hegemonia o supervivencia, el d - noam chomsky

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Hegemonia o Supervivencia

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  • "Si se lo juzga por el poder, rango, novedad einfluencia de su pensamiento, Noam Chomsky essin duda el ms importante de los intelectuales."The New York Times

    En este libro Chomsky expone y analiza la actualestrategia estadounidense de dominacin globaly explica cmo las acciones de su gobiernosignifican un grave riesgo para la estabilidad y laseguridad mundial, con consecuenciaspotencialmente catastrficas. Analiza su polticaexterior y domstica, haciendo especial hincapien el unilateralismo y el desmantelamiento de losacuerdos internacionales, en los programasde militarizacin del espacio y en el desarrollo demisiles de defensa, polticas stas que podranparecer irracionales salvo si el objetivo esalcanzar la hegemona.

    Asimismo el libro analiza la guerra contra elterrorismo y la doctrina Bush y plantea unapregunta rara vez considerada: Es posible laresistencia?

  • Lcido, riguroso y ampliamente documentado, esteparece ser el ms importante de los libros deNoam Chomsky en muchos aos y seguramentemarcar por mucho tiempo la agenda del debate.

    CC 20683 ISBN 958-04-7825-2

    HEGEMONA OSUPERVIVENCIAEl dominio mundial de EEUU

    Noam Chomsky

    Traduccin de Carlos Jos Restrepo

    GRUPO

    EDITORIAL NORMA Bogot, Barcelona, Buenos Aires, Caracas,Guatemala, Lima, Mxico. Panam.

    Quito, San Jos. San Juan San Salvador. Santiago de Chile

    Santo Domingo

  • Chomsky, Noam, 1928-

    Hegemona o supervivencia / Noam Chomsky.

    Bogot: Grupo Editorial Norma , 2004.

    370 p.; 21 cm. (Biografas y documentos)

    Incluye bibliografas ISBN 958-04-7825-2

    t. Estados Unidos - Relaciones exteriores I. Tt. II. Serie 327.73 cd 20 ed.

    AHV2552

    CEP-Banco de la Repblica-Biblioteca Luis ngel Arango

    Ttulo original en ingls: Hegemony or survival Primera edicin en ingls:Metropolitan Books, 2003

    Noam Chomsky, 2003 Editorial Norma S.A.. 2004 Apartado Areo 53550,Bogot

    Portada: Camilo Umafta

    Elaboracin de ndices: Gustavo Patino Daz Correccin de estilo: Ericavila Buitrago Armada: Blanca Villalba Palacios

    Primera edicin : abril de 2004 ce 20683

  • ISBN 958-04-7825-2

    Prohibida la reproduccin total o parcial sin permiso escrito de laEditorial Impreso por Editora Gminis Ltda.

    Impreso en Colombia - Printed in Colombia Este libro se compuso encaracteres Octavian

    1 Prioridades y perspectivas 7

    2 La gran estrategia imperial 21

    3 La nueva era de la ilustracin 77

    4 Tiempos peligrosos 107

    5 La conexin iraqu 159

    6 Los dilemas de la dominacin 209

    7 Caldera de hostilidades 225

    8 Terrorismo yjusticia: algunas verdades tiles 265

    9 Una pesadilla pasajera? 307

    ndices

  • ndices onomstico 337 ndice toponmico 345 ndices analtico351

    Lista de siglas y acrnimos 367

    1 Prioridades y perspectivas2 La gran estrategia imperial

    homlogos occidentales; y lo haran, sila verdad

    4 Tiempos peligrosos5 La conexin iraqu

    LIBERACIN DE LA TIRANA:SOLUCIONES CONSTRUCTIVAS

    6 Los dilemas de la dominacin7 Caldera de hostilidades8 Terrorismo y justicia: algunas verdadestiles9 Una pesadilla pasajera?ndicendicendiceLista de siglas y acrnimos

  • 1 Prioridades y perspectivas

    HACE UNOS AOS, ERNST MAYR, uno de losgrandes de la biologa contempornea,public algunas reflexiones sobre lasposibilidades de xito en la bsqueda deinteligencia extraterrestre1. Estimaba que lasperspectivas eran muy pobres. Su raciociniotena que ver con el valor adaptativo de laque llamamos " inteligencia superior", en elsentido de la organizacin intelectual propiadel hombre. Mayr calcul el nmero deespecies desde el origen de la vida enalrededor de 50 000 millones, de las cualesslo una "alcanz el tipo de inteligencianecesario para crear una civilizacin". Cosaque se dio hace apenas muy poco, tal vezunos 100 000 aos atrs. La creenciageneral es que slo sobrevivi un pequeogrupo reproductor, del que todos nosotrosdescendemos.

  • Mayr plante que la seleccin tal vez nopropicia la organizacin intelectual de tipohumano. La historia de la vida en la Tierra,escriba, refuta la afirmacin de que "esmejor ser listo que estpido", al menos si sejuzga en trminos de xito biolgico. Losescarabajos y las bacterias, por ejemplo, sonmuchsimo ms exitosos que los hombres entrminos de supervivencia. Asimismo, Mayrhizo la ms bien 1 lgubre observacin deque "el promedio de vida de una especie esde unos 100000 aos".

    Ingresamos ahora en un perodo de lahistoria humana que podra dar respuesta ala pregunta de si es mejor ser listos queestpidos. La perspectiva msesperanzadora est en que lapregunta no tenga respuesta. Si obtiene unarespuesta terminante, esa respuesta slopuede ser que los humanos fueron algo as

  • como un "error biolgico", habiendo utilizadosus 100000 aos asignados para aniquilarseentre ellos y de paso acabar con casi todo lodems.

    Sin duda alguna, la especie humana hadesarrollado la capacidad de hacerprecisamente esto; y un hipotticoobservador extraterrestre bien podraconcluir que los humanos han dado pruebade esta capacidad a lo largo de la historia,de manera dramtica en los ltimos cienaos, con su ataque contra el ambiente quesustenta la vida, contra la diversidad deorganismos ms complejos y, con fro ydeliberado salvajismo, tambin contra sussemejantes.

    DOS SUPERPOTENCIAS

    El ao 2003 se inaugur con numerososindicios de que las inquietudes por lasupervivencia humana estn bien fundadas.

  • Para dar unos pocos ejemplos, a principiosde otoo de 2002 se supo que cuarenta aosantes esquivamos por un pelo una guerranuclear, posiblemente de carcter final. Actoseguido de esta alarmante revelacin, elgobierno de Bush bloque los esfuerzos de laONU para prohibir la militarizacin delespacio, lo que constituye unaseria amenaza a la supervivencia. Laadministracin Bush tambin puso fin a lasnegociaciones internacionales para impedirla guerra biolgica y entr en accin parahacer inevitable el ataque a Iraq, a pesar deuna oposicin popular sin precedentehistrico.

    Organizaciones de ayuda con ampliaexperiencia en Iraq y estudios de respetadasorganizaciones mdicas advirtieron que lainvasin proyectada podra precipitar unacatstrofe humanitaria. Washington ignorlas advertencias, que poco inters

  • despertaron en los medios. Una comisinnorteamericana de alto nivel concluy quelos ataques con armas de destruccin masiva(ADM) en territorio de Estados Unidos eran"probables" y lo seran ms an en el casode una guerra con Iraq. Numerosos expertosy agencias de inteligencia emitieronadmoniciones similares, aadiendo que labeligerancia de Washington, no slo contraIraq, hada crecer la amenaza a largo plazode terrorismo internacional y proliferacin deADM . Estas advertencias tambin fueronignoradas.

    En septiembre de 2002 la administracinBush proclam su Estrategia de SeguridadNacional, donde afirma el derecho de Es-tadosUnidos a recurrir a la fuerza paraeliminar cualquier desafo que se percibacontra su hegemona mundial, la cual ha deser permanente. Esta nueva estrategiaglobal despert hondas preocupaciones en

  • todo el mundo, incluso dentro de la lite quedirige la poltica exterior estadounidense.Tambin en septiembre se lanz unacampaa de propaganda para pintar aSaddam Hussein como una amenazainminente contra Estados Unidos e insinuarque era el responsable de las atrocidades del11 de septiembre (s-11) y que tramabaotras. La campaa, programada para quecoincidiera con las elecciones de mitad deperodo del Congreso, consiguimodificar actitudes con un notable xito.Dicha campaa logr, en poco tiempo,apartar a la opinin pblica estadounidensede la banda de la opinin mundial y ayud aque la administracin alcanzara sus metaselectorales y convirtiera a Iraq en unverdadero terreno de prueba para la recinproclamada doctrina del uso de la fuerza adiscrecin.

    El presidente Bush y sus asociados

  • insistieron tambin en torpedear losesfuerzos internacionales por reducirreconocidas amenazas graves contra elmedio ambiente, con pretextos que apenasdisimulaban su devocin por algunossectores restringidos del poder privado. ElPrograma Cientfico sobre CambioClimtico (pccc) de la administracin, escribeDonald Kennedy, director de larevista Science, es una farsa que "no incluyerecomendaciones para limitar las emisiones,ni tampoco otras formas de mitigacin" y secontenta con "metas de reduccin voluntariaque, as se cumplan, permitiran que lastasas de emisin de Estados Unidoscontinen creciendo alrededor del 14 porciento por dcada". El pccc ni siquiera tieneen cuenta la posibilidad, sugerida por un"creciente acervo probatorio", de que loscambios de calentamiento en el corto plazode los que hace caso omiso "dispararn un

  • abrupto proceso no lineal", que producirdrsticos cambios de temperatura quepodran conllevar riesgos extremos paraEstados Unidos, Europa y otras zonastempladas. La "desdeosa abstencin deentrar en compromisos multilaterales sobreel problema del calentamiento global [porparte de la administracin Bush]", prosigueKennedy, fue "la postura que dio inicio allargo y continuado proceso de erosin de susamistades en Europa", y remat en "unresentimiento ardiente"-.

    Hacia octubre de 2002 se iba haciendo difcilignorar el hecho de que el mundo estaba"ms preocupado con el uso desenfrenadodel poder por parte de Estados Unidos que(...) con la amenaza representada porSaddam Hussein", y "tan interesado enlimitar el poder del gigante como (...) eneliminar las armas del dspota"2 3.Las inquietudes mundiales aumentaron en

  • los meses siguientes, cuando el gigante pusoen claro su intencin de atacar a Iraq, as losinspectores de la ONU , que toleraba demala gana, no consiguieran desenterrararmas que sirvieran de pretexto para lainvasin. Para el mes de diciembre, el apoyoa los planes de guerra deWashington difcilmente llegaba al 10 porciento en casi todas partes por fuera deEstados Unidos, segn encuestasinternacionales. Dos meses despus, luegode enormes protestas en todo el mundo, sedeca en la prensa que "en el planeta tal vezquedan an dos superpotencias: EstadosUnidos y la opinin pblica mundial"(entendindose aqu por 'Estados Unidos' supoder estatal y no su opinin pblica, nisiquiera la de las lites)4.A comienzos de 2003, los estudiosmostraban que el miedo a Estados Unidoshaba trepado a notables alturas en todo el

  • mundo, junto con la desconfianza hacia sudirigencia poltica. El desconocimiento de losderechos y necesidades humanos mselementales iba a la par con una exhibicinde desprecio por la democracia sin paraleloalguno que venga a la cabeza, todo estoacompaado de manifestaciones de sincerocompromiso con los derechos humanos yla democracia. Los presentesacontecimientos deberan perturbarhondamente a quienes se preocupan por elmundo que dejarn a sus nietos.

