiones determinadas.
Los magmas de tipo granítico son muy diferentes de los magmas basálticos: esto
se debe a que contienen aproximadamente veinte por ciento más de sílice y
minerales graníticos que incluyen cuarzo, además de una serie de compuestos
minerales complejos. Estos magmas se encuentran casi exclusivamente en las
regiones de la corteza continental. Asimismo, la composición de la corteza continental
es también andesítica, resultado de la fusión parcial de la corteza oceánica húmeda
contra la placa continental. La mayoría de las andesitas28 magmáticas se localizan en
los límites convergentes de la losa de la corteza oceánica que subduce bajo el
continente, fenómeno característico de la cordillera de Los Andes en Suramérica.
La gran variedad de erupciones volcánicas están relacionadas con los diferentes
tipos de magma, producido por los diferentes mecanismos descritos anteriormente.
Duque (2013:7) clasifica los tipos de magma como:
Magma efusivo: Caracterizado por la efusión y derramamiento de lava sobre la
superficie, para formar mesetas y escudos volcánicos.
Magma explosivo: Cuando se da el lanzamiento con violencia y a gran presión de
magma pulverizado y fragmentos de roca; como evidencia de éstos, los conos
cineríticos (formados por cenizas y escorias o piroclastos) y los estratovolcanes,
cuando el mecanismo se alterna con el anterior.
28
“Andesina, el mineral; andesita, el tipo de roca y los Andes, la cordillera, tomaron su nombre de la palabra quechua anti, que significa cresta elevada. El mineral, identificado por Alexander von Humboldt en sus travesías por nuestra cordillera, es uno de los predominantes en las rocas de los volcanes del Cinturón de Fuego del Pacífico.” (Comunidad Andina, 2009: )
78
Figura 20. Mapa de los límites de las placas tectónicas a nivel global
Fuente: Kusky (2008).
Magma extrusivo: Proceso que explica la formación de domos volcánicos por el
estrujamiento de magma viscoso, sólido o semisólido, que se exprime a la superficie.
Estos edificios volcánicos no poseen cráter.
Magma intrusivo: Cuando el magma penetra los pisos del subsuelo para
solidificarse en el interior de la corteza y por debajo de la superficie, quedando
depósitos en forma mantos, diques, etc.
Los geólogos han encontrado gran utilidad en la clasificación de las erupciones
volcánicas en función de la explosividad, la cantidad de materiales generados y la
morfología causada por la erupción volcánica (Kusky, 2008:17). Debe tenerse en
cuenta que los procesos volcánicos incluyen procesos históricos naturales que se
desarrollan a partir de la destrucción y modificación continua de construcciones
precedentes, lo que se añade a la variedad de formas que caben bajo el nombre de
‘volcán’. Los volcanes nacen cuando el magma bajo la superficie, menos denso que la
roca circundante, emerge hacia la superficie. En este camino ascendente, el magma
explota integralmente entre los sistemas de fracturas locales y, en su larga formación
de fracturas lineales, conforma una ‘cortina de fuego’ que puede dar lugar a un volcán
denominado ‘de fisura’ (A).
79
En otra formación alternativa, el magma puede seguir la línea débil entre dos
planos de fractura verticales, que al cruzarse conforman en un tubo o conducto cónico
simétrico (B), denominado ‘estratovolcán’ o ‘cono compuesto’. Los estratovolcanes
son estructuras empinadas, construidas por la erupción de los flujos de lava, tefra
viscoso y flujos piroclásticos, a través de decenas a cientos de miles de años. Un
estratovolcán consiste típicamente en muchos respiraderos separados, algunos de
ellos estallan por medio de conos de ceniza y domos que surgen en sus flancos. Los
estratovolcanes pueden entrar en erupción debido a la variedad de tipos de magma
subyacente: basáltico, andesítico, dacítico y riolítico. Todos, menos los basálticos,
generan erupciones altamente explosivas.
Uno de los factores más influyentes en la conformación del relieve de una
construcción volcánica, es la manera en que el gas sale del magma. A medida que el
magma se acerca a la superficie, la disminución de la presión ascendente permite la
emisión de gases disueltos, que impulsan la erupción en sentido vertical: la única vía
posible para la expansión-despresurización. Tanto el contenido de gases y grado de
viscosidad varían entre los tipos de magma. Los magmas cercanos a las márgenes
continentales tienden a explotar violentamente, lo que fragmenta el líquido en
pequeñas partículas que se enfrían rápidamente como tefra volcánica. Este proceso
puede formar pequeños conos de ceniza fina, acumuladas en muchas capas, sin
conductos de ventilación. A estas formaciones se les denomina volcanes tipo ash-
cinder o ‘depósito de cenizas’ (C). A partir de estos y en contraste, debido a que el gas
se separa más fácilmente de los magmas ricos en gases menos viscosos, se generan
formaciones posteriores luego de miles de años. Estos volcanes se denominan
‘escudo’ (shield) y crecen a través del continuo derrame de lava fina que fluye para
formar gigantescos edificios volcánicos de varios kilómetros de altura desde el fondo
del mar y hasta de 150 kilómetros en la base. Estas formaciones caracterizan las islas
oceánicas, donde la lava fluye pasivamente a través de respiraderos para formar
pendientes suaves como en Hawaii, en el Océano Pacífico (D). [Ver Figura 22]
A partir de la acumulación gradual de productos generados por procesos de
ventilación y/o salpicadura de escoria, cenizas, mezcla de cenizas y piedra pómez, y
en función del contenido que éstas mantienen de gases y la química del magma,
existen formas volcánicas que eruptan como un ‘tubo de pasta de dientes’. Este flujo
lento se manifiesta debido a extrusiones de magma viscoso y desgasificado que
genera domos o cúpulas empinadas, lo que se denomina como volcanes tipo ‘domo’
(E).
80
Figura 20a. Movimiento de las placas tectónicas en América del Sur y generación de volcanes de
zonas de subducción
Fuente: Comunidad Andina (2009) Atlas de las dinámicas del territorio andino: población y bienes expuestos a amenazas naturales. Cali: Corporación OSSO. http://www.osso.org.co/docu/proyectos/corpo/2009/atlas/web/index.html
Formados por el colapso intrusivo posterior a la erupción de grandes volúmenes
de magma de gran antigüedad, existen los volcanes tipo ‘caldera’ (F) considerados
como aquellos de características más dramáticas en toda la Tierra, por la tipología
eruptiva catastrófica denominada como ‘supervolcánica’. Estas formaciones
excepcionales se encuentran en Yellowstone (Estados Unidos) y Tengger (Indonesia)
(Sigurdsson, 1999). [Ver Figura 22]
81
Figura 21. Perfil comparativo de Volcán tipo escudo y Volcán compuesto o estratovolcánico
Comparación entre el Mauna Loa-Kilauea (Hawaii) y el Monte Rainier (Seattle, Washington) Fuente:
USGS (1996).
Figura 22. Tipos de Volcanes
Fuente: Elaboración del autor a partir de
https://sushantskoltey.files.wordpress.com/2010/05/volcano.jpg
82
Figura 23. Comparación de tipos de volcanes y su morfología
Fuente: Martí y Ernst (2005).
Según Brown (2015), se tiene referencia de 1.551 volcanes con actividad
holocénica (con origen en esta era geológica) que se distribuyen desigualmente en 86
países agrupados en 19 regiones. Se produjeron 9.444 erupciones confirmadas de
866 volcanes durante el Holoceno. La cantidad de volcanes con erupciones
registradas es menor que los 1.551 volcanes del Holoceno: los volcanes restantes se
sospecha que han tenido actividad holocénica, pero ésta no ha sido confirmada.
Existen dos tipos de datos básicos sobre erupciones volcánicas: aquellos
observados y registrados por acontecimientos históricos y otros que se basan sólo en
los estudios geológicos de depósitos. El análisis de datos históricos indica que hay una
marcada disminución en erupciones registradas históricamente antes de 1.500 D.C.
(Furlan, 2010). La mayor parte de estos datos provienen de estudios geológicos
donde los depósitos se han fechado. Desde 1500 D.C., 6.123 erupciones están
registradas, de las cuales 95% (5.838) están fechadas con base en observaciones
históricas. Esta combinación de datos sumada a los obtenidos mediante monitoreo
científico hacen que los tipos de erupción y su impacto sean difíciles de interpretar.
Según la Base de Datos VOTW4.029, (Brown, 2015) los volcanes se clasifican en
más de 20 tipos. Esta es la tipología más reciente de volcanes, agrupados en un
esquema de clasificación modificado al desarrollado por Jenkins et al. (2012).
29
Volcanoes of The World (VOTW) Database Information. Versión 4.0. http://www.volcano.si.edu/gvp_votw.cfm
83
Figura 24. Zonas de ubicación global de volcanes
Fuente: Brown (2015).
Tabla 2. Clasificación por tipos de volcanes
Grupo por Tipo de Volcanes Jenkins, 2012
Tipos de Volcanes Según VOTW4.0
Caldera(s) Caldera, Caldera(s), Escudo piroclástico Gran Cono(s) Complejo, Compuesto, Somma*, Estratovolcán,
Estratovolcán(es), Complejo Volcánico
Escudo(s) Escudo , Escudo(s) Domo(s) de Lava Domo de Lava, Domo(s) de lava Cono(s) Pequeño(s)
Cono de ceniza, conos de ceniza, cono(s), Filas de cráteres, Explosión de Cráteres, Fisuras de ventilación, Cono de Lava, Maar**, Maar(s), Cono(s) piroclástico(s), Conos de escoria, Conos de Tuff***, Aros de Tuff, campo(s) volcánico(s)
Campo Hidrotérmico
Campo hidrotérmico, campo hidrotérmico (fumarolas)
Submarino Submarino Subglaciar Subglaciar
Fuente: Brown (2015:18). Traducción del autor. *Un estratovolcán tipo somma es una caldera volcánica parcialmente ocupada por un nuevo cono central. ** Cráter volcánico de amplio bajorrelieve causado por una erupción freatomagmática. *** Tipo de roca (ceniza) volcánica expulsada durante una erupción.
Otra tipología usual para la clasificación de los volcanes, se aplica según el tipo de
erupción. Bajo la cual, los volcanes se caracterizan como hawaianos, estrombolianos,
vulcanianos y plinianos, incluso surteyanos (explosiones oceánicas submarinas
llamadas así por el científico B. Peter Kokelaar tras la erupción del volcán Surtsey en
84
Islandia en 1963) (Martí y Ernst, 2005:39). De acuerdo con Nelson (2013:4), las
erupciones volcánicas, especialmente las explosivas, son fenómenos muy dinámicos,
debido a que el comportamiento de la erupción cambia continuamente durante su
curso, lo que hace que sea muy difícil clasificar las erupciones volcánicas. Sin
embargo, éstas se pueden ordenar de acuerdo a los principales tipos de
comportamiento que exhiben. Esto se relaciona con que las erupciones volcánicas se
comportan como efusivas, no explosivas, flujos de lava y explosivas. De igual forma,
añade a los tipos referenciados, tipos de erupciones peleanas, freatomagmáticas y
freáticas.
Las erupciones hawaianas, con una elevación menor a 2 kilómetros, son
erupciones de magma basáltico de baja viscosidad. Una descarga de gas produce una
fuente de fuego que dispara lava incandescente por encima de la boca de ventilación.
La lava, todavía fundida cuando cae a la superficie, fluye lejos por la pendiente como
un flujo de lava. Las erupciones hawaianas son consideradas erupciones no
explosivas, en las que se produce muy poco material piroclástico.
Las erupciones estrombolianas, con una elevación menor a 10 kilómetros, son
erupciones que se caracterizan por explosiones de magma basáltico–andesítico. Estas
explosiones producen bombas incandescentes que caen cerca de la boca de
ventilación, que permiten la construcción de un pequeño cono de tefra (cono de
ceniza). Las erupciones estrombolianas se consideran ligeramente explosivas y
producen columnas de erupción de baja elevación y depósitos de caída de tefra (lluvia
de ceniza).
Las erupciones vulcanianas, con una elevación menor a 20 kilómetros, se
caracterizan por explosiones sostenidas de magma andesítico solidificado altamente
viscoso o magma riolita desde la boca de ventilación. Las columnas de erupción
pueden alcanzar varios kilómetros, y a pueden colapsar hasta producir flujos
piroclásticos. Las erupciones vulcanianas se consideran muy explosivas y las caídas
de tefra en forma extensa son comunes.
Las erupciones plinianas son grandes y violentos eventos explosivos que
forman enormes columnas oscuras de tefra y de emisiones de gas en la estratosfera
(<55 km). Estas erupciones son nombradas así, por las observaciones de Plinio el
Joven, quien describió cuidadosamente la erupción del Vesubio en el desastre de 79
D.C. En su descripción, Plinio el Joven mencionó que la erupción generó una enorme
columna de tefra en el cielo, flujos y oleadas piroclásticas y una extensa caída de
ceniza parecida a un pino de la región de Nápoles, esbelto, alto y de gran techo de
hojas. Estas erupciones resultan de una gran expulsión de magma andesítico-riolítico
en columnas de erupción que puede extenderse hasta 45 kilómetros por encima de la
boca de ventilación. Las columnas de erupción producen depósitos de caídas
85
extendidas con espesor decreciente desde el cráter y pueden presentar el colapso de
la columna por producción de flujos piroclásticos. Las nubes de cenizas plinianas
pueden rodear la Tierra, sobre la estratosfera, en cuestión de días.
Las erupciones peleanas (Pelean) son el resultado del colapso de un domo de lava
andesítica o riolítica, que con o sin una explosión dirigida, producen avalanchas
brillantes, compuesta por un tipo de flujo piroclástico en forma de flujo de bloques y
ceniza. Son consideradas violentamente explosivas.
Por otra parte, las erupciones freatomagmáticas se producen cuando el magma
entra en contacto con aguas subterráneas poco profundas, haciendo que el agua
subterránea genere vapor y sea expulsado junto con fragmentos de la roca y tefra del
magma preexistente. Debido a que el agua se expande muy rápidamente, estas
erupciones son violentamente explosivas, aunque la distribución de piroclastos
alrededor de la boca de ventilación es mucho menor que en una erupción pliniana.
Por último, las erupciones freáticas (también llamadas erupciones explosivas de
vapor) son el resultado cuando el magma emerge con poca profundidad en aguas
subterráneas, las convierte en vapor, y se expulsa explosivamente junto con
fragmentos de roca. No presenta cambios o alteraciones significativas cuando el
magma alcanza la superficie. (Nelson, 2013:11).
Ahora bien, los científicos indican la magnitud de las erupciones volcánicas
mediante el Índice de Explosividad Volcánica, IEV30. Este índice registra la cantidad
de material volcánico expulsado, la altitud que alcanza la erupción y la duración. La
escala tiene un registro de 0 a 8. El aumento de una unidad indica una erupción 10
veces más potente a medida que se incrementa el indicador.
Una definición es adecuada para el conocimiento de los compuestos emitidos por
una erupción volcánica. De acuerdo con el Volcano Hazards Program de United States
Geological Survey, USGS31, se llama piroclasto o tefra a todo tipo de materia sólida,
tales como las partículas, polvo y cenizas, que son expulsadas al aire por un volcán en
erupción. Tefra (del término en inglés tephra) es un nombre general para todos los
materiales piroclásticos, es decir, cualquier tipo y tamaño del fragmento de roca que
se expulsa por la fuerza del volcán y que recorre un determinado trayecto por el aire
durante una erupción: ceniza, lapilli y bombas volcánicas. Estas conforman lo que se
denomina como caídas piroclásticas. 30 VEI, Volcanic Explosivity Index. Otro índice de medición relevante para caracterizar el impacto en el
riesgo de los volcanes, está dado por el Índice de Riesgo a la Población, PEI, que directamente relacionado con la variable VEI, hace más compleja la tipología volcánica clasificada por riesgo-amenaza. Para efectos de la investigación, se propone más adecuado enfatizar este factor en la sección de gestión del riesgo específica para el volcán Machín y los casos de estudio. 31
http://volcanoes.usgs.gov/vsc/glossary/
86
Figura 25. Explosividad relativa y altura resultante por tipo de erupción
Fuente: www.goes-r.gov. The COMET Program. USGS.
La ceniza o tefra, es la partícula o conjunto de partículas sólidas y polvo que son
expulsadas al aire por un volcán en erupción, con una dimensión menor a 2
milímetros. Forma uno de los fenómenos característicos previos a una erupción
definitiva de un volcán, denominada caída de ceniza (tephra fall). La ceniza de mayor
dimensión, cercana a los 2 milímetros de diámetro, se conoce como tuff de ceniza. La
emisión de cenizas, gracias a la acción del viento, puede recorrer cientos de
kilómetros y en cuestión de días dar la vuelta a la Tierra.
Se denomina lapilli al tipo de tefra emitido por erupciones explosivas, formada a
partir de la fragmentación de la lava que recubre las burbujas de gas que ascienden
hacia la superficie y explotan por la diferencia de su presión interna con la del
entorno (aire exterior). Tiene un diámetro variable entre 2 a 64 milímetros. En el
rango mayor de dimensión, cercano a los 64 milímetros se llama tuff de lapilli.
87
Tabla 3. Clasificación por tipo de magnitud eruptiva e Índice de Explosividad Volcánica
IEV Clasificación Descripción Altura
columna eruptiva
Volumen material arrojado
Periodicidad
0 Erupción Hawaiana No-Explosiva < 100 m > 1000 m³ Diaria
1 Erupción Stromboliana Ligera <1 km > 10 000 m³ Diaria
2 Erupción
Stromboliana/Vulcánica Explosiva 1-5 km > 1 000 000 m³ Semanal
3 Erupción Vulcaniana Violenta 5-15 km > 10 000 000 m³ Anual
4 Erupción Vulcaniana/Pliniana Cataclísmica 10-25 km > 0,1 km³ Cada 10 años
5 Pliniana Paroxística > 25 km > 1 km³ Cada 100 años
6 Pliniana/Ultrapliniana Colosal > 25 km > 10 km³ Cada 100 años
7 Ultrapliniana
Mega-Colosal
> 25 km > 100 km³ Cada 1.000 años
8 Erupción Supervolcánica Apocalíptica > 25 km > 1000 km³ Cada 10.000
años
Fuente: Volcano Hazards Program, USGS.
Bomba o proyectil volcánico: una bomba volcánica puede tener una dimensión
desde 64 milímetros hasta el tamaño de un automóvil. Son fragmentos de lava
expulsados aún en estado viscoso (lava parcialmente fundida) que adquieren formas
redondeadas aerodinámicas durante su desplazamiento a través del aire. Se
identifican varios tipos llamados bombas: ‘corteza de pan’, ‘bombas de cinta’, ‘bombas
de husillo’ (con extremos retorcidos), bombas esferoidales y bombas 'estiércol de
vaca’. Se comportan como bombas, de allí su nombre, debido a que se solidifican
parcialmente en el exterior en el trayecto a través del aire, pero dado que en su
interior contienen gas y lava, al contacto con el suelo y por la velocidad que
adquieren, explotan violentamente destrozando e incendiando el área circundante al
sitio de caída.
Las caídas piroclásticas “son el resultado de una erupción explosiva. Los
fragmentos mayores son transportados por proyección balística y depositados en la
parte cercana del volcán, mientras que los fragmentos menores son transportados
eólicamente hasta zonas lejanas del volcán y cubren la topografía preexistente […] a
diferencia de las caídas piroclásticas cuyos fragmentos son transportados por el
viento, existen fragmentos piroclásticos, denominados proyectiles balísticos que son
expulsados desde el cráter a velocidades de decenas a centenares de metros por
segundo; siguen trayectorias parabólicas que no son afectadas por la dinámica de la
columna eruptiva o por el viento. Estos proyectiles por lo general, poseen tamaños
que varían desde pocos centímetros hasta varios metros de diámetro, por lo cual, la
distribución está restringida a una distancia menor a 10 km del cráter de un volcán;
88
sin embargo ‘dependiendo del tamaño de la erupción, los fragmentos de pómez y
líticos del orden de 6-10 cm pueden alcanzar distancias entre los 10 y 30 km del
cráter (Tilling, 1993).” (Universidad Nacional de Colombia, 2009:110).
Por otra parte, los flujos piroclásticos son mezclas de alta densidad de fragmentos
de rocas calientes y secas y gases calientes que se alejan de la columna eruptiva a
altas velocidades. Pueden ser el resultado de la erupción explosiva de fragmentos de
rocas fundidas o sólidos, o ambos. También pueden ser consecuencia de la erupción
de lava no explosiva, cuando partes del domo o un flujo de lava espesa se derrumba
por una pendiente empinada.
La mayoría de los flujos piroclásticos constan de dos partes: un flujo basal de
fragmentos gruesos que se mueve a lo largo del suelo y una nube turbulenta de ceniza
que se eleva por encima del flujo basal. Grandes cantidades de ceniza pueden caer de
esta nube en una amplia zona a favor del viento y en dirección del flujo piroclástico.
“Los flujos piroclásticos son mezclas secas y calientes (de 300° a más de 800°C) de
alta densidad, de fragmentos de roca y gas que se mueven a grandes velocidades (de
decenas a varios centenares de m/s32) por los flancos del volcán, tienden a seguir los
valles, arrasan y sepultan todo lo que encuentran en su trayectoria. Se originan a
partir del colapso gravitacional de columnas eruptivas (flujos piroclásticos de ceniza
y pómez) y por la destrucción gravitacional y explosiva de domos y flujos de lava
(flujos piroclásticos de bloques y ceniza) (Tilling, 1993; Freunt et al, 2000)”
(Universidad Nacional de Colombia, 2009: ).
Tabla 4. Tefra y Rocas Piroclásticas
Tamaño
promedio de partícula (mm)
Material sin consolidación
(Tefra)
Roca Piroclástica
>64 Bombas o Bloques Aglomerados 2-64 Lapilli Tuff de Lapilli
<2 Ceniza Tuff de Ceniza
Fuente: traducción del autor a partir de Nelson (2013:9).
Un flujo piroclástico destruirá casi todo a su paso. Con fragmentos de roca que
varían en tamaño de la ceniza a los cantos rodados que viajan por el suelo a una
velocidad superior a 80 kilómetros por hora. Los flujos piroclásticos derriban,
entierran o arrastran por kilómetros todos los objetos y estructuras en su camino. Las
temperaturas extremas de las rocas y de gas en el interior flujos piroclásticos,
32
metros por segundo.
89
generalmente entre 200 °C y 700 °C, queman todos los materiales derivados del
petróleo y naturales como la madera y toda la vegetación y cultivos del área afectada.
Los flujos piroclásticos varían considerablemente en tamaño y velocidad, pero
incluso los relativamente pequeños se mueven a menos de 5 kilómetros desde un
volcán, pueden causar la muerte y lesiones graves a las personas y los animales, o por
quemaduras e inhalación de ceniza y gases calientes. Los flujos piroclásticos
generalmente siguen valles u otras áreas bajas y, en función del volumen de
escombros de roca transportados por el flujo, pueden depositar capas de fragmentos
de rocas sueltas a alturas de acumulación desde menos de un metro hasta más de 200
m. Las capas sueltas de cenizas y restos de rocas volcánicas en valles y en las laderas
pueden dar lugar a lahares indirectamente por embalse o el represamiento de
afluentes de agua, sobrepasarlo y erosionar el bloqueo, y mezclarse con los
fragmentos de roca, y correr aguas abajo. O causar lahares por el aumento del flujo de
escorrentía y la erosión durante las tormentas posteriores. Los flujos y las oleadas
piroclásticas calientes también pueden generar directamente lahares ya que
erosionan y se mezclan con la nieve y el hielo de glaciares en los flancos de un volcán,
por lo que pueden causar una avalancha formada por la mezcla de lodos volcánicos,
material vegetal, que arrasan los cauces y valles de cursos de aguas adyacentes al
volcán, como en el caso del Volcán Nevado del Ruiz, Colombia.33
Para finalizar este capítulo, propongo resolver la pregunta inicial del mismo: ¿Para
qué desarrollar un conocimiento sobre el paisaje cultural cafetero, con serias
implicaciones por la amenaza de riesgo volcánico, interpretado geográficamente?
La descripción del estado del arte del problema contribuye a revelar la relación
entre los eventos volcánicos del Monte Saint Helens (1980) y el Volcán Cerro Machín,
y entre ellos el trámite de los eventos registrados recientemente (2004-2015). Se
trata de estratovolcanes de explosividad aparentemente similar, que al visualizarlos
en una misma perspectiva, es factible relacionar los evidentes riesgos y las
condiciones de las amenazas en torno a ellos. Pero, lo más importante, permite
construir una imagen que proyecte, ante la incontrastabilidad de una posible
erupción del Volcán Cerro Machín, un panorama de los eventos a los que se
enfrentaría el paisaje.
Puede definirse que el riesgo volcánico específico que se cierne sobre este
territorio como área de estudio, implica una ‘sinapsis’ dada (entre el azar y la
necesidad) entre territorio cultural o paisaje geográfico (representación) superpuesto
a un territorio volcánico más antiguo (naturaleza). La comprensión de la naturaleza
volcánica del territorio y los elementos causa-efecto de esta singular condición -de
alta especificidad científica-, a partir de la identificación del tipo de vulcanismo,
33 http://volcanoes.usgs.gov/images/pglossary/volcano.php
90
composición magmática-tectónica, comportamiento, presencias y características
regionales-globales (y muchas otras profundas e insondables por las limitaciones del
investigador no-geólogo o vulcanólogo), refuerza las bases para respaldar una
interpretación-modelación que puede dar cuenta de las dimensiones del riesgo del
Volcán Cerro Machín, sino supone también visualizar -dentro de las posibilidades de
los sistemas de información geográfica- la elevada afectación al Paisaje Cultural
Cafetero de Colombia.
91
CAPÍTULO 3. EL ÁREA DE ESTUDIO: EL PCCC Y EL VOLCÁN CERRO MACHÍN
El capítulo tres tiene como objetivo identificar los efectos, transformaciones y
amenazas del riesgo del Volcán Cerro Machín en el territorio del Paisaje Cultural
Cafetero. La pertinencia de la reflexión geográfica sobre el fenómeno riesgo de
amenaza-patrimonio, necesaria para responder el ‘Qué hacer’ y ‘Cómo atender’ el
problema, es decir, para que con algunas certezas y mediante una gestión
determinada, se pueda responder a la coyuntura o la situación excepcional
mencionada. En otros términos, la comprensión de los posibles resultados de la
interacción del paisaje como bien patrimonial transformado por el hombre y la
amenaza volcánica entendida como un fenómeno natural de transformación
constante de la naturaleza.
Para comprender la configuración de la región que contiene al PCCC, es
importante relacionarla con el concepto de ‘Ecorregión’34, sobre el cual se soportan
las relaciones y la concentración de servicios ecosistémicos en el territorio de
Colombia y los efectos de los fenómenos que en la ecorregión cafetera han tenido
lugar, como se mencionó anteriormente, relacionados con la erupción del Volcán
Nevado del Ruiz en 1985 y el sismo de Armenia de 1999 (Carder, 2002).
El análisis de la ecorregión del eje cafetero explica cómo se configura el paisaje
con el sistema volcánico de la Cordillera Central de los Andes colombianos,
concentrado en el Parque Natural Nacional de Los Nevados, PNN35 ; en cuyas
estribaciones occidentales se localiza el Paisaje Cultural Cafetero. Como resultado de
una actividad muy antigua, el vulcanismo de la ecorregión explica la conformación de
los suelos muy fértiles que, relacionados con los pisos térmicos presentes en la zona
ecuatorial, posibilitaron el cultivo del café desde su introducción hace cien años y que
transformó la región en un paisaje célebre por producir, en alguna etapa del siglo XX,
el mejor café suave del mundo.
La ecorregión Eje Cafetero se caracteriza por ser un territorio con unidades
ecológicas prioritarias para la retención y regulación del agua como los sistemas de
páramos y sub-parámos; su potencial hídrico está representado por 38 grandes
34
Las ecorregiones son unidades territoriales compuestas por ecosistemas estratégicos, cuyo objetivo es el ordenamiento ambiental del territorio. Estas unidades se definen con base en 3 criterios: i) Presencia de Unidades ecológicas prioritarias para retención y regulación de agua; ii) Territorio compartido por varias agencias ambientales regionales; iii) Trayectoria de trabajo conjunto en Gestión ambiental. 35
Se denomina sistema de parques nacionales el conjunto de áreas con valores excepcionales para el patrimonio nacional que, en beneficio de los habitantes de la nación y debido a sus características naturales, culturales o históricas, se reserva y declara comprendida en cualquiera de las categorías establecidas. El Sistema de Parques Nacionales Naturales forma parte del SINAP (Sistema Nacional de Áreas Protegidas) y está integrado por los tipos de áreas consagrados en el artículo 329 del Decreto -ley 2811 de 1974. (Latorre, Jaramillo, Corredor, Arias, 2014: 20)
92
cuencas, 111 microcuencas abastecedoras, y lagos, lagunas, represas y aguas
subterráneas. Sus características tienen origen en la formación de las Cordilleras
Central y Occidental de los Andes en Colombia, que caracterizan la geografía del
territorio, pues los Andes suramericanos presentan en la parte sur de Colombia una
conformación particular, una gran formación geológica o gran macizo, llamado ‘El
Macizo Colombiano’. Del cual se originan tres cordilleras, (Occidental, Central y
Oriental, esta última continúa hasta el noroccidente de Venezuela) y en cuyos valles
corren dos grandes ríos que nacen en el macizo y desembocan en el Mar Caribe: el Río
Cauca y el Río Magdalena, así como otros grandes ríos como el Caquetá y Putumayo
pertenecientes a la Cuenca Amazónica y el río Patía que desemboca en el Pacífico.
(Guhl, E., 1945).
En el sector de los Andes ecuatoriales húmedos del norte del Continente, a partir del Ecuador éstos
se elevan nuevamente a grandes alturas, y se abren en varias cadenas cordilleranas, dando lugar a
largos valles interandinos longitudinales, que tienen una estructuración interna bien marcada. […]
se forman altiplanos de diferentes dimensiones, divididos por ramas cordilleranas transversales,
de separación, que determinan un tipo de cuenca interandina […] En el Ecuador estas cuencas
interandinas están limitadas por altos volcanes, tanto en la Cordillera Oriental como en la
Occidental, formando un famoso corredor […] En Colombia los altiplanos alcanzan su desarrollo
más amplio en la Cordillera Oriental. En la Cordillera Centro-oriental se prolonga el sistema
ecuatoriano de la cuenca interandina y en la Cordillera Central existen una serie de altiplanos de
diferente altura y limitadas dimensiones. Sin embargo la característica es que la inmensa mayoría
de los altiplanos se encuentran en las tierras frías y han sido los principales centros de actividad
humana desde la existencia del hombre en el continente. Otra característica de los Andes
ecuatoriales húmedos es su trifurcación y disolución en Colombia, favorecida por un clima
ventajoso que permite la ocupación y aprovechamiento de las vertientes interiores de las
cordilleras por parte del hombre, como ocurre en muy pocos sectores de este grandioso sistema
montañoso. (Guhl, E. 2009:150).
[…] constituye el eje estructural de la orografía colombiana. Entre 1° y 2° Norte, en el nudo andino
del Macizo Colombiano, se desprende la Cordillera Oriental de la Central, y hacia el occidente los
poderosos ramales volcánicos de la Sierra de los Coconucos y Sotará, separan los valles del Patía y
Cauca. A la vez, este nudo forma la famosa estrella fluvial. Nacen en ella los ríos Magdalena y Cauca
que van al norte (Mar Caribe), Patía hacia el occidente (Océano Pacífico) y Caquetá hacia el oriente
amazónico (Océano Atlántico). La altura promedio de la Cordillera está por encima de los 3.000
metros. Sus mayores prominencias forman los centros volcánicos. Las vertientes occidentales son
más cortas y pendientes que las orientales que dan sobre el valle del río Magdalena, y forman
cordilleras transversales de considerable extensión, constituyendo los valles de los afluentes del
Magdalena. Estos valles están densamente poblados, excepto las regiones frías del Macizo del
Huila. Al norte del Ruiz la Cordillera pierde definitivamente altura, y en Antioquia se divide varias
veces, ensanchándose cada vez más y bajándose hacia el norte. (Guhl, E., 1975:172)
Ernesto Guhl Nimtz (Berlín, 1915 - Bogotá, 2000), fue el primer geógrafo que
explicó las particularidades del territorio colombiano (la formación del ‘plegamiento
alpídico’ –como él le llamó- de los Andes en las cordilleras con sus páramos
característicos), “el pionero de la ciencia geográfica moderna en Colombia” –como se
93
le distingue-- dio a conocer muchas regiones de Colombia y dedicó especial interés a
explicar la geografía de la alta montaña (los páramos) y su importancia vital para el
mantenimiento de las fuentes principales del agua, así como el entendimiento de la
compleja estructura climática de Colombia como país de paisajes tropicales (Delgado,
2003).36
El relieve andino de Colombia, se formó durante un ciclo de invasión del magma que ascendió
desde las profundidades del Océano Pacífico. La cordillera Oriental data de la era cenozoica cuando
un movimiento continental hacia el occidente hizo que el macizo guayanés ejerciera fuerte presión
sobre el macizo preandino primario en el occidente. Entre ambos se encontraba un brazo
geosinclinal bastante profundo cuyo fondo compuesto por aluviones, limo y arena fue levantado y
constituye hoy las rocas sedimentarias de la cordillera Oriental. La época que corresponde al
Cretácico y al Terciario está caracterizada por transgresiones y regresiones del mar, motivadas por
hundimientos y levantamientos del continente o por la formación de depresiones, intrusiones de
magma y manifestaciones volcánicas. Al final del Cretácico, grandes extensiones del hoy espacio
andino eran depósitos marinos; de manera que el plegamiento del conjunto de los Andes
solamente puede haberse realizado durante el Terciario y hasta el Terciario reciente. En su
composición rocosa se destaca especialmente la abundancia de rocas volcánicas y de los mantos
volcánicos del Terciario, que participaron de igual manera como los sedimentos recientes en la
estructura de la joven cordillera de plegamiento. (Guhl, E., 2009:131).
Asimismo, la formación de las cordilleras colombianas no puede comprenderse sin
el entendimiento de los páramos:
En el proceso formativo de los Andes, es posible situar en quince millones de años la emersión de
las montañas desde los fondos oceánicos, pero de manera principal como estructuras orográficas
continentales. Aproximadamente hacia los últimos cuatro millones, dentro de dicho proceso,
fueron surgiendo los primeros páramos, con una composición florística muy sencilla, la cual fue
evolucionando en composición y complejidad hasta alcanzar una conformación propia
concordante con la formación ambiental de los relieves andinos […] El geógrafo alemán, quedó
asombrado al encontrar la simultaneidad de tan complejos procesos estacionales extraecuatoriales,
en un solo eje cordillerano altoandino ecuatorial. (Molano, 2001:55)
El trabajo de Guhl permitió, otorgar un estricto sentido geográfico al paisaje37,
como resultado de una serie de factores de originados en la latitud ecuatorial sin
estaciones, la vegetación y la climatología característica cambiante a medida que se
asciende desde el nivel bajo de los ríos hasta los glaciares y nieves persistentes (que
36
Para Ernesto Guhl, colega de Carl Troll, “el paisaje es una construcción social y, como tal, puede ser transformado por sus propios creadores. Pero, para ello necesita de la ciencia y de la educación consciente de sus habitantes.” (Domínguez, 2001:58) 37
Ernesto Guhl estableció la postura de la geografía como ciencia y como enseñanza pionera en Colombia. “La geografía cultural o política y económica ha desarrollado en muchas partes del mundo teorías y métodos para poder entender en espacio y tiempo la tierra habitada y dominada por el hombre. Es decir: para dominar la materia cruda de las observaciones empíricas con ideas, lo cual sólo se logra a través de la abstracción metódica.” Guhl, E., (2008:83)
94
aún perviven, pese al cambio climático) a más de 5.000 metros de altura sobre el nivel
del mar.
El estudio por parte de Guhl de los hechos geográficos de las cordilleras, valles,
altiplanicies, selvas y llanos colombianos, permitió la concepción de un mapa de las
regiones fisiográficas de Colombia, en el cual se representa el paisaje como espacio de
una diversidad análoga a la de los pisos térmicos y de vegetación andinos. A partir de
este mapa se descubren otros contenidos derivados de la geografía como los Parques
Nacionales Naturales, los resguardos indígenas y el primer reconocimiento visible del
concepto de biodiversidad en el pensamiento geográfico en Colombia.
3.1. Antecedentes
En el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, PCCC, caracterizado por el cultivo del
café en empinadas laderas, se conjuga la biodiversidad con la fisiografía de valles y
laderas de pendientes suaves y escarpadas, hasta los glaciares y volcanes en las
cumbres de las cordilleras y los bosques nativos y corredores biológicos, los cuales
son considerados estratégicos para la conservación de la biodiversidad mundial.
El PCCC está localizado en la Ecorregión del Eje Cafetero38, sobre una superficie de
28.563 kilómetros cuadrados y una población de 4.1 millones de habitantes. Este
territorio recoge un conjunto de ecosistemas en el cual coexisten complejos
ecológicos y humanos que muestran una indivisibilidad compuesta por la unidad de
cuencas con sus vertientes y planicies; la de los nevados; la fronteriza con el
(departamento del) Chocó biogeográfico; el ecosistema cafetero y, por supuesto, el
complejo corredor urbano. Limita por el norte con el páramo de Sonsón y la división
político administrativa de los departamentos de Caldas y Risaralda; por el oriente,
con el eje de la Cordillera Central en sus vertientes oriental y occidental desde el
páramo de Sonsón, hasta el páramo de Las Hermosas; por el sur, con el páramo de Las
Hermosas (departamentos de Quindío y Tolima) y la división político administrativa
de los municipios pertenecientes al norte del Valle, y por el occidente, con el eje de la
cordillera Occidental, desde la serranía de Los Paraguas hasta el Parque Nacional
Natural de Tatamá. (Carder, 2002).
38
Las ecorregiones son unidades territoriales cuyo objetivo es el ordenamiento ambiental del territorio. Estas unidades se definen con base en 3 criterios: i) Presencia de Unidades ecológicas prioritarias para retención y regulación de agua; ii) Territorio compartido por varias Corporaciones; iii) Trayectoria de trabajo conjunto en Gestión ambiental (Carder, 2002).
95
Mapa 1. Localización del Área de Estudio, el Macizo Colombiano y la cordillera Central
Fuente: «Cordillera Centrale de Colombia» de Colombia_relief_location_map.jpg: Grundkarte Shadowxfox, Relief Alexrk2derivative work: Dr Brains (talk) - Colombia_relief_location_map.jpg. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Cordillera_Centrale_de_Colombia.jpg#/media/File:Cordillera_Centrale_de_Colombia.jpg. Comunidad Andina (2009: )
Las principales características de las zonas y cuencas hidrográficas de la
Ecorregión son los ríos La Vieja, Otún, Chinchiná, Combeima, La Miel, Campoalegre,
Guarinó, Tuluá y Risaralda que suministran agua a las ciudades capitales y otros
centros urbanos de importancia regional y depositan sus aguas sobre los ríos
Magdalena y Cauca. En la vertiente oriental de la Cordillera Central la provincia
hidrogeológica más importante la constituye el valle del río Magdalena, donde se
realiza una intensa actividad agrícola y ganadera. Las unidades acuíferas están
localizadas en la zona plana y suavemente ondulada donde se han llevado a cabo los
procesos más recientes de acumulación y consolidación de sedimentos que han
96
formado dicho valle, representados así: en el sector sur las unidades acuíferas más
importantes están constituidas por depósitos fluvio-volcánicos, generados de la
actividad de los volcanes Cerro Machín y el Nevado del Tolima, como son los abanico
de Ibagué y del Guamo y Espinal (Carder, 2002).
En el ámbito físico-espacial de la Ecorregión Eje Cafetero se evidencian varias
zonas geográficas o unidades ambientales que determinan modelos de ocupación y
poblamiento claramente diferenciados entre ellos, por sus niveles de integración, por
sus actividades económicas y por las dinámicas propias de sus centros y sus áreas de
influencia. 39
Zona 1: De la cordillera Occidental.
Zona 2: Del valle geográfico del río Cauca
Zona 3: De la Cordillera Central
Zona 4: Del valle geográfico del río Magdalena
La Zona 3, en la que se encuentra el Parque Natural Nacional de Los Nevados, y la
mayor parte del PCCC, se divide en Vertiente Occidental y Oriental. La Vertiente
Occidental la conforman los municipios cordilleranos del departamento de Caldas
(Aguadas, Aranzazu, Neira, Pácora, Salamina y la capital Manizales) y los municipios
cordilleranos del departamento de Quindío (Buenavista, Calarcá, Circasia, Córdoba,
Génova, Filandia, Montenegro, Pijao, Quimbaya, Salento y la capital Armenia), y
municipios del piedemonte del departamento de Valle del Cauca (Alcalá, Caicedonia,
Sevilla y Ulloa). La Vertiente Oriental, está constituida por los municipios
cordilleranos del departamento de Tolima (Roncesvalles, Cajamarca, Anzoategui,
Santa Isabel, Murillo, Villa Hermosa y Herveo) y los municipios de piedemonte del
Tolima (Ibagué, San Antonio, Fresno, Líbano, Palocabildo, Falán y Valle del San Juan) y
municipios cordilleranos y de piedemonte de Caldas (Manzanares, Marquetalia,
Pensilvania y Samaná).
Una de las unidades ecológicas prioritarias de la Ecorregión del Eje Cafetero la
conforma el Parque Nacional Natural de los Nevados, que comprende un área
aproximada de 58.300 hectáreas, en los departamentos de Caldas (municipio de
Villamaría), Risaralda (municipios de Santa Rosa de Cabal y Pereira), Quindío
(municipio de Salento) y Tolima (municipios de Ibagué, Anzoátegui, Santa Isabel,
Murillo, Villahermosa, Casabianca y Herveo). El agua que nace y se regula en este
Parque y su zona de influencia abastece las necesidades de más de dos millones de
personas. Por lo anterior, su protección y conservación se convierte en elemento
clave para el desarrollo socio ambiental y en un eje articulador de las iniciativas de 39
La Ecorregión tiene cuatro centros regionales principales: Manizales, Pereira, Armenia e Ibagué, ciudades intermedias que determinan a su vez unas áreas de influencia internas y que responden a la influencia de los centros urbano-económicos de orden superior como Bogotá, Cali y Medellín.
97
conservación regional. El PNN de los Nevados responde a un sistema o arco volcánico
al cual pertenecen el Volcán Cerro Bravo al norte y el Volcán Cerro Machín al sur.
Mapa 2. Mapa Fisiográfico de Colombia
Fuente: http://www.todacolombia.com/geografia-colombia/mapas-de-colombia/mapasubregionesnaturales.jpg
a. Importancia y pertinencia sobre el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia.
Mediante la decisión 35 COM 8B.43, el Comité de Patrimonio Mundial de la
Unesco, en su sesión del 25 de junio de 2011, decidió inscribir el Paisaje Cultural
Cafetero, PCCC, en vista de que es portador de los criterios v y vi que determinan el
Valor Universal Excepcional, VUE. (Ministerio de Cultura-Federación Nacional de
Cafeteros, 2014). Los valores descritos por los criterios mencionados son:
Criterio (v) "por ser un ejemplo excepcional de asentamiento humano tradicional,
uso de la tierra, o el uso de mar, que es representativo de una cultura (o culturas), o
de la interacción humana con el medio ambiente, especialmente cuando se ha vuelto
vulnerable debido al impacto de irreversible cambio "y (vi) estar directa o
98
materialmente asociado con acontecimientos o tradiciones vivas, con ideas, o con
creencias, con obras artísticas y literarias de significado universal excepcional.40
Con base en el Criterio v, ICOMOS41 determinó que “El PCCC es un ejemplo
destacado de un paisaje cultural centenario, sustentable y productivo, en el cual, el
esfuerzo colectivo de varias generaciones de familias campesinas forjó excepcionales
instituciones sociales, culturales y productivas, generando, al mismo tiempo,
prácticas innovadoras en el manejo de los recursos naturales bajo un paisaje de
condiciones extraordinariamente difíciles. La finca cafetera típica en el PCCC se
encuentra ubicada en un arduo paisaje de empinadas montañas en donde se articula
la forma y diseño del paisaje cafetero, su tipología arquitectónica y el estilo de vida de
sus comunidades. Ellos lograron crear una identidad cultural sin paralelo en donde el
aspecto institucional relacionado con el PCCC no tiene igual en ningún otro sitio
cafetero en el mundo.”
El Criterio vi, según el Centro del Patrimonio Mundial de Unesco, significa: “Estar
directa o tangiblemente asociado con eventos o tradiciones vivas, con ideas, o con
creencias, con trabajos artísticos y literarios de destacada significación universal”
(Unesco, 2008:23). En respuesta a esto, Icomos estableció como definición de este
criterio que “La centenaria tradición cafetera es el símbolo más representativo de la
cultura nacional en Colombia, por la cual el país ha obtenido reconocimiento en el
ámbito mundial. La cultura cafetera ha llevado a ricas manifestaciones tangibles e
intangibles en el territorio, con un legado único, que incluye, entre otros aspectos, la
música, la cocina tradicional, la arquitectura y la cultura, legados que han pasado de
generación en generación. La tipología arquitectónica única de las fincas cafeteras y
la mayor parte de los edificios en las áreas urbanas, evolucionó a través del uso de los
materiales locales disponibles, en particular la especie nativa única conocida como la
guadua angustifolia. El PCCC representa una armoniosa integración del proceso
productivo, de la organización social y de la tipología de la vivienda, únicos en el
mundo y necesarios para el desarrollo de la cultura del café en un área rural tan
difícil” (Icomos, 2012).
40
UNESCO, The Criteria for Selection, UNESCO official website. http://whc.unesco.org/en/criteria/ 41
International Council of Monuments and Sites. El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, ICOMOS, es una organización no gubernamental cuyo objetivo es promover la aplicación de la teoría, la metodología y las técnicas científicas a la conservación del patrimonio arquitectónico y arqueológico.
99
Mapa 3. División administrativa de la Ecorregión Eje Cafetero.
Fuente: Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International license.
El PCCC es un ejemplo excepcional de la cultura y del paisaje productivo
caracterizado por el esfuerzo colectivo de varias generaciones de agricultores que
crearon prácticas innovadoras para la gestión de los recursos del medio natural,
además de una cultura del café asociada a los saberes transmitidos de generación en
generación, tangibles e intangibles, y sus manifestaciones, incluidas pero no limitadas
a la música, las cocinas tradicionales, la arquitectura y la educación. Además del VUE,
reúne las siguientes condiciones de integridad: Los elementos propios de adaptación
social a un único uso de la tierra y el despliegue de tradiciones culturales y sociales
altamente específicas desarrolladas alrededor de la producción del café demuestran el
valor universal excepcional del sitio. La cohesión de estas características y su
resistencia al cambio, a pesar de sufrir el impacto de las crisis temporales del precio del
café, demuestran su alto nivel de integridad. Los valores sociales colectivos que
constituyen la singularidad del PCCC promueven un desarrollo humano activo y
sostenible en el paisaje cultural.
100
Figura 26. Relieve de la Ecorregión Eje Cafetero
Fuente: Carder (2004).
El VUE reúne las siguientes condiciones de autenticidad: El Paisaje Cultural
Cafetero de Colombia es el reflejo de un proceso centenario de la adaptación del
hombre a las condiciones geológicas, hidrológicas, climáticas y naturales de esta zona,
conocida en el ámbito nacional e internacional como el ‘Eje Cafetero’. El PCCC
muestra un extraordinario grado de autenticidad, sin adiciones contemporáneas
incongruentes a su patrón arquitectónico tradicional y sin modificaciones
sustanciales a los pequeños pueblos ubicados tanto en el área principal como en el
área de amortiguación del sitio. Aspectos tales como tradiciones, uso del idioma y
otras formas de herencia inmaterial se han preservado, en su mayoría, debido a los
propietarios y a la comunidad, quienes tienen un alto sentido de apropiación social de
su herencia cultural. (Ministerio de Cultura-Federación Nacional de Cafeteros, 2014).
Para facilitar la comprensión de este paisaje excepcional, los elementos de la
propiedad de adaptación social se fundamentan en un uso único de la tierra y en el
desarrollo de tradiciones culturales y sociales muy específicas, tanto en las prácticas
agrícolas y la disposición de los asentamientos, que contribuyen a la imagen completa
de un continuo productivo y de la vida del paisaje. La conservación de la pequeña
parcela y del tradicional cultivo del café, se manifiesta en unidades familiares, y los
fuertes vínculos con el asociado tradiciones culturales contribuyen a la integridad del
PCCC, aunque son vulnerables a las fluctuaciones del mercado internacional del café y
las presiones económicas resultantes (Icomos, 2012). La integridad de la propiedad
también se vería afectada negativamente por las actividades de minería de oro.
101
La caracterización del PCCC parte de la presencia histórica del café, que se cultiva
principalmente en fincas cafeteras en donde los sistemas de producción son parte de
la vivienda familiar. Las fincas predominantes en la región están ubicadas en zonas
montañosas con pendientes mayores de 25%. El PCCC tiene una gran importancia
ambiental, con un gran número de bosques nativos y corredores biológicos,
considerados estratégicos para la conservación de la biodiversidad global; según
Conservation International42 esta región de los Andes suramericanos conforma uno de
los biodiversity hotspots43 más importantes en el mundo, llamado Tropical Andes
Hotspot. De acuerdo con CEPF44 el hotspot de los Andes Tropicales comprende las
montañas de los Andes de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, y las partes
tropicales del norte dentro de Argentina y Chile. Cubre 158.300.000 hectáreas, una
superficie tres veces el tamaño de España. Los Andes Tropicales son el hotspot (se
puede traducir como ‘punto crítico’) más diverso del mundo, encabezando la lista de
los 35 hotspots de mayor riqueza de especies y endemismos. Contiene alrededor de
una sexta parte de toda la vida vegetal en el mundo, incluyendo 30.000 especies de
plantas vasculares, el mayor hotspot en diversidad vegetal. Cuenta con la mayor
variedad de especies de anfibios, aves y mamíferos, y ocupa el segundo lugar entre los
hotspots de Mesoamérica en cuanto a la diversidad de reptiles. También se destaca
por sus servicios ecosistémicos. Los Andes son considerados como las fuentes de agua
de América del Sur, que sirven como fuente para los ríos Amazonas y Orinoco, (la
tercera zona hidrográfica más grande del mundo por volumen de descarga). Las
aguas andinas riegan las principales regiones agrícolas de América del Sur y
proporcionan una importante fuente de poder por su capacidad de generación de
energía hidroeléctrica (para una población estimada de 57 millones de habitantes de
la región). Se calcula que los bosques andinos almacenan 5.400.000.000 de toneladas
de carbono.
Los hotspots contienen a los KBA: Key Biodiversity Hostposts (Puntos críticos de
Biodiversidad Clave) y corredores prioritarios, los cuales se refieren a las reservas
delimitadas dentro del territorio biodiverso. Todos los KBA de la Cordillera Central de
Colombia, representan los últimos restos de bosque montañoso andino en un paisaje
en gran parte afectado por la expansión urbana, el pastoreo de ganado, y las
plantaciones de café y procesos volcánicos que han transformado el paisaje hace
42
http://www.conservation.org/ 43 Un Biodiversity hotspot es una región biogeográfica con un depósito importante de biodiversidad
amenazada por la acción humana. Para calificar como BH, una región debe contener al menos un 0,5 % o 1.500 especies de plantas vasculares como endémicas, y tiene que haber perdido al menos el 70 % de su vegetación primaria. En el mundo, sólo 25 áreas califican bajo esta definición. Estos sitios soportan casi el 60 % de las plantas del mundo, aves, mamíferos, reptiles y anfibios, con una muy alta proporción de especies endémicas. http://tmalliance.org/about/where-we-work/biodiversity-hotspot/ http://www.conservation.org/How/Pages/Hotspots.aspx Consultados el 23 de julio de 2015. 44
Critical Ecosystem Partnership Fund. http://www.cepf.net/where_we_work/regions/south_america/tropical_andes/Pages/default.aspx
102
mucho tiempo. Esta circunstancia hace que la protección de los KBA sea fundamental
para la provisión de agua para el uso humano y la agricultura. (CEPF, 2015)
Por otra parte, referente a la arquitectura, en el VUE es sobresaliente la forma de
adaptación de los patrones culturales españoles y de las culturas indígenas de la
región.
Los asentamientos urbanos corresponden a la implantación del damero español en el terreno
montañoso, lo que establece una relación del paisaje tanto con las calles principales como con los
espacios más importantes de las viviendas, que frecuentemente cuentan con vistas privilegiadas
del entorno. La arquitectura rural es principalmente una arquitectura cafetera, ya que cada finca se
construye y desarrolla de acuerdo con las necesidades del cultivo, recolección y procesamiento del
café. La vivienda cafetera es al mismo tiempo unidad de producción cafetera, pues contiene
espacios tanto para la vida familiar como para el almacenamiento, el secado, el alojamiento de los
recolectores y demás espacios necesarios para esta actividad económica. La adaptación a la región
implicó, además, el uso de un sistema constructivo que resultó ser particularmente flexible y
dinámico.
Se trata del ‘bahareque’, que consiste en un desarrollo de las prácticas constructivas
precolombinas con la construcción de los muros mediante estructuras de madera verticales,
horizontales y transversales, cubiertas por una Esterilla de Guadua, que es una capa de bambú bien
conocida por su resistencia y maleabilidad. Esta estructura es recubierta posteriormente con barro
o estiércol. (Ministerio de Cultura, 2011:37 )
Figura 27. Ubicación del hotspot Andes Tropicales y de los KBA, Key Biodiversity Areas
Fuente: CEPF (2015)
La forma de vida de la población del PCCC gira enteramente alrededor del café. El
café inspira los aspectos cotidianos de la vida de la región, pero también los aspectos
103
relacionados con su desarrollo como lo indica el nombre de las grandes obras de
infraestructura (la autopista del Café y el aeropuerto del Café) y los sitios turísticos
como el Parque Nacional del Café. La herencia de la colonización antioqueña
caracteriza a la población del PCCC por su espíritu emprendedor sobresaliente, que se
ha impuesto en momentos de crisis de la producción del café o ante desastres
naturales, como la erupción volcánica del Volcán Nevado del Ruiz de 1985 y el sismo
de Armenia de 1999. Este empuje o emprendimiento característico de los pobladores
se manifiesta en una cohesión social que gravita en torno al trabajo, en actividades
relacionadas con el café, -productores, cultivadores, recolectores, personas dedicadas
al transporte, distribución, comercialización o fabricación de utensilios relacionados
con la actividad cafetera- o bien como personas dedicadas a las manifestaciones
culturales. El incremento de las actividades turísticas en la región ha especializado el
trabajo de guías y operadores turísticos.
Por otra parte, la representatividad, legitimidad y eficiencia de la institucionalidad
cafetera colombiana es única y se caracteriza por ser la organización colectiva
cafetera más antigua del mundo. Su trayectoria histórica y su organización actual son
dos de los principales factores de sustentabilidad del PCCC y favorecen los
mecanismos de difusión y preservación del valor universal excepcional del sitio. Tal
como se indica en el expediente de nominación, “el modelo institucional cafetero ha
demostrado ser efectivo para lograr el acceso a mercados mediante el desarrollo de
un completo sistema de comercialización, almacenamiento, asistencia técnica,
investigación y desarrollo tecnológico, promoción y soporte institucional. El eje de la
institucionalidad se encuentra en la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia,
organización de carácter privado y sin ánimo de lucro, creada en 192745 con el
objetivo de incrementar la competitividad de la caficultura y el bienestar de sus
productores. Los productores han adaptado las labores del cultivo con el fin de
enfrentar desde la finca los retos que impone el entorno, tales como el incremento en
los costos de producción, las plagas y enfermedades del cultivo, la disminución de la
productividad y la conservación del medio ambiente, entre otros. Este mejoramiento
continuo de las técnicas de cultivo ha sido posible gracias al desarrollo de un ‘circuito
del conocimiento’ alrededor del caficultor y su actividad productiva. Este circuito está
compuesto por diversas instituciones, como CENICAFÉ (generación de tecnologías), el
Servicio de Extensión (transferencia de tecnología) y la Fundación Manuel Mejía
(capacitación de extensionistas y caficultores), las cuales tienen una fuerte presencia
en la zona principal del PCCC. De la mano de este circuito, los caficultores han
implementado innovaciones tecnológicas que han dado sostenibilidad a su actividad”
(Ministerio de Cultura, 2011:42).
45 En la actualidad la FNC es la ONG más antigua del mundo y es la organización no gubernamental de
mayor participación electoral por parte de sus agremiados, cerca del 70% de votantes en las elecciones 2014. http://www.cafedecolombia.com/familia
104
b. Delimitación de categorías-escalas de análisis-procedimientos realizados para el
PCCC.
Para expresar los valores excepcionales y universales del PCCC, y establecer
posteriormente la delimitación, se definieron los siguientes dieciséis atributos:
1. Café de montaña: “la caficultura del PCC se localiza principalmente entre los
1.000 y 2.000 m.s.n.m. [sic] en las laderas de las cadenas montañosas
pertenecientes a las cordilleras Central y Occidental de los Andes colombianos.
Debido a esa localización, es común referirse a ese cultivo como café de alta
montaña. En particular, la zona principal del PCC se caracteriza por una altitud
media que alcanza los 1.540 msnm”.46
2. Predominio de café: expresa el uso preferencial de la tierra para el cultivo de
café, antes que para otros cultivos.
3. Cultivo en ladera: representa la adaptación de los cultivos del café en zonas de
alta pendiente, superiores al 25 %, lo cual caracteriza la morfología particular
del paisaje.
4. Edad de la caficultura: consiste en la renovación de plantaciones de café que
permite mantener joven y vivo el paisaje. Este atributo posibilita la
permanencia del PCC.
5. Patrimonio natural: la caficultura en el centro-occidente de Colombia se ubica
en la ecorregión Andina Tropical; por sus condiciones de localización, relieve,
clima y suelos, presenta un elevado número de hábitats de interés estratégico
para la conservación de la diversidad biológica.
6. Disponibilidad hídrica: se refiere a la alta presencia de unidades prioritarias
para la retención y regulación del agua. La oferta de agua es determinante en
la cosecha del café.
7. Institucionalidad cafetera y redes afines: se refiere a la existencia de redes
institucionales y económicas que inciden en el funcionamiento y dinámica del
PCC. Son la garantía de la sostenibilidad del paisaje como sitio patrimonial.
46 Plan de Manejo y Protección del Paisaje Cultural Cafetero. Ministerio de Cultura-Federación Nacional de
Cafeteros de Colombia. Bogotá. 2009.
105
8. Patrimonio arquitectónico: el PCC posee un patrimonio que ha sido creado por
los pobladores de la zona. Se trata de la arquitectura regional de bahareque, y
la utilización intensiva de la guadua (Guadua angustifolia) que se expresa en
los saberes tradicionales del diseño y construcción de sus viviendas.
9. Patrimonio arqueológico: se conoce de la presencia cultural del hombre desde
hace diez mil años en el actual Eje Cafetero. Aparte de los vestigios
arqueológicos de orfebrería y cerámica, a esos antepasados les debemos la
domesticación de animales y plantas alimenticias, e incluso técnicas agrícolas
que quizá puedan rastrearse en la actual producción de café.
10. Poblamiento concentrado y estructura de la propiedad fragmentada: otro de los
rasgos característicos de la caficultura del PCCC es la predominancia de la
pequeña unidad productiva. En efecto, el tamaño promedio de la finca cafetera
en el área principal del paisaje es de apenas 4.6 hectáreas, de las cuales 2.6
hectáreas se encuentran cultivadas con café. Esta estructura de tenencia de la
tierra, denominada de división parcelaria ‘menuda’, es evidencia de una
significativa redistribución o democratización de la propiedad rural. Esta
característica se asocia al proceso histórico de colonización de la zona en la
segunda mitad del siglo XIX.
11. Influencia de la modernización: comprende la adaptación del paisaje a las
condiciones de la vida moderna, como la infraestructura de vías de
comunicación, servicios públicos, salud y educación.
12. Patrimonio urbanístico: la forma de nuestros pueblos se basa en el modelo
hispánico del trazado en cuadrícula. Este tipo de estructuras urbanas, en
contraposición con el relieve, las calles de gran pendiente y las manzanas
ortogonales, es una muestra de la adaptación de la cultura cafetera a las
condiciones ambientales particulares de la topografía quebrada, que da como
resultado las estructuras urbanas con formas de damero en ladera.
13. Tradición histórica en la producción de café: hace referencia a la persistencia
del cultivo de café y la resistencia al cambio en el uso del suelo, a pesar de los
ciclos y crisis económicas que afectan la producción cafetera.
14. Minifundio cafetero como sistema de propiedad de la tierra: la prevalencia del
minifundio es otro elemento que configura el paisaje cafetero.
15. Cultivos múltiples: es la multiplicidad de cultivos que conforman una ‘colcha de
retazos’, elemento característico del PCC.
106
16. Tecnologías y formas de producción sostenibles en la cadena productiva del café:
este atributo muestra las condiciones para producir café de manera sostenible
y cómo la comunidad cafetera ha adaptado su forma de trabajo tradicional
para lograr mejores y modernas condiciones de producción, con menos
impactos ambientales. (Ministerio de Cultura - Federación Nacional de
Cafeteros, 2014:13).
Para cada uno de estos atributos se establecieron rangos de calificación (Alto (3),
Medio (2), Bajo (1)) con el objeto de seleccionar las zonas más representativas de toda
la región, las cuales debían cumplir con un alto grado de homogeneidad, asimismo en
cuanto a las relaciones entre sus habitantes y en su herencia cultural. Para conocer y
valorar el PCC se conformaron equipos de trabajo integrados por arquitectos,
antropólogos, economistas, historiadores y profesionales de las ciencias ambientales
procedentes de los cuatro departamentos que desarrollaron diferentes metodologías
de trabajo con la comunidad (familias cafeteras y gremios) para seleccionar el área
más representativa de los valores culturales de la región y para identificar
percepciones de la gente sobre su patrimonio cultural.
Los investigadores desarrollaron un modelo de delimitación para justificar el
cumplimiento de los criterios v y vi establecidos por el Centro de Patrimonio Mundial.
Las zonas que contienen en mayor medida estas características se convirtieron en
área principal. Las zonas que contienen menor porcentaje de atributos, pero que
deben ser protegidas, y las cuales tienen permisividad en algunos usos y condiciones
de manejo clasificaron como área de amortiguamiento. (Ministerio de Cultura-
Federación Nacional de Cafeteros, 2014:16).
3.2. Localización
Resultado de la valoración de atributos, la delimitación resultante arrojó un área
principal con un área total de 141.120 hectáreas (área rural: 140.046 hectáreas, área
urbana: 1.074 hectáreas) y un área de amortiguamiento con un extensión total de
207.000 has. (área urbana: 2.458 hectáreas, área rural: 204.542 hectáreas). Esta
delimitación corresponde a la zonificación de seis polígonos que comprenden 51
municipios en 4 los departamentos (Caldas, Risaralda, Quindío y Valle del Cauca).
107
Tabla 5. Valoración de los atributos del PCCC
Atributos
ponderados Indicador Categoría o Clase Puntaje
1. Café de montaña Altitud media sobre el nivel del
mar: 1000-1800 msnm
1.000-1.400 msnm 1
1.400-1.800 msnm 3
>1.800 msnm 2
2. Predominancia de café
Más del 60% del área de la vereda sembrada en café
< 0,1 % 0
0-30 % 1
30-60 % 2
> 60 % 3
3. Cultivo en ladera Pendiente media entre 75% y
100%
0-25 % 1
25 %-75 % 2
75 %-100 % 3
> 100 % 1
4. Edad de la caficultura
Edad predominante de los cafetales de 2 a 5 años
0-2 años 3
2-5 años 4
5-9 años 2
> 9 años 1
5. Patrimonio natural Presencia de ecosistemas de
interés ambiental
Presencia 1
Ausencia 0
6. Disponibilidad hídrica
Presencia de cuencas abastecedoras
Presencia 1
Ausencia 0
7. Institucionalidad cafetera
Presencia de Comité Municipal de Cafeteros
Presencia 1
Ausencia 0
Fuente: Ministerio de Cultura - Federación Nacional de Cafeteros (2013)
Para su caracterización, la delimitación del PCCC se clasificó en 6 zonas:
Zona A. Corresponde a áreas de los municipios de Riosucio y Supía, en el departamento de Caldas,
con una altura de 1.545 msnm. En esta zona (al igual que en la de Quinchía) se encuentran
resguardos indígenas de la comunidad embera, principalmente. Se destaca por el carácter de su
paisaje y la valiosa historia de los grupos de población originarios que todavía persisten, tales
como indígenas y población negra, ocupada inicialmente en labores de minería. Al llegar la
colonización antioqueña a estos territorios, en el siglo XIX, se gestaron parcelaciones y vivencias
que con el tiempo, conformaron manifestaciones culturales de gran interés.
