historia del signo - jameson

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“No voy a tratar de resolver ninguno de estos problemas; en cambio voy a reinstalar las aproximaciones y perspectivas del historicismo que yo he denominado como un tipo de mito el cual he encontrado útil para caracterizar la naturaleza de la producción cultural contemporánea (postmodernista) y también para posicionar sus variadas proyecciones teóricas. Había una vez en el momento del amanecer del capitalismo y de la sociedad de clase media, la emergencia de algo llamado el signo, el cual parecía mantener relaciones no problemáticas con su referente. Este clímax inicial del signo -el momento del lenguaje literal o referencial o del así llamado discurso científico de implicaciones no problemáticas- llego a existir gracias a la corrosiva disolución de formas más antiguas de un lenguaje mágico debido a una fuerza la cual voy a llamar la reificación, una fuerza cuya lógica es una de brutal separación y disyunción, de especialización y racionalización, de una división del trabajo a la manera de Taylor en todos los ámbitos. Desafortunadamente esa fuerza – la cual trajo la referencialidad a la existencia- continuó permanentemente, siendo la lógica misma del propio capital. Así este primer momento de decodificación o de realismo no podía durar mucho; entonces mediante una reversión dialéctica correspondientemente llega a ser ella misma el objeto de la fuerza corrosiva de

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Historia Del Signo Jameson

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Page 1: Historia Del Signo - Jameson

“No voy a tratar de resolver ninguno de estos problemas; en cambio voy a reinstalar las aproximaciones y perspectivas del historicismo que yo he denominado como un tipo de mito el cual he encontrado útil para caracterizar la naturaleza de la producción cultural contemporánea (postmodernista) y también para posicionar sus variadas proyecciones teóricas.

Había una vez en el momento del amanecer del capitalismo y de la sociedad de clase media, la emergencia de algo llamado el signo, el cual parecía mantener relaciones no problemáticas con su referente. Este clímax inicial del signo -el momento del lenguaje literal o referencial o del así llamado discurso científico de implicaciones no problemáticas- llego a existir gracias a la corrosiva disolución de formas más antiguas de un lenguaje mágico debido a una fuerza la cual voy a llamar la reificación, una fuerza cuya lógica es una de brutal separación y disyunción, de especialización y racionalización, de una división del trabajo a la manera de Taylor en todos los ámbitos. Desafortunadamente esa fuerza – la cual trajo la referencialidad a la existencia- continuó permanentemente, siendo la lógica misma del propio capital. Así este primer momento de decodificación o de realismo no podía durar mucho; entonces mediante una reversión dialéctica correspondientemente llega a ser ella misma el objeto de la fuerza corrosiva de la reificación, la cual entra en el ámbito del lenguaje para separar el signo del referente. Tal disyunción no puede abolir completamente al referente, o al mundo objetivo o a la realidad, la cual todavía continúa manteniendo una débil existencia en el horizonte como una estrella que se encoje o como una enana roja. Pero su gran distancia con respecto al signo ahora permite a este último entrar en un momento de autonomía, de una existencia utópica de relativa libre flotación, como contrastando contra sus antiguos objetos. Esta autonomía de la cultura, esta semi-autonomía del lenguaje, es el momento del modernismo, y de un ámbito de lo estético el cual duplica al mundo sin estar junto a él, ganando en consecuencia un cierto poder negativo o crítico, pero también una cierta futilidad fuera de este mundo. Sin embargo la fuerza de reificación, la cual era responsable de este nuevo momento no se detiene

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aquí tampoco: en otra etapa, superior, con un cierto tipo de reversión de la cantidad en cualidad, la reificación penetra en el signo mismo y separa al significante del significado. Ahora la referencialidad y la realidad desaparecen conjuntamente, e incluso el sentido -el significado- es problematizado. Todo lo que nos queda es un puro y azaroso juego de significantes que nosotros llamamos postmodernismo, el cual ya no produce más obras monumentales de tipo modernista sino que incesantemente baraja una y otra vez los fragmentos de textos pre existentes, los ladrillos constitutivos de una producción cultural y social más antigua, en una nueva y superior mixtura: metalibros los cuales canibalizan otros libros, metatextos los cuales empastan fragmentos de otros textos - tal es la lógica del postmodernismo en general la cual encuentra una de sus formas más fuertes y más originales, auténticas, en el nuevo arte del video experimental.

Fredric Jameson, Postmodernism or, the cultural logic of late capitalism. Durham: Duke University Press, 1991, 95-96.