hugo moreno

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EL HUMANISMO RELIGIOSO ANDINO Hugo Moreno Romero Director del IICYD I ntroducción Humanismo Andino muchos se extrañaran de este nombre, lo sentirán hasta folclórico. Sin embargo vive desde antiguo y sigue teniendo vigencia entre nosotros, en el campo y en la ciudad, en los indígenas y mestizos y, en todos los sectores sociales del país y del área andina Es la sabiduría indígena que por circunstancias de los quinientos años de resistencia se ha mantenido "oculta sub contrario", escondida Ui.jo la apariencia de lo opuesto, asomada por el revés. "Es un pensamiento una forma de vida abarcantes, indestructibles, y sobre todo es p, humanismo autónomo, original, dentro de los parámetros universales que definen a todo pensamiento humano profundo; porque el pensamiento andino no es "Amor a la Sabiduría" que desde Platón se viene predicando sino más bien Sabiduría del Amor que en quichua se diría cuyay-yachay. Esta sabiduría del amor no puede entenderse a plenitud si no se integra la religión como aglutinante de toda la concepción fundamental indígena, lamentablemente no se ha estudiado aún este fenómeno de su verdadera dimensión, la teología cristiana no le ha aplicado toda-vía los nuevos planteamientos con que el Concilio Vaticano II quiso redescubrir los más puras fuentes cristianas junto con el aprecio de otras tenencias religiosas como la andina. Personalización A través de la historia indígena hemos podido observar que los rasgos socio-económico, educativos e ideológicos se encuentran al margen, de los modelos montados como estampas de eficiencia por occidente; de alguna manera responden a un mundo diferente: fiesta, trabajo, creencias. Todos esto gira en torno a otro centro que se interna en lo impensable, sobre las energías de un fondo encubierto, y a partir de allí se instala sin basarse en el "esto es" determinante, sino se diluye en la relatividad del "siendo" Se trata de la inseguridad asumida a partir de una seguridad dada por lo que “esta” en una instalación sagrada. Por eso, a nivel del pueblo indígena lo económico se convierte, cuando se da como jocha, en el puro trueque, en un ritual silencioso donde se cumple con la necesidad, pero en cuanto ésta abarca toda la pregunta: desde la meramente económica hasta la metafísica. Ya no podemos apelar aquí a ninguna disciplina ajena al hombre, cosificada en suma, que va, como dice Kusch: "desde las señales de tránsito hasta el requerimiento de un status; sino

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  • EL HUMANISMO RELIGIOSO ANDINO

    Hugo Moreno Romero Director del IICYD

    Introduccin

    Humanismo Andino muchos se extraaran de este nombre, lo sentirn hasta folclrico.

    Sin embargo vive desde antiguo y sigue teniendo vigencia entre nosotros, en el campo y en la

    ciudad, en los indgenas y mestizos y, en todos los sectores sociales del pas y del rea andina

    Es la sabidura indgena que por circunstancias de los quinientos aos de resistencia se

    ha mantenido "oculta sub contrario", escondida Ui.jo la apariencia de lo opuesto, asomada por

    el revs. "Es un pensamiento una forma de vida abarcantes, indestructibles, y sobre todo es p,

    humanismo autnomo, original, dentro de los parmetros universales que definen a todo

    pensamiento humano profundo; porque el pensamiento andino no es "Amor a la Sabidura" que

    desde Platn se viene predicando sino ms bien Sabidura del Amor que en quichua se dira

    cuyay-yachay.

    Esta sabidura del amor no puede entenderse a plenitud si no se integra la religin

    como aglutinante de toda la concepcin fundamental indgena, lamentablemente no se ha

    estudiado an este fenmeno de su verdadera dimensin, la teologa cristiana no le ha aplicado

    toda-va los nuevos planteamientos con que el Concilio Vaticano II quiso redescubrir los ms

    puras fuentes cristianas junto con el aprecio de otras tenencias religiosas como la andina.

