homilía del cardenal jorge bergoglio en luján
DESCRIPTION
Homilía del ahora papa Francisco en LujánTRANSCRIPT
Texto de la homila del Cardenal Jorge Bergoglio en Lujn (03/10/10)
Texto de la homila del Cardenal Jorge Bergoglio en Lujn (03/10/10) Ah est tu hijo, aqu estn tus hijos Madre! Tu pueblo peregrino viene a tu Casa desde muchos aos, siglos
En el corazn de los hijos est arraigado ese momento que nos cuenta el evangelio, y aqu cada peregrino, cada uno de nosotros que vinimos ayer y hoy, as lo vivimos.Jess en la cruz nos mir en el apstol y nos dej el mejor regalo: su Madre,que es nuestra Madre.
Hermanos y hermanas: en Lujn creci fuerte esta presencia de la Virgen, nuestra Madre. Hoy, tambin en mayo y en diciembre, muchos venimos para estar cerca de la Madre. Venimos porque nos hace falta este lugar de confianza y de descanso. Venimos a contarle a la Virgen como anda nuestra vida y nos llevamos su mirada que es aliento para seguir el camino. Esto no se suele publicar mucho, pero es lo que los hijos viven con mucha fe y son muchos los que aqu han instalado su lugar de encuentro y bendicin. Aqu venimos porque nos hace falta seguir confiando y seguir alimentando lo ms nuestro, lo que da sentido a nuestras vidas.
Este ao la Casa de la Virgen en Lujn, tiene, para nuestra Patria, un gran significado. Igual que nosotros hoy, muchos vinieron durante siglos hasta este lugar reconociendo en las palabras del evangelio una pertenencia, una pertenencia de hijos.
Aqu como hijos renovamos la dignidad de personas, porque la Virgen Madre nos lleva a Jess que nos ensea con su Palabra y nos entrega su vida.
Y aqu generaciones de hijos, conocidos o annimos peregrinos de la Virgen, han hecho crecer la Patria y nos han dejado esta Casa que se fue edificando con amor. Todos ellos recibieron la bendicin de la Virgen y ella nos anim tambin a recibir la fe que, de padres a hijos, aqu contina creciendo.
Como hijos de esta querida Patria queremos seguir cuidados por la Virgen. Que nada ni nadie nos confunda. Aqu Nuestra Seora de Lujn se quiso quedar como La primera fundadora de esta Villa. Y si nuestros mayores nos ensearon a confiar porque visitaron a la Virgen en la gloria y en la tristeza, nos confirman ellos tambin lo que el pueblo argentino siempre hizo en este sitio: confiar en quien prometi cuidarlos. En este ao de comienzo del Bicentenario miramos a nuestra Madre y le expresamos nuestro deseo hecho oracin: Madre queremos una Patria para todos. Que todos tengan cabida. Que no haya sobrantes, excluidos ni explotados. Que esta Patria para todos nos consolide como hermanos en la herencia patritica de nuestros mayores. Que nadie sea despreciado. Que no crezca el odio entre nosotros. Que el rencor, ese yuyo amargo que mata, no eche races en nuestro corazn (cfr. Hebr. 12:15). Madre queremos una Patria renovada en la fraternidad; Madre, queremos una Patria para todos.
Ycomo en tantos otros aos te pedimos: no nos sueltes de tu mano, sabemos en quien pusimos nuestra confianza.