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1 TITULO : Eficacia de un programa de control de la hipertensión arterial en mayores de 65años. Ensayo clínico controlado. AUTORES: S Figar; J Janson; C Galarza; G Waisman; ER Soriano; M Marchetti; E Langlois; M Shapira; L Camera; F González B. de Quirós. INSTITUCIÓN: Servicio de Clínica Médica y Gerencia Médica de Plan de Salud. Hospital Italiano de Buenos Aires. AREA: Hipertensión Arterial. CITAS : según revista NEJM.

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1

TITULO:

Eficacia de un programa de control de la hipertensión arterial en mayores

de 65años. Ensayo clínico controlado.

AUTORES:

S Figar; J Janson; C Galarza; G Waisman; ER Soriano; M Marchetti; E Langlois; M Shapira; L Camera; F González B. de Quirós.

INSTITUCIÓN:

Servicio de Clínica Médica y Gerencia Médica de Plan de Salud. Hospital Italiano de Buenos Aires.

AREA: Hipertensión Arterial. CITAS: según revista NEJM.

2

EFICACIA DE UN PROGRAMA DE CONTROL DE LA HIPERTENSI ÓN

ARTERIAL EN MAYORES DE 65AÑOS. ENSAYO CLÍNICO CONTR OLADO.

3

INTRODUCCIÓN:

El incremento en el riesgo de presentar eventos cardiovasculares debido a la hipertensión

arterial ha sido ampliamente reconocido en el anciano.[1,2]

Además, pequeños descensos en el nivel de presión sistólica se asocian a significativos

beneficios clínicos a corto y largo plazo [3]. Sin embargo, en la actualidad y de manera

casi generalizada, el grado de control de la hipertensión arterial obtenido es bajo [4-9].

Coincidiendo con datos de otros países, un estudio poblacional de la Argentina [10] y dos

estudios de la ciudad de Buenos Aires [11,12], realizados en población anciana de

diferente nivel socioeconómico, muestran también en nuestro país un escaso control más

asociado al subtratamiento que al desconocimiento del diagnóstico [13].

Si bien es sabido que el bajo grado de control es peor en sujetos carenciados y en

aquellos de menor educación, vemos que aún en una población que accede a un sistema

de salud adecuadamente financiado o a hospitales universitarios el grado de control

obtenido no supera el 55%, [14] sugiriendo que hay otros factores que participan. Los

mismos son de naturaleza heterogénea y se pueden destacar las dificultades del médico

para cambiar una prescripción en una enfermedad crónica, la falta de adecuación del

sistema de salud en su manejo, y las dificultades de los pacientes en adherir a un

tratamiento crónico cuando la enfermedad es asintomática [15]. También pueden

contribuir al escaso control el hecho que la importancia clínica de las formas comunes de

HTA ha sido subestimadas en el pasado (particularmente en los ancianos) [16,17].

En la actualidad, y con la intención de disminuir la brecha entre las evidencias y la

práctica clínica se propone la implementación de programas específicos de manejo de

enfermedades prevalentes (Desease management) [18].

Estos programas son multidisciplinarios y han sido desarrollados principalmente en

sistemas que poseen medicina gerenciada. Cumplen con etapas claramente detalladas:

1- Identificar la población de riesgo (en nuestra cohorte los resultados fueron

comunicados previamente [14]) 2 – desarrollar vías alternativas de seguimiento de

pacientes, consensuadas con los grupos médicos a fin de liberar la consulta medica de la

rutina que una enfermedad crónica requiere. 3- lograr una alta adherencia de los médicos

al programa y de los pacientes a la terapéutica. 4- medir los resultados.

La hipertensión arterial es una de las principales enfermedades contempladas por estos

programas, por un lado por su alta prevalencia de alrededor del 65-70% en mayores de

65 años y por otro porque a pesar de ser el primer motivo de consulta ambulatoria en este

grupo etario, su bajo grado de control es un indicador que esta la resolución problemática

4

no debe seguir recayendo exclusivamente sobre los médicos de cabecera. Es necesario

integrar todos los posibles agentes del sistema de salud que puedan formar parte de la

solución de este problema.

Para evaluar la factibilidad y eficacia de un programa de intervenciones múltiples en

mejorar el grado de control de una cohorte de ancianos, (afiliados a un prepago en un

Hospital Universitario), comparamos los cambios de la presión arterial y la proporción de

sujetos hipertensos que alcanzaron el status de hipertensión controlada, entre una

población de pacientes intervenidos por 11 meses y sus controles constituidos por

pacientes que fueron seguidos por sus médicos de cabecera de manera habitual.

