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Informe del Comité Científico de la AESA sobre el impacto del consumo de tabaco en la alimentación y la nutrición Resumen El consumo de tabaco es la primera causa de enfermedad, discapacidad y muerte prematura evitable en la población española. Parte de sus efectos nocivos sobre la salud se producen a través de su inter- acción con la alimentación y procesos relacionados, lo que afecta negativamente el proceso de la nutrición. Se ha comprobado que reduce la percepción de sabores y olores, puede producir carencias nutritivas, incrementar las necesidades de nutrientes, alterar los efectos nutricionales esperables de diversos ali- mentos, potenciar la acción cancerígena de dietas inadecuadas o aumentar del riesgo de padecer enfer- medades crónicas, debido a la interacción con los mecanismos nutricionales o metabólico-nutricionales. Este documento resume las principales pruebas científicas existentes sobre el impacto del consu- mo habitual de tabaco en la alimentación y la nutrición y se fundamenta en una revisión general de la bibliografía científica, que fue analizada en la reunión del Comité Científico de la AESA celebrada el 8 de febrero de 2006. Palabras clave Tabaco, nutrición, alimentación, carencias nutritivas. Report of the Scientific Committee of the Spanish Food Safety Agency on the impact of Tobacco consumption on feeding and nutrition Abstract Tobacco consumption is the main cause of mortality, disability and avoidable premature death within the Spanish population. One of its harmful effects on health is interaction with feeding and related processes, which negatively affects nutrition. 31 Núm. Referencia: AESA-2006-002 Documento aprobado por el Comité Científico en sesión plenaria el 8 de febrero de 2006 Grupo de Trabajo Andreu Palou Oliver (coordinador), Arturo Anadón Navarro, Albert Bosch Navarro, Manuel Martín Esteban, Susana Monereo Megías, Fernando Rodríguez Artalejo, Gregorio Varela Moreiras Miembros del Comité Científico Andreu Palou Oliver, Juan José Badiola Díez,Arturo Anadón Navarro, Margarita Arboix Arzo, Albert Bosch Navarro, Juan Francisco Cacho Palomar, Francesc Centrich Es- carpenter, Mª Luisa García López, Manuela Juárez Iglesias, Manuel Martín Esteban, Susana Monereo Megías, Juan Antonio Ordóñez Pereda, Andrés Otero Carballeira, Fernando Rodríguez Artalejo, Elías Rodríguez Ferri, José Manuel Sánchez-Vizcaíno Rodríguez, Vicente Sanchís Almenar, Gregorio Varela Moreiras, Pablo Vera Vera, Gonzalo Zurera Cosano. Secretario Jesús Campos Amado

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Informe del Comité Científico de la AESA sobre el impactodel consumo de tabaco en la alimentación y la nutrición

ResumenEl consumo de tabaco es la primera causa de enfermedad, discapacidad y muerte prematura evitableen la población española. Parte de sus efectos nocivos sobre la salud se producen a través de su inter-acción con la alimentación y procesos relacionados, lo que afecta negativamente el proceso de la

nutrición.Se ha comprobado que reduce la percepción de sabores y olores, puede producir carencias nutritiva s,

incrementar las necesidades de nutrientes, alterar los efectos nutricionales esperables de diversos ali-

m e n t o s, potenciar la acción cancerígena de dietas inadecuadas o aumentar del riesgo de padecer enfer-medades crónicas, debido a la interacción con los mecanismos nutricionales o metabólico-nutricionales.

Este documento resume las principales pruebas científicas existentes sobre el impacto del consu-

mo habitual de tabaco en la alimentación y la nutrición y se fundamenta en una revisión general dela bibliografía científica, que fue analizada en la reunión del Comité Científico de la AESA celebradael 8 de febrero de 2006.

Palabras claveTabaco, nutrición, alimentación, carencias nutritivas.

Report of the Scientific Committee of the Spanish Food Safety Agencyon the impact of Tobacco consumption on feeding and nutrition

AbstractTobacco consumption is the main cause of mortality, disability and avoidable premature death within

the Spanish population. One of its harmful effects on health is interaction with feeding and relatedprocesses, which negatively affects nutrition.

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Núm. Referencia: AESA-2006-002Documento aprobado por el Comité Científico en sesión plenaria el 8 de febrero de 2006

Grupo de TrabajoAndreu Palou Oliver (coordinador),

Arturo Anadón Navarro,

Albert Bosch Navarro,Manuel Martín Esteban,

Susana Monereo Megías,

Fernando Rodríguez Artalejo,

Gregorio Varela Moreiras

Miembros del Comité CientíficoAndreu Palou Oliver, Juan José Badiola Díez, Arturo Anadón Navarro, Margarita Arboix

Arzo, Albert Bosch Navarro, Juan Francisco Cacho Palomar, Francesc Centrich Es-

carpenter, Mª Luisa García López, Manuela Juárez Iglesias, Manuel Martín Esteban,

Susana Monereo Megías, Juan Antonio Ordóñez Pereda, Andrés Otero Carballeira,Fernando Rodríguez Artalejo, Elías Rodríguez Ferri, José Manuel Sánchez-Vizcaíno

Rodríguez, Vicente Sanchís Almenar, Gregorio Varela Moreiras, Pablo Vera Vera,

Gonzalo Zurera Cosano.

SecretarioJesús Campos Amado

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It has been proven that tobacco consumption lessens the ability to taste and smell, can cause nutritio-

nal deficits, increase nutritional requirements, alter the nutritional effects expected from several foods,increase the probability that a poor diet will lead to the development of cancer or increase the risk of suf-fering from chronic illness, due to interaction with nutritional or nutritional-metabolic mechanisms.

This document summarize the main scientific evidences on the impact of regular tobacco consump-tion on feeding and nutrition and is based on a review of scientific literature, which was analysed bythe Scientific Committee of the Spanish Food Safety Agency in session of 8 February 2006.

Key wordsTobacco, nutrition, feeding, nutritional deficits.

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Términos en los que se plantea la cuestiónEl Presidente de la AESA propuso al Comité Científico que elaborase un informe sobre el Impacto delconsumo de tabaco en la alimentación y la nutrición, teniendo en cuenta la evidencia científica exis-tente en torno a las interrelaciones entre el hábito de fumar y los riesgos para la salud desde el ámbi-

to nutricional y de la alimentación.

Intoxicación por el tabacoEl consumo de tabaco puede provocar un cuadro de intoxicación aguda, aunque habitualmente sólose presenta en las personas que empiezan a fumar de forma intensa. Esta intoxicación aguda se debe,básicamente, a la nicotina y al monóxido de carbono. Sin embargo, lo que normalmente nos ocupa es

la intoxicación crónica; en este sentido, el consumo continuado de tabaco causa, fundamentalmentepor culpa de los componentes del humo, una serie de alteraciones en diversos órganos con la apari-ción de una patología característica. Evidentemente, la constitución del fumador, la edad en la que

empezó a fumar, su intensidad, el tiempo que lleva fumando, las características del tabaco, la formade fumar, etc., hacen variar la forma y manifestación de estas enfermedades.

Deficiencias Nutricionales relacionadas con el hábito de fumarEfectos de la exposición al humo del tabaco sobre los micronutrientesLos fumadores constituyen un grupo importante de población con una problemática nutricional con-

creta y que, consecuentemente, merece especial atención.

