hoja de ruta unidad 4a las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno,...

91
HOJA DE RUTA UNIDAD 4 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 4 como la página en la que empieza el texto. Bibliografía obligatoria: UNIDAD 4 PÁGINA Weber, Max. "Sociología de la dominación", en Weber, M,. Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Economica, Mexico, 1979. 2 Foucault, Michel, "El cuerpo de los condenados" y "Los medios del buen encauzamiento" en Foucault. M. Vigilar y Castigar, Caps, I y II, Siglo XXI. Editores Argentina, Buenos Aires, 2002 10 Bauman, Zygmunt: "La vigilancia líquido como diseño post panóptico". en bauman, Z , y Lyon, David, Vigilancia líquido, Capitulo 2. Paidós, Colección Estado y Sociedad. Barcelona, Buenos Aires, México, 2013. 60 Raidan, Ariel, "Los desafíos de las políticas públicas en la construcción de un modelo de desarrollo con inclusión social", en Filmus, d, (Coord), Crisis, transformación y crecimiento. América Latina y Argentina (2000- 2010). EUDEBA, Buenos Aires 2012, Segunda edición. 72

Upload: others

Post on 29-Sep-2020

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

HOJA DE RUTA UNIDAD 4

En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 4 como la

página en la que empieza el texto.

Bibliografía obligatoria:

UNIDAD 4 PÁGINA

Weber, Max. "Sociología de la dominación", en Weber, M,.

Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Economica,

Mexico, 1979. 2

Foucault, Michel, "El cuerpo de los condenados" y "Los

medios del buen encauzamiento" en Foucault. M. Vigilar y

Castigar, Caps, I y II, Siglo XXI. Editores Argentina,

Buenos Aires, 2002 10

Bauman, Zygmunt: "La vigilancia líquido como diseño post

panóptico". en bauman, Z , y Lyon, David, Vigilancia

líquido, Capitulo 2. Paidós, Colección Estado y Sociedad.

Barcelona, Buenos Aires, México, 2013. 60

Raidan, Ariel, "Los desafíos de las políticas públicas en la

construcción de un modelo de desarrollo con inclusión

social", en Filmus, d, (Coord), Crisis, transformación y

crecimiento. América Latina y Argentina (2000- 2010).

EUDEBA, Buenos Aires 2012, Segunda edición. 72

Page 2: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera
Page 3: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera
Page 4: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera
Page 5: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera
Page 6: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera
Page 7: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera
Page 8: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera
Page 9: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera
Page 10: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

6

SUPLICIO

I. EL CUERPO DE LOS CONDENADOS (11) Damiens fue condenado, el 2 de marzo de 1757, a "pública retractación ante la puerta principal de la Iglesia de París", adonde debía ser "llevado y conducido en una carreta, desnudo, en camisa, con un hacha de cera encendida de dos libras de peso en la mano"; después, "en dicha carreta, a la plaza de Grève, y sobre un cadalso que allí habrá sido levantado [deberán serle] atenaceadas las tetillas, brazos, muslos y pantorrillas, y su mano derecha, asido en ésta el cuchillo con que cometió dicho parricidio,1 quemada con fuego de azufre, y sobre las partes atenaceadas se le verterá plomo derretido, aceite hirviendo, pez resina ardiente, cera y azufre fundidos juntamente, y a continuación, su cuerpo estirado y desmembrado por cuatro caballos y sus miembros y tronco consumidos en el fuego, reducidos a cenizas y sus cenizas arrojadas al viento".2 "Finalmente, se le descuartizó, refiere la Gazette d'Amsterdam.3 Esta última operación fue muy larga, porque los caballos que se utilizaban no estaban acostumbrados a tirar; de suerte que en lugar de cuatro, hubo que poner seis, y no bastando aún esto, fue forzoso para desmembrar los muslos del desdichado, cortarle los nervios y romperle a hachazos las coyunturas. . . "Aseguran que aunque siempre fue un gran maldiciente, no dejó escapar blasfemia alguna; tan sólo los extremados dolores le hacían proferir horribles gritos y a menudo repetía: 'Dios mío, tened piedad de mí; Jesús, socorredme.' Todos los espectadores quedaron edificados de la solicitud del párroco de Saint-Paul, que a pesar de su avanzada edad, no dejaba pasar momento alguno sin consolar al paciente." Y el exento 4 Bouton: "Se encendió el azufre, pero el fuego era tan pobre que

1 * Parricidio, por ser contra el rey, a quien se equipara al padre. [T.] 2 1 Pièces originales ft procédures du procès fait à Robert-François Damiens, 1757, t. MI, pp. 372-374. 3 2 Gazette d'Amsterdam, 1 de abril de 1757. 4 ** Exento: oficial de ciertos cuerpos, inferior al alférez y superior al brigadier. [T.]

Page 11: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

7

sólo la piel de la parte superior de la mano quedó no más que un poco dañada. A continuación, un ayudante, arremangado por encima de los codos, tomó unas tenazas de acero hechas para el caso, largas de un pie y medio aproximadamente, y le atenaceó primero la pantorrilla de la pierna derecha, después (12) el muslo, de ahí pasó a las dos mollas del brazo derecho, y a continuación a las tetillas. A este oficial, aunque fuerte y robusto, le costó mucho trabajo arrancar los trozos de carne que tomaba con las tenazas dos y tres veces del mismo lado, retorciendo, y lo que sacaba en cada porción dejaba una llaga del tamaño de un escudo de seis libras.5 "Después de estos atenaceamientos, Damiens, que gritaba mucho aunque sin maldecir, levantaba la cabeza y se miraba. El mismo atenaceador tomó con una cuchara de hierro del caldero mezcla hirviendo, la cual vertió en abundancia sobre cada llaga. A continuación, ataron con soguillas las cuerdas destinadas al tiro de los caballos, y después se amarraron aquéllas a cada miembro a lo largo de los muslos, piernas y brazos. "El señor Le Bretón, escribano, se acercó repetidas veces al reo para preguntarle si no tenía algo que decir. Dijo que no; gritaba como representan a los condenados, que no hay cómo se diga, a cada tormento: '¡Perdón, Dios mío! Perdón, Señor.' A pesar de todos los sufrimientos dichos, levantaba de cuando en cuando la cabeza y se miraba valientemente. Las sogas, tan apretadas por los hombres que tiraban de los cabos, le hacían sufrir dolores indecibles. El señor Le Bretón se le volvió a acercar y le preguntó si no quería decir nada; dijo que no. Unos cuantos confesores se acercaron y le hablaron buen rato. Besaba de buena voluntad el crucifijo que le presentaban; tendía los labios y decía siempre: 'Perdón, Señor.' "Los caballos dieron una arremetida, tirando cada uno de un miembro en derechura, sujeto cada caballo por un oficial. Un cuarto de hora después, vuelta a empezar, y en fin, tras de varios intentos, hubo que hacer tirar a los caballos de esta suerte: los del brazo derecho a la cabeza, y los de los muslos volviéndose del lado de los brazos, con lo que se rompieron los brazos por las coyunturas. Estos tirones se repitieron varias veces sin resultado. El reo levantaba la cabeza y se contemplaba. Fue preciso poner otros dos caballos delante de los amarrados a los muslos, lo cual hacía seis caballos. Sin resultado. "En fin, el verdugo Samson marchó a decir al señor Le Bretón que no había medio ni esperanza de lograr nada, y le pidió que preguntara a los Señores si no querían que lo hiciera cortar en pedazos. El señor Le Bretón acudió de la 5 * Escudo de seis libras: cierta moneda de la época. [T.]

Page 12: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

8

ciudad y dio orden de hacer nuevos esfuerzos, lo que se cumplió; pero los caballos se impacientaron, y uno de los que tiraban de los muslos del supliciado (13) cayó al suelo. Los confesores volvieron y le hablaron de nuevo. Él les decía (yo lo oí): 'Bésenme, señores.' Y como el señor cura de Saint-Paul no se decidiera, el señor de Marsilly pasó por debajo de la soga del brazo izquierdo y fue a besarlo en la frente. Los verdugos se juntaron y Damiens les decía que no juraran, que desempeñaran su cometido, que él no los recriminaba; les pedía que rogaran a Dios por él, y recomendaba al párroco de Saint-Paul que rezara por él en la primera misa. "Después de dos o tres tentativas, el verdugo Samson y el que lo había atenaceado sacaron cada uno un cuchillo de la bolsa y cortaron los muslos por su unión con el tronco del cuerpo. Los cuatro caballos, tirando con todas sus fuerzas, se llevaron tras ellos los muslos, a saber: primero el del lado derecho, el otro después; luego se hizo lo mismo con los brazos y en el sitio de los hombros y axilas y en las cuatro partes. Fue preciso cortar las carnes hasta casi el hueso; los caballos, tirando con todas sus fuerzas, se llevaron el brazo derecho primero, y el otro después. "Una vez retiradas estas cuatro partes, los confesores bajaron para hablarle; pero su verdugo les dijo que había muerto, aunque la verdad era que yo veía al hombre agitarse, y la mandíbula inferior subir y bajar como si hablara. Uno de los oficiales dijo incluso poco después que cuando levantaron el tronco del cuerpo para arrojarlo a la hoguera, estaba aún vivo. Los cuatro miembros, desatados de las sogas de los caballos, fueron arrojados a una hoguera dispuesta en el recinto en línea recta del cadalso; luego el tronco y la totalidad fueron en seguida cubiertos de leños y de fajina, y prendido el fuego a la paja mezclada con esta madera. "...En cumplimiento de la sentencia, todo quedó reducido a cenizas. El último trozo hallado en las brasas no acabó de consumirse hasta las diez y media y más de la noche. Los pedazos de carne y el tronco tardaron unas cuatro horas en quemarse. Los oficiales, en cuyo número me contaba yo, así como mi hijo, con unos arqueros a modo de destacamento, permanecimos en la plaza hasta cerca de las once. "Se quiere hallar significado al hecho de que un perro se echó a la mañana siguiente sobre el sitio donde había estado la hoguera, y ahuyentado repetidas veces, volvía allí siempre. Pero no es difícil comprender que el animal encontraba aquel lugar más caliente." 6 Tres cuartos de siglo más tarde, he aquí el reglamento redactado (14) por

6 3 Citado en A. L. Zevaes, Damiens le régicide, 1937, pp. 201-214.

Page 13: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

9

Léon Faucher "para la Casa de jóvenes delincuentes de París": 7 "ART. 17. La jornada de los presos comenzará a las seis de la mañana en invierno, y a las cinco en verano. El trabajo durará nueve horas diarias en toda estación. Se consagrarán dos horas al día a la enseñanza. El trabajo y la jornada terminarán a las nueve en invierno, y a las ocho en verano. ART. 18. Comienzo de la jornada. Al primer redoble de tambor, los presos deben levantarse y vestirse en silencio, mientras el vigilante abre las puertas de las celdas. Al segundo redoble, deben estar en pie y hacer su cama. Al tercero, se colocan en fila para ir a la capilla, donde se reza la oración de la mañana. Entre redoble y redoble hay un intervalo de cinco minutos. ART. 19. La oración la hace el capellán y va seguida de una lectura moral o religiosa. Este ejercicio no debe durar más de media hora. ART. 20. Trabajo. A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera distribución de pan. Inmediatamente después, se forman por talleres y marchan al trabajo, que debe comenzar a las seis en verano y a las siete en invierno. ART. 21. Comida. A las diez, abandonan los presos el trabajo para pasar al refectorio; van a lavarse las manos en los patios, y a formarse por divisiones. Después del almuerzo, recreo hasta las once menos veinte. ART. 22. Escuela. A las once menos veinte, al redoble del tambor, se forman las filas y se entra en la escuela por divisiones. La clase dura dos horas, empleadas alternativamente en la lectura, la escritura, el dibujo lineal y el cálculo. ART. 23. A la una menos veinte, abandonan los presos la escuela, por divisiones, y marchan a los patios para el recreo. A la una menos cinco, al redoble del tambor, vuelven a formarse por talleres. ART. 24. A la una, los presos deben marchar a los talleres: el trabajo dura hasta las cuatro. ART. 25. A las cuatro se abandonan los talleres para marchar a los patios, donde los presos se lavan las manos y se forman por divisiones para el refectorio. ART. 26. La comida y el recreo que la sigue duran hasta las cinco; en este momento los presos vuelven a los talleres. (15) ART. 27. A las siete en verano, y a las ocho en invierno, cesa el trabajo; se efectúa una última distribución de pan en los talleres. Un preso o un vigilante

7 4 L. Faucher, De la reforme des prisons, 1838, pp. 274-282.

Page 14: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

10

hace una lectura de un cuarto de hora que tenga por tema algunas nociones instructivas o algún rasgo conmovedor y a la que sigue la oración de la noche. ART. 28. A las siete y media en verano, y a las ocho y media en invierno, los presos deben hallarse en sus celdas, después de lavarse las manos y de haber pasado la inspección de las ropas hecha en los patios. Al primer redoble de tambor, desnudarse, y al segundo, acostarse. Se cierran las puertas de las celdas y los vigilantes hacen la ronda por los corredores, para cerciorarse del orden y del silencio." He aquí, pues, un suplicio y un empleo del tiempo. No sancionan los mismos delitos, no castigan el mismo género de delincuentes. Pero definen bien, cada uno, un estilo penal determinado. Menos de un siglo los separa. Es la época en que fue redistribuida, en Europa y en los Estados Unidos, toda la economía del castigo. Época de grandes "escándalos" para la justicia tradicional, época de los innumerables proyectos de reforma; nueva teoría de la ley y del delito, nueva justificación moral o política del derecho de castigar; abolición de las viejas ordenanzas, atenuación de las costumbres; redacción de los códigos "modernos": Rusia, 1769; Prusia, 1780; Pensilvania y Toscana, 1786; Austria, 1788; Francia, 1791, Año IV, 1808 y 1810. Por lo que toca a la justicia penal, una nueva era. Entre tantas modificaciones, señalaré -una: la desaparición de los suplicios. Existe hoy cierta inclinación a desdeñarla; quizá, en su época, dio lugar a demasiadas declamaciones; quizá se atribuyó demasiado fácilmente y con demasiado énfasis a una "humanización" que autorizaba a no analizarla. Y de todos modos, ¿cuál es su importancia, si se la compara con las grandes trasformaciones institucionales, con los códigos explícitos y generales, con las reglas unificadas de procedimiento; la adopción casi general del jurado, la definición del carácter esencialmente correctivo de la pena, o también esa gran tendencia, que no cesa de acentuarse desde el siglo XIX, a modular los castigos de acuerdo con los individuos culpables? Unos castigos menos inmediatamente físicos, cierta discreción en el arte de hacer sufrir, un juego de dolores más sutiles, más silenciosos, y despojados de su fasto visible, ¿merece todo esto que se le conceda una consideración particular, cuando no es, sin eluda, otra cosa que el efecto de reordenaciones más profundas? Y, (16) sin embargo, tenemos un hecho: en unas cuantas décadas, ha desaparecido el cuerpo supliciado, descuartizado, amputado, marcado simbólicamente en el rostro o en el hombro, expuesto vivo o muerto, ofrecido en espectáculo. Ha desaparecido el cuerpo como blanco mayor de la represión penal. A fines del siglo XVIII, y en los comienzos del XIX, a pesar de algunos grandes resplandores, la sombría fiesta punitiva está extinguiéndose. En esta

Page 15: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

11

trasformación, han intervenido dos procesos. No han tenido por completo ni la misma cronología ni las mismas razones de ser. De un lado, la desaparición del espectáculo punitivo. El ceremonial de la pena tiende a entrar en la sombra, para no ser ya más que un nuevo acto de procedimiento o de ad-ministración. La retractación pública en Francia había sido abolida por primera vez en 1791, y después nuevamente en 1830 tras un breve restablecimiento; la picota se suprime en 1789, y en Inglaterra en 1837. Los trabajos públicos, que Austria, Suiza y algunos de los Estados Unidos, como Pensilvania, hacían practicar en plena calle o en el camino real —forzados con la argolla de hierro al cuello, vestidos de ropas multicolores y arrastrando al pie la bala de cañón, cambiando con la multitud retos, injurias, burlas, golpes, señas de rencor o de complicidad—,8 se suprimen casi en todas partes a fines del siglo XVIII, o en la primera mitad del XIX. La exposición se había mantenido en Francia en 1831, en contra de violentas críticas —"escena repugnante", decía Real—,9 y se suprime finalmente en abril de 1848. En cuanto a la cadena de presidiarios, que paseaba a los forzados a través de toda Francia, hasta Brest y Tolón, fue remplazada en 1837 por decorosos coches celulares pintados de negro. El castigo ha cesado poco a poco de ser teatro. Y todo lo que podía llevar consigo de espectáculo se encontrará en adelante afectado de un índice negativo. Como si las funciones de la ceremonia penal fueran dejando, progresivamente, de ser comprendidas, el rito que "cerraba" el delito se hace sospechoso de mantener con él turbios parentescos: de igualarlo, si no de sobrepasarlo en salvajismo, de habituar a los espectadores a una ferocidad de la que se les quería apartar, de mostrarles la frecuencia de los delitos, de emparejar al verdugo con un criminal y a los jueces con unos asesinos, de invertir en el postrer momento los papeles, de hacer del supliciado un objeto de compasión o de admiración. Beccaria, en hora muy temprana, lo había dicho: "El asesinato que se nos representa como un crimen horrible, lo (17) vemos cometer fríamente, sin remordimientos." 10 La ejecución pública se percibe ahora como un foco en el que se reanima la violencia. El castigo tenderá, pues, a convertirse en la parte más oculta del proceso penal. Lo cual lleva consigo varias consecuencias: la de que abandona el dominio de la percepción casi cotidiana, para entrar en el de la conciencia abstracta; se pide su eficacia a su fatalidad, no a su intensidad visible; es la

8 5 Robert Vaux, Notices, p. 45, citado en N. K. Teeters, They were in prison, 1937, p. 24. 9 6 Archives parlementaires. 2» serie, t. LXXII , I de dic. de 1831. 10 7 C. de Beccaria, Traite des délits et des peines, 1764, p. 101 de la edición de F. Hélie, 1856, que será la que citemos aquí.

Page 16: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

12

certidumbre de ser castigado, y no ya el teatro abominable, lo que debe apartar del crimen; la mecánica ejemplar del castigo cambia sus engranajes. Por ello, la justicia no toma sobre sí públicamente la parte de violencia vincu-lada a su ejercicio. Si mata, ella también, o si hiere, no es ya la glorificación de su fuerza, es un elemento de sí misma al que no tiene más remedio que tolerar, pero del que le es difícil valerse. Las notaciones de la infamia se redistribuyen: en el castigo-espectáculo, un horror confuso brotaba del cadalso, horror que envolvía a la vez al verdugo y al condenado, y que si bien estaba siempre dispuesto a convertir en compasión o en admiración la vergüenza infligida al supliciado, convertía regularmente en infamia la vio-lencia legal del verdugo. A partir de este momento, el escándalo y la luz se repartirán de modo distinto; es la propia condena la que se supone que marca al delincuente con el signo negativo y unívoco; publicidad, por lo tanto, de los debates y de la sentencia; pero la ejecución misma es como una vergüenza suplementaria que a la justicia le avergüenza imponer al condenado; mantiénese, pues, a distancia, tendiendo siempre a confiarla a otros, y bajo secreto. Es feo ser digno de castigo, pero poco glorioso castigar. De ahí ese doble sistema de protección que la justicia ha establecido entre ella y el castigo que impone. La ejecución de la pena tiende a convertirse en un sector autónomo, un mecanismo administrativo del cual descarga a la justicia; ésta se libera de su sorda desazón por un escamoteo burocrático de la pena. Es característico que, en Francia, la administración de las prisiones haya estado durante mucho tiempo colocada bajo la dependencia del Ministerio del In-terior, y la de los presidios bajo el control de Marina o de Colonias. Y al mismo tiempo que esta distinción administrativa, se operaba la denegación teórica: lo esencial de la pena que nosotros, los jueces, infligimos, no crean ustedes que consiste en castigar; trata de corregir, reformar, "curar"; una técnica del mejoramiento rechaza, en la pena, la estricta expiación del mal, y libera a los magistrados de la fea misión de castigar. Hay en la justicia moderna (18) y en aquellos que la administran una vergüenza de castigar que no siempre excluye el celo; crece sin cesar: sobre esta herida, el psicólogo pulula así como el modesto funcionario de la ortopedia moral. La desaparición de los suplicios es, pues, el espectáculo que se borra; y es también el relajamiento de la acción sobre el cuerpo del delincuente. Rush, en 1787, dice: "No puedo por menos de esperar que se acerque el tiempo en que la horca, la picota, el patíbulo, el látigo, la rueda, se considerarán, en la historia de los suplicios, como las muestras de la barbarie de los siglos y de los países y como las pruebas de la débil influencia de la razón y de la

Page 17: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

13

religión sobre el espíritu humano." 11 Y en efecto, al abrir Van Meenen sesenta años después el segundo congreso penitenciario, en Bruselas, recordaba el tiempo de su infancia como una época terminada: "Yo he visto el suelo cubierto de ruedas, de cepos, de horcas, de picotas; he visto esqueletos espantosamente tendidos sobre ruedas."12 La marca había sido abolida en Inglaterra (1834) y en Francia (1832); el gran suplicio de los traidores, Inglaterra no se atrevía ya a aplicarlo plenamente en 1820 (Thistlewood no fue descuartizado). Sólo el látigo seguía manteniéndose en cierto número de sistemas penales (Rusia, Inglaterra, Prusia). Pero de una manera general, las prácticas punitivas se habían vuelto púdicas. No tocar ya el cuerpo, o lo menos posible en todo caso, y eso para herir en él algo que no es el cuerpo mismo. Se dirá: la prisión, la reclusión, los trabajos forzados, el presidio, la interdicción de residencia, la deportación —que han ocupado lugar tan importante en los sistemas penales modernos— son realmente penas "físicas"; a diferencia de la multa, recaen, y directamente, sobre el cuerpo. Pero la relación castigo-cuerpo no es en ellas idéntica a lo que era en los suplicios. El cuerpo se encuentra aquí en situación de instrumento o de intermediario; si se interviene sobre él encerrándolo o haciéndolo trabajar, es para privar al individuo de una libertad considerada a la vez como un derecho y un bien. El cuerpo, según esta penalidad, queda prendido en un sistema de coacción y de privación, de obligaciones y de prohibiciones. El sufrimiento físico, el dolor del cuerpo mismo, no son ya los elementos constitutivos de la pena. El castigo ha pasado de un arte de las sensaciones insoportables a una economía de los derechos suspendidos. Y si le es preciso todavía a la justicia manipular y llegar al cuerpo de los justiciables, será de lejos, limpiamente, según unas reglas austeras, (19) y tendiendo a un objetivo mucho más "elevado". Como efecto de esta nueva circunspección, un ejército entero de técnicos ha venido a relevar al verdugo, anatomista inmediato del sufrimiento: los vigilantes, los médicos, los capellanes, los psiquiatras, los psicólogos, los educadores. Por su sola presencia junto al condenado cantan a la justicia la alabanza de que aquélla tiene necesidad: le garantizan que el cuerpo y el dolor no son los objetivos últimos de su acción punitiva. Hay que reflexionar sobre esto: hoy, un médico debe establecer una vigilancia sobre los condenados a muerte, y hasta el último momento, yuxtaponiéndose así como encargado del bienestar, como agente del no sufrimiento, a los funcionarios que, éstos sí, tienen la misión de suprimir la vida. Cuando se acerca el momento de la ejecución, se 11 8 B. Rush, ante la Society for promoting political enquiries, en N. K.Teeers, The eradle of penitentiary, 1935, p. 30. 12 9 Cf. Annales, de la Charité, II, 1847, pp. 529-530.

Page 18: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

14

pone a los pacientes inyecciones de tranquilizantes. Utopía del pudor judicial: quitar la existencia evitando sentir el daño, privar de todos los derechos sin hacer sufrir, imponer penas liberadas de dolor. El recurso a la psicofarmacología y a diversos "desconectantes" fisiológicos, incluso si ha de ser provisional, se encuentra dentro de la lógica de esta penalidad "incorporal". De este doble proceso —desaparición del espectáculo, anulación del dolor— son testigos los rituales modernos de la ejecución capital. Un mismo movimiento ha arrastrado, a cada una con su ritmo propio, a las legislaciones europeas: para todos, una misma muerte, sin que ésta tenga que llevar, como blasón, la marca específica del delito o el status social del delincuente; una muerte que no dura más que un instante, que ningún encarnizamiento debe multiplicar por adelantado o prolongar sobre el cadáver, una ejecución que afecta a la vida más que al cuerpo. Se acabaron los largos procesos en los que la muerte se halla a la vez aplazada por interrupciones calculadas, y multiplicada por una serie de ataques sucesivos. Se acabaron aquellas combinaciones como las que se ponían en escena para matar a los regicidas, o como aquella con que soñaba, en los comienzos del siglo XVIII, el autor de Hanging not punishment enough,13 que permitían a la vez descoyuntar a un condenado en la rueda, azotarlo después hasta la pérdida del conocimiento, y tras ello suspenderlo con cadenas, antes de dejarlo morir lentamente de hambre. Se acabaron aquellos suplicios en los que el condenado era arrastrado sobre un zarzo (para evitar que la cabeza reventara contra el suelo), en los que se le abría el vientre, arrancándole las entrañas apresuradamente, para que tuviera tiempo de ver, con sus propios ojos, cómo las arrojaban al fuego; en los que se le decapitaba finalmente y se dividía su cuerpo (20) en cuartos.14 La reducción de estas "mil muertes" a la estricta eje-cución capital define toda una nueva moral propia del acto de castigar. Ya en 1760, se había probado en Inglaterra (fue para la ejecución de lord Ferrer) una máquina de ahorcar (un apoyo, que se replegaba bajo los pies del condenado servía para evitar las lentas agonías y las luchas cuerpo a cuerpo que se producían entre víctima y verdugo). Dicha máquina fue perfeccionada y adoptada definitivamente en 1783, el año mismo en que se suprimió el

13 10 Texto anónimo publicado en 1701. 14 11 Suplicio de los traidores descrito por W. Blackstone, Commentaire sur le Code criminal anglais, trad. de 1776, I, p. 105. Por estar la traducción destinada a poner de relieve el humanitarismo de la legislación inglesa en oposición a la vieja Ordenanza de 1760, el comentarista agrega: "En este suplicio espantoso en cuanto al espectáculo, el culpable no sufre ni mucho ni largo tiempo."

Page 19: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

15

tradicional desfile de Newgate a Tyburn, y en que se aprovechó la reconstruc-ción de la prisión, cerca de los Gordon Riots, para instalar los patíbulos en el mismo Newgate.15 El famoso artículo 3 del Código francés de 1791 —"a todo condenado a muerte se le cortará la cabeza"— lleva este triple significado: una muerte igual para todos ("Los delitos del mismo género se castigarán con el mismo género de pena, cualesquiera que sean la categoría y el estado del culpable", decía ya la moción votada, a propuesta de Guillotin, el 1 de diciembre de 1789); una sola muerte por condenado, obtenida de un solo golpe y sin recurrir a esos suplicios "prolongados y por consiguiente crueles", como la horca denunciada por Le Peletier; en fin, el castigo para el condenado únicamente, ya que la decapitación, pena de los nobles, es la menos infamante para la familia del delincuente.16 La guillotina, utilizada a partir de marzo de 1792, es el mecanismo adecuado a tales principios. En ella, la muerte queda reducida a un acontecimiento visible, pero instantáneo. Entre la ley, o quienes la ejecutan, y el cuerpo del delincuente, el contacto se reduce al momento de un relámpago. No existe enfrentamiento físico; al verdugo le basta con ser un relojero escrupuloso. "La experiencia y la razón demuestran que la manera usada en el pasado de cortarle la cabeza a un delincuente expone a un suplicio más espantoso que la simple privación de la vida, que es el deseo formal de la ley, para que la ejecución se realice en un solo instante y de un solo golpe; los ejemplos prueban cuan difícil es lograrlo. Es preciso necesariamente, para la exactitud del procedimiento, que dependa de medios mecánicos invariables, cuya fuerza y efecto se pueda (21) igualmente determinar... Es fácil hacer construir una máquina semejante cuyo efecto es infalible; la decapitación se hará en un solo instante, de acuerdo con el deseo de la nueva ley. Dicho aparato, si parece necesario, no producirá sensación alguna y apenas se percibirá." 17 Casi sin tocar el cuerpo, la guillotina suprime la vida, del mismo modo que la prisión quita la libertad, o una multa descuenta bienes. Se supone que aplica la ley menos a un cuerpo real capaz de dolor, que a un sujeto jurídico, poseedor, entre otros derechos, del de existir. La guillotina había de tener la abstracción de la propia ley. Indudablemente, algo de los suplicios se sobreimpuso en Francia, por un tiempo, a la sobriedad de las ejecuciones. Los parricidas —y los regicidas, que se asimilaban a aquéllos— eran conducidos al patíbulo cubiertos por un velo negro; allí, hasta 1832, se les cortaba la mano. No quedó, entonces, más que el

15 12 Cf. Ch. Hibbert, The roots of evil, ed. de 1966, pp. 85-86. 16 13 Peletier de Saint-Fargeau, Archives parlementaires, t. XXVI, 3 de junio de 1791, p. 720. 17 14 A. Louis, "Rapport sur la guillotine", citado por Saint-Edme, Dictionnaire de pénalité, 1825, t. IV, p. 161.