OBJETIVO: Determinar la eficacia de una intervención para mejorar el control de la

hipertensión arterial en pacientes mayores de 65 años.

5

POBLACIÓN Y MÉTODOS:

Diseño: Ensayo clínico controlado (no randomizado, simple ciego, de eficacia, paralelo y

con control activo).

Ámbito: Se realizó en el área ambulatoria de la prepaga del Hospital Italiano. En la sede

central y en sus centros periféricos. En un consultorio destinado a tal fin.

En nuestro hospital la atención primaria de mayores de 65 años se encuentra organizada

por dos planes médicos que asisten a su respectiva población de pacientes. El 80% de

estos pacientes es asistido por médicos de formación internista (grupo A). Todos los

nuevos afiliados mayores de 65 años que se afilian a la prepaga ingresan a este plan. El

otro grupo es de formación médico de familia y sus pacientes ingresaron a la prepaga

siendo mas jóvenes(grupo B).

El numero promedio anual de consultas ambulatorias de los afiliados mayores de 65 años

en nuestra prepaga es de 14.4 consultas/afiliado/año, con una relación médico de

cabecera/ especialistas de 0.78. Las consultas se realizan en el edificio central y sus

centros periféricos donde se implementó el programa.

En nuestro ámbito se realizó un estudio de prevalencia de la hipertensión arterial durante

los meses de agosto a diciembre del 2000. Todos los pacientes que concurrieron a la

consulta fueron evaluados con tres tomas de presión arterial en forma estandarizada y

con tensiómetros digitales OMROM (413 HEM). Se definió “paciente hipertenso” si refería

ser hipertenso o tomar medicación antihipertensiva. Se consideró el promedio de la

segunda y la tercera toma para definir el grado de control (TA sistólica menor 140 mmHg

o diastólica menor a 90 mmHg).

La intervención se realizó sobre pacientes pertenecientes al grupo A y sobre sus médicos

de cabecera tuvo como grupo control los pacientes y médicos de cabecera del grupo B

que desconocían que estaban siendo observados.

La identificación de los pacientes se realizó a través del sistema informático de nuestro

hospital que permite listar los pacientes que pidieron turno en los próximos días. Además

se entrenó a las recepcionistas a enviar al paciente al consultorio del programa previo a la

consulta medica. (ver apéndice 1)

Para ser elegibles los pacientes debieron ser evaluados en el estudio de prevalencia con

su primera toma realizada durante los meses de agosto y septiembre del 2000. (Total

elegibles 2200 ptes)

6

Del total de pacientes elegibles 1800 pertenecían al Grupo A y 400 al grupo B, con similar

distribución de edad, sexo y grado de control basal, se aleatorizaron 250 ptes de cada

grupo.

La intervención se inició en octubre del 2000.

Los monitores realizaron el reclutamiento, desde la sala de espera, de aquellos pacientes

que concurrieron al turno con el medico de cabecera o con el especialista. Los monitores

fueron seis alumnos avanzados de la carrera de medicina, y fueron entrenados en la toma

estandarizada de la presión arterial, en invitar a los pacientes a los talleres, en reforzar la

importancia del control de la HTA y en el registro de los datos en la historia clínica

electrónica.

Se enviaron cartas a todos los pacientes del grupo A (110 ptes) que no habían concurrido

a la intervención al segundo mes de iniciada la randomización (12/00) para realizar su

primer visita de seguimiento.

En estos mismos pacientes se evolucionó en la historia clínica electrónica un recordatorio

al medico de cabecera para que envíe al paciente al consultorio del programa.

Al quinto mes de randomización (03/01) se llamaron telefónicamente a los pacientes que

aun no habían pasado por el consultorio de seguimiento (74 ptes).

En todas las visitas de seguimiento los monitores insistieron en realizar una dieta sin sal y

en concurrir a los talleres.

Los pacientes del plan A tuvieron un seguimiento prospectivo por el programa

registrándose el cumplimiento de las etapas de la intervención. Los monitores mantenían

estrecha relación con los médicos de cabecera a través de las evoluciones en la historia

clínica.

Los pacientes del plan B fueron nuevamente identificados por el sistema de turno y

reevaluados al momento de concurrir a la consulta médica. Se consideró visita final VF a

la evaluada durante los meses de agosto y septiembre del 01.

