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Sandra L. López Varela Hacia una epistemología de la identidad mexicana: implicaciones para el crecimiento económico y el manejo del patrimonio cultural (http://reflexionesmarginales.com/3.0/)

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Una exploracion a la identidad mexicana

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  • Sandra L. Lpez Varela

    Hacia una epistemologa de laidentidad mexicana: implicacionespara el crecimiento econmico y el

    manejo del patrimonio cultural

    (http://reflexionesmarginales.com/3.0/)

  • La epistemologa se ha convertido en una herramienta de reflexin importante para laarqueologa. la naturaleza poltica de la arqueologa, sobre todo, cuando el pasado que recuperaa partir de sus excavaciones es utilizado e interpretado para sostener los fundamentosideolgicos de las identidades nacionales. La arqueologa, a partir de su prctica, ha contribuidoa la formacin de naciones. No obstante, la historia de la arqueologa es testigo de lamanipulacin que de ella se ha hecho con fines polticos y nacionalistas (Ucko 1983). El que losartefactos arqueolgicos pueden utilizarse para identificar culturas y que su distribucin definelos territorios en los que habitaron fue la estrategia terica y metodolgica que utiliz laAlemania nazi para justificar sus ideales fascistas (Veit 1994). Bajo esta tnica nacionalista, estaestrategia arqueolgica justific la supremaca de la raza aria al establecer una genealogabasada en descendencia y antigedad (Jones 1997:2).

    Ante el resurgimiento de sentimientos nacionalistas alrededor del mundo la literaturaarqueolgica e histrica se ha dedicado a impulsar una discusin en torno a las consecuenciasque tiene la construccin y legitimizacin de identidades colectivas a partir de los vestigios delpasado (Berger y Lorenz 2010; Jones 1997; Silverman 2011; L. Smith 2006), reflexinepistemolgica, que prcticamente no ha vuelto a darse en Mxico desde la dcada de losochentas (ver como excepcin a Lomnitz 2001), pero que est vigente en otros paseslatinoamericanos (Cojti Ren 2006; Haber 2007; Ramos Alcida 2001). En esos pases se hapodido constatar que la arqueologa tiene el potencial de escribir una historia que resulta ser unarma de dos filos, puede proveer de beneficios esenciales o atribuir estereotipos perjudiciales alas comunidades (Cojti Ren 2006). Es por ello que es necesario impulsar un anlisisepistemolgico en Mxico en torno a las implicaciones que tiene el legitimar identidadescolectivas para las poblaciones modernas a partir de restos arqueolgicos. Consecuentemente,este es el tema central de estas pginas, que develan el carcter poltico de la arqueologamexicana en la construccin de la nacin y las profundas consecuencias econmicas y sociales,no solo para la prctica de esta disciplina, sino para aquellas poblaciones a las cuales se les haasignado una naturaleza indgena.

    La creacin de la nacin mexicana

    Desde la dcada de los noventas, la epistemologa ha influenciado a la arqueologa haconvertirse en una disciplina social y polticamente responsable en torno al estudio del pasado,al permitirle analizar la forma en la que se escribe la historia, el origen de los datos que la

  • alimentan y si estos son ajenos o no a las sociedades de las que se ocupa. Estas nuevas tareas,que los historiadores tambin comparten, han dejado claro que, el pasado ha sido un elementocrucial a partir del cual se han construido naciones e identidades nacionales (Berger 2007).

    La creacin de una conciencia histrica-nacional a partir de la definicin de etnicidad y suherencia cultural han sido condiciones importantes para la formacin de naciones desde el sigloXIX (Berger 2007). La etnicidad mexicana, como tiene a bien sealar la Constitucin Poltica delos Estados Unidos Mexicanos (2014) est sustentada originalmente en sus pueblos indgenas.Desde una perspectiva evolucionista y culturalista, les define como, ..aquellos que desciendende poblaciones que habitaban en el territorio actual del pas al iniciarse la colonizacin y queconservan sus propias instituciones sociales, econmicas, culturales y polticas, o parte de ellas.El problema de esta definicin es que antes de la llegada de los espaoles no haba indgenas(Haber 2007:213).

