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HRTieliLOS FILOSOFieOS y CARTAS A UN CAMPES INO POR R. VEREA SEXT A EDICIÓN F. SE MPERE Y COMP AÑÍA, EDITORES Oal le de l Pal omar, m . 1 0 VAI!:.ENO IA.

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~ · '! L~ J·

HRTieliLOS FILOSOFieOS y

CARTAS A UN CAMPESINO POR

R. VEREA

~ SEXT A EDICIÓN

~

F. SEMPERE Y COMPAÑÍA, EDITORES

Oall e del P a l omar , nú m . 1 0

VAI!:.ENOIA.

'

D O S PA LABRAS

Naci en uno de los pueblos más católicos de Espafia. Estuve haciendo de acólito por espacio de seis ailos, en la

creencia de que desempefiaba el papel de ángel, seglrn me decía mi pobre madre.

La suerte me deparó que conociera otros libros que el Fleu­ri y el Catecismo, que son los únicos que se ensefian en las escuelas de los pueblos chicos de Espafia.

El bojear unos libros de un hermano que estaba estudian­do bachillerato, me abrió los ojos é hizo que cambiara el rum­bo de mi destino.

Abandoné el arado y el Catecismo para navegar y estudiar Cosmografia.

De los diez y ocho afios que he pasado recorriendo el mun· do, de los escasos conocimientos cientificos que poseo, de mi experiencia en la vida, de mi voluntad y perseverancia, he de­ducido las siguientes conclusiones:

El primer paso que debe dar el hombre es hacerso simpá­tico a todos sus semejantes para que sea digno de aprecio y respeto de todos los paises qqe visi te y de todas las personas que trate.

Su norma de conducta ha de ser hacer el bien y enseñar al que no sabe. Defender la verdad, la justicia y combatir la mentira por todos los medios á. su alcance.

Esto no sólo nos proporcionará una dicha inmensa, dificil de apreciar por el ignorante, estúpido y servil, que vive de

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convencionalismos bajo la máscara hipócrita en que se ocul tan todos los cobardes,, sino que honraremos la tierra donde naci­mos afirmando el buen prestigio de muchos comprovincianos y connaciouales.

En la necesidad de experimentar un gran placer, propor­cionando al mismo tiempo un bien á mis semejantes, he pu­blicado la presente obra, editada en otra forma y época por su autor, y que producirá los frutos que me propongo. E sto es disipar las tinieblas con que el catolicismo ha cubierto lo~ pueblos por siglos y siglos y estrechar los vínculos de confra­ternidad que deben unir á los hombres.

Principiemos por la tierra natal, Espalla, siguiendo por todas las repúblicas de América que hablan nuestro idi . oma, para concluu· POT formar todos los paises una sola familia .

Si una persona sola edita 2.000 ejemplares ahi en Espau y 1.000 en Chile, si una sola persona puede hacer tan enorm: propaganda, ¿qué no podéis hacer todas las sociedades libre­p.ensadoras ~e Espana, todos los republicanos, socialistas y s1mples part1culares que cuentan con muchos más medios que yo? Pues todo depende de vuestra fuerza de volun:t d hacedlo. No en la idea de que ganaré¡' s e l · 1 d a ' y

. . cte o, e que os glonficarán DI de ~ue os haréis populares. Hacedlo en la idea de que os proporciOnaréis un verdadero placer la d d di h . , ver a era

e a, q ne consiste en la solidaridad de todo 1 h ¡ b' s, en uc ar por

e b •en¡ d~ nuestros semejantes, por ver la verdad triunfante so re a t1erra.

EL INDI ANO.

Ooncepci6n (Chile), .Enero 6, 1909.

ADVERTENCIA. Los que desee d . la nora de los Editores al 6uaJ del ~:m~~lr¡r Y propagar este libro, vea.u

1 NTRODUCCIÓN

Lo. gra.cio. quo se vende uo vale la peua comprarla.

Las 1·eligiones han sido Las mayo1·es plagas de la humani­dad. f .iOS hombres vivieron á la intemperie p a1·a construir casas al Creadm·; anduvie1·on desnudos para vestir santos con lujo y adm·narlos con joyas como me1·etrices, y se nnuie1·o n de ham­b?·e p a1·a mantene1· gordos los adulado1·es de Dios y procumdo­?'es de indultos.

PaTa a7'1'ancar al p oderoso sus 1·iqttezas y al pob1·e el hara­po y el m end1·ugo, ofrecen los clé1·igos con una mano la bien­acenttwanza eüwna, y el infierno eterno con la otra.

E sto ha tenido á la humanidad en continua tortum mate­?'ial y mental. Si lqs hombres hubiemn c1·eido firmemente lo que sus clérigos les enseñaban, todos se hubie1·an vuelto locos. ¡Quién puede reposar ni do1·mir tranquilo en ~ma casa en que le dicen, y e1·ee, que el techo se puede desploma?· en el momento menos pensado, ó que hay debajo un depósito de dinamita?

Etimina1' esos ten·01·es y demostrar qtte el dinero no compra la bienaventuranza, son los dos objetos principales de este pe­queño lib?·o.

Ocho años hace que vengo combatiendo sin cesar la espectt­lación 1·eligiosa, el mercado de las salvaciones. Aquellos cuyos intereses y cómodo v ivir ataqué, m e han llenado de imprope­r ios; pe1·o ninguno ha contestado hom·adamente mis ').'azones. M e han llamado ateo y no me han definido su Dios; califica-

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ron mis escritos de inmorales y no han podido señalm·me una .~ola frase inmoral; han dicho que eran inmundos y les dMafié á que reprodujesen vm·ios pasajes de su Sagrada E critu1·a, para comparm·los con mis frases . .Nadie aceptó el reto.

En e ·te lib1·o, lo mismo que en todo lo que he esm·ito, no enconf,·ará el lector más que un solo objeto: ntejorar la condi­ción del hombre, librándole del agio sacerdotal.

N~ngún interés mezquino me induce d combati?· la 1·eligión de m1s mayores, en que fui educado: defendiéndola hubie1·a ganado nwcho más que atacándola. E s por el bien de mis se­mejante.~ por lo que digo lo que pienso acerca de 1·eligiones. Nacl en un pais saturado de catolicismo y 'tui católico como hubiera sido griego cismático, budista, mahometano, ;,.0 tes­tante, etc., si hubiera nacido en pais donde domina una de estas religiones.

Yo crefa que el cato'icismo tenia 1·azones convincentes hasta ~a ~aciedad.pm·a dernostrm· que era la única religión ve1·dade-a, mas qlltso la .~uerte, ó la desgracia, que entrase en un semi­

na~·io conciliar. Estudié la Teologla y vi que e1·a un castillo de 11a1pes, que no ;·esistia el más leve soplo de la razón. Argili, y me contesta?·on con la autoridad de los teólogos, de los Santos Pa.dr~s Y de la misma Iglesia; esto es, con el testimonio de los mu.s mteresados Pedta ?'a · zones, y me 1nandaban creer · pe1·sisU el~ que me convenciesen, y me expulsaron á la ]J1'ime¡·~ oporftt-n tdad, porque vieron en mi al futu?·o librepensadO?·. ~

A.pesm· de todo segui siendo nominalmente católico po?· mu­cho t¡empo, pero en realidad indiferente, como tantos y tantos otros.

Vine muchos años después á Nueva Yotk y conoci hombres de todas las ¡·eligiones. El 1·esultado de · b . lectura d lo .· . . mt o servactón y de la

. t de s pe1t6dtcos y escntos religiosos, fué el convenci-?men o e que en todos los credos habla muchos malos y algu­nos buen.os y de que cada

d d ' uno creta ser su ?'eligión la única ver a er&t.

de Entonces. principié á pensar sob¡·e religiones y á 1'ecordat· el yma católtco. Desde ese dta fui librepensador.'

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Lo di1·é una vez más; no quiero que mis lecto1·es crean [(} .que yo les digo: les pido solamente que piense cada 1t1W con su cabeza lo ntismo que digiere con su estómago.

¿E; delito el pensar, el hace1· uso de mteslra potencia más

noble y elevada? . . . Ya que perdi los m~o1·es años de mt JUvent'ud estudtand.o

Teología, quie1·o aprovecha?' el final de mi vida lega1~do á mts semejantes el fruto de mi experiencia. Para combatt~ los ~u-1·ande7·os es necesm·io estudiar l\1edicina; paTa combatt?' ttnJU· gado1· de manos, conocer la Prestidigitación. Yo. estudié el j 1tego de manos católico, y descub1·t que e1·a pum y Stmplemente

un fuego de Bolsa. . . Todo homb1·e debe trata1· de hacer algo por sus seme.Jantes,

cuida?' ele la familia , educar los hi}os y dejarles un paf¡·imo­nio es deber de todo padre de familia. Yo, á falla ele esposa Y de hijos, aclopté toda la familia humana y le lego, po1· únic~ herencia, el fruto de mis reflexiones acerca ele las fm·sas ?'elt-

giosas . . . Si con todos mis bor·¡·ones logro emanctpm· un solo se1 de

las gm·1·as cle1·icale; ) creeré que ~a conquista vale más que las de Alejandro, Césa1· y Napoleón juntas . . .

Ahom, quetielo lecto1·, sólo me 1·esta deci1·te, ba.;o mt pala­bm de honor, qtte todo lo escrito en este libro es producto exclu· sivo de ?ni convencimiento. ¿Qué inte1·és puedo yo tener en en· 1Jaiím·me y engañarte?

R. VERI!IA.

•.

\

ARTfCULOS FILOSOFICOS

LA FELICIDAD

Contemplad ese incesante movimiento de la humanidad; buscad el motor que agita esas muchedumbres que pasan arrastradas por los siglos; estudiad el mecanismo oculto que las pone en movimiento, y encontraréis que una misma es la causa que anima á todos esos seres.

Ese gran motor es el deseo de la felicidad. El joven y el anciano, el débil y el fuerte, el rico y el pobre, el sabio y el ignoran te, todos sin excepción buscan la felicidad; por ella trabajan, por ella se afanan y todos mueren sin conseguirla.

Semejante al arco iris, siempre aparece lejos; cuando uno se aproxima al punto donde creia que estaba, descubre que está más allá¡ llega más allá, y la ve en otra parte; siempre lejos, siempre seductora y siempre inalcanzable.

Y lo que sucede hoy sucedió siempre y seguirá sucediendo mientras haya seres racionales sobre la tierra.

¿Nos entregaremos entonces á la desesperación? De ningún modo. Hagamos lo que el químico; extraigamos­

el jugo que buscamos y desechemos el resto. La nuez está ro­deada de una corteza muy amarga, después de una cáscara muy dura, y dentro tiene una substancia muy agradable al paladar. E l que queriendo saborear ésta se comiese la corteza amarga y la cáscara indigesta, maldeciria de la nuez.

Hagamos lo mismo con los as un tos de la vida. E n todo&

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ellos hay algo de felicidad rodeado d . B , e amarguras y durezas

usquemos la parte asimilable y echemos á un lado el resto: En este mundo hav muchos átomos de felicidad en lt

d · vue os en gran es cantidades de dolores. Separemos el t rigo de 1 . La perla está envuelta en una fea concha sepultad: ~:J aj fondo del mar; los brillantes se encuentran 'en el d le t' f¡ seno e a larra y son eos en su exterior; la abeja liba la miel fl .

amargas y d en ores , cuan o en una no encuentra dulce 1 ~tra ·Po · h a gu no, pasa á del~ ~id:? que no amos de hacer lo mismo en las vicisitudes

Es indudable que ¡ · t d donde l . a VIS a e un asunto pende del lado por

o miramos. Un hecho que nos hizo sufrir de m nos causa á veces risa des . D . omen to, guerra por la independencf:e~~ s~s JÓv~nes mueren en una no ve en el hecho más que la érdi patlla . L~. madre de uno aamente L d 1 . p da de un hiJO Y l lora amar-ti . a e otro tnlra la m t d 1 patriotismo, se enorgullece de h~~r e e .su.}:o por e.! lado del .conciudadanos" encuent 1 et""contnbmdo al bten de sus

J ra a guna dulzu · 1 . Este mundo no es t 1 ra en sus ágrtmas.

. . - an roa o como p . él fehcldad de lo que á p . . arece. en hay más nmera v1sta p d ·

de los zarzales crecen fl L . u lera creerse. E n medio ¿o ores. o pnmero qt e .

eer ~eliz es querer serlo s· h. . . 1 se necesita para · 1 ICieramos t t

como hacemos ¡)ara ser d . d an o para ser felices . esgracta os n u t . . tncomparablemente má . , es ra extstencta seria

. . s nsueua. Ved h b postctón, con buena salud b d . un oro re de buena milia que le ama E h, abun ancta de recursos y una fa -

. • se oro re es feli d ' yo estuviera en su luga i z- tcen muchos - ¡ si aquel hombre es feliz ~~ !ser a .completamen te dichoso. » y ni P , nt o ser tan Jos q 1 d .

orque harían lo que a él h ue ta tcen . ¿Por qué? M. q u ace: desearía 1

nen. tllonarios prínct'p 0 a go que no tie-' es Y reyes so · •• l ' saben contentarse con 1 , n tn Le teas porque no

que no está á su alcance· o que poseen¡ PQrque ambicionan lo Q . , porque no hacen d

ces. ¿ utén no ha suf 'd na a para ser fe li-hi rt o por males im · · .

zo lo que el perro de la fábula agm~riOs? ¿Quién no .carne que llevaba en la b , que desprectó el pedazo de

. . oca, por coger la b 4 u e VIO en el agua? so m ra del mismo

- ll-

L a fal ta de felicidad consiste en que exageramos los males q ue nos sobrevienen y no apreciamos los benefi cios de que disfrutamos; somos comerciantes que cuentalJ las pérdidas y no las ganancias; sentimos la punzada de la espina y no goza­mos con el perfume de la rosa.

¿Qué hombre hay que no tenga algo de que estar satisfecho? P ersuadámonos. La mayor parte de nuestras desdichas es

<lreada, ó cuando menos abultada por noso tros, y nuestras di ­~has nos parecen tan insig nificantes, que no las tomamos en <lOnsideración , 6 aparecen muy diminutas porque las miramos ~on un microscopio vuelto a l revés.

Mucho estudiamos los medios de hacernos ricos y muy poco ó nada el modo de hacernos felices, que es la materia más importan te de la vi da. No sabemos más que de uno para q uien la felicidad es un imposible, y ese es el que se cree des ­g raciado. P ara ser feliz es necesario tener fe en la felicidad . principiar por creer que uno lo es. Esto hecho, cambia de aspecto la escena.

P artamos del principio de que no hemos venido al mundo para sufr ir sus sinsabores y abs tenernos de sus dichas. Cont ra­balanceemos los unos con las otras. No hagamos lo que el niño q ue ten iendo alimentos á mano, se muere de hambre porque n o sabe usarlos.

El dinero es una condición para ser feliz, pero no es la fe­l icidad misma. Más contento vive muchas veces el hombre que habita en una cabail.a, que el poten tado dueño de un pala­~io . ¿Por qué el de menos recursos goza muchas veces de más felicidad que los que disponen de muchos?

Por dos razones muy sencillas: l.", porque limita las aspi­raciones á los recursos; 2.•, porque sabe apreciar los bienes de que d isfruta.

Es to lo puede hacer cualquiera, y por consiguiente todos pueden ser más ó menos felices .

La pérdida. de la vista es una gran desgracia; no obstante , el ciego no es por necesidad un ser completamente infeliz. Si t ra ta de olvidar su desgracia, le quedan aún muchos otros pla.-

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cerea de que disfrutar . El mal consiste en envenenar con la d gracia la felicidad de q o e por otros conceptos podemos goz::~

Los males que puedan sobrevenimos son causa de muchos tormen.tos. No nos torturemos con anticipación. Tratemos d& prevemrlos, pero no permitamos que el nublado d

b

e maftana o scurezca el sol de hoy. Cuando el m 1 . 11

J. • • a venga, s1 en efecto-ega u. ven~r, t lempo habrá de sufrirlo.

En resumen: estudie cada uno el modo de se ~ 1' véches d t d 1 r e lZj apro­á e ~ o os os medios que tiene para serlo y si no lleg~

at~~~~gutr su ~~j~to en absoluto, porque éste e~ un imposible

H a a con lClÓn humana, estará menos lejos de su ideal

a gamos tanto para go h · . zar como acemos para atormentarnos y la comun~dad será cien veces más fel' d 1 , L t . t l Z e o que es. la saa n s eza yb malhumor impiden la digestión, envenenan vista nd~r~o~a aca an por destruir la salud. ¿No apartamos la. apariencia? ~ repugnalnte~ para dirigirla á otras de agradable

. agamos o mlsmo con 1 t 1 . objetos lúgubres mientras pod a roen e: no a fiJemos en gres . .La alegria es como 1 amos encontrar algunos ale-intersticios de nuestra haeb· ta~~ de sol que penetra por los que sin él la llena i 1 acl n Y destruye la obscuridad

r a. La felicidad, conseguida .

nuestro objeto primordial. por medlos honrosos, debe ser

La felicidad es el todo: sin ella todo pierde su valor.

EL LABRADOR

El hombre que explota la N t do; como todas las ba a ~raleza, es de todos explota-

ses, está slemp b . 1 . sustenta· término roed' re llJ O e edlficio que

1 lO entre la N t 1 arranca á. aquélla su subs'st . a ura eza y la sociedad,

. . l encla y ésta 1 una sangu1J u e la eh d se a arranca á él · es

El 1 b d ~pa a por otras sanguijuelas. , a ra or deblera. per el hombre .

Nace por lo general en el 1 h d más fehz de la. tierra. ec o onde · nacleron y m urieron

;s·

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~us abuelos, crece bajo el techo paterno y á la sombra. de los árboles plantados ¡Jor sus ascendientes¡ vive en una atmós-

fera de familia. Cuando su brazo ha adquirido la fuerza suficiente, empolla

e l arado, surca la superficie de la tierra y deposita en el seno d e ésta la semilla. E l calor , el aire, la luz y todos los elemen­t os le ayudan en su obra. L a semilla brota y el fruto crece. C uando se cansa de cuidar sus siembras en el campo, cuida de sus h ijos en casa . Todo crece á su vista. El pan y legumbres que come son producto de su cultivo¡ la carne, de animales que él ha cr iado. P rot1uce casi todo lo que necesi ta, es un hom­bre semiiodepeodiente. E n el invierno descansa de las faenas del campo¡ cuida de sus animales y educa á sus hijos. Su vida no es más qu e un eslabón en tre sus antepasados y sus descen· dientes. No se cuida de los grandes sucesos que agitan al mundo, porque su hogar es todo para él. Allí están su mujer y sus hij os, sus animales y sus víveres. Su existencia es t ran­quila y ni la ambición ni el miedo turban su sueño. En su ho­g ar no h ay lujo, pero tampoco lo ech a de menos¡ está satisfe­cho con ser lo que fué su padre, con dejar á sus hijos tan to c.omo heredó . .La avaricia no roe j amás su pecho.

T al debiera ser la vida del labrador¡ pero ¡cuán diferente es! Del producto de su rudo t rabajo tiene que deducir an tes q ue n ada la par te que le corresponde para sostener y enrique­cer á un cnra, y ot ra no pequeñ a para sufragar los gastos de un gobierno que poco ó n ada hace por él. Cuando sus hij os son crecidos y podlan ayudarle, se los arreba tan para el ser­vicio de las armas, donde van á ser sacrificados, tal vez por un principio politico que él no entiende 6 no le importa, y en todo evento para apoyar al gobierno que le oprime. Antes de comer tiene que pagar las con tri buciones á la I g lesia y al go­bierno. Si n o le alcanza , le es forzoso empeñar sus tierras, ó cuando menos el producto de las futuras cosechas, en manos de algún tlsurero . Este hombre, que trabaja desde por lama­fiane. hasta por la noche, no tiene bastan te que comer¡ el que produce los mejores frutos no puede disfrutar de ellos. Su ho-

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gar está frío y desmantelado¡ vacía su despensa· de d carnes y descalzos sus pies, Cria animales n~ snu as ~u.~ zarlos; le es in~ispensable venderlos para so?tenerp:::~ ~bl·t· avara y u~ gob1erno suntuoso. ¿Veis esos hombres ~ e~1.a tan ~randlOsos edificios, poseen casas de recreo que a 1· conv1tes, se pasean en coche y tienen á s ! ?an costosos m d . d u servtcw gran nú ero e cna os? Pues todos están á . . sostenidos por aquel labrador que ~a~i~amenos ddnectament& choza, trabaja medio desnudo á la intem u~a esmantelada cuálido como su m · . . perle, Y está tan es­abatido y desangrad~Je:sy ~us hiJos. ~se hombre despreciado, tono¡ es el conducto ~ctiv: q~; mant1ene la. gente de gran jugo de la Naturaleza es el .P t donde la sociedad absorbe el

' tns rumento que 1 quezas á la tierra¡ es el esclavo ue t . arranca as ri-para mantener á los llam d q rabaJa, suda. y muere dores se declarasen en h ~ os ¡grandes señores. Si los labra­rían, en los mercados ~e gha,b ~s grandes fábricas se para-

d · 0 a na comestibl 1 . que ana paralizado. es Y e comerc1<>

y á esos hombres que son ar 1 . motora para un tren de ¿> p . a a soc1edad lo que la loco-a ~errocarnl á esos h b

ucen todo lo más . ' o m res que pro-b necesano para la v'd

astante para no morirse d h b 1 a, apenas les queda e e am re. ¿ on qué paga la sociedad á .

sacrificios? esos trabaJadores tan grandes

Con el desprecio En E brador tener algo Ex· te ul ropa parece un crimen en un la-d 1 1 . 1S a creencia de 1 e sue o han nacido 1 . . que os cu ltivadores . . para e servtcto d 1 d

m1ntstran los soldados 1 . . e os emás. Ellos su-tos de la guerra y Ía para e ~~érctto> el dinero para los gas-

N manutencwn para t d ¿ o es una crueld d o os.

b á a mantener en s . reza los que mantienen 1 . emeJante estado de po -

tarJes hasta lo que para si a n~ctón? ¿No es un robo arreba-te? ·Q é necesttan sin d 1

• G u son los legisladores má ares un equivalen-si mismos? Una injusticia no d ~que bandidos legalizados por sea~ los que la cometan y no obeJ: de serlo pot· muchos que rev1stan. s ante las formas de que la.

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E sa máquina de t rabajo no puede pedir auxilio á la reJí .. gión, porque los ministros de ésta son los primeros en esqui) .. marle¡ no puede pedirlo al gobierno, porque éste es su mayor opresor. ¿Qué ha de hacer? ¿Seguirá arrastrando su esclavitud y le dejará la miseria á sus hijos por toda herencia? ¿Qué es­la vida para ese hombre? Dejado solo, podría ser el más feliz. de la tierra; con la I glesia y al Estado sobre sus hombros, es el más desgraciado. De ahi el que todos los que pueden huyan del cultivo de la tierra¡ de ahi el que á ésta no se le extraigan más productos.

En el Nuevo Mundo no está el labrador tan oprimido como­en el Antiguo. La emigración es el único medio que al culti­vador le queda para escapar á la rapacidad de los gobernan­tes. Es duro abandonar los lugares donde hemos crecido, lo~

compañeros de la infancia, los amigos y la familia¡ pero eet duro también trabajar toda la vida, sin probabilidades de me­jorar, para unos amos tan desalmados. La alternativa es dura r desesperan te, pero inevitable.

