¿hacia una nueva segovia?

28
¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA ? PO R SALVADOR BERNAL MARTI N Doctor en derech o I .—El tem a Pecaría de insincero si no expresara que cuando recibí l a invitación de la Academia de Historia y Arte de San Quírce , para colaborar en el número homenaje de ESTUDIOS SEGO- VIANOS a Don Mariano Quintanilla Romero, sentí una gra n satisfacción . Y también, sino aclarara que, aceptado el encargo , me encontré inmerso en enorme preocupación : la elección de l tema . Porque sí en este orden de propósitos pueden tener y a veces tienen cabida trabajos de carácter general, parece lógic o que, al menos, hagan referencia a algún aspecto profesional o personal de aquéllos a quienes se dedican . Don Mariano Quintanilla, tiene para mí, y por mí caus a precisamente, una personalidad limitada . Mis recuerdos, rela- ciones y comunicaciones con él mismo, se contraen a un sól o aspecto : el hombre de estudio, depositario del saber, que l o mismo enseña que distrae con anécdotas y relatos de hecho s históricos . Sin embargo, no puedo desconocer sus condicione s de abogado y profesor . Pero de la primera, solo conserv o recuerdos lejanos, viéndole entrar o salir de la Delegación d e Hacienda, o sentado detrás de una mesa de la Abogacía de l Estado, cuyas funciones desempeñó durante algún tiempo , inmiscuido en el examen de expedientes . A ello podría añadi r la circunstancia de que, en mis incipientes pasos por la Curi a segovíana, le haya llevado a su despacho particular, causa s para instrucción o calificación . Y respecto a su actividad com o profesor, al no haber tenido ocasión de oír sus lecciones, al ca- recer de referencias directas, habría de debatirme en conjetura s o en informaciones, acaso interesadas, del que obtuvo nota o del que no alcanzó el aprobado, aunque éstos fueran los menos . -- 437

Upload: others

Post on 26-Jul-2022

10 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

PO R

SALVADOR BERNAL MARTINDoctor en derech o

I .—El tema

Pecaría de insincero si no expresara que cuando recibí l ainvitación de la Academia de Historia y Arte de San Quírce ,para colaborar en el número homenaje de ESTUDIOS SEGO-VIANOS a Don Mariano Quintanilla Romero, sentí una gra nsatisfacción . Y también, sino aclarara que, aceptado el encargo ,me encontré inmerso en enorme preocupación : la elección de ltema . Porque sí en este orden de propósitos pueden tener y aveces tienen cabida trabajos de carácter general, parece lógic oque, al menos, hagan referencia a algún aspecto profesional opersonal de aquéllos a quienes se dedican .

Don Mariano Quintanilla, tiene para mí, y por mí caus aprecisamente, una personalidad limitada . Mis recuerdos, rela-ciones y comunicaciones con él mismo, se contraen a un sól oaspecto: el hombre de estudio, depositario del saber, que l omismo enseña que distrae con anécdotas y relatos de hecho shistóricos . Sin embargo, no puedo desconocer sus condicione sde abogado y profesor. Pero de la primera, solo conserv orecuerdos lejanos, viéndole entrar o salir de la Delegación d eHacienda, o sentado detrás de una mesa de la Abogacía de lEstado, cuyas funciones desempeñó durante algún tiempo ,inmiscuido en el examen de expedientes . A ello podría añadi rla circunstancia de que, en mis incipientes pasos por la Curiasegovíana, le haya llevado a su despacho particular, causaspara instrucción o calificación. Y respecto a su actividad com oprofesor, al no haber tenido ocasión de oír sus lecciones, al ca-recer de referencias directas, habría de debatirme en conjetura so en informaciones, acaso interesadas, del que obtuvo nota odel que no alcanzó el aprobado, aunque éstos fueran los menos .

-- 437

Page 2: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTIN

En consecuencia, he de reducir mi intervención y que cons-te que no es poco para mí, a la relación con el amigo, con e lestudioso, exacto en la conversación sea grave o con tintes iró-nicos, preciso y concreto en sus escritos, siempre ev cadores d etemas segovianos o de nuestra realidad, todo ello puesto d emanifiesto en su colaboración asidua en los veintidos tomo sque van publicados de ESTUDIOS SECOVIANOS . Del apasio-nado enamorado de su tierra, cuyo pasado conoce hasta lo má síntimo, integrando sobre ello ese «archivo-viviente» sin fin, a lque acudimos todos, como recordaba no hace mucho de André sCobos. (1 )

Con Don Mariano Quintanília he sostenido conversacione s—mejor, le he escuchado—, más o menos rápidas en tertulia sy, pausadamente, por calles y plazas segovianas . Y en su casa :en esa casona con pasillos, despachos, estanterías hasta en lo srincones, con mesas, sillas y sillones abarrotados de libros, api-lados unos sobre otros, pero ordenados. Libros que se han leído ,que se han consultado, de los que se han extraído la nota, l ainformación y la referencia precisa, que se ha consignado en l acorrespondiente ficha. He intuido en él que sí destacaba la rea-lidad evocativa del pasado, también apuntaba el temor de qu eel futuro acabara con nuestra ciudad, con su ambiente y con s ucontenido espiritual . Ello puede proporcionar el tema : la vivien-da, con el recogimiento y el cariño familiar, como lugar de tra-bajo, de estudio, de investigación; la casa, como lugar de ubica-ción de aquélla, en relación con la vecindad y con el tiempo ; laordenación de edificios formando calles y plazas ; éstas, creandoambiente, sabor, sentido y significado . Y la realidad de las nue-vas formas, como síntoma febril y temido de enfermedad qu epuede perturbar esa vida sana, propia, diferente, esos modos yesas maneras, no solo en cuanto al hombre, sino por lo que s erefiere a las cosas que giran a su alrededor. Acaso ello, pued adar origen a una serie de interrogantes y a una decepción :

La vivienda, la casa, las calles y plazas de nuestro pasado¿en qué términos han contribuido en la forja del hombre ?

La casa del futuro ¿puede permitir la formación de hombre slaboriosos y estudiosos ?

La vida y los modos actuales o del porvenir ¿en qué entidad

438 --

Page 3: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

pueden intervenir e influir en la transformación de nuestroambiente?

La afirmación de la primera y la presunción de duda en la sotras dos, obliga a pensar sí la civilización no ahogará l acivilización .

II .—La vivienda y la forja del hombr e

El erróneo concepto de la propiedad urbana, atribuyéndol auna función social que cabalmente no tiene, como hemos razo-nado (2), es una de las causas principales del admitido y llama -do resignadamente problema de la vivienda . No se puede, anuestro juicio, atribuir a tal específica propiedad la condició nde función social, porque ella, con los mismos fines, con la smismas cuestiones de limites, con la misma función social qu etoda forma de propiedad, sea el medio para satisfacer la necesi-dad humana de cobijo contra la intemperie . Porque una cosa e sla vivienda en sí, y otra, la función social q'ie en orden al alo-jamiento de los ciudadanos corresponde a la Sociedad . La fun-ción social que se contrae al conjunto de la política social de lhogar, que solícita una imperiosa atención ante las consecuen-cías de la falta de habitaciones, es decir, el cumplimiento de u ndeber de finalidad común . Esa función social que, según Con-zalez Martínez (3), tiene diferentes matices : moral, toda vez quela influencia de la habitación sobre el hombre se deja sentir po-derosamente en sus sentimientos y hábitos ; higiénico, de sol ,luz, aíre y salubridad; económico, sobre todo para las clase sobreras, dada la enorme desproporción que en la actualida dexiste entre el precio de los alquileres y los sueldos, salarios yremuneraciones, con los que trabajan con el cerebro o con lo sbrazos ; eminentemente social de cuya solución depende la L:rga-nizacíón de la familia, de un lado y, de otro, el más equitativ oreparto de la natural plus-valía de los terrenos urbanizables ,que las legislaciones dei pasado siglo atribuyeron al propietarioexclusivamente, de todo lo cual deduce el mismo autor que «lo s

-- 439

Page 4: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTIN

deberes del Estado son tan imperiosos en ese sector como en e lcontrato de trabajo» . Problema así comprendido que se recogeen el preámbulo de la Ley de 19 de Abril de 1939, diciendo qu e«facilitar vivienda higiénica y alegre a las clases humi ldes, esuna exigencia de justicia social que el Estado . . . ha de satisfa-cer », para lo que crea el Instituto Nacional de la Vivienda ,con la misión de atender «en primer término, a las necesidade sde los más humildes», y después, a que «las casas reunan la smás exigentes condiciones de higiene . . .», y para que. . . «vele eintervenga eficazmente de la mejor manera posible, sirviendo alfin social que ha de presidir esta gran empresa» . Y a ese erró -neo enfoque se añade el que se la limita desmesuradamente ,congelando las rentas o alquileres y estableciendo la prórrog aobligatoria de los contratos de forma desorbitada (4), sujetán-dola a una fuerte presión fiscal, impropia de todo bien que cu-bre o es medio para remediar una necesidad humana (5), la im-periosa transformación de las moradas (6), las secuelas deléxodo (7), los efectos del envejecimiento de los inmuebles (8) ,la restricción de la construcción (9) y tantos y tantos otros as-pectos, entre ellos, el aumento de los niveles de vida, que hancreado esa grave enfermedad social o problema de la vivienda ,que, en verdad, ni es de actualidad (10), ni privativo de Espa-ña (11). Y con ello, toda esa serie de cuestiones que han de se rabonadas, para el desarrollo de esa función social a que se h aaludido, toda esa misión que compete al Estado, que han dedesarrollar dentro de. su política social y como una fase, acas ola más importante y voluminosa, de la misma .