    Las fallidas estimaciones de navegacin de Cristbal Coln para llegar a las Indias dieron porvez primera el nombre de indios a la gran diversidad de poblaciones que habitaban las Amricas(Mires 1991). Antes de que se cometiera este error geogrfico, su territorio estaba habitadopor poblaciones que nunca se denominaron as mismos como indios, mucho menos comoindgenas (Haber 2007). Es hasta inicios del siglo XX, que el trmino indgena se convirti enuna categora para distinguir a aquellas poblaciones que fueron colonizadas. A la llegada de losespaoles y sus esclavos, estas poblaciones tenan una identidad propia que fue intercambiadapor este nuevo atributivo (Guerrero 1981; Lomnitz 2001) que les defini en oposicin a lasprcticas del Viejo Mundo (Guerrero 1981; Mires 1991) y justific la conquista como unaestrategia para su salvacin religiosa (Haber 2007). Desde entonces y como discutiremos msadelante, este atributivo se ha asociado a la necesidad de incorporar a sus representantes a unfuturo imaginario de bienestar mediante la asimilacin religiosa, social o econmica.

    El sistema de explotacin del colonialismo, por ejemplo, incluy la asimilacin religiosa de losindios. Como parte de este proceso, el colonialismo estableci la primera generacin de indiosnobles y mestizos reales, que ostentaban distinguida calidad (OPhelan Godoy 2006). Laintroduccin del indio como categora social del Virreinato complejiz an ms la forma deinterpretar la diversidad humana a partir de la distancia del conquistador espaol, al crearnumerosas categoras raciales que se usaron para mediar y justificar las relaciones entredistintos grupos (Haber 2007:219). Lamentablemente, la introduccin de esta nuevaestructura social tambin condujo a la negacin de ser indio. Como ha revisadoexhaustivamente OPhelan Godoy (2006) existen casos en los que los indios llegaron a pedir la

  • certificacin de su descendencia espaola, la cual en muchas ocasiones le fue negada. Haya sidopor escapar a las vicisitudes que les impona el colonialismo, el hecho es, que, con esta decisincomienza una historia de desarraigo cultural de aquel indio que se enfrent a la conquista ycuya cultura y formas de vida definen la identidad de distintas naciones actualmente.

    La publicacin de El Ensayo poltico sobre el reino de la Nueva Espaa, escrito por Alexander vonHumboldt [1988 (1811)] producto de su estancia en Mxico entre 1803 y 1804, es undocumento del cual se desprende que, la Corona Espaola no poda controlar ms a la NuevaEspaa y que en su territorio exista un paisaje de desigualdad en trminos de la distribucin dela riqueza, la civilizacin y el cultivo del suelo. Justamente, este contexto incit a la

  • Independencia y con ello un largo debate para definir la identidad de la nacin mexicana. En elsiglo XIX, el concepto de raza era la principal forma de clasificar y conceptualizar a la diversidadhumana (Jones 1997:43). La diversidad cultural se conceptualizaba no solo a partir de la lengua,sino tambin a partir de caractersticas sociales y morales, de acuerdo a tipos raciales. Es decir,se asuma un determinismo racial a la cultura. Por lo tanto, estos elementos formaban parte delas discusiones intelectuales para definir a la nacin mexicana.

    En el siglo XIX, las voces conservadoras, representadas por la visin hispano-centrista de LucasAlamn, consideraban que la formacin de una nueva raza, al igual que las instituciones y losvalores que trajo la conquista espaola tenan que formar parte de la definicin de la identidadde la nacin mexicana (Berger 2007:94-95). Los liberales, como Don Carlos Mara deBustamante, se rehusaron a aceptar que el pasado colonial formaba parte de la historia deMxico y que por lo tanto para legitimar a la nacin haba que asegurarse que los mexicanos seidentificaran con las culturas prehispnicas, principalmente, con los aztecas (Berger 2007:95).A lo largo de este debate surgieron posiciones como la de Vicente Riva Palacio queargumentaban que el origen de los mexicanos haba sido el resultado de la fusin racial entreindgenas y espaoles. Por lo que propuso a los mestizos como representantes de la identidadnacional. (Berger 2007:95). Sin mayor consideracin, estas discusiones hacan a un lado ladivisin racial, y que se ejemplific en los cuadros o pinturas de castas, y que prevaleci porsiglos en la Nueva Espaa. Desde el siglo XIX, la capacidad de reflexin del indio nunca fueconsiderada como esencial al debate en torno a la definicin de la identidad de la nacin. Susvoces permanecieron en silencio, simplemente, tenan que olvidar su identidad previa.

