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I PRO LOGO Altamente plausible, por todos conceptos, es el acuerdo de l<t Junta Nacional de y Etnologia de dedicar el excelentt 1 libra escrito por el doctor Jose Alvarez Cande sabre el desan·ollo de las ciencias natumles, la arqueologia y la etnologia cubanas a la memoria de Alejandro de Humboldt con motivo del primer centenario de sn mtwrte. Las ciencias nat·urales en general y espe- cialrnente la Geogmfia, y el desarrollo de dichas ciencias en nues- tro pais tienen contraida con Humboldt ttna deuda que nunca podni ser satisfactoriarnente saldada, porque ·a pesm· del tiempo transcurrido las ideas del ilustre sabio aleman se hallan siernp1·e vigentes y todavia se encuentran en ellas nuevas fonnas que oplicadas a las ciencias de let Tierra y del H ornbre irnpulsa.n su progreso. H?trnboldt dej6 ptofundas htwllas en todas las ciencias en que fij6 s1t atenci6n. En Astrononvia ftte e:l primero en observar con instrumentos let lluvia de estrellcts d e- 1799, contrib1tyendo a de- tenninar su pel'iodicidad. Fn e tambien el primero en estudiar el concepto del Universo en ]Jerspectiva hist6·rica. En Geografia fonnul6 los principios en que descansan la Geo- grafia. Fisico., la Geografict Econ6mica y la Geografia Politica. En } el "Cosmos" expuso el concepto moderno de la Geog1·ajia General o Sistematica. Sns observaciones astron6micas permitieron fijar longitudes y latitudes. S?ts obsen.:aciones con el tenn6metro fi- jaron el concept a de lineas isotennas ( Cttya denominaci6n acun6) y que desde entonces han sido base de todo trabajo de 'JJfeteorologia y de Clirnatologia. Fu e asimisnw, con sus extraordinarias dotes de dibnjante, el prirnero en ernplear los perfiles y las secciones para ilustmr la correspondenc1:a, entr e forrnas afines del relieve te- rrestre·. Sus eruditas investigaciones esclarecieron el origen de la denominaci6n de America aplicada al Nne.vo Mnndo. En ·viajes y exploraciones no fij6 su atenci6n, de modo aislado, en nn hecho geogr6fico, geolOgico, climatol6gico, biol1gico, politico o eco- n6mico, sino qtte lo compar6 con hechos andlogos observados en

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PRO LOGO

Altamente plausible, por todos conceptos, es el acuerdo de l<t Junta Nacional de A~rqueologia y Etnologia de dedicar el excelentt1 libra escrito por el doctor Jose Alvarez Cande sabre el desan·ollo de las ciencias natumles, la arqueologia y la etnologia cubanas a la memoria de Alejandro de Humboldt con motivo del primer centenario de sn mtwrte. Las ciencias nat·urales en general y espe­cialrnente la Geogmfia, y el desarrollo de dichas ciencias en nues­tro pais tienen contraida con Humboldt ttna deuda que nunca podni ser satisfactoriarnente saldada, porque ·a pesm· del tiempo transcurrido las ideas del ilustre sabio aleman se hallan siernp1·e vigentes y todavia se encuentran en ellas nuevas fonnas que oplicadas a las ciencias de let Tierra y del H ornbre irnpulsa.n su progreso.

H?trnboldt dej6 ptofundas htwllas en todas las ciencias en que fij6 s1t atenci6n. En Astrononvia ftte e:l primero en observar con instrumentos let lluvia de estrellcts d e- 1799, contrib1tyendo a de­tenninar su pel'iodicidad. Fne tambien el primero en estudiar el concepto del Universo en ]Jerspectiva hist6·rica.

En Geografia fonnul6 los principios en que descansan la Geo­grafia. Fisico., la Geografict Econ6mica y la Geografia Politica. En } el "Cosmos" expuso el concepto moderno de la Geog1·ajia General o Sistematica. Sns observaciones astron6micas permitieron fijar longitudes y latitudes. S?ts obsen.:aciones con el tenn6metro fi­jaron el concept a de lineas isotennas ( Cttya denominaci6n acun6) y que desde entonces han sido base de todo trabajo de 'JJfeteorologia y de Clirnatologia. Fue asimisnw, con sus extraordinarias dotes de dibnjante, el prirnero en ernplear los perfiles y las secciones para ilustmr la correspondenc1:a, entre forrnas afines del relieve te­rrestre·. Sus eruditas investigaciones esclarecieron el origen de la denominaci6n de America aplicada al Nne.vo Mnndo. En su~ ·viajes y exploraciones no fij6 su atenci6n, de modo aislado, en nn hecho geogr6fico, geolOgico, climatol6gico, biol1gico, politico o eco­n6mico, sino qtte lo compar6 con hechos andlogos observados en

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otras r·egiones a veces rnuy distantes, rnostrando las circunstancias par·ecidas en que se producian, con lo cual introdujo el principia de coordinacion general que hoy pr·eside el desarrollo de la Geo­grafia y de sus ciencias afines. No estudio ning·un hecho o feno­rneno independiente del conjunto de los hechos o f enornenos que estudiaba en todo el globo. La aplicacion del principia de coor·­dinacion general, como acertadarnente afinna Martonne, hizo des­aparecer definitivarnente la ban·era que sepamba los conceptos de Geografia Geneml y de Geografia Regional, que desde entonces se cornpletan y fecundan r·eciprocamente. "El cz.ia en qtte se corn­prendio el pr·incipio de coordinacion general nacio la Geografia rnodet•na ". Este prin<;ipio, aplicado par· Ritter, afinno y per­fecci.ono la influencia d:e Humboldt en el pensamiento geogr·a,fico .

En ]lfagnetisrno terrestre los tmbajos de Humboldt demostraron la disminuci6n de la intensidad rnagnetica enh·e los palos. Hum­boldt acuii6 el tth'.mino "tempestades magneticas ". I nspiro la creacion de la Uni6n ·':lnf:eniacional de Est1trf,ios 11Iagneticos, pri­rnera organizacion cientifica en que cooperaron hombres de ciencia de todas nacionalidades . .. Fue; por tanto, un pr·ec1l1'sor de la Union Internacional de Geodesia y Geofisica.

Eri Geologia, Humboldt fue el prirnero en reconocer las r·ela­ciones entre el vulcanismo y la estr·uctura de la corteza t errestre (como, par ejemplo, las intrusiones de rocas igneas en los estr·atos sedimentarios). Seiial6 las analogias entre los volcanes de Europa y de America. Confecciono uno de los ]Jrimeros mapas de la dis­tribucion geognifica de l(/s volcanes. Emple6 las secciones basadas en la observacion con inst?·umentos. Su ascension al Ohimborazo ( entonces considerado la montana mrls alta cl el mnndo), dio la pauta para las pos~eriores ascensiones a los A.ndes, al Himalctya y a otras montaiias.

En Jlileteorologia, en colaboracion C.on Gay-Lussac, estttdio la com posicion quimic~ 'del dir·e. Durante su perrnanencia en America est1tdi6 las tormentas tropf,cales. Hizo, y publico, el pr·irner es­tttdio sobr·e la circ~laci6n .del air·e en las cavernas.

·En Oceanografia, sus ;observaciones sabre las p1 opiedades fisicas de las aguas del m(m~ 'le perrnitieron detenninM las causas de S1t circulacion, demostrando el origen antartico de la corriente que pasa fre1de a ·la costa ocCidental de lcL Ame·rica del Snr ( qtte en honor snyo se llama c?rriente de Humboldt).

