historia del seÑor cautivo de ayabaca

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HISTORIA DEL SEÑOR CAUTIVO DE AYABACA Su día central es el 13 de octubre. Esta fiesta se celebra en la ciudad de Ayabaca y es la más antigua de la región. Allá por 1751, hace más de 250 años, se inicia la devoción al Sr. Cautivo, entre los indígenas de las serranías norteñas del Perú y los pueblos cercanos de Ecuador. La leyenda dice que el sacerdote García Guerrero quiso afianzar la fe de su jurisdicción; con la presencia de una imagen de Cristo. Consiguió un tronco de cedro del cerro Sahumerio de Jililí y lo llevaron donde unos escultores de Ecuador. Estos artesanos aceptaron confeccionar la imagen con la condición de que nadie los moleste en esta labor y tan sólo les alcanzaran la comida por debajo de la puerta de la choza donde hacían su trabajo. El precio sería después acordado. Así se hizo. Nadie molestaba a los artesanos. Pasaron los días, las semanas y los vecinos decidieron averiguar sobre el avance de la obra. Fueron y después de llamar insistentemente, como nadie respondía, entraron a la choza, encontrando tallado un hermoso cristo con las manos atadas, al que llamaron Señor Cautivo. Pero los escultores no estaban y la comida estaba intacta. Nadie daba razón de ellos. Entonces, los vecinos se convencieron que tal obra había sido hecha por ángeles. La imagen fue llevada a Ayabaca y desde entonces se le rinde culto, acudiendo fieles de toda la región norte del Perú, así como peregrinos provenientes de Ecuador y Colombia.

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Page 1: HISTORIA DEL SEÑOR CAUTIVO DE AYABACa

HISTORIA DEL SEÑOR CAUTIVO DE AYABACA

Su día central es el 13 de octubre. Esta fiesta se celebra en la ciudad de Ayabaca y es la más antigua de la región. Allá por 1751, hace más de 250 años, se inicia la devoción al Sr. Cautivo, entre los indígenas de las serranías norteñas del Perú y los pueblos cercanos de Ecuador.

La leyenda dice que el sacerdote García Guerrero quiso afianzar la fe de su jurisdicción; con la presencia de una imagen de Cristo. Consiguió un tronco de cedro del cerro Sahumerio de Jililí y lo llevaron donde unos escultores de Ecuador. Estos artesanos aceptaron confeccionar la imagen con la condición de que nadie los moleste en esta labor y tan sólo les alcanzaran la comida por debajo de la puerta de la choza donde hacían su trabajo. El precio sería después acordado.

Así se hizo. Nadie molestaba a los artesanos. Pasaron los días, las semanas y los vecinos decidieron averiguar sobre el avance de la obra. Fueron y después de llamar insistentemente, como nadie respondía, entraron a la choza, encontrando tallado un hermoso cristo con las manos atadas, al que llamaron Señor Cautivo. Pero los escultores no estaban y la comida estaba intacta. Nadie daba razón de ellos. Entonces, los vecinos se convencieron que tal obra había sido hecha por ángeles.

La imagen fue llevada a Ayabaca y desde entonces se le rinde culto, acudiendo fieles de toda la región norte del Perú, así como peregrinos provenientes de Ecuador y Colombia.