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Créditos ~,

Fundación La Salle de Ciencias Naturales Instituto Caribe de Antropología y Sociología (ICAS) Instituto Venezolano de Investigaciones Científi­cas (IVIC). Centro de Antropología. Coordinador de la Seríe Pedro Rivas Autores: Ceciliá Ayala Lafée-Wllbert y Werner Wilbert Fotografías J. M. Cruxent e Irving Rouse (1982 [1958]): F. 1 a 5 y 15 de este Cuaderno. National Museum of the American Indian, Smithso­nian Instltution, Washington, U. S. A. Isla Margarita Collections (Theodor De Booy): F. 6 al10, 12, 13, 14,20 al 28. Jesús Rodríguez Mujlca (Guaiquerí del siglo XIX): F. 29. W. Wilbert: F. 11, 33, 34, 52 al 60

Jesús Hoyos (Frutales en Venezuela. 1994. Ca­racas: Sociedad de Ciencias Naturales La Salle. Monografía 36.): F. 35 al 39, 42 al 47. Nelson Garrido (1993. En: Cultivos tradicionales de Venezuela. Cecilia Fuentes y Daría Hernández. Caracas: Fundación Blgott): F. 40 Y41. Colección fotográfica del Instituto Caribe de An­tropología y Sociología de Fundación La Salle de Ciencias Naturales (ICAS): F. 16 a 19, 30 a 32, 61, 64,65. Linares, Ornar (Mamíferos de Venezuela. 1998. Caracas: Sociedad Conservacionista Audubon de Venezuela. Universidad Simón Bolívar): F. 48. es.wikipedia.org. F. 49 Guy Tudor y H. Wayne Trimm, John Gwynne y Kathleen de Phelps (en: Una guía de las Aves de Venezuela. Willíam H. Phelps, Jr. y Rodolphe Meyer de Schauensee. 1994. Caracas: Editorial Ex Libris): F. 50 Y51. Gillij, F. S. 1965 [1781] (Escena perteneciente al Cap. XVII sobre los médicos y los piaches orinoquenses. En: Ensayo de Historia Americana, T. 1. Biblioteca Academia Nacional de la Historia W 72.): F. 66. Aulas 2009, W 2. F. 67.

ARTE, DISEÑO Y MONTAJE ORLANDO JOSÉ MOYA VALDIVIEZO

Depósito Legal W If73020119003475 Todos los derechos reservados ISBN: 978-980-7090-13-1 CARACAS, VENEZUELA 2012

reámbulo La edición de este primer Cuaderno de la serie "Nuestra diversidad cultural" es el producto de una investigación aplicada al pueblo Guaiquerí del Estado Nueva Esparta. Representa un proyecto editorial de Fundación La Salle de Ciencias Natu­rales (FLSCN), que tiene como objetivo poner a disposición de docentes y estudiantes un material de alta calidad académica sobre el conocimiento de la sociedad y cultura Guaiquerí, de utilidad referencial para la comprensión de la heterogenei­dad y significación histórico-cultural de ese pueblo originario que aún persiste en el país. Ante la demanda manifestada por un importante grupo de profesores de secundaria adscritos a centros educativos del Estado Nueva Esparta, acerca de la falta de material adecuado para impartir la materia de lnterculturalidad exigida por el Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE), se adelantó la edición de este Cuader-

Gente de Mar ~~C r;u~uelt no diseñado y producido por antropólogos del Instituto Caribe de Antropología y Sociología de Fundación La Salle (ICAS) y del Centro de Antro­pología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Este Cuaderno está enfocado para difundir entre los estudiantes de educación básica y secundaria, especialmente apartir del nivel de JO grado, el co­nocimiento sobre los valores propios de la identi­dad cultural Guaiquerí, su historia, cultura, arqueo­logía, ambiente terrestre y ambiente marino, los cuales forman parte de su herencia desde tiempos precolombinos y son claves para su porvenir. Puede ser aprovechado, además, como material de apoyo en actividades didácticas relacionadas con distintas materias de educación básica, espe­cialmente Geografía eHistoria de Venezuela. No obstante esto, se aspira también que esta publica­ción sea de utilidad para el diseño de actividades de educación informal, fuera del ámbito escolar, y para provecho del público en general. Agradecemos a la Gobernación y a la Imprenta Oficial del Estado Nueva Esparta sin las cuales la publicación de este Cuaderno no hubiera sido posible

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Ant. Pedro Rivas Gómez Director

Instituto Caribe de Antropología y Sociología Fundación La Salle de Ciencias Naturales

ERIE NUESTRA DIVERSIDAD CULTURAL

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, Indice

...

Introducción Capítulo 1: los primeros habitantes de la Isla de Margarita

Capítulo 2: La expansión Arawak desde la Amazonia hacia el nororiente de Venezuela y la Isla de Margarita We dónde procedían los grupos humanos ances­tros de los guaiQueríes?

Capítulo 3: Los guaiQueríes Su territorio Idioma Gentilicio Caracteres físicos Modo de vestirse y acicalarse Uso de pinturas y tatuajes corporales Vivienda

Capítulo 4: Actividades de subsistencia Horticultura Recolección de frutos silvestres Plantas mágico-religiosas Plantas medicinales Plantas económicas Plantas nocivas Cacería Cultura material Instrumentos musicales Religión y chamanismo: Los piaches Rituales

Capítulo 5: Historia de los guaiqueríes Período colonial Período republicano Bibliografía citada

SERIE NueSTRA DIVERSIDAD CULTURA

Introducción ~';-;-'"

Las islas de Margarita, Coche y Cubagua conforman el Estado Nueva Esparta situado al norte de Venezuela en el Mar Caribe. La Isla de Margarita, posicionada geográficamente entre los 10° 51' 50" Y11 ° 11' 06" N, Ylos 63° 46' 40" - 64° 24' 32" O., es la de mayor extensión, con una superficie de 1.071 Km2 y ubicada a38 Km de distancia de la costa nororiental del país. La Isla de Margarita es conocida como el hogar histórico de la etnia indígena Guaiquerí, pese a que el núcleo principal de esta sociedad estuvo originalmente ubicado en el territorio que hoy ocupa la ciudad de Cumaná. Fue visitada la primera vez por los españoles en 1499, y desde entonces sus habitantes han te­nido un intenso contacto con gentes de diversas nacionalidades. A simple vista, la Isla de Marga-

Gente de Mar J2~{ r;;uaú¡tteJt rita es la clase de lugar donde nadie esperaría encontrar representantes sobrevivientes de un pueblo indígena americano. Sin embargo, los guaiqueríes existen, están allí y, aunque perdie­ron su idioma, aún conservan muchas de sus costumbres y tradiciones ancestrales. Aunque la mayoría de los venezolanos supone que los guaiqueríes estaban extintos, durante el Censo realizado en el año 2001 por el Instituto Nacional de Estadística, 2.767 personas de El Poblado de Porlamar se identificaron como descendientes de los guaiqueríes históricos (Instituto Nacional de Estadística INE, 2003). Para el año 2001, según información emanada de este mismo instituto (INE, 2001), los guai­queríes sólo se encontraban en el Estado Nueva Esparta. Éstos son descendientes de aquéllos otros de la época del contacto y la gran mayoría habita en los mismos lugares en que vivieron sus antepasados cinco siglos atrás. No obstan­te, desde el año 2006 hasta el presente, cuando comenzamos a realizar investigaciones de cam­po en diversas localidades de la isla pudimos conocer que, en Manzanillo, El Tirano, Pedro González, Juan Griego, El Cercado, Los Cerritos (Pampatar), la península de Macanao y otras poblaciones insulares, hay un elevado número de personas que se consideran así mismas guaiqueríes, pese a que manifestaron no haber tenido conocimiento que podían haberse empa­dronado como tal. Con el fin de brindar una visión más amplia del pasado prehispánico de esta etnia amerindia,

comenzaremos reseñando de una manera muy sencilla, pero veraz, cómo se produjo el pobla­miento de la Isla de Margarita acaecido alrededor de unos 4300 años antes del presente, quiénes la poblaron, y en qué momento los guaiqueríes se adueñaron de la isla. Para esto, tendremos que valernos de los pocos datos arqueológi­cos que poseemos ya que, la arqueología es la fuente documental que sirve para reconstruir la historia incluso en períodos o lugares en que no existen fuentes escritas para lograr hacerlo. Los conceptos que descubrirán en las siguientes páginas son una pequeña parte, pero genuina, del acopio de conocimientos atesorado por los guaiqueríes en lo más profundo de sus senti­mientos durante el transcurso de 500 años, de un múltiple y permanente realizarse de costum­bres legítimamente isleñas.

Los primeros habitantes de la Isla

Margarita La Isla de Margarita estuvo habitada hace más de 4300 años atrás por grupos de hombres que pasaron aella procedentes de diversos lugares de tierra firme, en su mayor parte de la costa nororiental venezolana. Los hombres que la habitaron para aquellas fe­chas descendían de los antiguos cazadores del continente y habían llegado a la isla en balsas de madera (Rouse y Cruxent 1966: 55). Debido a la riqueza de la fauna marina en las costas neoespartanas, estos tempranos pobladores no debieron encontrar dificultad para establecerse

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en forma relativamente firme, pues los medios de sustento eran abundantes y fácilmente acce­sibles. Para entonces la vida de estos individuos depen­día de la recolección de los recursos del mar, fuente principal de su alimentación, que comple­mentaban con la cacería menor y la cosecha de raíces, semillas y frutos silvestres. Aquellos hombres dejaron huellas de su estadía en algunos lugares de Margarita.

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MAPA 1

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ISLA DE MARGARITA Sitios Arqueológicos4.336 antes del presente

Punta Gorda

Los Muertos

En los basureros donde botaban sus desperdi­cios (mapa 1) se hallaron puntas de hueso Que utilizaban atándolas acañas finas para cazar pequeños animales como el conejo, la Iguana y algunas aves. También poseían otras herramientas como pun­zones de hueso y espátulas fabricadas con las espinas de raya (fotos 1-5). En sus lugares de habitación también se encon­traron piedras de moler (foto 6) y herramientas

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1, 2, 3. Puntas de hueso halladas en las excavaciones arqueológicas de Cubagua 4, Punzón hallado en Cubagua 5. Espátula de espina de raya hallada en Cubagua

fabricadas de piedra (fotos 7-10), Que nos indican que su alimentación tuvo tendencia a no depender sólo de los productos del mar sino también de aquellos de procedencia terrestre. En el transcurso de los siguientes 600 años (3.700 años antes del presente), se suscitaron varios cambios en los medios de producción y en la tecnoeconomía de aquellos hombres. Uno de los avances más importantes fue que aprendieron a utilizar las conchas marinas como herramientas de trabajo. Con el Batuta (Strom­bus gigas) fabricaron martillos, hachas, punzo-

SERIE NUESTRA DIVCRSIDAD CUl TURA

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Gente de Mar ~~tr;u~eft

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6. Piedra de moler hallada en El Valle 7. Piedra martillo hallada en Pedro González 12 8. Hacha petaloide hallada en San Juan

~ 9. Hachas de piedra halladas en Juan Griego 10. Cuchillo de piedra hallado en Porlamar 11. Batuta 12. Gubias o punzones de concha hallados en El Tirano 13. Hachas de concha halladas en El Tirano

nes, etc., (fotos 11-15). Con estas nuevas herramientas les fue posible trabajar la madera, ahuecar o vaciar mediante el

. 8 fuego grandes troncos de árboles para fabricar 13

sus monóxilos, embarcaciones hechas con el

ERI E NUESTRA, DIVERSIDAD CUL~URAL

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búsqueda de diversos medios de subsistencia.