¡Cuán lejos estamos aún de enterrar el despotismo guber­namental, ese robo legalizado! ¿Llegará algún día el pueblo á gobernarse por sí mismo? Sí¡ mas la época tardará, porque entre los oprimidos falta la unidad de acción¡ en su pobreza y consiguiente ignorancia, no han comprendido aún la fuerza. de las asociaciones.

La ilustración se extiende, aunque lentamente, y los día& del despoj o legalizado tocarán p1·onto á su ocaso .

EL EGOISTA

Entre los delitos no castigados por la ley, ninguno nos pa~ rece más despreciable que el egoísmo .

El hombre que no piensa más que en sf, el que nada hace­por sus semejantes, es un ser perjudicial, y la sociedad debie· ra más bien alegrarse que entristecerse cuando le ve desapa· recer. Cuando su sepultura se cierra, se cierra una vorágine.

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Si el egoísmo fuera general, la sociedad se aniquilarla. Por fortuna la humani~ad produce en nbundancia seres en que rebosa la generostdad¡ el heroiamo está repartido en tre ¡

08 hombres como las semillas y gérmenes de vida en la Naturale­za. Así como éstos, muertos al parecer duran te la estación in­vernal, brotan en la primavera, asl también brota el heroismo cuando.el.calor de. la oca~ión lo hace fermentar. Veis un pue­blo opnm1do; la l'lda aotn·a parectt extinta en él. Un hombre se cansa-la cuerda que sujetaba el arco del sufrim iento 86 rompe-y lanza el grito de rebelión. El egolsta dice: cEspere­mos .el ~·esultado ; no nos expongamos: Io11 uen fioios qu ellos cons1gan serán para nosotros tambien· Ri salen mal J.

' , "" nos-otros no no~ catigar:\n. Los hombres generosos, con \'eucidos d~ la rebehón, secu ndan el grito y bO lanzan como flechas disparadas. ¿Adónde irán á parar? ¿Fracasarán en su iu ten to? ¿Penetrará el proyecti l en el casco del aJversario, volverá de rechazo y los matará á ellos? ¿Qué ganarán si balen triunfa n. tes, Y qué perderán si son vencidos?

En nada .de esto piensan. Quieren mejorar su suerte y la de sus semeJa.ntes. Eso es todo. Las probabilidades bOD de que perderán la v1da No Je · S . 1 . . s 1mporta. us semeJantes obtendri\n

e prem1o.

Es á esos hombre~:~ á quienes la humanidad debe s u pro-gresos en todos los rnmos · J. •

d 'fl ·¡ . . 1D esos m"rtu·os de la huJllaoidnd 1 01 se nos hace 1m · 1. 1 '

Ü d d ) . aglDar CUn serlo hoy nues tro 8blado. a a a e anto ha Sido compr d . .

y suplicios. Examinad todos ~o; r::o mdlseln~, pe_rsecucioues 1 d J. e a c1encta con tem-

p a cune ta sangre ha costado al ho b ' .chos de manos de los tiranos· . m re arrancar sus dere-luchar la civilización para ele:::~n¡""d :uó.nto. ha tenido que supersticiones é ignorancia en 1 a u~a~tdad sobre las sumido· comparad s' que 88 rehgtone la hablan

' ' 1 os atrevéis d Antiguo Testamento con 1 ' ~so . ogmas bi\rbaros del civilización actual · comp ~ h~man l.tartas ensetlanzas de la hoy, y decidnos lu~go qu~:es ~~octedad primi t iva con la de los héroes, han llevado á b que l.os hombres genero os,

ca o un camb1o tan rad ical. Ved hoy

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~sos apóstoles del progreso t rabajando para las generaciones venideras, y recibiendo en recompensa insultos, calumnias, odio y hasta persecuciones de parte de esos abortos de la hu­manidad que por el plato de len tej as ó los trei nta dineros ven­derán á todos s us semejantes.

Si hubiera un juicio final, lo primero que la Eterna Justi­cia pregun taría al que se presentase seria:

-¡,Qué has hecho por tus hermanos? La contestación de muchos no podría por menos de ser

esta : -Sacarles todo el dinero que pude, si n reparar en los me-

dios. ¿No veis algo grande en el anciano padre que se desvela y

sacrifica por el hijo que sabe no ha de pagarle nunca los sa­crificios'? ¿No veis algo sublime en el que reparte sus riquezas entre los necesitados? ¿No veis heroísmo en el pobre que soco­rre á otro pobre? ¿~o sen lis profundo re~peto hacia el hombre que gasta su dinero y s u existencia por encontrar un remedio , ó á. lo menos un alivio, para las enfet·medades? ¿No os parece un mártir el que sacrifica su bienestar para mejorar la condi­ción social de sus hermanos? ¿No os parece un héroe el que arriesga su existencia para conquistaras el anto bien de la libertad? ¿No os seutls inclinados á imitar á esos hombres y á despreciar á los que sólo piensan en sí y en sus in te reses? ¿Con ce bis algo más despreciable que esos seres sin amor m á que para si mis mos?

El hombre que no hace nada por los demás es indigno de vivir en sociedad .

Es el egoi.sta un ente perjudicial que los hombres deben ca tigar con el de precio; es un ladrón pronto á recoger la . co echa que otros bao sembrado y cuidado; e el er más des­preciable de la creación.

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LA PAZ ARMADA

Durante muchos siglo la ocupación principal de los hom­bres fué matarse los uno á los ott·o . La guerra era el estad() normal, la paz una tregua, un descanso, noa preparación para continuar la batalla. Iloy las guerras son la excepción y la paz la regla general; pero no es porque el espiritu bélico hay~ decaído, sino porque las guerra se han hecho tnn costosas, que se necesitan muchos allos de paz pnl'a resat·cir los danos que causan. No estamos en guerra, sino en preparacione para ella.

La vida de un hombre no tiene precio en la generalidad de los casos. Al que asesina se le a esina, que es todo lo que p~ede hacerse¡ si algo más fuera posible, ese algo má se exi­gtera.

Mas en estado de guerra, las vidas de unos cuantos miles de hombres nada significan , nada valen. Un general calcula poco más ó menos cuántas bajas le costará tomar un reducto ó una. fortaleza lo ~ismo que calcula los cartuchos que cree necesttar. Por un ptque ó nna rivalidad declara una n11ción la guerra á otra. ¿Cuántos hombres se podrán equi par? E so es todo lo que se pregunta. ¿Cuántos morirt\u? De eso nad

1e e

cuida.

¡Qué embrutecidos estamos aún/

Á fines del siglo XIX vemos las naciones armadas hasta l?s dientes. No estamos en continua guerra, pero 8¡ en con­ttnua paz armada. Las fuodicione de cllllooes ocupan el In·

. gar de l~s fábricas de arados¡ en bayoneta se emplea el acero que d~bte.ra convertirse en azadones. Eo muchas partes no h~y edtfic10s para escuelas, pero para cuarteles

0 0 faltan en

ntngu~a. ?ondequiera escasean brazos para producir, y o­bran eJércttos para destr~ir haciendas y vidas.

¿Qué hemos adelantado en este conce pto? Con una mano cons truimos mecanismos para aumentar la

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producción y con la otra hacemos otros para destrui r la pro­du cción y los productores.

Al escribir esto no nos olvidamos de los defectos de la Na ­turaleza humana: sabemos que mientras baya hombres habrá guerras, porque la pasión se sobrepondrá muchas veces á la razón· pero ¿qué hemos hecho para e vi tarJas'?

·N~cla absolutamente nada! .llás qu e t ratar de d ificultarlas, 1 '

las provocamos con esos ejércitos pet·manentes, con costosos armamentos.

·Qué es el ejército? Una partida de infelices arrancados al tra~ajo y á la familia que se ejercitan eo estudiar l.os medios ele matar y ser matados¡ de asesi nar y de ser ases10ados; de ser verdugos ó vlctimas.

e i quieres la paz, prepárate para la goerra • . . Este es un principio bárbaro que el progreso debe sustttutr

por este: cSi quieres la paz, no te armes .• . . .. Las naciones no son más qoe agrupactones de tndtvlduos.

Éstos pelean á menudo entre s í¡ no obstante, no van siempre armrtdos ni abandonan sus quehaceres para adiestrar e en el manejo de las armas. Para usar éstas se exige una licencia espc,cial en todos los paises bien organ izados. ¿Por qué? Por­que se sabe cuán peligroso es que los hombro. anden armados. La experiencia ha demostrado que muchas rttlaa han costado la vida á uno de Jos comba tientes, ó á los dos, por tener ar­mas á mano. Lo que no hubiera pasado de un cambio de pala­bras duras ent re contendientes desarmados, ter mina con fre­cuencia eo un homicidio por cansa de las armas.

Abramos la H istoria y recorramos esas páginas de angre eo que los hombres de cieoden á la condición de tigre : e:u­minenos las cau ns de e as sangrientas guerras, borrones de la razón humana¡ parangonemos los llamados bienes que han producido con los inmen os males que bao cau ado, y nos aver­gonzaremos de llamarnos racionales. ¿Quién se atreverá á sostener que lo costo lsi mos beneficio de la guerra no se hubieran conseguido centuplicados y sin costo alguno por me·

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dio de la paz? ¿Qué ganó la humanidad con las conquistas de Alejandro, Cé ... ar y Xapoleón?

Lo mejor que de ellos se dice es que rompieron las vallas que ~aparaban á un pueblo de otro pueblo, á una raza de otra raza. ¿Y quién si no el espíritu bélico había levantado e

11 ? L sas va as. a guerra es el peor medio que pudiera buscarse para herm~uar los pueblos. Dos hombres que se conocen batiéndo­se á t1ros, no es ~robable que llegnen á ser amigos; á lo menos no es e te el med1o que se juzga más á propósito para 11 á la ami~tad. egar

Las ÚDI.cas guerras que parecen justificadas son las de in­dependencia: por tener una patria se puede hacer e ¡ ·

· · · · E ua qlller sacr•tic10. 1 :spaña é Inglaterra no hubieran teni·do · · ·

1 . . e;erct-to~, a Aménca hubtera sido independiente lo m · 1 . . . . •smo que o e , y !:ilD el sacnfic10 de v1das y haciendas tanto d como de amencanos. ' e europeos

¿Qué ganaban los individuos ingleses, qué los individuos espalloles con la posesi~n de la América? Exactamente lo mis­m~ qne ganan ~oy. y SI no hubieran existido las guerras por la todependenc•a, que tanto enconaron los ánimos m h á

h b' , uc o m s se u •era ganado. La gloria v las rentas de la t t

d t• ¡ • . . " s es as coro-na as ueron a umca perdida que la . d d . . . m epen encta de Amé-rica produJo. y por defender esa glo .

.1 d . ~ . r1a Y esas reo tas perecie-ron m• es e tn¡~hces y se arruinaron mil! e· d ones.

• l~D emostraciones pudiéramos presentar tomadas de la historia moderna, para probar que 1 t . . 1 a paz armada es una ten acton para a guerra. Si Napoleón III h b. . -

t enia un ejército, no hubiera declarado n~ u tera cre¡do que ¿Hay alguno que se atreva á. calcul 1 a guerra á P rusia. causó? ¿Puede alguno sellalarnos 1:: ~: da~~s \ue esa g uerra dujo la expedición de Méjico? ·Qué b fin~ficlOs. ~Á. qué con­de la Crimea? ¿Qué ganó la h~mani;ne cto produJ~ la guerra Rusia y Turquia? ad con la ú lttma entre

La guerra no es más Que un asesina dest rucción legal de vidas y h . d to al por mayor ; una b acten as La nación

a semejantes guerras 0 0 p d ló : que aprue -' ue e gtcamente castigar ni el

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robo ni el ase inato, porque lo que es permitido en gran esca­la debe serlo en menor.

En suma: la paz armada es la negación del progreso; es la prueba más patente de que bajo este concepto vivimos aún en los siglob bárbaros. Hemos llamado á. la esclavitud el borrón de nuestro siglo, y ma.1.tenemos los ejércitos permanentes. ¿Cuál de estos borrones es más negro? I nfernal es robar á un hombre el fruto de su trabajo, pero má infernal es robar tra­bajo y vida á. la comun idad . La ley de la esclavitud, bár bara como era, protegía la vida del esclavo; las leyes de los ejérci­tos sacrifican las vidas de esos esclavos de la disciplina que se llaman militares. No hay en el mundo un objeto qu e justi­fique el sacrificio de una vida para conseguirlo. ¿Qué puede en tonces j ustificar esos miles y miles de sacrificios que la guerra trae consigo?

Llamémonos racionales ó brutos. Si lo primero, no obre­mos como los segundos; no ridiculicemos el nombre que inde­bidamente nos apropiamos.

No olvidamos, volvemos á. decir , la condición humana, y sabemos que es moralmente imposible la abolición de las gue­rras en un día. Nadie nos negará que muchas de éstas pueden evitarse. ¿,H emos hecho algo en este sen tido? Las naciones que se tienen por más civilizadas son las que tienen ejércitos más numerosos, que van aumentando á medida que avanzan en progresos mater iales.

Y esto seguirá en creciente escala mi en tras los pueblos que suplen la carne y la pólvora para los cailones se dejen gobernar por soberanos 6 déspotas, lo mismo que los rebaftos de animales por el pastor . Cuando los que voten por la guerra sean los mismos que han de hacerla, rara vez se reunirá. ma­yoría. H oy los que lanzan los hombres al com bate no corren peligro alguno en sus personas y cuentan con au men tar sus glorias . Censuramos á los emperadores romanos que entrete­nían al pueblo haciendo luchar hombres con fi eras; llamamos bárbaro al pugilato entre dos hombres, y consideramos muy honroso lanzar cientos de miles de hombres provistos de fusi-

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le~ , bayonetas, ametralladoras y callones de grueso r montados en castillos 6 buques blindados parad t ca 1 bre, un á 1 L ' es rozarse los

~ ~ os otros. o bárbaro en mayor escala lo ll e nhzado. amamos

Únan e los hombres que se llaman ilustrados . pasar por humanos contra la infernal paz armad . y q uteren de manob de b . a, arranquen

go ernantes S1D conciencia la facu ltad d d l rar la guerra y t e ec a-

' raspasen este privilegio á los que h d h carla. ométase la cuestión al sufra io an e a. la guerra sean lo . g ' y los que voten por

. s pr1meros en tomar la y nacional?-nos dirán muchos. s armas. ¿ el honor

El 1 ~onor de una de las partes ha de quedar cua qmer modo, y como uiera por el suelo de sangre derramad . q que sea, no c t·eemos que la

a Sirva para levantarlo. La p az armada no es un . . .

carne y el oro para h 1 prtnc1pl0 del pueblo que s uple la acer a guerra· es la á . d 1

DOI:i que buscan su d . . ' m xtma e os tira-engran ec1m1en to 1 · . .

tarJes un ardite las vid h . y vanag orta, sm 1mpor-Desarmad todas 1 as Y. actendas de sus súbditos.

. as nacwnes y os p b . . Ci tos de mar y tier . ~ ro aremos que s1n eJér-

ra, sm ~ortalezas y · b rá mil vece,¡ más sm uq u es se conseguí-esa paz armada. paz y prosperidad, más bienestar que con

LA ARMONIA UNIVERSAL

Grande y solemne e¡¡ el es Naturaleza. Millones de '11 pectáculo que nos presenta la

mt ares de t . constante y uniforme p 1 . 6. . as ros gtran de un modo

ore tn Dlto es . , en constan te agi tació 1' pacto; oceanos de agua b . n a l m en tan un d

osques IDmensos do d 1 . muo o de animales· . ' n e a vtda . '

protegtdos por altas m t murmura; dtlatados valles 1 • 00 a!las dond t · osos nos que riegan aq él! ' . e tenen su origen canda-

de al![ elevarse en a t 'lu os y ahmentan los océanos para 1 . u 1 vapor ' luvta. Y caer luego en bienhechora

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T odo esto es grande, magnífico, admirable, y desde luego nos lleva á. bu car el motor de tan vasto mecanismo, el artii6.­~e de esta g rande obra ¡ la inteligencia que i luminó el cerebro ,de cada hombre con una luz más sublime que la que hizo bri­llar en cada astro.

Hija de ese des tello de la Gran Inteligencia es la pa labra, el idioma. ¡Qué het·moso, qué gl'aude, armonioso y poético es ellatin , por ej emplo! ¡Qué hipérbaton tau rico, que variedad de conjugaciones y decli naciones, qué ducti lidad para produ ­~ir son idos musicales, qné laconismo, qué fuerza de expresión!

Al ver tanta hermosura y riqueza en un idioma, nos ocu ­rre la misma pregunta que al contemplar el vasto panorama del U niverso y s us innumerables a rmonías. ¿Quién fué el s abio, el gen io in ventor ó creador del latín?

¡Cosa rara! U na obra tan grande, un idioma tan sabio y tan grandioso, es debido á una causa cieg a¡ es hijo de la ne­cesidad, deoar rollado por la necesidad y perfeccionado por la necesidad.

¿Quién no ha reparado a l principio del otollo los artísticos ramajes que el agua al congelarse for ma en las aceras y el vapor en los cristales cuando hiela? ¿Qué artifice ha dibuj ado esas bellezas?

Causas ciegas si n un ápice de in teligencia. El vapor es más ligero que el ai re y se eleva en busca de l

equilibrio. Cuando se condensa aumenta su peso y cae en go­tas que el aire di vide. ¿Hay alguna inteligencia que dirija es ta operación? Ni nguna: obedece todo á causas fis icas y degas .

Vistos todos estos fenómenos naturales, hij os los unos de la necesidad ciega y de causas fisicas uo menos ciegas los .otros, examinemos la armonía del Universo.

El huracán arrasa cuanto encuentr·a: árboles, casas¡ mata ~nimales, hombres, mujeres y niños¡ avanza sobre los mares y los agita en tremendas oleadas, destrozando y s umergiendo hombres y buques cargados de mercancías, que se inutilizan y hacian falta á. la humanidad.

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El volcán "\"Omita llamas, lava y cenizas, q ue destruyen todo lo que alcanzan , lo mismo la flor si lvestre que he rmos b el camp~ qu~ el nillo que sonr íe como un ángel en la cun:~ a.

na t~equia prolongada ó lluvias excesivas destruyen las cos~;chas 1 producen hambres y pestilencias . E l cólera se re ­~enta de vez en cuando como un hálito emponzoñado. y se~e­Jan te al huracán , destruy~ la. viJa por dondequier a que va . ma.ta. al ho~bre que era el unico sostén de una fam ilia ó d . ' huertanos nulos endebles. ' eJa

Nuestra estr uctura tisica es más de"'ect 1 . · h l' u osa que cua q Uier mecllntsmo echo por el hombre S . . - . · on mnumerables las des-

~·ol~posJCI~n~;s a que está suj eta. El frío y el calor lo h úmedo

~a pr:~~~d:~::ie~res que impregnan el aire, e tc., ~odo le afec-

¿Dó:~:~!~:::s d:~:~:~:rcia lid~d el hombre y al Un iverso. mido de dolor q . armon¡a? ¿Es tará tal vez en el ge-

ue stn cesar se deia · d hay un s~;r humano·> . E t . ~ o u en ondeq uiera que salvaja estampido d·ec.l s aira en el h uracán devas tador, en el

as o as que co f . . "' un buque contra ¡ . n una tnlernal des trozan

as rocas y Jug t 1 res de los náufrago;,? ue ean uego con los cadáve-

¿Dónde está esa decan tada armonía? En las leyes q ue gobiernan el U ·.

decir . 01 verso, oimos siempre

. _Aquí hay un error g rave Así .. htcleron con arreglo á 1 . como los tdJOmas no se

a gramática · 1 a r reglo á los idiomas asi t b'é ' SIDO a gramática con · • am 1 n las lay e f sm o deducciones sacada d 1 s no ueron la pauta

S 'ó s e os fenómeno d 1 N t e VI que los cuerpos tend ' h . s e a aturaleza. d Jan acta abaJ·o d h' grave ad; se observó qu 1 , Y e a 1 la ley de

. . e os t res áng ul d . eran s tempre ig uales á d os e un tnángul~ más corta de no punto a' tos rectos, qlfe la recta era la línea d o ro etc y .

es fuera de discusión 1 'á ., se pus teron estas verda-cipios. ' e ev ndolas á la categoría de pr in-

Las leyes cientí ficas t · 0 . u VIeron por con . .

rigen que las reglas de la gramáf Sig uiente e l mism~ tca.

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La ciencia está aún muy atrasada para explicar los fenó ­menos de la Naturaleza. El ciego fana tismo relig ioso, que tod<t lo a t ribuía á la voluntad de Dios, ahogó el espíri tu de in ves­tigación . Asi como el metal fundido toma la fo rma del molde, así tam bién n osotros nos acomodamos á los elementos que nos rodean . Los peces que crecen en las cuevas no t ienen oj os por­que allí no hay luz. Si esta se deja entrar poco á poco, van formándose en la cabeza de estos animales unas protuberan­cias que en pocas generacion es se vuelven oj os. S i hubiera vivientes en el vacío no tendrian oidos. E n la Na turaleza hay probablemente muchos olemen tos que no percibimos por n() tener sentidos para ello. Si todos fuéramos sordos, no exis­tirían los sonidos, ni colores si fu éramos ciegos.

Es bien sabido que nuestro desarrollo pende de cau sas pu­ramen te fis ica&. Los alimentos, el ejercicio, las ocupaciones for talecen ó debilitan a l individuo. Esto pl'lleba que depende­mos de causas externas . ¿Quién puede nega r q ue la luz con ­tri buye al desarrollo de los oj os, y los sonidos a l de los oídos? De esto se deduce que n uest ro cuerpo, n uestras facu l tades in telectuales m ismas, están modelados por las causas exis ten· tes en la Naturaleza, lo mis mo que el me ta l fundido se ajus ta. á las configuraciones del molde.

E l desarrollo de la plan ta está mode lado por los elementos de que se n utre. El terreno, el aire, la l uz, e tc., hacen que se desarrolle más ó menos. Lo mismo es nuestro cuerpo, y hasta.. nuestras facultades in telectuales penden de la es tructura , desarroll o y es tado del cerebro. Todo en el mundo es resulta­do de factores.

Ahora bien; las causas externas de q ne dependemos nos afectan en di versos sen t idos y muy pocas veces de un mod() agradable. Para saborear bien los manjares, es necesario te ­ner hambre; para saborear. bien los liquidos, es preciso tener sed. El mayor placer has tia ; la más bella ilusión deja un va­cío cuando se realiza. L a fel icidad es un mito, y lo es por falta de armonía en las causas que nos afec tan .

No vemos,' por lo tanto, como muchos creen ver, armonia

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cien el hombre ni en el Universo. Verdad es que p 1 . • •1 or e aspa . cto gtrau tui lone, de astros con exactituA matemát' D

• u, tea. e la m~:>rua manera gtran las ruedas de una máquina y nad . JI A e t f ~ . 1 . te ama

s o armon a. t o tue~:~e seria armonía mecáni ca . . 'ó F Jt 1 r , precun n.

a a en e untverso lo que se llama la unidad d 1 fi E '1 b e a. . n t! o ran causao en ~irecciones diversas y hasta opues.

ta~. La resultante, lo mtsmo que en los problemas de las fuerzas, pende de la mayor ó menor potencia de cada uno de loo COILlpouentes y d~ la ma~•or ó menor

J consi~ten cia de sus .opue to:s .