108
Figura 28. Cultivo en ladera, Minifundio Cafetero y disponibilidad hídrica (la Guadua Angustifolia crece en las orillas de las fuentes de agua) en el PCCC
Fuente: Federación Nacional de Cafeteros- Ministerio de Cultura (2013)
Figura 29. El Pasaje Cultural Cafetero y el Parque Nacional Natural de Los Nevados. De izquierda a derecha: Volcán Nevado del Ruiz, Volcán Nevado Santa Isabel y Volcán Nevado del Tolima
(Sentido Norte-Sur)
Fuente: Federación Nacional de Cafeteros - Ministerio de Cultura (2013)
109
Tabla 6. Municipios y Departamentos del PCCC
DEPARTAMENTOS MUNICIPIOS ÁREAS
CALDAS
Aguadas, Anserma, Aranzazu, Belalcázar, Chinchiná, Filadelfia, La Merced, Manizales, Neira, Pácora, Palestina, Riosucio, Risaralda, Salamina, San José, Supía, Villamaría, Viterbo*
PRINCIPAL: 51.278 hectáreas AMORTIGUAMIENTO: 71.437 hectáreas
QUINDÍO
Armenia, Buenavista, Calarcá, Circasia, Córdoba, Filandia,
Génova, Montenegro, Pijao, Quimbaya, Salento
PRINCIPAL: 27.476 hectáreas AMORTIGUAMIENTO: 38.658 hectáreas RISARALDA
Apía, Balboa, Belén de Umbría, Dosquebradas*, Guática, La Celia, Marsella, Mistrató*, Pereira, Quinchía, Santa Rosa de Cabal, Santuario
PRINCIPAL: 32.537 hectáreas AMORTIGUAMIENTO: 49.536 hectáreas
VALLE DEL CAUCA
Alcalá, Ansermanuevo, Argelia*, Caicedonia, El Águila,
ElCairo, Riofrío, Sevilla, Trujillo, Ulloa
PRINCIPAL: 29.828 hectáreas AMORTIGUAMIENTO: 47.369 hectáreas Fuente: Elaboración del autor a partir de Ministerio de Cultura - Federación Nacional de Cafeteros
(2014) * La zona de influencia del PCC cobija a veredas cafeteras de estos municipios.
Zona B. Corresponde a áreas rurales del municipio de Quinchía, situado a una altura de 1.825
msnm, con una temperatura promedio de 18 grados centígrados. En él se produce café de
excelente calidad y otros importantes cultivos, como la caña panelera, la mora y los espárragos.
También se destaca por su importante explotación de oro y por su altísimo potencial desde el
punto de vista del patrimonio arqueológico, ya que la región fue habitada por las tribus de los
guaqueramaes y los tapascos, familiares de los ansermas y los irras. Los pobladores indígenas se
dedicaban especialmente a la explotación del oro de aluvión y a la extracción y comercio de la sal.
Zona C. Corresponde a zonas rurales de los municipios de Marsella, Pereira y Santa Rosa de Cabal,
en el departamento de Risaralda, y de los municipios de Aguadas, Chinchiná, Neira, Palestina,
Pácora, Salamina y Villamaría, en el departamento de Caldas, todos sobre la Cordillera Central.
Incluye las áreas urbanas de los municipios de Chinchiná, Marsella, Neira Palestina, Pácora y
Salamina. En esta zona se encuentran alturas que oscilan principalmente entre los 1.500 y 1.900
msnm. La economía de estos municipios gira alrededor del café. Los poblados de la zona presentan
un alto grado de arraigo y conservación de los atributos de las poblaciones cafeteras de mediados
del siglo XX, de acuerdo con las características de la colonización antioqueña, en donde los
elementos ambientales tienen un papel principal.
Zona D. Corresponde a áreas rurales de los municipios de Armenia, Calarcá, Circasia, Córdoba,
Filandia, Génova, Montenegro, Pijao, Quimbaya y Salento, en el Quindío, y zonas rurales del
municipio de Pereira, en Risaralda, y de los municipios de Alcalá, Ulloa, Caicedonia y Sevilla, en el
departamento del Valle del Cauca, todas sobre la Cordillera Central. Incluye las áreas urbanas de
Calarcá y Montenegro. En esta zona se encuentran alturas entre los 1.200 y 1.550 msnm. La región
del Quindío fue habitada por los quimbayas, uno de los grupos indígenas más importantes del país
por su expresión artística y cultural, cuyo legado es ampliamente conocido. Por su localización
intermedia entre el oriente y el occidente de Colombia, fue ruta obligada de los personajes y del
proceso de colonización antioqueña en el siglo XIX, durante el cual se fundó la mayoría de los
municipios del departamento. El cultivo del café y el auge de la economía cafetera trajeron consigo
110
un rápido desarrollo económico y demográfico. En la actualidad, esta zona concentra gran parte
de la demanda turística de la región.
Zona E. Corresponde a zonas rurales de los municipios de Trujillo y Riofrío, en el departamento del
Valle del Cauca, con una altura promedio de 1.370 msnm.
Zona F. Corresponde a zonas rurales de la cordillera Occidental, e incluye los municipios de
Anserma, Belalcázar, Risaralda y San José, en el departamento de Caldas; Apía, Balboa, Belén de
Umbría, La Celia y Santuario, en el departamento de Risaralda, y los municipios de
Ansermanuevo, El Águila y El Cairo, en el departamento del Valle del Cauca.
Mapa 4. Localización del PCCC
Fuente: Federación Nacional de Cafeteros (2014), Google Maps
111
La zona F incluye además, las áreas urbanas de Apía, Belalcázar, Belén de Umbría, El Cairo,
Risaralda y Santuario. El centro histórico urbano del municipio de El Cairo, en el departamento del
Valle del Cauca, también hace parte de la zona principal. Este último centro ha sido declarado bien
de interés cultural del ámbito municipal, presenta un alto nivel de homogeneidad en la
arquitectura y es una manifestación directa de la principal actividad económica, que es la
producción cafetera, ligada a especiales condiciones ambientales.47
Mapa 5. Área Principal y de amortiguamiento del PCCC
Fuente: Elaborado por Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre, SIG-PCCC, Ministerio de Cultura (2015).
47
Expediente de nominación del Paisaje Cultural Cafetero para la inscripción en la Lista de patrimonio mundial de la Unesco. Ministerio de Cultura, Federación Nacional de Cafeteros de Colombia. 2011. http://whc.unesco.org/en/list/1121/documents/
112
Mapa 6. División político administrativa y delimitación del PCCC
Fuente: Ministerio de Cultura - Federación Nacional de Cafeteros (2014)
113
Mapa 7. Ubicación geográfica del Parque Nacional Natural de los Nevados, el Paisaje Cultural Cafetero y el Volcán Cerro Machín en la Ecoregión Eje Cafetero
Delineada en color negro, se muestra la amenaza por flujos piroclásticos del Volcán Cerro Machín. Fuente: Elaborado por: Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre, SIG-PCCC, Ministerio de Cultura (2015).
114
3.3. Descripción del paisaje y estructura geográfica del PCCC
Según Guhl, E. (1975:113) el cultivo del café se realiza en un clima que se
caracteriza por una temperatura no inferior a 17.5°C en su parte superior (más o
menos 1.800 msnm) y tampoco mayor de 24°C en su límite inferior (1.000 msnm
aproximadamente). Por lo demás se caracteriza, como toda región cafetera que es de
vertiente en Colombia, por una humedad bastante alta, ya que el café necesita una
precipitación anual mínima de 1.700 mm y suelos ricos en humus, nitrógeno, potasio,
no alcalinos, ni ácidos, que sean profundos y bien drenados. Guhl resalta el famoso
‘cinturón cafetero’, -que luego se generalizaría como ‘El Eje Cafetero’-, que rodea a las
cordilleras colombianas se extiende entre 1.000 y 1.800 msnm, región que coincide
con una zona de alta nubosidad, condensación y precipitación en las cordilleras. En
este piso térmico la temperatura disminuye a mayor distancia altimétrica que en
otros pisos térmicos precisamente a estas condiciones climáticas y se localiza el área
cultural más típicamente desarrollada y la población rural más concentrada de todo el
país.
Años más tarde, Andrés Guhl, (2008:133) identifica que las condiciones ideales –y
actuales- para la producción cafetera está entre los 1.000 y 2.000 msnm. Dado que el
régimen de precipitación presenta una distribución bimodal por la ubicación
ecuatorial, esto produce dos cosechas de café anuales. El café se cultiva por lo general
en laderas muy empinadas, y casi siempre acompañado de otras actividades
agropecuarias en la ‘finca’48. Lo que produce un paisaje de ‘colcha de retazos’, en el
que las parcelas de café se intercalan con potreros, cultivos de verduras y
legumbres49, guaduales y bosques de galería entre otros.
El café llegó al país por Venezuela, a la zona que corresponde hoy a los departamentos de
Santander y Norte de Santander, en las primeras décadas del siglo XIX. Desde allí se expandió
lentamente hacia el sur a lo largo de la cordillera Oriental. En el periodo entre 1840 y 1860 llegó
hasta Cundinamarca, Tolima, algunas partes del Huila y el Cauca, y su producción estaba en manos
de grandes terratenientes. […] Hacia 1870, el café ya había llegado al departamento de Antioquia y
al poco tiempo se convirtió en un cultivo de mucha acogida. En el periodo entre 1880 y 1910, el
café se extendió desde allí hacia el sur, hacia la zona que es hoy en día la más importante del país
en cuanto a producción cafetera: los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío y norte del Valle
(del Cauca). A diferencia del resto del país, donde había más que nada grandes haciendas cafeteras,
esta zona se caracterizó por fincas de pequeños propietarios que estaban colonizando una frontera
agrícola y adoptaban el café unos años después de establecer su vivienda. (Guhl, A., 2008:136)
48
Nombre dado en Colombia a la propiedad de uso agropecuario, en la que se asocia la vivienda con la producción agrícola. No necesariamente la finca significa que pertenezca a un minifundio. Pero cuando la finca es muy grande, perteneciente a un latifundio se llama ‘hacienda’. 49
El cultivo para la provisión de alimento diario de la familia cafetera se denomina ‘pancoger’
115
Mapa 8. Difusión del cultivo del café en Colombia 1820-1900
Fuente: Guhl, A. (2008)
El Medio Ambiente del PCCC
El PCCC se ubica en una zona con una notable presencia de bosques nativos y
corredores biológicos considerados estratégicos para la conservación de la
biodiversidad mundial. En su fisiografía aparecen desde valles, laderas de pendientes
suaves y escarpadas, hasta glaciares y volcanes en las cumbres máximas de las
cordilleras, características que han hecho de la región una pieza paisajística
destacable en el mundo.
El equilibrio entre el paisaje productivo y la conservación del medio ambiente es
una condición fundamental para el mantenimiento de los atributos del PCCC. La
116
ubicación en la zona de vida subandina (1.100-2.350 msnm), que hace parte de la
cordillera de los Andes en su sector tropical (según la clasificación de zonas de vida
de Holdridge50 por sus condiciones de “localización, relieve, clima y suelos, esta
región presenta un elevado número de hábitats de interés estratégico para la
conservación de la diversidad biológica” (Rodríguez et al., 2008:2009).
La vegetación de la provincia puede dividirse en una de carácter andino en las
tierras altas de las montañas y otra en las tierras bajas de los valles interandinos. En
las montañas predominan la vegetación arbustiva y herbácea de los páramos, los
bosques húmedos altoandinos y subandinos, las zonas lacustres, así como enclaves de
vegetación seca altoandina y de vegetación semiárida subandina. En las tierras bajas
de los valles cálidos la vegetación está caracterizada por la selva húmeda, los bosque
secos y de galería, los matorrales, las sabanas, los humedales y zonas lacustres. El
clima es variado, con gran diversidad en la distribución y cantidad de las lluvias, por
lo cual, presenta desde condiciones húmedas hasta áridas. Además, se encuentran
todos los pisos térmicos: Cálido, Templado, Frio, Muy Frio, Extremadamente Frio y
Nival. (Latorre, Jaramillo, Corredor, Arias, 2014:23)
De esta provincia, se identifica en el PCCC la zonificación de 7 distritos:
1. Distrito ‘Bosques Altoandinos-Cordillera Central Vertiente oriental Complejo
volcánico Ruiz - Santa Isabel’
2. Distrito ‘Vegetación herbácea y arbustiva altoandina-Cordillera Central.
Complejo volcánico Ruiz Santa Isabel (‘Páramos Quindío’)
3. Distrito ‘Bosques Altoandinos-Cordillera Central Vertiente Occidental
Complejo Volcánico Ruiz - Santa Isabel’
4. Distrito ‘Bosques Altoandinos- Cordillera Central Vertiente Occidental
Caucana’
5. Distrito ‘Planicie Alto Cauca’
6. Distrito ‘Cañón del Cauca-Selva Húmeda’
7. Distrito ‘Bosques Subandinos-Cordillera Occidental Vertiente Oriental
Caucana’
“Distrito Bosques Altoandinos-Cordillera Central Vertiente oriental Complejo
volcánico Ruiz - Santa Isabel: Al costado oriental del Complejo Volcánico Ruiz -
Santa Isabel en la Cordillera Central, se encuentra una franja de bosque altoandino
asociada a condiciones climáticas semihúmedas en los departamentos de Caldas,
Quindío y Tolima. La vertiente oriental que drena a la cuenca del Magdalena
presenta menores precipitaciones, estas varían en un rango de 1.100 a 1.800
mm/año. El volcanismo en la Cordillera Central ha originado la acumulación de
50
Según Holdridge L.R. (1992) Life Zone Ecology San José: Tropical Science Center.
117
capas de cenizas que enmascaran la mayor parte del relieve. La influencia
geológica del volcanismo se evidencia con un sustrato con rocas andesíticas y
diabasas que alternan con tobas volcánicas, formaciones metamórficas y
sedimentarias.
Distrito Vegetación herbácea y arbustiva altoandina-Cordillera Central. Complejo
volcánico Ruiz Santa Isabel (‘Páramos Quindío’): Esta unidad biogeográfica se
encuentra localizada en el rango altitudinal entre los 3.500 y los 5.400 msnm, en el
complejo volcánico Ruiz-Santa Isabel de la Cordillera Central, en los
departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda. En la región se presenta una fuerte
influencia volcánica y en sus partes más altas hay glaciares de montaña, entre los
cuales se destacan los volcanes nevados de Ruiz (5.400 m), Tolima (5.200 m),
Santa Isabel (4.920 m). Como evidencias de los diferentes eventos volcánicos se
encuentran acumulación de flujos de lava, capas de cenizas volcánicas, lapilli y
bombas. Además de las geoformas asociadas a la dinámica volcánica, es evidente
la acción de los eventos glaciares representados por valles en forma de U y circos
glaciales. La vegetación representativa del distrito es vegetación arbustiva y
herbácea alto andina. Además, hay pequeñas extensiones de Glaciares Andinos,
Humedales Andinos, Turberas Andinas y cuerpos de agua derivados de la
dinámica glaciar.
Distrito Bosques Altoandinos-Cordillera Central Vertiente Occidental Complejo
Volcánico Ruiz - Santa Isabel: Bordeando el costado occidental del complejo
volcánico Ruiz - Santa Isabel en la Cordillera Central, se encuentra una franja de
bosque altoandino en los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y Tolima.
Este distrito se encuentra en el área de influencia volcánica directa, por lo cual, se
observan evidencias de flujos volcano-detríticos51, lahares, flujos pumíticos e
ignimbritas52. La cobertura volcánica, se encuentra en el presente en posición
residual, debido por la acción mecánica de las lluvias. La mayor parte de las
formaciones volcánicas han sido muy alteradas y transformadas en mantos de
arcillas debido a la alta humedad del terreno con precipitaciones que varían entre
1.600 a 2.800 mm/año. El sustrato dominante son rocas metamórficas y graníticas
de las que se derivan arteritas con espesores de hasta 7 metros.
Distrito Bosques Altoandinos - Cordillera Central Vertiente Occidental Caucana:
Comprende el piso térmico frio de las laderas occidentales de la Cordillera Central
en los departamentos de: Cauca, Huila, Quindío, Tolima y Valle del cauca. Las
precipitaciones varían entre los 900 mm y los 2.800 mm al año, por lo cual, las
condiciones climáticas son transicionales entre las provincias de humedad
51
Formación de detritos o rocas sedimentarias formada por restos de otras rocas transportadas por el viento, agua o glaciares. 52
Tipos de depósitos o materiales piroclásticos.
118
semihúmeda y húmeda. El relieve está conformado por un conjunto de lomeríos y
colinas cubiertos por gruesas capas de ceniza volcánica. En general el sustrato
presenta alteración profunda, con formación de alteritas53 de gran espesor en las
zonas más lluviosas, lo que implica buena capacidad de retención de la humedad.
Bajo estas condiciones ambientales predomina el bosque húmedo alto andino. Sin
embargo, localmente se presenten enclaves de vegetación semiárida altoandina.
Distrito Planicie Alto Cauca: Corresponde a una gran planicie asociada con la
dinámica del valle del río Cauca y los abanicos coalescentes formados por los ríos
que descienden de la Cordillera Central y en menor medida de la occidental. El
distrito cubre los departamentos de: Caldas, Cauca, Risaralda y Valle del Cauca. La
pendiente, aunque muy baja, es suficiente para no permitir la formación de
ciénagas. Al borde de la Cordillera Central predominan abanicos aluviales de gran
extensión, alimentados por los ríos que descienden de las montañas, algunos de
ellos conectados con la actividad volcánica de la cordillera. El distrito se encuentra
localizado en el piso térmico cálido y presenta un clima semihúmedo, donde las
precipitaciones son del orden de los 1.500 mm al año.
Distrito Cañón del Cauca-Selva Húmeda: El cañón del rio Cauca en los
departamentos de Antioquia, Caldas y Risaralda. El relieve está conformado por
pendientes fuertes, y se identifican pequeñas depresiones locales, que facilitan la
formación de conos aluvio-torrenciales. En el distrito la formación de suelos es
incipiente y predominan los procesos de disección. No obstante, las
precipitaciones que oscilan entre los 1.800 a 4.000 mm al año que hacen que las
condiciones climáticas sean semihúmedas y húmedas del piso climático cálido, lo
que favorece el desarrollo de la vegetación de selva húmeda tropical en gran parte
de la unidad, solo en fondo del cañón con la dinámica de los ríos permiten la
presencia de biomas helofíticos54, representados por cuerpos de agua.
Distrito Bosques Subandinos-Cordillera Occidental Vertiente Oriental Caucana:
Comprende el piso térmico templado de la vertiente interna u oriental de la
cordillera Occidental en los departamentos de: Antioquia, Caldas, Cauca, Risaralda
y Valle del Cauca. En general, esta vertiente de la Cordillera es corta, debido a la
altura relativamente baja de la divisoria con relación al nivel de base local
asociado al río Cauca. El franco interno de la cordillera no se encuentra expuesto
de forma directa a los vientos húmedos del Océano Pacífico, aunque estos
descargan buena parte de su humedad en la parte alta o divisoria y alcanzan a
53
Resultado de la alteración de la roca por efecto de la erosión química provocada por el calor y la acción de agua salina de infiltración. Esta alteración es típica de los paisajes tropicales húmedos, a una profundidad de 50 a 100 metros. 54
Tipo de ecosistema fluvial asociado a plantas anfibias, cuyos órganos persistentes están arraigados en el fondo sumergido, y cuyos tallos emergen y desarrollan hojas y flores en el medio aéreo. http://www.globalbioclimatics.org/book/bioc/global_bioclimatics_8.htm consultado 1 de agosto 2015
119
generar niveles de lluvia moderados en la vertiente opuesta, con precipitaciones
que oscilan entre 2.600 y 1.000 mm al año. En la medida en que se desciende en
altitud los volúmenes de lluvia disminuyen, por lo tanto, en la divisoria las
condiciones son húmedas y cerca de la planicie del Cauca se alcanzan a presentar
un clima semiárido. El relieve es dominado por lomeríos en la parte alta donde los
mayores niveles de humedad generan algunos deslizamientos que suavizan el
terreno, mientras que hacia abajo, las condiciones más secas pueden llegar a
facilitar la formación de surcos, cárcavas y truncamiento de suelos.” (Latorre,
Jaramillo, Corredor, Arias, 2014:105)
En los citados Distritos, se expresan los Biomas de Montaña Andina55. Dentro de
los biomas de montaña se diferencian con criterio altitudinal (de mayor a menor):
1. Criofítico (Glaciares Andinos)
2. Psicrofítico (Vegetación Arbustiva y Herbácea Alto Andina-‘Páramos’)
3. Helofítico Andino (Humedales y/o zonas lacustres Andinas)
4. Oxihigrofítico (Turberas Andinas)
5. Higrofítico Alto andino (Bosques Húmedos Alto Andinos)
6. Quersofítico Altoandino (Vegetación Semiárida alto Andina)
7. Higrofítico Subandino (Bosques Húmedos Subandinos) y
8. Subxerofítico Subandino (Vegetación Semiárida Subandina)
“Bioma Criofítico del Piso Térmico Nival (Glaciares Andinos): Bioma zonal de
montaña que corresponde con las culminaciones altitudinales del sistema
cordillerano andino o áreas de mayor levantamiento orogénico, en las cuales se
encuentra una formación superficial de hielo mezclado parcialmente con detritos
rocosos heterométricos56. Las condiciones climáticas corresponden como su
nombre lo indica al piso térmico nival de la clasificación de Caldas, con
temperaturas promedio inferiores a los 0° C. Los glaciares o nevados se presentan
en los sistemas montañosos del planeta en cuyas zonas altas se encuentran
temperaturas medias inferiores a 0° C. En Colombia esta connotación se presenta
a los 4.800 m.s.n.m., [sic] donde coincide con relictos de la última glaciación. Los
glaciares presentes en la Cordillera Central en el territorio colombiano
corresponden con el Volcán Nevado del Ruiz, Santa Isabel, Tolima y Huila.
55
Asociados a las tres cordilleras y serranías periféricas del sistema de montañas andinas tropicales ecuatoriales de Colombia, que definen unidades ecológicas representativas. “Hernández et al. (1992), al integrar los trabajos de Walter con los de Dugand, y Del Llano, entre otros, sintetizó lo que hoy conocemos como Biomas Terrestres de Colombia y los definió en términos generales como: “Las formaciones clímax, que se caracterizan por la uniformidad fisionómica del clímax vegetal y por la composición de la biota representada, de tal manera que, a una formación clímax vegetal, corresponde una faunación característica, empero, la vegetación imprime al paisaje en general, rasgos más característicos y conspicuos.” (Latorre, Jaramillo, Corredor, Arias, 2014) 56
La heterometría es característica de las rocas magmáticas en la que los todos los cristales que las conforman tienen tamaños diferentes.
120
Bioma Psicrofítico de los Pisos Térmicos Extremadamente Fríos, Muy Fríos y Fríos.
(Vegetación Arbustiva y Herbácea Altoandina de Páramo): Bioma zonal de montaña
que se caracteriza por presentar una vegetación con predominio de plantas
herbáceas-gramíneas y elementos graminoides que pueden estar mezclados con
plantas caulirosulares57 junto con especies arbustivas o subarbustivas esparcidas y
abundantes líquenes, musgos y hepáticas a las que se le denomina en general
como ‘Vegetación de Paramos’, situados en las cimas de montañas elevadas, arriba
del límite superior del bosque altoandino y por debajo del límite inferior de las
nieves permanentes de los glaciares , de los pisos térmicos fríos isomesotérmicos,
muy fríos isomicrotérmicos y extremadamente fríos oligotérmicos con
temperaturas promedio mensuales de 12 a 18ºC, 6 a 12ºC y 0 a 6ºC
respectivamente.
Los páramos con tendencia húmeda se encuentran en la Cordillera Central y
asociados a las vertientes externas de la cordillera oriental y occidental. Los suelos
de bioma Psicrofítico en general son negros, ácidos, pobres en nutrientes pero
ricos en materia orgánica, con espesor variado (desde superficiales a muy
profundos), tienden a conservar saturación permanente de agua, ser poco
evolucionados o ser suelos orgánicos en las depresiones mal drenadas. La mayoría
del bioma de Páramos en Colombia presenta capas de ceniza volcánica producto
del volcanismo de las cordilleras central y occidental.
El Orobioma58 de Páramo se reconoce por el dominio de la especie ‘frailejón’59 en
términos de biomasa y porte, que le imprimen a este paisaje un sello
inconfundible por su porte caulirosular, también se reconoce por el predominio de
gramíneas bajas en términos de cobertura, que forman macollas de hojas lineares
enrolladas en sus márgenes y rígidas que constituyen los ‘pajonales’. Dentro del
pajonal pueden aparecer arbolitos enanos y arbustos con frecuencia muy
ramificados y con follaje muy pequeño. Muchos arbustos y subarbustos pequeños
presentan su ramaje oculto dentro del humus o detritus y apenas quedan al
57
Especies de tallo erguido recubierto de un estuche de hojas secas, rematado en una densa roseta de hojas, usualmente cubiertas de una vestidura lanosa argentada o amarillenta, con flores generalmente amarillo-doradas dispuestas en vistosas cabezuelas, el tallo puede ser muy reducido o alcanzar los 12 metros de altura. (Latorre, Jaramillo, Corredor, Arias, 2014:27). Acaules, frailejones, rosetas monocaules. Berg, Alexander y Suchi, Stefan (2001). La Vegetación de los Páramos La Aguada, La Fría y Espejo en los Andes Venezolanos. En: Plántula 3(1). http://webdoc.sub.gwdg.de/pub/bio/2008/2001-berg.pdf consultada 1 de agosto 2015. 58
Bioma con presencia de montañas que cambian el régimen hídrico y forman cinturones o fajas de vegetación de acuerdo a su incremento en altitud http://siam.invemar.org.co/siam/tesauro_ambiental/O/OROBIOMAS.htm. Consultado 1 de agosto 2015. 59
Plantas de tronco grueso, generalmente único, coronado por hojas suculentas, de la familia Asteraceae, género Espeletiinae, nativa de Colombia, Venezuela y Ecuador.Berg, Alexander y Suchi, Stefan (2001). La Vegetación de los Páramos La Aguada, La Fría y Espejo en los Andes Venezolanos. En: Plántula 3(1). http://webdoc.sub.gwdg.de/pub/bio/2008/2001-berg.pdf consultada 1 de agosto 2015.
121
descubierto algunas ramillas, yemas, hojas, flores y frutos. Sin embargo en
amplios sectores la importancia de los ‘frailejones’ disminuye e inclusive llegan a
faltar con lo cual la vegetación se reduce esencialmente al ‘pajonal’.
El súperparamo aparece remplazando al paramo propiamente dicho por encima
de los 4200–4500 m.s.n.m., [sic] esta subunidad contrasta con el páramo y el
subpáramo puesto que mientras en éstas la cobertura vegetal es total, salvo en
escarpas y afloramientos rocosos, en el superpáramo comienza a hacerse
decreciente, rala muy esparcida, o virtualmente nula y por lo general los
‘frailejones’ son escasos o faltan. El subpáramo puede considerarse por otra parte
como la faja transicional entre el bioma de bosque altoandino y el páramo sensu
stricto y es por lo tanto una faja ecotonal 60 altitudinal entre dichas unidades. En
algunos sitios el Bosque Altoandino cambia abruptamente al suborobioma de
páramo a causa de condiciones topográficas o de protección, pero a menudo este
brusco cambio no ocurre puesto que se presenta una faja altitudinal intermedia
que representa el superpáramo.
Esta faja presenta árboles pequeños esparcidos o irregularmente agrupados
conocidos como ‘chusques’ que pueden formar intrincados matorrales hasta de
unos 3 m. de altura, relativamente homogéneos o entremezclados con otras
plantas leñosas o herbáceas. Las epífitas son principalmente líquenes, musgos y
hepáticas. Los ‘frailejones’ aparecen muy esparcidos o en pequeños grupos. Gran
parte de estos ‘chuscales’, si no la mayoría, son secundarios resultado del corte del
arbolado del bosque y así en muchos casos el Subpáramo representa etapas
subseriales del bioma de Bosque Altoandino donde éste ha sido destruido o
severamente degradado. Esta ‘paramización’ evidentemente ha ocurrido en
muchos sectores altoandinos de las Cordilleras, por lo cual se dificulta
considerablemente establecer cuál fue el verdadero límite inferior original del
Orobioma Páramo.
Bioma Helofítico de los Pisos Térmicos Muy Frío, Frío y Templado. (Humedales y
zonas lacustres Andinas): Bioma azonal de montaña que se asocia a la dinámica
aluvial o lacustre en valles plano-cóncavos, por lo tanto, presenta niveles freáticos
altos y ocasionalmente sufren encharcamiento y/o inundaciones. Las zonas
lacustres andinas o altiplanos son depresiones subsidentes ocupadas en el pasado
por lagos actualmente sedimentados en su mayoría. Ocasionalmente las zonas
lacustres tienen humedales y cuerpos de agua que pueden considerarse como
relictos de condiciones climáticas pasadas cuando ocupaban extensiones mayores
los lagos. Este bioma se caracteriza por presentar diversos tipos de vegetación
leñosa y herbácea, donde los elementos están solo parcialmente recubiertos por
60
Conjunto de ecotonos
122
agua, por consiguiente las plantas no se encuentran en aguas profundas sino en las
más o menos someras.
Bioma Oxihidrofítico del Piso Térmico Frio. (Turberas Andinas): De forma general,
comprende zonas pantanosas acidas, compuestas de suelos turbosos de color
negro, con nivel freático alto, localizadas en depresiones de sobreexcavación
glaciar o tectónicas. Este pedorobioma 61 se desarrolla en la periferia de pantanos,
lagunas, o Altiplanos Andinos, a manera de fajas ecotonales entre los helobiomas62.
También parecen ser asociables a este bioma los ‘achupallales’63, enclaves
azonales dentro del bioma de Bosque Altoandino.
Bioma Higrofítico o Subhigrofítico del Piso Térmico Frío. (Bosques Húmedos
Altoandinos): Bioma zonal que se desarrolla en los pisos térmicos frio o
isomesotérmico a muy frio, por lo general, se encuentran expuesto frentes de
condensación que alcanzan a cubrir hasta parte del páramo (orobioma situado en
la parte superior), siendo las condiciones de humedad semihúmedas a
superhúmedas. El límite en la parte superior de la unidad se asocia con el cambio
de coberturas boscosas a herbazales o arbustales. En la parte baja del bioma, el
límite se definió con la isoterma de 18°C, no obstante, regionalmente su
delimitación puede variar, de acuerdo a las condiciones de nubosidad y
precipitación La vegetación está dominada por un arbolado que en general puede
alcanzar hasta 18 metros de altura. Esencialmente estos bosques son
perennifolios, el follaje en las especies dominantes es típicamente micrófilo a
nanófilo, aunque pueden existir especies con hojas macrófilas o megáfilas, las
copas del arbolado tienden a ser subglobosas o en forma de cono invertido, las
raíces tabloides faltan o son ocasionales, y las raíces fúlcreas64 son raras. Cuando el
dosel es más elevado puede haber uno o dos estratos de árboles pequeños.
Bioma Higrofítico o Subhigrofítico del Piso Térmico Templado. (Bosques Húmedos
Subandinos): Bioma zonal que se desarrolla en las vertientes de las cordilleras y
serranías cuyas alturas abarcan el piso térmico templado isomacrotérmico, con
temperaturas medias anuales oscilan entre los 18 y los 24°C. Las condiciones
climáticas dominantes son húmedas a superhúmedas y con frecuencia pueden
observarse al menos un frente de condensación, situación que favorece el
incremento de la nubosidad y la reducción de la evapotranspiración. Las
61
Orobioma azonal. 62
Biomas de áreas de inundación o drenaje deficiente.
http://siam.invemar.org.co/siam/tesauro_ambiental/O/OROBIOMAS.htm. Consultado 1 de agosto 2015. 63
Conjunto de plantas bromeliáceas de la zona andina. 64
Raíz aérea que sirve a la planta de sostén o apoyo al tronco principal.
http://ciencia.glosario.net/botanica/f%FAlcreo-a-8392.html consultado 1 de agosto 2015.
123
formaciones boscosas que constituyen este bioma están situadas entre el límite
superior de selva húmeda del piso térmico cálido y el límite inferior de los
bosques higrofíticos o subhigrofíticos del piso térmico frio. La altura del dosel del
bosque subandino es de unos 20 m., pero puede alcanzar alturas de 35 - 40 m., el
arbolado tiene aspecto sempervirente o peremnifolio. Sin embargo, pueden
aparecer elementos brevicaducifolios, el follaje es mesófilo, las raíces tabulares son
comparativamente escasas, y las fúlcreas aparecen pero no son muy frecuentes,
usualmente se evidencian 1-2 estratos arbóreos subordinados, los estratos
arbustivo y herbáceo pueden ser bastante densos, con una cobertura del piso por
musgos y helechos que llega a ser muy densa, o bastante rala, las trepadoras son
numerosas, las palmeras pueden ser abundantes, e incluso llegar a ser co-
dominantes o dominantes, dichas especie alcanza hasta 60 m. de altura y forma un
dosel más o menos denso que sobrepasa la altura de las copas de los árboles. A
una altura de 2.000 m.s.n.m. [sic] pueden aparecer ‘guaduales’: densas
asociaciones de ‘Guadua’, especie de gramínea bambúsea (Guadua angustifolia) de
15 a 20 m. de altura, que también aparece en las selvas húmedas del piso térmico
cálido.
Bioma Subxerofítico del Piso Térmico Templado. (Vegetación Semiárida Subandina):
Bioma azonal que se desarrolla en zonas con déficit de humedad, en general
asociado a valles interandinos en posición de abrigo de los frentes de
condensación. Se encuentra conformado por una vegetación de arbustos,
subarbustos, hierbas y un arbolado bajo hasta unos cinco metros de altura con
rasgos xoromórficos, -vegetación semiárida- del piso térmico templado o
isomacrotérmico.
Biomas de Tierras Bajas Tropicales: Los biomas de las zonas bajas se encuentran
en altitudes bajas definidas por el piso térmico cálido (isomegatérmico), en
general asociadas a depresiones tectónicas e intramontanas como: la Baja Guajira,
Atrato-San Juan, Cauca-Patía, Magdalena-Cauca-Cesar y las planicies la Orinoquia,
Amazonia y Caribe. La variación de la humedad y la distribución de las lluvias en el
año, son factores determinantes en la diferenciación de los diferentes biomas que
allí se encuentran. El clima está condicionado por la exposición a las corrientes de
vientos y también a los niveles freáticos.
Bioma Higrofítico o Subhigrofítico del Piso Térmico Cálido. (Selva Húmeda
Tropical): Bioma zonal que se desarrolla en las planicies y lomeríos de las tierras
bajas, se caracteriza por presentar una vegetación con predominio de árboles en el
que se agrupan las ‘Selvas Húmedas’ ecuatoriales del piso térmico cálido
isomegatérmico con temperaturas medias anuales superiores o iguales a los 24°C
y climas que abarca las provincias húmedas a superhúmedas, con precipitaciones
que oscilan entre los 1.500 y 11.000 mm al año. Los suelos en los cuales se
124
desarrollan la selvas húmedas varían según la región donde se encuentren, en
general en los valles interandinos pueden presentar capas de cenizas volcánicas y
cuando las condiciones son húmedas y superhúmedas desarrollan capas de
alteritas de varios metros de espesor.
Mapa 9. Distritos y biomas de la Ecorregión Eje Cafetero
Fuente: Elaboración del autor a partir de la geodatabase del Atlas de los Parques Nacionales Naturales de
Colombia. PNN (2015). Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Bogotá. Versión digital.
Bioma Higrotropofítico del Piso Térmico Cálido. (Bosques Secos Tropicales): Bioma
zonal que se desarrolla en relieves modelados en condiciones deficitarias de
humedad, por lo cual, dominan los procesos erosivos y la salinidad de los suelos.
Se caracteriza por la presencia de comunidades arbóreas que pierden sus hojas en
los meses deficitarios de humedad. Los ‘Bosques Secos’, se desarrollan en el piso
térmico cálido isomegatérmico, con temperaturas medias anuales superiores o
iguales a los 24°C y climas semiáridos a áridos, y periodos prolongados de sequía
durante el año, donde al menos 5 meses la evapotranspiración es superior a la
precipitación.” (Latorre, Jaramillo, Corredor, Arias, 2014: 40)
125
Las Amenazas Naturales
Deben señalarse las amenazas naturales que afectan la riqueza ambiental,
productiva y cultural del PCCC. Entre las principales amenazas se han identificado65
las amenazas por movimientos en masa o deslizamientos de tierra, amenazas
volcánicas y sísmicas y riesgos por incendios forestales. A continuación se detallan las
amenazas mencionadas:
Amenaza por movimientos de remoción en masa o deslizamientos de tierra: En la
Ecorregión del Eje Cafetero existen suelos residuales de espesor considerable, que
conjuntamente con la pérdida de cobertura vegetal, la intensidad de lluvias y la
pendiente, pueden generar deslizamientos.
Según la ocurrencia histórica de eventos registrados entre los años 1997-2008 la
región occidente del país (Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Cauca Chocó, Nariño
y Valle del Cauca) en la que se inscribe la Ecorregión Eje Cafetero, reporta el mayor
índice de eventos (3.806 de 5.652 correspondiente al 67%) y el mayor índice total de
daños causados a nivel nacional, con 2.064 pérdidas humanas (51,93% del total),
5.559 viviendas destruidas (47,89% del total), 112.396 viviendas afectadas (91,07%
del total) y 2.239.290 damnificados que corresponden al 77,39% del total de
damnificados en este periodo en el país.
Los deslizamientos de tierra tienen alta incidencia ya que afectan la
infraestructura vial, las poblaciones y las áreas de cultivo. Es de notar también que las
inclinaciones de los terrenos donde se ubican los cultivos en el PCCC, en su mayoría,
entre los 27° y 36°, son considerados como de alta o muy alta susceptibilidad a los
deslizamientos.
Amenaza sísmica: El territorio en donde se localiza el PCCC tiene un alto riesgo
sísmico, debido a la triple unión que ocurre en la esquina de la Placa tectónica
Suramericana donde las placas de Nazca y Caribe convergen entre ellas. Esta
situación produjo el terremoto del 25 de enero de 1999 con una magnitud de 6,4
grados en la Escala de Richter y que afectó enormemente las ciudades de Armenia y
Pereira y dejó un saldo cercano de 2000 muertes.
Amenaza por incendios forestales: En julio de 2006 se presentó un incendio en el
parque Nacional de los Nevados, afectando aproximadamente 3.200 hectáreas y 30
humedales considerados como fuentes de agua para la población y los sectores
productivos de la zona.
65. Carder (2004). Agenda para el Desarrollo Sostenible de la Ecorregión Eje Cafetero, Dimensión Ambiental. Pereira.
126
Debe señalarse que la actividad cafetera se ve afectada por fenómenos de
variabilidad climática asociados al llamado ‘fenómeno del Niño’, ocasionado por el
calentamiento diferencial del Océano Pacífico. Por ejemplo, como consecuencia de la
ola invernal en 2010 y 2011, se desarrollaron problemas fitosanitarios: se propició el
aumento a cifras históricas de los niveles de infección de la roya, se erosionaron los
suelos cafeteros y disminuyó considerablemente la productividad de las
plantaciones.66
Durante este periodo Cenicafé67, a través de su red de estaciones climatológicas,
monitoreó las principales variables climáticas, mostrando los siguientes resultados:
a. Precipitación: las lluvias en las zonas cafeteras estuvieron 33% por encima de
la media histórica, llegando incluso en algunas regiones a incrementos entre
48% y 57%;
b. Brillo solar68: disminuyó en promedio un 13%, lo que significa que los
cafetales estuvieron sometidos durante 83 días sin recibir luz solar efectiva,
condición vital para el desarrollo de las floraciones y la productividad de los
cafetales;
c. Temperatura: cayó 0,8°C con respecto a la media histórica, con variaciones
regionales que alcanzaron incluso 1.3°C y que consecuentemente afectan
significativamente el entorno productivo de la planta.
Amenaza volcánica: La amenaza volcánica de la ecorregión se relaciona con cinco
volcanes activos pertenecientes al Complejo Volcánico Machín-Cerro Bravo, en el
costado oriental de la Cordillera Central, a este sistema pertenecen el Volcán Nevado
del Ruíz, el Volcán Nevado de Santa Isabel, el Volcán Cerro Machín, el Volcán Cerro
Bravo y el Volcán Nevado del Tolima.
De los anteriores, el Volcán Nevado del Ruíz y el Volcán Cerro Machín, son los que
mayor actividad presentan en su comportamiento con diferentes fluctuaciones en
cuanto a la liberación de energía sísmica y demás parámetros geofísicos, geodésicos y
geoquímicos69.
66. Federación Nacional de Cafeteros (2012). “Sostenibilidad en Acción 2011”. Bogotá: FNC. 67
Centro Nacional de Investigaciones de Café. 68
Una mayor nubosidad asociada al nivel de lluvias registrado produjo un descenso en las horas sol y consecuentemente en la energía solar que requieren las plantas para los procesos de fotosíntesis. 69 Servicio Geológico Colombiano. (2012) Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales. Informe de Actividad del Complejo Volcánico Cerro Bravo-Cerro Machín. Enero. Manizales.
127
3.4. La amenaza del Volcán Cerro Machín70
El Volcán Cerro Machín es uno de los volcanes activos más peligrosos de Colombia,
tomando en cuenta su potencial altamente explosivo, su composición dacítica y la
magnitud de las pasadas erupciones. (Macías, 2010). “La mayor amenaza volcánica de
Colombia, está en el Cerro Machín, donde los poblados vecinos de Cajamarca y
Anaime quedarían sin opción frente a eventuales flujos piroclásticos, de conformidad
con lo que señala el mapa de amenazas elaborado por Ingeominas71.” (Duque,
2013:33).
El Volcán Cerro Machín, VCM, está ubicado en el margen suroccidental del
denominado Complejo Volcánico Machín-Cerro Bravo, localizado en la jurisdicción del
corregimiento72 de Toche, municipio de Ibagué, 17 km al noroeste de la capital del
departamento del Tolima, 30 km al este de la ciudad de Armenia, Quindío y 150 km al
suroeste de Bogotá, capital de Colombia. Tiene una altura de 2.750 msnm y su cima se
localiza en las coordenadas geográficas Latitud 4° 29’ N y Longitud 75° 22’ W. “La
geoforma del volcán se confunde con la topografía de la zona, por lo cual podría pasar
desapercibido para quienes no saben de su existencia” (Cárdenas y Pulido, 2012:65).
“Su forma hace que se confunda con la topografía de la región, pasando desapercibido
para quienes no lo conocen, lo que ha contribuido al asentamiento de poblaciones
tanto dentro del volcán, como en sus faldas y alrededores” (Henao, 2014:157). “El
Machín, casi desconocido para los colombianos, se reactivó en octubre de 2008. Sus
grandes erupciones prehistóricas cubrieron enormes extensiones de tierra.”
(Comunidad Andina, 2009:101). Cerca de 100 mil personas viven en zona de
amenaza alta, sobre los piedemontes y valles, dentro de los que se destacan los ríos
Combeima (cuenca del volcán Tolima) y el Rio Coello- Toche, (cuenca del Volcán
Machín). En el área potencialmente afectada dentro del valle del río Combeima, se
incluye el sector sur de la ciudad de Ibagué.73 Asimismo, en los sectores distales de los
cauces de los ríos Recio, Lagunillas y Gualí, se involucran poblaciones tales como
70
Fichado por el Programa de Vulcanismo Global y Base de Datos del Instituto Smithsoniano a partir de la información provista por el Servicio Geológico Colombiano (citado anteriormente Vulcanism Global Program-Smithsonian Institute) http://volcano.si.edu/volcano.cfm?vn=351040 http://www2.sgc.gov.co/Manizales/Volcanes/Volcan-Cerro-Machin/Generalidades.aspx 71 Instituto de Investigación e Información Geocientífica, Minero Ambiental y Nuclear (hoy Servicio
Geológico Colombiano) www.sgc.gov.co/. El Servicio opera tres observatorios de volcanes en Colombia: el
Observatorio Pasto (responsable del Galeras, Cumbal, Chiles, Cerro Negro, Las Animas, Doña Juana y Azufral); el Observatorio Manizales (responsable de Nevado del Ruiz, Cerro Machín, Cerro Bravo, Nevado Santa Isabel, y el Nevado del Tolima); y el Observatorio Popayán (responsable del Nevado del Huila, Sotará y Puracé). 72
La división administrativa del territorio en Colombia tiene su mínima expresión en el ‘Corregimiento’, el conjunto de éstos conforman los Municipios y éstos los Departamentos. Sin embargo, la organización social de la tierra desagrega los corregimientos en ‘veredas’, compuestas a su vez por las fincas o haciendas (minifundios o latifundios). 73
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, 2015, el municipio de Ibagué cuenta con una población de 686.675 habitantes, y el área urbana 593.068.
128
Honda, Méndez, antiguo Armero y Ambalema. “El principal fenómeno involucrado
consiste de flujos de lodo y sectorialmente flujos piroclásticos, siendo muy
significativos estos últimos en el caso de El Machín” (Carder, 2002:118).
Mapa 10. Amenaza Volcánica del Parque Nacional Natural Los Nevados
Fuente: Blog de Gonzalo Duque-Escobar. www.godues.wordpress.com/2012//05/13/volcanes/ Tomado del Atlas para la Planificación con Riesgos por Fenómenos Naturales en la Región de Occidente. Universidad del Valle-Corporación OSSO. http://www.osso.org.co/corposig/corpes.php Consultado 22 de agosto de 2015.
129
Entre los eventos registrados se destacan erupciones plinianas menores de 2 km
del Tolima (10.000 AC) y el Quindío (9.000 AC); menores a 1 km3 74 del Tolima (1.600
AC) y el Ruiz (1.200 AC y 1.595 DC); la excepción es un flujo piroclástico Holoceno de
5 km3 asociado al Machín. Según Thouret, Murcia, Salinas y Cantagrel – Ingeominas
(1991), las últimas erupciones prehistóricas de tipo pliniana y de flujos piroclásticos
datadas, son del Cerro Machín, Cerro Bravo, Tolima y Ruiz (900 DC, 1.250 DC y 1.600
DC). (Calvo y Piñeros, 2013, Duque, 2013)
Vecino del VCM, el Volcán Nevado del Tolima (cubierto de hielo y con actividad
fumarólica)75 es el segundo volcán más alto dentro del complejo, ubicado a 25 km al
sur del Volcán Nevado del Ruiz. Pertenece a la generación andesítica compuesta más
reciente de una formación estratovolcánica dacítica de finales del Pleistoceno y
Holoceno. Ambos centros volcánicos (Machín-Tolima) tienen en el área de alta
influencia una alta población (aproximadamente 300.000 personas) de los municipios
de Ibagué y Cajamarca76 (situada a 7 kilómetros del Machín). (Thouret, Cárdenas,
Laeger, Gil, y Sánchez, 2014).
Por su parte, el VCM presenta un cono volcánico conformado por un complejo de
anillos piroclásticos77, un cráter de 2.4 km de diámetro mayor taponado por domos,
presenta fenómenos asociados de actividad termal expresados en campos
fumarólicos sobre los domos y fuentes termales localizados dentro y fuera del edificio
y sismicidad esporádica. El edificio volcánico está emplazado en las rocas del Grupo
Cajamarca78 del Paleozoico. Según Henao (2014:157), son rocas que se encuentran
entre las cotas 2.400 y 3.550 msnm, con laderas de pendiente suave a fuertemente
inclinada, afectada por plegamientos y fallas regionales –particularmente, el sistema
de fallas ‘Romeral’-. En general, la morfología es escarpada en los taludes de rocas
resistentes (esquistos, filitas y cuarcitas), moderadamente inclinada sobre laderas de
rocas de esquistos cloríticos y depósitos recientes de origen coluvial y volcánico; y
74
Volumen de material piroclástico emitido, que en vulcanología se mide en kilómetros cúbicos. 75
Latitud 4° 39'N, Longitud 75° 20'W, elevación: 5200 m. 76
Según el DANE, 2015, el municipio de Cajamarca cuenta con una población de 19.656 habitantes, y el área urbana 9.968. 77
Denominado ‘anillo piroclástico complejo’ otros lo traducen como ‘cono/tufa de ceniza’ (ash tuff ring). 78
Se denomina así a las rocas metamórficas que conforman el núcleo de la Cordillera Central estudiadas en el trayecto de la carretera Armenia-Ibagué. Se utiliza esta denominación con algunas restricciones en cuanto a su litología y extensión geográfica. Obando, Ramos; Portilla y Cepeda, (2003). El Complejo Cajamarca comprende formaciones paraígneas y ortoígneas, filitas, cuarcitas, esquistos verdes, esquistos de grafito y mármoles. Estas rocas se depositaron durante el rifting Triásico entre Suramérica y Norteamérica. El Complejo Cajamarca representa una parte de la corteza continental de la Cordillera Central que define el margen continental pre-Cretácico. Sobre la base de datos geofísicos, el Complejo Cajamarca parece definir un amplio sinclinal, alcanzando un espesor máximo de 10 km, sustentada por anfibolitas. Debido al rifting triásico, magmatismo relacionado subducción a lo largo del margen colombiana ocurrió 180-147 Ma. En el Complejo Cajamarca, esta fase está representada por la intrusión y el metamorfismo de contacto por granitoides Jurásicos, calco-alcalinos de tipo I del Batolito de Ibagué. Rifting significa el proceso de formación de grietas en la litosfera terrestre como consecuencia del ascenso de masas magmáticas muy calientes. (Laeger et al, 2013:195)
130
semiplana a plana en las zonas de terrazas aluviales principalmente de drenajes. La
ubicación coincide con la confluencia de las fallas Cajamarca y Machín. (Laeger et al,
2013; Murcia et al 2010)
El VCM está compuesto por un sistema de domos rodeados por acumulaciones de
material piroclástico y su altura varía entre 100 y 300 metros. Al edificio volcánico es
cortado por una carretera secundaria a la cual se puede acceder por una vía desde
Cajamarca que conduce al corregimiento de Toche, una segunda opción de acceso
parte del sitio denominado Boquerón, con el que se conoce la salida de Ibagué hacia
Armenia, (ciudades ubicadas a ambos lados de la Cordillera Central) y pasa por los
corregimientos de Tapias y Toche; y la tercera opción que conecta el casco urbano de
Salento en el departamento del Quindío y comunica con el Corregimiento de Toche,
por una vertiente de la cordillera que se analizará más adelante (Ingeominas, 2002).
El VCM ha producido seis periodos eruptivos (cuatro plinianos y dos por colapso
de domos) durante el Holoceno, el último hace 800 años; ha producido domos,
columnas de erupción mayores de 20 km de altura sobre el cráter, flujos y oleadas
piroclásticas y grandes volúmenes de depósitos de lahares (flujos de escombros e
hiperconcentrados) que cubren un área un poco mayor a 1.000 km2 hacia el este, en
el valle del río Magdalena. Las investigaciones sobre su historia geológica indican que
sus erupciones en repetidas oportunidades han cubierto de materiales vastos
territorios en los departamentos de Tolima, Quindío, Risaralda, Cundinamarca y Valle
del Cauca (Vega, 2013; Duque, 2013 y Henao, 2014).
Figura 30. Volcán Nevado del Tolima
Fuente: Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license.
131
Según Brown et al., (2015) el VCM se caracteriza por pertenecer a la Región 15:
Suramérica, en la cual Colombia presenta 15 volcanes de un total de 225 existentes en
la región. Chile es el país que más volcanes tiene en la cordillera de Los Andes: 105.
De los anteriores, la mayoría son estratovolcanes. Con base en rangos diferenciados
de morfología volcánica y tipos de roca, esta región registra una gama de estilos de
actividad y magnitudes de erupciones que datan del Holoceno, con erupciones que
oscilan en la escala VEI de 0 a 6. El vulcanismo que caracteriza esta región está muy
relacionado con la subducción de la Placa de Nazca bajo la plataforma de América del
Sur.
De acuerdo con el perfil para la región y el país, el Global Distribution Vulcanism
(Brown et al., 2015) destaca que el Volcán Galeras y el Volcán Nevado del Ruiz han
causado la pérdida de vidas, y que el Volcán Cerro Machín “no ha causado víctimas
mortales, pero se han demostrado disturbios recientes, y su registro geológico indica
la posibilidad de erupciones explosivas, violentas y destructivas.”
Los volcanes en Colombia se clasifican en los niveles de amenaza del Índice de
Explosividad Volcánica (VEI) de I a III (como se vio anteriormente en la Tabla 3.) Diez
de los quince volcanes de Colombia tienen suficientes datos disponibles en sus
registros eruptivos para calcular adecuadamente una puntuación de riesgo sin
grandes incertidumbres. De acuerdo con esto, los más altos niveles de peligro se
presentan en el Nevado del Ruiz, Galeras y Cerro Bravo.
Figura 31. Vista NE del cráter y domo de lava del Volcán Cerro Machín
y Volcán Nevado del Tolima
Fuente: LAEGER Et al (2013) puntos de muestreo GEO-D1, -D2A y -D3B.
132
De los volcanes no clasificados, el Azufral, el Cerro Machín y el Sotará han tenido
periodos de disturbios registrados por encima de los niveles antecedentes desde el
año 1900. Tanto el Azufral y el Cerro Machín tienen registros eruptivos del Holoceno,
pero no se tiene registro histórico-científico de las erupciones. Cuatro volcanes de
Colombia, el Nevado del Huila, Doña Juana, Cumbal y Cerro Negro de Mayasquer
están clasificados, pero tienen registros históricos de actividad que incluyen
erupciones posteriores a 1900.
En el año 2002, Ingeominas llevó a cabo el primer estudio científico sobre la
amenaza del Volcán Cerro Machín titulado ‘Evaluación de la Amenaza Volcánica
Potencial del Cerro Machín (Departamento del Tolima, Colombia)’79, de acuerdo con las
actividades del Instituto relacionadas con la evaluación de la amenaza potencial de
los volcanes activos de Colombia iniciadas en 1985 con el volcán Nevado del Ruiz. El
estudio tiene como objetivo, establecer con base en los resultados de los estudios
geológicos respectivos los escenarios eruptivos potenciales del volcán e identificar las
áreas o zonas que podrían ser afectadas. La construcción del escenario futuro
considerado para evaluar la amenaza volcánica tiene como referencia la historia
eruptiva pasada del VCM, el estado y geomorfología actual del volcán y el escenario
eruptivo del Volcán Pinatubo en 1991. Ingeominas tuvo en cuenta las similitudes
entre los dos volcanes. Los parámetros considerados fueron: ambiente geotectónico,
edad e historia eruptiva, composición y volumen de productos emitidos, eventos
detonantes de erupciones, estilo eruptivo, tiempos de reposo entre erupciones,
volúmenes emitidos, formas y procesos geomorfológicos y clima. El escenario
eruptivo potencial tiene en cuenta:
a. Un sistema volcánico con un magma rico en volátiles, taponado en superficie
por domos, con zonas de debilidad alrededor del tapón, las cuales podrán ser
aprovechadas para iniciar la limpieza del conducto, la producción de la(s)
erupción(es) principal(es), la destrucción de los domos y el subsecuente
destaponamiento del cráter;
b. La presencia de la cuenca confinada del río Coello que encausará la gran
mayoría de los flujos y las oleadas piroclásticas, por valles estrechos y
profundos, con corrientes caudalosas que favorecerían la formación de
lahares. (Ingeominas, 2002; Vega, 2013)
79
Desarrollado por el grupo de científicos de INGEOMINAS: Ricardo Arturo Méndez, Gloria Patricia Cortés, Héctor Cepeda y Marta Lucía Calvache como Jefe de Proyecto.
133
Mapa 11. Ubicación de los volcanes de Colombia
Más de 60 volcanes activos en la subregión andina generan, por un lado, tierras fértiles abonadas por los minerales de las cenizas volcánicas y, por el otro, un enorme potencial de daños y víctimas por impactos locales, regionales y a escala del planeta. Fuente: Comunidad Andina (2009).
Las evidencias sobre la actividad volcánica del VCM es probable que haya
manifestado una afectación directa a “las comunidades indígenas prehispánicas
establecidas en la región como las tribus Tocha, Cocora, Mondagua y Pijao, de la
genealogía putimaes y panches”. Sin embargo, Méndez (1997) plantea que muy
posiblemente esta población indígena “debió haber sufrido grandes destrucciones
134
debido a los flujos piroclásticos originados en tiempos recientes por el volcán Machín,
especialmente aquellos originados hace 820 ± 100 años y 1.205 ± 185 años”.
Posteriormente, Méndez (1999), hace un paralelo entre dataciones radiométricas C14
de madera carbonizada en depósitos de flujos piroclásticos del VCM y algunos
resultados de exploraciones y excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la
Cordillera Central, sector correspondiente al departamento del Tolima, donde se
encontró que existen indicios de afectación de las mencionadas comunidades
indígenas por fenómenos volcánicos asociados a dos eventos eruptivos (escenarios
10.000 – 5.100 años AP y 3.600 años AP). (Ingeominas, 2002:16).
Tabla 7. Clasificación de los volcanes de Colombia de acuerdo al
Índice de Exposición de la Población (PEI)80
Los volcanes tienen un registro suficiente para determinar una puntuación de riesgo que se consideran ‘Clasificados’ (fila del grupo superior). Los que no tienen suficientes datos son ‘No clasificados’ (fila del grupo inferior). Los volcanes no clasificados se dividen en grupos (como se vió anteriormente en la Tabla 1): U-NHHR (Unclassified Non Historic and Holocene Record) se refiere a la clasificación ‘No Histórica o sin registro del Holoceno’: es decir no hay erupciones confirmadas registradas en el Holoceno. U-HR (Unclassified with Holocene Record) significa ‘Sin clasificación con registro del Holoceno’: es decir, hay erupciones confirmadas registradas durante el Holoceno, pero no hay acontecimientos históricos (después de 1500), que caracteriza al Volcán Cerro Machín. U-HHR (Unclassified with Historic and Holocene Record) se refiere a ‘Sin clasificación con récord histórico y del Holoceno’. Los volcanes no clasificados en negrita han experimentado disturbios o erupciones desde 1900 AD, y aquellos en rojo tienen registros de al menos una erupción en el Holoceno VEI≥4. Fuente: Tomado y traducido de Brown et al. (2015) Global Distribution Vulcanism.
Según Murcia et al. (2010) y Rueda (2005) en el estudio más reciente sobre la
actividad piroclástica del volcán, define los siguientes seis eventos eruptivos
80
Population Exposure Index.
135
ocurridos durante los últimos 5.000 años81. Estas unidades consisten en el evento
denominado Espartillal (hace 5000 años), el evento P0 (hace 4.600 años) y el evento
P1 (hace 3.600 años) en los cuales cayeron oleadas y depósitos de flujos piroclásticos
de pómez; posteriormente se presentó el evento El Guaico (hace 2.600 años)
caracterizado por la emisión de bloques de ceniza, y depósitos de flujos piroclásticos
de pómez; el evento P2 (hace 1.200 años) se identifican caídas piroclásticas y
depósitos de flujos de pómez; y el evento denominado el Anillo (hace 900 años) que
tuvo caídas de bloques, ceniza y depósitos de flujos piroclásticos. Los flujos
piroclásticos y depósitos asociados a los eventos Espartillal, P0, P1 y P2 fueron
producidos por erupciones plinianas. Por el contrario, los depósitos de flujos
piroclásticos asociados a los eventos de El Guaico y el Anillo fueron generados por la
destrucción de domos de lava de la cumbre durante la actividad volcánica. Cada uno
de estos eventos, con excepción de Espartillal, se puede correlacionar con cinco
depósitos de lahares emplazados a decenas de kilómetros aguas abajo del volcán
cercanos a las poblaciones de Espinal y Guamo, Tolima. (ingeominas, 2002:47)
En 2009, el Grupo de Investigación PIGA82 de la Universidad Nacional de
Colombia, llevó a cabo por encargo de Cortolima83, los ‘Estudios y Análisis de
Vulnerabilidad y Riesgo en un Sector del Área de Influencia del Volcán Machín’84 dado
que el estudio de Ingeominas no evaluó las amenazas por sismicidad volcánica ni sus
efectos colaterales por deslizamientos, se complementó el estudio con la evaluación
de dichas amenazas para los escenarios de inicio de crisis y erupción, y confirmó el
comportamiento previsto por los escenarios a gran escala de Ingeominas, aplicados a
un área de estudio menor. El estudio aporta mayores certezas aplicadas a la gestión
del riesgo por la incidencia de los deslizamientos para su manejo en los procesos de
evacuación de la población. (Universidad Nacional de Colombia, 2009; Vega, 2013)
81
En los 10.000 años de actividad del VCM han ocurrido como mínimo siete (7) erupciones mayores de las cuales se encontraron registros geológicos. Una herramienta utilizada para saber las fechas en las cuales ocurrieron tales erupciones son las dataciones radiométricas por el método del Carbono 14. Para este fin fueron datadas 30 muestras de madera carbonizada o paleosuelos. Las dataciones radiométricas indican que en los últimos 10.000 años los intervalos menores entre erupciones son del orden de 400 años y los mayores de 3.500 años. (Cruz Roja Colombiana, 2009). 82
Grupo de Investigación PIGA: Política, Información y Gestión Ambiental de la Facultad de Ingeniería, Departamento de Ingeniería Civil y Agrícola, Universidad Nacional de Colombia. 83
Corporación Autónoma Regional Ambiental del Departamento del Tolima. 84
Equipo de científicos liderado por el Ing. Guillermo Ávila, Ing. Jaime Ordóñez, Geólogo Manuel Moreno y el Ing. Leonel Vega Mora, Director de Proyecto.
136
Mapa 12. Mapa estratigráfico y geomorfológico del macizo volcánico Tolima-Cerro Machín y del
piedemonte volcaniclástico
I. Rocas no volcánicas de la cordillera de los Andes: 1 = Ígneas y basamentos metamórficos de la Cordillera Central (Precámbrico, Paleozoico y Cretácico-Eocénico). 2 = Serie sedimentaria del Cretácico-Eocénico de la Cordillera Oriental. II. Flujos de lava desde el macizo Ruiz-Tolima: 3 = Andesitas y andesitas basálticas del macizo pre-Tolima (> 1,3 Ma). 4 = Andesitas de los estratovolcanes Tolima y Quindío ancestrales y mayores (1,3-0,14 Ma). 5 = Andesitas y dacitas del joven volcán compuesto Tolima (alrededor de 40.000 años AP* en el Holoceno). III. Rocas y depósitos piroclásticos: 6 = Pómez: depósitos piroclásticos de flujo de ceniza o escoria rica de la cima de caldera (ca. <0.14- a ca.> 0,04 Ma). 7 = Flujo piroclástico, sobretensiones y caídas depósitos de los pequeños domos Tolima y Cerro Machín (<16.200 años BP**). 8 = Pómez y depósitos de cenizas de flujo de la caldera Cerro Machín (ca. 5000 hasta 3600 años AP). IV. Depósitos Volcaniclásticos mixtos procedentes de fuentes volcánicas y glaciares: 9 = Baja de brechas del Pleistoceno medio y depósitos piroclásticos, superpuestos a sedimentos Volcaniclásticos neógenos. 10 = Tefra intercalados y depósitos glaciales superiores (ca. 40,000-14,000 años AP) de la edad glacial y glacial tardía (ca. 14,000-10,000 años AP). 11 = Depósito de escombros de flujo y aluviones mixtos holocénicos. 12 = Depósitos de aluvión y residuos de flujos jóvenes confinados en los valles. 13 = Depósitos glaciales de Edad de Hielo y avalanchas de tefra y mixtos. 14 = Cubiertas permanente de hielo y nieve del Nevado del Tolima. V. Geoformas 15 = Colapso de la caldera mayor del Volcán Nevado del Tolima y caldera explosiva del volcán Cerro Machín. 16 = Cúpulas jóvenes y cúpulas de lava del volcán joven Tolima y Cerro Machín. 17 = Escarpes topográficos asociados con las principales fallas: T.F. = Falla Toche; R.T.F. = Falla Recio-Tolima *After Present **Before Present. Fuente: Thouret, Cárdenas, Laeger,Gil, y Sánchez (2014).