    La discusin de principios del siglo XX, resulta interesante ya que el discurso de formacin de lanacin iba a aunado al de la modernidad. En el caso de Mxico, la diversidad cultural seconsider como un obstculo para lograr la formacin de la nacin. En 1916, Manuel Gamio, alobservar a otras pases como Alemania, Francia o Japn, se preguntaba en torno a Mxico, sipoda considerarse como patria y nacin a un pas en los que los dos grandes elementos queconstituyen a la poblacin difieren fundamentalmente en todos sus aspectos y se ignoran entres. Esta reflexin de Gamio (1916:10), en torno a la unidad tnica, a la presencia de un idiomacomn y al compartir manifestaciones culturales del mismo carcter de las naciones modernas ypoderosas encierra una paradoja, la cual Mxico, hasta la fecha no ha podido resolver.

    El anlisis que hace Gamio (1916:169-170) de la raza indgena le describe viviendo en unretraso de 400 aos, pues sus manifestaciones intelectuales no son ms que una continuacinde las que desarrollaban en tiempos prehispnicos. Gamio (1916:170) contina diciendo que,

  • Sucede naturalmente que, por brillante, por asombrosamente desarrollada que haya sido, parasu tiempo, la civilizacin prehispnica, hoy sus manifestaciones resultan anacrnicas einapropiadas, poco prcticas: hay indgenas que conocen hasta sorprendernos el curso del Sol,de la Luna y de otros astros; en tiempos precolombinos, estos individuos seran respetablessacerdotes-astrlogos, pero actualmente, parecen ridculos si se les instala en el ObservatorioAstronmico. Dado que el indio posee una civilizacin propia, la cual por ms atractivos quepresente y por ms alto el grado evolutivo que haya alcanzado, est retrasada con respecto a lacivilizacin contempornea (Gamio 1916:172).

    Pocos proyectos posrevolucionarios han sido tan contradictorios como ste, de forjar laidentidad de la nacin mexicana en sus pueblos indgenas y a la vez tratar de europeizarlos omodernizarlos para que abandonen sus costumbres. La poltica de integracin del indio alMxico moderno se bas en la educacin. Como primer paso, el indgena tena que aprenderespaol, ya que sin el conocimiento de ste, no les sera posible a los indgenas contribuir aldesarrollo del pas, como seal ms adelante Alfonso Caso (1958). Para Alfonso Caso(1958:40), los antroplogos eran idneos para implementar las polticas de aculturacin de losindgenas a la sociedad moderna porque podan evaluar con su conocimiento expertotransformar los aspectos negativos de la cultura indgena, en aspectos positivos, conservar loque las comunidades tienen de positivo y til (Nuestros Humanistas 2014).

    La validez cientfica de la conceptualizacin del indgena

    La postura de Gamio y Caso en torno a los indgenas refleja el entramado de relaciones que seestablecieron en la Colonia con el otro (Haber 2007:217) y a las que se enfrentaron y sesiguen enfrentado las clases intelectuales y polticas, no slo en Mxico, sino en pases comoBrasil o Argentina (Berger 2007). Es decir, es un trmino que se sigue utilizando para laclasificacin de la diferenciacin con el otro que no es un indgena y con el cual aparentementeno tiene relacin alguna. Este distanciamiento con el otro, desde el otro, acompaa lareforma constitucional de 1992 que defini la composicin tnica del Mxico moderno por elPresidente Salinas de Gortari con base en los resultados que present la comisin de justiciaque encabez Arturo Warman y de la que formaron parte los principales lderes acadmicos dela arqueologa y antropologa. Esta reforma encierra los principios arqueolgicos del siglo XIX, alcorrelacionar a los indgenas bajo una continuidad temporal con el contexto arqueolgico y losprincipios tericos de la antropologa de finales de 1960, que expresaron el derecho a la auto-identificacin, la auto-determinacin de los indgenas. Sobre todo, esta definicin expresa elentramado de relaciones con el otro que se estableci desde la colonia y que sigue vigente.

  • Desde 1992, la Constitucin define a las poblaciones indgenas como descendientes de aquellaspoblaciones que ocupaban el territorio mexicano antes de la conquista y que an preservan,aunque de forma parcial, sus instituciones sociales, econmicas, culturales y polticas. Adems,este magno ordenamiento otorga derechos y define a los pueblos indgenas en trminosetnolingsticos, ubicados en un asentamiento fsico determinado y como comunidades que quereconocen autoridades propias de acuerdo con sus usos y costumbres. Con excepcin deaquellos ciudadanos nacidos en territorio mexicano y cuyos padres son extranjeros, todos losmexicanos conservamos de manera parcial estas instituciones que regulan nuestra cultura ynuestras formas de vida.

