hidalgo lavié_la renta básica universal

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  • 7/29/2019 Hidalgo Lavi_La Renta Bsica Universal

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    INTRODUCCIN

    E

    n estos dos ltimos aos, la RentaBsica Universal ha cobrado una

    gran actualidad gracias a la presen-tacin de dos proposiciones de Ley, suscorrespondientes debates y su posterior vota-cin. Aunque el destino legislativo de ambasproposiciones no ha cumplido el deseo de suspatrocinadores, su presentacin en el Con-greso de los Diputados ha permitido, sinduda, trascender a la arena poltica pormedio del debate parlamentario una iniciati-va que, en nuestro pas, se encontraba res-

    tringida a la mera elucubracin intelectualde reducidos foros acadmicos y sociales.

    La Renta Bsica Universal implica, comosu nombre indica, la percepcin por todos loscomponentes de una comunidad poltica deuna renta suficiente, a modo de salario, quegarantice la cobertura de las necesidadesms elementales independientemente delpatrimonio o los ingresos de los sujetos. La

    nica condicin, si cabe para su disfrute, esposeer la condicin de ciudadano o de resi-dente. Ningn subsidio econmico haba lle-gado tan lejos en nuestro pas, ni siquiera

    fuera de nuestras fronteras, pues toda pres-tacin econmica est sujeta a requisitos yobligaciones. En opinin de sus defensores,una prestacin de estas caractersticas devie-ne toda una tarjeta de ciudadana en todaregla.

    Los efectos que produciran la aplicacinde una Renta Universal son slo hipotticos,pues ninguna contrastacin emprica existe

    en la que se puedan asir para obtener slidasconclusiones. Tal vez por esta razn, una ini-ciativa tan singular, aunque algunos argu-mentan que incluso ya en el siglo XVIII Tho-mas Paine fue uno de sus iniciales adalides,ha merecido eptetos de toda ndole. Dislatees presumiblemente el calificativo ms utili-zado, bajo sus mltiples formas, por los opo-nentes. Resolutiva, por sus defensores aultranza. El paroxismo intelectual llega a su

    cenit cuando se afirma adems que una Ren-ta Bsica permite la realizacin de los proyec-tos individuales de vida y la completa auto-

    143REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIN 75

    * Profesor. UNED.

    La renta bsica universalcomo herramienta para combatir

    la exclusin social econmica.Una aproximacin analtica

    ALFREDO HIDALGO LAVI*

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    noma del individuo. Es obvio que el subsidio,por s solo, es incapaz de finalidad tan excel-sa. La Renta nace, pues, dependiente en susinicios tanto del nivel de desarrollo de los sis-

    temas de bienestar, que s son consideradosindispensables, como del nivel de ingresosque el sujeto ciudadano obtiene por la va tra-dicional de los ingresos de su renta de traba-

    jo.

    En cualquiera de los casos, la iniciativaintroduce, sin duda, una originalidad y unatractivo incuestionables, la gran interrogan-te que se cierne sobre ella es su nula aplica-cin en Estados de Bienestar desarrollados

    como Noruega, Suecia o Finlandia. O acasola Renta Bsica Universal es slo apta paraaquellos pases con deficiente desarrollo desus sistemas de proteccin o reducida pobla-cin demogrfica?

    DENOMINACIONES DIFERENTES,ELEMENTOS COMUNES. ORIGEN

    Y DESARROLLO DEL CONCEPTO

    Aunque en nuestro pas los debates inicia-les sobre la idoneidad, las virtudes y lasrepercusiones de una Renta Universal cuen-tan ya con ms de diez aos, ciertamente esan muy desconocida en los medios sociales ypolticos con profundidad. De hecho, formal-mente, su puesta en blanco slo data de haceunos tres aos con la introduccin en el Par-lamento de las iniciativas legislativas pre-sentadas por los grupos parlamentarios de IUy ERC.

    Ciertamente, el balance del transcurso deestas dcadas es positivo, pues el salto de loscrculos intelectuales restringidos a la esferasocial, con su formalizacin poltica, ha per-mitido que hoy da se disponga socialmentede una nocin consensuada en torno a los ele-mentos que la conforma, independientemen-te de la multiplicidad existente respecto a su

    denominacin. No cabe duda que, a pesar dela derrota parlamentaria de estas iniciativaslegislativas, stas han servido para dar a

    conocer ms pblicamente la naturaleza deesta medida de poltica social que tanto des-concierto plantea cuando el ciudadano seaproxima a ella por vez primera. Prueba de

    este desconcierto es el innumerable reperto-rio de explicaciones que tan reiteradamentedeben dar cuentas sus ms fervientes patro-cinadores, respondiendo, una y otra vez,sobre aspectos que deban ser claros ya entrelos propios interesados. Sorprende que anmuchos ciudadanos discutan sobre la idonei-dad de una renta a cambio de la universali-dad de los sistemas de bienestar consolida-dos, cuando la medida pretende ser unaherramienta ms de la pluralidad de instru-mentos del modelo de bienestar presente yno, precisamente, su sustitucin.

    Tal vez, una de las causas que precipitanestas confusiones proceda de la amplia gamade denominaciones que ha venido recibiendodentro y fuera de Europa: ingreso ciudada-no, ingreso mnimo, ingreso bsico uni-versal, subsidio universal garantizado,ingreso social, salario del ciudadano,

    dividendo social, ingreso garantizado,subsidio universal, ingreso ciudadano,rdito de ciudadana, entre otros. Afortuna-damente en nuestro pas, y otro de los benefi-cios de las desafortunadas iniciativas parla-mentarias mencionadas, es que, al menos, seha procedido a su delimitacin denominado-ra: Renta Bsica1.

    Otra de las posibles causas determinantesde la confusin terminolgica procede de la

    utilizacin de la denominacin para medidaslegislativas de naturaleza diferente, pero deaplicabilidad reciente. El ejemplo ms ilus-trativo, y en nuestro pas, se encuentra en la

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    1 Aunque la Proposicin de Ley de ERC opt poresta denominacin, el escrito conjunto presentado porIU y ERC a la Mesa de Trabajo y Asuntos Sociales de lasCortes el 27 de abril de 2006 aada el calificativo uni-versal. La crnica del debate parlamentario reflejada

    por el peridico El Pas, bajo el ttulo El sueldo del men-digo y el banquero de 3 de octubre de 2007 era anali-zada como Renta Bsica de Ciudadana.

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    entrada en vigor de la Renta Bsica de Eman-cipacin a comienzos de este ao2. Este RealDecreto, como todos los aprobados anterior-mente, y todos los existentes en cualesquiera

    de los modelos de bienestar europeos, esta-blece para la percepcin por parte del benefi-ciario de la correspondiente prestacin econ-mica toda una serie de requisitos y obligacio-nes. La universalidad del subsidio econmicoes inexistente, excepto en los subsistemas depolticas en especie como educacin o sani-dad.

    La moda terminolgica por denominarRenta Bsica a determinadas ayudas econ-

    micas procede, no obstante, de tiempo atrscon la implantacin, y actualizacin normati-va, de las Rentas Mnimas de Insercin de lasComunidades Autnomas, algunas de lascuales han recurrido a expresiones idnticaso anlogas propagadoras de este improceden-te supuesto carcter universal3, puesto que,una vez ms, la prestacin econmica a la quehace referencia est sujeta a determinadosrequisitos y obligaciones y, por tanto, a un

    destinatario social bien determinado.

    La generalidad de la expresin encuentrasu mximo esplendor con la reciente renova-cin de los Estatutos de Autonoma, en dondepuede leerse, por ejemplo, que todos tienenderecho a una renta bsica que garanticeunas condiciones de vida digna y a recibirla,en caso de necesidad, de los poderes pblicoscon arreglo a lo dispuesto a la ley4. La inclu-sin, empero, entre signos de puntuacin, dela referencia a los casos de necesidad permi-te, al menos, sobreentender que la universali-dad presumible est constreida a la verifica-

    cin comprobacin de la situacin de penu-ria econmica del demandante. Una piruetalingstica que autoriza al Gobierno de laComunidad a garantizar la renta mnima de

    insercin para los sectores de poblacin msdesfavorecidos econmicamente.