Page 20: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

16

adorno del crespón. Así, para Fieschi, en noviembre de 1836: "Se le conducirá al lugar de la ejecución en camisa, descalzo, y cubierta la cabeza con un velo negro; habrá de ser expuesto sobre un cadalso mientras un oficial lee al pueblo la sentencia, y será inmediatamente ejecutado." Acordémonos de Damiens, y notemos que el último suplemento de la muerte penal ha sido un velo de luto. El condenado no tiene ya que ser visto. La sola lectura de la sentencia sobre el cadalso, enuncia un delito que no debe tener rostro.18 El último vestigio de los grandes suplicios es su anulación: unos paños para ocultar un cuerpo. Ejecución de Benoît, triplemente infame —matricida, homosexual, asesino—, el primero de los parricidas a quien la ley evitó que se le cortara la mano: "Mientras se leía la sentencia, él estaba en pie sobre el patíbulo, sostenido por los verdugos. Era algo horrible de ver aquel es-pectáculo: envuelto en un amplio sudario blanco, cubierto el rostro con un crespón negro, el parricida se sustraía a las miradas de la multitud silenciosa, y bajo aquel ropaje misterioso y lúgubre, no se manifestaba la vida más que por espantosos aullidos, que pronto se apagaron bajo la cuchilla." 19 Desaparece, pues, en los comienzos del siglo XIX, el gran espectáculo de la pena física; se disimula el cuerpo supliciado; se excluye (22) del castigo el aparato teatral del sufrimiento. Se entra en la era de la sobriedad punitiva. Esta desaparición de los suplicios se puede considerar casi como conseguida alrededor de los años 1830-1848. Naturalmente, esta afirmación global exige paliativos. En primer lugar, las trasformaciones no se realizan en bloque ni según un proceso único. Ha habido demoras. Paradójicamente, Inglaterra fue uno de los países más refractarios a esta desaparición de los suplicios; quizá a causa del papel de modelo que habían conferido a su justicia penal la institución del jurado, el proceso público, el respeto del habeas corpus; sobre todo, sin duda, porque no había querido disminuir el rigor de sus leyes penales durante las grandes revueltas sociales de los años 1780-1820. Durante mucho tiempo, Romilly, Mackintosh y Fowell Buxton fracasaron en su propósito de que se atenuara la multiplicidad y la gravedad de las penas previstas por la ley inglesa: esa "horrible carnicería", decía Rossi. Su severidad (al menos en las penas previstas, ya que la aplicación era tanto más blanda cuanto que la ley parecía excesiva a los jurados) se había aumentado incluso, ya que, en 1760, Blackstone enumeraba 160 delitos capitales en la

18 15 Tema frecuente en la época: un criminal, en la medida misma de su monstruosidad, debe ser privado de la luz: no ver, no ser visto. En cuanto al parricida, sería preciso "fabricar una jaula de hierro o cavar una mazmorra impenetrable que le sirviera de eterna clausura". De Molène, De l'humanité des lois criminelles, 1830, pp. 275-277. 19 16 Gazette des tribunaux, 30 de agosto de 1832.

Page 21: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

17

legislación inglesa, y se contaban 223 en 1819. Sería preciso también tener en cuenta las aceleraciones y los retrocesos que experimentara entre 1760 y 1840 el proceso de conjunto; la rapidez de la reforma en algunos países como Austria o Rusia, los Estados Unidos o Francia en el momento de la Constituyente, y después el reflujo en la época de contrarrevolución en Europa y del gran temor social de los años 1820-1848; las modificaciones más o menos temporales, introducidas por los tribunales o las leyes de excepción; la distorsión entre las leyes y la práctica real de los tribunales (que está lejos de reflejar siempre el estado de la legislación). Todo esto hace que sea muy irregular la evolución desarrollada en el viraje de los siglos XVIII y XIX. A esto se agrega que si bien lo esencial de la trasformación se ha logrado hacia 1840, si bien los mecanismos del castigo han adquirido entonces su nuevo tipo de funcionamiento, el proceso se halla lejos de estar terminado. La reducción del suplicio es una tendencia arraigada en la gran trasformación de los años 1760-1840; pero no está terminada, y puede decirse que la práctica del suplicio ha obsesionado durante mucho tiempo nuestro sistema penal, y alienta en él todavía. La guillotina, esa maquinaria de las muertes rápidas y discretas, había marcado en Francia una nueva ética de la muerte legal. Pero la Revolución la revistió inmediatamente de un gran ritual teatral. Durante años, ha constituido un espectáculo. Fue preciso trasladarla hasta la (23) barrera de Saint-Jacques, remplazar la carreta descubierta por un coche cerrado, empujar rápidamente al condenado desde el furgón a la plancha, organizar ejecuciones apresuradas a deshora, colocar finalmente la guillotina dentro del recinto de las prisiones y hacerla inaccesible al público (después de la ejecución de Weidmann, en 1939), acordonar las calles por las que se llega a la prisión en la que el patíbulo se halla oculto, y donde la ejecución se desarrolla en secreto (ejecución de Buffet y de Bontemps en la prisión de la Santé, en 1972), perseguir judicialmente a los testigos que refieren la escena, para que la ejecución deje de ser un espectáculo y para que se convierta en un extraño secreto entre la justicia y su sentenciado. Pero basta mencionar tantas precauciones para comprender que la muerte penal sigue siendo en su fondo, todavía hoy, un espectáculo, que es necesario, precisamente, prohibir. En cuanto a la acción sobre el cuerpo, tampoco ésta se encuentra suprimida por completo a mediados del siglo XIX. Sin duda, la pena ha dejado de estar centrada en el suplicio como técnica de sufrimiento; ha tomado como objeto principal la pérdida de un bien o de un derecho. Pero un castigo como los trabajos forzados o incluso como la prisión —mera privación de libertad—, no ha funcionado jamás sin cierto suplemento punitivo que concierne realmente al cuerpo mismo: racionamiento alimenticio, privación sexual, golpes, celda. ¿Consecuencia no perseguida, pero inevitable, del encierro? De

Page 22: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

18

hecho, la prisión en sus dispositivos más explícitos ha procurado siempre cierta medida de sufrimiento corporal. La crítica que ha sólido hacerse al sistema penitenciario, en la primera mitad del siglo XIX (la prisión no es lo suficientemente punitiva: los presos pasan menos hambre, menos frío, se hallan menos privados en resumen que muchos pobres o incluso obreros) indica un postulado que jamás se ha suprimido francamente: es justo que un condenado sufra físicamente más que los otros hombres. La pena se disocia mal de un suplemento de dolor físico. ¿Qué sería un castigo no corporal? Mantiénese, pues, un fondo "supliciante" en los mecanismos modernos de la justicia criminal, un fondo que no está por completo dominado, sino que se halla envuelto, cada vez más ampliamente, por una penalidad de lo no corporal. La atenuación de la severidad penal en el trascurso de los últimos siglos es un fenómeno muy conocido de los historiadores del derecho. Pero durante mucho tiempo, se ha tomado de una manera (24) global como un fenómeno cuantitativo: menos crueldad, menos sufrimiento, más benignidad, más respeto, más "humanidad". De hecho, estas modificaciones van acompañadas de un desplazamiento en el objeto mismo de la operación punitiva. ¿Disminución de intensidad? Quizá. Cambio de objetivo, indudablemente. Si no es ya el cuerpo el objeto de la penalidad en sus formas más severas, ¿sobre qué establece su presa? La respuesta de los teorizantes —de quienes abren hacia 1760 un periodo que no se ha cerrado aún— es sencilla, casi evidente. Parece inscrita en la pregunta misma. Puesto que ya no es el cuerpo, es el alma. A la expiación que causa estragos en el cuerpo debe suceder un castigo que actúe en profundidad sobre el corazón, el pensamiento, la voluntad, las disposiciones. Mably ha formulado el principio, de una vez para siempre: "Que el castigo, si se me permite hablar así, caiga sobre el alma más que sobre el cuerpo." 20 Momento importante. La antigua pareja del fasto punitivo, el cuerpo y la sangre, ceden el sitio. Entra en escena, cubierto el rostro, un nuevo personaje. Se pone fin a cierta tragedia; da principio una comedia con siluetas de sombra, voces sin rostro, entidades impalpables. El aparato de la justicia punitiva debe morder ahora en esta realidad sin cuerpo. ¿Simple afirmación teórica, que la práctica penal desmiente? Sería ésta una conclusión apresurada. Cierto es que, hoy, castigar no es simplemente convertir un alma; pero el principio de Mably no se ha quedado en un deseo piadoso. A lo largo de toda la penalidad moderna es posible seguir sus

20 17 G. de Mably, De la législation, Oeuvres completes, 1789, t. IX, p. 326.

Page 23: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

19

efectos. En primer lugar, una sustitución de objetos. No quiero decir con esto que se haya pasado de pronto a castigar otros delitos. Sin duda, la definición de las infracciones, la jerarquía de su gravedad, los márgenes de indulgencia, lo que se toleraba de hecho y lo que estaba legalmente permitido —todo esto se ha modificado ampliamente desde hace doscientos años; muchos delitos han de-jado de serlo, por estar vinculados a determinado ejercicio de la autoridad religiosa o a un tipo de vida económica: la blasfemia ha perdido su status de delito; el contrabando y el robo doméstico, una parte de su gravedad. Pero estos desplazamientos no son quizá el hecho más importante: la división entre lo permitido y lo prohibido ha conservado, de un siglo a otro, cierta constancia. En cambio, el objeto "crimen", aquello sobre lo que se ejerce la práctica penal, ha sido profundamente modificado: la calidad, el carácter, la sustancia en cierto modo de que está hecha la infracción, (25) más que su definición formal. La relativa estabilidad de la ley ha cobijado todo un juego de sutiles y rápidos relevos. Bajo el nombre de crímenes y de delitos, se siguen juzgando efectivamente objetos jurídicos definidos por el Código, pero se juzga a la vez pasiones, instintos, anomalías, achaques, inadaptaciones, efectos de medio o de herencia; se castigan las agresiones, pero a través de ellas las agresividades; las violaciones, pero a la vez, las perversiones; los asesinatos que son también pulsiones y deseos. Se dirá: no son ellos los juzgados; si los invocamos, es para explicar los hechos que hay que juzgar, y para determinar hasta qué punto se hallaba implicada en el delito la voluntad del sujeto. Respuesta insuficiente. Porque son ellas, esas sombras detrás de los elementos de la causa, las efectivamente juzgadas y castigadas. Juzgadas por el rodeo de las "circunstancias atenuantes", que hacen entrar en el veredicto no precisamente unos elementos "circuns-tanciales" del acto, sino otra cosa completamente distinta, que no es jurídicamente codificable: el conocimiento del delincuente, la apreciación que se hace de él, lo que puede saberse acerca de las relaciones entre él, su pasado y su delito, lo que se puede esperar de él para el futuro. Juzgadas, lo son también por el juego de todas esas nociones que han circulado entre medicina y jurisprudencia desde el siglo XIX (los "monstruos" de la época de Georget, las "anomalías psíquicas" de la circular Chaumié, los "perversos" y los "inadaptados" de los dictámenes periciales contemporáneos), y que con el pretexto de explicar un acto, son modos de calificar a un individuo. Castigadas, lo son con una pena que se atribuye por función la de volver al delincuente "no sólo deseoso sino también capaz de vivir respetando la ley y de subvenir a sus propias necesidades"; lo son por la economía interna de una pena que, si bien sanciona el delito, puede modificarse (abreviándose o,

Page 24: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

20

llegado el caso, prolongándose), según que se trasforme el comportamiento del condenado; lo son también por el juego de esas "medidas de seguridad" de que se hace acompañar la pena (interdicción de residencia, libertad vigilada, tutela penal, tratamiento médico obligatorio), y que no están destinadas a sancionar la infracción, sino a controlar al individuo, a neutralizar su estado peligroso, a modificar sus disposiciones delictuosas, y a no cesar hasta obtener tal cambio. El alma del delincuente no se invoca en el tribunal a los únicos fines de explicar su delito, ni para introducirla como un elemento en la asignación jurídica de las responsabilidades; si se la convoca, con tanto énfasis, con tal preocupación de comprensión y una tan grande aplicación "científica", es realmente para juzgarla, a ella al mismo tiempo que al delito, y para tomarla a (26) cargo en el castigo. En todo el ritual penal, desde la instrucción hasta la sentencia y las últimas secuelas de la pena, se ha hecho penetrar un género de objetos que vienen a doblar, pero también a disociar, los objetos jurídicamente definidos y codificados. El examen pericial psiquiátrico, pero de una manera más general la antropología criminal y el discurso insistente de la criminología, encuentran aquí una de sus funciones precisas: al inscribir solemnemente las infracciones en el campo de los objetos susceptibles de un conocimiento científico, proporcionar a los mecanismos del castigo legal un asidero justificable no ya simplemente sobre las infracciones, sino sobre los individuos; no ya sobre lo que han hecho, sino sobre lo que son, serán y pueden ser. El suplemento de alma que la justicia ha conseguido es en apariencia explicativo y limitativo, es de hecho anexionista. Desde los 150 o 200 años que hace que Europa ha establecido sus nuevos sistemas de penalidad, los jueces, poco a poco, pero por un proceso que se remonta a mucho tiempo, se han puesto, pues, a juzgar otra cosa distinta de los delitos: el "alma" de los delincuentes. Y se han puesto, por lo mismo, a hacer algo distinto de juzgar. O para ser más preciso, en el interior mismo de la modalidad judicial del juicio, han venido a deslizarse otros tipos de estimación que modifican en lo esencial sus reglas de elaboración. Desde que la Edad Media construyó, no sin dificultad y con lentitud, el gran procedimiento de la información judicial, juzgar era establecer la verdad de un delito, era determinar su autor, era aplicarle una sanción legal. Conocimiento de la infracción, conocimiento del responsable, conocimiento de la ley, tres condiciones que permitían fundar en verdad un juicio. Ahora bien, he aquí que en el curso del juicio penal, se encuentra inscrita hoy en día una cuestión relativa a la verdad, muy distinta. No ya simplemente: "El hecho, ¿se halla establecido y es delictivo?", sino también: "¿Qué es, pues, este hecho, esta violencia o este asesinato? ¿A qué nivel o en qué campo de realidad inscribirlo? ¿Fantasma, reacción psicótica, episodio

Page 25: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

21

delirante, perversidad?" No ya simplemente: "¿Quién es el autor?", sino: "¿Cómo asignar el proceso causal que lo ha producido? ¿Dónde se halla, en el autor mismo, su origen? ¿Instinto, inconsciente, medio, herencia?" No ya simplemente: "¿Qué ley sanciona esta infracción?", sino: "¿Qué medida tomar que sea la más apropiada? ¿Cómo prever la evolución del sujeto? ¿De qué manera sería corregido con más seguridad?" Todo un conjunto de juicios apreciativos, diagnósticos, pronósticos, normativos, referentes al individuo delincuente han venido a alojarse en la armazón del juicio penal. Otra verdad ha penetrado la que requería el mecanismo (27) judicial: una verdad que, trabada con la primera, hace de la afirmación de culpabilidad un extraño complejo científico-jurídico. Un hecho significativo: la manera en que la cuestión de la locura ha evolucionado en la práctica penal. Según el Código francés de 1810, no se planteaba hasta el final del artículo 64. Ahora bien, éste dice que no hay ni crimen ni delito, si el infractor se hallaba en estado de demencia en el momento del acto. La posibilidad de asignar la locura era, por lo tanto, exclusiva de la calificación de un acto como delito: si el autor estaba loco, no era la gravedad de su acción la que se modificaba, ni su pena la que debía atenuarse, era el delito mismo el que desaparecía. Era imposible, pues, declarar a alguien a la vez culpable y loco; el diagnóstico de locura, si se planteaba, no podía integrarse en el juicio; interrumpía el procedimiento, y deshacía la presa de la justicia sobre el autor del acto. No sólo el examen del delincuente sospechoso de demencia, sino los efectos mismos de tal examen debían ser externos y anteriores a la sentencia. Ahora bien, desde muy pronto, los tribunales del siglo XIX se equivocaron en cuanto al sentido del artículo 64. No obstante varias sentencias de la Suprema Corte recordando que el estado de locura no podía llevar aparejado ni una pena moderada, ni aun una absolución, sino un sobreseimiento, han planteado en su veredicto mismo la cuestión de la locura. Han admitido que se podía ser culpable y loco; tanto menos culpable cuanto un poco más loco; culpable indudablemen-te, pero para encerrarlo y cuidarlo más que para castigarlo; culpable peligroso ya que se hallaba manifiestamente enfermo, etc. Desde el punto de vista del Código penal, eran otros tantos absurdos jurídicos. Pero tal fue el punto de partida de una evolución que la jurisprudencia y la legislación misma iban a precipitar en el curso de los 150 años siguientes; ya la reforma de 1832, que introducía las circunstancias atenuantes, permitía modular la sentencia de acuerdo con los grados supuestos de una enfermedad o las formas de una semilocura. Y la práctica, general en los tribunales, extendida a veces a los tribunales correccionales, del examen pericial psiquiátrico, hace que la sentencia, aunque siempre formulada en términos de sanción legal, implica, más o menos oscuramente, juicios de normalidad, asignaciones de

Page 26: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

22

causalidad, apreciaciones de cambios eventuales, anticipaciones sobre el porvenir de los delincuentes. Operaciones todas estas de las cuales sería erró-neo decir que preparan desde el exterior una sentencia bien fundada; se integran directamente en el proceso de formación de la sentencia. En lugar de que la locura anule el delito en el sentido prístino del artículo 64, todo delito ahora, y en el límite, toda (28) infracción, llevan en sí mismos como una sospecha legítima, pero también como un derecho que pueden reivindicar, la hipótesis de la locura; digamos en todo caso de la anomalía. Y la sentencia que condena o absuelve no es simplemente un juicio de culpabilidad, una decisión legal que sanciona; lleva en sí una apreciación de normalidad y una prescripción técnica para una normalización posible. El juez de nuestros días —magistrado o jurado— hace algo muy distinto que "juzgar". Y no es el único que juzga. A lo largo del procedimiento penal, y de la ejecución de la pena, bullen toda una serie de instancias anejas. En torno del juicio principal se han multiplicado justicias menores y jueces paralelos: expertos psiquiatras o psicólogos, magistrados de la aplicación de las penas, educadores, funcionarios de la administración penitenciaria se dividen el poder legal de castigar; se dirá que ninguno de ellos comparte realmente el derecho de juzgar; que los unos, después de las sentencias, no tienen otro derecho que el de aplicar una pena fijada por el tribunal, y sobre todo que los otros —los expertos— no intervienen antes de la sentencia para emitir un juicio, sino para ilustrar la decisión de los jueces. Pero desde el momento en que las penas y las medidas de seguridad definidas por el tribunal no están absolutamente determinadas, desde el momento en que pueden ser modificadas todavía, desde el momento en que se confía a otros que no son los jueces de la infracción el cometido de decidir si el condenado "merece" ser puesto en semilibertad o en libertad condicional, si es posible poner término a su tutela penal, son realmente mecanismos de castigo legal los que se ponen en sus manos y se dejan a su apreciación: jueces anejos, pero jueces después de todo. Todo el aparato que se ha desarrollado desde hace años en torno de la aplicación de las penas, y de su adecuación a los individuos, desmultiplica las instancias de decisión judicial y prolonga ésta mucho más allá de la sentencia. En cuanto a los expertos psiquiatras, pueden muy bien negarse a juzgar. Examínense las tres preguntas a las que, desde la circular de 1958, han de contestar: "¿Presenta el inculpado un estado de peligro? ¿Es accesible a la sanción penal? ¿Es curable o readaptable? Estas preguntas, como se ve, no tienen relación con el artículo 64, ni con la locura eventual del inculpado en el momento del acto. No son preguntas en términos de "responsabilidad". No conciernen sino a la administración de la pena, a su necesidad, su utilidad, su eficacia posible; permiten indicar, en un vocabulario apenas cifrado, si el asilo

Page 27: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

23

es preferible a la prisión, si hay que prever un encierro breve o prolongado, un tratamiento médico o unas medidas de seguridad. ¿El papel del (29) psiquiatra en materia penal? No experto en responsabilidad, sino consejero en castigo; a él le toca decir si el sujeto es "peligroso", de qué manera protegerse de él, cómo intervenir para modificarlo, y si es preferible tratar de reprimir o de curar. En el comienzo de su historia, el peritaje psiquiátrico tuvo que formular proposiciones "ciertas" en cuanto a la parte que había tenido la libertad del infractor en el acto que cometiera; ahora, tiene que sugerir una prescripción sobre lo que podría llamarse su "tratamiento médico-judicial". Resumamos: desde que funciona el nuevo sistema penal —el definido por los grandes códigos de los siglos XVIII y XIX—, un proceso global ha conducido a los jueces a juzgar otra cosa que los delitos; han sido conducidos en sus sentencias a hacer otra cosa que juzgar; y el poder de juzgar ha sido trasferido, por una parte, a otras instancias que los jueces de la infracción. La operación penal entera se ha cargado de elementos y de personajes extraju-rídicos. Se dirá que no hay en ello nada extraordinario, que es propio del destino del derecho absorber poco a poco elementos que le son ajenos. Pero hay algo singular en la justicia penal moderna: que si se carga tanto de elementos extra jurídicos, no es para poderlos calificar jurídicamente e integrarlos poco a poco al estricto poder de castigar; es, por lo contrario, para poder hacerlos funcionar en el interior de la operación penal como elementos no jurídicos; es para evitar que esta operación sea pura y simplemente un castigo legal; es para disculpar al juez de ser pura y simplemente el que castiga: "Naturalmente, damos un veredicto; pero aunque haya sido éste provocado por un delito, ya están ustedes viendo que para nosotros funciona como una manera de tratar a un criminal; castigamos, pero es como si dijéramos que queremos obtener una curación." La justicia criminal no funciona hoy ni se justifica sino por esta perpetua referencia a algo distinto de sí misma, por esta incesante reinscripción en sistemas no jurídicos y ha de tender a esta recalificación por el saber. Bajo la benignidad cada vez mayor de los castigos, se puede descubrir, por lo tanto, un desplazamiento de su punto de aplicación, y a través de este desplazamiento, todo un campo de objetos recientes, todo un nuevo régimen de la verdad y una multitud de papeles hasta ahora inéditos en el ejercicio de la justicia criminal. Un saber, unas técnicas, unos discursos "científicos" se forman y se entrelazan con la práctica del poder de castigar. Objetivo de este libro: una historia correlativa del alma moderna y de un nuevo poder de juzgar; una genealogía del actual complejo científico-judicial en el que el poder de castigar toma su (30) apoyo, recibe sus justificaciones y

Page 28: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

24

sus reglas, extiende sus efectos y disimula su exorbitante singularidad. Pero ¿desde dónde se puede hacer esta historia del alma moderna en el juicio? Si nos atenemos a la evolución de las reglas de derecho o de los procedimientos penales, corremos el peligro de destacar como hecho masivo, externo, inerte y primordial, un cambio en la sensibilidad colectiva, un progreso del humanismo, o el desarrollo de las ciencias humanas. Limitándose, como lo ha hecho Durkheim,21 a estudiar las formas sociales generales, se corre el riesgo de fijar como comienzo del suavizamiento punitivo los procesos de individualización, que son más bien uno de los efectos de las nuevas tácticas de poder y entre ellas de los nuevos meca-nismos penales. El presente estudio obedece a cuatro reglas generales: 1) No centrar el estudio de los mecanismos punitivos en sus únicos efectos "represivos", en su único aspecto de "sanción", sino reincorporarlos a toda la serie de los efectos positivos que pueden inducir, incluso si son marginales a primera vista. Considerar, por consiguiente, el castigo como una función social compleja. 2) Analizar los métodos punitivos no como simples consecuencias de reglas de derecho o como indicadores de estructuras sociales, sino como técnicas específicas del campo más general de los demás procedimientos de poder. Adoptar en cuanto a los castigos la perspectiva de la táctica política, 3) En lugar de tratar la historia del derecho penal y la de las ciencias humanas como dos series separadas cuyo cruce tendría sobre la una o sobre la otra, sobre las dos quizá, un efecto, según se quiera, perturbador o útil, buscar si no existe una matriz común y si no dependen ambas de un proceso de formación "epístemológico-jurídico"; en suma, situar la tecnología del poder en el principio tanto de la humanización de la penalidad como del conocimiento del hombre. 4) Examinar si esta entrada del alma en la escena de la justicia penal, y con ella la inserción en la práctica judicial de todo un saber "científico", no será el efecto de una trasformación en la manera en que el cuerpo mismo está investido por las relaciones de poder. En suma, tratar de estudiar la metamorfosis de los métodos punitivos a partir de una tecnología política del cuerpo donde pudiera leerse una historia común de las relaciones de poder y de las relaciones de objeto. De suerte que por el análisis de la benignidad (31) penal como técnica de poder, pudiera comprenderse a la vez cómo el hombre, el alma, el individuo normal o anormal han venido a doblar el crimen como objeto de la intervención penal,

21 18 E. Durkheim, "Deux lois de l'évolution pénale", Année sociologiquef iv, 1899-1900.

Page 29: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

25

y cómo un modo específico de sujeción ha podido dar nacimiento al hombre como objeto de saber para un discurso con estatuto "científico". Pero no tengo la pretensión de ser el primero que ha trabajado en esta dirección. 22 Del gran libro de Rusche y Kirchheimer23 se puede sacar cierto número de puntos de referencia esenciales. Desprenderse en primer lugar de la ilusión de que la penalidad es ante todo (ya que no exclusivamente) una manera de reprimir los delitos, y que, en este papel, de acuerdo con las formas sociales, con los sistemas políticos o las creencias, puede ser severa o indulgente, dirigida a la expiación o encaminada a obtener una reparación, aplicada a la persecución de los individuos o a la asignación de responsabilidades colectivas. Analizar más bien los "sistemas punitivos concretos", estudiarlos como fenómenos sociales de los que no pueden dar razón la sola armazón jurídica de la sociedad ni sus opciones éticas fundamentales; situarlos en su campo de funcionamiento donde la sanción de los delitos no es el elemento único; demostrar que las medidas punitivas no son simplemente mecanismos "negativos" que permiten reprimir, impedir, excluir, suprimir, sino que están ligadas a toda una serie de efectos positivos y útiles, a los que tienen por misión sostener (y en este sentido, si los castigos legales están hechos para sancionar las infracciones, puede decirse que la definición de las infracciones y su persecución están hechas de rechazo para mantener los mecanismos punitivos y sus funciones). En esta línea, Rusche y Kirchheimer han puesto en relación los diferentes regímenes punitivos con los sistemas de producción de los que toman sus efectos; así en una economía servil los mecanismos punitivos tendrían el cometido de aportar una mano de obra suplementaria, y de constituir una esclavitud "civil" al lado de la que mantienen las guerras o el comercio; con el feudalismo, y en una época en que la moneda y la producción están poco desarrolladas, se asistiría a un brusco aumento de los castigos corporales, (32) por ser el cuerpo en la mayoría de los casos el único bien accesible, y el correccional —el Hospital general, el Spinhuis o el Rasphuis—, el trabajo obligado, la manufactura penal, aparecerían con el desarrollo de la economía mercantil. Pero al exigir el sistema industrial un mercado libre de la mano de obra, la parte del trabajo obligatorio hubo de disminuir en el siglo XIX en los mecanismos de castigo, sustituida por una

22 19 De todos modos, no podría ponderar por referencias o citas lo que este libro debe a G. Deleuze y al trabajo hecho por éste con F. Guattarí. Igualmente hubiese debido citar en no pocas páginas al Psychanalysme de R. Castel y decir cuan grande es mi deuda con P. Nora. 23 20 G. Rusche y O. Kirchheimer, Punishment and social structures, 1939.