1. Hábitos alimentarios de los fumadoresHay evidencia científica suficiente para afirmar que la dieta de los fumadores suele ser menos ade-cuada que la de los no fumadores. La hipótesis, difícil de establecer de manera concluyente, es que elfumador al no preocuparse por su salud, también se preocupa en menor medida de su dieta (Ortega,

2000), (Dallongeville et al, 1998).El tabaco puede modificar las preferencias alimentarias, el sentido del gusto y en definitiva alterar

los hábitos alimentarios: la ingesta de energía, fibra y nutrientes. Además, hay una marcada relación

dosis/efecto: a mayor número de cigarrillos fumados al día, mayores son las alteraciones.Conocemos por muy diversos estudios que los no fumadores siguen una dieta con una mejor den-

sidad de nutrientes: consumen más frutas, verduras, hortalizas ricas en vitamina C y ‚ß-carotenos

(Palaniappan et al., 2001) toman más cereales (sobre todo integrales y de desayuno) y también lechey productos lácteos. En los fumadores, además, es mayor el consumo de café y alcohol. De hecho, seha comprobado una asociación estadísticamente significativa entre consumo de tabaco y la ingesta

excesiva de alcohol (Galan et al., 2005).No olvidemos, por tanto, que la existencia de estos hábitos podría perjudicar de manera doble el

estado nutritivo del individuo: cada uno de estos hábitos, por separado, tiene efectos negativos. En el

caso del alcohol, preocupan de manera especial los efectos directos del etanol sobre el estado de losdiferentes micronutrientes (B1, B6, ácido fólico, etc.).

En nuestro país hay datos epidemiológicos que demuestran que las personas con hábitos de vida menos

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s a l u d a b l e s, incluidos el tabaco y una alimentación poco equilibrada, usan con menor frecuencia los servi-

cios clínicos preventivos relacionados con la alimentación y así se detectan con menor frecuencia factoresde riesgo cardiovascular que podrían ser corregidos, como la hipertensión arterial y la dislipemia, los cua-les también están asociados al tabaco y a una alimentación inadecuada. (Galan et al., 2 0 0 6 ) .

Ingesta de energía y actividad físicaDe manera general, la población fumadora es más inactiva y sedentaria, con las repercusiones nutri-

cionales que ello conlleva, junto al propio hecho de fumar (Kvaavik et al., 2004).Respecto a los macronutrientes y fibra dietética, los fumadores presentan un mayor consumo de

grasa total, grasa animal, grasa saturada y colesterol. Por el contrario, tienen una menor ingesta de

aceites vegetales, grasa poliinsaturada, hidratos de carbono y fibra (Dallongeville et al., 1998).Es importante también que debido a la sinergia entre fumar y consumir más alcohol, se produce un

efecto no sólo sobre la ingesta, sino también sobre la absorción, síntesis y metabolismo de los ácidos

grasos séricos, modificaciones que van a ser mayores a medida que aumenta el número de cigarrillos.Así, uno de los índices que más se emplea a la hora de evaluar la calidad de la dieta, relación ácidosgrasos poliinsaturados/ ácidos grasos saturados, resulta afectado a nivel sérico.

3. MicronutrientesLos patrones diferentes ya comentados de consumo de alimentos hacen también que la ingesta de

vitaminas y minerales sea más baja.Incluso cuando se compara en condiciones de igualdad de ingesta, los niveles séricos de micronu-

trientes suelen ser inferiores a los de no fumadores. También resulta significativo el hecho de que en

la población fumadora es menos habitual el consumo de suplementos y alimentos enriquecidos. Demanera específica, se observan ingestas reducidas y niveles séricos inferiores para los llamadosnutrientes antioxidantes (Lykkesfeldt et al., 2000).

Los síndromes de deficiencia nutricional que comprometen vitaminas y micronutrientes en generalevolucionan a través de tres estadios: al principio, debido a que la mayoría de los micronutrientes sealmacenan en los tejidos, una reducción temporal en la ingesta se puede compensar mediante una

disminución de los depósitos corporales. El segundo estadio comprende alteraciones metabólicas sinsíntomas, mientras que sólo la depleción grave cursará al final con signos y síntomas clínicos claros.Por ello, en el tabaquismo ciertas deficiencias en micronutrientes muchas veces no se detectan hasta

que las deficiencias no se presentan combinadas con otros problemas de salud que suponen unamayor demanda de vitaminas u oligoelementos (Scrimshaw, 1990a) ( Scrimshaw, 1990b).

En relación con la vitamina E, se ha asociado la deficiencia con el aumento del riesgo cardiovascu-

lar en fumadores. Al ser la ingesta habitualmente baja, se ha sugerido la conveniencia de recomen-dar un aumento de la ingesta o de suplementos. Se estudia en este sentido proponer unas mayoresIngestas Recomendadas para población fumadora.

También se ha encontrado una marcada asociación inversa entre consumo de tabaco e ingesta yniveles séricos de vitamina C, independientemente de la edad, sexo, peso corporal, raza o consumode alcohol. El alcohol y el estrés también aumentan las necesidades de vitamina C.

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Diversas organizaciones indican la necesidad de incrementar la ingesta recomendada de vitamina

C en fumadores. Así, según el Food and Nutrition Board (EEUU y Canadá) la ingesta debería incremen-tarse de 60 mg/día a 100 mg/día. Esta cifra fue bastante discutida, ya que diversos autores han con-siderado que la cantidad óptima de ingesta de vitamina C para que el porcentaje de niveles séricos

sea similar al de los no fumadores, debería ser de 150-200 mg/día (NHANES II). En las más recientesrecomendaciones (EEUU/Canadá), se ha estimado una ingesta adicional de 35 mg/día sobre los 60-90 mg/día que se han marcado para población adulta dependiendo de la edad y sexo (Institutes of

Medicine, 2000). En Francia la cantidad recomendada se ha establecido en 120 mg/día.En cuanto a los carotenoides, sus concentraciones séricas son más bajas en la población fumado-

ra. Los fumadores tienen también niveles séricos más bajos de diversas vitaminas del grupo B (tiami-

na, riboflavina, vitamina B12 y ácido fólico) (Meer et al., 2006), así como de algunos minerales: cal-cio, hierro, yodo y magnesio.

Específicamente, los niveles de folatos en los fumadores son más bajos en suero, eritrocitos, muco-

sa bucal, etc. Se ha visto que si se triplica la ingesta respecto a las cantidades recomendadas, selogran normalizar los niveles de la vitamina.

4. Tabaco y nutrición en personas de edad avanzadaLas personas de edad avanzada constituyen el grupo con más elevado riesgo de padecer malnutriciónen los países occidentales, incluido España. Es en los mayores de 70 años y, muy especialmente en los

mayores de 80 años, donde se observan un mayor número de deficiencias en micronutrientes.Los resultados de los principales proyectos semilongitudinales y longitudinales realizados en pobla-

ción de edad avanzada en Europa (SENECA, Survey in Europe on Nutrition and the Elderly, a

Concerted Action, y el HALE, Healthy Aging, a Longitudinal Study) muestran de manera rotunda queel tabaquismo incrementa el riesgo de sufrir deficiencias nutricionales. En la población fumadora hayconcentraciones significativamente reducidas (p<0,01) en vitaminas como α-tocoferol y carotenos, y

marcadas reducciones igualmente para el piridoxal-5-fosfato, vitamina B12 y ácido fólico. Igualmenteinteresantes resultan los resultados encontrados para el factor de riesgo cardiovascular o de funcióncognitiva homocisteína, que se encuentra nutricionalmente regulado por el ácido fólico y las vitami-

nas B12 y B6: el hábito de fumar en las personas de edad se encuentra asociado a unas concentra-ciones significativamente mayores (p<0,05) en comparación con los no fumadores.

