hagakure (“a la sombra de las hojas”)

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Biografía del autorYamamoto Tsunetomo (1659-1719) fue un samurái vasallo del clan Nabeshima,

de la provincia Hizen. Tuvo una frágil salud en su infancia, y, a la edad de nueve años,su señor, Nabeshima Mitsushige, le tomó a su servicio. Se dedicó durante treinta años asu señor y a su clan, llegando a convertirse en un guerrero samurái altamente respetado.

Al llegar Yamamoto Tsunetomo a los cuarenta y un años de edad, en 1700, NabeshimaMitsushige fallece. Tsunetomo no pudo tomar la vía del suicidio ritual, el seppuku,

 puesto que su señor lo había anulado como práctica en 1660.Opta por retirarse, influenciado por el budismo y el confucianismo, a un monas-

terio cerca del castillo de Saga, en Kyushu. Allí es donde, desde 1709 hasta 1716, Ya-mamoto Tsunetomo se reúne con el joven Tashiro Tsuramoto, que unifica todas suslecciones en el Hagakure, El Camino del Samurá, que pasa a ser su obra más conocida.El Hagakure se guardó en secreto en el clan Nabeshima durante dos siglos, hasta quefinalmente se hizo público en la era Meiji. Desde entonces, el Hagakure ha influencian-do el desarrollo de una cultura, así como ha servido de base para el bushido. 

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El Camino del Samurái “El Samurái valiente no piensa en términos de victo-ria o derrota; combate fanáticamente hasta la muer-te”.

(Yamamoto Tsunetomo) 

Hagakure (“a la sombra de las hojas”)  es el código, el Bushido (“camino del guerrero”) que el samurái Yamamoto Tsunetomo dictó a uno de sus aprendices en suretiro en las montañas entre 1710-1717. Pero no es hasta principios del siglo XX que seda a conocer el Bushido redactado por Tsunetomo, ya que durante 200 años fue custio-dada por el clan Nabeshina sin permitir que este viese la luz.

Tsunemoto nos habla de costumbres, de formas, de maneras de vivir y sobretodomorir de una época y de una vida, la suya, que está tocando su fin. La pulcritud del sa-murái ante la batalla como respeto a su oponente y a uno mismo. La consagración yaceptación de toda una vida para prepararse a morir en cualquier momento del dia. Perola verdadera condición del Samurái se resume en “primer lugar en devoción en cuer-po y alma a su amo, y en segundo lugar a cultivar la inteligencia, la compasión y la

valentía.” Otra de las premisas de un Samurái es “la hora es ahora”, estar constantemente preparado para cualquier suceso…incluido la muerte. De igual importancia es el respeto

a los seres fallecidos y el fin y determinación de honrarlos y actuar de manera que sesientan orgullosos dónde quiera que estén.

Personalmente veo ciertos paralelismos entre el Bushido y la Agogé. Los samur-áis y los guerreros espartanos, gente consagrada al arte de hacer la guerra, pulcritud antela batalla, Leónidas y sus espartanos acicalándose antes de la batalla de las Termopilas,la consagración a la muerte en el caso de los samuráis y la aceptación de la muerte en elcaso de los espartanos. La muerte para unos como forma servidumbre y honorabilidad,y para otros como forma de alcanzar la eternidad (siempre en el campo de batalla).

Cientos de años resumidos en poco más de 100 páginas, un código impactante,una manera de vivir radical, con determinación, sin miedo, para mí admirable en su con-

 junto, por desgracia pocas de las premisas las encontramos hoy en nuestra vida diaria.Os dejo con la sentencia más brutal que he leído nunca acerca del significado de

la valentía:“Cuando el sable está roto hay que atacar con las manos. Cuando

las manos están amputadas, hay que servirse de los hombros.Cuando los hombros están cortados, hay que morder el cuello dediez o hasta de quince enemigos. Eso es realmente valentía.” 

(Yamamoto Tsunemoto) 

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HAGAKUREHagakure, que significa “A la Sombra de las Hojas”, es un antiguo breviario de

caballería inspirado en el célebre código Bushido. Nos expone la vía del guerrero, cuyos preceptos filosóficos y ética trascendental presentan al Bushi.

Bushido es la aceptación total de la vida, vivi r incluso cuando ya no tenemos

deseos de vivir . Esto se logra sabiendo morir en cada instante de nuestra vida, viviendoel instante, el aquí y ahora, sumido en el eterno presente, en vez de abandonar el campode batalla cotidiano. Para el Samurái, la vida es un desafío, y la muerte es preferible auna vida indigna o impura. Esta es la noble y espectacular lección del Hagakure.

Mantenido en secreto durante siglos, el Hagakure fue el libro de cabecera deYukio Mishima.

He descubierto que la vía del Samurái reside en la muerte. Durante una crisis,cuando existen tantas posibilidades de vida como de muerte, debemos escoger la muer-te. No hay en ello nada difícil; sólo hay que armarse de valentía y actuar. Algunos dicenque morir sin haber acabado su misión es morir en vano. Este razonamiento es el quesostienen los mercaderes hinchados de orgullo que merodean por Osaka; no es más queun razonamiento sofisticado a la vez que una imitación caricaturesca de la ética de losSamuráis.

Hacer una elección juiciosa en una situación donde las posibilidades de vivir ode morir se equilibran, es casi imposible. Todos preferimos vivir y es muy natural que elser humano encuentre siempre buenas razones para continuar viviendo.

El que escoge vivir habiendo fracasado en su empeño, será despreciado y será ala vez un cobarde y un fracasado. El que muere después de haber fracasado, muere deuna muerte fanática, que puede parecer inútil. Pero en cambio, no será deshonrado. Tales la vía del Samurái.

Para ser un Samurái perfecto es necesario prepararse a la muerte mañana y tarde

e incluso durante todo el día.Cuando un Samurái está constantemente dispuesto a morir, ha alcanzado la ma-estría de la Vía y puede dedicar, sin cesar, la vida entera al servicio de su señor.

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La RutinaCuando Hotta Haga No Kami

Masamori era paje del Shogun, era tanobstinado que este último decidió some-terlo a prueba. Para hacerlo, hizo calen-

tar a blanco un par de sandalias y lascolocó sobre un brasero. Masamori ten-ía por costumbre coger las sandaliascolocadas al lado del brasero para ir arecibir a su Señor. Esta vez, en cuantotocó las sandalias notó la quemadura enlas manos. Pero actuó de la maneraacostumbrada, así que el Shogun se lasquitó rápidamente de las manos.

Uno de los Samurái de Matsu-daira Sagami No Kami estaba en una

 pensión en Kyoto para recoger dinero.Un día que estaba en el portal viendo

 pasar a la gente, oyó a un transeúntegritar: "Se dice que los hombres delSeñor Matsudaira están enzarzados enun combate." El samurai se dijo: "Esmuy lamentable que mis compañerosestén implicados en un combate. Estosdeben de ser los que tenían que ir a re-levar a los que estaban de servicio en

Edo." Se informó sobre el lugar delcombate y cuando llegó jadeante, suscompañeros habían sido heridos ya porsus adversarios, que estaban a punto dedarles el golpe de gracia. Acompañandosu ataque de un grito, golpeó a doshombres y regresó a Kyoto. Este asuntollegó a oídos del oficial del Shogun quemandó llamar al Samurái para pregun-tarle: "Habéis ayudado a vuestros com-

 pañeros, desobedeciendo con ello al

edicto del Gobierno. ¿Cómo es eso?" Élcontestó: "Vengo de la provincia y mees difícil entender lo que Su Señoría medice. ¿Podría volver a repetirlo?" Eloficial enfureció y dijo: "¿Está ustedsordo? ¿Habéis estado implicado en una

 pelea, derramado sangre y desobedecidoel decreto gubernativo, quebrantandolas leyes, sí o no?" El hombre contestó:"Ya había comprendido todo esto. Aun-que lo afirméis, yo no he desobedecido

voluntariamente a las leyes y no he te-nido intención de desobedecer al go-

 bierno. La razón de ello es que todo serviviente concede a la vida cierto precioy desde luego lo mismo ocurre con losseres humanos. Por mi parte, doy ungran valor a la vida humana. Pero he

oído que mis compañeros estaban en peligro y hacer ver que uno no se haenterado de nada no es digno de la Víadel Samurái. Por ello he corrido parasocorrer a mis compañeros. Volver a micasa, la vergüenza en el corazón, sa-

 biendo que mis amigos han sido asesi-nados, habría prolongado desde luegomi vida, pero era desobedecer a la Vía.Para seguir la Vía, uno debe sacrificarsu preciosa vida. Es debido a esto, a

respetar a la Vía y no por despreciar elreglamento, que decidí ir allí. Os ruego,ahora, que procedáis a mi ejecución." Eloficial quedó impresionado, archivó elasunto y escribió al Señor Matsudaira:"Tenéis un valiente Samurái a vuestroservicio. Espero que lo sabréis cuidarcomo se merece."

Las RaícesEl árbol genealógico del Señor

Soma, sobrenombrado el Chiken Maro-koshi, era el más elaborado del Japón.Un año en el que su hacienda se incen-dió y estuvo a punto de ser destruida, elSeñor Soma dijo: "Incluso si la casa, losmuebles y todo el resto es destruido, nolo lamentaré porque son cosas que se

 pueden reemplazar. Lo único que la-mentaré es no haber podido salvar mi

árbol genealógico, que es un tesoro defamilia de lo más precioso." Allí estabaun Samurái y dijo: "Voy a entrar en lacasa y traerlo."

El Señor y los demás se pusierona reír, diciendo: "La casa es ya pasto delas llamas, ¿cómo lo conseguiréis?"Aquel hombre no había sido jamás muyhablador y no había sido particularmen-te diligente pero era alguien que ibahasta el final en todo lo que hacía. Dijo

también: "Hasta ahora no he sido de unagran utilidad a mi amo, porque no he

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sido muy cuidadoso, pero he vivido conla idea de que un día mi vida podría serútil.

Me parece que este momento hallegado." Entonces se lanzó a las llamas.

Cuando el incendio fue apagado, el amoordenó: "¡Que se encuentre su cadáver!¡Qué gran pérdida!" Después de haber

 buscado por todas partes, se descubriósu cuerpo en el jardín próximo a losapartamentos; cuando se le dio la vuel-ta, salió sangre de su vientre.

El Samurái se había abierto elvientre y en él había colocado el docu-mento para que permaneciera intacto. A

 partir de ese día, se llamó a este docu-

mento "la genealogía de la sangre".En el Koyogunkan, alguien dijo:

"Cuando estoy frente al enemigo, siem- pre tengo la impresión de que penetroen las tinieblas y a causa de esto he sidoherido gravemente... sin embargo, vosque habéis combatido con tantos hom-

 bres valientes jamás habéis sido herido.¿Cómo es posible esto?" El otro con-testó: "Cuando me enfrento con el ene-migo, es desde luego como si penetraraen las tinieblas. Pero enseguida tranqui-lizo mi mente, todo se vuelve como unanoche iluminada por la pálida Luna. Siataco en este momento, sé que no seréalcanzado." Esta es la situación en elmomento de la verdad.

Tácticas MilitaresEn las Notas sobre las Reglas

Marciales, está escrito lo siguiente:"Ganar primero, combatir después, loque dicho en dos palabras es ganar ante-s. La riqueza del tiempo de paz es per-mitir la preparación marcial para eltiempo de guerra. Con quinientos alia-dos, se puede derrotar a una fuerzaenemiga de diez mil hombres."

Cuando uno intenta tomar el cas-tillo de un enemigo y es necesario reti-rarse, hay que replegarse, no siguiendo

la carretera principal sino las carreterassecundarias. Se debe tender a sus muer-

tos y heridos con el rostro girado haciael enemigo. Es evidente que el guerrerotiene que estar en vanguardia durante elataque y en la retaguardia cuando laretirada. Cuando se ataca, no se ha de

despreciar esperar el buen momento.Esperando el buen momento no se debeolvidar el ataque.

Entre los principios secretos deYaygu Tajima No Kami Munemori, hayun proverbio: "No existe táctica militar

 para un hombre de gran fuerza moral."Instruido por esto, cierto vasallo delShogun fue a ver al Maestro Yagyu y le

 pidió que lo aceptara como a su discípu-lo. El Maestro Yagyu dijo: "Me parece

que ya sois alumno de una escuela deArtes Marciales. Decidme el nombre devuestra escuela antes de iniciar nuestrasrelaciones de maestro-discípulo." Elhombre contestó: "Yo no he practicado

 jamás un arte marcial." El Maestro dijo:"¿No habéis jamás aprendido la disci-

 plina de la escuela Tajima Nokami?Tengo la impresión de que sois uno delos maestros del Shogun. El hombre

 juró que no. El Maestro le preguntóentonces: "¿Tenéis algún tipo de con-vicción profunda?" El hombre contestó:"De niño tomé conciencia de que elBushi es un hombre que no debe arre-

 pentirse de su vida. He enterrado este pensamiento en mi corazón durante mu-chos años y ello se ha vuelto una con-vicción. Por ello, jamás pienso en lamuerte. No tengo ninguna otra concep-ción fuera de ésta." El Maestro Yagyu

quedó muy impresionado y dijo: "Miintuición no me ha engañado. El princi- pio más profundo de la táctica marciales el que vos poseéis. Hasta ahora, decientos de discípulos que he tenido,ninguno ha alcanzado este principio. Noes necesario prepararos con el "sable demadera" (boken). Voy a iniciaros inme-diatamente."

Enseguida le dio un pergamino.Esta historia ha sido relatada por Mura-

gawa Soden.

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Si alcanzáis demasiado rápido lagloria, la gente se volverá vuestro ene-migo y no seréis de ninguna utilidad. Sios eleváis progresivamente en el mun-do, las personas serán aliados vuestros y

seréis felices. A la larga, que hayáissido rápidos o lentos, en cuanto hayáisadquirido la comprensión de los otros,nada os amenaza. Se dice que la suerteque os es dada por otros es la más segu-ra.

Los Cuatro VotosAlgunos son capaces de actuar

con sabiduría cuando la ocasión lo re-

quiere. Otros se ven obligados a perma-necer despiertos largas horas, presos deangustia, antes de descubrir la solucióncorrecta al problema planteado. Peroaunque estas deferencias innatas sean encierta medida inevitables, cada uno

 puede alcanzar dones de sabiduría in-sospechada adoptando "los cuatro vo-tos".