En la visita final se midió la presión arterial sistólica (PAS), la presión arterial diastólica

(PAD), las diferencias de PAS y DAS en mmHg, y el grado de control en (GC) en

porcentaje de pacientes con presión arterial (PA) <140/90.

INTERVENCIÓN:

Participaron en la discusión de la intervención los médicos del grupo A, de formación

internistas y entrenados especialmente en medicina ambulatoria en ancianos, los

7

expertos en Hipertensión Arterial, en Epidemiología Clínica y en forma directa la Gerencia

Médica del Prepago (Plan de Salud del Hospital Italiano de Buenos Aires).

Estrategias de la intervención:

a) Consenso: todos los médicos de cabecera cuyos pacientes fueron randomizados

para la intervención participaron del consenso de la misma. A través de sucesivos

encuentros se establecieron los objetivos terapéuticos a conseguir poniéndose

énfasis en el control de la presión sistólica. El grupo de especialistas en

hipertensión arterial preparó material escrito sobre los obstáculos comunes cuando

se busca obtener normotensión y alternativas para facilitar el manejo buscando

mejorar la motivación y la eficacia del grupo médico. Se desarrollaron los

siguientes tópicos: subestimación de la importancia clínica de la HTA; beneficios

de pequeños descensos en ancianos; aspectos vinculados a la relación médico

paciente en las enfermedades crónicas; estrategias para mejorar la adherencia;

concepto de titulación; combinaciones y manejo general de diversas familias de

fármacos; prescripción razonable del tratamiento no farmacológico.

b) Historia clínica electrónica (a cargo de los monitores): Durante el seguimiento a

todos los pacientes del grupo A se les registró la presión arterial antes de entrar a

la consulta medica, el resultado de la misma fue informado al médico a través de

la evolución en la historia clínica electrónica. (Ver apéndice 2). De esta manera se

aumentó la probabilidad que el paciente con cifras elevadas sea intervenido por el

médico.

c) Educación de Pacientes Todos los pacientes del grupo A fueron invitados por los

monitores a 4 sesiones educativas en forma de “talleres”. Los mismos tiene una

modalidad interactiva y lúdica. Son conducidos por los especialistas en

hipertensión arterial y fueron diseñadas en conjunto con una pedagoga experta en

educación en enfermedades crónicas. El esquema básico utilizado es la

enseñanza basada en la resolución de casos y la utilización de los conocimientos

y vivencias previas del paciente. Esta forma se denomina aprendizaje significativo

y permite incorporar fácilmente los nuevos símbolos que se quieren transmitir. La

misma se asocia a una adecuada motivación, para facilitar el cambio de actitudes

que se quiere lograr. Los mensajes se seleccionan cuidadosamente con esos

criterios (“palabras guiadas por acciones”) . Otro componente esencial es la

8

búsqueda de “informar sin angustiar”, disminuyendo además la incertidumbre al

despejar miedos, fantasmas y culpas vinculados a la HTA y proveer alternativas

prácticas que se pueden visualizar como una mejoría en la calidad de vida.

Complementando la información se entrega material escrito, ayuda memoria,

tablas etc.

Niveles de la intervención:

De esta manera se evaluó la intervención en los siguientes niveles de tratamiento:

“tratamiento 0 “: grupo B, sin intervención. Considerado basal y evolución de la

hipertensión arterial, es decir como enfermedad crónica y dependiendo de la variación

individual en el cumplimiento de las medidas higiénico dietéticas esperamos que un

porcentaje de pacientes controlados en VI estén hipertensos en VF y viceversa.

“tratamiento 1”: grupo A, con intervención a) y b). Es decir los pacientes cuyos

médicos asistieron al consenso y que fueron seguidos por el monitor, sin la asistencia

a los Talleres por parte de los pacientes.

“Tratamiento 2”: grupo A, con intervención a), b) y c). Pacientes intervenidos con la

“mayor dosis de la intervención” ya que además recibieron la educación directa.

Métodos estadísticos:

Según el cálculo de la muestra para una diferencia entre los grupos de 5 mmHg, con SD

18, error alfa de 0.5 y poder del 80% se requerían 204 ptes por grupo.

Las medias se expresan con su desvió standard (DS), las proporciones con su IC 95%.

