información y tecnología: el caso del movimiento estudiantil venezolano

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Organizan: Observatorio para la CiberSociedadCitilab Cornellà Con la colaboración de: 136 Profesionales y 43 Instituciones Grupo de trabajo C-20: Recursos socio-técnicos para la participación política Información y Tecnología: El caso del movimiento estudiantil venezolano Palabras clave alfabetismo/analfabetismo digital ciudadanía educación gobernabilidad movimientos sociales participación social/ciudadana universidad Ponente/s Luis Arnoldo Ordoñez Vela Resumen En este estudio pretendimos analizar la presencia de páginas web, blogs o media social como mecanismos de vinculación de las Federaciones de Centros de Estudiantes de las universidades venezolanas con sus comunidades, y las visiones "organizativas" que de las mismas tienen los estudiantes al frente de esas organizaciones. Los resultados parecen sugerir tanto "analfabetismo digital" como "analfabetismo organizacional" por parte de la dirigencia del movimiento estudiantil. Una consecuencia directa de esta situación, al conjugarse con el alto recambio de los dirigentes estudiantiles, es el bajo "aprendizaje organizacional" que impide mantener iniciativas de largo aliento relativas a la participación ciudadana y a la socialización para la participación en los nuevos ingresos al subsistema de educación superior en el país. La alfabetización digital debería

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Trabajo que analiza el grado de "conectividad" de la dirigencia estudiantil en algunas universidades venezolanas

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Page 1: Información y Tecnología: el caso del movimiento estudiantil venezolano

Organizan:

Observatorio para la CiberSociedadCitilab Cornellà

Con la colaboración de:

136 Profesionales y 43 Instituciones

Grupo de trabajo C-20: Recursos socio-técnicos para la participación política

Información y Tecnología: El caso del movimiento estudiantil venezolano

Palabras clave

alfabetismo/analfabetismo digital

ciudadanía

educación

gobernabilidad

movimientos sociales

participación social/ciudadana

universidad

Ponente/s

Luis Arnoldo Ordoñez Vela

Resumen

En este estudio pretendimos analizar la presencia de páginas web, blogs o media social como

mecanismos de vinculación de las Federaciones de Centros de Estudiantes de las universidades

venezolanas con sus comunidades, y las visiones "organizativas" que de las mismas tienen los

estudiantes al frente de esas organizaciones. Los resultados parecen sugerir tanto "analfabetismo

digital" como "analfabetismo organizacional" por parte de la dirigencia del movimiento estudiantil.

Una consecuencia directa de esta situación, al conjugarse con el alto recambio de los dirigentes

estudiantiles, es el bajo "aprendizaje organizacional" que impide mantener iniciativas de largo

aliento relativas a la participación ciudadana y a la socialización para la participación en los nuevos

ingresos al subsistema de educación superior en el país. La alfabetización digital debería

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corresponder al sistema educativo propiamente dicho, mientras que la alfabetización

organizacional debería ser tarea del propio movimiento estudiantil.

Contenido de la comunicación

Cuando en 1994, tratando de combatir el “analfabetismo organizacional” en mi

organización política, tuve la oportunidad de publicar un “Manual de Gerencia Política para

Secretarios de Organización” (Ordóñez, L.), concluía con una sección sobre “La

Complejidad Estructural y el Gerente”, la misma se dividía en tres partes, a saber: El

Problema de la Información en una Sociedad Moderna, Cadenas de Información y, El

Gerente Político del Futuro. ! Lo mas llamativo, al releerlo en la distancia, es que

mencionaba como herramientas fundamentales para el “gerente moderno” al teléfono, el

Fax, los Boletines, los Memoranda y los Informes, sin hacer ninguna mención a las para

entonces novedosísimas nuevas formas de comunicación electrónica! ¡Tratando de salir de

un tipo de analfabetismo incurría en otro, el ahora llamado “analfabetismo informático”!