Parece que cualesquiera que se-an los dones personales, cualquiera que

sea la dificultad del problema, a unareflexión suficientemente larga y pro-funda. En tanto uno funda su razona-miento sobre el "Yo", puede ser muy

 prudente y astuto pero no sabio.Los seres humanos son insensa-

tos y les es difícil abandonar su "Yo". A pesar de todo, un individuo enfrentado auna situación complicada tiene grandes

 posibilidades de encontrar una solución,si llega a abstraerse momentáneamentedel problema, concentrándose sobre los"cuatro votos" y abandonando su "Yo".

DecisionesPoseemos muy poca sabiduría;

sin embargo, tenemos una gran tenden-cia a referirnos a ella para resolver nues-tras dificultades. Debido a que nos pre-ocupamos esencialmente de nosotros

mismos, nos desviamos de la Vía delCielo y nuestras acciones se vuelven

malas. A los ojos de los demás, somosdespreciables, débiles, limitados y to-talmente ineficaces. Cuando nos senti-mos incapaces de una competencia ver-dadera es preferible apelar a alguien

más sabio. No estando personalmenteimplicado, tal vez pueda revelarse comoun juez preclaro -ya que no tiene uninterés propio-. Estará en medida deaconsejar la elección más juiciosa.

Si observamos a un hombre quetoma sus resoluciones de esta maneradigna de notarse, sabemos que está re-suelto, autónomo, digno de fe y enrai-zado en la realidad. Su sabiduría, ali-mentada por los consejos de los demás,

 puede compararse a las raíces de ungran árbol de follaje espeso y denso.

Existen límites a la sabiduría delser humano, arbusto débil, sacudido porel viento.

La Crítica a Los DemásReprender y corregir a alguien

 por sus errores es importante. Este actoesencialmente caritativo es la primeraobligación del Samurái. Pero hay queesforzarse en hacerlo de la manera con-veniente. En efecto, es fácil encontrarcualidades y defectos en la conducta del

 prójimo. También es igualmente fácilcriticarlo. La mayoría de las personas seimagina que es por gentileza que dicena los otros lo que no desean oír y si al-guna vez sus críticas son mal acogidas,

 piensan que los otros son incurables.

Tal manera de pensar no es razonable.La misma da tan malos resultados comocolocar a alguien en una situación em-

 barazosa o bien si alguien nos insultara.Esto no es muchas veces más que unamala manera de sacar lo que nos pesa enel corazón.

La crítica sólo debe intervenirdespués de haber discernido si la perso-na la aceptará o no, después que uno seha hecho amigo de ella, de haber com-

 partido sus intereses y de haberse com- portado de manera tal que nos concede

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su entera confianza para que tenga fe ennuestras palabras. Luego interviene eltacto. Hay que sentir el buen momento yla buena manera de ejercer su crítica -

 por carta o al regresar de una reunión

 particularmente agradable-. Hay queempezar comentando sus propios fallosy luego llevar a su interlocutor a com-

 prender, sin pronunciar más palabras delas necesarias.

Hay que alabar sus méritos; es-forzarse en darle ánimos, en preparar suhumor; volverlo tan receptivo a las ob-servaciones del mismo modo que elhombre sediento lo es al agua. Es en-tonces cuando hay que corregir sus erro-

res. La crítica constructiva es delicada.Sé por experiencia que las cos-

tumbres malas y antiguas, no ceden sinfuerza. Me parece que la actitud másverdaderamente caritativa consiste, paratodos los Samuráis al servicio de unmismo Daimyo, en ser benevolentes yamistosos los unos con lo otros, corregirmutuamente sus errores para servir lue-go al Daimyo. Poniendo a alguien vo-luntariamente en una situación embara-zosa no se hace nada constructivo.¿Cómo podría ser de otro modo?

PrevisiónEl lenguaje militar emplea los

términos de "Samurái ilustrado" y de"Samurái ignorante". Un Samurái queha esperado tenerse que enfrentar consituaciones difíciles para aprender a

salir de ellas no es ilustrado. Un Samur-ái que se preocupa por adelantado detodas las situaciones y soluciones posi-

 bles, es sabio. Será por lo tanto capaz dehacerle frente con brillantez cuando laocasión se presente. No importa lo queocurra, un Samurái ilustrado es aquelque se preocupa de los detalles de laacción, antes de la hora. Un Samuráiimprevisor, en cambio, da la penosaimpresión de arrastrase en una gran con-

fusión y su éxito sólo proviene de unasuerte anormal. Sólo un Samurái negli-

gente no considera todas las eventuali-dades antes del momento de la acción.

 No comparto la opinión de losque preconizan una autoridad estricta yconstante.

Como dice el proverbio: "El pez no viveen el agua clara". Son las algas las quele permiten desarrollarse plenamentehasta su madurez. Es cuando uno pasade los detalles y no cuida de las quejasmenores cuando es capaz de procurar laserenidad a los que nos sirven. La com-

 prensión de este principio es esencial para el que quiera comprender el carác-ter y el comportamiento de los demás.

Cuando el Señor Mitsushige sólo

era un niño, se le pidió leer un pasaje deun libro del Monje Kaion; llamó a losotros niños y a los acólitos para decir-les: "Os ruego que os acerquéis y es-cuchéis. Es muy difícil leer cuando nohay casi nadie que escuche".

El monje quedó impresionado ydijo a los fieles: "Es con este espírituque hay que hacer todas las cosas".

Como ha de ser el SamuráiTengo la impresión de que los

 jóvenes Samuráis de hoy en día se hanfijado objetivos lamentablemente bajos.Tienen la mirada furtiva de los ladrones.La mayoría sólo busca su interés perso-nal o hacer gala de su inteligencia. In-cluso los que parecen tener el alma se-rena sólo muestran una fachada. Estaactitud no es conveniente. Un Samurái

sólo lo es verdaderamente en la medidaque no tiene otro deseo que morir rápi-damente -y de volverse puro espíritu-ofreciendo su vida a su amo, en la me-dida donde su preocupación constantees el bienestar de su Daimyo, al querinde cuentas continuamente, sin cesar,de la manera mediante la cual resuelvelos problemas para consolidar las es-tructuras del dominio. De este modo,Daimyo y servidores deben estar deter-

minados de la misma manera. Es indis- pensable que nadie, ni siquiera los dio-

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ses y los Budas, puedan haceros desviarde la meta fijada.

La Pérdida de la Virilidad

He aquí lo que decía uno de misamigos. Parece que un tal Doctor Kyonafirma lo siguiente: "En medicina sedistingue a los hombres de las mujeresen virtud de los principios del Yin y delYang; por consiguiente, los tratamientosmédicos son fundamentalmente diferen-tes. Además, su pulso es también dife-rente. Sin embargo, en el curso de estosúltimos cincuenta años, el pulso de loshombres se ha vuelto idéntico al de las

mujeres. Desde que me he fijado en estefenómeno, he considerado bueno tratarlas enfermedades oculares de los hom-

 bres por los medios apropiados al pulsode las mujeres. Cuando intento aplicar amis pacientes varones los cuidados pre-vistos para ellos, no obtengo ningúnresultado". En efecto, el mundo estáabordando un período de degeneración;los hombres pierden su virilidad y se

 parecen cada vez más a las mujeres.Es una convicción inquebranta-

 ble que he adquirido en el curso de miexperiencia personal y que he decididono propalar. Desde entonces, no olvi-dando nunca esta reflexión, cuando mi-ro a los hombres de hoy en día, me di-go: "Mira, mira, he aquí un pulso feme-nino". Ya no encuentro prácticamentenunca lo que se llama un hombre verda-dero. Debido a esto es por lo que es

 posible hoy en día ser considerado exce-lente y acceder a una posición importan-te con un esfuerzo mínimo. Los hom-

 bres se vuelven cobardes y débiles, la prueba de ello está en que, hoy en día,raros son los que tienen la experienciade haber cortado la cabeza de un crimi-nal con las manos atadas a la espalda.

Cuando se les pide ser el asisten-te del que va a suicidarse ritualmente, lamayoría considera que es más hábil

evadirse e invoca a excusas más o me-nos válidas.

Hace sólo cuarenta o cincuentaaños, se consideraba una herida comba-te como una marca de virilidad. Unmuslo sin cicatrices era un signo tandestacado de falta de experiencia que

nadie se hubiera atrevido a mostrarlo talcual, prefiriendo infligirse una heridavoluntaria. Se esperaba de los hombresque tuvieran la sangre ardiente y fueranimpetuosos. Hoy en día la impetuosidades considerada como una ineptitud. Loshombres de hoy en día utilizan la impe-tuosidad de su lengua para rehuir susresponsabilidades y no hacer nuncaningún esfuerzo. Desearía que los jóve-nes reflexionaran seriamente sobre esta

situación actual.

MushinEl Monje Tannen tenía costum-

 bre de decir: "La gente ha terminado porno entender nada porque los sacerdotesya no enseñan más que la doctrina deMushin. Lo que se llama Mushin es unespíritu sin mancha y sin complicación.Esto es interesante".La Vía del Samurái

El Señor Sanenori decía: "En elseno de un espíritu en donde la perver-sidad no encuentra su lugar, está la vía".Si esto es verdad, la Vía es una. Peronadie puede comprender esta evidenciaen el primer intento.

La pureza no se consigue sin es-fuerzo.

El carácter chino gen puede leer-

se en japonés maboroshi y significa"ilusión".En japonés, los magos indios se

llaman Gen shu sushi o "ilusionistas".Los seres humanos son marionetas aquíabajo. Es por ello que se utiliza el carác-ter gen para sugerir la ilusión del librearbitrio.

Abominar del mal y conducir suvida con rectitud se vuelve extremada-mente difícil. Ello es bastante sorpren-

dente pero muchos errores tienen pororigen la creencia de que es esencial ser

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estrictamente lógico y colocar la recti-tud por encima de cualquier otra cosa.Existe una vía más elevada que la recti-tud, pero su descubrimiento no es unacosa fácil e impone una profunda sabi-

duría. Comparados con esta vía, los principios lógicos son insignificantes,en efecto. Aunque para el que no tengala experiencia de ella o no la conozca,existe una manera de descubrir la ver-dad, incluso si uno no ha sabido discer-nirla solo. Esta vía consiste en hablarcon otros. Ocurre a menudo que una

 persona, aunque imperfecta, puede darconsejos juiciosos a otra, porque ella

 puede dominar la situación exterior, del

mismo que el que, en el juego de Go,tiene "la ventaja de ser espectador". Sedice que es igualmente posible discernirsus faltas por la "mirada en uno mismo"y por la meditación, pero también eneste caso el resultado es igualmentemejor cuando uno habla con otros. Larazón de esto es que se puede superar su

 propia facultad de discernimiento si unoaprende a escuchar con provecho a losdemás y leer libros.

Uno siempre se enriquece de lasabiduría de los Antiguos.

EntrenamientoMe dijeron que un maestro de

sable ya anciano había dicho esto: "ElSamurái debe entrenarse toda su vida",y para ello hay una razón. Al principio,incluso en caso de práctica regular, uno

no tiene la sensación de progresar. Unose sabe poco hábil y ve a los demás a su propia imagen. En este estadio es inútil precisar que no se es de ninguna utili-dad al servicio del Daimyo. Cuando sealcanza un estadio mediano, uno no estodavía de gran utilidad pero toma con-ciencia de sus deficiencias y empieza anotar las imperfecciones de los otros.

Cuando un Samurái alcanza unnivel superior, es capaz de tomar, por

 propia iniciativa, decisiones en cual-quier situación, de tal manera que ya no

necesita los consejos de los otros. UnSamurái es, podemos decirlo, útil alDaimyo. Luego, por encima de estenivel, están aquellos cuyo rostro jamásrevela lo que piensan, los que no hacen

 jamás gala de su habilidad, que fingenignorancia e incompetencia. Y lo que esmás: respetan la habilidad de los otros.Para muchos, ésta es la ambición másalta. Pero a un nivel todavía más eleva-do existe un dominio que supera lahabilidad del común de los mortales. Elque se compromete a fondo en la Vía deeste campo, toma conciencia de que suentrenamiento será ilimitado y que no

 podrá estar jamás satisfecho de su traba-

 jo. Por esto un Samurái debe conocersus debilidades y pasar su vida corri-giéndolas sin jamás tener el sentimientode haber hecho ya lo suficiente. No de-

 be, naturalmente, tener demasiada con-fianza pero tampoco sentirse inferior.

Yagyu, el maestro de la Vía delSable, que enseñaba al Shogun Toku-gawa, decía: "Yo no sé cómo superar alos otros. Todo lo que sé es cómo su-

 perarme a mí mismo". El se decía:"Hoy, yo soy mejor que ayer, mañanatodavía seré superior". Un verdaderoSamurái consagra todo su tiempo al

 perfeccionamiento de sí mismo. Es porello que el entrenamiento es un procesosin fin.

Entre las proclamaciones públi-cas que ha hecho el Señor Naoshige, seencuentra la siguiente: "Las decisionesimportantes deben ser tomadas con

calma". Ittei Ishida (sabio confucionistade Han Sagan y maestro Jocho Yama-moto) explica: "Los asuntos menoresdeben ser estudiados con seriedad. Hay

 pocos problemas realmente importantes,solamente se presentan más de dos otres en toda una existencia. Una re-flexión cotidiana os convencerá. Es porello que es indispensable prever lo queconviene hacer en caso de crisis. Cuan-do ésta se manifieste, habrá que acor-

darse de la solución, para resolverla enconsecuencia. Sin una preparación coti-

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diana, cuando sobrevenga una crisisdelicada, se será incapaz de tomar unadecisión rápida, lo que conlleva el ries-go de consecuencias desastrosas". ¿Noes entonces posible decir que para poder

tomar con calma decisiones importan-tes, hay que prepararse cada día conresolución?