    Si bien los estrategas de Bush estn del ladoextremo del espectro de las polticastradicionales de Estados Unidos, susprogramas y doctrinas tienen muchosprecursores, tanto en la historianorteamericana como en la de anterioresaspirantes al poder mundial. Para colmo demales, sus decisiones bien pueden no serirracionales dentro del marco de la ideologa

  • dominante y las instituciones que laencarnan. Abundan los antecedenteshistricos de lderes dispuestos a amenazarcon la violencia o recurrir a ella ante unsignificativo riesgo de catstrofe. Pero lo queahora est en juego es mucho ms.La opcin entre hegemona y supervivenciarara vez, si acaso, se ha planteado demanera tan lgida.

    Tratemos de desenredar algunos de losmuchos hilos que componen este tapizcomplejo, enfocando la atencin en lapotencia mundial que declara su hegemonamundial. Sus acciones y las doctrinas que lasguan deben ser una preocupacinfundamental de todos los habitantes delplaneta y particularmente, por supuesto, delos estadounidenses. Muchos de ellosdisfrutan de ventajas y libertades pococomunes (de all su habilidad para trazar elfuturo) y deberan enfrentar con cuidado las

  • responsabilidades que se desprenden comocorolario inmediato de este privilegio.

    TERRITORIO ENEMIGO

    Quienes deseen asumir susresponsabilidades mediante un compromisogenuino con la democracia y la libertad -yhasta con una supervivencia aceptable-tendrn que distinguir las barreras queles cierran el paso. Estas no se ocultan enlos Estados ms violentos. En las sociedadesms democrticas las barreras son mssutiles. Si bien los mtodos difierenpronunciadamente desde las sociedades msbrutales a las ms libres, los objetivos son,de muchas maneras, similares: asegurarsede que la "gran bestia", comoAlexander Hamilton llamaba al pueblo, notraspase los lmites debidos.

    El control del comn de la poblacin ha sidosiempre una de las preocupaciones

  • dominantes del privilegio y el poder,especialmente desde la primera revolucindemocrtica moderna en la Inglaterra delsiglo xvii. Los autodenominados "hombres deprimera calidad" miraban consternados cmouna "aturdida multitud de bestias con figurade hombre" repudiaba la estructura bsicadel conflicto civil que se libraba en Inglaterraentre la corona y el parlamento y exiga ungobierno "de compatriotas iguales anosotros, que conozcan nuestrasnecesidades" y no de "caballeros y seoresque nos dictan leyes, elegidos por temor yque nicamente nos oprimen y desconocenlas aflicciones del pueblo". As las cosas, loshombres de primera calidad declaraban que,puesto que el pueblo es tan "depravadoy corrupto" como para "conferir posicionesde poder y responsabilidad a hombresindignos y malvados, renuncia a su poder aeste respecto y lo cede a los buenos, asestos sean pocos". Casi tres siglos despus,

  • el "idealismo wilsoniano", como suelellamrsele, adopt una actitud bastanteparecida: en el exterior, la responsabilidadde Washington es ver que el gobierno esten manos de "los buenos, as estos seanpocos"; en casa, es necesario resguardar unsistema de toma de decisiones por las litesy ratificacin por el pblico -"poliarqua", enel lxico de la ciencia poltica-, en vez de unademocracia5.Como presidente, el propio Woodrow Wilsonno se priv de ejecutar polticasseveramente represivas, incluso dentro deEstados Unidos, pero por lo comn ese tipode medidas no son un medio disponible alldonde las luchas populares han conseguidoun grado sustancial de libertad y derechos.Ya en tiempos de Wilson, amplios sectoresde lite de los Estados Unidos y GranBretaa reconocan que en el interior de sussociedades la coercin era una

  • herramienta de decreciente utilidad y quehabra que inventarse nuevas formas dedomar a la bestia, principalmente medianteel control de opiniones y actitudes. Desdeentonces han surgido colosales industriasdedicadas a tales fines.

    El propio parecer de Wilson era que habaque facultar a una lite de caballeros de"ideales elevados" para que preservase "laestabilidad y la rectitud"6. Algunosrenombrados pensadores se mostraron deacuerdo. "Hay que poner al pblico en susitio", declar Walter Lippmann en susensayos progresistas sobre la democracia.

    Ese objetivo se poda alcanzar en partemediante una "fabricacin delconsentimiento", que sera un "arte recatadoy rgano corriente para el gobierno delpueblo". Esta "revolucin" en el "ejerciciode la democracia" debera habilitar a una

  • "clase especializada" para el manejo de los"intereses comunes" que "en gran parte se leescapan por completo a la opinin pblica":en suma, el ideal leninista. Lippmann habaobservado de primera mano esa revolucinen el ejercicio de la democracia, comomiembro que fue del Comit de InformacinPblica de Wilson, creado para coordinar lapropaganda en tiempos de guerra y que tuvomucho xito en azuzar la poblacin hasta eldelirio blico.

    Aquellos "hombres responsables" que son losindicados para tomar decisiones, prosigueLippmann, deben "vivir libres del pisoteo y elbullicio de un rebao azorado". Esos"extraos entrometidos e ignorantes" debenser "espectadores", no "participantes". Perola manada tiene, s, una "funcin": pisotearperidicamente a favor de este o aquelelemento de la clase dirigente en tiempo deelecciones. Lo que no se dice es que los

  • hombres responsables alcanzan ese estatusno por tener un talento o conocimientosespeciales, sino por subordinarsevoluntariamente a los sistemas del poderreal y guardar lealtad a sus principiosoperativos; de modo primordial a ese quedicta que las decisiones bsicas sobre la vidasocial y econmica se deben circunscribir ainstituciones con un control autoritariovertical, en tanto que la participacin de labestia se debe limitar a una palestra pblicamermada.

    Qu tan mermada deba ser la palestrapblica es objeto de debate. Las iniciativasneoliberales de los ltimos treinta aos sehan dirigido a restringirla, dejando la tomade decisiones bsicas en el seno de tiranasprivadas que en gran medida no rindencuentas, ligadas estrechamente unas conotras y con unos cuantos pases poderosos.La democracia puede sobrevivir as, pero

  • bajo una forma severamente reducida. Lossectores del ala Reagan-Bush han asumidouna posicin extrema a este respecto, perode todos modos el abanico de polticas esbastante estrecho. Hay quienessostienen que la democracia escasamenteexiste y se burlan de los expertosque "efectivamente viven de contrastar lospuntos ms sutiles de las comedias de lacadena de televisin N B C con las que pasala cadena CBS " durante las campaaselectorales. "Mediante un acuerdo tcito, losdos partidos principales conducen lacontienda presidencial [como] una obra dekabuki poltico [en la que] los actoresconocen sus papeles y todo el mundo se cieal texto", "asumiendo poses" imposibles deser tomadas en serio7 8.Si el pblico escapa a su marginalizacin ypasividad, nos encontramos ante una "crisisde la democracia" que debe ser derrotada,

  • explican los intelectuales liberales, en partecon medidas tendientes a corregir lasinstituciones responsables del"adoctrinamiento de la juventud" (colegios,universidades, iglesias y dems), y quizhasta a travs del control de los medios porparte del gobierno, si la autocensura nobasta".

    Al adoptar estos puntos de vista, losintelectuales contemporneos beben enbuenas fuentes constitucionales. JamesMadison sostena que el poder deba serdelegado al "caudal de la nacin": el "grupode hombres ms capaces", que entiendenque el papel del gobierno consiste en"proteger a la minora de los opulentoscontra la mayora". Precapitalista en suvisin del mundo, Madison confiaba en queel "estadista ilustrado" y el "filsofobenvolo" que habran de ejercer el poderdiscerniran el verdadero inters de su pas"

  • y protegeran el inters pblico del "dao" delas mayoras democrticas. Madison tena laesperanza de que el dao se evitara bajo elsistema de fragmentacin ideado por l. Enaos posteriores lleg a temer que surgierangraves problemas con el probable aumentode quienes "trabajarn en medio de todaslas penurias de la vida, suspirando ensecreto por una distribucin ms equitativade sus beneficios". Gran parte de la historiamoderna refleja estos conflictos sobre quintomar las decisiones y cmo.

    El reconocimiento de que el control de laopinin es el fundamento del gobierno, delms desptico al ms libre, se remonta porlo menos hasta David Hume. Pero habraque hacer una precisin: dicho control esmucho ms importante en las sociedadesms libres, donde la obediencia no se puedemantener a latigazos. Es apenas natural quelas instituciones modernas de control del

  • pensamiento -llamado con franquezapropaganda antes de que la palabra cayeraen desuso por sus connotacionestotalitaristas- hayan tenido origen en lassociedades ms libres. Gran Bretaa fuepionera con su Ministerio de Informacin,dedicado a "dirigir el pensamiento dela mayora del mundo". Wilson apareci pocodespus con su Comit de InformacinPblica. Su xito propagandstico inspir alos tericos demcratas progresistas y a lamoderna industria de las relaciones pblicas.Sobresalientes miembros del CIP, comoLippmann y Edward Bernays, de modo muyexplcito se inspiraban en estos logros decontrol del pensamiento, que Bernaysllamaba "ingeniera del asentimiento (...) laesencia misma del proceso democrtico".El trmino propaganda entr como vocablo ala Enciclopedia Britnica en 1922 y a laEnciclopedia de las Ciencias Sociales unadcada despus, con la sancin acadmica

  • por parte de Harold Lasswell de las nuevastcnicas para el control de la mente delpblico. Los mtodos de los pionerosresultan particularmente significativos, comoescribe Randal Marlin en su historia de lapropaganda, debido a su "amplia imitacin(...) por parte de la Alemania nazi,Sudfrica, la Unin Sovitica y el Pentgonode Estados Unidos", aunque los xitos de laindustria de las relaciones pblicas hacenque todos ellos parezcan diminutos9 10.Los problemas del control interno adquierenuna gravedad particular cuando lasautoridades del gobierno ejecutan polticas alas que se opone el grueso de la poblacin.En tales casos, la dirigencia poltica puedeverse tentada a seguir la senda de laadministracin Reagan, que estableci unaOficina de Diplomacia Pblica para fabricarconsentimiento sobre sus devastadoraspolticas en Centroa-mrica. Un alto

  • funcionario del gobierno describi laOperacin Verdad de esta oficina como una"enorme operacin psicolgica como las queconducen los militares para influenciar a lapoblacin de un territorio vedado oenemigo", una honesta caracterizacinde actitudes muy difundidas hacia lapoblacin nacional".

    TERRITORIO ENEMIGO EN EL EXTRANJERO

    Mientras que al enemigo interno se le suelecontrolar con propaganda intensiva, allendelas fronteras se cuenta con medios msdirectos. Los lderes de la presenteadministracin Bush - en su mayor partereciclados de los sectores ms reaccionariosde la administracin Reagan-Bush I - loilustraron con toda claridad en suanterior paso por cargos pblicos. Cuando laIglesia y otros descarriados desafiaron eltradicional rgimen de violencia y represin

  • en los dominios centroamericanos del poderestadounidense, el gobierno de Reaganrespondi con una "guerra contra el terror",declarada tan pronto tom posesin en1981. No sorprende que la iniciativanorteamericana se convirtiera al instante enuna guerra terrorista, una campaa dematanzas, torturas y barbarie que pronto seextendi a otras regiones del planeta.

