ingenioso, don quijote de la mancha como...

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Revista de Arquitectura, Urbanismo y Ciencias Sociales

Centro de Estudios de América del Norte, El Colegio de Sonora

Vol. IV Número 1, Enero 2013

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INGENIOSO, DON QUIJOTE DE LA MANCHA COMO ALICIENTE EN EL ITINERARIO

TURÍSTICO DE TRES CIUDADES CASTELLANO MANCHEGAS.*

Ponente: Oscar Guerrero Hernández1

Dirección: Campo Alegre 106, Vista Alegre, Querétaro. Correo electrónico: oscar.guerrero.herná[email protected] Institución de procedencia: Universidad Autónoma de Querétaro-Universidad Autónoma

de Madrid

Almagro, Daimiel y Valdepeñas son tres ciudades españolas de Castilla-La Mancha que

servirán de puente para provocar discusiones sobre el viaje cultural como forma de

acercarse al lugar. Se presentarán resultados del trabajo de campo y un primer análisis

tanto de datos, materiales de promoción turística y documentos de ordenación territorial.

Miguel de Cervantes es el conocido autor de la obra El ingenioso hidalgo Don Quijote de

La Mancha, publicada por primera vez en 1605 y consolidada como obra de referencia

mundial de la literatura española.

La figura del personaje protagónico de la novela: Alonso Quijano, autonombrado Don

Quijote de La Mancha, junto con su escudero Sancho Panza, se han plasmado

iconográficamente por incontables artistas, en distintas épocas y múltiples estilos; sus

aventuras y desventuras siguen vigentes, pues se permean a la sociedad no sólo a través

de texto.

* Este trabajo representa un avance de la investigación de espacios públicos y construcción del

imaginario socio territorial que formará parte de la tesis de Doctorado en Geografía de la

Universidad Autónoma de Madrid, en donde la planificación y gestión del turismo afectan

significativamente la relación lugar-habitante-imaginario.

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Cuentos, dibujos animados, relatos, pinturas, esculturas y demás representaciones han

formado parte de un imaginario social, lleno de significados ligados a los valores que

caracterizan al personaje del Quijote, como héroe, enamorado, mártir, soñador, idealista e

incluso loco e ingenuo. Se puede ser un quijote si se comparten estas cualidades, se

puede vivir una experiencia quijotesca si uno se aventura siguiendo con afán y altruismo

un ideal.

Hablando del Quijote como ícono, resulta evidente que su imagen es uno de los

principales símbolos culturales de España, como el toro, el flamenco, la paella entre otros.

Castilla-La Mancha es entonces la referencia espacial de este símbolo cultural, pues La

Mancha es el principal escenario en el que Cervantes desarrolla su obra. Esta distinción

geográfica ligada a un símbolo cultural tan importante, necesariamente abre un mundo de

relaciones en el que se entrelazan tres principales elementos: el lugar, sus habitantes y su

imaginario.

Este trabajo representa un avance de la investigación de espacios públicos y construcción

del imaginario socio territorial que formará parte de mi tesis de Doctorado en Geografía de

la Universidad Autónoma de Madrid, en donde la planificación y gestión del turismo

afectan significativamente la relación lugar-habitante-imaginario. En este sentido, se tratan

aquí las primeras referencias del turismo como fenómeno social (MacCannell, 2003; De la

Torre, 1980; Hiernaux, 2007) en la que la fuerza económica que significa el turismo para

el desarrollo de un lugar, es importante, pero no es la única fuerza que participa en el

proceso, ya que el turismo además genera dinámicas y transformaciones en las

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relaciones y actividades sociales, culturales y territoriales, reconfigurando el lugar, su

paisaje, sus espacios públicos y su propio imaginario.

A través de un análisis del fenómeno turístico en un lugar es posible observar

manifestaciones claras de la sociedad de consumo (Bauman, 2007 y 2001); por lo que

aquellos destinos turísticos que pretendan dar cabida al turismo de masas, deberán

convertir y/o mantener el consumo como la principal fuerza de impulso y de operaciones

sociales.