    Personalizacin

    A travs de la historia indgena hemos podido observar que los rasgos socio-econmico,

    educativos e ideolgicos se encuentran al margen, de los modelos montados como estampas de

    eficiencia por occidente; de alguna manera responden a un mundo diferente: fiesta, trabajo,

    creencias. Todos esto gira en torno a otro centro que se interna en lo impensable, sobre las

    energas de un fondo encubierto, y a partir de all se instala sin basarse en el "esto es"

    determinante, sino se diluye en la relatividad del "siendo" Se trata de la inseguridad asumida a

    partir de una seguridad dada por lo que esta en una instalacin sagrada. Por eso, a nivel del

    pueblo indgena lo econmico se convierte, cuando se da como jocha, en el puro trueque, en un

    ritual silencioso donde se cumple con la necesidad, pero en cuanto sta abarca toda la pregunta:

    desde la meramente econmica hasta la metafsica.

    Ya no podemos apelar aqu a ninguna disciplina ajena al hombre, cosificada en suma,

    que va, como dice Kusch: "desde las seales de trnsito hasta el requerimiento de un status; sino

  • al autodiscurso, al paquete tico-mtico que nos accede a lo sagrado Ah el pan no se da, sino

    que todos deben elaborarlo All aparece la comunidad que disuelve lo econmico en ritual"

    (Kusch 1977. 146).

    Cuando la dimensin de lo sagrado no es ncleo aglutinador de todos los aspectos de la

    vida humana, entonces surge el concepto de la nada como una forma simblica de mostrar la

    inutilidad o la trampa del ser mismo. Es la trampa metafsica de la palabra y de sus

    consecuencias, la larga literatura sobre la comunicacin social que no logra remediar la

    comunicacin de lo humano mismo, porque todo lo que diga no pasar de simples remiendos en

    un modelo de hombre fabricado por la ansiedad y la eficiencia.

    De ah la lgica invertida en nuestro quehacer. En vez de partir de la verdad, en tanto es

    instalada a partir de otro modelo de "estar", se parte de la falsedad. En vez de partir de una

    moralidad que no dio an su cdigo, pero que est implcita en el quehacer marginado de su

    "estar siendo" que juega su vida al margen de un horario, se parte de la trampa del ser, de la

    universalidad del imperio.

    Afirmamos, entonces, que la solucin para estas cuestiones del hombre actual est en

    Amrica, como modelo de autenticidad humana a partir de lo religioso? De ninguna manera.

    Simplemente creemos que cada pueblo, cada religin, cada etnia, cada cultura debe buscarse,

    debe humanizarse a partir de su propio "estar siendo as" Pero Amrica Latina, y dentro de ella

    el indgena del rea andina, ha transitado por este camino; ms an, lo religioso ha sido y es el

    fundamento y el valor de su cultura.

    Lo importante entonces est en poder realimentar esa transitoriedad de lo fundado, del

    ncleo (lo sagrado), y ganar la inseguridad para lograr la plenitud de lo humano.

    Este empezar y terminar cclico y creciente es lo que arrastra a la comunidad desde tiempos

    inmemoriales. Por lo tanto, es posible y conveniente pasar de una deformacin de lo humano a

    su transformacin en el campo tico-religioso de cada pueblo

    Se trata, como Kusch, "de abrevar en nuestro "estar" lo fundado Pero para ello nada se

    necesita Apenas asumir toda la paradoja del vivir mismo, pero tambin toda su sacralidad".

    (Kusch; 1978; 146).

    Cul es esta paradoja del vivir mismo? Mediante el lenguaje, el mito, el arte y la

    religin, podemos encontrar el ncleo del ser y el contenido de la persona del indgena, su

    concepcin sobre el sentimiento general de la vida y su conviccin profunda de una solidaridad

    fundamental e indeleble de la vida, la consanguinidad de todas las formas de vida. La vida

    religiosa y social caracterizan su personalidad, no segn la concepcin europea, la que como

  • dice Fann: "no deja de hablar del hombre al mismo tiempo que lo asesina donde quiera que lo

    encuentre". (Citado por Columbres; 1977:15).

