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Henia Sad (Dreksler)

Indice

Captulo

Pgina

Introduccin

2

Prlogo

3

La casa de mis padres

4

Infancia

8

Nuestros aos juveniles

16

Aos de paganismo

24

Bajo el gobierno sovitico

45

Despedida definitiva

48

Mi vida en la Unin Sovitica

50

Despus de la guerra

55

Eplogo

57

Prrafos de la carta de Nachman

59

despus de leer el manuscrito

Cartas a travs de los mares 1931-1950

61

Extractos de una entrevista con Shlomo Derech,

136

invierno 1981-1982

Fechas y sucesos en la vida de la familia

138

Introduccin

He escrito la historia de nuestra familia desde una profunda necesidad de perpetuar la memoria de mis queridos padres, de mi hermana Esther y de mi hermano menor Jaimke, quienes perecieron en el Holocausto.

Quise tambin que nuestros hijos, mos y de mis hermanos, que no pudieron conocer al abuelo y a la abuela y sus races, puedan hacerlo por medio de este relato.

Gracias a mi querido hermano Shlomo q.e.p.d. tom la decisin de escribir mis recuerdos de la casa de nuestros padres, de nuestra infancia y de nuestros aos de juventud, y de esa manera, mantener la memoria de nuestros amados padres, de Esther y de nuestro pequeo hermano Jaimke. Shlomo sembr en m la idea y me alent a contar la historia de nuestra familia, dado que fui la ltima en permanecer en el hogar paterno.

Doy las gracias a mi hermano Nachman y a mi hermana Iona, que en paz descansen, por ayudar a recordar detalles de nuestro pasado compartido.

Una gran contribucin al caudal familiar de recuerdos fue aportada por mi hermano Herzel q.e.p.d., quien desde que dejara el hogar se convirti en un referente para nuestros padres y para nosotros, los hijos. A l y a Nachman todos les escribamos, les contbamos lo que nos aconteca y los hacamos partcipes de todo lo que nos tocaba vivir. Abelito y Perla, los hijos de Herzel, recordaban que su padre haba guardado todas esas cartas y continuaron conservndolas tambin despus de su muerte.

Un agradecimiento especial para Abelito que se tom el trabajo de traer todo el archivo de cartas de nuestra familia. Ese es el nico testimonio que nos qued de nuestro hogar en Polonia, de nuestros padres y de nuestros hermanos Esther y Jaim que fueron exterminados en el Holocausto. Esas cartas ayudaron a convertir mi diario personal en el relato de la historia de nuestra familia.

Mi agradecimiento a Abraham, mi esposo, quien se aboc con energa al trabajo de traducir el enorme caudal de cartas y aport en gran medida sus propios conocimientos. Gracias a mi hijo Itzjak, a su esposa Aliza y a mi hija Mira, quienes mediante consejos y hechos colaboraron considerablemente en la edicin del libro. Gracias a Adina, la hija de Shaie, quien con gran talento compagin el material y lo encauz hasta su impresin, y a todos los familiares que lo enriquecieron con fotografas y cartas.

De esta manera hemos logrado poner por escrito la historia de la familia Drechsler entre los aos 1900-1950.

Henie Sad (Drechsler)

Prlogo

Hay personas que recuerdan a nuestra ciudad con aoranza. Otros ensalzan el maravilloso paisaje de la aldea donde nac, con sus montaas y quebradas, sus campos y ricos bosques, los ros que fluyen y la vegetacin pero yo no.

Estn los que rememoran con nostalgia el clima apacible, las lluvias benefactoras y la tierra frtil pero yo no.

Aquello no era mo, no eran nuestras esas tierras, no eran para nosotros la abundancia y la riqueza natural ramos ah sub-inquilinos odiados, y en cuanto se present una oportunidad, nos eliminaron.

En mi imaginacin no veo el paisaje de alrededor, sino a las personas que vivan en ese marco natural y hermoso. Veo a los judos de nuestra aldea y de otras cercanas. Personas que trabajan, se preocupan y tienen esperanza, que viven y luchan por su existencia fsica, econmica y nacional. Sus vidas en todos esos lugares eran una adaptacin a un mundo hostil. Y sin embargo los recuerdo formando y construyendo con gran empeo sus vidas judas en comunidad de acuerdo con la tradicin y la religin. Ellos los tenderos, los pequeos comerciantes de la aldea que compiten por cada cliente, ellos los artesanos que se esfuerzan en su labor y ganan su pan con arduo trabajo.

Sobre ese trasfondo bulla una juventud despierta, activa y sensitiva, una juventud que rompe fronteras, convenciones y tradiciones, una juventud que se haba desprendido de los grilletes de la religin y luchaba por ideas elevadas la igualdad y la reforma del orden mundial y social.

All estaba mi hogar la casa de mis padres, y todo fue borrado de la faz de la tierra con la activa colaboracin del pueblo en cuyo seno y en cuya vecindad vivamos.

Por eso no puedo aorar slo rechinar los dientes.

La casa de mis padres

Haba una aldea juda, y ya no est

Haba una pujante vida juda, y ya no la hay

Fue construido un hermoso nido familiar, y luego devastado.

Nac en el ao 1912 de mis padres Perl Schtrauber y Aba Drechsler, en Kuty, al este de Galitzia, regin de Fukocha. Era una villa pequea donde vivan a fines de la Primera Guerra Mundial 5.200 habitantes, aproximadamente un 50% de ellos, judos. El resto eran polacos, armenios y ucranianos.

El lugar estaba ubicado a los pies de los Montes Crpatos y perteneca a la corona austro-hngara hasta la Primera Guerra Mundial. Despus de esta, cuando el Imperio se desmembr, Kuty pas a ser parte de la Polonia liberada, en la frontera con Rumania.

El pueblo en s, se situaba en una colina desde la cual se poda observar el asombroso paisaje del valle, rico en plantaciones de jugosas frutas, los jardines de los polacos y los campos de cereal de los aldeanos. Estaba rodeado de bosques y de montaas altas, de las cuales la ms conocida era el Oidiosz. De esas alturas bajaba en corrientes vigorosas un ro llamado Charnagra, que configuraba en la prctica la frontera natural entre Polonia y Rumania.

Los judos encontraban su sustento en la artesana, el pequeo comercio y la industria liviana. La mayora viva en el centro de la ciudad y en las calles que rodeaban la plaza del mercado. Aqu se concentraban la mayora de los locales donde comerciaban con cereales, telas y otros productos de consumo. En la parte ms alejada del centro y en los valles, vivan mayormente la intelectualidad ucraniana y los polacos, que constituan la burocracia gubernamental y dirigan todas las instituciones municipales y administrativas. Ellos vivan en las calles ms bonitas de la ciudad y cultivaban jardines junto a sus casas.

Mis conocimientos sobre las races de nuestra familia no llegan muy lejos. Conozco slo un poco por los relatos de mam acerca de su familia, relativamente grande, y muy poco acerca de los padres de mi padre. Pap vivi en Kuty en su niez con sus padres el abuelo Jaim y la abuela Miriam. Era hijo nico, un fenmeno poco frecuente en aquellos das. De parte de pap casi no tenamos parientes, excepto el abuelo y la abuela, con quienes convivimos despus de la Primera Guerra Mundial. Por los relatos de la abuela Miriam, nos enteramos del motivo. Ambos haban perdido a sus padres, fallecidos durante la epidemia de clera. La abuela, que era pariente lejana del rabino de Winnitsa (una aldea rumana del otro lado de la frontera polaca), fue entregada al cuidado de la familia del rabino y educada en su casa. Siendo que el rabino se haca cargo de su manutencin, no fue extrao que un buen da, cuando ella a los doce aos de edad estaba jugando en la calle, la llamaran con urgencia a la casa y le presentaran al casamentero, que la unira al abuelo Jaim.

Despus, la nia corri nuevamente hacia afuera para continuar jugando. Por lo visto, lo sucedido era considerado algo normal para esa generacin.

No alcanzo a recordar quin cont esa historia, si fue la abuela misma o mi madre que la oy de ella. De todas maneras se grab en mi memoria, puesto que en el futuro la utilic para criticar la costumbre de arreglar los matrimonios segn la opinin de los padres exclusivamente.

Debido a que el abuelo vivi su infancia en Kuty, formaron all su familia. El trabajaba en una taberna vendiendo bebidas. Por aquellos das florecan esos locales, en su mayora los dueos del lugar eran judos y los aldeanos ucranianos formaban el pblico de consumidores de aguardiente. Los domingos y los das de ferias iban a las tabernas y se embriagaban.

Una vez vino un agricultor al lugar y como de costumbre, bebi en exceso. Tena mucho dinero de la venta de sus tierras y exiga ms y ms aguardiente. El abuelo, que lo vea demasiado ebrio, le serva la bebida mezclada con agua y se cobraba del dinero que el hombre tena consigo. Al da siguiente, cuando recuper la sobriedad, se senta msero y desalentado. Entonces el abuelo lo llam y le devolvi el resto del dinero que le haba guardado para evitar que lo perdiera.

As se salv el campesino, gracias a la rectitud y honestidad del abuelo. Estaba feliz y supo valorar la grandeza de ese gesto. Durante toda su vida les traa los primeros frutos de la cosecha de sus tierras en seal de agradecimiento.

Esa es la historia que se contaba en la familia acerca del abuelo. Era demasiado ntegro y honesto para que pudiera continuar con su labor en la taberna. Con el tiempo dej ese trabajo y se dedic de lleno al culto del Creador. Desde entonces la abuela fue el sostn de la familia mediante la venta de ropa a los aldeanos de los alrededores del pueblo.

Mam, Perl Schtrauber, haba nacido en Jazlowicz. Tena cuatro hermanas mayores que ella y dos hermanos. Su padre era un jasid del rabino y todas las decisiones importantes de la familia se tomaban con su consejo, como por ejemplo los matrimonios de los hijos y las hijas, el sustento, etc. Aparentemente tenan una taberna donde trabajaba la abuela y de eso vivan. El abuelo, que era obviamente un hombre religioso y observante de la tradicin, exiga mucho de sus hijos y ellos por su parte sentan un gran respeto por l.

El siguiente relato muestra en qu medida estaba enraizada la disciplina y el respeto por el abuelo: Un da pidi beber agua fresca. Al orlo, una de las hermanas de mam salt de su lecho de enferma para traer el agua del pozo. Como consecuencia de ello contrajo neumona. As era el rgimen de disciplina y respeto en la familia de mi madre. Como resultado de los relatos de mam, se esboz en mi fantasa una imagen de vida familiar severa y desconsiderada con los nios, en especial a la luz de la historia que escuch acerca de la hermana de mi madre Ite. El padre haba encontrado para su hija un pretendiente adecuado segn su criterio, y se puso de acuerdo con el padre del novio sin tomar en cuenta la opinin de la joven. Dado que la novia no se atrevi a oponerse, la casaron. La hija, nuestra ta Ite, no acept la unin y no la consum simplemente se mantuvo indiferente hacia su esposo y lo boicote. El hombre no tuvo otra alternativa que pedir el divorcio.

