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NUEVAS PISTAS El 23 de noviembre de 2001, en la sección titulada «Pie- dras y Bronces, hombres y nombres» (véase El Faro Astorgano), dábamos cuenta de la actividad en Astorga de Ildefonso Acedo; las actas municipales, desde 1892 a 1900, nos proporcionan algunas referencias del mismo; referen- cias que, posteriormente, sir- vieron para nuestro pequeño libro Apuntes para la historia de la enseñanza en Astorga, publicado este pasado verano bajo los auspicios del Centro de Iniciativas Turísticas. Cuando ya este libro anda- ba en la imprenta, desde la Re- pública Argentina solicitaban del Ayuntamiento los datos que pudieran existir sobre la acti- vidad de Acedo en Astorga; el comunicante, Andrés Villalba, arquitecto de profesión –tam- bién pintor- resultó ser biznieto de Ildefonso; tenía confusa la estancia de su bisabuelo, aun- que segura, en nuestra ciudad; a la vez esperaba poder contac- tar si era posible, a través de Astorga con algún familiar que constataba en Valladolid. La bibliotecaria municipal, Esperanza Marcos, me propor- cionó el correo de Villalba, con quien contacté proporcionando unos frutos extraordinarios y relevantes. De las diferentes comunicaciones se pudieron conseguir no muchos pero sí sustanciosos datos referentes a Ildefonso; tales como una tarjeta de felicitación de sus alumnos astorganos en su ono- mástica, algún dibujo original de su estancia en la Real Academia de San Fernando, copias realizadas en el Prado sobre obras de Goya o Murillo, el retrato de una cuñada, el de su esposa y hasta un autorretrato; en alguna de estas obras figura su firma. Cuyas re- producciones acompañan estas líneas. Sorpresa agradable ha sido encontrar esas obras en Argentina. Después de numerosas ges- tiones pudimos localizar en Valladolid a una nieta política, Julia Serrano, que había matri- moniado con un nieto de Ilde- fonso, llamado Alfonso, así como a una biznieta, Julita. Ambas confesaron no saber ab- solutamente nada del abuelo y bisabuelo respectivo; confir- maron que, solamente, habían oído hablar de un antepasado artista y algo bohemio situán- dolo en siglos anteriores. Nada más. Por supuesto no conser- vaban ninguna obra que pudie- ra corresponder a su antepasa- do. LA FAMILIA DE ILDEFONSO Con los datos proporciona- dos por Andrés Villalba -a quien, públicamente, quiero agradecer su gentileza-, aun- En estas páginas de ARGUTORIO, en sus números 5 y 13 (2000 y 2004) hemos dejado unas notas sobre los pintores astorganos Demetrio Monteserín y Segundo Cabello. De otro pintor, no astorgano, que ejerció su actividad en la ciudad los últimos años del siglo XIX, serán las próximas líneas. Ildefonso Acedo, al que no podemos calificar como maestro de la pintura, sí fue un profesional aseado; y además ejerció el magisterio en Astorga como director de la Academia Municipal de Dibujo. Ha sido una figura prácticamente desconocida para los astorganos y bueno es reivin- dicarla para el acervo cultural de la ciudad. ILDEFONSO ACEDO TORRES PINTOR Y DIRECTOR DE LA ACADEMIA MUNICIPAL DE DIBUJO EN ASTORGA Martín Martínez Fotografía de Ildefonso Acedo

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Page 1: ILDEFONSO ACEDO TORRES - Dialnet · que sea someramente, sabemos algo más de aquel direc-tor de la Academia de Dibujo en Astorga. Nació Ildefonso Acedo Torres en la localidad zamorana

NUEVAS PISTAS

El 23 de noviembre de 2001, en la sección titulada «Pie-dras y Bronces, hombres y nombres» (véase El FaroAstorgano), dábamos cuenta de la actividad en Astorga deIldefonso Acedo; las actas municipales, desde 1892 a 1900,nos proporcionan algunas referencias del mismo; referen-cias que, posteriormente, sir-vieron para nuestro pequeñolibro Apuntes para la historiade la enseñanza en Astorga,publicado este pasado veranobajo los auspicios del Centro deIniciativas Turísticas.

Cuando ya este libro anda-ba en la imprenta, desde la Re-pública Argentina solicitabandel Ayuntamiento los datos quepudieran existir sobre la acti-vidad de Acedo en Astorga; elcomunicante, Andrés Villalba,arquitecto de profesión –tam-bién pintor- resultó ser biznietode Ildefonso; tenía confusa laestancia de su bisabuelo, aun-que segura, en nuestra ciudad;a la vez esperaba poder contac-tar si era posible, a través deAstorga con algún familiar queconstataba en Valladolid.

