historia del magnetismo animal

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HI ST ORIA El magnetismo, que en muchas épocas ha ocupado vh·amente la atencion pública, ha vuelto 1\ llamarla.de nue•·o y á des11et·tnr mas simpnlfas qne en ot ros tiempos. L ns nes cicn t rficns se muestr an méuos hos til es á sus prodij i os y l os someten á la anál i sis miéntras qu ti l os csc ritot·cs, aprovechando la po(lu la l'idad de su nombre, l os pro p agan bajo la formn do In n ovel a. Nu es tro sigl o, emine ntemente ob ser vador é lnc dinndo á los descul> l'lmic ntos, estudia con ardor l os mister i os de In natnmleza, y sus l ll'OSrcsos en es ta ciencia le h oce n cree•· que nada hay imposible á sus in•es t i¡;aci ones. El magnetismo ha cesado de halla1· in- crédulos sistemát icos, pero se halla aun rodeado de tanta oscuridad ·y esplotado como en otros tiempos con tanta audacia por el charlatanismo, que conviene esplicarlo bien y formar una justa idea de su poder, pues es bueno poner al público alerta contra sus errores, dllndole :1 la vez lugar :1 reflexionar sobre sus verdades. ¿ llny necesidad de recordar que la palabra magnetismo es derivada del gri ego magnes (iman), que si gnifica at raccion sim1>Aii ca entre dos cuerpos?¿ que el magne ti smo, cuando se eje r ce so bre cuerpos brutos, se ll ama mineral ú tc> -rcstl · c, y que, por anal ogía, se ha cal i fi cado de IIW{IIIotis mo animal la rt ccion s imp¡\lica del hombr e soiJ I'C el hombre ú del anim al solu ·o el un lmul? J. o que hay que consignar sobre t odo es que la existencia de l magne ti smo mi ne ral es innegnl>lc y que fué r.onoeidu desde la mas re mola antiglie dnd. El iman es t aba en gran vogn en 1:1 medicina de los ma gos , de Jos cal deos y los egl11cios. Los griegos y los romanos se s irvieron de él con grande éxito en diversas enfermedades. Ournnte la edad· media l' los siglos siguientes, Avicena, Roberto Fludd, Arnoldo de Villanuevá, Alberto el Grande, Cardan, Parnfelso, etc., y un gran número de médicos y filósofos en•:ominron el ima n como un est:e- lente remed io comra toda especie de enfermedades nerviosas . Sin embargo, este método curat ivo COITió la suerte de ot r os muchos, cayó con la medici na em1>í ri ca y que.dó ln1 'gn ti eii1(IO s umido en el olv id o. 1 © Biblioteca Nacional de España

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Page 1: Historia del magnetismo animal

HISTORIA

El magnetismo, que en muchas épocas ha ocupado vh·amente la atencion pública, ha vuelto 1\ llamarla.de nue•·o y á des11et·tnr mas simpnlfas qne en otros tiempos. Lns ~:orporncio­nes cicn trficns se muestran méuos hostiles á sus prodij ios y los someten á la anál isis miéntras quti los cscritot·cs, aprovechando la po(lu lal'idad de su nombre, los pro pagan bajo la formn do In novela. Nuestro siglo, eminentemente observador é lncdinndo á los descul>l'lmicntos, estudia con ardor los misterios de In natnmleza, y sus lll'OSrcsos en esta ciencia le hocen cree•· que nada hay imposible á sus in••esti¡;aciones. El magnetismo ha cesado de halla1· in­crédulos sistemáticos, pero se halla aun rodeado de tanta oscuridad ·y esplotado como en otros tiempos con tanta audacia por el charlatanismo, que conviene esplicarlo bien y formar una justa idea de su poder, pues es bueno poner al público alerta contra sus errores, dllndole :1 la vez lugar :1 reflexionar sobre sus verdades.

¿ llny necesidad de recordar que la palabra magnetismo es derivada del griego magnes (iman), que significa atraccion sim1>Aiica entre dos cuerpos?¿ que el magnetismo, cuando se ejerce sobre cuerpos brutos, se llama mineral ú tc>-rcstl·c, y que, por analogía, se ha calificado de IIW{IIIotismo animal la rtccion simp¡\lica del hombre soiJI'C el hombre ú del animal solu·o el unlmul? J.o que hay que consignar sobre todo es que la existencia del magneti smo mi neral es innegnl>lc y que fué r.onoeidu desde la mas remola antigliednd. El iman estaba en gran vogn en 1:1 medicina de los magos , de Jos cal deos y los egl11cios. Los griegos y los romanos se sirvieron de él con grande éxito en diversas enfermedades. Ournnte la edad· media l' los siglos siguientes, Avicena, Roberto Fludd, Arnoldo de Villanuevá, Alberto el Grande, Cardan, Parnfelso, etc., y un gran número de médicos y filósofos en•:ominron el iman como un est:e­lente remedio comra toda especie de enfermedades nerviosas. Sin embargo, este método curativo COITió la suerte de ot ros muchos, cayó con la medicina em1>írica y que.dó ln1'gn tieii1(IO sumido en el olvido.