Nuestra madre se salv de un destino similar. A ella tambin le asignaron un novio que no le agradaba, pero esta vez ya no la comprometieron sin su consentimiento. Cuando apareci nuestro padre, se gustaron inmediatamente y decidieron casarse. Cuando pap trajo a su joven esposa al pueblo, ella fue objeto de admiracin por su singular belleza.

As formaron nuestros padres su nido familiar cerca de los padres de pap, en la ciudad de Kuty, en vsperas de la Primera Guerra Mundial.

Pap era agente de seguros de vida y haca negocios en la ciudad y tambin fuera de ella. Kuty perteneca a Austria y pap viajaba frecuentemente por su trabajo hasta Viena.

La Primera Guerra Mundial modific drsticamente la vida familiar. Cuando estall, nuestros padres ya tenan cinco hijos pequeos desde la edad de un ao hasta los seis: Shlomo, Iona, Herzel, Nachman y yo Henie. Durante la guerra naci Esther. Ya en el inicio, nuestro padre fue movilizado. Mam se vio obligada a abandonar la casa junto con sus hijos y buscar lugares ms seguros. Desconozco el motivo por el cual los abuelos paternos no estaban con nosotros. Por lo visto se haban trasladado an antes a otros sitios.

Los traqueteos del camino fueron muchos. Haban cargado en carros todas las pertenencias as como a los nios pequeos, y mam caminaba detrs con los ms grandes. Despus de un largo deambular llegamos finalmente a Brno, cerca de Viena, el lugar donde pap estaba de servicio. En lo que respecta a las condiciones y al trato de la poblacin, en Brno se estaba relativamente mejor que en otros sitios. Pero sin embargo la vida de mam fue ms dura.

Como consecuencia de la guerra, haba enormes complicaciones: escasez, insalubridad y hacinamiento. Todo eso provocaba la propagacin de numerosas enfermedades que afectaban principalmente a los nios.

Nuestra familia padeca todas esas dificultades. Mam tena que atender sola a los nios pequeos y enfrentar la compleja situacin. Nosotros tambin nos enfermamos: uno de viruela, otro de rubola, tos convulsa o sarampin. Nos contagibamos el uno al otro y as fue como tuvimos todas las enfermedades de la infancia. En algunos casos, se enfermaron varios a la vez. Se requera rapidez y destreza para superar los problemas en las duras condiciones imperantes.

Mam se ocupaba de todos era una mujer muy joven, y con su sagacidad y aplicacin logr superar los obstculos y los venci. Esto lo escribo en base a los relatos de mam y la abuela, sobre aquellos das.

Cuando retorno con mis pensamientos a mi lejana niez, mi primer recuerdo me remite a nuestra vuelta al pueblo. Como en un sueo, oigo el alboroto y los gritos de una multitud de refugiados que se apretujan y se empujan con sus nios y sus pertenencias bajando del atestado tren. Los representantes de la ciudad se aproximan a los que vuelven y los saludan. Los recin llegados son agasajados con una taza de caf negro y dulce.

En ese tumulto distinguimos de pronto al abuelo y a la abuela que vinieron a recibirnos trayendo en sus manos una hogaza de pan fresco el primero que comamos despus de la guerra. Ellos haban vuelto antes y esperaban nuestra llegada.

En la ciudad reinaba la destruccin y la ruina, abundante suciedad y pocos alimentos esenciales. Haba una gran escasez y era difcil conseguir productos bsicos. En esas condiciones no es de extraar que se propagara una epidemia de tifus que tampoco eludi a nuestra familia. Lo contrajimos y mam corra de un nio al otro, mientras apenas se sostena ella misma. Finalmente tambin se enferm pap y su estado era de grave riesgo. Afortunadamente, se fue recuperando de a poco, pero tom mucho tiempo y nos quedamos sin medios de vida. Los mdicos y los medicamentos devastaron a nuestros padres.

Pap tuvo dificultades en encontrar una fuente de sustento. Despus de la guerra, nuestra ciudad pas a pertenecer a Polonia y no a Austria y los negocios de pap en Viena se interrumpieron, ya no se poda vivir de los seguros. Sin otra alternativa, abrieron una confitera en la habitacin delantera de la casa. Mam, que era una excelente ama de casa, cocinaba y amasaba bien. Preparaba tortas y masas que se vendan a comercios y a particulares.

En ese momento se agreg a la familia el cuarto hijo varn, Shaie, y con l ramos ya siete.

Desde la guerra todo haba cambiado. Mam viajaba a la casa de sus padres slo en el aniversario de su padre, que entretanto haba fallecido. Le era difcil alejarse de la casa, especialmente cuando los medios de transporte consistan en carros con caballos, as que se vio obligada a reducir las visitas a sus padres y hermanas. Nosotros, los hijos menores, no nos veamos con los abuelos maternos. Slo los mayores, Shlomo, Iona y Herzel, llegaron a conocerlos antes de la guerra.

La vivienda donde vivamos era alquilada y despus de varios aos haba que desalojarla; entonces pasamos a vivir con los abuelos los padres de pap. Esta casa se encontraba en la calle Zboszowa, cercana a la plaza central, donde se desarrollaba la vida comercial y el mercado de la ciudad. En dicha arteria haba una serie de tiendas de cereales y ese era el origen de su nombre.

En la casa haba tres habitaciones a lo largo de un extenso corredor. Dos entradas separadas llevaban a las dos habitaciones extremas. La del frente era utilizada por los abuelos y la trasera era el dormitorio de mis padres. La del medio era grande y serva de cocina, comedor y dormitorio de los hijos mayores. En este ambiente haba dos puertas que comunicaban con los otros dos cuartos. Siguiendo por el pasillo haba una especie de depsito de lea y ms all un bao precario que comprenda un pozo cavado, una tinaja y sobre ella un asiento de madera. Cada tanto se llamaba a los profesionales gentiles que se ocupaban de vaciar el recipiente. Esas eran las condiciones sanitarias de nuestra casa. En otras viviendas era an peor. No hubo ningn cambio en dichas condiciones hasta que dej la casa el da de la invasin alemana.

Los abuelos, con los que tuvimos el privilegio de convivir, eran ambos judos temerosos de Dios y respetuosos de los preceptos. Especialmente el abuelo, era un hombre ntegro y honesto, humilde y de buen corazn. En la poca en que pasamos a vivir con ellos, ya se dedicaba totalmente al estudio de la Tor y no intervena en absoluto en los asuntos de la manutencin ni en lo que suceda en el ambiente comunitario. En mi memoria se conserva su figura encorvada e inmersa en un grueso libro desde la maana hasta la noche. Las interrupciones eran slo para las plegarias: la matutina, la de la tarde y la vespertina. Adems de eso, se levantaba a medianoche e iba al templo para la lectura de los Salmos. Por aquel entonces ya estaba enfermo y finalmente falleci a los 63 aos, poco antes del nacimiento del hijo de la vejez de nuestros padres. El beb fue llamado como el abuelo Jaimke.

La abuela en cambio, vivi con nosotros muchos aos ms y tuvo una gran influencia en el curso de nuestras vidas. Era una mujer muy dinmica, laboriosa, que procuraba el sustento de su familia mientras el abuelo se dedicaba nicamente al estudio de las Sagradas Escrituras. Ella era una persona piadosa que se ocupaba de los necesitados y haca beneficencia. Era muy versada en las reglas y preceptos de la Tor, rezaba todos los das y los sbados lea la tica de los Padres, Tzena Ureena, etc. Yo lea con ella esos libros y todo lo dems. Era una regla ineludible de cada sbado a la tarde.

Infancia

La familia constaba de once almas y era difcil arreglarse en una vivienda de dos dormitorios (uno para los abuelos y el otro para los padres) y una cocina grande. Sin embargo, la situacin cambiaba segn la poca y la edad de los nios. Los pequeos dorman con los padres o a los pies de su cama y siempre haba alguna cuna junto a la cama de mam. Me veo a m misma en el recuerdo, durmiendo con mis padres, y pap, que tena sentido del humor, bromeaba y me deca que estirara mis piernas para ser alta. Parece que no las estir lo suficiente, ya que termin siendo baja.

El centro de vida era la cocina. Haba un horno para cocinar y calentar, y junto a l uno para hornear pan, jalot y todo tipo de masas (tambin la coccin para el sbado). Estaba construido con ladrillos, se encenda a lea y se cubra con una gruesa plancha de hierro para conservar la temperatura. Sobre la plancha se cocinaban todos los alimentos. El horno era profundo y su fondo, hecho de baldosas, conservaba el calor y lo esparca por todas las habitaciones. Junto a esa pared de ladrillos siempre haba una mesa en el invierno y a su alrededor se reunan los habitantes de la casa para todas las actividades: comida, juegos y dormitorio para los hijos grandes.

Hubo un tiempo en el que Shlomo dorma con Herzel en una cama, Iona y yo en la otra y Nachman en un banco ancho. Hubo tambin un tiempo en el que Iona tom la mesa grande de la cocina como cama y dorma all sola, mientras que Esther y yo dormamos juntas; Shaie y Jaimke dorman, por lo visto, en la habitacin de nuestros padres. Con el transcurso del tiempo hubo cambios, por ejemplo cuando Shlomo viaj a Lvov para estudiar, o cuando pap viaj con Herzel a la Argentina. Sin embargo, recuerdo que yo dorm muchos aos con Esther en una misma cama.

En aquellos das la casa estaba plena de alegra y bullicio. Nosotros, los nios, jugbamos y tambin pelebamos. Ms de una vez se formaban grupos segn la edad. Shlomo, Iona y Herzel conformaban el grupo de los grandes y rean a menudo. Mam trataba de establecer la paz entre ellos, pero era a pap a quien obedecan. Nachman, Esther y yo ramos el equipo intermedio. Shaie y Jaimke eran los pequeos de la familia.

Cules eran los juguetes, los juegos y las ocupaciones de nuestra infancia? Juguetes no recuerdo mucho tal vez alguna matraca o mueca de trapo. Tampoco nos compraban juegos. Jugbamos con botones, collares, piedras o nueces antes de Psaj.

Libros infantiles no nos lean, pero escuchbamos muchos cuentos, tanto de nuestros padres como de los nios con quienes jugbamos. Los relatos que escuchbamos eran las historias de la Biblia y la Tor, eso era suficiente para despertar la imaginacin. Adems de eso, escuchbamos cuentos de demonios y espritus, por parte de aquellos que crean en supersticiones, y eso atemorizaba mucho. Bastaba despertar en la noche y ver alguna sombra de una prenda colgada, para imaginar que era un demonio y provocarnos susto y miedo.

La primera preocupacin de todo padre judo, paralelamente a la del sustento, era que el nio estudiara Tor, no vaya a ser un ignorante, Dios libre y guarde. Ya desde temprana edad nos enseaban todas las bendiciones: al levantarse, antes de acostarse, antes de comer, etc.

A los tres aos los varones eran enviados al Jeder para aprender lectura y plegarias. A los cinco aos ya empezaban a estudiar Tor y ese era un evento festivo para el nio y para los padres. Las nias estaban exentas de ese deber bsico. Se quedaban en la casa y su obligacin era aprender a criar hijos y administrar un hogar kasher, crecer para ser mujeres aptas y castas para sus esposos. Los varones eran la diadema, el honor y el orgullo de los padres.

