HISTORIA REGIONAL DEL VALLE DEL CAUCA

Alonso Valencia Llano Francisco Zuluaga

(Compiladores)

Alonso Valencia Llano Francisco Zuluaga

(Compiladores)

HISTORIA REGIONAL DEL VALLE DEL CAUCA

EDITORIAL FACULTAD DE HUMANIDADES

ESPECIALIZACIÓN EN LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

HISTORIA DE COLOMBIA

Universidad del Valle Rector Jaime Galarza Sanclemente

EDITORIAL FACULTAD DE HUMANIDADES

DIRECTOR: JEAN PAUL MARGOT

EDITOR: WILLIAM ALVAREZ RAMÍREZ

UNIVERSIDAD DEL VALLE

FACULTAD DE HUMANIDADES

TÍTULO: HISTORIA REGIONAL DEL VALLE DEL CAUCA

CUBIERTA: ORLANDO LÓPEZ VALENCIA

C!) 14 Uh triol Facultad de Humanidades

/»«/'»r««y Hecho l'n los Talleres de la Editorial de h Imitad <k Humanidades ' hi reproducción total o parcial, incluyendo ka lecturas wmm&-

... i, (ón escrita de la Universidaddel Valle o del autor

INDICE

Pag.

Introducción 7 Unidad I El valle: Historia y paisaje 9 Fancisco Zuluaga Unidad 2 , Descubrimiento y conquista en el Valle del Cauca 27 Alonso Valencia Llano Unidad 3 Establecimiento de una economía minera y agrícola 43 Alonso Valencia Llano Unidad 4 Rebeliones indígenas en el Valle del Cauca 71 Alonso Valencia Llano Unidad 5 Las ciudades confederadas del Valle del Cauca y el tránsito de la colonia a la república 103 Fancisco Zuluaga Unidad 6 El Valle durante el Federalismo 121 Alonso Valencia Llano Unidad 7 La Regeneración en el Valle 145 Alonso Valencia Llano

Unidad 8 Desarrollo oconómicoy consolidación política del Valle del Cauca (1880 -1810) Humberto Vélez Unidad 9 Las relaciones laborales en la transformación de la hacienda vallecaucana en Ingenio Azucarero Eduardo Mejíay Armando Moncayo Unidad 10 Primera fase del proceso de industrialización en el Valle del Cauca Guido Barona

INTRODUCCION

El estudio de la historia del Valle es una actividad que, en una mirada superficial, podría señalarse como suficiente y muy frecuente. Un vistazo a las diferentes publicaciones periódicas del Valle, nos dirían que de ella se habla con bastante regularidad y que incluso la mayoría de los municipios poseen alguna monografía histórica. Sin entrar a valorar toda esta «Producción Histórica», podríamos adoptar otro ángulo y preguntar al ciudadano del Valle cuál es su conocimiento de la historia de las regiones que habita y nos encontraríamos con que, además de una ignorancia generalizada, desconoce los acontecimientos que marcan el proceso de desarrollo de la región y no encuentra elementos históricos o culturales con los cuales identificarse.

Sí fuéramos un poco más objetivos, tornaríamos hacia la averiguación de la edad en que los habitantes del Valle del Cauca reciben alguna información sobre nuestra historia encontrando que, si bien el tema se sugiere en algún momento de la Educación Primaria, no existen textos adecuados de la materia a tal nivel y muchísimo menos para niveles superiores. Por eso, cuando nos propusimos realizar el texto lo hicimos tratando de responder auna necesidad social que solicita un conocimiento sobre los procesos que, en la historia económica, política y social, dan razón de las características actuales de los diferentes grupos humanos existentes hoy en el Departamento del Valle.

Al enfrentar esta tarea, y en el convencimiento de que el sector de la población que mejor se garantizaría un efecto multiplicador del conocimiento sería la población universitaria, decidimos elaborar este texto con algunas características específicas:

1. Dirigido a estudiantes universitarios de cualquier carrera, debe ser lo suficientemente amplio y sintético como para que ofrezca una visión general del proceso del desarrollo de la región.

2. Buscando que se reconozca y adquiera conciencia sobre los momentos y aspectos más importantes de este desarrollo, debimos abandonar el tratamiento sectorial (únicamente económico o político, o social). Hemos tratado, con algún sentido cronológico, de hilvanar ensayos sobre los problemas y momentos de mayor incidencia en el proceso, relievando en cada caso los factores que aparecen como determinantes.

3. Darle al texto la posibilidad de ser utilizado en diferentes modalidades de la docencia. Reconociendoquedeellaslamás frecuente es la estrictamente presencial, pero que, cada vez adquiere mayor importancia la de distancia y no formal, hemos construido una serie de módulos en donde la modalidad más adecuada es la semi presencial, pero que bien pueden ser utilizados por las demás. Así, en cada módulo se aconseja un procedimiento en el que el estudiante deberá estudiar el texto, discutirlo con el profesor, y realizar una serie de actividades que garanticen la comprensión de lo enseñado.

Aprovechando de este sistema y las actividades programadas, en la mayoría de los módulos se solicita al estudiante establecer comparaciones y relaciones entre el tema tratado a nivel regional y los aconteceres que en ese momento -o aspecto- se han dado en su propia localidad. Con ésto pretendemos que el estudiante adquiera un conocimiento general de la región, vinculando los desarrollos y problemas a él más cercanos; y que al tiempo identifique la particularidad de su municipio y lo entienda integrado al desarrollo general del Departamento.

Finalmente es placentero para nosotros hacer reconocimiento del apoyo que, en todos los órdenes, hemos recibido del Programa de Regionalización de la Universidad del Valle.

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UNIDAD 1

EL VALLE: HISTORIA Y PAISAJE

INTRODUCCION

Para iniciar el estudio de la historia del Valle del Cauca, es conveniente tener una idea general de las condiciones geográficas y las características del espacio que él ocupa.

Como en términos de los desarrollos sociales el espacio geográfico sólo se hace dinámico en su interrelaciónconel hombre, en esta unidad se entrega una descripción de las relaciones entre el hombre y el entorno construyendo unos paisajes que son la manifestación sensorial más inmediata de las actividades de una sociedad en un espacio definido.

Para esta unidad usted debe dedicar:

1. Lectura previa a las clasé's C? horas) 2. Exposición por parte del profesor, discusión con los estudiantes y preparación de actividades (3 horas) 3. Actividades desescolarizadas (4 horas) 4. Discusión de las actividades y evaluación de la unidad (2 horas)

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Al finalizar la unidad usted estará en capacidad de: 1. Identificar las etapas de ocupación social del espacio. 2. Establecer los factores que han contribuido a los cambios del

paisaje en el departamento. 3. Interpretar datos de orden económico y social que inciden en el

cambio del paisaje. 4. Establecer por comparación las características de evolución del

paisaje entre su municipio y el departamento.

ACTIVIDADES

1. Estudie el texto que se presenta en esta unidad. 2. Desarrolle las actividades que se indican al final de la unidad. 3. Tome nota de los conceptos, razonamientos y procesos que no

comprenda suficientemente y discútalos con su profesor. 4. En el texto se presentan ejemplos de cómo interpretar diferentes

clases de datos. Utilizando la bibliografía disponible y los cuadros adicionales, trate de repetir el ejercicio para su municipio o región.

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E L V A L L E : H I S T O R I A Y P A I S A J E

Francisco U. Zuluaga Profesor

Universidad del Valle

En el sector norte del Sur-Occidente colombiano se encuentra el Departamento del Valle del Cauca. Esta sección, dentro de la división político administrativa del país, comprende un sector del valle interior del río Cauca y la parte central de la Costa Pacífica.

Extendiéndose entre los 3f 05' y 5f 0' de latitud norte, y los 75° 41' y 77° 33f de longitud oeste, este departamento -dentro de sus límites políticos- participa de dos regiones bien diferenciadas, la Costa Pacífica y el Valle del Río Cauca. Los límites políticos a que hemos hecho referencia, según lo dispuesto por el Decreto 340 del 16 de Abril de 1910 son los siguientes:

... con el [departamento]de Caldas, desde el nacimiento del río La Vieja, en la cordillera Central de los Andes, hasta la desembocadura de este al Cauca; de este punto, río Cauca aguas abajo, hasta encontrar la desembocadura del río Cañaveral; de este aguas arriba hasta sus cabeceras en la cordillera Occidental de los Andes; con la intendencia [hoy departamento] del Chocó, por la sierra alta de la cordillera Occidental, desde el cerro de Tatamá, hasta las cabeceras del río Calima, y de aquí, por una línea intermedia entre los ríos Calima y Mu guindó, hasta la desembocadura del Calima en el San Juan, y este, aguas abajo, hasta su desembocadura en el océano Pacífico por el brazo de Chavica; con el departamento del Cauca, desde el nacimiento del río Desbaratado hasta su confluencia con el río Cauca y desde la desembocadura del

Timba en el mismo Cauca, aguas arriba, hasta sus cabeceras, y desde el cerro de Naya, en la cordillera Occidental de los Andes, siguiendo el curso del Río Naya, hasta su desembocadura en el océano Pacífico;y con el departamento del Tolima, por la sierra alta de la cordillera Central de los Andes, entre los nacimientos de los ríos La Vieja, al norte, y Desbaratado, al sur.1

En e l e s p a c i o c o m p r e n d i d o p o r los l ími tes an te r iores , las c o n d i c i o n e s

n a t u r a l e s h a n c o n s t r u i d o - en su d e s a r r o l l o h i s t ó r i c o - un medio en e l q u e

d i v e r s a s s o c i e d a d e s h a n e j e r c i d o s u s o b e r a n í a , h a c i e n d o d e e s t a á r ea ( o

p o r c i o n e s de el la) su territorio. En e s t a s a c c i o n e s i n t e r a c t u a n t e s en t r e

e l h o m b r e y la n a t u r a l e z a , se h a n p r o d u c i d o d i v e r s o s paisajes q u e

h a b l a n de l a a r m o n í a y los c r i t e r ios c o n q u e e l h o m b r e ha u t i l i z ado los

r e c u r s o s na tu ra l e s 2 .

L a f o r m a c i ó n g e o l ó g i c a ind ica q u e los va l l e s i n t e r a n d i n o s d e los r íos

Pa t í a y C a u c a f u e r o n o r i g i n a d o s en l a e x t i n c i ó n de un g r a n l ago , e l q u e

d e s a g u ó h a c i a e l O c é a n o P a c í f i c o p o r l a H o z d e M i n a m á y h a c i a e l

O c é a n o A t l á n t i c o p o r e l C a ñ ó n d e L a V i r g i n i a , d e j a n d o u n s u r c o

p r o f u n d o : l a f o s a P a t í a - C a u c a . As í , e l v a l l e g e o g r á f i c o d e l r í o C a u c a ,

de l cua l t o m a s u n o m b r e e l d e p a r t a m e n t o d e l V a l l e , d a r a z ó n d e las

d i v e r s a s r e g i o n e s f i s i o g r á f i c a s de l D e p a r t a m e n t o . L a r e g i ó n p l ana ,

1 . Pedro A. Banderas,Diccionario Geográfico, Industrial Agrícola del Valle del Cauca, Instituto del Libro, Buenos Aires, 1944, pp. 359-360.

2 . En este texto trataremos de utilizar los términos espacio, medio, territorio, con los significados que les asigna J. P. Deler:

En realidad, cuando los geógrafos hablan de espacio, se trata del espacio geográfico, es decir del espacio relativo a todo lo que pueda constituir objeto de una descripción o de estudios de repartición en la superficie terrestre.

Medio: Esta palabra hace referencia a un objeto concreto que se traduce en paisajes... El medio constituye, pues, el entorno del hombre. Incluye el conjunto de los factores del espacio que ejercen influencia sobre las actividades humanas y que conforman los paisajes. Dichos factores, frecuentemente fueron modificados por las actividades humanas, en general en provecho de sus autores, pero a veces en su detrimento. Finalmente, el territorio constituye una porción del espacio claramente delimitado, sobre el cual un individuo, un grupo o una nación, ejercen actividades económ icas o estratégicas, en el marco de una < >i y ani/.ación social y de prácticas culturales y tecnológicas, de modo más o menos exclusivo y Hoberano.

A fin de sintetizar, en una oración, el conjunto de los tres conceptos... podría decirse que •ni it'ttiforloctt una porción bien delimitada dékspacio, en el cual un grupo social o una .. m. .i. u. toies ejercen actividades económicas y culturales, influenciadas por el medio

4f«Mt£f»|f\i " iimuforitiándolo, aprovechándolo, organizándolo. ('«ni lu í. t /•'/ Manejo del Espacio en el Ecuador;Centro Ecuatoriano de

, • • Quilo, 1983, 2 vols., Tomo I, p. 2-4.

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comprénde la n a p r parte del valle geográfico del r ío Cauca, cuyas características sondescritas así:

El valie no Cauca, que se extiende en 225 kms. hacia el nortey tieie ¡na anchura variable y en promedio de 12kms. Los sudo; de os ¿alies de los ríos Patíay Cauca, antiguos fondos lacusres, estén constituidos por sedimentos aluviales y algunas calizcs ieori¡en marino. Tiene el valle del Cauca una altura de l.COí metra; temperatura alrededor de 25f C., y una precip i tac ó n de 1.000 mm. anuales, bien distribuida entre dos épocas secas j lluviosas. A partir de La Virginia en el [antiguo] Departamento de Caldas, el Cauca sigue su camino por una grieta estrecha y profunda a través de más de 300kms. hacia el norte, hasta alcanzar en el bajo Cauca la llanura del Caribe3.

La región montañosa, corresponde a las vertientes de las cordilleras Central y Occidental que tributan sus aguas al río Cauca y la vertiente de la cordillera Occidental que tributa al Océano Pacífico.

El Litoral Pacífico, perteneciente en su totalidad al municipio de Buenaventura, comprende una estrecha fa ja de planicie costera así:

La Cordillera Occidental con los Farallones de Cali, deja un espacio relativamente estrecho entre sus últimas estribaciones y la costa, ocupado por fajas de mangle y entretejido por los esteres. Ls condiciones climáticas son iguales a las del Chocó, de lluvias abundantes. Toda la vertiente está ocupada por el municipio de Buenaventura. Sise considera que la población se encuentra en pequeños caseríos en las partes inferiores de los ríos, se comprende que el territorio es prácticamente despoblado. La importancia del sector se localiza en Buenaventura..., a nivel del mar, con 12 meses de lluvias de 6.500 mm. y 27f C, única plaza verdaderamente activa de toda la costa colombiana del Pacifico, el puerto más cercano a las principales zonas cafeteras y el primero del comercio nacional con el exterior'4.

Visto todo el territorio del Departamento desde el punto de vista hidrográfico, se podrían establecer sólo dos regiones: la hoya del río Cauca entre los ríos Timba y La Vieja, y la vertiente del Pacífico entre el río San Juan y el río Naya. Esta aproximación, sería muy útil si se

3 . Ernesto GuM,Colombia: Bosquejo de su Geografía Tropical,Co\cu\tura, Bogotá, 1975, 2 vols., T. II, p. 171.

4 . Ibidem, p. 166.

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tratara de contrastar la región de alto desarrollo económico, con la región marginada.

Sea uno u otro el punto de vista que se adopte, de todos modos se reconocerá que dada una gran variedad en el plegamiento del relieve, la riqueza hidrográfica, casi toda la escala de temperaturas, y la diversidad de los vientos; el Departamento del Valle goza de todos los climas y con ellos de una extensa flora y fauna. Algunas de las especies nativas, de acuerdo con los estudios de Anibal y Víctor Manuel Patiño, son:

Flora: Chontaduro, Cocotero, Guanábana, Chirimoyo, Aguacate, Guama, Madroño, Caimo, Guayaba, Pina, Granadilla, Papaya, Yuca, Batata, Papa, Maíz, Fríjol, Zapallo, Zapote.

Fauna: Conejo, Guatin, Guagua, Armadillo, Nutria de río, Venado, Gallinetas, Patos, Pavas, Guacharacas, Palomas, Torcazas, Loros; y entre los peces el Bagre, Nicuro, Corroncho, Bocachico, Sabaleta5.

Estos elementos naturales dieron a los indígenas que habitaban el Valle del Cauca a comienzos del Siglo XVI, un paisaje del que formaban parte: una parte plana cubierta en su mayor parte por ciénagas originadas en el alto caudal y las crecientes de un río Cauca que frecuentemente encontraba, en su curso, meandros y madreviejas; abanicos aluviales y piedemonte cubierto de bosques y algunos pastos; y las faldas de la cordillera con flora selvática. En lo que hace a la vertiente del Pacífico, presentaba una vegetación selvática en toda su extensión, terminando en tupidos manglares.

Allí, el indígena se asentó, de preferencia en el piedemonte que le ofrecía una vegetación benigna y un fácil acceso al río para surtirse de pesca. Sobre las características de sus asentamientos nos dice Julio César Cubillos:

De manera provisional, mientras se obtiene más información arqueológica y sobre la base de las modalidades de los asentamientos, podemos decir que los grupos humanos que produjeron los restos arqueológicos, tuvieron una organización tribal, con población relativamente baja, sedentaria, establecida

5 . Este listado se tomó de: Julio César Cubillos!rqueología del Valle del Río Cauca Banco de la República, Bogotá, 1984, p. 13.

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en pequeños núcleos depoblación, aglutinadospor sentimientos de jimiliaridad, dirigidos en lo político y religioso por líderes o caciques. f.J El paisaje, con suelos de gran fertilidad, favoreció la rudimentaria producción agrícola, realizada con técnica de rczc y quema. Se constató el cultivo de maíz como principal cu ligero. Existe la posibilidad de que cultivaran fríjol, zapallo, batata y yuca dulce de lo cual, todavía no se dispone de evidencias. Las actividades agrícolas fueron complementadas con la recolección de gran variedad de frutos, y la caza y la pesca de numerosas clases de animales6.

Fue a este tipo de sociedad a la que le correspondió, en 1536, enfrentar al invasor español. Respondió como podía hacerlo, con sus

armas (lanzas, flechas, piedras y macanas), con su organización (en grupos aislados), y con su forma de entender la guerra (a muerte); p resen tó una res i s tenc ia enca rn izada a las p r i m e r a s hues t e s conquistadoras. Así describió los primeros enfrentamientos Don Juan de Castellanos:

Poblados montes y las partes rasas Los fondos valles hasta los altores, Y pueblo se hallaba de mil casas Grandes, de seis y siete moradores En cada una, donde de sus brasas Y humos divididos son señores, Con hijos y mujeres y sirvientes Albergados en partes diferentes.

Cada cacique guarda su cabeza Sin divertirse de su pertenencia, Los subditos convoca y adereza, Y hace la posible resistencia. Era caudillo Francisco de Cieza, Que contrastaba bárbara potencia, Con cuya prontitud contraria saña Antes recibe daño que les daña.

Continuando siempre la porfía Y pelea, do quiera que llegaron,

6 . Cubil los. O/?. C/t, pp. 154-155.

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Tanto que cinco veces en un día Con unos mismos indios pelearon: Nadie de sus vecinos se valía, Ni los unos a otros ayudaron, Sin junta general; más a hacella, Con gran dificultad salieran de lia7.

A partir de ese primer enfrentamiento, y con la permanencia del hombre peninsular en América, se inició un intenso proceso de cambio en todos los órdenes. Los cambios obedecieron a las tensiones que generaba el enfrentamiento, y puesta en relación, de culturas con concepciones diferentes de su inserción y papel frente al paisaje. Una, la nativa, consideraba al hombre como uno más de los seres de la naturaleza y en ocasiones servidor de las fuerzas naturales; otra, la europea, pensaba al hombre como el amo del Universo y la naturaleza como su servidora. Por eso, en la medida en que el invasor se fue imponiendo sobre la población aborigen, fue introduciendo cambios que, si bien tenían en cuenta las condiciones americanas, tendían a ajustar el medio y los hombres a sus necesidades y aspiraciones.

Su primera actividad, quizá no tan desvastadora como tradicional-mente se ha señalado, consisitió en el enfrentamiento bélico con el indígena y los consiguientes sometimientos y presión sobre los naturales quienes, resistiendo la invasión, fueron empujados -progresivamente-a refugiarse y resistir en las laderas de las montañas de ambas cordilleras.

Pero lo que empezó a introducir cambios radicales en el paisaje fue la actividad colonizadora que, desde un comienzo, se dió a través del asentamiento de ciudades, el establecimiento de explotaciones agropecuarias y la introducción de nuevos productos y animales domésticos. De singular importancia fue la introducción del ganado, el cual no sólo modificará la dieta de los naturales con la disponibilidad de mayor proteína animal, sino que, al lanzarse hacia los bosques, realizó una tarea de colonización que rápidamente transformó el bosque vallecaucano en praderas que sirvieran de fundamento territorial a las estancias.

7 . Juan de Castellanos/T/e^fas de Varones ¡lustres de 7/iútow, Rivadeneira, Madrid, 1874, pp. 459-460.

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El eren ista Pedro Cieza de León, quien escribió su Crónica del Perú hacia 1547,muestraclarámente la efectividad y rapidez de la introducción de elementoshispánicos en el paisaje. Narrando su llegada a Cali, desde el norte, dice:

Los in¿ios vienen a sembrar las tierras y a coger los maizales délos jruetlos que los tienen en los altos de la serranía. Junto a estas estancias pasan muchas acequias y muy hermosas: con que riegan sus sementeras, y sin ellas, corren algunos ríos pequeños ¿e muy buena agua: por los ríos y acequias ya dichos hay puestos muchos naranjos, limas, limones, ganados, grandes plctanc lesy mayores cañaverales de cañas dulces: sin esto hay pitias, guayabas, guabas y guanábanas, paltas y unas uvillas que tienen ana cáscarapor encima, que son sabrosas: caimitos, ciruelas: oirásfrutas hay muchas y en abundancia y a su tiempo singulares; melones de España y mucha verduray legumbres de Españay de la misma tierra. Trigo hasta agora no se ha dado aunque dicen que en el valle de Lile, que está de la ciudad cinco leguas, se dará; viñas, por el consiguiente, no se han puesto; la tierra disposición tiene para que en ella se crien muchas como en España*.

La bien conócida preocupación del español por el oro hizo que, durante el Siglo XVI, la región correspondiente al hoy Departamento del Valle tuviera un desarrollo marcado por la explotación de las minas tempranamente descubiertas en Cartago (hoy Pereira) y Anserma, y poco después las de Toro (en su primer asiento cercano al cerro de Tamaná). Esto creó un cierto orden jerárquico de las ciudades, de acuerdo con el cual Toro, Anserma, y en menor medida Cartago, eran las productoras de oro; Cartago era el centro comercial a través del cual se abastecían las minas; Cali y Buga fueron desarrollando el sector agropecuario a través de las estancias para abastecer a toda la región; y Cali se erigió como el gran centro administrador con: Cajas Reales, Casa de Fundición y, en sus términos, el puerto de Buenaventura. Pocas décadas después (cerca de 1570) de la llegada de Belalcázar, la imagen que los documentos muestran se encuentra bien expresado por Juan López de Velasco cuando, refiriéndose a Cali, dice:

Reside en esta ciudad el gobernador de esta provincia, por estar más en comarca que Popayán para todos los pueblos déla,

8. Pedro Cieza de León La Crónica del Perú Espasa-Calpe, Madrid, 1962, pp. 96-97.

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H I

en el cual asimismo reside de ordinario el teniente general del gobernador y los oficiales de la Real Hacienda y Caja Real y una casa de fundición que hay en ella, un alguacil mayor y otro menor, dos alcaldes ordinarios, seis regidores y los demás oficiales de Concejo. [...] y aunque el asiento y comarca es bueno, y donde se coge dos veces al año maiz, algunas otras cosas de la tierra y no muchas por ser muy caliente, no se dá trigo en su comarca ni otras semillas de Espada; pero hay cantidad de ganados, de yeguas y caballos escogidos, vacast ovejas, y cabras y grande aparejo para la crianza dellas en el valle. Hay en toda esta comarca muchas minas de oro, aunque por falta de naturales no se saca tanto cuanto podría. f..J Desde esta ciudad al puerto de Buenaventura; que está en la jurisdicción della, hay veinte y ocho o treinta leguas, y algunos dicen treinta y dos: las mercaderías de España que vienen de la ciudad de Panamá, se llevan desde aqui al principio del valle, cinco leguas de la ciudad, por indios de carga tasados para este servicio, por ser el camino de montañas asperísimas y de pocos indios, y desde allí las llevan en recuas las cinco leguas que hay hasta la ciudad. Desde esta ciudad de Cali para Popayán, Almaguer y Pasto, provincias del Quito, son caminos frecuentados con recuas, y así mismo hasta Bugay a Cartago por donde se pasa al Nuevo Reyno,ya Anserma, Caramanta, y Santa Fé de Antioquia, hasta donde desde esta ciudad andan continuamente recuas de caballos y muías9.

Durante todo el siglo XVI y aún entrando al siglo XVII, las estancias dominaron al Valle cumpliendo la función de sustentar las explotaciones mineras de Cartago y Anserma, y existía un comercio dinámico del cual era centro Cali como primera sede administrativa de la Gobernación. Pero la decadencia de la frontera minera en el Norte, la resistencia indígena los Pijaos y Nohanamáes y el traslado de las autoridades de la Gobernación a Popayán, a comienzos del Siglo XVII, así como la decisión que ellas tomaron de impulsar el camino de Guanacas como supletorio del camino de Quindío, produjeron un aislamiento y estancamiento de la región que la obligaron a cambiar los hábitos de producción y la búsqueda de nuevas fronteras mineras.

9 . Juan López de VelascoGeograjlay Descripción Universal de las India&á\c'\ón de Marcos Jiménez de la Espada, Ed. Atlas, Madrid, 1971, pp. 207-208.

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A finales del Siglo XVII y comienzos del Siglo XVIII, coincidió la apertura de minas en la Costa Pacífica por parte de vecinos de Cali y Buga con la mtorización de la introducción masiva de esclavos. Se abrió un nuevo horizonte para la región y, para responder a él, las estancias adecuaron su funcionamiento y se transformaron en las haciendas. Ellas surgieron como el centro de un nuevo circuito econó-mico, en el cual la hacienda sería el sustentador de insumos y fuerza de trabajo para las minas, al tiempo que las minas generaban el oro que como producto final del circuito, sería administrado y beneficiado por las haciendas.

Se produjo entonces, un nuevo paisaje en el que las grandes praderas y las casas de estancia, fueron reemplazadas por casas de hacienda con suficiente producción agrícola para su abastecimiento, de las ciudades del Valle y las minas de la Costa Pacífica. Se inició la explotación de la caña de azúcar con fines definidos de obtener mieles y aguardientes, y la mayor partede dichas haciendas se dedicó a la producción ganadera. Una buena descripción de la vida en las haciendas, como era percibida por sus dueños, se puede obtener con una lectura de la obra de Eustaquio Palacios, El Alférez Real

Estas haciendas, en la medida en que avanzó el Siglo XVIII, fueron generando nuevas relaciones de trabajo y dando lugar al surgimiento de formas diversas de colonato como los agregados, arrendatarios y cosecheros. Como bien lo señala Germán Colmenares:

Históricamente el sistema de la hacienda ha probado ser un arreglo social que no se mantuvo exclusivamente por una capacidad excepcional de coacciónporparte de los propietarios. Se trataba, como en el caso de las comunidades campesinas, de unsistema global de relaciones en el que jugaban estrategias tanto por parte del propietario como por parte de peones y arrendatarios, sin que pueda decirse que estos carecieran de movilidad o de la capacidad para negociar ciertos arreglos.

(...] Por ejemplo, en el valle del Cauca, en donde predominaba una hacienda esclavista, una creciente población de blancos pobrest

mestizos y mulatos fue capaz de constituir, frente a unidades tradicionales de explotación, comunidades campesinas y núcleos urbanos.10

10. Germán Colmenares: «La Formación de la Economía Colonial», en José Antonio Ocampo (Ed.): Historia Económica de Colombiy Fedesarrollo - Siglopcix, pp. 13-47, p. 44.

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Este sistema, que pudo mantenerse durante el período de las Guerras de Independencia, se empezó a resentir profundamente con la abolición de la esclavitud, produciéndose una crisis en las haciendas que algunos han dado en llamar «Crisis de la abundancia». En realidad, la abolición de la esclavitud -de bien escasa incidencia económica- puso en evidencia la pérdida de minas y mercados por parte de los hacendados vallunos y su incapacidad para crear un mercado nacional. Por eso, ante esta crisis, emerge en la región -al tenor del resto del país- el deseo de buscar salidas al mercado exterior. Producto de aquel clima es el siguiente fragmento de un cuadro de costumbres:

Al dia siguiente dejamos a Palmira y continuamos nuestra excursión. Pasado el llano del Bolo de las ricas haciendas y el buen tabaco, nos bañamos en Amaime de las aguas diáfanas, refrescándonos antes en un salón magnífico, formado por ceibas seculares y que da principio al llano de la Concepción. Diseminadas por el llano veíamos casas de hermoso aspecto, cortejadas por otras pajizas y humildes, potreros entapizados de grama, donde correteaban llenos de salud los terneros y los potros, donde mujía el toro de ancha cerviz y relinchaba el caballo de delgados ¿jares. Dimos espuela a nuestras cabalgaduras al través de la planicie de Nima, y llegamos en demanda de sombra y descanso al pueblo del Cerrito [...] Tras el paisaje que acababa de entusiasmarnos, bello hasta donde no puede idearlo la fantasía del mayor poeta, el que nos afrecio el valle de Sonso no nos produjo menor efecto. Un hacendado de las inmediaciones, refiriéndonos en seguida las riquezas que encerraba aquella nueva Arcadia, concluyó con esta inesperada exclamación: «Riquezas inútiles, entre las cuales vivimos pobres!» - Esa antítesis, díjele, no puede pasar de una exageración. - No, me repuso, no hay para qué ni con quienes explotarlas. Quién consume lo que puede producir mi hacienda, aqui donde tenemos que derramar la miel para que no se avinagre en las canoas, donde el maiz sirve de pasto a los gorgojos, y las frutas se caen de los árboles porque no hay quien las coja? Aqui donde los jornales tienen que pagarse miserablemente y

los que por ellos se conciertan trabajan un dia y huelgan un mes, donde no hay industrias que recíprocamente se ayuden, donde cada cual cultiva lo que necesita para sufamilia y tiene con esto satisfechas las necesidades de su vida inerme? [...] - Pero convierta usted la miel en azúcar, haga tercios de su maiz y llévelos a Buga, a Cali [...] - Y en Buga y Cali se quedarán almacenados y perdería los

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costos de producción y transporte. Productos sobran, consunidons jaltan. - Pero en aquellas ciudades habrá comerciantes, habrá exportadores. - Por donde exportan ?.., Por el Dagua que volvería el azúcar al estado de mid, y convertiría en pestilencia los tercios de maizl Tiene usted razón. El Cauca se muere si no se le abre comunicación con el Pacífico11.

Esta segunda mitad del Siglo XIX, bien podría identificarse como el período de la esperanza en la salida al Pacífico como la redención de la región. El proyecto del camino a Buenaventura primero, y el proyecto del Ferrocarril del Pacífico, reforzaron esta esperanza lo suficiente como para que los empresarios de la región -con algunos residentes extranjeros a la cabeza- iniciaran un largo proceso de búsqueda de productos agrícolas de posible comercialización en el exterior: la quina, el tabaco, el café, el algodón, el arroz, el cacao y el azúcar.

Al llegar el ferrocarril, en 1915, se empezaron a producir cambios en la economía que, de acuerdo a sus diferentes dinámicas se reflejarán en un cambio en el paisaje.

El primer resultado económico fue el despegue del comercio exterior por Buenaventura, como se puede apreciar en el cuadro siguiente:

Comercio por Buenaventura 1835-1934

AÑO Importaciones Exportaciones Valor $US % Total Valor $US % Total De Café % Total (miles) Nacional (miles) Nacional (miles sacos) Nacional

1895-98 926 6.5 898 5 .3 20.4 4 .3 1905 993 8.4 822 7 .0 25.1 4 .9 1910-14 2505 12.2 1609 6.8 N.D —

1918-19 2674 6.3 7753 12.2 209.7 14.8 1922-24 6821 12.1 14627 22.9 N .D —

1925-29 22720 17.5 27698 25.0 7537 30.8 1930- 34 9162 18.2 19748 27.2 1862 49.9

Nota: N.D « No hay datos. Fuente: Santiago de Cali, 450 aos de Historia, p. 357.

11 . Manuel de Pombo, «Una Excursión por el Valle del Cauca», erCuadros de Costumbres, S. P. I.. 234-240, p. 236-237.

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Es notorio que la mayor participación del café, en las exportaciones por Buenaventura, lo coníituyeron en el primer factor de desarrollo a lo largo de la vía férrea, desde Cartago hasta Buenaventura. Se incrementó el comercio a lo largo de la ruta, y los poblados, por los que ella pasaba, fueron extendiendo su área urbana en dirección a las estaciones del tren, de la misma manera en que posteriormente lo harían en relación con la carretera. Las estaciones férreas se transformaron en polos de la dinámica comercial subregional. Y, aunque con mayor lentitud, el valle fue buscando productos agrícolas exportables que, poco a poco, le obligarán a morigerar su tradicional vocación pecuaria.

Terrenos explotados en el Departamento del Valle. Por Hectárea

1937 Con pastos naturales 175.625 Con pastos artificiales 311.560 Con rastrojos 84.474 Ganadero Total 571.659 Con bosques 145.564

Total 717.223 Agrícola total 127.021

Gran Total 844.244 Con Agricultura

1937 1941 Arroz 7.619 8.953 Cacao 5.981 5.468 Café 55.671 63.116 Caña 15.807 29.398 Maíz 19.692 29.469 Plátano 12.794 16.796 Otros 9.457 14.180 Total 127.021 167.380

Fuente: Rafael V. Reyes, «El Valle y su ganadería», en revista Colombia, p. 147.

En las cifras anteriores son bien notorios dos elementos: en primer lugar, la superficie dedicada a la ganadería (311.560 hectáreas de pastos artificiales) era ampliamente superior a la utilizada para agricul-tura (127.021 hectáreas) en 1937; en segundo lugar, también es notorio

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el incremento (impulso) que se le estaba dando a productos comer-cializares en el exterior como el café y el azúcar, ampliando de paso la tierrade uso agrícola que pasa de 127.021 a 167.380 hectáreas entre 1937 y 1941.

Pero los dirigentes del Departamento del Valle, por aquel entonces, eran conscientes de que no bastaba con ampliar las tierras cultivadas y dejar al ensayo y el error la escogencia de productos de punta, asi como tampoco se podíarnanejarunanuevaeconomíacon los instrumentos que tenían a su alcance. Necesitaban toda una infraestructura material, técnica y humana para materializar sus sueños. Cuatro fueron los objetivos que se propusieron:

1.- Construir un plan de desarrollo general para la región, con posibilidades de éxito. Se construyó el Plan Lilienthal como adaptación del Plan del valle de Tennessee.

2.- Un instrumento para mejorar las condiciones materiales de producción, con prioridades muy específicas de recuperación de tierras, su irrigación y adecuación, y la generación de energía eléctrica. Se creó la C.V.C. ,

3.- La capacitación de personal para enfrentar la tecnificación de la producción. Se fundó el Instituto Técnico Industrial de Cali.

4.- La formación de personal capacitado para administrar las nuevas empresas, conocer y adecuar tecnologías, asi como investigar los productos nativos del agro vallecaucano. Se crearon dos instituciones, una de educación superior: la Universidad del Valle, y otra de inves-tigación agropecuaria: la Estación Agrícola Experimental de Palmira.

Como era lógico, el desarrollo comercial y el surgimiento de nuevos núcleos de población, presidieron una decadencia de la hacienda y la introducción de tecnologías agrícolas que transformaron a las antiguas haciendas en concentraciones de tierra industrializada, como efecto del hallazgo de un producto final como la caña de azúcar. Con amplio éxito se aprovecharon coyunturas políticas internacionales, para abrirse en el mercado mundial, hacerse producto dominante en el Valle, e introducir un desarrollo capitalista acelerado.

Las manifestaciones de este desarrollo, se pueden apreciar en las estadísticas que muestran un gran paralelismo de: el crecimiento de la superficie dedicada al cultivo de la caña, y productos industrializables

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como el sorgo y la soya, con la concentración urbana de la población.

Superficie sembrada de algunos productos Hectáreas

Año Productos Algodón Arroz Maiz Fríjol Sorgo Soya Caña

1937 7.619 19.692 15.807 1941 8.953 29.469 29.398

1970 11.580 6.900 66.010 65.540 27.800 66.390 91.800 1972 21.320 8.500 51.000 6.200 29.000 55.000 103.250 1974 26.520 10.100 13.300 1.580 18.546 72.500 116.000 1976 23.325 9.300 22.200 3.076 37.480 52.292 122.228 1978 14.712 9.900 11.710 4.272 43.400 68.418 100.350 1980 25.889 10.526 17.666 4.483 57.014 38.569 13Q.620 1982 4.400 9.900 22.100 3.400 62.900 46.400 135.000 1984 13.500 10.500 9.682 1.443 40.120 46.090 103.422

Fuente: Anuario Estadístico del Valle, tomos de 1971 hasta 1984.

Este cuadro además muestra como los productos más afectados por la tendencia al monocultivo, son aquellos más intimamente ligados a la canasta familiar como el fríjol, el maiz, y el plátano a pesar de no incluirse en el cuadro.

El proceso de industrialización del agro y los desarrollos capitalistas de las relaciones de trabajo, influyeron definitivamente en la migración interna del campo a la ciudad.

Población por zona.

Años Urbana Rural Total

1938 251.025 362.205 613.230 1951 550.558 556.369 1.106.927 1964 1.219.837 513.216 1.733.053 1973 1.690.185 496.616 2.186.801 1984 2.745.317 638.468 3.383.785

Fuente: Anuario Estadístico del Valle, Nos. de 1971 hasta 1984.

Esto, sin contar con la migración producida por la violencia en otros departamentos, la cual se dirigió fundamentalmente a las ciudades,

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especialmente Caii, pues un incentivo adicional lo representaba el crecimiento industrial y el mercado de trabajo.

Unas palabras sobre la industrialización. En el largo plazo, se observa que la industrialización en el Valle ha estado intimamente ligada a lasopciones de producción agrícola. Así, en el momento en que se vieron buenas posibilidades para el arroz, los establecimientos industriales establecidos fueron trilladoras de arroz, en el momento en que el sorgo y la soya tuvieron éxito como producto agrícola emergieron las fábricas de aceites. La caña de azúcar ha producido muchas industrias -además de los ingenios- complementarias o derivadas, siendo las últimas aquellas que benefician el bagazo para producción de papel. Una excepción en esta tendencia la constituye la empresa textil, la cual inició tareas importando materia prima y posteriormente procuró el fomento del cultivo del algodón.

Hoy, el Departamento del Valle del Cauca se encuentra en la cúspide de un desarrollo fundamentado en la casi total cobertura del territorio por la caña de azúcar, el desarrollo de un gran centro industrial, Cali, la contrucción de una amplia red comercial interna, y en los diversos municipios del Valle se implementa un desarrollo de amplias redes de servicios públicos, comerciales y financieros que hoy muestran un espacio dominado por el concepto urbano de la vida.

w

ACTIVIDADES Y EVALUACION

Realice un breve ensayo (cinco páginas) sobre la evolución social del espacio en su municipio y compárela con la del Departamento del Valle.

Para esto utilice:

a.- La información descriptiva y los cuadros estadísticos que se ofrecen en la unidad.

b.- Los cuadros que se ofrecen a continuación. c.- Las bibliotecas a su alcance.

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ZONAS FISIOCRAFICAS DEL VALLE DEL CAUCA

UNIDAD 2

DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DEL VALLE DEL CAUCA

INTRODUCCION

Se presenta en esta unidad la primera fase de ocupación española del territorio vallecaucano, haciendo énfasis en los conflictos que ella generó tanto con la población aborigen como entre los mismos invasores.

También se estudia el establecimiento de las primeras instancias organizativas del estado colonial, hasta la creación de la Gobernación de Popayán.

Esta unidad está diseñada para que usted la desarrolle así:

1. Lectura previa (3 horas) 2. Exposición por parte del profesor, discusión con los estudiantes y preparación de actividades (3 horas) 3. Actividades desescolarizadas (4 horas) 4.Discusión de las actividades y evaluación de la unidad(2 horas)

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Al finalizar la unidad usted estará en capacidad de:

1. Describir la llegada de los invasores españoles y sus primeras relaciones con la población indígena.

2. Explicar la importancia de las primeras ciudades del Valle del Cauca en la conquista de la Gobernación de Popayán.

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ACTIVIDADES PARA ALCANZAR LOS OBJETIVOS

1. Estudie el texto que se presenta en esta unidad. 2. Desarrolle las actividades que se indican al final de la unidad. 3. Tome nota de los conceptos, razonamientos y procesos que no comprenda suficientemente y discútalos con su profesor.

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DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DEL VALLE DEL CAUCA

Alonso Valencia Llano Profesor Universidad del Valle

1. EL VALLE EN LA RUTA HACIA EL DORADO

El proceso de exploración y conquista de los territorios situados al norte del Perú se^inscribe dentro de la búsqueda del mítico «Dorado». Según esto, la incorporación al imperio español de lo que hoy conoce-mos como el sur del territorio colombiano se debió a la necesidad que tenian los invasores de saciar su sed de oro no satisfecha aún con el rescate pagado por los señores étnicos que buscaban la liberación de Atahualpa.

La exploración del territorio fue llevada a cabo por una hueste comandada por Juan de Ampudia y Pedro de Añasco quienes obedecían órdenes de Sebastián de Belalcázar, el conquistador del «Reino de Quito» y quien, a su vez, actuaba bajo el mando del Márquez don Francisco Pizarro conquistador del imperio incaico1.

Belalcázar y sus hombres formaban parte de una generación de soldados forjada en las guerras de conquista. Habían estado en las de Cuba y Nicaragua, pasando al Perú donde refinaron sus métodos violentos, cuya expresión mas evidente se dió con el secuestro y

1 . Para visiones sintéticas de las conquista del Valle véase Gustavo Arboleda,: Historia de Cali, tomo I, Cali, UNI VALLE, 1956; Jaime Anoyoflistoria de la Gobernación de Popayán\ Alvaro León Goméz et. al.: Historia de Santiago de Cali. Primera parte. Conquista y Fundación, Cali, Ediciones Andinas, 1981; Diego Garcés: Sebastián de Belalcázar. Fundador de Ciudades, Cali, Feriva, 1986.

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posterior asesinato del Inca Atahualpa. Gracias a su crueldad pudieron someter los señoríos étnicos y tomar el control del imperio dominado por los Incas, lo que les permitió continuar con la incorporación de nuevos territorios como los que pretendemos estudiar.

La primera incursión en el territorio del suroccidente Colombiano se realizó en 1536 por parte de los capitanes Ampudia y Añasco quienes estaban comisionados para encontrar el camino que conduciría a «El Dorado»:

A Bogotá dirigen su cuidado en busca y en demanda del Dorado/

Ellos avanzaron por las tierras regadas por el rio Cauca en un viaje exploratorio mediante el cual se pretendía estudiar los niveles de riqueza de la «tierra» . En otras palabras, los españoles buscaban establecer el grado de desarrollo de las comunidades indígenas el cual era medido en la forma en que la tierra era cultivada y, desde luego, en su capacidad para pagar tributos. Por otra parte, se debería detectar la presencia de mineral aurífero, sea en minas o en piezas elaboradas por los indígenas.

Ampudia y Añasco formaron parte de la escuela de conquista formada en el Perú y gracias a ella pudieron enfrentar con éxito la tenaz resistencia ejercida por las comunidades indígenas que encontraron en los altiplanos de los Pastos y de Popayán lo mismo que en el Valle del Patía, en las estribaciones de las vertientes andinas y, desde luego, en el Valle del Cauca. La resistencia en este último lugar comenzó con los enfrentamientos que se realizaron en las riberas del rio Jamundí donde, después de fuertes combates, los indígenas fueron vencidos por la superioridad militar española representada en las armas de acero y pólvora, en la caballería y en unas mas efectivas técnicas de combate. Con todo, y a pesar de que los invasores lograron saquear el pueblo del Cacique Jamundí donde encontraron un cuantioso botin, se vieron obligados a replegarse a las orillas del rio Cauca donde construyeron un fuerte con las guaduas allí existentes.

2. Juan de Castellanos: «A la muerte de don Sebastián de Belalcázar, adelantado de la Gobernación de Popayán, donde se cuenta el descubrimiento de aquellas provincias, y memorables cosas en ellas acontecidas», enCespedecia, Vol.XIV, Nos. 51-52, Cali, INCIVA, Enero-Diciembre de 1985, p. 61.

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La construcción del fuerte permitió un hecho importante en el proceso de conquista de estos territorios. Si bien las relaciones de contacto iniciales fueron de carácter exclusivamente militar, esto es, estuvieron signadas por la violencia, apartirdeese momento empezaron a combinarse con relaciones comerciales.

En efecto, cuando los indios del otro lado del rio -los Calocotos-vieron el fuerte, enviaron mensajeros y obtuvieron de los españoles cuchillos, corales, cuentas de vidrio, y otras baratijas; en reciprocidad los europeos recibieron alimentos. El cronista Juan de Castellanos hace el siguiente relato de dichas relaciones:

Liáronles cuchillejosy machetes, Algunas estragadas herramientas, Ciertos afbaneguetas y bonetes, Corales y otras vidriosas cuentas: Fueron aquestos dones alcahuetes Para hacer allí gentes atentas A la contractación cuotidiana Que tenían de tarde y de mañana3.

En este comercjo entraron posteriormente los Timbas y los recien-temente vencidos Jamundíes. Con este nuevo tipo de contacto el carácter inicial de la conquista del Valle empezó a cambiar, puesto que las relaciones que se establecieron con los indígenas hicieron pensar a los europeos que podrían permanecer en los territorios del Valle sin ser hostilizados. Por otra parte, se encontró que los rios estaban lastrados de oro y que las tierras cultivadas por los indígenas eran lo suficiente-mente fértiles como para garantizar el suministro de alimentos a la población blanca.

Desde este primer establecimiento militar Ampudia envió al Capitán Francisco Cieza a explotar los territorios localizados en las estribacio-nes de la cordillera central. Este conquistador logró recorrer los territorios de la «otra banda» siendo acosado constantemente por los nativos, quienes lograron herirle algunos hombres, a pesar de lo cual llegó hasta el territorio donde sería posteriormente fundada la ciudad de Cartago; su regreso lo realizó por la banda occidental del rio Cauca, quedando realizada así una primera exploración del Valle Geográfico del Rio Cauca.

3 . Idem., p. 66.

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Al regreso de Cieza, y dadas las condiciones de insalubridad de las orillas del Cauca, Ampudia decidió trasladar el asentamiento español a las partes altas de la cordillera occidental, a un sitio ubicado en el curso alto del rio Jamundí, donde se fundó una villa, que se llamó Ampudia, siguiendo todo el ritual de costumbre hasta el punto de que se nombró Cabildo y se otorgaron solares.

El establecimiento de un pueblo de españoles, si bien habla a las claras de la intención de los invasores de permanecer en los territorios conquistados y de asegurar la posesión del territorio ante posibles contendores, legalizando, de paso, la conquista, no quiere decir que la resistencia indígena hubiera cesado. Esta se reanudó tan pronto se fundó la Villa, la cual sufrió una serie de ataques que produjeron la muerte de un negro esclavo de Ampudia. Por otra parte, los indios vecinos se confederaron al mando del Cacique Petecuy pudiendo efectuar combates exitosos que estuvieron a punto de producir la derrota de los invasores. El combate con los hombres comandados por Petecuy permite mostrar los niveles de violencia con que se hizó la conquista:

Aquí vieras cabezas ir rodando, Allí regar la tierra roja vena, Ir unos con los tripas arrastrando, Otros tenderse por aquel arena, Brazos caídos, manos palpitando Que de los cuerpos el furor cercena Mostrando claramente ser mejores Los que eran en el número menores4.

No obstante esto, la resistencia indígena llegó a tal grado que hizó retirar a los españoles, los cuales recibieron el oportuno auxilio de Sebastián de Belalcázar quien acababa de llegar de Quito acompañado de ochenta jinetes, doscientos veinte peones y bastantes indios yana-conas -de servicio- extraídos del pueblo de Yumbo en la jurisdicción quiteña.

La llegada de Belalcázar cambió definitivamente el carácter a la conquista. Si bien con Ampudia se había insinuado la intención de permanecer en lo que más tarde sería el territorio valle caucano, ahora

4 . Idem, p. 68.

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ésta se manifestaba más claramente puesto que el recién llegado pretendía liberarse de los lazos que los ataban a Don Francisco Pizarro. Las primeras medidas que tomó se refieren a una nueva búsqueda de «El Dorado». Para el efecto comisionó al bravo capitán Miguel Muñoz para que avanzara por la banda oriental, mientras que él lo hizo por la occidental llegando hasta Anserma. Por otra parte, ordenó la despoblación de la Villa de Ampudia y el traslado de los vecinos a tierras aún más altas de la cordillera occidental en los valles interandinos que forma el iio Calima donde, el 25 de Julio de 1536, fundó una nueva ciudad que debería cumplir la misión de ser centro de irradiación de empresas de conquista, tanto hacia el interior como hacia el mar Pacífico, ya que su intención manifiesta era encontrar una salida al mar que le diera independencia a los territorios por él conquistados.

Esta fundación, que recibió el nombre de Cali, se llevó a efecto el 25 de julio de 1536 en un Valle que llevaba el nombre indígena de Lili y tuvó la característica de que se hizó sin las formalidades legales, esto es, no se nombraron las autoridades civiles representadas en el cabildo, sino que se nombró un teniente de gobernador que lo fue don Miguel Muñoz, lo que significaba que Belalcázar quería conservar en sus manos todo el gobierno, lo que se explica por no estar consolidado el dominio español exigiendo que se mantuviera la autoridad de tipo militar. Esto obliga a recordar que estas primeras fundaciones, realizadas en una frontera de guerra, tenían más carácter de fuertes militares -presidios- que de ciudades en el sentido colonial del término. Por otra parte, las primeras fundaciones obedecían a cierta estrategia política, pues, aparte de lo que se mencionó antes, el hecho de fundar ciudades facilitaba el proceso de independencia que fraguaban los comandantes de las huestes conquistadores, cuyo ejemplo más evidente se presenta con Belalcázar.

Es desde esta precaria fundación desde donde se inicia, ya no, el proceso exploratorio, sino de conquista, de lo que hoy conocemos como Valle del Cauca. Este proceso siguió dos rutas diferentes: una primera que pretendía encontrar una salida at mar fué encomendada a Juan Ladrilleros, y la segunda que debería controlar los territorios que seguían el curso del rio Cauca fué delegada en Miguel Muñoz, mientras que Belalcázar marchó al sur donde fundó la ciudad de Popayán.

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La expedición de Ladrilleros, que duró aproximadamente un mes, no logró su objetivo debido a los ataques constantes de los grupos indígenas en los cuales salieron heridos algunos de sus hombres. Por su parte, Miguel Muñoz logró explorar un amplio territorio que cubrió las regiones de Anserma, Cartama, parte de la provincia de Quimbaya y los territorios ocupados por los Gorrones.

