intermediaÇÕes religiosas no processo de vaticinios
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Para citar este artículo:
RODRÍGUEZ ROMERO, Agustina. “Vaticinios al óleo. Imágenes de profetas en el Virreinato del Perú”, en: PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de Historia de América Latina. Vol. 3. Primera Sección: Vitral Monográfico Nro. 3. Instituto Ravignani, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2012, pp. 5 – 35.
VATICINIOS AL ÓLEO. IMÁGENES DE PROFETAS EN EL VIRREINATO DEL PERÚ.
Agustina Rodríguez Romero1 CONICET – IIPC - UNSAM
Resumen:
Numerosas pinturas sobre el tema de los profetas de Israel fueron realizadas en el Virreinato del Perú. Desde Quito hasta Santiago de Chile abundan los retratos de Samuel, Isaías, Zacarías y los demás profetas del Antiguo Testamento. Basados en estampas de origen europeo, estas pinturas habrían complementado los sermones pronunciados en los templos cristianos y las lecturas realizadas en los hogares y bibliotecas conventuales. El presente artículo propone un recorrido por ciertos modelos iconográficos europeos y americanos que abordaron el tema. Asimismo, se postulan los diversos modos de acercamiento a las figuras de los profetas en la colonia que, más allá de las imágenes, se encontraron presentes en desfiles, textos exegéticos, flos sanctorum y sermones. El análisis de ciertos sermones escritos nos permitirá aproximarnos a los modos en que estas figuras fueron abordadas, identificar los modos de apropiación de las figuras de los profetas y postular en qué consistía la eficacia de estas representaciones en la colonia.
Palabras clave:
Profetas, arte colonial, estampas europeas, prédica, profecías.
1 Doctora en Historia del Arte, UBA, Argentina.
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Abstract:
Many paintings on the theme of the prophets of Israel were made in the Viceroyalty of Peru. From Quito to Santiago de Chile there are several portraits of Samuel, Isaiah, Zechariah and the other prophets of the Old Testament. Based on European prints, these paintings complemented the sermons in Christian churches and the readings carried out in homes and monastic libraries. This article proposes an iconographic survey of some European and American images that addressed this topic. It also postulates the various ways in which these figures were approached in the colony that, beyond images, were present in religious parades, exegetical texts, flos sanctorum and sermons. The analysis of certain written sermons will allow us to approach the ways in which these characters were discussed, identify the modes of appropriation of the figures of prophets and advance on the agency these representation displayed.
Key words:
Prophets, colonial art, European prints, preaching, prophecies.
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VATICINIOS AL ÓLEO. IMÁGENES DE PROFETAS EN EL VIRREINATO DEL PERÚ.
Agustina Rodríguez Romero2 CONICET – IIPC - UNSAM
Para sorpresa de muchos, el Virreinato del Perú cuenta con numerosas series
que representan a los profetas de Israel.3 Desde Quito a Santiago de Chile, los
sabios del Antiguo Testamento se encuentran en catedrales, conventos y templos de
diversas órdenes religiosas, iglesias de españoles e indios. En su mayor parte se
trata de series de doce pinturas, pero en otros casos se trata de cuadros aislados.
Desde los lienzos, los profetas vaticinan las historias del Nuevo Testamento,
sostienen o escriben en libros, y así demuestran que la autoridad que sustenta la
validez de sus profecías se encuentra basada en el registro escrito. Pero estos
personajes no se habrían referido solamente a la llegada de un Mesías, reconocido
luego por el cristianismo en la figura de Jesús. Sus vaticinios también habrían
arrojado luz sobre la realidad de América y los americanos, sobre sus costumbres y
el modo de combatirlas.
El papel de los profetas resulta primordial para la tradición hebrea,
importancia que se evidencia en el marco de los escritos veterotestamentarios. Los
profetas, llamados en hebreo nabĩ, fueron aquellos individuos que transmitieron la
palabra de Yavé al pueblo de Israel y, aunque sus escritos presentan diferencias,
defendieron y reforzaron la idea de un dios único y de un pueblo elegido.4 El llamado
divino no siempre parece haber sido respondido con humildad, ya que en ocasiones,
como en el caso de Jonás, los profetas buscaron escapar de la invocación de Yavé.
2 Doctora en Historia del Arte, UBA, Argentina. 3 El presente escrito se enmarca dentro del proyecto PICT 2008-1685, ANPCyT, y del proyecto UNSAM SJ 10/16. 4 SICRE, José Luis. Profetismo en Israel. Navarra, Verbo Divino, 1992, pp. 137-218, 249-278.
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De todas maneras, según se desprende de la Biblia, la voluntad divina fue siempre
más poderosa que la humana.
Estos individuos mantuvieron una relación de tensión con los reyes del
Antiguo Testamento, en algunas oportunidades basada en el respeto mutuo, pero en
otros pasajes bíblicos encontramos a los profetas perseguidos y atacados por estos
reyes. Por otra parte, se enfrentaron a los falsos profetas, aquellos que rendían culto
a otros dioses más allá de Yavé. El mensaje profético se expresó a través de la
palabra hablada, la palabra escrita y la acción simbólica pero, en general, los
profetas se encontraron ante la situación de no poder alcanzar cabalmente a
aquellos individuos a los que se dirigían, sin llegar a ser comprendidos.5
Su número y clasificación fue fijado por el catolicismo en relación a su
carácter de prefiguradores de los evangelistas y apóstoles.6 Se exaltaba así el
sentido alegórico del texto bíblico, al promover la lectura del Antiguo Testamento
como prefiguración del Nuevo.7 Como señala André Grabar para el período
medieval,
Uno de los procedimientos más típicos de los iconógrafos latinos de la Edad Media consistió en aproximar entre sí las imágenes del Antiguo y del Nuevo Testamento. […] Según esta doctrina, que tuvo un éxito duradero en todas partes, existen vínculos misteriosos entre los acontecimientos de los dos Testamentos […]. Los iconógrafos se apoderaron de este método de demostración teológica proponiendo grupos de
5 Ibidem, p. 149 y ss. Véase también MATTUCK, Israel. El pensamiento de los profetas. México, Fondo de Cultura Económica, 1962. 6 Para la iconografía de los profetas cfr. RÉAU, Louis. Iconografía del arte cristiano, Iconografía de la Biblia. Barcelona, Ediciones del Serbal, 1996, pp. 396-476 7 Recordemos los cuatro sentidos que se desprenden de la Biblia: el histórico manifiesta la realidad de los hechos, el alegórico destaca las concordancias entre los dos Testamentos, el tropológico revela las verdades morales y, por último, el anagógico permite descubrir el porvenir del hombre. Cfr. MÂLE, Emile. El arte religioso del siglo XII al XVIII. Op. cit., pp. 61-62. Según Mujica Pinilla, “A decir verdad, desde un punto de vista estrictamente literal (de littera), el Antiguo Testamento tenía poco que ofrecerle al cristianismo. Las tribulaciones del pueblo hebreo –después de todo– tenían poco o nada que ver con la historia cristiana de la Redención que se inauguraba con el nacimiento de Jesús. Pero –al decir de San Agustín, que seguía a San Pablo– si el Antiguo Testamento era leído alegóricamente o como texto profético, entonces sus reyes y profetas se convertían en figuras cristológicas de promesas futuras.” MUJICA PINILLA, Ramón. “Identidades alegóricas: lecturas iconográficas del barroco al neoclásico”. En AA.VV.. Barroco Peruano 2. Lima, Banco de Crédito del Perú, 2003, p. 258.