La bibliotecaria municipal,Esperanza Marcos, me propor-cionó el correo de Villalba, conquien contacté proporcionandounos frutos extraordinarios yrelevantes. De las diferentes

comunicaciones se pudieron conseguir no muchos pero sísustanciosos datos referentes a Ildefonso; tales como unatarjeta de felicitación de sus alumnos astorganos en su ono-mástica, algún dibujo original de su estancia en la RealAcademia de San Fernando, copias realizadas en el Pradosobre obras de Goya o Murillo, el retrato de una cuñada, elde su esposa y hasta un autorretrato; en alguna de estas

obras figura su firma. Cuyas re-producciones acompañan estaslíneas. Sorpresa agradable hasido encontrar esas obras enArgentina.

Después de numerosas ges-tiones pudimos localizar enValladolid a una nieta política,Julia Serrano, que había matri-moniado con un nieto de Ilde-fonso, llamado Alfonso, asícomo a una biznieta, Julita.Ambas confesaron no saber ab-solutamente nada del abuelo ybisabuelo respectivo; confir-maron que, solamente, habíanoído hablar de un antepasadoartista y algo bohemio situán-dolo en siglos anteriores. Nadamás. Por supuesto no conser-vaban ninguna obra que pudie-ra corresponder a su antepasa-do.

LA FAMILIA DE ILDEFONSO

Con los datos proporciona-dos por Andrés Villalba -aquien, públicamente, quieroagradecer su gentileza-, aun-

En estas páginas de ARGUTORIO, en sus números 5 y 13 (2000 y 2004) hemos dejado unas notas sobre los pintoresastorganos Demetrio Monteserín y Segundo Cabello. De otro pintor, no astorgano, que ejerció su actividad en laciudad los últimos años del siglo XIX, serán las próximas líneas. Ildefonso Acedo, al que no podemos calificar comomaestro de la pintura, sí fue un profesional aseado; y además ejerció el magisterio en Astorga como director de laAcademia Municipal de Dibujo. Ha sido una figura prácticamente desconocida para los astorganos y bueno es reivin-dicarla para el acervo cultural de la ciudad.

ILDEFONSO ACEDO TORRESPINTOR Y DIRECTOR DE LA ACADEMIA MUNICIPAL DE DIBUJO EN ASTORGA

Martín Martínez

Fotografía de Ildefonso Acedo

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que sea someramente, sabemos algo más de aquel direc-tor de la Academia de Dibujo en Astorga.

Nació Ildefonso Acedo Torres en la localidad zamoranade Santibáñez de Vidriales, diócesis de Astorga, un 23 deabril de 1844. Le faltaban unos días para cumplir los 57cuando falleció en Astorga el 14 de abril de 1900, cuandoejercía como profesor y director de la Academia astorgana.Se sabe que sus hermanos fueron Domingo, María, José,Francisco y Serafín, pero no tenemos más datos familia-res. Tal vez algún estudiante de Bellas Artes o de Historiadel Arte podría llevar a cabo un exhaustivo trabajo en tor-no a esta figura y profundizar en el decurso de su vida.

No sabemos por qué, ni cómo, ni cuándo Ildefonso de-cidió dedicarse al arte; sí está constatado su paso por laReal Academia de San Fernando. Sabemos que casó enMadrid con Andrea Avelina Fernández de las Eras, nacidaen la capital del Reino el 10 de noviembre de 1855 y falle-cida en Astorga el 20 de diciembre de 1899, solamentecuatro meses antes que su marido. Fallecimientos tan cer-canos nos hacen pensar, aunque no hayamos podido co-rroborarlo, en alguna extraña circunstancia como enfer-medad contagiosa o epidemia.

No tenemos la fecha de nacimiento de los hijos del ma-trimonio de Ildefonso y Andrea, si bien es casi seguro quetodos nacieran en Madrid, o acaso alguno en Santibáñez.Fueron padres de cuatro vástagos llamados Felicidad,Ildefonso, Consuelo y Julio. De Felicidad sabemos que erala mayor, pues el día 15 de abril de 1900, al siguiente defallecer su padre «en su nombre y de tres hermanos más»solicita al Ayuntamiento una ayuda económica; en sesióncelebrada ese mismo día, la Corporación «acordó conce-derle el importe de una mensualidad según el haber que

disfrutaba su padre, y además 60 pesetas para ayuda de losgastos de entierro».

Qué hicieron los hijos de Acedo al fallecer su padre nose sabe muy bien. De Felicidad y Julio se pierde la pista.Ildefonso contrae matrimonio con una terracampina delalfoz de Villalpando, Jacinta Flórez Villamil, y en los años20 del pasado siglo regentaban un estanco en el Paseo deZorrilla, de Valladolid. Ildefonso, al parecer, y confirma-do por su nieta Julia Serrano, perdió la vista.