En Botrinica, Q.O.n la cooperaci6n de Bonpland r·ecogio 60,000 plantas y descubri6 $,500 especies nuevas. Dio las primer·as des -

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cripciones exactas de los arboles del caucho y de la quina, y con­tribttyo a ct·ear los pt·incipios basicos de la ecolog·ia vegetal. Fot·­mulo, asimismo, las condiciones de la distribucion geogt·rifica dB las plantas, creando, de hecho, la Geografia Botanica.

En Zoologia, despues de sus viajes par la America del Sut·, des­cYibio animales hasta entonces desconocidos, corrw la anguila elec­t?·ica, y nuevas especies de cocodrilos y de monos. En colabomcion con Gay-Lussac hizo los prirneros estudios sabre la respir-acion de los peces. Sus observaciones sobt·e los depositos de guano del Pent despertaron el inte1·es de los qnimicos y de los agronornos por el empleo de dichos residuos como abono. Despues de su viaje a Rusia, en colabomcion con Ehrenberg llet•o a cabo impot·tantes estudios de Microbiologin, especialmente en ctwnto a la fauna de agua dulce.

En Ani1·opologia y Etnologia, sus observnciones sabre los indios arnericanos (basadas en afinidades culturales), le llevnron a asig­narles como region de origen el Nordeste de Asia. Llarnando la atencion sabre el esplendor de las civilizaciones de los incas, los aztecas y los mayas pt·eparo el camino para ultet·iores exploraciones y estimttlo en sus contemporaneos el estudio de la Antropologia y de la Etnologia de America: es el padre de los estudios america­nistas. El analisis del media geogrdfico le llev6 a estudiat· su in­fluencia en los usos y costumbres de los ab01·igenes, y el del media social y economico le 1Jermitio reclamar para ellos los derechos y libertades de que carecian. En el "Cosmos" hace la trascendental declaracion de qt~ei "Al afirmar yo la unidnd de la especie hu­mana, quiero tambien rechazar la desagradable pretension de qtte existen mzas superiores e inferiores. Ciertamente que las razas se modifican, y que las hay mas adel.cmtadas qne otras por haber logrado una mayor cultura mental; pero no hay razas mas nobles que otras."

* *

Si muchos y muy importantes fum·on los trabajos de Humboldt en las ciencias natu·rales y en la Geografia, en general, mucho 1nayo·res y de mayor importancia fneron los qne llevo a cabo en las ciencias naturales y en la Geografia de Cuba, en particular. Si Humboldt, con sus otras obras, echa las bases de la moderna ciencia de la Geografia, con su "Ensayo politico de la isla de Cuba" inicia los trabajos de Geografia modernn en nuestro pais. De ahi que con justicia se le llamara '' el segnndo descubridor de la isla de Cnba".

4 PRO LOGO

Humboldt, en cuanto lleg6 a la II abana el 19 de diciembre de 1800, di6 comienzo a sns obsei;vac1:ones astron6micas para. fi.fm· la longitud y la latitucl de la ciuclacl. En la azotea de la casa clel condo de 0 'Reilly coloc6 los instnmwntos con que debia haeM· s1ts observaciones. (Eran estos instrurnentos un c1·on6metro, hecho por Louis Berthoudj dos sextantes grandes, hechos pm· Ramsden y por Bird,· un sextante chico, hecho po1· Troughton; dos telescopios; 1~n teodolito de Bo1·daj bar6metros, bru.fulas, terrn6rnetros e higr6-metros.) El uso de instrumentos era necesario en la epoca, por la deficiencia de los rnapas. De ahi que Humboldt hiciese continua­mente observacione.s para. dete1·mina1· la longit1td, la la.titttd y la altura sabre el nivel del mar, pam obtene1· con precision la si­tuaci6n geogra{ica. JI!Iientras permaneci6 en America hizo 201 determinaciones astron6micas y mas de 500 mediciones bm·ome­tricas. Sus observaciones demostraron qtw la longiftt.d de la II a­bana estaba equivocadn en gmdo y media.

Los bi6grafos de Humboldt nos clicen que en las observaciones qtte hizo en ln II abana fue auxiliado por los ma rinos espMiole.~

Alcala Galinno (que afios mas tarde debia encontrar la mnerte en la batalla de. Trafalgar), Montes y Robredo. _,i este respecto hay que decir qtte Humboldt, en Cuba, como en todas pa1·tes, busc6 siempre la cooperaci6n de los entendidos: a pesar de su inteligcncia genial no incun·i6 nunca en el defecto de. aarse snpe1·ior a los demris y de bastarse solo para todo.

Las observaciones hechas en la II nbana. no flleron las unicas. Aun en los sitios en que pennnnecia poco tiempo, como en Tri­nidad en marzo de. 1801, hizo las col'respondientes obse1·vaciones para dete1·minar la longitud y la latitud (que coincidieron con las que alli habia hecho el rna·rino espaiiol D. Jos e d cl Rio). Gmcias a esas obse1·vaciones, a otras de diversa indole y a datos recogidos despues en Europa, JJUdo confecciona?· el mapa qtte acompaii6 a la primem edici6n del "Ensayo politico", en 1827. "Este mapa -he dicho en otra. parte-ha serviclo de base pm·a mttchos ot1·os qne se han trazado posteriormente. La escal(t es de 1:200,000. El 1·elieve, como era corriente en la epoca, estri 1·epresentado JJor· lineas de mrixirna pendiente. La distancia entre la II abana y Bataban6 se fij6 en 8'7.4 leguas marinas, distancia que h(tSta entonces se habi<t consignado como de 16 leg1tas. En este maJXt Cuba aparece demasiado ancha entre ;.liariel y Ma.fana (Humboldt creia que la tJarte mas estrecha se encontraba entre la H abana y Bataban6)." El mapa agrega un merito nuis al valiosisimo "Ensayo": inicia mut nneva etapa en la Cartografia de Cuba.

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En cuanto a ln Geografi(t de Cuba, el "Ensayo", en su Capi­tulo I , muest,ra el concepto de let Geogmfia yn existente en la mente de Humboldt ( concepto que anos mas tarde debia exponer exten­smnente en el "Cosmos"). En dicho Capitulo I, que lleva po1· ti­tulo "Consideraciones gene1·ales acerca de la poblaci6n y del aspect a fisico de la isla de Cuba", estudia la geografin fisica de nuestro pais de acuerdo con los prinn:p1:os de coordinaci6n general y de causa­lidad que entonces introdndan en la ciencict el propio Hnmboldt y s-u coetaneo Ritter.

Llama la atenci6n de Humboldt la posicion geogrr.ifica del pais. ''No solamente es la isla de Cuba--dice-la mayor de las Antillas ( casi tan grande como lu Ingluterm propiamente dicha, sin com­prender el pais de Gales), sino que por su configumci6n estrecha y l(lrga. posee tantas costas que esta contigua al misrno tiempo con Haiti, la .Jamaica, la provinci(l mas meridional de los Est(ldos Unidos (la Florida) y la provincia mas oriental de la confederaci6n mejicana ( el Yuwtan) ". Aplicando el principia de coordinaci6n general dice que la isla de .] ava es la que por su figura y area se parece mas ent-re tod(tS las grandes isl(tS del globo a la de Cuba.