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14. Herramientas de concha halladas en Pta. Moreno 15. Martillo de concha, hallado en Cubagua

tronco de un solo árbol (foto 16). De este modo les fue más fácil realizar travesías entre tierra firme y las islas. El hecho de poseer embarcaciones les permitió alejarse un poco más de las costas hacia luga-

Gente de Mar;(Jh\t: ~at1uMf

Complementaron sus métodos de pesca con el uso de la red, como queda probado por las pesas y colgantes hallados en sus basureros (foto 17). Este invento les facilitó sus faenas

16. Embarcación hecha del tronco de un solo árbol 17. Pesa de red, hallada en Conejeros 18. Pendiente de piedra, hallado en Los Añiles, Macanao 1g. Pendiente y cuenta de collar elaborados con la concha del batuta

res donde podían conseguir algunas especies marinas determinadas. Comenzaba la etapa de la

de pesquería y también un mejor conocimiento sobre el uso de las materias primas vegetales para la fabricación de las redes u otros artículos necesarios. Es posible que las primeras manifestaciones artístico-religiosas hayan surgido en esta época. Esto se deduce por el hallazgo de pendientes de piedra, cuentas de collar y pendientes de concha encontrados en los sitios arqueológicos (foto 18-19). La expansión Arawak desde la Ama­zonia hacia el nororiente de Venezue­la y la Isla de Margarita Hace unos 7.000 años atrás, grupos humanos de recolectores que habitaban la región centro Amazónica comenzaron a desplazarse hacia el norte en busca de nuevas tierras donde asentar­se. Los caminos más cómodos fueron los ríos. Para entonces, los ríos Guaporé, Madeira y Ama­zonas fueron las rutas más transitadas de aque­llas épocas. Posteriormente, 2000 años des­pués, es decir, hace 5000 años, un contingente de aquellos hombres penetró al gran afluente del Amazonas: el Río Negro, y se dirigió através de su curso hacia el norte, llegando auno de sus afluentes, ya en territorio venezolano: el brazo del Casiquiare. Desde aqui yen el transcurso de unos 1.500 años bajaron el río Orinoco, dejando como prueba de su paso en el Orinoco Medio, en Ronquín, la cerámica que fabricaban (Howard 1943). Sus alfareros mantienen vigente su estilo de cerámica cuando los volvemos a encontrar, más hacia el este, en el Bajo Orinoco en el sitio

de Saladero, hace unos 2800 años atrás. Cultivaron la yuca y conocían el método para preparar el cazabe. Es posible que también cultivaran el maíz. La recolecta de productos flu­viales, caracoles, etc., y la pesca fluvial consti­tuyeron parte importante en su dieta alimenticia. Practicaron frecuentemente la cacería menor. Los lingüistas informan que hablaban un idioma perteneciente a la corriente lingüística Arawak (Lathrap 1970, 1973; Granberry y Vescelius 2004:11). Un poco antes de comenzar la era cristiana grupos descendientes de estos hombres ya se encontraban en la costa nororiental venezolana. Lo más probable es que hubiera sido en este litoral donde através de intercambios comercia­les y alianzas matrimoniales hicieran contacto con los antiguos pobladores de la Península Paria-Araya e islas neoespartanas, mezclándose y fundiéndose con ellos, pues de éstos fue que aprendieron las técnicas de navegación marítima que les permitió dispersarse y seguir su ruta migratoria hacia las Antillas. Desde luego, que estas migraciones no se hicieron en una sola oportunidad ni por un solo grupo de hombres, estos desplazamientos fue­ron sucesivos, por oleadas, donde los primeros que pasaron dejaron la huella de su tránsito para aquellos que llegaban después. Como podrá observarse, nos hallamos fren­te auna evidencia muy clara de desarrollo e intercambio cultural que se produjo entre estas dos áreas: la cuenca del río Orinoco y la costa

nororiental venezolana, incluido el Estado Nueva de Paraguachí, se hallaron trozos de vasijas Esparta. pintadas en blanco sobre rojo (fotos 21-22), así En la Isla de Margarita se han hallado yacimien­ como una vasija con decoración incisa y figurati­tos arqueológicos que contenían pequeños va (foto 23), apéndices de asas modelados con discos elaborados de conchas marinas (foto 20) representaciones de cabezas de animales con que posiblemente utilizaban en ceremonias de protuberancias en forma de botón (fotos 24-25). adivinación o en juegos. Asimismo, se halló una jarra con forma de pie También se ha hallado alfarería muy similar a la humano que no podríamos identificar de un que fabricaban aquellos individuos procedentes estilo conocido hasta ahora en la isla, pudiendo del Bajo Orinoco. En Pampatar yen San José

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20. Cuentas discoidales de concha, halladas Paraguachí 21. Fragmentos de vasija pintados en blanco sobre rojo, halladas en Paraguachí 22. Base de vasija pintada en blanco sobre rojo, hallada en Pampatar

Gente de Mar ~~, rtuat1Ut1í

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provenir de otra región (foto 26). En Porlamar, el arqueólogo De Booy (1916) encontró en 1915 un amuleto elaborado de piedra verde usado como pendiente represen­tando la cabeza de un animal (foto 27) I Yhachas líticas que el arqueólogo describe como de "tipo Guiana" (foto 28) .

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Gente de Mar.R~ rtuaíjue(t

Debieron haber sido estos hombres quienes iniciaron un verdadero cambio causado por el comienzo de la horticultura-en la isla. En esta materia los estudios arqueológicos, por ser

26. Jarra con forma de pie humano, hallada en Paraguachí 27. Pendiente de piedra verde representando la cabeza de un animal, hallado en Porlamar 28. Hachas "tipo Guíana" halladas en Los Hatos

escasos, no han podido suministrar la suficiente información sobre estas prácticas, aunque sí existen pruebas indirectas que testimonian parte de sus labores agrícolas, como es el hallazgo de budares que indican el cultivo de raíces, tubércu­los y granos, pero primordialmente la yuca.

¿De dónde procedían los grupos hu­manos ancestros de los guaiqueríes? Para tratar de responder aesta interrogante e intentar trazar la probable ruta migratoria que pudieron seguir los ancestros de los guaiqueríes, desde sus lugares de origen hasta llegar al orien­te venezolano y las islas neoespartanas, utiliza­remos estudios especializados en lingüística y dispersión de los grupos Arawak, Ge,Tupiguaraní y Caribe producida por las migraciones huma­nas, y arqueología de la cuenca Orinoco-Ama­zónica, realizados por Lathrap (1970), Durbin (1977), Cruxent y Rouse (1982 [1958]), Layrisse y J.Wilbert (1966) y Tarble (1985). Los ancestros de los guaiqueríes provenían de las llanuras de inundación de la cuenca amazó­nica adonde habían llegado aproximadamente unos 6000 años antes del presente. Como no conocían la agricultura estaban obligados a des­plazarse continuamente en busca de alimentos ya que dependían de la cacería y la recolección. Entre los 4500 y 3500 años atrás pequeños grupos hablantes del Proto Caribe se desplaza­ban en busca de recursos alimenticios hacia la Guayana venezolana, Guyana y Surinam donde abundaba la cacería y la recolección de frutos silvestres. En esta región aprendieron a cultivar

Gente de Mar .Ríj{r;u~

la yuca con sus vecinos los Arawak, quienes en sus migraciones ya se encontraban en el área. Sin embargo, hace unos 3000 años atrás se pro­dujeron cambios ambientales y, en consecuen­cia, la selva se redujo, obligando alos agricul­tores de tubérculos abuscar los remanentes de selva para poder continuar con sus actividades de subsistencia. Dos mil años más tarde, es decir, hace unos 1500 años, grupos ancestrales guaiqueríes se desplazaban hacia los grandes ríos, establecién­dose en las inmediaciones del Orinoco donde ya comenzaban a dominar grandes sectores del mismo, lo que les permitió desarrollar e incor­porar nuevas estrategias. en sus actividades de subsistencia, como la siembra del complejo maíz/frijol/calabaza que les brindó una fuente de proteínas independiente de la animal, sujeta a los cambios estacionales. Este cambio en sus prácticas económicas favoreció el desarrollo de sus operaciones co­merciales y la interacción con otros grupos de la región, lo cual debió haber tenido substanciales efectos socioeconómicos, como el aumento po­blacional, una mayor jerarquización sociopolítica y religiosa, nuevas estrategj'as tecnológicas y el incremento de la agricultura. Es apartir de 1400 años atrás cuando los ancestros de los guaiqueríes, quienes habían desarrollado en el Orinoco Medio una cultura sólida y organizada introduciendo cambios en el modo de vida de las poblaciones que anterior­mente ocupaban aquellos espacios geográficos,

comenzaron amigrar hacia los Llanos occiden­tales y orientales através de dos posibles vías: 1) hacia Valencia por los ríos Portuguesa y Pao; y 2) hacia la costa oriental bajando por los ríos Guárico y Unare (Tarble 1985: 69) (mapa 2). De la dispersión de estos subgrupos parece se derivan las lenguas del Caribe de la costa o Cho­tomaimur (Durbin 1977), y así lo atestiguan los informes arqueológicos que ubican en la costa

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/ MAPA 2

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Ruta de expansión de los Caribe de la Costa desde sus lugares de origen en la región amazónica, según correlación arqueológica/lingüística,

1000-1400 años antes de nuestra era

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Gente de Marp~( t(juaV¡ue.rt norte de Venezuela y Cordillera de la Costa, los asentamientos humanos de esta gente. Por el tipo de cerámica que fabricaban los arqueólogos han podido relacionarlos con dos estilos cerámicos costeros: a) La Valencioide, hallada en Valencia, de donde toma su nombre y alcanza mayor desarrollo para extenderse luego hacia las áreas de Tucacas, La Guaira y Río Chico hasta llegar a las islas del grupo de Los Roques; y b) la Guayabitoide, que se ha encon­trado en los asentamientos humanos ubicados entre Carúpano y Río Caribe en la Península de Paria-Araya, Cumaná, Cubagua y en la Isla de Margarita, en Playa Guacuco. Las fechas de radiocarbón (14 C) confirman que los yacimien­tos arqueológicos del área de Carúpano son de 1240 d.C., o sea tienen una antigüedad de 760 años (Rouse y Cruxent 1966:153-155). Así pues, para hace unos 800-750 años antes del presente, casi toda la costa nororiental y norcentral venezolana, incluidas las islas neoes­partanas, habían recibido una nueva oleada poblacional vigorosa y constructiva, esta vez de filiación lingüística Caribe, que motivó un cambio drástico en la vida y costumbres de sus antiguos pobladores. Entre éstos se hallaban los guaique­ríes. Es difícil determinar en qué momento aquellos grupos que arribaron aAraya, Cumaná y a la Isla de Margarita, comenzaron aautodenominarse Guaiquerí, y cuándo, su cultura, de la que sólo tenemos escasos conocimientos, de 500 años hasta el presente, se estableció como es actual­

mente. No obstante, através de su tradición oral, documentos oficiales, clericales y científicos elaborados desde la época de la conquista, sa­bemos que los guaiqueríes cohabitaban pacífi­camente con otros grupos Indígenas de habla Caribe, Arawak y Warao.

lOS GUAJQUERíES: Su territorio Por antonomasia el territorio Guaiquerí ha sido considerado la Isla de Margarita. Sin embargo, para la llegada de los españoles aVenezuela habitaban dispersos en toda la costa del Estado Sucre y a lo largo de la doble península de Paria­Araya hasta la bahía de Mochima al occidente. El núcleo principal de esta sociedad indígena se encontraba enclavado en Cumaná. También habitaban en la cordillera septentrional de la Isla de Trinidad (mapa 3). La mayoría de los asentamientos ancestrales de los guaiqueríes de la Isla de Margarita se hallaban distribuidos hacia el norte y sureste de

