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Tire New Wor/d, rS18. Ganriel Tallon. Imagen europea dellerrllorlo lIe la Nueva España.

Como era de esperarse, en los primeros años después de la Conquista, los cartógrafos europeos tuvieron que limitarse a representar a la Nueva España trazando exclusivamente el contorno de sus costas. Fue hasta 1579 que en el Tbeatrum Orbis Terl'arum de A. Ortelius pudieron conocerse por fin una buena cantidad de detalles , rasgos interiores y topónimos novohispanos representados en el mapa Húpania Novae puhlicado como parte de ese Atlas. Eran tiempos en los que las tierras desconocidas atraían a exploradores y aventureros, que al penetrar en ellas , reunían en mapas tanto sus impresiones de viaje como sus fantasías, sintetizando en documentos cartográficos imaginación y realidad.

Para finales del siglo XVI y principios del XVII, la Corona española requirió una serie de informes detallados a sus wlonias americanas

para diversos fines. Las disposiciones reales especificaban la exigencia de recabar información completa respecto a diversos a'ipectos geográficos: orografía, bahías, caminos, asentamientos, tierras, habitantes, minas y otros temas, a los que debenan responder las autoridades civiles y eclesiásticas. De esa labor resultaron documentos notables, denominados "Relaciones Geográficas" , como las de los reinos de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya, Nuevo León, etcétera.

Mal informados por corsarios, piratas y aventureros, los cartógrafos ingleses empezaron a representar" a la Baja California como isla. Este elTor prevaleció durante mucho tiempo, no obstante que el padre Eusebio Kino lo desmintió categóricamente al finalizar el siglo XVII. Fue talla fuerza del mito, que el rey Fernando VI optó por expedir una real cédula

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Alllél'i&8S,pl'Rll'itllllllls, 1138. Jan Jansson. la ponínsula de California so muestra como una Isla.

Carla ds/a California, en la que la península ya aparucu en su carácter real, mostrando que Calilornia no os una isla.

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en 1747, en la cual aclaraha la verdadera índo de la península de Baja California.

Quizá en algunas ocasiones, los mitos que surgían así eran una manera de ganLOtizar la exploración de territOlios Si.11 costo para la Corona Española. Abundaban en la Nueva España ambiciosos y aventureros sicmprc dispuestos a obtener riquezas f,íciles y rápidas por un golpe de fOltuna, pero no a amasarlas con base en el trabajo cotidiano. Por ello estaban listos para partir en cualquier momento, sufragando por sus propios medios expediciones que iban en persecución de quimeras, como las siete ciudades de oro de Cíbola y Quivira. Ya desde los años inmediatos a la conquista, Francisco de Coronado se encargó de organizar Wla de esas expediciones que salió de la ciudad de México en 1540.

Al iniciarse el siglo XVII resurgieron con fuerza estos mitos que atraían a toda clase de avenmreros, quienes pa11ían hacia el septentrión novo hispano en pos de las citadas a bola JI Quivira, el Estrecho de Anián o de Fuea, la Cal~/omia de las

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Sergas de Exp/anián. O bien, llevaban sus expediciones hacia el sur atraídos por la posihilidad de llegar hasta El Dorado.

Mientras tanto, uno de los problemas reales que más temprano motivó la producción ca110gráfica en la Nueva España fue el desagüe del Valle de México. El cosmógrafo alemán Heinricll Mat1in, mejor conocido por su nombre españouzado de Enrico Martínez, fue el Plimer cartógrafo acucioso y científico al presentar a las autoridades VÍlTeinales su proyecto de El Tajo de Nochistongo. A lo largo del periodo colonial, le sucedieron en el mismo propósito otros eminentes estudiosos, como Carlos de Sigüenza y Góngora , Joseph Antonio de Alzate y Ramírez, Joaquín Velázquez de León y varios más.

Precisamente a Carlos de Sigüenza y Góngora le corresponde el mérito de haber sido el primer cartógrafo mexicano que pl~eó y realizó una carta general del actual territolio nacional. Sigiienza y Góngora, nacido en la Ciudad de México en 1645 y sobrino del poeta culterano espai'iol Luis de Góngora y Argote, fue considerado cosmógrafo real desde 1680, yen 1692 emprendió una expedición de estudio a la actual Babia de Pensacola en el territorio de Texas, auspicjada por el virrey conde de Galve. Al año siglliente viajó hasta la Bama de Santa María de Galve, en la costa del territolio de la Luisiana, con el mismo patrocinio.