Para ello, tanto las políticas públicas como la inversión privada encaminan sus esfuerzos

en la configuración del destino turístico, sometiendo paisaje, espacios y relaciones

sociales a un modo de organización dirigido al desarrollo de un aparataje turístico,

preparando el territorio para la llegada del visitante y sus nuevas formas de consumir el

lugar. Cabe pensar que ese aparataje, en esencia, tiene elementos que se repiten en el

mundo. Da la impresión que las formas de ofrecer los destinos a partir de políticas

públicas de turismo siguen el proceso de homogenización y se unen a patrones

legitimados por la cultura global. Se construye por tanto una imagen del lugar similar en

muchos aspectos a otros destinos turísticos.

Si bien esto puede generar el desarrollo de actividades que revitalicen económicamente el

lugar, puede al mismo tiempo acentuar la segregación espacial, fragmentar el paisaje

atraer nuevos problemas urbanos. Por ello la importancia de contrastar las grandes

políticas nacionales y regionales con lo que presenta en cada lugar: intentar observar

destellos de lo global en lo local permitiría detectar y describir indicios de tensiones y

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problemáticas para luego buscar soluciones y evitar conflictos estructurales más

profundos.

LAS CIUDADES CASTELLANO MANCHEGAS Y EL TURISMO

Desde finales del siglo XIX y principios del XX, en España se refuerza el interés por la

acogida de visitantes extranjeros, mediante una serie políticas turísticas a nivel Estado.

(Ivars, 2003:113). En principio, los flujos de turistas se conformaban alrededor de

prácticas elitistas de clases altas o viajes realizados por motivos profesionales.

Los cambios sociales y económicos que sucedieron después de la Guerra Civil española

y la Segunda Guerra Mundial, si bien en principio dejaron un desolador contexto para la

práctica del turismo, han tenido como resultado una profunda transformación en la

capacidad de movilización masiva de las personas (Ivars, 2003; Enríquez y Chávez,

2010), al avanzar la tecnología, mejorar los medios de transporte y comunicación y

reducirse los costos de viaje.

A partir de esta constante y creciente movilidad de personas, el turismo adquiere

importancia en el escenario territorial y se convierte en una tendencia global, trayendo

consigo intercambios de personas, capitales, bienes y servicios, pero además intercambio

de experiencias culturales, con sus formas distintas de ser, pensar y actuar, lo cual

deviene en la reconfiguración del lugar mismo en donde esos intercambios son posibles.

La estructura que España requería para dar auge a un sector turístico público y privado en

creciente demanda internacional, vino a reforzarse entonces a partir de la segunda mitad

del siglo XX, al crearse en 1951 el Ministerio de Información y Turismo y acelerar así la

modernización, apertura e integración económica de España.

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Se salvará en este trabajo ahondar en el auge que a partir de estas primeras medidas

impulsadas por el gobierno detonaron la industria del turismo en España2, consolidada

ahora como motor fundamental en el desarrollo económico del país. En 2010, según la

Organización Mundial del Turismo, España se posiciona en el segundo lugar de los

países que más ingresa por turismo, con 52.5 miles de millones de dólares, que

representa el 5.7% de todo el ingreso económico en el mundo por el turismo.

En los datos del 2010 arrojados por el Instituto Nacional de Estadística, en su Cuenta

Satélite del Turismo en España, se pone de manifiesto el Consumo Turístico, es decir, el

gasto realizado dentro del país tanto por los visitantes extranjeros como por el turismo

interno.

Al poner cifras monetarias, es posible observar el impacto económico que tiene cada uno

de los componentes de dicho consumo, donde el primer lugar lo ocupa el concepto de

gasto en Alojamiento (incluyendo el sector inmobiliario y hotelero), con 32 777 millones de

euros; en segundo lugar aparece el concepto de restauración, con 29 412 millones de

euros; en tercer puesto de importancia está el transporte, con 20 105 millones, en cuarto

las agencias de viajes que con 5 761 millones de euros representaron el 6% del consumo

2 Ivan Mars (2003), propone un análisis de la evolución turística en España en el que a partir de la década de

1950 y con la institucionalización de la política turística Estatal, se siguen distintos procesos como el de la

Planificación indicativa, el intervencionismo contradictorio. Ya en la década de los setentas viene la

instauración del proceso de liberalización y la transferencia de competencias a las Comunidades Autónomas,

y en los últimos 20 años del siglo XX se presenta la culminación del proceso de transferencias y políticas

neoliberales y de ajustes estructurales, que crean las bases de la cooperación interadministrativa y

finalmente reafirman las políticas regionales y locales

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total y, finalmente, se ubica a los servicios culturales, recreativos y deportivos como el

quinto componente en el consumo turístico, con 3 416 millones de euros, el 4% del total.