Se realizó t test para datos apareados en la comparación de las presiones sistólicas y

diastólicas en cada individuo y T test para muestras independientes en la comparación de

ambos grupos. Se realizó ANOVA dos vías para las diferencias obtenidas en la presión

sistólica en cada “nivel de la intervención”.

Se utilizó Chi2 para comparar el cambio en el grado de control, y para los cambios

farmacológicos.

La predicción del tratamiento para normotensar un paciente se analizó con regresión

logística múltiple ajustando por edad, sexo, estar normotenso en VI y valor de presión

sistólica basal.

Se consideró diferencia estadísticamente significativa a un p valor menor a 0,05.

9

RESULTADOS:

42 pacientes (ptes.) (9%) no pudieron ser contactados para su visita final, 4 ptes. del

grupo A y 38 ptes. del grupo B. El tiempo promedio de seguimiento fue de 11(+1) meses.

La tabla 1 muestra que las poblaciones presentaron similar proporción de hombres y

mujeres, de grado de control y similares valores de presión arterial en la visita índice. Los

pacientes del grupo A fueron significativamente mayores que el grupo B.

Tabla 1: características basales de la población

PLAN MEDICO A B p

N 246 212 Sexo fem(%,n) 65% 65% NS Edad (media,SD) 73 (65-91) 72(66-88) < 0,001 PA en VI (media,SD) 138(20)/75(11) 135(19)/75(11) NS % con PA < 140/90 56% 60% 0.4

Tabla 2: presión sistólica y diastólica en visita índice y visita final. (Comparación T Test

para datos aparaeados).

Mean SD diferencia p

VI 138.18 20.2 VF

sist 133.11 16.4

-5 0.000

VI 75.41 11 VF

diast 73.8 10.2

-1.56 0.03

Grupo A (n= 246ptes.)

Tabla 3: presión sistólica y diastólica en visita índice y visita final. (Comparación T Test

para datos aparaeados).

Mean SD diferencia p

VI 134.9 18.8 VF

sist 138.3 16.8

+3.4 0.004

VI 74.8 11 VF

diast 76.2 10.5

+1.3 0.056

Grupo B (n= 212 ptes.)

73.875.41

133.11138.18

VI VF VI VFSistólica Distólica

134.9 138.3

74.8 76.2

VI VF VI VF

Sistólica Distólica

10

Tabla 4: comparación entre ambos grupos. Variables continuas: T test para muestras

independientes. Chi2 para grado de control.

PLAN MEDICO A B p

PA en VF 133(16)/73.8(10) 138(16)/76(10) 0,001 / 0,01 ∆∆∆∆PAS* (A vs B) 8.4 mmHg ( IC 95% 11-5) < 0,001 ∆∆∆∆PAD* (A vs B) 2.9 mmHg ( IC95% 5-0,9) 0.004

% con TA < 140/90mmHg 66% 46.7% 0.000

∆ PAS: (VI grupo A – VF grupo A) – (VI grupo B –VF grupo B). ∆ PAD: (VI grupo A – VF grupo A) – (VI grupo B –VF grupo B).

Mientras que dentro del grupo A la presión arterial sistólica media disminuyó

significativamente – 5 mmHg, en el grupo B mostró un aumento también significativo de

+3,4 mmhg. (Tablas 2,3) siendo la diferencia neta entre ambos grupos en los cambios de

la presión sistólica fue de 8.4 mmHg ( IC 95% 11-5) p < 0,001, y la diferencia en la

presión diastólica fue 2.9 mmHg ( IC95% 5-0,9) p < 0.004 (tabla 4).

El grado de control en ambos grupos fue similar al inicio (56% vs 60%) (Tabla 1), y

significativamente diferente luego de la intervención (66 % vs 47 % en grupo A y grupo B

respectivamente) p < 0.001. (tabla 4)

Tabla 5: Evolución del grado de control en el grupo A. HTA VI: estar hipertenso en visita

indice. HTA VF: estar hipertenso en visita final.

HTA VF

NO SI TOTAL

NO 109 (80%) 28 (20%) 137

SI 54(49.5%) 55(50.5%) 109

HTA

VI

TOTAL 163 (66%) 83(34%) 246

De los 246 pacientes intervenidos el 56%(137 ptes.) estaba controlado en VI

permaneciendo controlado el 80% (109 p) en el seguimiento. Se logró normotensar al

49.5% (54 ptes.) de los hipertensos en VI (109 ptes.). Obteniéndose así un 66% de control

en el seguimiento (tabla 5).