En el curso de una reunión cuyameta era examinar la oportunidad deconceder una promoción a cierta perso-na, se tuvo noticia de que la misma,anteriormente, era muy aficionada a la

 bebida. Por lo tanto, los participantesestaban muy propensos a negarle suadelanto. Sin embargo, uno de ello in-

tervino: "No animar a un hombre por-que ha cometido un solo error, es impe-dir que mejore. Si un hombre, que haflaqueado una vez, muestra, por unaconducta irreprochable y conforme a lasreglas, que lamenta sinceramente suerror, es eminentemente útil a su Señor.Siendo así, animadlo".Entonces, uno de los presentes dijo:¿Asumís la responsabilidad de tal deci-sión?"

Después de que él hubo dado talseguridad, la asistencia le rogó que di-era sus razones.

Dio esta respuesta: "Lo avalo porque sé que se ha equivocado unavez. No se puede conceder confianza alque no ha cometido jamás errores". Fuede este modo que el interesado consi-guió su promoción.

Un día, un hombre cayó en des-

gracia porque había descuidado repararel insulto que le había sido hecho. Laúnica manera de vengarse era lanzarsesobre el campamento enemigo y comba-tir hasta la muerte. Un Samurái que selanza desesperadamente al combate no

 puede caer en desgracia. Es porque unoespera la victoria que la misma se nosescapa. El tiempo corre cuando unoespera que el enemigo no sea tan nume-roso para no estar uno en desventaja. A

fuerza de esperar, incluso puede ser queuno olvide la injuria y que abandone la

venganza. Pero cuando los enemigosson numerosos, si uno se agarra al te-rreno con la determinación de diezmar-los a todos, la pelea se resolverá depri-sa. El curso de la acción transcurrirá

 probablemente de buena manera. Inclu-so cuando los cuarenta y siete Roninsdel clan Asano, que acabaron por atacara Kira una noche para vengar la muertede su Amo, ya habían fallado en su sali-da. Deberían haberse suicidado ritual einmediatamente Sengakuji. Se tomarontiempo para vengar la muerte de su Se-ñor. Kira habría podido caer mortalmen-te enfermo antes de que hubieran ejecu-tado su plan. En este caso, habrían per-

dido irremediablemente la ocasión.Por regla general, yo no critico

el comportamiento de los otros, pero puesto que nosotros estudiamos la víadel Samurái, debo añadir esto: si no seconsideran con cuidado y por adelantotodas las eventualidades, cuando ocurreel suceso no se está en medida de con-testar adecuadamente y uno es deshon-rado.

Escuchar estos consejos e inten-tar comprender la esencia de las cosas,constituye una preparación para tomardecisiones antes de que sobrevenga lacrisis.

La vía del Samurái exige, entreotras cosas, que se esté siempre dispues-to a someter a prueba la firmeza de suresolución. Noche y día, el Samuráidebe seccionar sus pensamientos prepa-ra una línea de acción. Según las cir-

cunstancias, puede ganar o perder. Peroevitar el deshonor es un hecho distintode l victoria o de la derrota; para evitarel deshonor tal vez le será necesariomorir. Pero si, desde el principio, lascosas no se desarrollan como había pre-visto, debería intentarlo de nuevo. Paraello, ninguna sabiduría ni habilidad par-ticular son precisas. El Samurái valienteno piensa en términos de victoria o de-rrota; combate fanáticamente hasta la

muerte. Sólo de este modo realiza sudestino.

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 No es bueno tener fuertes con-vicciones personales. Si, al perseveraray concentrarse, un Samurái adquiereopiniones muy marcadas, podrá estartentado a pensar con precipitación que

ya ha alcanzado un buen nivel de reali-zación. Esto debe ser desaconsejadoformalmente. Un Samurái debe, porasiduidad, llegar primeramente a la ma-estría absoluta de los principios básicosy luego continuar su entrenamiento detal manera que sus técnicas lleguen a lamadurez. Un Samurái no debe jamásrelajar su esfuerzo sino que debe perse-verar toda su vida en el entrenamiento.Pensar que uno puede relajar la discipli-

na del entrenamiento porque simple-mente ha hecho algún descubrimiento

 personal, es el colmo de la locura. UnSamurái debe estar constantementeanimado por el pensamiento siguiente:"En tal o cual punto todavía disto mu-cho de la perfección" y consagrar todasu vida más y más al perfeccionamien-to, buscando asiduamente la vía verda-dera. Es por una práctica así que se

 puede encontrar la Vía. No hace aún cincuenta o sesenta

años que los Samuráis hacían sus ablu-ciones cada mañana, se afeitaban la ca-

 beza y perfumaban el moño. Luego secortaban las uñas de las manos y de los

 pies, las limaban con piedra pómez yluego las pulían con hierba Kogane. Nomostraban jamás señal alguna de perezaen este asunto y se cuidaban con aten-ción. Después el Samurái verificaba su

sable largo y su sable corto para com- probar que el óxido no los deterioraba;les quitaba el polvo y los limpiaba paracuidar su brillo.

Tomar tal cuidado de su apa-riencia puede parecer una manifestaciónde fatuidad pero esta costumbre no pro-venía de una inclinación para la elegan-cia o lo romancesco. Uno puede serllamado en cualquier momento a libraruna dura batalla; si se muere habiendo

descuidado su pulcritud, se da muestrade una relajación general de las buenas

costumbres y uno se expone al despre-cio y al descuido del adversario. Esta esla razón por la cual los viejos y jóvenesSamuráis han aportado siempre un grancuidado en su presentación. Un escrúpu-

lo tal puede parecer una pérdida detiempo y una ocupación muy fútil, peroforma parte de la vida del Samurái. Enrealidad, ello precisa menos esfuerzo ytiempo de lo que parece. Si quiere estardispuesto a morir, un Samurái debeconsiderarse ya muerto; si es diligenteen su servicio y se perfecciona en lasartes militares, no se cubrirá jamás devergüenza. Pero si se dedica a haceregoístamente lo que le plazca, en caso

de crisis de deshonrará. Incluso, no será jamás consciente de su deshonra. Sinada le importa, excepto el hecho de noestar en peligro y de sentirse feliz, sedescuidará de una manera completa-mente lamentable.

Es seguro que un Samurái queno está preparado para morir, morirá deuna muerte poco honorable. En cambio,si consagra su vida a preparar su muer-te, ¿cómo podría tener un comporta-miento despreciable? Uno debería re-flexionar seriamente al respecto y ar-monizar su conducta en consecuencia.

Los tiempos han cambiado mu-cho en el transcurso de estos últimostreinta años.

En nuestros días, cuando los jóvenes Samuráis se reúnen, hablan dedinero, de provecho, de pérdidas, de lamanera de administrar su casa, de los

criterios para juzgar el valor de la ves-timenta, e intercambian opiniones pro-fanas. Si otro tema es evocado, el am-

 biente se estropea y cada uno se sientevagamente a disgusto. ¡Qué estado tanlamentable éste al que hemos llegado!Antaño, hasta la edad de veinte o treintaaños, un hombre joven no tenía ningún

 pensamiento para las cosas materiales oindelicadas, por lo tanto no hablaba deellas jamás. Si, por accidente, en su pre-

sencia, los hombres de edad maduradejaban escapar de sus labios alguna

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reflexión fuera de lugar, se sentía tanafectado como si hubiera recibido unaherida física. La tendencia nueva ha

 penetrado aparentemente mediante loque los tiempos modernos aprecian al

máximo: el lujo y la ostentación. Sólo eldinero tiene importancia. Es manifiestoque si los hombres jóvenes no tuvieranestos gustos de lujo, incompatibles consu situación, esta actitud errónea des-aparecería. Por otra parte, alabar comoricos en recursos a jóvenes ahorrativos y

 parcos, es completamente despreciable.La frugalidad equivale a la ausencia delsentido del giri u obligaciones sociales y

 personales. ¿Necesito añadir que un

Samurái que se olvida de sus obligacio-nes hacia los demás es despreciable,cobarde e indigno?

CaligrafíaCuando me dirigí a Yasaburo

 para tomar ejemplo de su arte caligráfi-co, me dijo: "Se debería escribir en ca-racteres suficientemente grandes como

 para que uno solo cubriera toda la hoja,con suficiente vigor como para rasgarla.La habilidad en la caligrafía dependedel espíritu y de la energía con la que seejecuta. El Samurái debe obrar sin du-dar, sin confesar el más mínimo cansan-cio ni el más mínimo desánimo hastaconcluir su tarea. Eso es todo". Y conti-nuó escribiendo.

Según el sabio confucionista It-tei Ishida, todo calígrafo, incluso me-

diocre, puede aprender a escribir de unamanera correcta si sigue cuidadosamen-te las líneas de un cuaderno. Se puededecir la misma cosa al servicio de unSamurái. Si toma por modelo un buenSamurái, el éxito es posible. Desgracia-damente, en el momento presente nohay ningún Samurái que merezca real-mente ser imitado, así que uno debecrearse idealmente un modelo que imi-tar. El modo de crear tal modelo es

imaginar cuál de los que están en tornoa nosotros sabe cómo conformarse al

 protocolo, a la rectitud y a las conve-niencias; cuál demuestra la mayor va-lentía; cuál es el más elocuente; cuál esaquél cuyo comportamiento es el másirreprochable; cuál es el más íntegro;

cuál tiene el mayor espíritu de decisiónen caso de crisis. A partir de todos estoselementos, es necesario imaginar un serreuniendo todas estas cualidades. Lasíntesis constituirá un excelente modelo,digno de ser imitado. Es cierto que entodo arte es muy difícil aprender los

 puntos fuertes del maestro, pero encambio, sus puntos débiles son imitadosfácilmente. Estos no son, desde luego,de ninguna utilidad para sus discípulos.

Por ejemplo, algunos conocen perfectamente la etiqueta pero no soníntegros. Cuando uno intenta tomar pormodelo este tipo de persona, siempretiene tendencia a descuidar la etiqueta ya no imitar más que la ausencia de inte-gridad. Cuando uno aprende a apreciarlos puntos fuertes de lso demás, cada

 persona puede volverse un maestro o en público. Si es negligente cuando está en período de descanso, el público sólo lo percibirá bajo este aspecto.

ImponerRetirarse silenciosamente cuan-

do el amo habla de uno, en buenos omalos términos, indica perplejidad. Sedebe poder dar una respuesta apropiaday estar decidido previamente. Cuando seos encargue una cierta función, la alegr-

ía o el orgullo que vosotros sentiréis sereflejarán en vuestro rostro y eso es algoinconveniente. Algunos, conscientes desus fallos, piensan: "Soy torpe pero de-

 bo cumplir cueste lo que cueste mi mi-sión. ¿Cómo la voy a llevar a cabo?Esto puede ocasionarme muchos moti-vos de ansiedad". Aunque estas palabrasno se pronuncien jamás, se reflejaránclaramente en vuestro rostro. Esto esuna prueba de modestia. Es por incons-

tancia y ligereza que nos apartamos dela Vía y que nos comportamos como

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novicios. Entonces somos fuente demolestias. El año pasado, en el curso deuna reunión, un hombre expuso su pun-to de vista y afirmó que estaba dispues-to a matar al animador de la reunión si

su opinión no era adoptada. Su mociónfue aceptada. Cuando todos los proce-dimientos fueron terminados, dijo: "Handado su consentimiento demasiadorápidamente. Pienso que son débiles yno son dignos de ser los consejeros desu amo".

Cuando una reunión oficial esextremadamente seria y alguien intro-duce, con ligereza, temas diferentes los

 participantes expresan su despecho y se

enfadan. Esto no está bien. En talesmomentos la etiqueta de Samurái con-siste en permanecer calmado y tratar ala persona con benevolencia. Maltratar aalguien es una conducta digna de unlacayo.

Hay momento en donde uno tie-ne realmente necesidad de los demás. Siesto se repite a menudo, éstos acaban

 por encontrarlo inoportuno y desplaza-do. Para ciertas cosas, más vale no tenerque tener que contar con los demás.

El DragónHabía un hombre en China al

que gustaban mucho las imágenes re- presentando a dragones. Todos susmuebles y vestidos estaban decoradoscon este emblema. El dios de los drago-nes se dio cuente de este amor profun-

do, así que un día, un verdadero dragónse presentó en su ventana. Se dice queel hombre se murió del susto... Era se-guramente un charlatán que se hubierarevelado como tal en el momento de laacción.

ConcentraciónEn cierta ocasión vivía un maes-

tro del arte de la lanza. En el momentode su muerte llamó a su mejor discípulo

y le declaró: "Te he transmitido todaslas técnicas secretas de nuestra escuela.

Si piensas aceptar ahora a un discípulo,debes practicar enseguida con diligen-cia, y cada día, con el sable de madera.La superioridad no es una cuestión detécnicas secretas". Del mismo modo, en

la enseñanza de un maestro de Renga,se dice que la víspera del concurso de poesía debe calmar su espíritu y consul-tar una antología de poesías. Es necesa-rio saberse concentrar sobre una solacosa. Todos los oficios deben ser ejerci-dos con concentración.

Animar a un AmigoCuando se visita a un Samurái

golpeado por la desgracia, lo que se ledice para animarlo es siempre de unaextremada importancia. Él es, en efecto,capaz de discernir a través de nuestras

 palabras los móviles verdaderos queaniman a su interlocutor. Para animar aun amigo en dificultades el secreto arevelarse es el siguiente: un verdaderoSamurái no debe pavonearse ni perderconfianza. Debe ir siempre hacia delan-te, sino no avanzará y será totalmente

inútil.

Las PalabrasSe dice que no hay que dudar

 jamás en corregirse cuando uno a come-tido un error. La falta desaparece rápi-damente si uno se corrige sin demora.Cuando se intenta remediar un error,ello se vuelve desplazado y doloroso.Cuando se dice algo que no se deberíahaber dicho, si uno se autocritica rápiday claramente, aquello se olvida pronto yya no hay necesidad de preocuparse.Pero si alguien os censura, hay que sa-

 ber contestar:"Os he dado las razones de mis propósi-tos inconsiderados, yo no veo nada másque hacer si no las aceptáis. Puesto quehe dicho esto sin querer, deberá pasarcomo si nadie lo hubiera oído. Nadie

 puede sustraerse a una reprimenda.".