Mar Caribe\tia "arita

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MAPA 3

Territorio Guaiquerí en la época prehispánica _ Región ocupada por los Guaiquerí

la isla y en la Península de Macanao. Habitaban esparcidos en los diversos valles y puertos. La historia nos dice que aquellos que vivían en las cercanías del actual puerto de El Tirano, en El Agua, fueron quienes en 1499 canjearon sus perlas con Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa, los primeros europeos que pusieron pie en la isla (Ojer 1966: 17; Vila 1991: 342-344; Gómez 2001, T. 11: 372). Un asentamiento de origen prehispánico impor­tante hallado por los conquistadores asu llegada a la isla fue la aldea de Paraguarime, asentada a un kilómetro y medio hacia el norte del Morro de Charamaya (hoy Morro de Porlamar). Allí residía la familia de la cacica Isabel, hija del cacique Cllaramaya, en el lugar donde en 1527 nacería el primer mestizo histórico de Venezuela, Francisco Fajardo. El territorio que comprendía este antiguo asentamiento abarcaba desde las vertientes de aguas de La Sierra hasta las tierras regadas por el río El Valle aguas abajo hacia el sur hasta su desembocadura en la bahía de Guaraguao. La población de Paraguarime, o Palguarime como se la conoce en la actualidad, aún está asentada en el mismo lugar de hace cinco siglos atrás. Pamopatar (hoy Pampatar) fue otro de los pueblos Guaiquerí que hallaron los españoles asu arribo a la Isla de Margarita. También de data prehispánica son algunos asentamientos originarios al norte de la Isla, como La Salina, en Juan Griego, que menciona Fernández de Oviedo y Valdés, en 1535 (1962:88): "un buen puerto y ancón de la parte del norte". Finalmen-

SERIE NUESTRA DIVERSIDAD CULTURA

te, tenemos que en el Valle de Arimacoa existían dos poblados de guaiqueríes: El Cercado y Pedro González. Los lugares más poblados de la isla fueron: Paraguarime, Pamopatar, El Tirano, Manzanillo y Pedro González. Desde las primeras décadas del siglo XVI, por orden del rey de España, estos cinco asenta­mientos fueron gradualmente conformándose en resguardos o "pueblos de doctrina", conocidos también como "comunidades de indígenas", agrupando los núcleos de población autóctona en terrenos colectivos dentro de sus propios territorios y bajo los mismos patrones de asenta­miento y organización social indígena de origen prehispánico. De este modo se formaron los resguardos guai­queríes: 1. El Manzanillo; 2. El Tirano; 3. Pedro González; 4. Los Cerritos, en Pampatar, y 5. Pueblo de la Mar o Porlamar. Todos formaron ca­bildos guaiqueríes dirigidos por un líder escogido por ellos mismos, a quien comenzaron a llamar "capitán" (mapa 4). En un comienzo, los resguardos guaiqueríes de 1. Resguardo indígena de El Manzaníllo 2. Resguardo Indígena de Pedro González 3. Resguardo Indígena de El Tirano 4. Resguardo Indígena de Los Cerritos (Pampatar) 5. Resguardo Indígena de El Poblado de la Mar (Porlamar)

Gente de Mar .,Ru r¡ualt¡Uet?

Mar Caribe

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Margarita pasaron por un proceso de organi­zación con dos elementos claves: 1) terrenos comunales para las siembras, y 2) casas de co­munidad. Los bienes de los resguardos incluían las tierras, pero no podían ser vendidas ya que pertenecían al patrimonio de cada comunidad. El interés de la Corona española al propiciar los resguardos fue proteger a los guaiqueríes de los constantes abusos y despojos de sus bienes a que fue sometido por el colonizador, especial­mente sobre sus tierras yaguas. Aun cuando la ley disponía que los bienes materiales de los resguardos fueran intransferibles, no pudo evitar­se que los guaiqueríes se vieran constantemente amenazados con la pérdida de sus tierras (Ayala Lafée-Wilbert y W. Wilbert 2011).

MAPA 4

Durante el período colonial pusieron todo su em­peño en defender las tierras de sus resguardos. Se valieron de las propias Leyes de Indias para hacer respetar los derechos que tenían sobre ellas y evitar que españoles y criollos margarite­ños se las quitaran (op. cit. 2011). Así lo vemos 275 años después del descubri­miento. Los descendientes de aquellos guai­queríes que hallaron los españoles viviendo en los alrededores del Morro de Charamaya (hoy Morro de Porlamar), todavía seguían asentados "...a una legua valle avajo hacia el mar" (Abbad 1974), es decir, en la actual Porlamar. En la actualidad, auna distancia en el tiempo de 500 años, continúan habitando en las localida­des de El Poblado, La Cruz Grande, Paraguarime,

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Gente de Mar~~~Mt Genovés y Bella Vista, en Porlamar, en tierras que una vez constituyeron su resguardo indíge­na. Igualmente, los guaiqueríes de Manzanillo y El Tirano, aún están asentados en terrenos que conformaron sus antiguos resguardos o "pueblos de doctrina" en el Valle de Paragua­chí. Ambos asentamientos existían antes de la llegada del conquistador y están bien documen­tados desde el año 1525 (Rosa Acosta 1984). Del mismo modo, la aldea guaiquerí del Valle de Arimacoa, o "pueblo de los olleros" como figura en las crónicas, se encuentra emplazada en el mismo lugar donde estuvieron asentados sus pobladores indígenas originarios, en la localidad conocida actualmente como El Cercado, en las adyacencias de Santa Ana del Norte, en el actual Caserío Francisco López del Municipio GÓmez. Asimismo, la actual localidad de Pedro González formó parte de un antiguo resguardo guaiquerí. y por último, el "pueblo de doctrina" denomi­nado Los Cerritos, mencionado desde épocas muy tempranas de la colonización, ubicado "a distancia de media legua hacia la parte del Norte a la espalda del cerro del Morro" (Abbad 1974) en Pampatar, donde también se encuentran hoy descendientes de sus pobladores prehispánicos. Después de la Guerra de Independencia, las tie­rras que habían conformado los cinco resguar­dos, fueron entregadas en propiedad colectiva a los respectivos jefes, capitanes o líderes guai­queríes de cada resguardo. Posteriormente, en 1904, las leyes de la república obligaron aque

dichas tierras se repartieran por partes iguales entre las familias guaiqueríes Que las habitaban. La mayoría de sus descendientes viven allí en la actualidad. El único resguardo que no llevó a cabo la par­tición de tierras fue el correspondiente al de El Poblado, el cual mantuvo sus tierras comunales sin repartir y administradas por un presidente que elegían en elecciones cada dos años todos los guaiqueríes de El Poblado de Porlamar. No obstante, cuando la situación económica de Margarita cambió debido a la promulgación de la Ley de Puerto Libre, y las tierras adquirieron un valor económico importante, comenzaron a ser vendidas por ellos mismos, quedando en la actualidad minúsculas porciones de la misma que aún pertenecen a la "Comunidad de Indíge­nas Francisco Fajardo".

Idioma Su idioma era el chotomaimur, término que se traduciría en Choto = gente y maimur = lengua o idioma, es decir "lengua de la gente" o "idioma de la gente" (Civrieux 1980: 37-40; 1998: 27), y se deriva del tronco lingüístico Caribe. Este idioma estaba muy difundido y prácticamente se hablaba desde la isla de Trinidad (Ayala Lafée­Wilbert y W. Wilbert 2011) hasta Cabo Codera (Civrieux 1998:25; Biord (2006: 99-100). Algu­nos lo definen como "Caribe de la Costa". Esta homogeneidad lingüística es explicable sólo por una continua comunicación entre la costa noro­riental y la costa norcentral de Venezuela. Esto fue un factor importante de cohesión que, como

veremos luego, permitió el intenso ir y venir con el objetivo de asegurar tratos políticos, comer­ciales y alianzas interétnicas. En la actualidad, el idioma que hablaron está extinto, sólo quedan palabras remanentes que aún se escuchan en el habla coloquial del nativo de Margarita, por ejemplo: aripo (por budare), chaco (por bata­ta), catuche (por guanábana), etc. Donde más pueden escucharse palabras guaiquerí son en los nombres de algunas especies vernáculas de peces y en la nomenclatura de la flora y fauna.

Gentilicio El gentilicio Guaiquerí viene de la palabra Que en su idioma tenía el significado de "hombre" (Ayala Lafée 1994-1996: 70). Tanto en el idioma Chotomaimur como en otros dialectos Caribes como el que hablaban los Caripona del Alto Yapurá y los Galibi de la Guayana Francesa, las voces Guaiquerí, Wokirí y Oquierí, respectiva­mente, significan: "hombre".

Caracteres físicos Del aspecto físico de los guaiqueríes históri­cos tenemos la opinión de Juan de Castellanos (1987:120), quien pudo conocerlos bien, pues convivió con ellos en Cubagua y Margarita a comienzos de la Conquista, por el año de 1543: "Mujeres naturales y varones/ Es en universal gente crecida,! De recias y fornidas proporcio­nes,! A nuestros españoles comedida:! Son todos de muy sanas complexiones/ Ytodos ellos viven larga vida". Siguiendo a López de Gómara en su Historia General:de las Indias (1985:129), encontramos

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29. Fotografía de un Guaiquerí tomada en el siglo XIX

que los guaiqueríes de Cumaná: "Se cortan los cabellos a la altura del oído". Esta manera de cortar el cabello la describe Humboldt en su via­je aVenezuela en 1800 (lib. IX, Cap. 25), como propia de los Caribes: "".se distinguen por este mismo cerquillo de frailes, que en el descubri­miento de América ya atribuían los primeros historiadores españoles a la raza Caribe". Este mismo viajero (1967: 33) también dejó una visión descriptiva de la apariencia del guaiquerí: "... hombres de alta talla, desnudos hasta la cin­tura. Su corpulencia revelaba gran vigor muscu­lar; el color de la tez era entre moreno y cobrizo. De lejos, sentados inmóviles y destacándose contra el horizonte, podrían tomarse por estatuas de bronce". Además, se refiere a los guaique­ríes, así: "Después de los caribes de la Guayana española, es la raza humana más hermosa de Tierra Firme". Otro testimonio sobre el aspecto físico del guai­querí lo ofrece el oficial español Pablo Morillo, Teniente General de España y Comandante del Ejército Expedicionario de Costa Firme, en la Guerra de Independencia de Venezuela y Colom­bia. Cuando en 1826 escribe sus Memorias, y relata algunos episodios sobre la guerra inde­pendentista, al hacer alusión a los guaiqueríes y asu participación en la batalla de Matasiete, dice: "" .como eran hombres membrudos y agi­gantados se les veía arrojar una piedra enorme con la misma facilidad que si fuese muy peque~

ña". (Montenegro Colón 1960:389). En los primeros años que siguieron a la coloni-

Gente de Mar .Rur;u~eft zación de la Isla de Margarita, los guaiqueríes se fusionaron con los españoles. Esta mezcla de razas se dio casi desde el mismo comienzo de la llegada de éstos a la isla, y como ejemplo histórico podemos mencionar a los tres hijos conocidos de la cacica Isabel. El mayor de ellos, Francisco Fajardo, Capitán poblador de Caracas, cuyo padre fue un español del mismo nombre de ascendencia noble; y los otros dos hijos que tuvo con su esposo Alonso Carreña (Ayala Lafée 1994-1996: 62).

