historia del pensamiento histórico moderno

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    Frnesis: Vol. 11, No. 2, 2004: 34-57

    ISSN 1315-6268

    H is t o ri a d e l p e n s a m i e n t oh i s t ri c o m o d e rn o

    R eyb er P a r r a Con t r er a s

    J os L a r ez R u b i o

    Escuela d e Traba jo S ocial. Facu ltad de Cien cias J u rdicas y PolticasUn iversidad del Z u lia. Un iversidad Catlica Cecilio Acosta

    reyberpa rra@can tv.net

    R e s u m e n

    Se presenta una resea sobre las concepciones de la historia pre-sentes en las principales corrientes historiogrficas de occidente, con el

    propsito de ident ificar algun as car actersticas del pensam ient o histri-

    co que su rge con la m odern idad. En tr e dicha s car actersticas se encuen -

    tran: la bsqueda de respuestas a la causalidad histrica, la creencia en

    el progreso y la a spira cin de comp r end er la sociedad en su t ota lida d.

    P a l a b r a s c l a v e : Historia, pensa mient o histrico, modernidad.

    H i s t o r y o f Mo d e r n H i s t o r i c a lT h i n k i n g

    Abstract

    This paper presents a review based on the current conceptions ofthe occidental trends of history in order to identify some of the charac-

    Recibido: 01-06-2004 Acept ado: 19-07-2004

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    terist ics of historical thinking that have arisen in modernity. Among

    th ese cha ra cter istics, the a nswers to historical event s cau sed by cha nce,

    the bel ief in progress and the intent ion to understand society as a

    whole, ar e m ent ioned.Ke y w o r d s : History, historical th inking, modern ity.

    I n t r o d u c c i n

    La h istoria y el historiador son, como lo apu nt ar an acert ada -

    mente los representantes del historicismo, productos de una po-ca. E n este sent ido, el pensa mien t o histrico de los siglos XVIII yXIX puede s er con sidera do un a con secuen cia de la n ocin que so-bre la h istoria logra const ru irse dur an te la m odern idad. Dicha no-cin se encuentra presente en el conjunto de reflexiones genera-das por quienes integraron las principales escuelas y tendenciash istor iogr ficas d e occident e.

    Es t e est u dio recoge algun a s de esas reflexion es con el prop-sito de identificar en el pensamiento histrico occidental caracte-rst icas relacionada s con la racionalidad moderna , entre ellas:a ) la cr eencia en el progr eso; b) la a mbiciosa as pira cin de descu-brir leyes qu e expliquen los cam bios y el fun cion a mien to de la so-ciedad ; c) la b squ eda de la com pr ensin tot a l de lo social.

    El objetivo propuesto exigi la elaboracin de una resea so-bre la visin de la historia que desar rollar on las figuras m s re-presentativas de la historiografa occidental. De esta manera sefueron identificando principios y creencias modernas que se repi-t en en las diferen t es escu elas y ten dencia s h istoriogr fica s, lo queha perm itido elabora r un a car acterizacin par cial del pensa mien-to histrico moderno.

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    Los dos gran des cent ros de difusin del pensa mient o histrico dela poca (Francia y lo que hoy es Alemania) transitaron por cami-n os diferen tes en lo que r espect a a l relat o de los h echos.

    Los historiadores franceses, a diferencia de sus homnimosgermanos, se inclinaron ms por la exposicin de los hechos enform a ar tstica; es decir, lo litera rio se u tiliz par a dar a conocerlas gr a n des t r an sfor ma ciones sociales y poltica s de su poca. P er-sonajes como Jules Michelet y Franois Guizot, figuras sobresa-lient es en el debat e int electu al y poltico de Fr an cia du ra nt e el si-glo XIX, elaboraron crnicas y compilaciones con estilo oratorio(Pr ost , 1996: 35), lo cua l les p erm iti llega r con ciert a facilida d aquienes a spira ban conven cer con su s propuest a s polt ica s.

    Michelet (3), aunque recurri a la consulta de documentospara realizar sus escritos, no logr dejar a un lado su imagina-cin desbord a da , su n fas is tea t r al y su pa rcialidad poltica (Sa l-mon, 1972: 28), razn por la cual se ha puesto en duda el carcter

    cient fico de su s obra s. E n ella s en cont r am os el con cept o de tota li-dad histrica, el cua l est present e en su obra Historia de Francia(1869), en donde propone reconstruir el pasado tomando en cuen-ta los aspectos materiales y espirituales que confluyen en el tiem-po (Tu n de Lar a, 1981: 5). Tam bin ent endi que la historia espa sa do colect ivo del pu eblo o conjun to social.

    A su vez, diferencia el objeto de estudio de la historia del de

    la filosofa. P a r a Michelet (cita do por Rama , 1959), el est u dio delhombre individual ser la filosofa y el estudio del hombre socialser la historia. Asimismo, estuvo convencido de que la historiah ace a l h istoriador (cita do por Sa lmon , 1972: 28), lo cua l coincidecon lo propuest o por los repr esenta nt es del h istoricismo, qu ienescon sidera r on que el h istoriador es r eflejo de u na poca .