Consuelo, de soltera y en fecha que no podemos deter-minar, emigró a la República Argentina, casándose el 11de septiembre de 1911 con Manuel Díaz en la localidad deViña de Salta. Son los abuelos maternos de nuestro infor-mante en aquellas tierras, Andrés Villalba. Y curiosamen-te Consuelo, con todas las implicaciones que tenía la emi-gración, fue la curadora del escaso legado artístico queconocemos de Acedo.

ILDEFONSO ACEDO EN ASTORGA

En 1889 Ildefonso Acedo con su familia residía en supueblo natal, Santibáñez de Vidriales. Las circunstanciasde su retorno a las raíces nos son desconocidas. Sabemosde su residencia en el pueblo por un anuncio que ese añose inserta en el Boletín Eclesiástico del Obispado el 18 denoviembre, el cual reza así:

Ildefonso Acedo, profesor de pintura y escultura, discípulode la Real Academia de San Fernando ofrece sus serviciospara altares, imágenes y restaurar cuadros antiguos. Tienesu residencia en Santibáñez de Vidriales y hasta que se tras-lade a Astorga (que será en breve) recibe en la calle de laRua, 9, los trabajos que se le entreguen D. Esteban Velado.

Lógicamente, la capitalidad de la diócesis le daría ma-yores perspectivas para su actividad artística, como ha su-cedido a lo largo de los siglos.

No hemos podido constatar la fecha de su traslado aAstorga, que no demoraría mucho después del anuncio in-serto en el Boletín. Aquí estaba en 1892, pues este año yaimpartía clases particulares de Dibujo y propone al Ayun-tamiento «establecer una escuela de Dibujo en la que sepodían impartir clases, gratuitamente, a niños y jóvenessin medios económicos».Virgen con el niño

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LA ACADEMIA Y ACEDO

Desde 1820 la Diputación Provincial venía interesandoa los distintos ayuntamientos en la necesidad de crear unaEscuela de Dibujo. En Astorga intentos hubo, pero hasta1865 no se llevó a cabo su instalación. Nace la AcademiaMunicipal de Dibujo simultánea y ligada al Colegio deSegunda Enseñanza (autorizado por el Instituto de León)creado por Bernardo Ferrer; la escuela estaba patrocinadapor el Ayuntamiento, y las clases a los alumnos eran gra-tuitas y nocturnas. En 1868 Ferrer cierra el Colegio, y elAyuntamiento le compra el material de la Academia quese situaba en la casa de Flórez Villamil, en la Rua Nueva,hoy Pío Gullón. Ese mismo año pasa a ocupar un local enla antigua cárcel y mal que bien, con algunos cierres tem-porales sigue funcionando. Precisamente, en 1892 el cie-rre era efectivo cuando Acedo hace su ofrecimiento, queno prospera.

Volvemos a saber de Acedo en 1893. La Corporacióndecide proceder a la decoración del nuevo Salón de Sesio-nes. En sesión del día 24 de diciembre, Ildefonso Acedo -que se intitula en la propuesta «Pintor de Historia»- pre-senta a la Corporación el boceto de un cuadro a la vez quepide fondos para iniciar su trabajo. Se aprobó y se autorizóal alcalde, Fabián Salvadores, para que le facilite esos fon-dos «sin exceder de 200 pesetas, cuarta parte del presu-puesto total».

Cuadro que hay que dar por desaparecido; por nuestraparte, habíamos supuesto podía ser aquel lienzo que porlos años sesenta y setenta del siglo pasado colgaba en elvestíbulo del Salón de Sesiones en el que se representaba a

los «Infantes de Lara». Era un cuadro de «historia», bas-tante bien concebido y realizado con aseo; por su tamañobien valía para decorar uno de los paños del salón. La obra,que conocimos descuidada y con algunos desconchones,desapareció hacia 1975, por orden del señor alcalde, sinque se haya podido saber su paradero. O no tenía, o nadietuvo la curiosidad de localizar la firma del autor.

Que no era de Acedo lo corroboró Miguel ÁngelGonzález un par de semanas después de mi artículo, tam-bién en El Faro Astorgano (nº 5189, diciembre de 2001).Así mismo nos proporcionó la pista de la única obra cono-cida, por entonces, de Acedo, que se guarda en el santua-rio de Las Ermitas, retrato del obispo Grau y firmado porel pintor en 1890; como unos transparentes realizados parala parroquia de santa Marta, desaparecidos.