    Por ltimo, el origen de la confusin puedeser debido a una razn, si cabe, ms obvia: noexiste en el mundo un caso emprico al queadherirse conceptualmente. Slo en Alaska yen Brasil5 se encuentran los laboratorioscientficos de esta peculiar medida, pero enEuropa ninguno, por lo que el modelo socialeuropeo carece tanto de paradigmas como de

    antecedentes. Por otro lado, el nico caso dereferencia, Alaska, con una poblacin inferiora los 700.000 habitantes difcilmente puedepresentarse como un ejemplo sumamenteilustrativo.

    En donde la confusin afortunadamentedesaparece es en los elementos centrales desu definicin, gracias, en gran medida, a losnumerosos debates acontecidos en torno al

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    2 Real Decreto 1472/2007, de 2 de noviembre. Tresmeses despus del voto en contra por el grupo parla-mentario socialista de las proposiciones de ley de ERC eIU-ECV.

    3 Por ejemplo, en el Principado de Asturias, la rentade insercin es conocida como Salario Social Bsico. Ley

    4/2005, de 28 de octubre.4 Art.23.2 del nuevo texto, aprobado en refern-dum, del Estatuto Andaluz.

    5 En Brasil, por medio de la ley del Senado del 2001,se estableca la renta bsica incondicional o renta de ciu-dadana, aprobada posteriormente por el Parlamento en2004 y en vigor desde 2005. La diferencia con su ante-cedente ms inmediato, la Bolsa-Familia, es su voca-cin autnticamente universal, dado que el auxilioeconmico mensual fue destinado a la mejora de lascondiciones de vida de 2 millones de brasileos. Laimposibilidad de su implantacin sbita, ha restringidoempero la renta bsica slo a los sectores de poblacin

    ms desfavorecidos, aunque desde el gobierno se justifi-ca esta medida como una aplicacin gradual sujeta a lacapacidad presupuestaria sin renunciar a su implanta-cin universal. En Canad, tambin se aplica una RentaBsica parcial, pues slo se contempla la poblacinmayor de 65 aos que percibe una prestacin econmi-ca independientemente de su pensin. Slo Alaska, porconsiguiente, es el nico caso en la actualidad cuyos ciu-dadanos disfrutan realmente de la cuestionada universa-lidad de esta renta procedente de los fondos que elgobierno de este Estado recibe por las reservas de petr-leo. Desde 1982, el gobernador del Estado, Jay Ham-

    mond propuso la constitucin de un fondo comn. Params informacin, puede consultarse la web de AlaskaPermanent Fund Corporation en: www.apfc.org/.

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    concepto y a la incuestionable labor de refle-xin, anlisis y difusin que la Organizacinsobre la Renta Bsica, primero Europea, yluego Internacional desde el ao 2004, ha

    venido realizando en aras de su conocimiento,aplicabilidad e idoneidad como instrumentoredistributivo y eficaz contra la exclusinsocial econmica6.

    El elemento conceptual central, que la dis-tingue de cualquiera de los otros modelos deprestacin econmica, es su incuestionableuniversalidad, condicionada slo y exclusiva-mente a la nacionalidad o a la residenciaacreditada. ste es el nico requisito exigible

    para la percepcin y disfrute de esta cuantaque adopta, de este modo, la condicin deautntico salario-pensin universal. Ni laposesin de rentas, patrimonio o empleoexcluye de su acceso. Esta ntida ausencia dediscriminacin negativa es la causa-origen dela perplejidad ciudadana y de las resistenciasintelectuales, concibindose por tanto comoun derecho ciudadano real a la altura jurdicade la libertad de expresin. En su diseo te-

    rico, no se contempla este derecho constrei-do a los vaivenes presupuestarios o econmi-cos y, por ende, a la discrecionalidad financie-ra de la voluntad del gobierno de ocasin. Lalgica del modelo supera los contextos econ-micos, pues las recesiones y la desaceleracinlegitiman, si cabe an ms, la necesidad degarantas de supervivencia. Si la riqueza deun Estado posibilita su viabilidad financiera,la pobreza la vuelve necesaria.

    El segundo elemento conceptual, ligadoestrechamente al primero, reside en su per-cepcin filosfica de aunar, cohabitando, losprincipios de libertad e igualdad, tan lejanos

    polticamente. La premisa intelectual de quelo que iguala, resta libertad y lo que incre-menta la libertad, reduce la igualdad se pre-senta en la Renta Bsica como la piedra filo-

    sofal que suma, aade, pero no reduce ni ami-nora; excepto en la imposicin fiscal necesa-ria para su puesta en marcha, como se verms adelante. La percepcin de una RentaBsica, segn modelo, no persigue slo lagaranta de la subsistencia econmica, obviapor otro lado, sino la posibilidad de la elabo-racin individual de todo un proyecto de vida,del ejercicio autntico de la libertad indivi-dual, entendida sta como superacin de ladependencia de cualquier tipo, sobre todolaboral. La concepcin ilustrada de que lasuperacin de la dependencia material per-mitira al ciudadano la elaboracin de proyec-tos razonables de formacin y crecimientoindividuales subyace en esta iniciativa. LaRenta Bsica, de este modo, trasciende sunaturaleza de mero subsidio econmico y esenarbolada como instrumento liberador delos oprimidos. La autonoma individual sevuelve dependiente de la administracin

    pblica, pero con la garanta certificada dederecho cuasi fundamental. La cuestin cen-tral es saber si el importe de dicha prestacinda para tanto. Si verdaderamente la percep-cin de un salario universal modesto y debase, como se contempla, posee tal capacidady potencialidad formativa en el desarrollohumano o slo de consumo.

    El tercer elemento es su naturaleza pbli-ca, la cual depende, lgicamente, del carctercentralizado o descentralizado del Estado,para cuya implementacin, por va del gastopblico, debe por tanto reestructurar el gastosocial correspondiente, la totalidad del gastopblico existente o ampliar sus vas de pro-duccin de ingresos por el sistema fiscal. Laprogresiva despatrimonializacin del Estadono se contempla.

    Por ltimo, el cuarto elemento conceptual

    reside en su carcter individual, elementoque s es, por cierto, de esencia cultural euro-pea. La medida analtica de la renta Bsica es

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    6 La red Basic Income European Network (BIEN) sefund en 1986 hasta su cambio de denominacin en sudcimo congreso por las siglas Basic Income Earth Net-work celebrado en Barcelona. En el ao 2002 la Asocia-cin espaola Red Renta Bsica forma parte de esta

    organizacin internacional. Para ms informacin, pue-den consultarse www.redrentabasica.org o www.etes.ucl.ac.be/bien/Index.html, respectivamente.

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    el sujeto individual, no la unidad de convi-vencia. La percepcin y disfrute de la presta-cin no est ligada a una colectividad, sino alindividuo ciudadano, el cual en el ejercicio de

    libertad de cohabitar libremente compartiraresidencia con perceptores de anlogas ren-tas, independientemente del gnero, vincula-cin sangunea o de otra ndole7. Este carc-ter individual es, sin duda, un elemento dis-tintivo de las prestaciones econmicas actual-mente existentes, cuyos importes difierensegn el nmero de miembros que componenla unidad de convivencia. Esta naturaleza,basada en el individuo como unidad de anli-sis, contrasta claramente con el modelo debienestar en nuestro pas y, se aproximaramucho ms al modelo nrdico o escandinavode base cultural protestante.

    La propuesta de una Renta Bsica Univer-sal en Europa fue lanzada por los catedrticosPhilippe Van Parijs y Robert Van der Veendesde la Universidad catlica de Lovaina en1985, como una revisin contempornea,segn los autores, de iniciativas anteriores de

    varios intelectuales y pensadores polticos8

    .El debate acerca del rescate de esta mediday su actualizacin a la sociedad moderna pro-pici, como no poda ser de otro modo, que losinicios de las discusiones sobre su efectividade idoneidad se restringieran a los crculosexclusivamente acadmicos. En una obra pos-terior, Philippe Van Parijs (1996) desarrollms ampliamente su modelo de sociedad jus-ta en el que expuso la Renta Bsica como elncleo central del Estado de Bienestar e ins-trumento ptimo para la autntica libertad deeleccin de los ciudadanos.

    En nuestro pas el incuestionable referen-te lo encontramos en la Tesis Doctoral delProfesor Daniel Ravents9 que sienta, porprimera vez, las bases cientficas de su posi-

    bilidad de viabilidad econmica y da respues-tas a las crticas ms frecuentes que el Subsi-dio Universal Garantizado como l lo deno-mina posibilita desde las argumentacionesticas y tcnicas. Como l mismo argumenthace ya algunos aos: En Espaa ha empe-zado a salir de los crculos acadmicos haceslo un ao y de forma muy humilde. Algunossindicatos piden informacin para sus cua-dros, unos cuantos polticos quieren leer algosobre el tema para continuar en otra pre-gunta afirmando cuando empiezas a hablarde una renta bsica o salario universalgarantizado para todos, la gente se preguntasi ests enfermo o has bebidopero resultasorprendente ver la gente que va apoyando laidea10.