137
Mapa 13. Mapa Geológico Nevado del Tolima-Volcán Cerro Machín
Fuente: Universidad Nacional de Colombia (2009).
Figura 32. Escenarios Eruptivos Pasados en el Volcán Cerro Machín
Espartillal= 5.100 AP; P0=4.600-4.800 AP; P1=3.600 AP; El Guaico=2.500-2.600 AP; P2= 1.200 AP; El Anillo= 800-900 AP: After Present. Fuente: Universidad Nacional de Colombia (2009) y datos adicionales de Murcia et al. (2010), Rueda (2005).
138
Tabla 8. Historia Eruptiva del VCM
Fecha de Inicio Fecha de
Terminación Certeza de la
Erupción IEV Evidencia
Año 1180 ± 150 Desconocida Confirmada N/D Radiocarbono (corregida)
Año 0750 (?) Desconocida Confirmada N/D Radiocarbono
(sin corregir)
Año 0650 BCE* (?) Desconocida Confirmada N/D Radiocarbono
(sin corregir)
Año 2100 BCE ± 200 Desconocida Confirmada N/D Radiocarbono
(corregida)
Año 2240 BCE ± 300 Desconocida Confirmada N/D Radiocarbono
(corregida)
Año 2650 BCE (?) Desconocida Confirmada N/D Radiocarbono
(sin corregir)
Año 3800 BCE ± 150 Desconocida Confirmada N/D Radiocarbono
(corregida)
*Before Common Era Fuente: http://volcano.si.edu/volcano.cfm?vn=351040
El estudio confirmó los escenarios eruptivos en las zonas de amenaza
identificados por Ingeominas (2002), construidos para el VCM, el cual consta de ocho
fases, que consideran en conjunto el escenario máximo posible a desarrollarse a
futuro y cuya duración puede variar entre unos pocos meses hasta algunos años, que
a continuación se transcriben:
FASE 0-Estado de reposo: Como punto de partida se asume el escenario actual consistente en un
volcán activo en estado de reposo y una evolución progresiva hacia un estado de reactivación. Esta
fase comprende el período entre algún momento posterior al último escenario eruptivo (Escenario
800 años AP), el momento actual (del estudio de Ingeominas, septiembre de 2002) y el inicio de la
Fase I: Estado de precrisis.
FASE I-Estado de precrisis: caracterizado por cambios importantes observados en la vigilancia
permanente del volcán, representados en el aumento de la sismicidad, el grado de deformación y la
composición y la tasa de emisión de gases. Gran parte de estos cambios pueden ser percibidos por
los habitantes de la zona cercana al edificio volcánico. Se podrá presentar cambios en la sismicidad
tectónica de la región. La duración de esta fase puede ser desde meses hasta años. La percepción
instrumental de cambios puede ser de mucha mayor duración que aquella que no requiere de
instrumentos. Los cambios no instrumentales en las erupciones del Volcán El Chichón en México y
del Volcán Pinatubo en Filipinas fueron percibidos con meses de anticipación a las crisis eruptivas.
FASE II-Inicio de crisis: los cambios en esta fase están representados por 1) Aumento general de la
sismicidad con un importante número de sismos registrados y sentidos en el edificio volcánico y
139
sus alrededores hasta un radio de 10 km, con epicentros en el volcán y sus alrededores e
hipocentros superficiales y a profundidades entre 10–30 km 2) Incremento en la actividad
fumarólica, representada por un aumento muy significativo en la tasa de emisión de vapor de agua
y SO2. 3) Emisiones explosivas freáticas con columnas eruptivas de decenas a cientos de metros,
relacionadas a zonas de debilidad (fumarolas, fisuras, fuentes termales, zonas hidrotermalizadas),
como por ejemplo, los bordes del domo, especialmente hacia el río Toche. 4) Aumento del número
de fumarolas y fisuras especialmente en la zona I de debilidad. 5) En respuesta al ostensible
incremento de actividad del VCM puede presentarse adicionalmente, el colapso de ladera SW del
edificio volcánico conformada por esquistos del Complejo Cajamarca, cuyo depósito del colapso
puede ocasionar el represamiento del río Toche y éste, a su vez, originar un lago cuya ruptura
originaría un flujo de escombros por el cauce de los ríos Toche y Coello. 6) Cambios en la química
tanto de gases como de aguas, con un incremento notable en el componente magmático, que
indican el ascenso de un cuerpo de magma. 7) Deformación menor en el edificio volcánico,
predominantemente hacia la zona I de debilidad, representada por cambios en los inclinómetros
electrónicos. La duración de esta fase puede ser del orden de semana.
FASE III-Erupciones magmáticas menores: Esta fase se caracteriza por un incremento más drástico
en la actividad del VCM, representado en la ocurrencia de una serie de eventos concatenados y con
implicaciones importantes para las siguientes fases del escenario eruptivo, entre los cuales se
pueden considerar: 1) Ascenso de magma hasta la superficie, que dará lugar al emplazamiento de
uno o varios domos en los bordes del anillo, especialmente en la confluencia de las cuatro zonas de
debilidad propuestas, con énfasis en las zonas I y II, hacia el sector del río Toche. 2) Aumento en el
número de erupciones freáticas menores, con columnas eruptivas de pocos kilómetros de altura,
originadas en fumarolas y cráteres localizados en las zonas I y II. 3) Incremento en los niveles de
sismicidad (número de sismos y energía liberada), deformación y emisión de SO2. 4) Explosiones
magmáticas en cráteres secundarios con ocurrencia de caída de piroclastos, oleadas y flujos
piroclásticos menores. 5) Cambios apreciables en la deformación del edificio del VCM. Esta fase se
estipula que puede tener una duración del orden de días a pocas semanas.
FASE IV-Explosiones tipo blast85: Por el desconfinamiento que tuvo lugar en la Fase III, se espera
para esta fase la ocurrencia de erupciones mayores, tipo blast verticales a subverticales, con
alturas de columnas eruptivas mayores a 10 km) a partir de las zonas de debilidad I y II, con la
consiguiente generación de caídas piroclásticas menores, y flujos y oleadas piroclásticas con
avances hasta de 4 km desde el centro de emisión, similares a las generadas en el Volcán Nevado
del Ruiz el 13 de noviembre de 1985. Simultáneamente, tendrá lugar la ampliación de cráteres por
la destrucción parcial del domo actual y generación de lahares menores por: 1) Ruptura de los
represamientos del río Toche que se originen por la deposición de los depósitos piroclásticos. 3)
Cambios hidrológicos en las cuencas afectadas por el manto de depósitos de caída piroclástica,
como pueden ser la cuenca del río Quindío en la margen occidental de la Cordillera Central y en la
cuenca del río Coello en la margen oriental de la misma. 4) Transición a partir de los flujos y
oleadas piroclásticas por los cauces de los ríos Toche, Bermellón y Coello. La duración de esta fase
podrá ser del orden de días.
85
Término de lengua inglesa que significa estallido, explosión.
140
Tabla 9. Esquema interpretativo de ‘Las ocho fases de escenario eruptivo potencial’ del
VCM
Fuente: Ingeominas (2002).
FASE V-Erupción principal o paroxismal: La erupción principal o paroxismal 86 se iniciará
posiblemente con la destrucción total de los dos domos que ocupan actualmente el edificio del
volcán, bien sea por colapso gravitacional y por voladura o por voladura únicamente, lo que
facilitaría la ocurrencia de erupciones plinianas, con alturas de columna mayores a 25 km, y
generaría: 1) Caídas piroclásticas que serán movilizadas en la dirección del viento predominante
en el momento de su emisión. 2) Oleadas y flujos piroclásticos mayores, estos últimos por los ríos
Toche, Bermellón, Anaime, Cocora y Combeima, que ocasionarían cambios drásticos al paisaje,
como el relleno de estos valles hasta un radio de 10 km, con un espesor máximo de 200 m y
promedio de 50 m. La nube piroclástica alcanzaría alturas del orden de 100 m. 3) Lahares menores
por removilización de caídas piroclásticas en la cuenca del río Quindío y lahares mayores por los
cauces de los ríos Coello, Combeima y Magdalena, a partir de depósitos piroclásticos (caídas,
oleadas y flujos). 4) Finalmente, por el vaciamiento de la cámara magmática, tendrá lugar la
formación de una caldera con un diámetro entre 2.5 y 3 km, con la ocurrencia de erupciones
menores que decrecen en la altura de la columna eruptiva y volumen de material emitido. La
duración de ocurrencia de esta fase se estima es de horas a un día.
FASE VI-Posclimática o posparoxismal: Después de la formación de la caldera, se favorecería la
formación de un lago cratérico y tendrá lugar la formación continua de lahares en la cuenca del río
Coello, y es posible que continúen ocurriendo erupciones explosivas menores y de tipo freático
dentro de depósitos de los flujos piroclásticos, que originarían, a su vez, flujos piroclásticos
secundarios, caídas piroclásticas y lahares calientes. La duración de esta fase abarcaría un período
de pocos meses.
FASE VII-Final de la erupción: El final de la erupción puede estar enmarcado por el emplazamiento
o no de nuevos domos, por erupciones pequeñas y generación de lahares fríos, inclusive estos
últimos durante meses o años después de finalizar la actividad eruptiva. La duración de esta fase
está estimada en años. (INGEOMINAS, 2002:31).
86
De acuerdo con el Índice de Explosividad Volcánica, IEV nivel 5. Ver Tabla 3, página 89.
141
Figura 33. Esquema gráfico de ‘Las ocho fases de escenario eruptivo potencial’ del VCM
Fuente: Universidad Nacional de Colombia (2009) a partir de Ingeominas (2002)
Zonificación de la Amenaza
El estudio de Ingeominas (2009) identifica el gran potencial explosivo del Volcán
Cerro Machín, “por su composición química, la magnitud de sus erupciones y la gran
extensión de sus depósitos permiten catalogarlo como uno de los volcanes más
peligrosos de Colombia, cuya actividad futura podría afectar durante mucho tiempo
(meses hasta años) una de las regiones más estratégicas del país.” A partir de la
secuencia propuesta de eventos o fases del escenario eruptivo potencial el estudio
establece la zonificación de la amenaza y considera lo siguiente:
142
1. La actividad eruptiva que ha dejado registro geológico conocido en los últimos
10.000 años, representada en los siguientes tipos de amenaza: caídas
piroclásticas, oleadas y flujos piroclásticos, emplazamiento de domos y
lahares.
2. Las zonas de debilidad identificadas en el edificio volcánico actual y las cuales
se pueden considerar como posibles focos eruptivos futuros.
3. Que una vez identificados los tipos de amenaza generales, se seleccionaron los
tipos de amenaza específicos contenidos en los escenarios eruptivos pasados,
equivalentes a los escenarios máximos esperados. Estos escenarios son los
utilizados para evaluar la amenaza potencial y obtener las zonas o áreas que
pueden ser afectadas por cada tipo de evento volcánico.
4. Adicionalmente a la emisión de material sólido, las erupciones explosivas
estarían acompañadas por sismicidad, emisión de gases y generación de ondas
de choque, eventos que no son considerados para la zonificación de la
amenaza.
143
Mapa 14. Mapa de Amenaza del Volcán Cerro Machín
Fuente: Ingeominas (2002).
144
Dado lo anterior, Ingeominas generó la zonificación de la amenaza que determina
las zonas por caídas piroclásticas, las zonas de amenaza por caída piroclástica por
transporte eólico, las zonas de amenaza por caída piroclástica por proyección
balística, las zonas de amenaza por Flujos y Oleadas Piroclásticas (Corrientes
Piroclásticas de Densidad, CPD), las zonas de la amenaza por el emplazamiento de
domos, y las zonas de amenaza por lahares de flujos hiperconcentrados y lahares de
flujos de escombros.
De acuerdo con Laeger et al., Murcia et al., Vega, Ingeominas, Universidad Nacional
de Colombia, se identifica la actividad reciente del Volcán Cerro Machín. Recientes
enjambres de terremotos superficiales en abril de 2004 (GVP, 2004) acompañados de
deformación del suelo, variaciones en la temperatura y la composición de cationes de
aguas termales, y salidas de radón, han llevado a los científicos a considerar el volcán
un período anterior a la crisis (Londoño et al., 2007). Actualmente, se ha
incrementado la actividad hidrotérmica, y desde 2004, ha aumentado la sismicidad,
monitoreada constantemente por Ingeominas. (Murcia et al, 2010) De 2000 a 2010, la
actividad sísmica ha aumentado hasta alcanzar 9000 (VT) sismos volcano-tectónicos
anuales (Londoño, 2011). Según Laeger et al. (2013) alrededor de 2.000 terremotos
VT se registraron en 2011 y 2012. Dos terremotos VT alcanzaron magnitudes de 4.7 y
4.1 el 7 de octubre 2012 (Londoño, 2011).
Las ubicaciones de los hipocentros demostraron claramente tres principales zonas
sísmicas; una ubicada bajo de la cúpula central a 3.5 km de profundidad, la segunda
situada al SE de la cúpula central (5 km) a 5.8 km de profundidad; y el tercero se
encuentra a 8.10 kilómetros al SE de la cúpula central, a 12.18 km de profundidad
(Londoño, 2011). Parece que estas fuentes sísmicas pueden representar un sistema
de fallas / diques relacionados con el camino principal del ascenso del magma al VCM
(Londoño, 2011). En febrero de 2013, enjambres de eventos volcano-tectónicos
fueron monitoreados en el volcán. Por otra parte, evidencias de la deformación del
suelo, cambios en la composición y temperatura de las aguas termales y la actividad
fumarólica se acompañaron de emisiones de radón, lo que sugiere que el volcán ha
aumentado gradualmente su actividad. (Londoño et al., 2007)
Esta actividad, a continuación se transcribe del Boletín Semanal de Actividad del
Volcán Cerro Machín, de fecha 9 de noviembre de 2008, 1:51 PM, por parte del
Observatorio Vulcanológico de Manizales, referido por el Plan de Contingencia para
Efectos del Volcán Cerro Machín 2009 (Cruz Roja Colombiana, 2009)
Asunto: Boletín Nivel de Actividad del Volcán Cerro Machín.
Los inclinómetros localizados alrededor de volcán mostraron cambios importantes. Los habitantes
de zonas aledañas al volcán Machín han reportado cambios en las fumarolas, agrietamientos del
terreno y daños en viviendas. A la hora de emisión de este boletín se continúan registrando
algunos sismos de poca magnitud. El Ingeominas, por medio del Observatorio Vulcanológico y
Sismológico de Manizales continua atento para reportar oportunamente cualquier cambio en la
145
actividad volcánica del complejo Cerro Machín – Cerro Bravo, así como para suministrar
información de la actividad sísmica regional y nacional.
Mapa 14a. Mapa de Amenaza del Volcán Cerro Machín
Fuente: Comunidad Andina (2009) a partir de Ingeominas.
146
Figura 34. Superposición de la zonificación de amenaza del Volcán Cerro Machín
Fuente: Elaboración del autor mediante el uso de la herramienta ‘superposición de la imagen (image overlay) del Mapa de Amenaza Volcánica del volcán Cerro Machín (Ingeominas, 2003) sobre la imagen de Google Earth Pro.
Mapa 15. Delimitación de la Ecorregión Eje Cafetero, Paisaje Cultural Cafetero de
Colombia, del Volcán Cerro Machín y el área de amenaza sobre el PCCC.
Fuente: Elaboración del autor en Google Earth Pro a partir de información de Carder, Federación
Nacional de Cafeteros y Servicio Geológico Colombiano.
147
Mapa 16. Localización de la amenaza volcánica en el PCCC
Fuente: IGAC.
El sismo principal, de 3.9, se sintió en Belalcázar (Caldas), Pereira (Risaralda), Armenia (Quindío),
Ibagué (Tolima) y Valle del Cauca. Según Ingeominas, el volcán Cerro Machín tiene un gran
potencial explosivo y por su composición química, magnitud de sus erupciones y la gran extensión
de sus depósitos se cataloga como uno de los volcanes con mayor potencialidad de daño en
Colombia, cuya actividad futura podría afectar intensamente, durante mucho tiempo (meses hasta
años), una región muy estratégica para la economía. La zona de riesgo abarca áreas pertenecientes
a los departamentos de Tolima, Quindío, Valle del Cauca y Cundinamarca, en las cuales habitan
cerca de 1 millón de personas. Esta información permite considerar al Machín como un volcán
activo, es decir, que presenta potencialidad para producir erupciones en el futuro.” (Cruz Roja
Colombiana, 2009:10).
Nivel Amarillo de actividad O (III): cambios en el comportamiento de la actividad volcánica. Con
respecto al seguimiento de la actividad del Volcán Cerro Machín, el Servicio Geológico Colombiano
a través del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales, informa que: Durante esta
semana el Volcán Cerro Machín, continuó registrando actividad de tipo volcano-tectónica,
relacionada al fracturamiento de roca dentro del edificio volcánico. Esta actividad presentó niveles
energéticos muy bajos con magnitudes inferiores a 0.5. Con relación a los demás parámetros
monitoreados no presentaron cambios significativos.
148
Adicionalmente, se transcribe el reporte de la actividad del VCM del periodo
del 28 Abril al 04 de Mayo de 201587:
El último reporte del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales, sobre el Volcán
Cerro Machín, señala: A partir de las 3 am del día domingo 9 de noviembre se presentó un
enjambre de aproximadamente 375 sismos, la mayoría de ellos localizados debajo y hacia el sector
oriental del domo del volcán, con profundidades entre 2.5 y 5 kilómetros. Se destaca la ocurrencia
de 6 sismos con magnitudes mayores a 2.5, a las 03:01 con magnitud de 3.8, a las 03:30 con
magnitud de 3.4, a las 03:46 con magnitud de 2.6, a las 04:05 con magnitud de 2.6, a las 04:10 con
magnitud de 3.1, y a las 04:53 con magnitud de 2.6, varios de ellos se reportaron como sentidos en
Calarcá, Cajamarca e Ibagué.
Mapa 17. Detalle del área de amenaza volcánica en el PCCC
Fuente: Elaboración del autor con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales.
87
http://www2.sgc.gov.co/Manizales/Publicaciones/Reportes-de-actividad/Reportes-semanales/2015/Abril/Boletin-Semanal-de-Actividad-del-Volcan-Cerro-3.aspx. Fuente consultada 6 de mayo de 2015.
149
Figura 35. Volcán Cerro Machín y la población de Cajamarca, Tolima
Fuente: Laeger et al. (2013).
Figura 36. Vista lateral del volcán Cerro Machín
Fuente: Ingeominas (2003).
150
Figura 37. Vista aérea del Volcán Cerro Machín
Fuente: Ingeominas (2003).
3.5. La gestión del riesgo del Volcán Cerro Machín y del PCCC
Ahora bien, la tarea metodológica para la interpretación geográfica del Paisaje
Cultural Cafetero de Colombia, PCCC, relacionada con la contrastabilidad de la
amenaza a la que se enfrenta, requiere ser complementada a través del conocimiento
de lo que se denomina ‘gestión del riesgo de desastres’. Esto se debe a que en la
investigación, para el análisis de los efectos de una amenaza, como en el caso de una
futura erupción del Volcán Cerro Machín y para el dimensionamiento de sus posibles
151
consecuencias sobre el PCCC, y qué hacer al respecto, sólo es factible mediante al
análisis de la gestión del riesgo.
La gestión del riesgo de desastres (Alcarraz-Tarragüel, 2011; Cardona et al., 2012;
Naciones Unidas-Bid, 2007; Naciones Unidas-Cepal, 2014) o Disaster Risk
Management, DRM, (Banco Mundial, 2012; Birkmann, 2007; Grip, 2010; Icomos,
2008; Lavell, 2002; Unesco, 2010; Unesco, 2014, USGS, 2012) es la respuesta
institucional a los fenómenos naturales que afectan al territorio habitado por el
hombre y sus comunidades, a partir del consenso mundial de que estos eventos
alteran las condiciones de vida, así como la actividad económica de los países. Los
fenómenos naturales con potencial destructivo sobre un territorio están identificados
como amenazas y tienen lugar cuando frente a un evento natural hay condiciones de
vulnerabilidad. Debe precisarse, sin embargo, que no hay una asociación directa entre
el fenómeno natural y la ocurrencia de un desastre. El fenómeno natural se constituye
en una amenaza de desastre si existe una sociedad susceptible a su daño potencial.
(Naciones Unidas-Cepal, 2014).
La gestión del riesgo es el proceso social de formulación, ejecución, seguimiento y
evaluación de políticas, estrategias, planes, programas, regulaciones, instrumentos,
medidas y acciones permanentes para el conocimiento y la reducción del riesgo y
para el manejo de desastres, con el propósito explícito de contribuir a la seguridad, el
bienestar, la calidad de vida de las personas y al desarrollo sostenible. (Ley 1523 de
201288 artículo 4, numeral 11). La gestión del riesgo constituye una política de
desarrollo indispensable para asegurar la sostenibilidad, la seguridad territorial, los
derechos e intereses colectivos, el mejoramiento de la calidad de vida de las
poblaciones y las comunidades en riesgo y, por lo tanto, está intrínsecamente
asociada con la planificación del desarrollo seguro, con la gestión ambiental
territorial sostenible, en todos los niveles de gobierno y la efectiva participación de la
población.
Una efectiva reducción de riesgo solamente puede lograrse a través de un conjunto de cambios en
políticas y procesos de diversas escalas sectoriales, sociales y territoriales. Lo local, lo regional, lo
nacional y lo internacional no se perfilan como esferas y opciones de intervención autónomas, sino
como una jerarquía que requiere de articulación, coordinación y concertación en búsqueda de
intervenciones exitosas en los niveles de riesgo existentes y en la previsión de riesgos futuros. El
territorio y sus distintos ámbitos o expresiones se convierte en un factor importante en decisiones
y en la implementación de acciones dentro lo que se llama gestión del riesgo. Esto se refleja en
nociones sobre tipos y ámbitos de intervención captados en una terminología que se refiere a
gestión integral, sectorial, nacional o gestión local del riesgo. (Lavell, 2002:141)
88
Ley 1523 de 2012 de Colombia, por la cual se adopta la política nacional de gestión del riesgo de desastres.
152
Alcarraz-Tarragüel (2011), refiere que UNISDR89 define ‘amenaza natural’ como:
el proceso natural o fenómeno que puede causar pérdidas de vidas, daños y otros
impactos a la salud, daños a la propiedad, pérdidas de lugares habitados y sus
servicios, ruptura social y económica o daño ambiental. Un desastre puede ocurrir
cuando esas amenazas naturales tienen daños severos en los seres humanos. El
concepto de amenaza se define en la Ley 1523 de 2012 como “peligro latente de que
un evento físico de origen natural, o causado, o inducido por la acción humana de
manera accidental, se presente con una severidad suficiente para causar pérdida de
vidas, lesiones u otros impactos en la salud, así como también daños y pérdidas en los
bienes, la infraestructura, los medios de sustento, la prestación de servicios y los
recursos ambientales”.90
Asimismo, UNISDR define vulnerabilidad (Alcarraz-Tarragüel, 2011) como las
características y circunstancias de una comunidad, sistema o bien susceptibles a los
efectos dañinos de una amenaza. También se define como la capacidad de una
persona o grupo de personas para anticipar, enfrentar, resistir y recuperarse de los
impactos de una amenaza. Naciones Unidas-Cepal (2014) la define como una
condición previa y que los fenómenos naturales en general no son el elemento activo
que determina los desastres, sino que operan como “detonadores” de situaciones
críticas de inseguridad y fragilidad preexistentes que conllevan a que ocurra un
desastre. Por consiguiente, más que fenómenos físicos, los desastres son fenómenos
sociales, cuyos daños sería posible prevenir y mitigar para disminuir su impacto o al
menos controlarlo. La vulnerabilidad a desastres se constituye entonces por las
características y circunstancias de una comunidad91 o un sistema, o bien por lo que
los vuelve susceptibles a los efectos nocivos de una amenaza de origen natural. Como
parte de la vulnerabilidad suelen distinguirse procesos externos potencialmente
peligrosos, como los factores de exposición climática y geográfica a amenazas
naturales, y factores internos de exposición económica, social, institucional y
89
United Nations Office for Disaster Risk Reduction. http://www.unisdr.org/. Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres. Consultada el 3 de septiembre de 2015. 90
Ley 1523 de 2012, artículo 4, numeral 3). 91
“Las comunidades siempre están expuestas a enfrentar riesgos naturales, como inundaciones, sequías, tormentas o terremotos. Sin embargo, en la actualidad, los desastres se deben tanto a las actividades humanas como a las fuerzas de la naturaleza. El 90% de las víctimas de los desastres viven en países en desarrollo, donde la pobreza y la presión de la población obligan a un número creciente de pobres a vivir en lugares peligrosos (áreas inundables, zonas propensas a sufrir terremotos o laderas inestables). La vulnerabilidad de aquellos que viven en áreas de riesgo quizás sea la causa más importante de las pérdidas y los daños causados por los desastres. Las prácticas ambientales y de desarrollo insostenibles exacerban el problema. Las talas masivas de bosques y la destrucción de humedales reducen la capacidad del suelo para absorber lluvias intensas, lo que facilita los procesos de erosión y las inundaciones. Muchos científicos creen que el reciente aumento de los desastres naturales de origen hidrometeorológico es producto del calentamiento global causado principalmente por la actividad humana. Sobre todo, debe tenerse en cuenta que la población no vive en áreas de riesgo por elección, sino a causa de la pobreza. Un desarrollo económico equitativo y sostenible no solo es algo deseable y políticamente correcto sino también es una de las mejores formas de seguridad frente a los desastres.” (Naciones Unidas-Cepal, 2014:)
153
ambiental al daño, incluidas las carencias en la capacidad de respuesta frente al
desastre.
Según la Ley 1523 de 2012, vulnerabilidad se define como “susceptibilidad o
fragilidad física, económica, social, ambiental o institucional que tiene una comunidad
de ser afectada o de sufrir efectos adversos en caso de que un evento físico peligroso
se presente. Corresponde a la predisposición a sufrir pérdidas o daños de los seres
humanos y sus medios de subsistencia, así como de sus sistemas físicos, sociales,
económicos y de apoyo que pueden ser afectados por eventos físicos peligrosos92.”
La vulnerabilidad en el contexto de la gestión del riesgo de desastres es la
manifestación más palpable de la construcción social del riesgo. Esta noción subraya
que la sociedad, en su interacción con el cambio físico del mundo, construye el riesgo
de desastres mediante la transformación de los eventos físicos en peligros de
diferentes intensidades o magnitudes a través de procesos sociales que aumentan la
exposición y la vulnerabilidad de los grupos de población, su medios de vida, la
producción, la infraestructura de apoyo y los servicios. Esto se refiere a:
1. Cómo la acción humana influye en los niveles de exposición y en la
vulnerabilidad frente a diferentes eventos físicos.
2. Cómo la intervención humana en el medio ambiente conlleva la creación de
nuevos peligros o un aumento en el nivel o en el daño potencial de los
existentes.
3. Cómo la percepción humana, la comprensión y asimilación de los factores de
riesgo influyen en las reacciones de la sociedad, el establecimiento de
prioridades y los procesos de la toma de decisiones. (Cardona et al., 2012)
Por otra parte, UNISDR (Alcarraz-Tarragüel, 2011) define el riesgo como la
probabilidad de consecuencias perjudiciales o pérdidas (muertes, heridas,
propiedades, viviendas, de la actividad económica o del ambiente) resultado de la
interacción entre las amenazas y las condiciones vulnerables en determinada área y
periodo de tiempo. El riesgo de desastres corresponde a los daños o pérdidas
potenciales que pueden presentarse debido a los eventos físicos peligrosos de origen
natural, en un período de tiempo de específico, que son determinados por la
vulnerabilidad de los elementos expuestos93.
El riesgo de desastres está asociado a diferentes niveles y tipos de efectos
adversos. Los efectos pueden asumir niveles catastróficos o niveles acordes con
92
Ley 1523 de 2012, artículo 4, numeral 27. 93
Ley 1523 de 2012 artículo 4, numeral 25.
154
pequeños desastres. La vulnerabilidad está relacionada con la predisposición,
susceptibilidades, fragilidades, debilidades, deficiencias o falta de capacidades que
favorecen los efectos adversos en los elementos expuestos. (Cardona et al., 2012). El
riesgo se representa por una ecuación básica: Riesgo es igual a Amenaza por
Vulnerabilidad dividida por Capacidad. (Alcarraz-Tarragüel, 2011). [Ver figura 37a]
Por su parte, el manejo del riesgo es la metodología para determinar la naturaleza
y la extensión del riesgo por medio del análisis de las amenazas potenciales y la
evaluación de las condiciones de vulnerabilidad existente que potencialmente pueden
causar daños a personas, propiedades, servicios, zonas habitadas y el medio ambiente
de las cuales estos dependen. El manejo del riesgo incluye la revisión de las
características de las amenazas en cuanto a su localización, intensidad, frecuencia y
probabilidad, el análisis de la exposición y vulnerabilidad en la dimensión económica,
física, social, de la salud pública y medioambiental; así como la efectividad de la
evaluación de la capacidad de enfrentamiento respecto a escenarios deseados.
(Alcarraz-Tarragüel, 2011)
Figura 37a. Representación gráfica del Riesgo y sus consecuencias
Fuente: Elaboración del autor a partir de Alcarraz-Tarragüel (2011).
AMENAZA
Probabilidad de ocurrencia
(Inventario, factores detonantes y
condicionantes
VULNERABILIDAD
Grado de Pérdida
(Elementos en riesgo, costo, impacto)
= RIESGO
SI: 'el evento sucede' LUEGO:
'ocurren pérdidas'
155
Naciones Unidas – Cepal (2014:20), concluye: “Los desastres surgen de una
compleja relación de efectos generados por fenómenos naturales con condiciones
previas de vulnerabilidad social, económica y ambiental, su clasificación suele
realizarse de acuerdo con las características de la amenaza natural que los originó, en
cuanto al tipo de fenómeno, a la manera en que aparece -súbita, como los terremotos,
o mediata, como los huracanes-, y a su duración, ya sea corta, mediana o larga.”
Una de las clasificaciones más utilizada es la EIRD94, que agrupa a los desastres en
cuatro categorías, según se originen por fenómenos: 1) dinámicos internos de la
tierra, 2) dinámicos externos de la tierra, 3) meteorológicos e hidrológicos, y 4) de
origen biológico.
El primer grupo corresponde a fenómenos geofísicos propios de la dinámica
interna de la tierra -como los sismos, los maremotos y las erupciones volcánicas-,
cuya ocurrencia los seres humanos usualmente no se pueden predecir ni evitar. Otra
de las clasificaciones de uso frecuente es la de EM-DAT/CRED, donde se distinguen 5
grupos de fenómenos naturales (geofísicos, meteorológicos, climáticos, hidrológicos y
biológicos) y los desastres se desagregan en 12 tipos y 30 subtipos. (Naciones Unidas-
Cepal, 2014).
De esta forma los desastres generados por procesos dinámicos en el interior de la
tierra –geofísicos- como las erupciones volcánicas, están definidas como el paso de
material (magma), cenizas y gases del interior de la tierra a la superficie.
Por otra parte, el concepto Reducción del Riesgo de Desastres, RRD, tiene como
objetivo reducir los daños causados por los desastres naturales a través de una
planificación social de la prevención. La reducción del riesgo de desastres depende de
las decisiones que se tomen al respecto. Se trata del concepto y la práctica de la
reducción de riesgos de desastres a través de esfuerzos sistemáticos para analizar y
reducir los factores causales de los desastres, y depende de la disminución de la
exposición a riesgos, minimizar la vulnerabilidad de las personas y las propiedades, la
gestión racional de la tierra y el medio ambiente y mejorar la preparación y la alerta
temprana de eventos adversos.
La Ley colombiana define la RRD como:
[…] el proceso de la gestión del riesgo que está compuesto por la intervención dirigida a modificar
o disminuir las condiciones de riesgo existentes, entiéndase: mitigación del riesgo, y a evitar nuevo
riesgo en el territorio, entiéndase: prevención del riesgo. Son medidas de mitigación y prevención
que se adoptan con antelación para reducir la amenaza, la exposición y disminuir la vulnerabilidad
de las personas, los medios de subsistencia, los bienes, la infraestructura y los recursos
94
Naciones Unidas: Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres. http://www.eird.org/ Consultado 3 de septiembre de 2015.
156
ambientales, para evitar o minimizar los daños y pérdidas en caso de producirse los eventos físicos
peligrosos. La reducción del riesgo la componen la intervención correctiva del riesgo existente, la
intervención prospectiva de nuevo riesgo y la protección financiera.95
Sólo hasta después de la 1985, tras la erupción del Volcán Nevado del Ruiz, el
gobierno colombiano empezó a construir un sistema de control importante. A pesar
de que el apoyo oficial no ha sido tan impresionante como en el caso de Chile o
Ecuador, Colombia es un ejemplo en el apoyo financiero sostenido para las
actividades de monitoreo. La erupción de 20 de noviembre de 2008 del Nevado del
Huila, reveló la gran capacidad, experiencia y el compromiso de los vulcanólogos
colombianos que no sólo tienen observado y seguido la actividad de este volcán,
proporcionando asesoramiento a la las autoridades colombianas, pero también han
conseguido en una relación muy estrecha con las personas que viven en los
alrededores del volcán. El éxito de esta política fue probado durante la ocurrencia de
los lahares de 2007-2008 del Nevado del Huila. Los lahares con volúmenes de hasta
400x106 m3 afectaron significativamente siete municipios en el suroeste de Colombia.
A partir de 1988, se cuenta con una organización formal para la gestión integral
del riesgo: el Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres, SNPAD.
Colombia es uno de los primeros países de la región que promueve una aproximación
integral al problema de los desastres, tratando no sólo de la respuesta sino también,
de manera privilegiada, la prevención y mitigación (reducción del riesgo). El SNPAD
cuenta con un Plan Nacional para la Prevención y Atención de Desastres. Dicho plan
define las principales acciones en el campo de la gestión de riesgos. Más que un plan
en sentido estricto, es un marco de política que ilustra que en el país existe una
política integral clara en el tema, en el marco del desarrollo y su planificación. No
obstante, el avance de la gestión de riesgos en el país ha sido notable en concepto y en
realizaciones, muchas de ellas puntuales o por lapsos según el nivel de compromiso
con el tema de los gobiernos en cada nivel. (Naciones Unidas-Cepal, 2014:35).
Los riesgos de la amenaza del Volcán Cerro Machín
A partir de los estudios96 de Brown et al. (2015) Regional and Country Profiles of
Volcanic Hazard and Risk, Duque, 2008; Duque, 2013; Ingeominas (2002);
95
Ley 1523 de 2012 artículo 4, numeral 21 96 Una de las limitaciones para la investigación fue la imposibilidad de consultar los siguientes dos
documentos, a pesar de haberlos solicitado directamente a los autores a través de sus correos electrónicos y las redes científicas en las que ellos participan: Macias J.L. et al. (2008) The ~ 2500 yr B.P. Chicoral non-cohesive debris flow from Cerro Machín Volcano, Colombia. En Journal of Volcanology and Geothermal Research 04; 171(3):201-214 y Macias J.L. et al. (2005) Holocene Eruptions of Machin Volcano: Stratigraphy and Eruptive Dynamics. Washington: American Geophysical Union, AGU. Paper.
157
Universidad Nacional de Colombia (2009); Jenkins et al (2012), Jenkins et al. (2014),
Obando et al (2003), Tilling (1989, 2009), Vargas, Kammer, Valdés, Rodríguez,
Caneva, Sánchez., Arias, Cortés y Mora (2005), Laeger et al. (2013); Murcia H.F. et al.
(2010), el Servicio Geológico Colombiano, SGC (2012), (antes Ingeominas), diferentes
Corporaciones Autónomas Regionales y universidades, han advertido que uno de los
escenarios más críticos desde el punto de vista volcánico podría estar relacionado con
una explosión del Volcán Cerro Machín. En su zona de influencia se encuentran
expuestas aproximadamente 700 mil personas, además, de la importancia
geoestratégica que representa para el país. De acuerdo con el Observatorio
Vulcanológico y Sismológico de Manizales, la afectación asociada a los diferentes
fenómenos y procesos de la actividad del Machín comprende: 240 km2 de área de
potencial afectación por flujos piroclásticos, que incluye las cabeceras municipales de
Cajamarca y Coello, el corregimiento de Anaime, y las veredas de Toche y Tapias en
Tolima. La zona de amenaza por lahares, en la cuenca del río Magdalena, corresponde
a más de 1.000 km2 que se encuentran principalmente a lo largo del río Coello y en la
planicie del lado izquierdo del río Magdalena, entre Saldaña y Nariño. Hacia la parte
occidental de la Cordillera Central hay otros cientos de kilómetros cuadrados
amenazados por este tipo de fenómenos pero no se han identificado con precisión
hasta el momento. Otra zona de amenaza se relaciona con la caída de piroclastos y
cubre un área del orden de 2.000 km2 que se localiza hacia el occidente del volcán.
(Banco Mundial, 2012).
En el estudio de la Universidad Nacional de Colombia (2009) se establecen las
bases de un nuevo marco conceptual y metodológico para la evaluación integral del
riesgo, que además de orientar el desarrollo del estudio permite la generación de
herramientas de procesamiento y análisis de información que lo hacen posible. El
estudio ratifica los resultados de Ingeominas (2009) e incide, e identifica la amenaza
por deslizamientos. Según los mapas totales de riesgos para cada escenario de
análisis, de un área mucho más definida y delimitada al municipio de Cajamarca, se
evidencia que en el evento de una erupción del volcán Machín, los centros poblados
de Cajamarca, Anaime, Toche, Tapias y Coello-Cocora, así como la carretera
panamericana en el tramo entre Ibagué y Cajamarca quedarían seriamente afectados.
(Vega, 2013)
Esta área de impacto inmediato anterior se suma al departamento del Quindío -en
la cual se localiza la Zona D del área patrimonial del PCCC-, cuya capital es Armenia97
(1.483 msnm) definida por el área amarilla del mapa de amenaza de Ingeominas
afectada por flujo piroclástico, Guhl, E. (1975) describe el área:
97
296.691 habitantes según DANE, 2015.
158
Mapa 18. Mapa esquemático del sistema volcánico Ruiz-Tolima y la red hidrográfica de la
Cordillera Central
Fuente: Huggel, Ceballos, Pulgarín, Ramírez, Thouret (2007)
[…] el departamento del Quindío forma parte de la región natural de las montañas de Antioquia y
Caldas, con el estrecho y caluroso cañón del río Cauca. En su territorio se encuentra toda una gama
térmica, provocada por diferentes alturas, pero prevaleciendo en general un clima templado
propicio para el cultivo del café. Como una consecuencia de la extensión de las áreas de vertiente
por causa de la concentración del relieve en esta zona central interandina, las peculiares
condiciones del clima y la naturaleza de los suelos, sumados a la predominancia del piso térmico
templado, explican la intensidad del cultivo cafetero en este sector del país. […] La reducida
extensión del piso térmico cálido obedece al escaso desarrollo de los valles interandinos, pues con
excepción de los de Apía, Risaralda98 y Magdalena, los demás son estrechos y encajonados por
causa de lo accidentado del relieve. (Guhl, E. 1975:184 )
En el otro extremo, pasando la Cordillera Central al oriente por la carretera
nacional tras el paso de La Línea (sitio más alto de la cordillera por donde pasa el eje
vial) se comunica directamente la ciudad de Ibagué, capital del departamento del
Tolima, “importante centro de industria y comercio y cabeza de puente entre el
occidente y el oriente colombianos […] en las proximidades de Ibagué empieza la
región montañosa que culmina en los nevados del macizo volcánico de la Cordillera
Central, desde las tierras de Roncesvalles-Barragán en el sur, hasta Herveo en el
norte. En su orden altimétrico-térmico se encuentran aquí cultivos de café, cereales
de tierra fría y ganadería en tierra fría y páramo.” (Guhl, E., 1975).
98
También pertenecientes al PCCC, Polígono C, en el departamento de Risaralda, al norte del Quindío.
159
Gonzalo Duque Escobar, investigador de la Universidad Nacional de Colombia en
Manizales, ha sido uno de los divulgadores del riesgo del desastre del Volcán Cerro
Machín. Por medio de una serie de conferencias, escritos y blogs, ha manifestado los
riesgos de la amenaza:
No todos los volcanes son iguales y este es de lo más singular. Es un volcán activo y altamente
explosivo. Según el registro geológico de seis erupciones, en El Machín, en los últimos 5.000 años,
éstas se han caracterizado por producir columnas eruptivas de varias decenas de kilómetros de
altura que depositaron capas de ceniza de varias decenas de centímetros en zonas como Armenia,
flujos piroclásticos de centenares de metros de espesor que rellenaron los valles de los ríos que
drenan el volcán y lahares que alcanzaron a llegar hasta el río Magdalena formando enormes
abanicos aluviales en las zonas de Chicoral, Espinal, Guamo y Saldaña. La última erupción ocurrió
hace, aproximadamente, 850 años y de ello quedó memoria en una leyenda indígena de la región.
Un cálculo fácil indica que, en términos geológicos, estamos cerca de una nueva erupción, podría
suceder en cualquier momento. Otras manifestaciones de la actividad volcánica son: la presencia
de fumarolas, microsismisidad permanente, aguas termales dentro y en las cercanías del cráter,
geoformas del edificio volcánico bien conservadas y mayor presencia de gas radón en el sector.
Desde un principio el volcán fue catalogado como un volcán-somma o pliniano que es el nombre
técnico que se da a los volcanes explosivos, precisamente los de mayor peligrosidad por la
dimensión y características de sus erupciones. De este mismo tipo han sido el Krakatoa, el
Vezymianny, el Vesubio, o el Monte Saint Helens. El registro de anteriores erupciones indica que
siempre han sido explosivas, muy fuertes, y han cubierto de material un territorio amplio en los
departamentos de Tolima, Quindío, Risaralda, Valle del Cauca y Cundinamarca. (Duque, 2008: 1)
Posteriormente, Duque afirmó:
[…] la mayor amenaza volcánica de Colombia, está en el Cerro Machín, donde los poblados vecinos
de Cajamarca y Anaime quedarían sin opción frente a eventuales flujos piroclásticos, de
conformidad con lo que señala el mapa de amenazas elaborado por Ingeominas. En caso de
erupción, la columna eruptiva sería de colapso como en el caso de Cerro Bravo, dado el coeficiente
explosivo intermedio alto de su magma. A lo anterior se suma el alcance espacial de los flujos de
lodo del volcán tolimense, que llegarán al valle del Magdalena, así éste volcán de lavas explosivas,
no tenga nieve. La caída de ceniza proveniente del Machín, probablemente afectaría el sector
occidental, alcanzando varios municipios del Quindío, como Armenia, Pijao y Salento, entre otros.
(Duque, 2013:33)
En resumen, las amenazas para la definición de la gestión del riesgo en el caso del
Volcán Cerro Machín según Ingeominas (2002) se caracterizan por los fenómenos:
1. Caída y la acumulación de piroclastos,
2. Caída de proyectiles piroclásticos balísticos,
3. La formación, el transporte y la deposición de los flujos piroclásticos de ceniza
y pómez,
4. La amenaza por el emplazamiento de domos,
5. Lahares por flujos de escombros y
6. Lahares por flujos hiperconcentrados.
160
Los principales efectos que pueden causar la caída y la acumulación de piroclastos son:
Oscurecimiento y dificultades respiratorias por la presencia de partículas finas suspendidas en
el aire.
Incendios forestales o de viviendas.
Cubrimiento y enterramiento de la superficie y de las estructuras.
Intoxicaciones.
Obstrucción de drenajes naturales y artificiales.
Pérdida parcial o total de cultivos y ganado.
Daños por sobrecarga en estructuras livianas y líneas de conducción eléctrica.
Daños por corrosión a elementos metálicos.
Contaminación de fuentes de agua por sólidos y químicos.
Daños a la vegetación y desprotección del suelo.
Lluvias por efecto de partículas que hacen de núcleo en la atmósfera.
Afectación al transporte aéreo y terrestre.
Figura 38. Evidencia de depósitos de escombros por lahares del volcán Cerro Machín (Chicoral, Tolima)
Fuente: Ingeominas (2003)
161
Los efectos más sobresalientes de los proyectiles piroclásticos balísticos sobre la vida y
propiedades son:
Destrucción de infraestructuras y muerte de seres vivos por impacto de fragmentos.
Enterramiento de la superficie y de las estructuras. Incendios forestales y de viviendas.
Daños en cultivos.
Obstrucción de drenajes naturales y artificiales.
Contaminación de las fuentes de agua.
La formación, el transporte y la deposición de los flujos piroclásticos de ceniza y pómez, originados
por las futuras erupciones explosivas plinianas del VCM, podrían causar los siguientes efectos
sobre el área zonificada:
Arrasamiento e incendio de los elementos expuestos en su trayectoria, debido a las
características intrínsecas de este fenómeno como son sus altas velocidades y temperatura.
Cubrimiento y enterramiento del área expuesta, incluidos obstrucción de cauces, relleno de
depresiones topográficas e interrupción de vías de diferente orden.
Oscurecimiento y dificultades respiratorias por partículas finas suspendidas en el aire, lo cual
también afectaría el transporte aéreo.
La amenaza por el emplazamiento de domos se ha considerado en la elaboración de la evaluación
de amenaza del VCM por representar una amenaza directa sobre vida y bienes existentes
principalmente en el edificio volcánico. Además, generan amenazas de gran importancia y
magnitud como los flujos piroclásticos y lahares producidos como resultado de su colapso. Se
espera que ante una reactivación del VCM, el emplazamiento de nuevos domos tendría lugar en las
zonas de debilidad del edificio volcánico descritas en el escenario actual en estado de reposo, antes
y después de la destrucción de los domos actuales. El principal efecto directo que causaría el
emplazamiento de nuevos domos sería la destrucción de las edificaciones y sembradíos existentes
en el centro o foco de emisión debido a incendio y sepultura.
Los lahares del escenario eruptivo potencial para el VCM tendrían como ingredientes principales
los productos piroclásticos de las erupciones explosivas y el agua de las lluvias, de las corrientes
fluviales y de los embalses producidos por presas en los cauces. Los mecanismos de origen
principales pueden ser por transición de flujos piroclásticos a lahares, erosión-transporte de
material piroclástico suelto en laderas por agua lluvia y corrientes fluviales y rotura de presas. Los
primeros lahares podrán transitar con las condiciones actuales de los canales, pero su ocurrencia
sucesiva y extendida en el tiempo (meses, años), la ocurrencia de nuevos eventos eruptivos
importantes (meses) y los cambios en condiciones meteorológicas e hidrológicas producen
cambios en las características morfológicas de los cauces y las condiciones hidráulicas de las
cuencas y en el comportamiento hidráulico de los lahares, lo cual incide en la distribución y
cubrimiento final de todas las unidades de lahar.
Para la zonificación de lahares por flujos hiperconcentrados, se definió como escenario máximo, la
zona dominada por el evento Guamo. Para flujos de escombros fue seleccionada la unidad
denominada Chicoral cuya área de cubrimiento máximo está incluida en la de hiperconcentrados.
El mapa de zonificación por lahares del VCM consta de cinco (5) áreas o zonas con potencial de
afectación por este fenómeno, las cuales cubrirían un área total aproximada de 3.000 km (incluidas
las cuencas de los ríos Quindío y Coello). Para cada uno de los dos tipos de lahares se hace un
análisis para cada una de estas áreas. Entre los principales efectos por lahares tipo
hiperconcentrados se encuentran:
Arrasamiento y destrucción de vegetación y cultivos.
162
Enterramiento y aislamiento pasivo y tardío de grandes extensiones de terreno (cerca al cauce
y por fuera de él) incluida la infraestructura ubicada sobre las mismas.
Relleno de cauces naturales y artificiales.
Las amenazas primarias de los flujos de escombros para personas, estructuras, infraestructura y
cultivos incluyen:
Arrasamiento y destrucción de las estructuras existentes a lo largo de su trayectoria (puentes,
casas en las orillas de los ríos).
Inundación de las regiones aledañas en el caso de presentarse represamiento de los ríos.
Enterramiento de las zonas aledañas a las orillas de los ríos por desbordamientos originados
por desconfinamiento de los flujos. (Ingeominas, 2002:43-46)
Por último, de acuerdo con Ingeominas, el Observatorio Vulcanológico y
Sismológico de Manizales informó que a las 0732 horas del 9 de septiembre de
2008, un terremoto volcano-tectónico de magnitud 3.6 se produjo por debajo de
la cúpula principal de lava en el Cerro Machín a una profundidad de 3.2 km, y fue
sentido por los residentes cercanos. El nivel de alerta se mantuvo en III (amarillo;
"cambios en el comportamiento de la actividad volcánica"). Servicio Geológico
Colombiano (SGC). El monitoreo sísmico si se registra, mediante la detección de
12 eventos en el año 2000, 94 en 2003, 316 en 2005, 787 en 2006, hasta 1.014
eventos en 2007.
Resultado de lo anterior, se concluye:
a. El área de influencia volcánica del Cerro Machín, es decir, las zonas de amenaza, cubren un
área aproximada de 3.450 km2 de los departamentos de Tolima, Quindío, Valle del Cauca y
Cundinamarca.
b. Existen áreas donde están superpuestas varias amenazas.
c. La zona amenazada por caídas de piroclastos tiene un área aproximada de 1.962 km2 y se
localiza especialmente hacia el occidente en los departamentos de Tolima, Quindío y Valle del
Cauca.
d. La zona amenazada por corrientes piroclásticas de densidad tiene un área aproximada de 240
km2 y se localiza especialmente hacia el centro occidente del Departamento de Tolima.
e. La zona amenazada por lahares tiene un área aproximada de 3.000 km2 y se localiza hacia el
occidente y hacia el oriente en los departamentos de Quindío, Valle del Cauca, Tolima y
Cundinamarca. Los lahares constituyen una de las mayores amenazas del VCM.
f. En las zonas de amenaza volcánica habitan aproximadamente un millón de personas. Los
principales centros poblados son Ibagué, Armenia, Girardot, Calarcá, Cajamarca, Espinal,
Flandes y Guamo.
163
Figura 38a. Sismicidad reciente del Volcán Cerro Machín 2000-2007
Fuente: Ingeominas (2008)
g. La principal vía Bogotá – Buenaventura (centro-Pacífico) está localizada en las zonas de
amenaza en el trayecto Girardot – Armenia. Debe considerarse que por esta vía se realiza el
50% del comercio internacional de Colombia, que une a Bogotá y Caracas con Quito y resto de
Suramérica. Esto significa que áreas localizadas fuera de las zonas de amenaza también pueden
ser afectadas por la ocurrencia de una erupción futura del Cerro Machín.
h. En las zonas de amenaza se encuentra áreas de importancia económica en agricultura
(hortalizas, café, arroz) ganadería y en industrias textil y turística. (Ingeominas, 2002) 99
99
En los estudios (Ingeominas de 2002 y de la Universidad Nacional de Colombia de 2009) no se consideran aspectos culturales relacionados con la afectación al patrimonio cultural de la Nación inscrito en la Lista de
164
i. El espacio aéreo cercano a la localización del VCM contiene rutas aéreas que parten
principalmente de Bogotá hacia el suroccidente de Colombia y parte de Sudamérica.
Figura 38b. Simulaciones en TITAN2D de flujos piroclásticos en el Volcán Cerro Machín
Fuente: Murcia H.F. et al. (2010).
De acuerdo con Ingeominas (2002:60): “la evaluación de la amenaza volcánica del
Cerro Machín y el estado de conocimiento sobre el volcán permiten hacer las
siguientes recomendaciones”:
a. Los resultados de la evaluación deben ser tenidos en cuenta para la elaboración de planes de
contingencia locales, regionales y nacionales, es decir, para hacer gestión oportuna y
patrimonio mundial en 2011, representado por el Paisaje Cultural Cafetero, a pesar de éste haber iniciado sus estudios desde 1995.
165
pertinente del riesgo volcánico. Para esto es necesario hacer evaluación del riesgo, es decir,
conocer las condiciones deseadas resultantes del análisis integrado de la amenaza, la
vulnerabilidad, el peligro y los escenarios de riesgo considerados. En este proceso es
absolutamente necesaria la participación de los actores involucrados en las zonas de amenaza
volcánica.
b. Deben ser tenidas en cuenta las limitaciones de la evaluación de la amenaza, debidas
principalmente a las dimensiones del fenómeno volcánico asociado al Cerro Machín, a su
complejidad y a la necesidad de acopiar conocimiento detallado para disminuir las
incertidumbres que aún subsisten.
c. Realizar estudios detallados complementarios sobre el volcán con el fin de obtener nuevos
conocimientos para actualizar la evaluación de la amenaza volcánica. Debe hacerse énfasis en
lo siguiente:
1. Establecer la relación del VCM con los sistemas de fallas como la de Ibagué. La
relación espacial es cercana y la actividad de la falla podría estar reflejándose en
la del volcán.
2. Mecanismos de erupción, transporte y depósito de las caídas, flujos y oleadas
piroclásticas de todas y cada una de las erupciones del Machín. Se conoce sólo a
nivel general para el volcán, pero no al detalle.
3. Cálculos más detallados del volumen de cada una de las erupciones.
4. Mecanismos de origen, transporte y depósito de lahares.
5. Reconocimiento de depósitos de lahares en la cuenca del río Cauca. Esta es una
incertidumbre casi total, debido a que los grandes volúmenes encontrados en la
cuenca del Magdalena, hacen que sean casi despreciados los del Cauca. A pesar
que los volúmenes esperados y el área cubierta serán de orden de magnitud
menor que los del Magdalena, no disminuye su potencialidad de daño.
6. Investigaciones petrológicas que permitan conocer sobre el origen del magma, las
condiciones fisicoquímicas del interior del sistema volcánico y el ambiente
geotectónico local, para ser complementado y complementar la vigilancia
volcánica.
d. Diseñar, construir y garantizar la operación continua de las redes de vigilancia volcánica.
Debe tenerse en cuenta que, para el escenario eruptivo potencial, en caso de crisis volcánica,
una red cercana al edificio volcánico podría ser destruida o totalmente aislada por las
erupciones; esto significa que se requiere tener prevista una red lejana exclusiva para la
vigilancia del VCM o aprovechar la configuración de redes locales, regionales y nacional.
(Ingeominas, 2002: 61)
166
Figura 39. Localización aérea, panorámica y mapa geológico del Volcán Guacharacos100
Fuente: Elaboración del autor a partir de Google Earth Pro, 2015 y Núñez. Gómez, y Rodríguez, (2001). Fotografías del sitio, 13 de junio de 2015.
3.5.1. El Caso del Volcán Pinatubo, Filipinas
Considerada la segunda mayor erupción del siglo XX101, (Martí y Ernst, 2005;
Sigurdsson, 1999; USGS, 1998), de una dimensión 250 veces más grande que la
erupción del Volcán Nevado del Ruiz de 1985, (Martí y Ernst, 2005), y por mucho, la
mayor erupción sobre una zona densamente poblada, con importantes efectos
atmosféricos globales, ocurrió en el Monte Pinatubo en las Filipinas, el 15 de junio de
1991. La erupción produjo avalanchas de alta velocidad de ceniza caliente y gas,
gigantescos flujos de lodo y una nube de volcánica de cenizas de cientos de millas de
diámetro (Kusky, 2008; USGS, 1998).
100 Vale la pena mencionar el hallazgo en las inmediaciones del municipio de Ibagué, Tolima, en la vereda El Potrerillo, sector del Totumo, de una estructura que los lugareños llaman ‘El Estadio’, por la forma de gradería circundante como un escenario y una amplia platea acompañada de lagunas. Se trata del volcán extinto ‘Guacharacos’ según consta en estudios de Núñez, A. Gómez, J. y Rodríguez, G.I. (2001) y la tesis de Galindo (2012), se trata de una formación volcánica relacionada con el arco del complejo Volcán Cerro Machín-Cerro Bravo. 101
Las grandes erupciones plinianas que se produjeron a principios del siglo XX se aproximan al límite más bajo de volumen estimado para la erupción del Monte Pinatubo: la erupción de 1902 del volcán de Santa María, Guatemala, que produjo un estimado de 8 km
3 de material piroclástico y la del Novarupta, Alaska, en
1912, estimada en 13 km3. (Newhall, C.G. y Punongbayan, R.S. (eds), 1996).
167
El Monte Pinatubo es un complejo volcánico dacítico situado a unos 100 km al
noroeste de Manila, en la isla de Luzón en las Filipinas. (Martí y Ernst, 2005)
Pertenece a una cadena de volcanes compuestos que constituyen el arco volcánico
Luzón. El arco es paralelo a la costa oeste de Luzón. Antes de 1991 tenía una altitud
de 1.745 m, y representa la cresta de un domo de lava que se formó hace unos 500
años, durante el más reciente episodio eruptivo. Los flancos más bajos del volcán se
componen en gran parte de los depósitos piroclásticos de erupciones prehistóricas
explosivas intrincadamente disecados y densamente enfundados en la vegetación
tropical102. (Newhall, C.G. y Punongbayan, R.S. (eds), 1996)
En marzo y abril de 1991103, una oleada de roca fundida (magma) se elevó hacia la
superficie a más de 32 kilómetros por debajo del Pinatubo, la cual desencadenó una
serie de pequeños terremotos y poderosas emisiones de vapor de gran alcance, que
causaron la explosión de tres cráteres ubicados en el flanco norte del volcán. Durante
los meses de abril, mayo y principios de junio, se produjeron miles de pequeños
terremotos y miles de toneladas de gas nocivo de dióxido de azufre.
El 2 de abril, una explosión de vapor abrió una fisura de 2 km de largo en el flanco
del Pinatubo. La explosión fue seguida por la aparición de grandes fumarolas
presurizadas y terremotos menores de sostenida actividad. El VDAP104 recibió una
solicitud del Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología (PHIVOLCS), para ayudar
a evaluar los disturbios en el Pinatubo. En ese momento, los funcionarios públicos del
102 El análisis de carbono 14C de carbón vegetal recogido de los depósitos piroclásticos durante el reconocimiento arrojó las edades de emplazamiento. El comportamiento del Pinatubo en el tiempo mostró que grandes erupciones explosivas sucedieron separadas por períodos de reposo con milenios de duración. Los tres más recientes erupciones importantes se produjeron aproximadamente hace 500, 3000, y hace 5.500 años. El patrón general es el mismo: los episodios de erupciones explosivas voluminosos separadas por siglos a milenios de reposo. (Newhall, C.G. y Punongbayan, R.S. (eds), 1996). 103
Los disturbios y las erupciones volcánicas, que involucraron a la intrusión de magma, evolucionaron por etapas: a mediados de marzo a mayo - se sentían terremotos en marzo, explosiones freáticas el 2 de abril, y la persistencia de numerosos sismos volcano-tectónicos; Junio 1 a 7 - localización de terremotos de poca profundidad en una zona estrecha como una gran tubería cerca de la cumbre del volcán; Junio 7 a 12 - el crecimiento del domo de lava, acompañado por el aumento de las emisiones de cenizas y la liberación sísmica-energía, incluyendo episodios significativos de tremor volcánico; 12 a 14 junio - una serie de cuatro erupciones verticales breves acompañados de una profunda acumulación de sismos de largo período; 14 a 15 jun - trece breves erupciones sobretensiones productoras que se hicieron cada vez más estrechamente espaciadas; 15 de junio - la erupción culminante, que duró aproximadamente 9 horas e incluyó colapso de la cima del volcán para producir una caldera 2,5 kilómetros de diámetro; 15 de junio de mediana o finales de julio - declive y extinción de la emisión continua de una columna de tefra de respiraderos dentro de la caldera y descenso constante de terremotos volcano-tectónica que comenzaron durante la erupción culminante (intermitentes pequeñas erupciones de ceniza continuaron hasta principios de septiembre); y julio-octubre 1992 - extrusión de un domo de lava dentro de la caldera. (NewhalL, C.G. y Punongbayan, R.S. (eds), 1996: 2). 104 PHIVOLCS–VDAP Responses at Pinatubo. La respuesta del equipo del Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología (Philippine Institute of Volcanology and Seismology, PHIVOLCS) – y el Programa de Asistencia para Desastres Volcánicos (Volcano Disaster Assistance Program, VDAP), en http://volcanoes.usgs.gov/vdap/activities/responses/pinatubo.php. Consultada el 7 de septiembre de 2015.
168
gobierno no pensaban que Pinatubo podría ser un volcán activo. La mayoría de los
habitantes de la región tampoco creían que podría entrar en erupción, y si lo hiciera,
que fuera de tanta peligrosidad.
Los equipos de PHIVOLCS y VDAP instalaron una red de sismógrafos alrededor
Pinatubo para localizar donde los terremotos se producían y para determinar si los
sismos tenían características volcánicas. También midieron la cantidad de gases que
se emitían por el volcán para determinar si una erupción era probable. De mayo a
principios de junio, la producción de SO2 aumentó de varios cientos a varios miles de
toneladas al día. Esas altas emisiones de dióxido de azufre generalmente indican
magma superficial. PHIVOLCS-VDAP también instalaron inclinómetros electrónicos,
para determinar si el volcán mostraba indicios de hinchamiento o aumento de
volumen. Este tipo particular de instrumento fue desarrollado y probado en el Monte
St. Helens a principios del 1980.
Al mismo tiempo que se instalaba la red de monitoreo, se trabajaba para
determinar en lo posible la historia eruptiva del Pinatubo. Un mapa de riesgos
también se estaba desarrollando para que las autoridades estadounidenses y filipinas
pudieran desarrollar un plan de respuesta. Muy poco se sabía acerca del Pinatubo
antes de 1991. Sólo una erupción había sido fechada hace unos 600 años y sus
depósitos no habían sido mapeados. El equipo PHIVOLCS-VDAP aprendió
rápidamente que el volcán había entrado en erupción con bastante frecuencia, y que
la mayoría de las erupciones habían sido grandes. (USGS, 1998).
Para la tercera semana de mayo, las evidencias de los yacimientos prehistóricos
habían sido mapeados y varias otras erupciones fechadas, por lo que el equipo de
PHIVOLCS-VDAP podía preparar un mapa de riesgos potenciales. La cantidad de
dióxido de azufre, SO2, emitido había aumentado varias veces, los terremotos se
hicieron más frecuentes e intensos y comenzaron a centrarse debajo de la cumbre. El
carácter de la sismicidad adquirió un carácter más decididamente volcánico, los
inclinómetros comenzaron a mostrar la inflación, y, finalmente, el 7 de junio un
pequeño domo de lava comenzó a crecer dentro de la zona de las grandes fumarolas.
Teniendo en cuenta lo que el equipo estaba presenciando a través de sus
instrumentos, y lo que conocían sobre el estilo y la frecuencia de las erupciones
pasadas del Pinatubo, se hizo cada vez más claro que se estaban enfrentando a una
gran erupción. Como la actividad en el volcán aumentó hasta mayo, los militares
estadounidenses y funcionarios filipinos comenzaron a tomar la amenaza más
seriamente.