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Page 2: Historia del magnetismo animal

-2-Il(1cia mediados del si¡;lo xvnr el ffsico Klal'ich, médico del rey de Ingla terra, voll'ló á

poner en vc•ga el método magnético por las numerosas curas que pretendió opera ha con el

iman, y una moltilud de sabiOS"de rodoslos paises, Z><ingcr, Kresncr, Uolmann, Glaubrechl,

Reichel, Weber, Akcn, Slromer, Siguud-Laronl, l'aulian, de Arquier, ele, hir.ieron esrerien­

cins p1u·a comprobar la verdad de los hechos alegados por el médico Klarich. El ahate Le­

noble construyó en Fl'llncia imanes Ul'lificiales, y se bizo de moda el método mngnél ico pam

las enrermedades nerviosas. En i774, el aslrónomo llell conrinuó los trabajos del abaie

Lenoble, perrecciooó el modo de aplicacion de los imanes sobre las diversas partes del

cuer¡lo, y con este socorro obtuvo curas prodijiosas que tuvieron grande eco en Ale­

mania. Esta digrcsion sobre el iman, aunque ajena de nuestra malcr ía, nos ha parecido necesa­

ria á fin de indicar el punto de donde ¡1arte Mesmer par llegar á la edificacion de su doclri­

na del magnetismo o ni mol. Antonio Mesme1· estudiaba la mctli cina en Viena, en donde se har.ia nolnr po1· sus ideas

estrniws. En 1766, pa1·a obtener oluor.rorndo, sosluvoanlc la fucnllad de. nr¡uclla ciudad una

lésis inlitu lada: Do /(lin(lueru:ic•do los11stros sobreolcueiJlO lumlOIIO. "Los astros, decia en su

disertacion, en virrud de la ruet7a que produce la mutua a1raccioo, ejercen sobre los

seres vivientes una inttuencia que no es mas que una modificacion de la atraceion jenernl.

Esta inCiucncia se 011cra por el inrcnnedio de un Clúido su til que llen·a el uoiverso y penetra

todos los cuerpos, cte. • Por el año de i 776, habiendo o ido Mesmer hablar de los maravillosos resullados que el

astrónomo llell aseguraba obtener por medio de sus imanes, tu•·o frecuentes conrerencios

con este p1·of~sor, y habiendo llamndomtl)' parlicl¡larmeule suntencion asl In novedad como

lo singular de la fue1·zn magnética, se persuadió de que esta l'urrza ern el Cl úítlo universn l

de que él habia hablado en su tésis iuausUI·al. Abrió al punto una enrcnnc1·[a p;11·tir.ulnr

en la cual se ofreció A curar grat(litnmente, ¡lor medio del magnetismo, A lodos les enrer­

mos que en ella se. presentasen, y ti este crer.lo mandó construir una enorme canlidacl de

planchas magnclizatlas de diversos rormas y temai10s para poderlas acomodar¡\ las diversns

partes del cuerpo. Mesmer no se contentó, como el profesot· nell, con OJlCI'Or en una sola

ciudad; quiso que tollo er im perio sintiese los pretendidos beneficios de su mélodo cura­

tivo, )' eu su Yirrud en•·ió A !odas 11arles sus armaduras magnélicas, )' llenci, ndemas, los

diarios alemanes y estraojeros de relaciones de sus curas milagrosas . Debemos creer que

logrli rcsl iluir ln salud á algunos cnrcrn•os, porque muchos snhios de a<¡uolln época conrc­

saron hnber si el o curados por el método mcsme1·iano. Pero Antonio 1\lesmer, que ten in mas bien ln ambicion de la rQr,luoa que In de una repu­

tacion de sabio, no quiso limitarse al magnetismo mineral; neccsilaba algo de estraordina­

rio que hiriese las lmnjioaciones yr.uyo revelador pudiera deci1·sc él. Enlónr.es, ahnndo­

nnndo la teorla del profesor Hcil, r¡ue no suponlo erectos sobre los enrermos sino por medio

del imno, proclamó la existencia de un magnetismo animal esencialmente dibtinto del mng­

nelismo terreslre. Este magoclismo, decía, es la propiedad del hombre, •JUC no licue ningu-­

na necesidad del imau para·o¡1erar curas, y formuló su !lueva doclriun en veintisiete pro­