La vivienda, es una necesidad esencial y humana . En lavivienda tiene cobijo la familia (12) . De la comodidad y de lahigiene de aquélla, dependerá la fortaleza y la moral de ésta .Pretender esforzarnos en sacar adelante una familia fuerte, san ay moral, sin dotarla de medíos, es quimérica ilusión . No bus-quemos hombres sanos, física y moralmente, en la zahurda obs-cura y maloliente, en la aglomeración, en el hacinamiento . Elcuerpo, en el descanso, precisa reposo y comodidad, y el esp íritu, ambiente sano y alegre . Como sean éstos, se determinaránlos sentimientos, el cariño al hogar y a la familia, la solidarida dhumana . El hogar inmundo llevará al marido, en el descanso ,

440

Page 5: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

a la intoxicación tabernaria, a la mujer a la solana picaresca ymurmuradora, y al hijo, al jardín o a la plazuela desvergonza-da. Buena vivienda será, en definitiva, buen ciudadano .

Las consecuencias de la mala vivienda, según García Ovie-do (13), no pueden ser más trágicas : «la salud en pelígo en vir-tud del hacinamiento, de la falta de luz y de la falta de sol ; lahonestidad en trance de quiebra, por la promiscuidad, particu-larmente nocturna, de sexos distintos ; en todo caso, la incomo-didad, el desaseo, la molestia y, con ello, la huida del hogar, e lrelajamiento de la vida familiar y el vicio» . La política de la vi-vienda—escribieron González Rohtwoss y Martín Granizo—(14) ,« va encaminada a producir no sólo ventajas de índole social ,sino también de carácter sanitario, ya que el exceso de morbili-dad producida por los hogares poco higiénicos, han de reper-cutir, necesariamente, en la salud del resto de la población» .

Para Marva (15), «el problema de la vivienda barata e higié-nica, pues sí no es higiénica, no es barata, es uno de los qu efiguran en primera línea sobre los que ocupan y preocupan a l ageneración actual», y tan evidente e interesante «desde el punt ode vista económico, porque no cabe duda que la carencia de vi-vienda trae consigo el alza de los alquileres» y «la altera-ción consiguiente de los presupuestos de las familias modes-tas» ; «desde el punto de vista humanitario, porque se redime d ela miseria a un gran número de seres» y «desde el punto de vist ahigiénico y fisiológico, porque evita el hacinamiento, y, con él ,las enfermedades y las epidemias » . Encontraba pues, justificad oque el Gobierno hubiera convocado la Conferencia en la que s epronunciaban tales palabras (16) . Y si esto se decía en 192 7¿qué no podemos añadir hoy ante el aspecto que ofrece la vid aen las ciudades por la falta de viviendas? (17). Problema social ,de necesidad humana, que urge acometer, impulsando todos lo smedios posibles y obviando cuantas dificultades pueda presen-tar su solución.

Aznar (18), refiriéndose al problema en los suburbios, se-ñala los seres desgraciados que se revuelven en sus harapos ,moran en las torturas desesperadas del abandono, del hambrey del frío, y dice que «el derecho de todos a vivir con decoro» ,es manifiesto, atribuyendo la solución a los Seguros sociales ,

— 441

Page 6: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTI N

cuyo fundamento filosófico, es, para él, «la imposibilidad d esatisfacer con el esfuerzo individual o familiar, necesidades pe-rentorias, esenciales, que sienten grandes masas de población yde evitar las repercusiones perturbadoras que eso produce en l aSociedad» . Entre las necesidades regulares de la familia, enu-mera la alimentación, el traje y la casa .

Repetimos que el problema no es sólo nuestro, sino delmundo entero . Refiriéndose a París, Reverdy, Director de Asun-tos Sociales en la Prefectura del Sena, en la Conferencia de l aSección de Higiene del Consejo Nacional de Mujeres francesas ,el 28 de abril de 1945, decía (19) que «no se podrá hacer nad aimportante en medicina social, mientras en zonas como la regió nparisiense, las familias vivan como hoy . La vivienda, especial-mente la de la clase obrera, es de una miseria lamentable . H einterrogado sobre este punto a nuestras visitadoras sociales d ela familia, que tienen entrada en innumerables hogares, y su sinformes coinciden : en general, los trabajadores suelen ocupa rcuatro cada habitación, mezclados los padres con los hijos, yeste promedio no es de los más desfavorables» . Queda un oasombrado, decía Pío XI (20), cuando se piensa en los obstácu-los que las condiciones deplorables de la habitación soportan ala cohesión y a la intimidad de la vida familiar. Y Delvaus (21) ,después de recordar que para Bordeaux la cuestión de la vivien-da es el primer problema social y lo que significa en el orde nfamiliar, escribe que los esfuerzos de los Poderes públicos y d elos particulares, deben dirigirse a la difusión de la buena vivien-da y que cuando I-ienry Bordeaux dijo en 1938, que «la cuestió nde la vivienda es quizá el primer problema social», anunció un averdad, donde la demostración no es necesaria .

De él dependen, incuestionablemente, la solución de otro smuchos. No pretendamos tener obreros manuales especializa -dos si . junto a la alegría y optimismo del taller, no les ofrece-mos un hogar cómodo y confortable, donde juntamente con e lafecto y el cariño familiar, pueda encontrar el complemento ilus-trativo profesional, leyendo libros, revistas o haciendo ensayo sy trabajando por su superación o mejora . No busquemos al em-pleado que en sus horas de asueto se dedique a la familia, a lhogar o a posibles labores que le proporcionen nuevos ingre -

442 —

Page 7: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA ?

sos, donde pueda estudiar también aquellos problemas que s uprofesión le plantea diariamente o abrirse nuevos horizontes devida, nuevos méritos en su carrera, por la virtud y la competen -cía, si no se le facilita vivienda higiénica, suficiente, cómoda ybarata. No queramos, en fin, hijos modelos en conducta o tra-bajo, en profesión manual, artística o estudiosa, si el hogar par aellos, no tiene atracción o aliciente y estímulo en su ambiente ,por la comodidad y la amplitud .

Hay que restituir al hogar, sin medidas coercitivas ní con-sejos sensibleros a una buena parte de individuos, que ante e lestado de su hogar y el mísero panorama que le ofrece, se refu-gian en ambientes minados . Y también sacarles del influjo insa-no de la calle, pues como escribe De Miguel (22), el español, quedisfruta de un clima benigno en una gran mayoría del suelo pa-trio, es, como consecue cia, hombre de la calle, y hasta esto stiempos no había dado importancia a la vivienda . Por ello, tam-bién Pío XII (23), dijo en su día a las mujeres, al hacerlas sabe rsu misión, que hoy, en que toda la vida familiar sufre necesari ae inmediatamente la influencia social, en que ellas se desenvuel-ven, deben adquirir conciencia de sus deberes sociales, pues d eaquel ambiente dependerá la temperatura espiritual de la familia .

Ahora bien ; el que la realidad sea así y el que la cuestió nno pierda, desgraciadamente, actualidad con el tiempo, como h aescrito Casares (24), no quiere decir que, por ello, la solución s eencuentra asignando a la propiedad urbana una función socia lcomo ya se deja examinado . Estamos ante una política socia levidente de la vivienda . La vivienda, es un bien esencial para l aformación de familias que, como células primarias, dan lugar alos pueblos y éstos, generan la sociedad efectiva y eficiente odesgraciada . Consecuentemente, han de ser incontables las cues -tiones que surgen a su alrededor en relación con su escasez ,con su calidad y con su uso .