Del 7 al 12 de junio, el primer magma (lava) alcanzó a la superficie del Monte
Pinatubo. Debido a que había perdido la mayor parte del gas contenido en ella en el
169
camino a la superficie (como una botella de gaseosa exprimida), el magma emanó
para formar un domo de lava, pero no causó una erupción explosiva. El 10 de junio de
1991, 14.500 integrantes del personal estadounidense Base Aérea Clark fueron
evacuados.
Después de casi diez semanas de aumento constante actividad, el 12 de junio,
Pinatubo produjo su primera erupción explosiva importante. Esta erupción duró sólo
media hora, pero advirtió a todos sobre la realidad en la zona. Erupciones más
explosivas se produjeron el 13 de junio y 14 de junio.
A las 05:55 el 15 de junio, las erupciones masivas comenzaron. El personal que
quedó en la base aérea Clark fue evacuado por la tarde junto con aproximadamente
200.000 filipinos de los alrededores del Pinatubo. El equipo PHIVOLCS-USGS aguantó
las erupciones hasta que se volvieron más frecuentes, y finalmente abandonó la base
a las 2 de la tarde. Cuando un magma aún más altamente cargado de gas alcanzó la
superficie del Pinatubo, el volcán explotó en una erupción cataclísmica que expulsó
más de 5 kilómetros cúbicos de material piroclástico. La nube de ceniza de esta
culminante erupción se elevó a 35 kilómetros de altura. Un manto de cenizas
volcánicas (como la arena y limo de tamaño de granos de minerales volcánicos y
vidrio) y más grande lapilli pómez (guijarros espumosos) cubrió el campo. Ceniza
fina cayó tan lejos como en el Océano Índico, y los satélites rastrearon la nube de
cenizas varias veces en todo el mundo.
Una serie de enormes avalanchas de ceniza ardiente caliente, gas, y fragmentos de
piedra pómez (flujos piroclásticos) se desencadenaron por los flancos del monte
Pinatubo, llenando profundamente los valles colindantes con depósitos volcánicos
frescos con un espesor de 200 metros. La erupción removió tanto magma y rocas
desde abajo del volcán que la cumbre se derrumbó para formar una gran depresión
volcánica (caldera) de 2.5 kilómetros. De vez en cuando y hasta principios de
septiembre de 1991, ocurrieron erupciones de ceniza mucho más débiles pero aún
espectaculares. De julio a octubre de 1992, un domo de lava fue construido en la
nueva caldera en forma de magma fresco subió de las profundidades del Pinatubo.
Las bases militares estadounidenses en la zona sufrieron graves daños. Más de 17
encuentros peligrosos en el aire entre rutas comerciales aéreas y las cenizas
volcánicas afectaron el tráfico aéreo en Asia. No obstante, dado el enorme tamaño de
la erupción y la alta densidad de población, sólo cerca de 300 personas murieron,
muchos por el colapso de los techos.
Fue la segunda erupción más grande del siglo XX, cerca de 10 veces más grande
que el Monte Saint Helens en 1980 y se produjo el mismo día que el Tifón Yunya
golpeó Filipinas. Vientos ciclónicos y fuertes lluvias del tifón agravaron los riesgos
170
mediante el aumento de la zona afectada por la caída de cenizas y haciendo la ceniza
más pesada. Los grandes techos y cubiertas fueron susceptibles a colapsar. Las
fuertes lluvias del tifón convirtieron los nuevos depósitos en flujos de lodo que
arrasaron en repetidas ocasiones por el volcán.
Incluso después de varios años, continúan los efectos peligrosos de la erupción
culminante del Monte Pinatubo de junio 15 de 1991. El espeso valle llenado de
depósitos piroclásticos del flujo de la erupción se ha aislado y ha mantenido gran
parte de su calor. Estos depósitos todavía tenían temperaturas de hasta 500 °C en
1996 y aún pueden retener el calor durante décadas. Cuando el agua de arroyos o
filtraciones del subsuelo entra en contacto con estos depósitos calientes, estos
explotan y extienden ceniza fina a favor del viento. Desde la erupción clímax de 1991,
los depósitos de ceniza también se han removilizado por los monzones y tifones de
lluvia para formar flujos de lodo gigantes de materiales volcánicos (lahares). (USGS,
1998) Los flujos de lodo han ocurrido con cada monzón durante la década de 1990.
Los intentos hasta la fecha para controlar los flujos de lodo después de la erupción
han fracasado.
El uso de herramientas y técnicas desarrolladas en el Monte St. Helens y otros
volcanes de la década de los años 80, sumado a la combinación del trabajo del equipo
PHIVOLCS-USGS fue fundamental para la predicción de la erupción y coordinar la
evacuación de la población fuera de peligro. Cinco años después de su fundación, el
concepto VDAP fue plenamente validado, lo que representó una respuesta de gran
acierto ante un evento catastrófico.
Uno de los retos de los eventos del Monte Pinatubo fue no repetir los errores
históricos en la materia, USGS había tenido como referencia el evento Volcán Nevado
de Ruiz, VNR, que tuvo la posibilidad de haberse previsto y actuar de forma adecuada
pero que debido a todo lo contrario, como veremos más adelante, causó la muerte de
27.000 personas. Este antecedente fue primordial para decidir la atención a la alerta
temprana (VDAP) del Volcán Pinatubo en Filipinas.
171
Figura 40. Flujo piroclástico del Volcán Pinatubo, 1991.
Fuente: National Geographic Magazine (1992) Volcanoes Crucibles of Creation. Washington: National Geographic Society. http://ngm-beta.nationalgeographic.com/archive/volcanoes-crucibles-of-creation/
Una comparación con el Volcán Cerro Machín
El Pinatubo es un estratovolcán explosivo muy similar al Volcán Cerro Machín. Un
paralelismo singular en el estudio científico del VCM, con objeto de conocer y poder
dimensionar las características complejas del fenómeno eruptivo, es la similariedad
existente con el Volcán Pinatubo. Especialmente por la fenomenología
estratovolcánica, historia eruptiva, composición geológica, geomorfología, volumen
de emisión, estilo eruptivo y condiciones climáticas. Esta comparación se tuvo en
cuenta en el estudio de Ingeominas (2002):
La historia eruptiva del volcán Monte Pinatubo está dividida en dos partes. Las
erupciones del Pinatubo ancestral ocurridas entre hace más de un millón de años y un
tiempo desconocido anterior a 35.000 años y las erupciones del Pinatubo moderno
ocurridas desde antes de 35.000 años hasta el presente. En las últimas se han
identificado al menos seis períodos eruptivos: Inararo (>35.000 años AP), Sacobia
(17.000 años AP), Pasbul (9.000 años AP), Crow Valley (6.000 – 5.000 años AP),
Maraunot (3.900 – 2.300 años AP) y Buag (500 años AP) (Newhall, C.G. y
Punongbayan, R.S. (eds), 1996)
172
Figura 41. Erupción y cráter después de la erupción Monte Pinatubo
Fuente: USGS
173
Figura 42. Erupción y cráter después de la erupción Monte Pinatubo
Fuente: USGS
174
Mapa 19. Mapa de riesgo volcánico y de lahares del Monte Pinatubo
Fuente: USGS
Paralelamente, hasta el momento no se ha identificado ningún tipo de actividad
que se pueda asociar a una fase Pre-Machín, ya que la actividad conocida del VCM está
comprendida entre hace 45.000 años y el presente. La fase que podría corresponder
con el Machín cercano está enmarcada con la actividad ocurrida en los últimos 10.000
años.
Tabla 10. Edad comparativa del Monte Pinatubo y el Volcán Cerro Machín
Nombre
Actividad Monte
Pinatubo
Edad (años)
Nombre Actividad Volcán Cerro Machín
Edad (años)
Pinatubo Ancestral
1 millón > 35 mil Machín Ancestral N/D
Pinatubo Moderno
35 mil > Presente Machín Moderno >45 mil -presente
Pinatubo Cercano
17 mil – 1991 (6 erupciones)
Machín Cercano <10 mil (6
erupciones) Tiempo de
Reposo Miles Tiempo de Reposo Cientos de miles
Fuente: Ingeominas (2002)
175
Figura 43. Fotografía satelital después de la erupción del Monte Pinatubo, 1991.
Fuente: USGS
Para los productos de la erupción cataclísmica del Monte Pinatubo en 1991, se
determinó que tienen una composición predominantemente dacítica (62 - 67 % SiO2),
en menor proporción andesítica (59 – 60 %) y basáltica (50 -52 %), debido a una
mezcla de magmas donde un magma ácido fue contaminado con uno de composición
basáltica (Newhall, C.G. y Punongbayan, R.S. (eds), 1996) En el VCM, la composición
de las rocas es también predominante y constantemente dacítica (63 – 65 %), ya que
hasta el momento no se han encontrado composiciones diferentes que permitan
establecer una mezcla de magmas.
Volúmenes emitidos: En el volcán Monte Pinatubo se calcularon para las diferentes
erupciones volúmenes comprendidos entre 10 y 15 km3 (el volumen para una
erupción se establece con roca densa equivalente) mientras que en el Cerro Machín
los volúmenes están calculados entre 1 y 3 km3 por erupción.
176
Figura 44. Efectos de la caída piroclástica (ceniza) en la Base Clark y del lahar en el poblado de
Luzon
Fuente: USGS
Estilo eruptivo: El estilo eruptivo del volcán Monte Pinatubo es explosivo, con
erupciones predominantemente plinianas caracterizadas por la generación de
potentes secuencias de depósitos de caídas piroclásticas, flujos y oleadas piroclásticas
y el emplazamiento de domos (Newhall, C.G. y Punongbayan, R.S. (eds), 1996) El
177
volcán Cerro Machín ha presentado el mismo estilo eruptivo descrito para el volcán
Monte Pinatubo, es decir, muy explosivo, con erupciones tipo plinianas y grandes
depósitos de flujos y oleadas piroclásticas, de piroclastos de caída y de lahares, así
como con el emplazamiento de domos
Geomorfología: paralelo realizado entre la geomorfología característica de los
volcanes Monte Pinatubo y Cerro Machín.
Tabla 11. Morfología comparativa entre el Monte Pinatubo y el Volcán Cerro Machín
Rasgos Monte Pinatubo Volcán Cerro Machín
Altura sobre el nivel
del mar
1.745 m antes de 1991
1.485 m después de 1991
2.750 m
Edificio Volcánico Pre-1991: dos calderas
superpuestras, con la más joven
taponada por un domo.
La forma del domo era rugosa,
similar al Volcán Cerro Bravo
(actual +- 600 años)
Actual: caldera de 2.5 km de
diámetro, con 485 m de alto con
lago y domo de 350 a 450 m de
diámetro -150 m de alto
(octubre de 1992)
La forma del domo es irregular.
Actual: complejo de anillos
piroclásticos destruidos
laterlamente de 100 metros de
altura que rodea un cráter de 2.4
km de diámetro, rellenado por dos
domos de 1.2 km de diámetro y una
altura de 250 metros, con una parte
de laguna.
La forma de los domos es
redondeada con pendientes suaves
y poca disección.
Confinamiento Sin confinamiento, en divisoria
de aguas
Confinado dentro de una cuenca
Drenaje Radial Subparalelo
Cuencas Ocho. Cinco al este y tres al
oeste.
Dos al este (Río Bermellón-Anaime
y Toche-Coello.
Forma de Valles En V poco profundos hacia el
oeste y en V profundos hacia el
este.
En V profundos
Fuente: Ingeominas, 2002
Clima: En el Monte Pinatubo, el clima es tropical húmedo con lluvias estacionales.
Este volcán hace parte de una montaña localizada a la orilla del mar de China, la cual
está sujeta, de manera directa, a la acción de tifones y tormentas tropicales,
originadas por los vientos monzones y alisios. El del Cerro Machín es tropical
húmedo, localizado en una cadena montañosa intramontana, en una región de
convergencia intertropical.
Vigilancia: En el monte Pinatubo no se contaba con vigilancia antes de la crisis de
1991, ya que sólo existían estudios con énfasis en geotermia. En el volcán Cerro
Machín existe vigilancia desde 1987; en la actualidad se cuenta con un sismógrafo de
178
período corto, una red básica de deformación que consta de cuatro inclinómetros,
cuatro bases para EDM105 y muestreos de fumarolas y fuentes termales.
Inicio de erupciones: En el Monte Pinatubo se presentó por la mezcla de magmas
(basáltico más dacítico). En el Cerro Machín es posible que hayan sido por mezcla de
magmas, si se tiene en cuenta la presencia de pómez bandeadas en los productos
tanto de caídas, flujos y oleadas piroclásticas como de lahares.
Cámara magmática: Del Monte Pinatubo se conocen en estos momentos las
características de la cámara magmática, mientras que el Cerro Machín no se han
realizado estudios petrológicos, geofísicos y geoquímicos que permitan caracterizar
su reservorio.
Ambiente geotectónico: El Monte Pinatubo está en una zona de convergencia
destructiva entre corteza oceánica y arco de isla, donde se generan magmas de
composición toleítica106 hasta alcalina. El Cerro Machín se construyó en una zona de
convergencia destructiva en un borde continental activo, que genera
fundamentalmente magmas de composición calcoalcalina.
Tipos de amenaza volcánica: En ambos volcanes son comunes los tipos de
amenazas volcánicas representadas por caída de piroclastos, flujos piroclásticos,
oleadas piroclásticas, lahares, ondas de choque, sismos, y gases. Adicionalmente,
aunque no son de origen volcánico, en el edificio de ambos volcanes se han
presentado deslizamientos que inciden en la formación de alguno de los fenómenos
que generan las amenazas mencionadas anteriormente.
105
Electro-Discharge Machining o análisis de Erosión por Electro-Descarga. 106 Serie toleítica: Se forma a partir de magmas basálticos, relativamente ricos en SiO2 y pobres en álcalis, y
que se enfrían rápidamente con poca oportunidad de diferenciarse. Se forman, por tanto, basaltos. Esta
serie es típica de las dorsales oceánicas y, por extensión, del resto de los fondos oceánicos, además de la
fase más importante de ciertas islas volcánicas como las islas Hawaii y Reunión. Serie alcalina: A partir de
magmas basálticos alcalinos, ricos en Na y K. Se pueden diferenciar totalmente, desde rocas básicas hasta
rocas ácidas (riolitas y granitos). Esta es típica de zonas de intraplaca, principalmente de la mayoría de islas
volcánicas, así como del volcanismo continental asociado a fallas. Serie calcoalcalina: No proviene
claramente de un magma primario. Sus rocas poseen numerosos minerales hidratados (anfíboles, biotita).
Predominan las rocas intermedias, como las andesitas. Esta serie es típica de los bordes destructivos de
placa (zonas de subducción). www.geology.com consultada 7 de septiembre de 2015.
179
Figura 45. Infografía de la explosión del Monte Pinatubo
Fuente: National Geographic Magazine (1992) Volcanoes Crucibles of Creation. Washington: National Geographic Society. http://ngm-beta.nationalgeographic.com/archive/volcanoes-crucibles-of-creation/
180
3.5.2. El Caso del Volcán Vesubio, Italia
Como se mencionó con anterioridad, se considera importante tener en cuenta las
características de la amenaza del Volcán Vesubio en Italia, toda vez que presenta las
condiciones de mayor riesgo ante un sitio poblado patrimonial representado por
Nápoles, Pompeya, Herculano y Torre Annunziata. Recientemente, estudios
petrológicos, geofísicos y geoquímicos han permitido dimensionar el tamaño de la
cámara magmática que yace bajo el edificio volcánico.
Figura 46. Representación de la erupción del Vesubio del año 79 d.C.
Fuente: Imagen congelada (fotograma) https://www.youtube.com/watch?v=M2oLhd0l0PI
De acuerdo con la evaluación del Volcán Cerro Machín, de éste no se tiene
conocimiento sobre el sistema volcánico interno, tal como sí es el caso del Volcán
Vesubio. Se calcula que la cámara magmática tiene 200 kilómetros cuadrados y un
181
volumen acumulado estimado de 240 km3 de magma, a menos de 500 metros de
profundidad bajo la ciudad de Nápoles.
Figura 46a. Representación de la erupción del Vesubio del año 79 d.C., en un grabado de 1822,
según la descripción de Plinio el Joven.
Fuente: ‘Vesuvius1822’ de George Julius Poulett Scrope - En G. Julius Poullet Scrope, Masson, 1864. Dibujo histórico de George Julius Poulett Scrope (1797-1876). Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons – https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Vesuvius1822scrope.jpg#/media/File:Vesuvius1822scrope.jpg
182
Figura 47. Imágenes de la erupción del Vesubio de 1944
Fuente: Google images.
La más famosa erupción volcánica de todos los tiempos es, probablemente, la del
Vesubio en el año 79 CE. El Monte Vesubio es el único volcán activo en el continente
europeo, con una elevación de 1.279 m por encima de la densidad áreas pobladas de
Nápoles, Herculano y las poblaciones circundantes del sur de Italia. El Vesubio es un
volcán perteneciente al arco relacionado con la subducción de corteza oceánica al
este de Italia que se desplaza por debajo de la península italiana. El edificio volcánico
183
se eleva desde la llanura de Campania entre las montañas de los Apeninos al este y el
mar Tirreno al oeste. Éste se desarrolló dentro la caldera colapsada de un volcán
mayor conocido como Monte Somma, del cual sólo una pequeña parte se conserva a lo
largo del borde norte del complejo.
Mapa 20. Localización del Vesubio en la Provincia de Nápoles y mapa de riesgo volcánico
Fuente: Istituto Nazionale di Geofisica e Vulcanologia. http://www.ingv.it/it/
184
Figura 48. Comparación de las imágenes aéreas del Vesubio 1944-2006
Fuente: Google images.
185
Figura 49. Imágenes Satelitales del Volcán Vesubio y la ciudad de Nápoles
Fuente: http://www.ingv.it/it/
186
Figura 50. Área patrimonial de Herculano y el Volcán Vesubio
Fuente: Unesco
El Monte Somma y el Vesubio han tenido al menos cinco erupciones importantes
en los últimos 4.000 años: 1550 y 217 AC, y 79 , 472, y 1631 CE. Por otra parte, se
estima que deben haberse presentado al menos 50 erupciones menores del Vesubio
desde 79 CE. En la erupción del año 79 CE, la ceniza de la explosión sepultó las
ciudades de Pompeya, Herculano y Stabia y causó la muerte de decenas de miles de
personas.
187
La gran caldera norte del Vesubio actualmente contiene magma fundido en
movimiento por debajo de la superficie, como resultado de una variedad de
fenómenos volcánicos. Esta región se conoce como los Campos Flégreos, en la que
existen fumarolas humeantes que arrojan gases sulfurosos y vapores en ebullición. La
superficie de la tierra en la caldera sube y baja de acuerdo con el movimiento del
magma bajo de la superficie. Este fenómeno es más evidente cerca del mar, donde las
rocas se han movido hacia arriba y hacia abajo con respecto a la línea del mar. A
pocos kilómetros del sitio de Pozzuoli, una antigua ciudad conocida como Puerto
Julius está sumergida completamente bajo el mar, como evidencia de que el proceso
de hundimiento magmático ha sido constante durante miles de años.
Figura 51. Dimensionamiento de la cámara magmática bajo el Volcán Vesubio
Fuente: Imagen congelada (fotograma) tomada de www.youtube.com/watch?v=pdlFMGvMy4U
Antes de la erupción cataclísmica del año 79 CE, no se tenía conocimiento de la
peligrosidad del volcán. El 24 de agosto de ese año, el Vesubio entró en erupción
después de varios años de terremotos. La explosión inicial lanzó 10 km3 de piedra
pómez, cenizas y demás materiales piroclásticos en el aire, en una nube con forma de
hongo que se expandió en la estratósfera. Esta primera fase de la erupción duró 12
horas, tiempo durante el cual, los habitantes de Pompeya fueron atacados con
bloques de piedra pómez y una lluvia de ceniza volcánica con espesor de 15-20 cm
por hora. El peso de la ceniza llevó al colapsamiento de los techos y estructuras en
toda la ciudad, lo que causó las muertes por aplastamiento y asfixia. Pompeya fue
enterrada rápidamente bajo 3 metros de escombros volcánicos. Un día después, la
columna de la erupción comenzó a derrumbarse debido a la disminución de la
presión de la cámara magmática, y el evento entró en una nueva fase. En esta etapa,
los flujos piroclásticos comenzaron a caer por las laderas del volcán. Estos flujos
188
consisten en una mezcla de gases calientes, ceniza volcánica, piedra pómez y demás
partículas piroclásticas, a una velocidad de descenso de cientos de kilómetros por
hora, y a una temperatura de 1000 °C o más. Estos flujos hipercalientes incendian y
abrasan cualquier cosa en su camino, y Herculano fue la primera población en su
camino.
Los flujos sucesivos causaron 4.000 víctimas en Herculano y en los pueblos
vecinos. Durante esta fase, enormes cantidades de ceniza se elevaron hasta 32 km de
altura en la atmósfera, al principio creciente hacia arriba y posteriormente cayendo
alternativamente en toneladas de ceniza en la región. Esta caída probablemente mató
a la mayoría de las personas que no habían perecido en la erupción inicial. La
oscuridad fue total y la ciudad de Pompeya fue enterrada bajo 2 metros más de
ceniza. Posteriormente, debido a la colisión de alta temperatura en el aire con el aire
frío superior en la atmósfera se generaron tormentas. Las cenizas finas acumuladas
en las laderas del volcán sufrieron un proceso de saturación por el agua lluvia,
convirtiéndose en flujos de lodo o lahares, los cuales se cayeron rápidamente por la
laderas del Vesubio, enterrando la ciudad de Herculano bajo 20 metros adicionales de
flujos hiperconcentrados y a Pompeya con 5 metros de barro.
Las ruinas de las ciudades de Herculano y Pompeya fueron descubiertas por los
arqueólogos casi 2.000 años más tarde, cuando, en 1699, Giuseppe Marcarini excavó
en un montículo y descubrió los vestigios de la ciudad sepultada de Pompeya. En
1860, el arqueólogo Giuseppe Fiorelli se encargó de las excavaciones en el sur de
Italia de forma sistemática rescatando lo que quedó de la devastación. Las
investigaciones arqueológicas en ambos sitios han dado lugar a una gran cantidad de
información acerca de la vida en la antigua Italia. Pompeya, en particular, ha
demostrado ser una cápsula detenida en el tiempo debido al alto nivel de
conservación gracias a la ceniza volcánica que encapsuló los cuerpos de los
habitantes en sus casas y tratando de escapar en las calles.
A partir del evento del Vesubio del año 79 CE se originó el término ‘Pliniana’
utilizada para describir las características de la erupción volcánica con ése nombre.
Plinio el Viejo, un naturalista romano y oficial naval que estaba a cargo de un
escuadrón de buques en la bahía de Nápoles durante la erupción, ordenó a uno de sus
barcos moverse hacia la montaña durante la erupción inicial para tener una mejor
visión de la situación. Ante la dificultad de realizar el acercamiento, Plinio el Viejo
navegó al sur de la población de Stabiae donde desembarcó y luego falleció,
aparentemente de un ataque al corazón provocado por la intensidad de la ceniza
volcánica, al serle imposible respirar. En el relato sobre la muerte de su tío y la
erupción del Vesubio, Plinio el Joven, describió al historiador romano Tácito la forma
de la nube de la erupción inicial como si fuera un árbol o paraguas cuyo tronco se
levantó como un tubo delgado desde la columna inferior y luego se expandió hacia el
189
exterior en todas las direcciones en la parte superior. El término ‘columna Pliniana’
tiene origen en estas descripciones. (Kusky, 2008; Sigurdsson, 1999; Martí y Ernst,
2005)
Figura 51a. Mapas de amenaza del Volcán Vesubio
Fuente: Departamento Nacional de Protección Civil de Italia y MARTÍ y ERNST (2005)
La Bahía de Nápoles es una de las zonas más densamente pobladas en el mundo
con 600.000 habitantes, que actualmente están bajo riesgo de la amenaza volcánica.
El despertar del volcán Vesubio puede analizarse desde la evaluación del riesgo. La
evaluación puede tener dos enfoques: determinístico basado en la estratigráfica de lo
los depósitos y su uso para definir un área máxima de impacto por el fenómeno
eruptivo cercano tales como un flujo o caída de ceniza piroclástica, o el enfoque
probabilístico basado en la probabilidad de que un área susceptible se verá afectada.
Este último esquema usualmente requiere el uso de una modelización por medio de
software y Sistema de información geográfica (SIG) para analizar las zonas
vulnerables, que de acuerdo a los factores de vulnerabilidad permiten estimar las
probabilidades de muerte y lesiones. (Martí y Ernst, 2005)
190
Para tal fin, los planificadores han tomado la última gran erupción del volcán en
1631 como el evento de referencia para la próxima catástrofe. Además, la evidencia
de 14 erupciones anteriores ha sido evaluada para determinar las distribuciones de
lluvia de ceniza probables, las caídas piroclásticas, los flujos piroclásticos y lahares o
flujos hiperconcentrados. El plan de nacional de contingencia, a cargo del
Departamento Nacional de Protección Civil de Italia107 redactado por la comunidad
científica, ha identificado tres zonas caracterizadas por diferentes riesgos: la zona
roja, la zona amarilla y la zona azul. Es importante tener en cuenta que la erupción del
Vesubio no será repentina, pero será precedida por una serie de fenómenos
precursores ya identificados con antelación por el sistema de monitoreo del Instituto
Nacional de Geofísica y Vulcanología, INGV, que sigue el estado el volcán 24
horas/365 días al año.
Zona Roja: rodea el volcán y representa el mayor peligro, sujeta a la invasión de los
flujos piroclásticos, mezclas de gases y sólidos a alta temperatura. La velocidad con la
que se desarrollan estos fenómenos asociados a su potencial destructivo, no deben
dar espera al inicio de la erupción para implementar medidas preventivas. Por lo
tanto, el Plan de Emergencia Nacional establece que el área roja debe evacuarse
completamente antes de la erupción. La zona roja comprende 18 municipios con una
superficie de 200km2 de extensión y una población de 550.000 habitantes.
Zona Amarilla: La zona amarilla corresponde a toda la zona que podría verse
afectada por las consecuencias de las partículas piroclásticas -ceniza y lapilli - que
puede, generar una carga desproporcionada en las cubiertas de los edificios y causar
colapsamientos estructurales. La caída de partículas también puede causar severos
problemas respiratorios, particularmente en individuos susceptibles no protegidos
adecuadamente, daños a los cultivos y conflictos en el tráfico aéreo, ferroviario y de
automóviles. Se espera que, como ocurrió en 1631, sólo el 10% de la zona amarilla se
verá afectada por las caídas piroclásticas. Sin embargo, no es posible conocer de
antemano la superficie que realmente será afectada, ya que dependerá de la altura de
la columna, la dirección de la erupción y la velocidad del viento en el momento de la
erupción. A diferencia de la zona roja, los fenómenos que se esperan en la zona
amarilla no constituyen un peligro inmediato para la población y deben pasar una
cierta cantidad de tiempo antes de que el material caído se acumule en los techos de
los edificios para causar la falla de estructuras.
Por lo tanto, existe la posibilidad de esperar el comienzo de la erupción para
determinar la afectación a la zona y proceder, si es necesario, la evacuación de la
107
http://www.protezionecivile.gov.it/jcms/en/view_pde.wp;jsessionid=3DDAFAE6B2D6096A41CF68577C44324F?contentId=PDE12771 consultada 9 de septiembre de 2015.
191
población residente. La zona amarilla contiene las provincias de Nápoles, Avellino,
Benevento y Salerno.
Zona azul: se inscribe en la zona amarilla, pero está sujeta a un agente de mayor
peligro. Corresponde al ‘Valle de Nola’, que, por sus características hidrogeológicas,
puede estar sujetos a lahares, así como la caída de ceniza y lapilli.
El Plan nacional de contingencia, identifica cuatro niveles o fases de alerta: básico,
de atención, pre-alerta y la alarma, que corresponden a los pasos operativos que
marcan progresivamente los tiempos de las medidas de protección civil para
garantizar la supervivencia de la población.
Fase o nivel básico: se refiere al estado actual, un estado de la actividad
caracterizado por la ausencia de deformación del suelo, baja sismicidad, falta de
cambios significativos en el campo de gravedad, y valores constantes de temperatura
y composición de los gases provenientes de las fumarolas.
Fase de atención: Al ocurrir cambios significativos en los parámetros físicos y
químicos del volcán, se espera que el Observatorio Vulcanológico del Vesubio informe
al Departamento de Protección Civil, para establecer la eventual transición a la etapa
de atención. En esta etapa de la gestión de cualquier acción se confía al Centro de
Coordinación de Socorro (CCS), en la Prefectura de Nápoles. Las variaciones
observadas en esta etapa, no son necesariamente indicativas de la proximidad de una
erupción, y en su caso se podrá volver a la normalidad, ya que no hay participación
directa de la población.
Fase de pre-alerta: En caso de la existencia de otra variación de parámetros
controlados, se deberá introducir la etapa de alerta temprana. En esta fase, el control
operacional pasa a nivel nacional, se declara el estado de emergencia, y entra en
acción el Comité de Operaciones de Protección Civil. La policía y los equipos de
rescate se posicionarán en el territorio de acuerdo con los planes establecidos. En
esta etapa la población está implicada. En esta etapa se iniciarán las medidas para la
protección del patrimonio cultural: asegurar a la población es una prioridad, pero
también es importante para asegurar y proteger los bienes culturales materiales
muebles.
Fase de alarma: Si el fenómeno llega a aumentar, entrará en la etapa de alarma.
Esto significa que la erupción es inminente, lo que podría ocurrir en varias semanas.
La alarma se activará pocas semanas antes de la erupción. El área roja entera se
evacuará y la población de 18 municipios se trasladará a zonas seguras. El Plan
establece que el tiempo máximo de 72 horas, los 600 mil habitantes en la zona roja
que se desplazarán, de acuerdo a las instrucciones específicas contenidas en los
192
planes municipales individuales. Al término de la evacuación, los equipos de rescate
también se trasladarán a la zona amarilla, mientras que la policía desplegará un
cinturón de seguridad en la frontera de la zona roja.
3.5.3. El Caso del Volcán Fuego, Guatemala
El Volcán Fuego, es uno de los volcanes más activos de América Central, y uno de
los tres grandes estratovolcanes vecinos a la capital original de Guatemala, Antigua.
Se trata de un estratovolcán activo, de tipo estromboliano explosivo. La escarpa de un
edificio mayor, la Meseta, se encuentra entre 3.763 m de altura, y junto a ella el
Volcán Fuego y su volcán gemelo al norte, el Acatenango. La construcción de la Meseta
se remonta a unos 230.000 años, y continuó hasta finales del Pleistoceno o principios
del Holoceno. El colapso de Meseta puede haber producido un enorme depósito de
escombros llamado avalancha de Escuintla, que se extiende unos 50 km en la llanura
costera del Pacífico.
El crecimiento de volcán Fuego moderno siguió, continuando la migración hacia el
sur del volcanismo que comenzó el Acatenango. En contraste con la composición
andesítica del Acatenango, las erupciones del Fuego se han vuelto más intensas con el
tiempo basadas en un historial vigoroso con una frecuencia registrada desde el inicio
de la época española en 1524, con un registro de 78 erupciones hasta 1999. El inicio
del último ciclo de eventos actuales comenzó en 2002 y se mantiene en la actualidad
sin interrupción.
Mapa 21. Localización y mapa de amenaza Volcán Fuego
Fuente: Global Vulcanism Program.
193
En relación con el ciclo reciente de actividad, el INSIVUMEH108 reportó las
explosiones, emisiones de ceniza y flujos de lava a partir de enero-febrero y hasta
julio de 2002. El 4 de enero de 2002, una erupción comenzó en el Fuego, a raíz de una
explosión seguida por las eyecciones de tipo estromboliano y un temblor continuo,
sin flujos de lava visibles. Luego continuaron explosiones Intermitentes de intensidad
leve a moderada durante los días siguientes, produciendo nubes de ceniza que se
elevaron hasta 600 m.
A finales de enero, el volcán Fuego continuó en erupción emitiendo el flujo de lava por el flanco
este. El flujo se extendió varios cientos de metros por debajo de la cumbre antes de desmoronarse
en pendientes pronunciadas. La incandescencia en el frente del flujo era visible desde Antigua. No
se observó actividad explosiva y sólo se registraron temblores de baja intensidad acompañados
solamente de una pluma de emisión color blanco.
El 1 de febrero a las 0930, se emitió ceniza, vapor y lava desde el volcán Fuego. Una nube de ceniza
y vapor se elevó a ~4,5 kilómetros de altitud y se dejó llevar hacia el Suroeste. No se detectó ceniza
en las imágenes de satélite, pero un punto de emisión era visible en las imágenes infrarrojas. Los
informes de prensa indicaron que a partir del 10 de febrero, el aumento de los terremotos y las
emisiones de gases del Fuego llevó Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres
(CONRED) a declarar nivel de alerta amarilla para los departamentos de Chimaltenango,
Sacatepéquez y Escuintla. El 10 de febrero, INSIVUMEH informó que más de 400 explosiones
ocurrieron en Fuego en comparación con los ~75 explosiones diarias que normalmente habían
ocurrido en el pasado reciente. Durante la noche, la lava incandescente se observó fluir hacia abajo
del flanco sur del volcán. La actividad aumentó el 12 de febrero, con un flujo de lava ~2 km de
largo en movimiento por su flanco hacia una zona despoblada. Se instalaron varios refugios en el
caso de que los flujos de lava viajaran hacia las zonas pobladas o si el vulcanismo aumentara.
Un nuevo ciclo de actividad eruptiva se inició en el volcán Fuego el 16 de julio, que consistió en un
aumento de explosiones estrombolianas y en la ocurrencia de alta frecuencia del temblor volcánico
durante 24 horas. El 28 de julio, una espesa nube de ceniza gris flotó 10-15 km al oeste. Fueron
depositadas cenizas en las áreas de la Rochela, Panimaché, Morelia, Santa Sofía, y hacia el oeste en
Yepocapa, Chimaltenango. Esta actividad se asoció con un colapso de la parte delantera de la
corriente de lava en la cuenca de Las Lajas, que comenzó el 23 de enero. En la noche del 29 de julio
la estación sísmica FG3 registró un incremento en la sismicidad durante un período de 24 horas. La
intensidad de las explosiones en el cráter también se incrementó, y el flujo de lava llegó a 2-3 km
de longitud. El 2 de agosto las explosiones se hicieron más vigorosas, cambiaron de estrombolianas
a vulcanianas, y las columnas de ceniza se elevaron 800-1.400 m sobre el cráter. Una columna de
ceniza fina extendió 4 kilómetros hacia el oeste.
A partir del 2 de agosto, la emanación de gases desde el cráter había disminuido
considerablemente, y el flujo de lava al sureste disminuyó de longitud. Las mediciones revelaron
que el SO2 se encontraba en niveles moderados (394 toneladas métricas), y habían aumentado a
partir de las mediciones realizadas el 18 de junio (319 toneladas métricas).
108
http://volcano.si.edu/reports_weekly.cfm#vn_352050, a partir de información del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) de Guatemala. http://www.insivumeh.gob.gt y la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED). http://www.conred.gob.gt/ Consultadas el 23 de agosto y 10 de septiembre de 2015.
194
La anterior actividad se ha mantenido continua entre 2002 a 2015. En los reportes
recientes, el INSIVUMEH informó que durante el 15-17 de abril de 2015 las
explosiones del volcán Fuego generaron columnas de ceniza que se elevaron hasta
850 m por encima del cráter y se desviaron 8.11 km en sentido sur, oeste y suroeste.
Cantidades de tefra incandescente fue expulsado a una altura de 150-200 m sobre el
cráter. Se originaron avalanchas a partir de un flujo de lava de 300 metros de
longitud en el cauce Trinidad. En un informe especial del 18 de abril, INSIVUMEH
señaló que la actividad que siguió se caracterizó por las explosiones producidas a un
ritmo del 2 a 4 por hora elevando la incandescencia del cráter. Durante el 19-20 de
abril las explosiones que ocurren a una velocidad de 2 a 3 por hora, y generaron
columnas de ceniza que se elevaron desde 450 hasta 750 m, y flotaron a 6.4 km en
sentido norte y noroeste. El tefra incandescente fue expulsado hacia 100 m de altura y
las avalanchas descendieron por los cauces Ceniza y Trinidad. Las explosiones del 20
a 21 abril produjeron columnas de ceniza que se elevaron a 550 m, y flotaron 7
kilómetros en sentido oeste y noroeste. Tefra incandescente fue nuevamente
expulsado 100 m de altura. Meses después, CONRED informó de que se habían
detectado de nuevo, niveles moderados de actividad en el volcán Fuego el 9 de agosto.
Durante los días 12-13 de agosto, se presentaron ocho explosiones, acompañadas de
ruidos y ondas de choque. Penachos (plumas) de ceniza se elevaron a 350 m de altura
sobre el cráter. Fue expulsado material incandescente a 200 m de altura, y
descendieron avalanchas por los cauces Santa Teresa (O) drenajes Las Lajas (SE),
Trinidad (S) y Taniluyá (SO).
En el último reporte oficial, INSIVUMEH informó que “durante los días 1 a 2 de
septiembre de 2015 la actividad en el volcán Fuego se caracterizó por fuentes de lava,
explosiones y caída de ceniza en las zonas aledañas. Los flujos piroclásticos
descendieron por los flancos del volcán. Una nube de cenizas se elevó a 1,3 km sobre
el cráter y se dirigió 15 kilómetros al oeste. Se reportaron caídas de ceniza en San
Pedro Yepocapa (8 km N) y Chimaltenango (21 km NNE), y en las comunidades de
Panimaché (8 km SO), Morelia (9 km SO), Santa Sofía (12 km SO), y Sangre de Cristo
(8 km SO). La actividad disminuyó en la tarde del 2 de septiembre; los restos de los
tres flujos de lava eran visibles en los cauces Santa Teresa (S), Trinidad (S) y Las Lajas
(SE). Explosiones débiles durante los días 4-5 de septiembre generaron columnas de
ceniza que se elevaron a 450 m y flotaban 7 km al O y SE.”109
109
Ibídem.
195
Figura 52. Erupción del Volcán Fuego, 2002
Fuente: Google Images
196
Figura 53. Imágenes de la Cámara Web y de la estación sismográfica del Volcán Fuego, 22 de
abril de 2012
Fuente: http://volcano.si.edu/volcano.cfm?vn=342090
197
Figura 54. Imágenes satelitales del Volcán Fuego 2013-2014
Fuente: http://volcano.si.edu/volcano.cfm?vn=342090 consultado en agosto 23 de 2015. Dos imágenes de satélite que capturan la incandescencia del Volcán Fuego el 18 de enero 2014 (arriba) y 4 de diciembre de 2013 (parte inferior).
198
Figura 55. Volcán Fuego y el área patrimonial de Antigua
Fuente: Google Images
Figura 56. Imagen Aérea del Volcán Fuego y el Centro Histórico de Antigua
Fuente: Google Images
199
3.5.4. El Caso del Volcán Nevado del Ruiz, Colombia
El Volcán Nevado del Ruiz, que en la época precolombina se le llamaba Cumanday
(Cerro Blanco), Tabuchía (Candela o fuego) o Tama (Padre Mayor o Grande), es el
más septentrional de los volcanes del cinturón volcánico de los Andes, ubicado en el
límite entre los departamentos de Caldas y Tolima, con una altura de 5.321 msnm. Es
un estratovolcán compuesto por muchas capas de lava que se alternan con ceniza
volcánica endurecida y otros piroclastos. Ha estado activo durante cerca de dos
millones de años, desde el Pleistoceno temprano o el Plioceno tardío, con tres
periodos eruptivos importantes. (Calvo y Piñeros, 2013) “muestra tres cráteres
controlados por una fractura que corta la gran Falla Palestina de dirección N 15° E,
alineados de este a oeste, así: La Piraña, el cráter Arenas (Principal) y La Olleta.”
(Duque, 2013:25)
Se tiene registro de los eventos del 19 de febrero de 1845: “En 1845 una fuerte
erupción del volcán nevado del Ruiz, bien documentada, generó tierras fértiles en el
sitio en el que cincuenta años después se fundó Armero” (Comunidad Andina,
2009:101) y el 12 de marzo de 1595, cuyas manifestaciones más impactantes se
mostraron alrededor de los valles y sobre los depósitos localizados en el piedemonte
oriental de la Cordillera Central. Las elevadas temperaturas generadas durante los
eventos eruptivos del Cráter Arenas, el cual se encuentra ubicado en el costado
nororiental del complejo, han tenido la capacidad de fundir parcialmente el casquete
glaciar, generando flujos de lodo y rocas que se han precipitado históricamente por
los valles y cañones de los ríos Chinchiná, Lagunilla, Gualí y Azufrado hasta
depositarse en las llanuras del Magdalena. (Ideam, 2012)
Según Brown et al., (2015), un desastre mucho mayor, el más grande en la historia
de América del Sur110, fue la erupción del Nevado del Ruiz en 1985. Aunque sólo fue
nivel 3 (VEI-Índice de Explosividad Volcánica), la erupción generó flujos piroclásticos
que fundieron el casquete glaciar del volcán y causaron lahares. Los flujos de lodo
descendieron por los flancos occidentales, a lo largo del valle del río Lagunilla y el río
Chinchiná por el flanco oriental. La ciudad de Armero, departamento del Tolima,
ubicada a 48 km del volcán, fue completamente enterrada. Aunque el número de
muertos es incierto, se estima que 21.000 de los 29.000 habitantes de Armero
perecieron, junto con otros de afectados en Chinchiná, departamento de Caldas
(2.000 muertes) y la ciudad de Mariquita al norte del Tolima. Se estima la pérdida
total de vidas fue entre 23.000 y 27.000. Tras la tragedia, el Gobierno de Colombia
110 La producción de artículos científicos sobre el caso del VNR es extensa, en la que se coincide en la magnitud, la particularidad de la consecuencia eruptiva de los lahares por deshielo del glaciar y, sobre todo, que fue una tragedia que se pudo haber evitado, de la cual se obtuvieron muchos aprendizajes, aplicados en la atención del caso del Volcán Pinatubo, 6 años después. Se puede citar como importantes aportaciones consultadas, las de Herd (1986), Huggel et al. (1994), Londoño, J. M., et al. (1998), Pierson (1994), Sigurdsson y Carey (1986), Thouret et al. (2007) y Voight (1990).
200
tomó medidas para fortalecer los mecanismos de vigilancia y respuesta para los
volcanes colombianos. Estas medidas incluyen hacer a Ingeominas responsable de la
vigilancia de los volcanes y de la prestación de asesoría científica.
Dicha erupción del 13 de noviembre de 1985, apenas alcanzó un volumen de 1/10 de kilómetro
cúbico de magma, cuantía ínfima en comparación con los eventos históricos de 1595 y 1845, donde
el volumen de magma superó entre 10 y 20 veces esa magnitud; pero estos, con flujos de lodo
mayores a los de 1985. La magnitud de los lahares del Ruiz, estimados en cien millones de metros
cúbicos, se incrementó por los deshielos, dada la fusión de glaciares ocasionada por riadas
gasopiroclásticas y vertimiento de piroclastos: allí agua y sólidos participaron casi por partes
iguales, para conformar flujos de lodo como los que arrasaron a Armero, donde se vertieron 60
millones de metros cúbicos sobre 30 kilómetros cuadrados. (Duque, 2013:26)
La mayor actividad del VNR se dio a comienzos de 1982, con su desenlace del
episodio del 13 de noviembre de 1985, cuando “ocurrió una importante reactivación
que originó varias erupciones explosivas y originaron el gran flujo de lodo que
destruyó la ciudad de Armero al oriente, el flujo del río Claro destruyó algunas áreas
periféricas de la ciudad de Chinchiná al occidente […]111”.
Este evento, que causó un lahar por el Río Lagunilla, -vertiente oriental del Volcán
Nevado del Ruiz-, también causó entre 3.000 a 4.000 víctimas en Chinchiná, por el río
del mismo nombre, en la vertiente occidental del Volcán. Se puede afirmar que este es
el primer evento volcánico registrado en el siglo veinte en el Paisaje Cultural Cafetero.
Figura 57. Volcán Nevado del Ruiz, visto desde Manizales
Fuente: Google images.
111
Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam (2012). Glaciares de Colombia, más que montañas con hielo, noviembre, Bogotá. P. 78-80
201
Mapa 22. Mapa de riesgo del Volcán Nevado del Ruiz
Fuente: Calvo y Piñeros (2013)
’Rugió el Ruiz’. Así tituló el diario manizalita ‘La Patria’ uno de sus artículos principales el jueves 14
de noviembre de 1985, un día después de uno de los eventos más devastadores de la historia
reciente de Colombia. Durante 139 años el Volcán Nevado del Ruiz estuvo en relativa calma y solo
hasta finales de 1982 se inició una actividad fumarólica permanente que se prolongó hasta finales
de 1984 y se incrementó en 1985 con continuas emisiones de ceniza y la recordada erupción del
13 de noviembre. A partir de las historias recogidas por Bruce (2002) es posible identificar
algunos momentos importantes que precedieron la erupción:
Noviembre de 1984: montañistas afirman haber sentido temblores sobre el
glaciar y haber visto salir fumarolas de gas del Cráter Arenas.
Diciembre 16 de 1984: habitantes y huéspedes del Refugio del Ruiz sientes
temblores fuertes.
Inicios de 1985: la Compañía Eléctrica Regional y la Federación Nacional de
Cafeteros contratan a Bernardo Salazar, Marta Calvache y Néstor García, tres
integrantes del pequeño grupo de expertos sobre volcanes en el país. Su
objetivo, al igual que el de los científicos de diferentes partes del planeta que
fueron llegando a la zona, fue el de seguir y analizar la actividad del volcán.
Junio y agosto de 1985: son instalados los primeros sismógrafos en los
alrededores del Ruiz, tres de ellos aportados por el vulcanólogo Bruno
Martinelli.
202
Septiembre 10 de 1985: ante una pequeña erupción, el Parque Nacional
Natural Los Nevados es cerrado por las autoridades. Solo se permite el acceso
a los vulcanólogos y demás científicos.
7 de octubre de 1985: un grupo de científicos colombianos afirma que tras la
erupción del Ruiz, se generaría un flujo de lodo por la fusión del glaciar
(lahar) capaz de arrasar a Armero.
El epílogo de estos eventos tuvo lugar el 12 de noviembre de 1985, cuando ‘ocurrió una
importante reactivación que originó varias erupciones explosivas (acompañadas de
numerosos sismos) con emisiones de material piroclástico (ceniza, lapilli y bombas
volcánicas), gases y vapor de agua […] Una mezcla de hielo y nieve (derretidos por el efecto de
la erupción), lluvia, piroclastos y aluviones fluyó por los cauces de los diferentes ríos hacia
ambos lados de la Cordillera Central. Los flujos, que se deslizaron por el río Azufrado y el
Lagunilla, se unieron en la confluencia de ellos y originaron el gran flujo de lodo que destruyó
la ciudad de Armero al oriente, el flujo del río Claro destruyó algunas áreas periféricas de la
ciudad de Chinchiná al occidente; y el flujo del río Gualí afectó a las ciudades de Mariquita y
Honda al nororiente (Eslava Ramírez, 1994; p. 25) El resultado: más de 25,000 personas
muertas y la destrucción total o parcial de campos cultivables, infraestructura y algunos
centros poblados como Armero.” (Ideam, 2012:80)
Calvo y Piñeros (2013), resaltan como la catástrofe volcánica más relevante y
destructiva en Colombia está considerada como uno de los desastres naturales más
importantes de la historia del continente, conocida como la ‘Tragedia de Armero’,
producto del deshielo del glaciar por la erupción volcánica del Volcán Nevado del
Ruiz, incluso, antes del Tsunami del Océano Índico del 26 de diciembre de 2004, se
consideraba como una de los más grandes desastres de la historia:
Mapa 23. Mapa geológico regional en el sector del VNR.
Fuente: González, H. (2001). Geología de las planchas 206 Manizales y 225 Nevado del Ruiz. Memorias explicativas de los mapas. Escala 1:100.000. Ingeominas.
203
Figura 58. Actividad Volcánica Reciente del VNR
Fuente: www.sgc.gov.co
Armero fue un municipio del departamento del Tolima, distante de Ibagué, capital del mismo
departamento, a unos 94 km Tras la erupción del Nevado del Ruiz, la cabecera municipal pasó a
Guayabal, que era un corregimiento, lo cual agregó al municipio el nombre de Armero-Guayabal.
Era la tercera población más grande del departamento de Tolima, después de Ibagué y El Espinal.
Importante centro agrícola, Armero producía cerca de una quinta parte del arroz de Colombia,
además de algodón, sorgo y café. Gran parte de este éxito puede ser atribuido al Nevado del Ruiz,
ya que el fértil suelo volcánico había estimulado el crecimiento agrícola.
Construido encima de un abanico aluvial que había presenciado otros lahares, el pueblo había sido
destruido previamente por una erupción en 1595 y por flujos de lodo en 1845. En la erupción de
1595, tres erupciones plinianas distintas produjeron lahares que se cobraron la vida de 636
personas. Durante el evento de 1845, 1000 personas murieron cerca del río Magdalena por flujos
de lodo producidos por terremotos.
A finales de 1984 los geólogos notaron que la actividad sísmica en el área había empezado a
aumentar. La aparición de fumarolas, la deposición de azufre en la cima del volcán y algunas
erupciones freáticas alertaron a los geólogos sobre la posibilidad de una erupción. Los eventos
freáticos, producidos al encontrarse magma ascendente con agua, continuaron hasta septiembre
de 1985, disparando altos chorros de vapor en el aire. La actividad comenzó a declinar en octubre,
probablemente porque el nuevo magma había finalizado su ascenso dentro de la estructura
volcánica.
204
Figura 59. Imágenes aéreas del Volcán Nevado de Ruiz
Fuente: Google images.
Una misión vulcanológica italiana analizó muestras de gases de las fumarolas y del terreno
alrededor del cráter Arenas, y encontró que estas eran una mezcla de dióxido de carbono y dióxido
de azufre, indicando una liberación directa de magma en la superficie. Los científicos publicaron, el
22 de octubre de 1985, un reporte para las autoridades en el que determinaban que el riesgo de
lahares era inusualmente alto. Para prepararse frente a la erupción, el reporte sugería varias
técnicas simples de preparación a las autoridades locales. Otro equipo les entregó a las
autoridades locales sismógrafos, pero sin darles instrucciones de como operarlos.
En septiembre de 1985, cuando los terremotos y las erupciones freáticas sacudían la zona, las
autoridades locales comenzaron a planear una evacuación. En octubre se terminó un mapa de
riesgo para el área circundante del nevado, mapa que resaltaba el peligro que representaba la
caída de materiales como ceniza y rocas en Murillo, Santa Isabel y Líbano, así como el riesgo de
lahares en Mariquita, Guayabal, Chinchiná y Armero. Sin embargo, el mapa tuvo una escasa
distribución entre las personas ubicadas en la zona de riesgo y muchos supervivientes jamás
tuvieron noticia de él a pesar de que varios de los diarios más importantes del país publicaron
versiones del mismo.
205
De los mayores errores que se cometió fue mostrar a un público no familiarizado mapas los cuales
no tenía explicación alguna y que podían crear confusión como lo fue el mapa de riesgo publicado
por El Espectador que incluía claros errores. Sin una escala apropiada, era poco claro sobre lo
grandes que eran realmente las zonas de riesgo, los lahares en el mapa no tenían un final definido
y el mayor riesgo parecía provenir de los flujos piroclásticos, no de las corrientes de lodo.
Aunque el mapa era de color azul, verde, rojo y amarillo, no contenía ninguna leyenda acerca de
qué representaba cada color, y Armero estaba en la zona verde (lo que se creía era la zona más
segura). Otro mapa publicado por El Tiempo presentaba ilustraciones que daban una percepción
de topografía, permitiéndoles relacionar las zonas de riesgo con el paisaje, confundiendo más aún
a la población.
La actividad volcánica se incrementó de nuevo en noviembre de 1985 cuando el magma se
aproximaba a la superficie. Cantidades crecientes de gases ricos en azufre y dióxido de azufre
empezaron a aparecer en el volcán. El contenido de agua de los gases expulsados por las fumarolas
decreció, y los manantiales en las cercanías del volcán se volvieron ricos en magnesio, calcio y
potasio, producto de filtraciones de magma. La extensiva desgasificación del magma produjo una
altísima presión dentro del volcán, justo en el espacio ubicado encima del magma, lo que
finalmente llevó a una erupción explosiva.
El día de la erupción salieron columnas de ceniza oscura del volcán alrededor de las 3:00 p. m.,
hora colombiana. El director local de la Defensa Civil Colombiana, quien fue rápidamente
informado de la situación, contactó con Ingeominas, organismo que determinó que el área debía
ser evacuada; a continuación se le dijo que debía contactar a los directores de la Defensa Civil en
Tolima y Bogotá.
Entre las 5:00 y 7:00 p. m., la ceniza dejó de caer y las autoridades locales instruyeron a las
personas para que se mantuvieran calmadas y volvieran a sus casas. Alrededor de las 5:00 p. m.
fue convocada una reunión del comité de emergencia, y cuando esta terminó a las 7:00 p. m. varios
miembros contactaron a la Cruz Roja regional para acordar detalles sobre los esfuerzos de una
posible evacuación en Armero, Mariquita y Honda. La Cruz Roja de Ibagué contactó a las
autoridades de Armero y ordenó una evacuación que no fue llevada a cabo debido a problemas
eléctricos causados por una tormenta. La fuerte lluvia y los rayos producto de la tormenta
pudieron ocultar el ruido del volcán, y sin ningún esfuerzo sistemático de alerta, los residentes de
Armero no eran conscientes de la actividad que se desarrollaba en el Nevado del Ruiz. A las 9:45 p.
m., después de que el volcán hiciera erupción, los funcionarios de la Defensa Civil de Ibagué y
Murillo trataron de advertir a las autoridades de Armero, pero no pudieron contactar.
Después, lograron escuchar conversaciones entre algunos dirigentes de Armero y otras personas;
en la más famosa de estas conversaciones se escucha al alcalde de Armero hablando a través de
una radio casera, diciendo que “él no cree que allí haya mucho peligro”, aunque finalmente fue
arrastrado por el lahar.
A las 9:09 p. m. del 13 de noviembre de 1985, el Nevado del Ruiz hizo erupción, la masa total de
material expulsado (incluyendo magma) fue de 35 millones de toneladas. La erupción alcanzó el
nivel 3 en el Índice de Explosividad Volcánica, IEV. En la que cero es la menor y ocho es la más
potente. La masa de dióxido de azufre expulsada en la erupción fue de aproximadamente 700 000
toneladas, el 2% del total de material sólido, haciendo de esta una erupción atípicamente rica en
azufre.
Los flujos piroclásticos emitidos por el cráter del volcán fundieron cerca del 10% del glaciar de la
montaña, enviando cuatro lahares que descendieron por las laderas del Nevado, destruyendo un
206
pequeño lago que había sido observado en el cráter Arenas varios meses antes de la erupción. El
agua de tales lagos suele ser extremadamente salada y puede contener gases volcánicos disueltos.
El agua caliente y ácida del lago aceleró la fusión del hielo, un efecto confirmado por la alta
concentración de sulfatos y cloruros encontrados en el lahar.
Los lahares, formados de agua, hielo, pumita y otras rocas, incorporaron arcilla a su composición
al erosionar el terreno por el que pasaban mientras descendían por las vertientes del volcán a una
velocidad promedio de 60 km/h, desprendiendo rocas y destruyendo vegetación. Después de
descender miles de metros por las vertientes, los lahares se dirigieron hacia los valles de los seis
ríos que nacen en el volcán, donde aumentaron cuatro veces su volumen original. En el río Gualí,
un lahar alcanzó un ancho de 50 metros.
Por la noche el suministro de energía eléctrica fue suspendido de repente y las radios se
apagaron. Justo antes de las 11:30 pm, una enorme corriente de agua se extendió por Armero, lo
suficientemente poderosa como para volcar automóviles y arrastrar personas. Se escuchó un
fuerte estruendo proveniente de la montaña, pero los residentes estaban más preocupados por lo
que ellos creían era solo una inundación.
A las 11:30 p.m., el primer lahar llegó al pueblo, seguido rápidamente por otros. Uno de los lahares
prácticamente borró a Armero; tres cuartas partes de sus 29000 habitantes murieron. Avanzando
en tres grandes oleadas, este lahar tenía 30 metros de profundidad, se movía a 12 metros por
segundo y duró de diez a veinte minutos. Viajando aproximadamente a 6 metros por segundo, el
segundo lahar duró media hora y fue seguido por pequeños pulsos eruptivos. Un tercer gran pulso
le permitió al lahar durar cerca de dos horas. Para ese momento, el 85% de Armero estaba
cubierto de lodo. Los sobrevivientes describieron cómo las personas se sostenían de los
escombros de sus casas en un intento de mantenerse a flote en el barro. Los edificios colapsaron,
aplastando personas y generando escombros. El frente del lahar contenía gigantescas piedras que
aplastaron a cualquiera en su camino, mientras que las partes más lentas del mismo estaban
llenas de piedras pequeñas y afiladas que causaban cortes y laceraciones. El lodo se introducía
fácilmente en las heridas abiertas, y en los ojos, oídos y boca con suficiente presión como para
inducir asfixia traumática en uno o dos minutos a cualquier persona enterrada en éste.
Un segundo lahar, que descendió por el valle del río Chinchiná, mató a cerca de 1.800 personas y
destruyó 400 casas en Chinchiná, al otro lado de la cordillera. En total murieron más de 23.000
personas, cerca de 5.000 quedaron heridas y 5.000 hogares de trece poblaciones fueron
destruidos.
Los esfuerzos de rescate fueron obstaculizados por el lodo, que hacía casi imposible el moverse sin
quedar atrapado. Para el momento en el que los rescatadores alcanzaron Armero, doce horas
después de la erupción, muchas de las víctimas con heridas graves ya habían muerto. Los
trabajadores de rescate quedaron horrorizados tras observar el panorama de desolación dejado
tras la erupción, con árboles caídos, restos humanos irreconocibles y escombros de edificaciones.
En un relato hecho por el geólogo manizaleño Víctor Hernán Cubillos, en la entrevista dada al
periódico el espectador; sobreviviente de la catástrofe, quien en aquel entonces se encontraba en
la zona con un grupo de estudiantes de la universidad de Caldas con el fin de explorar un
yacimiento de fósiles marinos cerca de Ibagué, se puede evidenciar la magnitud de la catástrofe:
‘Salían como fantasmas del lodo. Al divisar unas luces al final de una calle cerca del
cementerio de Armero, los sobrevivientes pidieron auxilio con desesperación. Dos linternas los
alumbraron. Después de vacilar un momento, Helman Duque se arriesgó y se metió al lodo,
comprobando que se podía caminar sobre los escombros. Lo más tenebroso de todo era que
207
cuando uno caminaba, y como yo estaba descalzo, sentía que me paraba en cuerpos
humanos… Sentía cabezas… dientes… Pero uno tenía que seguir si quería vivir’.112
El barro, de hasta 4.6 m de profundidad, que cubría a Armero hacia prácticamente imposible que
alguien pudiera atravesarlo sin hundirse. Para empeorar la situación, la carretera y varios puentes
que conectaban a Armero fueron destruidos por los lahares. Debido a que el hospital de Armero
había sido destruido, las víctimas fueron llevadas a hospitales cercanos. Seis poblados cercanos
levantaron clínicas improvisadas divididas en áreas de tratamiento y refugios para los
damnificados. Para ayudar con las labores hospitalarias, se hizo presente en Armero personal
médico y de rescate de todo el país. De los 1.244 pacientes distribuidos en las clínicas, 150
murieron por infecciones o complicaciones relacionadas. Si los antibióticos hubiesen estado
disponibles rápidamente y si todas las heridas se hubiesen limpiado correctamente, muchas de
estas personas podrían haber sido salvadas.
El 20 de noviembre de 1985, una semana después de la erupción, los esfuerzos de rescate
empezaron a llegar a su fin. Cerca de 4.000 rescatistas buscaban aún sobrevivientes con pocas
esperanzas de encontrar alguno. Para entonces la cifra oficial de muertos era de 22.540 víctimas,
cifras que también hablaban de 3.300 desaparecidos, 4.000 heridos y 20.000 personas sin hogar.
Grupos de saqueadores irrumpieron en las ruinas mientras que los sobrevivientes afrontaban el
riesgo de contraer tifus o fiebre amarilla. Para muchos de los rescatadores, su trabajo había
terminado.”
La tragedia de Armero, como se conoce al evento, fue el segundo desastre volcánico más mortífero
del siglo XX, superado solo por la erupción del monte Pelé en 1902, y el cuarto más mortífero
registrado desde 1.500. También fue el lahar más mortífero de la historia, y la peor tragedia
natural en la historia de Colombia. (Calvo y Piñeros, 2013:74).
Posteriormente, a partir de 2006 y hasta la actualidad, se empezó a registrar una
nueva actividad volcánica en el Nevado del Ruiz, documentada de la siguiente forma
por el Smithsonian y la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y Desastres, UNGRD:
Declarándose la alerta amarilla. Actualmente, a agosto de 2015, el VNR se encuentra en actividad y
en alerta amarilla, de acuerdo con el Observatorio Vulcanológico de Manizales. Con base en
imágenes de satélite, el VAAC de Washington informó que el 6 de agosto dos pequeñas bocanadas
de ceniza del Nevado del Ruiz se elevaron a una altitud de 7,3 km (24.000 pies) de altitud y en
112 Esta narración (definida como una construcción oral de un evento, real o ficticio, figurado o abstracto, y por ende una forma de apropiación por comunicación del suceso) es idéntica a lo contado con motivo de los diez años de la catástrofe del huracán Katrina. ‘El rastro del Katrina a tres voces’ (El País, 28 de agosto de 2015): “Un olor a podrido, lujosas casas abandonadas, un Estados Unidos que no se había mostrado a los medios internacionales, así es como describen tres periodistas españoles el escenario en Nueva Orleans hace 10 años, después del paso del huracán Katrina, una de las tragedias más grandes en la historia del país norteamericano. Se trata de Carlos de Vega, redactor jefe de El País; Yolanda Monge, corresponsal de El País en Estados Unidos y José Diaz, corresponsal del diario Reforma de México. Los tres periodistas estuvieron presentes en el desastre natural y han relatado sus experiencias a una década de la tragedia. […] Yolanda Monge: “Un horror que no había pensado que podía haber nunca en Estados Unidos. Gente totalmente desesperada. Y también era terrible cuando andabas en calles inundadas y pisabas gente muerta que estaba en las calles”. http://elpais.com/elpais/2015/08/26/videos/1440607502_074506.html
208
dirección NW. Ese día más tarde se observaron emisiones de ceniza en dirección NW a más de 20
km113
A partir de 1985, el Gobierno colombiano creó la Dirección de Prevención y
Atención de Desastres, un ente especializado encargado de concienciar a la población
sobre las amenazas naturales. El Servicio Geológico de los Estados Unidos creó
también el Programa de Asistencia en Desastres Volcánicos, VDAP (Volcano Disaster
Assistance Program), cuyo objetivo es reducir las muertes y las pérdidas económicas
en los países que presentan una situación de emergencia volcánica. Puesto que la
tragedia de Armero fue exacerbada por la falta de alertas tempranas, el uso indebido
de los terrenos, y la poca preparación de las comunidades cercanas, a todas las
ciudades colombianas se les ordenó promover planes de prevención frente a
desastres naturales para mitigar las consecuencias de estos, y varias evacuaciones,
producto de amenaza volcánica, han sido llevadas a cabo. Cerca de 2300 personas
fueron evacuadas de los márgenes de ríos cercanos al Nevado del Ruiz en 1989,
cuando éste hizo erupción de nuevo. “Cuando otro volcán colombiano, el Nevado del
Huila, hizo erupción en 2008, miles de personas fueron evacuadas ya que existía la
preocupación de que se repitiera otro Armero.” (Calvo y Piñeros, 2013:75)
Duque (2010:2)114, con motivo de los 25 años del VNR, concluye lo siguiente:
Un desastre que, según mi convicción, pudo ser por lo menos mitigado, aunque para entonces el
Estado no contaba con políticas ambientales ni de planificación ligadas a la dimensión de los
riesgos, y que nuestra sociedad tampoco había desarrollado esa cultura que demanda la
adaptación a dichos fenómenos. Al estar desprovistos de instrumentos que proveyeran la
capacidad efectiva de intervenir, se dejó a su suerte a decenas de miles de pobladores expuestos, y
en sumo grado vulnerables, sobre un escenario severamente amenazado por una erupción
claramente anunciada, donde las acciones locales y nacionales de los diferentes actores sociales,
resultaron asimétricas y fraccionadas. A mi juicio existieron otros factores contribuyentes, cuya
intervención pudo desmovilizar o neutralizar de forma oportuna los precarios activos del Estado,
previstos para prevenir la tragedia la irresponsabilidad de funcionarios clave justificándose en
flacas y tardías acciones que desatendieron las oportunas recomendaciones de calificados expertos
de la entonces Oficina de las Naciones Unidas para el Socorro en caso de Desastres UNDRO, para
terminar calificando de apocalíptico el clamor de notables líderes locales, entre otros factores que
finalmente restringieron al ámbito académico las inequívocas señales del volcán, tales como la
cenizada [sic] del 11 de septiembre de 1985, además de la información obtenida de la historia
eruptiva del volcán y el mapa preliminar de amenazas elaborado un mes antes de los
acontecimientos, entre otras tareas así provinieran de un grupo inexperto, del que hicimos parte al
lado de varios compañeros que hoy faltan, solo por haber entregado su vida en acciones científicas
al servicio de la sociedad.
