historia de la litratura castellana - textos y ejercicios

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1 Lengua castellana y literatura I Literatura: Textos y ejercicios 1r de batxillerat

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Historia de la litratura castellana - Textos y

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Lengua castellana y literatura I

Literatura: Textos y ejercicios

1r de batxillerat

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EDAD MEDIA

POESÍA LÍRICA

El enamorado y la muerte

Un sueño soñaba anoche, soñito del alma mía. soñaba con mis amores. que en mis brazos los tenía. Vi entrar señora tan blanca, muy más que la nieve fría. —¿Por dónde has entrado, amor? ¿Cómo has entrado, mi vida? las puertas están cerradas.

ventanas y celosías. —No soy el amor, amante: la Muerte que Dios te envía. —¡Ay, Muerte tan rigurosa, déjame vivir un día! —Un día no puede ser. un hora tienes de vida. Muy deprisa se calzaba. más de prisa se vestía: ya se va para la calle, en donde su amor vivía.

—¡Ábreme la puerta, blanca, ábreme la puerta, niña! —¿Cómo te podré yo abrir si la ocasión no es venida?

Mi padre no fue al palacio, mi madre no está dormida. —Si no me abres esta noche, ya no me abrirás, querida; la Muerte me está buscando: junto a ti, vida sería. —Vete bajo la ventana donde labraba y cosía, te echaré cordón de seda para que subas arriba, y si el cordón no alcanzare mis trenzas añadiría.

La fina seda se rompe; la Muerte que allí venía: —Vamos, al enamorado,

que la hora ya está cumplida.

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Amor más poderoso que la Muerte

Conde Niño por amores es niño y pasó la mar;

va a dar agua a su caballo la mañana de San Juan. Mientras el caballo bebe, él canta dulce cantar, todas las aves del cielo se paraban a escuchar, caminante que camina olvida su caminar, navegante que navega la nave vuelve hacia allá. La reina estaba labrando, la hija durmiendo está:

—Levantaos, Albaniña,

de vuestro dulce folgar, sentiréis cantar hermoso la sirenita del mar.

—No es la sirenita, madre, la de tan bello cantar, sino es el conde Niño que por mí quiere finar. ¡Quién le pudiese valer en su tan triste penar! —Si por tus amores pena, ¡oh, malhaya su cantar!, y porque nunca los goce, yo le mandaré matar. —Si le manda matar, madre, juntos nos han de enterrar. Él murió a la medianoche, ella a los gallos cantar; a ella como hija de reyes la entierran en el altar; a él como hijo de conde unos pasos más atrás.

De ella nació un rosal blanco, del nació un espino albar; crece el uno, crece el otro, los dos se van a juntar; las ramitas que se alcanzan fuertes abrazos se dan, y las que no se alcanzaban no dejan de suspirar. La reina llena de envidia ambos los dos mandó cortar; el galán que los cortaba no cesaba de llorar. De ella naciera una garza, de él un fuerte gavilán, juntos vuelan por el cielo, juntos vuelan par a par.

EJERCICIOS

Aplica las siguientes preguntas a los dos romances.

1. Clasifícalos por el tema.

2. Localiza algunas características propias del

Romancero.

3. Di cuál es la estructura interna de cada

Romance.

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5. Destaca algunos recursos poéticos de cada poema .

6. Analiza la rima propia del Romance.

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EDAD MEDIA

NARRATIVA

MESTER DE JUGLARÍA

Fragmento del Cantar de Mío Cid en versión modernizada de Pedro Salinas.

Cantar del destierro

Ya la oración se termina, la misa acabada está,

de la iglesia se salieron y prepáranse a marchar.

El Cid a Doña Jimena un abrazo le fue a dar

y Doña Jimena al Cid la mano le va a besar;

no sabía ella qué hacerse más que llorar y llorar.

A sus dos niñas el Cid mucho las vuelve a mirar.

"A Dios os entrego, hijas, nos hemos de separar

y sólo Dios sabe cuándo nos volvamos a juntar."

Mucho que lloraban todos, nunca visteis más llorar:

como la uña de la carne así apartándose van.

Mío Cid con sus vasallos se dispone a cabalgar,

la cabeza va volviendo a ver si todos están.

Habló Minaya Alvar Fáñez, bien oiréis lo que dirá:

"Cid en buena hora nacido, ¿vuestro ánimo dónde está?

Pensemos en ir andando y déjese lo demás.

todos los duelos de hoy en gozos se tornarán,

y Dios que nos dio las armas sus consejos nos dará."

Al abad Don Sancho vuelven de nuevo a recomendar

que atienda a Doña Jimena y a las damas que allí están.

a las dos hijas del Cid que en San Pedro han de quedar:

sepa el abad que por ello buen premio recibirá.

Cantar de las bodas

Han salido de Valencia, ya la bandera sacaron.

son cuatro mil menos treinta los que el Cid lleva a su lado.

y a cincuenta mil de moros sin miedo van a atacarlos.

Minaya con Alvar Álvarez éntranse por otro lado.

y plúgole al Creador que pudieran derrotarlos.

El Cid hiere con la lanza, luego a la espada echa mano,

a tantos moros mató que no pueden ser contados.

le va por el codo abajo mucha sangre chorreando.

Al rey Yusuf de Marruecos tres golpes le ha descargado.

pero el moro se le escapa a todo andar del caballo

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y se le mete en Cullera, castillo muy bien armado:

hasta allí le sigue el Cid por ver si puede alcanzarlo.

con otros que le acompañan de aquellos buenos vasallos.

Desde Cullera se vuelve Mío Cid el bienhadado.

muy alegre del botín tan grande que han capturado.

Ve cuánto vale Babieca, de la cabeza hasta el rabo.

La ganancia de aquel día toda por suya ha quedado.

De aquellos cincuenta mil moros que habían contado.

no pudieron escaparse nada más que ciento cuatro.

Las mesnadas de Ruy Díaz saquearon todo el campo.

Cantar de la afrenta de Corpes

El buen Pedro Bermúdez entonces empieza a hablar,

se le traba la lengua, con las palabras no da,

pero cuando se soltó ya no la sabe parar

"Vuestras costumbres, oh Cid, bien conocidas me están,

en las cortes siempre el mudo me habéis querido llamar.

Bien sabéis. Campeador, que en eso no puedo más.

mas si hay que hacer algo digo que por mí no quedará.

Mientes, infante Fernando, en eso que fuiste a hablar,

gracias al Campeador valías tú mucho más.

Ahora tus mañas y tretas aquí las voy a contar:

recuerda cuando en Valencia tuvimos que pelear,

el honor de ser primero le pediste al Cid leal:

al primer moro que viste le querías atacar,

pero antes de que se acerque ya te echabas a escapar,

si no estoy yo allí. Fernando, hubieras salido mal:

arranco en busca del moro y tú te quedas atrás.

a mis primeras lanzadas el moro vencido está,

el caballo le quité, a ti te lo fui a entregar,

hasta este día de hoy no se lo dije a mortal.

Femando, lengua sin manos, ¿cómo te atreves a hablar?

Dime. Fernando González, contéstame a esta razón:

¿No te acuerdas de Valencia, de aquel lance del león,

cuando estaba el Cid dormido y la fiera se soltó?

¿No te acuerdas, di. Femando, qué hiciste con el pavor?

Meterte bajo el escaño de Mío Cid Campeador (...)

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EJERCICIOS

1. Haz el esquema métrico del primer fragmento

2. ¿Cuáles son las características del Cid?, ¿encajan con las del héroe épico?.