Sobre la base de las observacjones reauzadas durante estos viajes, así como en los documentos y cartas que había venido reuniendo desde 1680, trazó la primera carta. general de ]a Nueva España. El documento fue entregado a las autoridades virreinales, que se encargaron de hacerlo llegar hasta el rey. Nunca fue impreso, pero a su autor le valió el honor de ser invitado por el rey de Francia Luis XIV a ingresar en la Real Academia de Ciencias de París. Posteriormente, la carta general de Sigüenza y Góngora resultó ser la base fundamental en la que se apoyaron las primeras cartas generales novohlspana!; del siglo XVIll, como la de Joseph de Villaseñor y la de Joaquín de Alzate.

Durante la época colonial una importante fuente de produccjón de mapas estuvo radicada en las parroquias o curatos, por la necesidad de definir y asentar los límites y jurisdicciones de las autoridades eclesiásticas, tales como las provincjas del clero regular o las diócesis del clero secular. La cartografía generada con ese fin aporta además datos trascendentales acerca de la localización de antiguos pueblos indígenas, la extensión territorial de los gmpos étnicos o la de las lenguas que hablaban.

Entre toda la cartografía eclesiástica colonial destacan los documentos elaborados por los miembros de la Compañía de Jesús, y el lugar de honor en la cartografía jesuita le corresponde al

padre Francisco Eusebio Kino, nacido en Suiza en 1645 y llegado a la Nueva España en 1681 . Kino produjo 31 mapas de todo el noroeste de la Nueva España que constituyeron una de las contdbuciones más importantes al conocimiento geográfico del territorio. En su momento fue, junto con Sigüenza y Góngora, uno de los primeros Cal1ógrafos del territorio nacional a gran escala.

Aparte de esta contrihución , el más notable de sus logros fue probar de modo incontrove11ible que la Baja California es en realldad una península. Al costear el utoral a bordo de la embarcación de Isidro de Atondo y Antillón, Kino elaboró el mapa Passo p01' tierra á la California, y sus confinantes nuevas Naciones, JI nuevas Misiones de la Compañia de jesús en la América Septentrional, descubierto, aiiadido, y demarcado por el Padre Fl-ancisco Kino desde el año 1698 hasta el de 1701.

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Dan Carlos de Slgüenza r Gángora, primer cartogralo mexicano.

Pág. 3Z (arriba): li Secll Cllá f'lominati C¡vola. Cartográria Que representa la supuesta ubicación de las siete ciudades de Clvola.

Pá". 32 (abajo): Mapa del valle ds México. Elaborado originalmente por Slgüenla y Góngora para su provecto de desagüe.

Mapa del padre Eusebio Kino, que acabó con el mito de la Isla de Call1ornla.

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Vconlsmo Hldroterreo, O Mapa Ceograrieo de la América Septentrional. 1749. Elaborado por Joseph Antonio de Vlllaseñor y Slinc hez .

Mapa de la MIJY Noble, leal e Imperial Ciudad de México. 1753. De Juseph An tonio de Vitlaseñor y Sánchez.

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Mientra.~ tanto, antes de inaugurar el predominjo de la cartografía del neoclásico en la Nueva España, el geógrafo y cartógrafo más importante fue sin duda Joseph Antomo de Villaseñor y Sánchez, quien en 1749 publicó el Tbeatro Americano, que fue en su momento el más

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detallado y profundo estudio geográfico de la Nueva España hast.'l entonces emprendido. ta obra fue acompaiiada por el mapa Yconismo Hidroterreo o Mapa GeograPbico de la América Septentrional. Otra de Ia.~ obras maestras de ViUaseñor, y de la cartografía barroca novohispana en general, fue el Mapa de la /I..fuy Noble, Leal e Imperial Ciudad de México , publicado en 1753.

En la segunda mitad del siglo XVIII la cartografía novo hispana tuvo destacados exponentes como Joseph Antomo de Alzate y Ramil'ez y Joaquín Velázquez de León, pero además saltaron a la palestra otros cartógrafos completamente fonnados en la academia neoclásica y esplénilidos ejecuta.ntes de ella, como el ingeniero Miguel COl1stansó yel temente coronel de Dragones Diego García Conde. Además, se realizaron diversos viajes de exploración a los confines no bien definjdos del territorio de la Nueva España, que produjeron otros mapas relevantes.

Los primeros itinerarios y levantamientos topográficos, técnica propia de la que podJ"Ía denominarse cartografía neoclásica o "cartografía ilustrada", los realjzó la Subinspección de Ingenieros Militares de la Nueva España. Correspondió inaugurarlos al coronel de ingenieros Miguel de Santiestebao, probablemente en el año de ] 769.

Debido a las politica.<¡ marcadas por la nueva dinastía reinante en España, en la segunda mitad del siglo XVllI la mjnería se convirtió en la actividad económica más importante para la Nueva España.

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