Los ex-fumadores recientes (menos de tres años), por su parte, presentan unas concentraciones de

homocisteína equiparables a las de las personas de edad con hábito de fumar (Beltrán et al., 2001)(Varela-Moreiras et al., 2003) (Varela-Moreiras, 2002).

5. Deficiencias funcionales relacionadas con el déficit de micronutrientesLa nutrición es un determinante de la respuesta inmune y la malnutrición es la causa más común deinmunodeficiencia. La desnutrición calórico-proteica esta asociada con una alteración significativa de

la inmunidad mediada por células, la función fagocitaria, el sistema de complemento, las concentra-ciones de IgA y la producción de citoquinas. La deficiencia de nutrientes únicos o aislados, a diferen-cia de la desnutrición calórico-proteica generalizada, también puede dar lugar a una alteración de la

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respuesta inmunitaria, incluso cuando la deficiencia es leve. El cinc, selenio, hierro, cobre, las vitami-

nas A, C, E, B6 y el ácido fólico tienen también una importante influencia sobre la respuesta inmune(Chandra et al., 1997).

Algunos componentes del humo del cigarrillo promueven la oxidación y proporcionan altos niveles de

estrés oxidativo. Los radicales libres se encuentran en el humo del cigarrillo pudiendo contener hasta 1015radicales libres por inhalación. Las necesidades de micronutrientes antioxidantes que se encuentran enlos alimentos (vitaminas C,A , E , s e l e n i o, c o b r e, c i n c , m a n g a n e s o, etc.) se ven incrementadas y su disponi-

bilidad se ve adversamente afectada en las personas fumadoras y en los fumadores pasivos (Stepanov eta l . , 2005) (Block, 1992) (Diplock, 1 9 9 1 ) . Está claro que fumar provoca un aumento de los radicales libres(nitrógeno reactivo y especies reactivas de oxígeno) y el fumar cigarrillos se ha asociado con aumentos

de la incidencia y la gravedad de varias enfermedades incluyendo la arteriosclerosis, el cáncer y la enfer-medad pulmonar obstructiva crónica. Los desequilibrios en micronutrientes pueden jugar un papel envarias de las condiciones patológicas atribuidas al fumar. Aunque no haya pruebas inequívocas de que el

estrés oxidativo sea un contribuyente importante a estas enfermedades o que una entrada aumentadade sustancias nutritivas antioxidantes es beneficiosa, la observación de que los fumadores tienen reduci-dos los niveles circulantes de algunas de estas sustancias nutritivas (Traber et al., 2000) sugiere que pue-

dan generar un funcionamiento no óptimo de los procesos en los que intervienen.El humo del tabaco contiene numerosos compuestos emitidos como gases y partículas condensa-

das, alquitranes, muchos de ellos con acción oxidante o pro-oxidante, capaces de producir radicales

libres y propiciar la peroxidación lipídica en las membranas biológicas (Preston, 1991). Las vitaminasE, C, el ‚ß-caroteno y el selenio están implicados en la defensa antioxidante celular contra los efectosdeletéreos de especies de oxígeno reactivas. Fumar disminuye los niveles plasmáticos de vitamina C

y de ‚ß-caroteno. El cadmio, presente en el tabaco, disminuye la biodisponibilidad de selenio y anta-goniza la acción del cinc, un cofactor esencial para la enzima antioxidante superóxido dismutasa. Lavitamina E, el principal antioxidante lipófilo, puede disminuir hasta niveles subóptimos en los tejidos

de las personas fumadoras. Además, diversos componentes del tabaco pueden reducir los niveles devarias vitaminas hidrosolubles. En general, el estado nutricional de los fumadores puede deteriorarsepor una alimentación inadecuada ya que habitualmente consumen menos frutas y verduras ricas en

vitamina C y carotenos (Preston, 1991) (Preston et al., 2003).

Vitamina CQuizás uno de los papeles más significativos de la vitamina C sea el de actuar como agente reductory antioxidante en una diversidad de procesos enzimáticos; de modo que, en el caso concreto del taba-quismo, la vitamina C tiende a contrarrestar el efecto nocivo de diversas sustancias contenidas en el

humo del tabaco (Hornig and Glatthaar, 1985) (Chatelain et al., 1993) (Bendich and Langseth, 1995)(Hemila and Herman, 1995).

Aunque se ha descrito que el aumento de los niveles de radicales libres en plasma producidos por

el humo del tabaco se puede limitar mediante una mayor ingesta de vitamina C (Valkonen and Kuusi,2000), los antioxidantes no pueden suprimir totalmente los efectos dañinos del humo del tabaco, porlo que la mejor manera de prevenir estos efectos es evitar la exposición al humo del tabaco.

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1. Fumadores y deficiencia de vitamina CLa deficiencia de vitamina C es un estado carencial relativamente raro hoy en día en nuestras socie-dades desarrolladas. No son tan infrecuentes los estados de deficiencias marginales o subclínicas enlos que queda reducida la capacidad antioxidante del organismo (Abajo y Madurga, 1993), situacio-

nes que habitualmente no se detectan. En relación con el tabaco, es posible que el estímulo suprarre-nal prolongado (debido a la nicotina ingerida por el fumador habitual) aumente la necesidad de vita-mina C, que es necesaria para la producción de catecolaminas. De este modo, la vitamina C en los

fumadores se agotaría más rápidamente si no se compensa con una mayor ingestión (Hoefel, 1983).De hecho, se ha señalado repetidamente a los fumadores entre los grupos de alto riesgo (fumadoresactivos y pasivos, alcohólicos, drogadictos, ancianos e indigentes) que pueden presentar deficiencia

de vitamina C (Block, 1992) (Handelman et al., 1996).Muchos estudios desde 1940 han documentado que la exposición activa y pasiva al humo del taba-

co reduce las concentraciones plasmáticas de vitamina C (Treble, 1993). Los niveles medios de vita-

mina C en plasma son de un 30 a un 40 por ciento más bajos en los fumadores comparados con losno fumadores, y la magnitud de la diferencia depende del mayor o menor consumo diario de cigarri-llos (Hoefel, 1983) encontrándose los valores medios más bajos en los ancianos (Schectman et al.,

1989).Las causas de la disminución de las concentraciones de vitamina C en fumadores no son atribui-

bles a una ingesta dietética pobre en esta vitamina, sino a alteraciones metabólicas.

Se ha indicado (Schectman et al., 1989) que el riesgo de hipovitaminosis (niveles en suero inferio-res a 0,2 mg/dl; 11,4 µmol/l) se ve incrementado en los fumadores, particularmente cuando no seacompaña por una suplementación.

2. Deficiencia de vitamina C en la gestaciónEn el embarazo, los hábitos tóxicos como el fumar y la ingestión de bebidas alcohólicas, incrementan

la producción de especies reactivas de oxígeno que pueden influir en la aparición y el desarrollo dehipertensión arterial y diabetes mellitus gestacional. Por otra parte, la situación nutricional de lamadre es decisiva en el estado vitamínico del recién nacido y las cantidades deficientes de vitaminas

E y C en suero pueden incidir en una respuesta insuficiente al estrés oxidativo que representa el partoy afectar la posterior recuperación del niño.

Las reservas de vitamina C disminuyen gradualmente durante el embarazo normal. Se produce una

disminución de la concentración relativa del 50 % de ascorbato en la preeclampsia en comparacióncon las concentraciones de embarazos normales. En contraste con el ascorbato existe un incrementode vitamina E durante la gestación normal, principalmente por el incremento de las lipoproteínas cir-

culantes, pero las concentraciones relativas de vitamina E no difieren, o se encuentran incrementa-das, en el desarrollo de la preeclampsia (Hubel, 1999).