Page 30: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

26

detención con fines correctivos. Hay, sin duda, no pocas observaciones que hacer sobre esta correlación estricta. Pero podemos, indudablemente, sentar la tesis general de que en nuestras sociedades, hay que situar los sistemas punitivos en cierta "economía política" del cuerpo: incluso si no apelan a castigos violentos o sangrientos, incluso cuando utilizan los métodos "suaves" que encierran o corrigen, siempre es del cuerpo del que se trata —del cuerpo y de sus fuerzas, de su utilidad y de su docilidad, de su distribución y de su sumisión. Es legítimo, sin duda alguna, hacer una historia de los castigos que tenga por fondo las ideas morales o las estructuras jurídicas. Pero ¿es posible hacerla sobre el fondo de una historia de los cuerpos, desde el momento en que pretenden no tener ya como objetivo sino el alma secreta de los delincuentes? Por lo que a la historia del cuerpo se refiere, los historiadores la han comenzado desde hace largo tiempo. Han estudiado el cuerpo en el campo de una demografía o de una patología históricas; lo han considerado como asiento de necesidades y de apetitos, como lugar de procesos fisiológicos y de metabolismos, como blanco de ataques microbianos o virales; han demostrado hasta qué punto estaban implicados los procesos históricos en lo que podía pasar por el zócalo puramente biológico de la existencia, y qué lugar se debía conceder a la historia de las sociedades y de los "acontecimientos" biológicos como la circulación de los bacilos, o la prolongación de la duración de la vida.24 Pero el cuerpo está también directamente inmerso en un campo político; las relaciones de poder operan sobre él una presa inmediata; lo cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos. Este cerco político del cuerpo va unido, de acuerdo con unas relaciones complejas y recíprocas, a la utilización económica del cuerpo; el cuerpo, en una buena parte, está imbuido de relaciones de poder y de dominación, como fuerza de producción; pero en cambio, su constitución como fuerza de trabajo sólo es posible si se halla prendido (33) en un sistema de sujeción (en el que la necesidad es también un instrumento político cuidadosamente dispuesto, calculado y utilizado). El cuerpo sólo se convierte en fuerza útil cuando es a la vez cuerpo productivo y cuerpo sometido. Pero este sometimiento no se obtiene por los únicos instrumentos ya sean de la violencia, ya de la ideología; puede muy bien ser directo, físico, emplear la fuerza contra la fuerza, obrar sobre elementos materiales, y a pesar de todo esto no ser violento; puede ser calculado, organizado, técnicamente reflexivo,

24 21 Cf. E. Le Roy-Ladurie, "L'histoire immobile". Annales, mayo-junio de 1974.

Page 31: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

27

puede ser sutil, sin hacer uso ni de las armas ni del terror, y sin embargo permanecer dentro del orden físico. Es decir que puede existir un "saber" del cuerpo que no es exactamente la ciencia de su funcionamiento, y un dominio de sus fuerzas que es más que la capacidad de vencerlas: este saber y este dominio constituyen lo que podría llamarse la tecnología política del cuerpo. Indudablemente, esta tecnología es difusa, rara vez formulada en discursos continuos y sistemáticos; se compone a menudo de elementos y de fragmentos, y utiliza unas herramientas o unos procedimientos inconexos. A pesar de la coherencia de sus resultados, no suele ser sino una instrumentación multiforme. Además, no es posible localizarla ni en un tipo definido de institución, ni en un aparato estatal. Estos recurren a ella; utilizan, valorizan e imponen algunos de sus procedimientos. Pero ella misma en sus mecanismos y sus efectos se sitúa a un nivel muy distinto. Se trata en cierto modo de una microfísica del poder que los aparatos y las instituciones ponen en juego, pero cuyo campo de validez se sitúa en cierto modo entre esos grandes funcionamientos y los propios cuerpos con su materialidad y sus fuerzas. Ahora bien, el estudio de esta microfísica supone que el poder que en ella se ejerce no se conciba como una propiedad, sino como una estrategia, que sus efectos de dominación no sean atribuidos a una "apropiación", sino a unas disposiciones, a unas maniobras, a unas tácticas, a unas técnicas, a unos funcionamientos; que se descifre en él una red de relaciones siempre tensas, siempre en actividad más que un privilegio que se podría detentar; que se le dé como modelo la batalla perpetua más que el contrato que opera una cesión o la conquista que se apodera de un territorio. Hay que admitir en suma que este poder se ejerce más que se posee, que no es el "privilegio" adquirido o conservado de la clase dominante, sino el efecto de conjunto de sus posiciones estratégicas, efecto que manifiesta y a veces acompaña la posición de aquellos que son dominados. Este poder, por otra parte, no se aplica pura y simplemente como una obligación o una prohibición, a quienes "no lo tienen"; los invade, pasa por ellos y a través de ellos; se (34) apoya sobre ellos, del mismo modo que ellos mismos, en su lucha contra él, se apoyan a su vez en las presas que ejerce sobre ellos. Lo cual quiere decir que estas relaciones descienden hondamente en el espesor de la sociedad, que no se localizan en las relaciones del Estado con los ciudadanos o en la frontera de las clases y que no se limitan a reproducir al nivel de los individuos, de los cuerpos, unos gestos y unos comportamientos, la forma general de la ley o del gobierno; que si bien existe continuidad (dichas relaciones se articulan en efecto sobre esta forma de acuerdo con toda una serie de engranajes complejos), no existe analogía ni homología, sino especificidad de mecanismo y de modalidad.

Page 32: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

28

Finalmente, no son unívocas; definen puntos innumerables de enfrentamiento, focos de inestabilidad cada uno de los cuales comporta sus riesgos de conflicto, de luchas y de inversión por lo menos transitoria de las relaciones de fuerzas. El derrumbamiento de esos "micropoderes" no obedece, pues, a la ley del todo o nada; no se obtiene de una vez para siempre por un nuevo control de los aparatos ni por un nuevo funcionamiento o una destrucción de las instituciones; en cambio, ninguno de sus episodios localizados puede inscribirse en la historia como no sea por los efectos que induce sobre toda la red en la que está prendido. Quizás haya que renunciar también a toda una tradición que deja imaginar que no puede existir un saber sino allí donde se hallan suspendidas las relaciones de poder, y que el saber no puede desarrollarse sino al margen de sus conminaciones, de sus exigencias y de sus intereses. Quizás haya que renunciar a creer que el poder vuelve loco, y que, en cambio, la renunciación al poder es una de las condiciones con las cuales se puede llegar a sabio. Hay que admitir más bien que el poder produce saber (y no simplemente favoreciéndolo porque lo sirva o aplicándolo porque sea útil); que poder y saber se implican directamente el uno al otro; que no existe relación de poder sin constitución correlativa de un campo de saber, ni de saber que no suponga y no constituya al mismo tiempo unas relaciones de poder. Estas relaciones de "poder-saber" no se pueden analizar a partir de un sujeto de conocimiento que sería libre o no en relación con el sistema del poder; sino que hay que considerar, por lo contrario, que el sujeto que conoce, los objetos que conocer y las modalidades de conocimiento son otros tantos efectos de esas implicaciones fundamentales del poder-saber y de sus trasformaciones históricas. En suma, no es la actividad del sujeto de conocimiento lo que produciría un saber, útil o reacio al poder, sino que el poder-saber, los procesos y las luchas que lo atraviesan y que lo constituyen, son los que determinan (35) las formas, así como también los dominios posibles del conocimiento. Analizar el cerco político del cuerpo y la microfísica del poder implica, por lo tanto, que se renuncie —en lo que concierne al poder— a la oposición violencia-ideología, a la metáfora de la propiedad, al modelo del contrato o al de la conquista; en lo que concierne al saber, que se renuncie a la oposición de lo que es "interesado" y de lo que es "desinteresado", al modelo del conoci-miento y a la primacía del sujeto. Prestándole a la palabra un sentido diferente del que le daban en el siglo XVII Petty y sus contemporáneos, podríamos soñar con una "anatomía" política. No sería el estudio de un Estado tomado como un "cuerpo" (con sus elementos, sus recursos y sus fuerzas), pero tampoco sería el estudio del cuerpo y del entorno tomados

Page 33: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

29

como un pequeño Estado. Se trataría en él del "cuerpo político" como conjunto de los elementos materiales y de las técnicas que sirven de armas, de relevos, de vías de comunicación y de puntos de apoyo a las relaciones de po-der y de saber que cercan los cuerpos humanos y los dominan haciendo de ellos unos objetos de saber. Se trata de reincorporar las técnicas punitivas —bien se apoderen del cuerpo en el ritual de los suplicios, bien se dirijan al alma— a la historia de ese cuerpo político. Considerar las prácticas penales menos como una consecuencia de las teorías jurídicas que como un capítulo de la anatomía política. Kantorowitz ha hecho del "cuerpo del rey" un análisis notable: 25 cuerpo doble según la teología jurídica formada en la Edad Media, puesto que lleva en sí además del elemento transitorio que nace y muere, otro que permanece a través del tiempo y se mantiene como el soporte físico y sin embargo intangible del reino; en torno de esta dualidad, que fue, en su origen, cercana al modelo cristológico, se organizan una iconografía, una teoría política de la monarquía, unos mecanismos jurídicos que distinguen y vinculan a la vez la persona del rey y las exigencias de la Corona, y todo un ritual que encuentra en la coronación, los funerales, las ceremonias de sumisión, sus tiempos más vivos. En el otro polo podríamos imaginar que se coloca el cuerpo del condenado; también tiene él su status jurídico; suscita su ceremonial y solicita todo un discurso teórico, no para fundar el "más poder" que representaba la persona del soberano, sino para codificar el "menos poder" que marca a todos aquellos a quienes se somete a un castigo. En la región más oscura del campo político, el condenado dibuja la figura simétrica e invertida del rey. Habría que analizar lo que (36) pudiéramos llamar en homenaje a Kantorowitz el "menor cuerpo del condenado". Si el suplemento de poder del lado del rey provoca el desdoblamiento de su cuerpo, el poder excedente que se ejerce sobre el cuerpo sometido del condenado, ¿no ha suscitado otro tipo de desdoblamiento? El de un incorpóreo, de un "alma", como decía Mably. La historia de esta "microfísica" del poder punitivo sería entonces una genealogía o una pieza para una genealogía del "alma" moderna. Más que ver en esta alma los restos reactivados de una ideología, reconoceríase en ella más bien el correlato ac-tual de cierta tecnología del poder sobre el cuerpo. No se debería decir que el alma es una ilusión, o un efecto ideológico. Pero sí que existe, que tiene una realidad, que está producida permanentemente en torno, en la superficie y en

25 22 E. Kantorowitz, The king's two bodies, 1959.

Page 34: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

30

el interior del cuerpo por el funcionamiento de un poder que se ejerce sobre aquellos a quienes se castiga, de una manera más general sobre aquellos a quienes se vigila, se educa y corrige, sobre los locos, los niños, los colegiales, los colonizados, sobre aquellos a quienes se sujeta a un aparato de producción y se controla a lo largo de toda su existencia. Realidad histórica de esa alma, que a diferencia del alma representada por la teología cristiana, no nace culpable y castigable, sino que nace más bien de procedimientos de castigo, de vigilancia, de pena y de coacción. Esta alma real e incorpórea no es en absoluto sustancia; es el elemento en el que se articulan los efectos de determinado tipo de poder y la referencia de un saber, el engranaje por el cual las relaciones de saber dan lugar a un saber posible, y el saber prolonga y refuerza los efectos del poder. Sobre esta realidad-referencia se han construido conceptos diversos y se han delimitado campos de análisis: psique, subjetividad, personalidad, conciencia, etc.; sobre ella se han edificado técnicas y discursos científicos; a partir de ella, se ha dado validez a las reivindicaciones morales del humanismo. Pero no hay que engañarse: no se ha sustituido el alma, ilusión de los teólogos, por un hombre real, objeto de saber, de reflexión filosófica o de intervención técnica. £1 hombre de que se nos habla y que se nos invita a liberar es ya en sí el efecto de un sometimiento mucho más profundo que él mismo. Un "alma" lo habita y lo conduce a la existencia, que es una pieza en el dominio que el poder ejerce sobre el cuerpo. El alma, efecto e instrumento de una anatomía política; el alma, prisión del cuerpo. Que los castigos en general y la prisión corresponden a una tecnología (37) política del cuerpo, quizá sea menos la historia la que me lo ha enseñado que la época presente. En el trascurso de estos últimos años, se han producido acá y allá en el mundo rebeliones de presos. En sus objetivos, en sus consignas, en su desarrollo había indudablemente algo paradójico. Eran rebeliones contra toda una miseria física que data de más de un siglo: contra el frío, contra el hacinamiento y la falta de aire, contra unos muros vetustos, contra el hambre, contra los golpes. Pero eran también rebeliones contra las prisiones modelo, contra los tranquilizantes, contra el aislamiento, contra el servicio médico o educativo. ¿Rebeliones cuyos objetivos no eran sino materiales? ¿Rebeliones contradictorias, contra la degradación, pero contra la comodidad, contra los guardianes, pero también contra los psiquiatras? De hecho, era realmente de los cuerpos y de las cosas materiales de lo que se trataba en todos esos movimientos, del mismo modo que se trata de ello en los innumerables discursos que la prisión ha producido desde los comienzos del siglo XIX. Lo que se ha manifestado en esos discursos y esas rebeliones, esos recuerdos y esas invectivas, son realmente las pequeñas, las ínfimas

Page 35: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

31

materialidades. Quien pretenda no ver en ello otra cosa que reivindicaciones ciegas, o la sobreimpresión de estrategias extranjeras, está en su derecho. Se trataba realmente de una rebelión, al nivel de los cuerpos, contra el cuerpo mismo de la prisión. Lo que estaba en juego no era el marco demasiado carcomido o demasiado aséptico, demasiado rudimentario o demasiado perfeccionado de la prisión; era su materialidad en la medida en que es instrumento y vector de poder; era toda esa tecnología del poder sobre el cuerpo, que la tecnología del "alma" —la de los educadores, de los psicólogos y de los psiquiatras— no consigue ni enmascarar ni compensar, por la razón de que no es sino uno de sus instrumentos. De esa prisión, con todos los asedios políticos del cuerpo que en su arquitectura cerrada reúne, es de la que quisiera hacer la historia. ¿Por puro anacronismo? No, si se entiende por ello hacer la historia del pasado en los términos del presente. Sí, si se entiende por ello hacer la historia del presente.26

II. LA RESONANCIA DE LOS SUPLICIOS

(38) La Ordenanza de 1670 había regido, hasta la Revolución, las formas generales de la práctica penal. He aquí la jerarquía de los castigos que prescribía: "La muerte, el tormento con reserva de pruebas, las galeras por un tiempo determinado, el látigo, la retractación pública, el destierro." Era, pues, considerable la parte de las penas físicas. Las costumbres, la índole de los delitos, el estatuto de los condenados variaban además. "La pena de muerte natural comprende todo género de muertes: unos pueden ser condenados a ser ahorcados, otros a que les corten la mano o la lengua o que les taladren ésta y los ahorquen a continuación; otros, por delitos más graves, a ser rotos vivos y a expirar en la rueda, tras de habérseles descoyuntado; otros, a ser descoyuntados hasta que llegue la muerte, otros a ser estrangulados y después descoyuntados, otros a ser quemados vivos, otros a ser quemados tras de haber sido previamente estrangulados; otros a que se les corte o se les taladre la lengua, y tras ello a ser quemados vivos; otros a ser desmembrados por cuatro caballos, otros a que se les corte la cabeza, otros en fin a que se la rompan." 27 Y Soulatges, como de pasada, añade que existen también penas 26 23 Estudiaré el nacimiento de la prisión únicamente en el sistema penal francés. Las diferencias en los desarrollos históricos y las instituciones harían demasiado laboriosa la tarea de entrar en el detalle y demasiado esquemática la empresa de restituir el fenómeno de conjunto. 27 1 J. A. Soulatges, Traité des crimes, 1762, I, pp. 169-171.

Page 36: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

157

sueño militar de la sociedad; su referencia fundamental se hallaba no en el estado de naturaleza, sino en los engranajes cuidadosamente subordinados de una máquina, no en el contrato primitivo, sino en las coerciones permanentes, no en los derechos fundamentales, sino en la educación y formación indefinidamente progresivos, no en la voluntad general, sino en la docilidad automática. "Sería preciso reinstaurar la disciplina nacional", decía Guibert: "El Estado que describo tendrá una administración simple, sólida, fácil de gobernar. Se asemejará a esas grandes máquinas, que por medio de resortes poco complicados producen grandes efectos; la fuerza de dicho Estado nacerá de su fuerza, su prosperidad de su prosperidad. El tiempo que lo destruye todo aumentará su potencia. Desmentirá el prejuicio vulgar que hace imaginar que los imperios se hallan sometidos a una ley imperiosa de decadencia y de ruina."282 El régimen napoleónico no está lejos, y con él esta forma de Estado que le subsistirá y de la cual no hay que (174) olvidar que ha sido preparada por juristas pero también por soldados, consejeros de Estado y oficiales, hombres de ley y hombres de campo. La referencia romana que ha acompañado a esta formación lleva bien consigo este doble índice: los ciudadanos y los legionarios, la ley y la maniobra. Mientras los juristas o los filósofos buscaban en el pacto un modelo primitivo para la construcción o la reconstrucción del cuerpo social, los militares, y con ellos los técnicos de la disciplina, elaboraban los procedimientos para la coerción individual y colectiva de los cuerpos.

II. LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO (175) Walhausen, en los albores del siglo XVII, hablaba de la "recta disciplina" como de un arte del "buen encauzamiento de la conducta".283 El poder disciplinario, en efecto, es un poder que, en lugar de sacar y de retirar, tiene como función principal la de "enderezar conductas"; o sin duda, de hacer esto para retirar mejor y sacar más. No encadena las fuerzas para reducirlas; lo hace de manera que a la vez pueda multiplicarlas y usarlas. En lugar de plegar uniformemente y en masa todo lo que le está sometido, separa,

282 60 J. A. de Guibert, Essai général de tactique, 1772, Discours préliminaire pp. xxiii-xxiv. Cf. lo que decía Marx a propósito del ejército y de las formas de la sociedad burguesa (carta a Engels, 25 de septiembre de 1857). 283 1 J. J. Walhausen, L'art militaire pour l'infanterie. 1615, p. 23.

Page 37: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

158

analiza, diferencia, lleva sus procedimientos de descomposición hasta las singularidades necesarias y suficientes. "Encauza" las multitudes móviles, confusas, inútiles de cuerpos y de fuerzas en una multiplicidad de elementos individuales —pequeñas células separadas, autonomías orgánicas, identidades y continuidades genéticas, segmentos combinatorios. La disciplina "fabrica" individuos; es la técnica específica de un poder que se da los individuos a la vez como objetos y como instrumentos de su ejercicio. No es un poder triunfante que a partir de su propio exceso pueda fiarse en su superpotencia; es un poder modesto, suspicaz, que funciona según el modelo de una economía calculada pero permanente. Humildes modalidades, procedimientos menores, si se comparan con los rituales majestuosos de la soberanía o con los grandes aparatos del Estado. Y son ellos precisamente los que van a invadir poco a poco esas formas mayores, a modificar sus mecanismos y a imponer sus procedimientos. El aparato judicial no escapará de esta invasión apenas secreta. El éxito del poder disciplinario se debe sin duda al uso de instrumentos simples: la inspección jerárquica, la sanción normalizadora y su combinación en un procedimiento que le es específico: el examen. LA VIGILANCIA JERÁRQUICA El ejercicio de la disciplina supone un dispositivo que coacciona por el juego de la mirada; un aparato en el que las técnicas que permiten ver inducen efectos de poder y donde, de rechazo, los medios de coerción hacen claramente visibles aquellos sobre quienes se aplican. Lentamente, en el trascurso de la época clásica, vemos construirse esos "observatorios" de la multiplicidad humana (176) para los cuales la historia de las ciencias ha guardado tan pocos elogios. Al lado de la gran tecnología de los anteojos, de las lentes, de los haces luminosos, que forman cuerpo con la fundación de la física y de la cosmología nuevas, ha habido las pequeñas técnicas de las vigilancias múltiples y entrecruzadas, unas miradas que deben ver sin ser vistas; un arte oscuro de la luz y de lo visible ha preparado en sordina un saber nuevo sobre el hombre, a través de las técnicas para sojuzgarlo y de los procedimientos para utilizarlo. Estos "observatorios" tienen un modelo casi ideal: el campamento militar. Es la ciudad apresurada y artificial, que se construye y remodela casi a voluntad; es el lugar privilegiado de un poder que debe tener tanto mayor intensidad, pero también discreción, tanto mayor eficacia y valor preventivo cuanto que se ejerce sobre hombres armados. En el campamento perfecto, todo el poder se ejercería por el único juego de una vigilancia exacta, y cada mirada sería

Page 38: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

159

una pieza en el fundamento global del poder. El viejo y tradicional plano cuadrado ha sido considerablemente afinado de acuerdo con innumerables esquemas. Se define exactamente la geometría de las avenidas, el número y la distribución de las tiendas de campaña, la orientación de sus entradas, la disposición de las filas y de las hileras; se dibuja la red de las miradas que se controlan unas a otras: "En la plaza de armas, se tiran cinco líneas, la primera a 16 pies de la segunda; las otras a 8 pies una de otra; y la última está a 8 pies de las defensas. Las defensas están a 10 pies de las tiendas de campaña de los oficiales inferiores, precisamente frente a la primera pieza emplazada. Una calle de compañía tiene 51 pies de anchura... Todas las tiendas de campaña están a dos pies unas de otras. Las de los subalternos están frente a los pasadizos de sus compañías. La última pieza está a 8 pies de la última tienda de los soldados y la puerta mira hacia la tienda de los capitanes... Las tiendas de los capitanes se levantan frente a las calles de sus compañías. La puerta mira hacia las mismas compañías."284 El campamento es el diagrama de un poder que actúa por el efecto de una visibilidad general. Durante mucho tiempo se encontrará en el urbanismo, en la construcción de las ciudades obreras, de los hospitales, de los asilos, de (177) las prisiones, de las casas de educación este modelo del campamento o al menos el principio subyacente: el encaje espacial de las vigilancias jerarquizadas. Principio del "empotramiento". El campamento ha sido al arte poco confesable de las vigilancias lo que la cámara oscura fue a la gran ciencia de la óptica. Desarróllase entonces toda una problemática: la de una arquitectura que ya no está hecha simplemente para ser vista (fausto de los palacios), o para vigilar el espacio exterior (geometría de las fortalezas), sino para permitir un control interior, articulado y detallado —para hacer visibles a quienes se encuentran dentro; más generalmente, la de una arquitectura que habría de ser un operador para la trasformación de los individuos: obrar sobre aquellos a quienes abriga, permitir la presa sobre su conducta, conducir hasta ellos los efectos del poder, ofrecerlos a un conocimiento, modificarlos. Las piedras pueden volver dócil y cognoscible. El viejo esquema simple del encierro y de la clausura —del muro grueso, de la puerta sólida que impiden entrar o salir—, comienza a ser sustituido por el cálculo de las aberturas, de los plenos y de los vacíos, de los pasos y de las trasparencias. Así es como se organiza

284 2 Règlement pour l'infanterie prussienne, trad, franc., Arsenal, ms. 4067, f0 144. Para los esquemas antiguos, véase Praissac, Les discours militaires, 1623, pp. 27-28. Montgommery, La milice française, p. 77. Para los nuevos esquemas, cf. Beneton de Morange, Histoire de la guerre, 1741, pp. 61-64, y Dissertations sur les tentes; cf. también numerosos reglamentos como la Ins-truction sur le service des règlements de cavalerie dans les camps, 29 de junio de 1753. Cf. lám. 7.

Page 39: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

160

poco a poco el hospital-edificio como instrumento de acción médica: debe permitir observar bien a los enfermos, y así ajustar mejor los cuidados; la forma de las construcciones debe impedir los contagios, por la cuidadosa separación de los enfermos: la ventilación y el aire que se hacen circular en torno de cada lecho deben en fin evitar que los vapores deletéreos se estanquen en torno del paciente, descomponiendo sus humores y multiplicando la enfermedad por sus efectos inmediatos. El hospital —el que se quiere disponer en la segunda mitad del siglo, y para el cual se han hecho tantos proyectos después del segundo incendio del Hôtel-Dieu— no es ya simplemente el techo bajo el que se cobijaban la miseria y la muerte cercana; es, en su materialidad misma, un operador terapéutico. Como la escuela-edificio debe ser un operador de encauzamiento de la conducta. Es una máquina pedagógica que Pâris-Duverney había concebido en la Escuela militar y hasta en los ínfimos detalles que había impuesto a Gabriel. Educar cuerpos vigorosos, imperativo de salud; obtener oficiales competentes, imperativo de calidad; formar militares obedientes, imperativo político; prevenir el libertinaje y la homosexualidad, imperativo de moralidad. Cuádruple razón de establecer mamparos estancos entre los individuos, pero también aberturas de vigilancia continua. El edificio mismo de la Escuela debía ser un aparato para vigilar; los aposentos estaban repartidos a lo largo de un pasillo como una serie de (178) pequeñas celdas; a intervalos regulares, se encontraba el alojamiento de un oficial, de manera que "cada decena de alumnos tiene un oficial a derecha y a izquierda"; los alumnos estaban encerrados allí durante toda la noche; y Paris había insistido en que se acristalara "la separación de cada aposento del lado del corredor desde la altura de antepecho hasta uno o dos pies del techo. Aparte de que el-aspecto de tales vidrieras tiene que ser agradable, nos atrevemos a decir que es útil en no pocos sentidos, sin hablar de las razones de disciplina que pueden imponer tal disposición".285 En los comedores se había dispuesto "un estrado un poco elevado para colocar las mesas de los inspectores de estudios, a fin de que pudieran abarcar con la mirada todas las mesas de los alumnos de sus divisiones durante la comida"; se habían instalado letrinas con medias puertas, con objeto de que el vigilante encargado pudiera distinguir la cabeza y las piernas de los alumnos, pero con separaciones laterales lo bastante altas "para que los que las ocupaban no pudieran verse".286 Escrúpulos infinitos de la vigilancia que la arquitectura secunda por 285 3 Citado en R. Laulan, L'École militaire de Paris, 1950, pp. 117-118. 286 4 Arch. nac. MM 666-669. J. Bentham refiere que fue al visitar la Escuela militar cuando su hermano concibió la primera idea del Panóptico.

Page 40: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

161

mil dispositivos sin honor. No parecerán irrisorios más que si se olvida el papel de esta instrumentación, menor pero sin defecto, en la objetivación progresiva y el reticulado cada vez más fino de los comportamientos individuales. Las instituciones disciplinarías han secretado una maquinaria de control que ha funcionado como un microscopio de la conducta; las divisiones tenues y analíticas que han realizado han llegado a formar, en torno de los hombres, un aparato de observación, de registro y de encauzamiento de la conducta. En estas máquinas de observar, ¿cómo subdividir las miradas, cómo establecer entre ellas relevos, comunicaciones? ¿Qué hacer para que, de su multiplicidad calculada, resulte un poder homo-géneo y continuo? El aparato disciplinario perfecto permitiría a una sola mirada verlo todo permanentemente. Un punto central sería a la vez fuente de luz que iluminara todo, y lugar de convergencia para todo lo que debe ser sabido: ojo perfecto al cual nada se sustrae y centro hacia el cual están vueltas todas las miradas. Esto es lo que había imaginado Ledoux al construir Arc-et-Senans: en el centro de las edificaciones dispuestas en círculo y abiertas todas hacia el interior, una elevada construcción debía acumular las funciones administrativas de dirección, policíacas de vigilancia, económicas de control y de verificación, y religiosas de fomento (179) de la obediencia y del trabajo; de ahí vendrían todas las órdenes, ahí estarían registradas todas las actividades, advertidas y juzgadas todas las faltas; y esto inmediatamente sin casi ningún otro soporte que una geometría exacta. Entre todas las razones del prestigio concedido, en la segunda mitad del siglo XVIII, a las arquitecturas circulares,287 hay que contar sin duda ésta: la de que expresaban cierta utopía política. Pero la mirada disciplinaria ha tenido, de hecho, necesidad de relevos. Mejor que un círculo, la pirámide podía responder a dos exigencias: ser lo bastante completa para formar un sistema sin solución de continuidad —posibilidad por consiguiente de multiplicar sus escalones, y de repartirlos sobre toda la superficie que controlar; y, sin embargo, ser lo bastante discreto para no gravitar con un peso inerte sobre la actividad que disciplinar, y no ser para ella un freno o un obstáculo; integrarse al dispositivo disciplinario como una función que aumenta sus efectos posibles. Necesita descomponer sus instancias, pero para aumentar su función productora. Especificar la vigilancia y hacerla funcional. Es el problema de los grandes talleres y de las fábricas, donde se organiza un

287 5 Cf. láms. 12, 13, 16.