    El salto a la escena poltica propiamentedicha se produce, no slo en Catalua, tam-bin en la Comunidad Autnoma del Pas

    Vasco en 1996, con motivo de una iniciativalegislativa popular acerca de una Carta dederechos sociales, que propici, por parte detodas las fuerzas polticas del momento, elinicio de un debate profundo en torno a la ido-neidad y probabilidad de su implantacin11.En Galicia, igualmente, la medida es defendi-da con vehemencia por el Bloque Nacionalis-ta Galego que reivindica su inclusin en ladiscusin sobre la reforma del Estatuto. Eldebate sobre la efectividad, viabilidad e ido-

    neidad polticas de la Renta Bsica ha tras-

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    7 Las propuestas normativas introducidas por ERC eIU distinguen, no obstante, porcentajes en los importesa percibir segn la edad del beneficiario. El 50% de lamisma correspondera a los menores de 18 aos y unmnimo del 10% a los mayores de 65 en funcin de lapensin a la que tenga derecho.

    8 Una explicacin detallada a modo de anteceden-

    tes lejanos en el tiempo de esta medida, puede consul-tarse en YANNICKVANDERORGHT y PHILIPPE VAN PARIJS, La-llocation universelle, La Dcouverte, Pars, 2005.

    9 DANIEL RAVENTS, El derecho a la existencia, ArielPracticum, Barcelona, 1999. Del mismo autor, y a modode revisin y actualizacin, Las condiciones materialesde la libertad, El Viejo Topo, Barcelona, 2007.

    10 El Pas Digital, jueves 3 de agosto de 2000. N1553.

    11 Las diferencias de criterios propias de una medidade tal envergadura permitieron, no obstante, un consen-

    so comn sobre la perentoria necesidad de estimularuna iniciativa de prestaciones econmicas dirigidas sloa los sectores de poblacin ya excluidos.

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    cendido, incluso, el reducido elenco de lasfuerzas de izquierdas minoritarias y el PSOEha asumido el compromiso de su estudio yanlisis12. Es lgico que dada la singularidad

    de la iniciativa el alcance de un consensoamplio en el seno los partidos tome su tiem-po13.

    EL DESENLACE NEGATIVODE LAS PRIMERAS INICIATIVASLEGISLATIVAS EN ESPAA

    A simple vista, las proposiciones de leypresentadas por Ezquerra Republicana el 19de enero de 2005 y por Izquierda Verde-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya

    Verds de 15 de abril de 2005 parecen idnti-cas; sin embargo una lectura ms detenidapermite apreciar ciertas diferencias formalesy de contenido que estimo conveniente anali-zar.

    Desde el punto de vista formal, la propues-ta de IV-IU-ICV presenta una estructura y

    un desarrollo ms cuidado jurdicamente.Quiz su presentacin en fecha posteriorhaya permitido ciertas correcciones de estiloque, en cualquier caso, son dignas al menosde mencin. Su mayor desarrollo de los prin-cipios generales y de las finalidades (artcu-los 5 y 6) presentan una fundamentacin mselaborada al incluir nuevos apartados, talescomo su carcter individual (art.5.b) en elapartado de los principios y su deseo deavanzar en la integracin y la coherenciaentre el sistema fiscal y el de prestaciones

    sociales (art.6.f) en el apartado de las fina-lidades.

    Asimismo, aunque la prestacin econmi-ca establecen no podr ser nunca inferior ala cantidad econmica que conforma elumbral de la pobreza en cada Comunidad

    Autnoma (art.9), la propuesta de IV-IU-ICVasciende a 5 aos, y no a 1, la renovacin delimporte, aunque ambas contemplan su revi-sin anual segn el IPC.

    Relevante es la incorporacin que el Textode IV-IU-ICV hace en el prrafo consagrado ala automaticidad del derecho a la Renta Bsi-

    ca (art.11) sobre la entidad gestora corres-pondiente en cada Comunidad Autnomaresponsable del pago de la prestacin, alincluir una interesante puerta abierta aotras formas: sin perjuicio de que se pue-dan establecer diferentes modalidades depago (por ejemplo, a travs del sistema fiscalen la forma de deducciones en las retencionesfiscales mensuales). Asimismo, y respecto ala articulacin de la Renta Bsica con el sis-

    tema fiscal, cuyos matices parecen preocuparo interesar ms a IV-IU-ICV que a ERC, aa-de: cualquier deduccin en la base o desgra-vacin en la cuota del IRPF, ya sea en concep-to de mnimo vital o cualquier otro, podr serconsiderado como parte integrante de la Ren-ta Bsica y quedar, por tanto, integrada den-tro de sta o ser directamente sustituida porla misma. En el caso de las deducciones en labase del impuesto como el mnimo vital y

    similares, la cuanta a tener en cuenta ser elequivalente a la diferencia entre la cuota quese pagara sin aplicar las deducciones y la queresulta de aplicarlas (art.13.2).

    Digno de mencin es tambin la precisinque se hace al respecto sobre la financiacin,al hacer referencia explcita al ahorro produ-cido en la Seguridad Social y en otros orga-nismos o administraciones del Estado por la

    integracin de prestaciones, el cual serreembolsado al Estado para financiar la Ren-ta Bsica (art.14.3).

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    12 Manifiesto del PSOE, julio de 2001. Ciudadana,Libertad y Socialismo.

    13 Carme Porta, Diputada de Ezquerra Republicana(ERC) reconoci que, a pesar de haber presentado supartido una propuesta de Ley junto a Iniciativa perCatalunya-Verds- Ezquerra Unida i Alternativa, nunca(su partido) ha tenido una posicin homognea al res-pecto. Alex Boso e Irkus Larrinaga, Compendio del III

    Simposio de la Renta Bsica, 2 de enero de 2004. En:www.nodo50.org/redrentabasica/textoimpresion/index.php.

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    Por ltimo, la precisin formal trasciendeel articulado de la proposicin e incorporauna disposicin derogatoria obligada, de laque la proposicin de ERC parece querer

    prescindir: quedan derogadas cuantas dis-posiciones de igual o inferior rango se opon-gan a lo establecido en la presente Ley.

    Por encima de estas diferencias formales yde contenido14, ambas propuestas emanan deuna crtica conocida por todos en la exposi-cin de motivos: la escasa efectividad que tie-nen en las distintas Comunidades Autno-mas los programas de rentas mnimas deinsercin como mecanismo de prevencin y

    erradicacin de la pobreza15. Otra de las rea-lidades al respecto, y que se comentar msdetenidamente en un apartado posterior,consiste en que tales medidas han demostra-do su inoperatividad, a pesar de los controlesestablecidos, ante los casos de falsa pobreza,convirtiendo a los tcnicos al frente de la redpblica municipal de los servicios sociales enfiscalizadores de pruebas y no en agentes deintervencin16. Esta inoperatividad, a pesar

    de sus efectos paliativos en las rentas msdesfavorecidas, se extiende a todo el conjuntodel actual sistema de prestaciones econmi-cas condicionadas.

    Uno de los apartados ms controvertidosde los textos17, en los que se recoge casi lite-ralmente los contenidos esgrimidos por losdefensores de la Renta Bsica, es el corres-pondiente a lo que denominan modelos detrabajo. Segn esta concepcin, debe dife-renciarse ntidamente una tipologa de acti-vidades que, a diferencia de la concepcinextendida, se agrupa en tres modalidades deactividad laboral, necesarias todas, para el

    funcionamiento de la red social. Los autoresentienden que, adems del trabajo con remu-neracin, debera contemplarse como activi-dad tambin laboral el trabajo domstico y deatencin a los dems y el trabajo voluntario.

    Respecto al trabajo asalariado nada sepuede argir en contra y en cuanto al trabajodomstico, vinculado a la atencin de perso-nas con discapacidad, menores y mayores engeneral, tal actividad, aunque no de modoexplcito, ya se beneficia en la actualidad defrmulas de compensacin econmica. Lareciente aprobacin de la Ley de PromocinPersonal y Atencin a las Personas en Situa-cin de Dependencia reconoce en su artculo18.1 que cuando el beneficiario est siendoatendido por su entorno familiar se recono-cer una prestacin econmica para cuidadosfamiliares18.