Arrese que vivió los problemas tan intensamente como pri-mer ministro de la Vivienda, ha llegado a concretar que gel idea les que cada familia sea propietaria de su hogar» (25) ; que «l avivienda es hogar y el hogar es fami l ia, y la familia es moral yla moral es religión, y la religión, es vivir en paz, con Dios ycon el prójimo» (26) ; que la vivienda ha de ser suficiente, pue s

— 443

Page 8: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTI N

«sabemos que las viviendas dignas y decorosas son las queahondan las virtudes familiares y las mantienen como patrimo-nio esencial de la vida humana» (27) ; que sí es cierto que la «vi-vienda no es un bien de producción, sí no de consumo, tambiénlo es que produce», «pero sus productos se llaman bienestar,alegría, moral pública, sanidad social y hasta rendimiento en e ltrabajo» (28) ; añadiendo que es «un deber de la sociedad y underecho de la familia» (29) ; que se «puede pasar en esta vida sínmuchas cosas», pero «no sín hogares que anuden en el interio rde sus muros el conjunto de lazos encargados de sujetar alhombre a una norma de vida» (30) y que «hay que mirar al ho-gar, no como refugio que libera a la familia de las inclemencia sdel tiempo, si no como laboratorio de sus mejores virtudes (31) .

Ya había señalado, con carácter general (32), que «cual-quíer esfuerzo para organizar la sociedad, para engrandecer l aPatria y para mantener unidos a los hombres en la Ley de Dios ,será inútil sí una vivienda no cobijara familiarmente a cada uno ;sí dejaramos que el hogar renunciara a ser tabernáculo de la fa-milia o que en él se metiera hasta los huesos, la humedad de latristeza. Ni chavolas levantadas como pocilgas en el campo, n irealquilados con derecho a cocinar la tragedia de una vida co-munitaria, ni siquiera caserones sórdidos, esos caserones d esainete elevados casi a la categoría de monumentos nacionale spor los aficionados al casticismo, pero que, en realidad, son ne-gros receptáculos de prisión, con comedores comunes, servicio scomunes y patios multitudinarios, hechos para la promiscuida dy el comadreo» . Para él, «un pueblo sin hogares o con hogare stristes, es un pueblo desesperado y sombrío, y con un puebl odesesperado y sombrío, no se va a ninguna parte . En la calle ,en la fábrica, en el estudio, en la iglesia, el hombre respirarí ala tristeza o la alegría que vive en el hogar . No es extraño, pues ,que el hombre se sienta incómodo en la vida y rinda menos, s ia la hora del descanso no encuentra una vivienda que respond aa su exigencia personal y familiar, y al entrar en el hogar, l eduele hasta la respiración . No es extraño que en un pueblo sinhogares, bajen los coeficientes de ánimo nacional para la inicia-tiva creadora y bajen los más peligrosos coeficientes de la pa zsocial y de la hermandad entre los hombres de una misma co -

444 —

Page 9: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

munidad. Además, cuando el hombre se siente obligado a vivirasí, cuando la vida se oye con metales de odio y el hogar suen acomo una impresionante canción de desterrados, el hombrebusca la liberación y, lógicamente, se va a la calle, donde est áel aíre libre, la luz y la evasión, pero donde está también, ace-chándole, la peor de todas las tentaciones . El hombre, cuand ono tiene hogar, se apodera de la calle, y cuando se apodera d ela calle empujado por el mal humor, se hace subversivo, agri oy violento . Pero ¿quién se puede extrañar de eso? ¿quién pued eignorar que en la honda negrura de una cueva sólo germina l asemilla del rencor? Entre esas miserias encaladas que a vece ssirven para fondo de típicas estampas, entre el sainete de lo spatios de vecindad y en nuestras algaradas callejeras y socia-les, hay, bastante más relación de lo que a primera vista parece .Y el hogar, está en medio, erguido, como reproche plantado ,como un solitario, mudo y desolado protagonista» . Ese hogarque se ha definido (33), «como el espacio vital que precisa l afamilia para su amparo y arraigo ; pero sobre todo es el ambien-te, donde la vida familiar adquiere el concepto de unidad y per-manencia que necesita para el ejercicio de su misión . Por tanto,el hogar, al no poderse mirar únicamente como albergue, sin otambién, y, principalmente, como laboratorio esencial para e ldesarrollo de las virtudes que representa la familia, debe ser re-flejo de esas virtudes y para ello debe ser digno, capaz, durade-ro y confortable» .

Tíbau Durán (34) señala que la escasez y calidad de la sviviendas originan «consecuencias morales» que «no podrán se rnunca conocidas por lo cata ;tróficas» . Y crudamente, con la sconsecuencias derivadas de su personalidad y de su responsa-bilidad, monseñor Añoveros (35), después de hacer una relacióndel estado de las viviendas y de su número en su diócesis, ex -presa que tal estado de cosas conduce a «la desintegración d ela vida familiar, a la disminución del índice de moralidad, a laplazamiento de matrimonios, a la limitación de los hijos, a l arebeldía social de quienes padecen tan grande necesidad de vi-viendas y están «tan cansados de sufrir» . Y añade que «es unasituación en pugna con los principios explícitamente proclama-dos en el Concilio Vaticano II, que califica de «infamantes» y

— 445

Page 10: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTIN

«contrarias al honor debido al creador, condiciones de vida tanclaramente infrahumanas » .

Creemos que la cuestión queda clara. La vivienda es unanecesidad imperiosa de la humanidad . Y sí todos, de una form au otra, estamos obligados a colaborar en la solución de tal pro-blema, mucho más el Estado, dentro de su política social, dán-dola preferencia destacada . Ha de ser ello estimando como cues-tión número uno (36), de las que afectan a todos, como proble-ma verdadero (37), para cuya solución se hace preciso e ldesinterés general, incluso, prescindiendo de criterios persona -les, y si bien se han puesto de manifiesto las consecuencias deuna política desfasada totalmente (38) al efecto, es aconsejable ,dada la bondad de fines, hacer objetivamente lo posible por co-rregir y enmendar tal resultado, sin olvidar los efectos que un au otra solución, pueden traer para las futuras generaciones . Ya la ambición de construir viviendas, unir el afán de que la smismas sean buenas, adecuadas y precisas y ubicadas en lo smejores lugares .

I11 .—La vivienda y la gran ciudad

Insistiendo y concretando sobre el tema que resultaría inter-minable, señalaremos que la 0 .1. T. (39) ha sentado que «elproblema que de modo tradicional viene planteándose en mate-ria de viviendas obreras, estriba en que las viviendas digna ssiempre han estado fuera del alcance de la mayoría de los tra-bajadores» . He aquí la médula del debate, pues entre los afecta -dos, hemos de incluir, inexorablemente, nuestra admirable clasemedía . Y ello, porque la cuestión no es solo ya de tener o n otener vivienda, sino de que ésta, sea a su vez la precisa, la sufi-ciente para una familia, en la que sus miembros puedan alcan-zar aquella amplía función que tiene asignada y de que se hahablado, ya que de no ser así, mucho nos tememos que, po rbastante tiempo, la plena formación sea privilegio, por razone seconómicas, de los menos .

416 —

Page 11: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

Se ha dicho (40), que «la familia necesita un «habítat» ade-cuado, donde el despliegue de la persona humana sea física -mente posible» y que «es una pena» que hayamos desembocad oen una situación que bascula entre la mínícasa y la vivienda d elujo, sin que exista un tipo razonable, concebido en cuanto adimensiones, ambientación y renta, para la familia medía, qu ees la que verdaderamente da la tónica de la población» . A elloañade Leoz (41), que «el problema está en construir bien, com-paginando la cantidad con la calidad y el espacio» .

La construcción actual de viviendas, en efecto, se debateentre el mínimo tolerado legalmente, en desmesoraâa propor-ción, y el máximo que permite el poder dispositivo de cada ne-cesitado, en menor número. Falta ese alojamiento preciso parael desarrollo de una familia normal que permita ?a formación ,el estudio, la preparación de los miembros de la misma, ante loque se estrellarán afanes expansivos universitarios, pródiga sconcesiones becarias y propósitos más o menas sinceros, pue ssí el afectado, sobre todo en las grandes urbes, no tiene en s ucasa, el espacio aislado preciso para tener sus libros y sus me-díos necesarios de trabajo y de experiencia, para de ellos y co nellos extraer la esencia suficiente a su preparación, nada se ha-brá conseguido. Larra escribió (42) a este objeto, algo que e suna realidad, sin más que sustituir su casero de entonces por e lconstructor de hoy . Afirmó que «los caseros, más que al interé spúblico, consultan al suyo propio ; aprovechemos terreno ; ese essu principio ; apiñemos más gentes en estas diligencias parada sy vivan todas como de viaje . Cada habitación es en el día d ehoy un baúl en que están las personas empaquetadas de píe, ylas cosas, en la posición que requ?ere su naturaleza ; tan apreta-do está todo, que en caso de apuro, todo podrá viajar junto sinromperse . Las escaleras son cerbatanas por donde pasa la cule-bra que se roza entre las piedras para soltar su piel . Un pocomás de hombre o un poco menos de escalera, y serían una sol acosa hombre y escalera» .