Morooka Hikoemon fue requeri-do un día para confirmar la verdad de

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sus palabras respecto a un asunto. Peroél contestó: "La palabra de un Samuráies más firme que el metal. Dado queestoy impregnado de este principio,¿qué más pueden aportar los dioses y

los Budas?" El juramento fue anulado.Esta historia ocurrió cuando él teníaveintiséis años.

La Actitud Durante la Tormen-ta

Existe lo que se llama la actituddurante la tormenta. Cuando uno es sor-

 prendido por una repentina tormenta, se puede o bien correr lo más aprisa posi-

 ble o bien colocarse rápidamente bajolos aleros de las casas que bordean elcamino. De todos modos nos mojare-mos. Si uno ya estuviera preparadomentalmente a la idea de estar mojado,se estaría a fin de cuentas muy pococontrariado con la llegada de la lluvia.Se puede aplicar este principio con pro-vecho en todas las situaciones.

Ganar Desde el PrincipioCuando ya era anciano, Tetsuzan

hizo un día la reflexión siguiente: "Ten-ía tendencia a pensar que el combate amanos desnudas difería del Sumo, debi-do a que no tenía importancia ser tiradoal suelo al principio, ya que lo esencialera ganar al final del combate. Recien-temente he cambiado de punto de vista.Se me ha ocurrido que si un juez toma-

 ba la decisión de parar el combate en el

momento en que uno se encuentra en elsuelo, os declararía vencido. Hay queganar desde el principio para salir victo-rioso siempre."

La Amistad Se Mide en la Ad-versidad

Se ha dicho: "Si queréis sondearel corazón de un amigo, caed enfermo."Una persona a la que consideráis amiga

cuando todo te va bien, y que os da laespalda como un extraño en caso de

enfermedad o de infortunio, no es másque un cobarde. Es mucho más correctocundo un amigo debe enfrentarse con elinfortunio, estar cerca de él, visitarlo ysocorrerlo. Un Samurái no debe jamás,

mientras viva, permitirse distanciarse deaquellos de los que es deudor espiri-tualmente. He aquí por lo tanto un me-dio para medir los verdaderos senti-mientos de un hombre. La mayor partedel tiempo nosotros nos dirigimos a losdemás para pedirles ayuda y luego losolvidamos en cuanto la crisis ha pasado.

Alguien hizo un día el comenta-rio siguiente: "Se piensa generalmenteque nada es más difícil que ser ronin;

que cuando este destino golpea a unhombre, se pierde confianza en él y sele abandona. En verdad, ser ronin esalgo muy diferente de lo que yo me hab-ía imaginado y es un estado menos des-agradable de lo que parece. Me gustaría,en verdad, volver a ser un ronin cierto."Coincido con esta opinión. La mismaactitud puede prevalecer en lo que con-cierne a la muerte. Si un Samurái seacostumbra, día a día, a la idea de lamuerte, será capaz de morir con todatranquilidad cuando llegue el momento.Como todos los desastres son difícil-mente tan terribles como uno se los hab-ía imaginado, es totalmente ridículolamentarse por adelantado y sin cesar.Más vale prepararse desde el principio ala idea de que el destino final del Sa-murái dedicado al servicio de un Señores hacerse sepukku o terminar ronin.

Éxito y FracasoLa bondad o la maldad del

carácter de un individuo no se reflejanen el éxito momentáneo o en el fracaso,aquí abajo. El éxito o el fracaso no son,a fin de cuentas, más que manifestacio-nes de la Naturaleza. El bien y el malson, sin embargo, naturalezas humanas.

 No obstante, es cómodo, por razones

didácticas, expresarse como si el éxito o

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el fracaso en el mundo fueran el resul-tado directo de un buen o mal carácter.

Quien Calcula es un Cobarde

Un hombre que no para de cal-cular es un cobarde. Digo esto porquelas suposiciones siempre tienen unarelación con las ideas de provecho y de

 pérdida; el individuo que las hace estásiempre preocupado por las nociones deganancia o pérdida.

Morir es una pérdida, vivir unaganancia y es así que se decide a menu-do no morir. Esto es cobardía. Del mis-mo modo, un hombre que ha recibido

una buena educación puede camuflar,con su inteligencia y su elocuencia, su

 pusilanimidad o su estupidez, que sonsu verdadera naturaleza. Mucha genteno se da cuenta

La Vía del SamuráiEl Señor Naoshige tenía por cos-

tumbre decir: "La vía del Samurái es la pasión de la muerte. Incluso diez hom- bres son incapaces de desviar a unhombre animado de tal convicción." Nose pueden llevar a cabo grandes hazañascuando se está en una disposición aní-mica normal. Hay que volverse fanáticoy desarrollar la pasión de la muerte. Siuno cuenta sobre el tiempo para acre-centar su poder de discernimiento, correel riesgo de que sea demasiado tarde

 para ponerlo en práctica. La lealtad y la

 piedad filial son algo suplementario enla Vía del Samurái; Lo que uno necesitaes la pasión por la muerte. Todo el restovendrá por añadidura de esta pasión.

El famoso Samurái KiranoSukeShida ha dicho: "Si sois totalmente des-conocido, entre morir o vivir, más valeescoger vivir". Shida era un Samuráifuera de lo corriente.

Los jóvenes han interpretadofrecuentemente mal lo que ha dicho,

 pensando equivocadamente que se hacíael abogado de una conducta deshonrosa.

En un postscriptum, escribió: "Si unoduda entre comer y no comer, más valeabstenerse. Cuando uno no puede deci-dirse entre vivir o morir, entonces másvale morir."

Hay una manera de educar a loshijos de Samuráis. En su infancia se hade favorecer su bravura y evitar darlesmiedo frívolamente o burlarse de ellos.Si una persona se ve afectada por lacobardía cuando niño, queda una cica-triz para toda la vida.

Es un error de los padres que, sinreflexionar, hagan temer a los niños losrelámpagos, los sitios oscuros, o contar-les cosas terroríficas para provocar sus

lloros. Más aún, si un niño es reñidoseveramente se volverá tímido. No debetolerarse que se formen malos hábitos.Después que se ha formado un malhábito, aunque se reprenda al niño, yano mejorará. Para cosas tales como elhablar correctamente o tener un buencomportamiento hay que volver gra-dualmente al niño consciente de ello.

 No dejéis que el niño conozca la avari-cia. Otra cosa más, si tiene una natura-leza normal, se desarrollará siguiendo elcamino que se le marque. Otro puntomás a tener en cuenta es que si los pa-dres tienen una mala relación, el niño notendrá sentimientos filiales. Esto es na-tural. Incluso los pájaros y las bestias sesienten afectados por lo que ven en elmomento de nacer. Por lo tanto, las re-laciones entre padre e hijo se puedendeteriorar debido a la inconsciencia de

la madre. Una madre quiere a su hijo por encima de todas las cosas y seráimparcial con él cuando es corregido

 por el padre. Si se vuelve una aliada delniño, tal cosa sembrará la discordia en-tre el padre y el hijo. Debido a la estre-chez de su mente, una mujer ve a su hijocomo el sostén de su vejez.

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La DistracciónSeréis confundidos por la gente

cuando vuestra resolución sea débil.Más aún, si en una reunión estáis dis-traído cuando otra persona esté hablan-

do, por vuestro descuido podéis pensarque coincidís con su opinión y le vais aseguir diciendo: "De acuerdo, de acuer-do", incluso cuando esté diciendo algocontrario a vuestros propios sentimien-tos, y los demás pensarán que estáis deacuerdo con ellos. Por esto, nunca deb-éis distraeros ni un instante cuandotengáis una reunión con otras personas.Cuando estéis escuchando una historia oestén hablando con vosotros, deberéisser cuidadosos para evitar veros con-fundidos; y si hay algo con lo que noestéis de acuerdo, exponed vuestra opi-nión, mostradle su error a vuestro opo-nente, esforzaos en resolver la situación.Incluso en asuntos poco importantes losmalentendidos provienen de cosas pe-queñas. Uno debe ser cauteloso en esteaspecto. Más aún, es mejor no colaborarcon gente de la que ya habéis tenido

dudas anteriormente. No importa lo quehagáis, será gente que siempre os con-fundirá o absorberá. Para estar seguroen este tipo de asuntos debéis tener mu-cha experiencia.

La Desgracia No es suficiente evitar simple-

mente sentirse desanimado cuando llegauna prueba. Cuando llega una desgracia,

el Samurái debe alegrarse y coger lasuerte que le es ofrecida por poder em-

 plear así su energía y su valentía. Talactitud difiere radicalmente de la simpleresignación. Cuando la marea sube, el

 barco flota...Cuando se ha oído hablar de las

hazañas de un Maestro, pensar quecualquier cosa que uno haga no podrá

 jamás igualarlo, es señal de un almamezquina. Se debe pensar, al contrario,

que "si el Maestro es un hombre comoyo, ¿por qué yo he de ser inferior?" En

cuanto un Samurái se decide contestar aeste desafío contra sí mismo, ya está encamino de la mejoría. Ittei Ishida hadicho: "Un hombre reconocido comosabio por los otros, sólo adquiere esta

reputación porque ha comenzado a pro-fundizar sus conocimientos desde sumás tierna edad. Nunca es el resultadode un aprendizaje tardío, incluso si éstees difícil." En otras palabras, en cuantoun ser toma la resolución de llegar a la

 perfección, puede esperar un día expe-rimentar la iluminación. Un Samuráidebe prestar atención a sus hechos ygestos para evitar cometer errores deconducta, no importa lo pequeños que

aquellos sean. Ocurre que, por descuido,un Samurái no controla su mente y llegaa pensar reflexiones de este tipo: "Deci-didamente, soy un cobarde" o "Si estoocurre, corramos para preservar nues-tras vidas" o "Cuán terrorífico es esto","¡Ay!", Etcétera. Tales exclamacionesno deben ser jamás proferidas por unSamurái aunque sea para mofarse o reír-se, ni por descuido, ni siquiera soñando,ni en ninguna otra situación. Un ser

 perspicaz adivinaría rápidamente la na-turaleza verdadera de la persona quehubiera pronunciado tales palabras. Unodebe estar siempre en guardia. Se hadicho que un hombre que acaba de serdecapitado todavía puede hacer algunosgestos. Esta historia ha sido transmitida

 por Nitta Yoshisada y Ono Moken.¿Cómo un hombre puede ser in-

ferior a otro hombre? Mitani Joyku de-

cía: "Incluso cuando un hombre enfer-ma mortalmente, puede sobrevivir dos otres días más."

Las malas relaciones existentesentre los actuales gobernantes y los pro-cedentes, entre el padre y el hijo, entreel hermano mayor y el pequeño estánmotivadas por razones egoístas. La

 prueba es que no hay tales relacionesentre maestro y servidor.

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Las DecisionesUn viejo proverbio dice: "Decid-

íos en el espacio de siete soplos." ElSeñor Takanobu Ryuzoti hizo un díaeste comentario: "Si un hombre tarde

demasiado en tomar una decisión, seduerme." El Señor Naoshige dice tam-

 bién: "Si uno se lanza sin vigor, siete decada diez acciones no llegan a término.Es verdaderamente difícil tomar deci-siones en estado de agitación. Por con-siguiente, si sin ocuparse de las conse-cuencias menores, uno se enfrenta a los

 problemas con la mente afilada comouna navaja, siempre se encuentra la so-lución en menos tiempo del preciso parahacer siete soplos."Hay que considerarlos problemas con calma y determina-ción.

El OrgulloEl que tiene pocos conocimien-

tos se vuelve rápidamente pretencioso yse deleita en la idea de ser consideradocomo un hombre competente. Los que

se enorgullecen de sus talentos y se es-timan superiores a sus contemporáneosserán inevitablemente castigados poralguna manifestación del Cielo. Unhombre que no sepa hacerse apreciar delos otros no será de utilidad a nadie a

 pesar de su alta competencia. El quetrabaja arduamente y sabe permanecermodesto; el que se alegra de la posiciónsubordinada que ocupa al mismo tiempoque respeta a sus iguales, será altamente

estimado.

Levantaos a la OctavaEs el colmo de la locura para un

Samurái perder el control de sí mismo si por desgracia queda reducido al estadode ronin o se encuentra enfrentado aalgún revés de fortuna del mismo tipo.En el tiempo del Señor Katsushige, losSamuráis tenían una divisa favorita: "Si

no habéis sido ronin siete veces, no podréis reivindicar efectivamente el

título verdadero de Samurái. Tropezad ycaed siete veces, pero levantaos a laoctava." Manifiestamente, Hyogo Nari-tomi había sido, según se dice, sieteveces ronin. Un Samurái al servicio de

un daimio debe ser como un tentetiesoque se levanta cada vez que uno lo in-clina. En verdad, sería una excelenteidea para el Daimyo devolver a susdiscípulos la libertad para someter a

 prueba su fuerza espiritual.

El Trato a los SubordinadosEn un poema a la gloria de Yos-

hitune, se dice: "Un general debe diri-girse frecuentemente a sus soldados."Las personas que sirven a un amo es-tarán tanto más dispuestas a consagrarsu vida a su servicio cuando su amo lealabe en circunstancias excepcionales,así como en la vida corriente, del tipo:"Me habéis servido muy bien." "Debéisser muy cuidadoso con esto o lo otro.""Ahora tengo un servidor de primeraclase." Estos comentarios atentos son deuna gran importancia.

Auto-perfecciónSi deseáis perfeccionaros, la me-

 jor manera de hacer es solicitar la opi-nión de los otros y buscar sus críticas.La mayor parte de las personas intentan

 perfeccionarse fiándose en su sola fa-cultad de apreciación. El único resulta-do que consiguen es que no hacen pro-gresos significativos... Los hombres que

 buscan las críticas de los demás son yasuperiores a ellos. La primera palabra

 pronunciada por un Samurái, en cual-quier circunstancia, es extremadamenteimportante. Revela por esta palabra todosu valor. En tiempos de paz, el lenguajefirma el valor. Pero, del mismo modo,en tiempos de disturbios y destrucción,la gran bravura puede revelarse por unaúnica palabra. Se puede decir entoncesque esta palabra única es la flor del al-

ma.

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Un Samurái debe siempre evitarquejarse, incluso en la vida corriente.Debe estar en guardia para no dejar es-capar jamás una palabra que demuestresu debilidad.

Una indicación anodina hecha por inad-vertencia indica frecuentemente el valordel que la ha hecho.

