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Historia: San Lorenzo Marcha a Caballo, Retiro – San Lorenzo Un hecho que marcó para siempre el inicio de la etapa libertaria con mayúsculas, ya que consolidó la revolución y fue corriendo los límites hacia el norte de quienes ejercían un implacable dominio sobre estas tierras producto de la conquista. Ese hecho fue el "Combate de San Lorenzo", donde el entonces Coronel don José de San Martín enfrentó por primera vez, con un ejército regular recién formado, a las tropas españolas que subían río arriba el caudaloso Paraná en busca de provisiones y de asegurarse el control del tráfico fluvial hacia el interior del territorio nacional. El combate fue rápido pero feroz. Varias bajas y heridos por ambos lados fue el resultado de la batalla; la jornada fue triunfal en el único hecho militar que comandó el Santo de la Espada en suelo patrio y que marcó para siempre la gran historia latinoamericana. Si bien los españoles jamás pudieron remontar luego el río que los comunicaba con Asunción y el Alto Perú, con posterioridad otros países se atrevieron a surcar las aguas del Paraná. Pero tanto en la "Vuelta de Obligado", como en San Lorenzo nuevamente y en "Punta Quebracho", donde la flota de la alianza Anglo-francesa -muy superior en armas- pretendía condicionar desde un comienzo nuestra independencia, sufrieron la misma suerte, años más tarde. Honor y Gloria a esos valientes granaderos, a la memoria del Gral. San Martín y al querido pueblo de San Lorenzo Desarrollo de la actividad: La travesía histórica-cultural fue renovando caminos a través de, ciudades, autopistas, campos y senderos. El camino no podía ser recorrido sin la presencia de los verdaderos héroes, los Granaderos, acompañados por treinta jinetes y personas con vehículos de apoyo, así estaba compuesta la tropa que se puso en marcha para rememorar y homenajear a quienes, ciento noventa y siete años atrás, dieron inicio a la libertad de América. El recorrido abarcó trescientos ochenta kilómetros con postas en las localidades de Tigre, Pilar, San Antonio de Areco, Santos Gómez (Baradero), Paraje Beladrich (San Pedro), La Violeta (Pergamino), San Nicolás, Pueblo Esther y Granadero Baigorria, se emuló cada paso dado por el glorioso regimiento. En cada parada, niños y adultos reflejaban su pasión recibiendo a los jinetes con el agitar de pañuelos y banderas. A través del relato de uno de los participantes nos llegan los ecos de la entrañable travesía: “Lo que nunca faltó fue la calidez de la gente que en todos lados salió a recibirnos, aplaudirnos, saludarnos. Por ejemplo en la Violeta, partido de Pergamino, nos estaban esperando sentados en sus puertas con baldes de agua para nuestros caballos. Estos gestos hacían desaparecer el cansancio de la jornada, nos emocionaba mucho ver a la gente gritando de alegría a nuestro paso”. Los esforzados jinetes partieron luego de un acto realizado en la Plaza San Martín de la ciudad de Buenos Aires, lugar del primitivo asentamiento del cuerpo de Granaderos a Caballo. Si bien la marcha resultó exigente, el camino estuvo jalonado de encuentros y momentos compartidos. La jornada se dividía en tres etapas, salíamos bien temprano por la mañana y recorríamos unos treinta kilómetros. Luego del almuerzo y el descanso, continuábamos hasta llegar al próximo pueblo o ciudad donde nos esperaban con diversos actos. Después de atender al caballo llegaba el reparador asado. En total la jornada de marcha promediaba los cincuenta kilómetros y era muy rigurosa, ya que las ciudades y rutas requerían atención permanente de los animales, tanto de parte nuestra como del personal de apoyo. “Jamás olvidaré esta experiencia, fue arduo hacerlo hoy, me imagino el suimiento de aquellos granaderos con lo poco que tenían a su alcance en esas épocas y sabiendo que después de esos 380 Km. tendrían que combatir”. Uno de los detalles más importantes fue el apoyo logístico, ya que la variedad de los terrenos dificultaba la travesía: “Partimos con treinta y dos caballos y yeguas, criollos puros y mestizos. En las charlas previas se había hecho

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Page 1: Historia SanLorenzopasossanmartinianos.com.ar/PDF/Historia_SanLorenzo.pdf · Pero tanto en la "Vuelta de Obligado", como en San Lorenzo nuevamente y en "Punta Quebracho", donde la

Historia:

• San Lorenzo

Marcha a Caballo, Retiro – San LorenzoUn hecho que marcó para siempre el inicio de la etapa libertaria con mayúsculas, ya que consolidó la revolución

y fue corriendo los límites hacia el norte de quienes ejercían un implacable dominio sobre estas tierras producto de la conquista. Ese hecho fue el "Combate de San Lorenzo", donde el entonces Coronel don José de San Martín enfrentó por primera vez, con un ejército regular recién formado, a las tropas españolas que subían río arriba el caudaloso Paraná en busca de provisiones y de asegurarse el control del trá�co �uvial hacia el interior del territorio nacional. El combate fue rápido pero feroz. Varias bajas y heridos por ambos lados fue el resultado de la batalla; la jornada fue triunfal en el único hecho militar que comandó el Santo de la Espada en suelo patrio y que marcó para siempre la gran historia latinoamericana.