A nivel de Comunidades Autónomas, Castilla-La Mancha en términos absolutos se vuelve

discreta, pues no compite con los destinos de sol y playa, sin embargo, llama la atención

los indicios sobre los que se enfoca el turismo interior. Mientras que los residentes

españoles que viajan a Castilla-La Mancha sumaron para el 2010 un total de 11 356 000

viajes, en los que hubo 42 394 000 pernoctaciones y un promedio de estancia 3.7 días.

(Instituto de Estudios Turísticos, 2010).

EL VIAJE Y EL CONSUMO DE PAISAJE Y CULTURA

Con la celebración de los 400 años que en 2005 se cumplían de la publicación de la

primera parte de la novela El ingenioso hidalgo Don Quixote de La Mancha, en 2007 el

Consejo de Europa reconoce La Ruta de Don Quijote como un itinerario turístico europeo.

Esta mención que ofrece al turista una „experiencia única‟ al recorrer el corredor verde,

Figura 1. Consumo Turístico en España, 2008

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sostenible y ecoturístico más largo de toda Europa supone un aliciente de desarrollo en

las ciudades que se vinculan a la ruta, aliciente sobretodo económico.

Desde el Consejo Europa se impulsan se promueve la figura del itinerario cultural

europeo, enmarcado en un cuadro de cooperación político-cultural. El Consejo invita a los

países miembros a apoyar el lanzamiento de dichos itinerarios como una forma de tomar

conciencia de los valores patrimoniales de Europa a través del viaje.

Desde la aparición en 1987 de “Los caminos de Santiago de Compostela” como el primer

programa de itinerario cultural europeo se han sumado hasta al 2010 29 itinerarios

agrupados en distintos tipos, de a cuerdo a su relación con algún personaje europeo, por

tratarse de un camino de peregrinación, por la influencia monástica de la ruta, o por su

vínculo con el patrimonio industrial y cultural.

El establecimiento de un viaje que permita descubrir la “cultura europea” es primeramente

un reconocimiento explícito de lugares que cuentan con elementos sobre los que pueden

atribuirse representaciones más allá del lugar mismo. Es decir, lugares que tienen o

construyen un significado relativo a un conjunto más amplio. Su historia, sus funciones,

sus relaciones sociales, su estructura espacial, el vínculo con algún personaje o algún

otro elemento de estos lugares, resultan relevantes por ligarse a rasgos de la cultura

regional.

Este reconocimiento del lugar que encapsula una cultura regional, viene dado desde

varios niveles que pueden acordar o no: lo institucional, lo local y lo individual toman

posición con respecto a la representatividad del lugar.

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La invitación de esta política impulsada por el Consejo de Europa y respaldada por cada

gobierno, es clara: vivir el Patrimonio como un bien comunitario. Con ello, podría pensarse

en un salto cualitativo, pasando de pensar a partir de la "protección del patrimonio", a

repensar el patrimonio como algo vivo, ideal y territorialmente.

La promoción de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha a partir de la

declaración es significativa, con todo el apoyo institucional (desde el Instituto de

Promoción Turística de Castilla-La Mancha); económico (con la inversión en

infraestructura, señalización y promoción) y jurídico (con regulación mediante la Ley

7/2006, de 20 de diciembre, de ordenación de la Ruta de Don Quijote) lo que sugiere

pensar que el gobierno parece sumarse a dicho objetivo de repensar el patrimonio

cultural, usarlo, vivirlo.

Si esta intención es cierta, todas las relaciones sociales que se promuevan por parte la

promoción pública del itinerario, habrían de establecerse a partir de construcciones que

den vida y favorezcan un desarrollo sostenible en el territorio, es decir, un desarrollo que

respete y fortalezca e integre el patrimonio cultural con el natural, permitiendo a su vez

que la sociedad involucrada pueda beneficiarse de la experiencia misma que significa esa

construcción de patrimonio vivo.

