hipogeos

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HIPOGEOS El final del Reino Antiguo fue seguido por la pérdida de la autoridad del monarca y un aumento del poder de los nomarcas que vieron incrementar su poder y su riqueza en la misma proporción en la que decrecía el poder real. A causa de esta nueva situación, el número de enterramientos de funcionarios y nobles en las necrópolis menfitas se redujo de manera importante, en cambio los enterramientos en los nomos situados en el Egipto Medio y en Tebas se incrementaron de manera considerable. Estas nuevas necrópolis se instalaron principalmente en el área del Fayum, Tebas y sobre todo en el Egipto Medio. Los nuevos nomarcas se hicieron enterrar en tumbas excavadas en los acantilados de las montañas al borde del desierto. La proliferación de este tipo de tumba se produjo ante la escasez de espacio para levantar mastabas o pirámides, aunque la idea de enterrarse bajo los beneficios de una pirámide nunca se perdió y los nomarcas siempre buscaron el amparo de una colina con forma piramidal para su última morada. Este fue el caso de Ankhtify, en Moalla, que construyó su tumba imitando el complejo funerario del Reino Antiguo: capilla junto al río, calzada, patio y tumba. Los reyes del Reino Nuevo también eligieron este tipo de enterramiento,

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HIPOGEOS

El final del Reino Antiguo fue seguido por la pérdida de la autoridad del monarca y un aumento del poder de los nomarcas que vieron incrementar su poder y su riqueza en la misma proporción en la que decrecía el poder real. A causa de esta nueva situación, el número de enterramientos de funcionarios y nobles en las necrópolis menfitas se redujo de manera importante, en cambio los enterramientos en los nomos situados en el Egipto Medio y en Tebas se incrementaron de manera considerable.

Estas nuevas necrópolis se instalaron principalmente en el área del Fayum, Tebas y sobre todo en el Egipto Medio. Los nuevos nomarcas se hicieron enterrar en tumbas excavadas en los acantilados de las montañas al borde del desierto. La proliferación de este tipo de tumba se produjo ante la escasez de espacio para levantar mastabas o pirámides, aunque la idea de enterrarse bajo los beneficios de una pirámide nunca se perdió y los nomarcas siempre buscaron el amparo de una colina con forma piramidal para su última morada. Este fue el caso de Ankhtify, en Moalla, que construyó su tumba imitando el complejo funerario del Reino Antiguo: capilla junto al río, calzada, patio y tumba. Los reyes del Reino Nuevo también eligieron este tipo de enterramiento,

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en la orilla occidental de la ciudad de Tebas, debajo de una colina con forma de pirámide, en el Valle de los Reyes.

El hipogeo fue el tipo de enterramiento más utilizado en el Egipto Medio, donde las necrópolis se disponían casi siempre en los acantilados rocosos que rodean al valle.

En un principio estas tumbas son sencillas cámaras, pero con el tiempo fueron introduciendo innovaciones

1. La fachada se realizaba con forma de talud para asemejarla a la entrada de la mastaba.

2. Los planos de las tumbas son sencillos: un patio porticado que da entrada a una gran cámara dividida en dos partes por una doble fila de columnas.

3. El pozo de las mastabas del Reino Medio pasó a ser de forma cuadrangular, por consiguiente, los sarcófagos tuvieron que adaptarse a las dimensiones del pozo.

4. La pintura sustituyó al relieve en el interior de las tumbas. 5. A la clásica decoración de las tumbas del Reino Antiguo, se añadieron

escenas que reflejaban la situación de inestabilidad reinante en el país: soldados atacando a fortalezas, maquetas de soldados formando parte de los ajuares funerarios, objetos de guerra, como arcos, flechas, etc. Se representaron mujeres acróbatas y hombres jugando a un juego de características similares al golf. En la tumba de Khnumhotep II, en Beni Hassan, se representó una caravana comercial con asiáticos. Las escenas de animales exóticos se alternan con las de animales míticos (leopardos, panteras, serpientes etc.) y con las de distintas formas de caza de pájaros. En la tumba del nomarca Djehutyhotep se encuentra la representación del traslado de su estatua colosal desde la cantera de Hatnub hasta la capilla del valle, frente a su tumba en El-Bersha.