Un hombre cuya reputación está basada sobre su habilidad para unatécnica precisa es insignificante. Con-centrando toda su energía en un soloobjeto, se ha vuelto desde luego exce-lente pero se ha abstenido de interesarseen otras cosas. Un hombre así no es deninguna utilidad

Los ConsejosSon numerosas las personas que

dan consejos, pero escasas son las quelos reciben con reconocimiento, y to-davía más raros los que los siguen. Des-

 pués de los 30 años, el hombre se vuel-ve, por lo general, impermeable a losconsejos. Cuando los consejos ya no lealcanzan se vuelve rápidamente fatuo yegoísta. Añade, para el resto de sus díasla impudencia a la estupidez, lo queirremediablemente causará su pérdida.

Es por ello que es indispensabledescubrir a alguien capaz de discernir,ligándose fuertemente a él para recibirsu enseñanza.

Un Samurái que no concedeningún interés a la riqueza y al honor,acaba habitualmente por volverse insig-

nificante y envidioso. Este hombre es ala vez vano e inútil, acaba por revelarseinferior a aquel mismo cuyos únicosmóviles son la ambición, el dinero y lafama. No es de ninguna utilidad inme-diata.

Hasta la edad de cuarenta añosun Samurái debe vigilar de no dejarseseducir por la sabiduría y el sentido del

 juicio. Debe depender únicamente desus capacidades y de su fuerza de carác-

ter. Cuanto mayor sea esta última, mejorserá el samurai. Aun habiendo superado

los 40 años, pero esto depende del indi-viduo y de su posición social, un Sa-murái no es nada si no tiene fuerza decarácter.

DeterminaciónCualquiera que sea la meta, nada

es imposible de hacer cuando uno estádeterminado. Se puede entonces remo-ver cielo y tierra según convenga. Perocuando el hombre no tenga "el corazónen el vientre", no se puede persuadir deello. Remover cielo y tierra sin esfuer-zos es una simple cuestión de concen-tración.

Es bueno desarrollar su potenciahasta la edad de cuarenta años. En cam- bio es aconsejable "calmarse" a partir delos cincuenta. Cuando alguien os da suopinión, hay que saber aceptar con gra-titud incluso si no es de ningún interés.Solo con esta condición os comunicarálo que ha oído decir de vosotros. Es

 bueno dar y recibir avisos de una mane-ra amistosa.

Si en el campo de batalla no dej-

áis a nadie al cuidado de conducir elasalto y sois vosotros quienes tenéis lafirme intención de penetrar en las filasenemigas, no caeréis, vuestro espírituserá bravo y manifestaréis vuestro valormarcial. Este consejo es una herencia delos antiguos. Por otro lado, si debéis serderribado en el curso de un combate,estad decidido a serlo frente al enemigo.

El Fundamento de las CosasConozco un sacerdote que pre-

tende resolverlo todo gracias a su extra-ordinaria inteligencia. No hay ningúnotro en todo Japón que le sea compara-

 ble. Esto no es muy sorprendente ya quesimplemente nadie percibe el funda-mento de las cosas.

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SenilidadLa vejez llega cuando uno se li-

mita a hacer las cosas a las que se es proclive.Mientras el vigor persiste, uno puede ir

en contra de esta inclinación; cuando élse debilita, las verdaderas tendenciasaparecen y nos perturban. Existen dife-rentes manifestaciones de este estado

 pero, alcanzados los sesenta años, nadieescapa a ello.Pensar que uno no será jamás senil, esserlo ya. Así uno puede considerar laargumentación del maestro Ittei como lade una persona senil, cuando quiso pro-

 bar que él era el único que podía ayudara la Casa Nabeshima. Fue a hablar conlos poderosos de diferentes familias,

 pero mostraba ya señales de senilidad.Todo el mundo pensó en su momentoque era un acto razonable; y si reflexio-no mejor me doy cuenta que era un actode debilidad. Por mi parte, gracias a esteejemplo y debido a la sensación quetengo de retornar a la infancia, he rehu-sado la invitación a la ceremonia del

templo por el aniversario de la muerte elSeñor Mitsushige y he decidido perma-necer cada vez más recluido en mi casa.Uno debe tener la clarividencia de loque os va a ocurrir.

ErroresSegún una historia de Ryutaji,

había un experto en el I-Ching en laregión de Kamigata. Habría dicho que,

incluso tratándose de un sacerdote, esinútil dar una posición a un hombre an-tes de los cuarenta años, por la buenarazón de que hasta entonces cometenumerosos errores. Confucio no fue elúnico que tuvo el espíritu sereno des-

 pués de los cuarenta años. Hasta esaedad, tanto el sabio como el insensatohan acumulado numerosas experienciasformadoras y luego cesan de estar inde-cisos frente a la existencia.

En lo que concierne al valormarcial, es más meritorio morir por su

amo que matar a un enemigo. Es en estesentido que se puede comprender ladevoción de Sato Tsugunobu.

Cuando yo era joven, tenía un"diario de lamentaciones" en el cual

mencionaba día tras día mis errores.Pero no pasaba un solo día sin que yotuviera que abrirlo veinte o treinta ve-ces. Es así como acabé realizando quesiempre sería así y decidí abandonarlo.Hoy en día, cuando medito, antes deirme a dormir, sobre la jornada transcu-rrida, no hay un día en el cual yo nohaya cometido algún fallo de palabra ode acción. Vivir sin cometer errores escasi imposible, pero "los intelectuales"

distan mucho de admitirlo.Cuando se lee un texto en voz

alta, hay que hacerlo con el vientre.Cuando se lee con la boca y la garganta,uno se cansa deprisa. Esto es una ense-ñanza de Nakamo Shikibu.

Lo que se llama generosidad esrealmente compasión. En el "Shin´ei"está escrito: "Mirando con el ojo de lacompasión, no hay nadie que no merez-ca ser amado.

El que ha pecado debe despertartodavía más nuestra piedad". No haylímite para la anchura y profundidad denuestro corazón. Hay espacio para todo.Por esto todavía adoramos a los sabiosde los tres antiguos reinos (India, Chinay Japón) debido a que su compasióntodavía nos alcanza a nosotros actual-mente. Cualquier cosa que hagáis, ten-éis que hacerlo para el bien de vuestro

amo, vuestros parientes, la gente engeneral y la posteridad. Esto es la grancompasión. El amor y la sabiduría quevienen de esto son el real amor y la realsabiduría. Cuando uno castiga o luchacon el corazón compasivo, todo lo quehaga será sin límites en la fuerza y lacorrección. Hacer una cosa sólo en el

 propio beneficio es superficial y sevuelve negativo. Yo comprendí hacetiempo los temas de la sabiduría y la

 bravura. Ahora estoy justamente empe-zando a entender el tema de la compa-

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sión. El Señor Ieyasu decía: "El funda-mento para gobernar un país en paz esla compasión; cuando uno considera al

 pueblo como a su propio hijo, el pueblolo considera como su propio padre."

Además ¿no ha de pensarse que losnombres del "padre del grupo" y "niñodel grupo" (es decir jefe del grupo ymiembro) provienen de lso armoniososcorazones de una relación padre-hijo?Es de esta manera que ha de compren-derse que la frase del Señor Naoshige:"Un buscador de faltas vendrá para sercastigado por los otros" viene de sucompasión. Su sentencia: "El principioestá más allá de la razón" también tiene

que ser considerado compasión. Élafirmó con entusiasmo que uno tieneque probar lo ilimitado.

CaligrafíaEl Maestro Ittei decía: "El pro-

greso en caligrafía consiste en crear laarmonía entre el pergamino, el pincel yla tinta."¡Tienen tanta tendencia a estardesunidas!

El Monje Tannen decía: "Podríaocurrir que un servidor inteligente noascendiera. Pero tampoco hay casos endonde un servidor estúpido haya podidosalir del montón."

Aceptar el SufrimientoEl Maestro Ittei decía también:

"Para actuar correctamente, en una sola

 palabra: es necesario soportar el sufri-miento." No aceptar sufrir es malo. Esun sufrimiento que no tiene ningunaexcepción.

Hacer DemasiadoSegún los antiguos, un Samurái

debe notarse por su excesiva tenacidad.Una cosa hecha con moderación puedeser juzgada insuficiente. Es necesario

"hacer demasiado" para no cometer

errores. Es el tipo de principio que no esnecesario olvidar.

Cuando uno ha decidido matar aalguien, incluso si la empresa parecedifícil de realizar, sin duda no sirve de

nada intentarlo hacer con medios des-viados. El corazón puede flaquear, laocasión puede faltar y, a fin de cuentas,todo puede fracasar. La Via del Samuráies la de la acción inmediata y por ello es

 preferible "lanzarse la cabeza primero".Una vez, un hombre iba de camino parair a escuchar los Sutras en el Jissoin enKawakami. Uno de sus pajes se embo-rrachó y buscó pelea con uno de losmarinos.

Cuando se acercaron, el pajedesenvainó su sable y el marino, co-giendo una percha, lo golpeó en la ca-

 beza. En el mismo momento, los otrosmarinos cogieron remos y ya iban agolpear al paje cuando el amo llegó.Hizo ver que no se daba cuenta de naday entonces otro paje fue a pedir excusasa los marinos. Calmó a su compañero ylo acompañó hasta su casa, pero enton-ces se dio cuenta de que le habían roba-do su sable.

La lección que es necesario ex-traer es la siguiente: en primer lugar, nohaber desaprobado y sancionado al pajeen el barco es una negligencia del amo;luego, incluso si el paje había actuadosin consideración, en cuanto fue gol-

 peado en la cabeza ya no había lugar para excusarse. El Amo debería haberido hacia el paje borracho y el marino,

como si fuera a excusarse y luegohaberlos matado a los dos. Es evidenteque este amo no tenía "Espíritu".

El Señor Naoshige decía: "El va-lor de un antepasado se mide por elcomportamiento de sus hijos. Un hijodebe actuar de modo que honre a suantepasado y no de modo que lo des-honre. Esto es realmente la piedad fi-lial."

Cuando Nakano Shogen hizo

Seppuku, los miembros de su clan, re-unidos en casa de Oki Hyobu, hicieron

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comentarios críticos sobre él. Hyobu lesdijo: "No se debe hablar mal de alguienque ha muerto y el que ha sido conde-nado debe despertar particularmentenuestra piedad. Es deber del Samurái

elogiarle, aunque sólo fuera un poco. No hay duda de que dentro de veinteaños se dirá de Shogen que era un ser-vidor fiel." Estoso comentarios son losde un hombre maduro.Cuando uno conoce a alguien, deberíacaptar rápidamente su carácter y reac-cionar de manera adecuada para cadauna. Cuando uno se encuentra con al-guien a quien le gusta argumentar, esnecesario enfrentarse a él y ganarlo por

la superioridad de la lógica, pero sin serdemasiado severo, para evitar que quedeun resentimiento. Es a la vez algo delcorazón y algo de palabras. Este consejofue dado por un sacerdote.

La Condición del SamuráiSi se debiera resumir en pocas

 palabras la condición del Samurái, yodiría que en primer lugar es devoción encuerpo y alma a un amo. En segundolugar yo diría que es necesario cultivarla inteligencia, la compasión y la valent-ía. La posición de estas tres virtudesreunidas puede parecer imposible al sercomún, pero es fácil. La inteligencia noes más que saber conversar de unas co-sas y otras con los demás, consiguiendocon ello una sabiduría infinita. La com-

 pasión cosiste en actuar en bien de los

demás comparándose con ellos y dándo-les la preferencia. La valentía es saberapretar los dientes. Es suficiente haceresto en cualquier circunstancia. Todo loque está más allá de estas tres virtudesno es útil conocerlo. En tercer lugar, enlo que concierne al aspecto exterior, esnecesario cuidar su apariencia, su mane-ra de expresarse y perfeccionarse encaligrafía. Esto no es más que un asuntocorriente que es necesario mejorar con

una práctica constante. En la base detodo esto hace falta sentir en nosotros la

 presencia de una fuerza tranquila.Cuando ella haya realizado todo esto,será necesario aprender la historia denuestra tierra y de sus costumbres. Lue-go podremos estudiar algunas artes re-

creativas. Ser un Samurái es, a fin decuentas, muy simple. Si miráis los quehoy en día son de alguna utilidad, osdaréis cuenta que han reunido estas trescondiciones.

Los hombres valientes del pasa-do eran, en su mayoría, ruidosos; suexuberancia era signo de fortaleza y

 bravura. Como yo dudaba de ello, Tsu-netomo me contestó: "Sepuede com-

 prender que su vitalidad poderosa haya

hecho de ellos seres rudos y exuberan-tes. Hoy en día, los hombres han perdi-do esta alegría ruidosa porque suvitali-dad es menor. La savia se ha agotado

 pero su carácter ha mejorado. El valores de otro orden. Que hayan perdido envitalidad y ganado en dulzura no signi-fica que posean una menor pasión por lamuerte. Esto no tiene nada que ver conla vitalidad." Aunque el Señor Ieyasu nohaya ganado jamás una batalla, la poste-ridad ha dicho de él. "Ieyasu era un ge-neral muy valiente." Ninguno de susSamuráis murió en el campo de batalladando la espalda al enemigo. Todosyacían con la cara vuelta hacia las filasadversarias.

El Fin de las CosasYasuda Ukyo hazo el comenta-

rio siguiente a propósito de la últimacopa de vino que se ofrece: "Sólo el finde las cosas es importante." Cada unodebería parecerse a esto. Cuando losinvitados se van, decirles adiós con pe-sar es importante. Si este sentimientoestá ausente, se corre el riesgo de pare-cer harto y todo el placer de la jornadase difumina. Se debe dar sin cesar laimpresión de que uno hace algo impor-tante. Esto es posible con un mínimo de

comprensión.

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La SituaciónUesugi Kenshin decía: "Yo no

he sabido jamás lo que era ganar desdeel principio al fin; yo solamente hecomprendido que no hay que ser jamás

inferior a la situación y esto es impor-tante. Es molesto que un Samurái noesté a la altura. Si no estuviéramosconstantemente por debajo de la situa-ción, no nos sentiríamos embarazados

 jamás."Deberíamos desconfiar de hablar

de temas tales como el conocimiento, lamoralidad, las costumbres delante de losmayores o las personas de alto rango. Esalgo desagradable de oír.