    Algunos socilogos y pensadores latinoamericanos, inclusive aquellos que se

    autocalifican de americanistas (indigenistas), mantienen el criterio parcializado de que,

    considerando solamente los rasgos econmicos y sociales, se debe ubicar al indgena

    latinoamericano como un ser en condiciones infrahumanas. Pero en realidad, si el indgena

    soporta una serie de ataduras, condicionamientos y esclavitudes, no significa esto que el valor

    de l corno persona se haya reducido a cero. Existen manifestaciones tan claras y contundentes

    sobre el valor de la persona indgena, que lo ubican en un nivel ms humano que lo que puede

    representar la civilizacin occidental.

    Su manera de vivir le dignifica porque se sustenta en relaciones autnticamente humanas

    Cada indgena es considerado como un ser humano, no como un objeto Esto porque se

    fundamenta en el sustrato tico-religioso, porque no considera al mundo como poblado de

    simples objetos, sino como un todo orgnico que merece respeto, participando al mismo tiempo

    l de respeto; porque sabe en la verdadera comunin o dilogo se desarrolla o se fecundiza la

    libertad, la dignidad y al mismo tiempo la solidaridad y la convivencia.

    No ha hecho falta en los miembros de la comunidad indgena la persuasin y el sermoneo

    permanentes para llegar al verdadero sentido de la personalizacin. Las acciones diarias

    demuestran cmo entre ellos se estiman, se perdonan y se aman

    Y aunque el ser del indgena no haya tenido de la fecundacin cristiana un fruto primordial,

    sin embargo, puede considerarse como expresin cristiana genuina, porque los valores

    cristianos encajan perfectamente en los valores indgenas. Los valores cristianos de amor y

    justicia coinciden perfectamente con los valores indgenas que se expresan en los actos de

    convivencia social dentro y fuera de la familia y del entorno cultural; as mismo, la vinculacin

    del indgena con lo sagrado representa el camino religioso de la humanizacin, lo que coincide

    con la finalidad bsica del cristianismo: "evangelizar a los pobres, anunciar la libertad de los

    cautivos y a los ciegos la vista" (Lucas; IV:18-19).

    Sin embargo, ante la existencia del aporte cristiano y de la civilizacin occidental en general,

    debemos asentar el criterio de que ningn proyecto de humanizacin se fundamenta en modelos

    que se alejen del propio "estar" de cada pueblo; al "yo pienso", que en definitiva determina la

    fenomenologa como ciencia de la experiencia de la conciencia, el indgena le opone el

    "nosotros estamos" como sabidura de su experiencia; porque, como deca Colombres. "solo en

    la historia de cada cultura hallaremos ms el sentimiento de un destino propio que un sistema

    inflexible de leyes" (Colombres; 1977:9). No es el "debe ser", que a cualquier ser colonizado

  • se impone, sino el "estar siendo", el que marca la verdadera naturaleza de lo humano; y, aunque

    los indgenas de Amrica continen sujetos a una relacin colonia de dominio que tuvo su

    origen en el momento de la conquista y que no se ha roto en el seno de las comunidades

    nacionales, sin embargo, dentro de su propio mundo, en su casa con la familia, en su dilogo con

    la tierra, en las fiestas, inclusive en sus relaciones con el mundo externo, (dominador), son

    ntegros, capaces de entregar todo su ser por el hermano, por sus semejantes; son capaces de

    sacrificarse por cumplir su palabra y respetar las decisiones de la comunidad; asume la

    responsabilidad y afronta los problemas y dificultades hasta llegar al sacrificio En definitiva han

    sido y son capaces de modelar su propia existencia humanizada, la que solo se realiza en la

    conciencia-pueblo, es decir la conciencia inmediata del "nosotros estamos" por el arraigo en el

    terruo y el pasado remoto; por la construccin de la casa o convivencia social, y por la

    organizacin de su patria o ejercicio comunitario de la libertad. Estos rasgos no solo se han

    quedado permanentes en el indgena sino que se han internado en el mestizo.

    Sin embargo, este mundo cultural que gira alrededor del ncleo tico religioso puede ir

    debilitndose de acuerdo a las condiciones cada vez ms difciles que presenta la sociedad

    ecuatoriana en el contexto latinoamericano. Hace falta adoptar como tarea la personalizacin, no

    solo del indgena, sino de todos los que buscamos una Amrica libre, independiente, ella misma,

    identificndose como tal.