    ALFREDO HIDALGO LAVI

    149REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIN 75

    14 Slo se han recogido las ms relevantes, aunquelas apreciaciones de forma y contenido son algo msnumerosas. Por ejemplo, y a modo de curiosidad, la pro-puesta de ERC, a propsito de la cuanta de la prestacineconmica, incluye el carcter inembargable de la Ren-ta Bsica (art.8.6)

    15 La va comn de financiacin ha sido el recursoa los Presupuestos Generales de cada Comunidad Aut-noma. Esta carencia de un modelo estable de financia-cin cobra una especial relevancia ante la ausencia

    generalizada del carcter subjetivo en la casi totalidadde las rentas mnimas autonmicas. En la mayora de lasregiones, el desarrollo de los programas est sometido ala graciabilidad de la respectiva administracin y a susdisponibilidades econmicas. El resultado es que en lasfases recesivas de la actividad econmica se distorsio-na completamente su funcionamiento. LUIS AYALACAN, Las Rentas Mnimas en la Reestructuracin delos Estados de Bienestar, Un anlisis econmico desdeuna perspectiva comparada, Consejo Econmico ySocial, Madrid, 2000, p.273.

    16 Sobre este punto, puede consultarse: ALFREDO

    HIDALGO LAVI, Una evaluacin de los servicios socialescomunitarios de la provincia de Cdiz, Estudios socioe-conmicos y tcnicos, Diputacin Provincial, Cdiz,

    17 Vase, por ejemplo, la Proposicin de Ley122/000134 sobre la Renta Bsica de ERC cuyos conte-nidos son repetidos literalmente en la propuesta de IUen Boletn Oficial de las Cortes Generales, VIII Legislatu-ra, 4 de febrero de 2005, Nm.154-1.

    18 Ley 36/2006, de 19 de diciembre, de Promocinde la Autonoma Personal y Atencin a Personas enSituacin de Dependencia. En el apartado tercero delmencionado artculo se precisa, adems, el carcterreglado de esta actividad al determinar que el cuidador

    deber ajustarse a las normas sobre afiliacin, alta y coti-zacin a la Seguridad Social que se determinen regla-mentariamente (art.18.3).

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    Ms cuestionable es la consideracin quelos defensores de la labor altruista del volun-tariado hacen en calidad de trabajo. Se puedeser crtico con la pseudolabor que algunos

    grupos hacen de esta actividad en aras de unfichaje profesional posterior, especialmentede ciertos sectores juveniles con un claro per-fil acadmico en el seno de determinadasentidades del Tercer Sector. La crtica puedeampliarse igualmente a la oculta actividadempresarial de muchas asociaciones en elsector de atencin social al ciudadano. Y, asi-mismo, se puede mostrar total disconformi-dad con la estrategia de repliegue de la res-

    ponsabilidad directa de las administracionespblicas con la excusa de promocin de laparticipacin ciudadana; pero concebir elejercicio voluntario como actividad laboralpropiamente dicha implica su desnaturaliza-cin conceptual. No slo porque se trata deuna accin individual libre en el seno de unaorganizacin, sino por su ausencia de contra-prestacin econmica que se complementacon el altruismo y la generosidad de la quehace gala. Aunque el carcter universal de laprestacin es, como se ha comentado, elncleo del desconcierto y del debate poltico ysocial, poco se ha abordado esta cuestin, o almenos no con la misma intensidad, entre losdetractores de esta medida. Desconcierta quesiendo ste un apartado polmico por sunaturaleza conceptual, la universalidad de larenta eclipsa todos los mbitos de la discu-sin cuando, tras la polmica generada res-pecto al carcter suficientemente tico de la

    percepcin de una renta, independientemen-te de la riqueza acumulada individual, sub-yace una concepcin revolucionaria de la con-cepcin de trabajo y de las relaciones labora-les, especialmente en la capacidad, segn losautores, de poder contractual.

    El devenir de sendas propuestas dio lugar,con motivo del debate sobre el Estado de laNacin, el 17 de mayo de 2005, a la acepta-

    cin por el Congreso de los Diputados para lacreacin de una Subcomisin, en el seno de laComisin de Trabajo y Asuntos Sociales, para

    la elaboracin de un estudio sobre la viabili-dad econmica de la renta bsica universal,dndose va libre, de este modo, por primeravez en nuestro pas, al inicio de un debate

    poltico en el medio poltico procedente19

    . Sinembargo, un ao ms tarde, tanto GasparLlamazares y Carme Garca (por Izquierda

    Verde-IU-ICV) como Joan Tard (por ERC)enviaron a la Mesa de Trabajo y AsuntosSociales de las Cortes un escrito recordandoque la resolucin aprobada para la creacinde la Subcomisin an no se haba puesto enfuncionamiento. Finalmente, el 2 de octubrede 2007, el Congreso de los Diputados recha-zaba, por mayora absoluta, las dos proposi-ciones de Ley.

    PROS Y CONTRASDE LA IMPLANTACINDE UNA RENTA CIUDADANAUNIVERSAL

    La Renta Bsica Universal, dada su exiguaimplantacin a nivel mundial, y ninguna en

    nuestro entorno europeo como ya ha sidocomentado, es presentada como una innova-dora propuesta de renovacin de las polticassociales hasta ahora existentes. A pesar delcamino recorrido, los esfuerzos no han cadoen saco roto, si se analiza desapasionadamen-te, pues ha saltado cualitativamente de unescenario puramente acadmico a la arenapoltica y, a pesar de la derrota de las proposi-ciones de Ley presentadas, el debate interno

    en el seno de los partidos es hoy una realidad.Lgicamente, los adalides de la iniciativa

    reconocen las dificultades que conduce llevara buen puerto una propuesta tal y exponensus crticas, y sus reservas, a otras iniciativasque la han superado en su implementacinreal, como es el caso de la Renta Bsica deEmancipacin, de la que al parecer ha toma-

    ESTUDIOS

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    19 Boletn Oficial de las Cortes Generales. Congresode los Diputados (VIII Legislatura). Proposicin no deLey 161/000942, 24 de mayo de 2005, Nm. 208.

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    do la inspiracin del nombre, para mayor eno-jo si cabe. No sorprende que una iniciativa deesta ndole haya prosperado sin dificultad yla Renta Bsica Universal adormezca en un

    cajn del Congreso. Y la ausencia de sorpresaprocede, obviamente, de la propia naturalezade la Ley, pues est sujeta a restricciones yobligaciones, como todas las medidas de pres-taciones econmicas de cualesquiera de losEstados de Bienestar europeos. Su carac-terstica incondicionalidad y su cuestionableviabilidad econmica es sometida a interro-gatorio incluso por parte de la clase intelec-tual ms fervientemente defensora del mode-lo clsico, europeo, autntico, de Estado deBienestar: el consagrado sistema sueco20.

    El dilema en el que se ve envuelta la ini-ciativa es que genera curiosidad y entusias-mo intelectual por su carcter innovador,pero pocos sostienen su probabilidad poltica.La resistencia intelectual de esta escasa posi-bilidad poltica reside en que la Renta Bsicano sustituye, sino que viene a complementarla universalidad existente de los otros subsis-

    temas de bienestar. Ni los suecos creen dis-frutar del mejor modelo perfecto de EstadoProtector, aunque su legitimidad no es cues-tionada en absoluto. Tampoco en la edaddorada del cenit del intervencionismo pblicose pens que el Estado de Bienestar, edifica-do con el esfuerzo presupuestario de los fort-simos gravmenes fiscales y el trabajo asala-riado, se plante seriamente la implantacinde una Renta tal. Y, sin embargo, el senti-

    miento que suscita es paradjico, pues la ideaposee un atractivo sin parangn.

    Es indudable que algunos de sus compo-nentes son sumamente positivos, especial-mente para los modelos de bienestar meridio-nales tan acosados por ciertos indeseables

    hbitos cvicos y la lentitud de los procesosadministrativos. La ausencia de comproba-cin de la autenticidad de la situacin denecesidad del solicitante evita una incmoda,pero necesaria, labor fiscalizadora (meanstests o prueba de recursos) que, en ocasiones,conlleva a las conocidas mentiras piadosas delos tcnicos gestores de las ayudas econmi-cas en un afn de interpretacin comprensivade la necesidad que excede los requisitos for-malmente reglados. Y, por supuesto, y deaadido, evita los aspectos estigmatizadoresde la solicitud, pues su percepcin vehiculiza-da como renta mensual imposibilita, por defi-nicin, ayudas econmicas mayores.

