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Historias de Tripulantes en las Huaitecas

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son las historias no contadas delos tripulantes de la embarcaciones que navegan en el Archipielago de la Huaitecas

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Historias de Tripulantes en las

Huaitecas

Dedicado a Andreita, mi hija, en día de su cumpleaños…

Autor: René Julio Milla Auger

http://renemilla.wordpress.com

[email protected]

Registro propiedad intelectual creativecommons.com

Dibujos: Cristián Vásquez Gaete

[email protected]

INDICE

1.-Introduccion 2.- El Caleuche3.- El Chalupero4.- Las Nieves5.-Pato, El Chilote de Maullìn6.-La Carta que Encontré 7.-Las Mareas8.-Un Ermitaño de la mar9.-El Marino10.-Tripulaciòn

Introducción

La tradición oral muchas veces se pierde y el idioma indígena también,

cuando va de boca en boca, sin embrago, al rescatarla

escrituralmente, nos podemos encontrar con distintos hombres, que

muchas veces callan, estos acontecimientos, porque a menudo, los

tratan de embusteros y mentirosos, sin embargo cuando conversas de

esas vivencias te encuentras con la realidad, en la cual han estado

inmersos, estos son los hombres y mujeres de nuestra chilenidad…

Un agradecimiento a las personas que colaboraron en la creación de

estos aspectos tan trascendentales en su paso por esta vida, centro

Helena….

El Caleuche

Era una mañana (liwen) de hermoso otoño, me preguntaba, ¿como sería el mas

allá?, mientras que mis pies me dirigían a la playa cercana, en donde las olas

golpeaban las suaves arenas, se veían flotar las gaviotas en el aire y hacer

piruetas, las cuales se clavaban en las aguas (futalafkenko) del Océano Pacifico,

recogiendo su diario sustento. Las horas pasaban y el cielo se arrebolaba, con un

color rojizo anaranjado, el cual me indicaba que se acercaba el atardecer, que

bello, mirar el sol cuando se esconde en la mar, parece que el agua bulle al

penetrar el astro en el horizonte, que nos ilumina a todos, con su fulgor, sentía que

no debía regresar a mi casa, la noche comenzaba a caer, lo primero que vi un

Lucero distinto, al de los demás días y sentí en mi interior, una voz que me decía

¡pide un deseo! y así lo hice, extrañamente, al encender mi cigarrillo, quede

estupefacta do, porque nunca un lucero desaparece, con la brillantez que tenía

ese, mire por doquier, largo rato lo busque, ¿haber si estaba equivocado?, pero

nada, las estrellas comenzaron a desparramarse en el cielo, y del lucero anterior

no quedaba rastro…

De pronto sentí una alegre tonada, que provenía desde el mar, en el silencio de la

noche con el suave oleaje y las perladas olas bañadas por la hermosa luna

(kuyen) es posible escuchar, los astros cantar. En el horizonte vi unas luces y

pensé, debe de ser un crucero con sus pasajeros divirtiéndose, pero el crucero se

comenzó a acercar, sus luces, reflejaban en sus velas, colores, verdosos, celestes

y plateados, ¿Qué barco será ese me pregunte?, y aquel navío se comenzaba a

rodear de bruma y empezó hacer frio, en un instante el barco estuvo a mi lado y

un largo tablón se me acerco, invitándome a subir, con música y algarabía, bellas

mujeres que cantaba tonadas y tocaban instrumentos, mientras otros varones y

sus parejas bailaban al son de las notas musicales, quede embelesado con aquel

espectáculo, no sé, si puedo decir ilusión o verdad, pero lo estaba viviendo y para

mí en ese instante era realidad, se acerco el capitán y me dijo ¡tu pediste un deseo

y se te cumplirá!. Así que debes divertirte hasta más no poder, mientras el barco

se alejaba de la orilla, todo fue jolgorio esa noche, mujeres (wè domo) música y

demás, sin embargo al amanecer, me di cuenta que estaba en alta mar, no

reconocía esas profundidades pero estaba encantado, tal cual, un niño pequeño

con juguete nuevo, no tenía nada más que hacer, muchas mujeres que su belleza

no tenía descripción, las cuales me besaban y amaban y cada vez que me daba

cuenta, estaba con una mujer nueva y más bella que la anterior, la brisa de la mar

rozaba mi rostro, besando al viajero, que se había embarcado la noche anterior.

Apareció el capitán en cubierta , no sé cuánto tiempo pasaría en realidad, con todo

lo que ya había vivido, me hubiese costado años en tierra, el capitán me hizo una

venía pidiéndome que me acercara y así lo hice el me dijo: “nada es gratis en este

barco”, y ¿que navío es este? pregunte Yo, “El Caleuche”, dijo él, quede con la

boca abierta, admirado, no sabía que decir, sin embargo el me tranquilizó y me

dijo: “no te preocupes, solo debes casarte con mi hija (ñawe) Verónica,(mujer de

poco conocimiento, en algunas lenguas), pensé que tenía que ser así, mirando a

mi alrededor, donde todos sonreían y eran amables, le pregunte al capitán

¿cuando conocería a mi mujer? Y él me dijo que en la noche cuando la desposara,

mientras tanto llamo a dos mozas y les dijo que me bañaran y me complacieran en

todo, de esta manera pase los momentos más gratos, despidiéndome de mi vida

de soltero, llego el atardecer en el barco y la música comenzó a brotar, estaba

dispuesto a encontrarme con la que iba a ser mi esposa (kurewen), para siempre,

las melodías se detuvieron y sobre cubierta bajando del puente apareció una

hermosa morena, de cabellos ondulados , brillantes como el ébano y una figura

esculpida por el ejercicio de las aguas desconocidas en las que nadaba, esta

hembra era la que siempre había soñado, se acerco el capitán nos dio su

bendición, y la fiesta en ese momento si

que comenzó, hasta las sirenas llegaron

a ofrecernos presentes, jamás en la vida

había visto una de ellas y menos a tantas

y tan bellas, subieron al barco y mi

esposa palidecía frente a estas mujeres,

de largos cabellos y cortos también…

diademas de naturaleza, sus vestimentas cubrían sus cuerpos envueltos en

sedas, dejando ver toda su figura y con la briza del viento esos tules se elevaban,

se podían apreciar sus encantos, que habían cautivado a tanto marinero, nunca vi

tanto lucero encenderse al lado mío, una de las sirenas, Adele, perturbadora

trigueña, me dijo “este es el regalo que te vengo a entregar”, tomándome de la

mano (ungultripan) y susurrando al oído “ trae a tu mujer”, que podía hacer en

esos instantes solo entregarme a mi noche de bodas…

La fiesta termino y al otro día la resaca, no la aguantaba se sucedieron los días y

yo solo para mi esposa y ella para mí, ¡que estupendo vivir casado de esta

manera!…

Un día Verónica se había tomado el

pelo y parecía una corsaria, aquí

comenzó el día que entre al infierno,

ordenaba:

“Lava la cubierta y cuando termines

me haces la cena, cose las velas y

lava la cubierta nuevamente que te

quedo toda grasienta, después vas a

mi alcoba y me das masaje, porque

se me place, eres mi marido y

necesito toda tu atención”, se había

vuelto una bruja del mar…

Logre sostenerme con ese ritmo algún tiempo y cada día se ponía más exigente,

me humillaba a tal manera que después que la complacía como mi mujer, me

gritaba:

“Anda a dormir al sillón, que no me aguanto que ronques en mi cama”.

Se daba vuelta, a hablar con otra persona del barco sonriente y al mirarme,

enojada me decía:

“Eres un flojo (chofun) y no haces nada”.

No sé cuánto tiempo ha pasado, desde que estoy en este barco endemoniado, me

preguntaba ¿en qué momento había pedido, conocer la eternidad?, seguimos

recogiendo marinos muchas veces, los llevaban las sirenas y Adele me miraba,

como diciendo “en que te metiste tripulante”, paso el tiempo y no podía mas,

tampoco podía desembarcar, era la hija del capitán…

Un día el Capitán Choleque me llamo y me dijo:

Llego la hora de darte un desembarco, esto solo se logra una vez en la vida… Lo

mire extrañado y él como si supiera lo que estaba pensando, me dijo:

“Anda tranquilo, mi hija ya se ha aburrido de ti”

Y pregunte ¿Por qué es así ella?...