3. Localiza en el texto algunas apelaciones al público. ¿Qué significado tienen

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EDAD MEDIA

NARRATIVA

MESTER DE CLERECÍA: GONZALO DE BERCEO

Milagro XI

El labrador avaro Érase en una tierra un hombre labrador

que usaba de la reja más que de otra labor;

más amaba la tierra que no a su Criador,

y de muchas maneras era revolvedor. Hacía una enemiga bien sucia de verdad: cambiaba los mojones por ganar heredad; hacía en todas formas tuertos y falsedad, tenía mal testimonio entre su vecindad. Aunque malo, quería bien a Santa María, oía sus milagros muy bien los acogía; saludábala siempre, decíale cada día: «Ave gratia plena que pariste al Mesías». Finó el arrastrapajas de tierras bien cargado, de los diablos fue luego en soga cautivado; lo arrastraban con cuerdas, de coces bien sobado, le pechaban al doble el pan que dio mudado. Doliéronse los ángeles de esta alma mezquina por cuanto la llevaban los diablos en rapiña; quisieron acorrerla, ganarla por vecina. mas para hacer tal pasta menguábales harina. Si les decían los ángeles de bien una razón, ciento decían los otros malas, que buenas non; los malos a los buenos tenían en un rincón, la alma por sus pecados no salía de prisión. Levantándose, un ángel dijo: «Yo soy testigo, verdad es, no mentira, esto que ahora os digo: el cuerpo que traía esta alma consigo fue de Santa María buen vasallo y amigo. Siempre la mencionaba al yantar y a la cena. decíale tres palabras: Ave, gratia plena. Boca por que salía tan santa cantilena no merecía yacer en tan mala cadena». Luego que este nombre de la Santa Reina oyeron los demonios, salieron ta aína, derramáronse todos como una neblina, desampararon todos a esa alma mezquina. Los ángeles la vieron quedar desamparada, de manos y de pies con sogas bien atada, estaba como oveja cuando yace enzarzada: fueron y la llevaron junto con su majada. Nombre tan adonado. lleno de virtud tanta, y que a los enemigos los seguda y espanta, no nos debe doler ni lengua ni garganta que no digamos todos: Salve, Regina sancta.

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EJERCICIOS

1. Haz un resumen y el esquema de la estructura de l poema.

2. Localiza los versos en que se dice qué vicio tiene el protagonista del relato. ¿Tiene alguna virtud?.

3. Analiza la métrica. ¿Es típica del Mester de Cle recía?

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EDAD MEDIA

NARRATIVA

MESTER DE CLERECÍA: JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA

Mucho hace el dinero, y mucho es de amar

al torpe hace bueno y hombre de respetar,

hace correr al cojo y al mudo hace hablar;

el que no tiene manos, dineros quiere tomar.

Sea un hombre necio y rudo labrador,

los dineros le hacen hidalgo y sabedor,

cuanto más algo tiene, tanto es más de valor:

el que no ha dineros, no es de si señor.

Si tuvieres dineros, tendrás consolación,

placer y alegría, y del Papa ración:

comprarás paraíso, ganarás salvación:

donde hay mucho dinero hay mucha bendición.

Yo vi en Corte de Roma, do está la santidad,

que todos al dinero hacen gran humildad;

gran honra le hacían con gran solemnidad:

todos a él se humillan como a la Majestad.

Hacía muchos priores, obispos y abades,

arzobispos, doctores, patriarcas, potestades:

a muchos clérigos necios dábales dignidades;

hacía de verdad mentiras y de mentiras verdades.

Hacía muchos clérigos y muchos ordenados,

muchos monjes y monjas, religiosos sagrados:

el dinero les daba por bien examinados:

a los pobres decían que no eran letrados.

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EJERCICIOS

1. En el texto hay varias figuras retóricas. Cítalas y explícalas

2. ¿Qué y a quién critica en este fragmento?. Justifícalo con elementos del texto

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EDAD MEDIA

PROSA

El conde Lucanor, de Don Juan Manuel

CUENTO XXX11

LO QUE SUCEDIÓ A UN REY CON LOS PICAROS QUE HICIER ON LA TELA

UNA vez el conde Lucanor le dijo a Patronio, su consejero : —Patronio, un hombre me ha venido a proponer una cosa

muy importante y que dice me conviene mucho, pero me pide que no lo diga a ninguna persona por confianza que me inspire, y me encarece tanto el secreto que me asegura que si lo digo toda mi hacienda y hasta mi vida estarán en peligro. Como sé que nadie os podrá decir nada sin que os deis cuenta si es verdad o no, os ruego me digáis lo que os parece esto.

—Señor conde Lucanor—respondió Patronio—, para que veáis lo que, según mi parecer, os conviene más, me gustaría que supierais lo que sucedió a un rey con tres granujas que fueron a estafarle.

El conde le preguntó qué le había pasado. —Señor conde Lucanor—dijo Patronio—, tres picaros

fueron a un rey y le dijeron que sabían hacer telas muy hermosas y que especialmente hacían una tela que solo podía ser vista por el que fuera hijo del padre que le atribuían, pero que no podía verla el que no lo fuera. Al rey agradó esto mucho, esperando que por tal medio podría saber quiénes eran hijos de los que aparecían como sus padres y quiénes no, y de este modo aumentar sus bienes, ya que los moros no heredan si no son verdaderamente hijos de sus padres; a los que no tienen hijos los hereda el rey. Éste les dio un salón para hacer la tela.

Dijéronle ellos que para que se viera que no había engaño, podía encerrarlos en aquel salón hasta que la tela estuviese acabada. Esto también agradó mucho al rey, que los encerró en el salón, habiéndoles antes dado todo el oro, plata, seda y dinero que necesitaban para hacer la tela.

Ellos pusieron su taller y hacían como si se pasaran el tiempo tejiendo. A los pocos días fue uno de ellos a decir al rey que ya habían empezado la tela y que estaba saliendo hermosísima; díjole también con qué labores y dibujos la fabricaban, y le pidió que la fuera a ver, rogándole, sin embargo, que fuese solo. Al rey le pareció muy bien todo ello.

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Queriendo hacer antes la prueba con otro, mandó el rey a uno de sus servidores para que la viese, pero sin pedirle le dijera luego la verdad. Cuando el servidor habló con los picaros y oyó contar el misterio que tenía la tela, no se atrevió a decirle al rey que no la había visto. Después mandó el rey a otro, que también aseguró haber visto la tela. Habiendo oído decir a todos los que había enviado que la habían visto, fue el rey a verla. Cuando entró en el salón vio que los tres picaros se movían como si tejieran y que le decían: "Ved esta labor. Mirad esta historia. Observad el dibujo y la variedad que hay en los colores." Aunque todos estaban de acuerdo en lo que decían, la verdad es que no tejían nada. Al no ver el rey nada y oír, sin embargo, describir una tela que otros habían visto, se tuvo por muerto, porque creyó que esto le pasaba por no ser hijo del rey, su padre, y temió que, si lo dijera, perdería el reino. Por lo cual empezó a alabar la tela y se fijó muy bien en las descripciones de los tejedores. Cuando volvió a su cámara refirió a sus cortesanos lo buena y hermosa que era aquella tela y aun les pintó su dibujo y colores, ocultando así la sospecha que había concebido.

A los dos o tres días envió a un ministro a que viera la tela. Antes de que fuese el rey le contó las excelencias que la tela tenía. El ministro fue, pero cuando vio a los picaros hacer que tejían y les oyó describir la tela y decir que el rey la había visto, pensó que él no la veía por no ser hijo de quien tenía por padre y que si los demás lo sabían quedaría deshonrado. Por eso empezó a alabar su trabajo tanto o más que el rey.

Al volver el ministro al rey, diciéndole que la había visto y haciéndole las mayores ponderaciones de la tela, se confirmó el rey en su desdicha, pensando que si su ministro la veía y él no, no podía dudar de que no era hijo del rey a quien había heredado. Entonces comenzó a ponderar aún más la calidad y excelencia de aquella tela y a alabar a los que tales cosas sabían hacer.

Al día siguiente envió el rey a otro ministro y sucedió lo mismo. ¿Qué más os diré? De esta manera y por el temor a la deshonra fueron engañados el rey y los demás habitantes de aquel país, sin que ninguno se atreviera a decir que no veía la tela. Así pasó la cosa adelante hasta que llegó una de las mayores fiestas del año. Todos le dijeron al rey que debía vestirse de aquella tela el día de la fiesta. Los picaros le trajeron el paño envuelto en una sábana, dándole a entender que se lo entregaban, después de lo cual preguntaron al rey qué deseaba que le hiciesen con él. El rey les dijo el traje que quería. Ellos le tomaron medidas e hicieron como si cortaran la tela, que después coserían.

Cuando llegó el día de la fiesta vinieron al rey con la tela cortada y cosida. Hiciéronle creer que le ponían el traje y que le alisaban los pliegues. De este modo el rey se persuadió de que estaba vestido, sin atreverse a decir que no veía la tela. Vestido de este modo, es decir, desnudo, montó a caballo para andar por la ciudad. Tuvo la suerte

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de que fuera verano, con lo que no corrió el riesgo de enfriarse. Todas las gentes que lo miraban y que sabían que el que no veía la tela era por no ser hijo de su padre, pensando que los otros sí la veían, se guardaban muy bien de decirlo por el temor de quedar deshonrados. Por esto todo el mundo ocultaba el que creía que era su secreto. Hasta que un negro, palafrenero del rey, que no tenía honra que conservar, se acercó y le dijo:

—Señor, a mí lo mismo me da que me tengáis por hijo del padre que creí ser tal o por hijo de otro; por eso os digo que yo soy ciego o vos vais desnudo.

