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INFORME LA PRA CTICA DEPORTIVA COMO MEDIO DE
INTEGRACIO N. EL CASO DE LAS LIGAS LATINAS EN LA
CIUDAD DE MADRID
Noemi García-Arjona
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INFORME OBIMID
LA PRA CTICA DEPORTIVA COMO
MEDIO DE INTEGRACIO N. EL CASO DE
LAS LIGAS LATINAS EN LA CIUDAD DE
MADRID
Noemi García-Arjona1
1 Docente-investigadora ATER (Attaché Temporaire d’Enseignement et de Recherche) en la Université Franche-Comté (Francia). Doctora en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la Universidad Politécnica de Madrid y Máster Internacional “Sport and Humanities in Europe” (Université Rennes 2, Francia). Titulada en Mediación Social Intercultural (Universidad Autónoma de Madrid) y desde 2011 secretaria de la Asociación APIR –Asociación de Profesionales de la Interculturalidad en Red–. Cuenta con diversas publicaciones, como libros, capítulos de libros y artículos científicos en revistas de impacto orientadas al estudio de las migraciones y la integración sociocultural de jóvenes de origen inmigrante a través de la actividad física y deportiva. Forma parte del Grupo de Investigación UPM I+D+i Estudios Sociales y Humanistas en Actividad Física y Deporte– ESHAFYD), del Laboratorio de Antropología Social y Cultural – LASC (Universidad de Almería) y del Laboratoire C3S (Culture, Sport, Santé, Société, Université Franche-Comté).
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© OBIMID 2016 Observatorio Iberoamericano sobre Movilidad Humana, Migraciones y Desarrollo. Edición y portada: Noemí García, Cecilia Estrada, OBIMID Todos los derechos reservados. Cualquier reproducción hecha sin consentimiento del editor se considerará ilícita. El infractor se hará acreedor a las sanciones establecidas en las leyes en la materia. El texto completo del presente documento está disponible y puede descargarlo en: http://www.comillas.es/es/obimid Si requiere información precisa o ampliar la documentación puede ponerse en contacto con [email protected] Instituto Universitario sobre Movilidad Humana, Migraciones y Desarrollo OBIMID. Instituto Universitario sobre Migraciones. Universidad Pontificia Comillas. Alberto Aguilera 23. 28015. Madrid, España.
Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual
CC BY-NC-SA
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TABLA DE CONTENIDOS
RESUMEN ................................................................................................................................... 4
ABSTRACT ................................................................................................................................. 4
AGRADECIMIENTOS ............................................................................................................... 5
INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................... 6
1. DEPORTE E INMIGRACIÓN COMO OBJETO DE ESTUDIO .................................... 10
2. UN EJEMPLO LOCAL: EL ASOCIACIONISMO DEPORTIVO LATINOAMERICANO
EN MADRID ............................................................................................................................ 15
3. CONCLUSIONES ................................................................................................................ 22
BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................................... 23
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Resumen El presente informe del Observatorio Iberoamericano sobre Movilidad Humana,
Migraciones y Desarrollo (OBIMID) pretende alimentar la reflexión sobre el papel de la
actividad física y del deporte en el proceso de integración de jóvenes inmigrantes y/o de
segundas generaciones. Desde lo general a lo particular, en primer lugar se presenta una
revisión de los estudios que previamente han abordado esta problemática, analizada desde
diferentes metodologías, aproximaciones y contextos de acogida. En segundo lugar se
presenta un estudio en detalle en la ciudad de Madrid y la presencia de clubes,
asociaciones y ligas latinoamericanas en torno a la práctica del fútbol y el ecuavoley,
principalmente, en el espacio urbano madrileño. La ubicación, el tipo de práctica físico-
deportiva, el nivel organizativo, así como el tipo de relaciones establecidas con las
autoridades locales y otro tipo de asociaciones no migrantes van a marcar trayectorias
heterogéneas de integración socio-cultural dentro las asociaciones deportivas latinas de
la capital española.
Abstract This report of the Latin American Observatory on Human Mobility, Migration and
Development (OBIMID) aims to feed the reflection on the role of physical activity and
sport in the process of integration of young immigrants and/or second generations. From
the general to the particular, firstly we expose a review of studies that have previously
addressed this issue, analyzed from different methodologies, approaches and host
contexts. Secondly a study is presented in detail in the city of Madrid and the presence of
clubs, associations and Latin American leagues around playing football and Equavolley
mainly in Madrid's urban space. The location, type of physical activity, the organizational
level, and the type of relationships established with local authorities and other
nonmigrants associations will mark heterogeneous trajectories of socio-cultural
integration within the Latino sports associations in the Spanish capital.
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Agradecimientos La autora quisiera agradecer la confianza depositada en este trabajo a la Universidad
Politécnica de Madrid, que permitió la obtención de una ayuda a la tesis doctoral como
Personal Investigador en Formación durante cuatro años. Igualmente quisiera agradecer
al Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones (IUEM) de la Universidad
Pontificia Comillas de Madrid, que coordina al Observatorio Iberoamericano sobre
Movilidad Humana, Migraciones y Desarrollo (OBIMID).
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Introducción El presente informe aborda como principal temática el estudio del deporte
practicado por migrantes como fenómeno social y como espacio ambivalente de
integración en la sociedad de acogida. El interés suscitado por esta problemática ha sido
abordado por múltiples actores e instituciones, desde lo académico hasta lo político. La
imbricación de tres elementos principales, como son la cuestión migratoria, la acción
política y el deporte, nos guiarán en el transcurso del análisis propuesto.