Este colorismo, expresión cruda y anticipada de una evi-dente realidad que tanto nos preocupa en el día de hoy y, cier-tamente, más que por el pasado y aún nor la actualidad, por e lfuturo . Como dice Serrano Guírado (43), una de las caracterís -

- 447

Page 12: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTIN

ticas de la futura Sociedad, aparte de la masificación y otro saspectos, es la conversión del hombre en individuo, su conside-ración de masa unidad. Y es que el problema no es de mera ha-bítacíón, de mero lugar de recogida, sino general, de ambiente ,de medio de formación humana . Para Neutra (44), «la misión d elos arquitectos futuros no es dominar la naturaleza, sino servir -la en pro del hombre y de su organismo psicosomático», servici oque se dirige, según él, «a los individuos y sus relaciones entr esí, y de una ecología social biológica o biológica social, com ofenómeno más importante . La medida del individuo radica en s ucapacidad de estimular y ser estimulado» . Ello, sin duda, h apermitido afirmar a Físac (45), que la llamada «Carta de Ate-nas», se halla impregnada de concepción materialista del hom-bre-masa, de inspiración marxista, con una programación abs-tracta del ciudadano en cuatro funciones : habitar, trabajar, cir-cular y cultivar el cuerpo y el espíritu» . Pero, acaso, las inci-pientes versiones de Garnier, Gropíus, La Corbusíere y Mie sy Hílberseímer, sean, a pesar de sus pretenciosos afanes reno-vadores, en definitiva, el signo más retrógrado y desvastadorque imaginarse pueda. Mal, muy mal se puede vivir, en general ,en las viviendas que actualmente se construyen ; menos traba-jar; y la circulación para hacerlo fuera de ellas, pone una sor -dina de tal índole, que el cultivo del cuerpo y del espíritu se ele -va a la categoría de utopía cierta y grotesca .

La cuestión tiene más gravedad de lo que a simple vistaparece . Al examinar Ruli Sabater (46) las estructuras básica sdel hogar y de las viviendas, perfila, como características de la smismas, la localización, dimensión, servicios , conservación ycoste, cualificándolas en el aspecto profesional, en cuanto res-ponden a las exigencias de la profesión del cabeza de familia, yen el social, como consustanciales al nivel de vida del interesa -do. Y los datos estadísticos que ofrece, sí de momento halagüe-ños, no responden y menos responderán en el futuro, ya qu edescenderán conforme los edificios actuales vayan desapare-ciendo, pues sí bien a las nuevas construcciones pueden asignar-selas mejor concepción, sín embargo, juega en su estructuraciónpapel Importante, el aprovechamiento del terreno, el espacio, y apara atender a su coste, ya al beneficio en la construcción .

443

Page 13: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGONIA?

Las fórmulas empleadas para la previsión del número ycomposición de los hogares, se basan, según el propio auto r(47), en «factores domográficos clásicos, como son el sexo, laedad y el estado civil . Pero cabe preguntarse sí una mayor pre-visión no sería lograda conjugando otros caracteres de tipo psi-cológico, lo cual permitiría estudiar las razones frecuenciales ,teniendo en cuenta eI estrato social . No cabe duda que la com-posición de la familia recibe una distinta pero siempre inciden -cía cierta de causa de tales caracteres» . Y es que para él, «l anoción de necesidad de vivienda no se deriva simplemente de l acomparación del número de hogares con el número de vivienda sexistentes, sí no que depende, asimismo, entre otras cosas, d eque el hogar, o la familia, considerada respecto a la vívíend aque ocupa, esté alojada de acuerdo con un mínimo de condicio-nes, condiciones que es precisamente lo que definen los crite-rios normativos y que lo mismo puede referirse a la densidad d eocupación, a la cualidad de los servicios con que cuenta la vi-vienda, al estado de conservación de la misma, etc .». Véasecómo gira todo el pensamiento alrededor de esa entidad qu etanto nos preocupa, cómo significa para los españoles : la famí-lía y la satisfacción de sus necesidades y, por ello, a la expre-sión de que la vivienda no sólo ha de existir, sino que ha de seren condiciones . Pero, desgraciadamente, la familia ha de sufrirevidente crisis, ha de fenecer en un futuro más o menos próxi-mo, y esto es lo grave . Afirma Fisac (48), que «han aparecidoexcesivas círcunstacías sociológicas y demasiado profundas ,sobre todo en los países más desarrollados, para que podamo saceptar, como hecho real, la estabilidad de la familia, entendid aen su sentido próximo pasado, de célula completa no sólo en s urelación, podríamos decir horizontal : hombre-mujer, sino tam-bién en sentido vertical : hijos, padres, abuelos, etc ., comprendí -dos todos ellos en una sola entidad única», concluyendo porqu e«para situarnos dentro de una realidad sociológica actual, no sguste o no, tenemos que prescindir de esta única y global enti-dad familiar y considerar, frente a una realidad hombre-mujer ,otras realidades, como son niño, no como hijos ; viejos, no com oabuelos, y hombres, y sobre todo, mujeres solas, no com oparientes» .

— 449

Page 14: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTI N

Esta triste realidad, para algunos ya se ha dado . «El día ,dice Maure-Mariño (49), en que se apagó el fuego de las vieja scocinas, se extinguió la vida del hogar», ya que «los hombre sviven ahora en la calle, náufragos en esta torrentera de angus-tia y prisa, donde corren sin saber hacía donde . En las casa smodernas hay, eso sí, una estancia Ilamada «cuarto de estar» .Pero nadie está en ese cuarto . Es decir, en ese cuarto no faltael mágico cajón de un televisor que es allí principal personaje .El televisor no permite que nadie hable ní que nadie mire haci aotro sitio que para su pantalla . Ahora la familia no habla, no s ecomunica ni se cuenta nada . Todos miran, embobados—enton-tizados—, hacia el cajón mágico del televisor. Los miembros d ela familia están ahora en casa como quien pone el pie en el es-tribo para saltar a otra parte. Está en casa; pero con el alm afuera . Cuando están en casa miran absortos, hacía el imán de ltelevisor, que les lava el cerebro con el anuncio del últimodetergente» .

Triste y negra realidad. Y siendo así, si la casa no cuentacon otro «cuarto» en el que padre o el hijo de familia permanez-ca aislado, inmerso en sus lógicas preocupaciones profesionale so formativas y con la fuerza de voluntad bastante para aislars ede aquella pantalla, habremos de pensar en que el futuro de lo sestudiosos y para el estudioso presente, tiene desdichado pano-rama. Porque sí ello es así en el seno de la familia, pensemo sen lo que representará la calle, con el ruido, con la torrenter ade personas y vehículos, avídos de tiempo, en ese afán enloque-cedor de ganarle .

«El crecimiento de las grandes ciudades, dice Físac (50) ,consecuencia de la sociedad industrial, aviva una conciencia fi-losófica urbana» . Y «este enfoque filosófico, sociológico y polí-tico, tiene dos orientaciones : una nostálgica, hacia el pasado, yotra revolucionaría, hacia el futuro» . En la misma línea, Choay(51) expresa que «a la utopía progresista se opone la utopí anostálgica, y a la religión funcionalista, el culto a los valore sancestrales de la historia y de la arqueología» . Y habremos d einterrogarnos con ellos: ¿Qué consecuencias pueden obteners ede las teorías filosóficas, sociológicas y políticas, de los pre-urbanistas del siglo pasado y de los urbanistas progressista y

450 —

Page 15: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA ?

activistas de principio de éste? Creemos que se está viendo e nla práctica y que, acaso, no sea culpa de ello . Pero la realidad ,es triste y evidente .