  • Si existe un debate muy controvertido en la arqueologa contempornea es justamente ste enel que est envuelto la nacin mexicana, el de continuar identificando culturas a partir de restosarqueolgicos y asociarlos con grupos humanos en el presente (Jones 1997). Al hacerse estaasociacin, el proceso de definicin de la etnicidad particular de un grupo, conscientemente, seestablece una metodologa comparativa en base a elementos clasificatorios cualitativos omorfolgicos con aquel que se considera distinto del otro que define. Para la arqueologacontempornea este tipo de argumentacin es considerada como inadecuada y poco productivaporque carece de cientificidad. Sin embargo, el debate tiene que continuarse para que elgobierno mexicano y sus clases polticas, al igual que muchos acadmicos, reflexionen en torno ala validez de separar a los indgenas del resto de los mexicanos, ante las consecuenciassocioeconmicas y polticas que tiene esta divisin para el pas y para estas poblaciones.

    Quines son los indgenas para la ciencia?

    A partir de la gentica molecular sabemos que los seres humanos somos 99.9% genticamenteiguales, a pesar de que existen ms de seis mil lenguas que se hablan en todo el mundo por msde 6.5 billones de personas, con distintas caractersticas fsicas y culturales. El por qu los sereshumanos somos genticamente iguales tiene una fcil explicacin, porque hemos heredadopedacitos de ADN (cido desoxirribonucleico) de nuestros ancestros que habitaron elcontinente africano hace 200,000 aos (Wells 2007). En este sentido podramos decir quetodos somos africanos, indistintamente del pas en el que vivimos. Inclusive, los vidosdefensores de la supremaca de la raza blanca como Craig Cobb, quien en los ltimos aos ha

  • tratado de convertir a un pequeo pueblo de Dakota del Norte en un enclave para blancos, superfil gentico le relaciona en un 14% con las poblaciones del sub Sahara (Collins 2013). Al igualque Craig, todos compartimos una cierta negritud.

    Mas cmo se explica la variabilidad fsica innegable de los seres humanos. En trminos muysencillos, lo que determina el color de la piel, la altura y cualesquiera otra caractersticas fsicasque nos distinguen, se debe al orden en el que se combinan estos pedacitos o subunidades(adenina, tiamina, guanina y citosina) y que comprenden ese 0.1%, que nos hace diferente delotro (Wells 2007). Somos diferentes porque al replicar el orden de estas subunidades, lasenzimas, que en palabras muy sencillas son las encargadas de copiar este DNA, a veces,cometen errores tipogrficos. Estos errores o mutaciones es lo que da origen a la variabilidadhumana (Wells 2007). Adems, la forma particular en la que se organizan estas subunidadestienen una temporalidad. As que, analizando el orden en el que ocurren estas subunidades a lolargo del tiempo es posible trazar la historia de nuestros ancestros desde que salieron del fricahace aproximadamente 70,000, tal vez huyendo de las adversidades climticas migraron haciaEuropa o Asia (Wells 2007).

    La gentica molecular ha determinado un ancestro materno comn del cual descendieron doslinajes (L0 y L123456) que se encuentran exclusivamente en frica (Wells 2007). Todas lasmujeres en todo el mundo actualmente comparten el linaje L. Eventualmente, uno de estoslinajes (L123456) dio lugar al linaje L3, que est correlacionado con aquellos primeros sereshumanos que se han encontrado fuera del continente africano y que dieron origen a dos gruposimportantes que poblaron el resto del mundo (haplogrupos M y N). De manera abruptapodramos decir que los grupos M, migraron hacia Asia y los N hacia Europa. El caso es que cadaque nos reproducimos transmitimos genticamente estos eventos en la historia de la especiehumana.

    Genticamente, podramos decir que todos tenemos un tanto de europeos, aunque nopresentemos ninguna de las caractersticas fsicas con las que asociamos a estas poblaciones.Los resultados del proyecto Genographic que dirige Spencer Wells (2007), del cual haderivado un documental que lleva por ttulo, The Human Family Tree, ejemplifica como variosde los participantes afroamericanos norteamericanos comparten su historia gentica con el50% de los actuales europeos. De hecho, el 35% de los afroamericanos del gnero masculino secaracterizan por tener en su DNA, linajes genticos europeos. El que las sociedades leclasifique como afroamericano y no como europeo tiene que ver con este imaginario social en elque hemos credo por siglos, de que si uno es blanco, uno desciende de los europeos y si uno es

  • negro de los africanos o inclusive, si uno es moreno, automticamente uno es indgena.Adems, dentro de nuestro imaginario le hemos otorgado un sentido de superioridad a losblancos y un sentido de inferioridad a los negros, inclusive a los indgenas. Con estos resultadospodemos decir que aquellos primeros indios que encontraron los espaoles tambin eraneuropeos, al igual que sus ascendientes, los indgenas.