El capitán se puso serio y me dijo: un secreto te voy a revelar, mi hija siempre ha

sido de esa manera, hay veces que me enfurece con su tiranía y egoísmo que

demuestra a gritos y peleas sin importar a quien dañe y a quien la quiera

realmente, un año entero estuvo sin hablarme, por una olla de mariscos,

imagínese en la misma nave, pasaba por el lado mío, sin siquiera mirarme y soy

su padre...

Sucedió que hace cientos de años atrás, subió a este barco un Ángel que había

ascendido desde el infierno hacia el cielo, vino desposar a mi hija, se hacía llamar

Espid Cat, cuando estuvo aquí , ese ser de luz (pelo) le enseño todo lo que ella

sabe, tanto en la alcoba, como en el manejo de la gente, lo humillo hasta más no

poder, más que a ti y le hizo pasar penurias que tú te hubieses colgado infinitas

veces en ese mástil y el bondadoso aguanto, tuvieron dos hijas una que anda

todo el día por ahí, como florerito de mesa y la otra más pequeña, esa que la dejo

manejar el timón de mi nave cuando hay tormentas, por las cualidades que él puso

sobre ella y cuando sangro su corazón de dolor, se sintió en el cielo, ahí bajo

Gabriel el Ángel, y le dijo mi hermano (lamnguen),

“Y esto no fue hecho sin juramento, juro el señor, y no se arrepentirá. Tu eres

sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec, por tanto Jesús es hecho

fiador de un mejor pacto, mas este, por cuanto permanece para siempre, tiene un

sacerdocio inmutable”

Ya has sufrido bastante, dijo Gabriel, deja a esta mujer aunque tu corazón se lleve

un pesar, al partir de este navío, que las trompetas del cielo canten para ti. Las

hermosas mujeres del reino de Dios te esperan para bañarte con agua miel y

especias, fuiste albergado por la diestra de nuestro creador”. En ese instante

Espid Cat se ilumino, miro a mi hija y le dijo:

“Creí que podías cambiar, pero fue tu esencia lo que desperté, al haberte

enseñado, lo que te entregue”…

Después se elevaron dos luces blancas, desde cubierta de este navio y jamás

volvimos a saber de aquel par de Ángeles…

Le Pregunte al capitán por que me revelaba esto y él me contesto:

Mi hija siempre cambia de marido, cuando se aburre y el gusto del varón ha

pasado. Por lo que le dijo el Ángel esa vez, ella se despecho y ahora lo único

que busca es divertirse con la hombría de hombre, lo que pienso, agrego el

capitán, es que ella nunca comprenderá lo que es el verdadero amor y va a

quedar sola por la eternidad, porque esta siempre, detrás del amor de su vida,

Espid Cat.

El Ángel cuándo se elevo sus últimas palabras fueron, con voz muy clara

mirándola a los ojos le dijo:

“Te quito mi amistad, Verónica, para toda tu vida y por mi eternidad”

Y si a un Ángel lo vinieron a buscar a esta nave, para que nunca más regrese, es

que Verónica es una rebelde desde el alma y me apena que nada pueda hacer,

solo conducirte a una tregua hacia el resto de eternidad, además no te distes

cuenta y ella te engaño y ahora está embarazada y te quería cargar el muerto a ti

(culpar a alguien, de lo que no hizo), me miro y dijo es hora de desembarcar, sin

decir nada mas…

Llegue a la misma playa en la cual embarque el primer día (antu), de la que era mi

nueva vida, al volver la mirada hacia atrás, no estaba el barco solamente un

inmenso tronco, en ese instante paso un hombre por mi lado con su hacha en

mano y comenzó a cortar la madera, y cada vez que lo astillaba, el tronco

recuperaba todo lo que había perdido con el hacha y no quedaba marca del

leñador, el hombre gritaba por que le habían dado una bendición, con ese tronco

pasaría el invierno entero, lo mire y le dije,

“Buen señor no haga eso y él enojado me grito:

¡Que se mete usted, iñor, este tronco (mutrung) es mío, lo encontré yo!, le

conteste:

No le parece extraño ¿que este tronco se renueve cada vez que usted lo

destroza?, me dijo,

Que sí, y agrego, en esta isla de las Huaitecas, puede suceder cualquier cosa,

entonces lo mire y le respondi:

Es verdad, pero ese es el Caleuche, el me dijo y

¿usted como lo sabe?, le conteste..

Yo pertenezco a la tripulación de los colgados. El hombre salió despavorido

gritando “Están penando, Están penando”…

Al poco rato había llegado al que recordaba como mi hogar, antes de que me

embarcara en la aventura de mi vida, la casa estaba cambiada llame y nadie me

contesto, así es que entre y otra señora me dijo que quiere joven, le pregunte por

la gente ¿que ahí vivía antes? Y me dijo:

Después que su único hijo despareciera, de esta familia, lo esperaron por años

que volviera, y el, nunca regreso, así es que se mudaron de acá vendiéndome la

casa y sin decir adonde se irían…

Sentí en mi corazón pena y nostalgia y comprendí las claras palabras, de la

conversación que me dio el capitán,

¡ya no eres nada en la vida, ya estás muerto, para todos los que te conocieron, así

que esta es tu familia ahora”, mas para que no tengas mas pesares, en el barco,

te libero (meñaltun) de tu esposa, rompiendo el matrimonio entre ambos, a tu

regreso te espera una sorpresa, esa tarde antes de embarcar, puse la historia que

acabo de relatar en una botella arrojándola a la Mar para que el que la encuentre,

aprenda y sepa contar a los demás “que no se debe encandilar uno, con las bellas

luces, ni con la melodía intensa que proviene desde el mar”…

El oleaje trajo al Caleuche, pero en vez de desembarcar Verónica, se bajaba

Adele…

Los capitanes siempre cumplen su promesa, dijo, ella, abrazándome, con su rostro

sonriente, tal cual supiera algo que iba a suceder y yo ignoraba, de pronto las

velas de la misteriosa nave se inflaron, le pregunte a mi acompañante:

¿Qué sucede? Y ella me respondió

¡El capitán te libero!...

Sobre cubierta se veía la mujer que había sido mi esposa, llevando en su vientre

el bebe de otro hombre, mirándome desde la lejanía, como si supiera que jamás

me volvería a ver. La hermosa Adele, tomo mi mano con suavidad y me beso,

mirándome dijo: “No temas, seré tuya por la eternidad” sumergiéndome junto a

ella en las olas del mar, fue mi obsequio, por sostenerme en la adversidad…

“El hombre (wentru) que fue liberado de la prisión Fantasmal, un tripulante del

Caleuche”

El mar es infinito en su sabiduría

Juan Carlos…

El Chalupero

En realidad lo que debo contar es un acierto que tuve al venir a la Región de

Aysén, a trabajar. En la isla de Puerto Aguirre, ahí me desembarque por primera

vez, había venido en el barco Calbuco un viejo vapor que se demoraba 48 hrs en

llegar a estos canales, primera vez también que me subía a una embarcacion y

venia mareado hasta los mazos, era imposible sostenerme en cubierta y menos

aguantar el estomago en mi interior, le di gracias a Dios, que había podido

desembarcar en esta isla, pero estaba sin dinero, sin conocer a nadie y menos

entender lo que es la pesca (challwan) o sus faenas, necesitaba, urgentemente

laborar, en lo primero que encontrara, así que una amable señora me dio un dato:

“Había un trabajo recogiendo pelillos, en un estero que se llama Atracadero y el

dueño de la embarcación era Chimango y el capitán se llamaba Huaqueo y viven

en la casa azul que se ve al final de la cuadra”…

Fui a conversar (nordengun) con ellos y me dieron trabajo de inmediato,

comenzaron las labores y yo venía con un amigo (wenui) de Santiago al cual

había invitado llamado Marcos, así que extasiados con la belleza del lugar en el

cual estábamos, trabajábamos desde que comenzaba el día hasta la noche, en el

pelillo, recogiéndolo como a las siete de la mañana, extendiéndolo sobre la playa

para darle vuelta, a las doce (medio día) aproximadamente. No era una tarea

difícil (kudaunguen) había que esperar la marea baja , recoger y secar.