El rey empezó a insultarle, diciéndole que por ser hijo de mala madre no veía la tela. Cuando lo dijo el negro, otro que lo oyó se atrevió a repetirlo, y así lo fueron diciendo, hasta que el rey y todos los demás perdieron el miedo a la verdad y entendieron la burla que les habían hecho. Fueron a buscar a los tres picaros y no los hallaron, pues se habían ido con lo que le habían estafado al rey por medio de este engaño.

Vos, señor conde Lucanor, pues ese hombre os pide que ocultéis a vuestros más leales consejeros lo que él os dice, estad seguro de que os quiere engañar, pues debéis comprender que, si apenas os conoce, no tiene más motivos para desear vuestro provecho que los que con vos han vivido y han recibido muchos beneficios de vuestra mano, y por ello deben procurar vuestro bien y servicio.

El conde tuvo este consejo por bueno, obró según él y le fue muy bien. Viendo don Juan que este cuento era bueno, lo hizo poner en este l ibro y escribió unos versos que dicen así:

Al que te aconseja encubrirle de tus amigos

le es más dulce el engaño que los higos.

EJERCICIOS

1. Analiza la estructura del cuento.

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2. ¿Cuál es, según tu opinión, la aportación mayor de Don Juan Manuel a la literatura castellana?

PRERRENACIMIENTO

Selección de las Coplas a la muerte de su padre, de JORGE MANRIQUE

Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar

que es el morir: allí van los señoríos derechos a se acabar

y consumir; allí los ríos caudales, allí los otros, medianos

y más chicos; allegados son iguales los que viven por sus manos

y los ricos.

Este mundo es el camino para el otro, que es morada

sin pesar; mas cumple tener buen tino para andar esta jornada

sin errar. Partimos cuando nascemos, andamos mientras vivimos,

y llegamos al tiempo que fenescemos; así que. cuando morimos,

descansamos.

¿Qué se fizo el rey Don Juan? Los infantes de Aragón,

¿qué se ficieron? ¿Qué fue de tanto galán? ;

¿Qué fue de tanta invención como trujieron?

Las justas y los torneos, paramentos, bordaduras

y cimeras, ¿fueron sino devaneos? ¿Qué fueron sino verduras

de las eras?

Después de puesta la vida tantas veces por su ley

al tablero, después de tan bien servida la corona de su rey verdadero, después de tanta hazaña a que no puede bastar

cuenta cierta, en la su villa de Ocaña vino la Muerte a llamar

a su puerta,

No dejó grandes tesoros, ni alcanzó grandes riquezas

ni vajillas, mas fizo guerra a los moros, ganando sus fortalezas

y sus villas; y en las lides que venció, muchos moros y caballos

se perdieron, y en este oficio ganó las rentas y los vasallos

que le dieron.

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EJERCICIOS

1. Resume el significado de cada copla.

2. Sitúalas en la parte de la obra como correspond e, según si se hace un tratamiento general o concreto de la muerte.

3. Localiza algún tópico y explícalo.

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4. Analiza la métrica de la primera copla.

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Fragmento de La Celestina, de Fernando de Rojas. Sempronio, el criado de Calisto, aconseja a éste que recurra a las habilidades de Celestina para conectar con Melibea.

SEMPR: YO te lo diré. Días ha grandes que conosco en fin desta vezindad vna vieja barbuda, que se dize Celestina, hechicera, astuta, sagaz en quantas maldades ay. Entiendo que passan de cinco mili virgos los que se han hecho é deshecho por su autoridad en esta cibdad. A las duras peñas promouerá é prouocará á luxuria, si quiere.

CAL.: ¿Podríala yo tablar?

SEMR: YO te la traeré hasta acá. Por esso, aparéjate

, seyle gracioso, seyle franco. Estudia, mientra vo yo, de le dezir tu pena tan bien como ella te dará el remedio. CAL.: ¿Y tardas? SEMP.: Ya voy. Quede Dios contigo. CAL.: E contigo vaya. ¡O todopoderoso, perdurable Dios! Tú, que guías los perdidos é los reyes orientales por el estrella precedente á Belén truxiste é en su patria los reduxiste, humilmente te ruego que guíes á mi Sempronio, en manera que conuierta mi pena é tristeza en gozo é yo indigno merezca venir en el deseado fin.

(Acto primero)

EJERCICIOS

1. Sempronio presenta a Celestina, ¿qué rasgos fís icos y psicológicos la caracterizan?.

2. La forma de hablar de los dos personajes no es muy distinta. ¿Qué rasgo propio del siglo XV podemos deducir de ello?

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RENACIMIENTO

GARCILASO DE LA VEGA

Escrito está en mi alma vuestro gesto,

y cuanto yo escribir de vos deseo,

vos sola lo escribistes, yo lo leo

tan sólo, que aun de vos me guardo en esto.

5 En esto estoy y estaré siempre puesto;

que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,

de tanto bien lo que no entiendo creo,

tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;

10 mi alma os ha cortado a su medida;

11 por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;

por vos nací, por vos tengo la vida,

por vos he de morir y por vos muero.

EJERCICIOS

1. Haz el esquema métrico del soneto.

2. Resume el primer cuarteto.

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3. En el primer terceto el poeta nos dice cuál es la

finalidad de su vida. Resúmelo.

4. Señala alguna figura retórica.

Égloga I, de Garcilaso

Recogemos un fragmento de la Égloga I, que canta el «dulce lamentar de dos pastores». Tras el

lamento de Salicio por la indiferencia de Galatea, Nemoroso llora la muerte de su amada Elisa.

Nemoroso: Corrientes aguas, puras, cristalinas, árboles que os estáis mirando en ellas, 240 verde prado, de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno: yo me vi tan ajeno 245 del grave mal que siento, que de puro contento con vuestra soledad me recreaba, donde con dulce sueño reposaba, o con el pensamiento discurría 250 por donde no hallaba sino memorias llenas de alegría. Y en este mismo valle, donde agora me entristezco y me canso, en el reposo estuve ya contento y descansado. 255 ¡Oh bien caduco, vano y presuroso! Acuérdome, durmiendo aquí alguna hora, que despertando, a Elisa vi a mi lado. ¡Oh miserable hado! ¡Oh tela delicada, 260 antes de tiempo dada a los agudos filos de la muerte! Más convenible fuera aquesta suerte a los cansados años de mi vida, que es más que el hierro fuerte, 265 pues no la ha quebrantado tu partida. ¿Dó están agora aquellos claros ojos que llevaban tras sí, como colgada, mi ánima doquier que ellos se volvían? ¿Dó está la blanca mano delicada, 270 llena de vencimientos y despojos que de mí mis sentidos le ofrecían? Los cabellos que vían con gran desprecio al oro,

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como a menor tesoro, 275 ¿adónde están? ¿Adónde el blando pecho? ¿Dó la columna que el dorado techo con presunción graciosa sostenía? Aquesto todo agora ya se encierra, por desventura mía, 280 en la fría, desierta y dura tierra. ¿Quién me dijera, Elisa, vida mía, cuando en aqueste valle al fresco viento andábamos cogiendo tiernas flores, que había de ver con largo apartamiento 285 venir el triste y solitario día que diese amargo fin a mis amores? El cielo en mis dolores cargó la mano tanto, que a sempiterno llanto 290 y a triste soledad me ha condenado; y lo que siento más es verme atado a la pesada vida y enojosa, solo, desamparado, ciego, sin lumbre, en cárcel tenebrosa. 295

EJERCICIOS

1. ¿Qué tópico relacionado con la naturaleza apar ece

aquí?. Justifícalo con ejemplos del texto.

2. ¿Qué otros temas típicos del Renacimiento y de

Garcilaso aparecen en este fragmento?

4. En la tercera estrofa hay una descripción de la

amada típica del Renacimiento. Señala los rasgos. F íjate

que la referencia a la amada muerta y los sentimien tos

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del pastor Nemoroso se corresponden con la propia

experiencia del autor cuando murió su querida Isabe l

Freyre.

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FRAY LUIS DE LEÓN

A la vida retirada

¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!