Del primero, la cuestión migratoria, nos interesa la posición que han adoptado las
sociedades de acogida en forma de políticas públicas y en interacción con las
comunidades étnico-culturales presentes en dicho contexto. La forma en la que las
sociedades han respondido a la llegada de población inmigrante, y de forma más esencial,
cómo un grupo establecido, un sistema o un país ha integrado a lo nuevo o extranjero. La
aparición de flujos migratorios por razones económicas, sociales y políticas nos permite
comprender mejor cómo un determinado país ha respondido de una manera concreta a
este desafío y por qué. Su estudio se remonta al origen mismo de las ciencias sociales, y,
como nos señala Ribas Mateos (2004), se ha abordado de forma multidisciplinar. Para
comprender el fenómeno migratorio es necesario adoptar esta perspectiva que incluya los
múltiples factores explicativos sobre una integración más o menos exitosa en la sociedad
de acogida, como el origen, la edad de llegada, el género, las causas de la migración, la
situación socio-económica o la participación ciudadana, entre otros. En este sentido, se
busca conocer de qué forma se han construido las relaciones entre población migrante y
sociedad de acogida. En otras palabras: qué políticas, dispositivos, estrategias y planes se
han tenido en consideración y bajo qué perspectiva para conseguir regular y normalizar
una situación nueva de convivencia y de redefinición del vínculo social. Del mismo modo,
e íntimamente ligado a las políticas de integración, nos apoyamos en la sociología urbana
para tratar de descifrar de qué manera la racionalización espacial de la gobernanza
migratoria incide precisamente en el proceso de integración. Según Checa Olmos (2007),
como consecuencia de la presencia de minorías étnicas en las ciudades también aparece
el fenómeno de la segregación espacial, del “vivir juntos-aparte”, dándose una doble
división: la del espacio físico, pero también del espacio social. Además, la categorización
de estos contextos urbanos por parte de la acción pública no ha estado exenta de polémica,
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ya que, como afirma Tissot (2005), la forma eufemística de nombrar a estos espacios
denota el rechazo por evocar la cuestión étnica. Así, los términos utilizados son, por
ejemplo, el de "barrios populares", “sensibles”, “difíciles”, “de exilio” o “de proximidad”,
entre otros. El objetivo es establecer un tipo de política de discriminación positiva de
acuerdo a la situación socio-económica y evitando así la pertenencia étnica o cultural.
Estas políticas se concretan en medidas como la dotación de mayores recursos
financieros, exenciones fiscales, más personal docente en las aulas, equipos de prevención
de la delincuencia o dotaciones especiales a la acción asociativa. A este respecto, y como
veremos más adelante, el papel que las iniciativas públicas y asociativas han otorgado a
los programas deportivos en este proceso de integración a la vez cultural y social es muy
revelador.
En segundo lugar, nuestro análisis se centra en la acción pública, considerando
dentro de ésta a las relaciones de poder entre las instituciones (Estado, administración) y
los actores involucrados (dirigentes deportivos, movimiento asociativo migrante). La
cuestión política es en esencia la acción colectiva organizada como “constructo social”
(Crozier y Friedberg, 1977, p. 15); esto es, la forma en que las sociedades y civilizaciones
se han ido configurando y regulando según diversos intereses. Nos interesa de manera
particular cómo y por qué se han establecido las políticas públicas, desde su elaboración
como solución a una nueva situación (el fenómeno migratorio, la manera de integrar
social y culturalmente), pasando por la toma de decisiones y la aplicación de estrategias
y actuaciones (programas de integración a través del deporte). Del mismo modo,
analizamos cómo la intención política se ha articulado con los intereses individuales y
colectivos de la población autóctona y migrante en la construcción del vínculo social,
tales como la participación ciudadana, el asociacionismo social y deportivo y las
reivindicaciones de comunidades étnicas y culturales. En efecto, el movimiento
asociativo o “tercer sector” es un elemento de estudio clave para entender sobre el terreno
la articulación con las políticas públicas locales de integración a través del deporte. De
forma especialmente significativa hay que destacar la presencia de clubes y asociaciones
deportivas de inmigrantes, también llamados clubes comunitarios o de base étnica, los
cuales suponen en sí un campo de estudio. La población migrante también tiene un papel
activo en tanto que presencia asociativa deportiva y de hecho muchas veces se ha
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anticipado a la acción pública en la impulsión de medidas integradoras a nivel local o
barrial.
Finalmente, el deporte nos interesa como campo particular de acción política sobre
la cuestión migratoria. La práctica deportiva, en tanto que fenómeno cultural de las
sociedades modernas, ha estado presente en la acción pública de muy diversas maneras.
Aunque su forma primigenia es privada o asociativa, si nos remontamos al origen mismo
del sport moderno en la Gran Bretaña del sigo XVIII, su poder de convocatoria en la
movilización de masas y las características educativas, preventivas y sanitarias que se le
atribuyen a través de su práctica –esfuerzo, disciplina, eficacia, solidaridad, cuidado
corporal– no han pasado desapercibidas para los intereses políticos. Con la
deportivización de la sociedad la intervención del Estado ha sido cada vez mayor. De esta
forma, las sociedades actuales han sido testigo de la transformación del espacio deportivo
como aparato ideológico al servicio del Estado (Brohm, 1982), siendo parte estructural
de la causa y una herramienta propagandística excelente para el poder. Los movimientos
autoritarios como el fascismo, el comunismo o el franquismo en la primera mitad del siglo
XX utilizaron el deporte con esta finalidad (González Aja, 2002). Pero la utilización del
deporte con fines políticos no es exclusivo de los autoritarismos, sino que también se da
en los estados democráticos. Aquí el deporte cumple una función transnacional, todavía
vigente, como es la idea del Deporte para Todos (Barbero González, 1993).