Existe una correlación fuertemente significativa entre las concentraciones de la vitamina C en

fumadoras y no fumadoras embarazadas y sus cordones umbilicales respectivos. Los niveles del ácidoascórbico son perceptiblemente más bajos en los recién nacidos de madres fumadoras que en los demadres no fumadoras, y la hipovitaminosis se asocia muy probablemente con la alimentación defi-

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ciente en esta vitamina y con un mayor consumo metabólico entre las madres fumadoras embaraza-

das (de Oliveira et al, 2004).En el estudio de una población de 11.592 participantes (Guzikowski and Lembrych, 1988) se obser-

varon unos niveles perceptiblemente inferiores de vitamina C en el suero de la sangre de las fumado-

ras embarazadas en comparación con las no fumadoras embarazadas, así como una correlación inver-samente proporcional entre la concentración sérica de esta vitamina y el número de cigarrillos fuma-dos durante el día. Otros autores (Kawano, 1990) han llegado a parecidas conclusiones.

3. Deficiencias de vitamina C en la leche maternaLa leche de las madres no fumadoras contiene niveles perceptiblemente mayores de vitamina C que

la de las fumadoras (Ortega et al., 1998). Hay una correlación negativa estadísticamente significativaentre el número de cigarrillos fumados y la concentración de esta vitamina en la leche materna; demodo que puede derivarse que la concentración más baja de antioxidantes en la leche materna de

fumadoras puede agravar los problemas de peroxidación en los niños recién nacidos (Ortega et al.,1998). Conclusiones similares fueron publicadas por otros autores (Hoefel, 1983), con detalles sobrelos efectos de la nicotina, el monóxido de carbono, los aldehídos, el cadmio, los hidrocarburos aromá-

ticos y otros componentes del humo del cigarrillo en el metabolismo de la vitamina C.En general, desde hace tiempo se considera que dejar de fumar mejoraría los niveles de diversos

metales pesados y otros contaminantes en la leche materna (Dagnelie et al., 1992) (Gundacker et al.,

2002).

4. Vitamina C en fumadores activos y pasivosDiversos estudios muestran que la exposición al humo del tabaco (fumador pasivo) puede reducir lasconcentraciones de ascorbato, incluso cuando la cantidad de exposición al humo es muy baja (Prestonet al., 2003) (Kawano, 1990).

En general, la exposición al humo del tabaco se determina de modo bastante preciso analizandola concentración de un biomarcador en la orina, la cotinina. Las concentraciones de ascorbato en elplasma eran más bajas, aproximadamente 3,2 µmol/l de promedio, en niños expuestos que en los

niños no expuestos que consumieron cantidades equivalentes de vitamina C.Con objeto de clarificar los efectos sobre los niveles de vitamina C en plasma y el estado de pero-

xidación lipídica en fumadores activos y pasivos, se examinaron los niveles de ácido ascórbico y su

estado redox y los niveles de lípidos peroxidados, en fumadores y en no fumadores expuestos regu-larmente al humo ambiental del tabaco (Ayaori et al., 2000). Se observó que los niveles plasmáticosde la forma reducida de la vitamina C eran perceptiblemente más bajos en fumadores activos que en

los no fumadores. Los niveles de triglicéridos plasmáticos eran más altos en el grupo de fumadoresactivos que en el grupo de no fumadores. Asimismo, los niveles del tiocianato en el plasma eran per-ceptiblemente más altos en los fumadores y también en los no fumadores expuestos al humo ambien-

tal del tabaco comparados con los no expuestos (Ayaori et al., 2000).

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4.1 Efectos sobre los niveles de vitamina C en el jugo gástrico

La baja concentración de vitamina C en el jugo gástrico, junto con la presencia de Helicobacter pylo -ri, desempeña probablemente un papel en la carcinogénesis gástrica. La vitamina C puede neutrali-zar diversos factores patógenos conectados con la infección por Helicobacter, incluyendo la destruc-

ción de radicales libres que dañan tejidos y DNA celular, así como la inhibición de la formación decompuestos N-nitrosos, que tienen actividad carcinógena. Uno de los estudios realizados (Jarosz etal., 2001) tuvo por objetivo determinar si fumar tenía algún efecto en la concentración de vitamina C

en el jugo gástrico en pacientes sanos e infectados por Helicobacter pylori (HP). Se estudiaron 4 gru-pos (controles no fumadores HP-negativos; fumadores HP-negativos; no fumadores HP-positivos yfumadores HP-positivos), observándose que la concentración de la vitamina C en jugo gástrico es per-

ceptiblemente más baja en fumadores que en no fumadores, tanto en presencia como en ausencia deinfección por Helicobacter, pudiendo constituir un mecanismo mediante el cual fumar contribuye a laproducción de lesiones gástricas, al retraso en su curación y al aumento en el índice de repetición de

úlceras pépticas (Jarosz et al., 2001).

4.2 Interferencia en el papel de la vitamina C en el desarrollo tumoral

La vitamina C puede inhibir tumores inducidos experimentalmente por la dietilnitrosamina y la expo-sición al humo del tabaco (Harada et al., 1985). En este estudio, el tratamiento con dietilnitrosaminay la exposición al humo del cigarrillo indujo varios tipos de tumores en la zona respiratoria, causan-

do tumores en la cavidad nasal, la laringe y la tráquea.Un suplemento de vitamina C suministrado a los animales de experimentación a los que se indu-

jeron tumores hizo que remitieran los tumores de cavidad nasal aunque no los de laringe y traquea.

4.3 Vitamina C y asmaLa vitamina C es la sustancia antioxidante principal presente en el líquido de la superficie de las vías

aéreas del pulmón, donde podría ser importante en la protección frente a oxidantes endógenos y exó-genos. Los óxidos del nitrógeno son ejemplos de oxidantes que podrían presentarse en las fuentesendógenas y ambientales, para los cuales la vitamina C puede ofrecer protección y que pueden ser

importantes en la causalidad y la propagación del asma.Se ha explorado la posible influencia de antioxidantes, especialmente vitamina C, en correlación con

el asma, sugiriéndose que un deficiencia de esta vitamina en la dieta es un factor de riesgo para el asma

( H a t c h , 1 9 9 5 ) . Los estudios epidemiológicos demuestran asociaciones entre la exposición a oxidantes einfecciones respiratorias y asma en niños de fumadores. Los síntomas del asma en adultos aparecen alaumentar la exposición a los oxidantes ambientales y diminuyen mediante la ingesta de vitamina C.

4.4 Efectos sobre la vitamina C en otros tejidos y sistemasSon numerosos los estudios de los efectos de los micronutrientes sobre los efectos del humo del ciga-

rrillo o de componentes del mismo sobre diversos sistemas tisulares y celulares y sus sistemas de reac-ción y defensa (Bouhours-Nouet et al., 2005) (Foronjy et al., 2005) (Husgafvel-Pursiainen, 2004)(Cigremis et al., 2004) (Palozza et al., 2004).

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4.5. Vitamina C y función endotelial

Se encuentra documentada la hipótesis de que la terapia antioxidante mejoraría la función endote-lial en fumadores; por otra parte también se ha descrito un efecto beneficioso de la vitamina C oralo parenteral a corto plazo en la fisiología endotelial en los casos que se presenta disfunción arterial

temprana (Raitakari, O.T. et al, 2000).