Despiértenme las aves con su cantar sabroso no aprendido: no los cuidados graves, de que es siempre seguido el que al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo: gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas, sin testigo. libre de amor, de celo. de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera, por mi mano plantado tengo un huerto. que con la primavera. de bella flor cubierto. ya muestra en esperanza el fruto cierto:

y. como codiciosa por ver y acrecentar su hermosura, desde la cumbre airosa una fontana pura hasta llegar corriendo se apresura:

y luego, sosegada. el paso entre los árboles torciendo. el suelo, de pasada. de verdura vistiendo y con diversas flores va esparciendo.

El aire el huerto orea y ofrece mil olores al sentido: los árboles menea con un manso ruido. que del oro y del cetro pone olvido.

Ténganse su tesoro los que de un falso leño se confían; no es mío ver el lloro de los que desconfían, cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena cruje, y en ciega noche el claro día se toma: al cielo suena confusa vocería, y la mar enriquecen a porfía.

A mi una pobrecilla mesa, de amable paz bien abastada. me baste: y la vajilla. de fino oro labrada. sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable mente se están los otros abrasando con sed insaciable del peligroso mando. tendido yo a la sombra esté cantando;

a la sombra tendido. de hiedra y lauro eterno coronado, puesto el atento oído al son dulce acordado, del plectro sabiamente meneado.

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EJERCICIOS

1. En los primeros versos el poeta rechaza aspecto s de

la vida mundana. ¿Cuáles son?.

2. ¿Cómo describe el lugar en el que lograría la p az

interior que tanto anhela. ¿Qué lugar es éste?.

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DON QUIJOTE DE LA MANCHA, DE MIGUEL DE CERVANTES

El siguiente fragmento pertenece al capítulo 18 de la primera parte. Don Quijote cree ver dos

grandes ejércitos a punto de enfrentarse, cuando en realidad son dos rebaños que levantan una gran

polvareda. El protagonista, tras describir los famosos guerreros de ambos bandos, decide intervenir

en la batalla junto a los nobles caballeros y contra el ejército de los malvados.

Aventura de los rebaños

Estaba Sancho Panza colgado de sus palabras, sin hablar ninguna, y, de cuando en cuando, volvía la cabeza a ver si veía los caballeros y gigantes que su amo nombraba; y, como no descubría a ninguno, le dijo: -Señor, encomiendo al diablo hombre, ni gigante, ni caballero de cuantos vuestra merced dice parece por todo esto; a lo menos, yo no los veo; quizá todo debe ser encantamento, como las fantasmas de anoche. -¿Cómo dices eso? -respondió don Quijote-. ¿No oyes el relinchar de los caballos, el tocar de los clarines, el ruido de los atambores? -No oigo otra cosa -respondió Sancho- sino muchos balidos de ovejas y carneros. Y así era la verdad, porque ya llegaban cerca los dos rebaños. -El miedo que tienes -dijo don Quijote- te hace, Sancho, que ni veas ni oyas a derechas; porque uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son; y si es que tanto temes, retírate a una parte y déjame solo, que solo basto a dar la victoria a la parte a quien yo diere mi ayuda. Y, diciendo esto, puso las espuelas a Rocinante, y, puesta la lanza en el ristre, bajó de la costezuela como un rayo. Diole voces Sancho, diciéndole: -¡Vuélvase vuestra merced, señor don Quijote, que voto a Dios que son carneros y ovejas las que va a embestir! ¡Vuélvase, desdichado del padre que me engendró! ¿Qué locura es ésta? Mire que no hay gigante ni caballero alguno, ni gatos, ni armas, ni escudos partidos ni enteros, ni veros azules ni endiablados. ¿Qué es lo que hace? ¡Pecador soy yo a Dios! Ni por ésas volvió don Quijote; antes, en altas voces, iba diciendo: -¡Ea, caballeros, los que seguís y militáis debajo de las banderas del valeroso emperador Pentapolín del Arremangado Brazo, seguidme todos: veréis cuán fácilmente le doy venganza de su enemigo Alifanfarón de la Trapobana! Esto diciendo, se entró por medio del escuadrón de las ovejas, y comenzó de alanceallas con tanto coraje y denuedo como si de veras alanceara a sus mortales enemigos. Los pastores y ganaderos que con la manada venían dábanle voces que no hiciese aquello; pero, viendo que no aprovechaban, desciñéronse las hondas y comenzaron a saludalle los oídos con piedras como el puño. Don Quijote no se curaba de las piedras; antes, discurriendo a todas partes, [decía]: -¿Adónde estás, soberbio Alifanfarón? Vente a mí; que un caballero solo soy, que desea, de solo a solo, probar tus fuerzas y quitarte la vida, en pena de la que das al valeroso Pentapolín Garamanta. Llegó en esto una peladilla de arroyo, y, dándole en un lado, le sepultó dos costillas en el cuerpo. Viéndose tan maltrecho, creyó sin duda que estaba muerto o malferido, y, acordándose de su licor, sacó su alcuza y púsosela a la boca, y comenzó a echar licor en el estómago; mas, antes que acabase de envasar lo que a él le parecía que era bastante, llegó otra almendra y diole en la mano y en el alcuza tan de lleno que se la hizo pedazos, llevándole de camino tres o cuatro dientes y muelas de la boca, y machucándole malamente dos dedos de la mano. Tal fue el golpe primero, y tal el segundo, que le fue forzoso al pobre caballero dar consigo del caballo abajo. Llegáronse a él los pastores y creyeron que le habían muerto; y así, con mucha priesa, recogieron su ganado, y cargaron de las reses muertas, que pasaban de siete, y, sin averiguar otra cosa, se fueron. Estábase todo este tiempo Sancho sobre la cuesta, mirando las locuras que su amo hacía, y arrancábase las barbas, maldiciendo la hora y el punto en que la fortuna se le había dado a conocer. Viéndole, pues, caído en el suelo, y que ya los pastores se habían ido, bajó de la cuesta y llegóse a él, y hallóle de muy mal arte, aunque no había perdido el sentido, y díjole: -¿No le decía yo, señor don Quijote, que se volviese, que los que iba a acometer no eran ejércitos, sino manadas de carneros? -Como eso puede desparecer y contrahacer aquel ladrón del sabio mi enemigo. Sábete, Sancho, que es muy fácil cosa a los tales hacernos parecer lo que quieren, y este maligno que me persigue, envidioso de la gloria que vio que yo había de alcanzar desta batalla, ha vuelto los escuadrones de enemigos en manadas de ovejas. Si no, haz una cosa, Sancho, por mi vida, porque te desengañes y veas ser verdad lo que te digo: sube en tu asno y síguelos bonitamente, y verás cómo, en alejándose de aquí algún poco, se vuelven en su ser primero, y, dejando de ser carneros, son hombres hechos y derechos, como yo te los pinté primero... Pero no vayas agora, que he menester tu favor y ayuda; llégate a mí y mira cuántas muelas y dientes me faltan, que me parece que no me ha quedado ninguno en la boca.

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El fragmento siguiente pertenece al último capítulo de la novela. Los personajes han

evolucionado, don Quijote ha recobrado la cordura y Sancho se ha quijotizado.

Hizo salir la gente el cura, y quedóse solo con él, y confesóle. El bachiller fue por el escribano, y de allí a poco volvió con él y con Sancho Panza; el cual Sancho, que ya sabía por nuevas del bachiller en qué estado estaba su señor, hallando a la ama y a la sobrina llorosas, comenzó a hacer pucheros y a derramar lágrimas. Acabóse la confesión, y salió el cura, diciendo: -Verdaderamente se muere, y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno; bien podemos entrar para que haga su testamento. Estas nuevas dieron un terrible empujón a los ojos preñados de ama, sobrina y de Sancho Panza, su buen escudero, de tal manera, que los hizo reventar las lágrimas de los ojos y mil profundos suspiros del pecho; porque, verdaderamente, como alguna vez se ha dicho, en tanto que don Quijote fue Alonso Quijano el Bueno, a secas, y en tanto que fue don Quijote de la Mancha, fue siempre de apacible condición y de agradable trato, y por esto no sólo era bien querido de los de su casa, sino de todos cuantos le conocían. Entró el escribano con los demás, y, después de haber hecho la cabeza del testamento y ordenado su alma don Quijote, con todas aquellas circunstancias cristianas que se requieren, llegando a las mandas, dijo: -ítem, es mi voluntad que de ciertos dineros que Sancho Panza, a quien en mi locura hice mi escudero, tiene, que, porque ha habido entre él y mí ciertas cuentas, y dares y tomares, quiero que no se le haga cargo dellos, ni se le pida cuenta alguna, sino que si sobrare alguno, después de haberse pagado de lo que le debo, el restante sea suyo, que será bien poco, y buen provecho le haga; y, si como estando yo loco fui parte para darle el gobierno de la ínsula, pudiera agora, estando cuerdo, darle el de un reino, se le diera, porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece. Y, volviéndose a Sancho, le dijo: -Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído, de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo. -¡Ay! -respondió Sancho, llorando-: no se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron; cuanto más, que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros, y el que es vencido hoy ser vencedor mañana. -Así es -dijo Sansón-, y el buen Sancho Panza está muy en la verdad destos casos. -Señores -dijo don Quijote-, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno. Pueda con vuestras mercedes mi arrepentimiento y mi verdad volverme a la estimación que de mí se tenía, y prosiga adelante el señor escribano.

