imágenes y textos para la creación de un tipo iconográfico

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De la perspectiva social y la finalidad del milagro de las colecciones

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Imágenes y textos para la creación de un tipo iconográfico: Santiago

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Page 1: Imágenes y Textos Para La Creación de Un Tipo Iconográfico

De la perspectiva social y la finalidad

del milagro de las colecciones

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He querido realizar este trabajo sobre el libro segundo, los milagros de Santiago, debido a la

sorpresa que me ha causado su lectura. Posiblemente, cualquier profano que, como yo, se

disponga a leer una recopilación de veintidós milagros, esperaría encontrarse con una serie

de relatos prodigiosos acerca de la vida del santo, una hagiografía, si bien este no es el caso,

ya que aquí los prodigios suceden para auxiliar o beneficiar a terceros: Santiago resucita a

muertos, cura enfermedades, libera a presos o perdona graves pecados.

Me he servido como punto de partida del trabajo de la profesora María Jesús Lacarra1, en el

que realiza un estudio singularizado de alguno de los milagros y que además me ha

permitido hacerme una idea del modo en que se configura un milagro, cómo se transforma

con el paso del tiempo y su fusión con las tradiciones locales e incluso la importancia que

pueden llegar a tener estas historias como contribución a la difusión de una serie de

motivos hagiográficos e iconográficos que llegan a tener tal éxito que en ocasiones

terminan casi por suplantar a los episodios de la vida del Apóstol.

También me he valido de la lectura del artículo del filólogo Fernando Baños Vallejo2 que si

bien no trata sobre Santiago, sino sobre Santo Domingo, me ha servido enormemente para

comprender la doble finalidad que tienen todos los milagros, por un lado como intento de

divulgación teológica, tratando de llegar al máximo número posible de receptores y por otra

parte como instrumento didáctico.

Así pues, en este breve trabajo trataré de analizar un milagro no solo desde el punto de

vista histórico o teológico, prestando atención a sus cualidades formales y rasgos

característicos esenciales sino también a su significado como documento sociológico,

atendiendo a los fines didácticos que persiguen generalmente estos milagros: la alabanza, la

ejemplaridad, la difusión de dogmas…

1 María Jesús Lacarra: “Cuentos y leyendas en el Camino de Santiago”, en Mª del Carmen Lacarra Ducay (coord.), Los caminos de Santiago. Arte, Historia y Literatura. (Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 2005), pp. 285-312. 2 Fernando Baños Vallejo: “Lo sobrenatural en la vida de Santo Domingo”, Berceo, 110-111 (1986), pp. 21-32.

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El libro de los milagros, el II, constituye una recopilación de veintidós milagros. Estas

narraciones son episodios autónomos, con su propia estructura y asunto, su comienzo y su

final que es independiente del conjunto. Es decir, son historias autosuficientes que no

precisan de las demás para poder captar su sentido y significado. Sin embargo, también

poseen alguna característica común, como su esquema estructural que se repite

frecuentemente. Esta estructura es característica de las colecciones medievales de milagros,

conformadas por episodios narrativos autónomos unidos por el relator.

Desde un punto de vista formal, estos milagros coinciden con un modelo literario

específico cuyas características se establecen a lo largo de los siglos XII y XIII de tal

manera que en la narración del milagro se produce un cambio fundamental, ahora los

prodigios no suceden para señalar al santo, sino al devoto que necesita ser auxiliado.

Generalmente, el relato culmina con el agradecimiento del fiel creyente y el anuncio público

del milagro. La mayor parte de los milagros que se incluyen en esta recopilación pertenecen

a esta categoría que podríamos denominar “milagros de socorro” en los que Santiago

protege a sus peregrinos de enfermedades, de posaderos codiciosos, de la prisión, de

peligrosas batallas…

Respecto a las diferentes características de los milagros, algunos estudiosos llaman la

atención sobre la autonomía de las colecciones de milagros, como la que aquí nos ocupa,

diferenciándolas del milagro de la hagiografía3. Algunas de las conclusiones que se deducen

de esta oposición son:

- El protagonista del milagro hagiográfico es un santo, alguien destacado por sus

virtudes que recibe el favor divino debido a su rectitud. Sin embargo, el

protagonista de los milagros de las colecciones es una persona pecadora que recibe

la ayuda divina por piedad, no como gratificación por su actitud.