También es cierto que concluía, ya en los últimos párrafos, con la máxima que reza:

“Mientras más exitosa ha sido una organización en el pasado, más probable que fracase en

el futuro, cuando es sometida a condiciones de cambio rápido” lo cual debería servirnos de

advertencia para los nuevos tiempos.

Es mucha el agua que ha corrido en los 15 años transcurridos desde que escribí aquel

cuadernillo, es mucho lo que internet, y la web, han cambiado la gerencia moderna (ver por

ejemplo Tapscott y Williams, 2008), es mucho también lo que ha cambiado el panorama

político de mi país Venezuela, pero en lo relativo a la gerencia de organizaciones

ciudadanas orientadas a facilitar la participación, es poco lo que hemos evolucionado en

nuestro medio desde aquel pequeño intento por facilitar la capacitación de personal

interesado en manejar organizaciones políticas, quizás por aquello de que en nuestra cultura

(¿venezolana?, ¿latinoamericana?): “en la sociedad tradicional el jefe lo sabía todo y el que

no era jefe simplemente tenía que esperar que pasara el tiempo para ir aprendiendo”. Y

cuando de adquirir nuevas tecnologías se trata, el jefe tradicional, pre moderno, no es el que

va a salir corriendo a adquirir aquello de lo cual, por desconocer, desconfía.

Objetivo del estudio

Una posibilidad en contrario en relación a la conocida inercia para adquirir nuevas

tecnologías, propia de cualquier organización en nuestra parte del mundo, podría

presentarse en el seno del movimiento juvenil, estudiantil para ser más preciso. En el caso

concreto del movimiento estudiantil venezolano, representado por las Federaciones de

Centros de Estudiantes de cada Universidad (FCE; que agrupan a los diferentes Centros de

Estudiantes de cada carrera) el uso de las tecnologías de información y comunicación

modernas (TIC’s) pudiese ser un factor interesante a la hora de encarar las tareas

gerenciales que la conducción de ese sector de la vida política nacional representa. Por su

misma juventud, por su falta de exposición al modelaje prolongado basado en la

experiencia de vida, este sector pudiese ser un interesante ejemplo del uso de nuevas

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tecnologías para mejorar la dirección y participación ciudadana en nuestra sociedad. Tema

perfecto para este grupo de trabajo: Recursos socio-técnicos para la participación política y

sobre como marcha la comunicación política en este siglo XXI en nuestro medio(ver por

ejemplo: Vinuesa, Maria L., 2007)

En este estudio pretendimos analizar la presencia de páginas web, blogs o media social

como mecanismos de vinculación de las FCE con sus comunidades-objetivo, y las visiones

“organizativas” que de las mismas tienen los dirigentes estudiantiles al frente de esas

organizaciones. Los resultados no son muy alentadores.

Metodología

Se aplicó un formulario de seis preguntas cerradas de múltiple escogencia y cuatro

preguntas abiertas que pretendieron indagar sobre: existencia o no de estructuras

organizativas en las FCU con responsabilidad en el área de comunicaciones y prensa, o con

el mantenimiento de una plataforma informática; grado de conocimiento de funciones de

computación o de uso de web 2.0, y mecanismos de comunicación entre los FCU y las

dirigencias estudiantiles o el propio estudiantado.

Específicamente, se esperaba del cuestionario:

a) Ubicar al encuestado en la estructura del movimiento juvenil, bien sea en Centros de

Estudiantes, o en la Federación respectiva.

b) Identificar el grado de conocimiento del entrevistado en relación a:

La existencia o no de estructuras organizativas para la comunicación e información, a

través de las figuras de responsables en comunicación y/o prensa y de responsables de

informática.

c) Existencia de:

Páginas web como expresión de presencia y fuente de información de las Federaciones de

Centros

Blogs, como canales de comunicación entre las Federaciones y los estudiantes (usuarios)