posiciones, bajo forma de arorismos, que reasumimos así: El CUCI'IlO humano siente los erecLOS del nú ido universal, que nfecla inmc<liatamenle SUS

nervios, infiltrándose en su sustancia, y le da lli'Opiedades análogas á las del iman. l::sla

propiedad, llamada magnetismo animal, puede comunicarse :1 los cuerpos animados é inani­

mados. La aGcion magnética puede igualmente t•ner lugar de cerca ó á distanrias muy lar­

gas. Puede provocar inmediatamente convulsiones, crísis snludniJies, yenrar enrermedad ~s

reputadas incurables, etc. Las academias de Viena y de Derlin, :1 las qne ~lesmrr enl'ió r,·osr.os magneti7.a­

dos y programas, SC burlaron de él )" lo lrataroo de \'ÍSÍOnario )' chnrlalan. rtcrido

en su orgullo y en sus esperanzas, ~lcsmer rcSJJOndió co11 in¡nrias; enr,,hló$6 una •·iolenta

pol6mic,1, y de rcsullas de esta el autor del mng•oetismo ;miu1nl se vió ahligaclo ú <lí·jo1·

¡\ \'ieua, en donde, po1· otra (H\rte, le acusaban de haber Reducido á una jóvcn do diez y

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Page 3: Historia del magnetismo animal

5 siete nños y gu~rdfadola en su casa so prcte$10 de restituirle In l'ista por medio del masue· lismo.

No pudiendo yn pea·mnnecer en ·Alemania, Mosmor se l'ino íl Paris, pues lo ¡1areció un teatro fnvorahle ni ejercicio de su industria esta ciudad tan curiosa entónces de toda espe­cie de uovoda'd. l.as academias de las ciencias y de mediciun le rechazaron, pero el público nr.ojió con entusiasmo In singularidad de su doctrina, y sus sentencias de inspirado le va­lieron el favor de uo·pueblo ocioso y fr!volo.

Mesmer se hospedO en uno de los hermosos hoteles de la plaza Vendome y muy luego tuvo unn casa bien mont~da, en la que tenia siempre mesa abierta.

El médico magneli?.ndo•· pretendía eumr todas las eufermodndos, y particulal'llaento lns de las muje•·es vaporosas; lo que él pedia especialmente eran enfermedades graves, invete­radas, rebeldes al método de los mas há!Jilcs miemnros de la docta facullad, y no exijla niu­¡¡un salario. Hallúbanse en la plaza V~ndome magnifico~ salones, muebles suntuosos, ricos cuadros, una deliciosa músir.a, y para los iniciados esquisitas cenas. ~nfermos y sanos, todo el muo do acudin i\casa de Mesmer como :i una partida de placer; los mas altos perso­najes y las seiaoras de la primera aristoca·acin no temieron ft·ecuentarla . Hasta se pretendió quo In misma ruin u acudía Ct ella disfrn1.ada.

Jlénquiloquepasaba en aquellos famosos salones y de quémodooperaha el m~gnellzador: En medio del aposento eu que se hacino las es¡¡eriencias babia una cubeta de cuatro ó cinco

piésde diámetro, que con tenia algunas pulgadas de agua, limaduras de hierro, 1·idrio molido, y botellas igualmeutc de agua colocadas en un Orden caballstico. Una cubierta horadada ada¡llada á esa cubeta, daba salida 1>or sus ngu;eros á l'árias espigas de hierro dobln~ns en la ¡1nrte esterior. Los onfcmJos y curiosos que iban'' que los magnetizasen, se sentaban al ­redor do la cubeta y agarra ha cada uno unn c~piga do hierro ¡Hara aplicársela á In parle do­liente. A menudo, dcta·ns de esa prim~rn fil a se establecía otra, y un terer circulo de indi­viduos que formaban cadena enlazándose lus manos, es deci1·, que la persona de la derecha metin su dedo pulgar entre el pulgar y el lndice del que estaba á su izquierda, y nsi hacino sucesivamente todos los demas. Al mismo tiempo, se tocaban por las rodillas y los piés, y ndemns, se enrollaba ni cuerpo de Jos enrermos una larga cuerda :atada á la cubierta de la cubeta: ·