Vitamina A y β-carotenoLa vitamina A o retinol es un alcohol poliénico isoprenoide (C20H29OH) del que derivan los esteresde retinol (forma en la que se deposita) y, por oxidación se forman el retinal (11-cis-retinal) y el ácidoretinoico, probablemente la forma activa más importante de la vitamina A.

La vitamina A puede ejercer una acción antioxidante, ya que es capaz de eliminar radicales libresy proteger de la acción mutágena al ADN, contribuyendo así a frenar el envejecimiento celular.Participa en la protección y mantenimiento de los tejidos epiteliales como la piel y las mucosas a tra-

vés del ácido retinoico. También es imprescindible para la regeneración de la rodopsina que se obtie-ne por combinación del 11-cis-retinal y la opsina, y participa así en la función visual; participa asimis-mo en la regulación del balance energético (Bonet et al., 2003) y, en general, el ácido retinoico tiene

un papel importante en la regulación de numerosos procesos relacionados con la proliferación y dife-renciación celular.

La vitamina A está presente sólo en los productos animales (Ej: hígado, huevos, productos lácteos).

Así, en países donde el consumo de estos productos de origen animal es relativamente bajo, son loscarotenoides (particularmente el ‚-caroteno) los que tienen que proporcionar la ingesta de vitaminaA (el 80% o más en Asia y África). Incluso en países desarrollados los carotenoides contribuyen como

fuente de la vitamina A en más del 40% (Woutersen et al., 1999).En los modelos animales, la administración del benzo(a)pireno, un componente presente en el

humo del tabaco indujo el agotamiento de la vitamina A. En general, puede concluirse que el taba-

quismo tiene un impacto negativo sobre las concentraciones de retinol (vitamina A),α-tocoferol, sele-nio y cinc, y disminuye las defensas de los pacientes examinados (cultivos de garganta de estrepto-coco ‚-hemolítico) (Bashar and Mitra, 2004).

Algunos carotenoides, tales como β-caroteno, sirven como fuente de vitamina A, que es la funciónprincipal de los carotenoides en seres humanos. En general, los carotenoides son compuestos deriva-dos del isopreno que no se sintetizan en animales, pero que son biosintetizados por las plantas y los

microorganismos. En la naturaleza se han identificado hasta ahora cerca de 700. Aproximadamenteel 10% de ellos se pueden encontrar en la dieta humana, y cerca de 20 de estos compuestos se hanencontrado en el plasma y tejidos de los mamíferos (SCF, 2000). Los carotenoides predominantes

encontrados en el plasma son el β- caroteno, el licopeno, la luteína, la criptoxantina y el α-caroteno,constituyendo el 90% de los carotenoides de la dieta humana (Rock, 1997).

Las funciones naturales mejor caracterizadas de carotenoides son las de servir de protección de las

células contra la foto-sensibilización de la piel. Proporcionan además la coloración y los signos deidentificación para muchas especies de animales. Además, los carotenoides tienen un papel en diver-sas otras funciones importantes como las acciones antioxidantes y anticarcinogénicas y para neutra-

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lizar los radicales libres. Un gran número de estudios epidemiológicos en poblaciones humanas y

numerosos estudios en animales desarrollados durante el último tercio del pasado siglo (véanse refe-rencias en (Keijer et al., 2005) (SCF, 2000)) indicaban que el β-caroteno puede prevenir el cáncer,enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades en seres humanos. No obstante, los ensayos de

intervención a gran escala en humanos desarrollados en la década pasada han demostrado que enlos fumadores los suplementos de β-caroteno aumentan la incidencia y mortalidad por cáncer de pul-món. Estos estudios mostraron que, en lugar de un efecto protector, la ingesta de β-caroteno produ-

jo una mayor incidencia de infarto de miocardio y una mayor morbilidad/mortalidad debido a cáncerde pulmón en los fumadores.

Estos estudios son el ATBC sobre 29.133 hombres fumadores en Finlandia (ATBC, 1994) que reci-

bían 20 mg/día de β-caroteno y el estudio CARET en EEUU sobre 18.314 participantes, que recibían30 mg de β-caroteno y 25.000 IU de vitamina A (Omenn et al., 1996a) (Omenn et al., 1996b).Posteriormente, se han realizado estudios experimentales en modelos animales apropiados como los

hurones (Keijer et al., 2005) (Wang et al., 1999), en sistemas celulares (Paolini et al., 1999) (Peroccoet al., 1999) o incluso en ratas a muy altas concentraciones (Paolini et al., 1999) que ofrecen explica-ciones sobre los efectos nocivos observados en humanos.

Los resultados de los estudios de intervención en humanos y los estudios en animales y sistemas expe-rimentales han sido apoyados por la investigación realizada en una cohorte de mujeres francesas (To u v i e rM et al.). Se investigó la interacción potencial entre el consumo de caroteno y el hábito de fumar en rela-

ción con el riesgo de contraer cánceres tabacorelacionados en mujeres. Se demostró que en fumadoras lossuplementos de caroteno tenían un efecto deletéreo en el riesgo de padecer cáncer de pulmón y puedentener un efecto deletéreo también en el caso de cánceres digestivos. El consumo de β-caroteno fue inver-

samente proporcional al riesgo de desarrollar cánceres relacionados con el consumo de tabaco entre losno fumadores, con una relación dosis-dependiente estadísticamente significativa mientras que, por el con-t r a r i o, el consumo de β-caroteno fue asociado directamente al riesgo de contraer cáncer en los fumadores.

Vitamina EDiversos estudios han mostrado que fumar de modo habitual altera los requerimientos de vitamina E

(Bruno and Traber, 2005). Se ha descrito (Bashar and Mitra, 2004) que la vitamina E (y otros microe-lementos, como hierro y cinc) se encuentran en cantidades deficientes entre los fumadores sanoscomparados con los no fumadores. Se trata de un efecto que depende de la dosis; los fumadores que

fuman 16 o más cigarrillos por día tienen concentraciones séricas perceptiblemente más bajas de reti-nol comparados con los controles.

En este estudio, la disminución del porcentaje del α-tocoferol fue el evento más llamativo de todos

los analizados. Las concentraciones del cinc solo disminuyeron en los fumadores que fumaban másde 30 cigarrillos comparados con controles. Las concentraciones del cobre aumentaron en los fuma-dores frente a los controles y el selenio disminuyó frente al control.

Una parte perceptiblemente más elevada de fumadores comparados con controles tenía crecimien-to bacteriano en sus cultivos de garganta, sobre todo en los relativos a estreptococo β-hemolítico(Bashar and Mitra, 2004).

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El modo básico de actuación de la vitamina E en los tejidos es la prevención de la oxidación de los

ácidos grasos poliinsaturados (y otros lípidos), capturando los radicales libres y donando hidrógenos,protegiendo así la integridad de los lípidos y fosfolípidos de las membranas. La vitamina E interactúacon otros nutrientes relacionados con los procesos oxidativos.

Sin embargo, nuestro conocimiento del papel de la vitamina E en nutrición humana se ha amplia-do considerablemente en las últimas dos décadas (Schneider, 2005). Considerada como el antioxidan-te lípido-soluble más potente (y por su papel esencial en la reproducción en mamíferos) actualmente

se consideran muchas otras facetas, dependiendo del contexto fisiológico. Puede actuar como unamolécula señal, como regulador de la expresión génica y, posiblemente, en la prevención de ciertoscánceres y de la arteriosclerosis, cada uno de los vitámeros pudiendo tener funciones específicas

(Schneider, 2005).Parece confirmado que la biodisponibilidad de vitamina E es considerablemente menor en los fuma-

dores (Lodge, 2 0 0 5 ) , por lo que en ellos pueden verse afectados algunos de los procesos descritos.