En esta búsqueda, observamos en la ruta que estrategias viejas están presentes en estas

ciudades, además de que aparecen nuevas formas de ofrecer al Quijote como producto-

motivo turístico, como es el caso del juego de La Ruta de El Quijote para redes sociales.

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La promoción de la ruta además incluye un amplio diseño de marketing, con tienda online,

visor cartográfico y un pasaje del texto para cada uno de los 10 tramos de la ruta, bajo el

título de “Bien pudo parar aquí”, se exponen episodios que se seleccionaron con el fin de

relacionar el texto a la geografía, sin éxito claro. Por ejemplo, en el caso de la de Tramo 3,

se hace referencia al famoso episodio del manteo a Sancho tras no pagar los gastos en

una venta de la cual el pasaje seleccionado no refiere descripción alguna.

SI EL QUIJOTE VISITA ALMAGRO, DAIMIEL Y VALDEPEÑAS

¿Qué diría ahora Cervantes de su novela? Quizá la seguiría considerando “una leyenda

seca como esparto, ajena de invención, menguada de estilo, pobre de conceptos y falta

de toda erudición y doctrina” (Prólogo) y quizá también le causaría un cúmulo de

reflexiones observar la innumerable cantidad de productos, reseñas, cuentos,

interpretaciones y reinterpretaciones que sobre su obra se siguen haciendo.

Una línea de esas interpretaciones de su obra va ligada al ámbito geográfico, al lugar y al

conjunto experiencias que los personajes viven en y a partir de cada lugar relatado.

Ya con la finalidad de intervenir administrativamente en zonas y rutas turísticas

previamente delimitadas, aparece en 1971 la Orden de Zonas y Rutas Turísticas3, que

buscaba facilitar la planificación, promoción y coordinación de destinos turísticos

específicos. Dentro de las zonas que esta Orden Ministerial privilegia, la lista la

encabezan las zonas costeras, en octavo lugar aparece “Madrid y su conjunto

monumental y artístico” y como novena y última zona, aparecen los “Lagos de Castilla”.

Las ocho rutas marcadas en el artículo 2º de esta Orden, son: Ruta 1ª: Camino de

3 Boletín Oficial del Estado, núm. 66, 18 de marzo de 1971, página 4469

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Santiago; Ruta 2ª: Ruta del Quijote; Ruta 3ª: Ruta del Arte Hispano-Musulman; Ruta 4ª:

Ruta de los Conquistadores de Extemadura; Ruta 5ª: Ruta del Arte Románico; Ruta 6ª:

Ruta del Gótico; Ruta 7ª: Ruta de la Fe; Ruta 8ª: Ruta Colombiana.

Aunque no se delimita más sobre los detalles de cada ruta, en la Orden se establece un

Comisario que designaría el Ministro de Información y Turismo, y en la justificación se

declara que al convertirse España en potencia turística mundial, se hace factible una

forma de planificación turística “de acuerdo con la ordenación que las posibilidades de

cada zona ofrezca, según ·sus características de infraestructura., capacidad de recepción,

comunicaciones, servicios, etcétera”. Se denota además la necesidad de añadir un

equipamiento turístico que permita la “ordenación y puesta al día de las principales rutas

turísticas actualmente abiertas”

Tras la declaración de La Ruta de Don Quijote en 2005, se hizo necesario el acoplamiento

de medidas para promover y gestionar la acogida de viajeros sobre los trayectos

seleccionados, en total 10 tramos que recorren sobretodo Castilla-La Mancha, una

ampliación histórica en la ruta, con sus 1 958 kilómetros de caminos, que son el 78% de la

ruta; 469 km de vías pecuarias, que representan el 18.7%; y 66.8 km de vías verdes,

pertenecientes a una antigua plataforma ferroviaria y que constituye el 2.7%. (Ley

7/2006). Cerca de 2 500 kilómetros que pueden ser recorridos, según las indicaciones de

la Ruta, a distintas velocidades y con distintos medios, caballo incluido. Dicha ruta, la

interpretación más extensa que se ha hecho de la obra, parece tan ambiciosa en la

planificación, pero contrasta en su incorporación en la gestión local.