Page 41: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

162

nuevo tipo de vigilancia. Es diferente del que en los regímenes de las manufacturas realizaban desde el exterior los inspectores, encargados de hacer aplicar los reglamentos; se trata ahora de un control intenso, continuo; corre a lo largo de todo el proceso de trabajo; no recae —o no recae solamente— sobre la producción (índole, cantidad de materias primas, tipo de instrumentos utilizados, dimensiones y calidad de los productos), pero toma en cuenta la actividad de los hombres, su habilidad, su manera de trabajar, su rapidez, su celo, su conducta. Y es también cosa distinta del control doméstico del amo, presente al lado de los obreros y de los aprendices; ya que se efectúa por empleados, vigilantes, contralores y contramaestres. A medida que el aparato de producción se va haciendo más importante y más complejo, a medida que aumentan el número de los obreros y la división del trabajo, las tareas de control se hacen más necesarias y más difíciles. Vigilar pasa a ser entonces una función definida, pero que debe formar parte integrante del proceso de producción; debe acompañarlo en toda su duración. Se hace indispensable un personal especializado, constantemente presente y distinto de los obreros: "En la gran manufactura, todo se hace a toque de campana, los obreros son obligados y reprendidos. Los empleados, acostumbrados con ellos a una actitud de superioridad y de (180) mando, que realmente es necesaria con la multitud, los tratan du-ramente o con desprecio; esto hace que esos obreros o bien sean más caros o no hagan sino pasar por la manufactura." 288 Pero si los obreros prefieren el encuadramiento de tipo corporativo a este nuevo régimen de vigilancia, los patronos reconocen en ello un elemento indisociable del sistema de la producción industrial, de la propiedad privada y del provecho. A la escala de una fábrica, de una gran fundidora o de una mina, "los gastos se han multiplicado tanto, que la más módica infidelidad sobre cada renglón daría para el total un fraude inmenso, que no sólo absorbería los beneficios, sino que provocaría la disipación de los capitales; ... la menor impericia no advertida y por este motivo repetida cada día puede llegar a ser funesta a la empresa hasta el punto de aniquilarla en muy poco tiempo"; de donde el he-cho de que únicamente unos agentes, dependientes de manera directa del propietario, y adscritos a esta sola misión podrán vigilar "que no haya un solo céntimo gastado inútilmente, y que no haya un solo momento del día perdido"; su papel será "vigilar a los obreros, inspeccionar todos los trabajos, enterar al comité de todos los hechos".289 La vigilancia pasa a ser un operador económico decisivo, en la medida en que es a la vez una pieza interna en el 288 6 Encyclopédie, artículo "Manufacture". 289 7 Cournol, Considérations d'intérêt public sur le droit d'exploiter les mines, 1790, Arch. nac. A XIII14.

Page 42: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

163

aparato de producción y un engranaje especificado del poder disciplinario.290 El mismo movimiento en la organización de la enseñanza elemental: especificación de la vigilancia, e integración al nexo pedagógico. El desarrollo de las escuelas parroquiales, el aumento del número de sus alumnos, la inexistencia de métodos que permitieran reglamentar simultáneamente la actividad de una clase entera, con el desorden y la confusión consiguientes, hacían necesaria la instalación de controles. Para ayudar al maestro, Baten-cour elige entre los mejores alumnos a una serie de "oficiales", intendentes, observadores, instructores, repetidores, recitadores de oraciones, oficiales de escritura, habilitados de tinta, cuestores de pobres y visitadores. Los papeles así definidos son de dos órdenes: unos corresponden a cometidos materiales (distribuir la tinta y el papel, dar el sobrante del material a los pobres, leer textos espirituales los días de fiesta, etcétera); los otros son del (181) orden de la vigilancia: los "observadores" deben tener en cuenta quién ha abandonado su banco, quién charla, quién no tiene rosario ni libro de horas, quién se comporta mal en misa, quién comete algún acto de inmodestia, charla o griterío en la calle"; los "admonitores" se encargan de "llevar la cuenta de los que hablan o estudian sus lecciones emitiendo un zumbido, de los que no escriben o juguetean"; los "visitantes" investigan, en las familias, sobre los alumnos que no han asistido algún día a clase o que han cometido faltas graves. En cuanto a los "intendentes", vigilan a todos los demás oficiales. Tan sólo los "repetidores" desempeñan un papel pedagógico: hacen leer a los alumnos de dos en dos en voz baja.291 Ahora bien, algunas décadas más tarde, Demia reproduce una jerarquía del mismo tipo; pero las funciones de vigilancia llevan ahora aparejadas casi todas un papel pedagógico: un auxiliar enseña a coger la pluma, guía la mano, corrige los errores y a la vez "señala las faltas cuando se discute"; otro auxiliar desempeña las mismas tareas en la clase de lectura; el intendente, que controla a los demás oficiales y vigila la actitud general, está también encargado de "acostumbrar a los recién llegados al estilo de los ejercicios de la escuela"; los decuriones hacen recitar las lecciones y "marcan" a aquellos que no las saben.292 Tenemos con esto el 290 8 Cf. K. Marx: "Esta función directiva, vigilante y mediadora se convierte en función del capital no bien el trabajo que le esta sometido se vuelve cooperativo. En cuanto función específica del capital, la función directiva asume características específicas" (El capital, libro, I, 4» sección, cap. xi). 291 9 M.I.D.B., Instruction méthodique pour l'école paroissiale, 1669, pp. 68-83. 292 10 Ch. Demia, Règlement pour les écoles de la ville de Lyon, 1716, pp. 27-29. Podría notarse un fenómeno del mismo género en la organización de los colegios: durante mucho tiempo los "prefectos" estaban encargados, independientemente de los profesores, de la responsabilidad moral de los pequeños grupos de alumnos. Después de 1762, sobre

Page 43: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

164

esbozo de una institución de tipo "de enseñanza mutua", donde están integrados en el interior de un dispositivo único tres procedimientos: la enseñanza propiamente dicha, la adquisición de conocimientos por el ejercicio mismo de la actividad pedagógica, y finalmente una observación recíproca y jerarquizada. Inscríbese en el corazón de la práctica de enseñanza una relación de vigilancia, definida y regulada; no como una pieza agregada o adyacente, sino como un mecanismo que le es inherente, y que multiplica su eficacia. La vigilancia jerarquizada, continua y funcional no es, sin duda, una de las grandes "invenciones" técnicas del siglo XVIII, pero su insidiosa extensión debe su importancia a las nuevas mecánicas de poder que lleva consigo. El poder disciplinario, gracias a ella, se convierte en un sistema "integrado" vinculado del interior a la (182) economía y a los fines del dispositivo en que se ejerce. Se organiza también como un poder múltiple, automático y anónimo; porque si es cierto que la vigilancia reposa sobre individuos, su funcionamiento es el de un sistema de relaciones de arriba abajo, pero también hasta cierto punto de abajo arriba y lateralmente. Este sistema hace que "resista" el conjunto, y lo atraviesa íntegramente por efectos de poder que se apoyan unos sobre otros: vigilantes perpetuamente vigilados. El poder en la vigilancia jerarquizada de las disciplinas no se tiene como se tiene una cosa, no se trasfiere como una propiedad; funciona como una maquinaria. Y si es cierto que su organización piramidal le da un "jefe", es el aparato entero el que produce "poder" y distribuye los individuos en ese campo permanente y continuo. Lo cual permite al poder disciplinario ser a la vez absolutamente indiscreto, ya que está por doquier y siempre alerta, no deja en principio ninguna zona de sombra y controla sin cesar a aquellos mismos que están en-cargados de controlarlo; y absolutamente "discreto", ya que funciona permanentemente y en una buena parte en silencio. La disciplina hace "marchar" un poder relacional que se sostiene a sí mismo por sus propios mecanismos y que sustituye la resonancia de las manifestaciones por el juego ininterrumpido de miradas calculadas. Gracias a las técnicas de vigilancia, la "física" del poder, el dominio sobre el cuerpo se efectúan de acuerdo con las leyes de la óptica y de la mecánica, de acuerdo con todo un juego de espacios, de líneas, de pantallas, de haces, de grados, y sin recurrir, en principio al menos, al exceso, a la fuerza, a la violencia. Poder que es en apariencia tanto menos "corporal" cuanto que es más sabiamente "físico".

todo, se ve aparecer un tipo de control a la vez más administrativo y más integrado en la jerarquía: vigilantes, maestros de división, maestros subalternos. Cf. Dupont-Ferrier, Du collège de Clermont au lycée Louis-le-Grand, i, pp. 254 y 476.

Page 44: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

165

LA SANCIÓN NORMALIZADORA 1) En el orfanato del caballero Paulet, las sesiones del tribunal que se reunía cada mañana eran ocasión de un verdadero ceremonial: "Encontramos a todos los alumnos en orden de batalla, en un alineamiento, una inmovilidad y un silencio absolutos. El teniente coronel mayor, joven caballero de dieciséis años, estaba fuera de filas, espada en mano; a su voz de mando, la tropa echó a andar a paso redoblado para formar el círculo. El consejo se agrupó en el centro, y cada oficial dio el informe de su tropa para las veinticuatro horas. Se admitió a los acusados a justificarse; se oye a los testigos; se deliberó, y una vez de acuerdo, el teniente coronel mayor dio cuenta en voz alta del número de los culpables, de la índole de los delitos y de los castigos impuestos (183). La tropa desfiló a continuación en el mayor orden."293 En el corazón de todos los sistemas disciplinarios funciona un pequeño mecanismo penal. Beneficia de cierto privilegio de justicia, con sus propias leyes, sus delitos especificados, sus formas particulares de sanción, sus instancias de juicio. Las disciplinas establecen una "infra-penalidad"; reticulan un espacio que las le-yes dejan vacío; califican y reprimen un conjunto de conductas que su relativa indiferencia hacía sustraerse a los grandes sistemas de castigo. "Al entrar, los compañeros deberán saludarse unos a otros; ... al salir, deberán guardar los artículos y útiles de que se han servido y, en la época en que se vela, apagar su lámpara" "está expresamente prohibido entretener a los compañeros con gestos o de otra manera"; deberán "comportarse honesta y decentemente"; aquel que se ausente más de 5 minutos sin avisar al señor Oppenheim será "consignado por media jornada"; y para estar seguro de que no se ha olvidado nada en esta minuciosa justicia penal, se prohíbe hacer "todo cuanto pueda perjudicar al señor Oppenheim y a los compañeros".294 En el taller, en la escuela, en el ejército, reina una verdadera micropenalidad del tiempo (retrasos, ausencias, interrupciones de tareas), de la actividad (falta de atención, descuido, falta de celo), de la manera de ser (descortesía, desobediencia), de la palabra (charla, insolencia), del cuerpo (actitudes "incorrectas", gestos impertinentes, suciedad), de la sexualidad (falta de recato, indecencia). Al mismo tiempo se utiliza, a título de castigos, una serie de procedimientos sutiles, que van desde el castigo físico leve, a privaciones menores y a pequeñas humillaciones. Se trata a la vez de hacer penables las

293 11 Piclet de Rochemont, Journal de Genève, 5 de enero de 1788. 294 l2 Reglamento provisional para la fábrica de M. Oppenheim, 29 de septiembre de 1809.

Page 45: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

166

fracciones más pequeñas de la conducta y de dar una función punitiva a los elementos en apariencia indiferentes del aparato disciplinario: en el límite, que todo pueda servir para castigar la menor cosa; que cada sujeto se encuentre prendido en una universalidad castigable-castigante. "Con la palabra castigo, debe comprenderse todo lo que es capaz de hacer sentir a los niños la falta que han cometido, todo lo que es capaz de humillarlos, de causarles confusión: ... cierta frialdad, cierta indiferencia, una pregunta, una humillación, una destitución de puesto."295 2) Pero la disciplina lleva consigo una manera específica de castigar, y que no es únicamente un modelo reducido del tribunal. (184) Lo que compete a la penalidad disciplinaria es la inobservancia, todo lo que no se ajusta a la regla, todo lo que se aleja de ella, las desviaciones. Es punible el dominio indefinido de lo no conforme: el soldado comete una "falta" siempre que no alcanza el nivel requerido; la "falta" del alumno, es, tanto como un delito menor, una ineptitud para cumplir sus tareas. El reglamento de la infantería prusiana mandaba tratar con "todo el rigor posi-ble" al soldado que no había aprendido a manejar correctamente su fusil. Igualmente, "cuando un alumno no recuerde la parte de catecismo del día anterior, se le podrá obligar a aprender la de ese día, sin cometer falta alguna, y se le hará repetir al día siguiente; o se le obligará a escucharla en pie o de rodillas, y con las manos juntas, o bien se le impondrá alguna otra penitencia". El orden que los castigos disciplinarios deben hacer respetar es de índole mixta: es un orden "artificial", dispuesto de manera explícita por una ley, un programa, un reglamento. Pero es también un orden definido por unos procesos naturales y observables: la duración de un aprendizaje, el tiempo de un ejercicio, el nivel de aptitud se refieren a una regularidad, que es también una regla. Los alumnos de las escuelas cristianas no deben jamás ser colocados ante una "lección" de la que no son todavía capaces, pues se les pondría en peligro de no poder aprender nada; sin embargo, la duración de cada estadio se halla fijada reglamentariamente, y aquel que en el término de tres exámenes no ha podido pasar al grado superior debe ser colocado, bien en evidencia, en el banco de los "ignorantes". El castigo en régimen disciplina-rio supone una doble referencia jurídico-natural. 3) El castigo disciplinario tiene por función reducir las desviaciones. Debe, por lo tanto, ser esencialmente correctivo. Al lado de los castigos tomados directamente del modelo judicial (multas, látigo, calabozo), los sistemas disciplinarios dan privilegio a los castigos del orden del ejercicio —del

295 13 J.-B. de La Salle, Conduite des Écoles chrétiennes (1828), pp. 204-205.

Page 46: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

167

aprendizaje intensificado, multiplicado, varias veces repetido: el reglamento de 1766 para la infantería preveía que los soldados de primera clase "que muestren algún descuido o mala voluntad serán relegados a la última clase", y no podrán reintegrarse a la primera sino después de nuevos ejercicios y un nuevo examen. Como decía, por su parte, J.-B. de La Salle, "Los trabajos impuestos como castigo (pensum) son, de todas las penitencias, lo más honesto para un maestro, lo más ventajoso y lo más agradable para los padres"; permiten "obtener, de las faltas mismas de los niños, medios para hacerlos progresar al corregir sus defectos"; a aquellos, por ejemplo, "que (185) no hayan escrito todo lo que debían escribir o no se hayan aplicado a hacerlo bien, se les podrá dar como castigo algunas líneas que escribir o que aprender de memoria".296 El castigo disciplinario es, en una buena parte al menos, isomorfo a la obligación misma; es menos la venganza de la ley ultrajada que su repetición, su insistencia redoblada. Tanto que el efecto correctivo que se espera no pasa sino de una manera accesoria por la expiación y el arrepentimiento; se obtienen directamente por el mecanismo de un encauzamiento de la conducta. Castigar es ejercitar. 4) El castigo, en la disciplina, no es sino un elemento de un sistema doble: gratificación-sanción. Y es este sistema el que se vuelve operante en el proceso de encauzamiento de la conducta y de corrección. El maestro "debe evitar, tanto como se pueda, usar de castigos; por el contrario, debe tratar de hacer que las recompensas sean más frecuentes que las penas, ya que los perezosos se sienten más incitados por el deseo de ser recompensados como los diligentes que por el temor de los castigos; por lo cual se obtendrá un fruto muy grande cuando el maestro, obligado a usar del castigo, conquiste si puede el corazón del niño, antes que aplicarle aquél".297 Este mecanismo de dos elementos permite cierto número de operaciones características de la penalidad disciplinaria. En primer lugar la calificación de las conductas y de las cualidades a partir de dos valores opuestos del bien y del mal; en lugar de la división simple de lo vedado, tal como la conoce la justicia penal, se tiene una distribución entre polo positivo y polo negativo; toda la conducta cae en el campo de las buenas y de las malas notas, de los buenos y de los malos puntos. Es posible además establecer una cuantificación y una economía cifrada. Una contabilidad penal, sin cesar puesta al día, permite obtener el ba-lance punitivo de cada cual. La "justicia" escolar ha llevado muy lejos este sistema, cuyos rudimentos al menos se encuentran en el ejército o en los talleres. Los hermanos de las Escuelas cristianas habían organizado toda una 296 14 Ibid. 297 15 Ch. Demia, Règlement pour les écoles de la ville de Lyon, 1716, p. 17.

Page 47: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

168

microeconomía de los privilegios y de los trabajos como castigo: "Los privilegios servirán a los alumnos para eximirse de las penitencias que les sean impuestas ... A un escolar, por ejemplo, se le habrá impuesto como castigo la copia de cuatro o seis preguntas del catecismo; podrá librarse de esta penitencia mediante algunos puntos de privilegios; el maestro asignará el número necesario para cada pregunta ... Como los privilegios valen cierto número de puntos, el maestro tiene (186) otros de menor valor, que servirán a manera de moneda de cambio de los primeros. Así, por ejemplo, un niño habrá recibido un castigo del cual no puede redimirse sino a cambio de seis puntos; posee un privilegio de diez; entonces se lo presenta al maestro, el cual le devuelve cuatro puntos, y así en cuanto a los demás."298 Y por el juego de esta cuantificación, de esta circulación de los adelantos y de las deudas, gracias al cálculo permanente de las notaciones en más y en menos, los aparatos disciplinarios jerarquizan los unos con relación a los otros a las "buenas" y a las "malas" personas. A través de esta microeconomía de una penalidad perpetua, se opera una diferenciación que no es la de los actos, sino de los individuos mismos, de su índole, de sus virtualidades, de su nivel o de su valor. La disciplina, al sancionar los actos con exactitud, calibra los individuos "en verdad"; la penalidad que pone en práctica se integra en el ciclo de conocimiento de los individuos. 5) La distribución según los rangos o los grados tiene un doble papel: señalar las desviaciones, jerarquizar las cualidades, las competencias y las aptitudes; pero también castigar y recompensar. Funcionamiento penal de la ordenación y carácter ordinal de la sanción. La disciplina recompensa por el único juego de los ascensos, permitiendo ganar rangos y puestos; castiga haciendo retroceder y degradando. El rango por sí mismo equivale a recompensa o a castigo. Se había puesto a punto en la Escuela militar un sistema completo de clasificación "honorífica", que unos detalles de indumentaria revelaban a los ojos de todos, y unos castigos más o menos nobles o vergonzosos iban unidos, como marca de privilegio o de infamia, a los rangos así distribuidos. Este reparto clasificatorio y penal se efectúa a intervalos cercanos por los informes que los oficiales, los profesores y sus ayudantes suministran, sin consideración de edad o de grado, sobre "las cualidades morales de los alumnos" y sobre "su conducta universalmente reconocida". La primera clase, llamada "de los muy buenos", se distingue por una hombrera de plata; su ho-nor consiste en ser tratada como "una tropa puramente militar"; por lo tanto, serán militares los castigos a que tiene derecho (los arrestos y, en casos 298 16 J.-B. de La Salle, Conduite des Écoles chrétiennes, B. N. Ms. 11759, p. 156 ss. Aquí se tiene la trasposición del sistema de las indulgencias.

Page 48: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

169

graves, la prisión). La segunda clase, "de los buenos", lleva una hombrera de seda color rojo vivo y plata; pueden ser arrestados y llevados a la prisión, pero también enjaulados y puestos de rodillas. La clase de los "mediocres" (187) tiene derecho a una hombrera de lana roja; a las penas precedentes se agrega, llegado el caso, el sayal. La última clase, la de los "malos", está marcada por una hombrera de lana parda; "los alumnos de esta clase estarán sometidos a todos los castigos usados en la Escuela o todos aquellos que se crea necesario introducir e incluso el calabozo sin luz". A esto se añadió durante un tiempo la clase "vergonzosa", para la cual se hicieron reglamentos particulares, "de manera que quienes la componen habrán de estar siempre separados de los demás y vestidos de sayal". Puesto que únicamente el mérito y la conducta deben decidir el lugar del alumno, "los de las dos últimas clases podrán lisonjearse de ascender a las primeras y de llevar sus insignias, cuando, por testimonios universales, se reconozca que se han hecho dignos de ello por el cambio de su conducta y sus progresos; y los de las primeras clases descenderán igualmente a las otras si se abandonan y si los informes reunidos y desventajosos demuestran que no merecen ya las distinciones y prerrogativas de las primeras clases..." La clasificación que castiga debe tender a borrarse. La "clase vergonzosa" no existe sino para desaparecer: "Con el fin de juzgar en cuanto a la especie de conversión de los alumnos de la clase vergonzosa que se comporten bien", se les volverá a introducir en las otras clases y se les devolverán sus trajes; pero permanecerán con sus enmaradas de infamia durante las comidas y los recreos; y así quedarán si no continúan portándose bien; sólo saldrán, "si se está contento de ellos en dicha clase y en dicha división".299 Doble efecto, por consiguiente, de esta penalidad jerarquizante: distribuir los alumnos de acuerdo con sus aptitudes y su conducta, por lo tanto según el uso que de ellos se podrá hacer cuando salgan de la escuela; ejercer sobre ellos una presión constante para que se sometan todos al mismo modelo, para que estén obligados todos juntos "a la subordinación, a la docilidad, a la atención en los estudios y ejercicios y a la exacta práctica de los deberes y de todas las partes de la disciplina". Para que todos se asemejen. En suma, el arte de castigar, en el régimen del poder disciplinario, no tiende ni a la expiación ni aun exactamente a la represión. Utiliza cinco operaciones bien distintas: referir los actos, los hechos extraordinarios, las conductas similares a un conjunto que es a la vez campo de comparación, espacio de diferenciación y principio de una regla que seguir. Diferenciar a los 299 17 Archivos nacionales MM 658, 30 de marzo de 1758, y MM 666, 15 de septiembre de 1763.

Page 49: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

170

individuos unos respecto de otros y en función de esta regla de conjunto —ya (188) se la haga funcionar como umbral mínimo, como término medio que respetar o como grado óptimo al que hay que acercarse. Medir en términos cuantitativos y jerarquizar en términos de valor las capacidades, el nivel, la "naturaleza" de los individuos. Hacer que juegue, a través de esta medida "valorizante", la coacción de una conformidad que realizar. En fin, trazar el límite que habrá de definir la diferencia respecto de todas las diferencias, la frontera exterior de lo anormal (la "clase vergonzosa" de la Escuela militar). La penalidad perfecta que atraviesa todos los puntos, y controla todos los instantes de las instituciones disciplinarias, compara, diferencia, jerarquiza, homogeiniza, excluye. En una palabra, normaliza. Se opone, por lo tanto, término por término, a una penalidad judicial, que tiene por función esencial la de referirse, no a un conjunto de fenómenos observables, sino a un corpus de leyes y de textos que hay que conservar en la memoria; no la de diferenciar a unos individuos, sino de especificar unos actos bajo cierto número de categorías generales; no la de jerarquizar sino la de hacer jugar pura y simplemente la oposición binaria de lo permitido y de lo prohibido; no la de homogeneizar, sino la de operar la división, obtenida de una vez por todas, de la condena. Los dispositivos disciplinarios han secretado una "penalidad de la norma", que es irreductible en sus principios y su funcionamiento a la penalidad tradicional de la ley. El pequeño tribunal que parece actuar permanentemente en los edificios de la disciplina, y que a veces adopta la forma teatral del gran aparato judicial, no debe engañar: no prolonga, excepto por algunas continuidades formales, los mecanismos de la justicia criminal hasta la trama de la existencia cotidiana, o al menos no es lo esencial; las disciplinas han fabricado —apoyándose en toda una serie de procedimientos, por lo demás muy antiguos— un nuevo funcionamiento punitivo, y es éste el que poco a poco ha revestido el gran aparato exterior que parecía reproducir modesta o irónicamente. El funcionamiento jurídico-antropológico que se revela en toda la historia de la penalidad moderna no tiene su origen en la superposición a la justicia criminal de las ciencias humanas y en las exigencias propias de esta nueva racionalidad o del humanismo que llevaría consigo; tiene su punto de formación en la técnica disciplinaria que ha hecho jugar esos nuevos mecanismos de sanción normalizadora. Aparece, a través de las disciplinas, el poder de la Norma. ¿Nueva ley de la sociedad moderna? Digamos más bien que desde el siglo XVIII ha venido a agregarse a otros poderes obligándolos a (189) nuevas delimitaciones; el de la Ley, el de la Palabra y del Texto, el de la Tradición. Lo Normal se establece como principio de coerción en la enseñanza con la instauración de una

Page 50: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

171

educación estandarizada y el establecimiento de las escuelas normales; se establece en el esfuerzo por organizar un cuerpo médico y un encuadramiento hospitalario de la nación capaces de hacer funcionar unas normas generales de salubridad; se establece en la regularización de los procedimientos y de los productos industriales.300 Como la vigilancia, y con ella la normalización, se torna uno de los grandes instrumentos de poder al final de la época clásica. Se tiende a sustituir o al menos a agregar a las marcas que traducían estatutos, privilegios, adscripciones, todo un juego de grados de normalidad, que son signos de adscripción a un cuerpo social homogéneo, pero que tienen en sí mismos un papel de clasificación, de jerarquización y de distribución de los rangos. En un sentido, el poder de normalización obliga a la homogeneidad; pero individualiza al permitir las desviaciones, determinar los niveles, fijar las especialidades y hacer útiles las diferencias ajustan-do unas a otras. Se comprende que el poder de la norma funcione fácilmente en el interior de un sistema de la igualdad formal, ya que en el interior de una homogeneidad que es la regla, introduce, como un imperativo útil y el resultado de una medida, todo el desvanecido de las diferencias individuales. EL EXAMEN El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigile y las de la sanción que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona. A esto se debe que, en todos los dispositivos de disciplina, el examen se halle altamente ritualizado. En él vienen a unirse la ceremonia del poder y la forma de la experiencia, el despliegue de la fuerza y el establecimiento de la verdad. En el corazón de los procedimientos de disciplina, manifiesta el sometimiento de aquellos que se persiguen como objetos y la objetivación de aquellos que están sometidos. La superposición de las relaciones de poder y de las relaciones de saber adquiere en el examen toda su notoriedad visible. Otra innovación de la época clásica que los historiadores de las ciencias dejaron en la sombra. Se hace la historia de las experiencias sobre los ciegos (190) de nacimiento, los niños-lobo o sobre la hipnosis. Pero ¿quién hará la historia más general, más imprecisa, más determinante también del "examen", de sus rituales, de sus métodos, de 300 18 Sobre este punto, hay que referirse a las páginas esenciales de G. Can-guilhem. Le normal et le pathologique, ed. de 1966, pp. 171-191.

Page 51: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

172

sus personajes y de su papel, de sus juegos de preguntas y respuestas, de sus sistemas de notación y de clasificación? Porque en esta pobre técnica se encuentran implicados todo un dominio de saber, todo un tipo de poder. Se habla a menudo de la ideología que llevan en sí, de manera discreta o parlanchína, las "ciencias" humanas. Pero su tecnología misma, ese pequeño esquema operatorio que tiene tal difusión (de la psiquiatría a la pedagogía, del diagnóstico de las enfermedades a la contratación de mano de obra), ese procedimiento tan familiar del examen, ¿no utiliza, en el interior de un solo mecanismo, unas relaciones de poder que permiten obtener y constituir cierto saber? No es simplemente al nivel de la conciencia, de las representaciones y en lo que se cree saber, sino al nivel de lo que hace posible un saber donde se realiza la actuación política. Una de las condiciones esenciales para el desbloqueo epistemológico de la medicina a fines del siglo XVIII fue la organización del hospital como aparato de "examinar". El ritual de la visita es su forma más llamativa. En el siglo XVII, el médico, procedente del exterior, unía su inspección a no pocos otros controles —religiosos, administrativos; casi no participaba en la gestión cotidiana del hospital. Poco a poco, la visita se fue haciendo más regular, más rigurosa, más amplia sobre todo: cubrió una parte cada vez más importante del funcionamiento hospitalario. En 1661, el médico del Hôtel-Dieu de París estaba encargado de una visita diaria; en 1687, un médico "expectante" debía examinar, durante la tarde, algunos enfermos, más gravemente afectados. Los reglamentos del siglo XVIII, precisan los horarios de la visita y su duración (dos horas como mínimo); insisten para que un servicio por rotación permita asegurarla todos los días, "incluso el domingo de Pascua"; en fin, en 1771 se instituye un médico residente, con la misión de "prestar todos los servicios de su profesión, tanto de noche como de día, en los intervalos de una visita a otra de un médico del exterior".301 La inspección de otro tiempo, discontinua y rápida, se ha trasformado en una observación regular que pone al enfermo en situación de examen casi perpetuo. Con dos consecuencias: en la jerarquía interna, el médico, elemento hasta ahora externo, comienza a adquirir premi-nencia sobre el personal religioso, y se empieza a confiársele un (191) papel determinado pero subordinado en la técnica del examen. Aparece entonces la categoría del "enfermero". En cuanto al hospital mismo, que era ante todo un lugar de asistencia, va a convertirse en lugar de formación y de confrontación de los conocimientos: inversión de las relaciones de poder y constitución de un saber. El hospital bien "disciplinado" constituirá el lugar adecuado de la "disciplina" médica; ésta podrá entonces perder su carácter textual, y tomar

301 19 Registre des délibérations du bureau de l'Hôtel-Dieu.