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imágenes e incluso ciclos completos de figuraciones destinados a confirmar el paralelismo de los dos Testamentos, el primero como abastecedor de las “figuras o prefiguras” de los acontecimientos del segundo, e incluso de los “antetipos o tipos” de esos acontecimientos, y de ahí el término de tipología aplicado a esta clase de método de aproximación de imágenes.8
De esta manera, los doce profetas menores –que se encuentran agrupados
en el texto bíblico– fueron puestos en relación por la exégesis cristiana con los doce
apóstoles. Esta oposición de profetas y apóstoles, desarrollada en el siglo XIII, fue
un tema predilecto del arte religioso del siglo XV.9
En cuanto a los profetas mayores, a las figuras de Isaías, Jeremías y
Ezequiel, el cristianismo agregó a Daniel, ubicado por fuera de los textos proféticos.
De esta manera, se alcanzó el número de cuatro con objeto de equiparar estos
personajes a los cuatro evangelistas del Nuevo Testamento. La división en profetas
mayores y menores resulta bastante arbitraria ya que no se tuvo en consideración
parámetros temporales –en relación con el momento histórico en que se ubican los
textos– o literarios –en cuanto a la temática presentada por las profecías–, sino que
se basó en la extensión del texto escrito por estas figuras. Así, los cuatro profetas
mayores son aquellos a los que se les ha atribuido los manuscritos más largos.
Esta división, que buscó afianzar las analogías entre el texto hebreo y el
cristiano, dejó de lado personajes de importancia dentro de la tradición profética,
figuras que, por no poseer escritos, quedaron fuera de esta clasificación como Elías,
Eliseo, Samuel, Natán o Baruc. Por otra parte, otros personajes bíblicos como
Moisés, David y San Juan Bautista fueron considerados profetas en su carácter de
precursores del Mesías y presentados como tales en conjuntos que los agrupan con
los profetas tipológicos.
8 GRABAR, André. Las vías de la creación en la iconografía cristiana. Madrid, Alianza Editorial, 1985, p. 180. 9 Mâle desarrolla el paralelismo creado entre estos personajes, en imágenes del siglo XV, a partir de la asignación de un verso del credo a cada apóstol y una cita bíblica a cada profeta. Resulta interesante notar que en los ejemplos que analiza el autor, el conjunto de doce profetas se compone de los cuatro mayores, David y siete entre los menores. MALE, Emile. Op. cit., p. 247 y ss.
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Si bien muchos de estos personajes adquirieron un atributo iconográfico
característico –como la ballena de Jonás, la sierra de Isaías o las visiones de
Zacarías– en general se trata de representaciones que dependen de la presencia del
apelativo para la correcta identificación del profeta retratado. Algo similar sucede con
los conjuntos que representan a las sibilas, versión femenina y pagana de los
profetas hebreos. Esta temática se caracteriza por una fuerte inestabilidad
iconográfica y los conjuntos varían en los nombres de las mujeres, los atributos y las
profecías adjudicadas a cada pitonisa.10
Profetas en Europa
Antes de analizar ciertos antecedentes sobre esta iconografía, resulta
necesario trazar una diferencia entre los conjuntos que desarrollan escenas de la
vida de un profeta en particular, de aquellos que presentan una selección de
personajes y los enseñan retratados de diversas maneras. Los del primer tipo
resultan más abundantes, en tanto forman parte de la ilustración de numerosas
versiones de la Biblia o, simplemente, Biblias ilustradas, así como de comentarios
sobre el Antiguo Testamento. Como ejemplo de la difusión de las series sobre las
vidas de los protagonistas bíblicos, mencionemos el Thesaurus sacrarum historiarum
Veteris Testamenti, editado por Gerard de Jode en 1585 a partir de las creaciones
de numerosos artistas como Maarten de Vos, Jan Snellinck, Hans Vrederman de
Vries, y grabadores como Jan Sadeler, Hyeronimus Wierix, Hans Collaert y el propio
Jode.11
Sería imposible consignar aquí, aunque sea de manera parcial, todas aquellas
representaciones europeas sobre los Profetas del Antiguo Testamento. Se trató de
10 RODRÍGUEZ ROMERO, Agustina y José Emilio BURUCÚA. “Historia e iconografía”. En Las 12 Sibilas de la Parroquia San Pedro G. Telmo, San Martín, Universidad Nacional de San Martín, 2005, pp. 26-42. 11 Cfr. VAN DER COELEN, Peter. Patriachs, Angels & Prophets, The Old Testament in Netherlandish Printmaking from Lucas van Leyden to Rembrandt. Amsterdam, Museum het Rembrandthuis/Rembrandt Information Centre, 1996.