Incluso, aun cuando uno acabarade ser decapitado, todavía deberíamosser capaces de hacer con seguridad unaúltima cosa. Los últimos instantes de

 Nitta Yoshisada lo prueban: si hubieratenido un espíritu débil, se haría caídoen el momento exacto en que su cabezafue cortada. Este también ha sido re-cientemente el caso de Ono Doken. Es-tos hechos relevan de la determinación.

Cuando uno posee valor marcial y de-terminación, incluso teniendo la cabezacortada, no muere, siendo como un fan-tasma vengador.

El Mundo es SueñoQue uno sea de alto linaje o de

origen humilde, rico o pobre, joven oanciano, ilustrado o no, todos estamosdestinados a morir. Nosotros sabemos

que esto es ineludible pero nos agarra-mos a las ramas diciéndonos que losotros morirán antes que nosotros, queseremos el último. La muerte siempre

 parece lejana. ¿Acaso no es esto unavista engañosa y futil? ¿No es una ilu-sión, un sueño? No se deberían ver lascosas de una manera que nos indujera ala negligencia. Se debería ser valiente yactuar rápidamente ya que la muertevendrá tarde o temprano a golpear nues-

tra puerta.

La vergüenza y el arrepentimien-to son comparables al hecho de derra-mar un jarro de agua. Uno de mis ami-gos ha resentido compasión escuchandola confesión de aquel que le había roba-

do su sable de gala. Cuando uno quierereparar sus faltas, sus huellas desapare-cen rápidamente.

Una persona de poco conoci-miento se da aires de sabio: es una cues-tión de inexperiencia. Cuando se domi-na bien algo, no se destaca en nuestrocomportamiento: una persona así eseducada.

FanatismoEl monje Keiho cuenta que el

Señor Aki había dicho un día que lavirtud marcial por excelencia era el fa-natismo. He constatado que esto coin-cidía con mi propia convicción y desdeentonces soy cada vez más extremadoen mi fanatismo.

Cuando hice la siguiente pregun-ta: "¿Qué es lo que no debe hacer jamásun Samurái que esté al servicio dedaimyo?", Me fue contestado: "Un Sa-murái no debe ni beber demasiado niestar demasiado seguro de sí mismo nidarse a la lujuria." En período de difi-cultad, estas debilidades sólo tienen

 pocas ocasiones de ser satisfechas.Así, sólo tienen consecuencias

limitadas. Pero cuando los tiempos me- joran, la vida se vuelve más fácil. En-tonces estos tres defectos se vuelven

susceptibles de tener consecuenciasnefastas. Examinad de cerca la carrerade personas que conocéis. En cuantoempiezan a palpar el triunfo, se vuelvenarrogantes sin medida, se entregan a unlujo imperdonable. Es bueno enfrentarsecon dificultades en la juventud porqueel que no ha sufrido jamás no ha tem-

 plado plenamente su carácter. Un Sa-murái que se desanima o abandona fren-te a las pruebas, no es de ninguna utili-

dad.

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ResoluciónEn un último análisis, la única

cosa que cuenta es la resolución delmomento. Un Samurái toma una deci-sión tras otra y el conjunto llena toda su

vida. Una vez que ha comprendido estaregla fundamental ya no tiene que mani-festar jamás impaciencia ni buscar otracosa que el momento presente. Su exis-tencia fluye naturalmente, se concentraen sus decisiones. Sin embargo, las per-sonas tienen tendencia a olvidar estaregla de conducta. Aprender a confor-marse a sus decisiones sin desviarse, no

 puede realizarse sin alcanzar una ciertaedad. Incluso cuando uno ha alcanzadola iluminación y si el interesado no tiene

 plenamente conciencia de ello su de-terminación está siempre presente. Sialguien lleva a término aunque sólo seauna resolución, bado: pues revela así ungesto de lealtad será raramente pertur-

 bado: pues revela así un gesto de lealtadrespecto a su fe.

La Nostalgia del Pasado No podemos cambiar nuestra

época. En cuanto las condiciones devida se degradan regularmente es prue-

 ba de que uno ha penetrado en la faseúltima del destino.

En efecto, no se puede estarconstantemente en primavera o verano,tampoco se puede disfrutar permanen-temente; por ello es obrar en vano em-

 peñarse en cambiar la naturaleza de los

momentos actuales para reencontrar losfelices días del siglo pasado.El error de los que cultivan la

nostalgia del pasado viene de que nocaptan esta idea.

Pero los que sólo tienen conside-ración por el momento presente y afec-tan detestar el pasado, parecen ser muysuperficiales.

Examen CotidianoSe debe enseñar a los jóvenes

Samuráis las virtudes marciales de ma-nera que cada uno de ellos esté conven-cido de ser el guerrero más bravo de

Japón. Paralelamente, los jóvenes Sa-muráis deben evaluar cotidianamentesus progresos con respecto a la Vía ydeshacerse lo más rápidamente posiblede sus imperfecciones. Este examencotidiano es la condición para alcanzarla meta buscada.

MarionetasMientras yo iba reflexionando al

caminar, se me ocurrió que los sereshumanos son unas extraordinarias einteligentes marionetas articuladas.Aunque estén suspendidos por hilos,

 pueden saltar, caminar, hablar. ¡Cuánmagníficamente están concebidos! Perode aquí al próximo festival budista,

 pueden morir y venirnos a visitar bajoforma de espíritus. ¡Qué existencia másvana! La gente siempre parece olvidar-

lo.

Cuando el Agua Sube...Existe un proverbio que reza:

"Cuando el agua sube, el barco tam- bién." En otras palabras, frente a lasdificultades, las facultades se agudizan.Es cierto que los hombres valientes cul-tivan seriamente sus talentos cuando lasdificultades con las que están enfrenta-

dos son importantes. Es un error imper-donable dejarse abatir por las dificulta-des.

Ahora es la HoraEl maestro Jocho dijo un día a su

yerno Gomojo esta máxima: "Ahora esla hora y la hora es ahora." Tenemostendencia a pensar que la vida cotidianadifiera de un momento de crisis; así

cuando el momento de actuar llega, noestamos nunca listos. Si nos convocan

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 para hablar con el Daimyo o somos en-viados a una misión, no encontramos

 palabras para expresarnos. Estas actitu-des indican que continuamente diferen-ciamos entre "el tiempo" en el sentido

amplio y "el momento presente".Comprender la expresión: "Lahora es ahora" significa prepararseconstantemente para un suceso impre-visto. Un Samurái debe siempre estardispuesto a expresarse claramente en

 público, a ser convocado frente alDaimyo o incluso a entrevistarse con

 personalidades oficiales, aun con elmismo Shogun en persona. Poco impor-ta que esto ocurra o no, uno debe de

estar dispuesto permanentemente. Estadisponibilidad para actuar es el métodoa aplicar para llevar a cabo todas nues-tras acciones, tanto en las artes militarescomo en los deberes cívicos.

Si los dioses ignoran mis rezosdebido ha que he sido mancillado por lasangre del enemigo, no puedo hacernada si no es continuar mis actos dedevoción sin preocuparme de la man-cha. Incluso, aunque los dioses no amanlas manchas de sangre, yo tengo mi

 propia manera de ver las cosas. No meolvido jamás de mi hora cotidiana deoración. E incluso si en el campo de

 batalla me salpica la sangre o tropiezoen los cadáveres que yacen a mis pies,tengo confianza en la eficacia de misrezos dedicados a los dioses para alcan-zar el éxito militar o asegurarme unalarga vida.

FugacidadLa vida humana sólo dura un

instante, es necesario tener la fuerza devivirla haciendo lo que más nos gusta.En este mundo fugaz como un sueño,vivir en el sufrimiento no haciendo másque cosas que nos disgustan es una puralocura. Sin embargo, este principio, malentendido, puede ser nocivo, por ello he

decidido no enseñarlo a los jóvenes...Adoro dormir. En contestación a la si-

tuación actual del mundo, pienso que lomejor que puedo hacer es volver a dor-mir a mi casa.

Ocurre a menudo que un hombreque goza de grandes capacidades de

 juicio y que es consciente de su valor,se vuelva cada vez más arrogante. Esdifícil conocer realmente sus cualidades

 pero todavía es más difícil admitir suscualidades. Es el maestro Zen Kaionquien ha hecho estas reflexiones.

Dignidad y SinceridadLa dignidad de un ser se mide

 por la impresión exterior que da. Hay

dignidad en el esfuerzo y la asiduidad;en la serenidad y la discreción. Haydignidad en la observación de las reglasy en la rectitud. También hay dignidad

 para apretar los dientes y mantener losojos abiertos: todas estas actitudes sonvisibles desde el exterior. Lo que escapital es actuar siempre con dignidad ysinceridad.

Kazuma Nakano ha dicho: "Esun signo de mezquindad y falta de gustoutilizar un juego de tazas ya gastado

 para la ceremonia del té." Los utensiliosnuevos son más convenientes. Algunas

 personas pueden pensar que más valeemplear utensilios ya gastados debido alcarácter de su origen. Estas dos concep-ciones son igualmente erróneas. Losobjetos antiguos han sido empleados

 por personas, ciertamente modestas, pero su gran antigüedad les confiere una

cierta nobleza. Os utensilios viejos handado prueba de su calidad en las manosde gente de alto rango. Es por habersido detentadas y usadas por su propie-tario que ha acrecentado su valor. Uno

 puede tener un razonamiento semejantesobre el deber del Samurái. Un hombrede origen modesto que logra cierto re-nombre y alcanza una posición socialelevada, está dotado manifiestamente decualidades sobresalientes. Sin embargo,

habrá gente que siempre encontrarádesagradable codearse con un hombre

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de genealogía dudosa, que rehúsa siem- pre considerar como un oficial superioral que no era hasta ahora más que unsimple soldado.

Fundamentalmente, un hombre

que ha descollado del montón, sólo ha podido hacerlo debido a que poseía máshabilidad y mérito que los que estáncolocaos inicialmente en un escalónelevado. Por ello debemos siempre tes-timoniarles un mayor respeto.

Cuando uno busca algo esencialque realizar, hay que saberse mantenerlejos del Señor de un feudo, de las per-sonalidades oficiales y de los conseje-ros. Cuando uno pasa el tiempo "giran-

do en torno" a sus superiores y a estarsuspendido de sus labios, se hace difícilllevar a cabo los proyectos. Es unamáxima que no ha de ser olvidada.Está mal murmurar, sin embargo, tam-

 poco es mejor alabar a alguien en todomomento. Un Samurái debe conocer sutalla, observar la disciplina sin distraer-se y hablar lo menos posible.

Un hombre valeroso debe per-manecer impávido y jamás dar la impre-sión de estar desbordado. Sólo las per-sonas insignificantes, cuyo carácter serevela agresivo, buscan la fama a cual-quier precio y chocan con todos los quefrecuentan.

En un debate o una discusión al-gunas veces hay que saber perder pronto

 para hacerlo con elegancia. Del mismomodo, si en la lucha Sumo, para ganar acualquier precio, uno se pone a hacer

trampas, se vuelve peor que un vencidoy es, al mismo tiempo, derrotado y ca-rente de elegancia.

El Orgullo (2)Alguien dijo un día: "Hay dos

tipos de orgullo, el interno y el externo.Un Samurái que no posee los dos es deuna utilidad dudosa." El orgullo puedeser comparado con la hoja de un sable.

Debe afilarse y luego volverse a colocaren la vaina.

De vez en cuando, es desenvai-nada, sostenida y limpiada para volverlaa envainar. Si el sable de un Samuráisiempre está desenvainado, si estásiempre levantado, la gente le temerá y

le será difícil tener amigos. Si por elcontrario, no lo saca jamás de su vaina,la hoja se enmohecerá y la gente ya notemerá al que lo lleva.

Intuición SúbitaDeberían escucharse con respeto

y gratitud las palabras de un hombre degran experiencia, incluso si habla decosas que ya sabemos. Ocurre, a veces,

que después de haber oído diez o veinteveces la misma cosa, uno tenga unaintuición súbita y que esta intuicióntrascienda la significación habitual. Hayuna tendencia a mirar desde lo alto a lagente anciana y a no tomar en serio suscomentarios. Pero deberíamos hacer locontrario, acordándonos que han tenidoel beneficio de una larga y real expe-riencia.

Nuestra OpiniónComo ya lo he subrayado en mis

Reflexiones locas (un manual de com- portamiento del Samurái redactado parami yerno Gonojo), el non plus ultra delservicio de un Samurái es saber expre-sar con inteligencia su propia opinión,como los hombres cualificados el feudo,que son los consejeros experimentados

del Daimyo.Cuando uno ha comprendido es-to, poco importa lo que uno piensa o loque hace. Pero nadie lo ha comprendidohasta ahora. Hay pocas personas cuyainteligencia sea suficiente para confor-marse a este principio. Algunos, más

 preocupados de su avance personal,usan de la adulación y de la zalamería

 para mejorar su situación. Tales perso-nas sólo alimentan bajas ambiciones y

no podrán alcanzar el nivel de hombrede estado experimentado. Algunos, más

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calculadores todavía que estos últimos,no ven ningún interés en volverse bue-nos Samuráis y pasan el tiempo de-leitándose con los "Ensayos sobre la

 pereza" o la poesía de Sagyo. Sin em-

 bargo, desde mi punto de vista, Kenko ySagyo no son más que cobardes, y es porque eran incapaces de asumir lasfunciones de Samurái que tratan condesdén estos problemas, prevaleciéndo-se del título de religiosos retirados delmundo. Aún hoy en día, si bien yo pien-so que es bueno para estos bonzos y las

 personas ancianas consagrarse a estaliteratura, es preferible para el que tengala ambición de ser un verdadero Samur-

ái, que aunque acaparado por su comba-te para penetrar en el mundo, se esfuer-ce en servir perfecta y lealmente a suamo.

Incluso si para conseguirlo tieneque estar hundido en el seno del infier-no.