Page 52: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

173

sus referencias menos en la tradición de los autores decisivos que en un dominio de objetos perpetuamente ofrecidos al examen. De la misma manera, la escuela pasa a ser una especie de aparato de examen ininterrumpido que acompaña en toda su longitud la operación de enseñanza. Se tratará en ella cada vez menos de esos torneos en los que los alumnos confrontaban sus fuerzas y cada vez más de una comparación perpetua de cada cual con todos, que permite a la vez medir y sancionar. Los hermanos de las Escuelas cristianas querían que sus discípulos tuviesen composición todos los días de la semana: el primero de ortografía, el segundo de aritmética, el tercero de catecismo por la mañana y de escritura por la tarde, etc. Además, cada mes debía haber una composición con el fin de designar a quienes merecían someterse al examen del inspector.302 Desde 1775, existían en la Escuela de caminos y puentes 16 exámenes al año: 3 de matemáticas, 3 de arquitectura, 3 de dibujo, 2 de escritura, I de corte de piedras, 1 de estilo, 1 de levantamiento de planos, 1 de nivelación, 1 de medida y estimación de construcciones.303 El examen no se limita a sancionar un aprendizaje; es uno de sus factores permanentes, subyacentes, según un ritual de poder constantemente prorrogado. Ahora bien, el examen permite al maestro, a la par que trasmite su saber, establecer sobre sus discípulos todo un campo de conocimientos. Mientras que la prueba por la cual se terminaba un aprendizaje en la tradición corporativa validaba una aptitud adquirida —la "obra maestra" autentificaba una trasmisión de saber ya hecha—, el examen, en la escuela, crea un verdadero y constante intercambio de saberes: garantiza el paso de los conocimientos del maestro al discípulo, pero toma del discípulo un saber reservado y destinado al maestro. La escuela pasa a ser el lugar de elaboración de la pedagogía. Y así como el procedimiento del examen hospitalario ha permitido el desbloqueo epistemológico de la medicina, la época de la escuela "examinatoria" ha marcado el comienzo de una pedagogía que (192) funciona como ciencia. La época de las inspecciones y de las maniobras indefinidamente repetidas en el ejército ha marcado tam-bién el desarrollo de un inmenso saber táctico que tuvo su efecto en la época de las guerras napoleónicas. El examen lleva consigo todo un mecanismo que une a cierta forma de ejercicio del poder cierto tipo de formación de saber. 1) El examen invierte la economía de la visibilidad en el ejercicio del poder. Tradicionalmente el poder es lo que se ve, lo que se muestra, lo que se manifiesta, y, de manera paradójica, encuentra el principio de su fuerza en el 302 20 J.-B. de La Salle, Conduite des Écoles chrétiennes, 1828, p. 160. 303 21 Cf. L'enseignement et la diffusion des sciences au XVIIIe siècle, 1964, p. 360.

Page 53: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

174

movimiento por el cual la despliega. Aquellos sobre quienes se ejerce pueden mantenerse en la sombra; no reciben luz sino de esa parte de poder que les está concedida, o del reflejo que recae en ellos un instante. En cuanto al poder disciplinario, se ejerce haciéndose invisible; en cambio, impone a aquellos a quienes somete un principio de visibilidad obligatorio. En la disciplina, son los sometidos los que tienen que ser vistos. Su iluminación garantiza el dominio del poder que se ejerce sobre ellos. El hecho de ser visto sin cesar, de poder ser visto constantemente, es lo que mantiene en su sometimiento al individuo disciplinario. Y el examen es la técnica por la cual el poder, en lugar de emitir los signos de su potencia, en lugar de imponer su marca a sus sometidos, mantiene a éstos en un mecanismo de objetivación. En el espacio que domina, el poder disciplinario manifiesta, en cuanto a lo esencial, su poderío acondicionando objetos. El examen equivale a la ceremonia de esta objetivación. Hasta aquí el papel de la ceremonia política había sido dar lugar a la manifestación a la vez excesiva y regulada del poder; era una expresión suntuaria de potencia, un "gasto" a la vez exagerado y codificado en el que el poder recobraba su vigor. La ceremonia se aparejaba siempre, más o menos, al triunfo. La aparición solemne del soberano llevaba consigo algo de la consagración, de la coronación, del retorno de la victoria; ni aun en las fastos funerarios dejaba de desarrollarse como manifestación del despliegue del poder. En cuanto a la disciplina, tiene su propio tipo de ceremonia. No es el triunfo, es la revista, es el "desfile", forma fastuosa del examen. Los "súbditos" son ofrecidos en él como "objetos" a la observación de un poder que no se manifiesta sino tan sólo por su mirada. No reciben directamente la imagen del poder soberano; despliegan únicamente sus efectos —y, por decirlo así, en hueco— sobre sus cuerpos, ahora ya exactamente legibles y dóciles. El 15 de marzo de 1666 pasa Luis XIV su primera revista militar: 18000 hombres, "una de las acciones más brillantes del reinado", y que se decía haber "tenido a Europa entera en (193) la inquietud". Varios años después se acuñó una medalla para conmemorar el acontecimiento.304 Lleva, en el exergo: "Disciplina militaris restituía" y en la leyenda: "Prolusio ad victorias." A la derecha, el rey, adelantado el pie derecho, manda personalmente el ejercicio con un bastón. En la mitad de la izquierda se ven de frente y alineados en el sentido de la profundidad varias filas de soldados; extienden el brazo a la altura del hombro y sostienen el fusil exactamente vertical; adelantan la pierna derecha y tienen el pie izquierdo vuelto hacia el exterior. En el suelo, 304 22 Sobre esta medalla, cf. el artículo de J. Jacquiot en Le Club français de ¡a médaille, 49 trimestre de 1970, pp. 50-54. Lám. 2.

Page 54: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

175

unas líneas se cortan en ángulo recto, dibujando, bajo los pies de los soldados, grandes cuadrados que sirven de referencia para las diferentes fases y posiciones del ejercicio. Totalmente en el fondo, se ve dibujarse una arquitectura clásica. Las columnas del palacio prolongan las constituidas por los hombres alineados y los fusiles verticales, del mismo modo que, sin duda, el embaldosado prolonga las líneas del ejercicio. Pero por encima de la balaustrada que remata el edificio hay unas estatua" que representan unos personajes bailando: líneas sinuosas, miembros arqueados, paños. Recorre el mármol un movimiento cuyo principio de unidad es armónico. En cuanto a los hombres, están inmovilizados en una actitud uniformemente repetida de filas en filas y de líneas en líneas: unidad táctica. El orden arquitectónico, que libera en su ápice las figuras de la danza, impone en el suelo sus reglas y su geometría a los hombres disciplinados. Las columnas del poder. "Está bien", decía un día el gran duque Miguel, ante el cual se había hecho maniobrar a las tropas, "pero respiran".305 Consideremos esta medalla como testimonio del momento en que coinciden de una manera paradójica pero significativa la figura más brillante del poder soberano y la emergencia de los rituales propios del poder disciplinario. La visibilidad apenas soportable del monarca se vuelve visibilidad inevitable de los súbditos. Y esta inversión de visibilidad en el funcionamiento de las disciplinas es lo que habrá de garantizar hasta sus grados más bajos el ejercicio del poder. Entramos en la época del examen infinito y de la ob-jetivación coactiva. 2) El examen hace entrar también la individualidad en un campo documental. Deja tras él un archivo entero tenue y minucioso que se constituye al ras de los cuerpos y de los días. El examen que coloca a los individuos en un campo de vigilancia los sitúa igualmente (194) en una red de escritura; los introduce en todo un espesor de documentos que los captan y los inmovilizan. Los procedimientos de examen han ido inmediatamente acompañados de un sistema de registro intenso y de acumulación documental. Constituyese un "poder de escritura" como una pieza esencial en los engranajes de la disciplina. Sobre no pocos puntos, se modela de acuerdo con los métodos tradicionales de la documentación administrativa. Pero con técnicas particulares e innovaciones importantes. Unas conciernen a los métodos de identificación, de señalización o de descripción. Era el problema del ejército cuando había que encontrar a los desertores, evitar la repetición en los alistamientos, corregir los estados ficticios presentados por los oficiales, conocer los servicios y el valor de cada uno, establecer con certeza el balance

305 23 Kropotkine. Autour d'une vie, 1902, p. 9. Debo esta referencia a G. Can-guilhem.

Page 55: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

176

de los desaparecidos y de los muertos. Era el problema de los hospitales, donde había que reconocer a los enfermos, expulsar a los simuladores, seguir la evolución de las enfermedades, verificar la eficacia de los tratamientos, descubrir los casos análogos y los comienzos de epidemia. Era el problema de los establecimientos de enseñanza, donde había que caracterizar la aptitud de cada cual, situar su nivel y su capacidad, indicar la utilización eventual que se podía hacer de él: "El registro sirve para recurrir a él en el tiempo y lugar oportunos, para conocer las costumbres de los niños, su adelanto en el camino de la piedad, en el catecismo, en las letras, según el tiempo de la Escuela, su espíritu y juicio que encontrará marcado desde su entrada." 306 De ahí la formación de toda una serie de códigos de la individualidad disciplinaria que permiten transcribir homogeneizándolos los rasgos individuales establecidos por el examen: código físico de la señalización, código médico de los síntomas, código escolar o militar de las conductas y de los hechos destacados. Estos códigos eran todavía muy rudimentarios, en su forma cualitativa o cuantitativa, pero marcan el momento de una "formalización" inicial de lo individual en el interior de las relaciones de poder. Las otras innovaciones de la escritura disciplinaria conciernen la puesta en correlación de estos elementos, la acumulación de los documentos, su puesta en serie, la organización de campos comparativos que permiten clasificar, formar categorías, establecer medias, fijar normas. Los hospitales del siglo XVIII han sido en particular grandes laboratorios para los métodos escriturarios y documentales. El cuidado de los registros, su especificación, los modos de trascripción de los unos a los otros, su circulación durante las visitas, (193) su confrontación en el curso de las reuniones regulares de los médicos y de los administradores, la trasmisión de sus datos a organismos de centralización (ya sea en el hospital o en la oficina central de los hospicios), la contabilidad de las enfermedades, de las curaciones, de los fallecimientos al nivel de un hospital, de una ciudad, y en el límite de la nación entera, han formado parte integrante del proceso por el cual los hospitales han estado sometidos al régimen disciplinario. Entre las condiciones fundamentales de una buena "disciplina" médica en los dos sentidos de la palabra, hay que tener en cuenta los procedimientos de escritura que permiten integrar, pero sin que se pierdan, los datos individuales en unos sistemas acumulativos; hacer de modo que a partir de cualquier registro general se pueda encontrar un individuo y que, inversamente, cada dato del examen individual pueda

306 24 M. I. D. B., Instruction méthodique pour l'école paroissiale, 1669, p. 64.

Page 56: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

177

repercutir en los cálculos de conjunto. Gracias a todo este aparato de escritura que lo acompaña, el examen abre dos posibilidades que son correlativas: la constitución del individuo como objeto descriptible, analizable; en modo alguno, sin embargo, para reducirlo a rasgos "específicos" como hacen los naturalistas con los seres vivos, sino para mantenerlo en sus rasgos singulares, en su evolución particular, en sus aptitudes o capacidades propias, bajo la mirada de un saber permanente; y de otra parte la constitución de un sistema comparativo que permite la medida de fenómenos globales, la descripción de grupos, la caracterización de hechos colectivos, la estimación de las desviaciones de los individuos unos respecto de otros, y su distribución en una "población". Importancia decisiva por consiguiente de esas pequeñas técnicas de notación, de registro, de constitución de expedientes, de disposición en columnas y en cuadros que nos son familiares pero que han permitido el desbloqueo epistemológico de las ciencias del individuo. Se tiene, sin duda, razón al plantear el problema aristotélico: ¿es posible, y legítima, una ciencia del individuo? A gran problema, grandes soluciones quizá. Pero hay el pequeño problema histórico de la emergencia, a fines del siglo XVIII, de lo que se podría colocar bajo la sigla de ciencias "clínicas"; problema de la entrada del individuo (y no ya de la especie) en el campo del saber; problema de la entrada de la descripción singular, del interrogatorio, de la anamnesia, del "expediente" en el funcionamiento general del discurso científico. A esta simple cuestión de hecho corresponde sin duda una respuesta sin grandeza: hay que mirar del lado de esos procedimientos de escritura y de registro, hay que mirar del lado de los mecanismos de examen, del lado (196) de la formación de los dispositivos de disciplina, y de la formación de un nuevo tipo de poder sobre los cuerpos. ¿El nacimiento de las ciencias del hombre? Hay verosímilmente que buscarlo en esos archivos de poca gloria donde se elaboró el juego moderno de las coerciones sobre cuerpos, gestos, comportamientos. 3) El examen, rodeado de todas sus técnicas documentales, hace de cada individuo un "caso": un caso que a la vez constituye un objeto para un conocimiento y una presa para un poder. El caso no es ya, como en la casuística o la jurisprudencia, un conjunto de circunstancias que califican un acto y que pueden modificar la aplicación de una regla; es el individuo tal como se le puede describir, juzgar, medir, comparar a otros y esto en su individualidad misma; y es también el individuo cuya conducta hay que encauzar o corregir, a quien hay que clasificar, normalizar, excluir, etcétera. Durante mucho tiempo la individualidad común —la de abajo y de todo el mundo— se ha mantenido por bajo del umbral de descripción. Ser mirado,

Page 57: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

178

observado, referido detalladamente, seguido a diario por una escritura ininterrumpida, era un privilegio. La crónica de un hombre, el relato de su vida, su historiografía relatada al hilo de su existencia formaban parte de los rituales de su poderío. Ahora bien, los procedimientos disciplinarios invierten esa relación, rebajan el umbral de la individualidad descriptible y hacen de esta descripción un medio de control y un método de dominación. No ya monumento para una memoria futura, sino documento para una utilización eventual. Y esta descriptibilidad nueva es tanto más marcada cuanto que el encuadramiento disciplinario es estricto: el niño, el enfermo, el loco, el condenado pasarán a ser, cada vez más fácilmente a partir del siglo XVIII y según una pendiente que es la de los mecanismos de disciplina, objeto de decisiones individuales y de relatos biográficos. Esta consignación por escrito de las existencias reales no es ya un procedimiento de heroicización; funciona como procedimiento de objetivación y de sometimiento. La vida cuidadosamente cotejada de los enfermos mentales o de los delincuentes corresponde, como la crónica de los reyes o la epopeya de los grandes bandidos populares, a cierta función política de la escritura; pero en otra técnica completamente distinta del poder. El examen como fijación a la vez ritual y "científica" de las diferencias individuales, como adscripción de cada cual al rótulo de su propia singularidad (en oposición a la ceremonia en la que se manifiestan los estatutos, los nacimientos, los privilegios, las funciones, con toda la resonancia de sus marcas), indica la aparición de una modalidad nueva de poder en la que cada cual recibe (197) como estatuto su propia individualidad, y en la que es estatutariamente vinculado a los rasgos, las medidas, los desvíos, las "notas" que lo caracterizan y hacen de él, de todos modos, un "caso". Finalmente, el examen se halla en el centro de los procedimientos que constituyen el individuo como objeto y efecto de poder, como efecto y objeto de saber. Es el que, combinando vigilancia jerárquica y sanción normalizadora, garantiza las grandes funciones disciplinarias de distribución y de clasificación, de extracción máxima de las fuerzas y del tiempo, de acumulación genética continua, de composición óptima de las aptitudes. Por lo tanto, de fabricación de la individualidad celular, orgánica, genética y com-binatoria. Con él se ritualizan esas disciplinas que se pueden caracterizar con una palabra diciendo que son una modalidad de poder para el que la diferencia individual es pertinente. Las disciplinas marcan el momento en que se efectúa lo que se podría llamar la inversión del eje político de la individualización. En sociedades de las que el régimen feudal sólo es un ejemplo, puede decirse que la individualización

Page 58: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

179

es máxima del lado en que se ejerce la soberanía y en las regiones superiores del poder. Cuanto mayor cantidad de poderío o de privilegio se tiene, más marcado se está como individuo, por rituales, discursos o representaciones plásticas. El "nombre" y la genealogía que sitúan en el interior de un conjunto de parentela, la realización de proezas que manifiestan la superioridad de las fuerzas y que los relatos inmortalizan, las ceremonias que marcan, por su ordenación, las relaciones de poder, los monumentos o las donaciones que aseguran la supervivencia tras de la muerte, el fausto y el derroche, los vínculos múltiples de vasallaje y de soberanía que se entrecruzan, todo esto constituye otros tantos procedimientos de una individualización "ascendente". En un régimen disciplinario, la individualización es en cambio "descendente": a medida que el poder se vuelve más anónimo y más funcional, aquellos sobre los que se ejerce tienden a estar más fuertemente individualizados; y por vigilancias más que por ceremonias, por observaciones más que por relatos conmemorativos, por medidas comparativas que tienen la "norma" por referencia, y no por genealogías que dan los antepasados como puntos de mira; por "desviaciones" más que por hechos señalados. En un sistema de disciplina, el niño está más individualizado que el adulto, el enfermo más que el hombre sano, el loco y el delincuente más que el normal y el no delincuente. En todo caso, es hacia los primeros a los que se dirigen en nuestra civilización todos (198) los mecanismos individualizantes; y cuando se quiere individualizar al adulto sano, normal y legalista, es siempre buscando lo que hay en él todavía de niño, la locura secreta que lo habita, el crimen fundamental que ha querido cometer. Todas las ciencias, análisis o prácticas con raíz "psico-", tienen su lugar en esta inversión histórica de los procedimientos de individualización. El momento en que se ha pasado de mecanismos histórico-rituales de formación de la individualidad a unos mecanismos científico-disciplinarios, donde lo normal ha revelado a lo ancestral, y la medida al estatuto, sustituyendo así la individualidad del hombre memorable por la del hombre calculable, ese momento en que las ciencias del hombre han llegado a ser posibles, es aquel en que se utilizaron una nueva tecnología del poder y otra anatomía política del cuerpo. Y si desde el fondo de la Edad Media hasta hoy la "aventura" es realmente el relato de la individualidad, el paso de lo épico a lo novelesco, del hecho hazañoso a la secreta singularidad, de los largos exilios a la búsqueda interior de la infancia, de los torneos a los fantasmas, se inscribe también en la formación de una sociedad disciplinaria. Son las desdichas del pequeño Hans y ya no "el bueno del pequeño Henry" los que refieren la aventura de nuestra infancia. El Román de la Rose está escrito hoy por Mary Barnes; en el lugar de Lanzarote, el presidente Schreber.

Page 59: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

180

Suele decirse que el modelo de una sociedad que tuviera por elementos constitutivos unos individuos está tomado de las formas jurídicas abstractas del contrato y del cambio. La sociedad mercantil se habría representado como una asociación contractual de sujetos jurídicos aislados. Es posible. La teoría política de los siglos XVII y XVIII parece obedecer a menudo, en efecto, a este esquema. Pero no hay que olvidar que ha existido en la misma época una técnica para constituir efectivamente a los individuos como elementos correlativos de un poder y de un saber. El individuo es sin duda el átomo ficticio de una representación "ideológica de la sociedad; pero es también una realidad fabricada por esa tecnología específica de poder que se llama la "disciplina". Hay que cesar de describir siempre los efectos de poder en térmi-nos negativos: "excluye", "reprime", "rechaza", "censura", "abstrae", "disimula", "oculta". De hecho, el poder produce; produce realidad; produce ámbitos de objetos y rituales de verdad. El individuo y el conocimiento que de él se puede obtener corresponden a esta producción. Pero atribuir tal poder a los ardides con frecuencia minúsculos de la disciplina, ¿no es concederles mucho? ¿De dónde pueden obtener tan amplios efectos?

III. EL PANOPTISMO (199) He aquí, según un reglamento de fines del siglo XVIII, las medidas que había que adoptar cuando se declaraba la peste en una ciudad.307 En primer lugar, una estricta división espacial: cierre, naturalmente, de la ciudad y del "terruño", prohibición de salir de la zona bajo pena de la vida, sacrificio de todos los animales errantes; división de la ciudad en secciones distintas en las que se establece el poder de un intendente. Cada calle queda bajo la autoridad de un síndico, que la vigila; si la abandonara, sería castigado con la muerte. El día designado, se ordena a cada cual que se encierre en su casa, con la prohibición de salir de ella so pena de la vida. El síndico cierra en persona, por el exterior, la puerta de cada casa, y se lleva la llave, que entrega al intendente de sección; éste la conserva hasta el término de la cuarentena. Cada familia habrá hecho sus provisiones; pero por lo que respecta al vino y al pan, se habrá dispuesto entre la calle y el interior de las casas unos pequeños canales de madera, por los cuales se hace llegar a cada 307 1 Archives militaires de Vincennes, A 1 516 91 sc. Documento. Este reglamento es semejante, en cuanto a lo esencial, a toda una serie de otros de la misma época o de un periodo anterior.

Page 60: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

2

LA VIGILANCIA LÍQUIDA COMO DISEÑO POST-PANÓPTICO

David Lyon: A los que se acercan por primera vez al estudio en serio de la vigilancia, la ideadel modelo panóptico les parece brillante. Ésta es en primer lugar una teoría sobre cómo funcionala vigilancia, y, en un segundo lugar, una manera de situar la vigilancia dentro de la historia dela modernidad. Para Foucault, quien presentó al público el modelo panóptico como una clavepara entender el surgimiento de las sociedades modernas autodisciplinadas, este modelopanóptico era esencial.

Sin embargo, para los pocos que llevan estudiando la vigilancia desde hace tiempo, la meramención del modelo panóptico provoca murmullos de desaprobación. Para ellos, mucha genteesperó demasiado del diseño panóptico, con la consecuencia de que esta figura acabó resultandoinútil para explicar correctamente la vigilancia. Así que ahora nos topamos con diseñospanópticos y superpanópticos electrónicos y también c on variaciones como el sinóptico o elpolióptico. ¡Basta ya! Kevin Haggerty afirma: «¡Derribemos esos muros!».35 En la actualidad,existen límites tanto históricos como lógicos a la utilidad de la imagen del panóptico.

Sin duda, Foucault hizo algunas observaciones importantes y fascinantes sobre el diseñopanóptico, y mostró que es realmente u n espejo d e l a modernidad e n algunos aspectossignificativos. Entendió que, en ese modelo, la disciplina era clave: controlar el «alma» paracambiar el comportamiento y la motivación. Hay algo llamativo, e irresistible, en su afirmación:«El que está sometido a un campo de visibilidad, y lo sabe, reproduce por su cuenta lascoacciones del poder; las hace operar espontáneamente sobre sí mismo; inscribe en sí mismo larelación de poder en la cual desempeña simultáneamente los dos papeles. Se convierte en elprincipio de su propio sometimiento».36 De esta forma, y también lo dice Foucault, la visibilidadse convierte en una trampa, pero una trampa que también nosotros ayudamos a construir. Paraaquel que intente aplicar el esquema panóptico a la reflexión actual sobre la vigilancia, esta solaidea ya merecería la pena ser explorada. ¿Cómo integramos en nosotros el poder de la vigilanciacuando nos conectamos, usamos una tarjeta de crédito, mostramos nuestro pasaporte o pedimosuna ayuda a la administración?

Foucault también nos ayuda, ciertamente, a ver cómo las relaciones de poder caracterizancualquier situación social; y no solamente aquellas en las que se intenta controlar o dirigir lapoblación —como es el caso de la policía o de los agentes de aduanas— de manera explícita yobvia. Así, no sorprende que se dé, por ejemplo, una vigilancia de los consumidores mediantebases de datos pensadas para el marketing descritas como «panópticas», como l a s llamóacertadamente Oscar Gandy, en su obra sobre The Panoptic Sort: A Political Economy of PersonalInformation.37 Aquí, por supuesto, la relación con el principio panóptico original resulta un tantoforzada (ya volveremos sobre esto).

Pero el intento de utilizar el modelo panóptico en la actualidad también puede producirresultados aparentemente paradójicos. La exploración que hace Lorna Rhodes de las cárceles demáxima seguridad, por ejemplo, la lleva a concluir que el diseño panóptico nos puede «programar

LANIX
Resaltado
Page 61: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

a todos».38 Rhodes describe que la experiencia de la cárcel de máxima seguridad impulsa aalgunos reclusos a mutilarse; la «manipulación calculada» del diseño panóptico sobre loscuerpos provoca un efecto opuesto. Al sentir sus cuerpos como abandonados, esos reclusosutilizan sus cuerpos para afirmarse. Reaccionan contra l a visibilidad negativa, que busca lasumisión, con actos pensados para afirmar su visibilidad.39

Por otra parte, en el trabajo de Oscar Gandy, y más recientemente en el de MarkAndrejevic,40 el modelo panóptico se considera desde la perspectiva del consumidor. Es ésta laúltima estancia del continuum de la vigilancia. En el marketing a partir de bases de datos, elobjetivo es hacer creer a los clientes potenciales que son importantes cuando lo importante esclasificarlos y, por supuesto, sacarles más dinero en las futuras compras. Aquí, laindividualización se convierte claramente en un bien; si existe un poder panóptico, éste está alservicio de los comerciantes, que intentan adormecer y engañar al incauto. Pero los hallazgos deGandy y Andrejevic sugieren que, en general, estas técnicas funcionan. Son un elemento destacadodentro de la floreciente y lucrativa industria del marketing.

Así pues, se da aquí una paradoja: la vertiente dura del modelo panóptico puede generarreacciones d e rechazo y resistencia contra lo que Foucault llama la producción de «cuerposdóciles», mientras que su vertiente blanda parece seducir a los participantes, que muestran conella una sorprendente conformidad de la que, además, son indudablemente conscientes.41 Estetipo de paradoja plantea cuestiones vitales sobre el cuerpo y la tecnología, sobre el poderproductivo y la resistencia activa, y sobre el ocultamiento o la visión del otro, entre otras. Perotambién crean dudas preocupantes sobre la utilidad real del análisis del modelo panóptico parala realidad actual.

Por esta razón le quiero preguntar sobre el diseño panóptico, Zygmunt. Después de todo,lleva mucho más tiempo que yo escribiendo sobre este tema y ha recurrido a la crítica delesquema panóptico muchas veces como un medio para destacar cómo la modernidadcontemporánea se ha alejado de sus formas anteriores. Es más, usted entiende el modelopanóptico como parte de la historia «anterior», cuyo «después» es la modernidad líquida de hoy.El mundo de lo fijo se ha disuelto en varias corrientes; la dispersión de las disciplinas se hadisuelto en nuevos espacios, y nuevas situaciones.

Empezaré con esta pregunta general antes de abordar otras más específicas: ¿Eladvenimiento de la vigilancia líquida implica olvidar el modelo panóptico?

Zygmunt Bauman: Por mi parte, no comparto las preocupaciones de Kevin Haggerty... Hace yaunas cuantas décadas que me vacuné contra alarmas como ésta y de otro tipo, y fui advertido por elgran psicólogo Gordon Allport de que los humanos nunca resolvemos ningún problema, solamentenos aburrimos de ellos. Y las llamadas al olvido se han convertido desde entonces en los másfrecuentes cantos de sirena, a la vez que en los más engañosos con los que machacan nuestros oídosdesde los altavoces de la era de la modernidad líquida...

Tal como yo lo veo, el modelo panóptico está vivo y goza de buena salud, y de hecho estádotado de una musculatura mejorada electrónicamente, como la de un ciborg, lo cual lo hace tanfuerte que ni Bentham, ni siquiera Foucault, hubieran sido capaces de imaginarlo. Pero también escierto que ha dejado de ser el patrón universal o la estrategia de dominación que esos dos autores

Page 62: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

creían que era en sus respectivas épocas. Ya ni siquiera es el patrón o estrategia principal, o el másutilizado. El patrón panóptico se ha desplazado y se utiliza con las partes «inmanejables» de lasociedad, es decir, en las prisiones, los campos, las clínicas psiquiátricas y otras «institucionestotales», en el sentido que Erving Goffman da a esta expresión. Su funcionamiento actual ha sidodescrito de manera soberbia, y para mí definitiva, por Loïc Wacquant. En otras palabras, lasprácticas que se inspiran en el esquema panóptico se limitan a los lugares con humanos clasificadoscomo inútiles, y pura y simplemente «excluidos», y donde la incapacitación de los cuerpos, más quesu aprovechamiento para un trabajo útil, es el único objetivo.