Dormíamos en unas ranchas de nylon y cocinábamos en un fogón hecho por dos

trocos grandes, al medio, el fuego y arriba las ollas y teteras para tomar el mate,

después del puchero y hacer conversaciones, mientras nuestra carga se secaba

para después recogerla, enviarla a destino y comenzar nuevamente con nuestra

faena, para entretenernos en la noche (punkelen) jugábamos brisca y truco

(juegos de naipes) a la luz de un chonchón, (lámpara hecha a mano, su

combustible es el aceite), estuvimos por esos parajes aproximadamente treinta

días en los cuales nunca olvidare como se formaban los arcoíris sobre las aguas

del estero y mas allá en el mar, volvimos a Puerto Aguirre (Isla del archipiélago de

las Huaitecas) y comencé a conocer pescadores y artesanos del mar, los cuales

se juntaban en las noches a conversar y reírse (traweluwn) de sus travesuras en

alta mar, al lado de una fogata a orillas de la playa o en una casa compartiendo un

mate con punta (con licor) y en la madrugada, se salía a navegar, me preguntaron

a caso andaba falto de trabajo, le dije que sí y me contrataron para sacar cholgas,

las cuales se debían extraer a unos veinte metros de profundidad y como yo no

sabía bucear , tenía la tarea de estar sobre la panga y levantar con una pangareta

(chinguillo que tenía en un extremo un rastrillo) el cargamento, de esa manera se

subía a la embarcación, habían veces que la carga era tan pesada, que había que

usar un cachero (cuerda amarrada en un extremo, ancho, del bote y con la otra

hacer palanca para el levante), esta no era la tarea realmente mas laboriosa, sino

el momento de desconchar, el molusco, en el cual las manos se destrozan, por lo

filoso de las conchas y había que ponerle empeño, porque sino el pago era

mínimo y todo ese sacrificio, para dejarlo encima de una red (ñeweñ) fina y

prender un fuego debajo, que a los pocos minutos había que ahogarlo, para que

comenzara a ahumar la cholga (molusco, costas de Chile) después ensartarlo en

un junquillo de a diez y hacer patas (colgajas) de a trece y con las manos

agrietadas, no era de lo más fácil esta labor, un día ya se habían acabado las

cholgas en ese sector donde recolectábamos y me mandaron a un islote que

estaba al frente de donde estábamos extrayendo, aproximadamente a una milla

náutica (1800mt), relativamente cerca para las diez horas de embarcación, que

habíamos tenido, hasta ese lugar, tome el bote a remos y comencé la trayectoria,

sin ningún problema desembarque , sin darme cuenta, se comenzó a levantar un

viento norte que hacia tiritar a cualquiera, intente dos veces atravesar ese paso

pero sin embargo la tormenta no me dejaba, con una mano sosteniendo mi bote y

la otra en el alma, me acordaba de todo lo que había hecho, estando lejos de este

lugar y pensaba ¿en dónde me vine a morir?.

Desesperado clame a Dios (nguenechen) y una voz respondió entre las aguas

“porque Dios es justo, y ama, la justicia; el hombre recto mirara su rostro” Salmo

11;7.

Mi corazón (piukentekun) resucito y sentí una paz interior en medio de un

temporal que en cualquier momento me cobraba la vida, el viento seguía azotando

y silbando y yo varado en la orilla con plena certeza, de lo que había escuchado

era realidad y que vería el amanecer, pero ese momento de vida, llego a ser tan

intenso que el solo describirlo me hace entender, lo que ahora realmente valoro,

mi vida.

Al otro día la claridad de la mañana (pu liwen) me alumbraba, para que me hiciera

hacia las aguas y atravesara el mar que la noche anterior, me refresco la

conciencia, que: “La Mar tal como una hembra enfurecida, en instantes, es hija de

la naturaleza y con ella no se juega, no hay que temer, pero si respetarla, hasta

que entienda uno, que la vida, se puede perder en un instante y para siempre,

entre el oleaje”.

De regreso, mis compañeros

se alegraron al verme y me

dijeron que habían tratado de

zarpar, dos veces y la alta

marea no los dejo, así que

había que esperar, lo que

sucediera al otro día,

coincidencias extrañas nos

conducen por la vida y nos da

la razón de querer vivir aún

mas, muchas veces pienso

que es la lucha contra un

tiburón…

De vuelta en Puerto Aguirre , mi primordial tarea era aprender a bucear y me hice

amigo de dos hermanos, el Chalo y el Lelo, y ellos la primera vez que me pusieron

el traje de hombre rana, se mataban de la risa, con el traje flotaba y volvía a flotar

y no me hundía nunca, ahora entiendo las carcajadas de aquellas tardes de

compartir unos mates, me dijeron que me afirmara de la cuerda del ancla y me

fuera hasta abajo y recogiera algo para saber que había llegado al fondo, entre

todo esto, no sabía respirar, debajo del agua, toda la máscara empañada y la

manguera de aire por cualquier parte, así es que estaba ciego en las

profundidades, tome lo primero que encontré y llegue arriba con la máscara en mi

cuello y en la mano libre un erizo, que me había clavado sus espinas, por

quebrarse al tomarlo, “que dolor sentía y como me dolía”, realmente ese día fue

uno de los peores que he tenido, porque al dia siguiente, mi mano estaba tan

hinchada como una empanada (masa rellena de carne o mariscos, horneada o

frita; Chile), me ardió una quincena, entre tanto las espinas del molusco me

punzaban, mas al no poder sacarlas y yo como era el novato tenía que aguantar,

las burlas de mis camaradas y sus intensas jornadas de carcajadas cada vez que

se acordaban, ahora me rio de todo esto y como ha sido mi vida en alta mar. De

lo que tengo claridad, es que en el mar no voy a morir (lalen) porque ya hubiese

descansado en paz, mis hijos los amo demasiado, para perder el respeto por las

agua y la profundidad en donde el dia de hoy puedo bucear…

Los quiere, Su padre José Luis

Las nieves

En la hacienda Rupanco, en el sector las Nieves (Pire), un lugar rodeado de un

bosque de Cipreses, Mañios y una gran cantidad de Laureles, con un rio que llega

hacer una media luna, que circunda la casa de mi tío, una casa patronal de

tejuelas desteñidas por el paso de los años, sus corredores inmensos, como si

fuese un castillo medieval, que te conduce, con su bosque cercano a la

tranquilidad y lograr nuevas aventuras.

Sus piezas , altas, me dicen que cuando no se pueda salir afuera se podrá jugar,

dentro de ellas, a las escondidas y muchas travesuras mas, entre sus paredes, es

una vida para poder crecer con la ingenuidad que trae la infancia, excepto por

algunas desconocidas formas de vida que rodean la casa…

La primera vez que me ocurrió esto… estaba jugando, (wè) en un pasillo y de

pronto “el estaba frente a mí: “pequeño, con una manta (makuñ) deshilachada en

sus extremos, a pata pelada y con su cabellera suelta llegándole hasta los

hombros, de unos cincuenta centímetros de altura” , me miro y quede clavado con

mis pies al suelo, el comenzó hablarme en un idioma (dengun) el cual no entendía

y me palmoteaba el pecho, parece que me invitaba a jugar, pero no sabia su

lengua, hasta que sentí el liquido de mi interior escurriéndose hacia mi pantalón,

llegaba hasta mis zapatos y en ese preciso instante reaccione y arranque tan

fuerte, hasta mi pieza, que aquel pequeño hombrecillo, se largo a reír a

carcajadas, me sumergí en mis sabanas, tapándome hasta las orejas (pilun) y mis

dientes, que no querían dejar de moverse y tiritando como cuando le echamos

agua fría, al perrito nuevo que teniamos afuera…

Al otro día, no sabía, si lo que había visto en la noche anterior, era verdad, al ver

que mis pantalones estaban mojados todavía, me di cuenta que si había sucedido

ese encuentro, me levante y cambie de ropa para que nadie supiera, llegue a la

cocina donde mi tía estaba preparando el desayuno, con unos huevitos fritos, una

leche caliente y pan recién salido del horno, pero no tenia apetito, y además

estaba mudo, “los ratones (dewu) me habían comido la lengua, la noche anterior”

había sido trágicamente espantosa, así es que no quería contar a nadie lo

sucedido, por miedo a que me retaran, porque tal vez eran solo ilusiones de un

niño (pichiche).