    La realidad cientfica nos lleva a aceptar las palabras crudas de Fernando Mires (1991:57) en suDiscurso de la Indianidad, que nos dicen que los indios son producto de la imaginacin de susdescubridores. Inclusive, si queremos entender por indgena aquello que es original oautctono a un territorio, es muy posible que quede muy poco de ello. Antes de la ConquistaEspaola, estas poblaciones formaban parte de una red de interacciones econmicas y polticas(Molina del Villar 2009). En ocasiones, estas poblaciones migraron a nuevos territoriosproducto de la guerra, del matrimonio, o siguiendo una quimera, como por ejemplo, elabandonar Aztln para fundar Tenochtitln. Estas poblaciones se mezclaron con las que yaestaban. Por lo mismo, es muy difcil poder sealar la existencia pura de comunidades olmecas,mayas, teotihuacanas o aztecas en el pasado.

    Inclusive, la arqueologa ni la historia pueden resolver si los actuales indgenas asentados en unaunidad territorial descienden de un solo grupo o de los habitantes del sitio arqueolgicocercanos a ellos, si la lengua que hablan actualmente era la suya. Es necesario recordar que laadministracin de la Nueva Espaa orden la reubicacin de las poblaciones en nuevaslocalidades que les eran ajenas. La congregacin de los pueblos desarticul la organizacinpoltica que imperaba en el siglo XVI. Enemigos y aliados se vieron obligados a convivir en estospueblos nuevos. Hay que considerar adems que producto de las enfermedades y epidemias,la administracin de la Nueva Espaa se vio obligada ha reubicar a la primera congregacin, nouna, sino varias veces (M. E. Smith 1996).

    La historia de Mxico, desde sus inicios, ha sido dinmica, envuelta en un mundo complejo deinteracciones que dificulta la posibilidad de establecer una correlacin uno a uno entre losrestos arqueolgicos y las poblaciones modernas. Por lo mismo, desde la arqueologacontempornea resulta mucho ms productivo analizar las consecuencias que ha tenido lainstitucionalizacin de la categora indgena y la forma en la que el gobierno mexicano presentaese pasado para construir el sentido de identidad. No solo porque desde la Colonia, losindgenas fueron relegados al estrato social ms bajo y desde entonces han sido vctimas de laexplotacin y la discriminacin (Cojti Ren 2006), sino porque las polticas de desarrollo social yeconmico del pas estn dirigidas a personas que al migrar a la ciudad en busca de mejores

  • oportunidades automticamente dejan de ser indgenas porque dejan de vivir en zonas rurales.Es decir, a esta arqueologa contempornea le interesa entender el contexto que ha llevado aprivilegiar el discurso de la arqueologa del siglo XIX en la forma de gobernar la nacin mexicanay que convierte al conocimiento arqueolgico en lo que se ha llamado la tecnologa delgobierno por Rose y Miller (citado en L. Smith 2004:2).

    La arqueologa mexicana al servicio del estado

    Los ideales de Caso y Gamio inherentemente involucraron a la arqueologa y a la antropologaen la definicin de la nacin mexicana, convirtindoles en herramientas polticas importantespara gobernar. El gobierno mexicano, al igual que el de muchos otros pases, han utilizado elpatrimonio arqueolgico e histrico como representaciones tangibles de su concepto deidentidad para crear la unidad nacional y el sentido de pertenencia a un lugar (L. Smith 2004:2).

    La arqueologa y la antropologa son dos disciplinas que han permitido a los gobiernos deMxico gobernar y regular su identidad social y cultural a partir de su prctica desde principiosdel siglo XX, relacin que fue formalizada con la creacin, por mandato federal, del InstitutoNacional de Antropologa e Historia (INAH) y el Instituto Nacional Indigenista (INI). El INI fue elencargado de proveer a las poblaciones indgenas los elementos de la sociedad moderna (Daz-Polanco 1981:20). La aculturacin sin coercin fue encomendada a los antroplogos, ya queslo ellos podran diseminar las ideas de la modernidad evitando conflictos, sin disolver lazosfamiliares o generar sentimientos de repudio hacia su propio grupo (Caso 1958:52). Con losaos la disminucin de la capacidad institucional del INI para atender los problemas de lascomunidades indgenas influy fuertemente en su desaparicin en y en la creacin de laComisin Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indgenas en 2003.

