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ignos Temario del Concilio Ecuménico Nueva fórmula de fe. La primera reunión de la dimisión Central f 12-19 de junio de 1961) se limitó casi exclusiva- mente a decidir que personalidades deberían ser convocadas en Roma para tomar parte activa en e! Concilio. La segunda sesión (7-17 noviembre de 1961), además de tratar ciertos aspectos técnico- organizativos de menor interés para nosotras, es- tudió la conveniencia de refundir en una nueva profesión de fe la fórmula aprobada en el Concilio de Tremo y el juramento antimoderaista. A JII/I¡;M par la rdación del Osservalore, no se trataría 'de rvlocar dogmas o de añadir otros nuevos, sino, simplemente, de una nueva expresión verbal que tiene el fin de completar la fórmula de todas las verdades dogmáticas que pertenecen al patrimonio de la fe". Según informa Herder - Korrespondenz (enera de 1962, p. 1541 —, este punto provoco una fuerte discusión, ya que se terne que la incor- poración del juramento antimodernista a la fórmula de fe oficial de la Iglesia pueda dificultar el movi- miento de reunificación de los cristianos. A menos de tres meses del Concilio Vaticano II w oyen aún opiniones asombrosas acerca de los temas que serán allí tratados. No faltan catóücos que todavía piensan que d Concilio persigue la reunificación inmediata de católicos, protestantes y iirluduxos, y esto a pesar de todos los esfuerzos de aclaración que se vienen haciendo desde hace va dos antis sobre la finalidad inmediata del Vati- cano II. Otros no ven dificultad en decir que el Concilio cambiará la doctrina católica de la indi- solubilidad del matrimonio —tarea suicida y por ende imposible, ya que el Espíritu Santo es prin- oipio de vida y no de muerte! Otros se contentan con fines más modestos: el Concilio mandaría, por ejemplo, que los sacerdotes no usen más la sotana en la calle. De éstas y otras múltiples opiniones semejante- se desprende que el público católico en Chile nu está suficientemente informado acerca de los pro- blemas que tratará el Concilio. Pero precisamente 1 para remediar esta carencia el Papa comisiono, el día 12 de octubre de 1961. a Mons. Fausto Villamo cun la tarea de informar, a través del Osservatore Romano, acerca de las etapas preparatorias y el desarrolla dd Concilio. Desde entonces han apa- recido con regularidad relaciones sobre las sesiones de la Comisión Central y los temas allí tratado-;, Es verdad que los comunicados del Osservatore eiiri frecuencia parecen inícivsnrse más en encubrir (Ule en revelar el contenido de esas sesiones. La prensa de Francia y Alemania no ha dejado de protestar contra esle hecho e insisnó en las venta- jas que se obtendrían para la opinión pública católica de una mejor información. De todus modos vale la pena recolectar los dalos del Osservatore ya que nos permitirán formarnos una idea más exacta de los problemas principales que encarará el Concilio.! i Vea en Mensaje. N? 110, julio de 1962, una primera inlurniaeiúri al respecto. Allanando barreras. Otra cuestión importante estudiada en este pe- riodo de sesiones fue la de las fuentes de la reve- lación. Parece verosímil que e! Concilio trate de precisar más exactamente la relación entre Escri- tura y tradición, contribuyendo así a superar el impasse producido entre católicos y protestantes en esta materia. En realidad, en círculos teológicos este impasse ha sido ya en gran parte superada gracias a trabajos de miembros de ambas confe- siones realizados en Francia y Alemania. Escasez de sacerdotes. El problema de la escasez de sacerdotes en vastas regiones del mundo ocupó la atención de la sesión del II de nuviembre. Paia atender adecua- damente a la población católica del mundo se re- querirían, además de lüs 229.000 actuales sacerdotes, otros 190.000. Y para llevar a cabo la tarca mi- sional de la Iglesia, faltarían uún 2B0.00O. Por cierto, no es posible multiplicar el número de los sacer- dotes como quien fabrica botellas: la vocación sa- cerxkjtal es en último término cosa de Dios, Pero puede tratar de crear las condiciones en que suele nacer una vocación y, además, distribuir mejor los ya existentes. De estos puntos se ocupó la Comisión Central y es seguro ciue e) Concilio concederá a este problema una atención cuidadosa v eficaz. La tercera sesión de la Comisión Central. Diagnóstico moral. Este periodo de sesiones duró del 15 al 2 : de enero de 1962, En la sesión dd día 15 la discusión ¡¡MÓ en torno a la situación moral del presente. Las costumbres y la vida moral cristianas deben conformarse a la Revelación: una fe sin obras es 359

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ignos

Temario

del Concilio Ecuménico

Nueva fórmula de fe.