Así llegamos a 1895; Acedo sigue con sus clases parti-culares y suponemos que atendiendo encargos que no co-nocemos, pero que seguramente existen. El 30 de octubrede este año vuelve a ofrecerse para dirigir la Academia deDibujo; ofrecimiento que ahora es aceptado. El 24 de no-viembre las comisiones de Gobierno, Hacienda e Interiorinforman favorablemente la implantación de la Academiadejando aclarado

que no habrá distinción de edad para acudir, a excepciónde los residentes accidentalmente; así mismo se especificano ser obstáculo para asistir ni la edad ni la clase social;que cuantos desearan podían matricularse.

Retrato de su esposa

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* Martín Martínez es Cronista Oficial de Astorga

PARTIDA DE DEFUNCIÓN DE ILDEFONSO ACEDO

(Libro de difuntos de la Parroquia de Santa Marta, de Astorga,1893-1904, folio 133)

En la iglesia parroquial de santa Marta, de la ciudad de Astorga,en 15 de abril de mil nuevecientos, yo D. Manuel SanrománElena, ecónomo de la misma, mandé dar sepultura eclesiásticaen el cementerio general al cadaber de don Ildefonso AcedoTorres, natural de Santibáñez de Vidriales, de este obispado,viudo de doña Andrea Avelina Fernández, fallecida en estaparroquia.Falleció a los cincuenta y site años de edad, de enfermedadnatural, a las tres de la mañana del día anterior.No recibió los Santos Sacramentos. Dejó cuatro hijos, Ildefonso,Felicidad, Consuelo y Julio.Se le hizo entierro de tercera clase. (Firma y rubrica ManuelSan Román)

De manera que se acordaron los siguientes puntos:

1º.- Que en el próximo presupuesto se consignen 1000pesetas para subvencionar la Academia que percibiráIldefonso Acedo por mensualidades vencidas como los de-más empleados municipales.2º.- Que Acedo comience a cobrar en el próximo mes dediciembre.3º.- Que la Academia se instale, provisionalmente, en laescuela de niños (calle del Arco) hasta que se habilite otrolocal; y las clases tengan lugar de 6 a 8 de la noche para quepueda concurrir el mayor número posible de alumnos.4º.- Que se inaugure en uno de los primeros días de diciem-bre, quedando el alcalde encargado de disponer lo que quierapara el mayor realce.

Por tanto, desde esta fecha –diciembre de 1895- hastasu fallecimiento, Acedo dirige la Academia con las consi-guientes limitaciones. Ya en el primer mes de funciona-miento, el 20 de diciembre, el Rector de la UniversidadLiteraria de Oviedo, de la que dependía la enseñanza pri-maria, presenta al Ayuntamiento las quejas realizadas porel maestro auxiliar: inconvenientes en la conservación dematerial y menaje de la escuela; solicita el Rector que sebusque un local aparte y que se le informe del caso. Localque se alquila a la cofradía de Santa Lucía con las caren-cias acostumbradas: falta de mesas especiales para dibujo,bancos, pupitres... carencias que se iban supliendo malque bien. La precariedad de la Academia se deja notar hastaen el pago de la renta a la cofradía, y así vemos que en1898 el juez de la misma, Rafael Iglesias, exige al Ayunta-miento el pago de la misma. Acedo, por su parte, demandacada curso dotación de material, sobre todo modelos parala progresión de los alumnos.

Retrato al óleo del Obispo Grau

El Ayuntamiento bandeaba la situación económica comopodía, hasta el punto que este fatídico año 98, ante la agu-da crisis económica existente, acuerda, en el mes de octu-bre, rebajar la dotación económica a Acedo en 400 pese-tas, con lo que quedó percibiendo 600.

Su trabajo, y su desvelo por la Academia, no era ajenoa los miembros corporativos, pues en junio de 1899 Ace-do es gratificado con 37 pesetas y cincuenta céntimos.

La última vez que aparece citado en las actas municipa-les es el 20 de septiembre de 1899 solicitando a la Corpo-ración modelos para la Academia, arreglos en el local y lacolocación de alguna luz.

Se cierra el ciclo vital de Ildefonso Acedo, como ya seha anotado, en abril de 1900, con su fallecimiento, la peti-ción de ayuda económica de su hija Felicidad y una some-ra nota necrológica en El Heraldo Astorgano; y supone-mos que en La Luz de Astorga, el otro trisemanario de laciudad que no hemos podido consultar.

Quede pues, con estas líneas, el recuerdo a un persona-je que tuvo su buena y positiva parte en la enseñanza denuestra ciudad. Un pintor de no despreciable técnica, cuyaescasa obra conocida, si exceptuamos el retrato de Grau,se encuentra más allá del Océano como legado familiar.

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