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un tema caro al espíritu medieval, en un momento de especial interés por las
concordancias entre el Nuevo y el Antiguo Testamento, consecuencia de la difusión
de los escritos de Walafredo Estrabón, San Isidoro y otros exégetas del período.12
Estos motivos fueron especialmente tomados para la decoración de fachadas en
iglesias de los períodos románico y gótico: entre los ejemplos más representativos,
encontramos a estos personajes en el Pórtico de la Gloria de la Catedral de
Santiago de Compostela, en la Catedral de Notre Dame de París y de Chartres, en
la Iglesia de Saint-Denis.13
Son numerosas las series en escultura, pintura y grabado que representan a
los profetas de Israel. Duccio pintó a cinco de ellos sobre tabla, en la predela del
retablo de la Maestá para la Catedral de Siena, mientras que Claus Sluter esculpió
un conjunto de seis –entre los que incluyó a Moisés y David– para el imponente
Pozo de Moisés de la abadía de Champmol. Paolo Ucello, Donatello, Pedro
Berruguete y Tintoretto, entre otros, también se inspiraron en las figuras de los
profetas. Por su parte, Ribera realizó para la cartuja de San Martino, en Nápoles, un
conjunto de doce Profetas y Patriarcas, de los cuales sólo pueden ser reconocidos
por sus atributos Noé y Jonás. Asimismo, el artista pintó, para la misma cartuja, un
Moisés y un Elías de medio cuerpo, firmados y fechados en 1638.14
Sin lugar a duda, las imágenes de profetas que han tenido mayor repercusión
son las que Miguel Ángel realizó para la Capilla Sixtina.15 Entre los lunetos, e
intercalados con sibilas, encontramos representados a Isaías, Joel, Daniel, Ezequiel,
Jeremías y Jonás. Numerosos artistas realizaron copias de estas imágenes y
contribuyeron a la difusión de los motivos por toda Europa. Entre aquellos que
realizaron versiones grabadas encontramos a Giorgio Ghisi, Giovanni Battista 12 Cfr. MÂLE, Emile. L’art religieux de la fin du Moyen Age en France, Etude su l’iconographie du Moyen Age et sur ses sources d’inspiration. París, Librairie Armand Colin, 1931 y SEBASTIÁN, Santiago. Mensaje simbólico del arte medieval, Arquitectura, liturgia e iconografía. Madrid, Ediciones Encuentro, 1996. 13 Cfr. GRABAR, André. Las vías de la creación en la iconografía cristiana. Madrid, Alianza Editorial, 1985. 14 FELTON, Craig y WILLIAM B. Jordan (eds.). Jusepe de Ribera, lo Spagnoletto, 1591-1652. Fort Worth, Kimbell Art Museum, 1982, pp. 56-57. 15 HEUSINGER, Lutz. La Capilla Sixtina. Roma, Oto-Roma/Scala, 1970.
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Volpato, Michele Lucchese y Philippe Biard.16 [Fig. 1] La influencia de las figuras de
Miguel Ángel es identificable en el Profeta Isaías de Rafael, para la Iglesia de San
Agustín en Roma y en un sinnúmero de pinturas murales europeas.17
En el ámbito de la estampa, más allá de estos artistas que continuaron los
modelos de Miguel Ángel, existen numerosos ejemplos de profetas representados
como conjunto. Se atribuye a Baccio Baldini, grabador florentino, un conocido
conjunto que parece haberse inspirado en la obra de Filippo Barbieri, Discordantiae
nonnullae inter sanctum Hieronymum et Augustinum. [Fig. 2] En este escrito, Barbieri
desarrolló los nombres y características de las sibilas y comparó los vaticinios de
estas videntes con aquellos de los profetas de Israel, al proponer las figuras de estas
mujeres como contraparte de los profetas en su papel de anunciadores del Mesías.
Baldini retrató a estos personajes que se encuentran entronizados, con sus nombres
inscriptos en asientos decorados de manera profusa.18
Muchas de las estampas mencionadas, y otras que analizaremos a
continuación, alcanzaron suelo americano como consecuencia de la invasión de
imágenes europeas. Pinturas sobre lienzo, tabla y cobre, estampas, ilustraciones en
libros fueron apropiadas por los artistas americanos para la creación de nuevas
imágenes que acompañaran la prédica y devoción y sustentaran las necesidades de
la Iglesia en el Nuevo Continente.
Vaticinios americanos
La figura de los profetas en América se identificó, en un primer momento, con
la llegada de los evangelizadores al Nuevo Mundo, hombres imbuidos del espíritu
joaquinista y deseosos de continuar la labor de evangelistas y profetas para
16 MOLTEDO, Alida (ed.). La Sistina riprodota. Roma, Fratelli Palombi Editori, 1991. 17 La obra pictórica completa de Rafael. Col. Clásicos del arte, Madrid, Noguer/Rizzoli, 1966, p. 105. 18 Cfr. SAXL, Fritz. La vida de las imágenes, Estudios iconográficos sobre el arte occidental. Madrid, Alianza, 1989, p. 87 y LEVENSON, Jay A., Konrad OBERHUBER y Jacquelyn L. SHEEHAN. Early Italian Engravings from the National Gallery of Art. Washington, National Gallery of Art, 1973, p. 48.
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convertirse en los predicadores de la tercera edad.19 La evangelización en el siglo
XVI buscó simplificar la doctrina cristiana para los neófitos, motivo por el cual las
figuras proféticas no abundaron.20 Sin embargo, los encontramos en el convento de
San Agustín de Acolman, México, donde Samuel y Daniel aparecen equiparados a
las sibilas Pérsica y Cumana, probablemente consecuencia de la lectura del ya
mencionado libro de Barbieri, Discordantiae nonnullae. Las figuras aparecen
pintadas sobre el muro del ábside ochavado.21 Esta concordancia de profetas y
sibilas también fue representada por Mateo Pérez de Alesio en el convento de Santo
Domingo en Lima, donde se encontraban representados estos personajes en la nave
principal de la iglesia.22 En 1615, Guamán Poma de Ayala retrata al Rey David en su
papel de profeta en su Nueva Corónica y Buen Gobierno.23 La imagen de David
inaugura la cuarta edad del mundo, luego de Adán y Eva, Noé y Abraham. En ella
encontramos al monarca arrodillado frente a un tenebrario, sus manos extendidas
sobre el salterio al tiempo que eleva su mirada hacia Dios, quien surge entre nubes,
sujeta el orbe y lo bendice.