No obstante el aparente fracaso de su expedición, Ladrilleros obtuvo informaciones seguras acerca de la posición del océano, las que llevaron a que Belalcázar ordenara a Miguel Muñoz el traslado de la ciudad al sitio donde hoy se encuentra. Esto implicó una fundación en forma, pues ésta vez si se nombraron autoridades civiles y cabildo del cual formaron parte Pedro de Ayala como alcalde y Antón Redondo como regidor, creándose la «rex Pública» de la ciudad, que llevaba a que ya no estuviera sometida únicamente a la jurisdicción deunmilitar, en éste caso Belalcázar o su teniente Miguel Muñoz, sino a que se inscribiera dentro de un ámbito jurisdiccional más amplio, ya que por disposición superior se había ordenado que cuanto conquistara Belal-cázar quedaría supeditado a la provincia de Quito, y por lo tanto al Gobierno de la «Nueva Castilla», esto, es el del Perú. Es esto lo que explica que los términos -o sea el espacio territorial que ocuparía la Nueva ciudad- fueran fijados por el Adelantado don Francisco Pizarro como Capitán y Gobernador general del Perú, según se verá después.

La ciudad de Cali, siguió sufriéndo los ataques de los indígenas de la región en los cuales murieron bastantes indios Yanaconas y resultaron heridos algunos vecinos. Mientras tanto, por el mes de diciembre de 1536, Belalcázar inició el reconocimiento de las fuentes del rio Magdalena y emprendió, sin éxito, una nueva exploración en búsqueda de una salida al mar, cumplido lo cual viajó a Quito en septiembre de 1537 dejando a Ampudia como teniente de gobernador y a Pedro de Añasco como alcalde. Desde Quito Belalcazar rindió informes a Pizarro acerca de la riqueza de los territorios descubiertos en Popayán, Cali y Anserma, por lo que le fué confirmada su tenencia.

Al regreso en mayo de 1538, Belalcázar, vino acompañado por trescientos soldados bien equipados y por mil yanaconas que portaban todo lo necesario para el establecimiento de una colonia: asnos, perros, vacas, gallinas, cerdos y semillas. Inmediatamente le tocó someter

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algunas comunidades que se habían sublevado debido a los abusos cometidos por los vecinos de Cali, por lo que ya con el territorio pacificado se dedicó a efectuar el reparto de indios en encomienda y a tasar los tributos que los indígenas deberían pagar a los conquistadores. Establecida ya la ciudad de Cali como colonia y considerando que era poco lo que faltaba por realizar en materias de conquista de estos territorios, puso de manifiesto su intención de continuar su ruta en busca de «El Dorado».

Después viendo su gente descansada, De más premio y honor estimulado, A su rancho llamó las más granada Para manifestalles su cuidado. Cerca de proseguirse la jornada Y noticia que tienen del Dorado; Y consagrados los de más estima, Con este parlamento los anima:

Caballeros el tiempo nos convida, y nuestro proprio punto nos exhorta A poner er\ efecto la partida En demanda de lo que más importa, Porque para gozar próspera vida, Aquesta tierra me parece corta, Y aquella do queréis hacer empleo Podrá mejor cumplir vuestro deseo5.

Con cien hombres a caballo y doscientes infantes el viejo Capitán partió para los Valles del Magdalena y subió a la sabana de Bogotá, donde se encontró con Nicolás de Federmán y Gonzalo Jiménez de Quesada, en compañía de los cuales viajó a España, donde esperaba lograr que el Rey le otorgará el gobierno de los territorios descubiertos y conquistados por él y su gente, y de esta forma liberarse de la sujeción de Francisco Pizarro.

2. LOS GOBIERNOS DE LORENZO DE ALDANA Y DE PASCUAL DE ANDAGOYA

La incorporación de la ciudad de Cali a las autoridades de la provincia de Quito y, desde luego, al Perú, hacía que el Gobernador don

5 . Idem., p. 72.

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Francisco Pizarro pudiera nombrar las autoridades ejecutivas que estimara convenientes. Podía por lo tanto, nombrar tenientes de Gobernador y deponer de sus tenencias a quienes hubiera nombrado con anterioridad. Esta lógica legal buscaba consolidar la autoridad militar que los reyes españoles delegaban en sus adelantados. De ésta manera los gobernadores podían prevenir cualquier intento de subleva-ción por parte de los capitanes de las huestes de conquista, pues existía una desconfianza mutua entre adelantados y sus capitanes, ya que estos últimos no desperdiciaban ninguna oportunidad para alzarse con el Gobierno y liberarse de una relación de dependencia que les era odiosa, hábida cuenta en las campañas conquistadoras ellos no sólo arries-gaban sus capitales y vida, sino también las de sus hombres.

Dentro de ésta lógica se inscribe la llegada de Lorenzo de Aldana a Popayán y Cali, pues Pizarro desconfiaba de la lealtad de un Capitán como Belalcázar quien se estaba haciendo demasiado fuerte en un territorio muy alejado de su sede de gobierno. Aldana llegó a estas tierras ostentando el cargo de juez comisionado y fue aceptado sin contradicción alguna. Al enterarse de la ausencia de Belalcázar decidió presentar los títulos reservados que traía para asumir el gobierno, lo cual realizó con la aceptación de los vecinos. En razón de dichos títulos ratificó a Miguel Muñoz como teniente en Cali y autorizó a Jorge Robledo para que iniciara la conquista de la provincia de Anserma, la cual había sido autorizada por el Gobernador del Perú, en el documento que fijaba los términos territoriales de la jurisdicción de Cali:

(...) Epor cuanto ha placido a Nuestro Señor que aian descubierto por la via de Quito las provincias de Caly (...) tengo propósito y he acordado que convenga de poblar un pueblo en la provincia que se dice Anserma porque poblándose la tierra esté más sujeta y permanezca en el servicio y obediencia de su majestad (...) que agora se le dé a la dicha ciudad de Caly los términos convenientes para su población e aumento e conservación, de manera que la provincia de Anserma quede más desocupada para la poblacion de ella, epor ende en nombre de su majestad, epor cuanto los primeros términos que le dieron a la dicha ciudad no están por mi aprobados, e sin mi aprobación son en si ningunos y en tanto que su majestad, otra cosa mande, señalo para aora y para siempre jamás, por términos y jurisdicción de la dicha ciudad de Caly, desde ella misma, la via de Anserma, veinte y cinco leguas, y por la parte de

. la mar hasta la lengua del agua, y por la tierra adentro, asia Buga,

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treinta legues, j asia Popayan hasta el pueblo de Jamundí, con todcs ¡oscaciques e indios e tierra, que en este término cae i..)6.

Con este mandamiento -que de manera general- fijó los términos territoriales de lo que más tarde seria el Departamento del Valle del Cauca-, Pizarro buscaba cimentar su autoridad en los territorios conquistados en el norte, frenando cualquier intento de sublevación por parte de los hombres de Belalcázar.

En esos momentos la ciudad de Cali se encontraba saturada de conquistadores, puesto que había llegado el Licenciado Juan de Badillo a la cabeza de una menguada hueste formada en Cartagena con unos seiscientos caballeros, trescientos cincuenta infantes, muchos negros esclavos e indios de servicio. En ella llegaron capitanes de valía como Giraldo Gil de Estupiñan y el conocido cronista Pedro Cieza de León. Esto ofrecía no sólo la coyuntura favorable para emprender un nuevo proceso de conquista que disminuyera las posibles pretenciones de Belalcázar, sino los hombres necesarios para emprenderlo. Aldana encomendó la tarea a uno de los hombres de Belalcázar, el ambicioso Capitán Jorge Robledo, quién salió de Cali el 14 de julio de 1539 en compañía de cien hombres, entre caballeros e infantes, seguidos de negros, indios y ganado, con los cuales fundó la ciudad de Anserma el 15 de agosto de 1539. Posteriormente, y gracias a que sus tropas aumentaron con nuevos hombres llegados de Cartagena en persecusión de Badillo, fundó la ciudad de Cartago en el sitio donde hoy se encuentra la ciudad de Pereira, el 9 de agosto de 15407.

Con la fundación de Anserma, Aldana consideró que la autoridad de Pizarro estaba lo suficientemente consolidada, por lo que decidió regresar al Perú. Justo cuando se había ausentado llegó a Cali un nuevo conquistador, el Licenciado Pascual de Andagoya, quien reclamaba estos territorios como pertenecientes a la Gobernación de San Juan cuya administración se le había encomendado 8.

6 . Arboleda, ob. cit., pp. 25-26. 7 . Idem. pp. 34 - 35. 8. Respecto a la odisea de Pascual de Andagoya véase la obra de Gonzalo Fernández de

Oviedo: «Natural y General Historia de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano», Libro Sexto, Illa. Parte de la Gobernación del Rio San Juan. En Cespedecia, cit., p. 41 y ss.. También la de Cristóbal de Salinas: «Hechos de Pascual de Andagoya, de su hijo Juan, de sus Tenientes en la Gobernación de San Juan. 1541 -1543.» etCespedecia, cit., pp. 83 y ss.. La

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La llegada de Andagoya se dió en momentos en los cuales los vecinos de Cali y Popayán estaban enfrentando otra rebelión de los indígenas en la cual murieron no pocos conquistadores, entre ellos Ampudia. Esto explica que su autoridad fuera reconocida por los Cabildos de ambas ciudades, pues sus soldados fueron de gran ayuda, además de que las vituallas que traía ayudaron a solucionar las necesidades inmediatas de los vecinos.

Las primeras medidas tomadas por Andagoya se orientaron hacia el sometimiento de los indígenas; posteriormente mandó venir a Robledo y también ordenó que Ladrilleros buscara una salida al mar. Por otra parte, y para tratar de justificar la ocupación de Cali, cambió el nombre de la ciudad por el de Lili dado que el Valle de éste nombre caía dentro de las coordenadas geográficas asignadas a su Gobernación.

La expedición de Ladrilleros tuvó buen éxito, puesto que siguiendo la ruta de entrada que siguiera Andagoya encontró una bahía donde fundó la población de San Buenaventura, que habría de convertirse en el Puerto de entrada de mercancías a las poblaciones de Popayán. Mientras tanto Robledo llegó a Cali, donde reconoció la autoridad del nuevo Gobernador, quién a su vez le reconoció como su Capitán general y le dió los títulos de teniente Gobernador de San Juan y Cartago, asignándole ochenta hombres y un grueso número de indígenas de la población de Vijes, con los cuales regresó a las provincias del norte en Octubre de 1540.

3. LOS CONFLICTOS ENTRE LOS CONQUISTADORES

A comienzos de 1541 regresó Belalcázar a los territorios conquistados por sus hombres con plenos poderes para ejercer el Gobierno. Su regreso lo efectuó por Panamá y de allí viajó a Buenaventura donde el Capitán Ladrilleros se opuso a su desembarco pretextando haber recibido órdenes de Andagoya. No obstante esto, mostró al Gobernador la ruta que le permitiría llegar a Cali.

versión personal de Andagoya sobre los hechos que se mencionan se puede consultar en Pascual de Andagoya: «Relación de los sucesos de Pedrarias Dávila en la Tierra Firme y de los descubrimientos en el Mar del Sur. Años 1514 -1541.» en Academia de Historia del Valle del Cauca: Cali en su IV Centenario, Cali, Ed. América, 1937.

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Andagoya estaba militarmen te preparado para recibir a Bel alcázar, pues no quería ceder en su empeño por apropiarse de unos territorios que no había conquistado. El nuevo gobernador, por su parte, no estaba dispuesto a renunciar a los derechos que la Corona le habia cedido por sus méritos militares. De hecho, en la Gobernación de Popayán estaba a punto d€ presentarse una de las tantas guerras que se dieron entre conquistadores y que caracterizaron el final de los procesos de conquis-ta de los territorios que de una u otra manera estaban relacionados con el Perú.

La guerra en Popayán fué evitada gracias a la intervención de los monjes mercedarios y al hecho de que muchos de los soldados de Andagoya lo abandonaron para volver a militar bajo toldas de su antiguo jefe. Esto llevó a que los Cabildos de Cali y Popayán reconocie-ran la autoridad de Belalcázar, pues se reconoció que en hechos y en derechos tenía mayores títulos que Andagoya quien -como era público y notorio- había usurpado ilegalmente una autoridad que no le correspondía.

En consecuencia Andagoya fue apresado y enviado a Popayán. Posteriormente fue liberado gracias a la intervención del visitador Cristóbal Vaca de Castro quién pasaba por Popayán en viaje a Lima donde debería reemplazar a Pizarro en caso de que este muriera. Andagoya debería viajar a Buenaventura, única población con que contaba su gobernación de San Juan y desde donde podría ventilar su disputa con Belalcázar en la corte. Sin embargo, la suerte no lo acompañaba pues durante su estadía en Cali el puerto había sido destruido por los indígenas quienes habían dado muerte a su familia. Con esto sus empresas de conquista finalizaron en el fracaso: había invertido en ella 50.000 pesos de buen oro de su propio capital y estaba endeudado en 20.0000 más9.

Belalcázar había llegado investidode plenos poderes. Los territorios por él conquistados fueron separados de la jurisdicción quiteña y conformaron gobierno independiente con el nombre de Gobernación de Popayán. Esta no sólo incluía las ciudades de Popayán y Cali, sino también la Villa de Anserma, según reza la real cédula firmada en

9 . Fernández de Oviedo, ob. cit., p. 45.

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Madrid el 10 de marzo de 1540.10 La llegada de Belalcázar se produjo el 24 de febrero de 1541 y entre sus primeras disposiciones estuvo la de devolver a Cali su antiguo nombre. Para que el puerto de Buenaventura no se despoblara ordenó que en él residieran siete vecinos bajo el mando de un capitán que se encargaría de administrar justicia y de avisar de la llegada de los navios. También hizo venir a Robledo por quién sentía gran desconfianza dado que primero había degollado a Aldana en sus intentos por realizar conquistas y fundaciones a nombre de Pizarro, y luego había realizado las mismas acciones a nombre de Andagoya. Con todo, y basado en los títulos recien adquiridos, le confirmó poderes y le autorizó que continuara con la conquista del norte nuevamente a su nombre.

Mientras tanto en el Perú se desencadenaban las acciones de los «peruleros». En medio de rebeliones y de guerras civiles, que se caracterizaron por el enfrentamiento entre Almagristas y Pizarristas, el Márquez Francisco Pizarro había sido asesinado y sus asesinos se preparaban para enfrentarse a las autoridades reales representadas en Vaca de Castro. Este sintiendo desconfianza hacia Belalcázar ordenó que el gobernador se desplazara a Quito con todas las fuerzas militares que pudiera reunir con el fin de auxiliar a las tropas leales al Rey. de donde debió regresar rápidamente pues durante su ausencia se produjo la rebelión de las comunidades indígenas de su gobernación lo que ponía en serio peligro la dominación española en Popayán.

A su regreso se enteró que Robledo había viajado a España con el fin de obtener mercedes del Rey que le permitieran ejercer un gobierno independiente. Pero, en el Perú los acontecimientos político-militares se desencadenaban: Los conquistadores se negaban a someterse a las autoridades civiles que nombraba el Rey y no querían acatar las «Leyes Nuevas», que expidiera la Corona más con el fin de disminuir el poderío de los díscolos «señores de la conquista» que de beneficiar a los indios. Belalcázar debió marchar a Quito en auxilio de Blasco Nuñez Vela, Virrey del Perú, siendo derrotados en la Batalla del llano de Iñaquito el 15 de enero de 1546 por Gonzalo Pizarro, donde el virrey fue muerto y el gobernador apresado y luego dejado en libertad por sus viejos compañeros.

10 . Gómez, et. al., ob.cit., pp. 66-68.

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Cuando Robleda regresó a Antioquia desencadenó una serie de acciones contra Belalcázar que llevaron a que éste persiguiera a su antiguo teniente, que lo apresara, lo juzgara y ejecutara el 2 de octubre de 1546. Esto motiló la llegada a Cali del oidor don Francisco Briceño, el 24 de abril de 1550, quien se encargó de efectuar la «residencia» a Belalcázar, declarándolo suspenso en su empleo de gobernador y poniéndolo preso. El depuesto gobernador apeló la sentencia y fue puesto libre baje fianza para que viajara a España a defender su causa en la Corte. Rumboa España murió en Cartagena el 30 de abril de 1541.

Finalizados estos conflictos entre conquistadores se inició en la Gobernación dePopayán lo que se podría llamar la «vida colonial», la cual estaba reglamentada, ya no por los deseos de los capitanes de conquista, sino por los oficiales reales y los cabildos de las ciudades. Los conflictos no habían finalizado, pero en el futuro se darían entre los viejos conquistadores y los nuevos colonizadores. Además, todavía quedaban algunos territorios por conquistar donde los vecinos podrían satisfacer sus ansias de gloria y fortuna, a lo que se unió el hecho de que muchas comunidades indígenas se negaron a someterse a las exac-ciones que les imponía la sociedad colonial por lo que iniciaron una serie de rebeliones que habrían de caracterizar el primer siglo de vida colonial de la Gobernación de Popayán.

ACTIVIDADES Y EVALUACION

Realice un breve ensayo sobre la ocupación indígena y la primera ocupación del territorio de su municipio ó región.

Para esto utilice:

a.- La información contenida en la presente unidad. b.- La bibliografía que se cita en las notas. c.- Las bibliotecas a su alcance. d.- Para los municipios de reciente formación, puede realizar

entrevistas a los viejos de la región.

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UNIDAD 3

ESTABLECIMIENTO DE UNA ECONOMIA MINERA Y AGRICOLA

INTRODUCCION

En esta unidad se muestra la creación y el desarrollo de un tipo de economía desconocido en América hasta la invasión española.

Se hace énfasis en la utilización de los indígenas como fuerza laboral principal en minas, estancias, servicio doméstico y trabajos urbanos para señalar la crisis demográfica de la población aborigen y la necesidad de vincular fuerza de trabajo esclava.

Para esta unidad usted debe dedicar :

1. Lectura previa a jas clases (3 horas) 2. Exposición por parte del profesor, discusión con los

estudiantes y preparación de actividades (3 horas) 3. Actividades desescolarizadas (4 horas) 4. Discusión de las actividades y evaluación de la unidad (2 horas)

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Al finalizar la unidad usted estará en capacidad de:

1. Explicar los orígenes del desarrollo económico del Valle.

2. Resaltar la importancia de la población aborigen en el establecimiento de la economía colonial.

3. Reconocerá las características más generales de la sociedad señorial del Valle. 4. Entenderá los factores económicos que inciden en la crisis demográfica indígena en el Valle del Cauca.

ACTIVIDADES PARA ALCANZAR ESTOS OBJETIVOS

1. Estudie el texto que se presenta en esta unidad. 2. Desarrolle las actividades que se indican al final de la unidad. 3. Tome nota de los conceptos, razonamientos y procesos que no comprenda suficientemente y discútalos con su profesor.

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ESTABLECIMIENTO DE UNA ECONOMIA MINERA Y AGRICOLA

Alonso Valencia Llano Profesor Universidad del Valle

El desarrollo económico del Valle del Cauca en el siglo XVI se dió a partir de las mercedes de tierras y de las encomiendas de indios que otorgaron los comandantes de las huestes a los conquistadores. Esto significa que los inicios de la economía colonial, en lo que más tarde sería el departamento del Valle del Cauca, sólo se dió a partir de la fundación de ciudades que garantizaran la permanencia de los conquistadores. Por otra parte, no sobra recordar que un comandante de hueste podía recompensar con mercedes de encomiendas y de tierras a sus caballeros y peones a partir de un hecho jurídico de ésta clase.

Para los capitanes de la conquista la recompensa en forma de encomiendas se convirtió en la más importante en tanto que facilitaba el acceso a la principal categoría de vecindad en las nuevas ciudades: la vecindad feudataria. Con ella podían asumir comportamientos similares a los de la nobleza europea, y podían vivir del tributo pagado por los indígenas, fuera en especie o en trabajo en el servicio doméstico, en minas o en las tierras recién adquiridas. De hecho, los señores conquistadores, llenos de «gloria y fortuna», no pensaban dedicarse a oficios tan viles como el laboreo de la tierra. Es ésto lo que explica que la búsqueda de encomiendas se convirtiera en causa de no pocos conflictos, ya que ellas facilitaban la mano de obra necesaria para explotar las mercedes de tierras y las minas, permitiendo el surgimiento

de las primeras unidades productivas controladas por los españoles. Dejando de lado los aspectos relacionados con la diferenciación

social podemos decir que la importancia de la encomienda radica, entonces, en que fue utilizada como medio de obtención de mano de obra para el laboreo de la tierra, lo que a su vez legalizaba la posesión dando lugar a la propiedad1, pues no debe olvidarse que la tierra otorgada mediante una merced pasaba a ser propiedad del español sólo en la medida en que este la pusiera en producción, lo que se exponía como cláusula en los títulos de repartimiento, en los que «... se prevenía que se había de tomar posesión de las tierras repartidas dentro de tres meses y se había de hacer de ellas plantíos so pena de perderlas»2.

1. LA ENCOMIENDA EN EL VALLE DEL CAUCA

1.1 SITUACION GENERAL DE CALI EN EL SIGLO XVI Aunque con la fundación de Cali en 1536 se otorgaron tierras a

quienes participaron en la empresa de conquista, estas no entraron inmediatamente en un proceso de explotación que permitiera superar la crisis de bienes de consumo en que quedó sumida la región a raíz de las guerras de conquista y que llevaría a que los artículos necesarios para el consumo diario alcanzaran altos precios3. Los colonos prefie-rieron dedicar sus encomiendas al laboreo de las minas y al pago de tributos en especie con lo que obtenían lo indispensable para el abastecimiento de la ciudad4.

Las primeras encomiendas fueron otorgadas por Belalcázar en 1536 cuando repartió los indígenas de Cali y Anserma entre cerca de cien soldados que le acompañaban. Esto sufrió una modificación importante en 1539 cuando Lorenzo de Aldana, como teniente de Pizarro, repartió los mismos indios entre unos trescientos españoles «dando a unos de a

1 . Magnus Mórner: «La hacienda hispanoamericana: Examen de las investigaciones y debates recientes», en Enrique Fiorescano (comp.): Haciendas, Latifundios y Plantaciones en América Latina, México, Siglo XXI ed., 1979, p.19.

2. José María Ots Capdequii£7 Estado Español en las Indias, México, F.C.E., 1957. 3. Sebastián de Belalcázar al Rey, Cali, 20 - XII -1544, en Garcés, ob. cit., p. 411. Véase

también Juan Friede: Documentos Inéditos para la Historia de Colombia, Academia Colombiana de historia, Bogotá, 1960, documento # 1719, p.180. En adelante se citará D.I.H.C., #, p..

4. Germán Colmenares: Cali: Terratenientes, mineros y comerciantes, Siglo XVIII, Cali, UNIVALLE, 1975, p. 40.

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treinta indios y a otros a veinte», lo que llevaría a que, en 1541, Belalcázar, como primer Gobernador de Popayán, reformara las cosas repartiendo los indios de Cali entre 24 vecinos, incluyendo a los funcionarios reales que estaban recién llegados5.

Para el caso de Cali las encomiendas a que nos referimos estaban ubicadas, a principios de los años 40's, en la margen izquierda del río Cauca, en la Cordillera Occidental de los Andes donde existía el grueso de la población indígena prehispánica que sobrevivió al choque de la conquista. Enella se encontraban los pueblos de Yanaconas, Yumbo, Vijes, Imbanacos, Piles, Chamuyes, Lilíes, Jamundíes, Gorrones, Arroyohondo, Roldanillo, etc.6, que conservaban unos pocos indios dedicados en su mayoría al oficio de tamemes o cargueros. A pesar de estar en la cordillera, estos indios estaban localizados en dos regiones distintas que se denominaban «la provincia de la montaña» y «el valle». La primera estaba situada en las cabeceras de los ríos Anchicayá y el Alto Pepito; la segunda no se refería al Valle del río cauca, sino al del Lile, que era llamado también «Valle de la Montaña» y era bañado por el rio Bitaco7. '

Desde un comienzo los encomenderos se quejaron de que sus encomiendas no tributaban tanto como ellos merecían, situación que era explicada por los funcionarios reales en Cali, quienes en carta dirigida al rey en 1544 se quejaban de la pobreza de la tierra y del bajo número de encomendados en cada repartimiento que no permitían recuperar lo invertido en las empresas de conquista, por lo que todos se encontraban -según su criterio- excesivamente pobres y cargados de deudas8.

El poco rendimiento de estas encomiendas se podría explicar por diversas causas, entre las que cabría mencionarse la baja densidad demográfica indígena que caracterizó a ésta región determinando un

5 . Belalcázar carta al Rey, Cali, 30-111-1541, en Garcés, Ob. cit., p. 394. 6. Véase Mariano Arguelles: «Cali y el contacto con el mar» en Colombia, #10, Bogotá,

Contraloría General de la República, octubre 1944, p. 173. También Germán Colmenares: Historia Económica y Social de Colombia. Tomo II. Popayán: una sociedad esclavista, Medellín, Ed. La Carreta, 1979, p. 207.

7. Kathleen Rómoli: «Nomenclatura y población indígenas de la antigua jurisdicción de Cali a mediados del siglo XVI», en Revista Colombiana de Antropología, vol. XVI, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá, 1974, p. 379.

8 . D.I.H.C., # 1.719, p. 182.

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bajo número de encomendados en cada repartimiento, y ei decreci-miento progresivo de la población indígena ocasionada por la violencia utilizada por los españoles durante la conquista y el sometimiento de las comunidades que continuamente se rebelaban.

Según lo indican los documentos esta situación afectó por igual a los 24 vecinos feudatarios que tenía Cali. Los funcionarios reales, p.e., a pesar de los salarios que devengaban «y tener indios de repartimiento no se pueden sustentar sino es con mucho trabajo..»9. Sin embargo, para los vecinos feudatarios la situación debió haber sido más favorable que para el resto de la población representada por soldados, estantes, tratantes, etc.., para quienes sólo existía la posibilidad de llegar a ser encomenderos cuando alguna encomienda «vacara», o sea, cuando algún encomendero muriera sin dejar sucesión o la perdiera por cualquier motivo. El conquistador Abel Melendez de Valdez ilustra esta situación en probanza presentada en el mes de diciembre de 1544: «muchos conquistadores han tenido y tienen esperanza que, vacando algunos indios, que el Gobernador se los dará (...) como se hecho con algunos»10. Para estos vecinos la situación era difícil ya que no tener encomienda significaba una casi total ausencia de figuración social y política, pues no gozaban de la vecindad feudataria, quedando limitado su acceso al bienestar económico al no contar ni con tributo, ni con mano de obra. En ese mismo año, algunos soldados descontentos amenazaban con que de no dárseles encomiendas.

... se irían a otras partes y lo mismo harían las demás personas que vienen a servir a S.M., sabiendo que en estas tierras no habrían de tener algún premio por sus servicios y trabajos, y que esto sería causa para que estas tierras se despoblasen

La situación fue manejaba hábilmente por los gobernadores de turno mediante el envío de algunos soldados a incorporar nuevos territorios, lo que de paso era un excelente negocio, pues se hacían «debajo de concierto y compañía», siendo los gobernadores los principales socios. Así, p.e., en 1552 el Oidor don Francisco Briceño envió a los capitanes Vasco de Guzmán y Alonso de Fuenmayor a

9 . D.I.H.C., # 1.756, P.285. 10. Idem. 11 . Idem.

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conquistarla regicn del Guachiconu (Almaguer), un apoderado suyo -Fernández delBusto- envió a Giraldo Gil de Estupiñán a conquistar la provincia de Buga; también por su orden Sebastián Quintero emprendió la conquista de los Yalcones (La Plata), lo que no obstante no impidió la rebelión de los descontentos encabezada por Alvaro de Oyón. Más tarde, en 1557, el mismo Fuenmayor fue enviado por el Gobernador Alvaro de Mendoza Carvajal como cabecilla de una hueste a conquistar a los indios de Buga. Entre los soldados se alistaron Mateo de Saz, Pedro de Mendozay Pedro de Villagrán, quienes pretendieron levantar las tropas y matar al Gobernador Mendoza y hacerse con el gobierno, lo que habría deserel principal motivo de la llegada del visitador Tomás López, en 1559. Este tipo de levantamientos se explica, en parte, por la presencia en Popayán de muchos soldados «sin oficio ni beneficio» que llegaban expulsa dos del Perú por su participación en levantamientos contra la Corona.

Para los años 50's la situación de Cali parece haber cambiado. Nicolás Ramos Hidalgo, afirma que hacia 1550 la situación de Cali era boyante: «la Villa (dice) era una de las poblaciones mejor gobernadas, populosa y rica», residencia de los gobernadores y donde existía una casa de fundición12. Esto se debía a los beneficios obtenidos por el acceso al puerto de Buenaventura, que representó una posibilidad de desarrollo económico al facilitar el ingreso de mercancías necesarias para el sostenimiento de la Gobernación convirtiendo la ciudad en centro comercial de primer orden. Por otra parte el desarrollo del puerto permitió la apertura de una muy importante frontera minera hacia el océano Pacífico; además, produjo la intensificación de la explotación de las encomiendas al ser utilizados los indios como cargueros en el tráfico de mercancías. Por todo esto Buenaventura se convirtió en el factor de desarrollo que le permitió a Cali adquirir verdadera importancia, lo que era reconocido por los vecinos:

porque esta ciudad de Cali es la más principal de todas las demás de esta gobernación, así por ser la yema como por estar en ella el puerto, a cuya causa es toda la contratación de toda esta provincia y otras comarcanas^..)13.

12. Fray Jerónimo de Escoban «Relación de Popayán, 1582» en Cespedecia, Nos.45 - 46, Cali, INCIVA, eneros junio 1983, p. 296.

13. D.I.H.C.,# 1.719, p. 180

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1.1.2. LAS ENCOMIENDAS EN CALI. Los datos que se tienen acerca de las primeras encomiendas son

bastante imprecisos. Se tiene información relativamente segura a partir de la visita realizada en 1552 por el Oidor Francisco Briceño, quién encontró que había en el distrito de la ciudad 62 encomiendas con un total de 3.344 tributarios, repartidos entre 21 encomenderos. La mayor parte de estos indios estuvieron localizados en la margen izquierda del río Cauca y fueron conocidos, por su ubicación en la montaña, con el nombre de «montañeses».

Las formas de explotación de los indios encomendados se dieron a través del servicio personal en minas y estancias, del tributo en especie y como cargueros. Sin embargo, fue esta última la que predominó dada su rentabilidad explicable por el auge comercial de la ciudad, que hacia que aún sometiéndose al reglamento pudieran los encomenderos obtener de sus indios mucho más de los que obtenían en las encomiendas comunes.

El trabajo de los indios como cargueros no era nuevo en Cali ya desde los inicios de la colonia Cieza de León lo registraba:

Para llevara la ciudad de Cali las mercaderías que en este puerto se descargan, de que se provee toda la Gobernación, hay un sólo remedio con los indios de estas montañas, l los cuales tienen por su ordinario trabajo llevarlas a cuestas, que de otra manera era imposible poderse llevar. Porque si quisieren hacer caminos para recuas sería dificultoso que creo que no sepodría andar con recuas cargadas por la gran aspereza de las sierras...»14.

Juan del Valle, el primer obispo de Popayán y Defensor de Indios se vió obligado a reglamentar el servicio de tamemes teniendo en cuenta la imposibilidad en utilizar otro medio de transporte para las mercancías llegadas al puerto. Dispuso que cada montañés podía ser cargado con mercancías que no pesaran más de dos arrobas, en un viaje que se calculaba en 21 dias: 8 entre la montaña y la costa, uno de descanso en Buenaventura, 8 de regreso y 4 descanso. Por su parte, el encomendero cobraba tres pesos de oro por cada carga y pagaba medio peso al indio15. Desde luego que esto no era lo único que pagaban los tamemes, puesto

14. Pedro Cieza de León -.Crónica del Perú, Madrid, Espasa - Calpe, s. f., Cap. XXVIII. 15 . Rómoli, ob. cit., p. 459.

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que sus encomenderos «les imponían trabajos adicionales en minas, rozas de maíz, construcciones de casas, acarreo de leña, cuidado de animales, etc... y les cobraban además, tributos en oro, man tas y gallinas», lo que fue prohibido por el obispo mediante el Mandamiento del 26 de julio de 1551, ya que le «consta y es claro que trayéndoles y sirviendo en esto es gran tributo y basta...».

Para 1559, cuando se realizó la visita de Tomás López, los encomenderos de Cali eran 21, poseedores de 31 encomiendas que tenían un total de 2.418 indios de repartimiento. La situación de las encomiendas había cambiado cualitativa y cuantitativamente. Los cambios cualitativos se refieren al establecimiento de una economía agrícola con características europeas, que se dió a partir del momento en que los españoles controlaron directamente el proceso productivo. Esto se dio cuando un gran número de indígenas fue sacado de su «natural» y poblados en las tierras adjudicadas a sus encomenderos.

Los cuantitativos se refieren a que algunos encomenderos incre-mentaron sus encomiendas mediante el sometimiento de nuevas comunidades indígenas. También es evidente el fenómeno de refundir unos pueblos con otros, lo que llevó a que las encomiendas circularan solamente entre los vecinos feudatarios, produciéndose un monopolio de la mano de obra indígena que ya empezaba a ser utilizada en las estancias. Aparte de esto, en el intervalo de siete años que se dió entre las dos visitas (1552-1559), se nota el decrecimiento de la población indígena encomendada. Los cambios cualitativos se explican por el auge económico que estaba viviendo la ciudad, que produjo variaciones en la explotación de las encomiendas. En efecto, la crisis demográfica indígena, que explicaría la baja rentabilidad de las encomiendas vincula-das a la tributación en especie, exigió que los encomenderos reempla-zaran a los indígenas como abastecedores de alimentos, lo que impli-caba tomar el control del proceso productivo. Para ello trasladaron parte de sus encomendados como cargueros,todo lo cual obligó a que, con el fin de preservar los indios, Tomás López tasara los servicios personales en las estancias de tal forma que «veinte indios beneficien y cojan una hanega de maiz, que generalmente todos ios vecinos aran con bueyes», y obligó a que los indios de la montaña fueran organizados en cuatro pueblos.

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Si se tiene en cuenta la importancia comercial de Cali, se debe admitir que en el incremento de la explotación de los indígenas se encuentra la explicación del decrecimiento de la población aborigen. Esto fue confirmado en la «Relación de Popayán y del Nuevo Reino» (un anónimo de 1559-60), donde se afirma: «halo causado ser la tierra malsana y el demasiado trabajo que han tenido en las estancias y rozas de los españoles y en los edificios dellas y en lo de las casas de la ciudad que los unos y los otros son todos de tapia y ladrillo.»16, y fue admitido por funcionarios españoles como García de Valverde quien, en carta del 3 de noviembre de 1564 explicaba al Rey las causas de la disminución de la población indígena en los siguientes términos:

Los vecinos y encomenderos se descargan diciendo que enfermedades y pestilencias y guerras unos con otros los han acabado y no tienen razón, pues que desde que Dios creó al primer hombreypecó, todo a sido enfermedades y contiendas en habiendo gentes y con todo ello se multiplicaba el género humano y ansí lo estaba multiplicando y acrecentando, aunque no les faltaba guerras y enfermedades; pero sobrevínoles una pestilencia nueva que ellos (los indios) no conocieron yt conocida fue su acaba-miento que fue el español, que con manosearlos lo acaban y consumen; y esta es la enfermedad y la guerra que ha acabado los indios17.

Por su parte, Fray Jerónimo de Escobar se quejaba en 1582 de que «había en esta montaña más de ocho mil indios, y no han quedado seiscientos de todos con el continuo trabajo»18, lo que confirmó en 1583 Francisco Guillén Chaparro quien calculó que la población total de indios en Cali se distribuía entre 2.000 en los llanos y 800 en la montaña19.

1.2 LA ENCOMIENDA EN BUGA Hacia 1550 la región geográfica del Valle del río Cauca se encontraba

dominada sólo en sus extremos norte y suroeste, con las ciudades de Cartago, Cali y Anserma. Siendo esto cierto, es necesario tener en

16 . Anónimo: «Relación de Popayán y del Nuevo Reino, 1559-60» en Cespedecia, # 45-6, INCIVA, Cali enero - julio de 1983, p.41.

17. Idem. 18 . Altamirano,ob.cit., pp. 58-59. 19 . Escobar, ob. cit., p.296.

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cuenta que Cartago no se encontraba en el sitio actual, sino en el valle del Otún donde se encuentra la actual ciudad de Pereira, y que su dominio sobre el valledel Río Cauca propiamente dicho era meramente nominal. Algo similar ocurría con Anserma que se encontraba situada en la Cordillera Occidental, donde los colonizadores antioqueños fundaron la ac tual ciudad de Anserma en el departamento de Caldas, pues la ciudad original fue trasladada al sitio actual, el de Ansermanue vo en el departamento del Valle del Cauca, a comienzos del Siglo XVIII. Por lo tanto, todo el territorio de la banda oriental -la «Otra Banda»-, excepción hecha de la parte más occidental del Llanogrande permanecía como una frontera militar. Esto es lo que explica que en la «Otra Banda» se diera un proceso de conquista tardía mediante el cual se pretendía someter a los indígenas que impedían la incorporación de aquellos territorios. A finales del siglo XVI un vecino de Buga, Juan de Meza y Betanzos decía refiriéndose a lo anterior:

Antiguamente los indios de la ciudad de Cali ni vecinos de ella nunca hubieron poblado el dicho sitio ni otro de la otra banda del río Cauca de miedo de los indios naturales de esta tierra, ni en las estancias de esotra banda del río estaban seguros hasta que los vecinos de la ciudad de Buga poblaron y pacificaron esa tierrct0.

Las estribaciones de la cordillera central estuvieron ocupadas por varias comunidades indígenas tales como los Pijaos, putimaes, Chinches, Capacaríes, Augíes, Anaponimas y los Bugas, conocidos más tarde con los nombres genéricos de Bugas y Pijaos. La presencia de estos indígenas impidió la colonización, permaneciendo la región por mucho tiempo como un territorio de frontera que era necesario conquistar dada su extensión y conformación en forma de tierras planas aptas para la ganadería. Además, por allí se podría lograr una vía más rápida de comunicación con Cartago, Anserma, Arma y Santafé de Antioquia, ciudades situadas al norte de la gobernación.

Desde épocas muy tempranas en el Siglo XVI, e intentando solu-cionar los problemas que ocasionaban los indígenas, algunos vecinos de Cali y Cartago hicieron diversos esfuerzos por conquistar la región y poblár una ciudad en ella. Luego de un inten to hecho por algunos

20. Francisco Guillén Chaparro: «Memoria sobre Popayán», enCespedecia, Nos. 45-46 cit., p.317.

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vecinos de Cartago capitaneados por Giraldo Gil de Estupiñán que produjo la efímera fundación de «Jerez de la Frontera», don Rodrigo Diez de Fuenmayor, por orden del capitán Domingo Lozano, logró fundar la ciudad de Buga por los años de 1559-60 en la parte alta de la cordillera. Por diversos motivos, entre los que se encuentran el no tener tierras aptas para los ganados, ni para ejidos, aparte de que el clima era demasiado frío, la ciudad fue trasladada al sitio donde hoy se encuentra. El traslado se hizo el 30 de septiembre de 1569 con el beneplácito del Gobernador Don Alvaro de Mendoza -quien reemplazó a Guzmán a un sitio más al sur y en la suela plana del Valle, que se conoce desde esa época con el nombre de llano de Buga.

La nueva fundación buscaba pacificar los naturales del sector facilitando, a la vez, el control de un gran territorio que se extendía hacia el norte, hasta la región de La Paila, y por el sur hasta el Llanogrande en vecindades de Cali. Esto llevó a que los indígenas se desplazaran hacia partes altas de la cordillera continuando como un problema sin resolver, lo que produjo que en los vecinos de Buga se creara la conciencia de que la nueva ciudad era una «frontera de guerra con los indios Pijaos», por lo que la transformaron en una plaza militar donde se mantenían soldados a costa de los vecinos.

El tardío proceso de conquista de Buga fue utilizado para solucionar problemas internos de Cali, pues aparte de lo que se mencionó antes, se trataba de abrir la posibilidad de que soldados y vecinos que no tenían encomiendas las obtuvieran. De allí que luego de fundada la ciudad lo primero que se hizo fue el reparto de indios en encomiendas. Las primeras se otorgaron en 1561 en Buga «La Vieja», mediante los repartimientos que hizo don Rodrigo Diez de Fuenmayor, unido a lo cual marchó el reparto de mercedes de tierras. Sobre estas encomien-das es bien poco lo que se sabe dada la falta de documentación al respecto

La explotación de las encomiendas de Buga no sufrió el mismo proceso que las de Cali, que pasaron del régimen de tributos en especie al de servicios personales. Los conquistadores de la «otra banda», vecinos de Cali y, algunos de ellos, terratenientes y encomenderos en esta ciudad, no dedicaron sus encomendados al tributo en especie, sino que los adscribieron a sus tierras en un régimen de prestación personal.

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De allí que la ocupación de las tierras de los indígenas, desde 1561, no fueramás que el inicio de unproceso que llevaría a que los indios se convirtieian en mano de obra en las tierras de sus encomenderos. Es por esto que terratenientes de laotrabanda como Don Gregorio de Astigarreta que recibió la encomienda de Augí y Lázaro Cobo, que recibió la de Anaponima, poblaron sus indios en sus estancias, continuando el proceso que se liabía iniciadc en Cali y del cual uno de los primeros gestores fue Andrés Cobo en sus tierras de Mulahalo.

Los otros terratenientes déla otra banda no permanecieron ajenos a esta actividad. Por ejemplo don Luis Velásquez Rengifo tuvo su encomienda en Sabaletas, sitio de su estancia. Lo mismo ocurrió con don Felipe de Camargo, quien fue encomendero del pueblo de Sonso, y con el capitán Juan López de Ayala, a quien se encomendaron los indios de Guacarí, pues los dos tenían sus indios en tierras de su propiedad. A este proceso coadyuvó el hecho de que los indios Pijaos y Putimaes mantuvieron una guerra permanente contra los españoles y los indios sometidos, lo que llevó a que éstos últimos sólo tuviesen seguridad habitando las estancias de los españoles. Los Quiamonoes ilustran la situación pues «...se bajaron de la tierra adentro adonde es su naturaleza y criadosen ella, y huyendo de sus enemigos indios Pijaos como es público, se bajaron de las dichas tierras...» por lo que se le encomendaron a don Juan López de Gamboa, de quien los heredó su hija doña Catalina de Gamboa quien los pobló junto al rio Sabaletas, donde tenía su merced de tierras.

Todo esto, lo mismo que en Cali, coadyuvó para que la población indígena de ésta zona se redujera, pues en el momento de la conquista (1559-60) existían unos 30.000 indios, que para 1582fueron calculados por Fray jerónimo de Escobar en 3.000 y en 1583 por Guillén Chaparro en 1.200.

1.3 LAS ENCOMIENDAS EN CARTAGO Y ANSERMA La fundación de ciudades en el norte de la Gobernación de Popayán

se debió a la necesidad que tenía Jorge Robledo de legalizar sus acciones de conquista. Su empresa se inició con autorización de Lorenzo de Aldana, pero el territorio se convirtió en un sitio de tránsito para expedicionarios que llegaban de Cartagena. Así, la fundación de

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Santa Ana de los Caballeros de Anserma se debió a la presencia en el territorio de Anserma de una hueste comandada por Juan Graciano y Luis Bernal quienes venían en persecución de Juan de Badillo. El fundador temía posibles disputas territoriales yrealizó una fundación jurídica según el ritual de costumbre en tales casos:

(...) el dicho capitán mandó cabalgar a ciertos caballeros e otra gente, efue a un sitio llano, que estaba junto a dicho real, e allí hizo talar cierta cabana e arboles, e hizo hincar en aquel hoyo, e dijo ansí al dicho escribano que le diese por testimonio, cómo allí fundaba en nombre de S.M. e del señor gobernador, la ciudad que se llamase Santa Ana, e la Iglesia Mayor Santa María de los Caballeros, e echó mano a la espada en señal de posesión dió ciertas cuchilladas en el dicho madero sin contradicción alguna; e pidió testimonio a mi dicho escribano. E dijo que aquel madero tomaba por picota en que fuese ajecutada la justicia real de S.M.; e luego tomó dos varas de justicia en sus manos, por virtud de los poderes que para ello traía, e señaló alcaldes ordinarios de S.M. a Suero de Nava e a Martín de Amo roto, e por Alguacil Mayor a Ruy Vanegas (...) e señaló otros ocho caballeros por regidores C..)21

Con este acto, celebrado el 15 de agosto de 1539, se inició la colonización del territorio. La fundación, sin embargo, fue provisional por las circunstancias anotadas, lo que llevó a que pocos dias después fuera trasladada a otro sitio cercano -el Valle de Humbría-, donde Robledo «trazó los solares e repartió ansi mismo las estancias o tierras». Este sitio se caracteriza por encontrarse en medio de importantes comunidades indígenas que fueron recorridas «para saber que pueblos e señores había en las provincias, para los repartir entre los conquis-tadores, que con él habían salido de la cibdad de Cali», «e lo repartió dando a cada uno conforme lo que merecía, según la calidad de su persona»22.

Luego de la fundación de Anserma, Robledo continuó sus conquis-tas cruzando el Cauca e introduciéndose en la región Quimbaya, donde encontró poblaciones ricas en oro. Allí tuvo noticias de la llegada de Pascual de Andagoya a Cali y de su posesión como Gobernador. Esto

«

21 . V. Escobar, ob. cit., p. 247; Anónimo, ob. cit., p. 309; Guillén, ob. cit., p.317. 22. Pedro Sarmiento: «Relación del Viaje del Capitán Jorge Robledo a las provincias de

Anserma y Quimbaya», citado en Albeiro Valencia Llano:La Apropiación de la Riqueza en el Gran Caldas, Manizalez, Revista de la Universidad de Caldas, vol. 8, # 1 - 3 , diciembre 1987, p.26.

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lo obligó a fundar una ciudad a la cual llamó Cartago, nombrando alcaldes y regidores, y haciendo la traza y el reparto de solares, lo que sucedió el 9 de agosto de 1540 en el sitio donde hoy se encuentra la ciudad de Pereira. Esta fundación debió realizarla nuevamente el 10 de enero de 1541 por orden de Andagoya, cambiando las autoridades y nombrando nue/o cabildo.

La conquista y colonización de la región estuvieron sometidas a los conflictos que se presentaron entre los conquistadores. De estos el más importante fue la rebelión de Robledo quién se negaba a reconocer la autoridad deBelalcázar, por lo que fue perseguido, juzgado y muerto el 5 de octubre de 1546 en la Loma de Pozo. Esto llevó a que cuanto fuera realizado por Robledo sufriera modificaciones importantes, sobre-todo en lo que se refiere a reparto de indios y tierras y a la provisión de autoridades de gobierno y municipales, pues el Gobernador también persiguió a todos aquellos que se mostraron amigos de Robledo, quitándoles no sólo sus «varas de justicia», sino también sus indios y tierras y realizando un nuevo reparto.

De esta manera 5.300 indígenas correspondientes a treinta pueblos de Anserma fueron repartidos entre diesciocho encomenderos. En Cartago fueron repartidos cuarenta encomiendas las cuales tenían 4.575 indios de tributo, que fueron repartidos entre diez y siete españoles. Deberían pagar tributos tasados en mantas, en servicios en estancias, y en trabajo en las minas existentes en la región, lo que no fue respetado, pues los indios no tenían algodón para fabricar las mantas, ni las incipientes estancias requerían tanta fuerza de trabajo, por lo que los indios fueron obligados a trabajar en las minas, causando una alarmante disminución de la población aborigen que de unos 60.000 indígenas en 1559 se redujo a 2.300 en 1582.

Todo esto produjo un hecho importante para el desarrollo económico de la región: un atraso de la agricultura frente a la minería que llevó a Anserma y Cartago fueran abastecidos desde Cali utilizando balsas que transportaban los alimentos por el río Cauca y luego eran conducidos utilizando a los indios como cargueros.

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2 . L A S M E R C E D E S D E T I E R R A

2.1 MERCEDES DE TIERRAS EN CALI La explotación agropecuaria de éstos territorios se dio a partir de las

mercedes de tierra, que fueron otorgadas por Belalcázar en la década del 40 y estaban situadas en la banda occidental del Valle, en los sitios de Yumbo, Ocache, Muíalo y Vijes. Con estas mercedes algunos vecinos feudatarios intentaron crear estancias de ganados, principal-mente de vacunos y caprinos, sin mucho éxito, pues encontraron obstáculos en la escasez de agua y en los constantes ataques que realizaban sobre ellas los indios gorrones.

El resto de los términos territoriales de Cali -la «otra banda» del río Cauca y 1 «la montaña»- permanencían desocupados por diferentes motivos. La «otra banda» porque era una frontera militar y los de la montaña porque era el territorio que ocupaban las comunidades indígenas. Por otra parte, el número de españoles no era tan grande como para ocupar estos territorios y no estaban tan interesados en la explotación de la tierra.

Solamente cuando se dió la crisis demográfica indígena, con la consiguiente baja en el rendimiento tributario de las encomiendas, algunos vecinos empezaron a solicitar al cabildo caleño, que se les adjudicaran mercedes de tierras en la otra banda. Las solicitudes se hicieron teniendo en cuenta los éxitos obtenidos en la conquista y colonización de los territorios situados al nororiente de Cali con la fundación de Buga.

Peticiones de este tipo fueron hechas por don Gregorio de Astiga-rreta en 1568, quien pidió las tierras «vacas» que antes eran de don Juan Diaz Hidalgo, las cuales abarcaban «desde la boca del arroyo hondo una legua al río grande para abajo de frontera»23; también Gaspar González solicitó al Cabildo, el 14 de junio, que le otorgara una estancia que «fuese de la otra parte del rio grande entre la estancia que fue de don Juan Diaz Hidalgo que agora es de Gregorio de Astigarreta, hasta la boca del rio que parte los términos de las estancias de Luis de Sandoval e mia que se dicen de Yumbo»24. Otro solicitante fue el capitán Pascual

23. Archivo Histórico Municipal de Cali (A.H.M.C.)., capitular 1, f. 45r - 45v. 24 . Idem., cap. 1, f. 4Ir.

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de Segura quien, el 18 de junio de 1568, pidió merced de un terreno «cercado de una anega por una parte, y por la otra del rio Amaime, que será de largura y anchura poco más de una cuarta de legua, poco más o menos, y media legua a lo más largo»25. Allí también aparecieron ocupando tierras dan JLáza ro y don Andrés Cobo quienes tenían su encomienda y tierras en Amaime.

De acuerdo a losdatos anteriores, que son todos los que se encuentran en el archivo del cabildo caleño, la extensa región se encontraba hacia 1568 ocupada por cinco propietarios, dueños de cuatro propiedades algunas de las cuales ocupaban terrenos en ambas márgenes del río. Poco despues hubo otros propietarios en la región, quienes tuvieron vecindades en Cali y Buga, pero cuyas tierras les fueron otorgadas en compensación por sus servicios en la conquista y colonización de esta última ciudad.

22 MERCEDES DE TIERRA EN BUGA En la pacificación de los territorios de la otra banda del Cauca

participaron los estancieros del Llanogrande, especialmente don Lázaro y don Andrés Cobo y el «viejo» Astigarreta. Su colaboración ayudaba a asegurar la paz tan necesaria para la región donde tenían sus estancias, aparte de hacer méritos para obtener encomiendas y alguna merced de tierras adicional; de paso obtenían la vecindad en Buga, lo que unida a la que ya tenían en Cali les permitió jugar papeles políticos importantes en los cabildos de ambas ciudades.

Respecto a las mercedes de tierra debemos decir que estas se otorgaron en tres etapas, según las diferentes fundaciones de la ciudad. Por lo tanto, encontramos mercedes otorgadas por Diez de Fuenmayor en 1561; las realizadas por el Gobernador don Alvaro de Mendoza Carvajal en 1569, y las que en fechas posteriores a ese año otorgó el cabildo de la ciudad.