Si bien los españoles jamás pudieron remontar luego el río que los comunicaba con Asunción y el Alto Perú, con posterioridad otros países se atrevieron a surcar las aguas del Paraná. Pero tanto en la "Vuelta de Obligado", como en San Lorenzo nuevamente y en "Punta Quebracho", donde la �ota de la alianza Anglo-francesa -muy superior en armas- pretendía condicionar desde un comienzo nuestra independencia, sufrieron la misma suerte, años más tarde.

Honor y Gloria a esos valientes granaderos, a la memoria del Gral. San Martín y al querido pueblo de San Lorenzo

Desarrollo de la actividad: La travesía histórica-cultural fue renovando caminos a través de, ciudades, autopistas, campos y senderos. El

camino no podía ser recorrido sin la presencia de los verdaderos héroes, los Granaderos, acompañados por treinta jinetes y personas con vehículos de apoyo, así estaba compuesta la tropa que se puso en marcha para rememorar y homenajear a quienes, ciento noventa y siete años atrás, dieron inicio a la libertad de América.

El recorrido abarcó trescientos ochenta kilómetros con postas en las localidades de Tigre, Pilar, San Antonio de Areco, Santos Gómez (Baradero), Paraje Beladrich (San Pedro), La Violeta (Pergamino), San Nicolás, Pueblo Esther y Granadero Baigorria, se emuló cada paso dado por el glorioso regimiento.

En cada parada, niños y adultos re�ejaban su pasión recibiendo a los jinetes con el agitar de pañuelos y banderas. A través del relato de uno de los participantes nos llegan los ecos de la entrañable travesía: “Lo que nunca faltó fue la calidez de la gente que en todos lados salió a recibirnos, aplaudirnos, saludarnos. Por ejemplo en la Violeta, partido de Pergamino, nos estaban esperando sentados en sus puertas con baldes de agua para nuestros caballos. Estos gestos hacían desaparecer el cansancio de la jornada, nos emocionaba mucho ver a la gente gritando de alegría a nuestro paso”.

Los esforzados jinetes partieron luego de un acto realizado en la Plaza San Martín de la ciudad de Buenos Aires, lugar del primitivo asentamiento del cuerpo de Granaderos a Caballo.

Si bien la marcha resultó exigente, el camino estuvo jalonado de encuentros y momentos compartidos.La jornada se dividía en tres etapas, salíamos bien temprano por la mañana y recorríamos unos treinta

kilómetros. Luego del almuerzo y el descanso, continuábamos hasta llegar al próximo pueblo o ciudad donde nos esperaban con diversos actos. Después de atender al caballo llegaba el reparador asado.

En total la jornada de marcha promediaba los cincuenta kilómetros y era muy rigurosa, ya que las ciudades y rutas requerían atención permanente de los animales, tanto de parte nuestra como del personal de apoyo. “Jamás olvidaré esta experiencia, fue arduo hacerlo hoy, me imagino el su�imiento de aquellos granaderos con lo poco que tenían a su alcance en esas épocas y sabiendo que después de esos 380 Km. tendrían que combatir”.

Uno de los detalles más importantes fue el apoyo logístico, ya que la variedad de los terrenos di�cultaba la travesía: “Partimos con treinta y dos caballos y yeguas, criollos puros y mestizos. En las charlas previas se había hecho

mucho hincapié en que las jornadas serían duras, pero a medida que avanzábamos se notaba el cansancio tanto del caballo como del jinete”.

Pronto nos dimos cuenta de que las advertencias iniciales habían sido pocas y nuestra gente rápidamente tomó las medidas necesarias para que los caballos lo pasaran lo mejor posible. Atravesamos zonas urbanas cuyo suelo variaba del asfalto a la piedra partida, en ocasiones pisábamos tierra y pasto y entonces nuestros caballos disfrutaban del trote, pero casi nunca galopábamos para no agotarlos.

Herraduras adecuadas, ajustes en el camino, caballos de refresco fueron algunas cuestiones que estos jinetes tuvieron en cuenta para asegurarse el éxito: “Todos llegaron enteros y esto habla del cuidado que cada uno le dispensó al animal a cargo. Cuando se depende de la monta, uno se preocupa para que no le falte agua, avena, y alfalfa, le brinda todo lo necesario. Creo que esto fue lo más grati�cante, esa conjunción jinete/animal única, se aprende a con�ar en el animal y él en vos, ésta es la mayor riqueza de este tipo de marchas.”

