informe sobre anorexia

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Introducción En el presente informe se intentará realizar un trabajo de articulación conceptual tomando como elemento de análisis el Caso X. El objetivo será poder dar cuenta de la particularidad del caso observado marcando como ejes de análisis los conceptos de Estrago Materno e Ideal. La idea es marcar como a través del discurso de la Sujeto, puede observarse la estrategia defensiva que la paciente utiliza frente a un Otro materno estragante. Además es preciso ubicar en este caso, como el Ideal anoréxico de un cuerpo delgado reaparece constantemente como forma necesaria de diferenciarse de ese Otro avasallante, mostrando de esta forma las características estructurales de la paciente. Caso X es una mujer soltera que promedia sus 50 años, quien se ubica en una posición subjetiva anoréxica. A su vez se presupone que se trata a su vez de una estructura psicótica. Vive sola con su madre la cual según la paciente es una mujer excedida de peso, lo mismo comenta sobre su hermana y su sobrino. La paciente acude a los consultorios externos de psicopatología del Hospital Piñero sin ser acompañada por un familiar desde hace bastante tiempo. El dispositivo desplegado con esta paciente consiste en una red que cuenta con los siguientes profesionales: una licenciada en psicología, una médica especialista en psiquiatría y una 1

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Trabajo articulatorio entre los conceptos lacanianos de Estrago Materno e Ideal y un caso de psicosis.

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Page 1: Informe sobre Anorexia

Introducción

En el presente informe se intentará realizar un trabajo de articulación con-

ceptual tomando como elemento de análisis el Caso X. El objetivo será poder

dar cuenta de la particularidad del caso observado marcando como ejes de

análisis los conceptos de Estrago Materno e Ideal. La idea es marcar como a

través del discurso de la Sujeto, puede observarse la estrategia defensiva que

la paciente utiliza frente a un Otro materno estragante. Además es preciso ubi-

car en este caso, como el Ideal anoréxico de un cuerpo delgado reaparece

constantemente como forma necesaria de diferenciarse de ese Otro avasallan-

te, mostrando de esta forma las características estructurales de la paciente.

Caso

X es una mujer soltera que promedia sus 50 años, quien se ubica en una po-

sición subjetiva anoréxica. A su vez se presupone que se trata a su vez de una

estructura psicótica. Vive sola con su madre la cual según la paciente es una

mujer excedida de peso, lo mismo comenta sobre su hermana y su sobrino.

La paciente acude a los consultorios externos de psicopatología del Hospital

Piñero sin ser acompañada por un familiar desde hace bastante tiempo. El dis-

positivo desplegado con esta paciente consiste en una red que cuenta con los

siguientes profesionales: una licenciada en psicología, una médica especialista

en psiquiatría y una nutricionista. Se le prescribió como medicación clonaze-

pam para ayudarla a bajar las ansiedades, sin embargo la paciente manifiesta

no tomarlas porque se duerme en el trabajo. Además del tratamiento realizado

en esta institución, X también suele ir a varios hospitales a tratarse por otros

asuntos.

La paciente marca la edad de 18 años como punto de comienzo de su pro-

blema de alimentación. Cuando el padre murió ella se encontraba en su casa

bañándose, ya que su hermana le dijo que volviera a su casa a descansar un

poco.

Durante la sesión X se manifiesta ansiosa y alterada, comenta que ya no to-

lera mas la situación en la que vive: un trabajo mediocre que no la dignifica

acompañado del encierro padecido en su casa, la cual la vive como una pri-

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sión. Sumado a esto, la paciente declara que su madre, con quien convive, pa-

recería estar muy contenta con la circunstancia que atraviesa ya que esto le

ocasiona vivir con ella y en su defecto hacerle compañía.

Sobre su mamá, X comenta que siempre esta preocupada por la comida y

que lo único que puede brindar a los demás es alimento, ya sea a ella, a su

hermana o incluso al perro de la casa: “Mi mamá nos engordó desde chicas, lo

único que sabe hacer es darnos comida.”

En el análisis, la paciente relata dos experiencias particulares de la vida coti-

diana en las cuales a pesar de su condición delgada, personas extrañas (un ve-

cino y una médica) le indican que esta excedida de peso y debe adelgazar. An-

te esto X se muestra indignada. Existe un tema recurrente en su discurso con

respecto a la grasa: “Todos son unos grasas,” “tengo el colesterol alto”, “gorda

pedorra”.

Trabajo de articulación:

En esta paciente, nos encontramos con una fuerte queja hacia un Otro ma-

terno invasivo, que siempre la insta a llenarse de comida; pero que a su vez la

mantiene cautiva dentro de una casa que la paciente siente como su prisión. X

declara: “¡Ella está chocha, y yo estoy encerrada con un odio! Debe estar cho-

cha, y ahora no me llama nadie, antes me llamaba uno, otro. Yo le digo: “¡vos

me queres matar!, Me vas a enterrar en Lugano”. Odio ese lugar, me deprime.

