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SARTORI,Giovanni. Hamo videns. La sociedad teledirigida. España: Taurus, 1998,159 pp. Con sólo leer el epígrafe de este libro nos da una idea del tipo de crítica que podemos encontrar en el mismo. El autor cita un fragmento del Mundo feliz de Huxley, en el que se habla de una sociedad "avanzada", muy diferente a la nuestra, que des- precia los valores tradicionales de la sociedad occidental. Este destacado analista político italiano, experto en la problemática por la que atraviesan los sistemas democráticos actuales, pro- fesor en las universidades de Florencia y Columbia, nos da su punto de vista respecto de los medios, específicamente de la televisión, mostrándose como un "apocalíptico", lo cual reco- noce y le tiene sin cuidado, pues piensa que si exagera es poco y espera con ello "asustar e inducir a la cautela". La primera edición en italiano salió en 1997, un año des- pués se publicó su traducción al español. La preocupación del autor, que en esta obra se sustenta como principal tesis, es que la introducción de la televisión en la vida cotidiana ha transfor- mado a ésta en un video-vivir, lo cual tiene como consecuencia otra transformación radical y crucial en el desarrollo humano: la del hamo sapiens en hamo videns. Según Sartori, la televi- sión ha destronado a la palabra, que es el instrumento esencial Comunicación y Sociedad (OEC$, Universidad de Guadalajara), núm. 32, enero- abril 1998, pp. 233-239.

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SARTORI,Giovanni. Hamo videns. La sociedad teledirigida.España: Taurus, 1998,159 pp.

Con sólo leer el epígrafe de este libro nos da una idea del tipode crítica que podemos encontrar en el mismo. El autor citaun fragmento del Mundo feliz de Huxley, en el que se habla deuna sociedad "avanzada", muy diferente a la nuestra, que des-precia los valores tradicionales de la sociedad occidental. Estedestacado analista político italiano, experto en la problemáticapor la que atraviesan los sistemas democráticos actuales, pro-fesor en las universidades de Florencia y Columbia, nos da supunto de vista respecto de los medios, específicamente de latelevisión, mostrándose como un "apocalíptico", lo cual reco-noce y le tiene sin cuidado, pues piensa que si exagera es pocoy espera con ello "asustar e inducir a la cautela".

La primera edición en italiano salió en 1997, un año des-pués se publicó su traducción al español. La preocupación delautor, que en esta obra se sustenta como principal tesis, es quela introducción de la televisión en la vida cotidiana ha transfor-mado a ésta en un video-vivir, lo cual tiene como consecuenciaotra transformación radical y crucial en el desarrollo humano:la del hamo sapiens en hamo videns. Según Sartori, la televi-sión ha destronado a la palabra, que es el instrumento esencial

Comunicación y Sociedad (OEC$, Universidad de Guadalajara), núm. 32, enero-abril 1998, pp. 233-239.

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del sapiens, y ha puesto en su lugar a la imagen. Las preocupa-ciones, premisas y conclusiones que el autor desarrolla a lolargo del texto giran en tomo a esa tesis. Sartori expresa en elprefacio el deseo de que su libro llegue y conciencie a los padresy a la escuela, para que luchen en contra de este fenómeno, asícomo a los periódicos y a la televisión para que mejoren.

El texto está dividido en tres partes, que a su vez sereparten en breves capítulos de tres a nueve páginas lo que,aunado a una letra de regular tamaño, facilita la lectura.

En la primera parte, llamada "La primacía de la imagen",Sartori toma el término de Emst Cassirer para caracterizaral homo sapiens como un "animal simbólico", cuyo principalinstrumento para comunicar y para pensar lo simbólico es ellenguaje, el cual no necesita de la visión, puesto que "las cosasen que pensamos no las ve ni siquiera el que puede ver: no son'visibles' " (p. 25). Pero, en el caso del hombre que ha crecidocon la televisión, éste se convierte en un "animal vidente", paraquien las imágenes pesan más que las palabras. Menciona queel progreso tecnológico ha sido acompañado casi siempre porcríticas y temores y que, sin embargo, en el caso de los mediosde comunicación esto ha sido diferente, han sido bien reci-bidos como importantes señales del progreso. No obstante, latelevisión modifica la naturaleza de la comunicación humanaal trasladarla del contexto de la palabra, que es un símbolo "quese resuelve en lo que significa", al de la imagen, que "es puray simplemente representación visual [ ...] se ve yeso es suficien-te" (p. 35). La preocupación del autor se dirige a la formacióndel hombre, que comienza en la infancia, en la que, actual-mente, se invierten varias horas frente al televisor, aun antes deaprender a leer y escribir; lo que convierte a la televisión enpaideía, la formación de un nuevo tipo de hombre: el video-niño, definido por el autor como "una esponja que registra yabsorbe indiscriminadamente todo lo que ve" (p. 37), Y alcrecer formado con la imagen se convertirá en un no-lector yadicto a los video-juegos.