Especialmente impulsado por los órganos de la Unión Europea a partir de los años 60,
esta corriente a modo de intervención estatal buscaba legitimar un tipo de práctica
deportiva a través de una oferta de práctica deportiva que busca la democratización y la
igualdad de oportunidades, a través del sistema meritocrático sobre el que puede
entenderse el fenómeno deportivo contemporáneo (Queval, 2004). En este sentido, la
vinculación del Estado con la sociedad a través del deporte se ha ido descentralizando,
siendo el ámbito local (políticas municipales y regionales) el espacio de bricolaje con los
actores asociativos, a través de la figura del club o asociación deportiva.
En el proceso de democratización del deporte, las políticas de países occidentales
han fraguado la idea de que el deporte es un campo privilegiado en el que la
diversidad, en su significado más extenso cumple una función social y permite
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dar soluciones parciales a problemas sociales como parte de la perspectiva funcionalista
(...);[la cual] mantiene que el deporte es una institución ideal para estimular o mejorar la
integración social de grupos marginados, como las minorías étnicas, la tercera edad,
personas con discapacidad y los desempleados (Elling, Knoppers y Knop, 2001, p. 415).
Según Duret y Bodin (2003), la idea de un deporte destinado a fines sociales
vendría a funcionar como espacio de cohesión social, donde construirse identidades
individuales y colectivas, además de ser un elemento facilitador de integración de nuevos
miembros del tejido social. El deporte ofrecería un espacio y un tiempo de convivencia,
donde entablar amistadas y construir un diálogo intercultural en un marco lúdico. Algunos
de estos autores insisten sobre el hecho de que el deporte ofrece la ilusión de poder escapar
de la reproducción social, ya que la elección de las prácticas y procedimientos que reflejan
sobre todo los habitus y el ethos de clase, como defendía Bourdieu (1993), también
abordando el hecho deportivo. Posturas más críticas defienden que el deporte no es más
que un “opio del pueblo” al servicio de las ideologías políticas (Brohm, 1982). Sobre todo
en países con larga tradición inmigrante se ha dado una vertiente crítica sobre la función
socializadora del deporte presentado como una panacea para luchar contra la exclusión
de población inmigrante (Charrier y Jourdan, 2005; Elling, Knoppers y Knop, 2001;
Heinemann, 2002; Theeboom et al, 2012). En ese sentido, el deporte se ha visto como
facilitador de “la construcción étnica y con ello de la exclusión y del fortalecimiento de
amigos-enemigos, de ellos-nosotros” (Bodin y Débarbieux, 2001, p. 24).
El informe presenta la siguiente estructura. En primer lugar se propone una
revisión de los estudios que se han interesado al fenómeno deportivo en la población
migrante. Aquí se detallarán qué tipos de estudios y desde qué áreas del conocimiento se
han abordado, sobre qué comunidades migrantes y en qué contexto socio-político. Una
vez abordado este cuadro general, nos detendremos en un caso particular, como es el de
la migración ecuatoriana en Madrid y su presencia colectiva a través de las asociaciones
deportivas, los cuales presentan unos niveles de organización política y socio-económica
diversos. Finalmente, en las conclusiones se expondrán los retos futuros y los avances
realizados tanto en el estudio como en la aplicación práctica de las iniciativas deportivas
con fines integradores.
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1. Deporte e inmigración como objeto de estudio
El estudio del deporte como espacio de integración de población inmigrante ha sido
estudiado desde diferentes ámbitos académicos, y en contextos históricos, políticos y
socio-económicos diversos. En su mayoría, han sido países europeos (como Gran
Bretaña, Francia o Alemania) junto con Estados Unidos, de larga tradición migratoria, los
que más se han interesado en abordar esta temática. Estos estudios comprenden análisis
históricos de las prácticas deportivas como socialización de grupos étnicos en un país
determinado –por ejemplo, Eisen y Wiggins (1994) en Estados Unidos–, encontrando
también aproximaciones antropológicas (Müller, 2013) y casi siempre enmarcados en los
llamados ethnic studies o estudios étnicos (especialmente en el contexto anglosajón);
también hallamos análisis de las políticas públicas (Charrier y Durand, 2005; Henry et al,
2007), así como trabajos bajo una perspectiva sociológica, tanto en forma de estudios
estadísticos (Domínguez, 2009; Kennet, 2006; Muller, 2003), como los basados en
métodos cualitativos, destacando la aportación de Stodolska y Konstantinos (2004) con
entrevistas semiestructuradas sobre la práctica deportiva en la población de origen polaco
y coreano en los Estados Unidos y cuya interpretación se basa en la teoría de la
asimilación segmentada (Portes y Zhou, 1993). Nuestra intención en esta revisión no es
seguir una ordenación según disciplinas o métodos, sino que nos centraremos
directamente en la gestión de las propuestas deportivas, es decir, en cómo se han
concebido y puesto en marcha, tanto desde lo público como desde lo asociativo. Merece
especial atención a este respecto el compendio bibliográfico realizado por varios autores.
Kennet (2006) presenta un acertado análisis sistemático de las políticas públicas
españolas a diferentes niveles territoriales en las que el deporte se ha propuesto como
medio de integración de la población inmigrante. Balibrea Melero y Santos Ortega
(2010), por su parte, exponen un interesante estado de la cuestión sobre la función
integradora del deporte.