EJERCICIOS 1. Aquí tienes dos fragmentos de El Quijote correspondientes a la primera y segunda parte de la obra. Analiza las diferencias entre ellos.

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BARROCO

POESIA

LUIS DE GÓNGORA

Fragmento de la Fábula de Polifemo y Galatea.

Fábula de Polifemo y Galatea

Un monte era de miembros eminente

este (que de Neptuno hijo fiero,

de un ojo ilustra el orbe de su frente,

émulo casi del mayor lucero)

ciclope, a quien el pino más valiente,

bastón, le obedecía, tan ligero,

y al grave peso junco tan delgado

que un día era bastón y otro cayado.

Negro el cabello, imitador undoso

de las obscuras aguas del Leteo

al viento que lo peina proceloso,

vuela sin orden, pende sin aseo;

un torrente es su barba impetuoso.

que (adusto hijo de este Pirineo)

su pecho inunda, o tarde, o mal. o en vano

surcada aun de los dedos de la mano.

EJERCICIOS

He aquí un ejemplo de Culteranismo: el tema mitológ ico, la

dificultad extrema.

1. Señala algunos hipérbaton que dificultan la com prensión.

Reordena alguno de ellos.

5

10

15

29

2. Señala también algunas metáforas e hipérboles.

3. Analiza la métrica.

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FRANCISCO DE QUEVEDO

A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ

Érase un hombre a una nariz pegado,

érase una nariz superlativa,

érase una alquitara medio viva,

érase un peje espada muy barbado;

era un reloj de sol mal encarado,

érase un elefante boca arriba,

érase una nariz sayón y escriba,

era Ovidio Nasón mal narigado.

érase el espolón de una galera,

érase una pirámide de Egipto,

las doce tribus de narices era;

érase un naricisimo infinito,

frisón archinariz, caratulera,

sabañón garrafal, morado y frito.

EJERCICIOS

1. ¿A qué tipo de poema pertenece?. Justifícalo.

2. Señala los dos recursos estilísticos básicos del poema.

5

10

31

TEATRO

LOPE DE VEGA

Peribáñez y el comendador de Ocaña

En una aldea se celebra una boda campesina: los esposados son el labrador Peribáñez y la hermosa Casilda. En la calma y el l i r ismo del ambiente rural, irrumpen las tropas que deben alojarse en las casas del pueblo. El comendador queda prendado de Casilda y, deseoso de ganarse la amistad de Peribáñez, le hace algunos regalos. Al mismo tiempo consigue que su lacayo entre al servicio de Peribáñez disfrazado de segador. El comendador, por orden del rey, recluta 100 hombres para luchar contra los moros en la guerra de Granada, y nombra a Peribáñez capitán de la compañía de labradores. Cuando han marchado los hidalgos y

labradores a la lucha, el comendador entra a traición en casa de Peribáñez; pero éste, que desconfía, ha vuelto en plena noche y sorprende al comendador intentando violar a Casilda. El campesino mata al comendador. El rey pone precio a la cabeza de Peribáñez, quien, voluntariamente, va a presentarse al monarca para que imparta justicia.

El fragmento recoge la escena final de la obra, entre Peribáñez y los reyes. En este texto queda re-flejado el tipo de monarca característico del teatro de Lope y también el final feliz, muy común en su teatro.

ESCENA XXVI

Galería del alcázar de Toledo.

UN PAJE (Al Rey): Aquí dice un labrador que le importa hablar contigo.

EL REY DON ENRIQUE: Señora, tomemos sillas.

CONDESTABLE: Este algún aviso es.

ESCENA XXVII

Peribáñez, todo de labrador con capa larga, y su mujer.

PERIBÁÑEZ: Dame, gran señor, tus pies.

EL REY: Habla, y no estés de rodillas.

PERIBÁÑEZ : ¿Cómo, señor, puedo hablar, si me ha faltado la habla turbados los sentidos después

que miré tu cara? Pero siéndome forzoso, con la justa confianza que tengo de tu justicia, comienzo tales palabras, Yo soy Peribáñez.

EL REY:

¿Quién?

PERIBÁÑEZ: Peribáñez, el de Ocaña.

EL REY: Matadle, guardas, matadle.

LA REINA No en mis ojos.— Teneos, guardas.

EL REY: Tened respeto a la reina.

PERIBÁÑEZ: Pues ya que matarme mandas, ¿no me oirás siquiera, Enrique, pues Justiciero te llaman?

LA REINA: Bien dice: oídle, señor.

EL REY: Bien decís; no me acordaba que las partes se han de oír, y más cuando son tan flacas.— Prosigue.

PERIBÁÑEZ: Yo soy un hombre,

aunque de villana casta, limpio de sangre, y jamás de hebrea o mora manchada. Fui el mejor de mis iguales, y en cuantas cosas trataban.

Me dieron primero voto, y truje seis años vara. Cáseme con la que ves, también limpia, aunque villana;

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virtuosa, si la ha visto la envidia asida a la fama.

El comendador Fadrique, de vuesa villa de Ocaña señor y comendador, dio, como mozo, en amarla. [...]

Diome un par de mulas buenas... mas no tan buenas que sacan este carro de mi honra de los lodos de mi infamia. Con esto intentó una noche que ausente de Ocaña estaba, forzar mi mujer, mas fuese con la esperanza burlada. [...] Vine yo, súpelo todo, y de las paredes bajas quité las armas, que al toro pudieran servir de capa. Advertí mejor su intento; mas llamóme una mañana, y díjome que tenía «de

vuestras altezas cartas para que con gente alguna les sirviese esta jornada [...] Con nombre de capitán salí con ellos de Ocaña ( y

como vi que de noche era mi deshonra clara, en una yegua a las diez de vuelta en mi casa estaba [...]

Hallé mis puertas rompidas y mi mujer destocada como

corderilla simple que está del lobo en las garras. Dio voces, llegué, saqué la misma daga y espada que ceñí para servirte, no para tan triste hazaña; pásele el pecho, dejó la cordera blanca, porque yo, como pastor, supe del lobo quitarla. Vine

a Toledo, y hallé que por mi cabeza daban mil escudos; y así quise que mi Casilda me traiga.

Hazle esta merced, señor; que es quien agora la gana, porque viuda de mí, no pierda prenda tan alta.

EL REY: ¿Qué os parece?

LA REINA: Que he llorado, que es la respuesta que basta para ver que no es delito sino valor.

EL REY: ¡Cosa extraña!

¡Que un labrador tan humilde estime tanto su fama! ¡Vive Dios, que no es razón matarle! Yo le hago gracia de la vida... Mas, ¿qué digo?

Esto justicia se llama, y a un hombre deste valor le quiero en esta jornada por capitán de la gente misma que sacó de Ocaña.

Den a su mujer la renta, y cúmplase mi palabra y después de esta ocasión, para la defensa y guarda de su persona, le doy mi licencia de traer armas defensivas y ofensivas.

PERIBÁÑEZ: Con razón todos te llaman don Enrique, el justiciero.

LA REINA: A vos, labradora honrada, ni os mando de mis vestidos cuatro, porque andéis con galas siendo mujer de soldado.

PERIBÁÑEZ: Senado, con esto acaba la tragicomedia insigne del Comendador de Ocaña.

EJERCICIOS

1. Destaca algún tema típico de la comedia nueva q ue aparezca

en este fragmento.

33

2. Analiza y clasifica los personajes

principales y observa si se corresponden con

las características propias que los definen en

la Comedia nueva.

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ROMANTICISMO

POESÍA

La Canción del pirata, de José de Espronceda.