Mióntrnsque todos se nl'l'cglabao á sus anchuras Jlara formnr la cadena, delei taba sus oídos un concierto de clavos, haa·pas y ' 'oces, que se interrumpía de ve?. en cuando para dejar oír el timbre tan suave y tan penetrante de la armónica, instrumento nuevo que Mesmea· tocaba con perfcccion. Los sonidos de la armonóica obraban vivamente sobre los nervios de las mu­jeres delicadas, y cuando llrsmer juzgaba que se bailaban ya suficieotementeconmovidaspor aquella mordentearmonfn, se presentabA súbitamente acom1>ailndo de varios iniciados, arma­dos de ''orillas de hierro, á fin do ac1·ecentaa· In cnerjia del llúido magnético que salia do la cubeta, y do im¡>onea· tllos bu rlones é iucr~d ulos. El magnetizador y sus adeptos descrihian con sus varas círculos misteriosos alredOJ' de Jos enfermos, luego daban principio á la aplica­cion de las manos sobre In cabeza, los hombros y el pecho. Con particularidad palpnuno la rtjion epigástrica y abdominal, pon¡ue es en donde residen los plexos nerviosos mas esten­sos )' cuya sim¡latla es jeneral. Así era como el maestrodabaleccion~sá sus discípulos, que~e com111acian en sus curas magnéaicas. Para proceder con método, cada parte del cuerpo ba­bia reciLido un nombre ¡larticular: así la go tiet·a dorsal se llnmahn In gran corriente, lago­ticrn pectoJ·al la 1>equeian ~onienle, los hipocondrios se llamubnn el polo negro, el pecho el l>Oio blanco; y muchas damas que haba·ian puesto el gl'ito en el ciclo si una mano indiscreta so hubiese puesto sab•·e sus hombros, hallaban muy natm·al que les tocasen el polo blanco. ¡lnOuencia de los nombres!

Entre las personas que á esto singular tratamiento se sometían, las que no tenian fé en el poder curalii'O del doctor Mesmer no es¡J•:rimentahan ningnn efecto, como se concibe hit u, pc1·o aquellas cuya imajinncion esperaba una cura próxima, esperimontaban boster.os, p~n­dh:ttlnciones, una los violenta, una lijea·a initncion jeneral, un calor inusitado¡ otJ·ns se aji­lnhnn 0011 lemplores pn,cinlM Ó ,jonoralcs, y Ol'nll Ílll'ndlqas do convulsiones r¡ue 56 ilmn !IJlO•

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- 4-derando poco á poco de todas his mujeres de la misma cadena, y c¡ne se hubieran podido creer con tajiosas. Entre estas convulsionarias, las habio que daban agudos gritos, que se retorcian,scsofocahan, lloraban ó daban insensatas risotadas. Cuando esle desorden nervioso llega ha á su mas alto paroxismo y se trasformaba en delirio, era la crísis deseada: Mesmer mand;tha llevar al punto á los crisiacos a un ~uat·to cuyo pavimento n<'olchado en toda su est•msion estaba cubierto ademasde una blanda alfombra, y aun se hahia llevado la J>rec:tucion hasta cubri r las paredes y tabiques de una espesa· capa de.algodon, de manera que los crisiacos podían brincar, arrollarse en todos sentidos, y aun dejarse caer calJeza aba¡o sin el menor peligro. · ·

)'no hay <iue acusamos de exajeracion en la esposicion de estos sfntomosnerviosos, pues, para prouar su autenlicidad, nos bastará ci tar un pasaje del informe de los comisionados de la Academia de las cien"cias, redactado por el célebre Bailly, informe en teramente hostil al flúido maogético:

" Na.da mas pasmoso, escribía Bailly, que el espec!áculo de esas convulsiones. Cuando uno » no lo ha ' 'isto, no lo puede formarse una idea de él, y al verlo, queda uno igual'lleule sorpren­• di do del reposo profundo de itna parte de estos enfermos y de la ajitacion que auima á los >> otros, de Jos acr.i<lentes variados que se repit~n, de ·las simpatías que se establecen. Se ven »enfermos buscarse esclusivamente, y, precipitándose unos hácia olros, sonreírse, haularse » con afeéto y endul1.ar mútuamente. sus crisis. Todos están ciegamenle sometidos al que los » magnetiza; y JlOr mas que se hallen en un adormecimienlo profundo, basta para sacarlos >> de él al punto la voz, una mirada, una se ita del magnetizador. Se ha observado tambien » <¡u e u o ruido imprevisto les causa estremecimientos; el cambio de tono y de com¡las en »las Ut"il.tScantadas 6 tocadas inlluye visiblemente en estos enfermos; un movimiento mas » vivo los ajila mas y renueva á veces su convulsion. •