LA MUERTE

He aquí la palabra te 'bl 1 h . 1 1 rrt e, e vocablo cuya pronunciación te a a bangre en las venas del . . .

v del cobarde M · d . JOVen Y del VleJo, del valien te que inunda el. or~:t;, bu~~=r de t ser, cerrar los ojos á 1a vida to terrible s· . d por odas partes, es un pensamien·

· tu ese m1e 0 á la m t . . . mundo. BLllones de billones d u~r e no e~tstnta vida en e l probablemente porq e seres son postbles y no existen

Es, pues, el mie~~e :~:ecen del espíritu de conservación. p-1 . fi muerte lo que conserva la vida

1 oso ca meo te mirada la . . para muchos y una ec<'nom,ía demu~rte es u~ tnmenso bien les para todos No lt b' . dtsgustos, Stnsabores y ma-

. a 1a neces1dad d · . la otra vida· Jo tenem é e tnven tar un mfieruo en

• os en sta .A · d nados á sufrir desde q · qUJ to os estamos conde-

ne nacemos hast . pacttados para sentir L a que quedamos m ea·

. . a rosa está rod d d . más ltgero placer saturado d d 1 ea a e esptnas, y el ~uando perdidas las t'l . e o ores. ¿Qué sería de nosotros

uswnes y la e ~ansada el alma y mart· . d speranza pat·a el porvenir,

trtza o el cuer h c uando nuestra deb'l ' t d . po por ac aqnes ftsicos 1 1 a a Vts ta 00 . ' más que la realidad f<e d nos permtte ver en nada d a y esnuda'> e d 1

en para nosotros tod . · uan ° os placeres pier· o su atr·actt vo· d .

mento, entonces esa m t ' cuan o la Vlda es un tor-b . uer e tan tem'd

ten, que viene á cu rar d , 1 a es un mensajero del e ralz todos nues tros males. ¿Qué

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seria de nosotros s i no existiera la muerte, si hubiéramos de sufrir eternamente nuestros dolores?

Esto es lo que enseña la Filosofia, y si por ella nos gober­násemos, la humanidad hubiera desaparecido hace mucho de la faz de la tien a. ¿Qué causa la conserva? ¿De dónde viene ese apego á la vida, á pesar de todas las calamidades de que está sembrada? De un instinto natural. El ser que de é l no está dotado no vive, se extingue.

Muchos creen que el trance del ser a l n o ser es cosa t erri­ble. No hay nada de eso. Así como ninguno sabe el momento en que se queda dormido, el momento en que acaba la vigilia y principia el sueño, así tampoco se sabe cual es el último la­tido que da el corazón.

:Morir es quedarse dormido para no despertar . L o que más asusta al hombre es pensar que lo encerrarán en u na tumba y se imagina con horror lo que sentida estando vi vo. Una comparación bastará para probar cuán infundado es este ho ­rror . Si á uno le amputan una pierna, ¿le dará hot-rc r saber que ésta ha sido en terrada? Y si le amputan los otros miem· broa y hacen con ellos lo mismo que con la pierna, ¿le borro­rizará esto? S in duda que no. Pues bien ; la muerte es una amputación de todo el cuerpo; es la amputación de la vida, s in la cual ni se goza ni se sufre.

Cuando el espiritu vital deja de ser , como una luz que se apaga, como el de la hoj a que se seca, el cuerpo se con vierte en tierra, con ella se mezcla y con ella alimenta plantas, que á s u vez mueren para alimentar otras que nacen. N uestro cuerpo está formado de los alimentos que nos nutren , y éstos han sido á su vez nutridos con materias muertas . La materia recorre un circulo de transformaciones y nuestro cuerpo es materia; de la vida pasa á la muerte y de la muerte á. la vida. Ni entre el ser y el no ser hay linea divisoria: el U niverso es una perpetua continuación.

N un ca a pro baremos el sistema de enterrar los muertos en hoyos más profundos de lo que la higiene exige, ni tampoco el de encerrarlos en nichos de piedra, dentro de cajas, para.

-~S-

conservarlo:. allí separados del mundo, de la luz y de la vida· DO~>otros preferimos que esparzan nuestras cenizas en un jar: dio para que formen parte de las flores, ó en terrenos culti­\"ados para tertihzar plantas alimenticias y pasar con ellas á formar parte de seres vivientes; formar parte activa de 1 .. a creac10n y no estar arrinconados como materia inútil; pre-fenmos rodar por la superficie bailada en luz, escuchar las armonlas d.e la creación y vivir en plantas, animales ó perso­na , ~ás b1en que estar enterrados, excluidos del movimien­to UDlversal.

Queremos vivir y no yacer.

~emprendemos que la juventud, embriagada de ilusiones Y ahmentada de esperanzas para el porvenir sienta desapa­recer de la bulliciosa escena de la vida; mas ~uando esas ilu­SIOnes se han desvanecido como el humo y esas esperanzas se han trocado en punzantes realidades, cuando el hombre ~u~da en eaqueleto como el árbol sin hojas, el dejar de ser es

eJar de sufrir, y el dejar de sufrir es un bien apetecible. Tal es nuestra opinió d . .

b n acerca e la v1da considerada en a soluto. Mas si d é ta d .

. t d e s s pen en otras VIdas, entonces el vi-Vl~D eLopue e preferir el martirio al descanso, y esto es he-roJco. más grande q h b t ue un om re puede hacer es arras-rar su penosa e . t . '

xts enCla por no enlutar otras · apurar la hiel para que otros puedan saborear el néctar. '

~N DOGMA SACRILEGO

Este es mi cue .. po ..• Esta es mi sangre ...

JE UCRISTO.

El profundo respeto qu á 1 n· . . deseo de que los homb eh a IVlntdad profesamos y el meros autómatas res agan uso de su razón y no sean

, nos mueven á ·b· sabemos nos ha de costar má escr¡ tr este .articulo, que

s de un duro calificativo. Nos

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hemos propuesto decir sinceramente lo que pensamos, y lo cumpliremos sin temor ni consideración á nadie.

Cuentan los evangelistas que Jesucristo al celebrar la úl­tima cena tomó un poco de pan, y dándoselo á sus discípulos, dijo: «Este es mi cuerpo.• Haciendo lo mismo con un poco de vino añadió: cEsta es mi sangre. •

Siglos después la Iglesia católica, interpretando est:1s pa­labras al pie de la letra, declaró articulo de fe el dogma de la transubstanciaciónJ 6 sea la presencia real de Cristo en la Eucaristia; decretó que la hostia y el vino se convierten, por virtud de las palabras del sacerdote, en cuerpo y sangre de Cristo, 1·eal y verdaderam ente.

No disputaremos la autenticidad de los evangelios ni la divinidad de Cristo: supondremos que Jesucristo era Dios y hombre, y en este concepto vamos á llamar la atención de todos los lectores que tengan algúu respeto t\ la Divinid:1d hacia las consecuencias que de la doctrina católica se derivan, doctrina cuya creencia exige la I glesin de Roma, so pena de eterna condenación.

Emplearemos solamente el argumento ad absm·dum .. Si es verdad que el sacerdote convierte el pan y el vino en

ve1·dade1·o cuerpo y verdadera sangre de Cristo, el mundo debe estar lleno de jesucristos. El sacerdote se come al Hombre­Dios, lo digiere y lo con vierte en la más asquerosa in mundi­cia. Ésta se mezcla con la tierra, alimenta plantas que el hombre y el animal comen, digieren y convierten otra vez ~n fertilizante . La materia recorre un circu lo de transformaciO· nes incesantes, pero nunca se aniquila. El cuerpo y la sangre ds Cristo son una materia como otra cualquiera. Calculando los millones de millones de jesucristos que los sacerdotes han manufacturado, se podrá for mar una idea de la cantidad de estiércol que con el Hombre-Dios se ha hecho.

¿Hay algo más sacrílego que semejante suposición'~ ¿Hay algo más degradante para la Divinidad que e.l suponer por un momento que los sacerdotes pueden hacer d10ses-hombres ad libitum y convertirlos en fertilizantes?

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Por respeto á la Divinidad, por respeto al sent'd t á¡ 1 o común por emor a censura bien merecida de las g . ,

no sucedan, desechemos semejante doctrina yen~~actOnes que perdón de la ofensa que le hemos hecl o pt. amos á Dios

• su pontend o por momento que podla convertirse en la más inmu d b un

En ho d ¡ · · n a asura nor e a m tehgencia humana sea dicho 1 . . cos tlustrados no creen en esa monstruosa transubsta:sc_ca~~IJ ­son la¡,¡ gentes sencillas, incapaces de ensar tact n: con la mejor buena fe del mundo creen ep dpor s~, las que

n ese esvan o huma-no, stn reparar que degradan á la Divinidad . . .. puede ser degradada. ' SI la Dtvtntdad

La Igle~ia clltólica no se contentó llaves del cielo: llevó sus absnrd con .apoderarse de las mencia, hasta el inconcebible a::r pretensiOnes hasta la de­cuitadas de fabricar ho b d' emo de abrogarse las fa-

m res. 10ses para b 1 . en cantidades mayores 6 a onar a tierra y pagar. menores, según los fieles quieran

¿Qué son todos los pecados ue 1 h comparados con la dement q e. ombt·e pueda cometer, Dios de su trono de gloria e ~rete~st~n de hacer descender á. los sumideros? ' aterlartzarlo y arrojarlo luego á

Á todo esto no se contesta con d . ó impíos, 6 ateos Esos . . ectr que somos blasfemos d d' . mm1stros que se g 1 . , 0 toses materiales está bl' anan a VIda hacien-crílego, que la razó~ y 1 n ~ tgados á probar ese absurdo sa­consuno. a 1 ea de la Divinidad rechazan de

¿Y cómo bl se concilia la unidad de D' .

e cantidad de cristos lOS con esa mnumera-altares? que se hacen todos los dias en los

¿Puede ni Dios mis h y si D' mo acer otros dioses?

tos no puede, ¿cómo h d . No seamos más im . . . a e poder el hombre? 6 PIOs, no tnsult

raz n humana· no de d emos por más tiempo la ' gra emos la idea d 1

mayor tnsulto se puede h á e a Divinidad. ¿Qué trato á la basura? La hos t~cer un hombre que arrojar su re-D' . la no es el ret to d

108 mlsmo, según la estu ra e un hombre: es penda doctrina que combatimos.

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¿En qué cabeza humana, excepto la de un pontífice, pudo ori~ ginarse la aberración de que un sacrilegio tal fuera grato á la Divinidad?

¡A.h Iglesia, Iglesia! ¡Cuántas barbaridades no has cometi ­do para roan tenerte holgadamente y embrutecer al hombre! ¡Tu cinismo no estaba satisfecho con haber enseiiado pública­mente que sólo por conducto tuyo se puede obtener la salva­ción , á fin de bac6r arrodillar la humanidad á tus pies; en ttt ceguedad y devoradora sed de oro te has elevado tú, miserable reptil , basta e l trono del Eterno, para degradarle y conver­tirle en una substancia que por lo sucio no puede mencio ... narse!

Es cien mil veces menos ofensivo negar la existencia 'de­un Supremo Hacedor, que la suposición de que pueda ser con­vertido en la materia más vil que se conoce¡ es cien mil veces­menos indigno del hombre ser ateo, que creyente en la tran­substanciación.

Aunque las palabras de Cristo se interpreten al pie de la.. letra¡ aun cuando supongamos que Jesuci"isto hizo alli un du­plicado de sí mismo, ¿,de dónde consta que baya facul t ado á ningún otro para repetir la operación, para hacer dioses encar­nados á su antojo, comérselos y ... hacer con ellos lo que no puede decirse sin faltar á la decencia?

No sabemos que ningún impío haya hecho jamás á Dios una ofensa tan grave como la que le infieren esos que se lla­man sus ministros¡ no sabemos de absurdo concebido por la mente humana que iguale á este blasfemo y sacrilego dogma de la Iglesia católica.

S i no queremos que la posteridad nos mire como una ma­nada de insensatos, rechacemos esa doctrina que repugna á 1~ razón y ofende todo sentimiento religioso.

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CULTO CRIMINAL

i vamos examinando la tierra á vis ta de pájaro, las altas torres de lo templos consagrados á la Divinidad será lo que más nos lla~e IR. atención. atedrales, m zqui tas, sinagogas, pagodas, ru10a de templos antiguos, cimientos de templos moderno en con trucción, se de tacan aqu í y allá, á muy cortos trecho . Dondequiera que unos pocos hombres se han reunido para vivir, su primer pensamien to pa rece haber sido con truir una de e as escaleras para el cielo.

Y i penetramo en esos templos y examinamos su inte­rior, veremo que muchos de ello son verdaderos tesoros ~onde los ~ombre acumulan riquezas. Ricos traj es cubren las 1mágene ; JOyas de gran valor se ven con profusión· las alha­ja de oro y plata abundan; las pinturas nos admiran· Jo tra­bajos arq.uitectónicos son libros en que grandes gen

1

ios deja­ro~ escnt.as sus ublimes concepciones. Y hasta aquellos mtles de ptedra , simétricamente amontonadas las unas sobre la otras , nos hacen pen ar en los aílos y en los miles de hom­~r~ y de peso ~ue e habrán necesitado para con truit· edi-tiCJo tan grandtoso y para coleccionaren ello tan t b' t de arte. 0 0 ~e os

L o má grande lo más sublime, lo má r ico, lo má esti­mado que el hombre ha concebido se encuen tra encerrado en e os templos . ada cual fué deiando en ellos las · · · d

• J pn mtcta e su gemo, las bellezas de su ideal los tesoros de má 1 S' bé' J ' S va Or.

1 a ts eer, e o monumentos son caracteres que os dicen :

L A li ~1~1\[l)AD AMA Á DIO i:IOBRBl TODA LA CU:SA

algamos de esos templos donde la humanidad h b · 1 . paga oro-tes para ensa zar á D10s y echarle . . . . .d lD Ctenso, pasemos 810

atenernos por delan te de los palacios de lo d b

1 s reyes y seftores

po erosos, em a samados con los perfumes d . e sus prectosos

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j ardines; evitemos los barrios aristocráticos donde las como­didades de la vida rebosan, y visitemos los barrios pobres, donde reside aglomerada la mayor parte de la población.

Elijamos á ueva York, sembrada de templos por todas partes; á. Nueva York, emporio del comercio del mundo, resi­dencia de Crasos, donde hay ciento de millonarios, y entre ellos muchos que cuentan sus millones por docenas y má de uno por centenas; á Nueva York, donde la cla e trabajadora está mejor que en ninguna otra población del mundo.

Las calles donde residen los trabajadores y lo pobres son estrechas y sucias; la luz escasea y el air3 parece espe o con los miasmas deletéreos de que e tá impregnado. Los 11eres que por allí pululan van cubiertos de harapo ó medio de nudos, y tan extremadamente falto de limpieza r.omo la medio de­r ruídas casas en que se albergan los que tienen casa donde a lbergarse. El hambre y la_miseria están escritas con carac­teres indelebles en aquello ro tro , el vicio y el crimen en los de muchos y la falta de comodidade en lo de todo .

Subamos á las habitaciones, á e as casa de vecindad-ie­nement houses-donde las familia viven como la abejas en la colmena. La escalera es peligrosa, el aire está infestado

de malos olores . En un pequeño cuarto que irve de dormitorio, cocina y

sala , donde se come y se lava, están hacinado como ovejas unos cuantos seres humano . n hombre sombrío fuma en una pipa apestoso tabaco; una mujer demacrada se arrastra má bien que anda por la habitación, yendo del lavadero á la estufa; media docena de chiquillos sucios y medio desnudos, poco menos escuálidos que esqueleto , forman 8'1 complemen­

to del cuadro. Otros lloran en la habitación inmediata. on los hijos de

una viuda enferma, que ganaba algunos reales á la semana

lavando ropa . Más allá se oyen los juramentos de un borracho y los que-

jidos de la mujer á quien está matando á golpes. ~os policías llevan preso á un hombre que robó unas cuantas hbras de ha-

3

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rina, porque no encuentra trabajo y no tiene con qué mante­

ner á u hijo ... ~algamos de aquel infierno de la tier~a, ~e aquellas ~a~i­

tacioues inmunda , emillero donde la m1sena procrea V ICIO&

como u ano cría la carne podrida· huyamo3 de esas pocil­ga inmunda de donde salen lo que llenan los tri bunale ~ la cárceles y los presidios, doude se crían los que dan traba­

jo al verdugo . E os palacio· ele la mi. e-~·ia están diciendo con más elo-

cuencia que todas la palabras del escritor que

E1.. HOMBRE NO A~iA Á U PRÓJIMO 00~10 Á SÍ MI MO

Emborronado esto dos cuadros de lujo y miseria, del amor á Dios y de la falta de amor al hombre, abordemos la cuestión que nos hemo propue to .

¿ .o es un crimen gastar tanto por amor á Dios , que nada nece ita, y tan poco por el amor á las criatura de ese Dios, por amor á esos hermanos que necesitan todo?

¿Puede ser grato á los ojo il.e la Divinidad, que ha cread(} mundos por millares de millones, que e le consagre la mayor parte de lo tesoros de la tierra, mientras que miles de millo­na de criaturas suyas viven en la mi ería y se mueren de hambre ó de de e p~ración?

na divinidad tal nos concibe: eria el egoísmo infinito¡ sería la esencia de una crueldad infinita.

u pon gamo que al eilor más poderoso de la tierra se le pre enta e un pobr hombre y le dijese:

- eúor: s · que nada necesitáis; no obstante, os traigo en prueba del amor que o tengo uno cuantos panes que he podido salvar de la voracidad de vue tros hijos, que e mueren de hambre. Aun más: yo y algunos amantes vuestros os he· mos construido un palacio oberbio, que no habéis de habitar n i para nada ha de erviro , y lo hemos llenado de oro y de plata, de reliquias y piedra preciosas. Con los caudales que en él hemos gastado hubiéramos podido constru ir muchas­casas para hijos vue tros que carecen de techo que los cobijar

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ó que viven en habitaciones malsanas; pero hemos preferido consagraros á vos ese monumento de nuestro amor. Y hacien­do grandes sacrificios, a los que hemos hecho contribuir hasta á lo más miserables hijos vuestros, pagamos grandes sueldos á hombres que canten vuestras glorias, os cuenten nuestro amor y os digan, echándoos incienso, que sois grande, bueno y mi ericordioso· que sois un padre todo amor para sus hijos .

¿Habrá hombre que estime semejantes regalos? Entre los grandes monstruos que la humanidad ha produ­

c1do, la Historia no recuerda uno que fuera capaz de aceptar tales presentes á tanta costa comprados. Y si tal hombre exis· tiesa, la humanidad lo repudiada.

y i no se concibe nn hombre tan malo, ¿cómo puede con­cebirse un Dios? ¿Qué ofensa peor puede hacerse á la Divini­dad que suponerla capaz de aceptar lo que no necesita y á sus hijos tanta falta hace?

El paganismo, que divinizó todos los vicios, no concibió un Dios más monstruoso que el que nosotros pintamos. Las Furias parecerían madres cariilosa al lado de un Dios tal;

aturno devorando us hijos al nacer , no era tan cruel como lo seria el Dios que por aceptar presentes que no necesita para nade., dejase vivir en tortura y morir de dolor á sus criaturas .

· o será. en vista de las consideraciones apuntadas, un c. t

crimen de lesa humanidad y hasta de lesa deidad gastar para D1os tantos millones que empleados juiciosamente en socorrer á los pobres los desvalido., los ancianos y los enfermos, pu­dieran hacer á. muchos comparativamente felices, suavizar los sufrimientos de otros y apartar á alguno de la carrera de perdición á. que la falta de recursos los arrastra? ¿Cuántos se habrán condenado , según la doctrina cristiana, que un peque­ño socorro á. tiempo pudiera haber salvado?

Dios nada necesita de nuestras riquezas, porque Él nos las ha dado todas, y si queremos demostrarle nuestro agradeci­miento por sus bondades, hagámoslo socorriendo á sus criatu­ras necesitadas. Encontrándonos entre un pobre enfermo Y un millonario lleno de salud, ¿a cuál de los dos dariamos un peso?

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¿, ~o sería un crimen dárselo al segundo y no favorecer al pri­mero?

Movióno á e cribir e te articu lo el haberse gastado re­cientemente en ueva York un millón de pesos en la cons­t rucción de nuevas iglesias. on esa can ti dad se pudieran haber fabricado 500 casa de 2.000 pesos cada una para aco­modar 500 fam ilia pobre , y con lo que cuesta el sostén del cul to en la nueva igle ia , obraría para la conservación de la ca a .

¿ m\1 de la dos co as eria más grata a los ojos de Dios? ü alcule ahora el que se atreva lo que han costado toda las

iglesia de Tu e va York, toda las de los Estados nidos y toda la del mundo , y díganos si cree que Dios e tima en m á e o templo que la fel icidad eterna de una de sus criatu­ra . i esos millones de millones que en iglesias se han gasta­do • e ga tan , fueran empleado en mejorar la condición de la humanidad, ¿cuántos males no se hubieran ahorrado en el mundo? ¿Cuántos crímenes no e hubieran evitado? ¿Cuántos de lo que egún el credo católico deben es tar en el infierno para siempre e tarían en la eterna bienaventuranza? ¿Podré. nad ie negarno que el hambre, la mi eria y la ignorancia son la cau a de muchos crímene ?

•La rel igión es nece aria-dirán muchos-para contener la ma as. í, la rel igión e nece aria; pero no es la religión que se manifie ta en suntuosos templo y costoso culto , ino la religión de la humanidad; la religión que socorre al meneste­roso y da pan al hambriento, pero no la religión que quita al pobre el pan de la boca para mantener hombres que adulen á Dios y lo in cien sen . El que no ama a los hijos no ama al padre¡ el que no ama al hombre no ama á Dios, y si dice lo contrario, ó se equivoca ó e un hipócrita.

El amor á Dios ha de demo trar e con obras de caridad y no con la erección de templos, que no son más que monumen­to de nuestra vanidad, ni con entonar himnos de servi l adu­lación: el amor á Dios ha de demostrarse mejorando la condi­ción del desgraciado.

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d b os tratado de iendo la cuestión que á gran es rasgos e m t scendencia para el bienestar del género humano,

lDmensa srqaue todos los publicistas emitan su opinión sobre esperamo

es te asunto. 'd d · nse b. ar la corriente de la cart a i Sl co • i logramos cam 1 D' 1 á

. os que las sumas que hoy se destinan á tos, emp e n-gnllm t plos y costosos cultos dedicados á Aquel que no do as en em . · t as bue-

. más que nuestras buenas lDtenclOnes y nues r . qmere d · esos mlllones obras · s i logramos, volvemos á ecu, que ~:smillon~s se destinen á mejorar la suer.te del homb~e des-

graciado, habremos hecho más par~ mor~l~a~ al mu:ec~oq~: todos los sermones y todas las oraciOnes , ha re~o~ien á sus obra más rata á los ojos de Dios, que es acere . criaturas; ~abramos hecho á la humanidad el mayor bleD que

podemos hacerle.

CATECISMO LIBREPENSADOR

CARTAS Á UN CAMPESINO

ARTA PRIMERA

Amigo Juan: Me dices que por ahí desconfiáis algo de las predicaciones del cura, porque ca i siempre predica pa1·a el aco y quieres que yo te escriba lo que pienso acerca de las

ceremonias y misterios de la Religión católica. Me dices tam­bién que por ahí habéis leido algunos periódicos y libros de lo que el cura prohibe, pero que te parecen buenos para gente abida, y que por lo tanto quieres que yo, como antiguo ami­

go , te explique los intringuli del catolicismo de un modo tan claro y sencillo que tú y tu vecinos podáis entenderlos.