    Otra indudable ventaja de la Renta BsicaUniversal reside en su virtuosa simplicidadfrente al actual entramado de proteccinsocial en nuestro pas. Si la Renta BsicaUniversal en algo resta al actual modelo de

    bienestar es, precisamente, en la eliminacinautomtica de cualesquiera de las prestacio-nes econmicas existentes de importe anlo-go o inferior, por lo que contribuye a una bien-venida, y demandada, menor sofisticacin demultiplicidad de ayudas.

    Asimismo, si, como se plantea en su mode-lo terico, se adopta la lectura de la pobrezaexclusivamente en trminos econmicos y seimporta literalmente la concepcin de la

    Organizacin de Cooperacin y DesarrolloEconmico que considera pobre a toda perso-na o unidad familiar que posea unos ingresosinferiores al 50% de la renta media de unterritorio, la estadstica regional se vaca desbito. Efectivamente, si la pobreza se reduceslo a una cuestin de medios econmicosmedibles, nutrir de ingresos suficientes hastael umbral predeterminado no es precisamen-te una labor de gran artesana de imagina-

    cin poltica. Lo que sucede es que la solucinde la pobreza, y la exclusin, es mucho mscompleja que una mera cuestin dineraria,

    ALFREDO HIDALGO LAVI

    151REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIN 75

    20 El Profesor Vicen Navarro, por ejemplo, afirmque la carga tributaria necesaria sera consideradaexcesiva por la poblacin y aade la viabilidad polti-ca del programa sera cuestionada por gran parte de lapoblacin trabajadora, que protestara por tener quepagar impuestos para que algunos no trabajen, pudien-do hacerlo en una Conferencia pronunciada en la Uni-versidad Complutense de Madrid el 19 de marzo de

    2004 sobre La Renta Bsica: mritos y desmritos.Puede consultarse su texto en: www.nodo50.org/refor-maenserio/articulos/junio2005/navarro basic.htm.

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    comenzando por el posible incorrecto uso dela prestacin que, llegada esa situacin,tendramos entonces ya pobres de voluntad.

    A menos que se contemple, como ya se viene

    haciendo desde los servicios sociales munici-pales, una gua de orientacin sobre gestineconmica domstica. Cuestin nada balad,a poco que se descienda a las entraas mis-mas del sistema de proteccin.

    Uno de los aspectos en donde comienza yaa multiplicarse las divergencias de opinin esen la hiptesis de que la Renta Bsica Uni-versal permitira una mayor igualdad degnero. Se entiende que esta hiptesis proce-

    de de reflexiones realizadas en el hemisferiosur de Europa y no en Noruega o Finlandia.Presuponer que una cuestin de base culturaly de procesos errneos de socializacin res-pecto a la paridad de roles se resuelve de gol-pe con una subvencin es rememorar el refra-nero popular espaol de poderoso seor esdon dinero. Ya puesto en dar solucioneseconmicas a problemas de ndole no econ-micas, tambin se podra contemplar com-

    pensar con subvenciones pblicas la injustadisparidad de salarios de las mujeres, enlugar de perseguir con celo, por otras vas,administrativa y de inspeccin por ejemplo,su vergonzoso incumplimiento.

    La panacea completa para la solucin de losproblemas existenciales de la poblacin acercade los individuales proyectos de vida tambinse resuelve desde la Renta. Considerar como

    hiptesis igualmente plausible que la RentaBsica Universal posibilita mayor indepen-dencia y autonoma en el diseo del plan devida suena a spot publicitario de una entidadbancaria en la emisin de un crdito. Lo indi-to es que la hiptesis se sostiene con el equiva-lente al Salario Mnimo Interprofesional21.

    Lgicamente, los defensores de la iniciati-va arguyen que la medida per se es insufi-ciente sin la complementariedad de las pres-taciones de servicios. Pero llegado a este pun-

    to, lo que realmente debera preguntarse es silos servicios son suficientemente eficacespara la resolucin de los problemas y lasnecesidades sociales. Argumentan, en elmbito filosfico-jurdico, que la Renta ungede ciudadana de pleno derecho al beneficia-rio, sostienen simultneamente que las pres-taciones econmicas, dirigidas a los colectivossociales ms vulnerables, sujetas a verifica-cin, son rentas de indigencia, un anacronis-mo de poltica social anclada en el asistencia-lismo de antao, sin detenerse, estimo, sufi-cientemente en que lo caduco son las prcti-cas sociales fundamentadas en los subsidiosno en el carcter tcnico de los servicios pro-pios de un Estado de Bienestar contempor-neo. Si las Rentas Mnimas de Insercin sondesestimadas por su falta de operatividad encuanto a la consecucin de sus objetivos, no loson por la insuficiencia econmica de la pres-tacin, que sera discutible, ni por la lentitud

    burocrtica en su disfrute, segn qu Comu-nidades Autnomas, sino precisamente por-que son ineficaces los programas de inser-cin.

    ES LA RENTA BSICAUN INSTRUMENTO DEL MODELOEUROPEO DE ESTADODE BIENESTAR?

    El Estado de Bienestar, como es sabido,fue una solucin pragmtica tanto a la crisiseconmica y la difcil tarea de reconstruccinde los Estados tras el desenlace de la II Gue-rra Mundial, como una respuesta poltica alos desafos de la amenaza subversiva delpensamiento comunista de la posguerra, ascomo un intento de superacin de las insufi-ciencias del modelo liberal econmico. Se

    conoce que, en sus orgenes, no fue diseadosegn un modelo estrictamente reglado, sinoque la propia praxis produjo la innovacin del

    ESTUDIOS

    152 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIN 75

    21 Si exagerado es presuponer que la Renta Bsicaincita al parasitismo, como si el Salario Mnimo Interpro-

    fesional diera para tanto, igualmente es exagerado pre-suponer, como defienden algunos de sus ms ardorososabogados, que podra fomentar la autoocupacin.

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    lo a la sociedad y economa presentes, loscompaeros ideolgicos eventuales a la dere-cha del espectro poltico o bien han abando-nado su concepcin de idoneidad, suspendido

    ya los temores de pensamientos subversivoscontra la propiedad, o bien han adoptado unposicionamiento ms moderado y menospasional para lo social que hace unas dca-das.

    El Estado de Bienestar adaptado de hoyda es menos patrono y menos obrero en laconcepcin tradicional del modelo obviamen-te, la imposicin fiscal elevada o, al contrario,la reduccin de los impuestos sostn para la

    financiacin de las polticas pblicas no estan siquiera un discurso de diferenciacinesencial entre las concepciones polticasopuestas, mientras que el carcter intensivoy/o extensivo de la proteccin social, protegi-das jurdicamente en los textos constitucio-nales, es, entre otras materias, el lienzo sobreel que se vierten las promesas electorales entiempos de competicin. La intensidad de lagestin privada de la universalidad de los sis-

    temas de proteccin educacin, sanidad yservicios sociales especialmente se presentacomo el circo de concurrencia en la trastiendade las campaas, junto con los enfoquesnacionales de las relaciones internacionales,el apoyo o rechazo a iniciativas sociales ycientficas de contenido tico o moral y deter-minantes cuestiones de poltica interior yterritoriales. El modelo europeo de Estado deBienestar, a pesar de los discursos apocalpti-

    cos sobre su defuncin, persiste, aunque porpropia lgica, el modelo no sea ya idntico alde los aos sesenta. Goza de legitimidad con-tinuada entre la poblacin y los anhelosultraliberales de renovacin consumada setropiezan de bruces en cada convocatoriaelectoral. Tambin las fuerzas polticas plai-deras por el difunto Estado empresarioencuentran sus dificultades de convenci-miento a tenor de los resultados electorales,

    sea de identidad de nuestro liberalismoeconmico impenitente, pero acertado, comoel tiempo ha venido a dar la razn.

