imperialismo cuadro comparativo

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Hegemonía británica y la confrontación de intereses imperialistas..., Países Imperialista Actividad 19.- Tabla Hegemonía británica y la confrontación de intereses imperialistas..., Países Imperialista, Responder con su libro Páginas 120, 122 a 125 y el texto que viene como complemento al final de la tabla (no se tiene que imprimir el texto anexo solo la tabla) Principales Países Imperialistas Principales Posesiones en el Mundo Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte Francia Alemania Holanda Bélgica Japón

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CUADRO COMPARATIVO IMPERIALISMO

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Page 1: Imperialismo Cuadro Comparativo

Hegemonía británica y la confrontación de intereses imperialistas..., Países Imperialista

Actividad 19.- Tabla Hegemonía británica y la confrontación de intereses imperialistas..., Países Imperialista, Responder con su libro Páginas 120, 122 a 125 y el texto que viene como complemento al final de la tabla (no se tiene que imprimir el texto anexo solo la tabla)

Principales Países Imperialistas

Principales Posesiones en el Mundo

Reino Unido de la Gran Bretaña e

Irlanda del Norte

Francia

Alemania

Holanda

Bélgica

Japón

Imperio Ruso

España

Page 2: Imperialismo Cuadro Comparativo

Portugal

TEXTO DE APOYO

Hegemonía británica y la confrontación de intereses imperialistas..., Países Imperialista

La disputa por África.

Los europeos controlaban una parte relativamente pequeña del continente africano antes de 1880. Anteriormente, cuando sus intereses económicos se encontraban más limitados (en el caso de África, al comercio de esclavos, principalmente), los Estados europeos, en general, estaban satisfecho con lidiar con los Estados independientes ya existentes y no habían intentado establecer el control directo sobre los vastos territorios africanos. En su mayor parte, la presencia occidental en África se había limitado a controlar la red de comercio regional y en establecer ciertos puntos de apoyo donde los extranjeros pudieran realizar sus actividades misioneras y comerciales. Sin embargo, durante las últimas dos décadas del siglo XIX la búsqueda de colonias se convirtió en una competencia conforme la mayoría de los Estados europeos se involucraban en una carrera por el control de territorios.

Durante las guerras napoleónicas los británicos se habían establecido en Sudáfrica al tomar el control de Ciudad del Cabo, originalmente fundada por los holandeses. Después de las guerras napoleónicas los británicos impulsaron a los colonizadores a trasladarse a lo que ellos conocían como la Colonia del Cabo. Las políticas británicas disgustaron a los bóers o afrikaners, tal como era llamados los descendientes de los colonos holandeses, de modo que ello los llevó a emigrar en 1835 hacia el norte, en el Trek, hacia la región entre los ríos Orange y Vaal (más tarde conocida como Estado Libre de Orange) y al norte del río Transvaal). Sin embargo, las hostilidades entre los gobiernos ingleses y los bóers continuaron. En 1877 el gobernador inglés de la colonia del Cabo tomó Transvaal, pero una revuelta bóer llevó a que el gobierno inglés reconociera Transvaal como la República pendiente de Sudáfrica. Estas luchas entre ingleses y bóers no evito que los grupos blancos masacraran y subyugaron a los pueblos zulú y xhosa de la región.

En la década de 1880, la política inglesa en Sudáfrica fue determinada, en gran medida, por Cecil Rhodes (1853-1902). Rhodes fundo las compañías explotadoras de diamantes y de oro que monopolizaban la producción de estas preciadas mercancías y le permitieron tomar el control de un territorio al norte del Transvaal al que llamo Rodesia por su propio nombre. Rhodes era un gran campeón de la expansión inglesa, una vez dijo: "Si hubiera un Dios creo que lo que le gustaría que yo hiciera es pintar cuanto sea posible de África con el rojo británico".