Vitaminas BEl monóxido de carbono producido en la combustión del tabaco puede ser responsable de la reduc-

ción de los niveles de vitamina B12. La vitamina B12 está implicada en el proceso de la desintoxica-ción del cianuro (uno de los componentes del humo del cigarrillo). Asimismo la nicotina afecta a laactividad secretora del páncreas que interfiere así con la absorción de la vitamina B12. A su vez,

teniendo en cuenta la conexión existente entre el metabolismo de la vitamina B12 y el del cianuro, yque fumar se asocia a la producción de cianuro, cabe esperar que este hábito pueda perturbar elmetabolismo de la vitamina B12.

Ello ya se confirmó al analizar los contenidos de vitaminas, así como de tiocianato, en la orina defumadores y no fumadores, sugiriéndose que el alto contenido de cianuro en el plasma de los fuma-dores produce una destrucción significativa de vitaminas del complejo B (Linnell et al., 1968). Más

recientemente, se ha insistido en destacar que los niveles de vitaminas C, A , B12 y folatos están dis-minuidos en los fumadores (Dautzenberg, 2005). En general, cabe considerar el papel relevante delácido fólico, la vitamina B12 y la homocisteina en el metabolismo de los grupos monocarbonados y

la implicación de las alteraciones de los procesos de metilación en el desarrollo de cáncer, particular-mente de próstata (Hultdin et al., 2005).

SelenioVarios estudios realizados demuestran que el cadmio, presente en el tabaco, disminuye la biodisponi-bilidad de selenio. En concreto (Bashar and Mitra, 2004) demostraron que las concentración de sele-

nio en los fumadores son mas bajas que las de los no fumadores.Probablemente la principal función del selenio (Se) es su acción antioxidante (Ryan-Harshman and

Aldoori, 2005) entre los numerosos procesos en los que interviene (Beckett and Arthur, 2005). (Ryan-

Harshman and Aldoori, 2005).La deficiencia de selenio puede estar también relacionada con la muerte súbita infantil, puede pro-

ducir distrofia muscular, diátesis exudativa, atrofia pancreática, necrosis del hígado e infertilidad.

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CincAlteraciones en la distribución de Zn, Cu, Cd y Pb se han descrito en el líquido amniótico, relaciona-das con el hábito de fumar (Milnerowicz et al., 2000). En un estudio reciente se han descrito nivelesmás elevados de cinc en el suero de fumadores comparados con los no fumadores (Lopes et al., 2004).

Información adicional sobre nutrición-tabaquismo en diferentes condicio-nes y patologías1. Menor peso al nacer y otras patologías en niños y adolescentes.Existen diversos estudios de los efectos de la exposición pasiva al humo del tabaco en el hogar sobrela salud de adolescentes, señalándose que esta exposición es responsable de una mayor prevalencia

de enfermedades respiratorias, de un menor peso al nacer y de dificultades en el aprendizaje en losniños expuestos (Richards et al., 1996).

En una reciente revisión se ha evaluado el papel causal de la exposición al humo de tabaco ambien-

tal sobre los trastornos respiratorios en la niñez, en particular como causa de asma (Carlsen andLodrup Carlsen, 2005). La conclusión es que el humo de tabaco y la exposición al humo de tabacoambiental durante el embarazo tienen un efecto sobre la función pulmonar en recién nacidos. La

exposición al humo ambiental después del nacimiento también tiene un efecto sobre la función pul-monar. En esta publicación se analizan centenares de publicaciones producidas entre 1997 y 1999acerca de la relación entre la exposición al humo de tabaco ambiental y la salud respiratoria en niños

y se recogen suficientes pruebas de una relación causal entre exposición al humo de tabaco ambien-tal y síntomas asmáticos por un lado y entre exposición al humo de tabaco ambiental y reducción defunción pulmonar de otra parte (Carlsen and Lodrup Carlsen, 2005).

2. CataratasLos efectos protectores de la vitamina C, de la vitamina E y del selenio contra el estrés oxidativo aso-

ciado a la exposición al humo del tabaco sobre el cristalino del ojo de la rata han sido también estu-diados (Li et al., 2003) (Uz et al. 2003) (Dilsiz et al., 1999). Los resultados muestran que las concen-traciones de calcio, sodio, hierro y cinc son anormalmente altas, mientras que los niveles de potasio

y magnesio disminuyen en los cristalinos de las ratas expuestas al humo del tabaco en relación conlos cristalinos de las ratas control. No se observaron diferencias significativas entre las ratas expues-tas al humo alimentadas con vitamina C y las ratas control. Los datos sostienen la hipótesis de que

el tabaquismo aumenta el riesgo de formación de cataratas (Harding, 1995).

3. OsteoporosisSe ha demostrado que la ingestión de vitaminas antioxidantes puede modificar el riesgo creciente defracturas de cadera observado en fumadores (Melhus et al., 1999). En este estudio, la probabilidadpara la fractura de la cadera entre fumadores se estimó que era tres veces mayor si la ingesta de vita-

mina C o E eran bajas. En contraste, los fumadores con un alto consumo de vitamina C o E, teníansolo un riesgo aumentado en un 40% o un 10%, respectivamente, en relación con los no fumadores(Melhus et al., 1999). Los resultados permiten atribuir al hábito de fumar unos efectos nocivos sobre

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el esqueleto y sugieren que una ingestión escasa de vitaminas C y E puede aumentar substancialmen-

te el riesgo de la fractura de la cadera en fumadores (Melhus et al., 1999). Los estudios más recien-tes confirman ampliamente la relación entre el hábito de fumar y la osteoporosis (Kapoor and Jones,2005) (Templeton, 2005) (Yoshimura and Oka, 2005) (Yoshimura, 2005) (Joseph et al., 2005)

(Fujiwara, 2005) (Kanis et al., 2005). Sin embargo, los mecanismos responsables no se conocen bien,teniendo en cuenta la etiología multifactorial de la osteoporosis y que el fumar afecta a múltiples fun-ciones, tales como las de la pituitaria, tiroides, adrenales, testículos y ovarios y, en particular, el meta-

bolismo del calcio y la acción de la insulina (Kapoor and Jones, 2005).Un metaanálisis de 86 estudios independientes ha llegado a la conclusión de que el fumar incre-

menta el riesgo de desarrollar una fractura vertebral en un 13% en mujeres y en un 32% en hombres,

y que el riesgo de rotura de cadera se incrementa en un 31% en mujeres y en un 40% en hombres(Ward and Klesges, 2001).

4. Cáncer bucal y de esófagoLa evidencia de que existe una relación directa entre el tabaquismo y los cánceres de boca y esófagoes clara (Warnakulasuriya et al., 2005). El riesgo de la exposición ambiental es particularmente mayor

en los ex-fumadores, estando el consumo de vitamina C asociado a un riesgo perceptiblemente redu-cido (Barone et al., 1992).

5. AmbliopíaEl contenido de vitamina B12 del humor acuoso del ojo fue determinado en muestras a partir de 16pacientes sometidos a extracción de la catarata, para verificar si valores anormalmente bajos de la

vitamina B12 en el humor acuoso se podrían encontrar en los pacientes que sufrían de ambliopía deltabaco. En favor de esta hipótesis, las concentraciones de vitamina B12 eran alrededor de un 50%menores en los fumadores que en los no fumadores. Estas observaciones han sido relevantes en la

aclaración de la patogénesis de la ambliopía del tabaco (Phillips et al., 1968). Anteriormente ya seindicaba que la ambliopía del tabaco era debido a la toxicidad del cianuro y que, sobre esta base,debía ser tratada con la vitamina B12 (Q&A-British Medical Journal, 1966).