6. Otro motivo a destacar es la inscripción en las paredes de la tumba de la biografía de su propietario. Gracias a estas inscripciones se ha conocido mejor este momento de la historia del Primer Período Intermedio y del Reino Medio.

7. Se generalizó la representación en las paredes de la tumba de la peregrinación a Abydos, como símbolo de resurrección y renacimiento.

8. Algunos nomarcas adoptaron, para marcar su nuevo estatus, elementos propios de los monarcas: el “sHendyt”, la barba postiza etc.

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9. El relieve quedó relegado a la decoración de las estelas de “falsa puerta”. Esta estela, se situó en la pared oeste de la capilla en aquellas necrópolis que estaban situadas en la orilla oriental del río. Las estelas de este período son muy variadas y van desde las más sencillas, de fácil adquisición para las clases inferiores, hasta estelas de gran belleza con múltiples representaciones del difunto y con familiares y criados atendiendo sus necesidades.

10. En la decoración se introdujeron nuevos elementos, algunos ya usados a finales del Reino Antiguo, como frisos y techos pintados, ambos alcanzaron un gran desarrollo a partir del Reino Medio. En cuanto a los frisos el más conocido es el friso Kheker que simboliza haces de juncos anudados y usados en la construcción de templos en los primeros años de la historia de Egipto. En cuanto a los techos fueron realzados mediante dibujos que trataban de imitar los tejados de las casas o los dibujos de algunos textiles. En algunas tumbas combinaron diversos modelos para la misma tumba. Sobresalen las decoraciones de figuras geométricas.

Las necrópolis más importantes con hipogeos se encuentran en:

1. ASIUT. a. Tumbas de la Dinastía VI en Deir el-Gabrawi. b. Tumbas de la Dinastía VI y XII en Meir.

2. MALLAWI. a. Tell el-Amarna, tumbas de la Dinastía XVIII. b. El-Sheikh Said, tumbas de los jefes de palacio de la Dinastía VI: Meru, Uau o Ankheteti.

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c. Deir el Bersha, 37 tumbas de los nomarcas del Nomo de la Liebre.

3. MINIA. a. Beni Hassan, 39 tumbas de los nomarcas del nomo XVI del Alto Egipto, “el nomo del Orix”.

4. TEBAS. La orilla occidental del río alberga varias necrópolis, siendo la más importante El Valle de los Reyes.

5. ASUÁN. a. Necrópolis de Qubbet el-Hawa.

Hacia el final del Primer Periodo Intermedio, aparecieron en Tebas unas tumbas que en árabe se llaman “saff”, estas tumbas se encuentran excavadas en El-Tarif. La fachada de estos hipogeos, vista desde el exterior, está formada por pilares, insinuando una línea con muchas puertas. La tumba más grande pertenece a Inyotef II, tercer gobernante de la Dinastía XI.

La entrada a estas tumbas cortadas en la roca se hace a través de un patio, la entrada a la tumba principal, se encuentra en el lado frontal, mientras que, en los laterales, se sitúan las tumbas para oficiales y familiares del difunto. La tumba de Inyotef II tiene una capilla situada en el lado este del patio, quizás fuese un templo funerario. La decoración de estas tumbas no está muy clara, en cambio sí se han encontrado algunas estelas con relieves, mostrando escenas del rey con oferentes. En la estela de Inyotef el difunto aparece representado con su perro de caza.