Grupo Facebook, como sitio de reunión social para los estudiantes miembros de la

Federación

En este punto también se incluyo la evaluación de la capacidad de retentiva (apego

valorativo) del sitio web (u otro) de la Federación correspondiente.

d) Capacidad de comunicación a través de teléfonos móviles y su acceso a internet

e) Conocimiento y utilización de funciones y programas de computación por parte de los

miembros de las Directivas del movimiento estudiantil

f) Identificar los canales de comunicación de “la dirigencia estudiantil”, consigo misma,

y con los “niveles inferiores” de sus respectivas organizaciones, y

g) Identificar valores en los estudiantes (dirigentes o no) en relación con la

comunicación, al tiempo de evaluar si los TIC’s aparecen como herramientas en este

proceso.

Los encuestados.- En el curso de realizar talleres para la capacitación en gerencia de

organizaciones políticas a directivos medios de FCE en varias ciudades del país, tuvimos la

oportunidad de aplicar un total de 63 encuestas a dirigentes provenientes de un total de 19

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instituciones de educación superior. De los encuestados un total de 32 (51%) resultaron ser

dirigentes electos a cargos de conducción en sus Centros de Estudiantes o FCU, mientras

que el resto (49%) eran miembros de equipos colaboradores de las FCU que no habían sido

electos por sus comunidades, sino designados por los directivos.

Resultados

Ante la pregunta de si su FCE poseía o no en su estructura organizativa alguna instancia

responsable de la función Comunicación y Prensa un total de 33 encuestados respondió que

si y 23 respondieron que no (4 NC), mientras que en relación a la existencia de estructuras

que atendiesen la función Plataforma Informática, 27 personas respondieron que si y 29

respondieron que no (7 NC). ¡Lo interesante es que las respuestas no correspondían

uniformemente a FCU de universidades que si tenían cubierta la función y otras que no,

sino que había todo tipo de respuesta al interior de cada FCU en cada universidad!

Lo anterior nos obligo a replantearnos si el problema, en lugar de ser de naturaleza

administrativa estaba más bien vinculado a posible “analfabetismo digital” de la dirigencia

encuestada. Esta última posibilidad pareciese ser la correcta cuando se analiza que 15 de los

encuestados informaron que su FCU poseía pagina web, 28 informó contar con grupo

Facebook, 6 con blog, pero solo 10 pudieron recordar de memoria el enlace en internet al

“site” de su organización. De nuevo en este conjunto de preguntas hubo respuestas en

ambos sentidos aun dentro de miembros de una misma FCU.

En apoyo a la hipótesis del “analfabetismo digital” también viene el resultado relativo al

conocimiento y utilización de diferentes posibilidades de la electrónica. De un 100% que

poseen teléfonos móviles, un 36,5% reportó poseer uno con acceso a internet del tipo

blackberry o equivalente; y aunque 100% de los entrevistados informo conocer internet,

menos del 30% reporta conocer tweeter o wiki y menos del 50% utiliza posibilidades como

las representadas por los grupos yahoo o los blogs. Aunque 96% indica conocer facebook y

más del 90% conoce los programas ya clásicos de Word, Excel y power point.

No en balde, al inquirir sobre como la FCU en cada una de sus universidades se comunica

con el universo estudiantil, la respuesta sigue siendo un vigoroso y pre

moderno: personalmente (visitando salones, personalmente, cafetín, visitas a los cursos,

hablando con ellos entre clases, pasillo, interpersonal; para un total de 25 respuestas) o por

vías tradicionales (panfletos, volantes, afiches y pancartas, comunicados en prensa y TV;10

respuestas) o por celular (14 respuestas), con una utilización equivalente de Facebook (13

respuestas). Ciertamente que aquí los entrevistados podían emitir más de una respuesta, sin

que por ello deje de llamar la atención que 13 encuestados no respondieron a esta pregunta

en los cuestionarios.