La primera reunión de la dimisión Centralf 12-19 de junio de 1961) se limitó casi exclusiva-mente a decidir que personalidades deberían serconvocadas en Roma para tomar parte activa ene! Concilio. La segunda sesión (7-17 noviembre de1961), además de tratar ciertos aspectos técnico-organizativos de menor interés para nosotras, es-tudió la conveniencia de refundir en una nuevaprofesión de fe la fórmula aprobada en el Conciliode Tremo y el juramento antimoderaista. A JII/I¡;Mpar la rdación del Osservalore, no se trataría'de rvlocar dogmas o de añadir otros nuevos, sino,simplemente, de una nueva expresión verbal quetiene el fin de completar la fórmula de todas lasverdades dogmáticas que pertenecen al patrimoniode la fe". Según informa Herder - Korrespondenz(enera de 1962, p. 1541 —, este punto provocouna fuerte discusión, ya que se terne que la incor-poración del juramento antimodernista a la fórmulade fe oficial de la Iglesia pueda dificultar el movi-miento de reunificación de los cristianos.

A menos de tres meses del Concilio Vaticano IIw oyen aún opiniones asombrosas acerca de lostemas que serán allí tratados. No faltan catóücosque todavía piensan que d Concilio persigue lareunificación inmediata de católicos, protestantes yiirluduxos, y esto a pesar de todos los esfuerzosde aclaración que se vienen haciendo desde haceva dos antis sobre la finalidad inmediata del Vati-cano II. Otros no ven dificultad en decir que elConcilio cambiará la doctrina católica de la indi-solubilidad del matrimonio —tarea suicida y porende imposible, ya que el Espíritu Santo es prin-oipio de vida y no de muerte! Otros se contentancon fines más modestos: el Concilio mandaría, porejemplo, que los sacerdotes no usen más la sotanaen la calle.

De éstas y otras múltiples opiniones semejante-se desprende que el público católico en Chile nuestá suficientemente informado acerca de los pro-blemas que tratará el Concilio. Pero precisamente1

para remediar esta carencia el Papa comisiono, eldía 12 de octubre de 1961. a Mons. Fausto Villamocun la tarea de informar, a través del OsservatoreRomano, acerca de las etapas preparatorias y eldesarrolla dd Concilio. Desde entonces han apa-recido con regularidad relaciones sobre las sesionesde la Comisión Central y los temas allí tratado-;,Es verdad que los comunicados del Osservatoreeiiri frecuencia parecen inícivsnrse más en encubrir(Ule en revelar el contenido de esas sesiones. Laprensa de Francia y Alemania no ha dejado deprotestar contra esle hecho e insisnó en las venta-jas que se obtendrían para la opinión públicacatólica de una mejor información. De todus modosvale la pena recolectar los dalos del Osservatoreya que nos permitirán formarnos una idea másexacta de los problemas principales que encararáel Concilio.!

i Vea en Mensaje. N? 110, julio de 1962, una primerainlurniaeiúri al respecto.

Allanando barreras.

Otra cuestión importante estudiada en este pe-riodo de sesiones fue la de las fuentes de la reve-lación. Parece verosímil que e! Concilio trate deprecisar más exactamente la relación entre Escri-tura y tradición, contribuyendo así a superar elimpasse producido entre católicos y protestantes enesta materia. En realidad, en círculos teológicoseste impasse ha sido ya en gran parte superadagracias a trabajos de miembros de ambas confe-siones realizados en Francia y Alemania.

Escasez de sacerdotes.

El problema de la escasez de sacerdotes envastas regiones del mundo ocupó la atención de lasesión del II de nuviembre. Paia atender adecua-damente a la población católica del mundo se re-querirían, además de lüs 229.000 actuales sacerdotes,otros 190.000. Y para llevar a cabo la tarca mi-sional de la Iglesia, faltarían uún 2B0.00O. Por cierto,no es posible multiplicar el número de los sacer-dotes como quien fabrica botellas: la vocación sa-cerxkjtal es en último término cosa de Dios, Pero

puede tratar de crear las condiciones en quesuele nacer una vocación y, además, distribuirmejor los ya existentes. De estos puntos se ocupóla Comisión Central y es seguro ciue e) Concilioconcederá a este problema una atención cuidadosav eficaz.

La tercera sesión de la Comisión Central.Diagnóstico moral.