En comparación con los eventos históricos del Ruiz, acaecidos en 1595 y 1845, la segunda entre las
tres parece haber generado los mayores flujos de lodo, y la que nos ocupa resultó ser la de los
113
Washington Volcanic Ash Advisory Center (VAAC)
http://volcano.si.edu/volcano.cfm?vn=351020 consultado Agosto 23 de 2015 114
http://www.bdigital.unal.edu.co/2281/1/gonzaloduqueescobar.201021.pdf
209
lahares más modestos y la erupción de menor magnitud. Además, si bien la erupción de 1985 fue
calificada de subpliniana, al cobrar unas 25 mil vidas queda la lección para no subestimar estos
eventos, dado que la del Ruiz (1985) con apenas 1/10 de Km3 de magma aportado, con las 25.000
vidas cobradas se ubica en el tercer lugar entre los desastres volcánicos más catastróficos
ocurridos desde 1800, después del Tambora (1915) con 56.000 víctimas y del Krakatoa (1883) con
36400. Esto es, hace 25 años, a pesar del compromiso de la comunidad científica que asumió tareas
y del esfuerzo de la cruz Roja y la Defensa Civil locales en materia de prevención, queda pendiente
pagar un saldo que únicamente se liquida sin volver a repetir la tragedia de Armero. Y lo digo
porque antes de la erupción del 13 de noviembre de 1985, previo al paroxismo de las 9:20 de la
noche, hora
Figura 60. Imagen aérea de Armero antes y después del 13 de noviembre de 1985
Fuente: Calvo y Piñeros (2013)
Según Ordóñez et al. (2015), el gobierno de Colombia reconoció que era necesario
invertir en el seguimiento a largo plazo de los volcanes activos del país. Después de la
catástrofe, los científicos comenzaron la vigilancia sísmica y geodésica regulares en el
Nevado del Ruiz y, más tarde, en otros volcanes. Los movimientos anormales
detectados por una red de estaciones GPS puede alertar a los científicos que un volcán
se está deformando y que el magma podría estar creciendo bajo el volcán. Sin
embargo, la información que puede ser obtenida a partir de mediciones del subsuelo
es limitada. Por lo tanto, a partir de técnicas de topografía espacial de GPS por
satélite, pueden capturar con mayor precisión más deformaciones de la superficie
volcánica. En particular, las denominadas CGPS, las cuales son mediciones GPS-
Continuas, que pueden alertar a tiempo a los científicos sobre desplazamientos antes
y durante las intrusiones magmáticas, posibilitando las alertas tempranas y
evacuaciones.
210
Mapa 23a. Mapa de Amenaza del VNR
Fuente: Comunidad Andina (2009)
211
Figura 61. Armero después del lahar del Volcán Nevado del Ruiz
Fuente: Google images
La tecnología funciona así: un receptor GPS instalado en tierra localiza cuatro o
más GPS satélites en el espacio. Las señales de los satélites permiten que cada
receptor triangule su ubicación. Las órbitas de los satélites GPS están dispuestas de
tal manera que en cualquier momento, al menos cuatro satélites pueden transmitir de
firma continua señales de los satélites a los receptores, que permitan a los científicos
realizar un seguimiento de los movimientos sutiles de los receptores en el tiempo y el
espacio. Los movimientos anormales detectados por la red de estaciones CGPS puede
alertar a los científicos de que un volcán se está deformando y que el magma podría
estarse moviendo debajo del volcán. De esta manera, el GPS proporciona a los
científicos una visión amplia y rápida de la ubicación de los peligros volcánicos a
medida que suceden. En 2009, con el asesoramiento del Servicio Geológico de Estados
Unidos (USGS) y la investigación de la geodesia consorcio UNAVCO, el Servicio
Geológico Colombiano, SGC, dio inicio a la instalación de estaciones CGPS para el
seguimiento de la deformación volcánica. En 2010, SGC adquirió el equipo para
estaciones de GPS para complementar el monitoreo geodésico tradicional que había
realizado durante décadas. El piloto de la estación CGPS se instaló en 2010 en el
volcán Cerro Machín. Los datos recibidos por los satélites se envían a un observatorio
científico asignado a cada volcán. Colombia tiene tres de estos observatorios:
212
Figura 62.Imágenes del lahar del Volcán Nevado del Ruiz sobre Armero
Fuente: Google Images
213
Figura 63. Cañón del Río Lagunilla después del paso del lahar, 1985
Fuente: Google Images
Figura 64. Portada del diario colombiano El Tiempo, Viernes 15 de noviembre de 1985
Fuente: Diario El Tiempo. Google images.
214
Figura 65. Armero después del lahar del Volcán Nevado del Ruiz
Fuente: National Geographic Magazine (1986)
Figura 66. Armero después del lahar del Volcán Nevado del Ruiz
Fuente: Google Images
215
Figura 67. Modelación de los lahares del Volcán Nevado del Ruiz
Fuente: National Geographic Magazine (1986)
Figura 68. Imagen de emisiones de gas a 750-3.500 metros de altura del Nevado del Ruiz, 3 de
abril de 2014.
Fuente: http://volcano.si.edu/volcano.cfm?vn=351020 - SGC
216
Figura 68a. Cráter Arenas del Volcán Nevado del Ruiz
Fuente: Duque (2013) - Ingeominas
Manizales (en el norte de Colombia), Popayán (En el centro de Colombia), y Pasto
(en el sur de Colombia).
Doce estaciones fueron establecidas en el Nevado del Ruiz, Cerro Machín, Puracé,
y los volcanes Galeras a finales de 2012 y un total de 23 estaciones se programaron
para ser instaladas en estos cuatro volcanes a finales de 2013. CGS instalará
estaciones de GPS adicionales en otros volcanes en el futuro.
Lo que se ha podido detectar a partir de esta red GPS, es que el Volcán Cerro
Machín, del cual los estudios geológicos muestran no ha presentado erupciones
durante los últimos 800 años, ha experimentado un gran número de enjambres
sísmicos en la década pasada (2000-2010), y en la actualidad su tasa de actividad
sísmica es la más alta entre los volcanes de Colombia, pero poco o nada ha mostrado
signos de deformación con base en la red de receptores GPS.
Por otra parte, el volcán Nevado del Ruiz sigue siendo el más dinámico de los
volcanes activos colombianos desde su erupción en noviembre de 1985. Desde el
monitoreo GPS iniciado en 2010, el volcán ha mostrado una clara tendencia
deformación, con una superficie creciente alrededor de 6 centímetros. El episodio de
217
inflación más significativo se produjo antes de que el volcán entrara en erupción en
mayo y junio de 2012. En agudo contraste con 1985, los científicos midieron esta
deformación meses antes de que el volcán estallara, lo que facilitó la activación de la
alerta temprana. Días antes de la erupción de 2012, las autoridades cerraron el
Parque Nacional de Los Nevados, se limitó el acceso al volcán, y se evacuaron cientos
de personas que viven en los valles de los ríos que rodean el volcán. La erupción, que
produjo pequeñas cantidades de ceniza volcánica, no generó grandes lahares y no dar
lugar a ninguna víctima. (Ordoñez et al. 2015).
Figura 68b. Monitoreo de la sismicidad 2010-2013
Fuente: SGC, 2013
El Plan de Contingencia del Volcán Cerro Machín
La gestión del riesgo requiere de un trabajo articulado en los diferentes niveles de
intervención que van desde lo global, regional y sectorial hasta lo local y lo
comunitario. Precisa de la organización y participación de múltiples actores y
estructuras institucionales que representen estos niveles y que agrupen, en
modalidades de coordinación establecidas y con roles diferenciados consensuados,
aquellas instancias colectivas de representación social de los diferentes actores e
intereses que juegan un papel en los procesos de construcción del desarrollo y de
reducción, previsión y control de riesgos. Entre las estrategias de preparación están la
218
implementación de sistemas de alerta temprana que faciliten la evasión del fenómeno
mediante la evacuación temporal de la población y de algunos bienes expuestos, lo
cual es aplicable cuando los fenómenos pueden pronosticarse como los tsunamis, las
erupciones volcánicas y las inundaciones. Esta estrategia no protege la
infraestructura ni garantiza el funcionamiento de todos los servicios, pero es
fundamental para salvar vidas. Su eficacia para salvaguardar a la población depende
de los sistemas y protocolos de alerta y comunicación existentes y de la preparación y
la capacidad institucional y de la sociedad para reaccionar de manera efectiva.
(Comunidad Andina, 2009)
Figura 69. Imagen de los sobrevivientes del lahar
Fuente: Google images
La comunicación y la educación son herramientas centrales en la generación de
una cultura de prevención, por la enorme incidencia que tienen en las formas en que
los ciudadanos construyen su idea del mundo; a través de los procesos de información
y capacitación se busca promover la participación de los ciudadanos como actores
fundamentales y protagonistas de la construcción del desarrollo sostenible. Los
desastres pueden reducirse considerablemente si todos los actores sociales están
activamente involucrados en la identificación, análisis, monitoreo y evaluación del
riesgo, y en el proceso de toma de decisiones e implementación de acciones. Eso
significa que la gente debe estar bien informada y motivada para asumir una cultura
de prevención y de resiliencia; pero, además, que también tenga capacidad de
decisión y acción frente al riesgo y sus formas de reducción. (Comunidad Andina,
2009)
219
De acuerdo con Duque (2013:18), frente a la gestión del riesgo deben tenerse en
cuenta cuatro conceptos clave:
1. Métodos para atenuar los efectos adversos del desastre:
Las medidas de prevención: como mejoras físicas o estructurales, organización eficiente del
sistema de su operación y de mantenimiento.
Las medidas de preparación: como planificación de acciones rápidas y eficaces para restaurar
los servicios y controlar o mitigar los daños al sistema y los efectos al ambiente.
2. Los factores que definen el estilo eruptivo de un volcán, son: las características de la cámara y
del magma, los contactos magmático-hidrotermales, la estructura y morfología del volcán, y la
intensidad de los procesos endógenos y exógenos.
3. Existen dos clases de riesgo:
El Riesgo local o específico, que es de importancia para una persona o elemento expuesto.
El Riesgo total o de cúmulo, que es el de interés para la autoridad territorial.
4. Existen dos niveles del Plan de Emergencias:
El Plan Estratégico: a nivel nacional o regional, que debe diseñarse en función del riesgo de
cúmulo.
Los Planes Operativos: a nivel local, que deben diseñarse en función del riesgo específico y
coordinarse con el anterior.
El Plan de contingencia del Volcán Cerro Machín por parte de la Cruz Roja
Colombiana (2009) se define como la “componente del plan para emergencias y
desastres que contiene los procedimientos para la pronta respuesta en caso de
presentarse un evento específico”. Éste se construye a partir de la necesidad de tener
un instrumento de planificación para la actuación en caso de generarse un fenómeno
de activación eruptiva del mismo y conforme a las directrices emanadas del SNPAD y
particularmente en función a lo ordenado en el Plan Nacional para la Prevención y
Atención de Desastres.115
El Plan propone la identificación de los probables escenarios derivados a partir de
la contingencia, la afectación que tendrían las personas, sus bienes físicos, las
estructuras sociales, productivas y el medio ambiente; también las capacidades de
la comunidad, de las entidades gubernamentales, los organismos humanitarios, y las
ONG. Establecidos los escenarios se podrán definir las acciones y procedimientos
interinstitucionales a emprender en la respuesta permitiendo una asistencia eficaz, de
calidad y oportunidad a las posibles víctimas, en un proceso eruptivo del volcán. (Cruz
Roja Colombiana, 2009).
115
Establecido en el Decreto 093 de 1998.
220
La evaluación de la amenaza es el insumo inicial y básico para la gestión del riesgo.
Sus resultados deben ser tenidos en cuenta para la evaluación de la vulnerabilidad, en
la elaboración de escenarios de riesgo y en la evaluación del riesgo. Mientras este
proceso no haya sido completado, los resultados de la evaluación de la amenaza
pueden ser utilizados como insumo orientador para tomar decisiones en planes de
ordenamiento territorial, de desarrollo, de contingencia, de emergencia y educativos.
La evaluación de la amenaza volcánica del Cerro Machín, por tanto, es el insumo
necesario y básico para la gestión del riesgo volcánico en su área de influencia directa
e indirecta. Los resultados consignados en el Plan de contingencia deben servir para
pasar a la fase que corresponde a la evaluación de la vulnerabilidad para poder tener
o contar con los insumos necesarios para la elaboración de los escenarios de riesgo y
la evaluación de riesgo volcánico. El Plan de Contingencia para una respuesta
adecuada, en donde se requiere complementariamente un trabajo de educación para
la prevención con la comunidad. Al momento del impacto se activarán los grupos de
Búsqueda y Rescate para realizar las tareas de búsqueda, localización, y atención de
las posibles víctimas, fundamentalmente en el área rural del municipio de Ibagué.
Según el escenario que presenta el mapa de amenazas del Ingeominas el municipio de
Cajamarca desaparecerá bajo el embate de la erupción del volcán Cerro Machín. La
única acción posible en este municipio será una evacuación total, algunos sectores
rurales del sur/occidente de Ibagué también requerirán medidas de evacuación
masiva, lo que obliga a disponer la atención de albergues temporales de
concentración masiva de población. (Cruz Roja Colombiana, 2009)
En el plan operativo quienes intervendrán en primera instancia serán los Grupos
de Búsqueda y Rescate, los que implementarán la cadena de socorro en las zonas
afectadas. Como centro geográfico de operaciones se determina a la ciudad de Ibagué,
en caso extremo se tendrá como sitio alterno el municipio de Alvarado, previendo una
posible afectación sobre la ciudad, con la consideración que hacia el norte del
departamento del Tolima el problema de impacto ambiental estará relacionado con la
contaminación de las aguas y del aire será mínima, sin que esto quiera decir que dicha
contaminación no se presente. De modo que en Ibagué o Alvarado se propone
implementar la Sala de Crisis e instalar el Módulo de Estabilización y Clasificación,
MEC, y el Puesto de Mando Unificado, PMU.
Lo anterior permitirá tener un control de la cantidad y situación final de los
lesionados atendidos, para este efecto se requiere reforzar el Área de
Telecomunicaciones (radiocomunicaciones en HF, VHF, UHF116), celulares, satelitales
y el sistema Avantel117, computadores y plantas eléctricas de emergencia de los
116
High Frecuency, Very High Frecuency y Ultra High Frecuency. 117
Servicio de comunicación móvil similar a la telefonía celular pero que funciona como radio. Permite hacer eficiente la comunicación y el uso de códigos de banda civil, incluso en caso extremo permite enviar
221
organismos operativos de la ciudad que intervendrán en la respuesta, ya que se prevé
un colapso en las líneas de vitales como la electricidad y telecomunicaciones. Se prevé
un colapso vial, ya que el país quedaría partido en dos, la Carretera Panamericana
quedaría bloqueada entre Girardot y Armenia, el corredor de aeronavegación del área
de impacto también quedaría cerrado o muy limitado, lo que imposibilitaría
operaciones por las vías áreas tradicionales, retrasando el apoyo externo, de llegar a
necesitarse. La infraestructura de transporte de hidrocarburos también está expuesta
específicamente a la amenaza volcánica algunos tramos de gasoductos y poliductos
cruzan por zona de influencia del volcán Cerro Machín. (Comunidad Andina, 2009)
[Ver mapa 25]
Durante la primera fase de la operación será necesario el traslado de afectados a
sitios seguros, esto se debe realizar en lo posible fuera del área de atención, para ello
se han determinado con anterioridad sitios seguros, que cumplen con los requisitos
mínimos de seguridad y operatividad. Estos sitios serán atendidos por personal de
los cuerpos de socorro (en Colombia: Cruz Roja y Defensa Civil) y con refuerzos
externos si fuese necesario. Los sitios seleccionados como puntos de refugio, se
procederá a señalizarlos y darlos a conocer. De igual forma está prevista la instalación
de albergues temporales en los distintos sitios fuera del área intervenida que deberán
ser atendidos por las organizaciones del SNPAD, en ellos la Administración municipal
de Ibagué, que tiene la tarea de adecuarlos convenientemente.
Acciones Operativas
Sala de crisis: Constituye el espacio físico y lógico de análisis y de exhibición de la información
procesada proveniente de diversas fuentes, orientada a fortalecer el proceso de toma de decisiones
del CLOPAD y dirección de la Emergencia. Observación: No se le debe confundir o asociar con el
PMU o Puesto de Comando que generalmente se ubica muy cerca o en el área de impacto en una
emergencia o desastre. La Sala de Crisis o de situación se activará inmediatamente se declare la
situación de emergencia o desastre y debe preverse la selección del sitio de funcionamiento
dependiendo de las circunstancias que se den en momento, de igual manera se requiere disponer de
la dotación necesaria y la logística y soporte tecnológico adecuado.
Monitoreo de riesgos: El Comité Regional de Emergencia tiene la competencia sobre el monitoreo de
las amenazas en coordinación con los alcaldes de los municipios afectados por la amenaza del
Volcán Cerro Machín, en el municipio de Ibagué corresponde al CLOPAD mantener una
comunicación permanente con líderes comunitarios del sector aledaño al Machín, organismos
técnicos, operativos y de igual manera con el INGEOMINAS entidad que a través del Observatorio
Vulcanológico de Manizales mantiene una vigilancia constante técnica y científica del
comportamiento del volcán.
Alerta temprana (alarmas): Dependiendo de la valoración establecida por los científicos del
Servicio Geológico Colombiano del Observatorio Vulcanológico de Manizales, la autoridad
pulsos o claves como en los radios de banda corta. Avantel es la empresa que presta el servicio, en Estados Unidos es Sprint-Nextel.
222
competente en su emitirá oportunamente la información adecuada correspondiente al grado de
alerta que aplique para difundirla eficientemente a la población objeto de amenaza a través de
sistemas de alarma colectivas, contándose en el momento para el área rural de Ibagué aledaños al
Volcán Machín, dos radiodifusoras locales de Cajamarca tienen cobertura sobre el sector (Machín
Estéreo 95. 7 Mhz FM) ,así como otras radiodifusoras que emiten desde la ciudad pero de amplio
espectro en cobertura y sintonía en la zona como lo son la Voz del Tolima (dial 870 Khz AM), La
Cariñosa de RCN (dial 14 20 Khz AM), Oxigeno de Caracol (dial 1350 Khz AM); adicionalmente,
para el apoyo a los grupos de respuesta, se emitirá la comunicación bidireccional a través de un
repetidor de radio de voz en VHF (Cruz Roja) instalado en el sitio ‘Cielo Roto’, que tiene cobertura
en toda el área rural de afectación.
Se reitera que para la vigilancia y monitoreo técnico-científica del Volcán Cerro Machín, existen los
equipos de telemetría instalados en inmediaciones del Volcán por el Instituto Vulcanológico de
Manizales, dispositivos que complementan la red de Alerta Temprana. (Comunidad Andina,
2009:39)
Se han definido acciones a seguir en cada uno de los estados de alerta en la
siguiente tabla:
Tabla 12. Acciones de alistamiento por estado de alerta
Tipo de Alerta AMARILLA NARANJA ROJA
Alistamiento básico de personal y equipo.
Alistamiento de Transportes. Monitoreo de área. Seguimiento de la evolución
de la actividad del volcán a través del OVM/Ingeominas y contacto con Instituciones que puedan brindar información (DNPAD - CREPAD). Definir mecanismos de Activación preventiva de planes de respuesta.
Personal administrativo presentarse en sedes o fácilmente ubicable.
Personal operativo preferiblemente concentrado en sedes o fácilmente ubicable.
Definición de misiones a responsables y al personal
Activar alarmas de aviso a la población para ordenar evacuación inmediata de
aéreas críticas. Reforzar con información
complementaria a través de emisoras de radiodifusión pública, telefonía y redes de radiocomunicación de voz de las entidades y coordinación Interinstitucional.
Re - entrenamiento en acciones particulares por áreas de intervención.
Activación preventiva de planes de respuesta.
Personal administrativo presentarse en sedes o fácilmente ubicable.
Personal operativo preferiblemente concentrado en sedes o fácilmente ubicable.
Definición de misiones a responsables y al personal en general.
Disposición inmediata de equipos básico y específico.
Monitoreo de área. Seguimiento de la evolución
de la actividad del volcán a través del OVM/Ingeominas y contacto con Instituciones que puedan brindar información (DNPAD -CREPAD).
Activar mecanismos de coordinación Interinstitucional.
Información pública a la comunidad expuesta.
Ordenar evacuación preventiva de sitios de área critica.
Mantener contacto con líderes comunitarios del área y ordenarles poner en ejecución prácticas de respuesta comunitaria en prevención .
Activar alarmas de aviso a la población para ordenar evacuación inmediata de aéreas críticas.
Reforzar con información complementaria a través de emisoras de radiodifusión pública,
telefonía y redes de radiocomunicación de voz de las entidades y organismos de socorro.
Activación de planes de respuesta.
Personal administrativo presentarse en sedes.
Preparar intervención en áreas afectadas.
Personal operativo iniciar tareas asignadas.
Revisar disposición de equipos básico y específico.
Preparar transporte para personal y equipos.
Activar mecanismos de coordinación Interinstitucional
Informar a DNPAD y CREPAD Solicitar apoyo externo si
fuere necesario. Activar, regular y controlar la
red única de radiocomunicación interinstitucional disponiendo de los canales radioeléctricos adecuados (HF , VHF, UHF )
223
Capacitación a la comunidad en AVC y Alerta Temprana.
Informar y prevenir a la comunidad expuesta al riesgo a través de mecanismos de
información pública. Contactar a Líderes de cada
sector vulnerable y alertarlos para poner en ejecución tareas de autoprotección acordadas en cada lugar.
para la coordinación en la ejecución de las tareas de respuesta.
Fuente: Cruz Roja Colombiana (2009)
Alerta temprana para el volcán Cerro Machín: Con referencia en la experiencia del volcán Monte
Pinatubo, de similares características en su conformación y actividad a las del volcán Cerro Machín
y basados en la incipiente pero exitosa organización del sistema de alerta temprana para la cuenca
del rio Combeima (por amenaza del Volcán Nevado del Tolima) en donde se han incorporado
elementos físicos apoyados por acciones sociales, se propone implementar mecanismos prácticos
de alerta temprana en la zona rural de Ibagué en área de influencia del volcán Machín. Éstos
consisten en fomentar un proceso continuo, participativo y dinámico de la población objeto en
situación de riesgo, apoyar con la dotación del kit de emergencia a las organizaciones rurales,
socializar el conocimiento del Plan de contingencia, en la población, ensayar con la comunidad y
realizar simulacros de evacuación sobre las rutas y puntos de encuentro establecidos en el Plan.
Asimismo, instalar una red de alarmas comunitarias de amplia cobertura y adicionalmente dotar a
los líderes comunitarios del sector de equipos de radiocomunicación portátiles interconectados con
el CLOPAD y organismos técnicos y operativos de la ciudad, a fin de mantener un flujo permanente
de información en ambos sentidos.
La alerta temprana de las erupciones del volcán Pinatubo de Filipinas en 1991, fue un éxito notable.
Pese a la magnitud y violencia de la erupción, el número de víctimas fue reducido comparado con el
de la población en riesgo. Esto obedeció a varios factores, incluidos los siguientes:
a. La identificación oportuna de la amenaza y la determinación de las zonas vulnerables.
b. La aplicación exitosa de técnicas modernas de monitoreo y supervisión.
c. La predicción precisa de las fases destructivas.
d. La emisión y difusión de alertas fácilmente comprensibles.
e. La acción oportuna de los funcionarios de la defensa civil y de las personas encargadas de
la respuesta a los desastres; y
f. La evacuación oportuna de la mayoría de los habitantes en situación de riesgo.
Evacuación preventiva: Corresponde a las autoridades del Gobierno municipal y CLOPAD una vez
evaluada la situación de crisis del volcán, tomar la decisión adecuada para ordenar evacuaciones
de sectores de población del sector rural teniendo en cuenta los factores y condiciones que lo
ameriten y la definición de criterios con respecto a las condiciones que debe reunir un posible sitio
de refugio y de albergue. Sitios que reúnan unos requisitos mínimos de seguridad, de saneamiento,
224
servicios públicos básicos, espacio y de posibilidades de operación, aplicando los parámetros fijados
en los protocolos establecidos.
Rutas de evacuación: Se definieron las rutas de evacuación por municipio, esto es, para los casos de
Cajamarca, Coello, Espinal, Flandes, Guamo, Ibagué, Saldaña. Del Plan de contingencia (Cruz Roja
Colombiana, 2009) se cita el caso de la ruta de evacuación del corregimiento de Coello-Cocóra. Para
este corregimiento del municipio de Ibagué, se definieron las siguientes rutas de evacuación:
Ruta de evacuación del corregimiento de Coello-Cócora:
Ruta 1. Hacia el Colegio Ciudad Ibagué.
Ruta 2. Hacia la Vereda San Rafael.
Ruta 3. Para quienes viven al Margen Izquierdo del río Coello, es hacia La Vereda La Loma.
Ruta 4. Hacia el barrio Boquerón (Zona urbana de Ibagué).
Ruta 5. Hacia la zona Alta de la vereda Honduras.
Rutas de evacuación del Corregimiento de Toche:
Ruta 7. Hacia el Municipio de Salento (Quindío).
Ruta 8. Hacia Juntas – Cuchilla Santa Clara
Rutas de evacuación Corregimiento de Tapias
Ruta 9. Hacia la vereda Peñaranda Alta.
Ruta 10. Hacia el Colegio Ciudad Musical.
Ruta de evacuación Centro Poblado Carmen de Bulira.
Ruta 11. Hacia el Centro Poblado El Rodeo.
La alerta: Una vez declarada la alerta y activadas las alarmas, se reunirá el CLOPAD y se informará
al CREPAD (Comité Regional de Emergencia), simultáneamente se informará vía radio por la
frecuencia Interinstitucional de Emergencias (Red Alfa) y de telefónicamente a los integrantes del
COE, quienes activarán los Grupos de Respuesta de los organismos operativos. El flujo de la
información y las respuestas que deben darse al momento de activar la alarma por parte de los
distintos grupos compuestos así:
Búsqueda y rescate: responsables en el área de Rescate:
Coordinador del Grupo de Rescate
Jefe de Seguridad General
Coordinador de Equipo de Intervención
Coordinador de Logística
Jefe de Seguridad de Equipo de Intervención
Responsable Componente Médico
Dentro de su área de trabajo en una zona de seguridad, estos grupos se responsabilizan de las
acciones de atención de víctimas en el sitio, análisis del terreno, condiciones imperantes en la zona
y la magnitud del evento, traslado de víctimas y censo de afectados. (Cruz Roja Colombiana,
2009:63)
225
Conclusiones
Algunas de las principales lecciones aprendidas de la crisis y los desastres del siglo
XX y las recientes del siglo XXI, que surgen de la experiencia colectiva en el
enfrentamiento a las amenazas volcánicas se pueden identificar como:
Debido a que la frecuencia de erupción (50 a 60 volcanes activos cada año en
promedio) es poco probable que decrezca, el problema mundial de la reducción del
riesgo de amenazas volcánicas indiscutiblemente sólo pueden empeorar con el
tiempo, dado el crecimiento continuo de la población mundial, el comercio y el
desarrollo económico, el incremento de los procesos de urbanización y el tráfico
aéreo. Mientras que los países industrializados con volcanes activos (por ejemplo,
Japón, Estados Unidos, Italia, Francia, Islandia y Nueva Zelanda) también deben
enfrentarse a esta realidad, el problema es más grave para los países en desarrollo,
que albergan la mayor parte de los volcanes de alto riesgo del mundo, y poseen la
insuficiencia de recursos para su estudio y seguimiento, asimismo, las comunidades
en pobreza de estos países se asientan en áreas de riesgo. (Martí y Ernst, 2005:79)
La reconstrucción de datos geológicos y geocronológicos de las historias eruptivas
es primordial, la cual se carece de la mayoría de los volcanes activos y potencialmente
activos del mundo. Debido a que dicha información constituye la base para la
construcción de procesos de evaluación, elaboración de mapas de zonificación de
amenazas, y las previsiones a largo plazo de la actividad potencial, es imperativo el
desarrollo de los estudios en esta rama de la geociencia. “Muy pocos volcanes activos
y potencialmente activos del mundo están siendo monitoreados adecuadamente, y
muchos no se controlan en absoluto o sólo mínimamente” (Tilling, 1995). Por lo tanto
la vigilancia continua del Volcán Cerro Machín es la clave para predecir una crisis
volcánica. En casos donde no se cuenta con las estaciones de monitoreo sísmico y
vulcanológico, como una solución provisional y como lo demuestra la historia del caso
Pinatubo, en circunstancias favorables, el despliegue rápido de un observatorio móvil
puede ser muy eficaz y lograr la alerta temprana exitosa. La detección temprana
permite más tiempo de espera y permite a los científicos entablar una relación de
confianza y credibilidad con las autoridades públicas y la comunidad en el desarrollo
de planes de respuesta a emergencias. (Martí y Ernst, 2005:79)
Se necesita la cooperación internacional eficaz en la respuesta a las crisis
volcánicas. La historia del caso Pinatubo demuestra claramente la efectividad de
dicha colaboración, y en el caso del Volcán Nevado del Ruiz todo lo contrario. Se
piensa que son demasiados muchos volcanes de alto riesgo y muy pocos científicos
capacitados y con experiencia o el conocimiento de las erupciones en cada país. Por lo
tanto, es vital la suma de recursos y trabajar en red para intercambio de datos y
conocimientos; (USGS, EIRD, volcano.si.edu). Sin embargo los científicos deben estar
cada vez más involucrados en programas bilaterales o internacionales para trabajar
226
con sus homólogos de los países en desarrollo, muchos de los cuales carecen de la
autosuficiencia en vulcanología o la capacidad presupuestal de recursos para llevar a
cabo el seguimiento y otros estudios de amenaza. (Martí y Ernst, 2005:80)
Mapa 24. Rutas de evacuación de la contingencia del Volcán Cerro Machín
Fuente: http://prevencionmachin.blogspot.com.co/
227
Figura 70. Imagen aérea del VCM y Cajamarca
Fuente: Cruz Roja Colombiana (2009).
Es inevitable no pensar en las numerosas víctimas de catástrofe del Volcán
Nevado del Ruiz, que perecieron innecesariamente debido a la falta de coordinación,
la mala comunicación y la falta de capacidad para la ejecución del plan de
contingencia. De la misma forma, debe tenerse en cuenta que apenas 6 años después,
miles de personas fueron evacuadas y salvadas de la amenaza del Monte Pinatubo.
(Martí y Ernst, 2005:80) Este es un reto clave y una advertencia para el Volcán Cerro
Machín, que comparte su actividad actual con el Volcán Nevado del Ruiz y la actividad
periódica del Volcán Nevado del Huila y el Volcán Galeras. Puede pensarse entonces,
que Colombia está preparada hoy para atender una contingencia. A pesar que en el
caso del Pinatubo los científicos comunicaron con eficacia los resultados y las
implicaciones de sus estudios convencieron a los funcionarios para ordenar
evacuaciones oportunas, guiados por un esquema de nivel de alerta simple pero
eficaz, se estima que la seguridad de que el éxito en Pinatubo en 1991 se puede
duplicar de forma rutinaria para futuras crisis volcánicas, con el grave atenuante que
la magnitud de la catástrofe del Volcán Cerro Machín es desconocida para la
población y para los gobernantes a nivel regional y nacional .
228
Tabla 13. Resumen de los casos de estudio 1944-2015
Volcán Localización Tipo /Riesgo IEV
*
Actividad
Reciente Imagen
Volcán Cerro Machín, Colombia
Región 15: Sudamérica
Estratovolcán U-HR** Sin clasificación con registro del Holoceno
N/D
2008-2015
Volcán Monte Pinatubo, Filipinas
Región 7: Filipinas y Asia Sudeste
Estratovolcán U-HHR*** Sin Clasificación con registro Histórico y del Holoceno
6 1993
Volcán Vesubio, Italia
Región 1: Europa y Asia Occidental
Estratovolcán Riesgo III IEP****7
5 1944
Volcán Fuego, Guatemala
Región 14: México y Centroamérica
Estratovolcán Riesgo III IEP 5
3 2015
Volcán Nevado del Ruíz, Colombia
Región 15: Sudamérica
Estratovolcán Riesgo III IEP 5
3 2015
Fuente: Elaboración del autor a partir de Brown (2015), Kusky (2008), Papale (2015), Sigurdsson (1999), y las páginas web http://volcanoes.usgs.gov/ http://www.volcano.si.edu/ * Índice de Explosividad Volcánica. VEI, Volcanic Explosive Index ** Unclassified with Holocene Record. *** Unclassified with Historic and Holocene Record **** Índice de Exposición de la Población PEI, Population Exposure Index.
229
Mapa 25. Infraestructura expuesta a amenaza volcánica en la Ecorregión
Fuente: Comunidad Andina (2009)
230
3.6. Las políticas y la legislación sobre el Paisaje Cultural
Una vez caracterizada la amenaza del Volcán Cerro Machín, su relación con los
amplios atributos patrimoniales del Paisaje Cultural Cafetero (y la categoría
patrimonial de Unesco) y sus condiciones en el paisaje-territorio, en relación con los
términos de las políticas y la legislación existente, para la atención de las diversas
competencias que le son inherentes, -a menudo simultáneas-, se tiene lo siguiente:
Como Estado Parte de la Convención de Patrimonio Mundial, con la designación
del PCCC en la Lista de Patrimonio Mundial, Colombia se ha comprometido a su
preservación y sostenibilidad en el marco de su respectivo plan de manejo y
protección. Aun con este fuerte valor añadido que significa estar en la Lista de
Patrimonio Mundial, sólo en años recientes existe una política nacional y local por la
apropiación cultural y el creciente interés de incorporar la cultura como elemento
estratégico del desarrollo de las regiones y de las naciones. La legítima preocupación
por su salvaguarda y protección han hecho que las comunidades reafirmen la
necesidad de garantizar la preservación del conjunto de manifestaciones y sitios que
conforman su patrimonio cultural.
En 1972, la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) aprobó la Convención sobre la Protección
del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, creando para ello el Comité del Patrimonio
de la Humanidad.118 Por su parte, dicho comité aprobó en 1992 la categoría de
paisajes culturales, los cuales deben identificarse y seleccionarse sobre la base de su
valor universal excepcional y de su representatividad en términos de una región
geocultural claramente definida y, en consecuencia, por su capacidad para ilustrar los
elementos culturales esenciales y distintivos de dichas regiones. De esta forma, el
término paisaje cultural “abarca una diversidad de manifestaciones de las
interacciones entre la humanidad y su ambiente natural”. (Ministerio de Cultura-
Federación Nacional de Cafeteros, 2014).
Asimismo, en cuanto a la política del manejo del riesgo en sitios patrimoniales de
Unesco, el acercamiento al concepto patrimonial del paisaje afectado por un riesgo
volcánico debe explorarse en la medida de las referencias existentes en materia de
gestión del riesgo en sitios patrimoniales por parte de Unesco y los organismos
118
Los países miembros actuales del Comité del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco son: Alemania, Argelia, Camboya, Catar, Colombia, Emiratos Árabes Unidos, Estonia, Etiopía, Francia, India, Irak, Japón, Malasia, Malí, México, Rusia, Senegal, Serbia, Sudáfrica, Suiza y Tailandia. El Estado colombiano, mediante la Ley 45 de 1983, entró a formar parte de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), aprobada por la Conferencia General en su decimoséptima reunión en París, el 16 de noviembre de 1972. La solicitud de inscripción del PCC en la Lista de patrimonio mundial de la Unesco se enmarca en los compromisos del Estado colombiano para el reconocimiento, divulgación y protección de los sitios que merecen ser catalogados como patrimonio de la humanidad.
231
asesores como ICOMOS e ICCROM119. Por lo que se cuenta con una reflexión sobre este
aspecto en los documentos World Heritage: Fostering resilience, Unesco (2014) y
Managing Disaster Risks for World Heritage, Unesco (2010).
Generalmente no se tiene en cuenta el patrimonio cultural en las estadísticas
globales referentes a desastres, sin embargo, los sitios históricos, monumentos, los
sitios arqueológicos, los museos y los paisajes culturales son cada vez más afectados
por las amenazas tanto naturales como artificiales. La pérdida progresiva de estos
lugares, como consecuencia de las inundaciones, deslizamientos de tierra, incendios,
terremotos, y otros riesgos se ha convertido en una preocupación importante. El papel
del patrimonio cultural en la reducción del riesgo de desastres presenta diversos
enfoques para proteger el patrimonio de la pérdida insustituible y considerar la forma
de aprovechar el patrimonio como un activo en la construcción de la capacidad de
respuesta de las comunidades y de los países ante los desastres.
De acuerdo con Unesco, el patrimonio cultural de hoy abarca una gama más amplia
de lugares como las ciudades históricas, los paisajes culturales, los jardines y bosques
sagrados y las montañas, los logros tecnológicos o industriales en el pasado reciente e
incluso los sitios asociados con recuerdos dolorosos y la guerra. Las colecciones de
bienes muebles e inmuebles dentro de los sitios, los museos, las propiedades
históricas y los archivos también se han incrementado de manera significativa en su
alcance. Al mismo tiempo, lo intangible, conforma hoy el patrimonio: el conocimiento,
las creencias y los saberes tradicionales son aspectos fundamentales que tienen una
poderosa influencia en las decisiones diarias de las personas y sus comportamientos.
La información sobre las amenazas naturales es fundamental para los esfuerzos
por reducir la vulnerabilidad del patrimonio ante los desastres. El uso de las
evaluaciones de riesgos de peligros múltiples, las proyecciones a futuro del cambio
climático y las estimaciones de posibles pérdidas económicas se usan para ayudar a
los administradores de desastres y profesionales del patrimonio en el diseño de
medidas de mitigación, establecer prioridades y hacer que el argumento económico
para invertir en patrimonio sea posible.
Los sitios patrimoniales están en algunos casos, protegidos por iniciativas
urbanísticas de reducción de riesgos llevadas a cabo por los gobiernos nacionales y
locales. Entre estos se pueden mencionar, el Plan general integral de intervención
para proteger a la ciudad de Venecia de las inundaciones (que incluye las barreras al
mar); la barrera del Támesis, que ha sido construida para proteger la ciudad de
Londres de las inundaciones por las avenidas del mar del Norte; el plan de la
inundación de Bonn, que ofrece protección a importantes sitios del patrimonio
119
International Council on Monuments and Sites. http://www.icomos.org/en/. International Centre for the Study of the Preservation and Restoration of Cultural Property. http://www.iccrom.org/
232
cultural, como el cementerio judío y los monumentos arquitectónicos del siglo XVIII y
XIX; y el Plan Verde de Ciudad de México, el cual aborda los principales riesgos para el
centro histórico, como la inestabilidad sísmica y el hundimiento continuo de la ciudad
causado por el agotamiento de la fuente acuífera original del gran lago de Texcoco.
La reducción del riesgo de desastres en el marco de Unesco, ha llevado a establecer
una referencia sobre la política para la reducción del riesgo de desastres del
patrimonio cultural. (Unesco, 2014) Los cinco objetivos clave de la Estrategia para la
Reducción de Riesgos de bienes del Patrimonio Mundial son:
a. Fortalecer el apoyo en las instituciones globales, regionales, nacionales y
locales pertinentes para la reducción de riesgos sobre los bienes del patrimonio
mundial.
b. Utilizar el conocimiento, la innovación y la educación para crear una cultura de
prevención de desastres bienes del patrimonio mundial.
c. Identificar, evaluar y monitorear los riesgos de desastres en los bienes del
patrimonio mundial.
d. Reducir los factores de riesgo subyacentes en los bienes del patrimonio
mundial.
e. Fortalecer la preparación para casos de desastre en los bienes del patrimonio
mundial en favor de una respuesta eficaz a todo nivel.
Un importante paso en la reducción de riesgos para el patrimonio cultural es la
necesidad de vincular las variables de amenaza, vulnerabilidad e información del
riesgo existentes a la documentación sobre los atributos y valores de los bienes del
patrimonio. Esto se puede desarrollar de acuerdo con diferentes niveles de detalle,
que van desde un amplio daño estructural de un bien, a los detalles más finos de los
procesos erosivos y corrosivos que pueden dañar el patrimonio. Al evaluar los riesgos,
puede ser útil incluir los impactos sociales y las estimaciones económicas de los
daños, así como los impactos de la inaccesibilidad de las comunidades a los sitios del
patrimonio.
Actualmente, no existe una identificación de las necesidades del patrimonio en las
políticas y planes de reducción de riesgo de desastres a nivel nacional y local, y
viceversa. Las plataformas nacionales pueden ser un vehículo importante para
promover la reducción del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático
para el patrimonio cultural. Este proceso puede incorporarse a nuevas propuestas de
233
construcción de modelos de riesgo, debe pensarse en que estas plataformas se
beneficiarían de la participación activa de las áreas responsables del gobierno,
instituciones técnicas y gestores del patrimonio de los sectores público y privado.
Existen veintiocho sitios declarados como patrimonio natural y cultural -inscritos
en la Lista de patrimonio mundial- considerados bajo amenaza de riesgo volcánico.
Algunos de ellos120 son Yellowstone (Estados Unidos), el Parque Nacional Volcanes de
Hawaii (Big Island, Hawaii), Islas Aeolian (Italia), Los sitios arqueológicos de Pompeya
y Herculano (Italia), Parque Nacional Sangay (Ecuador), Islas Galápagos (Ecuador),
Volcanes de Kamchatka (Rusia), Isla Lord Howe (Australia), Isla Macquarie
(Australia), Reservas del Bosque Húmedo Centro Oriental (Australia), Islas Heard y
McDonald (Australia), Parque Nacional Tongariro (Nueva Zelanda), Parque Nacional
Mount Kenya (Kenia), Parque Nacional Lake Turkana, Área de Conservación
Ngorongoro (Tanzania), Parque Nacional Kilimanjaro (Tanzania), Parque Nacional
Virunga (República Democrática del Congo), Parque Nacional Kahuzi-Biega
(República Democrática del Congo), Reserva Natural Air y Ténéré (Niger), Parque
Nacional Gros Morne (Canadá), Parque Nacional Teide (España).
Algunos de ellos están estrechamente relacionados con las actividades volcánicas y
con el paisaje geológico único. Los sistemas ecológicos de estos lugares ilustran el
encanto de las actividades volcánicas para los seres humanos. No está incluido el
Paisaje Cultural Cafetero de Colombia ni el bien patrimonial de la ciudad de Antigua,
Guatemala. Sin embargo, en esta categoría de sitios patrimonio en riesgo volcánico
surge una nueva definición que confunde: el geoparque, veinticinco sitios registrados
en el mundo, que es definido por Unesco en su programa de la Red Internacional de
Geoparques121 como “un territorio que abarca uno o más sitios de importancia
científica, no sólo por razones geológicas, sino también en virtud de su valor
arqueológico, ecológico o cultural”. Un geoparque mundial es un área unificada con el
patrimonio geológico de importancia internacional y donde se está utilizando ese
patrimonio para promover el desarrollo sostenible de las comunidades locales que
viven allí. Los sitios del patrimonio clave dentro de un geoparque deben ser
protegidos por la legislación local, regional o nacional, según corresponda.
120
http://www.volcanolive.com/unesco.html consultado 25 de septiembre de 2015. 121
http://www.unesco.org/new/es/natural-sciences/environment/earth-sciences/global-geoparks/ consultado 25 de septiembre de 2015.
234
Mapa 26. Localización de los sitios patrimonio mundial y parques geológicos relacionados con
actividades volcánicas
Fuente: Nemeth, Karoly (2012) Earth and Planetary Sciences "Updates in Volcanology - New Advances in Understanding Volcanic Systems". http://www.intechopen.com/books/updates-in-volcanology-new-advances-in-understanding-volcanic-systems/volcanic-natural-resources-and-volcanic-landscape-protection-an-overview
Tabla 14. Objetivos y acciones prioritarias recomendadas en la estrategia para la reducción de
riesgo en bienes patrimoniales mundiales adoptada por la UNESCO en 2007122
Objetivos Acciones prioritarias 1. Fortalecer el apoyo a nivel mundial, regional, de las instituciones nacionales y locales para la reducción de riesgos en los bienes del Patrimonio mundial. Los actores globales para la reducción de desastres deben dar más cuenta del patrimonio cultural y natural, en la definición de sus objetivos estratégicos y la planificación de sus actividades de cooperación para el desarrollo. Al mismo tiempo, las estrategias de reducción de desastres a nivel regional, a nivel país y locales, deben tener en cuenta e integrar la preocupación por el patrimonio cultural y natural
Acción 1.1 Promover el papel positivo del patrimonio cultural y natural, y su potencial para la reducción de desastres en el marco del desarrollo sostenible, dentro de las instituciones de desarrollo, convenciones y foros mundiales y con socios financieros potenciales, como medio de aumentar el apoyo a la protección del patrimonio de los desastres. Acción 1.2 Fortalecer las políticas y las disposiciones de financiación para la reducción de desastres dentro
122
http://whc.unesco.org/archive/2007/whc07-31com-72e.pdf consultada 22 de septiembre de 2015
235
mundial en sus políticas específicas. de la Sistema de Patrimonio Mundial, por ejemplo, mediante la inclusión de desastres y gestión de riesgos estrategias en la preparación de listas indicativas, las nominaciones, el monitoreo periódico, los informes y los procesos de asistencia internacional
2. Utilizar el conocimiento, la innovación y la educación para crear una cultura de prevención de desastres en los sitios del patrimonio mundial. La construcción de una cultura de la prevención en todos los niveles, es uno de los elementos clave para una estrategia exitosa de reducción de desastres. La experiencia demuestra que reaccionar a posteriori, especialmente en lo como patrimonio se refiere, es una forma cada vez más ineficaz de responder a las necesidades de las personas afectadas por los desastres. La capacitación, la educación y la investigación, son las formas más eficaces del desarrollo de una cultura de preparación. Esta área particular de acciones encaja totalmente dentro del mandato más amplio de la UNESCO como el brazo intelectual de las Naciones Unidas, en particular, para el establecimiento de redes de conocimiento mundial.
Acción 2.1 Desarrollar la actualización de los recursos materiales de enseñanza / aprendizaje y de sensibilización (directrices, kits de formación, estudios de casos y estudios técnicos, glosarios) sobre la reducción de desastres del Patrimonio Mundial, y difundirlas ampliamente entre los responsables de los sitios, funcionarios del gobierno local y el público en general. Acción 2.2 Fortalecer la capacidad de los administradores de propiedades del Patrimonio Mundial y la comunidad a través de programas de formación en campo, para desarrollar e implementar la gestión del riesgo prevista en sus sitios y contribuir a las estrategias y procesos de reducción de desastres a nivel regional y nacional.
3. Identificar, evaluar y monitorear los riesgos de desastres en los sitios del patrimonio mundial. El primer paso para reducir los desastres y la mitigación de sus efectos es la identificación de los posibles factores de riesgo, incluyendo los agentes globales como el cambio climático. La vulnerabilidad de los bienes del Patrimonio Mundial ante los desastres debe ser identificada y evaluada en su nivel de prioridad y supervisada de cerca, con el fin de conformar las estrategias de gestión del riesgo adecuadas.
Acción 3.1 Identificación de riesgos para el apoyo de actividades de evaluación de los bienes del Patrimonio Mundial, incluyendo la consideración de impactos del cambio climático sobre el patrimonio, la consideración de los factores de riesgo subyacentes, los conocimientos necesarios y la participación de los líderes interesados (stakeholders), según proceda. Acción 3.2 Desarrollar un Mapa de Riesgos del Patrimonio Mundial a nivel mundial o en el plano regional, para a ayudar a los Estados Partes y al Comité de PM a desarrollar mejores respuestas
4. . Reducir los factores de riesgo subyacentes los sitios del patrimonio mundial. Cuando se produce un desastre, existen una serie de factores subyacentes que pueden agravar significativamente su impacto. Estas incluyen los recursos naturales -tierra / agua- y la gestión de otros como industriales y las prácticas para el desarrollo urbano y socioeconómico. La eliminación de las causas fundamentales de la vulnerabilidad implica a menudo la identificación y reducción de los factores de riesgo subyacentes asociados a las actividades humanas
Acción 4.1 Dar prioridad a la asistencia internacional para ayudar a los Estados Partes en la implementación de medidas de emergencia para mitigar los riesgos significativos de desastres, que sea probable que afecten el Valor Universal Excepcional, incluyendo el autenticidad y / o integridad de los bienes del Patrimonio Mundial. Acción 4.2 Desarrollar programas de capacitación social para las comunidades que viven dentro o alrededor de los bienes del Patrimonio Mundial, incluida la consideración del patrimonio como recurso para mitigar el daño físico y psicológico de las poblaciones vulnerables, en particular los niños, durante y en las consecuencias de los desastres.
5. Fortalecer la preparación para la respuesta eficaz ante casos de desastre en los sitios del patrimonio mundial en todos los niveles. Las peores consecuencias de los desastres naturales a menudo pueden evitarse o mitigarse si todos los interesados están preparados para actuar de acuerdo con los planes de reducción de riesgos bien concebidos y la disponibilidad de los recursos
Acción 5.1 Debe asegurarse que los componentes de gestión de riesgos, con las prioridades identificadas, estén integrados a los planes de manejo de los bienes del Patrimonio Mundial, con carácter de urgencia. Para las propiedades culturales del Patrimonio Mundial, el alcance de estos planes debe abordar la
236
humanos, los recursos financieros, y sus Equipos.
manera de proteger los activos clave que contribuyen al Valor Universal Excepcional y también deben incluir la protección de cualquiera de los registros significativos de archivos originales que contribuyen a su valor patrimonial, estén o no localizados dentro de los límites del bien Patrimonio Mundial. Para las propiedades naturales, tales planes deben estar orientados a proteger los valores clave por los que las propiedades fueron inscritas, así como su integridad. Acción 5.2 Debe asegurarse que todos los interesados en la aplicación de los planes para la reducción de desastres de los bienes del Patrimonio Mundial, entre ellos miembros de la comunidad y voluntarios, estén conscientes de sus respectivos papeles y estén sistemáticamente entrenados en la aplicación de sus tareas.
Fuente: Unesco (2007).
De acuerdo con esta documentación, se puede referenciar una postura técnica-
administrativa de la política de preservación de Unesco ante los sitios bajo algún tipo
de amenaza y riesgo. (Alcarraz Tarragüel, 2011) Pero, resulta paradójico que las
fuentes documentales de Unesco e Icomos, no mencionan entre los riesgos
patrimoniales graves a las erupciones volcánicas123, y el caso del riesgo a Herculano,
Nápoles y la torre Annunziatta por el volcán Vesubio no está referenciada, excepto en
la Red Internacional de Geoparques antes mencionada, pero sin relación alguna al
manejo de la reducción de riesgo.
La política Unesco, de la única manera que toma forma en un sitio o bien inscrito
en la Lista de patrimonio mundial, como el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, es a
través del Plan de manejo del PCCC.
El Plan de Manejo del PCCC
A partir de la inscripción en la Lista de patrimonio mundial, de acuerdo con los
compromisos del Estado Colombiano ante Unesco, para preservar el Paisaje Cultural
Cafetero se siguen y coordinan a través del Plan de Manejo aprobado por el Comité de
Patrimonio Mundial con la inscripción en la Lista de Patrimonio Mundial124 El Plan de
manejo representa y constituye el instrumento de la política internacional. En esta
‘carta de navegación’ se desarrollan, monitorean y siguen todas las acciones
123
Que no se adoptó al Plan de Manejo del PCCC. 124
http://whc.unesco.org/en/list/1121/documents/Coffee Cultural Landscape of Colombia - Management Plan 2009-
237
relacionadas con los 4 valores, las 6 estrategias y los 10 objetivos establecidos por el
Plan a continuación:
Tabla 15. Plan de Manejo del PCCC
Valor Objetivo Estrategia
I. Esfuerzo humano, familiar,
generacional e histórico para
la producción de un café de
excelente calidad
1. Fomentar la competitividad de la
actividad cafetera
1. Lograr una caficultura joven, productiva y
rentable
2.Promover el desarrollo de la
comunidad cafetera y su entorno
2. Mejorar los procesos educativos y de
capacitación en la comunidad cafetera
3. Gestionar proyectos que mejoren la
infraestructura de la comunidad
4. Incentivar el desarrollo de proyectos
productivos y turísticos que generen valor a
los habitantes rurales
II. Cultura cafetera para el
mundo
3. Conservar, revitalizar y promover
el patrimonio cultural y articularlo
al desarrollo regional
5. Fomentar la investigación, valoración y
conservación del patrimonio cultural
6. Promover la participación social en el
proceso de valoración, comunicación y
difusión del patrimonio cultural y los valores
sociales del PCCC
III. Capital social estratégico
construido alrededor de una
institucionalidad
4. Fortalecer el capital social
cafetero
7. Fomentar el liderazgo y la participación de
la población cafetera
6. Impulsar la integración y
desarrollo
regional
8. Integrar los objetivos de conservación del
PCCC a la política regional, nacional e
internacional
IV. Relación entre tradición y
tecnología para la calidad y
sostenibilidad del producto 6. Apoyar la sostenibilidad
productiva y ambiental del PCCC
9. Desarrollar iniciativas que generen un
impacto positivo en el medio ambiente
10. Proveer desarrollos científicos y
tecnológicos que fomenten el uso sostenible
del PCCC
Fuente: Ministerio de Cultura (2011)
Sin embargo, no se identifica en el Plan de manejo la necesidad de la gestión del
riesgo, a pesar que Unesco tiene en sus líneas de trabajo este aspecto fundamental, en
las estrategias para la reducción del riesgo de Unesco, 2007, vistas con
238
anterioridad.125 Sólo hasta la aprobación del documento Conpes de 2014, que
veremos a continuación, se incorporaron acciones para la gestión del riesgo en los
municipios en el marco de una política nacional.
Las políticas públicas del PCCC en Colombia
El Estado colombiano, mediante la Ley 45 de 1983, entró a formar parte de la
“Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural”. A su
vez, el artículo 4.° de la Ley 397 de 1997, 12 modificado por el artículo 1.° de la Ley
1185 de 2008, (Ley General de Cultura de Colombia) definió la integración del
patrimonio cultural de la nación, así:
El patrimonio cultural de la nación está constituido por todos los bienes materiales, las
manifestaciones inmateriales, los productos y las representaciones de la cultura que son expresión
de la nacionalidad colombiana, tales como […] el paisaje cultural, las costumbres y los hábitos, así
como los bienes materiales de naturaleza mueble e inmueble a los que se les atribuye, entre otros,
especial interés histórico, artístico, científico, estético o simbólico en ámbitos como el plástico,
arquitectónico, urbano, arqueológico, lingüístico, sonoro, musical, audiovisual, fílmico, testimonial,
documental, literario, bibliográfico, museológico o antropológico.
En este contexto, el Ministerio de Cultura presentó ante la Unesco la nominación
del Paisaje Cultural Cafetero para que fuera inscrito en la Lista de patrimonio de la
humanidad, inclusión que se aprobó el 25 de junio de 2011 mediante la Decisión 35
COM 8B.43 del Comité del Patrimonio Mundial, con la declaración de valor universal
excepcional, según se mencionó anteriormente. Asimismo, fue adoptada a nivel
nacional mediante la Resolución 2079 de 2011 (Diario Oficial n.° 48.226, de 18 de
octubre de 2011), y posteriormente por la Resolución 2963 de 2012 (Diario Oficial n.°
48.652) que modifica el artículo 2.° de la anterior, que reconoce al Paisaje Cultural
Cafetero de Colombia como patrimonio cultural de la nación. Esta norma se
fundamenta en el expediente enviado a la Unesco, que contiene una síntesis y la
justificación de los valores históricos, estéticos y simbólicos del Paisaje Cultural
Cafetero, que fueron agrupados de acuerdo con los criterios de la Unesco mediante los
cuales se justifica el valor universal excepcional del bien, en los términos de las
Directrices Prácticas para la Aplicación de la Convención para la Protección del
Patrimonio Mundial, Cultural y Natural de 1972. La inscripción del Paisaje Cultural
Cafetero en la Lista de patrimonio mundial implica el reconocimiento del PCCC por el
Estado colombiano como parte del patrimonio cultural de la nación en los términos
del artículo 4.° de la Ley 397 de 1997, modificado por el artículo 1.° de la Ley 1185 de
2008.
125
Managing Disaster Risks for World Heritage. http://whc.unesco.org/en/managing-disaster-risks/
Consultado 26 de septiembre 2015
239
En consecuencia, y con base en las facultades otorgadas por la Constitución Política
de 1991, la Ley 45 de 1983 y la Ley 397 de 1997, modificada y adicionada por la Ley
1185 de 2008, corresponde al Ministerio de Cultura expedir el acto administrativo
que reconoce al Paisaje Cultural Cafetero como patrimonio cultural de la nación.
La Resolución 2079 de 2011 resolvió en tres artículos:
Artículo 1.° Reconocer el Paisaje Cultural Cafetero como patrimonio cultural de la nación y como
bien inscrito en la Lista de patrimonio mundial de la Unesco, que consiste en un territorio
compuesto por zonas de especial interés arqueológico, histórico y cultural.
Artículo 2.° Delimitar como área reconocida como patrimonio cultural de la nación el área principal
y el área de influencia del Paisaje Cultural Cafetero, de acuerdo con el plano y las coordenadas que
se indican en el documento que hace parte de la presente resolución.
Artículo 3.° Velar para que se conserven integralmente los valores universales excepcionales que
ameritaron la inclusión del Paisaje Cultural Cafetero en la Lista de patrimonio mundial de la
Unesco.
La Resolución 2963 de 2012, por su parte, modifica el artículo 2.° de la Resolución
2079 de 2011, así:
Artículo 2.° Delimitar como área reconocida como patrimonio cultural de la nación el área principal
y el área de influencia del Paisaje Cultural Cafetero de acuerdo con el plano y las coordenadas que
se indican en el ‘Informe Técnico del Paisaje Cultural Cafetero’ desarrollado por el Ministerio de
Minas y Energía en junio de 2012, en el marco de la mesa de trabajo del Plan de Acción de Minería
en el PCC, en coordinación con la Agencia Nacional de Minería, la Federación Nacional de Cafeteros
de Colombia y las corporaciones autónomas regionales de Caldas, Quindío, Risaralda y Valle del
Cauca; en el numeral 2.1, página 9, que hace parte de la presente resolución y que corresponde a
los puntos que determinan una alinderación de los polígonos principal y de influencia, dotados de
una mayor cantidad de puntos o coordenadas geográficas, con objeto de contar con la precisión
requerida para su georreferenciación.
La Política General de Ordenamiento Territorial
De acuerdo con Vega-Mora (2013:78), “la evaluación integral del riesgo debe
constituirse en el factor determinante en los procesos de ordenamiento territorial y
por lo tanto, se sugiere la revisión y ajuste de todos los planes de ordenamiento
territorial que a la fecha no hayan involucrado dicho factor, especial y
prioritariamente en aquellas cuencas, municipios y centros poblados con amenazas
naturales evidentes por vulcanismo, remoción en masa, avenidas torrenciales,
avalanchas, inundaciones, incendios forestales, etcétera.”
Según la Ley 388 de 1997, en su artículo 9.°:
240
Plan de Ordenamiento Territorial: El plan de ordenamiento territorial que los municipios y
distritos deberán adoptar en aplicación de la presente ley, a la cual se refiere el artículo 41 de la Ley
152 de 1994, es el instrumento básico para desarrollar el proceso de ordenamiento del territorio
municipal. Se define como el conjunto de objetivos, directrices, políticas, estrategias, metas,
programas, actuaciones y normas adoptadas para orientar y administrar el desarrollo físico del
territorio y la utilización del suelo.
En el artículo 10.°, reglamentado por el Decreto Nacional 2201 de 2003, se
refieren las determinantes de los planes de ordenamiento territorial: “En la
elaboración y adopción de sus planes de ordenamiento territorial, los municipios y
distritos deberán tener en cuenta las siguientes determinantes, que constituyen
normas de superior jerarquía, en sus propios ámbitos de competencia, de acuerdo con
la Constitución y las leyes:
1. Las relacionadas con la conservación y protección del medio ambiente, los recursos naturales la
prevención de amenazas y riesgos naturales, así:
a) Las directrices, normas y reglamentos expedidos en ejercicio de sus respectivas facultades
legales, por las entidades del Sistema Nacional Ambiental en los aspectos relacionados con el
ordenamiento espacial del territorio, de acuerdo con la Ley 99 de 1993 y el Código de Recursos
Naturales, tales como las limitaciones derivadas de Estatuto de Zonificación de Uso Adecuado del
Territorio y las regulaciones nacionales sobre uso del suelo en lo concerniente exclusivamente a
sus aspectos ambientales;
b) Las regulaciones sobre conservación, preservación, uso y manejo del medio ambiente y de los
recursos naturales renovables en las zonas marinas y costeras; las disposiciones producidas por la
Corporación Autónoma Regional o la autoridad ambiental de la respectiva jurisdicción, en cuanto a
la reserva, alindamiento, administración o sustracción de los distritos de manejo integrado, los
distritos de conservación de suelos, las reservas forestales y parques naturales de carácter
regional; las normas y directrices para el manejo de las cuencas hidrográficas expedidas por la
Corporación Autónoma Regional o la autoridad ambiental de la respectiva jurisdicción, y las
directrices y normas expedidas por las autoridades ambientales para la conservación de las áreas
de especial importancia ecosistémica;
c) Las disposiciones que reglamentan el uso y funcionamiento de las áreas que integran el sistema
de parques nacionales naturales y las reservas forestales nacionales;
d) Las políticas, directrices y regulaciones sobre prevención de amenazas y riesgos naturales, el
señalamiento y localización de las áreas de riesgo para asentamientos humanos, así como las
estrategias de manejo de zonas expuestas a amenazas y riesgos naturales.
2. Las políticas, directrices y regulaciones sobre conservación, preservación y uso de los inmuebles
considerados como patrimonio cultural de la nación y de los departamentos, incluyendo el
histórico, artístico y arquitectónico, de conformidad con la legislación correspondiente.
3. El señalamiento y localización de las infraestructuras básicas relativas a la red vial nacional y
regional, puertos y aeropuertos, sistemas de abastecimiento de agua, saneamiento y suministro de
energía, así como las directrices de ordenamientos para sus áreas de influencia.
241
4. Los componentes de ordena- miento territorial de los planes integrales de desarrollo
metropolitano, en cuanto se refieran a hechos metropolitanos, así como las normas generales que
establezcan los objetivos y criterios definidos por las áreas metropolitanas en los asuntos de
ordena- miento del territorio municipal, de conformidad con lo dispuesto por la Ley 128 de 1994 y
la presente ley.