[…] Igual a pesar que se enoja, ¡debe estar chocha que este ahí!. […] Para mi

esta me hizo una brujería. ¡Le tengo una idea a mi vieja!. No puede ser que no

pueda ir a ningún lado. Antes salía con un tipo, ¡desapareció!”

La paciente vive el encierro en su hogar como un designio de ese Otro ma-

terno insaciable que la acapara toda para sí, tomándola como objeto que obtu-

ra su falta. Hay en el discurso de X una continua denuncia de ser gozada por el

Otro materno: “¡Ella está chocha, y yo estoy encerrada con un odio!”. La pa-

ciente se encuentra ubicada como objeto de goce frente a esta madre. Ante

esta alienación, su único escape es poder diferenciarse de ella a través del va-

cío. El comer la nada de la anorexia, le permite a la paciente contrastarse de la

invasiva preocupación por la comida que tiene su madre. El rechazo se pone

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de manifiesto como una protesta por una demanda de amor que siempre fue

taponada con alimento: “Mi mamá nos engordó desde chicas, lo único que sa-

be hacer es darnos comida. Cuando vamos a lo de mi hermana le lleva una

pastafrola. ¡Llevale un ramo de flores!" […] ¡es todo comida, hasta el perro! Es

grande de edad, pero chiquito de raza y le enchufa comida. ¡Se va a morir de

un empacho!, Y dale con la comida. Esta siempre apurada, llego y me pregun-

ta: “¿A que hora comemos?”. No me voy a morir si no como”

Los dichos de la paciente exponen claramente un reclamo dirigido hacia un

Otro que se siempre se presentó pronto a responder con comida, a saturarla y

colmarla de cosas que respondían al plano del tener. Pero el plano del ser que-

dó desfasado, debido a que no pudo producirse el efecto particularizarte, el

cual es el resultado del reconocimiento como sujeto por parte del Otro.

Lacan postula que ante el vacío dejado por la falta estructural, abierta a cau-

sa del significante, el sujeto se dirige al Otro en busca de que éste pueda dar

una respuesta a su falta. Es en esta búsqueda en donde el sujeto plantea su

demanda de amor. “Amar es dar lo que no se tiene a quien no es” dice Lacan

(1960), es brindarse en falta. Esto es lo que hace el Otro cuando reconoce al

sujeto como tal y no como objeto. Brinda su falta y al hacerlo lo reconoce como

ser deseante. “El deseo siempre es deseo del Otro, es deseo de reconocimien-

to.” (Recalcati, 2005, p. 63), la demanda de amor reclama un signo de este re-

conocimiento, un signo que muestre la falta del Otro. En su libro “La última ce-

na: anorexia y bulimia”, Massimo Recalcati (2005) sostiene que es justamente

esto lo que el sujeto anoréxico exige:

“La anoréxica reclama no tanto al Otro de la demanda sino al Otro

del deseo. No basta que el Otro rellene el vació de la necesidad con ali-

mento. Es necesario que otorgue al sujeto algo suyo […] El Otro debe

mostrar al sujeto cuánto este, en su particularidad irreducible, cuenta

para él.” ( pags 54 y 99).

Ahora bien, esto es lo que se pone en juego en la neurosis. Sin embargo

cuando hablamos de una estructura psicótica, la relación con el Otro materno

cobra otras dimensiones. Recalcati sostiene “que en la psicosis, el sujeto per-

manece adherido al Otro, ocupando la posición de objeto de goce del Otro sin

posibilidades de introducir algún principio de separación. Es la alineación sin

separación.” (Recalcati, 2005, p. 85) En el caso de X, la posición anoréxica vie-

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ne a poner esa barrera entre el Otro Materno estragante y ella. Ante la imposi-

bilidad de un reconocimiento que le otorgue el efecto particularizante como su-

jeto, la paciente quedó posicionada como objeto de goce. La única estrategia

para escaparse de este goce materno es el rechazo total de lo que provenga

del Otro, es esto lo que le permite resistir a ser absorbido por el canibalismo de

este.

En lugar de un signo de amor, lo que responde a la demanda de X por ser re-

conocido como sujeto es la intrusión de lo Real, la cual retorna en forma de in-

sultos propinada por el Otro en referencia a la grasa y la gordura. Lacan define

a la injuria como aquello que alude al sujeto en lo más real de su ser. Son es-

tos insultos la enunciación que el Otro le da a X como sujeto, es una definición

que la ata a ese goce materno sin posibilidad de separación. Esta enunciación

reaparece continuamente en los episodios con la médica y el vecino, bajo la

forma de una voz escuchada, es decir como alucinaciones verbales.

Veamos el primer relato: “Fui a la médica de cabecera que me mandó a hacer

el electro. Voy, me atiende una gorda pedorra que ni hola me dijo. No me ofre-

ció el asiento, así que me senté sin que me dijera. La mina me pregunta si deje

de fumar, ni le respondí. Bueno, miran las placas y me dice que esta todo mal.