Voy á tratar de complacerte, aunque dudo de mi habilidad para desenredar cosas tan enredadas como las que te mandan creer . Otros más hábile que yo vendrán luego á enseñar la verdad á personas de poca instrucción, que son las más nume­rosas y las más explotadas por el clero.

Principio por el fundamento de toda las religiones.

Dios

El origen de la idea de Dios fué el miedo. El hombre vió serpear el rayo sobre su cabeza, oyó el retumbar del trueno en los espacios, vió los astros girar por la bóveda celeste, sin ·

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tió la tierra ondular bajo sus ies . la cau a de e to y otro ~ / ' y no pudtendo explicara& obrenaturnl al que dió u:: menos, los atribuyó á un poder

de rodilla y le adoró. ombre. Para aplacarle se postró

hi tiene el origen de Dio y del e lt L . u o. . o nlfio tienen miedo á todo, y á medida

ctendo van iendo má r 1. t que van ere-. a 1en es· esto es d '

m1edo porque comprenden 1 • van per 1endo el as causas de los fe ó

ante le aterrorizaban. n menos que Por e o Di ·., . o va uesapareciendo á med ida

el rn1edo que lo engendró. que desaparece·

Antiguamente crelan u e Marte dirigí la guerra q eptnno agitaba el mar, que 11r : • que ere daba la h m.1nerva infundia la sabid , cosec as, que p . una, que la Musas inspiraban la

oe la , y aun hoy hay quien cree ue la . . bre y muertes rapen t' " q pe tllenc1as, ham-h

mas son e.ectos de ¡ ól . . ace mucho que los eclip e de lo a e era divma. o-

y otro fenómeno p astros, las auroras boreales uramente naturale .

pre agio de grande oatá t " s, eran mtrados como ro,es. La ·6 · h

que en la Naturaleza no 0 1 ncla a demostrado

curre nada obrenat 1 U no e cae porque Dios lo ordene a • . ura . n edificio se han inclinado ó 00 ti e . . 1

' SIDO porque las paredes r i tir el peso. nen Clmtento bastante sólidos para.

Mucho creían ha ta h ba obre la tierra porque ;~e plocho que el mar no se desborda-

. 10 e abla dicho· R garas, y de aqul no pasard E . asta aqui lle-y _verá como la agua desobed:~::a las tierras de las costas DJOs. Hace afio abrieron 1 f el supuesto mandato de R - os ranceses un ¡

OJO Y el Mediterráneo y 1 cana entre el mar h t ¡ ' as aguas de un a a a canzarse i el 0 é 0 Y otro corrieron

. - e ano Atlántico 1 p comumcan ya no 6 por 0 _ 'ó Y e aclfico no se d o ' po lCl n de Dio o

mero . ue tros descend ' t ' SIDO por fa lta deo d len es verán seg

o en un mar el grao de ierto d h uramente convertí-E t t d 6 a ara s o e emo t rará que así como 1 .

ta mas de la noche, así tam bién la ~ a~rora di~i~a los fan­errores de la ignorancia que e d tanela va dlstpando los

ogen ró los dioses.

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Tu crees que hoy dia no hay más Dios que el de los católi ~ cos, egúo te lo enseña tu cura , aunque con tiesa que no lo

comprende. Por la misma razón de que ese ser es incomprensible, cada.

religión lo explica á su manera. Los habitantes de la India , Jos de la China, los de •ru rquía, los de los paises protestantes , los judíos, los salvajes de África, los indios no civilizados de la mérioa, y cas i pudiéramos decir cada individuo , todos­tienen idea diferente de Dios en teoría y ninguna en la prác­

tica . Dio es lo desconocido-dicen algunos filósofos- . En mi

opinión, Dios es el miedo. El miedo lo sienten todos, y no obstante carece de existen-

cia real; sólo existe en nuestra imaginación . Lo mismo es Dios, según te demostraré en otras cartas,

Por ahora me limitaré á probarte que es imposible la existen­cia del Dios que el cura te predica.

Veamos las pruebas que alega. Todos los pueblos han creldo en Dio · luego Dios existe. Á esto puedes contestarle lo que te dejo dicho: e Todos los

hom bres tienen miedo; luego el miedo existe, pero tan sólo en la mente, lo mismo que Dios .•

Además, la creencia más universal no produce una reali~ dad. Por siglos creyó todo el mundo que la t ierra era plana 1 centro del universo, y á pesar de eso no dejó de ser redonda Y de girar alrededor del sol. Una moneda falsa no se vuelv& buena aunque todos los hombres den su vida para probar que

lo es . Como se ve que ningún ser se da existencia á sí mismo,

deducen los teólogos, con aire de triunfo, que este mundo tuvo que ser creado por un ser in creado, ó sea Dios.

Los errores saltan aqul á la vista. Si un ser infinito puede ser increado, ¿por qué no ha de

poder serlo también el universo que, dicen ellos, es infinito? Según la cronologla católica, el mundo fué creado hace

seis mi l afias .

- 4~ .L

¿Qu~ hizo Dio ante ? i era infinito no ' . má ; Sl era inmutable dejó de serlo pod¡~ produc¡r .ante no habla producido. ' porqne pt·oduJo algo que

Dejaré á un lado e tas cue tiones aica ' y trataré d á ' que te parecerán metafi.

co a m s á tu alcance.

Los atributos de D ios

Dicen que 6 . un ol . omntpotente y no pudo hacer el mundo de fné ~ /e, lOO por tareas, ga tando seis días . El éptimo e

e can ar y supongo que igue aún durmiend según te demo traré m a ad 1 o, porque, su obt·a. e ante, no ha vuelto á ocupar e de

Hasta la creación había erman . sea pereza suma en lo

1P d~cldo en completa inercia, ó

n cua no tó un ejem 1 "'(,Ue no e amigo de traba'ar no 1 • p o muy malo . castigó á Adán y á tod J d o ~amostro de pué cuando para ganar el pan. o su e cendJentes á trabajos forzados

Además de e¡· om nipotente te d ' bueno, pero i ob erva b' ' tcen que e sumamente

len no verá en est d males. ¿Te acuerda de 1 e muo o má que

. o que antes de m ·. f ·'ó . ra miia que tu vi te? E o· . oru su u la pnme-

. e tos omntpo· t no dicen que todo lo ve t d

1 .en 6 Y su mamen te bue-

y o o o abe b .ab olutamente hizo para al' . 1 ' Y no o s tanta, nada t . lVtar o dolores de 11 · e crtatura, que ningún daño habla aque a tnocen-

mundo hay un hombre ta n 1 d hecho. ¿Crees que en el tu hija la hubiera deiado dma ~a o, que pudiendo aliviar á

• J pa ecer. · 0 te d medws que tus vecinas qu 1 1 ~ acuer as de lo re-

~ - . eran ap tcarle? o.::l . tú pudteras dar la salud á los enfer

nece ttados consolar á 1 t . mos, socorrer á Jos . ' os rtstes y hace r, 1. semeJantes, ¿no lo harías? r e tces á todos tus

Pues haciéndolo serías infinitas . llamado la Bondad Suma. veces meJor que el Dios

Estos males de los hombres plican los clérigos diciend y esta crueldad de Dios los ex-

o que son consecuencias de l

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Pecado original

Cuentan que Dios puso á Adán y Eva en el Paraiso, y que para probar su obediencia les prohibió comer las frutas de un manzano. Un ángel malo , creado por Dios, se valió de la ser­piente y tentó á Eva. Cayó ésta en la tentación y convidó á. Adán , que cayó también. Dios, en castigo de tal falta, condenó á Eva á parir con dolor y á Adán á comer el pan amasado con el sudor de su frente , y á morir, con todos los demás males que vemos . Este castigo se extendió á. todos sus descendientes.

¿Hubieras tú hecho algo parecido con aquel niño y aquella niña que tu esposa te regaló al segundo año de casado? ¿Los hubieras puesto en la huerta; les hubieras prohibido comer manzanas · hubieras permitido que nadie fuese á decirles que las comiesen y los hubieras echado luego al monte y deshere­dado á ellos y á todos sus descendientes?

o; tú no hubieras hecho semejante cosa, y si supieras que un padre ha hecho algo parecido con sus hijos, lo aborrecerías

de todo corazón . Pues es~ padre e el Dios que tu cura te enseña y manda

que le ames sobre todas las cosas. ¿Crees tú que un Dios tal puede ser Dios? ¿ o comprendes

que ese Ser cruel es el reverso de la Bondad? No lo dudes, Juan : el Dios católico es un Dios falsificado,

como te iré demostrando.

CARTA SEGUNDA

Los Mandamientos

El l. •, A rna1· á Dios sobre todas las cosa . Si este es el Dios de que te hablé en la carta anterior, en

vez de amarle debemos aborrecerle, porque no es el verdadero, porque debiendo ser el Dios d~l bien es el Dios del mal.

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¿Amarlas tú á un hombre rico que, o brándole todo, dejas& á u hijos morir de hambre?¿ marias á un médico que, pu­diendo curar los enfermo , los deja e padecer horriblemente?

Tu cura te dice que Dios compensa todos estos males en la otra vida. ¿En qué e funda para uponer que será benigno después el que es tan cruel ahora? ¿.Á que e e cura no da á uno­u dinero por más que é te le a egure y jure devolverle el mil

por uno en el otro mundo?

El Dio bueno no puede ser nunca cruel. ¿Qué dirías tú de un padre que dejase á u hijo desmayar e de hambre, aunque después le diese un opíparo banquete?

La crueldad no tiene disculpa, y en ningún tiempo puede ser cruel un er bueno.

Y i quieres más pruebas de la bondad del Dios católico, repara lo que mueren en las catá trotes y los que se salvan. En un naufragio, en una inundación, en un huracán, en un incendio, etc., los nifios y mujeres, que on los más débiles, perecen en mayor número · los fuertes son generalmente los que e alvan. Y á pe arde e tos hechos tan claros, tu cura te dice que en esas venganzas de la cólera di vi na ni se sal van ni perecen más que los que Dios quiere. De modo que la Jus­ticia eterna castiga á los más inocentes, como on los nifios y las mujeres, y salva generalmente á los fuertes, que son los que mejor se pueden salvar á sí mismos.

Esto te demostrará que si la Providencia se mezcla en los asunto de este mundo, lo hace todo al revés.

Como tú probablemente no leiste El Prog1·eso de Febrer<> de 1 , insertaré aq ni lo que en toncas escri bi acerca de est& asunto:

¿Quién gobierna el mundo? ¿Es una Providencia que dis­pone á su arbitrio los acontecimientos , ó una Naturaleza qu& obra en virtud de causas ciegas é inmutable ?

Estudiemos. e desarrolla el cólera, por ejemplo, en una población. cEs

un castigo de la Providencia• , nos dice la fe ; ces efecto de causas fisicas ~ , dice la Ciencia, y en su impiedad dicta medí~ das higiénicas, establece cordones sanitarios y lazaretos. La

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desaparece de la misma localidad nfermedad no se propag~ y

donde primero. se ~re~en;u~lado la venganza de la Provi~encía. La impla leDcla a h robre una comarca y la afhge con Quiere Dio matar ~e alluvias que echan á perder la ce­

una sequía ó con ~xce~tva espetar lo altos designios de la Pro­sachas. El comerClo, 10 r de todas cla e · videncia, lleva ba!lápv lve~;:ncia burlada por los impíos comer­

He ahí la sa ta rovt

ciantes. . 1 ada de frie sobre una comar~a para :Manda DlOs una o e ó á lo menos hacerlo nfnr pero

helar á t~dos los hombres,e arre an bieu y gozan: Solamente éstos encienden. e tufa:,l s pobr~s alcanza el ca ttgo . Los de­á los desprevellldos y . do . más se ríen. de la. Provt. :a~c;:~ burlas , envia un huracán que

Enfurecido DLOs peJe ue á nadie le quede duda de qu~ El e arrase con todo, á fin q ó tro termómetro y otro. m tru­el rbitro upremo .. El b~r "':e d~ cubren las intenctOne de mento de la roaldectda l~nc¡~· preparativo del ejército ene­Dio lo mi moque lo .e pátat da parte los hom bres toman

' lé foavtsa o ' " migo, y el te gra . da burlado una v z ma . recaucione ' y Dto se que te mucho creen ver en esto

p hlue.re u.n individuo ~e rp¡.~:id¿Jcia· pero he aqui que un un ca ttgo mnegable de a ia al cadáver y encuent~a que la anatómico h.ace la autop e estaban obrando hacta mucho muerte provLD d causas qu

tiem po . 'd la iencia avanza, pierde terreno En urna: á medt a que la Providencia. d Dio en todo: nosotro no

Mucho creen ver la mano e naturale y ci ga ' que el vemos má que efectos de ca~ . a ando ó destruyendo una con hombre domi na en parte, coro ID . .

o tras. . r la Providencia. Si exJsttera, Esto nos autonza para neg~ . nios a í como los cuerpo

no podríamos oponernos á su e ¡g ' no pueden resi tir la graved~d. 1 hombre que e perar del

r ada, por c~n iguiente, ~tena ee ser or medio terrenale . cielo· lo que qutera consegutr ha d md ésta e tá gober'?ada

T~do pende de la Naturaleza, ,y e~ ·a al cielo son ttem-por leyes ciega ó iJ?alterables, l~s pr:ga;J otra funciones de po y trabajo perdt~o . Lo . te ~~ una victoria, una b~ena iglesia para dar gracia á DlOs pn los más estúpidos que ¡ma­cosecha ó un golpe de fortuna, so

ginarse puede. . l Providencia, vamos á contestar Antes de termmar con a ducen para probarla.

los argumentos que los teólogos a

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iendo Dios que lo abe t d . d~ uced r; lo tiene cdto ha~{ tt~ne previ . t? todo lo que ha Ltbro Eterno: e a causa ' · an o metafonoamente en 1 agente preparado por el ~beegta que vemo obrar aho~a so~

E ta t ¡ erno. ora pre uta grave d ' fi 1

antemano gue lo hombres u l cu tade . i Dio abe de o-o 9.ue qlllere imponerle p e~: burlar y burl o lo ca ti­m:d¡do que El les propoi~oi~n\ D~ to lo con iguen con los ~ e tonto que de abio . ' os en ton ce parece tener rien~o tener encerrado á. (. o erá. no mentecato el que ue­otro mstrumen to para evad 'u e~eO:¡go, . l~ facilita la llaie ú

Otra dificultad de la o~~sie .e a. pr!IÓO ? : la .libertad del hombre Lo tc~~ncia, ó ea predestinación

utlleza e colástica p~ra res~! ogo la reconocen y apela~ mento e estrellan contra el t:v;rla, pero todos u argu­mo les convencen . • Dio rev:n l .o común: ni á ellos mi -h!ll:~ de ~ libertad .. dmltiend-;;-d!Cen-el ~ o que el hombre Vl 1 o es mfalible que ha d .como admtten que e a pre tará.que la libert~d humanae/eahzar;se .Por necesidad, resul~ reahda~ . Lo que es libre no estÁ~~~ t ln .Ión, sin un átomo de y ne?e tdad on cosa tan Jeto a lo nece ario· libertad omD!potencia de Dio no al opue átas o?mo el í y el no . La

Por lo tanto ~· 1 h bcanza lo Imposibles . . ' om re e l'b. D ' .

~~b~le~te, y vicever a. El hombre! ~ e, l' bo no puede ser Om-e e u actos· no e homb ~.o ~. ertad no e re pon-

e lo que generalmente e ent· re.dDlO ~~la Omni ciencia no ten e por DIO

i~ 2e~os a~ora á otro mandamiento.

El . ' No J U?'ar el santo nombre de Dio

nombre del verdadero 0 . en vano. en vano ni con mot· tos no debe jurarse n unca, ni

. lvo , no porque á portar tal Juramento má e e eñor le pueda im-h · . que á nosotro 1

ormtga, too porque la sociedad 1 a mueca de una una cosa completamente inúti l L o re~rueba , y es además veces juran en talso El h b . os católico on los que más fi . om re para a e

a rmar por su honor y . gurar una cosa debe El 3 o no Jurar por un er

· ' anti¡ica1· la fiestas. que no comprende. Tu cura entiende u 1 .

en oir m· q e a santtficación d fi tsa y en abstenerse del traba' e estas oonsi te

La naturaleza humana re . JO. fatigas uno de descanso pa qutere después de seis días de

ra recuperar las gastadas f uerzas;

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pero dedicar ese dla á hombres ó mujeres, holgazanes, píca­ros ó b ata , que la Iglesia colocó an 1 catálogo de autos, in ~aber m á de ellos en la otra vida que tu y yo, es una so·

leu1ne majaderia. En primer lugar, has de aber que la mayor parte de esa"'

mnjere' y hom bres llamados anto no han exit~tido jamás1

pero aun tomándolos como los pinta la Iglesia en sus hi to­r¡as ó novela de milagrería, la mayor parte de ellos mere• cerían ir á pre idio más bien que al cielo.

Muchas santas e encerraron en conventos abandonandcr 6UB familias y haciéndo e inútiles para la sociedad; otras fue­ron beata que descuidaron sus debere de madres y esposas­para cuidar olamente de Dios y de lo santos, que ningún

cmdado nece itan . Los santos fueron en su mayoría unos holgazanes , que se­

ret iraban á lo montes y e dejaban pudrir de porq uerias, cre­yendo que Dios podía enamorarse de seres asquerosos.

i los hombres y las mujeres hubieran imitado á. esos san­tos y á e a santas, la humanidad habrla de aparecido hao&

mucho de la faz de la tierra. . 'o rindas, por lo tanto, culto á e os holgazanes, entregán­

dote al ocio. i e tos santos existieran y fueran personas hon­rada , no agradecerían que se les diera culto suspendiendo el trabajo, fuente de donde el hombre aca la poca felicidad de

que goza. El 4. 0

1 Hom·m· padre y mad1·e.

E te es el mandamiento más ensato que hasta ahora he­examinado, y no es necesario que se nos imponga como man­dato de Dios, porque está. en nue tro interé el cumplirlo. Hon­rar á nuestros padres para que une tros hijos nos honren , es una regla que, aunque no sea más que por convenencia, debe­

me observar estrictamente. El 5. 0

, No mata1·. -ada mé.s ju toque respetar la vida de nuestros semejan~

tes, y nada :má inconsecuente que tu religión, que impone ese precepto y:Jo quebranta á sabiendas, imponiendo la pena.

48-

capital á lo a esinos y otros crimina les. ¿Te acuerdas de los tiempo en que e ahorcaba por robo?

Lo clérigos que predican este mandamiento acampanan in prote tar al reo le recomiendan la re ignación, prome­

tiéndole una felicidad eterna. El clérigo abs uelve en nombre .de Dio , y el juez condena á nombt·e de esa misma sociedad que dice todos lo día en su oraciones al Eterno: Pe1'Clóna. no nuestras deuda , asl corno nosoll·o perdonarnos á nuestros deudo1· . i Dio agarrase a e o hombre por la palabra, no perdonaría á ninguno de ellos.

omo tú no eres juez, ni e pera serlo, no insistiré mas en e te punto, y pa o a

El 6. 0 ...

E te m ndamiento prohibe la unión de los exos, indispen­sable para la reproducción del género humano.

i la agrada E critura no miente, los hijos é hijas de Adán y Eva e unieron por nace idad entre sí, lo mismo que hacen lo animale . Á medida que lo hombres fueron alian­do de la barbarie, se fué limitando el comercio entre los dos sexo para evitar rencilla , y se e tableció la poligamia, que con i te en tener un hombre varias esposas. El mi mo rey

alomón, dotado por Dio con el don de la sabtduría, tuvo es­po a y con e u bina por ciento .

La ivilización comprendió que ni el hombre debía tener ma de una mujer, ni la mujer mas de un marido, y esto es hoy 1 y en todo los países cultos, excepto entre mahometa­nos y mormona , que se guían por el Viejo Te tamento.

El exto mandamiento no e por lo tanto de Dios, ino de la sociedad, pero por bien de é ta debt1 observarse con igual rigidez que i fuera divino.

El 7. 0, o hurtm·.

E ste es también un mandamiento de conveniencia social· el que no quiere ser robado debe condenar el robo. De ahí los ca tigos que la ley civil impone á los ladrones en todos los países, cualquiera que sea la religión en ellos domi nante.

El .0

, o levantar falsos testimonios ni mentir·.

-49 -

tira es un acto de cobardla, indigno de un hombre L~ me~· 'dad y el falso testimonio es aún peor, porq~e

q ue ttene ~~m ' . d hemos amar como á nosotros mts -daña al prÓJ imo, á qmen e 1 . a moneda.

e él nos pague en a mtsm m os para q u ó .. ' o o desear· la mujer de tu pr !Jtrno. . .

El 9. ' d la nuestra y podamos Vlvtr en paz. Para que éste no esee . . El 10 o No codiciar los btenes cuenos. . b ' . ' damiento cuya fie l observanCia nos a arra

E:te ~~s;:st:s~uLa codicia es una pasión b~ja que nos de-mue os . · 8 nos hace sufnr. grada á nuestros propt~s OJO y reducen esencialmente á dos:

Estos diez mandamientos se ocemos más que por los ma-A . á Dios que no con

Lo mar ' ·1 b todas las cosas, lo que estan 1 nos causa, y amat o so re . es que 1 cléri os que tal predican i y

muy lejos de hacer o~- g á IWSotros mi mos, que es la 2 o Ama?' al prÓJtmo como

· llama religión. base de lo que se damt'entos fueron revelados

d . e estos man Tu cura te tce q u n otras muchas cosas te . M . é y en esto como e

por DlOs á ots s, t d las otras religiones, que los engafia, y la prueba es q u~ o ah manas con tienen virtual ­católicos dicen ser invenclOn_es t u y en' ellos están basadas

· mandamten os, . mente e os mtsmos b no son producto de la ms-las leyes civiles. Esto prue. adque . les como te demostraré

iración ino de la necestda e socta ' ~uando trate de la religión verdadera.

CARTA TER ERA

Trataremos ahora, amigo Juan, de

Los Sacramen tos de la Santa Madre Iglesia

El L o, Bautismo. b 1 s abluciones ó baños . . t' uas ordena an a Las rehglOnes an tg de la suciedad en que vivían

como un precepto, por causa 4

-50-

hombre y mujere an Juan Bautista imponfa esta condición á n di cipulo porque en una reunión de hombres sucios la pe tilencia erfa in oportable.

ri to fué á ver á Juan y tU\'O que pasar por la ceremonia de la inmer ión . .Aunque uno de los evangelistas dice: El que creyere y fuera bautizado erd alvo, Cristo ni bautizó á sus di cipu lo , á. pesar de la gran falta que les hacía, ni los man­dó que bautiza n , sino que predica en á todas las gentes la buena n u va, que tenia poco de nueva y nada de buena.

De aqnel baño de ri to dedujo la Iglesia católica la nece­idad del bauti -mo para entrar en el1·eino de los cielos; pero

pagandolo, como tú sabes muy bien por experiencia propia. aca la cuenta de lo que á tu viejo cura le han producido­

los bauti mo , y comprenderá el motivo por que tanto se afa­na en la salvación de todo .. . los que pueden pagar.

Que el bauti mo e una e peculación y no una condición nsce aria para alvar e es muy fáci l de demostrar. Antes de

risto no exi tia el bauti roo , y desde entonce hasta hoy no e practica má que en la Igle ia católica y algunas sectas

prote tantea alidas de ella. i el bautismo fuera necesario debiera Dio habérselo dicho á todos los homb1·es. De todo ' los que han existido y exi ten , ni uno por mil fué bautizado. Figúrate ahora cuán i nju to y cuán cruel ería Dios i conde­na e 11. tanto mile de billones por no haber cumplido con un sacramento del que no tuvieron noticia.

u~ndo tu cura te diga que el bauti mo fué instituido por Je ucn to, pregúntale á quién bautizó éste .