Mesmer estableció cuar~os particulares, provistos cada uno de ellos de una cubeta, á fin de que las personas que deseasen tener convulsiones solas ó con una sociedad de amigos, pu­dieran reservarlos de antemano, como se hace con un gabinete en una fonda ó con u u palco en el teatro. Cada cubeta producía á lu ménos diez luises diarios á su dueño, y aun así hauia que pedirla con muchos di as de anticipacion, á causa de la mucha clientela. El que babia re­tenido un cuarto particular, decia (L sus amigos : • Tengo una cuiJela, cuento con usted para esta noche. • Esta dificultad debia dar una voga inmensa á las tertulias mesmerianas. Asf, el holel de la plaza Vendome estaba siempre lleno, y las personas que lo frecuentaban eran de lo mas selecto. Los unos iban ull í JlOr distraerse, como se va al teatro, las personas hastiadas iban á buscar emoe.iones, los enfermos un alivio á sus dolencias . .lamas el templo de Epidaw·oestuvo tan.concurrido como el hotel de Mesmer, y ¡cosa notable! todos salían de él satlsfchos y con el propósito de volver.

E o el número de los adeptos que Mesmer instruyó en su arte, dlstinr;uianse hombres cé· lebres y muy graudes señores. El magnetizador supo atraerse á Desloo, rejente de la facul­lad de mediclna de Paris, y que se hizo su verdadero apóstol. Desloo, que era tambien mé­dico del conde de Arlois, proporcionó una rica clientela á su maestro. Eotónccs tuvo llles­meJ· la .torpe idea de dirijir una memoria á la Academia de las ciencias, <¡ueriendo hacer ''esta lesligo de sus prodij ios, y propuso ~demas á la facultad de medicina esperienclas comparalivas entre enfermos, tratados unos por el mélodo ordinario, y otros por el fluido magnéLico. · ·

La Academia y la Facullad respondieron cou una negativa desdeñosa. Poco tiempo despues logró que le recomendaran A la reina y consiguió que le diesen examinado­res; pero esle favor redundó en su desventaja, porque, no habiendo quel"ido someterse á las csperiencias que le po¡>Onia la corporacion cien tfiica, se propagó este rumor, y su reputaciou recibió una gran herida.

Enojauo contra la Academia y la Facultad, Mesmer amenazó con abandonar la Francia, y solo se le hizo quedarse por los ruegos de muchos grandes personajes. El minislro Bre­teuil le propuso en nombre de la reina una pension de 50,000 francos y el cordon de San Miguel si consentía en enseñar su método á algunos médicos elejidos por el gobierno, pero

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Page 5: Historia del magnetismo animal

- 5-&lesmer, temiendo que le tendiesen un lazo, rehusó estas brillantes ofertas, y, so 11releslo. de su estado de mala saluu, drjó :i Paris para ir á las aguas de Spa.

Durante la ausencia de su maesi ro, el médico Deslon uhrió un establecimiento magn.;tico enteramente parecido al de la plaza Vcndome, y como h u bic~c ll egado á noticia deMcsmcr, volvió este apresuradamonte il Paris, temeroso de que su dlselpulo le sobrepujase en su in­uustrla. Entónces ' 'ari os entusiastas abrieron una suscricion de cien acciones que costulJun cien luises cada una, y daban derecho á la revelacion de la doctrina mesmeriaon. Estas ac­eiones se colocaron al punto y aun fué preciso crear otras cincuenta para satisfacer ;í los pe· di dos que llegaban· de todas partes. Lo~ trescientos sesenta mil francos procedrntes de estas acciones fueron entregados inmcdiamente á )lesmer, y los accionistas tomaron el nombro de sociedad de la Armonio,

Sostenido por el crédito de sus disclpulos, Mesmt·l' volvió (1 dar principio ¡~sus sesiones magnéticas, y su hotel se convirtió de nuevo en ei puulo de rcunioo\ de la aristocr:ocia. En fin , en1784, el rumo o· de l ~s curas estraordinarias operud.us par el magnetismo detcnuinó al gohlerno á ocuparse de él, y salió á luz una real órden cncao·gando á las dos coi"I>Oo·n~io­nes científicas del Estado el estudia o· la cuestion delmugneli~rno animal y presentar un in­forme sollre él. La Academia de las ciencias confió este trabajo á Lavoisicr, Frnnklln, .Oaill¡•, Majau t Sallin, Leror, de Bory y Oarcet; la Facultad nombró á Oesperrierés, Guillotin, Caille, Mauduit, Andry y •\ntonio de Jussieu. ~tesmer, JlOr odio il las Academias, se negó ;1. operar delante de sus comisionados, y estos pasaron ni establecimiento de Deslon, 1>rimer discí11u lo de Mesmer ·y que magnetiZJba tan bien como su maestro. Los comisionados fue­ron te;.tigos de hls convulsior.cs y de las crisis que tuvieron lugnr al rededor de la cubeta, pea·o hniJiendo manifestado el deseo de que los magnetizasen a ellos mismos, no tuvieron buen óxi to las esperiencias hechas al efecto. Entón ceH llní ll y redacló, en nombre de los co­m"asionados, un informe del t¡ue hemos citado ya un pasaje, encaminado á demostrar que el pretendido fluido por cuyo medio 01>eraban Mesmer y sus discipuloi, no era otra cosa que una exaltacion del sistema nervioso debida á la inOuencia de la imajinacion.