De los relatos de mam aprend acerca del sentimiento de gozo y satisfaccin de pap cuando sus dos hijos mayores lo acompaaban al templo, vestidos con bellas prendas de terciopelo y llevando el manto ritual para l (los sbados est prohibido cargar objetos). Iona, que consideraba que los varones tenan un status de preferencia ante los padres, senta celos. A pesar de que a ella le cosieron un bonito vestido de terciopelo rojo, deseaba ser varn. Se extendi en el piso, llor y exigi enrgicamente ser varn pero de nada le sirvi una nia es una nia, no hay nada que hacer.

Despus del fallecimiento del abuelo, pap abri una tienda de telas en la habitacin del frente (antes dormitorio de los abuelos). Traa la mercadera de Lvov (capital de Galitzia). Mam, que dominaba la lengua polaca, ayudaba en las ventas, en especial cuando entraba un cliente polaco. Pap no conoca ese idioma pero s el alemn, a raz de su trabajo en Viena antes de la guerra, con clientes germano-parlantes.

Pap era un hombre despierto, agradable y con un desarrollado sentido del humor. Se ganaba el respeto por su honestidad, su linaje familiar y su interesante y afable personalidad. Le gustaba relacionarse con las personas y estaba comprometido con la vida social del pueblo. Era jasid del rabino de Winnitsa y al mismo tiempo era sionista religioso. Por las noches le gustaba encontrarse con comerciantes de la ciudad, en la Unin de Comerciantes y jugar al ajedrez.

En los negocios, sin embargo, el xito no le sonri, a pesar de ser un buen comerciante y conocer especialmente el rubro de telas. Tena fuertes competidores, con recursos monetarios importantes y capacidad de resistencia ante cualquier crisis en el ramo. La lucha de pap por la existencia fue muy dura, ya que del magro ingreso de la tienda haba que mantener una familia de once almas. Por eso vivamos con lo justo. Sin embargo pap siempre estaba conforme un optimista colmado de esperanzas y alegra de vivir.

Cuando rememoro la poca del negocio de pap, no puedo evitar el recuerdo de constantes penurias econmicas. Vuelvo a vivenciar cada vez la sensacin de inquietud al llegar la fecha de pago de un pagar o prstamo. Hasta hoy en da la palabra pagar me despierta una sensacin de opresin y miedo.

Mam le ayudaba a pap en todo. Haca esfuerzos para reducir los gastos de la casa administrndola con inteligencia y economa. Su agenda de trabajo de la semana estaba colmada. El domingo lo comenzaba amasando el pan. Una familia numerosa consume mucho pan. Ella no lo compraba hecho porque era caro. El suyo era barato y muy sabroso. Se conservaba toda la semana fresco y crocante. Tambin haca fideos. A menudo me paraba a su lado cuando trabajaba la masa, la aplanaba en hojas y luego cortaba fideos finitos con gran habilidad y rapidez. Yo miraba impresionada cmo sus dedos se movan velozmente sin lastimarse con el cuchillo. En esos momentos contaba historias de su casa y de su infancia.

El lunes, los granjeros traan productos agrcolas al mercado, las campesinas extendan la mercadera sobre la tierra y las mujeres venan a comprar. Mam sala hacia el mercado con canastos y los llenaba con toda clase de verduras frescas, frutas y aves para el sbado. En la compra de pichinchas y buena mercadera era una especialista. nicamente evitaba comprar all leche y productos lcteos por dos motivos: calidad y kashrut. Por la maana bajaba hasta el establo de una polaca y presenciaba el ordee. La leche era vertida directamente desde el balde al recipiente de mam y de esa forma se aseguraba de que fuera apta y adems que no la mezclaran con agua. De esa leche haca manteca y dems productos, ya que era muy sabrosa, fresca y kasher. En cuanto a la carne, se la compraba a carniceros judos. Ya el mircoles empezaban los preparativos para el Shabat, tanto en lo que respecta a las compras como a la limpieza. A los nios pequeos se les encomendaba llevar las aves a lo del matarife y la abuela las limpiaba y luego acondicionaba tanto las aves como la carne.

El jueves y el viernes eran los das ms arduos desde el punto de vista de los preparativos; se dedicaban a la cocina y a la limpieza. La abuela ayudaba a mam a guisar y a amasar, y nosotras, las hijas, colaborbamos con la limpieza. Variaba segn la edad.

Iona, que era la mayor de las hijas, era la mano derecha de mam en todas las tareas. A m misma me veo en el recuerdo cepillando y lustrando los zapatos de toda la familia. Esa era mi tarea como nia pequea. Con el tiempo me insert en todas las labores de la casa, que eran muchas y pesadas. Por ejemplo, los pisos eran de madera y haba que frotarlos bien con un cepillo duro. En eso Iona me supervisaba. Revisaba si estaba lo suficientemente restregado, y ms de una vez me enfad por tener que hincarme en el piso y fregar, mientras que ella slo lo lavaba con agua y un trapo. Pero no tena alternativa, yo estaba bajo su mando.

Cuando miro hacia atrs, los aos de mi infancia, veo a mam en todo tipo de situaciones esforzndose por nosotros. Recuerdo las grises maanas invernales abro mis ojos, todava medio dormida, y mam est inclinada sobre la estufa colocando lea para calentar. Alrededor hace fro, las ventanas estn cubiertas de escarcha y en los vidrios se ven figuras de rboles. Cierro los ojos y contino durmiendo serenamente. Cuando me vuelvo a despertar, la habitacin ya est templada, el hielo de las ventanas se derriti y sobre la plancha del horno se est cocinando el almuerzo. Ya se puede saltar de la cama, lavarse las manos y comenzar a tostar pan para el desayuno.

El jueves a la noche me despierta un sigiloso sonido de amasado, observo y veo a mam trabajando la masa para las jalot. A la maana temprano el horno ya est en actividad. Mam prepara el horneado para el viernes y el sbado, y mientras tanto, hasta que est listo, hace galletas frescas. El que se despierta, recibe una galleta caliente con manteca.

Con el nivel de servicios que haba en el pueblo, era muy difcil mantener la limpieza en la vivienda y la higiene personal. No haba agua corriente, ni dentro ni fuera de la casa, slo en un pozo cercano que se hallaba a varias calles de distancia. Ms de una vez haba que esperar el turno mucho tiempo junto al pozo. Mam traa agua a la maana temprano, antes de que nos levantramos de dormir. Con el transcurso del tiempo, cuando crecimos, nos ocupbamos de que no acarreara el agua. Para el da de lavado de ropa grande, se les encargaba tinajas llenas a los aguateros profesionales, gentiles y judos.

Para permitirle a la poblacin juda adulta baarse en invierno en vsperas de sbado, los administradores de la comunidad se preocuparon por construir una casa de baos. All haba una enorme estufa, alimentada con troncos de madera grandes y por dentro haba piedras. Cuando estas se calentaban, les vertan encima baldes de agua hirviendo. El calor y los vapores provocaban abundante sudoracin. En la casa de baos haba tambin una Mikve. Las mujeres acudan los jueves a baarse y tambin hacan su inmersin ritual.

El viernes se senta un aprestamiento especial todos estn apurados. Mam termina de cocinar los alimentos: cholent, kugly tsimes. Introduce todo en horno caliente y lo cierra, para que se cocine hasta el sbado despus de la plegaria para el almuerzo. Se termina tambin de limpiar y se prepara la ropa para Shabat.

En la calle tambin haba mucho movimiento. Ya desde las tardas horas de la maana se dirigen los judos del pueblo, con sus paquetes bajo el brazo y una pequea escoba en la mano, hacia la casa de baos. El lugar es estrecho, todos se apresuran a subir a los bancos. Aqu todos son iguales, no hay diferencias de clase. El que puede soportar ms calor, sube, y el que no, se queda abajo. En todos los bancos, uno le azota el cuerpo al otro con las escobillas, y a un costado est preparado un balde con agua fra para reanimar en caso de necesidad. Purificados para el sbado, salen los judos del bao hacia sus casas. Y he aqu que se escucha un ruido de pasos y golpes del portero en las entradas de los comercios seal de que el Shabat se aproxima. Las tiendas se cierran, las calles se vacan lentamente. Pap, que haba vuelto de la casa de baos, se viste con ropas de sbado, lleva a los hijos, baados y bien vestidos, y sale con ellos al templo.

Un momento ms y ya se esparce desde los templos la voz de la plegaria sabtica. Son los judos del pueblo que se quitaron lo mundano y se vistieron de Shabat. Y en la casa, limpia y adornada, la mesa est preparada. El mantel es festivo, los brillantes candelabros estn en la cabecera, frente a ellos dos jalot cubiertas con una servilleta blanca bordada y en el centro, copas y vino para la bendicin. Mam, vestida con ropas de sbado, ya encendi las velas y pronunci la bendicin. Su rostro, siempre serio, casi siempre preocupado luce una sonrisa radiante y tranquilizadora.

Y entonces pap con los varones regresa del templo. Saluda con un Shabat Shalom y ocupa su lugar junto a la mesa en la cabecera. Toda la semana se enfrenta con las dificultades del sustento, con las preocupaciones de cmo pagar un documento aqu y otro all, dnde obtener un prstamo y dnde conseguir uno sin intereses, pero desde el momento en que comienza el sbado, la tensin se diluye, todos los problemas mundanos se olvidan. Se pone de pie para bendecir el vino y tras l, los hijos por orden. Se canta Shalom Aliejem, se sirve la comida, y entre plato y plato se entonan cnticos, porque es un precepto de Shabat regocijarse y disfrutar de una buena comida.

Ese es el comienzo del sbado, la noche ms serena y agradable de toda la semana. Es la noche en que mam por fin descansa de las tareas cotidianas. Si es una noche de verano - sale un poco a tomar aire puro y relajarse en compaa de las vecinas. En el invierno nos calentamos junto a la estufa o encima de ella y comemos semillas de zapallo. La abuela estudia algn libro de plegarias.

A veces ocurra algo desagradable una vela caa sobre el mantel y estaba prohibido tocarla. Lo que tenamos que hacer era correr a llamar a un gentil y pedirle que se ocupara de la vela.

Al da siguiente sbado de descanso, se duerme hasta tarde, especialmente nosotras, las chicas. En el invierno viene un gentil a encender la estufa. Pap va con los varones a la sinagoga. Mam y la abuela rezan en casa o van tambin al templo. Despus de finalizar la plegaria, pap vuelve con tranquilidad, y todos se sientan a disfrutar un almuerzo de sbado, rico y variado.

A la tarde nuestros padres descansan y est prohibido molestarlos. Los hijos mayores se dirigen a sus asuntos y nosotros, los pequeos nos quedamos en casa obligados a dormir. Pero no tenemos ganas, queremos hacer travesuras y rer y est prohibido! Hay un orden, un respeto. Pap es muy estricto con la disciplina.

Trato de dormirme. Alrededor hay silencio, todo reposa las tiendas, las oficinas, los talleres. Slo los jvenes laicos salen de paseo, a los bosques y a las montaas. Por las calles no hay movimiento, es descanso de sbado para todos.