LongevidadCuando el Señor Naoshige pasó

 por un lugar llamado Chiriki, se le dijo:"Por aquí vive un hombre anciano, cuyaedad supera los noventa años. Estehombre es tan afortunado que deberíasdeteneros para saludarle." Naoshigeescuchó y contestó:"¿Quién puede ser más desgraciado queeste hombre? ¿Cuántos hijos y nietos havisto ya desaparecer? ¿Dónde se en-cuentra su suerte?" No se detuvo para

saludar al anciano.

RelajaciónMe han contado que el señor

 Naoshige había dicho un día: "Hay unmomento en el que todo el mundo estáalegre y amistoso y es el momento endonde uno se relaja. Sin embargo, tam-

 bién hay cosas que uno lamenta siempredespués de haberlos hecho o dicho."

ConfusiónDurante una cacería en un lugar

llamado Shiroishi, el amo Katsushigemató a un enorme jabalí. Todos le ro-deaban admirándolo por la bestia extra-

ordinaria que acababa de abatir. De re- pente, el jabalí dejado por muerto selevantó y cargó. Los miembros del cor-tejo del amo, sorprendidos, se asustarony huyeron. En aquel momento, Matabei

 Nabeshima, rápido como el rayo, dis- paró sobre el jabalí y lo alcanzó. El amoKatsushige se cubrió el rostro con sumanga y exclamó: "El aire está lleno de

 polvo."Evidentemente, hizo este gesto

 para evitar ver la confusión de los adu-ladores.

Un hombre, Hyogo Naritomi, di- jo un día: "La verdadera victoria signifi-ca la derrota de tu amigo. Ganar a tualiado significa alcanzar la victoria so-

 bre ti mismo; es la victoria del espíritusobre el cuerpo." Un Samurái tiene eldeber cotidiano e cultivar su espíritu yde ejercitar su cuerpo de tal manera que

ninguno -entre mil aliados- pueda al-canzarlo. Sin esto, será ciertamente in-capaz de derrotar a un enemigo.

Un Método SecretoCuando vayáis a salir para una

misión importante antes de hacerlo,colocad saliva sobre los lóbulos devuestras orejas, respirad profundamente,tirad y romped un objeto entre vuestras

manos. Es un método secreto. Del mis-mo modo, si sentís que la sangre se ossube a la cabeza, colocad saliva sobrevuestros lóbulos de la oreja y os sentir-éis mejor inmediatamente.

Se considerará siempre como al-go natural la cualificación y la compe-tencia de un Samurái, cualquiera quesea la manera extraordinaria en que rea-liza sus hazañas. Si sus resultados sonsemejantes a los de sus contemporáne-

os, se considera que es de poca valía. Encambio, si una persona despreocupada

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cualquiera realiza algo de manera lige-ramente superior al promedio, será ala-

 bado grandemente.

Las Palabras (2)La mejor actitud respecto a las palabras es no usarlas. Si pensáis que podéis pasar sin usarlas, no habléis. Loque debe ser dicho debería serlo siem-

 pre de la manera más concisa, lógica yclara posible. Una cantidad sorprenden-te de personas se ridiculizan hablandosin reflexionar y se desconsideran otratanto.

Lealtad a la MuerteLa absoluta lealtad respecto de

la muerte debe ser puesta en prácticatodos los días. Debemos comenzar cadaamanecer meditando tranquilamente,

 pensando en el último momento e ima-ginando las diferente maneras de morir:muerto por una flecha, por un cañonazo,atravesado por un sable, sumergido porlas olas, saltando en un incendio, gol-

 peado por el rayo, aplastado por un te-rremoto, cayéndonos desde un risco,víctima de una enfermedad o súbita-mente. Debemos comenzar la jornada

 pensando en la muerte. Como decía unanciano: "Cuando abandonáis vuestrotejado, entráis en el reino de los muer-tos; cuando abandonáis vuestro umbral,encontráis al enemigo." Esta sentenciano preconiza la prudencia sino la firme

resolución de morir.

Los Pequeños FallosSi os lanzáis a una empresa, no

os preocupéis de los problemas de pocaimportancia. No es grave que un Sa-murái se manifieste egoísta de tiempoen tiempo, si por lo demás es perfecta-mente leal y devoto a su amo, si es bra-vo y generoso por regla general. De

hecho, es más bien malo ser siempre perfecto en todas las cosas, porque en-

tonces se tiene tendencia a olvidar que podemos cometer errores. Un hombreque se lanza a la aventura no puede co-meter fallos. En efecto, ¿qué importan-cia tiene, en un hombre que cultiva el

honor y la integridad, cometer un fallomínimo?Cuando Nabeshima Tadanao

tenía sólo quince años, un criado de lascocinas cometió una mala acción y unode los guardias quiso matarlo; pero loque ocurrió es que al final fue el criadoquien lo mató. Los Ancianos del clanreclamaron su muerte argumentandoque aquel hombre se había salido de su

 posición y que había vertido la sangre

de su adversario. Tadanao, al oír estodijo: ¿Qué es la cosa más condenable,salir de su rango o apartarse de la víadel Samurái? Los Ancianos no supieronqué contestar.

Entonces Tadanao dijo: "He leí-do que cuando el delito no es verdade-ramente evidente, el castigo debe serligero. Arrestadlo por un tiempo."

Cuando el Señor Katsusuhigeera joven, el Señor Naoshige, su padre,le enseñó esto: "Para entrenarte a cortarcon el sable, ve a cortar la cabeza dealgunos condenados a muerte." Así sehizo. En la plaza, que se encuentra en elinterior de la muralla de la Puerta Oeste,había unos hombres alineados y Kat-sushige los decapitó uno tras otro.

Cuando llegó al décimo, se diocuenta que era joven y fuerte y dijo:"Estoy cansado, perdono la vida de este

hombre." Aquel hombre fue indultado.Cuando el Señor Takanobu esta- ba en el campo de batalla de Bungo, unmensajero del campo adversario vino atraerle un regalo, sake y comida. Taka-nobu iba a hacer el reparto cuando sushombres se lo impidieron diciendo:"Los regalos del enemigo están verosí-milmente envenenados, General; nodeberíais ni siquiera tocarlos."

Takanobu los escuchó y dijo:

"Incluso si la comida está envenenada,¿en qué puede cambiar el destino?

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¡Haced venir al mensajero!, Bebió tresgrandes copas, ofreció una a aquél, ledio su respuesta y lo mandó de vuelta asu campamento.

Hierba de CobardíaCuando la caída del castillo de

Arima, el día 28 en la vecindad de laciudadela, Mitsuse Genbei se sentó so-

 bre un dique, en medio de los campos.Cuando Nakano pasó por allí y le pre-guntó por qué estaba allí, Mitsuse lecontestó: "Tengo dolores de vientre y no

 puedo dar un paso más. He enviado amis hombres al asalto os ruego que

toméis el mando. Este hecho fue repeti-do por un testigo. Se juzgó que era co-

 barde y fue condenado a hacerse Sep- puku. Ya hace mucho tiempo, los dolo-res abdominales eran llamados "Hierbade cobardía". Vienen sin avisar e inmo-vilizan al hombre.

 Nakamo Uemonnosuke Taakifue matado el duodécimo día del octavomes del año Eiroku durante la guerraentre los Señores Goto e Hirai de Suko,en la isla de Kabashima, en la región deKishima. Antes de ir hacia las líneasenemigas, abrazó a su hijo Shihibu (so-

 brenombrado más tarde Jin´emon) en el jardín y le dijo: "Cuando seas mayorconsigue el honor por la Vía del Samur-ái." Desde entonces, incluso cuando loshijos de su familia eran muy jóvenes,Yamamoto Jin´emon los reunía y lesdecía:

"Creced y sed guerreros valero-sos, sed diligentes hacia vuestro Señor."Y añadía. "Es bueno murmurar estascosas a sus oídos incluso si son dema-siado jóvenes para comprender."

Cuando Sahei Kiyoji, hijo legí-timo de Ogawa Toshikiyo, murió, eramuy joven.

Entre los Samuráis hubo unhombre que fue al templo corriendo ahacerse Seppuku.

Asir la OcasiónCuando Taku Nagato No kami

Yasuyori murió, Koga Yataemon dijoque, al no haber podido devolver a suamo todos los beneficios que le había

dado, iba a hacerse el Sepukku. KenshinUesugi hizo un día el comentario si-guiente: "Yo no conozco recetas paraasegurar la victoria. Lo que yo sé es quehay que asir toda ocasión y no dejarlaescapar jamás." Este comentario no ca-rece de interés.

Dominar a sus Aliados"Lo que es llamado vencer es, en

 primer lugar, dominar a sus aliados",decía Narutomi Hyogo. "Dominar a susaliados es dominarse y dominarse escontrolar rigurosamente el cuerpo. Siuno se encuentra en una situación com-

 parable a un hombre rodeado de diezmil aliados, ninguno de los cuales leseguiría. Si no se ha sabido previamentedominar el espíritu y el cuerpo uno no

 puede vencer a su enemigo"

Cuando la rebelión de Shibama-ra, aunque su armadura se había queda-do en el campamento, Shugo Echigen

 No Kami Tanenao se lanzó a la batallavestido solamente con un Hakama y una

 blusa (haori). Se dice que fue encontra-do vestido así.

Cuando tuvo lugar el ataque alcastillo de Shibamara, Tazaki Geki re-vistió una armadura, espléndidamentevistosa. El Señor Katsushige se vio con-

trariado por ello y desde entonces, cadavez que notaba algo excesivo, decía:"Es la misma cosa que la armadura deGeki". Teniendo en cuenta esta anécdo-ta, las armaduras y los equipos militaresdemasiado vistosos pueden ser conside-rados como señales de debilidad y defalta de fuerza. Revelan la verdaderanaturaleza del que los lleva.

Cuando Nabeshima Hizen noKami Tadanao murió, el Samurái Ezoe

Kimbei tomó sus restos mortales y loshizo consagrar en el monte Koya. Lue-

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go se retiró a un lugar apartado, escul- pió una estatua de su amo y otra repre-sentándole a él haciendo una reverenciaante su amo. A raíz del primer aniversa-rio de la muerte de Tadanao, volvió a su

casa y se hizo Sepukku. La estatua fuetrasladada más tarde del monte Koya alKoenji.

El Señor Mitsushige tenía en suguardia personal un Samurái llamadoOishi Kosuge. Cuando el Señor iba a suotra residencia de Edo, Kosuge tenía lacostumbre de dar vueltas constantemen-te por sus apartamentos. Cuando consi-deraba que una zona era peligrosa, des-enrollaba allí una estera y pasaba la no-

che velando. Si llovía, tenía por abrigosolamente un gran sombrero de bambúy un vestido aceitado; protegido de estamanera, permanecía de pie y vigilaba ellugar a pesar de la lluvia que lo calaba.Hasta que murió no faltó una sola nochea esta regla de prudencia.

A la edad de cinco años, a peti-ción de Jin´emon, su padre, YamanotoKichizaemon mató a un perro con unsable; a la edad de quince años tuvo queejecutar del mismo modo a un criminal.Era la costumbre de la época. Es asícómo el Señor Katsushige, todavía muy

 joven, mandado por el Señor Katsus-hige, todavía muy joven, mandado porel Seor Naoshige ejecutó a más de diezcondenados sucesivamente. Esta prácti-ca era muy corriente en las clases altasdesde hacía mucho tiempo pero ahora nisiquiera los hijos de las clases inferiores

 proceden a este tipo de ejecución y elloes una negligencia grave. Decir que se puede vivir sin haber tenido el mérito dematar a un condenado, pues se trata deun crimen, de una vileza y de una man-cilla, no es más que una excusa. Más

 bien deberíamos pensar que son los quetienen una débil virtud marcial los quecuidan de no mancharse las manos. Siuno sondea la mente de los que conside-ran desagradables estas prácticas, se da

cuenta que busca excusas que invocanla razón, pues es demasiado sensible

 para hacerlo. Sin embargo, Naoshige lohabía ordenado porque era una prácticaconveniente. El año pasado, fui a unlugar de ejecuciones llamado Kase paracomprobar la firmeza de mi mano y he

encontrado que era una buena cosa. Meencontré muy bien. Pensar que es im- presionante es señal de cobardía.

Vencer la EnfermedadLas enfermedades y cosas seme-

 jantes se vuelven graves debido a nues-tros propios sentimientos. Yo nacícuando mi padre tenía setenta y un añoy por eso yo era un chico enfermizo.

Pero debido a que tenía el deseo de serútil, incluso en una edad avanzada,

 probé la suerte cuando llegó el momen-to y desde entonces nunca he estadoenfermo. Me he abstenido de sexo y heempleado cauterios de moxa. Esto soncosas que indiscutiblemente tienen efec-to. Hay un proverbio que dice que in-cluso aunque uno queme un "mamushi"siete veces, retornará a su forma origi-nal. Esto es mi gran esperanza. Siemprehe estado con una idea: ser capaz derealizar el deseo de mi corazón, el cuales renacer siete veces como miembro demi clan.

Yamamoto Jin´emon dice que lomejor para un Samurái es tener buenosseguidores. Los asuntos militares no sonasunto de una persona sola, por máseficaz que intente ser. Dinero es unacosa que uno puede pedir prestado de la

gente, pero un hombre bueno no es algoque aparezca repentinamente. Uno debemantener a un hombre amablemente y

 bien desde el principio. Y tener segui-dores significa no alimentarse sólo unomismo. Si se divide lo que tiene y ali-menta incluso a la gente de menor cate-goría, será capaz de guardar hombres

 buenos.

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ValentíaSe dice que al final de cada reu-

nión de su clan, Oki Hyobu decía: "Los jóvenes deben esforzarse en aumentarsiempre su determinación y su valentía.

Esto sólo podrá hacerse cuando la va-lentía esté enraizada en el corazón.Cuando el sable está roto, hay que ata-car con las manos. Cuando las manosestán amputadas, hay que servirse de loshombros. Cuando los hombros estáncortados, hay que morder el cuello dediez o hasta de quince enemigo. Esto esrealmente valentía."

HomosexualidadEsto fue un comentario de Na-

kano Shikibu. Cuando uno es joven, puede ser avergonzado toda su vida poractos homosexuales. No comprenderloes peligroso.

Debido a que nadie informa a los jóvenes sobre este tema voy a dar unasindicaciones.