11

Tabla 6: Evolución del grado de control en el grupo B. HTA VI: estar hipertenso en visita

indice. HTA VF: estar hipertenso en visita final.

HTA VF

NO SI TOTAL

NO 83(65.4%) 44 (34.6%) 127

SI 16(18.8%) 69(81.2%) 85

HTA

VI

TOTAL 99 (46.7%) 113(53.3%) 212

En los controles, de los hipertensos controlados en VI 127 ptes. (60%) el 35% (44 ptes.)

se hipertensó en la reevaluación mientras que el 19% (16 ptes.) de los no controlados en

VI se normotensaron. De esta manera el grado de control en la reevaluación bajo al

46,7% (tabla 6).

60 controles y 84 intervenidos cambiaron de estado, es decir, pasaron de estar

normotensos a estar hipertensos y viceversa. En las tablas 5 y 6 vemos que el 26% (16

ptes.) del total de los controles que cambiaron de estado (60 ptes.) se normotensaron

mientras que esto ocurrió en el 64 % (53 ptes. de 84 ptes.) (p <0.001) de los intervenidos.

Otra forma de compararlos es ver el porcentaje de pacientes que se normotensó; en el

grupo A el 50% de los ptes. no controlados en VI (109 ptes) vs el 19% del grupo B (90

ptes.) (Chi2; p < 0,001).

De los pacientes que inicialmente estaban controlados en el grupo A mas pacientes

persistieron controlados en el seguimiento en relación al B (80% en grupo A vs 65% en

grupo B)(chi2; p = 0.006).

Descripción de la evolución de los hipertensos no controlados en VI: Los cambios de la presión arterial fueron mas acentuados en los pacientes que

inicialmente estaban hipertensos. (109 ptes. en el grupo A y 85 ptes. en el grupo B).

En estos pacientes la sistólica disminuyó -17 mmHg en grupo A vs -5.5 mmHg en el

grupo B. (p < 0.001). La diferencia neta observada fue de 11.5 mmHg.

Resultados según el nivel de intervención: A continuación se analizan los distintos grados de intervención, consideramos:

-Tto 0: Basal al grupo control, refleja la evolución sin intervención.

12

-Tto 1: Al subgrupo sin taller como expresión de la intervención sobre los médicos por el

programa (guías, recordatorios en la historia clínica electrónica) y sobre los pacientes por

los monitores.

-Tto 2: Al subgrupo de pacientes con taller intervenidos en mayor “dosis”. Se incluye la

intervención anterior más la intervención directa educativa sobre los pacientes.

Tabla 7: Características basales de los pacientes según nivel de tratamiento.

tratamiento N pacientes % Mujeres Edad (SD)

PA (SD)en VI (en mmHG) GC VI % con PA en

VI > 160 mmHg Tto 0 212 65 %(138) 72 (4.6) 135(19)/75(11) 60% 18 (8.4%) Tto 1 144 61 % (88) 74 (5.6) 139(18)/75(11) 55.6% 15 (10%) Tto 2 102 70.6 % (72) 73 (5) 137(23)/75(12) 56% 18 (17 %)

Los pacientes del nivel de tto 0 presentaron un aumento de 3,4 mmHg en la PAS; los del

nivel de tto 1 presentaron un descenso de 3,4 mmHg y los del nivel de tto 2 un descenso

de 7,3 mmHg. Se realizaron cambios en el tratamiento farmacológico en el 21% (30 ptes.)

del subgrupo (tto 1) sin taller y en el 27% (28 ptes.) de los pacientes del subgrupo con

taller (tto 2) (p = 0.2).

En el análisis univariado realizado con Anova y utilizando Bonferroni para las

comparaciones múltiples, se observó diferencia significativa en el descenso de la presión

arterial sistólica entre los niveles de tto 0 y 1 (p = 0,002), entre tto 0 y 2 (p < 0,001) y no

entre el tto 1 y 2 (p = 0.24). (tabla 8 y 9 , grafico 1)

Grafico1

TTO

2.001.00.00

Mea

n of

DIF

S

6

4

2

0

-2

-4

-6

-8

13

Tabla 8 Analisis de las diferencias de TAS en VI –TAS en VF por Anova. p < 0.001.