6. Neuritis ópticaEl uso de vitamina B6 se ha presentado en el tratamiento de la neuritis óptica originada por el con-

sumo de tabaco y/o alcohol y de la originada por causas hereditarias (enfermedad de Leber). Sinembargo, se ha observado que el tratamiento era eficaz sólo en el primer caso pero no en la enfer-medad de Leber. El tratamiento consistió en el suministro de 500 mg de vitamina B6 por varias rutas,

dando como resultado un aumento definido de la agudeza visual (Celice et al., 1958).

7. EmbarazoLos componentes dañinos del humo del tabaco afectan la respiración y otras numerosas funciones yprocesos en el organismo materno y también en el fetal. Las concentraciones de tiocianato son másbajas en la sangre del cordón umbilical de los niños de madres fumadoras. Los niveles de vitamina

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B12 también se reducen. Hay evidencia de que dejar de fumar durante los primeros dos meses del

embarazo disminuye los peligros para el feto (British Medical Journal, 1976).El efecto de la disminución del contenido de glucógeno producido por la nicotina se puede relacio-

nar con la incidencia de los desórdenes del pulmón observados con frecuencia en los casos de muer-

te perinatal. La preeclampsia es también más severa en las madres que fuman. Las sustancias tóxicasdel humo del cigarrillo pueden causar deficiencias alimenticias sutiles en el feto, disminuyendo la dis-ponibilidad de oxígeno maternal, el ácido ascórbico, la cisteína, y los niveles de vitamina B12. El ben-

zopireno y otros agentes carcinógenos del humo del cigarrillo pueden traspasar la barrera placenta-ria, constituyendo una amenaza para el niño, de desarrollo de cáncer a largo plazo. Un retraso gene-ral del crecimiento y una alta incidencia de muerte neonatal repentina están entre los principales peli-

gros para los niños de madres que fuman ( Wood, 1973).Aparte, hay evidencias de que los lactantes pueden incorporar sustancias activas que forman parte

del humo del tabaco a partir de la leche de las madres.

8. OlfatoSe ha publicado un estudio (Junker et al., 2001) en el que se determinan los estándares de calidad del

aire requeridos para proteger a los no fumadores contra los efectos adversos para la salud causadospor el impacto del humo ambiental del tabaco en el sistema sensorial humano. El estudio utilizó unexperimento olfativo para determinar los umbrales de la detección del olor y un experimento para

investigar la percepción sensorial a concentraciones muy bajas de humo del tabaco. Se detectaronumbrales de efectos de irritación nasal y de los ojos a concentraciones de humo ambiental muchomás bajas que las determinadas anteriormente, sugiriendo la necesidad de establecer medidas urgen-

tes para la protección de los no fumadores (Junker et al., 2001).Otros estudios han demostrado que los niños expuestos al humo del tabaco tenían dificultades

para la identificación de olores en comparación con los no expuestos (Nageris et al., 2001).

Por otro lado, un panel sensorial de siete adultos evaluó el olor de las muestras de leche materna des-pués de haber fumado y tomando las medidas necesarias para evitar la contaminación de la leche conobjeto de determinar si podrían detectar una diferencia en el olor en función de la condición de fuma-

dora o de no fumadora (Mennella and Beauchamp, 1 9 9 8 a ) . Paralelamente se determinó el contenido ennicotina de las muestras de la leche. Los resultados fueron concluyentes. Los miembros del panel pudie-ron identificar las diferentes muestras recogidas de las mujeres fumadoras a los 30 minutos y la hora

después de fumar, como poseedoras de "olores más fuertes" u "olor como a cigarrillos", d i s t i n g u i é n d o-las de las muestras control (p<0.001). Estos datos confirman claramente informes anteriores (Pe r l m a net al., 1942) indicativos de que la leche materna puede ser una fuente de la exposición a nicotina y

demuestran que los cambios en el olor de la leche son paralelos a las concentraciones de la nicotina.Estos resultados también contribuyen a aclarar que las experiencias tempranas de contacto con el

sabor del tabaco en la leche materna (y quizás incluso en el líquido amniótico) pueden tener influen-

cia en la predisposición de los niños expuestos a encontrar agradables estos sabores más adelante ensu vida adulta (Mennella and Beauchamp, 1998a) (Mennella and Beauchamp, 1998b) (Mennella andBeauchamp, 2005) (Forestell and Mennella, 2005). El conocimiento de que la leche de las madres que

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fuman es una fuente adicional de exposición para los lactantes es una razón adicional para el esta-

blecimiento de recomendaciones y medidas de control (Mennella and Beauchamp, 1998a).

9. GustoEl humo del cigarrillo afecta al sentido gustativo. Se ha llegado a la conclusión de que el humo deltabaco tiene cierta influencia sobre el gusto amargo. En un estudio en el que se investigó el umbralde detección y de identificación en treinta fumadores, para el ácido cítrico, la quinina, el cloruro de

sodio y la sacarosa, la conclusión fue que los fumadores sufren un aumento en el umbral de identifi-cación de la quinina y de la detección e identificación del cloruro de sodio (Raffaelli et al., 1989).Según otros autores (Redington, 1982) los fumadores reaccionan al gusto dulce (glucosa) de forma

diferente a como lo hacen los no fumadores.Para definir los factores que pueden afectar la función gustativa, se efectuó un estudio en una

muestra de 42 personas sanas, sin ningún desorden evidente del gusto, evaluando dicho sentido

mediante electro-gustometría y químio-gustometría. Se observaron diferencias gustativas tanto entrebebedores y no bebedores como entre fumadores y no fumadores (Lelievre et al., 1989).

10. Distribución alterada del tejido adiposo corporalEl hábito de fumar a menudo se ha asociado con un índice de masa corporal más bajo, pero hay cier-tos datos contradictorios en relación al posible efecto beneficioso de esta condición en los fumado-

res. Por ejemplo, se ha descrito que el efecto del tabaco puede ser causa de una menor deposición degrasa abdominal en personas jóvenes y de mediana edad pero no en edades avanzadas (Visser et al.,1999). El efecto sobre el sistema endocrino (glándulas secretoras de hormonas) causa a menudo una

distribución alterada de la grasa corporal; los grandes fumadores presentan depósitos de grasa alre-dedor de la cintura (abdominal) antes que en las caderas mostrando un cociente perímetrocintura/cadera más alto. El patrón de distribución del tejido adiposo en mujeres fumadoras tiende a

asemejarse al masculino (abdominal frente a pélvico) lo que se considera que es consecuencia delefecto antiestrogénico de la nicotina. Además de la asociación de la obesidad abdominal con unmayor riesgo de problemas cardiovasculares y metabólicos, tanto en hombres como en mujeres con

este patrón de distribución adiposa, la neutralización de la protección estrogénica durante el periodopremenstrual en la mujer podría aumentar la incidencia de enfermedades cardiovasculares y de cier-tos síntomas derivados de la osteoporosis.

En otro estudio, el hábito de fumar se asoció a una menor adiposidad abdominal en varones mayo-res de 24 años pero no en sujetos más jóvenes (Akbartabartoori et al., 2005).

