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India Montse Azorín - Javier Bonel (esperitsviatgers.com) L as opciones convencionales para reco- rrer el país son dos: utilizar transpor- te público (una opción especialmente recomendada para budistas: creer en la reencarnación ayuda a no morir de un in- farto a cada adelantamiento) o alquilar un coche con conductor, opción que por di- versas razones, no nos atraía en absoluto. Después de mucho buscar, encontramos una agencia de alquiler de 4x4 dispues- ta a alquilarnos un coche para nuestro pe- riplo, para la mayoría, una auténtica te- meridad. CARRETERAS Y ORIENTACIóN Había quien pronosticaba que pasaría- mos todo el mes dando vueltas a la prime- ra rotonda de Delhi con la que tropezáse- mos, pero en este sentido no nos dejamos intimidar, así que asumimos con convic- ción afrontar algún que otro problema y añadimos una pizca de emoción al viaje. En cuanto a la conducción allí, se dice que no hay reglas, pero ¡sí las hay!… las suyas. Las bocinas son ensordecedoras a lo largo y ancho del país; pueblos, ciuda- des, montañas, callejuelas… no importa, las hacen sonar sin control, frenéticamen- te. Además, cualquier “cosa” puede so- brevenir a la calzada: coches, camiones, mulas, cabras, chatarra sobre ruedas, procesiones de vacas, carros tirados por camellos, elefantes, tuk-tuks… cualquier cosa, en cualquier momento. Mención VIAJE AVENTURA 88 SOLO AUTO 4x4 89 SOLO AUTO 4x4 Ladakh, el pequeño Tíbet La India es uno de esos países que debe visitarse al menos una vez en la vida, para enfrentarnos a nosotros mismos, para palpar su espiritualidad, para agotarnos con su ritmo vertiginoso… en definitiva, para ponernos a prueba. Y qué mejor modo para ponernos a prueba que recorrer el país en 4x4 y a nuestro aire.

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Page 1: India Ladakh, el pequeño Tíbet Montse Azorín - Javier Bonel ... VIAJE INDIA.pdf · de fotos más tarde nos retiramos a cenar. Nuestro viaje prosigue y la siguiente etapa de la

India

Montse Azorín - Javier Bonel (esperitsviatgers.com)

Las opciones convencionales para reco-rrer el país son dos: utilizar transpor-te público (una opción especialmente

recomendada para budistas: creer en la reencarnación ayuda a no morir de un in-farto a cada adelantamiento) o alquilar un coche con conductor, opción que por di-versas razones, no nos atraía en absoluto.

Después de mucho buscar, encontramos una agencia de alquiler de 4x4 dispues-

ta a alquilarnos un coche para nuestro pe-riplo, para la mayoría, una auténtica te-meridad.

Carreteras y OrientaCión Había quien pronosticaba que pasaría-

mos todo el mes dando vueltas a la prime-ra rotonda de Delhi con la que tropezáse-mos, pero en este sentido no nos dejamos intimidar, así que asumimos con convic-ción afrontar algún que otro problema y añadimos una pizca de emoción al viaje.

En cuanto a la conducción allí, se dice que no hay reglas, pero ¡sí las hay!… las suyas. Las bocinas son ensordecedoras a lo largo y ancho del país; pueblos, ciuda-des, montañas, callejuelas… no importa, las hacen sonar sin control, frenéticamen-te. Además, cualquier “cosa” puede so-brevenir a la calzada: coches, camiones, mulas, cabras, chatarra sobre ruedas, procesiones de vacas, carros tirados por camellos, elefantes, tuk-tuks… cualquier cosa, en cualquier momento. Mención

VIAJEAVENTURA

88 SOLO AUTO 4x4 89 SOLO AUTO 4x4

Ladakh, el pequeño TíbetLa India es uno de esos países que debe visitarse al menos una vez en la vida, para enfrentarnos a nosotros mismos, para palpar su espiritualidad, para agotarnos con su ritmo vertiginoso… en definitiva, para ponernos a prueba. Y qué mejor modo

para ponernos a prueba que recorrer el país en 4x4 y a nuestro aire.