    Guizot (4), por su pa r te, se a l que a quello que s e a cost u m-bra llamar la porcin filosfica de la historia, las relaciones de losacont ecimient os, el lazo que los un ifica, sus cau sas y su s resu lta -dos, son hechos, es historia, exactam ent e igua l que los relat os de

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    bat a llas y los s ucesos visibles (cita do por Lefebvre, 1974). En su sobras puede observarse cierta inclinacin hacia la explicacin delos cambios sociales a partir del enfrentamiento entre burgueses y

    terr at enient es; de esta ma nera se a proxim al concepto de luchade clases propuesto posteriorm ente en el m at erialismo histrico(Kon st a nt inov, 1973: 14).

    3 . H e g e l y e l i d e a l i s m o a l e m n

    En el campo de la filosofa de la historia, Hegel (5) articulu n s istem a t er ico dond e sobresa le la a ccin del esprit u en la h is-

    toria de la hu ma nidad. E sa accin se despliega en form a ra ciona ly por ello la su st a n cia de la h istoria es la r a zn. La r elacin hist o-ria-razn estu vo plena men te ident ificada con el cont exto cultu ra len el que Hegel produjo sus reflexiones; la modernidad, con suculto a la r azn, int rodujo esta facultad del espritu en el devenirh istr ico y en la explica cin d e la cau sa lidad de dich o devenir .

    En la filosofa hegeliana el espritu es aquello que existeante s mismo, que puede penetrar en s mismo (Cruz Prados,1991: 37). Si bien el espritu n o es lo finito o lo ma t eria l pa lpable,es en lo real, en lo mensu ra ble, donde el mismo act a par a au to-realizarse. Por eso, los acontecimientos no son cognoscibles fuerade la relacin de los mismos con el espritu. Segn Hegel (1987:272), la h istoria del Es prit u es su pr odu ct o porqu e el Esprit u es

    solamen te lo que l produce y su h echo es ha cerse a qu en cua nt oespr itu , objet o de la pr opia con ciencia .

    La historia es, pues, dirigida por el espritu. Dicha conduc-cin s e rea liza en form a r acion al, por lo que en las diversa s eta pa sde los procesos histricos puede observarse un orden lgico, en elque los historiadores deben identificar la realizacin y sucesin delas ideas (Surez, 1976: 115).

    Al definir la h istor ia, H egel es, en este sent ido, en ft ico: Lahistoria del m un do es el despliegue del espritu en el tiempo, estoes, cmo la Idea se va rea lizando en el espacio, h acindose n at u-

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    r aleza (cita do por Bur k, 1998: 214). Y la idea se h ace na t ur a lezaen un pr oceso din mico, dialct ico, en el cu al su rgen los ca mbios.La totalidad -concepto importante en la interpretacin moderna

    de la hist or ia- viene a pr esent ar se com o con secu encia de lo in fini-t o din mico, no est t ico (Burk, 1998: 37-38).

    En relacin con el concepto de la dialctica, el mismo ya habasido expuesto antes que Hegel por el antecesor directo de ste: eltambin alemn Juan Tefilo Fichte (1762-1814). La dialctica, encua nt o rea lidad no es fija ni deter mina da de un a vez por siempr e,sino que est en un constante proceso de transformacin y cambio,cuyo motor es (...) tan to su int ern a contr adiccin (...) como la rela-cin en que est con otra realidad, que aparece como su contrario(Ramrez Snchez, 2002). En cuanto mtodo de conocimiento, ladialctica es ley lgica, ley de la razn. La razn avanza en su co-nocimient o median te oposicin y snt esis de cont ra rios (Cru z P ra-dos, 1991: 40). El mtodo dialctico es atravesado por la idea entr es fases: a ) la tesis: posicin inmediata , afirma cin; b) an ttesis:oposicin, negacin de lo afirmado; c) snt esis: unidad relat iva queconcentra la divers idad de la t esis y la snt esis.

    La filosofa de la historia de Hegel repercuti significativa-mente en el pensamiento histrico contemporneo. Historiadoresy filsofos ha n aporta do m ltiples inter pret aciones de la historiaa par tir de sus reflexiones. En el siglo XIX un a de esas int erpr eta -

    ciones es la de Thomas Carlyle (6), quien entendi que la accindel espritu en la historia se lleva a cabo a travs de la mediacinde gra n des h om bres, a los cua les cons ider los verda deros su je-tos de la historia. Segn Carlyle (citado por Lefebvre, 1974), lah istoria de lo que el hom bre h a r ealiza do en la t ierr a , es en el fon-do la historia de los grandes hombres que han trabajado en estemundo. Esos grandes hombres han sido los conductores de los

    pueblos, sus forjadores, sus modelos y, en un sentido amplio, loscrea dores de t odo lo que la m asa hu ma na , considera da en su con-ju nt o, h a llega do a a lca n za r.