Este periodo de sesiones duró del 15 al 2: deenero de 1962, En la sesión dd día 15 la discusión¡¡MÓ en torno a la situación moral del presente.Las costumbres y la vida moral cristianas debenconformarse a la Revelación: una fe sin obras es

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Publicado en Mensaje 111 (1962) 359-362
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una fe muerta. La situación actual se caracterizapor una abismal desorientación moral que lleva aconfundir, y hasta a anular, los limites entre elbien v el mal. El redactor del Osservatore aducea este propósito la rrase de Pío XII: "el pecadomayor de nuestra época es el de no creer más cuel pecado". Las raíces de esta desorientación lasve la Comisión Central en falsos sistemas filosófi-cos que niegan la existencia de Dios. Sus manifes-taciones más recientes son la moral militarista, lamoral de raza o de clase social, la moral de situa-ción y ki asi llamada moral independiente, que sedesvincula de la idea de Dios v de todo conceptode sanción y de obligación. Estas corrientes mo-rales repercuten en la vida diaria, como ser en lacuestión de las relaciones entre el arte y la moral,enlri." la libertad de expresión y la conciencia, entrela moral v la sexualidad.

Esta larga y detallada pintura de la situaciónmoral del presente hace pensar que el Concilioprobablemente tomará posición frente a las corrien-tes arriba aludidas. Si así sucede, el Concilio refor/ara con la autoridad ecuménica ¡o que los últimosPapas va habían condenado. Sin duda, la parte delesquema que trata del orüen moral deja quizásdemasiado la impresión de estar encuadrada dentrodel marco de la moral "natural". Esto tiene la in-negable ventaja de facilitar su comprensión a losno cristianos, pero al precio de desconectar enparte la vida moral de las fuerzas profundas deldogma revelado. Tan tu d método de exposición enconcilios anteriores (v. gr., el de Tremo) comí; larenovación de la teología moral en los últimostreinta años parecen aconsejar el que la moral seenmarque más direclamenle en el cuadro de laRevelación. Sólo asi se satisfará a las ansias pre-sentes 3e contacto inmediato con las fuentes y seevitará el escándalo que muchos protestantes expe-rimentan Frente a las exposiciones más o menosfilosóficas de los principios de vida cristiana.

Confirmación y Penitencia.

Las reuniones, de los dias 16 y 17 de enero estu-vieron consagr-.das a tratar los problemas relacio-nados con los sacramentos. Como edad ideal pararecibir la confirmación se aconseja el tiempo enque el niño alcanza e! uso de razón. Este sacra-mento debería seguir a la confesión v preceder ala primera comunión, para indicar "que el ban-quete eucarístico es punto de llegada y garantía deperseverancia . . .". Puesto que en los últimos de-cenios ha tomado auge una corriente que prefiereconsiderar la confirmación como sacramento de laentrada en la adolescencia, es de suponer que esu-punto requerirá mayores deliberaciones.

Respecto al sacramento de la penitencia el es-quema de la Comisión Central se limita a la ne-cesidad de adaptar la jurisdicción del sacerdote alas condiciones de la vida moderna: las facilidadesde viaje, los congresos internacionales y otros mu-chos fenómenos de la civilización actual aconsejanuna mayor elasticidad en este punto. Es precisoevitar, sin embargo, que esta mayor elasticidad, del

todo razonable para casos especiales, tienda a convertirse paulatinamente en norma general, ya queesto oscurecería la función que corresponde alobispo del lugar en la práctica penitencial.

El diaconado.

Ll problema de la restauración del diaconadocomo función eclesiástica estable e independientedel sacerdocio ha sido objeto de numerosos estu-dios en tos últimos decenios. Pío XII. en 1957,reconoció el valor de esla iüea, añadiendo por otraparte que el punto no estaba aún madura paraponerlo en práctica. La Comisión Central se haceeco de estas inquietudes y afirma tener pleno cono-cimiento de la inmensa ayuda que la restauracióndel diaconado podría significar para los países demisiones y otros en que hay escasez de sacerdoles.Respecto a las condiciones que se requerirían paraser ordenado de diácono, la Comisión Central secontenta con mencionar las prescripciones del Có-digo latino v oriental, añadiendo que le son cono-cidas Ia.s propuestas que se han hecho en estamateria. Esto último se refiere sin duda, a la orde-nación de hombres casados, que se dedicarían aavudar al sacerdote en la cura de almas, especial-mente en la predicación, administración del bau-tismo y distribución de la Eucaristía. Pero a !.ipregunta decisiva: ¿está ya madura la idea de larestauración del diaconado?, la relación del Osser-vatore no responde y remite lodo a una futuradecisión del Concilio.