Uno de sus objetivos era crear una serie de colonias británicas desde "Ciudad del Cabo hasta El Cairo", todas enlazadas por vías de ferrocarril. Sin embargo, sus ambiciones imperialistas lo llevaron al colapso en 1896, cuando el imperio británico lo obligó a renunciar como primer ministro de colonia del Cabo después de que conspiró para derrocar al gobierno sudafricano de la nueva República de Sudáfrica sin la aprobación británica. Aunque el gobierno inglés había deseado evitar la guerra con los sudafricanos, no pudo impedir que los extremistas de ambos lados se precipitaran hacia un conflicto.

La guerra de los Bóers desde 1899 hasta 1902, cuando los bóers fueron superados por un ejército inglés más numeroso. La política británica hacia los derrotados fue notablemente conciliatoria. Transvaal y el Estado Libre de Orange tenían gobiernos representativos en 1907 y en 1910 se creó la Unión de Sudáfrica. Al igual que Canadá, Australia y Nueva Zelanda, se convirtió en un dominio completamente autónomo dentro del Imperio Británico.

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Otras posesiones británicas.

Los ingleses mostraron un interés activo en Egipto después de que el Canal de Suez fue abierto por los franceses en 1869. Creyendo que era su ruta de salvación para llegar a la India, los británicos trataron de ejercer el control del área del canal. Egipto era un estado sólidamente establecido con un gobierno musulmán autónomo, pero eso no impidió que los ingleses situaran allí una fuerza expedicionaria en 1882. Aunque declararon que su ocupación era sólo temporal, pronto establecieron un protectorado en Egipto. Desde Egipto, los ingleses se movilizaron hacia el sur, hasta Sudán, y lo tomaron tras haber evitado una guerra incidental con Francia. Para no quedarse atrás, Italia se unió a la lucha imperialista. Su humillante derrota contra los etíopes en 1896 sólo condujo a que los italianos lo intentaran de nuevo en 1911, cuando invadieron y tomaron Trípoli otomana y la renombraron como Libia.

Las posesiones portuguesas y francesas.

Antes de 1880, los demás asentamientos europeos en África únicamente habían sido establecidos por los franceses y los portugueses. Estos últimos se mantuvieron dentro de sus asentamientos de Angola en la costa occidental y de Mozambique en la costa oriental. En 1830 los franceses habían comenzado la conquista de Argelia en el norte musulmán de África, aunque no fue sino hasta 1879 cuando se implantó la autoridad civil francesa. El año siguiente, 1880, el conflicto europeo por las posesiones en África cobró fuerza. Hacia el año 1900 los franceses habían añadido la gran área de África Occidental Francesa y de Túnez a su gran imperio africano. En 1912 los franceses establecieron un protectorado sobre gran parte de Marruecos; el resto se dejó para España.

Bélgica y África Central.

África Central también fue añadida a la lista de colonias europeas. El interés popular por las abrumado-ramente densas junglas tropicales de África Central primero surgió en las décadas de 1860 y de 1870 por los exploradores, como el misionero escocés David Livingston y el periodista anglo estadounidense Henry M. Stanley Pero la verdadera fuerza conductora de la colonización de África Central fue el Rey Leopoldo II (1865-1909) de Bélgica, quien emprendió de manera entusiasta la tarea de crear un imperio belga en África: "Abrir la civilización", dijo, "a la única parte del globo donde ésta no ha penetrado, para traspasar la oscuridad que envuelve a poblaciones enteras, es una cruzada, si se me permite decirlo así, una cruzada digna de este siglo de progreso". Sin embargo, como suele suceder con estos tipos de discursos, las ganancias eran mucho más importantes para Leopoldo que el progreso; su trato hacia los africanos era tan brutal que incluso los demás europeos condenaron sus acciones. En 1876 Leopoldo creó la Asociación Internacional para la Exploración y Civilización de África Central y convenció a Henry Stanley de establecer poblados belgas en el Congo. Alarmados por las acciones de Leopoldo, los franceses también se movilizaron en el territorio al norte del río Congo.

Posesiones de Alemania.

Entre 1884 y 1900 la mayor parte del resto de África se repartió entre los poderes europeos. Alemania se integró a las filas del imperialismo colonialista de esa época. Inicial-mente Bismarck había menospreciado el significado de las colonias, pero conforme las presiones políticas internas a favor de un imperio alemán se intensificaron, se transformó en un converso político del colonialismo, aunque sin verdadera fe. Como él mismo lo expresó: "Todo este asunto colonial es una farsa, pero lo necesitamos para las elecciones". Los alemanes establecieron colonias en el suroeste de África, los territorios de Camerún, Togolandia y Tanganica.