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    De igual man era, J acques Maritain (1971:18) coincidiraaos despus con Carlyle al afirmar que la historia se ocupa deh ech os y per son as individu ales, par a lo cu al no busca u na impo-

    sible coincidencia con el pasado; requiere seleccin y diferencia-cin, interpreta el pasado y lo tr aduce en lenguaje h uma no; re-com pon e o r econs t itu ye secuen cias de a cont ecimient os r esult a nt esun os de otr os, y no puede ha cer esto sino median te un a gra n ca-pacidad de abstraccin.

    4 . E l h i s t o r i c i s m o

    El h istoricismo fu e ot ro de los a por tes del pensa m ient o hist -rico y filosfico alemn en el siglo XIX. Como visin del mundo, elhistoricismo sostiene que la rea lidad slo puede ser compr endidaen su desarrollo histrico (Iggers, 1998: 25). El hombre y la socie-dad se encuentran en permanente transformacin; todo cuantoexiste, exist e en devenir , como proceso (Scha ff, 1983: 229). La h is-t or ia, deca J . G. Dr oysen (7), es la su cesin d el deven ir.

    El historicismo no encuentra explicacin a la esencia de lavida hu ma na fuera de un a poca o tempora lidad, con sus ideas yvalores especficos. Todo proceso histrico y todo conocimiento se-ran el producto de un a poca. No ha y na da en la sociedad que n osea r ealidad h istrica (Cru z Cru z, 2002: 172).

    Desde sus respectivas interpretaciones de la historia, dos de

    los grandes filsofos alemanes del siglo XIX desarrollaron visio-n es a nt a gnica s sobre el devenir y el cam bio. Hegel, al r etoma r deJ oha n G. F icht e el m todo dialctico, bu sc esta blecer un a expli-cacin racional del devenir. Los cambios, a su juicio, son conse-cuencias de la accin de lo infinito -el absoluto- sobre lo finito -elhombre, la sociedad, la naturaleza-; Marx, por su parte, descartala relacin dialctica infinito-finito y presenta la tesis segn la

    cua l el ca mbio en el plan o social es el r esult a do de la posesin de-sigual de los medios de produccin, que a su vez conduce a la lu-cha de clases.

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    Tan t o H egel como Mar x ofrecen un a visin r gida del hist or i-cismo, don de es posible an t iciparse a los h echos (Orcajo, 1998: 78)pues, en el fondo, lo que ambos construyen es una explicacin te-

    leolgica de la sociedad, donde para Hegel la meta de sta es laformacin del Estado liberal, mientras que para Marx la mismase enr u mba h a cia la er r a dicacin d e las diferen cias sociales.

    Otros historicistas alemanes como: Oswald Spengler, Frie-drich Meinecke y J. G. Droysen reflexionaron sobre el concepto dehistoria y se mantuvieron cerca del planteamiento historicista deHegel, segn el cual la causa del cambio es la accin del espritusobr e aquello qu e per cibim os.

    Spengler (8) entiende la historia como una consecuencia espi-ritu al qu e se ha ce concreta en la r ealidad del hombr e. As, la his-toria es la expresin, el signo del alma que h a llegado a tomar susform as; llegar a cont emplar sensiblemen te este proceso sint tico esel cometido de la histor ia (cita do por Ram a, 1959). Meinecke (9) se

    apr oxima a est e plan tea mient o cua ndo le asigna a la historia el pa-pel de compr ender las m an ifesta ciones divinas present es en la h u-manidad. La historia, segn l, debe acoger y revivir comprensiva-men te la r evelacin del element o afn a Dios, nsito en la h um an i-dad (citado por Maravall, 1967). Droysen, por su parte, vincula elconocimiento histrico con la memoria del gnero humano; la histo-ria, a su juicio, es lo que la hu ma nidad sabe de s m isma, su cert i-

    dumbr e de s m isma (cita do por Ram a, 1959).La historia y su esencia -el cambio- son en Spengler y Mei-

    n ecke cons ecu encia s de a lgo que est fu era del mu n do de lo sen si-ble. Par a el historiador es import an te ident ificar la cau salidad delcambio, pero convendra aceptar que la historia no se ocupa delcam bio en s, sin o del sujeto que cam bia en el plan o de las r elacio-n es sociales (Cru z Cru z, 2002: 189).

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    5 . E l p o s i t i v i s m o

    Est a escuela historiogrfica sur ge en pleno siglo XIX y va adomin a r la h istor iogra fa h a st a la s pr imer a s dca da s del siglo XX.Los positivistas decimonnicos buscaron utpicamente el conoci-m ient o hist r ico objet ivo, r eflejo del pa sa do.