Despus del reposo del medioda, era costumbre comer frutas de Shabat manzanas asadas, dulces y sabrosas, masas con todo tipo de rellenos como cerezas o simplemente un buen relleno de cebolla de verdeo mezclada con huevos. Eran horas de ocio que cada uno aprovechaba a su gusto, a pap le gustaba leerle a mam cuentos de Scholem Aleijem que l disfrutaba.

Lentamente el sbado se aproxima a su fin. Despus de la comida al atardecer la tercera pap va al templo y nosotros nos quedamos con mam en casa. En verano jugamos frente a la casa con los hijos de los vecinos, pero en invierno estamos adentro. El ambiente ya alcanz a enfriarse pero an no est permitido encender la estufa. Adentro est oscureciendo. Sobreviene una melancola y cierta opresin en cada rincn. Pero no se enciende una vela, sino que se espera la aparicin de tres estrellas.

Nosotros, los nios pequeos, nos amontonamos alrededor de mam y ella espanta los miedos con sus bellos cuentos y principalmente con sus hermosas canciones lricas. Cmo me gustaba su canto. Tena una voz maravillosa, suave y delicada. Con los aos lament no haber heredado por lo menos su voz.

Cuando aparecen las estrellas es seal de que finaliz el sbado, se enciende una lmpara a kerosn. Hay luz en la casa! Buena semana! Todos saludan. Pap llega del templo, dice la Havdal - para separar entre lo sagrado y lo cotidiano, y se acompaa con canciones a la reina Shabat. Mam ya alcanz a encender la estufa los leos silban y entre las brasas se asan unas papas. El ambiente se torna tibio y agradable. Todos estamos concentrados alrededor de la estufa y Shlomo nos lee cuentos. No quedan rastros de la tristeza del atardecer.

Mam ya empez con sus trabajos cotidianos. Prepara la manteca y nosotros le ayudamos. El da siguiente es una nueva jornada laboral normal, de lucha por la existencia.

As qued grabada en mi memoria mam, siempre ocupada. No logro verla descansando durante la semana. Slo en Shabat le llegaba el reposo. No la recuerdo quejndose jams por las dificultades de la vida.

A pesar de la enorme carga de trabajo, mam saba tambin mimar a sus hijos. Eso no se manifestaba en lindas palabras, abrazos y besos, sino con sus acciones, que surgan de un profundo amor y plena responsabilidad por cada nio. Hela aqu caminando en la calle, frente a la casa, con Jaimke, el hijo de la vejez, en brazos. Le cuenta toda clase de historias para que coma. Cuando le observaban que ya era su octavo hijo, responda: pero Jaimke hay uno solo. Cada uno de sus nios era nico para ella.

El invierno en Polonia es crudo y prolongado, principalmente en la regin de Fukocha, donde se encuentra nuestro pueblo. Ms de una vez llegaba el fro a 20-30 grados bajo cero. Haba que procurar tener una vivienda aislada, con ventanas dobles, un depsito lleno de leos secos, ropa abrigada y un stano colmado de alimentos (papas, que era la base de la ms econmica alimentacin popular, cebolla, frutas, etc., ya que en el invierno no hay cultivos). Todo eso pesaba mucho en el presupuesto familiar, y particularmente sufran las personas de escasos recursos. La vida del ama de casa era muy difcil. En ocasiones se congelaba el agua en el barril durante la noche, la estufa humeaba y provocaba dolores de cabeza y el lavado de ropa constitua un problema serio.

Levantarse a la maana y dirigirse al Jeder o a la escuela en el fro, era complicado. A pesar de que vestamos ropa abrigada de pies a cabeza, a veces volvamos a casa con las manos y los pies congelados, an con los guantes y las medias abrigadas. Cuando haba tormentas de nieve no salamos de casa en absoluto, slo pap se vea obligado a salir a sus ocupaciones, vistiendo un abrigo de piel.

Sin embargo, haba tambin das claros y bellos, y a veces sala un sol glido al medioda. Entonces los chicos salan y armaban el hombre blanco, jugaban con l y peleaban con pelotas de nieve. Las mejillas enrojecan y el apetito aumentaba. Haba tambin otros placeres como patinar sobre el hielo, o un viaje en trineo desde la colina hacia abajo. Era una vivencia de desahogo fsico en compaa de los chicos.

La rutina de las largas noches de invierno se rompa slo en las ocho noches de Januk. Esta festividad, que posee un carcter ms nacional que religioso, se manifestaba principalmente en el encendido de velas de colores y sus bendiciones. Los nios se regocijaban en esa conmemoracin porque tena muchas ventajas. Primeramente, vacaciones de los estudios y liberacin de las plegarias, exencin de todas las prohibiciones normales de cada festividad o sbado. Adems tenan la posibilidad de identificarse con hroes histricos nacionales. Durante esas noches de fiesta, estaban ocupados con juegos de perinola y de cartas caseras. Y por si todo esto fuera poco, los buuelos calientes y el entretenimiento compartido a la luz de las velas de Januk.

El anuncio de la primavera era trado por la fiesta de Purim. Se senta un alivio en el fro, comenzaba a derretirse la nieve y eso formaba lodo. Los nios esperaban la llegada de la fiesta y como ellos, tambin los pobres del pueblo. Era una fecha muy ligera y popular, sin prohibiciones ni obligaciones religiosas, todo alegra y jbilo.

En la noche de Purim estbamos pegados a mam, que amasaba orejas de Hamn y toda clase de masas. Pap lea el Libro de Esther en presencia de toda la familia. En ese momento ya empezaban a aparecer grupos de jvenes disfrazados cantando La congregacin de Israel. Al da siguiente por la maana venan nios y adultos, disfrazados o no, a pedir dinero. Pap se sentaba junto a la mesa y sobre ella colocaba una pequea pila de monedas. Reparta el dinero generosamente a quien viniera a pedir. Durante todo el da estbamos ocupados corriendo detrs de los disfrazados y llevando los obsequios que nuestros padres acostumbraban a enviar a familiares, vecinos y amigos.

Purim pasaba junto con el invierno, y gradualmente se abran las ventanas y las puertas de par en par. El olor a primavera penetraba en la casa y arrastraba masivamente a los nios afuera. Nos alegrbamos de sacarnos las pesadas ropas de invierno y de corretear descalzos. Era agradable sentir la arena suave y el pasto, bajo las plantas de los pies. No nos molestaban las piedras de las calles estbamos acostumbrados a eso.

Con el arribo de la primavera, llegaba Psaj, una festividad nica debido a la prohibicin absoluta de comer pan y cualquier producto fermentado, durante los siete das de la celebracin. Esto provocaba gastos mayores que de costumbre y un arduo trabajo de eliminacin de toda levadura en la casa. Sin embargo nosotros, los nios, veamos slo la magia de ese acontecimiento y disfrutbamos de los preparativos y del festejo en s. Las vivencias eran muchas.

La tarea de limpieza en vsperas de Psaj la iniciaba mam pintando todas las habitaciones. Era algo necesario por el holln que se acumulaba durante el invierno. Las ventanas, las puertas, los armarios y las mesas eran lavados bien y pulidos, y hasta la vajilla que no se usaba durante la fiesta, se limpiaba y lustraba. La noche anterior, cuando toda la casa, y sobre todo la cocina ya estaba kasher, suban los utensilios al desvn y en su lugar bajaban los que seran utilizados durante la fiesta. Era una alegra para los nios, ya que haba copas especiales para cada uno de nosotros. Por ejemplo recuerdo la bella copa de mam con adornos y asa. Las haba de todo tamao para los chicos y la copa grande de pap. La ms importante era para el Profeta Elas.

Cuando se aproximaba el da, aumentaban la tensin y las actividades. Pap terminaba de preparar el vino de pasas de uva y nosotros nos parbamos a su alrededor cuando colaba, exprima las pasas y luego nos permita que las comiramos.

Nosotras, las chicas, le ayudbamos a mam en los trabajos de limpieza para la fiesta. En la maana de Psaj mi tarea era limpiar a fondo el armario del pasillo. Despus de lavarlo y limpiarlo, andaba temerosa de que no hubiese quedado alguna miga con levadura que yo no hubiese visto. La conciencia de la prohibicin era tan profunda, que yo crea, ingenuamente, que poda pasarme algo si, Dios no lo permita, quedara algn trocito de pan en el armario.

Unas dos o tres semanas antes, pap se ocupaba de hornear matzot en una panadera especial, kasher, donde se haca esa tarea bajo su supervisin y participacin. Nosotros tambin presencibamos el horneado y cuando las matzot llegaban a casa, cada uno reciba un pequeo trozo, y reinaba un gran entusiasmo.

Una vivencia especial era revisar el jametz. La noche previa a la fiesta, pap tomaba pequeos trozos de pan, y con una vela en la mano pasaba por todos los rincones de la casa (incluido el desvn) y los esparca, como si los escondiera. Despus de un rato, volva y juntaba el pan con mucho cuidado. Al da siguiente por la maana, quemaba el jametz en el patio. Para nosotros, era una ceremonia muy divertida.

En la vspera de Psaj nos despedamos de los alimentos leudados con un beigl y caf. Eso lo comamos en un rincn del pasillo, ya que la casa ya estaba acondicionada y se dejaba slo ese lugar para limpiar al final. Al medioda ya comamos alimentos de Psaj, generalmente en base a papas. La noche anterior nos sentbamos a pelar gran cantidad de papas, casi una olla llena, que alcanzaba tambin para preparar buuelos fritos. Ese trabajo casi siempre lo haca Iona. Segn un acuerdo con pap, reciba un premio por esa tarea una bonita cinta roja.

Finalmente llega la noche del Sder. La mesa est preparada segn todas las normas del ceremonial. Pap y todos los miembros de la familia estn sentados a la mesa, se lee la Hagad. Reina un clima muy festivo y clido. Los pequeos se duermen rpidamente. Al comer y beber, tambin se entonan canciones alusivas. Para m, la historia acerca del chivito (Jad gadi) era la ms interesante entre las canciones. La costumbre de robar el Afikomn era la parte ms divertida. En eso Herzel era el especialista.

As vivencibamos, al llegar la primavera, el regocijo del xodo de Egipto, as como en su momento, el recogimiento de las Altas Fiestas: Rosh Hashan y Iom Kipur. Entre una fiesta y otra vivamos la rutina de los das comunes. De esa manera se desarrollaba la vida con un sentimiento de seguridad y cercana, calidez y entrega, en el nido familiar y bajo la proteccin de los padres.

Al mirar atrs recuerdo esa poca como la ms hermosa y feliz en la vida de nuestra familia. A pesar de las dificultades econmicas, la estrechez y el bajo nivel de servicios la vida familiar era completa y slida, plena de respeto y amor. Nuestros padres tenan fundamentos para esperar muchas satisfacciones de sus hijos y confiar en que el nido familiar continuara floreciendo y desarrollndose a su alrededor.

Pero el destino no lo quiso as.