En la revisión bibliográfica que se propone a continuación se encuentran, por un lado, los estudios que analizan la producción institucional y normativa de las políticas de integración desde un punto de vista teórico y discursivo (Gasparini, 2008; Henry et al,
2007; Zapata-Barrero, González y Sánchez Montijano, 2008) o desde su evolución
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histórica (Boli, Gastaut y Grognet, 2010; Falcoz y Chifflet, 1998; Gastaut, 2008). De
éstos destacamos la propuesta comparativa de Henry, Amara y Aquilina (2007), donde
analizan las políticas de los países europeos en función de su política de integración a
través del deporte (Figura 1). Para estos autores, las iniciativas públicas pueden
clasificarse en tres corrientes principales, gradualmente posicionadas a una búsqueda de
sociedades de menos a más plurales. La primera corriente es el no intervencionismo, con
una orientación conservadora que concibe la sociedad como homogénea. En segundo
lugar, la corriente asimilacionista, que seguiría la misma aproximación de una cultura
unitaria nacional, pero en este caso hay una intencionalidad de asimilar a las minorías a
la cultura mayoritaria. Por último, la intervencionista (donde incluyen el
multiculturalismo y el interculturalismo) establece políticas de integración para fomentar la diversidad, bien organizando iniciativas deportivas que busquen este fin o financiando
a asociaciones deportivas de origen étnico.
Figura 1. Ubicación de las políticas deportivas nacionales orientadas a minorías. Las
flechas indican la posición cambiante o en proceso de evolución de las políticas de un
país en particular (N.del A.) Fuente: Henry et al (2007:121)
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Por otro lado, se sitúan las investigaciones, de tipo etnográfico mayoritariamente,
como los orientados a estudios de casos. La temática aborda una determinada práctica
deportiva o programa socio-deportivo, un colectivo inmigrante en particular o las
propuestas en un barrio o ciudad (Albuixech Gámez y Batista Romero, 2002; Llopis-Goig
y Moncusí Ferré, 2005; Weiss, 2013).
Con menor frecuencia existen estudios donde se comparan varios tipos de actores
políticos y/o asociativos, o bien distintos contextos a modos de análisis comparativo. Un
ejemplo es el trabajo de Charrier (1997) en el que contrasta el análisis de las políticas de
inserción juvenil a través del deporte con la evaluación de las mismas a partir de
determinados casos analizados sobre el terreno. Otro tipos de casos lo encontramos en la
aportación de Arnaud (2008) al comparar las ciudades multiculturales de Birmingham
(Inglaterra) y Lyon (Francia) desde sus respectivas políticas deportivas municipales de
integración; el estudio de clubes étnicos como el de Weiss (2013) sobre la comunidad
turca y el fútbol en Francia y Alemania o el de Granata (2013) sobre el asociacionismo
deportivo inmigrante en Roma y Madrid siguen esta línea de trabajos comparativos.
Un cuarto tipo de estudios lo encontramos en el trabajo de Müller, van Zoonen y
de Roode (2008), donde analizan un torneo de fútbol aficionado multicultural en Holanda
teniendo en consideración a todos los tipos de actores implicados en el evento: los
organizadores de la iniciativa deportiva, los representantes políticos locales, los
participantes y los espectadores.
La edad y estatus socio-económico de la población inmigrante participante en
clubes y programas deportivos públicos también ha sido abordado. De manera especial
destaca el caso de Francia. Jóvenes de origen inmigrante protagonizaron una difícil
situación de los distritos o en las banlieues2 socialmente desfavorecidos de las grandes
ciudades francesas (París, Lyon, Marsella) a partir de los años 80. La etnificación de la
población francesa se establecería principalmente en zonas urbanas llamadas “sensibles”,
2 Banlieue significa literalmente suburbio o extrarradio. En el caso de las grandes aglomeraciones urbanas en Francia, se utiliza este término para referirse a zonas urbanas periféricas, en su mayoría de viviendas sociales, habitada por población con recursos económicos medios o bajos, una alta tasa de paro y un alto porcentaje de población inmigrante. Es precisamente una doble identificación cultural y social la que se da en este contexto urbano.
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alejadas generalmente del centro de la ciudad. La distancia sería triple: urbana, social y
cultural. Una de las principales soluciones fue el establecimiento de programas deportivos
“ocupacionales” o de “prevención” tras las revueltas protagonizadas por jóvenes de estos
barrios desfavorecidos. Para ello tanto la política como los medios se sirvieron del
ejemplo del éxito de la selección de fútbol llamada black, blanc, bleur3 y transmitieron
esa imagen de convivencia exitosa e intentaron aplicarla a la política de integración.
Algunos autores, sin embargo, discrepan acerca del verdadero impacto positivo de este
discurso, que se ha perpetuado sin apenas ser discutido (Gasparini, 2008).
Es pertinente señalar que la participación de estos jóvenes en las prácticas
deportivas es menor que aquellos con un mejor status sociocultural, lo que se traduce en
un menor nivel de práctica deportiva (Muller, 2003). Esta menor representación aumenta
si añadimos los factores de género (Pfister, 2004) y la pertenencia a determinadas
minorías étnicas, especialmente las de origen africano (ATIME, 2009; Coulangeon, 2007;
Long et al, 2009).
Si encontramos una compleja problemática en la definición de los elementos que
constituyen el deporte como herramienta de integración, la implementación de los
programas que siguen esta corriente se convierte igualmente en un desafío: ¿Para qué
población? ¿Qué modalidad deportiva favorece una mejor o peor integración? ¿Es mejor
el deporte organizado por las instancias o el club de barrio, el deporte de competición o
las prácticas informales de calle? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Qué formación deberían
tener los encargados de las iniciativas? ¿Con qué tipo de financiación? Estas cuestiones
todavía siguen siendo motivo de debate.