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La carretera nos muestra sus intencio-nes: asciende rápidamente y sin titubeos hasta llegar al primer paso que debere-mos cruzar para llegar a nuestro destino, el Rothang La (3.978 m). A pesar de que su nombre significa literalmente “monta-ña de cadáveres”, en una clara referen-cia a todos los montañeros que murieron aquí congelados, a nosotros el lugar nos deja boquiabiertos. Por fin estamos ante la Cordillera del Himalaya. De izquierda a derecha, el rio Chandra se abre paso entre montañas avanzando directamente hacia el Valle del Lahaul.

haCer un altO en KeylOngLa ruta hasta Keylong, transcurre pláci-

damente siguiendo el curso del río, aden-trándonos por el Valle de Pattan. A nues-tro paso, pequeños pueblos de Himachal Pradesh: construcciones en madera y pie-dra, plantaciones de especies y cultivos en bancales que intentan ganarle la par-tida a laderas de vertiginosas pendientes.

Seis horas después de salir de Manali llegamos a Keylong, la capital del Lahaul, que a pesar de ser una pequeña aldea de montaña es una parada importante en la ruta entre Manali y Leh.

La vida en este pueblo, como en tantos de la India, transcurre en la calle: gen-te cocinando, trasiego constante, jue-gos, corrillos, baños en la fuente… Sin embargo, pronto percibimos que somos

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aparte merece el sentido de la marcha, éste también es un concepto ligeramen-te diferente: entrar a una autopista por su salida, bruscos cambios de sentido o dis-tancias de seguridad inexistentes. Esto y mucho más forman parte de lo cotidiano.

Ante esta situación, a priori desesperan-te, lo más sensato es no ponerse demasia-do nervioso, dejar en casa cualquier atis-bo de sentido común, ver cuáles son las reglas del juego e intentar adaptarse a ellas. Dichos consejos serán la mejor ga-

rantía de éxito. Eso sí, una vez en casa deberemos olvidar todos los conocimien-tos adquiridos por el bien de nuestro bol-sillo, las multas podrían acabar con nues-tra economía doméstica.

Por último, el estado de las carreteras es razonable y, con un buen mapa (a pesar de que el equipo óptimo incluye un buen GPS y cartografía digital), el país puede recorrerse sin demasiados problemas.

Después de descansar un día en Del-hi, nos disponemos a iniciar nuestra ruta.

Capital: Nueva DelhiExtensión: 3.287.595 km2

Población: 1.241.492.000 millones de habitantesDensidad población: 355 hab./km2

Moneda: Rupia india (1 euro = 2.931 ariary)Idiomas: Indi, Inglés, Asamés, Bengalí, Bodo, Cachemiro, Canarés, Dogri, Guyaratí, Punjabí, Sindhi, Tamil...Religión: hinduismo, budismo, yainismo, sijismo, judaismo, cristianismo, islamismoGobierno: República federal con democracia parlamentariaClima: Por su ubicación, extensión y orografia, la India tiene múlitples variedades climatológicas (tropical, subtropical, templada y alpina). Una buena época para descubrirla es entre noviembre y marzo, así se evitan también los monzones.

INDIA

Xxxxxxx xxxxxx xxxxx fueron algunos de los escenarios que envolvieron esta aventura. Xxxxxxx xxxxxx xxxxx fueron algunos de los escenarios que envolvieron esta aventura.

Nos entregan el coche puntualmente y lle-ga la hora de la verdad. ¿El reto? Inten-tar salir de Delhi en un tiempo razonable y dirigirnos a la región de Himachal Pra-desh por la Grand Trunk Road, una de las carreteras más largas y antiguas de Asia.

Los primeros días ya dejan entrever lo que nos espera más adelante: bosques de cedros, valles profundos, colosos de pie-dra, puentes colgantes que cruzan frago-rosos ríos, curvas y contracurvas o ba-rrancos verticales que desaconsejan la ruta a los sufridores. Ah, me olvidaba, y los omnipresentes camiones TATA, colori-dos y adornados con todo tipo de guirnal-das y luces que nos avisan “Blow horn”.

Cuatro largas jornadas más tarde lle-gamos a Manali. Hasta la década de los años sesenta era un núcleo de casas an-tiguas y templos de piedra. A día de hoy este encanto se ha perdido y la localidad está plagada de hoteles. ¿El motivo? Es punto de partida hacia Ladakh, Spiti y La-haul. Muchos viajeros cogen fuerzas aquí antes de emprender el duro viaje hacia las montañas.