La gran ciudad angustia y mata . La vida en ellas, en gene-ral, se hace difícil . Para el estudioso, acaso imposible . No haytiempo, no hay medio de ir y venir . La vívíenda insuficiente parael estudio y para el archivo, exige acudir a los medíos público spara obtener la información precisa . ¿Pero cómo? Si todos omuchos precisan lo mismo, se dará el fenómeno de la época : lacola, la espera para poder consultar un libro o para ocupar u npupitre para sacar notas . Tales medíos informativos públicos n odarán a basto a los peticionarios . Será imposible en tanto la«píldora» no sustituya al libro, a la ficha, al estudio y, entonces ,sí, tendremos que rendirnos ante esas repugnantes síntesis y re-súmenes que el tráfico mercantil de la cultura, nos ofrece .

Fisac (52) aporta como solución : la barriada . Para él, «e lbarrio ha de absorber esa gran parte de la vida ciudadana, n osólo de la vida íntima de habitante de la ciudad, sino tambié nde sus relaciones sociológicas como agrupación primaría . Juntoa la vívíenda se han de encontrar aquellas instalaciones nece-ssarias para poder completar todas las relaciones de convivenc iocíal . La vivienda ha de presentar las características lo mas aadaptadas posibles a la manera de vivir sus habitantes, a suidiosincracia, a sus posibilidades sociológicas y culturales» . Sí ,de acuerdo, pero ¿quién podrá alcanzarlo? ¿Y cuándo? No cree-mos que la realidad futura, acepte sus lógicas conclusiones :

«Una ordenación regional como base geográfica para l acreación de moléculas urbanas con un número mínimo de habi-tantes, con los que se pueda desarrollar plenamente una convi-vencia socializada .

« Esta convivencia socializada ha de comprender todas lasnecesidades humanas de orden cultural, educativo, económico ,recreativo, deportivo, etc ., propios de la gran ciudad de nuestr otiempo, y que solo puede conseguirse, tanto humana como eco-nómicamente, dentro del pleno desarrollo social .

«Los servicios e instalaciones necesarias para que sea posi-ble la realización de la convivencia socializada, deben desarro-

- 451

Page 16: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTI N

liarse en un núcleo aislado, exclusivo para esos fines y con un azonificación orgánica y adecuada .

4,a vivienda y la convivencia vecina, se deben desarrollaren barrios independientes y separados unos de otros por un en -torno natural y han de tener cada uno un número tal de habi-tantes, que pueda garantizarse, de una parte, la relación de per-sona a persona y, de otra, unas instalaciones mínimas para qu epueda existir una relación sociológica de grupo primario . »

La solución, aparte del importante aspecto de envolver l aresignación de ser sustituida la institución familiar por una fór-mula sociológica y socializada, no puede ser ni afirmada ni dis-cutida. Será la práctica la que ponga en juego el justo medio .Para nosotros, queda indiscutiblemente de manifiesto el hech ocierto de que la vivienda del futuro ahogará la gran ciudad, an-gustiará, y la formación del hombre, del profesional, del ciuda-dano, puede sufrir un colapso irreparable . La falta de espacio yde tiempo, las secuelas de ello derivadas, nos dejarán sin eso shombres estudiosos que tanto acervo cultural acumulan y no stransmiten. Las grandes aglomeraciones, nacidas de la civiliza -ció, ahogan, dominan y evaporan la civilización, en triste, per oreal paradoja (53) .

IV.—La angustia de Segovia

La Segovia histórica y tradicional, espiritual y física, h asido dada a conocer de una manera total o parcial, en una di-mensión, acaso, no llevada a cabo en otras latitudes . Ni pode-mos, por carecer de antecedentes, ni debemos, por el objeto d ela tarea, hacer el examen, ni aún la mera cita, más o meno scompleta de los trabajos y estudios que han tenido buen fin, enrelación con la cuestión. Bastará remitir al lector a la colecciónde ESTUDIOS SEGOVIANOS para que tenga bagaje de tod oorden y suficiente, a nuestro juicio, para calmar la apetenci amás exigente. La vida toda de Segovia, en sus diferentes versio -

452 —

Page 17: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

nes, tiene completo reflejo o referencia oportuna, en ta lpublicación .

Pero frente a esos resultados coyunturales, Segovia ha su-frido grandes crisis . Sin que debamos dejar de mencionar, po rrecordarlos como de nuestro tiempo, la ubicación de la estatu ade Juan Bravo, que tanta tinta (54) y tantos espacios radiofóni-cos ha consumido ; la reforma de la plaza de Las Sirenas, consu poco airoso resultado ; la ordenación de la Plaza Oriental, a lparecer sin final ; las obras del Acueducto, en práctica, en s uversión amplia sin razón alguna ; el talado de las olmas de SanJuan; la construcción en Las Latras y en El Pinarillo y tanto sotros aspectos en orden y en relación con la ordenación urbana ,con la conjugación de lo viejo con lo nuevo, en los que se ha nmanifestado criterios tan dispares, como ponderados y perso-nales, en cuyo detalle no hemos de entrar (55). La úlcera, elamago de infarto de miocardio, el colapso, está latente, acecha .Segovia sufre en torno a su renovación y conservación, un apreocupación rayana en la psicosis . Criterios para todos lo sgustos, que se fuerzan en la interpretación . Deseos vanos, aspi-raciones desmedidas, resultados con disgusto y aflicción . Porquela Segovia de hoy ya no es la de los pozos de nieve, de la fuen-te de agua en la calle, del negro receptor de inmundicias, de la sburras de leche y del fuego natural en sus cocinas . No repudi aactualmente las neveras, las centrales lecheras, el agua corrien-te en las viviendas, el alcantarillado sin calificar, las calefaccio-nes, los ascensores y los aíres acondicionados . Y sí han desapa-recido sus cafés clásicos, tiene modernas cafeterías, clubs y ba-rras en buen número y calidad . Ya no es la desconocida, laadmirada solo por el artista, sino que se la «sabe» y comenta yse la visita en torrenteras, porque atrae su forma de ser, el tra-tar de sus habitantes y tantas otras cosas, incluso, propias d elos tiempos. No se pueden olvidar esos 16 .000 vehículos, habi-tantes de derecho, otros tanto de hecho y con el doble de tran-seuntes, que precisan espacio para el reposo, sitio para pasar ,que crispan los nervios humanos, con sus chillones clásones ybocinas. Los altavoces al día . Las motos y motocarros, mozue-los locos montados sobre el ruido, descomponen y alteran lossistemas vitales más ponderados y evaporan las volutas del sí -

453

Page 18: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTIN

lencio. Casas de seis y siete pisos, con medianerías que dangusto. Casas y edificaciones o instalaciones funcionales, alter-nando en contraste, con sabores clásicos . Y ambienta las puer-tas, ventanas y miradores—esos que serán gravados fiscalmen-te en el futuro—y con significativos y diferentes esgrafiados .Tenemos de todo ; no nos privamos de nada en una rica mani-festación de contraste de pareceres, en orden a lo viejo y a l onuevo, que para sí quisieran muchos. Los que giran entre el cue-llo duro y la melena amanerada ; entre la falda protectora de lcalcáneo y la minifalda que nada cubre; entre el salir con com-pañía a la misa o hacerlo en soledad a cualquier hora, co ngrandes sesiones de banqueta en bares y mostradores, ante u nrecipiente con líquido popular .

Esta es la angustia de Segovia . ¿Dónde va? ¿Dónde deb eir? ¿Qué ventajas y qué inconvenientes puede deparar sa inmo-vilismo o su progreso? Si se pregunta, se tienen contestacionespara todos los gustos . Es que, acaso, tenga que ser así . Porquesí Londres, Berlín, París, Madrid, Lisboa, León, Santiago y To-ledo, tienen sus problemas de expasión, no hay razón ningun apara que no los tenga Segovia . Su «atraso» rebelde, el creci-miento sin orden, sin planos, al aire de criterios personales dis-cutibles, quiere conocer la época de la planificación y quiere se-guír adelante, aunque otra cosa sea conseguirlo, hasta llegar ala ciudad del futuro, sin perder el aspecto milenario de sus típi-cos barrios, de sus calles estrechas y de sus casas pétreas y té-rreas. Y ya tenemos el choque, el criterio dispar, entre quienquiere agarrarse al pasado y hacer frente al porvenir y entr equien opta por lo tradicional y califica de graves las aspiracio-nes de lo nuevo. Y quien encuentra ajustadas las disposicione ssobre ciudades y conjuntos histórico-artísticos (56), «de un aparte (57), en la casi sistemática destrucción de nuestras vieja sciudades o conjuntos monumentales, cuando no hay peligro ola demolición efectiva directa de algún monumento importante» ,y de otra, «la situación, precaria en general, de nuestro patri-monio histórico-artístico-mobiliario, especialmente el que se ha-lla en manos de la Iglesia ; situación que ha sido tantas vecesdenunciada en la Prensa y en los medíos cultos . Todo ello vienea complicarse con la falta de cultura y el afán de especulació n

454 —

Page 19: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA ?

que al socaire del desarrollo económico y social, han desatad oesa avalancha anárquica de nuestras construcciones que, conun desconocimiento atávico de lo que exige el urbanismo, h ainvadido nuestras ciudades monumentales o no, y nuestros paí-sajes más bellos. ¿Qué decir de la legislación vigente sobre estamateria, de bondad reconocida, pero incumplida, cuando no ig-norada, incluso, por órganos de la propia Administración? Por -que resulta triste comprobar cómo todavía la conservación denuestros monumentos, la salvaguardia de una bella panorámi-ca, la conservación de una silueta o de un ambiente pintoresc o(58), suelen despertar una sonrisa, mitad tolerante, mitad burlo-na, como sí de una empresa inútil y puramente romántica s etratara; como si fuera una acción anacrónica y retardataria de lprogreso (59) .