De acuerdo con lo señalado en el numeral 2.2 del artículo 12 de la Ley 388 de 1997, los municipios
deberán hacer en sus planes de ordenamiento territorial lo siguiente: ‘El señalamiento […] de las
áreas de conservación y protección del patrimonio histórico, cultural y arquitectónico’; asimismo,
según lo señalado en el numeral 3 del artículo 13 de la misma ley, en el componente urbano de los
POT se deberá considerar:
3. La delimitación, en suelo urbano y de expansión urbana, de las áreas de conservación y
protección de los recursos naturales, paisajísticos y de conjuntos urbanos, históricos y culturales,
de conformidad con la legislación general aplicable a cada caso y las normas específicas que los
complementan en la presente ley; así como de las áreas expuestas a amenazas y riesgos naturales.
Una muestra de este tratamiento en los POT del Quindío, se puede observar en el
Plan de ordenamiento territorial de Armenia 2009-2023. 126 Éste contiene
lineamientos estratégicos, no acciones, para “fortalecer el Sistema de Prevención y
Mitigación de Riesgos generados por inundación, movimientos en masa, riesgo
sísmico, vendavales y erupción volcánica.” Además incluye en su cartografía el plano
n° 39 “Evaluación de la Amenaza Potencial del Volcán Cerro Machín”, para el
departamento del Quindío. [Ver mapa 31]
Debe mencionarse que los demás POT, tanto de los 51 municipios del PCC como de
los 11 municipios del PCC 127 afectados por el Volcán Cerro Machín, en el
departamento del Quindío, carecen de la política de gestión del riesgo y en sus POT, la
mención al riesgo es mínima y sus acciones, nulas.
Por el contrario, la política de gestión del riesgo se expresa de buena forma en el
Esquema de Ordenamiento Territorial, EOT, del municipio de Cajamarca 128 ,
directamente afectado por el Volcán Cerro Machín, se establece, en el artículo 109:
Las políticas, estrategias y acciones para el suelo urbano consolidado: Dentro del EOT de
Cajamarca se establecen las políticas con el fin de reglamentar la ocupación y usos en el suelo
urbano son:
Política 1. Mitigar los riesgos y garantizar la seguridad de la población ante la amenaza de eventos
naturales producidos por la erupción del volcán Machín.
126
Acuerdo del Concejo municipal n° 019 del 2 de diciembre de 2009. http://documentos.armenia.gov.co/doc_usuarios/Acuerdo%20019%20de%202009.pdf consultado 22 de septiembre de 2015. 127
Armenia, Buenavista, Calarcá, Circasia, Córdoba, Filandia, Génova, Montenegro, Pijao, Quimbaya y Salento. 128
EOT Cajamarca. Concejo Municipal de Cajamarca. Decreto No. 073 del 29 de Diciembre de 2000, por el cual se adopta el Esquema de Ordenamiento Territorial y se dictan otras disposiciones.
242
Acciones: 1. Elaborar en corto plazo con base en el estudio de amenazas, los estudios de
vulnerabilidad y riesgos a los que se encuentra expuesta la zona periférica de la meseta y el
contexto general del centro poblado de Cajamarca; 2. Conformar en la administración municipal la
entidad encargada de la evaluación y aprobación de los proyectos de construcción y desarrollos
urbanísticos conforme a la Ley 400 de 1998 (Código Nacional para construcciones sismo-
resistentes), determinantes de diseño arquitectónico y las demás pertinentes y de verificar la
ejecución conforme a los planos aprobados; 3. Adelantar en mediano plazo los estudios geológicos,
geotécnicos, de Micro zonificación sísmica y de valoración de riesgos; 4. Elaborar el Código Local
de Construcciones que deberá contener los parámetros técnicos que se adoptarán como base
propia para garantizar la seguridad a la población.
El EOT de Cajamarca delimita las zonas con susceptibilidad a fenómenos
naturales:
Las amenazas naturales identificadas en la zona rural son de origen volcánico, geológico e hídrico.
Las de origen geológico debido a la presencia de fallas, la zona de influencia de los ríos Coello,
Anaime y Bermellón, presenta una alta vulnerabilidad a las inundaciones por crecientes máximas,
localizadas y delimitadas en el mapa respectivo de uso y ocupación del territorio rural. En las
cuales se definen las áreas susceptibles a amenaza volcánica: son las que puedan verse afectadas
por efectos de una erupción del Volcán Cerro Machín. Los usos permitidos son Investigación,
evaluación y monitoreo geológico. Los usos limitados son Recreación pasiva, conservación y
explotación racional de los recursos naturales. Y los usos prohibidos son la construcción de
viviendas y usos industriales y de servicios comerciales.
Adicionalmente, existe el proyecto del ajuste de la Ley Orgánica de Ordenamiento
Territorial, en la que se requerirá a los departamentos la realización de los Planes de
Ordenamiento Territorial Departamental, que en su caso operarían como directrices
estratégicas de ordenamiento. Este proceso se encuentra en desarrollo en la Comisión
de Ordenamiento Territorial, facultada por la Ley 388 para esta gestión.
En este sentido, el departamento del Quindío cuenta con el Modelo de Ocupación
Departamental, MOD, “Directrices que se constituyen en la primera orientación clave
que debe ser incorporada en el componente general durante la revisión y ajuste de
los instrumentos de planificación territorial en virtud de la importancia y
trascendencia que tiene los temas desarrollados por el Modelo de Ocupación
Territorial.” (Gobernación del Quindío-Minvivienda, 2014b:12)
Directriz Estratégica 7: Incorporar en los POT la Gestión Integral del Riesgo asociadas a las
amenazas naturales.
La gestión integral del riesgo se constituye en una política de actuación territorial y sectorial que
debe tener por objeto fundamental: prevenir, mitigar, compensar y corregir los impactos
ambientales negativos resultantes por la ocurrencia de eventos de origen natural localizado o
compartido. Los riesgos de origen natural se plantean como restricciones del desarrollo territorial
tanto para los municipios cordilleranos por su proclividad a los deslizamientos, como para los
municipios de la vertiente del rio La Vieja por su vulnerabilidad ante inundaciones y los municipios
de Salento, Armenia y Calarcá principalmente ante la amenaza volcánica alta que supone el cerro
volcán Machín. [sic] De igual manera se debe reconocer la existencia de una amenaza compartida
243
que al consultarlo, éste arroja que para la gestión del riesgo en el ordenamiento territorial
departamental, que como la sísmica que aplica para la totalidad de los municipios del
departamento.
El manejo (atención, recuperación, reconstrucción y rehabilitación) de los riesgos de desastre
tienen impactos económicos y socio ecosistemicos superiores a la inversión de los costos de
prevención. En este sentido la revisión y ajuste de los POT deberán incorporar la gestión de riesgo,
en especial aquellos de origen natural de conformidad con las siguientes orientaciones:
Orientaciones:
Incorporar en la revisión y ajuste de los POT y en particular en su componente general
objetivos y metas claras con relación a la prevención y manejo de las situaciones de riesgo
de desastre para todos los municipios del departamento del Quindío.
La revisión y ajuste de los planes de ordenamiento territorial incorporarán la
caracterización de las amenazas naturales, la valoración de la vulnerabilidad socio
institucional y la definición de escenarios de riesgo compartido sísmico y volcánico
(Machín) y localizado (inundaciones, deslizamientos principalmente).
El modelo de ocupación territorial departamental reconoce en la gestión del riesgo una
práctica permanente de desarrollo territorial. Por ello la prevención y reducción de la
vulnerabilidad física (vivienda de áreas urbanas y equipamientos colectivos institucionales
principalmente) se constituye en una condición indispensable para asegurar la
sustentabilidad de la plataforma social y ambiental de los municipios del departamento del
Quindío.
Adoptar en los POT, PBOT y EOT los estudios existentes sobre gestión del riesgo
adelantados por la autoridad ambiental (Corporación Autónoma Regional del Quindío,
CRQ) y otras agencias de desarrollo local, regional y nacional con competencias en el tema.
Los POT, PBOT y EOT de los municipios del Quindío deberán realizar e incorporar la
zonificación de amenazas naturales y los riesgos municipales adelantado [sic] por la
autoridad ambiental. Aunado a ello se realizara la clasificación de riesgos que permita la
identificación y definición de medidas de manejo (para la prevención, mitigación,
corrección y compensación en caso de desastre) para la intervención de la amenaza y el
riesgo.
Se reconocerá en la micro y zonificación sísmica [sic] una herramienta vital e
indispensable para el ordenamiento territorial de los municipios del Quindío.
Identificar zonas de riesgo en las áreas urbanas y rurales de los municipios del
departamento del Quindío para prevenir la ocupación de viviendas, equipamientos y
establecimiento de actividades productivas (cultivos limpios de café, plátano, banano,
cítricos, entre otros) respectivamente.
Se zonificarán y clasificarán local [sic] (para cada municipio del departamento) y
regionalmente (zona cordillerana, corona central de Armenia y municipios de la vertiente
de la cuenca del rio La Vieja) las amenazas y riesgos para la adopción de medidas y
políticas de intervención territorial.
Con relación al establecimiento de infraestructuras vitales y asentamientos humanos se
recomienda incorporar en el POT:
Evitar y restringir el establecimiento y consolidación de infraestructuras vitales y cultivos
en zonas de altas pendientes (municipios de la vertiente occidental de la Cordillera Central) y
lugares que potencialmente coloquen [sic] en peligro las vidas e inversiones públicas y
privadas (cascos urbanos de los municipios del Quindío).
244
Evitar y restringir el establecimiento y consolidación de asentamientos humanos en zonas
que supongan peligro para la integridad, honra y bienes de las personas.
Los lugares con pendientes iguales o superiores al 60% no estarán habilitados para la
construcción de nuevos asentamientos humanos.
Sera prioridad de la gestión territorial reubicar los asentamientos humanos cuyas
viviendas se encuentren localizadas en zona de riesgo por movimientos de masa,
inundaciones, entre otros.
La revisión y ajuste a los POT, PBOT y EOT deberá incorporar medidas para el manejo de
riesgo no mitigable en área rural a través de franjas forestales protectoras. En el área urbana el
riesgo no mitigable se destinará a franjas forestales protectoras, espacio público, agricultura
urbana luego de realizado el proceso de reubicación de vivienda e intervención de lotes
liberados.
Localizar áreas críticas para la prevención de desastres por amenaza de origen natural en
los municipios del departamento del Quindío. (Gobernación del Quindío-Minvivienda,
2014b:12-14)
Directriz Especifica 9: Garantizar la Protección del Paisaje
El paisaje como elemento de planificación se constituye en una herramienta que facilite la
comprensión del territorio y la ocupación que se haga de este [sic]. Por ello se deben [sic]
reconocer los atributos del paisaje que permitan su administración ambiental en procura de su
restauración, protección y conservación.
Los valores del paisaje cordillerano y el paisaje cultural cafetero se constituyen en ventajas
comparativas del territorio que deben ser capitalizadas ambiental, social y económicamente a
través de su incorporación en los procesos de planificación territorial municipal con énfasis
regional.
Las orientaciones se definirán para la gestión del paisaje en general y luego se definirán
recomendaciones para incorporar al proceso revisión y ajuste de los POT para el paisaje de la
Cordillera Central y el Paisaje Cultural Cafetero respectivamente.
Orientaciones:
Valorar el paisaje
El paisaje de cordillera y el paisaje cultural cafetero serán objeto de la aplicación de
métodos directos e indirectos de valoración económica que permita su correcta capitalización
social, económica y ambiental tras lo incorporación a la revisión y ajuste de los planes de
ordenamiento territorial.
El paisaje cultural cafetero se enmarcara en las estrategias nacionales de turismo
responsable y se constituirá en una fuente importante para estructurar la revisión y ajuste de
los planes de ordenamiento territorial.
Incorporar el Paisaje Cultural Cafetero en la dinámica de desarrollo territorial
departamental
Se debe delimitar y geo referenciar por parte de los municipios en su POT las zonas de
terreno localizadas entre los 1.400 y 1.800 msnm. Preferentemente para el desarrollo de
actividades agrícolas.
Trabajar coordinadamente con las CAR la restricción al señalamiento de áreas agrícolas en
suelos con pendiente entre el 70 y 100%.
245
Incorporar en los POT la delimitación y reglamentación de las áreas de protección
ambiental definidas como determinantes ambientales y restringir el desarrollo de actividades
agrícolas y urbanas en dichas zonas.
Los estudios de amenaza y vulnerabilidad que se adelanten para la revisión y ajuste de los
POT, deben incluir a nivel rural el análisis en las áreas de centros poblados y los estudios de
susceptibilidad en las áreas definidas como PCC.
Incorporar en los POT las áreas del patrimonio urbanístico definidas por la nación o los
departamentos y establecer las acciones para su protección y gestión.
Reconocer el plan de manejo ambiental del Paisaje Cultural Cafetero como una guía para
orientar la planificación ambiental del territorio con un carácter superior al municipal.
Aprovechar los valores paisajísticos del departamento asociados a la Cordillera Central y el
valle del rio la Vieja El reconocimiento de los valores ambientales del paisaje cultural cafetero
serán [sic] tenidos en cuenta para la definición de las apuestas de desarrollo social y
económico de su área de influencia.
Se debe propiciar construcciones cuya arquitectura sea de bajo impacto visual y en
armonía con el paisaje.
Se debe propiciar que en las zonas con paisaje rural se incorporen herramientas de manejo
como cercas vivas, barreras rompe vientos, corredores biológicos, sistemas silvopastoriles,
agrosilvopastoriles, bosque protector, enriquecimiento con rastrojo, bosque natural y cercado
o aislamiento de áreas con fines protectores. [sic] (Gobernación del Quindío-Minvivienda,
2014b:29-30)
Las anteriores, retoman los lineamientos de la Guía para la incorporación del
Paisaje Cultural Cafetero en la revisión y ajuste de los planes de ordenamiento
territorial (POT, PBOT, EOT 129), (Ministerio de Cultura-Federación Nacional de
Cafeteros, 2014) y que adopta la política para la preservación del paisaje cultural
cafetero:
La Política para la Preservación del Paisaje Cultural Cafetero
Por último, la política específica nacional para el PCCC fue emitida por el
Documento Conpes (Consejo Nacional de Planeación Económica y Social) n° 03808 de
2014 ‘Política para la Preservación del Paisaje Cultural Cafetero:
El 13 de febrero de 2014, fue adoptado por el Consejo de Ministros el documento
Conpes 3803, el cual tiene como objetivo formular una política específica para el PCCC
con el propósito de garantizar la preservación de su Valor Universal Excepcional y
mejorar las condiciones para la sostenibilidad ambiental, cultural, social y económica
del territorio. Y como objetivos específicos:
a. Fortalecer la apropiación social del patrimonio cultural del PCCC y articular dicho patrimonio
al desarrollo social y económico de la región;
129
Planes Básicos de Ordenamiento Territorial, Esquemas de Ordenamiento Territorial.
246
b. Fortalecer el ordenamiento territorial y la sostenibilidad ambiental, económica y social en la
zona de influencia del PCCC, enfocado a la promoción de acciones para la preservación de sus
valores culturales; (mediante la acción: adopción de la citada Guía de lineamientos y el
desarrollo de determinantes normativas)
c. Diseñar e implementar planes de gestión del riesgo que reconozcan las amenazas,
vulnerabilidades y riesgos ambientales del PCCC, (mediante el desarrollo de los planes de
gestión del riesgo municipal)
d. Incluir estrategias para el manejo ambiental de la minería acorde con la preservación y
sostenibilidad de dicho paisaje;
e. Impulsar la sostenibilidad de la caficultura en el PCCC, por medio del fomento de su
competitividad, rentabilidad económica y coexistencia en equilibrio con las demás actividades
productivas en el territorio;
f. Mejorar las condiciones de accesibilidad y de movilidad en el PCCC, para fortalecer la
producción cafetera y actividades complementarias como el turismo sostenible. (DNP,
2014:43)
Esta política, en el objetivo c) contiene las acciones relacionadas con: solicitar al
Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, MADS, brindar asistencia técnica a
las CAR, para la actualización y formulación de sus determinantes ambientales para el
ordenamiento territorial, la incorporación de la gestión del riesgo en los
correspondientes Planes de Gestión Ambiental, y la formulación e implementación de
su Plan Territorial de Adaptación al cambio climático a través de los Nodos
Regionales de Cambio Climático. Y que con el fin de diseñar e implementar los
mecanismos necesarios para identificar las amenazas, vulnerabilidades y riesgos, y se
garantice la preservación y sostenibilidad ambiental del PCCC (de acuerdo a lo
establecido en la Ley 1523 de 2013), el MADS brindará asistencia técnica a las CAR
del PCCC para la incorporación de la gestión del riesgo en sus respectivos Planes de
Gestión Ambiental, de acuerdo con las particularidades de las diferentes zonas que
conforman el PCCC.
La Política Agrícola
La Ley 1551 de 2012, (Ley de Agricultura) que modifica el artículo 3 de la Ley 136
de 1994, que corresponde a las funciones de los municipios, resalta la inclusión de los
criterios e instrumentos definidos por la Unidad de Planificación de Tierras Rurales y
Usos Agropecuarios, UPRA, para el ordenamiento y el uso eficiente del suelo rural, los
programas de desarrollo rural con enfoque territorial, en la formulación y adopción
de los planes de desarrollo y de los planes de ordenamiento territorial, por lo que
complementariamente a lo señalado en esta guía, se deberán tener en cuenta en la
revisión y ajuste de los POT, por lo menos, los siguientes puntos:
247
a. Incorporar los criterios, lineamientos e instrumentos que defina la Unidad de
Planificación Rural Agropecuaria, UPRA, que respondan a los atributos del
PCCC en el marco del Decreto Ley 4145 de 2011.
b. Procurar el afianzamiento de la población en el territorio rural, de acuerdo con
su diversidad cultural, para fomentar la gestión de sistemas productivos que
garanticen la seguridad alimentaria y la sostenibilidad regional, con base en la
adecuada explotación del potencial local y la formalización de la propiedad
rural en sus múltiples formas de tenencia.
La Normatividad de riesgos en Colombia
Ley 99 de 1993: En cuanto a las funciones de las Corporaciones Autónomas
Regionales, CAR, en el numeral 23 del artículo 31 de la Ley 99 de 1993, se establece
que deben “realizar actividades de análisis, seguimiento, prevención y control de
desastres, en coordinación con las demás autoridades competentes, y asistirlas en los
aspectos medioambientales en la prevención y atención de emergencias y desastres;
adelantar con las administraciones municipales o distritales programas de
adecuación de áreas urbanas en zonas de alto riesgo, tales como control de erosión,
manejo de cauces y reforestación”.
Ley 388 de 1997: Citada anteriormente, en el artículo 10 de esta ley define que: “En
la elaboración y adopción de sus planes de ordenamiento territorial los municipios y
distritos deberán tener en cuenta las siguientes determinantes, que constituyen
normas de superior jerarquía, en sus propios ámbitos de competencia, de acuerdo con
la Constitución y las leyes
[…] En lo que respecta a los POMCA130 se aplica el literal b del numeral 1, que indica: ‘1. Las
relacionadas con la conservación y protección del medio ambiente, los recursos naturales la
prevención de amenazas y riesgos naturales, así: […] b) Las regulaciones sobre conservación,
preservación, uso y manejo del medio ambiente y de los recursos naturales renovables, en las
zonas marinas y costeras; las disposiciones producidas por la Corporación Autónoma Regional o la
autoridad ambiental de la respectiva jurisdicción, en cuanto a la reserva, alindamiento,
administración o sustracción de los distritos de manejo integrado, los distritos de conservación de
suelos, las reservas forestales y parques naturales de carácter regional; las normas y directrices
para el manejo de las cuencas hidrográficas expedidas por la Corporación Autónoma Regional o la
autoridad ambiental de la respectiva jurisdicción; y las directrices y normas expedidas por las
autoridades ambientales para la conservación de las áreas de especial importancia ecosistémica
[…]
130
Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas Abastecedoras Hidrográficas, a cargo de las CAR.
248
Ley 1523 de 2012: En su artículo 2, señala que:
[…] la gestión del riesgo es responsabilidad de todas las autoridades y de los habitantes del
territorio colombiano’ y que en cumplimiento de esta responsabilidad, las entidades públicas,
privadas y comunitarias desarrollarán y ejecutarán los procesos de gestión del riesgo, entiéndase:
conocimiento del riesgo, reducción del riesgo y manejo de desastres, en el marco de sus
competencias, su ámbito de actuación y su jurisdicción, como componentes del Sistema Nacional
de Gestión del Riesgo de Desastres. En su artículo 3, la Ley define unos principios que soportan la
política de gestión del riesgo uno de ellos que tiene mucha relación con el ordenamiento ambiental
del territorio es el principio de sostenibilidad ambiental el cual plantea que ‘[…] El riesgo de
desastre se deriva de procesos de uso y ocupación insostenible del territorio, por tanto, la
explotación racional de los recursos naturales y la protección del medio ambiente constituyen
características irreductibles de sostenibilidad ambiental y contribuyen a la gestión del riesgo de
desastres […]’. Con referencia a la institucionalidad en materia ambiental, le compete a las
Corporaciones Autónomas, como integrantes del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo: ‘además
de las funciones establecidas por la Ley 99 de 1993 y la Ley 388 de 1997 o las leyes que las
modifiquen, apoyar a las entidades territoriales de su jurisdicción ambiental en todos los estudios
necesarios para el conocimiento y la reducción del riesgo y los integrarán a los planes de
ordenamiento de cuencas, de gestión ambiental, de ordenamiento territorial y de desarrollo.
(Artículo 31, Ley 1523 de 2012); y en los POMCA deberán integrar […] ‘el análisis del riesgo en el
diagnóstico biofísico, económico y socio-ambiental y, considerar, el riesgo de desastres, como un
condicionante para el uso y la ocupación del territorio, procurando de esta forma evitar la
configuración de nuevas condiciones de riesgo’ (Artículo 39 de la Ley 1523 de 2012).
Decreto 1640 de 2012: Define dentro de las directrices para la ordenación de
cuencas (artículo 19):
[…] la prevención y control de la degradación de los recursos hídricos y demás recursos naturales
de la cuenca […] y ‘[…] el riesgo que pueda afectar las condiciones fisicobióticas y socioeconómicas
en la cuenca, incluyendo condiciones de variabilidad climática y eventos hidrometeorológicos
extremos […]’ Por otro lado, el artículo 23 de esta Ley define que: ‘[…] El Plan de Ordenación y
Manejo de la Cuenca Hidrográfica se constituye en norma de superior jerarquía y determinante
ambiental para la elaboración y adopción de los planes de ordenamiento territorial, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 10 de la Ley 388 de 1997 […]’; así mismo, establece que
se convierte en ‘determinante ambiental al momento de formular, revisar y/o adoptar el respectivo
Plan de Ordenamiento Territorial con relación a: la zonificación ambiental, el componente
programático y el componente de gestión del riesgo’. En línea con lo anterior, el parágrafo 2
establece que: ‘para la determinación del riesgo, las zonas identificadas como de alta y muy alta
amenaza y/o vulnerabilidad en el Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca, serán detalladas por
los entes territoriales de conformidad con sus competencias’, y en el parágrafo 3 concluye que: ‘los
estudios específicos del riesgo que se elaboren en el marco del Plan de Ordenación y Manejo de la
Cuenca Hidrográfica, serán tenidos en cuenta por los entes territoriales en los procesos de
formulación, revisión y/o adopción de los Planes de Ordenamiento Territorial’. Por último, y en
relación con el componente de gestión del riesgo, el artículo 36 indica que: ‘las autoridades
ambientales competentes en la fase de formulación deberán incorporar la gestión del riesgo, para
lo cual, priorizarán y programarán acciones para el conocimiento y reducción del riesgo y
recuperación ambiental de territorios afectados’.
249
CAPÍTULO 4. INVENTARIO DEL PAISAJE-TERRITORIO Y EL ÁREA DE RIESGO DEL
VOLCÁN CERRO MACHÍN
Para el análisis del territorio se superponen: la zona D del PCCC, en el
Departamento del Quindío, y el área de amenaza del Volcán Cerro Machín. Para tener
una referencia aproximada de las dimensiones, el área afectada del PCCC corresponde
a 631.34 km2 (de los cuales de área principal son 274.76 km2 y de amortiguamiento
386.58 km2). Esta superficie, más el resto de territorio de Quindío y Tolima, se refiere
a un área de estudio de 1.350 kilómetros cuadrados.
El área de amenaza del VCM semeja una elipse gigantesca, de una superficie
aproximada de 1.060 km2, lo que contrasta con la superficie territorial del
departamento de 1.845 km2. En términos comparativos, se deduce que toda la zona D
del PCCC cabría en el área de amenaza volcánica (59.52% de ésta) y representa el
46.76% del área de estudio específica en el Quindío.
En términos de las distancias, el Volcán Cerro Machín se ubica en línea recta: a 18
kilómetros de distancia del área del PCCC más cercana, a 24 kilómetros en línea recta
de la ciudad de Armenia y a 42 kilómetros de la población de Alcalá, en el Valle del
Cauca, ubicada en el límite del área de amenaza.
Previo a la caracterización del inventario del paisaje-territorio, debe tenerse en
cuenta, que el PCCC no se ha definido aún en función de Unidades de Paisaje
(culturales, ecológicas). Los que representa una gran limitante, que puede tener como
antecedente las Unidades de Planeación Urbana y Rural de los POT en proceso de
revisión y ajuste para incorporar el PCCC al ordenamiento131, que en la escala
municipal funcionarían –de lograrse-, pero no a la escala del PCCC y el territorio
departamental, por lo que deberán agruparse de forma homogénea. Por lo tanto, el
ejercicio de ordenamiento territorial a nivel de Modelo de Ocupación Departamental,
MOD, plantea una definición unidades de ordenamiento territorial sobre la cual se
puede contar con una referencia para el análisis. Con base en esto, se propone
agrupar las componentes o atributos del PCCC en cuatro matrices estructurales: a)
física-ambiental, b) social rural-urbana, c) simbólica-cultural y d) amenaza-
vulnerabilidad territorial.
El análisis de las matrices pretende agrupar algunos de estos componentes, y
presenta la dificultad de no poder condensarlos todos en esta estructura, puesto que
no existe la información gráfica disponible o no se cuenta aún con la investigación
profunda en estos aspectos. Es decir, no se ha mapificado, por ejemplo, las rutas de la
manifestación inmaterial del ‘Yipao’ –en proceso de elaboración del estudio
131
Debe aclararse que los POT de la región iniciaron en 1999, 12 años antes que la inscripción del PCCC, a pesar que el inicio de los trabajos técnicos de formulación del expediente para Unesco data de 1995.
250
preliminar para la inscripción en la Lista representativa de patrimonio inmaterial de
Colombia-. Y por otra parte, mapificar todos los componentes en cuestión, sería un
trabajo interminable. Con esta salvedad, es factible proponer la integración de
algunos atributos en las matrices, que, para los fines de la investigación, contribuyan
al planteamiento de un modelo interpretativo del paisaje-territorio cultural.
4.1. Matriz física – ambiental
Los atributos del PCCC relacionados con la matriz física-ambiental son el
patrimonio natural y la disponibilidad hídrica. Según el diagnóstico integral del
territorio del MOD-Quindío, algunos aspectos específicos relacionados con los
atributos del PCCC son aquellos del subsistema natural. Debe considerarse que con
esta matriz se relacionan los siguientes componentes descritos en el estado del arte
de la ecorregión, como los distritos (ecosistemas) de la zonificación de bosques y
cuencas, los biomas, y las áreas de manejo de los Planes de Ordenamiento de Cuencas
Hidrológicas. Una de las expresiones físico-geográficas de la conservación en el
territorio de esta matriz son los cuerpos de agua, cuencas, subcuencas y
microcuencas, nacimientos de agua, nacimientos de los ríos en los páramos y
glaciares, acuíferos subterráneos, las masas boscosas y de vegetación como la guadua
angustifolia (denominada conformación de bosque de galería).
El departamento del Quindío está conformado por tres unidades de terrenos con características
fisiográficas, geomorfológicas y geológicas diferentes que son:
El Valle del Río La Vieja, que es una zona estrecha que ocupa la parte más occidental del
Quindío; las alturas promedio son 1.000 msnm, y constituida por rocas del Terciario.
El Cono o Abanico del Quindío y Valle del Río Quindío, el cual ocupa la parte del centro
occidente y norte del departamento y abarca aproximadamente la mitad de la superficie del
departamento, con alturas entre 1.000 y 2.000 msnm. Geológicamente constituye la Unidad
denominada Glacis del Quindío o Abanico del Quindío. […] consta de numerosas
intercalaciones lenticulares y tiene un espesor variable que puede sobrepasar los 100 m,
donde alternan depósitos piroclásticos, lahares, acumulaciones fluviales y glaciales. Cubre un
35% del área del departamento del Quindío, en los municipios de Quimbaya, Montenegro, La
Tebaida, Filandia, Circasia, Calarcá y Salento.
El flanco occidental de la Cordillera Central o Zona Montañosa, ocupa el oriente del
departamento y se caracteriza por presentar una morfología muy variada, con laderas de
pendientes suaves hasta muy abruptas y con alturas hasta de 4650 msnm, en el Volcán del
Quindío. Geológicamente está constituida por rocas sedimentarias, volcánicas, ígneas
intrusivas y metamórficas, de variada composición y con edades desde el Precámbrico hasta el
Terciario Superior. […] El territorio está dominado por el sistema de fallas de Romeral […] Las
fallas más importantes son Cauca-Almaguer, Silvia-Pijao y San Jerónimo.
Si se tiene en cuenta la extensión total del departamento (196.183 hectáreas), esto implica que
cerca del 14 % del territorio se encuentra bajo alguna forma de protección. Finalmente, es
251
importante destacar la riqueza hídrica de este paisaje. El área principal del PCCC en el Quindío está
localizada en la cuenca media del río Cauca, lo cual la dota de unidades ecológicas prioritarias para
la retención y regulación del agua. Entre estas se encuentran los sistemas de páramos y
subpáramos de las cordilleras Central y Occidental y las cuencas altas de los ríos Barbas, Consota,
Chinchiná, Navarco, Otún, Quindío, Santo Domingo y La Vieja. La oferta hídrica no solo es uno de
los principales determinantes de la distribución de la cosecha cafetera, sino que es un elemento
fundamental para el proceso de beneficio húmedo, uno de los factores que hacen del Café de
Colombia un producto característico en el mundo. (Ministerio de Cultura-Federación Nacional de
Cafeteros, 2013:48)
[…] La red hidrográfica del departamento está constituida por el río La Vieja en donde sus
principales afluentes son: Río Barbas, Roble, Espejo, Quindío, Cristales, Santo Domingo, Navarca,
río Barragán, río Gris, San Juan, Rojo, Lejos, Boquerón, Quebrada La Picota, río Verde, Quebrada
Buenavista. Quebrada Bolillos. (Gobernación del Quindío-Minvivienda, 2014a:65-70)
La biodiversidad faunística del departamento está representada por:
[…] Aves: La lista de chequeo de avifauna del Quindío (Arbeláez. et al. 2010) que recoge
información de 110 localidades, cuenta con 546 especies de 59 familias de aves registradas […]
Mamíferos: De acuerdo a los inventarios en la cuenca se reportan 87 especies de mamíferos de los
cuales 48 especies son murciélagos […] Peces: La riqueza ictiológica está representada por un total
de 41 especies de peces (Gobernación del Quindío-Minvivienda, 2014a:83)
Figura 71. El paisaje de la Cordillera Central visto desde el PCCC, Quindío
Fuente: Fotografía del autor
252
Buena parte de esta riqueza natural y diversidad de hábitats está representada en áreas naturales
protegidas. Según un estudio reciente de la Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ et
al. 2006) el departamento tiene un total de 27.456 hectáreas protegidas. Estas hacen parte del
Sistema Departamental de Áreas Protegidas del Quindío (SIDAP), (Ministerio de Cultura-
Federación Nacional de Cafeteros, 2013:48)
Una posible representación de esta matriz, sería la siguiente [Ver mapa 27]:
Mapa 27. Matriz física – ambiental
Fuente: Elaboración del autor con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre
4.2. Matriz social - rural/urbana
Los atributos del PCCC relacionados con la matriz social-rural /urbana son: Café
de montaña, Predominio de café, Cultivo en ladera, Edad de la caficultura,
Institucionalidad cafetera y redes afines, Poblamiento concentrado y estructura de la
propiedad fragmentada, Influencia de la modernización, Tradición histórica en la
253
producción de café, Minifundio cafetero, Cultivos múltiples, Tecnologías y formas de
producción sostenibles en la cadena productiva del café.
Mapa 28. Matriz social – rural/urbana
Fuente: Elaboración del autor con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre
Debe tenerse en cuenta que a la matriz productiva, como producto social, debe
sumarse a los atributos los sistemas productivos vinculados a una economía familiar,
no sólo del café y de sus circuitos locales, sino también a las zonas de reserva
campesina, por lo que uno de los elementos fundamentales a preservar en el PCCC es
el uso agrícola, que para efectos del ordenamiento territorial no puede obligarse a
cultivar solo el café (en el afán de preservar este cultivo, de baja rentabilidad actual,
base productiva social de las manifestaciones culturales del PCCC) sino de todos los
cultivos disponibles, que en la actualidad han pasado del café a cultivo de aguacate,
tomate, cítricos, plátano, caña de azúcar, frutales, en detrimento del café, a pesar que
el atributo ‘cultivos múltiples’ destaca la coexistencia de los cultivos con el café.
254
De acuerdo con el mapa, se propone una aproximación a la representación de
esta matriz, [Ver mapa 28].
Según el diagnóstico integral del territorio del MOD-Quindío:
Figura 72. Imagen aérea del PCCC en Quindío
Fuente: fotografía del autor.
255
[…] el Quindío contiene su nodo de producción de Café en el Píe De monte [sic] Cordillerano y en el
valle del Quindío entre los 1200 y 1800 MSNM. [sic] Según el estudio de Uso y cobertura del IGAC
2010, este cultivo solo representa 11,78 % de la cobertura total del suelo del Quindío con
aproximadamente 22.741,58 Ha de las193068,77 ha totalizadas en el Departamento. Esto supone
que el territorio Quindiano dispone de tierra suficiente para aumentar la producción a los niveles
de los años 90´s [sic] cuando el Quindío tenia sembradas unas 50.000 ha de Café en promedio. Esta
tendencia podría recuperar 44128,42 ha que en estos momento están sembradas en pastos para
ganadería. (Gobernación del Quindío-Minvivienda, 2014a:224)
Tal como es característico en la totalidad del PCCC, las zonas ubicadas en el Quindío se destacan
por la combinación de la tradición manual del cultivo, con la introducción de técnicas de
producción innovadoras que han aumentado la competitividad de la actividad. Algo más del 74 %
de su caficultura es tecnificada. Estos cafetales están plantados siguiendo un patrón ordenado de
trazo y en altas densidades, lo que redunda en una mayor capacidad de producción, en promedio
superior a las once cargas de café pergamino seco por hectárea al año. El 26 % restante se
encuentra sembrado bajo lo que se conoce como sistema de producción tradicional. Este se
caracteriza por la ausencia de patrones de siembra, bajas densidades de cultivo (menos de 2.000
plantas por hectárea), edades avanzadas (más de 12 años) y la utilización de variedades de porte
alto. Las características de este sistema de cultivo se derivan en una productividad promedio
inferior a las cuatro cargas de café pergamino seco por hectárea, nivel aún bajo para los retos que
debe enfrentar el productor para la satisfacción de sus necesidades básicas.
El adecuado manejo de los cultivos por los productores del PCCC se releja igualmente en la edad de
los cafetales. Como resultado de la alta adopción de la práctica de renovación, la edad promedio de
los cultivos tecnificados en la zona principal del Quindío alcanza los 4,3 años, con una densidad
promedio de 6.000 árboles por hectárea. La continua renovación de las plantaciones de café es un
elemento que permite la recomposición constante del paisaje y brinda elementos que garantizan
competitividad y continuidad en el tiempo de esta forma productiva. (Ministerio de Cultura-
Federación Nacional de Cafeteros, 2013:48)
4.3. Matriz simbólica – cultural
Es importante reconocer que el paisaje-territorio responde a una construcción
simbólica, que trasciende la discusión estética y de representación del mismo. Como
lo indica Criado-Boado, “las actividades que tienen lugar en relación con el espacio
están organizadas de forma coherente con la representación ideal del mundo que
tiene le grupo social que las realiza. Un espacio no es nunca independiente de los
sistemas de representaciones que lo monitorizan.” (Criado-Boado, 1999:10). Pues
debe partirse que a través de la historia las sociedades por más distintas entre sí,
desarrolla saberes, técnicas y tecnologías de ‘domesticación del espacio’, que como
manifestaciones se expresan de forma tangible (material) o intangible (inmaterial).
256
Figura 73. Imagen aérea del PCCC en Quindío
Fuente: fotografía del autor.
Dado que son tecnologías constructivas podemos, metafóricamente, denominarlas arquitectónicas.
La arquitectura, el uso del suelo, las artesanías… pero esa construcción es una producción que
depende de sistemas de representación. Esas tecnologías no consisten sólo en dispositivos
mecánicos que construyen el espacio social, sino que incluyen dispositivos conceptuales que
configuran (definen, articulan y nombran) el espacio del saber.” (Criado-Boado, 1999:10).
257
Esta situación es completamente novedosa para la interpretación tradicional –
formal a la que los planificadores urbanos e incluso me atrevería a afirmar los
geógrafos interpretan el territorio. Si bien se ha relacionado en la investigación la
parte ‘humana’ del paisaje-territorio, la aportación de la arqueología del paisaje es,
hasta el momento, inexplorada.
Figura 74. Imagen aérea del PCCC en Quindío
Fuente: fotografía del autor.
Como producto, se pueden adelantar los estudios específicos –para
posteriormente detallar los procesos en el subcapítulo 4.5. La Propuesta
interpretativa– de las áreas del territorio gallego por parte de Criado-Boado:
258
El sistema de concepciones (o representación cultural del paisaje) puede reconstruirse a través del
análisis de la interrelación entre el mundo, al entorno artificial y los productos físicos de las
prácticas sociales. El paisaje se manifiesta en productos materiales de distintas escalas
(monumentos, construcciones, herramientas, etc) y presenta múltiples niveles de articulación
espacial. […] principios de estructuración del paisaje para acceder al código cultural que subyace a
las formas de construcción de un paisaje que se puede denominar monumental. […] Los códigos
espaciales por su parte serían el conjunto de principios estructurales (ATRIBUTOS) valoración de
las continuidades y discontinuidades en las formas del paisaje monumental, interpretar el modo
operativo y el sentido de la estrategias megalíticas de domesticación del espacio físico y
construcción de un paisaje cultural. (Criado-Boado, 1993b:78)
El ‘código estructural del paisaje monumental’ (Criado-Boado, 1999:50) El modelo que emerge de
organización del paisaje concibe al espacio social como una unidad cerrada (panorámicas
delimitadas) de morfología circular, introducida dentro de la naturaleza, en parte diluida en ella
(pues el principio de codificación empleado reutiliza los recursos naturales y se basa en una
comprensión profunda del espacio natural) y en parte construida sobre ella (pues no en vano
sustantiva con elementos artificiales ese espacio natural), ocupada por un centro de carácter
ceremonial y funerario, con dos mitades laterales (orientadas respectivamente a oriente y
occidente) muy claras y de sentido opuesto: la una abierta a la acción humana de carácter
doméstico, y la otra cerrada, oculta y orientada hacia el lado inculto e inhóspito de la naturaleza.
[Ver figura 74b]
O el caso de la investigación de Velandia (2014) en el sur del Tolima, Colombia…
Según las descripciones ya expuestas sobre el registro arqueológico, la pauta funeraria se
encuentra restringida a la margen occidental (o, margen derecha) del Rio Cabrera, mientras los
sitios de ocupación y de vivienda se encuentran en la margen oriental (o, margen izquierda). Para
el año 1.000 (según la fecha 960±50) la vertiente occidental del Río Cabrera estaba constituida
como espacio funébrico y la vertiente oriental, como espacio de la vida con una definida estrategia
de ocupación con sitios de habitación en terrazas o tambos y de supervivencia: lagunas naturales y
fuentes de agua abundantes que bajan de la cordillera del Sumapaz, en contraste con la aridez de la
vertiente oriental de la Cuchilla de Altamizal determinada por los cauces de corto trayecto y de
carácter estacional; modificada además por la influencia de los vientos secos provenientes del
Desierto de la Tatacoa. La distribución de las representaciones rupestres, que se encuentran
relacionadas con la pauta funeraria en la vertiente oriental de la Cuchilla de Altamizal y a lo largo
de las cañadas de las quebradas perpendiculares al Río Cabrera, nos muestra una articulación
simbólica del espacio como representación cosmológica pues, según ya se anotó, el sentido en que
corren las aguas, de norte a sur, hubo de incidir en el modo de representación del paisaje.
(Velandia, 2014:280)
4.3.1. Lo tangible-material
Este componente está representado por los atributos: patrimonio arquitectónico,
patrimonio urbanístico y patrimonio arqueológico. Le pertenecen los sitios históricos,
arqueológicos y las construcciones o restos de ellas que hayan sido declarados como
259
bienes de interés cultural (mueble e inmueble) en los términos de la Ley 397 de 1997
y la Ley 1185 de 2008, reglamentadas por el Decreto 763 de 2009.
Se valoran las tecnologías de construcción del espacio social. Al igual que el
paisaje, le pertenecen a) Forma básica: individualización de los constituyentes
elementales del espacio y b) Forma específica: determinación de los lugares
significativos o puntos de referencias de organización del espacio tratado.
Figura 74b. Arqueología del paisaje de Amoedo, Galicia y Valle del Rio Cabrera, Tolima
Fuente: Criado-Boado (1999), Velandia (2014)
En el frente urbanístico y arquitectónico, los pueblos del PCCC han conservado su estructura
original en el sector fundacional, aunque el uso de inmuebles y del espacio público presente
algunas variaciones. Por su parte, las zonas urbanas se han extendido con el in de dar cabida a
elementos de equipamiento urbano necesarios en el mundo moderno, como centros deportivos,
colegios, hospitales y nuevas urbanizaciones, principalmente asociadas con viviendas de interés
social. Esta extensión se ha desarrollado generalmente en torno a la vía principal, debido a las
restricciones que impone la topografía del terreno.
En los cascos urbanos existen ejemplos muy valiosos que, en su conjunto, conservan los valores
sobresalientes que han caracterizado la arquitectura de la colonización antioqueña. Entre esos
260
conjuntos sobresalen las zonas urbanas de los municipios de Aguadas, Belalcázar, Belén de Umbría,
El Cairo, Marsella, Pácora, Salamina, Santuario, poblaciones incluidas en el área principal del PCCC.
Igualmente, es importante destacar los cascos urbanos de Filandia y Sevilla, localizados en la zona
de amortiguamiento, y del municipio de Salento, en sus inmediaciones. Se trata de poblaciones que
conservan su relación directa con el entorno y con la escala humana, valores relejados en los
trazados urbanos y en el mantenimiento de los elementos constructivos y ornamentales que
caracterizan todo el Eje Cafetero.
En esta arquitectura tiene especial valor el trabajo ornamental en madera, mediante talla y calados,
que se ha usado tradicionalmente en puertas, ventanas, pasamanos de escaleras, barandas,
balcones y tribunas, así como en contraportones, canceles de comedor, cielorrasos, columnas,
capiteles y basas. […] En la región existen también casonas de haciendas cafeteras de notable
belleza que, además de mantener su función, conservan en muy buen estado su organización
espacial y estructura arquitectónica, e incluso contienen sus mobiliarios originales. Las recientes
campañas de turismo rural han propiciado el mantenimiento de estas casas de hacienda y su
dotación de elementos de confort, como baños, cocinas y piscinas. De los inventarios realizados por
los equipos departamentales se concluye que el PCCC tiene un alto grado de conservación tanto en
sus viviendas rurales o incas, como en la arquitectura y el trazado urbanístico que caracteriza a sus
poblados. (Ministerio de Cultura-Federación Nacional de Cafeteros, 2013:109)
En cuanto al patrimonio arqueológico el expediente establece lo siguiente:
El área geográfica en la cual se encuentra el PCCC tiene una larga historia de ocupaciones humanas,
previa al proceso de la colonización antioqueña que comenzó a finales del siglo XVIII. Las
especiales condiciones naturales para la agricultura, que hoy se reconocen por el clima y los suelos,
permitieron que desde hace más de 4.000 años la región fuera centro de experimentación para la
domesticación de plantas. Los primeros pobladores, que llegaron hacia finales del pleistoceno
(hace unos 10.000 años), comenzaron a alternar las actividades tradicionales de cacería y
recolección con aquellas propias de la agricultura. De ello dan cuenta los restos de campamentos
estacionales en donde es frecuente hallar, además de los instrumentos de piedra asociados a la
cacería, hachas para talar, azadas para remover la tierra y machacadores de piedra pulida que
contienen restos de los almidones de las plantas cuyas raíces cultivaban y molían.
Al parecer, esos cultivos se dispersarían luego desde allí a otras regiones. Entre los años 3000 y
2000 antes del presente se produjeron importantes cambios socioculturales en la región. Entre
estos se destacan el incremento demográfico, una mayor intervención del medio por efecto de la
extensión de las prácticas de cultivo y el mayor número de asentamientos, así como la adopción de
la alfarería como saber y tecnología fuertemente ligada con actividades domésticas y ceremoniales.
Esta dinámica desembocó en la conformación de unidades políticas de carácter jerarquizado, que
durante el primer milenio de la era cristiana poblaron intensamente la región. Sus vestigios se ven
todavía en la gran cantidad de aterrazamientos artificiales elaborados sobre las vertientes de las
cordilleras. Igualmente, de esta época data una parte importante de las piezas de orfebrería y
cerámica finamente elaboradas y conocidas bajo el sello de estilo quimbaya clásico, que hacían
parte de los ajuares funerarios de personajes importantes, en términos políticos y religiosos.
Hacia el año 700 de la era cristiana se produjo un nuevo cambio sociocultural, esta vez de forma
más rápida, en medio del cual los estilos de enterramiento, las iconografías y las técnicas de
producción alfarera y metalúrgica se transformaron drásticamente. Todo ello, en el contexto de un
aumento sostenido de la población y de la jerarquización política de sus organizaciones sociales.
Ello derivó en la conformación de numerosos cacicazgos que enfrentaron la invasión europea del
261
siglo XVI. En medio de guerras y diversas estrategias de dominación, ansermas, armas, carrapas,
irras, paucuras, pozos, quimbayas y quindos, entre otros grupos, fueron desestructurados política y
territorialmente por los españoles, además de sufrir un descenso poblacional cercano a la
aniquilación física de la población. Los sobrevivientes, conjuntamente con otros grupos
subalternos, descendientes de los esclavos africanos que llegaron a explotar las minas de oro de la
región, fueron conformando nuevas comunidades, asentamientos y territorios, ya fuera en forma
dependiente de la dinámica española controlada desde las nuevas villas y pueblos, o al margen de
esta, en los territorios de frontera. Las evidencias arqueológicas del periodo precolombino, así
como las huellas en el paisaje y las arquitecturas rurales y urbanas propias del periodo colonial de
la región, se entremezclan con los paisajes y arquitecturas propias de la colonización antioqueña.
[…] el PCCC contiene una superposición de elementos culturales que deja entrever la pluralidad de
procesos históricos que han ido configurando el territorio actual. En relación con el tema
arqueológico, la región alberga un potencial importante de evidencias para el mejor conocimiento
del pasado precolombino y colonial, que constituyen parte fundamental del patrimonio
arqueológico de Colombia. Pese a las actividades de guaquería o saqueo sistemático de tumbas
precolombinas que trajo consigo la colonización antioqueña, y que en un primer momento hicieron
famosa la región por su riqueza arqueológica, hoy en día son cada vez más importantes los
proyectos de investigación y las medidas de prevención para evitar la destrucción del patrimonio
arqueológico, como fuentes primordiales para su valoración y protección.
Una parte de las piezas arqueológicas provenientes de la guaquería de vieja data, así como
información recuperada en el contexto de las investigaciones científicas más recientes, se divulga
al público en los varios museos de la región. En su compromiso con la recuperación del patrimonio
arqueológico, algunas de estas entidades han realizado inventarios de colecciones, así como
proyectos para el registro de estas ante el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, en
cumplimiento con la ley de cultura. Entre las colecciones más importantes que existen en los
municipios incluidos en el área principal del PCCC pueden destacarse:
• La colección arqueológica del Centro de Museos de la Universidad de Caldas,
antiguo Museo Antropológico, que desde 1945 ha preservado una de las más
importantes y representativas muestras de la zona arqueológica quimbaya. La
colección, constituida por más de 40.000 objetos, en su mayoría piezas de
cerámica, artefactos líticos, algunos objetos de oro (tumbaga) y pocos restos
óseos, que se destacan por su técnica y estilo, es un testimonio de la obra de los
diversos grupos prehispánicos que habitaron la región.
• El Museo del Oro del Banco de la República, que por intermedio del Museo
Quimbaya, en Armenia, y el Área Cultural, en Manizales, cuenta con múltiples
piezas en oro y cerámica “que demuestran la complejidad técnica, la calidad
estética y simbólica que alcanzaron los antiguos pobladores de la región” (López
Et al. 2008).
• La Universidad del Quindío tiene bajo su custodia una valiosa colección
arqueológica que se destaca por la calidad y la estética de sus piezas de cerámica.
(Ministerio de Cultura-Federación Nacional de Cafeteros, 2013:109)
262
Tabla.16 Algunos sitios arqueológicos relacionados con el PCCC en Quindío
Municipio Sitio Córdoba C-L-Si Filandia La Soledad Montenegro Batallón Cisneros Sitio
18 FE 2032 Ciudadela
Compartir Yacimiento Chapinero
Salento Salento 21 Salento 22
Fuente: Ministerio de Cultura-Federación Nacional de Cafeteros (2013), a partir del trabajo de
Pedro Pablo Briceño de 2008132.
Figura 75. Vista aérea de Salento, Quindío
Fuente: Fotografía de Sebasmrodriguez - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Vistaaereasalento.JPG#/media/File:Vistaaereasalento.JPG
132
Una relación completa de las colecciones arqueológicas más relevantes del PCCC en Caldas y Risaralda, se presenta en Lopez, Carlos et al, “Patrimonio arqueológico y paisajes culturales:La presencia humana milenaria en el Departamento de Risaralda”, En, OSORIO, J y A. Tarazona, (2008) Paisaje Cultural Cafetero, Risaralda Colombia.Pereira: Universidad Católica de Pereira. P. 83-107.
263
4.3.2. Lo intangible-inmaterial
El patrimonio inmaterial está representado por todas las manifestaciones
intangibles resultado de los saberes y las tradiciones resultado de la relación del
hombre con la naturaleza. Se refiere a las manifestaciones orales, escritas y demás
tradiciones que se transmiten de generación en generación, como la cocina
tradicional, y su enlace con las rutas, desplazamientos e itinerarios del intercambio
social-cultural de los habitantes del PCCC. Según Unesco133 el patrimonio inmaterial
representa las:
[…] tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros
descendientes, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos,
conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a
la artesanía tradicional. Pese a su fragilidad, el patrimonio cultural inmaterial es un importante
factor del mantenimiento de la diversidad cultural frente a la creciente globalización. La
comprensión del patrimonio cultural inmaterial de diferentes comunidades contribuye al diálogo
entre culturas y promueve el respeto hacia otros modos de vida.
La importancia del patrimonio cultural inmaterial no estriba en la manifestación cultural en sí, sino
en el acervo de conocimientos y técnicas que se transmiten de generación en generación. El valor
social y económico de esta transmisión de conocimientos es pertinente para los grupos sociales
tanto minoritarios como mayoritarios de un Estado, y reviste la misma importancia para los países
en desarrollo que para los países desarrollados.
El expediente del PCCC resalta para el departamento del Quindío
En las zonas rurales persiste la transmisión de leyendas vinculadas a personajes de la colonización,
así como el uso de los objetos ‘cafeteros’, como el machete, utilizado primero para la apertura de
caminos y luego para el deshierbe. Asimismo, el ingenio de sus habitantes permitió transformar
elementos de uso diario en verdaderos íconos culturales, tales como el ‘yipao’, representado por el
uso del Jeep Willys, de la década posterior a la Segunda Guerra Mundial, utilizado masivamente
como principal medio de transporte para un número considerable de personas y mercancías […]
Esta tradición también se releja en el lenguaje utilizado, con la adición de la palabra ‘yipao’ para
referirse a la cantidad de cosas que se pueden cargar en cada uno de estos vehículos Igualmente, la
actividad tradicional de la arriería, que se desarrolló como respuesta a la necesidad de transportar
el café por zonas que presentaban grandes dificultades de acceso y movilidad, aún subsiste como
práctica productiva y elemento de identidad cultural. Por su parte las fiestas tradicionales
continúan desarrollándose como eventos en los que todas las manifestaciones tangibles e
intangibles del patrimonio se comparten y enriquecen con el tiempo. Entre las principales fiestas
que se han celebrado por generaciones en el PCCC se encuentran:
Las Fiestas Nacionales del Café, en Calarcá; la Fiesta del Canasto, en Filandia
[…]
133
http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00002 Consultado 2 de octubre de 2015.
264
La Fiesta de la Guadua, en Córdoba; […] el Concurso Nacional de Duetos, en
Armenia; […] y los alumbrados de Quimbaya134
[…] Del mismo modo, las tradiciones gastronómicas del PCCC se han mantenido y enriquecido.
Entre ellas se destaca la comida conocida como ‘paisa’ o ‘montañera’, cuyo plato más conocido es la
bandeja paisa, que consiste en un plato de fríjoles con ‘garra’ o tocino de cerdo, servidos con
aguacate, arroz, carne, chorizo, chicharrones, huevo, patacones y plátano maduro frito. (Ministerio
de Cultura-Federación Nacional de Cafeteros, 2013:109)
Una posible representación de esta matriz, sería la siguiente [Ver mapa 29]:
Mapa 29. Matriz simbólica – cultural
Fuente: Elaboración del autor con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre
134 Conocido como el Festival de Luces y Faroles de Quimbaya. Las manifestaciones del yipao más
representativas, son los eventos que se realizan en Armenia y Calarcá. También debe mencionarse a las
fiestas de la Palma de Cera del municipio de Salento.
265
4.4. Matriz de la Amenaza – vulnerabilidad territorial
No existen atributos del PCCC relacionados con el riesgo de amenaza y la
vulnerabilidad territorial. En el expediente presentado a Unesco, si bien se mencionan
los antecedentes de los eventos de la erupción volcánica del Volcán Nevado del Ruiz
de 1985 y el sismo de Armenia de 1999, ni se definieron los riesgos sísmicos y
volcánicos como componentes fundamentales para las estrategias y objetivos del plan
de manejo del PCCC aprobado por Unesco.
Según diagnóstico del MOD-Quindío, en referencia a la zonificación de amenazas
no se amplía o especifica nada de lo ya descrito en el Capítulo 3, subcapítulo 3.3. por
el contrario, con un tratamiento muy general, en relación a la amenaza volcánica,
disminuye la noción de la amenaza restringiendo la afectación al territorio por caída y
transporte eólico de ceniza y lapilli. Hace mención de la caída estimada de piroclastos
de 40 cm a 1 cm a medida que se extienden los anillos del área de amenaza. El
documento ilustra el mapa de la amenaza, sin embargo, realizada la consulta en el
visor del Sistema de información geográfica del Quindío, SIG-QUINDÍO135, en la
ventana de riesgo y amenaza no está cargado el mapa de amenaza del Volcán Cerro
Machín.
Mapa 29a. Amenaza potencial del Volcán Cerro Machín en el MOD-Quindío
Fuente: Gobernación del Quindío-Minvivienda (2014)
135
http://200.21.93.53/sigquindioii/VisorGeneral.aspx consultada el 9 de octubre de 2015.
266
Una propuesta para la representación de esta matriz, sería la siguiente [Ver mapa
30]:
Mapa 30. Matriz de la amenaza y vulnerabilidad territorial
Fuente: Elaboración del autor con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre
267
Mapa 31. POT Armenia. Mapa de amenaza
Fuente: Plan de ordenamiento territorial de Armenia 2009-2023. Acuerdo municipal 019 del 2
de diciembre de 2009136
4.5. Modelo de elevación-superposición de las matrices y resultados
A efecto de un entendimiento y comprensión del paisaje cultural relacionado con
el Volcán Cerro Machín, se ha elaborado una representación cartográfica
georreferenciada del paisaje-territorio en tres dimensiones. La modelación
tridimensional, denominada Modelo de Elevación Digital137, se obtiene gracias a los
atributos binarios ligados a una imagen. Las elevaciones de una fotografía aérea
digital, respectivamente, está procesada en curvas de nivel de una ortofotografía138,
(además de una gran cantidad de datos y metadatos) que contienen la información
136
http://documentos.armenia.gov.co/doc_usuarios/Acuerdo%20019%20de%202009.pdf consultado 22 de septiembre de 2015. 137
DEM, Digital Elevation Model. 138
En la actualidad, procesamiento realizado digitalmente que corrige la curvatura de la tierra.
268
espacial que permite: a) ubicarla en el espacio mediante un sistema de
representación por coordenadas geográficas, b) ligarla a una proyección que enlaza el
anterior sistema con la tierra y c) reproducir-distribuir estos datos espaciales en un
espacio tridimensional.
Según INEGI139, “un modelo digital de elevación es una representación visual y
matemática de los valores de altura con respecto al nivel medio del mar, que permite
caracterizar las formas del relieve y los elementos u objetos presentes en el mismo.
Estos valores están contenidos en un archivo de tipo raster140 con estructura regular,
el cual se genera utilizando equipo de cómputo y software especializados. En los
modelos digitales de elevación existen dos cualidades esenciales que son la exactitud
y la resolución horizontal o grado de detalle digital de representación en formato
digital, las cuales varían dependiendo del método que se emplea para generarlos y
para el caso de los que son generados con tecnología LIDAR se obtienen modelos de
alta resolución y gran exactitud.”
A partir de lo anterior, la información cartográfica guardada en un archivo de
formato shape141, se exporta del software de intercambio de información geográfica
utilizado (ArcGis versión 10.4 de Esri) a un software convertidor o modelador (Global
Mapper versión 16). El resultado es una construcción multivisual142 desde cualquier
perspectiva y orientación. Para una expresión adecuada de la altimetría dinámica
obtenida, ésta se codifica en colores, según los cuales la transición de rojo-verde-azul,
que significa mayor elevación a menor elevación del modelo. Para el área
seleccionada, la altitud varía entre 182 msnm (color azul) a 5.217 msnm (color rojo)
en una distancia longitudinal aproximada de 200 kilómetros. [Ver figura 76]
El modelo de elevación digital obtenido es el siguiente:
139
Instituto Nacional de Estadística y Geografía. México. http://www.inegi.org.mx/geo/contenidos/datosrelieve/continental/queesmde.aspx consultado 24 de septiembre de 2015. 140
Una imagen raster es aquella obtenida por medio digital compuesta por unidades o pixeles. Otro proceso alterno es el de una imagen vectorial, que es aquella compuesta por líneas, vértices y polígonos. 141
Un archivo shape, o shapefile, es un formato compuesto por seis subarchivos enlazados los cuales contienen distinta información para poder ser visualizada e intercambiada mediante un programa de información geográfica. Un archivo .prj, projection, que contiene la proyección del sistema de coordenadas; un archivo .dbf, database file, que contiene la información de los atributos; un archivo shp, que almacena las entidades geométricas; un archivo shx, spatial index, que contiene el índice que ordena a las entidades geométricas; y archivos .sbn y .sbx, que almacenan los índices que ordenan las entidades espaciales. 142
En formato .dem
269
Figura 76. Modelo de elevación digital del área de estudio
Fuente: Elaborado con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre.
Figura 77. Modelo de elevación digital del área de estudio
Fuente: Elaborado con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre.
270
Figura 78. Modelo de elevación digital del área de estudio
Fuente: Elaborado con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre.
Figura 79. Modelo de elevación digital del área de estudio
Fuente: Elaborado con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre.
271
Figura 79a. Modelo de elevación digital del área de estudio
Fuente: Elaborado con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre.
Figura 79b. Modelo de elevación digital del área de estudio
Fuente: Elaborado con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre.
272
Figura 79c. Modelo de elevación digital del área de estudio
Fuente: Elaborado con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre.
Ahora bien, como resultado de la superposición del inventario de matrices
presentadas, se puede concluir, la conformación de capas en las que se pone en
relevancia algunos estratos para el análisis del paisaje. El mapa [Ver Mapa 32], da
cuenta de la superposición:
a) De la matriz física-ambiental resalta la formación geológica del abanico del
Quindío. Éste, en el Valle del Rio Cauca, es más elevado que el Valle del
Magdalena. Y está surcado por prolongadas incisiones de ríos y quebradas que
drenan por el rio Quindío hacia el Rio La Vieja, masivamente pobladas de
bosques de guadua angustifolia.
b) De la matriz social/urbana se destaca una serie de puntos correspondientes al
sistema de ciudades articulada con la red de carreteras regionales y locales.
c) De la matriz simbólica cultural se identifican las áreas cultivadas de café que
constituyen el área principal del PCCC, la red de puntos correspondientes a los
sitios arqueológicos, complementada por las redes de caminos y de rutas del
yipao.
273
Mapa 32. Superposición de matrices
Fuente: Elaborado con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre.
A partir de esta información y el modelo de elevación digital se obtiene la
superposición:
a) De la matriz física-ambiental, se visualiza la coincidencia de la altitud del
Abanico del Quindìo que permite el cultivo del café sobre los lomeríos del
valle, entre bosques de guadua angustifolia y las áreas de manejo ambiental de
las cuencas hidrográficas.
b) De la matriz social/urbana se identifica la red de carreteras que consolida la
red productiva de la cadena del café, y la dependencia nacional de una única
conexión desde el puerto de Buenaventura en la costa Pacìfica hacia la
Cordillera Central, que une los dos valles y la Cordillera Oriental, en la que se
sitúa Bogotá, el mayor centro económico del país, a 2.600 msnm.
274
c) Se superpone la capa de la amenaza volcánica, que posterior al análisis del
modelo de elevación, se constata que el edificio volcánico está inclinado hacia
el oeste.[Ver Mapa 33]
Mapa 33. Superposición de matrices y modelo de elevación digital
Fuente: Elaborado con la colaboración del Ing. Geodesta Luis Manuel Reales Maestre.
La Propuesta Interpretativa
La propuesta interpretativa de la investigación, pone en relación la geografía del
modelo de elevación digital codificándola mediante la metodología de análisis
arqueológico-territorial, desarrollada en las investigaciones de Felipe Criado-Boado
(1999). A partir de la Arqueología del Paisaje, se genera una propuesta para el
análisis del territorio, la cual parte de a) la definición de un contexto espacial, b) el
análisis formal de este contexto para la identificación de los fenómenos inherentes del
territorio, y c) la identificación de las relaciones espaciales significativas.
275
Se entiende por análisis formal o morfológico y análisis fisiográfico, según Criado-
Boado (1999):
El análisis de las formas concretas que constituyen el paisaje, tanto las naturales (fisiográficas)
como las artificiales (elementos de Cultura Material, monumentos…), sin introducir un sentido
extraño a ellos. Es por lo tanto una práctica deconstructiva que, cuanto tiene éxito, describe el
objeto de estudio desde dentro de sí mismo y constituye de hecho una forma de descripción densa.
El análisis fisiográfico, en cuanto estudio de las formas concretas del relieve, se puede confundir
con el análisis formal anterior. Sin embargo, […] este último es en realidad un examen completo de
un espacio dado (artificial, natural y, sobre todo, natural artificializado) que moviliza varias
técnicas distintas de análisis integrando sus resultados entre sí. Ente otras técnicas específicas
figura el análisis de las condiciones de visualización, el análisis de tránsito o el mismo análisis
fisiográfico. En el marco de un análisis formal del espacio, éste último es de hecho una técnica que
nos ayuda a definir la forma básica y la forma específica del producto espacial […] Para aclarar esta
temática es conveniente precisar la terminología, empezando por conceptos que dada su
contigüidad, a menudo se confunden entre sí: paisaje-topografía-terreno-relieve-territorio.