En cuanto al 1·elieve, menciona las '' hermosas llanuras de G-iiines" y otms. Dice queJ "el sttelo, en el interio1· de la isla, sua­t'Mnente ondeado como en Inglaterra, no tiene mas que de 45 a 60 toesas sabre el nivel del mar", desc-ribiendo, en esto caso, el relieve de los peniplanos que ocupan extensas areas de nuest-ro pais. Pem mas llaman su atenci6n las regiones nwntaiiosas. "El grupo de montanas nuis alto-dice-se halla al ext-remo del Sndeste de la isla, entre cabo Cntz, pttnf(t ilfaisi y Holguin. La pm·te nwntafiosa, lla.nwda la Sierra o las 111ontanas del Cobre, sihwdas al Noroeste de la ci·udad de Santigo de· Cuba, parece que tiene rnas de 1,200 toesas de elevaci6n absolut(t. La Sierra de Tnrquino, 50 millas al Oeste de la ciudad de Cubn, pertenece al mismo grupo de las monta1ias del Cobre."

No escapa a S1i atenci6n la topografia Cllrsica. "El tejido ca­vernoso de las for·maciones de ealizas ( sebontco )-dice-, la gran inclinaci6n de sus bancos, lo poco ancho de la isla, la frecu encia y la [alta de arboles en las Zlanuras, la p1·oximidad de nwntafias, donde forman 1ma cadena elevada sobre la costa nwridional, pueden considemrse como las causas principales de la [alta de rios y de la sequedad que experimenta. particnlarrnente la pcate occidental de Cuba.''

El paisaje geogra[ico le impresiona. "A pesar de la [alta de rios caudalosos-dice'--y de la desigual fertilidad del sueto, la isla

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de Ct[ba presenta a cada JWSO por su supet·ficie ondeada, por su verdor siempre renaciente y por la vat·iacion de las formas vege­tales, el pais mas variado y mas agradable."

En su estudio sabre las costas Humboldt se refiere a las baja~ y arenosas y a las altas y escarpadas, a los arrecifes y cayos que las bordean y a las cienagas que a veces se extienden por ellas. Seiiala la excelencia de los puet·tos naturales. Al i1· de Batabano a Casilda advierte la importancia de la isla de Pinos.

Las referencias de Humboldt a los hechos geogra[icos son t·e­lativamente breves; pet·o estan avaladas par la aplicacion del prin­cipia de coordinacion general, que les da extraordinario valor. Humboldt, sin ningun esfuerzo (gracias ct los viajes que habict hecho par Europa y por Anr.erica) cita innt[merables hechos geo­gra[icos analogos a los que observa en Cuba, hacienda valiosisimas considemciones.

En cuanto a la Geologia, Humboldt se muestra mas extenso. Observa qtw en rnas de cuatro quintas pm·tes de su extension el suelo de Cuba esta cubierto de formaciones secundarias y terciarias, par entre las cuales afloran gneisses, granitos y sienitas. Recoge la informacion de que en la parte Oeste de Cuba hay gmnitos y pizarras. "De estas formaciones graniticas-dice en el "En­sayo "-han provenido probablemente los ahwiones de arenas mezcladas de oro que se han beneficiado con empeiio al principia de la conquista para mayor desgmcia de los nahuales." Sus ob­set·vacione\S geologicas le perrniten afirmar que "la pcwte occidental de la isla contiene dos formaciones de caliza compacta, una de m·enisca at·cillosa y otm de yeso. La primera de elias presenta (no dire por su edad relativa o por su superposici6n, que no co­nozco, sino par su com posicion y aspecto), alguna semejanza con la fot-maci6n del Jum." Son, efectivamente, los teJTenos jttt·asicos, cuya existencia debian confirrna1· cien a1'ios mas tarde investiga­dores cubctnos como D. Carlos de la Ton·e.

Tambien seiialo Humboldt la p1·esencia de la qt[e el llarno caliza de Giiines, "que es blanca, rojiza y casi litogra[ica, como el calizo jurasico de Pappenheim". Contribucion original a la geologia de Cubct es S1l '' N oticia mineralogica del cerro de Guanabacoa' '. En cnanto a la Geologia econ6mica, se refiJ·io a las "ftwntes de pe ­troleo" de Guanabacoa y a las que posiblemente se encnentren "en la parte oriental de la isla".

En wanto a 111agnetismo terrestre, cada obse1·vacion astrono­micet que hacia iba acompafiada de 1tna obset·vacion de tnagnetismo.

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''En cuanto (t la inclinaci6n nwgneticar-dice'-la encontre por ln bnijula de Borda ( cliciembre cle 1800) de 52° 22' de la antigua eli­vision sexagesimal, y veintirl6s afios clespues esta inclinaci6n no era ya sino de 51" 55'; por consigniente, ha clisrninuido 1 o 27'." "El 4 de enero de 1801, note qne la declinaci6n magnetica en la II abana em de 6° 22'15" al Est e." En lllagnetismo aplico el prin­cipia de coordinacion general, comparando los tesultados de la Habana con los de Jamaica, Paris, Londres, San Tomey Spitzberg. Cnando organizaba con caracter internacionai las observaciones de mngnetismo mostro mucho in teres, conio expuso n D. Jose de la Luz y Caballero, par que en Cuba se estnbleciera un Observatorio 111 agnetico.

En cuanto a J.lleteorologia, el estudio que hace del clima de la Habana sefial{t el punta de partida de la Meteorologia y Clirna· tologia cientificas de 1t1wstro pais. Aplicando el principia de co­ordinaci6n general com pam el clima de la II abana con los de Calcuta, de Cnnton y de Macao (latitud Nm~te) y de Rio de Ja­neiro (latitud Sur), "pamjes que por su posicion al nivel del oceano y cm·ca de los tr6picos de Cance1· y de Capricm·nio y por consecuencia a igual distancict del ecuador son de, la mayor im­portancia para el estndio de Za Metearologia". Cv,ando dice que "este estndio no se puede adelantar sino pm· la resolucion de ciertos elementos numericos", se refiere a las ci[1·as obtenidas por las obse1·vaciones metem·ologicas de toda clase, que han de dar las cifras medias qne permiten hacer· afinnaciones concretas.

Tal pa1·ece que Humboldt, al estudiar el clima de Cnba, twvienL una intuicion genial de la hip6tesis del frente polar expuesta po1· Bjerknes en nu.estros elias. Dice que "las grandes bajcts de t .em­perat1tra que se han observada en la isla de Cuba se deben a l<t irrupci6n y al den·ame de las T{tfagas de aire ft·io que se dirigen de las zonas templadas a los tr6picos ... " Senala que la temperatum media de la II abana es de 25.7 graclos centigmdos, cifra que las observaciones hechas clnrante ciento cincuenta anos han venido a confirmar casi exactamente.

'' El clima de la H abanar-dice en el '' Ensayo' '-, a pesa1· de la fr ecuencia de los vientos del Norte y del N o·rdeste es nuis caliclo que el de Macao y el de Rio de Jan eiro ", lo que atrib1tye al relieve, suave en las inmecliaciones de la H abana y fuerte en Macao y en Rio de Janeiro, y ala vecindacl de la corriente del Golfo, de aguas calidas.