Luego de nueve jornadas en las cuales hombres y mujeres soportaron el calor del día y el fresco de la noche junto con las inclemencias del tiempo, durmiendo en galpones y a la intemperie, descansando apenas sobre el recado y cubiertos con el poncho, la cabalgata que salió de Buenos Aires llegó al Campo de la Gloria de San Lorenzo, el mismo escenario del glorioso combate.

Después de casi dos siglos, este grupo logró recorrer el mismo camino que hiciera el General y sus soldados, y la emoción de este momento quedará para siempre en la memoria de todos los que participaron: “fueron días de esfuerzo y convivencia pero lo hicimos gustosos para cumplir con el hondo sentir de nuestras raíces culturales.”

Al entrar en el Campo de la Gloria todas las di�cultades del camino no importaron, habíamos cumplido con nuestro objetivo.

Allí el grupo promovido por la Asociación Cultural y Tradicionalista Pasos Sanmartinianos participó junto a los Granaderos a Caballo de un des�le y acto conmemorando el combate de San Lorenzo.

Los hombres y mujeres que lo componían pisaron aquel sagrado sitio en medio del tronar de las salvas y el repicar de las campanas del Convento. El objetivo estaba cumplido: renovar el profundo amor por la patria y mostrar que el recorrido es aun más difícil, pero en aquel entonces lo fue mucho más. Esta vez tuvo camionetas de apoyo, hace ciento noventa y siete años estuvieron solo ellos, sus caballos, sus lanzas y cañones. Hoy en cada lugar esperaba un baño y comida, en aquella ocasión sólo contaban con sus alforjas. Pero llevaban algo más, algo que los hizo diferentes, grandes e inmortales: valentía, coraje, respeto y amor a la patria.

San Lorenzo - Zarpa la escuadraSan Lorenzo - CerritoSan Lorenzo - Salen los GranaderosSan Lorenzo - PreludioSan Lorenzo - El CombateSan Lorenzo - Después del CombateSan Lorenzo - El ParteSan Lorenzo - CompletoMarcha de San Lorenzo

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Historia:

• San Lorenzo

Marcha a Caballo, Retiro – San LorenzoUn hecho que marcó para siempre el inicio de la etapa libertaria con mayúsculas, ya que consolidó la revolución

y fue corriendo los límites hacia el norte de quienes ejercían un implacable dominio sobre estas tierras producto de la conquista. Ese hecho fue el "Combate de San Lorenzo", donde el entonces Coronel don José de San Martín enfrentó por primera vez, con un ejército regular recién formado, a las tropas españolas que subían río arriba el caudaloso Paraná en busca de provisiones y de asegurarse el control del trá�co �uvial hacia el interior del territorio nacional. El combate fue rápido pero feroz. Varias bajas y heridos por ambos lados fue el resultado de la batalla; la jornada fue triunfal en el único hecho militar que comandó el Santo de la Espada en suelo patrio y que marcó para siempre la gran historia latinoamericana.

Si bien los españoles jamás pudieron remontar luego el río que los comunicaba con Asunción y el Alto Perú, con posterioridad otros países se atrevieron a surcar las aguas del Paraná. Pero tanto en la "Vuelta de Obligado", como en San Lorenzo nuevamente y en "Punta Quebracho", donde la �ota de la alianza Anglo-francesa -muy superior en armas- pretendía condicionar desde un comienzo nuestra independencia, sufrieron la misma suerte, años más tarde.

Honor y Gloria a esos valientes granaderos, a la memoria del Gral. San Martín y al querido pueblo de San Lorenzo

Desarrollo de la actividad: La travesía histórica-cultural fue renovando caminos a través de, ciudades, autopistas, campos y senderos. El

camino no podía ser recorrido sin la presencia de los verdaderos héroes, los Granaderos, acompañados por treinta jinetes y personas con vehículos de apoyo, así estaba compuesta la tropa que se puso en marcha para rememorar y homenajear a quienes, ciento noventa y siete años atrás, dieron inicio a la libertad de América.

El recorrido abarcó trescientos ochenta kilómetros con postas en las localidades de Tigre, Pilar, San Antonio de Areco, Santos Gómez (Baradero), Paraje Beladrich (San Pedro), La Violeta (Pergamino), San Nicolás, Pueblo Esther y Granadero Baigorria, se emuló cada paso dado por el glorioso regimiento.