- En el milagro hagiográfico, el público ya sabe que algo extraordinario sucederá,

debido a que la facultad de realizar hechos prodigiosos es algo que Dios concede al

santo y que entra dentro de la vida natural del personaje, sin embargo, el milagro de

3 Uda Ebel: Das altromanische Mirakel. Ursprung und Geschichte einer literarischen Gattung, (Heidelberg, Carl Winter, 1965); Jesús Montoya: Las colecciones de milagros de la Virgen en la Edad Media (El milagro literario), (Granada, Universidad, 1981); Mercedes Brea y Elvira Fidalgo: «Hacia una tipología del milagro literario», Crisol, 4 (2000), pp. 111-133.

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las colecciones se presenta como un suceso único e irrepetible en la vida del

protagonista de la historia.

- En muchos de los milagros de las colecciones, se plantea la dialéctica posesión de

Dios / posesión del Demonio, mientras que en el milagro hagiográfico, la salvación

del santo no ofrece ninguna duda.

En este punto, parece conveniente analizar un milagro de entre los que forman la colección

que nos ocupa con la finalidad de comprobar si reúne alguna de las características hasta

aquí comentadas. He escogido, por sus connotaciones especialmente dramáticas y por lo

espectacular que me ha parecido la narración, el milagro número XVII, “el romero

mutilado”. Cerca de Lyon vivía una casta existencia al lado de su viuda madre un humilde

peletero llamado Giraldo, gran devoto de Santiago que solía acudir todos los años en

peregrinación hasta su tumba. Cierto día, después de algún tiempo de continencia y justo

antes de emprender el viaje, fue vencido por el placer de la carne. Ya en el camino,

acompañado por dos vecinos y un borrico, encuentran a un mendigo al que alimentan y

deciden llevar con ellos por piedad y amor al Apóstol. Durante la ruta, a Giraldo se le

aparece el demonio bajo la apariencia de Santiago recriminándole el haber empezado el

camino sin antes confesarse por haber sucumbido al pecado de la lujuria. Giraldo,

tremendamente apenado, se plantea regresar para hacer las cosas correctamente, es decir,

confesarse ante su cura y hacer penitencia de sus pecados peregrinando, pero nuevamente

se le aparece el demonio (siempre bajo la apariencia de Santiago) para indicarle la única

manera de salvarse de tan grande falta: “córtate en seguida las partes viriles con las que

pecaste”. Giraldo se resiste alegando que si lo hace se morirá y el suicidio es un pecado,

pero el demonio lo tranquiliza diciéndole que de ese modo se convertirá en un mártir y él

vendrá a recoger su alma. Confiado, el peregrino espera a que llegue la noche, coge su

cuchillo y se amputa sus partes viriles. Sus compañeros, al verlo agonizante y temiendo que

los acusen de su muerte, huyen abandonándolo con el asno y el pobre al que habían dado

de comer. Cuando al día siguiente los vecinos llevan el cuerpo a la iglesia para enterrarlo,

repentinamente vuelve a la vida y les cuenta a los presentes su maravillosa experiencia: al

quitarse la vida, un tropel de demonios le arrebataron su alma para llevarla a los tormentos.

En su marcha, cerca de Roma, fueron interceptados por Santiago que reclamó a su

peregrino. Para dirimir el asunto, tiene lugar un juicio en un prado cercano a San Pedro y

presidido por la Virgen María. Santiago, asumiendo el papel de abogado defensor, relata el

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engaño al que fue sometido Giraldo. Ante las evidencias, María amonesta a los demonios y

ordena que el alma del peregrino sea devuelta a su cuerpo, de lo que se encarga Santiago

personalmente. La narración termina contando como Giraldo cura sus heridas y muestra

sus cicatrices. Una vez recuperado continúa su viaje y se encuentra con sus compañeros

que regresaban y les cuenta lo ocurrido para que difundan la noticia a su vuelta.