Efectivamente, en la implementación de iniciativas nos encontramos con varios
factores que han determinado los resultados obtenidos. Entre éstos destacamos el carácter
mixto de la población participante y el nivel organizativo y de competición deportiva.
3 En francés, “negro, blanco y árabe”. El juego de palabras hace alusión a la bandera francesa tricolor, siendo esta apelación la que se mostrara mediática y políticamente como símbolo de diversidad dentro y fuera de la selección nacional. La palabra beur procede del argot francés verlan (à l’envers es "al revés"), donde se invierten, modifican o eliminan las sílabas de las palabra, de ahí que arabe (árabe) pase a ser beur. Esta jerga comenzó a ser usada por las clases populares de zonas urbanas desfavorecidas y en la actualidad su uso está ampliamente difundido.
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Sobre las propuestas mixtas o culturalmente diversas, encontramos resultados
dispares. El propósito de garantizar la participación diversamente cultural de los
participantes evitando al mismo tiempo una segregación por origen es una decisión difícil
para los organizadores de las actividades deportivas de propuestas tanto públicas como
asociativas. Por un lado, hay estudios que sostienen que el hecho de proponer actividades
con una participación culturalmente mixta podría garantizar un aumento del capital social
de los inmigrantes y una mejora en las relaciones inmigrante-autóctono (Balibrea Melero
y Santos Ortega, 2010; Heinemann, 2002). Por otro lado, encontramos propuestas en las
se evita abordar el origen de los participantes. Charrier y Jourdan (2005) inciden en el
hecho de que en este tipo de iniciativas, tanto en el nombre de los programas como en la
definición de la población diana, se tiende a utilizar eufemismos y así soslayar la
dificultad y el potencial peligro estigmatizador que podría acarrear para los propios
beneficiarios. A cambio, dos factores de referencia en la delimitación de la población
diana: la referencia territorial y la condición de jóvenes socialmente vulnerables. Sin
embargo, esto ha llevado a que los proyectos no hicieran referencia en sus objetivos de
manera clara a la cuestión étnica, al menos no de manera oficial. La peligrosa mezcolanza
de categorías –joven difícil, problemático, inadaptado, desintegrado– ha sido interpretado
por diversos especialistas como el mayor riesgo de esta estrategia.
El segundo aspecto a destacar en la implementación de programas es su nivel
organizativo y de competición deportiva. La práctica deportiva organizada como es el
club o asociación puede cumplir una función social de relevancia hacia los jóvenes
inmigrantes y de clases sociales más desfavorecidas, dándose una suerte de solidaridad
colectiva y adquisición de un capital social asociativo (Gasparini y Vieille Marchiset,
2008), especialmente en deportes colectivos. Los valores positivos atribuidos al deporte
y a la competición –como respeto hacia uno mismo y al adversario, juego limpio,
responsabilidad, igualdad de oportunidades y mérito deportivo– son muy apreciados por
los responsables de las actividades en su trabajo con los jóvenes que participan en estas
iniciativas, pues se espera que esta educación deportiva se transfiera a la vida cotidiana
(Elling, et al., 2001). La obligación de respetar la autoridad y de cumplir con la función
que se le ha atribuido, tal y como sucede en la vida social, son facetas que se elogian y
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utilizan como herramienta para trabajar en aspectos que sobrepasan lo meramente
deportivo.
Sin embargo, también las prácticas deportivas autorganizadas o informales, los
llamados “deportes de calle”, han demostrado ser un espacio propicio a la inserción, pese
al poco respaldo institucional y social (Chantelat, Fodimbi y Camy, 1996; Vieille
Marchiset, 2003). La adquisición de un capital deportivo de calle, de un particular talento
y forma de ver el juego es también valorado, lo que le convierte en pasarela al deporte
profesional, al menos simbólicamente. En ocasiones, como sucede con el baloncesto de
calle o streetball, los objetivos están más próximos al deporte de élite que a los clubes
federados de nivel local o regional (Vieille Marchiset, 2003). Del mismo modo,
encontramos voces críticas que ponen en cuestión los riesgos de las actividades
competitivas, ya que pueden acarrear contravalores (exclusión, violencia, frustración
frente a la derrota) y suponen en muchos casos una forma selectiva de "las minorías dentro
de las minorías", como las mujeres o jóvenes con menos aptitudes físicas y menos
interesados en la mera competición (Consejo Superior de Deportes, 2010).
2. Un ejemplo local: el asociacionismo deportivo
latinoamericano en Madrid
La presencia de población migrante latinoamericana en la ciudad de Madrid no ha
dejado de ser importante y ya forma parte integrante de la sociedad madrileña,
especialmente de los últimos 15 años. Según datos recientes, en la capital española reside
un 12,2% de extranjeros (Ayuntamiento de Madrid, 2016). Sin embargo, la situación es
diferente si centramos nuestra atención a nivel de distritos, siendo los de Centro,
Carabanchel, Usera, Villaverde y Puente de Vallecas los que reciben mayor porcentaje
de inmigración, en torno al 19% (Ayuntamiento de Madrid 2012). Salvo Centro, coincide
que en estos distritos periféricos de la ciudad encontramos una fuerte presencia deportiva
en general, gracias a la presencia de numerosas instalaciones deportivas (centros
deportivos municipales y campos de fútbol, principalmente) y de un fuerte tejido
asociativo, tanto autóctono como migrante. Al mismo tiempo en estos distritos la
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situación de desigualdad social es mayor (hasta 6 puntos de media más de tasa de paro
que la media de la ciudad, un 14,2%). Con relación al origen, la población de procedencia
latinoamericana lidera este campo. La nacionalidad ecuatoriana es la más numerosa, con
88.299 habitantes, seguido de población procedente de Perú (49.997), Colombia (43.291)
y República Dominicana (42.773). Otros países latinoamericanos con importante
presencia son Bolivia, Venezuela, y Paraguay, con menos de 30.000 habitantes (Figura
2).