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CONSTRUCCIÓN DE UN HIPOGEO

Las tumbas rupestres construidas en la roca viva de los acantilados que se encontraban a ambas orillas del Nilo se excavaron de arriba abajo, comenzando por la parte superior de la fachada e introduciéndose hacia el interior de la tumba, excavando pequeñas salas hipóstilas con pilares. El vaciado se realizaba desde la entrada hacia la pared posterior de la tumba, avanzando frontalmente todo lo ancho de la fachada y dejando solamente el material necesario para eventuales elementos arquitectónicos, tales como pilares, arquitrabes, etc.

El segundo paso consistía en alisar las paredes con el cincel. Las superficies que se iban a decorar con relieves se pulían con piedras. Las irregularidades que pudieran quedar en la superficie de las paredes se igualaban y alisaban mediante mortero, cal y arena que, según las necesidades se extendía en diversos espesores. Finalmente, se aplicaba una mano de pintura de cal, que servía de fondo tanto para la pintura, como para fijar el color e impedir que la roca viva absorbiera demasiado la cola de la pintura.

LOS HIPOGEOS DEL VALLE DE LOS REYES

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“La gran y noble necrópolis de millones de años del faraón” fue durante quinientos años el lugar de enterramiento de los soberanos egipcios del Reino Nuevo, es decir, de las Dinastías XVIII, XIX y XX. Analizando las sesenta y dos tumbas terminadas y veinte pozos sin terminar no se han encontrados dos tumbas que sean iguales, y en la planificación de cada estructura se incluyeron características únicas de diseño o decoración. Según los sacerdotes, los planos de las tumbas iban reflejando según el momento en que se construyeron las diferentes formas de expresar el viaje del sol por el Más Allá.

TUMBAS REALES DE LA DINASTÍA XVIII

Las primeras tumbas de esta Dinastía, se excavaron en la base de abruptos acantilados, situadas deliberadamente en puntos donde las lluvias torrenciales depositarían escombros para tapar la entrada, estas tumbas son relativamente pequeñas y su planta incorpora un eje que realiza uno o dos giros en ángulo recto hacia la izquierda.

Tumbas con ejes en ángulo o doblado (Amenhotep II).

Tumbas intermedias con ejes paralelos, donde los corredores de la entrada empujan hacia un lado la primera sala de pilares, más o menos a mitad de camino de la tumba, para continuar en la misma dirección (Horemheb).

Desde principios de la Dinastía XVIII, las tumbas reales se construyen con cuatro pasillos que comienzan en la escalera de entrada. Cada sección de la entrada a la tumba subterránea se conocía como uno de los pasillos de “El

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Sendero del Sol”, que sugería el viaje nocturno del sol debajo de la tierra, un concepto simbólico realzado por la decoración interior de las tumbas. El tercer pasillo tenía amplios nichos conocidos como “Santuarios en los cuales reposan los dioses del Este y del Oeste”, y el cuarto pasillo se abría a una cámara con un pozo u hoyo y que se la conocía como “la sala de espera” o “sala de obstáculos”. Más allá de esta sala había otra mas pequeña con pilares conocida como la “Sala del carro de guerra” que se comunicaba a través de otro pasillo con una segunda sala de pilares más grande llamada “la casa de oro” y sus almacenes subsidiarios, que contenían los objetos del enterramiento del rey.

Los recodos y giros en los ejes de las tumbas de la XVIII Dinastía pueden haber sido una continuación de los corredores a veces complicados de las pirámides del Reino Medio, que posiblemente simbolizaran las tortuosas rutas del mundo subterráneo, como se ve en el Libro de los dos Caminos y la cuarta y quinta hora de la Duat (Aquello que está en el mundo subterráneo). La arquitectura de la tumba está así condicionada por la topografía del Más Allá, mientras que los textos y las representaciones a menudo recogen el tema de las aguas “curvadas o sinuosas” del reino de los muertos.