    El ansia de la historia cientfica les llev a rendir culto a loshechos. Segn Fustel de Coulanges (10) (citado por Langlois ySeign obos, 1972: 160-161), la h ist or ia con sist e, como toda ciencia ,en atestiguar hechos, en analizarlos, en reunirlos, en sealar su

    lugar (...) El historiador persigue y a lcan za los hechos por la ob-servacin minuciosa de los textos, como el qumico encuentra lossu yos en experimen tos min u ciosa men te h echos.

    Los historiadores positivistas Charles Victor Langlois (11) yMicha el J ean Cha rles Seign obos (12) ent endier on qu e pa r a h acerla historia genera l, h ay que buscar todos los hechos que puedenexplicar ya el esta do de un a sociedad, ya un a de su s evoluciones,

    porqu e h a n pr odu cido ca mbios (Lan glois y Seignobos, 1972: 184).Tam bin sostuvieron qu e la nica va expedita que t iene el h isto-riador para aproximarse a los hechos es la aportada por el docu-men to, recur so que par a ellos es impr escindible en la r econst ru c-cin del pasado. La historia -afirmaron- se hace con documentos,y los docum ent os son las hu ellas que ha n dejado los pensa mien-t os y los actos de los hombr es de ot r os t iempos (Lan glois y Seig-

    n obos, 1972: 17).

    El estudio de los hechos se consider importante porque atravs de los mismos se pretenda identificar leyes que permitie-ran descubrir las causas del progreso social: el positivismo apare-ce, entonces, como continuacin del pensamiento ilustrado (Lom-bar di, 1996: 61) y, en cons ecuen cia, de la modern idad. Al abr aza rla visin del m un do propu esta en la filosofa de la ilu st r a cin , lospositivistas dogmatizaron su teleologa al creer en el inevitableprogreso de las sociedades. El desarrollo continuo del conocimien-

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    t o cient fico gar a nt izar a est e pr oceso a scenden t e que con du cira ala con st ru ccin de la sociedad per fecta .

    Esta posicin opt imista la podemos observar en RobertMackenzie, historiador positivista del siglo XIX, quien entendi lah istoria como u n r egist r o de pr ogreso, u n r egist r o de conocimien-tos a cum ulados y sa bidur a crecient e, de a delan to cont inuo desdeun nivel inferior de int eligencia y bienest ar a otr o m s a lto. Cadageneracin deja a la que le sigue los tesoros que ella hered (cita-do por Collingwood, 1952: 147).

    Angel Orcajo (1998: 11-18) identifica algunos planteamientosque son cent r a les en la visin p ositivist a d e la h istoria:

    a ) E l discu r so cient fico hist r ico es a quel que cons igu e sup r imirla especu lacin y al m ismo tiempo logra que los h ech os h a blendesde su pr opia ma ter ialidad.

    b) La objetividad debe ser ent endida al ma rgen de cua lquier par-ticipacin subjetiva por parte del historiador. Esto implica queel historiador no debe valorar el pasado ni instruir a sus con-temporneos, s ino slo exponer hechos (Schaff, 1983: 118). Leo-poldo von Ranke (13) (citado por Lombardi, 1996: 57) recalcque historia es conocer las cosas tal como sucedieron, lo cuales igua l a a cept ar la objet ividad del conocimiento histr ico.

    Con el positivismo se busc extrapolar a la historia mtodos

    propios de las ciencias naturales (algo muy propio del naturalis-m o), los cu ales pr eten dan ser in cor por ad os a su ca mp o de estu diocon el propsito de aportarle herramientas que le permitieran es-tudiar las sociedades del pasado, entendidas estas como organis-mos en constante evolucin hacia su perfeccionamiento. As, Tai-ne (14) se intr odujo en el mu ndo de las ciencias na tu ra les pa ra es-tablecer analogas entre stas y la historia, entre la sociedad y los

    ser es vivos, lo cua l le llev a a firm ar que:

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    (...) la historia no es una ciencia anloga a la geometra, sino a la

    fisiologa y a la zoologa. Del mismo modo que existen relaciones fi-

    ja s, a un qu e n o men su r ables cua nt it a t iva ment e, ent r e los r ga n os y

    las fun ciones de u n cuer po vivo, de la misma form a ha y r elacionesprecisas, pero n o susceptibles de evalua ciones nu mr icas, ent re los

    grupos de hechos que componen la vida social y moral (citado por

    Lefebvre, 1974).