Figura 2. Población nacida fuera de España por país de nacimiento, nacionalidad y sexo.
Ayuntamiento de Madrid, 2016, p. 16
Los estudios sobre la situación de la población latinoamericana en Madrid son
muy numerosos. Sin embargo, el interés sobre la práctica deportiva ha sido menor.
Posiblemente es la aportación de Domínguez (2009) la más destacable, ya que analiza en
profundidad el nivel de práctica deportiva de los ecuatorianos en la capital española.
Utilizando una perspectiva de Berry y su modelo de aculturación, analizó el perfil
deportivo de los residentes de origen ecuatoriano, incluyendo tipo de deportes, frecuencia
de práctica y utilización de instalaciones deportivas. Domínguez reconoce el valor de las
ligas étnicas como primer soporte y forma de presencia e incluso de reivindicación, pero
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también como peligro, “produciéndose la segregación del resto la sociedad dificultando
su integración social y repercutiendo en el desarrollo de manifestaciones racistas hacia
estas personas” (p.101), preconizando una rápida inserción en las ligas deportivas
formales, tanto locales como federadas. Sin embargo, al centrarse en una perspectiva
única (la opinión de los inmigrantes) y ser un estudio de corte cuantitativo sobre la
práctica deportiva, no aborda otros aspectos, como la relación el nivel político o de
gestión y los vínculos con la política local para entender mejor el papel del
asociacionismo deportivo. Quién sí lo abordan son Granata (2013) y Müller y Ludwigs
(2008). La primera, en su comparación del asociacionismo deportivo en las ciudades de
Madrid y Roma, incide en el papel del club deportivo como “una modalidad concreta y
organizada para hacer visible su propia presencia como parte activa de la sociedad” (p.4),
e incluso para mantener viva una actividad deportiva del país de origen, y por lo tanto
trayendo a Madrid una parte de su propia cultura. En el estudio que presentamos y como
veremos más adelante, esto fue evidente con la práctica del ecuavoley4. Müller y Ludwigs
(2008) presentan asimismo una comparación del contexto madrileño con el sevillano,
incidiendo desde un prisma etnográfico la adquisición de capital social a través de la
organización y participación en las ligas de fútbol latinoamericanas.
Como pudimos observar en nuestro estudio5, el principal origen de los jugadores
de las ligas latinas es el ecuatoriano, aunque no el único. Encontramos que los nombres
de las asociaciones hacen referencia a las regiones ecuatorianas de procedencia –como la
Asociación de Lojanos residentes en Madrid o la Asociación Llano Grande–, al país –
como APEM o Rumiñahui, un personaje histórico inca– pero también existen entidades
asociativas formadas por otros países andinos o latinoamericanos, como la Liga Deportiva
4 Esta modalidad deportiva, de origen ecuatoriano, es muy popular y es jugada de manera informal como deporte barrial, surgida de la fusión de reglas y de elementos técnicos y tácticos del fútbol y del voleibol. El ecuavoley parte de la estructura federativa de Fedenaligas (Federación Nacional de Deportes Barriales y Parroquiales del Ecuador), pero no existe un reglamento oficial ni una federación propia.
5 Los datos de este apartado provienen del trabajo de campo realizado para la elaboración de la tesis doctoral defendida por la autora en 2015, bajo el título “Iniciativas institucionales y asociativas destinadas a la
integración sociocultural a través del deporte en París y Madrid” (Universidad Politécnica de Madrid). En
este estudio se realizaron 72 entrevistas a actores institucionales y asociativos así como un análisis documental de las iniciativas deportivas y políticas en ambas ciudades.
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Colombiana, LIDEBOL –que reúne a la comunidad boliviana– o la Asociación Paraguaya
de fútbol femenino. En otros casos, el nombre de la asociación hace referencia a la
pertenencia latina en general –Asociación Fuerza Latina, Liga de Fútbol Sala de
Latinoamericanos en Madrid– y también al carácter solidario o intercultural de la entidad,
como la Liga Ecuatoriana Unidos por el Deporte, Liga Culturas Unidas o la Liga La
Unión.
La tendencia de muchas de las propuestas deportivas de estas asociaciones se
organizan como actividades aparte, es decir, fuera de la competición oficial en forma de
ligas o eventos internos con su propia federación (Federaligas6) y por tanto como
organización paralela a ligas o federaciones oficiales madrileñas locales y regionales.