A lo largo del siglo XVII los profetas tuvieron un mayor protagonismo en
América. A comienzos del siglo, en las fiestas por la canonización de San Raimundo
de Peñafort en Quito, desfilaron cuatro carros decorados con una gran cantidad de
personajes del Antiguo Testamento, entre ellos Samuel, Isaías, Jeremías, Daniel.
¿De qué manera se podían conocer las historias y atributos de estos personajes?
19 El texto del fraile franciscano Jerónimo de Mendieta, Historia Eclesiástica Indiana, presenta numerosas referencias a la labor profética en el Nuevo Mundo y destaca los paralelos entre los profetas del Antiguo Testamento y los franciscanos. Uno de los profetas más mencionados es Jeremías y Mendieta se vincula con él en el relato de las miserias americanas. Cfr. PHELAN, John Leedy. The Millennial Kingdom of the Franciscans in the New World. Berkeley/Los Angeles, University of California Press, 1955, p. 103 y en general para una caracterización de la escatología franciscana. 20 ESTENSSORO, Juan Carlos. Del paganismo a la santidad, La incorporación de los indios del Perú al catolicismo, 1532-1750. Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos y Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003. 21 SEBASTIÁN, Santiago, José de MESA y Teresa GISBERT. Summa Artis, Historia General del Arte. Tomos XXVIII y XXIX, Madrid, Espasa-Calpe, 1989 t. XXIX, p. 179. 22 Ibidem, pp. 415-416. 23 GUAMÁN POMA DE AYALA, Felipe. El primer nueva corónica y buen gobierno. 1615, fol. 28. Versión digitalizada del manuscrito original, dirección url: <http://www.kb.dk/permalink/2006/poma /info/es/frontpage.htm>, consultada el 12/04/07.
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Además del texto bíblico, uno de los medios para conocer a estos lejanos
personajes y sus historias fueron las hagiografías o Flos Sanctorum. La Leyenda
Dorada, escrita en el siglo XIII por el religioso italiano Jacopo de la Vorágine, fue una
de las primeras en alcanzar un importante suceso, al narrar las vidas de los santos y
personajes del Nuevo Testamento a partir de detalles extraídos de los apócrifos.24
En el siglo XVI, conforme a las necesidades contrarreformistas de destacar la vida
de los protagonistas de la historia cristiana, y para defender el carácter de
intercesores de los santos entre Dios y los hombres, se buscó depurar las
narraciones de sus aspectos más inverosímiles. En este sentido, los textos de Pedro
de Ribadeneyra y Alonso Villegas, escritos a fines del siglo XVI, tuvieron un rápido
suceso y una extendida circulación.25 En América, estos libros se encuentran
presentes en numerosos repositorios religiosos y privados.
Otro modo, quizás menos amable y accesible de acercarse a las figuras
veterotestamentarias y sus escritos, fue a través de la literatura exegética. Son
cuantiosos los textos sobre comentarios a las Sagradas Escrituras, material que
contribuyó a una constante reelaboración del texto bíblico, a partir de la creación de
nuevos escritos o simplemente de su empleo en la prédica.
Sería imposible reseñar la inmensa cantidad de obras que circularon en
América y que refirieron al Antiguo Testamento en su totalidad o a algunos libros
veterotestamentarios en particular. Estos textos se encontraron en las bibliotecas de
conventos, universidades, colegios y misiones, así como en las colecciones de
particulares. El estudio de una biblioteca como la de Francisco de Ávila, que
constaba de 3.108 volúmenes, enseña un importante número de glosas de los libros
de las Sagradas Escrituras, entre ellos los comentarios de Héctor Pinto, Diego de
24 VORÁGINE, Santiago de la. La leyenda dorada. 2 vol., Madrid, Alianza Editorial, 1995. 25 RIBADENEYRA, Pedro de. Flos Sanctorum de las vidas de los Santos. Edición aumentada por Juan Eusebio Nieremberg y Francisco García, 3 tomos, Barcelona, Juan Piferrer, 1734; VILLEGAS, Alonso de. Flos Sanctorum, Segunda parte, y historia general, en que se escribe la vida de la Virgen sacratíssima Madre de Dios, y Señora nuestra, y las de los Santos Antiguos, que fueron antes de la venida de nuestro Salvador al mundo… Sevilla, Simon Faxardo, 1642.
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Estella, Cornelio a Lápide, Jerónimo de Oleastro, Sebastián Barradas y Francisco de
Ribera, entre tantos otros.26
¿Qué otro recurso podemos identificar para la transmisión de los relatos del
Antiguo Testamento? Los sermones. Fue en la prédica, en tanto estrategia
fundamental para la difusión de los dogmas e interpretación de las historias bíblicas,
en donde se hizo efectiva una decodificación del texto veterotestamentario por parte
de los religiosos, quienes para la elaboración de las homilías recurrieron a estos y
otros de los numerosos comentarios de las Sagradas Escrituras que circularon en
América. El Antiguo Testamento fue un tópico frecuente de los sermones, y existen
numerosos ejemplos de la inclusión de comparaciones con el pasado
veterotestamentario. Volveremos a este punto más adelante.
Como hemos señalado, la plástica colonial evidenció un creciente interés por
lo profetas. Es a fines del siglo XVII cuando comienza a circular una serie de
estampas francesas que difundieron los motivos de los profetas a lo largo del
territorio sudamericano. Estos motivos fueron inventados por el pintor Claude
Vignon, quien realiza doce pinturas al óleo por encargo del editor de estampas Jean
Leblond para ser llevadas al papel.27 Los doce Profetas de Vignon, a pesar de su
número tipológico, no responden a una búsqueda de concordancia. Dentro del
conjunto, encontramos a los cuatro mayores –Isaías, Jeremías, Daniel y Ezequiel–,
tres profetas menores –Jonás, Amós y Zacarías– y otros cinco personajes –Moisés,
Samuel, Elías, Eliseo y Esdras– que, aunque son tradicionalmente nombrados como
profetas, no se encuentran enmarcados en los grupos que enfatizan la concordancia
tipológica. Asimismo, se trata de un conjunto distintivo tanto por la selección de sus
personajes, como por el detalle dado a la representación de cada individuo,
resultado de la presencia de una gran cantidad de atributos, así como de la especial
caracterización de rostros y gestos. Esta complejidad de los retratos representados
26 HAMPE MARTÍNEZ, Teodoro. Cultura barroca y extirpación de idolatrías, La biblioteca de Francisco de Ávila, 1648. Cuzco, Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de las Casas”, 1996. 27 RODRÍGUEZ ROMERO, Agustina. “De París a Cuzco: los caminos del grabado francés en los siglos XVII y XVIII”. En Goya, n° 327, pp. 132-143.