Algunas características incorporadas por razones prácticas se convirtieron en simbólicas a través del tiempo, un ejemplo puede ser el del pozo excavado en las tumbas reales de la época de Thutmosis III, el cual pudo construirse como una barrera para detener las aguas de las inundaciones o como un impedimento a los ladrones de tumbas, pero con el tiempo adquirió un carácter mitológico al identificarle con el dios mortuorio Sokar.

La distintiva forma oval dada a varias de las primeras cámaras sepulcrales, se cree que imita la forma del sarcófago real o un rollo de papiro abierto o quizás también quieran representar el recorrido del sol o la topografía del mundo subterráneo.

TUMBAS DE LA DINASTÍA XIX

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Al comienzo de la Dinastía XIX se producen cambios en los monumentos reales. Se inicia un enderezamiento de los pasillos de la tumba en un solo eje lineal. El descenso de las tumbas en la tierra también se hizo menos pronunciado, la forma de la sala del sarcófago se modificó de varias maneras, a partir de Ramses II se sustituyen las entradas tapiadas a los pasillos por puertas que podrían ser abiertas a la hora de una inspección rutinaria. Se introduce una cámara accesoria que se construye a la altura de la primera sala de pilares, (la tumba de Seti I es la primera que la introduce).

Al margen de la orientación que tuviera la tumba, los constructores de las tumbas de la Dinastía XVIII interpretaban que la entrada a la misma era el sur y la cámara sepulcral el norte; la parte posterior de la tumba representaba el cenit norte del viaje del sol por el mundo subterráneo durante la noche, exactamente como durante el día el sol está en lo más alto en el sur. Los nichos excavados en los lados del pasillo se consideran los santuarios donde reposan los dioses del Este/oeste. Por consiguiente, a la tumba se le da dos orientaciones: el eje norte-sur en los pasillos y el eje este-oeste en las paredes laterales. En cambio durante las Dinastías XIX y XX el eje principal es este-oeste basado en la trayectoria este-oeste del sol.

Tumbas con ejes rectos (todas las tumbas a partir de la de Merenptah)

TUMBAS DE LA DINASTÍA XX

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La planta de la tumba fundamental se simplificó mucho en la XX Dinastía, posiblemente por razones económicas. Ninguna de las tumbas que se construyeron después de la de Ramses II con excepción de la de Ramses VI tuvieron un tamaño grande, sin embargo, las proporciones que usaron los arquitectos de las tumbas continuaron ampliándose, así las seis últimas tumbas que se construyeron en el Valle de Los Reyes tienen corredores de más de 3 m de ancho y 4 de altura, pero en cambio la planta de las mismas se redujo considerablemente.

Es de destacar que se produce un cambio en la orientación del sarcófago real que se realineó a lo largo del eje principal de la tumba, con el extremo de la cabeza colocado hacía el final de la tumba, con lo que el monarca siempre miraba hacia el este simbólico y el sol saliente.

CONSTRUCIÓN DE LA TUMBA REAL

a) ELECCIÓN DEL LUGAR

Lo primero que se hacía cuando un rey ascendía al trono era comenzar los preparativos para la construcción de su última morada, incluso hay casos en que esta construcción se comenzaba cuando el futuro rey era príncipe heredero.

El emplazamiento de la tumba lo elegía el visir acompañado por los arquitectos reales y los jefes de canteros, aunque previamente el rey había dado el visto bueno al lugar de su enterramiento.

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Un detalle a tener en cuenta era que la tumba no estuviera situada junto a otra, pues se podía correr el riesgo de que al excavar un corredor, accidentalmente se introdujeran en otra tumba como el caso de la tumba de Ramses III que al excavar el pasillo se introdujeron con la vecina tumba del rey Amenmeses.

b) RITUAL DE LA FUNDACIÓN

El segundo acto de la construcción de la tumba era la celebración de ceremonias parecidas a las que se realizaban para la fundación de un templo. Delante de la tumba y en ocasiones junto a la misma se colocaba un hoyo donde se depositaban diversos objetos como herramientas en miniatura, ofrendas de comida, objetos de fayenza etc.

c) CONSTRUCCIÓN DE LA TUMBA

Una vez realizada la ceremonia de fundación, los equipos de trabajo limpiaban la superficie donde debían comenzar la construcción de la tumba, entonces se comenzaba a excavar la caliza y la puerta de entrada, a continuación los pasillos y las cámaras y era aquí donde los obreros tenían que demostrar su habilidad, pues las secciones interiores de la tumba tenían que ser derechas y exactas.