En Oceanagrafict, a pesar de q1w sus obseNJaciones no son nu­nwt·osas, no por eso clejan de ser importantes. "Habrict yo podido

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citar-dice- entTe las cansas de la baja de temperatum dumnte los meses de invierno, el gmn numero de bajos de que esta 1'0-

deada la isla de C1tba y en los cuales el calor disminuye en muchos grados de te?nperatura, ya por las cMTientes polares que se di·rigen hacia los abismos del oceano tr·opical, y ya por Za m ezcla de las aguas del fondo y d e la supe1}icie en lo esccwpado d e los bancos/ pero esta ba.ia de ternperatura se halla en parte cornpensada por el do de agua caliente (Gulf Stream) que la ba?'ia a lo lm·go de las costas del Noroeste y cuya mpidez se disminuye frecuen temente por los vientos del Norte y d el Nordeste."

En Botanica, en el "Ensayo" aparecen ya los conceptos f1tn­damentales de la Geografia d e las plantas, creada por· Ilurnboldt. Seriala la resistencia de las plantas propias de las regiones tropi­cales (como la caiia de azucar y el platano) a las bajas tempem­tU?·as siempre que sean breves. Es la misma resistencia de los namnjos de la Rivie1·a a las neva.das y a l.os frios de 6 y 7 grados ba.io cero. "Como la vegetaci6n de la isla de Cuba--dice- pre­senta los mismos caracteres de las r·egiones mas inmediatas al ecuador, es cosa extr·aordinaria. el hallar aun en las Zlanuras mis­mas, la vegetaci6n de los climas tmnplados, identica a la de las montanas de la parte d el ecuador de Me .fico." Al efecto, hace la obseTvaci6n de qne en la parte occidental de Cuba, en isla de Pinos y en las faldas de las montMias del Cobr·e haya pinos (Pinus occi­dentalis) que no se encuentran en las Pequenas Antillas. D escTibe la palma real (Oreodoxa Tegia). Au.x1:liado p01· Bonpland Tecogi/i numerosas plantas, que cnvi6 a Madrid y a Paris.

En Zoologia estudi6 lhtmboldt los saurios ( caimanes y coco­drilos) de Cuba. "Se nos asegur6~dic-c-qne el cocodrilo es mas agil y mas alto rniesto de pie, que tiene el hocico rnucho mas pun­tiagudo que los caima1tes y que n ·nnca se mezcla con el1os. Es igualmente rnuy animoso, y au.n se dice que salta a los buques cuando puede apoyatse sabre la cola. La gmn osadia de este animal se habia not ado ya en las prim.eras expediciones de Diego V e. hlzq uez. Los hay de quince pies de largo y los mas rnalignos per­signen, seg1ln se dice, un hOJnbre a caballo, como lo hacen los lobo~ en E ·uropa, rnientras los llamados exclusivamente caimanes en el Bataban6 son tan tim·idos qtte no se tiene miedo a banar·se en los ZJara,ies en donde habitan a bandadas." Hmnboldt Ueg6 a la con­cl1tsi6n de que los cocodrilos de Cuba per·tenecen a la misrna especie q1te habia encontrado en el Orinoco.

En el golfo de Bataban6 ttwo ocasi6n de observar las aves pescadoras y las a1tras. En las ag1ws verdosas del golfo encontr6

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el gumcan, llarnado reves por los espaii.ole.s. "Los nah~ntles de Cuba-dice-se .~ervfan - de un peceC'ito para eager las grandes tortugas de mar y ataban ttna cnerda mny lm·ga a la cola del t·eves ... El pez pescador pot· medio del disco chato guarnecido de cht~pones que tiene en su cabeza, se agarmba de la concha de las tortugas de mar qu.e abundan en los canales est·reclws y tortuosos de los J a-rdinillos. ''

En los cqyos de la costa SttT de Cuba encont1·6 cangrejos de rnar "que subieron a los manglares e hicieron un terrible d estrozo en los tiernos alcatmces, que estaban juntos de dos en dos en sus niclos. (Con el nombJ'e d e alcatmz se conoce en la A meTicct espa­nola el pelicano n egruzco d el tamaFio del cisne de Buff on.)" En las cienagas estudi6 el manatL

En cuanto a la Ant1·opologia y Etnologia cnbanas, Hum.boldt lleva a cabo un estudio notabilisimo. H ace no tar la desaparici6n de los aborigenes, aunque t·ecoge la version de que en Guanabacoa a mediados del siglo XVIII habia gentes con sangre india en las venas. R echaza la afinnaci6n, por exagemda, de que Ct~ba con­tara 1.000,000 de habitantes en 14.92, alegctndo que mal podia conocerse entonces el numero de habitantes de la isla cttando no se conocia con certeza el numero de habitantes de ninguna pro­vin cia de Espafia. R econoce qtte la isla, "rodeada de costas cibun­dnntes en p escado y cuyo sttelo es tnn inmensamente {ertil, podia haber mantenido mtwhos millones de aquellos indios, po1· otra. parte tan sobrios que no gu.staban de Za carne d e los animnles y qtt.e cultivaban el maiz, la yuca y otras mtwhas raices alimenticias; pero si fuera cierta 1tnr.t poblaci6n ton grande i'no se hubiera ma­n.ifesta.do por una civilizaci6n nuis adelantada q1te la que nos re· velan la.s relaciones de C ol6n?''

En cuanto a esta interrogaci6n qne hace Humboldt hay qur. decir qt~e la ·relaci6n entre la densidad y la etlta ci·vilizaci6n no es siempre la misma, porque con todas den sidades hay todos los grados de civilizaci6n; pero es includable que el crite1·io de Hum­boldt tenia JJOr base, por lo menos en parte, lo qu e habia obser­vado en Mexico y en el Pen£, sobTc todo en este 1tltimo pais, en el q1te la civilizaci6n incaica se habia desan·ollado en areas de gran densidad d e poblaci6n.

Otro argumento que esgt·ime pam r echazar la cifra de 1.000,000 d e habitantes es la imposibilidad fisi ca y social d e deskui1· esa poblaci6n en unas cuantas decadas. "Por mucha que sea la acti­vidad q'ue se quiem suponer a las causas de la d estru cci6n-dice-, a la tirania d e los conquistadores, a la hTacionalidr.td de los gober-

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nados, a los trabajos demasiado penosos de los la vaderos de or·o, a las vi1·uelas y a la frecuencia de los suicidios, seria dificil concebir como en treinta 0 cuarenta anos habrian poclido desaparecer ente­ramente, no digo un millon, sino solarnente trescientos o cuatro­cientos mil indios:" 1lfas que a los trabajos y a las enferme­dades atribuye let disminucion a la emigmcion a la Florida, "ere·· yenclo los indios, seg(m antiguas tradiciones, vo lver al pais de sus antepasados' '.

Eshtdia Humboldt el desan·ollo de la poblacion blanw y el aumento de la de color, au·mento que torn6 gran impulso desde fines del siglo XVIII con el auge de la prod1.iccion de azuca1·. En la fecha de la publicacion del "Ensayo" la poblacion de Cuba ascendia a 704,000 habitantes, de los cuales solo 311,000 eran blancos ( mientms habia 106,000 de color lib1·es y 287,000 esclavos).

f fDe ahi que Humboldt llarnara a Cuba "la. isla del azucar y de los 1 esclavos". Esta composicion demogn'lfica le alanna y le hace temer

que Za poblacion de calm· trate de sacudir el yugo qne la op1·ime, subvirtiendo el arden politico y social existente, conw en II aiti. ''La preponderancia politica-dice-pasara a manos de los que tienen la ftterza del t ·rabajo, la. ·uoltmtad de sacudir el yugo y el valor de sufrir largas privaciones." Pam que est a revolucion social y politica tuvie1·a lugar no era necesa1·io que fuera esti­mulada y apoyada por los negros libres de Haiti, q1w se mantenian aislados. "Esta sangrienta catastrofe ----,dice- se veri[ica1·a como 1ma consecuencia necescwia de las circnnstancias" ; o sea po1· la opresion de los amos y po1· let importaci.t5n legal o clandestina d e millares de nuevas esclavos.