Si tenemos esto en cuenta, la conclusión de Lorna Rhode no parece ya tan «paradójica». Lacooperación de los mandados siempre es bienvenida por los que mandan, y forma parte de suscálculos. Y la inmolación y las heridas autoinfligidas, todo lo que lleve a la autodestrucción, no esmás que el objetivo implícito o explícito de las técnicas panópticas cuando éstas se aplican aelementos inútiles y no aprovechables. Lo más probable es que este tipo de cooperación por parte delas víctimas no sea mal visto, ni reprobado ni lamentado, por mucho que se pueda expresar locontrario. El espíritu de los que dirigen es que los dirigidos cumplan su parte (y los reclusos de lasprisiones de máxima seguridad se apresuran a cumplirla). La «totalidad» de este tipo de institucionestotales se manifiesta precisamente en que la única manera posible de «autoafirmarse» de losdirigidos es hacer con sus propias manos lo que los que dirigen quieren conseguir. Los precedentes,si se necesita alguno, fueron los prisioneros que se lanzaban por su propia voluntad contra las vallasde alta tensión en Auschwitz. ¡Pero nadie sugirió entonces ni posteriormente que de este modo «lamanipulación calculada» producía su contrario!

No estoy seguro de si Étienne de la Boétie existió, o si Michel de Montaigne lo inventó paralibrarse de la amenaza de ser condenado por escribir un texto extremadamente peligroso, rebelde ysubversivo (todavía no se ha aclarado este asunto). Pero quienquiera que sea su autor, la lectura delDiscurso sobre la servidumbre voluntaria sigue valiendo la pena, especialmente para aquellos a losque los deslumbran las novedades y no ven una continuidad detrás de las discontinuidades.

Quienquiera que sea el autor, él o ella, presagió la estratagema que se llevó a cabo varios siglosmás tarde, hasta alcanzar casi la perfección en la moderna sociedad líquida de los consumidores.Todo —los patrones de dominación, la filosofía y los preceptos pragmáticos de dirección, losvehículos de control social, el propio concepto de poder (es decir, la manera de manipular lasprobabilidades para incrementar la posibilidad de conductas deseables y reducir al mínimo lasposibilidades de que ocurra lo contrario)— parece ir en la misma dirección. Todo evoluciona desdela obligación forzosa hacia la tentación y la seducción, desde la regulación normativa hacia lasrelaciones públicas, desde el control policial hacia la promoción del deseo. Y todo lleva a traspasarel papel principal en la consecución de los objetivos y los buenos resultados de los jefes a lossubordinados, de los supervisores a los supervisados, de los vigilantes a los vigilados, en fin, de losdirigentes a los dirigidos.

Y ha surgido otra tendencia que se relaciona estrechamente con la primera, y que con frecuenciase resume en el exagerado y poco aclarador dilema del palo o la zanahoria. Pero ésta se manifiestaen numerosos cambios fundamentales, y sobre todo en la transferencia al asalariado de la disciplina,la rutina, la uniformidad y la reducción de las opciones. Y la predeterminación de las elecciones de

Page 63: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

los subordinados se ha hecho mediante medios dirigidos a su facultad racional de buscarrecompensas y evitar castigos, a la vez que apelando a las facultades, esencialmente «irracionales»,de la iniciativa, la innovación, la experimentación, la autoafirmación, la emocionalidad, el placer yla búsqueda de entretenimiento. Mientras que Bentham vio que la clave para el éxito empresarial erareducir las opciones de los reclusos del panóptico a las opciones más básicas de un trabajorepetitivo o de uno aburrido, a un plato de alubias o a los tormentos del hambre, los principalesempresarios contemporáneos vieron en el sistema que se les recomendaba algo abominable y unimperdonable desperdicio de recursos del capital en la gestión de las muchas idiosincrasiaspersonales. Pero ahora es la racionalidad humana, unida a la supresión de las indomables emociones,lo que los principales empresarios, siguiendo el espíritu de los tiempos, rechazarían por ser de unairracionalidad inexcusable...

Considerando la burocracia como la mayor encarnación de la racionalidad moderna, MaxWeber procedió a enumerar los elementos que toda organización de la actividad humana debeadquirir y llevar a su perfección, además de las estrictas jerarquías de mando e información, con elobjetivo de acercarse al tipo ideal de la burocracia y alcanzar su máxima racionalidad. En el primerpuesto de la lista de Weber estaba la exclusión de cualquier lealtad personal, compromisos,creencias y preferencias que no fueran las consideradas relevantes para servir al propósito de laorganización; todo lo «personal», lo que no estaba determinado por los estatutos de la compañía,tenía que dejarse a la entrada del edificio, por así decirlo, y se recogía después de haber finalizadoel «tiempo de oficina». En la actualidad, cuando el centro de gravedad, es decir, la carga de laprueba y de la responsabilidad por el resultado, ha sido abandonada por los directivos, en cuanto quelíderes de equipo y jefes de unidades, sobre los hombros de los demás trabajadores, o«externalizados», «subcontratados» o «transferidos» lateralmente y valorados de acuerdo con unpatrón vendedor-comprador, antes que desde la perspectiva de la relación entre jefe y subordinado,el objetivo es aprovechar la totalidad de la personalidad del subalterno y todo su tiempo para lospropósitos de la compañía. Esta nueva situación es vista, no sin razón, como mucho más convenientey beneficiosa que las conocidas y notoriamente costosas, rígidas, restrictivas y excesivamentelaboriosas medidas panópticas. La servidumbre, junto con la vigilancia de las prestacionesveinticuatro horas al día, y siete días a la semana, se está convirtiendo pura y simplemente en untrabajo que desempeña por su cuenta cada subordinado. La construcción, la puesta en marcha y elmantenimiento de los diseños panópticos ha pasado de ser una responsabilidad de los jefes a ser unrecurso contenido en la letra pequeña de cualquier contrato de trabajo.

En resumidas cuentas, al igual que los caracoles transportan sus casas, también los empleadosdel nuevo mundo moderno líquido deben crear y cargar con sus propios panópticos individuales. Seha cargado sobre los empleados y sobre cualquier otro tipo de subordinados la responsabilidad totale incondicional de mantener y asegurar el funcionamiento del dispositivo panóptico sininterrupciones (dejar el móvil o el iPhone en casa cuando nos vamos a dar una vuelta, y con ellodejar de estar constantemente y a la entera disposición de nuestro superior, constituye una faltagrave). Seducidos por el encanto de los mercados de consumo y asustados por la nueva libertad dedesaparecer que se toman sus jefes, junto con los trabajos que se ofrecen, los subordinados están tanacostumbrados a su nuevo papel de autocontroladores que hacen inútiles las torres de control del

Page 64: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

esquema de Bentham y Foucault.

D. L.: Le he oído decir, Zygmunt, que el modelo panóptico clásico es una cosa del pasadopara la mayoría del norte globalizado, excepto en la medida en que esa mayoría tiene que cargarcon sus «panópticos personales». El panóptico clásico sólo se observa realmente en los márgenes,especialmente en las áreas urbanas donde los pobres, como afirma Wacquant, están«segregados». Y estoy totalmente de acuerdo con usted en que las formas más acusadas de algosospechoso de ser definido como un esquema panóptico siguen ocultándose en esos lugares. El«panopticismo social» de Wacquant se encuentra en los programas que plantean la promoción delbienestar de los hogares pobres pero que en la práctica los someten a una «forma de vigilanciapunitiva aún más precisa y penetrante».42 Este tipo de fenómeno se hace visible también en ellibro de John Gilliom Overseers of the Poor, en el que examina cómo las mujeres que recibenprestaciones sociales son objeto de programas de ayuda social asistidos por ordenador altamenteinvasivos (aunque, de forma misteriosa pero poco sorprendente, dichas mujeres encuentranmaneras para subvertir el sistema por el bien de sus hijos).43

Sigamos, por tanto, un poco más este hilo antes de que le pregunte por una o dos de las otrasvariantes contemporáneas en el análisis del diseño panóptico que nos permiten abrir nuestroanálisis a una realidad más amplia. Usted sugiere que el diseño panóptico todavía se puede hallaren los márgenes, en las instituciones totales y en las que se asimilan a éstas. El trabajo deWacquant se centra en el panopticismo social en las áreas urbanas en decadencia o marginadas,tanto en el Sur como en el Norte globalizados. Pero ¿piensa usted que se les puede aplicar elmismo tipo de análisis a grupos marginales como, por ejemplo, los posibles inmigrantes, lossospechosos de «terrorismo» y otros sujetos que son objeto de los más recientes sistemas de«seguridad»? Una variante de la que habla Didier Bigo es la de «banóptico» (ban, exclusión) y seaplica precisamente a los marginales globales.

Simplificando, Bigo propone el «banóptico» para indicar cómo las tecnologías deelaboración de perfiles se utilizan para determinar quién debe ser objeto de una vigilanciaestricta. Pero este planteamiento tiene su base en un complejo análisis teórico de cómo una nueva«(in)seguridad globalizada» está emergiendo de las actividades coordinadas de los «gestores dela preocupación», como la policía, los agentes de aduanas y las compañías aéreas. Lasburocracias transnacionales de vigilancia y control, sean de negocios o políticas, trabajan ahoraa distancia para rastrear y controlar los movimientos de la población. En conjunto, estosdiscursos, prácticas, construcciones físicas y normas forman un complejo aparato interconectado,o lo que Foucault llamaba un dispositif. El resultado no es un panóptico global sino un«banóptico», combinando la idea de «exclusión» de Jean Luc Nancy en el sentido en que ladesarrolló Agamben, con la idea de «óptico» de Foucault. Su dispositif muestra quién es aceptadoy quién no, creando categorías de personas excluidas no sólo por un determinado Estado-nación,sino por un conglomerado amorfo y no unificado de poderes globales. Y ese conjunto operavirtualmente, utilizando bases de datos interconectadas, para canalizar los flujos de datos,especialmente datos sobre lo que todavía no ha pasado, como en la película y el libro MinorityReport.

Al igual que usted, Bigo sostiene que hoy en día no existe ninguna manifestación centralizada

Page 65: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

del diseño panóptico y que si existe el dispositif es de modo fragmentado y heterogéneo. Actúa através del Estado y de entidades corporativas, que junto con las demás agencias «contribuyen areforzar la informática y los datos biométricos como modos de vigilancia centrados en losmovimientos de los individuos de un país a otro».44 Para Bigo, esta situación constituye unaforma de inseguridad a nivel transnacional (y no un panóptico en absoluto). Y dentro de ella, Bigoanaliza los discursos (riesgos y grados de amenaza, enemigos interiores, etc.), las instituciones,las estructuras sobre las que se asienta (desde los centros de detención hasta las puertas deembarque de los aeropuertos), las leyes y las medidas administrativas que singularizan algúngrupo para aplicarle un tratamiento específico. La función estratégica del diagrama delbanóptico consiste en determinar una minoría como «excluida». Y sus tres elementos constituyenun poder excepcional en el seno de las sociedades liberales (el estado de emergencia que seconvierte en la regla), la selección (que excluye a ciertos grupos, o a categorías enteras depersonas excluidas, por su comportamiento social futuro) y la normalización de los grupos noexcluidos (mediante la creencia en la libre circulación de bienes, capital, información ypersonas). El banóptico actúa en los espacios globalizados que superan el Estado-nación, por loque los efectos del poder y la resistencia ya no se dan sólo entre el Estado y la sociedad.

Bigo considera que en este punto —la división entre lo que llamamos «globales y locales»—su trabajo y el suyo convergen. Sin embargo, se pregunta si usted no subestima las vías por lasque «los globales» se normalizan dentro del «imperativo de la movilidad» mediante alguna de lasestrategias relacionadas dentro del mismo dispositif. Los discursos sobre la libre circulaciónnormalizan a la mayoría. Por supuesto, sigue sin ser un panóptico, pero ayuda a entender por quésus «globales» practican sus modos de vida peripatéticos como lo hacen y (añadiría yo) por quéllegan a pensar que el banóptico es necesario para los demás. (¿Quizá son esos «panópticospersonales» con los que carga la mayoría a los que alude usted?). Bigo habla de todo esteentramado en relación con las actividades de aquellos a los que él llama «los gestores de lapreocupación» —los profesionales de la seguridad y otros— que son los que están más próximosal dispositif que controla y vigila los grupos que no pertenecen a la mayoría.

Así pues, mi pregunta es la siguiente: ¿Qué le parecen estas variaciones sobre el tema delpanóptico, que reconocen el significado del dispositif de Foucault pero pretenden ir más allá paraadaptarlo a las actuales economías tecnológicas globalizadas? ¿Nos ayudan a desentrañar lo queestá ocurriendo en nuestros modernos tiempos líquidos? E n e s e caso, ¿s e aproximaría esteanálisis a lo que usted defiende (y analiza, por ejemplo, en Globalization), o no?

Z. B.: Bigo se centra en migrantes involuntarios, pero la tecnología de vigilancia instalada enlos puestos fronterizos sólo es uno de los ejemplos de un banóptico (por cierto, encuentro que«banóptico» es un término acertado, aunque tenga más que ver con un juego de palabras que con lalógica semántica). Él banóptico es sólo un modo de pensar la vigilancia, en el que los instrumentosde vigilancia se dedican a «mantener lejos», en vez de «mantener dentro», como hacía el panóptico, yque se nutre y crece con el imparable crecimiento de las preocupaciones securitarias, y no de lanecesidad de disciplinar, como era el caso del panóptico. He sugerido que las cámaras devideovigilancia que rodean las urbanizaciones y que pueblan los centros comerciales son el modeloprincipal —el más común— tipo de dispositivos banópticos con los que el banóptico cubre las

Page 66: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

entradas a esas partes del mundo en las que una vigilancia más sencilla es suficiente para mantener yreproducir el «orden». En primer lugar, el banóptico impide el acceso a todos aquellos que noposeen ninguno de los dispositivos individualizados de vigilancia (como la tarjeta de crédito o laBlackberry), es decir, a aquellos de los que no se puede esperar que practiquen esa vigilancia por supropia cuenta. Estos individuos (mejor dicho, categorías de individuos) deben ser «asistidos por elpoder», es decir, ayudados a comportarse de acuerdo con los modelos de comportamiento de los«espacios defendibles». Otra función de los dispositivos banópticos, no menos importante, esdetectar cuanto antes a aquellos individuos que muestran signos de no querer comportarse como esdebido o que planean abrir una brecha en esos modelos.

En otras palabras, la tecnología de vigilancia actual se desarrolla en dos frentes, y sirve a dosobjetivos estratégicamente opuestos: por un lado, el del confinamiento (o «mantener dentro de lavalla»), y por el otro, el de la exclusión (o «mantener más allá de la valla»). La aparición entre lasmasas globales de exiliados, refugiados, demandantes de asilo —o de pan y agua— podría inclusoestimular ambos tipos de tecnología de la vigilancia (supongo que Bigo estará de acuerdo conmigoen esto). En su último libro, Michel Agier expuso el resultado de su investigación de diez años en loscampos de refugiados diseminados por África y América Latina, así como en los «centros dedetención» europeos para inmigrantes definidos como «ilegales» o atrapados en un estatus «sin leyes,ni derechos» de los «demandantes de asilo».45 Agier concluye que setenta años después de «la malasuerte» de Walter Benjamin (como Hanna Arendt denominó el final de su huida en la frontera franco-española, que acabó en su suicidio) ha perdido gran parte de su carácter «extraordinario», aparte desu aparente singularidad. Ya en 1950, las estadísticas oficiales globales habían contado un millón derefugiados (sobre todo desplazados por guerras). Hoy en día, una estimación conservadora delnúmero de «personas en tránsito» alcanza los 12 millones, pero se prevé que habrá cerca de milmillones de refugiados-deportados-exiliados en los campos situados en territorio de nadie en el año2050.

«Estar en tránsito» es, por supuesto, una expresión irónica cuando se aplica al grupo querepresenta Walter Benjamin y a las rápidas crecientes masas que constituyen sus réplicas. Pordefinición, la idea de «tránsito» supone un proceso con un final, en un espacio de tiempo con unprincipio y un final, un passage desde un «aquí» espacial, temporal, o espacial y temporal, a un«allí». Pero éstos son precisamente los atributos que se niega a la condición de «refugiado»,condición que se define y se diferencia de y en oposición a la «norma» por la ausencia de dichosatributos. Un campo de refugiados no es una «estación de tránsito», ni un hostal, ni un motel en unviaje de aquí a allí. Es una estación de término, donde los mapas de carretera no sirven y todo apuntaa una estancia prolongada. Y con pocas expectativas de que en algún momento se pueda completarfinalmente el viaje: cada vez más gente nace y muere en los campos, sin haber visto ningún otro lugaren su vida. Los campos de refugiados suponen un final; pero no la llegada al destino, sino el final delestado de tránsito, que se ha petrificado en un estado permanente.

El propio nombre «campo de tránsito», aplicado con frecuencia por las autoridades paradesignar los lugares donde deben permanecer los refugiados, es un oxímoron. «Tránsito» esprecisamente la cualidad cuya negación define el estatus del refugiado. El único significado de serasignado a un lugar denominado «campo de refugiados» es que cualquier otro lugar imaginable es

Page 67: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

inalcanzable. El único sentido de formar parte de un campo de refugiados es que uno no forma partede nada, es un extranjero, un cuerpo extraño, un intruso en el resto del mundo, que lo rodea condispositivos banópticos. En resumidas cuentas, convertirse en habitante de un campo de refugiadossignifica la expulsión del mundo que comparte el resto de la humanidad. «Haber sido expulsado», ycolocado en una situación de exilio es todo lo que ese individuo tiene en esos momentos, y formaparte de su identidad. Y como ha apuntado repetidamente Agier, no se trata de desde dónde se hallegado al campo, sino de la ausencia de un adónde —la prohibición declarada o la prácticaimposibilidad de llegar a ningún sitio—, lo que establece como un exilio del resto de la humanidad.Lo decisivo aquí es estar separado.

Los exiliados no necesitan cruzar fronteras para llegar de otros países. Puede tratarse, y confrecuencia se trata, de personas nacidas y criadas en el mismo país donde viven su exilio. No tienenpor qué haberse movido un ápice del lugar en el que nacieron. Agier tiene toda la razón al situar loscampos de refugiados, los campamentos de los sin hogar y los guetos urbanos en la misma categoría:la de los «corredores del exilio». Los residentes legales o ilegales de estos lugares comparten unacaracterística decisiva: no son necesarios. Son los descartados o los rechazados de la sociedad. Enuna palabra, los desechos. «Desecho», por definición, es lo contrario de «útil», lo que no tieneningún uso posible. Y esa producción de desechos ensucia y estorba un espacio que podría serempleado de forma más útil. El principal objetivo del banóptico es asegurarse de que los desechosestán separados de los productos recientes, y agrupados para su transporte a un contenedor dedesechos. Una vez en ese lugar, el dispositivo panóptico se encargará de que se queden ahí.Preferiblemente hasta que su biodegradación se complete.

D. L.: Gracias, Zygmunt. Resulta instructivo a la vez que estimulante observar cómo nuestrotrabajo sobre la vigilancia encaja con el suyo, y en algunas cosas difiere. Pero antes de dejar estetema, ¿me permitirá un último apunte sobre el tema del panóptico? Creo que estamos de acuerdoen que el diseño banóptico existe en aquellos lugares en los que la necesidad del panóptico estámás clara, y que esta interpretación encaja con algunas experiencias comunes y desoladoras delmundo global. Pero los estudiosos de la vigilancia han venido analizando estas ideas al menos endos contextos que se refieren a la mayoría de la población antes que a las minorías «de desecho».

Me refiero a, por una parte, los sugestivos estudios sobre la vigilancia del consumidorrealizados por Oscar Gandy, con el original título de The Panoptic Sort. Me referí a él antes peroahora me gustaría profundizar un poco más en este tema. El argumento de Gandy en este librotemprano es que, sin duda, existe un mecanismo de selección en el mundo del marketing a partirde bases de datos y en el ámbito de la geodemografía. La población se agrupa en fríos segmentospara que los comerciantes puedan tratarlos de forma diferente en función de su patrón deconsumo. Aunque algunos discípulos de Foucault discuten este punto, Gandy utiliza el panópticopara mostrar cómo «funciona» en la definición del consumidor, a la vez que, de manera crucial,describe cómo afecta la lógica del panóptico a aquellos que son objeto de su vigilancia.

Desde mi punto de vista, Gandy combina el análisis de los aspectos seleccionadores yclasificadores del panóptico con el proceso mediante el cual los consumidores son procesados. 46

Sin embargo, aunque se inspira en Foucault para reflexionar sobre los aspectos clasificadores delpanóptico, es más explícito al pretender constituir con su análisis una «economía política de la

Page 68: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

información personal». Los vendedores siempre están buscando nuevas vías de racionalizar elmercado, intentando discernir específicamente aquellos consumidores cuyos atributos los haganatractivos como «objetivos de oportunidades de negocio».47 Dejan que los demás consumidorespotenciales escapen a su mirada mientras se centran en aquellos que realmente valen la pena. Elproceso de selección se centra en este caso en aquellos que, lejos de ser excluidos, ya se estánbeneficiando del sistema. Éste es el caso de «la forma burguesa de la movilidad controlada»,según Mark Andrejevic,48 que es posible realizar sobre los usuarios de móviles, todoterrenos ycruceros. Sea cual sea la persistencia de elementos del panóptico en estos casos —y Andrejevicasume que estos grupos son alentados a la autodisciplina para convertirse definitivamente enconsumidores modelo— se está proveyendo eficientemente a esta élite con bienes y servicios.

Dicho esto, el objetivo de Gandy (y en este punto también el de Andrejevic) es señalar queésta no es más que una imagen especular de la actividad discriminatoria negativa que implica «laselección panóptica». De hecho, el trabajo posterior de Gandy se ha centrado menos en elpanóptico en sí y más en los programas de procesamiento y de estadística dedicados a la«discriminación racional».49 Gandy cita el trabajo de Geoff Bowker y de Susan Leigh Star, enSorting Things Out,50 que describen de manera convincente de qué manera la clasificación de losusuarios, clientes, pacientes, consumidores y demás sujetos es una parte creciente y significativade la vida moderna, aunque fallan a la hora de demostrar cómo esa clasificación no sólo describesino que también define las posibilidades para la acción de los grupos afectados. Gandy continúainsistiendo en que la «discriminación racional» en las economías de la información se basa confrecuencia en criterios raciales y circunstanciales que se utilizan en perjuicio de los que estánmarcados negativamente.

Éste es un ejemplo de panopticismo teórico en la actualidad. Por otra parte, me gustaríahablar de un trabajo sobre el que usted ya habló, sobre el «sinóptico», el ingenioso neologismo deThomas Mathiesen, que contrasta la manera del panóptico, en que «unos pocos observan amuchos» con los medios de comunicación de masas actuales, en los que, afirma él, «muchos mirana unos pocos».51 En definitiva, las vías mediante las cuales el panóptico encuentra un aliado enlos medios de masas actuales. La idea central de Mathiesen, creo, es que, aunque los efectos delpanóptico siguen existiendo en las sociedades actuales, no se pueden entender sin la idea delsinóptico, principalmente porque ayudan a discernir los efectos del mismo. Esto se vio claramentedespués del 11-S, creo, cuando la constante reposición en televisión de las Torres Gemelas enllamas ayudó a crear el sentimiento de amenaza inminente que, como nos informaban sin cesar lasautoridades, sólo podía ser mitigado mediante nuevas medidas de seguridad y de vigilancia.52

Usted utiliza a Mathiesen para apoyar su tesis sobre la modernidad líquida y estoy deacuerdo: es vital comprender el papel de los medios de comunicación de masas para entendercómo es el ambiente cultural actual. Pero ¿está seguro de que Mathiesen quiere decir que elpanóptico funciona c o n el sinóptico, y no que lo sustituye? Así pues, me gustaría que mecontestara a la pregunta: ¿Se le ha acabado la cuerda al panóptico o sigue vivo y coleando,aunque, quizá, ya chochea? Y añadiría una nota al pie de esta pregunta. Aaron Doyle observórecientemente (y con razón) que el modelo de «medios de comunicación» usado por Mathiesen esde carácter instrumental y abstracto, y nos dice poco sobre las resistencias o sobre cómo la

Page 69: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

audiencia descodifica los mensajes de los medios.53 Por otra parte (aunque no se puede criticar aMathiesen totalmente por esto, ya que escribía antes de las «redes sociales»), el sinóptico noparece ser consciente de la fragmentación de las audiencias (televisivas) o de la crecienteinfluencia de los medios digitales en la actualidad. ¿Está usted seguro de que los medios,incluyendo los «nuevos medios», pueden ser espacios de crítica o de cuestionamiento de lavigilancia?

Z. B.: El «sinóptico» de Mathiesen es, desde mi punto de vista, una especie de «panópticocasero» sobre el que he hablado brevemente con anterioridad. Se trata de un panóptico modificadode manera significativa: la vigilancia de los vigilantes. En mi opinión, Mathiesen acuñó esteneologismo con la intención de medir el impacto en la vigilancia de la transformación general que sehabía producido en el pensamiento empresarial (por mi parte, hablé de esta transformación en mireciente libro sobre los daños colaterales de la desigualdad, «la segunda revolución gerencial»). Loque antes se consideraba la tarea de los empresarios, que tenían que cumplir con su esfuerzo y a sucosta, se desplazó a los objetos de esa empresa (o fue «subsidiarizado» en ellos, utilizando otroneologismo, ahora empleado con frecuencia para disfrazar o camuflar el celo de los empresariospara descargar las tareas de control que encuentran molestas, engorrosas, inconvenientes,complicadas y limitadoras sobre las espaldas de los controlados, y presentar este cambio de la cargacomo una cesión, un acto de reconocimiento de un derecho a la autonomía y a la autoafirmación, oincluso como una «promoción» o una «resubjetivación» de lo que antes eran objetos pasivos de laacción empresarial). Permítame reformular a grandes rasgos de lo que trata, en mi opinión, esa«segunda revolución gerencial».54

En su sentido original, que procede de los tiempos en que el proceso industrial se concebíacomo una máquina homeostática, que funcionaba mediante una serie de movimientos determinados yestrictamente repetitivos producidos de manera constante en aras de un objetivo inmutable, la gestiónera sin duda un trabajo. Ésta requería una reglamentación estricta y una vigilancia estrecha ycontinua, a la manera del panóptico. Era precisa la imposición de una rutina monótona, que limitabalos impulsos creativos tanto de los dirigidos como de los que dirigían. Se generaban asíaburrimiento y un ambiente de resentimiento que amenazaban con convertirse en un conflicto abierto.Se trataba también de una manera costosa de «conseguir que se hicieran las cosas»: en vez deaprovechar las ventajas potenciales y no reglamentadas de la mano de obra para el trabajo, segastaban valiosos recursos en reprimirlas, extirparlas y mantenerlas inoperantes. En definitiva, lagestión cotidiana no era el tipo de trabajo que la gente con recursos, la gente con poder, podíaanhelar o desear: no le dedicaban más tiempo del que debían, y dados los recursos que tenían a sudisposición esperaban no tener que esperar mucho a que llegara el momento de librarse de ella. Y noles hizo falta.

La actual «segunda gran transformación» (por utilizar la expresión memorable de Karl Polanyi),la emergencia de una «economía de la experiencia», ampliamente elogiada, que aprovecha todos losrecursos de la personalidad, para bien y para mal, señala que el momento de la «emancipación de losempresarios de la carga de la gestión» ha llegado. Retomando las palabras de James Burnham, sepuede describir como la «segunda revolución gerencial». Sin embargo, a medida que se llevaba acabo el cambio, éste no se producía en la titularidad del poder ni de los cargos. Lo que ocurrió —y

Page 70: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

está ocurriendo— es más un golpe de estado que una revolución: una proclamación desde la cima deque las antiguas reglas ya no valen y que ahora existen nuevas reglas. Las personas que iniciaron yentendieron esta revolución siguen al mando, y, por si acaso, más firmemente instalados en susdespachos que antes. Esa revolución se inició y se llevó a cabo para ampliar su poder, reforzar sucontrol y defender su dominio contra el resentimiento y la rebelión que su dominación —antes de estarevolución— solía generar. A partir de la segunda revolución gerencial, el poder de los ejecutivos seha reforzado y se ha hecho prácticamente invulnerable al romper con los vínculos que antes losobligaban y que consideraron inconvenientes.