Puestas así las cosas, del mismo modo que la Geografía es el estudio del paisaje, o la Arqueología
del Paisaje es el estudio del paisaje prehistórico, y la Geografía Física el estudio de la topografía, de
la hidrología y oceanografía, de la biogeografía y ecología, y de la climatología, el Análisis de
Terrenos será el estudio de los terrenos, de sus tipos y en suma de “los rasgos morfológicos,
vegetación y suelos de una zona determinada en relación con los usos a los que va destinado”
mientras el estudio del relieve y sus formas, hecho con mera perspectiva formal, constituye la
Morfología o Fisiografía.
Sin embargo, desde la Arqueología (o al menos desde nuestra propuesta de Arqueología del paisaje
necesita todavía hacer un análisis fisiográfico o morfológico del relieve. En concreto constituye una
parte básica del estudio del emplazamiento o patrón de localización puntual de un yacimiento
arqueológico y de su interacción con el entorno.” (Criado-Boado, 1999:29)
Los códigos para la comprensión de la arqueología del paisaje permiten la
definición de un “modelo formal de organización espacial” (enfocado en principio al
registro arqueológico) mediante las siguientes fases:
1. “Reconocimiento de las formas o constituyentes fundamentales del espacio considerado, tanto
naturales (es lo que tradicionalmente se denominaría un análisis fisiográfico) como artificiales
o arqueológicos; (...) o análisis formal del espacio arqueológico
2. Caracterización de las condiciones de visibilidad y visibilización de esas formas.
3. Identificación de las claves de tránsito y desplazamiento que hacen permeable ese espacio y
preestablecen el sentido de los movimientos sobre él.
4. Identificación de la red de lugares significativos de ese espacio, esto es: aquellas formas
individuales que se definen por características específicas (visibilidad y claves de tránsito entre
otras) y que pueden funcionar de hecho como puntos básicos de organización del espacio
circundante.
276
5. Definición de las cuencas visuales o panorámicas más significativas de la zona (ie:
especialmente en torno a los lugares anteriores), vinculadas tanto a cuencas topográficas como
constituidas en torno a las entidades arqueológicas.” (Criado-Boado, 1999:19)
Ahora bien, la metodología interpretativa del territorio de Criado-Boado establece
una serie de códigos formales, que permiten una abstracción del paisaje mediante un
proceso deconstructivo, (que permite descomponer la realidad, reconocerla y
recodificarla como modelo) con la ayuda de figuras fisiográficas reconocibles en el
relieve. En principio se cuenta con trece figuras esenciales, definidas
geométricamente por los planos que la conforman:
1. El llano: figura constituida por un solo plano horizontal.
2. La ladera: plano inclinado que forma parte de un relieve prominente,
3. La vertiente: plano inclinado de un relieve deprimido.
4. El rellano: plano predominantemente horizontal dentro de un relieve que en el
mismo eje presenta configuración cóncava y convexa simultáneamente
5. El collado: plano de configuración cóncava en un eje y convexa en el eje
transversal
6. La colina: figura formada por tres o más planos.
7. El cerro: suma de planos con configuración prominente y aislada.
8. La dorsal y el espolón: planos que adoptan configuración prominente pero
alargada en el sentido de un eje mayor que forman una estribación.
9. La cuenca y el barranco: constituidos por tres o más planos en configuración
deprimida, el barranco es una cuenca de formas más angostas y forzadas. Dan
lugar a líneas de drenaje caudalosas.
10. La cubeta: forma cóncava que conforma un anfiteatro cerrado que dan lugar a
condiciones de drenaje impedido.
11. La hondonada: forma cóncava totalmente cerrada que da lugar a condiciones
de drenaje impedido. (Criado-Boado, 1999:30)
La estructura organizativa del paisaje según Criado-Boado (monumental para el
escenario arqueológico) contribuye a recodificar las relaciones entre las formas
geométricas y su disposición en el territorio, los espacios arqueológicos, las rutas
como claves del tránsito prehispánico y su transición entre los espacios culturales -
naturales143.
La apuesta del ejercicio analítico busca relacionar los espacios identificados en
términos de una articulación entre sí con el medio geográfico-fisiográfico, que, como
resultado, resulte en una representación-comprensión del área de estudio paisaje 143
Esta capa simbólica, para los fines de la investigación, se articula entre los sitios arqueológicos identificados, el camino del Quindío (antiguo camino indígena entre Toche-Salento y Cartago) y la ruta de la manifestación inmaterial del Yipao.
277
cultural cafetero y la amenaza del Volcán Cerro Machín. Para tal fin se reprocesó el
modelo de elevación en baja resolución, es decir, se pasó de una modelación a cada 10
metros a una modelación ‘más gruesa’ de cada 50 o 100 metros. Esta resolución baja
o menos fina que la obtenida inicialmente, permite un desnudamiento de las formas
primarias del territorio.
Figura 80. Figuras fisiográficas formadas por un solo plano
1. Llano, 2. Ladera, 3. Vertiente, 4. Rellano, 5. Collado. Fuente: Criado-Boado (1999)
Figura 81 . Figuras fisiográficas formadas por varios planos de configuración convexa
6. Colina, 7. Cerro, 8. Dorsal, 9. Espolón. Fuente: Criado-Boado (1999)
278
Figura 82. Figuras fisiográficas formadas por varios planos de configuración cóncava
10. Cuenca, 11. Barranco, 12. Cubeta, 13. Hondonada. Fuente: Criado-Boado (1999)
Existe una relación directa y proporcional desde el punto de vista geométrico
entre las formas abstractas y euclidianas propuestas por Criado-Boado para la
interpretación fisiográfica, aunque para el caso arqueológico de Galicia propone una
relación cíclica-progresiva entre los sitios arqueológicos, las rutas de tránsito y las
formas de ocupación organizacional del territorio.144.
El modelo resultante de Criado-Boado me lleva a contrastar el análisis fisiográfico
con la metodología de Margarita Martínez del Sobral (2000) quien ha investigado
ampliamente el análisis geométrico que evidencia la relación estética del hombre y la
naturaleza.
“El modelo analítico sobre la geometría de Mesoamérica […] en el cual se expone la mejor
argumentación y demostración de que las expresiones estéticas en las sociedades prehispánicas –
por lo menos para Mesoamérica– se rigieron por un canon geométrico específico que se hallaba
fundamentado en la comprensión de un concepto geométrico complejo, que en occidente fue
denominado como la “proporción armónica” […] Este respecto plantea, como un recurso
indispensable, la existencia de un “compás áureo” o “compás de oro” al que considera “…de suma
utilidad en el análisis geométrico, ya que permite saber si las figuras analizadas contienen o no
dicha proporción, de inmediato y con una sola medición…” (Martínez del Sobral, 2000:22); (Velandia, 2015:8-9)
144
En “Del Terreno al Espacio” de Criado-Boado (1999) se plantea la preocupación de la aplicabilidad de otros sentidos interpretativos. Bajo esto, se realiza el ejercicio geométrico de contrastar el modelo con una variante bajo la influencia del Feng Shui. En el estudio, es válida la aclaración sobre la improcedencia del Feng Shui, puesto que la interpretación no se presta a la influencia de otras ‘percepciones’ que no tienen nada que ver con el análisis geográfico, y que están contaminadas con otra u otras culturas, y que no tienen que ver con el ejemplo del espacio arqueológico de Galicia, terreno de trabajo de Criado-Boado.
279
Figura 83. El modelo del punto-círculo-línea-mitad, representación esquemática del código
estructural del paisaje monumental y el cuadrado de oro, progresión natural.
Fuente: Criado-Boado (1999), Velandia (2015), https://www.tumblr.com/
La ‘proporción armónica’145 que da lugar a la ‘sección áurea’, es un canon estético
que domina y explica la naturaleza, directamente expresada por la matemática
145 “La ‘proporción armónica’ es el resultado de establecer una relación entre dos formas geométricas elementales, como la generada por la partición de un segmento de línea en dos partes desiguales; o entre dos formas distintas como el cuadrado y el rectángulo; en la cual relación, “’a parte menor es a la mayor, como ésta a la suma de las dos’, lo cual se expresa de esta manera: a : b :: b : c, donde c = (a + b) a : b :: b : (a + b). Este modo de la relación entre tres términos (a : b : c), donde el tercero es igual a la suma de los dos primeros, es única en la geometría y, tanto por este hecho como por el equilibrio y economía conceptual que plantea, se le denominó desde los tiempos de Pitágoras como ‘sublime’ y ‘armónica’; hasta el Renacimiento cuando Fra Luca Pacioli la definió como ‘Divina Proporción’. La relación entre los términos se expresa en un número (1.618), que en 1924 fue denominado por Theodore Cook con la letra Φ –Fi, por Fidias el escultor y arquitecto griego.” (Velandia, 2015:10)
280
pitagórica y la geometría euclidiana, y que ha inspirado las manifestaciones estéticas
de los pintores y los escultores en todas las culturas. Las figuras geométricas
‘externas’ del análisis fisiográfico de Criado-Boado tienen el mismo origen que las de
la composición ‘interna’ de los análisis de la sección áurea de Martínez del Sobral y
Velandia, y esto es en el concepto abstracto de la realidad que se obtiene a través de la
geometría analítica146 soporta la conformación de los sistemas de coordenadas en el
espacio tridimensional, para lo cual se aplican los problemas algebraicos y
trigonométricos, tanto para la resolución de una ecuación de una línea, una curva, o
un área bajo o sobre una curva en el espacio. Con base en esto, como un desarrollo
geométrico, si una línea está compuesta por una sucesión infinita de puntos o finita
entre un punto y otro (vector), y esta se desplaza en el espacio, conforma un plano,
recto, curvo o alabeado, esta superficie está conformada por una progresión infinita
de líneas.
Figura 84. Proporción áurea de las pirámides de Egipto y Teotihuacán, México
Fuente: Martínez Del Sobral (2000)
A partir de lo anterior, propongo que para la interpretación geométrica del
paisaje-territorio del área de estudio, le corresponde una lógica de puntos-líneas-
superficies.
146
“[…] aplicación del Álgebra simbólica al estudio de problemas geométricos mediante la asociación de curvas y ecuaciones indeterminadas en un sistema de coordenadas”. En, González Urbaneja, Pedro Miguel (2008) Euler y la Geometría Analítica. Quaderns de l’Historia de l’Enginyeria. UPC: Barcelona. p.83. http://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2099/8055/article5.pdf?sequence=1
281
Figura 85. Sistemas programáticos de líneas, puntos y superficies
Fuente: Tschumi (1987)
Si la proporción áurea, origina una progresión geométrica de Fibonacci, (ilustrada
en la imagen del caracol) [Ver Figura 83], el modelo de Criado-Boado debe poder
desplazarse en movimientos integrados similares de la estructura organizacional del
territorio, que deben expresarse en elementos de la geometría analítica básica.
La hipótesis planteada puede corroborarse mediante la propuesta interpretativa
de la estructura geográfica del territorio, en la medida que sus relaciones (culturales)
evidencian los puntos, las líneas y las superficies compositivas que construirán el
mapa de la interpretación del paisaje147.
En línea directa con la referencia citada en la primera parte, “La deconstrucción de
un problema”, la puesta en valor de la lectura de puntos, líneas y superficies dista
mucho de presentarse como una salida formal o reductiva del problema, y se tiene un
ejemplo estructurante del diseño paisajístico del proyecto urbano, en el que en sus
147
Sabaté (2004, 2010) propone la interpretación de los parques culturales a partir de los elementos urbanos establecidos por Kevin Lynch en The Image of the City (1960, Boston: MIT Press). Estos elementos son: 1) senderos, 2) bordes, 3) distritos o barrios , 4) nodos y 5) hitos.
282
formas resultantes provienen de un proceso complejo de deconstrucción de los
códigos del lenguaje.
El Parque de La Villette148
En 1982, se convocó un concurso internacional para el diseño de un área
deteriorada al nororiente de la ciudad de París. El espacio sujeto a concurso era un
vacío de 55 hectáreas, en el que funcionó el matadero de la ciudad y en el que durante
mucho tiempo permanecieron algunas edificaciones industriales derruidas de finales
del siglo XIX.
Figura 86. Deconstrucción del programa
Fuente: Tschumi (1987)
Desde finales de los años 70 y entrados los años 90, a este tipo de terrenos se les
denominó, ‘terrain vague’ o ‘vacant lot’, los cuales fueron el objetivo de la promoción
inmobiliaria a gran escala en las grandes ciudades europeas y norteamericanas, con la
finalidad de detonar la inversión capitalista y la oferta de suelo urbanizado, promover
la gentrificación, la renovación y los altos precios de venta. Lo anterior, básicamente
148
Un análisis semiótico de este proyecto, se realizó para el curso de doctorado en urbanismo y ordenación del territorio: ‘El paisatge com a comunicació’, bajo la dirección del Profesor Manuel Ribas i Piera, 1993-1994.
283
mediante tres formas de proyecto: los puertos marítimos, las estaciones ferroviarias,
y las grandes operaciones inmobiliarias de comercio, oficinas y vivienda.149
El citado caso de París, conllevó el diseño de una gran área de parque, dotada de
equipamientos culturales y recreativos, llamada Parc de la Villette150. Promovido
durante la presidencia de François Miterrand, como uno de los grandes proyectos de
la ciudad para el incremento de la atracción turística, este proyecto representó un
hito en la discusión de la arquitectura del paisaje de fin de siglo XX, pues fue bastante
singular por la propuesta ganadora, que contrario a la mayoría de los proyectos
teóricos de la época, sí fue construido.
Para tal fin, el proyecto de Bernard Tschumi tuvo como innovación una lectura del
territorio, fundamentada en la deconstrucción del lenguaje de la arquitectura sobre el
paisaje. Como partida, se sustentó en la ruptura comunicacional de los códigos
tradicionales del lenguaje, mediante una recodificación, -una crítica a los
metalenguajes-, y propuso una reterritorialización de los componentes elementales
del diseño en el paisaje.
El proyecto está conformado por sistemas programáticos denominados por
Tschumi (1987) como ‘superimpuestos’ (estrategia de composición). El primero de
ellos, un sistema de objetos o sitios de intensidad de los usos en cada lugar, llamados
folies. El origen de ellos es la deconstrucción de tres elementos básicos como el
espacio abierto, el espacio cubierto, y ‘lo construido’. Tras un proceso de explosión-
fragmentación de los elementos originales, éstos se deconstruyen en formas únicas,
mediante una recomposición, organizadas en una malla racional de coordenadas.
El segundo sistema de líneas, corresponde al sistema de movimiento. Comprende
todas las actividades de desplazamiento, tales como caminar, correr. Las líneas son
los canales de tránsito para moverse entre los sistemas e incluye los canales
existentes.
149
Entre algunos de los proyectos más célebres entre varias generaciones de proyectos, se tiene el Central Business District, CBD, de Canary Wharf en Londres, el Puerto de Boston y Lyon Part Dieu. Posteriormente, con la economía levantada de la crisis de los años 80, surgirían los proyectos ampliamente difundidos por las revistas de arquitectura y el naciente internet de los años 90, entre ellos Euralille, en Lille, Francia, la Barcelona Olímpica de 1992, y los Docklands en Londres. 150
http://www.tschumi.com/projects/3/ consultado 11 de octubre de 2015.
284
Figura 87. Inserción en la geografía urbana
Fuente: Tschumi (1987)
El tercer sistema de superficies, corresponde al sistema de espacios abiertos y de
texturas, representados por las áreas verdes, los jardines, y el diseño de las áreas
naturales.
El planteamiento del diseño de Tschumi tiene un sentido particular más allá de la
propuesta formal del pedido de un parque cultural. El proyecto trasciende en la
medida que plantea la estructura organizacional de elementos culturales en el paisaje
y por ende del dominio de ‘lo natural’ del paisaje, lo que supone el proceso
deconstructivo de artificialización o territorialización de los sistemas programáticos
propuestos.
285
Figura 88. Parque de La Villette
Fuente: Geromitsou Etrato-Anna (2014) dias.library.tuc.gr/view/18791
Con los anteriores antecedentes, podemos concluir que el análisis del paisaje-
territorio arroja el siguiente mapa de las formas constitutivas:
286
Mapa 34. Interpretación del paisaje territorio del PCCC 1
Análisis fisiográfico del conjunto de formas de crestas (ramas), valles (cunetas), áreas urbanas (manchas) y sitios arqueológicos (cruces). El punto rojo es el Volcàn Cerro Machín. Fuente: Elaboración del autor.
Mapa 35. Interpretación del paisaje territorio del PCCC 2
Puntos, líneas y superficies. La retícula del ordenamiento del territorio se deduce conformada por una progresión elíptica y radial. Fuente: Elaboración del autor.
287
Figura 89. Vista panorámica del PCCC hacia el Valle del Cocora-Salento
Fuente: Fotografía de Juan David Céspedes (2011).
http://www.sociedadespacionaturaleza.wordpress.com
4.6. Simulación del evento volcánico del Cerro Machín en el PCCC
Con objeto de lograr una visualización del fenómeno volcánico del VCM sobre el
PCCC, se procesó el modelo de elevación digital mediante un software de animación
tridimensional digital, Rhinoceros 3D, 3D Studio y Autodesk Maya.
Se pretende que esta visualización sea puramente ilustrativa, ya que no responde
a un procesamiento ‘científico’, como se ha planteado en tesis o investigaciones
dirigidas a tal fin, como en Cárdenas y Pulido (2012), Murcia H.F. et al. (2010),
Obando, et al. (2003), que para tales casos, en ellas se han utilizado softwares TITAN
2D y Model Builder de ArcGis, entre otros.
En el momento de la entrega de esta Tesis doctoral, la simulación tridimensional
(render151) está en proceso, dado que es un desarrollo complejo y largo que requiere
una cantidad considerable de horas-ordenador para su procesamiento, que incluye
las fases de modelado, animación y renderización. Por lo que solicito se dispense la
presentación de las imágenes tomadas del producto en desarrollo para este
documento, y que tendrán su resultado final, presentado en formato de vídeo, en la
sustentación ante el Tribunal, el 22 de enero de 2016.
4.7. Conclusiones
La interpretación debe arrojar respuestas o una estrategia para la atención de la
amenaza volcánica en la medida que pueda identificar como primera medida los
efectos de la amenaza y visualizar una posible reconstrucción del paisaje.
151
Imagen o vídeo de imágenes resultado de un proceso de cálculo de iluminación y texturas a partir de un modelo en tridimensional (3D).
288
Mapa 36. Propuesta Estratégica de Ordenamiento Espacial MOD Quindío
Fuente: Valeria Barbero. Urban Project. 2013 http://imapa.net/blog/page/2/ MOD-Quindío (2014).
La propuesta de Barbero (2013) sobre la cual se basó la definición de las unidades
de paisaje del MOD Quindìo, identifica y caracteriza 8 unidades de paisaje y 2 ámbitos
paisajísticos singulares (Valle de Maravélez, Valle de Cocora):
1. Àrea principal del PCCC
2. Àrea por encima de la cota 2.500 msnm
3. Àrea de transición forestal de la Ley 2ª de 1959152
152
Ley que declara las reservas forestales nacionales (públicas y privadas), y las reservas forestales protectoras y protectoras productoras declaradas por el Ministerio de la Economía Nacional, el Inderena y
289
4. Unidad de Paisaje de la Plana Norte 5. Unidad de Paisaje de la Plana Occidental 6. Unidad de Paisaje de la Plana Central 7. Unidad de Paisaje de la Precordillera Sur 8. Unidad de Paisaje de la Precordillera Norte
Mapa 37. Propuesta Estratégica General
Fuente: Elaboración del autor a partir de Barbero (2013)
El resultado-para una propuesta de estrategia, permite zonificar la amenaza sobre
las unidades de ordenamiento, y construir un listado previo de daños por Unidad de
Paisaje.
el Ministerio de Ambiente. https://www.minambiente.gov.co/index.php/component/content/article?id=914:plantilla-bosques-biodiversidad-y-servicios-ecosistematicos-58 Consultado 3 de octubre de 2015.
290
a) Todas las unidades de paisaje se afectan en un 80 a 85%, de ellas la unidad 5
‘Plana Occidental’ se afecta el 100%.
b) El 40 % del conjunto de las unidades, se relaciona con las unidades 2 y3.
c) El 60% restante de las unidades 1,4,5 y 6, comprende un 15% de área
principal del PCCC, que se afecta en su totalidad.
d) Se comprometen las cuencas hidrográficas y áreas naturales al 100%.
e) El sistema urbano se afecta al 100%, igual que el sistema de redes de
carreteras y caminos.
f) Las unidades de paisaje de acuerdo a sus características deberán atenderse de
forma diferenciada, con base en la mayor o menor proporción de sus
componentes rural/urbana, simbólica-cultural y física-ambiental.
Figura 90. Bombas piroclásticas. Erupción del Volcán Eyjafallajökull, mayo 11, 2010 y Vista del
Volcán Cerro Machín
Fuente: https://www.Fredrickholm.se. SGC.
291
TERCERA PARTE: LAS APORTACIONES A LA POLÍTICA DE MANEJO DEL PAISAJE
CULTURAL CAFETERO DE COLOMBIA
En congruencia con lo desarrollado, la tercera parte de la investigación, (el
proceso de la construcción metodológica, la propuesta epistemológica, el
reconocimiento del estado del arte y de la propuesta interpretativa del paisaje
cultural geográfico), apunta a ¿Cómo traducir las evidencias de la investigación como
aportaciones a las políticas de manejo del PCCC?153
Hemos visto que los bienes del Patrimonio mundial, como los bienes del
patrimonio, están expuestos a los desastres naturales que ponen en peligro su
integridad y pueden comprometer sus valores, como en el caso del PCCC. La pérdida o
deterioro de estas propiedades excepcionales impactarían negativamente a las
comunidades locales y nacionales, tanto por su importancia cultural como fuente de
información sobre el pasado, asimismo, como el símbolo de la identidad y por el valor
socioeconómico que representan.
En relación con la política en materia de manejo de desastres, en el caso del PCCC,
por ser un bien inscrito en la Lista de patrimonio mundial, debe verificarse la
responsabilidad de Unesco en esta materia. En la política de prevención y reducción
de desastres de Unesco, RRD154, los riesgos relacionados con los desastres en los sitios
patrimoniales se catalogan en función de su vulnerabilidad respecto a diferentes
peligros potenciales. Se advierte, sin embargo, que las amenazas, pueden ser causadas
por el hombre, en situaciones tales como explosiones, incendios accidentales, o
resultado de los conflictos155 recientes en Siria que afectaron los templos de
Palmira156 por parte de Isis en agosto de 2015, o la destrucción de los Budhas de
Bamiyán por parte de los talibanes en 2001.157
En Colombia, afectada por un conflicto armado de más de 50 años entre fuerzas
del Estado, guerrillas y paramilitares, fue incendiada en 2013, la capilla Páez de San
Andrés de Pisimbalá, declarada como Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional,
153
Sin perder de vista que a lo largo del proceso, las preguntas de investigación deberán resolverse al término de la misma, como resultado de las reflexiones planteadas. 154
http://whc.unesco.org/en/disaster-risk-reduction/ 155
El interés por el patrimonio afectado por los conflictos armados, proviene de la Convención para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado de 1954 http://www.unesco.org/new/es/culture/themes/armed-conflict-and-heritage/the-hague-convention/ Consultado 24 de septiembre de 2015. 156
Sitio de Palmira, República Árabe de Siria, inscrito en la Lista de patrimonio mundial en 1980. http://whc.unesco.org/es/list/23#top consultado 24 de septiembre de 2015. 157
Paisaje cultural y vestigios arqueológicos del Valle de Bamiyán, Afganistán, inscrito en la Lista de patrimonio mundial en 2003. http://whc.unesco.org/es/list/208#top
292
perteneciente al área de influencia del Parque Arqueológico Nacional de
Tierradentro, inscrito en la Lista de patrimonio mundial en 1995158, hoy reconstruida.
Según Unesco (2010), si bien los desastres naturales son difíciles de prevenir o
controlar, las amenazas resultantes de las actividades humanas se pueden evitar, y la
vulnerabilidad de los sitios del patrimonio tanto a los desastres naturales y
artificiales puede reducirse (artificiosamente, en mi opinión), lo que “disminuye el
riesgo global que amenaza un sitio.” Por lo tanto, el patrimonio cultural, tanto
tangible como intangible, dado que representa un elemento pasivo expuesto a daños
irreversibles por la amenaza de desastres, le trasciende el hecho que al bien
patrimonial le es preminente el papel que desempeña en la reducción del impacto de
los desastres en la vida, la propiedad y los medios de vida de una sociedad, antes,
durante y después de los desastres. Por lo que la protección del patrimonio que
promueve Unesco y los Estados Parte que la conforman, favorece la salvaguarda
(como advenimiento) de un activo valioso “para el desarrollo social y económico
sostenible de una región durante un proceso de recuperación, tanto por su capacidad
de atraer inversiones con fines turísticos y como fuente de recursos naturales
renovables y sostenibles como la madera y la agricultura.” (Unesco, 2010:1)
Para Unesco, el valor añadido del patrimonio ‘pagaría’ la recuperación traumática
(de altísimo costo económico [ver Bid-Cepal, 2014], sin contemplar la recuperación
de la herida en la apropiación social-colectiva), de lo cual queda claro que existe un
sobredimensionamiento del papel curativo (como tradición judeocristiana de
Unesco) del patrimonio cultural, y un menosprecio (económico, social y cultural) ante
una catástrofe de dimensiones estratovolcánicas.
De acuerdo con Unesco, muchos bienes del Patrimonio Mundial carecen de
políticas, planes o procesos destinados a la gestión de la reducción de los riesgos
asociados a los desastres potenciales. Por otra parte, los mecanismos existentes de
preparación y respuesta nacionales ante los desastres por lo general, no incluyen el
antecedente o la preeminencia del patrimonio en su gestión. Por lo cual, los sitios
patrimoniales, están desprotegidos ante los posibles desastres.
El Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO ha desarrollado con los Estados Partes en la
Convención y con sus órganos consultivos, políticas y medidas prácticas para la elaboración de una
Estrategia para la Reducción de Riesgos de Desastres en Propiedades del Patrimonio Mundial, así
como la asistencia internacional a los bienes del Patrimonio Mundial para la preparación o
respuesta ante los desastres. El propósito de la estrategia es fortalecer la protección del patrimonio
mundial y contribuir al desarrollo sostenible mediante la asistencia a los Estados Partes a integrar
el patrimonio en las políticas nacionales de reducción de desastres, e incorporar la preocupación
158
http://whc.unesco.org/es/list/743 consultado 24 de septiembre de 2015.
293
por la reducción del riesgo de desastres en los planes de gestión y en los sistemas de
administración de los bienes del Patrimonio Mundial en sus territorios. (Unesco, 2010:1).
A efectos de esta estrategia, los riesgos deben entenderse como aquellos derivados
de los desastres que afectan a los valores de integridad y autenticidad del patrimonio
cultural o natural. Por lo tanto, la estrategia no reconoce los procesos y factores
acumulativos graduales, como la contaminación ambiental, el incremento de la
actividad turística (lo que suena paradójico, cuando en un párrafo anterior Unesco
propone el turismo como beneficio para la recuperación, pero no para el deterioro
progresivo de un bien) o los efectos de la densificación o desdensificación urbana. Se
desconoce, por ejemplo, que la ‘renovabilidad’ de los servicios ecosistémicos de la
madera y la agricultura en el PCCC está a sujeta a políticas de preservación ambiental
y agrícola regulatorias de la explotación sostenible.
La crítica al marco Unesco es pertinente, dado que resulta meramente referencial,
es decir, no es explícita, ni se acerca a las realidades del desastre natural volcánico,
mucho menos al nivel catastrófico que representaría un evento de este tipo en
Latinoamérica y su hemisferio. Como base general, pretende que el patrimonio sirva
de motivo para la recuperación un tanto romántica de un bien investido por un
beneficio inherente, a su parecer ‘positivo’ para los pueblos no europeos. De hecho, es
sorprendente lo blanda que resulta la postura Unesco ante la amenaza de riesgo del
volcán Vesubio, de alta probabilidad de erupción.
Mucho se ha discutido en los foros nacionales e internacionales sobre la
conveniencia de la investidura de pertenecer a la Lista de patrimonio mundial. Sitios
como la Quebrada de Humahuaca en Argentina y el sitio del Valle de Colca en Perú,
han experimentado fuertes e incontrolables impactos al ambiente por el turismo, a la
estructura social y a la economía laboral por el autorelevo de los habitantes del sitio,
que ya no quieren cultivar o vivir de lo que vivían, para dedicarse a los servicios
turísticos.
En el marco de la realidad política, sociocultural y geográfica de un país como
Colombia, por ejemplo, es mayor la exigencia a la política patrimonial para la
conservación de sus bienes excepcionales y mucho más para la reducción del riesgo.
Si se habla de la amenaza por un conflicto, es válido pretender que, “los paisajes
culturales deben ser paisaje de paz y su gestión debe asumir el objetivo de alcanzar
esta paz en aquellos espacios convulsos y con conflictos territoriales y
socioeconómicos. Si la paz es un objetivo y el paisaje cultural un instrumento para
conseguirla, ambos conceptos deben ir íntimamente relacionados en cualquier plan
de gestión de paisajes en regiones en las que esta paz esté comprometida.”
(Ayuntamiento de Madrid-Comité Nacional Español de Icomos, 2014:7)
294
Las políticas para la protección, conservación y uso del PCCC, así como la
identificación de los retos y las herramientas de gestión sostenible, deben
contextualizarse en el entorno de las reformas a las políticas actuales y el proceso de
reconciliación entre los colombianos. El cultivo del café, como una de las principales
actividades del sector rural y agrícola de Colombia, ha tenido un tratamiento histórico
especial en las políticas de Estado, pero tuvo un impacto clave desde la Constitución
Política de 1991, que contribuyó a un estado de transformación en el país, que
continúa hasta hoy. De este hito se identifican tres procesos fundamentales que han
tenido lugar:
a. La ‘Prosperidad para todos’ planteada en el Plan Nacional de Desarrollo 2010-
2014159 representó la propuesta de gestión de la administración colombiana
de la economía y el crecimiento económico que busca el beneficio de todos los
grupos sociales, para compensar las disparidades regionales socio-productivas
que explotan el potencial minero y petrolero regional. Esto se refleja en el
documento Conpes del PCCC.
b. El proceso de paz, ha representado un largo proceso de reconciliación, en un
país con regiones en las que pervive el conflicto y otras en las que se
desarrollan procesos de ‘post-conflicto’, así como efectos del desplazamiento
forzado, en desarrollo por el tratamiento de la política de ‘Paz, Equidad,
Educación’ del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018160.
c. De los anteriores, la Política de Sostenibilidad Ambiental y Cultural tiene como
objetivo identificar y prevenir las intervenciones críticas en el territorio
colombiano, la prevención de la degradación y sobreexplotación y la
promoción de los procesos sociales de protección y conservación de los
páramos, cuencas hidrográficas, bosques, selvas y mares de Colombia. Es una
política nacional que ha impregnado las políticas regionales (departamentales
y municipales), tanto en la administración pública y en el nivel educativo que
convoca a los movimientos sociales para la gestión sostenible del medio
ambiente.
Resulta necesario, desde el conocimiento del paisaje cultural como bien
patrimonial, identificar los riesgos y amenazas presentes y potenciales que
representen la afectación baja, media, alta (o catastrófica) al valor excepcional del 159
https://www.dnp.gov.co/Plan-Nacional-de-Desarrollo/PND-2010-2014/Paginas/Plan-Nacional-De-2010-2014.aspx Consultado septiembre 25 de 2015. 160
https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Prensa/LEY%201753%20DEL%2009%20DE%20JUNIO%20DE%202015.pdf Consultado 25 de septiembre de 2015.
295
paisaje cultural y su región. Solo así, y en su función, es que deben definirse las
estrategias y acciones preventivas, seguimiento, control y corrección, en la medida de
los casos, de los diferentes agentes del fenómeno volcánico, u otras amenazas.
[…] los planes de los paisajes culturales deben aproximarse más a la idea de estrategia de
coordinación de políticas de incidencia en el territorio que a la formulación de documentos
pretendidamente sólidos y potentes pero aislados de su contexto. Esto es especialmente
importante en sitios en los que las políticas públicas se apliquen de forma estancada y con escasa
transversalidad. El territorio es complejo y, en consecuencia, su paisaje también lo es. Solo se
puede encarar la protección de los paisajes culturales desde estrategias que entiendan esta
complejidad y, en ocasiones, solo hay que prestar atención a la forma en que tradicionalmente han
sido gestionados. Los planes deben estar precedidos de un conocimiento plural y exhaustivo del
estado de los paisajes culturales y de la importancia e impacto de los procesos socioeconómicos en
las escalas locales que les afectan, teniendo en cuenta sus debilidades, amenazas y fortalezas.
(Ayuntamiento de Madrid-Comité Nacional Español de Icomos, 2014:8)
Figura 91. Infografía de recomendaciones por actividad volcánica-Guatemala
Fuente: Conred, Guatemala.
296
297
CAPÍTULO 5. EL REPLANTEAMIENTO DE LAS POLÍTICAS DE MANEJO DEL
PAISAJE CULTURAL CAFETERO ACORDE CON LA CAUSA-EFECTO DE LA
AMENAZA VOLCÁNICA
El capítulo 5 tiene como objetivo concentrar las reflexiones del PCCC en políticas
de manejo complementarias al Plan de Manejo del sitio, sobre las cuales apoyar
estrategias de actuación en respuesta al riesgo de amenaza del Volcán Cerro Machín.
En Colombia, las políticas que pueden contribuir al manejo patrimonial y que
requieren una integración a la política de cultura son el Sistema Nacional de Áreas
Protegidas, la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial y el ordenamiento rural del
suelo por parte de la política agraria, pues se contempla la dimensión de los desastres
en relación con la participación ciudadana; pero desarticulada de la política de
gestión integral del riesgo. Según Duque (2013) parte de esto se lograría:
[…] asegurando las acciones misionales de institutos como el Ingeominas y las de complemento de
las autoridades ambientales, a quienes corresponde las acciones en esta materia, y donde la
previsión a corto plazo que se relaciona con los procesos geodinámicos y afines, incluye las tareas
de observación sistemática de variables físicas y el desarrollo de modelos. Y otra, la previsión
general que se materializa en mapas de amenaza para estudiar los riesgos naturales y asegurar el
uso sostenible del suelo, temas para los cuales en materia de cartografía y de acciones de las
autoridades territoriales, encontramos profundas deficiencias. Esta loable y muy difícil labor para
el caso de los volcanes activos, la han desarrollado oportunamente los científicos de Ingeominas en
los tres segmentos de los Andes colombianos; pero en los planes de desarrollo y ordenamiento
territorial, y de ordenamiento ambiental de cuencas, sabemos no se contempla la dimensión
regional, ni se han aplicado los mapas de amenaza volcánica para proceder con una ocupación no
conflictiva del suelo en términos de exposición o generación de riesgos durante los períodos de
calma, caso volcanes Cerro Bravo y Tolima. Me temo que con esa visión de corto plazo y la baja
propensión a las acciones estructural es señaladas, estamos desaprovechando el esfuerzo de
muchas instituciones del país, como la de los vulcanólogos, comprometiendo la suerte de la Nación
y exponiendo varias comunidades vulnerables de Colombia. (Duque, 2013:34)
Las recomendaciones para la complementación de las políticas públicas genéricas
deben dirigirse hacia un tratamiento-desarrollo como políticas específicas, que se
proponen como: a) la política de manejo del ordenamiento territorial y manejo
paisajístico espacial, b) la política de manejo para la apropiación del patrimonio, c) la
política de manejo para la gestión del riesgo, d) la política de manejo de la
variabilidad climática y la sostenibilidad ambiental.
Puede afirmarse que el documento Conpes 3803, queda ‘corto’, en el manejo de las
estrategias para la integración de la política de preservación del PCCC. En términos
positivos es una buena referencia de inicio que Colombia cuente con mecanismos de
los que adolecen otros países de la región, afectados igualmente por los desastres
naturales. Las estrategias son:
ESTRATEGIA PARA FORTALECER EL ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y GARANTIZAR LA
SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL, ECONÓMICA Y SOCIAL, EN LA ZONA DE INFLUENCIA DEL PCCC
298
El Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio - MVCT, apoyará técnicamente al Ministerio de
Ambiente y Desarrollo Sostenible - MADS, y al Ministerio de Cultura, de acuerdo con la “Guía
para la incorporación del PCCC en la revisión y ajuste de los planes de ordenamiento territorial
(POT, PBOT, EOT161)”162, en la construcción de criterios para la definición de los determinantes
(ambientales163 y culturales) de ordenamiento territorial, y brindará asistencia técnica a los
municipios para que sean incluidos en la revisión y ajuste a los POT de los municipios del
PCCC. Se debe tener en cuenta que estas determinantes, de acuerdo con lo establecido en el
artículo 10 de la Ley 388 de 1997, constituyen normas de superior jerarquía en la elaboración
y adopción de los POT de los municipios. Por lo tanto, los determinantes que resulten del
análisis, por parte del MVCT, MADS y las CARs [sic] tendrán un carácter vinculante y deberán
ser incorporados en los respectivos POT, PBOT, EOT. [citada en el Capítulo 3, numeral 3.6.)
La Comisión de Ordenamiento Territorial - COT realizará un acompañamiento a los procesos
de Ordenamiento Territorial de los departamentos que hacen parte del PCCC, buscando la
armonía e integridad regional alrededor del PCCC y su área de influencia. Para tal fin, se
deberá considerar las determinantes ambientales y culturales establecidas a partir de la “Guía
para la incorporación del PCCC en la revisión y ajuste de los planes de ordenamiento territorial
(POT, PBOT, EOT)”. La COT apoyará a los departamentos en la definición e identificación de las
vocaciones preexistentes en su territorio para articularlos a los atributos del PCCC,
permitiendo definir rutas para la solución de conflictos de uso potencial del suelo que se
presenten entre los sectores.
La COT apoyará la conformación y el fortalecimiento de las Comisiones Regionales de
Ordenamiento Territorial de los departamentos pertenecientes al PCCC, con el fin de
garantizar el buen desarrollo de los procesos de ordenamiento territorial. Las iniciativas que
deberán impulsarse a través de dichas comisiones estarán relacionadas con: a) articulación del
PCCC dentro del Sistema Urbano Regional del Eje Cafetero, b) un plan de acompañamiento
para el fortalecimiento de un esquema asociativo que permita la superación de los problemas
de coordinación y articulación de las entidades territoriales presentes en el PCCC, c) diseño de
procesos de planeación estratégica regional de largo plazo, d) identificación de ejes
estratégicos del PCCC, e) apoyo en la inclusión del PCCC como referente en el ordenamiento
territorial, f) “Configuración de la Ruta de la caficultura colombiana”, g) identificación y
definición de Clusters [sic] y nodos logísticos, y h) formulación de proyectos de impacto
regional.
El DNP y FINDETER164 apoyarán a la Comisión de Ordenamiento Territorial en el análisis,
prospectiva y definición de proyectos estratégicos con el propósito de fortalecer la
consolidación del sistema de ciudades del Eje Cafetero y su articulación con los municipios del
PCCC.
161
POT (Planes de Ordenamiento Territorial), PBOT (Plan Básico de Ordenamiento Territorial) o EOT (Esquemas de Ordenamiento Territorial). 162
Ministerio de Cultura - Federación Nacional de Cafeteros Bogotá, Colombia, 2012. 163
Según el Decreto 1640 de 2012, por medio del cual se reglamentan los instrumentos para la planificación, ordenación y manejo de las cuencas hidrográficas y acuíferos, el Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca Hidrográfica se constituye en norma de superior jerarquía y determinante ambiental para la elaboración y adopción de los planes de ordenamiento territorial, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 10 de la Ley 388 de 1997. 164
Financiera del Desarrollo Territorial S.A. http://www.findeter.gov.co/
299
El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y la Unidad de Planificación Rural
Agropecuaria apoyarán la incorporación de lineamientos de planificación para el uso eficiente
del suelo rural y el agua, y propiciar la articulación de las relaciones campo-ciudad en los POT,
para las áreas rurales de los municipios del PCCC.
El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible - MADS brindará acompañamiento a las
Corporaciones Autónomas Regionales - CAR de los departamentos que hacen parte del PCCC,
quienes deberán coordinar sus determinantes ambientales para el ordenamiento territorial en
función de la Ecorregión del Eje Cafetero con el fin de unificar criterios y lineamientos para la
elaboración de los POT.
Con el fin de diseñar e implementar los mecanismos necesarios para identificar las amenazas,
vulnerabilidades y riesgos, y se garantice la preservación y sostenibilidad ambiental del PCCC
(de acuerdo a lo establecido en la Ley 1523 de 2013), el MADS brindará asistencia técnica a las
CAR del PCCC para la incorporación de la gestión del riesgo en sus respectivos Planes de
Gestión Ambiental, de acuerdo con las particularidades de las diferentes zonas que conforman
el PCCC.
Asimismo, el MADS apoyará a las CAR, gobernaciones y demás entidades regionales y locales,
en el proceso de formulación e implementación de su Plan Territorial y/o sectorial de
Adaptación al cambio climático a través del Nodo Regional de Cambio Climático del Eje
Cafetero.
El Ministerio de Minas y Energía, en coordinación con el MADS, definirá una estrategia para el
manejo ambiental de la actividad minera y otras actividades extractivas en el PCCC.
Adicionalmente, el MADS brindará capacitación a entidades territoriales y autoridades
ambientales en competencias minero-ambientales para el control de la explotación ilícita, y
efectuará procesos de capacitación a las corporaciones regionales en gestión ambiental
urbana, con el propósito de fortalecer los procesos de control, seguimiento y gestión
ambiental. (DNP, 2014:45)
5.1. Política de Manejo del Ordenamiento Territorial y de Manejo Paisajístico-
Espacial
La aportación surge del resultado de la revisión de todas las referencias
disponibles sobre la gestión de riesgo en desastres, su impacto sociocultural y
económico, y las posibles integraciones con el ordenamiento territorial. En todos los
casos, se valoran las amenazas inmediatas como los deslizamientos y la remoción en
masa, pero es grave la evasión a la amenaza volcánica:165
Desde el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, el Gobierno de Colombia ha tratado de
comprender las opciones de las políticas y desarrollar estrategias para reducir el riesgo de las
comunidades que se concentran en las zonas urbanas. Guiados por el principio, "lo que mide se
puede gestionar", el gobierno solicitó el apoyo del Banco Mundial en 2012 para cuantificar el
165
World Bank (2014) “Insights in DRM (Disaster Risk Management) A Practitioner’s Perspective on Disaster Risk Management in Latin America & the Caribbean”. En, Insights n°8 p.1.
www.worldbank.org/lcrdrm/insights
300
número de las poblaciones urbanas que son altamente susceptibles a inundaciones y
deslizamientos de tierra. En colaboración con el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, el
equipo de primera acordó desarrollar una metodología estandarizada para guiar el desarrollo de
un inventario nacional de asentamientos en zonas de alto riesgo.
Dos observaciones importantes surgieron de la investigación inicial de varios municipios
colombianos, y el examen de las diferentes metodologías y empleados para cuantificar el número
de familias que viven en zonas de alto riesgo:
No hubo ninguna metodología coherente y sistemático para recopilar información necesaria para
evaluar el riesgo a nivel comunitario, ni para generar evaluaciones de riesgos locales de las
inundaciones y deslizamientos de tierra.
No existía ninguna plataforma de intercambio de datos centralizada para los ministerios
nacionales y agencias de fácil y rentable acceso a la información sobre los hogares, contenida a
nivel municipal
Como este punto de inflexión se acerca, el gobierno estará equipado para gestionar activamente
urbana desarrollo y tomar decisiones informadas para reducir la vulnerabilidad de los
asentamientos no planificados. La cuantificación y la comprensión del estado de los asentamientos
de alto riesgo ya no será un ejercicio arbitrario, sino Colombia será capaz de demostrar un nuevo
modelo para que otros países pueden aprender a reducir y gestionar en las comunidades en riesgo.
Las medidas de planificación urbana y regional en el interior y en los alrededores del bien
patrimonial, deben guardar relación con los riesgos de desastre en el bien y en su entorno
inmediato. Ya se ha señalado la necesidad de integrar el patrimonio en los planes urbanísticos o
regionales existentes y en proyectos de planificación concretos al tratar de la integración de los
planes de gestión del riesgo de desastres con los demás planes.
Dos referencias relevantes que propongo, deben adaptarse para complementar la
política específica para el manejo del ordenamiento territorial y de manejo
paisajístico espacial. La primera, se presenta en ‘Paisaxe Galega. Guía de Estudios e
Impacto de Integración Paisajística’, dirigido y coordinado por Manuel Borobio
(2012a), mediante la propuesta de estrategias de integración:
Escoger los emplazamientos más idóneos para el desarrollo de las actividades,
racionalizando la ocupación del suelo.
Minimizar las afecciones sobre el medio manteniendo la funcionalidad de los ecosistemas.
Integrar en el diseño de la propuesta los elementos característicos, sean estos
estructurales, patrimoniales o aquellos ligados a los valores perceptivos y etnográficos,
poniendo en valor los rasgos identitarios del paisaje.
Establecer una continuidad y complementariedad funcional y ecológica con el entorno.
Potenciar la eficiencia, desde el punto de vista ambiental, y la capacidad estética de los
nuevos edificios e instalaciones.
Como es lógico, la integración paisajística ha de valorarse en cada caso, no existiendo recetas. (Borobio, 2012:77)
301
En esta aportación es fundamental, tener en cuenta una acepción válida del
concepto de impacto, sumado a las estrategias, la propuesta de medidas, y los
objetivos de calidad paisajística. El término ‘impacto’ que se ha instalado
negativamente especialmente desde la especialidad ambiental, contribuye a la
evolución del paisaje, y en cierta medida se ajusta al caso del PCCC, sin recetas.
Cualquier actuación llevada a cabo en un lugar supone una transformación o, si se prefiere, un
impacto en el sentido de huella o señal. Es importante considerar no solo las connotaciones
negativas del término impacto ya que, en ocasiones, las actividades pueden suponer una
transformación que entrañe efectos positivos sobre el paisaje.
La valoración de las transformaciones del paisaje incluye una combinación de aspectos y variables
objetivas y subjetivas. Es por eso que una valoración de los impactos paisajísticos maneja variables
cuantitativas y cualitativas.
La integración paisajística no niega la obra humana, de modo que una transformación coherente
con el carácter del lugar no se debe considerar como un impacto, en el sentido convencional de
algo desfavorable. (Borobio, 2012:83)
Asimismo, la estrategia manifiesta una armonización de los aspectos
patrimoniales, la que se pugnado por valorar en el ordenamiento territorial de los
paisajes culturales, pero que para la estrategia de paisaje del Galicia, está dada como
algo inherente al paisaje, pues en la metodología establece los lineamientos de
referencia para comprender y poner en práctica grupo de impacto sobre el
significado histórico. Por esta razón, fue necesaria la Guía de lineamientos para el
ordenamiento territorial del PCCC, pues carecía de estas especificidades en el Plan de
manejo y que sin embargo, no garantiza desde su ámbito de acción, la preservación
del mismo.
Sobre el patrimonio heredado:
Entendidos como tales los efectos de transformación de elementos materiales e inmateriales que
son resultado de herencias culturales de distintas épocas. Costumbres, tradiciones, elementos
paisajísticos de gran antigüedad como árboles singulares y edificios con significado histórico son
parte de una larga lista de elementos que conectan la sociedad con eventos y personas que
tuvieron importancia en épocas anteriores y que configuran la identidad territorial. El significado
histórico puede ser comprendido como la unión del patrimonio material e inmaterial pero visto
desde una perspectiva perteneciente a la dinámica paisajística.
Sobre lugares de interés histórico:
Los lugares en los que se desarrollaron acontecimientos de importancia en la configuración
histórica del territorio deben ser preservados de actuaciones que desfiguren o enmascaren la
memoria histórica. Lugares de acontecimientos bélicos, de decisiones administrativas, de
acontecimientos migratorios o populares pueden ser objeto de transformaciones graves debido al
desconocimiento de la importancia de los mismos, provocando la desaparición de las huellas o
manifestaciones humanas que los hicieron especiales. (Borobio, 2012:85)
302
La segunda aportación, se presenta en la ‘Guía para la Integración del Plan de
Manejo del Paisaje Cultural Cafetero en el Ordenamiento Territorial’ (Duis,
Saldarriaga y Zuluaga, 2010). Mediante un ejercicio de diagnóstico del paisaje -
conocimiento interno y externo, la propuesta de construcción de programas,
proyectos y propuestas, y la articulación con el ordenamiento territorial, pretende la
organización sostenible del paisaje:
El diagnóstico tiene como objetivo la identificación de las potencialidades y amenazas que posee el
paisaje, las cuales son definidas básicamente por las características ambientales, culturales y
socioeconómicas del territorio. Las categorías para la elaboración del diagnóstico son:
Oferta: definida como la capacidad y potencial para producir bienes y servicios
ambientales, culturales, institucionales;
Demanda: representada por el uso actual y requerimientos de las poblaciones humanas
sobre el ambiente biofísico y cultural y;
Conflictos: generados por incompatibilidades entre la oferta y la demanda que se
manifiestan en destrucción, degradación o sobreutilización de los componentes del
paisaje.
Parte del proceso de revisión y ajuste de los POTs [sic] frente al Paisaje Cultural Cafetero PCC es un
diagnóstico ambiental y sociocultural del área, que busca comprender e interpretar el paisaje
mediante la caracterización del medio físico, biótico, cultural, de infraestructura social y los niveles
de presencia de atributos, con el fin de determinar los valores culturales presentes y su
funcionabilidad en determinadas unidades de paisaje. A partir de allí se podrán evaluar y aplicar
los criterios de valoración, realizar una evaluación visual y establecer medidas concertadas de
manejo para su sostenibilidad en una escala detallada.
Una vez identificado [sic] los bienes culturales y naturales de importancia para la integridad del
paisaje cultural, se procede a cartografiar y georeferenciar los puntos de importancia. Esto nos
lleva a un mapa de elementos culturales de importancia, su ubicación exacta, los riesgos o
conflictos de uso y las propuestas de actuación. Este ejercicio se convertirá en una herramienta
valiosa para la planificación del paisaje con criterios de sostenibilidad y de integridad, pues con
ella se podrán definir estrategias de manejo.
Objetivos del proceso de diagnóstico:
Caracterizar con un enfoque participativo el Paisaje Cultural Cafetero, integrando las
dimensiones ecológica, social, biofísica, productiva, económica, cultural y legal.
Proponer escenarios para el uso y manejo sostenible del Paisaje a nivel municipal.
Facilitar el seguimiento y evaluación del estado del paisaje para identificar los cambios y
transformaciones en perspectiva histórica.
Contribuir a la consolidación y difusión de una base de información territorial del paisaje
haciendo partícipes a las comunidades. (Duis, Saldarriaga y Zuluaga, 2010:14).
Con base en lo anterior, la integración de las medidas resaltadas, sobre una
estructura operativa de unidades de paisaje, permitirán complementar la política
para el manejo del ordenamiento territorial y de manejo paisajístico espacial, en la
303
medida que estas unidades estén cualificadas por los lineamientos del paisaje
cultural, y de ellas se precisen las condiciones y las acciones específicas para la
preservación de las áreas agrícolas y de cultivo de café, los intercambios
socioculturales y económicos, las manifestaciones culturales, y la conservación de los
ecosistemas.
5.2. Política de Manejo para la Apropiación del Patrimonio
En consecuencia con el documento Conpes (2014):
ESTRATEGIA PARA GENERAR APROPIACIÓN SOCIAL DEL PATRIMONIO CULTURAL MATERIAL E
INMATERIAL DEL PCCC
El Ministerio de Cultura, en articulación con las Secretarías de Cultura de los cuatro
Departamentos del PCCC, implementará acciones para promover y desarrollar procesos de
identificación, valoración y reconocimiento del patrimonio cultural material e inmaterial del
PCCC mediante la realización y difusión de inventarios del patrimonio en los municipios que
pertenecen a éste. Igualmente, apoyará a las entidades territoriales en las posibles
declaratorias e inclusión de manifestaciones en las listas representativas de patrimonio
cultural inmaterial y en la elaboración de Planes Espaciales de Manejo y Protección-PEMP y de
Planes Especiales de Salvaguardia-PES.
El Ministerio de Cultura promoverá y apoyará procesos de emprendimiento cultural en el
PCCC a través del Grupo de Emprendimiento Cultural del Ministerio de Cultura. Para este
componente se realizarán talleres de capacitación y asesorías en emprendimiento cultural,
para fortalecer la capacidad empresarial del sector cultural de la región.
Estos procesos de emprendimiento serán continuidad de las acciones de capacitación que se
han impartido al sector cultural de la región, mediante talleres de formación en materia de
emprendimiento realizados de manera conjunta con las principales universidades públicas del
país. Al finalizar el proceso se contará con modelos de negocio o proyectos culturales
diseñados para la puesta en marcha de actividades productivas relacionadas con las industrias
culturales y creativas de la región. Así mismo, se dará continuidad y apoyo al Clúster de
Industrias Culturales y Creativas liderado por la Universidad de Caldas, con el fin de fortalecer
los procesos de creación, producción y comercialización de contenidos culturales de la región.
Adicionalmente, y con el fin de salvaguardar la preservación de los oficios tradicionales
relacionados con el patrimonio cultural, material e inmaterial, así como los procesos de
participación de las comunidades, en especial los de población joven y en estado de
vulnerabilidad, se fortalecerá el Programa de Escuelas Taller de Colombia- Herramientas de
Paz, en el PCCC, estrategia que permite generar capacidades locales, a través de la formación
del capital social cualificado en oficios asociados a la gestión, protección y salvaguardia del
patrimonio cultural. Así mismo, se fortalecerá el Programa Vigías del Patrimonio Cultural en la
región.
El Ministerio de Educación Nacional - MEN, apoyará el fortalecimiento de los procesos
relacionados con la inclusión del patrimonio cultural del PCCC en la educación, mediante
Jornadas Escolares Complementarias a través de las Cajas de Compensación. En tal sentido, el
MEN prestará asistencia técnica a las entidades territoriales certificadas para que realicen
304
convenios con las Cajas para la implementación de la Jornada Escolar Complementaria en la
modalidad de patrimonio cultural.
El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, apoyará la conectividad
de los equipamientos culturales de la región, mediante la conexión de bibliotecas públicas.
Adicionalmente, dotará, con equipos de cómputo a 53 bibliotecas y/o casas de la cultura del
PCCC. (DNP, 2014:44)
La protección de los paisajes culturales debe favorecer el mejoramiento de las
condiciones de vida de las poblaciones locales a partir de modelos de desarrollo
sostenible. El plan de manejo debe identificar los posibles conflictos entre el diseño
de las políticas y su complementariedad (riesgos y amenazas, ordenamiento
territorial, sostenibilidad ambiental), mediante la cohesión por parte de la política de
apropiación. Esta política es la menos avanzada en materia del manejo patrimonial, ya
que los procesos de apropiación son los más complejos de reconocer y desarrollar.
Al paisaje, como producto social transformado por el trabajo colectivo, le
corresponde no solo una arqueogeografía para su entendimiento, sino el trabajo
antropológico y etnográfico suficiente para comprender, por sus propios habitantes,
la carga simbólica del paisaje cultural. Por lo cual es pertinente conformar un modelo
de gestión flexible para que las estrategias de la política permitan preservar sus
valores fundamentales con una visión generacional.
Paralelamente, en el PCCC debe mantenerse la política de compensación que
permita mantener la competitividad de los procesos de producción. El trabajo es el
principal transmisor de los procesos de apropiación. Tal caso se observa en el Conpes
3803, pero que difícilmente resulta sostenible como inversión de gobierno, pero que
debe incentivar, a pesar de la dificultad de la baja competitividad del café en la
economía mundial y la baja rentabilidad del cultivo. Este aspecto no debe ser una
limitante, sino una ley de juego de la volatilidad de los mercados. Por lo tanto, el
apoyo del Estado y los gobiernos locales debe dirigirse al fortalecimiento de las las
cadenas productivas de los cafés especiales, el uso extensivo de la marca del café de
origen, el desarrollo de los emprendimientos de las industrias culturales más allá de
la comercialización de productos artesanales a partir de los procesos del café, y
demás procesos competitivos en constante innovación.
Pero, por sobre todo, la estrategia de apropiación debe estar fuertemente ligada a
los programas educativos en todas las etapas (básica, primaria, secundaria, superior)
y de investigación. Es la única forma que puede garantizarse la transmisión de los
valores, sino que potenciará la sensibilidad colectiva desde la infancia para las
comunidades que pueblan, hacen y entienden los paisajes culturales.
[…] la gestión inteligente de los recursos patrimoniales se muestra, en diversos territorios, como
uno de los factores clave para su desarrollo económico, pues atrae turismo e inversiones, y genera
305
actividades y puestos de trabajo; pero, muy fundamentalmente, porque refuerza la autoestima de
la comunidad.[…] la mayor parte de las iniciativas exitosas se caracterizan por surgir de la base, de
los agentes locales, de los denominados grassroots [sic], de los amantes de su territorio que
pretenden valorizar sus recursos. […] Las mejores iniciativas se caracterizan por crecer desde
abajo hacia arriba. Resulta bien difícil asegurar el éxito de un parque patrimonial allí donde no
haya recursos humanos locales dispuestos a jugar un papel relevante. Contra lo que pudiera
parecernos a primera vista, la complejidad administrativa no debe entenderse como una
desventaja, puesto que constituye una verdadera oportunidad. Generalmente, las iniciativas
territoriales suelen involucrar a diversos niveles administrativos y numerosos actores, lo que
implica superposición de competencias y relaciones a veces complejas. Pero lejos de ver en todo
ello un problema, deberíamos pensar que se trata de una verdadera oportunidad, que es mejor que
lleguen unos donde no llegan los otros, a fin de impulsar y sacar partido de una nueva cultura
participativa. Fuentes de financiación diversas, de apoyo e influencia pueden actuar a favor del
proyecto. Pensemos que los territorios que hoy contienen numerosos recursos patrimoniales
fueron construidos con la suma de muchos esfuerzos. (Sabaté, J., 2004:13-27)
Existe una gran preocupación en los actores regionales (promotores, académicos,
funcionarios regionales y nacionales) relacionada con el problema de la apropiación,
entendido por el conocimiento del campesino caficultor de los valores patrimoniales
del PCCC y su relación con los ‘procesos culturales’, emanados de la investidura de
Unesco, (como si esto significara un cambio –aparentemente positivo- de la vida del
campesino, quien es el mismo con o sin inscripción en la Lista de patrimonio
mundial).
La preocupación es legítima (por los beneficios económicos que se le atribuyen a
la visita masiva de turistas, inversión pública y privada y demás soportadas en la
noción de desarrollo, competitividad y bienestar de la modernidad, ‘somos
reconocidos a nivel mundial’ etc.) pero esto parte de un error grave: pretender que el
caficultor y la caficultura (actividad de bajo relevo generacional) aprenda los códigos
de Unesco y que, desde la actividad, éste los transmita a sus hijos, vecinos y resto de
la comunidad. Pueden existir todas las iniciativas educativas para tal fin, pero serán
infructuosas.
Debe diseñarse por tanto, desde la educación para la apropiación, un discurso
incluyente de las narraciones del paisaje166 que construyan el edificio mental de los
valores patrimoniales desde las familias cafeteras, cuyos niños asisten a las escuelas
rurales, que cuentan con acceso a unidades dotadas de tecnologías de la información
y de la comunicación167. Existe un sinnúmero de experiencias locales en la que los
166
Talleres ‘Narrar el patrimonio’ a Vigías y comunicadores del PCCC realizados por el Ministerio de Cultura 2013. http://paisajeculturalcafetero.org.co/contenido/narrando-el-paisaje-cultural-cafetero 167
Vive Digital, Ministerio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. http://www.mintic.gov.co/portal/vivedigital/612/w3-channel.html Curso virtual del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA. http://oferta.senasofiaplus.edu.co/sofia-oferta/detalle-oferta.html?fm=0&fc=gV73ORartdA
306
niños y jóvenes elaboran bitácoras (manuales o digitales) de cómo viven el paisaje y
de cómo lo transmiten168 como parte de ‘semilleros’ apoyados por programas como
‘Vigías del patrimonio’; y el programa Ondas169 de Colciencias para la formación de
investigadores desde la infancia170, pero, que incurren en tamizar la formación desde
el espacio disciplinar. El ‘Ondas’ por ejemplo, cuenta con excelentes productos
desarrollados desde la perspectiva de la ‘educación ambiental’, muy válida. Sin
embargo, sólo las experiencias de ‘Narrar el patrimonio’ han intentado construir un
conocimiento desde la educación para la valoración del patrimonio.
Los enlaces a pie de página son apenas un ejemplo de los millares de contenidos
que se han logrado. Sin embargo, creo firmemente que los contenidos, en la medida
de abordados desde la educación y formación de las artes y el patrimonio, es decir,
desde los procesos culturales como política, pueden trascender. Se malentiende el
paisaje cultural como un patrimonio natural al que le responden las consideraciones
ambientales (disciplinares y políticas). El paisaje cultural es patrimonial, no
necesariamente sujeto a la conservación ambiental para su preservación. Agrupar
estas aproximaciones en un corpus metodológico puede permitir el emprendimiento
de una educación de paisaje cultural. Ahora bien, el estado actual de los códigos
educativos de Colombia están disociados de los componentes culturales. Para la
educación colombiana, la pedagogía no contiene procesos de formación artística,
simplemente es una actividad complementaria. En tanto esto no se logre, no se podrá
conformar una política integral para la apropiación del PCCC.
Un paisaje cultural de valor patrimonial es una parte del territorio, reconocible y susceptible de
delimitación, que posee unas peculiares características que lo distinguen e individualizan, y que
transmiten su específica concepción original, la autenticidad de su evolución histórica, así como la
razón por la que su conservación es necesaria. Esta conservación se justifica por constituir un
ejemplo de paisaje singularmente representativo de una cultura -normalmente tradicional e
irrepetible- que contribuye a preservar las señas de identidad de los grupos humanos que lo
crearon, lo entienden y lo vienen habitando. Generalmente, estos paisajes, decantados a menudo a
lo largo de siglos, son el garante del equilibrio ecológico y de la estabilidad económica y social de la
zona en que se encuentran. Su aprehensión por la comunidad científica debe ser posible, así como
su conocimiento y disfrute por la comunidad propiamente dicha que lo habita y por los visitantes.
Su distintiva entidad y valor patrimonial han de ser susceptibles de facilitar una lectura inteligible
y pedagógica, adaptada a las diferentes edades, y extensible tanto a todos los niveles sociales y
culturales como a las distintas regiones del mundo. (Ayuntamiento de Madrid-Comité Español de
Icomos, 2014:3)
168
Ejercicios de Laboratorios audiovisuales del paisaje ‘paisaje sonoro’ realizados por el Ministerio de Cultura 2013-2014. Viajes virtuales y sonidos del PCCC: http://paisajeculturalcafetero.org.co/contenido/viajes-virtuales Producciones documentales en vídeo para Internet y televisión: http://paisajeculturalcafetero.org.co/contenido/videos 169
http://www.colciencias.gov.co/programa_estrategia/programa-ondas Consultado 29 de septiembre de 2015 170
Ver http://ondasrisaraldadesarrolloambiental.blogspot.com.co/2013/12/la-apropiacion-social-y-puesta-en-valor.html Consultado 29 de septiembre de 2015
307
[…] los paisajes culturales están llamados a jugar un papel relevante, porque constituyen la
expresión de la memoria, de la identidad de un territorio, que se puede ir enriqueciendo
sucesivamente. No es tan solo cuestión del mero mantenimiento de un legado patrimonial. Hoy
más que nunca, frente a la globalización, tematización y banalización de tantos paisajes, resulta
imprescindible intervenir en ellos valorando su código genético y su memoria. Esta sería una
última conclusión, en el código genético de cada paisaje esta su alternativa. Y para intervenir en él
debemos conocerlo y respetarlo. (Sabaté, J., 2010:23)
La política, por tanto debe orientarse a la conservación y promoción del
patrimonio cultural (material e inmaterial) del PCCC y articularlo al desarrollo
regional, mediante su identificación, estudio y manejo, así como su apropiación por la
comunidad, las actividades productivas, y el desarrollo humano sostenible. El objetivo
debe dirigirse a intensificar el desarrollo de proyectos productivos que brinden
perspectivas de desarrollo dentro de la actividad cafetera, metodologías educativas
adecuadas a las condiciones del campo que promuevan la formación para el trabajo y
el arraigo en las zonas cafeteras y el diseño de programas de seguridad social que
propicien condiciones de retiro justo para los caficultores mayores.