El ternor a la 1·ebelion de los negros se sobreponia a todo sen­timiento de humaniclad y de justicia, hacienda qne la opresi6n fnem cada ·uez mayor. Un agregado social no puede subsisti1· mucho tiempo 1·egido por la opresion, q1w ahoga la emision libre del pensamiento, y sumido en el t emor, que refrena toelo otro sentimiento. "Los blancos consideran tl.net coba1·dia toda mudanza y toda concesion hecha a la poblac·ion sujeta n la servidumbre." Ln gran simpatia de H1tmboldt par nnestro pa-is le lZeva a pensa1· qne toda·via se estaba a. tiempo de evitm· la cntastrofe, "prepa­rando gradnalmente la abolicion de la esclavitud, valiendose para ello de medidas httmanas y pruclentes."

Estas opiniones no las podia expresar Humboldt abie1·tamente en l{t Habana, en 1800, par di11ersas m zones. En primer lugm·, porqtle habia sido recibido y agasajado por arist6cratas cubanos que eran duenos de esclavos y no qtteria heri1· en sus inte1·eses a

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q·uienes lo 1·ecibian eon nmestras de canno y de admiracion; y despues porq1w habiendo Tecibido de los Teyes de Espana el per­miso de visitar sus dominios, no podict exponerse a que el permiso le fuera 1·evocado, dejanclo tnmca la obra cientifica que habia concebiclo descle su partida para el Nttevo Mundo. Las opiniones qtw en 1800, por discrecion, no expresara en la H abana, las ex­preso, sin embargo, del ·modo mas ostensible en 1827, con let pu­blicacion del "Ensayo".

Hay que tener en cuentu que Humboldt, c1wndo llego u la H u­bana, era un joven de treinta y ttn aiios, c1tya 1·e[inada educacion y rnodales distinguidos lo hac ian una '' atraccion'' en los salones y que el viajet·o y exploradm·, qttizas como compensacion por las privaciones que su[1·ia en sus trabajos cicntificos, gustaba de lu vida social. La sociedad habanera, compuesta de bellas darnas y de curnplidos caballeros, no podia ser rnolestacla con opiniones que aunque fuemn justas podian seT hirientes. La aristocracia cubana consiclemba a Humboldt, por su titulo de baron, como a uno de los de su clase. (No sabian los arist6cratas c1tbanos que el titttlo de baron, que ostentuba Humboldt, no procedia de la concesion graciosa de un soberano, consignada en pergarninos, sino de 1tna tradicion familiar. Httmboldt no repudiaba la baronict, porque le e·ra util: em una cortesia, de acuerdo con la mocla de la ezJOca. Por lo demds, al final de stt vida, en carta al geogmfo Berghaus, le ]Jed·ia que lo Zlanwra simplemente Humboldt, "hacienda caso omiso de los pestilentes tmtamientos de baron, Excelencia, Consejero Privado y otros malos usos y costumbres germdnicos" ).

De 1·eg1·eso a Europa y pudienclo munifestctrse sin cortapisas no vacilo en expresar librernente s1ts opiniones. Censuro a Espaii'l contin1w1· la tmtu de esclavos, calificanclola de "comercio in fame". Stt censttm, si no abierta por lo menos velacla, alcanz6 tambien a los aristocratas cubanos, a los que echo en cara qne hacian tra­bajaJ· a los negros de clia y de noche, con lo que los clebilitaban fisicamente. Reconocio, sin embargo, que al utilizar ct los esclavos como sirvientes los incorporaban, de hecho, a stts familias, c1·eando m1duos sentimientos de afecto. "En ninguna parte del 1n1tnclo clonde hay esclavos es tan frecuente la manumision como en ln isla de Cttba, porque let legislncion espniioln, contmria entemmente n las legislaciones fmncesa e inglesa, favorece extraordinariamente la liber·tad, no poniendola trabas ni hacienclola one1·osa. El de1·echo que tiene todo esclavo de buscar amo, o comprar stt libertad si znwde pagm· el importc de lo qtw costo, el sentirniento religioso que inspim a mttchos amos bien acomodados la idcct de conceder,

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en sn testamento, la libel'tacl a un n{wtero detenninado de negro .~,

la facilidad que tienen los obreros esclavos de trabaja'l' por S1i

cuenta pagando cie?"ta cantidad diaria a sus amos, son las 1Jrinci-1Jales causas de por que, en las ciudades, ndq1tieren tantos negTos su libertad, pasando de la servidumbre al estado de libres de color." En estos conceptos se advie1·te la influencia del espi1·itn de la EncicloJ?edia.

H1wtboldt gum·d6 los mas gratos recne1·dos de la H abana, que describi6 con exactitucl. "La vista de Za H abana -dice-, a la entrada del puerto, es una de las mas alegres y pintorescas de que puecle gozarse en el litoral de la "1me1·ica equinoccial al NOTte del ecuador. Aquel sitio, celeerado por los viajeTos de todas las na­ciO?~es, no tiene el Zujo de v egetaci6n qne hennosea las 01·illas del Gnayaquil, ni la majestad silvestre de las costas 1·ocallosas de Rio de Janeiro, que son dos puertos del hemisferio austml; pero Za gracia que en nuestros climas adorna las escenas de la Natnraleza cullivada, se mezcla alli con la majestad de las fonnas vegetales y con el vigor organico camcteristico de la zona t6n·ida." H nmboldt describe las calles, plc~zas, paseos y monumentos; los mMcados, "mny bien provistos"; el Palacio del Capitan General, los templos, los conventos y los hospitales; las murallas, el a1·senal y las forta­lezas del Mon·o, la P1mta, la Caba.fia, Atares y el Principe. A la poblaci6n de 44,000 habitantes de intramuros habia q·ue (~grega·r

la de los bar·rios de Jesus Jlirwia, la Salud., el Cerro, el Horc6n, San Lazaro y Jesus del JJionte, con 52,000 habitantes, lo que arro­jaba nn total de 96,000. Aplicando el p1·incipio de coordinaci6n general, compa1·a la H abana con N en· York (" cu.ya poblaci6n es 1m poco superior a la de la H abana "), F'iladelfia, liiexico, Bahia, Rio de Janeiro y Lyon.

En la Habana encontr6 Hnmbol.dt "la hospitalidad mas noble y gene rosa".; pero consign6 la sttciedad, los rna los olores y la de­ficien te pavimentaci6n.

-l<· * *

Humboldt recibi6 de stls contemporaneos las mas grandes pruebas de admiraci6n y de simpatia. De el clijo Eme1·son que "era nna de las maravillas del mtmdo, como ihist6teles, Julio Cesar y el admirable Crichton, que aparecen de tiempo en tiempo para mostrarnos las posibilidades de la mente httmana y de la fuerza y el alcance de sus facultades : Hwmboldt fue un hombre universal". Pe1·o Humboldt tam bien experiment6 profttndos sin-

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sabores, tow cle los cnales fue la insidiosa imputaci6n de homo­sexualismo, basada en que no contraia matrimonio y en las mnis-­tades que profesaba (imputaci6n tnencionada en reciente libra por II elnwt de Terra).