El criterio puede ser considerado desfasado o correcto .Pero de manifiesta incidencia en nuestra capital . En este orden ,los problemas de Segovia, giran y han de girar siempre, alrede-dor de su Plan General de Ordenación y de los diferentes par-ciales que de él derivan y le complementan . Aquél, parece se rque ya no gusta y que se halla en trance de revisión oficial . Es-tos, están siendo aprobados a disgusto de muchos . Pero ese esel destino del hombre . Y de ahí que celebremos la discusión ,aunque demandando en ello serenidad y ponderación, alteza d emiras. Tiene dicho Guzmán Reina (60), que «la aceleración his-tórica de nuestro tiempo reduce la dimensión cronológica de lo sprocesos evolutivos, imponiendo la urgencia en las decisiones ,pero por otra parte, éstas son muchas veces irreversibles y, po rello, junto a la urgencia ha de concurrir la prudencia, para lo-grar el equilibrio que la armonice, igual que han de concordar -se las exigencias de los nuevos modos de vida con el respet ohacía los valores tradicionales », pues, «esto, por fuerza, ha d econducir a una tensión—más leve de fondo que de forma a ve-ces—, entre el conservadurismo a ultranza y la aspiración, lími-te también, de quienes en su afán progresista, harían tabla ras ade cuanto se opone a lo utilitario y funcional . Entre el plañidorque engloba en su añoranza lo viejo con lo nuevo y el activist aque solo maneja cifras de metros útiles y saldos de gestión pro -motora, han de situarse quienes, con criterio realista, buscan

— 455

Page 20: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTTN

soluciones positivas contando, además, con un elemento insos-layable: el tiempo, que no tercia en polémicas, pero tampoc orespeta las obras humanas y pone, en ocasiones, el punto final atantas controversias sobre sí un edificio debe conservarse o se rdemolido» .

Posiblemente esta posición no sea comprendida por mu-chos. Sín embargo, nos parece que su realismo no tiene discu-sión. Como tampoco esa aspiración (61) a que la «actuaciónhistórica de nuestro tiempo anuncia la necesidad de conserva rlas manisfestaciones en arquitectura regional, que hastanosotros han llegado y de inspirar las nuevas construcciones yconjuntos con la obligada adecuación a su ambiente» . Pero enambos casos, resulta una parte perjudicada, cual es la propie-dad urbana, ya que tal carga no se puede echar sobre ella sola ,sino que debe ser a costa de todos, del bien común, a quien fa-vorece la solución. Por ello también es acertado el que se hayapropugnado (62) por qué «los titulares de inmuebles considera -dos como de interés artístico, por sí o por emplazamiento en lu-gares y zonas de este carácter, deben recibir de la Administra-ción (63) los incentivos necesarios que les ayuden a conserva rsus casas en beneficio de los altos intereses del Patrimonio Na-cional», lógicamente justo, pues como expresa Alemán d eArmas (64), «querer poseer un patrimonio a costa del propieta-rio, al que al contrarío de gravarle con impuestos, tiene qu eayudársele a conservar ese edificio, que es de todos, y que bas-tante tiene con que esté catalogado y sea intocable» .

Segovia y su provincia es un campo ideal para estas pre-ocupaciones, cual demuestran las diferentes disposiciones sobr edeclaración de ciudad histórica-artística, de la atribución de l aconsideración de conjuntos pintoresco de sus alamedas y arbo -lados, así como las medidas adoptadas en relación con la cons -trucción en las proximidades del Acueducto, sín olvidar las es -tablecidas respecto a la conservación de villas como Sepúlveda ,Pedraza, y de edificios como los de Ayllón y la iglesia de Nues -tra Señora de la Vega, en el alfoz de la Comunidad de Pedraza .

De ahí que la lucha entre lo viejo y lo nuevo, haya de se rangustiosa . El problema entre nosotros, a las condiciones d ecantidad y calidad, deben añadirse las de forma, estructura ex -

456 —

Page 21: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

tenor, ambiente y compensación. Motivos hay para ello . Laprueba se tiene en esa psicosis urbanística que nos rodea y qu eesperamos llegue a un final adecuado . Nuestra capital y nuestr aprovincia, se lo merecen (65), y ya es sintomático que un Orga-nísmoinmerso en el problema, haya promovido camino adecuad o(66), y como todo tiene solución, esperamos que el tiempo y Io shombres, incidan en adecuadas posibilidades terapéuticas, pro-pías de la seriedad y altura de la cuestión, para que siga bri-llando nuestro sol, para que sigan nuestras calles y para qu esurjan las necesarias avenidas, que faciliten visitas que nos de nlugar a exteriorizar nuestro acogedor sentido, con el consiguien-te enlace entre la perduración de lo añejo y la evidencia delprogreso .

V.—Conclusión

Ha de ser breve, pues así es obligado, después de haberagotado la paciencia benedictina del lector . Si D . Mariano Quin-tanílla, a través de su vida, ha llegado a contraer méritos y con-sideración que, sólo en parte mínima, paga o compensa l apublicación-homenaje proyectada, ha sido, principalmente, porsu dedicación al estudio, a la laboriosidad casera y silenciosa ,en el inestimable ambiente familiar y segovíano . Pero exacta-mente, son modos y maneras condenados a muerte . La casa de lfuturo, con sus contados metros, con sus habitaciones cual ca-jones preparados para el viaje, con sus escaleras como estuche sprefabricados, en definitiva, baúles acogedores de personas ymuebles embalados, no admite tales manifestaciones . Mueren ,porque así lo dispone el enfermizo respirar de unos, el ronqui-do impávido del vecino, sin que la pared del tiempo lo impida ,el furor de la radio o del televisor del piso o del bar inmediato ,y la siempre chillona y rodada calle que entorna todo ello .

Se nos podrá decir que ello puede ser suplido en la granurbe, por servicios socializados propios de la ciudad o del ba-rrio; que esa tarea profesional o investigadora, se puede realizar

— 457

Page 22: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTIN

en las oficinas o bibliotecas públicas . Pero no aceptamos elaserto . Porque dejando aparte las dificultades y los inconvenien-tes de la vida actual, que serán mayores cada día, sobre todo e nlas grandes concentraciones humanas, no habrá tiempo, no l opermitirán las intolerables interferencias de la circulación, l alocura del ambiente contaminado, los nervios constantement ede punta e incluso, para muchos, las distraciones (67) de club sy cafeterías, pletóricas de máquinas de juego—ficción, por me-dio—y de ritmos electrónicos, que domeñan para el gesto acor-de a una juventud que se dice rebelde (68), al servicio de mele-nas y barbas engolfadas en el peine o de minifaldas desenfada -das con afanes varoniles a través de sus pantalones, chanchulloo no, del tabaco con «posee uniforme y exótica, libando elwuísqui valdepeñero .

Pero es más . Hay que contar con otros factores imponde-rables. Acaso podamos conseguir llegar a la biblioteca públicaasignada (69), pero que lo buscado no exista total o parcialmen-te, porque el libro ha desaparecido o porque de él se ha separa -do lo que se buscaba, ya que no solamente no se ha alcanzad oaquel estado educativo a que aspiraba Cossío (70), sino que, porel contrarío, la moda, en aras del tiempo y del vértigo, no copia ,no sabe de microfilms, sino que arranca lo que desea, simple-mente por ello, por snobismo gracioso, en loor de un mal irre-parable, porque, parece ser que eso, también se lleva mucho .