Lo que mas llama la atención, desde nuestro punto de vista, son los comentarios escritos

ante la interrogante final de la encuesta: ¿Algún comentario adicional sobre las comunicaciones entre

la Federación y los estudiantes?:

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Conclusiones

El “aprendizaje organizacional” en el movimiento estudiantil es un elemento interesante a

la hora de analizar la capacidad de gestión de este tipo de organización. En parte debido al

alto recambio de los dirigentes, derivado de las elecciones anuales (las directivas del

Movimiento Estudiantil tienden a renovarse anualmente) y del hecho de graduarse con tan

solo cuatro o cinco años en las instituciones de educación superior, como a la falta de

conocimientos o experiencia en la gerencia de organizaciones, se hace difícil acumular

conocimientos que faciliten o hagan más efectiva la labor de los dirigentes estudiantiles

universitarios. En otras palabras, fallas en la capacidad organizativa, la cual se encuentra

poco desarrollada, devienen en problemas de comunicación y de vinculación con otras

instancias del movimiento estudiantil. A pesar de ello, como es conocido, los movimientos

estudiantiles tienen y han tenido en el pasado un alto impacto en el devenir político de

nuestros países latinoamericanos.

Imaginemos como podría beneficiarse la acción del movimiento estudiantil con solo utilizar

más eficientemente los recursos a su disposición. Tomemos por ejemplo el caso de los

requerimientos comunicacionales al interior de una organización estudiantil en una

universidad cualquiera:

Una plataforma comunicacional coherente, construida para satisfacer las necesidades del

modelo presentado en la figura debería potenciar, no solo las vinculaciones entre la

directiva estudiantil y el cuerpo estudiantil, sino las vinculaciones con otros movimientos

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estudiantiles a nivel nacional e internacional. Pero es obvio de nuestros resultados que esta

no es la situación en la actualidad.

Dos elementos explicarían la presente situación: por una parte, la ya mencionada falta de

experiencia en gerencia organizacional de los integrantes del movimiento estudiantil,

“analfabetismo organizacional”. No es de esperar que estudiantes de ingeniería, medicina o

derecho hayan tenido oportunidad de conocer y aplicar herramientas sofisticadas de

“desarrollo organizacional”. El segundo elemento a analizar es el así llamado

“analfabetismo digital”, el hecho de que aun sintiendo la necesidad de contar con

herramientas (comunicacionales en este caso), no hayan sido instruidos los dirigentes

estudiantiles en las tecnologías de información y comunicación que pudiesen contribuir a

resolverles el problema.

Como se ha comentado en el marco del Grupo de Trabajo sobre “Adquisición de

competencias para la ciudadanía digital” del eje Educación para el Congreso 2009 de

cibersociedad (http://www.cibersociedad.net/congres2009/es/gts/adquisicion-de-

competencias-para-la-ciudadania-digital/5/): “La educación misma requiere ser redefinida a

fin de dar cuenta de dos procesos de orden distinto aunque complementario. En primer

lugar, la educación debe permitir la formación de ciudadanos (la alfabetización en

dispositivos de comunicación a partir del hecho político), a fin de incidir positivamente en

el proceso de formación ciudadana. Y en segundo lugar, la educación debe permitir dotar a

los ciudadanos con herramientas útiles para su aproximación crítica e informada al

cambiante mundo de las tecnologías de información y comunicación, a fin de posibilitar la

generación y el fortalecimiento de capacidades críticas y operativas en la construcción de

soluciones con aplicaciones tecnológicas a los problemas diagnosticados”. Ambas

situaciones podrían perfectamente manejarse dentro de estrategias orientadas a maximizar

las posibilidades de tener éxito al ingresar a los sistemas de educación superior (Kuh,

2007), pero desafortunadamente, en nuestro medio no se está dando ni en la extensión ni en

la profundidad requeridas, como pareciesen sugerir los resultados de esta evaluación. En el

caso particular de las dirigencias estudiantiles, donde podríamos aceptar que se ha dado el

proceso de socialización para la participación, nuestras universidades también pareciesen

estar fallando a la hora de facilitar dicha participación a través de la incorporación de las

tecnologías informáticas.