    Si el indgena tiene dentro de s mismo su propia alternativa de vivir como humano, todos los

    dems dentro del "estar siendo" latinoamericano debemos tambin buscar la alternativa humana

    que tambin significa resistencia a la filosofa del tener y de la cosificacin, no solo desde el

    punto de vista de la opresin fsica, sino sobre todo de la alienacin mental, y que significa, por

    tanto, persistencia en l para s del propio reducto cultural

    Es tarea del filsofo, del antroplogo y de todas las personas que pretendemos la

    humanizacin a partir del autodesarrollo, estimular la vigorizacin y el crecimiento de los

    valores de la persona, latentes en el indgena de Chimborazo, del Ecuador y de Amrica, y

    procurar que tambin se extiendan al mestizo y que puedan servir de pauta alternativa para

    edificar la personalizacin de Amrica Latina. Interioridad, encarnacin, comunicacin,

    afrontamiento, libertad y accin, todos estos elementos pueden aglutinarse en la dimensin de lo

    sagrado

    Tenemos que solidarizarnos con las reivindicaciones indgenas ante los estratos de la

    sociedad nacional, se hace necesario combatir la intromisin de las fuerzas ideolgicas contrarias

    al pensamiento indgena, y es imperioso despertar y alimentar la convivencia cultural y social del

    indgena, denunciando ante la opinin pblica nacional e internacional las prcticas del

  • genocidio y etnocidio que se pueden detectar En definitiva, vigoricemos la afirmacin del ser

    del indgena de su persona, a partir del "estar siendo as"; en la forma en que a todos nos toca

    Emprender esta tarea significa comprometerse con la tarea de la liberacin, y esto no nos

    engaemos, no solo del indgena, sino sobre todo de nosotros mismo, que en el fondo

    renegamos de esta vida alienada, cosificada, racionalizada, occidentalizada, y aspiramos a

    conseguir una vida ms humana, ms justa, ms cristiana

    Pedagoga integral y liberadora.

    La liberacin comenzar para el indgena con la reflexin sobre s mismo, con su toma

    de conciencia sobre su realidad desde su "estar siendo as". A partir de la visin propia y de sus

    ethos constituir un modo de vida cada vez ms humano. No es posible una educacin integral y

    liberadora si seguimos pensando que el nico proyecto liberador y la nica cosmovisin es la

    propuesta por una civilizacin intelectual que plantea una historia del progreso social infinito.

    El proceso de humanizacin se debe comenzar desde aquello que a lo largo de este trabajo

    hemos visto manifestado en el indgena. El proyecto de su vida tiene que partir de lo que es l;

    por una parte, depositario de una filosofa de la salvacin, y por otra, domesticado por una

    filosofa de la alienacin. Pero el momento en que es consciente de sus valores, tambin es

    capaz desde su entorno, de organizarse, de auto determinarse y autodefinir su vida.

    Juanito Sez con profunda satisfaccin y orgullo deca: "En nos-otros dejaron los del

    CEAS la semilla de la inquietud para la liberacin de tantas esclavitudes. Ahora ya nos sentimos

    ms seguros y fuertes porque estamos organizados nosotros mismos y vamos buscando la

    solucin a nuestros problemas a partir de nuestras experiencias. Pero nos est dando pena y

    preocupacin porque muchos mestizos que trabajan en el CEAS nos tienen recelo y temor

    porque no queremos ser -segn ellos- su gente, sino optar por nuestro propio destino. Por eso,

    solo quieren que hagamos ciertas cosas y nos impiden hacer lo que realmente es necesario

    hacer. Qu pasa Huguito? (me deca) O es que piensa que solo somos capaces de algo muy

    pequeo e insignificante o en el fondo no quieren dejar de ser dominadores1.

    Por lo tanto, Juanito Sez nos recuerda de alguna manera aquello que deca Paulo

    Freir: "nadie libera a nadie". Todos a partir de nuestro estado de opresin nos liberamos juntos.

