Tres hermanitos inquietos están jugando en el pequeño bosque en un Jardín Botánico, se han

�rado de panza sobre el pasto y tararean una canción, sus ojitos y sus pequeñas manos exploran entre el pasto. ¿Por qué no jugamos?, dice Helie�a la más pequeña de los tres, ¡sí!

vamos a jugar dicen Aster y Trixis, pero, ¿a qué?, ¡a las escondidillas!, dice Helie�a, (sus hermanos

están de acuerdo y ella organiza el juego), vale esconderse en cualquier lugar del jardín, pero no

muy lejos, porque mami se preocupará si no nos ve, ¿está bien?, ¡Siii! Dicen sus hermanos e inician el juego.

Trixis por ser el mayor buscará primero a sus hermanos, empieza a contar, 1, 2, 3, 4….., Helie�a camina rápidamente y se esconde tras unas rocas y árboles, Aster corre por el jardín y decide esconderse en el invernadero. Mientras tanto la cuenta con�núa…97, 98, 99, y 100!!, grita Trixis y empieza a buscar a sus hermanos, corre de un lado a otro sin encontrarlos, Helie�a piensa que escogió muy bien su escondite, tras la piedra ella se agacha lo más que puede poniendo sus manitas en el suelo

Heliea, Aster y Trixis Guardianes de los musgos

mojado, sin ver, siente algo suavecito y acolchonado, se agacha más, es como un tape�to verde, ¡qué bonito y suave está! exclama la niña mientras permanece escondida. Aster, que se encuentra en el invernadero, ¡ahh!, dice mientras siente la humedad y calorcito del lugar, se ha ocultado muy bien, las plantas disimulan su pequeño cuerpo, a la altura de su cara un montoncito verde le hace cosquillas en la nariz, el sonríe, ¡que agradable sensación! y deja su carita pegada a su descubrimiento, no sabe que es pero la sensación le encanta.

En tanto Trixis sigue buscando a sus hermanos, llega a una pared de roca negra (porque es de origen volcánico) y se de�ene a ver las grietas que parecen estar pintadas de verde, su curiosidad es grande, toca con sus deditos y siente la suavidad; como si fuera un acto de magia, en ese momento los tres hermanos se conectan y se preguntan ¿qué es esto?.

Acompáñanos, ellos están a punto de descubrirlo…

Desde que los niños han estado en el jardín una pequeña y brillante luz verde los ha seguido, ¿qué es? ¿…o quién es?,

pues …es Normandia el Hada protectora de las plantas que los ha estado observando. Ella está muy preocupada porque pronto llegará la Navidad y algunas de sus pequeñas plantas sufrirán por esto, ¿pero, por qué?.

El Hada está pensando, una sonrisa se dibuja en su carita verde, …mmmm, tal

vez estos niños puedan ayudarme. Cierra los ojos e inicia un hermoso canto, que solamente escuchan los tres niños y los pequeños ¡tapetes

verdes! Y sucede que estos tape�tos empiezan a moverse y a pla�car, los niños están asombrados. ¡Hola! dicen las plantas

en coro, ¿quiénes son ustedes? dicen los niños, cada uno en su respec�vo escondite, somos plantas pequeñas pero… ¡muy importantes! vivimos en los bosques, en las selvas, sobre las rocas, los suelos y hasta en los troncos, ¡somos los musgos! y pertenecemos a un grupo muy grande conocido en su mundo como las briófitas, ¿los musgos!!!? repiten los niños, tratando de recordar dónde los han visto, ¡claro! dice Helie�a, ¡en el mercado! cuando han ido al mercado de las flores, durante el mes de diciembre los han visto allí, alguna vez preguntaron a su mamá para qué eran esas plantas, y ella les contestó que en esta época mucha gente acostumbra comprar el musgo para decorar los nacimientos. Trixis le pregunta a los musgos, ¿Por qué la gente los saca de su hogar? Los musgos le respondieron, por ignorancia, la gente no sabe lo importante que somos para el equilibrio de la naturaleza, ¿y… por qué son tan importantes? preguntó Aster

Ahh!!, pues… los musgos somos los primeros en aparecer en los

s u e l o s q u e n o � e n e n p l a n t a s ,

somos conocidos como plantas pioneras, y por lo tanto

protegemos al suelo, ¡guauuu! Dijo Trixis y se quedó pensando. Desde su escondite Helie�a

preguntó a sus musguitos ¿y qué más hacen?, nosotros somos como grandes esponjas recogemos

toda el agua que podemos y la guardamos durante mucho �empo, para que siempre haya humedad en los

bosques y donde quiera que nosotros estemos.

Ahora fue Aster el que dijo: musguito mío eres como un colchoncito protector.

Los musgos se apretaron a su carita y le respondieron, sí Aster, también protegemos a las semillas que caen de los árboles y les damos agua, resguardo y los alimentos necesarios para que puedan germinar y crecer, somos el hogar de muchos animales a los que alimentamos. Algunas aves nos u�lizan para construir sus nidos dándoles a sus pequeños un hogar calien�to y protector.

Los tres niños estaban encantados con la plá�ca de los musgos, y ellos les dijeron, ahora ya saben por qué somos tan importantes, si nos siguen sacando de los bosques llegará el momento en que nos acabemos, nos ex�nguiremos y muchas especies sufrirán por ello, ustedes no tendrán agua suficiente y la Naturaleza cambiará. Trixis, Helie�a Aster se sin�eron tristes y apenados, ¿qué podemos hacer?, preguntaron y los musgos respondieron, podrían comunicar a otros niños, lo que les pla�camos, para que convenzan a sus padres de poner otras cosas en sus nacimientos, y con eso asegurarán que nosotros y ustedes podamos vivir juntos, los niños les prome�eron que así lo harían el Hada de las plantas estaba contenta, ahora tenía tres pequeños aliados que ayudarían a proteger a sus pequeños amiguitos.

Los niños regresaron felices al bosque del jardín botánico, cada uno salió de su escondite sin siquiera haber iniciado al juego, pero no importaba ahora conocían a los pequeños musgos. La emoción los embargaba y se contaban unos a otros lo que los musgos les habían pla�cado, a lo lejos vieron venir a su mamá, los tres corrieron y le dieron un gran abrazo, se morían por contarle su aventura, Helie�a inicio la historia diciéndole, mami hoy conocimos a unas plan�tas muy importantes se llaman musgos y pertenecen a un gran grupo, las briofitas… y qué crees mami, ellas nos hablaron…

La mamá sentó a los pequeños en el pasto y se dispuso a escuchar la aventura… tal vez este año los niños y toda la familia podrían salvar a los musgos.

FIN

La conservación del equilibrio de la Naturaleza depende de todos nosotros, con acciones pequeñas podemos contribuir, recuerda, esta Navidad no deberás comprar musgos para tu Nacimiento, echa a volar tu imaginación y decóralo con materiales reu�lizables y salva a los musgos y a todos los seres vivos que dependemos de ellos.

Aquí te damos algunas ideas

Puedes emplear aserrín y pintarlo de diferentes tonos de verde y otros colores

U�liza cascarones de huevo U�liza papel reciclado de color y de diferentes texturas Emplea paja, hojas secas, por ejemplo hojas de maíz pintadas Echa a volar tu imaginación y haz tu Nacimiento con diferentes

semillas

Si deseas más información comunícate con:Biól. Linda Balcázar Sol

Área de Difusión y Educación Jardín Botánico

del Ins�tuto de Biología de la UNAMjbdifusion@ib.unam.mx

Face: Jardín Botánico IB-UNAMTwi�er: @JBUNAM