    Los positivistas pensaron que la historia deba ser consideradauna ciencia. Niebuhr nos presenta una ciencia histrica que debeir m s all del inters erudito por detalles nota bles del pasado, afavor de una ms amplia reconstruccin de aspectos de la realidadpretrita sobre la base de pruebas convincentes para establecer co-nexiones significativas entre acontecimientos y estructuras (citadopor Moradiellos, 1999). Gil Fortoul (15), por su parte, coincide conRanke en el sentido de que la historia une la ciencia y el arte. El co-nocimiento histrico debe moverse entr e las frontera s de la ciencia yel ar te; por eso aspir pasar de la simple crnica a un a historia conparticular est ilo litera r io. Segn Gil Fortoul (1942: 07):

    La historia es gnero extr aordinar iam ente difcil y complejo. Es

    ciencia y arte, o literatura, a un tiempo. Ciencia con los mismos ttu-

    los y por igua les ra zones que las dem s ciencias (...) Y ar te, porque

    no es posible escribir historia legible o duradera sin emplear un esti-

    lo que atraiga y cautive, que la distinga de la simple crnica de suce-

    sos ms o menos encadenados o de la pura coleccin de documentos.Por ambos motivos la historia no se acaba nunca de escribir.

    La historia cientfica del positivismo es neutra e indiferenteen relacin con el presente. Esta dimensin del tiempo histricoes secun dar ia pa ra el historiador positivista , pues slo le int eresaconocer el pasado. El materialismo histrico va a cuestionar elmito de la historia neutral y totalmente objetiva, para proponer

    que tal consideracin es una herramienta ideolgica que no puedeser aceptada por los historiadores comprometidos con la transfor-macin social.

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    6 . E l m a t e r i a l is m o h i s t r i c o

    Con Kar l Ma rx (16) se su per la concepcin ma ter ialista de-sarrollada en los siglos anteriores, en la cual slo se proporciona-ban elementos par a el estudio de la na tu ra leza o par a la enun cia-cin de sist ema s econ m icos. El viejo ma t er ialism o:

    (...) surgi sobre la base del capitalismo en gestacin y del avance

    consiguiente de las fuerzas productivas, de la nueva tcnica, de la

    ciencia. Los materialistas, como idelogos de la burguesa, progresi-

    va en aqu ellos t iempos, comba tieron a la escolst ica m edieval y a las

    au toridades eclesisticas, tomar on la experiencia como m aest ro y lanaturaleza como objeto de la filosofa (Rosen tal, Iudin, 1965: 298).

    El materialismo histrico aparece como una corriente delpensamiento histrico que persegua establecer las bases para lacomprensin del desarrollo de las leyes generales de la sociedad,aspira cin que t am bin estu vo present e en Comt e y los positivis-ta s en genera l.

    Dich as leyes son el resu lta do de la int err elacin existen t e en-tre los componentes primordiales de la sociedad: la infraestructu-ra y la superestructura. El primer componente abarcara un modode pr odu ccin (pr imitivo, escla vist a , feuda l, ca pita list a y socialis-ta) el cual definira la naturaleza del segundo, donde convergenlos hechos jurdicos, polticos y culturales en general. Marx, con

    su propuesta materialista, desarrolla una filosofa de la historiacuya clave es la prioridad determinante de la vida material sobrela conciencia, el espritu y el pensamiento (Cruz Prados, 1991:60). De esta ma nera busc compr ender en su tota lidad la int er-dependencia de los aspectos que integran la sociedad. SegnMarx (1973: 39), la concepcin materialista de la historia:

    (...) consiste, pues, en exponer el proceso real de produccin, par-

    tiendo para ello de la produccin ma terial de la vida inmediat a, yen concebir la forma de intercambio correspondiente a este modo

    de produccin engendrada por l, es decir, la sociedad civil en sus

    diferent es fases como el fun dam ent o de toda la h istoria, pr esent n-

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    dola en su accin en cua nt o Esta do y explican do a ba se de l t odos

    los diversos productos tericos y formas de la conciencia, la reli-

    gin , la filosofa, la m or al, etc., as com o est u dian do a p ar t ir d e esa s

    premisas su proceso de na cimiento, lo que, n at ur almente, perm iti-r exponer las cosas en su totalidad (y ta mbin, por ello mismo, la

    interdependencia entre esos diversos aspectos).

    El materialismo histrico propone una visin de la historiaen la que se r eivindica el papel del hom bre en el proceso de tr an s-form acin de la sociedad: el hombre es cons idera do un su jeto acti-vo que p ar t icipa en los cam bios sociales. Est a int erpr eta cin de lacausalidad histrica constituy una ruptura con el idealismo deH egel, don de en lnea s gener a les se pla nt eaba que los ca mbios so-ciales eran consecuencia de una realidad metafsica, en la que loshombres no pasaban de ser simples sujetos pasivos.