En cada parada, niños y adultos re�ejaban su pasión recibiendo a los jinetes con el agitar de pañuelos y banderas. A través del relato de uno de los participantes nos llegan los ecos de la entrañable travesía: “Lo que nunca faltó fue la calidez de la gente que en todos lados salió a recibirnos, aplaudirnos, saludarnos. Por ejemplo en la Violeta, partido de Pergamino, nos estaban esperando sentados en sus puertas con baldes de agua para nuestros caballos. Estos gestos hacían desaparecer el cansancio de la jornada, nos emocionaba mucho ver a la gente gritando de alegría a nuestro paso”.

Los esforzados jinetes partieron luego de un acto realizado en la Plaza San Martín de la ciudad de Buenos Aires, lugar del primitivo asentamiento del cuerpo de Granaderos a Caballo.

Si bien la marcha resultó exigente, el camino estuvo jalonado de encuentros y momentos compartidos.La jornada se dividía en tres etapas, salíamos bien temprano por la mañana y recorríamos unos treinta

kilómetros. Luego del almuerzo y el descanso, continuábamos hasta llegar al próximo pueblo o ciudad donde nos esperaban con diversos actos. Después de atender al caballo llegaba el reparador asado.

En total la jornada de marcha promediaba los cincuenta kilómetros y era muy rigurosa, ya que las ciudades y rutas requerían atención permanente de los animales, tanto de parte nuestra como del personal de apoyo. “Jamás olvidaré esta experiencia, fue arduo hacerlo hoy, me imagino el su�imiento de aquellos granaderos con lo poco que tenían a su alcance en esas épocas y sabiendo que después de esos 380 Km. tendrían que combatir”.

Uno de los detalles más importantes fue el apoyo logístico, ya que la variedad de los terrenos di�cultaba la travesía: “Partimos con treinta y dos caballos y yeguas, criollos puros y mestizos. En las charlas previas se había hecho

mucho hincapié en que las jornadas serían duras, pero a medida que avanzábamos se notaba el cansancio tanto del caballo como del jinete”.

Pronto nos dimos cuenta de que las advertencias iniciales habían sido pocas y nuestra gente rápidamente tomó las medidas necesarias para que los caballos lo pasaran lo mejor posible. Atravesamos zonas urbanas cuyo suelo variaba del asfalto a la piedra partida, en ocasiones pisábamos tierra y pasto y entonces nuestros caballos disfrutaban del trote, pero casi nunca galopábamos para no agotarlos.

Herraduras adecuadas, ajustes en el camino, caballos de refresco fueron algunas cuestiones que estos jinetes tuvieron en cuenta para asegurarse el éxito: “Todos llegaron enteros y esto habla del cuidado que cada uno le dispensó al animal a cargo. Cuando se depende de la monta, uno se preocupa para que no le falte agua, avena, y alfalfa, le brinda todo lo necesario. Creo que esto fue lo más grati�cante, esa conjunción jinete/animal única, se aprende a con�ar en el animal y él en vos, ésta es la mayor riqueza de este tipo de marchas.”

Luego de nueve jornadas en las cuales hombres y mujeres soportaron el calor del día y el fresco de la noche junto con las inclemencias del tiempo, durmiendo en galpones y a la intemperie, descansando apenas sobre el recado y cubiertos con el poncho, la cabalgata que salió de Buenos Aires llegó al Campo de la Gloria de San Lorenzo, el mismo escenario del glorioso combate.

Después de casi dos siglos, este grupo logró recorrer el mismo camino que hiciera el General y sus soldados, y la emoción de este momento quedará para siempre en la memoria de todos los que participaron: “fueron días de esfuerzo y convivencia pero lo hicimos gustosos para cumplir con el hondo sentir de nuestras raíces culturales.”

Al entrar en el Campo de la Gloria todas las di�cultades del camino no importaron, habíamos cumplido con nuestro objetivo.

Allí el grupo promovido por la Asociación Cultural y Tradicionalista Pasos Sanmartinianos participó junto a los Granaderos a Caballo de un des�le y acto conmemorando el combate de San Lorenzo.

Los hombres y mujeres que lo componían pisaron aquel sagrado sitio en medio del tronar de las salvas y el repicar de las campanas del Convento. El objetivo estaba cumplido: renovar el profundo amor por la patria y mostrar que el recorrido es aun más difícil, pero en aquel entonces lo fue mucho más. Esta vez tuvo camionetas de apoyo, hace ciento noventa y siete años estuvieron solo ellos, sus caballos, sus lanzas y cañones. Hoy en cada lugar esperaba un baño y comida, en aquella ocasión sólo contaban con sus alforjas. Pero llevaban algo más, algo que los hizo diferentes, grandes e inmortales: valentía, coraje, respeto y amor a la patria.

San Lorenzo - Zarpa la escuadraSan Lorenzo - CerritoSan Lorenzo - Salen los GranaderosSan Lorenzo - PreludioSan Lorenzo - El CombateSan Lorenzo - Después del CombateSan Lorenzo - El ParteSan Lorenzo - CompletoMarcha de San Lorenzo

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