¿Vos sabes lo que me dijo?, ¡que estaba excedida de peso!, ¡que tengo que

comer lechuga!. Abrí la campera, le mostré y le dije: -“¡La que tenes que bajar

de peso sos vos!”. ¡A vos te parece, loco?!”

En el segundo relato, X comenta: “El otro día no sabes, estaba caminando por

el barrio y paso un tipo y me dijo: “¡Gorda largá los postres!”. ¡A mi me lo dijo!,

pero pensé que le estaba diciendo a otra. Pareciera que lo hubiera mandado la

gorda de la doctora”

Estas alucinaciones verbales podrían ser consideradas como fenómenos ele-

mentales, ya que los mismos son observables que manifiestan el carácter es-

encial de la estructura misma. Roberto Mazzuca (2001) sostiene que este fenó-

meno específico de la psicosis muestra claramente como el sujeto es hablado

por el Otro. El rasgo esencial de estas alucinaciones corresponde a la certeza

de que eso dicho refiere al sujeto, es decir la autorreferencia de que eso oído le

concierne a ella y solo a ella. El insulto es claramente un ejemplo de esto, en el

caso de X todo lo que haga referencia a la gordura es tomado como tal.

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La particularidad de este caso, se debe a que la sujeto no busca a través de

la demanda de amor dejar en evidencia la falta en el Otro (como ocurre en la

neurosis), sino que lo que el objetivo es escapar al goce invasivo de este Otro

Materno. “El rechazo del objeto alimentario no entra en dialéctica de la deman-

da y respuesta sino que refleja una nítida ruptura del lazo social, del vínculo

con los otros, de la relación amorosa”. (Beatriz Tendlarz, 2007, pag. 28)

Si bien en X no habría una ruptura total del lazo social, pueden observarse

varios signos que hacen notorio la evitación a vincularse con los otros. Dice la

paciente: “El domingo pasado fue el cumpleaños de la sobrina de mi hermana.

No fui, ¿para que?, ¿para aguantar a mi mamá?. Me quedo tranquila en casa

escuchando música y tomando soda. ¿Aparte aguantar al tarado de mi so-

brino? ¿Para que!? Si no me llaman”

Este discurso es un fiel reflejo de la conducta de encierro tomada por X, acti-

tud que ella misma adopta al confinarse en su hogar. Sin embargo en una ma-

niobra delirante, adjudica esta reclusión a al deseo omnipotente de su madre.

Siendo ella la responsable de que la paciente se encuentre todo el día enclaus-

trada en su casa.

Para X la madre no representa al Otro del deseo, sino más bien a un Otro

persecutor e invasivo. Al respecto Recalcati (2005) postula:

“El canibalismo materno indica la tendencia a reducir al niño a objeto

real del propio goce. Porque el falo imaginario que el niño ocupa co-

mo lugar […] es aquel elemento que puede, imaginariamente, com-

pletar al Otro. De este modo el niño se transforma para el deseo ma-

terno, en el objeto que puede saturar su “falta-en-ser.”” (Pág. 80)

El único limite a esta madre estragante es el significante del Nombre del Pa-

dre ya que es el mismo quien desplaza al sujeto del lugar de objeto fálico,

orientando al deseo materno hacia la incógnita fálica. De esta forma la metáfo-

ra paterna introduce la función normativa que prohíbe a la madre tomar al niño

como objeto de goce y a la vez determina la barradura en el sujeto, es decir or-

dena la castración. Sin embargo en el caso de X, al tratarse de psicosis, este

significante primordial no se encuentra operando ya que esta forcluído de la es-

tructura. Es entonces donde el Ideal del cuerpo delgado funciona como una su-

plencia del Nombre del Padre, dándole así la estabilidad necesaria para poder

poner una barrera al goce irruptivo del Otro materno. De esta forma la anorexia

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es sostenida como la identidad propia del sujeto, ya que es en la nada, en el

vacío que la paciente logra encontrar ese objeto que puede separarla de la bo-

ca del cocodrilo materno. Ante una madre “obesa”, obsesionada por el alimen-

to, el recurso de X es volverse lo opuesto: un cuerpo delgado, “ser flaca” en tér-

minos de la paciente. De esta manera logra establecer mediante la anorexia un

dique a esta simbiosis con el Otro materno de la cual se siente presa.

Conclusión:

La anorexia en X se presenta como una suplencia a la forclusión del Nombre

del Padre. Al tratarse de una estructura psicótica, el ideal de cuerpo delgado

funciona como estabilizador del sujeto permitiéndole erigir una barrera al goce

del Otro Materno. De esta forma la paciente puede acotar en cierta medida los

efectos estragantes de su madre mediante una estrategia defensiva que impli-

ca volverse un palito espinoso, poco apetecible, para de esta forma no ser de-

vorada por el Otro.

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