Sin embargo, uno de los miembros de la comision, Antonio Jussieu, no pudiendo negar los hechos que habían pasado ánte sus ojos, rehusó firmar el informe de sus cofrades, y re­dactó uuo particular, e o que dividió en cuatro clases los efectos que babia obsef\'ado:

i• Los bcchosjenerales cuya fisiolojía puede indicar la Cllsualidad; 2• Los hechos negativos 6 contrario• a la doctrina del magnetismo; a• Los hechos que resultan directamente de la imaj inaciou; ll• Los hechos que tienden á ha~er creer en un ajen te magnético. Muchas esperiencias bao iodu~ido il Antonio Jussieu á 11resumit· que· se desprendía real·

mente del cuerpo humano una emaoacion cualquiera susceptible de obrar sollre las l>erso­nas delicadas y muy nerviosas, y que esta emanaciou podía compararse al Ruido magnéllco. Tales fueron los motivos que le determinaron á no 11oner su 6rma en el informe de sus co­frades y hacer su profesion de fe aparte.

El escrito de 1ussieu, aunque favorable al mesmerismo, no pudo atenuar el mal que le habla hecho el informe de las cor¡>oraciones cienliflcas, y con especialidad un folleto presen­tado al ministro con el titulo: ln{o>·me secreto sobro olmcsmorismo, en el que se dcclnralJa al magnetismo contrario á las buenas costumbres.

Estos informes contra el magnetismo produjeron un vivo rumor entre los disclpulos de Mesmcr, que se habían atlmcnando considerablemente, sisuiéndose 'le abí una ''iolentn po­lémica entre los enemigos y los defensores del magneti~mo. Estos 11retendieron que tos c••misio· nados obraban de mala fé, y Mesmer protesaó solemnemente contra todas las esperiencias hechas en casa de Desloo, declarando que siendo solo él el poseedor del sccrelo, no habian podido seguir exactamente su método.

A pesar de la Academia y de la Facultad, las cubetas seguian au .voga, cmmdo mucho~ incídentes vin ieron á desacrcdilal"las: In mujer de un mi en1hro de In Academia murió e11 las manos de Mesmer, y la marquesa de Fleury, á quien el mngnetizodor trataba du curar una debilidad en la vista, salió de sus manos completamente ciega.

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Page 6: Historia del magnetismo animal

-6-En este intermedio, salió á luz un folle to intitulado : De los abusos a que he• dado lugcw e!

mesmeris-mo, y pocos di as despues de esta publicacion , se presentó en casa de Desloo .el superintendente jeneral de p~licía, )' le dirijió várius cuestiones embarazosas sobre el mag­nmismo en sus relaciones cen el amor. En fin, elcolosocle¡¡iescle m·cii/(HOmpletó el descré­dito del mesmerismo. En esa obra se demostraba toda la va nidad de !adoctrina de Mcsmer, y se hacia el paralelo muy evidente de las con~ulsiones de la cubeta con las que habían te­nido lugar sobre el sepulcro del diácono París, que eran absolutamente obra de la imajina­cion y comedia.

Estos escritos no aniquilar·JR el magnetismo, pero cambiaron su teoría y sus procedi­mientos. Los partidarios del magnetismo comprendieron que el aparato de la cubeta cm in(tlil, y que podían ope1•ar mas senci llamente. formóse un cisma entre ellos : los unos admiraron, á ejem plo de Antouio Jussieu, uli fluido real emanan te del cucl·po humano ; los otros no vieron en los efectos magnéticos, enjcncr~l, mas que un os fenómenos producidos por la esci ,acion cerebral.

Entónces palideció el astro de hlesmer, y los débiles resplandores que aun despedía, de­bían apagarse muy Juego. La moda <le las cubetas pasó como toda moda, y el inventor del magnetismo ani.mal dejó la Francia para no volver mas á ella.

Uno de losdiscipulos de i\les·mer, el marqués de Puysegm, habia observado muchas veces que entre los crisiaMs de la cubeta había muchos acometidos de un sueño somnombúlico; se le ocurrió la idea de dirijir bt palabra á uno de .f.slos, y obtuvo de él una l'cspuesta. Habiendo hecho una sCI'ie de esperiencias semejantes, no quedó ninguna duda á M. de Puysegur sobre la lucidez de ciertos somnámbulos, y desde entónces el magnetismo cambió comple­tamente de faz, y se sustituyeron á la cubeta mesmcl'iana los jestos, las fricciones, las ¡Ja­sas, etc., para provocar el somnambuli smo.