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Existen localidades que son citadas una y otra vez en los distintos ensayos de la ruta. Sin

embargo, en la ruta reconocida como Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa

aparecen 146 municipios, distribuidos en 56 etapas dentro de 10 tramos principales. Con

todo, el itinerario es discutido una y otra vez, sin alterarse en ningún sentido, pues la Ruta

de Don Quijote es entendida ya como un proyecto de desarrollo socioeconómico y

reactivación social de Castilla-La Mancha, más que como itinerario turístico (Cañizares,

2008).

Por ello el interés de observar si el Quijote pasa por ciudades como Almagro, Daimiel o

Valdepeñas, localidades que no son citadas en la obra, y son esporádicamente incluidas

en rutas por diferentes autores. A continuación se presenta una síntesis estadística de los

tres municipios:

Datos sobre las ciudades

Almagro Daimiel Valdepeñas

Altitud: 646 627 705 Metros

Superficie municipal: 250 438 488 Km2

Número de Núcleos: 1 1 3 Núcleos

Distancia a la capital: 24 30 59 Kilómetros

Características de la población

Población: 8.855 18.656 31.370 Habitantes

Densidad: 35 43 64 Hab/Km2

Crecimiento vegetativo: 14 28 45 Nacimientos por 100 defunciones

Menores de 16 años: 1.351 (15.3%) 3.072 (16.5 %) 5.413 (17.3%) Habitantes

De 16 a 64 años: 6.010 (67.9%) 12.131 (65%) 21.023 (67%) Habitantes

Mayores de 65 años: 1.494 (16.9%) 3.453 (18.5%) 4.934 (15,7%) Habitantes

Características de la Ruta de Don Quijote

Tramo de la Ruta: 3 y 8 8 3

Núcleo urbano principal:

189.462 245.228 352.124 Hectáreas

Paso de la ruta por el núcleo urbano:

1.9 0.27 2.8 Kilómetros

Fuente: Instituto de Estadística de la Comunidad de Castilla-La Mancha, 2010.

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Figura 2. Almagro en la Ruta de Don Quijote

En esta primera radiografía se observa la diferencia de poblaciones entre cada localidad,

donde Valdepeñas sobresale como una ciudad en la que se ofrecen todos los servicios

urbanos, además de encontrar una fuerte industria vinícola e infraestructura y vías de

acceso significativas.

Almagro es una localidad y municipio español perteneciente a la provincia de Ciudad

Real, comunidad de Castilla-La Mancha, y capital histórica del Campo de Calatrava. Es un

importante conjunto histórico-artístico, es capital internacional del teatro.

Esta localidad el contacto con el turista es sensiblemente más tradicional, ya que es

posible encontrar variada oferta turística en hostelería, restauración y establecimientos de

distintos tipos de productos para el consumo turista (souvenirs, quesos y productos

manchegos, encaje de bolillo, tours, etc.)

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Tabla 1. Daimiel en la Ruta de Don Quijote

Daimiel, municipio de la provincia de Ciudad Real, en la Comunidad Autónoma de

Castilla-La Mancha. Se encuentra al noreste de la capital provincial, a 168 km de Madrid.

Daimiel aun cuenta con una deficiente estructura adaptada para el turismo, de las tres

ciudades, es la que menos tramo de la Ruta de Don Quijote abarca hacia su centro

urbano, pues tan sólo sugiere llegar al extremo noroeste de la ciudad, poniendo el

principal énfasis en la visita del Parque Nacional Las Tablas, a 12 kilómetros de la

localidad.

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Tabla 2. Valdepeñas en la Ruta de Don Quijote

La Ruta de Don Quijote pasa por Valdepeñas con un trazo mucho más significativo, casi 3

kilómetros del itinerario cruzan el centro urbano de Valdepeñas encontrando en calles

como la de San Juan casas bajas de una y dos plantas; la calle de la Virgen, cuyo tramo

frente a la Parroquia de la Santísima Trinidad frecuentemente es cerrado al tráfico al

atardecer, para dar paso a terrazas de los bares aledaños. El trayecto quijotesco cruza la

Plaza España y sigue por Calle Real hasta salir hacia el este por calle de la Magdalena,

acompañados de bodegas y tiendas de vino que es un sello característico de la ciudad.