De Manali a lehDebemos tener en cuenta que desde

aquí hasta Leh prácticamente no hay ser-vicios, por lo que aprovecharemos para comprar un depósito adicional (de plás-tico) y rellenar los tanques de gasolina al máximo, antes de dejar atrás Manali.

Xxxxxxx xxxxxx xxxxx fueron algunos de los escenarios que envolvieron esta aventura de Sin Límites 4x4, preludio de la que puede ser una nueva oferta de grandes viajes con

los únicos extranjeros del lugar y no pasa-mos desapercibidos. A nuestra curiosidad se une la suya, lo que convierte la situa-ción en un caldo de cultivo perfecto para entablar conversación y compartir juegos con algunos de los chavales que salen de la escuela. No sé muy bien cómo lo hemos conseguido, pero ellos tienen nuestras cá-maras y nosotros somos los modelos ¡so-mos la atracción del pueblo! Un centenar de fotos más tarde nos retiramos a cenar.

Nuestro viaje prosigue y la siguiente

etapa de la ruta es larga; así pues, nos ponemos en marcha antes de que salga el sol. La parte amable del madrugón es que la mayoría de camiones todavía no están en circulación y eso siempre es un peque-ño alivio. Tráfico al margen, la carretera de hoy es impactante. Si ayer todavía nos acompañaban montañas cubiertas por frondosos bosques, hoy, a medida que ga-namos altura, perdemos de vista la vege-tación. Las montañas van desprendiéndo-se de su manto verde para presentarnos

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VIAJEAVENTURA

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Xxxxxxx xxxxxx xxxxx fueron algunos de los escenarios que envolvieron esta aventura de Sin Límites 4x4, preludio de la que puede ser una

Xxxxxxx xxxxxx xxxxx fueron algunos de los escenarios que envolvieron esta aventura de Sin Límites 4x4, preludio de la que puede

Xxxxxxx xxxxxx xxxxx fueron algunos de los escenarios que envolvieron esta aventura de Sin Límites 4x4, preludio de la que puede ser una nueva

su cara más agreste y salvaje. Nos atrapa la definición perfecta de sus formas: cum-bres geométricas, valles perfilados, ríos le-chosos de fuerza inconmensurable… Se nos terminan los adjetivos. Decidimos cla-var en nuestras retinas esta imagen tan perfecta, sencillamente divina.

Paramos a comer en uno de los cam-pamentos a pié de carretera. Se trata de unas tiendas, similares a las yurtas don-de las familias nómadas (generalmente de Manali) ofrecen comida y alojamiento a los viajeros de paso. Los servicios en ge-neral son muy básicos, pero más que sufi-cientes para todos los que cruzamos esta región.

Es octubre y en esta época del año, la mayor parte de las familias ya están re-cogiendo sus enseres para volver a Mana-li, donde pasaran el invierno (a partir del 15 de octubre, la carretera permanece ce-rrada o, mejor dicho, el Estado no se res-

ponsabiliza de su mantenimiento y gene-ralmente la nieve la deja impracticable). Seguramente, su difícil acceso ha propi-ciado buena parte de los mitos que en-vuelven a esta cordillera. El día es un via-je en sí mismo y acumulamos quilómetros bache a bache. En este remoto lugar el si-lencio solamente se rompe por el rugido del motor de nuestro propio coche.

ir en un 4x4, vitalEn el último tramo del trayecto de hoy,

dejamos a un lado la carretera que segui-mos desde que salimos, la N-21, para se-guir un camino imaginario que nos lleva hasta el lago Tso Kar. El tramo de pista no es especialmente complejo, pero su traza-do es abrupto y en ocasiones cubierto de arena, por lo que disponer de un 4x4 es esencial para alcanzar el nuestro objetivo.

Dormimos a orillas del lago. Plantamos nuestra tienda en esta llanura infinita y nos dedicamos a disfrutar de la magia de este lugar amplificada, si cabe, por las últimas luces del día. Esta estampa bella y sere-na pone el punto y final ideal a un día in-tenso.