En definitiva, dudamos que hombres como D . Marian oQuintanilla, con una labor tan intensa, con un bagaje cultura ltan precioso, puedan darse en el futuro con alguna frecuencia .Legados como el que, en este caso, representa para Segovia, n osurgirán. Los tiempos futuros lo valorarán, lo sufrirán ylo lamentarán.

Page 23: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

NOTAS

(1) Conferencias-coloquio sobre Machado, en el Centro Segoviano d eMadrid, curso de 1969 .

(2) Tesis doctoral : «Función social de la propiedad urbana», 1945 .(3) «El Derecho real de la superficie», Madrid, Suárez, 1922, pág . 9.(4) Aspecto que examinamos en nuestro ensayo «Recongelación y reva-

lorízacíón de rentas», en Revista Técnica de la Propiedad Urbana, de laC. O . P . U . de Tarragona, núms . 17 y 18. A este objeto dice Schuppich, en «La sBases legales del precio de los alquileres», que «la protección de los inquili-nos, entendida como concepto jurídico, comprende, por un lado, una limita-ción legal del precio del alquiler mediante la reglamentación del precio de lo salquileres y, de otro, una limitación legal de la rescisión unilateral del con -trato por parte del propietario» . Y Bigeriego, en «La vivienda como posibl evía de generación del ahorro», Madrid, 1963, pág . 12, expresa que «el sistem ade control de rentas instaurado como solución de urgencia, en cuanto se man-tiene en grado bajo, ha dado lugar al grave problema de los alquileres, noasegurando la rentabilidad de las inversiones para el propietario, resultando ,por tanto, que la inversión inmobiliaria, a pesar de la seguridad que ofrec een caso de depreciación monetaria, no resulte tentadora al ahorro de lo sparticulares» .

(5) Véase nuestro trabajo «La propiedad urbana y el problema de la vi-vienda», en Revista Técnica de la Propiedad Urbana, de la C. O. P . U . de Ta-rragona, núm . 10 .

(6) La lucha contra las chozas y albergues insalubres, es cruzada qu eemprenden a raíz de la primera guerra mundial, todos los países, y de mane-ra especial, Francia, con la pretensión de sustituir los teudís, por vivienda scómodas, higiénicas y ultrabaratas . En relación con ello, dicen Gonzále zRothwoss y Martín Granizo, «Derecho Social » , Madrid, varías ediciones, quela «acción social y las legislaciones deben preocuparse de proporcionar a lobrero una morada digna de seres humanos, estimulando con subvenciones yexenciones tributarías, la construcción de esta clase de viviendas» . Y GarcíaOviedo, «Tratado Elemental de Derecho Social», Madrid, 1934, escribe qu e«una de las instituciones mediante las que el derecho social moderno derram asobre las clases modestas y humildes el beneficio tutelar del Estado, es la decasas baratas . Se trata de proporcionar a las clases pobres, viviendas higié-nicas y económicas » .

— 459

Page 24: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTIN

(7) De un lado el problema que crea el abandono de viviendas en el am-biente rural y, de otra, el incremento de necesidad de ellas en las grandes ciu -dades, sin olvidar ese otro a que se refiere Pablo VI, en «Populorum Progres-sio», párrafo 60, cuando dice que «la misma -buena--acogida debe ofrecers ea los trabajadores emigrados que viven muchas veces en condiciones inhuma-nas, ahorrando de su salario, para sostener a sus familias, que se encuentra nen la miseria en su suelo natal» .

(8) Véanse nuestros trabajos : «Derribo, reconstrucción y arrendamien-tos», en P. y C., de la C . O . P . U . de Valencia, núm. 48, pág . 21 ; «La declara-ción de ruina y los arrendamientos», en Pretor, núm. 29, pág. 7 ; «El derech ode retorno y la ey del Suelo» y «Las indemnizaciones a los arrendatario spor desalogo», en R. D. M., núms. 86 y 100, págs . 459 y 353.

(9) Véase nuestro ensayo : «Alrededor del problema de la vivienda», enP. y C., de la C. O . P. U . de Valencia, núm. 58, pág. 7 . Para Bígeriego . lugarcitado, «la restricción impuesta a la libre construcción de los inmuebles qu ese destinan a viviendas, ha sido la principal causa de la desvíacíón sentidapor el capital hacia otros sectores más productivos. El Consejo EconómicoFrancés, que estudió el problema del alojamiento en Francia, llegó a la con-clusión de que si los alquileres no se elevaban suficientemente, casi no s econstruiría» .

(10) Importante estudio histórico de la cuestión hace González Martí-nez en «Arrendamientos urbanos», Madrid, 1936 . Véase además: Gonzále zGallego, «La clase medía, sin viviendas», en 7rabajo, 1944, pág . 704 ; Bidone sFerrero, «El problema de la vivienda», en el Boletín de la Propiedad Urbana ,núms . 4 y 6, págs . 17 y 23.

(11) Suárez Ivlier, «El mundo sin viviendas», en El Español, de 8 deabril de 1944; López Valencia, «Problemas actuales de vivienda en Inglaterra» ,en España Urbana y Rústica, núm. 10, diciembre, 194 :; Edo, «El problem ade la vivienda», en Información juridíca, núm. 7, y editorial en el núm. 2 deTrabajo, sobre «La vivienda de alquiler y las viviendas populares enAlemania» .

(12) A la que alude Pablo VI, en «Populorum Progressio», párrafo 30 ,expresando que «la familia natural y monogama y estable, tal como los de-signios divinos la ha concebido y que el cristianismo ha ratificado», que deb epermanecer como «punto en el que coinciden distintas generaciones que s eayudan mutuamente a lograr una más completa sabiduría y armonizar Io sderechos de las personas a las de más exigencias de la vida social» .

(13) Lugar citado .(14) Trabajo citado .(15) Palabras pronunciadas en la primera sesión de la Conferencia Na-

cional de Instituciones del Ahorro y Previsión, celebrada en Madrid en may ode 1927.

(16) La convocatoria, actas de las sesiones y conclusiones, pueden vers een el folleto editado por el Ministerio de Trabajo en 1927 .

460 --

Page 25: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

(17) En buena parte de nuestros pueblos, las vivíendas están integrada spor casas de adobes, amazacotados edificios de piedra y barro, donde está l avivienda y el establo, el estercolero y la leñera, donde huelga toda comodida dy confort . Quizá se piense, dice Sánchez Gómez, en «La vivienda rural» e n«El Adelantado» de 4 de abril de 1967, en que lo interesante en los pueblos e sel paisaje, los edificios vetustos y las reliquias . Pero se ha de pensar—aña-de—que en. los pueblos viven seres humanos con necesidades y gastos com olos de la capital ; que el hombre rural tiene que hacer frente a la vida con re-cursos y medios a tono de los tiempos ; con nostalgia, con envidia sí se quie-re, de la vida de la ciudad, con su deseo y acaso con su derecho, de que su shogares sean confortables y con vecinos hombres, no ganado . Situación e sésta hoy en día, grave y causante de ese éxodo del campo a la ciudad, a vece sabandonando buenas moradas que se dejan al albur del recaudador de im-puestos, sin que nadie las compre ni arriende, para ir a enfrentarse ofuscada -mente con la vida y el problema de la vivienda, el albur o ventura, de la ciu-dad. Para un estudio del problema, en la vida rural, véase : Martín Camero ,«La vivienda rural», publicación del Ministerio de la Vivienda, Madrid, 1967 .

(18) En «Ecos del Catolicismo Social en España», prólogo de Jordan ade Pozas, Madrid, 1946 .

(19) Véase en «Previsión Social», publicación del Instituto Nacional d ePrevisión . mayo de 1946, pág . 201 . Más recientemente, Bruclaín, ha dicho qu e«el problema de la vivienda, tal como le conocemos en Francia, ha sido e ngran parte creado por una legislación de defensa del inquilino contra e lpropietario» .

(20) Encíclica, «Qnadragessímo aneo» .(21) Prefacio al libro de Gosseríes, « L'Habítatíon a Bon Marche» ,

Bruselas, 1939 .

(22) «El problema de la vivienda en España», en «Arriba» de 6 de juli ode 1943.