El observar lugares imaginados, es vital en la concepción de los aspectos que permean

en lo cotidiano.

TURISMO E IMAGINARIO

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Este análisis busca jugar con lo territorial y lo social, sin pretender ser más que una

primera reflexión que muy probablemente a lo largo del proceso de la investigación irá

tomando otros derroteros, pero el punto de interés es justo ahora el vínculo entre el

territorio y su representación a través de una construcción social.

En el territorio se proyectan manifestaciones de lo que se considera como “espacio

turístico”, en el que uno de sus principales caracteres tiene que ver con el

aprovechamiento de recursos en tanto producto turístico.

De esta manera, mediante infraestructuras de acceso y de soporte, es posible hacer

rendir otro tipo de recursos, como alojamiento o espacios dedicados para actividades de

ocio. Un espacio ligado al turismo, necesariamente tiene que desarrollar una capacidad

para atraer flujos, de personas, actividades y otros recursos que desencadenen ingresos

a partir de la satisfacción de las expectativas básicas del turista.

Figura 3. El Quijote imaginado

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Las expectativas del turista parecen otro papel de importancia en este proceso. Pues

refuerza la clara identificación que ya se observa en estos lugares, por ejemplo al ser

frecuente encontrar al Quijote en motivos decorativos de las casas, en cortinas, cuadros,

esculturas y otras figuras, incluso en artículos de uso cotidiano.

Por lo que el entorno geográfico toma relevancia en cuanto representa esa diversidad de

realidades territoriales a diferentes escalas. Al magro, Daimiel y Valdepeñas representan

espacios turísticos en La Ruta de Don Quijiote porque representan explícitamente una

diversidad de recursos territoriales. La relación entre procesos naturales y procesos

sociales genera identidad a cada lugar, permitiendo así una distinción para cada punto

dentro de la ruta.

ESPACIOS ITINERANTES

Al utilizar Cervantes como oficio de su personaje protagónico el de caballero andante, se

advierte que la geografía de la obra tiene necesariamente un carácter itinerante.

Es entonces la obra un escenario propicio para invitar al turista, pues el hidalgo se

escapa, tanto personal como espacialmente, y busca la aventura. El turista en ese sentido

coincide con el personaje, ya que es condición de un turista estar fuera de su lugar

habitual, buscando una aventura, quizá no caballeresca, pero sin duda pretende una

experiencia en la que las relaciones para con el lugar de destino y sus habitantes le que

provoque emociones distintas a las habituales.

No es por tanto el espacio mismo la clave turística, sino la experiencia y las relaciones

posibles. Los espacios se vuelven significativos en función del tipo de situación a la que

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sirven, es por ello que en la obra del Quijote encontramos pinceladas muchas veces

imprecisas de descripciones de los lugares, a Cervantes le son clave para situar la acción.

Es decir, el territorio es fundamental en cuanto sirve para resaltar las acciones del Quijote

y sus personajes, construyéndose una relación vital entre la pareja de andantes, los

personajes que encuentran a su paso y el contexto espacial.

En el caso de la Ruta de Don Quijote, el aprovechamiento turístico de las rutas andantes

surgidas al paso del hidalgo es la intención clara, los métodos para distinguir esas rutas

como producto turístico, no lo son tanto.

La oportunidad que ofrece equiparar al personaje del Quijote con el viajero turista es

enorme, sin embargo requiere de un proceso de gestión que se ha dejado de lado. El

destino turístico de la Ruta de Don Quijote bien puede ligarse dentro de la tipificación de

espacios turísticos que son referentes en las tipologías de espacios turísticos, en las que

domina la categorización a partir de la motivación, lo social, lo espacial y lo temporal.

Nuevamente, el uso de la figura de El Quijote como motivo para el conocimiento y el

reconocimiento de los recursos socioterritoriales de las ciudades de Castilla-La Mancha

representan una oportunidad insólita: la posibilidad de un conjunto de actividades ligadas

a un personaje cultural en relación con las condiciones que ofrece el entorno geográfico.