    El modelo europeo de Estado de Bienes-tar, pasado y presente, se ha caracterizadopor la universalidad de las prestacionessociales y el carcter restringido de las pres-

    taciones econmicas. La nica medida excep-cional de universalidad econmica en nues-tro pas data de comienzos de los aos noven-ta con la creacin de las Pensiones No Con-tributivas. Se puede discutir, sin duda, sobrela suficiencia o insuficiencia de sus importes,pero incluso esta universalidad econmicaest sujeta a una restriccin: la edad e inva-lidez23. Nadie en Europa tiene derecho a unarenta pblica slo por ser ciudadano, a

    menos que demuestre su estado de necesi-dad. Si el importe de la renta, permitiera acambio que el ciudadano en el ejercicio de sulibertad de eleccin sufragara por medio deella los costes derivados de su educacin,salud y previsin de futuro sera otra cues-tin. Como tambin sera otra cuestin elestablecimiento de un importe adecuadopara la cobertura de tales menesteres. Msacorde con la naturaleza europea del Estadode Bienestar es el fortsimo compromiso conel empleo y las condiciones de ste, as comocon los derechos que conlleva. La flexibiliza-cin del mercado laboral es un tema polmicohasta la extenuacin, incluso la teora de lasubida de los salarios reales como medidapara el incremento de la demanda y la reacti-vacin de la economa, so pena de hacer peli-grar el control de la inflacin que todo gobier-no, independientemente de su color poltico,persigue subyugar, es una cuestin central

    del modelo europeo de Estado de Bienestar,pasado y presente.

    ESTUDIOS

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    23 Real Decreto 357/1991, de 15 de marzo, Desa-rrolla en materias de pensiones no contributivas, la Ley2/1990, de 20 de diciembre, por la que se establecen lasPrestaciones no contributivas. A lo largo del ao 2007, elnmero de pensiones, para toda Espaa incluidos el PasVasco y Navarra, ascendi a 469.453, de las cuales267.023 corresponden a jubilacin y 201.751 a invali-

    dez. El importe medio de la prestacin econmica esligeramente superior a los 300 euros/mes. www.seg-social.es/imserso/estadistica/est_pncs.html.

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    Los dispositivos de la Seguridad Social, ejecentral del Estado de Bienestar Bismarckia-no24, establecen toda una serie de prestacio-nes para prever o reparar situaciones de

    infortunio o estados de necesidad concretos25

    que obligan necesariamente a la verificacindel estado del demandante en el ejercicio desu derecho, lo mismo sucede, como ya ha sidocomentado, con la ltima red de proteccinsocial de naturaleza autonmica en nuestropas que son las rentas mnimas de insercin(safety net) y, aunque ms discrecionalmen-te, las ayudas econmicas puntuales de emer-gencia social o familiar que se conceden desde

    la red bsica de los servicios sociales munici-pales. El comn denominador de todos estossubsidios econmicos reside tanto en el desti-natario (con un perfil social determinado)como en la necesidad de cumplir con ciertosrequisitos para su acceso y disfrute.

    La crtica comn de toda esta amalgama deprestaciones econmicas reside en la cuantade los importes que todos los partidos tienen abien considerar y revisar en sus programas y

    ofertas electorales llegado el momento, parti-cularmente en el apartado de las pensiones.De todas ellas, las que suscita ms controver-sia al no estar sujeta a derecho, son las rentasmnimas, cuyos importes, opinin ms difun-

    dida, deben ser mnimamente vital, de super-vivencia casi alimenticia, como acicate para elbeneficiario de salir inmediatamente de tanindeseable situacin. Es cuestionable si los

    importes, diferentes entre ComunidadesAutnomas, son suficientes para la consecu-cin de las garantas bsicas de sus objetivos,lo que parece, no obstante, fuera de toda dis-cusin es que los sujetos perceptores debenacreditar su situacin de necesidad. Desdeesta perspectiva el modelo espaol de bienes-tar no difiere del modelo comn europeo.

    La diferencia, empero, entre nuestromodelo y el del resto de nuestros compaeros

    de continente reside, como es sabido, en eldesigual desarrollo de sus prestaciones uni-versales. En este aspecto, y no en otros, s quees deficiente la tarjeta de ciudadana social.Las interrupciones polticas autoritarias, laestructura social, el tejido productivo y el con-texto ideolgico y econmico internacionaladverso en el que se fragu nuestro modelo enlos aos ochenta, no deberan justificar, peros explicar las insuficiencias universales de

    nuestro Estado de Bienestar. sta es la tareapendiente de acometer y no la importacin deexperimentos que, por otro lado, ni siquieraofrecen garantas completas, slo tericas, losdefensores de la renta bsica universal.

    Alcanzar los niveles de gasto social en educa-cin, sanidad y servicios sociales (tcnicos, noasistenciales en cuanto a gestin de recursoseconmicos para los usuarios) de la UninEuropea debera ser la prioridad de una pro-puesta poltica progresista. Las evidentesinsuficiencias presupuestarias para la apli-cacin ntegra de los objetivos establecidos enlas leyes de atencin e insercin para meno-res, inmigrantes y personas discapacitadasdebe ser la finalidad primera. Lo contrario esquerer colocarse en la vanguardia de las ini-ciativas atractivas, pero poco maduras, sinhaber consolidado las bases de polticas socia-les cuyos resultados s han demostrado su efi-cacia en toda Europa.

    Incluso la reciente Ley de Dependencia,tan necesaria como oportuna dada la veloci-

    ALFREDO HIDALGO LAVI

    155REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIN 75

    24 Uno de los incuestionables referentes acadmicosen el diseo de tipologas de modelos de bienestar, entreotros, es el profesor Andersen. Vase, por ejemplo:ESPING-ANDERSEN, G. Los tres modelos del Estado de Bie-

    nestar, Burjassot, Ed. Alfons El Magnnim, 1993.25 Junto a las conocidas prestaciones econmicas

    familiares que contemplan ayudas econmicas por naci-miento, nmero de hijos a cargo o adopcin, se encuen-tran tambin, entre otras, las de seguro escolar, las pres-taciones del Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez,conocidas como SOVI, las prestaciones por desempleo,las pensiones de orfandad, etc. Su multiplicidad, algunaspor razones histricas como las del Seguro Obligatorio,y otras por la adquisicin de nuevos supuestos, es lo queha conducido a definir el conjunto de prestacionescomo entramado de subvenciones del sistema espaol.

    No cabe duda, ciertamente, que una renta bsica uni-versal simplificara de modo relevante esta complejaarquitectura de subvenciones.

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    dad en nuestro pas de evolucin de las ten-dencias demogrficas, suscit crticas y reser-vas, o cuando menos escepticismo, dado elescaso desarrollo de medidas parecidas, como

    el Plan Nacional Gerontolgico. Los defenso-res de la red pblica municipal de los servi-cios sociales, principalmente los agentes msinvolucrados, apreciaban, en principio, queurga de inmediato la consolidacin definitivade la red, antes que su especializacin. Lassucesivas medidas legislativas en aras de lainclusin social de determinados colectivos sehan venido tropezando posteriormente con lamisma realidad: la insuficiente consolidacindel sistema.

    Esta imposibilidad presupuestaria de aco-meter todos y cada una de las insuficiencias denuestro modelo de Estado de Bienestar ha afec-tado tambin a los planteamientos iniciales delo defensores de la renta bsica universal, loscuales, tomada conciencia de la inviabilidadfinanciera argumentan que, aunque lo desea-ble sera su implantacin sbita, lo deseable es,hoy, su incorporacin progresiva, por lo que

    nuevamente, y un vez ms, seguiramos ali-mentando, a la espaola, nuestra peculiar for-ma de atender los asuntos: todo a medio hacer.

    LA IDONEIDAD DEL CONTEXTOECONMICO Y POLTICOPRESENTES

    Un carcter progresivo del proceso deimplantacin de la renta bsica universal

    podra arrojar unos resultados que, quiz,deslegitimara tan atractiva iniciativa, amenos que nuestro pas se convierta en elfuturo en el Lienchestein de las finanzas y enla Suecia de los servicios personales.

    Sus defensores se han esforzado, sin duda,en demostrar, a pesar de sus reservas, resul-tados iniciales y posibilidades serias de viabi-lidad econmica26.