Con diez cañones por banda,� viento en popa, a toda vela,� no corta el mar, sino vuela un velero bergantín.� Bajel pirata que llaman,� por su bravura, El Temido,� en todo mar conocido del uno al otro confín. La luna en el mar riela en la lona gime el viento,� y alza en blando movimiento olas de plata y azul;� y va el capitán pirata,� cantando alegre en la popa,� Asia a un lado, al otro Europa,� y allá a su frente Istambul: Navega, velero mío sin temor,� que ni enemigo navío ni tormenta, ni bonanza tu rumbo a torcer alcanza,� ni a sujetar tu valor. Veinte presas hemos hecho a despecho del inglés y han rendido sus pendones cien naciones a mis pies. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. Allá; muevan feroz guerra ciegos reyes por un palmo más de tierra; que yo aquí; tengo por mío cuanto abarca el mar bravío, a quien nadie impuso leyes. Y no hay playa, sea cualquiera, ni bandera de esplendor, que no sienta mi derecho y dé pecho a mi valor. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. A la voz de "¡barco viene!" es de ver cómo vira y se previene a todo trapo a escapar; que yo soy el rey del mar, y mi furia es de temer.

En las presas yo divido lo cogido por igual;� sólo quiero por riqueza la belleza sin rival. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. ¡Sentenciado estoy a muerte! Yo me río no me abandone la suerte, y al mismo que me condena, colgaré de alguna antena, quizá en su propio navío Y si caigo, ¿qué es la vida? Por perdida ya la di, cuando el yugo del esclavo, como un bravo, sacudí. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. Son mi música mejor aquilones,� el estrépito y temblor de los cables sacudidos, del negro mar los bramidos y el rugir de mis cañones. Y del trueno al son violento, y del viento al rebramar, yo me duermo sosegado, arrullado por el mar. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar.

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EJERCICIOS

1. He aquí uno de los más famosos poemas de la lite ratura

castellana. Destaca los elementos que lo caracteriz an

como típicamente romántico.

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

XIII

Tu pupila es azul, y cuando ríes, su

claridad suave me recuerda el trémulo

fulgor de la mañana

que en el mar se refleja.

Tu pupila es azul, y cuando lloras, las

transparentes lágrimas en ella se me

figuran gotas de roció

sobre una violeta.

Tu pupila es azul, y si en el fondo

como un punto de luz radia una idea,

me parece en el cielo de la tarde

una perdida estrella.

XLI

Tú eras el huracán, y yo la alta torre que desafía su poder: ¡Tenías que estrellarte o abatirme!...

¡No pudo ser!

Tú eras el Océano y yo la enhiesta roca que firme aguarda su vaivén: ¡Tenías que romperte o que arrancarme!.

¡No pudo ser!

Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados uno a arrollar, el otro a no ceder; la senda estrecha, inevitable el choque...

¡No pudo ser!

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5

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EJERCICIOS

1. Aquí tienes dos rimas de tema amoroso, pero ¿qué

diferencia de tono hay en los dos poemas?.

2. Señala las comparaciones usadas en la Rima XIII .

3. Señala las metáforas "A es B" de la Rima XLI. ¿ Qué

significado se deduce de ellas?.

4. Los paralelismos sintácticos y las anáforas son

frecuentes en las Rimas. Señala los que aparecen en

estas dos.

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REALISMO

BENITO PÉREZ GALDÓS

Fragmento de Fortunata y Jacinta.

A las doce de un hermoso día de octubre. D. Manuel Moreno-Isla regresaba a su casa, de vuelta de un paseíto por Hyde Park... digo, por el Retiro. Responde la equivocación del narrador al quid pro quo del personaje, porque Moreno, en las perturbaciones superficiales que por aquel entonces tenía su espíritu, solía confundir las impresiones positivas con los recuerdos.

Aquel día, no obstante, el cansancio que experimentaba, determinando en él un trabajo mental comparativo, permitíale apreciar bien la situación efectiva y el escenario en que estaba. "Muy mal debe de andar la máquina, cuando a mitad de la calle de Alcalá estoy rendido. Y no he hecho más que dar la vuelta al estanque. ¡Demonio de neurosis o lo que sea! Yo. que después de darle la vuelta a la Serpentine me iba del tirón a Cromwell Road... friolera: como diez veces el paseo de hoy... yo que llegaba a mi casa dispuesto a andar otro tanto, ahora me siento fatigado a la mitad de esta condenada calle de Alcalá... ¡Tal vez consista en estos endiablados pisos, en este repecho insoportable!... Ésta es la capital de las setecientas colinas.

¡Ah! Ya están regando esos brutos, y tengo que pasarme a la otra acera para que no me atice una ducha este salvaje con su manga de riego. "Eso es, bestias, encharcad bien para que haya fango y paludismo..." Pues por aquí, los barrenderos me echan encima una nube de polvo... "Animales, respetad a la gente"... Prefiero las duchas... En fin. que este salvajismo es lo que me tiene a mi enfermo. No se puede vivir aquí... Pues digo; otro pobre. No se puede dar un paso sin que le acosen a uno estas hordas de mendigos. ¡Y algunos son tan insolentes!... 'Toma, toma tú también".

Como me olvide algún día de traer un bolsillo lleno de cobre, me divierto. ¿Aquí no hay policía, ni beneficencia. ni formas, ni civilización!... Gracias a Dios que he subido el repecho. Parece la subida al Calvario, y con esta cruz que llevo a cuestas, más... ¡Qué hermosos nardos vende esa mujer! Le compraré uno... "Déme usted un nardo. Una varita sola... Vaya, déme usted tres varitas. ¿Cuánto? Tome usted... ¡Abur!". Me ha robado. Aquí todos roban... Debo de parecer un San José: pero no me importa".

EJERCICIOS

1. En este fragmento de la famosa novela se reprodu ce un monólogo

interior, recurso éste que sirve al autor para aden trarse en la

psicología del personaje. Aquí hay, pues, un rasgo naturalista.

Analiza cómo es la psicología del personaje.

2. Localiza algún rasgo más típico del realismo.

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LEOPOLDO ALAS, CLARÍN

Fragmento de La Regenta.

Este fragmento pertenece al capítulo 1 6. En él se nos describe el momento en que Ana Ozores contempla desde el

balcón a los vetustenses dirigiéndose al cementerio.

Se asomó al balcón. Por la plaza pasaba todo el vecindario de la Encimada camino del cementerio, que estaba hacia el Oeste, más allá del Espolón sobre un cerro. Llevaban los vetustenses los trajes de cristianar; criadas, nodrizas, soldados y enjambres de chiquillos eran la mayoría de los transeúntes; hablaban a gritos, gesticulaban alegres; de fijo no pensaban en los muertos. Niños y mujeres del pueblo pasaban también, cargados de coronas fúnebres baratas, de cirios flacos y otros adornos de sepultura. De vez en cuando un lacayo de librea, un mozo de cordel atravesaban la plaza abrumados por el peso de colosal corona de siemprevivas, de blandones como columnas, y catafalcos portátiles. Era el luto oficial de los ricos que sin ánimo o tiempo para visitar a sus muertos les mandaban aquella especie de besa-la-mano. Las personas decentes no llegaban al cementerio; las señoritas emperifolladas no tenían valor para entrar allí y se quedaban en el Espolón paseando, luciendo los trapos y dejándose ver, como los demás días del año. Tampoco se acordaban de los difuntos; pero lo disimulaban; los trajes eran obscuros, las conversaciones menos estrepitosas que de costumbre, el gesto algo más compuesto... Se paseaba en el Espolón como se está en una visita de duelo en los momentos en que no está delante ningún pariente cercano del difunto. Reinaba una especie de discreta alegría contenida. Si en algo se pensaba alusivo a la solemnidad del día era en la ventaja positiva de no contarse entre los muertos. Al más filósofo vetustense se le ocurría que no somos nada, que muchos de sus conciudadanos que se paseaban tan tranquilos, estarían el año que viene con los otros; cualquiera menos él.

Ana aquella tarde aborrecía más que otros

días a los vetustenses; aquellas costumbres tradicionales, respetadas sin conciencia de lo que se hacía, sin fe ni entusiasmo, repetidas con mecánica igualdad como el rítmico volver de las frases o los gestos de un loco; aquella tristeza ambiente que no tenía grandeza, que no se refería a la suerte incierta de los muertos, sino al aburrimiento seguro de los vivos, se le ponían a la Regenta sobre el corazón, y hasta creía sentir la atmósfera cargada de hastío, de un hastío sin remedio, eterno. Si ella contara lo que sentía a cualquier vetustense, la llamaría romántica; a su marido no había que mentarle semejantes penas; en seguida se alborotaba y hablaba de régimen, y de programa y de cambiar de vida. Todo menos apiadarse de los nervios o lo que fuera.