    Nadie puede atribuirse el atributo del liberador, porque en ese caso su error sera doble: en

    primer lugar, porque impedira que el otro sea l mismo, se libere, y en segundo lugar, el

    llamado "liberador" estara proyectando su propia esclavitud, viene aqu muy bien el

    1 Se expres as en una entrevista muy personal Juanito Sez el res(o de la conversacin se desprende que existe no solo una tendencia sino un verdadero consenso de la mayora de las comunidades sobre el criterio de que "la organizacin y el progreso estn en nuestras manos nadie podr ensearnos el camino Una cosa es ayudar y otra imponer

  • pensamiento de Colombres cuando dice: "todo aquel que quiera pasar de liberador desde el

    poder o desde el llano, negando el dilogo sobre la base de un complejo de superioridad tnica,

    induciendo al indio a nuevas confusiones axiolgicas, bombardendolo con slogans, dogmas,

    ideologas extraas a sus sentimientos del mundo, imponindole criterios de verticalidad

    indiscutibles, lo estar transformando de nuevo en cosa, en pieza quiz , mejor alimentada de

    una maquinaria autmata, sujetndolo una vez ms a esa lgica de la muerte. La

    esquematizacin liberadora impuesta desde arriba a las sociedades indgenas revela siempre una

    necrofilia, un afn de convertir lo orgnico en inorgnico. Se los estar as in-doctrinando en

    una nueva forma de opresin" (Colombres; 1977:224).

    El indgena es un sujeto capaz de ofrecer una pedagoga integral y liberadora que, sin

    carecer de las condiciones mnimas de universalidad, puede presentar una nueva alternativa de

    humanizacin; nuestra funcin, entonces, no consistir en ir al campo para liberar al indgena,

    sino en tratar de integrarnos todos los pueblos y todas las etnias para luchar por la construccin

    de una sociedad feliz para todos. Es decir, cada cultura desde su "estar siendo as" en actitud

    solidaria podra ser capaz de construir el desarrollo de la humanidad, como deca Alejando

    Lema: No solo nosotros podemos llegar a nueva vida, tenemos que hacer una minga nosotros,

    los de la ciudad y los de las instituciones. Solo as podemos cambiar la situacin y ya hemos

    empezado. Antes los maestros nos daban haciendo los oficios, los escritos, y nos daban

    hablando ante las autoridades para resolver cualquier problema, como los padres a los hijos

    menores, o como los vlidos a los invlidos. Ahora nosotros mismos hacemos de igual a igual,

    mestizos y campesinos indgenas"2. (2)

    No existen, pues, razones valederas para seguir considera al indgena como primitivo,

    como ser inferior, como un nio menor de edad. En realidad, no hay un pensamiento racional y

    un pensamiento mtico radicalmente diferenciados, porque en toda mentalidad coexisten el

    logos y el mito; todo ser humano estructura su pensar, su ser y su hacer, desde dos elementos

    sustanciales: el ethos y la visin del mundo, lo normativo y lo existencial. En este sentido cada

    grupo humano vive una cultura especfica y tiende a impulsar su autodesarrollo, el que demanda

    un grado de libertad, difcilmente permitido por el colonialismo interno y externo a que el

    indgena se halla sujeto. La experiencia histrica del Ecuador y de Amrica nos demuestra que

    las sociedades nacionales, pese a su profunda estratificacin, actan como un todo frente al

    indio, para utilizarlo y explotarlo. Por lo tanto, el indigenismo de derecha o de izquierda

    (formando parte de la estratificacin) no es ms que una parte de la filosofa social de la praxis

    2 Por eso hay tambin el criterio de que, frente a las circunstanc-35 en 'as que vive el inunde; no es posible la liberacin integral con la sola participacin del indgena Hace falta la colaboracin y el apoyo decidido de todos los hombres que desean una sociedad justa honesta, libre y fraterna. Testimonio de Alejando Lema.

  • colonialista, pues piensa que para liberar socialmente al indio hay que acabar con su condicin

    de indgena, es decir aplastar su especificidad tnica integrndolo a la civilizacin occidental.

