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Anselm Feue(bach. Jligenia (segunda versión), 1871 Slu! 9or! La historia del arte occidental etbunda en imágenes de mujeres seductoras, eompl<.lcientes, sumisas, sometidas. Hcroinas es una antología de mujercs./i¡crtes: activas, independientes, creadoras, triunfantes. O bien, para usar una palabra clave de la agenda feminista en las últimas décadas, esta exposición se interesa por aquellas figuras que pueden ser fuentes de "empoder<.lmiento" (empowermenL) para I<.1 S propias mujeres. Los inventarios de heroínas tienen nna larga historia, desde Jos primeros catálogos de l11ujcres célebres de Hesíodo y Homero, donde ellas sólo figuraban como omamcnto del varón, a titulo de madres o hijas, esposas o amantes de héroes y dioses. El primer compendio de mujeres i lustres elegidas por sus propios méritos fue el De c!aris mulicribus ele Boccaccio, que seguía la huella del De viris illustribus de Petrarca. 1nspiracla por el te},.'to de Boccaccio, pero decidida al mismo tiempo a corregir su punto de vista, Christine de Pizan escribió en 1405 la primera defensa de las ml\jeres llevada a cabo por una mujer: El libro de la ciudad dc las damas. Nuestra exposición es también una espccie de "ciudad de las mujeres" centrada especialmente en el ciclo de la modernidad, desde el siglo XIX hetsta la actualidad. Siguiendo un orden, no cronológico, sino temático, explora los cscenarios y las vocaciones Edward Hopper Habitación de hotel, 1931 Museo ft''t'.>sewBorrOffilsla. iadnd Pipilolti Rist. Ever IS Over AII, 1997. l'il;t de loi InstaJac.61l en la NatlOnal Gah1ry fc.1I Foretn A1, Soha. Cortesia de la arllilta y HaV'.,II!!( & W.r1'" 'C IplhJUI R 5t de las heroínas: la ieonograña de la soledad, el tr<.lbajo, el delirio, el depOlte, la g'uerra, 1<.1 magia, la religión, la lectura y la pintura. En cada capítulo de la exposición se yuxtaponen obras de distintas épocas, lenguajes y medios artísticos para provocar una reflexión sobre lo que cambia)' lo que permanece a través de esas diferencias. Yen cada capítulo, una o varias voces de mujeres artistas, sobre todo artistas vivas, responden a las imágenes creadas por los grandes varones muertos. La primera condición de la heroína es la soledad y el primer capítulo de la exposición presenta a muje!'es solas, comenzando por \,IS imágenes modernas de heroínas antiguas como Penélope e' figenia. En su espera y su nostalgia, actitudes aparentemente petsivets, ha)' un germen de autonomía e incluso de resistencia. Las heroínas modernas dc la soledad, por otret parte, ya no se identifican con Penélopc, sino con Uliscs; no esperan ,11 héroe ausentc, sino que se convierten en viajeras como él. Toda lI1W tradición de la pintura del siglo XIX se centra en la épiea de 1<1 c<1mpesina. El capítulo segundo est(, dedicado a segadoras y espigadoras, aglladoras)' lavanderas, mujeres robustas y monumentales que sostienen como cariátides la arquitectura de la familia)' de la sociedad. Estas imágenes ambigllas celebran a la Will1am-Adolphe Bouguereau. La segadora, 1872 ColecCión Pthez Slmó'l. MexICo

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Anselm Feue(bach. Jligenia (segunda versión), 1871 Staal,~.I""e, Slu! 9or!

La historia del arte occidental etbunda en imágenes de mujeres

seductoras, eompl<.lcientes, sumisas, sometidas. Hcroinas es una

antología de mujercs./i¡crtes: activas, independientes, creadoras,

triunfantes. O bien, para usar una palabra clave de la agenda

feminista en las últimas décadas, esta exposición se interesa por

aquellas figuras que pueden ser fuentes de "empoder<.lmiento"

(empowermenL) para I<.1 S propias mujeres.

Los inventarios de heroínas tienen nna larga historia, desde

Jos primeros catálogos de l11ujcres célebres de Hesíodo y Homero,

donde ellas sólo figuraban como omamcnto del varón, a titulo

de madres o hijas, esposas o amantes de héroes y dioses. El primer

compendio de mujeres i lustres elegidas por sus propios méritos fue

el De c!aris mulicribus ele Boccaccio, que seguía la huella del De viris illustribus de Petrarca. 1nspiracla por el te},.'to de Boccaccio, pero

decidida al mismo tiempo a corregir su punto de vista, Christine

de Pizan escribió en 1405 la primera defensa de las ml\jeres llevada

a cabo por una mujer: El libro de la ciudad dc las damas. Nuestra exposición es también una espccie de "ciudad de las