    A este respecto, sobre el efecto redistribu-tivo de la renta bsica universal progresivaprocedieron a realizar un estudio, basado enel modelo de microsimulacin, con una mues-

    tra individualizada de las declaraciones delIRPF del ao 2000 en Catalua por encargode la Fundacin Jaume Bofill27. Segn unsupuesto al uso, los autores exponen que unhogar tipo en el que dos perceptores de rentascon dos menores a cargo ingresen anualmen-te unos 24.000 euros, con el actual modelo deIRPF, abonaran a la Hacienda Pblica unos1.713 euros con un tipo del 7%. Tras su pro-puesta de reforma fiscal con un tipo nico ele-vado, este hogar de referencia pagara 13.800anuales, pero percibira a modo de renta bsi-ca 16.000, por lo que obtendra unos benefi-cios de 4.000 euros. Desconozco francamentea cunto asciende la libertad para la realiza-cin de un proyecto vital, porque es muy sub-

    jetivo, pero a mi modesto entender, y con estaaproximacin, la aportacin para tan excelsafinalidad puede resultar escasa. Al menos,cuando se defendi en su da la implantacinde las pensiones no contributivas, no se elu-

    cubraba con los proyectos existenciales delibertad de los ciudadanos potencialmentebeneficiados, sino en finalidades ms modes-tas y mundanas: garantizar el mnimo vital,cuando no se pertenece ya al segmento depoblacin activa o existen dificultades objeti-vas para ejercer en ella.

    La cuestin de la viabilidad econmicapara sacar adelante esta medida es el ncleocentral de muchas de las crticas y objeciones

    negativas que recibe la renta bsica, dado

    ESTUDIOS

    156 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIN 75

    26 Serias desde un punto de vista cientfico, razona-do y argumentado, no desde la estridencia habitual pro-

    cedente de las juventudes radicales que todos los pro-blemas sociales, de la justicia universal y de la liberacinhumana oprimida hacen de la reestructuracin presu-puestaria recortando o eliminando las descomunales

    partidas del Ministerio de Defensa y de la Casa Real. Sincomentarios.

    27 JORDIARCARONS, LEX BOSO, JOSANTONIO NOGUE-RA, DANIEL RAVENTS. La Renda Bsica de Ciudadana.

    Una proposta viable per a Catalunya. Editorial Medi-tettnea. Col.lecci Politiques, nm.45. 2005.www.fbofill.cat/.

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    que al mantener intacta, y en su necesariodesarrollo constante, la infraestructura desistemas de bienestar, y a pesar de la pro-puesta razonable de eliminar las prestacio-

    nes econmicas existentes menores al impor-te que se establezca como renta, la frmula definanciacin transcurre inexorablemente porla reforma tributaria.

    Ciertamente, el debate en torno a un tiponico (del 57,5%, segn los defensores de larenta) no ha sido exclusivo de esta cuestin28.Incluso en el seno del partido en el Gobiernode la Nacin hace unos aos se inici una aca-lorada discusin sobre las virtudes y defectos

    de carcter progresivo como resultado de laaplicacin de una reforma de estas carac-tersticas, en el que tambin se pronunciaronalgunos agentes sociales mostrando abierta-mente su disconformidad. Tratndose de unaaplicacin matemtica, confunde que la vehe-mencia sobre los pros y los contras de talmedida produzca resultados enconados y tandiametralmente opuestos, a menos que laexplicacin ante resultados objetivos sea de

    otro calibre que no ha trascendido.

    El punto de partida se inici con el respon-sable de economa del PSOE, Jordi Sevilla,cuando expuso su tesis sobre la simplificacina un solo tipo, o abierto slo a dos. En su opi-nin, el tipo nico garantiza una mayor pro-gresividad del impuesto la explicacin esten el establecimiento de un mnimo exento orenta bsica ciudadana, cantidad que se con-sidera libre de imposicin, y que al deducirse

    de la cuota y no de la base, produce un incre-mento de la progresividad del impuesto, paraventaja de las rentas bajas y medias29. En la

    misma lnea se manifest en marzo de 2004Miguel Sebastin, asesor econmico, el cualanunci su deseo de implantar un tipo nico apartir de 200630.

    Una opinin ms comedida sobre las bon-dades de su implantacin a corto o medio pla-zo procede de la exsecretaria de Economa yEmpleo, Inmaculada Rodrguez-Piero queentiende que el tipo nico es bueno comomodelo terico, pero inabordable de momen-to, las cosas pueden hacerse de una manerapaulatina31. A este respecto, Pedro Solbestambin ha manifestado que un tipo nicopodra ser posible, aunque no es una idea

    fcil, es un objetivo al que dirigirse peroimposible por el momento32.

    Las reservas mayores, y la oposicin inter-na en el PSOE ms voraz, proceden del deno-minado sector guerrista, Josep Borrell yFernndez Marugn; el sistema tributarioespaol es algo ms que un solo tipo y unmnimo exento nosotros no podemos caeren la excentricidad fiscal33. En esta lneatambin se manifestaron tanto Cndido Mn-dez, Secretario General de UGT, como JosMara Fidalgo, de CCOO, que lo consideranbien un salto muy arriesgado, ya una pro-puesta irrealizable34.

    ALFREDO HIDALGO LAVI

    157REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIN 75

    28 Aunque para los defensores de la renta bsica,ambas cuestiones van juntas y son inseparables. Vase,por ejemplo, la entrevista realizada a Anthony Atkinsonbajo el ttulo La renta ciudadana hara progresivo el tiponico del IRPF, publicada por El Pas, el 25 de junio de2001.

    29 Vase sobre este punto con fecha de 30/05/2001www.elpais.com/articulo/economa. Tambin:www.abc.es/hemeroteca/historico-12-10-2003 en cuyo

    artculo se reafirma aadiendo lo que hacemos con eltipo nico es rebajar la carga tributaria sobre las rentasde trabajo.

    30 www.elmundo.es/mundodinero/2004 (17 demarzo)

    31 23 de octubre de 2005, en: www.psoe.es/ambi-to/economia/news .

    32 20 de mayo de 2002, en: www.cincodias.com/articulo/economia y 17 de enero de 2005 en:www.abc.es/hemeroteca/historico-17-01-2005.

    33 30 de mayo de 2001 en: www.elpais.com/articu-lo/economia.

    34 24 de mayo de 2001 en: www.elpais.com/articu-lo/economia. Una oposicin ms intransigente desde lasfilas de la izquierda poltica puede encontrarse en el ar-

    tculo de Ricardo Rodrguez, del 27 de diciembre, bajoel ttulo el caramelo envenenado del tipo nico, en:www.nodo50.org/pce/mundoobrero/.

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    Si el establecimiento de la renta bsicaciudadana slo es viable por la va de la refor-ma fiscal mediante la aplicacin de un tiponico, es evidente que la ausencia de consen-

    so poltico y social no es proclive a su inme-diata incorporacin en la agenda del partidopoltico ms votado en nuestro pas. Asimis-mo, la derrota electoral tanto de ERC como deIU en las pasadas elecciones, promotores desendas iniciativas legislativas no superadasen el Congreso de los Diputados en 2007, uni-da a la actitud del actual gobierno de des-prenderse de compromisos e implicacionescon otras fuerzas polticas durante el procesode investidura del Presidente del Gobierno,no permiten augurar una premura por laincorporacin de una frmula desconocida enEuropa para combatir contra la exclusin.

    Ms lgico es prever, y desear, que antesde lanzarse a aventuras de laboratorio enpoltica social, la gua de actuacin sea simi-lar a las iniciativas que se han venido adop-tando en la pasada legislatura, en consonan-cia, insisto, al procedimiento europeo, a

    saber: iniciativas polticas dirigidas a deter-minados colectivos sociales con exigencia deciertos requisitos. El compromiso de subir laspensiones mnimas a los 850 euros con cnyu-ge a cargo y a 700 euros para las personas quevivan solas es ya un compromiso firme derenta para un sector de poblacin que lo nece-sita urgentemente. La aspiracin de concederuna prestacin econmica a los cuidadoresfamiliares de las personas dependientes porun importe de 560 euros/mes, y su incremen-to adicional para las personas con grandependencia, es otro ejemplo ilustrativo depoltica social de progreso, y al estilo europeo.

    As como las ayudas al alquiler para los jve-nes de 22 a 30 aos de 210 euros, medidas quenos acercan ms a suecos y finlandeses, sal-vando las distancias.

    Si la ausencia de consenso poltico y socialmanifiesta en torno al tipo nico como a la

    renta bsica ciudadana supone ya un obst-culo para su puesta en funcionamiento, elcontexto econmico presente no puede ser

    adems, menos oportuno. Aunque la teoraen poltica social, puede ensearnos que entiempo de crisis o recesin econmica el gastosocial se hace ms imprescindible que nunca,

    la praxis demuestra precisamente todo locontrario. Ciertamente, el gasto pblicosocial, por una parte, se incrementa, puesuno de los efectos indeseables de la crisiseconmica es el incremento en las tasas dedesempleo, pero tambin es cierto que el mar-gen de maniobra para la realizacin de pro-gramas y proyectos ambiciosos se constrie.La riqueza econmica, y no al revs, permiteel diseo y la ejecucin de medidas extraordi-

    narias que los contextos econmicos adversosno invitan.