Modo de vestirse yacicalarse Con relación a su indumentaria casi no hay tes­timonios que informen de qué manera se vestían o acicalaban los guaiqueríes. Con respecto a los hombres, López de Gómara (1985: 129) informa que utilizaban el penestuche: "Van desnudos, excepto el miembro, que atan para adentro o que cubren con cuellos de calabazas, caracoles, ca­ñas, listas de algodón y canutillos de oro". Este cronista nos da, de esta manera, la descripción del penestuche usado por los guaiqueríes, muy similar por cierto a los que usaban los hombres en otras etnias amerindias venezolanas. Por otra parte, Montenegro (1983:281) da los vocablos de lOSO y losopano, como nombre que le daban los guaiqueríes al taparrabo, mientras que Alva­rada (1956:98) consigna las voces indígenas del dialecto Cumanagoto: lOlOro o loropano para designar el estuche fálico. En cuanto a las mujeres, el mismo cronista (op. cit.) dice: "Las doncellas van completamente desnudas (... ) Las casadas llevan zaragüelles

o delantales". De los ornamentos o atavíos que utilizaban las mujeres, López de Gómara (1985: 124) escribió: "Entre ellas no había ninguna, aunque había muchas, que no tuviese ajorcas de oro y gargantilla de perlas". Este mismo cronis­ta sigue informando: "Hombres y mujeres llevan ajorcas; collares, arracadas de oro y perlas si las tienen, y si no, de caracoles, hueso y tierra, y muchos se ponen coronas de oro o guirnaldas de flores y conchas. Ellos llevan anillos en las narices, y ellas bronchas en los pechos, con lo que a primera vista se diferencian" (op. cit. 130). Todavía en 1774 cuando Abbad visitó la Isla de Margarita, dice lo siguiente: " en la costa avajo en el Puerto de Manzanillo ( ) hay una capi­tanía de indios guaiqueríes que viven en igual desnudez y varvarie que antes de la conquista" (Sic.) En una fotografía tomada aun indígena

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Gente de Mar4~I~c tdua4uelf guaiquerí en el siglo XIX, podemos observar la manera en que vestían (foto 29). No se tienen noticias de Que hubiera existido un traje distintivo entre los guaiqueríes o cualquier tipo de indumentaria que los caracterizara.

USO de pinturas y tatuajes corporales Al parecer el uso de pinturas para dar color a algunos artefactos de posible uso ceremonial, o bien como adorno personal, ha sido desde muy antiguo una característica de las viejas culturas en todo el mundo. En el Estado Nueva Esparta, los arqueólogos Cruxent y Rouse (1982

18 [1958] :95), hallaron evidencias de que los hom­bres que vivieron en Cubagua hace unos 4000 años atrás utilizaban la pintura roja con estos fines, pues encontraron durante sus excavacio­nes en la isla de Cubagua, piedras de moler que contenían: "...trozos de ocre rojo, que probable­mente se destinaban aser pulverizados para su uso como pintura". Posteriormente, aproximadamente unos 2.000 años atrás los descendientes de aquellos indi­viduos continuaban usando esta pintura, así lo atestiguan Cruxent y Rouse (1982 [1958]:105) cuando informan: "Una de las piedras para moler y tres de los martillos-moledores están teñidos de rojo, lo que indica de nuevo que han sido usados para preparar pintura...". En cuanto a las pinturas corporales que usaban los guaiqueríes de Cubagua, López de Gómara (1985:128) comenta: "Los naturales andaban muy pintados... " y respecto a los de Cumaná (op. cil. :129): "...se pintan o tiznan, o se untan

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con cierta goma o ungüento pegajoso como la liga, y después se empluman de muchos colo­res ... ". No estamos seguros si en el territorio guaquerí la pintura corporal pudo ser utilizada con algu­na significación especial por medio de la cual hubieran podido indicar, a través de diseños (puntos, rayas, figuras) y colores establecidos, la posición social, jerarquía o estado civil de la persona. Las materias primas para preparar estas pinturas corporales o tatuajes eran diversas. Una de las más usadas era el anoto (Bixa orellana) (Civrieux 1980:136) que mezclaban con goma de carapa (Carapa guianensis). Utilizaban también la chica y el caruto. Estas mezclas las conserva­ban en conchas o vasijas pequeñas de cerámi­ca. Según Marcano Rosas (1978:148), en la isla de Margarita acomienzos de 1900, la noche antes de las Fiestas Patronales se celebraba en la Asunción, capital del Estado Nueva Esparta, una diversión que llamaban "Los Pintaos", y consistía en que los personajes que participaban se pintaban la cara y las partes descubiertas del cuerpo con anoto (voz del Chotomaimur) en recuerdo a sus ancestros.

Vivienda De la región tribal Guaiquerí son muy pocas las informaciones que hacen referencia al tipo de vi­vienda que hallaron los españoles en las costas de Cumaná yen la Isla de Margarita. Sin embar­go, en la relación de Trevisan (en Manzano 1972:

459-462), donde éste informa sobre un viaje de cinco carabelas enviadas por Colón desde La Española a una región perlífera de la tierra firme del sur, hallamos la descripción sobre el tipo de vivienda que encontraron aquellos marinos al desembarcar en Cumaná, núcleo principal del territorio Guaiquerí. Trevisan informaba que las casas eran altas y redondas, hechas de madera con techos de hojas de palmas que llegaban al suelo, extraordinariamente fabricadas. Alexander (1958:119), cuando describe las actividades prehispánicas de los indígenas margariteños comenta que hay vestigios de que sus viviendas estaban edificadas con barro entretejido y techos de palma, es decir de bahareque (foto 30).

30. Vivienda de bahareque y techo de hojas de palma

El bahareque fue una técnica constructiva conocida por los indígenas americanos desde tiempos prehispánicos y, en el caso del Estado

Nueva Esparta, este conocimiento por parte de los guaiqueríes quedó evidenciado en los res­tos arqueológicos de Cubagua, donde Cruxent (1972:33-35) halló evidencias relacionadas a la fase indo-hispana que dio inicio a los primeros campamentos españoles: "En esta fase se esta­blecieron y construyeron chozas muy simples de bahareque y paja ... ". Para el último tercio del siglo XVIII, Abbad (1974), también dejó testimonio sobre las vivien­das que poseían los guaiqueríes que habitaban en las cercanías del puerto de El Manzanillo. Describe una típica choza indígena con techos articulados con ramas y paredes de bahareque: "... estan alojados en el Bosque cerca del Puer­to, sin otra casa, ni albergue de la que prestan los arboles, entre los quales cruzan algunas ramas, y fagína que los defiende algun tanto de los ardores del sol, y de la luna" (Sic).

Actividades de subsistencia Sus principales actividades de subsistencia fueron la pesca, la recolección de productos del mar, la horticultura, la cosecha de productos silvestres, la cacería de pequeños animales y ciertas aves. Vale destacar que sus actividades productivas estuvieron orientadas hacia el con­sumo YI upa!. Fueron pescadores por excelencia. Entre sus métodos de pesca sabemos que utilizaban el fuego para encandilar los peces de noche y arponearlos, también se juntaban para pescar "... entran en el mar, se ponen en hilera; nadan, chiflan, apalean el agua, cercan los peces, los

Gente de Mar

encierran como en jábega, y poco a poco los sacan atierra, y en tanta cantidad, que espan­ta ... " (López de Gómara 1985: 131). Asimismo, eran expertos en la pesca de quelonios. En este sentido Fernández de Oviedo y Valdés (1962:58­59) describe cómo los guaiqueríes de Cubagua capturaban tortugas: "Matan los indios estas tortugas con unos harponcillos de un clavo, pequeños, que ligan aun buen volantín o cordel recio; e aunque son grandes animales e la herida es poca, porque les entra poco eno bastaría a dañificar ni ser presa la tortuga por tal causa, ella da más armas a su ofensor para su daño, porque, así como se sien­te herida, aprieta tanto la concha, que fortifica el harpón tan firme que no se puede soltar; enton­ces el indio se echa al agua etrastorna la tortuga hacia arriba, e como está puesta de espaldas, no es para huir ni puede, etirando de la cuerda del harpón eayudando el que la trastornó, la meten los indios en la canoa" (Sic.). Utilizaban anzuelos sencillos elaborados con huesos de animales o conchas de moluscos. Usaban también una especie de arpón ovara de madera de guatacare (Beureria cumanensis) o cuspa (Aspidosperma cuspa) , de unos dos o tres metros de largo que terminaba en una punta bien aguzada (foto 31), Yles servía tanto para pescar como para cazar pequeños animales al arrojarla hacia la presa y penetrarla. Aeste instrumento lo denominaban guaica (Iriarte 1997:127; Castañeda Malavé 2006: 69). También hacían uso de otro aparejo muy similar

.R~t: t;uwjueft a la guaica, elaborado con las mismas maderas, con la diferencia que la punta era de espina de liana, y les servía para pescar peces pequeños y cangrejos cerca dela orilla del mar (foto 32).

31. Guaica 32. Puya

Las flechas de madera con puntas de espinas de raya (Dayasatis sp.) era otro instrumento utiliza­do por ellos en sus faenas de pesca. Las redes las fabricaban con fibras de algodón y palma entrelazadas, usaban piedras como pesas en la parte inferior de la red y totumas o calabazas como flotadores. Recogían amano los guacucos (Tivela mactroi­

des), chipichipis (Donax variabilis) , pata e'cabra (Arca zebra), pepitonas (Asaphis deflorata) y erizos (Lytechinus variegatus) sin ningún tipo de instrumento, únicamente usaban sus mapires

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para depositarlos mientras culminaba su reco­lección. Cuando extraían las ostras del manglar (Crassostrea rizophorae) utilizaban cuchillos elaborados con las conchas del batuta par separarlas de las ramas del mangle. En estas actividades de recolección participaban las mujeres y los niños.

Horticultura El conuco era la unidad principal de producción utilizada para el consumo del núcleo familiar, basada en la fuerza de trabajo doméstica. Sem­braban determinadas especies vegetales bajo

20 la forma tradicional de preparación de la tierra mediante el sistema de "tala y quema". Este tipo de cultivo no requería de controles sofisticados para realizar la siembra y posterior cosecha del producto vegetal, el cual tenía gran importancia como medio para obtener carbohidratos y pro­teínas necesarias en la dieta humana. Asimismo, cultivaban aquellas plantas que se reproducen plantándolas por estacas. La tala del conuco era una tarea realizada por los hombres ya que se necesitaba de fuerza física para limpiar el terreno de árboles, arbustos, malezas, y poder abrir el espacio destinado a la siembra. Posteriormente, le prendían fuego con la intención de que las cenizas aportaran fertili­dad al suelo. Este trabajo era realizado normal­mente por los hombres de la unidad doméstica que, en colectivo, preparaban la sementera. El equipo de trabajadores era llamado cayapatom (Montenegro 1983:136). Los productos de la cosecha se intercambiaban

Gente de Mar.R~c rtuat9Uet/ bajo formas de reciprocidad, tomando en cuenta la producción y los frutos cosechados por otros grupos familiares. Sus áreas de labrantío se ubicaban en las estribaciones montañosas de los valles margariteños aledañas a sus lugares de habitación. Entre las plantas alimenticias más importantes cultivadas para el consumo familiar se en­contraba el complejo maíz/frijol/calabaza, las legumbres y los tubérculos. López de Gómara (1985:132) especifica: "...siembran maíz, ají, calabazas y otras legumbres; plantan batatas y muchos árboles Que riegan de ordina­rio ... ". La variedad de maíz (lea mays) que cultiva­ban en la región Guaiquerí, es el conocido bajo el nombre de Cariaco que, según (Sanoja 1982:192), es un maíz que fructifica más rápido que otras especies y está adaptado atierras bajas. La mazorca es pequeña, posee hileras de 8 granos. Es posible que el nombre de "Cariaco" con que se conoce esta variedad de maíz, se relacione con el territorio guaiquerí del Estado Sucre a orillas del río Carenicuar, donde se daba en abundancia. Tenemos noticias através de Benzoni (1857:f. 59) sobre la utilización del maíz por parte de los guaiqueríes para preparar una bebida embriagan~

te. Según explica el mencionado cronista, las mujeres colocaban el maíz molido en agua, luego seguía el proceso de masticado para es­cupirlo en tazones y posteriormente hervirlo por espacio de tres o cuatro horas. Para finalizar, lo

dejaban enfriar y lo filtraban con un paño. Molían el maíz sobre la piedra de moler que llamaban patna (Montenegro 1983:225). Al parecer tenían dos clases de bebidas fermentadas hechas de maíz: tamuga y yucche (Montenegro 1983: 250 y 276). Con respecto al frijol que pudieron haber utiliza­do los guaiquerles, no se ha hallado hasta ahora en ninguna excavación arqueológica restos fo­silizados de ningún tipo de grano. Por tanto, mal podríamos indicar aquí la especie que cultivaban. La calabaza (Cucurbita maxima) era otra planta de uso cotidiano entre los guaiqueríes. Es una rastrera de frutos grandes mencionada por López de Gómara entre las cultivadas en su área tribal y es conocida en la región bajo el nom­bre de auyama. Este vocablo, según Alvarado (1953:32) es Cumanagoto, es decir corresponde a la lengua Chotomaimur. La auyama se contaba entre las plantas alimenticias que desempeñaron un importante papel en la dieta de los antiguos indígenas margariteños. Aunque las fuentes históricas sobre la Isla de