    En un pas, Nicaragua, Washington habaperdido el control de las fuerzas armadasque venan subyugando a su poblacin,otro amargo legado del idealismowilsoniano. Los rebeldessandinistas derrocaron la dictadura deSomoza, apoyada por Estados Unidos, ydisolvieron la sanguinaria Guardia Nacional.Fue necesario, por lo tanto, someter aNicaragua a una campaa de terrorismointernacional que dej al pas en ruinas.Hasta los efectos psicolgicos de la guerra

  • terrorista de Washington son graves. Elespritu de regocijo, vitalidad y optimismoque sigui al derrocamiento de la dictadurano pervivi mucho tiempo despus de que lasuperpotencia imperante interviniera parafrustrar toda esperanza de que una historiasiniestra tomara al fin un nuevo rumbo.

    En los dems pases centroamericanos en lamira de la "guerra contra el terror" delreaganismo, las fuerzas equipadas yadiestradas por Estados Unidos mantuvieronel mando. Sin un ejrcito que defendiera a lapoblacin de los terroristas (o sea, de lospropios organismos de seguridad), lasatrocidades fueron an peores. El registro deasesinatos, torturas y devastacin fueampliamente difundido por organizacionesde derechos humanos, grupos eclesisticos,estudiosos latinoamericanos y muchos otros;pero poco supieron de l, antes de serborrado con prontitud, los ciudadanos del

  • pas con la mayor responsabilidad en ello".

    Para mediados de la dcada de 1980 lascampaas terroristas apoyadas porWashington haban creado sociedades"afectadas por 11 el terror y el pnico (...) laintimidacin colectiva y el miedogeneralizado", segn palabras de unaimportante organizacin de derechoshumanos salvadorea auspiciada por laIglesia. La poblacin haba "interiorizado laaceptacin" del "empleo cotidiano yfrecuente de mtodos violentos" y "lafrecuente aparicin de cadveres torturados". De regreso de una corta visita a su nativaGuatemala, el periodista Julio Godoy escribaque "uno se ve tentado a creer que ciertaspersonas en la Casa Blanca venerandeidades aztecas (...) con ofrendas desangre centroamericana". Godoy haba huidounos aos antes, cuando terroristas deEstado volaron su

  • peridico, La Epoca, operativo este que nodespert inters alguno en Estados Unidos:la atencin se fijaba con esmero en lasfechoras del enemigo oficial, sin duda realespero apenas detectables dada la escaladel tenor estatal apoyado por EE UU en laregin. La Casa Blanca, como escribiGodoy, instal en Centroamrica y brindayuda a fuerzas que "fcilmente podancompetir con la Securitate de Nicols Ceau-sescu por el premio mundial de la crueldad"-.

    Una vez los comandantes terroristas lograronsus objetivos, se cit en San Salvador, con elfin de pasar revista a las consecuencias, a uncongreso de jesuitas y asociados seglarescon sobrada experiencia personal en qufundamentarse, independientemente de loque haban observado en la ttrica dcadade los aos ochenta. El congreso concluyque no basta con fijarse tan slo en el terror.

  • No menos importante es "explorar (... ) elpeso que la cultura del terror ha tenido en ladomesticacin de las expectativas de lamayora'', impidindole contemplar"alternativas a las exigencias de lospoderosos"5. Y esto no slo en AmricaCentral.

    La destruccin de la esperanza es unproyecto de importancia crucial. Y una vez selleva a cabo, la democracia formal espermitida... y hasta se prefiere, as sea porcuestin de relaciones pblicas. En crculosms sinceros se admite la verdad de muchode todo esto. Desde luego, quienes loentienden ms a fondo son las bestiascon figura de hombre que sufren lasconsecuencias de desafiar los imperativos dela estabilidad y el orden.

    La segunda superpotencia, la opinin pblicamundial, no debera escatimar esfuerzos en

  • comprender estos asuntos, si es que esperalibrarse de las riendas que la sujetan y tomaren serio los ideales de justicia y libertad quecon tanta facilidad brotan a flor delabios pero que tan difciles son de protegery fomentar.

    1

    Mayr, en Bioastronomy News 7, nm. 3,1995.

    2

    Donald Kennedy, en Science, 299, 21 de marzo de 2003.

    3

    Howard LaFranchi, en Christian Science Monitor, 30 de octubre de 2002.

    4

    Patrick Tyler, en New York Times, 17 de febrero de 2003.

    5

  • En cuanto a fuentes sobre el idealismo wilsoniano y sobre el siglo XVII,vanse mi Deterring Democracy, Verso. 1991; edicin ampliada: Hill &Wang, 1992, captulo 12, y mi Profit over People, Seven Stories, 1999,captulo 2. Para una discusin ms extensa y fuentes acadmicascontemporneas, vase mi artculo "Consent without Consent" enCleveland State Law Review 44. nm. 4,1996. Se introducen aqu cambiosmenores (de puntuacin, etc.) para facilitar la lectura.

    6

    Citado por David Foglesong en America's Secret War AgainstBolshevism. North Carolina, 1995, pg. 28.

    7

    Andrew Bacevich. American Empire, Harvard, 2003, pg. 200 y sigs.

    8

    M. J. Crozier, S. P Huntington y J. Watanuki, The Crisis of Democracy,New York University, 1975, informe a la Comisin Trilateral.

    9

    Randal Marlin, Propaganda and the Ethics of Persuasin. Broadview,2002.

  • 10

    Para una discusin de esta vasta campaa de desinformacin vansemi Culture ofTerrorism, South End, 1988 y Necessaiy Illusions. South End.1989, fundamentados especialmente en las revelaciones de Alfonso Chardyen el diario Miami Herald y en fuentes oficiales posteriores.

    11

    Sobre los estrechos lmites del debate permitido, vase mi NecessaryIllusions. Para estudios de caso en un plano ms amplio, vase, EdwardHerman y Noam Chomsky, Manufacturing Consent, Pantheon, 1988,edicin actualizada, 2002.

  • 2 La gran estrategia imperial

    HACIA EL OTOO DE 2002, en la agendaglobal del Estado ms poderoso de lahistoria ocupaba una destacada posicin laintencin explcita de preservar suhegemona mediante la amenaza o el uso dela fuerza, esa dimensin del poder en la quereina de manera suprema. En la retricaoficial de la Estrategia de SeguridadNacional, "Nuestras fuerzas tendrn elpodero suficiente para disuadir alos adversarios potenciales de adelantar unaescalada militar con la esperanza desobrepasar o igualar el poder de EstadosUnidos"1.

    Un conocido experto en asuntosinternacionales, John Ikenberry, describeesta proclamacin como una "estrategiaglobal [que] comienza con el compromisofundamental de preservar un mundo unipolar

  • donde Estados Unidos no tenga un rival a sualtura", condicin que ha de ser"permanente [de modo que] ningn Estadoo coalicin pueda jams desafiar [a EstadosUnidos] en su condicin De lder mundial,protector y guardin de la ley". El declarado"proceder hace que las reglasinternacionales de la legtima defensa consagradas en el Artculo 51 de la Carta dela ONU- sean poco menos que vacuas". Demodo ms general, la doctrina desecha lasleyes y organismos internacionales por su"escaso valor". Ikenberry contina: "Lanueva gran estrategia imperial presenta aEstados Unidos [como] un Estadorevisionista que busca explotar sus ventajaspresentes para la creacin de un ordenmundial donde l dirija la funcin", incitandoas a otros a buscar formas de "soslayar,socavar, contener o vengarse del poderestadounidense". La estrategia amenaza con"dejar ms peligroso y dividido al mundo y

  • menos seguro a Estados Unidos"-, opinincompartida ampliamente por la lite de lapoltica exterior.

    LA IMPOSICIN DE LA HEGEMONA

    La gran estrategia imperial afirma el derechode Estados Unidos de emprender una"guerra preventiva" a discrecin. Guerra deprevencin, no de anticipacin1 2. La guerrade anticipacin podra encajar en el marcodel derecho internacional. Por ejemplo, dehaberse detectado bombarderos rusosaproximndose a Estados Unidos desde labase que la administracin Reagan seinvent en Granada en 1983, con la claraintencin de bombardear, entonces, bajouna interpretacin razonable de la Carta dela ONU, una guerra de antelacin paradestruir los aviones, y tal vez hasta labase misma, sera justificable. Durantemuchos aos, Cuba, Nicaragua y muchos

  • otros habran podido ejercer igual derechoante el ataque estadounidense, aunque esobvio que los dbiles tendran queestar locos para ejercer sus derechos. Pero,cualesquiera que sean las justificacionespara una guerra de anticipacin, no sonvlidas para una guerra preventiva,especialmente bajo la interpretacin que ledan al concepto sus actuales entusiastas: elempleo de la fuerza militar para eliminar unaamenaza imaginada o inventada, de modoque hasta el vocablo preventiva' resultademasiado benigno.

    La guerra preventiva cae en la categora delos crmenes de guerra. Si de verdad es unaidea "a la que le lleg su coyuntura"3, elmundo est en tremendos aprietos.

    Al comienzo de la invasin de Iraq, ArthurSchlesinger, el destacado historiador yconsejero de Kennedy, escribi:

  • El presidente ha adoptado una poltica de"defensa propia anticipada" que se asemejaalarmantemente a la poltica seguida por elJapn imperial en Pearl Harbor, en una fechaque, como predijo un antiguo presidente deEstados Unidos, vive en la infamia. FranklinD. Roosevelt tena razn, pero hoy somos losestadounidenses quienes vivimos en lainfamia4.

    Agreg que "la oleada mundial desolidaridad que envolvi a Estados Unidosdespus del 11 de septiembre ha dado pasoa una oleada mundial de odio contra laarrogancia y el militarismonorteamericanos", y que hasta en los pasesamigos el pblico ve a Bush como "un mayorpeligro contra la paz que Saddam Hussein".El experto en derecho internadonal RichardFalk considera "ineludible" la conclusin deque la guerra de Iraq fue un "crimen contrala paz, del tipo de los que dieron pie en los

  • juicios de Nuremberg a la acusacin,juzgamiento y castigo de los lderesalemanes capturados"5.

    Algunos defensores de la estrategiareconocen que esta atropella la legislacininternacional, pero no ven problema algunoen eso. El aparato entero del derechointernacional es mera "palabrera", escribe ellegista Michael Glennon: "El magno intentode sujetar el imperio de la fuerza al imperiode la ley" debera ser arrojado al cenicero dela historia; una postura conveniente para elnico Estado que est en capacidad deabrazar la nueva ausencia de reglas en favorde sus designios, puesto que gasta casitanto como todo el resto del mundo en suconjunto en instrumentos de violencia y estabriendo nuevas y peligrosas sendas en eldesarrollo de medios de destruccin, contrala casi unnime oposicin del planeta. Laprueba de que el sistema es pura

  • "palabrera" es simple: Washington "dej enclaro que se propone hacer todo lo que esten su poder para mantener supreeminencia"; luego "anunci quedesconocera" al Consejo de Seguridad dela ONU con respecto a Iraq y declar enforma ms general que "en adelante noacatar las normas de la Carta [de la ONU] sobre el empleo de la fuerza". Quod eratdemonstrandum. En conformidad, lasnormas se "desplomaron" y "todo el edificiose vino abajo". Esto, concluye Glennon, esbueno, ya que Estados Unidos es el lder delos "Estados ilustrados" y por lo tanto "deberesistir [cualquier intento] encaminado acontener su empleo de la fuerza"6.