El - .0, Confirmación.

omo e te acramento e de tan poca importancia que puede uno salvar e in él, lo pasaré en blanco. Es simplemen­te una remachadnra del clavo del bautismo.

El 3. 0, Penitencia.

En ninguna de cuanta religiones hay y ha habido se en­cuentra un sacramento tan infame, sacrflego y desmoraliza­dor como el de la confesión, inventado por la religión que desgraciadamente cayó en suerte.

-51-

Es infame la confesión porque de ella se valen los minis­tros de Dios para saber lo q ne pasa en tu casa, en tu lecho, en la mente de tu e posa y de tus hijas. .

Es acrílega porque el clérigo tiene la avilantez de decu· que Dios perdonará lo que el confesor perdone y condenará lo

que éste condene. . . En otro términos, que aunque el confesor se eqmvoque

en su fallo, Dios tiene que ometerse, ó lo que e lo mismo, que el clérigo es superior á Dio~ ..

y es de moralizadora la contes16n porque ofrece el perdón de ¡0 pecados, por enormes y numer~sos que sean, con tal que uno e los diga al clérigo y se arrepienta. Esto lo puede hacer cualquiera, y por consiguiente todos pueden pecar á su

gusto. . . Tu cura Juan te dice que los pueblos no católicos son 1n-

, ' ' · L bl fernalmente malo , y te engaíia m1serablemente. os pue os ás malos son lo más pobre , y los católicos son los más po-

m . t bres de todos porque tienen que mantener un yapa, cten os de obi pos y canónigos, miles de curas, sobnna amas de

llaves y sacristana . . i upieras, Juan , las preguntas obscenas q~e.l?s cléngos

hacen á las mujeres en el confesonario, no perm1t~nas que. tus hijas e acercasen á esos sepulcros de la inocenc1a. Te d1ce~ que van allf á purificarse, y las limpias salen manchadas. Allt les preguntan por pecados que ignoran; les rasgan el velo d~l pudor y las desnudan de la inocencia. Créeme: el confesonariO es' un manantial de prostitución; de aquel obscuro a.ntro sale la chispa que enciende los deseos carnales. La muJer que se confiesa está moralmente prostituida.

Examina cada noche tu conciencia; piensa si has hecho bien ó mal á tus prójimos. Si lo u ltimo, arrepiéntete, ~ero de veras, y al levantarte al otro dia pri~cipia tu~ trabaJOS ha­ciendo bien á los que hiciste mal, y s1gue ~ac1endo tod~ el bien que pueda . Ensella esto mismo á tu muJer Y á tus hiJ~s , y aléjalos todo lo posible del confesonario Y has~a de la Igles1~·

La verdadera relig~ón consiste en obrar b1en Y no en Olr

-52 -

misa rezar rosarios maquinalme t gando al clero costoso n e y comprar la g racia pa-

acramentos . El4. •, omunión. E te acram n to s aún má ·!1

cura te dice que con su b a· . sact ego que el an terior. Tu en tetones convie t 1 h

por u criada ó por un panad r e a ostia hecha

d J . ero en el cuerp . z

e e u en to, y el vi no que él h o 1 ea y verdadero r 1 cosec ó 6 compró á o, en a angra real y verdadera d 1 D " un coseche-

¿,Ha pensado, Juan alguna e tos-Hombre. encarnado, que tu cura fab .· d vez qué se hace de ese Dios

·> p n ca, e pués que 1 h come. u es se convierte e 1 e o m bre se lo n a más inm d d como todo lo demás que un a e las basura comemo '

¡,Has oído jamá un ab hrdo t . 1 E a conver ión de Di a~ _co o al?

lo má s bl" d o en fe r td tzante e . 1 . u Ime e la relig ión católica ' egun o curas ,

DIO en los ba urero . . risto sigue siendo

E l 5.•, Ex tremaunción. E te acramento lo · "d d mismo que el se d SI a pa ra alvarse· por . . gun o, no e de nece-

. 1

constgmen te n d mmar o. Un poco de ace·t ' o me atendré á exa-

. d I e, ya ea de or P16 ra, ya de bellotas no ha d Ivo, a de carbón de

. 1 ' ce ailo m t . 1 Ia o admini tra para que 1 .ti 1 a ena a lguno. La Igle-. o e es no d · d

graCia que los clérigos de eJen e creer en la t rraman ob 1 .

yen e . El leo anto y la b" re os Infelices ere efecto. cara tna de Ambro io on de igua~

El 6.• Orden. i Dios n i Cri to ordenaron cléri

los unos á los otros . gos pero el los se ordenan

~u conociste á los padres de t dedicaron á la carrera eclesiásti: cura y sabes que á é te lo ca arlo, muy haragán para trab . porque era muy feo para der un oficio ó seguir una carre:~a~~ muy torpe para apren­nada lo dedicaron á fabrican t d. d"Iendo que no servía para

Un mal abogado, un mala e .lOses y sal vador de almas. mueren de hambre U médtco ó un mal mecánic · n cura al cont . o, se rante e ' más engorda. ' ran o: cuanto más igno-

53

Ahora bien ; ¿crees tú que la imposición de las manos de obispo ó del papa hicieron de aquel muchacho zopenco un

hombre inteligente? De seguro que no, porque estás viendo las brutalidades

que comete . Y si la ordenación en nada afectó ni el físico , ni la moral, ni lo intelectual del estudiante, ¿cómo puedes creer que le haya con vertido en salvador de almas, fa bricante de

dioses y director de conciencias? opongamos que tú no hubieras botado los libros de latín

y que te hubieras hecho clérigo en vez de labrador .¿ raes que tuvieras más facultades que las que tienes para sal var y diri·

gir á los demás? Lo que tend rías sería la panza más llena, el espinazo más

derecho y más repleto el bolsillo; pero en cuanto á poder es · pirt tual, e tarlas exactamente como estás.

La carrera de clérigo e un oficio como otro cualquiera, con la diferencia que lo mismo gana el ignorante que el sabio , el vicio o que el vi rtuo o y el avaro más que el caritativo.

La llamada vocación es una solemne men tira. i lo cléri· gos es tuvieran seguros de ganar en otro oficio tan to y tan descansadamen te como ganan , muy pocos serian los que no ahorca en los hábitos. R epara y verás que la gran mayoria de ellos son hij os de padres pobres, que no pueden darles otra carrera ; los hombres acomodados y los ricos no dedican sus hijo á la I glesia. Es ta es el refugio de los estudiantes pobres y de las nu lidades . Dios no llama á ningun hombre para que se consti tuya en sal vador de los demás; son ellos que se lla­man á si mismos para vivir bien y con poco trabajo.

¿ o ves como mientras tu y tus vecinos, mal mantenidos y peor ves tidos, trabajáis á la intemperie, se reunen los cu· ras y pasan las semanas comiendo y bebiendo á reventar de todo lo mejor que puede conseguirse, y matan luego el tiempo j ugando al olo, el t1·esillo y hasta el monte, después de ron· car toda la noche como bienaventurados y de dormir la india·

pensable siesta durante el día? E n otro tiempo había unos sel1ores llamados feudales,

-54-

para quiene trabajaban los obr res . Aquel feudali mo ha i/ b e~¡echeros de los alrededo-mo clerical, que e nece a .. o ah ol ' I o, pero queda el feudalis-

b . no a o u· también

t ra aJador no le roben el fruto d para que al pobre una alvación que i exist ' e u sudores á pretexto de

. ' Iese no e comprar' d. t opreai vo era el an ti u o ~ d . Ia con mero.

rica); á aquél le pa b g en a!Jsmo, peor es aun el ela-ta por ba t' ga a ~enta por la tierra; éste cobra reo-

u tsmo , ca amtentos t ' cobrar neldo del É st d ' en tarros, etc., aparte de

a o que tú y t d . moriza á lo infelice cr t o o pagáis, y además ate-

. eyen es con el purgat . . no, m ventados por ellos 1 orto y el mfier-

' Y en os que no cr comprender por su sistema de vida. en, como puedes

Para convencerte de ue al ción y í tu d' q cura nada le importa tu alva-

1 nero voy á. pon t . . er e un eJemplo t cae una persona en el fue .

corren á alvarla a go, todos lo circunstantes Pue b' . ' un con peligro de quemarse ello . len muere una per ona . .

clértgo ' i no va al . fi y egún la doctnna de esos d d

m erno, cae en la 11 d e onde olamente las 1 . ama el purgatorio - P egaria á Dios d ' VI to tú nunca un pue en sacarla . . Has

cura que al aber C'. ponga inmediatamente á que uno e ha muerto, se su compalleros para q rezar y mande á toda prisa recado á.

ue vayan á celeb 1 f · man entierro? rar a unctón que !la-

. Lo q~e habrá visto es que i no le a . misas, nt echa responso . p gan no canta, ni dice

E o te dará una idea de lo u . cación al sacerdocio y el qd e es la carJdad clerical la vo -t · amor e la Sanl M, d e repiten en todos los tonos. a a 1'e Iglesia, que

Ese decantado amor no es á ti , . clérigo no es más q . ' ~ uan, smo á. tu dinero. El

. ue un mdustr1al . con la diferencia de que l como otro cualquiera t é e sastre el z t •

e e tera, etc., dan algo á cambio de 'lo apa ero, el albaílil, no te da nada¡ te roba descarad que les pagas, y el cura

El 7.o, Matrimonio. amente el fruto de tu trabajo.

E te es otro ramo de la industr' . como corriente la poli . ~~clerical. Dios admitió

gamJa entre los Judios y 1 1 . , uego os cna.

-55-

ti anos di vio izaron la virginidad, llevándola al absurdo ex· tremo de declarar virgen á Maria antes del pa1·to, en el pa1·to IJ de,.pués del parto, lo cual prueba el aprecio en que los clé ­rigos tienen á las vírgenes y el aprecio que les causa la ma· ternidad. Á la paternidad no son tan opuesto , y si no que

lo digan los sobrinos. Tú le habra oido á tu cura predicar que el matrimonio

roouogámico, ó sea de un hombre con una sola mujer, fuá in tituido por Dios porque no creó más que una parejo.. Como te he dicho ya, lo hijos y nietos de Adán tuvieron por nece · sidad que practicar el amor libre, á lo animal, prueba de que Dios no pen ó en tal matrimonio. Creced y rnultiplicao fué el mamlamiento que dió 11. Jos primeros habitantes de la tie· na, mandamiento que hasta la fecha no ha revocado.

ao Pablo desaprobaba el ca amiento, como se ve por las ignieote frases de sus cartas: • o os caséis si podéis evitar ·

lo.• e nicamente deben casarse lo que no pueden dominar u la civia .• . Más vale casarse que abra arse. •

omo ves, para este grao apó tol del catolicismo, el hom­bre no debe casar e por amor á la mujer, ni para crear una familia sino para saciar IR la clvia. eguo esto, cuando la mujer e vieja, puede abaudonarla, que e lo que ordenó Dios en el Antigua Testamento. Por ahi verás cuán lejos estuvie· roo risto y Jehová de santificar el matrimonio.

' o creas por e t.o que yo recomiendo el amor libre ni la. pol igamia como Jehová, ni que de precio y rebajo el matri­monio como Sao Pablo; creo que el casamiento monogámico .es una necesidad social, como te dije antes; lo que niego es .que debe estar santificado por un cura, que sea un sacramen­to. Y como yo opinan los legisladores de casi todos los pue­blos civil izados, los cuales han establecido el matrimonio civil, al que le hacen tanta guerra los curas, no por el bien de los cónyuges, sino por el dinero que le hace perder.

Los amancebados cometen un pecado mortal, y al morir van de cabeza al infierno· pero si le pagan á un clérigo para que los case, entonces quedan en gracia de Dio y son partí·

-56-

cipes de todas las gangas que esta gracia dicen que trae con­igo.

¿Qué te parece, Juan, de este negocio? El que paga á la Iglesia está en gracia de Dios y del cura también; el que no, en gracia del demonio y en desgracia con el cura.

l\fas volvamos al asunto de la virginidad, tan ensalzada por los clérigos.

.á. la jóvenes las e timan mucho, pero cuando llegan á viejas, por má beatas que se vuelvan, las desprecian. Esto te probará que hasta la virginidad disminuye de precio según aumenta en años.

¿Recuerda aquella tia tuya que, seducida por los curas á. can a de la herencia que le dejara su madrina, se metió en un convento, abandonando á su ancianos padres?

¿ uál te parece mejor, ella que se enterró viva olvidando obligacione sagrada , ó tu madre que cuidó á tus abuelos y te crió luego á ti y á tus hijos? ¿Qué necesidad tiene Cristo de tantas esposas encerradas en conventos, como las del su). tán de Turquía en el harén? i la aturaleza no llamara á. la mujer al seno de la familia, las ensenanzas cristianas aca­barían con la humanidad.

P or lo que te dije al principio, verá que el matrimonio no fuá in titución ni de Dios ni de Jeaucristo, que no se casó: fuá y es una necesidad social para la conservación de la fa­milia, nece idad que el clero quiere monopolizar por el dinero que le produce.

i el matrimonio es un sacramento de institución divina, ¿por qué la Iglesia priva de él á sus ministros?

En los primeros siglos los clérigos eran casados, y hasta con má de una mujer; después, y con grandes esfuerzos, lo& papa los obligaron á permanecer célibes para aislarlos de la sociedad y poder movilizarlos más fáci lmente. Al ordenara& hacen votos de castidad, y tú sabes muy bien cómo los que­brantan. ¿Qué cura joven conociste en todos esos ah·ededore& que no tuviese su ama, sus amigas y sus soln·ino . ¡Á cuán­tas casadas no seducen , á cuántas doncellas no pierden!

- ó7-

. de que es -víc• f . ón las ten taclOnes tá ' Ellos saben por la con es~ e ha delinquido ;y la que es

t ·ma cada penitente; saben a qul a les arrastra á. ellos más 1 . . . la Natura ez . La

. ·ma á dehnquu, 'dado que tienen. prO XI · d y pOCO CUI . á Otros por la buena Vl a . ufre las consecuencta&. que 1 fi la muJer t

Naturaleza triunfa a ~· r lérigo· el celibato tiene una par e La culpa no es toda e e ' dejan que sus esposas

y los padres de familia otr~, ~~:;u:o le revelarian tal v~z, revelen á un hombre lo que r e lo que no dirlan á sus mts-

h .. digan aJ COn1esor Y que SUB !JaS

mas madres. · respecto un . 9. hombre ten• Las tentaciones naturales que una ofensa á Dios-y s!

a la mujer, ó viceversa, no so:iaerable impostor-; la ten-gf' en no podría perdonarles un . en ella y causar un ues h aria. para no caer

tación debemos r~c az á la sociedad . . el mal á no otros mismos y one· convendna que todo

Por estas y otras muchas r_a~me:te los clérigos, mientras e pudiese se casase, y espeCia ·roa por innecesarios, cos·

qu blo no Jos supn la ilustración del pue tosos y perjudiciales.

CARTA CUARTA.

. tres cartas an-testación á ID IS ¡· Recibí, amigo Juan, tur cotnamente que no aciertes á expf le7

do per1ec n· es que u teriore , Y compren te ha causado. tc carta el efecto que su lec;ur;ués de una larga noc~e o~scur~~ algo a í como una aurora es puedes divisar bte~ os o

. . á pero que no d t OJOS. que principias ver, blina delante e us ú jeto ' porque aun queda una ne creo que poco á poco, seg n

Ese efecto lo esperaba yo, y \aro .

vayas pensando , irás vie::~i:á;ac ar sln los acram~n~:~a:lt: Me preguntas cóm~ p ~ te sin comulgar, BID

bautizar á tus hijos , SlD con esar '

por la Iglesia, etc. . mi seria tal el escándalo que . i te gutaras por

D1ces que s d ias vivir ahí. • 1 que no po r armana e cura,

- 58-

Comprendo p rfectamente t u .. la aldea como tú é b' postctón, porque yo naci en

muy Ien que los bu ' t d sueltan la pre a in deti d . . 1 res e corona no

E n etse como ttgre 1 modo de alvar e te ob táculo e ·¡

en e ta materia . convencer! d 1 u t ra r á tu veci nos pas tor que da la vida por o .e que el cura n o e el buen

us ov ~a ino un t' d ~u e chupa la augr de . ' Ig re e sotana ciuo e ta ligera , ob er:V~Ja y carnero . Lee á tus con ve-. una ,-ez que la mayoría ::ones que a vuela pl uma te hago,

e¡¡má queunafat"apara convd~nza de que la religión no sacar tuero á las t

como vo otro , el cura e d a gen es encillas tenías hace año q•·te 1 d ·qbue ar como aque l perro viejo que

, ' a ta a pero no d' bér ele caído Jos dient ' po 1a morder por ha-es.

Ahí tenéi que no se puede er b . lo que manda la Igle ia católi ueno BID. c umplir con todo verdadera. ca, que os dtcen ser la única

Permite que te haga al unas . sacramento , por ejemplo. g ob ervacwues acerca de los

En primer luga r, te diré ue los . . la mayor parte de 1 q . prmCipales sacramen tos y

as ceremon1a cató!' .alguno per onaje

00 . ' t . tca , mucho rito y

L , tmi acwne de cul t t'

a creación A.dá E os a n 1guo . d

'l · u Y ' va u caída el d · . I nvw, la Virgen ·" , '. • peca o original el . luana, rt to la T . 'd

ctenso el agua bendita 1 p , rtnl ad, la ct·uz, el in . ta inmortalidad del 1 , al a cua, las llaves de an P edro ~ · ama, e precepto d ' ... SI mi mo el ayuno 1 . e amar al prój imo como

d . ' e ro ano etc et tod

on e or1gen pagano im ' t d ' ., e, a e tas cosa En segundo 1 h l a as por los cristiano .

ugar, as de saber 1 llone y millones de l b. q.ue en e m undo hay mi-d

. 1om tes y m uJ eres . f za os 01 bautizan h.. q ue DI ueron bauti-t

. us IJOs, que no se e li . a n e cléngos católico . on e an, DI se casan

, DI van á. m isa . preceptos que tu ¡ ,.¡e . d. ' n t cumplen con los

o Ia tce ser necea · gen tes viven y mueren t ·¡ anos para sal var e. E as h d ranq lll as y son onra as que lo católicos en su mayoría más

En tercer 1 , p~rque no son tan pobres . ugar, te ad vertué qu d 1

.son muy pocos los e e os católico ilus trados que cumplen con esos prece¡Jtos y , muy

-59-

contados los que creen pueda un hombre hacer dioses-hombres

ni perdonar los pecados . Si alguno de Jos preceptos católicos fu era necesario para

salvarse, Dios debiera habérselo ensenado á todos y cada uno de los hombres, y el número de los que se llaman católicos no alcanza al diez por ciento de la población del mundo . E ste hecho por i solo bastará para demostrarte que tu religión no es necesaria para sal varse, á no ser que la llamada Jus ticia Divina fuera la injus t icia suma. Ningun o de cuantos tiranos ha habido en la tier ra obligó á cumpl ir una ley no promul-

gada. ¿No dió Dios á cada uno sus propios sentidos corporal es, su

inteligencia y lo necesario para v ivir? ¿Cómo entonces habrla de privarle del conocimiento de la verdadera religión si ésta

es necesaria? Desde que hubo naciones ha habido g uerras religiosas¡

cada secta defendía su Dios á sang re y fuego· hoy sigue la lucha en el pú lpito y la prensa¡ no obstante, Dios nunca dijo quién tenia razón ni qué culto le gustaba más, lo que prueba que no exi te tal Ser upremo, ó no le importa nada lo que

los hombres piensen de él. En vista de esto , las naciones más civilizadas dejan que

cada hombre adore á. Dios según las inspiraciones de su con­ciencia. qui donde te escribo hay iglesia de casi todas las religion elil actuales . En una se predica que Jesucristo es Dios , y en la del frente lo contrario . El gobierno deja que cada loco siga con u tema. Y en efecto, es locura hacer creer á un hom-

bre en lo que no cree.

CARTA. QUI TA

Visto, amigo Juan, que mis cartas anteriores te han hecho dudar de las farsas de tu religión , tengo la esperanza de que al fin te convenzas de la verdad, y continuaré hablándote

de as un tos religiosos .

-60-

L o s milagros

A tu cura le has oido repetir un to en favor del catolici mo: a y otra vez este argumen-

•Ó la religión católica se entonces es divina, ó sin mil;ropagó por medio de milagros, y lagro. • gros, Y este es un verdad . . ero nu-

1 le arguyes que en ese caso t d nas, porque todas e han o as las religiones son divi-el catolicismo ento propagado, varias de ellas má

t ' nces te contest que o ras es debida á que halagan 1 a qu~ la propagación de las suya las refrena. as paswnes, mientras que la

La verdad . es preOlsamen te lo . más que la católica enseila contrano. Ninguna religión queda saldada la cuenta deq~e con confesarse y arrepentirse perdonara al lad ó os pecados. upón tú q 1 . d " r n y al asesin ue e Juez ~Jeran que est.aban arrape t 'd o que confesasen su delito y

diera vivir en una sociedadn 1 os. ¿<./.u.é hombre honrado u­conte~d~ía á los malvados? donde existiera tal ley? ¿Qufén

. Ah! tienes la razón or ~nm~rales · los clérigos ~doq~e los países católicos son los mAs o ~lsmo, se convertirían en ~~e~~ondan; si los jueces hicieran

orlo tanto el a 6 os e criminales ' rgument d · contraproducente. o e tu cura ó no vale nada ó es

Volvamos á los '1 . . m1 agros. ' t'.Has Vi to tú alguno? Pu

tu has visto. Todos eso~ de es no ha habido más que los que s~nto son pura fábula Allá que hablan en La vidas de los c1smo re· b · en los ti e los h i ma a supremo, había milag :pos en que el catoli-tanto a~ an por .vía de entretenimi::: . ~orrillo; los santos haga u os necesita para prolongar su o, o! que la Iglesia.

N no, por pequeilito que sea agoma, no hay quien ¿ 0 te acuerdas d ·

las viejas 6 aquellos cuentos de contaban cuando tú y é moros y brujas que yo ramos muchachos?

-61-

Hoy ya todo el mundo se ríe de esos cuentos, como se rei­d.n mañana de los milagros y prácticas religiosas. La civili-

zación todo lo va aclarando. Las leyes de la Naturaleza son inmutables, y de esta in-

mutabilidad dedujeron la de Dios. Un milagro destruiría la inmutabilidad de las leyes físicas, y por lo tanto, la de Dios. De esto se deduce claramente que ni Dios puede hacer mila­gros, so pena de destruirse. Por lo mismo, son completamente inutiles la devoción á los santos y las preces al Eterno. Por má que ruegues y reces al río que pasa cerca de tu casa, no dejará nunca de correr hacia la parte más baja. Los ruegos á

Dws producen el mi mo efecto. Deja, por lo tanto, de creer en milagros, como dejaste de

creer en brujas, y sobre todo, no des ni un real para funcio­nes de santos ni pierdas el tiempo rezándoles.