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33. Yuca

Margarita no ofrecen información acerca de la siembra, uso y proceso de la yuca (foto 33), tan­to de la especie dulce (Maníhot dulcís) como de la amarga (Maníhot esculenta) , sabemos que la primera la preparaban hervida, y la segunda era utilizada como materia prima en la preparación del casabe, alimento común entre los antiguos pobladores del oriente venezolano, especialmen­te entre las sociedades de navegantes quienes lo utilizaron durante sus viajes marítimos debido al largo tiempo que podía preservarse. Igual que del maíz, del casabe preparaban una bebi­da denominada terepeco (Montenegro 1983: 253). El nombre que le daban al sebucán era tenequích (op. cit.). Por otra parte, existen en el habla popular margariteña (Marcano Rosas 1978:164), reminiscencias dialectales que nos confirman la utilización de esta planta por parte de sus pobladores indígenas; como es el caso del vocablo catára que aún se usa en Margarita para designar el líquido venenoso que se extrae de la yuca amarga. Esta voz se deriva de katora, voz Chotomaímur, y tiene la misma acepción (Alvarado 1953:92). Otro tubérculo importante que fue domestica­do por los antiguos aborígenes del continente americano fue la batata (Ipomea batata), (foto 34) llamada chaco por los guaiqueríes, voz que proviene del idioma Chotomaimur. Éstos han debido tener extensos sembradíos de batata en la pequeña península de Chacopata, pues este

Gente de Mar ~U~at9ueft topónimo compuesto significa: chaco = batata ypatar = casa, lo que vendría a ser "casa de la batata" o "lugar de la batata". El ají es el pimiento americano, otra planta muy-

34. Batata

utilizada por ellos. De esta planta existe una diversidad de variedades. Entre ellas (Capsícum frutescens) , (Capsícum annuum) y (Capsícum baccatum) conocidos por los antiguos guai­queríes bajo el nombre de chírere o cherer. Voz Caribe la primera y Chotomaímur la segunda. Este ají, es el que se conoce actualmente como ají chirel y, era usado por ellos como condimento en la preparación de alimentos. Cosechaban lo necesario para alimentarse y, sólo en limitadas ocasiones, cuando obtenían excedentes los utilizaban como producto de trueque con grupos vecinos.

Recolección de frutos silvestres Con el fin de alimentarse con vegetales frescos también recolectaban productos silvestres, espe­cialmente aquellos como los que menciona Juan de Castellanos (1987:120) en sus rimas: pitaha­yas, guanábanas, anones, guayabas, guaraes, mameyes, chica, cotuprises, mamones, piñas, curibijures, caracueyes. La pitahaya (Acanthocereus tetragonus) crece en forma silvestre, es un cardón de frutos co­mestibles de agradable sabor, rosados por fuera y rojos por dentro (foto 35). La guanábana (Annona murícata) de pulpa blan­ca y dulce, denominada catuche (voz Caribe) por los guaiqueríes. El anón (Annona squamo-

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Gente de Mar;(J~ rtuat1ueM

sa) árbol abundante en la isla, de fruto dulce y carnoso. La guayaba (Psidium guajava) crece silvestre en la isla (Hoyos 1985:659), tiene fru­tos carnosos de pulpa rosada o amarillenta, muy olorosos y de exquisito sabor. Los guaraes que menciona Castellanos en su poema a Margarita es al parecer la (Cupania americana). El ma­mey (Mammea americana) es un fruto grande y redondo de carne dulce. La chica (Ziziphus cyclocardia) J frutilla esférica, pulposa y de color lechoso. Su nombre se deriva del árbol chicayop en idioma Chotomaimur (foto 36). Sobre el cotupriz o cotoperí (Talisia oliviformis) tenemos más información, Fernández de Ovie­do y Valdés (1962:227) dice: "Otra fructa hay en la Isla Margarita Que se llama cutipris que

sabe auvas moscateles, ees tamaña como las uvas gruessas que en el reyno de Toledo llaman jahenes. Esta fructa tiene un cuesco pequeño eenzima de todo un hollejo; eno hazen daño, aunque coman mucho desta fructa" (Sic.). (foto 37). El vocablo se deriva de cutipirich del idioma Chotomaimur. El mamón (Melicoccus bijugatus) es un árbol frondoso de frutas globosas que contiene alrededor de la semilla una pulpa agri­

dulce. Es conocido en Margarita con el nombre de maco, voz Chotomaimur, yen tiempos de hambruna preparaban con la semilla una especie de arepa (Vila 1976:33, Hoyos 1985: 772). La piña (Ananas comosus) como todas las frutas mencionadas anteriormente es de origen ame­ricano y hay diferentes variedades, entre ellas la piña de Cumaná que, según informa Pittier

(1978: 363) se considera la mejor variedad ve­nezolana. La fruta llamada curibijure por el cro­nista Castellanos era conocida en Margarita con la voz Chotomaimur de chigüichigüe (Bromelia pinguin) , sus frutos son amarillo dorados al ma­durar, su pulpa es jugosa, algo ácida y aromática (foto 38). El caracuey (Bromelia humilis) de fruto comestible muy dulce. La maya (Bromelia chrysantha) (foto 39) parecida a la anterior aun­que de mayor tamaño, tiene uno. pulpa de sabor agridulce que recuerda el sabor de la piña.

36. Chica

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Plantas mágico-religiosas Le damos esta clasificación a aquellas plantas que los guaiqueríes usaron en sus ceremonias y ritos sagrados. Tal como en otras culturas alrededor del mundo nuestros aborígenes se sirvieron de plantas oleaginosas y resinas aro­máticas que, a modo de incienso, utilizaron para reverenciar sus deidades. De los guaiqueríes, López de Gómara (1985:132) dice: "Crian tunas y otros árboles que, punzados, lloran un licor como leche, que se vuelve goma blanca, muy buena para zahumar los ¡dolos... ". Otra planta de índole mágico-religiosa conside­rada por ellos como dotada de poderes sobrena­turales y puente hacia el mundo de los espíritus: era el tabaco (Nícotíana rustíca) (foto 40).

Gente de Mar .zq~c t¡uaú¡ue1t Hallamos una referencia del año 1545, cuando el licenciado Frías realiza el juicio de residencia contra los Villalobos en Margarita, donde apare­ce una declaración de Fernando Álvarez, refirién­dose al uso del tabaco entre los guaiqueríes "...y que sabe y es cierto que sería imposible quitalles de sus ritos y tabaco" (Síc.) (Ojer 1966:308). La fuma ceremonial de tabaco através de bo­canadas eran parte de los rituales de curación, adivinación, conjuros y eliminación de daños producidos por otros piaches, así lo informa Abbad (1974) al referirse a las ceremonias que ellos celebraban en la Cueva del Piache, en Mar­garita.

Plantas Medicinales En el área tribal Guaiquerí existieron piaches o curanderos que conocían las virtudes de ciertas plantas, así nos lo hace saber López de Góma­ra (1985:134) cuando se refiere a los piaches guaiqueríes: "Curan con hierbas y raíces crudas, cocidas y molidas con saín de aves, peces y animales, con palo, y otras cosas que el vulgo no conoce... ". Otra información sobre la práctica de la fitotera­pia por parte de los guaiqueríes, nos la explica Abbad: "... son de mucha resistencia en los trabajos, y enfermedades, hasta morir sin ma­nifestar el menor sentimiento, o queja de dolor, despreciando todo género de medicinas compuestas, aunque sí usan algunas hierbas, y raíces, cuyas virtudes y aplicación aprendieron de sus mayores... ".

También Fernández de Oviedo y Valdés (Libro XIX) cuando habla de las islas de Cubagua y Margarita, menciona una mezcla medicinal que al parecer es un antídoto contra el veneno de la cascabel: "Aquella serpiente dicha tiro cuyo bocado se dice ser sin remedio, es apropiada medicina contra toda ponzoña, como se ve y está averiguado, que puesta en aquella mixtura de cosas contra ponzoña (a la cual composición llaman triaca o tiriaca) una pequeñísima parte del tiro mezcladas con las otras medicinales, las lleva todas al corazón ... y pone salud y reme­dio... ". No hemos podido averiguar sobre esta composición que el cronista menciona como tríaca o tíríaca, pero, evidentemente, debe tra­tarse de un contraveneno preparado de plantas al que le añadían partes de la misma culebra. Es posible que esta pócima haya sido preparada en base al tabaco, pues resalta Pittier (1978:395), lo que Caulín escribió sobre la Provincia de Cumaná, que el tabaco además de mascarse y fumarse era usado como" ...eficacísimo remedio contra las picaduras de serpientes venenosas". Actualmente en la Isla de Margarita, tal como Hoyos (1985:792) informa: "La mascada se usa contra la picadura de animales ponzoñosos y como antihemorrágico". Según antiguas creencias populares de la isla, el ají figuraba entre las plantas que utilizaban en su farmacopea. El fruto machacado de esta planta colocado sobre un tejido irritado servía como un anti-inflamatorio.

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.I?~{. t¡utújUMt Gente de Mar

Plantas económicas En este grupo de plantas trataremos de reseñar aquellas que de un modo u otro sirvieron en la economía o como uso utilitario entre los guai­queríes. En el pueblo de Santa Ana del Norte, Abbad (1974), confirma la existencia de algo­donales silvestres: "En este territorio hay mucha arboleda de algodón que se produce naturalmen­te en los montes y utilizan los habitantes en la fabricación de hamacas..." (foto 41).

41. Algodón

Sobre el teñido del hilo o tejidos de algodón, este mismo autor comenta: "...también se cría en la Margarita, añil, el charaguaray, o tinte amarillo, y la Agalla que produce el árbol guatapanaro, o dividivi, que da el color negro muy superior..." Existen en Margarita dos especies de añil (Indi­

gotera subulata e Indigotera sutruticosa) que fueron usadas por los guaiqueríes para teñir sus tejidos. Así mismo, el que menciona Abbad (1974) como charaguaray, voz Chotomaimur, del cual extraían el tinte amarillo, es el palo de mora (Ch/orophora tinctoria) , (foto 42). El ara­guatapanar o guatapanare (Caesa/pinia coriaria), que traducido del Chotomaimur significa: "oreja de araguato", es una planta rica en sustancias tánicas que crece en Margarita en los bosques de vegetación xerófila (foto 43), es conocido también como dividive. En la fabricación de sus aperos de pesca utili­zaban la manaca (Euterpe o/eracea) para hacer sus arpones (Humboldt 1967:41). Como leña para cocer la alfarería usaban el cujicillo (Des­manthus depressus) I la brusca de Margarita (Cassia biflora) y el guariche (Capparis tenuisílí­qua) (Humboldt 1967:52). El taparo, cautaro o cardón, los usaban para fabricar los tures (Marcano Rosas 1978:238). Las mujeres guaiqueríes usaban para lavar sus tejidos el fruto de la parapara (Sapindus sapo­naria) (foto 44), que da una abundante espuma (Humboldt 1967:90).