En el transcurso del día nos invitaron a ver a mi otro tío, que vive a la vuelta del

cerro, partimos hacia ese sector a unas dos horas de nuestra casa, cuando

llegamos, comenzamos a tomar unos mates y antes que nos devolviéramos por

que ya había obscurecido, se sintió un fuerte golpe en la cocina, “muy fuerte”, mi

tío se levanto y fue a mirar, nosotros estábamos de invitados y “a la casa que

fuere, hace lo que vieres”, mi tío (mallewen) salió de la cocina con un palo en la

mano, yo me asuste, iba con su rostro distinto y le dijo a su señora que lo

acompañara y a nosotros también nos invito, entramos en un bosque oscuro

se sentían nuestros pasos, al caminar sobre la hojarasca resbalosa y seca del

pino y el cipres que ahí se encontraba, al rato de andar en silencio, se sintieron

unas vocecillas y cantos, pero no se veía nada, esto es muy extraño pensaba y al

tanto de caminar divisamos a mi primo que estaba conversando con alguien, pero

no se veía nadie a su alrededor,, así que me asombre muchísimo , de pronto mi

tío grito “salgan de aquí bribones” y como si fueran pajaritos (chucau), que

parecen, que los hubiesen espantado, se sintieron pasos pequeños correr e ir

quebrando ramitas en su huida, pero solo se escuchaban y seguía sin ver nada…

¿Qué será lo que sucede en este lugar? me pregunte…

Pensaba que era sonámbulo mi primo, “en el internado tengo compañeros que les

sucede esto” ya que solamente venia para vacaciones, vivo en un hogar de

curas…

De pronto como si mi primo hubiese salido de un trance, se desmayo cayendo en

los brazos de mi tío Samuel. Volvimos a nuestro hogar y en el silencio de la

noche se efectuó nuestra caminata. La noche siguiente sentí risillas nuevamente

y por una hendija que había en la puerta de mi pieza, me puse a mirar y de pronto

uno de esos hombrecillos estaba saltando frente a mi puerta husmeando y

fisgoneando buscando con que divertirse y de pronto nuestras vistas se cruzaron y

pegue un grito que mis tíos llegaron inmediatamente a verme, me dieron un vaso

de agua con azúcar, para que me calmara y me dijeron lo que sucedía hacia

varios años ya, aparecían hombrecillos, así es que menos me calme…

Una mañana mis tíos fueron a lechear (sacar la leche de las vacas a las cuatro de

la mañana en el campo) y mi primo se levanto tarde y apurado y dejo la puerta

abierta de la casa y una orden que había donde mis tíos…

Es que nadie dejara la puerta abierta ¡“Jamás”!, no lograba entender ¿Por qué?,

así como dormía con mi prima María estábamos acurrucados durmiendo, nuestra

pieza daba al corredor, y la cama en que dormíamos estaba frente a la puerta de

este, de pronto, sentimos saltos sobre nosotros (nguetantu) y me levante asustado

y a mi prima los pequeños hombrecillos ¡la golpeaban!, a mi me arrinconaron en

una esquina de la pieza y me detenían con sus manos de niños pequeños y

alargados dedos aguzados, me sostenían desde el pecho para que no me moviera

mientras que a María le daban golpes sin cesar. Hasta el bullicio que había,

llego mi prima grande la Nana y tiro un manojo (kechung) de Chaura sobre la

cama (arbusto que ahuyenta a los hombrecillos) y se escucho un aullido, ¡tan

fuerte!, como si hubiesen quebrado un madero grueso, arrancando con su pandilla

de la pieza, lo sé porque mi primo Checho, le había pegado una patada en el

trasero, en una la oportunidad que pillo a un hombrecillo y sus amigos, que

anteriormente habían andado por los pasillos de la casa, saliendo seis bribones

hacia la puerta trasera, arrancando hacia el bosque (lemu)

que estaba detrás del rio, después me contaron que golpeaban a María porque

habían veces que ella no les hacía caso, cuando la llamaban a jugar y los duendes

al parecer le juntaban las veces que ella no iba con ellos y después, aparecían y la

golpeaban frecuentemente…

Lo malo de todo esto, es que había un duende que se enamoro de mi prima María,

llamado Shechu (duende) y cuando mi prima creció, se enamoro y se puso en

cinta, el duende le decía todas las noches que se iba a robar su bebe cuando

naciera y además la golpeaba y la arañaba, fue un maltrato que le propino Shechu

que María estaba trastornada, y cuando María tuvo su hijo varón, el duende le

robo al pequeño, desde ahí María espera desconsolada la vuelta de su pequeño

Nicolás, muchas veces dice que escucha las voces del duende burlón que juega

con un pequeño, María espera sola en su alcoba con las cortinas cerradas para

que no le entre luz a su pieza, me da pena que su vida se extinga de esa manera,

porque ella es muy hermosa y que se muera una flor así es una tristeza, no vale la

pena haber jugado con pequeños hombres, (duendes) cuando era pequeña…

Tu Primo Alberto

Pato “El Chilote de Maullìn”

Era solamente un jovencito, en Toto (isla de las Huaitecas), comenzó a llegar

mucha gente anciana en el día, algunos con bastones y otros con muletas, un

amigo me dijo iba a ver una gran reunión de brujos sería una ceremonia

importante, no le creí por que hasta ese momento no había visto nunca un brujo y

no creía en ellos tampoco…

Esa noche estaba en el barco

en cual trabajaba y salí a verla

luz de la luna nueva y de

pronto comenzaron a emerger

unas linternas, que a mi me

parecían mas bien gaviotas

iluminadas por la luz de un

farol…

Estas iban y venían por doquier, era increíble este espectáculo cuando fui a

buscar a don Isidoro el patrón de la lancha, me dijo que me entrara

inmediatamente y “ojala ,que no me hayan visto esas luces, ¡porque eran brujos

(kalku)!”, pero lo que había visto no se me ha podido olvidar, las linternas

brincaban y las que estaban al final saltaban delante una y otra vez, pero

realmente eran muchas, unas dos docenas de linternas, así que le hice caso al

capitán y me entre a la embarcación, desde una claraboya miramos y de pronto

bajo una, en una casa, en la cual nosotros le cambiábamos congrio por papas o lo

que nos faltara para vivir en el mar y nos dio un susto, don Isidro me dijo que el

finado Huberto, ese era el brujo pero a quien le había dado el poder (pepiwn) para

que lo hiciera, volar, nadie sabía, si había sido a su hija o a su señora era un

misterio, a si es que nos hicimos a la mar y no volvimos a la isla, la verdad es que

no creo mucho en estas cosas, por la sencilla razón, que vivo en los caminos del

señor (evangélico), al poco tiempo me case y tenía una hermosa (tremo) familia

dos hijas bellas y una esposa magnifica, la vida transcurría pero me daba cuenta

que no surgía, los años pasaban (rupan) y cada vez que estaba en los caminos de

Dios,, me venía una ruina que realmente no entendía por que me pasaba esto,

habían ocasiones, ¡que no tenía ni una papa cocida para darle a los niños! estaba

desesperado, transcurría el tiempo y mi esposa comenzó a sentirse mal con una

extraña enfermedad, los médicos no sabían qué hacer, era todo tragedia a mi

alrededor, estaba realmente desesperado, cada día la veía más desmejorada y

me daba mucha pena, rabia y desesperación porque pasaba el tiempo y nadie

podía solucionar la enfermedad (kutran) de mi compañera, a pesar que íbamos a

la iglesia, ni los pastores tenían la solución y de pronto mi señora fallece, me

desconsolé me tire al trago y me apene de una manera, que no tenia

conformismo, además de eso tenía a mis hijos, que tiempos más malos fueron

esos años, aunque me puse en campaña por que mis hijos crecían y cumplí mi

función como padre y madre, pero tenía un desconcierto en mi interior, tan grande