El impacto sobre África.

Hacia 1914, Inglaterra, Francia, Alemania, España y Portugal se habían repartido todo el continente africano (véase mapa 24.1). Sólo Liberia, fundada por los esclavos estadounidenses emancipados, y Etiopía seguían siendo formalmente Estados libres. A pesar de las racionalizaciones "humanitarias" con respecto a la "carga del hombre blanco", África había sido violentamente conquistada por los Estados europeos determinados a crear imperios coloniales. Cualquier pueblo que osara resistirse (a excepción de

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los etíopes, quienes habían derrotado a los italianos) era simplemente destrozado por la fuerza militar superior de los europeos.

El imperialismo en Asia.

Aunque Asia había estado abierta a la influencia occidental desde el siglo XVI, no mucho de su inmenso territorio había caído bajo control directo de los europeos. Los holandeses se habían establecido en las Indias Orientales, los españoles estaban presentes en las Filipinas, y los franceses y portugueses tenían puestos comerciales en la costa de la India. China, Japón, Corea y el sudeste de Asia habían logrado evitar la ocupación de casi todos sus territorios por las potencias occidentales. Sin embargo, los británicos y los rusos eran los que habían colonizado la mayor parte del territorio asiático comparación con los demás países del continente europeo.

No fue sino hasta que comenzaron exploraciones en Australia por el Capitán James Cook entre 1768 y 1771 que Gran Bretaña tuvo un interés activo en el oriente. Esta disponibilidad de tierra para el pastoreo de borregos y el descubrimiento del oro en Australia condujeron a un flujo de colonizadores que masacraron a muchos de los habitantes indígenas. En el año 1850 el gobierno de Londres les concedió, prácticamente, a las diversas colonias australianas la absoluta autonomía y 50 años más tarde, el enero de 1901, todas las colonias se unificaron en la Comunidad de Naciones del Imperio Británico. Cerca de Australia estaba Nueva Zelanda, a la que los ingleses habían declarado colonia en el año 1840, y que obtuvo el estado de "dominio" en 1907.

Una empresa comercial privada conocida como la British East India Company (Compañía Británica de las Indias Orientales) había sido responsable de subyugar gran parte de la India. Sin embargo, en 1858, tras una revuelta de los cipayos, o sea de las tropas indias del ejército de la British East India Company, las fuerzas rebeldes habían sido aplastadas y el Parlamento Británico transfirió los poderes de la compañía directamente al gobierno en Londres. En 1876, el título de emperatriz de la India fue otorgado a la reina Victoria; los indios eran ahora sus súbditos coloniales.

La expansión rusa en Asia fue consecuencia lógica de su tradicional crecimiento territorial. Los exploradores rusos habían penetrado en el territorio inhóspito de Siberia en el siglo XVII y llegaron a la costa del Pacífico en 1637. En el siglo XVIII los rusos reclamaron el territorio de Alaska, que vendieron a Estados Unidos en 1867. Gradualmente, los colonizadores rusos se fueron trasladando hacia la fría e imponente Siberia. En total, se establecieron siete millones de rusos en Siberia entre los años 1800 y 1914, y para entonces, 90% de la población era eslava y no asiática.

Los rusos también se desplazaron hacia el sur, atraídos por climas más cálidos y el desmoronamiento del Imperio Otomano. Hacia 1830 los rusos habían establecido el control sobre toda la costa septentrional del Mar Negro y luego continuaron avanzando hacia Asia Central, asegurando la región transcaspia en 1881 y Turkestán en 1885. Estos avances llevaron a los rusos hasta las fronteras de Persia y Afganistán, donde los británicos también tenían intereses debido a su deseo de proteger sus posesiones en la India. En 1907 rusos y británicos acordaron hacer de Afganistán un Estado con calidad de amortiguador entre el Turkestán ruso y la India británica, y dividir Persia en dos esferas de influencia. Detenidos por los ingleses en su expansión hacia el sur, los rusos se trasladaron hacia el oriente de Asia. La ocupación rusa de Manchuria y su intento de internarse en Corea trajeron la guerra junto con la nueva potencia impe-rialista: Japón. Después de perder la guerra ante Japón en 1905, los rusos accedieron a un protectorado japonés en Corea y su expansión rumbo a Asia llegó a detenerse de forma temporal.