El marques de Puysegur se apasionó al magnetismo, y su fortuna y posicion le sumin is­traron Jos medios de declicaJ·se á las esperiencias que exijia un arte que estaba aun en man­tillas . No solamente somlUimbt•lizub(l hombrés, mujeres y niños por el · poder emisivo de sus miradas y sus dedps, sino que tuvo el caplicho de magnetizar objetos inanimados, en tre otros un jigantesco olmo bajo cuyas ra¡nns ihan á bailar los aldeanos. J,os escri tos del marques aseguran que todas las personas que iban á sentarse bajo aquel olmo, se dormian y respon­dían á las preguntas que él les dirijia.

El rumor del nuevo descubrimiento del selior Busancy se propagó rállidamcnte por Eu­ropa, y en todas partes se formaron sociedades magnéticas, especialmente en Alemania, en donde se contaron mas de trescientas. Los mismos ollciales, para ocupar los ocios de guar­nicion, magnetizaban á sus soldados, y se encontraban rejimientos mngneti?.ados. Las dife­rentes sociedades ser.retas de los swedenborgistas, de los oswaldistas, los greatrakislas, los mart inistas, etc. sé apoderaron del magnetismo para favorecer sus mi lagros, y desde cotón­ces el magnetismo amenazó invadir el mundo.

En Alemania, y particularmeute en Prusia, el magnetismo halló eminentes prosélitos; al­gunos sabios, tales como Sprengell , Klugge, Treviranus, Wicnhold, Hufcland tra taron de regularizar sus estudios. El rey de Prusia hizo tambien mucho (lOr sacar el m~gn etismo de entre las manos del charlatan ismo que se había apoderado 'de él, promulgando una real ór­den por la e¡ u e se probibia la práctica del magnetismo á toda ''Persona estraita á la ciencia. A cons~cuencia de esta real órden, se abrió en Berlín una clioica magllética de cien camas para los enfermos que desease11 sufrir este método curativo y ejercitar á los alumno en las diferentes prácticas de ese ar te .

En Francia, los grandes negocios de la Revolucion y del Jm perio no permitieron ocuparse mucho del magnetismo ani1ilal; el magnetismo cm entónces la libertad , era la glori a, y solo en tiem po de la Restauracion se volvieron a seguir con acti vidad los estud ios mesmerianos. Desde 18·19 se publicaron muchos escritos sobre él magnetismo puyseguriano, y especial­mente los de MM. Deleuse, Virey, d'Hcnin, Cuvilhers, etc. 1\L Deleuse, profesor del Museo de Historia natural , discípulo y amigo de M. de Jussieu, hizo su profesion de fe en estos términos : ·

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Page 7: Historia del magnetismo animal

-7-" Creo en una emanacion de mí mismo, po¡·que se producen sus efectos sin que yo toque

» el. suj eto que magnetizo, y porque nada no produce nada. Ignoro la naturaleza de esta » emanaciou, no sé á qué distancia puede estenderse, pero sé que es lanzada y dirijida por » mi voluntad, porc1ue <:tlando <:eso de querer, cesa ella de obrar.» ·

Por lo demas, el célebre La Place habia dicho ya en su teoría del cálculo y de las proba­bilidades :

" Los-singulares fenómenos r¡ue resul tan de la eslremada ·sensibilidad de los nervios en » algunos indil'iduos, han dtldo orljen á dive1·sas opiniones sob1·e la existencia de un nuevo , ajen te, al que dan el nombre de mcrgnetismo wlimctl. Es natural creer que la accion de es­" las causas es muy débil, y e¡ u e puede ser turbada fácilmen te po1· un gran número decir­" cunstancias accidentales. Así, de que no se haya manifestado en muchos casqs, no debe » deducirse que no ba existido jamas. Estamos tan distantes de conocer todos los ajen tes d() » la naturaleza y sus diversos modos de accion, que seria muy ¡>oco filosófico el neg¡u· In » existencia de los fenómenos únicamente porc¡ue son inesplicables en el estado actu'al de » nuestros Gonocimientos. »

En 1.825, el doctor Foissnc proi>Onia ;i la Academia de Medicina unasesion magnética, iL fin de c¡ue esta corpo1·acion pudiese es poner los grandes fenómenos que debla presenciar; al cabo de grandes debates, la Academia aceptó la· proposicion, y nombró en 1.826 una co­mision compuesta de ~!M. Husson, Jtard, Dourdois de la Molle, Gueuault de Mu~sy, .Marc, Tillaye, Fouquicr, Double y Magendie.