Al día siguiente retomamos nuestra ruta para cruzar el Taglang La (5.300 msnm), último escollo antes de llegar a Leh. Se-guimos la carretera, ahora en descenso, y nos llama la atención la cantidad de gente

trabajando en la carretera en condiciones extremas. Rostros duros, marcados por el rigor de la climatología de esta zona. Sol intenso, frío punzante y vientos poten-tes, que esculpen el rostro de los hombres que trabajan aquí, en el techo del mundo. La maquinaria es muy rudimentaria, casi nula (picos, palas, bidones de alquitrán, martillos y, sobretodo, sus manos). Estos hombres viven en pequeños destacamen-tos a pie de carretera. Unos trabajan, pro-bablemente por turnos; otros aprovechan para lavarse la ropa; otros preparan co-mida.

A partir de aquí la carretera se desplo-ma en caída libre y a medida que per-demos altura nos reencontramos con la “vida”. Es curioso, pero la frontera de los 3.500 metros de altitud marca una cla-ra diferencia en la vegetación del entor-no. Mientras estamos por encima, no te-nemos más compañía que la nieve; en cuanto descendemos, la vegetación gana la partida: árboles, bosques, cultivos y so-bre todo, pequeños pueblos… unos quiló-metros más y habremos llegado a Ladakh, el pequeño Tíbet.

ruta De la seDaLadakh es uno de los últimos reductos

de la cultura budista. A pesar de que po-líticamente pertenece a la India, su terri-

torio está en la vertiente norte de los Hi-malayas y, por lo tanto, forma parte del altiplano tibetano. Esta tierra, además, ha sido siempre lugar de paso de importan-te caravanas comerciales procedentes de la China conectando más allá, con la míti-ca Ruta de la Seda. La capital de la región es Leh, una pequeña población enclavada en un valle rodeado de montañas que re-basan ampliamente los 6.000 y a orillas del río Indo, uno de los grandes ríos sa-grados para hinduistas y budistas. Parece

que el pueblo se ha contagiado de la paz que transmite este entorno y para tratar-se de la India, es una localidad relajada.

Decidimos no darnos mucha tregua y salir a recorrer el Valle de Nubra, al nor-te de Leh. La carretera de nuevo coge altu-ra y nosotros quedamos absortos contem-plando el paisaje. En nuestra mente se nos agolpan recuerdos de esas clases de geo-grafía tan interminables en las que nos ex-plicaban qué era un glaciar, un circo o un valle. Ahora sólo hace falta mirar por la

ventana para ver la geometría perfecta de estos caprichosos accidentes geográficos. Y, como dice un amigo, “viajar te hace sa-bio”. En poco tiempo superamos los dos quilómetros de desnivel; hemos pasado de los 3.497 metros de Leh hasta los 5.606 de Kardung La. Las banderas de ora-ción esparciendo sus plegarias sagradas a los cuatro vientos nos anuncian que he-mos llegado a la cima del puerto. Debido a la proximidad con las fronteras de Chi-na y Pakistán, nos encontramos con de-

En invierno, el Estado no

se ocupa del mantenimiento de

la carretera, por lo que queda

impracticable por la nieve

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VIAJEAVENTURA

Esperitsviatgers.

VIAJEAVENTURA

En el número 342 de esta revista, publicamos un reportaje sobre África Austral. Se trataba

del primer artículo de viajes de Montse Azorín y Javier Bonel que incluíamos en nuestras páginas. En él explicamos extensamente quienes son estos dos apasionados de la aventura; y en el que aquí nos ocupa, consideramos oportuno hacer lo mis-mo, pero de una manera más abreviada. Senci-llamente lo hacemos para que aquellos que no tuvieron la oportunidad de conocerlos entonces (esperamos que sean pocos), lo puedan hacer ahora.

Quienes rubrican este reportaje sobre la Índia son dos viajeros aventureros, ávidos por cono-cer el mundo a su aire y con ganas de explicar sus experiencias a los demás. Con este objeti-vo crearon el blog esperitsviatgers.com, un espa-cio en internet donde quien lo desee puede or-ganizar su propio viaje en base a los consejos y viviencias de Montse y Javier. Asimismo, estan abiertos a incluir relatos y crónicas de otros inter-nautas. Para ellos, lo importante es disponer de un espacio en el que todos los viajeros puedan compartir su pasión.