    En 1939, la creacin del INAH tuvo como propsito crear valor econmico partir de la historiadel pasado de Mxico, es decir de su patrimonio arqueolgico e histrico, considerando alturismo como el principal consumidor. Como parte de este modelo de negocios se incluy lacreacin de la Escuela Nacional de Antropologa e Historia (ENAH) en 1946, como el lugar deformacin del futuro profesionista que asistira al INAH en la promocin de la historia deMxico y en sus programas de desarrollo social. Al asignar la responsabilidad de excavar yproteger el patrimonio al INAH, el estado cre una relacin hasta ahora indisoluble con elEstado que ha influenciado la definicin de patrimonio, su administracin y preservacin, aligual que el modelo de enseanza de la arqueologa y el sector de empleo del futuroprofesionista.

  • Actualmente, el INAH se encuentra en una situacin econmica delicada que le impide cumplirenteramente con su mandato federal (Paredes Gudio 2006). El crecimiento econmico delpas est obligando al INAH a delegar su mandato a otras instituciones pblicas, inclusive aentidades privadas dirigidas por la clase privilegiada de este pas. Sin embargo el INAH no hainstaurado un proceso que regule la calidad de la preservacin del patrimonio y laresponsabilidad de la intervencin por parte de estas nuevas entidades que estn adoptando sumandato y que ha llevado a la destruccin irreparable de la escultura que conocemos como ElCaballito (Lpez Varela 2014a). El modelo de preservacin nacional le impide al INAH adoptar,como han hecho otros pases, la intervencin regulada de una industria privada dirigida porarquelogos que no se han incorporado laboralmente a la academia o al gobierno, sino a unaindustria privada que ellos mismos dirigen. De esta manera han creado una industria quegenera cerca de un billn de dlares, por ejemplo en los Estados Unidos, y que ha permitidogenerar aproximadamente 8 mil empleos, alrededor de dos mil compaas, con lo que secontribuye fuertemente al crecimiento econmico de ese pas (Doelle y Altschul 2009). Encomparacin, los ingresos que genera el INAH ascienden a $21,946 millones de dlares, de loscuales 19 millones proviene de la venta de entradas a sitios arqueolgicos y museos. Dado queel modelo de negocios del INAH est basado en el ingreso que deja el turismo, resultapreocupante que Mxico haya dejado de ser uno de los 10 destinos tursticos ms atractivos,segn el barmetro del turismo mundial (UNWTO 2014) que mide la llegada de turistas a unpas. El Banco Mundial (2014) reporta que entre 2009-2013, aproximadamente 23 millones deturistas visitaron Mxico. Con un precio promedio por entrada de entre 4 y 5 dlares, la cifra deingreso del INAH debera ser mucho mayor (Lpez Varela 2014).

    La forma en que la que el INAH difunde el patrimonio cultural ha influido tambin en la forma enla que la sociedad mexicana se asocia, concibe y entiende ese pasado que ha empezado acuestionar con plantones o marchas, cuando se enfrenta a la construccin de obras deinfraestructura para modernizar el pas. La construccin de infraestructura para promover elcrecimiento econmico, pone en riesgo no solo la preservacin del patrimonio arqueolgico,histrico y artstico, sino tambin los nuevos espacios en los que habitan los mexicanos (LitvakKing y Lpez Varela 1997; Lpez Varela y Dore 2008). Con tan solo 800 profesionistas, segnla pgina web del INAH (2014), y un presupuesto federal de $260 millones de dlares, de loscuales 150 millones de dlares se ocupan en el pago de salarios (Portal de Obligaciones deTransparencia 2014), el INAH no puede compaginar el ritmo del desarrollo de infraestructuracon el de la preservacin, dejndole prcticamente en un estado total de indefensin.