mujeres" centrada especialmente en el ciclo de la modernidad,

desde el siglo XIX hetsta la actualidad. Siguiendo un orden, no

cronológico, sino temático, explora los cscenarios y las vocaciones

Edward Hopper Habitación de hotel, 1931 Museo ft''t'.>sewBorrOffilsla. iadnd

Pipilolti Rist. Ever IS Over AII, 1997. l'il;t de loi InstaJac.61l en la NatlOnal Gah1ry fc.1I Foretn A1, Soha. Cortesia de la arllilta y d~ HaV'.,II!!( & W.r1'" 'C IplhJUI R 5t

de las heroínas: la ieonograña de la soledad, el tr<.lbajo, el delirio,

el depOlte, la g'uerra, 1<.1 magia, la religión, la lectura y la pintura.

En cada capítulo de la exposición se yuxtaponen obras de distintas

épocas, lenguajes y medios artísticos para provocar una reflexión

sobre lo que cambia)' lo que permanece a través de esas diferencias.

Yen cada capítulo, una o varias voces de mujeres artistas, sobre

todo artistas vivas, responden a las imágenes creadas por los

grandes varones muertos.

La primera condición de la heroína es la soledad y el primer

capítulo de la exposición presenta a muje!'es solas, comenzando

por \,IS imágenes modernas de heroínas antiguas como Penélope

e' figenia. En su espera y su nostalgia, actitudes aparentemente

petsivets, ha)' un germen de autonomía e incluso de resistencia. Las

heroínas modernas dc la soledad, por otret parte, ya no se identifican

con Penélopc, sino con Uliscs; no esperan ,11 héroe ausentc, sino que

se convierten en viajeras como él.

Toda lI1W tradición de la pintura del siglo XIX se centra en la épiea

de 1<1 c<1mpesina. El capítulo segundo est(, dedicado a segadoras

y espigadoras, aglladoras)' lavanderas, mujeres robustas y

monumentales que sostienen como cariátides la arquitectura de

la familia)' de la sociedad. Estas imágenes ambigllas celebran a la

Will1am-Adolphe Bouguereau. La segadora, 1872 ColecCión Pthez Slmó'l. MexICo

Peter Paul Rubens Diana caza.dora, c. 1620 Museo i" acianal del Prado¡ adnd

mujer trabajadora, pero exaltando al Jllismo tiempo su servidumbre

como un destino natura Iy eterno. Hijas de la Tierra y atadas a ella

para siempre, las campesinas-cariátides son heroínas encadcnadas.

La bacante aparece a veces en la pintura como unjuguete erótico­

decorativo creado pal'a el deleite del voyeur. Pero detrás de cstc

papel acecha ]a violencia de las ménadcs, dotadas de superpoderes:

capaces de arrancar con sus manos un gr,ln árbol o despedazar un

toro (o a Ull hombre). La ménade furiosa, destructora de hombres

y rcbelde al orden patriarcal, que fascinó a algulJOs artistas del

siglo XIX, es un típico ejemplo de imagen recuperada parlas artistas

contemporáneas como [iJente de "empoderamiento".

Como Artemjs y sus nin fas, la marta] Atalan ta rechaza los

podcres de Afrodita y dcstaca cn ejercicios supuestamcnte

masculinos: la caza, la luclla cucrpo a cuerpo, la carrera. La figura

de Atalanta encierra una amenaza potencial contra los roles de

género que ha sido desactivada ulla y otra vez, desde el propio

Ovidio hasta las interpretaciones modernas del mito. Enla pintura

victoriana, no obstante, la iconografía de cazacloras yatletas

antiguas será rescal'ada para imaginar la emancipación del cuerpo

femenino y el derecho al deportc como precursor cnla conquista

de otnls dcrcchos sucia les y políticos.

Guido Renl. Atalanta e Hip6menes, 1618-1619_ Mvsoo di Capodimon.e, ápofes

[VIllSeO Th)'ssen-Bornrnlisza P"sco uel Prado, 8

28014 Modl'id

ll1 tbC~f)mllseothysscltorg

"\',vw,m llseoth~'sselu..: o 111

Fechas

DeiS de marzo al S dcjunio ue 201 l.

Lugar Sala ue exposiciones \"cl11porales

uel \[useo Th\'sscn-I:lornemisza.

Continil<1 enl" f'unelaeión Caja ¡'-'Iadrid.

Horario

De maltes a domingo. de 10.00

a I<J.OO horas. Lunes eerl'ado.

Cerrado el dia I de l11ayo. El desalojo de 1,,, salas de cxposieióu

tendre:llugar cinco minutos fintes

del cicrre.

Transporte Metro: Banco de Espali,1.