Las otorgadas por Diez de Fuenmayor se hicieron en el momen to mismo de la fundación, cuando además del reparto de indios en encomienda se dió una merced de tierras compuesta de huerta, un solar en la traza del pueblo, una estancia de pancoger y una caballería de ganados, las que debían medirse de acuerdo a un «padrón que esta

25 . Idem., f. 41v.

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señalado en el libro de cabildo para lo susodicho». Las mercedes fueron otorgadas en el año de 1561 y cubrían un área relativamente extensa ya que se iniciaba al oriente del llano de Tulúa y llegaban hasta lo que hoy se conoce con el nombre de llano de Buga. Desde luego, la mayoría fueron adjudicadas en terrenos que no estaban aún bajo el dominio español, lo que llevó a que las mercedes no alcanzaran para todos los soldados y a que fueran ocupadas con ganados de los españoles las tierras de cultivo de los indígenas.

El segundo momento de adjudicación de tierras se dió en 1569, cuando la ciudad fue trasladada al llano de Buga, a unas tierras que habían sido adjudicadas por Fuenmayor al capitán Ruy Báez de Sosa quién cedió lo necesario para la traza de la ciudad. Con este traslado se amplió el territorio efectivamente dominado otorgándose tierras a quienes no fueron favorecidos en el primer reparto, lo que permitió ocupar todo el territorio de la otra banda.

El tercer reparto de tierras lo hizo el Cabildo de Buga en 1571. Para estudiar esto es necesario recordar que de acuerdo con los datos existentes, las mercedes deberían medir una legua cuadrada, si era caballería de ganados, o «1.500 pasos en largo y 80 en ancho» si eran para cultivos de pancoger, medidas que no fueron respetadas produ-ciéndose extensos latifundios que bloqueaban el acceso a la tierra por parte de otros vecinos. Para solucionar este problema el cabildo hizo medir las estancias otorgadas, encontrándose con que quedaban algunas porciones de tierras sin dueños o cuyos ocupantes no tenían título legal alguno que respaldara la posesión. Estas porciones de tierras llegaron, en algunos casos, a ser tan grandes como una caballería de ganados y por el hecho de que «sobrasen» luego de medida la merced originaria, o que no tuviesen dueño recibieron el nombre de»sobras».

Además de las «sobras» existieron otras clases de tierras que podían ser otorgadas por el cabildo: se trata de las tierras «vacas», o sea las ya otorgadas en propiedad pero que quedaban libres cuando el propie-tario moría sin dejar herederos o cuando no habían entrado en un proceso efectivo de producción. Recuérdese que se exigía que las tierras fueran explotadas inmediatamente se otorgaran en propiedad, para lo cual se fijaba un plazo prudencial, más o menos en estos términos:

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(...) SM. d\fenn que proveían e proveyeron al dicho (...) la dicha estancia como lo pide (,„) le mandaron que el dicho (...) la pueble dentrode cuatro meses primeros siguientes con tal que si dentro del dicho término no la poblare quede vaco pa que se pueda tornar a proveer a persona que la pidiere y della tenga necesidad C..)26.

La adjudicación deestas mercedes produjo que para comienzos del siglo XVII, Bartolomé de Arce y Aguilar dijera no haber tierras para otorgar en términos de Buga, «desde lo del capitán Benito López (al norte) hasta el rio Sonso (al sur)». Algo similar debió ocurrir del Sonso al Bolo, pues no se encuentran peticiones de tierras en dicho sector.

El otorgamiento de tierras «vacas» y «sobras» por parte del cabildo auspició la concentración de la propiedad pues fueron los encomen-deros y capitanes quienes las recibieron. El problema de la posesión en mayor medida que la otorgada o sin justo título, sólo se resolvió, al menos legalmente, con las composiciones afectuadasenl637ylasque le siguieron, cuando se legalizaron los títulos de las mercedes y de las «sobras» mediante el pago de un excedente en metálico.

t

2.3 MERCEDES DE TIERRA EN CARTAGO Y ANSERMA Los datos que se tienen acerca del reparto de tierras en Anserma y

Cartago son muy pobres. La región caracterizada por una abundante producción de oro, no parece haber sufrido un proceso similar a los que siguieron Cali y Buga, donde finalmente las explotaciones agropecua-rias se impusieron como única vía de desarrollo económico. Se sabe que Robledo repartió tierras para estancias luego de las fundaciones de ambas ciudades y que se hicieron algunos intentos de establecer estancias de ganados mayores sin resultados aparentes. Esto llevó a que las ciudades tuvieran que vivir a expensas de las comunidades indígenas y de los suministros que llegaban de Cali y Buga.

3. LA PRODUCCION AGROPECUARIA

En el Valle del Cauca la única forma de explotar rentablemente las encomiendas y, desde luego, las mercedes de tierras, era utilizando a los indígenas como mano de obra, lo que explica que unido al proceso de

26 . V. A.H.M.C., cap. 1, f. 41r. También Oís Capdequi: «El Estado...», p. 152II

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acaparamiento de la tierra marchara el del monopolio de la mano de obra. De esta unión surgirían las estancias como primeras unidades productivas controladas por los españoles. Todo este proceso se dió en medio de dos cambios importantes relacionados el primero con una utilización nueva de encomienda, que ahora no era utilizada únicamen-te como medio para apropiarse de los excedentes de la población aborigen, sino que empezó a utilizarse regularmente como fuente de mano de obra rural. El otro tiene que ver con las transformaciones ocurridas en las unidades productivas agrarias que ya no se dedicaban únicamente a la explotación de un sólo renglón productivo -la gana-dería cimarrona (vacuna, caprina, lanar o porcina)-, sino a una produc-ción mixta de ganado, granos y, más tarde, mieles.

Respecto a este segundo punto se puede decir que las más impor-tantes transformaciones en la economía, se dejaron sentir en la producción de bienes de consumo, pues al plátano, el maiz y la papa -principales alimentos de los indígenas precolombinos- se habrían de añadir algunas especies vegetales y animales introducidos por los españoles, principalmente el trigo, el arroz, la caña de azúcar y la carne de los ganados mencionados.

Dentro de la economía vallecaucana las especies de mayor impacto fueron la caña de azúcar y los ganados, a los cuales habría que agregar los equinos necesarios para el manejo, ya que su explotación habría de producir grandes transformaciones en el paisaje y el surgimiento de unidades productivas nuevas absolutamente desconocidas hasta la llegada del invasor español: las estancias.

Estas unidades productivas surgidas en la frontera militar se habrían de caracterizar por la explotación rústica de grandes manadas de ganado cimarrón, de algunos yegüerizos dedicados principalmente a la obtención de muías, de piaras de cerdos semisalvajes y en algunos contados sitios -Yumbo, Vijes- se intentó la explotación de caprinos que aprovechaban la abundante existencia de gramíneas naturales; esto en lo que se refiere a los animales. En cuanto a especies vegetales las estancias se dedicarían principalmente a la explotación de la caña de azúcar para la obtención de mieles y la destilación de aguardiente, cultivo que se combinaba con el maíz que era comsumido tanto por animales como por humanos.

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El surgimiento cte las estancias permitiría que el Valle del Cauca pudiera establecerunos circuitoscomerciales importantes tanto con los distritos mineros de la Gobernación de Popayán como con el exterior. El principal producto agrícola fue desde un principio la miel que se exportaba no sólo a los lugares antes mencionados, sino a lugares tan distantes como Panamá. En cuanto a las especies animales puede decirse queprácticamente todas fueron de gran rendimiento económico, excepción hecha de los caprinos. El comercio de vacunos se realizaba principalmente con los distritos mineros donde se llevaba la carne cecina (salada), aunque ocasionalmente algunas manadas de animales eran llevadas a Ibarra, Quito, Antioquia y los Valles de Neiva. Las regiones mineias eran igualmente un excelente mercado para los equinos, principalmente los mulares que eran utilizados para el trans-porte de mercancías por los fragosos caminos de las vertientes andinas.

4. DISTRITOS MINEROS

Como se puede notar por lo dicho anteriormente, en los territorios del Valle del Cauca se notó desde el siglo XVI una tendencia a la especialización económica. Así, la región del Valle geográfico estable-cería una economía agropecuaria, mientras que en las ciudades situadas al norte -Anserma en la Cordillera Occidental y Cartago en la Central-se especializaron en la extracción de oro en minas de veta y aluvión. De esta manera se pudo establecer una economía complementaria que permitió crear importantes circuitos comerciales que dinamizaron la economía regional y dieron fama a los llamados «distritos mineros» de la Gobernación de Popayán.

En última instancia se trata del establecimiento de fronteras -agrarias o mineras- que se fueron ampliando sucesivamente. La amplia-ción de las fronteras mineras ha sido cuidadosamente estudiada por Germán Colmenares quien ubica los distritos mineros de Popayán de la siguiente manera:

Un eje paralelo y separado del primero (el de Santafé) por las crestas de la cadena central corre a lo largo de las riberas del Cauca y une las ciudades de Arma, Anserma y Cartago. Un tercer eje se extiende a lo largo de los ríos Atratoy San Juan, en la Costa del Pacifico. Son los yacimientos del Chocó cuya apertura y

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explotación debió esperar más de un siglo (hasta 1660)para hacer la fortuna de Popayán, en el siglo XVIII. En cuanto a la parte sur de la vertiente del Pacífico, su explotación data de la primera mitad del siglo XVII (C. 1630), cuando los habitantes de Cali y Popayán hicieron varias entradas para someterá los indígenas rebeldes de la región (minas de Dagua, Raposo, Iscuandé, Barbacoas)27.

Las minas de Anserma, que fueron descubiertas en 1540, se convirtieron junto con las de Cartago y Arma en las más importantes productoras de oro, a pesar de los problemas que ocasionaron las rebeliones indígenas que habrían de presentarse con relativa frecuencia a lo largo del Siglo XVI y principios del XVII. Mientras tanto otros vecinos de la Gobernación de Popayán se dedicaron a la búsqueda de nuevas minas, para lo cual, en 1573, fundaron en territorio Chocoano la ciudad de Toro con soldados provenientes de Buga, la que no pudo sostenerse por la belicosidad indígena, obligando a su traslado al sitio actual en 1587. La primera fundación mostró la abundancia del oro allí existente y la necesidad de conquistar los territorios del Chocó, lo que a pesar de varios intentos sólo se lograría hacia finales del Siglo XVII.

Producción de oro en el Distrito de Cartago

Años Pesos de oro Años Pesos de oro de 22.5 quii. de 22.5 quil.

1551-4 203.928 1581-9 235.070 1555-9 371.136 1590-4 151.140 1560-4 1565-9 416.540 1605-9 54.390 1570-4 376.150 1610-4 92.280 1575-9 421.100 1615-9 34.995 1580-4 317.400 1620-4 55.305

Tomado de Colmenares, ob.cit., p.316.

La extracción del oro influyó en la forma en que se tasaron los tributos indígenas en la Gobernación de Popayán. El visitador Tomás Lopéz, p.e., los tasó en productos de la tierra, mantas y «hanegas de sembradura» pudiéndose pagar en oro, pretendiendo aliviar la situa-

27. Germán Co\menaiKs:HistoríaEconómicaySocialdeColombia. 1537-1719, Bogotá, Ed. Tercer Mundo, 1983, p.267.

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ción délos tribu tanosal abolirse los servicios personales; sin embargo, teniendo en cuenta la necesidad de mano de obra para la producción aurífera, el tribute en «indios de minas» finalmente se impuso en aquellas ciudades ricas en el precioso metal, lo que se explica también porque las comunidades no estaban capacitadas para pagar el tributo en las mercancías exigidas en las tasas. Esto que fue un hecho general en toda la gobernación, tuvo en el Valle del Cauca sus características especiales según la riqueza de la ciudad donde estuvieran las enco-miendas.

En la ciudad de Cali, las minas estaban situadas en la cordillera occidental, a una distancia de dos leguas de la ciudad, donde los encomenderos tenían una doctrina, lo que habla de ocupación perma-nente de indígenas a los oficios mineros a pesar de que la tasa no se estableció en hombres de mina, sino en hanegas de sembradura -dada la importancia agropecuaria de la zona-, en mantas y oro. No obstante, los que estaban tasados en mantas habida cuenta «que no las saben hacer ni alcanzan algodón para ello», prefirieron dar «los muchachos que saquen oro como solían y así algunos dellos lo sacan como solían». Es esto lo que explica que a pesar de expresas prohibiciones en las minas se encontraran 320 indios, y que en Cali se estableciera una Caja Real de fundición.

En Cartago la tasación de tributos en servicios personales en las minas fue más expresa. Allí los indios fueron tasados en «hanegas de sembradura», mantas e «indios de minas», dedicando a esta última labor la cantidad de 610 indios. Como en Cali, la tasa no se pudo guardar «porque los naturales no alcanzan algodón ni lo saben hilar, ni tejer», por lo que prefieren aumentar el número de indios para las minas. Algo similar ocurría en Anserma donde fueron tasado 615 indios de mina pero el número se incrementó por las circunstancias anotadas. Esto se explica por estar ambas ciudades en el distrito minero más importante de la Gobernación de Popayán, cuya voluminosa producción llevaría al establecimiento de otra caja de fundición en cartago.

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5. EVOLUCION DE LA MANO DE OBRA

Uno de los problemas que queda planteado cuando se estudia el desarrollo de la economía agropecuaria y minera del Valle del Cauca es el de la relativamente rápida extinción de la población aborigen, y la necesidad de incorporar nueva fuerza laboral. En este punto se va a mostrar, de una manera general, la evolución de la mano de obra utilizada en estancias y minas, para mostrar cómo el problema fue resuelto.

La crisis demográfica de las ciudades mencionadas, tiene diferentes causas entre las cuales se mencionan el ataque continuo a las estancias por parte de comunidades no sometidas, la guerra de arrasamiento contra los indios sublevados a lo largo del Siglo XVI, la vinculación a formas de explotación que agotaban físicamente al indígena, la falta de defensas orgánicas contra enfermedades desconocidas, etc. Esta crisis venía afectando al Valle desde los años 50's continuando a todo lo largo de los siglos XVI y XVII según se observa en los cuadros siguientes:

Decresimiento de los indios tributariosde Cali

Antes de 1536 1541 1552 1559 1570 1582 1634 30.000 10.000 5.000 3.539 3.000 2.100 420

FUENTE: Rómoli, ob. cit., p. 382.

Decrecimiento de indios tributarios en Cartago y Anserma

Ciudad Familias 1540 1582

Cartago 20.000 1.500 Anserma 40.000 800

Tomado de Albeiro Valencia, ob. cit., p. 54.

La crisis demográfica de la población aborigen obligaba a enfrentar el problema de la mano de obra tanto para las estancias como para las minas y el servicio doméstico. La solución ideal estaba en la incorpo-

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ración de los habitantes de las zonas de frontera, empresa bastante difícil dada la fuerte resistencia indígena a la penetración española, que en algunos sitios fronterizos al valle duró hasta bien entrado el siglo XVII. Para paliar el problema a finales del XVI se hecho mano de un remedio que no surtió los efectos esperados. Se trata de la vinculación mediante conciertos de la población flotante de indios y mestizos conocidos como «forasteros» que llegaban de sitios como el Nuevo Reino, Pasto o Antioquia, donde la crisis demográfica no se sintió con la misma intensidad de la del Valle del Cauca. Los «forasteros» fueron captados mediante el adelanto de salarios en dinero, en ropas o alimentos y obligados a trabajar mediante un contrato cuyo cumpli-miento era vigilado por las autoridades.

A pesar de que la presencia de los forasteros fue importante, el desarrollo económico del valle del Cauca exigía fuerza de trabajo en mayor cantidad y más resistente a las duras condiciones laborales del Siglo XVI. Para esto, se amplió la utilización de esclavos negros, cuyo rendimiento se venía comprobando de tiempo atrás, pues desde los inicios de la conquista un número pequeño de ellos acompañó a los conquistadores. Por otra parte, cuando Belalcázar recibió el titulo de Gobernador de Popayán pudo entrar cien negros esclavos libres de derechos. La necesidad de introducir este tipo de mano de obra se hizo más patente a raiz de las constantes prohibiciones acerca del servicio personal indígena en las minas, lo que obligó a que Belalcázar pidiera permiso para introducir mil esclavos «horros de derechos». No existe evidencia de que la autorización se consiguiera, pero si se puede afirmar que para 1556 se habían introducido negros para trabajar en las minas de Anserma y Chisquío. Por su parte, los vecinos de Cali en 1568 habían introducido más de 600 negros a las minas y estancias de la ciudad.

Estas soluciones parciales apenas servían para paliar el problema que se reflejaba en una disminución de la producción aurífera afectando todos los sectores económicos complementarios, particularmente el agropecuario de la suela plana del valle, cuyos mercados más impor-tantes estaban en los distritos mineros, Es por eso que los vecinos de la gobernación de Popayán exigieron que el estado colonial enfrentara la crisis mediante la importación masiva de esclavos negros que serían vendidos con ciertas facilidades para el pago. Asi, algunos mineros

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lograron préstamos para financiar la compra de negros, mientras que otros obtuvieron licencia para su importación. Esto hizo que para 1580 fray Jerónimo de Escobar encontrara en Anserma mil negros esclavos, número que continúo creciendo a lo largo de los siglos XVII y XVIII, convirtiéndose la esclavitud negra en la fuerza de trabajo característica de lo que más tarde sería el departamento del Valle del Cauca.

6. LA CRISIS ECONOMICA

La crisis demográfica unida a factores tales como el embote-llamiento geográfico de la gobernación de Popayán, las rebeliones indígenas, el agotamiento del primer ciclo minero, el degenero físico de las especies animales, etc., llevó a que desde finales deí siglo XVI se sintiera una crisis económica que habría de caracterizar esta región durante buena parte del siglo XVII.

Todo esto llevó a que Cali perdiera no sólo su importancia comercial, sino también la política. Hasta el momento ella había jalonado práctica-mente todo el desarrollo económico al controlar el comercio no sólo con el exterior a través de Buenaventura, sino también el interno con las zonas mineras, lo que se veía favorecido con la existencia en ella de la Caja Real y de todo el aparato administrativo de la Gobernación. Las otras ciudades fundadas por los españoles tenían una misión evidente que no permitía competir con ella: eran fuertes militares ubicados en las diferentes fronteras militares, cuya función era controlar los diferentes grupos indígenas no sometidos.

Asi, la ciudad de Buga a pesar de ser un importante centro de producción agropecuaria y minera debía controlar a los pijaos e impedir su penetración al centro del valle. Toro, un centro minero, debería controlar a los indígenas de la cordillera occidental, que encontraron refugio en los ihóspitos territorios chocoanos. Caloto debería combinar la extracción de oro con el control de paeces y pijaos que atacaban el sur del valle por la cordillera central.

La función de «presidios» que tenían estas ciudades favoreció a Cali, lo que despertó celos entre los vecinos de las diferentes ciudades y constantes enfrentamientos que se expresaron en la definición de términos territoriales, lo que unido a diferentes presiones obligó a que

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la sede de gobierno fuera traslada a Popayán por orden emanada de la Audiencia de Qdtoe l22 de octubre de 1620. Con ella fueron llevadas a Popayán las Cajas Reales, con lo que la importancia comercial y política de Cali y del valle del Cauca-disminuyó al quedar dependiendo de Popayán.

ACTIVIDADES Y EVALUACION

Realice un breve ensayo sobre el surgimiento de las primeras unidades productivas en el proceso de colonización de su municipio ó región.

Para esto utilice:

a.- La información contenida en la presente unidad. b.- La bibliografía que se cita en las notas. c.- Las bibliotecas a su alcance. d.- Para los municipios de reciente formación, puede realizar

entrevistas a los viejos de la región.

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COMEMDERO los comenderos p. iH*i C^rratruA^^o ^m(K ya^aiPfU\$ Ubre^ ¿ott$ 01 KÍit^xtfS St4pt**4vtO$ dttesyZj —

UNIDAD 4

REBELIONES INDIGENAS EN EL VALLE DEL CAUCA

INTRODUCCION

En esta unidad se muestra la oposición que los indígenas del Valle del Cauca hicieron al establecimiento colonial.

En ella se muestran no solo las rebeliones que diferentes grupos indígenas realizaroncontra el régimen de encomiendas, sino también el largo proceso de ataques que indígenas refugiados en la cordillera realizaron sobre ciudades, minas y estancias del Valle.

Para esta unidad usted debe dedicar:

1. Lectura previa a las clases (3 horas) 2. Exposición por parte del profesor, discusión con los estudiantes y preparación de actividades (3 horas) 3. Actividades desescolarizadas (4 horas) 4. Discusión de las actividades y evaluación de la unidad (2 horas)

OBJETIVOS ESPECIFICOS

1. Entender lo que significó para el indio el sometimiento a formas de trabajo compulsivo. 2. Comprender el proceso de surgimiento de zonas de frontera militar en el Departamento del Valle. 3. Explicar la relación existente entre la crisis económica del primer siglo de ocupación española y los fenómenos de resistencia indígena.

4. Establecer la relación entre la resistencia militar indígena y la crisis demográfica de la población aborigen.

ACTIVIDADES PARA ALCANZAR ESTOS OBJETIVOS

1. Estudie el texto que se presenta en esta unidad. 2. Desarrolle las actividades que se indican al final de la unidad. 3. Tome nota de los conceptos, razonamientos y procesos que no comprenda suficientemente y discútalos con su profesor.

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REBELIONES INDIGENAS EN EL VALLE DEL CAUCA

Alonso Valencia Llano Profesor Universidad del Valle

El desarrollo económico y social del Valle del Cauca dependía ante todo del comportamiento de los grupos indígenas que sobrevivieron al «shock» de la conquista. Estos, al contrario de lo que se conoce tradicionalmente, no se sometieron totalmente y atacaron a los espa-ñoles entorpeciendb el desarrollo de la economía y obligando a la reubicación de algunas de las ciudades situadas en la frontera militar.

Durante la época inmediatamente posterior a la conquista los ataques provenían de grupos aislados que se refugiaron en las cordille-ras que flanquean el valle, desde las cuales atacaban las ciudades, las estancias y a viajeros que se arriesgaban a cruzar los caminos sin contar con la protección adecuada. Este tipo de resistencia fue difícilmente controlada por los españoles quienes mediante la creación de un estratégico cinturón de ciudades habitadas por soldados lograron que las comunidades no incorporadas se replegaran hacia «la tierra adentro», a las partes altas de las vertientes andinas que flanquean al valle, donde constituyeron zonas de frontera militar cuya incorporación al dominio español fué extremadamente complicada.

La existencia de dichas fronteras, dificultó el desarrollo de esas ciudades recién fundadas pero estaba lejos de constituir un serio peligro para el establecimiento de la sociedad colonial. Esto se explica porque el desarrollo de la economía no estuvo encomendado a ciudades de segunda categoría, sino que fue controlado por los vecinos de las

ciudades surgidas en los inicios de la conquista tales como Pasto, Popayán, Cali, Cartago, Anserma o Antioquia, que se caracterizaban por ser centros recolectores de excedentes indígenas en forma de tributos, o centros administrativos, o comerciales, o con unos ricos distritos mineros. Por el contrario, quienes debieron enfrentar las comunidades refugiadas en la frontera militar fueron las ciudades que flanqueaban el valle y cuya misión no era otra que contener los ataques de los grupos indígenas. En este sentido estas fundaciones no eran centros urbanos, en la significación colonial del término, sino fuertes militares o «presidios» donde los vecinos feudatarios mantenían solda-dos a sueldo con el fin de garantizar la paz tan necesaria para la conservación de sus encomiendas y para el cobro de tributos. Ciudades como Caloto, Buga, Toro y Cáceres surgidas en la segunda oleada de fundaciones constituyeron buenos ejemplos al respecto. Todo su desarrollo social y económico estuvo condicionado por los avances y retrocesos en el control de las fronteras: Caloto fue traslada y fundada ocho veces, Buga tres, Toro dos y Cáceres dos antes de encontrar un asentamiento definitivo, lo que constituye una muestra de lo precario de las fundaciones originales y de la inestabilidad de las fronteras militares.

En la etapa inmediatamente posterior a la conquista, estas poblacio-nes cumplieron relativamente bien su papel de mantener controlada la población aborigen. Como consecuencia de esto los ataques por parte de grupos indígenas aislados sólo afectó a esos pueblos fronterizos. Otra cosa ocurrió a partir del momento en que los ataques adquirieron un carácter más sistemático, a consecuencia de que las comunidades salieron de su aislamiento mediante la conformación de verdaderas confederaciones militares que pusieron en serio peligro el estableci-miento colonial en la Gobernación de Popayán.

Sólo cuando se produjo la confederación de comunidades se realizaron ataques sistemáticos a las ciudades, minas, estancias, y caminos, que produjeron una serie de éxitos consecuencia de una mejor organización militar. A partir de ellos la guerra adquirió un nuevo sentido transformándose en guerra de liberación que era aprovechada por los encomendados para escapar al pago de tributos, a la sujeción de la encomienda o a los servicios personales. Intentos de guerras de este

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lipo coincidieron ccn el inicio de la colonia cuando las comunidades (jii imbayas realizaron sus «juntas» con el fin de expulsar a los encomen-deros en 1541, aunque no lograron su objetivo por diversos factores. Rebeliones más importantes se presentaron al revivir el espíritu de rebeldía de las tribus «pijadas» que en el transcurso de los siglos XVI y XVII, atacaron las ciudades situadas a ambos lados de la cordillera central, convirtiéndose en los abanderados de la resistencia contra los invasores españoles y en los principales propulsores de las confede-raciones militares aborígenes.

Esas confederaciones y sus ataques sistemáticos a los centros económicos de laGcbernaciónde Popayán, son los principales factores explicativos de la crisis en que se vió sumida esta región.

Nuestro objetivo es estudiar las rebeliones que ocurrieron en la Gobernación de Popayán, y particularmente en el valle del Cauca. Para lograrlo se mostraráde una manera general la resistencia de los Timbas, Yalcones y Paeces a la penetración española y las rebeliones iniciadas con las «Juntas de Guerra» realizadas por los quimbayas. A partir de esto el énfasis estará centrado en las resistencia ejercida a lo largo del siglo XVI y principios del XVII, cuando confederaciones indígenas actuaron coordinadamente con el fin de expulsar a los invasores españoles de los territorios que constituían la Gobernación de Popayán.

1. REBELIONES INDIGENAS CONTRA EL REGIMEN DE ENCOMIENDAS

La paz se hacía particularmente inestable por las frecuentes rebe-liones de grupos que estaban superando la sorpresa del choque inicial con los conquistadores. Si bien este tipo de rebeliones se caracterizó por una mayor unidad comunitaria, no deja de ser cierto que ellas se dirigieron antes que todo a defender el territorio de cada comunidad en particular y no a lograr la expulsión de los españoles. Como ya se mencionó, frente a la invasión española se presentó una general resistencia que no logró impedir que los europeos fundaran sus ciudades y vincularan a la mayoría de grupos indígenas al régimen de encomiendas. Con todo, la resistencia de los nativos no disminuyó, sino que aquirió nuevas características al tener que adaptarse a las

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condiciones militares, sociales e ideológicas impuestas por los europeos. La forma de resistencia más importante fue la militar, que a pesar de

basarse en las técnicas de combate tradicionales de los indígenas, se habían modificado algo en la medida en que ya los grupos no actuaban dispersos sino que establecieron unos principios mínimos de unidad que facilitaban la defensa de sus territorios ancestrales.

1.1 REBELIONES EN CALI Y POPAYAN A pesar de la fundación de ciudades, lo que le daba a la conquista

una justificación jurídica y una base económica y militar, las cosas no fueron fáciles para los españoles. Los indios existentes en las tierras aledañas a Cali y Popayán, en particular los de las regiones de Páez y Timba, ejercieron tenaz resistencia al establecimiento de las ciudades. Esta situación se agudizó hacia 1539, cuando Belalcázar, junto con un grueso número de soldados, marchó en busca de «El Dorado» quedando las ciudades desprotegidas. Es esto lo que explica que Pascual de Andagoya fuera aceptado como Gobernador de un territorio que no había conquistado, pues llegó con hombres, armas y abarrotes de lo que carecían los vecinos, quienes reforzados de esta manera pudieron enfrentar a los paeces, mediante una campaña que no dió los re sultados esperados:

Y la guerra de paeces comienza Con estampida de arcabucería, Que muchos arcabuces allí puso Y desde entonces hubo dellos uso. En tierras de los paeces entrados, Caribe gente por extremo fiera, Tuvieron dos recuentros porfiados, Do ganó poco la fiel bandera,

Pues fueron compelidosy forzados, Con pérdida de gente salir fuera, Y ansí volvieron a cristianos puestos Fatigados y cuasi descompuestos

Para complicar aún más las cosas, ai regreso de Belalcázar en 1540 produjo la conocida disputa con Andagoya de la que el primero saldría vencedor, al ser reconocido por el vecindario como primer gobernador

1. Castellanos, ob.cit., p.79

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de Popayán. A partir de ese momento, pudo dedicarse al al someti-miento de paecés y pijaos, con tan mala fortuna que en la campaña perdió muchos de sus hombres viéndose obligado a huir. f

Inmediatamente después, los indios de la región de Timba empeza-ron a realizar una serie de ataques que se caracterizaron por la efectividad mi litar, Su eficacia se puede medir en el resultado de los que realizaron en 1544, cuando dieron muerte a un capitán junto con veintidós soldados, hechos que hicieron temer por la continuidad de Cali corno centro urbano, y que obligaron a que Belalcázar regresara apresuradamente de Quito, donde se encontraba auxiliando a Vaca de Castro. Las condiciones de la revuelta eran tales que el viejo capitán se vió obligado a enviar una compañía compuesta por un capitán y noventa arcabuceros y ballesteros, quienes «hallaron los naturales tan fuertes y belicosos y atrevidos con la muerte de los pasados, que tuvieron necesidad de retirarse y salir de la tierra con pérdida de cuatro cristianos y muchas armas y ganado que habían llevado para su mantenimiento...»2.

La victoria de estos indios llevó a que varias comunidades de Cali se sublevaran y empezaran a atacar a los vecinos matando a otros dos soldados, lo que obligó a la organización de una nueva hueste compuesta de ciento veinte hombres bajo el mando de un capitán, quienes lograron someter a los sublevados.

1.2 REBELIONES EN EL PUERTO DE BUENAVENTURA Para 1541 la situación se agravó mucho más porque los indígenas

del Puerto de Buenaventura lo atacaron y quemaron matando a los españoles. Andagoya había dejado allí a Payo Romero como lugar-teniente,

quien comenzó a tiranizar e tractar mal a los indios, e no bien a los cristianos, e a robar cuánto él podía. Había en este tiempo «cuatro caciques de paz, que servían con toda quietud a los cristianos en todo cuanto podían, dándoles oro, dándoles de comer e dándoles la obidiencia, e haciendo con diligencíalo que se les mandaba ...»3.

2 . Carta de Sebastián de Belalcazar al Rey, Cali 20-12-1544. Citado por Alvaro León Gómez, et.al., ob.cit., p.103.

3. Fernández de Oviedo, ob.cit, p.46.

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Los maltratos de Romero se dejaron sentir sobre los caciques que fueron incapaces de reunir la suma de diez mil pesos que exigía en calidad de tributos. A estos les cortó las orejas y narices, y luego aperreó, lo que llevó a que los indígenas planearan la venganza consistente en tender una trampa de lo que se encargó Buenbya, uno de los caciques, quien

concertó con todos los otros indios que él llevaría al dicho Payo Romero a cierto indio principal que estaba alzado, para que le tomase, y embarcó al Payo Romero en una canoa, como otras veces lo hacía como amigo, e a los soldados cristianos embarcó en las otras canoas; e porque tal manera de barcas muchas veces se trastornan (e no se hunden), acostumbran los soldados atar las espadas e ballestas e las otras armas a las canoas, por no perdellas, hasta que llegan a donde se han de desembarcar o adonde las hayan de ejercitar; e así lo hicieron. E como los españoles iban descuidados, e pensaban que iban con amigos, e sin recelo de lo que les iba aparejado, salieron muchos indios de guerra que los estaban atendiendo en celadas, puestos en ciertos esteros (...) e cuando vieron tiempo los indios que llevaban a los cristianos, trastornaron las canoas, e no pudiéndose defender, los mataron e anegaron a todos, que ninguno quedó con la vida sino el Payo Romero, que tuvieron aviso de tomarle vivo para darle la más cruel muerte que ellos supieren arbitrar o pensar.

En esta emboscada murieron 25 españoles, lo que dejó al puerto totalmente desprotegido y libre al ataque de los indios, quienes mataron a cinco soldados que habían quedado, robaron las mujeres españolas y quemaron los bohíos, quedando vivos solamente tres soldados que lograron huir.

1.3 REBELIONES EN EL NORTE DE LA GOBERNACION DE POPAYAN

Los ataques a los españoles no se realizaron únicamente en Cali, Popayán o Buenaventura; también se presentaron sublevaciones en términos de las ciudades de Cartago, Anserma y Arma, donde los indígenas encabezados por los quimbayas de la jurisdicción de Cartago, empezaron a oponerse al régimen de encomiendas. Los Quimbayas no habían ofrecido mayor resistencia a la penetración de los españoles, por lo que Jorge Robledo los entregó en encomiendas sin dificultad alguna. Pero este carácter pacífico cambió a partir del momento en que entendieron el significado de la encomienda y de la frase «daca oro,

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daca oro». La agudización de las contradicciones entre indios y españoles se presente con les abusos cometidos por el capitán Miguel Muñoz cuando desempeñaba la tenencia de Cartago en nombre de Belalcázar. La explotación de los indios no sólo se incrementó, sino que se cometieron viola ciones de mujeres indígenas, aperreamientos de indios que se negaban a rebelar los sitios de los enterramientos, o a prestar servicios personales, etc.

La rebelión se presentó en 1542 cuando realizaron matanzas de españoles, de indios de servicio y de negros esclavos. Los ataques se realizaron sobre estancias situadas en la periferia de la ciudad de Cartago, dondemurieron los encomenderos Juan Rodríguez y Jerónimo de Castro y doce españoles que estaban a su servicio en dichos lugares. Los que más sufrieron las consecuencias de estos ataques fueron los yanaconas y los iridios esclavos, quienes generalmente servían como Calpizquez en estancias, encomiendas y minas, apareciendo como los culpables directos del maltrato y de la explotación de los quimbayas. De los primeros murieron 58 y de los últimos 12. Aparte de estos fueron muertos 12 esclavps negros por el mismo motivo.

La importancia de esta rebelión radica en que permite establecer las tácticas militares usadas por los indígenas:

a) La eliminación de espías, sobre todo mujeres que servían a los españoles en la recolección de los tributos y como informantes. A pesar de esto, los españoles estuvieron siempre informados de los movimientos de los sublevados, lo que sirvió para «que la rebelión no cuajara en una acción de conjunto y no pasara de conatos aislados.».

b) Las «Juntas de guerra» que buscaban lograr la unidad de los indígenas, al establecer planes de ataques coordinados que, sin embargo, no se realizaron por falta de solidaridad entre los señores de los diferentes cacicazgos.

c) La preparación de los ataques, que se realizarían en la noche aprovechando ladificultad de los españoles para moverse en la oscuridad y la utilización no sólo de las armas tradicionales, sino también de algunas espadas robadas a los españoles.

A pesar de la aplicación de estas tácticas los ataques indígenas más efectivos se debieron a acciones individuales de los señores étnicos: Los indios al mando de Binbi intentaron matar a Giraldo Gil de

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Estupiñán. Yamba ordenó matar a los yanaconas que salían fuera de la ciudad. Permansi asesinó a un soldado. Yamba y Taynigua asesinaron a Fernán Gómez. El cacique Tataqui fue acusado de provocar la muerte de siete españoles.

Con todo, la rebelión fue reprimida y Belalcázar, para premiar a sus capitanes, dividió las encomiendas originales que estaban en manos de los amigos de Robledo y las otorgó a recién llegados de Cali y otras ciudades. Con esto lograba dos objetivos políticos: el primero era establecer firmemente a sus amigo en un territorio que no había conquistado, y el segundo que con dicha medida lograba dividir aún más los cacicazgos debilitando el poder de los señores étnicos, con lo que prevenía futuras rebeliones.

Sin embargo las rebeliones siguieron presentándose, pues los armados realizaron otra de sus constantes guerras, en 1550, y los quimbayas, realizaron nuevas «juntas» en 1557. En el caso de los armas es difícil establecer las motivaciones, pues desde los inicios de la conquista siempre opusieron tenaz resistencia a la penetración española, lo que llevó a que prácticamente fueran eliminados. En el caso de los quimbayas las rebeliones seguían teniendo el mismo sentido de la primera, pues se realizaban para oponerse al establecimiento de la dominación española. Esta vez existían mayores motivos para una revuelta general: la encomienda se había establecido firmemente, y los indios fueron «echados» a las minas, mientras que los niños eran enviados a las doctrinas lo que significaba un inpacto negativo en la economía comunitaria. Por otra parte, el reclutamiento de indígenas para servir en las huestes que deberían someter a los «peruleros», incrementaba el decrecimiento de la población aborigen. Respecto a esto último vale la pena citar lo que relató fray Jerónimo de San Miguel de la Orden Seráfica:

De los cuales (indios) yo vi muchos atados con colleras y otras prisiones, llorando y dando gritos» aunque le aprovechaba poco... Y ya que en elpueblo no hallaron tantos ladinos como era menester; los españoles salían a saltear por los caminos y tomar por fuerza a los indios que iban a sus labranzas y mercados y asi llegaban atados y presos. (...)*

4. Friede, Ob. Cit. p. 44

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Aparte de lo anterior, ia situación de los quimbayas empeoró debida a las transformaciones ocurridas en Cartago que se convirtió en una ciudad «pasajera», por ser un centro comercial donde confluían los caminos que iban al Chocó, a Antioquia y al Nuevo Reino. Además, allí se instaló uia caja real a donde llegaban con su oro mineros de Cararnanta, Arma, Antioquia y Anserma. Esto, unido a lo fragosidad de los caminos, y en especial la del Quindío, llevó a que muchos encomen-dados fueran adscritos al servicio de Tamemes, pues sólo a «lomo de indio» se podían transportar las mercancías.

La rebelión de 1557 coincidió con una serie de revueltas que cubrieron los mis importantes sitios del Nuevo Reino de Granada: se rebelaron los páez en el Valle del Magdalena, los sutagaos en el sur, y los indios de Vélez en el norte. En el valle del Cauca los Bugas y Gorrones atacaron estancias y poblados, mientras que los pijaos y los panches cruzaban por los pasos de la Cordillera Central y atacaban las poblaciones del valle del Cauca.

En el caso de los quimbayas, los motivos aparentes para la rebelión, como en la ocasión anterior, fueron los maltratos de los encomenderos. En esa ocasión se trató de los abusos cometidos por el capitán Andrés Gómez a quien se le acusó de ser el culpable de la muerte de cerca de noventa indígenas. Esta vez la rebelión cubrió bastantes encomiendas (V. Cuadro), cuyos indios se dedicaron a quemar casas, a asaltar estancias y a matar españoles y personal de servicio. Como resultado final se tuvo la muerte de cinco españoles, la mujer de un encomendero con un hijo pequeño, tres mestizos, ocho esclavos negros, un indio yanacona y seis caballos

Pueblos «Alzados» en Cartago en 1557

Pueblos Ecomenderos Zazapa y Sonso Pedro Muñoz Pagua y Vía Nicolás Martín Pión e Ygualda Bernardino Ramos Zazaragua y Andioyaizo Alvaro de Bedoya Quinza Miguel Sánchez

FUENTE: Friede, ob.cit., p.80-81.

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Como fue usual entre los quimbayas, estas rebeliones tampoco generaron un amplio movimiento libertario en la medida que no lograron superar los conflictos internos, pues «han tenido unos con otros grandes diferencias. Los unos por sustentar la paz y los otros, por sustentar la guerra», por lo que fueron fácilmente sometidos y apresada la mayoría de los caciques (V. Cuadro).

Señores étnicos participantes en la revuelta de 1557 (Ciudad de Anserma)

Cacique Pueblo

Aytamara Mapura Azisqunga Piojo (Carambra) Atucifra Mayma Don Francisco Acochare Don Francisco Pirsa Guática Santa María Ocupirama Pueblo de la sal Opirama Andica Tuzacurara Acochare Tuzarma Mapura Utayca Ypa

FUENTE: Friede, ob.cit., pp. 82 - 83.

En los informes recogidos por los españoles para justificar las matanzas que se presentaron en el sometimiento de la sublevación, se pueden observar cosas importantes para entender la revuelta:

a) En cierto sentido, parece ser que la idea de sublevación no surgió de los quimbayas, sino de comunidades extrañas a la región como lo eran lo panches y los carrapas. Esto es importante en cuanto muestra que a pesar de la conquista y de la implantación de instituciones coloniales que permitían la sujeción del indigena con sus secuelas de desintegracración comunitaria, de alguna manera se mantenían contactos entre los quimbayas y diferentes comunidades, lo que permitió coordinar un plan de acción para enfrentar a los invasores. La tarea de contactar las comunidades quimbayas fue encomendada a una india yanacona que llegó a Anserma para «invocar e incitar todos los caciques de esta

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indio de la encomienda de Pindama, quien incitaba a los caciques a que se reunieran en Oinchiná, principal centro de la revuelta.

k) Respecto a los motivosparaparticipar en el levantamiento, puede decirse que los caciques actuaron movidos por diferentes intereses, personales en algunos casos, comunitarios en otros. Asi, mientras el cacique Tarira se unió a los rebeldes para matar a un negro calpizque de la encomienda de Juan Martín, Capirotoma, decía estar de acuerdo con ellos por oponerse al envío de muchachos a las doctrinas. Según os informes este cacique decía:

Que no era bueno dar indios para Ave María, porque habían entendido que en esta villa (Anserma) habían dado muchos muchachos para el Ave María y que también en Cartago y que también se los pedirían a ellos como a los demás, y que ellos no tenían muchachos, que ¿dónde los tenían que buscar? Y que este testigo dice que por amor de esto, dicen los indios que quieren pelear con los cristianos y matarlos5.

c) Los elementos de movilización indígena lo mismo que las motivaciones, se expresaron de dos maneras: la primera se refiere a la movilización compulsiva, en tanto que la segunda tiene que ver con el rescate de los elementos mágico religiosos tradicionales de las socieda des indígenas. La movilización compulsiva se presentó desde los mismos inicios de la rebelión, cuando panches, carrapas y quimbayas celebraban sus «juntas de guerra» en Chinchiná. Allí, los panches presionaban a los participantes mediante amenazas como «que los que no les ayudaran que todos los van a comer». Ante esto los indios respondían que «se alzarían y que todos morirían o matarían a los cristianos», lo que era reiterado con manifestaciones que significaban un rechazo a las instituciones de dominación establecidas por los españoles:

Muramos todos, que mejor es que no cargar petacas y dar mucha-chos para la doctrina, ni indios para la mina, ni indias para servir a los cristianos6.

Los elementos mágico religiosos se manifestaron a partir de la presencia de «un dios de oro que los venía a ayudar para matar a todos los cristianos». Los testigos decían que este dios hablaba a sus indios

5. Idem., p. 85. 6. Idem., p. 86.

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dictándoles que él era padre de todos los indios y todos eran sus hijos y que le dolía el corazón por verlos maltratar de los cristianos, pidiéndole oro, mantas, indios para la mina y doctrina para su servicio, y trayéndoles cargados y por ver que les cortaban las narices y las manos y los ahorcaban y los echaban en los cepos, teniéndoles atados. Que por esto había mucho dolor de ellos, que más valía que todos muriesen antes de servir a los cristianos y que el venía para ayudarles a matar a los cristianos y que no les tuviesen miedo, y que los arcabuces que traían los cristianos, decía el diablo de oro, que eran suyos, y que él se los había dado a los cristianos, y que lo que echaban (agua de bautismo) no era nada ni valía nada, que era como agua7.

De nuevo, la rebelión de los quimbayas terminó en fracaso por la incapacidad de sus dirigentes de vincular a la mayoría de la población y de superar los intereses personalistas. La reconquista española se dejó sentir por medio de la campaña emprendida desde Santafé por el capitán Salinas quien logró ahuyentar a panches y pijaos, y por Alonso de Fuenlabrada, vecino de Cali, quien logró ahuyentar a los bugas y someterá los quimbayas. A partir de larepresión de 1557, los quimbayas, quedaron totalmente sometidos al dominio español y sin posibilidades para iniciar nuevas revueltas.

2. LA RESISTENCIA INDIGENA EN LOS TERRITORIOS DE FRONTERA

Como se mencionó antes, el problema más importante que enfrentaaron los invasores fue el del sometimiento de las comunidades refugiadas en las cordilleras que rodean al valle del Cauca. En la práctica, las ciudades del valle quedaban embotelladas en medio de zonas de frontera militar que impedían la comunicación con el norte de la Gobernación -particularmente con las ciudades de Cartago, Anserma, Arma y Antioquia-, con Santafé -a través de la cordillera central-, y con el puerto de Buenaventura, y en general con el océano Pacífico -a través de la cordillera occidental-. Esto obligó a que la incorporación de esos territorios se convirtiera en la más importante tarea de las autori-dades españolas.

7. Idem., pp. 92-93.

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daáes españolas. Para solucionar estos problemas, los vecinos de Cali, de Popayán

y, más tarde, los de Buga, iniciaron una serie de empresas de conquista tardía cuyo fin primordial era incorporarlos habitantes de los territorios defrontera al régimen de encomiendas, garantizando la paz tan necesaria para el desarrollo de las ciudades.

El objetivo de esta parte del trabajo es el estudio de la resistencia que los indígenas de dichas zonas hicieron a la penetración española, pues no sobra aclarar que su capacidad de lucha se convirtió en el más importante elemento desestabilizador para el establecimiento colonial, puesto que obligó a que el estado español asumiera, no sólo la conducción, sino también la financiación de la guerra, que en un comienzo estuvo en manos de los vecinos de las ciudades.

2.1. LEVANTAMIENTOS DE LOS CHANCOS Y CHOCOES Algunos miembros de la comunidad conocida como Chancos

estuvieron sometidos al dominio español desde la conquista. Estas encomiendas estaban localizadas al noroeste de la ciudad de Cali, en el piedemonte de la cordillera occidental. El resto de la comunidad, refugiada en las partes altas de la cordillera, realizaban frecuentes asaltos a estancias y a viajeros que se movilizaban sin una escolta adecuada. El capitán Gaspar González, vecino de Cali, p.e., se quejaba en 1568 de que:

... los indios gorrones de guerra dieron con el estanciero e gente que tenía en ella (su estancia en Arroyohondo), donde si no oviera buena defensa la mataran, de temor de los quales yo no oso tener allí mis ganados?.

Para 1570 los ataques de estos indígenas se incrementaron, agravándose la situación hacia 1573 cuando los chancos asaltaron estancias en el valle del Cauca y a transeúntes en el camino real interrumpiendo las comunicaciones entre Cali y Cartago, lo que llevó a plantearse el problema de la conquista y colonización de los territorios chocoanos que se había convertido en una zona de refugio para indios chancos, chocoes, yngaraes y noanamaes cuyas tácticas de resistencia frente a la conquista española habían dado buenos resultados

8. A.H.M.C. Cap. 1, f.41r.

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y permitido su supervivencia. La conquista de estas comunidades fue encomendada a un veci no

de Buga, don Melchor Velásquez de Valdenebro quien acompañado por 50 soldados y 300 gorrones y utilizando las viejas tácticas de conquista introducidas por los españoles fundó la ciudad de Nuestra Señora de la Consolación de Toro el 3 de junio de 1573.

Según fray Martín de Medrano la conquista de estos indios se realizó en la siguiente forma:

El dicho capitán Melchor Velásquez desde el dicho pueblo de Roldanillo envió quarentay seyssoldados muy bien aderezados de armas arcabuzes e ballestas e otras armas ofensivas e defensivas con el capitán Pedro de Moriones para que fuese a castigar a los yndios chancos y chilomas que salían a saltear, robar y matar los pasajeros asy españoles como yndios y el dicho capitán Pedro de Moriones estuvo en el dicho castigo treyntay cynco diaspoco más o menos con los dichos soldados y les hizo el castigo que la tierra permitía y averiguó ser ellos, los dichos chancos, los salteadores por preseas particulares que se hallaron de cristianos. Y después (...) se fué a ver con el dicho capitán Melchor Velásquez alpueblo de la ciudad de Toro que en el ynter avía poblado, con hasta cinquenta soldados que le quedaban, junto al arcabuco camino de los Totumas e Yngaraes que también solían saltear y matar y robar a los camynantes que andaban por el camyno real de esta gobernación...9

Con la fundación de Toro, Velásquez había logrado un incipiente control sobre grupos indígenas circunvecinos, por esto, la fundación de poblaciones se mostraba como la más eficiente manera de mantener controlada la población aborigen, es por esto que el capitán Moriones, lugarteniente del fundador de Toro, decidió fundar el pueblo de Buhío Redondo, situado en el mismo sitio donde los indios solían realizar sus asaltos.

No obstante, a pesar de estas fundaciones la conquista de lo que más tarde sería la Gobernación del Chocó se convirtió en un rotundo fracaso y los indígenas, refugiados en partes más altas de la cordillera, conti-nuaron realizando sus asaltos. Para el año de 1574, la sublevación de

9. Katleen Romoii: «El Alto Chocó en el siglo XVI», en Revista Colombiana de Antropología, Vol. XIX, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología, 1975, p. 15. V. También Fray Pedro Simón: Noticias Historiales, Tomo VI, Bogotá, Banco Popular, 1982, pp. 234-35. (23) Idem., p. 16.

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yngaraes se generalizó, lo que obligó a realizar una urgente reunión del cabildo de Cali con la presencia del Gobernador don Pedro Fernández del Busto, quien consideraba como prioritaria la protección del camino real que comunicaba con Cartago. En el mismo cabildo se escogió al capitán Francisco Redondo Ponce de León, como comandante de las tropas que se encargaría de la represión de los indios. Este nombramiento se hizo teniendo en cuenta que ya en 1572 y 73 dicho capitán había incursionado en la región chocoana por orden del Gobernador don Jerónimo de Silva

Para los miembros del cabildo de Cali, la situación evidenciaba que los indígenas no estaban sometidos a la ciudad de Toro, por lo que dicha fundación se mostraba poco efectiva, lo que exigía el establecimiento de una nueva población que sí garantizara el sometimiento de los rebeldes. De acuerdo con esto, y después de una campaña que duró cerca de dos años, el capitán Redondo, fundó la ciudad de Cáceres por autorización expresa del gobernador don Bartolomé de Másmela. La efectividad de la nueva población no fue mucha, sin embargo, sus vecinos lograrón resistir fuertes ataques indígenas que se prolongaron hasta 1598 cuando una confederación de Chancos y Noanamáes atacó la ciudad y obligó a que fueran enviados refuerzos desde Cali para su defensa.

Con todo y a pesar de repetidas campañas militares los indígenas no se sometían, lo que obligó a la creación de la Gobernación del Chocó y a que el gobernador don Melchor de Salazar se viera obligado desde su posesión en 1592 a luchar contra ellos. Las rebeliones indígenas en esta gobernación habían llegado al punto de que en el mes de septiembre de ese mismo año el Gobernador ... recibió una llamada urgente, avisándole que los indios chocoes, tatamaes y noanamaes, enardecidos por la ausencia de un comandante en Toro, estaban atacando enco-miendas y minas de los alrededores...10.