    Como hemos visto, la iglesia durante varios siglos, a pesar de haber sido la institucin

    que ha preservado el alma religiosa indgena y con eso su ms profunda identidad cultural, sin

    embargo, tambin ha intervenido ambiguamente en lo ntimo de la cultura indgena, provocando

    muchas veces serios desequilibrios en su ser. Esta situacin se agrava hoy con la presencia de

    las sectas protestantes que de una u otra manera imponen nuevos criterio y patrones ajenos a las

    sociedades indgenas dominadas, ya que bajo un manto religioso, o de promocin de la Biblia,

    encubren la explotacin econmica y humana de los pueblos aborgenes. Las sectas protestantes

    en la Provincia de Chimborazo, a travs de Visin Mundial, estn produciendo un verdadero

    proceso de neo colonizacin con los intereses imperialistas dominantes.

    Este problema socio-cultural no es exclusivo de Chimborazo, es una realidad que

    soportan una gran parte de pueblos indgenas latinoamericanos, y se agrava con el advenimiento

    de la cultura de masas como fragua alienante del capitalismo industrial. Se deifica el consumo y

    comienza un bombardeo an ms triste que lleva a cambiar la cultura indgena por humo y

    podredumbre, contaminando su sentido sagrado de la vida. Sin embargo, existen algunas

    corrientes contemporneas que plantean como premisa bsica el respeto y la defensa de los

    valores culturales que tienen los pueblos, lo cual no es otra cosa que llevar a la prctica la

    vigencia de los derechos humanos. Uno de los principales representantes de estas corrientes es

    la iglesia catlica Latinoamrica. En el documento de Puebla se plantea abarca a la totalidad de

    la vida de un pueblo con sus valores y desvalores por lo tanto, pretender para el indgena una

    pedagoga integral y liberadora significa, no romper con sus rasgos especficos, sino impulsar su

    vigorizacin con el apoyo y complemento que el resto de grupos humanos tambin pueden

    aportar. Estos valores y desvalores en todas las culturas estn ntimamente articulados la con la

    concepcin de tres planos Bsicos: el del universo material, el de los dems hombres y el de lo

    divino; es decir que es posible buscarla afirmacin del especifico a partir de lo especifico, pero

    tambin de lo universal. Tern Dutari, refirindose a Puebla fundamentando el papel aglutinante

    de la dimensin religiosa afirma: si la cultura se defina como ese cultivo de relacin-

    interpersonal con los otros hombres, en el fondo se mencionaba tambin una relacin en

    absoluto, con la divinidad, con aquello que es lo ltimo, inconmovible, lo total, lo infinito, que

    fundamenta todo lo dems: Dios mismo (Tern Dutari; 1979:86).

    En hora buena la Iglesia Catlica Latinoamericana, reconsiderando su posicin y misin

    frente al mundo, va cambiando paulatinamente y va tomando una opcin de su vida no solo en

    compromiso con los pobres, sino sobre todo el respeto a los hombres y a las culturas, as como

    la bsqueda de un verdadero proceso liberador de los pueblos oprimidos, lo que no es una

  • conquista poltica sino esencialmente humana, capaz de perfilar una alternativa en la

    construccin de una nueva civilizacin, que no sea ni occidental ni oriental sino universal.

    Tern Dutari parece robustecer el pensamiento de la Iglesia de hoy cuando dice: "La iglesia

    quiere promover una conciencia de nuestros pueblos y un desarrollo de la vida cultural que por

    una parte robustezca todo ese grande patrimonio propio y por otra sea capaz de integrarlo con

    los valores, tambin muchas veces grandes, de la nueva civilizacin y de la nueva cultura que se

    est plasmando" (Tern Dutari; 1979:91-92)

    En este sentido el evangelio dejara de ser instrumento como mecanismo de opresin y

    promover una sociedad multitnica, asentada sobre la base de la pluralidad y de la

    plurivalencia culturales Este nuevo papel del Evangelio es ms importante si se considera que el

    indgena, durante la colonia y parte de la repblica acudi a la Iglesia Catlica corno al nico

    refugio y tal vez como a un "mal menor" frente a un mundo negativo que tena que soportar,

    porque siendo lo religioso el ncleo aglutinador, el eje de su vida, encontr all, en la iglesia un

    mbito para mantener vigente la experiencia de lo sagrado.