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EJERCICIOS

1. En este fragmento encontramos una enumeración d etallista.

Ésta es una técnica típica del Realismo. Escribe lo s

distintos tipos que desfilan bajo el balcón de Ana Ozores.

3. ¿Qué opina Ana Ozores de los habitantes de Vetu sta?, ¿se

traslucen las ideas del autor?.

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MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98

ANTONIO MACHADO Sueño infantil LXVIII Llamó a mi corazón, un claro día, con un perfume de jazmín, el viento. —A cambio de este aroma, todo el aroma de tus rosas quiero. —No tengo rosas; flores en mi jardín no hay ya: todas han muerto. —Me llevaré los llantos de las fuentes, las hojas amarillas y los mustios pétalos. Y el viento huyó... Mi corazón sangraba... Alma, ¿qué has hecho de tu pobre huerto?

Soledades (1899-1907) Campos de Soria VII ¡Colinas plateadas, grises alcores, cárdenas roquedas por donde traza el Duero su curva de ballesta en torno a Soria, obscuros encinares, ariscos pedregales, calvas sierras, caminos blancos y álamos del río, tardes de Soria, mística y guerrera, hoy siento por vosotros, en el fondo del corazón, tristeza, tristeza que es amor! ¡Campos de Soria donde parece que las rocas sueñan, conmigo vais! ¡Colinas plateadas, grises alcores, cárdenas roquedas!...

Campos de Castilla (1907-1917) Proverbios y cantares

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“Caminante, son tus huellas el camino nada mas; caminante no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino, sino estelas en la mar”. Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar. Nuestro español bosteza. ¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío? Doctor, ¿tendrá el estómago vacío? —El vacío es más bien en la cabeza.

EJERCICIOS

1. Sitúa cada uno de los poemas en la etapa

correspondiente del autor y justifícalo basándote e n el

contenido y en el estilo.

2. Señala algunos recursos retóricos de cada poema .

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NOVECENTISMO

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

El viaje definitivo

...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;

v se quedará mi huerto, con su verde árbol,

v con su pozo blanco.

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;

y tocarán, como esta tarde están tocando,

las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;

v el pueblo se hará nuevo cada año;

y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,

y mi espíritu errará nostáljico...

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol

verde, sin pozo blanco,

sin cielo azul y plácido...

Y se quedarán los pájaros cantando.

Poemas agrestes (1910-11)

¡Intelijencia, dame

el nombre esacto de las cosas!

...Qué mi palabra sea

la cosa misma,

creada por mi alma nuevamente.

Que por mí vayan todos,

los que no las conocen, a las cosas;

que por mí vayan todos

los que ya las olvidan, a las cosas;

que por mí vayan todos

los mismos que las aman, a las cosas...

¡Intelijencia, dame

el nombre esacto, y tuyo,

y suyo, y mío, de las cosas!

Eternidades (1918)

El otoñado

Estoy completo de naturaleza,

en plena tarde de áurea madurez,

alto viento en lo verde traspasado.

Rico fruto recóndito,

contengo lo grande elemental en mi

(la tierra, el fuego, el agua, el aire),

el infinito.

Chorreo luz: doro el lugar oscuro,

trasmino olor: la sombra huele a dios,

emano son: lo amplio es honda música, filtro

sabor: la mole bebe mi alma,

deleito el tacto de la soledad.

Soy tesoro supremo, desasido,

con densa redondez de limpio iris, d

el seno de la acción.

Y lo soy todo.

Lo todo que es el colmo de la nada,

el todo que se basta y que es servido

de lo que todavía es ambición.

La estación total (1946)

EJERCICIOS Sitúa cada poema en la etapa correspondiente del autor y deduce las características que diferencian dichas etapas. Aduce razones temáticas y estilísticas.

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GENERACIÓN DEL 27

PEDRO SALINAS

Para vivir no quiero islas, palacios, torres. ¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres!

Quítate ya los trajes, las señas, los retratos; yo no te quiero así, disfrazada de otra, hija siempre de algo. Te quiero pura, libre, irreductible: tú. Sé que cuando te llame entre todas las gentes del mundo, ¡sólo tú serás tú.

Y cuando me preguntes quién es el que te llama, el que te quiere suya, enterraré los nombres,

los rótulos, la historia. Iré rompiendo todo lo que encima me echaron desde antes de nacer.

Y vuelto ya al anónimo eterno del desnudo,

de la piedra, del mundo, te diré: «Yo te quiero, soy yo». La voz a ti debida

EJERCICIOS

1. Lee detenidamente el poema y deduce en qué radi ca la originalidad de Salinas en el tratamiento del te ma amoroso.

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JORGE GUILLEN

Las doce en el reloj

Dije: ¡Todo ya pleno!

Un álamo vibró.

Las hojas plateadas

Sonaron con amor.

Los verdes eran grises,

El amor era sol.

Entonces, mediodía,

Un pájaro sumió

Su cantar en el viento

Con tal adoración

Que se sintió cantada

Bajo el viento la flor

Crecida entre las mieses, Más altas.

Era yo,

Centro en aquel instante

De tanto alrededor,

Quien lo veía todo

Completo para un dios.

Dije:

Todo, completo.

¡Las doce en el reloj!

Cántico EJERCICIOS

1. Éste es un típico poema de Cántico. ¿Responde a la

temática del libro?, ¿cuál es la actitud del poeta?

2. Señala elementos del poema que lo definan como

"intelectual" o "puro".

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RAFAEL ALBERTI

El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad?

¿Por qué me desenterraste del mar?

En sueños, la marejada me tira del corazón. Se lo quisiera llevar.

Padre, ¿por qué me trajiste acá?

Marinero en tierra

El cuerpo deshabitado

Yo te arrojé de mi cuerpo, yo, con un carbón ardiendo.

—Vete.

Madrugada.

La luz, muerta en las esquinas y en las casas. Los hombres y las mujeres ya no estaban.

—Vete.

Quedó mi cuerpo vacío, negro saco, a la ventana.

Se fue.

Se fue, doblando las calles. Mi cuerpo anduvo, sin nadie.

Sobre los ángeles

EJERCICIOS

1. He aquí dos poemas de Alberti de estética y tem ática

bien diferentes. Explica las diferencias que hay en tre

ellos.

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FEDERICO GARCÍA LORCA

CANCIÓN DEL JINETE (1924)

Córdoba.

Lejana y sola. Jaca negra, luna grande, y aceitunas en mi alforja. Aunque sepa los caminos yo nunca llegaré a Córdoba. Por el llano, por el viento, jaca negra, luna roja. La muerte me está mirando desde las torres de Córdoba. ¡Ay qué camino tan largo! ¡Ay mi jaca valerosa! ¡Ay que la muerte me espera, antes de llegar a Córdoba! Córdoba. Lejana y sola.

POETA EN NUEVA YORK Vuelta de paseo Asesinado por el cielo. Entre las formas que van hacia la sierpe y las formas que buscan el cristal, dejaré crecer mis cabellos. Con el árbol de muñones que no canta y el niño con el blanco rostro de huevo. Con los animalitos de cabeza rota y el agua harapienta de los pies secos. Con todo lo que tiene cansancio sordomudo y mariposa ahogada en el tintero. Tropezando con mi rostro distinto de cada día.� ¡Asesinado por el cielo!

EJERCICIOS

1. ¿Qué es para ti, Córdoba?

2. Interpreta el segundo poema e intenta explicarlo con tus propias palabras

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LUISCERNUDA

Peregrino

¿Volver?

Vuelva el que tenga, tras largos años,

tras un largo viaje, cansancio del camino

y la codicia de su tierra, su casa, sus amigos,

del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿Volver?

Regresar no piensas,

sino seguir libre adelante,

disponible por siempre, mozo o viejo,

sin hijo que te busque, como a Ulises,

o sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,

fiel hasta el fin del camino y tu vida,

no eches de menos un destino más fácil,

tus pies sobre la tierra antes no hollada,

tus ojos frente a lo antes nunca visto.

Desolación de la Quimera

EJERCICIOS

1. "Peregrino" es un poema del exilio, tema éste t ípico

de la tercera etapa de la Generación del 27. Interp reta

el poema.

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POSTGUERRA

AÑOS 40 NOVELA

Fragmentos de La Familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela

Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serio. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquéllos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas para defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya...

Nací hace ya muchos anos -lo menos cincuenta y cinco- en un pueblo perdido por la provincia de Badajoz; el pueblo estaba a unas dos leguas de Almendralejo, agachado sobre una carretera lisa y larga como un día sin pan, lisa y larga como los días -de una lisura y una largura como usted, para su bien, no puede ni figurarse- de un condenado a muerte...