El corte de la roca se realizaba con cinceles de cobre golpeados con mazas de madera, estacas y pisones, para sacar los escombros se utilizaban cestos de mimbre o cubos de cuero. Para iluminar los pasillos eran necesarias gran cantidad de aceite y mechas de lino retorcidas, quizás para evitar el humo que desprendía la mecha se añadía sal. Según avanzaban los canteros en la perforación de los pasillos, otros obreros allanaban paredes, suelos y techos de los corredores así como de las cámaras, para ello, se valían de duras piedras de pulir y sencillos niveles y escuadras. A continuación los yeseros igualaban las paredes para dejarlas preparadas para que los pintores pudieran decorarlas.

Existen pruebas de cómo se realizaban los trabajos, al parecer había dos turnos de trabajo, uno por la mañana y otro por la tarde con la misma duración tanto para el trabajo como para el descanso y la comida. No debieron ser muchos los hombres que trabajasen al mismo tiempo ya que la estrechez de

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los pasillos impedía que hubiera muchas personas trabajando al mismo tiempo, según se iba avanzando el trabajo había que ir retirando las lascas de piedra para dejar sitio libre y facilitar el trabajo de los obreros que trabajaban en el interior, algunos registros antiguos indican que el número de personas trabajando en la tumba debió de oscilar entre treinta y ciento veinte.

Los escribas asignados a la tumba tenían que dar un informe diario sobre los progresos de la misma, el visir y los ayudantes asignados realizaban inspecciones periódicas. A pesar de que cada tumba tenía un plano, a veces se modificaba el mismo ampliándolo o modificándolo en mayor o menor medida. La muerte del rey dejaba tan solo setenta días para la finalización de la tumba en el caso de que esta no estuviera terminada, por lo que hay hipogeos en los que la terminación de la obra no se pudo realizar, porque una vez que los funerales y el enterramiento del rey hubieran terminado la tumba se cerraba y no se podían continuar los trabajos.

d) DECORACIÓN DE LAS PAREDES

La decoración de las paredes y del techo de la tumba real significaba mucho más que dar un colorido, los pintores estaban creando un mundo subterráneo y eterno para el rey difunto.

Los primeros que intervenían en la decoración de la tumba eran los delineantes que trazaban las representaciones trazando previamente una cuadrícula que se realizaba mediante varillas o cuerdas cubiertas de pintura y golpeadas contra la pared, a continuación, se dibujaban los contornos en pintura roja, estos a su vez eran supervisados por un maestro, quién corregía los errores con pintura negra. A continuación, los tallistas reducían las zonas alrededor de las contornos dibujados unas veces en relieve alzado y otras en relieve hundido, el relieve alzado fue muy utilizado durante la Dinastía XIX, finalmente, les llegaba el turno a los pintores quienes llenaban cuidadosamente de pigmentos los relieves y sus fondos. Los colores utilizados mayoritariamente en la pintura fueron seis: negro, rojo, azul, amarillo, verde y blanco, a veces se mezclaban entre ellos para dar distintas tonalidades y matices.

En los primeros enterramientos parece que la decoración se aplicó solo cuando la excavación había terminado y antes del entierro verdadero del rey. En los enterramientos de épocas posteriores, debido al gran tamaño alcanzado y una

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decoración más extensa, la construcción y la pintura de la tumba parecen haber avanzado al mismo tiempo. Incluso llegaron a hacer turnos de trabajo para no estorbarse unos a otros ya que la estrechez de los pasillos no permitía un amontonamiento de obreros. Hacia finales de la Dinastía XX, algunas decoraciones de tumbas se terminaron después de la muerte del monarca.