que el día palidecía cuando salía el Sol (antu) y la noche se hacía eterna, mis hijos

ya pasaban de la niñez a la adolescencia y decidí irme de esa isla, a probar suerte

en otra, ya habían pasado ocho años de la muerte de mi señora, así que con el

consejo de un anciano que me dijo “rehaga su vida nuevamente, porque si no se

arruina”, encontré a mi esposa actual con la que tenemos un pequeño, pero esto

no fue tan simple, la vida seguía dándome golpes y cada vez que trate de

encontrar los caminos de Dios, me trababan y no podía salir adelante, una vez

llegando a mi hogar tarde, parándome en el puentecito que llevaba a mi hogar por

haber una acequia profunda en ese lugar, sentí ruidos extraños en el interior de mi

casa, sentí llorar a mi nueva esposa junto a mi hijo y me dio una corazonada como

si algo anduviera mal, tome un palo y de debajo (minche) de la casa apareció un

perro (trewa) pero tan feo, que parecía un murciélago, además cojeaba, me dio la

impresión de que era un brujo, ya que estos se pueden transformar en diversos

animales, pájaros, perros, chanchos, caballos, hasta en una vaca, así que me fui

detrás del el, porque uno conoce a los animales de su vecindario, lo corretee a

piedrazo limpio y le di unos cuantos palos en el lomo, en un callejón doblo y se

metió a una casa, decían que vivía un brujo malo en ese lugar y le eche tanto

garabato hasta que me canse (urkûn), el hombre no salió por días a la calle (dicen

que cuando pillan a un brujo se esconde por semanas) y luego supe que se había

cambiado de isla y andaba todo machucado, eso me hizo comprender que los

brujos si existen…

El hombre que miro los brujos de frente

La carta que encontré

Una pequeña ratoncita:

Estaba jugando (ukantun) en la

playa y me encontré una botella

! jamás me había encontrado

una¡ era una botella verde, con

un corcho de tapa, antes de

abrirla pensé: ¡“a lo mejor

contenía un mapa, un tesoro de

algún pirata y tendría aventuras

para ir a rescatarlo o tal vez iba

a encontrar un crustáceo dentro

,que otro niño, podía haber

puesto para que viajara”!, era una experiencia increíble, siempre buscaba y nunca

llegaba a obtener una de estas y ahora que la tengo en la mano, estoy nerviosa,

después de tanto tiempo…

Miraba (lilinien) la botella y no sabía qué hacer, hasta que me decidí abrirla, eran

unas hojas de papel que estaban amarradas, por un listón rojo y otro azul, el papel

se veía viejo, como si hubiesen pasado años en el mar, ¡más nerviosa me puse!,

solté los nudos (peron) que eran dos rosas y frente a mi aparecía un texto, el cual

estaba escrito a letra manuscrita y en tinta negra, el extremo de abajo algo

borroso, pero se entendía bien, no sabía si leer o quedarme con la duda, sin

embargo me atreví y decía así…

Estimada esposa, Estefanía, en el momento que se levantan las

olas y el viento no amaina, te quiero pedir disculpas, porque no

he estado ahí para ser tu hombre, aquel que siempre ha estado

ausente, porque he vivido en alta mar, de la inmensidad del

Océano te escribo estas letras, con un corazón dolido y

consternado, por el tiempo que he desperdiciado, al no poder

sostenerte en mis brazos y no haber sido parte de tu vida

físicamente. Me vienen a la mente los momentos felices que

pasábamos juntos y me ibas a buscar, cuando llegaba a tierra,

han sido los más gratos recuerdos que tengo, sin embargo en la

soledad de la lejanía, te debo ser leal, en este último instante,

porque no sé, si pueda volver a verte…

Atravesamos el estrecho de Magallanes y a nuestra

embarcación se le ha cortado el velamen, no tiene arreglo con

esta tempestad, ya se han perdido ocho hombres en el intento y

no hemos sido capaces de gobernar el mar, el capitán hace su

mejor esfuerzo, mas la tormenta ruge sin piedad a nuestro

alrededor, creo que moriré en este lugar, no sin antes decirte, lo

que siento por ti, Estefanía…

Pepina se tapaba la boca por que al parecer se iba a revelar un secreto guardado

(elkaln) por largo tiempo…

Esposa mìa, en todo este andar, de marea en marea, me he

dado cuenta, que el inmenso amor que siento hacia ti, es tan

profundo, que las palabras se hacen pocas, pero soy tu esposo

y como tal te debo revelar, para que no creas, que no he sido

leal contigo, tengo otras hijas a parte de las nuestras, a ellas

nunca les ha faltado nada, siempre he querido ser un buen

padre, aunque ausente, he sabido llevar el pan a mi hogar y

porque te digo esto con tanta soltura, no deseo, que te lleguen

con historias baratas, desde alta mar, porque es mejor que lo

sepas por mi puño y letra, al estar lejos, me fui enredando en

diferentes puertos y lo único que hacía, era pensar en ti y de

pronto, me di cuenta que tenía otra mujer entre mis brazos,

pero no quería romperte el corazón, ya que nuestra familia es lo

más importante para mí y no creas que esto, que te digo, es

porque estoy en las horas de mi muerte...

Siempre quise confesarte la verdad, de lo que estaba

sucediendo, pero al mirar tu rostro esperando en el atracadero,

cada vez que llegaba mi velero, se me hacia un nudo en la

garganta y en las noches cuando me preguntabas ¿que te pasa?

al momento que me veías llorando, no te puedo describir el

dolor intenso que padecía mi alma, sin poder revelar este

secreto que he llevado por años dentro, porque contártelo

hubiese sido perderte a ti y a mi familia a la cual quiero con

todo el esplendor de mi corazón.

Ha amainado el temporal, pero hemos quedado en el ojo del

huracán, no hay tiempo para pedirte perdón, no hay lapso de

vida para decirte que te amo, desde lo más profundo de mi ser.

En esta calma que esta precediendo al huracán, he decidido

darme un tiempo contigo, aunque sea en la letra, desde el fondo

de mi alma, no pido que me sigas amando, solamente que me

entiendas, porque la soledad del mar que tanto he querido y las

diversas cosas que he visto y he vivido, me han llevado amarte,

a cada instante que mi nave cruza el ancho mar.

Esa figura que hace palidecer a las bellas musas, que he

podido encontrar en mis viajes, quiero decir, que no olvido, ni

olvidare, tus suaves manos que he sentido en mi cuerpo, cuando

nos acariciamos al amar, son un recuerdo de tu existir, en mi

vida, tu boca besándome, ha sido infinitamente imborrable, por

que tus labios de carmín, han sabido llenar los espacios vacios

que he tenido, solamente esta mar, ha escuchado gritar el amor

que te profeso, con angelitud esplendorosa de vida y vivencias,

que me hacen recordarte, en este instante de espera, te quiero

relatar, el amor constante que he tenido hacia nuestras hijas,

sin dejar de pensar cada segundo en ellas, siento sin embargo,

que les he fallado como progenitor y que debes darles un

mensaje, del hombre que es su padre y decirles que las amo con

todo el corazón y pase lo que pase, estaré desde donde este

mirándolas, el lugar en el cual me encuentre, cuidándolas, ha

comenzado nuevamente la tempestad, sabemos que

zozobraremos, sorbo mi último trago de ron y me despido para

meter tu carta, en esta botella, solo sé que te puedo decir :