[...] Mi madre no sabía leer ni escribir; mi padre sí, y tan orgulloso estaba de ello que se lo echaba en cara cada lunes y cada martes, y con frecuencia, y aunque no viniera a cuento, solía llamarla ignorante, ofensa gravísima para mi madre, que se ponía como un basilisco. Algunas tardes venía mi padre para casa con un papel en la mano y, quisiéramos que no, nos sentaba a los dos en la cocina y nos leía las noticias; venían después los comentarios y en ese momento yo me echaba a temblar porque estos comentarios eran siempre el principio de alguna bronca. Mi madre, por ofenderlo, le decía que el papel no ponía nada de lo que leía y que todo lo que decía se lo sacaba mi padre de la cabeza, y a éste, el oírla esa opinión le sacaba de quicio (...)

La verdad es que la vida en mi familia poco tenia de placentera, pero como no nos es dado escoger, sino que ya -y aun antes de nacer- esta-mos destinados unos a un lado y otros a otro, procuraba conformarme con lo que me había tocado, que era la única manera de no desesperar.

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EJERCICIOS

1. Señala las características de la novela parasoci al de los

años 40 que se reflejan en los dos fragmentos.

POESÍA

Un poema de Hijos de la ira, de Dámaso Alonso.

Insomnio

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres

(según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en

este nicho en el que hace 45 años que me pudro,

y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los

perros, o fluir blandamente la luz de la luna.

Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando

como un perro enfurecido, fluyendo como la leche

de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.

Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole

por qué se pudre lentamente mi alma,

por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta

ciudad de Madrid,

por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.

Dime, ¿qué huerto quieres abonar con esta podredumbre?

¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,

las tristes azucenas letales de tus noches?

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EJERCICIOS

1. Éste es un perfecto ejemplo de poesía desarraiga da y

existencial de los años 40. ¿En qué se observa?.

AÑOS 50

NOVELA

Fragmento de La colmena, de Camilo José Cela

A una señora silenciosa que suele sentarse al fondo, conforme se sube a los billares, se le murió un hijo, aún no hace un mes. El joven se llamaba Paco y estaba preparándose para Correos. Al principio dijeron que le había dado un paralis, pero después se vio que no, que lo que le dio fue la meningitis. Duró poco y además perdió el sentido en seguida. Se sabía ya todos los pueblos de León, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva y parte de Valencia (Castellón y la mitad, sobre poco más o menos, de Alicante); fue una pena grande que se muriese. Paco había andado siempre medio malo desde una mojadura que se dio un invierno, siendo niño.

Hay personas a quienes les gusta estar atentas con los que van de luto. Aprovechan para dar con-sejos o pedir resignación o presencia de ánimo y lo pasan muy bien. Doña Rosa, para consolar a la madre de Paco, le suele decir que. para haberse

quedado tonto, más valió que Dios se lo llevara. La madre la miraba con un sonrisa de conformidad y le decía que. bien mirado, tenía razón. La madre de Paco se llama Isabel, doña Isabel Montes, viuda de Sauz. Es una señora aún de cierto buen ver, que lleva una capita algo raída. Tiene aire de ser de buena familia. En el Café suelen respetar su silencio y sólo muy de tarde en tarde alguna persona conocida, generalmente una mujer, de vuelta de los lavabos, se apoya en su mes para preguntarle: «¿Qué? ;Ya se va levantando ese espíritu?». Doña Isabel sonríe y no contesta casi nunca: cuando está algo mis animada, levanta la cabeza, mira para la amiga y dice: «¡Qué guapetona está usted, Fulanita!-. Lo más frecuente, sin embargo, es que no diga nunca nada: un gesto con la mano al despedirse y en paz. Doña Isabel sabe que es de otra clase, de otra manera de ser distinta, por lo menos.

EJERCICIOS

1. La colmena es el principal precedente de la novela social

de los 50. Justifícalo a partir de este breve fragm ento.

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POESÍA

A la inmensa mayoría,

poema de Pido la paz y la palabra,

de Blas de Otero.

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre

aquel que amó, vivió y murió por dentro

y un buen día bajó a la calle: entonces

comprendió y rompió todos sus versos.

Así es, así fue. Salió una noche

echando espuma por los ojos, ebrio

de amor, huyendo sin saber adonde:

a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,

eran sus brazos, como llama al viento;

olas de sangre contra el pecho,

enormes olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! /Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces

en vuelo horizontal cruzan el cielo;

horribles peces de metal recorren

las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre

en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,

mi última voluntad. Bilbao, a once

de abril, cincuenta y uno.

EJERCICIOS

1. Localiza las características de la poesía socia l que

aparecen en este poema.

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AÑOS 60

NOVELA

Fragmento de Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos.

[...] Estamos en el tiempo de la anestesia, estamos en el tiempo en que las cosas hacen poco

ruido. La bomba no mata con el ruido sino con la radiación alfa que es (en sí) silenciosa, o con los

rayos de deutones, o con los rayos gamma o con los rayos cósmicos, todos los cuales son más

silenciosos que un garrotazo. También castran como los rayos X. Pero yo, ya, total, para qué. Es un

tiempo de silencio. La mejor máquina eficaz es la que no hace ruido. Este tren hace ruido. Va

traqueteando y no es un avión supersónico, de los que van por la estratosfera, en los que se hace un

castillo de naipes sin vibraciones a veinte mil metros de altura. Por aquí abajo nos arrastramos y nos

vamos yendo hacia el sitio donde tenemos que ponernos silenciosamente a esperar

silenciosamente que los años vayan pasando y que silenciosamente nos vayamos hacia donde se

van todas las florecillas del mundo. Pero no me siento suficientemente desesperado, siento un

placer muelle en este arcaico instrumento que galopa, galopa, galopa como un animal con su

traqueteo ruidoso de efecto hipnótico que hace coincidir su ritmo con el del electroencefalograma y

que por un sistema de acomodación idéntico al que emplean los negros en las tribus primitivas,

con sus tam-tam en ¡as noches de fiesta bailando, bailando consiguen -ellos si, dichosos- llegar al

famoso éxtasis, mientras que aquí ni aun el sueño se consigue. [...] Pero no somos negros, no

somos negros, los negros saltan, ríen, gritan y votan para elegir a sus representantes en la ONU.

Nosotros no somos negros, ni indios, ni países subdesarrollados. Somos mojamas tendidas al aire

purísimo de la meseta que están colgadas de un alambre oxidado, hasta que hagan su pequeño

éxtasis silencioso. Tracatracatracatra-catracatracatraca traqueteo tracatracatra260catracatraca: se

pueda formar un ritmo, es cuestión de darle una forma, una estructura gestáltica, puede conseguirse

un ritmo distinto según la postura en que uno se ponga a escuchar un ritmo cada dos, un ritmo

cada tres, un ritmo cada cuatro y luego repetir, o bien otro ritmo como en las figuras ópticas se

puede ver una copa o el perfil de una cara. [...] ¿Y por qué no estoy desesperado? [...) ¿Por qué

desesperarse si uno sigue amojamándose silenciosamente y las rosas siguen sien... las rosas?... ajjj.

Podrás cazar perdices, podrás cazar perdices muy gordas cuando los sembrados estén ya...

podrás jugar al ajedrez en el casino. A ti siempre te ha gustado el ajedrez. Si no has jugado al

ajedrez más es porque no has tenido tiempo. Acuérdate que antes sabías la defensa Philidor. El

ajedrez es muy agradable y además al no estar desesperado, qué fácil será acostumbrarse si uno no

está desesperado. Será muy fácil, no habrá más que estar quieto al principio, porque, al moverse,

puede rozarse la herida. Primero estar quieto. . Entonces vendrá una mujer, una linda mujer a tu

consulta y te dirá lo que padece. Tú la diagnosticarás sin esfuerzo, le recetarás lo que necesita.

Ella dirá, es simpático el nuevo. Por poco tiempo que tengas que esperar a que venga esa mujer

tendrás tiempo para que se te pase. Se te habrá pasado todo. Entonces dirán, es mejor que el otro.

El nuevo es mejor. Habrá algunos que todavía no, que todavía no, que todavía creerán que el viejo

es mejor o que les dará vergüenza dejarlo. Mejor, porque si no, no tendrías tiempo suficiente para

cazar perdices. Estarás así un tiempo esperando en silencio, sin hablar mal de nadie. Todo consiste

en estar callado. No diciendo nunca nada de eso.