    El lder ilustrado tambin est en libertad decambiar las reglas a discrecin. Cuando lasfuerzas militares que ocupan a Iraq nolograron desenterrar las armas de

  • destruccin masiva que supuestamentejustificaban la invasin, la posicin delgobierno pas de la "certeza absoluta" deque Iraq posea AD M en una escala queexiga una intervencin militar inmediata, ala afirmacin de que los cargos levantadospor Estados Unidos se justificaban "por eldescubrimiento de equipos quepotencialmente podran ser empleadospara la produccin de armas". Altosfuncionarios propusieron "refinar elcontrovertido concepto de 'guerrapreventiva'" para otorgarle a Washington elderecho a emprender acciones militares"contra el pas que posea armas letales encantidades masivas". La revisin "indica queahora la administracin actuar contracualquier rgimen hostil que tenga apenas laintencin y la capacidad de desarrollar[ADM]"-.

    Casi cualquier pas posee el potencial y la

  • capacidad de producir ADM , y la intencindepende de quin la mira. De ah que laversin refinada de la gran estrategiaotorgue efectivamente a Washington elderecho a la agresin arbitraria. El haberbajado el lmite al uso-de la fuerza es laconsecuencia ms significativa del derrumbedel pregonado argumento a favor de lainvasin.

    El objetivo de la gran estrategia imperial esprevenir cualquier desafo al "poder, posiciny prestigio de Estados Unidos". Las palabrascitadas no pertenecen a Dick Cheney oDonald Rumsfeld ni a ningn otro de losreaccionarios estatistas que formularon laEstrategia de Seguridad Nacional deseptiembre de 2002. Fueron dichas, encambio, por el respetado y venerableestadista liberal Dean Acheson en 1963.Justificaba en ese entonces las acciones deEstados Unidos contra Cuba, con pleno

  • conocimiento de que la campaa terroristainternacional de Washington dirigida al"cambio de rgimen" haba sido uno de losfactores importantes que haban llevado almundo al borde de la guerra nuclear apenasunos meses atrs, y que esa campaa sehaba reanudado en cuanto se resolvi lacrisis de los misiles cubanos. No obstante,Acheson inform a la AsociacinEstadounidense de Derecho Internacionalque cuando Estados Unidos contesta a undesafo a su "poder, posicin y prestigio", deello no se desprenden "cuestiones legales".

    La doctrina Acheson fue invocadaposteriormente por la administracinReagan, del otro lado del espectro poltico,cuando rechaz la jurisdiccin de la CorteMundial sobre su ataque contra Nicaragua,desatendi la orden del tribunal de poner fina sus actividades criminales y vet luego dosresoluciones del Consejo de Seguridad 7 que

  • ratificaban el fallo de la Corte y hacan unllamado a todos los pases para queacataran el derecho internacional. Elasesor jurdico del Departamento de Estado,Abraham Sofaer, explic que "no se puedecontar con que la mayor parte del mundocomparta nuestro criterio" y que "estamisma mayora se opone con frecuencia aEstados Unidos en importantes temasinternacionales". Por lo tanto, debemos"reservarnos el poder de decidir" quasuntos "caen dentro de la jurisdiccininterna de Estados Unidos"; en este caso, lasacciones que la Corte conden como "usoilegtimo de la fuerza" contra Nicaragua: entrminos profanos, terrorismointernacional8.El desprecio por el derecho y los organismosinternacionales fue especialmente palpabledurante los aos Reagan-Bush. en elprimer reinado de los actuales funcionarios

  • de Washington; y los sucesores siguieronponiendo en claro que Estados Unidos sereservaba el derecho de actuar"unilateralmente cuando sea necesario",incluyendo el "uso unilateral del poderomilitar" para defender intereses vitales como"asegurar el acceso sin trabas a mercadosclave, fuentes de energa y recursosestratgicos"0. Pero esta posicin nofue novedad alguna.

    Los principios bsicos de la gran estrategiaimperial de septiembre de 2002 se remontana los primeros das de la Segunda GuerraMundial. Desde antes incluso de que EstadosUnidos entrara en la contienda, expertos yestrategas de alto nivel haban llegado ala conclusin de que Estados Unidos debaprocurar "ostentar un poder indisputable" enel mundo de posguerra, obrando con el finde asegurar la "limitacin de cualquierejercicio de soberana" por parte de pases

  • que pudieran interferir en sus designiosmundiales. Reconocan adems que "elprincipal requerimiento" para alcanzar esosobjetivos era el "rpido cumplimiento de unprograma de rearme completo", lo que era ysigue siendo componente central deuna "poltica integrada para la consecucinde la supremaca militar y econmica deEstados Unidos". En esa poca estasambiciones se limitaban al mundo "noalemn", que habra de organizarse bajola gida estadounidense a modo de un "reaMagna"(Grand Area) que abarcara elHemisferio Occidental, el antiguo ImperioBritnico y el Lejano Oriente. Cuando quedclaro que Alemania iba a ser derrotada, losplanes se extendieron para incluir tantocomo fuera posible de Eurasia".

    Los antecedentes, de los que aqu se da unamuestra somera, revelan el estrecho marcode la planificacin oficial. Las

  • polticas emanan de un sistema institucionalinterno que permanece bastante estable. Elpoder decisorio en el campo econmico estmuy centralizado, de modo que John Deweydifcilmente exageraba al describir la polticacomo "la sombra que los grandes negociosarrojan sobre la sociedad". Es apenas naturalque las polticas estatales busquen construirun sistema mundial abierto a la penetracineconmica y el control poltico por parte delos Estados Unidos sin tolerar rivales niamenazas9 10. Un corolario crucial es el dela vigilancia para bloquear cualquier intentopor un desarrollo independiente quepueda convertirse en un "virus que infecte aotros", segn la terminologa de losestrategas. Este es uno de los temascapitales de la historia de posguerra,embozado a menudo bajo los dbilespretextos de la Guerra Fra, pretextos que lasuperpotencia enemiga esgrima t a m -binen sus algo ms reducidos dominios.

  • Las misiones bsicas de la administracinmundial han perdurado desde principios delperodo de posguerra, entre ellas: contener aotros centros de poder mundial dentro del"marco de ordenamiento general" tuteladopor Estados Unidos; consolidar el control delas fuentes de energa del planeta; impedirtodo tipo de nacionalismo i n -dependienteinaceptable y resolver las "crisis de lademocracia" dentro del territorio enemigonacional. Estas misiones adoptan d i s -tintasformas, notablemente en pocas detransicin relativamente brusca: los cambiosen el orden econmico internacional a partirde 1970 ms o menos; la restitucin veinteaos despus de la superpotencia enemiga aalgo as como su antiguo estatussemicolonial: la amenaza de terrorismointernacional dirigida contra el propio E s -tados Unidos desde comienzos de la dcadade 1990, consumada de manera espantosael 11 de septiembre. A travs de los aos se

  • han refinado y modificado las tcticas paralidiar con estos virajes. acopiandoprogresivamente ms y ms medios deejercer violencia y llevando a nuestraespecie amenazada cada vez ms al bordede la catstrofe.

    As y todo, la proclamacin en septiembre de2002 de la gran estrategia imperial hizo sonar justificados campanazos dealarma. Acheson y Sofaer describan pautaspara seguir, y eso en crculos de lite. Susposiciones son conocidas nicamente porespecialistas o lectores de literaturadisidente. De otros casos se podra decirque eran repeticiones que personajescurtidos en asuntos mundiales hacan de lavieja mxima de Tucdides, segn la cual"los pases grandes hacen lo que quierenhacer y los pequeos aceptan lo que tienenque aceptar". En contraste, Cheney,Rumsfeld, Powell y c o m -paa estn

  • declarando oficialmente una poltica an msextremista, que apunta a una perennehegemona mundial mediante el recurso dela fuerza dondequiera que sea necesario.Buscan hacerse or y tomaron medidas en elacto, para notificar al mundo que iban enserio. La diferencia es significativa.

    NUEVAS NORMAS DE DERECHO INTERNACIONAL

    La declaracin de la estrategia global fuecorrectamente interpretada como un pasosiniestro en el concierto mundial. No basta,sin embargo, con que una gran potenciadeclare una poltica oficial. Debe pasar aestablecer esa poltica como una nuevanorma del derecho internacional mediante larealizacin de acciones ejemplarizantes.Distinguidos expertos e intelectualespblicos pueden entonces explicarseriamente que como la ley es uninstrumento vivo y flexible, la nueva norma

  • sirve ahora como gua para la accin.As, con el anuncio de la nueva estrategiaempezaron a redoblar los tambores deguerra, a fin de despertar el entusiasmopblico a favor de un ataque contra Iraq.Simultneamente se inauguraba la campaapara las elecciones de mitad de perodo. Hayque tener en mente esta conjuncin, yamencionada atrs.

    El objetivo de la guerra preventiva debetener varias caractersticas:

    1. Debe estar virtualmente indefenso.

    2. Debe ser lo suficientemente importantecomo para justificar el esfuerzo.

    3. Hay que encontrar la forma depresentarlo como el mal supremo y unpeligro inminente contra la humanidad.

    Iraq era idneo en todos los respectos. Las

  • dos primeras condiciones son obvias en elcaso de Iraq. La tercera es fcil deestablecer. Slo se necesita repetir losfogosos discursos de Bush, Blair y suscolegas: el dictador "est haciendo acopio delas armas ms peligrosas del mundo [con elfin de] dominar, intimidar o atacar"; y "ya lasha utilizado contra aldeas enteras, dejandomiles de sus propios ciudadanos muertos,ciegos o desfigurados (...) Si esto noes maldad, entonces la maldad no tienesentido".

    La elocuente denuncia del presidente en sudiscurso del Estado de la Unin de enero de2003 ciertamente tiene un timbreverdico. Y, desde luego, quienes contribuyenal incremento del mal no deberan gozar deimpunidad; entre ellos el orador de tanencumbradas palabras y sus actualescompinches, quienes por mucho tiempoapoyaron al hombre del mal supremo con

  • pleno conocimiento de sus crmenes.Impresiona ver lo fcil que es, en el recuentode las peores ofensas del monstruo, suprimirlas palabras cruciales "con nuestra ayuda,que seguamos prestando porque nos traasin cuidado". Las loas y el apoyo dieron pasoa la denuncia tan pronto elmonstruo cometi el primer crimenautntico: desobedecer (o acaso malinter-pretar) rdenes, cuando invadi a Kuwait en1990. El castigo fue severo... para sussbditos. El tirano, sin embargo, escapinclume y qued an ms fortalecido porlas sanciones que para la ocasin leimpusieron sus antiguos amigos.