Te amare por siempre Estefanía, amor de mi vida

Tuyo por la eternidad

Felipe, tu esposo

Pepina lloraba (ngumaln) a raudales y sin decir nada, llevo la carta a su hogar y

hoy la guarda en secreto, en un pequeño cajón de madera, que había encontrado

junto a la botella…

Las Mareas

Cuando las mareas comienzan su vaivén, nadie sabe, dónde van a parar, solo se

logra entender, algunas de sus corrientes (wichor) y es, por ese paso marino y

algunas veces obligatorio, que los marineros y su capitán tomen las precauciones

necesarias para que no tengan una tragedia, en alta mar…

El capitán que sabe comandar su nave, se fondea cuando ve avecinarse la

tormenta, pero cuando vas en alta mar la cosa es diferente y al juntarse dos

aguas o mares es imposible detenerlas, porque su duro fluir, es indescriptible en

su bravura (Nowu)…

En una ocasión, cruzando el fiordo de Aysén, con tranquilidad en sus aguas,

comenzamos a clavar los espineles, en ese lugar había buena pesca, continuo así

la jornada, un claro día de sol, en mares tranquilos y de eterna belleza, montañas

nevadas a nuestras espaldas (furi), empezamos a recoger las redes, era una

lanchita con cabina de popa, nuestra carga la fuimos subiendo en proa y de

pronto, sin saber de dónde, se levantaron las olas del mar y comenzaron a golpear

la lancha, una y otra vez, con mayor intensidad, a nuestro avance y de pronto

estábamos con el agua, que había llenado la mitad de nuestra embarcación, nos

dimos cuenta que perderíamos (llangkun) todo y tal vez la vida, en un segundo, la

nave se azoto contra el fuerte oleaje y se fue a pique, alcanzamos los chalecos

salvavidas y “al agua pato”(expresión usada cuando uno se tira al agua sin

pensarlo dos veces) y ahí tuvimos que quedarnos en las gélidas aguas de Aysén,

pasamos largo rato, nuestra nave no tenia radio, así que nadie sabía dónde

estábamos y mas encima sin permiso de zarpe, estábamos muy complicados, solo

nos restaba quedarnos en ese lugar, no teníamos cerca ningún islote que nos

pudiese cobijar, estábamos a merced del mar y las olas embravecidas, nos

levantaban con cada ondulación que se hacía más intensa, ahí estábamos

tomados de las manos y con nuestras extremidades helándose, algunos

compañeros pensaban en sus familias, Roberto que era el más joven (weche):

Decía, “pensar que me vine a trabajar

acá, para llevar el sustento a mi hogar

(kuñul), por mi Clara (esposa) y por mi

pequeño Nicolás (hijo) y voy a morir

acá”, lloraba desconsoladamente, sin

poder hacer nada, más que esperar,

mientras el intenso oleaje golpeaba

nuestros rostros, llevándose sus

lagrimas a las inmensidades del mar,

solamente nos dejábamos estar, en

este gran océano esperando una luz

de esperanza, sin saber en qué momento se pudiese vislumbrar, por que el

océano es implacable y la luz del día igual, ya comenzaba a obscurecer y lo único

que nos veíamos eran nuestro rostros iluminados, por las luces de flotación, de

nuestros chalecos salvavidas, pero nuestras caras reflejaban la desesperanza de

no saber si llegaríamos a unos instantes más con vida…

De pronto vimos una pequeña embarcación, que se acercaba y venía (telpan) en

nuestro auxilio, fue el rayo de vida que nos hizo levantar nuestras manos

entumecidas, a favor del cielo y de nuestros rescatistas, cuando nos alzaron a

cubierta y nos brindaron un café, nos dijeron que habían pasado por casualidad,

venían capeando el temporal, el cual había hundido nuestra embarcación,

sabíamos que la providencia no quiso que pereciéramos en ese lugar, cuando

llegamos a capitanía de puerto y preguntaron por los papeles de zarpe y al no

tenerlos se restringió mi matricula y al capitán un gran parte le sacaron y llegue

empapado a mi casa y mi señora me dijo:

“Es tiempo (wenu) de que te preocupes de nosotros, tu hija y yo, no quiero que

salgas mas al mar”.

¿Y porque me dijo esto ella?, primero tu familia y después la navegación…

Anteriormente a eso íbamos en una lancha en el mismo Fiordo de Aysén y se

sintió un estrepitoso golpe, los maquinistas para allá y para acá, sin decir nada a

nadie, cuando le pregunte ¿por que el nerviosismo?, me dijo el moto que se había

quebrado una hélice y que se doblo hacia a dentro y se había abierto un agujero

en el casco de la nave y estábamos haciendo agua, me nos mal que paso un

barco de trabajo y nos rescato…

Y la vez anterior habíamos salido en una barcaza, que zarpo desde Puerto Aguirre

a Puerto Chacabuco y nuevamente en el Fiordo de Aysén, llevábamos un camión

tanque de combustible y se le cortaron los amarres y con el temporal que

pasábamos se escoro y ¡se dio vuelta la barcaza!, el capitán logro dar la señal de

aviso a capitanía de puerto, nos salvamos gracias a que el tanque de combustible

iba vacio, floto y nos subimos encima de él, pero no dejaron pasar horas de la

noche, antes que la guardia costera nos pudiese encontrar…

Son los avisos que nos presenta el mar, antes de llevarnos realmente a su tumba

entre las aguas, con todo esto mi señora tenía razón…

Atte. Teno

Un Ermitaño de La Mar

Mi tío Coliboro, era un marinero avezado, siempre buscando nuevos objetivos y

lugares en donde ir a pescar (challwan) en el mar, este hombre, siempre le

gustaba, no tener tripulación y solitario se abalanzaba sobre las aguas mas

furiosas que existían.

Cuentan que mi tío Coliboro, era tan audaz, que cruzo el Estrecho de Magallanes,

solo con una chalupa y una vela inflada, ahí fue donde encontró su vocación de

marinero, tenía 16 años cuando logro la travesía, su punto de partida Isla Gaviota

(archipiélago de Las Huaitecas), ida y vuelta a Punta Arenas (Chile).

Un mar embravecido lo esperaba por su osadía, de no temer a la mar, ni tener la

prudencia necesaria, para saber donde se encuentra el peligro, para que uno se

pueda alejar, a cada paso entre las aguas frías antes que se avecine el vendaval.

Al fin del mundo, era una cosa que relataba, cuando estaba con sus amigos de

adolescencia, que había podido sortear olas de veinte y mas metros, de altura

(aluperam) y profundidad, decía que su chalupa , era una hoja minúscula en esas

aguas desordenadas (reifutun) y tempestuosas, que lo hacían descender hasta las

profundidades del Oceano y levantarse hasta la cima de los cielos, entre esos

rizos de espuma, que se hacen en alta mar, subir y bajar, elevarse y descender,

lluvia que caía con una fuerza que le dolían los huesos cada vez que una gota de

la tormenta tocaba (taln) su cuerpo, porque el agua de mar, lo golpeaba con

fiereza, no dejándole sentir lo dulce del agua que caía, que era derramada desde

los cielos hacia su cuerpo, nadie sabía si eso era realmente cierto, lo que si

cuentan los navegantes es que en varias ocasiones, vieron una chalupa

navegando a sotavento, burlándolas olas de la mar, con un velamen que ya se

desprendía de su mástil y un pequeño navegante gobernando la frágil nave,

decían que era “el duende del mar” por su valor, coraje y locura, ¿Por qué, quien

se atrevería a pasar un estrecho tan peligroso, en donde solo los marinos más

experimentados lo hacen, con el respeto (shakinguen) que merece el océano en

esta parte de nuestro globo azul?, solamente un desequilibrado mental porque no

está en sus cabales, es por esta razón que la historia, de mi tío concuerda con la

cual había sido su mayor Azaña.