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da cuenta de un importante conocimiento del texto bíblico y de una elaborada
interpretación de sus pasajes, quizás consecuencia de la participación de algún
especialista, como suponemos, para la redacción de las estrofas en francés y latín
que acompañan las estampas.
Hemos podido comprobar que las doce estampas sobre profetas de Israel
circularon de manera conjunta con doce láminas que representan a los reyes de
Judá e Israel, motivos que dieron por resultado conjuntos americanos que
representan tanto a reyes como profetas. A partir de los trabajos realizados por
distintos historiadores del arte colonial y de nuestra propia investigación sobre el
tema, hemos podido reconstruir la extensa difusión de los motivos franceses.28 Por
el momento hemos relevado –entre conjuntos y pinturas individuales– veinticuatro
repositorios que conservan, o que existe el registro de que poseyeron, imágenes
sobre este tema, todas provenientes de la misma fuente grabada. Los profetas de
Israel se encontraron presentes en las ciudades de Quito y Cuenca en Ecuador;
Lima, Trujillo, Arequipa, Cuzco y poblados de la cercanía de Cuzco en Perú; Sucre,
Potosí y Tomave en Bolivia; Santiago de Chile y Humahuaca y Mendoza en
Argentina. [Figs. 3 y 4] Estos motivos también se encuentran representados en una
obra clave de la historia del arte colonial americana: la serie de pinturas sobre la
Procesión del Corpus Christi de Cuzco. Allí, en el óleo que enseña a los frailes
franciscanos, encontramos a los patriarcas del Antiguo Testamento decorando las
fachadas de los edificios a modo de sargas.29
Los modelos de Claude Vignon no fueron los únicos utilizados en América
para la representación de estos personajes del Antiguo Testamento. La ciudad de 28 STASTNY, Francisco. Síntomas Medievales en el “Barroco Americano”. Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1994, p. 20; BURUCÚA, José Emilio et al.. TAREA de diez años. Buenos Aires, Ediciones Fundación Antorchas, 2000; MESA, José de y Teresa GISBERT. Historia de la Pintura Cuzqueña. Lima, Fundación Augusto N. Wiese, pp. 169-170; CHACÓN TORRES, Mario. Arte Virreinal en Potosí. Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1973, p. 136; RODRÍGUEZ ROMERO, Agustina. “Reyes y Profetas de Israel en el Virreinato del Perú, Circulación, apropiación y resignificación de imágenes del Antiguo Testamento (siglos XVII-XVIII)”. Tesis de doctorado, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, julio de 2008, inédita. 29 RODRÍGUEZ ROMERO, Agustina. “Monarquías retratadas: imágenes para la continuidad del poder real”. En Imágenes del Poder, Memoria del VI Encuentro Internacional sobre Barroco, La Paz, Unión Latina, 2011. En prensa.
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Para citar este artículo:
RODRÍGUEZ ROMERO, Agustina. “Vaticinios al óleo. Imágenes de profetas en el Virreinato del Perú”, en: PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de Historia de América Latina. Vol. 3. Primera Sección: Vitral Monográfico Nro. 3. Instituto Ravignani, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2012, pp. 5 – 35.
Quito posee distintos conjuntos que representan a los profetas. La serie más
renombrada es aquella que se encuentra en la iglesia de la Compañía, conjunto de
dieciséis pinturas adjudicadas al pincel de Nicolás Javier de Goríbar.30 Los Profetas
de la Compañía presentan a los cuatro profetas mayores y los doce menores, por lo
que se revela como una serie con una clara coherencia tipológica. Los profetas se
muestran de cuerpo entero y sostienen cintas con textos en latín. En el fondo, se
combina una escena de la vida de cada profeta, con alguna imagen relacionada con
sus profecías.
Existen reproducciones de este conjunto de óleos en la Catedral de Riobamba
y en la iglesia de San Francisco, en Bogotá.31 Francisco Stastny relaciona al
conjunto quiteño, la serie de Profetas del convento franciscano de Chiclayo, al norte
de Perú.32 El suceso de esta serie se plasma en la presencia de copias de estos
motivos en Argentina: Héctor Schenone halló versiones de los Profetas en la
sacristía de la Catedral de Luján y en la Iglesia de la Concepción en Buenos Aires.33
Por nuestra parte, hemos observado en la iglesia de San Francisco, en Quito,
catorce obras ubicadas en los pilares de la nave central de la iglesia. Frente al
protagonismo de los Profetas de la Compañía, poco se ha dicho de este conjunto. La
falta de cohesión en cuanto a características de estilo y técnicas, así como la
repetición de uno de los personajes, indicaría la presencia de dos series distintas,
30 Al igual que en el caso de las pinturas de los Reyes de Judá del convento de Santo Domingo, la atribución de estas obras a Nicolás Javier de Goríbar se debe a la recopilación de una tradición oral por parte de Pablo Herrera para el Diccionario Bibliográfico Americano a mediados del siglo XIX. Mesa y Gisbert presentan como una de las fuentes utilizadas para esta serie, las estampas del Parmigianino sobre los Apóstoles, y destacan el parecido de Santiago el menor con el Sofonías de la serie quiteña. Sin embargo, la autoría y datación se consideraron confirmadas al descubrir ciertas similitudes con las imágenes de la Biblia editada por Nicolás Pezzana en 1710. Cfr. NAVARRO, José Gabriel. Contribuciones a la Historia del Arte en Ecuador. Vol. IV, Quito, La Prensa Católica, 1952, p. 55 y ss.; SEBASTIÁN, Santiago. Contrarreforma y barroco, Lecturas iconográficas e iconológicas. Madrid, Alianza, 1989, pp. 133-139; VARGAS, José María. Arte Religioso Ecuatoriano, Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1956. 31 Cfr. KENNEDY TROYA, Alexandra, “Criollización y secularización de la imagen quiteña (s. XVII-XVIII)”, en Actas del III Congreso Internacional del Barroco Iberoamericano, “Territorio, Arte, Espacio y Sociedad”, Sevilla, Universidad Pablo Olavide, 2001, edición digital, pp. 10-11. Versión on-line, dirección url: <http://www.upo.es/depa/webdhuma/areas /arte/actas/3cibi/documentos/1f.pdf>. 32 STASTNY, art. cit. 33 Comunicación personal, marzo 2008.