Aunque no hay un cómputo oficial del número de ligas latinas, ya que no forman parte
de la estructura federada ni municipal ni existe un registro sistematizado de las mismas,
se han contabilizado un total de 28 ligas en la ciudad de Madrid y 7 a nivel regional, con
una media de 15-20 equipos cada una, incluyendo modalidades de fútbol 7 y 11, fútbol
sala y ecuavoley, con filiales inferiores y categoría senior o absoluta, principalmente en
modalidad masculina, si bien también existen ligas femeninas7
Las actividades deportivas se proponen como práctica regular por las tardes o el
fin de semana, periodo de mayor afluencia, o bien en forma de competición a través de
torneos puntuales entre usuarios de otros distritos y en colaboración con otras
asociaciones del barrio con motivo de la celebración de fechas de temática migratoria y
de convivencia. Tal y como reivindicaba Granata (2013), también estas asociaciones
deportivas visibilizan nuevas prácticas deportivas, como el ecuavoley. En España, el
ecuavoley sólo está oficialmente reconocido en Cataluña como "actividad físico deportiva
de ocio" desde 2012 (Generalitat de Catalunya. Consell Català de l'Esport, 2012, p. 1). La
6 Creada en 2004, esta federación de ligas latinas también representa a las asociaciones de los árbitros de las mismas ligas, como ADAFAM (Asociación de Arbitros Amistad)– o ARE –Asociación de árbitros Residentes en Madrid–.
7 La documentación disponible que recoge la existencia de ligas latinas es escasa y en ningún caso se trata de una estadística oficial. Müller y Ludwigs (2008) estimaron un total de 21 ligas y alrededor de 20.000 jugadores para el caso madrileño, por lo que podemos afirmar que la presencia de estas ligas ha ido en aumento.
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Asociación Ecuatoriana de Ecuavoley en Cataluña, reconocida como entidad deportiva,
es la principal asociación promotora de la regulación de este deporte, al conseguir el
reconocimiento de la Federació Catalana de Voleibol (FCVB) y la aprobación de un
reglamento oficial (Federació Catalana de Voleibol y Asociación Ecuatoriana de
Ecuavoley en Catalunya, 2012).
Esta búsqueda por visibilizar la procedencia latina no sólo la encontramos en el
nombre, sino también en la presencia de rasgos culturales y costumbres típicas de origen.
Es muy frecuente encontrar en las ceremonias de inauguración de estas ligas la
celebración de bailes y la presencia de vestimentas folclóricas, así como de comidas y
bebidas originarias de Ecuador o Latinoamérica, junto con la exhibición de las banderas
del país de origen, en ocasiones junto a la española. Además, las ligas han servido como
espacio eficaz para crear o consolidar redes de contactos a partir de las celebraciones de
partidos en las ligas Latinas, es decir, mejorar su capital social:
P: Y de la gente que os conocéis de la liga, ¿esos vínculos, esa relación luego ayudan
también al resto de la gente, a los recién llegados?
R: Sí, yo lo creo porque justamente el hecho de que estén juntos jugando, por ejemplo,
yo soy el dueño o representante de un club, pues si vienen a jugar y te ayudan porque
hablan y uno dice "éste no tiene trabajo", entonces ahora también se ayudan, entonces
luego pues si sale algo, "me dijeron que estás sin trabajo, pues mira, aquí hay alguien",
"mira, vete para allá porque tienen algo" (M Aso-IV-02).
Las relaciones con las autoridades públicas de los dirigentes de estas ligas han sido
ambivalentes. Es importante también subrayar el hecho de que es necesario señalar que
el recorrido realizado por las asociaciones no es homogéneo, aunque así sea percibido por
la parte institucional, ya que no persiguen los mismos objetivos deportivos, el proyecto
migratorio difiere y las referencias culturales se producen en grados distintos. De esta
forma, no podemos hablar de un único tipo de club o asociación deportiva inmigrante.
Estas diferencias en los casos de ligas Latinas y clubes analizados residen sobre todo en
la organización y los objetivos deportivos, dando lugar a trayectorias de integración muy
distintas: desde equipos con recursos muy precarios y la utilización a veces conflictiva de
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instalaciones gratuitas, a ejemplos de una organización estable, con instalaciones
deportivas de calidad y con expectativas futuras de formar equipos federados.
Por un lado, ha existido un apoyo institucional que se tradujo en ayuda económica, en un
periodo de políticas sociales más favorable que el actual, donde tanto los gobiernos
progresistas como conservadores a diferentes niveles territoriales impulsaron a través de
sus Planes de Integración. En 2008 se invirtieron 915.000 euros desde el gobierno
regional madrileño para promover la integración a través de iniciativas deportivas, donde
también se brindó apoyo directo a ligas latinas, que contaban con 21 organizaciones
deportivas con más de 950 equipos de fútbol en todas las categorías (Comunidad de
Madrid, 2009). Este apoyo, político y económico, ha ido disminuyendo paulatinamente
desde 2008 hasta nuestros días, explicado en parte por la crisis económica pero también
institucional. Las políticas migratorias, consecuentemente, han perdido importancia y por
tanto la financiación a este tipo de iniciativas deportivas ha descendido o incluso
desaparecido.
Por otro lado, se han registrado situaciones de conflicto y desentendimiento entre
las asociaciones latinas deportivas y las autoridades locales. En algunos casos, la
presencia de estos clubes o asociaciones ha sido visto como un conflicto. Cuando
preguntamos a los actores institucionales, el principal problema percibido con respecto a
la presencia de asociaciones de inmigrantes o con referencias a una cultura determinada
era el riesgo de guetización y aislamiento: Soy poco abierto a hacer ligas o hacer cuestiones que no tengan un apoyo institucional. Yo
tiendo a ser oficialista, mi tendencia tiene que ser a ser oficialista, porque hay normativas.
(...) No me puedo salir de lo oficial, es muy difícil, no puedo integrar una liga así. No me
presenta más que problemas (Directivo, Dirección General de Deportes, Ayuntamiento de
Madrid).