En esos momentos la ciudad de Toro había sido anexada a la nueva gobernación, habida cuenta lo dificultoso de mantener su defensa desde una capital tan lejana como lo era Popayán. No obstante, el gobierno del Chocó resultó ser ineficiente para garantizar la seguridad del vecindario por lo que este pidió su reincorporación a la Gobernación

10 . Rómoli, ob.cit., p.21.

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de Popayán en una solicitud que cuestionaba la existencia misma de la nueva entidad política:

Esta provincia (la del Chocó) de presente no tiene más que dos ciudades que son esta de Toro y la ciudad de Cáceres donde entre vecinos y habitantes no hay más de cien españolespoco másypocos naturales de paz que serán como mil indios casados (...) Estas ciudades están en fronteras y rodeadas de los indios de guerra chocóes, noanamás, yacos y copomáes que continuamente los persiguen y roban y an muerto y cada dia matan muchos españoles y naturales y robado grandísima suma de haciendas y hecho innumerables daños ...u.

La solicitud llevó a que el gobierno chocoano se viera obligado a realizar acciones punitivas que produjeron el sometimiento de los Yngaraes y Totumas, quienes fueron repartidos en encomiendas. No ocurrió lo mismo con los Noanamaes y Chocoes quienes siguieron resistiendo al establecimiento de los españoles. La táctica desarrollada por estos dos grupos consistió en atacar las encomiendas Yngaraes en acciones punitivas sobre los indígenas que se mostraban amigos de los conquistadores. Esto llevó a que los atacados pidieran auxilio a las autoridades, el que les fué negado por la evidente inferioridad militar de los conquistadores.

La rebeldía de ios chocoes duró hasta finales de siglo por las facilidades que tenían de refugiarse en las inhóspitas serranías de la cordillera occidental. Esto dificultaba el establecimiento de los españoles que no contaban con la mano de obra necesaria para laborar las minas e intentar la apertura de algunas unidades productivas. Asi en 1596 los vecinos se quejaron de que la gobernación del Chocó se encontraba «... muy despoblada porque los muchos naturales que tenía quando fue descubierta se han retirado la tierra adentro huyendo la cercanía de los españoles»12.

Las tierras de la gobernación del Chocó se habían convertido en una zona de refugio para los indígenas y su gobierno se mostraba incapaz de incorporarlas al dominio de la Corona. Las facilidades de ataque y refugio que ofrecía no hicieron más que incrementar los asaltos indígenas, los que mostraron mayor efectividad cuando una confede-

11. Idem., p.22. 12. Ibid., parte II, p.36.

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ración de indios Chancos, Chocoes y Pijaos realizaron una guerra sistemática que obligó al traslado de la ciudad de Cáceres en el año de 1600 al sitio que hoy ocupa la población de Roldanillo.

Estos indígenas permanecieron militarmente activos con muy pocos períodos de paz, hasta el año de 1665 cuando los capitanes Ambrosio del Castillo y Guzmán Toledo iniciaron una campaña para pacificar a los chancos que se habían sublevado nuevamente, logrando someterlos y sujetarlos en forma definitiva al poderío español.

2.2. REBELIONES DE LOS NOANAMAES Los indios Noanamáes fueron encontrados solo diez y seis años

después de fundada la ciudad de Toro. Estos indígenas mostraron, desde un comienzo, una organización militar que estaba muy por encima de los niveles alcanzados por las otras comunidades chocoanas.

Aunque desde su descubrimiento se realizaron una serie de campa-ñas con el fin de someterlos, los resultados no fueron en ningún sentido favorables. Simón dice al respecto que se realizó «(...) una expedición por tierra contra IQS Noanamaes del rio Grande, en que se perdieron cuarenta soldados y el gobernador». Sin embargo, esta victoria no evitó que la comunidad Noanamá fuera vencida pues lo que no logró el poderío español lo consiguió una epidemia de viruela contagiada por los invasores que diezmó la población hasta el punto que «(...) dos o tres meses después, el hijo mestizo de (Melchor) Velásquez, Melchor el Mozo, fué con otra compañía para castigar a los atrevidos Noanamá, y no encontró sino desolación y casas desiertas»13.

A pesar de esto los noanamaes no estaban vencidos: en 1593, se dedicaron a atacar «haciendas de minas» y encomiendas de españoles en compañía de los chocoes y tatamaes, según lo relataban los mismos vecinos de Toro:

El propio año el capitán Diego de Paredes, vecino encomendero desta ciudad pobló una estancia en la ribera del rio Yarrama, tierras que son frontera de losyndios de guerra noanamaes y donde desembarcan y vienen a robar la tierra de las minas de esta ciudad; y asile mataron así le mataron allí los indios de guerra noanamás nueve indios y le hirieron otros quatro ...i4.

13 . Idem., V. también Simón ob.cit., p. 240. 14. Idem. p. 22. Cfr. además las pp. 21-23 del mismo trabajo.

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De nuevo, fue la ciudad de Toro la que más sufrió los ataques de los Noanamaes por estar en plena frontera. Su situación se hizo dramática apartirde 1591, cuando una confederación de Noanamaes, Cirimbaraes, Totumas y algunos Chocoes «tuvieron traza para matar al capitán Luis Franco, a Diego Martín Hincapié y a un Heredia y a algunos indios de paz», lo que explica que la ciudad decayera totalmente, a pesar de los ricos yacimientos auríferos que poseía, obligando a su traslado al sitio que hoy ocupa.

Todas las campañas que se hicieron para someter a los noanamaes y otros indios del chocó -las de los Velásquez, padre e hijo, que duraron hasta 1589, la de Diego Martín de Avila, en 1596, la de Francisco Figueroaenl597- terminaron en rotundos fracasos. Sólo en 1628, don Martín Bueno de Sancho logró el sometimiento de los indios de la región mediante alianzas con distintos caciques. Este capitán vecino de Cartago y poseedor de una estancia en donde el río La Vieja desemboca en el Cauca, logró establecer contactos comerciales con indios del Chocó que bajaban a Cartago a comprar mercancías europeas, pudien-do organizar una «entrada», el 13 de septiembre de 1628, al río de San Juan -llamado «río de Noanamá»- llegando hasta las provincias de los citarabiraes, donde apresó 200 indios. Posteriormente, en Toro, logró un acuerdo de paz con 400 chocoes, los que unidos a los 200 citarabiraes se encargarían de cultivar la tierra mientras él regresaba de Cartago por más españoles para un establecimiento definitivo.

El éxito obtenido por Bueno de Sancho, le permitió negociar una capitulación con el gobierno de Popayán, con el fin de conquistar y colonizar el Chocó para explotar sus minas mediante la introducción de esclavos negros. La propuesta fue aceptada en vista de sus éxitos iniciales, pero se ordenó que su expedición se coordinara en una operación de conjunto que buscaba incorporar, definitivamente, los territorios chocoanos a la Gobernación. Para el efecto, desde Cali saldría el capitán Cristóbal Quintero quien penetraría por el río San Juan; desde Pasto lo haría el Capitán Agustín Argüello y Zúñiga, quien conquistaría a los Barbacoas y Sindaguas; desde Cartagena una expedición que penetraría el norte chocoano; y Bueno de Sancho entraría al centro del Chocó desde el Valle del Cauca. A pesar de todo esto, la formidable resistencia indígena llevó a que tales expediciones

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únicamente lograran éxitos parciales, mientras que la empresa de Bueno de Sancho terminó en rotundo fracaso, con muerte del caudillo, junto con su hijo e hijastro

Esto explica que los indios chocoanos siguieran haciendo resisten-cia a la penetración española, lo que duró hasta el siglo XVIII cuando se produjo el sometimiento definitivo de los indios de la región.

2.3. LA RESISTENCIA INDIGENA EN BUENAVENTURA Para los vecinos de Cali del siglo XVI, el principal problema del

puerto de Buenaventura consistía en el pésimo estado del camino, que obligaba a que las mercancías fueran trasladadas por los indios de la región de «La Montaña» sobre sus propios hombros. Aparentemente no existían conflictos de otro orden, ni siquiera con los tamemes quienes

han estado siempre de paz desde el tiempo que dieron la obediencia a S. M., en gran confederación con los españoles, y aunque siempre van y vienen cristianos por sus pueblos, no les hacen mal ni han dado muerte a alguno hásta ahora: al contrario, siempre que les ven le dan de comer15.

La idílica situación duró hasta el 26 de noviembre de 1577, cuando Juan Alvarez, Procurador de Cali, pidió «se proveyera de remedios (ya que) los indios chilomas han salido al camino contra los indios montañeses y (que) se nombrare persona y capitán que fuere al dicho efecto»16.

La situación era grave para la ciudad en tanto que estos ataques entorpecían el tráfico de mercancías, quedando la Gobernación sin artículos europeos necesarios para el consumo diario. Además, los ataques de los chilomas fueron aprovechados por los cargueros para negarse a prestar el servicio, por lo que fue necesario nombrar un alcaide que los sacara.

Los indios chilomas habitaban tierras en la banda derecha del río Dagua inferior, cerca a Buenaventura, que en aquella época se encon-traba junto al río Anchicayá. Generalmente actuaban en coalición con Chancos y los copanamá, formando una confederación cuya principal

15. F.D.H.N.R..G., Doc. # 1155, p.106. 16. A.H.M.C., cap.l, f.l62v.

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característica era que rara vez atacaban poblaciones españolas. Sus ataques los efectuaban principalmente sobre la población encomen-dada en un intento por quebrar las bases de sustentación económica de la sociedad colonial, como lo demuestra el hecho de que atacaran las encomiendas de cargueros o, como lo relataban los vecinos de Cáceres

entraban a los pueblos de los indios gorrones questan en Vuestra Corona Real muchoa años ha,y los mataban y cautivaban y llevaban a vender a sus comarcanos.

Esto obligó al desplazamiento de algunos soldados que los mantu-vieron relativamente controlados, permitiendo la continuidad del comercio a través del puerto. Sólo a finales de siglo el puerto de Buenaventura volvió a sufrir los ataques indígenas. Esta vez se trató de una coalición de chilomas, chancos y noanamaes quienes atacaron y quemaron el poblado, que sería reconstruido a finales de 1601. A partir de este hecho la guerra con los indios se incrementó haciendo más dificultosa la comunicación de la gobernación con los mercados externos, lo que perduró hasta que se efectuó la mencionada campaña del capitán Cristóbal Quintero quien se encargó de someterlos.

2.4. LA GUERRA DE LOS PIJAOS La resistencia de las comunidades antes mencionadas, si bien

entorpeció el desarrollo colonial, se concentró en regiones de frontera, si se quiere, marginales a los centros económicos más importantes. La de los pijaos, en cambio, afectó ese desarrollo de una manera más directa, lo que se explica ante todo por dos razones: la primera es que los pijaos atacaron de una manera sistemática los centros urbanos situados a ambas lados de la cordillera -Buga, Cartago e Ibagué-, sus respectivas unidades productivas -estancias y minas- y sus centros de extracción de fuerza laboral -las encomiendas-. La segunda es que no se trataba de una comunidad en particular, sino de una coalición de páez, sutagaos y panches -habitantes de las estribaciones orientales de la cordillera central y los valles del Magdalena y Neiva-, y los Putimaes y Bugas -que habitaban las estribaciones de la misma cordillera vertientes al valle del río Cauca-. En este sentido el término «pijao» no designaba una comunidad específica, sino que era aplicado a cualquier tribu belicosa de la cordillera central.

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En el caso del valle del Cauca, los ataques pijaos se sintieron desde que los españoles se asentaron en estas tierras, lo que, como se recordará, obligó a la fundación de la ciudad de Buga, con el nombre de Jerez de la Frontera, la que fué atacada y destruida en 1557. Aunque Buga sufrió constantes ataques indígenas, su situación se hizo especial-mente crítica en 1587, cuando un grupo de pijaos -los putimaes- le tendió un cerco que puso en serio peligro la vida de los vecinos y de los encomendados. Se decía en la época que los indios estaban tan cercanos «que solían salir muchas veces a hacer asaltos en los indios comarcanos de ella llevándoles presos a sus mujeres e hijos»17.

La resistencia de los pijaos eran el mayor obstáculo para la ocupa-ción de las tierras de la «otra banda», tierras fértiles para cultivos y aptas para la ganadería. Don Juan de Meza y Betanzos decía respecto a esto:

Antiguamente los indios de la ciudad de Cali, ni vecinos de ella, nunca hubieron poblado el dicho sitio, ni otro de la otra banda del río Cauca de miedo de los indios naturales de esta tierra, ni en las estancias de esotra banda del río estaban seguros hasta que los vecinos de la ciudad de Buga poblaron y pacificaron esa tierra18.

Los ataques a las estancias y encomiendas llegaron al extremo que se presentó el hambre, por lo que desde el año de 1583 el procurador Esteban Sánchez de Loranza tuvo que prohibir que se sacaran basti-mentos fuera de la ciudad, y se acordó, en el Cabildo del 9 de septiembre, «sobre el envío de gente a la tierra adentro en defensa de los naturales de la provincia, atacados por los indios putimaes», siendo comisionado para el efecto el teniente de gobernador Hernando Arias Saavedra19. Todo esto, coadyuvó a que Buga se fuera despoblando, lo que hacía más peligrosa la situación, obligándo a que los miembros del cabildo manifestaran el 2 de abril de 1585 que «la ciudad no tenía copia bastante de vecinos».

Con la débil defensa de la ciudad los ataques se incrementaron y las incursiones sobre el camino real se hicieron más frecuentes, lo que obligó a enviar hombres a defender el camino de Buga a Cartago, «habida cuenta que hacía diezdias que Antón Nuñez había salido para

17. Tulio Enrique Tascón: Historia de la conquista de Buga, p.23 18. Idem., p. 25. 19. Idem., p. 99.

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esta última ciudad y no se había vuelto a tener noticia de él pero se había hallado muerta la muía en que cabalgaba (...) y a que Alonso Márquez informaba que Rojas había sido muerto por los pijaos y putimaes, quienes se habían llevado el cadaver»20.

Por otra parte, los asaltos sobre las encomiendas arreciaron causando una mortalidad tan alta que fue utilizada para justificar la crisis demográfica indígena, llegándose incluso a afirmar que como conse-cuencia directa de ellos, de más de 8.000 indios existentes en los repartos iniciales sólo quedaban unos pocos.

Los más fuertes levantamientos de los pijaos se dieron en 1598 cuando unidos a los Chancos y Noanamáes obligaron a que los vecinos de las ciudades de Cali, Buga, Cartago, Toro, Timanáy Caloto, aunaran esfuerzos para enfrentarlos. La situación era sumamente peligrosa pues las ciudades del valle eran atacadas por los flancos cordilleranos, lo que ponía en serio peligro las poblaciones menos guarnecidas de la gobernación, como era el caso de Buga, donde a raiz de la guerra se incrementó la emigración que se estaba presentando desde 1585, agravándose cuando los principales encomenderos huyeron a Cali, abandonando la obligación que tenían de defender la ciudad. Entre los que huyeron estaban Lázaro Cobo y Gregorio de Astigarreta, quienes desempeñaron cargos el año anterior, el uno como Teniente de Gobernador y el otro de Alcalde Ordinario. Ante esta situación de abandono los miembros del Cabildo decidieron quejarse a la Audiencia de Quito, de donde se ordenó que los fujitivos deberían regresar o perder sus encomiendas.

A pesar de diversos intentos por someterlos, los ataques de los pijaos y sus confederados se incrementaron mostrando cada vez mayor efectividad que se hizo más patente cuando en 1602 destruyeron el fuerte de Ibagué, lo que se agregó a los intentos que habían hecho por destruir las ciudades del valle del Cauca.

La gravedad de la situación queda más patente si se observa la petición de ayuda que los vecinos de Cartago elevaron a la Audiencia el 24 de enero de 1603:

La ciudad de Cartago, tan infestada, destruida y oprimida de los indios caribes, pijaos y putimaes (...) con las muchas muertes de

20 . Idem., p. 104.

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españoles, indios, pérdidas de minas, ganados y robos de haciendas en tanto suma que no lo enumeramos por excusar un largo y lastimoso proceso. Y como por ser esta ciudad de paja (está en mucho peligro de ser abrazada) aunque la cercamos de tapiasy que ni esto, ni el traer nuestros hijos y amigos en campo y todos en vela con las armas en la mano no es poderoso a defender los naturales que cada dia no los vayan acabando y comiendo (...) Y como por estar esta ciudad poblada en montaña le entran los bastimentos de fuera parte, ha hoy cuatro dias que nos han cercado y tomado los caminos por donde nos entraban los ganados y muerto los vaqueros; sin que pudiésemos despachar seis soldados, porque cansados de los muchos trabajos y gastos, los que no tienen encomiendas se han ido a vivir a otros pueblos, por lo cual y la continua guerra en que en veinte años hemos a nuestra costa y poco fruto, está tan gastada que no nos podemos sustentar ni defender los naturales, porque si salimos la ciudad se pierde; si ésta guardamos nuestros encomendados mueren (...) 21.

Cartago estaba en peligro de correr la misma suerte de poblaciones como Neiva, La Plata, Páez, Santiago y Medina, que fueron quemadas sin que volvieran a ser reedificadas. La situación era tan delicada que el rey Felipe II, por Real Cédula de 18 de febrero de 1603, se vió obligado a tomar cartas en el asunto,

habida cuenta los excesos que los indios pijaos habían hecho en la mesa de Ibagué, repartimiento de doña Ana de Carrión, difunta, cuyo pueblo habían abrasado y asolado aposentos e iglesia y ramadas de trigo y todos los bujíos que allí había y muerto quince indios y llevádose otras piezas y la cabeza del español que allí estaba, después de allí a pocas horas habían dado una trasnochada en un hato de vacas de Gaspar Rodríguez del Olmo, (alcalde, y quemádole los bohíos y muerto y llevado trece personas, y agora, últimamente, en el reparti-miento de Hernando de Lorenzana habían dado una noche y quemádole tres casas y muerto y llevado siete piezas, (...), y que se tenía noticia que los dichos pijaos habían dado en Roldanillo cerca a la ciudad de Cartago y muerto y llevado treinta piezas, y que junto a la dicha ciudad, como un tiro de arcabuz, habían cogido dos indios amigos que traían carne a la ciudad, y que por todos estos daños y atrevimiento hasta agora no vistos y por nueva que había dado una india pijao que habían

21. Ortega Ricaurte, Enrique (Comp.): Los Inconquistables. La guerra de los pijaos, Bogotá» Archivo Nacional de Colombia, 1949, pp. 56-57.

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prendido los vecinos de Ibagué saliendo en su alcance se sabían que tenían hecha junta general para venir a quemar las dichas ciudades de Ibagué y Cartago y que no habían de parar hasta llevar las mujeres (...)

Por todo lo anterior ordenaba que se organizaran las tropas que deberían estar completamente preparadas para el mes de junio. Para el efecto, la Audiencia ordenó a don Vasco de Mendoza y Silva, Gobernador de Popayán, que organizara una compañía compuesta de 30 soldados en cada una de las ciudades de Cartago, Buga y Timaná, por ser ciudades fronterizas con los pijaos.

La situación en otros lugares de la Gobernación no era menos angustiosa. En Buga, los putimaes incrementaron sus ataques. Es asi que el 1 de marzo de 1603 cerca de 200 pijaos atacaron la estancia y encomienda que en Sonso tenía Felipe de Camargo, de donde se llevaron 64 cristianos, quemaron las casas y la iglesia, saquearon el poblado y mataron un encomendero. Un relato de la época describe así las cosas:

entraron, (...) cantidad de más de ducientos indios pijaos al cuarto del alba, cercaron toda la población,, de la cual mataron y llevaron captivos sesenta y cuatro indios e indias cristianas, quemaron todas las casas y la iglesia, y llevaron una campana grande que tenía, y mataron un vecino encomendero y estuvieron en la población robando cuanto había, hasta las ovejas y carneros, pollos y curies, sin dejar cosa; a tanto se ha extendido su atrevimiento y desvergüenza suya, y aunque salieron a ellos un capitán y cuarenta soldados y dieron alcance a los pijaos y comenzaron a pelear con ellos, se salieron con la presa y victoria sin recibir daño, de lo cual toda la tierra y comarca está con el temor y recelo que se puede considerar de tantos atrevimientos, muertes y daños recebidos....23.

Posteriormente, se supo que los mismos indios prepararon otro ataque a la estancia y encomienda de Juan López de Ayala en Guacarí y que había sido suspendido porque un hechicero «soñó un mal sueño».

A pesar de la gravedad de la situación por la que atravezaba Buga el Gobernador tuvo dificultades para reunir las tropas, pues los volun-tarios no alcanzaban el número requerido, por lo que se vió obligado

22. Idem., p. 89-90. 23. Ricaurte, ob. cit., p. 108.

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a ordenar que las personas que él señalara deberían alistar sus armas y municiones estableciendo una pena, para los que se negaran, de dos años de destierro, pérdida de encomienda para los encomenderos y de cincuenta pesos para los soldados. Sólo con estas medidas se pudo conformar la tropa.

Las dificultades iniciales para movilizar a los vecinos de Buga cesaron cuando se supo que entre los soldados marcharía el viejo conquistador don Diego de Bocanegra, quien «es práctico en tierras de los pijaos y que le temen», por lo que fue nombrado como capitán de la tropa.

Bocanegra era sin duda un hombre experimentado en la guerra con los pijaos y un conocedor de los territorios que ocupaban, según se puede observar en el informe que escribiera a la Real Audiencia. Este conocimiento provenía de cincuenta años que llevaba el anciano librando combates con dichos indios. Gracias a su informe podemos comprender por qué los pijaos continuaban resistiendo a pesar de casi ochenta años de guerra:

1. Características Geográficas de la frontera militar: Los indios pijaos vivían en las partes más ásperas y frías de la

cordillera central. Su sitio de habitación se caracterizaba por estar en medio de peñoles y barrancos, comunicados entre si por difíciles caminos, dándole a los núcleos de habitación una protección natural que era imposible de vencer por los españoles.

Por otra parte, la conquista se dificultaba dadas las formas de poblamiento, pues se trataba de casas dispersas y apartadas unas de otras, lo que desde el punto de vista militar impedía acciones decisivas sobre grandes núcleos humanos. Estas posiciones estratégicas tenían una contrapartida negativa consistente en la dificultad para producir alimentos, sobre lo cual los expedientes no dan mayores datos.

2.- Las Tácticas Militares: La zona de guerra se, encontraba habitada por cerca de mil quinientos

indios quienes júntanse con facilidad todas las veces que salen a saltear, robar y matar gente, entiéndense con certidumbre unos con otros por los fuegos que hacen en las lomas y cerros altos de cabaña, y cuando

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ha de ser junta general por la orden de fuegos, la conocen, y cuando es particular de algún cacique o parcialidad, la entienden.24

Dentro de las tácticas militares es necesario considerar el canibalis-mo como un elemento primordial, no tanto por la existencia del hecho en sí, sino por el temor que hacia esa práctica sentían los españoles. Los pijaos eran conocidos como crueles guerreros y su prestigio militar se incrementaba con el rumor de que consumían los cuerpos de sus víctimas «Son guerreros animosos, y por naturaleza rabiosos, crueles inhumanos, comen carne humana y gustan della más que de otra comida». El temor a los pijaos se incrementaba con afirmaciones en el sentido de que ellos habían matado a gran número de indígenas habitantes de los valles del Saldaña y Neiva y que tenían «carnicerías públicas de carne humana y se vendían los unos a los otros los cuartos de los indios y muchachos captivos, como entre nosotros los de vaca y ternera».25

La efectividad de los ataques indígenas, el temor al canibalismo -real o supuesto- llevó a que se exageraran las cifras de las muertes que sus asaltos habían producido:

de setenta años a esta parte, han muerto, comido y consumido más de cien mil personas, y después de haber acabado tantas poblaciones de indios de aquella comarca, han revuelto sobre los pueblos poblados de españoles y indios de paz cristianos y de los lugares de Timaná, de la Plata, Neiva, Ibagué, Cartago y Buga y de los caminos reales han muerto y comido más de veinte mil personas cristianas, de cuarenta años a esta parte.26

El temor hacia los pijaos llevó a que los españoles se arriesgaran a salir a los caminos solamente cuando iban acompañados de grandes escoltas, como única manera de resistir los constantes ataques que se realizaban durante el día,

por medio de emboscadas Acometen a los españoles de dia en las montañas y pasos dificultosos con emboscadas y las ejecutan con gran ánimo y determinación. Son astutos, vigilantes, ingeniosos y muy hábiles en revolver y menearlas lanzas y dardos con que pelean de tal manera, que no les impide, ni embaraza, la montaña 27.

24 . Idem., p. 106. 25. Idem., p. 107. 26 . Idem., p. 107. 27. Idem.

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Los ataques se realizaban durante la noche y se efectuaban de tal manera que siempre terminaban en «cuerpo a cuerpo».

Según Bocanegra, estas tácticas militares habían dado excelentes resultados frente a todos los intentos por conquistarlos, como había sucedido en 1567 con el capitán Talaverano al que le habían desbaratado una tropa de ochenta soldados o, en 1581 cuando al Gobernador Bernardino de Mojica lo derrotaron en la población de Otayma a pesar de haber entrado con 130 soldados y muchos indios amigos. Ante la evidencia de este poderío militar y basado en su propia experiencia, aconsejaba que

el capitán que entrare en esta guerra y castigo, conviene que sea muy práctico y de entera satisfacción y experiencia y que tenga dineros que gastar con los soldados; ha de llevar de ochenta a cien hombres muy bien armados con sesenta arcabuces, mucha cantidad de plomo y cuerda y pólvora y todo muy sobrado; ha de entrar por Ibagué a la mesa del Chaparral; ha de meter trescientas cabezas de ganado vacuno y buenos caballos; han de asistir en la tierra los que entran por Ibagué dos años para acabarla de disipar con muchas y continuas entradas en los enemigos. Han de hacer sementeras de maíz para sustentarse.

Estas tácticas militares exigían el establecimiento permanente de fuertes militares en la cordillera, lo que rompía con los métodos anteriores consistentes en simples entradas de retaliación sin una presencia permanente de los blancos. Bocanegra decía que los soldados que entraran por Ibagué deberían permanecer dos años construyendo fuertes y sementeras, ya que estarían frente a las comarcas indígenas de Amoyá, Ambeyma, el Valle deMaynto, Tetuán, Otayma y Cacatay-ma, que constituían la fuerza mayor de los pijaos «do habrá mil indios». Este era el foco principal de resistencia, lo demás, y particularmente el valle del Cauca, no era más que «ladroneras de mucho bastimento y comida de do se sustentan en la guerra los indios pijaos».

Las recomendaciones logísticas que planteaba el proyecto estaban acompañadas de tácticas militares, que en cierto sentido tenían el mismo carácter de las desarrolladas por los indígenas. Se trataba básicamente de una guerra total en la cual los cristianos deberían cortar las rutas de suministro de los pijaos, para lo que atacarían por todos los flancos cordilleranos. Así, un capitán entraría por Timaná y llegaría

28. Idem., p. 109.

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hasta Cutiba desde donde subiría por el río de los Tumbos. Otras compañías saldrían de Cartago y Buga con sesenta soldados bien armados -cuarenta de los cuales lo estarían con arcabuces- y bastantes indios amigos, quienes atacarían constantemente. El momento de la entrada por los tres puntos señalados sería a comienzos de julio cuando los indios estarían listos a recoger las cosechas de maiz, la cual sería utilizada para alimentar a los soldados. Como última recomendación, el experimentado conquistador, decía que los capitanes de cada partido no podían juntarse y deberían mantener entre sí una distancia de ocho a diez leguas.

Mientras la Audiencia resolvía sobre las recomendaciones de Bocanegra, el pánico se apoderó del vecindario cuando llegaron noticias de Cartago, donde don Rodrigo de Villalobos informaba que

don Vasco de Mendoza y Silva (...) enviando a dar principio (a la guerra contra los pijaos A.V.) a este pueblo a su hijo don Pedro de Mendoza y Silva, nombrado por capitán para que sacase los soldados que yo aquí le tenía aprestados, y trayendo en su compañía a un don jerónimo de Figueroa y otro criado suyo, tres leguas de esta ciudad, le salieron el miércoles veinte y cinco de éste una escuadra de indios de guerra y los mataron a todos tres y un indio, y les cortaron y llevaron las cabezas y robaron cuánto traían matando las muías y caballos ...29

A raiz de esto se inició una guerra total contra los pijaos dirigida por Bocanegra, quien de acuerdo con el plan mencionado, llevó a cabo una campaña de arrasamiento, que, como las anteriores, terminó en un relativo fracaso. No obstante, para Buga los resultados fueron favora-bles puesto que los ataques sobre ella disminuyeron.

La guerra contra los pijaos continuó por muchos años como el principal problema que deberían enfrentar las autoridades de la Au-diencia de Santafé y de la Gobernación de Popayán. Hasta el momento, y desde la conquista, el problema había sido puesto en manos del vecindario con muy poco apoyo oficial, según se puede observar en las quejas que acompañan los procesos que al respecto se levantaron. La fortaleza de la resistencia indígena y las continuas solicitudes de auxilio elevadas por los vecinos llevó a que la corona enfrentara el problema de una manera más directa, asignando la misión a don Juan de Boija,

29. Idem., p. 121-122.

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un militar que desempeñaba la presidencia de la Audiencia. Borja se ocupó de enfrentar a los pijaos del Magdalena apoyado por vecinos de las principales ciudades del Nuevo Reino y dotado con un fondo importante de la Real Hacienda, logrando victorias importantes con muerte de indios y la captura de muchos de ellos como esclavos. De esta manera el problema pijao quedó resuelto para las ciudades situadas en el valle del Magdalena, pero no ocurrió lo mismo con las del valle del Cauca, pues los indios que sobrevivieron la campaña se refugiaron en las partes altas de la Cordillera Central cambiando su campo de operaciones a la Gobernación de Popayán, lo que motivaría la queja del gobernador Francisco Sarmiento de Sotomayor, en carta fechada el 19 de mayo de 1611, donde lamentaba que la guerra contra «la infernal nación pijao» no se hubiera hecho «por parejo», ya que por eso se habían trasladado a su gobernación, donde no existían recursos suficien-tes para enfrentarlos, lo que se patentizaba en el hecho de que a pesar de haber enviado mil hombres no creía lograr su sometimiento.

El problema pijao continuó a lo largo del siglo XVII como lo demuestra el que en 1639 el gobernador de Popayán, Juan de Borja, tomara medidas frente a la guerra con estos indios; que en 1646 la Audiencia nombrara un «Teniente General y Capitán de Guerra», para enfrentarlos; que en 1656 se creara el cargo de «Capitán de Guerra» especialmente para las ciudades de Cartago, Anserma, Toro y Arma, que continuara existiendo aún en 1675; y, que finalmente, la ciudad de Cartago fuera traslada al sitio actual en el valle del Cauca, el 21 de abril de 1691 porque ya no podía soportar los ataques de los pijaos.

La guerra, que duró más de un siglo, trajo consecuencias nefastas para la población aborigen, pues a pesar de la muerte de bastantes españoles, lo cierto es que quienes más sufrieron sus ataques fueron los indios encomendados y los yanaconas, lo que se convierte en uno de los factores explicativos del escandaloso descenso de la población indígena en ciudades como Cartago y Buga. Pero, de todas maneras, los pijaos continuaron «inconquistables» en la «tierra adentro», aunque su belicosidad disminuyó a lo largo del siglo XVII.

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ACTIVIDADES Y EVALUACION

Resuelva lo siguiente:

1. Establézcala diferencia entrerebelión y resistencia. Dé ejemplos.

2. Localice los grupos indígenas que habitaban el Valle y diferencie los que participaron en rebeliones y los que iniciaron procesos de resistencia. Elabore un mapa. 3. Establezca las zonas de frontera militar y explique los medios de que se valió el estado colonial para incorporarlas. 4. En que forma la resistencia indígena afectó el normal desarrollo del establecimiento colonial en el Valle. 5. Relacione los fenómenos de resistencia y rebeliones indígenas con la crisis demográfica de la población aborigen en el Valle.

Para esto utilice:

a.- La información contenida en la presente unidad. b.- La bibliografía que se cita en las notas . c.- Las bibliotecas a su alcance.

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UNIDAD 5

LAS CIUDADES CONFEDERADAS DEL VALLE Y EL TRÁNSITO

DE LA COLONIA A LA REPÚBLICA

INTRODUCCION

La historiografía siempre ha reconocido el Movimiento de las Ciudades Confederadas como un hito en la historia del Valle del Cauca. Efectivamente, él es uno de los momentos más importantes en la afirmación del Valle del Cauca como región.

Como éste movimiento no fué producto, únicamente, de los movimientos independientistas del siglo XIX, sino que se manifiesta como un momento cumbre de las relaciones de la región vallecaucana y el área metropolitana de Popayán,en esta unidad se presentará el proceso que desde el siglo XVI va engendrando un clima que alcanza su cénit con las Ciudades Confederadas y que alcanzara sus objetivos finales con la erección del Departamento del Valle.

Para esta unidad usted debe dedicar:

1. Lectura previa a las clases (2 horas) 2. Exposición por parte del profesor, discusión con

los estudiantes y preparación de actividades (3 horas) 3. Actividades desescolarizadas (4 horas) 4. Discusión de las actividades y evaluación de la unidad (2 horas)

OBJETIVOS ESPECIFICOS

1. Identificar momentos importantes en el proceso de afirmación del Valle del Cauca como región.

2. Establecer los factores económicos y políticos que han contribuido a identificar el Valle frente a otras regiones del suroccidente colombiano.

3. Hacer hincapié en las Ciudades Confederadas como un momento en el que la conciencia regional vallecaucana fue más alta.

4. Comparar la actitud de las ciudades del Valle del Cauca, durante el período de Independencia, con la del resto de la Gobernación de Popayán, frente al movimiento Republicano.

ACTIVIDADES

1. Estudie el texto que se presenta en esta unidad.

2. Desarrolle las actividades que se indican al final de la unidad.

3. Tome nota de los conceptos, razonamientos y procesos que no comprenda suficientemente y discútalos con su profesor.

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LA GENESIS DEL CAUCA HEROICO

La ZONA INSURGENTE DEL NORTE de la Provincia colonial de Popayán. que integraba el Valle del Cauca, promueve la guerra de independencia, con tu centro en Cali. (Año de 1810).

poca monta como símbolos de poder durante el período colonial, y sí motivo de emulación entre las ciudades; con mayor razón lo eran otros signos de autoridad.

Una vez descubiertas las provincias que se llegarían a conocer como Gobernación de Popayán, y fundadas sus primeras ciudades, Cali y Popayán, se díó lugar a una serie de tensiones por la determinación de la precedencia de una de ellas y el sometimiento de la otra y las demás que luego se fundaron.

Si el criterio fuera el de la antigüedad de la fundación, la precedencia la tendría Cali (Julio de 1536) sobre Popayán (Enero de 1537). Si la importancia hubiera sido dada por la antigüedad en la obtención de títulos y escudo de armas, Popayán los obtuvo en 1538 y Cali en 1559.

Estos títulos parecen hoy superfluos, pero en aquella época eran símbolos de la cercanía de la ciudad en los afectos del Rey y, en directa correlación con este afecto, la posibilidad de alcanzar el poder institu-cional representado en las sedes de los diferentes cargos de gobierno: la residencia oficial del Gobernador, la sede episcopal, las Cajas Reales, y, para una provincia minera la Casa de Fundición.

En cuanto hace a la residencia del Gobernador, aunque durante los primeros años los gobernadores residieron-casi permanentemente - en Cali, desde muy temprano se reconoció a Popayán como cabecera de la Gobernación. Varios hechos muestran esta proclividad de los gobernadores, empezando por Sebastián de Belalcázar:

1.- Belalcázar aparece presidiendo y firmando como gobernador en las actas del Acuerdo de Real Hacienda, en Cali, hasta 1546. De esta fecha en adelante aparece presidiendo y firmando en las actas de Cabildo de Popayán1.

2.- La mayoría de los gobernadores tomaron posesión del cargo en Cartago o Cali y residían la mayor parte del tiempo en Cali,hasta 1621 cuando la Real Audiencia ordenó que su residencia fuera en Popayán2.

La sede episcopal, aunque nunca fué una aspiración de Cali frente a Popayán, si parece que llegó a considerarse su eventual traslado a Cali.

1. José María Arboleda Llórente, Popayán a través del Arte y de la Historia, Universidad del Cauca, Popayán, 1966, pp. 256-261.

2 . Gustavo Arboleda: Historia de Cali, Imprenta Arboleda, Cali, 1928, pp. 90-92.

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De todas maneras, los defensores de estos privilegios para Popayán, siempre salieron al quite. Es el caso de Pedro Cepero, quien escribió al Rey -desde Santafé- en 1549:

De los que de Popayán vienen he sabido por cierto que el Obispo de ella escribe a Vuestra Majestad, estará la silla Catedral en Cali mejor que en Popayán. Cali es el pueblo de más trato y gente que hay en la gobernación y es el punto de toda ella, y donde tienen casas y asiento todos los mercaderes que a la gobernación vienen, y está en medio de ella, y es pueblo de los más hartos de ella. Dejad esto, es el más enfermo pueblo de la gobernación, porque de más de ser caliente de medio día para abajo, reina unos aires que saltan en unos de los males en corrompimiento del cuerpo, o en dolor de costados y otras enfermedades ordinarias que en tierras cálidas suele haber f...J3

La institución que realmente fue objeto de permanente y más prolongado forcejeo, fué la Real Hacienda; tanto las Cajas Reales como la Casa de Fundición. Esta institución y estas oficinas, eran en realidad la manifestación más tangible del poder económico de la Corona: las Casas de Fundición obligaban a que todo el oro de una región pasara necesariamente por la ciudad donde ellas estuvieran, las Cajas Reales recogían todos los impuestos de la Gobernación y el Acuerdo de Real Hacienda decidía sobre la utilización de dichos fondos. Estas caracte-rísticas, hicieron que tanto las Cajas Reales, como la Fundición, permanecieran en Cali, como la ciudad de «mayor comercio y trato de la Gobernación», haciendo más atractiva la ciudad para las demás autoridades. Como en los demás casos, la emulación por la residencia de las oficinas de la Real Hacienda fue notoria desde los primeros años.

En 1544, establecida la fundición en Cali, el Cabildo de Popayán dió instrucción a Francisco de Rodas para

[...] hacer relación a Su Majestad, cómo esta ciudad de Popayán es cabeza degobernacióny está en el comedio y comarcas de Pasto y Timaná, y otros pueblos y las minas cerca de ella. Pedir a Su Majestad mande que los oficiales de su hacienda y fundición residan y estén en esta ciudad y en ella esté la fundición, porque demás de lo susodicho, esta ciudad es más sana que las otras para los que a ella vienen, y en ella hay aparejo de barro para crisoles,

lo que no hay en Cali [...]

3. Juan Friede (Comp.) 3Colección de Documentos Inéditospara la Historia de Colombia, 10 Tomos, Academia Colombiana de Historia, Bogotá, 1960, T. X, p. 94.

4. Ibidem, T. Vil, p. 326.

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Oponiéndose a estos criterios Sebastián de Magaña, tesorero de la Real Hacienda, escribía al Rey desde Cali en 1549:

Torno a decira Vuestra Majestad que lo que parece conviene asu Realservicio es que en estepueblo, que al presente es escalade toda esta gobernación, esté la fundición y no en otra parte ninguna, aunque es el más enfermo y caro de toda la provincia, f..Jy que aquí residamos los criados de Vuestra Majestad y de aquí a todos juntos mande todo aquello que conviene al servicio de Vuestra Majestad6.

Todo el Siglo XVI la disputada Fundición y Real Hacienda perma-necieron en Cali. El florecimiento de las explotaciones auríferas del Distrito Minero de Cartago sustentaron tal hecho. De una producción inicial de 27,133 pesos de oro en 1559 se alcanzó un máximo en 1571 con 59.945 pesos, y se cayó definitivamente a sólo 8.400 pesos en 1591. Esta decadencia en la producción de oro marcó la pérdida del control económico por parte de Cali y la definitiva consolidación de Popayán en todos los órdenes administrativos de la Gobernación.

Concurrieron, en aquel fin del Siglo XVI, varios acontecimientos. La caída de la producción de oro de Anserma, Cartago y Toro estuvo acompañada por la sublevación simultánea de los Pijaos y Noanamáes que interrumpieron el tránsito por los caminos del Quindío y Buena-ventura, obligando - ai mismo tiempo- al traslado de Toro desde el cerro de Tamaná a la vertiente occidental del Cauca. En 1636, ante la Audiencia de Quito, un testigo decía:

[...] que este testigo nació en la Ciudad de Santiago de Caliy desde que tiene uso razón y se puede acordar sabe y vió en ella la Real Caja de Su Magestady en este tiempo había algunos quintos reales con que se acudía a las pagas y otras cosas que la dicha Real Caja debía pagar de salario, asía los gobernadores de la Gobernación de Popayán en cuyo distrito está la dicha ciudad de Cali como otras a los curas y sacristanes donde no se alcanzaba con los novenos de los lugares en que estaban [...]porque al tiempo de la población de la dicha ciudad había en ella muy gran cantidad de naturales así en la montaña como en la sierray llanos y muy gran grosedad de minas de oro conque estaba la tierra muy rica y abundante demás de la contratación ordinariay trajín que habíaycomercioy comunicación para la ciudad de Panamá por el puerto de la Buenaventura y camino que estaba abierto [...] y con la disminución en que ha

5 . Ibidem, T. X, p. 183.

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venido los naturales de ella que hoy dia no tiene cuatrocientos indios por haberlos consumido la tierra por ser enferma y muy lluviosa [...] y falta del dicho puerto por haber muerto algunos alcaides y gente en él como los caminos y camino Real que ordinariamente se hacía por la Gobernación y las ciudades de Toro y Cartago se cerró y no se podía andar para el Nuevo Reino de Granada y ciudad de Cartagena por los asaltos que en el hacían y han hecho los indios pijaos con que cesó el comercio de los mercaderes y otras personas que iban a la ciudad de Cali f...]6

Por los mismos años empezaron a dar frutos las acciones que desde Popayán pretendían lograr el traslado de la frontera minera. Con la fundación de Almaguer, la apertura de sus minas, y la explotación de las minas de Chisquío, la producción aurífera del Distrito Minero de Popayán se transformó en el puntal económico de la Gobernación, y el camino de Guanacas pasó a ser la arteria comercial de la región en sus contactos con el Valle de Neiva y Santafé:

f.J con que se cerraron los caminos y no se andaban ni podían por los riesgos tan conocidos y se hizo paso y camino por la villa de Timaná y valle de Neiva y agora lo está por la ciudad de Popayán por el camino de Guanaco donde se va y viene al dicho Nuevo Reino de Granada ciudad de Santafé [...] La dicha ciudad de Popayán y con muchas minas de oro y que conjunto estén la ciudad de Almaguer que hoy dia se han descubierto y actualmente están labrando minas muy ricas de metales de oro [...] tiene por muy cierto este testigo ser el más útil y el fundamento principal para remedio de todo lo dicho y aumento de los Reales Quintos de Su magestad se mude y ponga la dicha Real Caja que así está en la dicha ciudad de Cali en la dicha de Popayán f..J7

Estos hechos permitieron a Popayán disputar con ventaja la Casa de Fundición, y fue así como en 1643 la Audiencia de Quito ordenó su traslado definitivo. Desde entonces, Popayán fue la indisputada capital de la Gobernación: residencia de los Gobernadores, sede diocesana y, centro de los recaudos fiscales con Fundición, Cajas Reales y morada de los Oficiales de la Real Hacienda. Cali, por su parte, quedaba completamente supeditada a Popayán, sumida en una crisis económica y bloqueada en sus comunicaciones como no fuera por Popayán y el camino de Guanacas.

6 . Archivo Central del Cauca, Colonia, Sig. 813, fol. 9- 9v. 7 . Ibidem, fol. 10.

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Ante esta situación, que no podía ser menos que esperada, desde algún tiempo atrás se venían produciendo hechos tendientes a una solución:

1.- Se intensificaron los esfuerzos por mantener abierto y en condiciones de utilización el camino de Buenaventura. Para ello, en 1601 el Cabildo capituló con Francisco Jaramillo de Andrada para abrir la navegación del rio Dagua. En 1610 se le otorgó a Cristóbal Quintero Príncipe el estanco de vino y sal por cuatro años, a cambio de que comprara un buque que atendiera el comercio por Buenaventura. En 1639 se capituló con Jerónimo Panesso para repoblar el puerto y abrir el camino.

2.- Como alternativa inmediata a la falta del mercado de las minas de Cartago, se buscó dar salida al ganado hacia otras ciudades y se trató de diversificar la producción impulsando, además de la caña, el cacao. En 1622 ya había una hacienda, entre Buga y Cartago, con amplia producción de cacao. Ya en 1619 Don Cristóbal Quintero vendió, para el valle de Aburrá, 600 vacas, 600 novillos, 20 caballos y 2 bueyes. Don Sebastián de Astigarreta y don Antonio Ruiz Navarrete formaron en 1640 una compañía para llevar ganado a Quito y traer ropa.

3.- Ante la escasez de fuerza de trabajo indígena, se solicita la autorización para introducir negros esclavos. En 1616 el «... Cabildo pidió al Rey merced de dos mil negros, para beneficiar las minas de Cali, que no se explotaban por falta de indios».

4.- Se buscó localizar y establecer placeres mineros en otras regiones: Costa Pacífica y Chocó8.

Estas estrategias dieron buenos resultados pues en la segunda década del Siglo XVIII, esto es un siglo después, la minería mostraba prosperidad. Se había abierto una nueva frontera minera en la Costa Pacífica y el Chocó, se estaban adquiriendo negros esclavos en Carta-gena y una nueva unidad de producción agropecuaria -la hacienda- se perfilaba como centro de la nueva economía.

En realidad el Siglo XVII fue un período en el que, enfrentando la crisis producida por el agotamiento de las minas de Cartago y el virtual desaparecimiento de la fuerza de trabajo indígena, se pusieron los elementos necesarios para crear un circuito económico con dos espacios

8. Para estos numerales véase: Gustavo Arboleda, Op. Cit., pp. 71, 89,95,96,111-114.

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económicos bien diferenciados (la hacienda y la mina) y una nueva fuerza de trabajo (el negro esclavo). En consecuencia, el Siglo XVIII fue de prosperidad y de consolidación de un sistema económico esclavista y una sociedad señorial qué, en la medida en que se acercaba a su cénit, también fue produciendo sus propios elementos de descom-posición: discusiones por límites entre las diferentes ciudades, surgi-miento del colonato y pequeña propiedad, y movimientos sociales que, directa o indirectamente, confrontaban al gobierno ó al sistema social.

Las diferencias entre las ciudades fueron un malestar menor en su momento. Sinembargo debe anotarse que, dada la tendencia de estos conflictos, llevaron a centrarse en la disputa por los territorios más productivos entre las dos ciudades, y a pesar de la solución jurídica que se les dió, llegarían con el tiempo a originar nuevas poblaciones.

Varios factores, entre ellos el mestizaje, la disminución de la trata de esclavos, las relaciones establecidas entre amos y esclavos, la dificultad para el establecimiento de plantaciones, participaron en el surgimiento de formas de colonato y pequeñas explotaciones agrícolas de orden familiar qué, lenta pero inexorablemente, fueron minando la esclavitud y las haciendas.

Pasado el tercer cuarto del Siglo XVIII, alcanzaron una buena frecuencia las fugas de esclavos para hacer palenques o para tratar de llevar una vida de hombres libres en otro lugar. Aunque nunca alcan-zaron a estructurarse como movimientos de envergadura, si llegaron a crear un ambiente de intranquilidad en la sociedad «blanca» o mestiza por una posible confrontación con características de «guerra de razas», en la cual los negros esclavos pudieran obtener apoyo de la población creciente de negros libres y de mulatos.

El Valle del Cauca fue teatro del más amplio movimiento de palenques. En la ciudad de Cali, hacia 1772; se descubrió un plan dirigido por un mulato llamado Pablo, oficial de Alarife, esclavo de Doña María de Saa, para [...] irse a las montañast con unos 50 esclavos que proyectaban tomar las armas contra los blancos aprovechando lasfiestas de na vidady luego unirse a los negros de Yurumangui en la región minera de la costa en número de 500. Unos años más tardef en la ciudad de Cartago (1785) se presenta un amplio movimiento de esclavos con el propósito de formar

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palenques en la población de Cerrito y en las cabeceras del rio Oíún9.

Por la misma época se produjeron algunos movimientos con características similares a las del Movimiento Comunero del centro del Virreinato. El más fuerte de ellos en el Valle del Cauca se localizó en el Hato de Lemos (1781) y congregó a cosecheros de tabaco, algunos negros y mulatos libres y a blancos pobres, protestando contra el gobierno por el establecimiento de los estancos. Pero, tal vez mayor significación de conciencia política popular fue el intento de asonada en Buga en 1778, cuando se reunión el cabildo para...

[...] poner el remedio más útil que corresponde para atajar la sublevación que intentan hacer los mulatos de esta jurisdicción, y tal vez los de afuera, de ella,y también acompañados de esclavos dijeron Sus Señorías que para tratar un punto tan importante se convoquen los vecinos más principales de esta ciudad, para que se celebre cabildo abiertot [...] el que habiendo pedido arbitrio por los señores Jueces de esta ciudad, a los de la de Cali y de la de Cartago al director de caminos Don Pedro Cerezo, para reparar los estragos y graves acontecimientos que de la sublevación dispuesta por la plebe de este lugar, para el dia veinte y seis del corriente, pudieran seguirse, como por una misiva del cura y vicario del pueblo de Llanogrande dirigida a este ilustre cabildo, que condujeron a dichos mulatos y entregaron en este dia como a las cuatro de la mañana al Señor Teniente en que manifiestan ser su animo sólo ocurrir al Superior Gobierno a fin de que se les releve de la pensión de concurrir a la apertura del camino del Chocó [...] estos levantados sujetos han ido convocando la gente del sitio de Quebradasecay los que defuera han venido, creo llegue su número a sesenta hombres: Han proferido que de negar lo pedido pasarían a Cartago a matar a Don Pedro Cerezoyque todos se perderían: También profirieron que hacían esta demostración, porque habiéndoseyá divulgado su proyecto habían enviado los Señores Jueces de Buga a Don Javier Zapata a reclutar gente: Se dice que desde Cartago hasta aquí están mancomunados todos los pardos y indios: Y que no pagan otra cosa que el Diezmo y la primicia [..Jw

9 . Jaime Jaramillo Uribe, Ensayos sobre Historia Social Colombiana, Universidad Nacional, Bogotá, 1968, p. 68.

10 . Acadenia de Historia Leonardo Tascón, Buga, Cabildo, Capitular No. 5, Julio 24 y 25 de 1778.

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En este clima de inestabilidad social, donde las castas reclamaban y protestaban ante cabildos y autoridades por las cargas o servicios que les eran impuestos, los vecinos de las ciudades del valle no debían de sentir grandes seguridades; sobre todo cuando los recientes padrones de población mostraban un alto índice de crecimiento de los sectores de mestizos, mulatos y negros libres que, unidos a un rápido decreci-miento de la población esclava, era inquietante para los sectores conocidos como «nobles».

Esta circunstancia debió pesaren el ánimo de los cabildos del Valle cuando en 1809 se recibió la noticia de un movimiento en Quito, el cual pretendía formar su propio gobierno.