Muchos marineros lo quisieron rescatar, pero como el viento que soplaba su frágil

embarcación, lo conducía a sotavento (viento a favor) tal cual, una pluma

desprendida de un albatros en las alturas, se complicaba la maniobra, además en

una tormenta de esas magnitudes, hay que verificar que la nave este en perfectas

condiciones, de otro modo la tripulación que está a cargo del capitán del barco,

puede naufragar por un solo hombre y muchos rescates se transforman en

tragedias más grandes de lo que uno espera…

Mi tío Coliboro (por lo que cuentan) se quería probar a si mismo que si los

indígenas, Yaganes, Onas, Alacalufes, podían atravesar estas aguas sin tener

brújula, ni dirección, nada más que su conocimiento de las estrellas (wanguelen),

el también lo podría hacer, porque desde niño había aprendido el oficio de marino,

había dado a luz su madre en una lancha, a Coliboro, mientras viajaba a la isla

que lo recibió nacido, el no era, un hombre de tanta palabra, sus hechos se han

ido perdiendo en el tiempo, los ancianos (kushe) cuentan que los locos(moluscos

Chilenos) mas grandes, los traía el. Locos de más de un kilo de peso, 18

centímetros, era para no creerlo en ese tiempo de la fiebre del loco, eran muy bien

cotizados, ganaba mucho dinero, pero a nadie le decía donde estaba su escondite

o picada, muchas veces lo siguieron en alta mar, para ver donde se encontraban

sus escondrijos, sin embargo el los burlaba con la habilidad de un delfín, entre las

aguas de las mareas, que conocía como la palma de sus mano, el hombre fue un

experto siempre en escabullirse, tanto que lo llegaron a apodar el Pirata Coliboro,

era un hombre respetado entre los viejos marineros ya que no había hombre en la

tierra, ni en el mar que igualara sus proezas, “ni tan terco tampoco” solo se

comparaban sus viajes a la mente brillante de los escritores en sus cuentos de

corsarios de mareas largas, mas el no creía aquello, decía que Dios le había dado

un don y tenía que aprovecharlo, el ser navegante, nunca lo vieron casarse, no

tenia pareja, ni mujer y fue un viejo gruñón, mal humorado, cuando le preguntaban

¿don Coliboro cuando se casa?, el respondía:

“Que tenía el amor (poyewn) de su vida, la mujer más grande que podía existir y

que solamente ella lo comprendía, porque conocía todo y como era él en realidad

y con un orgullo tan grande que salía desde su pecho decía:

“ Mi Mar, esa es mi poetisa, mi pasión, mi realidad, en donde el hombre pide y se

le da, donde se cosechan los mejores peces y no existe la envidia, ni el odio, ni

nada que se pueda comprar, estas solo con ella, en noches infernales de fuertes

vientos y tormentas interminables y celestiales cuando desgrana sus astros sobre

tu cabeza (longko) y tus ojos se llenan con su luminosidad, sin que nadie los

moleste, ni que hayan cuatro paredes que puedan escucharte

amarla”

.

El tenia un poema que solía recitar:

“Mar, Mar, señora mía, con la cual me case para nunca defraudar, te amado cada

noche intensamente y cuando me deba ir, antes la muerte me avisara, para que

tome mi lancha y salga (tripan) a navegar”…

El pirata Coliboro era el más solitario de todos y mas encima, un ermitaño, tenía

mucho dinero por que el sustento se lo daba la mar y en realidad como dice el

dicho “no se comía un huevo por no botar la cascara”, un día antes de salir a

navegar dijo:

“Ya estoy anciano, me marcho con mi amor”…

Tomo su embarcación y se alejo mar adentro, algunos cuentan que volvió a las

aguas del Estrecho de Magallanes, para que su embarcación se hundiera,

quedándose con su amor la Mar, hay otros que cuentan que incendio su lancha,

perdiéndose en una isla de los canales de Aysén, ahí tenia ovejas y de todo con lo

que el hombre podía sobrevivir, lo vieron alejarse con la nave llena de víveres,

dicen que fue para que nadie le preguntara nunca, sobre todo el dinero que obtuvo

en su vida y del cual no se sabe nada, hasta el día de hoy, lo que realmente tengo,

es que cuentan la historia de un hombre que tenia de todo en una de las islas de

los canales de Aysén y pasaba en edad a mas de cien años, pienso que pudo

haber sido mi tío Coliboro, mas no lo sé, porque el amor de su vida era la Mar y

quería descansar (urkutun) en sus aguas…

Marino

En una isla del archipiélago de las Huaitecas,

Un capitán hacia su trabajo, iba y venía atravesando el mar, se demoraba dos

horas en llegar a su sitio de labores, todos los días el capitán como buen oficial de

la marina, cumplía sus funciones, un día un sub alterno le dijo:

“Con su permiso mi capitán sería bueno se dé una vuelta (waichefwn) a la casa,

de vez en cuando, en horario en trabajo”…

Capitán: está loco, primero, estas son mis obligaciones y debo cumplirlas a

cabalidad, así que olvídese de esas cosas.

El marino pasaba todo el día, cumpliendo lo que sabía hacer mejor, ser

marinero…

Un día un capitán de su misma clase lo llamo:

-mi capitán quédese en tierra y devuélvase para su casa, hoy

-pero ¿Por qué? Pregunto el otro capitán

-quédate nada mas amigo y devuélvete a tu hogar, hazme caso

El capitán así lo hizo y al devolverse a su casa y entrar en ella, sintió unos

quejidos, le pareció extraño que a esa hora de la mañana alguien se estuviese

quejando en su hogar, fue a ver a su señora y se encontró (kanguen) con la

sorpresa que su esposa estaba con un hombre en la cama, desnudos (tritra),

haciendo el amor, el capitán impecablemente vestido y con su armamento regular,

desenfundo sin apuntar. Su señora se deshacía en explicaciones…

“No mi amor, no es lo que tú crees, te lo prometo, te lo juro, te quiero solamente a

ti”…

El marinero al ver las circunstancias, le dijo:

Capitán: no te preocupes no he visto nada, todavía…

Al hombre que más que asustado al ver al uniformado en la pieza se había

orinado, estaba callado…

El marino con voz militar le espeto:

¡Muéstrame todo el dinero que andas trayendo en el bolsillo!

El hombre se lo mostro y el capitán solamente saco un billete de quinientos pesos,

de la mano del infiel, su señora todavía tremendamente alterada por que la habían

pillado con su amante, lloraba desconsolada, pidiéndole disculpas, el capitán le

dijo al hombre:

“Márchate y que no te vuelva a ver nunca, mas”…

El hombre arranco despavorido, con los pantalones a medio poner y la camisa en

una mano y los zapatos en la otra. Abrazo a su mujer y le dijo:

“Disculpa por haberte tenido tanto tiempo sola”…

Le seco las lagrimas, que rodaban por el rostro de ella, le dio un beso en la mejilla

y se marcho (trekan), dejando a su mujer sentada en la cama y regresando a la

calle…

La mujer en su casa pensaba que iba a hacer Miguel, ¿tal vez se dispare? Y todo

por mi culpa o quizá cometa una locura de la cual me arrepentire toda la vida,

lloraba sin saber que hacer porque a su hombre, lo había visto muy tranquilo y

esto la inquietaba, aun mas…

Mientras que el marinero, pensativo caminaba por las calles polvorientas de la

ciudad…

No puedo cometer una locura…

Porque su vida era la marina y el sabía que no se podía separar, porque lo iban a

dar de baja y toda su carrera quedaría en nada, así es que muy gallardo fue a una

feria que estaba al otro lado de la ciudad, encontrando una señora que hacia

cuadros y le dijo:

Capi: señora quiero que me haga el cuadro más lindo que pueda pintar…

Eso es lo que hago, pintar hermosos cuadros, le respondió la mujer…

Capi: pero quiero, que el centro del cuadro sea este billete de quinientos pesos…

¿Por qué? El interior va costar más caro, que el cuadro que va a pagar, dijo la

mujer al capitán

Capi: es algo que he querido hacer hace tiempo, así es que usted no se preocupe

por ese detalle, ¿Cuándo lo puedo venir a buscar?

Señora: Deme un par de horas y se lo tengo listo, marino…

El capitán se fue y a media tarde, regreso a buscar su cuadro, lo llevo a su hogar y

lo colgó en el living, su mujer sin decir nada, ni preguntar todavía se secaba las

lagrimas y ese fin de semana, el marino organizo una fiesta entre tragos y comida,

ya avanzada la noche no falto el que pregunto…

¿Y este cuadro, como se te ocurrió poner ese billete de quinientos ahí?

Y el marino respondió…

-eso es lo que vale mi señora, contándoles la historia que sucedió, así todas las

semanas, organizaba fiestas (kawiñ) en su casa y no faltaba el que preguntaba,

cada tertulia que tenían en su hogar,

¿Qué significa el billete de quinientos pesos colgado en la pared?...