La incomprensión de este tipo de prácticas también determinaba negativamente la
incorporación de los inmigrantes a la sociedad madrileña, como apuntaban desde otras
asociaciones deportivas de barrio sobre la cesión de sus propios espacios deportivos a las
ligas latinas:
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Ellos tienen su propia liga y sus propios espacios, además a ellos les gustaría tener más,
pero yo no soy partidario de darles más. A mí personalmente como Club me interesaría,
mas financiación tengo yo para otras actividades, pero es que tampoco se trata de eso, ellos
no pueden copar todas las instalaciones. (...) Juegan ellos solos, no hay ninguna integración,
siempre se dice "es la liga de ecuatorianos, a lo mejor participa algún boliviano", pero no
hay una integración como tal, son islas, "mis paisanos y mi gente" y se ve como algo ajeno,
los de fuera lo ven como algo molesto, y ellos como que la gente los mira de mala manera
(Presidente Club Deportivo, Carabanchel).
Esta afluencia intensificada de jugadores y espectadores en los parques era
percibida negativamente por los vecinos del barrio, llevando a conflictos directos y a
manifestaciones en contra, resolviéndose frecuentemente a través de denuncias a la
policía. Los principales motivos de conflicto, sin embargo, no se generaban por la práctica
deportiva en sí, sino principalmente por una serie de actividades no reguladas que se
desarrollan alrededor de la misma. Entre estos problemas caben destacar la acumulación
de ruido y desperdicios, con el consiguiente impacto negativo en la higiene e imagen del
espacio urbano, la venta ambulante no autorizada, o la existencia de apuestas y el cobro
fraudulento de tarifas por jugar en espacios deportivos municipales gratuitos.
Como respuesta a esta situación, tanto los servicios institucionales como el tejido
asociativo han reaccionado, buscando vías posibles de solución. Una propuesta a destacar
fue la intervención realizada por los Servicios de Dinamización Vecinal (SDV) y de
Convivencia Intercultural y asociaciones de barrio (FRAVM) del distrito de Carabanchel
con la práctica del ecuavoley. Se trató de un proceso de mediación intercultural, a la
manera del modelo de intervención comunitaria en barrios (Buades Fuster y Giménez
Romero, 2013), incidiendo en la necesidad de potenciar el barrio como espacio posible
de convivencia entre culturas. El proceso consistió en la posibilidad de resolver el
conflicto a partir de la mediación, de forma compartida y a nivel horizontal entre iguales
(inmigrantes y autóctonos), pero en base a una misma categoría que los hace iguales: la
condición de vecino y la preocupación por establecer una convivencia necesaria en un
espacio común y compartido, como era el parque y los espacios de ocio del barrio.
Esta intervención se concretó a varios niveles. En primer lugar, se llevó a cabo la
adaptación de instalaciones para la práctica del ecuavoley y la gestión legal de las mismas.
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En segundo lugar, se fomentó una mayor visibilidad de las prácticas deportivas de origen,
añadiendo el ecuavoley en el programa de las fiestas de San Isidro a través de Comisión
Gestora de Ecuavoley como una entidad organizadora más. En tercer lugar, y
posiblemente la más importante medida por su duración en el tiempo y como cambio
estructural, fue la creación de una asociación plenamente intercultural, como el ejemplo
de la Asociación cultural-deportiva Hispano Ecuatoriana de San Isidro, donde una nueva
asociación deportiva de ecuavoley fue creada a partir de miembros de la antigua
asociaciones de inmigrantes y de la asociación de vecinos Pradera Tercio Tirol, con el
objetivo de organizarse y poder reivindicar el uso formal de las instalaciones deportivas
para el ecuavoley como una asociación vecinal más. Esta asociación, además, ha sido
reconocida por la FRAVM como asociación vecinal de distrito de Carabanchel.
3. Conclusiones A lo largo de este informe hemos intentado definir la problemática que comprende
el estudio de las actividades físico-deportivas practicadas por población inmigrante, y su
papel como espacio integrador. Asimismo, nuestra contribución pretende alimentar una
presencia escasa de estudios –hasta la fecha– en el contexto español con respecto a otras
sociedades de acogida migrante, especialmente en Estados Unidos y en Europa (Francia,
Alemania, Reino Unido, entre otros).
Parece tener sentido aceptar que la existencia de las asociaciones de inmigrantes
pueden conllevar efectos positivos y negativos. En todo caso, y como hemos demostrado,
es lógico afirmar que no se pueden continuar concibiendo de forma simplificada como
una realidad homogénea. Especialmente lo hemos observado en las trayectorias
divergentes de las propias ligas latinas, algunas más o menos organizadas, con un nivel
de competición deportiva y de implicación en el modelo deportivo oficial.
El hecho de que el deporte pueda ayudar de forma segmentada a la integración en
la adquisición de un capital social y cultural ya merece un reconocimiento y la necesidad
de seguir apostando por la existencia de estas asociaciones. Sin embargo, si nos atenemos
al principio intercultural que ha acompañado todo nuestro análisis, no se estaría
produciendo una verdadera interacción positiva entre grupos culturales. Así lo hemos
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visto en el caso de las asociaciones de inmigrantes en Madrid y las ligas latinas, al no
estar institucionalizadas y no formar parte de forma plena del sistema deportivo oficial.
Aunque hemos analizado un ejemplo particular y sería necesario una verdadera
transformación en la forma de concepción y gestión deportiva y migratoria, sí podemos
afirmar que los procesos de integración en los que se aplica la dimensión intercultural a
través del deporte son posibles, tal y como lo demuestra el ejemplo de mediación
intercultural a través del deporte que hemos observado con la práctica del ecuavoley en
Madrid.
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