(23) Discurso en 14 de abril de 1939 .(24) «Un problema principal», en «Hoja Oficial» de 22 de mayo de 1960 .(25) Declaraciones en «A B C» en 8 de febrero de 1958 .(26) Discurso en la clausura del Congreso Internacional de Agentes d e

la Propiedad Inmobiliaria, en Madrid, el día 14 de junio de 1958 .(27) Palabras pronunciadas en Avila el 10 de noviembre de 1958 .(28) Declaraciones a «Solidaridad Nacional» el 28 de noviembre de 1958 .(29) Conferencia el 19 de diciembre de 1958.(30) Discurso en 26 de abril de 1959 .(31) Declaraciones en París el 30 de septiembre de 1959 .(32) Discurso en las Cortes Españolas el 6 de noviembre de 1957 .(33) Proyecto de Bases para crear una Comunidad Internacional de l a

Vivienda.

— 461

Page 26: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MARTI N

(34) «La justa rentabilidad de la propiedad urbana», en «Revista Técni-ca de la Propiedad Urbana», núm . 6, pág. 49.

(35) Obispo de Cádí-Ceuta . Véase amplia referencia en «YA» del día 1 6

de agosto de 1968 .(36) Revista «Mundo» ,(37) Diario «Arriba», Madrid .

(38) Diario «Tele-Exprés», Barcelona, 1968 .

(39) Informe emitido en 1954, sobre «Política de la vivienda en los paí-ses europeos y progresos alcanzados en este ámbito en 1953» .

(40) Diario «Madrid » , 25 de junio de 1969.

(41) Declaraciones de Iribarrí, en «Diario de Navarra», el 28 de juni ode 1969.

(42) «Las casas nuevas» en «Cuadros costumbristas españoles del sigl ox!x» . Colección Cisneros, Madrid, 1944 .

(43) «Administración Local y Renovación Urbana», Madrid, 1961, pági-na 20. Véase : Aranguren: «El ocio y la diversión en la ciudad», en «R . de U .de Madrid», núm . 25 ; «La ciudad como forma de vida», Madrid, 1958, y «Sen-tido sociológico-moral de las antiguas y las nuevas humanidades», núm 2 4de la vevísta citada .

(44) Conferencia el 23 de junio de 1969, en el Instituto Eduardo Torro-ba, Madrid .

(45) «La molécula urbana», Madrid, 1969, pág . 16.(46) «Estructuras básicas de viviendas y hogares en España», Madrid ,

Ministerio de la Vivienda, 1965 .(47) «Evolución en el número y composición de los hogares», Madrid ,

1966 . Véase además del trabajo citado en la nota anterior : «Métodos de aná-lisis de las estructuras de hogares y viviendas», Madrid, 1963 .

(49 «La molécula . . .», pág. 129.(49) «La cocina» en «A B C», de uno de los días de abril-mayo de 1969 .(50) «La molécula . . .» citado . Interesante trabajo sobre Arquitectura, e n

el que enlazándose con la actualidad, no se rompe con el pasado, sino e naquéllo que ya no tiene remedio .

(51) «Antología de las autopías y realidades del Urbanismo», Edició nde 1965 .

(52) Además de su «Molécula . . .», véase : Declaraciones en «YA» el 5 dejunio de 1969, y en «Gaceta Ilustrada», recogidas en «YA» de 28 de junio d e1969 . En relación con ello la información de «A B C» de 24 de mayo de 1969 ,«Ya no sirve la vieja y la grande ciudad» .

(53) Además del tratado de FISAC, véase Jacobs: «Muerte y vida de la sgrandes ciudades», Madrid, 1967.

(54) En especial folleto debido al malogrado I . Carral .

462 —

Page 27: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

(55) A título particular intervinimos en ella en nuestro artículo «Adio sSegovia», en la revista «Segovia», del Centro Segoviano de Madrid . Y omiti-mos nuestra labor, en la función que nos compete como asesor técnico de l apropiedad urbana en la provincia .

(56) Notas legislativas y jurisprudenciales sobre el tema, pueden vers een la publicación de la C . O. P . U. de Segovia, «Ciudades histórico-artísti-cas», Segovia, 1969 .

;57) J . M . B ., en «Madrid», 17 de junio de 1969.(58) Véase «La ordenación rural y los medíos ambientales», Comunica-

ción dirigida por la C . O. P . U . de Segovia, al IV Congreso Nacional de Ar-quitectura Típica Regional, noviembre de 1968.

(59) La literatura sobre estos aspectos va siendo abundante . Puede ver -se : De Andrés Cobos, «Notas breves s, bre costumbres segovíanas», en «Mo-nografía de la Provincia de Segovia», editada en 1952, por el Centro Segovia -no de Madrid, apartado «La casa» ; Bernaldo de Quirós, «La casa rural de lGuadarrama», en «Arquitectura», núm . 4 ; Rodríguez Moro, «Defensa de lo svalores históricos, artísticos y turísticos de carácter local», en «R. E. V . L.» ,núm . 114; Rosillo Herrero, «Lo presente y lo posible en el arte arquitectóni-co», publicación de la C. O. P. U. de Madrid, 1967 ; Comunicaciones al III Con -greso Nacional de Arquitectura Típica Regional, de la C. O. P . U. de Córdo-ba ; Folleto editado por el Ayuntamiento de Córdoba en 1967, conteniend oPonencias y Conclusiones de dicho Congreso; López de Isasi, «1 Congresoandaluz de constructores de obras», Córdoba, 1968, publicación del Ayunta -miento de dicha capital, conteniendo asimismo Ponencias y Comunicaciones ;«La casa y los orígenes de la ordenación urbana», publicación del Ministeri ode la Vivienda, Madrid, 1964 ; González Herrero, «Ley de la casa en el Fuer ode Sepúlveda», en ESTUDIOS SEGOVIANOS, 1957, pág . 83 ; Martín Gamero ,«La vivienda rural», Madrid, 1968 ; Sancho Carbajo, «Arquitectura barroca se -villana» y «Haciendas y Cortijos sevillanos» ; Abans y Moreno, «Haciendas,Cortijos y Molinos sevillanos» y «La casa sevillana» ; Sierra, «Teoría de la vi-vienda marroquí» ; Gómez-Tabanera, «Análisis cultural del hórreo hispánico» ;Caivet, «El arte de construir en Cateluña » ; Alemán de Armas, «Pasado y pre-sente de la arquitectura canaria en el paisaje urbano de hoy» ; Martínez, «Pro-tección de los ambientes típicos regionales » ; Alomar y Esteve, «La defens adel Patrimonio artístico nacional», todos ellos conferencias o comunícacío-nes al IV Congreso Nacional de Arquitectura Típica Regional, recogidos e npublicación del Ayuntamiento de Tarragona .

(60) Discurso inaugural del III Congreso Nacional de Arquitectura Típi-ca Regional, noviembre de 1967, en Córdoba .

(61) Conclusión segunda del citado Congreso .(62) Congreso citado, Conclusión tercera .(63) La legislación vigente sobre estos beneficios, puede verse en la pu-

blicación citada de la C . O . P. U. de Segovia .(64) »Pasado . . .» ._ citado .

— 4á3

Page 28: ¿HACIA UNA NUEVA SEGOVIA?

SALVADOR BERNAL MVIARTIN

(65) Puesto de manifiesto en la Comunicación citada de la C . O . P . U .de Segovia, al IV Congreso de Arquitectura Típica Regional .

(66) C. O. P. U . de la Provincia de Segovia, a través del «Seminario so-bre Arquitectura, Urbanismo y Tutela de los valores ambientales segovíanos" ,cuyas Ponencias someterán sus informes al Pleno en los últimos meses d e1969. Son interesantes a tal fin, los principios aprobados en orden al conteni -do de comunicaciones e informes .

(67) En realidad, incentivo para instar la asistencia del psiquíatra .(68) Esa juventud de hoy, que tiene tantos méritos y virtudes, pero ta n

aficiondda a subestimarlos con actitudes y hábitos externos .(69' No elegida . La ciudad, el barrio, el distrito, la determinarían .(70) Al crearse en Segovia la Biblioteca circulante por la Universida d

Popular, los iniciadores acudieron a don Manuel Bartolomé Cossío, directo rentonces de la del Museo Pedagógico, en demanda de consejo y de ayuda .Contestó, precisamente al inspirador y recipiendario de este trabajo, donMariano Quintanilla, en carta de 2 de noviembre de 1921, que puede verse en«Universidad y Tierra», tomo II, pág . 75, dándole normas y consejos, en ordena la desaparición o no devolución de libros prestados . El profesor, entonces ,nada intuía sobre el moderno vicio o sistema del arranque de páginas de lo slibros de bibliotecas públicas y profesionales, expresión de que aquella labo reducativa a la que aspiraba el profesor no sólo no ha surgido, sino que l opoco que había se ha perdido y se ha incrementado, con este nuevo aspect oque sonroja tener que aludir.