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probablemente incompletas, que aparecen combinadas en la misma iglesia. Por un
lado, un conjunto de pinturas sobre madera presenta un grupo coherente de
protagonistas del Antiguo Testamento: Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Aarón,
Josué, David, Salomón, Isaías y Jeremías [Fig. 5]. Otras cuatro obras, esta vez en
óleo sobre lienzo, representan a Elías, Isaías, Zacarías y Jonás. En estas obras
hemos podido reconocer el uso como modelo de la serie de Profetas de Gerard de
Jode. Aún cuando Santiago Sebastián relaciona estas estampas con los conjuntos
de Santo Domingo y La Compañía, entendemos que es en la Iglesia de San
Francisco donde se aprecian influencias directas de estos grabados.34
Otros profetas quiteños son los que se encuentran en el Convento de la
Merced de Quito. Allí decoran las paredes de la celda del Padre Provincial una serie
de evangelistas y profetas. Estos últimos se vinculan a otra serie de estampas aún
no mencionadas: se trata de las imágenes que ilustran el Icones Prophetarum
Veteris Testamenti, grabadas por Cornelis Galle a partir de diseños de Stradano.35
Por último, aunque por fuera del Virreinato del Perú, no podemos dejar de
mencionar el conocido conjunto escultórico de la Iglesia de Bon Jesus de
Matozinhos, en Congonhas del Campo, Brasil. Realizado por el escultor Aleijadinho
en el siglo XVIII, se trata de una versión del Sacro Monte al presentar seis capillas
en las que se encuentran escenas escultóricas del Via Crucis. El camino ascendente
lleva hacia una plataforma delante de la iglesia y a una escalinata monumental en la
que se encuentran esculturas de doce profetas: los cuatro mayores, siete de entre
los menores y Baruc.36 Bazin propone que el escultor pudo haberse inspirado en la
serie florentina atribuida a Baccio Balidini, mientras que Santiago Sebastián
34 SEBASTIÁN. Contrarreforma y barroco. Op. cit., pp. 136-139. 35 PESSCA, Project on the Engraved Sources of Spanish Colonial Art, Almerindo Ojeda Director, http://colonialart.org/archive/809a-809b, 810a-810b, 811a-811b, consultado el 12/06/2011. 36 SEBASTIÁN, MESA y GISBERT. Summa Artis. Op. cit., t. XXIX, pp. 137-145.
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propone, nuevamente, la posibilidad de una cercanía con la serie de Profetas
editadas por Jode.37
Profecía, predica e imágenes.
A la vista de la fuerte difusión de la iconografía de los profetas en América del
sur no podemos más que preguntarnos acerca del papel que podrían haber
desempeñado estas imágenes en conjunción con los sermones pronunciados en las
iglesias, las lecturas hechas en los hogares y conventos, las fiestas y desfiles en los
que participaron estas figuras así como otros acontecimientos de la vida cotidiana de
la colonia.
La lectura de ciertos sermones pronunciados en América da cuenta del
interés de los predicadores por citar los textos proféticos con objeto de explicar el
modo en que América y los americanos se encontraban predestinados en la
voluntad divina. Debemos recordar que, como resultado de la tradición medieval de
trazado de concordancias tipológicas y prefigurativas, el texto bíblico fue
considerado como una fuente de respuestas de todo acontecimiento que se
encontrara más allá de lo esperable. Sin lugar a dudas, el continente americano y
sus habitantes constituyeron uno de tales acontecimientos.
Los sermones de Antonio Vieyra tuvieron una importante difusión en territorio
americano. En ellos podemos encontrar indicios del recurso a los textos proféticos.
El dominico señalaba que “Una de las cosas mas notables que Dios reveló, y
prometió antiguamente, fué, que aun avia de criar un nuevo Cielo, y una nueva
tierra. Assi lo dixo por boca del Profeta Isaias.”38 Según Vieyra, el mismo profeta
habría vaticinado la codicia que surgiría de la explotación de las minas de Potosí y
las compara con el árbol del Bien y del Mal.39 Las palabras de los sabios del Antiguo
37 BAZIN, Germain. Aleijadinho et la sculpture baroque au Brésil. París, Editions du Temps, 1963, pp. 263-275 y SEBASTIÁN, MESA y GISBERT. Op. cit. t. XXIX, p. 405. 38 VIEYRA, Antonio de. El V.P. Antonio de vieyra de la Compañía de Jesús, todos sus sermones, y obras diferentes, que de su original se han traducido en Castellano. Barcelona, En la Imprenta de María Marti Viuda, 1734, p. 3. 39 Ibidem, p. 50 y ss.
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Testamento se renuevan en boca de Vieyra para condenar las actitudes de ese
presente americano.