Las oraciones

El clero católico ha convertido la religión en una larga serie de actos exteriores, pervirtiéndola en su esencia. Con tal que uno oiga misa todos los domingos y fiestas de guardar, se confi ese, comulgue y cumpla con todos Jos demás preceptos, le llaman un buen c1·istiano, aunque mienta, no pague Jo qne debe, trate mal á su mujer, no eduque á sus hijos, envidie á. sus vecinos, codicie la mujer ajena, escandalice á los ni­ilos, etc., etc . Lo que el cura exige es qne cumplas con aque­llos preceptos que le producen dinero· lo demás le importa poco . Por criminal que uno sea, si le paga una fiesta para un santo, misas para un difunto ó deja una manda piadosa, .aceptará todo, aunque sepa que el dinero es robado, y hasta llamará anto hombre al dadivoso. La mayor parte de los bie­nes que la Iglesia poseyó fueron cedidos por hombres que los habian adquirido por medios no santos, y la otra arrancada A ignorantes creyentes á la hora de la muerte, haciéndoles los .clérigos creer á los unos y á los otros que con aquel dinero

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6 aquellas propiedades praban la gloria cele tla~ue pertenecían á los herederos, com-

Por poco que reflexiones lo curas es el a· ' verás que el d d mero. ver a ero Dios de

E to me induce á hablarte otra vez de

L os clérigos

Tu sabes que una v· . leJa marqu d O rre~o que por eso le llaman esa e tero dejó ahí los te-vecmos de tu aldea a· los Oleros, para que todos los e ta 1 pu teran aparta or r ella, e quilme et r en ellos sus ganado comu · ' c ., Y en una p 1 b . . ' n ID pagar tributo alg a a ra, utthzarlos en

upó uno. n que ahora se presenta

m~yordomo de la hace mucho tie un h~mbre diciendo que es ex~ge le paguen para pa tar ah' 7po dtfunta marquesa, y que qmlm~, etc. 1 os ganados, cortar leila, e -

¿Duás tu que ese homb m re es legrt· arque a y que cumple la últ' tmo representante de la

Lo primero que le duía · ~~a voluntad de e ta seftora? mayordomo, era que no po~: y esos vecinos al pretendido :arque a, porque cobraba po: ~er representante de la referida

erederos que dieran grati o que ella había ordenado á sus Pues bien. el tal . ' mayordomo 1 .

presentan te de J esucri to es e clerigo, que se dice re-dó dar de balde. y cobra por la gracia que é t Al se man-u . pretendido representante

n ~mpos_tor. ¿ ómo le llamarás a~e l!a · m~rquesa le llamarías xamma bien la vid e ngo?

conoces a Y hechos de t d h y compáralos luego con 1 . o os los clérigos que acerte. a pmtura ideal v que voy á

erdadero discípulo de . ~as y prácticas de este gran ~ato :s el que imita las enseftan-

debser humilde, desinteresado abes ro.dEJ verdadero clérigo ha e e ocorre 1 • onra o virt

consolar á 1 r a _pobre hasta donde le p~ _tuoso y caritativo; os tnstes, animar á los d rmt _an sus recursos,

esgractados, predicar la.

- 6S-

concordia y la fraternidad entre los vecino , animar á lo in ~ dolentes, disculpar y tratar de reformar á lo delincuentes, ser indulgente con la faltas del prójimo, amonestar con dul· zura a los que de cualquier manera se apartan de la senda d~ la virtnd· hacer, en fin, bien á todo y mal á nadie .

Tal debiera ser el hombre que aspira á er tenido por dis"

cípnlo, rep re en tanteó ministro de Cristo. .i un clérigo t11l, todo el mundo lo respetaría y lo vene­

raria; todo el mundo lo amaría. Un hombre a l, sea clérigo & seglar, no tiene enemigo , á lo menos entre gente honradas .

i, pues, los que a umen el tltulo de ministro de risto on despreciados y aborrecidos, no es porque la gentes sean

malas, ino porque son malos ellos, pues hacen lo contrari~ de lo que Cristo mandó.

Y en prueba de todo esto voy /i citarte un ejemplo. Tu ve que yo combato al clero porque lo creo una calami­

dad peor cien veces que los bandidos y lo a e inos; peor que el cólera· y no obstante, reverencio la memoria de fray Rafael de Yélez, arzobispo de antiago de Compo tela, á quien cono­cí de cerca. uando yo estaba en el Seminario, creyendo que se moría, fué á pasar allí algunos meses. Yo e taba enfermo y así que lo supo, fué todo los días á visitarme y á conversar, conmio-o. Era un niño con cuerpo de anciano y un ángel en forma de hombre. Al recordarle hoy, despué de cuarenta año , me parece la reencarnación del primitivo apóstol coro· panero de risto. Para aquel grande hombre y para todos los que se le parezcan no tengo más que amor y veneración.

Aquel hombre era clérigo, fraile y arzobispo; ninguno más que él merecería ocupar la supuesta silla de an Pedro; aquel hombre tal vez creía que podría fabricar dioses, perdonar pe­cados, sacar almas del purgatorio, etc., etc., cosas en que yo no puedo creer; pero era virtuoso, y por eso le perdono todas u faltas; era sincero hasta en sus errores¡ era un bienhechor

de la humanidad, incapaz de hacer daño á nadie· amaba á todos, buenos y malos, y no aborrecía á ninguno. El día en que se murió tenia seten ta reales de capital.

-64-

i los clérigos quieren que los defiend la ~uerra, que imiten a l arzobis .a en vez de hacerles Cn to y les perdonar . lo po se:ñOI V élez; que imiten á

Y . errores y ab 1 d

o qmero que el cristianismo . tr os que prodican . b h con 1 ta en ob ras ueca y ceremonia ra y no en pata. que ningún otro hombre ~a;a~a ; que el clérigo ea mejor de alma de r pre anta t dl a .e merecer el t i tulo de pa tor

n e e r1 to .

ARTA SEXTA.

Ahora te hablaré , ami o Juan con que ~u estro e g de esos terribles lugares

nras o aterran oruestro trabajo; me refiero á para arrancaro el fru to de

Los cuatro infiernos

Principiaré por el d aterno , adonde, según 1 e lo condenado ' ó sea el infierno la humant'dad. as ensefianza catól¡'ca s, va ca i toda

Ten presente que el noventa . la población del mundo por Ciento por lo meno de

d no es católíc ,

se con enan todos los que mu a, y que de los católicos lo más. eren en pecado mortal , que son

Calcula tU ahora 0 á t u n poco son lo os se condenan '1' dime 1 . s que se salvan y cuán -t ' . uego que -amente sabio que crea m' ll piensas de un Dios ínfini-hacerlo sufrir eteruameu~e.ones de bi llones de hombres para

. E ta es una de las mucha . DJOs sería lo m!\ malvad men tuas clericales, porque tal esto t d • · 0 que la mente p d · . e ara una idea de 1 ue e tmagt nar· pero to d as en traila que t d ' res e ese Dios. Lo té . en rán los inven-pr di · 0 ngos no creen . e can¡ Sl creyesen, no seria en es!l Infierno que ves cómo mandan de . n tan perversos como son .

1 prectar las r· · G o

.que e los acumulan tod 1 tqnezas al mismo tiempo a as que pueden?

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...\. esas predicaciones podemos llamarles frutos para la ex­portación; son para los creyentes, no para ellos.

Sí el infierno exis tiese, Dios seria el primero que debiera

entrar en él, y después Jos clérigos. 81 el Creador sabía ab eterno los que habían de condenarse,

<.para qué los creó? Su objeto no pudiera ser otro que el de gozar e en el tormento de sus criaturas . Entre todos los con­denados según la Iglesia, no se encontrará uno tan cruel como el llamado Dios de Misericordia.

Los curas dicen que el hombre se condena por su culpa, y que no puede salvarse sin la gracia de Dios, contradicción manifiesta que voy á pasar por alto para no confundirte con

explicaciones metafísicas. Pondré un ejemplo para probarte que si el hombre se con-

denase, la culpa sería más bien de Dios que de él mismo. i tú pusieses por todas partes dulces envenenados al al­

cance de t us hiJoS, sabiendo que casi todos los comerían á pesar de tus prohibiciones, ¿no tendrias tú la culpa de que se

envenenasen? Un padre que sabe las inclinaciones de su hija y prevé que

la tentación la r endirá, ¿no será un criminal sí la deja dormir

con un hombre? ¿Podrias tú, podria ese padre lavarse las manos como Pi-

latos y castigar con todos los tormentos imaginables y para siempre esas faltas que provocasteis en vez de evitarlas?

¿Qué pensarías de tal padre? ¿Querrias su amistad, l!l ado-

r arías como á un ser infinitamente bueno? Pues mucho peor que ese hombre es el padre del género

humano, á quien tu cura te manda adorar, y te exige dinero

para adorarlo él á nombre tuyo. Si tal infierno existiera, debieran ir á habitarlo, además de

Dios y los clérigos, Jos que teniendo uso de razón creen en

semejante aberración. Otra aberración de los clérigos es la clase de tormentos

que han inventado. Dicen que los condenados están rodeados de culebras, que viven entre llamas inextinguibles, qne les

ó

-66-

echan ¡ p omo derretido en la b ¡a~~ ti: p~lamas. y todos esos torm::~~::·a;u~sl bien ; ¿crees tú

n amiento? uando cal" ena es pueden afee pan, ¿te cau a algún dolor fi icolentas el horno para cocer e;

E l alma de que te hablan e pens~r en aquel calor? como tupen amiento s tan msensible á las ll

El cuer . . . amas po BI D Vlda no siente . .

al E to pn~eba que al morirse ~t~ la :!da ó alma sin cuerpo. purgatorio, porque u cuer om re no va al infierno ni

de compone y pa a cad po queda en la tierra n ell masa sól" d a parte á. unir e ' a e 1 a e vuelve tierra con su elemento La que salió; la liquida y la gas y entra en el reino vegetal de y vEuelven á alimentar plant:;sa e eva~o~·an en la atmósfera

to prueba á la ve 1 . y seres lVlentes . . fi z a lmp 'bT cw nal hayamo d . OSI 1 ldad de que el d' d 1 . .

mas . e re ncltar con 1 . la e JU!-~ue tu v1mo . 0 m1 mos cuerpos y al-

1 el alma es inmortal muerto no d • no puede mo · d pue e resucitar · 1 nr, Y lo que no ha

e otro cuerpos . . l e cuerpo lla ido á E resucitar. ' ya ammados, ya ormar parte egetales, tampoco puede

Ademá ' si el cuer cío final po y el alma e tán • > ¿cómo puede D ' . separados hasta e) J. U . -

mor1r? 108 cast1garlos inm di 1

y . e atamente al

s1 Dios juzg en a Y entencia á d que se muere ·á q . . ca a hombre en el

E • G ue v1ene el · · . momento

n verdad, en ve d d . JUICIO final? m . r a te di""O . o;w es capaz de entender la ~-e'ra;•go Juan , que ni el de-

a emos ahora al u . •g1 n católica. el siglo XI p rgatono, dese u biert descubrimi~:t~~: ;a producido a l clero m:s ~~llun papa en

El a mérica al 1 ones que el pm·gatorio es el lu mundo entero.

mo, la almas de 1 gar á •donde van se . mente satisfecho os que mueren en gracia 'sin gun el Catecis-

terribles torment::.r sus pecados, para ser allí p~;i~e: ;ntera-De dónd · a os con

e consta est a· menol!. 0 na 1e lo sabe pero ' no por eso cuesta..

-67-

Los clérigos dicen que van al infierno todos los que no se confesaron ó arrepintieron de algún pecado mortal, y agre­gan que para los condenados no hay redención; no obstante hacen entierros y dicen misas por todos, si hay quien pague, por supue to , porque el afán por la salvación de los demás se

desvanece como el humo si falta el dinero. Supongamos, por lo tanto, con los clérigos, que todo bicho

muerto, si es humano llos otros bichos son más afortunados) va al purgatorio, que es el presidio de la otra vida, donde como en el de ésta, tiene que estar cada uno más ó menos años según la cantidad y calidad de sus culpas veniales.

Ahora bien; tu cura te dice que Dios rebajará los allos de presidio de tu padre, por ejemplo, según el número de jorna­leros clérigos que alquiles para rogar por él. Si no pagas más que un responso, el indulto no será más que de horas, digamos; si un entierro con seis clérigos, será de un año¡ si con veinte y gran pompa, de veinte años, y asi sucesivamen­te. Si compras una indulgencia plenaria, entonces Dios con-

cede indulto absoluto. De aqu í podrás deducir las ventajas del rico sobre las de

un pobre diablo que tal vez por haber sido honrado, no dejó

nada para alquilar clérigos. ¿Qué te parece de !a justicia de ese Dios que vende indul-

tos mayores ó menores, según la mayor 6 menor cantidad de

dinero que se da á sus clérigos? ¿No es verdad que ese Dios se parece á sus ministros y los

ministros á su Dios? ¿Qué pensarías tú de un juez que vendiese los indultos se-

gún el dinero que les diesen á los alguaciles é hiciese cumplir toda la condena al pobre que no tuviese quien pagase por él?

E se es el Dios, Juan , á quien tu cura te manda sobornar con dinero para misas, entierros, honras y cabos de afl.o.

El L imbo de los }liños es el lugar adonde van e las almas de los que antes del uso de la razón mueren sin el bautismo• .

La invención de este infierno es más cruel aún que la de

los anteriores.

-68-

Un Dios omnipoten te y de infinita bondad crea seres, los deja morir y los condena á infierno perpetuo sin que hayan cometido pecado a lguno. El crimen de estas victimas de la. Eterna Ferocidad con iste en que no los han bautizado, ya porque nacieron en paises donde no se conoce el bautismo, ya porque sus padres ó tutore no qui ieron, ya porque se murie­ron sin dar tiempo á que les echaran por la cabeza un poco de agua fría, muchas veces sucia.

¿ omprenderá ahora, J itan, por qué no puede ser católico ningun hombre que tenga uso de razón?

Yo dudo que el atanás con que el cura te asusta crease seres destinados á un infierno eterno sin que le hubiesen he­cho á él ni á nadie la má leve ofensa, y sin darles una opor­tunidad de ganar la g loria.

¿Eres tu capaz de imaginar nada más detestable y odioso que el Dios de los católicos?

Dicen que crea á los hombres para su gloria. En ese caso se complace con los tormentos de los condenados.

El lnfiemo de los Jus tos, ó Seno de Abraham, es cel lugar adonde, has ta que se efectuó n ue tra redención, iban las al­mas de los que morían en gracia de Dios , después de estar enteramen te purgadas, y el mi mo á que bajó Cristo, real y verdaderamente• .

Este lugar viene, por lo tanto, á ser una antesala de la Glo­ria . Aquellos justos no podían entrar en la Bienaventuranza hasta que el P adre Eterno no hiciera ma.ta.r á su inocente hijo para aplacar la cólera que le habían causado Adán y Eva, des­ayunándose ó merendando con la manzana prohibida que él babia puesto á su alcance.

Por fortuna, los hombres son menos crueles con sus hijos que el buen Jehová. Si fuera necesario crucificar un Cristo por cada manzana robada que se comen los muchachos, las cruces no cabrían en la superficie de la tierra.

Aquellos justos no pudieron entrar en el cielo hasta que Cristo murió por ellos; esto es, hasta que un inocente murió por los criminales .

-69-

extrafia la justicia del Padre celes­¿ N 0 te parece algo

tia!? J . te sentenciaran á muerte por un ·Qué dirías tú, uan , SI ·a ? (. • t hu hiera come ti o. . . ó

asesinato que o ro a· las cosas de tu rehgl n En verdad, en verdad te ¡go que . l diablo

d · tú ni el cura m e · no las entien o yo, n~e l~s infierno; y pasemos á •

Mas salgamos ya.

La G l oria

. e eterna dicha, eterno jolgorio y otras gan-Esta mansiÓn d t'l 'cos escogidos que pa-. I 1 · ara los ca o 1

gas, la de tma la g esia p 1 1 de Valencia; he dicho mal , gan; los demás se qu_edan á a una

van á. lo profundos mfiernos. n gracia son pocos, el Ól. - ue mueren e

y como los cat ICOS q barato allá el hospa-a· . y ser muy cielo debe estar me lO vac¡o d caro el billete de en-

te 1 s curas ven en muy . JJL daje; no obstan , o . r ue ellos no esperan Ir a ,., t rada. Tal vez u ben la tar:~ . po . ~u pie ras que tus padres, ó

Dime: ¿pudieras tú ser e IZ Sl s ó cualquier otro hom-h .. tu muJ·er ó tus hermano ' tus !JOS Y ' · d ?

. fi ' t te desgracia os. bre eran m n1 amen . . D ' los bienaventura-Pues b1en !OS Y .

Desde luego que no. f' 1' ' á no poder más, sablen-a· los curas e ¡ces dos son , según ¡cen . s d~ seres sufren eternamente. do que millones de millone . d un Dios tan cruel y de

·Querrás tú estar en compail.Ia e (, l ' d ?

Seres tan de natura ¡za os. dos lugares incom-. cluyen · son

El cielo y el mfierno se ex t ' ados estén en una espe· 1 b'enaven ur

Patibles, á no ser que os 1 1 orl· a en cuyo caso su de-dido a mem '

cie de sopor ó hayan per r ' tada y muy estupida; en una cantada felicidad será muy Iml 1 dos centavos al cura por palabra: no valdrá la pena de pagar e

ella. . . un oco sobre todo lo que te dejo Por conclusiÓn: piensa p o te ensefl.a más que

á de que tu cura n b dicho y te convence~ s . d ue lo mantengas sin tra a-absurdos, con el cantatlVO fin e q

-70-

jar. Para lograr su ob;eto no t'e . D' " 1 ne mconveníent . un IOB absurdo, infinitament 1 e en pmtarte sible . e crue Y á todas luces impo-

Dicen que el hombre es una criatu todos los malvados no ha ra depravada, y entre

Do y uno que se pare lOS bueno. zca en crueldad al

. i tal Dios existiese, seria me. or no . ni con sus inventores y . . ~ tener relacwnes con él

mm1stros .

ARTA SÉPTIMA

Vi tos los absurdos que tu I 1 . ahora, amigo Juan del J'b g es¡a te ensena, hablaremos

' 1 ro en que el clero los apoya.

La Sagrada Escritura

Tú nunca has leido este libro . por el Espíritu anto '.que te dicen fué inspirado D' h • Y que contiene 1 1 .

lOS a hecho al hombr Tú as reve acwnes que lo han leido que es in e. creerá ' como todos los que no to 1 ' comparablemente . os hombres han escrito E t superwr á todo cuan-

por . . s e es un error . . que prescmdiendo de 1 . cas1 umversal 'ó a gunos hbro ó . '

Cl n, no hay un escrito má . d san ntmos de prostitu-corruptor de las buenas st m ecente, más inmoral ni más t cos umbres q 1 1 ura, según te haré ver. ue ata Sagrada Escri-

. Los papas prohibieron la lectura d . yendolo, el más torpes e ese hbro, porque le -

b d e convence de q o ra e hombres bárb ue en su mayor parte es

aros que tratab d . menes atribuyéndolos á d an e Justificar sus cri

El f . man atos exp d J -

raile Martín L t f resos e ehová.. d . d u ero, undador del ec1en O al mandato d C , protestantismo obe-

e nato E cudr '- d la ' con:endó la lectura de la Bibll ~na s EscritU?·as, re-meJor medio de anular el p a ód Escntura Sagrada como el generalizarse el uso de la . apa o. Tan pronto principió á

Imprenta, los protestantes se dedi-

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caron á. la impresión y repartición de Biblias traducidas del Jatin {¡,las lenguas vivas. Esto forzó á los papas á hac11r lo mismo, pero con notas puestas á su antojo. La lectura de la Sagrada Escritura sin las explicaciones de la Iglesia, está prohibida aún hoy. Esto nos demuestra cuán mal inspirador debe ser el Espíritu Santo, una vez que sus obras no pueden

entenderse sin necesidad de intérprete. Pues bien; á pesar de todas las interpretaciones de la Igle-

sia, la obra es en muchas partes ininteligible, obscura en otras y contradictoria en casi todas. Te haré de ella un breve

resumen. Los cinco primeros libros llevan el nombre de :Moisés ,

aunque no fué él su autor, por cuanto en ellos se dice, entre otras cosas , que ha la hoy no se sabe dónde está su tumba, la

de Moisés. Los libros atribuidos á éste principian describiendo la

creación del mundo en seis días . La ciencia ha demostrado que el Universo necesitó para formarse millones de millones de años, y la Iglesia, para no dejar quedar mal al Espíritu Santo, dice que los seis días fueron seis larguisimos periodos, sin importarle un comino que la Escritura diga: • Y llamó (Dios) á la luz dia y á las tinieblas noche, y fué la tarde y la matlana un dia. • Y fué cla tarde y la mailana del dia segun-

do• , el tercero, cuarto, quinto y sexto• . Está claro que aquí se habla de días y no de períodos in-

defi nidos de tiempo . En el capitulo primero dice el autor de Jos libros atribuí-

dos á. Moisés: • Y creó Dio al hombre á su imagen, á imagen

de Dios Jo creó: macho y hembra Jos creó. • En el capitulo TI dice el mismo autor que Dios formó al

hombre de barro, que lo puso en el Paraíso, que hizo pasar delante de él todos los animales, y que no pareciéndole bien que estuviese solo, lo adormeció y le sacó una costilla, de la

cual hizo la mujer. ¿Son estos dos personajes los mismos de que habló en el

capítulo primero, ó son otros?

-72-

Del contexto del lib d porq D ' ro se aduce q ue JOs puso una sella! á O l ue no son loa mismos que lo hallase a n para que no lo t ' . ma ase el

. u padre era el único bo m sefial alguna mbre entonces, y debía En . · conocerlo

. . egmda se dice que Caín qUien si entones . se casó Y que tuvo h" · no ex1stía aú á

1JOS. ¿ on

p ue no babia és ta tenido tod . oh~ s mujer que u m~dre Ademá ¡ f av1a IJas? '

' a o undó una ciud d para su muJ' er? a · ¿Para quién? ·P . • • G ara s1 y

Todo esto indica que D ' . E l E pí r itu anto com~~iócreó má~ de una pareja.

plen te era el animal más as t t otra pllia diciendo que la ser­:rr~strarse sobre su pecho e~ :~~ ·que hablaba. Condenarla á enEJendo.pies, no le quedaba otr Jmde~ente tonto, porque no

n m¡ op ' 'ó o me JO que a d á IUl n, la in vención d 1 n ar á. rastras. b que encontrando el escri tor bí b~ · pecado .original es debida

re, creado á imagen y sem . leo tan tmperfecto al bom-perfe~to , echó mano de la ca~~:nza de un Dios infinitamente ~~ .dtferencia en tre el Adán . de Adán para salir del apuro

a n caído ó pecador por habtnolcendte, imagen de Dios y ei manzana 1 er e ado . ' dá ' es a misma que e t un mordtsco á una

n, lo mismo que t n re tu cura y tú : el p . pecad u cura comí . rtmer

or t uvo como tú ' a Sin trabajar y el Adá el pan . que udar la gota g d ' n E or a para ama ar

ta es la única di fe rene. de nue tro primer pad ta que existe entre las dos .

y te d. re. e pocas b tgo más, Juan· el .

er ~ido algún levita, 6 . ea ~~:~.ntor de la tal fábula debe ha-~:~ a .frut~ prohibida era la de:J¡ob de aqu~llos tiempo ' por­dar~ c~en cia , que ab¡·e lo ojos á 1 r o! del bten y del mal, que

ya e en los embaucadores os creyentes y les hace par-que debía er lev· .

las ofrendas de aín y;~~~ Ita~ novelista lo prueba lo d cos, ofrecia á DIOs lo mejor-: . E te, tonto como lo católi~ ser los representantes de D' ú sabes que los clérigos dl'c 10s- y 0 · 1 en ' am e daba lo á m s malo;

- 7S-

de nbí el que los curas le tengan tanto odio y le presentaD

como el asesino de su hermano. Por abrev iar saltaremos á la torre de Babel, invención de

algún babieca, para explicar cómo á la vuelta de pocos siglos hablaban diferentes idiomas Jos hombres, que era necesario hacer descender de una sola familia y que no hablaba más que

un tdioma, no se sabe cuál. St Dios hubiera ensenado los idiomas 8. Jos hombres, las

lenguas más antiguas debieran ser las mas perfectas, y resul-

ta touo lo contrario. Ru pongo que los teólogos no pretenderán sostener que

todas las lenguas y dialectos conocidos fueron ensenados por Dios en Babel, porque hay muchos que los hombres inven­taron , modificaron y perfeccionaron en siglos muy posterio­res . i el hombre pudo inventar idiomas después, ¿por qué no habla de poder entonces, cuando acababa de salir vivilo y coleando de las manos de su perfecto Hacedor?