En cuanto a su solteria, nada se le pnede reprochar. Dedicado como estaba a labo·res cientificas de gran envergadura se explica que no quisiera restarles el tiernpo que necesariamente debia de­rlicar a las atenciones que exige tma familia. No f'uc ni con mucho el {tnico grande hombre que no contrajera matrimonio: basta re­c01·dar el ejemplo de Newton, que probablemente p01· las ·mismas ntzones pennaneci6 soltero. Humboldt , por otm parte, no fue un rnis6gino. Uno de sus mas eminentes bi6grafos lo cal.ifica de mujeriego. Humboldt, que era lo que se llama un btten mozo a 1Jesar del ligero defecto d el brazo derecho ( debido al reumatismo que contmjo en la expedici6n al 0 rinoco), tuvo siempre mucho z)(lrtido entre el bello se:co. No hay que olvidar que cinco_ indi­vid1ws se presentaron en distintas epocas (uno d e _ ellos en la H a­bana) clecla1"findose hi.fos naturales suyos. Humboldt los ca1ific6 de impostores, para qne no explothmn a los numerosos amigos que contaba en todo el mundo.

En c-JWnto a sus amistades, tampoco hay nada que r·eprocha1'le. Humboldt, adernas de ser de inteligencia genial em hombre de nobles y generosos sentimientos. Nttnca hizo alarde de superioridad intelechwl. A dmir6 a los hombres eminentes de su tiem.po y estim6 a los que sin ser eminentes tm.ba.faban e investigaban en los dis­tmtos campos de la. ciencict. ..Jdmin5 y estim6, asimisnw, toda ele­vada manifestacir5n del arte y d e la literat1tra. Hay que contar, ta.mbien, con qtle el concepto de la amistad en una epoca a que d·i6 tono el 1·omanticismo llevabct apare,jados sentin,ientos d e pro­f-nndo afecto. En el mundo contem1wrdneo la amistad, como antes se en tendia, casi ha desaparecido: actnalmente mas q-ne amigos hay conocidos.

Las amistades de II umboldt comenzaron des de la infancia.. No experiment a ningttna simpatin par sn prime1· maestro, .Joaquin Enrique Campe, aut or del "Robinson de los j6venes" j pero en cambia cobra gran afecto al joven maestro Gottliob Cristian Knnth, qne le clio lecciones de fmnces, de Historia y de literatnra clasica. lnf luido lJOr las ideas de Ronsseau, entonces mny en boga, Kunth despe1't6 en Lile.fanclro el amot· por la Naturaleza. El nino agradeci6 mucho a su amigo que le permitiera instalar tm para­J·m.yos en su casa de T egel,

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Contaba Humboldt dieciseis aiios cuando empez6 a 1·ecibir lee·· ciones de Botanica del doctor Marcos H et·z, medico que visitaba Teg el. H eTz lo puso al corriente de la anatomia y la fisiologia de las plantas y le clio nociones de electricidad. La joven esposa del medico, Enriqueta, bella y distingttida, catts6 gr-an impresi6n en Humboldt . Respetuoso de la dama, cencentr6 su af ecto en el doctor Ilerz, desarrollandose entre ellos sincera amistad.

Los hennanos Humboldt fue·ron a hace1· estudios a la entonces modestisima Universidad de Fmnc[o1·t y siguiendo Za costurnbre de la epoca los acompaii6 Kunth como tutor academico. Alejandro hizo arnistad con uno de sus condiscipulos, Guillerrno Gab1·iel Wegener, estudiante de T eolog·ia, que vi via pob1·ernente y a quien muchas veces al salit· de clase acornpanaba hasta su casa. Humboldt sentia vergiienza de vivir bien y de contm· con tutor rnientras su companero estaba en la mayor pobreza. 1Vegener fue el amigo de los inolvidables dias unive1·sitarios.

No satisfecha con la enseiianza que sus hijos recibian en Franc· fo1't la ba1·onesa los traslad6 a la Univ ersidad de Gotinga, entonces una de las nuis farnosas de Alemania. Humboldt fue alli alumno de Juan F ede1·ico Blumenbach, que le caus6 profunda imp1·esi6n por sus vastos conocimientos de Fisiologia, de Anatomia y de An­tropologia. Humboldt expe1·irnentaba gran admiraci6n p01' el inmenso saber del P1'0fes01' y este, ((. S1l vez, ZJ1'0nto descubri6 la excepcional inteligencia de stt alumna . Entre uno y otro se esta­bleci6 la mas cordial amistad.

Estando en Gotinga, el profesor Heyn e 1Jresent6 ct Humboldt a stt yerno Jorge Forster, que habia alcanzaclo gran notorieclad por· ha.ber acompaiiado a.l capitan Cook en Stl segundo viaje alrededor del mundo. Forster, conocedor de la Zoologia y la Botanica, habia 1·ecogido valiosos ejemplares de la flora y de la fauna de los paises que hClbia visitado. Era, adenuis, un excelente exposito1·. Sus na­rraciones clespertaron Za curiosiclad de Humboldt y se hicieron muy amigos. Forster, que pasaba sus 'Vacacion es en Gotinga, hizo un riaje Cl Londres, a donde lo acompaii6 Humboldt. Mientms pasaban por W estfalia, par B elgica y por Francia, Forster le nan·aba la.~ peripecias de su viaje con Co ok. Desde entonces Humboldt alent6 el. deseo del viaje al1·edeclor del mundo, que no pudo dar nunca; pero que fne tmo de los motivos de su viaje a America. Forstet· fne el amigo ·viajero.

De regreso a, Alemania y atraida su atenci6n por las ciencias de la Tietra, Hnrnboldt fue a la Academia de Minas de Freiberg a recibir las lecciones del celebre ge6logo W erne1·. El sabio p1·o-

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fesor despert6 la admiraci6n de Hwmboldt, qne hubiera qttet·ido su amistad; pero 1V erner, htuaiio y concentrado en si mismo, no lb puso atenci6n. En cambia, uno de los ctyttdantes de W et•ner, el joven Carlos li'reiesleben, advirti6 las sobresalientes dotes de Hum­boldt y le di6 infonnaciones y bibliogmfia y le hizo repasos. La vida intelectual de Httrnboldt en Freiberg fue activisirna. De noche en la biblioteca y de dia en las minas o en los bosques, no hnbo rarna de las ciendas de la Tierra que no cultivctra. Los m·i­ner·os lo admiraban 1Jor· st1. sabe1· y por su bondacl y H urnbolclt les corresponclia con stt afecto. Cttando al terminat· brillantemente sus estudios ellllinistro de lllinas de Prusia le concedi6 un premia, Humboldt le pidi6 que dist-ribuyem stL importe entr·e los miner·os, qtte tanto le habian ay·udado. li'ue una manifestaci6n de amistad colectiva.