Los progresos que el autor le reconoce a la televisión sonen el sentido de que proporciona entretenimiento y diversión;

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pero presta mayor atención a las regresiones: por una parte,todo lo convierte en entretenimiento y diversión, y por otra, queconsidera la regresión fundamental, empobrece la capacidadde entendimiento, debido a que el lenguaje abstracto, propio delos "pueblos avanzados", es sustituido por imágenes quecorresponden a un lenguaje concreto, con una pobre capaci-dad connotativa. Contraataca a los defensores de la televisión,entre otras cosas diciendo que lejos de unificar al hamo sapiensy al hamo videns en forma armónica, el resultado es una "sumanegativa", ya que las personas que leen son pocas, en tanto quelas horas de televisión aumentan cada vez más.

Sartori considera que la televisión ha encontrado un con-tendiente: la internet y el ciberespacio, que se diferencian deaquélla en que éstos son "polivalentes ", permiten la interac-ción con el sujeto, que puede pensar, en tanto que el teles-pectador es "pasivo", ante un medio monovalente, que hageneralizado sus productos, pues van dirigidos a las "masas".Sin embargo, el autor dice que la contienda no es definitiva,pues la televisión ya ha hecho su tarea; como paideia nos haformado en el tele-ver, por lo tanto sólo los "activos" tenderána abrazarse a la red como formas de entretenimiento, educa-ción y cultura, mientras los "pasivos" seguirán con la tele-visión, y aún recalca: "Los verdaderos estudiosos seguiránleyendo libros, sirviéndose de Internet para completar datos,para las bibliografías y la información que anteriormente en-contraban en los diccionarios: pero dudo que se enamoren dela red" (p. 56).

Sin embargo, a pesar que Sartori en general profundiza enexplicar sus proposiciones, no nos explica cómo se dan estasdiferencias entre tipos de individuos ¿Cómo es que hay "pasi-vos", "activos" y hasta "verdaderos estudiosos" (de quienesseñala como ejemplo nada más y nada menos que a UmbertoEco)", ¿cómo se escaparon éstos de la tele-formación", ¿acasotienen resistencias genéticas?

Una vez hechas estas consideraciones generales respectode la televisión y sus consecuencias, en la segunda parte, "Laopinión teledirigida", Sartori trata de la video-política, esto es,

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la forma en que la televisión, y más especificamente la imagen,ha transformado la política y la gestión de la política. Comoprimer punto señala el surgimiento de la opinión pública graciasa los medios masivos de comunicación, que define como ladoxa del o los públicos, sin explicaciones acerca de su origeno de su ubicación concreta. Mas el autor no ve en esto lo gravedel problema, ya que, según él, medios como el periódico yla radio, que utilizan como instrumento la palabra, permiten laexpresión de las diferentes voces que conforman el público, conlo que se garantiza el equilibrio entre opinión autónoma y lasopiniones heterodirigidas. Por el contrario, la televisión, "en lamedida que el acto de ver suplantó el acto de discurrir" (p. 71),forma opinión, la impone.

La televisión es explosiva porque destrona a los llamados líderesintermedios de opinión, y porque se lleva por delante la multi-plicidad de "autoridades cognitivas" que establecen de formadiferente, cada uno de nosotros, en quién debemos creer, quiénes digno de crédito y quién no lo es. Con la televisión, laautoridad es la visión en sí misma, es la autoridad de la imagen(p. 72).

Empero no sólo la imagen es un instrumento por el que latelevisión ha conseguido poder. Asimismo, los sondeos deopinión, la poca información y la desinfonnación contribuyena ello. La televisión se ha erigido como la portadora de la voxpopuli a través de los sondeos que realiza, cuando éstos enrealidad son respuestas improvisadas a preguntas manipuladasde individuos que no necesariamente son representativos de lapoblación. Y estos sondeos han creado en los políticos lo queSartori llama "la sondeo-dependencia", pues están atentos alasresultados de los sondeos para guiarse en sus acciones políticas,en un intento por hacerlas democráticas; pero el autor señalaque en ello se manifiesta el poder de la televisión y que suinfluencia frecuentemente bloquea "decisiones útiles y nece-sarias". Por otra parte, la televisión ofrece menos informaciónque los periódicos y la radio (que el autor considera medioscomplementarios entre sí), ya que aquélla selecciona las noti-cias con base en lo "visuales" que puedan ser, por lo que

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desecha o minimiza algunos hechos y convierte en notas otrosque no tienen importancia. Sartori achaca a este fenómeno elaumento en las notas locales (por la facilidad de obtener imáge-nes) y, con ello, el poco interés hacia acontecimientos interna-cionales, además de que con la sobrevaloración de la imagen,el discurso que debería acompañarla para damos un encuadredel problema tiende a desaparecer, y junto con ello también lohace la información abstracta y su comprensión. Con el térmi-no de desinformación, el texto se refiere a las distorsiones overdades a medias que se transm iten en los noticiarios: lamanipulación de estadísticas, las entrevistas casuales (presen-tadas como sondeos de opinión) y la dcscontextualización dela imagen son algunos de los medios de los que se valen lastelevisaras para crear una realidad que atraiga el interés delpúblico, que fomente el raiting.