    Al acercarse el momento de demostrar lanueva norma de la guerra preventiva, enseptiembre de 2002, la consejera deSeguridad Nacional, Condoleezza Rice,advirti que el prximo indicio delas intenciones de Saddam Hussein bien

  • podra ser una nube en forma de hongo,presumiblemente sobre Nueva York. Losvecinos de Hussein, entre ellos lainteligencia israel, descartaron estasimputaciones sin respaldo, puestas enentredicho ms adelante por los inspectoresde la ONU . Sin embargo, Washington siguisosteniendo lo contrario. Desde el primermomento de la ofensiva propagan- 11 dsticafue evidente que tales pronunciamientoscarecan de credibilidad. "'Estaadministracin es capaz de cualquier mentira(...) con tal de promover sus objetivos deguerra en Iraq', dice una fuente del gobiernode Washington con ms de dos dcadas deexperiencia en temas de inteligencia". lcree que Washington se opuso a lasinspecciones porque tema que noencontraran mayor cosa. Las afirmacionesdel presidente sobre las amenazas iraques"deberan verse como ntidos intentos porasustar a los estadounidenses para

  • que apoyaran la guerra", agregan doseminentes estudiosos de las relacionesinternacionales. Y este procedimiento sesigue de ordinario. Washington todava serehusa a suministrar pruebas quesustenten sus denuncias de 1990 de unaenorme concentracin militar iraqu en lafrontera Saudita (la principal justificacinque esgrimi para la guerra de 1991),denuncias impugnadas al instante por elnico peridico que las investig,intilmente12.Con pruebas o sin ellas, el presidente y suscompinches emitieron negras advertenciassobre la terrible amenaza que Saddamsupona para sus vecinos y para EstadosUnidos y sobre sus vnculos con el terrorismointernacional, insinuando claramente queestaba involucrado en los ataques de s-11. Elasalto propagandstico del Gobierno y losmedios surti efecto. A las pocas semanas,

  • un 70 por ciento de los estadounidensesconsideraba que Saddam Hussein era "unaamenaza inminente contra Estados Unidos"que deba ser eliminada rpidamente, endefensa propia. Para marzo, casi la mitadcrea que Hussein estaba involucradopersonalmente en los ataques s-11 y quehaba iraques entre los secuestradores. Elapoyo a la guerra guardaba una estrechacorrelacin con estas creencias13.En el exterior "la diplomacia pblica (...)fracas estrepitosamente" , informaba laprensa internacional, pero "en el pas se halucido, al vincular la guerra de Iraq con eltrauma de septiembre 11 (...) Casi el 90 porciento cree que el rgimen [de Saddam]patrocina y encubre terroristas que planeanfuturos atentados contra Estados Unidos". Elanalista poltico Anatol Lieven comentabaque la mayora de los norteamericanos habasido "engaada (...) mediante un programa

  • de propaganda que en cuanto a mendacidadsistemtica tiene pocos paralelos en lasdemocracias de tiempos de paz"14. Lacampaa de propaganda de septiembre de2002 tambin bast para darle a laadministracin una exigua mayora en laselecciones de mitad de perodo, pues losvotantes dejaron de lado susintereses inmediatos y se resguardaron bajolas alas del poder por miedo al enemigodemonaco.

    La magia de la diplomacia pblica hechizinmediatamente al Congreso. En octubre,este confiri al presidente autoridadpara declarar la guerra "en defensa de laseguridad nacional de Estados Unidos ante lacontinua amenaza que representa Iraq". Elguin nos suena conocido. En 1985, elpresidente Reagan declar la emergencianacional, renovada cada ao, debido a que"las polticas y acciones del gobierno de

  • Nicaragua representan una amenazainusual y extraordinaria a la seguridadnacional y la poltica exterior de EstadosUnidos". En 2002 los estadounidensesvolvan a temblar de miedo, esta vez frentea Iraq.

    El lucimiento de la diplomacia pblica en elinterior volvi a brillar cuando el presidente"dio un poderoso remate reaganesco' a unaguerra de seis semanas" en la cubierta delportaviones Abraham Lincoln el 1 de mayode 2003. Pudo all declarar (sin temor acomentarios escpticos en su pas) quehaba conseguido una "victoria en la guerracontra el terror" al haber "eliminado a unaliado de Al Qaeda"15 16 17. No importaque el supuesto vnculo entre SaddamHussein y Osama ben Laden, que de hechoes su enemigo acrrimo, no se basara enpruebas crebles y en general fuera rebatidopor los observadores ms calificados.

  • Tampoco importa la nica conexin conocidaentre la invasin de Iraq y la amenaza delterror: que la invasin agudiz la amenaza,como tanto se haba predicho. Tal pareceque fue un "enorme retroceso en la 'guerracontra el terror', al incrementar bruscamenteel reclutamiento de Al Qaeda"1".

    El impacto propagandstico repercuti msall del final de la guerra. No obstante elfracaso de intensos rastreos en busca de AD M , un tercio de la poblacin crea que lasfuerzas de Estados Unidos habanencontrado A D M , y ms del veinte porciento crea que Iraq las haba usado durantela guerra*. Bien pueden ser simplesreacciones de gentes vctimas del miedo aprcticamente todo, despus de tantos aosde propaganda intensiva diseada paradomar a la "gran bestia" haciendo cundir elpnico.

  • La frase "poderoso remate reaganesco" espresumiblemente una referencia a laorgullosa declaracin de Reagan de queEstados Unidos se "ergua enhiesto" trashaber derrotado la terrible amenaza deGranada. Algunos comentaristas sagacesaadieron que el aparatoso espectculo deBush que se escenific cuidadosamente abordo del USS Abraham Lincoln sealaba "elcomienzo de su campaa por la reeleccinen 2004", respecto de la cual la Casa Blancaespera que "se construya hasta donde seaposible en torno de los temas de laseguridad nacional, siendo un elementocentral de la campaa la remocin del lderiraqu Saddam Hussein". Para reforzarel mensaje, se aplaz el lanzamiento oficialde la campaa hasta mediados deseptiembre de 2004, de modo que laConvencin Republicana, que se reunir enNueva York, pueda exaltar al nico lder detiempos de guerra que est en condiciones

  • de salvar a los norteamericanos de unarepeticin del 11 de septiembre, tal comohizo en Iraq. La campaa electoral secentrar en "la batalla de Iraq, en vez de laguerra", como explic el importanteestratega poltico republicano Karl Rove. Esohace parte de una "guerra mucho msgrande y larga contra el terrorismo, la cual,como lo ve [Rove] en forma clara y quinsabe si fortuita, se prolongar hasta el dade elecciones en 2004"18. Y todava msall, seguramente.

    As pues, hacia septiembre de 2002 los tresfactores requeridos para establecer la nuevanorma del derecho internacionalestaban dados: Iraq se encontrabaindefenso, era muy importante y constituauna amenaza inminente a nuestra propiaexistencia. Las cosas siempre podan salirmal. Pero eso era improbable, al menos

  • para los invasores. La formidable disparidadde fuerzas aseguraba la victoria aplastante;y si haba consecuencias humanitarias, se lepodan endilgar a Saddam. De serincmodas, no se investigaran y toda huelladesaparecera de vista, si es que el pasadopuede servir de gua. Los vencedores noinvestigan sus propios crmenes, asque poco se sabe de estos. Este principioadmite pocas excepciones: el total de bajasmortales de las guerras de Estados Unidosen Indochina, por ejemplo, es impreciso entrminos de millones. El mismo principiorigi en los procesos por crmenes de guerraal final de la Segunda Guerra Mundial. Ladefinicin operativa de crmenesde guerra y crmenes contra lahumanidad fue clara: un crimen se calificabacomo tal si haba sido cometido por elenemigo y no por los Aliados. La destruccinde concentraciones civiles urbanas,

  • por ejemplo, se exclua. El principio se haaplicado en juicios posteriores, peronicamente a enemigos derrotados u otrosque sin peligro se puedan menospreciar.

    Cantada la victoria de la invasin a Iraq, seadmiti pblicamente que uno de losmotivos de la guerra haba sido el depromulgar la gran estrategia imperial comonueva norma: "La promulgacin [de laEstrategia de Seguridad Nacional] fue laseal de que Iraq sera la primera prueba, nola ltima", inform The New YorkTimes. "Iraq fue el tubo de ensayo donde sellev a cabo este experimento de polticapreventiva". Un alto funcionario agregabaque "no vacilaremos en actuar solos, dado elcaso, para ejercer nuestro derecho ala defensa propia mediante la accinpreventiva", ahora que la norma quedabaestablecida. "El resto del mundo conoce bien

  • la ndole ejemplar de toda la operacin [enIraq]", observ el historiador del MedioOriente Roger Owen, de Harvard. Pueblos ygobiernos tendrn que cambiar su manerade ver el mundo, "de una perspectiva basadaen las Naciones Unidas y el derechointernacional a otra basada en laidentificacin" con la agenda de Washington.La exhibicin de fuerza les ensea quedeben dejar de lado "toda consideracinseria del inters nacional" a favor de "losobjetivos estadounidenses"'1.

    La necesidad de una exhibicin de fuerzapara "mantener la credibilidad" ante los ojosdel mundo puede haber inclinado la balanzaa favor de la guerra contra Iraq. En unanlisis de su planificacin, el diario TheFinancial Times dat la decisin de ir a laguerra para mediados de diciembre de 2002,tras la entrega de la declaracin de Iraq

  • sobre armamentos a la ONU . "Haba lasensacin de que se burlaban de la CasaBlanca", dice alguien que trabaj de cercacon el Consejo Nacional de Seguridaddurante los das posteriores a la entrega dela declaracin el 8 de diciembre. "Undictador de pacotilla se burlaba delpresidente. Eso provoc un sentimiento derabia en la Casa Blanca. Despus de eso nohubo ninguna perspectiva de una solucindiplomtica"19. Lo que sigui fue slo teatrodiplomtico para disimular mientras seemplazaban las fuerzas militares.

    Con la gran estrategia no slo proclamadaoficialmente sino tambin implementada, lanueva norma de la guerra preventiva entra aocupar su lugar en el cdigo. Los EstadosUnidos pueden ahora contemplar casos msduros. Hay muchas posibilidades tentadoras:Irn, Siria, la zona andina y varias otras. Lasperspectivas dependen en gran parte de que

  • se pueda intimidar y reprimir a la "segundasuperpotencia".

    Las modalidades para establecer normasmerecen una reflexin ms honda. Porencima de todo, los dueos de los caones yla fe son los nicos con autoridad paraimponer al mundo sus exigencias. Unejemplo elocuente de las prerrogativas delpoder es la muy aclamada "revolucinnormativa" con que cerr el milenio. Trasalgunas salidas en falso, los aos noventa seconvirtieron en "la dcada de la intervencinhumanitaria". El nuevo derecho a intervenirpor razones "humanitarias" qued sentadocon el valor y el altruismo de Estados Unidosy sus aliados, especialmente en Kosovo yTimor Oriental, las dosjoyas de la diadema.Distinguidas autoridades interpretan que elbombardeo de Kosovo, en especial,estableci la norma del empleo de la fuerzasin autorizacin del Consejo de Seguridad.

  • Surge un sencillo interrogante: por qu seconsideran los aos noventa "la dcada de laintervencin humanitaria", pero nolos setenta? Desde la Segunda GuerraMundial se han presentado dos casosmayores de empleo de la fuerza querealmente pusieron fin a crmenes terribles,ambos en forma de defensa propia: lainvasin de Pakistn Oriental por la India en1971, que puso fin a un exterminio de masasy otros horrores, y la invasin de Camboyapor Vietnam en diciembre de 1978, quetermin las atrocidades de PolPot, recrudecidas a lo largo de 1978. Nadaremotamente comparable ocurri bajo lagida de Occidente en la dcada de 1990.Por lo tanto, a quien no entienda lasconvenciones se le puede perdonar quepregunte por qu "la nueva norma" no fuereconocida como tal en los aos setenta.