El cabildo de Cali, sin mayor meditación, decidió colaborar con el Gobernador de Popayán -Don Miguel Tacón- en la conformación de una fuerza que reprimiera el levantamiento de Quito, conformada por dos compañías: una de Cali y otra de Buga. Y, para asegurar el orden interior de la provincia, se determinó

Que ninguna persona pueda entraren esta ciudad sin presentarse a los señoras alcaldes ordinarios, ni admitirla en su casa ningún vecino de esta ciudad, sin que le conste haber cumplido esta disposición, bajo apercibimiento a que se les castigará con el mayor rigor, a arbitrio de la Justicia, Que ninguno pueda salir de esta ciudad para entrar a la costa o pro vincias del Chocó sin pasaporte de lasjusticias; y para que esta determinación tenga su más exacto cunplimiento se libren oficios en estilo a los señores gobernador del Nóvita y teniente de gobernador del Raposo [...] El mismo dia 30 [de agosto] acordaron los munícipes, por la necesidad de dos alcaldes de campo, cuando menos, «Deberían tener jurisdicción precisa en los campos e inmediaciones de la ciudad, para celar los desórdenes públicos, alborotos, pendencias, embriagueces y todo lo que turbara la tranquilidad; podrían prender a los delincuentes y dar cuenta a los comisarios de cuartel Quería el Cabildo que los hacendados redoblaran la vigilancia sobre las cuadrillas de esclavos. 11

Así pues hasta esta fecha, los cabildos de la ciudades del Valle del Cauca con Cali a la cabeza, respodían a la defensa del sistema de gobierno.

11. Gustavo Arboleda: Historia de Cali, pp. 642-643.

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Pero otros elementos estaban jugando en los procesos políticos de tiempo atrás. En 1808 la Junta de Regencia de España, para consolidar la resistencia a la invasión napoleónica y asegurarse el apoyo de las colonias, decidió solicitar representantes de ellas ante la Junta. Los procedimientos de tal elección y la posibilidad de llegar a tener un representante en las Cortes avivó las rivalidades y emulación de las diferentes ciudades y regiones, todas ellas pretendiendo que un miem-bro de su comunidad, o el candidato escogido por su cabildo, llegara a ser ungido como el Representante del Virreinato. Un valor impor-tante tuvo este proceso eleccionario: la elaboración de múltiples «Instruc-ciones» de los cabildos y de la preparación de «Memoriales» de los posibles Representantes, para presentar ante las Cortes, fue plasmando un sentimiento del notablato criollo contra la Junta Suprema y los gobernantes que la representaban en América. Este fué un paso impor-tante hacia la declaratoria de Independencia.

Como en toda América, las ciudades del Valle empezaban a recorrer un proceso en el que, a la sombra de la fidelidad a la Corona española y forzados por las respuestas políticas y militares del gobierno penin-sular, los americanos fueron pasando del reclamo de una representación igualitaria a la de las provincias españolas a una posición autonomista dentro del mismo sistema monárquico, para llegar finalmente a la lucha por la independencia dentro del nuevo sistema republicano.

Dentro de este contexto, y sin negar los intereses regionales que lo impulsaban a buscar la secesión frente a Popayán, el cabildo de Cali decidió desconocer la autoridad de la Junta Suprema de Regencia el 3 de Julio de 1810, y, ante sus diferencias con el Gobernador de Popayán -Don Miguel Tascón- inició el trabajo de convencimiento de las demás ciudades para conformar una unión de ellas y darse su propia Junta; como el cabildo de Buga se mostrara renuente a unírsele, le escribía en 31 de diciembre de 1810 asi:

Que esta prudente medida [la de concurrir con un diputado a un Congreso provisional de las Ciudades del Valle] que tomamos sin perjuicio de nuestros anteriores acuerdos, acaso despertará de su letargoydesu ignorancia a muchos preocupados, que han calificado de ambiciosas las miras de este cabildo y ciudad, porque ni quiere seguir a Popayán en la adoración del Consejo de Regencia, ni quiso antes erigir una provincia independiente por ahora, porque

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conoce que este sistema en el presente estado sería ruinoso al reino12.

La posición inicial de los dirigentes del Valle, en la que se atinan e fidelismo a la monarquía y al Rey con los reclamos de mayor igualdac entre las colonias americanas y las provicias de la península, está claramente expresa en una carta de Don Joaquín de Caicedo y Cuero a Don Santiago Arroyo en junio de 1810:

Sin embargo, los americanos vamos a dar la última y más decisiva prueba de nuestra adhesión ala Metrópoli, [...] Nosotros seguiremos las huellas de éste, y nuestra obediencia, si ha de prevalecer mi dictamen, será ceñida a las precisas capitulaciones siguientes, mientras subsista la Regencia en un punto de la Península libre del yugo francés, y haciéndoseles guerra eterna: que disuelto el Consejo por las injurias del tiempo y de la fortuna, no tenga derecho a establecerse en muestro continente ni pueda reclamar posesión; que nosotros entonces seamos árbitros para elegir la forma de gobierno, atemperándolo a nuestros usos, costumbres y carácter, jurando siempre a Fernandoy su familia;y que luego, sin pérdida de un momento se organice en el Reino una Junta Suprema de seguridadpública, cuyo principal instituto sealasaludy defensa de la Patria y conservación de estos preciosos dominios para Fernandoy su familia, según el orden prescrito en las leyes. U Los reglamentos del Consejo de Regencia pueden ser muy buenos, muy útiles, muy interesantes, pero nosotros hasta ahora, aúnenlos dos últimos años, no hemos sido más que unos colonos, miserables esclavos, bestias de carga. Qué empleo de representación se ha dado a un americano? Qué providencias se han tomado para nuestra ilustración, progreso y fortificación de nuestras plazas? No es esto continuar el sistema de la más odiosa desconfianza? Llegó la aurora! No despreciemos sus luces, respetemos la religión y seamosfieles a Fernandoy a ktpatria. No hay tiempo para más13.

A partir de razonamientos comoéste, con la complacencia y apoyo de la Junta de Santafé, y ante la hostilidad política del Gobernador de Popayán, el lo . de feberero de 1811 en Cali, los representantes de los cabildos de las ciudades del valle decidieron

formalizar un cuerpo, que con el título ¿fe Junta Provisional de Gobierno de las Ciudades Amigas del Valle del Cauca concentrase

12. Demetrio García VksquezRevaluacicmesHistóricas, [Imprenta Departamental?], Cali, 1960, T. III, p. 23.

13 . Ibidem, pp. 28-29.

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en un punto la autoridad, y pudiese obrar legalmente en todos los pueblos, con la energíay seguridad que demandan las circunstancias

[...].

Con este acto, quedó declarada la guerra entre las Ciudades Amigas (Ciudades Confederadas) y el Gobernador de Popayán.

Contando con el apoyo de dos compañías de Santafé, comandadas por Antonio Baraya, las ciudades Confederadas decidieron atacar a Tacón, el que fué derrotado en la batalla de Palacé el 28 de marzo de 1 8 1 1 .

Dueños de Popayán y ante un vacío de gobierno en la Gobernación, se dió prioridad a la acción política sobre la militar. Se inició un proceso que permitió conformar una Junta Provisional Gubernativa15 que se instalóel21 deJuniode 1811, para proceder a realizar una tardía acción persecutoria de Tacón, con tropas del Valle, que saliendo de Popayán el 21 de Julio llegaron hasta Pasto bajo la dirección de Don Joaquín Caicedo, presidente de la Junta de Gobierno.

Esta campaña resultó desafortunada y, muerto Caicedo en Pasto, las tropas de las Ciudades Confederadas debieron retirarse hacia Popayán, al tiempo que la Junta se refugió en Quilichao (27 de agosto de 1812), viéndose obligada a solicitar el apoyo de Santafé, el cual llegó con Antonio Nariño en Diciembre de 1813.

Nariño, buen político, aprovechó su condición de salvador para modificar las relaciones políticas existentes entre la Junta de Santafé y la Junta de Popayán. Así, al tomar posesión de Popayán el lo. de enero de 1814, procedió -en calidad de Presidente de las Provincias Unidas de Nueva Granada- a establecer un gobierno dependiente de dichas Provincias y de él como Presidente. En consecuencia, nombró Gober-nador a Don José María Arboleda, como Teniente de Gobernador y

14. Nicolás Ramos Hidalgo: Doctor Fray José Joaquín Escobar, de los libertadores de Colombia, Imprenta Gutiérrez, Cali, 1927, p. 56.

15. Esta estaba compuesta por: el Dr. Joaquín Caicedo, representante de Cali y electo Presidente; el Dr. José María Cabal, natural de Buga, representante de Caloto y electo Vice-presidente; Dr. Toríbio Rodríguez, representante de Popayán; Pbro. Joaquín Fernández de Soto representante de Buga; Don Felipe Mazuera, reprentante de Cartago; Dr. Antonio Camacho, de Cali, representante de Anserma; Fray José Joaquín Escobar, de Cali, reprentante de Toro; Dr. Santiago Vallecilla, de Cali, representante de Iscuandé; Dr. José Antonio Pérez, de Popayán, representante de Almaguer. La Junta nombró al Dr. Francisco Antonio de Ulloa, de Popayán, Secretario.

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Asesor al Dr. Santiago Pérez, y como Provisor y Vicario general al Pbro. Andrés Ordóñez. De esta manera quedaba, de hecho, disuelta la Junta de Gobierno de Popayán, la Provincia del Cauca dependiente de Santafé, y legalmente liquidado el movimiento de las Ciudades Confe-deradas que hasta entonces había mantenido relaciones de alianza, más no de dependencia, con el Gobierno de Santafé.

Visto desde el ángulo de la ya centenaria rivalidad regional, este proceso dejaba establecidas algunas posiciones; las que serían válidas en el resto del proceso independientista y durante el Siglo XIX:

1.-El Valle del Cauca, sería vista como una región bien diferen-ciada de aquella localizada al sur del Rio Ovejas; sin importar el que continuara supeditada a Popayán en términos administrativos. Esta situación, aunada a las ventajas que parecía darle al Valle su profundo republicanismo, fueron las que impulsaron al Cabildo de Popayán a instruir a su Diputados ante el Congreso reunido en la Villa del Rosario de Cúcuta, en 1821, para que solicitaran que se señalara a Popayán como capital del Departamento del Cauca, utilizando razones evidentemente dirigidas a neutralizar la posible aspiración de Cali. Algunas de ellas eran:

[...] debemos observar los electores de Popayán, que esta Provincia con sus limítrofes llevarían naturalmente el nombre del Departamento del Cauca: las aguas de este rio la bañan de sur a norte, y ellas convidan a que el país tenga el nombre originario del mismo rio. Capital no es otra cosa que una ciudad central, y la residencia del gobierrno para velar sobre todo el territorio, y poder expedir con facilidad sus providencias. La ciudad de la provincia que sea el crucero de la carrera a Bogotá para Quito y el Perú, y el tránsito preciso para los habitantes de unos pueblos a otros, incluso los de la Costa del Pacífico: [...] tiene desde luego la posición geográfica y natural, y la localidad conveniente para ser asiento del Gobierno. La ciudad de Popayán fuera de esta conveniencia (2j 26*17" de latitud septentrional) tiene la de ser el mercado del Valle del Cauca, a cuyos pueblos les interesa hallar allí consumidores de sus frutos. Si hay en aquella capital algunos empleados con rentas del Estado, luego las pasan a manos de los labradores que les llevan víveres y provisiones del mismo valle. [...] En fin la necesidad, y utilidad de que el Gobierno Eclesiástico y político residan en un mismo lugar es la última razón bien poderosa que debe influir en el derecho y posesión que tiene Popayán de este título. Los electores de su Municipalidad hacen la exposición contenida en el presente artículo, pero sin más mira que manifestar

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los hechos que pueden influir en el bien público de la Provincia, protestando que si él exigiese una novedad, en cuanto a la mutación de Capital, mirarían no con indiferencia, sino con placer semejante acontecimiento. El anterior artículo se excluyó de las instrucciones [provinciales] apetición de los electores por la Municipalidad de Cali; habiéndose acordado que cada una de las de la Provincia podría dirigirá sus Diputados en el Congreso General, las solicitudes que interesaren a su respectivo distrito municipal16.

2.- El Valle del Cauca, por la riqueza agropecuaria mencionada en el documento que acabamos de citar, fue durante la Independencia, y las demás Guerras Civiles del Siglo XIX, la región proveedora por excelencia de hombres y alimentos para las tropas. Cumpliendo este papel, irrumpió en la República con una ruina generalizada de sus habitantes.

3.- Frente a los avatares políticos propios de un país en proceso de organización política el Valle, además de ser fiel al republicanismo, siguió las directrices del gobierno asentado en Bogotá, aún en los casos en que no compartía plenamente las determinaciones de los gober-nantes. Tal fue el caso con oportunidad del golpe de estado del General Rafael Urdaneta al Presidente Joaquín Mosquera, en 1830.

Frente a esta dictadura, en Popayán y el Valle del Cauca las opiniones estaban divididas. Popayán había sido constitucionalista, y su clase alta (los Mosqueras, Arboledas, Arroyos, etc.) había rechazado la usurpación que de la Presidencia se había hecho a uno de ellos. El Valle del Cauca, bolivariano pero a la vez civilista, no vió con buenos ojos el golpe de estado en favor de Urdaneta. Interpretando el momento político como un vacío de poder, el prefecto de Popayán, Don José Antonio Arroyo, declaró rotos los vínculos legales del Cauca con Bogotá y proclamó que el Departamento debía dar una nueva dirección a su gobierno. En consecuencia, convocó una Asamblea de Representantes cantonales, a celebrarse el lo. de Noviembre de 1830 en Buga.

La asamblea de Buga presentó evidencias de que aún persistían diferencias y desconfianzas entre Popayán y el Valle del Cauca. Los diputados del Valle ofrecieron su unión con Popayán, pero insistieron

16 . A.C.C, Cabildo, Capitular de 1821, Agosto 21 de 1821

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en mantener autonomía considerable. Por su parte, los diputados de Popayán promovían la anexión provisional al Ecuador. Después de largas y tortuosas sesiones, la asamblea se decidió por la propuesta del Valle del Cauca; sinembargo, los delegados dividieron el departa-mento en dos comandancias: la del Chocó y el Valle del Cauca, para la que fue nombrado comandante el general Pedro Murgueítio, mientras la del Cauca quedó reducida a Popayán, bajo el comando de José María Obando. Estas diferencias terminaron con la anexión de Popayán al Ecuador, una campaña de Obando sobre el Valle para extenderla a Bogotá y al derrocamiento de Urdaneta.

En el fondo de muchos actos políticos y administrativos, siempre existió la rivalidad entre las dos regiones y el esfuerzo constante del Valle del Cauca por mantener una amplia autonomía frente a Popayán, o alcanzar la secesión. La solución, sólo llegaría con la creación del Departamento del Valle.

ACTIVIDADES Y EVALUACION

Realice un breve ensayo sobre las Ciudades Confederadas en su municipio ó región y compárelo con las del Departamento del Valle.

Para esto utilice:

a.- La información que se ofrece en la unidad. b.- Las bibliotecas a su alcance.

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LAS CIUDADES CONFEDERADAS DEL VALLE Y EL TRÁNSITO

DE LA COLONIA A LA REPÚBLICA

Francisco U. Zuluaga. Profesor Universidad del Valle

Tradicionalmente se ha visto el período de luchas por la indepen-dencia, en el valle del Cauca, ligado al movimiento político-militar de las Ciudades Confederadas o Ciudades Amigas del Valle del Cauca.

Esta aproximación es correcta en la corta duración, donde esta Confederación fue el instrumento con el que la región del Valle del Cauca se hizo presente el movimiento emancipador del Virreinato de Santafé. Sin embargo, si tratamos de estudiar el significado de tal movimiento en el largo plazo, él se manifiesta como un momento -quizá la cumbre- de un proceso de afirmación de la regionalidad valluna; que tiene sus antecedentes en la jerarquización de las ciudades de la Gobernación de Popayán en el Siglo XVI y que culminará con la erección del Departamento del Valle como unidad político- adminis-trativa.

Hablaremos aquí de este proceso, desde sus antecedentes colonia-les y su desarropo hasta mediados del Siglo XIX, haciendo énfasis especial en la coyuntura de las Ciudades Confederadas.

En los procesos de conquista y colonización españoles siempre fue importante la definición de la sede de las autoridades y con ella el establecimiento de las preeminencias. Así, obtener un título de ciudad, un escudo de armas, y la distinción de «noble y leal», no eran cosa de

UNIDAD 6

EL VALLE DURANTE EL FEDERALISMO

INTRODUCCION

En esta unidad se estudia la historia política del Valle cuando formaba parte de una entidad política conocida como el "Estado Soberano del Cauca".

En ella se estudian básicamente las fuerzas políticas de la época federal, el surgimiento de partidos nuevos y la forma en que se elaboraron proyéctos nacionales que buscaron crear un estado nacional.

Esta unidad está diseñada para que usted la desarrolle así:

1. Lectura previa. (3 horas) 2. Exposición por parte del profesor, discusión con los estudiantes y preparación de actividades (3 horas) 3. Actividades desescolarizadas (4 horas) 4. Discusión de las actividades y evaluación de la unidad (2 horas)

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Al finalizar la unidad usted estará en capacidad de:

1. Explicar el papel del Estado Soberano del Cauca en la política nacional de la segunda mitad del siglo XIX. 2. Entender la importancia del Valle del Cauca en la política interna del Estado Soberano del Cauca.

3. Describir la organización partidista y las formas de movilización política que se dieron durante la época del radicalismo en el Cauca.

ACTIVIDADES PARA ALCANZAR LOS OBJETIVOS

1. Estudie el texto que se presenta en esta unidad.

2. Desarrolle las actividades qie se indican al final de la unidad.

3. Tome nota de los conceptos, razonamientos y procesos que no comprenda suficientemente y discútalos con su profesor.

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EL VALLE DURANTE EL FEDERALISMO

Alonso Valencia Llano Profesor Universidad del Valle

La Constitución de 1863 fue el resultado del "Pacto de unión de los Estados soberanos". Ella buscaba impedir en Colombia el surgimiento de nuevos caudillos con proyección nacional, y particularmente frenar las ambiciones de Tomás Cipriano de Mosquera1.

José María Obando, Tomás Cipriano de Mosquera, José Hilario López, Julio Arboleda, fueron caudillos que, surgidos en el Gran Cauca, buscaron tomarse el poder central, representando en Bogotá, para lograr una proyección nacional y despertaron en torno suyo un régimen de lealtades tan grande, que se convirtieron en un elemento unificador entre los colombianos. Como dice María Teresa Findji, los caudillos "cumplen entonces un importante papel para mantener la cohesión social -en ausencia del rey y también en ausencia de la nación- lo hacen sobre la misma base de lealtades personales a una familia que heredaron del período colonial, lealtades que a nivel americano no desaparecieron del todo en el momento de la Independencia"2.

A pesar de este importante papel de los caudillos, y como conse-cuencia de las guerras civiles que estos encabezaron durante el siglo XIX, la Constitución de Rionegro intentó circunscribir el caudillismo a las fronteras de cada estado. Esto llevó a que surgieran los Estados Soberanos, con gobiernos propios e independientes y con Constitu-ciones particulares, destruyéndose el orden público solidario en todo el

1. V. Camacho Roldan, Salvador: "Memorias Medellín, Ed. Bedout, s.f., pp. 269 y ss.

2. Findji, María Teresa: "Región y Nación en la Historia del Cauca: algunas anotaciones metodológicas", Cali, Univalle, mimeo, 1979, p 1.

país, de tal manera que un Estado podía declarar la guerra a otro, sin que el poder ejecutivo central pudiera intervenir. En consecuencia se debilitó el poder central, el cual se dedicó únicamente a administrar las aduanas y a establecer y sostener las relaciones exteriores, de tal manera que pudiera decirse que este era el único factor que justificaba su existencia.

Se creó, pues, un Estado federal como única forma de descentra-lizar las guerras, de impedir una confrontación de tipo nacional y la manera más efectiva para que en ausencia de una clase dominante de ámbito nacional, las oligarquías regionales pudieran resolver a su favor el problema agrario y apropiarse de los bienes nacionales según las pecualiaridades de cada región3.

La consecuencia inmediata de todo esto fue la proliferación de guerras civiles entre las oligarquías regionales por el monopolio del poder, produciéndose lo que comúnmente se conoce como "La Anarquía Organizada".

Este estado de cosas llevó a plantearse la necesidad de buscar la unificación del país, iniciándose lo que se llamó el "Movimiento Regenerador" dirigido a nivel nacional por Rafael Núñez y Salvador Camacho Roldán. La Regeneración surgió a partir de un sector liberal independiente que empezó a expresarse a partir de 1867 luego del derrocamiento de Mosquera, pero que sólo emergió en el panorama nacional con posibilidades de éxito en 1875, con la candidatura presidencial de Rafael Núñez.

Las luchas del sector liberal independiente contra el radicalismo produjeron cambios de tanta importancia, que llevaron a que la constitución federalista de 1863 fuera derogada, expidiéndose en su lugar la de 1886, que estableció una república centralista con un férreo poder presidencial, y que llevó a una serie de gobiernos conservadores que se conocen con el nombre de la "Hegemonía Conservadora".

El proceso iniciado en 1875 y que desembocó en la hegemonía conservadora, hacia 1890, és lo que pretende mostrar en este trabajo pero circunscribiéndolo a la región caucana, y dentro de esta al Valle del rio Cauca. Como se trata de un estudio de carácter regional es

3. Tirado Mejía, Alvaro: "Colombia: Siglo y medio de bipartidismoMfen"Co/ow/?¿2

Hoy\ Bogotá, siglo XXI,1978 p. 125.

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necesario precisar este concepto, antes de seguir adelante. El concepto de región como unidad de análisis histórico, es utilizado

como un elemento que permite abordar el estudio de aquellas entidades territoriales cuya formación nacional se da tardíamente. El primer indicio de que se parte para delimitar la región surge de las entidades político-administrativas que se produjeron en las colonias americanas; en otras palabras, se trata de estudiar un ente territorial que tiene cierta autonomía a nivel político. De esta manera el concepto de región permitiría abordar el estudio de ciertos "particularismos localistas" que se presentan en la historia política de Colombia, los cuales surgen a partir de la época colonial y superviven hasta finales del siglo XIX4.

Los anteriores conceptos permiten justificar la delimitación regional del trabajo que hoy se presenta, puesto que se trata de ver el período histórico conocido como la regeneración en la región del Cauca, y particularmente en el Valle, mostrando el proceso que llevó a que fuera en el Cauca el primer estado de la Unión donde la regeneración fue una realidad. Esto sin perder de vista, desde luego, los acontecimientos que se desarrollaron a nivel nacional, ya que se trata de mostrar además el papel que el estado del Cauca jugó en todo este proceso.

El trabajo se ha desarrollado en dos etapas: la primera cubre los años entre 1875 y 1880 o sea, el período en el cual el liberalismo indepe-ndiente aparece conformado como partido con fuerza suficiente para competir por el poder central para introducir los cambios que el país necesita a nivel inntitucional. Es visible en esta época que los caudillos de proyección nacional van desapareciendo, para el caso del Cauca, y que surge en su lugar "el partido" conformado por caudillos de menor envergadura, pero con un programa de gobierno claro y definido. El elemento unificador está cambiando, ya no se trata de un régimen de lealtades únicamente, sino que se observa una comunidad de ideas que permiten conformar un partido y lo llevan a la toma del poder; esa comunidad de ideas se expresa en el programa de gobierno de los independientes quienes ven como prioritaria la toma del poder político para poder desarrollar la economía.

4. CFR. Palacios, Marco: "La fragmentación nacional de las clases dominantes en Colombia: una perspectiva histórica", ponencia presentada a la reunión sobre "Estado y Región en América Latina", Amsterdam, CEDLA, 1979.

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Los personajes que conforman el liberalismo independiente eran elementos caudillistas a nivel local, básicamente de Cali y Palmira tales como el general Elíseo Payán, Juan de Dios Ulloa, Benjamín Núñez, Juan Eleuterio Ulloa, Carlos Delgado Carvajal, el General Julián Trujillo, etc. A estos personajes los unen básicamente tres cosas:

a) El escalafón militar obtenido al lado de Mosquera, lo que les permitió tener una larga hoja de servicios en la administración pública.

b) La participación en casi todas las obras públicas que se iniciaron en materia de comunicaciones: ferrocarriles, caminos, navegación a vapor, etc.

c) La vinculación a la educación en el colegio de Santa Librada, en la Universidad del Cauca o en la Secretaría de Instrucción Pública, y el periodismo partidista5.

Podrían citarse otros elementos como por ejemplo la participación política a partir de las sociedades democráticas, pero en realidad, por esa experiencia tuvieron que pasar prácticamente todos los liberales caucanos durante el siglo XIX. También podría citarse el hecho de haber sido, en su gran mayoría, gobernadores de la provincia de Buenaventura, o prefectos, o jefes municipales de las municipalidades de Cali y Palmira las más importantes, económica y políticamente hablando, en el Cauca y donde se realizaban casi todas las operaciones del comercio exportador del estado.

El sector liberal independiente se lanzó a la toma del poder en el estado por la vía electoral, consecuentes con su programa de paz, pero los métodos excluyentes de los radicales los hicieron recurrir a la guerra, lo cual los colocó en la presidencia del estado mediante una revolución que se inició el 21 de abril de 1879, convirtiéndose el Cauca en el primer estado de la Unión donde la regeneración tomó el poder, garantizando el triunfo electoral de Rafael Núñez en las elecciones nacionales de 1880.

El segundo período es el de 1880-1890, o sea el estudio de la implementación de la política regeneradora en el Cauca. Se ven en esta unidad las divisiones internas que se produjeron en el liberalismo independiente a nivel nacional, lo que a su vez produjo la división del

5. Consúltese ai respecto Arboleda, Gustavo: "Diccionario Bibliográfico y Genealó-gico del Antiguo Departamento del Cauca", Bogotá, Biblioteca Horizontes, 1962.

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los radicales, pero sin tener la posibilidad de imponer su política a nivel nacional.

El descontento conservador se expresó en forma abierta utilizando como pretexto la instrucción pública, ya que el gobierno nacional se había negado a dar enseñanza religiosa en las escuelas, justificando esto con un supuesto respeto a la libertad religiosa y pretextando que la religión debería ser inculcada por los padres de familia en sus hogares. El partido conservador utilizó en toda la Unión, la influencia clerical para luchar contra estas medidas acusando al gobierno "...de haber organizado un plan de enseñanza con el objeto de destruir el catolicismo en el país...".

En el Cauca esta situación se radicalizó gracias a la labor subversiva que adelantó el clero, presentándose para el partido conservador la oportunidad de dividir aún más al partido liberal, aprovechando que casi la totalidad de los llamados "independientes", y aún muchos de los radicales, eran católicos. De tal manera el partido conservador le dió a esta lucha un carácter político religioso utilizando como principales agitadores al obispo Carlos Bermúdez y a los padres jesuítas.

Los ánimos en Cali y Popayán estaban muy exaltados y para nadie era un secreto que el partido conservador pretendía llegar al poder por medio de las armas, lo que se evidenciaba en los artículos que aparecían en "Los Principios" de Cali y en "La Semana Religiosa" de Popayán, ambos periódicos conservadores, a los cuales se enfrentaba el perió-dico fundado por el presidente del estado, César Conto, llamado "El Programa Liberal". Gracias a la labor subversiva del clero y de la prensa "...Las escuelas... en el Cauca, quedaron casi desiertas: y la influencia clerical llegó a tal extremo, que varios liberales empezaron a afiliarse en los Clubes fundados por la reacción fanática, con el nombre de "Sociedades Católicas"7. En Cali la utilización de la cuestión religiosa alcanzó tales extremo que la ciudad se vio llena de de espresiones del sentimiento religioso: "...retiros, plegarias, procesiones, sermones, pláticas, "Hermanos del Corazón de Jesús, Sociedad de San Vicente de Paul, Sociedad Católica, Estatua de Nuestra Señora de Lourdes, etc, etc,". Lo cual fue aprovechado políticamente por el partido conservador para incentivar más el descontento contra el gobierno del Estado.

7. "Mensaje del presidente,...etc" p. 11.

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La efectividad de este tipo de agitación se puede observar en los hechos acaecidos en Cali a fines de 1875, con la llegada de Mr Radthla, uno de los profesores alemanes traídos para que organizaran las escuelas normales:

los liberales de algunas influencias fueron a encontrarlo y lo condujeron al hotel, único entonces en Cali, hacia el Occidente de la ciudad Le dirigieron discursos expresivos y le dieron una retreta. Todo quedó en silencio por más de dos horas. Hacia las 8 ó 9 de la noche se oyeron gritos de "abajo ta normal! " "muera el Radthla! " "Viva el catolicismo! " estos gritos los daba un gran motín orga-nizado -según se dijo-por elpadre Fray Damián González y por el doctor Federico Correa González con estudiantes del colegio de este último, en su mayor parte. Era al principio un núcleo de unos 60 ó 70 hombres, pero a los pocos minutos subió a más de 500. Desde los lados de Santa Rosa -parte sur de la ciudad- a San Francisco, había crecido de una manera asombrosa. Pasada una hora se hacía irresistible. Furiosos e incansables en sus vociferaciones, se dirigían al alojamiento del maestro de escuela, muy poco distante ya. "Muera el masón!" eran las palabras de orden y todos iban armados8.

Ante tales hechos se hizo necesaria la intervención del General David Peña, quien logró sortear con éxito la situación prerervando la vida del citalogró un acuerdo con el general Trujillo en el sentidor de que si los conservadores se levantaban contra las autoridades del estado, los independientes no intervendrían, profesor. Pero lo interesante del acontecimiento se encuentra en el hecho de que en el grupo asaltante dabían "luchos liberales que sólo estaban allí atraídos con artimañas de fanatismo religioso".

El partido conservador siguió utilizando el problema religioso como bandera política, logrando que el descontento popular contra las medidas radicales, se expresara de un modo violento y que se concre-tara a nivel político en las urnas. De esta manera logró alguna representación de importancia en varias municipalidades. Un docu-mento enviado por el secretario del comité conservador del Cauca a Manuel Briceño, ilustra esta situación:

"En timbío, pueblo que pertenecía a nuestros adversarios, las elecciones municipales fueron espléndidamente ganadas por los conservadores, y lo mismo ha sucedido en otros distritos, muchos

8. Uribe, ob. cit., pp. 279 - 280.

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partido en el Cauca, que llevó a la guerra de 1885 y que permitió que, gracias a la unión con los conservadores, Rafael Núñez derogara la constitución de 1863 y a que un Consejo de Delegatarios expidiera la de 1886 con su marcada tendencia centralizadora.

Esta constitución va a ser a su vez factor de división, pues fue elaborada para que no se aplicara, ya que se dejaron de lado aspectos fundamentales para la buena marcha de la nación, tales como el código electoral, la libertad de imprenta, y el régimen de municipalidades, lo cual, unido, negaba la plena vigencia de las libertades individuales. Esto llevó a que el poder presidencial se ejerciera mediante el artículo 121, de tal manera que el presidente gozaba de facultades extraordinarias para gobernar, iniciándose un gobierno perseguidor y excluyente, que negaba los principios del liberalismo y el programa del liberalismo independiente.

El sector político que había hecho la regeneración en el Cauca inició entonces una lucha, por la plena vigencia de la constitución, por el equilibrio entre los poderes, por la participación democrática de los colombianos por medio de elecciones, por la plena vigencia de las libertades individuales, etc.. Iniciándose lo que se conoce como la "Payanización" y que producirá el eclipse de Elíseo Payán y del Partido Liberal Independiente.

1. DIVISION DEL LIBERALISMO CAUCANO

En 1875 los ánimos en el estado del Cauca se encontraban exaltados debido al manejo que se le estaba dando a la política liberal, puesto que un grupo de liberales radicales, liderados por César Conto, venía ejerciendo la práctica electoral y administrativa conocida como "sapista". En términos generales esta práctica sostenía la conocida frase de que "lo ganado en la guerra no lo perderemos en las urnas". Manuel Briceño dice respecto al "sapismo" que es "el modo como se efectúan las elecciones... Los pueblos no eligen ni sus mandatarios, ni sus representantes, no alternan en el mando sino los hombres de determinado círculo..."6. De hecho el sector radical del liberalismo

6. Briceño, Manuel, "La revolución 1876-1877. Recuerdos para la historia tomo I, Bogotá, Imp.Nueva, 1888, p. 44. Una visión clara de los métodos "sapistas"

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negaba toda clase de participación política al partido conservador y al sector liberal que empezaba a ser conocido como "independiente" y que era liderado en el Cauca por el general Julián Trujillo.

Aunque no es cierto que existiera una ruptura abierta en el libera-lismo, si lo es que el sector independiente estaba descontento con el manejo sectario y excluyente que se le daba a la administración pública.

En tales circunstancias se presentó la elección de 1875. El círculo electoral de Cali que empezaba a ser marcadamente independiente, logró que la "sociedad democrática" de esta ciudad se pronunciara en favor de la candidatura del doctor Rafael Núñez, como candidato independiente, enfrentado a la candidatura de Aquileo Parra. Esto significaba que el círculo electoral de Cali, dominado por los indepen-dientes, mostraba su rechazo a los métodos excluyentes y violentos que los sapistas estaban utilizando para mantenerse en el poder. Señaló, además, el inicio de la división en el partido liberal y el resurgimiento de los dos "círculos liberales" cuyas luchas dominaron el panorama político caucano entre los años 1875 y 1879.

La división del liberalismo no era exclusiva del estado del Caucas, pero aqui se hizo más profunda debido al radicalismo exagerado del presidente del estado señor César Conto, quien inició una campaña de persecución al clero y a los conservadores, y también a los liberales independientes, tratando de imponer una candidatura oficial. Lo que llevó al estado a vivir una época de inseguridad y de inestabilidad política que era repudiada por la mayoría de los liberales.

2. LA OPOSICION CONSERVADORA

La situación de tensión política llevó a que los conservadores contemplaran la posibilidad de retomar el poder perdido en la guerra del 60. Como es apenas lógico, ellos eran quienes más sufrían la excluyente política radical, pues les estaba vedado participar en las contiendas electorales. Esto era una realidad a nivel nacional con la excepción de los estados de Antioquia y Tolima donde habían logrado mantenerse fuertes y hegemónicos, utilizando los mismos métodos de

se puede obtener consultando el relato que hace Galindo, Aníbal: "recuerdosB históricos (1840-1895), p.p. 194 - 195.

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de los cuales han estado todo el tiempo pasado, dominados por el liberalismo exagerado. Por consecuencia la municipalidad de Popayán tendrá de nueve a doce vocales conservadores: en la del municipio de Santander tendremos cinco, de los diez que la compo-nen^ no es difícil que hayamos obtenido ventajas en algunos otros de los municipios del Norte "9.

No sobra mencionar que estos triunfos conservadores se obtu-vieron gracias a las enérgicas, y en ocasiones violentas respuestas, que dieron las sociedades católicas a las provocaciones de las sociedades democráticas.

2.1 LA GUERRA DEL 76

La tensión política continuó en ascenso a medida que se acercaban las elecciones presidenciales a celebrarse el 7 de diciembre. El presidente caucano, César Conto, estaba dispuesto a lograr que el estado apoyara al General Aquileo Parra, candidato radical a la presidencia de la República. Para lograr sus fines recurrió al viejo sistema sapista:

"al efecto, eligió jefes municipales capaces de emplear a este fin cualesquiera medios, aunque carecieran por otra parte de las dotes necesarias para el gobierno y la administración del municipio, y aunque fueran aborrecidos por sus pueblos (..Jsehan conocido por su mal proceder en el Norte los jefes municipales de Palmira, Buga y Tuluá. En este último lugar los conservadores han carecido por completo de garantías... ",0.

Igualmente el señor Cerón jefe municipal de Túquerres amenazó y expulsó, con partidas armadas, a quienes pudieron oponérsele. El jefe municipal de Pasto actuó de igual manera y algo similar ocurrió el Caldas, pero en todos estos sitios los conservadores supieron reagru-parse y responder a la agresión, de tal forma que se esperaba el triunfo conservador en Caldas y una buena representación en Pasto.

Es necesario precisar que César Conto con sus ataques a los conservadores intentaba mostrarlos como los enemigos comunes para todos los liberales, buscando que cerraran filas mediante la unidad para salvaguardar las instituciones vigentes, las cuales, como es evidente,

9. Briceño.ob. cit., p. 63. 10. Idem.

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perecerían por el triunfo del conservatismo ultramontado. Si la unidad se lograba y los liberales votaban en masa por las listas oficialistas se salvaría el gobierno radical del estado y la presidencia de Parra quedaría asegurada. Pero a pesar de la turbación del orden público por el virtual estado de guerra en que se encontraba el estado y por la beligerancia con que los conservadores adelantaban su campaña electoral -que incluyó enfrentamientos armados con las autoridades de las munici-palidades del sur-, los liberales independientes votaron por Núñez y obtuvieron la mayoría de votos presidenciales, siendo evidente su mayoría en Cali y Popayán habiendo obtenido en esta última ciudad más de 1.000 votos sobre los radicales.

De esta manera la candidatura Parra quedó derrotada en el Cauca, resultado al cual no se sometieron los radicales y en especial el señor Conto, quien alargó los escrutinios del jurado estatal de tal manera que en el momento en que debían cerrarse (7 de enero de 1876 a las 12 pm), estos no se habían concluido, lo que le permitió dar su declaratoria de "voto en blanco", que le quitó a Núñez el voto electoral del Cauca en su campaña presidencial. Para nadie fue un secreto que el presidente "...había impuesto su voluntad en el Gran Jurado, para hacer declarar en blanco el voto del Estado en la elección presidencial"11. Estas maniobras de los radicales se sumaron a las que habían ejecutado en Panamá y Cundinamarca los partidarios de la candidatura Parra produciendo la radicalización en la división del partido liberal.

En el Cauca la situación se hizo tan tensa que "se pensó por los nuñistas derrocar al gobierno de Conto, (y) se eligió por jefe al general Trujillo", pero las acciones no se adelantaron debido a lo confuso de la situación política y pues se sospechaba que los conservadores

11. V. Uribe, ob. cit., p. 281 y Arboleda, Ob. cit., p. 77. Liévano Aguirre, citando a Joaquín Tamayo relata en los siguientes términos la declaratoria del voto en blanco: "... en el Cauca al terminar el período presidencial del general Trujillo ocupó su puesto Don César Conto, enemigo acérrimo del partido independiente. Las elecciones habían dado el triunfo a Núñez, mas el consejo electoral encargado de verificar los escrutinios -por orden del presidente Conto- anuló gran número de estos votos, con pretextos realmente escandalosos, como era imposible prolongar la farsa y convertir en triunfo del radicalismo lo que había sido la derrota, después de cinco días de improbo esfuerzo el jurado declaró, "que el estado del Cauca no concurriría con su voto a la elección presidencial". O había triunfado Núñez o el señor Parra; el dilema era ineludible. Empero se adoptó una solución intermedia, que en sí constituía la violación del mandato popular". En Liévano Aguirre, Indalecio: "Rafael NüñezBogotá, s.e, s.f., p. 138.

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aprovecharían la ocasión y se lanzarían a la guerra civil, que ya se venía anunciando en algunos periódicos de Bogotá y del Estado, particularmente en "Los Principios" de Cali y en "La Semana Religiosa"de Popayán. César Conto aprovechó la vacilación de los independientes para activar más la situación de guerra e impedir así su derrocamiento. Para lograr esto incrementó su campaña anticlerical en su periódico "El Programa Liberal", expulsó además algunos sacer-dotes e impulsó los ataques a las "Sociedades Católicas" utilizando para ello a las "Democráticas".

La posición de los independientes en los momentos preliminares a la guerra no era muy clara. Se sabía que no adelantarían acciones contra César Conto, lo que debió haber sido orientado desde Bogotá, por temor a la guerra que iniciarían los conservadores, y además por el resultado catastrófico que había producido una sublevación de los independientes contra el gobierno radical enel estado de Bolívar. Pero se dice que Briceño -el enviado por eL comité central del partido conservador a orientar la tactica que se seguiría en el Cauca- logró un acuerdo con el general Trujillo en el sentido de que si los conservadores se levantaban contra las autoridades del estado, los independientes no intervendrían.

Con esta garantía dada por el jefe liberal los conservadores se lanzaron a la guerra por el mes de julio del 76, cuando se pronunció el señor Francisco Mosquera, iniciándose una serie de guerra de guerrillas locales que no presentaban mayor problema para las autoridades del estado.

La posición que asumieron los independientes de no intervenir en la revuelta adelantada por los conservadores muestra la profundidad que había alcanzado la división liberal; muestra que el sector más progresista del partido liberal prefiere el triunfo de los conservadores en este estado, que seguir soportando los métodos "sapistas" de los radicales. Pero la decisión de no intervenir en la contienda se tomó considerando que la guerra se mantendría en los limites del estado y que no tomaría el carácter de general en toda la unión. Esto se comprueba si se tiene en cuenta que el gobierno radical no temía una revolución en el Cauca, pues "una revolución local del partido fanático contra el gobierno del Cauca no presentaba peligros a la paz general, pues habría sido prontamente

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reprimida por los ciudadanos detestado". El peligro real estaba en el apoyo que le prestaran a la revolución los gobiernos conservadores de los estados limítrofes de Antioquia y Tolima.

El problema se le presentaba al gobierno nacional en el sentido de si para prevenir la situación debía enviar tropas nacionales al Cauca. Lo cual podía ser mal visto por los independientes de dicho estado. Esto lo relata el mismo Aquileo Parra "en el Cauca donde era inminente el peligro de la revolución, el gobierno local no contaba con el apoyo de todos los liberales, y muchos de ellos podían ver con desconfianza cualquiermovimiento prematuro de fuerzas nacionales..."12. La solución a este problema llegó de Antioquia, cuando los conservadores invadieron el estado del Cauca en un afan por derrocar a César Conto. Ahora se planteaba una guerra general, que permitía la intervención del Ejecutivo Nacional.

La guerra se inició pues con la llegada de los conservadores de Antioquia y Tolima al mando de los cuales venía el señor Sergio Arboleda, caucano, quien se declaró "Presidente Provisional del Estado y Supremo Director de la Guerra", y quien era "el Hombre más popular de su partido". Arboleda detuvo y apresó a Eliseo Payan, lo que llevó a que fuera nombrado como jefe del ejército el General Julián Trujillo quien derrotó a los conservadores mediante las batallas de los Chancos, (Cauca), la de Garrapata, (Tolima), la Don Juana, (Santander), y la de Manizales, asegurando de este modo la supervivencia del régimen liberal.

La derrota conservadora produjo como resultado inmediato para los conservadores la pérdida de los estados de Antioquia y Tolima, lo que en la práctica señalaba la pérdida de las posibilidades de ese partido en las luchas electorales de la Unión; lo que a su vez circunscribía las contiendas electorales a un enfrentamiento de los círculos liberales.

3. LA LUCHA CONTRA LOS "SAPISTAS"

El triunfo de los liberales sobre los conservadores significó también el triunfo del círculo independiente frente al radical, puesto que la conducción que Julián Trujillo le dio a la guerra hasta derrotar a los

12 "Mensaje del presidente... etc" p. 11.

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revolucionarios, le abrió la posibilidad de llegar a ser el presidente de la República, lo que se verificó en 1878. Con un presidente del grupo independiente, este sector del liberalismo se creyó con fuerza para esbozar su programa político, el cual se enunció cuando el presidente del senado doctor Rafael Nuñez le dió posesión al nuevo jefe del ejecutivo con su "Regeneración Administrativa Fundamental o Catástrofe".

El General Trujillo subió a la presidencia con el voto unánime del liberalismo, aunque su candidatura había sido entorpecida por algunos radicales, quienes al no poder impedir su triunfo se dedicaron a hacerle oposición. Lo cierto es que el grueso del partido liberal había votado por quien consideraba el héroe de la guerra pasada y quien ofrecía una política de conciliación entre los colombianos. Para el Cauca esta elección era particularmente importante pues su gobierno era esperado como la tabla salvadora que sacaría al estado de la crisis en que le había sumido la guerra.

En este sentido se pronunció la "Sociedad Democrática" de Cali, fuertemente incluida por el radicalismo, la cual se comprometió además a sostener y a defender el nuevo gobierno. Puede decirse que en este momento Trujillo logró, -al menos electoralmente-, la unidad del partido liberal colombiano, pero las discusiones estuvieron presentes en esa elección, puesto que rápidamente los radicales iniciaron la oposición.

Los hechos que se vivieron en el congreso y aún en algunos estados radicales contra el gobierno de Trujillo, son de sobra conocidos, pero es interesante señalar que el sector independiente iba ganando cada vez mayor terreno político al atraer en su favor el apoyo del partido conservador que veía en el programa esbozado por Núñez su redención política.

En el Cauca los acontecimientos políticos se precipitaron desde antes de terminarse la guerra. César Conto, el presidente constitucional del Estado, no estaba dispuesto a permitir que el poder ejecutivo estatal saliera de manos radicales. Para lograrlo llamó a elecciones para presidente, las cuales deberían realizarse en marzo, en momentos en que los conservadores no podían votar por estar inmersos en la guerra y en los que la mayoría del partido liberal se encontraba combatiendo en los estados de Antioquia y Tolima. Llamar a elecciones en momentos

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en que el pueblo caucanoen general no podía participar, no era más que volver a aplicar los viejos métodos del "sapismo".

Algunos jefes liberales particularmente los generales José María Sánchez y Buenaventura Reinales y un grupo de 27 vecinos de la municipalidad de Popayán, le pidieron en febrero del 77 al señor Conto que pospusiera las elecciones hasta el mes de mayo, alegando que la situación de guerra que se vivía, no permitiría la participación de todo el pueblo caucano.

Sin la participación liberal, mayoritaria fue elegido presidente del Estado para 1878-80 el señor Modesto Garcés, quien fue uno de los secretarios del despacho de César Conto, continuando la política conocida como de "círculo" y que no era sino otra de las ramificaciones del sapismo. La lucha política contra el sapismo continuó y se hizo más patente cuando los independientes lanzaron como candidato a la presidencia del Estado al señor Ezequiel Hurtado para suceder a Garcés. Modesto Garcés, a su vez, confiaba en imponer un sucesor para lo cual escogió a Manuel Sarria.

La imposición de la candidatura de Sarria en contraposición a la de Hurtado se hizo con el auxilio de las sociedades democráticas su candidatura fue aprovada en las de Cali, Palmira y Buga.

La imposición de esta candidatura oficial fue la gota que derramó el vaso: los liberales que habían soportado la declaratoria del voto en blanco, la persecución y expulsión de sacerdotes y obispos, las trabas electorales, la confiscación de propiedades aconservadores, la imposición de la presidencia de Garcés, no estaban dispuestos a soportar la imposición de un sucesor, lo que en la práctica significaba la exclusión del poder al sector mayoritario del partido liberal caucano.

3.1. LA GUERRA DEL 79 Y EL ASCENSO DE LOS INDEPENDIENTES

Los desmanes y abusos de los radicales produjeron una división en el liberalismo caucano, tan profunda que no permitía la unión del partido. Eustaquio Palacios escribió en 1878: "en el Cauca es imposible la fusión de los partidos políticos, porque hay entre ellos ofensas recientes: bien los sabemos, y por lo mismo no pedimos ni esperamos

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semejantes milagros "I3. La lucha se estaba dando a nivel periodístico: en Cali se publicaba "El Ferrocarril" periódico liberal independiente que defendía la paz como elemento básico para adelantar las obras de infraestructura vial necesarias para sacar a la región del marasmo económico, y que se enfrentaba al "Programa Liberal", el periódico de los radicales, de carácter semioficial, que se publicaba en Popayán. En Cali la sociedad democrática publicaba también un semanario radical titulado la "Voz del Pueblo", y aparecía el semanario "El Estandarte Liberal", periódico indepen diente. Por su parte las congregaciones y sociedades católicas publicaban "El Estandarte Católico" de carácter conservador.

Los periódicos radicales acusaban al "Ferrocarril" de promo-cionar la candidatura de Hurtado, de atacar al gobierno de Garcés(por este no haber hecho nada para solucionar el hambre que sufrían las poblaciones del Valle del Cauca y, además, por no tener una posición contraria a la fé católica. Respecto a esto último decía "El Programa Liberal" en un escrito titulado: "El Radicalismo en el Cauca":

"Si! mientras elpartido liberal del Cauca sea timorato en religión; mientras haya liberales que como directores de periódicos hagan protestas de féy creencias católicas; mientras hayan liberales que tienen vocación parafrailes y monjes mostrándose muy ufanos con una bandera sucia.... mientras estos suceda y algo más, el partido liberal tendrá en esos hombres adeptos, gente que forme cola y número en ese partido, como algo que les gusta pero que no comprenden,4.

Lo que era una abierta referencia a Eustaquio Palacios director de "El Ferrocarril". Esto fue caldeando el ya tenso ambiente político y se empezaba á rumorar la posible guerra.

Los acontecimientos del Cauca preocupaban al gobierno central, en tanto que en ellos podía resolverse de una vez por todas la llegada de un nuevo orden político. Pero se corría el riesgo de que se convirtiera en una guerra general que involucrara otros estados.

Con todo, en Cali, los hurtadistas y los partidarios de la candidatura de Sarria llegaron al acuerdo de guardar la paz y llevar la lucha eleccionaria con altura, convencidos de que la guerra no beneficiaba

13. El Ferrocarril 19-V-1878. No. 10, p. 37. 14. El Ferrocarril, 14-VI-1878, No. 18, p. 69.

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a nadie. Este acuerdo se firmó el 17 de enero de 187915. La situación siguió tensa, a pesar del acuerdo, y la posibi lidad de la guerra era cada vez mayor. Los independientes no tenían garantías y sus derechos eran pisoteados por los partida rios de la candidatura oficial. Esto produjo que el circulo hurtadista se abstuviera de participaren las elecciones del 2 y del 9 de marzo. A tal determinación se debió que las elecciones se realizaran en completa calma, tal y como lo informó "El Ferrocarril": "las elecciones del 2 y del 9 se verificaron en completa calma, debido sin duda a que no hubo oposición. Pues el círculo hurtadista se abstuvo de votar."16. Pero si esto sucedió en Cali, no fue un hecho general en todo el Estado, pues la violencia se presentó con fuerza en otras municipalidades: "por causa de las elecciones ha habido muertes en Popayán, Quindío, Toro y Santander, y heridos en Pasto, Palmira, Buenaventura, y otros municipios, y muchas amenazas y brabatas"17. Se hablaba además de una posible ilegalidad en las elecciones y empezaron a presentarse algunos disturbios con la llegada del batallón quinto que había ayudado a sofocar la reciente rebelión en Antioquia.

La guerra era inevitable y fue buscada por los radicales, para definir de una vez por todas la hegemonía en el Cauca, lo que a su vez definiría el futuro del radicalismo en todo el territorio de la Unión. Esta actitud de los radicales fue reseñada por González:

"ni hubo el propósito de disimular la guerra, porque de ella se hablaba en los periódicos, y los representantes radicales dejaban asomar la necesidad de la revuelta en sus discursos en el recinto de las cámaras"1*.

En el mes de abril la guerra empezó: el 4 la paz pública era sumamente inestable. Acerca de la situación de Cali escribió Don Avelino Escobar:

"hemos pasado la semana en la mayor intranquilidad. Las noticias venidas de Popayán eran alarmantes, pues allí habían tenido lugar algunos desórdenes. Pero ya, según la correspondencia recibida ayer, se había restablecido el orden en aquella capital... "19.

15. El Ferrocarril, 24-1-1879, No.47, P. 195, y 30-1-1879. 16. El Ferrocarril, 14-111-1879, No.54, p. 214. 17. El Ferrocarril, 28-IH-1879, No. 56. p. 222. 18. González, ob.cit., p. 94. 19. El Ferrocarril, 4-IV-1879, No. 57, p. 225.