Además del diaconado se estudia la convenien-cia de restablecer algunas de las órdenes menorescomo funciones estables. Asf, por ejemplo, se men-ciona expresamente EI lectorado y se alude a unaorden que cumpliría la función del sacristán yayudaría al sacerdote en la asistencia espiritual ylitúrgica de los fieles.

Ritos en la Iglesia.

La reunión del 18 de enero abordó e! lema im-portante de los diversos ritos en la Iglesia. Des-pués de una breve reseña histórica, la relación delOsservatore afirma el principio de la igualdaddignidad de todos los ritos. No es este un principio nuevo. La novedad está más bien en la LOvunlura histórica en que se le reafirma: la épotide la descentralización eclesiástica y del ecumenismo. No habrá tosa que atraiga más a los or-todoxos hacia la unión con Roma que el ver losritos orientales respetados dentro de la Iglesiacatólica v considerados teórica y prácticamente enplano de igualdad.

Los misioneros v los muchos católicos que as-piran a una liturgia más adaptada a las necesi-dades peculiares de cada pueblo, saludarán conjúbilo la afirmación de que "nada impide que tam-bién en el futuro puedan aparecer nuevos ritoscorrespondientes a exigencias particulares de pue-blos y de situaciones religiosas". Esto equivale casia una revolución copernicana en la actitud de la

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Iglesia post-tridentin^ frente al problema de la.idaptadón misionera. Si hubiese existido estamisma abertura en tiempos del Padre Ricci, proba-blemente buena parte de China sería hoy dia caloMea. El principio de adaptación recién citado im-plica una aceptación, al menos en teoría, del usu; la k-ngua vernácula en la liturgia del rito latino.

Se desconoce cuál vaya a ser la respuesta defi-nitiva del Concito, pero la ola de los que endiversos países solicitan una mayor elasticidad enel USO de la vernácula se hace cada día más pode-rusa. Ciertamente supera la de los católicos melquitas norteamericanos que obtuvieron del PapaJuan XXIII el que se anulase la prohibición delSanio Oficio de celebrar su liturgia enteramenteen inglés.

Fe y mundo moderno.

Las sesiones de los tres últimos días de esteneriudo trataron de la conservación del depósilode fe, es decir, del contenido de la te, frente a loserrores —va no morales, sino doctrinales— denuestro tiempo. Bajo este rubro se trató de lacapacidad del hombre para conocer la verdad, delLonotimiento natural de Dios, de la creación, dela revelación y del desarrollo del dogma, de larelación entre lo natural y lo sobrenatural, delpecado original, de la salisfacción de Cristo, delmonogenismo, de los novísimos, del destino de losniños que mueren sin hautismo y, finalmente, delespiritismo. Como se puede ver, es todo.un con-junto de problemas que han agitado el campo teo-lógico europeo en los dos o tres últimos decenios.Es difícil decir si el Concilio se pronunciará sobreestos puntos más allá de lo ya dicho por los docu-mentos pontificios recientes, especialmente por laencíclica Humanl Generis. En todo caso, si pare-ciese conveniente hacerlo, es de esperar que seexpresen estas verdades dentro de un contexto ycon un lenguaje pastoral que las haga asequibles,i la gran mayoría de los fieles.

La cuarta sesión de la Comisión Central(20-27 de fehrero de 1962).

Los cuatro primeros proyectos discutidos eneste período provenían de la comisión para elgobierno de las diócesis. La repartición actual delas diócesis presenta a veces ciertas deficiencia^:algunas son demasiado grandes y, por lo tanto,rnuv difíciles de administrar; otras son excesiva-mente pequeñas o de importancia meramente his-'irica. Se impone, pues, una repartición más ra-

cional y adaptada a las necesidades modernas dela pastoral. '

Brisas de descentralización.

Aquí se estudió también la conveniencia de darestatuto oficial a las conferencias episcopales qutreúnen los obispos de una nación, o de grupos denaciones similares, que ya han demostrado en lapráctica ser un instrumento muy apto para !a pin

nificación de una pastoral de conjunto. Es sahidoque a este respecto reina diversidad de criterioacerca de la obligatoriedad que revestirían ¡as ñor-mas dadas por la conferencia episcopal.