José de Acosta inauguró una nueva estrategia en la apropiación de los textos
proféticos. El religioso destacaba la importancia del Antiguo Testamento en la
argumentación contra la idolatría, señalando la utilidad de determinados capítulos
del libro de la Sabiduría y de los escritos de los profetas Isaías, Jeremías y Baruc.40
Es esta la línea la que continuará Fernando de Avendaño, heredero de las
luchas idolátricas de Acosta, en sus Sermones de los Misterios.41 El prólogo al lector
evidencia los objetivos generales del escrito: a partir de una elaborada
argumentación –basada de manera parcial en los escritos de San Ambrosio– en
torno al hurto por parte de Raquel de los ídolos de su padre (Gen. 19) y las
acusaciones de idolatría a sus descendientes Benjamín y Susana, el autor advierte
acerca del error de creer “que en solas dos generaciones, que an passado dessde el
imperio de los Ingas, asta el feliz, y siempre augusto de nuestro Monarca Don Felip
quarto […] a cessado en todo, y en parte la Idolatria de los Indios”.42 Asimismo,
refiriéndose a la permanencia del uso de los nombres indígenas, cita al profeta
Oseas y estima que su profecía se ha de cumplir en el gobierno del Arzobispo
Villagómez: “Yo quitaré (dize Dios) de la boca de mi esposa estos nombres Baalim,
para que no se acuerden mas dellos.”43
Es en el cuarto sermón, intitulado “Que el sol, la luna y las huacas, no son
Dios” donde Avendaño se extiende acerca de las analogías entre el texto
veterotestamentario y la situación americana en relación al culto idolátrico.
Basándose en las palabras del profeta Jeremías, el autor expone:
Oydme con atencion unas palabras, que el Profeta de Dios Jeremias, dixo en una carta, que escrivió a los Indios, profetizandoles, que avian de yr cautivos a Babilonia por sus
40 ACOSTA, José de. De procuranda Indorum salute [1588]. editado por Pereña, Luciano et al., Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1984, vol. XXIII, cap. X, pp. 263-265. 41 AVENDAÑO, Fernando de. Sermones de los misterios de nuestra Santa Fe católica, en lengua castellana, y la general del Inca. Lima, Jorge López de Herrera, 1648. 42 Ibidem. fol. 94v. 43 Ibidem. fol. 94r.
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pecados. Vereis, dize quando esteis cautivos en Babilonia muchas Huacas de oro, y de plata, y de madera, y de piedra, que las traen en ombros, y las veneran por poner miedo a las gentes: no temais esas Huacas; porque no son Dioses verdaderos.44
No resulta extraño el hecho de que se recurriera a Jeremías en la búsqueda
de testimonios de la lucha contra la idolatría en tiempos pre-cristianos. De los libros
del Antiguo Testamento, los escritos de este profeta presentan una gran cantidad de
referencias a la problemática que abatía al pueblo de Israel de manera sistemática y,
en particular, a partir del dominio babilónico. Guamán Poma, en sus primeras
palabras de la Nueva Corónica al indicar los beneficios del escrito, alude a las
advertencias de Jeremías y del profeta rey David de la siguiente manera:
Y es bueno para las dichas rrecidencias y becita generales de los dichos yndios tributarios y de la becita general de la santa madre yglecia y para sauer otras cosas y para enfrentar sus animas y consencias los dichos cristianos, como Dios nos amenaza por boca del los sanctos profretas Heremías a que entremos en penitencia y mudar la uida como cristianos, como el profeta rey David nos dize en el pzalmo, “Domine Deus salutis meae”, donde nos pone grandes miedos y desanparos de Dios y grandes castigos que no a de enviar cada día……45
Creemos que las amenazas a las que se refiere Guamán Poma se vinculan
puntualmente a la persistencia de las prácticas idolátricas entre los indígenas.
Analicemos ahora el texto de Pedro de Villagómez. El arzobispo de Lima, y
anterior obispo de Arequipa, fue el promotor de la tercera campaña de extirpación y
autor de las Constituciones Sinodales de 1639.46 En su Carta pastoral de exortación
encontramos numerosos ejemplos extraídos de la historia bíblica.47 Existe una
evidente intertextualidad entre este escrito y los Sermones de los Misterios de
44 Ibidem. fol. 48r. 45 GUAMAN POMA DE AYALA. Op. cit. 46 CARMAN, Carolina, “Una aproximación al estudio de la producción de textos para la evangelización en el Perú colonial (1580-1650)”, Bibliographica Americana, n° 1, junio de 2004. 47 VILLAGÓMEZ, Pedro de, Carta pastoral de exortación e instrucción contra las idolatrias de los indios del arçobispado de Lima, Lima, Jorge López Herrera, 1649.
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Avendaño: mientras que los sermones se encontraban dirigidos a los indígenas, el
arzobispo Villagómez escribió para los visitadores y extirpadores de idolatrías. Es
por esta razón que los argumentos adquieren mayor complejidad y el recurso a los
topoi veterotestamentarios se muestra más intrincado. Así, el autor aludió de manera
constante a Dagón, el dios de los filisteos cuyo cuerpo termina en forma de pez, y a
los hechos narrados en el libro de Reyes I, cuando el Arca de la Alianza es guardada
en el templo de esta deidad, en la ciudad de Azoto.48
Los argumentos de Villagómez no se limitaron a elaborar sustentados ataques
contra la idolatría, sino que también propusieron explicaciones –que muestran un
alto grado de ambigüedad– del porqué de la subsistencia de los cultos idolátricos en
América:
Y de la manera que permitió que se quedassen entre los de su pueblo aquellas naciones de Idolatras, para que les diessen ocasiones con tenerlos a la vista para que se exercitassen en las armas, y se acostumbrassen á pelear, assi á permitido, y permite Dios que entre nosotros ayan quedado Indios idolatras para darnos ocasiones, de que experimente si le tenemos, ó no, el amor que le debemos…49
De esta manera, la permanencia en América de las sacralidades
prehispánicas, contra la cual luchaban fervientemente estos individuos, resulta un
designio divino. Se desprende de los dichos de Villagómez que la idolatría ponía a
prueba el amor de los religiosos por su rebaño al tiempo que se convertía en
justificación de su presencia en América.
También el arzobispo recurrió a las figuras de los profetas. En su escrito apela
a Ezequiel para trasladar las amenazas que éste dirigió al pueblo de Israel hacia los
indígenas americanos:
48 Para la cuestión de la asimilación de las deidades marinas andinas con las imágenes cristianas véase BOUYSSE-CASSAGNE, Thérèse. “De Empédocles a Tunupa: evangelización, hagiografía y mitos”. En BOUYSSE-CASSAGNE, Thérèse (ed.). Saberes y memorias en los Andes, In Memoriam Thierry Saignes. Lima, Institut des hautes études de l'Amérique Latine, IHEAL- Institut français d'études andines, IFEA, 1997. 49 VILLAGOMEZ. Op. cit., fol. 6v.