    La mera idea es impensable y el porqu es

  • claro. Los verdaderos ejemplos deintervenciones que pusieron fin a enormesatrocidades fueron llevados a cabo por lagente equivocada. Peor an, en ambos casosEstados Unidos se opuso frreamente a laintervencin y castig de inmediato alofensor, especialmente a Vietnam,sometindolo a u na invasin china apoyadapor Estados Unidos y luego a sanciones anms drsticas que las originales; en tantoque este pas y Gran Bretaa ofrecieronapoyo directo a los expulsados khmer rojos.De ah se sigue que la de 1970 no puedehaber sido la dcada de la intervencinhumanitaria y que en ese entonces no sepodan establecer nuevas normas.

    En 1949 la Corte Internacional de Justiciaformul por voto unnime la verdad defondo, en uno de sus primeros fallos:

    La Corte slo puede considerar al pretendido

  • derecho de intervencin como lamanifestacin de una poltica de fuerza,similar a las que en el pasado han dadoorigen a los ms graves abusos, y que nopueden, pese a los defectos del ordeninternacional, encontrar cabida en lalegislacin internacional (...) dada lanaturaleza de las cosas, [la intervencin]sera de uso exclusivo de los Estados mspoderosos y fcilmente podra llevar apervertir la propia administracin dejusticia20 21.Mientras las potencias y los intelectuales deOccidente se admiraban de haberestablecido la nueva norma de intervencinhumanitaria a finales de la dcada de 1990,el resto del mundo tambin tena sus ideasal respecto. Es muy ilustrativo ver cmoreaccionaron ante, digamos, la repeticinque Tony Blair hizo de losargumentos oficiales para el bombardeo de

  • Serbia en 1999: no hacerlo "habra asestadoun golpe devastador a la credibilidad de laOTAN" y "el mundo habra sido un lugarmenos seguro como resultado de ello". Losblancos del solcito inters de la otan noparecieron quedar demasiado impresionadoscon la necesidad de resguardar lacredibilidad de quienes los haban oprimidopor siglos. Nelson Mandela, por ejemplo,conden a Blair por "promover el caosinternacional, en compaa de EstadosUnidos, al ignorar a otras naciones yjugar alos policas del mundo " con sus ataques aIraq en 1998 y a Serbia el ao siguiente. Enla mayor democracia del mundo -que tras laindependencia empez a recobrarse de losfunestos efectos de siglos de dominacinbritnica-, los esfuerzos de Clinton y Blair porapuntalar la credibilidad de la otan y hacerseguro el mundo tampoco fueron apreciados,pero a estas condenas oficiales y de prensa

  • que se hacan en la India no se les prestodo. Hasta en Israel, el Estado satlite porexcelencia, las pretensiones de Clinton, Blairy una hueste de admiradores nacionalesfueron ridiculizadas por los principalesanalistas militares y polticos como unregreso a la anticuada "diplomacia decaonero" bajo la conocida "capa de rectitudmoralista" y como un "peligro para elmundo"-4.

    Otra fuente de informacin podra haber sidoel movimiento de los No Alineados, querepresentaba a los gobiernos de unochenta por ciento de la poblacin delmundo hacia la fecha de su Cumbre del Sur,en abril del ao 2000. La reunin fue la msimportante de su historia; por primera vez sehizo a nivel de jefes de Estado, quienes,fuera de producir un detallado y complejoanlisis crtico de los programassocioeconmicos neoliberales que los

  • idelogos occidentales denominan"globalizacin", tambin rechazaronfirmemente "el llamado 'derecho' a laintervencin humanitaria". Esta posicin fuereiterada en la cumbre de pases NoAlineados de Malasia, en febrero de 2003, eniguales trminos-5. Tal vez estos paseshaban aprendido demasiada historia, por lasmalas, para dejarse tranquilizar con retricasexaltadas, y estaban hartos de or hablar de"intervencin humanitaria'" a travs de lossiglos.

    Es una exageracin decir que slo a los mspoderosos se les confiere la autoridad deestablecer normas de comportamientoapropiado... para ellos mismos. La autoridada veces se delega a satlites de confianza.As, se permite que los actos criminales deIsrael establezcan normas: por ejemplo, suprctica regular de "asesinatos selectivos" desospechosos, tildados de "atrocidades

  • terroristas" cuando las manos equivocadaslos ejecutan. En mayo de 2003,dos eminentes abogados civiles israelessuministraron "una lista detallada de todaslas liquidaciones e intentos de asesinato quelas fuerzas de seguridad de Israel habanllevado a cabo" durante la Intifada de AlAqsa, entre noviembre de 2000 y abril de2003. Consultando registros oficiales ysemioficiales, descubrieron que "Israel lleva cabo no menos de 175 intentos deliquidacin" (uno cada cinco das), matandoa 235 personas, de las cuales 156 eransospechosas de delitos 22. "Mucho nos dueledecir lo siguiente'" -escribieron los abogados-, "pero la consistente y difundida poltica delas liquidaciones selectivas raya en uncrimen de lesa humanidad"23. Suconclusin no es del todo exacta. Laliquidacin es un crimen en las manosequivocadas, pero se justifica, si bien

  • lamentablemente, como un acto de legtimadefensa cuando un satlite la lleva a cabo; eincluso establece normas para el "patrnllamado 'socio'"24 25, que da subeneplcito. El propio "patrn" aprovech elprecedente de Israel para el muy celebradoasesinato con misil de un sospechoso enYemen, junto con otras cinco personas quepor azar estaban cerca. El golpe "se planeconvenientemente [como una] sorpresa deoctubre (...) para mostrar al gobernante enfunciones en su hora de gloria, en vsperasde las elecciones de mitad de perodo" yofrecer "una prueba de lo que est porvenir"2".Un ejemplo ms ilustrativo delestablecimiento de normas es el bombardeo,el 1 de junio de 1981, del reactor de Osirak,en Iraq, por parte de Israel. Al principio secritic el ataque como una violacin del

  • derecho internacional. Ms adelante, cuandoSaddam Hussein se transform de amigopreferido en reprobo abominable enagosto de 1990, la reaccin frente a lo delreactor de Osirak tambin cambi. Lo queera un delito (menor) fue tenido ahora pornorma cumplida, muy celebrada por haberfrustrado el programa de armas nucleares deSaddam Hussein.

    No obstante, la norma requera eludir ciertoshechos importantes. Poco despus delbombardeo de 1981, el sitio de Osirak fuevisitado por un eminente fsico nuclear,Richard Wilson, en ese entonces jefe delDepartamento de Fsica de la Universidadde Harvard. El cientfico concluy que lasinstalaciones bombardeadas no eran aptaspara la produccin de plutonio, comodenunci Israel, a diferencia del reactor deDimona del propio Israel, del cual seinformaba que haba fabricado cientos de

  • armas nucleares. Sus conclusiones fueroncorroboradas por el fsico nuclear iraquImad Khadduri, quien estaba a cargo deltrabajo experimental en el reactor antes delbombardeo y que posteriormente abandonel pas. El cientfico tambin revel que elreactor de Osirak no serva parala produccin de plutonio, aunque tras elbombardeo israel de 1981 Iraq tom la"firme decisin de avanzar a toda marcha enla conversin de material para la fabricacinde armas". Khadduri calcul que a Iraq lehabra tomado dcadas obtener la cantidadrequerida de material apropiado para esto,de no haberse acelerado bruscamente elprograma a causa del bombardeo. "La accinde Israel redobl la determinacin de losrabes de fabricar armas nucleares",concluye Kenneth Waltz. "El ataque deIsrael, lejos de impedir la carrera nucleariraqu, hizo que Iraq ganara el apoyo deotros pases rabes para emprenderla' '2*.

  • Independientemente de los hechos, graciasa la invasin de Kuwait por parte de Iraq unadcada despus, la norma queIsrael estableci en 1981 est ahora bienafianzada. Y si de veras el bombardeo de1981 aceler la proliferacin de A D M , esono demerita la hazaa para nada, ni traeuna leccin sobre las consecuencias derecurrir a la fuerza violando las anticuadasconcepciones del derecho internacional;concepciones que se deben desechar ahoraque el patrn, en su desprecio, ha mostradoque son mera "palabrera". En el futuro,Estados Unidos, su satlite Israel y acasoalgunos otros preferidos del alma podrnapelar a la norma segn tengan a bien. 26

    EL IMPERIO DE LA LEY

    La gran estrategia se extiende a lalegislacin nacional de Estados Unidos.Como en muchos otros pases, el gobierno

  • sac provecho de las atrocidades terroristasdel 11 de septiembre para meter en cinturaa su propia poblacin. A raz de s-11, amenudo con dudosa relacin con el terror, laadministracin Bush proclam, y ejerci, elderecho de declarar a las personas (incluidoslos ciudadanos estadounidenses) como"combatientes enemigos" o "terroristassospechosos" y encarcelarlas sin dictarlescargos ni permitir el acceso de abogados ofamiliares hasta tanto la Casa Blancadetermine que la "guerra contra el terror" haculminado con xito; o sea, indefinidamente.El Departamento de Justicia de Ashcroftconsidera "fundamental [que] si se detiene aalguien como enemigocombatiente, obviamente se le niegue elacceso a los familiares y a la asesora legal".Estos alegatos de autoridad por parte delEjecutivo han sido corroboradosparcialmente por los tribunales, que hanfallado que "un presidente en tiempos de

  • guerra puede arrestar indefinidamente a unciudadano estadounidense capturado comoenemigo combatiente en el campo de batallay negarle a esa persona el acceso aun abogado"27.

    El tratamiento que Washington da a los"enemigos combatientes" en su campamentode prisioneros de Guantnamo, en una zonatodava ocupada de Cuba, motiv sonorasprotestas de las organizaciones de derechoshumanos y de otros, incluido del propioinspector general del Departamento deJusticia, en un seversimo informe del quehizo caso omiso el Departamento. Tras laconquista de Iraq, pronto surgieron pruebasde que los prisioneros iraques estabansiendo sometidos a un tratamiento similar:amordazados, atados, encapuchados,golpeados "a la manera de los afganos yotros prisioneros detenidos en la baha deGuantnamo en Cuba, tratamiento que de

  • por s es cuestionable a la luz del derechointernacional", por decir lo menos. La CruzRoja sent una firme protesta por lanegativa del alto mando estadounidense apermitirle acceso, tanto a los prisioneros deguerra, en violacin de la Convencin deGinebra, como a los civiles capturados28.Ms an, estas denominaciones soncaprichosas. Combatiente enemigo puedeser quienquiera que Estados Unidos decidaatacar, sin pruebas fidedignas, comolo reconoce Washington5'.El pensamiento del Departamento de Justiciaqueda ilustrado por un proyecto confidencialfiltrado al Centro para la Integridad Pblica,titulado "Proyecto de ley de '003 para elfortalecimiento de la seguridad interna". Estenuevo "asalto a nuestras libertadesciudadanas" expande enormemente el poderestatal, segn escribe Jack Balkin, profesor

  • de derecho de Yale. Socava los derechosconstitucionales al conferir al Estado laautoridad de rescindir la ciudadana tras elcargo de proveer "apoyo material" a unaorganizacin que est en la lista negra delfiscal general, as el acusado ignore quela organizacin ha entrado en dicha lista."Done unos cuantos dlares a una institucinislmica de beneficencia que Ashcroftconsidere que es una organizacin terrorista-escribe Balkin - y usted se podr encontrara bordo del primer vuelo al exterior". Elproyecto declara que "la intencin derenunciar a la nacionalidad no tieneque manifestarse de palabra, sino que sepuede deducir de la conducta"; lo puedededucir el fiscal general, cuyo juicio debemosacatar como asunto de fe. Se han hechoparalelos con los das ms negros del ma-cartismo, pero las nuevas propuestas sonms extremistas. El proyecto tambinextiende los poderes de vigilancia sin

  • autorizacin judicial, legitima los arrestossecretos y brinda una mayor proteccin alEstado contra el escrutinio ciudadano,asunto este de gran significacin para losestatistas reaccionarios del rgimen deBush II. "No hay un derecho civil, ni siquierael precioso derecho de la ciudadana, que lapresente administracin no est dispuesta aultraj ar para asegurarse un mayor controlsobre la vida de la nacin estadounidense",concluye Balkin-29.Se dice que el presidente Bush tiene en elescritorio un busto de Winston Churchill,obsequio de su amigo Tony Blair. Churchilltuvo unas cuantas cosas que decir sobreestos temas:

    El poder del Ejecutivo para enviar a unhombre a la crcel sin formularle ningncargo contemplado por la ley, yespecialmente negarle el veredicto de sus

  • pares, es detestable en el ms alto grado yse constituye en el fundamento de todogobierno totalitario, sea nazi o comunista30.