Autobuses: 1, 2, ,5, 9. 10.14, IS. 20, 27. :)4,

37,43, 'sI, S2. S:3, 74, 146 Y1::;0. Tren: estaciones dc Mocha, Sol

y Recoletos,

Selovieio de lnformaciúlt TelNon,,: 902 760 SI I

cmth~'ssen(qJstendhal.cl)1ll

Tienda-Libreria

Planta baja.

Cat<ílogo de la exposici('11l disponible,

Ca ktcría- Hestaurante

Plan t" baja.

Servicio de audio-guía Disponible e11 e~pCljlOl, inglés y francé:-,_

M U S E O THYSSEN­

BORNEMISZA

Venta ue cntradas

iU'0I-0 limitado. Par<:l aseglll'<'Il'SC

el aCCeSO a h=i. cxposición en el día ~'hora <.Jcscado$, recomendamos Jdquirir la::; E'lltl'C1UaS anticipndnmente, Sist.cma dc "cnla dc entradas conlJorn a~ignada y (I{"CCSO garantizado a 1<1 e>"1Josición cn el uía ~- hora elegidos.

VClltf1 anl-icipHda:

• Taquilla del Musco

• \\"v\\'.muscoUl,'·::;Sl'Il.org • 902 760 511

Tarifa:-;

Gencl"éll: • Coleccioncs Th~'$scn-non)(.'mi~zi.l:

8,00 e • Exposición r-{~roínas: ROO e • Entrnclrl combinada parH las

Co]cceiol1L:s Th~-sscn-Dornemisza

)" la exposición J-J~f'()inas: 13,00 (

1"'[¡1yorcs UC (),r.;, pensionist8s, c~tllclia1ltcs, tituléll'CS del Carné JO"Cll, profcsul'c:, de 13ell~\::> ,\rtcs ~- grupos familiares illtl'g":lclos pUl' ¡¡I menos UIl

adulto \. tres desecndientes (o UOS, si uno de ellos es discapacitado),

incluidos en el llliSll1() título de f~l!l1ilia

numerOsa: • Colecciones Th~lsscn-DOrllcmisza:

:',SO e • Exposición 1Ji:roinus: 5,SO t: • Entrac18 (;(lJ11binada p8ra las

Coleccioncs TJ1,"sscn- Dornernisza )" la eX'P0sición J-Jeroinu.<: 7,50 e

Gratuita:

i\ Ienores de 12 ailo$ <'lC"olllpalicH.los .\. ciudadanos en situ<-lciün Ic~éll de desempleo, pl'c\'ia

<-lcreditacióll,

Se ruega no utiliz8r el teléfo1lo mó"iI en las salas (h..: cxposición,

Anni LepP<lla. L yendo, 2010 (detalle)

Armi Leppaln, en poses Ó'1 de 1a art SI:1 t Alln! Leppa.l¿t

En colaboración con

ellascrean

Marina Abramovic. El héroe 11, 2008 Cortesiay co!e<....cjótl Ars(ulura-Serge Le Bo'gn~. Paris.. t· Manna Abramovic VEGAP, Ma¡jrid, 20; 1

La primera parte de la exposición culmina en la imagen de la

mujer guerrera. En primer 1ugar, las ví rgenes acorazadas según

el prototipo de Juana de Arco. La armadura permite a la mujer

trilvestirse p¡¡ra ejercer lIna actividad típicamente masculin¡¡, pero

al mismo ticmpo es un¡¡ metMora eficaz de la virginidcld. En el arte

del final del siglo XIX, en artistas tan diversos como Edgm Deg¡¡s y

Fr¡¡nz von Stucl<, las guerreras se despojan de la cor¡¡za, regresando

a la il11¡¡gen de las antiguas amazonas y rindiendo testimonio de

las reivindicaciones feministas que hacen eclosión en es¡¡ época.

Si en la primera parte de la exposición, en el Musco Thysscn­

Bornemisza, domina el poder físico de las heroínas, la segunda

p¡¡lie, en las salas de la Fundación Caja Madrid, eAlJlora los

poderes espirituales de las mujeres, que en la tradición patrial'cal

han sido objeto de condena o de sospecha sistemática. Juana

de At"co, que en un capítulo anterior era identificada como vi rgen

~UetTera, contiene otr8s posibilidades bien conocidas: visiollilria

y ext,ítica, sentenciada como bruja y martirizada eula hoguera.

Las figuras quc nos ocuparán ahora son las de magas, mártires

y místicas, estigmatizadas con frecuencia como brujas, locas

o histéricas,

Edgar Degas. Jóvenes esparlanas desafiando a sus compañeros, c. 1860. file Ni1tioWll G;1l1er)', tcndlc:

~~ .­~ .