    Las perspectivas econmicas que seprevn para este ao y los venideros, segn elreciente Informe del Fondo Monetario Inter-nacional35, exponen abiertamente el procesode recesin mundial que la grave crisis finan-ciera est produciendo en la desaceleracinaguda de las economas avanzadas, por lo quelas previsiones de crecimiento econmico

    para Europa, y especialmente para los Esta-dos Unidos, son pesimistas y preocupantes.

    Como efecto aadido, la inflacin global sedispara, como resultado de la pujanza de losprecios de la energa, tambin de los alimen-tos, por lo que las recomendaciones parahacer frente a esta situacin, que se ha llega-do a tildar de mayor recesin econmica desdela II Guerra Mundial, implican todo un rece-tario de medidas que propician la contencindel gasto y de los salarios. Las perturbacionesen los mercados financieros que saltaron a losmedios de comunicacin en agosto de 2007han comenzado a llegar a nuestro pas y, engran medida, abord gran parte del debateelectoral. Aunque se ofrecen garantas parahacer frente a esta situacin econmica deli-

    ESTUDIOS

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    35 Global Financial Stability Report. Containing Sys-

    temic Risks and Restoring Financial Soundness. April2008. En: www.imf.org/External/Pubs/FT/GFSR/2008/01/index.htm.

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    cada y grave, gracias a la solvencia econmi-ca de las arcas y cuentas del Estado, las pre-visiones a la baja de nuestro crecimiento y eltemor a la inflacin descontrolada hacen

    temer que se aproximan tiempos difciles. Eneste contexto, las prioridades sociales, comoviene siendo comn, debern atender a loscolectivos sociales ms desfavorecidos.Quizs, los defensores de la Renta BsicaUniversal encuentren propicio este momentode recesin econmica que dispararn losindicadores de exclusin para impulsar convehemencia su peculiar iniciativa, pero lapraxis poltica nos demuestra, al menos has-

    ta el momento presente, que en tiempos demudanzas, mejor es no hacer drsticos cam-bios.

    CONCLUSIONES

    Como ya ha sido comentado, la propuestade una Renta Bsica Universal posee unatractivo que ninguna otra medida de polticasocial disfruta: todos, ricos y pobres, ancianosy jvenes, hombres y mujeres, trabajadores yempresarios, nos beneficiaramos de un sala-rio universal que incrementara de sbitonuestra capacidad de consumo. Para el ciuda-dano comn, sin problemas a fin de mes, lesupondra una paga adicional que le permi-tira ampliar su nivel de adquisicin de pro-ductos en el mercado, no de primera necesi-dad, sino de caprichos consumistas.

    El discurso liberador intrnseco a la Rentasobre la emancipacin y autonoma indivi-dual recuerda de lejos la misma hiptesisliberal segn la cual, la reduccin de impues-tos de los estratos sociales ms solventes con-duce a una mayor capacidad para la creacinde empleo. Una cosa lleva a la otra. Las dudasproceden, como es sabido, si, por una parte,tal ahorro no se desva a actividades de espe-culacin burstil, pues el sendero entre el

    ahorro y la inversin es sinuoso, y, por otrolado, si la renta bsica, de veras, libera o sol-venta simplemente, si propicia el desarrollo

    individual de un proyecto vital o estimulaslo el consumo. A tenor del importe que seesgrime, el proyecto vital no puede ser muyambicioso, aunque subjetivos son los objeti-

    vos vitales y los medios para su realizacin.La diferencia mayor entre planteamien-

    tos, a mi juicio, estriba en la afirmacinsolemne de que la Renta en dinero confiereuna mayor ciudadana. El Estado de Bienes-tar en Europa fue creado sobre las bases de laproteccin al ciudadano. Esta proteccin con-templaba, ciertamente, prestaciones econ-micas sujetas a derecho por la va del sistemade la Seguridad Social, as como una amalga-

    ma variada de subsidios, al margen de losderechos adquiridos en el rgimen laboral;pero todas estas ayudas econmicas estabansujetas a un comn denominador: hacer fren-te a los infortunios del mercado y de la vidadel ciudadano. El carcter universal, en loeconmico, slo podra y puede entendersebajo la base de determinados supuestos. Queel ciudadano deba demostrar su estado denecesidad parece por tanto razonable, pues,

    hasta el momento, es la nica frmula posiblepara atender a los casos reales de necesidad yracionalizar, dicho sea de paso, los elevadsi-mos costes de un modelo de Estado de estaenvergadura. Otra cosa bien diferente es queel funcionamiento de los servicios gestores deestas ayudas se encuentre suficientementenormalizado e interiorizado en la ciudadanacomo el ejercicio efectivo de un derecho. Latradicin asistencialista de nuestras polticaspblicas an, y a pesar del incuestionableesfuerzo realizado, no ha permitido esa nor-malizacin completa, de ah los indicios deestigmatizacin en las solicitantes. Tarea quequeda an por resolver en aras de la univer-salidad para el acceso a las prestacioneseconmicas a la europea.

    La universalidad autntica es la que seejerce a modo de proteccin del ciudadano pormedio de servicios e intervencin tcnica pro-

    fesionalizada. Garantizar la escolarizacin, elacceso a los estudios universitarios, a la cultu-ra en todas sus formas, a la atencin y cuida-

    ALFREDO HIDALGO LAVI

    159REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIN 75

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    dos sanitarios, a la actividad deportiva, deocio y tiempo libre, a los espacios verdes en laszonas urbanas, al cuidado del medio ambien-te, entre otros, es lo que permite el disfrute de

    la ciudadana en un proyecto nacional de lacuna a la tumba y al bienestar y la felicidad,siempre subjetivas, de los componentes deuna comunidad poltica. Que es de responsa-bilidad pblica el compromiso de combatir laexclusin social y la pobreza es algo asumidopor todos afortunadamente, razn por la quese debe destinar mayor nmero de recursos alos grupos sociales ms desfavorecidos. Lasnecesidades se multiplican y se proyectan

    hacia el infinito, sta es una leccin demanual a poco que nos aproximemos a la his-toria de nuestra civilizacin, no as los recur-sos disponibles a menos que queramos poneren quiebra el sistema de proteccin. Asuntodiferente es que nos desagrade la sociedad demercado, la sociedad del mrito, del esfuerzoindividual, de la iniciativa privada, de la libreeleccin y se piense en modelos igualitarios,cuya sola expresin hace temblar a los ciuda-

    danos de media Europa.

    RESEAS BIBLIOGRFICAS

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    algo que pueda hacerlo). Paids. Barcelona.

    ESTUDIOS

    160 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIN 75

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    ALFREDO HIDALGO LAVI

    RESUMEN Aunque los inicios de los debates sobre la renta bsica universal datan ya de varios lustrosatrs, en nuestro pas han dado un salto cualitativo de la esfera puramente acadmica al

    mbito poltico gracias a la iniciativa legislativa auspiciada por los grupos parlamentariosde IU y ERC. A pesar del estrepitoso fracaso parlamentario de sendas iniciativas, no cabeduda que su paso por el Congreso de los Diputados ha permitido una difusin y actualidadhasta entonces desconocida. Independientemente de la posicin que cada cual adopte alrespecto, se admite casi unnimemente la extraordinaria originalidad de su programa. Elproceso de desaceleracin econmica en el que la sociedad espaola est inmersa en laactualidad imposibilita, en opinin del autor, su puesta en funcionamiento, adems obvia-mente de las resistencias intelectuales que un salario universal produce en un modelo deEstado de Bienestar imperfecto como el nuestro. La viabilidad financiera presente y futu-ra para la implementacin completa de la Ley de Dependencia en el seno de este contextoeconmico eclipsar cualquier otra iniciativa de elevados costes econmicos y, por tanto, deinevitable incremento del gasto pblico. No obstante, el debate sobre la idoneidad y viabi-

    lidad de una renta bsica universal lejos de su desaparicin, se reactivar especialmenteen este momento de desequilibrios presupuestarios. Su estudio, al margen de las adversi-dades presentes, merece su continuidad y su difusin, pues tal vez las transformacionesque estn experimentando los diferentes modelos de sistemas de bienestar europeosdesemboquen algn da en medidas similares en aras de la libertad de eleccin de los ciu-dadanos.