  • La construccin de infraestructura ha impuesto nuevas formas de vida urbana a los ciudadanosmexicanos de las cuales se han apropiado y con las que se identifican cultural y socialmente(Lpez Varela 2014b). La continua expansin o renovacin de los espacios urbanos ha atentadocontra estos espacios que forman parte de la vida e historia del Mxico moderno.Desafortunadamente, no existe un registro material de las formas de vida a partir de la colonia,porque los bienes histricos slo contemplan la preservacin de aquellos bienes que seanrelevantes a la historia de la nacin, como lo son las haciendas, los colegios o las iglesias. Dadoque los recursos modernos slo se preservan dentro de la esttica del nacionalismo (Alonso2004), el INAH rara vez interviene para preservar estos nuevos conceptos patrimoniales. Enotros pases del tercer mundo, la implementacin de modelos de crecimiento econmico encomunidades indgenas han sido muy exitosos porque han considerado el conocimiento socialde las personas y permitido a estas manejar dichos proyectos (Namjaidee, et al. 2010:86). Loseconomistas que han impulsado estos proyecto se han dado cuenta de que las polticas dedesarrollo econmico tienen que ir acompaadas de modelos de preservacin cultural yambiental.

    Los principios del siglo XIX que rigen la plataforma de preservacin del INAH o el apegoexclusivo a los mandatos internacionales como UNESCO, dejan en un estado de indefensinlegal a estos recursos patrimoniales modernos, pero que las personas tratan de defendermediante protestas pblicas porque son expresiones sociales y culturales representativas delos valores de modernizacin que por ms de un siglo el gobierno mexicano ha tratado depromover para sacar del atraso a la nacin mexicana. El uso del conocimiento arqueolgico paraatender la legitimizacin de intereses gubernamentales est dejando a la disciplina fuera de losavances en las metodologas de la preservacin, pero sobre todo, no le permite de manerasustancial cumplir con su mandato federal para apoyar el crecimiento econmico del pas(Christopher D. Dore y Lpez Varela 2010b). Por lo consiguiente, el crecimiento econmico delpas est impulsando la formacin de nuevos recursos patrimoniales que se oponen a la propiadefinicin federal de los bienes arqueolgicos, histricos y artsticos y que exigen una nuevaforma de manejar el patrimonio nacional para su preservacin.

    Reflexiones en torno al crecimiento econmico y el modelo nacional de preservacin delpatrimonio.

    La nacin mexicana ha adoptado el discurso del desarrollo, sin importar, que al soarla conespacios ordenados, poblados de edificios altos y de cristal, aquellos que viven alejados de esteimaginario se ven forzados a adquirir formas de vida que les son completamente ajenas (Lpez

  • Varela 2014c). La dotacin de infraestructura a las comunidades indgenas para modernizarlascon servicios, aunado a que el margen comparativo del ingreso se ha ido reduciendo en laspoblaciones urbanas, explica el por qu le ha sido tan difcil al Banco Mundial poder definirlaspara implementar sus polticas de combate a la pobreza, no solo en Mxico, sino en todaLatinoamrica (Psacharopoulos y Patrinos 1994). El aumentar el ingreso y el producto internobruto para promover altos estndares de bienestar, ciertamente, impulsa el crecimientoeconmico y el desarrollo social, mas no sin antes tener un efecto sobre las formas de vida delas personas en pases del tercer mundo.

    El estudio etnoarqueolgico que hemos realizado en Cuentepec, en torno a la caracterizacinde la tecnologa para elaborar comales en esta comunidad del estado de Morelos nos hapermitido analizar como las polticas de desarrollo social inciden en el abandono de costumbres,tecnologas e identidades en las comunidades rurales (Christopher D. Dore y Lpez Varela2010a; Lopez Varela 2014d; Lpez Varela 2010, 2012; Pecci, et al. 2011), conceptos delpatrimonio intangible que el Estado quiere preservar como emblemticos de su pasado.Durante las entrevistas realizadas a las comaleras se les pidi nos llevaran a conocer a lasmujeres indgenas de Cuentepec y al no entender nuestra pregunta nos dijeron, pus dicen quesomos nosotras. Cuando realizamos las entrevistas a profundidad, como parte delsubmuestreo aleatorio a 157 unidades domsticas, que forman parte de una muestra de 245casas, del total de 673 existentes en toda la comunidad, se pregunt si la persona seconsideraba indgena. La respuesta oscilo entre, si porque somos pobres, no, somosmexicanos, o indgenas somos todos. En Cuentepec, muchos de sus habitantes se consideranmexicanos, por que hablan el mexicano, es decir, nhuatl.