~ ~ ,~":~ ~ Caravaggio. Santa Catalina de Alejandría, c. 1597

Museo Thyssen-6t)memiSZo, Mad"d

Las magas representadas en la pintura hml sido reducidas muchas

veces al papel de lafemmefatale, definida con relación al deseo

masculino, ignorando lo que hay en ellas de figuras semejantes a

Orfeo, capaces de apaciguar y humanizar a bestias y 11Ombres, Del

manierista Dosso Dossi hasta los tardíos prerrafaelitas \Vaterhouse

y Evelyn de Morgan, las hechiceras mitológicas Circe y Medea,

de reputación tan odiosa en la tradición patriarcal, aparecen como

portadoras de una sabiduría ocult¡¡, hasta ahora incomprendida.

Las mártires no son simplemente víctimas, sino heroínas

triunfantes in exlremis sobre sus perseguielores y verdugos. Así,

18 elocuente santa Catalina ele Alejandría,.la crucificada santa

Eulalia e incluso una máliir pagana, canonizDda tardíamente

por el 1l10\imiento romántico, Safo de Lesbos, málti r de la pasión

y de la poesía.

Las danzantes de Hodler, las adolescentes levitantes de Fullerton­

Datten y la santa Teresa de Marina Abramovic nos proponen tres

interprct<Jciones de los podet'es sobrenaturales atribuiclos a las

mujeres, con los que ellas compensan su exclusión dcl sacerdocio

en las sociedades patriarcales y encuentran un modo de expresión

para sus experiencias si lenciadas.

Johll Wilham Waterhouse. La bola de cristal, 1902 ColecCión Pele¿ Simón, Mé;<ico

Julia Fullerton-Batten. Mirrar, 2008 Cortesía de la aMista y de Cámara Oscura Galerra de Arte. Madnd

Un vestigio de esos poderes espirituales sobrevive en la figura

de la lectora. d)or qué son tan frecuentes las figuras de lectoras en

la pintura occidental? Acaso en primer lugar pOI· la asociación de la

lectura con el interior ye! ámbito doméstico. Pero J1l8S allá de esta

interpretación sociológica, hay una noción m,ís profunda de la

intimidad corno inlerioridad. La lectura genera un espacio donde

la mujer puede vivir su vida a través de otras vidas. La lectora se

construye eso que Virginia \Voolfdenominó "una habitación propia".

Después de tantas figuras femeninas producidas por hombres,

el último capítulo de la ehlJosición est8 dedicado a las imágenes

que las mujeres han creado ante el espejo. El autorretrato, uno ele

los géneros m8S frecuentados por las artistas, permitía a la lTlujer

ser autora o creadora (un rol presuntamente masculino) sin dejar

dc ser modelo (el rol femenino convencional). Nuestra antología

de autorrctratos incluye a pintoras tan ilustres como Sofonisba

Anguissola y Artemisia Gentileschi, Angelica Kauffmann y

Elisabeth-Louisc Vigée- Lebrun, Marie Bashkiltseffy Berthe

Morisot, Lee Krasner y Fricla Kah lo, entre otras.

Gustav Adolph Hennlng Muchacha leyendo, 1828 Berthe Marisol 1916 Gescheñk \lor1 Max HeJipem Autorretrato, 1885 Museurn del Bildenden Kü~s1e. Leiplig Musée armottan Monel Paris

Funelación Caja Madrid Plaza de San ¡"Iartín, 1 28013 Madrid www. funuacioncajamadrid.cs

Fechas Del8 de Jl1arzo 015 dejunío de 201J.

Lugar Sala de exposicioncs de la Fundación Caja Madrid. Contin;,a cn el Musco Thyssel1-Bornem isza.

Horario De martes a domingo, de 10.00 a 20.00 horas. Lunes cerrado. Cerrado el dia ] de mayo.

Entrada libre

Catálogo de lo cxposíeión Disponible en la recepción de la sala de exposícíones de la Fundacíón Caja Madrid.

, , ,

Palacio R..

?laza Mayol

CAJA MADRID IUN()IL1ÓN

Transporte MelTo: Sol, Ópera y Callao. Au tobuse,: 1, 2, 3, 5, 15, 20, 25, 20,39, 44, 50, 5¡,52, ".3, 74, 75, 133, 146, J47, 148,150)' 202.

Servicio de 1nform~eióu

Teléfono: 902246 8lO

Servicio de nudio-guin Djsponiblc en español, jnglés

y francés.

Visitas guiadas Reserva previa: www.n.mdacioncajam¡:¡ul.id.cs rvlás información en el teléfono 913792050, de martes a "jemes. ele 10.00 n 14.00 h. Servicio gratuito.

Se ruega no utilizar el teléfono móvil cn las salas de exposición.

Dante Gabriel Rossottl Juana de Arco. 1882 (d lalle) Préstamo del Synd¡cs 01 tnc fitzwil\lam Muse' • Cambridge

N~ptuno

Reill\cCi-dermil de Seitas Artes

: Pla,.." (lí~ 1 San Maroo

En colaboración con

ellascrean