China.

Las fuerzas del imperialismo después de 1880 condujeron a los occidentales a desplazarse hacia las nuevas áreas de Asia que habían permanecido hasta ese entonces libres de su influencia. Hacia el siglo XIX la dinastía Mancha, que gobernaba el Imperio Chino, estaba mostrando signos de decadencia. En 1842, los ingleses habían obtenido (por medio de la guerra) la isla de Hong Kong y los derechos comerciales de varias ciudades chinas. Otras naciones occidentales pronto se apresuraron a obtener

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privilegios comerciales similares. Los intentos chinos de resistirse a esta invasión extranjera condujeron a derrotas militares y a nuevas demandas. Sólo la rivalidad entre las propias grandes potencias previno la absoluta desintegración del Imperio Chino. En cambio Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia, Estados Unidos y Japón establecieron esferas de influencia y contratos de arrendamiento a largo plazo de territo-rios chinos. En 1889, presionados por el secretario de Estado de Estados Unidos, John Hay, los chinos accedieron a aceptar una política de "puertas abiertas" por la que ningún país restringiría el comercio con los demás en su esfera de influencia.

Japón y Corea.

Japón evitó la intrusión occidental hasta 1853-1854, cuando las fuerzas navales estadounidenses, bajo el comando del comodoro Matthew Perry, obligó a los japoneses a concederle a Estados Unidos privilegios comerciales y diplomáticas. Sin embargo Japón logró evitar la suerte de China.

Corea había excluido en buena parte a los occidentales. El destino de Corea fue determinado, primero, por la lucha entre China y Japón en 1894-1895, y más tarde entre Japón y Rusia en 1904-1905. Las victorias de Japón le dieron una clara superioridad y en 1910 Japón formalmente se anexó a Corea.

Sudeste de Asia.

En el sudeste de Asia, Gran Bretaña estableció el control sobre Burma (la actual Myanmar) y los Estados Malayos, mientras que Francia desempeñaba un activo papel en sometimiento de Indochina. La ciudad de Saigón fue ocupada en el año de 1858 y cuatro años después fue tomada Cochinchina.

En la década de 1880 los franceses extendieron su "protección" Camboya, Annam, Tonkin y Laos, y los organizaron en la Unión Indochina Francesa. Sólo Siam (Tailandia) permaneció libre como un Estado amortiguador debido a la rivalidad entre franceses e ingleses.

Las islas del Pacífico fueron también la escena de una gran competencia entre potencias y presenciaron la entrada de Estados Unidos al escenario imperialista. Las Islas de Samoa se convirtieron en la primera colonia importante estadounidense; las islas de Hawai serían las siguientes en poco después de que los estadounidenses habían convertido Pearl Harbor en una estación naval en el año 1887, los colonizadores tomaron el control de la industria azucarera de las islas. Cuando los nativos hawaianos intentaron reafirmar su autoridad, los marines de Estados Unidos fueron llevados al área para "proteger las vidas" de los estadounidenses. Hawai fue anexado a Estados Unidos en 1898 durante la era de fervor nacionalista, como consecuencia de la guerra hispano-estadounidense. La victoria sobre España impulsó a los estadounidenses a extender su imperio al ocupar Puerto Rico, Guam y las islas Filipinas. Aunque los filipinos deseaban la independencia, los estadounidenses se rehusaron a concedérsela. Como dijo el presidente William McKinley, Estados Unidos tenía el deber de "educar a los filipinos, elevarlos y cristianizarlos", una sorprendente declaración en vista de que casi todos ellos habían sido católicos romanos durante siglos. Tomó tres años y 60,000 elementos del ejército para "pacificar" Filipinas y establecer el control estadounidense.