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La situación llevó a que los independientes buscaran un acuerdo con los conservadores, y a que algunos liberales vacilantes se decidie-ran por fin a ingresar a las filas de los indepen dientes. El caso más importante se dió con el general Elíseo Payán "...quien había estado en retiro en su hacienda de San Pedro, cercana a Buga. El 22 de abril se proclamó jefe civil y militar del Cauca colocándose a la cabeza de la tropas acuartela das en Buga". Acto seguido se dieron una serie de levanta mientos de los cuales los más importantes fueron los de Faustino Fajardo, Jefe Municipal de Palmira, y el de Juan de Dios Ulloa en Cali, los cuales engrosaron el ejército de Payán, quien dió la batalla definitiva contra Gárces en el sitio del "Pindó", cerca a "la Manuelita" en Palmira, el 21 de abril.

Esta guerra no se hizo con la brutalidad y violencia que habían caracterizado las guerras en el Cauca, (en particular la del 76), el ferrocarril dió cuenta de esto:

"...en la semana pasada se reunieron algunasfuerzas alrededor de la ciudad, amenazando ocuparla plaza, a tiempo que una pequeña fuerza del gobierno del estado la defendía (...) el 21 avanzaron las fuerzas enemigas por diferentes puntos de la ciudad i después de un combate de tres horas, concluyeron por apoderarse de la plaza. (...) sólo resultaron 4 ó 5 muertos y unos pocos heridos: "esto se explica fácilmente: las guerrillas de unos i otros hacían la mayor parte de los tiros al aire, lo cual nos consta porque oíamos las ordenes de los jefes de las guerrillas. El combate era entre compartidarios, i creemos que unos i otros hacían fuego con repugnancia "20.

La toma de la ciudad por los independientes señaló el inicio de una época nueva para el Valle del Cauca, que permitió la bus queda de soluciones para la crisis económica. La región empezó a vivir un nuevo clima político. De hecho el modo en que se realizó la guerra señaló el nacimiento de un período político en el que se buscaba ante todo la paz. Esto explica que, como cosa rara despues de una guerra, la ciudad de Cali estuviera en completa calma, sin retaliaciones ni persecuciones por parte de los vencedores:

"después del 21 de abril, estoes, de la toma de laplazapor el partido liberal independiente, esta ciudad ha seguido hasta hoi en el más

20. El ferrocarril, 2-V-1879, Ns 58. p. 233.

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completo orden i podemos decir, en completa tranquilidad, pueews a nadie se persigue, a nadie se recluta i todos están volviendo a sus naturales ocupaciones... i lo que es más halagador, no se oyen insultos ni mueras, ni se sabe que hayan pleitos particulares como otras veces... "2l.

4. LA BUSQUEDA DE LA PAZ PUBLICA

El nuevo gobierno se dedicó de inmediato a remediar los males que había causado el radicalismo, para ello Eliseo Payán, como je fe civil y militar expidió el decreto sobre cesación de empleados dado el 30 de abril de 1879, cuyos artículos más importantes dicen:

"Art. 1 desde el 11 del presente mes han quedado vacantes todos los puestos públicos de las diferentes ramas de la administración que hayan sido desempeñados hasta la misma fecha, por individuos que han tomado las armas i prestado algún servicio en favor del gobierno del señor Modesto Garcés, rebelde a las instituciones i a los derechos de los pueblos, o por los que hayan sido o sean cómplices o auxiliadores de aquellos. "Art 2 Los jefes municipales nombrados por esta jefatura, quedan autorizados para hacerlos nombramientos interinos de los empleados reconocidos por la legislación del estado declarada vigente;no pudiendo caer dichos nombramientos sino en individuos sostenedores o defensores del actual orden de cosas, i pueden ser improbadospor esta jefatura civil o militar". (Decreto Na21 del 30 de abril de 1879X

Igualmente expidió el decreto N2 28, sobre amnistía y garan tías para los rebeldes que entregaran las armas y se sometieran al nuevo régimen, y el N2 38, que declaraba nulos los decretos expedidos por el anterior gobierno, además, el más importante, el N2 55 del 31 de mayo de 1879 en el cual se ordenó la restitución de todas las propiedades confiscadas a los conservadores, y que decía en su artículo (1):

"todas las fincas raices urbanas y rurales, y sus accesorios, así como los derechos y las acciones en ellas, que hayan sido adjudi-cadas al estado para hacer efectivos empréstitos forzosos, expropia-cionesy suministros exigidos por consecuencia de la guerra de 1876 y 187?; serán devueltos, sin condición alguna, a sus primitivos y legítimos dueños

21. El ferrocarril, 16-V-1879,Ne 60, p. 237.

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Estos decretos mostraron el ánimo del nuevo gobierno y facilitaron su consolidación política, garantizándole un gran respaldo de masas por ejemplo, el 11 de mayo la democrática de Cali, antiguo bastión radical, acogió y promulgó el nombre de Rafael Núñez como candidato a la presidencia de la nación.

Para el 31 de mayo se podía hablar de completa paza en el estado: "el 31 de mayo se publicó con solemnidad la completa pacificación del estado por el sometimiento de los municipios del sur, sin un tiro, sin una gota de sangre../'22. En estas condiciones se realizaron las elecciones de diputados a la legislatura del estado, el 1 de junio, el 8 y 15 de junio las de presidente del estado, magistrados del tribunal superior de justicia, procurador general y senadores y representantes, en los cuales los independientes triunfaron ampliamente, siendo elegido Ezequiel Hurtado como presidente del estado y Rafael Núñez como el de la nación.

Se empezaron entonces a postular los cambios que habrían de dar una paz duradera al Estado. Se consideraba que la causa de la constante inestabilidad política que vivía el estado, se debía ante todo a las continuas elecciones, que llevaban a eternas discusiones sobre política. La solución al problema estaba en espaciar más las elecciones, ampliado el período del poder ejecutivo a 4 años en lugar de 2, lo cual fue propuesto por Benjamín Nuñez, en su carácter de presidente de la municipalidad de Cali. Esto sólo podría ser logrado mediante una reforma a la constitución del Estado y sólo podría emprenderse si las 2 terceras partes de las municipalidades del Estado lo pedían.

La prensa asumió la conquista de esta reforma. Eustaquio Palacios escribía en "El Ferrocarril": "lo que el Cauca necesita urgentemente es la paz, i esta no podrá obtenerse si no se fijan las elecciones a períodos más largos, esto es, de cuatro en cuatro años por lo menos". En el mismo sentido se expresaron "El 27 de Abril" periódico de Popayán, "El Correo de la Costa" de Buenaventura, y "El Montaraz" de Barbacoas. Gracias a estas campañas el 6 de octubre de 1879 la legislatura expidió la ley que ampliaba el período del presidente del Estado a 4 años.

22. El Ferrocarril, 16-V-1879, No. 63, p. 250.

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Los acontecimientos del Cauca no se quedaron solamente en un cambio de tendencia en el gobierno liberal ellos señalaron en realidad el inicio de la regeneración. El triunfo de Payán al mando de las fuerzas independientes lo colocó junto con Rafael Núñez y Julián Trujillo como uno de los hombres más importantes de la Unión, por esto fue elegido presidente del senado, en cuyo carácter dió posesión a Rafael Nuñez como presidente de la república, el 8 de abril de 1880. En este acto Payán expresó sus ideas: se quejó de la educación que formaba hombres solamente para la política y la guerra, lo que a su vez explicaba los personalismos políticos que llevaron a la anarquía de los partidos, de tal forma que estos "...lejos de constituir aisladamente un elemento de orden, son por el contrario la suprema razón de nuestra anarquía y de nuestras frecuentes guerras civiles" ; le pidió, además, una educación orientada hacia "la agricultura, las artes y los oficios" como elementos básicos para "el desarrollo de la industria nacional", y que se normalizaran las relaciones entre la Iglesia y el Estado23.

Las palabras de Payán resumían en una forma clara y precisa el programa para un nuevo gobierno de conciliación nacional, lo que no podía pasar desapercibido para el partido conservador. Por eso este partido le rindió un homenaje en la capital de la República, el 30 de mayo de 1880. Entre los asistentes se encontraban los principales jefes de ese partido: Carlos Holguín, Sergio Arboleda y Carlos Martínez Silva, quienes en sus palabras recono cieron en Payán al hombre que había iniciado la regeneración en el Cauca24.

Este acto señaló, así mismo, las bases para la integración del movimiento nacional que produjo la constitución del 86 y que efectuó los cambios que se conocieron como el período de la rege neración en Colombia.

23. González, ob.cit., p. 110. 24. Cfr. González, ob.cit., pp. 118 - 130.

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ACTIVIDADES Y EVALUACION

Realice un breve ensayo comparativo entre la política regional vallecaucana de la época federal y de la de hoy.

Tenga en cuenta los siguientes elementos como puntos básicos a comparar: 1. La organización estatal: El Valle como unas municipalidades relativamente independientes frente al Valle como una entidad administrativa de carácter departamental. 2. Los partidos políticos y los elementos de movilización política de siglo XIX frente a los del siglo XX.

Para esto utilice:

a.- La información contenida en la presente unidad. b.~ La bibliografía que se cita en las notas de pie de página. c.- Las bibliotecas a su alcance.

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UNIDAD 7

EL VALLE DURANTE LA REGENERACION

INTRODUCCION

En esta unidad se estudia la forma en que el Valle participó en el proceso político conocido como «La Regeneración».

En ella se estudia la vinculación de los políticos regionales valle-caucanos con políticos de proyección nacional; la conformación de partidos que buscaban eliminar el caudillismo militarista y que actuaban movidos por intereses de carácter nacional; y la lucha de los liberales vallecaucanos contra la implantación de la hegemonía conservadora que produciría el ocaso político del Estado Soberano del Cauca.

Esta unidad está diseñada para que usted la desarrolle así:

1. Lectura previa (3 horas) 2. Exposición por parte del profesor, discusión con los estudiantes y preparación de actividades (3 horas) 3. Actividades desescolarizadas (4 horas) 4. Discusión de las actividades y evaluación de la unidad (2 horas)

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Al finalizar la unidad usted estará en capacidad de:

1. Explicar la importancia del Valle del Cauca en el movimiento regenerador. 2. Entender la forma en que los regeneradores lograron eliminar los llamados «intereses regionales».

ACTIVIDADES PARA ALCANZAR LOS OBJETIVOS

1. Estudie el texto que se presenta en esta unidad.

2. Desarrolle las actividades que se indican al final de la unidad.

3. Tome nota de los conceptos, razonamiento y procesos que no comprenda suficientemente y discútalos con su profesor.

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LA REGENERACION EN EL VALLE

Alonso Valencia Llano Profesor Universidad del Valle

Los acontecimientos políticos sucedidos desde 1876 a 1880, y que llevaron al poder a Julián Trujillo, en 1878, y a Rafael Núñez en 1880, demostraron claramente que para lograr la «Regeneración» en la República era necesario adelantar cambios profundos a nivel institu-cional, que eliminaran la soberanía de los Estados, que permitieran la consolidación de una economía nacional y que garantizaran la conservación del orden público en toda la República.

Lo prioritario en este sentido era la reforma a la Constitución de Rionegro en seis puntos básicos:

1. Orden público solidario en toda la Unión. 2. Aclaración del artículo 91 (que hablaba de la garantía a la

propiedad privada). 3. Prolongación del período del presidente de la Unión por uno ó dos

años más. 4. Creación de un Estado o distrito Federal. 5. Fijación de los casos en que los Estados pudieran legislar sobre

inspección de cultos religiosos. 6. Disminución de formalidades para reformar la Constitución.

Algunos de los anteriores puntos habían sido modificados ya en lo que respecta al Estado del Cauca y, por lo tanto, la Legislatura de este

Estado y el liberalismo independiente estaban de acuerdo en sacarlos adelante. A pesar de esto en el Congreso Nacional sólo se logró la expedición de la Ley 17 de 1880 sobre orden público solidario en la nación, lo que en cierta forma significaba una reforma a la Constitución de Rionegro; en los otros puntos no se avanzó mucho porque el radicalismo nacional impidió cualquier modificación en este sentido, demostrando la fuerza política que aún tenía.

Sería necesario que pasaran varias evoluciones políticas de impor-tancia, tales como la división del Liberalismo Independiente y la Revolución Radical de 1885, para que Rafael Núñez lograra mediante la promulgación de una nueva constitución en 1886, modificar la estructura institucional básica del Estado colombiano y consolidar el período de la «Regeneración».

1. LA UNION LIBERAL

En las elecciones de 1880 el radicalismo lanzó como candidato a la presidencia de la República al General Tomás Rengifo para oponerlo a la candidatura de Rafael Núñez. Trataba, de esta manera, de evitar el triunfo del candidato Independiente, lo que significaría el fracaso de la Regeneración esbozada en 1878 pero, Núñez, logró imponerse final-mente.

El sectarismo que se vivió durante estas elecciones profundizó la división entre radicales e independientes en el Cauca. Tomás Rengifo, general caucano, no logró unir en torno a su nombre al Partido Liberal del Estado. Sino que, por el contrario, incrementó la división. Esto produjo que el sector independiente se consolidara y refrendara mediante el sufragio, su derecho al poder político alcanzado mediante la Revolución de Abril de 1879, por lo que lograron una ámplia representación política para el Senado de Plenipotenciarios al triunfar las listas encabezadas por Elíseo Payán en Cali, y por Buenaventura Reinales en Popayán, y para la Camara de Representantes con Benjamín Núñez y Juan Eleuterio Ulloa, entre otros.

La consolidación de los independientes en el poder señaló para el Cauca el inicio de un período de paz, que duró prácticamente todo el año de 1880, permitiendo el inicio de cierto repunte económico. La paz sólo

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se vió interrumpido hacia finales de año, cuando ciertos rumores acerca de la alteración del orden público produjeron que Benjamín Núñez el jefe municipal de Cali, solicitara a la corporación municipal una reunión secreta para establecer la conducta a seguir ante el posible peligro. La duma le brindó todo su respaldo tanto a él como al presidente nacional Rafael Núñez.

Es obvio que el Liberalismo independiente seguía fiel a los principios de la Regeneración. Esto que se expresó en la municipalidad de Cali, fue reiterado luego cuando los lideres independientes abandonaron sus cargos públicos para marchar a Bogotá a sostener desde el Congreso la obra de Núñez. Pero este respaldo no duró mucho ya que algunos liberales empezaron a desconfiar del Presidente, pues, temían que adelantara una política antiliberal, lo que llevó a que buscaran la unión con el Radicalismo, con miras a las próximas elecciones, de tal forma que se pudiera asegurar que la política regeneradora de Núñez termi-naría junto con su gobierno. La desconfianza hacia Núñez tomó más fuerza cuando efectuó los nombramientos de don Miguel Antonio Caro, como Bibliotecario Nacional, y de don Carlos Holguín como Embajador y Ministro Plenipotenciario en Inglaterra y España, siendo estos personajes los más destados jefes conservadores junto con don Sergio Arboleda.

En el fondo, la división del sector Liberal en el gobierno se presentó por divergencias ante la concepción que del Estado y del papel del gobierno tenía Rafael Núñez. Este entendía que era necesario hacer de Colombia un país fuerte económica y políticamente, unificando su política interna para hacer una gran obra de progreso nacional, que permitiera al país competir con las grandes potencias imperialistas mediante la creación de una economía autónoma. Para lograrlo era necesario impulsar el desarrollo industrial, lo que significaba acabar con el dogma de que «Colombia es un país agrícola sin ningún porvenir industrial»; sería necesario, dadas las particulares condiciones econó-micas y financieras, la creación de un banco nacional con privilegio de emisión de papel moneda de curso forzoso, y además que se adelantara una política proteccionista a la incipiente industria nacional. Esto significaba, en pocas palabras, el fin del librecambio y del patrón oro, las tesis fundamentales del liberalismo radical

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La oposición a las anteriores tesis no llegó únicamente del radi-calismo. Ellas produjeron una inmediata división en el sector indepen-diente, ya que con su aplicación el sector bancario y comercial se vería fuertemente afectado. Esto explica que Salvador Camacho Roldán (fundador del Banco de Colombia), Miguel Samper (fundador del Banco de Bogotá), Julián Trujillo (promotor del Banco Hipotecario en el Cauca), junto con Pablo Arosemena, Teodoro Válenzuela y otros destacados independientes proclamaran la candidatura de Francisco Javier Zaldúa a la presidencia de los Estados Unidos de Colombia, en unión del Radicalismo, a lo cual tuvo que acogerse finalmente el señor Núñez

Esto llevó a que en el Estado del Cauca se prolongara el período de paz que se estaba viviendo desde 1879, que se vió interrumpido únicamente por esporádicos enfrentamientos entre los obreros del ferrocarril y los bogas del Dagua, quienes veían que la empresa ponía en peligro la continuidad de su trabajo. Eustaquio Palacios señalaba que en esos momentos el gobierno podía ser ejercido plenamente por el presidente Ezequiel Hurtado y por la legislatura, puesto que era una realidad la paz que se vivía en el Estado:

«El Estado goza en toda su extensión de la más completa paz, los partidos militantes han transigido por ahora; el gobierno es generalmente respetado en términos de no haber en todo el Cauca un solo periódico de oposición, a pesar de haber muchas imprentas y muchos hombres competentes para escribir»*

Este período de paz, que se debía sin duda a la «Unión Liberal» lograda en torno a Zaldúa, tendió a romperse hacia el mes de octubre cuando los comerciantes se negaron a aceptar la moneda de nikel enviada por el gobierno central. Alegaba el comercio que no se sabía la cantidad de esa moneda, que por ello se ampliaría el contrabando y la falsificación, lo que la desvalorizaría, además, y por todo lo anterior, ellos no estaban dispuestos a cambiar sus mercancías por nikel. Esta negativa puso en peligro la ejecución de las obras públicas porque al no circular el dinero con que se pagaban los salarios de los obreros, el gobierno se vió obligado a retirar esta especie metálica de la circulación. En el fondo de todo esto se movía la actitud política asumida por los

1 . El Ferrocarril, No. 161,4-VIII-1881, p. 641.

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comerciantes, que era en todo contraria a la Regeneración. Esto determinó que muchas de estas personas fueran acusadas de ser enemigos del gobierno nacional. Otro hecho que vino a turbar la paz, fue el del surgimiento de bandas de delincuentes que se dedicaron a asaltar y robar propiedades, en Palmira y en Cali.

El deterioro del clima político coincidía con la campaña para las elecciones a la corporación municipal, a celebrarse el 6 de noviembre. Durante la realización de esta campaña la unión liberal se rompió, haciéndose inminente la alteración del orden público, lo que llevó a que los Generales Radicales Tomás Rengifo y Belisario Zamorano deci-dieran abstenerse de participar dejando el campo libre a los independientes y asegurando de esta manera la continuidad de la unión liberal en la República de tal forma que se garantizara el triunfo del doctor Zaldúa.

En términos generales, puede decirse que el año de 1881 fué de paz, a pesar de los intentos hechos para alterar el orden público.

2. DIVISION DEL LIBERALISMO INDEPENDIENTE

A raíz de las elecciones municipales se reavivaron las antiguas diferencias entre radicales e independientes, lo que agravaba la situación del partido liberal, pues ponía en peligro la unión que se logró en torno a Francisco Javier Zaldúa.

Internamente el sector independiente aparecía también dividido en dos facciones: la que seguía las orientaciones de Salvador Camacho Roldán y Miguel Samper, es decir, el sector bancario, y la que lideraba Rafael Núñez con su política regeneradora. En el Cauca Julián Trujillo representaba el primer sector y Elíseo Payán el segundo.

La municipalidad de Cali era en estos momentos de 1881 hegemó-nicamente nuñista, pues reconocía que este cumplió en lo posible con su programa de gobierno. Por esto reiteró su antiguo compromiso regenerador en declaración hecha el 27 de diciembre de 1881 y firmada por Carlos Delgado Carvajal en su carácter de presidente de la corporación, en la cual reconocían:

«Que el señor Rafael Núñez, Presidente de Colombia, se ha hecho acreedor a la gratitud y reconocimiento de los pueblos, por haber

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correspondido a su programa de discurso inaugural, asegurando todos los derechos; salvando las instituciones, impulsando al país por la senda del progreso y del bienestar, afianzando la paz, el ordeny la tranquilidad, reivindicando losfueros populares; siendo leal con el partido que lo elevó al poder,y en fin, por haber satisfecho con Su conducta, plenamente las aspiraciones todas del patriotismo»2.

Igualmente esta municipalidad se comprometió con el gobierno del doctor Zaldúa, al cual consideraba como miembro del partido indepen-diente, y por lo tanto impulsor de la Regeneración:

«El pueblo de Cali, [decía], desea y espera que el señor doctor Francisco Javier Zaldúa, presidente futuro de la República y miembro activo del partido político que ha emprendido La Regeneración del país, siga la vía gloriosa que le deja trazada el benemérito doctor Rafael Núñez» 3.

El gobierno del doctor Zaldúa no continuó la línea de conducta que habíia trazado el doctor Núñez; antes bien, puede decirse que trató de destruir su obra de gobierno. Esto radicalizó las luchas entre las tendencias del partido liberal, ya que el presidente, aunque independiente, representaba dentro de este sector a la línea más identificada con el radicalismo en lo que toca a los aspectos económicos, en tanto que representaba a los banqueros y comerciantes enemigos del banco Nacional, del papel moneda de curso forzoso y de la protección a la industria nacional.

La posición asumida por el gobierno de Zaldúa, mostró el alcance en la ruptura presentada en el partido del gobierno, la que suscitó una serie de escaramuzas entre el ejecutivo y el Congreso, este último dominado por los nuñistas En el enfrentamiento el Congreso llevó la mejor parte, mostrando el desequilibrio existente entre las ramas del poder público, al evidenciar la debilidad del poder presidencial frente al legislativo, lo que fue utilizado por los Estados de Antioquía, Cauca, Tolima, Bolívar, Boy acá y Santander, el 13 de Abril de 1882, para tratar de reformar la Constitución en lo que respecta a este asunto, buscando «dar estabilidad al gobierno y seguridad a los asociados»4.

2. El Ferrocarril, No. 183,6-1-1882, p. 731. 3 . El Ferrocarril, No. 183,6-1-1882, p. 731. 4 . El Ferrocarril, No. 202,26-V-1882, p. 805.

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2.1. DETERIORO DEL CLIMA POLITICO El enfrentamiento entre los sectores liberales produjo en los campos

caucanos una serie de rumores acerca de una guerra civil, que llevaron a que la frágil paz existente se viera en peligro de romperse. Esto llevó a que independientes, radicales y conservadores, declararan no tener interés en promover ninguna revolución, lo que fue ratificado el 13 de junio de 1882 por el partido conservador a nivel nacional, justificando esto en que: «La República necesita ante todo paz; mantener esta es resolver casi todos los problemas políticos de la angustiosa situación que atraviesa Colombia de muchos años atrás. Por otra parte el partido conservador no puede desarrollar su programa de reconstrucción moral de la sociedad de que hace parte, sino a la sombra de la paz»5.

La tensión continuó debido a la lucha entre el Presidente y el Congreso, al negarse, el último, a aceptar los paquetes ministeriales que se le presentaban, y se agravó cuando se anunció la instalación de la «Sociedad de Salud Pública» por parte de los radicales. Este tipo de sociedades se expresaban en favor del atentado personal y el terrorismo, y vinieron á reemplazar a los antiguos «Democráticos», que habían dejado ya de prestar sus contingentes al radicalismo. El Ferrocarril dice que la instalación de esta sociedad: «[...] inspiró algunos temores al principio, porque se ignoraban sus tendencias y carácter, en las dos primeras sesiones pero después se acentuó su tono y ha hecho saber sus miras pacíficas, sus propósitos patrióticos y su resolución de trabajar por la paz pública y de sostener al gobierno»6.

La tensión política continuó en aumento. Esto se debió a que se empezó a trabajar con miras a la campaña electoral de 1883, por lo que en Cali circulaban una serie de panfletos que terminaron por intensi-ficar las pasiones partidistas y por aumentar la alarma en todo el Estado, incrementando a la vez la división liberal hasta el punto de que las posibilidades de unión, con miras a las elecciones de marzo de 1883, se hicieron imposibles.

5. El Ferrocarril, No. 208,14-VII-1882, p. 831 6 . El Ferrocarril, No. 201,19-V-1882, p. 801.

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correspondido a su programa de discurso inaugural asegurando todos los derechos; salvando las instituciones, impulsando alpaís por la senda del progreso y del bienestar, afianzando la paz, el orden y la tranquilidadreivindicando losfueros populares; siendo leal con el partido que lo elevó al poder,y en fin, por haber satisfecho con Su conducta, plenamente las aspiraciones todas del patriotismo»2.

Igualmente esta municipalidad se comprometió con el gobierno del doctor Zaldúa, al cual consideraba como miembro del partido indepen-diente, y por lo tanto impulsor de la Regeneración:

«El pueblo de Cali, [decía], desea y espera que el señor doctor Francisco Javier Zaldúa, presidente futuro de la República y miembro activo del partido político que ha emprendido La Regeneración del país, siga la vía gloriosa que le deja trazada el benemérito doctor Rafael Núñez» 3.

El gobierno del doctor Zaldúa no continuó la línea de conducta que habíia trazado el doctor Núñez; antes bien, puede decirse que trató de destruir su obra de gobierno. Esto radicalizó las luchas entre las tendencias del partido liberal, ya que el presidente, aunque independiente, representaba dentro de este sector a la línea más identificada con el radicalismo en lo que toca a los aspectos económicos, en tanto que representaba a los banqueros y comerciantes enemigos del banco Nacional, del papel moneda de curso forzoso y de la protección a la industria nacional.

La posición asumida por el gobierno de Zaldúa, mostró el alcance en la ruptura presentada en el partido del gobierno, la que suscitó una serie de escaramuzas entre el ejecutivo y el Congreso, este último dominado por los nuñistas En el enfrentamiento el Congreso llevó la mejor parte, mostrando el desequilibrio existente entre las ramas del poder público, al evidenciar la debilidad del poder presidencial frente al legislativo, lo que fue utilizado por los Estados de Antioquía, Cauca, Tolima, Bolívar, Boy acá y Santander, el 13 de Abril de 1882, para tratar de reformar la Constitución en lo que respecta a este asunto, buscando «dar estabilidad al gobierno y seguridad a los asociados»4.

2. El Ferrocarril, No. 183,6-1-1882, p. 731. 3 . El Ferrocarril, No. 183,6-1-1882, p. 731. 4 . El Ferrocarril, No. 202,26-V-1882, p. 805.

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2.1. DETERIORO DEL CLIMA POLITICO El enfrentamiento entre los sectores liberales produjo en los campos

caucanos una serie de rumores acerca de una guerra civil, que llevaron a que la frágil paz existente se viera en peligro de romperse. Esto llevó a que independientes, radicales y conservadores, declararan no tener interés en promover ninguna revolución, lo que fue ratificado el 13 de junio de 1882 por el partido conservador a nivel nacional, justificando esto en que: «La República necesita ante todo paz; mantener esta es resolver casi todos los problemas políticos de la angustiosa situación que atraviesa Colombia de muchos años atrás. Por otra parte el partido conservador no puede desarrollar su programa de reconstrucción moral de la sociedad de que hace parte, sino a la sombra de la paz»5.

La tensión continuó debido a la lucha entre el Presidente y el Congreso, al negarse, el último, a aceptar los paquetes ministeriales que se le presentaban, y se agravó cuando se anunció la instalación de la «Sociedad de Salud Pública» por parte de los radicales. Este tipo de sociedades se expresaban en favor del atentado personal y el terrorismo, y vinieron á reemplazar a los antiguos «Democráticos», que habían dejado ya de prestar sus contingentes al radicalismo. El Ferrocarril dice que la instalación de esta sociedad: «[...] inspiró algunos temores al principio, porque se ignoraban sus tendencias y carácter, en las dos primeras sesiones pero después se acentuó su tono y ha hecho saber sus miras pacíficas, sus propósitos patrióticos y su resolución de trabajar por la paz pública y de sostener al gobierno»6.

La tensión política continuó en aumento. Esto se debió a que se empezó a trabajar con miras a la campaña electoral de 1883, por lo que en Cali circulaban una serie de panfletos que terminaron por intensi-ficar las pasiones partidistas y por aumentar la alarma en todo el Estado, incrementando a la vez la división liberal hasta el punto de que las posibilidades de unión, con miras a las elecciones de marzo de 1883, se hicieron imposibles.

5. El Ferrocarril, No. 208,14-VII-1882, p. 831 6 . El Ferrocarril, No. 201,19-V-1882, p. 801.

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2.2. LA CAMPAÑA ELECTORAL DE 1883 El año de 1883 era según la Ley 50 de 1873, un año electoral, por

ser impar. El régimen electoral ordenaba realizar las siguientes elecciones:

1. Cada dos años presidente de la Unión y de los Estados. 2. El primer domingo de marzo, elección de diputados a la

legislatura. 3. El segundo domingo de marzo presidente del Estado, magistrados

del tribunal superior y procurador. 4. El tercer domingo de marzo, senadores y representantes. 5. El primer domingo de septiembre presidente de la Unión. 6. Cada año el primer domingo de noviembre, elección de miem-

bros a la municipalidad. Este cúmulo de eventos electorales hacían que todo el año de 1883

fuera de intensa actividad política, pero la importancia de este año en particular, radicaba en que se elegiría al presidente del Estado por un período de cuatro años. Los dos sectores liberales eran los únicos que tenían posibilidades en este sentido, y ninguno ignoraba lo que estaba enjuego: Si el Cauca caía en manos radicales, se perdía uno de los más importantes baluartes de la Regeneración, lo que podría definir la continuidad de esta política en toda la República.

La importancia de estas elecciones hicieron que fueran tomando un marcado carácter violento, que se incrementó desde el momento en que la revista semanal «La Epoca» proclamó la candidatura de Eliseo Payán, y el periódico «El Liberal» le opuso la candidatura del General Tomás Rengifo. Estos dos candidatos conformaban lo más representativo de cada sector político del liberalismo, y tendieron a polarizar en torno a sus nombres toda la actividad política de radicales e independientes, llegando a hacer imposible la unión.

En el sector Independiente, la división que se venía palpando se incrementó, puesto que el candidato radical era un conocido comer-ciante, unido al capital extranjero, esto hacía que su persona no fuera mal vista por el nuñismo. La división alcanzó tal profundidad que se llegó a rumorar que Francisco Javier Cisneros, el contratista del Ferrocarril, reconocido independiente, se había vuelto radical y que

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había puesto los obreros de la empresa al servicio de Rengifo. La vinculación del capital extranjero no era un supuesto, ya que Rengifo era socio del controvertido comerciante extranjero Ernesto Cerruti, quien se había convertido en «un verdadero poder eleccionario» y quien lo apoyaba abiertamente en su campaña7.

La paz pública tendía a deteriorarse como resultado de las eleccio-nes para las municipalidades en noviembre de 1882, incluso el orden público se declaró turbado en Palmira, y en Cali se vivió cierta situación de peligro, llegándose a esperar ataques a la ciudad, lo cual fue controlado por el jefe municipal Benjamín Núñez. Una revolución en el Cauca era inminente, lo que produjo que el presidente de la Unión, doctor Zaldúa, enviara el siguiente telegrama a Ezequiel Hurtado, presidente del Estado:

«Me ocupo con preferente y particular interés de la situación actual de ese importante Estado, y creo que para salvarlo de los terribles males de la guerra, debe ocurrirse, más que a preparativos bélicos a medidas tranquilizadoras que inspiren confianza y lleven la quietud a los ánimos. En este sentido, trabajo de consumo con los siete secretarios de despacho. Sin prejuicio, eso si, de estar listo a prestaros el apoyo de la fuerza, llegando el caso, de conformidad con el literal mandato de la Ley sobre orden público». (Bogotá nov.23 de 1882).

Pero, la tensión política cedió gracias a acontecimientos imprevistos tales como la muerte del presidente Zaldúa, lo que cimentó casi en forma definitiva a los Independientes en el poder al ascender el doctor José Eusebio Otálora al solio presidencial. Algo similar ocurrió en el Cauca donde la muerte del candidato Radical Tomás Rengifo, el 14 de enero de 1883, dejó libre el camino a Elíseo Payán hacía la presidencia del Estado. Pero a nivel municipal, Cerruti, en Cali, «ganó las elecciones de los miembros de la municipalidad».

7. V. Alonso Valencia, «Ernesto Cerruti: Un comerciante italiano en el Estado Soberano del Cauca», en eUBoletín Culturaly Bibliográfico», No. 17, Biblioteca Luis Angel Arango, Banco de la República, diciembre, 1988.

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3. LA EVOLUCION OTALORA

La muerte de Francisco Javier Zaldúa produjo un vacío en el poder ejecutivo, que debería ser llenado por Rafael Núñez, como primer designado y quien rehusó posesionarse para no inhabilitarse como candidato en las elecciones de 1884. Esto explica que asumiera el poder el segundo designado, el doctor José Eusebio Otálora, quien en determinado momento llegó a tramar con los Radicales ia traición a Núñez, en medio de un período de vacilaciones que fue conocido como la «Evolución Otálora»

Este período mostró cómo el Radicalismo estimuló y utilizó en su provecho, la división del partido independiente para tratar de alcanzar la presidencia de la Unión y frenar desde allí la política Regeneradora. Esto es lo que explica que ante las tentativas fracasadas para que Otálora traicionara a Núñez, el radicalismo en lugar de lanzar candidato propio buscara un independiente ambicioso que si estuviera dispuesto a secundar sus planes. Lo encontró en la persona del General Solón Wilches, lo que puso en peligro la candidatura de Núñez, en tanto que ponía en contra del «Regenerador» los Estados de Cundinamarca, Boyacá, Antioquia, Tolima y ahora el de Santander. Esto obligó a que Núñez aceptara los votos del partido conservador, lo que le permitió finalmente asegurar su elección.

La táctica iniciada por los radicales produjo que Núñez se viera obligado a compartir el poder con el partido conservador como único medio para asegurar la continuidad de la Regeneración. Esto puso a los radicales en un estado de exaltación tal, que los llevó a estimular la Revolución como único medio visible de alcanzar el poder. Consecuencia de esto fue el deterioro del clima político en todo el país, lo que confluyó en la guerra del 85 la cual abrió la posibilidad de reemplazar la Constitución de 1863.

4. LA GUERRA DE 1885 EN EL CAUCA

El triunfo de Payán en 1883 y su posesión ese mismo año, no pudieron minimizar el hecho de que los radicales habían conquistado la mayoría en la municipalidad de Cali, la más importante del Cauca. Sin embargo la capacidad de maniobra del presidente se hizo manifiesta

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al colocar a los miembros más representativos de su movimiento político en los puestos claves del Estado y de la municipalidad. Baste decir que Juan de Dios Ulloa fue nombrado secretario de gobierno del Estado y Banjamín Núñez jefe municipal de Cali.

El nombramiento de Benjamín Núñez buscaba rescatar esta muni-cipalidad para el movimiento Regenerador, puesto que este caudillo gozaba de un gran respaldo popular en Cali, que se puso de manifiesto en 1884 cuando los vecinos de esa ciudad, expidieron una manifes-tación respaldada por más de 600 firmas, en la cual se reconocía lo acertado de esa acción. Esto, desde luego, no era suficiente para garantizar la paz. El Estado se vió sometido, desde el momento mismo en que Payán asumió el poder, a una serie de ataques políticos de los radicales, los que amenazaban constantemente con rebelarse. Sin embargo el ánimo conciliador de Payán llevó a que en torno a su nombre se unieran independientes y conservadores lo que permitió que algunos de estos últimos, que habían sido expulsados del territorio, pudieran volver al Cauca.

No obstante esto último, la situación del Cauca era sumamente tensa. En estas condiciones se produjo el levantamiento en el Estado de Santander, que inició la guerra del 85.

A pesar de la situación difícil que se vivía, Payán ofreció el apoyo militar del Cauca y el respaldo político de este Estado a la Regeneración.

La violencia en el Estado era cada vez más fuerte. Durante la realización de las elecciones a las municipalidades, que se realizaron el 2 de noviembre, se sintió con fuerza en Palmira e incluso se esperó que Cali fuera atacada, continuando aún después de que aquellas se realizaran: «Días de alarma e intranquilidad se siguieron al de la elección, parecía que la suprema hora de la lucha sonaba ya»8.

Durante estas elecciones, los independientes se volvieron a dividir, en lo que sin duda influyó la tirante situación nacional; esto produjo que el resultado no fuera del todo favorable para el partido de gobierno. El periódico «El Cauca», de ios Independientes de Popayán, escribió al respecto:

8 . El Ferrocarril, No. 268, 7-XI-1884, p. 1069.

1 5 7

«En Cali no se alcanzó éxito favorable, debido eso a las diversas listas de candidatos independientes, lo cual produjo completa anarquíau Ojalá que nuestros correligionarios políticos de ese lugar prescindan de enemistades personales y se entiendan perfectamente, para que así puedan hacer mucho en favor de la causa que sostienen. Esto lo aconsejan elpatriotismo y la salvación de intereses sociales que peligran, si no hay común acuerdo de parte de los miembros de nuestra comunidadpolítica, para darle al país días tranquilos y de verdadera prosperidad» 9.

Las elecciones que se habían realizado en medio de un estado de alteración del orden público, fueron finalmente, declaradas nulas por Vicente Molina, Procurador del distrito, el 4 de noviembre, fundamen-tando esto en que se cometieron irregularidades en la calificación de los electores y en la elaboración de los escrutinios, lo que alteró aún más el orden público en el municipio que sólo se restableció el 6 de diciembre, permitiendo que se fijara el 21 del mismo como día en el que debería realizarse la nueva elección. Pero el deterioro del orden público continuó en todo el Estado al saberse la sublevación en los Estádos de Santander, Cundinamarca, Boyacá, Tolima y Antioquia.

La guerra en el Cauca se inició con el año 85. PayányJuan de Dios Ulloa a nombre del gobierno iniciaron inmediatamente la organización de los ejércitos y explicaron a los caucanos la falta de justificación del movimiento:

«La presente guerra, decían, sin principio de justicia alguno con que izar una bandera, no es otra cosa que una guerra social: Los anarquistas, atacando el orden regular, los enemigos de la propiedadyde la familia, y los demoledores de creencias religiosas de los pueblos, esos son losfactores principales de esta sangrienta contienda, que, confiando en vuestra lealtad, y patriotismo, espero me ayudéis a debelar10.

Para efectuar la revolución los radicales caucanos se concentraron en ciertos sitios claves, tales como Tímbío, Piendamó, Antomoreno, Chirivío y Calicanto en la región montañosa de Popayán, en Tuluá, en el centro del Valle, y en Cartago al norte. Pero el peligro real estaba en el norte por la posibilidad existente de que los revolucionarios de

9 . El Ferrocarril, No. 270,21-XI-1884, p. 1071. 10. Idem, p.168.

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Antioquia invadieran el Estado. Los pronunciamientos en el Cauca no fueron muy importantes, por

ejemplo el de Tuluá, que fue dirigido por Federico Pizarro, sólo contó con 200 hombres quienes fueron derrotados por Juan Eleuterio Ulloa en la batalla de la Ribera. La situación se complicó con la llegada de la guardia colombiana compuesta por 500 hombres, con buen armamento y que venían al mando del coronel Guillermo Márquez, «porque este se vendió a unos comerciantes radicales», traicionando de esta manera a la Regeneración que venían a defender. Ulloa los venció el 23 de enero en la batalla de Sonso.

Finalmente, todos los sublevados del centro del Valle fueron venci-dos en la batalla de Vijes el 7 de febrero, en la cual combatió el coronel Rafael Reyes quien venía comandando una de las columnas Indepen-dientes compuesta por soldados de Buga y de Palmira, y quien «no tenía compromisos ni obligaciones, pues estaba arruinado por el fracaso del mercado de la quina a la cual había dedicado sus energías durante una veintena de años».

Vencidos los sublevados del Valle, Elíseo Payán y Juan de Dios Ulloa derrotaron a los antioqueños en Cartago, el 23 de febrero de 1885, acción en la que también se destacó el coronel Reyes. Aún quedaban algunos radicales en los montes cercanos a Popayán al mando de Ezequiel Hurtado, antiguo nuñista, quien se había declarado «Presidente legítimo de Colombia». En la región de Buenaventura se acuartelaron otros entre los que se destacó Belisario Zamorano, representante del Ferrocarril, quienes estaban bloqueando la comunicación del Cauca con el exterior. El primero fue atacado por Payán y los segundos por Ramón y Juan Eleuterio Ulloa y Rafael Reyes, quienes de allí continuaron a Panamá, ya que la guerra había terminado en el territorio caucano.

5. LA CONSTITUCION REGENERADORA

Como resultado de la guerra del 85 Núñez quedó establecido en el poder ejecutivo nacional, pero comprometido con los conservadores quienes tenían el control del ejército. El papel de Núñez en este momento era, como consecuencia de la guerra, un tanto secundario. Según Vázquez Carrizosa, él mismo lo reconoció:

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«Desde quefueron entregadas las armas del ejército de reserva del General Canal yo quedé con vertido en el leño inerte que arrastra la corriente y que no sabe en que playas irá a posar»11

Pero lo fundamental fue que entre los cadáveres de los colombianos muertos durante la guerra se encontró también el de la Constitución de Rionegro.

Se creó entonces un vacío constitucional, que llevó a que el poder no se sustentara en la Ley, sino en las armas. Esto que podía justificarse durante la guerra, no podía continuar durante los períodos de paz. Por tal motivo los liberales independientes, particularmente ios caucanos, presionaron la reunión de una convención nacional que reformara la Constitución retornando la legalidad y poniendo fin a los gobiernos de los jefes políticos y militares. Los caucanos consideraban que sus esfuerzos por sostener el orden regenerador habían sido grandes y que era el Cauca el Estado donde la Regeneración estaba mejor cimentada políticamente, por esto consideraban que la convención debería reunirse en Cali.

Estas aspiraciones de los caucanos no se lograron. Núñez expidió el decreto # 594 de 10 de septiembre de 1885 en que convocaba a un Consejo Nacional de Delegatarios que debería «reformar» la Constitu-ción de Rionegro, la cual como se recordará habia dejado de existir desde el 9 de septiembre. A él asistieron como delegados caucanos el presidente del Estado Eliseo Payán, el secretario de gobierno Juan de Dios Ulloa y Rafael Reyes. El peso político que la representación caucana había alcanzado por sus luchas en favor de la regeneración, fue reconocido en el momento de la instalación del consejo: Ulloa fue elegido presidente del mismo y Eliseo Payán fue nombrado vicepresi-dente de la República por un período de 6 años. Puede decirse que hasta aquí llegaron las concesiones a los regeneradores, puesto que el proyecto de reforma que elaboró Núñez, y que fue presentado por José María Samper fue enterrado en medio de fuertes debates imponiéndose finalmente el elaborado del delegado conservador Miguel Antonio Caro.

11. Vásquez Carrizosa, ob. cit., p.200

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Para abreviar, se puede decir que la Constitución de Rionegro no fue reformada sino eliminada. En su lugar se expidió una nueva Consti-tución que fue aprobada el 7 de agosto de 1886. Esta fortalecía al Estado, centralizando el poder político estableciendo la seguridad, el orden y la libertad responsable. El poder quedó prácticamente, concentrado en el presidente, el cual nombraba los ministros, los gobernadores de los departamentos y todos los demás miembros del poder ejecutivo.

El concepto de soberanía cambió, pues, ya no radicaba en el pacto de unión de los Estados Soberanos sino en la nación. Los Estados soberanos cambiaron a unas unidades administrativas llamadas depar-tamentos regidos por un gobernador nombrado por el presidente. En síntesis, se trataba de una Constitución que creaba una República centralista con un régimen presidencial inscrito dentro de un Estado de corte cesarista.

Pero es necesario anotar que esta constitución no legisló sobre tres aspectos fundamentales: El régimen administrativo municipal, la liber-tad de imprenta y sobre el nuevo sistema electoral, que eran claves para la plena vigencia de la constitución: El primero impidió que el aparato administrativo funcionara. El segundo no permitía la libre expresión de la oposición y negaba de hecho la plena vigencia de las libertades individuales, y el tercero impedía que funcionara la rama legislativa al no haber elecciones coartándose la participación democrática de los colombianos en la elección de sus dignatarios. Todo esto llevo a que el poder ejecutivo gozara de facultades extraordinarias, lo cual unido a la aplicación que se hizo del artículo 121, creó un férreo régimen presidencial, que ha sido caracterizado como «la legalidad marcial», y que fue desde un principio factor de división entre las mismas filas Regeneradoras.

6. LOS INDEPENDIENTES Y LA CONSTITUCION DE 1886

Luego de aprobada la Constitución Eliseo Payán fue nombrado gobernador del departamento del Cauca, lo que unido a su nombra-miento de vicepresidente de la República lo convertía en la figura más importante de la Regeneración después de Núñez.

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El nombramiento de Payán como vicepresidente y su desempeño como presidente entre el 6 de enero y el 4 de junio de 1887, obedecía según Lievano Aguirre a una táctica de Núñez orientada a «eliminar» los caudillos regionales. Según este autor Núñez estaba resolviendo el problema de «Los intereses regionales» de una manera relativamente fácil pero:

«el problema con Elíseo Payán, en cambio, era verdaderamente complejo, y mucho más difícil de resolver. Idolo popular del«Gran Cauca», heredero allí de las glorias de Mosquera, hombre inteligente, culto y de un prestigio realmente nacional, Payán, como lo comprendió Núñez, no podía ser «eliminado », sino que era preciso vincularlo a intereses políticos de tal magnitud, que los separaran del Cauca; que lo hicieran perder de vista la conveniencia de defender el «regionalismo político», y consecuentemente, la necesidad de asegurar la independencia del poder centralfrente a las provincias»12,

Durante el período comprendido entre el 7 de agosto de 1886 y el mes de febrero de 1888 se presentaron las primeras reacciones contra las prácticas de gobierno desarrolladas por el Partido Nacional, inicián-dose la lucha contra la «legalidad marcial». Esta práctica consistía en gobernar únicamente con el artículo 121 de la constitución que dotaba al presidente de poderes extraordinarios, negando de paso la plena vigencia de las libertades individuales, la libertad de imprenta, y la participación del pueblo en las elecciones, como ya se mencionó. Todo esto entorpecía a su vez el normal funcionamiento del aparato administrativo

Estas prácticas de gobierno produjeron en el Cauca una generalizada reacción que se expresó en la lucha por lograr la plena aplicación de la Constitución, que se hizo más patente cuando Elíseo Payán asumió la presidencia nacional, a finales de 1887, iniciando una serie de cambios que llevaron a que los conservadores temieran un retroceso en la política regeneradora y que reasumiera el poder el antiguo Radicalismo, llegándose incluso a especular sobre supuestos atentados contra la vida de Rafael Núñez por parte de Payán, lo que obligó al presidente titular a reasumir la presidencia excluyendo a Payán de todo cargo público. Este período es conocido como «La Payanización».

12. V.Liévano, ob.,pp.340 y ss.

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6.1 LA LUCHA CONTRA LA LEGALIDAD MARCIAL La legalidad marcial produjo un profundo malestar en los Liberales

Independientes que no comprendían cómo se seguía utilizando en tiempos de paz.

La falta de un código electoral llevó a que el poder legislativo no se pudiera ejercer, y que su papel fuera desempeñado por un consejo legislativo nombrado por el presidente. La acción del ejecutivo en este sentido se extendió tanto que llegó incluso a nombrar los consejeros municipales, llevando en estos cargos a destacados miembros del partido nacional. Esto explica que los conservadores alcanzaran puestos públicos en municipalidades que antes les estaban vedadas. Por ejemplo, en Cali el General Lucio Velazco fue nombrado prefecto (jefe municipal) y Elias Reyes fue nombrado consejero en Palmira, para citar solo dos casos.

Por su parte, la falta de un código de régimen municipal impidió que el aparato administrativo funcionara. El artículo transitorio de la Constitución ordenaba que mientras se expedía la Ley respectiva, los municipios del departamento debían regirse por la Ley 66 de 1873, que reglamentaba las antiguas corporaciones municipales. El problema consistía en que en la Nueva Constitución las corporaciones fueron abolidas y reemplazadas por las asambleas departamentales (art. 183) y por los consejos municipales (art. 189) a los cuales les atribuía la administración de los departamentos y los municipios respectivamente. Al no haber elecciones estos cuerpos legislativos no pudieron confor-marse lo cual entorpeció el funcionamiento de las entidades respectivas pues al no haber consejo, por ejemplo, no había cobro del trabajo personal subsidiario, y no había rentas, por lo tanto no se podían pagar los sueldos de los empleados, ni mejorar los caminos, ni adelantar las obras públicas; la falta de vías de comunicación entorpecía el comercio, etc. La solución que a este problema dió el gobierno estaba inscrito dentro de su política centralizadora del poder, pues hizo que todo dependiera del ejecutivo. Así, los alcaldes fueron autorizados para que administraran las rentas, ejecutaran acuerdos y administraran las entidades puestas bajo su mando de acuerdo a su propio criterio. Se produjo por todo esto una total anarquía en la administración pública.

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A todo lo anterior se unió la aplicación del artículo 121 de la Constitución que le permitía al presidente asegurar la legalidad en tiempo de guerra. El uso de este decreto que pudo justificarse en la época inmediatamente posterior a la guerra, no tenía ninguna justifi-cación en tiempo de paz, máxime cuando la Regeneración no tenía enemigos capaces de oponérsele, ni siquiera aún a nivel de la prensa ya que tampoco existía libertad de imprenta.

Los independientes caucanos esperaron que durante 1887 el consejo legislativo expidiera las tres leyes que se han mencionado, sin embargo, este cuerpo cerró sus sesiones sin pronunciarse al respecto, lo que llevó a que la prensa independiente, dentro de las limitaciones que determinaba la Ley asumiera la lucha por la conquista de estas leyes, cuya ausencia impedía en la práctica la plena aplicación de la Constitución vigente.

La respuesta a este clamor fue la detención de muchos de los descontentos, justificada en la represión a una supuesta conspiración, que produjo el encarcelamiento en Bogotá, Popayán y Cartago de antiguos radicales. Entre los detenidos se encontraban los antiguos expresidentes del Estado del Cauca, Modesto Garcés y Ezequiel Hurtado, siendo apresados también dos reconocidos jefes Independientes y grandes luchadores por la regeneración: El General Benjamín Núñez y el doctor Carlos Delgado Carvajal, aunque este último fue liberado posteriormente.

Los Independientes dudaron desde un principio de la existencia de tal complot y de la vinculación de los dos Independientes:

«... esos dos sujetos -decía Eustaquio Palacios- son y han sido desde un principio miembros activos del partido regenerador, que ellos ayudaron a fundar el actual orden de cosas, y que tienen una larga hoja de servicios prestados a esa causa política»13.

Los radicales de Cali estaban pasivos y no era posible creer que en tales condiciones los detenidos fueran líderes de alguna revolución:

«... sí existía pues -continúa Palacios- un plan de revolución general, ese plan no había echado raíces todavía en este

1 departamento; esa idea no había calado todavía en los ánimos; ese

13. El Ferrocarril, No. 284, 23-1X-1887, p. 1133.

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proyecto bulliría entre tres o cuatro individuos. Revolución en el Cauca, y sólo un individuo resulta comprometido en Cali?y se arresta ese individuo y sin embargo todos los que no son adictos al régimen actual[ permanecen impasibles y tranquilos? y no se esconden?y ni siquiera se asustan? para los que conocemos el carácter entusiasta apasionado y ardiente de los hijos de Cali, tal conducta en estas circunstancias es síntoma seguro de paz y de tranquilidad pública» N.