Durante esta segunda revolución, los directivos desterraron el establecimiento de rutinas yllamaron a las fuerzas de la espontaneidad a ocupar la ahora vacante oficina de los supervisores. Senegaron a gestionar. En vez de eso exigieron autogestión a sus empleados, so pena de despido. Elderecho de renovar el empleo está sujeto entonces a una competición recurrente: a cada asalto, elmás divertido y el más eficiente se gana una renovación del contrato, aunque sin garantía, ni tampocouna mayor probabilidad de salir ileso del siguiente asalto. En las paredes de las salas de reunión dela «economía de la experiencia» el recordatorio de que «eres tan bueno como tu último éxito» (y nocomo tu último y único éxito) ha sustituido la inscripción de «mene, tekel, upharsin» («contado,pesado, almacenado»). Al favorecer la subjetividad, el juego y la performatividad, las empresas dela era de la «economía de la experiencia» deben y quieren prohibir, y de hecho prohíben, laplanificación a largo plazo y la acumulación de méritos. Esta situación mantiene a los empleados enun movimiento continuo y ocupados en una febril e interminable búsqueda sin fin de la evidencia deque siguen estando dentro...

El «sinóptico» cumple muy bien con esta nueva necesidad. Con el sinóptico, en lugar delpanóptico, ya no es necesario construir espesas paredes y elevar torres de observación para mantenerdentro a los reclusos, mientras se contrata a un gran número de supervisores que aseguran queaquéllos se ajustan a la rutina establecida (con el coste adicional que supone tener que aplacar larabia acumulada y la falta de voluntad de cooperar que con frecuencia produce una rutina monótona,así como el coste de alejar la posibilidad de una rebelión contra la indignidad de la servidumbre). Apartir de entonces se espera que los operarios se autodisciplinen y carguen con los costes materialesy psicológicos de organizar su producción. Se espera que los empleados se construyan ellos mismoslas paredes que los rodean y se mantengan dentro de ellas por voluntad propia. Con la zanahoria (osu promesa) en lugar del palo, la tentación y la seducción asumiendo las funciones que en sumomento desempeñaba la regulación normativa, y la búsqueda y consecución de los deseossustituyendo esas costosas políticas y que causan rechazo, las torres de observación (al igual que elresto de la estrategia que intenta promover las conductas deseables y eliminar las que no lo son) sehan individualizado, mientras que los procedimientos para construir muros han sido desregulados. Enlugar de tener que perseguir a sus víctimas, es ahora tarea de los voluntarios buscar oportunidades deservidumbre (el concepto de «servidumbre voluntaria» acuñado por La Boétie tuvo que esperarcuatro siglos antes de convertirse en un objetivo de la práctica empresarial común). ¿Se hapercatado, por cierto, de que con cada «reducción de costes» en empresas, son los «ejecutivosmedios» los primeros amenazados (o sea, aquellos que antes mantenían la fila y la jerarquía)?

El equipo para montar esos minipanópticos domésticos y portátiles está por supuesto a la venta

Page 71: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

en los comercios. Son los aspirantes a entrar quienes asumen la responsabilidad de elegir y comprarel kit, montarlo y ponerlo en marcha. Aunque el rastreo, la recopilación y el procesamiento de lasdiversas iniciativas sinópticas individuales es, una vez más, tarea de profesionales, son los«usuarios» de los servicios de Google o Facebook los que producen la «base de datos» —el materialsin procesar que los profesionales reorganizan dentro de las «categorías objetivos» de Gandy deposibles clientes—, mediante sus acciones dispersas y aparentemente autónomas aunquesinópticamente predeterminadas. Por consiguiente, y para evitar la confusión, preferiría abstenermede utilizar el término «panóptico» en este contexto. Los profesionales actuales no tienen nada que vercon los anticuados vigilantes que mantenían la monotonía y la rutina. Son más bien como rastreadoreso persecutores de cualquier ligero cambio en los esquemas del deseo y en las conductas inspiradaspor esos deseos volátiles. Son, por así decirlo, la «última rama» del sinóptico que sigue operando,antes que parte de su diseño o estructura. O quizá esos ingenieros que trabajan en el «procesamientode datos» están situados en algún lugar entre el sinóptico y el banóptico, en la medida en que losfrutos de su trabajo son una condición necesaria para la aplicación eficaz de las técnicas banópticasen los mercados. Así es y así debe ser, teniendo en cuenta que cualquier marketing eficaz requiere elconocimiento de los grupos que no son aptos como objetivo de ventas, tanto como se necesita laidentificación de los grupos que serán el «objetivo» preferido del esfuerzo comercial. El marketingeficaz necesita tanto el modelo sinóptico como el banóptico. Y los «ingenieros de procesamiento dedatos» establecen la comunicación entre ambas necesidades.

Un buen, aunque arquetípico, ejemplo de la relación entre ambos tipos de vigilanciainstitucional es el software desarrollado para las empresas que necesitan procesar las llamadasentrantes. Este software permite que los que llaman sean clasificados y separados para recibir untrato diferenciado, de acuerdo con la posibilidad que presentan (o no) de mejorar los beneficios dela compañía. Los individuos que llaman y que parecen prometedores son puestos en espera peroatendidos casi inmediatamente por operadores seniors con poder para tomar decisiones en el acto.En el otro extremo, aquellos que no resultan prometedores esperará quizá para siempre, recibiendomensajes repetitivos y aburridos intercalados entre músicas repetidas ad nauseam y con promesasgrabadas de ser conectados con el primer operador disponible. Si el intruso sobrevive al trato y a laburla que esto implica, y se niega a colgar, él o ella será conectado con un operador de bajo rangosin poder alguno para resolver el problema que motivó la llamada (que suele ser una reclamación).

Page 72: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

X Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de BuenosAires, Buenos Aires, 2013.

Los desafíos de las políticaspúblicas en la construcción deun modelo de desarrollo coninclusión social.

Ariel Raidan.

Cita: Ariel Raidan (2013). Los desafíos de las políticas públicas en laconstrucción de un modelo de desarrollo con inclusión social. XJornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad deBuenos Aires, Buenos Aires.

Dirección estable: http://www.aacademica.org/000-038/444

Acta Académica es un proyecto académico sin fines de lucro enmarcado en la iniciativa de accesoabierto. Acta Académica fue creado para facilitar a investigadores de todo el mundo el compartir suproducción académica. Para crear un perfil gratuitamente o acceder a otros trabajos visite:http://www.aacademica.org.

Page 73: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

20 años de pensar y repensar la sociología. Nuevos desafíos académicos, científicos y políticos para el siglo XXI 1 a 6 de Julio de 2013

Mesa: 40. La década kirchnerista: mutaciones de la política en la Argentina contemporánea

Título de la ponencia: Los desafíos de las políticas públicas en la construcción de un modelo de desarrollo con inclusión social

Autor: Ariel RaidánCiencia Política-UBA

Introducción

La crisis desatada en el año 2001 cuestionó las lógicas macroeconómicas sobre las cuales estaban construidas las expectativas de desarrollo en la última década. La construcción de un proyecto asentado sobre valores como la eficacia, competitividad, valoración de lo privado y el desdén a lo público-estatal1

terminaron generando una sociedad con un alto nivel de concentración en la economía, un profundo proceso de desindustrialización y una marcada fractura social. A partir de la salida de la convertibilidad a través de la devaluación, se han manifestado algunos resultados macroeconómicos asociados a la recuperación productiva, el crecimiento económico y el logro del superávit comercial y fiscal, un incipiente proceso de redistribución del ingreso, pero aún existen muchos interrogantes respecto a la viabilidad y certezas de las políticas públicas iniciadas.

La Argentina tiene ante sí la tarea de resolver una serie de desafíos para poder recomponer de forma urgente el funcionamiento de la economía con el propósito de encaminarse hacia un sendero de crecimiento y desarrollo para poder dar la solución a la crítica situación social en la que se encuentra y, al mismo tiempo, de generar condiciones para la reinserción en el plano internacional en un contexto de una economía altamente competitiva. Para ello, requiere de una rápida respuesta del estado como impulsor de un nuevo tramado productivo que aporte mayor valor agregado local y genere más y mejor empleo.

El siguiente trabajo pretende incursionar en torno al debate respecto cuestiones vinculadas al rol del estado, el crecimiento económico y el desarrollo con inclusión social; en ultima instancia si asistimos a un cambio estructural del modelo de desarrollo, posteriormente se analizará el desempeño de las políticas públicas destacando los principales desafíos que aun persisten para sus plena consolidación. 2

1 Para una lectura profunda sobre la crisis del 2001 y los desafíos que tiene pendiente la sociedad argentina, leer García Delgado, Daniel. Crisis y Reconstrucción: Hacia una sociedad inclusiva. Curso de Posgrado en Gestión y Control de Políticas Públicas. Área Estado y Políticas Públicas - Flacso Argentina - Mayo de 20042 G. Delgado. Op. Cit.

1

Page 74: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

El debate respecto al desarrollo

Los cambios experimentados en aspectos económicos y sociales, la mayor intervención del estado, la modernización de la gestión pública en estos últimos años constituyen interesantes elementos pasibles de debatir sobre su viabilidad y sustentabilidad en el largo plazo. En el mismo sentido, algunos interrogantes tales como la existencia real de una estrategia de desarrollo o lograr un proceso redistributivo distinto al anterior modelo son cuestiones que impulsan sobre el desempeño actual de las políticas y, por sobre todo si estamos frente a un modelo de desarrollo diferente al anterior; como así también cuales son las dificultades intrínsecas de tal modelo.

En términos académicos y con extensión a la arena política parecen emerger, luego de la crisis del modelo de acumulación neoliberal, dos visiones que intentan reflexionar sobre el la búsqueda del crecimiento con desarrollo y el nuevo rol del estado post- devaluación. Por un lado, la visión neoinstitucionalista, esta es una elaboración reciente que tiene que ver con el redescubrimiento de las instituciones como condición del desarrollo, con la preocupación por la calidad institucional y el aumento de las capacidades estatales.3

En tanto, la otra perspectiva es la neo-desarrollista o neo-keynesiana, es un abordaje que se manifiesta luego de la crisis y profundiza la línea en torno al crecimiento con desarrollo a través de un modelo endógeno y auto sustentable destacando la necesidad de un rol activo del Estado para poder crecer, generar un proceso redistributivo y lograr mayor integración social.4

Desde la perspectiva neo-institucionalista, el Estado ha de ser, no sólo pero sí destacadamente, un proveedor y garantizador de regulaciones. Asignar más eficientemente los derechos de propiedad (que es el objetivo principal de las desregulaciones), garantizar estos derechos y las transacciones sobre los mismos, generar los marcos regulatorios demandados por los fallos del mercado y hacerlo de modo que los fallos del estado no empeoren los resultados, establecer y administrar.5 Desde esta perspectiva, las instituciones son, pues, importantísimas: al articular la interacción entre actores, expresan las relaciones de poder y de interés de una determinada sociedad y se corresponden con el fondo de competencias exigidas para practicar exitosamente el juego que estructuran así como con los modelos mentales y valorativos que lo legitiman. Las instituciones no coinciden con la legislación o derecho positivo, porque existe institucionalidad formal e informal. Además del juego y de los actores formales pueden existir actores informales y normas informales, también constitutivas de la institucionalidad, es decir, del verdadero sistema de incentivos de los actores.6

3 Prats J. Administración Pública y desarrollo en América Latina: un enfoque neoinstitucionalista. IIG. Barcelona, 1997

4 9 Para una lectura más profunda Ver el Plan Fénix. Documento desarrollado por intelectuales vinculados a la Carrera de Ciencias Económicas. UBA5 Prats. OP. Cit6 Lahera Eugenio. Capital institucional y desarrollo productivo. Un enfoque de políticas públicas. Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social - ILPES. 2007

2

Page 75: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

Ahora bien, en cuanto los desafíos del estado la mayor urgencia de reforma administrativa todavía es la creación de verdaderas burocracias capaces de asumir eficazmente las funciones exclusivas del Estado en un marco de seguridad jurídica; (b) que para el desempeño de las funciones exclusivas del Estado el sistema de gestión más racional–(c) que el ámbito propio de la revolución gerencial se encuentra principalmente en el ámbito de la provisión directa de bienes y servicios públicos, que hoy es el espacio público cuantitativamente mayor, pero que no se incluye en las funciones exclusivas del estado, cualitativamente más importantes; (d) que la revolución gerencial pública no es nunca una mera traslación de las técnicas y cultura del sector privado, ya que debe resolver problemas genuinamente “públicos” como son la dificultad del monitoreo de las relaciones entre financiamiento y provisión de servicios, las dificultades en la medición y control de resultados, la problematicidad inherente a los cuasimercados o mercados planificados y, finalmente, los impactos de la información y participación ciudadana.

Reinventar la burocracia, desde esta perspectiva significa hoy principalmente mejorar la solución de los dos problemas a que responde su estructura institucional: el problema de durabilidad de los compromisos legislativos y el problema de agencia que envuelve el de monitoreo. La solución tradicional pasaba por reconocer voz en el proceso exclusivamente a los políticos, a los funcionarios, a los jueces y a los ciudadanos con un derecho subjetivo o un interés legítimo en una decisión administrativa. Ahora se trata de abrir el número de actores, de mejorar la información y participación de todos ellos y de perfeccionar el sistema general de responsabilidad administrativa.

La otra estrategia se basa en adoptar un rol activo del Estado, en transformarlo en agente dinámico del desarrollo con equidad (sustentable e inclusivo) en la creación de empleo y en la inversión, y en la recuperación de alguna modalidad del Estado Social y salida al mero asistencialismo. Aquí el rol del Estado implica promover una política de reindustrialización, de ampliación de la infraestructura pública y la inversión en ciencia y tecnología con el objetivo de recuperar las seguridades individuales y sociales, apuntando a un desarrollo con inclusión. En este caso se trata de fortalecer el Estado tanto como proyecto político-social, como en su organización y gestión.

La visión neo-desarrollista enfatiza la recuperación de la centralidad estatal en el encauzamiento de la economía y en la reorientación productiva. La actuación del Estado hacia la creación de instrumentos que ayuden a promover el desarrollo económico, garantizando las condiciones macroeconómicas favorables a la inversión privada y fomentando el desarrollo industrial, mediante políticas sólidas en los sectores de ciencia y tecnología y del comercio exterior, como así también en el otorgamiento de estímulos a las PyMes(créditos, capacitación difusión, etc.). La construcción de estatidad se contrapone la anterior estrategia ortodoxa que asignaba al estado un rol “pasivo” y negativo en el desarrollo, un estado ‘ausente’, donde el crecimiento sólo debía ser fijado por el mercado. Las estructuras estatales nacionales y regionales vinculadas al direccionamiento de las políticas de desarrollo productivo y territorial se debilitaron y perdieron presencia ante las fuerzas del mercado.

3

Page 76: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

En cuanto al perfil de desarrollo, la perspectiva centrada en el desarrollo inclusivo pone la atención en el intento de construir un nuevo consenso, mucho más amplio que cualquier manifestación sectorial productiva. Debe aglutinar, como estrategia a un conjunto de actores políticos, sociales y económicos.7 El modelo de desarrollo en términos productivos debe remitirse algunas dimensiones tales como el: el perfil de desarrollo, es decir; abrir la discusión respecto a fomentar el crecimiento y el desarrollo del país pensando en la acumulación financiera o propender a la inversión productiva y reconstruir el aparato industrial. La orientación emparentada con el keynisianismo pone el eje en lo productivo, el rol activo del Estado en generar empleo y cadenas de valor, sustentado en una concepción ética del desarrollo (importancia de reconstruir el tejido social), sin dejar de tener preocupación por el equilibrio fiscal o metas inflacionarias, y que incluso puede considerar la posibilidad de recuperar servicios públicos mal brindados (por ejemplo los ferrocarriles) y redefinir las prácticas impositivas que facilitan la evasión. Las empresas concesionarias de los servicios públicos constituyen un factor de poder y presión importante, aún cuando el proceso devaluatorio haya afectado considerablemente sus interese la postura y solidez en las decisiones gubernamentales plantean un importante interrogante respecto a la construcción de una nueva alianza productiva, como así también en la concreción de un modelo de desarrollo distinto.8

Sintetizando, las reformas realizadas hasta el momento han resuelto sólo la cuestión de la estabilización económica. La generación de un importantísimo superávit ha sido un dato clave de la recuperación económica. En tanto la articulación de un modelo de industrialización, como la actuación del Estado sobre los mercados siguen siendo cuestiones que no se han puesto en el debate. En este plan, la reindustrialización del país para posibilitar la creación de mayor valor agregado y a la creación de empleos precarios se vuelven aspectos a considerar en una nueva agenda política 9

Es necesario pensar una estrategia que se oriente hacia la consolidación de un perfil de especialización económica y del cual el país aporte mayores volúmenes exportables con alto grado de mano de obra. De la misma manera, en esta empresa es sumamente importante la construcción de un modelo de desarrollo que integre las diferentes regiones productivas de la nación; pues de lo contrario, prevalecerá una opción estratégica basada en capital natural, bajos salarios y en desprotección social, en exportaciones, que se desentiende del mercado interno, que busca eliminar retenciones y apreciar el tipo de cambio, que promueve en suma un modelo exportador reprimarizado.

7 En la actualidad, una proporción considerable de la producción industrial generada en el país proviene de sectores (la agroindustria, la producción de petróleo y derivados, y algunas elaboraciones de insumos intermedios de uso difundido) que se caracterizan por ubicarse, en su mayoría, en las primeras etapas del proceso productivo y, derivado de ello, por presentar un reducido dinamismo en términos de la generación de valor agregado y eslabonamientos productivos, así como de demanda de mano de obra por unidad de producto8 Leyba, Carlos, “China, Soja y Crimen”, en Revista Debate, Número 58, 20049 Kosacof. Op. Cit

4

Page 77: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

El desempeño de las políticas publicas

El conjunto de políticas implementado a partir del derrumbe de la convertibilidad, donde la devaluación de la moneda ocupo un lugar de importancia, inauguró una nueva etapa en la economía argentina, pues otorgo una ventaja competitiva sumamente atractiva tanto a la alicaída industria como a los sectores exportadores primarios de la economía. Estas políticas, de la gestión macroeconómica, se han asentado sobre la base del considerable superávit primario del sector público, nacional y provincial, merced a una política eficaz de

recaudación y al sostenimiento del tipo real de cambio.10 El crecimiento económico a partir del 2002 vino subiendo sostenidamente a un promedio del 8% anual, merced a la fuerte recuperación de las exportaciones y al proceso de sustitución de importaciones. La política monetaria, con un tipo de cambio alto ha permitido alcanzar superávit comercial y fiscal, algo que no se había registrado ni en la década de los `90.

La renegociación de la deuda, el pago al FMI, la caída del desempleo, la contención de las tarifas de los servicios públicos, las negociaciones de precios, los acuerdos sectoriales fueron algunos aspectos positivos alcanzados en los últimos años, sin embargo a pesar de ciertos logros alcanzados la existencia de cuestiones vinculadas con la falta competitividad de las empresas, las dificultades de acceso al crédito y el encarecimiento de los servicios, la baja inversión directa y la falta de infraestructura entre otros problemas, como también los aspectos relacionados con el grado de primarización, la concentración de la industria y la ausencia de una estrategia de definición sobre el perfil de especialización de la industria ponen en debate la efectividad de las medidas aplicadas post-

devaluación, para alcanzar el crecimiento económico sostenido.11

En efecto, a partir del establecimiento del nuevo régimen macroeconómico, tanto la producción como las exportaciones manufactureras experimentaron un importante incremento. En lo que a volúmenes de producción se refiere, en el 2002 se produjo un punto de inflexión en la profunda y prolongada recesión que venía teniendo lugar desde mediados de 1998, verificándose una marcada y persistente recuperación a partir de entonces. La expansión de la actividad nuevamente trajo aparejada una significativa creación de empleos, aunque muchos de ellos fueron de naturaleza informal. Paralelamente, volvió a reducirse la tasa de desempleo, que de todos modos sigue siendo alta. La mayor demanda de trabajo y los reajustes de las remuneraciones aprobados por el gobierno incidieron en una recuperación de los salarios reales. En conjunto, esta evolución permitió reducir los índices de pobreza e indigencia, si bien tales fenómenos siguieron representando un grave problema social.

El crecimiento general del sector de la exportación se debió en gran parte a la devaluación, a la gran demanda de materias primas argentinas y al bajo nivel de

10 Valle, H. y Marcó del Pont M. Crisis y Reforma Económica. Noticias del País Real, Buenos Aires, Claves para Todos, Capital Intelectual. 2004

11 Ramos, A, La transformación industrial en los noventa. Un proceso con final abierto, Desarrollo Económico, Vol. 36. 1996

5

Page 78: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

partida para medir la reciente recuperación. Las exportaciones de Argentina crecieron, el mayor crecimiento se produjo en las materias primas agrícolas y en el petróleo que no requerían nuevas inversiones. La devaluación estimuló, asimismo, el crecimiento de las industrias locales porque la importación de productos manufacturados se hizo demasiado cara. El resultado neto fue un significativo superávit de la balanza comercial.

Cabe decir, paradójicamente que el crecimiento fabril de los últimos años dio lugar a una nueva y fuerte transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia las grandes empresas y grupos económicos que controlaron las exportaciones. La regresividad en la distribución interna del ingreso parece ser un componente que se ha mantenido desde el modelo aplicado en la década de los

`90 y se ha profundizado aún más.12 A pesar del crecimiento logrado, y aún con mejoras en el empleo, la

distribución regresiva del ingreso no se ha modificado demasiado, los indicadores mostraron un aumento en la distancia entre los ingresos de los más ricos y los más pobres. Los sectores más pobres (desocupados, empleados en negro, cuentapropistas informales o beneficiarios de planes sociales) siguieron bajando niveles sociales. Aunque hubo un aumento tanto del empleo como de la producción, esas familias recibieron una porción más pequeña de la riqueza creada. Otro elemento preocupante que se ha manifestado con la post-devaluación es la brecha salarial respecto de la inflación, que es evidente en diversos sectores del mercado de trabajo y junto con ello un aumento de la conflictividad social vía huelgas principalmente del sector público pero no exclusivamente. Esta conflictividad social se manifiesto sobre un panorama de reactivación y crecimiento económico significativo, pero con ingresos muy deprimidos y con pérdida de poder adquisitivo.

En síntesis, algunos de los elementos señalados permiten ver algunas luces, pero nos alertan sobre cuestiones respecto a las políticas implementadas luego de la crisis de la convertibilidad y la puesta en marcha de la devaluación. La industria se ha recuperado de una manera muy significativa, al punto tal que, este en la actualidad, este operando casi al máximo de la capacidad instalada. En este sentido la devaluación ha permitido regenerar un proceso de sustitución de importaciones, con creciente incorporación de valor agregado. La perfomance en los volúmenes exportados, en el crecimiento del Producto bruto, en la baja del desempleo se ha visto correspondida con un aumento de saldos exportables de productos primarios, pero el grado de primarización de la economía, la dependencia de insumos externos, las dificultades de acceso al crédito; como también el crecimiento del trabajo informal y una mayor brecha en los más ricos y el conjunto de la población son problemas que merecen ser atendidos.

Los desafíos de las políticas públicas para desarrollo inclusivo

12 Lozano, Claudio. “Crecimiento Económico o estancamiento estructural”, Documento de la CTA, Bs. As. Febrero 2005

6

Page 79: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

1 Reconstrucción de la gestión

El estado es una como construcción social,13 su realidad organizacional es la consecuencia de un proceso en el que se cristalizan respuestas a situaciones problemáticas surgidas de demandas y conflictos sociales, se manifiestan distintos proyectos políticos y se despliega la iniciativa burocrática. Esa construcción es el producto de las confrontaciones de percepciones y aspiraciones de grupos con valores, intereses y recursos diferenciados. Su estructura y sus modos de funcionamiento reflejan, entonces, los resultados de estas confrontaciones, la distribución del poder y las concepciones prevalecientes sobre el estado en distintos períodos históricos.

En términos de organización, el crecimiento del estado es el resultado de un proceso de agregación. Cada una de sus unidades es el producto de una cuestión planteada y de un modelo institucional al que se recurre para su superación. Concebida de este modo, la realidad organizacional del estado no es una unidad que responde a un conjunto coherente de objetivos y metas y en cuyo interior se realiza una multiplicidad de actividades instrumentales para su logro, por el contrario, se resalta la heterogeneidad de los mecanismos institucionales, la elevada probabilidad de tensiones en su interior, la incoherencia en los comportamientos y la diversidad en la naturaleza y consecuencias de las relaciones que cada unidad establece con los sectores de la sociedad a los que dirige sus actividades.

Como toda estructura social, las organizaciones públicas generan intereses y perspectivas, siendo frecuente que persistan a lo largo del tiempo con sus orientaciones primeras, no revisando sus diagnósticos, manteniendo las modalidades de acción para las que sus recursos humanos están más capacitados y sus tecnologías son más adecuadas y anudando compromisos con sus clientelas particulares. Este factor explica que, además de los intereses intraburocráticos, la reforma del estado movilice a actores sociales que tienen el carácter de interlocutores oficiales y que cuentan con mecanismos de acción establecidos y legitimados sobre las organizaciones públicas.

De manera tal, que cualquier intento por reformar esta realidad interna tiene consecuencias sobre la distribución de poder social, enfrenta resistencias y constituye de por sí un nuevo campo que suma tensiones y conflictos a los ya generados por la crisis por la que atraviesa el país. Pero cierto es, que se presenta como un importante desafío para abordar, pues la superación de un modelo de estado y gestión cimentado en el distanciamiento con la sociedad y sobre todo, en

la incesante lógica del ajuste.14

Visión estratégica

13 OSZLAK, Oscar (1998). “El Estado Irresponsable: Conceptos foráneos y conductas autóctonas”, Aportes para el Estado y la Administración Gubernamental, Año 5, No. 11,Invierno 1998

14 OSZLAK, Oscar (1999). “De Menor a Mejor: El Desafío de la “Segunda” Reforma del Estado”. Nueva Sociedad, No.160, Marzo-Abril, 1999. Caracas

7

Page 80: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

Un punto importante de la construcción de las políticas públicas ha sido ha sido la falta de una visión estratégica integral y la ausencia del supuesto del valor estratégico de la gestión de las personas. En este contexto, la reducción de costos pasa a ser el criterio “estratégico” por excelencia o en todo caso el más frecuente. La estrategia de gestión y de recursos humanos pasa a ser definida en base a la reducción de los costos cada vez que se enfrenta una crisis presupuestaria. La fijación de lineamientos a largo plazo, pensar en un proyecto desde la gestión se ah visto obstaculizado por la politización, la burocratización y por procesos de ajuste que han permeado en cualquier intento por desarrollar

proyectos sustentables.15 Los sucesivos procesos de reforma reflejaron este criterio de reducción del gasto sin una adecuada planificación, también han concurrido como factores, la expansión de la modalidad de contratación temporaria que ha generado una verdadera burocracia paralela, cuya incorporación se basa centralmente en la confianza política. La gestión ha pendulado erráticamente de la burocratización, la solidificación de estructuras, la inoperancia ha técnicas y modalidades neo-empresariales con criterios de eficiencia, conjuntamente con ajustes permanentes. El rol del de la gestión cobra una envergadura impostergable aquí en la guía del proceso de transformación integral, económica, social cultural y en la articulación con los actores económicos sociales y políticos. Si se quieren asumir estos desafíos del desarrollo inclusivo, lo que se haga con el Estado resultará también clave. El Estado como bien sabemos, es protagónico para direccionalizar un modelo de desarrollo. Contribuye en esta dirección la importancia de la planificación y de una visión estratégica que impulse un proyecto. Es clave para salir del coyunturalismo, tener una hoja de ruta y un consenso estratégico. Porque el Estado no es sólo una dimensión jurídica, normativa o de articulación de relaciones sociales y de gestión, sino también es un proyecto colectivo. Porque planificar un rumbo no es sólo un problema económico sino integral, que requiere una construcción plural con diversos actores e instituciones. En todo caso, así como ya se demostrara la inviabilidad de dejar todo en manos del mercado, tampoco puede ser un plan estatalista y sin amplios consensos sociales, sino un plan elaborado en un proceso consensuado entre diversos actores que comparten

un mismo horizonte sobre le desarrollo y el papel del estado.16

Continuidad de las políticas

El desarrollo de las administraciones públicas, en especial la consolidación de un funcionariado estable competente, se ha visto afectado por

15 La “primera reforma” adoptada en 1990 implicó una reducción de cargos entre el 33% y 40%, y la llamada “segunda reforma” de 1996, realizó una reducción adicional con un impacto del 3% sobre el total de cargos de la Administración Pública. Unos años más tarde, en el año 2000, se estableció un Sistema de Retiro Voluntario, a través del cual se retiraron 6280 agentes del Poder Ejecutivo y Legislativo Nacional, con un impacto del 5% del total de cargos del presupuesto

16 CEPAL, Panorama 2005-2006, Santiago de Chile, CEPAL, 2007

8

Page 81: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

problemas vinculados a la falta de continuidad política, como también de incentivos apropiados para continuar desarrollando sus funciones. No son infrecuentes los casos en que los cambios de gobierno o aun de gestión ministerial promueven un recambio de los proyectos y de los elencos de funcionarios. Esto constituye en sí mismo ha constituido una brecha de capacidad, pues las agencias gubernamentales han perdido capacidades dificultando el aprendizaje organizacional. La ausencia de incentivos adecuados que estimulen la carrera en la función pública, entre los cuales la falta de competitividad de los salarios del sector público respecto del privado no es el menor, dificulta que el aparato estatal pueda atraer y retener a los funcionarios más competentes. La ausencia de incentivos adecuados y el efecto “arrastre” de los cambios de gestión, además de la falta de normas restrictivas explícitas, han promovido una constante circulación de técnicos y profesionales entre las oportunidades laborales que ofrecen, por ejemplo, la agencia reguladora estatal y los regulados en determinado ámbito. La continuidad de políticas es un componente importante en la tarea de reconstruir la gestión, pues aporta una fuerte dosis de certidumbre y previsibilidad al interior del aparato burocrático. La implementación de políticas que se mantienen y

consolidan implica un proceso de profunda madurez y aprendizaje social.17

Articulación y coordinación

En este proceso de reconstrucción estatal, es necesario seguir insistiendo que no se trata sólo de una modernización técnica, o de reforma en términos de incorporar racionalidad instrumental e informática, sino de una mejora de calidad de la gestión para un proyecto colectivo. La recuperación de la capacidad técnica del Estado, que en todo caso que posibilite un Estado tecnológicamente más fuerte o sólido; es decir más que importar equipos de alta tecnología avanzar en desarrollos locales en asociación de varios institutos públicos y privados. En sintonía con estos cambios es imprescindible lograr mayor una mayor articulación y coordinación de la gestión, porque se heredó un Estado desguazado y una gestión con alta fragmentación horizontal. Así se trabaja en comportamientos estancos y con una alta concentración decisional. Esto esta llegado a un limite luego de la salida de la emergencia y normalización, la gestión requiere de una de mayor transversalidad para garantizar un mejor desempeño de la gestión.