Nuestros aos de juventud

Los aos pasaron, los nios crecieron. Las condiciones en la casa mejoraron un poco. Los hijos comenzaban a dejar el hogar. La primer golondrina fue Shlomo, naturalmente. Pronto comprendieron que no haba un maestro en el pueblo que le pudiera ensear. A edad muy temprana haba alcanzado a adquirir toda la Tor que los maestros del lugar le podan ensear. No se interesaba en el comercio y tampoco en una profesin. Tena sed de conocimiento. Durante un tiempo estudi en casa con dos de sus amigos, lenguas extranjeras y estudios generales, pero esa no era una solucin adecuada para l. Dej la casa y viaj a Lvov (la capital de Galitzia) para continuar los estudios. Nuestros padres ayudaban en la medida de sus posibilidades, pero eso resultaba poco para vivir y estudiar en una gran ciudad. Sin embargo, con una frrea voluntad y capacidad de estudio, super las dificultades y logr obtener una educacin superior por sus propios medios.

A continuacin pas a Viena, que en aquel momento era un centro de cultura, donde trabaj como corresponsal de un diario y se arraig en los crculos sionistas e iluministas.

En el ao 1928, a raz de las penurias econmicas, viajaron pap y Herzel allende el mar a la Argentina. Herzel tena entonces tan slo dieciocho aos. Pap encontr un empleo, al principio en una fbrica y luego como agente de seguros. Con esos trabajos viva dignamente, cada mes enviaba dinero a casa y mam pagaba con eso las deudas y mantena a la familia. Despus de tres aos y medio pap volvi a casa y en el camino se detuvo en Viena para tratar de encontrar all una ocupacin. Durante su estada en esa ciudad se hosped en casa de Shlomo. Cuando lleg a casa lo esperaba una dura decepcin: la situacin econmica en el pueblo era psima, an peor que antes. Encontr pobreza, quiebras, y las perspectivas de mantenerse dignamente eran muy escasas.

Yo, como nia, no perciba toda la pobreza ni las preocupaciones de pap. Nuestros padres compartan sus inquietudes con el hijo que se encontraba del otro lado del mar Herzel, mediante una comunicacin epistolar clida y asidua que mantenan con l.

Desde que pap dej la Argentina, Herzel se qued solo, lejos del hogar y de la familia, teniendo tan slo veintin aos de edad. Y as comenz a forjar su propio camino en la vida. Tena inclinacin por el comercio. En su niez haba mostrado inters por el comercio con artculos de librera, y ahora concretaba sus inclinaciones y las converta en un medio de vida. Trabaj duramente, viva con austeridad y progres en los negocios de ese rubro y de juguetes. Con el transcurso del tiempo se hizo de un leal crculo de clientes que reconoca su honestidad y rectitud, y poco a poco se fue asentando econmicamente en Argentina donde form tambin su hogar.

En esa poca la situacin en casa empeoraba da a da. Pap no tena fuentes de ingreso y slo poda recurrir a Herzel en busca de ayuda. El se convirti en un respaldo econmico y espiritual para nuestros padres y ellos lo hacan partcipe de todas sus inquietudes y preocupaciones. Herzel, que era un hijo dedicado y fiel, no los defraud y siempre colabor en todo lo que estuvo a su alcance.

Con los aos, cuando la situacin en Polonia se complic, Nachman tambin se vio obligado a dejar la casa a los veintids aos de edad. Su partida se debi a su profundo compromiso poltico con los crculos comunistas y para evitar su inminente enrolamiento en el ejrcito polaco. A pedido de nuestros padres, Herzel se ocup de realizar todos los trmites para que Nachman pudiera viajar a la Argentina. En el ao 1935 abandon Polonia y se reuni con nuestro hermano all, de modo que se sum un representante ms de la familia Drechsler en Buenos Aires. Nachman continu con su compromiso ideolgico poltico en los foros comunistas y tambin form en Argentina su hogar.

La estrecha comunicacin por carta prosigui durante todos los aos con ambos hijos al otro lado del mar, y ellos ayudaban en todo lo que podan con consejos, cartas o dinero. Varias veces en los aos subsiguientes pens pap en volver a la Argentina y trasladar all a toda la familia. Pero la abuela se opona a la idea porque le tema al cambio de estilo de vida y le preocupaba que los nietos pudieran desviarse del camino correcto. Nuestros padres respetaron su voluntad y la tomaron en cuenta. Cabe suponer que si no hubiera sido as, el destino de la familia habra sido completamente distinto, y nuestros padres, y tal vez la abuela tambin hubieran gozado de la tranquilidad y el respeto que esperaban y se merecan. Pero para nuestra desgracia, la evolucin de los acontecimientos fue otra, y el final fue trgico.

Nuestros padres sufrieron mucho la partida de los hijos. Mam sostena que le costaba ver las cartas como sustituto de los que se encuentran lejos. A Herzel y a Nachman no los volvieron a ver. Tal vez antes del trgico final, se consolaron con el hecho de que por lo menos algunos de los hijos estuvieran fuera del alcance del opresor nazi.

A Shlomo todava pudieron verlo de tanto en tanto. Hasta que emigr a Israel vena a casa en las vacaciones y festividades. Pap tambin lo visitaba en Viena cada vez que era posible. Shlomo trataba de alentar, tranquilizar y consolar a nuestros padres en tiempos de penurias.

Durante su residencia en Viena, Shlomo decidi unir su vida a la de Dvora, de la aldea Sniatin. No me olvido de la emocin y la felicidad con que la recibieron nuestros padres. Cuando vino en una sbita visita, revelaron hacia Dvora de manera sencilla y cordial, todo el profundo amor que sentan por su hijo. Con el corazn abierto y afectuoso, con plena confianza y fe, recibieron a la mujer de su primognito. A pesar de que se sorprendieron un poco por el lacnico aviso de Shlomo sobre su relacin con la joven su imponente aparicin los recompens completamente. Expusieron ante ella todas sus ocultas aspiraciones, puesto que la vieron como una aliada en sus concepciones tradicionalistas y de buena conducta. Crean en su buena influencia en Shlomo y confiaban en ella como administradora de una correcta casa juda.

En el ao 1935 ambos emigraron a Israel y desde all continu una clida comunicacin por carta con nuestros padres y con nosotros, los hijos, en cualquier lugar que estuviramos. As nos enteramos del nacimiento de Roni la primera nieta de nuestros padres. Cunta satisfaccin y alegra les trajo eso entibi su corazn y aport algo de felicidad, orgullo y consuelo en medio de un mar de aflicciones que les tocaba soportar en aquel momento y que iban a agravarse posteriormente.

Poco antes de emigrar, Shlomo pudo tramitar un permiso de Ali tambin para Iona, y como la salida se posterg, l continu con los esfuerzos desde su lugar de residencia en Israel, hasta que en el ao 1939 logr finalmente que ella saliera de Polonia y se reuniera con l all.

Al describir la partida de mis hermanos tomando cada uno su rumbo, y la lucha de nuestros padres con los cambios en la economa me adelant a los hechos. Todos esos sucesos sirvieron de base a mi proceso de maduracin y a la consolidacin de mis opiniones polticas.

En los aos veinte estudi en una escuela primaria. El idioma de estudio era el polaco, y a pesar de que yo no lo hablaba fluidamente, asista con alegra, amaba estudiar y era una alumna aplicada. Me gustaba Historia, Literatura y todas las dems materias, pero me destacaba en las ciencias exactas sobre todo en Matemtica. Esa clase era para m una fiesta. No tena ninguna duda de que seguira estudiando en la Secundaria. Pero era slo un sueo la realidad me golpe en el rostro y me vi obligada a renunciar a esa idea y empezar a trabajar, para cooperar en la manutencin de la familia. Si bien mam me haba prometido que sera una postergacin de tan slo un ao, la promesa no se cumpli debido a la situacin, no dej de trabajar desde aquel entonces.

La grave crisis econmica provoc que pap no pudiera enfrentar la dura competencia con los comerciantes afianzados. Finalmente se vio sumergido en deudas y tuvo que buscar el modo de saldarlas.

Obviamente, a la luz de la situacin, era imposible salir a estudiar. An intent tomar clases particulares junto con Nachman, pero no lo pudimos sostener. Trabajbamos como mnimo doce horas al da, y dado que yo ya concurra al Movimiento, no quedaba tiempo para preparar las clases. De tanto cansancio nos dormamos sobre los libros. De manera que complet slo la escuela primaria polaca. All estudiamos la historia de Polonia, sus guerras, sus hroes nacionales y su literatura, con sus renombrados poetas y escritores. Cultivaban el orgullo nacional y tengo que reconocer que yo los envidiaba. Por celos, cantaba quedamente nuestro Tejezakna cuando nos ponamos de pie para cantar su himno.

Habamos desarrollado el sentimiento nacional en el hogar de nuestro padres. Habamos escuchado de ellos, relatos sobre los hroes de Israel, la religin y la tradicin impregnados de nostalgia por la tierra de Israel. Pap era sionista religioso, y tena inclinacin por Hamizrahi. Adquir la lengua hebrea, en parte en clases particulares en casa del maestro de hebreo de nuestro pueblo (Spiegel).

Al finalizar la Primera Guerra Mundial surgieron nuevos Estados nacionales y numerosos pueblos lograron su independencia. Polonia tambin resurgi a la vida. Los judos, que constituyeron una parte activa en todos los levantamientos, confiaban en que el sol de la libertad asomara tambin para ellos. Pero sufrieron una amarga desilusin: en lugar de igualdad y libertad, una ola de pogroms cubri los pases de Europa oriental Polonia, Ucrania y Eslovenia. La tragedia juda se revel en toda su crueldad. La juventud ya no poda limitarse a la defensa personal ante atacantes excitados, y comenz a pensar en una solucin de base para el problema de su pueblo. Con ese fundamento, se produjo en esa poca un despertar nacional sionista en el seno de la poblacin juda.

Se fundaron Movimientos juveniles. El mejor y ms vlido para m era Hashomer Hatzair, al que me incorpor. El nacimiento de esa agrupacin data de antes de la Primera Guerra Mundial, segn el modelo de los scouts ingleses y el Wonderfogel alemn. El Movimiento se expandi en la regin de Galitzia, donde los judos fueron el chivo expiatorio en las rivalidades entre ucranianos y polacos. La joven generacin empez a tomar conciencia de su desarraigo, del abismo que se abra a sus pies, y busc una solucin para la cuestin juda. Ante la singular situacin del pueblo, la juventud no poda conformarse slo con los valores de la adolescencia. Se requera una base slida para un suelo nacional una patria, un pueblo sano. Eso se debe crear con fuerzas pioneras, con fe y entusiasmo. La concepcin de mundo del Movimiento constitua una sntesis entre las aspiraciones juveniles y los ideales nacionales y sociales.

Una parte importante de esa juventud encontr la solucin en la ideologa de Hashomer Hatzair. En nuestra ciudad tambin se cre un ken del Movimiento. Shlomo estaba entre sus fundadores y Herzel perteneca a la seccin de mayores del Movimiento. Yo me incorpor siendo an una escolar. A pesar de ser religiosa en aquel momento, me senta atrada por el Movimiento laico. Con mucha curiosidad espiaba ese mundo nuevo, y observaba con reparo la conducta libre de los muchachos y las chicas. Mantuve por mucho tiempo mi fe religiosa, sin dejarme arrastrar por la corriente, hasta que por convencimiento y conciencia plena, la abandon.