42. Charaguaray 43. Guatapanare 44. Parapara

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Plantas nocivas La preparación de venenos en base a plantas fue una práctica corriente entre los guaiqueríes. Desde 1528 queda demostrado el terrible efecto de esos poderosos venenos que usaban en sus flechas, así nos lo explica Otte (1961: XXXII) al describir la defensa que hicieron de la isla cuando fue atacada por el pirata Diego Ingenios: "Pero los indios guaiqueries también luchaban heroicamente y su terrible veneno sembró el pánico en las filas del enemigo". López de Gómara (1985:132) al referirse al veneno que utilizaban en sus flechas, dice: "Tiran con hierba de muchas maneras, simples y compuestas: las simples son la sangre de las culebras que llaman áspides, una hierba que parece sierra, goma de cierto árbol, y las manzanas ponzoñosas de que hablé, de Santa Marta; la mala está hecha con la sangre, goma, hierba y manzanas que digo, y cabezas de hormigas venenosísimas". Las man­zanas ponzoñosas a que se refiere el cronista son los frutos del manzanillo de playa (Híppoma­ne mancínella) (foto 45).

Gente de Mar .I?~( (jutujueft Este árbol muy común en la isla, cerca de las playas, mide de 4 a 20 m de alto y sus frutos son sumamente venenosos, la misma sombra del árbol puede producir inflamaciones cutáneas (Hoyos 1985:442). La hierba que "parece sierra" referida por este cronista puede ser la llamada bejuco del diablo (Sarcostemma clausum) (foto 46) o también el caruache (Thevetía neríífolía) conocido como "cascabel" en otras partes del país (foto 47).

La mencionada goma puede extraerse del leche­ro rojo (Euphorbía caracasana) cuyo látex es muy tóxico; o del jabillo (Hura crepítans) de látex igualmente cáustico y venenoso. La preparación de este veneno en la región tribal Guaiquerí fue reseñada por López de Gómara (1985:132) así: "Para confeccionar esta mala hierba encierran aalguna vieja, y le dan los materiales y leña con que lo cueza; ella lo cuece dos o tres días, hasta que se purifiquen; si dicha vieja muere del tufo o se desmaya fuertemente, alaban mucho la fuerza de la hierba; pero si no, la derraman y castigan a la mujer". Todavía en 1774 los guaiqueríes de Margarita usaban pócimas venenosas para deshacerse de sus enemigos o de quienes consideraban que lo eran. Entre las noticias que dejó Abbad (1974) sobre sus creencias, se lee: "... practicando es­tas impiedades con tanta arrogancia, y descaro que los párrocos que havían intentado impedir­los, havían padecido sin saber de quien, muertes desgraciadas, y violentas, Dn. Nicolas de la Coa a cuio cargo estava esta Parroquia quando pasé comisionado a esta visita estaba infatuado, y padecía acervos dolores por haverle inficionado la vevida los Yndios según se persuadía, refi­riome las muertes desgraciadas de tres de sus antecesores que havían intentado estrechar a los Yndios acumplir con la Yglesia... ". (Síc.)

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Cacería Complementaban sus actividades de subsis­tencia con la cacería del venado (Odocoíleus cariacou margaritae) , para lo cual utilizaban trampas que preparaban en hoyos cubiertos con enramadas. También cazaban conejos (Sylvíla­gus floridanus margaritae) (foto 48) e iguanas (Iguana iguana) (foto 49). Entre las aves, López de Gómara (1985: 131) in­forma que eran " mañosos en cazar aves con liga, redes y arco ". Entre éstas tenían prefe­rencia por: tutueles (Leptotíla verreauxí) , tórto­

26 las (Columbina passerina) y perdices (Colínus crístatus) (fotos 50 y 51) (Castañeda Malavé y Ramírez Medina 2001: 371-389).

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48. Conejo 49. Iguana 50. Tórtola 51. Perdiz

Cultura material' Otro reglón importante de la actividad socioeco­nómica entre los guaiqueríes prehispánicos fue la producción de alfarería. La fabricación de piezas de barro era realizada por las mujeres en varios lugares de la Isla de Margarita (De Booy 1916; Rojas 1972: 20; Cruxent y Rouse 1982: 108, 110; Ayala Lafée 1994-96: 44-45; Ocanto y Baptista 1998: 33). Sus áreas de producción más conocidas estuvieron emplazadas en dos asentamientos de pura raigambre guaiquerí, en las adyacencias de Santa Ana del Norte, en El Cercado y en el Poblado de Porlamar. De uno de estos poblados de ceramistas existen referencias que datan del año 1533, cuando se llevó a cabo el Juicio de Residencia del Juez Prado contra los tenientes gobernadores de la Isla de Margarita (AGI. J, 53:802). En el interro­gatorio algunos testigos acusaron al gobernador Juan Suárez de Figueroa que "...va eembía muchas veses al pueblo que se dyze los Olleros e les toma toda quanto loza tiene syn les pagar ninguna cosa por ello e lo embia avender e rrescatar a la tierra firme teniendolo los mismos yndios efaziendo la dicha loza para su sustenta­miento epara contrabtar con ello con los yndios de la tierra firme" (Sic.). El pueblo conocido du­rante la época de la conquista como Pueblo de

los Olleros es el actual Caserío El Cercado (Rosa Acosta 1984:56), ya existente desde los tiempos prehispánicos. También Abbad, cuando visitó la isla en 1774 Yse detuvo en el Valle de Nuestra Señora del Espíritu Santo, dejó testimonio sobre la alfarería que se fabricaba en El Poblado de Porlamar: "Una legua valle avajo hacia la mar hay una grande ranchería de indios Guaiqueries, cuio exercicio es el de la pesca; sus mugeres se dedican á la fabrica de vidriado de barro de que hacen grandes porciones sin tener amos ni alfarerías, ni otro instrumento que el de sus manos de mucha habilidad para esta maniobra, pues hacen las múcuras, o tarros, y toda clase de cazuelas, ollas, tinajas con barro encarnado muy fino de diferentes hechuras muy hermosas. Después que han secado al sol estas vasijas forman una pila de leña colocadas sobre ellas, la dan fuego y sin más aparato concluyen su obra perfecta y útil pues surten de este utensilio las Provincias e islas comarcanas". (Sic.) La mujer guaiquerí, como artífice de la cerámi­ca, dejó para la posteridad su huella creadora en diferentes lugares de la isla. Preocupada por el bienestar de su familia, manufacturó enseres domésticos en barro. En la actualidad en El Cer­cado todavía elaboran múcuras, ollas, aripos, tinajas y toda clase de implementos o utensilios utilitarios para el hogar (fotos 52, 53, 54, 55, 56, 57).

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52. Múcura 53. Olla 54. Aripo 55. Tinaja 56. Cerámica de El Cercado 57. Anafe

El modo de trabajar era exclusivamente manual, Humboldt (1967:52) lo describe así: "En 300 años el torno del alfarero no ha entrado aún en una costa que no dista de España más de 30 o 40 jornadas de viaje". Yen cuanto a la forma y estructura de las vasijas, dice: "Con gran habili­dad, modelan vasijas de 60 centímetros a 1 me­tro de diámetro, de curvatura muy regular". Del sistema de cocción de la cerámica, comenta: "Como no conocen el horno, acumulan alrede­dor de las ollas matas de Desmanthus, casia y caparis arborescentes, y las cuecen al aire libre". Esta habilidad femenina redundó también en la economía familiar, ya que la alfarería fue uno de los renglones de comercio que tuvieron los guaiqueríes con otras etnias de tierra firme. Otra de sus habilidades artesanales fue la indus­tria de la cestería. Tejer fibras era una especia­lización exclusivamente masculina. Aunque no hay referencias sobre el tejido de fibras en las fuentes antiguas, la tradición sugiere que fueron magníficos artesanos en esta línea, donde se las ingeniaron para fabricar las diversas clases de cestos que utilizaron tanto en sus lugares de habitación para guardar alimentos, como en sus diferentes faenas de trabajo para transportar ob­jetos. Entre la gama de canastos que tejían y aún tejen está el mapire (foto 58). Olivares (1947:85) informa que lo hacían con la hoja de la palmera llamada carana (Cocothrínax barbadensís) (foto 59) y que lo usaban para poner la catára de la yuca amarga, mientras prensaban la harina para preparar el cazabe.

.i?~l' t;uatjuett Otros tipos de cesta que elaboraban era la mara y la mara de ojo, cestas grandes de bejuco, que colocadas sobre la cabeza servían para transportar de un lugar a otro, pescado, frutas o cualquier otro producto (fotos 60 y 61). Aún en la actualidad utilizan estas cestas. Castellanos (1987:121) en su Elegía deja cons­tancia del uso de la hamaca entre los guaique­ríes de Margarita, cuando dice: "Allí se cuelgan las pendientes camas ... ". También Fray lñigo Abbad, en 1774, cuando visita el pueblo de San­ta Ana del Norte, informa que: "En este territorio hay mucha arboleda de algodón que se produce naturalmente en los montes y utilizan los habi­tantes en la fabricación de hamacas, que es la cama del país y llevan atierra firme... " (Foto 62).

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58. Mapire 59. Palma Carana 60. Mara 61. Mara de ojo 62. Hamacas

Instrumentos Musicales Con respecto a los instrumentos musicales que usaban los guaiqueríes, López de Gómara (1985:133) nos dice: "Los instrumentos que tañen en guerra y bailes son flautas de huesos de venados, flautones de palo como la pantorri­lla, caramillos de caña, atabales de madera muy pintados y de calabazas grandes, bocinas de caracol, sonajas de conchas y ostiones gran­des". (fotos 63-64).

63. Flauta de hueso de venado 64. Flauta de caña

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66. -lcmografío.-d'e-on-ChamálToTinuquense

de las falanges de los pulgares, se obtienen sonidos modulados avoluntad, moviendo los demás dedos".

Religión y chamanismo: Los piaches Con ta voz piache se denominaba al sacerdote étnico entre los guaiqueríes. El término proviene del idioma Chatamaimur. Los piaches eran hom­bresque, según las antiguas creencias de los indígenas margariteños, poseían poderes mági­co-religiosos y eran capaces de transportarse a otros niveles cosmológicos y de aprender de los dioses y espíritus de sus antepasados el arte de curar enfermedades, alejar o atraer buenos o malos espíritus, propiciar buenas campañas de pesca y exitosas cacerías, guiar a los muertos en su largo viaje hacia la "heredad o estancia de­finitiva", reintegrar o espantar espíritus dañinos que se posesionaban de los vivos y que enfer­maban o mataban a las personas. Creían que las enfermedades y la muerte eran provocadas por entes maléficos a los que había que expulsar con la ayuda del piache y de ceremonias rituales (foto 66).

Las flautas producían tonos musicales por me­dio de la vibración. En cuanto a los tambores de madera, ya desde el mismo comienzo de la con­quista aparecen reseñados entre los guaiqueríes de Cumaná, por el Padre Las Casas. Según Aretz (1991 :35): "Este tambor de madera con ciertas variantes se usó en toda la América precolombi­na y precortesiana". La trompeta de caracola Guarura la elabora­ban con la concha del Batuta. La embocadura la tallaban en la parte correspondiente al ápice de la concha, el cual se elimina, quedando así un agujero cuyos bordes se alisan luego. La trompeta de caracol también era un instrumento sagrado entre los guaiqueríes, por medio de la cual anunciaban muertes y victorias (foto 65).