    Los poderes que el gobierno de Bushreclama van ms all incluso de estasodiosas prcticas. La advertencia deChurchill contra este abuso del poder delEjecutivo con fines preventivos y deinteligencia fue pronunciada en 1943,cuando Gran Bretaa enfrentaba una posibledestruccin a manos de la ms brutalmaquinaria de homicidio de masas de lahistoria humana. Quizs alguien enel Departamento de Justicia debera meditaracerca de las ideas del hombre cuya imagenmira a su lder todos los das.

    LEGISLACIN Y ORGANISMOS INTERNACIONALESLa gran estrategia imperial prescinde de hecho del"imperio internacional de la ley como objetivopreeminente de sus polticas",

  • seala una resea crtica de la AcademiaEstadounidense de Artes y Ciencias,apuntando que ni el derecho internacional nila Carta de Naciones Unidas se mencionansiquiera en la Estrategia de SeguridadNacional. "La primaca de la ley sobre lafuerza, [que] ha sido uno de los principaleshilos conductores de la polticaexterior estadounidense despus de laSegunda Guerra Mundial", desaparece en lanueva estrategia. Tambin "poco menos quedesaparecidos" estn los organismosinternacionales "que extienden el alcance dela ley y buscan contener al poderoso y darleuna voz al dbil". De ahora en adelante, lafuerza impera; y Estados Unidos ejercer esafuerza segn su parecer. Los analistasconcluyen que la estrategia incrementar "lamotivacin de los enemigos de EstadosUnidos para obrar [llevados por su creciente]resentimiento por lo que perciben como unaintimidacin". Buscarn "formas baratas y

  • fciles de explotar los puntos vulnerables deEstados Unidos", los cuales abundan. El nulointers que los estrategas de Bush prestan aesto tambin se evidencia en el hecho deque la Estrategia de Seguridad Nacionalcontiene apenas una frase sobre el refuerzodel control de armamentos, por el cual elGobierno slo muestra desdn55. Enun artculo para la revista de la Academia,dos expertos en asuntos internacionalesdescriben los planes de "enfrentamientoampliado en lugar de negociacin poltica"como "inherentemente provocadores".Advierten que "el compromiso aparente deEstados Unidos con el enfrentamiento militaractivo en pro de una decisiva ventajanacional" acarrea enormes riesgos56. Muchoscoinciden con tal opinin, aun porconsideraciones de inters propio.

    Hay que matizar rigurosamente la opinin dela Academia acerca de la primaca de la ley

  • sobre la fuerza en las polticas de EstadosUnidos. Desde la Segunda Guerra Mundial, elgobierno estadounidense 31 32ha adoptadola prctica corriente de los pases poderosos,optando en forma regular por la fuerza sobrela ley cuando le ha convenido al "intersnacional", trmino tcnico que se refiere alos intereses especiales de los sectores delpas que estn en condiciones de trazarpolticas. En el mundo angloamericano estoes verdad sabida desde los tiempos de AdamSmith. Este fustigaba amargamente a los"comerciantes y manufactureros" deInglaterra, que eran "de lejos los principalesarquitectos" de las polticas y se cerciorabande que sus propios intereses fueran"atendidos de modo muy particular", sinimportar lo "oneroso" de su efecto sobreterceros, incluidas las vctimas de su "salvajeinjusticia" as en el extranjero como dentrode la propia Inglaterra57. Las verdades

  • sabidas tienen el hbito de seguir siendociertas.

    La opinin de la lite dominante acerca de laONU qued bien expresada en 1992 porFrancis Fukuyama, ex funcionario delDepartamento de Estado de la era Reagan-Bush: la ONU es "perfectamente til comoinstrumento del unilateralismoestadounidense y bien puede ser elmecanismo principal a travs del cual seejercer ese unilateralismo en el futuro". Suprediccin result acertada, acaso porbasarse en una prctica consecuente quedata de los primeros das de la ONU . En esapoca la situacin mundial garantizabaque la ONU fuera poco menos que uninstrumento del podero norteamericano. Elorganismo era muy admirado, aunque eldesagrado de las lites por l aumentnotablemente en los aos siguientes. Elcambio de actitud sigui a grandes rasgos el

  • curso de la descolonizacin, que abri unaventanita a "la tirana de la mayora"; esdecir, a intereses venidos de fuera de losncleos de poder concentrado que la prensaeconmica llama "gobierno mundial defacto" y "amos del universo"58. 33 34 35

    Cuando la O NU deja de servir de"instrumento del unilateralismonorteamericano" en puntos de inters paralas lites, se la ignora. Una de muchasilustraciones es la historia de los vetos.Desde los aos sesenta Estados Unidos llevala larga delantera en vetos a resolucionesdel Consejo de Seguridad, en una ampliagama de materias, incluidos llamados apases para que acaten la legislacininternacional. Gran Bretaa viene segunda, yFrancia y Rusia van mucho ms rezagadas.Pero incluso este historial est falseado porel hecho de que el inmenso poder deWashington con frecuencia obliga a atenuar

  • resoluciones que objeta, o no permite quealgunos asuntos cruciales se incluyan jamsen la agenda: las guerras de Washington enIndochina, para dar un ejemplo queinquietaba ms que un poco al mundo.

    Saddam Hussein fue condenado en justiciapor no cumplir a plenitud numerosasresoluciones del Consejo de Seguridad,aunque menos se habl del hecho de queEstados Unidos repudi esas mismasresoluciones. La ms importante de ellas, laResolucin 687, peda poner fin a lassanciones cuando el Consejo deSeguridad constatara el acatamiento de Iraqy luego entrar a eliminar las A D M y sussistemas de lanzamiento en todo el OrienteMedio (Artculo 14, en referencia implcita aIsrael). Como no existi nunca la posibilidadde que Estados Unidos acatara el Artculo 14,fue suprimido del debate.

  • El presidente Bush 1 y su secretario deEstado, James Baker, anunciaron a untiempo que su pas impugnara tambin laprincipal condicin de la 687, rechazandocualquier "relajamiento de las sancionesmientras Saddam Hussein est en el poder".Clinton estuvo de acuerdo. Su secretario deEstado, Warren Christopher, escribi en 1994que el acatamiento iraqu "no basta parajustificar el levantamiento del embargo",cambiando as las reglas en forma unilateral,como seala Dilip Hiro3*. La utilizacin porparte de Washington de inspectores de laONU (UNSCOM) para labores de espionajeen Iraq perjudic tambin las inspecciones,terminadas por Iraq cuando en diciembre de1**8 Clinton y Blair bombardearon elpas contrariando a la ON U . Los idelogosde los distintos bandos sern los nicos quesepan a ciencia cierta el probable resultado -de aquellas inspecciones. No obstante, todo

  • el tiempo fue claro que el desarme porintermedio de inspectores internacionales noera el objetivo de la alianza Estados Unidos-Reino Unido us-uk, y que los dos pasesguerreros no acataran las resolucionesatinentes de la ONU.Algunos comentaristas han sealado queIsrael ostenta el rcord de desacatos deresoluciones. Turqua y Marruecos, quegozan del respaldo norteamericano, tambinhan infringido ms resoluciones del Consejode Seguridad que Iraq. Estas resolucionesataen a cuestiones de primersimaimportancia: agresin, prcticas cruelesy brutales durante dcadas de ocupacinmilitar, graves violaciones de lasconvenciones de Ginebra (crmenes deguerra, en trminos de la leyestadounidense) y otros asuntos de msenvergadura que un desarme incompleto.

  • Las resoluciones sobre Iraq tambin aludena la represin interna, y aunque en esterespecto el historial de Saddam Hussein fuehorripilante, e r a (lamentablemente) apenasun problema secundario, como deja ver elapoyo que le dieron a Saddam algunos delos actuales funcionarios de Washingtonhasta mucho despus de cometidos suspeores crmenes y de la guerra con Irn. Lasresoluciones sobre Israel no caen bajo elCaptulo VII , que conlleva la amenaza defuerza, pero cualquier propuesta de estetipo sera vetada enseguida por EstadosUnidos.

    El veto trae a colacin otro importantepunto, ausente en las discusiones sobre elacatamiento parcial de Iraq a lasresoluciones del Consejo de Seguridad.Sencillamente, si Iraq hubiera tenido elderecho de veto, este pas no habracontravenido ninguna resolucin de la ONU .

  • Es igualmente claro que cualquier discusinseria sobre desafos al Consejo de Seguridadtiene que tener en cuenta los vetos, que sonla forma ms extrema de desacato. Eldebate se esquiva, sin embargo, por lasconclusiones que se desprenderan deinmediato.

    La cuestin del veto no se ignor del tododurante los preparativos para la invasin deIraq. La amenaza de Francia de vetar unadeclaracin de guerra de la O N U fuecondenada con acritud. "Dijeron que iban avetar cualquier cobro de cuentas a Saddam",declar Bush con su habitual esmero por laverdad, cuando comunic su ultimtum alConsejo de Seguridad el 16 de marzo de2003. Cundi la furia contra la iniquidad deFrancia y mucho se habl de castigar al pasque no segua las rdenes de Crawford,Texas. En general, las amenazas de veto porotros pases son un escndalo que revela el

  • "fracaso de la diplomacia" y la actitudmezquina de la ONU . Selecciono aqu casi alazar: "Si las potencias menores se lasarreglan para convertir el Consejo en un foropara hacer contrapeso al poder de EstadosUnidos con votos, palabras y llamadospblicos, desgastarn todava ms lacredibilidad y legitimidad de este", enpalabras de Edward Luck, director del Centrosobre el Ordenamiento Internacional de laUniversidad de Columbia36. La apelacinrutinaria al veto por el adalid del mundo sesuele ignorar o minimizar, y en ocasiones sela aclama como una demostracin de laintegridad de un Washington asediado. Perono hay inquietud de que esto puedadesgastar la legitimidad o credibilidad de laO N U .