Nuestros resultados justifican adelantar la hipótesis que las oportunidades de participación

ciudadana que permiten las redes sociales no están siendo suficientemente consideradas por

la dirigencia estudiantil venezolana, aun a pesar de que se acepta que las TIC’s impulsan

transformaciones en la formación de los movimientos sociales y contribuyen en el

desarrollo de otras formas de activismo

(http://www.cibersociedad.net/congres2009/es/gts/recursos-socio-tecnicos-para-la-

participacion-politica/20/): “esto justifica la necesidad de estudiar mas detenidamente como

se operan y se entienden las nuevas formas de ejercitar la ciudadanía en una sociedad

caracterizada por la convivencia de las formas tradicionales de representación y por la

acción cada vez mas evidente de los avances tecnológicos presentes en las mas varias

manifestaciones de lo cotidiano. Partimos de la presuposición que aún es pronto para

afirmar o rechazar si las nuevas tecnologías afirmaran nuevas formas de ciudadanía y si las

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tradicionales irán a desaparecer o adaptarse bajo las presiones que generan las tecnologías

disponibles”. Si a lo anterior unimos el hecho de que a todo lo largo del mundo se

incrementan los esfuerzos por desarrollar más y mejor educación de alto nivel, con Asia y

el Oriente medio ganando aparentemente esta carrera (Krieger, 2008), debería ser motivo

de preocupación para los responsables de la educación superior en nuestro medio el

retroceso relativo que pudiésemos estar enfrentando.

Adicionalmente, no dejan de ser ciertas algunas generalizaciones que por necesidad deben

aplicarse al caso entre manos: por una parte, la capacitación de la dirigencia estudiantil

debe ser permanente, es claro que con tan alta tasa de recambio no se puede descuidar en

ningún momento la preparación de los nuevos cuadros de dirigentes que se suceden

vertiginosamente; el énfasis de la capacitación deberá orientarse a lo estratégico,

planificación y análisis de políticas públicas, a pesar de que el joven “gerente político” se

sienta mas atraído por obtener recursos que le permitan “profundizar su liderazgo”, la

verdad es que lo que se necesita es mayor capacidad de gestión por parte de esa dirigencia,

de allí que capacidad organizativa, comprensión de los fenómenos comunicacionales,

y “alfabetización digital” sean materias básica en las destrezas a desarrollar entre la

dirigencia estudiantil para obtener el máximo de las tecnologías de información en el

manejo rutinario de los movimientos estudiantiles en nuestra parte del mundo. Sin

embargo, tampoco deja de ser cierto que la estabilidad y fortaleza del Movimiento

Estudiantil debe provenir de la propia organización estudiantil, de aquí que el atender a las

deficiencias organizativas aquí señaladas debe ser asumido por el propio movimiento

estudiantil y su dirigencia como una de sus banderas. ¡He aquí un reto adecuado para la

pasión juvenil, asumir su propio desarrollo!

Bibliografía/Referencias

KRIEGER, Zvika, 2008, The education race, Newsweek, august 18/august 25, USA

KUH, George D. (Ed.), 2007, Piecing Together the Student Success Puzzle, ASHE Higher

Education Report, 32, 5, 1-167

ORDOÑEZ, Luis, 1994, Manual de Gerencia Política para Secretarios de Organización,

Caracas

TAPSCOTT, Don, Y WILLIAMS, Anthony D., 2008, Wikinomics: How mass

Collaboration Changes everything, (expanded Edition) Portfolio, USA

VINUESA, Maria Lourdes, 2007, Comunicación Política y Nuevas Tecnologías: La

Comunicación Política del Siglo XXI, Razón y Palabra, No. 55, Febrero-

Marzo,http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n55/mvinuesa.html Ba

jado el 03-03-09