    La nueva actitud de la iglesia y de otras instituciones, cristianas o no, como es el caso

    del CEAS, ha provocado en el indgena mayor seguridad y vigor para ir optando paulatinamente

    por una pedagoga totalizadora que promueva la formacin de una sociedad desalienada y

    creadora, organizada y dispuesta a la integracin entre los pueblos. Su organizacin a nivel de

    federaciones, regional y nacional ya es una realidad.

    El indgena actual, a pesar de todas las trabas y factores alienantes que debe soportar

    cada da, ya es una planta con raz profunda y ramas vigorosas, dispuestas a estrecharse con

    otros. Es lo que deca Alejandro Lema: "Nosotros ya somos una planta bien podada y que va

    creciendo fuerte y sana. Nuestras ramas han salido avisando un nuevo da. Ahora sabemos muy

    bien lo que somos y podemos, y nadie nos podra detener. Durante muchos siglos esta planta

    permaneci moribunda soportando heladas, granizos, lanchas, tempestades, fruto de atropellos y

    crueldades; pero para pena de muchos ha logrado subsistir, y ahora vienen buenos tiempos para

    nosotros La planta crecer y crecer"3.

    Por lo tanto, si se plantea una pedagoga integral y liberadora los procesos de liberacin

    nacional no pueden limitarse a la ruptura de los lazos con los centros hegemnicos y extra

    nacionales, sino que deben llevarse al seno de las propias sociedades nacionales, ya que existe

    una complementariedad entre la liberacin nacional y la de las etnias oprimidas.

    3 Santos Yacloa de Naubug, a pesar de la presencia de multiplicad de sectas protestantes en el mundo indgena, tiene la esperanza de que su raza y su cultura no desaparezcan; todo lo contrario, cree ms bien que hoy ms que nunca la organizacin indgena se est fortificando.

  • Todo esto engendra una solidaridad objetiva entre la lucha de los pases del tercer

    mundo y la de las nacionalidades indgenas comprendidas dentro de las fronteras americanas

    Esa liberacin del Tercer Mundo no se dar sino en funcin de la convergencia de los procesos

    particulares en el proceso general Para conseguir estos objetivos es preciso una toma de

    conciencia, una educacin a partir de la propia pedagoga de cada cultura que proporcione

    conocimientos de la realidad respectiva, del mundo, de la vida en la que se halla inserto el

    hombre de cada grupo, y en este caso concreto el indgena y el mestizo del Ecuador y de

    Amrica Latina.

    Se exige una educacin que ayude a desarrollar las actitudes y valores fundamentales y

    que se base en la propia historia, en la cultura, en los mitos, ritos y smbolos; porque la

    liberacin del indgena, as como la de cualquier hombre, desde ningn punto de vista puede ser

    solo poltico sino totalizante, integral: all lo religioso, la actitud ante lo sagrado, desempea un

    papel primordial, ya que descubre al hombre la totalidad del ser, la realidad realmente real. Con

    una acertada visin sobre esta totalidad dice Agoglia: "hemos de reivindicar, pues la idea de

    cultura como expresin de la personalidad integral (espiritual, poltica, social y econmica) de

    los distintos pueblos y afirmar la independencia total y efectiva de los diversos dominios de la

    cultura. . . . Una cultura, en sntesis es un modo de vivir una comunidad su propia humanidad

    con el concurso de un grupo cuya funcin consiste en elevar esta manera de vivir a su mxima

    conciencia...solo, pues, si tomamos plena y lcida conciencia de pertenecer al Tercer Mundo y

    desde esta situacin humana e histrica concreta elaboramos una filosofa prospectiva y

    sinttica, autnoma respecto del pensar europeo, podemos alcanzar nuestra personalidad

    filosfica. Y entonces el pensamiento filosfico latinoamericano habr cumplido con su

    indeclinable compromiso de contribuir activamente a nuestra total liberacin" (Agoglia;

    1980:160-187).