En la última parte, titulada" ¿Y la democracia'?", continúasu análisis respecto a la incidencia del tele-ver en la política,pero más específicamente en lo que se refiere a las eleccionesy la forma de gobernar. Según Sartori, las imágenes presentannecesariamente al mundo en primeros planos, lo fragmenta enpequeños pedazos, de esta manera en los regímenes democráti-cos la televisión ha impuesto lo que él llama "las video-cleccio-nes", la supremacía de la imagen concreta, una persona que escandidato a un puesto, sobre lo abstracto, el discurso políticode un grupo: "la televisión personaliza las elecciones" (p. 107)y las convierte en un juego al presentarIas como una crónicadeportiva o un talk-show; un espectáculo en el que las emocio-nes, el pathos, tienen preponderancia, y es aquí donde Sartorimarca la señal de alarma. La política debe ser guiada por ellagos, el saber, no por el pathos, y el logos es desarrolladopor la palabra, y sobre todo la palabra escrita; pero comola palabra no es tan espectacular como la imagen, es desechadaen la video-política, que busca más la conmoción. De esta for-ma, y mediante los mecanismos que se describen en la segundaparte, el demos es debilitado, puesto que el público no sabe casinada de los problemas políticos y está perdiendo su capacidadde comprcnderlos, al igual que sus gobernantes, que además

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"cada vez tienen menos relación con acontecimientos genui-nos y cada vez se relacionan más con 'acontecimientos mediá-ticos' " (p. 113), de tal forma que la democracia, en lugar deser un gobierno del saber, se está convirtiendo en un gobiernode incompetentes. Sin embargo, el demos no se ha debili-tado sólo en su saber y en su capacidad de comprensión, sinoque también está debilitado en su esencia, en su sentido decomunidad:

Robert Putnam ha documentado ampliamente el hecho de queen Estados Unidos está empezando a producirse una erosión del"capital social" entendido como social connectedness, neigh-borliness y social trust [...] Los datos de Putnam ya no meconvencen demasiado, pero es cierto que estar frente a la pan-talla nos lleva a encerramos. a aislamos en casa. La televisióncrea una "multitud solitaria" incluso entre las paredes domés-ticas (pp. 128-129).

Por ello Sartori considera que con el avance de estastecnologías el hombre en lugar de convertirse en el regnumhominis, el ser que gracias al progreso domina la naturaleza, esun ser sometido a sus máquinas, conglomerados de homo in-sipiens (necio, ignorante), producto de las comunicaciones demasas, y en particular de la cultura audiovisual; que es "incul-tura"; que "no requiere de sabios y no sabe qué hacer con loscerebros pensantes" (p .148); que promueve las extravagancias,la exageración y el absurdo, esto es lo que el autor llama elpostpensamiento, la incapacidad de pensar, de quien considerasu principal apóstol a Negroponte, y para la que propone comoantídoto el rescate de la palabra y la lectura.

Podemos decir que la principal aportación de este libro esque nos permite conocer las ideas actuales que sobre la tele-visión tienen los hombres de cultura, los "verdaderos estu-diosos"; de letra de uno de los analistas occidentales másreconocidos. Sartori se muestra como amante de la lectura, eldebate profundo, la palabra inteligente, discutiendo sobre untema actual y cotidiano como lo es la influencia de la televisiónen nuestra vida, pero sobre todo en lo que se refiere a la vidapolítica; sin embargo, en esta discusión parece olvidar «(.0

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quizás las ignora a propósito") algunas cosas: por una parte, lasfuertes críticas que, desde la aparición de la imprenta hastanuestros días cada medio de comunicación masiva ha recibidoy sigue recibiendo, críticas muy similares a las que él estáhaciendo, y por otra, que el hombre no sólo ve y ya, sino quetambién las imágenes tienen un significado simbólico, cultural,esto es, que aún el hamo videns es un "animal simbólico".

Rosa María Pineda TrujilloUniversidad de Guadalajara,

Departamento de Estudios de laComunicación Social (DECS/CUCSH),

Maestría en Ciencias Sociales,Especialidad en Comunicación.