Otra connotación tenía también este instrumen­to y era que servía para enviar mensajes. Es probable que entre los guaiqueríes de Margarita

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y Cumaná fuese usado para comunicarse entre sí en sus largas navegaciones. Marcano Rosas (1978:157) nos informa del uso del Batuta en Margarita en nuestros días, así: "Se usa para hacer llamados a personas que se encuentran distantes. En los días de San Juan y San Pedro la gente de mar acostumbra pitar insistentemen­te con estos batutas, desde la víspera del festivo día. Existe la tradición de que los patriotas mar­gariteños se comunicaban desde sus refugios con estas guaruras". Guarura, es voz del Caribe continental (Alvarado 1953:193). Las sonajas que menciona el cronista estaban elaboradas con diferentes objetos resonantes, atados con cuerdas uno junto a otros, y que al ser sacudidos producían un sonido acompasado y rítmico que acompañaba el son de la música. Los guaiqueríes elaboraban sus sonajeros de conchas marinas. También haremos referencia aquí de un disposi­tivo musical que los cronistas de la conquista no mencionan, pero que ha llegado hasta nosotros através de consejas y leyendas populares de la Isla de Margarita. Se trata del Cariaco y aparece en una antiquísima leyenda guaiquerí recogida por Salazar Franco (1989:127) que habla del más sabio de los Piaches: "Sus primeros presa­gios empezó atrasmitirlos afuerza de palmadas y toques de cariaco". Por su parte, Marcano Ro­sas (1978:167) informa sobre esto: "CaRiaCO: dispositivo musical que se logra entrelazando las manos, de forma tal que dejen un espacio inte­rior cerrado. Al soplar por la ranura entreabierta

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Entre sus atribuciones también se incluía la de preparar o iniciar a los jóvenes en el aprendizaje del mundo cosmogónico, enseñar los ritos y cantos sagrados, cómo conseguir el trance, interpretar los sueños y señales, transmitir mitos y tradiciones de su etnia y, finalmente, a rela­cionarse con todos los entes espirituales que de una forma u otra eran inherentes a los seres y a las cosas. Todavía para el año 1774 había piaches en la Isla de Margarita. De su existencia Fray lñigo de Abbad (1974) dejó constancia: "Entre los cerros que forman este valle le circunbala por la parte del sur el que llaman el Piache en cuia cima hay una gran cueva á la qual acudian con frequencia los indios a continuar sus antiguas supersticio­nes, y consultar sus agoreros los Piaches... " (Sic.) (foto 67)

67. Cueva del Piache, Isla de Margarita

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Con la muerte del último piache, Eustaquio Sa~azar, conocido como "Manote", acaecida en la década de 1,950, desapareció por completo el chamanismo entre los guaiqueríes y, con él, los conocimientos religiosos ancestrales. Sólo quedan algunos testimonios que dan fe de la existencia de la práctica chamánica entre los guaiqueríes, la mayoria de ellos provenientes de personas que sobrepasan los 80 años de edad: "Manote fue el último piache guaiquerí. Él ha­blaba con los espíritus de nuestros abuelos que le indicaban la manera de curar a los enfermos. Maraqueaba a los atacados y fumaba tabacos para oír las voces de los ancestros invisibles. A Manote lo llamaba la gente de Los Cerritos de Pampatar, del Morro del Guarataro y hasta de Macanao y otras partes, para curar a los que estaban enfermos" (Com. Pers. Julián Alfonso (Morocoto), guaiquerí de Paraguarime. 2008).

Rituales Los aborígenes que habitaban en el territorio Guaiquerí solían celebrar diversos rituales de carácter netamente religioso, dirigidos casi todos a congraciarse con los espíritus bienhechores de la pesca, la cacería y la horticultura. Normal­mente, los bailes eran motivo de celebraciones y solían realizarlos al regreso de sus pesquerías o cacerías, como también durante la época de la recolección de las cosechas. Del mismo modo celebraban acontecimientos civiles y políticos: matrimonios, nacimientos, fabricación de casas, de canoas, y la conmemoración de algún triunfo guerrero. Estos festejos solían ser públicos y

generalmente, estaban asociados con música, cantos y bebidas fermentadas embriagantes.

Historia de los guaiqueríes Período Colonial Su historia referencia que en 1499 tuvieron contacto personal con Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa, al noreste de la Isla de Margarita, cuando éstos desembarcaron en las cercanías de Playa el Agua (Ojer 1966: 17; Vila 1991 :342; Gómez 2001, T. 11:373), donde canjearon sus perlas por cuchillos, espejos, sonajeros, vino y otros artículos. Para los guaiqueríes, los bienes deseados eran aquellos que tenían un sentido útil, cuyo valor estaba en el uso que podían darle. Determinaban el valor real de las cosas por la energía y trabajo empleados en produ­cirlas o adquirirlas. Para ellos, las perlas eran un subproducto derivado de la ostra con la que se alimentaban cotidianamente. Su utilidad era relativa sin contar que las tenían en abundancia. Los productos europeos, cuchillos, anzuelos, cacerolas, alfileres, telas, etc., bajo su punto de vista tenían mucho más valor que las nacaradas perlas que sólo utilizaban como ornamento. Poco tiempo después de este intercambio de perlas por articulas europeos que habían reali­zado con Peralonso Niño y Cristóbal Guerra, se dieron cuenta que los viajes de los españoles a las islas de Cubagua, Margarita y Cumaná, se hacían cada vez más frecuentes. Durante los primeros años que siguieron aeste cómodo arreglo comercial continuaron hacien­do trueques con aquellos que recalaban en su

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territorio. Trabajaban organizados en familias extendidas y por su propia cuenta en el buceo de las perlas, de las cuales hacían acopio para luego efectuar los canjes por los productos que deseaban. Actuaron guiados por sus propios intereses. De esta manera los guaiqueríes colaboraron con los españoles en la construcción de las primeras rancherías que se edificaron en la Isla de Cu­bagua. Castellanos (1987:106), lo refiere así: "Formaron en la isla ranchería, /Pusieron toldos y asentaron tiendas / y cebados en esta granjería / Hacen bohíos para sus viviendas ... ". El guaiquerí se dio cuenta rápidamente de la necesidad que tenían los españoles de su ayuda, no sólo para bucear las perlas sino en todo lo relacionado a su manutención, como transporte de agua, de leña, de alimentos y de materias primas para la construcción de las rancherías, ya que todos los insumas debían transportarlos desde Margarita o Cumaná hasta Cubagua. Por esta razón, los europeos trataron en lo posible de mantener buenas relaciones con los guaique­ríes isleños y continentales, asegurándose de no obligarlos atrabajos forzados, y pagándoles las perlas que extraían del mar. Pero no sólo traba­jaron en el buceo de perlas, sus conocimientos marinos los llevaron a ejercer otro tipo de oficios como era el mantenimiento de embarcaciones, remeros y porteadores. Sin embargo, esta situación de ayuda mutua entre los guaiqueríes margariteños y los españoles sufrió un serio revés, cuando en 1519 varios grupos indígenas

Gente de Mar Jfl~t t¡uatjueft de tierra firme, entre ellos los guaiqueríes de Cumaná, molestos porque un esclavista de La Española había secuestrado la familia de un ca­cique trasladándola a Santo Domingo, se alzaron contra los españoles linchando a un centenar de ellos. Luego, en un ataque de canoas y pira­guas arrasaron la Isla de Cubagua destruyendo todas las posesiones y pertenencias españolas, haciendo huir hasta el último de sus pobladores (Otte 1977:189), entre ellos aAntonio Flores quien era el Alcalde Mayor de Cubagua, y quien al momento de huir de la isla se llevó, en calidad de prisioneros, a200 margariteños que traba­jaban para él en el buceo de las perlas (op. cit. 190). Subero (1980:5) aclara que" ... más de la mitad de ellos murieron ... " en Santo Domingo. Como resultado de este incidente, en 1520, los españoles enviaron una armada de castigo a las costas cumanesas, ahorcaron a los jefes indígenas que se habían alzado, y entre la serie de medidas que tomaron estuvo la de eliminar la dependencia de las pesquerías de perlas de los caciques guaiqueríes de Margarita y Cumaná (Otte 1977:191), quienes habían venido asu­miendo estas faenas como un medio de produc­ción económica. En consecuencia, muchos de ellos con sus familias migraron hacia tierra firme y al interior del país (Alexander 1961 :549). Cinco años más tarde, en 1525, Marcelo de Villalobos, Oidor de la Audiencia Real de las Indias, solicita al rey de España le permita poblar la Isla de Margarita. No muy buenas intenciones debía tener Villalobos pues en su postulación

como Gobernador de Margarita, informaba al rey que los guaiqueríes eran" ... gente de guerra y caribes" (Otte 1977:269; Granados 2010:285­286). No obstante, pese aque el rey lo autorizó a poblar la Isla de Margarita, y lo obligaba a cristianizar a los guaiqueríes, le prohibió te­ner encomienda de indios ni darlos a otros en repartimiento bajo pena grave de desacato. Pero Villalobos murió un año después, en 1526, sin haber pisado la isla. Entonces, su viuda, Isabel Manrique, pide los derechos de esta capitulación que el rey confirma en su hija Aldonza Villalobos, pero como era muy joven aún, su madre como tutora de ella, nombra Teniente de Gobernador de la Isla de Margarita a Pedro de Villardiga, quien no sentía simpatía por los aborígenes margarite­ños-debido aque no todos estaban dispuestos a someterse a la autoridad de los españoles. Éste, apenas asumió el cargo, "... toma de pretexto informar a la corona de que los guaiquerí de Margarita andaban huidos y alzados y no que­ríallservir a los cristianos, para solicitar permiso .afin de encomendarlos, tanto a los vecinos de Margarita como a los de Cubagua." (Subero 1980:5-6). Una de sus primeras órdenes fue mandar a capturar aun grupo de indígenas margariteños que vivía en la Península de Macanao para que fueran vendidos como esclavos en la Isla de Cubagua (Narváez 2007:277). Afortunadamente para éstos, Matienzo estuvo en el cargo hasta" ... la primavera de 1527" (Silva Montañes 1983, lIV:397), en que fue sustituido

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por Francisco Fajardo, quien al poco tiempo de haber arribado a la isla, entabló relaciones amo­rosas con Isabel Charamaya, una mujer guaique­rl de gran relevancia y prestigio en toda la región, considerada para entonces como la "cacica de cacicas". De ella decía Castellanos (1987:262): "Doña Isabel la india se decía/ Señora principal, mujer bastante,! Aquien grande respeto le tenía! Toda la tierra firme circunstante". Debido al peligro que corrían los guaiqueríes de Macanao de ser esclavizados, Isabel Chara­maya abogó por ellos ante el nuevo teniente de gobernador. Subero (1980:5-6), lo explica así: "En tiempos del Gobernador Francisco Fajardo fueron rescatados un grupo de indígenas de Macanao y traídos a Pueblo de la Mar como esclavos; pero fueron liberados gracias a la intervención de la Cacica Doña Isabel, mujer de Fajardo, quien no permitió que sus hermanos de raza fueran esclavizados". Hacia 1528, producto de la relación amorosa entre Francisco Fajardo y la cacica Isabel, nació en la aldea de Paraguarime el hijo mestizo de ambos, quien llevó el mismo nombre de su padre. Gracias aesta relación los guaiqueríes margariteños gozaron durante un tiempo de cierta protección de su parte. La gratitud por parte de los guaiqueríes de Macanao (Narváez 2000:72; 2007:277) hacia su protector quedó demostrada en julio de 1528, cuando la isla de Cubagua fue tomada por el pi­rata Diego Ingenios con una flota de tres navíos franceses armados con piezas de artillería y 170

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hombres. El cronista Herrera y Tordesillas (1962: 68) informó al respecto sobre este hecho: "...y la principal cosa con que se defendieron fueron los indios flecheros, los cuales hirieron con hierba [veneno] a los franceses... ". Por su parte, Otte (1977:334) describe cómo se efectuó la defensa de la isla y la participación que los guai­queríes tuvieron en esta batalla: "... librada entre una carabela latina acompañante del galeón "Sainte Anne" y las fuerzas navales de Cubagua -un bergantín de remos y dos canoas, con 30 españoles y 50 indios margariteños, reforzadas después por otras dos canoas "de socorro"- y ganada exclusivamente gracias al veneno de los indios flecheros.. ,". Es posible que este hecho hubiera sido el que les ganó la voluntad del monarca español para investirlos con el título de "CaUalleros y nobles" que siempre han ostenta­do. Desdichadamente, la historia de amor entre la cacica Isabel y Francisco Fajardo duró muy poco tiempo, dejando en suspenso las buenas relacio­nes entre españoles y guaiqueríes. Sin embargo, a partir de los sucesos anteriores, los flecheros guaiqueríes se convirtieron en el brazo armado o milicias auxiliares de las autoridades españolas en las islas de Margarita, Cubagua, Trinidad y hasta en Tierra Firme. Pese aQue la historia los señala como aliados de los españoles, y que el rey de España los llamara "mis caros, nobles y leales guaiqueríes" por "lo bien que le han seruido con fidelidad y lealtad en todas las ocasiones que se han ofrecido"