SERVICIOS TURÍSTICOS, TAMBIÉN ITINERANTES

Es curiosa la cantidad de similitudes que permiten la equiparación de Don Quijote con el

turista andante en la región de Castilla-La Mancha, similitudes no siempre agradables.

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“…hágote saber, Sancho, que es honra de los caballeros andantes no comer en un mes…

(XI, 1ª parte.)”

Tal virtud puede desarrollarla sin problemas el viajero en su paso por los destinos

turísticos de la Ruta de Don Quijote, ya que la oferta alimentaria es escasa y obliga a

frecuentes desvíos en la búsqueda de algún restaurante, bar o tienda. Los centros y

avenidas principales de las diferentes ciudades castellano manchegas son sin duda el

punto de acogida principal, pues alberga el mayor número de establecimientos dedicados

para la alimentación.

Por ejemplo la Plaza Mayor de Almagro que alberga cerca de mil plazas de terraza, dato

que evidencia el poder de acogida de turistas con que cuenta este espacio pues se trata

de una ciudad de cerca de 9 mil habitantes, el uso del espacio público, principalmente por

el turista, es por tanto un elemento con el que este lugar tiene ya cierta relación afianzada.

Además de esta identificación del lugar, habrá que matizar sobre la puesta en valor del

lugar en tanto su diversidad social y territorial, lo cual invita a un análisis del nivel de

reconocimiento de múltiples factores, tales como la antigüedad de su reconocimiento, el

mercado turístico predominante, el número y variedad de equipamientos vinculados al

turismo, la periodicidad y todos los agentes que intervienen para la mayor o menor puesta

en valor de dichos recursos.

Valdepeñas promueve desde su oficina de turismo un “Recorrido Urbano por

Valdepeñas”, ofreciendo gratuitamente una audioguía en idiomas, que resume en 14

puntos lo más destacado de sus espacios públicos, iglesias y museos. En Almagro existe

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un recorrido de 30 minutos en tren eléctrico por parte de una empresa turística privada. Y

Daimiel invita a recorrer su Museo Comarcal y su Centro de Interpretación del Agua,

aunque el principal foco de atención es el Parque Nacional Las Tablas, incluido también

como punto de interés en la Ruta de Don Quijote.

Estas actividades son quizá un avance en la adaptación de cada municipio al turismo de

masas, sin embargo es únicamente en Almagro en el que las relación turista-habitante-

consumo son mucho más claras.

A MANERA DE CONCUSIÓN

Los medios para lograr una toma de conciencia del patrimonio a través de los itinerarios

turísticos no están del todo claros. Lo evidente es que este tipo de prácticas relaciona,

directa o indirectamente, a lugares y habitantes vinculados al itinerario marcado y los

distingue con respecto a otros lugares.

Dentro de esta política turística no parece marcarse una preocupación por crear en la ruta

mecanismos de acceso, inclusión y aprovechamiento sostenible ni para consolidar

aquellos objetivos de valorización, recuperación, conservación y mejora de valores y

bienes comunes que se supone son evocados por una novela icono de la literatura

universal.

Si con el itinerario cultural se busca impulsar un cambio de patrones, pasando de la idea

proteccionista del patrimonio hacia una concepción del patrimonio como vivo, la

consolidación de un proyecto cultural se hace necesaria.

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Políticas turísticas culturales como La Ruta de Don Quijote se vuelven vacías si no van

acompañadas de proyectos enfocados a alcanzar la incorporación económica de todos

los sectores, que promuevan la cohesión social y la identidad cultural de las poblaciones

afectadas por la ruta misma.

Otro punto ya se relaciona con el sentido del Quijote como figura de identidad local, pues

aparece en lo cotidiano incluso más que en la oferta al turista, las personas del lugar son

tan anfitrionas del Quijote como el Quijote de los turistas, lo apropian del tal forma que su

paso es evidente, por más ficticio que sea y su acierto o desacierto en la ruta llega a ser lo

de menos, cuando permea en Castilla-La Mancha como en ningún otro lugar es posible.

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