honrar padre y madre
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Trabajo religioso con fines 0 lucrativos, que sirve para relfexionarTRANSCRIPT
4. EL PRINCIPIO DE HONRAR A PADRE Y
MADRE
Es un tema corto pero muy importante. El principio bíblico es muy claro a enseñar; lo
más clave esta semana será conocer lo que las personas viven en su relación con sus
padres ya sean jóvenes o adultos ya casados. Hacerlos comprender la promesa de Dios
que tienen si cumplen el mandamiento, los animará y les ayudará a decidir honrar por
encima de sus emociones.
Pueden elegir personajes bíblicos para mostrar el tema y usar testimonios reales de su
grupo para ejemplificar el fruto de cumplir este principio. (¡la idea es desafiarnos!)
Si en su grupo tienen personas cuyos padres ya murieron, hay que ayudarles con
perdonarse a ellos mismos si en vida no los honraron, pues el tema puede llevarlos a
culparse y el enemigo puede traer acusación.
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová, tu
Dios, te da. Éxodo 20:12 (RVR 1995)
Honrar a los papás es un mandamiento de Dios y una norma que aplica para todo tipo de
padres: cristianos o no, fáciles o difíciles, amorosos o complicados. Es un principio que
no coincide con la lógica humana, pero es una verdad de Dios que se aplica bajo
cualquier circunstancia. Este mandato contiene bendiciones incondicionales; si lo
obedecemos, seremos bendecidos. Así que si conocemos personas que sin ser cristianos
viven una vida próspera, puede ser porque cumplen con este principio.
Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová, tu Dios, te ha mandado, para que sean
prolongados tus días y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová, tu Dios, te
da. Deuteronomio 5:16 (RVR 1995)
Es el único mandamiento de los diez que va acompañado de una promesa; pero así como
todos los demás también implica obediencia, vivir por encima de lo que sentimos y
obedecerlo con la mirada puesta en Dios.
Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:
—¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos?, pues no se lavan
las manos cuando comen pan. Respondiendo él, les dijo: —¿Por qué también
vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Dios mandó
diciendo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y “El que maldiga al padre o a la
madre, sea condenado a muerte”, pero vosotros decís: “Cualquiera que diga a su
padre o a su madre: ‘Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte’,
ya no ha de honrar a su padre o a su madre”. Así habéis invalidado el mandamiento
de Dios por vuestra tradición. Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando
dijo: “Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí, pues en vano
me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres”. Mateo 15:19
(RVR 1995)
Jesús estaba confrontando que estuvieran invalidando este mandato, que no faltaran al
templo e hicieran ritos pero no honraran a sus padres. Jesús ve esto como hipocresía,
estar en el templo sin honrar a los padres en casa. Jesús quería tocar este punto: no es
posible honrar la presencia de Dios con una grieta en la honra de nuestros padres.
Dios promete bendición y largos días de vida. Dios sabe que no es fácil, pero es ahí
donde el consolador, el Espíritu Santo, nos ayudará a hacerlo así recibamos deshonra.
A veces para que los padres reciban la honra que deseamos darles, debemos pedirles
perdón por las veces que les hemos fallado y los hemos deshonrado. Lo anterior implica
humillarnos y reconocer primero nuestros errores antes de culparlos a ellos porque si
están heridos, no recibirán nuestro cambio de actitud y mucho menos nuestra honra.
Ahora, como padres, no podemos demandar honra sin amar y perdonar a nuestros hijos.
Todos en casa necesitamos amar y perdonar pues un amor incondicional rompe la
dureza y quebranta la oscuridad. No debemos depender de la aprobación o la respuesta
de nuestros padres, en cambio, debemos estar llenos del amor y de la aprobación de
nuestro Padre Dios porque él es quien nos llena y nos capacita para amar. Por amor a él
es que hacemos nuestra parte de honrar a nuestros padres terrenales sin depender de sus
respuestas o su correspondencia.
Se trata de hacer lo incondicional porque al conocer el amor verdadero de Dios,
contamos con su amor que permanece por encima del rechazo o de la aceptación de
nuestros papás. Es una siembra de honra para ser luz en nuestra casa y agradar a Dios.