La desconfianza ante la existencia de tal proyecto de revolución amenazaba dividir al Partido Nacional en el Cauca. Ante tal posibilidad Rafael Núñez envió un telegrama el 27 de septiembre de 1887 a Eustaquio Palacios, en el cual refrendaba con su firma la existencia del complot:

«descubierta y reprimida conspiración contra el ministro de guerra. Autoridad dominará todo lo malo si el país apoya sin reserva como lo exigen las circunstancias en que se encuentra la República después de tantos años de anarquía»15.

Esta comunicación atemperó un poco los ánimos y justificó que finalmente Benjamín Núñez, Ezequiel Hurtado, y otros detenidos fueran expatriados. Sin embargo, el sosiego público y la paz sólo volvieron en forma más o menos firme por el mes de diciembre, pero la lucha contra la legalidad marcial apenas había empezado.

6.2 LA PAYANIZACION Para los liberales independientes era evidente que la práctica de la

legalidad marcial negaba los principios por los cuales se había luchado hasta lograr la regeneración. La paz, el orden, la tolerancia política y las libertades individuales no tenían plena vigencia como principios políticos, pues en su lugar se buscaba lograr la implantación de un orden rígido sustentado por las armas y en base a un sólo artículo de la constitución: el 121.

La Constitución fue concebida para que se aplicara sólo en forma parcial, ya que en su elaboración se habían privilegiado aspectos que garantizaran el orden mediante el ejercicio de un fuerte poder presidencial en una República unitaria y centralizadora. Por lo mismo, se habían

14. El Ferrocarril, No. 285, 30-IX-1887, p. 1137.

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dejado de lado aspectos básicos que permitieran la libre expresión, la libertad del sufragio ó, lo que es lo mismo: la participación popular.

La Constitución así concebida y aplicada se había convertido en factor de disolución más que de unión y ya había producido las primeras reacciones contrarias, las cuales se incrementaron a partir de diciembre de 1887, cuando el General Elíseo Payán asumió la presi-dencia de la República, dejando como encargado de la gobernación del departamento del Cauca al liberal independiente Aquilino Aparicio, su secretario de gobierno. La posesión de Payán señaló el inicio del período conocido como «La Payanización». Eliseo Payán había sido siempre caracterizado partidario de la conciliación nacional. Consideraba que la plena vigencia de la constitución sólo se lograría mediante el concurso de todos los colombianos, y estaba seguro de que todos concurrirían a la reconstrucción del país.

Para su segunda posesión Payán estaba convencido de que la plena vigencia de la Constitución no se lograría sino se expedían las Leyes que hacían falta. Consecuente con esto citó al Congreso, lo que también significaba llamar a elecciones. Además, decretó la libertad de imprenta con base al artículo 42 de la Constitución, lo que motivó la renuncia del Ministro de Defensa Felipe Angulo. Pero el decreto más importante dictado por Payán y que expresa más claramente el cumplimiento de sus ideas acerca de la conciliación nacional, fue el de primero de enero de 1888 «sobre indulto», cuyo artículo decía:

Artículo primero: Concedo indulto a todos los ciudadanos que por orden del gobierno permanezcan retenidos fuera del país por motivo de orden público. Artículo segundo: Concedo igualmente indulto a todos los individuos que han sido sentenciados por consejos de guerra, por motivos políticos, dándose cuenta de la disposición de este artículo al Consejo Legislativo para su aprobación o improbación»16.

Lo que esta última noticia produjo en el Cauca lo resume Eustaquio Palacios:

«Esta noticia ha producido temores y esperanzas. Temores en unos, de que se deshaga lo que el señor General Payán hizo con

15 . El Ferrocarril, No. 301, 20-1-1888, p. 1202. 16. El Ferrocarril, No. 305, 20-1-1888, p. 1217.

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relación a la Ley de elecciones, la libertad de imprentayal indulto de los recientes expatriados; las esperanzas de los otros consiste en que creen que ciertamente se hará eso». [Yagregaba]: «Los tres decretos aludidos están basados sobre fundamentos sólidos: Son todos ellos constitucionales»17.

Reiterando su compromiso en la lucha por la plena vigencia de la Constitución y señalando la desconfianza que producía el gobierno provisorio que se había formado, y que ocultaba en su fondo abusos de poder decía:

«La República esta en paz: Es, pues ineludible el poner en vigencia la Constitución. Esta dispone que el congreso se reúna el 20 de julio. Pero si no se diera inmediatamente la Ley de elecciones sería preciso esperar hasta el año entrante para la reunión de ese congreso, y entretanto la nación seguiría gobernada provisorial-mente; pero ese gobierno provisorio va ya largo, y a todos nos gusta vivir bajo un régimen conocido: Esto no es cuestión de partidos; el poseer una Constitución que a todos obligue, gobernantes y gobernados, es un consuelo, es una garantía para todos. Y como por muchos que sean los gobernantes ó empleados públicos, el número de los gobernados es millares de veces mayor, importa a la gran mayoría de los colombianos que esa Constitución se ponga en vigor en todas sus partes, porque en ella están los únicos derechos, las únicas garantías que podemos reclamar en nuestro favor para escudarnos contra las arbitrariedades posibles del gobierno mismo.

En la Constitución están las atribuciones de los gobernantes y los derechos de los gobernados. Todos los artículos que hay en ella a favor de los gobernantes, todos se han venido cumpliendo sucesivamente sin faltar uno; y los artículos favorables a la gran masa de los ciudadanos, a los gobernados, no se habrán de cumplir? el cumplimiento de esos artículos primeros se efectúan inmediatamente; y para el cumplimiento de los segundos es preciso esperar a plazos largos? «La Constitución se expidió el 7 de agosto de 1886: Hace año y medio; ha pasado el tiempo suficiente para preparar su planteamiento; ahora todospedimos que seponga íntegramente en vigor; esto a todos interesa,, sean vencedores o vencidos, porque ella no sólo a los vencidos obliga, ni basta pertenecer al partido vencedor para creerse colocado sobre ella. Cuando la Constitución está suspendida el país permanece en

17. Idem.

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estado de asamblea;y ese estado es aterrador para los gobernados por que nada hay que los defienda contra los abusos del poder, nada tiene que alegar en su favor, a nadie pueden apelar en solicitud de amparo »18

Reiteró, además, la exigencia de que Núñez continuara la obra de Payán, puesto que «...los dichos decretos no contrarían la política del doctor Núñez y que ni siquiera pueden lastimar su amor propio».

El intento de ejercer el poder mediante la Constitución Nacional señaló el ocaso de Payán, pues, fue sustituido en la gobernación del Cauca y derogado su nombramiento de vicepresidente. En su reemplazo se nombró a Juan de Dios Ulloa para la gobernación del Cauca. Ulloa era el jefe del liberalismo independiente caucano después de Payán y su compromiso Regenerador no suscitaba duda alguna. En la vicepresi-dencia de la República se nombraron dos conservadores como sustitutos: Miguel Antonio Caro y Jorge Holguín. La supervivencia de la regene-ración quedó asegurada así en los «presidentes de mano dura y de di visa azul».

Así desapareció de la vida política el último caudillo liberal, y tal vez el más civilista. El hombre que política y militarmente había asegurado la Regeneración en Colombia. Con él el Partido Liberal Independiente desapareció de la escena política nacional, pues quedó convertido en un oscuro apéndice del Partido Nacional, y el Cauca perdió el protago-nismo político que lo había caracterizado durante todo el siglo XIX.

18. Idem.

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ACTIVIDADES Y EVALUACION

Realice un ensayo comparativo sobre el Valle durante el Federalismo y durante la regeneración.

Tenga en cuenta:

Los cambios institucionales en la organización del Estado colombiano.

Las diferencias entre las organizaciones partidistas.

El estado de la economía entre uno y otro período.

Para esto utilice: a.- La información contenida en la presente unidad y la anterior. b.- Bibliografía que se cita en las notas y la que le indique su profesor. c.- Las bibliotecas a su alcance.

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GENERAL JOSE MARIA OBANDO, procer de la Independencia, y dos veces Presidente de la República

UNIDAD 8

DESARROLLO ECONOMICO Y CONSOLIDACION POLITICA DEL VALLE DEL CAUCA 1880 - 1910 1

INTRODUCCION

Humberto Velez Profesor Universidad del Valle

El Cali de 1886 -con sus paradojas y agudas contradicciones sociales- no era en el siglo XIX sino un «villorrio» con graves y permanentes problemas para abastecer a sus diez u once mil habitantes; por otra parte y también para el mismo siglo, toda suerte de calamidades naturales y de miserias humanas parecía pesar sobre la hoy modernizada región vallecaucana. Así veía, por ejemplo, un publicista caleño a su comarca en 1887:

«esta región por su posición geográfica, por su fecundidad y por su clima benigno debería estar habitada por los seres más felices de la tierra, al paso que es cierto que la hacen infeliz guerras desastrosas, malos gobiernos, langosta devoradora, pestes en los animales, falta absoluta de dinero, escasez de víveres hasta el punto de haber hambre, diversas enfermedades epidémicas en la gente, inviernos crudos que causan cuantiosas pérdidas en animales y plantaciones, y sobre todo, una nube de especuladores desalmados que acaparan los pocos víveres que se dan a la venta, que aumenta el malestar de infinitas familias pobres, que tienen que comprar a esos desalmados a subidísimos

1 . Colaboración del Profesor Humberto Vélez. Departamento de Historia, Universidad del Valle.

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precios una ración de hambre»2. No obstante tan sombrío cuadro, tanto Cali como el Valle del Cauca

experimentaron durante las dos últimas décadas del siglo XIX, impor-tantes cambios económicos, demográficos y políticos, que, aunque no fueron el resultado de políticas específicas de la Regeneración, si se produjeron en el contexto de su proyecto de centralización política; fue la época en la que el Valle geográfico comenzó a configurarse como región económico-política -el correlato institucional como departa-mento solamente vendría en 1910- paralelamente con el proceso de desintegración territorial del Cauca Grande. Al oficializarse la definitiva disolución del antiguo y conflictivo Estado Soberano diría muy gráficamente el poeta Guillermo Valencia: «nos quitaron el potrero y nos dejaron la casa de la hacienda con el mangón de los terneros»3; y más explicativamente señalaría más tarde don Diego Castrillón al hacer referencia a un acontecimiento que golpeó tan fuertemente a los popayanejos: «1905, cuando se nos redujo a un cerco de Cordilleras inexplotadas»4.

Desde la década de 1870 comerciantes, hacendados y políticos vallecaucanos habían venido fincando en la obra del ferrocarril Cali-Buenaventura todas sus esperanzas de salvación económica como si se tratase de una especie de demiurgo, que redimiría mágicamente a la subregión: entonces, con la ejecución del proyecto, la agricultura vallecaucana comenzaría a transformarse aceleradamente, jalonada por los dinamismos provenientes del comercio exterior; pero, más allá de estas expectativas, las fuerzas del cambio provinieron, más bien, desde los asentamientos humanos creados con las colonizaciones del sur de Antioquia y de la Hoya del Quindío. Con sus mitos y verdades es éste un nuevo reencuentro con la colonización antioqueña.

Rastrear estos cambios en la subregión vallecaucana constituye el objetivo específico de la presente unidad.

2 . «La PrensaCali, 18 de diciembre de 1887. 3 . Citado por Lemaitre, Eduardo: Reyes el Reconstructor, Bogotá, 1958. 4 . Castrillón, Diego: Popayán, de la colonia al subdesarroilo, Popayán, Editorial

Universitaria, 1970.

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* * *

Esta unidad está diseñada para que usted la desarrolle así:

1. Lectura previa (2 horas) 2. Exposición por parte del profesor, discusión con los estudiantes y preparación de actividades (3 horas) 3. Actividades desescolarizadas (4 horas) 4. Discusión de las actividades y evaluación de la Unidad (2 horas)

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Al finalizar la unidad usted estará en capacidad de :

1. Entender los proyectos políticos que se desarrollaron en el Valle del Cauca desde finales del siglo XIX.

2. Explicar la relación entre los desarrollos económicos y los proyectos políticos.

3. Identificar los factores que fortalecieron al Valle del Cauca en sus aspiraciones autonomistas.

4. Reconocer el impacto de los nuevos medios de comunicación en la consolidación regional.

ACTIVIDADES PARA ALCANZAR LOS OBJETIVOS

1. Estudie el texto que se presenta en esta unidad. 2. Desarrolle las actividades que se indican al final de la unidad. 3. Tome nota de los conceptos, razonamientos y procesos que no

comprenda suficientemente y discútalos con su profesor.

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1. LA CRISIS DEL RADICALISMO CAUCANO Y EL SURGIMIENTO DE LOS INDEPENDIENTES

En una coyuntura coincidente con la crisis del ciclo tabacalero, con las dificultades para acomodar y regularizar un nuevo producto en el comercio exterior y con la aguda depresión económica de la subregión afloraron en el Valle del Cauca -concretamente en Palmira y Cali- las primeras expresiones orgánicas sobre la crisis ideológica y política del radicalismo caucano.

Los más importantes distanciamientos empezaron a producirse en materia de ideología económica con la creación en Palmira, en 1874, del periódico «El Telégrafo» por un grupo de empresarios de la ciudad, entre los que se destacan Juan de Dios Restrepo y Santiago Eder, cuyos planteamientos centrales se referían a la necesidad de definir las relaciones con el Estado Central, de lograr la pacificación política y de embarcarse en un ambicioso programa de cohstrucción de obras públicas en el que el desarrollo de las comunidades ocupaba un primer lugar.

Por otra vía, y sin que necesariamente tuviese una relación directa con los empresarios palmiranos, un grupo de políticos caleños -conformado por el General David Peña, Belisario Zamorano, Antonio Wiesner y Juan de Dios Ulloa- fundó en Cali, también en 1874, el periódico «La unión liberal» en el que además de planteamientos cercanos ai pensamiento de los fundadores de «El Telégrafo», se introdujo la polémica sobre el tratamiento dado por el radicalismo a la Iglesia Católica, «de la cual siempre hablaremos con el mayor respeto que podamos, pues entre la religión y la libertad no hay antagonismo»5.

5 . La Unión Liberal, No.l Cali, 1 de abril de 1874.

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Aunque en ese momento no hubiese una relación directa entre los comerciantes palmiranos y los políticos caleños, estas primeras aproxi-maciones ideológicas estaban tocando, sin embargo, las bases mismas de «la autonomía relativa» del Cauca Grande en cuanto región política y precisamente en materias altamente cuestionadoras del estatuto político del Estado Soberano: redefinición de las relaciones con el Estado Central y establecimiento de un nuevo estilo de tratamiento de la Iglesia Católica, institución que, tanto para los independientes como para el pensamiento conservador, constituía una fuerza necesaria en todo proyecto que se plantease el problema de la unidad nacional.

En 1876 tanto «El Telégrafo» como «La Unión Liberal» apoyaron la candidatura de Rafael Núñez para la Presidencia de la Unión en abierta disidencia con candidato oficial del radicalismo, Aquileo Parra. En 1878, con la creación del periódico El Ferrocarril, fundado para publicitar y fomentar la construcción del camino ferrocarrilero entre Cali y Buenaventura, los dos citados grupos adquirieron un órgano de expresión no oficioso, lo que les permitió avanzar en sus definiciones ideológicas y políticas. Había nacido, entonces, el independentismo caucano.

El nuevo círculo liberal tuvo significativa importancia en el Cauca en general, pero muy particularmente en la ciudad de Cali cuyo cabildo controló durante la década 1876-1886. En 1879, por ejemplo, la Municipalidad caleña celebró con efusividad el tempranero triunfo de la Regeneración en el Cauca con la victoria del independiente Elíseo Payán sobre las fuerzas radicales en las orillas del río Amaime, más tarde bautizado por don Juan de Dios UHoa como «El Jordán de la Regeneración»6; por otra parte y una vez posesionado Núñez como Presidente de la Unión, la Corporación edilicia caleña le remitió una emotiva felicitación por «su sublime, patriótico y bien significativo discurso que con tanto acierto pronunció ai encargarse de ese puesto, que los pueblos por su acto espontáneo y de justicia le han asignado, basados en la esperanza de que hará efectivos los grandiosos principios de la Regeneración Social»7. Al darle respuesta a una nueva moción de felicitación les dijo Núñez a los ediles caleños: «nada más satisfac-

6 . La Prensa, Cali 5 de enero de 1880. 7 . A.H.M.C. «Actas de la Municipalidad»,T. 472, F.51,4 de mayo de 1880.

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torio para mí que la persistencia con que ella -se estaba refiriendo a la Municipalidad- me ha venido demostrando sus simpatías a través de los años en tantas vicisitudes ocurridas en el movimiento de nuestra agitada vida política»8; finalmente, al terminar su primer período presidencial, la Municipalidad caleña le reiteró que se había hecho acreedor a «la gratitud de los pueblos por haber respondido al programa del discurso inaugural salvando las instituciones»9. D adas tantas manifestaciones de adhesión a la Regeneración y a su máximo líder no es extraño, entonces, que los ediles caleños hubiesen aspirado en 1885 a presentar a la ciudad de Cali como posible sede del consejo Nacional de Delegatarios, que expediría la Constitución de 1886; les respondería, entonces, el señor Ulloa en calidad de Secretario de Gobierno del Cauca: «ciertamente en Cali es, donde debe reunirse la Convención porque allí gozarán los convencionistas de toda clase de garantías para sus deliberaciones y podrán reconstruir de la manera más conveniente esta República. Es en el Cauca donde mayor aceptación han tenido los principios de regeneración social y política y justo es Cali sea la inspiradora de nuestros futuros ideales políticos»10

2. EL PROGRAMA DE LOS INDEPENDIENTES O UNA IDEOLOGIA DE LAS COMUNICACIONES

En el proceso de construcción de su programa los independientes colocaron en el impulso a las obras públicas, a las comunicaciones y al transporte un énfasis muy especial privilegiando en su propuesta a la subregión vallecaucana, sobre todo en lo referente a la construcción del ferrocarril Cali-Buenaventura: había que desembotellar al Valle ahogado entre cordilleras intransitables y urgido de oxigenación económica a partir de los vientos provenientes del exterior. La necesidad comuni-cativa con el mundo externo se convirtió, entonces, para los vallecau-canos en una ideología tan fuerte que todo avance en esa materia era efusivamente saludado como el madrugador pregonero de un cercano y generalizado cambio en la vida económica, social y mental de la

8. A.H.M.C. «Actas de la Municipalidad», T.472, F.73, Enero 1, 1881; T. 163, F. 150; 20 de enero de 1881.

9 . A.H.M.C. «Actas de la Municipalidad», T.472, F.167, 22 de diciembre , 1881. 10 . A.H.M.C. «Actas de la Municipalidad», T.165, F.69, 27 de julio 1885.

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subregión. Con gran sentido de la realidad señaló por ejemplo, un editorialista de La Prensa de Cali al comentar en 1887 la inauguración de la navegación a vapor por el rio Cauca: «este acontecimiento que sólo tendría escasa importancia o pasaría desapercibido en comarcas de expedita comunicación con el mar es, sin embargo, trascendental para el Valle del Cauca»11.

Para Eustaquio Palacios, por otra parte, la construcción del ferro-carril era una especie de demiurgo que no solamente revolucionaría la economía sino que, además, trastocaría las mismas relaciones sociales, pues traería «la solidez de la instrucción, la moderación en las cues-tiones de partido, la tolerancia práctica por las ideas ajenas»12.

Sobre la base de esta ideología de las comunicaciones el nuevo círculo liberal fue redefiniendo sus concepciones políticas montán-dolas sobre dos puntos centrales: por una parte, la pacificación política -incluida la paz con la Iglesia Católica-, lo que se mostraba como prioritario en un Estado en que los permanentes transtornos del orden público con expresiones armadas (1860-1863, 1865, 1876-1877 y 1879) habían hecho inofensivos todos los esfuerzos por impulsar el progreso económico; por otra parte, la necesidad de redefinir las relaciones con el Estado central en términos a posibilitar su intervención en la vida económica de las regiones, lo que, bajo la óptica purista de las concepciones de los radicales, constituía un auténtico cisma ideoló-gico. Según la lógica general de la nueva ideología de los indepen-dientes caucanos, para la construcción del ferrocarril como obra prioritaria se necesitaba alcanzar la paz política, pero para garantizar esta última asegurando, al mismo tiempo, el financiamiento del proyecto ferrocarrilero había que redefinir las formas de la relación con el Estado Central.

Pero esta ideología de las comunicaciones se había enhebrado a partir de una historia de seculares esfuerzos de la ciudad de Cali por acceder al mar.

11 . La Prensa, Cali, 16 de diciembre de 1887. 12. El Ferrocarril, Calí, 14 de febrero de 1878.

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2.1 CALI Y LA SALIDA AL MAR PACIFICO Cali nació marcada por una vocación de Puerto Marítimo, pues en

buena medida hasta el Siglo XIX la historia de la ciudad fue la historia de sus periódicos y desesperados esfuerzos por encontrarle a la subregión una salida al mundo exterior por la vía del Océano Pacífico.

En 1564,1582 y 1584 se hicieron los primeros esfuerzos orgánicos por acceder al mar; en 1602,1651 y 1715 se repitieron los intentos con un éxito relativo en el último año, aunque las comunicaciones continua-ron siendo muy precarias y altamente riesgosas para los viajeros.

Con la Primera República del siglo XIX se inició una nueva cadena en reiterados esfuerzos acompañados por los correspondientes fraca-sos: Bolívar en 1829, el General Eugenio Borrero en 1839 con mano de obra presidiaría y el General Tomás Cipriano de Mosquera en 1854 con la fundación de la ambiciosa Empresa del Camino, estuvieron nuevamente presentes en la iniciativa sin que se presentasen mayores progresos; en 1863 los Convencionista de Rionegro se comprome-tieron en el Proyecto al autorizar la contratación de un empréstito externo, que le permitiese al Estado suscribir acciones en la Empresa del General Mosquera. Conseguido el empréstito en Londres, por fin en 1872 el titánico y secular esfuerzo llegó hasta la localidad de Córdoba, el mismo sitio al que accedería diez años después -pero desde Buenaventura hacia Cali- la obra del ferrocarril13.

Realmente difíciles eran, pues, las comunicaciones en la subregión vallecaucana aún bien entrado el siglo XIX: al oriente y occidente altísimas cordilleras, auténticas barreras naturales a un contacto media-namente aceptable con el mundo interno y externo; para el que intentase entrar al Valle por el camino del Quindío le esperaban nueve días de peligroso y agitado viaje a lomo de muía; por otra parte, los viajeros que desde Cali pretendiesen llegar al Pacífico, debían estar con el cuerpo y el espíritu dispuestos para tres días de engorroso ascenso hasta el poblado de Juntas para entrar luego a enfrentar, durante otros tres días, la muy riesgosa navegación por los rápidos del rio Dagua; si de comunicarse con Popayán se trataba se requería otra dura

13. Sobre el camino Cali-Buenaventura, ver, Gómez, PiedacfcZs/camino de Buenaventura * Cali, 1979, inédito; Tamayo Eneyda:«¿os caminos coloniales en el Valle del Cauca», Cali, 1980, inédito.

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jornada de tres días de duración; finalmente, no menos riesgoso y difícil era el tráfico por el Valle geográfico en donde le esperaban al viajero caminos en pésimo estado, tumultuosos ríos así como extensos pantanos selváticos.

La obra ferrocarrilera -la gran esperanza de redención económica para los vallecaucanos- terminó por convertirse en el puente, hacia el exterior, de la economía cafetera instaurada en el sur de Antioquia y en la Hoya del Quindío.

En 1872 el Presidente Murillo había celebrado un contrato -pomposo, esperanzador pero incumplido- con la también pomposa «The Cauca Valley Minning and Construction Company» para la construcción del ferrocarril Cali-Buenaventura; y no obstante las ventajas otorgadas al capital extranjero igual suerte corrió el contrato firmado por la nación con Mr. Ross. La historia de éstos y posteriores contratos se encuentra recogida, con frecuencia bastante ordenada, en las páginas editoriales de «El Ferrocarril».

Para la segunda parte de la década de 1870 el país estaba haciendo enormes esfuerzos por acercarse a sus dos mares por la vía ferrocarrilera esperanzado como estaba por acomodar y regularizar un nuevo producto -sustituto del tabaco- en el comercio exterior. En materia de estos esfuerzos hay que rescatar, por ejemplo, las experiencias frustradas del Cauca Grande con la quina y el añil14; por otra parte, en el Cauca también se fincaron grandes esperanzas en el cacao y en la caña de azúcar en cuanto posibles productos básicos de exportación15. En este contexto vino, entonces, la obra de Cisneros, quien en 1882 entregó los primeros veinte kilómetros de un trabajo contratado en 1878 bajo la Presidencia del independiente caucano Julián Trujillo; en ese momen-to, bajo el júbilo generalizado de los vallecaucanos, se encontraron las muías provenientes de Cali con la locomotora que rugía desde Buenaventura.

En los últimos quince años del Siglo XIX continuó el drama alrededor de la obra ferrocarrilera, pues a las dificultades técnicas y financieras se sumaron las guerras civiles de 1885,1895 y 1899 para

14. Ocampo, José An\on\o:«Colombiay la economía mundial1830-191 'Bogotá 1984, pp. 255-294, 359-368.

15. "Elferrocarril". Cali, 14 de febrero de 1878.

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torpedear los contratos realizados. Después de la fracasada experiencia con el Conde Goussecourt, en 1890 se hizo un contrato altamente revelador de los nuevos senderos por los que había empezado a transitar la agricultura vallecaucana: ahora se trataba de llevar la vía férrea hasta Manizales. Pero ejecutada la construcción de un nuevo tramo, el contrato fue transferido a una compañía americana, pero dificultades de finan ciación así como la guerra civil de 1895 obligaron a otra rutinaria rescisión. Para ejecutar tareas de reconstrucción y continuar la obra, en 1897 se contrató a los señores Ignacio Muñoz y Victor Borrero quienes no lograban sobrepasar la inpenetrable barrera política de la guerra de los Mil Días. Hacia 1905 -comienzos del modernizante gobierno de Reyes- la sociedad vallecaucana había experimentado importantes cambios económicos, demográficos y políticos; por otra parte, la terminación de la obra del ferrocarril había dejado de ser la única esperanza de redención económica para los comerciantes y políticos vallecaucanos para convertirse, más bien, en la máxima urgencia para la economía cafetera instaurada en el sur de Antioquia y en la Hoya del Quindío. Después de muchas dificultades el ferrocarril llegó en 1909 a la Cordillera Occidental en la Cresta del Gallo; y en 1915 la locomotora trepidó por las calles de Cali solicitando vía hacia Pereira y Manizales.

En este momento de la exposición se hace necesario regresar a la segunda parte de la década de 1870 para entrar a escarbar en algunas de las fuerzas sociales, que parecieron tener significativa incidencia en los cambios experimentados por la sociedad vallecaucana durante las últimas dos décadas del Siglo XIX.

EL VALLE DEL CAUCA COMIENZA A TRANSFORMARSE

Entre los muchos cambios que comenzaron a producirse en la subregión vallecaucana, y en la ciudad de Cali como su centro más importante, merecen destacarse los relacionados con las concepciones y prácticas políticas, con las comunicaciones y con la agricultura.

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3.1 UN CAMBIO EN LAS CONCEPCIONES POLÍTICAS El círculo liberal independiente del Cauca con su ideología de las

comunicaciones, e independientemente de su posterior evolución, se constituyó en una fuerza innovadora en materia de las concepciones y prácticas políticas.

En primer lugar, sus énfasis iniciales en la necesidad de construir un programa posibilitaron que éste, progresiva y quizás muy impercep-tiblemente, entrara a hacer parte del conjunto de factores configu-rativos de la identidad y cohesión partidistas; aunque en Colombia, en las décadas posteriores, la elaboración programática nunca se consti-tuiría en una fuerza determinante de las conformaciones partidistas, sin embargo, su presencia en el marco político de los sucesos de la década de 1870, se convirtió en un fenómeno importante; en primer lugar por su radical contraste con los patrones predominantes según los cuales las opciones partidistas se encontraban determinadas, en grado muy elevado, por la adhesión personal a un caudillo; y en segundo lugar, por su alejamiento de la otra constante en la génesis, desarrollo y funcio-namiento de las ideologías partidistas en el país, según la cual estas se enhebraban casi exclusivamente alrededor de discursos del país y de las regiones.

3.2 LOS PROGRESOS EN LAS COMUNICACIONES Para enfrentar las reales dificultades comunicativas dentro de la

subregión vallecaucana, hubo notables esfuerzos por superarlas, sobre todo a partir de las urgencias más apremiantes de la ciudad de Cali.

A este respecto hay múltiples indicaciones: a finales de 1869, y como resultado de los acuerdos entre los cabildantes de Cali y de Palmira, se inició la construcción del camino entre las dos ciudades bajo la supervisión de Robert Blake White; el 11 de febrero de 1873 Cali quedó telegráficamente comunicada con Manizales y Bogotá: como «esa sorprendente maravilla del siglo» había caracterizado el telégrafo un periódico caleño en 187416; por otra parte, la apertura de la vía a Pavas y Papagalleros así como la remodelacióñ del camino a Navarro y de la vía a Jamundí mejoraron ostensiblemente las comunicaciones subregionales; además como ya se vio, en 1872 se

16. "La Unión Liberar, Cali, 1 de abril de 1874.

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inauguró un largo tramo caminero hacia Buenaventura y en 1882 se inauguraron los primeros veinte kilómetros de ferrocarril, obras que, no obstante su orientación dominante hacia el exterior, indirectamente tuvieron importantes consecuencias positivas para las comunicaciones internas.

El primer gobernador regenerador para el Departamento del Cauca -Don Juan de Dios Ulloa- resultó altamente congruente con las expec-tativas sobre el desarrollo de las comunicaciones en el Cauca en general y en Valle en particular. Aunque ya en 1883 se había formado en Cali una sociedad para impulsar la navegación a vapor por el río Cauca -entre sus miembros se destacan el propio Ulloa, Carlos H. Simmonds, Santiago María Eder, Carlos Greffenstein, Francisco J. Cisneros, Sinisterra Borrero y Cía., Angel María Borrero, Jaime Otero y Escobar y Cía.- solamente en 1887 se lanzó al agua el primer vapor; por otra parte, se abrieron y extendieron las líneas telegráficas a la par que se regularizaron y ampliaron los servicios de correos. Dentro del impulso general que se le dio al embrionario sistema de caminos del departamento, el Valle del Cauca logró avances significativos en las comunicaciones camineras con el mejoramiento del camino de Guanacas (vía al Tolima) y del camino de Belalcázar (vía a Antioquia por Supía)17.

Al finalizar el Siglo XIX el Valle del Cauca, en lo que a infraestructura de comunicaciones y de transporte se referia, estaba, pues, mínimamente preparado para enfrentar los cambios que se estaban gestando en su economía.

3.3 LA DINAMIZACIÓN DE LA AGRICULTURA Desde la guerra de 1860 múltiples habían sido los frenos a la

agricultura vallecaucana: a las señaladas dificultades de comunicación se agregaban los recurrentes transtornos del orden público con agudos efectos económicos sobre la subregión; por otra parte, la economía vallecaucana se había visto, además, permanentemente trastornada por los enfrentamientos de clase entre el campesinado negro y los hacen-dados más tradicionales. A todas estas circunstancias políticas habría que añadir la crónica y secular escasez de capitales para determinar la presencia de fenómenos como la depresión agrícola, las insuficiencias

17. "Registro OficialNo. 170, Popayán, 16 de marzo de 1888.

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en la oferta de mano de obra y el desbastecimiento casi generalizado. A este telón de fondo habría que agregar, para hacer aún más

nugatoria toda manifestación coyuntural de progreso económico, las calamidades naturales en cadena así como las epidemias recurrentes en hombres y animales. Una lectura rápida de las páginas de «El Ferroca-rril» arroja un cuadro dramático sobre las tragedias que estaban viviendo los vallecaucanos a finales del siglo XIX: para comenzar, más de mil personas murieron de viruela en Cali en 1881; no había terminado aún la guerra de 1876 cuando sobrevino la plaga de las langostas que, diez años después, no había podido ser controlada: de no haber sido por esta desvastadora plaga, que produjo hambruna en las franjas más pobres de la población, la producción cacaotera habría emergido más pujante18; la plaga de langostas se combinó con la desvastadora sequía de 1887 dándole un dramático marco a las inundaciones masivas de 1878-79 y de 1880-81; en este último año, poco antes de inaugurarse el primer trayecto del ferrocarril, Buenaventura fue destruido por un pavoroso incendio; finalmente, en 1887-88, precisamente cuando más se requería incrementar el hato ganadero, la economía vallecaucana se vio drásticamente golpeada con la muerte de 30.000 cabezas de ganado.

Es bueno recordar cómo los comerciantes, hacendados y políticos vallecaucanos habían esperado salir de su pertinaz estancamiento económico por la vía de la construcción de un ferrocarril que, según sus deseos, no sólo revolucionaría la producción, el comercio y la banca sino que, además, trastocaría las costumbres, las relaciones partidistas y hasta las formas de pensar, pues fue eso lo que manifestó Eustaquio Palacios en el Editorial de inauguración del periódico ferrocarrilero el 14 de febrero de 1878. Esos eran los deseos y expectativas; pero, ¿cuál fue el movimiento real?

Hacia mediados de la década de 1880 comenzaron a sentirse en la economía vallecaucana los primeros síntomas de un incipiente aunque importante cambio. Eran los años en los que los nuevos signos de la economía colombiana -después de los fracasos por acomodar y regularizar un nuevo producto en el comercio exterior- comenzaban a vislumbrarse en la producción cafetera la que, al desplazarse al occidente

18. "Correo del Pacífico Cali, 29 de agosto de 1886.

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del país, estaba induciendo una acelerada transformación económica, demográfica y hasta mental en algunas regiones del país; para la última década del siglo XIX era eso precisamente lo que estaba sucediendo en el sur de Antioquia y en la Hoya del Quindío. En una región limítrofe con el Valle geográfico se estaba conformando, pues, una importantísima frontera cafetera.

Por otra parte, los poblados de cafetos habían dado lugar a impor-tantes núcleos urbanos, a villorrios y a fondas veredales con un comercio ajustado a los patrones de consumo de las nuevas poblacio-nes: entre los productos demandados sobresalían la panela, las mieles, el cacao y la carne de res. No es extraño, entonces, que un notable incremento en la producción de cacao y de panela -el Valle ya tenía una importante producción de ganado en sus mejores tierras- haya sido en la subregión vallecaucana la contrapartida a la producción cafetera en el sur de Antioquia y en la Hoya del Quindío.

Fue entonces cuando el Valle del Cauca, no obstante que ya existía una salida más expedita al Pacífico con la inauguración de los primeros trayectos del ferrocarril, comenzó a formarse una importante agricul-tura comercial a partir de la demanda proveniente de las colonizaciones establecidas en el sur de Antioquia y en la Hoya del Quindío.

Con sus mitos y verdades éste es un nuevo encuentro con la manoseada colonización antioqueña en el sur de ese departamento y con otras corrientes colonizadoras que llegaron a la hoya quindiana.

Hacia el año de 1889 la prensa caleña se quejaba por el desajuste existente entre la capacidad de transporte de los trenes y la producción efectiva del Valle del Cauca: «Para la actual producción agrícola del Valle, se decía en un Editorial de «El Ferrocarril», basta y sobra con la recua de muías; para abastecer los trenes del ferrocarril, se necesita una producción cien veces mayor»; para cerrar esta brecha el editorialista propuso la explotación a gran escala de la caña de azúcar, la que «bastaría para dar carga permanente al ferrocarril»19. Pero, la brecha no pudo cerrarse en ese momento con la producción azucarera, aunque la agricultura vallecaucana sí se estaba ajustando para atender a la demanda proveniente de los cafeteros, que serían, en realidad, los que darían carga a los trenes en las décadas venideras.

19. «El Ferrocarril», Cali, 15 de agosto de 1889.

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El conjunto de estas situaciones se sintió particularmente en la ciudad de Cali en cuanto epicentro de la subregión vallecaucana.

Al occidente de la ciudad los baldíos que anteriormente habían sido una frontera minera, se convirtieron en una frontera demográfica y comercial, que abastecía los poblados del Valle, quindío y hasta a Antioquia20; por otra parte, la inauguración del ferrocarril fue estimu-lando el comercio con lo que Cali comenzó a transformar su fisonomía. En el campo de la banca aunque las entidades crediticias no respon-dieron en forma rápida y oportuna a los cambios que se estaban produciendo -quizás por la reciente implantación del papel moneda de curso forzoso que ataba las economías locales al raquítico tesoro nacional- se creó una Agencia del Banco Nacional, además de la ya existente del Banco del Cauca, mientras un grupo de comerciantes le reiteraba al Gobernador Ulloa la solicitud de creación de una Agencia del Banco del Estado, pues «nos permitimos llamar la atención a Usía hacia la completa carencia de metálico circulante para atender las transacciones en el Departamento»21. En materia educativa, además, se hicieron importantes innovaciones con la creación del «Liceo Comercial», el que, según reconocimiento público de los comerciantes caleños, cumplía «la encomienda labor de formación de buenos dependientes en cualquier casa comercial»22.

El movimiento demográfico también permite rastrear los cambios que se estaban produciendo: durante el período 1870-1912 la población urbana de Cali se duplicó al pasar de 12.742 a 27.747 habitantes cuando en la primera parte del siglo XIX había oscilado alrededor de los once mil habitantes; pero en el área bajo la jurisdicción de la ciudad (rural se diría hoy) el incremento absoluto fue más significativo al pasarse de 18.614 a 48.582 habitantes, lo que puede explicarse por el acelerado crecimiento de una población campesina independiente, conformada tanto por pequeños productores como por grupos de buscadores de tierras para el establecimiento de nuevos asentamientos.

Al finalizar el siglo XIX la agricultura vallecaucana había comen-zado, pues, a ajustarse no tanto para proporcionar «carga a los trenes»

20 . Hyland, Richard: «Economía y sociedad en el Valle del Cauca, el crédito y la economía», T.IV, Biblioteca Banco Popular, p. 24.

21 . «El Ferrocarril», Cali, 19 de diciembre de 1887. 22 . «Et Ferrocarril*, Cali, 5 de agosto de 1887.

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sino, más bien, para atender la demanda que se estaba originando en la nueva frontera cafetera, que sería la que en definitiva proporcionaría «voluminosa carga» al futuro ferrocarril del Pacífico. Esto no obstante, en el Valle Geográfico se había iniciado un proceso de creación de condiciones de infraestructura, de acumulación de capitales y de formación de mano de obra disponible necesarias todas ellas para la posterior transformación capitalista de la agricultura vallecaucana.

EL VALLE Y EL CAUCA GRANDE

En 1886 la Regeneración, en cuanto obra de centralización política, había sido una empresa inconclusa al no lograr la desintegra-ción territorial de los más conflictivos y poderosos émulos del Estado Central, como eran los Estados de Antioquia y Cauca. Había sido precisamente el ingenio político de Núñez el que, más por comprensión del momento que por pensamiento y deseo, había aconsejado hacer concesiones en cuanto a los grados deseados de fortalecimiento del Estado Central con tal de salvar el Proyecto Regenerador de su conjunto. En 1886 el problema fue dejado en términos de un cambio de denominación -Departamento en vez de Estado- y de una definición de criterios constitucionales para la creación de nuevas entidades departa-mentales, cuya rigidez normativa no hacía más que reflejar la fuerte oposición a todo proyecto de desintegración territorial. En 1889, bajo la Presidencia de Carlos Holguín, se presentó al Congreso un Proyecto de Reforma constitucional orientado a flexibilizar los criterios para la creación de nuevos departamentos; ante la polvareda levantada, nuevamente Núñez aconsejó la prudencia, que creía necesaria para neutralizar la abierta oposición a la iniciativa, entre otros, por parte del máximo líder de la Regeneración en el Cauca, don Juan de Dios Ulloa, quien había declarado: «los pueblos no se avienen con el centralismo excesivo y si hemos aceptado el centralismo que da unidad y dependen-cia del centro, no aceptamos el que se descomponga al departamento como lo quieren las conveniencias eleccionarias»23. Esto no obstante, en muchas de las subregiones del Cauca Grande (el Valle Geográfico entre ellas), el proyecto de Holguín gozaba de amplia simpatía, pero el

23 . «Carta de Juan de Dios Ulloa a Marceliano Vélez», Popayán, mayo 6 de 1889.

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antiguo y conflictivo Estado todavía subsistía como región política con capacidad para amenazar con la desobediencia al Estado central, encontrado los recursos de su relativo poder en su significación política en cuanto a uno de los primeros soportes del Proyecto Regenerador. Esto no obstante, cada día eran más visibles y agudos los desequilibrios subregionales dentro del departamento caucano; es por eso por lo que las decisiones tomadas durante el gobierno de Reyes (1904-1909) en materia de redistribuciones jurisdiccionales no fueron más que la oficialización de esas profundas diferencias subregionales. Con «el Quinquenio» se reforzó la tendencia de centralización política que, en 1886, no había logrado ser llevada hasta sus últimas consecuencias. En la aplicación del proyecto rey ista estuvieron presentes consideraciones, intereses y fuerzas de muy distintas naturaleza: a la necesida de salirse al paso tendencias separatistas -evidenciadas en el caso de Panamá- se añadía el hecho de que el Cauca Grande por sí mismo constituía una fuerza debilitadora de la acción del Estado Central; por otra parte, la muy creciente y visible importancia económica y política de subregiones, como el Valle del Cauca y el Quindío por ejemplo, exigían una definición institucional del Estado en relación con su estatuto administrativo. Pero, en materia de distribuciones territoriales a veces se fue muy lejos, como en 1908 cuando el país fue dividido en 34 departamentos: en el contexto de ese acto antitécnico el Valle geográfico apareció despedazado en los departamentos de Cali, Buga y Cartago, con lo que seguramente se pretendió atender a viejas rivalidades interlocales. Poco después, en agosto del mismo año, al suprimirse el departamento de Cartago, se anexaron a la Provincia de Robledo del Departamento de Manizales los municipios de Armenia, Calarcá, Filandia y Circacia, ese nuevo mundo quindiano hasta entonces adscrito al Cauca Grande.

En 1909 por la Ley 65 se retornó a los nueve departamentos, más el Departamento de Nariño, fijándose, además, criterios más funcio-nales para la creación de nuevas unidades departamentales. En este mismo año el cabildo de Cali aceptó la restauración del Cauca Grande, pero bajo la capitanía de la Sultana del Valle; a esta posición adhirieron los cabildos de Caloto, Pradera, Florida, Guacarí y Tuluá; y mientras los dirigentes bugueños mantenían sus pretenciones autonomistas, el

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cabildo de Palmira retornó a pensar en Popayán como capital. En ese contexto de oposiciones se produjo el Decreto 340 con el que se creó el departamento del Valle con Cali como capital.

Con esta medida se había oficializado la definitiva disolución territorial del Cauca, que, como diría más tarde don Diego Castrillón, había quedado reducida a «un cerco de cordilleras inexplotadas». Mientras el nuevo Departamento del Cauca se que daba en el siglo XIX colombiano con su problema agrario irresoluto, el Valle del Cauca, en cambio, bajo el liderato de Cali habla iniciado un proceso de creación de las condiciones de infraestructura, de acumulación de capital y de mano de obra disponible, cuyos desarrollos nos explicarían, décadas más adelante la transformación capitalista de su agricultura.

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UNIDAD 9

LAS RELACIONES LABORALES EN LA TRANSFORMACION DE LA HACIENDA

VALLECAUCANA EN INGENIO AZUCARERO INDUSTRIALIZADO

INTRODUCCION

Durante el período colonial y el Siglo XIX, la hacienda fue la unidad de producción que articuló eimprimió carácter tanto a la economía como a la sociedad vallecaucana situación que fue modificada por el surgimiento de unidades agroindustriales de producción en el Siglo XX, de las cuales la de mayor dinámica y significación social ha sido el ingenio azucarero.

A continuación usted examinará un escrito en el que se trata de mostrar los cambios en la distribucción de la tierra, en las relaciones de trabajo, y en el desarrollo comercial e industrial que dieron lugar a la transformación de la hacienda vallecaucana en el ingenio azucarero. También se esbozan las repercusiones que esta transformación tuvo en todos los acaeceres sociales.

Para esta unidad usted debe dedicar:

1. Lectura previa a las clases (2 horas) 2. Exposición por parte del profesor, discusión con los estudiantes y preparación de actividades (3 horas ) 3. Actividades desescolarizadas (4 horas) 4. Discusión de las actividades y evaluación de la unidad (2 horas)

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OBJETIVOS ESPECIFICOS

Al finalizar la unidad usted estará en capacidad de :

L Identificar los factores que participaron en la transformación de las haciendas en ingenios.

2. Reconocer procesos de cambio social inducidos por transfor-maciones en la tenencia de la tierra, las relaciones laborales y nuevos criterios de empresa.

3. Comprender como en el Valle del Cauca pudo realizarse una transición hacía el capitalismo sin mayores traumas para la estructura social pre-existente.

ACTIVIDADES

1. Estudie el texto que se presenta en esta unidad. 2. Desarrolle las actividades que se indican al final de la unidad. 3. Tome nota de los conceptos, razonamientos y procesos que no

comprenda suficientemente y discútalos con su profesor.

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LAS RELACIONES LABORALES EN LA TRANSFORMACION DE LA HACIENDA

VALLECAUCANA EN INGENIO AZUCARERO INDUSTRIALIZADO

> j Eduardo Mejía Prado Profesor Universidad del Valle Armando Moncayo Licenciado en Historia

5 Universidad del Valle

La hacienda en el valle geográficp del rio Cauca ha sido considerada por los historiadores como la unidad económica y social fundamental para entender el proceso histórico vivido por la región desde tiempos de la colonia. Sin embargo el cambio producido en la hacienda vallecaucana en su proceso hacia la formación del ingenio azucarero industrializado, no ha sido estudiado en forma detallada con base en información de archivos. La presente unidad pretende mostrar al lector, de manera suscinta, cómo ocurrió dicho proceso.

El historiador Germán Colmenares encontró tres elementos princi-pales en la economía de la región durante los Siglos XVII y XVIII minería, comercio y hacienda. Siendo la minería, en este esquema, el motor primordial de la actividad económica, aparece la hacienda como unidad complementaria. La hacienda abastece de productos agrope-cuarios a la mina y, a la vez, recibe de ésta el excedente en esclavos y metálico. En otros términos, la minería es el factor dominante en una economía donde el único producto de exportación es el oro por tanto,

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la producción agropecuaria está subordinada a la mina que es la que materializa las ganancias. Esa hacienda tradicional del período colonial estaba dedicada a la producción ganadera, complementada con pro-ductos de pan coger y cultivos en pequeña escala como plátano, cacao, tabaco. El cultivo de la caña de azúcar, y su procesamiento en los trapiches, existían en las mayorías de las haciendas pero dentro de unos niveles productivos muy bajos y sin un mercado estable para los subproductos como la panela, mieles y aguardiente. Ahora bien, según Colmenares, la hacienda más que unidad económica, es una unidad de poder social dentro de una sociedad para la cual la tierra representa la base material del prestigio social. La fuerza de trabajo empleada, tanto en la mina como en la hacienda, era en su gran mayoría esclava. Este tipo de producción agropecuaria continuaría, sin modificaciones impor-tantes, hasta comienzos del Siglo XIX.

En las primeras décadas del Siglo XIX se produjeron cambios en las estructuras sociales y económicas de la región. La historiadora Zamira Díaz en su estudio «Guerra y economía de las Haciendas» explica, con base en los archivos oficiales y la$ cuentas de las haciendas de aquella época, las transformaciones socio-económicas ocurridas entre los últimos años del Siglo XVIII y la primeras décadas del Siglo XIX. Dos elementos o factores, el uno económico y el otro político, se conjugaron para producir lo que ¡ría a ser la más grave crisis económica responsable del estancamiento secular del Valle del Cauca, del cual sólo se saldría en el Siglo XX.

La caída en la producción minera del Chocó, motor de la actividad económica de la región, y las guerras de independencia que tuvieron como escenario y soporte económico y humano a la hacienda, fueron los factores originales de la crisis. Como una de las formas para llegar a ser hombres libres los esclavos participaron en las guerras, producién-dose una escasez de la mano de obra en el campo; al mismo tiempo los hacendados, voluntariamente o no, colaboraron con dinero y productos agropecuarios agudizando la crisis hasta provocar el estancamiento en la economía hacendataria. Las constantes guerras civiles que sucedieron a lo largo del Siglo XIX y el embotellamiento geográfico de la región, sin salida carreteable o por ferrocarril al mar (Buenaventura) o al rio Magdalena, perpetuaron la crisis.

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El hacendado, ante la ausencia de liquidez y fuerza de trabajo, se vio obligado a arrendar tierra a hombres libres (seguramente esclavos manumitidos y mestizos), dando paso así a diferentes formas de colonato terrazguería y arrendatario que sin embargo, no lograron transformar en esencia la estructura agraria que seguía siendo domi-nada por la gran hacienda. El sistema de terrazguero implicó una nueva modalidad en la producción dentro de las haciendas: el terrazguero y su familia ocupaban una parcela que oscilaba entre una y seis plazas donde, además de servir de lugar para su vivienda, cultivaba productos de pancoger y un pequeño excedente para un mercado local. Por la ocupación de la parcela debía pagar una renta al hacendado consistente en trabajo en los terrenos de la hacienda, y/o en dinero y especies.

Debido a la ausencia de un mercado para los productos agrícolas el hacendado vallecaucano optó por disminuir la producción agrícola casi al nivel de subsistencia, dando paso a un incremento de la producción ganadera. La ganadería extensiva se convirtió en el modelo predilecto de la economía de la hacienda al ofrecer al hacendado un doble beneficio: por un lado, la venta de ganado a otras regiones (Cauca y Huila) generaba cierta rentabilidad con poca inversión en cuanto a la fuerza de trabajo, debido al sistema de terraje; por otra parte, la ganadería extensiva, por sus mismas características, permitiría tener un control sobre la tierra en una época en que el Estado y sus organismos de poder eran prácticamente inexistentes en las zonas rurales.

En la sociedad colonial, la institución del mayorazgo permitía la permanencia unitaria de una gran hacienda sobre la que pesaban múltiples derechos en manos del hijo varón mayor de la familia al ocurrir la muerte del hacendado. Cuando se instaura, a partir del triunfo patriota en las guerras de independencia, el régimen republicano en Colombia, esta institución es abolida. De hecho, si la república reconoce a todos los hombres con iguales derechos, el mayorazgo era incompatible por preferir al varón mayor de la familia para heredar la administración y posesión de los bienes del padre. Tenemos entonces que, para las décadas de 1830 y 1840 más o menos, los viejos propietarios coloniales, al morir, dejaban herencias que debían gozar todos los miembros de su prole en igualdad de condiciones en el reparto. Cada uno de ellos, ante la escasez de dinero, mano de obra y

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mercado para los productos de las haciendas, vendía derechos de tierra de acuerdo con la parte que le pertenecía por herencia. Es curioso observar, en los archivos notariales, un buen número de grandes haciendas coloniales convertidas durante el Siglo XIX en propiedad de varios dueños y sin una claridad en cuanto a los límites de cada lote. Estas grandes haciendas, así fragmentadas, eran conocidas como «terrenos indivisos». La solución legal para el problema de indivisos sólo será realidad en el Siglo XX cuando se comienzan a crear las condiciones sociales, políticas y económicas que permitieron el desarrollo capitalista en el campo del valle geográfico del rio Cauca.