    La nocin de la historia de Marx reconoce el papel transfor-ma dor del hombr e, el cua l posee su acta de n acimient o, la histo-

    ria, la que sin embargo, es para l una historia consciente y, porlo tan to, como a cto de na cimient o, u n acto que super a como con-ciencia. La h istoria es la verda dera historia na tu ra l del hombre(citado por Garzn Bates, 1974). Sin embargo, desde el punto devista meta -histrico, Marx entendi que las leyes del desar rollosocial indican que los hombres, independientemente de la con-ciencia que estos posean de su mundo, avanzan en forma indete-

    n ible h a cia el esta blecimient o del comu nism o.Lenin (17), sigu iendo a Ma r x en lo relat ivo al pa pel del hom-

    bre como ser transformador de la sociedad, afirmara que todahistoria se construye con los actos de individuos, los cuales son,sin du da , figur as a ct ivas (cita do por Childe, 1974: 129). De igua lma ner a, Lefebvre (18) (1974: 55) dir que la historia es, a buensegur o, obra del hom bre. Tiene sin du da otr os m otores, ta les como

    el clima , la dist r ibucin de la t ierr a , los m ar es (...) P ero estos fac-tores solo actan por mediacin del hombre y en ltima instancia,de su propio espritu.

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    Adam Schaff (19) (1983: 324-325), por su parte, incorpora ensu visin ma r xist a de la h istoria lo que l den omin el n cleo ra -cional del presentismo, donde reconoce la relacin entre una po-

    ca y los juicios, n ecesidades y a ctitu des del historiador. El ma te-rialismo histrico y el presentismo tendrn en comn el interspor sumergir al historiador en su poca, la cual no es ajena a l.En am bas int erpreta ciones de la h istoria, el historiador no se re-du ce a u n individu o que escribe sobre el pa sa do: es u n a ctor socialque escribe sobre ese pasado, pero en funcin de la posicin queasu me frent e a su presente.

    7 . E l p r e s e n t i s m o

    El presentismo fue una corriente del pensamiento histricoque reaccion en contra del positivismo y se mantuvo cercana alidealismo de Hegel, as como a los planteamientos centrales delhistoricismo. En dicha corriente se plantea que el historiador nodebe limitar su tr aba jo al orden am ient o de dat os (heu rstica) sino

    que debe, adems, valorarlos (Carr, 1978: 28); es decir, verlos apa rt ir de los int ereses del pr esent e, pues el con ocimient o hist r icono es ms que el pensamiento contemporneo proyectado sobreel pasado (Schaff, 1983: 126). En palabras de Croce (20) (citadopor Walsh , 1980) la h istor ia es el pen sa m ient o vivo del pasa do.

    Pa ra los present istas n o ha y un a h istoria sino un a m ultiplici-

    dad de h is tor ias segn e l nmero de esp r i tus que las c rean(Schaff, 1983: 132). La historia, entonces, es el resultado de losa nh elos y n ecesidades de los a ct or es sociales y del m ismo hist or ia-dor qu e la es cr ibe; com o con secu encia d e est o, la visin del pa sa doy la seleccin de los hechos estudiados estn condicionados por lacultura del presente, espacio en el que acta el espri tu ( tesisidealista de H egel) con el propsito de or dena r el mu n do en form aracional. Por tanto, la historia es un producto del espritu, el cual,al actuar en el presente, propicia hechos particulares que estndotados de conceptos universales (Flamarin Cardoso, 1985: 107).

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    Los hechos son una consecuencia de la dialctica que el mis-mo espritu int roduce en el devenir histrico. No h ay perma nen-cia de situa ciones y de estr uctur as en la h istoria. Al igual qu e los

    h istoricista s, los pr esent ista s cons idera n que el ca mbio es lo nicoque perm an ece en la historia.

    Pa ra compr ender el despliegue del espritu sobre los hechos,el historiador debe contemplar los mismos para narrar aquelloque es rea l y descar t ar lo irr eal. La obr a del hist or iador slo difie-re de la obra del novelista en qu e aqu ella se considera verda dera ,en cuanto experiencia revivida en su espritu (Schaff, 1983: 133).P or eso, la cond icin cient fica de la hist or ia es pa rt icu lar en rela -cin con otras ramas del saber. Collingwood (21) (1952: 224) con-ceba la historia como ciencia, pero una ciencia de una clase es-pecial. Es una ciencia a la que compete estudiar acontecimientosinaccesibles a nu estr a observacin, y est udiar los inferencialmen -te, a brindonos paso ha sta ellos a par tir de a lgo accesible a nu es-tra observacin y que el historiador llama testimonio histrico delos acontecimientos que le interesan.

    A diferen cia de Croce, quien en su pr imer a eta pa de r eflexinterica visua liz la historia como ar te y no como ciencia, Co-llingwood a cept a el ca r ct er cient fico de la h istor ia e iden t ifica enella un mtodo particular: observacin indirecta de hechos a tra-vs de las fuen tes h istrica s.

    El proceso de observacin del pasa do a tr avs de las fuen teso evidencias histricas, representa en la historiografa un aportesignificat ivo de los h istoriadores positivist a s. E n el siglo XX, est eaporte sera retomado por los historiadores franceses de Annalespar a proponer que dicho proceso heu rstico deba rea lizarse a tr a-vs de la interdisciplinariedad: la historia comenzaba a dialogarcon las ciencias sociales.