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RODRÍGUEZ ROMERO, Agustina. “Vaticinios al óleo. Imágenes de profetas en el Virreinato del Perú”, en: PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de Historia de América Latina. Vol. 3. Primera Sección: Vitral Monográfico Nro. 3. Instituto Ravignani, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2012, pp. 5 – 35.
Pero viniendo a particulariçar mas lo dicho, en materia de las idolatrias de los perfidos indios, entre otros muchos lugares de la Sagrada escritura, es de notar el de Ezechiel, donde hablando Dios con Ierusalem, les hace cargo de las grandes mercedes, que con ellos uso desde que los escogio por pueblo peculiar suyo […]. En que les hace cargo de averlos sacado de la gentilidad, y prosigue el cargo de otras muchas mercedes que les hizo y luego se quexa con ingratitud por las abominaciones, y especificamente de las idolatrias, conque le correspondieron, y los amenaça con su merecido castigo, y los afrenta diciendo, que su correpondencia en dejarle, y en idolatrar, fue como de hijos que eran de Cananeos, Amorrheos, y Cetheos.50
El autor se basa en el capítulo 16 de Ezequiel, en el cual el profeta se refiere
al pueblo de Israel como una hermosa mujer –prostituida por dioses extranjeros–
que toma las joyas de oro y plata, que Yavé le había dado, para hacer imágenes de
deidades extranjeras.51
Como hemos desarrollado, los escritos bíblicos proveyeron al extirpador de un
fuerte argumento contra las prácticas idolátricas, el cual superaba el mero culto a las
imágenes: la figura de los profetas y sus escritos justificaba la superioridad de la
religión cristiana y de la cultura europea –en tanto posibilitaban la reconstrucción de
la “auténtica” historia de la creación del mundo y del hombre– al ser presentados
como pilares de la verdad/memoria cristiana. En palabras de Avendaño,
Pero los Christianos por los libros de la Sagrada Escritura sabemos quantos años ha que Dios crió el mundo, y quantos años ha que Dios anego el mundo con el Dilubio, y quantos años ha que el Hijo de Dios se hizo Hombre, porque Dios lo reveló a sus Profetas, y la Santa madre Iglesia nos lo enseña, para que lo creamos firmemente.52
Encontramos aquí presentada de manera clara la forma en que los clérigos
enseñaban y justificaban a los indígenas el origen y traspaso de la verdad cristiana:
Dios se reveló a sus profetas y el testimonio de éstos fue llevado al escrito, fundando
50 Ibidem, fol. 13v. 51 Ez. 16:17. 52 AVENDAÑO. Op. cit., fol. 89v.
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una memoria indeleble, la cual fue transmitida por la Iglesia y, finalmente, por los
evangelizadores americanos. Así como la Virgen y los santos se presentaban como
mediadores entre Dios y los hombres, los profetas eran los transmisores de los
mensajes de Yavé, el Dios del Antiguo Testamento, hacia su pueblo elegido. Así, las
numerosas imágenes de profetas que colgaron de las paredes de los templos
cristianos en América colonial asistieron a los religiosos en la construcción de un
discurso orientado a la construcción de una justificación de la presencia de la Iglesia
en América así como de un importante antecedente bíblico en la lucha contra las
idolatrías.
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SICRE, José Luis. Profetismo en Israel. Navarra, Verbo Divino, 1992.
STASTNY, Francisco. Síntomas Medievales en el “Barroco Americano”. Lima,
Instituto de Estudios Peruanos, 1994.
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Museum het Rembrandthuis/Rembrandt Information Centre, 1996.
VARGAS, José María. Arte Religioso Ecuatoriano, Quito, Casa de la Cultura
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VIEYRA, Antonio de. El V.P. Antonio de vieyra de la Compañía de Jesús, todos sus
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VILLEGAS, Alonso de. Flos Sanctorum, Segunda parte, y historia general, en que se
escribe la vida de la Virgen sacratíssima Madre de Dios, y Señora nuestra, y las de
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VORÁGINE, Santiago de la. La leyenda dorada. 2 vol., Madrid, Alianza Editorial, 1995.
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RODRÍGUEZ ROMERO, Agustina. “Vaticinios al óleo. Imágenes de profetas en el Virreinato del Perú”, en: PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de Historia de América Latina. Vol. 3. Primera Sección: Vitral Monográfico Nro. 3. Instituto Ravignani, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2012, pp. 5 – 35.
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FIGURA 1: Miguel Ángel Buonarotti (inventor), Giorgio Ghisi (grabador), Nicolas van Aelst (editor), Hieremias. Estampa.
© Trustees of the British Museum.
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FIGURA 2: Baccio Baldini, Samuel Profeta. Estampa. © Trustees of the British Museum
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RODRÍGUEZ ROMERO, Agustina. “Vaticinios al óleo. Imágenes de profetas en el Virreinato del Perú”, en: PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de Historia de América Latina. Vol. 3. Primera Sección: Vitral Monográfico Nro. 3. Instituto Ravignani, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2012, pp. 5 – 35.
FIGURA 3: Marcos Zapata, Elías, Iglesia de San Antonio, Humahuaca, Argentina. Óleo sobre tela.
Foto: Academia Nacional de Bellas Artes, Argentina.
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FIGURA 4: Anónimo, Jeremías, Monasterio del Carmen, Trujillo, Perú. Óleo sobre tela. Foto: Agustina Rodríguez Romero.
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FIGURA 5: Anónimo, Isaías, San Francisco, Quito, Ecuador. Óleo sobre tela.
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RODRÍGUEZ ROMERO, Agustina. “Vaticinios al óleo. Imágenes de profetas en el Virreinato del Perú”, en: PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de Historia de América Latina. Vol. 3. Primera Sección: Vitral Monográfico Nro. 3. Instituto Ravignani, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2012, pp. 5 – 35.
Foto: Agustina Rodríguez Romero.