E l hebreo, en que se dice haber hablado Dios á su pueblo escog ido , es un idioma muy pobre. El griego y el latín 'Son muy superiores á la lengua de Jehová..

Pa amos ahora al diluvio, llamado universal por el escri-tor bíblico, que no conocía de la tierra más que una peque!l.a parte del antiguo hemisferio. Lo probable es que en Asia hubo una gran inundación á cau a de erupciones volcánicas. y de ahi la gran fábula del diluvio universal y de la mons­

truosa arca del viejo Noé. Lo hombres se habían depravado, y Dios se arrepintió de

haberlos creado. o encontrando en los almacenes de su omni­potencia otro medio de exterminarlos, echó mano del diluvio.

En toda la tierra no babia más que ocho personas buenas y ¡qué casualidad! formaban una sola familia. Ésta y un par de animales de cada especie fue1·on los únicos que se salvaron, y perecieron de una indigestión de agua todos los demás seres, no solamente los hombres, sino también los animales, que su­pongo se habrían pervertido igualmente. ¡Qué animaladas l&

atribuyen al tribu lado de Jehová!

- 74 -

Tú creerás que des pué de esta . quedaría un hombre m 1 . punficación general n E a o, que todos se • . o spera un poco. nan as¡ como ángeles

El justo oé celebró su sal vación . padre y muy efl.or mio h'' 1 con una borrachera de mismo traje en que s~ mnad lJOI ohencontró durmiendo en el h re o abia ·a

ermano para burlar e de él É t pan o, y llamó á. sus <: b · ¡ · · ' os «anda d h u neron as vergüenzas d ' n o acia atrás• deben descender la beata . e su padre sin mirarle. De ello~

Tan pron to el viejo Noé su o 1 ~l hijo que e habl b 1 d p o que babia pasado mald ''

l . a ur a o de él no 1 h b ' ' IJO

a Jaqueca-y lo condenó á. - e a Ia pasado todavía her ser esclavo de 1 ·

manos, lo que no consta se 1 1' os Siervos de sus E t ·ea Iza e

o re otras muchí imas . . . -en compendio la de Lot mmh~~ahdades bíblicas te relataré

T . y sus IJaS 1

no ema éste tre ángeles hospedados en l le tocaron á la puerta dicié d 1 su casa, y los veci­, os huéspedes. n o e que les dejase conocer

opio la cante tación de Lot: cTengo dos hij as que aun ti~car y abusad de ella como no ha~ conocido varón ; os las

n•ngún mal á esos hombres qu:rá is, con tal que no hagáis mi tejado. • ' pues an entrado á la sombra de

¿Qué te parece, J uan de d e la destrucción de Pen'tá 1 ~~e padre á quien Jehová sal va

¿No defenderías tú con ~o ·~ _P ues ahí t ienes un pro te u ¡~Id~ el ~onor de tus hijas?

t anamente á us veci nos g o e DIOs que las ofrece volun-

E tas dos muchacha~ de . r on á su padre dos noches s pu~s de salvadas ' e m briaga--él una noche y amb . . eguidas; cada una durm . ó nada. as concibieron, sin que el d I .con pa re supiera

Esto que se lo cuenten l b d ón ~el E píri tu Santo . a obo de Caria, dicho sea con par-

SI Lot y s h" . us IJas eran tan mo 1 muneron en Pentápolis? raes, ¿qué no serían los que

-75 -

Y esto y mucho más sucedió después que Dios purificó el

mundo con el diluvio. Más tarde encontramos cautivo en Egipto al que fué pue·

~lo escogido de Dios . Jehová escoge á un asesino llamado Moi­sés para libertar á su pueblo. Faraón, ó sea el rey, se opone, y los egipcios son castigados con las diez famosas plagas. La última fué el asesinato en una noche de todos los primogéni­tos, ó hijos mayores, incluso los de todos los animales.

¿Has visto, Juan, mayor animalada? Después de vagar cuarenta afl.os por el desierto, empren-

dieron los judíos las guerras de rapilla y exterminio contra los habi tantes de Canaán ó Tierra Prometida.

Para muestra te diré cómo trataron á las madianitas. Después de vencerlos y matar á los reyes y á todos los varo­

nes, dice el Lib1·o de los Números , capitulo XXXI, versiculo 9: • Y tomaron sus mujeres y sus hijos, y todos los ganados,

y todos los muebles; saquearon cuanto pudieron alcanzar. • Al asesino Moisés le pareció demasiado humano este pro­

<leder; montó en cólera y dijo á los jefes de la expedición: Ve1· !culo 17.- cMatad, pues, á todos cuantos varones hu­

biere, y aun también á los nifl.os, y degollad las mujeres que

-en coito conocieron á hombres. • Verslculo 18.-•Mas reservaos sólo las muchachas y todas

las doncellas . • En todas las demás expediciones de rapifl.a y exterminio

<lumplió al pie de la letra el pueblo escogido los mandatos de

Moisés. Atila y sus bárbaros del Norte no fueron tan bárbaros como

.Jehová y sus bandidos. Los patriarcas tenían .muchas mujeres y despachaban á las

que se ponían feas ó no tenian hijos, matando á pedradas á

las que cometían adulterios. El santo rey David, no contento con todas las mujeres

que tenía, hizo matar á Urias para casarse con su viuda, y su hijo Salomón, escogido por Jehová para hacer su templo, tuvo

700 mujeres y 300 concubinas.

-76 -

. i los gallos podlan coro etir amigos y contertulio de Je~o á con estos santos pat¡·iarcas

uando el rey David no ;i . ' tado, le metieron en la po a moverse de puro vieio y cal y cama una vi J gas-

or. alomón viend rgen para que le di le era inútil l ' o que á pesar de tod ese

de van_idades~ to~:r:ll~,a:7:~~~ó lleno de afli;:ió:~s .~v:u:r::~ DeJemo e tas hiato . .

ralidades , y pa emo á n~:t:an saturadas de crimenes é inmo-

Era é te h · un o m bre e ·u á la categoría de D ' nc¡ o y honrado, elevado á

Los lO por lo fanáticos m tarde cuatro Eva r ·

en tant nge lOS son tan div a partes, que e dificil i _ersos y se contradiceo. ~ue verdaderamente dijo é h'' no Imposible, averiguar 1 J.unto se desprende es IZO Jesucri to. L o que del o es.te _hizo que lo cr~cifi;::::tacó la avaricia del clero y e::~ ml Ll pudiera. ' como el de hoy me crucificaría á

a doctrina que predicó . de malo. Mandó amar ha ta ~~:sne mu~ho de bueno y no poco ex~no, recomendando una r e!' ~~emtgos y condenó el culto trab ~tre lo malo que en eñó te~~~:. en espíritu y en verdad.

&Jo, el de precio de la fa T loaré la condenación del

::~rar e á. ~ios por completo~~~:: todo lo terrenal para con­de a avalrfilCla de sus paisanos y de~ errores dimanaron tal vez

que e n del mu d a creencia en teciese d n o e aproximaba d que estaba

E uran te aquella generació ' e que tal vez acon-te solo error te b n.

d J a ~d a · J e ~u& I elsu?risto no era Dios' n~~!o .ua~ , para convencerte

. . u g es¡ a no abe . , ' n SJq U lera profeta 1d10ma en q utenes fueron lo · . . que escribieron· no b s evangeli tas ni el Inspuados, sin cuid ' o stan te, so tiene curren arse de las cont di . que fueron · ra cc1ones en que .

L '1 ID· os mt agros atribuidos á .

yor parte de ellos consisti Cnsto son pura fábula La Y paraliticos . an en expeler dem · · roa­hubo . y resuCitar muerto H omos, Cl1rar ciegos

exorciStas, pero hoy ningú n :Íéri asta h~ce pocos anos go medianamente ins--

-77-

truído se atreve á decir que existen endemoniados, ni brujas,

ni personas que hacen mal de ojo. La mej or prueba de que Jesucristo nunca hizo tales mila -

g ros, la tenemos en los mismos judios, entre quienes predicó. ¿Crees tú que si le hu hieran visto curar enfermos, resucitar muerto y otras maravillas, hubieran exclamado: c¡Caiga su sangre sobre nuestras cabezas y la de nuestros hijos!•?

E ·to no es posible. Dicen que Cristo dijo también que el que tuviese fe remo·

vería las montanas, y vemos que los más crédulos no pueden mudar una paja si no la tocan con la mano, lo mismo que el

más incrédulo. o tengo tiempo, Juan amigo, para entrar en pormenores

sobre este asun to ; bástate saber que después de Cristo, lama­yor parte de los hombres abandonaron sus .familias y queha· cerea para irse á los montes y vivir como las fieras, pero más sucios. Muchos se mantenían de hierbas, azotaban sus carnes, se dejaban comer de los parásiws y pudrirse de úlceras.

Ahí t ienes los frutos prácticos del cristianismo. Las ór­denes monásticas, con reglamentos á cual más extravagan­t e, principiaron á multiplicarse de tal modo, que el mundo católico se pobló de conventos, ó sean comunidades de hara­ganes, que v ivian, engordaban y se enriqueelan á costa de los

credulos trabajadores. E l mundo siguió asi durante los largos siglos de la Edad

Media, edad de miser,ia é ignorancia, y no principió á prospe­rar hasta que no se rebeló contra el fanatismo cristiano.

Á. tu cura le habrás oido deci r muchas veces que en los conventos se guardaron los restos de la civilización griega y ·romana. Esto es el reverso de la verdad. El clero quemó todos los libros que no hablaban de milagros y vidas de santos; si algún otro se esoapó de la destrucción, fué porque no cay6 en

sus manos. Si los frailes fueran amantes del saber, ¿quién tuvo tantas

oportunidades como ellos para dedicarse al estudio de la cien­cia? Sin familia y sin cuidados ni otras atenciones, porque te-

-7

nían la subsistencia asegu rada, pudieron haber hecho más que todos los seglares jun to . ¿Y qué hicíeron? ¿Qué les deb& la humanidad?

Por dondequiera sembraron la ignorancia y el fanatismo, se aliaron con los reyes para poder explotar mejor y asegurar su modo de vivir in trabajar. En vez de es tudiar medicina, s& dedicaron á los exorcismos, la a tronomía la convirtieron en astrología y asustaron á los creyen tes con los eclipses y cata­eH mos naturale , diciéndoles que eran castigos de la Provi­dencia, porque no pagaban ba tanta a l clero; en j urispruden­cia establecieron el derecho di vino de los r eyes y el del clero y sefiores sobre las personas y bienes de los pecheros; en filosotla adoptaron la del gentil ristóteles por no tener nna suya, y la teología la redujeron á una serie de disputa ton ta é inútiles.

He ahí lo que el clero hizo durante toda la Edad Media. Cuando al fin, á pesar de las persecuciones de la Iglesia á

los sabios, principió á i:iorecer la civilización moderna, el cle­ro, á nombre de aquel que perdonó á sus asesinos en la cruz, estableció el infame tribu nal de la Inquisición y quemó miles y miles de hombres porque eran demasiado hon rados para decir que creian lo que no podían creer.

Concluiré, Juan, con alg unas reHexiones acerca de la mi­sión de J esucristo.

Dicen que vino á redimirnos del pecado de Adán, y nos dejó lo mismo que antes. Véaslo, si no .

Por causa de aq uella tentadora manzana perdió el hombre su amis tad con el Padre Eterno. ¿La ha recobrado? Fué conde­nado á trabajar. ¿ o siguen todos haciendo lo mismo, excepto los curas? Fué condenado á morir. ¿Es ahora inmortal? La maldición de la muj er consis tía en parir con dolor. ¿No sufre ahora lo mismo si no le administran cloroformo? La serpiente fué condenada á arrastrarse. ¿Anda ahora sobre la punta del rabo, 6 vuela?

Esto te demuestra, Juan , que la tal redención del hombre por Jesucristo, fué tan fábula como la reforma del género hu­mano por medio del di luvio.

-79-

. ~ rmó las costumbres, te dirán . Ya t~ El cristiamsmo re o. 1 . d d durante los siglo&

duJO en a so01e a . . . , dije el efecto que pro t b es se debe á la civthzaclOn ,

. L forma de las cos u m r 1 mediOs. a re 1 . s· dudas de esto, compara e

tan combatida por la Ig est~. L 1 de la citada Edad Media, do de la sociedad actua con e

esta . . . o es tuvo en todo su apogeo. en que el cnsttam sm bl atólicos son los más atra-

Par final te di~é ~u e los p~e ueo~:s de saber que la Iglesia sados entre los crts ttanos, po qt todas son cris tianas . Los

. 1 sectas protestan es 1

p gnega y as á éllas porque no miran a apa cató licos detestan á ésta YD. aq u 1 tierra Los cristianos no-

¡ ntante de tos en a . . como e represe d a adorar ídolos ó semt-católicos son demasiado ilustra os par

dioses.

CARTA OCTAVA

t s tación á mis anteriores. M& Recibí, amigo Juan , tu con.de d ue la religión católica

á · convenct o e q dices que est s ya cast 1 1 para vivir á costa de tu

f . n tada por e e ero ó es una ar a tnve d . !tos á Dios y á la raz n, Y . cúmulo e m su trabaJOj que es un ·l . ero me preguntas con que estás dispuesto á abandonar a, p ? ¿Cómo puedo vivir

1 . ·Qué he de creer entonces desconsue o. "G

sin religión alguna?• certe t espero conven · Voy á contestar e, Y no inculto destruyes

mbrar en terre Así como tú para se b 'é tes de ensefiarte lo que es

1 ¡yo taro 1 n, an . antes la roa eza, as . d . las preocupaciOnes Y

l. .. qutse estrutr to la verdadera re tglOn , te Paso por lo tan

d ofuscaban tu roen . creencias absur as que á explicarte

La verdadera religión

de un mandamiento, que es muy sen­Ésta no tiene más

cillo: · as pm·a ti. No hagas á ot1'0 lo que no quter

;

-80-

-¿Y el amor de Dios no es primero?-me preguntarás. No. Y te diré el por qué.

De de que lo hom bres tuvieron uso de razón, han venido despedazándose lo unos á los otros por causa de ese Dios. Como te he dicho, cada uno creía que el suyo era el verdadero y t rataba á sangre y fuego de convencer á los demás. Las guerra religiosas han co tado más lágrimas y sangre que todas las política , y no ob tan te e e Dios, que con una pala­bra hubiera terminado la contienda, no quebrantó jamás su s ilencio.

E to prueba que debe importarle muy poco la idea que los hombres se forme n de él y la cla e de culto que le rindan.

Y debe importarle también muy poco la uerte de sus criatura , porque nada, absolutamente nada hace por ellas.

upongo que al leer esto vendrán á tu mente las creencias que el cura te imbuyó y me dirás: •Pero nos creó. •

Voy á contestarte.

Mi padre me engendró por su gusto-lo mismo que Dios creó al hombre para u g loria - ¡ por esto ningún favor le debo; no ob tante, su memoria es sagrada para mí por los be­neficios que me hizo, cuidándome en la niñez, manteniéndo­me, vis tiéndome y educándome después, hasta ponerme en disposición de ganarme la subsistencia. Sus cuidados no ce­saron aún entonces; me en eñó todo lo que la experiencia le había enseñado¡ me dió buenos consej os, se alegró de mis prosperidades y se en t risteció en mis desdichas; hizo, en fin, por mí cuan to pudo, y á. veces más de lo que moralmente podía.

P or eso, y no por el mero hecho de ser mi padre, le debo eterno agradecimien to, y la misma deuda tendría con cual­quier otro que, sin haberme engendrado, me hubiera llecho ig uales benefi cios.

P or el contrario, si mi padre hubiera sido un hombre rico y al nacer yo me hubiera dejado á. la intemperie; si teniendo abundancia de víveres me hubiera dejado comer hierbas ó lo que encontrase á. mano¡ si sabiendo que babia plantas vene-

- Sl-

· d · me defendiese de me lo hubiera advert1 o; S1 no él nosas, no a· d hacerlo· si yo enfermase Y animales dañinos , pu 1en o ¡' no me la diese; si me

d 1 dicina que me curar a ¡"¡ sabien o a _me . . io no me hubiera avisado; si á é e viese ir hacta un prectp1~ y d . . fin pudiendo hacer-

d 0 no tuvtese na a , s1, en ' . . sobrase to o Y Y . d ·qué amor, reverencia 01 me feliz me dejara ser desgraCia _o , c.

d b ¡ á. tal padre á D10s? . respeto le e era . 'D. o existiera sería necesano

Alg unos han dicho qu~ S I . lOS ·nt debe suprimi1·se, como 1 d · ré que st Dzos exzs e

inven tar o; yo 1

. la realidad porque es un se suprime á un monstruo, Sl no en '

·a 1 en nuestra mente. ente puramente 1 ea ' ó . á. h blar ni á escribir, ni la mecá-

Dios no nos ense~ Dl a ·a · 'ni la historia natural, ni · 1 h " · e 01 la me 1cma,

nica, m a 1g 1en • . cuáles plantas eran la fí sica, ni la química. ¿Cómo su~1:~s á los que las comían. venenosas? Porque vimos quedma a a"vir baJ·o el agua? Vien-

. b . e no po emos Vl ·Cómo deseo nmos qu

0 fin son los cono-

G h aban Muy pocos, e ' ~ 1 do á los que e a og . h n costado muchas víctimas"" a cimientos humanos que no a

humanidad. 1 d tantas cosas al hombre, . d · en ba re ve a o lé

Ese DIOs, que 1C boso excepto para los e . h ñado nada provee ' d . d nunca nos a ense . d la Naturaleza ha eJa 0 '" . los catachsmos e h r igos. Aun m .. s. en . "é nacidos· muchos om-

h t los niños rec1 n • J t " . que pereciesen as a . . . d ·n que la Eterna us 1c1a · d aJ ust1c1a os s1

1 brea inocentes han SI o h oprimido siempre á os 1 ror· los fuertes an

manifestase e er ' . á.s ha intervenido . débiles, y el Todopoderoso Jam . te se le debe al hombre, y

b . 1 bien que ex1s . En una pala ra. e ada según dicen, por

1 S á. la Naturaleza, ere • todos los ma e

Dios. de todo su cinismo, negar No pudiendo el clero , á.. pesard 1 obra del Ser Perfecto,

. fecciOnes e a d las innumerables lmpe~ . o ue allá. se remediarán to os apela á. la otra vida, dlCtend u~llos que ab eterno fueron pre· estos males, menos los de aq

destinados a\ infierno . é to á. Dios? ¿Con qué derecho ¿Qué tendrán que agradece_r s :e le amen sobre todas las

ese Ser de Bondad infinita ex1ge q 6

2-

cosa los que más que á todas las cosas y hombres deben ab<:>­rrecerle?

Lo repito. El Dios católico hay que suprimirlo; no es más que un demonio disfrazado.

1\Ia á todo e to, ¿qué es Dio ? ¿Quién es ese Ser, al que nos mandan amar sobre todas las cosas?

El ateci mo católico lo define a í : cEs una cosa, la más excelente y admirable que se puede decir ni pensar ... »

Por esto verás que de pués de todo ese Dios no es g1·an cosa, por cuanto no excede lo que se puede pensar.

• n Señor infinitamente bueno (infinitamente malo, de­bieran decir), poderoso, sabio (pase), justo (falso), principio y fin de toda las co as .» De todas las calamidades, sandeces y ton terias, ser! a m á correcto.

¿Has comprendido, Juan, por esta definición lo que es. Dios?

No. Y lo mismo les sucede á todos los hombres. i en lo sucesivo alguno te pregunta lo que es Dios, con­

téstale:

-Es una co a de que todo el mundo habla y que nadie com­prende, y acerca de la cual se han dicho los mayores dis­parates .

Dios es la causa que produjo el Universo. La fe dice que e a causa e un ser eterno, independiente de su obra, y le atribuye todos los absurdos de que te he hablado; la ciencia busca la cau a dentro del mismo Universo y sostiene que éste es increado, lo mismo que el Dios de los teólogos.

Para no meterte en hondura metaflsicas, te diré que el Uni ver o lo vemos, lo palpamos, lo examinamos, y que á Dios no se le encuentra en parte alguna; que es lo mismo que el miedo, de que te hablé en la primera carta.

Desechando la idea del Dios teológico, se explican fácil ­mente las imperfecciones y miserias del hombre.

El crecimiento de las plantas pende de la calidad y cultivo· del terreno,:de la humedad, del calor, del aire, de la luz y de. otras muchas causas fisicas.

-83-

. d n el desarro11o y la. salud del ho~bre. Lo mlsmo su ce . e co t as muchísimas causas fis1Cas,

El ejercicio, los ahmento~ y óo :ebilitarle á su larga vida ó contribuyen á robustecer e '

muerte prematura. nter!a de los que hacen rogativas Esto te demostrará la. to h 6 les conceda una lar-

á Dios para que les dé buenas cosec as

ga vida. J. de que Dios nada hace por b. y te convencer ... s H

Observa ¡en, h lo todo de por ~{. ¿ as é te t'ene que acer el hombre; qu9 s . ~ d una beata que se pasa la vida re-vis to nunca q~e el tr¡gol ~ 1 vecino que no va á misa, pero zando sea meJOr que e e

trabaja y cuida de sus siembras? t' etc que el cura r muertes repen 10as, .,

Las catastro.es, á efectos naturales. D ' o son m s que

llama castigos de ws, n h es lo mismo que pro-ré . producen uracan '

Causas atmos•' ncas ' L muerte repentina es 11 • las seqmas, etc. a

ducen las u Vlas, édico explica. d fi ·coqueunm

efecto de un desor en sl . d d u e tal Dios no tiene de-Creyendo haberte conv::c~:da eh!ce por nosotros, paso ~1

recho á nuestro amor, porq , . será objeto de prÓXl· llamo Mandamiento untco, y que que yo

roa carta..

CARTA NOVENA

Mandamiento único

NO E Tl!l HAGAN Ul!l NO QUIERAS QU

HAGAS A OTRO LO Q Ó O COMO A TI MISMO Á TI, Ó A MA AL PR JIM

t dice fué . . o Juan, que el cura e Este mandamiento, amlg . t' os exclusivamente, es

J. a 1 . diOS y CrlS ¡an p dado por Jehovu. os JU l género humano. or tan viejo como el uso de la razón en e

.. 6 no lo contenga. D' . eso no hay rehg~: n que d o fué revelado por lOS,

Este mandamiento tan ensalza o n

-84-

fué inventado por el hombre y por provecho propio¡ por amor á sí mismo y no al prójimo.

omo nadie quiere que le roben el producto de su trabajo, ni su mujer ni su hijo ¡ como nos duele que nos calumnien, nos maltraten 6 quiten la vida, etc. , el individuo se impuso estas re tricciones a si mismo para que la sociedad adoptase el mismo principio de equidad. ¿Quién podria vivir en un pais donde el individuo no respeta e ni la propiedad ni al prój imo?

i ¡¡e examinan las leye , se vera que todas están funda­das en esa piedra de toque llamada mandamientos de la ley de Dios, que e una ley puramente humana.