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    8 . E s c u e l a d e A n n a l e s

    La prctica historiogrfica de las primeras dcadas del sigloXX obtuvo un significativo aporte con el movimiento o escuela deAnnales. Sus precursores plantearon una nueva orientacin delproceso de invest igacin hist rica, diferen te en relacin con la his-toriogra fa positivista y en m enor gra do del ma terialismo histrico.

    (...) No obstante, la novedad de los Annales no est en su mtodo,

    sino en los objetos y las preguntas que plantean. L. Febvre y M.

    Bloch respetan escrupulosamente las normas de la profesin: tra-

    bajan sobre documentos y citan sus fuentes, pues no en vanoa pr end ieron su oficio de la Es cu ela d e La n glois y Seignobos. Ah ora

    bien, critican su estrechez de miras y la compartimentacin de las

    investigaciones. A su vez, rechazan la historia poltica episdica

    que entonces predominaba en aquella Sorbona cerrada (...) (Prost,

    1996: 52).

    Ann ales propondr un a epistem ologa de la historia, car acte-

    rizada por el trabajo de investigacin interdisciplinario. Con lamisma se aspira ba:

    1. Dota r a l discur so histrico de cat egoras t oma das de otr as dis-ciplinas cientficas como la antropologa, economa, filosofa ysociologa. El trabajo interdisciplinario tambin buscaba in-corporar her ra mient as met odolgicas en el a n lisis e int erpr e-

    t a cin de las fuent es h istrica s, par a ofrecer le al hist or iador laposibilidad de obtener inform acin sobre el pa sado en ra str oshu ma nos de t odo tipo: desde u na mu estra de t ejido orgnico,ha sta las ruina s de un a ciuda d abandona da.

    2. Man ten er el car cter de relevan cia de la historia an te el sur gi-mient o de otra s propuesta s cient ficas. La historia se encon -t r aba am ena zada por el au ge de la sociologa , sobre t odo desde

    1898 con Durkheim y su Anne sociologique. Esta disciplinapretenda ofrecer una teora total de la sociedad, y proponah acer lo con mt odos m s r igur osos (P r ost , 1996: 49).

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    3. Con solida r la cr eencia en la cond icin cient fica de la h istoriay la aceptacin de la misma como una ciencia en permanentepr oceso de const r uccin (Flam ar in Car doso, 1985: 123).

    4. Alcanzar la meta de ofrecer un conocimiento histrico queabarque la totalidad social . Segn Fernand Braudel (citadopor P ereyra , 1980): La h istor ia (...) es el est u dio de lo social,de t odo lo social, y por lo t an t o del pa sa do; y t am bin, por t a n-t o del presen te, am bos insepa r ables.

    Los historiadores de Annales insistirn en la pertinencia so-

    cial del con ocimien to hist r ico; la h istor ia no es con ocimien to est-ril del pasa do, es la posibilidad de lograr un a lectu ra del present econ el propsito de comp r ender lo y tr a ns form ar lo. De igua l ma ne-ra sosten dr n, como lo hiciera n los r epresent an tes del ma ter ialis-mo histrico, que el epicentro de la historia es el hombre. MarcBloch (22) (cita do por Bauer , 1957) nos d ice a l r especto que:

    E l objeto de la h istoria es esen cialmen te el hombr e. Mejor dicho los

    h ombr es (...) Detr s d e los r as gos sen sibles del paisa je de las h err a -mientas o de las maquinas, detrs de los escritos aparentemente

    ms fros y de las instituciones aparentemente ms distanciadas de

    los que las h an crea do, la h istoria quiere apr ehender a los hombres.

    Sobre el particular, Lucien Febvre (23) (citado por Salmon,1972: 32) afir m lo sigu ient e:

    J am s debemos olvidar que el sujeto de la historia es el hombre. Elhombre, t an prodigiosam ent e distint o y cuya complejidad no es po-

    sible reducir a un a frm ula sencilla. El hombre, producto y her ede-

    ro de millares y millares de uniones, mezclas, amalgamas de razas

    y sangres distinta s.

    La labor de Bloch y Febvre, en lo que r espect a a la fun da cinde Annales, se mantendra en el tiempo con la incorporacin denu evas generaciones al movimiento; ent re ellas las encabezada spor Fernand Braudel y Jacques Le Goff, respectivamente, en lasegunda mita d del siglo XX.

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    C o n c l u s i o n e s

    La creen cia moderna en el progreso de las sociedades se refle-j en la s reflexiones de los h istoria dores de la s dist in tas escuelashistoriogrficas de occidente. El pensamiento histrico que surgeen dichas escuelas present un notable inters por comprender elorden lgico del progreso en la s diversas et apas de la hist oria .