Mientras tanto, eso no impeda integrarme a la actividad del Movimiento con todo mi entusiasmo juvenil. Encontr aqu todo un mundo, un nido de efervescente juventud que experimenta una vida activa en todas las reas. Eso en contraposicin a los hijos de Israel que llevaban una forma de vida religiosa tradicional, que se sentaban en la Casa de Estudios y aprendan Tor y controversias rabnicas, o la juventud vaca que viva el anquilosado presente en la dispora.

En el mbito del Movimiento conocimos una concepcin de mundo trascendental e interesante en cuanto al objetivo final y la forma de conseguirlo. La vida en el marco del Movimiento era variada y rica en contenido y valores, y permita un desahogo a las necesidades espirituales de la juventud, a tal punto que los educandos de Hashomer Hatzair consideraban al Movimiento un hogar. Le llamaban Heim, el hogar, y era la familia elegida por propia voluntad, en la que desarrollaban su vida espiritual junto con los de su edad, como una gran familia formada por grupos de jvenes segn la edad y el nivel.

Mis padres se oponan a que yo participara del Movimiento, y sobre todo lo objetaba la abuela, con argumentos tanto religiosos como sociales. A pesar del antecedente de mis hermanos mayores, que pertenecan a la organizacin, no me permitan concurrir al ken y controlaban todos mis pasos. Finalmente tuvieron que aceptar el hecho y ms tarde hasta se lamentaron cuando abandon el Movimiento (porque era el mal menor).

En aquella poca senta que mi existencia no transcurra en vano. Vea ante m un objetivo en la vida. Crea en mi camino y avanzaba para lograrlo. La senda se allanaba con innumerables vivencias hermosas: el scoutismo, las excursiones en el seno de la naturaleza, la potente y alegre ronda de Hora, o el romanticismo de cantar juntos en penumbras - canciones de nostalgia por la tierra de Israel con todo lo que en ella se estaba formando o canciones populares de la vivencia juda en la dispora.

Todo eso creaba un ambiente especial de cercana y pertenencia. Se le agregaban las fiestas y conmemoraciones del Movimiento, como: el 20 de Tamuz o un agasajo de despedida a un compaero mayor, o un educador que concretaba su Ali. Al mismo tiempo, se desarrollaba una amplia actividad para profundizar la capacidad de pensamiento y expandir los horizontes en todas las reas, por medio de charlas grupales, distintos cursos, lectura conjunta, etc.

Avanc en todas las reas y en todas las etapas de desarrollo en el Movimiento - desde lder de grupo, siguiendo por campamentos de verano, colonias de directores, hasta la conduccin del ken. Pero en los umbrales de la concrecin, cambi de rumbo, y no por retroceder ante las dificultades de la realizacin, sino por una conciencia ideolgica diferente frente a la cual, la militancia en el Movimiento y la realizacin eran un inocente juego de nios.

De manera que nuestros padres no lograron evitar que activemos, ni en el Movimiento ni luego en el partido, ya que ese era el espritu del momento, la mejor juventud se revelaba contra la realidad de la vida en la dispora, contra la tradicin y las convenciones sociales.

Nosotros, los hijos de la familia, cada cual en su momento y segn su concepcin, estbamos representados y activbamos en todo el arco de Movimientos y de partidos de nuestra ciudad. Naturalmente, haba choques en casa y como era de esperar, nuestros padres salan perdiendo: son padres, y los padres en la mayora de los casos ceden; y los nuestros saban contenerse, comprender y aceptar.

No olvidar el suceso en que Shlomo, como activista mayor, sali con los compaeros del ken a una excursin, sin el consentimiento de pap. Cuando volvi, pap, ofendido, lo abofete en la mejilla. Shlomo no reaccion se levant y se retir de la casa. Pap sufri dolores abdominales por la gran conmocin y pena. Se arrepinti del arrebato y quiso corregirlo, pero le resultaba difcil reconocer el error. Aqu entr mam en accin. Quera unir y pacificar. Buscaba una forma de llegar a Shlomo, pero no lo encontraba por ningn lado. Finalmente, despus de mucho insistir, Herzel le revel el sitio donde se encontraba la Hajshar de entrenamiento para la Ali - entre amigos.

Mam no se dej estar y descendi de inmediato al aserradero que estaba en el valle, a gran distancia de la ciudad. Encontr all a Shlomo y le pidi que volviera a casa ya. Sin agregar palabra, Shlomo accedi y regres. Aos ms tarde, mam recordaba para bien el hecho de que l no le ocasionara problemas y le correspondiera enseguida.

Esos son los favores que los hijos hacen a veces a sus padres. Fue slo un caso entre muchos que iban a ocurrir. En el horizonte aparecieron nuevas y peligrosas corrientes que llevaron a nuestros padres a experimentar aflicciones y vivencias mucho ms duras.

Ese es el nico choque que recuerdo en las relaciones entre Shlomo y nuestros padres. Por lo general tenan muchas expectativas con l, y aunque no se concretaron en el sentido deseado por ellos fue fuente de orgullo y honra. En ltima instancia, fue el nico de quien alcanzaron a gozar alguna satisfaccin.

A fines de los aos veinte, comenz a desarrollarse en nuestra ciudad una industria de alfombras, y con los aos se extendi a los alrededores. La produccin de tapetes se llevaba a cabo en las casas particulares de los operarios, en un aparato antiguo de madera que adquira el mismo trabajador. La materia prima para el tejido, hilos y lana, era proporcionada por el contratista. La tarea era ruda y primitiva, se empleaban los pies y las manos. Veloz y hbilmente se tejan las alfombras durante doce horas al da, seis das a la semana. Todo el trabajo se haca de pie. Lo realizaban jvenes, adultos y hasta nios. La mayor parte de la juventud, que no estudiaba y no aprenda un oficio, encontraba su sustento en el tejido de alfombras.

Tambin yo, despus de terminar la escuela y al no poder continuar estudios superiores, me dediqu a esa ocupacin. Gradualmente, tambin se incorporaron e integraron al trabajo Esther, Nachman y Iona. Con el transcurso del tiempo, esa fue la principal fuente de ingreso de la familia. Vino en reemplazo de la actividad comercial de pap, que ya nunca retom despus de volver de Argentina.

En esa etapa de la vida, Shlomo y Herzel ya no estaban en la casa. Nachman, Esther y yo trabajbamos adentro y activbamos afuera. Iona ayudaba a mam y trabajaba de vez en cuando con nosotros. Tambin era miembro de Hejalutz . Shaie y Jaimke eran pequeos y an estaban bajo la vigilancia de nuestros padres en cuanto a conducta y disciplina. En realidad, ellos tambin ya revelaban inclinacin a la actividad social, pero de carcter religioso.

De esa manera comenz en nuestra familia un proceso de proletarizacin. El comercio cedi su lugar al trabajo manual. Ingres al crculo laboral y me involucr en las relaciones trabajador-empleador. Era conciente de la explotacin de los obreros por parte de los empleadores y capitalistas, lo cual tuvo implicancias en la consolidacin de mis posturas y concepciones.

La abuela y nuestros padres se apenaron mucho, pero no podan hacer nada. Sufran por el slo hecho de que fueran los hijos los proveedores del sustento, pero no haba alternativa: esa era la realidad. Para mi gran felicidad, tengo la conciencia tranquila por mi relacin hacia ellos en cuestiones de dinero: era muy natural que pap estuviera en contacto con el contratista, le llevara la mercadera terminada y recibiera el pago. Nuestros padres usaban el dinero segn su parecer. Nunca tuve exigencias en cuanto a la calidad de la vestimenta o la comida. Haba total entendimiento y consideracin por sus criterios. Nunca me quej por la falta de recursos. En todas esas cosas era flexible y respetuosa. En cambio, en todo lo relacionado con la actividad social, no poda renunciar y tomar en cuenta su padecimiento, que era mucho.

La abuela tena tantas expectativas de los nietos, especialmente de los varones, y sufri una decepcin. La esperanza de que Shlomo crezca y sea un estudioso, un grande en la Tor, no se realiz. Esperaba que por lo menos Nachman se convierta en un rabino de Israel, y eso, como se ha dicho, tampoco se concret.

Cuando Nachman quiso viajar a Lvov a estudiar para obtener el ttulo de kreiz rabiner (profesor de religin), la abuela se opuso enrgicamente, por temor a que fuera de la casa se transforme en un gentil. En cierto momento nuestros padres ya estaban a punto de autorizar su viaje. La abuela lo frustr con una maniobra ingeniosa: convenci a nuestros padres de que consulten al mdico de la familia (el Dr. Simja) si es que Nachman (que en su niez haba sido dbil) era lo bastante fuerte fsicamente para soportar el esfuerzo que conlleva la vida independiente fuera del hogar. Al mdico lo convenci an antes, de que les aconseje a los padres postergar el viaje hasta dentro de un ao. Eso fue suficiente para poner fin a todo el proyecto. Nachman no sali a estudiar; se integr al trabajo y se sinti atrado por la actividad social. Pas varias etapas de desarrollo y consolidacin de concepciones: primero estuvo en Betar, luego en Hashomer Hatzair y por ltimo se convirti en un comunista activo.

Los tempranos aos treinta. En la Alemania de Weimar sube Hitler al gobierno. Los lemas anti-judos que se alzan desde all, son captados ampliamente en Polonia. Los nacionalistas polacos inician un activismo antisemita que se manifiesta en las escuelas, en la economa y en todos los terrenos de la vida. Se declar el boicot al comercio con judos y haba una notoria hostilidad en lugares pblicos y en las calles. El gobierno alentaba a los antisemitas y los apoyaba abiertamente. La ley de Numerus Clausus limitaba el nmero de jvenes judos que podan ingresar a instituciones de estudios superiores. Una poltica econmica anti-juda dirigida, provoc la paralizacin del comercio judo. Comenz el proceso de empobrecimiento de la clase pequeo-burguesa juda. La juventud burguesa, que no encontr su lugar en el comercio de la clase media, se vio obligada a ganarse el sustento con el trabajo manual. Por lo general, este era despreciado por la clase media, pero dada la situacin, no haba alternativa, y se orientaron al tejido de alfombras. Era una buena salida para esa juventud, ya que el trabajo en alfombras se consideraba ms respetable que otros.

Lentamente comenz a desarrollarse una clase obrera juda. Si bien no se trataba de obreros ferroviarios, metalrgicos, mineros o de la industria pesada, de todas maneras se ganaban el sustento con su trabajo. Como consecuencia de ese desarrollo, fue natural que los obreros comenzaran a organizarse, tanto en sindicatos (como la Unin de Tejedores de Alfombras) como en partidos polticos, como el Partido de Obreros Judos - J.A.P. (Yiddisher Arbeter Partei).