Los comisionados principiaron al punto sus estudios y los continuaron hasta en i83i, época en la cual se etH:a1·gó á M. llusson el resúmen de los trabajos de la comisionen un informe en favor del magnetismo, y del que vamos ú citar los dos últimos pím afos:

" Considerado como ajen te de fenómenos fisiolójicos ó como medio lerapEiulico, al mag-• nctismo debiera hal lar su plaza en el cuadro úe los conocimientos medicales; y por consi-• guiente solo los médicos deberían hacer ó vij ilar su uso, como se practica en los paises • del Norte. La comision no ha podido verificnr, porque le ba faltado la ocasioo, otras fa-• cultades que Jos magnetizadores habían auuuciado existían en los somnámbulos; pero ha • recojido y comunicado hechos bastante impor-la11tes para opinar que la Academia deberia • fomen tar las investigaciones sobre el magneti~mo, como un ramo muy curioso de psi-• cologia y de historia natural. •

En ese mismo aüo, salió á luz una obra del doctor De1·trand, inlilulada : Del Alaynetismq a11imal en Francia., obra concienzuda y notable que hizo cierta impresion en el público.

En 1.837, la Academia de Medid na organizó una nueva comision para examinar una som­námbula dirijida por el doctor Berna. Este médico se babia obligado á hacer en presencia de la cornision las esperiencias siguientes : - Insensibilidad com1>leta de un miembro pro­vocada por el magnetismo;- restitucion, por la voluntad, de la sensibil idad á ese miem­bro; - obediencia á la órden mentul de perder el movimiento; - obediencia á la órden mental de cesar de responder en medio de una conversacion.

Se hicieron las esperiencias y no sati sficieron á la comision; M. Berna sufrió una derrota, pero la atribuyó á un concurso de circunstancias opuestas á la influencia magnética.

A consecuencia de esa sesion, propuso el doctor Burdin, para 1>oner término á todas las incertidumbres ~obre el magnetismo, un premio de tres mil francos á la somuambul'' que leyese Mn el auxilio ele sus ojos, o que ¡>rescntase lo que se llanu• tras¡>Osicion de los sen­tidos.

Tan . Ju~go como se publicaron el premio Dul'<lin y las condiciones requeridas para alcan­zarlo, sa presélltarou seis prelendieutes, que fueron, i' M. 13ie•·mann, médico de la córle de llanóver; 2• M. Hublier, médico del hospital de Provins; 3• el doctor Dergerou; 4• .M. Hi ­cardo, magoelizado1· en Burdeos, no médico; 5' M. Despine, m~dico inspecJOr de las aguas deAix, en Savoya·; 6' el doctbr.Pigeaire, cuya somnámbula tenia ll ena de admiracion á la ciudad de Montpeller, y adamas se recomendaba por los procesos-verbales muy favorables de M. Lordat, decano de la facultad úe Montpeller.

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Page 8: Historia del magnetismo animal

- 8-De todos estos concurrentes, ninguno, segun la Academia, satisfizo á las pruebas cxijidas, v el prtmio Burdin está aun por dar.

• Desde 18110 hasta nuestros di as se ha ¡>ublirado una multitud de folletos sobre el magne­tismo, y se bao presentado una multllud de magnetiz:~dores. Ante estos escritos y los fenu· menos estrnordin nrios of•·ccidos diariamente por los somnámbulos, se han visto fo•·zados los ¡n·ofesores de la Facultad de París á confesar que el magnetismo presentaba muchos fenó· menos jcnerales del resorte de la fisiolojía; que, bajo este concepto, entraba en el dominio de la ciencia y mere~ia ser estudiado. Muchos médicos franceses han intentado aplicar el magnetismo á la curacioo de ciertas enfermedades; pero, por desgrncia, el número de los médicos que se sirven dé! magnetismo como med io curativo, es infinitamente pequelio compa•·ado con el de las personas cstrañas al arte de curar que hacen de él un objeto de especulacion. Pero los escándalos de los charlatanes no podrían destruir In existencia del magneti'mo.

Cond~oado muchas veces, aunque nunca sin apclacion; admitido y proclamado en diversas épocas, pero nunca con una demostracion suGcícnte, hé ubí ya mus de sesenta años que vive entre nosotros. Verdad es que surre grandes remisiones lle celo é interes; pero al momento vuelve á animarse con vivas recrudescencias de curiosidad. Esta existencia, ya inaudita , en unostiempos en que las eosas viven tan poco, no es el¡Jroducto de un error grosero, é in­dudablemente llegará dia en que la ciencia lo adopte enteramente, despues de haberlo puri­llcado de todos los errores que hoy lo o~curecen.

A. DJ>uAY.

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