En un estudio de cohortes realizado en Grecia se ha correlacionando el efecto del tabaquismo, el

índice de la masa corporal y el cociente de la medida cintura/cadera. Se constató que los fumadorescon una media alta de cigarrillos fumados por día tenían, globalmente, un índice de masa corporalmás bajo que los no fumadores (Bamia et al., 2004).

Por otro lado, no puede descartarse que el incremento del riesgo de enfermedades cardiovascula-res en mujeres postmenopaúsicas pueda deberse en parte a cambios en la distribución de la grasacorporal (Samaras et al., 1998).

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11. Abandono del hábito de fumarDada la importancia del tabaquismo como factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares yel papel fisiopatológico desempeñado por el estrés oxidativo en estas enfermedades, el abandono deltabaco representa una estrategia preventiva irreemplazable (Polidori et al., 2003).

Cabe reseñar un estudio que ha evaluado los efectos del abandono del tabaco sobre las concen-traciones plasmáticas de antioxidantes, de tal manera que sus concentraciones fueron más altas unavez abandonado el hábito de fumar. Las diferencias alcanzaron la significación estadística para la vita-

mina C, el ·-tocoferol, el Á-tocoferol, la vitamina A, la luteína, la 23 zeaxantina, el licopeno y el ‚-caro-teno. Los niveles de Malonaldialdéhido (MDA) eran más altos mientras se fumaba. Bajo la exposiciónal 2.2’azo-bis (2 amidino propano) (AAPH), la disminución de ascorbato en plasma y la producción de

MDA ocurrieron a una velocidad perceptiblemente más rápida antes que después del abandono deltabaco. Puede concluirse que el abandono del tabaquismo va seguido por un aumento marcado delas concentraciones circulantes de antioxidantes y mejora substancialmente la resistencia del plasma

frente a la peroxidación (Polidori et al., 2003).Aunque con el abandono del hábito de fumar se asocian multitud de factores, la preocupación por

el control del peso corporal es, probablemente, uno de los más frecuentes, especialmente entre las

adolescentes. Son numerosas las investigaciones que indican que bastantes adolescentes se inicianen el hábito de fumar para disminuir su peso corporal, usando el tabaco como supresor del apetito.

Una cita clásica es que aproximadamente el 20% de los que dejan de fumar no gana peso (Surgeon

General of the USA 1990). Sin embargo hay bastante variabilidad en los resultados y, por ejemplo, unestudio español reciente muestra que entre fumadores incorporados a un programa de abandono delhábito del tabaco en un centro de salud urbano, el 50% no aumentó su peso al año de abandonar el

tabaco (Torrecilla Garcia M et al, 2000).La variabilidad de los resultados puede explicarse por las características de los exfumadores.Se sabe, que la proporción de los que no aumentan su peso es mayor (y la magnitud del aumento

de peso es menor) en los fumadores que dejan el tabaco y son de mayor edad, mayor nivel socioeco-nómico y consumían menor número de cigarrillos (Filozof C.et AL, 2004).

De los ex-fumadores que incrementan su peso corporal en la fase de deshabituación tabáquica el

90% sufren un incremento medio de peso de 3 a 5 kg. (Entre un 4,3 y un 7,1 por ciento para una per-sona de 70 kg.). Como causas que puedan explicarlo se ha propuesto una disminución en el catabo-lismo de las grasas, ya que la nicotina activa dicho catabolismo.

Otra de las posibles causas esgrimidas es el aumento del apetito, ya que faltaría el efecto anorexí-geno de la nicotina sobre el sistema nervioso central, con un déficit de serotonina, que conduciría aun ansia excesiva por los hidratos de carbono. Además, el abandono del tabaco se acompaña de una

mejoría progresiva del gusto y el olfato, lo que hace que se incremente el gusto por la comida.Asimismo este incremento de peso se ha intentado explicar en base a que la falta del cigarrillo seintenta compensar con una mayor actividad oral (Barrueco et al., 1995).

El abandono del hábito de fumar en relación con los cambios en gasto energético, actividad físicay consumo de energía han sido examinados en una muestra biétnica de hombres y de mujeres (Vander Weg et al., 2001). Las conclusiones del estudio se concretaron en que el peso aumentó un prome-

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dio de 1,05 kilogramos en las dos semanas siguientes al abandono del hábito de fumar y el consumo

diario de energía aumentó en un 16%. Se observaron aumentos significativos en la ingesta de carbo-hidratos complejos, grasa, proteína, y sacarosa. No se observó ningún cambio en la actividad física.Los cambios en el balance energético no se diferenciaron por género o pertenencia étnica. En conse-

cuencia, cabe pensar que los esfuerzos para evitar aumento del peso tras el abandono del tabacodeberían centrarse en el control de la ingestión alimentaria y no se nos pueden escapar las dificulta-des en la aplicación práctica de este supuesto.

Recientemente se ha confirmado un aumento de peso corporal en los ex-fumadores pero no entodas las edades; al considerar mujeres entre los 16 y 24 años se observó que, una vez eliminadas lasvariables que podrían introducir sesgo (estado socioeconómico, práctica de ejercicio o ingesta de alco-

hol), las mujeres fumadoras eran más propensas que las no fumadoras a desarrollar adiposidad abdo-minal (Akbartabartoori et al., 2005).

Sea como fuere, la realidad es que desconocemos los mecanismos responsables de este aumento

de peso que se produce en una gran parte de las personas que abandonan el hábito de fumar, un pro-blema importante cuyo control es muy recomendable, y que constituye una adversidad más del hábi-to de fumar que se produce con efectos retardados, un problema que acrecienta el interés de la pre-

vención frente al tabaquismo desde las más tempranas edades.En 2005, un artículo de Gruber et al (2005) concluía que no se puede culpar del aumento de la obe-

sidad al abandono del tabaco. Asimismo González López Valcárcel (2005) sugiere que el efecto que

en su caso podría ejercer la interrupción del consumo de tabaco sobre el peso corporal es individual:quien deja de fumar es posible que, al menos a corto plazo, gane peso, pero a largo plazo la preocu-pación por la salud que le ha impulsado a abandonar el tabaco posiblemente mueva al ex-fumador a

adquirir hábitos alimenticios más saludables y a hacer ejercicio perdiendo peso.En relación con el peso corporal, a modo de conclusión, puede destacarse que:Una parte de las personas que dejan de fumar experimentan aumento de peso en la fase de des-

habituación. No se ha probado que este fenómeno se produzca sistemáticamente en todas las perso-nas ni poblaciones y no hay unanimidad científica en cuanto a sus causas ni en cuanto a su duración.

Se han proporcionado diversas explicaciones a este fenómeno, en general implicando una mayor

ingesta de alimentos. En todo caso, hay que distinguir entre el nivel del comportamiento individual yel nivel agregado (epidemiológico).

Se ha indicado que, a medio y largo plazo la preocupación por la salud que ha impulsado a aban-

donar el tabaquismo posiblemente mueva también al ex-fumador a adquirir hábitos alimentarios mássaludables y a hacer ejercicio, con lo que la deshabituación al tabaco no implicaría siempre ganan-cias definitivas de peso. En todo caso, el aumento de peso se puede combatir con una dieta adecua-

da y ejercicio. El exfumador ya ha realizado un gran esfuerzo para dejar de fumar y está preparadopara hacer un esfuerzo adicional, que cabe pensar que es mucho menor, para luchar contra la ganan-cia de peso.

En todo caso los beneficios derivados en términos de salud al dejar de fumar son muy superioresa los perjuicios del posible incremento de peso.

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