T enninados sus estudios, todo suponia que Humboldt habria de seguir· una can·era de funcionar·io, cuyo exito le aseguraban su saber y sus bti.enas r·elaciones de familia; pero dejando a un lado la bttrocracia decidi6 dedicarse por ente1·o a sus aficiones cienti-· ficas, decision que fue m·uy poco del agraclo de su madre y de s?t herniano. En esta coyuntura conoci6 a R einaldo de Haeften, .foven oficial del e.ier·cito, que le present6 a su herrnana, de la que se enamor6 perdidamente. P ero la muchachct descleii6 s-u amor. En­tonces, ent-re Jhtmboldt y H aeften naci6 una tienw amistad. Tal parece que el amor frater·nal por H aeften habia sustituido al gran amor que en el habia clespertaclo su hennana.

En 1796 mttr·i6 s·u madre, dejrinclolo sumiclo en el mas profunda dolor. Poco clespues Humboldt depositaba su testamento en un J ttzgado llfnnicipal de Berlin. Segun uno de sus bi6gmfos, pens6 en el suicidio. E s posible q1te contribnyera a a'Urnentar S'U tr·isteza la opinion qne de el exp1·esam Schiller en celebTe caTta: "Terno qne ct pesar de to do su talento y de su incansable actividad Hum­bolclt n'Unca lleve nadct irnpor·tante a la ciencia. JI ay exceso de vaniclacl en toclo lo que hace y no veo en el ning{m ob,jetivo desinte·· Tesctclo. Pm· ctbsurdo q1te parezca encuentro en el, con el clebidu Tespeto por la tTernencla riqtwza cle los asuntos de q1te se octtpa, 'U.na pobreza de ~ignificadoque en -;;;profesi6n es el peor de todos los males. El es el intelecto qtte abiertarnente hace sin pndor la disecci6n de la N atnraleza, irnpnclicia que no puedo concebir. Sus pa.labras son vacias y s1ts conceptos, estrechos. Carece de imaginaci6n' '.

Sin ernbargo, Hnmbolclt reaccion6 y con la he1·encia que le cle.iO su madre prepar6 su viaje al Nuevo Mundo. En Francia conoci6 a Aime Bonpland, con quien fue a Espana, par·a pasar a America.

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En Madrid, gracias a los buenos oficios del bnron Fore71, t·epre­sentante de Snjonia, el Jliinistro 1lianuel. Luis de Urquijo obtuvo del rey Carlos IV el necesario penniso para visitat· sus dorninios de Anuirica. "Nunca -dice Humboldt- se hiciet·on mas conce­siones ni nunca el Gobierno de Espana deposito mayor confianza en un extranjero". El 5 de junio de 1799 saliet·on Humboldt y Bonpland de la Coruiia en la fmgata " Pizarro" y el 16 de julio desembarcaban en Cwnana. Lilli dieron comienzo a los viajes y explomciones que-anrati..te cinco 01'ios debian hacer por tierras d e A rnt3rica. Dnrante todo ese tiempo Humboldt y BonJJland ftt er·on estrechos colabomdores y, sabre todo, gran des y verdaderos amigos, auxiliandose mutuamente en toda clase de em]Jeiios, gozando d e las alegrias y sobrellevando los in.fortunios. Cnanclo Bonpland se en­ferma de tifus en Angoshaa, Hwnboldt, a pesar d e que tnmbien esta enfenno lo atiende con solicito cuidado. " .A penas puedo des­cribirte -dice a su hermano Guillenno en una carta- el dolm· que suf'l"'i dumnte la enfermedad de Bonpland. Nunca podria encontrat amigo de mayor· lealtad y devoci6n. N1mca oZ.vidare q·ue rne salvo la vida, en una tempestad que nos a.zoto en el Orinoco, lleVIindome a nado a tierm, sabre sus espaldas, desde el lngar en que habia zozobrado la ernbarcacion". La amistad entre Humboldt y Bon­pland fue la mas noble que januis haya existido en tre dos hombres.

Durante sn estancia en Quito, en 1802, Humboldt hizo amistad con let familia illonUtfar, a la que pertenecia la encantadom Rosita ilfonhl..far, de la que se prendo. F1te un idilio del que hay pocas noticias. Httmboldt despert6 la admiracion de Carlos Jionhtfar, hermano de Rosita, qne cooper6 con el y con Bonpland en todos sus tmbajos. Let adhesion de Carlos illonhl.far por H1w1boldt no tuvo lirnites. Lo acompan6 a todas partes: rt Lima, a. Jlexico, a

, la H abana, a Filadelfia, a Paris y a Londres. Carlos Jfontufar (; representa let amistad de la ..:imerica espafiola .

..:1 sn regreso a Europa, Humboldt hizo nuevas ctmigos. Uno de ellos j'ue su cmnpatriota Carlos de Ste1tben, .ioven pintor, que hizo .'S!l refralo. Garno Stmtben era pob1·e, Humboldt lo recomend6 a sus m111:stades, que le dieron encargos. La amistad de .Steuben es Ia de un artista agradecido.

En la Academia de Ciencias de Paris 1m joven aleman casi desconocido lee una disertaci6n que abur1·e ct los asistentes, m enos a Humboldt, qtte la oye con la mayor atencion. Cuando tennina, Humboldt interroga largamente al disertante, Justo de Liebig. Pot· r·ecomendaci6n de Humboldt es nom.brado pt·ofesor de la Univet­sidad d e Giessen, en donde aiios despues escribe "La Q1timica

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orgamca y sus aplicaciones a la ag·ricultimi· y a la fisiologia ", p1tnto de partida de la Quimica organica niodema. Liebig vitJ , .7 ,··

desp1tes m1ty pocas v eces ct Hwnboldtj pero sosttwo con el notable cm-respondencia. Em la amistad de un hombre de ciencia agradecido.

En 1824 Humboldt pidi6 a su hennano Guillermo, fnnclaclor de la Universidad de Be?"lin, q1te diem en ella' nna catedra a Fecle­rico Ga1tss, ya conocido por sus tmbajos de · Matemat?:cas y de 111agnetisnw. G'Uille1·nw no accedi6 y Hnrnboldt, para desagraviar a Ganss le dedic6 el tontO cnarto cle sns obras sabre America. Ganss, desaimdo por Gnillernw, fue consecnente aniigo de Alejandro .

. . En 1829, pot· invitaci6n del czar Nicolas I, Humboldt hizo nn

largo viaje a R1tsia y a Siberiaj pero hombre ya de sesen~. aiios se hizo acompaiiar por el tJrofesor Cristian Godofredo Ehrenberg_, que se dedicaba al estndio de los mim·oorganistnos y que era medico. El viaje, qne dur6 varios meses y qne se extendi6 por Rnsia, los Umles, Sib eria, el Altai, el Tnt·qnestan y el Caspio, fne mny penoso. II nrnboldt no era ya el joven qne an·ostrdba los peligt·os de las selva-s del .Amazonas y de las nieves de los' Andes. Los t·esultados cientificos del viaje j1wron de tanta importanCia qne nvuchos lla­maron a H1tmboldt el111at·co Polo de los tiempos inodernos. Eht'en­bet·g no solo fne el colaborador sino el medico amigo.