La salida de la crisis y el estancamiento general de la región se logró en la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, este proceso comenzó desde mediados del siglo XIX: la reagrupación de antiguas haciendas coloniales en manos de una gran familia, la dedicación de las tierras de la hacienda para el cultivo de productos con cierto mercado en Europa y Estados Unidos y el cambio gradual y combinado en las formas de trabajo desde terrazguero hacia peones y obreros son los factores explicativos de la transición de la hacienda hacia el ingenio azucarero industrializado.

La llegada a la región de comerciantes extranjeros y antioqueños portadores de dinero con posibilidades de inversión y su unión por medio de compañías o empresas asociativas de capital y enlaces matrimoniales con familias vallecaucanas, de antiguos propietarios de haciendas, permitió la reagrupación de antiguos latifundios a partir de la compra de derechos en terrenos indivisos y compras de las «mejoras» hechas por los terrazgueros. El tipo de propiedad es diferente al de la propiedad hacendataria de la colonia: son empresas asociativas de capital que responde a los intereses de una o más familias de propietarios reconocidos como socios portadores de acciones.

Este sector, originario de la burguesía vallecaucana, logró consoli-darse como clase social y empresarial en la primera mitad del Siglo XX. En ese período crearon empresas y compañías de fomento comercial, financiero e industrial como la Compañía de Luz y Energía de Cali, el Banco Comercial, la Compañía Constructora del Acueducto y Alcantarillado de Palmira, Cámaras de Comercio, Sociedad de Agricul-tura del Valle del Cauca, etc. A mediados de este siglo, dicho sector

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empresarial azucarero dio origen a industrias diferentes a los ingenios. Capitales provenientes de la actividad azucarera fueron invertidos en diversas actividades industriales como lo muestran los casos de Industrias Metálicas de Palmira, Sociedad Comercial Tipográfica, Compañías de Aceites y Jabones S. A., Cervecería Los Andes, periódico «Occidente», Molino El Triunfo Ltda. y otros.

Paralelamente ante la existencia de un mercado externo para los productos de las haciendas en la segunda mitad del siglo XIX y los cambios socio-económicos que se estaban generando, en la región y en el país, los hacendados comerciantes dirigieron la producción de sus haciendas hacia cultivos con demanda en el mercado mundial. El tabaco, la quina, el añil, el café y el azúcar fueron los productos con los cuales se intentó la vinculación de la región con dicho mercado. Sólo bien entrado el siglo XX, el azúcar logró consolidarse a través de su exportación continua y sostenida, al igual que la construcción de un mercado interno por parte de los ingenios vallecaucanos. No obstante los otros productos fueron importantes en tanto que contribuyeron, en sus momentos de auge exportador, al ensanchamiento de las propie-dades, a la introducción de maquinaria agrícola e industrial y al mejoramiento material y financiero de las empresas propietarias de haciendas.

La fuerza de trabajo empleada en las haciendas vallecaucanas de la segunda mitad del Siglo XIX ya no era esclava ni negra, era jurídica-mente libre y étnicamente mestiza, parda y mulata. El proceso de liberación de los esclavos logró su objetivo final en 1851 con el decreto abolicionista; en cuanto al mestizaje, era un fenómeno social originario de la colonia pero su mayor expansión, en el val le geográfico del Cauca, se produjo a finales del Siglo XVIII y comienzos del XIX. La fuerza de trabajo fundamental utilizada en las haciendas de mediados del siglo pasado era el terrazguero. Este y su familia ocupaban una pequeña parcela, cedida por el hacendado, ubicada junto a los rios, al lado de los caminos, en los límites entre las haciendas o entre estas últimas y los caseríos formados por grupos de pequeños propietarios. Dicho sistema, empleado desde finales de la colonia en pequeña escala, so convirtió en práctica predominante de las relaciones laborales «luíanle el Siglo XIX, por las causas anteriormente explicadas

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Aunque aparentemente la función del terrazguero era únicamente trabajar en los terrenos de la hacienda, la verdad es que sus funciones eran múltiples en relación con la propiedad del hacendado. En primera medida, servía como vigilante y garantía sobre sus propiedades en un período en que la presencia del Estado era inexistente en el campo: el frecuente robo de productos de las haciendas como plátanos, leña y sobre todo guadua era controlado por los terrazgueros. En otros casos, el terrazguero cumplía una función doble en cuanto a la legitimidad de la propiedad del hacendado. En los globos de terrenos indivisos los dueños de derechos ejercían posesión real sobre sus posibles adjudica-ciones, colocando terrazgueros en ellos. En efecto, al realizarse el juicio de división, el dueño de derechos alegaba posesión en tal o cual lugar del indiviso argumentando la existencia en ellos de terrazgueros que le pagaban terraje, recono ciéndolo de hecho como propietario.

Otra forma en que el terrazguero era instrumento o elemento de legitimidad de propiedad, por parte del hacendado, se presentaba en los deslindes entre grandes haciendas. La impresición de límites entre las haciendas provenía de los tiempos de la colonia; al final del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX los propietarios se interesaron por resolver, a nivel judicial, la delimitación de su$ terrenos. Los ríos y/o zanjones, al igual que la existencia de terrazgueros se convirtieron en elementos recurrentes para la solución de límites dudosos. Los terrazgueros cumplían una función doble: servían como testigos en favor de sus hacendados y, a la vez, legitimaban la propiedad del hacendado en contra de la pretensión del otro, respecto al lugar que ocupaba su parcela y los terrenos en torno a ella.

Durante los años 1910 y 1920, se presentaron conflictos relacio-nados con la propiedad de la tierra en el Valle del Cauca. La existencia de un gran número de propietarios de derechos en indivisos, que reclamaban propiedad legal al momento del juicio de división, y el afán de los grandes hacendados por ejercer los derechos de propiedad sobre la totalidad de los terrenos en cuestión, originó estos conflictos. En la solución de éstos serán utilizados, por parte de los hacendados, mecanismos de fuerza ejercidos por la policía y empleados particulares, además, de alegatos legales por parte de sus abogados. Los hacendados y sus compañías en su afán de realizar posesión real sobre esos terrenos,

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legalizaron por medio de documentos privados las relaciones con sus terrazgueros. Se apoyaron en el hecho de que durante ese mismo período, se decretaron ordenazas reglamentando las relaciones entre propietarios y terrazgueros.

La lectura de los contratos muestra las condiciones y la naturaleza de la relación entre trabajadores y hacendados. Es observable la diferencia, aunque no de fondo, entre el contrato verbal del Siglo XIX y el contrato escrito en la década de los años diez y veinte del presente siglo. La revisión total de los documentos estudiados nos hace pensar en la posibilidad de mejores condiciones por parte del terrazguero del Siglo XIX: el carácter verbal del contrato hacia la relación más elástica y mediada por el paternalismo del propietario, contraria a la rigidez y relación impersonal de los contratos escritos. Además, hay que tener en cuenta que, para el Siglo XX, las empresas familiares de hacendados tenían en mira la constitución de empresas agro-industriales en sus propiedades. Ahora bien, el carácter mismo de empresa capitalista es incompatible con esta forma de trabajo. De allí el por qué la Manuelita y la Rita, las haciendas modelos de desarrollo, fueron las que primero redujeron (gradualmente) la utilización de terrazgueros. Dicha reducción se ejecutó a través de la compra de las mejoras realizadas por el terrazguero y su familia convirtiéndose éstos, poco a poco, en peones y obreros. Los terrazgueros fueron perdiendo importancia por la reducción gradual de su número y la dedicación a las labores de ganadería extensiva de los pocos que quedaban. La producción para el mercado mundial estuvo en manos de los peones, quienes fueron el primer paso hacia relaciones salariales en la región. El peón era dedicado al cultivo y procesamiento de los productos exportables. Trabajaba en los campos de cultivos y/o en los beneficiaderos de café y los trapiches, que luego se convertirían en ingenios. Vivía en construcciones dentro de la hacienda y recibía una paga nominalmente en dinero.

En las primeras décadas del presente siglo, la especialización del trabajo, las introducciones tecnológicas y el cambio en el tipo de empresas, fue creando una división técnica entre labores de fábrica; a la vez, el número de obreros fue aumentando por la necesidad de un trabajo permanente y con cierta especialidad en el procesamiento de la

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caña de azúcar, sobre todo en la fábrica. Los cargos administrativos y técnicos fueron ocupados por miembros de las familias propietarias e ingenieros extranjeros respectivamente.

Estos factores, en su relación, fueron creando las condiciones necesarias para la instauración en la región de ingenios azucareros industrializados. Ahora bien, la constitución de verdaderas empresas agro-industriales sólo se logró en la década de los años cincuentas y alcanza su gran auge exportador en los años sesenta ante el bloqueo económico de Estados Unidos contra la revolución Cubana, permitiendo a los ingenios vallecaucanos ensanchar la industria azucarera para abastecer el mercado norteamericano.

ACTIVIDADES Y EVALUACION

Realice un breve ensayo (cinco) páginas sobre desarrollos similares a los explicados en el texto anterior, en su municipio, y establezca semejanzas y diferencias con el desarrollo departamental.

Para esto utilice:

a.- La información que se ofrece en la unidad. b.- Información que recoja entre personas mayores que hayan participado en cambios como los descritos. c.- Bibliotecas a su alcance.

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UNIDAD 10

PRIMERA FASE DEL PROCESO DE INDUSTRIALIZACION DEL VALLE DEL CAUCA1

INTRODUCCION

Indudablemente el proceso de industrialización del Valle del Cauca durante el siglo XX, se manifiesta como un fenómeno acelerado que da pie a la rápida localización del Valle en los primeros lugares del desarrollo nacional por regiones.

Usted encontrará en el ensayo siguiente elementos que le permitan seguir éste proceso y entender los mecanismos adoptados para alcanzar los diferentes logros.

El siguiente texto es fundamental para su comprensión de las estructuras económicas y sociales actuales del Departamento del Valle del Cauca.

Para esta unidad usted debe dedicar:

1. Lectura previa a las clases (3 horas) 2. Exposición por parte del profesor, discusión con los estudiantes y preparación de actividades (3 horas) 3. Actividades desescolarizadas (4 horas) 4. Discusión de las actividades y evaluación de la unidad (2 horas)

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OBJETIVOS ESPECIFICOS

Al finalizar esta unidad usted podrá:

1. Explicar los procesos seguidos por la industria y la agroindustria del Valle del Cauca en la búsqueda de asumir un proyecto capitalista y vincularse al mercado mundial.

2. Identificar los factores y procedimientos que le permitieron diseñar el proyecto mencionado.

3. Evaluar la incidencia social de los cambios económicos planificados y las respuestas de los diferentes grupos sociales.

ACTIVIDADES

1.Estudie el texto que se presenta en esta unidad. 2. Desarrolle las actividades que se indican al final de la unidad. 3.Tome nota de los conceptos, razonamientos y procesos que no

comprenda suficientemente y discútalos con su profesor.

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PRIMERA FASE DEL PROCESO DE INDUSTRIALIZACION DEL VALLE DEL CAUCA

Guido Barona Profesor Universidad del Cauca

1. LAS CONDICIONES INICIALES DEL DESARROLLO REGIONAL

Una de las características más destacadas en el desarrollo econó-mico, político y social de Colombia es la gran división del territorio nacional, de sus espacios socio-culturales y económicos, en regiones relativamente aisladas entre sí lo cual ha gravitado de tal forma en la constitución actual de polos de desarrollo, que los programas y políticas socio-económicas de los diferentes gobiernos nacionales se han visto obstaculizados como consecuencia de la acción a largo plazo de los determinantes regionales. Este aspecto condicionante no es nuevo en el país. Si analizamos la literatura histórica de los últimos"años encon-tramos que desde el período colonial español se generaron estas divisiones regionales, producto ellas a su vez del modelo de colonización impuesto dentro de una determinada «racionalidad económica». El Siglo XIX en Colombia no corrigió esta distorsión estructural. Por el contrario incrementó, en contra de la estructuración armónica del Estado nacional los factores de desintegración inter-regional; los que propiciaron las guerras civiles y un permanente desorden administra-tivo en los ingresos fiscales del Estado y finalmente, una polaridad acentuada de las condiciones de desarrollo económico y social en codas

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y cada una délas regiones que conformaban la República de Colombia en ese entonces1.

El resultado de este proceso todavía gravita entre nosotros, a pesar de los planes de desarrollo regional que se han querido impulsar aproximadamente desde la década de los años cincuenta. Los cuales, con algunas excepciones notables han fracasado sistemáticamente al no poder integrar las regiones, en donde se los ha aplicado, al sistema económico nacional dentro de una perspectiva del crecimiento y desarrollo económico previamente establecida2. ,

Dentro de las excepciones notables a que hemos hecho referencia se destaca el Plan Lilienthal, que contaba para su puesta en marcha con las condiciones propicias para su desarrollo. El Valle del Cauca ya desde la década de 1940 y antes, había logrado articular los diferentes espacios socio-culturales principales, entre sí, a través de una relativa-mente eficiente infraestructura de transporte y de un incipiente ensamblaje agro-industrial y manufacturero, según se desprende de las cifras que posteriormente analizaremos.

En otras palabras, y al contrario de lo que se piensa hoy en día en los planes de desarrollo actualmente vigentes, el Plan Lilienthal se aplicó en una de las regiones y de los Departamentos que había mostrado un mayor dinamismo en el crecimiento de su producto interno bruto y en la «democratización del capital», producto éste a su vez de una mejor redistribución del ingreso, en comparación con otras regiones colombianas3.

1. Marco Palacios, El café en Colombia, 1850'1970 (Una historia Económica, Social y Política). Segunda Edición, (Bogotá: El Colegio de México. El Ancora Editores, 1983), pp. 189 a 194. Sobre el mismo tema ver: William Paul Mcgreevey. Historia Económica de Colombia: 1845-1930. (Bogotá: Ediciones Tercer Mundo, 1975). pp. 158 a 182. Igualmente recomendamos ver: José Antonio Ocampo. Colombia y la Economía Mundial: 1830-1910. (Colombia: Siglo XXI Editores, 1984).

2. George M. Foster. Las Culturas Tradicionales y los Cambios Técnicos. (México, Fondo de Cultura Económica, 1980). Este autor con base en el examen, en el contexto latinoamericano principalmente, de los factores que inciden en los procesos de cambio, especialmente tecnológicos, ha encontrado que sus obstáculos se erigen en función y en relación del carácter integral de los sistemas de saberes. Es decir, la tecnología traduce, en cierta medida, una forma adaptativa específica, determinada históricamente, que hace parte de la cultura y que no puede ser transformada, tal y como lo plantean los planes de desarrollo, sectorialmente.

3. David E. Lilienthal, La Administración Arte Humanístico,(Colombia: Carvajal y Cía., 1967). pp. 58 ss.

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Sin embargo, en este nivel de crecimiento económico registrado en el Departamento desde años anteriores a 1940 se presenta un vacío en la estructura educativa regional y que no poseía ninguna institución de educación superior acorde con los intereses de los habitantes del Departamento. En efecto, si analizamos algunas cifras referidas a la formación profesional de las gentes asentadas en el territorio del Valle del Cauca, encontramos que la mayoría délos profesionales se agrupaban en áreas universitarias tradicionales en Colombia desde el siglo pasado (abogados, médicos, ingenieros civiles, etc.), y muy pocos de ellos habían dirigido su educación universitaria a programas académicos más específicos en los diferentes campos de la Economía, Agronomía, Ingeniería Industrial, Administración Empresarial, etc.

Este hecho se presentó a consecuencia de la acción de dos caracte-rísticas sociales de larga data en el país, exceptuando la región antioqueña, que inhibieron los resultados benéficos de las nuevas carreras profesionales en los contextos regionales. La primera de ellas se refiere a la determinación ideológica del prestigio social, que se fundamen-tamentaba en una mentalidad rentista, para la cual la preparación de los integrantes de ese sector social (burguesía regional), debía dirigirse a la consecución de un título universitario en campos tradicionales del conocimiento, que diera derecho a ostentar el título de doctor.

La segunda y la más importante, se refiere a la forma como estaban concebidos la mayoría de los Centros de Educación Superior con la excepción de la Escuela de Minas de Medellín no estaban interesados en la solución de los problemas sociales económicos que se presentaban en sus áreas de influencia inmediatas. Esta situación aún hoy en día es notoria en Colombia, principalmente en aquellas universidades del Estado que alegan en su favor, en su calidad académica y científica una tradición que va hasta los primeros años de vida republicana en el Siglo XIX.

Alejándonos de estas consideraciones iniciales debemos situar el nivel de desarrollo que tenían los principales renglones económicos en la primera mitad del Siglo XX, en el Valle del Cauca.

Esta región ha sido considerada como poseedora de una gran vocación agrícola y ganadera. Sin embargo, esta vocación de los sectores sociales vallecaucanos ha tenido en el transcurso del presente

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siglo diversos matices, que rio permiten integrarlos dentro de una misma caracterización.

Aunque algunas investigaciones históricas recientes así lo insinúan rió podemos aceptar la tesis que pretende afirmar qué la transformación de la hacienda tradicional se inició en la década de 1870 al orientarse esta actividad al desarrollo agropecuario, centrado en el monocultivo de la caña de azúcar4. La acción de unos pocos empresarios particulares (Cerruti, Blum y Eder) no bastó para generar una dinámica en este sector de la producción, como consecuencia de una baja demanda regional del valor agregado de la empresa agropecuaria, de una defi-ciente red de caminos y sistemas de comercialización, y de una inequitativa distribución del ingreso en los sectores de población asentados en este territorio, que no permitía, a través de incrementos acelerados del consumo, producir un salto adelante en este renglón de la economía.

La visión que pretende dar José María Rojas se fundamenta principalmente en algunos estudios de caso de la empresa «Manuelita» que, para esta época y años posteriores en el presentente Siglo, no es representativa del sistema de hacienda existente en el Valle del Cauca. El intento, en algunos casos afortunados de estos empresarios extranjeros nació necesariamente de una concepción y manejo del capital muy parcialmente comprendida por los empresarios criollos de finales del Siglo XIX, según se desprende de la investigación sobre las haciendas del Valle, de la historiadora Zamira Díaz de Zuluaga5.

La especialización que se pretende hacer ver, en el caso de algunas haciendas, orientada a la producción de caña de azúcar con el fin de obtener panelas a través del empleo de los trapiches, no fue un rasgo distintivo de las haciendas de estos empresarios extranjeros, factor éste que se deduce de los inventarios de estas unidades productivas en el período mencionado. Igualmente la tradición oral, aún hoy en día existente, nos habla de una combinación de procesos productivos en las

4. José María Roj ̂ .Empresarios y Tecnología en la Formacion del Sector Azucarero en Colombia: 1860 -1980. Tomo V. (Bogotá: Biblioteca Banco Popular, Universidad del Valle, 1983). pp. 13 a 18 y 50 ss.

5. Zamira Díaz de Zuluaga. Guerra y Economía en las Haciendas. Tomo II. (Bogotá: Biblioteca Banco Popular, Universidad del Valle, 1983). Deben verse fundamentalmente los cuadros estadísticos.

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haciendas, entre ellos los paneleros, y por ende de una no especialización productiva orientada a la esfera del mercado, principalmente el internacional.

Si analizamos la distribución geográfica de los llamados paneleros y azucareros tradicionales en el País, encontramos que éstos se hallaban localizados estratégicamente en contextos regionales específicos ya desde la primera mitad del presente siglo. En el año de 1938 se destacan producciones de azúcar, ya sea en la forma de panes o centrifugada, en los departamentos de Bolívar, Cauca, Cundinamarca, Santander y Valle del Cauca6. Lo anterior indica que ei desarrollo de esta industria en Colombia se rigió, en sus primeras etapas, por los imperativos de los mercados internos regionales y por el grado de elasticidad en la proyección y crecimiento de las vías de comunicación de estas zonas colombianas.

La mejor perspectiva del Valle del Cauca para la expansión del sector azucarero, fuera de las ya mencionadas, estuvo condicionada por la calidad del clima que permitió el establecimiento de una producción continua a lo largo de los doce meses del año, mientras que en los otros Departamentos colombianos, principalmente de la Costa Norte, Oriente y Centro del país debieron luchar contra las condiciones climatológicas adversas, lo cual incidió notablemente en sus rendimientos productivos y en el grado de circulación y crecimiento de los capitales asociados con éste tipo de actividad7.

La situación anterior explica las razones y el por qué de la mayor concentración de este renglón productivo en el Valle, que en el año de 1944 poseía el 50% de los establecimientos azucareros existentes en Colombia8.

Sin embargo, y pese a las condiciones encontradas de algunos analistas de la economía vallecaucana en el presente siglo, no podemos afirmar que fué la capacidad empresarial de los hacendados de ésta sección del país el factor socio-económico dominante que incidió en el desarrollo de ésta industria. La diferencia cualitativa de las condiciones climatológicas afectó notablemente la producción y los análisis

6 . José M. Rojas, Op. Cít., pp. 135 a 138. 7 . Luis Carlos Cruz Ríaseos, «Aspectos Agrícolas del Valle», pp. 21. 8 . Ibidem, pp. 21 y 22.

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comparativos en otras regiones colombianas, aspecto éste que se deduce de la confrontación de ios datos consignados en el cuadro # 1.

Expresado este proceso en tasas de crecimiento para los sectores encontramos que mientras la producción del Valle del Cauca creció en una proporción de 19.33%, la producción nacional total lo hizo en un 23.67%. Estos índices de crecimiento relativo del sector, señalan que las secciones colombianas diferentes al Valle del Cauca no perdieron su dinamismo a pesar de las condiciones sociomedio- ambientales adversas.

Cuadro No. 1: Producción Nacional de Azúcar.Período 1928-1938

Prod. Kls %Part. Prod. Kls Años Valle del I del Valle en Total Nal. I

Cauca X el Tot. Nal. X

1928 4711400 100 79.36 5936400 100 1929 5852600 124.2 74.53 7852600 132.2 1930 8732050 185.3 83.97 10398700 175.1 1931 9054400 192.1 44.31 20430200 344.1 1932 14550200 308.8 52.67 27624150 465.3 1933 13312550 282.5 45.26 29410300 495.4 1934 18853250 400.1 54.68 34477050 580.7 1935 17792550 377.6 55.26 32197600 542.3 1936 17445500 370.2 56.76 30734850 517.7 1937 20827800 442. 52.64 39560100 666.3 1938 27600000 585.8 55.53 49700650 837.2

(Las cifras absolutas se tomaron de: Luis Carlos Ríaseos, Revista Colombia, No. 10, pp 22).

El impulso que tuvo el sector azucarero del Valle del Cauca y el lugar que hoy ocupa, hay que explicarlo en función de otros factores y no únicamente del económico, principalmente ante aquellas regiones que mostraron un relativo dinamismo en los incrementos de la producción, situación que se alteró notablemente en los años subsiguientes.

Pero el azúcar y la panela no fueron los únicos productos de importancia en la región. Si nos atenemos a los informes del Ministro de la Economía Nacional, en la década de los años cuarenta la caña de

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azúcar no era el cultivo extensivo que más predilección tenía entre los hacendados vallecaucanos. Esta situación se venía presentando desde mucho tiempo atrás. Ya en 1864 se había iniciado en el Valle la explotación industrial del arroz en el municipio de Guacarí (Ginebra), expandiéndose muy rápidamente su área, de influencia en la región9. En esta expansión tuvo que ver no sólo la renovación tecnológica (incluyendo dentro de ésta la selección de granos), sino la demanda agregada de bienes importados de capital industrial, lo cual produjo un efecto multiplicador en el sistema industrial colombiano, puesto que ya en el año de 1943 se registraba una producción industrial nacional dirigida a suplir las necesidades de maquinaria en este renglón de la producción10.

Como índice demostrativo de la importancia de la producción arrocera en el Departamento, suministramos los datos relativos a las centrales de beneficio que poseía la zona en los años finales de la primera mitad del Siglo XX en el Valle. (Véase cuadro #2).

Este cuadro muestra la importancia de la cobertura de los centros de beneficio de la región, que prácticamente reducían en forma substancial

i los costos de transporte a cargo del productor, e irrigaban rápidamente este producto dentro de la estructura regional del mercado agropecuario. Los niveles de concentración de estos centros por Municipio, muestran la constitución progresiva de polos de desarrollo internos, diferentes a Cali, los cuales generaron la distribución poblacional excepcional que presenta esta sección del país.

Sin embargo,esta concentración, en los centros urbanos mencio-nados, de procesos fabriles e industriales vinculados con el desarrollo del sector agrario regional no es una situación nueva en esta región colombiana. Ya desde mediados del Siglo XVIII se habían estancado las rentas provenientes de algunos renglones agrícolas, por parte de los administradores coloniales". El resultado lógico de esta política fue el favorecimiento de algunas sub-regiones de la antigua Gobernación de Popayán, al crear en ellas la infraestructura necesaria para el

9. Efren Cabal Martínez. «Alternativas en el cultivo del arroz», pp.55 ss. 10. Ibidem, p.7. 11. Beatriz Amalia Patino MillínEconomía del tabaco en la Gobernación de Popayán.

(Cali: Universidad del Valle, 1974). p.8.

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mantenimiento de esta actividad en algunas localidades específicas. Con referencia a la producción del tabaco debemos destacar la concentración de su producción en las ciudades de Caloto, Cali, Llanogrande (Palmira), Buga, Roldanillo, Toro, Cartago y Anserma12. El impulso que dió este renglón productivo a algunos centros urbanos de la época fue de tal naturaleza, que a finales de este mismo siglo

CUADRO No. 2: Centrales de Beneficio de arroz en el Valle del Cauca. Año de 1944.

Municipios No.de % Capacidad % de Molinos Inst. Sacos Particip.

Palmira 5 22.7 360 25.8 Cerrito 1 4.5 40 2.9 Guacarí 1 4.5 40 2.9 Ginebra 3 13.6 180 12.9 Buga 4 18.1 283 20.3

Tuluá 4 18.1 200 14.3 Bugalagrande 1 4.5 100 7.1 Cali 3 13.6 190 13.6

22 100. 1393 100.0

(Las cifras absolutas se tomaron de: Efrén Cabal Martínez, «Alternativas en el Cultivo del Arroz», pp 58)

Palmira se constituía en uno de los tres grandes centros productivos de tabaco, caña de azúcar y ganado, de todo el territorio del Virreinato13.

Este impulso se mantuvo a lo largo del Siglo XIX, período en el cual el tabaco continuó expandiendo su radio de acción, a pesar de la existencia del Monopolio hasta el año de 1850M. El análisis de los valores relativos consignados en el cuadro No.3, muestra éste último aspecto mencionado y una línea de evolución en la producción tabacalera que no asegura la rentabilidad de la empresa agrícola, si ésta se establece únicamente en función del tabaco.

12. Ibidem. 13. Zami ra Díaz de Zuluaga.Gestación histórica de Palmira, (Palmira: Práctica Social

Histórica, 1975). pp. 82 a 84. 14. Ibidem.

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Las tasas de incremento de éste producto, permanecieron crecientes a lo largo de las tres cuartas partes del Siglo XIX, pero con fluctuaciones marcadas que no son el producto de la existencia de rentas estancadas. Los crecimientos relativos de este sector señalan un mayor dinamismo en el período 1836-1845, el cual fue superado únicamente en el presente siglo con los incrementos notables de los años comprendidos entre 1934-1943".

CUADRO No.3: Tasas de Crecimiento Quinquenales, en la Producción Tabacalera del Valle del Cauca.

Tasas de Años Crecimiento

1836-1840 11.13 1841-1845 11.98 1846-1850 6.29 1854-1858 10.7 1864-1868 7.86 1869-1873 1.3

( 1934-1938 30.24 1939-1943 14.05

(Los valores relativos consignados fueron elaborados con base en las cifras registradas en: Guillermo Ortíz, «El Valle, Departamento Tabacalero» Diógenes Piedrahita, «El tabaco como industria y como renta»)

La presencia de fluctuaciones marcadas en las tasas de crecimiento de la producción tabacalera, permite destacar el papel que jugó éste producto en el marco de la economía regional. En efecto, sus ciclos, aunque estuvieron condicionados porel mercado internacional, también estuvieron articulados al comportamiento de los otros renglones agrícolas, dirigidos a un incipiente mercado interno, en el interior de la unidad productiva agraria.

Si se quiere, el desarrollo del sector agrario en el Valle del Cauca es una búsqueda establecida sobre el producto diferencial agrícola y no un proceso de especialización de cultivos. Hasta el año de 1 •>'>() encontramos que aún en la explotaciones agro-industriales establecidas

15. Guillermo Ortiz R. «El Valle: Departamento tabacalero». pp ftl

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en el momento, se presenta una composición orgánica de los capitales que es reflejo de esta racionalidad económica que había comenzado a desarrollarse a finales del Siglo XIX 14.

No sólo se produce caña, azúcar y panelas. Al lado de estos productos subsisten plantaciones de café, arrozales, ganadería de levante y lechería, así como yegüerizos, procesos económicos éstos que van a brindar un margen de seguridad a la inversión de capitales financieros y tecnologías, cuando el principal producto agrario presenta una contracción acelerada en los niveles de precios de los mercados nacionales y/o internacionales. El tránsito definitivo hacia la agro-industria de la caña de azúcar sólo se vino a consolidar en los años finales de la década de los cincuenta, a causa de la convergencia afortunada para el productor vallecaucano de dos políticas económicas de naturaleza y clase diferente.

La primera de ellas tiene que ver con los planes de desarrollo elaborados por el Estado Colombiano, los cuales se proponían, más exactamente en referencia al sector agrario nacional, castigar las importaciones de productos provenientes de la agricultura y dinamizar el sector productor interno con la ampliación relativa del mercado nacional. A esta política se la conoce hoy día como de sustitución de importaciones, marcando así el nacimiento en Colombia, de relaciones de dependencia referenciadas en una nueva división internacional del trabajo que se produjo a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial17.

La segunda es el resultado de la expresión política de la estructura de dependencia en América Latina. A raíz del proceso revolucionario en Cuba, los países latinoamericanos orientados por los EE.UU. sancionaron este proceso político con la suspensión de las importaciones que se hacían de Cuba, principalmente el azúcar, tratando de minar los determinantes estructurales de la economía cubana y con ello, dar al traste con el proceso revolucionario que se estaba viviendo18.

El proceso anterior hace referencia básicamente a los años finales de la década del cincuenta y no alteró la consolidación de los polos de

16. José M. Rojas. Op. Cit. pp. 120 ss. 17 . Jesús Antonio BejnnnoJEnsayos de interpretación de la economía colombiana.

(Bogotá: Editorial La Cairela, 1978).pp. 12 pasim. 18 . José M. Rojas. Op. Cit., pp. 142.

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desarrollo internos del Valle del Cauca,fenómeno que se inició, como yalo hemos mencionado, sobre la tercera, década del presente Siglocon la ampliación del área correspondiente a los cultivos extensos, que fueron la base de la industrialización de las ciudades intermedias, en ésta sección colombiana.

Con base en ésta perspectiva, desde 1940 se había iniciado la campaña del tabaco con la creación de un subsidio al pequeño agricul-tor, a través de la Secretaría de Agricultura Departamental, cosistente en la distribución gratuita de semillas mejoradas y el suministro de maquinaria para el laboreo en las parcelas".

Esta política se orientó como un mecanismo de obtención de rentas departamentales, dirigidas a sostener, junto con los alcoholes, el sistema educativo regional20. El efecto multiplicador de la producción tabacalera se tradujo en una mayor demanda agregada de bienes de capital con la finalidad de constituir sistemas manufactureros de la hoja, que mejoraran la distribución del ingreso en los sectores sociales que tradicionalmente habían explotado este cultivo. Como efecto demostrativo de éste proceso y de la importancia que revistió para el Departamento este renglón productivo, consignamos en el Cuadro No.4 los volúmenes diferenciales de participación del tabaco y los licores, en las rentas del Valle, entre 1940 y 1944.

CUADRO No.4: Rentas Departamentales del Valle del Cauca. Período 1940-1944.

Producto 1940-41 % 1941-42 % 1942-43 % 1943-44 %

Tabaco Licores

1664818 52.5 1502679 47.5

2195350 1836828

54.4 2473875 45.6 2591815

48.8 2801453 44.0 51.2 3559034 56.0

Totales 3167490 4032178 5065690 6360487

(Los valores absolutos fueron tomados de: Diógenes Piedrahita, «El Tabaco como Industria y como Renta», pp 72).

Estos datos muestran la importancia que tenían los renglones industriales vinculados a la producción agrícola departamental, pues el

19 . Guillermo Ortiz. Op. Cit. pp. 63. 20. Diógenes Piedrahita. «El tabaco como industria y como renta», pp. 66.

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producido por los impuestos provenientes de este sector alimentaba los recursos educativos, en un momento en que el Valle registra índices muy altos de población analfabeta, principalmente en las zonas rurales.

Debemos aclarar, que a pesar de las altas tasas de crecimiento relativo a la rentas provenientes de los licores y el tabaco, 24.05% y 13.89% respectivamente, los centros productores de este último «hicieron sentir la baja en 1943» como consecuencia de la presión ejercida por otros productos, que como el arroz comenzaron a desplazar la hoja de las tierras que tradicionalmente se habían dedicado a su producción21.

Del panorama general sobre el desarrollo agrícola vallecaucano hemos excluido el café, cultivo éste que a pesar de encontrarse diseminado en importantes unidades productivas agrarias, no incidió en la región plana del Departamento22. Las características socio-culturales de éste cultivo sugieren una dinámica regional diferente a la ya mencionada, que en ninguna forma se articularía con el proceso que hemos querido destacar.

Analizada esta dinámica regional desde otra perspectiva es importante resaltar que, aún en el año de 1937 y a pesar de los incrementos productivos en los renglones agrícolas, esta región colombiana poseía dos tercios de sus tierras aptas dedicados a la explotación pecuaria, lo cual mostrado en valores absolutos presenta la siguiente distribución por hectárea del producto agropecuario23.

CUADRO No.5: Distribución del producto agropecuario en los terrenos explotados en el Valle del Cauca.

Orientación Productiva Hectárea %

Pastos Naturales 175.625 20.8 Pastos Artificiales 311.560 36.9 Rastrojos 84.474 10.0 Bosques 145.564 17.24 Extensión Agrícola 127.021 15.04

Total 844.244 100.0

21 . Ibidem, pp. 72 y 73. 22. Luis Molina Botero. «Zonas varias para el cultivo del café", pp. 83 a 86. 23 . Rafael Reyes. «El Valle y su ganadería», pp. 147.

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Este factor cuantitavo muestra la enorme importancia que tuvo, en la empresa agrícola vallecaucana, la garudería, argumento que se vuelve en contra de aquellos que pretender ver la existencia de un proceso plantacional, constituido desde las primeras décadas del presente siglo.

De hecho, la población de ganado vacuno del Valle en el año de 1942 era de 736.000 cabezas, población que comparada con la de otros sectores de la actividad pecuaria presenta una distribución relativa, determinada así:

CUADRO No.6: Distribución relativa de las poblaciones ganaderas del Valle. Año de 1942

Poblaciones Cabezas %

Población Vacuna 736000 79.65 Población Caballar 93000 10.06 Población Mular 22000 2.38 Población de Asnos 1000 0.10 Población Porcina 60000 6.49 Ovejas 7000 0.75 Cabras 5000 0.54

Total 924000 100.0

(Los valores absolutos fueron tomados de: Rafael V. Reyes, «El Valle y su Ganadería», pp 146-147).

La importancia de la ganadería en el Valle se aprecia más objetiva-mente si integramos su población de vacunos al total nacional. Para el año de 1942 el Valle ocupaba el sexto lugar entre los Departamentos colombianos productores de ganado. Sin embargo, esta situación relativa en el contexto nacional se ve afectada si examinamos la concentración de cabezas por Km2. En efecto, la densidad de la población ganadera de este Departamento era de 35.15 cabezas por Km2, lo cual le permitía ocupar el cuarto lugar, en orden de importancia, en esta rama productiva en la Nación24.

24 . Ibidem, pp. 146.

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Esta concentración de cabezas de ganado en las haciendas vallecau-canas era mayor que la registrada para la población humana, pues en este mismo año este Departamento ocupaba el séptimo lugar entre los Departamentos más poblados del País, con una concentración pobla-cional de 31.7 personas por Km2, lo cual le representaba un cuarto lugar en el total nacional, respecto a la densidad de población por unidad de superficie25.

En conclusión podemos afirmar, que el Valle del Cauca y su industria agropecuaria mostraban altos índices de crecimiento relativo en sus renglones productivos, con anterioridad a 1950, lo que se constituyó en la base de su crecimiento económico y social posterior. Asi mismo, la presencia de diversos órdenes productivos nos permite afirmar, que la orientación al monocultivo de la caña de azúcar, que se observa más claramente en la década de los años cincuenta, no fué el resultado de un proceso continuado de especialización productiva de la hacienda vallecaucana, con anterioridad a este período, sino que ella se debió a la presencia de dos factores de considerable importancia que actuaron, posteriormente, en la marcha económica del País.

La década que se inició en 1950 marcó para Colombia una rede-finición de su participación en el mercado internacional y en la división del trabajo correspondiente a este mercado. Colombia tuvo que enfrentar una nueva dinámica del desarrollo, impuesta desde el exterior, que le exigía una participación más pronunciada en los mercados situados por fuera de la órbita de su competencia inmediata.

Es este el momento cuando ya de manera definitiva, las políticas económicas y sociales del país se establecen en función de una meta de desarrollo trazada por los Estados Unidos y no, el producto de la dinámica de sus condiciones internas. El desarrollo significó, producir más para el mercado internacional y menos para los mercados internos.

Lo paradójico de esta situación fue la denominación que se le dió, por parte de los sectores oficial y privado, a esta imposición externa, como resultado de la estructura de dependencia desarrollada hasta ese entonces y del nuevo orden internacional que había surgido a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial. En efecto, esta política fue llamada de «substitución de importaciones» y tenía como finalidad

25. Ibidem.

216

fundamental, transformar radicalmente las condiciones de la producción en las diversas áreas rurales colombianas26.

Esta definición no se produjo con ausencia de graves desajustes sociales y económicos. De los segundos debemos afirmar, que se privilegiaron ciertas zonas y regiones colombianas en detrimento de otras. Si se quiere, se radicalizó más aún la distorsión estructural en la consolidación de las regiones colombianas, puesto que la nueva meta del desarrollo se refirió básicamente a aquellas zonas que, como el Valle del Cauca, se habían caracterizado por poseer un ritmo de crecimiento económico considerable, expresado en su producto interno bruto, y una relativamente eficiente estructura de comercialización en relación con la distribución poblacional. «Substitución de importaciones» significó el incremento de la brecha económica y social entre los Departamentos y regiones colombianas que, hasta 1950, no habían podido acelerar los rendimientos en sus procesos productivos, y aquellas que ya se situaban en los primeros lugares de participación en el producto interno bruto nacional.

Las necesidades de éstas zonas colombianas, sus programas de inversión etc., ya no se calcularon sobre la base de sus requerimientos internos y de su proyección, sino en función de las exigencias que la nueva meta del desarrollo imponía. Se formuló un modelo de empresa económica agraria que si bien incrementaba los costos del capital financiero, por la ampliación de la planta administrativa, establecía una mayor demanda agregada de insumos de toda índole la cual iba a crear las condiciones óptimas necesarias para la transferencia de capitales y tecnologías foráneas. Rápidamente se pasó de modelos económicos capitalistas «tradicionales», a sistemas de economía de escala sobre la base de las condiciones internacionales.

Uno de los renglones productivos que más vio afectarse su creci-miento fué el sector energético. La empresa económica agraria centrada sobre el monocultivo de la caña de azúcar demandó con mayor propiedad este insumo, pues su modelo de desarrollo plantacional exigió una adecuación drástica de su infraestructura positiva, principalmente en lo que a sistemas de riego se refiere.

26 . Jesús Antonio Bejarano, Op. Cit.

2 1 7

Los suelos del Valle del Cauca no sólo impedían la penetración de las raíces de las plantas a más de 20 cm. de profundidad, sino que por su composición arcillosa creaban una capa inpermeable causante de los encharcamientos e inundaciones27. Lo anterior se traducía en pérdida de cosechas en los períodos de invierno y sequía en los meses de verano. La adecuación de los sistemas de riego exigió la construcción de pozos profundos que penetraban las capas impermeables de las tierras del Valle, con el fin de bombear el agua allí depositada y enviarla, por diversos sistemas, a las suertes de caña explotadas por la empresa agroindustrial. Todo este proceso demandó la construcción de una red energética en los campos vallecaucanos pues la energía eléctrica fue el recurso más empleado en el montaje de esta infraestructura.

Sin embargo, este crecimiento del sector eléctrico vallecaucano no estaba calculado con anterioridad al año de 1950. En 1944 el Valle contaba con 36 plantas que generaban 9.494 kilowatios28. Este potencial energético no integrado, se encontraba distribuido así:

CUADRO No.7: Kilowatios Generados en el Valle del Cauca. Arto de 1944.

Localidades Kw. % Cali-Palmira 4600 48.45 Buenaventura 960 10.11 Cartago 840 8.84 Buga 700 7.37 Tuluá 700 7.37 Sevilla 264 2.78 Otras localidades 1430 15.06

(Los valores absolutos fueron tomados de: José Jaramillo, «La Energía Eléctrica en el Valle», pp 202).

Este volumen energético, si bien era inferior a las necesidades del Departamento en 2.506 Kw, se había generado acorde con su proceso de desarrollo interno. En ese período la leña y el carbón eran los energéticos más empleados en el consumo familiar29. Los empresarios

27 . Guillermo Ramírez Romero. «Los suelos del Valle del Cauca», pp. 26. 28. José María Jaramillo. «La energia eléctrica en el Valle», pp. 201. 29. Aníbal Tobón Villegas. «La industria forestal del Valle», pp. 115 ss.

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vallecaucanos, si bien demandaban una mayor generación de energía eléctrica nunca lo hicieron en el volumen que se presentó pocos años después.

Los campos vallecaucanos se constituyeron en el período de «substitución de importaciones» en el espacio ideal para el estableci-miento de la agroindustria de la caña de azúcar. La energía requerida no sólo alimentó los procesos industriales y administrativos de fábrica, sino principalmente, los sistemas hidroenergéticos de irrigación de los suelos. De hecho, la década de los años cincuenta marcó para el Valle una transformación agrícola substancial. Se pasó de los sistemas extensivos de siembra a procesos intensivos, en los que se incrementó la demanda agregada de insumos energéticos. Este esfuerzo conside-rable, no pudo alimentarse o soportarse en la estructura de comercia-lización regional y nacional por lo cual, el mayor esfuerzo productivo se dirigió al sector exportador que actuaba bajo los requerimientos del mercado internacional.

Hoy en día es sabido, que en condiciones de desarticulación regional e interregional, así como de bajos ingresos de la unidad doméstica familiar, los mercados internos del producto agrícola son menos dinámicos y no permiten, en el corto plazo, una renovación tecnológica adecuada y una rápida recuperación del capital. Por fuera de lo anterior, en el país no se creó ni existe en la actualidad un sistema tecnológico adecuado, dirigido al pequeño y mediano productor agrario, que les permita competir con una relativa efectividad, en los mercados regionales.

Todos estos factores integrados gravitaron en la estructura del Valle del Cauca, generando un proceso cuyas consecuencias aún no se han evaluado, en el que el campo dejó de ser el lugar de producción de comunidades campesinas tradicionales y de pequeños y medianos hacendados, para convertirse en el espacio de acción natural del gran capital.

Este costo social lo podemos medir, a pesar de las inexactitudes e inconsistencias estadísticas, con base en algunos indicadores que sobre delincuencia común y procesos de «violencia» ha elaborado el historiador norteamericano Paul Oquist.

2 1 9

En el período que se inició en 1945 y se proyectó hasta 1966 en general, en el Valle del Cauca se presentó una intensa movilidad social, a consecuencia de los procesos migratorios campo- ciudad que en la región afectaron a más de 368.000 personas30. Este volumen migratorio del Valle del Cauca, entre todos los departamentos colombianos, es el más alto registrado, pues alcanza un valorrelativo del 18.41%en el total nacional31.

Medido este proceso desde otra perspectiva encontramos, que estas 368.000 personas movi lizadas desalojaron y perdieron 98.400 parcelas, lo que en cifras relativas representa un 25% del total del país32.

Estos indicadores de movilidad social departamental señalan, que fue el llamado segundo período de la «violencia en Colombia», el momento en el cual los factores económicos, y el desalojo del campe-sinado en particular, tuvieron una mayor importancia en el contexto regional33. No fue producto del azar, que la nueva política económica y social, esbozada por el Gobierno nacional, coincida con el mayor auge de la «violencia» en el Valle del Cauca y en general, con un mayor incremento en las condiciones de de descomposición social.

La mirada retrospectiva sobre este período no puede estar centrada únicamente por el carácter dramático del número de muertes violentas (13.106 muertos, lo que representa un 7.27% de las muertes por violencia en la Nación), y de las variantes tan atómicas culturales, sino en relación con los sistemas de control de aguas, incendio de propie-dades y mejoras, amenazas,monopolización y control de los centros y sitios de mercado, incremento de los desocupados, deterioros de las relaciones constitutivas de la unidad familiar, crecimiento de los lugares de consumo de licores y comercio sexual, etc3*.

Contrario a lo que se ha pensado, los centros urbanos vallecaucanos no fueron el eje de esta nueva política de desarrollo. Sus incrementos poblacionales fueron uno de los múltiples efectos causados por las transformaciones radicales en los procesos productivos y, principal-

30. Paul Oquist. Violencia, conflicto y política en Co lombiaX Bogotá: Biblioteca Banco Popular. Instituto de Estudios Colombianos, 1978), pp. 84.

31 . Ibidem. 32. Ibidem. 33. Ibidem. 34. Germán Guzmán Campos. Elt. Al.¿a violencia en Colombia (Estudio de un Proceso

Social), Tomo I, (Colombia. Ediciones Tercer Mundo, 1962). pp. 399 passim.

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mente, en los sistemas de tenencia de tierras. Es en un segundo momento de la meta de desarrollo impuesta, que los centros urbanos de este Departamento, van a desplazar en sus ritmos de crecimiento industrial los niveles alcanzados por el sector agroindustrial. Si se quiere, la brecha existente con anterioridad a la década de los años cincuenta entre las condiciones de desarrollo del campo y los centros urbanos regionales, exigió para su cierre una urbanización progresiva dei campo vallecaucano y un poner a punto, los requerimientos financieros e industriales de los sectores productivos encargados de las empresas de bienes de capital intermedio y de servicios35.

Este proceso de constitución, en primer término, de un nuevo «samblaje azucarero y posteriormente, de sistemas de economía de escala en los centros urbanos regionales afectó notoriamente la estructura social vallecaucana. El desalojo de campesinos y la pérdida de sus tierras obligaron a estos sectores a servir como peones en los ingenios, vendiendo su fuerza de trabajo bajo condiciones desventajosas para ellos y lo que es peor, debiendo hacinarse con sus familias en los barrios marginales de los centros urbanos vallecaucanos36.

Estos centros no poseían la infraestructura industrial capaz de absorber el alto volumen migratorio proveniente de las áreas rurales adyacentes. Si nos atenemos al informe de la Contraloría General de la República, el Valle poseía 127 empresas industríales en 1942, caracte-rizadas, la mayor parte de ellas, por poseer tecnologías atrasadas que no permitían una adecuada presión sobre los mercados laborales37. Los sectores más desarrollados de la producción industrial se agrupaban en los renglones azucarero, de aceites y grasas, licores y gaseosas e industrias químicas. El resultado fue crítico. Por un lado la agroin-dustria destruía antiguos asentamientos campesinos y creaba otros, carentes de las más elementales condiciones socio-culturales que permitan un relativo mejoramiento de la vida humana. Por el otro, las nuevas barriadas existentes en los principales centros urbanos, aglome-raban un «ejército de reserva» que carecía de la preparación mínima exigida para vincularse, como obrero asalariado, al proceso productivo

35 . Jesús Antonio Bejaraño, Op. cit. 36. Urbano CmiQO.Urbanización y violencia en el Va//e3ogotá: Ediciones Armadillo,

1980). pp. 112 ss. 37. Revista Colombiana No. 1 0 i n d u s t r i a manu facturera en el Valle», pp. 284 ss.

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industrial de la zona38. La masa de los habitantes del Valle tenía una muy baja preparación académica y profesional, pues sólo la población rural concentraba el 73.8%de los analfabetos del Departamento3*. Este factor gravitó en el crecimiento del sector industrial vallecaucano pues su baja preparación técnica y académica, su altísimo volumen pobla-cional y lo restringido del mercado laboral actuaron, para deprimir los salarios y establecer una tasa de recuperación del capital lo bastante acelerada para adelantar nuevas experiencias industriales, en asocio con los capitales internacionales40.

Tomado el desarrollo vallecaucano desde otra perspectiva, califi-cación de la fuerza de trabajo, y medido desde la óptica de la educación formal, vemos que este último aspecto, en la masa poblacional de este Departamento tuvo muy poca influencia en la generación de las condiciones de movilidad social. La educación no se constituyó en el instrumento propicio para el ascenso social. En la primera mitad del siglo XX en el Valle del Cauca, la población infantil matriculada en las escuelas oficiales, entre 1910y 1944, creció enun4.93%, locual indica la poca o ninguna incidencia de este componente en la estructura de la movilidad social. Este hecho todavía es más lamentable, ya que la estadística relacionada no diferencia, en las poblaciones matriculadas, su procedencia rural o urbana, la mortalidad estudiantil y el grado de deserción en los primeros años de escuela. Sin embargo esta deficiencia en los registros de información se ve subsanada al analizarse el crecimiento de la infraestrutura educativa, en este mismo período, tomada únicamente en su aspecto locativo. La escuela oficial primaria creció en un 6% aproximadamente, lo cual indica la insuficiente capacidad del Estado colombiano y del Gobierno Departamental para generar recursos educativos y el exiguo papel que tuvo el componente educativo, en la estructuración inicial de las condiciones de desarrollo interno regional.

En síntesis, todos estos factores integrados permitieron el surgimiento de condiciones de desarrollo regional estructuradas sobre el producto diferencial agrícola, el relativo surgimiento de una economía de escala

38. Urbano Campo. Op. Cit. 39 . Severo Rojas Gamboa, «La educación en el Valle del Cauca», pp. 223 ss. 40. Jesús Antonio Bejarano, Op. Cit.

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y, principalmente, por la tendencia de democratización del capital establecida sobre la base de una mejor distribución de los ingresos.

Uno de los aspectos olvidados por los analistas actuales de la economía colombiana que examinan los diversos intentos de desarrollo fundados sobre planes regionales, es el de que éstos sólo son posibles de aplicar, y de tener éxito, cuando el contexto económico y socio-cultural ha creado las condiciones tecnológicas, financieras y de especialización de las fuerzas productivas con una tendencia similar a la meta propuesta. El Valle del Cauca es un ejemplo fiel de esta conclusión. El Plan Lilienthal operó porque tuvo a su disposición un esfuerzo productivo creado sobre la base del mercado interno, que ya había creado la infraestructura física y económica necesaria para su puesta en marcha.

Finalmente éste breve examen del desarrollo económico del Valle del Cauca en los primeros cincuenta años del presente siglo muestra que el desarrollo sólo es posible, si atiende determinantemente las condiciones regionales en las cuales opera un Plan como el que posteriormente creó la C.V.C.

ACTIVIDADES Y EVALUACION

Realice un breve ensayo sobre la evolución económica de su municipio en el presente siglo y compárela con la del Departamento del Valle.

Para esto utilice:

a.- La información descriptiva y los cuadros estadísticos que se ofrecen en la presente unidad y en las actividades de la unidad uno (1). b.- La bibliografía que se cita en las notas. c.- Las bibliotecas a su alcance.

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