Alternativamente, la política nacional del Plan de Desarrollo 2014-2018 pretende
la educación para la paz, y la articulación de los procesos sociales para la
reconciliación, entre los cuales la cultura es un elemento fundamental. Hasta ahora,
en medio de los acuerdos de La Habana, no está clara la estrategia para la apropiación
de la educación para la paz, la cual puede ser un pretexto (o valor agregado que cobra
mayor complejidad) para su instalación en el PCCC.
5.3. Política de Manejo para la Gestión del Riesgo
Las implicaciones de las amenazas naturales en el patrimonio cultural representan
un asunto que requiere la aproximación multidisciplinar. La evaluación del estado de
conservación de los objetos individuales del patrimonio cultural es un elemento
esencial en la evaluación general de la vulnerabilidad. Por lo tanto, la protección del
patrimonio cultural de las amenazas naturales requiere de una estrategia integral que
incluye la evaluación del riesgo y la participación de la comunidad local. (Alcarraz
Tarraguel, 1999).
Lo que resulta penoso, es que el compromiso Conpes 3803 y para todos los
municipios del país, es que éstos, en cumplimiento de la Ley, están obligados a
realizar el Plan de gestión integral de riesgos, [ver Capítulo 3, numeral 3.6] que
requería la elaboración de los estudios detallados de amenaza, vulnerabilidad y riesgo
en todas sus componentes (remoción en masa, deslizamientos, sísmicos, volcánicos,
etc.), previsto en el Decreto 019 de 2012171, en el cual se condiciona la revisión de los
171
http://www.minvivienda.gov.co/POTPresentacionesGuias/Marco%20revisi%C3%B3n%20POT.pdf
308
contenidos de mediano y largo plazo del POT o la expedición del nuevo plan los
aspectos: a)Delimitación y zonificación de las áreas de amenaza b) Delimitación y
zonificación de las áreas con condiciones de riesgo y c) Determinación de las medidas
específicas para su mitigación.
Luego de un análisis de la situación por parte del Ministerio de Vivienda, Ciudad y
territorio, los POT de 354 municipios del país, se realizó un balance de sobre la
incorporación de la gestión del riesgo en el ordenamiento territorial:
Si bien los municipios han avanzado en zonificación de amenaza, ésta en muchos casos se ha
realizado a escalas muy generales (p.e. 1:100,000) [sic] y no tuvieron en cuenta fenómenos
recurrentes en el municipio.
Los municipios identifican amenazas, pero no las delimitan (no precisan con coordenadas las áreas
de amenaza alta), ni clasifican (alta, media y baja), situación que dificulta la asignación de usos de
suelo y el conocimiento de la condición de amenaza y riesgo de los predios.
Aquellos que realizaron estudios de riesgo, no avanzaron en la consolidación de inventarios de
asentamientos localizados en riesgo.
En general no se han definido programas y medidas para la gestión integral del riesgo (Los
procesos de reasentamiento, se están realizando en atención a un desastre pero no como medida
de prevención).
En la concertación ambiental (con las autoridades ambientales, CAR) de los POT se aplazaron o
condicionaron decisiones relacionadas con amenazas y riesgos. Los municipios no han cumplido
con dichos compromisos y las corporaciones no han hecho seguimiento a la implementación de los
procesos de concertación. (Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, 2015)172
En vista que los municipios, no han podido con lo uno ni con lo otro, el Gobierno
Nacional emitió el Decreto 1807 de 2014, que establece las condiciones técnicas para
la elaboración de estudios básicos y detallados, ajuste de escalas y nuevas
disposiciones “para incorporar de manera gradual la gestión del riesgo en la revisión
de los contenidos de mediano y largo plazo de los planes de ordenamiento territorial
municipal y distrital o en la expedición de un nuevo plan” 173 solo para: Estudios
básicos de amenaza por movimientos de remoción en masa, Estudios básicos de
amenaza de inundación, Estudios básicos de amenaza por avenidas torrenciales los
cuales deben generar la delimitación y zonificación de las áreas con condición de
amenaza, y la delimitación y zonificación de las áreas con condición de riesgo. Así
mismo se debe contar con Estudios detallados que deberán incorporarse en los
componentes general, rural y urbano del POT. Éstos contendrán los análisis
Consultado 27 de septiembre 2015. 172
Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio – MVCT (2015) Elementos técnicos para la incorporación de la gestión del riesgo en los Planes de ordenamiento territorial. Dirección de Espacio Urbano y Territorial. Paper. 173
Decreto 1807 de 2014. Descargado de http://camacol.co/juridico/decreto-minvivienda-nacional-1807-de-2014. Consultado septiembre 27 de 2015.
309
detallados de amenaza por movimientos en masa y por amenaza de inundación. Y de
los anteriores las consecuentes capítulos de evaluación de vulnerabilidad y
evaluación del riesgo, así como la zonificación de amenaza alta, media y baja. Así
como las medidas de intervención:
Para la prevención, mitigación del riesgo y/o reducción de la amenaza y/o vulnerabilidad de
conformidad con lo previsto en el artículo anterior, el estudio de evaluación de riesgo planteará
medidas que podrán ser estructurales y no estructurales.
1. Las medidas estructurales, son medidas físicas encaminadas a la realización de acciones y
obras para atender las condiciones de riesgo ya existentes. Entre otras se consideran las
siguientes: obras de estabilización y de reforzamiento de edificaciones e infraestructura, las
cuales deben ser predimensionadas [sic] sobre la cartografía a nivel de prediseño, [sic] con el
estimativo de costos correspondiente. En la determinación de este tipo de medidas se deben
considerar los potenciales efectos que producirán aguas abajo. En las zonas donde se define
que el riesgo es no mitigable se deben identificar en detalle las viviendas y construcciones que
serán objeto de reasentamiento, además de las obras de estabilización necesarias para evitar
que aumente la influencia del fenómeno en estudio.
2. Las medidas no estructurales, orientadas a regular el uso, la ocupación y el aprovechamiento
del suelo mediante la determinación de normas urbanísticas, proyectos para la
implementación de sistemas de alertas tempranas en los casos que aplique, así como la
socialización y apropiación cultural de los principios de responsabilidad y precaución. [Decreto
1807 de 2014. Minvivienda]
¿Y la amenaza de riesgo volcánica? Y la sísmica? Las cuales eran obligatorias, ya no
lo son. Por lo que una vez más se confirma, que para el ordenamiento territorial la
amenaza volcánica y la amenaza sísmica no son determinantes normativas. El marco
general de la Ley y su decreto ya no lo exige, el MOD-Quindío dice que debe hacerse, y
los POT apenas nombran las amenazas pero no ejecutan y ahora, gracias al citado
decreto, no están obligados. ¿Entonces quién lo va a hacer? La respuesta es: nadie. Y
se desliga de la política de la gestión integral del riesgo en Colombia.
La aportación a la política del riesgo, se apoya en el frente de la apropiación social
del riesgo (no confundir con la apropiación social de la cultura). En cuanto a la
política de gestión del riesgo, a pesar de esfuerzos en desarrollar una estrategia
educativa sobre el Volcán Cerro Machín, se ha logrado en el nivel local de los
municipios en los que está ubicado el Volcán (Cajamarca, Toche, Anaime). Por
ejemplo como forma de apropiación para los niños, la UNGDR difundió la canción del
Volcán174, como un esfuerzo que se aplica en las veredas del VCM.
174
En el portal web de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo en Desastres, UNGDR. http://portal.gestiondelriesgo.gov.co/ Consultado en febrero 25 de 2015.
310
VOLCAN CERRO MACHIN
“Cuando suenen las alarmas, Listos debemos estar
Alejarnos de la zona de amenaza
De ríos y quebradas Para más seguridad.
Del volcán lodo saldrá, piedra y Ceniza Caerá [sic]
Temblores se sentirán la calma hay que guardar
Las rutas de evacuación hay que tomar. para podernos salvar.
Coro:
El volcán cerro machín, [sic] En cualquier momento Puede despertar
Y preparados Debemos estar Para nuestras vidas poder salvar.
Quebradas y ríos crecerán Algunas casas y vías se afectarán
Sigue las instrucciones que te dan
Para que tu vida y la de tu familia Puedas salvar.
Del volcán lodo saldrá, piedra y Ceniza Caerá
Temblores se sentirán la calma hay que guardar
Las rutas de evacuación hay que tomar, para podernos salvar”. CORO
Centrada en lo local, la política cuenta con estrategias de reconocimiento de la
población más vulnerable del área de impacto directo del Volcán, por lo que
periódicamente, se llevan a cabo los simulacros locales promovidos por la UNGRD. En
lo general, como insumo para la aportación para la política específica y las estrategias
a lograr, se cuenta como antecedente el Conpes 3667 del Volcán Nevado del Huila175 y
el Conpes 3501 del Volcán Galeras176, que ya han presentado erupciones y víctimas.
Con este antecedente ¿Por qué no se ha emitido el documento de esta política para el
VCM? Sin especular, respondo: ¿se debe a que no ha ocurrido aun una catástrofe del
VCM? Por lo tanto, debe gestionarse, ante el Departamento Nacional de Planeación, el
documento Conpes del Volcán Cerro Machín, por parte del Departamento del Tolima
y la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo.
Adicionalmente, con objeto de la aportación a las estrategias de manejo del riesgo,
se recomienda incorporar el trabajo desarrollado por la Asociación Latinoamericana
de Vulcanología, ALVO, que mediante la integración de esfuerzos por parte de los
científicos Hugo Delgado Granados, José G. Viramonte y José L. Palma (Papale,
2015:480) debe armonizar lo siguiente:
175
Descargado de http://www.ambientalex.info/normasnal/Conpes3667de2010.pdf consultado septiembre 28 de 2015. 176
Descargado de http://www.revistaescala.com/attachments/197_5.%20CONPES%203501%203%20DIC.%202007.pdf consultado septiembre 28 de 2015.
311
Tabla 17. Matriz Preliminar de Fortalezas, Debilidades, Oportunidades y Amenazas
sobre Planes de Emergencia (2008)
Amenazas Oportunidades
Debilidades Es necesario establecer políticas
institucionales nacionales, regional, y locales,
para la sostenibilidad (económica recursos,
capacitación, educación, etc.), para la
coordinación y la sistematización de corto,
mediano y largo plazo de estudios sobre la
vigilancia de los riesgos volcánicos.
Es necesaria para la elaboración de protocolos
de coordinación, metodologías y sistemas de
información a nivel nacional y los niveles
regionales.
Las bases de datos son muy necesarias para
establecer líneas de base para el mayor
número posible de los volcanes de la región.
Existe la necesidad de asegurar que los puntos
de vista de investigación y grupos de
vigilancia de volcanes sean tema de consenso
a cargo de un solo portavoz.
Se necesitaba tener avances en la investigación, la
vigilancia volcánica, los planes y proyectos de educación y
de divulgación, listos para ser tomados en cuenta durante
las crisis volcánicas.
Sería muy importante llegar a acuerdos de cooperación
para la investigación, la vigilancia humano de los
fenómenos volcánicos especializados en la creación de
redes de recursos. Lo que resulta muy conveniente para
integrar y coordinar el sector científico-técnico con las
autoridades de protección civil y la comunidad.
Fortalezas Una sociedad segura no se puede lograr si las
autoridades, los políticos y el público en
general no reciben la educación sobre las
amenazas volcánicas.
Hay una fuerte necesidad de aplicación de
protocolos internacionales para gobernar el
comportamiento de los científicos durante las
crisis volcánicas y coordinar grupos de
cooperación técnica internacional.
Las autoridades deben ser conscientes de la
necesidad de proteger a los equipos y crear
sistemas de protección para el personal y los
equipos de vigilancia.
Se requiere la organización de foros, la publicación y la
promoción de los resultados obtenidos por los grupos y
redes de investigación.
Debe lograrse la integración de los grupos de investigación
internacionales dedicados a trabajar en los proyectos de la
región.
Debe presentarse las propuestas de investigación y de
docencia en el ámbito nacional y ante los organismos
internacionales de financiación.
Es importante incorporar los aspectos de riesgo volcánico
en la educación formal a todos los niveles, así como
actividades de divulgación para las autoridades y el público
en general.
Se requiere la creación de catálogos de los volcanes activos
en el país para crear la lista de prioridades para la atención
y estudio.
Se recomienda la creación de mecanismos de comunicación
de la investigación y redes de monitoreo del volcán.
Fuente: Integrating Efforts in Latin America: Asociación Latinoamericana de Vulcanología (ALVO).
Papale (2015)
Como resultado de la matriz de Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y
Amenazas, de los Planes de emergencia en Latinoamérica, se obtiene la matriz final:
312
Tabla 18. Matriz Resultante de Fortalezas, Debilidades, Oportunidades y Amenazas
sobre Planes de Emergencia (2008)
Amenazas Oportunidades
Debilidades Falta de aplicabilidad de las leyes de
protección civil.
No hay planes de emergencia para todos
activos los volcanes de la región.
Existe falta de coordinación entre los niveles
de gobierno y instituciones.
No hay simulacros de emergencia en la
mayoría de los países y volcanes.
Se carece de continuidad de los planes y de
emergencia procedimientos.
Existen fallas en el sistema de comunicación
entre el sector científico y técnico con las
autoridades de protección civil
Existe una separación de las autoridades de protección civil
y de las autoridades militares.
Se ha incrementado el intercambio de experiencias a nivel
regional.
Hay una mayor organización y capacitación de la
comunidad.
Se cuenta con sistemas de reacción regionales e
internacionales.
La participación activa de las ONG pueden ser de mucha
ayuda durante las crisis si se coordinan con las
instituciones locales.
Fortalezas Existencia de legislación en materia de
protección civil.
Existencia de personal capacitado.
Capacidad de convocatoria durante las crisis
volcánicas.
Existencia de planes de respuesta de
emergencia.
Se cuenta con un sistema de comunicación
entre el sector científico y el sector técnico con
las autoridades de protección civil.
En relación con los cambios en el régimen de gobierno, una
vez un Gobierno cambia, es necesario formar a los nuevos
funcionarios y tomadores de decisiones.
Existe la pérdida de credibilidad y de competencia entre los
grupos de trabajo.
Las crisis volcánicas ocurren en momentos y situaciones de
falta de coordinación.
Fuente: Integrating Efforts in Latin America: Asociación Latinoamericana de Vulcanología (ALVO).
Papale (2015)
Por último, para aplicar el Manual de referencia para la gestión del riesgo de
desastres (Unesco, 2010) ¿Cómo se vincula un plan de Gestión de Riesgo y Desastres,
GRD, al plan de manejo del bien patrimonial? Esto no es posible si no se considera la
amenaza volcánica como prioritaria (Unesco considera la amenaza sísmica como de
baja probabilidad y desconoce la amenaza volcánica):
Una de las principales dificultades para lograr que el plan de GRD sea eficaz es la falta de
coordinación entre los sistemas de gestión de un bien determinado y la estructura organizativa, las
políticas y los procedimientos para la gestión en casos de desastre en la ciudad o región en la que
se encuentra el bien. Por consiguiente, el plan de GRD para un bien debería integrarse en el plan y
procedimientos existentes para la gestión de los sitios Cuando ya existe un plan de gestión general
para un determinado sitio del patrimonio, el plan de GRD debe integrarse plenamente en éste. De
no existir, el plan de GRD puede establecerse independientemente, pero debe vincularse con los
procedimientos existentes para la gestión del sitio. De hecho, la formulación de un plan de GRD
puede servir de estímulo para la preparación de un plan de gestión del sitio en el que se integre
más adelante. Cuando existan varios planes independientes para un determinado bien, es
importante interrelacionarlos. Por ejemplo, las visitas del público y los planes para caso de
incendio deben estar vinculados con el plan de gestión y los planes de reducción del riesgo de
desastres de nivel general.
313
Un plan de gestión global es útil para lograr la integración en sitios complejos, como los sitios
nominados como bienes en serie o bienes que abarcan zonas extensas o múltiples ecosistemas o
entornos físicos. (Unesco, 2010:18)
Entonces, ¿cómo pueden evaluarse los riesgos de desastre y priorizarse las
medidas/estrategias de reducción de riesgos?
Los riesgos de desastre pueden evaluarse determinando el nivel de riesgo con base en los
siguientes criterios:
a. La probabilidad de que se produzca en el bien una determinada hipótesis de desastre. La
probabilidad puede ser:
1. Alta, como en el caso de las fuertes lluvias en un clima templado;
2. Media, como en el caso de fenómenos meteorológicos extremos en las zonas
tropicales
3. Baja, como en el caso de un terremoto que puede producirse una vez cada 50
años. La probabilidad se expresa como cociente, por ejemplo 1 entre 100 [resaltado en
negrita fuera de texto]
b. La gravedad de las consecuencias de la hipótesis de desastre en el bien y sus componentes ,
comprendidas las personas, el bien propiamente dicho y los medios de vida; también otros
atributos físicos en los que se incorporan los valores patrimoniales del bien, como los paisajes y las
infraestructuras, el trastorno de las actividades humanas, la pérdida de conocimientos
tradicionales, etc. (desde el punto de vista físico, social, cultural y económico). Una consecuencia es
el efecto directo de un evento, incidente o accidente y puede expresarse como un efecto sobre la
salud (por ejemplo fallecimientos, lesiones, exposición), una pérdida de bienes en términos
económicos o de número de estructuras dañadas, y un efecto ambiental. Las consecuencias pueden
clasificarse en:
1. Catastróficas o graves,
2. leves,
3. graduales,
4. nulas.
Estas categorías pueden expresarse numéricamente en términos relativos en una escala de 0 a 1,
en la que el 0 representa una consecuencia nula y el 1 una consecuencia catastrófica.
c. Consecuencias en términos de ‘pérdida de valor’ representadas por el impacto
relativo en varios atributos asociados a valores específicos del bien. Dentro de un mismo bien,
algunos atributos pueden ser absolutamente fundamentales e irremplazables para expresar el
Valor Universal Excepcional, mientras que otros, aunque importantes, pueden ser menos cruciales
o pueden ser restaurados fácilmente. Las consecuencias sobre los valores serían más graves en el
primer caso y menos en el segundo. Por consiguiente uno de los factores para la evaluación de
riesgos podría definirse estableciendo un índice de recuperación de los atributos que pueden
restaurarse.
El nivel de riesgo del sitio en un escenario determinado se evalúa teniendo en cuenta la
probabilidad y la gravedad de las consecuencias para las personas, la vida y los medios de vida, y la
pérdida potencial de valores. El riesgo de desastres puede prevenirse o mitigarse: reduciendo la
314
vulnerabilidad del bien y su entorno mediante la capacitación del personal sobre las estrategias de
autoprotección. (Unesco, 2010:30)
Figura 92. Evaluación del nivel de riesgo
Fuente: Unesco (2014)
Las variables del ejercicio, como están planteadas, son teóricamente deficientes, puesto que a menor probabilidad, menor pérdida de valores, lo que reduce obviamente las consecuencias (social/económica/física). La política de gestión del riesgo para el VCM, debe rediseñarse en función de la matriz de evaluación del riesgo que debe ilustrarse así:
Figura 92a. Evaluación integral del nivel de riesgo del VCM
Fuente: Elaboración del autor a partir de Unesco (2014)
315
Donde se integre el valor mayor al eje Z (pérdida de valores), posteriormente al
eje Y (consecuencias) y no en función del eje X (probabilidad).
5.4. Política de Manejo de la Variabilidad Climática y la Sostenibilidad Ambiental
La integración de la adaptación al cambio climático y gestión del riesgo de
desastres en la planificación y políticas de desarrollo, no es específica para el Plan de
manejo del PCCC, ni en el Conpes. Como se pudo observar, se incluye en la estrategia
de ordenamiento territorial el compromiso de los Planes de riesgo municipal en
articulación con el ordenamiento territorial, pero que por decreto ya no son
obligatorios para el cumplimiento de los estudios detallados de riesgo y amenaza
volcánica y sísmica.
Debe mencionarse, que en materia de adaptación al cambio climático, existen
antecedentes desde la fundación del Fondo de adaptación para el cambio climático177.,
-con origen en el desastre nacional por el fenómeno de la Niña de 2010- y un
fortalecimiento presupuestal por parte del Gobierno de Colombia, que ha logrado el
financiamiento internacional con USAID, y con el Plan de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, PNUD.178.
Por otra parte, se mencionó, los factores que representan la alta incidencia de la
variabilidad de temperatura, exposición solar e incremento de la humedad por
efectos del cambio climático representa un enorme riesgo para la actividad cafetera
por cuanto afecta de manera significativa la productividad del cultivo. Por tal motivo,
no sólo resulta necesario alcanzar mayores grados de tecnificación de los cafetales
mediante su mantenimiento en edades promedio por debajo de 9 años y densidades
de siembra que pueden ser superiores a 6.000 árboles por hectárea, sino que deben
implementarse una serie de alternativas para mitigar su impacto y transformar la
caficultura en una actividad climáticamente inteligente. La caficultura tiene varias
alternativas que se deben masificar y extender a toda la zona cafetera colombiana.
Alta incidencia de amenazas naturales que pueden afectar la riqueza ambiental,
productiva y cultural del PCCC. (FNC, Federación Nacional de Cafeteros de Colombia,
2011)
La FNC ha desarrollado la política de sostenibilidad en acción, para enfrentar
medidas sostenibles de productividad ante el cambio climático, intensificar la
promoción y aplicación de estrategias y acciones de “Caficultura Climática
Inteligente”. Ahora bien, nose pretende inventar la política del cambio climático, este
177
Ministerio de Hacienda, Gobierno de Colombia. http://sitio.fondoadaptacion.gov.co/ 178
www.pnud.org.co/cambioclimatico/ Consultado 1 de octubre de 2015.
316
es un asunto prioritario en las agendas internacionales y nacionales. Lo que debe
aportarse es la integración a la política de manejo del PCCC. Según esto, no sòlo con el
PCCC como pretexto de preservación patrimonial, coincido con la pregunta “¿Cómo
pueden los tomadores de decisiones en los países en desarrollo incorporar
incertidumbre sobre el futuro climático?” y de forma conjunta “incorporar la gestión
del riesgo en los procesos de planificación y diseño de políticas existentes?” 179 El
Informe sobre recursos mundiales ha desarrollado los siguientes elementos básicos
para la política: a) Herramientas para la planificación y formulación de políticas
públicas de uso común, por ejemplo, para evaluar los riesgos climáticos y
vulnerabilidad y decidir entre las opciones de política: entre algunas herramientas
existentes, debe articularse con los mapas de riesgo, y vulnerabilidad de usos de
suelo. Ademàs, b) Contar con el compromiso público, y la participación ciudadana,
considerada como esencial para una adaptación efectiva. La participación pública
puede ayudar a los gobiernos a definir las necesidades de adaptación, elegir entre
varias prioridades, y definir niveles aceptables de riesgo. Los gobiernos tendrán que
garantizar que las personas afectadas tengan plena participación en los procesos por
impactos del clima y las decisiones de adaptación. c) Información-decisiva y
pertinente: dirigida alos usuarios, debe ser suficiente, precisa, accesible a largo plazo,
actualizada con frecuencia, rentable. Información específica que es esencial para una
adaptación efectiva. d) Diseño Institucional: La coordinación entre los organismos
gubernamentales a nivel nacional y con otros actores e instituciones a nivel local,
subnacional, regional e internacional es un requisito previo para los esfuerzos de
adaptación. En muchos países, la planificación actual de los riesgos que supone el
cambio climático está dividida entre los diferentes ministerios y carece de una
autoridad de coordinación. Por otra parte, un gobierno eficaz con liderazgo, con
ejercicio de los mandatos institucionales son vàlidos si la integración de los riesgos
climáticos es de alta prioridad en los procesos de planificación y formulación de
políticas. e) Recursos: La adaptación a los impactos del cambio climático requiere de
una amplia gama de recursos a través del tiempo, tales como recursos financieros,
humanos, ecológicos y sociales. Los gobiernos y los donantes tendrán que hacer las
inversiones que den cuenta de la vida útil de los impactos climáticos proyectados a
largo plazo. (Raleigh, 2008:4)
Por otra parte, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático (IPCC) informe especial sobre la gestión de los riesgos de fenómenos
extremos y desastres para avanzar en Adaptación al Cambio Climático confirma la
probabilidad de que aumenten los extremos climáticos en el futuro, lo que sugiere
que el número, así como la magnitud de los desastres relacionados con el clima
también puede aumentar. Por otra parte, los impactos del cambio climático, como el 179
C. Raleigh, et al. (2008) Assessing the Impact of Climate Change on Migration and Conflict. World Bank,
pp. 57 Washington, http://www.wri.org/our-work/project/world-resources-report http://ipcc-
wg2.gov/SREX/report/njlite?chapter=&page=30
317
aumento del nivel del agua y cambios en los niveles de humedad en algunas regiones,
constituyen factores de riesgo subyacentes que pueden afectar el patrimonio.
Debe tenerse en cuenta, que a la política de manejo debe institucionalizarse la
aplicación de la investigación científica enfocada en el cambio climático180 y el
mejoramiento del Genoma de Café para adaptación al cambio climático 181 .
Adicionalmente, emprender la búsqueda permanente de alternativas para que la
actividad de beneficio del café se realice con menor cantidad de agua y el menor
grado de contaminación para las fuentes de agua, -reducción de la huella ecològica- y
prohibir el uso de pesticidas prohibidos por el Convenio de Estocolmo sobre
Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) e incluidos en el listado del Convenio de
Rotterdam sobre el Consentimiento Fundamentado Previo (CFP).
Por último, en la operación de la ley ambiental (por articularse con la política de
gestión del cambio climático) ya se cuenta con una estrategia que las Corporaciones
Autónomas Ambientales (Carder y Corpocaldas del PCCC) han emprendido con el
Proyecto BancO2. Esta es una estrategia de Pago por Servicios Ambientales
comunitarios182 que permite a las empresas, instituciones y ciudadanos, a través del
portal web, calcular y compensar su huella de carbono, promoviendo la conservación
de los bosques naturales de la región y mejorando la calidad de vida de los
campesinos que allí viven.
El proyecto busca desarrollar un sistema de compensación para la conservación y
restauración de los bosques naturales, a través del Pago por Servicios Ambientales,
financiado de forma voluntaria por empresas y personas que en su vida diaria y en
sus procesos productivos, generan emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y
ocasionan alteraciones en los ecosistemas naturales. Reconocerle a los campesinos el
valor del costo/oportunidad que les genera su gran riqueza natural, y todos los
servicios ecosistémicos que le brindan a la humanidad al proteger los bosques y otras
zonas de interés ambiental; entregándoles entre 60 a 70 euros mensuales,
dependiendo de la vinculación de las empresas y ciudadanos que compensan su
contaminación al medio ambiente con BanCO2. Para el año 2015, una tonelada de
carbono capturada tiene un costo de 2.25 euros.
180
Muñoz, Luis Fernando (2011) “Caficultura Climáticamente Inteligente la clave para enfrentar el cambio climático”. En, Pergamino, Edición N° 9. Federación Nacional de Cafeteros de Colombia. Bogotá. 181
Cardona, Adrián (2009) Mapeo institucional. Actores relacionados con el abordaje del cambio climático en Colombia. Proyecto Integración de riesgos y oportunidades del cambio climático en los procesos nacionales de desarrollo y en la programación por países de las Naciones Unidas. Bogotá: PNUD. P. 26. 182
http://www.banco2.com/v2/ consultada 3 de octubre de 2015.
318
319
CAPÍTULO 6. LOS RETOS DE LA RECONSTRUCCIÓN DEL PAISAJE CULTURAL
CAFETERO DE COLOMBIA Y SUS ESTRATEGIAS
El capítulo 6 tiene como objetivo definir los lineamientos preventivos de
ordenamiento del paisaje-territorio cultural cafetero y los retos que enfrenta para su
reconstrucción.
¿A qué nuevos riesgos queda expuesto un bien después de un desastre? Unesco
(2010) registra que como consecuencia de un desastre se pueden presentar los
siguientes riesgos:
Riesgos de carácter general
a. Efectos perjudiciales para el Valor Universal Excepcional del bien durante las actividades
de respuesta al desastre.
b. Daños o presiones causadas por las personas desplazadas, por lo general relacionados
con los campamentos de desplazados, las infraestructuras conexas y las necesidades en
materia de eliminación de desechos y suministro de energía.
c. Invasión.
d. Presiones relacionadas con la construcción en general y con la construcción ilegal o
descontrolada.
e. Riesgos para las personas
f. Lesiones, fallecimiento o desplazamiento del personal, que pueden mermar la
capacidad de seguridad, vigilancia y aplicación de normas.
g. Pérdida de fuentes de ingresos relacionadas con el bien.
h. Riesgos para los sitios culturales
i. Delincuencia
j. Aceleración del deterioro de los elementos dañados de madera o piedra.
k. Riesgo de pérdida de autenticidad o de falsificación tras la reconstrucción.
l. Daños producidos por el agua utilizada para apagar un incendio.
m. Riesgos para los sitios naturales (y algunos paisajes culturales)
n. Degradación de la integridad y del Valor Universal Excepcional debido a la
destrucción de hábitats y a la caza furtiva.
o. Polución producida por los detritos transportados por el agua, y contaminación de los
cursos de agua.
p. Presiones relacionadas con la construcción en general y con la construcción ilegal o
descontrolada para los sistemas de gestión existentes.
q. Daños sufridos por los edificios de oficinas y el equipo del sitio.
r. Posibles efectos sufridos por el personal del sitio.
s. Riesgos relacionados con el tipo de peligro
t. Los terremotos pueden causar tsunamis, incendios y deslizamientos de tierras.
Muchos de los efectos de más largo plazo de una amenaza, como los escombros esparcidos, la
obstrucción de cursos de agua, o los daños causados en las estructuras históricas de extensas zonas
pueden persistir durante meses e incluso años después del fenómeno. Por consiguiente, para la
recuperación y rehabilitación de sitios naturales y culturales de gran tamaño será preciso recabar
recursos muy superiores a los que se encuentran a disposición del sitio, por lo que se requerirá la
integración con el sistema estatal o nacional para la recuperación tras desastres de gran escala.
(Unesco, 2010: 49).
320
Seguidamente, remitirse al Manual (Unesco, 2010) no aplica para un desastre de
dimensión volcánica. Con la pretensión de:¿Cómo puede un bien del patrimonio
desempeñar un papel más activo en la recuperación y rehabilitación después de un
desastre? éste propone:
El bien del patrimonio puede desempeñar un papel más activo en la recuperación y rehabilitación
de las formas siguientes:
1. Utilizar las habilidades, experiencia y capacidades tradicionales para la
rehabilitación después de un desastre.
2. Estudiar el modo, los medios de vida y las tecnologías que deben usarse en la
reconstrucción.
3. Reconocer que el patrimonio cultural y natural es una fuente de identidad que puede
contribuir a la recuperación psicológica de las víctimas de los desastres.
4. Utilizando los mecanismos locales para hacer frente a los desastres por medio de las
redes sociales tradicionales a fin de promover la recuperación. (Unesco, 2010:54)
6.1. Bases para una Política de Manejo para la Reconstrucción del Paisaje
Cultural
A partir de un modelo interpretativo de la geografía del paisaje cultural, se han
planteado algunos lineamientos para las políticas de manejo de lo existente, en el
contexto de cada ámbito de acción. Sin embargo, resulta complejo establecer bases
para una política, que se trasladen a estrategias para el manejo de algo que no ha
sucedido aun o que sucederá en un tiempo no determinado con exactitud o que
permita una previsión.
Lo que si puede definirse es una serie de impactos posibles y el ámbito de acción
en el que los habitantes-reconstructores del paisaje deben apropiarse, con las manos
en las cenizas para reproducir el paisaje.
Por otra parte, resulta complejo elaborar una arqueogeografìa de la estructura
parcelaria del paisaje (de grandes proporciones). Sin embargo, con base en la
metodología es factible emprender una arqueogeografìa de las unidades de paisaje.
Se puede emprender una caracterización de los daños y las tareas reconstructivas
en las 8 unidades de paisaje identificadas en el MOD, con referencia a las siguientes
capas constitutivas:
Matriz físico-ambiental: Corresponde como primera medida, la restituciòn de los
biomas. Aunque los biomas de mayor generación de agua presentes en el pàramo de
la cordillera sòlo han sido impactados por caída de ceniza, la producción de agua
nueva es muy cierta, la tarea de las CAR con los colectivos sociales, deberán
321
emprender la evaluación y la restitución de los corredores biológicos y de los biomas
de bosque subandino tropical afectados. Especialmente, con el tiempo, podrá
evaluarse la restitución de la reserva del Bosque del Distrito de Barbas Bremen
desaparecido en la contingencia. Esta materia que es muy especializada, rebasa las
dimensiones de la nociòn de còmo reconstruir los ecosistemas. Pero, en lo
fundamental, toda acción reconstructiva en materia del elemento natural básico debe
girar en torno al agua. Para tal fin, será importantísimas, las acciones de inversión de
obra pública al menos de una década para construir una red de tanques de reserva de
agua cubiertos, y que puedan recibir agua limpia de la Cordillera, y a la que puedan
conectarse las redes de distribución de emergencia para cualquier acción de
habitación temporal o semipermanente del territorio, en la medida que se realizan las
gestiones de repoblamiento.
Matriz social urbana/rural: la afectación a la infraestructura de transportes,
comunicaciones, energía, luego de la contingencia, responde a una ruptura en dos a la
columna vertebral de territorio colombiano. La urbanización, la producción y el
comercio asentadas en el centro de las cordilleras Central y Oriental, por las que se
comunica y comercializan las importaciones y exportaciones entre el Océano Pacìfico
y el Mar Caribe por la carretera Armenia-Ibagué, quedan truncadas. Una de las obras
más extensas y costosas de la ingeniería nacional, como el túnel de La Línea, entre
Cajamarca y Calarcà, desaparece sumándose a las pérdidas cuantiosas.
La vivienda, los centros de trabajo y de producción industrial y agrícola quedan
inutilizados. Deberá evaluarse el estado de áreas agrícolas para la recuperación de
capas vegetales que permitan con el tiempo, aprovechar los suelos fértiles en el
mediano plazo para la incentivación del sector primario agrícola como base de la
producción regional.
Matriz cultural-simbólica: Se presenta una pèrdida de los atributos relacionados
con la actividad cafetera y toda productividad agrícola. Unesco tiene la teoría que el
patrimonio es el que contribuye com estìmulo para la recuperación. Podrìa
emprenderse un inventario de daños al patrimonio urbanístico, arquitectónico y
arqueológico. Sin embargo, se visualiza un potencial de trabajo e investigación social,
la reimplantación de las manifestaciones de la memoria inmaterial, como fundación
de las costumbres y saberes de los habitantes del PCCC afectado.
Para este fin, es muy válida la aportación de Carlos López, que propone la
articulación del Plan de Manejo arqueológico del PCCC183 al ordenamiento territorial,
que se observa como una oportunidad para articularse al plan de manejo de la
183
Lopez, Carlos et al, “Patrimonio arqueológico y paisajes culturales:La presencia humana milenaria en el Departamento de Risaralda”, En, OSORIO, J y A. Tarazona, (2008) Paisaje Cultural Cafetero, Risaralda Colombia.Pereira: Universidad Católica de Pereira. P. 83-107.
322
reconstrucción, por medio del cual se emprenda una recuperación preventiva in
extenso, previa a las obras de mediana y gran escala, de una arqueología paisajística.
El patrimonio arqueológico, tiene como gran virtud, que a pesar de la catástrofe, yace
bajo tierra y puede ser extraido, y ya que ha sobrevivido a la modernidad, puede
permitirse la oportunidad de rescatarse en una segunda etapa histórica.
Matriz de la amenaza-vulnerabilidad territorial: El resultado de la gestión del post-
riesgo debe alojar las instancias de recomposiciòn social, de balance y evaluación de
las medidas emprendidas. Es decir, de la evaluación de una evacuación exitosa del
territorio de 1.600 kilòmetros cuadrados correspondientes al Quindío. No se ha
mencionado, pero un territorio similar tendría que haber sido evacuado en el Valle
vecino del Magdalena, amenazado por lahares que habrán arrasado las localidades de
Coello y Saldaña, en el Tolima.
Por último, esta estructura reconstructiva, es importante cruzarla con lo previsto
por el Manual de Evaluación de Desastres de Cepal (2014), que a diferencia del
Manual de Unesco, contiene un ejercicio que dimensiona los costos de la recuperación
de grandes desastres en los ámbitos de actuación. Para nombrar sòlo algunos, en
materia de necesidades financieras para la recuperación y para la reconstrucción de
los sectores productivos, (industria, turismo, agricultura), bienes y servicios (salud,
comercio, vivienda) bienes culturales, transporte, agua y saneamiento, sector
eléctrico, sector agropecuario y medio ambiente.
6.2. La Comprensión Simbólica de la Arqueología del Paisaje Cultural Cafetero
El PCCC es un paisaje joven condenado a transformarse, incluso a desaparecer.
Asistimos probablemente a los últimos 100 años del PCCC en la zona del
Departamento del Quindío debido a los eventos vulcanológicos que han motivado
esta investigación
Creo que la reflexión sobre el paisaje cultural tiene lugar y una razón en tanto su
reconocimiento ante la amenaza por el riesgo volcánico del Volcán Cerro Machín, y el
manejo de la política de atención del riesgo y las implicaciones socioculturales del
mismo. Suponer la desaparición del paisaje conlleva al riesgo de la desaparición de la
memoria y de las formas de apropiación social del paisaje.
La comprensión simbólica del paisaje, representa el mapa del nuevo paisaje
cultural después del evento volcánico, y uno de los escenarios fundamentales para la
reconstrucción. La comprensión del fenómeno volcánico y sus implicaciones en una
paisaje cultural de las características del PCCC, suponen, como primera medida, la
323
comprensión del paisaje cultural como problema localizado en la descomposición de
los conceptos inherentes a cultura y naturaleza. Los constructores del PCCC por más
de 100 años tendrán la tarea de situarse en la perspectiva cosmológica centrada en la
figura de la ‘sociedad patrimonial’. Esto implica el desarrollo de una forma de
conocimiento, que implica una visión colectiva del paisaje recuperado en función del
paisaje perdido, pero que es factible, pues nace de lo natural, y está en el usuario-
constructor reapropiarse de éste como fuerza social.
En forma de respuesta con pregunta, ¿Será factible que los habitantes (usuarios-
constructores) que en la actualidad –construyen el paisaje vivo, sin amenazas
aparentes- no se han apropiado de los valores materiales e inmateriales del PCCC, y
su concepto Unesco, logren apropiarse del PCCC al construirlo de nuevo? El valor
simbólico del paisaje cobra un nuevo reto y una dimensión insospechada.
Posiblemente sea el proceso por el cual, el hombre y sociedad, como sujetos activos,
‘haciendo’ paisaje, es decir modificando de nuevo la naturaleza, mediante uuna
transformación de la relación natural-social, -parafraseando a Schaff- por medio del
trabajo reconstructivo, ‘conozca’ el paisaje, por medio de la elaboración del
conocimiento., es decir el paisaje cultural.
Figura 93. Domo y área inundable del cráter del Volcán Cerro Machín
Fuente: http://miguelangelgaspar.blogspot.com.co/2013/07/volcan-cerro-el-machin.html
324
325
CONCLUSIONES (Y RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN)
1. La construcción del concepto del paisaje cultural es el resultado de la visión
colectiva del territorio. Que a partir de la reflexión disciplinar integrada de la
geografía cultural y la arqueología del paisaje, permite aproximarse a los
procesos de apropiación histórica del paisaje. Gracias a la crisis disciplinar de
las grandes ciencias, la indagación entre la geografía y la arqueología, y una
joven arqueogrografìa por desarrollar, se está en condiciones de conseguir a
futuro un modelo de interpretación que aborda un desarrollo mayor de la
reflexión materialista del paisaje como representación social.
El paisaje-territorio cultural relacionado con estrategias sociales preminentes,
contiene las manifestaciones producto de una profunda relación estructural de
la apropiación patrimonial individual y colectiva, pues revela una organización
que puede interpretarse, como se propuso, desde las estrategias geométricas
de la naturaleza.
El paisaje cultural cafetero es patrimonial no por una inscripción en la Lista de
patrimonio mundial de Unesco. Es patrimonial en tanto sus habitantes
reconocen y comprenden la transformación colectiva del territorio por medio
de su trabajo, de la siembra, la cosecha, el beneficio, la trilla, la
comercialización y venta del café, cadena de procesos que està profundamente
articulada a las manifestaciones propias (mentales) y colectivas (festividades)
materiales e inmateriales en el paisaje.
Intencionalmente, la investigación evadió el problema de la percepción como
pregunta por la estética. Pues este es el fortìn del problema epistemológico y
estructural del paisajismo estetizante de los ecólogos. Por lo tanto, la pregunta
se propuso resolverla desde la epistemología. Y comprender, la apropiación
humana de la naturaleza, -el paisaje cultural-, como una producción y
apropiación del conocimiento.
2. Es posible una conceptualización a partir de la descomposición de ‘lo cultural’
del paisaje entendido como la apropiación y conocimiento (antropológico) de
la naturaleza por el hombre, a partir de la disección de lo cultural del paisaje
en las raíces de la naturaleza y la cultura. El paisaje, como ‘cultural’ viene
inducido por la construcción epistemológica desarrollada en la arqueología del
paisaje. Por lo tanto, es factible encontrar la conexión de la interpretación
geográfica de la naturaleza apoyada desde la perspectiva de aquellos
constructores-usuarios del paisaje que componen ‘lo cultural-humano’
reconocido por el paisaje-territorio geográfico. El geógrafo, entonces, debe ser
capaz de desarrollar una arqueogeografía del escenario ‘naturaleza y cultura’ y
326
descompone las capas, componentes, códigos estructurantes y vinculantes del
territorio.
Las formas del paisaje cultural no están dadas por una naturaleza
independiente o un espacio antrópico separado La interpretación
arqueogeogràfica por proponer (no necesariamente la de los científicos de la
CNRS) como una propuesta metodológica, redundarà en un modelo
interpretativo-explicativo del paisaje cultural cafetero, o del paisaje cultural
alicantino, es decir, del caso especìfico y particular que debe someterse a la
inspección precisa, propia, local del manual colectivo sin recetas o formatos
como las guìas operacionales de Unesco.
3. Las implicaciones de la omisión de la gestión de amenaza y riesgo del muy
probable desastre volcánico en la geografía del PCCC, son muy negativas. En
este momento, quienes habitan el PCCC, no tienen noción alguna de la
amenaza, y desconocen que hacer ante una contingencia. Como se vio, la
ruptura social es descomunal, y el territorio nacional (el país) queda partido
en dos, por lo que la economía nacional quedaría seriamente afectada, en
estado de emergencia permanente.
Por ejemplo, aparte de lo más importante, que será la curación de la herida
existencial de los habitantes para reencontrarse con el paisaje de su memoria,
la idea de ‘propiedad’, y de ‘valor’ se pierde, -no sólo como material comercial
e inmobiliario-, sino como área devastada, en la que se pierden todos los
atributos patrimoniales (culturales y de la herencia de los padres, que es lo
que significa ‘patrimonio’) y simbólicos del espacio.
Por lo tanto, en relación con la política de ordenamiento territorial, el riesgo
de amenaza del Volcán Cerro Machín debe proponerse y considerarse como
una determinante para la gestión-planeación-ordenamiento del área afectada
del paisaje cultural cafetero. Esto debe replantearse en forma de instrumentos
concretos de manejo desde la política de ordenamiento territorial
departamental, municipal acorde con la política ambiental y de gestión del
riesgo.
Ahora bien, desde hace una década, el PCCC ya está amenazado y afectado por
la variabilidad climática. Esta condicionante tiende a desplazar la
productividad agrícola de las cotas actuales de cultivo. Es decir, la delimitación
geográfica actual del PCCC, que en tres dimensiones se localiza en las cotas de
altitud entre 1.000 y 1.800 msnm, es factible que en la próxima década se
modifique totalmente a otra localización en cotas entre 1.600 y 2.200 msnm.
Aunque ya existen iniciativas de productividad sostenible, debe acelerarse
327
como política cultural y agrícola la sincronía con la gestión medioambiental y
de sostenibilidad climática.
4. Es posible replantear la percepción de la contingencia sobre el paisaje cultural,
que tiene su explicación desde la comprensión de las componentes geológicas,
geotécnicas (entre otras) específicas del territorio volcánico-productivo.
El modelo para comprender el problema del territorio, se propone mediante el
anàlisis interpretativo del paisaje, compuesto por ‘capas’ o ‘matrices’. Estas
son: la matriz social rural/urbana, la matriz cultural-simbòlica, la matriz física-
ambiental y la matriz de amenaza y riesgo. Su anàlisis, por descomposición o
superposición, debe arrojar hallazgos complementarios e innovadores para
diseñar estrategias de la planeación del ordenamiento territorial, de
apropiación del patrimonio, gestión ambiental-sostenible de las cuencas
hidrológicas, paisajísticas, de atención a la variabilidad climática y a los planes
de gestión del riesgo.
Sobre la relación entre la gestión del riesgo de la amenaza volcánica del VCM y
las estrategias culturales, agrícolas, de adaptación al cambio climàtico, no han
podido ser articuladas a nivel de políticas de Estado, a pesar del documento
Conpes y del plan de manejo de Unesco, deben incorporarse como parte
integral de la gestión pública regional y local. En tanto no se logre se
contribuye al crecimiento del riesgo por desconocimiento e inoperancia.
El riesgo se acumula de forma permanente. Debido a la falta de aplicación y
control de las políticas e instrumentos de ordenamiento territorial municipal y
de gestión del riesgo. Recientemente, se profundizò en el vacío entre el
ordenamiento municipal y la gestión del riesgo de desastres volcánico y
sísmico, al perderse la obligatoriedad de los estudios integrales para la
revisión y ajuste de los POT. Lo que contribuye a un incremento de la
exposición a la amenaza y la vulnerabilidad.
5. La preparación ante una contingencia histórica es materia de planificación a
nivel nacional e internacional. Con antecedentes en los estudios regionales de
la Comunidad Andina, los manuales de evaluación de desastres de Naciones
Unidas, Cepal y las organizaciones a nivel mundial, se cuenta con mucha
información para la gestión adecuada en el tiempo. Lo primero, la voluntad de
reconocer un grave problema, que no es ‘urgente’ ante los problemas diarios
del fenómeno del Niño o la Niña, que repercute en la economía nacional y en la
capacidad de respuesta ante la economía de tendencia recesiva mundial.
328
Las respuestas a partir de la perspectiva del enfoque geográfico en cuanto a
acciones se traducen en aportaciones a las políticas de manejo del PCCC. Pero
vistas en los capítulos anteriores, para resolver la pregunta de investigación,
se aboga por una vinculación de las especialidades disciplinares, es decir, esta
investigación supuso un estado del arte aproximado de la investigación
vulcanológica, de gestión del riesgo, de ordenamiento territorial, de análisis
geográfico y arqueológico del paisaje, por lo que se propende por la búsqueda
de un modelo interpretativo que dé cuenta de la complejidad y la integración
epistemológica del paisaje cultural.
Fundamentalmente, la preparación para un hecho histórico probable no inicia
de un dia a otro, pero puede apostarse por una estrategia en la política
educativa, asì no se solvente la dificultad entre la educación y la cultura, es
posible reproducir los adelantos con que cuenta el área inmediata de impacto
del Volcàn Cerro Machìn, como sucede con las escuelas, alcaldías, cooperativas
de cafeteros y demás sitios de reunión rural y urbana de las localidades de
Anaime, Cajamarca, Toche, junto al Volcán.
6. El paisaje posible de la contingencia volcánica debe construirse como un
estadio probable, y puede lograrse a partir del reconocimiento de una posible
reconstrucción Es factible plantear un escenario del paisaje cultural, aunque
futuro, de tal forma que permita atisbar sus implicaciones sociales,
productivas y patrimoniales. Posiblemente se pueden identificar líneas de
trabajo para el conocimiento de los procesos de apropiación (de algo que no se
ha perdido aún) y de memoria colectiva entre el paisaje perdido y el paisaje
por reconstruir. Lo anterior supondría la innovación en el planteamiento y
propuesta de puesta en práctica de estrategias de participación ciudadana
sobre el patrimonio y la apertura de líneas de investigación por parte de las
Universidades, las CAR, los colegios participantes del programa Ondas, los
Comités de cafeteros, entre otros. Eventos anteriores (el sismo de Armenia; la
avalancha de Armero y Chinchinà por la erupción del Volcán Nevado del Ruiz)
pueden servir de contexto y aprendizaje para enfrentar el riesgo inminente y
las condiciones-limitaciones para la reconstrucción, pues solo es posible a
partir del trabajo del usuario-constructor del paisaje.
Finalmente, la catástrofe supone, consecuencias elementales pero que
requieren una gran inversión preventiva: cuidar el agua. Todas las fuentes
hídricas luego de la catástrofe quedan contaminadas. Cualquier proceso
posterior, repoblamiento, restitución de la propiedad, reconstrucción física,
requiere, antes que todo, que se garantice el acceso al valor natural
fundamental para el uso del territorio, que es el agua.
329
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350
ÍNDICE DE TABLAS
Tabla 1. Algunos casos de actividad estratovolcánica 2004-2015 75
Tabla 2. Clasificación por tipos de volcanes 83
Tabla 3. Clasificación por tipo de magnitud eruptiva e Índice de Explosividad
Volcánica 87
Tabla 4. Tefra y Rocas Piroclásticas 88
Tabla 5. Valoración de atributos del PCCC 107
Tabla 6. Municipios y departamentos del PCCC 109
Tabla 7. Clasificación de los volcanes de Colombia de acuerdo al Índice de
Exposición de la Población (PEI) 134
Tabla 8. Historia Eruptiva del VCM 138
Tabla 9. Esquema interpretativo de ‘Las ocho fases de escenario eruptivo
Potencial’ del VCM 140
Tabla 10. Edad comparativa del Monte Pinatubo y el Volcán Cerro Machín 174
Tabla 11. Morfología comparativa entre el Monte Pinatubo y el Volcán
Cerro Machín 177
Tabla 12. Acciones de alistamiento por estado de alerta 222
Tabla 13. Resumen de los casos de estudio 1985-2015 228
Tabla 14. Objetivos y acciones prioritarias recomendadas en la estrategia para la
reducción de riesgo bienes patrimoniales mundiales adoptada por la UNESCO en
2007 234
Tabla 15. Plan de Manejo del PCCC 237
Tabla 16. Algunos sitios arqueológicos relacionados con el PCCC en Quindío 262
Tabla 17. Matriz Preliminar de Fortalezas, Debilidades, Oportunidades y Amenazas
sobre Planes de Emergencia (2008) 313
Tabla 18. Matriz Resultante de Fortalezas, Debilidades, Oportunidades y Amenazas
sobre Planes de Emergencia (2008) 314
351
ÍNDICE DE FIGURAS
Figura 1. Sub-ámbitos espaciales del paisaje 22
Figura 2. Proceso básico: la relación Sujeto cognoscente- objeto de conocimiento-
Conocimiento- producto del proceso cognoscitivo 32
Figura 3. Modelo I- Sujeto cognoscente- objeto de conocimiento-producto del
proceso cognoscitivo 33
Figura 4. Modelo II- Sujeto cognoscente- objeto de conocimiento-producto del
proceso cognoscitivo 34
Figura 5. Modelo III -Sujeto cognoscente- objeto de conocimiento-producto del
proceso cognoscitivo 34
Figura 6. Hombre- naturaleza (ser biológico)-transformación- trabajo (ser
social)=paisaje 35
Figura 7. Paisaje-Territorio 52
Figura 8. Sistema GTP 54
Figura 9. Sistema STP 55
Figura 10. Dimensiones del Paisaje 59
Figura 11. Vista del Volcán Saint Helens desde el Monitor “Cresta de la Pluma” 67
Figura 12. Erupción previa del Monte Saint Helens desde el Noreste, 10 de abril de
1980 68
Figura 13. Pluma de la Erupción del Monte Saint Helens 18 de mayo de 1980 69
Figura 14. Mapa de los depósitos de la erupción de 1980 del Monte Saint Helens 70
Figura 15. Simulación por ordenador en la que se puede apreciar el derrumbamiento
del 18 de mayo de 1980, en verde, seguido de los flujos piroclásticos, en rojo. 71
Figura 16. Imagen NASA del Monte Saint Helens 72
Figura 17. Extractos del estudio fotográfico del crecimiento del domo del Monte Saint
Helens (nov. 10, 2004 – feb. 28, 2008) 73
Figura 18. Pluma del Monte Saint Helens vista desde la Cresta Harry, 1982 73
Figura 19. Resultados de las erupciones del Monte Saint Helens 74
Figura 20. Mapa de los límites de las placas tectónicas a nivel global 78
Figura 20a. Movimiento de las placas tectónicas en América del Sur 80
Figura 21. Perfil comparativo de Volcán tipo escudo y Volcán compuesto o
estratovolcánico 81
Figura 22. Tipos de Volcanes 81
Figura 23. Comparación de tipos de volcanes y su morfología 82
Figura 24. Zonas de ubicación global de volcanes 83
Figura 25. Explosividad relativa y altura resultante por tipo de erupción 86
Figura 26. Relieve de la Ecoregión Eje Cafetero 100
Figura 27. Ubicación del hotspot Andes Tropicales y de los KBA, Key Biodiversity
Areas 102
Figura 28. Cultivo en ladera, Minifundio Cafetero y disponibilidad hídrica
(la Guadua Angustifolia crece en las orillas de las fuentes de agua) en el PCCC 108
352
Figura 29. El Paisaje Cultural Cafetero y el Parque Nacional Natural de Los Nevados.
De izquierda a derecha: Volcán Nevado del Ruiz, Volcán Nevado Santa Isabel y Volcán
Nevado del Tolima (Sentido Norte-Sur) 108
Figura 30. Volcán Nevado del Tolima 130
Figura 31. Vista NE del cráter y domo de lava del Volcán Cerro Machín y Volcán
Nevado del Tolima 131
Figura 32. Escenarios Eruptivos Pasados en el Volcán Cerro Machín 137
Figura 33. Esquema gráfico de ‘Las ocho fases de escenario eruptivo potencial’ del
VCM 141
Figura 34. Superposición de la zonificación de amenaza del Volcán Cerro Machín 146
Figura 35. Volcán Cerro Machín y la población de Cajamarca, Tolima 149
Figura 36. Vista lateral del volcán Cerro Machín 149
Figura 37. Vista aérea del volcán Cerro Machín 150
Figura 37a. Representación gráfica del Riesgo y sus consecuencias 154
Figura 38. Evidencia de depósitos de escombros por lahares del Volcán Cerro Machín
(Chicoral, Tolima) 160
Figura 38a. Sismicidad reciente del Volcán Cerro Machín 2000-2007 163
Figura 38b. Simulaciones en TITAN2D de flujos piroclásticos en el Volcán Cerro
Machín 164
Figura 39. Localización aérea, panorámica y mapa geológico del Volcán
Guacharacos 166
Figura 40. Flujo piroclástico del Volcán Pinatubo, 1991 171
Figura 41. Erupción y cráter después de la erupción Monte Pinatubo 172
Figura 42. Erupción y cráter después de la erupción Monte Pinatubo 173
Figura 43. Fotografía satelital después de la erupción del Monte Pinatubo, 1991 175
Figura 44. Efectos de la caída piroclástica (ceniza) en la Base Clark y lahar en el
poblado de Luzon 176
Figura 45. Infografía de la explosión del Monte Pinatubo 179
Figura 46. Representación de la erupción del Vesubio del año 79 d. C. 180
Figura 46. Representación de la erupción del Vesubio del año 79 d.C., en un grabado
de 1822, según la descripción de Plinio el Joven. 181
Figura 47. Imágenes de la erupción del Vesubio de 1944 182
Figura 48. Comparación de las imágenes aéreas del Vesubio 1944-2006 184
Figura 49. Imágenes Satelitales del Volcán Vesubio y la ciudad de Nápoles 185
Figura 50. Área patrimonial de Herculano y el Volcán Vesubio 186
Figura 51. Dimensionamiento de la cámara magmática bajo el Volcán Vesubio 187
Figura 51a. Mapas de amenaza del Volcán Vesubio 189
Figura 52. Erupción del Volcán Fuego, 2002 195
Figura 53. Imágenes de la Cámara Web y de la estación sismográfica del Volcán
Fuego, 22 de abril de 2012 196
Figura 54. Imágenes satelitales del Volcán Fuego 2013-2014 197
Figura 55. Volcán Fuego y el área patrimonial de Antigua 188
353
Figura 56. Imagen Aérea del Volcán Fuego y el Centro Histórico de Antigua 188
Figura 57. Volcán Nevado del Ruiz, visto desde Manizales 200
Figura 58. Actividad Volcánica Reciente del VNR 203
Figura 59. Imágenes aéreas del Volcán Nevado de Ruiz 204
Figura 60. Imagen aérea de Armero antes y después del 13 de noviembre de
1985 209
Figura 61. Armero después del lahar del Volcán Nevado del Ruiz 211
Figura 62.Imágenes del lahar del Volcán Nevado del Ruiz sobre Armero 212
Figura 63. Cañón del Río Lagunilla después del paso del lahar, 1985 213
Figura 64. Portada del diario colombiano El Tiempo, Viernes 15 de
noviembre de 1985 214
Figura 65. Armero después del lahar del Volcán Nevado del Ruiz 214
Figura 66. Armero después del lahar del Volcán Nevado del Ruiz 214
Figura 67. Modelación de los lahares del Volcán Nevado del Ruiz 215
Figura 68. Imagen de emisiones de gas a 750-3.500 metros de altura del Nevado del
Ruiz, 3 de abril de 2014. 215
Figura 68a. Cráter Arenas del Volcán Nevado del Ruiz 216
Figura 68b. Monitoreo de la Sismicidad 2010-2013 217
Figura 69. Imagen de los sobrevivientes del lahar 218
Figura 70. Imagen aérea del VCM y Cajamarca 227
Figura 71. El paisaje de la Cordillera Central visto desde el PCCC 251
Figura 72. Imagen aérea del PCCC en Quindío 254
Figura 73. Imagen aérea del PCCC en Quindío 256
Figura 74. Imagen aérea del PCCC en Quindío 257
Figura 74b. Arqueología del paisaje de Amoedo, Galicia y Valle del Rio Cabrera,
Tolima 259
Figura 75. Vista aérea de Salento, Quindío 262
Figura 76. Modelo de elevación digital del área de estudio 269
Figura 77. Modelo de elevación digital del área de estudio 269
Figura 78. Modelo de elevación digital del área de estudio 270
Figura 79. Modelo de elevación digital del área de estudio 270
Figura 79a. Modelo de elevación digital del área de estudio 271
Figura 79b. Modelo de elevación digital del área de estudio 271
Figura 79c. Modelo de elevación digital del área de estudio 272
Figura 80. Figuras fisiográficas formadas por un solo plano 277
Figura 81. Figuras fisiográficas formadas por varios planos de configuración
Convexa 277
Figura 82. Figuras fisiográficas formadas por varios planos de configuración
Cóncava 278
Figura 83. El modelo del punto-círculo-línea-mitad, representación esquemática del
código estructural del paisaje monumental y el cuadrado de oro, progresión
natural. 279
354
Figura 84. Proporción aúrea de las pirámides de Egipto y Teotihuacán, México 280
Figura 85. Sistemas programáticos de líneas, puntos y superficies 281
Figura 86. Deconstrucción del programa 282
Figura 87. Inserción en la geografía urbana 284
Figura 88. Parque de La Villette 285
Figura 89. Vista panorámica del PCCC hacia el Valle de Cocora-Salento 287
Figura 90. Bombas piroclásticas. Erupción del Volcán Eyjafallajökull, mayo 11, 2010 y
Vista del Volcán Cerro Machín 291
Figura 91. Infografía de recomendaciones por actividad volcánica-Guatemala 297
Figura 92. Evaluación del nivel de riesgo 316
Figura 92a. Evaluación integral del nivel de riesgo del VCM 316
Figura 93. Domo y área inundable del cráter del Volcán Cerro Machín 324
355
ÍNDICE DE MAPAS
Mapa 1. Localización del Área de Estudio, el Macizo Colombiano y la cordillera
Central 95
Mapa 2. Mapa Fisiográfico de Colombia 97
Mapa 3. División administrativa de la Ecorregión Eje Cafetero. 99
Mapa 4. Localización del PCCC 110
Mapa 5. Área Principal y de amortiguamiento del PCCC 111
Mapa 6. División político administrativa y delimitación del PCCC 112
Mapa 7. Ubicación geográfica del Parque Nacional Natural de los Nevados,
el Paisaje Cultural Cafetero y el Volcán Cerro Machín 113
Mapa 8. Difusión del cultivo del café en Colombia 1820-1900 115
Mapa 9. Distritos y biomas de la Ecorregión Eje Cafetero 124
Mapa 10. Ubicación de los volcanes de Colombia 128
Mapa 11. Amenaza Volcánica del Parque Nacional Natural Los Nevados 133
Mapa 12. Mapa estratigráfico y geomorfológico del macizo volcánico
Tolima-Cerro Machín y del piedemonte volcaniclástico 136
Mapa 13. Mapa Geológico Nevado del Tolima-Volcán Cerro Machín 137
Mapa 14. Mapa de Amenaza del Volcán Cerro Machín 143
Mapa 14a. Mapa de Amenaza del Volcán Cerro Machín 145
Mapa 15. Delimitación de la Ecorregión Eje Cafetero, Paisaje Cultural Cafetero
de Colombia, del Volcán Cerro Machín y el área de amenaza sobre el PCCC. 146
Mapa 16. Localización de la amenaza volcánica en el PCCC 147
Mapa 17. Detalle del área de amenaza volcánica en el PCCC 148
Mapa 18. Mapa esquemático del sistema volcánico Ruiz-Tolima y la red hidrográfica
de la Cordillera Central 158
Mapa 19. Mapa de riesgo volcánico y lahares del Monte Pinatubo 174
Mapa 20. Localización del Vesubio en la Provincia de Nápoles y mapa de riesgo
volcánico 183
Mapa 21. Localización y Mapa de Amenaza del Volcán Fuego 192
Mapa 22. Mapa de riesgo del Volcán Nevado del Ruiz 201
Mapa 23. Mapa geológico regional en el sector del VNR. 202
Mapa 23a. Mapa de Amenaza del VNR 210
Mapa 24. Rutas de evacuación de la contingencia del Volcán Cerro Machín 226
Mapa 25. Infraestructura expuesta a amenaza volcánica en la Ecorregión 229
Mapa 26. Localización de los sitios patrimonio mundial y parques geológicos
relacionados con actividades volcánicas 234
Mapa 27. Matriz Física-Ambiental 252
Mapa 28. Matriz social – urbana 253
Mapa 29. Matriz simbólica – cultural 264
Mapa 29a. Amenaza potencial del Volcán Cerro Machín según el MOD Quindío 265
356
Mapa 30. POT Armenia. Mapa de amenaza 266
Mapa 31. Matriz de la amenaza y vulnerabilidad territorial 267
Mapa 32. Superposición de matrices 273
Mapa 33. Superposición de matrices y modelo de elevación digital 276
Mapa 34. Interpretación del paisaje territorio del PCCC 1 286
Mapa 35. Interpretación del paisaje territorio del PCCC 2 286
Mapa 36. Propuesta Estratégica de Ordenamiento Espacial MOD Quindío 288
Mapa 37. Propuesta Estratégica General 288