Dtwante mas de cnarenta (tnos hnbo nna estrecha amistad entre Fhtmboldt y Goethe. El gran poeta erata.mbie!t hombre de ciencia, a qnien interesaban extraot·dinariamente lost_rabajos de Hnmboldt. A. su reg·reso de R1tsia y de Asia, Hnmbold( lo visit6. u Alejandr1J

de Hnmboldt -escribi6 Goethe- estnvo aquie sta manana. l(ine r;rande hombre! A pesar de q1te lo conozco desd.e hace muchos aiios, ca<la vez q1te lo v eo me asombro. Nadie le iguala en informacion y en conocimientos ·vivos. Domina todo asunto que trata y abrnnw con sns tesoros intelectuales. Es como tma fnente, con muchos S1~rtidores, en cada uno de los C1talcs Uno no tiene rnas qtte llenat· su cantat'O de agnas siCJnpre refr eswntes e. inag~tables. Se propane permaneCC1' aqni va·rios dias, y ya siento. como Si {1tera a vivi1· varios siglos". Cuando 1'1W1'i6 Goethe, Huni.boldt p erdi6 el mas inspirador de sus amigos. · · . ·

Elrey Feder·ico Gnillenno IV de Pr;usiafitl gran admirado'l' de Hnmboldt. A1mque conocict sns ideas liberales (los cortesanos ene­migos de Hnrnboldt lo llamaban el "jacobin(i"), el rey lo hacia concnrri·r a las v eladas de pnlacio y revisar sn correspondencia particular. El rey, cnya cnltura tenict ninciws lag·unas, {nten·ogab ct

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a Humboldt sobre los mas disimiles asuntos. La amistad de Fede­Tico Guille-rmo IV fue la del sobemno or-gulloso del subdito eminent e.

Fuer-on ZJasando los aiios y Humboldt, que no habia creado familia, se fue quedando solo. La fama de ser- el hombre de ciencia mas erninente de su tiempo le atr-aia visitantes de todos los paises del mundoj per-o su vida era solitaria. En su ancianidad lo atendir5 su criado Carlos Seifert, ·que si al principia se mostr6 solicito, con el transcurso del tiempo se fue hacienda a1ttoritario. Apremiado por Seifert, Humboldt le leg6 todos sus bienes (que a su rnuerte,

, , sea dicho de paso, no emn m1tchos). Hacienda {avo1· ct Seifert se · le podria llamar el amigo interesado.

Tales fueron los amigos de H1tmboldt: K unth, el maest?·o de primeras letras; el doctor H erz, po1· cuya bella esposa sinti6 admi­r-aci6nj Wegener, el compafiero de eshtdios universita·riosj Blu­menbach, el profesorj Fm·ster, el viajeroj F1·eiesleben, el repasadm·j los mineros de Freiberg, trabajacloresj H aeften, el oficial del ejer­cito j Bonpland, el noble cornpaiieroj Cm·los jJfontufar, el hispano­anwricanoj Steuben, el pintor pobre_: Liebig, el joven genialj Gauss, el sabio desairadOj Ehrenberg, el mediCOj Goethe, el alti­sirno poeta; y el 1·ey Federico Guillenno IV, el soberano orgulloso de su subdito .

Esos, y otros muchos, fueron los amigos de Humboldt. Por todos ea;periment6 verdadera amistad, 'ltn tanto romantica; pero siempre anim.ada de los mas nobles sentimientos. Hay que con tar, por otra parte, con la idiosincrasia de Humboldt, que en vez de cultivar la amistad de va1·ios amigos la concentraba en uno solo aunque sin desdeiiar a los otros. Su hermano G1tillenno a este 1·especto ha dejado una obsM·vaci6n esclarecedora: "Alejandm -escribia a S'lt hM·mana Carolina- es siernpre el mismo, aunque mas grueso y mas entmdo en aiios. Tu sabes que se apasiona por la persona. que tempor-almente hiere S'lt fa.ntasia".

El doctor Erich F1·omm, eminente psicoanalistu, ha hecho 11n

<sf11dio de la vida afectiva de H urnboldt, lleganclo a interesantes ccrnclusiones. Dice el doctor Fr·ormn q·ue la vida ernocional de Humboldt estuvo siempr·e condicionada por la frustraci6n sufrida f. n la mas tier·na infancia con su madre, que sentia predilecci6n por Guillermo, S1t hermano mayor. Segun cl doctor· Fromm, esta desilusi6n fernpmna llev6 a Humboldt, a 1ned1:da que fue avan­zando 01 m"ios, a identi{icarse a si misrno corno una madre ideal, como dljm.ostraba la actitud protectora que asumia con sus amigos, sobre todo si eran j6venes. Aun mas, segun el doctor Fromm,

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Humboldt, a medida que su genio se ftu1 madurando, por una especulaci6n filos6fica hija de stt interpretacion de los procesos c6smicos creadores, lleg6 a concebir la existencia de una madre univet·sal, la Nat·uraleza, de cuya ttni6n con el mismo Humboldt p1·ocedian todos los hombres. Explicaci6n complicada, qtte muestra los metodos de los psicoanalistas para presentar las caractet·isticas del genio.

* * * La presencia de Humboldt en la H abana, adenuis de su impor­

tancia para el desa1Tollo de las ciencias naturales y de la Geografia, de Cuba tuvo otras implicaciones. La aristocracia de la epoca, que lo recibi6 con tantas mttestras de consideraci6n, era muy ilus ­trada. Mttchos arist6cratas conocian, por haberlas obtenido clan­destinamente, las obras de Juan Jacobo Rousseau y de los enci­clopedistas. (Si se me exigiera la menci6n de un solo nombre daria el del conde de JJ!ompox y de Ja1·uco). Los arist6cratas y los cubanos ilttst1·ados de p1·incipios del siglo XIX (que constituian, a stt vez, una a1·istocracia intelectual) recibieron a Humboldt, no s6lo como hombre de ciencia, sino como hombre de ideas liberales, impregnado de ilmninismo.

En Humboldt los cubanos ilustrados veian un representante de las ideas sociales y politicas que entonces se abrian paso en el mundo. Htunboldt habia conocido a los 1·evolucionarios y haMn presenciado escenas de la Revoluci6n. Su presencia en America, como d~:ce ace?"tadamente Victor W. de Hagen, despertaba idea:; de libertad. Las despertaba en una colonia qtte, mas que otras, Espana habia mantenido aislada del mundo exterior. Hay que tener en cuenta qtw en 1800 todavia se hacia sentir la libertad de comercio que ftte consectwncia de la dominaci6n inglesa de 1762.

La aristocracia cubana agasajaba en Humboldt al eminente hombre de ciencia; pero agasajaba aun mas al portador de ideas de lib ertad. Ll las autoridades espaiiolas no. se escapaba este hecho; pero como la discreci6n del ilustre visitante no les permitia una actit·ud hostil, se atenia.n al permiso real para visitar el pais, permiso con el que Humboldt habia recon·ido los vi1·reinatos de Mexico y del Pen!, ntucho mas importantes que la Capitania General de Cuba.

La aristocracia se escudaba en el prestigio del hombre de ciencia para adrnirar al 1·evolucionario, y el Capitan General, para no persegui1·lo se escudaba a su vez en el permiso 1·eal para visitar el pais. Pam la aristocracia la presencia de Humboldt era motivo

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de j1{,bilo; pam la Capitania General, de preocupaci6n. Humboldt, con gran tacto, se capt6 el afecto de los cubanos y no di6 pretexto (t los espanoles pam una agresi6n. No incit6 a los cubanos a la rebeli6n contra Espana; pero la inspi1·6. Por eso, al conmemorar el primer centenario de la muerte de Humboldt debemos recorda·r tanto al hombre de ciencia como al p1·opulsor, aunq1te de modo indirecto, de nuestm libertad y de nuestra independencia.

SALVADOR MASSIF.