Un blog de y para viajeros

Xxxxxxx xxxxxx xxxxx fueron algunos de los escenarios que envolvieron esta aventura de Sin Límites 4x4, preludio de la que puede ser una

Xxxxxxx xxxxxx xxxxx fueron algunos de los escenarios que envolvieron esta aventura de Sin Límites 4x4, preludio de la que puede ser una

zan los 5.000 metros de altura. Cada curva de la carretera es una aventura; cada quilómetro avanzado, un reto su-perado. Esta carretera que une Mana-li con Leh, es probablemente una de las rutas más bellas que jamás hemos reco-rrido. Aprovechamos las jornadas, cons-cientes de lo que cuesta avanzar por esta zona remota y mal comunicada. Pero to-dos estos inconvenientes redundan en una gran ventaja: un entorno puro y el man-tenimiento de antiguas tradiciones. Aquí uno entiende la grandiosidad de la natu-raleza, su fuerza y su energía. Las foto-grafías, como siempre, son un acto egoís-ta, un mero intento de plasmar la belleza del paisaje para nosotros. Pero no por ello dejamos de hacerlo. Fusilamos el pai-saje. Miramos orgullosos el display de la cámara y esbozamos una sonrisa porque sabemos perfectamente que lo que tene-mos ante nosotros no puede reducirse a una simple combinación finita de ceros y unos. Por muy compleja que sea ésta, los matices quedaran aquí, en Ladakh, a la espera de ser descubiertos por los ojos de otros viajeros.

Perdemos altura, nos reencontramos con los bosques y la vegetación; nos es-pera el bullicio, la India… pero antes, pa-ramos el motor del coche, respiramos pro-fundamente, y disfrutamos la última vez del majestuoso Himalaya. Seguimos nues-tro viaje… 6

cenas de camiones militares a toda hora recorriendo las carreteras de la zona en convoy. A pesar de ello, ni un solo control militar. Parece que las relaciones con los vecinos, son razonablemente cordiales, es sólo por si acaso o, como dicen ellos, “just in case” (significa lo mismo en ingés).

El siguiente punto de la ruta es el Valle de Nubra, con su paisaje lunar. Es com-pletamente desértico, sin ningún tipo de

vida a nuestro paso. Además, parece que la composición de las montañas ha cam-biado radicalmente. Los picos parecen blandos, como si se deshicieran, polvo en suspensión, carreteras difuminadas por la arena y incluso dunas de arena. Avanza-mos hasta Diskit, donde dormimos. Se tra-ta de un lugar tranquilo en un enclave pre-cioso. Esparcidos por el valle y siempre en lo alto de algún cerro, monasterios budis-

tas salpican el paisaje de motas blancas. Recintos sencillos pero confortables, edi-ficios que transmiten serenidad por todos sus poros. Calma y sosiego que perturba-mos con los “clicks” frenéticos de nuestras cámaras.

Siguiendo por el valle, nos encontra-mos con las Dunas de Hunter. ¿Estamos en Marruecos? Por un momento, nos des-ubicamos. Estos recónditos valles son un regalo para el viajero que osa retar a los dioses y plantarse en este lugar del pla-neta. Ladakh, entre otros muchos signifi-cados, puede traducirse como la “tierra de los muchos pasos de montaña”; y los ladakhíes, como a muchos tibetanos, no les hace demasiada gracia ascender a las montañas -“Son las morada de los dio-ses”-. A pesar de ello, esta región fasci-na a los montañeros y, a día de hoy, los grupos de trekkers son muy habituales en verano.

se aCerCa el finalDe camino al Rajasthan. La primera

etapa de nuestro viaje llega a su fin, nos esperan unas duras jornadas de carrete-ra hasta llegar a nuestro siguiente desti-no. Deshacemos nuestros pasos para vol-ver a Manali y de allí, dejando a nuestras espaldas la sobrecogedora Cordillera del Himalaya conducimos hasta Amritsar, el fortín de la cultura Sij para luego aden-trarnos por el vasto desierto del Rajas-than.

Salimos de Leh de madrugada. Nos es-peran dos días de camino, casi 500 qui-lómetros y tres pasos de montaña que ro-

Xxxxxxx xxxxxx xxxxx

fueron algunos de los escenarios que

envolvieron esta aventura de Sin

Límites 4x4, preludio de la que puede ser una nueva oferta de

grandes viajes con Argelia como destino.

Lo mejor del viaje es

disfrutar del embelesador

paisaje en medio de una calma

extraordinaria

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