    Poco hemos debido sorprendernos, porconsiguiente, cuando en octubre de 2002 unalto funcionario del gobierno de Bush explic

  • que "no necesitamos del Consejo deSeguridad", de modo que si este "quiereseguir siendo relevante tendr queconcedernos una autoridad similar" a la queacababa de conferirles el Congreso:autoridad para emplear la fuerza adiscrecin. Esta posicin recibi el respaldodel presidente y el secretario de Estado,Colin Powell, quien aadi que "obviamente,el Consejo siempre podr sentarse acelebrar ms discusiones", pero "nosotrostenemos autoridad para hacer lo queconsideremos necesario". Washingtonconsinti en presentar una resolucin alConsejo de Seguridad (ONU, 1441), dejandomuy en claro, sin embargo, que se tratabade un trmite vaco. "Sutilezas diplomticasaparte, el seor Bush hizo saber que para lla resolucin era toda la autoridad quenecesitaba para actuar contra Iraq dado elcaso de que el seor Hussein se resistiera",observaron algunos corresponsales

  • diplomticos. "Aunque Washingtonpensaba consultar con otros miembros delConsejo de Seguridad, no crea necesarioobtener su aprobacin". Haciendo eco aPowell, Andrew Card, jefe de Personal de laCasa Blanca, explic que "la O N U puedereunirse a debatir, pero no necesitamos supermiso"37.

    El "decente respeto [del gobierno] por laopinin de la humanidad [al exponer] lascausas que lo empujan" a la accin, fueenfatizado cuando Colin Powell se presentante el Consejo de Seguridad unos mesesdespus para anunciar el designio deWashington de emprender la guerra. "Losfuncionarios nacionales insistieron enque esta presentacin no debera serinterpretada como parte de un esfuerzoprolijo por cosechar apoyo para unaresolucin que autorice el uso de la fuerza ",

  • inform la prensa internacional. Unfuncionario dijo: "No vamos a gestionar enfavor de una segunda resolucin porque notenemos necesidad de eso (...). Si los demsmiembros del Consejo nos quieren alcanzar,podramos detenernos un momento a firmarsobre la lnea punteada", pero nada ms38.Se le notific al mundo que Washingtonempleara la fuerza a su amao; lasociedad deliberante podra "alcanzarlo" yunirse a la aventura, o bien sufrir lasconsecuencias que recaen sobre los que noestn "con nosotros" y por lo tanto estn"con los terroristas", segn las opciones quepresent el presidente.

    Bush y Blair recalcaron su desprecio por elderecho y los organismos internacionales enuna posterior reunin cumbre en una basemilitar de Estados Unidos en las Azores,donde se les uni el primer ministro espaol

  • Jos Mara Aznar. Los lderes de Washingtonse afan tambin por desnudar ante los ojosdel mundo entero la vacuidad esencial desus declaraciones oficiales. En unaconferencia de prensa, el 6 de marzo, elpresidente afirm que apenas exista "unapregunta nica: se ha desarmado Iraqcompleta e incondicionalmente como loexige la 1441 o no?". Acto seguido dej enclaro que la respuesta a esa nica preguntano importaba, advirtiendo que "tratndosede nuestra seguridad, realmente nonecesitamos el permiso de nadie". Lasinspecciones de la ONU y las deliberacionesdel Consejo de Seguridad eran, pues, unafarsa, y ni siquiera el cumplimientocomprobado a satisfaccin tendrarelevancia. Das antes Bush haba declaradoinsustancial la respuesta a la"nica pregunta": Estados Unidos instauraraun rgimen de su agrado aunque Saddam se

  • desarmara por completo y aunque l y sushuestes se esfumaran, como se recalc en lacumbre de las Azores40.

    De hecho, haba constancia previa deldesinters presidencial por la nicapregunta. Unos meses antes, Ari Fleischer,portavoz de la Casa Blanca, haba informadoa la prensa que "la poltica de EstadosUnidos es de cambio de rgimen, coninspectores o sin ellos". "Cambio dergimen" no significa el que los iraquespuedan preferir, sino el que el conquistadorimpone llamndolo "democrtico", comosuele pasar: hasta Rusia implantaba"democracias del pueblo". Ms adelante,cuando la guerra empezaba a perderimpulso, Fleischer restaur la importanciainicial de la "nica pregunta": la posesinde A D M por parte de Iraq, "sobre eso traty trata esta guerra". Y mientras Bush

  • presentaba, su posicin antinmica en laconferencia de prensa, Jack Straw, ministrode Relaciones Exteriores del Reino Unido,anunciaba que, si Saddam se desarma,"aceptamos que el gobierno de Iraqpermanezca en su sitio"; de modo quela "nica pregunta" es la del desarme: lasfrases sobre "liberacin" y "democracia" sonsimple palabrera, y Gran Bretaa noapoyar la apelacin de Bush al uso de lafuerza por los motivos que l aduce (...) sloque Gran Bretaa dio a entender que haralo que se le ordena41.

    Mientras tanto, Colin Powell contradeca ladeclaracin presidencial de que EstadosUnidos tomara el control de Iraq a comodiera lugar. "La pregunta es, sencillamente:ha tomado Saddam Hussein una decisinestratgica, poltica, de acatar lasresoluciones del Consejo de Seguridad deNaciones Unidas [y] deshacerse de sus

  • armas de destruccin masiva? Eso es todo,en pocas palabras (...). Esa es la pregunta.No hay otra". Volvemos a la"nica pregunta", desvirtuada por elpresidente cinco das antes y otra vez al dasiguiente. Cuando comenz la invasin,Powell volvi a la "nica pregunta". Iraq era"objeto de un ataque por haber violado lasobligaciones internacionales' contempladasen el acuerdo de rendicin de 1991, queexiga la revelacin y desarme de supeligroso arsenal"46. Todo lo dems que seha aducido es, por lo tanto, irrelevante:Estados Unidos decide unilateralmenteimpedir que los inspectores realicen sutarea; y el acuerdo de 1991 le da el derechode apelar a la violencia, a pesar de loestipulado all explcitamente.

    Cambiamos a otra fecha cualquiera y otropblico, y el objetivo es ahora llevar la"liberacin" y la "democracia" no slo a Iraq

  • sino a toda la regin, un "noble anhelo". Elmensaje es claro: haremos como a bientengamos, dando cualquier pretexto queest a la mano. Ustedes nos "alcanzan", o sino...

    Queda por explicar por qu la amenaza delas A D M se volvi tan grave despus deseptiembre de 2002, siendo que antes laconsejera de Seguridad Nacional,Condoleezza Rice, se haba mostradode acuerdo con el consenso de que "sirealmente adquieren A D M no las podrnusar, porque cualquier intento les traera ladevastacin de su pas"42.El castigo por estar "contra nosotros" puedeser severo, y los beneficios de alcanzarnos yseguir siendo "relevantes" son jugosos. Sedespacharon altos funcionarnos de la nacinante pases miembros del Consejo de

  • Seguridad para "instar a los lderes a votarcon Estados Unidor sobre Iraq o arriesgarsea 'pagar un alto precio'", punto nadainsignificante para aquellos pases dbiles"cuyos intereses reciban poca atencinantes de obtener una silla en el Consejo".Los diplomticos mexicanos trataron deexplicar a los emisarios de Washington queel pueblo "se opone en su inmensa mayoraa la guerra", pero el argumento fuerepudiado por ridculo43".

    Un problerma especial se les present a los"pases que han sucumbido a las presionespopulares para abrazar la democracia [y]ahora tienen un pblico al cual rendirlecuentas''. Para estos, entre las repercusines de asumir en serio las prcticasdemocrticas puede estar elestrangulamiento econmico. Encomparacin, "mster Powell dej en claroque los aliados polticos y militares de

  • Estados Unidos disfrutarn de donaciones".Entretanto. Ari Fleischer "negabaairadamente" que Bush estuviera trocandofavores por votos, con lo que "despertcarcajadas entre los enviados de prensa",segn The Wall Street Journal44

    Las recompensas por cumplir rdenesincluan no slo ayudas financieras, sinotambin autorizacin para intensificar lasatrocidades terroristas. Al presidente ruso,Vladimir Putin, de cuya afinidad espiritualcon Bush hay noticias, se le hizo "un guiodiplomtico a favor de una escaladarepresiva contra los separatistaschechenos, jugada que algunos analistas deac y del Oriente Medio sostienen que podraperjudicar los intereses de Estados Unidos alargo plazo". Cabe imaginarse que sonciertas otras razones para inquietarse por elapoyo de Washington al terrorismo deEstado. Para hacer ver que ese tipo de

  • reacciones son "irrelevantes", el jefe de unaorganizacin de caridad islmica fuesentenciado en una corte federal por elcargo de haber desviado fondos hacia loschechenos que oponan resistencia a labrutal ocupacin militar rusa, justo cuando aPutin se le daba luz verde. El jefe de esamisma organizacin tambin fue acusado dela financiacin de ambulancias para Bosnia;en esa ocasin, tal parece que el delito secometi por las mismas fechas enque Clinton aerotransportaba integrantes deAl Qaeda e Hizbol a Bosnia para colaborardel lado norteamericano en las guerrasque entonces se libraban50.A Turqua se le ofrecieron alicientessimilares: un enorme paquete financiero y elderecho a invadir la parte kurda del norte deIraq. De manera admirable, Turqua no cedipor completo, dando a Occidente una leccinde democracia que caus tremenda ira y,

  • como anunci secamente el secretario deEstado, Powell, un castigo inmediato a lainfraccin51.

    Las "sutilezas diplomticas" son para los queprefieren llamarse a engao, como pasa conel aparente respaldo de los miembros delConsejo de Seguridad a la resolucin 1441propuesta por Estados Unidos. El respaldo esde hecho sumisin: los signatariossaban cul era la alternativa. En lossistemas legales que pretenden ser tomadosen serio, la aquiescencia forzada es invlida.En los asuntos internacionales, sin embargo,se la acepta como diplomacia.

    Tras la guerra de Iraq la ONU otra vezresult "irrelevante", ya que su "complicadosistema de intercambio con Iraq" causabaproblemas a las compaas estadounidensesque haban obtenido contratos concedidospor el gobierno militar norteamericano.

  • decir verdad, Estados Unidos habraimpuesto ese complicado sistemade intercambio como parte de su rgimen desanciones, que casi no tuvo respaldo fueradel Reino Unido. Pero ahora se atravesabaen el camino. De ah que, en palabras de un"diplomtico de la coalicin", Estados Unidosquera "que el mensaje fuera: 'Venimos ac [a l Consejo de Seguridad] porque queremosy no porque tenemos que venir'".Diplomticos de todos los bandosconcuerdan en que el asunto de fondo es"hasta dnde se deben dar manos libres aEstados Unidos en el manejo del petrleosiraqu y en el establecimiento de un gobiernoque lo suceda". Washington exige manoslibres. Otras naciones, la gran mayora de lapoblacin estadounidense y (hasta dondetenemos informacin) el pueblo de Iraqprefieren "extender la supervisin de la O NU" en el pas y "normalizar las relacionesdiplomticas y econmicas iraques", as

  • como sus asuntos internos, dentro de esteordenamiento5-.

    A travs de todos estos cambios en lasjustificaciones y pretextos, un principiopermanece invariable: Estados Unidos debeterminar detentando el dominio efectivosobre Iraq, bajo alguna fachada democrticasi resulta factible. 45

    Que la "ambicin imperial estadounidense"se extienda a todo el mundo despus delderrumbe de su nico rival de importanciano debe despertar mayor sorpresa. Ya hubo,sobra decirlo, numerosos predecesores, conconsecuencias no muy gratas de recordar.Sin embargo, la situacin actual es diferente.En la historia nunca ha habido nada que separezca remotamente al cuasimonopolio deinstrumentos de violencia en gran escala enmanos de un solo pas; razn de ms parasometer sus prcticas y doctrinas operativas

  • a un escrutinio excepcionalmente cuidadoso.

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