(Vázquez de Espinosa 1948:45), no estuvieron asalvo de la serie de abusos que los españoles cometieron contra ellos, especialmente, en lo tocante al dominio y posesión de sus tierras de cultivo ya que, les usurparon las más producti­vas donde el agua no escaseaba. Este fue uno de los choques culturales más trascendentes que tuvo que soportar el guai­querí, cuyo vínculo con su medio ambiente no estaba basado en el concepto de la posesión de la tierra, y mucho menos de la propiedad indi­vidual privada. No obstante, lucharon por sus tierras. Sus reclamos llegaron aoídos de la reina española, quien en 1536 emitió una Real Cédula dirigida a los alcaldes de Cubagua donde les prohibía "comprar de los indios aguas ni tierras". Dicha orden no sólo prohibía que le quitaran sus tierras sino también disponía que les fueran adjudicadas otras para que mantuvieran sus siembras (Bentivenga de Napolitano 1977:55­56). Pese atodos los problemas que surgieron ante cambios tan significativos en sus modos de vida y producción, al salir decretadas en 1537 las primeras Ordenanzas sobre la Pesca, los guaiqueríes se dedicaron atrabajar en este rubro de manera asalariada para el mantenimiento de la población de Cubagua (Méndez Arocha 1963:39), dándole impulso a las faenas de pesquería. Aunque la corona española siempre buscó la paz con los indígenas margariteños, esa avenencia entre españoles y guaiqueríes estaba muy lejos

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de producirse. La continua tirantez entre ambos bandos se mantenía, ya porque los indígenas buscaban mantener su estilo de vida libre e independiente, ya porque los españoles insistían en las distintas modalidades de explotación y servilismo a las que querían someterlos para librarse de los trabajos pesados. Esta situación continuó igual durante mucho tiempo, en el cual se propusieron mantener una actitud despectiva expresada de la manera más simple: suspicacia, prejuicio, desidia, y otras reacciones psíquicas, además de restringir su cooperación en la em­presa colonial. El guaiquerí nunca desechó esta forma de resistir pasivamente ante la presencia extranjera en su isla, sin embargo, sus actuacio­nes también dejan evidencia de otro tipo de pro­ceder ante escenarios que les eran convenientes. Así vemos como entre 1555 y 1557, Francisco Fajardo (el mestizo) y sus hermanos, Alonso y Juan Carreña, hijos de la Cacica Isabel, con un contingente de 100 guaiqueríes margariteños, pasaron al litoral central de tierra firme en busca de poblar esta región e intercambiar productos de Margarita por los de tierra firme. También los encontramos durante la segunda mitad del siglo XVI fabricando canoas y pira­guas para los españoles, quienes las obtenían por dinero o intercambio de productos (Otte 1977:47). O, en la oportunidad que, coligados con los españoles, comenzaron atrabajar en el comercio de exportación de forma asalariada al servicio de funcionarios yrepresentantes de la corona española, o con factores comerciales

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que se asentaron en la región. Más no por esto dejaron de lado la principal inquietud que los mantenía en zozobra cons­tante: la pérdida de sus territorios que cada día en mayor proporción pasaban a manos de los españoles y criollos margariteños. Sobre este punto, en diciembre de 1573, Felipe" expide una ordenanza sobre las Reducciones y Pueblos de Indios, para impedir que siguieran quitándoles sus tierras. En esta oportunidad el rey les da una legua de terreno para que puedan sembrar y tener sus ganados sin mezclarse con los espa­ñoles (Ayala Lafée-Wilbert y W. Wilbert 2011). En un principio, los pueblos de indios o resguar­dos guaiqueríes de la Isla de Margarita se orga­nizaron con dos mecanismos claves: terrenos comunales para las siembras, y casas de co­munidad. Estos bienes -incluidas las tierras- no podían ser vendidos pues pertenecían al patri­monio de cada comunidad. Araíz de la forma­ción de los resguardos o "pueblos de doctrina" los guaiqueríes se mantuvieron en un constante ir y venir por los despachos de los gobernado­res, militares, jueces y vicarios reclamando los derechos que tenían sobre sus tierras, conoce­dores como el que más de los aspectos legales, manejándose con una habilidad sorprendente en la defensa de sus puntos de vista, inclusive saliendo airosos la mayoría de las veces (Ayala Lafée-Wilbert y W. Wilbert 2011). En la documentación oficial que mantuvieron los españoles durante los siglos XVI-XVIII, con los diferentes organismos administrativos de

la Corona, la actividad económica que aparece desempeñando una gran parte de los guaique­ríes de Margarita y Cumaná, es la prestación de servicios: marinería tanto comercial como oficial y de guerra, patrones de lanchas, soldados, y como proveedores de "abasto de pesca" de la población, no sólo en la Isla de Margarita y Cumaná sino también en las islas vecinas (AGI. Caracas. Leg. 159. Cuaderno 5°. 4a nota, F. 28 Vto). Igualmente hay testimonios de que fueron utilizados como intérpretes (AGI. Justicia. Leg. 64. N2. R. 2. 1ra Pieza, s/f. Fol. 60 Vto.). Siempre que se presentó la oportunidad de de­fender su isla, los guaiqueríes fueron los prime­ros en salir a salvaguardarla, como sucedió en 1576, cuando un corsario francés conocido con el nombre de Sacripante, azotó la ciudad de La Asunción (AGI. Sevilla. Patronato. Legajo 179. W 4. Ramo 3. Declaración de Pedro Biedma). Asimismo, la defendieron ante el pirata William Hawkins, en 1583 cuando apareció frente a las costas de Margarita con una armada de 9 navíos y asaltaron "pueblo Viejo de la Mar" (Porlamar) (AGI. Santo Domingo. Leg. 182. Fol. 4 Vto. Declaración de Gerónimo Doca. (Georget et al. 1994:48). Diez años después, en 1593, otro amenazador ataque de piratas ingleses sembró pánico entre los habitantes de la isla. Las crónicas mencionan aun tal Juan Amburg (John Burg) quien desem­barcó en Macanao con 4 barcos y 400 hombres para entablar batalla con los pobladores (AGI. Sevilla. Patronato. Leg. 179. N3. r. 6. Declara­

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ción de Gaspar de Lizana.). Para entonces, las utoridades españolas ante el constante asedio

de las islas neoespartanas por parte de piratas y corsarios, se vieron en la necesidad de crear batallones de vigilancia formados por grupos de guaiqueríes cuyo fin era la salvaguarda de los puertos (Vila 1978:160). El Obispo Vázquez de Arce en carta fechada el 26 de julio de 1604, le comentaba al rey: "... estos yndios Señor Excelentísimo, son de grandísima importancia, para la conservación y defensa de esta ysla... " (Campo Lacasa 1977:50). Todavía, 154 años más tarde, para 1758, hay noticias de los flecheros guaiquerí que prestaban servicio de resguardo en los puertos de la Isla de Margarita: "Sirven estas compañías las Guar­dias diarias de sus respectivos Puertos acompa­ñados de Guaiquerías; que con sus oficiales en orden de compañías están todos arreglados con sus Carcaces bien acondicionados, colocados los mas en poblaciones inmediatas a los Puer­tos.,," (AGI. Caracas. Leg. 20. Fol. 5.).

Período Republicano De la misma manera que los guaiqueríes sirvie­ron a la corona española en todas las ocasiones que fue necesario salvaguardar el dominio de sus islas, de ese mismo modo y con idéntico empeño, llegada la hora abrazaron la causa independentista enrolándose como soldados del ejército patriota. Sobre la participación de los guaiqueríes en las cruentas luchas que se escenificaron en aquellos días, baste con el testimonio que dejó el propio

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general Morillo, en el parte oficial de guerra, el 8 de agosto de 1817, después de haberle ganado a los margariteños la batalla del fortín de Juan Griego, en la laguna salada: "Desde este momento presentó el ataque de aquel fuerte el aspecto más espantoso. Pasaban de 500 rebeldes de la canalla más atroz y desal­mada de la Isla los que la defendían, hombres fe­roces y crueles, famosos, y nombrados entre los piratas de las flecheras, el terror de las costas de Venezuela. Estos malvados, llenos de rabia y de orgullo con su primera ventaja en la defensa, pa­recía cada uno de ellos un tigre y se presentaban al fuego y a las bayonetas con una animosidad de que no hay ejemplo en las mejores tropas del mundo. De esta suerte se concluyó una acción tan sangrienta y empeñada, y allí quedaron ten­didos más de quinientos forajidos, que ni aún en el último momento quisieron rendirse" (Briceño 1970: 234). Marcano Rosas (1978: 191) nos aclara la inter­vención de los guaiqueríes en esta batalla: "La guarnición era la mayor parte de Guayqueríes y gente de mar, acostumbrados abatirse con los corsarios... ". En esta batalla murió el guaiquerí, Teniente de Navío, Francisco Antonio Adrian, quien era originario de la comunidad indígena de El Cercado. El valor y la heroicidad del guaiquerí por la defen­sa de su terruño se vio gratificada por la petición del canónigo José Cortés de Madariaga, distin­guido personaje del movimiento independentista venezolano, quien sugirió designar la isla con el

nombre de Nueva Esparta, oficializado luego por el Poder Ejecutivo instalado en Porlamar el12 de mayo de 1817 (Subero E. 1969: 45). Amediados del siglo XIX, los pescadores guai­querfes habían tornado como base para sus pesquerías las islas de La Tortuga y La Blanqui­lla, donde levantaban sus rancherías por perío­dos de 4-6 meses continuos (Cervigón 1988: 120). También las islas Los Frailes, Gran Roque y Orchila fueron asiento de sus actividades económicas. Las continuas jornadas pesqueras de los guaiqueríes margariteños independientes que, durante el siglo XIX, residieron por largos períodos en estas islas dedicándose al proceso de salazón de pescado, obstaculizó que estas Dependencias Federales venezolanas fueran gra­dualmente tomadas por pretensiones neocolo­niales de explotación de perlas, fosfatos, guano y esponjas, por parte de los Estados Unidos y Holanda (http://www. revistacandidus.orgNisEst/ NuevaEsparta/NEinfo.htm) . Aun cuando, en 1974, a consecuencia de la apertura del Puerto Libre, la Isla de Margarita entró de lleno en los grandes cambios a conse- . cuencia de la economía global, igual que antaño la mayoría de los guaiqueríes continúan siendo navegantes y pescadores. En los últimos años, muchos de ellos se han preparado académica y técnicamente para integrarse a la economía de mercado interna y externa, donde ocupan posiciones de liderazgo y poder que utilizan para estrechar vfnculos con movimientos sociales, en aras de mantener la lucha por sus derechos la­

borales y culturales a escala étnica y multiétnica. No obstante todas las transformaciones, se ha constatado la presencia de un alto grado de autoestima e identidad propia entre quienes se identifican como descendientes de aquellos guaiqueríes históricos. Durante los últimos años se ha visto un resurgimiento en la búsqueda de sus raíces socioculturales, através del folklore, arte, rituales, y conocimiento de su historia, para volver a rellenar los vacíos culturales mer­mados durante tantos siglos de contacto intenso con la cultura criolla y otras culturas foráneas.

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