El motivo principal en la decoración de las tumbas reales hacia que estas se diferenciaran de manera importante de la del resto de los nobles incluyendo a los miembros de la familia real. Los motivos elegidos en la decoración es “El Más Allá”. Al principio se representaba solo el mundo subterráneo, pero más tarde también se representaba los cielos. Las tres Dinastías de reyes enterrados muestran también su diferencia en cuanto a la decoración:

DINASTÍA XVIII

El viaje del sol por el inframundo.

A principios de la Dinastía, la cámara sepulcral tenía forma de cartucho real y estaba decorada con el Libro de la Duat.

A partir de Thutmosis III se empezaron a mostrar deidades en las paredes de la antecámara y el pozo.

DINASTÍA XIX

La principal representación es el viaje del sol por el cielo, Osiris y varios dioses de la tierra adquieren relevancia en el mundo subterráneo.

La decoración se llevó a todas las partes de la tumba, y la idea de que el eje de la misma representaba el viaje este-oeste del sol y su regreso oeste-este es lo más destacado.

Desde Ramses II, se resalta el aspecto matutino y vespertino del astro rey. A la entrada de la tumba, se colocó el disco solar de Re, flanqueado por las diosas Isis y Nefthys decorado en color amarillo, mientras que, en la parte interna de la tumba es de color rojo.

A la entrada de la tumba el rey está representado recibiendo al dios Ra-Horakhty, delante de la Letanía de Re que se colocaba en el primer

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corredor y a veces en el segundo enumerando e ilustrando las muchas formas de la deidad solar en su ciclo diario.

A partir de Ramses II, es frecuente la representación de la diosa Maat, hija de Re en las jambas de la entrada de la tumba, arrodillada sobre un cesto y sosteniendo en la pared derecha una mata de papiros y en la izquierda un loto, las dos flores heráldicas del Bajo y del Alto Egipto.

La mitad delantera del pasillo representa al este dando prioridad a Re mientras que la mitad trasera representa el oeste y dan prioridad a Osiris. Esta división se percibe claramente en el llamado sepulcro de Osiris que se encuentra en la pared opuesta de la primera sala de pilares, justo el punto divisorio de la tumba.

Los tramos inferiores de las tumbas de la XIX Dinastía, están fundamentalmente decorados con Osiris y deidades del mundo subterráneo.

La imagen del rey como Osiris esta invariablemente tallada en relieve en la superficie exterior de la tapa del sarcófago.

DINASTÍA XX

Sendero del sol a través, tanto de la tierra como del cielo.

El dios dominante en la decoración es Re. En la cámara sepulcral de Ramses III puede verse su nombre inscrito dentro de un disco formado por los cuerpos entrelazados de dos serpientes, identificándose claramente con Re, uniéndose así al viaje del dios. En otras tumbas el nombre del rey está inscrito a lo largo del centro del techo de la sala que conduce a la cámara sepulcral en el interior de un círculo de estrella doradas sobre fondo azul que representa a los cielos, los nombres del rey siguen el sendero del sol y una vez más se le identifica con el viaje solar.

Los tramos inferiores de las tumbas representan el ciclo completo del sol, tanto en su fase diurna como nocturna. En el techo de la sala del sarcófago se inscribió “El Libro de los Cielos”, mientras que los textos e

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ilustraciones de los Libros de la Tierra y el Mundo Subterráneo se colocaron en las paredes.

La tumba de finales del Reino Nuevo, ilustra el cosmos que estaba representado no solo en sus imágenes y textos, sino también en la especifica ubicación de estos elementos simbólicos.