  • Por casi un siglo, los programas de desarrollo social han tratado de modernizar al pas dotandode nuevos conocimientos y habilidades a las comunidades indgenas, los cuales requieren suadaptacin a las formas de vida urbana. Esta modernizacin social tiene el potencial de prevenirla preservacin de las instituciones sociales, econmicas, culturales y polticas de los pueblosindgenas. No existe un balance entre la preservacin cultural y la modernizacin. Lejos deaminorar la pobreza, estos programas han desarticulado adems la organizacin social de unacomunidad como Cuentepec. Estos programas han introducido un nuevo repertorio deidentidades comunitarias y significados sobre el ser, que estn provocando el abandono de laproduccin de comales, estos platos lisos, que por siglos han permitido cocer la tortilla, sustentobsico de la alimentacin de los mexicanos (Lpez Varela 2010). La participacin no regulada de

  • empresas educativas privadas o de organismos no gubernamentales (ONG) promueven elabandono del comal. Una ONG holandesa a invitado a las mujeres a elaborar tteres para que deesta manera puedan tomar las riendas de su propio destino y abandonar las ilusiones resecasque les ha creado el jugar con el comal (Vilches 2001). La cooperativa Tteres y Teatros deCuentepec, adems, vende el producto en los Pases Bajos a travs del Internet como hechos amano por mujeres 100% indgenas.

    La aplicacin de polticas de desarrollo social sin consideracin de las instituciones que rigen aestas poblaciones afectan la conciencia de su identidad indgena, que constitucionalmente esun criterio fundamental para determinar a quines se aplican las disposiciones sobre pueblosindgenas. Si la percepcin de si mismos como indgenas esta cambiando como producto de lamodernizacin social, cmo puede el gobierno mexicano aplicar las polticas de desarrollosocial a estas comunidades, que ni el Banco Mundial puede definir fcilmente. El Banco Mundialha sugerido tomar en cuenta su lengua y su ubicacin geogrfica (Psacharopoulos y Patrinos1994). Sin embargo, la poltica de integracin y las polticas educativas en Mxico hanpromovido el uso del espaol en las comunidades indgenas, sin un balance de enseanza de laslenguas indgenas. A tal grado, que la juventud indgena en ciertas comunidades, ya no dominala lengua de sus padres. Adems, la ubicacin geogrfica tampoco es un buen criterio deidentificacin de las poblaciones indgenas como sugiere el Banco Mundial. El INEGI sigueconsiderando a una poblacin rural como aquella que tiene menos de 2500 habitantes. Para elcenso del 2010, Cuentepec tena una poblacin de 3, 371 habitantes. En trminospoblacionales Cuentepec califica ya como poblacin urbana. Sin cumplir estas caractersticas,cmo pude una persona demostrar que es indgena para poder recibir los beneficios de laspolticas de desarrollo social.

  • Consecuentemente, este anlisis invita a reflexionar sobre esta tendencia, no solo del gobiernomexicano, sino de la academia y de las instituciones mundiales, de basar las polticas dedesarrollo social para combatir la pobreza en trminos de la continuidad o discontinuidad deuna poblacin con un contexto arqueolgico. Las historias creadas en torno a los orgenestnicos del Estado Mexicano, lejos de generar el orgullo nacional hacia ese pasado, hanpromovido sentimientos de negacin hacia cualquier parentesco o relacin que uno pudieratener con aquellos que han tenido el valor de enfrentarse al discurso de la civilizacin y lamodernidad. Pero sobre todo, el discurso del indigenismo ha actuado como una poltica de

  • supresin cultural y de divisin social en Mxico (Lomnitz 2001), fuertemente promovidos poruna antropologa que se opone a sus principios de fundacin de mantener el respeto a ladiversidad social.

    El gobierno mexicano enfrenta un grave problema para aliviar la pobreza de las poblacionesindgenas bajo este discurso. Si Mxico quiere revertir que el 46.2% de su poblacin salga dela pobreza, cifra que se ha mantenido bsicamente igual desde principios del siglo XIX (INEGI2013; von Humboldt [1988 (1811)] debe reflexionar que tan til ha sido mantener el discursodel indigenismo en trminos econmicos. De seguir este discurso, Mxico se encuentra muylejos de combatir la pobreza y de poder administrar la sustentabilidad social, cuya meta esmantener y enaltecer la diversidad histrica, los valores y las relaciones de las poblacionescontemporneas.

    Agradecimientos.

    Estas reflexiones han sido posibles gracias a la fundacin Alexander von Humboldt Stiftung y elCONACyT (CONACyT 89542, J-29125H) quienes han apoyado las investigaciones realizadasen Cuentepec. Mi entera gratitud a la comunidad de Cuentepec por darme la oportunidad derepresentar sus voces en este escrito.

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