    De igual manera, los historiadores modernos se dedicaron aconstruir interpretaciones racionales de la historia. En ellos, lara zn modern a se expresa en la am biciosa aspira cin de alcan zar

    la comprensin total de lo social. Hay en los representantes delpensamiento histrico moderno una tendencia hacia la elabora-cin de sntesis omniabarcantes de los hechos sociales. Los mar-xistas lo intentaron partiendo del anlisis de los aspectos econ-micos; los positivistas, por su parte, prefirieron hacerlo a travsde los hechos polticos; entre tanto, los historiadores de Annalesoptaron por el anlisis de la interrelacin entre todos los compo-

    n ent es de la convivencia social.En el pensamiento histrico m oderno, el hombre -como ser

    temporal y social- es el objeto de estudio que se le atribuye al co-n ocimient o hist r ico. En este sent ido, se observa que d icha creen -cia gu a r da rela cin con la n ocin de la hist or ia qu e se inici en lacultura griega clsica, en la cual el hombre fue reconocido comoser histrico.

    Pa ra algunos idealistas, el objeto de estu dio de la historia loconforman los personajes destacados del pasado. A nuestro juicioel conocimient o histrico no pa rt e, y m enos se agota , en el plan obiogr fico; por el con t ra r io, va m s a ll de l par a a spira r la com-prensin integral de la sociedad. La historicidad no es patrimonioexclusivo de persona s notables o hr oes; se t ra ta de un a condi-cin inher ent e a todo ser hu ma no. Por lo ta nt o, las sociedades delpasado deben ser entendidas captando la interrelacin de la ma-yor par te de sus integra nt es y no desde las acciones de individua-lidades.

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    Otra caracterstica del pensamiento de los historiadores mo-dernos es el inters de los mismos por lograr respuestas al porqu de los cam bios en la historia. Los historicistas insistieron en

    la tesis de la permanencia de los cambios en el tiempo. Hegel yMarx, con interpretaciones diferentes, emplearon el mtodo dia-lctico con el propsito de desarrollar teoras sobre las causas delos cam bios sociales.

    N o t a s

    1. En Her doto y Tucdides, persona jes pert enecient es a la cultu -

    ra griega clsica, pu ede encont ra rse un an tecedente significa-tivo de esta visin de la historia como totalidad racional; esdecir, la h istor ia com o con ocimien to tot a l de los h echos.

    2. Rousseau es un caso particular, pues l, a diferencia de suscontemporneos, no entenda el progreso como consecuenciade la convivencia en civilizacin. Para l los hombres son es-

    clavos de los comport am ient os qu e n o se despren den de la na -turaleza.

    3. Michelet, J ules (1798-1874). Historiador y poltico fra ncs.P rofesor de la Sorbon a y del Colegio de F ra n cia. Aut or de: His-toria de Francia (1869); Historia de la revolucin francesa(1847); H istoria d el siglo XIX.

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    lucin francesa (1837); Panfletos de nuestros das (1850).7. Droysen, J oha n Gu sta v (1808-1884). Historiador a lem n. Pr o-

    fesor de la Universidad de Berln. Autor de: H istoria d e la po-ltica pru siana (1855); H istoria d el h elenism o (1877).

    8. Spengler, Oswald (1880-1936). Filsofo a lem n. Cur s estu -dios en la Un iversidad de Mu nich y en la U niversidad de Ber-

    ln. Aut or de: La decadencia de occidente (1918); Prusianos ysocialism o; Aos d ecisivos.

    9. Meinecke, F riedrich (1862-1954). H istoriador alem n. Rectorde la Un iversidad Libre de Berln. Autor de: Ciudad ana un i-versal y estado nacional (1908); Die Deu tsch e Katastroph e N a-tionalstrat(1919); Der idea der Stratsrson in der neveren ges-chichte (1924).

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    tor de: M an ua l d e bibliografa h istrica; In trod uccin a los es-tu dios h istricos (1897), obra cuya aut ora compart i conM.J .C. Seignobos.

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    14. Taine, Hyppolite (1828-1893). Historiador y filsofo francs.Autor de: Filosofa del arte; Orgenes de la Francia contempo-rnea (1876); Historia de la literatura inglesa .

    15. Gil Fortoul, Jos (1861-1943). Historiador, novelista y polticovenezolano. Autor de: El hom bre y la historia (1896); Historiaconstitucional de Venezuela ; Julin (1888); Idilios (1892); Pa-siones (1895); El hu m o de m i pipa; Filosofa constitucional.

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    17. Vladimir Ilich, Lenin (1870-1924). Fundador del partido co-munista ruso. Autor de: Marxismo y reformismo (1913); En

    torno a la cuestin dialctica (1915); S obre el estado (1919); Elestad o y la revolu cin (1917).

    18. Lefebvre, George (1874-1959). Historiador. Autor de: La revo-lucin francesa (1930); El gran m iedo (1932); Napolen (1937).

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    (1900); L a filosofa d e Vico (1911); B reviario de esttica (1913);tica y poltica (1930); Filosofa e historiografa (1949).

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