Al mismo tiempo tambin se profundiz la tendencia nacional en el seno de la juventud juda, que se manifestaba en una mayor militancia sionista. A la luz de lo acontecido en la Alemania nazi y en la Polonia nacionalista antisemita, se acrecent la importancia de la Unin Sovitica con el triunfo la Revolucin. La juventud juda, sedienta de igualdad, se impresion profundamente y se vio fascinada por las ideas revolucionarias de justicia social e igualdad nacional. Se abri a la incorporacin de ideas y tambin de nuevas soluciones.

Los miembros del Movimiento Hashomer Hatzair revelaron una sensibilidad especial por la fuerza de atraccin que ejercan esas ideas, puesto que la igualdad social constitua uno de los pilares bsicos de su ideologa. Por eso haba una gran cercana entre ese Movimiento y el comunismo. Los separaba nicamente el problema judo especfico. Su solucin se vea en el horizonte con la consolidacin del rgimen sovitico, que haba declarado oficialmente la abolicin de toda forma de discriminacin contra las minoras. Pareca que haba llegado el fin del antisemitismo y que exista la posibilidad de crear una estructura social de las masas, integrando a todas las minoras, incluida la juda, en la familia de los pueblos, como iguales en todo.

El obrero judo, que se vea a s mismo discriminado desde el punto de vista nacional y clasista, se debata duramente en la eleccin de su senda ideolgica.

La calle juda en esa poca herva de tanta actividad en los Movimientos y partidos. Se desarrollaban tormentosas discusiones sobre temas sociales y polticos. La lucha por ganarse el espritu de cada muchacho y cada chica, estaba en su apogeo. Esta situacin provoc una grave crisis en el Movimiento Hashomer Hatzair en general, y en el de Galitzia del Este en particular. Se planteaban cuestionamientos y se expresaban dudas y vacilaciones acerca de la rectitud del camino.

En nuestro ken tambin ocurrieron los mismos acontecimientos. Se formulaban serias preguntas en el grupo y en la tropa. Yo, por lo general, era consecuente y trataba cada tema desde el punto de vista de mis principios bsicos. Parece ser, que los jefes de la conduccin vieron en m un potencial fiel a las ideas del Movimiento y me enviaron a la colonia de directores, con la finalidad de reforzar mis concepciones.

En esa poca, la integrante del Centro, Gola Mira, era el dolo de los compaeros del Movimiento en Galitzia y diriga la colonia. Nos encontramos en una charla y desplegu ante ella todas las dudas que se me haban acumulado. Me proporcion argumentos y respuestas. Munida de esa carga, regres al ken. Por un tiempo logr refutar las objeciones, pero los nimos eran tales, que fue imposible evitar la desercin de una parte importante de los compaeros.

Varios meses despus de volver de la colonia, lleg una circular de la Jefatura General del Movimiento, en el que se informaba la desercin de Gola Mira y Ulik Hoizman. Fue un duro golpe para todos y por supuesto, tambin para m.

En aquel momento yo formaba parte de la conduccin del ken. Se acercaba la fecha de salida a la Hajshar, pero en esa etapa ya me haban surgido dudas respecto de la rectitud del camino y se mell el fundamento sionista en mis concepciones. Me rebelaba contra la explotacin real que experimentaba cada da. Senta la impotencia frente al empleador, y eso provoc mi profunda identificacin con la clase obrera. Toda explotacin me despertaba una fuerte resistencia y ese fue uno de los puntos determinantes que produjo, en ltima instancia, el cambio en mi senda ideolgica.

No abandon el problema judo, sino que cre que encontrara su solucin ms rpidamente en el marco humano general. Especialmente cuando el socialismo empez a consolidarse en un pas gigantesco como la Unin Sovitica, mientras que en el camino al sionismo se apiaban obstculos y ms obstculos. En las condiciones existentes en aquel momento, era visto como una utopa.

El cambio no me fue fcil. Las dudas eran fuertes, pero el camino para la solucin me pareca ms corto en el marco del comunismo. Tena una ntima amiga en el Movimiento (T. H.), tambin miembro de la conduccin. Con ella lea literatura seria, como marxismo y leninismo, y tambin literatura ilegal. Despus de profundizar e intercambiar opiniones, llegamos a la conclusin, que en realidad nosotras tenamos una concepcin comunista desde el punto de vista terico. Por eso, cuando un da me propuso convertir la teora en hechos yo, como persona consecuente, no pude negarme a hacer lo que en mi opinin era necesario. Me puse a disposicin del Partido Comunista y me distanci del Movimiento Hashomer Hatzair.

Aos de paganismo

Fue un paso decisivo en mi vida y sus implicancias fueron muy notorias en la vida de toda la familia. Desde ese momento, muchas cosas cambiaron en nuestra casa. Personalmente atraves una crisis a raz del paso a la militancia en un marco ideolgico diferente. Sent un espacio vaco hasta que me integr completamente a la actividad partidaria. Mis padres, que perciban lo que pasaba, me pidieron que viajara a la Hajshar organizada por Hashomer Hatzair, porque entendan que para ellos era el mal menor. Pero yo ya perteneca a otro mundo un mundo de activismo a favor de una mejora en las condiciones de los obreros el mundo del comunismo.

En aquel momento, la situacin de los tejedores de alfombras era psima. Los proveedores del trabajo aprovecharon el flujo intenso de artesanos a ese ramo y la falta de organizacin de los mismos y redujeron la paga a su antojo. Era imperioso salir a la huelga para defender el salario. Para eso haba que llegar a miles de familias de tejedores dispersas, en una campaa de esclarecimiento y persuasin para que se adhieran a la huelga. En resumidas cuentas, se trataba de un elemento pequeo-burgus judo de los pueblos y los hijos de agricultores de las aldeas de la zona, que no tenan ninguna conciencia de clase.

Nachman y Esther abandonaron el Movimiento y se incorporaron a la Juventud Comunista an antes que yo. Nunca se dio la oportunidad de que nos encontrramos en la clandestinidad. Sin embargo, en la organizacin de la huelga y su preparacin, los tres estbamos entre los activistas lderes de nuestra ciudad.

Nuestra militancia entre los tejedores se desarrollaba en el marco del sindicato. En esa etapa yo todava no era considerada sospechosa de pertenecer al partido. Slo Esther y Nachman, que haca tiempo se haban unido a conocidos activistas, eran sospechosos para la polica. Especialmente Esther, que trabajaba en la calle ucraniana (o sea con ucranianos) se destacaba por su aspecto fsico (pelirroja) y por su accionar.

Cuando finalmente estall la Gran Huelga (as se la llam), result un enorme logro y fue Esther la que se hizo conocida por su coraje e iniciativa. Para asegurar el xito de la huelga, organiz un grupo que coloc pesados troncos a lo ancho de la ruta que llevaba al pueblo lindero con Kosow. Eso, para detener a los rompe-huelgas y evitar que entreguen mercadera a los empleadores de Kosow.

Naturalmente, la polica intervino y Esther fue detenida. En aquel entonces, su pasado an estaba limpio y gracias a eso fue sentenciada solamente a seis meses de arresto condicional.

Para nuestros padres fue un duro golpe el primero de muchos otros que vendran despus. Era una poca en la que la mayora de los jvenes mostraba una gran conciencia poltica y participaba ampliamente en todas las reas de actividades de los Movimientos y partidos.

El Partido Comunista estaba fuera de la ley, razn por la cual, activar en l implicaba situaciones desagradables, molestias por parte de la polica y encarcelamientos. Asimismo nos topbamos con la hostilidad, el desprecio y hasta el odio proveniente de los crculos burgueses nacionalistas y religiosos de los alrededores. Por otro lado, haba simpata y hasta apoyo por parte de los crculos progresistas de tendencia izquierdista.

Obviamente nuestros padres se oponan a lo que hacamos y tenan todos los motivos para ello:

a. El problema de la religin nuestra ideologa negaba la religin.

b. El problema del prestigio nuestra familia, que era de comerciantes, era considerada una familia distinguida, mientras que nosotros rechazbamos a la burguesa y nos identificbamos con la clase obrera, con lo cual los hacamos avergonzar.

c. Lo ms importante la militancia en el marco del Partido Comunista era ilegal y peligrosa.

Por eso reinaba una gran tensin entre nosotros y nuestros padres. Las discusiones y peleas no tenan fin. Ellos se preocupaban pero no estaba en sus manos la posibilidad de ayudar. Y cuando, a falta de otra opcin, desistieron de sus intentos de influir en nosotros, fue la abuela quien no claudic en su lucha en contra nuestro. No se detena ni se callaba, presionaba e incitaba a nuestros padres y no les daba descanso. Los sermoneaba continuamente para que no acepten la situacin. Y como un profeta enfurecido, que reprende y presagia, as adverta, nos alertaba de compaeros traidores y vaticinaba bsquedas y detenciones.

La profeca se cumpli, y eso fue lo que realmente pas.

Fue antes del Primero de Mayo cuando un polica y su ayudante nos despertaron en mitad de la noche y exigieron efectuar una pesquisa. Buscaban literatura ilegal y justamente en esa oportunidad no faltaba mercadera en nuestra casa. Cada uno de nosotros tres haba aportado su parte, sin que los otros lo supieran, y por eso todos nos asustamos. Para nuestra suerte, Esther logr engaarlos.

Libros nunca faltaron en nuestra casa. Haba de todo tipo y clase: libros de plegarias, lectura, estudio, libros de actualidad que leamos en nuestro tiempo libre y libros viejos que haban quedado de Shlomo. Y he aqu que cuando vinieron los policas a efectuar una bsqueda, Esther con su habilidad y sabidura, logr orientar su atencin hacia todos esos libros. Se los ofreci uno por uno con paciencia y amabilidad.

El polica, en su enorme ignorancia, reuni cada libro que le pareca sospechoso, segn el color y la forma de encuadernacin: si tena una cubierta roja, seguramente era sospechoso. Cuando la pila creci y el polica se cans, le orden a su ayudante confiscar los libros para una inspeccin. Con ese botn abandon la casa, y pudimos respirar tranquilos.

Despus que se fueron, cada uno de nosotros sac su material del escondite. Nachman tena una publicacin partidaria y Esther una revista El Martillo. Yo corr a la piecita (donde estaba la cama de la abuela) y busqu el pequeo bal (que haba quedado de Herzel despus de su viaje), donde yo tena panfletos que haba trado un da antes para repartir al da siguiente. Para mi gran sorpresa, no encontr el bal por ninguna parte. Lo que haba sucedido era que en la confusin de la pesquisa, la abuela mostr iniciativa propia, y sin que nadie se diera cuenta, tom el bal con todo su contenido y silenciosamente lo pas por la ventana de la piecita hacia afuera, a la callejuela de al lado. All lo escondi y volvi a casa.

Esa era la abuela que con todas sus fuerzas se opona a nuestro activismo y luchaba contra nosotros.

En el marco de mi tarea poltica, tena que reclutar adherentes y afiliados al partido. Con esa finalidad me relacion con jvenes, en su mayora trabajadores tejedores de alfombras. El contacto profesional con esa juventud me permiti llevar a cabo una campaa de esclarecimiento y propaganda en pro de mis opiniones y concepciones sociales y polticas.