Recomposición de la gestión

En Argentina los intentos de organizar una carrera administrativa generalizada bajo principios meritocráticos comenzaron con mucha energía, pero se fueron desvirtuando por la falta de una estrategia clara y un liderazgo consistente sobre estas políticas. Lo mismo sucedió con los intentos de consolidar algunos cuerpos de élite para propiciar cambios en el estilo de gestión, que si bien

17 Se puede pensar en los procesos encarados recientemente que van en el sentido de modificar la carrera administrativa, dotando de mayores recursos, capacitación y mecanismos de ascenso administrativo. DINEI

9

Page 82: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

subsisten han perdido posicionamiento respecto de los objetivos planteados al momento de su creación

La concentración en un pequeño número de cargos críticos, la creación de cuerpos especializados de elite, la implementación de sistemas amplios de carrera administrativa, y la utilización de una red paralela de consultores financiados por organismos internacionales han sido rasgos característicos de las reformas anteriores. Al no definirse los criterios para la reforma, el sistema de recursos humanos fue evolucionando de acuerdo a las necesidades de los intereses de los grupos políticos y burocráticos en cada instancia, sin una definición estratégica del

modelo al cual se tiende.18 A la aplicación parcial de criterios de gestión al diseño de puestos, se suma el clásico problema de superposición de funciones entre distintas unidades organizativas y jurisdicciones, que ha intentado ser resuelto a través de reiteradas reformas y que expresa desde otro ángulo las consecuencias de contar con un sistema parcial de organización del trabajo.

En cuanto a las políticas de formación, las actividades que tradicionalmente se han brindado no han tenido como objetivo responder al déficit en el desempeño individual de los empleados. Se agrupaban en función de grandes ejes temáticos que surgían como prioritarios a partir de la identificación de necesidades que se hacía en conjunto con las áreas de RH de las jurisdicciones. El desarrollo de organizaciones innovadoras requiere de adecuar la gestión de recursos humanos para el desarrollo del potencial creativo y de aprendizaje original. Así, la búsqueda y selección de recursos humanos, el desarrollo de carrera, la rotación, la capacitación, la política de recompensas y remuneraciones y la evaluación de desempeño están asociados al desarrollo de innovación. La combinación adecuada de incorporación de nuevos agentes con la seguridad en el empleo para el recurso humano innovador, la capacitación en nuevas tecnologías de información, profesionales y de gestión, planes de carrera que asocien ascensos, rotaciones, intervención en proyectos y equipos de trabajo ad hoc, de formación, de intercambio son todos estímulos al proceso de innovación. Son asimismo importantes las políticas deliberadas de detección y fortalecimiento de núcleos innovadores dentro de las organizaciones.

Modelo de gestión

Otro aspecto importante es el abordaje sobre el modelo de gestión pública. Las estrategias para la superación del modelo burocrático buscaron la separación entre el desempeño de la función, su financiamiento, la producción de los servicios y su provisión. Como consecuencia, el aparato estatal redujo su tamaño y sus regulaciones internas, introdujo elementos competitivos y la lógica burocrática se sustituyo por una lógica de mercados o cuasi-mercados. Esta estrategia constituye el eje básico del “gerencialismo” y de la “nueva gestión pública”. Atribuye las ineficiencias del aparato estatal al exceso de regulaciones asociadas a un marco normativo con elevada concentración decisional en las jerarquías

18 OSZLAK, Oscar Op. Cit. 1999

10

Page 83: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

organizacionales, formalización de procedimientos. Pretende superar el modelo de funcionamiento fundado en comportamientos sujetos a procedimientos y restricciones, con trámites y decisiones reglamentadas en detalle. Esta estrategia procura el cambio de las reglas y de los parámetros de la acción a través de una

“desregulación interna” que de paso a la orientación por resultados e impactos.19

Procura facilitar el control y la mayor transparencia a través de la identificación de costos y de contribuciones, con un eventual aporte a una revalorización de la política como la disputa sobre quién da y quién recibe. Se materializa por medio de la adjudicación de recursos en función de metas, con modificaciones en los procesos presupuestarios que minimizan la incidencia de los antecedentes históricos. Introduce en el ámbito público tecnologías de gestión de amplia difusión en el sector privado, permitiendo una mayor libertad de acción durante la operación pero con responsabilidades precisas por el logro de metas. Conlleva reformas sustanciales en los regímenes del empleo público y de carrera del funcionariado. El interrogante actual, no es si es viable o no un modelo gerencial donde se asimile la administración pública a la privada, al estilo consenso de Washington, ya fracasado en los 90; sino cómo hacer que las decisiones de políticas públicas que los gobiernos toman como mandantes a término del pueblo soberano sean correctamente ejecutadas, con eficiencia, eficacia, fidelidad a las políticas diseñadas y garantías y satisfacción del ciudadano.

Se debe avanzar en una perspectiva superadora que integre los diferentes modelos, merced a que las intervenciones dirigidas a las reformas de la gestión deben ser complejas y adecuadas a la naturaleza de las problemáticas enfrentadas y de las concepciones que gobiernan el diseño de las políticas. Los cambios puntuales y la introducción de nuevas modalidades organizativas o de innovaciones en las tecnologías de gestión sólo son sustentables si responden a estrategias de cambio institucional y de desarrollo organizacional. Estos cambios demandan actores que las apoyen, que hagan uso de las oportunidades abiertas para la participación y que ejerzan un adecuado control externo. Exigen la disponibilidad de capacidades analíticas, estratégicas y prospectivas en los niveles de conducción política y organizacional y modalidades de intervención que atiendan a sus condicionamientos externos y que procuren impactar sobre las orientaciones y los comportamientos.

2 Regulación y control de los servicios públicos

En materia de regulación y control, el Estado debe enfrentar, dadas las características del mercado de servicios públicos e infraestructura, el desafío de regular a los monopolios y a los oligopolios, intentando hacer lo que el mercado haría si funcionara bien, sin fallas. Para evitar esta apropiación del excedente, el

19 MARTINEZ NOGUEIRA Roberto. Estado, Administración pública y Sociedad. Aportes para el análisis de la gestión pública para utilización exclusiva de los alumnos de la materia introducción a la gestión publica universidad de San Andrés. 2002

11

Page 84: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

Estado fija precios a través de la regulación. También deberá garantizar la calidad de los servicios, debe ser capaz de determinar cuál es el patrón de calidad que deben ofrecer las empresas: si no hace esto, la empresa puede decidir bajar calidad de servicios para abaratar costos y ampliar márgenes de ganancia.

Prestación y la continuidad

La prestación y continuidad de los servicios deberán ser objetivos irrenunciables que deberán garantizar las empresas a través de tarifas accesibles para todos los sectores sociales. Respecto a las tarifas, uno de los principales rasgos distintivos del programa de privatizaciones desarrollado en el país ha sido el de las recurrentes renegociaciones contractuales con las privatizadas. Estas han revelado un denominador común: mantener o acrecentar los privilegios de las empresas, al margen de toda consideración sobre la seguridad jurídica de los usuarios e, incluso, en muchos casos, respecto de la de las firmas que no resultaron adjudicatarias de licitaciones que, al poco tiempo de concretada la transferencia de la empresa privatizada, vieron modificarse radicalmente el o los factores decisivos o determinantes de la propia adjudicación.

El desafío del estado deberá dirigirse hacia el uso de los servicios públicos y en ese sentido deberá atenderse a todos los sectores sociales incorporando tarifas de interés social, que tienda a garantizar la universalización de acceso a los servicios públicos. La universalización de los servicios es una asignatura pendiente, pues los servicios están asociados a derechos esenciales del ciudadano, como es el caso del derecho a acceso al agua, a circular por el territorio nacional (transporte), al acceso a fuentes diversificadas de información y de comunicación, etc.

Renegociación y regulación

Las dudas que se manifiestan sobre estas cuestiones están vinculadas a la falta de una estrategia general sobre la renegociación integral. La revisión de las ganancias de las empresas en los últimos años, desde la privatización hasta hoy como la evaluación de sus costos no se ha hecho. La crisis energética, aunque ciertamente justificada por el crecimiento de la demanda industrial es un indicador de la ausencia del estado en materia de control y regulación sobre las empresas

prestadoras de servicios.20 Es necesaria la revisión de los contratos de concesión o de transferencia de las ex empresas públicas como una primera e ineludible instancia tendiente a la formulación de nuevos marcos regulatorios que impidan -o, por lo menos, limiten seriamente- la discrecionalidad y la opacidad bajo las que se han ido modificando algunos de los aspectos centrales de tales contratos. Esta propuesta se inscribe en la necesidad de formular nuevos lineamientos de políticas públicas en materia normativa respecto de los servicios privatizados, y a

20 Azpiazu, Daniel (comp.), La desregulación de los mercados. Paradigmas e inequidades de las políticas del neoliberalismo, FLACSO/Grupo Editor Norma, Buenos Aires. 1999

12

Page 85: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

la consiguiente formulación de marcos regulatorios que, por un lado, incorporen como un componente fundamental la "justicia" y la "razonabilidad" de las tarifas y de los consiguientes beneficios empresarios y, por otro, contemplen -en toda su dimensión- los impactos de las privatizaciones sobre la creciente regresividad distributiva y los socialmente insostenibles niveles de pobreza e indigencia vigentes en la Argentina.

3 Desarrollo industrial

En estos años posteriores a la devaluación se ha logrado mayor competitividad de los productos locales: el tipo de cambio alto, las retenciones, el superávit comercial y fiscal, los aumentos de productividad y competitividad, también posibilitaron la reducción del desempleo, de la pobreza, aumento del gasto en previsión social y en infraestructura física, y ello fue acompañado de una modificación de los términos del intercambio; pero a pesar de estos aspectos positivos persisten problemas serios en torno a la alta precarización y desigualdad, como así también el empleo no registrado.

En ese sentido el conflicto social actual, a pesar de los innumerables problemas, se vincula a la mejora de la situación social, es decir se refiere a la búsqueda de mejoras salariales, o a la mejor distribución del ingreso y a la calidad de bienes públicos a demandar. A diferencia del modelo anterior excluyente, donde el problema era la exclusión social y la falta de empleo. Sigue existiendo un gran sector informal de la economía no integrado, con baja productividad, esto está asociado a una distribución del ingreso regresiva. El desafío no es el de construir una economía competitiva basada en bajos salarios, empleos no registrados, y sólo en commodities, sino reducir el dualismo, contar con políticas industriales de largo plazo, y modificar la segmentación y la heterogeneidad estructural que caracterizan al mercado de trabajo argentino.

La búsqueda debe orientarse a lograr productos de mayor valor agregado, con mejores sueldos, y se desarrollen las potencialidades y el trabajo de la gente. Porque la cohesión social surge de una sociedad más integrada que tiene una estructura productiva más compleja y diversa. Y el aumento de la competitividad no sólo se logra en base a los precios, sino tiene que ver con la diferenciación lograda por los productos, a través del cambio tecnológico, de la innovación. En el proceso de recuperación de la industria local han contribuido una serie de factores; por un lado el nivel de competitividad del tipo de cambio que favorece una oportunidad exportadora de los productos argentinos, como también; los precios de nuestros productos de exportación que son notablemente favorables y una creciente demanda de productos vinculados al agro y su industrialización.

Sin embargo, a la par de las políticas implementadas post-devaluación, el incremento de las exportaciones tiene que ver con dos cambios estructurales que hoy caracterizan a la estructura productiva de la Argentina. El primero es la vuelta de los recursos naturales: esto es un fenómeno muy complejo, que no solamente tiene que ver con esta revolución agrícola asociada a un fuerte cambio tecnológico

13

Page 86: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

y un nuevo modelo de organización de la producción primaria totalmente

distinto.21 A eso también se le acopló el mundo energético, la minería, la pesca, el sector forestal, etc. Allí, la Argentina tiene modelos de organización de la producción en los que no solamente superó su atraso con las fronteras, sino que hoy producimos con un nivel de calidad y eficiencia ubicado en los mejores parámetros internacionales. El segundo sector que nos explica el crecimiento de las exportaciones fue el profundo cambio en la producción de los insumos básicos; con fuertes políticas industriales, la Argentina desarrolló una capacidad en el área siderúrgica, de la petroquímica, de pasta de papel, de aluminio, de cemento, de refinerías de petróleo, un conjunto de plantas industriales con escalas y con modelos tecnológicos ubicados en las mejores prácticas internacionales. Y con respecto a esos sectores, de los cuales nos abastecíamos antes desde el exterior, ahora somos claramente exportadores.

Ahora bien, mirado desde el punto de vista del desarrollo, aparecen una serie de problemas; estos sectores no han tenido la capacidad de dar las externalidades, de generar nuevos puestos de trabajo. Otro punto importante es el grado de extranjerización, acentuado durante la década de los `90 que actualmente no se ha revertido. No solo por las decisiones de inversión que están determinadas en las casas matrices sino también por la remesa de utilidades dirigida al exterior. Un aspecto importante y problemático de la coyuntura actual es el patrón de especialización que se ha reprimarizado. La Argentina exporta grandes volúmenes de productos primarios, situación que ha mejorado la balanza comercial arrojando un importante superávit, pero no es una alternativa viable de

desarrollo nacional.22

Planificación del desarrollo

La Argentina se enfrenta a desafíos y oportunidades cuya resolución definirá en gran medida las características del estilo de desarrollo que asumirá el país a largo plazo con la creación de nuevos puestos de trabajo y se caracterice por un avance hacia un patrón de especialización más "intensivo" en el uso de trabajo calificado, más basado en esfuerzos tecnológicos domésticos y más centrado en producciones de mayor valor agregado y bienes diferenciados. A partir del proceso de diagnostico, se pueden definir los objetivos a alcanzar en el horizonte de planificación que se postule. En la medida en que estos objetivos se expresen cuantitativamente y se asocie su logro a una determinada trayectoria temporal se hablará de una meta. Cumplida la definición de objetivos y metas -

21 Para una lectura profunda sobre la crisis del 2001 y los desafíos que tiene pendiente la sociedad argentina, leer García Delgado, Daniel. Crisis y Reconstrucción: Hacia una sociedad inclusiva. Curso de Posgrado en Gestión y Control de Políticas Públicas. Area Estado y Políticas Públicas - Flacso Argentina - Mayo de 2004

22 Schvarzer Jorge Política Productiva para una Sociedad Equitativa y Dinámica Ponencia presentada en las Jornadas “Hacia el Plan Fénix II. En vísperas del segundo centenario”, Facultad de Ciencias Económicas (UBA). 2005

14

Page 87: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

cuando esto último corresponda - la etapa que sigue es la formulación de la estrategia. La estrategia más que algo es una forma de hacer algo y por lo tanto no se refiere a qué hacer sino a cómo hacerlo. Puesto que la estrategia debe formularse considerando la viabilidad técnica y política de las principales acciones que se requieren para alcanzar los objetivos, en su elaboración deben plantearse escenarios tendenciales y normativos para el aná1isis de la trayectoria de las principales variables consideradas. La competitividad es aún una de las asignaturas pendientes en la Argentina. La posibilidad de acceder a niveles crecientes de competitividad y mantenerlos en el largo plazo no puede circunscribirse a la acción de un agente económico individual. Esto significa desarrollar por parte del estado una estrategia planificada de desarrollo industrial asociada a inversiones orientadas a la generación/adopción de cambios técnicos permanentes, que induzcan una maduración que no es automática ni instantánea y que requiere de esfuerzos permanentes y conscientes.

Las líneas de acción estratégicas establecen el marco básico para la definición de las medidas fundamentales de políticas y para la elaboración de los programas y proyectos de inversión de carácter estratégico. Las políticas son los principios por medio de los cuales un gobierno usa su autoridad para orientar el comportamiento de los agentes privados y para ordenar a los organismos y funcionarios públicos, los cuales deben realizar con los recursos del Estado las acciones planteadas en los objetivos, las metas y en la estrategia.

Promoción productiva.

La intensa competencia entre países exige salir a buscar oportunidades más que esperar y, dado que las actividades de promoción en el exterior son costosas y necesitan de recursos humanos más capacitados, es necesario que se revisen los presupuestos y recursos asignados. Por otra parte, es recomendable que se mejore la coordinación con los organismos de promoción a nivel subnacional. La marca país no es solo un mero aspecto simbólico, debe convertirse en una estrategia promovida por las agencias estatales en el exterior. La promoción de productos competitivos se vuelve muy importante en un contexto internacional, donde cada vez más actúan los estados como agentes de difusión y estimulo productivo. Mejorar en la competitividad es inevitable para integrarse a la economía mundial, pero una sociedad más justa, más igualitaria y cohesiva es necesaria y posible de lograr. Y ésta será a la vez, también más competitiva, porque será menos conflictiva y permitirá aumentar sus capacidades productivas y exportadoras tanto en bienes, por precios, en calidad de sus productos y en innovación.

Incentivos.

Las políticas públicas para el desarrollo de la competitividad deben estar orientadas no sólo a favorecer un cambio en el contexto institucional en el cual las firmas realizan sus operaciones, sino también hacia acciones específicas que favorezcan el desarrollo de la cooperación entre las firmas para permitir la especialización individual en un contexto de complementariedad y extensión del

15

Page 88: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

mercado. El desarrollo de las cadenas productivas y la mayor demanda de empleo deben ser las metas a lograr. En este escenario, las políticas públicas, con instrumentos distintos a los empleados en el pasado, deben jugar un rol central como iniciadoras de los procesos de transformación, generando un marco institucional favorable al desarrollo de esfuerzos productivos y tecnológicos, apuntando a mejorar las posibilidades de coordinación de los objetivos y estrategias de los agentes privado. En la medida que se definan prioridades y que se desee atraer inversiones de características específicas, es recomendable que los países que opten por el uso de incentivos. Los incentivos necesariamente deben tomar la forma de subsidios financieros y estandarizados, u otro tipo de beneficios orientados a generar emprendimientos productivos. Contar con superávit fiscal contribuirá a estimular más incentivos a la producción.

A modo de conclusión

El conjunto de medidas aplicadas luego de la devaluación ha logrado que la economía empezara a crecer, sin embargo el tipo de estructura productiva existente, todavía muestra un importante grado de primarización. Estas cuestiones plantean muchas dudas en cuanto a la validez de lo que se ha denominado un nuevo modelo, como así también desafíos en la construcción de un proyecto inclusivo.

En ese marco, cabe preguntarse si no es el momento de empezar a discutir cómo hacer para lograr un proceso de reconstrucción nacional que revierta el sendero desindustrializador y concentrador de las últimas décadas y que se asiente sobre crecientes grados de inclusión social. La sustentabilidad del país difícilmente se construya con los niveles actuales del tipo de cambio y salario reales. Para crecer en el largo plazo en una economía abierta, es necesario generar inversiones en activos específicos, reclutar mano de obra formal, recomponer la cadena productiva, de asociaciones y de estrategias de largo plazo. Estas decisiones del presente que comprometen el futuro sólo pueden hacerse en contextos en los cuales exista el acceso al crédito, se estimule la inversión y se dote de mayor valor agregado a lo producido. Estas son condiciones básicas para pasar a un esquema de productos diferenciados, para consolidar el ahorro interno y la inversión y, sobre todo para romper definitivamente la tendencia de deterioro del mercado de trabajo, con el sustento de la competitividad en la calidad del trabajo y no en los bajos salarios. En este marco es necesaria la recuperación de las PyMEs, con el desafío de crear nuevas empresas, pues son esenciales en términos de su economía de especialización, de ocupación del territorio y de la recuperación de todos los entramados productivos. El país cuenta con una clara capacidad de recursos naturales e insumos básicos, siendo el desafío más importante el de aprovechar estos recursos naturales y estos insumos básicos para pasar al mundo de la

diferenciación.

El desafío principal que afrontan hoy las sociedades y la política democrática del Cono Sur, tiene que ver con el logro del desarrollo definido en un sentido inclusivo, frente a tendencias de una economía globalizada que tiende a negarlo. El

16

Page 89: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

desarrollo ya no es fruto solo de una estrategia económica por mejor orientada que esté, sino que requiere de una perspectiva integrada que recupere la complejidad, la experiencia de estos años, e incorpore una gran cuota de creatividad, participación y de masa crítica endógena, tanto de parte de actores gubernamentales como no gubernamentales. Esto redefine la concepción del desarrollo economicista y elitista predominante en los últimos años, hacia otra de economía política, que recupera la dimensión ética e interdisciplinaria. Una estrategia que, a diferencia de la ortodoxa (de todo al Mercado, confiabilidad externa) y de la desarrollista (todo al Estado), apuesta a una articulación del Estado, Mercado y Sociedad Civil y que busca una integración del sector social de la economía junto al privado y público para potenciar capacidades productivas y de generación de empleo.

Esta aplicación de políticas que intervienen en el mercado permiten apreciar una perspectiva contrapuesta a la anterior estrategia ortodoxa que asignaba al Estado un rol “pasivo” y negativo en el desarrollo, un estado ‘ausente’, donde el crecimiento sólo debía ser fijado por el mercado, y donde se debilitaron las estructuras estatales nacionales y regionales vinculadas al direccionamiento de las políticas de desarrollo productivo y territorial y se endeudó sistemáticamente. El rol del Estado debe ser reemplazado por otro “activo”, promotor, articulador, vinculado al bien común. Se requiere de ir hacia un ‘estado activo’ e impulsor de la producción capaz de tener políticas sectoriales. La reconstrucción de la capacidad del Estado para definir y monitorear políticas de largo plazo, y en particular las referidas a la infraestructura económica y social, como así también la instalación de un proceso de reindustrialización mediante mecanismos de promoción son algunas de tantas políticas públicas que deberán introducirse en la agenda de la Nación.

Las transformaciones de la globalización, muestran que una estrategia nacional de desarrollo requiere no sólo de los esfuerzos locales, sino de una construcción regional, y que ésta última depende hoy cada vez más de condiciones políticas de realización (representación, moneda y justicia común o supranacional), para relanzar un nuevo círculo virtuoso de autoconfianza y crecimiento conjunto. En cierto sentido, el desafío del desarrollo para la sociedad civil y la política es complejo y dinámico, parece requerir no solo de condiciones y decisiones económicas y tecnológicas apropiadas, de recuperación de la política, tanto por un aumento de las capacidades en la negociación transnacional como en las de articulación del Estado con la sociedad civil, como también culturales, de construcción de una visión estratégica que exprese los valores compartidos para la configuración de una sociedad con futuro. Sin embargo, los riesgos de recaída

como señala Ferrer 23 siguen presentes. Los riesgos son más profundos y emergen de las fracturas de la cohesión social y la prédica de los epígonos e intereses asociados a la visión y políticas del neoliberalismo. Para evitarlos, es preciso consolidar y ampliar los logros en la gobernabilidad, la autoconfianza en nosotros mismos y en las instituciones de la democracia.

Bibliografía

23 Ferrer, Aldo Para no perder lo que ganamos en la economía. Clarín 23/08/05

17

Page 90: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

AGUILAR VILLANUEVA, Luis (Estudio introductorio y edición) (1993): La Hechura de las Políticas. Colección Antologías de Política Pública. Segunda Antología. Miguel Ángel Porrúa. México. D. F.

AGUILAR VILLANUEVA, Luis. (1992). El estudio de las políticas públicas. México: Miguel Ángel Porrúa.

AGUILAR VILLANUEVA, Luis (Estudio introductorio y edición) (1996): La Implementación de las políticas. Colección Antologías de Políticas Pública. Segunda antología. 2da. Edición. Miguel Angel Porrúa. México. D. F.

AZPIAZU, Daniel (1999), La desregulación de los mercados. Paradigmas e inequidades de las políticas del neoliberalismo, FLACSO/Grupo Editorial Norma.

BARDACH, Eugene. (1977). The Implementation Game: What Happens After a Bill Becomes a Law? Cambridge: MIT Press.

EVANS, Peter. (1996a) El Estado como problema y como solución en Desarrollo Económico Nº 140, Buenos Aires, IDES.

GARCA DELGADO, Daniel. Estado Nacion y crisis del modelo. El estrecho sendero, Tesis Norma, Buenos Aires, 2003

IACOVIELLO, M. y ZURANIC, L. (2004) Diagnóstico Institucional de Sistemas de Servicio Civil. Casos: Argentina, Costa Rica, Guatemala, Chile, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela y Bolivia. BID. Diálogo Regional de Política. Marzo. IACOVIELLO, M., ITURBURU, M. e Ivania de la Cruz Orozco (2005) Diagnóstico Institucional de Sistemas de Servicio Civil. Casos El Salvador, Honduras y Panamá. BID. Diálogo Regional de Política. Diciembre.

IACOVIELLO, M., Tommasi, M. y Zuvanic, L. (col.) (2002) Diagnóstico Institucional de sistemas de Servicio Civil. Caso Argentina. Diálogo Regional de Políticas. BID.

KLISKBERG, Bernardo (2000): América Latina una región en riesgo: pobreza, inequidad e institucionalidad social. Conferencia dictada en el Taller de Indicadores Sociales. MDSyMA/SIEMPRO. LOZANO, C.: Crecimiento Económico o estancamiento estructural, Documento de la CTA, Bs. As., Febrero 2005.

MAJONE y WILDAVSKY (1978): Implementation as Evolution. En: Policy Studies Review Annual 2. Beverly Hills: Sage Publications.

MAYNTZ, Renate (1985): Sociología de la Administración Pública. Editorial Alianza. Madrid.

MENY, Yves y Jean-Pierre Thoenig. (1992). Las políticas públicas. Barcelona: Ariel.

O´DONNELL, Guillermo y OSZLAK, Oscar (1978): Estado y Políticas Estatales en América Latina: Hacia una estrategia de Investigación. CEDES. Buenos Aires.

18

Page 91: HOJA DE RUTA UNIDAD 4A las seis menos cuarto en verano, y a las siete menos cuarto en invierno, bajan los presos al patio, donde deben lavarse las manos y la cara y recibir la primera

ROTH DEUBEL, André-Noël. (2002). Políticas públicas. Formulación, implementación y evaluación. Bogotá: Aurora.SUBIRATS, Joan (1986): Análisis de Políticas Públicas y Eficacia de la Administración. INAP. Madrid. SCHVARZER, Jorge (1997): La estructura productiva argentina a mediados de la década del noventa. Tendencias visibles y un diagnóstico con interrogantes, CEEED, Documento de Trabajo Nro. 1.SEN, Amartya, (1998) Teorías del desarrollo a principios del Siglo XXI, en El desarrollo económico y social en los umbrales del siglo XXI, BID.

19