Otro punto que ocupó la atención de la Co-misión Central fue el de las relaciones entre losobispos y las Congregaciones romanas y la posibleconveniencia de que a los obispos se les concedamás amplitud en el ejercicio de sus derechos ydeberes según las normas canónicas. Como sepuede ver, es esto otra manifestación de la brisade descentralización que sopla desde hace algúntiempo en la Iglesia. Al análisis de las relacionesentre los obispos y Roma siguió el estudio de lasrelaciones entre los obispos y los párrocos, los de-beres apostólicos de éstos y el problema de laadaptación de los mandamientos de la Iglesia a lostiempos y necesidades actuales a fin de devolverlestodo su sentido. Los días restantes de esla cuartasesión se dedicaron a los problemas de las con-gregaciones religiosas laicas, de los institutos secu-kires, de los seminarios y universidades y de lasvocaciones eclesiásticas.

La quinta sesión (26 de marzo al 3 de abril).Adaptación misional.

Sobre la liturgia, estudiada en la sesión del 26de mar/o, informó "Mensaje" en su número ante-rior. La vida misionera de la Iglesia fue el otrotema principal tratado en los días restantes de estasesión. La Iglesia es "misionera" por su mismanaturaleza. Esta labor ha experimentado en losúltimos años cambios fundamentales debido a laevolución político, social y económica de los paísesde misión. Para adaptarse a la nueva situación esindispensable que la Iglesia desarrolle el clero yi-piscopado autóctono. Lo hecho en este sentidodesde hace cuatro decenios debe hoy día acelerarsey ser llevado a su término. Los misioneros deben"adaptar sus costumbres y su lengua de acuerdoa los lugares de su apostolado, reiterando la afir-mación de que la Iglesia está dispuesta a recibirlos valores culturales y sociales, humanos y espi-rituales de todas las civilizaciones".

La sexta sesión de la Comisión Central(3-12 de mayo de 1962).Obispos y Párrocos.

El comunicado del Osservatore referente a lostemas tratados en esta sesión es extremadamentevago. Se comentaron dos proyectos de decreto, unosobre los obispos coadjutores y auxiliares y el otrosobre la función del obispo en la atención de lasalmas. Después de algunas consideraciones gene-rales e históricas acerca de la dignidad y tarea epis-copales, el comunicadu romano alude a ciertas cir-cunstancias que dificultan la acción de un obispo,como ser "sus precarias condiciones de salud o suedad avanzada o la excesiva amplitud de la dió-cesis de la cual es Pastor". De aquí pasa el comu-

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nicado a hablar del obispo auxiliar y del coadjutor,y de sus funciones de acuerdo al código. Como nuparece probable que e! redactor del Osservatorepretenda ofrecernos un repaso do derecho canónico.cabe sospechar que las alusiones a la edad avan-zada o a la mala salud de un determinado obispotengan algo que ver con el deseo muchas vaiKSexpresado de fijar normas más claras y eficacespara remediar esas situaciones. Si el Concilio hacesuya esta idea, habrá dado sin duda un paso audazque ahorrará a muchas diócesis, y a los mismosubispos, situaciones dolorosas.

Séptima y última sesión de la Comisión Central(12-13 de junio).

Con esta séptima sesión se clausuró el períodupreparatorio del Concilio. En ella se trató de com-pletar y concluir los trabajos comenzados haciamás de dus años. Los esquemas aprobados porla Comisión Central serán presentados a los Padresdel Concilio para que éstos los discutan y decidanaprobarlos, modificarlos o rechazarlos.

Libertad de enseñanza.

En la sesión del 12 de junio se abordó el temade los seminarios y formación del clero. Resullaimposible conocer con mayor precisión los puniostratados pues el cuinunicado del Osservatore sereduce a consideraciones muy generales, que cují-quiera podría haber hecho aún sin haber estadopresente en aquella sesión. El día 13 de junio cun-tinuó el estudio de algunos proyectos sobre ¡asescuelas católicas y sobre la obediencia debida LI'Magisterio de la Iglesia en la enseñanza de la teo-logía. Respecto al primer punto, —Frente a todos losque quieren limitar la acción docente de la Iglesiaa la mera predicación o, a lo sumo, a la instruccióncatequística— se reafirmó el derecho que tiene kiIglesia "no sólo de tener escuelas propias, sinotambién dt; actuar para impregnar de espíritu cris-tiano las escuelas dul Estado". El comunicado ro-mano se pronuncia fuertemente en contra de laescuela aconfesional, por ser en realidad antirre-ligiosa. El problema de las relaciones entre laiglesia y el Estado entra aquí en juego en unaépoca en que los diversos regímenes totalitarios deIILU le dan una actualidad candente.

J, OCHAGAVIA, SJ.