Según parece, resulta posible atribuir a este relato las que anteriormente he enumerado

como características propias del milagro de las colecciones:

- El protagonista de la historia es un pecador que recibe auxilio.

- El milagro es un suceso único, irrepetible y extraordinario en la vida del

protagonista.

- Dialéctica posesión de Dios / posesión del demonio. En el relato tiene lugar una

tensión de fuerzas entre el bien y el mal e incluso un juicio en el que se ponen a

prueba los diferentes poderes.

No es extraño en relatos de este tipo que el demonio se transforme en doncella, monje,

ángel, etc., para engañar a los humanos, si bien en esta ocasión se da una vuelta de tuerca al

aparecerse al peregrino bajo la apariencia del mismísimo Santiago e induciéndole a llevar a

cabo el peor de los pecados que puede cometer un cristiano, el suicidio. La Iglesia recurría a

narraciones como esta para mostrar a los fieles cómo podían salvarse de la condena eterna.

En él se contrapone el pecado a una vida de castidad y se insiste en que el protagonista ha

sido inducido al suicidio por el demonio, que se le presenta bajo una falsa apariencia para

engañarlo. Así pues, podemos ver a Santiago como protector y defensor de sus peregrinos.

Finalmente, se insiste en cómo se fue divulgando el milagro ya que muchos pudieron ver

con sus propios ojos las cicatrices en el cuerpo de Giraldo.

Como ya señalé anteriormente, son mayoría en esta colección los que he denominado

como “milagros de socorro”. Ahora podemos intuir en la narración la intención de esta

inclinación, que no es más que la voluntad propagandística del santuario así como tratar de

convencer a los peregrinos de que contarán con la protección del santo en su camino.

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A partir de todas estas características, algunos estudiosos deducen el objetivo social del

milagro: la alabanza.4 El hecho de que el beneficiario del prodigio sea un simple y humilde

pecador, aproxima la narración a la mayoría de los fieles. Por otra parte, la admiración es

aún mayor cuando la salvación se produce en una situación límite, es un hecho sobrenatural

que Dios (o la Virgen como en este caso) concede gracias a un valedor (Santiago como

abogado defensor), con la consiguiente alabanza de la Virgen y de Santiago.

Como vemos, no se pueden analizar estos textos únicamente desde un punto de vista

histórico o teológico, ya que se corre el riesgo de dejar escapar lo esencial: su significado

como documentos sociológicos. No son pues, estos milagros, un tratado culto y conceptual

de teología, pero sí un intento de divulgación teológica. Por la finalidad divulgativa (se

dirige al mayor número posible de receptores) y por el carácter doctrinal, las perspectivas

sociológicas y teológicas no se excluyen, sino que se complementan.5

Recapitulando, se pueden destacar las siguientes conclusiones:

- Para interpretar correctamente el milagro, hay que partir de la fe religiosa, que

considera los prodigios como testimonios de la intervención divina.

- Los hechos sobrenaturales producen la admiración de los fieles y la consiguiente

alabanza del valedor.

- La narración satisface la expectativa, demostrando el triunfo del bien y el castigo al

mal, haciendo al protagonista modelo de imitación por sus actuaciones y modo de

vida (castidad, peregrinación anual a Santiago, rescate al vagabundo hambriento…)

- La celebridad de Santiago redunda en beneficio de la Catedral y la peregrinación.

4 Jesús Montoya, Las colecciones de milagros de la Virgen en la Edad Media (El milagro literario), (Granada, Universidad, 1981). 5 Fernando Baños Vallejo: “Lo sobrenatural en la vida de Santo Domingo”, Berceo, 110-111 (1986), pp. 21-32.