Y la mujer no podía hacer otra cosa que guardar silencio y al hacer esto,

otorgaba, pasaron tres años y la mujer se trastornó, ahora está internada en un

psiquiátrico y el marinero, es lo que es Marino en esta región de Aysén…

En otra oportunidad, un capitán de navío engreído, que muy mal trataba a su

tripulación,

“Hace esto o hace aquello, marinero, limpia la cubierta donde me pueda ver”, se le

ocurrió llegar curado y mas encima de pronto llega un jeep y se baja su señora, y

lo subió y bajo a garabatos…

El capitán no sabía que responder, hombre de mar que fue malo con sus

subordinados y le hizo la vida imposible a sus subalternos, estaba recibiendo un

escarmiento de su propia mujer, porque lo había pillado con otra hembra y lo subió

al auto y se lo llevo, sin antes decirle el medio rosario (tratarlo con bajeza, como

se merecía ) frente a toda su tripulación y nosotros todos mudos por la escena que

acontecía en ese instante, después que la mujer se llevo al capitán, no se sabe

dónde, nos largamos todos a reír y unos dijeron “Como pecas, pagas” y ese fue el

fin de la tiranía del capitán…

TRIPULACION

Estábamos en Isla Toto pertenecíamos a la embarcación Rodeso, una vieja

lancha de madera, pero era fiel y veloz como el viento, navegaba por los Fiordos

de Aysén, tal crucero que mostraba su esplendor, claro que arriba habían partes

que el capitán había pintado, usando círculos, me preguntaba ¿para que

servirían? Y un día quise salir de la duda así es que pregunte al Kuky.

¿Para qué sirven esos círculos (chungked)?

Kuky: para que no se pise muy fuerte en ese lugar, porque si no pasas de largo

hacia el fondo de la nave y se alejo riéndose…

En tormentas se comportaba como una maravillosa diosa, sin ningún problema,

emblemática entre los marineros de la zona, su tripulación eran solo parientes y el

kuky un marinero de cocinería vieja.

Nos dedicábamos a trabajar a terceros y lo que sobraba, lo repartíamos entre

nosotros, mangueras cabos etc., antes de todo había que reducirlo a dinero, lo

más importante, éramos amigos y todo lo compartíamos, je, je, je, excepto las

mujeres…

En una ocasión nos enviaron un tripulante de una empresa externa para que nos

vigilara, haber si desempeñábamos bien nuestras labores y este llego agallado

tirando veinte mil pesos chilenos sobre la mesa del comedor del barco y dijo:

“Vayan a comprar todo ese dinero en Copete (alcohol), para ponernos a beber

(pûtun)”, y así lo hicieron dos de mis compañeros, comenzamos a tomar en el

barco entre carcajadas, el nuevo tripulante comenzó a hacer tallas baratas y de

grueso calibre (pesadas) entre tanto el capitán andaba sacando el permiso de

navegación, para poder hacernos a la mar, mientras esperaba en la gobernación,

llegaron los carabineros cuadrándose con los uniformados de la marina, entre

saludos el sargento le pregunto al oficial de guardia::

¿Quién era el capitán del navío Rodeso?

El oficial de capitanía de puerto le dijo:

“Ahí detrás de usted esta, sentado (anulen)”

Y nuestro capitán más que raudo se levanto y el carabinero le dijo:

“Vaya a arreglar el problema que tiene entre manos”

Partió el capitán del Rodeso, a su embarcación y se encontró con la sorpresa,

¿quien le pego a este huevon?, pregunto el capitán

El tripulante había quedado, medio muerto (alwe) por sus bromas, ya que no

aguanto las bromas de la tripulación, que le hicieron y se enojo, así de esta

manera que nuestro buen Kuky le propino una paliza, que lo dejo quebrado y

desfigurado, hasta con el extintor de incendios le dio por las costillas, el hombre

fue a dar al hospital, como si le hubiese pasado una manada de elefantes por

encima, no lo creía…

Cuando el capitán fue a buscar su zarpe, le dijeron los marinos…

-¿Se hizo cargo de su en tuerto (problema)?

El capitán respondió, este problema es de tierra, soy responsable de mi

embarcación y la tripulación cuando mi nave haya dejado puerto…

Los marinos le dieron la tarjeta de zarpe y el capitán esperando a que llegara su

relevo, se dedico arreglar la Rodeso. A los tres (kula) días llego el otro capitán,

este venia a su turno, hombre fornido y de tez obscura, tomo la nave y zarpo y con

la proa al sur, sin escuchar a nadie se dirigió a alta mar donde habían tares que

cumplir, el experimentado capitán le dijo a su tripulación:

Vamos a buen horario, para que vean algo que solo algunos han visto, mando

detener las maquinas y comenzó a bajar la marea y se dejo ver entre el oleaje una

serpiente de roca, que comenzó a emerger, era tan larga como una cuadra, los

ojos de los marinos, no podían creer lo que estaban viendo, habían escuchado

hablar sobre este paso, pero nunca le habían dado la importancia necesaria…

El capitán les dijo:

Con este arrecife no se juega (kudewe), hay que tener precaución extra, he visto

encallar marinos experimentados en este lugar y sus embarcaciones partirse a la

mitad, ¿ven ese islote y la punta de la cola de la serpiente?, los hombres

asintieron positivamente…

Es por ahí donde se debe atravesar, comenzamos a navegar y aunque el capitán

estaba realizando su maniobra, se sentían como las rocas de aquel conjunto que

no se veían, rozaban la quilla, por esta razón cuando hay marea alta esta

serpiente no se divisa y las naves encallan…

Seguimos nuestra trayectoria y el Rodeso se portaba como el gran navegante que

era, de pronto el capitán tomo su catalejo y diviso una veloz embarcación que

venía a sotavento (viento a favor), el capitán informo a la tripulación,

Esconderse todos y callarse…

En el mas absoluto silencio los marineros hicieron caso, nadie sabia porque, en un

segundo la veloz lancha, paso sin vernos, (estábamos detrás de un islote) su

destino era otro, un barco de carga mas allá, vimos que los tripulantes de la

embarcación pequeña, saltaron al abordaje con perros (trewa) y escopetas y les

quitaron todos los pertrechos a la tripulación del otro barco y después, huyeron

veloz como las velas que se inflan, buscando el ventarrón, que hará que su nave

rose el agua, para avanzar más rauda sobre la superficie marina…

Al tiempo supimos que ese pirata había sido muerto de un balazo en el pecho, en

una isla nortina…

Continuamos hacia nuestro destino, y entre islotes pareados llegamos a una

ensenada, debíamos fondear un pontón (casa flotante, dependiendo su

envergadura, se considera embarcación mayor).

Comenzamos a atar los muertos de cien toneladas,(peso para fijarlo al suelo

marino) con los cabos de acero y perlón, pero el área donde estábamos, era tan

peligrosa (kunlunguen) que no nos dimos cuenta que el viento, sur-este se

levanto y como estábamos trabajando y la tormenta nos azoto repentinamente, el

pontón quedo invertido y dos de los mejores buzos se hundían en ese lugar, ciento

y fracción, metros de profundidad, era donde se estaba realizando la maniobra,

un barranco marino el cual conducía a un abismo…

Viví para contar, porque la gracia de Dios y san Pedro me ayudaron a llegar a la

superficie, pero nunca voy a olvidar ese momento de angustia en el cual los

buzos, se fueron a la profundidad, sus mangueras había quedado atoradas por la

mole de cemento que los iba hundiendo, entre las aguas, una mirada de desgarro

por salir a la superficie y sin poder hacer nada, mi manguera de aire se había

cortado y sin este en mis pulmones me estaba quedando el suspiro para salvarme,

lo último que alcance a divisar, sus brazos (lipang) estirados como pidiendo llegar

a la superficie del agua y sus ojos descarnándose de sus cuencas, nunca me

había tocado vivir así una experiencia…

Cuanto he lamentado lo de mis compañeros, aun en las noches me despierto,

sintiendo sus quejidos en el silencio, no sé si podre olvidar ese momento, fue peor

que luchar contra una serpiente (kaikaifilu) marina…

Fin