RITOS FUNERARIOS

El enterramiento implicaba varias ceremonias rituales realizadas a lo largo de una ruta procesional

1. Traslado desde Tebas hasta el templo mortuorio del rey en la orilla occidental.

2. Salida del cortejo funerario desde el templo mortuorio del valle hacia el Valle de los Reyes, este cortejo estaba encabezado por el nuevo rey, los dos visires, varios altos cargos del funcionariado y del clero. El cadáver del rey era trasladado en un trineo tirado por dos bueyes, seguido de otro trineo que llevaba los vasos canopos, así mismo, entre la larga procesión que sigue al trineo con los restos reales, se encuentran varios sacerdotes y sacerdotisas enmascarados que representan a Anubis, Isis y Nefthys.

3. A la llegada a la tumba se realizaban los siguientes rituales: 3.1. Apertura de la boca 3.2. Banquete funerario 3.3. Introducción del rey difunto en el sarcófago 3.4. Sellado del sarcófago y de la tumba.

Una vez finalizado todo el ritual comenzaba la creencia de que el rey en ese momento había entrado en el reino de la otra vida.

A comienzos del Reino Nuevo, las creencias sobre la otra vida habían evolucionado considerablemente desde la época de las Pirámides. Las creencias del Reino Nuevo son una mezcla de ideas basadas en la asociación del rey difunto con el dios sol Re, las estrellas de los cielos y el dios del mundo subterráneo Osiris. A finales del Reino Nuevo, Re y Osiris estaban unidos considerando a Osiris como el cuerpo del dios y a Re su alma. De esta manera el rey difunto se convertía en uno con ambas deidades y así se lo identifica en varias tumbas reales.

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Sin embargo, no solo se creía que el rey se unía a estos dos dioses citados, también se le relacionaba con deidades de la tierra como Geb, Sokar o con deidades de los cielos como Hathor y Nut.

Este era un misterio que no explica con claridad en ninguno de los Libros de la otra vida encontrados en las tumbas reales, pero al que se alude de manera constante, y fue la realidad percibida al que aspiraba a ser enterrado en el Valle de los Reyes.

DESCRIPCION DE LOS PASILLOS DE UNA TUMBA REAL

1. Corresponde a la entrada y era conocida como “EL PASAJE DEL CAMINO DEL SOL” (hasta mediados de la XVIII Dinastía era a cielo abierto.

2. Corresponde al corredor conocido como “PASAJE DE RE”, señalaba el lugar más profundo hasta donde alcanzaba la luz de Re.

3. Primeramente fue una cámara con una escalera o rampa y más tarde un corredor conocido con el nombre: “SALA DONDE LOS DIOSES DEL ESTE Y OESTE DESCANSAN”.

4. Sala de los “GUARDIANES DE LA PUERTA”, llamada así porque en sus puertas se encontraban dos estatuas que guardaban la entrada a las salas donde se guardaba el ajuar funerario.

5. “SALA DE LA OBSTACULIZACION O SALA DE LA ESPERA” solía tener un pozo profundo en cuyo final se encontraría la tumba simbólica de Osiris. Sobre esta sala existe un cierto debate entre los egiptólogos. Unos piensan que el pozo se construyó como medida de protección de la cámara del sarcófago recogiendo las aguas de lluvia que se infiltraban en la tumba en las grandes tormentas que tenía el Valle, otros, piensan que el pozo era una medida disuasoria para los profanadores de tumbas. Finalmente, la última de las teorías relaciona está sala como el lugar en que el monarca abandona su naturaleza humana para renacer como divinidad osirizada.

6. Llamada “SALA DEL CARRO”, por haberse encontrado en algunas de las tumbas los carros de guerra del rey. Esta cámara suele tener pilares.