A fin de prepararlos para ingresar al partido, los organic en grupos (clulas) segn la edad y el nivel de instruccin, y realic con ellos una serie de conferencias y charlas para impartirles conocimiento acerca del desarrollo del Movimiento Obrero y de la ideologa socialista, y sembrar en ellos la conciencia de clase obrera y los valores del Partido Comunista.

Los encuentros tenan lugar afuera en campos y bosques. El secreto era absoluto. El deber de la conspiracin era una primera condicin para mantener la resistencia y obligaba a todo miembro del partido. Cada uno deba realizar cualquier accin que se le encomendara. Estas eran variadas, segn los acontecimientos que ocurran en el pas.

El partido organizaba huelgas en contra de los empleadores y manifestaciones de desocupados en contra del gobierno, a causa del desempleo. Asimismo organizaba la demostracin de fuerza de los obreros el Primero de Mayo. Publicaba proclamas y panfletos con consignas en contra del rgimen. Todo eso se preparaba en la clandestinidad y se distribua entre los obreros.

La polica estaba atenta a ese activismo y persegua a los militantes que le eran conocidos, en especial estaban en alerta antes del Primero de Mayo. An as, lograron colgar banderas rojas en los edificios comunitarios. Haba compaeros entrenados y hbiles que conocan la tcnica y enarbolaban un bandern rojo en la cspide de una columna de electricidad o un edificio central alto, a pesar de la severa custodia de policas y espas.

Mi primera detencin fue en la vspera del Primero de Mayo del ao 1934. Ese da pegu proclamas, junto con mi amiga T.H., en las paredes de las casas lejos del centro de la ciudad (nosotras mismas preparamos los afiches previamente). Justo cuando habamos terminado de pegarlos, nos topamos con un polica que estaba de ronda. Nos alegramos de no haber sido atrapadas in fraganti y nos apresuramos a casa. Pero no llegamos. Habamos conseguido llegar al centro, cuando el polica nos alcanz y nos detuvo. Result ser que haba descubierto las proclamas que colgamos y comprendi que era obra nuestra. Despus de llevarnos detenidas, dijo: Ahora ir a traer a Esthercita (as la llam). Fue directamente a nuestra casa, hizo un profundo rastreo, y a pesar de que no encontr nada sospechoso, se llev a Esther y a Nachman y como agregado volvi y detuvo tambin a Iona.

La consternacin en casa era enorme. Nuestros padres estaban sorprendidos y asustados. Adems de eso, grande era la humillacin y la vergenza, principalmente para pap, que se encontraba en el templo con los judos del lugar. El pueblo, naturalmente, bulla y se conmocionaba.

En esa oportunidad, la polica detuvo a otros dos activistas: B. Sh. y Mendl D. Los ilustres dirigentes de la comunidad juda, intervinieron en el caso de Iona, y gracias a su mediacin, la liberaron esa misma noche. Ella realmente no estaba implicada en nuestra actividad (era miembro de Hejalutz). Nosotros tres, Esther, Nachman y yo, con otras dos compaeras y un compaero, fuimos trasladados a una crcel municipal despus de un interrogatorio y toma de huellas digitales. Para nuestra suerte, nos indagaron recin al otro da de ser detenidos, de manera que alcanzamos a acordar la coartada y tambin pudimos de alguna manera, limpiarnos las manos de las marcas de pintura.

En esa crcel, las condiciones no eran tan malas, al parecer (en comparacin con las que vendran), ya que no recuerdo algo que fuera particularmente duro. Todas las chicas estbamos juntas, se poda mirar por la ventana hacia el patio y ver a los otros detenidos. Hasta se poda entablar una conversacin y por lo visto la comunicacin con el hogar era relativamente fcil. Nuestra amiga J. Meltzer aprovech esa situacin y meti una nota dentro de la comida que le enviaron de la casa. Fue un acto bastante precipitado e irresponsable, y el carcelero la descubri. Obviamente comenz una investigacin y preguntas: Quin escribi la nota? La compaera entr en pnico porque eso poda complicarla muy seriamente.

Mam, con todos sus reparos por esa amiga, colabor en ese asunto para solucionar el problema sin complicar a otros. Por su propia iniciativa se present en la comisara y declar que fue ella quien escribi la nota y que estaba dispuesta a hacerse cargo de ello.

Mam estaba dispuesta a todo por sus hijos. As lo declaraba y as lo haca en todas las situaciones en las que nos enredbamos. Toda madre interviene por sus hijos, pero es raro que acte y se arriesgue por otros, mientras sus hijos le ocasionan preocupaciones estando presos. Y ciertamente esto resalta la valenta, la rectitud y la nobleza que tanto la caracterizaban.

Despus de varias semanas de estar en la crcel de nuestra ciudad Kuty, fuimos trasladados a una prisin regional en Kolomyja (a cuarenta kilmetros de distancia). Esa ya era una crcel seria y bastante atemorizante. Fue mi primer bautismo de fuego en una prisin verdadera. El encuentro con los carceleros que caminaban con manojos de llaves por los corredores oscuros, la requisa profunda en el cuerpo, las huellas digitales que nos tomaron y el trato grosero y despreciativo de la guardacrcel todo eso causaba una impresin que intimidaba y desanimaba. Sobre todo era difcil enfrentar el hecho de que enseguida al llegar, fuimos separados en diferentes celdas y nos volvimos a encontrar recin despus de la liberacin.

Me introdujeron en una celda y la puerta fue cerrada detrs de m. La sensacin era penosa, en especial porque esa era para m la primera vez (era verde). En la celda haba detenidas delincuentes de todas las edades. Para mi suerte se encontraban tambin entre ellas dos jvenes ucranianas, presas polticas, y enseguida me integraron a su camaradera. Me explicaron las reglas de la vida en la crcel y las formas de conducta particular de los presos polticos. Tenamos mucho en comn, se cre entre nosotras una comunicacin y hasta una cercana, a pesar de que ninguna revel hechos referidos a su actividad.

Una de ellas era una joven de la aldea vecina llamada Kobek. Era conocida como aldea roja de all salieron dirigentes comunistas famosos como Bukczok (que cumpla entonces cadena perpetua en Drohovitz). Tenan prestigio y gran influencia en la poblacin rural. Me hice muy amiga de esa muchacha durante el tiempo que estuvimos juntas. Ella ya haba sido juzgada y tena experiencia en la vida carcelaria. Eso ayud mucho a aclimatarme. Se cre entre nosotras una comprensin y un lenguaje comn, lo que me hizo ms fcil pasar el tiempo en prisin.

Algunos das despus de nuestra llegada, recib del juzgado una notificacin informando que yo deba permanecer en la crcel seis meses hasta el enjuiciamiento. Estaba desconcertada. Seis meses, en condiciones de encierro detrs de un cerrojo y una barra, sin posibilidad de ver el mundo libre (ni siquiera a travs de la ventana) y de separacin de la familia y del mbito exterior. Me parecan una eternidad.

Comenc a caminar por mi celda ida y vuelta, haciendo un balance conmigo misma de la situacin y de mis actos, sobre todo, de lo que les hice a mis padres. Era conciente de todo el sufrimiento y el dolor, las humillaciones y hasta las penurias econmicas en casa. Me preguntaba a m misma si tena justificacin ocasionarles todo eso. Yo deba pagar el precio de mis actos y mi creencia, pero por qu ellos? Tengo derecho a eso?

Y entonces pens que toda lucha en pro del progreso exige sacrificios y sufrimiento, y por cierto, todos tienen padres que no estn de acuerdo y hasta se oponen, y tambin ellos sufren. Tambin cuando surgi el Movimiento iluminista en la calle juda y se opuso al conservadurismo religioso y a las convenciones sociales, acaso los padres de entonces estaban de acuerdo con los jvenes iluministas rebeldes? acaso no se les caus sufrimiento? Record los relatos de mam acerca de la juventud de nuestro padre tambin l se rebel contra la capota tradicional y visti un saco corto moderno, a disgusto de sus padres nuestros abuelos.

De esa manera convoqu para mi descargo a todos los luchadores por la justicia y el progreso, y me calm. Con la conciencia tranquila me prepar para estar en prisin y pagar el precio total por mis actos.

La crcel era un pequeo mundo. La dimensin de la existencia era reducida y se centraba alrededor de cosas pequeas y prosaicas. El aislamiento del mundo exterior era enorme y las informaciones de afuera, fragmentadas. Las pocas noticias que se filtraban a la prisin llegaban mediante una nota que pasaban desde afuera o por una insinuacin transmitida durante el encuentro semanal con los familiares (y eso en presencia de un carcelero). Dentro imperaba un rgimen de orden y conducta controlada.

Por la maana y por la noche haba una formacin de conteo, tres veces por da repartan comida y un paseo de unos veinte minutos en el patio (caminata de patos). Todo era montono, sin cambios. Haba das de conmocin, cuando llegaban prisioneros nuevos. Los odos estaban atentos a cualquier murmullo en el corredor. Tratbamos de ver qu suceda afuera espiando por la mirilla de la puerta (aunque estaba tapada por el exterior). Haba tiempo y tenamos paciencia para atisbar y adivinar lo que ocurra.

El viernes era el da de visita de los familiares. Era un da de tensin y expectativas, un da de alegra o de desilusin, cada movimiento junto a la puerta haca saltar a los que esperaban una visita o algn envo. Era una vivencia emocionante tanto por la atencin como por el paquete.

La comida en la crcel era psima. A la maana recibamos un pan negro, agrio y duro con una sopa de kummel aguada. Al medioda sopa de arvejas o cebada, que frecuentemente tena gusanos flotando en la superficie. A la noche se serva nuevamente sopa. nicamente los domingos por la maana daban caf negro dulce y al medioda haba sopa de legumbres con trozos de grasa de cerdo, que a menudo estaba ya en mal estado. Por eso cada encomienda de la casa tena mucho valor.

Desde ese punto de vista, los miembros de mi familia y yo estbamos exentos de toda preocupacin. Los paquetes llegaban justo a tiempo y los encuentros con pap tenan lugar cada vez que estaba permitido.

De esa poca en prisin recuerdo la dificultad en adaptarme a la humillacin. Cada vez que se abra la puerta y apareca la guardacrcel en la entrada, tenamos que ponernos de pie. Nos resultaba difcil, a m y a mi amiga, aceptar eso. De modo que cuando escuchbamos que introducan las llaves en la cerradura, nos apresurbamos a levantarnos antes de que la mujer apareciera en la entrada y de esa forma le impedamos la satisfaccin de humillarnos. Especialmente se destacaba por su crueldad la carcelera Sansn as la llamaban. Era grande, pesada y malvada.

En ese tiempo yo padeca dolor de muelas y no recib ninguna atencin mdica, ni siquiera una pldora. Cuando aumentaron los dolores, golpe fuertemente la puerta. Apareci la guardacrcel y me dijo que haba slo una solucin extraerla. A falta de otra alternativa, acept. Vino con una tenaza en la mano y arranc la muela sin anestesia y sin desinfeccin. La herramienta en su mano me aterroriz y la extraccin sin anestesia potenci el dolor. Pero reflexion: Qu hara si me torturaran y me exigieran traicionar y dar nombres de compaeros me quebrara? Esto era nada en comparacin a los supl