95% Confidence Interval for Mean

Niveles De la

intervención N

Diferencia media

(mmHg)

Std. Deviation Std. Error

Menor Mayor

Tto 0 212 3.4 16.9 1.1 1.1 5.7 Tto 1 144 -3.4 19.2 1.6 -6.6 -.2 Tto 2 102 -7.3 21.3 2.1 -11.5 -3.1 Total 458 -1.1 19.1 .89 -2.8 .63

Tabla 9 Análisis de las comparaciones entre tratamiento por el método de Bonferroni.

(I) TTO (J) TTO Mean

Difference (I-J)

Sig.

1 6.8 .002 0 2 10.7 .000 0 -6.8 .002 1 2 3.8 .245 0 -10.7 .000 2 1 -3.8 .245

Análisis multivariado:

Se evaluó con regresión logística múltiple la asociación del nivel de tratamiento para estar

hipertenso en la visita final ajustado por edad, sexo, presión sistólica basal y si estaba

hipertenso en la visita índice. Se observa que el OR de estar hipertenso en la visita final

es de 0.37 (0,23 - 0,61) si el paciente recibe el tto 1 y de 0,23 (0,13 - 0,42) si recibe el tto

2. Estar hipertenso al inicio aumenta 2,3 (1,19 – 4,69) la oportunidad relativa de estar

hipertenso en la visita final. Por cada cambio en 1 mmHg de la presión arterial sistólica en

VI el OR de estar hipertenso en VF es de 1,03 (1,01-1,06), así un aumento en 10 mmHg

(con un coeficiente b de 0.028 y ES de 0.01) presenta un OR de 1,32 (1,09-1,6). (tabla 10)

Tabla10: Análisis multivariado de la asociación del nivel de tratamiento y estar hipertenso

en la visita final ajustado por edad, sexo, presión sistólica basal y si estaba hipertenso en

la visita índice. Se informan los OR con diferencia estadísticamente significativa.

VARIABLE Coef b ES OR IC 95% OR p

Tto 0 1 - -

Tto 1 -0,98 0,25 0,37 0,23- 0,61 < 0.001

Tto 2 -1,44 0,29 0,23 0,13-0,42 < 0.001

Hipertenso en VI 0,86 0,35 2,3 1,19 – 4,69 0.014

PAS en VI 0,028 0,01 1,03 1,01-1,06 0.004

14

DISCUSIÓN:

Las bases teóricas para esta intervención se basan en las siguientes evidencias: 1) el

diagnostico de HTA es conocido por la mayoría de los pacientes y en los ancianos el solo

conocimiento no se asocia a mayor control, 2) un aumento de las tomas de presión

arterial por fuera del consultorio medico pueden favorecer el mejor control al aumentar la

conciencia del problema en pacientes y médicos, disminuir la inacción ante tomas

elevadas por la presunción del guardapolvo blanco y en consecuencia facilitar la titulación

y el ajuste del tratamiento [13]; 3) en el contexto de pacientes con múltiples comorbidades

el recordatorio sistemático es útil [15], 4) la importancia clínica de la HTA ha sido

subestimada en el pasado [16,17] y esto impide un mejor control ya que la mayor parte de

los ancianos no controlados tienen un discreto aumento de la presión sistólica bajo

tratamiento [19] 5) la mayor parte de los pacientes añosos persisten hipertensos por estar

submedicados y cumplir parcialmente el tratamiento no farmacológico [11] 6) el

tratamiento no farmacológico logra una adherencia y un descenso de la presión mas

duradera en ancianos [20], 7) la simple difusión de guías que establecen objetivos

terapéuticos no logra cambiar la conducta de los médicos ni mejorar el control [9], 8) la

polimedicación frecuente del anciano aumenta la posibilidad de no controlar la utilización

de fármacos que hipertensan o que interactuan con el tratamiento. 9) la utilidad

demostrada de la HCE en el manejo de enfermedades crónicas. (26)

Todos los estudios publicados en distintas comunidades muestran un muy pobre control

de la presión arterial [4-9], a pesar que la hipertensión arterial es el principal motivo de

visita medica de los adultos, al menos en los países desarrollados. El control de la presión

arterial es subóptimo aún en aquellos que presentan un cuidado de salud regular,

planteándose la presencia de otros componentes que han sido revisados recientemente

bajo el rótulo de inercia clínica [15].

Berlowitz y col. [21] estudiaron durante dos años un grupo de pacientes con un regular

acceso a un sistema de cuidado de la salud, dichos pacientes realizaron 6.4+/- 3.3

consultas relacionados con su hipertensión arterial por año y sin embargo menos del 25 %

de ellos presento valores de presión arterial =/< a 140/90 mmHg.