7. “PRIMER PASAJE DEL DIOS”. 8. “SEGUNDO PASAJE DEL DIOS”. 9. “SALA DE LA VERDAD” (en unas tumbas es antecámara, en otras un

corredor). En esta sala el Osiris-rey es recibido por las divinidades como

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un dios a quién se le indica su camino hacia la consumación del ciclo vital, es decir, hacia su resurrección e integración a los ciclos cósmicos.

10. “SALA EN LA QUE SE DESCANSA” “CASA DE ORO” O “CAMARA OCULTA” sala donde se encuentra el sarcófago real.

11. En algunas tumbas reales hay corredores o cámaras después de la cámara del sarcófago.

12. Segundo pasaje que está al final de la sala del oro.

LA TUMBA DURANTE EL III PERÍODO INTERMEDIO

A diferencia de las tumbas reales del Reino Nuevo, las tumbas de este periodo, se construyeron de manera mucho más sencilla, aunque sin romper los esquemas de una tumba real:

1. Excavadas en el suelo y a poca profundidad. 2. Superestructura de poca altura y construida en piedra caliza. 3. Sarcófagos de granito. 4. Tumbas poco costosas: En la decoración se disminuyó

considerablemente la pintura, limitándose únicamente a escenas

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mitológicas en las tapas de los ataúdes y las paredes de algunas tumbas.

Las tumbas de los particulares, durante el III Período Intermedio, son tumbas familiares y colectivas y, en muchos casos, se reutilizaron tumbas de periodos anteriores. Esto no se debió únicamente a motivos económicos, sino también a razones de seguridad y a resguardarlas de los ladrones de tumbas.

Los lugares más importantes de enterramiento son:

1. Tebas. Las tumbas tebanas de este período se diferencian de las menfitas por su tamaño, estas tienen un tamaño sensiblemente mayor. Las grandes tumbas de los altos dignatarios de las Dinastías XXV y XXVI, están situadas en la necrópolis de Assasif en Tebas oeste, concretamente en una llanura que se encuentra delante del templo de Deir el-Bahari. Las tumbas se orientan hacia la vía procesional por las que se transportaba la estatua divina del dios Amón-Re en la “Bella Fiesta del Valle”. A algunas de estas tumbas se accede a través de unos pilonos monumentales, construidos en adobe y erigidos a la entrada de las mismas. Estos pilonos conducían a grandes patios de luz excavados en la roca, las cámaras funerarias son subterráneas y también parten del mismo patio. La distribución arquitectónica retoma formas antiguas, parcialmente caídas en desuso, como las entradas abovedadas.

2. Sais. Las tumbas de los dignatarios de la Dinastía XXVI (Dinastía Saita), se encuentran en el interior del recinto templario de la diosa Neith, actualmente se encuentran cubiertas de agua.

3. Menfis. Las tumbas menfitas de la Dinastía XXVI tienen las cámaras funerarias al final de un foso vertical que, en algunas tumbas, alcanzaba una altura de más de 30 metros de profundidad. Las cámaras estaban cerradas con muros de mampostería y provistas de trampillas en el techo, el foso se rellenaba con arena, mientras que el enterramiento se realizaba a través de otro foso, también vertical y más estrecho, unido con el principal mediante una corta galería con bóveda de ladrillo. Una vez celebrado el enterramiento se abrían las trampillas del techo de la cámara funeraria para que se llenara con la arena que contenía el foso principal, seguidamente se destruía el corredor de comunicación y el foso auxiliar se llenaba con arena. Sobre el sarcófago se encontraba una especie de silo de arena suelta que se le vendría encima a cualquier intruso sin que este pudiera hacer nada por librarse de ella.

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4. Tanis. El diseño de las tumbas reales son completamente diferentes a las de sus predecesores del Valle de los Reyes. Están situadas dentro del recinto del templo, a escasa profundidad del suelo. La decoración de los muros se limitó únicamente a escenas mitológicas y de ofrendas a Isis y Osiris. Las cámaras funerarias están construidas en granito y además del rey también hay un lugar para la reina.