    Los indgenas de Chimborazo en diferentes congresos y reuniones a nivel sectorial y a

    nivel comunal han manifestado claramente que la nica forma de liberarse est en la bsqueda

    de sus propias alternativas a partir de su propios recursos, as como a su vez el citadino necesita

    de sus propios medio para transformarse. En otras palabras, la liberacin del indgena no solo se

    consigue cuando lo propio, y en l lo que es en este caso su base, la perspectiva religiosa

    imprime la norma pedaggica fundamental Esto podra, al mismo tiempo, servir de punto de

    partida para un proyecto futuro de liberacin nacional, en el que tambin quedara incluido el

    nuevo proyecto de la Iglesia. En definitiva, la perspectiva religiosa indgena, que de alguna

    manera se *-tiende tambin al mestizo, proyectar hasta cierto punto el destino (del hombre

    ecuatoriano y latinoamericano

  • Citaremos algunas expresiones que los indgenas lanzaron en una de sus reuniones.

    "Maijactac ucanchipac causaiman pushayan" (Quin va a ser el que va a dirigir y decidir

    nuestro modo de vivir?) ucanchic all tandanacushpa; sinchi sinchi macanacushpa (Nosotras,

    reunindonos bien, duro, duro hemos de pelear)4.

    Pero los indgenas de Chimborazo, del Ecuador y del rea Andina, para establecer su

    propia liberacin, no pueden cerrarse dentro de su propio mundo, sino que necesita del aporte de

    otros pueblos que Deportan parecidos sistemas de explotacin; por eso necesitan tal apoyo de

    otros, mestizos y no mestizos, pero dentro del verdadero sentido de solidaridad, integracin y

    ayuda mutua. No es vlida la altitud de ciertos salvadores del indgena (indigenistas,

    antroplogos, revolucionarios, misioneros, humanistas) quienes han ganado prestigio en nombre

    de la causa indgena. Con razn un indgena deca: "trente a tantos ofrecimientos y buenas

    enseanzas de la gente de afuera, el resultado es negativo" .... "pretenden conocer nuestra

    realidad mejor que nosotros y ese es el peor engao"5. Otro deca: "no les interesa a ustedes

    ayudarnos, sino aprender de nosotros y aprovecharse de estos conocimientos. Entiendan alguna

    vez, nosotros no somos libros, ni plantas, ni azadn, ni piedra, ni tierra, ni animantes; en fin no

    somos objeto de estudio; somos tambin personas y poetemos decir lo que ms nos interesa"6.

    Si queremos promover la verdadera liberacin del indgena y no convertirnos en un

    factor ms de su ruina, debemos primero mirar el mundo del indgena con sus ojos, penetrar en

    su cosmovisin, en su ethos. Es preciso entonces conocer el universo de valores y el mero "estar

    siendo as" de cada etnia, eliminando el vicio indigenista de de-neralizar con la prepotencia del

    filsofo europeo por universalizar el pensamiento, como si el indio fuera un ente abstracto y no

    una persona concreta perteneciente a una cultura singular, a una historia determinada.

    Para constituir el verdadera ser latinoamericano, el presente estudio muestra que se debe

    partir de la conciencia del propio "estar siendo as", es decir de aquella realidad en la que

    convivimos y soportamos los problemas sociales y econmicos tanto indios como mestizos,

    blancos y negros, en definitiva todo un pueblo que aspira a la liberacin como a su derecho.

    4 As como expresaban los indgenas de San Juan, cuyo Prest*"*6 era Manuel Anahuarqui. Un lder que promueve la liberacin, especficamente desde la perspectiva indgena.

    5 As se expresaba Pedro Yungn de Santa Rosa (Flores)

    6 Valeria Paca de Psicaz se expresaba as con irona y burla. Es una mujer que no solo es lder indgena sino que ha sido un factor positivo en las nuevas orientaciones de la mujer en la Provincia de Chimborazo.

  • CAICUNATA RURASHPA UCANCHIC TANDANACUITA RURAPANCHIC "

    UNIDOS TODOS, ASI CONSTRUIREMOS NUESTRO FUTURO'

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    En. Cuadernos trinales No 3 INEDES-Quito.1979.

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