Se debe entender que una mujer

es fiel a un solo hombre. Sus sentimien-tos van a una sola persona de por vida.Si ello no es así, es lo mismo que so-domía o prostitución. Es una vergüenza

 para un guerrero. Ihara Saikaku ha es-crito esta famosa sentencia que dice:"Un adolescente sin un amante adulto escomo una mujer sin marido." Este tipode persona es ridícula. Un joven tieneque someter a prueba a un adulto por lomenos cinco años y si está seguro de las

intenciones de esta persona puede tam- bién pedir las relaciones. Una personaligera no entrará profundamente en rela-ción y luego abandonará a su amante. Siuno puede asistir y entregar su vida eluno al otro, entonces su naturaleza

 podrá ser averiguada. Pero si uno de losdos no es honesto, el otro tiene que de-cir que hay obstáculos a la relación yapartarse con firmeza. Si el primero

 pregunta qué obstáculos hay, el otro

tiene que decir que no se lo dirá en suvida. Si el primero insiste, uno tiene que

enfadarse, si continúa apretando enton-ces hay que matarlo. De ello se sigueque el hombre adulto tiene que descu-

 brir los motivos del joven en la maneradescrita. Si el joven se puede entregar él

mismo y estar en esta situación por cin-co o seis años, entonces será de con-fianza. Ante todo no se tiene que dividirun camino en dos.

Hay que esforzarse en seguir laVía del Samurái.

Hoshino Ryotetsu fue el proge-nitor de la homosexualidad en nuestra

 provincia y a pesar de que tuvo numero-sos seguidores, instruyó a cada uno deellos individualmente. Edayoshi Sabu-

rozaemon fue un hombre que compren-dió el fundamento de la homosexuali-dad. Un día, cuando acompañaba suamo a Edo, Ryotetsu preguntó a Sabu-rozaemon: "¿Qué es lo que has com-

 prendido de la homosexualidad?"Saburozaemon contestó: "Es algo agra-dable y desagradable al mismo tiempo."Ryotetsu estuvo contento por esta res-

 puesta y dijo: "Habéis reflexionado lar-go tiempo y con esfuerzo para contestarde esta manera." Unos años después una

 persona preguntó a Saburozaemon elsentido de esta respuesta. Contestó:"Entregar su vida por otro es el princi-

 pio básico de la homosexualidad. Siesto no es así, es motivo de vergüenza.Sin embargo, luego ya no habéis aban-donado nada por entregaros a vuestroamo. Por ello se dice que es algo si-multáneamente agradable y desagrada-

 ble." En la duodécima sección delcapítulo cincuenta del Ryoan-kyo, figu-ra la siguiente anécdota: En la provinciade Hizen, vivía un hombre originario deTaku. Tenía la viruela pero quiso, a pe-sar de esto, reunirse con las fuerzas quesalían para asaltar el castillo de Shima-

 ba. Sus parientes intentaron disuadirlo:"Con una enfermedad tan grave, inclusosi llegas allí, no servirás para nada."

"Estaré satisfecho incluso si muero en elcamino. Mi maestro me ha acogido en

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su generosa bondad. ¿Cómo podría yoahora no serle de alguna utilidad?" Fuehacia las filas enemigas. Era invierno ya pesar del frío no cuidó de su salud. Nose vistió más de lo acostumbrado y no

abandonó su armadura. No tomó reme-dios contra su enfermedad. Pero acabó por restablecerse.

Ocurrió, pues, lo contrario de loque se esperaba, no fue necesario estar ala infección.

Cuando el Señor Suzuki Shozoconoció esto, dijo: "¿Acaso no es purifi-carse el sacrificar así su vida? Un hom-

 bre que entrega su vida en nombre de larectitud, no tiene necesidad de invocar

el Dios de la viruela. Todos los Diosesdel cielo lo protegen."

Hace unos años, cuando hubouna recitación de sutras en el Jissoin deKawakami, cinco o seis hombres deKonyamachi y de los alrededores deTashiro se fueron a descansar y en elcamino de vuelta decidieron tomar unascopas. Un Samurái de la casa KizukaKyuzaemon rehusó la proposición desus compañeros y se volvió para su casaantes de la caída de la noche. Duranteesa noche, sus compañeros quedaronenvueltos en una pelea y mataron a va-rias personas. El Samurái de Kyuzae-mon lo supo durante la noche y fue in-mediatamente a habla con sus compañe-ros. Escuchó su versión y dijo: "Supon-go que vais a hacer un informe. Os rue-go que declaréis que yo estaba presentey que he participado en el combate mor-

tal. Yo diré lo mismo a Kyuzaemon.Debido a que este combate nos concier-ne a todos, yo haré frente a la muertecon todos vosotros. Tal es mi deseo más

 profundo. De hecho, si yo dijera a miamo que he vuelto más pronto, no mecreería; Kyuzaemon es un hombre seve-ro. Incluso si los investigadores me dis-culpan, me hará ejecutar delante de susojos por cobardía y sería lamentable queyo muriera con mala reputación. Morir

 por morir, lo prefiero por haber matadoa alguien. Si no aceptáis, me clavo el

sable en el vientre ahora mismo." Noteniendo elección, aceptaron. Cuando sehizo la investigación, las verdaderascircunstancias fueron descubiertas y sesupo que el Samurái había vuelto pronto

a su casa. Los investigadores quedaronmuy impresionados y lo homenajearon.Sólo me han contado los grandes rasgosde esta historia. La estudiaré en detalleluego.

 Nabeshima Aki No Kami estabacomiendo cuando llegó un visitante ytuvo que dejar su plato tal cual. Pocodespués, uno de sus servidores se sentódelante de la bandeja y comenzó a co-merse el pescado frito. Justo en ese

momento llegó el Señor Aki y sorpren-dió al sirviente, que escapó, atemoriza-do. El Señor Aki gritó: "Hace falta unamentalidad de esclavo para comer en el

 plato empezado por otra persona." Sevolvió a sentar y acabó su plato. Estahistoria fue relatada por Jin´emon. Secuenta que este servidor fue uno de losque se suicidó cuando murió su amo.

Ichiguyen era un pequeño servi-dor a las órdenes del Señor Takanobu.Debido a un desacuerdo que tuvo res-

 pecto a la lucha, mató con su sable asiete u ocho hombres y fue condenado ahacerse el Seppuku. Cuando el SeñorTakanobu lo supo, usó su clemencia ydijo: "Nuestra nación conoce ahora unaépoca tumultuosa. Los hombres bizarrosson de una gran importancia y estehombre parece tener una gran bizarría."Por ello, cuando tuvieron lugar los

combates a lo largo el río Uti, el SeñorTakanobu se llevó a Ichiguyen con él.Aquél alcanzó una gloria sin igual al

 precipitarse a la vanguardia enemiga ydiezmarla a cada carga. En la batalla deTagaki, Ichiguyen se adentró tanto enlas filas enemigas que el Señor Takano-

 bu, preso de remordimientos, tuvo quellamarlo de vuelta. Desgraciadamente,su vanguardia no pudo avanzar y sólofue echándose el mismo en la batalla

que pudo coger el brazo de Ichiguyen.Su cabeza tenía y numerosas heridas

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que había cuidado aplicando hojas sos-tenidas con una fina servilleta.

Cuando Fukuchi Rokurouemonabandonaba el castillo, el palanquín deuna dama que parecía ser de alto rango

 pasó delante de la mansión del SeñorTabu y el hombre de guardia hizo lassalutaciones con esmero. Sin embargo,un portador de alabarda que acompaña-

 ba el palanquín lo interpeló y dijo: "Note has inclinado lo suficiente" y lo gol-

 peó con el puño de la alabarda. El guar-dia tocó su cabeza y notó que sangraba.Se levantó y dijo: "Habéis cometido unaacción degradante cuando yo he sidocortés. Es una desgracia." Y mató al

 portador de la alabarda de un solo tajode su sable. El palanquín continuó sucamino, Rokurouemon levantó su lanzay dijo: "Envainad vuestro sable, está

 prohibido desenvainar el sable en elrecinto del castillo." El hombre con-testó: "Lo que acaba de ocurrir era in-evitable y las circunstancias han sido lasque han dictado mi conducta. Os habr-éis probablemente dado cuenta de ello.Deseo volver a envainar pero me esdifícil hacerlo dado el tono de vuestravoz. Estaré contento de contestar avuestro desafío." Rokurouemon bajóinmediatamente su lanza y dijo: "Soisrazonable.Yo me llamo Fukuchi Rokurouemon.Testificaré que vuestra conducta ha sidoejemplar.Más aún, os sostendré a riesgo de mi

 propia vida. Ahora, os ruego que en-

vainéis vuestro sable." "Con sumo pla-cer." Dijo el guardia y envainó. Dijoservir a Taku Nagato No Kami Yasuyo-ri. Por esto Rokuroemon lo acompañó yrelató los hechos. Sin embargo, sabien-do que la Dama del palanquín era laesposa de un noble, el Señor Nagato leordenó hacerse Seppuku. Rokurouemondijo entonces: "He dado mi palabra deSamurái.Si este hombre es culpable voy a come-

ter Seppuku yo el primero." Se cuenta

que esta historia terminó sin otras con-secuencias.

Un grupo de hombres se habíareunido un día en la plaza de la Ciuda-dela interior del castillo cuando alguien

dijo a Uchida Shouemon: "Se dice queenseñáis el arte del sable, pero si se os juzga por vuestro comportamiento coti-diano debéis de carecer de pulcritud. Sise os pidiera ser el asistente de un Sep-

 puku tengo la impresión de que en vezde cortar la base del cuello, cortaríais lacoronilla." Shouemon replicó: "Tal casono es cierto, dibuja un pequeño puntocon tinta en la base de tu cuello y te voya mostrar cómo puedo cortarlo sin errar

ni el espesor de un cabello."Camino de Tokaido, Nagayama

Rokurozaemon se detuvo en Hamatsu.Cuando pasaba delante de un albergue,un mendigo se aproximó a su palanquíny dijo: "Soy un Ronin de Echigo, notengo dinero y estoy en dificultades.Los dos somos Bushi. Os ruego que meayudéis." Rokurozaemon se enfadó ydijo: "Es insultante decir que los dossomos Bushi. En vuestro lugar, ya mehubiera clavado el sable en el vientre,en vez de continuar errando, exponien-do vuestra vergüenza; cortaos ahoramismo el estómago." Se dice que elmendigo se alejó.

En el curso de un Seppuku ri-tual, el asistente cortó la cabeza tenien-do cuidado de dejar un pequeño trozode carne de manera que la cabeza noquedara separada completamente del

tronco. Un observador oficial declaró:"No se ha acabado." El Kaishaku, furio-so, cogió la cabeza, cortó el trozo decarne, levantó la cabeza a la altura desus ojos y dijo: "¡Mirad!" Fue bastanteimpresionante. Era una historia del Se-ñor Sukeemon. Antaño ocurría que lacabeza "volara". Se dijo entonces quemás valía dejar un pequeño trozo decarne que impidiera a la cabeza ser pro-yectada sobre los Oficiales.

Ahora, la costumbre es cortarcompletamente la cabeza. Un hombre

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que había cortado cincuenta cabezasdijo un día: "Algunas veces el tronco deun cuerpo cuya cabeza habéis cortadono os deja indiferente. Para los tres pri-meros, no notáis nada; al cuarto o quin-

to ya empezáis a sentir algo. Como este punto es de una extrema importancia, sios decidís a cortar cabezas, tenéis quehacerlo sin cometer ningún error."

Cuando el Señor NabeshimaTsunashige era niño, Ivamura Kurano-suke fue el encargado de cuidar de él.Un día, Kuranosuke, viendo que se hab-ían colocado monedas de oro delantedel joven Tsunashige, preguntó al servi-dor: "¿Por qué razón están aquí estas

monedas?" El servidor contestó: " ElAmo acababa de saber que le habíanhecho un regalo y como no lo habíavisto todavía, yo se lo he traído." Kura-nosuke criticó fuertemente al servidor ydijo: "Colocar tales objetos delante deuna persona importante es de mal gusto.Cuidad de que no estén jamás delantedel hijo del Señor. Los servidores debenser vigilantes." Otra vez, el Señor Tsu-nashige, que tenía entonces veinte años,se dirigía a la hacienda de Naeskiyama

 para divertirse. Cuando el cortejo llega- ba cerca de la hacienda, pidió un bastón para caminar. El encargado de la guar-dia de sus sandalias, Miura Jibuzaemon,le fabricó uno con un palo. Koranosukelo vio, se apoderó rápidamente del

 bastón y reprendió ásperamente a Jibu-zaemon: "¿Acaso deseas que nuestro

 joven amo se vuelva blando? Darle este

 bastón, incluso si lo reclama, es unanegligencia." Jibuzaemon fue ascendidomás tarde al rango de Teakiyari y Tsu-netomo lo aprendió directamente de él.

Cuando Sagara Kyuma fue as-cendido al rango primer ordenanza, dijoa Nabeshima Heizaemon: "Por unarazón que yo ignoro el Amo me conce-de cada vez más confianza y acaba denombrarme para un puesto elevado. Noteniendo personalmente ningún servi-

 por ello. Es por eso que os pido el favorde que me deis a vuestro servidor akaseJibusaemon." Heizaemon le escuchó ycontestó: "Acepto y es un honor para míque os hayáis fijado en mi servidor."

Cuando comunicó a Jibusaemon la noti-cia, éste dijo: "Pienso que mi deber esllevar personalmente mi respuesta alSeñor Kyuma." Fue a su casa y tuvo unaentrevista con él: "Pienso que es un granhonor haber sido tanteado para ser vues-tro servidor, pero un Samurái no sabríacambiar de Amo. Tenéis un rango ele-vado, estaría colmado si me volvieravuestro servidor pero al mismo tiemposería un deshonor. Heizaemon es de un

rango menor, la vida es difícil para él,vivimos de sopa de arroz barato, sinembargo, es muy dulce. Os ruego quetoméis todo esto en cuenta." Kyumaquedó muy impresionado por esta acti-tud.

 Nakano Jinemon acostumbraba adecir: "Un hombre que sólo sirve a suSeñor, si es tratado con bondad no es unSamurái. El que lo sirve cuando es duroe irracional, éste es un Samurái. Debéisimpregnaros de este principio."