En este mismo estudio cuando en la visita medica se registro una presión diastólica >/=

90 mmHg y una sistólica de >/= 155 mmHg la medicación solo fue incrementada en el

25.6 %; y cuando se registro diastólica de =/< 90 mmHg y sistólica >/= 165 mmHg dicha

conducta fue tomada solo en el 21.6% de los casos.

15

En nuestro hospital, en mayores de 65 años, el grado de control es muy alto,

probablemente por ser un hospital universitario y de educación medica continua. Otra

explicación es que el numero de consultas promedio anuales de nuestra cohorte es

elevado (14.4 por afiliado) y que la intervención se aplicó en pacientes que concurren a la

consulta ambulatoria, es decir en aquellos que acceden voluntariamente al sistema

implicando tal vez mayor predisposición al cuidado de su salud.

Como se observa en la tabla 1 ambos grupos presentaban similar distribución basal de

sexo, edad y grado de control. La diferencia estadísticamente significativa de las edades

(72 vs 73años) se debe a al dispersión de los datos y no creemos que sea clínicamente

relevante. Las presiones sistólicas y diastólicas basales también fueron similares.

Por ser una enfermedad crónica y para controlar el sesgo que la variabilidad natural de la

enfermedad acarrea en los cambios de presión decidimos evaluar la intervención en

pacientes hipertensos estén o no controlados.

Observamos que el 34,6% de los hipertensos controlados al inicio en el grupo B se

hipertensó en el lapso de los 11 meses del estudio (tabla 6), mientras que esto ocurrió en

el 20% de los casos (tabla 5). Esto determina un numero necesario a tratar (NNT) de 7, es

decir interviniendo 7 pacientes hipertensos controlados basalmente con riesgo de

hipertensarse se logrará que un paciente mas permanezca controlado.

Si lo analizamos por el lado de los que estaban hipertensos, el 81% (69/85 ptes.)

continuaron hipertensos en la Visita Final en el grupo B (tabla 6), aplicando la intervención

se redujo el riesgo en un 30% (55/109 ptes, tabla 5), es decir, con solo intervenir 3

pacientes hipertensos no controlados por 11 meses se logra normotensar un paciente.

Este estudio se realizó como primer estudio piloto para controlar los posibles sesgos y

medir el real impacto de la intervención para, posteriormente, aplicar estas estrategias en

forma masiva. Según los NNT anteriores y considerando los limitados recursos

económicos, se decidió intervenir en una segunda etapa los afiliados hipertensos no

controlados.

El principal resultado del estudio es que en los pacientes intervenidos se observo un

mejor control de la presión arterial en el seguimiento.

Como era de esperar, el efecto hipotensor de la intervención fue mayor en quienes no

estaban controlados al inicio. La presión sistólica en este subgrupo descendió en

promedio 11.5 mmHg.

16

El valor clínico de esta reducción es significativo si se considera que en la mayor parte de

los ensayos clínicos controlados, cuando se compara el efecto de una monodroga a

placebo se obtiene en ocasiones una diferencia similar y en ancianos esta diferencia de

presión se ha asociado a una significativa reducción de eventos[3,22,23]. De hecho, en el

estudio SHEP [3], la diferencia neta entre las ramas asignadas a placebo y a tratamiento

escalonado fue de 11 mmHg asociados a un 25 a 30 % de reducción de eventos

cardiovasculares.

En tal sentido, se puede afirmar que el efecto neto de la intervención fue elevado

considerando que en general las medidas utilizadas fueron simples y de bajo costo.

Además este estudio demuestra que una intervención puede ser eficaz aún en un Hospital

Universitario, donde todos los médicos intervenidos efectuaron residencia de clínica,

reciben educación medica continua y supervisión, y donde los pacientes concurren con

elevada frecuencia de consultas al año y tienen disponibilidad económica para acceder al

tratamiento.

El efecto hipotensor observado en estas condiciones, señala la factibilidad tanto de la

implementación de este programa, como de la necesidad del uso de programas de este

tipo para obtener una mejoría en el control de la presión arterial, especialmente la

sistólica.

Esto es así si se considera que ha pesar del mayor reconocimiento de la importancia

clínica de la hipertensión sistólica (aislada o combinada) en el anciano en la ultima década

[24], aun hoy hay estudios que señalan que los médicos parecen ser especialmente

renuentes en tratar a los pacientes ancianos con el objetivo de lograr valores ideales de

presión arterial sistólica [19,21].