Respetamos para que nos respeten, no nos robamos para que no nos roben y no matamos para que no nos maten.

Aquí no hay nada de caridad¡ es pura y simplemente con­veniencia propia.

eamos ahora cuán inútiles son los otros mandamientos que no e derivan de éste.

El tercero, santificar las fiesta . Ya te he dicho que de pués de eis dlas de trabajo necesita

el hombre uno de descanso para recuperar sus gastadas fuer­zas y recrear el ánimo.

La Iglesia se aprovechó de esta necesidad natural para ex­plotar á los creyentes y ordenó que en ese día vayan los fieles á la Iglesia á rezar, como si de allí los oyera mejor Dios¡ á. oir sermones e tul tos ac~rca del cielo y del infierno y otras majaderías por el estilo, que fueran más perdonables si no costaran tiempo y dinero.

Viendo los ópimos frutos que los llamados servicios divi­nos producian , los papas fueron aumentando los días de fiesta . ' mventando una para cada santo é inventando santos á la. vez, hasta el extremo de que una gran parte del año estaba. dedicada á la holgazaneria, que es el obsequio más apropiado á unos hombres y unas mujeres que se pasaron la vida sin trabajar.

Lo más particular del caso es que disfrutando los supues-

-85-

. 1 . á los unos les consagraron días de tos san tos de ¡gual g ona, t t on con mencionar sus nom­holganza y á los otros se con en ar

brea á secas . é . ven esos santos de palo que te ¿Sabes, Juan , para qu sir 1 hacer nido los ratones?

d Y en los que sue en .

mandan a orar , 1 . cuanto más viejos, meJor Son excelentes para quemar os ,

arden. . as á rezarles, dile que les rece él, Si el cura te dtce qué va! d e no trabajes para

1.. do· s1 te roan a qu 1.. que para eso esta paga ' . des de ganar y veras

a·¡ e te paguen lo que pter honrarlos, 1 e qu . i á. todos los santos. como os manda al dlablo a t y damiento fué inven-

De lo dicho resulta que el tercer ~a~ ·o tuyo tado-para beneficio de los curas y ~erJUlCl .

El cuarto, honra1· padTe y madl1 e. chas derivaciones del d . t es una de as mu .

Este roan amten o . 1 d conveniencia propla. · lo m1smo a go 6 · segundo, y tlene por ~ honramos á. nosotros mls-

d t os paures nos · bl Honran o a nues r ser desprecia e. 1 1 de sus mayores es un .

mos. El que haba ma 1 dirán · el descendiente , Sl no Si no fuero n buenos, otros o '

Puede defenderlos debe callarse. d ·ento no me hubiera

•t ese roan amt ' h Si yo hubiera eson o d los padres sino que u-

d la honra e ' contentado con or enar .ó y el amor, por ser sen-. 1 to la venerac1 n

biera exig1do 6 respe ' 1 hombre . 1 que anal tacen a d voy

timientos natura es d á nuestros pa res, t 6 debemos ar 1 o

Respecto al tra o qu d n escritor espa:i1o ' cuy b · t anécdota e u a relatarte una ont a

nombre no recuerdo. . o padre que se mar-d ndó á su anc1an . .

Un hombre casa o roa • para nada. El vteJO ro-e ya no servta la

chase de la casa, porq u -rr· ndo que nada consegu ' h

. . o en vano. vte . gó é instó al !JO, per manta nara abngarse .

. t siquiera una r n le dijo que le dtese ~n dó á. un hijo que diese una roa -

El hombre accediÓ y roan . ta á. su abuelo. . . ·ó á cortarla en dos 011

" .ó \ nta y pr1Dctpl

El joven cogl a roa

tades. . 1

h.. de \a acción del joven. El viejo se queJÓ a IJO

-86-

-¿Por qué no le das á tu abuelo la manta entera, como he mandado?- ilij o el padre al joven.

- P orque quiero guardar la otra mitad para cuando usted sea viejo-repli có el hij o.

El au tor no lo dice, pero se sobrentiende que el viejo no fué echado de ca a .

¿Quier que t us h ijos te respeten? Da les el ejemplo respetando tú á tus padres, ó lo que es lo

mismo, no haga á otro lo que no quieras que te hagan á ti. El quinto, no mala?' . ¿P or qué? P ara que n o nos maten . Respetar la vida de los

demás para que ellos respeten la nuestra. El exlo .. . La cohabitació n, lej os de ser un pecado, es una necesidad

de la aturaleza para la propagación de la especie, como te dije an tes de ahora . En. l Antiguo T stamento la esterili­dad se consideraba como una falta y el marido podía repudiar la muj er que no tenia h ij os . La maternidad era entonces con_ siderada como un mérito . Cuando se escribió el Nuevo Testa­mento, el Espíri tu Santo, que dicen in piró uno y otro, babia cambiado de parecer y elogió la virginidad sobre la materni­dad, teniendo para ello que declarar virgen á una mujer ca­sada, que tuvo varios h ij os además de Cristo. É ste dicen que f ué concebido por obra y gracia del mismo Espíritu Santo, inspirador cuya existencia se ignoró hasta que le colga1·on la seducción de María; los otro h ijos no se sabe si fueron con­cebidos por obra del pobre carpintero, ó por gracia de algún ot ro j udío.

egún indiqué en car tas an.teriores, en el principio no hubo matrimonio de n inguna clase; lo3 nietos de Adán tenían que ser hijos de hermanos con hermanas, y probablemente, durante siglos, la mujeres fueron comunes y no se respeta­ron los lazos de consanguinidad. En la historia de la familia de Lot vemos que las hijas tuvieron hijos con su padre, sin que Jehová se incomodase.

T iempo andando, cada j u dio tenia todas las mujeres que

-87-

ran ocas, porque las hacian tra-

odia mantener, y que no. e dp J.s hiJ'os con las esclavas, P · te01an a em,. b~jar corno besttas, y . . efes de tribus. . algunos de los c~al~s fueron J el matrimonio m.onogámtco, re-

Lejos de instttutr Jehová . de los mayores polígamos.

glamen tó la poligami.a y ~~~;~~~hombres con muchas mu­E n tiempos de Cnsto

. 1 ue institu-jeres. ue no fué la Iglesta a q .

P or esto veras, Juan, q . dice tu cura, sino la ct-. oga!lllCO como . d mo te

yó el ca amten to m.on 'T y de la socteda ' co vilización , para bien de la famt ta escribí anteriormente. ' 6 de un solo hombre con una

Apruebo, por lo tanto, la u~~d~ de un contrato púb.lico, no 1 m uJ' er y viceversa, prece ' t y si lo necesttase no

so a ' . ue no lo necest a, . evitar para santificarla, porq . lo santificase, stno para sería un cura el que .por d~n:r~ar la familia y moralizar la so­las uniones clandesttnas, u

h" no debes ciedad. t seduzcan tus 1Jas, ..

Como á ti no te gusta que á e ni permitir que tus hiJOS lo

d . J. las de los dem s,

tú se ucH "" h agan. ra ue no nos hurten.

El éplimo, no hurtar, ;al tqeslimonio ni mentir, para que l nla1· , a so

El octavo, no eva 1 misma moneda. él

el pr6J. imo no nos pague en a . de tt~ prójimo, para que d ear la muJer á ll á

El noveno, no es . la desea que no pase m s a . due-no de ee la nuestra, ~ ~~ . l bienes ajenos, parl\ que sus

EL décimo' no codteta1 os ños no codicien los nuestros. d s estos mandamiento~, e~cep­

Aqui tienes, Juan, como to o o son más que apltcaclones . ¡ tercero, n él nos ame·

tuando el pnmero y e 1 pr6iimo para que ' de amar a. •

del segundo, esto es, J. ] lo sea con nosotros. . él paraque" pornuestia

de ser j u tos con , ' u e debemos ser buenos De aqui se deduce q

. . . . 6 que te pro-propia convemencta.. ·n y barata es la rehgt n nde

¿Ves ahora cuán senct a. trincada y absurda que te ve pongo en lugar de la. cara, lD

el cura?

-88-

Si alguna vez dud con un h b as acerca del modo co h la duda ?m re, ~onte tu en lugar de él moldas de proceder

sin necesidad de consu lt y sa rás pronto de Haz á. los demás todo el b' arte con ningun teólogo

hag~~ ~~los á ti, y mandato~:: 1 ~~1: puedáas y que dese~s te lO católico si exi f uras trabajar

porque tu h ' Iese no pod , . á . aces más que El. . ' n a exigir más de ti sus má furibundos ado. d G o ves cómo trata á la baq t'

Lo pueblos cató!' ta ores? ue a. J' d ICOS SOD lo á s:za ~s , porque gastan en religió: ls pobres de todos los civi-

' y os pueblos más pobres son o que debían gastar para q~~e la pobreza es la madre de 1 ~os má .desmoralizados por-e o e que los b a mmoraltdad y 1 ' dirigen jamá i~:s ~sean t~n testigo fa lso ó ~1n a: ~rueba de rá crimen ~leos. 1 uno de é to smo, no se . e en que Jamá hab' s empobrece, comete-

Tnquece rechazará las tanta . Ia pensado; así el pobre que e

odos 1 h c1ones en qu n-os ombres deli e antes hubierll caíd expuestos. nquen, pero los pobres e tá o.

Ah s n más orra, por lo tanto lo

io:mplléalo en la educaclón ~:e thabías de ga tar en religión as as comod 'd d us hijo y en p . '

1 a e qne puedas. ropoc10narte

CARTA DECIMA y LTIMA

Termino, Juan ami o que espero te hayan he~h'o áv~~ menos por ahora, e tas cartas que una desalmada. que las religiones n ' especulació 1 . Á o on más

~::::l:~~:.encerás de que el ca~o~i:~~:~· na poc~ que refiex io-cido ' que sus conceptos fu nda da tiene de di ino

por los hombres mentales fueron e t bl toda la fa rsa del cu lto para podor vivir en sociedad a e­arrancar á. los externo fué inventada. ' y que lo d pobres creyentes 1 f por el clero para m: a emás bajo el pie. Esto uc: ruto de s u trabajo y tener-

cona ~~ed~:e:~~gu~a en el catoli:i:~~.t~~se l:s religiones, y ' qutere además d . o se contenta

ominar el pensamiento y la

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conciencia. El pobre católico ha de ser completamente esclav() del clérigo. E l confesor regula las relaciones entre el marid() y la mujer , entre los padres y los hijos, entre los hombres y Dios. Tú conoces los curas de esos alrededores, y sabes qué clase de hombres son; pues los de otras partes son lo mismo. Principiando por el Papa, que cínicamente se titula represen­tante de risto en la tierra y que pretende tener las llaves. del cielo, hasta el cura de tu parroquia, que masca el latín como los caballos el freno, todos debieran estar en presidio, por ser los mayores malhechores que la humanidad ha produ­cido. Hay entre ellos algunas excepciones, pero son tan con­tadas, que apenas merecen mención . De todas las cortes d& soberanos no ha habido una que en maldad, vicios y corrup­ciones se asemeje á la de los papas. La. clase clerical es la. peor de todas. Compara los minis tros de Cristo con los abo­gados, los médicos, los militares, los comerciantes , los labra­dores, etc., etc., y verás que son los más escasos de virtudes y los más abundantes en vicios. Ellos hacen voto de pobreza, y son los más ricos; hacen voto de castidad, y son los mayo­res seductores; predican el desprecio de las riquezas, y son avaros; recomiendan. la caridad, y·ni dan una peseta, ni per­donan una. ofensa; se dicen ministros del manso cordero, y son unos tigres. En una. palabra: se titulan ministros de Dios, y se portan como embajadores de atanás.

;,Quién puede creer que el supuesto padre del género hu­mano se valiese de los peores hombres para servir de corredo-

res entre él y sus hijo ? Supón ahora, Juan , por un momento que al morir el hom-

bre todo acaba; que Dios, lo mismo que el miedo, no existe en realidad. ¡,No te avergonzará de ti mismo y no te reirás de esa pobre humanidad que se dividió en partidos ó sectas, cada.. una de las cuales luchó encarnizadamente por su Dios duran­te siglos y siglos, que levantó cada una sus templos, mantuV() numerosos sacerdotes y se martirizó aun más de lo que la Na­turaleza nos martiriza , y todo esto para alcanzar una bien-

aventuranza que no existe?

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¿ o es verdad que en e t <¡ue · e ca o la hum 'd

puna m_men a proce ión de idio t ? . an¡ ad no sería más ues bien¡ ahora te vo as '

un hecho. y á demo tra¡· que la s .. T

uposictón es odos lo qu .

h b' e se eq Ul vocaro.n e 1 a Ia.n de adora¡· perd ' . n a elección del dio . • tero u u ttem que

porRcéonsigui nte er colocados en lpo y su dinero, y merecen ta.nos a categoría d 1 . .

d • pue solamen te 1 e os IdiOtas

ver adero Dio os que acertaron á d · · a orar el ¿ uáles son to ?

egún la Biblia, los judíos Jehová les di . . . ' y sol amen te los J. u di

D ' JO Y repitiÓ 'lJ OS. Ios verdadero y único mi ones de veces que Él era 1

hoy ' y como á tal 1 . e d ' . ntes calan con frecuencia 1 e Siguen adorando aún

IOse de ott·a nacione en a tentación de adorar los veramente ca tigado T ' to r lo que fueron mucha vece .nacidad d d . a vez po¡· e o h s se­J d . e ese parados á. u J eh á o y se agarran con te-os loses de lo paises en que h b~v ' rechazando el culto á

unqueJehová nod· · a Itan. y m h !JO n unca qu J D ' uc o menos el d 1 e e 10s de los cr · t ' -que Él! e o católicos 1 IRnos,

o previese era el ' . ' que fu é inventado s . poseer J D' 1 Untco Verdade é ID fa! ·r_, ed lOS genuino y tienen á t d ro, s to se jactan de

Iuca 0 . o os los demás d ' L IOses por . _o que ahora tenemo .

<:ri tiano es el Jehová d qu~ aven g uar es si el D ' Del od . e lo J u dio . tos de los

ro que e ta d -q ue el Dio de la u os religiones

'ó na no e el . ~~ n es fácil. mismo de

Los j u dios no t '

e pt·ofesan, e deduce la otra. La demostra-

1enen más na, Jehová. que un Dios y á un 1

L . a so a perso-os cristianos t '

t Ienen tamb 'é o de tres e 1 n un olo Di au to p r ona ' que son el Padre l .;;.~' pero compues-

. ' e IJO Y el Espíritu -~ poniendo que el Padr .

-el RIJo y el E p' ' t e sea el vrejo Jeho á ilo Iri u au to que . v • nos sobran

s que le salieron á J h ' . VIenen á ser como d e ová sm preve 1 os reto -r o.

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Tenemos, por consiguiente, que relegar á. la categoría de imbéciles, ó á. lo cristianos ó á los j odios.

¿Con cuáles nos quedaremos? i el Dios de los unos no es el de los otros, debemos ate­

nernos al más viejo y quedarnos con Jehová; esto es, hacer­nos judíos y observar la ley mosaica, principiando por la cir­~uocisión.

De este modo van al montón de la imbecilidad los cristia­nos con su fe , sus clérigos, sus templos y toda la parafernalia del culto externo.

hla hoy la ley mosaica, escrita por el dedo de Jehová. en tablas de piedra, es inadmisib,e. En ella se establece la escla­vi tud y la poligamia, se ordena el robo y el exterminio, se a prueba el e tupro, se ca tiga con la pena de muerte el adul­t erio de la mujer, se predica el odio al extt·anjero y se ense­fían muchas otras cosa contrarias al espíritu humanitario a ctual.

De esto sacamos, en consecuencia, que el Jehová de los j u dio , autor de tales barbaridades, no puede ser el verdad e­l'O Dios .

¿Quién se~·á, pues, ese eñor tao coquetón que no se dignó jamás decir á sus adoradora : cAqui estoy¡ yo soy; no peleéis más lo unos con los otros por causa mía; no asesinéis á nadie ¡¡or no adorarme de la manera que vosotros q ueréis•?

i tal ser existiera, J uao, sería lo mismo que si no xis­tiese, ó peor aún, porque u supuesta exi tencia ha sido la m ayor calamidad humana. Todos los conquistadora y todos tos a esinos juntos no han causado tantas victimas y tantos m ales como el fanati smo religioso.

Réstaoos ahora examinar la existencia del alma para dejar p robada la imbecilidad de los que pagan religiones.

Tú sabes, Juan, cómo crece y se desarrolla el grano de maíz que siembras, y ha notado cuánto el abono, el agua y la luz influyen en u desarrollo. En esa planta hay vida vegetal ·que desaparece cuando aquélla alcanza su completo desarrollo, ó antes si le falta algún elemento vitaló sufre lesión grave.

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En la planta no hay alma· hace de ella cuando 1 1 hay solamente 'd

L apantase ? VI a.;Qués ... os animale t' seca " "

in t' t tenen memoria 1 T In o de conservación que ' a. gunos carillo y todos l

u perro guarda la ca a' d . e una Inteligencia en embr ' e gan, y se abalanza á lo ~ teJa que los conocidos entren IÓn!. por u b x rallos· entie d y sa -

nom re · comprend n e cuando le 11 mal humor· te defi ende . e 1 por tu gesto si estás de b amas tenet· int 1' . SI a O'uno te atac . d uen ~

e ¡g ncla, cat·ifio á 1 a, emue tra en fi que le tra tan mal r t b' os que le tratan bien od ' á n, entre u . 1 ' J am lén us amistad ' lO los

. Jgua es. es Y enemistades ¿Tlen alma tu perro? P ara la Igle ia cató!'

pagar mi as tea, no. omo carece de d . Y re ponsos 1 tnero otra vida ' o cura no han in para

. . · ven tan do pa ra él GDonde re iden · , pues la m .

llllento y la intelige . a' emotta, el odio ó el agradec¡'. o t . neta el perro?

enJendo alma . . piritu vital de que tá' pdrec¡ o es que residan en la v'd ó

·Q é otado 1 a es-G u se hace de e 'd . y . a VJ a cuando 1 .

. st me dicen que ademá e .antmalmuere? IDJ~~a preb~unta, eguro de qu~e ~=d~tda tiene alma, haré la

ora ten . ¿dó d le me la ha d T ' neresidelaintl' . econtestar. .u cura te dice que en el al e lgencta del hombre?

p::vle~e e ta señora ni cnán~a, y aunque no sabe de dónde q e mdependien te de ést e une al cuerpo te a e O' pregunta có . e, y que vi ve et ' ura. gún el e tado ~: ét~nd~ in~ependiente del c::~;:edn.te. y si le que son 1 . e, e dtrá que es p ' lscurre se-

os lU trumen to d or ca u a de lo en tid La falsedad de e ta te ? que .e vale para discurrir os.

b El niño tiene los se::;da es bien fácil de demostra~

o stante n d ' os má fino · 0 lscurreco é squeunadulto son mucho má t mo te. Los sentido d ' ! D<> aquél di orpe que los de u . e un anctano

L scurre mejor. n JOven, y no obstante a calentura no af, '

delirar á la llamada al::a ;;s shen ti dos, y á pesar de eso hace . uc os pierden la memo . á'

rta con-

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secuencia de una enfermedad, y se dan casos en que ancianos con el cerebro reblandecido se acuerdan de los actos de su ju­ven tud y se olvidan de lo que les pasó en los últimos allos.

Estas indicaciones y otras muchas pruebas que pudiera aducir, demuestran que la inteligencia del hombre reside en su cerebro, en la combinación química que le anima, y no en una sub tancia independiente del cuerpo que llaman espíritu ó al ma.

i el animal sin alma tiene memoria, entendimiento y li­bertad, aunque en estado rudimentario, esas mismas faculta­des más desarrolladas no presuponen un origen distinto. El más y el menos no cambian la especie-dicen los filósofos-. De u n salvaje á un sabio hay una gran distancia; no obstante, el principio inteligente del uno es de la misma naturaleza que e l del otro.

No hay, pues, en el hombre, lo mismo que no lo hay en el animal, más espíritu que el de la vida. Cuando ésta termina, el cuerpo se descompone en los elementos de que está forma­do, y sus partes se combinan con nuevos elementos que se vi­vifican cuando están en di posición para ello.

Para acabar de convencerte te diré que Jehová nunca supo que el alma era inmortal , ni que habla otra vida. Por más fu­rioso que estuviese, su castigo mayor fué la muerte: nnaoa amenazó con el infierno ni prometió la gloria.

El inventor de estos dos lugares fué Jesucristo. Viendo que á pesar de la muerte los clérigos y la generalidad del pue­blo j u dio eran avaros, ruines é hipócritas, prometió un cielo á. los justos y amenazó con eternos tormentos á los · pecadores.

El horror natural que el hombre tiene á la muerte, le hizo creer en la existencia de la vida eterna. Si temes á la verdad y quieres engallarte con una ilusión, hazte espiritista.

El espiritismo está basado de la inmortalidad del alma, pero no admite el üifierno; ensella que el cuerpo no es más que una grosera vestidura que el espiritu abandona para ir tomando otras y otras hasta perfeccionarse y asemejarse A. Dios.

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E ta es una religión consoladora, que no cuesta dinero ni nece ita de el rigo .

Por upue toque no fa lta ya quien especule con ella. Los nuevo el rigo e llamlln rnedium. , y previo el correspondien­te pago de entrada, pretenden hacer aparecer los e píritus de los muerto y les dirig n preguntas. Debo advertirte qu& todo esto e hace á ob cura .

En suma, y por conclu ión, amigo J uan , no pague nunca un centavo por ninguna r ligióo, por más que sus ministros te prometan llevarte en carro de primera clase á la gloria y darte allá un palco de preferencia en la ópera eterna.

Todo eso e pura y implemen te rnú ica ceLe fial para arrancarte los cuarto terrenales.

E PÍLOGO

He terminado, amigo Juan, e tas de ordenadas cartas, es­critas á vuela pluma y con cien in terrupciones. Tan pront() las publique verás como lo el 'rigos ponen el grito en el ciel() y amenazan con la pérdida de la bienaventuranza á todo el que las lea. Tú comprenderás que quien pierde su bienaventu ­ranza es el clérigo.

También te dirán que estas cartas son de lo más inmoral que e ha escrito.

J ozga tú por ti mismo, y dime si en todas ellas en con tras­te a lgo que sea malo.

E l mal que de estos consejos puede resultar es para los c lérigos, para esos chupones de tu sudor, de cuya tutela quie ­ro librarte.

Sé honrado; instrúyete· modérate; vive para tus semejan­tes, para que ellos vivan para ti.

He ahí toda la religión que necesitas.

FIN

23354

N OT A

l autor de e. te libro de su p ropa-Habiéndono encaq¡ado e z· 'ó pm·a que resulte econó-

h g1·an ec tet n ganda hemos hec o una tes del progreso. ' ·· z ~dN~~~ mica y p~tedan adquu·tr a

Se ha puesto á la venta á

0'35 pesetas 1 ej emplar.

8 í d. 25 íd.

25 i d. 100 í d.

gastos de envio de cuenta del comprador. siendo todos lo Los EDI TORE S.

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