La importancia de esta aproximación se incrementa si se tiene en consideración que la

mayor parte de los hipertensos ancianos que continúan hipertensos lo son básicamente

por la presión sistólica. En un estudio previo en dos poblaciones distintas de la Ciudad de

Buenos Aires [11,12], mostramos que una proporción mayor al 80 % de los hipertensos no

controlados lo eran a expensas de la sistólica. Resultados similares fueron comunicados

por Lloyd-Jones y col. [19] en su muestra de 1189 hipertensos en tratamiento. Ellos

observaron un control de la sistólica del 49% y este valor caía aproximadamente a 35 %

en los mayores de 75 años; comunicaron además un mejor control de la diastólica (89.7

% ) con un grado de control de más del 80 % en los mayores de 75 años.

Por otro lado quizás el mayor grado de control de la diastólica observada en ancianos

puede deberse simplemente a un mecanismo hemodinámico propio de la edad (rigidez

17

arterial) que al tratamiento, ya que el mismo efecto (predominancia de la hipertensión

sistólica) se ve en hipertensos añosos no tratados [25].

Como sea, el pobre grado de control en el anciano es modificable lo cual sugiere que más

que un daño estructural difícil de tratar, la hipertensión sistólica en el anciano es una

enfermedad que puede controlarse mejor cuando se interviene sobre el sistema de

atención médica poniendo especial atención en su corrección.

La intervención realizada tuvo como base varias estrategias (consenso medico,

intervención por los monitores, HCE, talleres educativos por especialistas). Nuestro

estudio no fue diseñado para evaluar los distintos componentes de la intervención y el

peso de cada uno de ellos. Sin embargo las tres primeras estrategias fueron aplicadas a

todos los pacientes intervenidos mientras que el taller dependió de la aceptación de los

pacientes a realizarlo. La asistencia al taller fue registrada y esto permitió analizar los

distintos niveles de la intervención. Las características basales de los que asistieron al

taller fueron similares, excepto por la mayor proporción de mujeres, a los que no

concurrieron.

En el análisis multivariado, ajustado por el edad, sexo, PA basal y grado de control basal,

la asistencia al taller fue la variable con menor OR de estar hipertenso en VF.

Consideramos de esta manera que la intervención educativa directa por los especialistas

mostró, como en otras publicaciones, que la educación en un ámbito distinto de la

consulta medica debe ser parte de los programas de intervención para el control de la

hipertensión arterial.

La reproducibilidad de los procesos requiere de un equipo medico multidisciplinario con

una dedicación docente de parte de los especialistas, de la colaboración de los médicos

de cabecera y de la coordinación de los procesos por la gerencia medica. Requiere

además de un espacio físico destinado a tal fin donde monitores entrenados realicen las

mediciones, en forma estandarizada, minutos antes de la consulta médica y vuelquen los

signos vitales y la intervención realizada al paciente en una historia clínica electrónica. De

esta manera el médico de cabecera estará informado del estado de la presión de su

paciente al inicio de la consulta médica, aumentándose así la probabilidad de que la HTA

sea considerada activamente en la consulta.

Por ultimo, las características peculiares del contexto de la intervención limitan en

principio su aplicabilidad a las condiciones en que fueron realizadas. No obstante, su

18

aplicación en ámbitos diferentes podría, al menos potencialmente, tener aún un mayor

efecto sobre la presión arterial, ya que las publicaciones sobre el grado de control de la

enfermedad muestran valores basales con menor control. Quizás el factor mas difícil de

reproducir radica en que este programa se llevó a cabo con una herramienta informática,

la historia clínica electrónica, probadamente eficaz en otras experiencias (27-29) y en el

manejo de la HTA(26). Además tuvo un fuerte apoyo de la gerencia medica y de los

médicos de atención primaria de los ancianos. Es posible que gran parte de la factibilidad

de la aplicación del mismo dependa de este compromiso a nivel institucional.

19

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12. pertenecen al grupo de investigación, siguiendo las instrucciones no se escribe

la referencia.

13 idem 12.

14 idem 12.

15. Phillips LS, Branch Jr. WT, Cook CB, Doyle JP, El-Kebbi IM, Gallina DL, et al. Clincal

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21

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22

Apendice 1

Al momento de pedir un turno el sistema le avisa a la secretaria:

Al momento de dar el presente el sistema le avisa a la secretaria:

23

Apendice 2: